Dialectica Dependencia
Dialectica Dependencia
Dialectica Dependencia
A cincuenta años
Dialéctica de la dependencia : a cincuenta años / Mattheus Alves
... [et al.] ; coordinación general de Jaime Osorio ; Mathias Seibel
Luce. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO ;
Xochimilco : UAM, 2023.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-813-583-0
1. Dialéctica. 2. Capitalismo. 3. Inversión Extranjera. I. Alves, Mat-
theus. II. Osorio, Jaime, coord. III. Seibel Luce, Mathias, coord.
CDD 306.2
CC BY-NC-ND 4.0
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras
colaboraciones incumbe exclusivamente a los autores firmantes, y su publicación no
necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
Presentación.............................................................................................................................9
Mathias Seibel Luce
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Apuntes históricos sobre capitalismo,
subdesenvolvimiento y dependencia1
Jaime Osorio
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Hago mías las palabras de Perry Anderson: “La erudición y el rigor académico del
historiador profesional están ausentes [aquí]”, porque “escribir historia es insepara-
ble de investigar directamente los materiales originales del pasado”. “[Lo] […] que sigue
no aspira a esa dignidad. Mas que verdadero escrito de historia, este [ensayo] se basa
simplemente en la lectura de las obras disponibles de […] historiadores modernos […]”
(Anderson, 1979a, p. 2). La reiterada presencia de dichos autores ha sido un gran apoyo
para alcanzar la interpretación aquí propuesta. Una versión muy reducida y preliminar
de este trabajo se publicó como Prólogo en el libro Dialectics of Dependency of Ruy Mauro
Marini, Amanda Latimer y Jaime Osorio (editores), Monthly Review Press, 2022.
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Jaime Osorio
La exposición que sigue tiene por objetivo destacar procesos que ha-
cen patente que la dimensión civilizatoria de los descubrimientos
geográficos iniciados en el siglo XV, así como el acceso a nuevos bie-
nes por el avance mercantil y de relaciones entre pueblos, forman
parte del proceso en el cual “el capital [llega] al mundo chorreando
sangre y lodo por todos los poros” (Marx, 1973a, p. 646), y con mayor
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Apuntes históricos sobre capitalismo, subdesenvolvimiento y dependencia
No cabe la menor duda –señala Marx– […] de que en los siglos XVI y
XVII las grandes revoluciones producidas en el comercio con los des-
cubrimientos geográficos, […] que imprimieron un rápido impulso al
desarrollo del capital comercial, constituyen un factor fundamental
en la obra de estimular el tránsito del régimen feudal de producción
al régimen capitalista (Marx, 1973b, p. 321).2
2
Para evitar equívocos sobre quiénes alcanzarán ventajas en ese tránsito, Marx agre-
ga: “sin embargo, el moderno régimen de producción, en su primer período, el período
de la manufactura, sólo se desarrolló allí donde se habían gestado ya las condiciones propi-
cias dentro de la Edad Media” (Marx, 1973b, p. 321; cursivas añadidas). A pie de página,
Marx destaca en esa dirección “la base de la pesca, la manufactura y la agricultura”
en el caso de Inglaterra (Marx, 1973b, p. 322). Y agrega que frente a la concepción
que tiende “a desdeñar el volumen y la importancia del comercio asiático, antiguo y
medieval, se ha puesto de moda ahora la tendencia a realzarlos extraordinariamente”
(Marx, 1973b, p. 322). En general, Marx se muestra escéptico sobre las cualidades pro-
gresivas del capital comercial, señalando que: “su desarrollo, considerado de por sí, es
[…] insuficiente para llevar a cabo y explicar la transición de un modo de producción”.
Y agrega. “por el contrario, allí donde predomina este tipo de capital [el comercial]
imperan estados sociales anticuados” (Marx, 1973b, p. 316).
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Apuntes históricos sobre capitalismo, subdesenvolvimiento y dependencia
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La temprana expansión marítima de Portugal proviene de su ubicación geográfica,
en el extremo de la península ibérica, abierto hacia el Atlántico y hacia África, al sur.
Esa ubicación limitaba las posibilidades de una expansión por tierra, con la que con-
taban otros reinos europeos. Pierre Chaunu distingue la expansión terrestre realizada
por la nobleza, donde se ubicaría la captura de Ceuta y la reconquista de Marruecos, y
una expansión marítima realizada por la burguesía por las costas de África (Chaunu,
citado en Wallerstein, 1979, p. 67).
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como verdaderos hombres […] [por lo que] dichos Indios y todas las
gentes que en el futuro llegasen al conocimiento de los cristianos,
aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar li-
bre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades. [Y]
no deben ser reducidos a servidumbre (Sublimis Deus, 1537).4
4
Esta bula fue escrita como resultado del viaje a Roma de Fray Bernardino de Minaya
para informar al papa del trato inhumano a los indígenas en las Indias Occidentales.
Minaya había viajado a Nueva España en 1527, luego se trasladó a Perú y mantuvo
discrepancias con Francisco Pizarro, el conquistador de Perú, por lo que se regresó
a España. Mantuvo también fuertes discrepancias con el presidente del Consejo de
Indias, el cardenal de Sevilla Loaysa, por lo que decidió visitar al papa. Su posición
fue respaldada por Fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, a través de una carta en
donde este denuncia la crueldad y rapiña de los conquistadores. Cabe recordar que
el centro del imperio azteca, Tenochtitlan, había caído en manos de Hernán Cortés y
sus tropas, donde también participaron tlaxcaltecas, en agosto de 1521, capturando al
último Tlatoani azteca, Cuauhtémoc, y que Carlos V, rey de España, nombró a Cortés
gobernador y capital general de Nueva España en octubre de ese mismo año. La de-
fensa que los historiadores actuales hacen de Cortés, en el sentido que ayudó a otros
pueblos indígenas a liberarse de los aztecas, no responde sin embargo a problemas
centrales: ¿por qué los “libertadores” colonizaron y se quedaron por más de tres siglos
en suelos de la Nueva España? ¿Y por qué se apropiaron de toneladas de oro y plata?
¿Esto formaba parte del pago por las tareas de liberación? Es difícil negar que lo que
ocurrió fue un proceso de conquista, colonización y despojo.
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Reforma luterana
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En este apartado nos apoyamos en Carnevale (s/f) y en Mark (2021).
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Por lo que “en el siglo XVII el poder de Madrid [sede del reino de España] en Nápoles
o Milán era mayor que en Barcelona o Zaragoza” (Anderson, 1979b, p. 65).
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En lo que sigue nos apoyamos en Wallerstein (1979).
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“Los Fugger compraron a Carlos V su trono imperial. Eran el eje central financiero
de su imperio, sus banqueros personales por excelencia. […] Los Fugger y Carlos [V] se
dieron mutuamente poder y apoyo. Pero esto también significó que subieran y caye-
ran juntos. […] Al final, las pérdidas totales de los Fugger por deudas impagas de los
Habsburgo hasta mediados del siglo XVII ‘se pueden valorar sin exageración alguna
en ocho millones de florines renanos’” (Wallerstein, 1979, pp. 246-247).
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Los asaltos se producían en zonas diversas. En 1568, por ejemplo, Isabel de Inglaterra
confiscó el oro y la plata que trasladaban galeras españolas que se habían refugiado
en el puerto de Plymouth, al sur de la isla inglesa, por una tormenta, medida que
terminó afectando la seguridad en las rutas hacia Amberes (De Roover, citado en
Wallerstein, 1979, p. 306).
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Desde el siglo XVI hasta el XVII, los Países Bajos, Inglaterra, Francia,
importaron de España materias primas: aceite de oliva, tintes, lana,
mientras España recibía a cambio sus manufacturas. […]. Sólo quedó
la pequeña empresa artesanal para luchar por la existencia (Da Silva,
citado en Wallerstein, 1979, p. 271).
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Se denomina “estallido de la Fronda” a un conjunto de movimientos de insurrec-
ción ocurridos en Francia entre 1648 y 1653 como reacción al autoritarismo de las
monarquías de Enrique IV y Luis XIII y en particular a las políticas de primer minis-
tro Richelieu.
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Amsterdam asume el relevo que tuvo Sevilla al “retomar los hilos del
imperio en disolución de los Habsburgos”, al decir de Wallerstein
(1979, p. 282). Este ascenso forma parte también de la llamada revo-
lución de los Países Bajos que tiene lugar en la segunda mitad del
siglo XVI, la que genera un sinnúmero de discusiones respecto a si
fue “nacional” o bien “burguesa”, según se enfaticen las revueltas por
la independencia frente a la Corona española o bien una revuelta de
toda la nación de los Países Bajos, que solo consigue liberar a la mi-
tad de la misma (Wallerstein, 1979).
El poderío naval y mercantil alcanzado por las Provincias Unidas
fue acompañado también por el desarrollo de importantes activida-
des productivas, siendo una de las más relevante la pesca en general,
como bacalao de Islandia y ballenas, y de arenque del mar del Norte
en particular, calificada como “la mina de oro holandesa”, al decir de
Wilson (citado en Wallerstein, 1984, p. 52).
La salación de los pescados permitirá que se prolongue su conser-
vación y al mismo tiempo que los barcos se puedan adentrar al mar
de cinco a seis semanas, elevando su eficiencia, lo que desatará el
contrabando a fin de apropiarse de cargas de sal de naves españolas.
La grasa de ballenas se empleaba para fabricar jabones y combusti-
ble para candiles.
La construcción naval de las Provincias Unidas fue muy relevan-
te. Hacía 1670 poseían un tonelaje tres veces superior al de los in-
gleses. La construcción naval contaba con serrerías accionadas por
viento, así como poleas, aparejos y grandes grúas para mover los
maderos. “Se calcula que un barco de guerra requería 2 mil robles,
que necesitaban un siglo de maduración para que la madera no se
cuarteara demasiado pronto; y 2 mil robles requerían en aquella
época 20 hectáreas de bosque” (Wallerstein, 1984, p. 59). Los bosques
alrededor del mar Báltico fueron la fuente de estas maderas para los
holandeses.
También desarrollaron el refinado de azúcar hasta 1660, destile-
rías, papel, producción de libros, industria del ladrillo y cal; loza, ta-
bacos y pipas, cerveza, aceite y jabón.
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Ingleses y franceses, con colaboración de Suecia, atacan Holanda, en un tiempo en
que los Orange han sido apartados del gobierno y un regente, Johan de Witt, ejerce
como primer ministro. Las tropas invasoras ingresan al territorio y se gesta un gran
malestar popular contra las malas decisiones del primer ministro y de su hermano
Cornelius, los que terminan siendo linchados y desollados, en condiciones que aver-
güenza su recuerdo. Muchos historiadores adjudican al estatúder Guillermo preparar
aquel episodio.
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y los Países Bajos. La guerra finaliza en 1748 con la firma del tratado
de Aquisgrán. En esta guerra Francia perdió la mitad de sus buques
de línea y más de mil buques mercantes. Y se reafirmó el poderío
británico en el mar (Wallerstein, 1984).
Durante la mayor parte del período entre 1689 a 1776, en Inglaterra
se aplicó el sistema de primas respecto a la producción de cereales. “En
el siglo XVIII esta medida resultó ser la piedra angular de la prosperi-
dad inglesa” (Cunningham, citado en Wallerstein, 1984, p. 373).
“Ni el mercado interior de Inglaterra ni el mercado interior de las
cinco grandes fermes de Francia eran lo bastante grandes como para
soportar una fuerte tendencia a la mecanización de la Industria”
(Wallerstein, 1984, p. 373). Para Inglaterra era necesario conquistar
mercados exteriores. Para Francia era necesario conseguir la inte-
gración económica del Estado.
A pesar de las bondades alcanzadas en las plantaciones azucare-
ras, Gran Bretaña tiende a prestar creciente atención hacia Nueva
Inglaterra, la que se ha convertido en gran demandante de sus bienes
manufacturados, y donde se topa nuevamente con la presencia fran-
cesa, lo que dará inició a la guerra de los Siete Años (1756-1763). En
esta “la estrategia británica ya no se limitó simplemente al saqueo de
las colonias francesas, sino a su anexión” (Frank, 1979, p. 98).
En las negociaciones de la Paz de París (1763) que ponen fin a la
guerra de los Siete Años, sin embargo Inglaterra cedió posiciones,
privilegiando salvaguardar Canadá. Más adelante, los franceses per-
derían posiciones en Norteamérica e India y los ingleses, Florida y
algunas islas en el Caribe. Para Wallerstein, es con la firma de la Paz
de París que “los ingleses ganaron […] una guerra que duraba ya cien
años, por la sucesión de la hegemonía holandesa de mediados del
siglo XVII” (Wallerstein, 1984, p. 359).
La importante derrota propinada a la flota naval de Francia y Es-
paña en la batalla de Trafalgar, en octubre de 1805, acentúa el triun-
fo estratégico de Inglaterra sobre Francia en particular, eliminando
así al último gran rival en la lucha por ponerse a la cabeza del sis-
tema mundial capitalista, lo que se corroborará tras la derrota de
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Marx señala que “el tránsito del régimen feudal de producción [al
capitalismo] se opera de un doble modo”. Uno, donde “el productor
se convierte en comerciante y capitalista”, es decir, productores que
logran acumular capital y se dedican al comercio y que terminan or-
ganizando la producción (con nuevos productores asalariados) sobre
una base capitalista (Dobb, 1971, p. 155), y destaca que “este es el cami-
no realmente revolucionario” (cursivas añadidas). Otro, en que
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Este último camino, señala Marx, “por mucho que […] influya histó-
ricamente como tránsito […] se interpone en todas partes al verdade-
ro régimen capitalista de producción y desaparece al desarrollarse
este” (Marx, 1973b, p. 323).
Dobb señala que “el tipo de transición a que se refería Marx se
estaba ya produciendo en Inglaterra en la segunda mitad del XVI y
que, hacia el advenimiento de Carlos I, habían sobrevenido ciertos
cambios significativos en el modo de producción”. Y agrega: “los dos
caminos de que habla Marx no se mantienen apartados en todo su
trayecto sino que, a menudo se confunden por un trecho y, en ciertos
lugares, se cruzan”. Pero que, “no obstante esta complejidad, ciertas
tendencias globales pónense de relieve: ellas significan un creciente
predominio del capital sobre la producción [industrial o agraria]” (Dobb,
1971, p. 156; cursivas añadidas).
Para Marx, “aunque los primeros indicios de producción capita-
lista se presentan ya, esporádicamente, en algunas ciudades del Me-
diterráneo durante los siglos XIV y XV, la era capitalista sólo data, en
realidad, del siglo XVI” (Marx, 1973a, p. 609; cursivas en original).
Los términos “creciente predominio” en Dobb y “era capitalista”
en Marx, en las citas anteriores, parecen apuntar a que las relaciones
capitalistas de producción se expanden y multiplican. Pero solo será
con la Revolución burguesa del siglo XVII en Inglaterra que el capi-
talismo encontrará condiciones para alcanzar y establecer un modo
de producir, el que será alentado por el poder de la burguesía en el
Estado.
Antecedentes institucionales
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El término presenta interpretaciones diversas, destacando los de pequeña nobleza,
alta burguesía y pequeña aristocracia. Para una exposición de las diversas acepciones
de los términos gentry y yeomen, véase Wallerstein (1979, pp. 337-360).
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Esta interpretación está también en Dobb (1971) y Brenner (1988), y es retomada por
Meiksins Wood (2016).
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La revolución burguesa
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Pequeños terratenientes. Véase nota n.º 12.
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Esto refiere a la producción manufacturera de campesinos en sus casas, y no a la
producción industrial rural, sustentada en trabajadores asalariados.
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Las citas anteriores aparecen –en la 5ª edición (2005) de El Capital de Siglo XXI, t. I,
vol. 3– con la letra a en cada pie de página, como textos que fueron sustituidos en la
3ª y 4ª ediciones.
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Es el primero en ocupar el cargo de primer ministro del Reino Unido, entre 1721 y
1742.
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Donde se produjo la revolución de esclavos en 1791 encabezada por Toussaint
L’Ouverture (James, 2003; Buck-Morss, 2013).
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“Para el siglo XVIII –señala Buck-Morss– la esclavitud se había convertido en la
metáfora fundamental de la filosofía política de Occidente, connotando todo lo que se
concebía como maldad en las relaciones de poder” y “esta metáfora comenzó a echar
raíces precisamente en el momento en que la práctica económica de la esclavitud […] se
incrementaba cuantitativamente y se intensificaba cualitativamente, hasta tal punto
que, para mediados del siglo XVIII, servía de garante para todo el sistema económico de
Occidente” (Buck-Morss, 2013, p. 45; cursivas añadidas).
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inicios del siglo XIX los británicos alientan los procesos de indepen-
dencia de las colonias españolas en América, a lo menos con recur-
sos monetarios, obteniendo ventajosas posiciones en el comercio
con los nuevos gobiernos criollos que se conformarán.
En contra de lo que cabría suponer, la economía inglesa no res-
intió mayormente el proceso de independencia estadounidense, en
tanto se mantuvieron intercambios comerciales sustantivos, e In-
glaterra ya contaba con reservas de mercados y poder internacional
que compensaron la pérdida de Nueva Inglaterra.
La Revolución Industrial
Eric Hobsbawm señala que “el Estado británico (como una máquina)
cumplió […] la misión [de eliminar a sus competidores extranjeros]
hasta lograr el triunfo completo del capitalismo en Gran Bretaña,
con una combinación de proteccionismo rígido y guerras económi-
cas de agresión” (Hobsbawm, 1971, p. 95).
Destaca de esta forma la perspectiva estatal de largo plazo de
protección económica de la producción manufacturera, agrícola e
industrial. Y, junto a ella, la de llevar a cabo enfrentamientos bélicos
contra las potencias rivales con el objetivo de eliminarlas.
Lo que se busca explicar no es solo un asunto de “desarrollo econó-
mico”, “sino del ‘despegue’ imprevisto y revolucionario” del “primer
país en la historia mundial que conoció una revolución industrial
[capitalista] y se convirtió, […] en el ‘emporio del mundo’, monopoli-
zadora virtual de la industria, de la exportación de productos manu-
facturados y de la explotación colonial” (Hobsbawm, 1971, p. 93).
Esta revolución, que inicia en el último cuarto del siglo XVIII y se
extiende a lo menos hasta mediados del siglo XIX, no es un producto
directo de adelantos científicos y tecnológicos. Los niveles de educa-
ción en Inglaterra, por ejemplo, eran muy inferiores a los alcanzados
por la Francia revolucionaria.
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El o los estímulos para que una industria inicie la ruta que implo-
sione en una revolución
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Me apoyo en Dobb (1971, pp. 347-351) en lo que sigue.
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La Primera Guerra
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Una buena cronología de estos eventos se encuentra en Selser (1994). Solo para ca-
librar el problema, cabe señalar que a mediados del siglo XIX México perdió la mitad
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De ello da cuenta el concepto de intercambio desigual, el que es resultado de precios
de producción de productos en el mercado mundial de economías más productivas,
ubicados tendencialmente por arriba del valor, en tanto dichos precios de las econo-
mías dependientes se ubican por debajo del valor, lo que permite transferencias de
valor de las últimas a las primeras. Ello se ve reforzado por la presencia también de
salarios claramente diferenciados entre estas modalidades de capitalismo.
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Marini señala: “llama la atención […] el carácter relativamente pacífico que asume
el tránsito de la economía agraria a la economía industrial en América Latina, en con-
traste con lo que sucedió en Europa. […] [E]sto se debió a las condiciones objetivas den-
tro de las cuáles se desarrolló” (Marini, 1969, p. 11). Por su parte, Bambirra puntualiza
“una situación de compromiso [de la burguesía industrial] con el sector oligárquico expor-
tador” (Bambirra, 1974, p. 45; cursivas añadidas). Y agrega Bambirra que, si bien “no se
pueda decir que todo ese proceso ha sido el de una revolución burguesa en el sentido
tradicional del término, de hecho ha expresado un momento histórico latinoameri-
cano en el cual la burguesía industrial […] ha reivindicado el control hegemónico del
poder, ofreciendo un proyecto propio de desarrollo económico […] [y que] sólo en ese
sentido, es posible de caracterizar todo ese proceso como el de una ‘revolución bur-
guesa’, en las condiciones típicas de desarrollo del capitalismo dependiente” (Bambirra,
1974, p. 48; cursivas añadidas).
24
Como en la producción de sacos para envases de granos, la refrigeración de carnes
o en la minería, con carruajes para traslados de carbón o cobre y de herramientas. La
banca será también un punto de convergencia. Además, en el sector exportador crece
el pago de salarios, lo que amplía mercados para la producción industrial.
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Para profundizar en las diferencias de la industrialización en las economías de la
región, véase Bambirra, 1974.
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“[S]i desde el punto de vista de los intereses del desarrollo de la industria la estruc-
tura agraria tenía que ser subvertida, a fin de expandir el mercado interno, por otro,
la burguesía industrial no ha sido capaz de cuestionar profundamente la existencia
de la oligarquía terrateniente, porque la industrialización necesitaba del sistema oli-
gárquico como condición de su existencia” (Bambirra, 1974, p. 50).
27
Por ejemplo, con la tímida reforma agraria llevada a cabo por Eduardo Frei en Chile
en su mandato de 1964 a 1970.
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Véase Osorio (2015b).
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Sus asentamientos se denominan poblaciones “callampas” en Chile, villas mise-
rias en Argentina, favelas en Brasil, ciudades perdidas en México, champerías en
Centroamérica, entre muchas otras.
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Sin embargo, los proyectos centrales del capital han logrado sos-
tenerse en lo fundamental, poniendo de manifiesto que –aun con
tantas convulsiones sociales– el capital no ha sido derrotado en el
plano estratégico y solo debilitado o afectado en tiempos acotados
y aspectos secundarios. El privilegio por las disputas electorales ha
tendido a convertirse en una ruta llena de trampas y laberintos que
las fuerzas de izquierda y populares no han logrado todavía descifrar.
La marcha del patrón exportador de especialización productiva
iniciado en las últimas décadas del siglo XX sigue su curso, incluso
con períodos con resultados muy beneficiosos para el gran capital
regional, como el que se presentó en la primera década del siglo XXI,
cuando el volumen de las exportaciones tendió a alcanzar niveles in-
sospechados y ello fue acompañado por una sustantiva elevación de
los precios de las materias primas y alimentos en el mercado mun-
dial, resultados en lo fundamental de la expansión de la economía
de China.
De allí en más la economía de la región ha seguido en líneas grue-
sas las tendencias operantes en el conjunto del sistema, con altibajos,
agudización de crisis, recuperaciones leves. Hoy, luego de la aguda
crisis sanitaria y con las medidas punitivas aplicadas por Estados
Unidos y Europa a Rusia, tras la puesta en marcha de la operación
especial en Ucrania, la economía mundial se apresta a un serio pro-
ceso de recesión, a lo menos en Europa, con elevada inflación, lo que
pretende ser descargado sobre las espaldas del mundo del trabajo.
Más de alguna novedad se puede presentar desde la creciente dispo-
sición de lucha que presentan los asalariados europeos a las medidas
recientes.
Esto abre algunas brechas que otorgan espacios para las econo-
mías regionales. Pero el gran capital local, no parece contar entre sus
planes la búsqueda de nuevas opciones, sino de reforzar las tenden-
cias prevalecientes en el terreno de la especialización productiva, a
lo más con nuevos productos, como el litio, para seguir exportando.
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A modo de cierre
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circuitos del capital los que prevalecerán para transferir valor entre
regiones y capitales.
Junto a las asimetrías en materia de desenvolvimiento, el capita-
lismo genera asimetrías en la capacidad de los distintas economías y
Estados en definir los papeles y lugares en la división internacional
del trabajo, lo que implica que se establezcan relaciones de depen-
dencia, “entendida[s] como […] relacion[es] de subordinación entre
naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones
de producción de las naciones subordinadas son modificadas y re-
creadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia”
(Marini, 1973, p. 18).
De esta manera, el capitalismo como sistema mundial presenta
a lo menos dos modalidades o formas de capitalismo que reprodu-
cen en unos la mayor autonomía, el capitalismo desenvuelto, y en
otros, el capitalismo dependiente, la subordinación. Cada una de estas
formas genera procedimientos de reproducción capitalista específi-
cos,30 como es el recurso estructural a la superexplotación o remune-
raciones de la fuerza de trabajo por debajo de su valor la modalidad
específica del capitalismo dependiente.
Las relaciones de dependencia forman parte de la dimensión ho-
rizontal, referida a las disputas y competencia entre capitales, ya sea
que operen en una misma rama, entre distintas ramas o entre capi-
tales de economías diversas. Ellas complementan la dimensión verti-
cal capital/trabajo (Dussel, 1985, p. 377). Pretender que las relaciones
de dependencia remitan sin más a la “unidad mundial del capital”
(Iñigo Carrera, 2017) y a la contradicción “capital universal/obrero
universal”31, es no entender la distinción necesaria entre una y otra
30
Que sean específicos no significa que no se puedan presentar en toda forma de
capitalismo. Así acontece con los mecanismos de la plusvalía relativa, que se pueden
hacer presentes en el capitalismo dependiente, pero es en el capitalismo desenvuelto
donde articula y dinamiza sus procesos. Lo mismo acontece con la superexplotación,
que se puede y se hace presente en toda forma de capitalismo, pero es en el capitalismo
dependiente donde articula y otorga sentido al conjunto de la reproducción del capital.
31
Marx señala “lucha ventilada entre el capital universal, o sea, la clase capitalista
de un lado, y de otro, el obrero universal, o sea, la clase obrera” (Marx, 1973a, p. 180;
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cursivas en el original).
32
Para una versión más amplia de la crítica a la formulación de Iñigo Carrera en la
materia, véase el capítulo II de Osorio y Reyes (2020).
33
Donde también se ubican los capitales extranjeros que operan en las economías
dependientes en la búsqueda, por los bajos salarios, de ganancias extraordinarias.
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Lo anterior no implica desconocer los problemas teóricos presentes en Frank y
Wallerstein, referidos, por ejemplo, a la confusión que establecen entre capital (mer-
cantil) y capitalismo, asumiéndolos como sinónimos. Para una crítica de las deriva-
ciones políticas de la propuesta de Wallerstein, véase Osorio (2015a).
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Bibliografía
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Jaime Osorio
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Apuntes históricos sobre capitalismo, subdesenvolvimiento y dependencia
97
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini
por un no-marinista1
Ricardo Antunes
Introducción
1
Traducción: Mónica Iglesias Vázquez y Juan Cristóbal Cárdenas Castro.
99
Ricardo Antunes
2
Fundação Getúlio Vargas-São Paulo [Fundación Getulio Vargas-São Paulo]. [N.T. =
Nota de las traductoras]
3
Escola Brasileira de Administração Pública [Escuela Brasileña de Administración
Pública]. [N.T.]
4
Fundação Getúlio Vargas-Rio de Janeiro [Fundación Getulio Vargas-Río de Janeiro].
[N.T.]
101
Ricardo Antunes
5
Universidade Estadual de Campinas [Universidad Estatal de Campinas, ubicada en
São Paulo]. [N.T.]
6
Universidade de São Paulo [Universidad de São Paulo]. [N.T.]
7
Centro Brasileiro de Análise e Planejamento [Centro Brasileño de Análisis y
Planificación]. [N.T.]
8
Partido Comunista Brasileiro [Partido Comunista Brasileño]. [N.T.]
102
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
Uno de los episodios más llamativos de este ataque a las ideas tuvo lu-
gar en el debate entre Marini y Fernando Henrique Cardoso en torno
al neodesarrollismo reformista propuesto por Cebrap. La discusión
política en la teoría de la dependencia se refiere al camino hacia la
conquista de la soberanía nacional: los dependentistas como Marini
creían en la ruptura con el orden económico internacional capitalis-
ta y en la vía revolucionaria para llegar al socialismo. Mientras tanto,
Cardoso y Faletto se preguntaban si la alternativa era la revolución o
103
Ricardo Antunes
9
Véase también Sotelo Valencia (2012).
104
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
106
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
Cabe señalar aquí que, para Marx (2014),13 este valor se determina
10
En este ítem retomamos algunas tesis presentadas en Antunes (2018), donde los ar-
gumentos están más desarrollados.
11
Ver Marx (1991, II/4, pp. 61-62). [N.T.]
12
Ver Marx (1991, II/4, p. 62). [N.T.]
13
Ver Marx (1991, II/4, p. 179). [N.T.]
107
Ricardo Antunes
Así pues, cabe reiterar, existe un proceso de producción dentro del pro-
ceso de circulación: si el transporte no se efectúa en un breve espacio
de tiempo, la mercancía perece. Esto la convierte en una industria
diferenciada y también en generadora de valor, a diferencia del comer-
cio.15 Esto se debe a que, como el tiempo de rotación del capital es igual
al tiempo de producción más el tiempo de circulación, cuanto más se
acerque a cero el tiempo de circulación del capital, tanto mayor será
la productividad y la producción de plusvalor. El tiempo de circu-
lación del capital puede alargar o acelerar el tiempo de producción
y, por tanto, aumentar o disminuir el proceso de producción de
14
Ver Marx (1991, II/4, p. 181). [N.T.]
15
En el Libro III de El Capital, al tratar del comercio, Marx (2017) demostró que, aun-
que es esencial para la realización de la venta, porque actúa en la esfera del capital co-
mercial, no genera plusvalor, es decir, es improductivo para el capital. Ver Marx (1989,
III/6: cap. XVII) [N.T.].
108
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
16
Ver Marx (1991, II/4, pp. 147-148). [N.T.]
17
Tomaremos inicialmente las formulaciones presentes en el capítulo VI (inédito)
(Marx, 2022).
18
Ver Marx (2009). [N.T.]
109
Ricardo Antunes
19
Ver Marx (1979, I/2, p. 616, nota b). [N.T.]
20
Ver Marx (1979, I/2, p. 616). [N.T.]
21
Ver Marx (1979, I/2, p. 616). [N.T.]
22
Ver Marx (1979, I/2, p. 616). [N.T.]
110
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
23
Véase Antunes (2005), donde presentamos esta formulación crítica.
111
Ricardo Antunes
112
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
para generar las señales, y sobre todo sin la construcción de edificios, sin
la producción y conducción de vehículos que hagan posible su distribu-
ción, internet ni siquiera podría crearse (Huws, 2014, p. 157-158; cursivas
añadidas).
24
Presentaremos en este ítem algunas formulaciones que se encuentran en
Capitalismo Pandémico (Antunes, 2022). Véase también la amplia investigación, que
contempla varios países, en Uberización, trabajo digital e industria 4.0 (Antunes, 2020a).
113
Ricardo Antunes
25
Véase también Basso y Perocco (2008, 2010).
115
Ricardo Antunes
26
Chief Executive Officers. [N.T.]
116
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
118
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
27
Presentamos estas tres tesis en Antunes (2023), Icebergs a la deriva: el trabajo en las
plataformas digitales.
119
Ricardo Antunes
28
Adrián Sotelo Valencia, entre los estudiosos de Marini, ha realizado un trabajo su-
mamente positivo en este sentido. Véase Sotelo (2010).
29
Véase Antunes (2023).
120
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
30
Ver Marx (2009, pp. 59 y ss.). [N.T.]
31
Ver Marx (1979, I/2: cap. XIII). [N.T.]
121
Ricardo Antunes
Bibliografía
32
Véase Capitalismo pandémico (Antunes, 2022) y el capítulo 1 de Uberización, trabajo
digital e industria 4.0 y el volumen Icebergs a la deriva (Antunes, 2020a; 2023).
122
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
123
Ricardo Antunes
Lukács, György (2013). Para uma Ontologia do Ser Social II. São
Paulo: Boitempo.
124
Breve homenaje a Ruy Mauro Marini por un no-marinista
125
Ricardo Antunes
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Sobre Dialéctica de la dependencia,
El Capital y la pulsión imperialista
del capitalismo1
Andy Higginbottom
1
Traducción: Andy Higginbottom. Revisión de la traducción: Cristóbal Reyes.
127
Andy Higginbottom
129
Andy Higginbottom
133
Andy Higginbottom
Sobre El Capital
134
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
teoría de la plusvalía. Aquí el registro del texto oscila entre los capí-
tulos que exponen y desarrollan conceptos teóricos, y aquellos cuyo
énfasis se centra más en la historia del modo de producción capita-
lista desde diferentes perspectivas. Además, el movimiento interme-
dio del tomo I tiene un patrón que también se da en los dos tomos
posteriores: se presenta el esbozo inicial general del concepto, luego
se desarrollan sus aspectos particulares y después su sublimación en
la forma de contradicción sistémica. En el movimiento intermedio
del tomo I se introduce el concepto de plusvalía en sus determinacio-
nes teóricas como esencia del modo de producción capitalista; luego,
se desarrolla a través de los métodos particulares de su incremento
como plusvalía absoluta y plusvalía relativa; finalmente, la plusvalía
transformada impulsa la acumulación general de capital como re-
productora del sistema de clases.
Normalmente, en la ortodoxia marxista, se entiende que el au-
mento de la plusvalía depende de tres elementos: la plusvalía abso-
luta, la plusvalía relativa y la intensidad del proceso laboral, cuyas
combinaciones y variaciones Marx examinó en la sección quinta del
tomo I (1975). La plusvalía como tal se basa en que el capital prolonga
la jornada laboral más allá del tiempo de trabajo necesario para pro-
ducir el equivalente al valor de la fuerza de trabajo. Desde este punto
de vista, es comprensible comenzar, como hizo Marx, con la lucha
del capital por imponer jornadas laborales cada vez más largas, con-
tra la resistencia de los trabajadores. Pero este trabajo excedentario
solo es posible, a su vez, si el trabajo es lo suficientemente productivo
como para poder producir el equivalente al valor de su propia fuerza
de trabajo en menos tiempo que la jornada laboral completa. Por lo
tanto, como también señala Marx en el capítulo XIV, aunque su pre-
sentación lineal de la acumulación de capital dirigida primero por
la plusvalía absoluta y luego por la plusvalía relativa corresponde
a una determinada secuencia histórica dentro del modo de produc-
ción capitalista a medida que se afianza, ambas son completamente
inseparables y son dimensiones de la plusvalía como tal que se rela-
cionan dialécticamente.
135
Andy Higginbottom
137
Andy Higginbottom
142
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
[E]l plan de la división del trabajo se funda ahora, siempre que sea fac-
tible, en el empleo del trabajo femenino, de niños de todas las eda-
des, de obreros no calificados, en suma: en el “cheap labour” o trabajo
barato, como característicamente lo denominan los ingleses (1975,
pp. 561-562; cursivas en el original).
144
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
Contradicciones fundamentales
El tema principal de los capítulos XI, XII y XIII son los métodos
por los que el modo de producción capitalista condujo a una ma-
yor mecanización, como sucedió en Inglaterra durante el siglo XIX.
Crucialmente, Marx trató esto de forma dialéctica, en el sentido
de que ve el desarrollo de la producción mecanizada por parte del
capitalismo como algo que atrae y repele simultáneamente a los
trabajadores. A lo largo del resto de El Capital, Marx construye sus
argumentos a partir de esta idea de una contradicción fundamental,
siempre en expansión: una contradicción que no puede resolverse
sino derrocando el modo de producción capitalista.
La contradicción fundamental se revela con mayor profundi-
dad aún en la explicación de Marx sobre si los capitalistas adoptan
una nueva tecnología o no. Marx explica que las nuevas tecnologías
son una palanca que permite a cada capital individual mejorar su
posición competitiva a través de abaratar sus mercancías mientras
aumenta su volumen y, por ende, son un motor del modo de produc-
ción. No obstante, no es cierto que en cada circunstancia el capital
aproveche las nuevas tecnologías; en última instancia, la decisión de-
pende de la remuneración de la fuerza de trabajo. En términos genera-
les: “considerada exclusivamente como medio para el abaratamiento
del producto, el límite para el uso de la maquinaria está dado por el
hecho de que su propia producción cueste menos trabajo que el tra-
bajo sustituido por su empleo” (1975, p. 478; cursivas en el original).
En la lógica del capitalismo, la decisión no consiste en desplazar
todo el trabajo, sino el trabajo remunerado.
145
Andy Higginbottom
Los yanquis han inventado máquinas para picar piedras. Los ingleses
no las emplean, ya que el ‘miserable’ […] que ejecuta ese trabajo recibe
como pago una parte tan ínfima de su labor, que la maquinaria en-
carecería la producción desde el punto de vista del capitalista (1975,
p. 479; cursivas en el original).
146
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
147
Andy Higginbottom
148
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
149
Andy Higginbottom
150
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
2
Con nuestros agradecimientos a Marcel van Linden por esta fuente.
151
Andy Higginbottom
153
Andy Higginbottom
3
Hay un pequeño error en la nota 19 a pie de página, ya que se trata del capítulo XXII
y no del XXIV como se indica.
155
Andy Higginbottom
156
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
plusvalía, con la inclusión del pago de salarios por debajo del valor
de la fuerza de trabajo.
A manera de complemento, al igual que Marx, Marini (1973) su-
giere otra forma de aumentar la plusvalía, que es el aumento de la
productividad del trabajo debido a que se pone a trabajar con la na-
turaleza en circunstancias específicas más favorables, como una me-
jor fertilidad del suelo o depósitos minerales:
Con la superexplotación del trabajo vemos una vez más que el impul-
so de aumentar la plusvalía para obtener más ganancias es el motor
central del modo de producción capitalista. Este impulso sobrede-
termina la ley del valor, o más bien sustituye a la ley del valor en
su forma simple de mercancía. La plusvalía no es una esencia fija,
sino la dinámica interna de la explotación de clase. Para completar
la concepción abstracta inicial de la plusvalía hay que considerar los
métodos de su incremento. En El Capital la exposición de Marx inicia
este camino a partir del capítulo V, pero también hay que tener en
cuenta la necesaria linealidad del texto, la compleja estructura de la
obra y su carácter incompleto.
En el capítulo V, Marx considera primero cómo debe ser el pro-
ceso de trabajo en cualquier modo de producción y luego cuál es la
impronta específicamente capitalista del proceso de trabajo como
proceso de producción de plusvalía. Teniendo en cuenta esta distin-
ción, podemos ver las siguientes determinaciones necesarias para
aumentar el producto de una fuerza de trabajo dada –que están pre-
sentes bajo cualquier modo de producción, pero tienen un sello espe-
cial en el modo de producción capitalista:
161
Andy Higginbottom
162
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
Conclusiones y tareas
166
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
Bibliografía
167
Andy Higginbottom
168
Sobre Dialéctica de la dependencia, El Capital y la pulsión imperialista del capitalismo
169
Andy Higginbottom
170
La escisión en las fases del ciclo
del capital
estructura productiva y las
necesidades de las masas)1
Mathias Seibel Luce
1
Este texto se publicó originalmente en portugués como parte del libro Teoria mar-
xista da Dependência: problemas e categorias. Uma visão histórica (São Paulo: Expressão
Popular, 2018). Traducido del portugués al español por Luciana Oliver Barragán.
171
Mathias Seibel Luce
2
En los textos de Marini encontramos los vocablos divorcio y escisión como términos
alternativos para expresar la tendencia en cuestión.
172
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
3
La acumulación originaria es descrita en el capítulo XXIV del Libro I de El Capital.
Para el análisis de la subsunción y la distinción entre los dos momentos de su histori-
cidad, ver Marx (2005). Muy brevemente, apuntamos que, bajo la subsunción formal,
el trabajador contrae relaciones de subordinación al capital comercial y al capital
usurario, pero todavía mantiene algún control de los medios de producción y contro-
la el proceso de trabajo, en tanto que, bajo la subsunción real, se completa la separa-
ción entre los trabajadores y los medios de producción, y tanto estos como los medios
173
Mathias Seibel Luce
174
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
7
Para una crítica al individualismo metodológico del abordaje de Weber a la génesis
del capitalismo, ver Teixeira y Frederico (2012). Para una crítica a la explicación de
Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, que atribuyeron causas de la indepen-
dencia a la división “colonias de población”-“colonias de explotación”, ver el capítulo
1 de Bambirra (1974).
175
Mathias Seibel Luce
8
En ese mismo sentido, de acuerdo con Vânia Bambirra, “los cambios que hubo en la
estructura del sistema de dominación de los países latinoamericanos, que comienzan
en las tres últimas décadas del siglo XIX […] y tuvieron consecuencias en la manera en
cómo se configuró América Latina en las cuatro primeras décadas del siglo XX, deben
ser explicadas teniendo en cuenta los cambios que ocurrieron en el sistema capita-
lista de los países más desarrollados, los cuales determinan [en un último análisis/
como momento predominante] el curso del capitalismo mundial, del cual los países
dependientes hacen parte” (Bambirra, 1974, p. 87).
9
Aunque en más de una ocasión se ha intentado culpar de circulacionismo al plantea-
miento de Marini y de la TMD, los autores que esgrimieron esta acusación no fueron
muy lejos. Razonando, la mayoría de las veces, solo a partir del Libro I de El Capital,
ignoraron que el proceso de circulación es la unidad entre producción y circulación.
Negligenciar lo recién expuesto es lo que conduce a una aprehensión superficial de
hechos y tendencias, dejando escapar el camino hacia una rigurosa explicación de su
procesualidad.
176
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
10
Las Corn Laws o Leyes de los Cereales, creadas en 1815, eran medidas proteccionistas
que favorecían a los hacendados locales de Inglaterra. Los intereses materiales de la
burguesía industrial encontraron expresión en pensadores de la economía política
clásica como David Ricardo, que apoyaba la abolición de las Leyes de los Cereales,
bajo el argumento de que abogaba por la especialización de Inglaterra como potencia
industrial explorando sus ventajas comparativas.
177
Mathias Seibel Luce
179
Mathias Seibel Luce
Fuentes y notas:
(1) Adaptado de Bulmer-Thomas (2010, p. 79, cuadro III.2).
(2) Adaptado de Thorp (2004).
(3) Las exportaciones argentinas de carne despegaron en la década de 1910,
por eso no aparecen en la muestra de Rosemary Thorp, cuando todavía se
encontraban en la tercera posición en las estadísticas.
(4) La renta del Canal debe haberse presentado después de 1914, pero no
disponemos de cifras para estos años.
(5) A mediados de la década de 1920, el petróleo sustituyó al café como
primer elemento exportado por Venezuela (Brito Figueroa, 1987,
pp. 463-464).
180
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
11
En la primera impresión de Dialéctica de la dependencia (Sociedad y Desarrollo [ene-
ro-marzo 1972], [1], Santiago de Chile: CESO, 35-51), el ensayo de Marini tuvo como
subtítulo una economía exportadora. Más de un autor intentó ver allí una supuesta
idea sobre la inexistencia del mercado interno, cuando el objetivo de Marini fue no-
minar la modalidad en la que el capitalismo dependiente fue subordinado al mercado
mundial.
181
Mathias Seibel Luce
12
Para el caso brasileño, ver, por ejemplo, De Souza Martins (2010) y De Freitas
Barbosa (2008).
182
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
13
Para una revisión de la Segunda Esclavitud, que entró en vigor en el siglo XIX
combinando el uso del trabajo esclavo con tecnologías de la Segunda Revolución
Industrial, ver Marquese y Sales (orgs.) (2016).
14
No confundir este planteamiento con ausencia de mercado interno.
15
Este, al contrario de lo que fue sugerido por algunos autores, no era la prevalencia
de formas antediluvianas del capital.
16
Ver los estudios publicados en Florescano (org.) (1985).
183
Mathias Seibel Luce
[...] sabe cuál es mi verdadera casa. Allá podría deleitarme viendo esas
cosas que tanto amo. Estaría abriendo los ojos para mirar un techo
de vigas antiguas y cálidas; tendría al alcance de la mano la casulla
de oro que adorna mi cabecera, los candelabros de la mesa de no-
che, el terciopelo de los respaldos, el cristal de Bohemia de mis vasos.
17
En rigor, el período agrominero exportador, mientras en algunas economías de la
región duró hasta 1930, cuando transitó a formaciones sociales industriales-dependien-
tes, en otras se extendió hasta la II Guerra Mundial, después de la cual tuvo su inicio
el proceso de industrialización bajo control monopolista del capital extranjero. Ver
Bambirra (1974).
18
Para un estudio del carácter reaccionario del liberalismo oligárquico, ver Fernandes
(1974). Ver también Ansaldi y Giordano (2012).
184
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
19
En Recife, en un edificio de estilo neoclásico, tiene su sede hoy el Museo Estatal
de Pernambuco. El palacete Estácio Coimbra fue erigido por orden del Dr. Augusto
Frederico de Oliveira, el barón de Beberibe, uno de los mayores traficantes de esclavos
y hombres más ricos de Pernambuco del siglo XIX, para su hijo. El barón importó lo
que había de más lujoso para decorar la casa de su primogénito. Para la entrada del
edificio, mandó traer musas griegas esculpidas en mármol y otro conjunto de esta-
tuas representando los eslavos de la caballería francesa en Argelia, estas encomenda-
das especialmente de Francia, de la célebre Fundición Val D’osne. En São Paulo, en el
barrio noble de Higienópolis, resta aún, junto a un gran shopping center, la construc-
ción de uno de los grande barones de café –cuyos lustres, cristales, espejos, platería y
candelabros eran productos que se acostumbraban y que jugaban el papel de objetos
de la esfera alta del consumo abastecida por el mercado externo. Ostentando su fino
brillo, remiten a grandes cenas de lujo que reunían comensales de los círculos de po-
der de la época. En la Ciudad de México, en la Calle Francisco I. Madero, cercana a la
Plaza del Zócalo, se encuentra la agradable Casa de los Azulejos, donde funciona hoy
una tienda de una famosa red de restaurantes local y donde en el pasado fuera la sede
del Jockey Club de la capital. Durante veinte años, el salón reformado sirvió de punto
de encuentro de la oligarquía mexicana y de hombres de negocio del extranjero, que
se reunían entre apuestas y cenas acompañadas de finos vinos y platos franceses,
reflejando un lugar de status durante los años del porfiriato. Con el mismo estilo ar-
quitectónico original, el edificio conserva los azulejos de talavera poblana que la fami-
lia de la condesa del Valle de Orizaba, primera ocupante del edificio, mandó a hacer
para adornar sus paredes. Para cerrar ese rol de ejemplos, en Oruro, Bolivia, queda el
Museo Simón I. Patiño, dedicado a uno de los tres barones del estaño que, según algu-
nos, inspiró el personaje de historieta de Walt Disney, Rico Mc Pato. Aunque queden
dudas sobre esa hipótesis, el hecho es que Patiño llegó a ser enlistado como uno de los
hombres más ricos del mundo en su tiempo. En el museo que lleva su nombre y en
la mansión de estilo neoclásico que él habitó con su familia, se encuentran muebles
estilo Luis XV, XVI, XVII, traídos de Europa para alimentar su lujo.
185
Mathias Seibel Luce
186
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
20
Esta fue la determinación principal, sin desconsiderar que parte de la esfera alta
puede constituir, aunque en menor proporción, parte del mercado interno, y que, en
períodos históricos más avanzados, parte del consumo de la esfera baja puede ser
dirigida hacia el mercado externo, en algunos pocos lugares.
187
Mathias Seibel Luce
21
“A su capacidad [de América Latina] para crear una oferta mundial de alimentos,
que aparece como condición necesaria de su inserción en la economía internacional
capitalista, se agregará pronto la de contribuir a la formación de un mercado de ma-
terias primas industriales, cuya importancia crece en función del mismo desarrollo
188
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
189
Mathias Seibel Luce
23
En realidad, no solamente Europa, sino todas las demás realidades nacionales que
se convirtieron en formaciones económico-sociales del capitalismo dominante, como
Estados Unidos y Japón.
190
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
24
No confundir este señalamiento con ausencia de plusvalía relativa. Estamos tratan-
do aquí de la configuración del eje en que se articula la acumulación.
25
Las provincias de Tarapacá y Antofagasta fueron incorporadas al territorio de Chile
en la Guerra del Pacífico y pertenecían, respectivamente, a Perú y a Bolivia antes del
conflicto. Este selló el control de Chile de los yacimientos de salitre localizados en am-
bas provincias y la pérdida de Bolivia de su salida al mar, con diferendos territoriales
que persisten hasta hoy. Ver Cluny (2008) y Bonilla (1980).
191
Mathias Seibel Luce
26
En las páginas que siguen, usamos alternativamente los términos nitratos chilenos
y salitre.
27
Nitrógeno, potasio y fosfato son los tres principales elementos químicos disponi-
bles en la naturaleza que cumplen una función determinante en la fijación de nu-
trientes en las más diversas especies de cultivos.
28
La era del salitre tuvo su inicio simultáneamente al ocaso del ciclo del guano pe-
ruano (otro fertilizante natural, obtenido con base en excrementos acumulados de
aves marinas), al cual suplantó. El ciclo del salitre se extendió en alta hasta la aplica-
ción industrial del amoniaco sintético –después del descubrimiento tecnológico del
proceso Faber-Bosch, al término de la Primera Guerra Mundial. Para un estudio de la
economía salitrera, ver Soto Cárdenas (2005).
192
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
Fuentes:
(1) Pollock (2007);
(2) Sicotte; Vizarra y Wandschneider (2009);
(3) Van Zanden (1991);
(4) Lamer (1987, p. 10).
193
Mathias Seibel Luce
29
Esta última década estuvo bajo la sombra del amoniaco sintético, cuya colocación
en el mercado tomaría el lugar del salitre definitivamente en 1930.
30
Entendemos por Segunda Revolución Industrial las transformaciones del capita-
lismo producidas en el último cuarto del siglo XIX, con la introducción del acero, de
la electricidad, el motor de combustión, la industria química y el petróleo, en el con-
texto de una elevación de la composición orgánica y del aumento de la concentración
y centralización del capital, marcando el paso del advenimiento de la fase superior
del capitalismo o su fase imperialista. Ese proceso hizo que se expandieran enorme-
mente las necesidades de materias primas e insumos de las economías dominantes.
Ver Lenin (2021); ver también Hobsbawm (1998, pp. 181-182), para quien la Segunda
Revolución Industrial “reforzó, más que sustituyó, a la antigua [la Primera Revolución
Industrial]”.
194
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
31
Desde un uso más intensivo del suelo, pasando por la expansión de las tierras culti-
vadas con la combinación de un uso más extensivo e intensivo, hasta la necesidad de
recuperación de la renta de la tierra debido a su caída por agotamiento de nutrientes
en áreas degradadas.
32
John Bellamy Foster y Brett Clark (2004), abordando otro importante ángulo de
análisis de esa cuestión, la caracterizaron como expresando lo que ellos denominan
imperialismo ecológico.
33
El libre juego de la ley de la oferta y la demanda impera hic e nunc apenas entre los
economistas vulgares. Aun sin que dispongamos de datos estadísticos sobre el precio
individual de la mercancía nitrato, no es difícil entrever que las exportaciones chi-
lenas durante la era del salitre operaron una transferencia de valor, a través de los
precios, en el mercado mundial.
195
Mathias Seibel Luce
han encontrado más económico, con más recursos y más sabor, este
alimento que cualquier otro. En consecuencia, lo beben en cantida-
des prodigiosas y dicen que les suele ayudar a mantenerse en pie has-
ta la noche. Por tanto, no realizan ya más que dos comidas, la más
importante a mediodía, y la de la noche [...] que consiste en unas lon-
chas de carne fría aderezadas con aceite, vinagre y perejil (De Mer-
cier, citado en Braudel, 1984, p. 216).
Se tienen noticias del uso del café como energético para ayudar a
soportar pesadas tareas desde tiempos anteriores al capitalismo.
Sin embargo, su conversión en un bien de consumo de masas es una
196
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
197
Mathias Seibel Luce
198
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
El aumento del consumo per cápita nos dice algo relevante sobre la im-
portancia del café como valor de uso consumido. Al lanzar al mercado
volúmenes abundantes que pasaron a ser consumidos por más perso-
nas y en mayores cantidades, Brasil y otros países productores con-
tribuyeron al desarrollo de la acumulación de capital en los Estados
Unidos y Europa. El abaratamiento de los precios del café permitió su
conversión en un bien de consumo de masas, expresando la tendencia
de reducción del valor de la fuerza de trabajo, abaratando los medios
de subsistencia que componen la canasta de consumo de los trabajado-
res. La tendencia de reducción de los precios del café en su correlación
con el aumento de la producción se observa en el segundo indicador
de la tabla 3. De esa forma, si en Francia en vísperas de la Revolución
burguesa de 1789 la bebida era todavía un ritual de distinción en el fa-
moso Palais-Royal, lugar de encuentro erigido al mando del duque de
Orléans, en tiempos en que recién comenzaba la profusión de la bebida
en dosis escasas entre los miembros de la clase trabajadora que la com-
praban de vendedores ambulantes en el París retratado por la crónica
de Sebastién de Mercier,34 al cambiar del siglo XIX al siglo XX, el café
se convirtió definitivamente en un bien de consumo de masas, esto es,
un bien de consumo necesario, en el sentido de la categoría marxiana.35
Además de narrar los cambios en los hábitos de vida, los testimo-
nios y cifras que recogimos ponen en evidencia dos cuestiones: cómo
la oferta abundante de materias primas y alimentos baratos que se
creó en América Latina contribuyó al paso del eje de la acumulación
basado en la plusvalía absoluta hacia la plusvalía relativa en los paí-
ses centrales; y cómo ese proceso fue, al mismo tiempo, desarrollo y
subdesarrollo, o mejor dicho, desarrollo del subdesarrollo, traducido
en términos más rigurosos por la categoría dependencia.
34
Según Steven Topik (2004, p. 25), “[aún] en el inicio del siglo XIX el café era visto
como un elemento de lujo, un signo de distinción burguesa”.
35
Bienes de consumo necesario son aquellos consumidos corrientemente por los tra-
bajadores, en cuanto bienes de consumo suntuario son los que no son consumidos
habitualmente por estos, pero con acceso particularmente de la clase capitalista y la
pequeña burguesía, siendo su demanda oriunda de la plusvalía no acumulada. Ver
Marx (2014). Ver también Marini (1979).
199
Mathias Seibel Luce
36
Como es conocido, el texto de Cardoso y Serra y la réplica de Marini (Las razones
del neodesarrollismo) fueron publicados conjuntamente en un número especial de la
Revista Mexicana de Sociología en 1978. Aun así, el texto de las Desventuras… fue divul-
gado en Brasil sin la respuesta de Marini, en la revista del centro de investigación en
que Cardoso era uno de los directores. Sobre esa cuestión, ver Corrêa Prado (2011).
200
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
201
Mathias Seibel Luce
37
Marini se refiere al deterioro de los términos de intercambio.
202
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
203
Mathias Seibel Luce
38
En este pasaje, la afirmación “se centra básicamente en los bienes de consumo po-
pular” quiere decir que, en las economías dominantes, la base de la estructura pro-
ductiva se encuentra configurada bajo una dialéctica entre fuerzas productivas y
relaciones de producción que favorece la desvalorización real del valor de la fuerza
de trabajo e incide más directamente en la tasa de plusvalía con recurso al método
de la plusvalía relativa, llevando a su generalización para el conjunto de las ramas y
sectores de la producción.
39
“A [pretensa] harmonia que se estabelece, no âmbito do mercado mundial, entre
a exportação de matérias primas e alimentos, por parte da América Latina, e a im-
portação de bens de consumo manufaturados europeus encobre a dilaceração da
economia latino-americana, expressada pela cisão do consumo individual total em
duas esferas contrapostas. Uma vez que o sistema capitalista mundial chegue a um
certo grau de seu desenvolvimento e a América Latina ingresse na etapa da indus-
trialização, deverá fazê-lo a partir das bases criadas pela economia de exportação. A
profunda contradição que terá caracterizado o ciclo do capital dessa economia e seus
efeitos sobre a exploração do trabalho incidirão de maneira decisiva no curso que
tomará a economia industrial latino-americana, explicando muitos dos problemas e
das tendências que se apresentam nela atualmente” (Marini, 1973, pp. 54-55).
204
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
40
Después del período colonial, “el curso del desarrollo del capitalismo en
Latinoamérica pasa desde […] una formación socioeconómica dependiente capitalista-
-exportadora, hasta finalmente llegar a una formación socioeconómica dependiente ca-
pitalista-industrial. Pero son todas secuencias y formas de superación de un mismo
proceso que corresponde a la evolución del capitalismo mundial y que hace redefinir
constantemente las formas que asume el capitalismo dependiente” (Bambirra, 1974,
pp. 45-46; cursivas en el original).
205
Mathias Seibel Luce
41
Este pasaje contiene un descubrimiento que es poco observado en comparación
con otros temas más frecuentes en las lecturas que se hacen de Dialéctica… y en los
estudios sobre Marini y la TMD.
206
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
42
En la tercera sección del Libro II de El Capital, Marx expone la dialéctica valor de
uso y valor, en las relaciones de distribución, y caracteriza los sectores de producción
capitalista en sector productor de medios de producción (sector I) y sector productor
de medios de consumo (sector II). Este último se subdivide en subsector IIa, productor
de bienes de consumo necesario, cuya demanda, en general, proviene de los salarios,
siendo bienes consumidos por toda la sociedad; y subsector IIb, productor de bienes
suntuarios, cuya demanda proviene de la plusvalía no acumulada y corresponde al
consumo privado de la burguesía y de los estratos altos. Ver Marx (2014, sección III).
207
Mathias Seibel Luce
43
Para observar la escisión en cuestión, no se debe esperar que en números absolutos,
en los datos de la contabilidad social de las cuentas nacionales, la producción indus-
trial de IIb sea de magnitud superior. No es de esa forma que la realidad se manifiesta.
La producción en IIb podrá ser inferior que el total de I y de IIa en la composición
sectorial del PIB industrial, y aún así, en términos relativos, cumplir el papel deletéreo
en cuestión en la industrialización dependiente. Volveremos a ese tema más adelante,
en este mismo capítulo.
44
Si es verdad, por un lado, que todo bien durable puede un día haber presentado
una existencia suntuaria (o haber asumido un carácter suntuario), es necesario decir,
por otro lado, que el nombre y la cosa no se confunden. No son sus atributos físico los
que convierten un bien en suntuario, sino su función, esto es: el lugar que ocupa en
las relaciones de distribución, considerando la estructura productiva, las relaciones
de producción y las esferas de la circulación, las relaciones entre valor de uso y valor
en una economía dada.
208
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
209
Mathias Seibel Luce
45
Esta colocación no presupone ninguna legitimación de la producción suntuaria de
la economía capitalista, como lo hiciera Mandeville en La fábula de las abejas. Para una
crítica a la naturalización del lujo y su relación con la contradicción entre produc-
ción y circulación, véase Mészáros, 2002, cap. 15. En este texto, Mészáros, entre otros
aportes críticos, desmonta el argumento apologético de Mandeville que pretendía
sustentar una pseudoteoría sobre la inevitabilidad del lujo y su eterno retorno enri-
queciendo a la sociedad, con el lujo de ayer popularizándose en los bienes de consumo
corriente de hoy.
210
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
46
“Otro factor contribuye a impedir que la ruptura se realice: es la forma en que se
amplía el mercado mundial. La demanda adicional de productos suntuarios que crea
el mercado exterior es necesariamente limitada, primero porque, cuando el comercio
se ejerce entre naciones que producen esos bienes, el avance de una nación implica el
retroceso de otra, lo que suscita por parte de la última mecanismos de defensa; y luego
porque, en el caso del intercambio con los países dependientes, esa demanda se res-
tringe a las clases altas, y se ve así constreñida por la fuerte concentración del ingreso
que implica la superexplotación del trabajo. Para que la producción de bienes de lujo
pueda pues expandirse, esos bienes tienen que cambiar de carácter, o sea, convertirse
en productos de consumo popular en el interior mismo de la economía industrial. Las
circunstancias que permiten hacer subir allí los salarios reales, a partir de la segunda
211
Mathias Seibel Luce
mitad del siglo pasado [XIX], a las cuales no es ajena la desvalorización de los alimen-
tos y la posibilidad de redistribuir internamente parte del excedente sustraído a las
naciones dependientes, ayudan, en la medida que amplían el consumo individual de
los trabajadores, a contrarrestar las tendencias disruptivas que actúan a nivel de la
circulación” (Marini, 1973, p. 60; cursivas en el original).
47
No confundir industrialización no-orgánica con la inexistencia del sector I.
212
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
48
En la literatura, la era Ford es representada como alegoría del Génesis, como en el
Canto General, obra poética de Pablo Neruda: “cuando sonó la trompeta, estuvo todo
preparado en la tierra y Jehová repartió el mundo a […] Ford-Motors, y otras entidades”.
También el escritor inglés Aldous Huxley, en Un Mundo Feliz, retrató a los individuos del
mundo futurista que hacían culto a su Dios referido en todo momento a través del juego
de palabras “Our Ford [Lord]”. Si el arte es la autoconsciencia que la humanidad tiene
de su desarrollo (Lukács, 1968), esas representaciones en el arte literario son plenas del
sentido de su tiempo. Cuando Diego Rivera aceptó pintar el mural de Henry Ford en
Detroit, también expresó lo que aquella industria divisaba. Lo que Ford no esperaba es
que Rivera representara en su arte mural las novedades traídas por la civilización que
su industria corporizaba y también sus contradicciones explosivas.
214
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
215
Mathias Seibel Luce
49
Para una crítica a la política de exención de IPI a las montadoras en Brasil de la
década de 2000, ver Vasconcelos (2016).
50
En Sudáfrica, donde la producción de carros comenzó en el período posterior al
apartheid, en 2003 el 23 % de las familias poseía algún vehículo, cifra que aumentó al
28 % en 2008. En México, que no se incluye en la comparación de la Tabla 6, las cifras
disponibles del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que en
2015 el 43,5 % de los hogares nacionales poseía un automóvil. De acuerdo con Jaime
Osorio (p. 518), “en el mercado mexicano, el automóvil es un bien suntuario, por lo
que el porcentaje de producción es bajo, poco más del 10 % [del total producido], que
216
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
217
Mathias Seibel Luce
Con base en los datos anteriores, es percibido que en los países del ca-
pitalismo central, aunque en ellos se presenten también problemas
de saturación de la vialidad urbana bajo la égida de la civilización
del automóvil, el problema no llega a tener tal impacto como en las
formaciones económico-sociales del capitalismo dependiente, don-
de esta contradicción se agudiza. Así es comprobado por el índice
de movilidad urbana comparada, medido en una escala de 0 a 4, el
218
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
53
Se podría argumentar que los suburbios –y, con ellos, las dificultades de transporte–
existen en todas partes. Sin embargo, las implicaciones son diferentes según estemos
hablando del capitalismo central o del capitalismo dependiente. Para construir sus
high roads y sus Autobahn, ni los Estados Unidos, ni Alemania dejaron de construir lí-
neas de tren para el transporte de pasajeros y también de carga. Y comparando países
de gran extensión territorial, se constata que la participación del modal ferroviario en
la matriz de transporte es relativamente menor en economías dependientes. Mientras
que en Brasil e India es, respectivamente, de 25 % y 36 %, la participación de los trenes
en la matriz de transporte es del 45 % en USA, 46 % en Canadá, 53 % en Australia,
60 % en China y 88 % en Rusia (Participação na matriz de transportes, 2010). Estas
cifras demuestran hasta qué punto, en las economías dependientes, va la contradic-
ción de valor intersectorial pendiendo en favor del subsector IIb, representado por
una rama como la industria automovilística y el modal de transporte materializado
por ella: incluso la infraestructura de transporte ferroviario, que compone el sector I
como elemento del capital constante, es negativamente determinada, para favorecer
el complejo automovilístico y el modal carretero en el transporte de cargas, el cual
de manera comprobada posee menor productividad y costos más elevados, más allá
de traer implicaciones para la cuestión de la movilidad urbana –sin mencionar los
problemas ecológicos provocados.
220
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
Nótese que el proceso que tomó menos de cinco años en los Estados
Unidos, en el capitalismo brasileño tomó veinte años. Este es tam-
bién un indicador del tiempo de existencia suntuaria de los bienes.
221
Mathias Seibel Luce
Así, vemos que la segunda escisión está marcada por la relación nega-
tivamente determinada de la función IIb que surge en la industria-
lización dependiente. La conclusión que se extrae de esto es que, si
por un lado, la contradicción entre producción y realización es una
característica permanente en el curso de la sociedad capitalista, po-
niéndose y reponiéndose cíclicamente, se manifiesta, por otra parte,
de manera particular según se trate de las economías centrales o de
las economías dependientes.
222
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
223
Mathias Seibel Luce
54
Aunque su peso no se destaque en la composición sectorial del PIB, su efecto será
el de no transferir a los precios de los demás bienes las ganancias de productividad
en la misma proporción que ocurriría si fueran mercancías de IIa o de I que produce
para IIa. Y, considerando el capitalismo dependiente, en el que el tiempo de existencia
suntuaria de los bienes es más elevado, la velocidad a la que los precios de IIb podrán
influir en I y IIa será aún menor. Esto termina reforzando la fijación de la plusvalía
extraordinaria en el subsector IIb.
55
“Esto se debe al hecho de que, en la medida en que el proceso de industrialización
en los países dependientes se produce en una etapa en que esta [la integración mo-
nopolista da economía mundial] ya ha alcanzado altos niveles de desarrollo, en otros
países, la industrialización no puede seguir un curso natural gradual y paulatino de
desarrollo de las fuerzas productivas en el nivel nacional y prescindir de las tecnolo-
gías más avanzadas logradas en otras partes […]. Para poder comprender el proceso de
reproducción dependiente es necesario, pues, partir de esto que caracteriza su especi-
ficidad: o sea del hecho de que la acumulación sólo se puede realizar en la medida en
que las necesidades de maquinarias y materias primas que producen los productos
del sector 2 (bienes de consumo) sean satisfechas por el sector 1 (bienes de capital)
de las economías en donde este se ha desarrollado […]. Es esta estrecha vinculación y
dependencia de la industrialización de los países dependientes de la industria de los
países capitalistas desarrollados la que define su carácter limitado, vulnerable y la
hace por lo mismo permeable a la penetración del capital extranjero” (Bambirra, 1974,
pp. 100-101).
224
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
Las estimaciones de las Naciones Unidas nos dan una idea de ello. En
1972, el 43 por ciento de la población latinoamericana, equivalente a
118 millones de personas, se encontraba en situación de “pobreza”; es
decir, tenía ingresos inferiores a 180 dólares anuales. Un escalón más
abajo, 73 millones de personas, que representaban un 27 por ciento
de la población total, percibían ingresos inferiores a 90 dólares al
año y vivía en situación de “indigencia”. En otras palabras, sólo un
30 por ciento de los latinoamericanos participa de alguna manera y
en algún grado de los frutos del patrón de desarrollo capitalista que
se nos ha impuesto (Marini, 1981b).
225
Mathias Seibel Luce
56
“De hecho, las similitudes aparentes de la economía industrial dependiente con la
economía industrial clásica encubrían profundas diferencias, que el desarrollo capi-
talista acentuaría en lugar de atenuar. La reorientación hacia el interior de la deman-
da generada por la plusvalía no acumulada implicaba ya un mecanismo específico de
creación del mercado interno radicalmente distinto del que operaba en la economía
clásica y que tendría graves repercusiones en la forma que asumiría la economía in-
dustrial dependiente” (Marini, 1973, p. 57).
226
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
227
Mathias Seibel Luce
57
Estos casos consisten, respectivamente, de los países Tipo B y Tipo A, en la tipología
de la industrialización dependiente de Bambirra (1974).
228
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
Bibliografía
229
Mathias Seibel Luce
Campi, Daniel (2004). La evolución del salario real del peón azu-
carero en Tucumán (Argentina) en un contexto de coacción y sa-
lario “arcaico” (1881-1893). En América Latina en la Historia Econó-
mica, (22), 105-128.
230
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
231
Mathias Seibel Luce
Hutman, John (1978). British meat imports in the free trade era.
Agricultural History, 52(2), 247-262.
232
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
233
Mathias Seibel Luce
234
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
235
Mathias Seibel Luce
Topik, Steven (2004). The world coffee market in the eighteenth and
nineteenth centuries, from colonial to national regimes. Department
of History. University of California. Working Paper n.º 04/04.
http://www.lse.ac.uk/economicHistory/Research/GEHN/GE-
HNPDF/WorkingPaper04ST.pdf
Van Zanden, Jan Luiten (1991). The first green revolution: the
growth of production and productivity in European agriculture,
1870-1914. Economic History Review, 44(2), 215-239.
236
La escisión en las fases del ciclo del capital ...
237
La superexplotación del trabajo
en las mediaciones de segundo orden
de Mészáros
Adrián Sotelo Valencia
239
Adrián Sotelo Valencia
240
La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
Además de que resulta falso que Marini sustente en sus textos la tesis
de la “imposibilidad de la expansión capitalista en la periferia”, en el
siguiente párrafo el autor desnuda el sociologismo que es propio de
la perspectiva teórica de Cardoso con la cual tilda de “economicista”
a la TMD de Marini:
Los autores de las Desventuras se darán cuenta, ahora, que hacer re-
verencias a la lucha de clases no es la panacea para los problemas
del conocimiento (menos aun cuando ésta es olvidada en la primera
ocasión que se presenta, en favor de proposiciones tautológicas que
la excluyen) y que las cuestiones que los preocupan en este apartado
se rigen por leyes económicas objetivas, que la CEPAL nunca fue capaz
de formular. El enfoque sociologista, por atractivo que parezca, no
nos permitirá jamás saber por qué la clase obrera de los países capi-
talistas avanzados ha podido librar su lucha de clase con mejores re-
sultados que la de las economías capitalistas dependientes (Marini,
1978, p. 71).
241
Adrián Sotelo Valencia
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La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
243
Adrián Sotelo Valencia
245
Adrián Sotelo Valencia
mirar el mundo como un todo indiviso, en el que todas las partes del
universo, incluyendo el observador y sus instrumentos, se fusionan
y se unen en una totalidad. En esta totalidad, la fragmentación y la
totalidad de la forma atomista de la percepción es una simplificación
y una abstracción, válida sólo en un contexto limitado (Bohm, 1980,
pp. 13-14).
246
La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
248
La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
[A] través de las mediaciones de segundo orden del capital cada una
de las formas primarias se ve alterada más allá de cualquier recono-
cimiento a fin de satisfacer las necesidades autoexpansionistas de un
sistema de control metabólico social fetichista y alienante, que debe
subordinar absolutamente todo al imperativo de la acumulación de
capital (Mészáros, 2001, p. 159).
249
Adrián Sotelo Valencia
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La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
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Adrián Sotelo Valencia
252
La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
La categoría Sft
Categoría Atributo
Sustancia Explotación redoblada, articulación de formas de
explotación
Cantidad Tiempo
Cualidad Constituyente
Relación Ciclo del capital
Lugar Imperialismo-dependencia-periferia
Tiempo Permanente-Estructural
Posición Régimen
Posesión Dominante
Fuente: elaboración propia.
253
Adrián Sotelo Valencia
Conclusión
Bibliografía
255
Adrián Sotelo Valencia
256
La superexplotación del trabajo en las mediaciones de segundo orden de Mészáros
Mészáros, István (2001). Más allá del capital. Hacia una teoría de la
transición. Caracas: Vadell Hermanos Editores.
257
Adrián Sotelo Valencia
258
La teoría marxista de la dependencia
a la luz de Marx y del capitalismo
contemporáneo1
Carlos Eduardo Martins
Presentación
1
Version traducida, revisada y actualizada del artículo publicado en portugues en la
revista Cadernos de Recursos Humanos, 31(84). Traducción de Tamara Lajtman Bereicôa.
259
Carlos Eduardo Martins
2
El concepto de superexplotación del trabajo apareció también embrionariamente
en Subdesarrollo y revolución (1968) y de forma más destacada en La acumulación capi-
talista dependiente y la superexplotación del trabajo (1972), resultado de su intervención
en el encuentro de economistas latinoamericanos e italianos en Roma.
260
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
263
Carlos Eduardo Martins
264
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
Críticas y debates
266
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
3
Según Cardoso y Serra, el intercambio desigual se expresa en los diferenciales de
productividad entre los sectores exportadores de la periferia y del centro, en bene-
ficio de este, sin impactos en la variación de los precios de las mercancías de ambas
regiones; el deterioro de los términos de intercambio implica no solo diferenciales de
productividad en favor del centro, sino de precios, afectándolos negativamente en la
periferia, sin alterarlos en los centros (Cardoso y Serra, 1978).
268
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
4
Cardoso y Serra confunden la elevación de la productividad con la plusvalía re-
lativa, sin cuestionar cómo afecta el grado de explotación en la economía, el valor
de los bienes-salarios y se articula con la demanda. Mantega también lo hace y cita
Desventuras para afirmar: “Aquí los datos son aún más elocuentes, pues muestran que
la productividad industrial (no distribuida a los trabajadores), representando la plus-
valía relativa, creció de 1959 a 1970 el 75 % [...] y la caída del salario real fue de 35 %”
(Mantega, 1984, p. 271).
5
La influencia de Cardoso y Serra (1978), en Brasil, en la lectura de los textos de
Marini y de la vertiente marxista de la dependencia está presente en textos como los
de Luiz Carlos Bresser Pereira (1982), Guido Mantega (1984) y Lídia Goldenstein (1994).
269
Carlos Eduardo Martins
6
Posición similiar presenta Hector Diaz Polanco en sus comentarios al artículo de
Marini, El ciclo del capital en la economía dependiente (1979).
270
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
7
Ver de José Valenzuela Feijóo, Sobrexplotación y dependencia (1997), publicado me-
ses después de la muerte de Marini. Entre los extraños errores de interpretación del
pensamiento de Marini, se le atribuye la afirmación de que los países de la periferia
poseen una tasa de plusvalía superior que las del centro y que en estos últimos hay
un nivel mayor de superexplotación del trabajo, formulaciones totalmente exógenas
al pensamiento del autor.
271
Carlos Eduardo Martins
8
La contraposición de los términos superexplotación de la fuerza de trabajo/trabajo
nos parece equivocada y poco dialéctica en términos formales, y además restringe el
alcance del fenómeno apuntado por Marini. El teórico de la dependencia brasileño
utiliza ambas nomenclaturas, con predominio de la segunda. Marx se refiere tanto
a la explotación de la fuerza de trabajo asalariada y del trabajador, que es su propie-
tario, como a la explotación del trabajo asalariado en El Capital. La explotación del
trabajo asalariado es un tipo de explotación especifica que implica la explotación de
la fuerza de trabajo del trabajador. Sin embargo, la explotación del trabajo asalariado
por el capital es también la explotación entre sujetos, lo que implica una ideología de
objetificación y reducción de los trabajadores a fuerza de trabajo, así como resistencia
de estos y lucha de clases. La superexplotación del trabajo no se restringe a la forma
asalariada, pudiendo incluir, segundo Marini, formas semiserviles y incluso esclavas,
en ciertas situaciones, donde exista gran oferta de personas para reposición, o en el
caso del esclavismo contemporáneo, de los siglos XX y XXI, que no es mediado por un
mercado internacional de venta de esclavos y no exige el dispendio de grandes fondos
de capital para quien usa trabajo en condiciones análogas a la esclavitud.
272
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
275
Carlos Eduardo Martins
9
En cuanto a la renta per cápita PPP, años de escolaridad y jornada de trabajo (JT),
Brasil, México, Argentina y Chile tenían en relación a los Estados Unidos los siguien-
tes valores, en 2015: Brasil tenía el 59 % de la escolaridad de los Estados Unidos, el
27,5 % de la renta per cápita y la misma JT; México, 65 % de la escolaridad, 33,5 % de la
renta per cápita, y 27 % más de horas trabajadas; Argentina, el 75 % de la escolaridad
y el 36 % del ingreso per cápita, sin diferencias de JT; y Chile, 74,4 % de la escolaridad,
41,7 % del ingreso per cápita y 13 % a más en JT (PNUD, 2018; Conference Board Total
Economy Database, 2017).
277
Carlos Eduardo Martins
10
Marini señala que la clave para las transferencias de plusvalía y para los diferencia-
les de salario en la economía mundial capitalista son las asimetrías de productividad
oriundas de los monopolios tecnológicos y no la restringida circulación internacional
de fuerza de trabajo, como quieren autores como Samir Amin (1993) o Claudio Katz
(2018).
278
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
11
Andy Higginbottom (2010) propone describir la superexplotacion como una tercera
categoría de generación de plusvalía, al lado de la plusvalía relativa y de la absoluta.
La proposicion del autor es interesante, sin embargo, la superexplotacion de la fuerza
de trabajo incluye en una de sus modalidades la plusvalía absoluta, no separándose
radicalmente de ella.
279
Carlos Eduardo Martins
12
Marcelo Carcanholo tiene razón en cuestionar la intensidad del trabajo como for-
ma de plusvalía relativa (Carcanholo, 2017). Además, la hipótesis de Marini de que el
aumento de la intensidad de trabajo al generalizarse, sin la remuneración equivalen-
te, crea un nuevo eje de valor de la fuerza de trabajo, afectando los dos tiempos de la
jornada de trabajo, entra en contradicción con la tesis inherente a la superexplota-
ción de que los precios de la fuerza de trabajo están sistemáticamente por debajo del
valor.
280
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
13
Argentina y Uruguay se convirtieron en los países con mayor consumo per cápita
de carne bovina del mundo en la primera mitad del siglo XX. El consumo per cápita
anual de carne en Argentina saltó de 56,1 kg, en los años 1914-1919, a 87,9 kg, en los
años 1950-1959. Entre 1914-1919, las exportaciones superaban el consumo interno, con
590.000 toneladas exportadas y 460.000 consumidas internamente, pero a partir de
los años 1920, el consumo interno se convirtió en el eje dinámico (Guadagni, 1964).
281
Carlos Eduardo Martins
283
Carlos Eduardo Martins
14
Si comparamos los niveles de renta per cápita de Brasil, Argentina, México y Chile
en relación a los Estados Unidos, tendremos los siguientes resultados: Brasil/Estados
Unidos: 1950: 25,5 %; 1980: 39,9 %; 2003: 24,8 %; 2013: 30 %; 2017: 25,7 %; Argentina/
Estados Unidos: 1950: 61,7 %; 1980: 52,2 %; 2003; 28,7 %; 2013: 37,5 %; 2017: 34,2 %;
México/Estados Unidos: 1950: 35 %; 1980: 48,9 %; 2003: 32,6 %; 2013: 33,9 %; 2017: 33,5 %;
y Chile/Estados Unidos: 1950: 38,5 %; 1980: 30,1 %; 2003: 33 %; 2013: 42,5 %; 2017: 41,3 %.
Cálculos del autor (Conference Board Total Economy Database, 2018) (Martins, 2022).
286
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
15
Entre 1992-1998, período cíclico de boom de ingresos de capital extranjero, estos
superaron las salidas en forma de remesas de beneficios, intereses y otros servicios
no factoriales en 27 mil millones de dólares, mientras que la balanza comercial fue
negativa en 89 mil millones de dólares. Entre 2010-2014, nuevo período de boom de
ingresos de capital extranjero, las salidas los superaron en unos 34 mil millones y la
balanza comercial fue positiva en 136 mil millones (CEPALSTAT, 2018).
287
Carlos Eduardo Martins
291
Carlos Eduardo Martins
Bibliografía
292
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
CEPALSTAT. http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/Portada.html
293
Carlos Eduardo Martins
294
La teoría marxista de la dependencia a la luz de Marx y del capitalismo contemporáneo
295
Carlos Eduardo Martins
PNUD. http://hdr.undp.org/en/content/human-development-
index-hdi.
296
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad
o capa adicional de la dependencia?
Patrick Galba de Paula
Introducción
297
Patrick Galba de Paula
1
La suma de capital constante más capital variable. Para que sea posible desarrollar
el argumento como nos proponemos a lo largo de este texto, dentro de las limitacio-
nes de espacio, se optó por evitar explicaciones introductorias sobre la teoría marxis-
ta del valor o incluso sobre la teoría marxista de la renta. A medida que las categorías
teóricas son citadas, se harán referencias a otros trabajos donde pueden encontrarse
estas explicaciones introductorias.
2
Para una exposición profundizada sobre la determinación del valor social, ver De
Paula (2021, pp. 145-159). Sobre las categorías valor comercial (o de mercado –Vm–; va-
lor comercial y valor de mercado son sinónimos que aparecen respectivamente en las
traducciones portuguesa y española de Marx), precios de producción (PP) y precios de
producción de mercado (PPm), ver De Paula (2022: capítulo 3).
298
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
3
El estudio que más profundiza en la noción de desarrollo en la obra de Marx fue
realizado por Bonente (2011). Ver también Lukacs (2009, pp. 237-238) y De Paula (2015).
301
Patrick Galba de Paula
4
Este trabajo constituye una tesis doctoral en economía, en la Universidad Autónoma
de México (UNAM), que tuvo como orientador al propio Marini.
5
Recapitulando: en los sectores generadores de renta (SGR), la determinación de los
precios y del valor no se da por las condiciones medias de productividad, sino por los
capitales que operan en las peores condiciones en las cuales todavía es posible lograr
304
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
la tasa general de ganancias (después de deducidos todos los costes con capital cons-
tante, capital variable y al menos un pago mínimo de arrendamiento). Las principales
formas de renta de la tierra son la renta diferencial (relacionada a los diferenciales de
fertilidad de la tierra, o a los diferenciales de inversiones de capitales) y la renta abso-
luta, relacionada a un valor mínimo de arrendamiento que los propietarios de tierra
exigen para permitir su utilización en la producción. Una explicación más detallada
de la teoría marxista de la renta de la tierra se puede ver en De Paula (2020, cap. 5).
305
Patrick Galba de Paula
6
Para una revisión de este tipo de abordaje, ver a Ruccio y Simon (1986). Para una crí-
tica de la falta de consideración de la centralidad de la teoría del valor en los debates
sobre desarrollo, ver De Paula (2015). Una “escuela de los modos de producción” de
características semejantes se desarrolló también en el debate marxista de India. Ver
a Patnaik (1990).
307
Patrick Galba de Paula
7
Una lectura crítica de este aspecto de la obra de Laclau puede ser vista en Carrera
(2017).
308
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
8
Caligaris (2016, pp. 56-61).
309
Patrick Galba de Paula
310
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
311
Patrick Galba de Paula
9
Es curioso notar que el mismo Carrera (2013) desarrolla un interesante análisis me-
todológico sobre el problema del punto de partida en la obra de Marx, apuntando que
dentro del método marxista de reproducción de lo concreto en el pensamiento (con-
creto pensado) la cuestión del punto de partida (en el caso de El Capital, la mercancía)
presenta un carácter necesario, y no contingente (Carrera, 2013).
314
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
315
Patrick Galba de Paula
Esta modalidad es semejante a aquellas descritas por Ball (1986) como “renta de
10
monopolio II” y por Carrera (2017) como “renta de simple monopolio”. Un análisis
más pormenorizado de esta modalidad de renta puede ser visto en De Paula (2020).
319
Patrick Galba de Paula
11
Recapitulando: el valor de las mercancías agrarias (valor de mercado –Vm) puede
ser expresado por la fórmula Vm = cr + vr + m’vr, donde cr y vr son los gastos con capital
constante y capital variable de los capitales reguladores de cada sector, y m’ es la tasa
de plusvalía (nacional). Esta categoría expresa la producción, es decir, cuánto valor
fue producido con el empleo de determinado capital o en determinado sector. Los
precios de mercado en los SGR, por otro lado, oscilan en torno a los llamados a precios
de producción de mercado (PPm), que pueden ser descritos por la fórmula: PPm = cr +
vr + l’(cr+vr) + rA, donde, además de las variables ya mencionadas, l’ representa la tasa
general de ganancias, y rA es la renta absoluta. El PPm expresa la apropiación en los
SGR. Una explicación más detallada puede ser vista en De Paula (2020, pp. 284-297).
320
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
12
Aquí hay una excepción, ya que la renta de monopolio especial puede ser parcial-
mente interna al sector en cuestión, y solo parcialmente externa, si el PPm menos
las ganancias excedentes (precio directo de producción) no es superior al valor de
mercado. Para más detalles sobre este punto, ver De Paula (2020).
321
Patrick Galba de Paula
13
Una de las principales líneas de ataque a la teoría de la renta de la tierra elaborada
por Marx se apoya justamente en este aspecto de la composición del capital agrario,
identificado como lo más débil por los críticos. En general, esta crítica se basa en una
confusión (que Carrera también comete): los críticos de Marx entienden como una
conclusión de su teoría de la renta absoluta que todo el capital agrario necesitaría te-
ner su composición (relación entre capital constante y capital variable –c/v) más baja
de lo que la composición del capital social medio para que esta modalidad pudiese
existir. En verdad, la conclusión de la teoría de la renta absoluta de Marx es que los
capitales reguladores de los precios (aquellos que operan en las peores condiciones y
que pagan la renta absoluta) necesitan tener su composición abajo de la composición
media. Para una discusión profundizada de este punto y una demostración de la va-
lidez de la conclusión de la teoría de la renta absoluta de Marx, ver De Paula (2020).
322
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
14
Una discusión profundizada de las dificultades de Carrera en este tema puede ser
vista en De Paula (2020).
323
Patrick Galba de Paula
que toda la renta agraria en los peores terrenos tendría origen mono-
polista –incluso cuando la agricultura es uno de los sectores menos
monopolizados de toda la economía capitalista. Una demostración
de que la agricultura presenta precios monopolistas dependería de
una comparación entre los precios comerciales agrarios y el valor de
las mercancías agrarias, algo que Carrera no presentado en ningún
lugar de su obra.
Con relación al segundo aspecto, es necesario hacer una media-
ción: aunque Carrera no parezca tener razón sobre la imposibilidad
de la existencia, en general, de la renta absoluta, si analizamos la
constitución de los precios en el mercado mundial, percibiremos
que solo en los países donde se localizan los capitales reguladores de
cada sector existirán las condiciones para el surgimiento de la ren-
ta absoluta. En los países donde la productividad agraria es de nivel
más alto, la mayor parte de la renta de la tierra (o incluso su totali-
dad) tendrá el carácter de renta diferencial.
En suma, Carrera parece estar equivocado en lo que respecta a la
imposibilidad de que exista la renta absoluta en el capitalismo con-
temporáneo, pero la relevancia de esta cuestión para la periferia ca-
pitalista puede no ser tan significativa, dado que esta modalidad de
renta en el mercado mundial está más presente en los países donde
se encuentran los capitales reguladores de cada sector, que en gene-
ral son aquellos donde se localizan los principales mercados consu-
midores.15 De todos modos, lo fundamental aquí es que Carrera no
es capaz de demostrar que los precios en la agricultura son, en general,
precios de monopolio. Solo esta demostración permitiría al autor lle-
gar a la conclusión de que en los SGR predomina la forma de renta de
15
Carrera no puede percibir esto porque no tiene consideración del problema de la
operación del valor a nivel internacional, es decir, una rebaja del nivel de abstracción
para considerar la existencia de fronteras nacionales desde el punto de vista de las
categorías teóricas. Todo el esfuerzo de Carrera en el tema de la renta absoluta es
superfluo y podría haberse evitado si se tiene en cuenta la noción de renta absoluta
nacional desarrollada por Carcanholo, en la que se muestra que toda renta en países
dependientes tiene el carácter de renta diferencial (excepto en los casos en que estos
países tengan el capital regulatorio de un determinado sector en su territorio).
324
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
326
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
327
Patrick Galba de Paula
16
Marx describe claramente el valor de mercado como una categoría de producción:
“para que una mercancía sea vendida por su valor de mercado, esto es, en proporción
al trabajo socialmente necesario en ella contenido, el quantum global de trabajo social
que es empleado en la masa global de esta especie de mercancía tiene de correspon-
der al quantum de la necesidad social de ella, esto es, de la necesidad social solvente”
(Marx, 1983, III-1, p. 148; traducción del autor). Ver también: Marx (1983, III-2).
17
Para un análisis crítico de la lectura fisiológica de la teoría del valor-trabajo, ver De
Paula (2021).
328
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
haremos tan solo una ilustración18 teórica del tipo de desarrollo que
permitiría este abordaje.
Imaginemos que cierto capital regulador “A” (aquel que opera en
las peores condiciones capaces de lograr la tasa general de ganancias
y pagar la renta absoluta) que produce determinada mercancía agra-
ria se divida en $5.000,00 de capital constante y $5.000,00 de capital
variable (composición 50/50), y que la tasa de plusvalía en este país
es del 100% (o = 1). En este caso, el valor de las mercancías producidas
por este capital sería de $15.000,00 (c + v + m). Suponiendo adicional-
mente que la unidad de la mercancía (la saca) en cuestión tenga su
precio de mercado en $41 (la saca), que la productividad por hectárea
sea de 310 sacas, y que la tasa de ganancias sea del 20%, el precio de
producción de mercado (PPm) total del producto logrado por cada
hectárea, corresponde a $12.710,00 (considerando también la renta
absoluta de $710 por hectárea). Por lo tanto, incluso considerando la
renta absoluta, aún subsistiría en el caso del ejemplo un excedente
del valor sobre el precio de producción de $2.290,00 (para cada ha).
El valor unitario de la saca sería, por lo tanto, de aproximadamente
$48,39 (= 15.000 ÷ 310).
Ahora, consideremos adicionalmente que este sector produjo un
total de 2.250 unidades de mercancía (sacas). Si consideramos el va-
lor de todo el producto del sector teniendo por base su valor de mer-
cado, que es regulado por el capital A, tenemos un valor de mercado
total de aproximadamente $108.877 (= Vi del capital regulador x total
del producto = 48,39 x 2.250). En este caso, el valor de mercado total
del producto sería superior a su precio total ($104.960,00), de modo
que sería posible afirmar que todo el valor apropiado en el sector fue
creado internamente por el trabajo en él empleado (habiendo incluso un
excedente de $3.917 de valor potencialmente producido, pero no rea-
lizado en el sector).
18
Esta ilustración sigue, en líneas generales, el ejemplo más sucinto que aparece en
De Paula (2020, pp. 309-310). En el caso de Carcanholo (1984), este tipo de abordaje
envuelve obviamente mayor complejidad y rigor.
329
Patrick Galba de Paula
330
Renta de la tierra y TMD: ¿incompatibilidad o capa adicional de la dependencia?
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Patrick Galba de Paula
19
Tratamos aquí de la relación entre el valor total producido y apropiado, y no entre
la plusvalía total, de un lado, y la suma entre ganancias y plusganancias totales, del
otro. El segundo tipo de comparación no tendría sentido alguno en el caso de la renta
diferencial, razón por la cual Marx habla de la renta agraria como un falso valor so-
cial, o sea, un valor que no existiría en el caso de que los precios en los SGR fuesen re-
gulados de la misma forma que en los NGR. Es tratando esta cuestión que Carcanholo
(1982; 1984) desarrolla la categoría “generación” de plusvalía, que sustituiría la noción
de producción en lo que respecta a la renta diferencial.
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20
Una profundización acerca este aspecto de la teoría de Marx sobre la renta de la
tierra puede ser visto en De Paula (2020, pp. 258-260, 299-305) y en Harvey (2007,
pp. 362-366).
21
Las excepciones aquí aparecerían justamente en aquellos SGR donde la rigidez de la
demanda permitiría el surgimiento de precios de monopolio especial, como posible-
mente la exploración de petróleo y ciertos sectores de la minería.
337
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Consideraciones finales
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Bibliografía
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Patrick Galba de Paula
342
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Murray, Robin (1977). Value and Rent (part I). Capital & Class, 1(3),
100-122.
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Ruy Mauro Marini y el método:
la impronta de Marx
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
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Juan Cristóbal Cárdenas Castro
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Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
1
Desde su aparición, la obra ha sido objeto de discusión. Cf. Cardoso (1972), Cueva
(1974), Cardoso y Serra (1978), Dussel (1988), Valenzuela (1997) y Katz (2018), entre
otros.
2
Cf. Entre otras, Osorio (2016), Svampa (2016), Carcanholo (2017), Wasserman (2017),
Seibel Luce (2018), Sotelo (2018 y 2021), Kohan (ed.) (2022).
347
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
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Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
351
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
produce. Una paradoja que requiere ser explicada. ¿Cuáles son las
causas que explican ese hecho económico? ¡He ahí la pregunta que
buscó dilucidar la intelectualidad crítica latinoamericana!
La intervención de Marini en el debate se nutrió de la mirada de
Marx para analizar precisamente ese hecho económico contemporá-
neo. Y lo hizo adoptando el punto de vista de la lucha de clases o, más
abiertamente aún, buscando coadyuvar a la lucha del proletariado
para romper los grilletes de la esclavitud moderna.
Entre otras razones, fue la asfixiante estructura del subdesarrollo
–y de la dependencia– la que llevó a la joven intelectualidad crítica re-
volucionaria de la región a emprender un programa de investigación
sobre la naturaleza y causa del subdesarrollo –y de la dependencia– de
nuestros países, con el objeto de “destruir esa formación monstruosa
que es el capitalismo dependiente” (Marini, 1973c, p. 77). Se trata de
un punto de vista diferente al de la economía política del desarrollo
y del subdesarrollo que, con sus teorías y políticas, lejos de abrir su-
puestas “vías al desarrollo”, contribuyó aún más, de acuerdo con la
fórmula de André Gunder Frank (1967), al desarrollo del subdesarrollo.
Si bien fue el cuestionamiento a las teorías y políticas del desarro-
llo lo que puso en el centro de la discusión el concepto de dependen-
cia, ese cuestionamiento no se alcanzó a través de un único camino.
De ahí que, en principio, sea preciso hablar de teorías (en plural) de la
dependencia, pues hubo varias vertientes que teorizaron y debatieron
sobre la cuestión de la dependencia, al punto de que muy pronto se
evidenció una profunda ruptura en el naciente dependentismo.
En su Memoria (1990), Marini se opuso a las interpretaciones ge-
neralmente admitidas sobre el origen de la teoría de la dependen-
cia, que la consideraban “un subproducto y alternativa académica a la
teoría desarrollista de la CEPAL”. A no dudarlo, esta es, en todo caso,
una de sus raíces. El aporte teórico realizado por intelectuales como
Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, entre otros, da cuenta
de esa variante. Ahora bien, la crítica a la teoría desarrollista de la
CEPAL encuentra raíces, también, en las concepciones de la nueva
izquierda brasileña. Al respecto, Marini (1990) explica que:
352
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
353
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
punto que uno de los pioneros del giro dependentista, Fernando Hen-
rique Cardoso (1972) acusó recibo inmediato de la crítica de su colega
brasileño, inaugurando una disputa teórico política de envergadura
que dio lugar, como ya señalábamos, a una escisión del dependentis-
mo entre aquellos que discursivamente comenzaron a tomar cada
vez mayor distancia de la apuesta por formular una teoría de la de-
pendencia y quienes reivindicaron, sin ambages, la necesidad de una
teoría marxista sobre la cuestión.3
Si bien Marini había esbozado previamente varias de las inquie-
tudes teóricas que aborda en Dialéctica de la dependencia, no fue sino
en esa obra donde sus planteamientos alcanzaron suficiente clari-
dad y profundidad argumentativa. Se trata de su segundo libro, pues
el primero fue publicado al final de su primer exilio, en México, y
recibió por título Subdesarrollo y revolución (1969). Los dos trabajos
se enmarcan en “la larga década revolucionaria” que se abrió con el
triunfo de la Revolución cubana en 1959 y que se cerró en 1973 con el
golpe militar en Chile (Vasconi, 1996). En el terreno teórico, esa dé-
cada, como ya apuntábamos, tuvo un punto de inflexión en torno
al giro dependentista de 1967, acontecido en el marco de un ciclo de
ascendente movilización sociopolítica.4
3
Tras el golpe cívico-militar de 1973 en Chile, esa escisión se profundizó, alcanzando
uno de sus puntos más álgidos en el debate que en 1978 Ruy protagonizó con Cardoso
y Serra. Cf. Cardoso y Serra (1978) y la respuesta de Marini (1978).
4
Que en México se expresó, entre otros, en la insurgencia armada que, desde media-
dos de la década de los sesenta, en el estado de Guerrero, tuvo como protagonistas a
Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, así como el movimiento estudiantil que en octu-
bre de 1968 fue ahogado por las balas en la fatídica noche de Tlatelolco (Poniatowska,
1971). La gesta cubana y las luchas que por doquier se desplegaban a lo largo y an-
cho de América Latina, de la mano de dirigentes como César Montes y Yon Sosa
en Guatemala, Camilo Torres Restrepo y Pedro Antonio Marín Marín (“Tirofijo”) en
Colombia, Douglas Bravo en Venezuela, Ernesto “Che” Guevara en Bolivia, Carlos
Fonseca Amador en Nicaragua, Raúl Sendic en Uruguay, por señalar solo a algunos,
eran testimonio de la actualidad de la revolución.
354
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
De Subdesarrollo y revolución…
5
Extracto de una carta que el revolucionario cubano le dirigiera en 1964 a José
Medero Mestre, quien discrepaba de un artículo publicado en la Revista Económica
Nuestra Industria que defendía la no utilización de métodos capitalistas para mejorar
la eficiencia socialista en el manejo de las fábricas. Y es que de acuerdo con Guevara:
“Vencer al capitalismo con sus propios fetiches a los que se les quitó su cualidad mágica
más eficaz, el lucro, me parece una empresa difícil” (Guevara, 1964; cursivas añadidas).
355
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
6
Es del todo probable que el título de este ensayo haya surgido a la luz del estudio
(aún inédito) de F. H. Cardoso y E. Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina
(1967), que Ruy ya había leído y al que alude en la nota 1 ([1969] 1971, p. 4) del texto con
el que abre su libro, publicado previamente en la revista Tricontinental. Cf. Marini
(1968). Tanto el ensayo de Cardoso y Faletto como el de Ruy fueron publicados en 1969
en México por Siglo XXI Editores.
356
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
… a Dialéctica de la dependencia
7
Consideramos que fue el influjo de la obra de Celso Furtado, particularmente de su
ensayo Dialéctica del desarrollo (1965), lo que llevó a Ruy a decidir el título de su segun-
do ensayo. El apartado I del libro de Furtado “Reencuentro de la dialéctica” es referido
en Subdesarrollo y revolución (1969), nota 21, p. 114, pero ya antes Ruy había realizado
una reseña del libro de Furtado, donde destacaba la sólida formación económica y
política del economista brasileño y apreciaba que, en cuanto analista, era “capaz de
manejar el método dialéctico con mucho más desenvoltura que la mayoría de los inte-
lectuales latinoamericanos que se autodenominan marxistas” (Marini, 1965a, p. 213;
énfasis añadido). Cf. Cárdenas-Castro (2018).
357
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
8
Al modo en que Marx escribió una Introducción a la crítica de la economía política
(1857).
9
Y que habían titulado: “Acumulación de capital, relaciones de clase y estructuras
políticas en condiciones de subdesarrollo”. Cf. Cárdenas-Castro y Seabra (2022).
10
Cabe indicar que Marx ([1867] 1962) utiliza las expresiones alemanas erhöhte
Exploitation des Arbeiters (“aumento de la explotación del trabajador”), gesteigerter
Ausbeutung der Arbeitskraft (“explotación acrecentada de la fuerza de trabajo”) y ges-
teigerter Exploitation (“aumento de la explotación”). Ciertas ediciones castellanas de
358
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
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Juan Cristóbal Cárdenas Castro
12
Para una trascripción de la versión original de este documento, véase Marini (1973b).
360
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
13
Estos son: 1) La integración al mercado mundial, 2) el secreto del intercambio des-
igual, 3) la superexplotación del trabajo, 4) el ciclo del capital en la economía depen-
diente, 5) el proceso de industrialización y 6) el nuevo anillo de la espiral.
361
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
14
Desde entonces asistimos a la profundización de la división internacional del
trabajo, que especializó a los países industriales como productores mundiales de
362
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
363
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15
Cabe señalar que los tres mecanismos excluyen el aumento de la fuerza productiva
del trabajo.
16
Es decir, capital variable + plusvalor. El capital variable corresponde a la parte de
capital que se invierte en fuerza de trabajo. El plusvalor corresponde al incremento
o excedente de valor que queda después de cubrir el valor primitivo desembolsado.
365
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17
Que la fuerza de trabajo se compra y se vende a su valor.
366
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367
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18
En este grupo se incluye a: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Paraguay,
Perú, República Dominicana y Uruguay. Cf. OIT (2022, p. V, nota 2).
19
Cabe decir que el deterioro de la productividad laboral en la gran mayoría de los
países de América Latina y el Caribe se ha profundizado con la crisis económica deri-
vada de la pandemia del COVID-19.
369
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20
Para hacerse una idea de lo que representa esa sangría, cabe indicar que hacia 2018
el gobierno de China había invertido aproximadamente 360 mil millones de dólares
en su sistema entero de ferrocarriles de alta velocidad, que abarca 22 mil kilómetros
(Sulbarán, 2018). Otro ejemplo de lo anterior es la industria del litio en Chile, que vie-
ne apostando por la incorporación de tecnologías de punta para el proceso extractivo
de este metal (Bnamericas, 2019; SQM, 2022).
21
Otro informe de la OIT, de 2018, establece que en las subregiones de Asia Meridional
y Asia Oriental el tiempo de trabajo semanal alcanza el promedio más alto, 46,6 y
46,3 horas respectivamente, seguido de los Estados árabes, de 45,8 horas (OIT, 2018a).
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los
horarios laborales legales de los treinta y cuatro países miembros son, en promedio,
40 horas semanales. En ese grupo, Chile es el antepenúltimo con mayor carga de tra-
bajo horaria (45 horas), antecedido por Colombia y México (con 48 horas cada uno)
(Hermosilla, 2022).
370
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
22
Un estudio de la OIT (2021) señala que el número de personas que trabajan 55 o más
horas de trabajo en el mundo ha aumentado con el paso del tiempo, hasta alcanzar
un número estimado de 479 millones de trabajadores, es decir, el 9 % de la población
mundial, una tendencia que pone a más personas en riesgo de sufrir discapacidades
relacionadas con el trabajo y una muerte prematura por enfermedades. Las largas
jornadas de trabajo provocaron 745 mil muertes por cardiopatías isquémicas y acci-
dentes cerebrovasculares en 2016, un aumento del 29 % desde el año 2000.
23
Según la OCDE, los países que más aportan al PIB por hora trabajada son: Irlanda
(US$109,5), Noruega (US$93,2), Francia (US$77,2), Estados Unidos (US$77,1), Alemania
(US$74,2) y Reino Unido (US$64,3). En contraste, y según esos cálculos, países como
Chile apenas aporta US$30,2 al PIB por hora de trabajo (Vargas, 2022).
371
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
24
En otro trabajo, y siguiendo a Marx, hemos denominado al plusvalor relativo obte-
nido por una alteración en los métodos de producción como plusvalor relativo inten-
sivo. Cf. Cárdenas Castro (2018).
25
Por lo demás, entre las razones para el crecimiento de los call centers en la región
destacan: menos costo de mano de obra, capacidad tecnológica y calidad de la mano
de obra local. “Mientras que en Estados Unidos la hora hombre cuesta de 10 a 12 dó-
lares, en países como Argentina, Uruguay, Venezuela o Colombia, oscila entre 3 y 5
dólares; un aspecto interesante si se considera que el 80 % de los gastos de un call cen-
ter corresponde a sueldos”. Además: “Favorecida por la devaluación, en la década del
90, América Latina incorporó Tecnología de punta. La mayoría de los países en la región
hoy ofrece a las empresas toda una infraestructura tecnológica sumamente versátil.
Los gobiernos también han jugado un rol importante impulsando y otorgando bene-
ficios a quienes inviertan en tecnología. Hay países donde […] existen zonas perfecta-
mente equipadas que hasta ofrecen beneficios impositivos, donde las empresas solo
tienen que ocuparse de su negocio. Es común hoy en día escuchar hablar del ‘Centro
empresarial’, el ‘Centro inteligente’ o ‘Parque tecnológico’, acepciones utilizadas para
denominar a estos predios” (Entrevista a Lisette Rencoret, ejecutiva de la empresa de
Recursos Humanos Manpower).
372
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
26
En un sondeo realizado en 2015, un 82 % de los trabajadores chilenos encuesta-
dos relacionaron su malestar con dimensiones pertenecientes a lo laboral. Y de ellos,
un 46 % asociaba ese malestar con “una sobrecarga de responsabilidades” (Blog
Trabajando, 2019). Véase, además, Organización Panamericana de la Salud (2022).
373
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
27
A propósito de la “plusvalía de circulación”, puede consultarse Salazar (2010).
Además, sobre la explotación que acontece igualmente en la circulación, ver González-
Rojo (1999 y 2013).
374
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
28
A esto se suma la venta de mercancías falsificadas por parte de grandes tiendas co-
merciales, con lo que se les cobra a los consumidores elevados precios por productos
de supuestamente determinadas marcas originales o auténticas que resultan no ser
tales (Servicio Nacional del Consumidor, 2022).
29
Además, se les descuenta a las y los asalariados la comisión por concepto de admi-
nistración de esos ahorros por parte de las AFP, otro por el pago del seguro de invali-
dez y sobrevivencia, además del 7 % del salario, correspondiente a la Salud. En total,
se deduce de los salarios y sueldo en torno al 20 %.
30
Al 30 de noviembre de 2022 los ahorros previsionales totalizaron activos por
US$168.559 millones (Superintendencia de Pensiones, 2022).
375
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
31
“Las deudas de los pobres son las fiestas de los ricos”, apuntaba un grafiti en Chile
hace unos años atrás.
376
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
32
Esto fue expresado claramente por Marini en un texto publicado poco tiempo antes
de su muerte: “la introducción de nuevas tecnologías está implicando la extensión del
desempleo, de manera abierta o disfrazada, mientras se estruja la fuerza de trabajo
que permanece en actividad. En efecto, es propio del capitalismo privilegiar la masa
de trabajo impago, independientemente de sus portadores reales, es decir, de los tra-
bajadores que la proporcionan; su tendencia natural, pues, es la de buscar la maximi-
zación de dicha masa al menor costo que pueda representar. Para ello se vale tanto
del aumento de la jornada laboral y de la intensificación del trabajo como, de manera
más burda, de la rebaja de salarios, sin respetar el valor real de la fuerza de trabajo.
De este modo se generaliza a todo el sistema, incluso los centros avanzados, lo que era un
rasgo distintivo –aunque no privativo– de la economía dependiente: la superexplotación
generalizada del trabajo” (Marini, [1996] 2008, pp. 267-268; cursivas añadidas).
378
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
33
“Cambio climático: América Latina será una de las regiones más afectadas”
(Espinoza Delgado, 2021). Recientemente, y a propósito de lo que los autores
379
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
Bibliografía
BBC News Mundo (21 de agosto de 2019). Cuáles son los paí-
ses donde la gente trabaja más y menos horas semanales (y
qué quieren cambiar en Chile). https://www.bbc.com/mundo/
noticias-49411425
380
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Juan Cristóbal Cárdenas Castro
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uploads/sites/57/2022/06/Teorias-del-Imperialismo-y-de-la-De-
pendencia.pdf
385
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
Marx, Karl ([1867] 1962). Das Kapital. Kritik der politischen Ökono-
mie. Erster Band. Buch I: Der Produktionsprocess des Kapitals, Wer-
ke, Band 23. Berlín: Institut Für Marxismus-Leninismus Beim Zk
Der Sed, Dietz Verlag.
Marx, Karl ([1842] 1983). Los Debates sobre la Ley acerca del Robo
de Leña. En Karl Marx, En defensa de la libertad. Los artículos de
la Gaceta Renana 1842-1843 (pp. 204-244). Valencia: Fernando
Torres-Editor.
386
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
387
Juan Cristóbal Cárdenas Castro
388
Ruy Mauro Marini y el método: la impronta de Marx
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Juan Cristóbal Cárdenas Castro
390
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
Movimientos, luchas y comunidades intelectuales1
Amanda Latimer
Introducción
1
Este capítulo apareció originalmente en inglés en Ruy Mauro Marini (2022).
391
Amanda Latimer
392
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
2
Cristóbal Kay escribe que “aunque Marini es, en mi opinión, el más significante
dependentista marxista, es casi completamente desconocido en el mundo de habla
inglesa” (Kay, 1989, p. 144).
3
Cuando comencé a escribir este ensayo, se produjeron nuevos episodios de censura
en las universidades brasileñas antes de la segunda vuelta de las elecciones de 2018
(Correa Prado, 2015; Kay, 2020).
393
Amanda Latimer
4
Por ejemplo, Cardoso y Faletto (1979).
394
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
5
Véase el material del curso del propio Marini sobre El Capital de Marx en Cursos.
Ruy Mauro Marini Escritos https://marini-escritos.unam.mx/?cat=54
6
Véase https://marini-escritos.unam.mx/
395
Amanda Latimer
7
Junto con la Escola Nacional Florestan Fernandes, Expressão Popular también
produjo un animado documental sobre el autor, Ruy Mauro Marini e a Dialéctica da
Dependência, 2014, por Cecília Luedemann y Miguel Yoshida. El documental cuenta
con testimonios de muchos de los amigos y compañeros mencionados en este texto,
https://youtu.be/ww4_HoY-UYA
396
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
397
Amanda Latimer
8
El resto de las referencias en este ensayo a las memorias de Ruy Mauro Marini se
refieren a la versión en español de estas memorias, en Memoria. Ruy Mauro Marini
Escritos (Marini, 1990). http://www.marini-escritos.unam.mx/002_memoria_mari-
ni_esp.html
9
Nelson Gutiérrez (2005) resumió esta dialéctica entre el pensamiento y la actividad
revolucionaria en la vida de Marini con estas palabras: “Ruy vivía preso del dilema
entre sus inclinaciones naturales como constructor de conocimiento, pensador y teó-
rico, y su responsabilidad como hombre de acción, sujeto político, orientado a la tarea
de cambiar las relaciones sociales existentes”.
399
Amanda Latimer
10
Según Kay (1984), el estructuralismo surgió como respuesta a la economía neo-
clásica y al monetarismo que, junto con el keynesianismo, dominaron la teoría del
desarrollo en la posguerra. En un esfuerzo por comprender el subdesarrollo endé-
mico, los especialistas en desarrollo de América Latina empezaron a cuestionar la
utilidad de esos marcos y a subrayar “la especificidad de los países periféricos” en el
sistema mundial mientras buscaban un nuevo paradigma que pudiera explicar sus
“estructuras, dinámicas y realidades”. Los estructuralistas, cuyo pensamiento se ins-
piró en la CEPAL, se llamaron así por su enfoque en el análisis histórico y estructural.
Rechazaron el individualismo metodológico de la economía ortodoxa junto con, es-
pecialmente, la teoría neoclásica del comercio y la teoría de la ventaja comparativa
de Ricardo. Véase también Ana García y Miguel Borba de Sá (2018). Más que buscar
la superación de la dependencia como tal, la solución estructuralista era “saber en
qué condiciones se podían obtener más dividendos de la participación” en el sistema
internacional (García y Borba de Sá, 2018; Kay, 1989). En lo que sigue, examinaré cómo
la teoría marxista de la dependencia respondió a las características del pensamiento
estructuralista, incluyendo el dualismo estructural y los efectos del deterioro de los
términos de intercambio entre el centro y la periferia (Kay, 1989).
401
Amanda Latimer
Brasil: 1960-1964
Los escritos periodísticos de Marini (Marini, s/f b) están disponibles en Ruy Mauro
11
402
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
403
Amanda Latimer
12
Véase, por ejemplo, Ruy Mauro Marini (1996) y Miranda y Falcon (2010).
404
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
las ideas desarrollistas en la clase obrera, facilitada por una hábil ex-
plotación de los sentimientos antiimperialistas reinantes entre las
masas” (Erich Sachs, citado en Seabra, 2020, p. 665). En un esfuerzo
por neutralizar cualquier oposición organizada a sus intereses de
clase, el bloque dominante había reunido a la clase obrera detrás de
la ideología del desarrollismo.
405
Amanda Latimer
13
Seabra (2020) observa que hay una sola mención de la “dependencia” en los prime-
ros textos de la corriente, que aparece en relación con los “límites de la productividad
[bajo] el imperialismo debido a los ‘bajos niveles de consumo en las áreas dependien-
tes’” (p. 666).
406
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
14
Véase también Bandeira (2011).
407
Amanda Latimer
15
Entre 2012 y 2015, la Universidad de Brasilia organizó la “Comisión de la Verdad y
la Memoria Anísio Teixeira” para investigar las violaciones de los derechos civiles y
humanos que tuvieron lugar en la universidad entre 1964 y 1985. La comisión lleva
el nombre de uno de los compañeros de Marini, que, siendo rector, fue destituido y
asesinado por el régimen en 1971. Véase Universidade de Brasília, “Comissão Anísio
Teixeira de Memória e Verdade”, http://www.comissaoverdade.unb.br
16
La POLOP participó en una lucha urbana armada, que fracasó, lo que provocó la per-
secución, muerte y desaparición de varios compañeros, entre ellos Juárez Guimarães
de Brito (Kay, 2020). En 1971, Marini escribió un ensayo que contextualizaba y
408
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
La patria no es el amor
La patria no es el cuerpo
La patria son los hijos
La patria eres tú
La patria es el trabajo
La mano que hace el pan
El grito valeroso que rompe las cadenas
La alma de los barrios,
La joven compañera
La muerte tempranera del joven luchador,
La madre que lo espera llorando con rencor.
Amigo ven
Te voy a dar…
Mi parecer, amiga.
criticaba la lucha armada de la POLOP. Escribió el texto para una serie de dos volúme-
nes, editada por Vânia Bambirra, que evaluaba críticamente los movimientos regio-
nales inspirados en la teoría del foco guevarista (Marini, 1971). El capítulo reaparecería
en la quinta edición de Subdesarrollo y Revolución como “Lucha armada y lucha de
clases” (Marini, 1974b).
409
Amanda Latimer
412
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
Subimperialismo
17
La doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos de la época implicaba exten-
der el aparato de seguridad nacional estadounidense y su guerra interna contra la
“subversión” comunista al resto del hemisferio occidental. Esto se hizo, en parte, a
través del Tratado de Río de Janeiro (1947), que ratificaba “la colaboración con Estados
Unidos en una estrategia anticomunista global, hasta el punto de justificar la inter-
vención militar en cualquier país amenazado o conquistado por la ‘penetración co-
munista’” (Keen y Haynes, 2009, p. 309).
414
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
18
Seabra (2020) examina el papel de este concepto en “Un programa socialista para
Brasil”, un documento publicado por la POLOP en septiembre de 1967. Inventado por
el marxista alemán August Thalheimer, el término “cooperación antagónica” se refie-
re a una dinámica del sistema imperialista formada durante y después de las dos gue-
rras mundiales. Un programa de la POLOP la describe de la siguiente manera: “una
cooperación destinada a la conservación del sistema y que tiene su base en el propio
proceso de centralización del capital, y que no elimina los antagonismos inherentes
al mundo imperialista. La cooperación prevalece y prevalecerá sobre los antagonis-
mos”. POLOP, “Programa Socialista Para o Brasil (septiembre, 1967)” (Reis y de Sá, 1985,
pp. 91-92). Para la POLOP, la cooperación antagónica era lo que unía a las burguesías
nacionales de los países subdesarrollados con las de los países imperialistas. El objeti-
vo era “garantizar la continuidad de la explotación imperialista tras la retirada de los
ejércitos coloniales” (Reis y de Sá, 1985, p. 93); véase también Seabra (2020).
415
Amanda Latimer
417
Amanda Latimer
19
Subdesarrollo y Revolución solo se publicaría en su totalidad en 2012, cuando apa-
reció como parte de una serie que pretendía recuperar los textos clásicos del pen-
samiento crítico latinoamericano (incluyendo la teoría marxista de la dependencia).
Se trataba de la Coleção Pátria Grande, coordinada por Nildo Ouriques en el Instituto
de Estudios Latinoamericanos (IELA) de la Universidade Federal de Santa Catarina
(Marini, 2012).
418
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420
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
20
Ver Consejo Nacional de Huelga, “Manifiesto a la nación ‘2 de octubre’”, en Ortega
y Solís de Alba (2012, p. 26).
421
Amanda Latimer
21
Todavía se desconoce el número exacto de personas que murieron en este incidente
(Keen y Haynes, 2009, p. 336).
423
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22
Supongo que por “no comunista”, Dos Santos se refiere a una alternativa a los par-
tidos comunistas oficiales de la época.
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23
Véase la “Declaración de Principios” (septiembre de 1965) y el “Programa del
Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR de Chile)” (15 de agosto de 1965), ambos
disponibles en el Archivo MIR-Chile, en el Centro Estudios Miguel Enríquez (CEME),
https://www.archivochile.com/Archivo_Mir/Mir_libros_sobre/html/mir_archivo.
html
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Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
24
Jaime Osorio, intercambio de correos electrónicos con el autor, 4 de julio de 2021.
427
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25
Véase Dal Rosso y Lana Seabra (2017).
428
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La Dialéctica de la dependencia
26
Jaime Osorio, intercambio de correos electrónicos con el autor, 26 de septiembre
de 2021.
27
Esta primera versión también es interesante por la inclusión de un resumen en
inglés en la última página.
429
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430
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
28
Y en diversos grados, dada la matriz de relaciones de explotación igualmente diver-
sas entre la metrópoli británica y otras partes de su imperio formal e informal. Es in-
teresante observar el grado en que Gran Bretaña siguió dependiendo de los productos
(alimentos y materias primas) de la mano de obra superexplotada de una formación
social cuyo aparato productivo seguía muy centrado en la mano de obra racializada
y esclavizada (es decir, Brasil, donde la esclavitud persistiría hasta 1888) en el mismo
momento en que declaraba a gritos el fin de su dependencia de la mano de obra es-
clava en sus propias colonias del Caribe. Esto refleja lo que ocurre en nuestra época,
cuando los grandes centros de inversión saliente (incluidos los de las todavía “verdes
y agradables tierras” desde las que escribo) pretenden ser abanderados de las cuestio-
nes de justicia medioambiental y social mientras que, al mismo tiempo, externalizan
la responsabilidad y la culpa de la superexplotación, las condiciones de trabajo defi-
cientes e insalubres, la represión sindical, las violaciones de los derechos humanos,
los daños medioambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero de las ca-
denas de producción mundiales. Volviendo al período estudiado, las interconexiones
entre la mano de obra explotada de manera diferenciada (incluida la que está some-
tida a la superexplotación) en los distintos puntos nodales de la división imperialista
del trabajo de este período aún no se han cartografiado.
431
Amanda Latimer
432
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
29
En la superficie, esto resuena con la tesis de la CEPAL sobre el dualismo estructural,
descrito por García y Borba de Sá (2018) : “[El dualismo] se refiere a una noción según
la cual una gran heterogeneidad en el aparato productivo daría lugar a ‘dos mundos’
y ‘tiempos históricos’ que coexisten simultáneamente –la élite modernizada, por un
lado, y las masas atrasadas, especialmente las rurales, por el otro, sin que, sin embar-
go, se fusionen en un mercado integrado, ni que constituyan una sociedad. El cierre
de esta brecha social –el principal objetivo de las políticas de desarrollo [de la CEPAL]–
dependería, en última instancia, de una amplia reforma de la economía mundial en
su conjunto que pusiera fin a la estructura núcleo-periferia, y permitiera así el flore-
cimiento del capitalismo en países, como Brasil, históricamente desfavorecidos por la
división internacional del trabajo” (p. 387). El trabajo de Marini problematiza la tesis
de la CEPAL al mostrar la imbricación de la llamada estructura agraria atrasada y las
industrias más avanzadas, es decir, el grado de conexión de la primera con los secto-
res más dinámicos de la industria. Las “estructuras agrarias atrasadas” del interior de
Brasil siguen cumpliendo este papel hoy en día.
433
Amanda Latimer
El debate Marini-Cardoso
30
Para el caso de Cardoso (1974), su publicación original fue en Revista Latinoamericana
de Ciencias Sociales (1972). Por otro lado, el texto de Cardoso y Faletto (1979) fue pu-
blicado originalmente en español en 1971. El tratamiento más profundo del debate
en inglés puede encontrarse en el capítulo 6 de Kay (1989, pp. 163-196), pero véase el
trabajo de Correa Prado (2015) para conocer la forma en que el debate fue moldeado
y manipulado por Cardoso en las instituciones brasileñas para crear un pensamiento
único en torno a la dependencia.
434
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
31
Cardoso desarrolló este punto posteriormente con Enzo Faletto (Cardoso y Faletto,
1979).
435
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32
Véase Higginbottom (2012) y la sección del libro próximo a salir Higginbottom (s/f).
437
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438
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439
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33
Véase también Seibel Luce (2018, pp. 135-196).
440
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34
En este pasaje, Marini se opone a la tesis de la “masa marginal” de los años setenta.
Sin embargo, sus comentarios también pueden parecer resonar con las observaciones
de Trotsky sobre el “desarrollo desigual y combinado”. En cuanto a la relevancia de la
tesis de Trotsky para los teóricos marxistas de la dependencia, incluido Marini, estoy
de acuerdo con el juicio de Mathias Seibel Luce (2018): “Sin embargo, entendemos
que este último [desarrollo desigual y combinado] se sitúa en un nivel de abstracción
más general, considerando el ritmo desigual en el proceso histórico para una amplia
gama de acontecimientos. En cambio, el desarrollo desigual examinado por la TMD
[inspirado en Lenin] se basa principalmente en el despliegue histórico de la ley del
valor y en la diferenciación de las formaciones socioeconómicas, en el contexto de
la formación del mercado mundial y de la integración de los sistemas productivos,
dando lugar a fenómenos históricos específicos. Esto da lugar a leyes tendenciales es-
pecíficas de la economía dependiente, descubiertas originalmente por la TMD, y que
son una expresión agudizada de las leyes generales del capital” (p. 11, nota 3).
441
Amanda Latimer
35
En este resumen, he omitido otros elementos de la respuesta de Marini en este
debate, concretamente los relacionados con el subimperialismo y la naturaleza del
Estado. Véase Kay (1989) que hace justicia a estos temas.
36
En contraste con la obra de Marini, Bambirra y Dos Santos, ver Pablo Rieznik, cita-
do en Chilcote (2018).
37
De las contribuciones de Marini a este debate, solo su última monografía se pu-
blicaría rápidamente tras su finalización en Brasil (Marini, 1992); véase también
Ouriques (2012) y Correa Prado (2015).
442
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
38
Correa Prado observa que los ataques de Cardoso a la TMD dejaron de lado a la única
mujer entre los fundadores de la tendencia, Vânia Bambirra, que estuvo muy presente
en este debate (Kay, 2020; Correa Prado, 2015). El Laboratório de Estudos sobre Marx
e a Teoria Marxista da Dependência (Lemarx-TMD/ESS) de la Universidade Federal de
Rio de Janeiro y el Núcleo de Pesquisa em História de la Universidade Federal do Rio
Grande do Sul mantienen un archivo en línea de la obra de Bambirra (incluidos sus
esfuerzos por incluir el género en el análisis de la dependencia). Memorial-Arquivo
Vânia Bambirra, http://www.ufrgs.br/vaniabambirra
443
Amanda Latimer
39
Por ejemplo, Fernando Henrique Cardoso (1977) y Cardoso y Faletto (1979).
40
Véase también la crítica de Weeks y Dore de 1979 a la tesis de la dependencia, en la
que ignoran gran parte de la complejidad del marco de Marini (por ejemplo, la impor-
tancia de las relaciones de clase internas, el movimiento de la circulación a la produc-
ción) solo para acusarlo de ser un subconsumista. Se basan en la respuesta de Lenin
y Bujarin a la tesis del subconsumismo narodnik, argumentando que “de hecho, no
hay ningún ‘problema de realización’ (problema en la conversión de la plusvalía en
ganancia) ya que la mayor parte de la realización del valor no se produce a través del
consumo de los trabajadores (o incluso de los capitalistas) [...] sino a través del consu-
mo productivo de los medios de producción” (Weeks y Dore, 1979, pp. 69-70). A pesar
de su crítica al “eclecticismo” de Cardoso, esta parte de su argumento hace eco de la
afirmación de Cardoso de que los trabajadores brasileños como consumidores impor-
taban menos para la acumulación que el aumento del consumo de bienes de capital
y bienes de consumo duraderos por parte del Estado. Véase Serra y Cardoso (1978).
444
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41
Véase Luiz Carlos Bresser-Pereira, citado en Chilcote (2018).
445
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42
Muchas gracias a Cristóbal Kay por su ayuda en esta sección.
446
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Ante los rumores de que había sido uno de los miles de presos en el
Estadio Nacional (y tal vez, incluso ejecutado), Marini se vio obligado
a huir, una vez más, con pocas posesiones. Habló con entusiasmo de
la solidaridad mostrada por amigos y camaradas, incluida la de su
empleada de limpieza, que consiguió localizar algo de dinero. “Esta
fue una de las manifestaciones más conmovedoras de solidaridad
que entonces recibí por parte de los chilenos humildes, pero cons-
cientes y combativos” (Marini, 1990). El autor partió a Panamá a me-
diados de octubre, donde permaneció hasta enero de 1974.
448
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Tras el 11 de septiembre
43
Véase los editoriales y entrevistas de Marini para el Correo de la Resistencia en:
http://www.marini-escritos.unam.mx/008_correo_resistencia_marini.html
450
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454
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44
Aunque menos conocido que el apoyo de Estados Unidos a la dictadura chilena, el
apoyo de Estados Unidos al régimen dictatorial brasileño no es menos inquietante. A
principios de la década de 1970, durante su trabajo con la Comisión Trilateral, Samuel
Huntington, de la Universidad de Harvard (más tarde famoso por su tesis del “choque
de civilizaciones”, que ayudó a dar forma a la justificación ideológica para la guerra
global contra el terror) actuó como asesor de la dictadura brasileña durante el gobier-
no de Emílio Garrastazu Médici, así como del régimen del apartheid sudafricano. En
este papel, abogó por lo que denominó “descompresión”: cómo llevar a cabo un retor-
no gradual y controlado a la democracia sin desestabilizar el orden político (y pre-
sumiblemente, capitalista) en cuestión. Véase Huntington (1973). Aunque no hay que
exagerar el papel de Huntington, más tarde escribiría que “la transición brasileña a
la democracia fue en muchos aspectos una obra maestra de incrementalismo ofusca-
do”. También señaló el papel de una “generación más joven de politólogos brasileños
–que, gracias a la Fundación Ford, se habían formado durante la década de 1960 en
Stanford, UCLA, Harvard, MIT, Michigan y otros lugares– [que] desempeñaron un pa-
pel activo en el desarrollo y la articulación de ideas que fueron fundamentales para el
proceso brasileño”. Veáse Huntington (1988). En la época en la que Marini trabajó en
tales transiciones, Huntington estaba ejerciendo como coordinador de Planificación
de Seguridad del Consejo de Seguridad Nacional en el gobierno de Carter.
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Jaime Osorio, Mathias Seibel Luce, Carla Ferreira, Marisa Silva Amaral y Marcelo
Dias Carcanholo continuaron trabajando sobre los patrones de reproducción del
capital en las economías dependientes. Véase Ferreira, Osorio y Seibel Luce (2012) y
Seibel Luce (2018).
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46
Véase García y Borba de Sá (2018).
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47
Véase también Ouriques (2012, pp. 20-21).
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La pobreza teórica de América Latina, en los años 80, es, en una am-
plia medida, resultado de la ofensiva contra la teoría de la dependen-
cia, lo que preparó el terreno para la reintegración de la región al
nuevo sistema mundial que empezaba a gestarse y que se caracteriza
466
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Bibliografía
467
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468
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
Dinges, John (2004). The Condor Years: How Pinochet and His Allies
Brought Terrorism to Three Continents. New York: New Press.
469
Amanda Latimer
470
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471
Amanda Latimer
472
Situando a Ruy Mauro Marini (1932-1997)
Marini, Ruy Mauro (s/f a). Escritos. Ruy Mauro Marini Escritos.
https://marini-escritos.unam.mx/
Marini, Ruy Mauro (s/f b). Prensa. Ruy Mauro Marini Escritos.
https://marini-escritos.unam.mx/?page_id=3692
473
Amanda Latimer
474
Desventuras del intercambio desigual
Colocando la superexplotación
en el centro del análisis
Mateo Crossa
Introducción
475
Mateo Crossa
477
Mateo Crossa
478
Desventuras del intercambio desigual
1
Para consultar una cuidadosa revisión sobre algunas de las más importantes postu-
ras marxistas en torno al intercambio desigual, ver Osorio y Reyes (2020).
479
Mateo Crossa
2
Previo a estos pensadores marxistas, fue Raúl Prebisch, en la década de los años
cincuenta, el primero en detectar el proceso de intercambio desigual que se produ-
cía entre la periferia y el centro por las diferencias en productividad. En una crítica
elocuente a las teorías de las ventajas comparativas, Prebisch muestra que los pre-
cios de las materias primas exportadas por los países subdesarrollados, en lugar de
ser más elevados por tener baja composición de capital, se intercambiaban a precios
más bajos que los bienes manufacturados importados desde las economías desarro-
lladas. Esta evidencia no solo iba en contracorriente de la convergencias estipuladas
por la teórica de ventajas comparativas (donde se convenía que las economías pri-
mario-exportadoras se beneficiaban del comercio internacional al registrar menor
productividad y, de esa manera, poder exportar mercancías a precios más elevados),
sino demostraba que en el comercio internacional se violaba la convergencia entre
valor y precio, lo cual se traducía en un deterioro de los términos del intercambio en
el que las economías subdesarrolladas se encontraban en condiciones de permanente
déficit por los bajos precios de sus exportaciones. A pesar de que fue sumamente no-
vedosa la crítica de Prebisch a la ortodoxia económica (logrando sentar las bases para
una economía política del subdesarrollo), su análisis se vio limitado por no cimentar
480
Desventuras del intercambio desigual
481
Mateo Crossa
3
[la apropiación por parte de los capitales en los países imperialistas de la plusvalía
producida por los capitales en las colonias, a través del intercambio de las mercancías
de alto contenido tecnológico producidas en los países imperialistas por las materias
primas o los bienes industriales producidos con menor contenido tecnológico en los
países dominados. El resultado es el intercambio desigual, la apropiación de la plusva-
lía internacional a través del comercio internacional] (Carchedi y Roberts, 2021, p. 24).
482
Desventuras del intercambio desigual
4
[marco para la teoría esencial del intercambio desigual: Los productos exportados
por la periferia son importantes en la medida en que –ceteris paribus, es decir, igual
483
Mateo Crossa
productividad– el rendimiento del trabajo será menor que el del centro. Y puede ser
menor en la medida en que la sociedad, por todos los medios económicos y no econó-
micos, se someta a esta nueva función, es decir, proporcionar mano de obra barata al
sector exportador] (Amin, 1974, p. 12).
484
Desventuras del intercambio desigual
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Mateo Crossa
Wages paid to workers in the South are affected by factors that have
no bearing on or relevance to the productivity of these workers when
at work, factors arising from conditions in the labor market and
more general social structures and relations affecting the reproduc-
tion of labor-power, including the suppression of the free internatio-
nal movement of labor and the emergence of a vast relative surplus
population in the Global South. This knocks a large hole in the totte-
ring edifice of mainstream economics (Smith, 2016, p. 132).5
5
[Los salarios pagados a los trabajadores del Sur se ven afectados por factores que no
tienen relación ni relevancia con la productividad en el trabajo, sino con factores que
surgen de las condiciones del mercado laboral y estructuras y relaciones sociales más
generales que afectan la reproducción de la fuerza de trabajo, incluida la supresión
del libre movimiento internacional de mano de obra y el surgimiento de una vasta
superpoblación relativa en el Sur Global. Esto abre un gran agujero en el tambaleante
edificio de la corriente dominante de la economía] (Smith, 2016, p. 132).
486
Desventuras del intercambio desigual
6
[una proporción muy grande y creciente de la fuerza laboral en muchas cadenas de
valor globales ahora se encuentra en economías en desarrollo. En una frase, el centro
de gravedad de gran parte de la producción industrial mundial se ha desplazado del
norte al sur de la economía global] (Smith 2016, p. 101).
487
Mateo Crossa
7
Datos tomados del Banco de Información Económica del INEGI. https://www.inegi.
org.mx/app/indicadores/?tm=0
491
Mateo Crossa
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Mateo Crossa
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Mateo Crossa
8
“Anexo: Países por vehículos per cápita” (2022).
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Desventuras del intercambio desigual
9
Para debate sobre subconsumo, ver Marini (1979).
499
Mateo Crossa
Conclusión
capital fijo, sino los bajos salarios en comparación con las economías
desarrolladas.
A pesar de lo importante que es esta literatura para comprender
la dinámica actual de reproducción del capitalismo global, estas dos
perspectivas son insuficientes para entender la lógica esencial de re-
producción del capitalismo dependiente. Retomando algunas contri-
buciones más importantes de Ruy Mauro Marini para comprender
el capitalismo dependiente, este trabajo demostró que el dominio
estructural de la superexplotación del trabajo y ruptura del ciclo del
capital se establecen como mecanismos de reproducción estructural
y estructurales del capital en la periferia para provocar un escena-
rio productivo polarizado que engrosa la formación de capital de los
sectores productivos destinados al mercado externo, mientras que
debilita y enflaquece los sectores y actividades destinadas al merca-
do interno (local, regional y nacional).
De esta manera, se demuestra que la perpetua violación de la
fuerza de trabajo de la población trabajadora en las economías de-
pendientes produce un escenario desigual en el que la estructura
productiva destinada al mercado interno se desenvuelve en condi-
ciones de baja composición de capital y baja tasa de ganancia, mien-
tras que las actividades destinadas a abastecer el mercado extranjero
sí alcanzan niveles de productividad elevados, equiparables al de
economías desarrolladas. Por tanto, retomando algunos de los plan-
teamientos más destacados de Ruy Mauro Marini para comprender
el capitalismo dependiente, este trabajo ofrece una explicación que
sirve para entender –desde una perspectiva basada en el marco mar-
xista y dependentista– la notoria heterogeneidad productiva que
permea la formación económica de las periferias, y que no ha sido
atendida por el pensamiento marxista especializado en el estudio de
las transferencias de valor.
501
Mateo Crossa
Bibliografía
Cope, Zak (2012). Divided world divided class: Global political eco-
nomy and the stratification of labour under capitalism. Montreal:
Kersplebedeb.
502
Desventuras del intercambio desigual
ACIERTOS%20Y%20PROBLEMAS%20DE%20LA%20SUPEREX-
PLOTACI%C3%93N.pdf?sequence=1
Smith, John (2012). The GDP illusion. Monthly Review, 64(3), 86-102.
503
Explotación internacional
en Dialéctica de la dependencia
Los mecanismos causales entre intercambio
desigual, deterioro de los términos de intercambio
y superexplotación del trabajo1
Introducción
1
Nos beneficiamos de los comentarios y críticas de Eduardo Sá Barreto, Nazira
Camely, Álvaro Martins. Además, la discusión de esta pesquisa en el Encuentro
Nacional de Economía Política, que tuvo lugar en Goiânia, Brasil, 2022, fue oportuna
para mejorar el argumento.
505
Leonardo Leite y Mattheus Alves
2
La CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior) es el or-
ganismo oficial de gestión de posgrados en Brasil, vinculado al gobierno federal, y
mantiene un portal gratuito con acceso a numerosas revistas científicas.
506
Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
3
Los textos publicados en portugués serán traducidos por nosotros al castellano.
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Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
4
Si el valor es trabajo humano abstracto que se puede medir en tiempo de traba-
jo socialmente necesario, no entendemos lo que Osorio (2015, pp. 22-23) sugiere por
“transferencias de horas de trabajo y valor en el mercado mundial”. Parece estar in-
fluenciado por Mandel (1982), quien utiliza la idea de la transferencia de horas de
trabajo, pero no es posible avanzar en este tema en este momento.
515
Leonardo Leite y Mattheus Alves
[C]on estadísticas desde finales del siglo XIX hasta principios del si-
glo XXI, se muestra que los precios de la mayoría de los productos
de exportación de América Latina, materias primas o alimentos, han
perdido peso relativo frente a precios que la región adquiere de las
economías desarrolladas (Osorio, 2019, p. 68).
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Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
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Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
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Consideraciones finales
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
Bibliografía
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Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
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Leonardo Leite y Mattheus Alves
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Explotación internacional en Dialéctica de la dependencia
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Dependencia de la economía
brasileña contemporánea
Inversión extranjera y transferencia de plusvalía1
Introducción
1
Traducción al español Dra. Arelys Esquenazi Borrego.
531
Camilla dos Santos Nogueira
2
La serie de datos referentes al gobierno de Jair Bolsonaro es de 2019 a 2021, dado que
los números referentes a 2022 no fueron publicados en los sitios web oficiales hasta
el cierre del presente trabajo.
532
Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Camilla dos Santos Nogueira
536
Dependencia de la economía brasileña contemporánea
3
Collet (2019).
4
Konchinski (2022).
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Camilla dos Santos Nogueira
538
Dependencia de la economía brasileña contemporánea
5
El aumento de las inversiones extranjeras directas en el exterior se limitó a las polí-
ticas del Estado brasileño, durante los gobiernos del PT, que intensificaron la integra-
ción económica regional con América Latina, extendiéndose a África, aumentando
las inversiones en estos territorios. De esta forma, se promovieron planes de desarro-
llo económico en beneficio de las empresas brasileñas que actuaban en el exterior.
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Camilla dos Santos Nogueira
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Camilla dos Santos Nogueira
6
Rede Brasil Atual (2022).
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
7
Gobetti (2018) demuestra que Brasil pierde, anualmente, 60 mil millones de reales
en ingresos, al eximir del cobro del impuesto a la renta a personas físicas, utilidades
y dividendos.
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Camilla dos Santos Nogueira
8
“Los valores de renta fija son instrumentos de deuda que requieren el pago de inte-
reses y/o principal en algún momento futuro. Los instrumentos de deuda que sensibi-
lizan esta cuenta son aquellos que pueden negociarse en mercados secundarios. Los
valores con un vencimiento original menor a un año se consideran de corto plazo,
y aquellos con un vencimiento original mayor a este período se consideran de largo
plazo” (Portal de Dados Abertos do Banco Central do Brasil [2022]; traducción nuestra).
9
La participación de inversores no residentes en el stock de Dívida Pública Mobiliária
Federal interna (DPMFi) brasileña es considerablemente importante y ha sido incen-
tivada desde 2006. Uno de los factores que favoreció el crecimiento de este tipo de
inversión fue la exención del impuesto a la renta personal en Brasil en este tipo de
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Camilla dos Santos Nogueira
10
En junio de 2013, el gobierno de Dilma Roussef volvió a reducir a cero la tasa del
impuesto a las operaciones financieras (IOF) que gravaba la entrada de capital ex-
tranjero al país, haciendo así más atractivos los activos nacionales en el mercado
internacional.
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Dependencia de la economía brasileña contemporánea
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Consideraciones finales
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Bibliografía
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Sobre los autores y autoras
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Sobre los autores y autoras
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Sobre los autores y autoras
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Sobre los autores y autoras
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