ESTÉTICA
ESTÉTICA
ESTÉTICA
La estética es la rama de la filosofía que se dedica a estudiar el arte y su relación con la belleza, tanto en su esencia (qué es), como en
su percepción (dónde se encuentra). Esto último incluye otro tipo de aspectos como la experiencia estética o el juicio estético. Cuando
valoramos una obra de arte como bella o sublime, por ejemplo, hacemos uso de nuestra capacidad para emitir un juicio estético.
Aun cuando en la filosofía contemporánea no se piensa a la estética como una “ciencia de lo bello”, su origen e historia están entrelazados
con esta categoría estética, así como con lo sublime.
Historia y etimología
La palabra estética proviene del latín aestheticus y este del griego αἰσθητική (aisthetiké). Ambas señalan una relación con los sentidos y por eso
se usa estética para nombrar al conocimiento que se percibe a través de la sensibilidad. Así, esta disciplina puede ser comprendida como la filosofía
de la percepción en general.
El primero en pensar sobre lo estético fue el filósofo griego Platón (c. 427-347 a. C.), particularmente en tres de sus diálogos: Hipias mayor (sobre
la belleza de los cuerpos), Fedro (sobre la belleza de las almas) y El banquete (sobre la belleza en general). En ellos hay una búsqueda de un
concepto universal de lo bello, que tiende a las nociones de proporción, armonía y esplendor.
A lo largo de la historia de la filosofía el concepto de la belleza ha ido cambiando. Esta característica ha intrigado al ser humano, quien cuenta con
el arte como herramienta para pensar y producir lo bello, además de la belleza natural del mundo.
Las nociones clásicas de la Antigüedad, que hacían coincidir lo bueno, lo bello y lo verdadero, fueron dando paso a sentidos más complejos de lo
estético. Durante el Medioevo, por ejemplo, se pensaba lo bello a partir de la moral, mientras que en el Renacimiento se volvió a un concepto de
belleza como ideal de formas y proporciones. La modernidad, por su parte, pensó una idea de belleza asimilada no al objeto sino al ojo del artista.
Hoy se piensa a la belleza de distintas formas, ya sea como aquello que escapa o se opone al utilitarismo, como algo inútil, como presa de la
subjetividad o incluso como totalmente inexistente. Hay muchas formas de pensar qué es la belleza o si hay algo como la belleza en sí. La tarea de la
estética es considerar estos puntos de vista y hacerlos dialogar de la mejor manera posible.
Aun cuando la historia de la estética es vasta y compleja, no fue hasta el siglo XVIII —con la publicación de la Crítica del juicio, por el filósofo
alemán Immanuel Kant— que se la pensó como una disciplina estrictamente filosófica. Gran parte de su trabajo gira en torno a decir en qué
consiste el gusto, más allá de la belleza o lo sublime.
La palabra estética, usada para referirse a la “ciencia de lo bello”, fue utilizada por primera vez en 1750 por Alexanger Baumgarten. Edmund
Burke, filósofo irlandés, también se ocupó de pensar las categorías de lo bello y lo sublime. Sin embargo, el primero en dar forma teórica a los
juicios de lo bello y lo sublime de manera sistemática fue I. Kant. En La crítica del juicio explica y reflexiona acerca del significado del juicio, su
origen y la razón por la que algo nos parece bello o sublime. Como idea general, la facultad de juzgar es considerada como intermediaria entre el
entendimiento y la razón. A través del uso del juicio es que podemos suspender nuestro conocimiento sobre los objetos y experimentar el asombro
que su forma nos despierta.
La estética surge como resultado de la Ilustración (siglo XVIII) y el siglo Ilustrado (siglo XIX), tal como los llamaba Kant. La ilustración se
dividió entre empiristas y trascendentales. La empirista, de la mano de Burke, fue aquella más cercana a la cultura de los salones. La ilustración
kantiana, en cambio, pensó a la estética desde las categorías de lo universal y el juicio estético como derecho.
La diferencia kantiana entre lo bello y lo sublime está en el tipo de placer que las cosas nos despiertan:
• Lo bello es aquello que nos impulsa a la vida y puede unirse con el encanto y la imaginación. Es un tipo de placer positivo.
• Lo sublime es un placer que nace de forma indirecta gracias a la suspensión de nuestras facultades vitales. Es un placer negativo, aun
cuando siga siendo una forma de placer.
A los siglos de la Ilustración y a las obras de Edmund Burke e Immanuel Kant siguieron otros filósofos, pensadores y escuelas. Autores como
Schlegel, Schelling y Fitche introdujeron y potenciaron los conceptos de gusto, interés y belleza con ideas como el apetito estético y el ansia de la
novedad. Lo mismo pasó con los trabajos de Nietzche, Hegel y Heidegger, por ejemplo, y Benjamin, Adorno o Derrida.
La historia de la estética es una historia en constante construcción, cuyas discusiones se mantienen vigentes más allá del período en que se encuentre.
La idea de lo bello cambia de una época a otra. Lo que hoy consideramos bello o agradable, en otras épocas ha sido considerado feo, mundano o
incomprensible.
En un paneo general, podemos distinguir cuatro grandes períodos de la belleza: la clásica, la medieval, la moderna y la contemporánea. Esta
clasificación debe entenderse como una idea de lo bello y lo valorado visualmente, sobre todo en el arte, a lo largo de las distintas épocas de
la humanidad.
La estética clásica. La idea de belleza de la Antigua Grecia y de los romanos es el fundamento de las nociones futuras de lo bello en Occidente. Para
ellos, lo bello, lo bueno y lo verdadero eran una sola cosa, y su naturaleza tenía que ver con la mesura, la armonía, la justicia y la adecuación al ideal
de una época.
La estética medieval. El Medioevo fue una época mayoritariamente religiosa en Occidente, en la que el pensamiento cristiano imperó por encima de
los demás. Así, el concepto de belleza tenía que ver con los valores fundamentales cristianos: la fe en Dios, el sacrificio, la pasión y la pureza, o sea,
con la moral más que con las apariencias.
La estética moderna. El Renacimiento rompió con la tradición cristiana y reivindicó lo clásico en el marco de las ideas del humanismo y
la Ilustración, para quienes pensaban a la razón como un concepto central. Las ideas de belleza de la época se atribuían a lo planificado, lo
estructurado, lo simétrico y lo armónico. Se pensaba a la belleza a partir de la perfección y el orden, sin dar espacio a la extravagancia o la
desproporción.
La estética contemporánea. En los tiempos recientes muchas de las ideas tradicionales sobre lo bello se han visto cuestionadas en consonancia con
otras formas de pensar la realidad y la cultura. Por ejemplo, el evolucionismo, el psicoanálisis, el marxismo o las escuelas filosóficas nihilistas. Lo
bello fue sometido a un proceso de dispersión que permitió el surgimiento del arte abstracto, lo bello conceptual y la belleza del sentido de las cosas,
más que del cumplimiento de un canon que distinguiera entre lo estético y lo mundano. En muchas ocasiones, de hecho, lo horrible, lo cotidiano y lo
incomprensible han sido propuestos como modelos de lo bello.
A lo largo de la historia de la filosofía el concepto de la belleza ha ido cambiando. Esta característica ha intrigado al ser humano, quien cuenta con
el arte como herramienta para pensar y producir lo bello, además de la belleza natural del mundo.
Las nociones clásicas de la Antigüedad, que hacían coincidir lo bueno, lo bello y lo verdadero, fueron dando paso a sentidos más complejos de lo
estético. Durante el Medioevo, por ejemplo, se pensaba lo bello a partir de la moral, mientras que en el Renacimiento se volvió a un concepto de
belleza como ideal de formas y proporciones. La modernidad, por su parte, pensó una idea de belleza asimilada no al objeto sino al ojo del artista.
Hoy se piensa a la belleza de distintas formas, ya sea como aquello que escapa o se opone al utilitarismo, como algo inútil, como presa de la
subjetividad o incluso como totalmente inexistente. Hay muchas formas de pensar qué es la belleza o si hay algo como la belleza en sí. La tarea de la
estética es considerar estos puntos de vista y hacerlos dialogar de la mejor manera posible.
Aun cuando la historia de la estética es vasta y compleja, no fue hasta el siglo XVIII —con la publicación de la Crítica del juicio, por el filósofo
alemán Immanuel Kant— que se la pensó como una disciplina estrictamente filosófica. Gran parte de su trabajo gira en torno a decir en qué
consiste el gusto, más allá de la belleza o lo sublime.
La palabra estética, usada para referirse a la “ciencia de lo bello”, fue utilizada por primera vez en 1750 por Alexanger Baumgarten. Edmund
Burke, filósofo irlandés, también se ocupó de pensar las categorías de lo bello y lo sublime. Sin embargo, el primero en dar forma teórica a los
juicios de lo bello y lo sublime de manera sistemática fue I. Kant. En La crítica del juicio explica y reflexiona acerca del significado del juicio, su
origen y la razón por la que algo nos parece bello o sublime. Como idea general, la facultad de juzgar es considerada como intermediaria entre el
entendimiento y la razón. A través del uso del juicio es que podemos suspender nuestro conocimiento sobre los objetos y experimentar el asombro
que su forma nos despierta.
La estética surge como resultado de la Ilustración (siglo XVIII) y el siglo Ilustrado (siglo XIX), tal como los llamaba Kant. La ilustración se
dividió entre empiristas y trascendentales. La empirista, de la mano de Burke, fue aquella más cercana a la cultura de los salones. La ilustración
kantiana, en cambio, pensó a la estética desde las categorías de lo universal y el juicio estético como derecho.
La diferencia kantiana entre lo bello y lo sublime está en el tipo de placer que las cosas nos despiertan:
La palabra estética, usada para referirse a la “ciencia de lo bello”, fue utilizada por primera vez en 1750 por Alexanger Baumgarten. Edmund
Burke, filósofo irlandés, también se ocupó de pensar las categorías de lo bello y lo sublime. Sin embargo, el primero en dar forma teórica a los
juicios de lo bello y lo sublime de manera sistemática fue I. Kant. En La crítica del juicio explica y reflexiona acerca del significado del juicio, su
origen y la razón por la que algo nos parece bello o sublime. Como idea general, la facultad de juzgar es considerada como intermediaria entre el
entendimiento y la razón. A través del uso del juicio es que podemos suspender nuestro conocimiento sobre los objetos y experimentar el asombro
que su forma nos despierta.
La estética surge como resultado de la Ilustración (siglo XVIII) y el siglo Ilustrado (siglo XIX), tal como los llamaba Kant. La ilustración se
dividió entre empiristas y trascendentales. La empirista, de la mano de Burke, fue aquella más cercana a la cultura de los salones. La ilustración
kantiana, en cambio, pensó a la estética desde las categorías de lo universal y el juicio estético como derecho.
La diferencia kantiana entre lo bello y lo sublime está en el tipo de placer que las cosas nos despiertan:
• Lo bello es aquello que nos impulsa a la vida y puede unirse con el encanto y la imaginación. Es un tipo de placer positivo.
• Lo sublime es un placer que nace de forma indirecta gracias a la suspensión de nuestras facultades vitales. Es un placer negativo, aun
cuando siga siendo una forma de placer.
A los siglos de la Ilustración y a las obras de Edmund Burke e Immanuel Kant siguieron otros filósofos, pensadores y escuelas. Autores como
Schlegel, Schelling y Fitche introdujeron y potenciaron los conceptos de gusto, interés y belleza con ideas como el apetito estético y el ansia de la
novedad. Lo mismo pasó con los trabajos de Nietzche, Hegel y Heidegger, por ejemplo, y Benjamin, Adorno o Derrida.
La historia de la estética es una historia en constante construcción, cuyas discusiones se mantienen vigentes más allá del período en que se encuentre.
La idea de lo bello cambia de una época a otra. Lo que hoy consideramos bello o agradable, en otras épocas ha sido considerado feo, mundano o
incomprensible.
En un paneo general, podemos distinguir cuatro grandes períodos de la belleza: la clásica, la medieval, la moderna y la contemporánea. Esta
clasificación debe entenderse como una idea de lo bello y lo valorado visualmente, sobre todo en el arte, a lo largo de las distintas épocas de
la humanidad.
• La estética clásica. La idea de belleza de la Antigua Grecia y de los romanos es el fundamento de las nociones futuras de lo bello en
Occidente. Para ellos, lo bello, lo bueno y lo verdadero eran una sola cosa, y su naturaleza tenía que ver con la mesura, la armonía,
la justicia y la adecuación al ideal de una época.
• La estética medieval. El Medioevo fue una época mayoritariamente religiosa en Occidente, en la que el pensamiento cristiano imperó por
encima de los demás. Así, el concepto de belleza tenía que ver con los valores fundamentales cristianos: la fe en Dios, el sacrificio, la
pasión y la pureza, o sea, con la moral más que con las apariencias.
• La estética moderna. El Renacimiento rompió con la tradición cristiana y reivindicó lo clásico en el marco de las ideas del humanismo y
la Ilustración, para quienes pensaban a la razón como un concepto central. Las ideas de belleza de la época se atribuían a lo planificado, lo
estructurado, lo simétrico y lo armónico. Se pensaba a la belleza a partir de la perfección y el orden, sin dar espacio a la extravagancia o la
desproporción.
• La estética contemporánea. En los tiempos recientes muchas de las ideas tradicionales sobre lo bello se han visto cuestionadas en
consonancia con otras formas de pensar la realidad y la cultura. Por ejemplo, el evolucionismo, el psicoanálisis, el marxismo o las escuelas
filosóficas nihilistas. Lo bello fue sometido a un proceso de dispersión que permitió el surgimiento del arte abstracto, lo bello conceptual y
la belleza del sentido de las cosas, más que del cumplimiento de un canon que distinguiera entre lo estético y lo mundano. En muchas
ocasiones, de hecho, lo horrible, lo cotidiano y lo incomprensible han sido propuestos como modelos de lo bello.
Cualidades estéticas
Las cualidades estéticas son elementos que hacen valioso a un objeto u obra de arte.
Las cualidades estéticas deben poder ser percibidas por el espectador: lo estético es aquello que nos da placer cuando percibimos, en sentido
amplio, a un objeto.
• Cualidades sensoriales. Hacen a un objeto agradable a los sentidos (por ejemplo, su textura, sus colores, su brillo o su timbre). Estas
cualidades se perciben mediante los sentidos y, según quién las experimente, varía el placer que producen. Por ejemplo, las notas de una
melodía musical son cualidades sensoriales que producen placer al percibirse.
• Cualidades formales. Tienen que ver con el modo en que en el objeto se combinan los elementos que lo componen, o la relación que
puede percibirse entre ellos. Por ejemplo, la combinación de las palabras que hacen a un poema son cualidades formales que pueden
producir placer.
• Cualidades vitales. Refieren al contenido existencial o vivencial de un objeto, es decir, a las ideas que evoca, a los sentimientos que
transmite o a las vivencias que recupera. Estas cualidades no residen en el objeto mismo, sino que el observador puede llegar a ellas a
través de él. Aquellos objetos que más significados pueden evocar ocupan un lugar privilegiado respecto a los demás.
• La estética tiene su origen filosófico en la pregunta por la belleza. Durante dos mil años, la pregunta por lo bello, en términos generales,
existió ajena al arte.
• Recién en el siglo XVIII, con el surgimiento de la cultura y la filosofía de la Ilustración, la estética se transformó en una disciplina
filosófica per se. Para el canon cultural, quienes podían apreciar lo bello de un objeto eran quienes poseían cultura, gusto y la
posibilidad de decidir qué era bello y qué no. Así se dio paso a una nueva figura cultural: la figura del crítico. Con él aparecieron nuevas
relaciones entre el artista, la obra y el público.
• La pregunta por el gusto llevó a la pregunta por la obra y, de ahí, a la pregunta por el arte en general. Qué es el arte y qué es lo específico
de la obra son preguntas cuya presencia cobró relativa importancia hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Incluso se ha
llegado a cuestionar que el arte haya existido alguna vez.
• A lo largo del siglo XX se extendió el campo estético no solo a la pintura sino también a la literatura, la poesía, la música y la arquitectura.
Aun cuando para algunos pensadores sea imposible decir qué hace que una obra sea una obra, el mundo contemporáneo es ya el
escenario de la discusión estética por excelencia: ¿es posible, todaFuente: https://concepto.de/estetica/#vía, hablar de arte?