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Unidad 3.
- El nacionalismo en México siglo XIX, XX, XXI
3.2 La idea de patria y nación liberales y conservadores Las ideas de la patria han cambiado durante todos los años y se ha podido expandido han sido fundamentales en las ideologías políticas, especialmente en los contextos liberales y conservadores. Es normal que las personas pensemos diferente y que no compartamos alguna forma de pensar. Pero esto no significa que sólo una parte tenga toda la razón, sino que cada persona mira la realidad desde un punto de vista diferente, desde lo que a cada quien le ha tocado vivir, y lo que le resulta maravilloso a unos puede resultarle chocante a otros. En el siglo XIX no pensaban así, porque hubo muchos problemas entre liberales y conservadores. Los problemas fueron tantos y tan fuertes, que ocasionaron una guerra civil, o sea, una guerra entre dos bandos dentro del mismo país, y esto afectó a muchísimas personas de una forma u otra. Liberales y conservadores defendían ideas opuestas acerca de lo que era y debía ser México, los liberales y los conservadores fueron dos partidos políticos rivales que surgieron en el contexto de la crisis que ocasionó la derrota de México durante la guerra contra Estados Unidos. México perdió más de la mitad de su territorio como consecuencia de esta guerra y se puso en duda su capacidad para gobernarse a sí mismo. Con un territorio mutilado, una economía en ruinas y una sociedad dividida, México transitaba por uno de los momentos más difíciles de su historia, porque lo que estaba en riesgo era su existencia misma como nación independiente. El partido liberal y el conservador surgieron como dos proyectos políticos que prometían salvar a México de la desgracia y convertirlo en una nación moderna y próspera, pero esto significaba cosas muy distintas para un grupo y para otro. Los liberales querían una nación con ciudadanos (individuos iguales ante la ley con derechos políticos y garantías individuales), democracia (los ciudadanos eligen a sus representantes) y un presidente (representante civil, temporal, electo democráticamente); los conservadores querían una nación gobernada por un monarca católico europeo (centralización política, intolerancia religiosa, continuidad de la tradición política colonial) con una ciudadanía restringida (no todos son ciudadanos, sólo los varones propietarios con cierto nivel de ingresos). El proyecto de los conservadores retomaba las propuestas de los centralistas de años atrás, mientras que el proyecto de los liberales se inspiraba en las ideas de los antiguos federalistas. Es decir, que los conservadores apoyaban una forma de gobierno en la que todos los poderes recaen en una sola persona, que controla todo el país desde un solo centro de poder; mientras que los liberales apoyaban una forma de gobierno en la que el poder está distribuido entre muchas partes y todas son libres de gobernarse a sí mismas. La diferencia fundamental entre liberales y conservadores era el lugar que se le daba a la iglesia católica. Los conservadores estaban convencidos de que la religión católica era la esencia de la identidad mexicana y, por lo tanto, defender a la Iglesia era absolutamente necesario para inculcar en la población los valores del orden y el respeto a la autoridad. Por su parte, los liberales veían a la iglesia católica como un vestigio (reliquia, resto, residuo) de la época colonial, que al proteger los privilegios (derechos especiales) de unos cuantos y prohibir la existencia de otras religiones se volvía en una enemiga de la igualdad y de la libertad. 3.3 La constitución de 1857 La constitución de 1857 sin duda demostró un cambio en la historia ya que gracias a ello marco principios fundamentales como la igualdad de la ley, la libertad de expresión y religión. La Nación estaba herida y levantamientos armados tenían lugar por todos lados hasta que, en 1852, el Plan de Guadalajara vio la luz para invitar a Santa Anna a ocupar algún cargo político. Sin embargo, Lucas Alamán fue mucho más radical y le pidió que regresara, sí, pero a gobernar, garantizando así la permanencia del régimen conservador. No pasó mucho tiempo para que el pueblo volviera a levantarse en contra del gobierno debido a su creciente autoritarismo. Entonces, en un pueblo ubicado en el estado de Guerrero dos hombres: Ignacio Comonfort y Juan Álvarez lanzaron el Plan de Ayutla. En éste se desconocía el mandato de Santa Anna y se convocaba a la creación de un Congreso Extraordinario que nombrara un presidente interino. Así fue como comenzó la Revolución de Ayutla, a la cual se unieron figuras tan importantes como Benito Juárez, Ponciano Arriaga y Melchor Ocampo. Poco tiempo después, en 1855, la Revolución de Ayutla triunfó y Santa Anna salió del país. En ese momento comenzó el periodo liberal. Entonces, el Congreso Constituyente comenzó las reuniones para, con base en el Plan de Ayutla, promulgar una nueva constitución. Ésta se terminó el 5 de febrero de 1857 y entró en vigor el 16 de septiembre del mismo año. Otra de sus aportaciones fue la conocida como “Ley Iglesias”. Esta se llamó así porque su autor fue José María Iglesias, Ministro de Justicia en ese tiempo. Dicha ley se promulgó el 11 de abril de ese año. En realidad, esta ley era sobre los derechos y obvenciones parroquiales. A pesar de lo turbulenta de su historia, la Constitución de 1857 es fundamental en la historia liberal de México ya que supuso un salto adelante en materia de reconocimiento de libertades individuales y derechos humanos, quizá incluso demasiado adelantada para su época (y de allí muchos de sus inconvenientes. La dictadura de Santa Anna generó fuerte oposición. Una rebelión contra su gobierno consiguió derrocarlo con un movimiento político-militar, conocido como Revolución de Ayutla, encabezado por Juan Álvarez, quien se convirtió en presidente de la República. Junto con Álvarez llegó al poder una nueva generación de políticos, la mayoría de ellos liberales, que coincidieron en que el país necesitaba una nueva Constitución. Aunque la presidencia de Álvarez duró muy poco, durante su mandato se logró decretar una ley sobre administración de justicia (conocida como Ley Juárez), que eliminaba los tribunales especiales a fin de igualar a todos los individuos ante la ley. Este decreto jurídico dejaba intactos por el momento los tribunales militar y eclesiástico, pero era una clara señal de que el nuevo gobierno pronto combatiría los privilegios de la Iglesia y el ejército. En los primeros meses de su gobierno se expidieron leyes que debilitaban el poder de la institución militar, y sobre todo, de la Iglesia. Ejemplo de esto fue la Ley Lerdo, la cual buscaba vender las propiedades de las corporaciones eclesiásticas y las de pueblos indígenas. 3.4 El proyecto modalizador de Porfirio Díaz Sin duda Porfió Díaz fue unos de los más duraderos de México, después de su heroísmo al mando de tropas contra los franceses, trató de asumir la presidencia a través de un golpe de estado contra el presidente Benito Juárez. Durante su presidencia, Díaz y sus consejeros transformaron México con la construcción de ferrocarriles, escuelas y creando una base de infraestructuras para el país. Desarrollaron los principios de una industria petrolera y persuadieron al capital extranjero para invertir en minas y factorías. Sin embargo, su gobierno hizo todo esto a expensas de derechos políticos básicos y control económico. Muchos críticos del régimen fueron encarcelados o asesinados. A medida que las décadas pasaban, Díaz se apoyaba cada vez más en el fraude político y en el ejército para mantenerse en el poder. Durante sus primeros cuatro años como presidente de México, Díaz comenzó a tomar medidas para combatir el atraso económico de la nación. Comenzó decretando medidas estrictas contra el contrabando que era ingresado al país por la frontera de Estados Unidos. Los contrabandistas y bandidos cruzaban la frontera desde ambos países, pero Díaz no permitía que las tropas de EE.UU. entraran a México a perseguirlos. En cambio, amplió la patrulla fronteriza mexicana. En 1877, Díaz acordó ahorrar cuatro millones de dólares en demandas de ciudadanos estado unidense contra México. Valiéndose de una ley agraria promulgada en 1883 y destinada a invitar la inversión extranjera, en 1888 las compañías enfocadas en el campo habían obtenido más de 27.5 millones de hectáreas de tierras rurales. Para 1894, estas empresas ya controlaban una quinta parte del territorio total de México. Para 1910, la mayoría de los poblados habían perdido sus ejidos; unos centenares de familias adineradas poseían 54.3 millones de hectáreas de las tierras más productivas del país, y más de la mitad de los mexicanos en la provincia trabajaban en las grandes haciendas de estas familias. Efectos adversos del programa de modernización. El programa de modernización también fue hecho a expensas de la libertad personal y política. Díaz se aseguró de que el “orden” se mantuviera a toda costa en aras del “progreso”. La fuerza se usó siempre que fue necesario para neutralizar a los opositores del régimen. La libertad de prensa era inexistente. El ejército y los rurales se convirtieron en las fuerzas de represión para el mantenimiento de la paz porfiriana durante el Porfiriato. Se realizaron simulacros de elecciones en todos los niveles de gobierno, mientras que Díaz designaba a sus amigos leales como jefes políticos. A pesar de la modernización, México siguió siendo un país predominantemente pobre y rural, y la estratificación de clases se afianzó. En el ámbito político, el Porfiriato estuvo marcado por la violación sistemática de los principios de la Constitución de 1857. Díaz cortejó intereses extranjeros, permitió que el clero volviera a ser abiertamente influyente en asuntos temporales, y le dio al ejército una mano libre para violar las libertades civiles garantizadas mientras que los opositores al régimen fueron cooptados o enviados a la cárcel. Para 1908, la organización de la oposición al Porfiriato se fortalecería, y eventualmente conduciría al estallido de la Revolución en 1910. 3.5 La revolución y la posrevolución La revolución represento un cambio radical en la estructura de poder de una sociedad. Puede involucrar cambios sociales, políticos, económicos e incluso culturales. La revolución mexicana comenzó el 20 de noviembre de 1910 cuando Francisco Madero lideró un levantamiento contra Porfirio Díaz. La lucha se prolongó durante casi una década y se caracterizó por la participación de diversos grupos con diferentes objetivos. Algunos por recuperar sus tierras y otros por la libertad de su gente. No buscaron crear "instituciones" 'sino hacerse justicia. La postrera oposición parlamentaria de unos cuantos intelectuales venidos de las capas medias de la población, ante quienes pugnaban por la recomposición de las antiguas fuerzas dominantes, sustentó las bases del futuro compromiso. La nueva carta constitucional, al restablecer las instituciones políticas de 1857, Y crear una serie de nuevas "instituciones" sociales que incorporó en el texto en sus artículos 27 y 123 como un verdadero programa de reformas, abrió el periodo de "la posrevolución". La posrevolución comenzó después de la creación de la constitución de 1957. Después de la caída de Porfirio Díaz, varios líderes revolucionarios compitieron por el poder. Algunos de ellos, como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, jugaron papeles clave en la estabilización del país. Durante la Posrevolución, se promulgó una nueva Constitución en 1917. Esta constitución incorporó muchas de las demandas sociales y políticas de la Revolución, incluida la reforma agraria y la protección de los derechos laborales. Se implementaron varias reformas sociales destinadas a abordar las desigualdades y mejorar las condiciones de vida de los mexicanos. Esto incluyó esfuerzos para redistribuir la tierra entre los campesinos. Surgieron movimientos culturales que buscaban redefinir la identidad nacional y promover la diversidad cultural de México. El muralismo, encabezado por artistas como Diego Rivera, fue una expresión importante de esta época. A pesar de los esfuerzos de estabilización, la Posrevolución no estuvo exenta de conflictos. Hubo enfrentamientos entre diferentes facciones políticas y militares, y algunos de los líderes revolucionarios originales se enfrentaron entre sí. En 1929, se fundó el Partido Nacional Revolucionario, que más tarde se convertiría en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este partido desempeñó un papel dominante en la política mexicana durante décadas. El proyecto del nuevo estado que empezó a formarse entonces tenía otras prioridades y el desarrollo económico que se buscó, siguiendo el modelo capitalista, determinó una política hacia las mayorías que las fue relegando a ser una simple masa de maniobra. Los gobiernos postres evolucionarios se olvidaron sin excepción de la legalidad constitucional y pospusieron la aplicación de las reformas y la instauración de la nueva política. En el curso de esos años, con los mismos reflejos del porfirismo, los caudillos impusieron su lógica de poder a la de los postulados de la Constitución y una nueva oportunidad se abrió entre la mayoría de la población y sus gobernantes. Carranza fue con firmeza nacionalista, pero poco democrático y francamente opositor al agrarismo. La lucha por la justicia social y la equidad continuó, y las consecuencias de esta época aún se sienten en la sociedad mexicana contemporánea. 3.6 El proyecto neoliberal (finales de los 80' a la actualidad) El neoliberalismo ha sido utilizado como un modelo económico y político las cuales buscan reducir la intervención del estado del Estado en la economía y promover la libre empresa y el mercado como motores principales del desarrollo. Este enfoque económico y político se ha implementado en diversas partes del mundo desde la década de 1970. Sin duda varias de las causas por las cuales surgió el neoliberalismo. Desigualdad Social: Una crítica común al neoliberalismo es que puede contribuir a la concentración de la riqueza y acentuar las desigualdades sociales. Impacto en los Servicios Sociales: Las políticas de austeridad y privatización a menudo han sido acusadas de debilitar los servicios sociales, como la educación y la salud. Vulnerabilidad Financiera: Algunos críticos argumentan que el énfasis en la desregulación financiera puede llevar a crisis económicas y a la vulnerabilidad de los mercados. como modelo económico de México, el estado perdió industrias importantes, una de ellas es Telmex, esta industria a pesar de estar manejada por el gobierno es sostenida por particulares, el transporte público en la actualidad es llevado por particulares, también, el estado pierde fuerza día a día con respecto a los aspectos económicos del país. El estado mexicano no es principio ni por naturaleza un mal administrador; no es tampoco un mal empresario; lo que se cuestiona es si debe serlo convirtiéndose en un actor de la economía, en lugar de rector de la misma. Es fácil privatizar y desincorporar desde las aulas, medios de comunicación, organismos internacionales o extranjeros, pero muy difícil hacerlo desde la óptica del gobierno, porque lo que para otros países o economías puede llegar a convertirse en un lastre, o sea la intervención directa del estado, para caso nuestro y nivel de desarrollo y consolidación del sector privado, parece ser que la intervención estatal es más justificada y necesaria. A partir de 1982, el gobierno mexicano puso de relieve las fallas de un modelo de desarrollo basado en la protección oficial de las empresas nacionales y el gasto excesivo el gobierno, tuvo que enfrentarse a todos los problemas privados de la crisis: redujo el gasto gubernamental, suprimió subsidios y recato el número de empleados públicos. Salinas siguió con su política de ahorro y de su antecesor junto con un joven equipo de economistas logro reducir la inflación y renegociar las obligaciones contraídas con los bancos, la economía mexicana volvió a crecer lentamente y se abrió a la competencia con el exterior a principios de 1994 entro en vigor un tratado de libre comercio con estados unidos y Canadá que permite que los productos mexicanos puedan venderse sin impuestos adicionales en esos países esta ha sido una época de cambios acelerada en los últimos avances de la ciencia y la tecnología coexisten con comunidades aisladas y necesitadas en la educación. 3.7 El triunfo de la izquierda mexicana El movimiento obrero y campesino en el siglo XX fue la base de la izquierda mexicana, con la fundación del partido comunista mexicano en 1997 y el partido revolucionario institucional (PRI) como un partido dominante con inclinaciones izquierdistas hasta finales del siglo XX. Desde 1997, la Ciudad de México no ha conocido un gobierno que no provenga de la izquierda, aunque sí se han dado rupturas significativas que son reflejo, en alguna medida, de la propia historia del PRD. Un dato. De la decena de presidentes que ha tenido esa organización política, solo un puñado permanecen en ella y entre ellos, Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Manuel Granados y Jesús Zambrano. De los jefes de Gobierno, solo uno, el senador Mancera se encuentra en la órbita perredista, aunque no es militante. 2018, con el triunfo de Sheinbaum hay una suerte de alternancia, aunque dentro del mismo espectro y producto del propio arrastre de López Obrador y del traslado de estructuras, lealtades e intereses que migraron del perredismo a Morena, como décadas anteriores lo hicieron franjas considerables de PRI. El gran desafío está en el 2024, donde una suerte de convergencia entre el PAN, PRI y PRD puede significar un cambio del poder político en la Ciudad de México. Si México logró ser un ejemplo mundial de apertura, transición y consolidación democráticas fue gracias a que hubo derecha e izquierda firmes, y un régimen que supo entender los momentos históricos y darles cauce político, aunque a veces haya sido a sombrerazos. Pero el papel de la izquierda en las luchas sociales fue aún más significativo. Fue la izquierda la que visibilizó injusticias, desigualdades y abusos, derivando en victorias graduales de derechos humanos y sociales que representaron avances históricos. Estas victorias no fueron ni sencillas ni rápidas. En algunas ocasiones fueron abiertamente obstaculizadas por décadas; y en otras ocasiones fuerzas distintas a la izquierda las abanderaron para que pudieran materializarse. Y algo importante a notar es que la izquierda no siempre estuvo al margen del sistema. De hecho, durante el periodo hegemónico hubo momentos importantes de agendas de izquierda desde el mismo gobierno. Lamentablemente, cuando parecía que la izquierda tendría un mejor futuro, fue justamente cuando comenzó su proceso de desintegración: la creación del PRD derivada del Frente Democrático Nacional. Para que el PRD lograra consumarse, los partidos de la izquierda real decidieron juntarse para cederle al registro a ese partido, ante la dificultad de crear nuevos partidos en aquel momento. Y esto significó el beso de la muerte. En el PRD nunca se logró un movimiento que cohesionara. Por el contrario, se convirtió en una institución de tribus en pugna que solo buscaban cómo acaparar y obtener el control de algo que surgía con grandes posibilidades; posibilidades que solitos se encargaron de destruir. La creación de Morena fue precisamente el sello de muerte del PRD, y de lo que quedaba de la izquierda mexicana. Muchos de sus líderes históricos quedaron subsumidos a este movimiento que de izquierda no tiene ni la mano. Muchos grupos sociales progresistas ingenuamente creyeron en AMLO.