Eris Parte 1
Eris Parte 1
Eris Parte 1
Capítulo 1
Eris Cohen
A pesar de tener toda mi atención puesta en mi libro
de Geografía sentí a Padme tomar asiento a mi lado y
también sentí el: <¡Buenos días!> de Alicia cuando
entro al salón.
—Cuanto empeño le pones a eso de bajarnos el
autoestima — escuche decir a Padme cuando la rubia
llego a nosotras y se sentó sobre nuestra mesa.
—No hago nada a propósito —contesta Alicia—. Ya
saben que no es así, yo solo... solo me gusta alegrarle
el día a la gente y nada más puedo hacerlo si soy
alegre también. Alegría significa escándalo, ¿saben?
De ese modo se transmite la emoción. Como... ¡como
las animadoras! Adoro darle los buenos días a todos y
hacerlos sentir bien.
Que chica tan tonta, por dios.
—Oh, ¿qué sería de la vida de estas personas sin tus
saludos? —pregunte sarcásticamente sin levantar la
mirada de mi libro.
—Me he preguntado lo mismo y he llegado a la
conclusión de que no estarían tan sonrientes...
¿Qué cojones...
Alce la mirada con el ceño fruncido, cerre el libro y le
mostré la portada, era una imagen del planeta Tierra.
—¿Ves esto? —le pregunte y ella asintió con duda—.
Es el mundo con tus saludos. Ahora, ¿ves esto? —le di
la vuelta y le mostré la contra portada donde había la
misma imagen—. Es el mundo sin tus saludos, ¿notas
alguna diferencia?. ¿No?. Por supuesto, porque no la
hay.
Alicia puso una cara similar a las que hace alguien
cuando chupa un limón, lo cual hace reír a Padme.
—Ese es tu amargado mundo. En el mundo de las
personas felices no hacemos caso a las personas que
se creen chistosas, pero que no lo son —respondió y
me enseñó el dedo del medio. Sonreí y volví mi
atención al libro. En cuanto Alicia volteo su atención a
Padme—. Te ves bien. No pensé que vendrías hoy por
eso de la fiebre. ¿Viniste por obligación?
—En realidad mejoré —contesta Padme rápidamente
pero note cierto nerviosismo en su respuesta—.
Mamá tiene unos remedios buenísimos.
—¡Perfecto! —exclamó Alicia y se bajó de la mesa.
Mire de reojo a Padme y la vi exhalando como si
estuviera aliviada por algo. Gira lentamente la cabeza
y sus ojos se encontraron con los míos.
—¿Y la verdad cuál es? —pregunte casi en un susurro.
—¿Qué verdad? —inquiere haciéndose la
desentendida.
—¿Tú?, ¿anoche?, ¿con fiebre? —volví la atención a
mi libro y pase la hoja con desinterés—. Eso le dijiste
a Alicia, pero, ¿cuál es el verdadero motivo de que no
fueras a la fiesta?
—Ah, es que lo de la apuesta no me agradó mucho —
miente tratando de sonar desinteresada para que no
sospeche, pero parece que no recuerda con quien esta
hablando—. Así que me quedé en casa viendo The X-
Factor.
Le mire mal por creerme tonta pero volví a mi
lectura, no le pienso a insistir para que me cuente
nada. Seguro que es una bobería, problemas
mundanos que estaban lejos de interesarme, pero
esta es la primera vez que Padme me miente, así que
me causa cierta curiosidad.
(...)
—Te juro, ese labial te quedaría hermoso, ¿cuándo
vamos? —pregunta Alicia.
—No lo se, organizaremos un día para ir la tres
juntas, hay que hablarlo con Padme —le respondí
encogiendome de hombros—. Pero hoy no podrá ser,
tengo mucha tarea, de hecho... —deje de hablar y
tome mi mochila para chequear algo en mi libro de
geografía—. No puede ser.
—¿Qué pasó? —pregunto Alicia con el ceño fruncido.
—Se me quedó el libro de geografía en el cajón —
masculle con fastidio.
—Oh, nos vemos a la salida entonces —me dice la
rubia para luego apuntarme con el dedo índice—.
Recuerda la pijamada de hoy en casa de Padme, así
que haz tus cosas de nerd rápido porque hoy solo
haremos cosas divertidas.
—Hasta luego —le respondí al tiempo que volteo los
ojos.
Gire sobre mis talones y volví al salón de geografía.
Al terminar la clase, Padme se había quedado en el
salón a terminar de copiar del pizarrón porque
estuvo distraída toda la hora. Alicia y yo nos
adelantamos y estuvimos hablando de las rebajas del
centro comercial hasta que me fijé que se me había
quedado mi libro de texto.
Pero cuando me pare frente al salón vi por las
ventanillas de este a Padme hablando, o más bien
discutiendo con nada más y nada menos que Damián.
Es su vecino y un chico por el cual Padme sentía una
curiosidad nada saludable.
Así que esto era lo que Padme no quería decirme.
La campana para dar inicio a la segunda hora de
clases sonó y yo me volteé para salir de ahí. Actuare
como si no hubiera visto nada. Esperare a que ella me
cuente lo que está pasando cuando esté lista.
Pase el resto del día contándole sobre el nuevo libro
que estoy leyendo y cuando terminaron las clases
tome el autobús con Alicia porque Padme se nos
perdió de vista apenas tocó la campana que indicaba
la salida. Esta última esta actuando muy raro, la
conozco, el tiempo suficiente para deducir que hay
algo que le preocupa, algo que tiene que ver con
Damián y algo lo suficientemente grave para no
querer contarmelo.
(...)
A las seis de la tarde llegamos a casa de Padme. Se
veía más perturbada que por la mañana, cada vez me
preocupaba más. Pasamos la noche comiendo
frituras, chocolates y tomando cervezas. Alicia nos
comentó lo que nos perdimos en la fiesta de Cristian y
que se fue a la cama con un chico llamado Benjamín
que tenía toda la pinta de bad boy y que era
universitario.
Tuvimos un debate acerca de porque las mujeres
prefieren al tipo malo y luego comenzamos con un
maratón de Harry Potter.
No sabría decir cuando exactamente me quede
dormida, pero cuando desperté en mi saco de dormir,
Padme no estaba en su habitación, ni en la casa. Sin
embargo cuando me asomé por la ventana la vi salir
de casa de Damián con una expresión bastante
afligida.
Antes de que cruzara completamente la calle, baje
hasta la entrada y abri la puerta justo un segundo
antes de que ella lo hiciera.
—Te vi salir de casa de Damián —solté antes de que
me esquivara—. Tienes que contarme algo, ¿no es así?
—No es...
—¿Nada? —le interrumpi con rapidez—. Claro que es
algo, te conozco más que nadie Pad, has estado muy
rara y ahora sales de esa casa a punto de llorar. Si
hubieras salido de cualquier otra casa estaría todo
bien, pero es la de Damián. Él nunca se ha molestado
en hablar con nadie y tu una vez mencionaste que te
intrigaba demasiado, así que no me digas que no es
nada y dime, ¿qué está sucediendo?
—Estas exagerando —sentencia, me esquiva
deslizándose por mi lado e intenta subir las escaleras
pero me coloco frente a ella en un escalón más arriba
con los brazos extendidos para que no pueda pasar.
—¿Exagero? —inquiero alzando una ceja—. Ayer
cuando termino la primera hora de clases, tú te
quedaste copiando lo que había en el pizarrón.
Cuando me devolví para buscar mi libro de geografía
que se quedó en el cajón de la mesa, vi por la
ventanilla que estabas hablando con él. Y para no ser
nisiquiera conocidos, no parecían estar teniendo una
buena primera conversación, porque estoy segura de
que no era la primera, y tampoco era buena. Así que
no estoy exagerando, Padme. Dime que sucede o
aplicare la de decirle a tu madre que estás actuando
raro y no creo que quieras eso.
No quería presionarla pero no pude evitarlo. Padme
no se veía bien. De alguna manera siempre me sentía
responsable de Padme y de Alicia. No quería que
pasara lo que sea que está pasando sola, y se nota que
no es nada bueno.
Sabía que la amenaza de contarle a Carmindy
funcionaría para que Padme lo soltara todo. Su madre
siempre fue una mujer sobreprotectora, aunque
ahora estaba un poco más calmada porque Pad
comenzó a ponerle límites, todavía tiene esa vena en
ella.
—Tu vida cambiará si te lo dijera, y no quiero eso. Lo
que menos quiero es que tengas relación directa con
esto. No quiero que estés en un peligro mayor... —
musito con voz nerviosa y quebradiza.
—¿Peligro?, ¿de qué hablas, Padme? —bajo un
escalón y escruto su rostro con genuina
preocupación.
—Debes prometerme que harás como que no lo sabes,
por favor —susurró casí llorando—. Yo jamás diré que
te lo conté y apenas lo sepas debes fingir que
nisiquiera te lo imaginas. Es muy serio, Eris, es grave.
—Lo prometo —acepto sin pensar, la curiosidad me
esta quemando por dentro—. Prometo guardar el
secreto.
—Damián es un asesino. Es una mala persona y no
podemos decírselo a nadie.
Después de que esas palabras salieron de la boca de
Padme supe que no había vuelta atrás para mi, y para
ella tampoco.
Ahora ya formaba parte de aquel secreto oscuro y
perverso.
Capítulo 2
Padme me contó muchas cosas de manera
atropellada, dando como resultado que no entendiera
nada, Alicia bajo así que comenzamos a actuar con
normalidad, desayunamos las tres juntas y cuando
Alicia se marchó y para apartarnos de Carmindy
utilizamos la excusa de regar las plantas del jardín,
fue ahí donde Padme me contó todo con más detalle:
Sabes que yo siempre sentí curiosidad por Damián.
Pues el día que fue al Ginger Café le seguí al bosque de
Asfil. Cuando pensé en volver porque le había perdido
de vista vi a dos personas, parecían estar discutiendo,
dos hombres, jóvenes, lucían solamente como un par de
años mayores que nosotras. Esa discusión no pintaba
nada bien. Cuando menos lo espere el chico que traía
una gabardina violeta se abalanzó sobre el que traía la
chaqueta de cuero y le enterró un cuchillo en el ojo. Lo
mató y lo peor es que parecía disfrutarlo, estaba
muerta de miendo en ese momento y más cuando el de
la gabardina volteo en mi dirección, pensé que me
había visto, pero no. Cuando se marchó yo me acerqué
al cadáver, por suerte, no era nadie familiar. Cuando
volví a escuchar pasos acercarse me heche a correr,
corrí todo lo que pude, en algún momento me caí y mi
bolso también, pero lo dejé y seguí corriendo sin rumbo
hasta que encontré una vieja cabaña que parecía estar
abandonada, me adentre a ella pensando que estaría
más segura ahí adentro que en el bosque, volví a sentir
pasos acercándose así que abri la única puerta que
había dentro de esa cabaña. Pensé que era un armario
o algo así, no esperé ver la cantidad de personas que
habían del otro lado. Personas vestidas elegantemente
con gabardinas y pantalones de cuero pero no había
ningún rostro conocido, lo cual era extraño porque en
Asfil todos nos conocemos. Hasta que vi a Damián,
estaba furioso por encontrarme ahí, me llevo a un
lugar apartado, le confesé que lo estaba siguiendo y el
me dijo que estaba loca por cruzar el roble, yo
nisiquiera me había percatado de eso. Le conté lo que
había visto, pero el no tuvo otra reacción más que
molestia. Cuando me di cuenta que Damián realmente
escondía algo turbio quise irme, pero el no me dejo,
porque yo ya había descubierto su mundo. Me confesó
que todas esas personas de ahí afuera eran asesinos y
si se enteraban que yo no era como ellos, me iban a
destripar.
-No tenemos nombre ni religión. Nacemos un nueve del
noveno mes y desde pequeños sentimos la necesidad de
hacer daño.
Eso fue lo que me dijo. También me dijo que acababa de
perder mi vida tal como la conocía porque esas
personas nunca olvidaban un rostro y que si me veían
por ahí actuando como una persona normal, me
matarán. Mi única salida es mudarme de Asfil, íbamos
a salir pero nos topamos con el tipo de la gabardina
violeta que había visto asesinar a ese hombre hace
unos momentos, Damián me cubrió y le dijo que yo era
uno de ellos y que no me reconocía porque me había
pintado el cabello.
Cuando salimos de aquella extraña cabaña el me
acompaño a casa y ahí me dio otra opción, la opción
que me uniera a ellos, era eso o irme de Asfil.
No voy a mentir, está historia me escandalizó, jamás
pensé que Asfil podría ser un lugar tan peligroso, que
tantos asesinos rodearán nuestra ciudad daba miedo,
pero traté de mantener la calma, Padme no me
necesitaba histérica. Estaba buscado desahogarse
conmigo, no necesitaba calmarme o tranquilizarme.
-Debes ir al bosque y reunirte con ellos -dije en voz
baja mientras regaba un conjunto de florecillas
blancas-. Lo primordial es poner a todos a salvo.
-Si, es solo que temo perder...
-Lo único que debes temer perder es la vida, no la
forma en que vives. ¿Qué es lo que temes perder justo
ahora?. ¿El andar de fiesta en fiesta?. ¿La innecesaria
popularidad en el instituto?. ¿El absurdo privilegio de
juntarte con cualquier cabeza hueca que hay en él?.
¿No poder usar un vestido de flores?. Nada de eso
constituye tu vida.
-No -niega angustiada-. Temo perderlas a ustedes.
-Nadie va a perder a nadie -frunci los labios-.
Debemos alejar a Alicia, es demasiado inestable como
para soportarlo, no lo entendería, así que podemos
hacerlo.
-Tu también debes alejarte, es muy peligroso -me dijo
pero negué con la cabeza inmediatamente.
Ni loca me iba a alejar de esto.
No la voy a dejar sola, ¿cierto?
-Nadie sabe que me lo haz contado, ¿cierto? -le dije-.
Además, Damián te dijo que podías juntarte conmigo,
¿no es así?. Mantendré a Alicia alejada de ti, y tu y yo
nos reuniremos ocasionalmente para conversar.
Podemos mensajearnos a cada momento pero
evitaremos juntarnos en público. Ahora lo más
importante es que te reunas con ellos para que sepan
que puedes guardar su secreto y que quieres seguir
viviendo. Tienes que seguir vivir, Padme.
-Lo sé, pero esto es demasiado extraño, Eris -me dijo
mientras examinaba los tallos de las flores-. ¿Nacen el
nueve del nueve y por eso son asesinos?. Podría
pensar que es una jodida broma de no ser porque vi a
un tipo acuchillar a otro. Y luego todo esa gente en esa
cabaña... ¿sabías que ese el el misterio a cruzar el
viejo roble?. Bueno, eso creo, ¿qué más podría ser?
Deje la regadera a un lado y mire con curiosidad el
grupo de flores que ella estaba inspeccionando, había
una flor cuyos pétalos tenían un color roceaso. Todas
eran completamente blancas, pero esa no.
Recordé que Carmindy dijo que esas flores no
brotaban de otro color y mire a Padme.
-Una variacion -musite -. Lo que das a entender es que
necesitas una explicación lógica para poder creer que
Damián es así como dice ser.
-Dime, ¿tu te lo crees todo?. ¿Tú, la Eris que desde los
seis años peleaba con Alicia porque ella creía
firmemente en el hada de los dientes, pero para ti
parecía puro marketing como el día de San Valentín? -
inquiere la pelinegra incrédula.
Si supieras.
-Si, me lo creo, ¿y sabes por qué? Porque sé que debe
de haber una explicación. No puede ser solo cuestión
de que un día en específico intervenga sobre la
naturaleza humana, y se que piensas lo mismo.
Capítulo 3
Eris Cohen
El consejo que debería haberle dado es que
considerara la opción de mudarse, sin embargo, le
alente para que se enfrentara al peligro, eso no lo
hace una buena amiga, tal vez, no lo soy, decidí ser
egoísta y aprovechar esta oportunidad para
responder las preguntas que llevo haciéndome toda la
vida:
¿Por qué soy así?
¿Por qué tengo estos pensamientos intrusivos?
¿Por qué tengo esos impulsos que aveces se necesita
todo de mí para frenarlos?
Padme y yo decidimos investigar acerca de la
naturaleza de Damián, no soy como el, eso lo tengo
claro, estoy segura que no nací el 9/9, pero me pasa
algo parecido y tal vez investigando sobre el, pueda
averiguar algo sobre mi. Y si tenemos suerte, buscar
una salida para Padme.
Ahora me encontraba en la biblioteca, mi lugar
seguro, buscando mitos y leyendas sobre la historia
de Asfil.
Saque de la estantería un par de libros de tapa dura
que se veían muy antiguos, mis favoritos.
Con calma me senté en una mesa apartada aunque la
biblioteca estaba prácticamente vacía.
Después de ojearlos un par de minutos encontré algo
sobre la advertencia de no cruzar el lago ni el viejo
roble. Sentí los vellos de piel erizarse pero no sentía
miedo, no, estaba emocionada, casí extasiada, me
encantaban este tipo de historias, son tan
escalofriantes y bizarras, esto simplemente me
confirma que hay algo mal en mi.
El árbol de los colgados, así se refieren al viejo roble
porque fue escenario de una terrible masacre el
mismísimo 9/9, no dice que año, ni tampoco quien
fue, o como se hizo. Aparecieron más de cincuenta
cuerpos colgados en las ramas de este árbol y en el
lago más de veinte cadáveres, desangrados, flotando
sobre el agua teñida de rojo. El crimen nunca fue
resuelto y con el tiempo se convirtió en mito.
Me lleve los libros a casa y continue investigando
sobre todo en internet.
Por supuesto que este incidente apareció en noticias
pero nunca se supo nada más, tampoco hubieron más
crímenes comparados con este espantoso acto.
Un hombre llamado Zacharias Brown investigó sobre
el tema, hace treinta años público un artículo en un
periódico sobre sus descubrimientos, intenté buscar
ese artículo pero no lo encontré. Sin embargo
descubrí que el hombre está en el asilo de Asfil.
Pase el resto de la tarde y toda la noche con Alicia
para que esta no fuera a casa de Padme y ella pueda
ir al bosque. A partir de ahora Padme deberá
mantener un bajo perfil y si tiene a Alicia cerca, esto
no será posible.
Estaba ansiosa por contarle todo lo que había
descubrido a Padme y me levanté casi de madrugada
para mandarle un mensaje a diciéndole que le
esperaba en mi casa para platicar del tema. Al
mediodía llegó a mi casa con aspecto de tener una
resaca descomunal a pesar de las gafas de sol que
traía.
Le conté todo lo que había descubrido ayer y ella me
respondió:
-Entonces hay que hacerle la visita al Señor Brown,
porque definitivamente no se trata de espíritus.
Anoche descubrí que le cabaña es mucho más que el
el vestíbulo que te describí. Tatiana, me dio un
recorrido y es tan grande que tiene otras secciones.
Además me habló de unas personas iguales a ellos
que poseen una habilidad muy extraña. Se llaman
andróginos y tienen la capacidad de seducir y atraer a
la gente, a la cual por cierto le dicen "presas".
-¿Una habilidad especial? -inquiero curiosa, aparto un
par de libros y tomo uno que estaba debajo de estos-.
Apenas me contaste todo, mi primera teoría fue...
-Que estamos hablando de especímenes.
-Naturaleza misma -musite mientras leía
distraídamente un párrafo que me llamo la atención-,
nada del otro mundo.
-Definitivamente no sobrenatural.
-No, algo tan real y explicable como... como nuestros
genes podría ser...
(...)
Usamos mi auto para ir al asilo, Padme aprovecho
para contarme acerca de la noche anterior. Resulta
que esta especie, su juntarse en, ¿manadas?. Y
Damián pertenece a una de cuatro personas, una
pareja, la chica antes mencionada, Tatiana, y su novio
Archie, también un chico llamado Poe, quien al
parecer tiene mucho dinero, porque compró para
Padme una copa de Ambrosía, la cual cuesta doce mil
dólares y es la causante de la resaca de mi amiga,
también quedamos en investigar aquella bebida
debido a lo fascinante que era.
Cuando llegamos a la recepción del asilo fingimos ser
estudiantes de la universidad Central que buscaban
hacerle una entrevista a Zacharias Brown,
lamentablemente nos informaron que el señor había
muerto hacía un par de meses, o más bien se suicidó.
Pregunte por sus investigaciones, pero me han dicho
que lo han echado todo a la basura.
Cuando salimos del asilo y estábamos dispuestas a
regresar un siseo nos detuvo.
Cuando acudimos a este vimos a una anciana
rechoncha de cabello gris, lucia un poco senil para
decir verdad, nos dijo que conocía a Zacharias,
cuando Padme le preguntó si sabía el motivo por el
cual se había suicidado, ella exclamó:
-¡No se suicidó, lo mataron!
Le pregunté si alguien en el asilo tenía razones para
matarlo pero ella negó, diciendo que todos en el asilo
le adoraban y que además estaba más cuerdo que
cualquiera de ellos y que tenía muy buena salud.
Padme le pregunto si el le hablaba sobre sus artículos
y ella respondió que todo el tiempo, cuando Padme le
preguntó acerca del árbol de los colgados la anciana
se llenó de sorpresa y temor. Yo le aclaré que
habíamos venido porque necesitábamos encontrar
ese artículo y ella dijo que por esa razón fue que lo
mataron, el no hablaba de ese tema con nadie, pero si
con ella. Le pregunté dónde podíamos encontrar el
artículo y ella dijo algo como:
-¡Dijo que lo entrarían con su verdad, porque esa
verdad era su mayor descubrimiento y era muy
peligrosa!
-¿Peligrosa? -inquiere Padme-. ¿Qué tan peligrosa?,
¿sabe usted lo que decía el artículo?
-¡El peligro ha estado aquí desde hace siglos!, ¡están
entre nosotros! -grita aquella anciana senil.
-¿Margaret? -inquiere una voz masculina, un
enfermero que salía de la parte atrás del asilo.
La anciana volteó bruscamente hacia el, pero luego
volvió hacia nosotras, pero me miró fijamente a mi,
como si me hubiera reconocido apenas, abrió los ojos
con horror y me señaló con el dedo índice.
-Lo tienes, lo sabes. ¡Tú!. ¡Tú lo sabes! -grito mientras
me señalaba, su rostro arrugado estaba deformado
por el miedo genuino.
-¡Margaret! -regaño el enfermero-. ¡¿De nuevo
diciéndole estas cosas a los visitantes?!, ¿ya has
tomado las pastillas?...
La anciana nos dio un empujón y se hecho a correr, el
enfermero fue tras ella no sin antes pedirnos perdón
y asegurarnos que aquella anciana padecía de
esquizofrenia y que nada de lo que dijo era cierto.
Pero Padme y yo estábamos seguras que si lo era,
aquella anciana no estaba loca y aunque no entendí
lo último que me dijo, se que no lo está.
(...)
Luego de eso Padme y yo fuimos al centro comercial.
Estábamos sentadas en las mesas de afuera en
McDonald's. Me puse a buscar información en la web
y descubrí que Zacharias era graduado de astrofísica
y se destacó por proponer teorías sobre el multiverso,
ese era el tema que Brown investigaba, otras
dimensiones, mundos paralelos, pudo haber
explicado la existencia de los novenos con bases
científicas y por eso lo mataron, porque descubrió
algo grande.
Después de debatir sobre el tema quedamos en que yo
iría a investigar a la biblioteca, pero antes ayude a
Padme a cambiar de estilo. Ella no solía tener un
estilo definido, siempre iba de un extremo a otro,
pero desde que Damián le dijo que no podía usar ropa
colorida, ha estado vistiendo como un cuervo.
Pase el resto de la tarde ayudándole a comprar ropa,
eligiendo lo que compraría para mi si estuviera en su
lugar, pero ropa que este en armonía con su paleta de
colores.
Recibió un mensaje de Damián de que debía estar en
la cabaña a las seis. La dejé en la entrada del bosque,
vestida y maquillada para matar, literalmente y me
fui a la biblioteca porque tenía pase hasta tarde.
(...)
A la mañana siguiente estaba charlando
tranquilamente con un grupo de chicas de la clase de
ciencias cuando llego Padme y me arrastró al patio
trasero para contarme todo acerca de lo de ayer en la
cabaña. Mi mente comenzó a atar cabos y...
-Entonces eso fue lo que ocurrió en el árbol de los
colgados -dije emocionada y sorprendida -. Hicieron
una cacería.
Por supuesto, estuvieron a puntos de ser descubiertos
gracias a Brown y por eso han cambiado
completamente la manera de hacerla, se realiza el
nueve del nueve, el día que todos ellos cumplen años,
escogen una presa y la retienen desde dos días antes,
cuando llega el día, las reúnen a todas y las sueltan
todas juntas para luego perseguirlas.
Es...
Facinantememte macabro.
La cacería se realizará en la mansión Hanson según
dijo Padme así que intrigada la googleé, me quedé
impactada por la presencia de aquella casa, era
enorme, parecía un majestuoso castillo Inglés,
rodeado por muchas hectáreas de terreno verde y
brillante.
Dice que cuenta con laberintos y pasadizos secretos,
se piensa que está deshabitada, porque su última
dueño, Dioner Hanson, murió en 2014, sin embargo el
acceso a la mansión es completamente imposible.
Le pregunté a Padme sobre quien los recibirá y ella
respondió que la tal Gea, la dirigente, con socios
semejantes.
Me sentí un poco celosa de ella, irá a esa maravillosa
mansión y yo me quedaré aquí.
No negaré que de alguna manera me gustaría
pertenecer a ese mundo...
Capítulo 4
Eris Cohen
Hoy, después de cenar subí a mi habitación y justo en
ese momento me entra una llamada de Padme.
—Hoy, media noche, cementerio de Asfil. Lleva una
pala, linterna, tapabocas y guantes de látex —dice
nada más descuelgo—. ¿Y crees que puedes conseguir
una escalerilla?
—¿Mataremos a alguien? —pregunto asombrada.
—¡No! —contesta exaltada—. Abriremos la tumba de
Zacharias Brown.
Sonrio ampliamente como cuando a una niña le
regalan un dulce.
—¡Esto definitivamente es mejor que las pijamadas
que solíamos tener! —exclamó emocionada.
(...)
Unas horas después estábamos en el cementerio de
Asfil, profanando la tumba de Zacharias Brown
mientras Padme me contaba sobre su encuentro de
los novenos y su conversación con Damián.
Habíamos llegado hace media hora, Padme esta
convencida que los artículos de Brown están
enterrados con el.
—A mi me agrada como se expresa Damián —dije
finalmente después de que ella terminara de
contarme toda su conversación—. Después de todo no
te dice nada que no sea cierto, el dilema es cómo
acabar con tu moral tan rápido.
—No acabaremos con nada —responde de mala gana.
—Pero en eso Damián tiene razón, escogiste su vida al
quedarte. ¿Y por qué hacerte la reina de la moral
ahora?. Bien, matar esta muy mal, sí, eso es
precisamente lo que nos enseñan, lo que aprendemos,
pero si nadie nos dijera que es un error, lo haríamos
—le dije enterrando la pala en la tierra, es que
entiendo a Damián más de lo que me gustaría—. Te lo
voy a explicar mejor, debes respetar a un musulmán
por sus creencias, ¿cierto?. Y no lo juzgas por creer en
Ala porque esa es su cultura, ¿cierto?. Bueno, así
mismo es Damián, como otra religión, como otro
género sexual, como una cultura distinta. Existe y de
algún modo debes respetarlo, porque así fue criado,
en este caso, así nació. ¿Me has entendido?
Sabía que no había sido mi respuesta más racional,
sin embargo jamás la admitiría. Tal vez, estaba
intentado justificar mis instintos más bajos y mis
pensamientos retorcidos.
Padme simplemente asintió muy despacio y
permaneció pensativa.
Pasamos más de dos horas cavando hasta que
tocamos el ataúd. La anticipación y adrenalina corría
por mis venas, estaba profanando un cadáver, juntas
quitamos la tapa y el desagradable y putrefacto olor
nos golpeó.
Me quedé embelesada viendo el cadáver, todavía no
estaba en su máximo nivel de descomposición,
algunos huesos estaban a la vista, los gusanos
recorrían sus extremidades a su gusto, los dedos de
las manos ya no tenían carne, era tan...
Padme me saco de mi trance diciendo que lo revisara,
me negué al instante, a pesar de todo no me atrevería
a tocar un cadáver lleno de gusanos. Padme propuso
que lo hiciéramos las dos, así que me reajuste los
guantes de látex y me agache a buscar.
Lo revisamos de pies a cabeza hasta que metí una
mano en el bolsillo y saqué un trozo de papel.
Era el artículo, pero estaba en Inglés, lo revisé hasta
que escuchamos el ruido de una motocicleta
acercándose. Padme y yo nos quedamos tiesas por un
momento hasta que subimos por las escalerillas,
apagamos las linternas y nos escondemos detrás de
las lápidas.
La motocicleta pasó por el agujero que excavamos
pero no le presto especial atención.
Nos cagamos del susto cuando un miembro de la
manada se Damián apareció tras nosotras, Archie.
Afirmo que venía todas las noches a visitar a su
madre, era un poco raro este chico, dice que su madre
flota en el lago...
De igual manera aseguró mantener en secreto para el
resto de la manada que Padme estaba allí. Nos ayuda
a echarle tierra nuevamente a la tumba y no hizo
demasiadas preguntas, solamente estuvo hablando de
un manga que le gustaba. Al final se ofreció a
acompañarnos a casa pero Padme se negó, yo me
mantuve callada todo el rato para que no me notara
demasiado aún así cuando se despidió me dijo:
—Espero verte pronto, Bienvenida a la manada.
(...)
Padme estaba muy nerviosa cuando llegamos a mi
casa y nos metimos a hurtadillas en mi habitación.
Sin embargo lo que había dicho Archie me aceleró el
corazón de una... ¿buena manera?
Me llama mucho la atención su comportamiento,
Padme dice que pasa de un estado de ánimo a otro.
—Son todos muy distintos —musito para mi misma
mientras tomo el papel arrugado del artículo y lo
estiro sobre el escritorio—, quizás inestables —niego
con la cabeza y me inclino para leer el papel—.
Concentrémonos en esto. Veamos que dice.
Comencé a leer el artículo y cada línea que pasaba me
impactaba más.
Brown asegura que Asfil tiene una fuerte influencia
astral, es decir, cada noveno día, de cada noveno mes,
otra dimensión anclada a nuestro pueblo se abre. El
tenía dos teorías, que la fuerza de esa dimensión
influye en los nacimientos, o que directamente, ellos
hayan nacido en otra dimensión.
¡Otra dimensión!
Esto es increíble, es un gran descubrimiento, es
fascinante.
Llegamos a la conclusión que la puerta de la cabaña
de la cual me habló Padme, era la puerta a esa
dimensión que solo se abre el 9/9. Lo cual tiene
sentido ya que ella me confesó que esa cabaña es
muchísimos más grande de lo que parece.
Padme y yo armábamos nuestras teorías cuando mi
ventana explotó en miles de fragmentos de vidrios.
Retrocedimos entre gritos ahogados y cuando
miramos al suelo había un papel atado a una roca.
Cuando lo leyó, Padme se desplomó en el suelo y
rápidamente fui a abrazarla.
—Te van a matar por mi culpa —sollozo mientras se
acurrucaba en mis brazos—. ¡Van a matar a mis
padres, luego a ti y luego a Alicia, todo por mi error!
—Padme, no, nadie me hará daño, no me tocarán ni
un pelo, estaremos a salvo —le tranquilice
abrazandole con fuerza—. Y no es tu culpa, nunca lo
será.
Mi cuerpo tembló junto al de ella, no voy a mentir,
siempre me sentí observada pero por alguna razón
nunca sentí miedo, pero esto... no es para mi, es para
Padme y ella esta metida en algo muy peligroso, a
pesar de la intriga que me causaba ese mundo, sabía
que corría peligro.
(...)
Ayer al final no pudimos descansar nada, a la mañana
siguiente le mentimos a mi madre que habíamos roto
el vidrio sin querer mientras jugábamos y ahora
tenemos que reunir dinero para pagarlo, espero que
sea lo antes posible, no me siento segura con esa
ventana rota.
Estaba saliendo de la escuela cuando una loca idea
pasó por mi mente, me detuve un momento y miré a
ambos lados de la calle.
Al final decidí hacerlo, me gano la curiosidad.
Con decisión me subí a mi auto y conduje hasta el
hogar de ancianos.
Buscaré más información, un solo artículo no nos
sirve de nada.
Cuando llegue al asilo, disimuladamente averigüe por
la dirección de la antigua casa de Zacharias Brown.
Y ahora me encuentro aquí, en el casi desierto
vecindario. Aparque un par de cuadras antes. Abri la
guantera y mire fijamente el arma blanca que tenía
escondida, un cuchillo.
Sin dudarlo lo tomé y baje del auto, mire hacia ambos
lados con cierta paranoia y escondí el cuchillo en mi
chaqueta. Force la cerradura de Brown con el mismo
y en cuanto entre, me pico la nariz por todo el polvo
que había en esta casa, que para completar estaba
herméticamente cerrada.
Fui directamente a su estudio pero no encontré nada,
frustrada respire hondo y me obligue a pensar con
calma, es obvio que una investigación tan importante
como esta, Zacharias no la tendría a primera vista,
mire hacia un lado y vi un librero.
¿Cómo no lo había pensado antes?
Fui hasta allá dando brinquitos y comencé a mover
los libros, hasta que con uno de ellos vi lo que estaba
buscado, un acceso oculto. No era tan grande como se
veía en las películas pero sin duda, aquí encontrare
algo importante.
Comencé a rebuscar en los papeles que encontré,
dándome cuenta que Zacharias estaba sumamente
interesado en los novenos, así le llamaba a los
asesinos del noveno mes.
Entre esos papeles encontré uno que habla sobre las
características de los novenos.
Habla de las cacerías que se realizan el 9/9 de cada
año, que como para ellos es una especie de ritual, una
celebración muy importante que ellos protegen a toda
costa. También se dice que cada noveno es diferente y
poseen una característica dominante, algo así como
una habilidad, capacidad o sentimiento que sobresale.
Que pueden suprimir emociones como la culpa y
empatía y también hay casos que en vez omitirlas
simplemente no las reconocen. Si un noveno no sacia
su característica predominante, suele tener ataques
de ira y un esdo de ánimo muy voluble. Estas
características están relacionadas directamente con
los siete pecados capitales: soberbia, lujuria, gula,
avaricia, vanidad, pereza y envidia, aunque hay
muchísimas otras, pero hay una que todos comparten
y esa es las intensas ganas de asesinar.
Me quedé en un pequeño trance cuando termine de
leer esto, me da mucho que pensar sobre... sobre mi...
El tono de mi celular fue lo que me sacó de ese trance.
Era Padme, me informó que tomaron a Alicia como
presa, uno de los amigos del tal Nicolás, el hombre de
gabardina que ella vio a asesinar a otro.
Recuerdo vagamente haberle advertido a Alicia sobre
ese tipo que estaba saliendo.
Ojeo un par de papeles más y me encojo se hombros.
Siempre tengo razón.
Encontré otra cosa que hablaba de la dimensión
originaria de los novenos. Y es que Zacharias tiene la
teoría de que los líderes de estos asesinos ocultan la
existencia de esa dimensión, es decir que los novenos
no saben que esto existe, no tienen ni idea.
Con manos temblorosas y una nebulosa mezcla de
emociones me guardo todos los papeles y salgo tan
rápido como puedo, tengo algo sumamente
importante en mis manos, lo cual es un arma de doble
filo, si no la se usar podría terminar muy mal, y
pasara lo mismo con Padme.
(...)
Llegue a su casa justo cuando ella estaba volviendo de
casa de Damián, le conté todo lo que había
descubierto y le dije las tres opciones que tenía:
Delatar a los novenos, tenemos las suficientes pruebas
para ponerlos en evidencia y podríamos pedir
protección porque estoy segura de que no ignoraran
nuestro descubrimiento.
La segunda es usar todo esto para chantajear al líder
y pedirle que le exoneren de vivir así, aunque esto
sería muy arriesgado para decir verdad.
Y la tercera es aceptarlo todo y convivir con Damián y
la manada.
Le dije que estaré acompañándola en cualquier
decisión que tome, pero muy dentro de mi, estoy
rogando para que escoja la última.
Por el momento no eligió nada, a parte de que
necesita pensarlas con detenimiento, ahora está
enfocada en salvar a Alicia. Me dijo que tenía un plan
con Tatiana para deshacerse del tal Benjamín.
Nuevamente me sentí celosa, aún así ayudé a Padme
a vestirse y maquillarse, y esta vez, si estaba vestida
literalmente para matar.
(...)
Cuando apareció nuevamente frente a mi casa a la
medianoche en aquellas condiciones que estaba,
quise literalmente asesinar a ese Damián y mucho
más cuando me contó todo lo que pasó.
Ella se durmió tranquilamente sobre la chaqueta de
el, mientras que yo prácticamente no he podido
dormir nada.
Me senté en mi escritorio hasta que despertará.
Mi amiga de la infancia anoche fue casi violada, pero
no dejaré que vuelva a pasar sola por algo como eso,
así que tome una decisión.
Cuando despertó le mande a asearse y luego le tape
los moretones con maquillaje para que sus padres no
los vean.
Salimos de mi casa, Padme estaba confundida no
sabía a donde íbamos, pero yo fui directamente a la
casa que estaba al lado de la suya.
Toque la puerta con fuerza y Padme comenzó a
jalarme del brazo diciéndome que nos vayamos, pero
la madre de Damián nos abrió la puerta.
Le pregunté dónde estaba y la señora a pesar de su
perplejidad respondió que estaba en el patio.
Atravesé la entrada como si fuera mi casa, Padme
forcejeó conmigo pero logré safarme y atravesé la
sala, el pasillo, la cocina y finalmente salí al patio, ahí
estaba Damián con otro chico, ambos se levantaron
sorprendidos al vernos, avance hasta ellos, levante mi
brazo y le di una bofetada al pelinegro, una tan fuerte
que me escocio la mano.
—La próxima vez que vuelvas a dejar que Padme se
ponga en peligro de esa manera, te corto los testículos
—amenace exaltada.
Damián enderezó la cara e intentó ir contra mi, pero
Padme se puso en el medio.
El chico rubio quien supongo será el tal Poe se me
acercó con una repugnante sonrisa lasciva.
—¿Y está preciosura tan salvaje quién es? —pregunto
mirándome de arriba a abajo.
—La que te va a partir la madre si no te alejas —bufe
y el tipo retrocedió fingiendo estar asustado para
después soltar una risilla. No preste atención a su
burla y me volví a Damián—. Te aviso, ya sé que eres
un asesino. Ahora también formo parte de tu mundo
y te advierto que no pienso dejarla sola.
—¡No! —exclama Padme—. ¡Es un error!. ¡Eris no
forma parte de nada!. ¡Solo esta confundida!. Cree
saber algo que no es cierto.
Volteo los ojos y la señaló.
—Debajo de todo ese maquillaje tiene dos moretones.
Si ese tipo hubiera abusado de ella... Damián yo te
hubiera empalado y dejado en el medio del pueblo
para que vean la basura que eres —brame furiosa
sentía mi pecho bajar y subir aceleradamente—. Una
bofetada es poco para lo que te mereces.
—Dios santo —volvió a intervenir el rubio con un
tono de... ¿fascinación? —, pero, ¿esta mujer de donde
salió?
Lo volví a ignorar y dije mi vista en el pelinegro, el
mando a Padme a seducir y matar a ese tal Benjamín,
en cambio ese tipo casi abusa de ella. Si con esa
artimaña lo que buscaba era deshacerse de Padme,
ahora tendrá que deshacerse de dos.
Capítulo 5
Eris Cohen
Damián nos confesó que todo había sido una prueba
para Padme, esta vez fue ella quien se llenó de rabia y
se fue contra el. Cuando nos fuimos a su casa le di un
calmante y me sente frente a su ventana a leerme un
libro.
Me fui cuando se levantó, no sin antes asegurarle que
ya no estaba sola en esto.
(...)
A la mañana siguiente Padme paso por mi, había
arreglado las cosas con Damián y ahora el nos
ayudaría a hacernos pasar por novenas, y nos
enseñaría a defendernos por nuestra cuenta.
Estábamos paradas frente a la mansión de aquel
rubio quien solo parece pensar con la cabeza de
abajo. Vive en uno de los barrios más exclusivos de
Asfil y su casa se podría describir como impactante y
lujosa con enormes ventanales que daban vista a
todo.
Cuando tocamos el timbre nos abrió un especie de
sumiso confirmando mi teoría de que aquel noveno
estaba enfermo.
El sumiso nos guió al patio donde nos esperaban
Damián y Poe.
—¿Por qué le pones una correa al chico como si fuera
un animal? —pregunte con el ceño fruncido cuando
estuve frente al rubio.
El respondió que el chico era el de los gustos raros y
que era un accesorio que a él le gustaba utilizar.
Damián nos entregó una daga a cada una.
—¿Y en dónde se supone que las llevaremos todo el
tiempo? —inquiero.
Damián se alzó el pantalón y mostró por encima de
sus botas una daga envainada en una funda.
—Ah, ahí —musite mirando con curiosidad.
—O en la cintura —dijo Poe dándome otra de sus
repulsivas miradas lujuriosas—. Tengo muchas
fundas, puedo darles algunas.
Nos estaban explicando que la tendríamos que
utilizar para defendernos de otros novenos. Cuando
una muchacha vestida como el sumiso atravesó el
patio con un carrito plateado.
—Aquí esta la Ambrosía que ordenó, señor Verne —
dijo con la mirada fija en el suelo—. Y acaban de
llamarlo para saber si estará presente en la próxima
exposición de textos antiguos. Necesitan su
participación como socio de la biblioteca.
Aquello llamo mi atención.
El le dijo a la sumisa que confirmara su participación
y le llamó la atención por quedarse mirando a
Damián. La muchacha se fue rápidamente con
vergüenza y yo seguí mirando con curiosidad a Verne.
—¿Eres socio de una biblioteca? —le pregunte.
—Les pido que me llamen socio para mantener algo
de modestia, pero soy beneficiario de unas cuantas —
responde distraídamente mientras vierte líquido de la
majestuosa botella en una de las copas.
—Es casi dueño de seis bibliotecas del país —le delata
Damián—. Muy modesto, por supuesto. ¿Comenzamos
o hablaremos de la bondad nata de Poe?
—Si, mejor comencemos —asentí sacudiendo la
cabeza.
—Uh... quizás no tiene solo "eso" en la cabeza —
susurro Padme a mi lado y la fulmine con la mirada,
me ignoro y tomo su copa de Ambrosía.
Yo también tomé una, al igual que Verne y Damián.
—¡Por las novenas que están a punto de conocer lo
que es vivir de verdad! —exclama el rubio con una
flamante sonrisa.
Tomo un trago de la ambrosía y la verdad no me
decepcionó, se siente tal como lo describió Padme, un
elixir dulce y delicioso que hace explotar un montón
de sabores en tu paladar.
La bebida nos sirvio como una dosis de adrenalina,
Damián y Poe se encargaron de enseñarnos lo básico
acerca de defendernos con las dagas.
A eso de las cuatro Padme se fue con la escusa de que
su madre ya estaba comenzando a notarle lejana y
quería pasar tiempo con ella.
Seguimos practicando como 15 minutos hasta que
Damián avisó que también se tenía que ir, y yo me
quedo con el rubio.
—Tomemos un descanso —propuso este.
Yo acepté porque la verdad si estaba algo cansada.
—¿Te apetece tomar algo? —pregunta cuando nos
sentamos alrededor de la mesa del jardín.
—Una cerveza —respondí casí sin aire.
Sentí su mirada sobre mi pero no respondió ni dijo
nada.
—¿Qué? —inquiero volviendome a el.
—Es que, no se si debería brindarte alcohol —parecía
serio pero vi la burla oculta en su mirada gris—. Con
eso de que eres menor de edad.
Frunzo el ceño y señaló la botella de Ambrosía casí
vacía.
—Me acabas de ofrecer la bebida más fuerte que he
probado, ¿y no me puedes dar una cerveza? —digo
para que escuche lo absurdo que suena.
—Bueno —levanta las manos en señal de rendición—.
Pero no quiero que la policía venga aquí acusandome
de la perversión de un menor.
—Estoy segura de que si la policía viene a buscarte
será por todo menos eso —ruedo los ojos y me
reacomodo en la silla.
El toca la campana y poco después vuelve a aparecer
la chica sumisa, el pide una cerveza para mi, y wiskey
para el.
—Necesitamos relajarnos —dice—. Ahora viene la
parte más dura del entrenamiento.
—¿Qué parte es esa? —pregunto curiosa.
El sonríe con esa perversión que el solo sabe.
—Llevar todo lo que te he enseñado a la práctica.
Se toma su wiskey de un trago y yo mi cerveza en dos.
—Bien vamos a poner una situación hipotética, yo soy
un noveno y tu una presa, guarda tu daga
nuevamente —ordena cual maestro de artes oscuras,
obedezco y guardo la daga en mi cintura con la funda
de seda roja que el me regaló—. Digamos que tratas
de salvar a tu amiga de mi, para eso tienes que
matarme, intentas seducirme para llevarme a un
lugar apartado, pero yo se todo tu plan, ahora quiero
hacerte cosas impuras para luego matarte, ¡corre!
—No es gracioso que utilices la situación tan fea por
la que paso mi amiga para esto...
Empecé a reclamarle pero me interrumpió:
—¡Corre! —exclama y se cruza de brazos—. Te doy
una ventaja de tres segundos, pelirroja.
Frunzo el ceño pero me largo a correr por el inmenso
patio, siento sus pasos corriendo tras de mi.
—¡Dijiste que me darías ventaja de tres segundos! —
me giro y le grito.
El se abalanza sobre mi, hago una mueca al caer en la
hierba, se sube encima de mi sin aplastarme con su
cuerpo y me pone la daga en el cuello.
—Y te atrape en dos —sonríe perversamente y pasea
sus ojos por mi indignado y furioso rostro—. Nunca
confíes en un noveno pelirroja, no todos son tan
leales como yo.
Furiosa volteo mi rostro y al moverme me hago daño
en el cuello con la daga.
—Imbécil —siseo.
El quita la daga rápidamente y me voltea la cabeza
para ver la herida.
—No es tan grande —dice con una voz extraña, lleva
dos de sus dedos a esta y luego se los lleva a la boca, ¡a
la boca!
—¡Quitate encima de mi! —digo intentado empujarlo,
se baja y yo me levanto rápidamente—. Me largo de
aquí, estas enfermo.
—¿Se supone que ese es un insulto? —se burla
todavía sentado en la hierba.
Le fulminó con la mirada por última vez y giro sobre
mis talones para largarme de esa casa.
No lo soporto.
(...)
Al llegar a casa todavía mi rabia no se había disipado,
pero me obligue a dejar de pensar en eso y enfocarme
en seguir con mi investigación, Alicia me habló pero
como he hecho todos estos días, saco una excusa para
no reunirnos.
Pasaron varios días, la mayoría de las tardes me
reunía con los de la manada, incluyendo al rubio
chupa sangre, pero no a Damián, lo que tenía a
Padme bastante angustiada, porque tampoco se
aparecía en la escuela.
Poe todos esos días me hablaba de las cosas macabras
que había hecho como noveno, le pedí que omitiera
las partes que incluyeran su polla, y el pobre hace lo
hace lo que puede.
Hoy me estaba hablado de todas las formas posibles
de despellejar a un ser humano, me impresiona lo
bien que me estoy adaptando a todo esto y que Poe se
gane toda mi atención cuando me habla de estas
cosas.
—Sabes pelirroja —estaba hablando con Archie y
conmigo, pero ahora se dirige a mi—. Siempre he
querido escribir sobre este tema, ¿no crees que es
indignante que no pueda escribir un libro sobre esto
sin escandalizar a la sociedad?
—Yo lo leería —contesto casi sin pensar.
—¿Enserio? —los ojos grises del rubio se iluminan—.
Entonces voy a escribirlo solo para ti.
—Muy romántico —digo con sarcasmo.
—¿A qué si?, soy el mejor, ¿quién más escribiría un
libro solo para ti? —pregunta el arrogante.
—Cualquiera que tenga una editorial y seis
bibliotecas —respondo rodando los ojos.
—¿Y a quién más conoces que tenga una editorial y
seis bibliotecas? —inquiere pero se responde a sí
mismo—. Nadie, eso es algo que solo yo puedo hacer
por ti.
—Tienes razón, eso posiblemente es lo único
mínimamente interesante en ti, que uses tu dinero
para algo tan importante como preservar libros.
Verne sonríe perversamente y grita hacia Padme y
Tatiana que estaban conversando apartadas.
—¡Oigan! —les hace un ademán para que se acerquen
—. Vengan a escuchar esto. Eris acaba de admitir que
le gusto.
Trate de calmarme pero no pude, la ira bullío en mi
sistema como agua hirviendo.
—¡No es cierto! —brame—. Acabo de decir que lo
único que podría ser mínimamente interesante en ti
es el hecho que uses tu dinero para algo tan
importante como lo es preservar los libros. ¿Tienes
mierda en los oídos o qué?
Poe se encoge de hombros y hace un mohín.
—No lo sé, a mi me sonó a que decías que te traigo
con las bragas abajo.
—¡Serás imbécil Poe Verne! —exclame iracunda—. Lo
único que podrías bajarme son las ganas de vivir en
este mundo en el que existes tú.
El sonríe lleno de satisfacción, parece que tocar mis
botones es algo que le fascina y para mi es cada vez
más difícil ignorar al noveno.
No me agrada Poe Verne, para nada, es arrogante,
repulsivo y parece que solo esta buscando la
oportunidad para meterse en mis bragas.
Capítulo 6
Eris Cohen
Padme me pidió el auto prestado para ir a ver a
Agatha, pues Damián estaba pasando por una fase
llamada "hito". Agatha era una especie de médico
Clandestina que operaba a espalda de los líderes de
los novenos. Cuando Padme volvió, trajo muchas
respuestas a nuestras dudas.
En resumen, en la Dimensión alterna existen otros
seres además de los novenos, iguales de peligrosos,
más desarrollados que los humanos comunes.
También que Damián podría tener dos
personalidades, dos versiones de si mismos, una
humana y una novena. Conviven en paz hasta que
tocas el interruptor y activas una de esas partes.
Anote todo esto, ya que estaba siguiendo con la
investigación de Brown, necesitaría hablar con esa tal
Agatha para hacerle un par de preguntas.
5 días después, la policía estatal de Asfil, se paró en la
puerta de mi casa haciéndome preguntas sobre la
desaparición de mi mejor amiga de la infancia.
Alicia.
Recibí la llamada de una nerviosa Padme, quedo en
preguntarle a Damián si Alicia podía ser la presa de
alguien más, a pesar de que ya fue la presa de
Benjamin y este esta muerto.
El problema es que si ese fuera el caso, ya no había
tiempo para salvarle, porque mañana partíamos a la
mansión Hanson, el lugar de la cacería.
Fui a casa de Padme sintiéndome ansiosa, tenía una
llave así que abrí la puerta y me senté a esperarle en
el salón porque sabía que estaba en casa de Damián.
Intente llamar a Alicia innumerables veces pero no
contestó ninguna de esas.
Cuando llego Pad, me contó sobre la dirección que
obtuvo sobre la persona que le manda mensajes
anónimos y también sobre la píldora de Damián.
—Iremos a la cacería —suelto derrepente con más
entusiasmo del que debería.
—Bueno, no me parece la mejor idea, pero si no
pudimos salvar a Alicia aquí, podemos intentarlo allá
—propone ella, luego se palmea la frente como si
recordara algo—. ¡Ah!, olvide que te acabas de
incorporar y que necesitas una presa.
Algo de entusiasmo se cuela en mi expresión.
—No te preocupes —suspire recordando aquel día en
la mansión del desagradable rubio—. El día que te
fuiste temprano de casa de Poe, mencioné eso y el se
ofreció a conseguirmela.
—Uh —ella alza las cejas con picardía—, Poe cazara
una presa por ti, parece que va enserio.
—Si, va enserio a recibir un puñetazo si no me deja en
paz —bufo con molestia.
—Tampoco es que te acosa, ¿o sí?
Volteo los ojos.
—No, pero es molesto —resoplo con desagrado—.
Además cada vez que sube una foto a Instagram me
etiqueta para que la vea. No sé porque cree que
quiero verlo entrenando en el gimnasio o comiendo
en algún restaurant.
—Si, Dios, que intenso es —dijo ella con sarcasmo—.
¿Segura que no te gusta ni un poco?
Dios no.
—Solo me causa repulsión —replico firmemente.
Cambiamos el tema a La Caceria y luego a la
condición de Damián, yo estaba que no me lo creía.
Veremos la matanza.
No se como me siento al respecto, bueno si lo se, pero
son muchas emociones confusas, ansiedad,
expectación, anticipación y miedo a lo desconocido.
Pero si de algo estoy segura es que quiero hacerlo,
quiero ir a La Cacería.
Padme tiene una lista de pendientes para cuando
vayamos, una lista de pendientes suicidas:
Salvar a Alicia.
Hacer que Damián supere el Hito y mostrarle el amor.
Descubrir quien es la persona desconocida que le envía
mensajes.
(...)
7 de septiembre.
A pesar del día nublado le dije a mi madre que me
iría a una casa en la playa con Padme y unos amigos.
Tome un pequeño maletín donde coloque lo
estrictamente necesario y me abrigue bien.
Sali de casa y fui hasta casa de Padme, la esperé en la
acera de al frente hasta que salió y cinco minutos
después un lujoso auto aparcó frente a casa de
Damián, parecía recién salido del concesionario,
negro mate, con grandes puertas y vidrios
polarizados. No fue una sorpresa para mí cuando el
noveno rubio bajó de el, alardeando que se lo había
regalado una presa.
—Tu vas adelante conmigo, pelirroja —me señalo
dándome una de sus sonrisas perversas—. Así te
cuento las perversiones que pensé sobre ti anoche.
Volteo los ojos fastidiada y repugnada.
—Y así yo te escupo la cara —respondo.
El muy asqueroso se mordió ligeramente el labio
inferior.
—Dura e indiferente, ¡justo como me gusta!
Suspiro pesadamente y Padme interviene
preguntando por los demás, Poe se pone a tocar el
claxon y a llamar a Damián. Mientras tanto nosotras
comenzamos a guardar el equipaje en el maletero y
descubrimos que traía un saco con distintas armas.
Damián salió con una mochila como su único
equipaje y un aspecto más enfermizo de lo normal, no
dijimos nada y nos pusimos en marcha. Tuve que
escuchar los asquerosos comentarios de Poe todo el
camino. A medida que nos alejamos de Asfil, el clima
empeoró, cuando nos quedaban dos horas de camino,
comenzó a tronar, relampaguear y las gotas de lluvia
caían estruendosamente en el parabrisas del auto.
Tatiana propuso que descansaremos en un motel con
restaurante a veinte minutos.
—¿Un motel? —inquiere el rubio con desagrado y
luego me mira—. Lo mío es más algo de cinco
estrellas, para que no haya malas impresiones.
Resople fastidiada.
—¿Crees que eso es lo único que daría mala
impresión de ti? —pregunto con los brazos cruzados
—. Esperemos en ese motel y ya. No quiero morir en
el mismo auto que tu, siento que te follarias hasta a
mi espíritu.
Aparcamos en el motel, y la verdad que no lucía tan
mal, fuimos al restaurante, que también tenía un
ambiente cómodo y cálido.
Archie nos comento que nos invitaron a nosotros a un
fin de semana en la mansión, cosa que no hacen con
todos los novenos ya que la cacería será el domingo,
sería sospecho de no ser porque Archie es diseñador
gráfico y le hizo algunos trabajos a la dirigente y
ganamos el privilegio de ser una de las manadas que
invitaron a la mansión.
Tomamos chocolate caliente y esperamos más de dos
horas, estaba muy aburrida así que comencé a buscar
tema de conversación preguntándole a Archie y
Tatiana cuando se conocieron.
Ella me contó que el le gusto desde el primer
momento y se conocieron en la Cómic Con.
Cuando dieron las cuatro de la tarde, Poe propuso que
pasáramos la noche aquí, si a las seis el clima no
mejoraba.
Y se hicieron las seis y el clima iba de mal en peor.
Poe que fue a pedir las habitaciones, volvió con tres
llaves. Las puso sobre la mesa con una sonrisa
cargada de malicia.
—Pedí tres habitaciones y somos seis, así que en cada
una ira una pareja —deslizó una llave en dirección a
Archie—. Ahí tienes para que vayas con Tatiana.
Ellos tomaron su llave y se fueron a pedir algo en el
bar para cenar.
Poe deslizó la otra llave en dirección a Damián.
—Ahí tienes para que vayas con el pastelito —dijo y
después me miro con picardía y una sonrisa llena de
satisfacción—. Mira... que casualidad, ¿no? . Por
descarte en esa, iremos tú y yo, pelirroja.
Ya en ese momento yo estaba rabiando.
—Estás alucinando si crees que voy a dormir contigo
—gruñi—. Yo voy con Padme.
Intente tomar la llave pero Verne me detuvo, le mire
furiosa pero su expresión de dicha no desaparece.
—¿Ves a esos dos seres calladitos? —señala con la
cabeza a Damián y a Padme—. Quieren estar solos, es
obvio, no se lo arruines. Si te tranquiliza, no te
mataré. No voy contra la gente de mi manada.
—Lo que menos me asusta es que me mates,
simplemente no te soporto —solté iracunda y me
levante abruptamente—. Mueve el culo Poe, y si te
atreves a decir algo sobre mi cuerpo de una forma
asquerosa, el que no va a despertar serás tu.
Salí del restaurante con el siguiendome los pasos.
Solamente acepte porque sabía que Padme preferiría
compartir habitación con Damián, con todo ese plan
que tiene sobre mostrarle el amor.
—¿Qué habitación es? —inquiero más calmada.
—La siete —responde detrás de mi, aprieto los dientes
escuchando su voz destilando alegría.
Me hago a un lado para que el abra la puerta, ruedo
los ojos cuando veo que solo hay una cama, por suerte
es bastante amplia. Y pues la habitación estaba bien
para mi, limpia y ordenada, no podría decir lo mismo
del señor cinco estrellas que la miraba con desagrado.
—Bueno, al menos hay calefacción —comento y fue a
encenderla—. Aunque si tu quisieras, yo podría...
—Te dije que te callaras, ¿no? —interrumpo la
barbaridad que estaba por decir—. Enciende la
televisión que aún es muy temprano para dormir
—¿Estas segura que teniendome aquí y con una cama
dispuesta solo quieres ver televisión? —inquiere con
diversión y yo simplemente respiro profundo—. Te
enseñaría coss que jamás verías en un canal.
Le fulminó con la mirada, el levanta los brazos en son
de paz y enciende la televisión.
Se quitó el saco informal que traía y lo colocó sobre
una mesita junto a la llave.
Me tiré en la cama, me quité los zapatos con un
puntapié y me concentro en la televisión, pasaban
una película de "terror".
Preferiría ponerme a investigar sobre el caso de
Brown pero no puedo hacerlo con Verne en la
habitación.
Además que esta película ya la había visto, "Destino
final", fue una de mis películas favoritas. Hacían ver a
la muerte como un asesino serial que tenía una lista,
si alguien escapaba, ella lo saltaba, completaba la lista
y volvía por quienes había dejado atrás. Recuerdo que
me encantaba ver las partes en que las personas
morían de manera sangrienta, cuando era chica lo
veía muy real, me ha decepcionado un tanto ahora...
—¡Que mierda!
Estaba concentrada en la película y no me había dado
cuenta que el psicópata con el cual estoy en la
habitación, me está mirando fijamente con un
mechón de mi cabello y su daga en sus manos.
—Me encanta tu cabello —me dice con una sonrisa
cínica—. No te molesta que lo conserve, ¿cierto?
—Claro que me molesta —refunfuño—. Sabrá dios
que vayas a hacer con ese mechón.
—¿Qué clase de depravado me crees? —lleva la mano
donde tiene mi cabello al pecho fingiendo estar
ofendido—. Es un simple recuerdo de nuestra
primera noche juntos, lo guardaré con mucho amor
pelirroja.
—Estas enfermo —siseo y vuelvo mi atención a la
película.
—Tal vez —musita y de reojo le veo mirando el
mechón fijamente—. Tomare una ducha.
Se mete al baño con mi mechón de cabello.
Maldito pervertido.
Me concentro en la película hasta que media hora
después el sale, solamente con una toalla en las
caderas.
Trato de no mirarle para no aumentar el tamaño de
su ya por si gigantesco ego y finjo prestar toda mi
atención a la peli.
De reojo veo como se quita la toalla.
—¿Qué se supone que estas haciendo? —inquiero
entre dientes y sin quitar mi vista de la tele.
—Vistiendome —contesta con una risita—. ¿O
prefieres que me quede desnudo?
—¿Por qué lo haces frente a mi?, ahí hay un baño —
gruño.
—¿Has visto ese baño? —pregunta señalando el lugar
tras si—, la mitad de mi armario es más grande, no
podía estar un segundo más ahí adentro.
Le ignoro hasta que le escucho ponerse a mi lado y y
abrir las páginas de un libro.
Doy un vistazo de reojo y le veo sin camisa leyendo
una novela de Stephen King.
Mira por encima del libro y me atrapa viéndole.
—¿Quieres que te lo preste? —pregunta con una
sonrisa cínica.
—Como quieras —me encojo de hombros fingiendo
desinteres.
—O mejor, puedo leerte —propone pervesamente.
—Como quieras —repito de manera robótica.
Me arrebata el mando de la tele y la apaga.
—La mañana que armé era espléndida; una magnífica
mañana de mayo...
Comienza a leer con una voz firme y elocuente, a la
vez relajante, recuerdo a ver querido leer ese libro
muchas veces, pero su autor había pedido que
dejaran de distribuirlo por lo que provocaba en la
mente de las personas. Ese libro sirvió como un
interruptor para muchos, los impulso a cumplir sus
más oscuros deseos.
Antes de darme cuenta ya estaba pestañando sobre el
pecho de Verne mientras lo sentía tocar
distraídamente mi cabello. Lo último que recuerdo
escuchar fue una frase entrecortada.
—No deseaba la salvación. Ya había sobrepasado ese
punto, o quizás nunca lo había alcanzado... Y por eso
continué adelante y me deje llevar por mis impulsos.
(...)
Me levanté sobresaltada a causa de un ruido en la
puerta, la habitación estaba completamente oscura,
yo estaba abrigada envuelta en los brazos desnudos
del rubio.
Lentamente me saco de sus garras y camino hasta la
puerta, la abro con cautela y me pongo a mirar a
ambos lados.
Veo a Padme salir de su habitación.
—¿Escuchaste eso? —susurre cuando se acercó.
Alguien había tocado la puerta de nuestras
habitaciones, ella propuso llamar a los demás pero
pensé que era una broma, furiosa baje a recepción
para quejarme con ella siguiendome pidiéndome que
me detenga.
Toque la campanilla intensamente pero no salía nadie
cuando derepente se apagó la luz.
En ese momento me di cuenta que no se trataba de
una broma.
Comencé a temblar de miedo, aún más cuando un
relámpago iluminó todo y vimos al tipo en la entrada
con un hacha. Se acercó a nosotros y vimos que su
rostro estaba cubierto por un pasamontañas.
Comenzamos a correr con el tras nosotros, tocamos
puertas y comenzamos a gritar pero no salía nadie.
No nos detuvimos y el asesino tampoco, Pad golpeó
una de las puertas con fuerza y se abrió,
contemplamos a un huésped tendido en el suelo con
un cuchillo clavado en el pecho.
Llegamos al final de un pasillo sin salida. Nos dimos
vuelta y observamos al hombre abalanzarse contra
nosotras, nos agachamos a tiempo y el hacha se clavó
en la pared, Padme saco una daga de su cazadora y la
empuñó.
El hombre extrajo el hacha de la pared y volvió al
ataque, Padme intentó clavarle la daga pero su
enorme mano la detuvo y la aventó con fuerza a la
pared.
Trate de copiar su movimientos y le ateste un rasguño
en la cara que le corte el pasamontañas. El tipo
furioso me dio una fuerte bofetada que me mando al
suelo. Me quedé unos segundos aturdida por el dolor
hasta que Pad tiro de mi brazo y volvimos a correr.
Escuchamos un gruñido del tipo y siguió tras
nosotros.
Le pedí a Padme que gritara todo lo que pudiera y ella
gritó el nombre de Damián.
Siento al asesino abalanzarse sobre mi y me hace
caer, comenzamos a forcejear, Padme se fue contra el
y le propinó una patada en la cara, el hacha se le cayó
y ella intentó tomarla pero el asesino le empujó
fuertemente. Procedí a lanzarle manotazos y ella
logró clavarle la daga en el brazo.
Pero no pasó nada, el asesino continúa como si nada y
se giró hacia mi, me golpeó con tal fuerza que perdí la
conciencia.
(...)
Siento un cosquilleo en los labios, algo baboso...
Cuando abrí los ojos lo primero que vi fueron unos
ojos grises.
Lentamente levante mi mano y le propine un bofetón
al rubio frente a mi.
—¡¿Qué te pasa imbécil?! —brame furiosa—.
¿¡Piensas pegarme sífilis o qué!?
Verne emitió una risilla y se sobo la cabeza.
—Ves —dijo encongiendose de hombros—. Técnicas
de primeros auxilios y eso.
—Vuelves a poner tu sucia boca sobre la mía y la que
va a buscar el hacha para rebanarte hasta los huesos
soy yo —amenace con fiereza.
Me ayudaron a ponerme de pie y contemplé la escena
frente a mi. La recepción era un desastre. Había un
gran charco de sangre y el cuerpo del asesino
reposaba en medio de este, inmóvil con los ojos
abiertos y con una larga abertura en el cuello.
—Creo que tendremos que irnos ya.
Capítulo 7
Estábamos en el coche, faltaban par de horas para
que amanezca, al final fue un miembro de la manada
de Nicolás quien nos atacó, pensamos que puede ser
porque sepa que no somos novenas o porque sabe
que mataron a Benjamín y vino a cobrar venganza.
Llegamos a la conclusión de que deberíamos
cuidarnos de Nicolás, tengo la sospecha de que el es
quien vigila a Padme.
En lo que restaba de viaje podía sentir los ojos de
Verne sobre mi de vez en cuando. El clima fue
mejorando pero el frío y las nubes oscuras no
desaparecieron.
Pronto la animada voz de Poe llamó mi atenció:
—¡Hemos llegado!
Volteo ligeramente mi rostro para mirar por la
ventanilla del auto, quedándome impactada en el
acto. La vista frente a mi es impresionante. La
majestuosa mansión Hanson que se veía más grande
de lo que había visto en fotos, el intenso color verde
del pasto que rodeaba sus terrenos hacia un hermoso
constraste con el cielo gris.
Verne aminora la velocidad a medida que nos
acercamos a la entrada y fuimos dejando atrás los
arbustos perfectamente podados, un estanque y el
herbaje.
Tatiana, Arhie, Padme y Damián son los primeros en
bajar, luego Poe quien se baja corriendo, en eso
aprovecho, tomo la llave de repuesto que el tienen de
su auto y la escondo en el bolsillo de mi chaqueta. El
rubio da la vuelta, abre la puerta de mi lado y
extiende su mano, le miro con desagrado y la aparto
con un manotazo.
Hombres con elegantes uniformes se acercan a
nosotros, Poe le entrega las llaves del auto a uno de
ellos para que lo aparque en el garaje, los demás se
encargan de nuestro equipaje.
Mientras yo miraba la entrada embelesada, la
mansión debería tener más de tres pisos y
muchísimas habitaciones, aunque eso ya lo sabía por
lo que había investigado en internet.
Saque mi celular y le tire una foto, vi a Pad
mirándome y le sonreí.
—Es para los los informes de la investigación —le dije.
Nos dirigimos a la puerta pero antes de tocar una
chica vestida de empleada doméstica nos abre la
puerta.
—Sean bienvenidos a la mansión Hanson.
En cuanto cruce el umbral sentí un escalofrío y a la
vez fascinación, admiré el piso de mármol hasta el
techo hecho de espejo, la impecable decoración y los
cuadros en las paredes.
Verne soltó un silbido.
—No esta nada mal.
Bufe y me crucé de brazos.
—Tu casa parece un chiste delante de esta —solté con
burla.
El rubio se encogió de hombros.
—¿Si?, lo que hay en mi sótano no te parecería
ningún chiste.
Le mire confundida y el solo sonrió cínicamente.
Tatiana preguntó por los demás pero la mujer dijo
que muchos no han podido llegar debido a la
tormenta. Nos pidió nuestros nombre y nos sugirió ir
a nuestras habitaciones para tomar una ducha. Saco
de su bolsillo unas tarjetas y a medida de que les
dijimos nuestros nombres, nos entrego una a cada
uno. Dijo que si teníamos alguna duda, tendríamos un
intercomunicador en nuestro habitación para
consultarla con cualquiera de los empleados.
Pero yo intervine haciendo una pregunta que tenía
atorada en la garganta hace mucho:
—¿De quién es la mansión?. Porque al googlearla sale
que no se sabe exactamente a quien pertenece.
Bueno, es simple curiosidad.
La joven respondió que la mansión sí tiene un dueño
pero que no estaba autorizada para dar esa
información.
Padme intervino preguntando si la mansión era de un
tal Aspen.
Frunci el ceño, ella nunca me había mencionado nada
acerca de eso.
Obtuvo la misma respuesta de parte de la empleada.
Asentimos con resignación y le hechamos un vistazo a
nuestras tarjetas.
Oro.
La única palabra que tenía escrita la mía.
Mire a la de Pad, que decía "Diamante".
No entendíamos el porque, aún así subimos las
majestuosas escaleras y tomamos el pasillo de la
derecha.
Un largo pasillo con miles de puertas se cernía sobre
nosotros.
Pasamos al menos diez puertas de distintos diseños y
colores.
Estuvimos comentando acerca de la curiosa
decoración hasta que Tatiana señaló una puerta con
rayas negras y cuadros rojos diciendo que era justo lo
que ponía su tarjeta.
Archie señaló la de al lado que tenía un montón de
puntos azules y la señaló como la suya.
Nos despedimos de la pareja y seguimos.
Cuestione a Padme sobre lo que ella le había
preguntado a la empleada.
—Ah, ¿no te lo dije?, lo escuché —respondió y luego
toco el hombro de Poe—. ¿Sabes algo sobre un tipo
llamado Aspen?, ¿es algún superior?
El rubio nego pero dijo que podría ser algún socio que
invierte en la cabaña.
Pronto este encontró su habitación, Había un trozo de
madera y vidrios clavados en esta.
—Creo que esta es la mía —señaló e introdujo la
tarjetilla en la ranura pero antes de entrar se volvió
hacia mi—: No sabes lo que me decepciona que no
nos hayan puesto juntos, pero te confieso que en tu
honor y para que veas que te extrañaré, me haré un
buen trabajo apenas entre a la ducha.
Hago una mueca de asco al escucharle.
—Pierdete ya, ser repugnante —dije dándole la
espalda.
El dijo algo más como: "No vayan a salir a divertirse
sin mi" y se adentró en su habitación.
Encontré mi puerta poco después y luego de
examinarla con Padme minuciosamente me di cuenta
que la manilla estaba hecha de oro puro, debido a la
ostentocidad de este lugar no me pareció raro, así que
simplemente pase la tarjeta y entre sin decir nada.
Me quedé asombrada al ver la habitación por dentro,
completamente dorada, con el techo de espejos, todo
era excesivamente lujoso.
No puede terminar de admirarlo todo cuando mi
celular sono.
Lo saco de mi bolsillo para ver un mensaje de Padme:
Busca la habitación diamante.
Vi que mi equipaje ya estaba aquí, así que cogi la
maleta y salí para buscar la habitación que me indico
Pad, cuando la encontré y toqué la puerta. Ella me
abrió y quedé aún más sorprendida viendo su
habitacion, era mejor que la mía.
Obviamente deducimos que todo esto es demasiado
bueno para resultar bien.
Nos pusimos a repasar el plan con el mapa que
busque de mansión, hay mazmorras, desde el
principio los Hanson traficaban esclavos, por eso que
debajo de toda esta maravilla hay calabozos. También
hay otra zona aislada de la mansión que está cerca de
los jardines y de un pequeño lago, se supone que era
un depósito de armas pero es lo bastante grande
como para albergar personas.
Teníamos dudas, pero decidimos intentarlo.
Comencé a buscar en mi maleta lo que había traído
para esto, saque un par de walkie talkies bastante
usados que habíamos ocupado para un evento de
recaudación de fondos hacía dos años. Le extendí uno
a Padme y le expliqué que nos servirán pero que no
podemos salir de los terrenos de la mansión porque
tienen su límite.
Quedamos en que yo iba al depósito y ella a las
mazmorras, luego me pregunto por la llave y la saque
del bolsillo de mi chaqueta para mostrarla.
Esta noche buscaremos a Alicia y la que primero la
encuentre se la lleva al garaje, en donde la otra tendrá
que esperar para sacar el auto de Poe, y luego...
huimos.
Huiremos de todo esto.
(...)
Después de eso me fui a mi habitación, me di un baño
caliente y relajante. Me coloque un albornoz y
comencé a repasar nuestro plan, siento que las
posibilidades de que tengamos éxito son nulas, no
tengo ninguna esperanza de que encontremos a
Alicia, con vida al menos. Ya di a mi amiga de la
infancia por perdida desde el día que desapareció,
pero, supongo que sería de mal amiga al menos no
intentarlo.
Supongo.
Poco después, Pad tocó mi puerta para que bajaremos
al jardín para una merienda. Solté mi roja melena
rizada, me coloqué unos pantalones de cuero con un
jersey de cuello alto y un par de botas. Me apliqué un
gloss y bajé junto a la manada.
El jardín parecía un paraíso verde con flores
naturales y arbustos raros. Habían muchas mesitas de
jardín con juegos de vasos y tazas relucientes. Habían
unas cuentas personas ahí, tomando lo que los
empleados trajeados repartían.
—¡Poe Verne! —exclamó alguien.
Una mujer avanzó hacia nosotros con un vestido
color azul cielo, tenía el cabello recogido en una
coleta y una piel perfecta.
—Gea —respondió el rubio con familiaridad, ella
extendió la mano y el le besó los nudillos—. Supongo
que recuerdas a mi manada.
Ella respondió que si, que recordaba al diseñador y su
novia, pero nisiquiera nos miro a Padme y a mi. Le
dijo algo a Poe de unas elecciones y que contara con
su apoyo porque es su favorito, después sonrien de
manera cómplice, muy íntimos.
Frunci el ceño e intervine:
—Me parece que no nos hemos presentado —di un
paso adelante y le ofrecí la mano a la dirigente—. Eris
Cohen. También parte de la manada.
La mujer me dedico una mirada despectiva y
desinteresada, pero no aparte la mano y tampoco baje
mi quijada, así que a la estirada no le quedo más
remedio que aceptarla.
—Y yo soy Padme Gray —intervino Pad.
—¿Poe se ha postulado para algo importante? —
inquiero alternando la vista entre Verne y la tal Gea.
—Si, las elecciones para superiores están próximas y
me he propuesto para formar parte de ellos —
respondió el, ya que la dirigente no tenía intenciones
de hacerlo.
Me le quedé mirando fijamente, retandola con la
mirada y ella también.
—Entonces, esta noche podemos conversar sobre tu
postulación —le dijo la mujer a Poe, ignorandome por
completo—. Te enviaré los detalles por mensaje.
—Será un placer —el estúpido de Poe se inclina como
si estuviera haciendo una reverencia.
La dirigente nos dedicó un último vistazo y se fue.
—Y así, señores, es como un tipo se vende solo por un
puesto —solté con sarcasmo.
Archie y Tatiana se burlaron, aquello pareció
molestar a Poe, lo cual fue demasiado extraño, nunca
lo había visto de esa forma, se giró en mi dirección
con el ceño fruncido y soltó:
—¿Qué?
—Es obvio que te vas a acostar con ella solo para
convertirte en superior —pronuncio cada palabra
como si el fuera un niño de cinco años.
—Mira —Poe se acercó a mi tomandome
desprevenida sin darme tiempo a retroceder—. Yo no
me acuesto con nadie para obtener algo, porque
puedo conseguirlo tan fácil como quiero. Esa
propuesta que mande tiene treinta páginas escritas
por mi, haciendo total referencias a las ventajas de mi
candidatura junto con nuevas visiones y misiones que
beneficiarán a los novenos. Así que yo no me acuesto
con alguien que no deseo, si me follo a alguien es
porque me da la gana, ¿y qué te parece? Quiero
follarmela a ella esta noche. Entonces, tienes algún
problema con eso, Eris?
Parpadeo desconcertada. Este..
No lo soportó.
—Eres repugnante —fue lo único que dije y me di la
vuelta para salir de ahí.
En el camino me topé con un camarero y cogi una de
las copas que tenía en la bandeja, me tomé el líquido
de un trago, sentí una profunda risa masculina tras de
mi y me gire para encontrar a un hombre apuesto de
cabello negro y ojos claros.
—Veo que quieres pasarla bien —me dice mirándome
de arriba abajo, no de manera asquerosa como lo
hace Verne, pero logra que me den escalofríos ante
esa mirada—. Te invito a una Ambrosía.
—No gracias —niego de inmediato, aunque...—:
Siempre me ha causado curiosidad esa bebida.
Entablamos una conversación sobre los posibles
ingredientes de la ambrosía, el tipo parecía mal
encarado pero era agradable, bajo mi definición de
agradable.
Hasta que Padme me aprta para decirme que fue a las
mazmorras pero que estaban cerradas, que estuvo
llamando a Alicia pero al parecer no estaba ahí, pero
si había muchísima gente encerrada, quedamos en
que esta misma noche yo iría a la antigua armería.
Escuchamos de repente a una voz pidiendo atención,
la dirigente, todos guardaron silencio esperando lo
que ella tenga que decir.
Comenzo agradeciendo al anfitrión de este evento,
había un hombre al lado de ella que no pude
visualizar bien, pero si vi su cabello pelirrojo, con un
tono tan parecido al mío que me revolvió el estómago.
Lo presento como Aspen Hanson, el dueño de la
mansión y la persona más influyente para los
novenos.
Todos aplauden de forma moderada.
El rostro del hombre se hizo visible, una sensación de
familiaridad me recorrió el cuerpo entero. El tenía
una amplia sonrisa en su rostro, desprendía un aura
de misterio y poder impresionante. Sus ojos verdes
también fueron como una patada en mi estómago.
—Parece que el misterio del dueño esta resuelto —
logre pronunciar.
Padme decía que le daba mala espina.
Justo en ese momento el tipo se dirigió a nosotros, me
extendió la mano y la acepto, el agarre fue bastante
fuerte.
—Eris Cohen —me presente.
Su amplia sonrisa flaqueo al escuchar mi apellido, o
tal vez, solo fueron ideas mías.
Capítulo 8
Eris Cohen
—Díganme, ¿la mansión ha sido de su agrado? —
pregunto mirandome fijamente.
—Sí mucho —respondí pareciendo imperturbable
ante su intenso escrutinio—, sobre todo por el
misterio que hay alrededor de ella. Hablando de eso,
¿por qué hay tanto lío con el asunto del dueño?
Solto una risa moderada y sin dejar de mirarme
respondió:
—Bueno, los secretos a veces no solo sirven para
mantener algo oculto. Por ejemplo, yo creo que el
anonimato le da vida a esta mansión que permanece
mucho tiempo a oscuras por todos los viajes que hago.
—Curioso —musite para luego añadir en voz alta: —
Entonces de seguro que no le molesta que haya
muchos artículos haciendo referencia a que el dueño
es alguien lo suficientemente enigmático como para
no mostrarse.
—Por supuesto que no.
—¿Y no le preocupa que alguien de aquí revele que
usted es ese hombre?
—Confío en todas las persona que están aquí en este
momento. Además, revelarlo sería como ir a contarle
a todos que somos novenos, ¿no creen?
Captamos la amenaza implícita y no hice más
preguntas.
El se despidió educadamente como si nada y se fue.
(...)
Al anochecer como pude, me escabulle en la antigua
armería.
Solo había oscuridad en el interior, y silencio,
demasiado silencio.
Apunto con la linterna y un jadeo muere en mi
garganta cuando veo un cuerpo tumbado en el suelo.
Asustada paseo la luz encontrándome con varios,
muchos.
Presas.
Parecen estar dopados.
Me comunico con Padme para decirle que no es
seguro que vaya a las mazmorras porque cuando salí
de mi habitación había visto un grupo de novenos
reunidos en la biblioteca.
Continuo buscando pero no veo rastro de Alicia.
Después de un rato escucho la voz de una asustada
Padme por el walkie talkie:
—Los novenos van para allá, repito, iran hacía donde
estás. Esos cuerpos que ves no están dormidos, están
muertos. ¡Tienes que salir de ahí de inmediato antes
de que te vean!
—Me lleva el...
No terminé de hablar cuando unas manos
ensangrentadas taparon mi boca.
Grite pero solo logre que mi boca se llenara del sabor
metálico.
—Shh, silencio princesa.
Esa voz...
Me giro muy lentamente para encontrarme con los
mismo ojos claros que había visto esta tarde.
Retiro la mano ensangrentada de mi rostro y trague
saliva con sabor a sangre antes de hablar:
—Yo.. yo solo estab..
—Es estúpido que pensar que estando bajo el techo de
Aspen puedas hacer algo que él no sepa.
—Yo no... no...
—Créeme cuando te digo que no vale la pena.
—¿Qué quieres decir? —inquiro con voz temblorosa.
—Eso que dije, ahora ven conmigo —me toma
bruscamente del brazo.
—No —intento safarme.
—Será mejor que no te resistas, Eris —susurra con
voz grave a mi oído—. O tendré que pedír ayuda.
Resignada me aflojó y dejó que me arrastre por toda
la mansión hasta que llegamos a un lugar que parece
un salón de baile de esas películas de la época
victoriana.
Aspen está sentado en un sillón mientras lee un libro
con cubierta hecha de cuero marrón.
El pelinegro me suelta y me quedo cohibida en mi
sitio.
Aspen se levanta y camina hasta mi con lentitud.
Cuando llega a mi vecindad me ofrece un pañuelo.
Lo tomo confusa y el me señala el rostro.
—Limpiate.
Con manos temblorosas lo hago bruscamente.
—Eris —llama mi atención—. Tú y tu manada han
cometido una gran ofensa pensando que podían
burlarse de mi.
Cierro los ojos con fuerza mientras siento mi corazón
latir a un ritmo desbocado, hasta aquí llegue.
—Te perdonaré.
Abro mis ojos y le miro confundida.
—Pero claro, como sabrás, no somos conocidos por
ser exactamente bondadosos —sonríe de manera
escalofriante—. Tendrás que ponerte de mi lado si
quieres sobrevivir.
Un nudo se forma en mi garganta y por más que trago
no se va.
—Mis amigos —musito con voz apenas audible.
—Podría perdonarles la vida —ladea la cabeza—.
Pero no me interesa nada de ellos y han cometido una
gran falta, han traído humanos al mundo de los
novenos, y si tanto has investigado sobre nosotros,
sabrás que casí nos estinguimos gracias a ellos. Las
reglas están por algo, Eris, no es un capricho mío.
No se como sabe todo eso, pero ahora mismo no me
importa.
Agarro el pañuelo que me dio con fuerza entre mis
manos y me arrodillo frente a el.
—Por favor —ruego sintiendo las lágrimas calientes
bajar por mis mejillas—. Déjalos vivir, haré lo que
sea, por favor, por favor...
Siento como el chico me toma por debajo da los
brazos y me levanta.
Miro a Aspen que por primera vez no muestra una
expresión educada e imperturbable, tiene la
mandíbula tensa y parece sumamente furioso.
—Llevatela —le ordena al pelinegro—. Te
comunicaras con tu amiga y harás como si nada
hubiera pasado —me da una mirada de advertencia
—, eso si quieres que sigan con vida hasta mañana.
Cierro los ojos y dejo que las lágrimas empapen mis
mejillas.
El chico comienza a arrastrarme afuera pero me
detengo.
—Espera... —mi voz es interrumpida por un sollozo—.
Alicia...
—Olvidate de ella —me corta con voz dura.
—No...—digo con un susurro ahogado.
El pelinegro no me deja lamentarlo y me lleva afuera.
Me da el walkie talkie que me había quitado y me
ordena que hable con Padme.
Tomo un respiro profundo antes de presionar el
botón y hablar:
—Logré salir. Estoy bien.
(...)
No he dormido nada. Ayer cuando llegué me encerré
en mi habitación y lloré más de lo que había llorado
en toda mi vida, Padme me envió mensajes que
esquive, incluso vino a mi habitación para ver como
estaba, y le respondí que quería estar sola.
Cuando al fin logre coger algo de sueño, me despertó
el sonido de alguien entrando a mi habitación.
Con ojos pesados detecto la gran figura masculina que
se detiene frente a mi cama.
—Buenos días princesa —pronuncia con su grave voz
masculina.
—¿Qué haces aquí? — casi no reconozco mi voz con lo
ronca que sale.
—Vine a traerte esto —levanta una caja que trae entre
manos—. Por cierto, me llamo Ryan.
—¿Cuando te lo pregunté? —inquiero bruscamente.
El parece imperturbable ante mi veneno.
—Pensé que te gustaría saberlo, a partir de ahora
pasaremos mucho tiempo juntos, princesa.
—No me llames de esa manera —gruño.
—Te llamo como me de la gana, y... —señala mi rostro
—. No dejes que te vean de esa manera, a Aspen no le
gustará.
Suspiro frustrada ante la mención de su nombre.
—Usa esto para esta noche —me tira la caja en la
cama—. Y recuerda que sus vidas dependen de tu
actitud.
Me quedo mirando a la nada hasta que escucho sus
pisadas dejando mi habitación.
Escucho a Padme llamarme desde el walkie talkie
preguntándome como estoy hoy.
Horrible.
En vez de eso tomo aire varias veces para intentar
responder con la voz lo más normal posible.
—Si estas practicando te aviso que vas a gastarle la
energía. Estoy perfecta, ¿que ha pasado?
—En noticias matutinas, alguien dejó una tarjeta
sobre mi cama. No vi quien porque salió muy rápido.
Mire la caja que me dejo Ryan y vi que tiene una
tarjeta encima que decía: "la cena será en la terraza".
Abrí la caja y solté un grito ahogado cuando vi un
vestido, ¡un vestido rojo!
Le dije a Padme lo que me habían dejado omitiendo el
detalle que me lo dejaron cuando ya estaba despierta
y vi quien lo dejó.
Padme pregunta porque me dejaron un vestido y a
ella solo una tarjeta e inmediatamente desvíe su
atención sacando un tema trivial como el
hidromasaje de la bañera.
Pero ella no se desvió.
Comenzó a atar cabo y se dio cuenta que Aspen nos
había invitado y nos había dado estas habitaciones.
Luego mencionó que deberíamos sacar a Alicia y
marcharnos de aquí porque nos podrían matar en
cualquier momento.
Me quedé en silencio un rato para que mi voz no
flaqueara.
—¿Crees que de verdad lograremos sacar a Alicia esta
noche?
Padme tan optimista como siempre respondió que si,
que no iremos a la cena y aprovecharemos que todos
están ahí para buscarla, sonaba tan esperanzada,
pero ella no sabía lo que se yo.
Minutos después Ryan volvió a aparecer en mi
habitación.
—Ni lo pienses —dijo en cuanto cruzo el umbral de la
puerta—. Aspen enviará escoltas para llevarlos a la
cena y será mejor que tus amigos se comporten o no
los trataran tan amablemente.
Lo ignore hasta que se fue diciendo: "Solo te estoy
advirtiendo"
Por supuesto que tendrán un micrófono por ahí o una
bola mágica de cristal, que se yo.
Da igual de todos modos, todo está perdido
Capítulo 9
Eris Cohen
Al anochecer comencé a alistarme. Me miré al espejo
y vi que estaba horrible. Mis ojos estaban enrojecidos
e hinchados, tenía ojeras grises alrededor y mi cara
hasta tan roja como mi cabello.
Nisiquiera me bañe, simplemente me lave bien la
cara y saque mi neceser de maquillaje. Me heche unas
gotas en los ojos para quitar las rojeces, leo mucho así
que a menudo las utilizó. Me pongo una base de alta
cobertura y la extiendo por mi cuello sin
preocuparme de usar una esponja a una brocha. Me
hago un filoso delineado y me pongo máscara de
pestañas para abrir la mirada. Por último término
poniéndome el vestido y un labial rojo del mismo
tono.
Cuando salí de la habitación justo como había dicho
Ryan, habían un par de escoltas ahí. Padme también
estaba afuera escoltada por otros dos gorilas, se me
acerca nerviosa y me susurra:
—¿Qué mierda esta pasando?
—No lo se, Padme, créeme que no lo se —musite—. Yo
creo que...
—¡Demonios!
Volteo los ojos ante el sonido de esa voz.
Poe sale de su habitación y avanza a paso lento hacia
nosotros. Me escanea de arriba a abajo dándome una
de sus miradas lascivas y suelta un vulgar silbido.
—Ese cabello como fuego; esos ojos como aceitunas;
ese cuerpo tallado por Afrodita; esos labios como
cerezas; esas pecas como chispas de chocolate... —me
toma de la cintura e inclina su rostro muy cerca del
mío como si fuera a besarme—. Mujer, tu me tienes
más loco de lo que ya estoy.
Este payaso.
Le di un empujón y lo aleje de mi vecindad. Al idiota
le pareció divertido aquello porque soltó una risita
burlona y se mordió los labios. Luego reparo en
Padme y frunció el ceño.
—Y tú estás muy... muy sana.
—Bueno a mi no me dejaron un vestido —replico
Padme encogiendose de hombros.
—Que lástima —dijo Poe con fingido pesar para
después volver a mirarme con su expresión maliciosa
y divertida—. Bueno, supongo que está noche toda la
atención será para mi pelirroja, pero no te preocupes
pastelito, ese estilo sobrio y simple te sienta bien. Es
cuestión de saber apreciar la sensualidad incluso en
lo sencillo.
—Ajá, ya. Ignoraremos la charla de la copia barata y
vulgar de Edgar Allan Poe y vayamos a la cena, ¿sí? —
solté con disgusto.
Verne entrecerro los ojos en mi dirección y dejo de
sonreír.
—Mis padres me llamaron Poe porque sabían que
sería una representación de la perversión y el
sadismo que, de forma sublime están reflejados en
sus poemas —explica completamente serio—. No fue
en honor al autor, si no a sus escritos. Si lo analizas
bien, tiene sentido.
Simplemente rode los ojos con fastidio, aunque no
estaba completamente molesta, borrar la
imperturbable sonrisa de Poe me da cierta
satisfacción. Las únicas veces que le he visto perder
su sádica sonrisa es cuando digo cosas que realmente
le molestan, las guardaré en mi memoria para poder
usarlas en el futuro.
Mi expresión decae al darme cuenta que tal vez, no
haya un futuro.
Camino con pasos pesados siguiendo a los escoltas.
Escucho a Padme tras de mi preguntando por los
demás y un guardia le responde que ya están en la
terraza.
Mi corazón se acelera en mi pecho consciente de nos
están guiando directamente al matadero.
Cuando llegamos a la terraza, Aspen ya se encontraba
en esta, junto a Tatiana y Archie sentados en una
mesa con seis sillas.
La expresión de Tatiana dejó saber que todo estaba
mal, tenía la vista fija en su plato pero el temor se
desbordaba por sus rasgos.
Aspen indicó que tomáramos asiento y nos dio la
bienvenida.
Poe y yo tomamos asiento mientras que Padme se
encontraba dudando y pregunto por Damián,
dándose cuenta que en la mesa no había una silla
para el.
Aspen le mintió diciendo que Damián se unirá luego.
Se que es mentira, no hay una razón específica, solo lo
se.
Poe preguntó por la dirigente y automáticamente mi
boca se torció de disgusto.
¿Para qué pregunta por esa estirada?
Aspen le respondió que no estaría en esta cena, y que
Gea está muy por debajo de él. Ella no sabía nada de
lo que estaba pasando aquí y no tiene porque saberlo,
porque aún así, no podría hacer nada.
Poe no entendió y Aspen le explicó que Gea es solo
una de las muchas personas que trabajan para él. Nos
confesó que el es verdaro dirigente, ya que su familia
ha sido cabecilla durante generaciones y está es su
herencia.
—Y lo ocultan de la misma forma que nos ocultan a
los propios novenos que no pertenecemos a esta
dimensión, ¿verdad? —soltó Padme.
Que Padme se llame a si misma novena delante de
Aspen, cuando el sabe toda la verdad es un poco
ridículo.
Archie, Poe y Tatiana miraron a Padme con
desconcierto mientras que Aspen permaneció sereno,
por supuesto que lo sabía.
—¿Y sabes acaso por qué se oculta esa verdad? —le
pregunta el pelirrojo, ella no tuvo respuesta, por lo
que el siguió: —¿Sabías que hace sesenta años, las
personas como nosotros estuvieron al borde de la
extinción?. Fuimos ratas de laboratorio solo por ser
diferentes. En esa época no teníamos las mismas
reglas y precisamente por eso éramos muy
vulnerables. Ahora claramente no es igual. ¿Y sabes
por qué?. Porque he pasado más de veinte años
luchando para que los novenos vivan como lo hacen
ahora.
Ahora entiendo lo que me quiso explicar ayer. Por
supuesto que no es un capricho de él. Los novenos se
expusieron a los humanos y casi se extinguen. Por eso
el tiene reglas y ahora lo veo con ojos diferentes.
—¿Usted lucho por preservar la especie? —pregunte.
Aspen reparó en mi y su mirada impasible cambió a
la fascinación.
No entiendo nada.
—Exactamente —asintió—. Mi padre creo las reglas,
yo las impuse, alejé a la ciencia de nosotros y nos abrí
paso para dejar fluir nuestra naturaleza y ahora
hemos crecido en número, que nacemos con libertad,
que no nos persiguen, estoy más que dispuesto a no
permitir que lo que he construido se desmorone.
¿Qué opinas tú de eso Eris?
No se porque le interesa mi opinión pero yo creo que
tiene toda la razón. Esta en todo su derecho de
matarnos por poner en riesgo todo el trabajo de su
vida. No quiero que a mi manada les pase nada, pero
Padme y yo no teníamos derecho de meternos en esto.
Ella no debió perseguir a Damián aquel día, y yo no
debí entrar a este mundo por mucho que me llamará.
—¿Brown estuvo implicado en la casi extinción de los
novenos?. ¿Por eso hicieron desaparecer todos sus
artículos? —le cuestiona Padme.
En ves de mostrar sorpresa como ella esperaba, el
rostro de Aspen se llenó de diversión.
—Probablememte, pero no fue el artículo de Brown lo
que nos puso en peligro. Fuimos nosotros mismos.
Novenos que revelaban su propio secreto por alguna
razón. Y debido a eso tuvimos que imponer la regla de
que quien lo hacía debía pagar con la muerte
inmediata. Pero esa regla debía tener protección ya
que los novenos son muchísimos y la única forma de
saber que hacían en realidad era monitoreandolos.
La mejor forma sin duda ha sido tener aliados que
puedan contarmelo todo. Algo así como ojos en todos
lados. Eso, exactamente eso tengo —su mirada se
desvía a una persona en la mesa—. ¿Verdad Tatiana?
No puedo evitar el jadeo de sorpresa que se me
escapa.
Todo este tiempo fue ella.
Ella le informó nuestros pasos, y ahora nos matarán a
todos por su culpa.
Le doy una mirada y la encuentro llorando.
Estúpida zorra.
Aspen suelta una risa y recarga su espalda en la silla
mientra se burla de nuestros rostros.
—Todos ustedes hicieron algo muy malo, ¿verdad?.
Sobre todo Damián. Bueno, y Archie también hace
mucho tiempo, pero ya eso no cuenta gracias a
Tatiana que con mucha amabilidad se ofreció a
servirme. Así que por una vez me salté las reglas y
como un hombre de palabra, le concedí una
indemnización.
—¿Qué? —logró preguntar Archie a pesar de su
aturdimiento.
—Archie, es que... —la voz de Tatiana fue ahogada por
el llanto—. Ellos se enteraron de lo que hiciste e iban
a matarte... así que yo... les juré que iba a guardar el
secreto, les suplique, pero no estaban seguros y tuve
que...
—¡Cállate! —le grito él fuertemente—. ¡¿Qué mierda
hiciste!?. ¡¿Cómo fuiste capaz de traicionarnos?!
—Eh, yo no lo llamaría traición —comento Hanson
pareciendo bastante entretenido con la escena—. Es
lealtad. Esta muchacha aún sin pertenecer a nuestra
especie es mucho más leal que todos ustedes.
Eso no es cierto.
Tatiana solo es leal a Archie, nos traicionó por amor.
Que motivo tan estúpido.
—¿¡En dónde está Damián?! —inquiere Padme
mientras se levanta de la silla bruscamente.
Aspen alzó una mano y le dijo tranquilamente:
—Te recomiendo que vuelvas a sentarte porque si
haces aunque sea otro movimiento extraño, alguno de
los cuatro francotiradores que están apostados en
puntos estratégicos de las torres que rodean la
mansión, te volará la tapa de los sesos.
Gire la cabeza hacia todos lados sintiendo mi corazón
martillando fuerte en mi pecho.
No quiero morir.
Gracias a dios, Padme se sentó de nuevo lentamente y
comenzó a echarse la culpa, diciendo que ella le pidió
a Damián que la integrara en este mundo.
Entrecierro los ojos en su dirección. Enserio, ¿están a
punto de dispararle entre ceja y ceja y lo único que
hace es intentar salvarlo a él?
—¿Segura? —Aspen levanta una ceja—. Porque
parecías muy negada, o al menos eso le pareció a
Tatiana. Y después muy interesada en averiguar
cosas, cavar tumbas, salvar personas —emitió una
risa burlona que luego pasó a ser casí lástima—. Sí, lo
más entretenido quizás fue ver cómo creías que nadie
se iba a enterar. Bueno, a lo mejor si hubieras
escapado desde el primer momento no, pero eres una
presa, no se puede esperar mucho de ti.
Auch.
—Si ya lo sabía y pretendía matarnos a todos, ¿para
que nos trajo a la mansión y para que organizo todo
esto? —intervine en tono desafiante.
La sonrisa de Aspen se borró en un segundo.
—Ah, quiero aclarar que tu no has hecho
absolutamente nada. Solo llegaste a donde perteneces
—comunicó dejandome confundida.
Hundi las cejas.
—No comprendo.
—No estaba en mis objetivos investigar a Padme,
sobre todo lo que siempre creí es que se mantendría
como una presa. Fue un golpe de suerte que esto
sucediera así, que ella fuera tu amiga y que
precisamente Damián ocasionara este enredo. Desde
hace mucho tiempo vigile tus pasos. Desde hace tanto
tiempo...
—¿Y por qué me vigilaba? —cuestione
interrumpiendole.
—Eris, tu perteneces a este mundo desde que naciste.
Eres una novena, una Hanson. Eres mi hija.
Negué con la cabeza, sus palabras me dejaron tan
aturdida que sentí mis oído zumbar.
—Eso... podría tener sentido pero... —pronuncie tan
bajo que dudo que alguien de la mesa haya
escuchado, pero eleve el volumen de mi voz—. Tengo
padres, así que eso es absurdo. ¿Cómo podría ser su
hija?. Si fuese así, ellos me lo habrían dicho, además,
me les parezco mucho.
—Estuvo planeado para que así fuera, pero no por mi,
si no por mi padre —aclaro manteniendo su actitud
seria—. Si me permites un momento a solas, puedo
explicártelo todo.
Nos quedamos un momento en silencio simplemente
manteniendo el contacto visual hasta que Verne
interviene:
—¿De verdad cree que nos vamos a creer esa
porquería?. ¡¿En dónde está Damián?! ¿¡Sigue vivo?!
Porque nosotros no pensamos quedarnos...
Se levantó bruscamente de la silla, pero a Aspen solo
le bastó chasquear los dedos para que un grupo de
escoltas se le abalanzara encima, lo inmovilizaron
con un cuchillo en el cuello y le ataron las muñecas a
la silla.
Verne se quedó quieto y está vez se veía realmente
furioso, como un animal a punto de atacar y daba
miedo.
Los guardias siguieron con los demás que estaban en
la mesa menos conmigo.
Aplane mis labios cuando Padme araña a una de ellos
y este le dio una bofetada mientras que Aspen se ríe
abiertamente.
Que bastardo.
También ataron a Tatiana.
—Ya no me sirves para nada —le dijo Aspen y ella no
tuvo de otra que ahogarse con sus lágrimas de perra
traidora.
Aspen se levato de su silla completamente
concentrado en mi.
—Te alejaron de mi porque en mi familia no estaba
permitido mezclarse con las presas, y eso fue
exactamente lo que hice exactamente hace dieciocho
años. Fue un completo error haberme interesado en
una mujer común y corriente. Mi padre creyó que
habías nacido siendo normal pero no fue así. Naciste
el noveno día del noveno mes y aquí es donde
perteneces.
Capítulo 10
Eris Cohen
Padme le gritó a Aspen que yo no era una asesina.
Pero entonces el comenzo a demostrar que me había
estado vigilando todo el tiempo, contando acerca de lo
que hice con los gatos cuando tenía once años.
—Siempre sentiste la necesidad de matar pero la
reprimiste. Los cuerpos sin vida, el sufrimiento ajeno,
hacer sentir inferiores a otros, todo eso te gusta
mucho. Ahora este mundo te atrae, ahora te sientes
mucho más libre, y aceptaste todo esto porque
pensaste que uniendote a Damián y a Padme podías
tener una justificación para dejar fluir tus instintos,
¿o me equivoco?
Padme comenzó a gritar otras cosas y a negar
agitadamente pero yo no la escuchaba.
Las palabras de Aspen resonaban una y otra vez en
mi cabeza.
¿Cómo es posible?
Oh Dios.
—Dile que es mentira —seguía diciendo Padme—. ¡Tú
eres inteligente! ¡Eres buena! ¡Guardaste el secreto!
¡Me ayudaste! ¡Eres como mi hermana! Alicia, tú y yo
somos casi una famila, siempre lo hemos sido, y tus
padres son personas muy humildes que te han dado
todo lo que has necesitado. Ellos son los verdaderos.
Este tipo solo miente por lo que hicimos.
Es cierto, excepto por la parte de que soy buena, no lo
soy, porque todo lo que ha dicho Aspen también es
cierto.
Yo..
—Jamás haré nada para dañarte —añade Aspen en
tono muy suave como si estuviera tratando con un
animal herido—. Eres mi hija, acepto tu naturaleza y
no creo que debas reprimirla más. Así que ven
conmigo Eris, tenemos mucho de que hablar.
Rodeo la mesa y deslizó mi silla hacia atrás para que
me levantara. Coloco una mano en mi brazo para
guiarme pero le aparté.
—¿Qué va a pasar con mis amigos? —pregunte.
El me dio lo que pareció ser una sonrisa
tranquilizadora.
—Por ahora nada.
—¿Por ahora? Quiero que los suelten y quiero
también que suelten a Damián —exigí reuniendo toda
la firmeza que pude en mi tono a pesar de mi
aturdimiento.
—Prometo hacerlo si me das una oportunidad —
negoció—. Estarán aquí mientras tu y yo
conversamos. Nada les sucederá. Luego podré
dejarlos ir sin que los demás se den cuenta. Si los
suelto ahora, estarán en verdadero peligro.
Sin mirar a nadie más me levante del asiento y lo
seguí, de algún modo cuando salí de aquella terraza,
parecía que escogí un camino sin retorno.
Camine tras de él en silencio hacía lo que parecía ser
un despacho.
El olor a libro viejo inundó mis fosas nasales en
cuanto puse un pie adentro. El suelo de mármol
estaba tan limpio que pude ver mi reflejo en el.
Habían estantes hecho de madera negra y sillones de
cuero con el mismo color.
Sin decir nada, Aspen comenzó a sacar varias
carpetas de la primera gaveta que se encuentra bajo
su escritorio.
Me acerqué con pasos dudosos.
—Empieza por esta —me tendio una carpeta roja.
La abrí con recelo y un jadeo se me escapó al ver el
contenido.
El acuerdo de adopción, firmado por Aspen y los
Cohen, mis padres, mis padres adoptivos. Hay un
acuerdo de confidencialidad adjunto y otras clapsulas
que estuve demasiado aturdida para entender. Revise
todas las demás carpetas, encontrándome
transferencias que hacía Aspen a nombre de los
Cohen cada mes. Fotos mias de momentos
importantes de mi vida, cada cumpleaños, cada fin de
curso del colegio...
Mi vida entera está resumida en estas carpetas que
tengo delante.
Bueno...
La vida que este señor construyó tan cuidadosamente
para mi.
Todo era una mentira, un espejismo.
—¿Ahora si me crees? —pregunta cautelosamente.
Furiosa dejó la carpeta sobre su escritorio y enfrento
su mirada tan parecida a la mía.
—¿Qué esperas? —inquiero con ironía—. ¿Un abrazo
o algo?, ¿qué te llamé papá y que te diga que puedes
matar a mis amigos?
—Ellos no son tus amigos —suelta con disgusto—.
Padme y Alicia, aunque son inferiores e inútiles se
pueden considerar leales pero ellos no.
Lo pienso un minuto, tiene razón, no son mis amigos,
pero aún así...
—No quiero que los mates.
—¿Estas segura de eso Eris? —cuestiona estrechando
su mirada sobre mi—. Piénsalo bien, yo no soy el
verdadero villano de esta historia. Tú, Alicia y Padme
estabais bien, bueno, en realidad, Padme y Alicia
estaban bien, porque tú te encontrabas luchando
todos los días contra tu propia naturaleza. El caso es,
que tus amigas llevaban una vida normal, aburrida,
pero ellas estaban bien con eso, viviendo como
adolescentes normales.
—¿A dónde quieres llegar con todo esto?
—¿Crees que ese día que Damián entro al café aquel
que ustedes frecuentaban fue una coincidencia? —
inquiere mirándome con intensidad.
No había pensado en eso. Pero no lo creo, Damián
nunca había asomado su pálido rostro en el Ginger
café, ni en ningún otro lugar que frecuente un
adolescente normal de Asfil.
—No lo fue —continua Aspen al ver que yo no digo
nada—. El lo planeó todo, sabía que tu amiga tenía
curiosidad por él, él sabía que ella lo iba a seguir.
Le miro con los ojos entrecerrados.
—Eso no tiene sentido —escupo.
—Para mi tampoco tiene mucho sentido —se
arrecuesta en el espaldar de su asiento de cuero
pareciendo despreocupado—. Pero al parecer, él
quería que tu amiga descubriera este mundo, quería
mostrarle su verdadero yo y obligarle a aceptarlo,
incluso fue más codicioso y quiso que ella fuera como
él.
—¿Qué? —es lo único que sale de mi boca en un
susurro.
—Él es el culpable que tu amiga y su familia este en
mi peligro, no yo, yo solamente estoy cuidando a los
míos, Eris.
Yo no lo puedo creer.
El tiene razón, si Damián planeó todo esto, entonces,
él arruino la vida de Padme a propósito, por supuesto
que merece morir, es más, querría matarlo yo con mis
propias manos.
Y pensándolo bien, nisiquiera me interesa que
sobreviva el resto de su manada. Tatiana es un perra
traidora, Poe es un acosador asqueroso y Archie,
bueno, el es un imbécil quien también trajo una
humana al mundo de los novenos.
—Esta bien —trago saliva—. Puedes hacer lo que
quieras con ellos, pero Padme...
—La dejaré vivir con la condición de que te quedes a
mi lado, sin embargo entenderás que ella jamás
volverá a ser la misma.
Maldito Damián.
Imágenes de Padme siendo feliz antes de todo esto
pasan por mi mente, ella no merece esta vida, ¿por
qué le hizo eso?. ¿Por qué reducirla a la sombra de lo
que era?, ¿por qué arrancar su inocencia de esa
manera?
La frustración y la ira se apoderaron de mi.
Es verdad que yo la instigue para que se uniera a él y
a su mundo, en parte porque pensé que era la opción
más sensata y en parte porque quería saber más
acerca de todo esto, pero nada de eso hubiera pasado
si él no hubiera aparecido ese día en el Ginger café. Si
yo hubiera descubierto este mundo por mi cuenta,
jamás hubiera metido a Padme o Alicia en el.
—¿Qué pasa si decido irme? —inquiero cautelosa.
Un ápice de disgusto se instala en tu rostro.
—A ti nunca te lastimaria —ladea la cabeza–. Sin
embargo, mataré a todas las personas que te rodean,
para que no te quede más opción que volver a mi,
eres mi hija y mi única heredera. Piensa muy bien tu
siguiente paso, te aseguro que si te quedas a mi lado
tendrás el mundo en la palma de tu mano, no deberás
reprimir tu naturaleza y te aseguro, que nadie te
comprenderá mejor que yo.
Todo estaba más claro que el agua. Estaba segura de
mi siguiente paso, sin embargo...
—Padme no se dará por vencida —suspiro
fuertemente—. Ella no se irá sin mí, es testaruda y...
—No te preocupes por eso, con lo que tengo en mente,
ella no solo se irá, huirá de ti y no querrá verte nunca
más.
Algo en mi pecho se rompe ante sus palabras. La
última gota de humanidad que me quedaba se
evaporó.
Nunca fui una humana normal.
Nunca fui una Cohen.
Soy una novena, soy una Hanson y soy la heredera del
líder.
(...)
Me detengo al pie de las escaleras del vestíbulo
mirando a la que siempre fue mi mejor amiga directo
a los ojos.
—¡Eris! ¡Sabía que les ibas a patear el culo! —exclama
Verne contento sin tener idea de lo que pasa por mi
mente—. ¡Rápido baja, nos largamos ya de este lío!
No dije nada y simplemente me quedé mirándoles,
despidiendome en silencio.
—Eris —pronunció Padme con voz temblorosa—.
Baja.
—No —respondí en seco—. No, Padme, me quedaré
aquí.
—¡¿Pero te volviste loca mujer!? —exclamó Poe
desconcertado—. ¡Tenemos todo un futuro! —se ríe—.
Ya, baja, bonita la broma, pero me gustan las
relaciones serias.
—Hablo en serio —aclare hacía para luego volver mi
atención a Padme—. Sí es mi padre, Padme, era todo
cierto. Me mostró pruebas y... no te mentiré. Siempre
he sido así, siempre he tenido estas ganas de matar.
Este es mi mundo, aquí debo estar.
Le digo todo esto con la esperanza de que se diera por
vencida, que se largue y hacer que me odie menos.
—Bueno, es el mundo de todos nosotros, pero no por
eso nos quedamos en esta mansión a que nos mutilen
—comentó Damián y tuve que aguantar el impulso de
gritarle que todo esto era culpa suya.
—No me harán nada —alce el rostro—. Yo puedo dar
las órdenes.
Y muy pronto ordenare que me traigan tu cabeza.
—¡No! —exclamó Padme—. ¡No te vas a quedar aquí!
¡Todo esto es una mentira Eris, es una maldita
trampa!
Negué con la cabeza.
Lo sabía, no había forma de que Padme se diera por
vencida.
Comenzo a avanzar y le vi con intenciones de subir
las escaleras.
¿Qué cree que está haciendo?
En mi visión periférica vi a las dos figuras que se
acercaron tras de mi que hicieron que Padme se
detuviera en seco.
Aspen empujó a la chica y la obligó a arrodillarse
frente a mi.
—Alicia... —musito Padme sorprendida—. ¿Qué le
hace?, ¿qué le hicieron? ¡Eris, haz algo!
Le ignore y mire a Aspen con complicidad. Vi a Padme
en mi visión periférica subiendo un escalón pero
antes de que pudiera dar otro paso. El pelirrojo sacó
un arma, le apunto directamente en la cabeza a la
rubia y le disparo.
El cuerpo cayó inerte e instantaniamente se formó un
charco de sangre a su alrededor.
—Tanto planear para llegar a esto, qué lastima —se
burlo Aspen—. Era una buena muchacha, un poco
fácil, pero buena y también muy innecesaria. La
cacería de hoy fue interesante, la de mañana será
mejor, pero que lastima que no estarán para
precenciarla. Aunque si sobrevivieron no sería mala
idea darles una segunda oportunidad para morir.
Podría lanzarlos mañana. ¿Qué dices, Eris?
No respondí, pero Padme pregunto con furia:
—¿Vas a dejar que nos maten? , ¡¿Vas a dejar que nos
maten!? ¿Qué fue lo que te dijo para convencerte?
¡Habla!
—No, ella no dejará que los maten —aclaro Hanson
negando con la cabeza y pasandome la pistola—. Ella
los matará a ustedes.
Padme subió otro escalón y Aspen extendió la mano y
comenzó a negar con el índice indicandole que no se
moviera más. Me insistió para que tomara la pistola y
lo hice.
—Maldita asesina —escupió Padme con furia y
lágrimas empapando su mejilla—. Eres una maldita y
una repulsiva asesina.
—Y tu una maldita presa —eleve mi brazo y le apunté.
Vete.
Ella se quedó quieta, se mantuvo firme mirandome a
los ojos.
¿Qué esperas?
Vete.
Rogue para mis adentros, pero aquello no estaba en
los planes de Padme. Justo cuando iba a cambiar la
dirección de la pistola hacía el verdadero culpable de
todo esto, sentí un dolor agudo en mi brazo.
Luego escuché los gritos de Hanson pero lo último
que logré escuchar antes de dejarme arrastrar por la
oscuridad fue:
—¡Me dueles, Eris, me dueles!