El Papel y La Tinta
El Papel y La Tinta
El Papel y La Tinta
Estaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella,
cuando una pluma, bañada en negrísima tinta, la mancho llenándola de
palabras.
¿No podrias haberme ahorrado esta humillación? Dijo enojada la hoja de
papel a la tinta. Tu color negro me ha arruinado para siempre.
El vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más
ligeros y fríos del aire, donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las
partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron obligadas a juntarse
apretadamente, volviéndose más pesados que el aire y ca-yendo en forma
de lluvia. Habían subido al cielo Invadidas de soberbia y fueron
inmediatamente puestas en fuga. La tierra sedienta absorbió la lluvia y, de
esta forma, el agua estuvo durante mucho tiempo prisionera del suelo y
purgó su pecado con una larga penitencia
CARRERA DE ZAPATILLAS
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se
levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de
zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.
También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era
tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.
- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus
zapatillas!
Gretel, la hija del alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía
guardar un secreto.
-Estábamos tratando del gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar
en el Ayuntamiento. Pero es un secreto y no debes divulgarlo.
Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en la plaza
con todas sus compañeras de la escuela para ver colocar el reloj en el
ayuntamiento.
¡Ay!, el tal reloj no existía. El alcalde quiso dar una lección a su hija y en
verdad que fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron mofándose de ella
duran-te varios años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.
DE SONRISA A SONRISA
Estaba rodeada de gente muy triste, con caras alargadas, con el ceño
fruncido, con rostros llenos de amargura, cosa que no le agradó nada.
Hasta su mamá, que era muy alegre y siempre tenía un chiste para
compartir, solo gritaba y mostraba mal humor.
LA GRATITUD DE LA FIERA
Había una vez un esclavo al servicio de Roma, que escapó de su amo para
refugiarse en el bosque. Su nombre era Androcles, y una vez en las montañas,
decidió guarecerse de los guardias que le perseguían, y se ocultó en una
enorme cueva.
“No temas, amigo león. Te ayudaré para que te recuperes pronto” le dijo
Androcles conforme se iba acercando poco a poco al animal. En un comienzo,
el león mantuvo su fiereza, hasta que, poco a poco, Androcles logró ganarse su
confianza. El esclavo extrajo una flecha clavada en la pata del león, y curó su
herida con agua limpia.
Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su
padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera
la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal
genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos
agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida
estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas
joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a
mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre
tienen su corazón abierto para recibirte.