La Misión y La Oración
La Misión y La Oración
La Misión y La Oración
LA MISIÓN Y LA ORACIÓN
Saludo: ¡Muy buenas tardes hermanos! Me siento muy contenta de estar compartiendo con
ustedes este nuevo culto joven y también nuestro tercer día de los 10 días de Oración.
El titulo que lleva el tema de hoy y que también lleva el tema de mañana, pues se dividió en
dos partes es La misión y la oración.
Introducción:
¿Dónde se inició la misión?
La misión. Una palabra que estamos acostumbrados a leer, escuchar y hablar en nuestras
iglesias. Si pensamos en misión uno de los primeros versículos que se nos viene a la mente
es la gran comisión, y el envió de Jesús a sus discípulos.
Sin embargo, la idea de ser misionero comenzó en el cielo. Aun antes de que el pecado
entrara al mundo, la Trinidad diseñó un plan para salvar a la humanidad en caso que
Satanás tuviera éxito en hacerla caer. Dios el Padre enviaría a su Hijo para salvar a las
almas perdidas. Sería una misión costosa: Emanuel, Dios con nosotros.
«Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a
los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad
de la desgracia para rescatar la raza caída». (Patriarcas y Profetas. Pág. 43)
Cristo, adorado en el cielo, dejó la pureza, la paz y el gozo del Paraíso para cumplir la
misión divina en este mundo oscuro y lleno de pecado. Su misión era clara: buscar y salvar
a los perdidos.
Dedicados a la misión
Desde el comienzo, la misión divina sigue siendo la misma y, a lo largo de los siglos, Dios
ha enviado misioneros a cumplir sus propósitos. Héroes poco probables muchas veces.
NOÉ: Durante 120 años Noé rogó a los antediluvianos que se prepararan para el
diluvio que llegaría (Gén. 6:3; 1 Ped. 3:20; 2 Ped. 2:5). Durante esos años, Noé se
aferró tenazmente a las promesas de Dios, mientras soportaba las burlas y el ridículo
de los mismos que él procuraba ayudar a salvar.
ABRAHAM: Dios envió a Abraham con una misión: ir a la tierra que él le
mostraría y ser una influencia piadosa para los cananeos, para que pudieran
arrepentirse antes de que fuera demasiado tarde. Dios les dio un tiempo de gracia
antes de ser destruidos (Gén. 12:1-3; 15:15, 16).
JOSÉ: De adolescente, José terminó contra su voluntad en un país extraño. A pesar
de ello, escogió ser el misionero de Dios, brindando luz e integridad en un hogar
pagano. A pesar de las circunstancias más difíciles, siguió haciendo brillar su luz
más allá de las rejas de una prisión egipcia. Más tarde, Dios escogió usar a su
misionero fiel para salvar toda la tierra de Egipto y otros países durante años de
terrible hambruna (Gén. 37:25-28; 39:8, 9, 21-23; 41:37-41).
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*Infancia: primero a los pies de su madre, quien «trató de inculcarle la reverencia a Dios y
el amor a la verdad y a la justicia, y oró fervorosamente que fuera preservado de toda
influencia corruptora». Jocabed «le mostró la insensatez y el pecado de la idolatría, y desde
muy temprana edad le enseñó a postrarse y orar al Dios viviente, el único que podía oírlo y
ayudarlo en cualquier emergencia».2
*En la corte de faraón, Moisés recibió la más alta capacitación civil y militar, recibiendo
entrenamiento logístico que le serviría para liderar a una vasta multitud al salir de Egipto y
a través del desierto (Hech. 7:22).
*En el desierto: Sin embargo, antes de estar listo para esa obra, Moisés necesitó una
tercera fase de capacitación misionera, la que Dios le brindó en el desierto. Elena White
escribió: «Aun tenía que aprender la misma lección de fe que se les había enseñado a
Abraham y a Jacob, es decir, a no depender, para el cumplimiento de las promesas de Dios,
de la fuerza y sabiduría humanas, sino del poder divino […]. En la escuela de la abnegación
y las durezas había de aprender a ser paciente y a controlar sus pasiones. Antes de poder
gobernar sabiamente, debía ser educado en la obediencia».3 Solo entonces Moisés estuvo
listo para servir como uno de los más grandes misioneros de Dios.
Rahab, una mujer de Jericó, ayudó a salvar a toda su familia cuando compartió su
encuentro con los espías israelitas y su fe en el Dios de ellos (Jos. 2:12-14; 6:17).
Daniel y sus tres amigos fueron enviados como misioneros al poderoso reino de
Babilonia. Con los años, llevaron a cabo fielmente la misión de Dios en la corte
real. Gracias a ese testimonio, Nabucodonosor finalmente entregó su corazón al
único Dios verdadero. Puede leer el testimonio del rey en Daniel 4:34-37.
Una joven israelita sirvió como la fiel misionera de Dios en casa de sus captores
sirios, lo que llevó a que Naamán, comandante del ejército del rey, declarara:
«Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel» (2 Rey. 5:15).4
Aun el reacio misionero Jonás ayudó a salvar a sus enemigos al predicar la Palabra
de Dios a los ninivitas (Jon. 3:4-10).
¨Debemos orar por el derramamiento del Espíritu con tanto ahínco como lo hicieron los
discípulos en el día del Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en aquel tiempo, nosotros lo
necesitamos más hoy en día ¨ (Testimonios para la iglesia, t. 5, p.147)
Elena de White dice, “la más alta de todas las ciencias es la de salvar almas” (El ministerio
de curación, p. 310).
PARTE PRACTICA
¿Qué debemos hacer para que la misión y la oración sea una realidad en nuestra vida?
Orar por el descenso del Espíritu Santo:
“Debemos orar por el derramamiento del Espíritu con tanto ahínco como lo hicieron los
discípulos en el día del Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en aquel tiempo, nosotros lo
necesitamos más hoy día” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 147).
El mundo de hoy es más grande, más complejo y está más alejado de Dios.
Renunciar al yo:
¡Habiendo tantos que están en las tinieblas, hay muchos siervos que no se preocupan ni
pierden el sueño por esa situación! Hay miles que se gozan en la gran luz y en las preciosas
oportunidades que disfrutan, pero no hacen nada, ya sea con su influencia o su dinero, para
alumbrar el sendero a otros.
Dedicar tiempo significativo a mi relación con Jesús:
“Necesitamos mirar constantemente a Jesús comprendiendo que es su poder el que
realiza la obra. Aunque debemos trabajar fervientemente para la salvación de los
perdidos también debemos dedicar tiempo a la meditación, la oración y el estudio de la
Palabra de Dios. Es únicamente la obra realizada con mucha oración y santificada por el
mérito de Cristo la que al final habrá resultado eficaz para el bien” (El Deseado de todas
las gentes, p. 329).
No nos conformemos con una vida cristiana a medias, porque una vida cristiana a
medias es igual a nada. No nos conformemos con ser enanos espirituales ni por un
minuto más. No nos conformemos con una espiritualidad superficial y desierta, en la
que vivimos a diez centímetros de la superficie, luchando por unas bocanadas de aire e
intentando sobrevivir. No nos conformemos con una oración superficial, ni con
bendiciones superficiales. Dios desea darnos mucho más. Todo el cielo está esperando
para ser derramado. Pero está esperando que oremos.
Ser conscientes de la realidad en la que vivimos:
“La obra de cada creyente es agresiva. Diariamente hay una guerra. ¨ (Recibiréis poder,
p. 151)
Vivimos en una hora critica. Dios nos está llamando a un compromiso más profundo en
esta hora. No hay más tiempo para jugar a la iglesia. Los juegos se terminaron. Este es
el último llamado urgente a una entrega total y a rendirse por completo a Cristo y al
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cumplimiento de su gran comisión. Todo lo que tenemos en la vida debe ser sacrificado
para llevar a cabo esta obra.
Dejar de lado las excusas:
Cada uno sabe cuales son las excusas que ponemos. Nos falta tiempo, nos da
vergüenza, no queremos parecer pesados ni que nos discriminen por ser distintos, mi
vida no es un ejemplo como para que yo pueda predicar… y muchas otras.
Sino estoy sirviendo solo estoy existiendo.
Abraham era anciano
Jacob inseguro
Lea sin atractivo
José fue abusado
Moisés tartamudo
Gedeón era pobre
Sansón codependiente
Rahab prostituta
David con una amante y problemas familiares
Jeremías estaba deprimido
Jonás era rebelde
Noemí una viuda
Pedro un impulsivo
Marta se preocupaba por todo
La Samaritana tuvo 5 matrimonios y fracasó
Zacarías era impopular
Tomás tenía dudas
Pablo tenía problemas de salud
Timoteo era tímido
Pero Dios uso a cada uno de ellos a su servicio, héroes poco probables, como nosotros.
Dios quiere usarnos si nos ponemos en las manos de el y dejamos de poner excusas.
Seguir el método de cristo:
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Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador
trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía,
atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía:
“Seguidme.” MC 102.3
CONCLUSIÓN
Philip G. Samaan, registra en su libro El método de Cristo una parábola ilustrativa de John
Drescher sobre “un grupo que se denominaban Los Pescadores”. Cuenta la ilustrativa
parábola que los pobladores de esa región gozaban de hermosos ríos y lagos llenos de
peces.
“Todos “los pescadores” amaban su vocación. Semana tras semana se reunían para discutir
sobre la abundancia de los peces y sobre los mejores métodos para pescar.
“Periódicamente definían con cuidado qué significaba pescar, defendían la pesca como la
profesión y declaraban que pescar era, es y sería siempre la primera tarea de los pescadores.
Continuamente buscaban nuevas y mejores técnicas para lograr renovadas definiciones de
pesca. Decían convencidos: “La industria pesquera existe gracias a los pescadores, como el
fuego viene a la existencia al producirse la combustión”. Les gustaban frases como: “pescar
es la tarea de cada pescador”, “Todo pescador es un recolector de peces”, y “un puesto de
cada pesca por cada club de pescadores”.
“Patrocinaban reuniones especiales que llamaban “campañas de pescadores” y “El mes de
la Pesca Abundante”. También patrocinaban congresos nacionales e internacionales para
discutir acerca de pesca y de cómo promoverla. Oían disertaciones acerca de los nuevos
equipos, sonidos especiales, y cualquier nueva carnada que fuese descubierta.
Estos pescadores construyeron grandes y hermosos edificios llamados “Sedes de
Pescadores”. La consigna era que cada uno debía ser un pescador modelo, y cada pescador
debía obtener una buena pesca. Sin embargo, había una cosa que ellos no hacían: PESCAR.
“Además de reunirse regularmente, organizaron un consejo para enviar pescadores a otros
lugares donde había muchos peces. Parecía que todos los pescadores concordaban en que
era necesaria una junta administrativa que pudiese desafiar a los pescadores a que confiasen
en la pesca.
“Esta junta contrató personal, nombró comisiones y organizó muchas reuniones, asambleas
y seminarios para consolidar la pesca y decidir qué nuevas corrientes se deberían
considerar. Pero el personal y los miembros de las comisiones NO PESCABAN.
“Se edificaron grandes, elaborados y caros centros de entrenamiento donde el principal
propósito era enseñar a los pescadores cómo pescar con eficacia. A lo largo de los años se
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dictaron muchos cursos acerca de la necesidad de pescar, la naturaleza de los peces, dónde
encontrarlos, sus reacciones psicológicas y cómo aproximarse a ellos para alimentarlos.
“Quienes enseñaban eran doctores en “pescalogía”. Estos profesores enseñaban muy bien a
pescar… pero no pescaban. Luego de tantos años de entrenamiento se graduaban como
licenciados en pesca… pero nadie pescaba.
“Algunos salían de su región para viajar a otros países y estudiar en prestigiosas
universidades, pero después de todos sus doctorados y maestrías… seguían sin pescar.
“Construyeron imprenta y publicaban manuales y libros especializados sobre la pesca y sus
formas. Técnicas y más técnicas… pero nadie pescaba.
Llamado:
Te imaginas ese pueblo de pescadores que no pescaban. ¿Se puede considerar pescador a
una persona que en el transcurso de varios años no captura un solo pez? ¿Es pescador de
hombres el que no está pescando? No. No lo es. No puede haber pescador sin pesca, ni
pesca sin pescador. Seguir a Jesús y pescar con él, ser misioneros, son dos acciones ligadas
por los mismos intereses. Ambas están tan entrelazadas que no pueden existir
separadamente.
FINAL:
Cada adventista, un misionero
Uno de los ideales del Club de Conquistadores dice así: “El mensaje del advenimiento a
todo el mundo en mi generación”. Ese ideal es el Blanco, y resume el sueño de todo
conquistador. Pero ese también debe ser el blanco de todo adventista: ser la generación que
va a concluir la obra de anunciar el mensaje del evangelio a todo el mundo. nuestra Iglesia
Adventista del Séptimo Día surgió con este propósito; y la mayor motivación de la
predicación de este mensaje es lo que Jesús dijo en el Sermón del Monte en Mateo 24:14.
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin.