Caterina Da Vinci

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Carlo Vecce, uno de los mayores expertos en el artista del

renacimiento, ha encontrado un acta notarial que pone punto final


a un misterio que duraba 600 años. Lo cuenta en el libro 'Caterina'

Grabado de Leonardo da Vinci en su lecho de muerte. (Getty/Hulton Archive)

Irene Hdez. Velasco


Una mujer procedente del Cáucaso, secuestrada, vendida como
esclava varias veces y explotada laboral y sexualmente en
Florencia. Ese es el sorprendente retrato de la madre de Leonardo
da Vinci que emerge de las últimas investigaciones científicas.

Siempre se ha sabido que Leonardo da Vinci era hijo ilegítimo de


un notario de Florencia llamado Piero da Vinci. Pero durante 600
años no se ha sabido nada, absolutamente nada, sobre la madre
del genio del Renacimiento.

Únicamente en 2016 trascendió que la mujer que lo había traído al


mundo se llamaba Caterina. Fue a raíz de que el historiador
británico Martin Kemp, uno de los grandes expertos en
Leonardo, descubriera un documento fechado en 1457 en el
que el abuelo paterno del artista enumeraba a todos los miembros
de su familia, incluyendo al hijo ilegítimo que su hijo Piero da Vinci
había tenido con una mujer llamada Caterina.

“Eso es todo lo que se sabía de ella, que se llamaba Caterina”, nos


cuenta Carlo Vecce, filólogo, uno de los mayores especialistas
mundiales en el Renacimiento, profesor de Literatura Italiana en la
Universidad de Nápoles La Oriental y estudioso de
Leonardo desde hace más de 30 años. “Se pensó que podía ser
una campesina, una sierva, incluso una esclava. Pero no eran más
que elucubraciones”.

Todo cambió cuando, hace seis años, Vecce descubrió por


casualidad en el Archivo Estatal de Florencia un documento
redactado por Piero da Vinci, el padre de Leonardo, en su
condición de notario. El documento era el acta de liberación de
una esclava llamada Caterina, hija de un tal Jacob y originaria de
Circasia, una región del noreste del Cáucaso. “Filia Jacobi eius
schlava sue serva de partibus Circassie”, según constaba en el
acta notarial.
Imagen del acta notarial encontrada por Carlo Vecce que da cuenta de la liberación de la esclava Caterina. (Cedida)

“Mi primera reacción fue de absoluta incredulidad. ¿La madre del


mayor genio de la humanidad, del más grande artista italiano,
había sido una esclava, una mujer extranjera del más bajo nivel
social? No podía ser”, subraya Vecce. “Pero he consultado
decenas de documentos y todo indica que esa esclava fue
efectivamente la madre de Leonardo da Vinci”.

Vecce ha volcado el resultado de todas sus pesquisas


en Caterina (Alfaguara), una novela en la que, partiendo de datos
reales, reconstruye la vida de la madre de Leonardo. El libro,
que ha suscitado un gigantesco interés en todo el mundo y que ha
sido número uno de ventas en Italia, llega ahora a España. “Al
principio intenté escribir un ensayo académico con todo lo que
había descubierto, pero no lo conseguí. Tenía la sensación de que
los personajes de esta historia y el propio Leonardo querían tener
su propia voz, así que les hice hablar. Pero esta es una novela sin
ficción”, aclara Vecce.

Que la madre de Leonardo fuese una esclava no debería


resultar en realidad tan sorprendente. Todo indica que la esclavitud
era una práctica bastante extendida en el Renacimiento. “Yo
mismo no sabía hasta qué punto era habitual. Sabía que había
algunos esclavos, pero pensaba que cumplían una función sobre
todo decorativa. Sin embargo, la realidad es que la esclavitud
estaba muy presente en la zona del Mediterráneo, sobre todo
en Italia y en España”, revela Vecce.

El comercio de esclavos corría fundamentalmente a cargo de


mercaderes genoveses y venecianos, quienes se dedicaban a
traficar con seres humanos procedentes de Oriente y, en concreto,
de las proximidades del mar Negro. Caterina, según la
reconstrucción realizada por Vecce, fue raptada en Circasia
probablemente por tártaros y vendida luego varias veces hasta su
llegada a Constantinopla primero, a Venecia después y finalmente
a Florencia.

Portada de 'Caterina', de Carlo Vecce.


“La madre de Leonardo fue una mujer que vivió grandes
sufrimientos y humillaciones, y creo que eso marcó
profundamente al artista, que seguramente conocía el origen de su
madre y siempre cargó con ese secreto. De Caterina
probablemente heredó su ansia de libertad, el deseo más grande
que una esclava podía tener”.

En el acta notarial de liberación de Caterina que ha descubierto


este experto, se consigna quiénes eran los dueños de la
muchacha: Ginevra d’Antonio Redditi, más conocida como
Monna Ginevra, y su marido, Donato di Filippo di Silvestro. Ella
era cuarentona, él era un setentón y estaban casados desde hacía
solo tres años. “Donato tenía una amplia trayectoria como hombre
de negocios en Venecia, donde tenía fábricas textiles y de
brocados de oro en las que trabajaban esclavas procedentes del
Cáucaso, y Caterina probablemente fue una de ellas”, opina
Vecce.

Donato habría trasladado a Caterina a Florencia en 1442, cuando


esta tenía 15 años, y se la habría regalado a Ginevra. La muchacha
muy posiblemente fue víctima de explotación sexual:
documentos localizados por Vecce muestran que en 1450
fue cedida como nodriza para amamantar a un hijo
de Francesco di Domenico Castelli, descendiente de una rica
familia florentina y quien en su diario dejó constancia de la
liberación de Caterina en fechas y circunstancias que coinciden
con las del documento notarial. Y para poder ser nodriza Caterina
tenía que haber parido recientemente, por lo que es muy posible
que Leonardo, nacido en 1452, no fuera su primer hijo.

La joven solo consiguió la libertad el 2 de noviembre de 1452, seis


meses después del nacimiento de Leonardo en abril de ese
mismo año.

La hipótesis de Vecce es que Piero da Vinci convenció a Monna


Ginevra de que liberara a Caterina para, de ese modo, evitar que
el niño fuera a parar a un orfanato. “El nombre de Leonardo no
es casual, san Leonardo fue conocido por liberar presos y es el
patrón de los prisioneros”, subraya.

Tras ser liberada, Caterina fue dada como esposa a un agricultor


llamado Attaccabrighe, con quien tuvo otros cinco
hijos. Leonardo vivió con ellos, cerca de Vinci, durante sus
primeros 10 años de vida, y también mantuvo una relación
estrecha con su abuelo paterno, Antonio da Vinci, un mercader
que de joven tuvo una vida llena de peripecias (vivió casi 15 años
en España y luego en Marruecos) y quien seguramente le contaba
al niño sus aventuras por esas tierras, mientras que Caterina,
siempre según la reconstrucción realizada por Vecce, le hablaba
constantemente de Oriente.

Carlo Vecce, experto en Leonardo da Vinci. (Archivo/Editorial Giunti)

Cuando Leonardo cumplió 10 años, por ley su padre tenía que


hacerse cargo de su educación. Piero da Vinci separó entonces al
crío de su madre y se lo llevó a vivir a Florencia, pero no a su casa.
Leonardo ingresó en el taller del pintor Andrea del Verrocchio.

Aun así, Caterina fue la mujer más importante en la vida de


Leonardo, según sostiene Vecce. La prueba es que, ya viuda y
según ponen de manifiesto algunos documentos, la mujer pasó los
últimos meses de su vida en Milán junto a Leonardo. Falleció en
esa ciudad en 1494 y, según revelan algunos de los cuadernos de
Leonardo, el artista se ocupó de darle unas pompas fúnebres
dignas de una aristócrata.

Se sabe que la mujer a la que Leonardo retrató en su famoso


cuadro de la Mona Lisa es Elisabetta Gherardini. Pero el artista
jamás se desprendió de ese cuadro, jamás se lo entregó a quien
se lo había encargado y siempre lo llevó consigo en todos sus
viajes y mudanzas. ¿Por qué? Según Vecce, porque esa pintura
reflejaba el alma de Caterina, su madre. “Hay dos detalles en esa
pintura que probablemente le recordaban a ella: el paisaje con
montañas, unas montañas como las que ella le debía hablar, y la
sonrisa”.

En Milán, detrás de la Basílica de San Ambrosio, han


sido hallados recientemente durante las obras de la nueva sede
de una universidad restos humanos de una antigua sepultura.
Vecce avanza que quizá sean los de Caterina.

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