En Otoño Los Gatos Tienen Colita
En Otoño Los Gatos Tienen Colita
En Otoño Los Gatos Tienen Colita
JAVIER: Todo marcha sobre ruedas. Ha sido más fácil de lo que pensé
(consulta su reloj). Aún hay tiempo. Tú calmado. Será hasta
después de las dos que se empiecen a maliciar algo. Me
gustaría ver sus caras, sobre todo la de Ordoñez. ¿Gonzalitos
hizo eso? ¿Cómo Gonzalitos? Si él es incapaz… Y Gonzalitos
dándose la gran vida, viviendo como rey (suspira) Al fin seré
alguien, el que quiero ser. Fuera corbata (se la quita) siempre
la he detestado, pero qué hace uno si se la imponen. “Esta
empresa es seria y debemos dar buena imagen, Gonzalitos.
Consígase una corbata por favor y nunca, por ningún motivo
vuelva a venir sin ella”. Y todos mirándome. Yo que iba a
saber. Soy office-boy, señor. “Todos deben de venir con
corbata, Gonzalitos. Esto no es oficina de gobierno, recuérdelo
no quiero regresarlo en su primer día de trabajo”…Y desde
entonces a usar esto, como un yugo, como un símbolo de
esclavitud. Ojalá este pedazo de tela de veras nos hiciera más
decentes, más distinguidos. ¿Han visto a los coyotes de la
delegación? ¿A los abogados tinterillos? Sin bañar, con sus
trajes astrosos, opacos por la mugre, pero eso sí todos ellos
con sus corbatas. Sucia, pasada de moda. ¿A quién quieren
engañar? Se ven mal. mejor quítensela…(Deja de abrazar su
portafolio para cargarlo normal) Pueden sospechar. Pero es que
es tanto dinero. Fácil como dos años de trabajo. No, que dos
años, más. De aquí al aeropuerto. Mi avión sale a las cinco.
¿Sí trajiste todos tus documentos? A ver, pasaporte, cartilla,
boleto… Todo perfecto… ¿Y si mejor tomas un taxi? No, no.
Apégate a tu plan. Si viajas en autobús nadie sospechará.
Ojalá no tarde.
JAVIER: ¿Está segura, señora? Porque ahí está la señal y las marcas en
el pavimento.
3
JAVIER: ¿Qué?
(La SEÑORA se pone a barrer, arrojándole el polvo a
los pies de JAVIER)
GALÁN: Bueno, a lo que te truje. Creo que todo está listo. Flores, coñac.
Ya puse a enfriar el champán. Ojalá no beba mucho porque
solo compré una botella. Está carísimo (se acuerda de algo) Ay, la
música. No la he escogido (recapacita) No, mejor búscala en el
momento. Es cachondo ponerse a buscar discos (seductor) ¿Qué
prefieres? ¿Brahms o Julión Álvarez? Tengo grabaciones
exclusivas. Bueno, pues vámonos. Ojalá no haya mucho tráfico
aunque siempre es elegante llegar tarde.
ESTELA: Nada, aquí nomás, ¿tú? Ay, que elegante. No estás ocupado,
¿verdad?
GALÁN: Mira, mañana no tengo nada qué hacer. ¿Por qué no vienes
y recordamos viejos tiempos?
Ahorita no puedo.
GALÁN: (Por el escote abierto de ella) ¿Qué no andas con nadie, Estela?
GALÁN: (Aparte) ¿Ven por qué las corto? Porque todas son iguales.
Luego, luego quieren casa (a ESTELA) De haber sabido que
eras una pinche mojigata apretada, ni caso te hago. Te creí
inteligente, liberada. Mira nomás con qué mamada me vienes
a salir a estas alturas. ¿Sabes qué? Vete. Con suerte y todavía
alcanzo a la chava con la que quedé de verme.
ESTELA: A esta casa le hace falta el toque femenino. Ahora que venga
pienso cambiar esas cortinas. Nunca me han gustado. Y poner
plantas. Dan tanta vida.
ESTELA: Salud.
(Beben. Pausa)
ESTELA: Me alegro que lo tomes así. Pensé te ibas a poner como loco.
ESTELA: ¿Y por qué no? ¿Qué te hace inmune? ¿Con cuántas no te haz
acostado?
echarán la culpa.
ESTELA: Pues… Unos cuatro o cinco años, no más (tras breve pausa) Y a
vivir solo, segregado, señalado. A ése ni hablarle porque es un
sidoso. A menos que…
ESTELA: Que vivas con una sidosa. Ni modo que te rechace o temas
infectarla. Se podrían acompañar, pasarla bien. El uno
comprendería al otro. Después de todo comparten el mal y
están irremediablemente condenados a morir más o menos al
mismo tiempo (suspira). Ay, pero qué tonta soy. Se me
olvidaba que a ti te gusta la libertad. Bueno, me retiro.
GALÁN: Hace rato dije que si me casaba con alguien, sería contigo. Lo
recuerdas, ¿verdad? También dije que eras guapa, inteligente.
GALÁN: ¿Entonces?
14
ESTELA: ¿De?
GALÁN: Hija de su puta madre. Se salió con la suya. Nunca más volví
a saber de ella. Traté de vivir intensamente. Me reventé, gasté
todo lo que tenía en viajes, fiestas, vicios, sólo para terminar
más vacío que al principio. ¿Tiene caso continuar? ¿Esperar?
Yo sé que este autobús pasa por unas barrancas profundísimas.
ERNESTO: Ten.
BEATRIZ: ¿Y esto?
BEATRIZ: Ay, no, tan fino (recapacita) Bueno, ¿por qué no? Esta es una
gran ocasión.
BEATRIZ: Sí… Pensé que eras como los demás. Como casi no me hablas.
Nomás para… Acostarnos. Nunca fuiste para regalarme una
flor, tener un detalle.
que no eres así. Que te importo. Ay, Ernesto, estoy tan feliz.
¿Y qué película vamos a ir a ver? No me has dicho.
ERNESTO: Me cae que estudié. Lo que pasa es que vinieron cosas que no
había estudiado. Así cómo quieren que pase.
BEATRIZ: Si es tan recto y tan severo dudo mucho que te ayude, Ernesto
Nomás vas a perder el tiempo. Él sólo ayuda a las chavas que
… Van dispuestas a todo.
ERNESTO: Sólo te pido que intercedas por mí. Que hables con él. No
ERNESTO: (Cont.) hay nada de malo en eso.
PATIÑO: Ojalá pudiera devolver algo, pero hace dos días que no
Tragamos, Ruperto. Vámonos a la avenida. Yo sé lo que te digo
eras actor por vocación, por amor al arte. Veo con tristeza que
te importa más la plata que la cultura.
PATIÑO: (Se encoge de hombros sin saber cómo comenzar) ¿Te acuerdas que
nos comimos unos tacos de tripa? Sabrosos hasta eso. Ya
teníamos días de no probar bocado, Ruperto. Acuérdate. No
podíamos ni sostenernos en pie.
HAMLET: ¿Vendiste a la Caneca, Ifigenio?
PATIÑO: Y las tortas del día siguiente. Hasta eso la vendí bien. Estabas
tan contento que no quise decirte nada.
PATIÑO: Huy, Ruperto, las nuestras han sido puras mal vivencias.
PATIÑO: Pues sólo que les declames la Chacha Micaíla o Por qué me alejé
del vicio…
HAMLET: ¿A?
BEATRIZ: No pueden ser tan malos tus papás. Digo, de un castigo y una
regañada no puede pasar.
ERNESTO: Que bueno que tienes esa imagen de mis padres. Consérvala,
pues pase lo que pase no la mancharé ni seré motivo de afrenta
para ellos. Ten (le da su reloj) cuando este reloj marque las horas
de tu vida, haz un recuerdo de mí, eleva una plegaria y aspira
el aroma de una flor. Ten también (se vacía de dinero los bolsillos)
Es todo lo que tengo. Bébete una copa a mi salud. Brinda por
haberme conocido, Beti del alma mía.
BEATRIZ: Ay, Ernesto, yo no chupo. ¿Por qué me dices estas cosas? ¿Qué
piensas hacer?
ERNESTO: Lo único que me queda ya por hacer. Vete por favor. Disculpa
que no te acompañe (se quebranta) no podría soportarlo.
25
GALÁN: ¿Será muy doloroso? (Se encoge de hombros) Nomás lo que dura
la caída. Segundos (angustiado) ¿Y si quedo vivo? En eso no
había pensado. Paralítico, tarado, qué sé yo. Sería horrible y la
carta de suicidio quedaría ilegible por la sangre… Creo que me
precipité. Debí ahorcarme mejor o tomar pastillas. Bueno, para
pastillas no tengo y ahorcarme, ¿dónde? En la casa no hay
vigas y la regadera está muy baja, capaz que me asusto en el
último momento y me pongo de puntitas. No, lo mejor es
aventarme de cabeza. Sí, total si quedo vivo… Sé positivo,
Rodolfo. ¿Por qué he de quedar vivo?
PRÓFUGO: Nos costó trabajo, no te creas. Pero nos la rifamos y aquí estoy
para recordar viejos tiempos. Prepárate que nos vamos.
MUJER: (Tras breve pausa) Oye, Librado, ¿y es muy necesario que vaya
contigo? Digo, yo podría alcanzarte después. Uno corre más
rápido que dos.
MUJER: Siempre te fui fiel. Resistí estoica todas las tentaciones del
mundo.
PRÓFUGO: Mira, después de años de no tocar a una mujer como que eso
viene sobrando. Soy capaz de hacérselo a una anciana.
Entiende, ya me anda. Vamos.
MUJER: También, pero esos se los juré a ti, cariño. ¿Crees que no tengo
ganas? ¿Qué no me muero por estar contigo? Pero una manda
es una manda. Hay que respetarla.
MUJER: Ya bastante tiene una con lo suyo, como para cargar con un
castigo divino.
MUJER: ¿Pero, cómo dormir, Librado? Hay que huir, ¿no dijiste? De
seguro ya vienen tras tu pista. Te pueden agarrar. No hay
tiempo que perder. Deja vestirme para acompañarte. En un
segundo estoy contigo.
30
MUJER: Oh, bah, lo hice para que me escribieras (solloza), pero nunca
lo hiciste. Y yo que pensé que me querías. Cuán equivocada
estaba.
MUJER: La maleta.
PRÓFUGO: Muchote.
MUJER: Lo invertí lo mejor que pude. Por ejemplo esta casa. Ya casi es
nuestra. ¿Ves por qué te dije que luego te alcanzaba? Para
traspasarla. Algo le podemos sacar.
ser tarada.
PRÓFUGO: Y yo que quería vivir en la playa, tener hijos, una casita frente
al mar. Ser respetable. Poner un negocio de comida
(desesperado) ¡No puedo creerlo! ¡Era una maletota así, llena de
billetes!
PRÓFUGO: ¿Qui-én-es-é-se?
PRÓFUGO: Si se ve de mi edad.
PRÓFUGO: ¿Sesenta?
MUJER: Por eso dudé cuando entraste. No estaba segura que fueras tú.
33
SEÑORA: Oh, sí. Lo que antes era peda ahora es alcoholismo. Desde que
se inventaron los pretextos ya todos tenemos justificación para
nuestros vicios y depravaciones. Infancia difícil, traumas,
fijaciones. Usted además de neurótico y oligofrénico, ¿qué es?
¿Travesti u homosexual?
CANTANTE: (Intuye algo) No tendré buena voz, pero lo hago lo mejor que
puedo.
PRÓFUGO: ¡Claro que es por eso! ¡Tienes una voz de la chingada y además
nos tienes hasta la madre con tus ataques! ¿Crees que es muy
bonito verte, wei? Pareces tlaconete con sal. No chingues,
piensa en los demás.
CANTANTE: Sí.
(El CANTANTE se apresta a cantar. Entra la
38
HAMLET: Se veía venir. Las parejas artísticas no duran mucho. Ya ves los
Polivoces, Viruta y Capulina.
HAMLET: ¿Y esto?
PRÓFUGO: Eso, con suerte y no está vacunado. Y este pinche autobús que
no pasa. ¿Así son siempre de tardados?
ESPÍA: Oh, Gregori, ¿por qué tuviste que hacerlo? El Partido siempre
te lo dio todo. Reputación, dinero, placeres. Nunca hubo un
hombre más valeroso, inteligente y arrojado que tú. No debiste
traicionarnos, ¿por qué si lo tenías todo? No me lo explico.
Conocías el precio de la deslealtad y aún así continuaste,
Arrastrando con tu huída la ira de nuestros máximos
dirigentes que me han encargado eliminarte. ¿Se puede matar
lo que más se quiere? ¿Se puede asesinar una ilusión, una flor
o una tarde llena de caricias? ¿Por qué me hiciste tuya? ¿Por
qué me amaste? Estas manos pueden cortar el hilo delicado y
precioso de tu existencia. Pero la chamba es la chamba y heme
aquí en un país exótico lleno de charros cantores, de ficheras y
de narcocorridos buscándote. Ojalá te conociera, ojalá no
hubiéramos sido tan disciplinados al hacer el amor y junto con
ESPÍA: (Cont.) nuestros cuerpos, nos hubiéramos desnudado el alma
y nuestras caras. ¿Te acuerdas? Fue en Francia…
antifaz)
ESPÍA: (Aparte) Gregori no es tan naco, aunque puede ser una trampa.
Es el amo del disfraz (al PRÓFUGO) ¿No te dice nada París?
ESPÍA: Ay, Gregori, Rodolfo. Nada impide que nos demos el último
adiós, amándonos.
GALÁN: ¿Por qué no? Dejar este mundo con el grato sabor de un beso.
Muerte: espérame tantito.
45
BEATRIZ: Hola.
BEATRIZ: Ahora llévame al cine. Y por Dios sonríe. Abrázame. Dime que
eres feliz…
(BEATRIZ y ERNESTO se marchan. Entra la
SEÑORA quien se pone a barrer la calle. Entra un
tipo con gabardina y sombrero quien se detiene
cerca de la ventana. La SEÑORA lo mira con una
dolorosa esperanza. Se acerca a él)
SEÑORA: Hace años tomó el autobús en esta esquina y nunca más volví
a saber de él. Dejó todo. Su ropa, sus libros. Se despidió como
siempre, sin emoción, por rutina. Dicen que me abandonó pero
yo sé que eso no es cierto. Se hubiera delatado al besarme. Me
hubiera dejado en la boca el sabor de la despedida, de la culpa
y lo único que me dejó fue rutina y aburrimiento.
PRÓFUGO: Nel, tóquelo. Está bien frío. Este wei ya piró, ya hizo mutis
forever.
ÁNGEL: Eso no es argumento. La edad nada tiene que ver. Todo tiene
un principio y un fin y el tuyo ya llegó.
CANTANTE: Pues sí. Será todo eso, pero me gusta la vida. ¡Es tan hermosa!
ÁNGEL: Imposible.
PRÓFUGO: Oye, mai, dirás que soy un gandalla, pero por favor antes de
que te peles, dame tu ropa, ¿no? Ya no la vas a necesitar.
FLORENCIA: Es ése.
SEÑORA: Carajo, fuera tan fácil de limpiar la sangre. Por eso estamos
como estamos.
SEÑORA: Oiga, antes de que se vaya, una pregunta. Usted debe saber.
Hace años un hombre bajito, guapo y de pelo chino tomó
aquí el autobús. ¿De casualidad no sabe de él?
SEÑORA: Ausencio.
ÁNGEL: Adiós.
(Entra HAMLET)
TELÓN