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FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE HISTORIA
2024
HISTORIA CONTEMPORÁNEA
MATERIAL DE USO INTERNO DE LA CÁTEDRA
Definición y origen
El Capitalismo es una novedad para la humanidad: tiene, con suerte, 200 años, que representan
minutos si consideramos la totalidad de la historia humana. Es un tipo de sociedad (modo de
producción) caracterizado por la producción y circulación de mercancías de manera rentable,
producidas en el marco de relaciones sociales donde los medios de producción (campos, industrias,
bancos, transportes, comercios, etcétera) son propiedad privada de una minoría de la sociedad,
frente a una mayoría casi enteramente desposeída que depende de la venta de su fuerza de trabajo
para subsistir. Esta es la clase obrera asalariada (agraria, industrial, comercial, intelectual) que
producen un plusvalor del que surge la ganancia capitalista. Es decir, una sociedad en la que los
hombres y mujeres se enfrentan a la naturaleza unidos por relaciones sociales de producción en
donde unos pocos disponen de forma privada de medios de producción producidos socialmente, y
una mayoría ha sido despojada de ellos y debe vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario
(que equivaldría a los bienes necesarios para reproducir su vida).
En el capítulo de El Capital llamado “La acumulación originaria del capital”, Marx explica el largo
proceso de transición entre los siglos XVI y XVII, durante los que se desarrollaron las condiciones
que darían forma a la sociedad capitalista: la expropiación de los campesinos, separación de los
productores de sus medios de producción a través de la violencia directa y las leyes (de cercamiento,
por ejemplo), proletarización de esa masa de gente por la necesidad y la fuerza, las conquistas
europeas y la rapiña que la acompañó. Mucho antes de la plenitud del capitalismo como modo de
1
producción dominante en el mundo, ya existía el capital1, pero era de tipo mercantil, comercial,
obtenido por los propietarios de dinero gracias a la acción de comprar productos para venderlos más
caros, es decir, no pasa del ámbito de la circulación de mercancías. Pero con el Capitalismo, del
siglo XVII-XVIII en adelante, el capital se introdujo en la esfera de la producción, transformando
las bases de la sociedad.
Por supuesto que el mercado, que preexiste al capitalismo, sigue siendo esencial en éste, ya que es
el ámbito en donde los capitalistas consiguen fuerza de trabajo, intercambian como “iguales”
(legalmente hablando) las mercancías producidas por los trabajadores, y donde la plusvalía y la
ganancia se convierten efectivamente en dinero y capital que se reinvierte en la producción (o no,
porque siempre depende si esa producción es rentable). Lo que hace al mercado de tipo capitalista
diferente al de otros tipos de sociedad es el hecho de que se intercambian mercancías producidas
en el marco de relaciones sociales de producción diferentes.
Hasta aquí, mencionamos y relacionamos los principales conceptos para definir al Capitalismo. En
adelante, se explicará cada uno con mayor profundidad.
“La riqueza de las sociedades en donde domina el modo de producción capitalista, se presenta como
un enorme cúmulo de mercancías, y la mercancía individual como la forma elemental de esa
1
El “capital” aparece como “cosas”: dinero, maquinaria, tierras, fábricas, construcciones. Pero todas esas
“cosas” son resultado del trabajo que realizan los obreros en el marco de relaciones sociales específicas. Por
eso se dice que el “capital”, aunque aparezca como cosas, en realidad es una relación social de producción.
Marx ejemplifica de esta forma: “Un negro es un negro. Sólo bajo determinadas condiciones sociales se
convierte en esclavo. Una máquina de hilar algodón, es una máquina de hilar algodón. Sólo bajo determinadas
condiciones se convierte en capital. Desgajada de esas condiciones, la maquina dista tanto de ser capital,
como dista el oro de ser dinero (…) El capital es una relación social de producción”. Marx, Karl (1983). El
Capital. Tomo 1. Vol. 3. México: Editorial siglo veintiuno. P. 957
2
Sartelli, Eduardo (2005). La cajita infeliz. Buenos Aires: Ediciones ryr. P. 63
2
riqueza”.3 Así comienza el primer tomo de El Capital: mostrando la forma en que aparece esta
sociedad.
A las mercancías se accede en el mercado, ámbito de las relaciones sociales donde los propietarios
de mercancías las compran y venden. Pero ¿qué son las mercancías?
Por una parte, las mercancías son el producto del trabajo humano que se efectúa para satisfacer una
necesidad humana. 4 Las mercancías entonces son cosas que sirven para algo, son valores de uso.
Hablamos sólo de valores de uso cuando en una sociedad se producen cosas para el consumo directo
y satisfacer esa necesidad. Pero además, y en máxima amplitud en el seno del capitalismo, se puede
producir no para el uso y el consumo directo, sino para la venta en el mercado y la obtención de
una ganancia. Por eso, en esta sociedad los valores de uso son también valores de cambio. Esto ya
es una mercancía. El valor de cambio es la relación o proporción en que se cambia cierto número
de valores de uso de una clase por un determinado número de valores de uso de otra clase.5
Entonces, mercancía no es sinónimo de producto de trabajo humano, sino una forma social del
producto del trabajo en determinadas relaciones particulares de producción, donde el producto del
trabajo se intercambia en el mercado al que asisten productores privados independientes y aislados
entre sí. Eso es lo que le da valor de cambio a las cosas: haber sido producidas en una sociedad
fundada en el cambio.6
Insistamos: en sociedades remotas, los productos del trabajo no eran mercancías, y aún en la
actualidad existen sociedades o personas que producen para el autoconsumo, en el hogar, en su
propia tierra (es decir, producen solo valores de uso). Pablo Rieznik, economista marxista argentino
fallecido hace pocos años, expone un ejemplo muy gráfico de situaciones en las que el producto del
trabajo no es mercancía: en un campamento hay producción porque tenemos que sobrevivir, uno
trae leña, otro agua, otro cocina, y otros montan las carpas. Todo eso se resuelve en una deliberación
entre los que participan. En el campamento las cosas no tienen ni valor ni precio, aunque sean
producto del trabajo. Y eso porque antes de producir hubo un acuerdo sobre lo que se necesita,
sobre lo que cada uno puede hacer y sobre cómo se va a asignar la masa de trabajo social. Distinto
sería un campamento – mercado en el que nadie sabe lo que hace el otro. Cada uno produce lo que
quiere y cuanto quiere, tal como sucede en el capitalismo donde la producción es anárquica: los
individuos se encuentran en un mercado a intercambiar lo mucho o poco que han traído según alguna
regla que se establezca, por ejemplo, proporciones de trabajo a las que les ponemos un valor y
precio, y se desata el juego de la oferta y la demanda. Las cosas se transformaron de productos a
mercancías, negándose el carácter social del mercado.7
3
Marx, Karl (1983). El Capital. Tomo 1. Vol. 1. México: Editorial siglo veintiuno. P. 43.
4
Marx, Karl (1983). El Capital. Tomo 1. Vol. 1, P. 44
5
Por ejemplo: 1 kilo de cebolla por 2 kilos de papa, o x cantidades de tela por x cantidades de camisetas.
Estos productos tienen valores de uso que hacen a la alimentación, pero además, como vemos, tienen un
valor de cambio.
6
Mandel, E. (1964?). Introducción a la teoría económica marxista. Buenos Aires: C.P. editor. P. 16.
7
Rieznik, Pablo (2007). Las formas del trabajo y la historia. Buenos Aires: Biblos. P. 68
3
Arriba se afirmó que el valor de cambio es la relación o proporción en que se intercambia cierto
número de valores de uso de una clase por un determinado número de valores de uso de otra clase
(en la nota al pié nº 4 planteamos ejemplos).
Si todas las mercancías, aún las más diferentes, son intercambiables entre sí es porque tienen una
cualidad en común. Pero no toda cualidad puede ser una medida de valor de cambio. Por ejemplo,
ni el peso ni la longitud, porque un kilo de harina no es lo mismo que un kilo de oro, ni un metro de
seda es lo mismo que un metro de lienzo o madera.8 El valor de cambio hace abstracción de esas
cualidades naturales.
La única cualidad común comparable que las hace intercambiables es que son producto del trabajo
humano, tomado en el sentido abstracto o general del término, es decir, gasto de energía humana
(no el trabajo del agricultor, harinero, o minero en particular). Por eso, cuando Marx habla de la
mercancía, la llama “tiempo de trabajo solidificado”. Entonces, el valor de cambio es la forma en
que aparece la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir la mercancía, o sea, cantidad
de trabajo en condiciones medias de productividad en una época y lugar determinado. Esa es la ley
del valor: la que dice que el valor de cambio de una mercancía se determina por la cantidad de
trabajo socialmente necesario para producirla, cantidad de trabajo que se mide según la duración
del tiempo durante el cual se la produjo9 (el precio de algo es la expresión monetaria de ese valor10).
Entonces, en tanto valores de uso, la tela y las camisetas son el resultado del trabajo concreto de
hiladores, modistas o sastres, pero en tanto valores, las telas y camisetas son sólo “gelatina
homogénea de trabajo”, dice Marx.
8
Otras teorías, proponen que las mercancías si tienen en común otros elementos como por ejemplo: que son
útiles, que son deseadas por la gente, etcétera, pero el problema es que no son propiedades exclusivas de las
mercancías, y por otro lado son subjetivas y no cuantificables. Guerrero, Diego (2008). Historia del
pensamiento económico heterodoxo. Buenos Aires: Ediciones RyR. P. 70
9
Mandel, Ernest. (1964?). Introducción a la teoría económica marxista. Buenos Aires: C.P. editor. P. 32.
Recordar que con “trabajo socialmente necesario” hacemos referencia a cantidad de trabajo en condiciones
medias de productividad de un lugar y época determinada.
10
No es exactamente lo mismo valor y precio, pero su distinción requiere una explicación mucho más fina
que aquí no se desarrollará.
11
La libertad, la liberación de los hombres y mujeres del dominio de las cosas, del mundo de las restricciones,
y de la explotación por parte de otros hombres y mujeres, es el núcleo del marxismo y el socialismo. Al ser
el hombre un ser social, esa libertad se logra colectivamente. Esto, frente a la idea liberal de la libertad que
la reduce a la competencia, al comercio, al intercambio entre dos sujetos completamente desiguales:
capitalistas y trabajadores, es decir propietarios y no propietarios.
4
El Trabajo
Para entender el funcionamiento de la explotación capitalista, desentrañemos ése último tema que
mencionamos en el apartado anterior: el trabajo.
Para el marxismo, toda historia humana comienza con la aparición del hombre como especie, pero
no aislado, sino en relación con otros y con la naturaleza. Para reproducir su vida, las personas deben
trabajar (entendida como actividad productiva/creativa). Marx define esta actividad como un
proceso entre el hombre y la naturaleza en el que ambos se modifican.12 A diferencia de otros
animales que también construyen (por ejemplo, las hormigas sus hormigueros, las abejas sus
panales), el trabajo humano involucra la imaginación, planificación y la voluntad de quien lo
ejecuta.
De ese proceso de trabajo forman parte objetos de trabajo (preexistentes en la naturaleza, o apenas
desconectados de ella por la intervención humana, es decir, la materia prima) y medios de trabajo
(lo que se interpone entre el hombre y el objeto de trabajo, es decir instrumentos, también producidos
por personas).
El trabajo es el resultado de haberle inyectado trabajo vivo a los elementos muertos del proceso
(materias primas e instrumentos). Decimos elementos muertos del proceso de producción porque
las maquinas, producidas y activadas por obreros, no producen valor sino que transfieren el suyo.
En cuanto a las materias primas, también extraídas de la naturaleza por la fuerza de trabajo, sólo
reaparecen trasformadas en el producto final. Y todo gracias al trabajo adicionado por el obrero.
Para el capitalista, lo que se produce no sólo deben tener valor de uso y cambio (mercancías), sino
también un valor mayor que la suma de valores de las mercancías requeridas para su producción:
debe obtener un plusvalor. Así, el proceso de producción es también proceso de formación de valor.
Ejemplo: para producir 100 pantalones, tengo que desembolsar: $5000 en telas y accesorios, $5000
para amortizar el desgaste de las máquinas, y $10000 en salarios (100 obreros a $100 la jornada de
6 horas). Tengo una inversión de $20000. En 6 horas los 100 obreros producen los 100 pantalones.
Cada pantalón tiene un valor de $200. Si lo vendo a ese valor, sólo estaré cubriendo el capital
desembolsado al principio, es decir $20000. Aquí no hay ganancia. ¿Lo puedo vender por encima
de ese valor para obtener ganancia? Si, pero no tiene sentido, porque todos harán lo mismo con lo
que producen: lo que gané como vendedor lo perderé como comprador de otras mercancías. Marx
ejemplifica:
12
Marx, Karl. El Capital. Tomo 1. Vol. 1. Op. Cit. P. 215
5
nominal del 10 %. El vendedor, pues, obtiene un plusvalor del 10 %. Pero después de ser
vendedor, deviene comprador. Un tercer poseedor de mercancías se le enfrenta ahora como
vendedor, y disfruta, por su parte, del privilegio de vender las mercancías 10 % más caras.
Nuestro hombre ha ganado 10 como vendedor, para perder 10 como comprador. En su
conjunto el asunto termina, de hecho, en que todos los poseedores de mercancías se venden
unos a otros sus mercancías a 10 % por encima del valor, lo que es exactamente lo mismo que
si las vendieran a sus valores.13
El capitalista ha comprado mercancía fuerza de trabajo por una jornada laboral que puede extenderse
ya que él puede hacer uso de esa mercancía comprada. En vez de 6 horas, la jornada es de 12. Para
eso se requiere el doble de inversión en materia prima y medios: $10000 en telas, $10000 en
amortización de máquinas. Se mantienen los $10000 en salarios para 100 obreros. La inversión
entonces es de $30000. Pero los obreros que ahora trabajarán 12 horas, producen el doble: 200
pantalones, vendidos a $200. Ahora sí, el capitalista ha ganado $40000, cuando su inversión fue de
$30000. Ha obtenido un plusvalor del uso de la fuerza de trabajo.
Manteniendo una jornada de trabajo muy productiva de 6 hs., igualmente lo que ocurriría es que,
para obtener un plusvalor, se requeriría pagarle al obrero/a-productor 2 o 3 horas menos por el
trabajo producido, dependiendo de la intensidad de la explotación. En cualquier caso, hablamos de
expropiación de tiempo y de lo producido.
La plusvalía
Pero, explica Marx, cuando en una sociedad no prepondera el valor de cambio sino el valor de uso
del producto, el plustrabajo está limitado por un círculo de necesidades más estrecho o más amplio,
pero no surge del carácter mismo de la producción una necesidad ilimitada de plustrabajo. En el
capitalismo sí. Aquí no se trata de arrancar productos útiles del trabajo, sino plusvalor, a través de
la extensión de la jornada laboral como principal mecanismo.
13
Marx, Karl. El Capital. Tomo 1. Vol 1. Op. Cit. P. 195-196
14
Marx, Karl. El Capital. Tomo 1. Vol. 1. Op. Cit. P. 282
6
momento de la historia humana, milenios antes del capitalismo, eso permitió la liberación de un
sector de la sociedad de la necesidad de trabajar para sobrevivir (surgimiento de una clase dominante
y del Estado). A partir de ese momento histórico hasta la actualidad, el trabajo de los productores
se divide en dos partes:
Por ejemplo, el esclavo romano trabajaba siete días, seis para su amo, y uno para su subsistencia en
una parcela otorgada para ello. Esos seis días produjo un excedente que no le pertenece: un producto
social apropiado por clases no trabajadoras. En el imperio incaico, la clase dominante exigía también
el trabajo gratuito de comunidades campesinas, o parte de lo producido por ellas. Este excedente
puede aparecer bajo la forma de trabajo, de productos, de mercancías o moneda. Adelantemos que
en las sociedades capitalistas, la plusvalía es la forma monetaria del producto social excedente
generado en el proceso de trabajo y producción, de la que se apropia el propietario de los medios
de producción.
Ocurre que la fuerza de trabajo en el capitalismo es una mercancía y su valor, como el de toda
mercancía equivale al tiempo necesario para producirla: en el caso del obrero, lo que sale mantenerlo
(alimento, ropa, vivienda, educación, esparcimiento). El valor de la fuerza de trabajo, como sucede
con cualquier mercancía, se expresa en un precio: el salario.15 El salario es el precio que paga el
capitalista para hacer uso de esa fuerza. En otras palabras, no es el precio de todo el valor que el
obrero ha producido, sino de una parte, la que corresponde al valor necesario para reproducir su
propia fuerza de trabajo. La otra parte de ese valor producido es apropiado por el capitalista
(plusvalía). Recordemos los conceptos de trabajo necesario y trabajo excedente.
Y todo esto porque la fuerza de trabajo tiene una cualidad que no tiene otra mercancía: produce
más valor que el que ella misma cuesta. Es decir, el valor de uso de la mercancía fuerza de trabajo
es ser fuente de valor mayor del que ella misma tiene. Dicho de otra forma: el hecho de que el obrero
necesite de media jornada para conseguir el valor necesario para su subsistencia, no quita que pueda
trabajar una jornada entera produciendo el doble por el mismo salario, que es lo que ocurre,
convirtiéndose en la fuente de plusvalor para el capitalista.
15
Aclaremos que el valor de la fuerza de trabajo, el salario, siempre es motivo de disputa. Es el resultado de
las luchas económicas (huelgas) por mejorar las condiciones de venta de fuerza de trabajo, o sea su precio.
Cuando las luchas exceden ese objetivo primario y se cuestionan las relaciones salariales mismas y a la clase
y al Estado que las representa, entonces significa que se ha desarrollado una conciencia más profunda acerca
de la sociedad en la que se vive.
7
Y esto sucede sin violar ninguna ley del intercambio de equivalentes (sin estafar a nadie en el
mercado), ya que el capitalista pagó por todas las mercancías que intervinieron en el proceso, incluso
por la fuerza de trabajo, cuyo valor de uso le pertenece. Puede vender el producto por su valor, ni
por debajo ni por encima, operándose así la extracción del plusvalor.
Es imprescindible repetir que las maquinas no producen valor, sino que transfieren el suyo. Es el
trabajo humano útil el que “resucita” los medios de producción, conserva y transfiere el valor de
éstos al producto final. Entender esto es clave para luego entender la razón de las crisis capitalistas.
Insistamos con otro ejemplo, que por lo imposible, ayuda a entender la plusvalía: imaginemos que
el obrero necesita vender su fuerza de trabajo por 4 horas al día, porque es eso lo que necesita para
su sustento. Produce entonces un valor de 4 horas. Si el obrero se retirara inmediatamente después
de haber producido ese valor necesario para reproducir su fuerza de trabajo, no habría ninguna
ganancia, tal como se planteó en un ejemplo anterior. Nadie instalaría una fábrica para que el obrero
vaya a trabajar sólo esas 4 horas, no existiría el Capitalismo.
Existen diferentes formas para hacer crecer las ganancias. El concepto de plusvalía absoluta se
refiere al aumento de la ganancia del capitalista a partir del alargamiento o intensificación de la
jornada laboral. Ejemplos clásicos de esto pueden encontrarse durante la primera revolución
industrial.
La extensión de la jornada laboral fue y es la causa de históricas luchas de las y los trabajadores. El
capitalista compra fuerza de trabajo, y como cualquier comprador según la ley del intercambio
mercantil, quiere sacar el mayor provecho del valor de uso de su mercancía (que como se sabe ya,
genera más valor que la que ella misma cuesta), alargando la jornada laboral. Desde el punto de
vista del obrero esto es expoliación, y exige una jornada laboral normal y el pago del valor de su
mercancía fuerza de trabajo, también según la ley del intercambio. Ambos están en su derecho, pero,
decía Marx, “derecho contra derecho, decide la fuerza”. La intervención policial o sea estatal, en
todo tipo de protesta, reflejan esa idea.
16
Mandel, E. (1964?). Introducción a la teoría económica marxista. Buenos Aires: C.P. editor.
8
En cambio, la plusvalía relativa consiste en reducir el tamaño del tiempo necesario, rebajando el
valor de la fuerza de trabajo aumentando la productividad (que hace que los precios se reduzcan).
Ahora el obrero no necesitaría 4 horas, sino 2 y aun así la jornada laboral se mantiene en 8 horas.
El plusvalor es de 6 horas.
Plusvalía relativa y absoluta obedecen a mecanismos diferentes, pero una estimula la otra: la
plusvalía relativa basada en el aumento de la productividad del trabajo resulta en población sobrante
para el capital (ejército industrial de reserva, desocupación), lo que sirve a los capitalistas para
incrementar la presión hacia los trabajadores y hacerlos aceptar jornadas más largas e intensas
(plusvalía absoluta).
Cuando hablamos de crisis capitalistas, hay quienes distinguen entre las crisis generales que
“implican el colapso de las relaciones de reproducción económicas y políticas, y las parciales (ciclos
económicos)”17. Por ejemplo, afirma Anwar Shaikh, EEUU ha tenido 35 ciclos económicos y crisis
desde 1834 hasta fines del siglo XX, pero sólo 2 crisis generales y depresiones (la de 1873-1893 y
1929-1941.
17
Shaikh, Anwar (1991). Valor, acumulación y crisis. Ensayos de economía política. Ediciones ryr, Buenos Aires.
P.71.
9
los estados pasan a financiarse con deuda, lo que impulsa una vez más las tasas hacia
arriba. Como los especuladores alientan el alza comprando acciones en la bolsa, estas
continúan creciendo (…) en este punto, el valor de las acciones ha dejado de representar
riqueza nueva y la economía comienza a flotar, como las burbujas (…), hasta
desplomarse.18
Así, las crisis capitalistas son inevitables. Existen ciclos, con períodos de recuperación, pero la
tendencia es al derrumbe, hacia su propia disolución, lo que no significa que el capitalismo caerá
sólo y dará lugar automáticamente a otra sociedad. Luego de una crisis, que deja quiebras,
desempleo, hambre, destrucción productiva, muchas veces por guerras, nunca se vuelve al
estado anterior. En el caso del capitalismo, se parte de un escalón más bajo, porque cada crisis
“precipita la destrucción masiva de capitales más débiles e intensifica los ataques contra el
trabajo, lo que contribuye a restaurar (relativamente) la acumulación”.19
Alienación
Como se afirmó al principio, si algo caracteriza a las sociedades humanas, es el trabajo como
actividad con conciencia y propósito, por la que entramos en una relación activa con la naturaleza
para transformarla y satisfacer nuestras necesidades. Nosotros convertimos el trabajo,
transformación creativa de la naturaleza, en objeto de examen y análisis.
Marx se pregunta por qué el trabajo en general se ha convertido en algo penoso para los que lo
realizan. En esta sociedad el trabajo “aliena”. ¿Qué quiere decir alienado? Literalmente se refiere a
algo que nos han sacado, a la enajenación de algo que nos pertenecía, y por eso se transforma en
ajena. Afirma Marx:
En la época contemporánea, el trabajador se vuelve más pobre mientras más riqueza crea.
El trabajador se vuelve una mercancía aún más barata cuanto más bienes crea. La
devaluación del mundo humano aumenta en relación directa con el incremento de valor
del mundo de las cosas (…) el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él
como algo extraño, como un poder independiente del productor (…) esto es así hasta tal
punto, que el trabajador se ve privado de los objetos necesario para vivir.20
Además del “extrañamiento” del trabajador respecto del producto que ha creado, la alienación se
relaciona al hecho de que la persona ha perdido el control de su propio trabajo al vender parte de su
tiempo para que la use otro.
18
Sartelli, Eduardo (2005). La cajita infeliz. Op. Cit. P. 258.
19
Shaikh, Anwar. Op. Cit. P. 78
20
Marx, Karl. Manuscritos económico – filosóficos de 1844. En https://biblioteca.org.ar/libros/157836.pdf
10
un medio para vivir, una obligación impuesta desde el exterior y no una forma de integración con
los otros y de creación colectiva del mundo material.
Marx, Engels y los socialistas revolucionarios posteriores, no sólo explicaron de esta manera el
Capitalismo y sus consecuencias, no sólo “interpretaron el mundo”. Se abocaron también a
cambiarlo, exponiendo que así como dentro del feudalismo surgieron las condiciones para el
establecimiento de lo que es el Capitalismo, en el seno de éste estaban creándose las bases materiales
que podrían dar lugar al Socialismo: el incremento inédito en la historia de la productividad del
trabajo, su carácter cada vez más social e internacional, entre otros.
Pero no sólo las bases materiales sino también las condiciones subjetivas, es decir, la conciencia en
las personas sobre la necesidad de superar un sistema que genera abundancia para algunos y miseria
para la mayoría. A través de una revolución encabezada por la clase obrera en alianza con otras
clases, y a través de lo que llamaron “Dictadura del proletariado”, se trasformarían los medios de
producción en propiedad social, es decir, se "expropiaría a los expropiadores".
¿Por qué los marxistas consideran a la clase obrera como la única clase potencialmente
revolucionaria? Acudimos a la explicación de la teórica canadiense Ellen Meiksins Wood, para
quien esta idea no es un “acto de fe”, sino resultado de un análisis de las relaciones sociales: “La
importancia de la clase obrera en la sociedad capitalista reside en que es la única clase cuyos
intereses exigen la abolición de las clases mismas (…) Al ser objeto directo de la forma de opresión
más fundamental y determinante, aunque no la única, y siendo la única clase cuyos intereses no se
basan en la opresión de otras clases, puede generar las condiciones necesarias para liberar a todas
las personas a través de la lucha por su propia liberación (…).21
Es la clase explotada que tiene un interés material en dejar de serlo22, al contrario de lo que ocurre
con otras clases que hallan ventajas en la explotación y la propiedad privada de medios de
producción, ya sean medianas o grande empresas. En otras palabras y en síntesis, en el Manifiesto
del Partido Comunista, Marx y Engels decían: “la clase obrera no tiene nada que perder más que sus
cadenas”.
21
Meiksins Wood, Ellen. (2013) ¿Una política sin clases? El posmarxismo y su legado. Buenos Aires:
Ediciones RyR. P. 66, 133.
22
Que ese interés material, objetivo, se traduzca o no en una acción política guiada por la comprensión sobre
la necesidad de abolición de la explotación, es otro problema.
23
Marx, Karl (1977). Critica al programa de Gotha. Editorial Progreso, Moscú. P.19. Disponible en internet.
En el mismo texto, Marx expone las medidas políticas que deberían tomar esta dictadura en su tiempo, en
Alemania.
11
Marx, Engels y Lenin admitían una diversidad de formas de la dictadura del proletariado, según las
particularidades de cada sociedad. La definía como un tipo de organización temporal, y como “el
poder apoyado directamente en la fuerza armada de las masas”. 24 Además, a partir del Manifiesto
Comunista, Lenin se refería a la dictadura del proletariado como la “conquista de la democracia” o
“democracia proletaria”, en contraposición a la democracia burguesa, a la que se criticaba por
significar más bien la dictadura del mercado y los propietarios. Según Engels,
La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre
de productores iguales, “enviará toda la máquina del Estado, organización para la dominación de
una clase sobre otra, al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a
la rueca y al hacha de bronce”.26
Bibliografía
24
Lenin, Vladimir (1999). El estado y la revolución. Ediciones electrónicas Iskra. P. 30
25
Engels, Federico (1972). El Antiduring. Buenos Aires: Claridad. P. 293
26
Engels, Federico (1974). El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Buenos Aires: Claridad.
P. 201
12