Imagenes de Un Pionero Del Oficio
Imagenes de Un Pionero Del Oficio
Imagenes de Un Pionero Del Oficio
ISBN: 978-607-486-507-3
Este libro se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a
través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2017.
Presentación 7
Fuentes 137
Presentación
7
obra de Maldonado y un poco más del trabajo de la señora Robles.
El AFM está integrado por impresiones de época de fotografías en
blanco y negro, y en color; diapositivas Kodachrome y placas de
negativo, muchas de ellas con trabajo de retoque.
La información sobre el AFM, la mayoría de los datos biográ-
ficos y de la obra de Maldonado, así como la identificación de los
motivos y detalles de las imágenes, fueron proporcionados prin-
cipalmente por Beatriz Robles Monterrubio en varias entrevistas
realizadas entre junio de 2017 y septiembre de 2018. Agradecemos
su profundo interés y su invaluable apoyo.
En la investigación hemerográfica participó Carmina Spín-
dola Pérez-Guerrero. Asimismo, agradecemos el apoyo de las
siguientes personas e instituciones: Gwendolyne Robles, Carlos
Sánchez Concha; Jorge Armando Hernández y Montserrat
Matías (Casa de Cultura Tlacolula de Matamoros); Guillermo
Rojas Rangel (Biblioteca Pública Central Estatal “Margarita Maza
de Juárez”); Alicia Montes, Luz María López Ramírez y Francisco
José Ruiz Cervantes.
Este trabajo se inscribe dentro del proyecto “La fotografía y el
cine como agentes modernizadores en una comunidad indígena.
Procesos de cambio en Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, 1920-
1970”, financiado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Ar-
tes en colaboración con CIESAS Pacífico Sur, bajo la dirección de
Salvador Sigüenza Orozco.
8
El hallazgo de la mirada mecánica
11
sobre una placa metálica de aproximadamente cinco por siete
pulgadas. Las imágenes producidas “parecen como grabados al
agua tinta […] pero la exquisita minuciosidad del dibujo no puede
imaginarse. Ninguna pintura ni grabado llegó nunca a tanto”.2
La expansión del invento al resto del mundo fue sorprenden-
temente rápida: el 3 de diciembre de 1839 se realizó en el puerto de
Veracruz la primera demostración del daguerrotipo, a cargo de un
grabador de origen francés apellidado Prélier, afincado en Méxi-
co desde 1837, y que recién volvía de su tierra con dos aparatos a
cuestas.3 En la década siguiente, los primeros daguerrotipistas se
desplazan de ciudad en ciudad, mostrando el prodigio técnico y
vendiendo sus servicios a las familias más pudientes; el negocio no
permite establecerse en un solo lugar, por el alto precio de las pla-
cas, que podían costar hasta 16 pesos, una suma muy elevada para
la época. Los daguerrotipos son objetos suntuarios, literalmente
tesoros (por los estuches de cuero repujado con forro interior de
satín o terciopelo que los contenían) para la contemplación perso-
nal, como los antiguos relicarios del altar familiar.4
Sin embargo, en la década siguiente sobreviene una “verdadera
revolución para la fotografía en el mundo”, 5 que reduce los precios
2 Samuel Morse, carta del 9 de marzo de 1839, citada por Batchen, Op. Cit. p. 138.
3 Olivier Debroise, Fuga mexicana, un recorrido por la fotografía en México, Edi-
torial Gustavo Gili, Barcelona, 2005, p. 36. Por las mismas fechas, el daguerro-
tipo se muestra en Río de Janeiro y en Montevideo.
4 Debroise, Op. Cit, p. 39. Arturo Aguilar Ochoa, La fotografía durante el imperio
de Maximiliano, IIE-UNAM, México, 2001, p. 23.
5 Aguilar Ochoa, Op. Cit., p. 23.
6 Debroise, Op. Cit., p. 52. En 1856 había siete estudios en la ciudad de México,
para 1870 ya eran 74.
7 Patricia Massé Zendejas, Simulacro y elegancia en las tarjetas de visita. Foto-
grafías de Cruces y Campa, INAH, México, 1998, p. 15.
8 El uso del concepto de “identificación” busca aludir a la idea de la mirada. La
identificación funciona como un proceso de articulación con un ideal cultural:
“en el lenguaje del sentido común, la identificación se construye sobre la base
del reconocimiento de algún origen común o unas características compartidas
con otra persona o grupo o con un ideal, y con el vallado natural de la solidari-
dad y la lealtad establecidas sobre este fundamento”, como establece Stuart Hall,
“¿Quién necesita identidad?”, en Stuart Hall y Paul Du Gay (coord.), Cuestiones
de identidad cultural, Amorrortu Editores, España, 2003, p. 15.
9 Marion Gautreau, De la crónica al icono. La fotografía de la Revolución Mexicana
Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siguiente
hubo decenas de fotógrafos viajando por México —movidos gra-
cias a la novedosa y creciente red ferroviaria— para tomar imáge-
nes de las diferentes regiones y sus respectivos tipos populares;12
de paso, el conocimiento del oficio se fue diseminando y estable-
ciendo. En el caso de Oaxaca, los indicios más tempranos mues-
tran que para los años en que se popularizó la tarjeta de visita ya
había por lo menos un estudio fotográfico en la capital del estado.13
A finales del siglo, la fotografía se utilizaba frecuentemente
en Oaxaca, tanto para fines privados (la élite oaxaqueña también
demandaba retratarse para la posteridad) como públicos. En este
último rubro, dependencias municipales y estatales encargaban
en forma cotidiana fotografías para mantener al día sus regis-
tros burocráticos. Por ejemplo, en 1888, la Tesorería General del
Estado firmó un contrato anual por un monto de 250 pesos con
el fotógrafo José Perfecto Monterrubio para retratar a un máxi-
12 Teresa Rojas Rabiela e Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, Cien ventanas a los paisajes
de antaño: fotografías del campo mexicano de hace un siglo, Conacyt, Red de Et-
noecología y Patrimonio Biocultural, Juan Pablos Editores, México, 2013, p. 12.
13 Alejandro Castellanos, “Ojo de luz. La fotografía en Oaxaca”, en: Margarita Dalton
y Verónica Loera (eds.), Historia del arte de Oaxaca, t. III, Instituto Oaxaqueño de
las Culturas, Oaxaca, 1997, p. 145. Castellanos cita a su vez el volumen La gracia de
los retratos antiguos, de Enrique Fernández Ledesma, el cual refiere que en algún
momento entre 1845 y 1880 hubo un estudio fotográfico llamado Corbelis ubicado
en la calle Larrázabal (hoy 1ª de Guerrero) de la ciudad de Oaxaca.
19 Castellanos, p. 149; Francisco Vicente García, loc. cit. Nahón, Op. Cit., p. 241;
Alejandra Mora Velasco, Vendedor de ilusiones: Eligio Zárate: fotografía y mo-
dernidad en San Pablo Huitzo, Etla, Oaxaca, 1940-1960, INAH, México, 2010, p.
30; Marisa Pertierra, Op. Cit., p. 195.
23
Manuel Maldonado. Danzantes de la Pluma en Teotitlán del Valle, durante las fiestas patronales,
década de 1930. Impresión de época.
Manuel Maldonado. Procesión del Encuentro, en Viernes Santo (el gallo de San
Pedro). Década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.
ATENCIÓN MUJERES:
Joven, zapoteco, de no malos bigotes disfrutando de desaho-
gada situación económica, desea relacionarse con mujer de
cualquier edad, objeto matrimonio; mejor si cuenta con ex-
periencia o práctica en la vida del hogar. De preferencia que
sea mexicana para consumir lo que el país produce. Exijo se-
riedad. Las interesadas pueden escribir enviando sus retratos
directamente al dueño de los “Baños Guadalupanos”. Frente
al Mercado “Juárez Maza”.37
49
seantes por el parque. Alrededor de 1922, Ramírez les brindó a
esos jóvenes los rudimentos del oficio.38
Como cualquier tradición artesanal, la fotografía se aprendía
“líricamente”, por la práctica constante y la guía de un maestro.
Para Manuel Maldonado ese maestro fue Guillermo Montes, otro
de los fotógrafos ya establecidos en la época. Ensayo y error para
conocer los secretos de la luz y de la química para fijar la imagen.
En esa época —cuenta Beatriz Robles—, Manuel aprendió a reve-
lar. “De noche, ponía unas cobijas y una mesa, y como no había
luz eléctrica, con una velita se ayudaba para ver sus negativos.
Tenía que estar muy pendiente del tiempo porque era cuestión
de segundos. Dice que pasó muchas vergüenzas, porque a veces
le salían, pero a veces no le salían y era un caos”.
Para 1925 ya conocía el oficio y realizaba trabajo en Oaxaca
y en las comunidades cercanas. Así comenzó a visitar de nuevo
Tlacolula, una comunidad sin fotógrafo establecido y con ganas
de ser retratada. Maldonado no fue el primero, en la época era
común que algunos de los aprendices de Oaxaca viajaran cada se-
mana, seguramente el día de mercado, para ofrecer los servicios
de las cámaras “de agüita”. Ese año nació su primer hijo, Wilfrido,
39 Maldonado procreó en los años treinta una hija fuera de su matrimonio. Ade-
lina Maldonado Pérez fue criada por su madre en la Sierra Norte y convivió
con su padre hasta su juventud, cuando él le enseñó el oficio fotográfico que
practicó a partir de los años sesenta en Capulálpam de Méndez.
40 Formó parte de las cuadrillas de carpinteros a la orden del ingeniero Rafael
M. Peña.
41 Debroise, Op. Cit., pp. 97-104, 168. Una publicación de unos pocos años antes
(Antonio Cortés, Álbum de arquitectura en México, Talleres Gráficos del Museo
43 La Delegación 168 de la Cruz Roja, con sede en Tlacolula, fue oficialmente fun-
dada el 8 de junio de 1961. Su primer presidente fue Arturo Acevedo Mendieta.
Beatriz Robles. Niñas Florinda Fajardo Aragón y Ofelia Vigil Fajardo, con su madrina, en ceremonia
de graduación del Centro Escolar “Presidente López Mateos”, agosto de 1968. Impresión de época.
Beatriz Robles. Vals de graduación del Centro Escolar “Presidente López Mateos”,
realizado en el Jardín Matamoros, década de 1960. Impresión de época.
Manuel Maldonado. Primera sede de la Cruz Roja, 1962. Impresión de época. Cabaña de madera
construida por Maldonado, a un costado del Portal La Florida, sobre la calle Nicolas Bravo.
45 AHMCO, Secretaría, Expediente con carátula, Año 1927, Exp. No. 638, foja 2.
46 Beatriz Robles, entrevista. Tlacolula, junio de 2018.
47 La memoria se reconstruye mediante diversas fuentes pero, con el tiempo, en
el proceso de conformación y reproducción por el que transcurre, los recuer-
dos adquieren significado para una comunidad; ésta los respalda y mantiene a
través del tiempo, forjando estructuras sociales compartidas como discursos y
ceremonias.
48 Gustavo Amezaga Heiras describe con detalle “el despliegue de recursos mate-
riales para realizar la toma”, entre ellos “una variedad de fondos que ‘ambien-
taran’ la fotografía”. “Acto y retrato en los estudios fotográficos del siglo XIX”,
en Alquimia, núm. 45, mayo-agosto, 2012, p. 63.
52 “Con la distancia impuesta por el paso del tiempo, la repetición de las poses
confiere una especie de anonimia a los retratos que contradice su primera
intención; […] una imperiosa y casi desesperada búsqueda de inmortalidad”.
Debroise, Op. Cit., pp. 65-67.
53 Descripción tomada del 6º Censo de Población, Secretaría de Economía, Mé-
xico, 1943.
Manuel Maldonado. Retrato de alumnas de la profesora María Melo, década de 1960. Impresión
de época. La academia para señoritas de la profesora Melo impartía corte y confección, bordado,
respostería, entre otros oficios. En el extremo derecho aparece Ernestina Aguilar, cargando a su
hijo, y su esposo Federico García.
56 Geoffrey Batchen, Op. Cit., p. 73. El pintoresquismo, explica Batchen, era una
teorización del paisaje que dominó la discusión desde fines del siglo XVIII y
principios del XIX y, literalmente, heredó a la fotografía términos como vista,
efecto y panorama. “El uso de la cámara oscura [en la época de los primeros
experimentos pre fotográficos] como medio auxiliar de dibujo también favo-
recía la representación pintoresca de la escena en cuestión, pues la cámara
proporcionaba el encuadre rígido y el punto fijo de visión que esta peculiar
organización de las convenciones estéticas exigía”, p. 74.
57 Debroise, Op. Cit., p. 97.
58 Rubén Gallo, Mexican Modernity: The Avant-Garde and the Technological Revo-
64 70 por ciento de las películas exhibidas fuera de la ciudad de México son pro-
ducciones nacionales. Dato del Departamento Técnico del Banco Nacional
Cinematográfico, loc. cit. Julia Tuñón, Mujeres de luz y sombra en el cine mexi-
cano. La construcción de una imagen, 1939-1952, México, El Colegio de México,
Instituto Mexicano de Cinematografía, 1998, p. 58.
65 Todos los datos provienen del documento gráfico “El cine mexicano”, Comi-
sión Nacional de Cinematografía, México, 1949. Contiene información para
1945, 1946 y 1947.
66 “En Oaxaca existía un sistema de comercio que venía desde la época precor-
tesiana, […] seguía funcionando en gran parte, en los Valles Centrales, donde
según el día de la semana tenía lugar una u otra plaza: Tlacolula, Ocotlán,
Zimatlán, Etla, Oaxaca, Ejutla, Miahuatlán, etc.”, Chassen, Op. Cit., p. 182.
111
La filmación de Ánimas Trujano tuvo un efecto ritual semejan-
te a la visita presidencial que sucedería un par de meses después,
pues representó la plena integración de la tradición más especí-
fica —la de las mayordomías— al inventario estético de la iden-
tidad nacional.72 La lente de Foto Maldonado, en este caso con la
mirada de la fotógrafa Beatriz Robles Monterrubio da cuenta de
esa reinvención de la tradición de la mayordomía:
Beatriz Robles. Toshiro Mifune con Oliva Maldonado y Agustina Sánchez. Detrás aparece el
intérprete japonés-español, Luis Kasuga, mayo de 1961. Impresión de época.
Beatriz Robles. El actor José Chávez Trowe y extras (Adolfo Sánchez, entre otros) en procesión
durante la filmación de Ánimas Trujano en el entronque con la carretera Panamericana,
Tlacolula, mayo de 1961. Impresión de época.
Beatriz Robles. Luis Kasuga, Toshiro Mifune y Antonio Aguilar en un descanso durante la
filmación de Ánimas Trujano, mayo de 1961. Impresión de época.
121
gratuitos, las aulas y el mobiliario eran insuficientes, por ello, re-
cuerda Alejandro Eloy Matías:
Manuel Maldonado. Construcción del Centro Escolar “Presidente López Mateos”, c. 1960.
Impresión de época.
siguiente página
133
la comunicación (telégrafos y correos), la salud (la clínica), la
educación (la biblioteca) y la actividad comercial (el banco). La
presencia del Estado es visible, además de ser reforzada por la
acción de la escuela, la institución formadora de los ciudadanos
nacionales, alfabetizados, hablantes de español, que son lanza-
dos a la conquista de una individualidad a contracorriente de la
tradición comunitaria, la cual sigue funcionando, pero cada vez
más cercada por su carácter pre-moderno. El espacio de Tlacolu-
la es cada vez más urbano, aunque siempre en forma inacabada,
como muestran las imágenes: los postes del alumbrado público
contrastan con algunas de las calles apisonadas, pero todavía sin
asfaltar, por las que incluso se dejan ver varias señoras enrebo-
zadas. La modernidad se revela como proyecto siempre incom-
pleto, siempre en proceso, tal como la idea misma de progreso.
La cámara fotográfica de Maldonado y Robles construye con su
mirada a lo largo de décadas una memoria de esa modernidad
llena de paradojas y contradicciones.
Beatriz Robles. Beatriz Robles. Oficina del Sistema Federal de Agua Potable,
Tlacolula de Matamoros, c. 1969. Impresión de época.
Archivos
Referencias
siguiente página
Manuel Maldonado. Tequio en la presa Re Guh Beh para la introducción del agua potable,
a un costado del lecho del río Salado, década de 1940. Impresión de época.