Imagenes de Un Pionero Del Oficio

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Salvador Sigüenza Orozco / Fernando Mino Gracia

proyecto “la fotografía y el cine como agentes modernizadores en una comunidad


indígena. procesos de cambio en tlacolula de matamoros, oaxaca, 1920-1970”
779.7409 Sigüenza Orozco, Salvador... [et al.]
S792M Manuel Maldonado Colmenares: Imágenes de un pionero del oficio
fotográfico en Tlacolula / Salvador Sigüenza Orozco, Fernando Mino Gracia.
México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social, Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 2018.
141 p. ; fotos., (col) : 22 cm.

ISBN: 978-607-486-507-3

TEMAS: Maldonado Colmenares, Manuel – 1904-1984 – fotógrafo.


Robles Monterrubio, Beatriz – Fotógrafa.
Fotografía – Oaxaca – Tlacolula de Matamoros – Historia.
Fotógrafos Oaxaqueños.
Fototeca – Manuel Maldonado Colmenares.
Arte visual – Aspectos Sociales – Oaxaca – Tlacolula de Matamoros.
Ciudades y pueblos – Modernización – Historia.
Indios de México – Historia - Tlacolula de Matamoros – Oaxaca.
Indios de México – Vida social y Costumbres – Tlacolula de Matamoros – Oaxaca.
Oaxaca – Historia – Siglo XX.
I. Mino Gracia, Fernando, Coaut.

Manuel Maldonado Colmenares


Imágenes de un pionero del oficio fotográfico en Tlacolula
Salvador Sigüenza Orozco / Fernando Mino Gracia

Diseño editorial: Judith Romero

Imagen de portada: Manuel Maldonado


Parque Juárez, década de 1940, impresión de época.

Primera edición, 2018


© 2018 Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
Juárez 87, Col. Tlalpan, C.P. 14000, Ciudad de México.
© Acervo Fotográfico Maldonado, por las imágenes.

La presente publicación cuenta con una lectura de pertinencia avalada


por el Comité Editorial del CIESAS, que garantiza su calidad y pertinencia.
El responsable técnico de esta publicación fue Salvador Sigüenza Orozco.

Este libro se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a
través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2017.

Todos los derechos reservados.


Impreso en México. Printed in Mexico.
Índice

Presentación 7

El hallazgo de la mirada mecánica 11


La fotografía en Oaxaca 15

Tlacolula: modernización en los albores del siglo XX 23


Mudando de costumbres 30
La carretera Panamericana y otras obras de modernización 40

Manuel Maldonado Colmenares en Tlacolula 49


El estudio fotográfico en Tlacolula 53
La fotografía como testimonio cívico 66
Acontecimientos privados 77
Imágenes pintorescas 96
Maldonado y el cine en Tlacolula 107

Tlacolula en la pantalla: Ánimas Trujano 111

Educación, aulas y ceremonias 121

Epílogo. Tras las huellas del progreso 133

Fuentes 137
Presentación

El presente relato es resultado de una investigación que busca


abordar los vínculos entre los avances tecnológicos, en particular
la fotografía, y la penetración de las ideas de la modernidad y su
impacto social, económico y cultural en los hábitos y costumbres
de los habitantes de la ciudad de Tlacolula de Matamoros, en el
estado de Oaxaca.
La fuente principal del estudio es el acervo de fotografías de
Manuel Maldonado Colmenares (1904-1984), fotógrafo originario
de Tlacolula, activo entre 1924 y el año de su muerte, y de Beatriz
Robles Monterrubio (1934), fotógrafa formada por Maldonado,
activa hasta la fecha. Este archivo particular —Acervo Foto Mal-
donado (AFM)—, ya digitalizado en parte, consta de más de mil
imágenes. Todas las imágenes que se presentan en este trabajo
pertenecen a dicho archivo.
La mayor parte de los materiales del AFM fue destruida en una
inundación a finales de los años setenta del siglo pasado: el agua
penetró al local de Foto Maldonado y dañó los estantes donde se
almacenaban los negativos e impresiones en positivo del traba-
jo de décadas. Actualmente se conserva una pequeña parte de la

7
obra de Maldonado y un poco más del trabajo de la señora Robles.
El AFM está integrado por impresiones de época de fotografías en
blanco y negro, y en color; diapositivas Kodachrome y placas de
negativo, muchas de ellas con trabajo de retoque.
La información sobre el AFM, la mayoría de los datos biográ-
ficos y de la obra de Maldonado, así como la identificación de los
motivos y detalles de las imágenes, fueron proporcionados prin-
cipalmente por Beatriz Robles Monterrubio en varias entrevistas
realizadas entre junio de 2017 y septiembre de 2018. Agradecemos
su profundo interés y su invaluable apoyo.
En la investigación hemerográfica participó Carmina Spín-
dola Pérez-Guerrero. Asimismo, agradecemos el apoyo de las
siguientes personas e instituciones: Gwendolyne Robles, Carlos
Sánchez Concha; Jorge Armando Hernández y Montserrat
Matías (Casa de Cultura Tlacolula de Matamoros); Guillermo
Rojas Rangel (Biblioteca Pública Central Estatal “Margarita Maza
de Juárez”); Alicia Montes, Luz María López Ramírez y Francisco
José Ruiz Cervantes.
Este trabajo se inscribe dentro del proyecto “La fotografía y el
cine como agentes modernizadores en una comunidad indígena.
Procesos de cambio en Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, 1920-
1970”, financiado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Ar-
tes en colaboración con CIESAS Pacífico Sur, bajo la dirección de
Salvador Sigüenza Orozco.

Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 31 de octubre de 2018.

Salvador Sigüenza Orozco


Fernando Mino Gracia

8
El hallazgo de la mirada mecánica

La fotografía, desde su invención, ha influido en las percepciones


sobre la realidad. Durante el XIX y buena parte del siglo pasado, la
imagen fotográfica fue dotada de un “carácter esencialmente obje-
tivo” que le permite retratar con “verdadero realismo”. La imagen
fotográfica, según esta perspectiva, comparte un “ser común” con
el objeto reproducido.1
Las primeras imágenes fotográficas se imprimieron a finales
de la década de 1820 y a lo largo de la siguiente, tanto por Ni-
céphore Niépce como por Louis Daguerre. El método más eficaz
resultó ser el de este último, que implicaba una exposición de en-
tre cuatro minutos y medio y sesenta minutos, dependiendo de la
calidad de la luz. La daguerrotipia, presentada al público en 1839,
lograba fijar la imagen estática captada por una cámara oscura

1   André Bazin, “Ontología de la imagen fotográfica” (1945), Op. Cit., Geoffrey


Batchen, Arder en deseos. La concepción de la fotografía, Editorial Gustavo
Gili, Barcelona, 2004, p. 21.

11
sobre una placa metálica de aproximadamente cinco por siete
pulgadas. Las imágenes producidas “parecen como grabados al
agua tinta […] pero la exquisita minuciosidad del dibujo no puede
imaginarse. Ninguna pintura ni grabado llegó nunca a tanto”.2
La expansión del invento al resto del mundo fue sorprenden-
temente rápida: el 3 de diciembre de 1839 se realizó en el puerto de
Veracruz la primera demostración del daguerrotipo, a cargo de un
grabador de origen francés apellidado Prélier, afincado en Méxi-
co desde 1837, y que recién volvía de su tierra con dos aparatos a
cuestas.3 En la década siguiente, los primeros daguerrotipistas se
desplazan de ciudad en ciudad, mostrando el prodigio técnico y
vendiendo sus servicios a las familias más pudientes; el negocio no
permite establecerse en un solo lugar, por el alto precio de las pla-
cas, que podían costar hasta 16 pesos, una suma muy elevada para
la época. Los daguerrotipos son objetos suntuarios, literalmente
tesoros (por los estuches de cuero repujado con forro interior de
satín o terciopelo que los contenían) para la contemplación perso-
nal, como los antiguos relicarios del altar familiar.4
Sin embargo, en la década siguiente sobreviene una “verdadera
revolución para la fotografía en el mundo”, 5 que reduce los precios

2 Samuel Morse, carta del 9 de marzo de 1839, citada por Batchen, Op. Cit. p. 138.
3 Olivier Debroise, Fuga mexicana, un recorrido por la fotografía en México, Edi-
torial Gustavo Gili, Barcelona, 2005, p. 36. Por las mismas fechas, el daguerro-
tipo se muestra en Río de Janeiro y en Montevideo.
4 Debroise, Op. Cit, p. 39. Arturo Aguilar Ochoa, La fotografía durante el imperio
de Maximiliano, IIE-UNAM, México, 2001, p. 23.
5 Aguilar Ochoa, Op. Cit., p. 23.

12 MANUEL MALDONADO COLMENARES


y desata una fiebre de la fotografía que durará el resto del siglo.
Papeles salados o albuminados, negativos de vidrio emulsionados
con colodión, ferrotipos, melanotipos… procesos que favorecen la
ampliación de la clientela y la apertura de estudios en forma. En
1854 se funda La Fama de los Retratos, el primer establecimiento
de fotografía formalmente registrado en la ciudad de México.6 En
1855 se presentó al público un nuevo formato de imágenes: la “tar-
jeta de visita”, impresiones sobre papel en un tamaño de 10 x 7.5
cm que acabaron de amplificar el alcance de la fotografía, la cual
dejó de ser una curiosidad de aparador y comenzó a penetrar a los
acervos de la identidad individual y de la nostalgia familiar, lo que
significó el arribo a una cultura visual moderna.7
La imagen fotográfica al final del siglo XIX participó de un
proceso de identificación,8 a partir de la representación de ciertos
valores asociados a la modernidad: “elegancia, seriedad, bienestar
material y decencia moral”.9 Los retratos marcados por el estilo

6 Debroise, Op. Cit., p. 52. En 1856 había siete estudios en la ciudad de México,
para 1870 ya eran 74.
7 Patricia Massé Zendejas, Simulacro y elegancia en las tarjetas de visita. Foto-
grafías de Cruces y Campa, INAH, México, 1998, p. 15.
8 El uso del concepto de “identificación” busca aludir a la idea de la mirada. La
identificación funciona como un proceso de articulación con un ideal cultural:
“en el lenguaje del sentido común, la identificación se construye sobre la base
del reconocimiento de algún origen común o unas características compartidas
con otra persona o grupo o con un ideal, y con el vallado natural de la solidari-
dad y la lealtad establecidas sobre este fundamento”, como establece Stuart Hall,
“¿Quién necesita identidad?”, en Stuart Hall y Paul Du Gay (coord.), Cuestiones
de identidad cultural, Amorrortu Editores, España, 2003, p. 15.
9 Marion Gautreau, De la crónica al icono. La fotografía de la Revolución Mexicana

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 13


de la tarjeta de visita son una sucesión de lugares comunes, una
repetida representación que revela la búsqueda de identificación,
“los deseos íntimos” del personaje fotografiado.10
Los adelantos técnicos permitieron que los fotógrafos amplia-
ran su repertorio de temas, siguiendo el ejemplo de grabadores
o pintores: panorámicas, monumentos antiguos, edificios públi-
cos, etc. Imágenes con la posibilidad de ser comercializadas tanto
en México como en el extranjero. A los retratos de las élites y los
sectores medios interesados en reproducir su propia imagen se
sumaron otro tipo de placas, con características diametralmen-
te opuestas: los retratos de “tipos populares”. En esas fotografías
aparecían personajes “típicos mexicanos”, por su origen étnico o
su actividad laboral, acompañados por los elementos que los dis-
tinguían, pero lo suficientemente matizados para resaltar sus atri-
butos pintorescos y ocultar su condición de pobreza. Al contrario
de las tarjetas de visita, estas imágenes negaron la identificación
de los individuos fotografiados, convirtiéndolos en meros “tipos”.11

en la prensa ilustrada capitalina (1910-1940), Secretaría de Cultura, INAH, Mé-


xico, 2016, p. 40. El concepto de “modernidad” es entendido en el presente en-
sayo como “una tendencia civilizatoria dotada de un nuevo principio unitario
de coherencia o estructuración de la vida social civilizada y del mundo corres-
pondiente a esa vida, de una nueva ‘lógica’ que se encontraría en proceso de
sustituir al principio organizador ancestral, al que ella designa como ‘tradi-
cional’”. Bolívar Echeverría, Qué es la modernidad, UNAM, México, 2009, p. 2.
10 Enrique Fernández Ledesma, La gracia de los retratos antiguos (1950), loc. cit.
Debroise, Op. Cit., p. 65.
11   Massé Zendejas, Simulacro y elegancia en las tarjetas de visita, Op. Cit., p. 105.

14 MANUEL MALDONADO COLMENARES


La fotografía en Oaxaca

Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siguiente
hubo decenas de fotógrafos viajando por México —movidos gra-
cias a la novedosa y creciente red ferroviaria— para tomar imáge-
nes de las diferentes regiones y sus respectivos tipos populares;12
de paso, el conocimiento del oficio se fue diseminando y estable-
ciendo. En el caso de Oaxaca, los indicios más tempranos mues-
tran que para los años en que se popularizó la tarjeta de visita ya
había por lo menos un estudio fotográfico en la capital del estado.13
A finales del siglo, la fotografía se utilizaba frecuentemente
en Oaxaca, tanto para fines privados (la élite oaxaqueña también
demandaba retratarse para la posteridad) como públicos. En este
último rubro, dependencias municipales y estatales encargaban
en forma cotidiana fotografías para mantener al día sus regis-
tros burocráticos. Por ejemplo, en 1888, la Tesorería General del
Estado firmó un contrato anual por un monto de 250 pesos con
el fotógrafo José Perfecto Monterrubio para retratar a un máxi-

12 Teresa Rojas Rabiela e Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, Cien ventanas a los paisajes
de antaño: fotografías del campo mexicano de hace un siglo, Conacyt, Red de Et-
noecología y Patrimonio Biocultural, Juan Pablos Editores, México, 2013, p. 12.
13 Alejandro Castellanos, “Ojo de luz. La fotografía en Oaxaca”, en: Margarita Dalton
y Verónica Loera (eds.), Historia del arte de Oaxaca, t. III, Instituto Oaxaqueño de
las Culturas, Oaxaca, 1997, p. 145. Castellanos cita a su vez el volumen La gracia de
los retratos antiguos, de Enrique Fernández Ledesma, el cual refiere que en algún
momento entre 1845 y 1880 hubo un estudio fotográfico llamado Corbelis ubicado
en la calle Larrázabal (hoy 1ª de Guerrero) de la ciudad de Oaxaca.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 15


mo de 200 reos.14 El mismo procedimiento se seguía para el con-
trol de comerciantes, aguadores, cocheros, cargadores, policías y
prostitutas. Las imágenes tenían el mismo formato de las tarjetas
de visita y eran muy parecidas a éstas —como en el caso de las
prostitutas, embellecidas para la toma— o a las de tipos populares
—como en el caso de los aguadores o los limpia-botas, que se re-
trataban con su ropa y sus herramientas de trabajo.15
Los fotógrafos de la época dedicaban su labor, en forma indis-
tinta, a la fotografía privada y pública. Además del citado Monte-
rrubio, a finales del siglo XIX destacaba el trabajo fotográfico de
Ramón Ramos y el de Antonio Salazar. Otro fotógrafo, José Pago-
la, en 1888 tenía su estudio en la calle de Porfirio Díaz núm. 3 y se
dedicaba también a viajar a las ciudades cercanas, como Ejutla,
para ofrecer su trabajo a las familias principales.16 Al final del Por-
firiato, “la ciudad de Oaxaca no rebasaba los 40,000 habitantes […]
pero tenía cuatro estudios fotográficos para 1908: Oaxaca Photo
Developing Co., Salas Argüelles, Oaxaca Photo Supply House y
Photo Developing de Francisco Vásquez. El censo federal de 1895
tiene registrados a siete fotógrafos practicantes en la ciudad”.17

14 Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Oaxaca, Exp. Jefatura política,


Serie Contratos, 1888.
15 Castellanos, “Ojo de luz”, Op. Cit., p. 147.
16 Marisa Pertierra Altamirano, Crónica visual de Ejutla de Crespo, Secretaría de
las Culturas y Artes, Oaxaca, 2012, p. 187.
17 Abraham Nahón, Imágenes en Oaxaca, arte, política y memoria, Universidad
de Guadalajara, CIESAS, Cátedra Jorge Alonso, México, 2017, p. 224.

16 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Petrona Ortiz (Etla, Oaxaca), Registro de la prostitución, 1896. Impresión de época,
AHMCO. Tomado de Francisco José Ruiz Cervantes y Carlos Sánchez Silva (Coord.),
De oficios y otros menesteres. Imágenes de la vida cotidiana en la ciudad de Oaxaca,
IIHUABJO, Oaxaca, 2005.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 17


Gregorio Zárate, Licencia para ejercer el oficio de limpia-botas 1919, AHMCO. Tomado de
Ruiz Cervantes y Sánchez Silva, Op. Cit.

18 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Varios factores impulsaron el desarrollo y expansión del ofi-
cio fotográfico en todo México en las primeras décadas del siglo
XX: el trabajo de estudio, cuyos procesos siempre requerían de
la mano de obra de aprendices que con el tiempo se independi-
zaban y montaban su propio negocio; la creciente demanda de
retratos, favorecida por el abaratamiento de los costos de pro-
ducción; la accesibilidad favorecida, en el caso oaxaqueño, por el
Ferrocarril Mexicano del Sur, que conectó a los Valles Centrales
con Puebla y la capital del país; y una indudable fascinación con
las posibilidades artísticas y comerciales de los constantes avan-
ces tecnológicos.
Para el inicio de los 1920 ya existían varios fotógrafos de estu-
dio en la ciudad de Oaxaca: el ejuteco Óscar Aragón, fundador de
Fotografía Aragón e, incluso, pionero cinematográfico, al filmar
con su hermano Arnulfo al menos un par de películas en 1924;18 los
hermanos Miguel y Concepción Monroy, esta última, la prime-
ra fotógrafa oaxaqueña, cuyo estudio estaba en la octava calle de
Independencia; Manuel Ramírez Velázquez, originario de Silaca-
yoápam, al parecer formado en el oficio en Puebla y con su estudio

18 Las películas fueron Oaxaca (o Oaxaca Film), documental abocado, al parecer,


a mostrar panoramas, costumbres y tipos de varias regiones del estado; y Una
aventura de Petit, al parecer una ficción cómica protagonizada por Enrique
Iturribarría y la tiple Conchita de Lara; ambas se conocen por referencias.
Francisco Peredo, “Oaxaca y el cine: una relación centenaria”, en Acervos,
vol. 7, núm. 28, otoño-invierno de 2004, p. 9; José Manuel Tenorio, “Un acerca-
miento a la historia del cinematógrafo en la ciudad de Oaxaca de Juárez (1898-
1930)”, en: Lucila Hinojosa, et al. (coord.), El cine en las regiones de México,
Universidad Autónoma de Nuevo León, p. 77.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 19


ubicado también en la calle de Independencia a partir de 1909; Juan
Arriaga, fundador de Foto Arriaga, reconocido por ser el fotógrafo
oficial del Homenaje Racial, en 1932; Miguel Polo; Guillermo Mon-
tes Betanzos, originario de la Mixteca, aprendiz de Arriaga y de
Manuel Ramírez, y luego especializado en ampliaciones y retoques
de imágenes. En las siguientes décadas comenzarían a establecer-
se otros jóvenes fotógrafos, como Aarón Pérez Yescas, aprendiz de
Aragón, que estableció su negocio como Foto Iris; Francisco López
Velázquez, sobrino y aprendiz de Manuel Ramírez, fundador de
Foto Velázquez en 1937; y Norberto Cano Sánchez, cuya Foto París
se ubicaba en el Portal de Flores, en el zócalo de Oaxaca.19
Los aprendices de los fotógrafos establecidos en la ciudad de
Oaxaca en las primeras décadas del siglo, muchos originarios de
ciudades y comunidades del interior del estado, también experi-
mentaron con la tecnología y la adaptaron a las necesidades del
entorno. La expansión del oficio requirió una práctica ambulan-
te que ofreciera posibilidades de identificación a transeúntes y
paseantes. Instalados en plazas, jardines, atrios y demás lugares
donde hubiera concurrencia, los jóvenes fotógrafos ofrecieron a
un nuevo público el acceso a su propia imagen y al culto al recuer-
do por unos cuantos centavos.
La práctica ambulante conocida como “de agüita”, “de cajon-
cito” o “de cinco minutos” se llevó con relativa facilidad al interior

19 Castellanos, p. 149; Francisco Vicente García, loc. cit. Nahón, Op. Cit., p. 241;
Alejandra Mora Velasco, Vendedor de ilusiones: Eligio Zárate: fotografía y mo-
dernidad en San Pablo Huitzo, Etla, Oaxaca, 1940-1960, INAH, México, 2010, p.
30; Marisa Pertierra, Op. Cit., p. 195.

20 MANUEL MALDONADO COLMENARES


del estado, visitando pueblos en ruta. Con los años, se desarrolla-
ron y adaptaron otras técnicas de trabajo y de comercialización,
como la amplificación en lienzo, el retoque, el fotomontaje y la
fotoescultura, creando una demanda popular que se valió de no-
vedosas técnicas de venta, como la visita de agentes que de pueblo
en pueblo ofrecían resguardar la imagen de las familias para las
futuras generaciones pagando en abonos semanales.20
La fotografía fue penetrando en prácticamente todos los rin-
cones del estado, así fuera a través de las muy esporádicas visitas
de los retratistas, las cuales se convertían en acontecimientos so-
ciales que incluían largas filas para posar ante la cámara y con-
quistar la ilusión de “vivir dos veces recordando los momentos
dichosos”.21 Asimismo, muchos de los aprendices finalmente se
establecieron en las ciudades y las cabeceras distritales del esta-
do. Fue el caso de Manuel Maldonado Colmenares en Tlacolula
de Matamoros.
El oficio fotográfico surgido del retrato de tradición decimo-
nónica se convirtió en un anacronismo más o menos estático que
perduró en ciudades pequeñas, pueblos y comunidades del inte-
rior del país hasta fines del siglo XX.22

20 Mora Velasco, Op. Cit., pp. 80-85.


21 Mora Velasco, Op. Cit., pp. 80, 122. El entrecomillado es parte de la publicidad
con que promovía sus servicios Eligio Zárate, activo como “agente amplifica-
dor de fotografías” entre los años cuarenta y cincuenta en la ruta de San Pedro
Etla a Telixtlahuaca, pueblos comunicados por la carretera Panamericana en-
tre la Mixteca y los Valles Centrales.
22 Debroise, Op. Cit., p. 81.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 21


Tlacolula: modernización en los
albores del siglo XX

Entre 1902 y 1904, el naturalista de origen prusiano Hans Frie-


drich Gadow (nacido en Altkrakow, hoy Polonia) viajó por el sur
de México y efectuó una breve estancia en Tlacolula, al andar
del istmo de Tehuantepec hacia la ciudad de Oaxaca. Gadow lle-
gó en plenas fiestas patrias, le tocó vivir un pueblo decorado con
banderas y guirnaldas, apreció la participación de bandas de
música, la danza de la pluma y un conjunto de representaciones
alusivas a la fecha, incluyendo El Grito y el desfile del día 16 de
septiembre. Asimismo, visitó la iglesia, el mercado y las canti-
nas locales; la visita a este sitio le significó una experiencia llena
de sensaciones. La impresión general que el pueblo le causó fue
la siguiente:

Tlacolula es un pueblo limpio y bien construido; sus 6,000


habitantes son en su mayoría zapotecos, y le llaman Gui-
chibaa, que quiere decir ‘lugar glorioso’. El azteca Tlacolula
se ha interpretado como ‘pequeño lugar’, o ‘lugar de cosas
retorcidas’. Tiene una buena iglesia, con muchos adornos

23
Manuel Maldonado. Danzantes de la Pluma en Teotitlán del Valle, durante las fiestas patronales,
década de 1930. Impresión de época.

24 MANUEL MALDONADO COLMENARES


de plata maciza, pero más interesantes eran los numerosos
óleos y acuarelas de artistas nativos, colgados como exvotos
para perpetuar milagros de los santos y la Virgen María. Al-
gunos de ellos se excedían en realismo. Una escena de aho-
gados en una avalancha, una mujer y un niño flotando sobre
un tejado pajizo y rescatados desde las ramas de un árbol;
caballos desbocados saltando por encima de un muchacho
enfermo, crímenes, incendios, ganado puesto en estampida
por un jaguar, etc.; en algunas escenas el numen benefactor
está indicado por una mano o un rostro que asoma entre las
nubes.23

En 1912 se consideró que el distrito de Tlacolula estaba en la auro-


ra de una “franca era de progreso”, pues el 1º de enero se habían
inaugurado los trayectos por el ramal del Ferrocarril del Sur, que
unía a la ciudad de Tlacolula de Matamoros, la cabecera del dis-
trito, con la ciudad de Oaxaca, a 32 kilómetros.24 La llegada del
tren de vapor marcó el inicio de una época de profundos cambios
en la dinámica de la región ubicada al oriente de la capital.
Tlacolula ha sido desde siempre una intersección comercial,
un lugar de intercambio entre las comunidades de la Sierra Nor-
te, la ciudad de Oaxaca y las poblaciones en el camino al istmo de

23 Hans Friedrich Gadow, Viajes de un naturalista por el sur de México, México,


FCE, 2011, p. 237.
24 Cayetano Esteva, Nociones elementales de Geografía Histórica del Estado de
Oaxaca, Tipografía San Germán Hermanos, Oaxaca, 1913, p. 387.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 25


Tehuantepec. De hecho, su origen como villa está ligado con el
tránsito entre la capital de la provincia y la región istmeña en los
albores de la Colonia; los españoles la fundaron como “estación”
de paso y la bautizaron como Santa María de la Asunción Tla-
colula.25 Su ubicación geográfica le permitió consolidarse desde
tiempos virreinales como un importante centro comercial.26 Para
el siglo XIX, el mercado de Tlacolula era uno de los más impor-
tantes de la región y su feria anual, celebrada durante la semana
del segundo domingo de octubre, era de las más concurridas.27 Su
estatus comercial se ratificó al inicio del siglo XX por la calidad de
sus caminos, como describió Cayetano Esteva en 1912:

La plaza de Tlacolula ha sido desde remotos tiempos uno


de los emporios más renombrados á donde han concurri-
do todos los comerciantes de los principales pueblos del
Distrito del Centro y de los demás limítrofes, pues dada la
gran concurrencia de mercaderes, los objetos tienen gran
demanda. Además, los productos naturales que se expen-
den en la plaza, tienen buena aceptación en las otras por sus
cualidades y magníficas condiciones. Contribuyen á esto los

25 Moisés González Santiago, Tlacolula: presencia zapoteca, Gobierno del Estado


de Oaxaca, 1984, p. 9.
26 “Los caminos reales servían para el control político del territorio conquistado,
la recaudación del tributo y el transporte de bienes y servicios”, Bernd Fahmel,
“El Camino de Tehuantepec”, en: Anales de Antropología, vol. 39-II, 2005, p. 17.
27 Francie Chassen, Oaxaca: el Porfiriato y la revolución, 1902-1911 (tesis docto-
ral), México, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, 1986 p. 183.

26 MANUEL MALDONADO COLMENARES


caminos amplios y seguros de todos los pueblos del Valle á
la Cabecera, y la facilidad de transporte en la conducción de
mercancías.28

Para la tercera década del siglo, superadas las turbulencias revo-


lucionarias,29 en Tlacolula se había asentado una atmósfera de
modernidad. Esta tendencia puede registrarse a través del paula-
tino cambio en las costumbres, en el mayor acceso a la educación
y a los valores inculcados a través de ella, o en la consecuente
pérdida de elementos identitarios tradicionales, como el manejo
del idioma zapoteco.

28 Esteva, Op. Cit., p. 381.


29 Los ecos de la guerra se dejaron sentir sobre todo entre 1915 y 1920, pues la región
fue escenario de la disputa entre soberanistas y constitucionalistas. El domingo
6 de agosto de 1916 se registró un duro enfrentamiento, que incluyó el saqueo
del pueblo por parte de los invasores soberanistas y una posterior masacre por
parte del ejército carrancista. González Santiago, Op. Cit., p. 18-19.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 27


Atribuida a Manuel Maldonado. Calle principal de Tlacolula de Matamoros, antiguo Camino
Real, década de 1920. Impresión de época. La firma corresponde a la Compañía México Foto-
gráfico, de la ciudad de México, dedicada a la venta de postales fotográficas de todo el país. Al
parecer, Maldonado era colaborador de la empresa.
Mudando de costumbres

La habilidad para leer y escribir, el nivel de implantación del cas-


tellano, la forma de vestir e, incluso, la alimentación, fueron temas
considerados en las mediciones de los censos de población de bue-
na parte del siglo pasado. El desfile estadístico permitió ensalzar
la propia labor del Estado o emitir alertas sobre la persistencia y
resistencia del “atraso” frente a los esfuerzos de la “civilización”
en lugares específicos.
En 1930, la población que sabía leer y escribir en el munici-
pio de Tlacolula sumaba apenas 26 por ciento de los mayores de
cinco años. En las décadas siguientes es palpable el aumento de
la población alfabetizada: 31% en 1940, 47% en 1950, 55% en 1960 y
70% en 1970.30
En paralelo, el español —que había tenido un alto grado de pe-
netración en la ciudad de Tlacolula, por su carácter de estación
de paso y centro comercial— terminó por desplazar al zapoteco
como lengua dominante en el curso de cuarenta años. En 1930, 48%
de la población de la cabecera municipal era bilingüe y los hablan-
tes exclusivamente de español representaban sólo 20%. Para 1970,
65% de los habitantes de Tlacolula hablaban solamente español,
mientras que los bilingües habían disminuido a 30%; los hablantes
exclusivamente de zapoteco apenas representaban 5% del total.31

30 Censos de población 1930, 1940, 1950, 1960 y 1970.


31 Censos de población de 1930 y 1970.

30 MANUEL MALDONADO COLMENARES


El cambio de costumbres hizo del atuendo uno de sus estan-
dartes más palpables. La adopción y adaptación de la moda urba-
na pronto se convirtió en símbolo de estatus, en detrimento de
la indumentaria tradicional. “Era muy importante para nosotros
el vestido y se empezó a imitar el traje de la ciudad para que no
nos trataran de indios, y a veces hasta en nuestras fiestas salía la
forma de vestir de las personas […]”.32
Las diferencias sociales eran marcadas, a pesar de los reaco-
modos derivados de los conflictos revolucionarios, quizá por eso
el énfasis en el atuendo como señal de progreso económico. En
el centro de la ciudad vivían las familias con mayores recursos
—o, por lo menos, una idea de “alcurnia” vinculada a su tradición
comercial—, las cuales se autodenominaban, con tajante racismo,
“los de este lado” o “gentes de razón”, en contraposición a “los de
aquel lado” —o llanamente “indios”—, vecinos de los barrios pe-
riféricos, ejidatarios, artesanos y comerciantes que habían pros-
perado y por un tiempo mantuvieron la tradición indígena, hasta
que la presión social, entre otros factores —como la producción
industrial y el consiguiente abaratamiento de ropa y calzado—,
los impulsó a adaptarse al modelo occidental.
En los censos de población, entre los años cuarenta y setenta,
el uso de calzado se consideró una “característica cultural”, inter-
pretable como indicador de progreso material y de adopción de

32 Testimonio de habitante de Tlacolula, loc. cit. Carmen Cordero Avendaño, Su-


pervivencia de un derecho consuetudinario en el valle de Tlacolula, Fondo Na-
cional para Actividades Sociales, Oaxaca, 1982, p. 29.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 31


los hábitos “civilizados”. Las tendencias estadísticas dan cuenta
de la profunda transformación experimentada en el atuendo du-
rante el periodo. En 1940, 52% de los vecinos del municipio de Tla-
colula andaban descalzos, 34% con huaraches y 12% con zapatos;
en 1970 la tendencia se había revertido: 12% caminaban descalzos,
37% usaban huaraches y 51% utilizaban zapatos.33
La modernización también impactó una de las tradiciones re-
ligiosas más arraigadas de la comunidad. Las mayordomías fue-
ron decayendo a lo largo del siglo en su importancia, aunque se
conservaron sus celebraciones. Destacan la del Señor de la Ca-
pilla y la de Santa María de la Asunción, considerados el patro-
no y la patrona de Tlacolula. Durante la segunda mitad del siglo
XX las celebraciones colectivas que se organizaban en torno a las
festividades de la Santa Cruz adquirieron una importancia cen-
tral; estos cambios se explican por el crecimiento demográfico
que fragmenta la organización social y por el control que ejerce
la Iglesia Católica. Las principales mayordomías de Tlacolula, re-
feridas por el escritor Rogelio Barriga Rivas en su novela La Ma-
yordomía (1951), son: la Epifanía o Manifestación del Señor (6 de
enero), el Señor San José (19 de marzo), la Santa Cruz (3 de mayo),
Santa María de la Asunción (15 de agosto), el Señor de la Capilla
(segundo domingo de octubre), la Inmaculada Concepción (8 de
diciembre), la Virgen de Guadalupe (12 diciembre) y la Natividad
del Señor Jesucristo (24 de diciembre).

33 Censos de población de 1940 y 1970.

32 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Festejo de la Crucecita en las festividades de mayo. Barrio de la Cruz del
Puente, Tlacolula, década de 1960. Diapositiva Kodachrome en color. Entre otras personas están
Asunción Santiago, Oliva Ruiz, Ofelia Ruiz, Angelina López Pérez y Angelina Cruz.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 33


Manuel Maldonado. Profesora Oliva Medina y alumnos de sexto de primaria de la escuela
Melchor Ocampo. Década de 1950. Impresión de época.

Beatriz Robles. Retrato de niña recién fallecida o angelito, ›


década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

34 MANUEL MALDONADO COLMENARES


IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 35
Beatriz Robles. Procesión del Encuentro, en Viernes Santo. Década de 1960. Impresión de
época a color.
Manuel Maldonado. Calenda de la Mayordomía de la Virgen de la Asunción.
Década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

Manuel Maldonado. Procesión del Encuentro, en Viernes Santo (el gallo de San
Pedro). Década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

38 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Maitines de los Festejos de la Santísima Cruz, en la Sección Sexta
de Tlacolula. Década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

Manuel Maldonado. Carro alegórico de la Calenda de la Mayordomía de la Virgen


de la Asunción. Década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 39


La carretera Panamericana y otras
obras de modernización

La ciudad de Oaxaca es atravesada de poniente a oriente por el


Camino Nacional, que es el viejo Camino Real. Antes de la mo-
dernización porfirista que llevó el ferrocarril a los Valles Centra-
les de Oaxaca, dicha vía era la que comunicaba con Tlacolula y
atravesaba el valle del mismo nombre. Pese a ser la principal vía
de comunicación, solía estar en mal estado, sobre todo en época
de lluvias. Si bien durante los años treinta se construyeron varios
puentes sobre arroyos, para 1940 seguía habiendo quejas por el
estado de la carretera, como señala una columna del semanario
El Chapulín: “Que en la carretera (?) [sic] que conduce a Tlacolula
hay algunos tramos que han sido convertidos en escabrosos y pe-
ligrosos pedregales”.34
La construcción de la carretera Cristóbal Colón o Paname-
ricana alteró el paisaje y la vida cotidiana de la comarca. Los
primeros esbozos de la obra se efectuaron durante el gobierno
de Constantino Chapital (1936-1940), la ruta hasta Oaxaca se
abrió en 1943 y en esa misma década se pavimentó hasta Te-
huantepec. La vía fue inaugurada en 1946. El trazo comunicó el
centro del estado con el valle de Tlacolula y estableció la ruta
terrestre hacia el istmo, lo que aumentó la frecuencia de re-
corridos de autobuses de nacientes cooperativas de transpor-

34 Columna sin título, semanario El Chapulín, miércoles 20 de noviembre de 1940.

40 MANUEL MALDONADO COLMENARES


te y viajes turísticos a Mitla y el Tule. La vía, que mantuvo el
aislamiento de las comunidades alejadas de su trazo, generó el
declive de ciertas industrias locales —bebidas gaseosas, jabón
doméstico— por la creciente aparición de productos de origen
industrial.35 Poco a poco el servicio ferroviario cayó en desuso:
el aumento del servicio de taxis y autobuses, el deterioro de la
estructura y su falta de mantenimiento determinaron su desa-
parición.
La modernidad también influyó en la fisonomía de la comu-
nidad. Las casas transitaron del adobe al ladrillo y las tejavanas
de carrizo repellado con lodo y techo de tule36 fueron escaseando
hasta desaparecer. Las obras de infraestructura mejoraron len-
tamente el acceso al agua potable. El servicio eléctrico se acti-
vó en 1957, en el marco de una política federal de impulso a la
electrificación durante el gobierno estatal de Alfonso Pérez Gasga
(1956-1962); su impacto transformó todavía más a la comunidad.
Las calles principales comenzaron a ser asfaltadas en una época

35 Francisco José Ruiz Cervantes, Valles Centrales, Colección Imágenes de una


identidad, CIESAS, Oaxaca, 2012, p. 30.
36 El tule es un planta juncácea de la familia de las Cyperaceae, antiguamente
muy abundante en las zonas pantanosas del valle de Tlacolula. “El término
tule (tullin o tolin en náhuatl) es un nombre genérico para diversas plantas
herbáceas de las orillas de los lagos o de lugares muy húmedos, en donde las
hojas o tallos se emplean para tejer esteras, petates, sillas, entre otros objetos”,
Beatriz Ludlow-Wiechers y Nelly Diego-Pérez, “Utilidad e importancia histó-
rica y cultural de las Cyperaceae”, en Etnobiología, Vol. 2, núm. 2, septiembre
de 2002, p. 92.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 41


en que el automóvil ya le había ganado a las carretas la disputa
por los caminos.
Para el medio siglo, la cotidianidad de vastos sectores estaba
en transformación y la tecnología participaba de los procesos vi-
tales más íntimos, amalgamando hábitos de vida moderna y orgu-
llos nacionales, regionales e incluso étnicos. Un simple anuncio
clasificado —que destaca sobre todo el valor de la imagen fotográ-
fica— puede dar idea del cambio:

ATENCIÓN MUJERES:
Joven, zapoteco, de no malos bigotes disfrutando de desaho-
gada situación económica, desea relacionarse con mujer de
cualquier edad, objeto matrimonio; mejor si cuenta con ex-
periencia o práctica en la vida del hogar. De preferencia que
sea mexicana para consumir lo que el país produce. Exijo se-
riedad. Las interesadas pueden escribir enviando sus retratos
directamente al dueño de los “Baños Guadalupanos”. Frente
al Mercado “Juárez Maza”.37

37 Semanario El Chapulín, jueves 22 de junio de 1950.

42 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Estación del ferrocarril en Tlacolula de Matamoros,
década de 1940. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 43


Manuel Maldonado. Obra en la presa Re Guh Beh para la introducción del agua potable, a un
costado del lecho del río Salado, década de 1940. Impresión de época coloreada a mano.

44 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Construcción del entronque de la avenida Juárez con la
carretera Panamericana, década de 1940. Impresión de época.

Beatriz Robles. Trabajadores introduciendo nuevas líneas de abastecimiento


de agua en la zona del vivero, 1967. Impresión de época a color.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 45


Beatriz Robles. Ceremonia de inauguración del servicio eléctrico, Palacio Municipal
de Tlacolula, 7 de julio de 1957. Impresión de época. Al centro apenas se distingue
el gobernador Alfonso Pérez Gasga al momento de accionar el interruptor. Previo a la
ceremonia se realizó una carrera de relevos desde la ciudad de Oaxaca hasta Tlacolula;
los participantes portaban una antorcha que fue recibida en la comunidad por el ingeniero
responsable de los trabajos, Francisco Carreón. Entre los jóvenes que participaron en la
carrera estaban: Carlos Morales, Alfredo González, Eustaquio Sánchez, Pafnuncio Flores y
Fausto Sánchez Carranza.

46 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Tequio en la presa Re Guh Beh para la introducción
del agua potable en Tlacolula, c. 1940. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 47


Manuel Maldonado Colmenares
en Tlacolula

Manuel Maldonado Colmenares nació el 4 de noviembre de 1904


en Tlacolula de Matamoros; su padre, Diódoro Maldonado, ori-
ginario de Oaxaca, era zapatero de oficio y tenía su taller en Tla-
colula, donde fabricaba calzado por encargo. Manuel Maldonado
fue el mayor de cinco hermanos y fue formado desde niño como
carpintero por su tío Emiliano Colmenares, quien tenía un taller
de carpintería y ebanistería. En su juventud practicaba la presti-
digitación, el malabarismo y la música: aprendió a tocar la man-
dolina y la guitarra, y durante algún tiempo participó en varias
orquestas organizadas entre jóvenes del pueblo para amenizar
las fiestas.
A los 18 años se “robó” a su futura esposa, Teresa Monte-
rrubio, con quien se trasladó a vivir a la ciudad de Oaxaca. Su
primer acercamiento con la fotografía fue gracias a Manuel Ra-
mírez, quien además de su estudio fotográfico frente a la Alame-
da de León, tenía varias cámaras montadas en cajones con tripié
para hacer fotos “de agüita”, las cuales rentaba a varios jóvenes
para que salieran los domingos a ofrecer sus servicios a los pa-

49
seantes por el parque. Alrededor de 1922, Ramírez les brindó a
esos jóvenes los rudimentos del oficio.38
Como cualquier tradición artesanal, la fotografía se aprendía
“líricamente”, por la práctica constante y la guía de un maestro.
Para Manuel Maldonado ese maestro fue Guillermo Montes, otro
de los fotógrafos ya establecidos en la época. Ensayo y error para
conocer los secretos de la luz y de la química para fijar la imagen.
En esa época —cuenta Beatriz Robles—, Manuel aprendió a reve-
lar. “De noche, ponía unas cobijas y una mesa, y como no había
luz eléctrica, con una velita se ayudaba para ver sus negativos.
Tenía que estar muy pendiente del tiempo porque era cuestión
de segundos. Dice que pasó muchas vergüenzas, porque a veces
le salían, pero a veces no le salían y era un caos”.
Para 1925 ya conocía el oficio y realizaba trabajo en Oaxaca
y en las comunidades cercanas. Así comenzó a visitar de nuevo
Tlacolula, una comunidad sin fotógrafo establecido y con ganas
de ser retratada. Maldonado no fue el primero, en la época era
común que algunos de los aprendices de Oaxaca viajaran cada se-
mana, seguramente el día de mercado, para ofrecer los servicios
de las cámaras “de agüita”. Ese año nació su primer hijo, Wilfrido,

38 La mayoría de los datos biográficos de Manuel Maldonado fueron proporcio-


nados por su sobrina política y aprendiz, Beatriz Robles Monterrubio —nacida
en la comunidad de Santiago Zoochila en 1934, en el distrito de Villa Alta, en
la Sierra Norte—, en varias entrevistas realizadas en Tlacolula entre mayo de
2017 y agosto de 2018.

50 MANUEL MALDONADO COLMENARES


quien murió a los pocos días de nacido. En 1926 nació su hija Ca-
talina, que fallecería también en su infancia.39
En 1931 fue empleado por el Comité de Auxilios Pro-damnifi-
cados de Oaxaca, organizado por el Partido Nacional Revolucio-
nario con el apoyo de la Cámara de Comercio de la ciudad de Oa-
xaca, para la construcción de casas prefabricadas de madera para
los damnificados por el destructivo terremoto del 14 de enero.40

Cuadrilla de carpinteros en los trabajos de construcción de casas para los


damnificados del sismo de enero de 1931, Manuel Maldonado aparece de pie en
el extremo derecho. Reconstrucción de Oaxaca después de los temblores, revista
especial del Comité de Auxilios Pro-damnificados de Oaxaca, julio de 1931, p. 24.

39 Maldonado procreó en los años treinta una hija fuera de su matrimonio. Ade-
lina Maldonado Pérez fue criada por su madre en la Sierra Norte y convivió
con su padre hasta su juventud, cuando él le enseñó el oficio fotográfico que
practicó a partir de los años sesenta en Capulálpam de Méndez.
40 Formó parte de las cuadrillas de carpinteros a la orden del ingeniero Rafael
M. Peña.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 51


Orquesta de cámara en Tlacolula. Manuel Maldonado es el cuarto de los personajes
sentados de izquierda a derecha, c. 1920. Impresión de época.

52 MANUEL MALDONADO COLMENARES


El estudio fotográfico en Tlacolula

A principios de la años treinta, Manuel Maldonado montó su pri-


mer estudio en Tlacolula. La decisión seguramente tuvo que ver
con el matrimonio que legalizó su unión con Teresa Monterrubio
y zanjó los desencuentros familiares con la familia de la joven por
habérsela “robado”. Fue el primero en Tlacolula en dedicarse a la
foto profesionalmente. “Trabajaba con pura luz natural —explica
Beatriz Robles—, se valía de pantallas de papel china blanco y así
buscaba las luces para poder iluminar las caras y tenía sus telones
de fondo pero pintados, hechos a mano”. Se ubicó en el número 40
de la calle del 2 de abril, a unos pasos de la Presidencia Municipal,
en el corazón del pueblo. De esa época datan las fotos más antiguas
que se conservan de Maldonado, por ejemplo, una imagen del inte-
rior de la barroca capilla del Señor de Tlacolula, que destaca por su
muy eficaz aprovechamiento de la luz, cuyos contrastes permiten
apreciar con detalle la recargada decoración; el encuadre da pro-
fundidad al espacio y la presencia, en el ángulo derecho, de un par
de mujeres hincadas frente a la imagen proporciona dramatismo
y a la vez reafirma la majestuosidad de la capilla. La imagen deja
ver una temprana inquietud estética, una exploración que puede
vincularse con una larga tradición pictorialista, más preocupada
por la sensación nostálgica que por la descripción arquitectónica.41

41 Debroise, Op. Cit., pp. 97-104, 168. Una publicación de unos pocos años antes
(Antonio Cortés, Álbum de arquitectura en México, Talleres Gráficos del Museo

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 53


Esta primera etapa de Foto Maldonado fue, sin embargo, efí-
mera. Seguramente no fue un negocio lucrativo, pues se vio in-
terrumpido para desarrollar proyectos fuera de la comunidad.
Manuel se trasladó, con su esposa, primero a trabajar en la cons-
trucción de andamios para la mina del Cerro Colorado, en el ist-
mo de Tehuantepec, y poco después al mineral de Natividad, en
la Sierra Norte, donde también hizo trabajo de fotografía y fabri-
có una marimba para tocar en las fiestas de los mineros; en este
último lugar coincidieron con Emilia Monterrubio, hermana de
Teresa, y su esposo Fidencio Robles, ambos oriundos de Tlacolula
pero afincados en Santiago Zoochila, otra comunidad serrana.
Unos pocos años después, los Maldonado recibirán a la peque-
ña hija de Emilia y Fidencio, Beatriz, para criarla y enviarla a la
escuela; para entonces, ya vivían de nuevo en la ciudad de Oaxaca,
donde Manuel Maldonado comenzó a trabajar como laboratorista
encargado del revelado en La Primavera, el principal distribuidor
de productos fotográficos en el estado, propiedad de Roberto Fi-
gueroa. Posteriormente, la familia se traslada a vivir a la ciudad
de México, donde Manuel consiguió trabajo en una constructora,
participando en la cimentación de varios edificios. Cuando esca-
seó el trabajo, se dedicó a elaborar cremas, perfumes y lociones
que luego se dedicaba a vender en las vecindades de la colonia
Obrera, en donde vivían; también aprendió de mecánica automo-

Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, México, 1924), cuenta con va-


rias imágenes de la misma capilla; son contrastantemente frías y distanciadas,
cumplen con su mera función descriptiva.

54 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Capilla del señor de Tlacolula,
década de 1930. Impresión de época.

Obreros en el mineral de Natividad, Ixtlán, Oaxaca, década de 1930.Impresión de


época. Al centro de pie aparece Manuel Maldonado.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 55


Atribuida a Manuel Ramírez. Retrato Manuel Maldonado,
década de 1920. Impresión de época.

56 MANUEL MALDONADO COLMENARES


triz. Manuel Maldonado cumple con el ideal moderno: se adapta
a los cambios, migra, aprovecha las innovaciones tecnológicas y
las integra a su formación y a sus medios de vida; además, recrea
y refuerza los vínculos con su comunidad, así sea a la distancia.
En 1948, la familia Maldonado regresa a Tlacolula para esta-
blecer de nuevo el estudio fotográfico, ahora en el número 59 de
la misma calle 2 de abril, donde contaba con un salón y un cuarto
oscuro.

Adquiría todos los químicos en La Primavera —Elon, sulfi-


to sódico, hidroquinona, carbonato y bromuro—, todo lo que
implica hacer un revelador, y hacía sus pruebas y veía cómo
le quedaba la película, decía: ‘no, estos oscuros están muy ne-
gros, no se ve el detalle’; hacia otra, lo probaba y decía: ‘aquí
sí, ya se ve el detalle pero pierde el blanco, no se ve el blanco…’
y hacía otros. Se guiaba con un formulario chiquito que se en-
contró. Como era carpintero, él construía todos sus aparatos,
para su cuarto oscuro, para imprimir, amplificar…42

Manuel Maldonado había llegado para quedarse definitivamente


en Tlacolula. En la casa que ocupó comenzó también a exhibir pe-
lículas; en sus estancias en México y Oaxaca se había aficionado

42 Beatriz Robles, entrevista, Tlacolula, mayo de 2017. El agente revelador más


utilizado era el 4-(metilamino) fenol sulfato, conocido como Elon, nombre co-
mercial registrado por Kodak. El Elon y el resto de los químicos se comerciali-
zaban en polvo contenidos en frascos; el revelado implicaba calcular con toda
precisión la mezcla de químicos soluble en agua.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 57


al cine, sobre todo el mexicano. El estudio era un mejor negocio,
pues podía controlar todo el proceso fotográfico, además había
conseguido distribuir directamente los productos de Kodak, un
privilegio comercial del que hasta esos años sólo podía ufanarse
La Primavera. Asimismo, comenzó a desarrollar negocios parale-
los, como una refaccionaria, otra lucrativa novedad en Tlacolula.
Fueron los años en que comenzó a crecer el tránsito por la carre-
tera Panamericana.
A mitad de los años cincuenta, Foto Maldonado se mudó a
otro local, ubicado en el céntrico Portal La Florida, lugar de co-
mercio que en la época fue la estación de los autobuses en ruta
entre Oaxaca y el istmo de Tehuantepec. Además de lo fotográ-
fico, el negocio se amplió a los refrigerios para los viajantes: re-
frescos, pan, chocolates, galletas, chicles, todo en un horario de
atención corrido de ocho de la mañana a once de la noche.
Los década de los años sesenta fue una época de prosperidad
económica para Manuel Maldonado Colmenares, pues consiguió
ser el segundo distribuidor con mayores ventas de cámaras y
equipo de Kodak en el estado, sólo detrás de Figueroa, S.A., casa
heredera de La Primavera, localizada también en la ciudad de Oa-
xaca. Además, tuvo una participación social activa en la comuni-
dad, su aporte más relevante fue su participación en la fundación
de la Delegación 168 de la Cruz Roja Mexicana, con sede en Tlaco-
lula, la cual dirigió entre 1963 y 1971.43 Para entonces, su estudio ya

43 La Delegación 168 de la Cruz Roja, con sede en Tlacolula, fue oficialmente fun-
dada el 8 de junio de 1961. Su primer presidente fue Arturo Acevedo Mendieta.

58 MANUEL MALDONADO COLMENARES


tenía bien dominado el negocio de cubrir las actividades cívicas
y religiosas cotidianas —graduaciones, desfiles escolares, cere-
monias de conscriptos, calendas, procesiones, etc.—, para que los
fotografiados o sus familiares acudieran luego a Foto Maldonado
a solicitar una impresión de su imagen por módica cantidad para
evocar y preservar la grandeza del momento y del protagonista.
Foto Maldonado siguió trabajando en el Portal La Florida has-
ta mitad de los años setenta, cuando de nuevo se mudará unas
cuadras más adelante. Se mantuvo abierto hasta la muerte de Ma-
nuel Maldonado el 31 de diciembre de 1984. A la vuelta del presen-
te siglo el negocio decayó, a la par del desarrollo de la fotografía
digital. En la actualidad, sigue dando servicio —sobre todo de re-
tratos para trámites administrativos— como Foto Wendy, guiado
por doña Beatriz Robles y su sobrina Wendy Robles.

Entre los fundadores se cuentan el presidente municipal Salomón Chagoya


Hernández y varios de los comerciantes más prósperos de la época, entre
otros, Albino Matías, Adalberto J. Acevedo y sus hijos Arturo y Adalberto Ace-
vedo Mendieta; Manuel Maldonado y sus hermanos Enrique y Gildardo.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 59


Beatriz Robles. Alumnas del Centro Escolar “Presidente López Mateos” en formación para el
desfile del 16 de septiembre, década de 1960. Impresión de época.

Beatriz Robles. Niñas Florinda Fajardo Aragón y Ofelia Vigil Fajardo, con su madrina, en ceremonia
de graduación del Centro Escolar “Presidente López Mateos”, agosto de 1968. Impresión de época.

60 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. El Inspector Federal de la Zona Escolar, Román Orozco Gutiérrez,
entrega diploma a alumno graduado de sexto año de primaria. Centro Escolar
“Presidente López Mateos”, década de 1960. Impresión de época.

Beatriz Robles. Vals de graduación del Centro Escolar “Presidente López Mateos”,
realizado en el Jardín Matamoros, década de 1960. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 61


Manuel Maldonado. Portal La Florida y estación de autobuses foráneos, c. 1970.
Impresión de época.

Manuel Maldonado. Beatriz Robles en Foto Maldonado, en su ubicación del número 59


de la calle del 2 de abril, década de 1950. Impresión de época.

62 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Fachada de Foto Maldonado en el portal La Florida,
1964. Impresión de época a color.

Manuel Maldonado. Primera sede de la Cruz Roja, 1962. Impresión de época. Cabaña de madera
construida por Maldonado, a un costado del Portal La Florida, sobre la calle Nicolas Bravo.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 63


Manuel Maldonado. Ceremonia de La América, fiestas patrias, década de 1960. Impresión de
época. De izquierda a derecha, la profesora Josefina Méndez, con traje de tehuana, y Yolanda
Hernández. Al centro, la profesora Marina Maldonado Gómez, con traje de La América,
Altar Patrio montado en el Palacio Municipal de Tlacolula.
La fotografía como testimonio cívico

La fotografía, desde la década de 1850 en México, fue utilizada


como una herramienta por la administración pública para seña-
lar, tipificar, vigilar y controlar a grupos socialmente indeseables
—reos, prostitutas y vagos—, y para fiscalizar a los oficios popula-
res —aguadores, cocheros, cargadores, etc. Hacia el final del siglo,
la práctica de identificación fotográfica se fue extendiendo a otras
actividades, incluso “honorables” —profesores, periodistas, estu-
diantes, por ejemplo—, personas que merecían “ser conocidas o,
mejor dicho, reconocidas por la clase en el poder”. 44
Asimismo, en los años de la construcción del nuevo régimen
posrevolucionario ya se había asentado la idea de la fotografía
como un instrumento para promover la labor política y fomentar
la idea de progreso. En 1927, por ejemplo, el periódico Excelsior
envió un oficio al Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca para so-
licitarle imágenes de la “Ciudad y alrededores, así como retratos
de las principales damas de esa sociedad y de niños de familias
conocidas” para un número especial de un suplemento titulado
México en Rotograbado. De pasada, la misiva enviada por el De-
partamento de Publicidad invitaba a contratar sus servicios:

44 Debroise, Op. Cit., pp. 69-79; Mark Overmayer-Velázquez, Visiones de la ciudad


esmeralda. Modernidad, tradición y formación de la Oaxaca porfiriana, UABJO,
Congreso del Estado de Oaxaca, México, 2010, pp. 246-249.

66 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Aprovechamos la oportunidad para proponerle publiquemos
algo de su actuación, sea en un número de “México en Roto-
grabado” dedicado a ese Estado o sea, en nuestra Edición Mo-
numental del 16 de septiembre próximo […]. Por si acaso se in-
teresa como así lo esperamos, le acompañamos nuestra tarifa.45

Administraciones estatales y municipales ocuparon en forma co-


tidiana a numerosos fotógrafos para producir las fotografías que
sirvieron a los diversos fines de la administración. En el caso de
Tlacolula y de varios municipios cercanos, Manuel Maldonado
se convirtió en el cronista de las transformaciones sufridas en la
época y también en el responsable de cubrir las necesidades de
identificación de la burocracia. “Se iba a los pueblos a retratar;
venían las autoridades, que quiero que vayas a tomarle a 20, 30, 50
de la población, ‘ve a tomarle a mi población, son tantos hombres,
tantas mujeres’”.46
En otro nivel de identificación, Maldonado también tuvo la
encomienda de fotografiar ceremonias especiales, actos del po-
der que requirieron a la imagen fotográfica como testigo para la
construcción de una memoria.47 La ceremonia en la que se activó

45 AHMCO, Secretaría, Expediente con carátula, Año 1927, Exp. No. 638, foja 2.
46 Beatriz Robles, entrevista. Tlacolula, junio de 2018.
47 La memoria se reconstruye mediante diversas fuentes pero, con el tiempo, en
el proceso de conformación y reproducción por el que transcurre, los recuer-
dos adquieren significado para una comunidad; ésta los respalda y mantiene a
través del tiempo, forjando estructuras sociales compartidas como discursos y
ceremonias.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 67


la energía eléctrica, en 1957; la inauguración del pavimentado en
algunas calles; las visitas de los gobernadores o la del presidente
Adolfo López Mateos, en 1961, fueron eventos que marcaron la
modernización de la comunidad y que bajo ese tamiz fueron exal-
tados por el Estado y por la cámara.
Adicionalmente, Manuel Maldonado participó con curiosidad
en el registro de las huellas de la modernidad. Sin encomienda de
por medio, salía a las calles de Tlacolula y sus alrededores para
fotografiar los cambios en proceso. Por el gusto de hacerlo y tam-
bién como oportunidad de negocio, como señala Beatriz Robles:

Cuando la carretera se hizo, él decía “ahorita vengo, voy a la


carretera”. No tenía trabajo y se iba para allá. Ya le tomaba a
los choferes, ya le tomaba a los que andaban pavimentando,
a los que regaban el chapopote, a los que andaban con las es-
cobas barriendo…
—Mira, tu foto.
—¿Cuánto va a ser?
—Dos centavos.

Obreros descargando los postes de la electricidad en la estación


del ferrocarril rodeada por densa vegetación; la máquina pavi-
mentadora en marcha frente a los curiosos o como integrante
de una foto grupal de trabajadores; otros obreros construyendo
una represa con un fondo de milpas. Composiciones clásicas para
mostrar el contraste entre naturaleza, tradición y la imponente,
aplastante pero ansiada, modernidad.

68 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. General Joaquín Amaro, Comandante de la 28 Zona Militar, en la visita del
gobernador Eduardo Vasconcelos, década de 1940. Impresión de época. Al lado, aparece el
profesor Gustavo Vasconcelos Pérez.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 69


Manuel Maldonado. Tequio en la presa Re Guh Beh para la introducción del agua potable, dé-
cada de 1940. Impresión de época. En primer plano aparece Ignacio Castellanos, líder ejidal, ex
presidente municipal, ex mayordomo y reconocido cacique. El comisariado ejidal participó en el
tequio de la obra de introducción del agua potable.

70 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Ceremonia de bienvenida al gobernador Eduardo Vasconcelos, edificio de
la Presidencia Municipal, década de 1940. Impresión de época. Entre otras personas aparecen:
Ausencio León Ruiz, José Gijón, José Medina, y las hermanas Artemia y Amalia Gutiérrez.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 71


Manuel Maldonado. Grupos escolares de 4o, 5o y 6o año de primaria, Escuela Primaria “Melchor
Ocampo”, 1946. Impresión de época. Al centro el profesor Demetrio Núñez Velasco. Entre las
alumnas está Beatriz Robles Monterrubio (fila inferior, segunda, de derecha a izquierda).

72 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Llegada de los postes para la instalación de la electricidad a la estación del
ferrocarril de Tlacolula, c. 1955. Impresión de época.

Manuel Maldonado. Pavimentación de la calle 2 de abril, Tlacolula, década de 1950. Impresión de


época. Se aprecia la fábrica de aceite de ricino de Porfirio León. El aceite de ricino o higuerilla era
un artículo de primera necesidad pues era el combustible para las lámparas con que se
alumbraban las viviendas antes de la introducción de la luz.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 73


Beatriz Robles. Ceremonia de inauguración del servicio eléctrico en Tlacolula, realizada en el
edificio de la Presidencia Municipal, 7 de julio de 1957. Impresión de época. Al centro, en la
primera fila, de izquierda a derecha: Adalberto Acevedo Mendieta, integrante del Comité Pro-
Electrificación; el ingeniero Francisco Carreón, gerente de la CFE; el joven boxeador Raúl Ratón
Macías, personaje que acaparó la atención; y el gobernador Alfonso Pérez Gasga. En las filas
posteriores se encuentran, entre otros, Francisco Herrera Muzgo, Juez de primera instancia;
Álvaro Matías y Fernando Barriga Rojas.

74 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Bendición de la calle 2 de abril, recién pavimentada, por el párroco Ignacio
Colmenares, década de 1950. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 75


Manuel Maldonado. Recepción al gobernador Eduardo Vasconcelos, década de 1940. Impresión
de época. Al centro, el gobernador Vasconcelos, a su izquierda, Adalberto J. Acevedo, entre
otros; al frente la niña Beatriz Rebollo.

76 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Acontecimientos privados

Una imagen temprana del Acervo Fotográfico Maldonado, al pa-


recer tomada en la ciudad de Oaxaca en la década de 1920 por
un fotógrafo desconocido, puede ilustrar la influencia de la tar-
jeta de visita decimonónica, así como la búsqueda de modelos de
identificación entre las familias de los sectores medios emergen-
tes en las comunidades de ascendencia indígena. El protagonista
de la imagen es Manuel Monterrubio, empleado del juzgado en
Tlacolula de Matamoros y originario de la ciudad de Oaxaca. La
fotografía cuenta con los elementos característicos de la tarjeta
de visita. De fondo, un lienzo pintado montado sobre un bastidor,
que simula la estancia o terraza de una casa con una columna y
un ventanal.48 Hay dos personajes en el encuadre que permiten
contrastar los estratos sociales y la transformación en marcha en
Tlacolula. Sentado en una silla se encuentra Manuel Monterru-
bio con un traje a la moda urbana de la época, chaleco y corbata
de moño incluidos, sobre la pierna cruzada descansa un sombre-
ro de ala corta al mismo tono del traje; los botines de cordones
con puntera, a dos tonos, son lo más destacado del atuendo. En
contraste, el personaje que lo acompaña, un adolescente, al pa-
recer su ahijado, viste camisa y pantalón pero permanece de pie

48 Gustavo Amezaga Heiras describe con detalle “el despliegue de recursos mate-
riales para realizar la toma”, entre ellos “una variedad de fondos que ‘ambien-
taran’ la fotografía”. “Acto y retrato en los estudios fotográficos del siglo XIX”,
en Alquimia, núm. 45, mayo-agosto, 2012, p. 63.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 77


y descalzo.49 Al contrastar los atuendos y las posturas dentro del
encuadre es posible distinguir un proceso de identificación con lo
moderno y con la idea de superación, en función de la adopción
paulatina de los patrones de vestimenta occidentales; el persona-
je privilegiado por la cámara se permite una pose relajada, pero
distinguida por su vestuario —en particular los botines—, al con-
trario, el joven viste ropas urbanas pero permanece descalzo, lo
que ratifica su “carácter atrasado”, como establecían los criterios
de modernización de la época.
El material más copioso del acervo de Manuel Maldonado
está relacionado con la práctica del retrato comercial. Un desfile
de rostros, de poses solemnes y estereotipadas que garantizan la
posteridad del vínculo gremial, familiar y romántico. Una demos-
tración, finalmente, de la capacidad económica: desde los años
cincuenta los más pudientes se retrataron a colores gracias a la
película diapositiva, que se procesaba en Estados Unidos y costa-
ba tres veces más que la fotografía tradicional en blanco y negro.

El estudio de fotografía es un centro confirmador, uno de


los puntos neurálgicos de las pequeñas y grandes poblacio-

49 Beatriz Robles Monterrubio identificó a los personajes de la fotografía en en-


trevista realizada en Tlacolula, en junio de 2018. Manuel Monterrubio fue cu-
ñado del fotógrafo Manuel Maldonado. De acuerdo con Robles, la presencia
de ahijados, es decir, emparentados ritualmente a través de un padrinazgo,
fue una práctica común en su familia: ella misma fue criada por su tíos en
Tlacolula y, con los años, ella también apoyó en procesos de migración a dos
ahijadas.

78 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Monterrubio y ahijado, década de 1920. Impresión de época. Manuel
Monterrubio era hermano de Teresa Monterrubio, esposa de Manuel Maldonado.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 79


nes. Una familia no arriba a su plena legitimidad sin su foto
enorme, de preferencia coloreada a mano; una pareja es la
semejanza y la distancia con su foto de bodas; un recuerdo
es aquello que desde el álbum nos permite practicar los ritos
más profundos y previsibles de la memoria.50

La práctica de retrato de Foto Maldonado es tan anacrónica como


la de todo estudio provinciano, herencia de la cultura fotográfica
decimonónica desplazada desde las élites a las sociedades rurales,
las cuales suelen mirar las imágenes “investidas de valores míti-
cos [que] se confunden con diversas otras ‘reliquias’ y adquieren
un estatus de ‘emanación’ de lo ausente, de presencia, reafirman-
do así —no es la menor paradoja— la función original de la foto-
grafía”.51 El ojo del fotógrafo se vuelve espejo de las aspiraciones,
gustos y necesidades de identificación del fotografiado, una re-
presentación de sí mismos y de sus ideas y expectativas sobre la
vida. El álbum fotográfico —objeto de presencia ubicua en todo
hogar moderno— se expande a los muros de la casa familiar, don-
de conviven las fotos de bodas, las de la familia extendida y las de
los niños sonrientes, mientras que en el altar —junto al crucifijo
y la estampa de la Virgen— hay espacio para una fotografía del
angelito fallecido hace décadas.

50 Carlos Monsiváis, Maravillas que son, sombras que fueron. La fotografía en


México, Editorial Era, México, 2012, p. 62.
51 Debroise, Op. Cit., pp. 47-49.

80 MANUEL MALDONADO COLMENARES


A través de esta mirada a la anónima memoria familiar52 es
posible atestiguar, por ejemplo, la transformación en la indumen-
taria y en la construcción de las viviendas en Tlacolula. Una foto
de 1938 muestra una familia extendida con “indumentaria tipo no
indígena”,53 en la que contrasta el uso de huaraches del hombre
que parece ser el patriarca frente a los zapatos de una de las mu-
jeres, la única que permite ver sus pies; los niños son los únicos
que parecen estar descalzos. Todos usan prendas con corte urba-
no, confeccionadas con tela color blanco, aparentemente manta.
Al fondo se alcanza a apreciar el tejado de la casa familiar, de tule,
y la cerca de carrizo entrelazado. En contraste, otra imagen, de la
década de 1960, muestra a un grupo de estudiantes, y sus familia-
res, de la academia para señoritas de la profesora María Melo. Los
atuendos, también sencillos y a la moda urbana, presentan una
mayor variedad en materiales, diseños y colores; la mayoría de las
mujeres usan trenzas, pero una luce el cabello suelto y tres lo usan
recortado. Todos los personajes con los pies visibles utilizan zapa-
tos, a excepción de un pequeño niño descalzo.
Otra imagen muestra a un grupo de mujeres artesanas dedi-
cadas a fabricar canastas para las calendas, todas visten rebozo y
trenzas. En este caso, la indumentaria es un elemento de distinción

52 “Con la distancia impuesta por el paso del tiempo, la repetición de las poses
confiere una especie de anonimia a los retratos que contradice su primera
intención; […] una imperiosa y casi desesperada búsqueda de inmortalidad”.
Debroise, Op. Cit., pp. 65-67.
53 Descripción tomada del 6º Censo de Población, Secretaría de Economía, Mé-
xico, 1943.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 81


Manuel Maldonado. Retrato del niño Alfredo Robles, década de 1960. Diapositiva Kodachrome
en color. En los años sesenta comenzó a popularizarse el uso de la bicicleta en Tlacolula.

Manuel Maldonado. Retrato de boda en la entrada al atrio de la parroquia de Tlacolula,


1965. Impresión de época a color.

82 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Retrato de mujer con consola, década de 1960.
Impresión de época a color.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 83


Beatriz Robles. Retrato familiar. Década de 1960. Digitalización de placa de negativo

84 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Retrato de familia Sánchez López, 25 de abril 1938. Impresión de
época.

Manuel Maldonado. Retrato de alumnas de la profesora María Melo, década de 1960. Impresión
de época. La academia para señoritas de la profesora Melo impartía corte y confección, bordado,
respostería, entre otros oficios. En el extremo derecho aparece Ernestina Aguilar, cargando a su
hijo, y su esposo Federico García.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 85


Manuel Maldonado. Canasteras de calenda con traje típico de Tlacolula,
década de 1950. Impresión de época.
gremial, que permite ubicarlas en sus actividades cotidianas y
lejos del arreglo obligado por las fotos familiares; prácticamente
todas están descalzas. El fondo de la imagen es un muro de adobe
y un tejado.
Las actividades económicas también son un motivo común
para la lente del fotógrafo. Una fotografía muestra el trabajo en
una ladrillera, un negocio familiar, como indica la presencia de
una mujer con un bebé en brazos y otro niño; los hombres posan
con los ladrillos terminados o con sus instrumentos de trabajo.
La foto permite ver la extensión de la fábrica, con el horno al
fondo y el tejado donde se acumulan los ladrillos listos para su
venta. Los atuendos son variados e incluyen un overol obrero y
un sombrero de palma. La urbanización exige nuevos oficios,
nuevos hábitos, y la fotografía se permite jugar con el contraste
entre los retratados en pose y el plano general que permite mirar
la amplitud del taller.
La práctica del retrato de Foto Maldonado incluyó el perfec-
cionamiento de la técnica del retoque, realizada tanto por Mal-
donado como por su sobrina Beatriz Robles. Los retocadores
delineaban a lápiz sobre el negativo contornos, cabellos, cejas,
pestañas, líneas de expresión, etc., para dar volumen y mayor
sensación de realidad a la fotografía, de acuerdo a los criterios
estéticos académicos.54 “Con lápiz de punta muy fina empezaba
a tapar los desperfectos de la cara, espinillas, granos, manchas,
arrugas […]; con el lápiz iba tapando las partes oscuritas calculan-

54 Mora Velasco, Op. Cit., p. 49.

88 MANUEL MALDONADO COLMENARES


do que no se perdieran, porque también, si se pierden, la fisono-
mía cambia”, cuenta doña Beatriz. También era común usar una
tintura roja conocida como coccina o neo-coccina, aplicada con
pincel sobre el negativo, para aclarar el tono de la piel de piernas
y brazos de los fotografiados.55
Varias fotos sui generis del acervo muestran que Maldonado
también sabía utilizar la iluminación para ajustar sus imágenes a
los criterios estéticos académicos; se trata de retratos de modelos
desnudas, los cuales, de acuerdo con Beatriz Robles, fueron reali-
zados por encargo y tomadas en la ciudad de Oaxaca, durante la
década de los años cincuenta, con modelos “que eran artistas que
andaban de gira” por la región. “Le gustaba hacer fotos de desnu-
dos, las poses, así con contrastes, iluminar el cabello o una parte
de la cara, por ejemplo”.

55 La neo-coccina —cuya composición química es C20H11N2Na3O10S3— era una


fórmula en polvo soluble en agua producida industrialmente y comercializa-
ban por la empresa Agfa. Catalina Pereira, “O retoque do negativo fotográfico.
Estudo de uma colecção do Arquivo Fotográfico da Câmara Municipal de Lis-
boa”, en Estudos de conservação e restauro, núm. 2, 2010, p. 44.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 89


Manuel Maldonado. Familia en ladrillera, década de 1940. Impresión de época.

90 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Niño con teja en ladrillera, década de 1950. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 91


Manuel Maldonado. Paisaje con ladrillera, década de 1950. Impresión de época.

Manuel Maldonado. Retrato de vecino de Santa María Zoquitlán, ›


Oaxaca, década de 1960. Digitalización de placa de negativo.

92 MANUEL MALDONADO COLMENARES


IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 93
Manuel Maldonado. Retrato de grupo de chinas oaxaqueñas, década de 1940. Impresión
de época. Entre otras, aparecen María Luisa Blanco, María de Jesús Monterrubio y Josefina
Monterrubio; estas jóvenes eran reconocidas en la época por participar en las actividades del
Ayuntamiento para recibir a invitados especiales, con el traje de las chinas oaxaqueñas.

Manuel Maldonado. Retrato de mujer, década de 1960. ›


Digitalización de placa de negativo retocado a lápiz en el rostro y
con aplicación de neo-coccina en brazos, piernas y cuello.

94 MANUEL MALDONADO COLMENARES


IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 95
Imágenes pintorescas

Si la fotografía es producto de un proceso profundo e, incluso, ava-


sallador de la modernidad, al mismo tiempo reivindica desde su
origen una tendencia hacia el pintoresquismo, un punto de vista es-
tético que alimentó las primeras disertaciones sobre la posibilidad
de “mostrar en imagen” a la naturaleza.56 La fotografía reivindica al
paisaje, le da sentido a su inmensidad y da cauce a la inspiración que
provoca, es revelación existencial al momento de reproducirse.57
A esta tendencia originaria de la fotografía se suma la influen-
cia del nacionalismo cultural, que durante los años veinte perfec-
cionó una cierta mirada sobre el paisaje y los “tipos mexicanos”.
Fotógrafos como Hugo Brehme, Luis Márquez y Paul Strand pro-
pusieron una mirada y una técnica que “estaba plagada de pa-
radojas: sus practicantes confiaban en la cámara, una invención
tecnológica reciente, pero su objetivo era crear imágenes que re-
cordaran el trabajo de los viejos maestros [de la pintura]”.58 Esta

56 Geoffrey Batchen, Op. Cit., p. 73. El pintoresquismo, explica Batchen, era una
teorización del paisaje que dominó la discusión desde fines del siglo XVIII y
principios del XIX y, literalmente, heredó a la fotografía términos como vista,
efecto y panorama. “El uso de la cámara oscura [en la época de los primeros
experimentos pre fotográficos] como medio auxiliar de dibujo también favo-
recía la representación pintoresca de la escena en cuestión, pues la cámara
proporcionaba el encuadre rígido y el punto fijo de visión que esta peculiar
organización de las convenciones estéticas exigía”, p. 74.
57 Debroise, Op. Cit., p. 97.
58 Rubén Gallo, Mexican Modernity: The Avant-Garde and the Technological Revo-

96 MANUEL MALDONADO COLMENARES


representación fotográfica impuso una mirada y fue sumamente
influyente en los siguientes años en la generalidad de fotógrafos
profesionales y aficionados de todo el país.
El espíritu de la época le dio patente de modernidad a la exal-
tación de la provincia como suma y origen de la identidad nacio-
nal. Desde el centro se exaltó el culto a las patrias chicas, en una
época marcada por una creciente diferenciación entre el ámbito
rural y el urbano. En los pueblos y ciudades del interior, los secto-
res ilustrados se identificaban, con orgullo, como “provincianos”,
como en el caso del joven escritor Rogelio Barriga Rivas, vecino
de Tlacolula.59
Manuel Maldonado tomó un buen número de imágenes pin-
torescas, algunas de las cuales fueron comercializadas como tar-
jetas postales. Las imágenes recrean tipos populares y escenarios
de Tlacolula y sus alrededores, en tomas y puestas en imagen que
destacan su carácter tradicional y bucólico. A continuación se
describen algunos ejemplos.
La zona tradicional de comercio se ubica a un costado del
templo. En la imagen se muestra un paisaje idealizado de la zona,
dominada por la sólida belleza de las torres y la cúpula de la pa-
rroquia. Abajo, los escasos puestos apenas sugieren la actividad
comercial; a la derecha se distinguen los tejados del mercado. El

lution, Cambridge, Massachusetts Institute of Technology Press, 2005, p. 43. Ade-


más del punto de vista al colocar la cámara, también podía incluir una manipu-
lación posterior de la imagen, a través de retoques realizados a lápiz o con pincel.
59 Francisco José Ruiz Cervantes, “Rogelio Barriga Rivas, algo del escritor y su
época”, en Barriga Rivas, La mayordomía, UABJO, México, 2015, pp. 21-22.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 97


primer plano es ocupado por un buey y una carreta, en la que
descansa un personaje calzado con huaraches y vestido con una
chaqueta oscura y un sombrero “panza de burro”.
Otra fotografía retrata a un carbonero, vestido de manta y
con sombrero “panza de burro”, caminando detrás de un par de
asnos cargados de redes repletas de carbón, a la altura del Jardín
Matamoros, frente a la barda del atrio parroquial. El plano gene-
ral se completa con las frondosas copas de los árboles y un cielo
despejado. La intromisión de un poste de telégrafo y un anuncio
de Coca Cola contrastan con la imagen que remite a las represen-
taciones bucólicas decimonónicas.
Otras imágenes retratan la actividad comercial en el mer-
cado, enfatizando los atuendos de las vendedoras y el colori-
do, así sea imaginado, de las mercancías más variadas: flores,
hortaliza, alfarería, cestos de palma entretejida, cal. Un reitera-
ción de las fotografías de “tipos populares”, en las que los perso-
najes retratados idealizan una cierta idea de pobreza decorosa
y se erigen como los guardianes de una tradición étnica en vías
de extinción.
Todas estas imágenes reflejan una constante del pintoresquis-
mo del medio siglo mexicano, impuesta por la gramática visual
popularizada por el cine mexicano de la época, en particular el
trabajo del fotógrafo Gabriel Figueroa, heredero de un estilo que
otorga centralidad a los cielos y al contraste entre luces y som-
bras. La influencia cinematográfica, a menudo menospreciada,
fue en el caso de comunidades y ciudades del interior del país
un factor determinante para la valoración y la creación estética.
Como sostiene José Antonio Rodríguez:

98 MANUEL MALDONADO COLMENARES


¿No fue el cine, por ser arte de masas y además exportable
masivamente a diversos públicos, a muchos espectadores, el
factor esencial para que un acabado moderno —el trabajo sobre
los cielos— fuera elevado de manera exquisita y popular a un
rango estético? Muy probablemente sí, porque salvo sectores
enterados, las exposiciones y las publicaciones cultas (o no)
seguían siendo sólo para unos cuantos. Si así fuera, entonces
Figueroa, junto a otros, se convirtió en la punta de lanza de una
vanguardia que ya existía y que la hizo llegar, vía el relato fílmico,
a todo aquel que no se había enterado de tal existencia artística.60

Una foto más de Maldonado sintetiza el vínculo: el encuadre de la


cámara ligeramente abajo del centro visual permite elevar al perso-
naje central de la fotografía, un campesino posando junto a su yun-
ta, en medio de su parcela recién labrada. La exposición sacrifica la
claridad del rostro del personaje para mostrar el esplendor del cielo
cubierto de nubes. Maldonado revela en esta fotografía su habilidad
en el manejo de la cámara y el peso de sus influencias estéticas, así
fueran los “clichés simplistas”61 masificados por ese cine mexicano
que tuvo amplia difusión en Oaxaca.

60 José Antonio Rodríguez, “Modernas sombras fugitivas. Las construcciones vi-


suales de Gabriel Figueroa”, en Luna Córnea, número 32, 2008, p. 251.
61 Debroise, Op. Cit., p. 200, considera a Figueroa y a Alex Phillips como los fo-
tógrafos que retoman, amplían, desarrollan y convierten en cliché la estéti-
ca fotográfica desarrollada por Sergei Eisenstein y Edouard Tissé, y por Paul
Strand, durante los años treinta.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 99


Manuel Maldonado. Yunta arando una parcela, década de 1940.
Impresión de época.

Manuel Maldonado. Carbonero en el Jardín Matamoros,


Tlacolula, década de 1950. Impresión de época.

100 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Alfareras de San Marcos Tlapazola, mercado de Tlacolula
década de 1940. Impresión de época.

Manuel Maldonado. Campesinos arando una parcela, década de 1940.


Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 101


Manuel Maldonado. Carreta y buey en el mercado de Tlacolula,
década de 1940. Impresión de época.
Manuel Maldonado. Vendedora de cal en el mercado de Tlacolula,
década de 1950. Diapositiva Kodachrome en color.

104 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Carreta sobre la calle de Galeana, al costado de la parroquia,
década de 1940. Impresión de época.

Manuel Maldonado. Mercado de Tlacolula, década de 1940.


Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 105


Manuel Maldonado. Detalle de la zona arqueológica de Mitla, década de 1950.
Impresión de época.

106 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Maldonado y el cine en Tlacolula

Durante los años veinte y treinta las costumbres y los valores


tradicionales se sometieron a una profunda revisión y a paula-
tinos procesos de cambio, vinculados a los impactos diferencia-
dos de la modernidad en los entornos urbanos y rurales. La ola
modernizadora, sin embargo, no excluyó a los viejos valores. Por
el contrario, los abrazó, simplificándolos para ajustarlos a las
necesidades de representación de una población en proceso de
adaptarse a nuevas formas de vida. El teatro de revista, la músi-
ca, la literatura, la fotografía y, en general, todas las expresiones
culturales fueron envueltas por una búsqueda nacionalista —y
esencialista— de lo “típico” o “lo característico”, por parte de to-
dos los sectores sociales.62
El relato histórico de la posrevolución retomó esta tradición,
pero enfatizando y sacralizando la vida rural, el espacio donde se
gestó el grupo social que protagonizó la Revolución Mexicana: los
campesinos.63 La idealización de las costumbres y valores tradi-
cionales alentó que los espectáculos populares, como el cine, los
recrearan y revaloraran.
El consumo cinematográfico en México tuvo un crecimiento
constante durante los años cuarenta y cincuenta. Si bien estaba

62 Enrique Florescano, Imágenes de la Patria, Editorial Taurus, México, 2005, p.


314-324.
63 Florescano, Op. Cit., p. 362-372.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 107


concentrado mayormente en la ciudad de México, en el resto de
la nación tuvo un impacto significativo, con una presencia mayo-
ritaria del cine nacional.64 En 1947, el 55 por ciento de las audien-
cias estaba fuera de la capital del país, con un consumo de poco
más de 57 millones de boletos y una asistencia promedio de 2.5
veces al año por habitante, para una población de alrededor de 20
millones en todo el país.65
Para las comunidades rurales carentes de salones cinemato-
gráficos el cine fue entretenimiento itinerante, favorecido por los
adelantos tecnológicos que a mitad de los años cuarenta permitie-
ron usar proyectores ligeros con película en formato de 16 mm. A
los pueblos más remotos era llevado por gitanos romaníes —popu-
larmente llamados “húngaros”—, en ruta siguiendo el calendario
de las ferias religiosas. En los casos de las comunidades más cerca-
nas a la capital del estado, la exhibición llegó a ser semanal, adap-
tada al tradicional sistema de mercados de los Valles Centrales y
aprovechando el mejoramiento de caminos y carreteras.66

64 70 por ciento de las películas exhibidas fuera de la ciudad de México son pro-
ducciones nacionales. Dato del Departamento Técnico del Banco Nacional
Cinematográfico, loc. cit. Julia Tuñón, Mujeres de luz y sombra en el cine mexi-
cano. La construcción de una imagen, 1939-1952, México, El Colegio de México,
Instituto Mexicano de Cinematografía, 1998, p. 58.
65 Todos los datos provienen del documento gráfico “El cine mexicano”, Comi-
sión Nacional de Cinematografía, México, 1949. Contiene información para
1945, 1946 y 1947.
66 “En Oaxaca existía un sistema de comercio que venía desde la época precor-
tesiana, […] seguía funcionando en gran parte, en los Valles Centrales, donde
según el día de la semana tenía lugar una u otra plaza: Tlacolula, Ocotlán,
Zimatlán, Etla, Oaxaca, Ejutla, Miahuatlán, etc.”, Chassen, Op. Cit., p. 182.

108 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Aficionado, Manuel Maldonado dedicó, desde finales de los
cuarenta, un espacio de la casa que ocupaba para proyectar pe-
lículas. “Se llenaba todito”, cuenta Beatriz Robles. Este éxito lo
impulsó a probar suerte en la exhibición itinerante.

Mi tío vio que venía un ambulante y él también puso su am-


bulante. Nos íbamos a recorrer Mitla, Díaz Ordaz, Santa Ana,
Matatlán, Guelavía, Totolápam y hasta el Camarón; llegamos
a ir hasta a San Carlos [Yautepec]. Los ríos se ponían…, que en
un mular traían el aparato de cine, en otro, la caja de los ca-
bles —porque eran un montón de cables— y en otro veníamos
nosotros. Yo me acuerdo que el río se crecía, y ahí venía yo
cerrando los ojos, porque parece que nos iba a llevar el agua.
Fue como a partir del 48.67

Hábil con sus negocios, Maldonado estableció un acuerdo con un


proveedor de la ciudad de Puebla para que lo surtiera con las nove-
dades cinematográficas. “Íbamos a los pueblos todas las semanas
cada ocho días, primero estrenábamos películas en los pueblos y al
último en Tlacolula, porque sábado y domingo trabajábamos acá”,
cuenta Robles.
La fiebre del cine le duró alrededor de cinco años, pero en los
años sesenta retomó el asunto, ahora para fundar la primera sala
de cine de Tlacolula. En este caso no lo pensó como negocio, sino
como fuente de recursos para la Cruz Roja, que recién había sido

67 Beatriz Robles, entrevista. Tlacolula, junio de 2018.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 109


fundada en Tlacolula. Viajó a El Paso, Texas, para conseguir un
proyector de 35 mm de segunda mano, aparato que luego consi-
guió que le repararan en la ciudad de Oaxaca.
El lugar elegido para montar el cine, en 1963, fue el teatro
ubicado a un costado de la escuela “Melchor Ocampo” y frente
al Ayuntamiento, en pleno Jardín Matamoros. Primero se llamó
Cine Azteca y luego Cine Cruz Roja. La experiencia duró hasta
1971.68
En 1968, a Maldonado le tocó participar en otra novedad tec-
nológica en Tlacolula. Con motivo de los Juegos Olímpicos cele-
brados en México se inauguraron estaciones repetidoras de te-
levisión, vía mircroondas, en varios puntos del país, lo que hizo
posible captar la señal en el valle de Tlacolula. Maldonado colocó
uno de los pocos aparatos receptores de televisión en el Portal La
Florida, donde cobró —también para recabar fondos para la Cruz
Roja— a los curiosos, algunos incluso provenientes de la ciudad
de Oaxaca, por ver las actividades olímpicas.69

68 Décadas después se rehabilitó el espacio ahora como Teatro Celestino Pérez y


Pérez; eventualmente se proyecta cine.
69 La orografía impidió que la señal llegara hasta la ciudad de Oaxaca, así que
Tlacolula fue el punto más cercano para disfrutar del espectáculo olímpico.
Ruiz Cervantes, Valles Centrales, Op. Cit., p. 39.

110 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Tlacolula en la pantalla:
Ánimas Trujano

En mayo de 1961, por un día, Tlacolula se convirtió en set cine-


matográfico durante la filmación de la película Ánimas Trujano,70
adaptación de la novela La Mayordomía de Rogelio Barriga Rivas,
un abogado oriundo de Tlacolula que había migrado a la ciudad
de México donde ganó cierto renombre como escritor y guionista
de cine. Al reconocimiento al paisano triunfador fuera de la pa-
tria chica se le sumó el luto por su prematura y reciente muerte.71

70 Ánimas Trujano (El hombre importante), México, 1961. Producción y dirección


de Ismael Rodríguez, con guion de Ismael Rodríguez, Vicente Oroná y Ricardo
Garibay, a partir de la novela La Mayordomía, de Rogelio Barriga Rivas; foto-
grafía en blanco y negro de Gabriel Figueroa; música de Raúl Lavista; esceno-
grafía de Edward Fitzgerald; vestuario de Luis Márquez; edición de Jorge Bus-
tos; y actuaciones de Toshiro Mifune, Antonio Aguilar, Columba Domínguez,
Flor Silvestre, entre otros.
71 Barriga Rivas murió el 9 de enero de 1961, unos meses antes de la filmación de
Ánimas Trujano. Ruiz Cervantes, “Rogelio Barriga Rivas, algo del escritor y su
época”, Op. Cit., pp. 26.

111
La filmación de Ánimas Trujano tuvo un efecto ritual semejan-
te a la visita presidencial que sucedería un par de meses después,
pues representó la plena integración de la tradición más especí-
fica —la de las mayordomías— al inventario estético de la iden-
tidad nacional.72 La lente de Foto Maldonado, en este caso con la
mirada de la fotógrafa Beatriz Robles Monterrubio da cuenta de
esa reinvención de la tradición de la mayordomía:

Y agarré mi cámara y me fui corriendo. Entonces fue cuando


vi que ya estaban varios por ahí, que en el jardín estaban los
actores maquillándose; fui por ahí, tome unas, fui por aquel
lado y tomé otras. Conocí a Toshiro, el japonés que vino.

La comunidad de Tlacolula se volcó en multitudes para ver a las


estrellas reconocidas de la pantalla. El más asediado fue, sin duda,
Antonio Aguilar, pero también llamaron la atención de los curio-
sos Columba Domínguez, Flor Silvestre y el japonés de amable
sonrisa, nada menos que Toshiro Mifune, el actor fetiche del ci-
neasta Akira Kurosawa, que aceptaba gustoso tomarse fotos con
los vecinos.

72 Entre los involucrados en la película encontramos a dos figuras relevantes en


la construcción de la gramática visual del nacionalismo popular: el cinefo-
tógrafo Gabriel Figueroa y el fotógrafo y coleccionista de indumentaria Luis
Márquez Romay, quien habría de proporcionar los trajes regionales (mezcla-
dos sin ningún cuidado de verosimilitud) lucidos por las actrices principales
de la película.

112 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Para el mediodía se había preparado la secuencia de la ma-
yordomía —la procesión en la que la comunidad en pleno, en-
cabezada por el mayordomo, acude a la iglesia para festejar al
Señor San José e iniciar una de las fiestas más importantes del
año. Decenas de vecinos ya habían improvisado la fiesta, sacando
los trajes tradicionales y los sombreros para desfilar por la calle
principal. “Muchos paisanos tomaron participación en la pelícu-
la, varios de los que ya habían sido mayordomos”, cuenta Beatriz
Robles, quien consiguió una escalera, la recargó en el muro del
atrio de la parroquia y se subió para tener una vista panorámica
del momento. “No sé quién de los vecinos pidió una escalera. ‘Sú-
bete’, me dijo, y que me subo sobre la pared del atrio. Iba con un
vestido, porque en ese tiempo no se usaban pantalones, y como
pude que me agarro el vestido, y ahí viene el contingente. Y así
fue como tomé esa foto”.
Las imágenes de Robles son elocuentes. Los actores y actri-
ces llegados de fuera son testigos del verdadero acontecimiento:
la comunidad bailando y desfilando en procesión, o luciendo sus
más bellos trajes para recibir a sus invitados y fotografiarse con
ellos para el recuerdo.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 113


Beatriz Robles. Representación de la Procesión del Señor San José para la filmación de Ánimas
Trujano, frente al Jardín Matamoros, mayo de 1961. Impresión de época.

Beatriz Robles. Rosalinda León Monterrubio, Oliva Maldonado ›


y Agustina Sánchez, caracterizadas como canasteras para la
procesión de Ánimas Trujano, mayo de 1961. Impresión de época.

114 MANUEL MALDONADO COLMENARES


IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 115
Beatriz Robles. Columba Domínguez y Toshiro Mifune en el atrio de la
parroquia, mayo de 1961. Impresión de época.

Beatriz Robles. Toshiro Mifune con Oliva Maldonado y Agustina Sánchez. Detrás aparece el
intérprete japonés-español, Luis Kasuga, mayo de 1961. Impresión de época.

116 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Ismael Rodríguez dirigiendo escena en el atrio de la parroquia
de Tlacolula, mayo de 1961. Impresión de época.

Beatriz Robles. El actor José Chávez Trowe y extras (Adolfo Sánchez, entre otros) en procesión
durante la filmación de Ánimas Trujano en el entronque con la carretera Panamericana,
Tlacolula, mayo de 1961. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 117


Beatriz Robles. Toshiro Mifune y Columba Domínguez durante la filmación de
Ánimas Trujano, mayo de 1961. Impresión de época.

Beatriz Robles. Luis Kasuga, Toshiro Mifune y Antonio Aguilar en un descanso durante la
filmación de Ánimas Trujano, mayo de 1961. Impresión de época.

118 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Toshiro Mifune acompañado de Florentino García Gómez, funcionario del
municipio, entre otros vecinos de Tlacolula, mayo de 1961. Impresión de época.

Beatriz Robles. Columba Domínguez en el Jardín Matamoros, preparándose


para filmar, mayo de 1961. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 119


Educación, aulas y ceremonias

A mediados del siglo pasado, Tlacolula contaba con tres escuelas,


una que funcionaba como grado preparatorio (jardín de niños),
la primaria oficial “Melchor Ocampo” y la secundaria particular
“Presidente Carranza”.73 Continuar los estudios significaba salir
del pueblo y sus costos estaban al alcance de pocas familias.74 De
hecho, asistir a la primaria causaba gastos: no había libros de texto

73 La Escuela Secundaria Particular “Presidente Carranza” funcionaba por las


tardes en la primaria; en marzo de 1969 dejó de trabajar en el edificio de la
“Melchor Ocampo” y se trasladó al portal “La Republicana”.
74 Víctor Manzano resume su trayectoria escolar con un año en Tlacolula, la
primaria, secundaria y preparatoria las estudió en el Instituto Carlos Gracida
de la ciudad de Oaxaca; en Villahermosa la carrera de Médico Veterinario y
en la UNAM la maestría. Entrevista con Víctor Manzano. Tlacolula, 6 de sep-
tiembre de 2008. Otro caso es el de René Calderón, él y sus hermanos mayores
estudiaron la primaria en Tlacolula, pero mientras sus hermanos asistieron a
la secundaria en la ciudad de Oaxaca, él la realizó en Tlacolula porque instala-
ron el servicio; para estudiar el bachillerato tuvo que trasladarse a la ciudad de
Oaxaca. Entrevista con René Calderón. Tlacolula, 17 de agosto de 2008.

121
gratuitos, las aulas y el mobiliario eran insuficientes, por ello, re-
cuerda Alejandro Eloy Matías:

El material todo lo compraban mis papás, cuando yo empecé


todo lo compraba mi padre, con decirle que como era mucha
gente, muchos alumnos, éramos muchos alumnos, no había
suficientes aulas, a mí me tocó estudiar en el salón de cabildo
[del edificio municipal], me tocó estudiar en el cuartel, me
tocó estudiar en donde ahora está el mercado, ahí también
nos daban clases en salones improvisados, es más, nosotros
mismos llevábamos nuestra sillita, no había ni bancas ni nada
de esas cosas, nomás creo que donde iban las niñas porque
entonces eran los grupos aparte las niñas, aparte los niños; el
horario era discontinuo, entraba uno a las nueve, salía a las
doce, y volvía uno a entrar a las tres y salía a las cinco, eran
dos turnos, estudiaba uno todo el día.75

Dicho horario facilitaba que los niños pudieran comer en casa,


aunque para los maestros que no eran de Tlacolula generaba un
gasto en alimentos. En el turno matutino los estudios eran de
conocimientos básicos (matemáticas, lengua nacional, historia,
geografía), por las tardes las actividades eran manuales y artísti-
cas (artes plásticas, manualidades, cultivo de la tierra).
El profesor Alfonso Cruz recuerda que cuando estudió la pri-
maria, a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, la

75 Entrevista con Alejandro Eloy Matías García. Tlacolula, 6 de septiembre de 2008.

122 MANUEL MALDONADO COLMENARES


escuela “Melchor Ocampo” ya contaba con los seis grados; los
padres compraban todo el material que los maestros requerían
(libros, cuadernos, colores, tintero). Las actividades escolares
eran conocimientos de español y matemáticas por la mañana, y
ejercicios vespertinos de caligrafía.76 Otro maestro, Teodoro Luis,
rememora que para muchas familias era difícil comprar libros
porque trabajaban en el campo, “los libros gratuitos llegaron en
el año de 1961 cuando se inaugura el Centro Escolar ‘Presidente
López Mateos’, entonces fue cuando llegaron los primeros libros
gratuitos y nomás nos llegaron a los de sexto, entonces yo terminé
mi primaria.” La escuela a la que acudió, la “Melchor Ocampo”,
funcionaba en horario discontinuo y los grupos de alumnos eran
mixtos (hombres y mujeres). En la secundaria también tuvo que
comprar libros.77
El año de 1961 fue simbólico para Tlacolula. Una especie de
cúspide en su proceso de modernización. El 18 de julio recibió la
visita por primera vez de un Presidente de la República, un reco-
nocimiento a su plena integración al proyecto nacional. El reci-
bimiento representó un ritual importante, porque Adolfo López
Mateos inauguró una amplia y moderna escuela primaria (bauti-

76 En entrevista con Alfonso Cruz Aquino (Tlacolula, 4 de septiembre de 2008),


señala: “En la mañana teníamos actividades de español y matemáticas, ya en
la tarde como era doble turno nuestros maestros se dedicaban a la enseñanza
de la caligrafía, para aflojar y mejorar la escritura, por eso yo me acuerdo que
muchos de mis compañeros que actualmente aún viven tienen una letra muy
bonita porque nos acostumbramos a los ejercicios de caligrafía para mejorar
la escritura.”
77 Entrevista con Teodoro Luis Bautista. Tlacolula, 9 de octubre de 2008.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 123


zada como Centro Escolar “Presidente López Mateos”), en el mar-
co del Plan para el Mejoramiento y la Expansión de la Educación
Primaria, conocido como “Plan de Once Años”, cuyo objetivo era
acabar con el rezago educativo y la deserción escolar.
La recepción al fugaz visitante congregó a tal multitud de
vecinos que se “hizo imposible conservar el protocolo severí-
simo”. A su llegada, a las cinco de la tarde, López Mateos fue
recibido por mujeres que le entregaron decenas de canastas con
“pan de cazuela, quesillo, marquesotes, dulces del lugar, guajo-
lotes, ventrudas ollas del mezcal nativo. De sus manos pasaban
a las de los ayudantes mientras daba las gracias con su más sin-
cera franca sonrisa”.
A la hora de los discursos, el presidente municipal Salomón
Chagoya se refirió a la importancia simbólica de la visita: “Esta es
la primera vez que un Presidente de la República viene a Tlaco-
lula; motivo por el cual me honro a dar a usted la bienvenida en
nombre de mi pueblo que es de raza indígena zapoteca”.78
Sobre la apertura del Centro Escolar “Presidente López Ma-
teos”, Teodoro Luis evoca: “Al empezar el curso escolar de 1961,
que iniciábamos en febrero, se pasan veinte grupos a la ‘Presiden-
te López Mateos’ porque esa escuela [la ‘Melchor Ocampo’] no
daba, […] en la calle de Cinco de mayo estaban otros tres [grupos],
había grupos en casas particulares, había grupos que no alcan-

78 “Gozoso, el pueblo de Tlacolula, porque el Presidente le inauguró su escuela”, en


Oaxaca Gráfico, miércoles 19 de julio de 1961. De acuerdo con la misma nota, la
construcción de la escuela costó un millón de pesos, aportados por los gobier-
nos federal y estatal, además de la “cooperación del vecindario tlacolulense”.

124 MANUEL MALDONADO COLMENARES


zaban la escuela; se pasan veinte grupos a la escuela ‘Presidente
López Mateos’, pero no se clausura la ‘Melchor Ocampo’ porque
el edificio [de aquella] no fue suficiente”.79
La información proporcionada por el profesor Horacio Cor-
tés Matamoros, director de la “López Mateos” en 1966 nos permi-
te describir cómo era la vida escolar: los grupos eran numerosos,
el de menos alumnos tenía 39 (segundo grado) y el de más, 55
(primer grado). Existían grupos con alumnos de un solo sexo (so-
bre todo primero y segundo), esta división también se presenta
en un grupo de quinto grado y uno de sexto; de los 24 grupos,
siete estaban integrados sólo por hombres y dos exclusivamente
de mujeres. El número de grupos decrece conforme se avanza en
la vida escolar: hay ocho grupos de primero y cinco de segundo,
pero sólo dos en quinto y dos en sexto grados.80

79 Entrevista con Teodoro Luis Bautista. 9 de octubre de 2008.


80 Archivo Escuela Presidente López Mateos, Tlacolula, enero de 1967.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 125


Manuel Maldonado. Escuela primaria “Melchor Ocampo”, inmueble que también albergaba la
escuela secundaria particular “Presidente Carranza”, década de 1960. Impresión de época.

Manuel Maldonado. Construcción del Centro Escolar “Presidente López Mateos”, c. 1960.
Impresión de época.

126 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Profesora Catalina Gil de Prado Badillo dando clases en aula del Centro Escolar
“Presidente López Mateos”, década de 1960. Impresión de época. La profesora Gil era oriunda
de Talpa, Jalisco.

Beatriz Robles. El presidente Adolfo López Mateos durante la inauguración de la escuela,


franqueado por el gobernador Alfonso Pérez Gasga, y el Comandante de la 28 Zona Militar, general
Maximino Ochoa. También aparece el presidente municipal Salomón Chagoya Hernández, 18 de
julio de 1961. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 127


Beatriz Robles. Inauguración de la escuela. Al centro, el presidente López Mateos, el gobernador
Pérez Gasga y el Comandante de la 28 Zona Militar, general Maximino Ochoa, 18 de julio de
1961. Impresión de época.

128 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Manuel Maldonado. Ceremonia realizada en el patio de la escuela “Presidente López Mateos”,
década de 1960. Diapositiva Kodachrome en color.

siguiente página

Manuel Maldonado. Centro Escolar “Presidente López Mateos” en vísperas


de la inauguración, 18 de julio de 1961. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 129


Epílogo

Tras las huellas del progreso

Al finalizar los años sesenta, algunos de los alumnos del Centro


Escolar “Presidente López Mateos” se acercaron a Foto Maldo-
nado para encargar un trabajo especial para una exposición. El
profesor les había encomendado abordar el tema de las institu-
ciones que prestaban servicios públicos en la comunidad, así que
solicitaron en el estudio fotográfico que tomaran imágenes de las
oficinas públicas. Beatriz Robles salió a las calles de Tlacolula y
fotografió la clínica de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, la
oficina de Telégrafos, la Administración de Correos, la Biblioteca
Pública Federal, la oficina de Recursos Hidráulicos y la Corres-
ponsalía del Banco de Comercio de Oaxaca, S. A.81.
Para esta época parece haber una idea compartida de pro-
greso, representada por las oficinas burocráticas asociadas a
los diferentes servicios públicos disponibles, las cuales norman

81 Entrevista Beatriz Robles. Tlacolula, abril de 2018.

133
la comunicación (telégrafos y correos), la salud (la clínica), la
educación (la biblioteca) y la actividad comercial (el banco). La
presencia del Estado es visible, además de ser reforzada por la
acción de la escuela, la institución formadora de los ciudadanos
nacionales, alfabetizados, hablantes de español, que son lanza-
dos a la conquista de una individualidad a contracorriente de la
tradición comunitaria, la cual sigue funcionando, pero cada vez
más cercada por su carácter pre-moderno. El espacio de Tlacolu-
la es cada vez más urbano, aunque siempre en forma inacabada,
como muestran las imágenes: los postes del alumbrado público
contrastan con algunas de las calles apisonadas, pero todavía sin
asfaltar, por las que incluso se dejan ver varias señoras enrebo-
zadas. La modernidad se revela como proyecto siempre incom-
pleto, siempre en proceso, tal como la idea misma de progreso.
La cámara fotográfica de Maldonado y Robles construye con su
mirada a lo largo de décadas una memoria de esa modernidad
llena de paradojas y contradicciones.

134 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Beatriz Robles. Oficina de Administración de Correos, Tlacolula de
Matamoros, c. 1969. Impresión de época.

Beatriz Robles. Beatriz Robles. Oficina del Sistema Federal de Agua Potable,
Tlacolula de Matamoros, c. 1969. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 135


Beatriz Robles. Clínica de la Secretaría de Salubridad y Asistencia,
Avenida Juárez, Tlacolula de Matamoros, c. 1969. Impresión de época.

Beatriz Robles. Oficina de Telégrafos, calle Zaragoza frente al Jardín,


Tlacolula de Matamoros, c. 1969. Impresión de época.

136 MANUEL MALDONADO COLMENARES


Fuentes

Archivos

AEPLMT – Archivo Escuela Presidente López Mateos Tlacolula.


AFM – Acervo Foto Maldonado.
AHMCO – Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Oaxaca.

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Manuel Maldonado. Tequio en la presa Re Guh Beh para la introducción del agua potable,
a un costado del lecho del río Salado, década de 1940. Impresión de época.

IMÁGENES DE UN PIONERO DEL OFICIO FOTOGRÁFICO EN TLACOLULA 141


Manuel Maldonado Colmenares. Imágenes de
un pionero del oficio fotográfico en Tlacolula
de Salvador Sigüenza Orozco y Fernando Mino Gra-
cia, se terminó de imprimir en el mes de enero de
2019, en los talleres de Proveedora Gráfica, en im-
presión offset, en papel couché de 200 gr. El diseño
y formación es de Judith Romero. Para su compo-
sición se utilizaron los tipos de familia Biblioteca
Serif, diseñada por Roberto Osses, para cuerpo de
texto y Trade Gothic, diseñada por Jackson Burke,
para cabezas y referencia de las imágenes. El tiraje
consta de 1000 ejemplares.

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