BIOGRAFIAS
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Benito Juárez
Su labor modernizadora topó con inmensas dificultades: la reacción conservadora dio lugar a la
guerra de Reforma (1858-1860) y los problemas económicos motivaron el impago de la deuda y la
intervención francesa en México (1863-1867). No menos convulsos fueron sus últimos años, y las
deserciones surgidas de su propio partido llevarían, tras su fallecimiento, a la longeva dictadura de
Porfirio Díaz. Pese a que pocas de sus realizaciones fueron duraderas, su entrega a unos ideales de
justicia social es justamente apreciada, y la historiografía lo reconoce como la figura capital del
liberalismo mexicano en el siglo XIX.
Biografía
Hijo de Marcelino Juárez y Brígida García, matrimonio indígena de humilde condición, Benito Juárez
quedó huérfano siendo niño y cursó sus primeros estudios en su pueblo natal. Tenía veinte años
cuando ingresó en el Instituto de Ciencias de Oaxaca, donde se licenció en derecho. Su
preocupación por la realidad social y en particular por la situación de los campesinos lo llevó a
adherirse a los ideales liberales que venían difundiéndose por América desde la Revolución
Francesa y a participar activamente en la política.
En 1831 Benito Juárez fue elegido regidor del ayuntamiento de Oaxaca y, un año después, diputado
al Congreso del Estado. Era éste el primer paso de una actividad que le llevaría a ser el máximo
mandatario de la nación, aunque para ello debió ascender lentamente en el escalafón político,
sortear dificultades sin cuento, padecer el exilio, sufrir la cárcel, encabezar una guerra civil y atraerse
la ira de numerosos enemigos. La energía con que defendió los intereses que representaba le valió
en 1846 ser diputado por Oaxaca ante el Congreso de la Unión. Un año más tarde fue designado
gobernador de su estado natal, cargo en el que permaneció hasta 1852.
Su oposición al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió vastas zonas de su territorio
en favor de Estados Unidos, encontró cauce en las filas liberales y en la defensa de un proyecto
federalista. Sin embargo, los conservadores lograron una vez más hacerse con el poder en 1853,
acaudillados por el general Antonio López de Santa Anna, y Juárez se vio obligado a exiliarse en
Cuba.
Benito Juárez
Al cabo de dos años regresó y se adhirió al plan de Ayutla, entre cuyos firmantes figuraban los
generales Villarreal, Comonfort y Álvarez. Al triunfar el pronunciamiento fue designado consejero de
Estado y, bajo la presidencia de Ignacio Comonfort (1855-1857), ministro de Justicia. Como tal
promulgó una serie de leyes que restablecían las libertades de enseñanza, imprenta y trabajo y
anulaban las prerrogativas del clero y el ejército.
La guerra de Reforma
Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de corte liberal, motivaron la
reacción de los conservadores, quienes se pronunciaron al año siguiente en el plan de Tacubaya.
Comonfort pactó con ellos, dio un golpe de Estado y encarceló a Juárez, lo cual fue el detonante del
conflicto civil llamado la guerra de Reforma (1858-1860).
Como presidente de la Corte Suprema de Justicia, Juárez, que había conseguido huir, se convirtió
en el presidente legítimo, de acuerdo con la Constitución. Presionado por sus enemigos, hubo de
refugiarse en Panamá, pero regresó en mayo de 1858 para establecer su gobierno en Veracruz.
Desde allí expidió las leyes de Reforma y proclamó una Constitución más radical que la anterior. En
1859 su gobierno fue reconocido por los Estados Unidos, y, con su ayuda, los liberales derrotaron
finalmente a los conservadores en 1860.
LEONARDO MÁRQUEZ, EL HOMBRE QUE NACIÓ PARA LA GUERRA
LA VIDA DEL TIGRE DE TACUBAYA
Emmanuel Rodríguez Baca
El general Leonardo Márquez fue uno de los personajes más polémicos y repudiados de la segunda
mitad del siglo XIX mexicano. Por haber colaborado con el gobierno conservador, la intervención
francesa y el imperio de Maximiliano, se le ha impuesto el epíteto de traidor. Sus contemporáneos lo
describieron como cruel, sanguinario y vengativo, aunque, por contradictorio que parezca, también
reconocieron en él a un militar sagaz, valiente hasta la temeridad, de prestigio inmenso, irrefutable
talento y vasta instrucción; en fin, un hombre de guerra por vocación.
Bautizado como Leonardo Teófilo Guadalupe Ignacio del Corazón de Jesús, nuestro protagonista
nació en Ciudad de México el 8 de enero de 1820, es decir, en las postrimerías del Virreinato, en una
época convulsa como sería la de los primeros años de la vida independiente. Fue hijo de María de la
Luz Araujo y de Cayetano Márquez, quien era teniente del ejército realista. Que su padre fuese
militar es significativo, ya que las comisiones del servicio lo llevaron a arrastrar a la familia a una vida
itinerante y a avecindarse en distintas poblaciones, entre ellas San Cristóbal de las Casas (Chiapas)
y Lampazos (Nuevo León). Así, desde temprana edad, Leonardo se familiarizó con las fragosidades
de la vida castrense.
Fue en la villa neolonesa donde a la edad de diez años se incorporó como cadete en la compañía
presidiaria en la que servía su padre. A partir de entonces la carrera de las armas sería el eje de su
vida. En 1836, después de servir en lo que hoy son los estados de Chiapas y Querétaro, solicitó y
obtuvo permiso de las autoridades para asistir a la campaña de Texas –que había manifestado su
intento separatista–, por lo cual fue enviado a Matamoros (Tamaulipas). Tenía dieciséis años y no
participó en ningún combate en esa ocasión, mas después habría de mantenerse activo en
Tamaulipas, Zacatecas, Aguascalientes y San Luis Potosí, combatiendo a los desafectos al
gobierno.
En agosto de 1841, año en que se incorporó al ejército regular, se le ordenó ir a Ciudad de México
para defenderla de las fuerzas opositoras a Anastasio Bustamante, pero este renunció a la
presidencia un mes después. Luego sirvió en el cantón de Jalapa, en la campaña de Tixtla, Chilapa y
Veracruz, puerto en el que permaneció hasta septiembre de 1846, cuando regresó a la capital del
país, en donde, ya como capitán, se le dio el mando de una compañía de tiradores con la que se
trasladó a San Luis Potosí.
La marcha referida se dio en un periodo convulso para la República debido al estado de guerra con
Estados Unidos, al que Leonardo no permaneció indiferente. En febrero de 1847 acudió a las
acciones de La Angostura y Agua Nueva, Coahuila, y dos meses después a la de Cerro Gordo,
Veracruz. Destacada fue también su participación en los combates del valle de México, descollando
la carga que realizó sobre el enemigo en la calzada de Anzures, la que años más tarde le valió su
ascenso a coronel.
Una vez que se firmó la paz entre ambas naciones, concurrió a la campaña de Xichú, en la Sierra
Gorda de Querétaro, en donde derrotó a la rebelión que ahí había estallado contra la administración
de José Joaquín de Herrera. En febrero de 1849, en la misma zona, Leonardo, que hasta entonces
había servido a los gobiernos asentados en Ciudad de México, se pronunció por el regreso a la
República de Antonio López de Santa Anna, por lo que se le “sentenció a muerte”; no obstante, se le
concedió una amnistía, previo a darlo de baja del ejército. Así, entre 1849 y 1851 estuvo separado
del servicio.
Félix María Zuloaga
(1813/03/31 - 1898/02/13)
Militar
Regresó a Chihuahua y en 1834 se alistó en la Milicia Cívica. Participó
en las batallas contra los apaches y comanches. Regresó a la capital de la
República (1838) e ingresó al ejército con el grado de subteniente de ingenieros.
Plan de Tacubaya
En compañía de otros militares se pronunció el 17 de diciembre de 1857 contra
la Constitución proclamada apenas el 5 de febrero de ese año. Dos días después el
presidente Ignacio Comonfort publicó un manifiesto, adhiriéndose a los rebeldes de Tacubaya. Se
consuma así el famoso golpe de estado contra la Constitución.
Presidente de México
Ocupó la presidencia el 23 de enero de 1858, aunque durante diez días, Comonfort defendió la
Presidencia, tiempo en que pone en libertad a Benito Juárez y a otros liberales. Juárez
abandonó la ciudad de México para establecer la Presidencia en Guanajuato y luego
en Guadalajara.
Nació en el seno de una familia indígena, con unos recursos económicos muy precarios.
Juan Cano y José Urrea, instruyeron a Tomás en algunas técnicas militares, como la monta y la
ingeniería militar. Estos conocimientos facilitaron que al ingresar en el ejército Tomás no tardara en
ser ascendido a alférez.
Posteriormente, Mejía tuvo diversos enfrentamientos con las tribus apaches del Norte del país,
los cuales le valieron para ser ascendido a capitán.
Fue poco a poco ascendiendo en el escalafón militar hasta que, en el año 1854, consigue la
graduación de comandante militar.
En la década de los 50 del siglo XIX, participa en los planes de Sierra Gorda, junto al coronel José
Antonio López Vázquez, que iban en contra del general Juan Álvarez.
En el año 1857, Mejía participa en la Guerra de la Reforma, junto a los generales Leonardo Márquez
y Miguel Miramón.
En el año 1860, se le ordena a Mejía que reclute una serie de hombres para derrotar al general
Jesús González Ortega, al cual se enfrentan en la Batalla de Silao, siendo derrotado Mejía en la
misma.
A partir de este momento, Mejía sufre varias derrotas y se refugia en Sierra Gorda.
En el año 1861, y con Benito Juárez como presidente, Miramón es exiliado a Europa. En estos
comienzos de la década, Mejía entra muy poco en combate, participando tan sólo en la Batalla de
Querétaro y poco después en la de Huichapan.
Debido a una crisis económica del país, las tropas francesas, dirigidas por Napoleón III, invaden
México, y Mejía decide quedar a la espera de los acontecimientos, pero debido a una sentencia de
muerte promulgada contra él, decide enrolarse en las tropas francesas al mando de Frederic Forey.
En el año 1865, Mejía vuelve a participar en varias batallas, rechazando los ataques del General
Negrete y de Mariano Escobedo. En 1866, luchó en la Batalla de Matamoros y en la de Santa
Gertrudis. En el año 1867, el general Escobedo consigue la retirada de Mejías hasta la ciudad de
Querétaro.
En Querétaro, son nuevamente derrotados, siendo capturado junto a Miramón, el cual había vuelto
de su exilio.
Miguel Miramón
(México, 1831 - Querétaro, 1867) Militar y político mexicano. Durante la
guerra de la Reforma luchó con el bando conservador. En 1859 fue
nombrado presidente de la República por los conservadores, mientras
que los liberales sostenían el gobierno de Juárez. Tras la toma de la
Ciudad de México por los liberales (1860), huyó a La Habana. En 1863
regresó a México como gran mariscal del nuevo imperio de
Maximiliano. Derrotado por Juárez en Querétaro, fue hecho prisionero
y ejecutado junto al emperador.
Miguel Miramón
Miguel Miramón ingresó en el Colegio Militar en 1846; en 1852
ascendió a subteniente, y en 1853 a capitán. Miembro del Partido
Conservador, fue encarcelado en 1857 por conspirar contra Ignacio Comonfort. El 18 de junio de
1858 asumió el mando del Ejército del Norte y ascendió a general de división.
El 12 de enero de 1859, tras el pronunciamiento del general Echegaray que depuso a Félix Zuloaga,
una junta de 47 vocales lo eligió presidente sustituto. Regresando de Jalisco, asumió la presidencia
el 2 de febrero de 1859. Se trataba de un gobierno conservador paralelo al legítimo, encabezado por
el liberal Benito Juárez. Pronto se hizo evidente su falta de apoyos en el exterior: el 1 de abril
desembarcó en México el diplomático estadounidense Robert McLane, que reconoció la legitimidad
del gobierno de Juárez. Pero Miramón no cejó en su empeño y, en marzo de 1860, intentó sitiar
Veracruz, acción que fracasó por la intervención de naves estadounidenses.
El 26 de septiembre los constitucionalistas atacaron Guadalajara, y el 22 de diciembre vencieron en
Calpulalpan a las tropas de Miramón, que huyó a La Habana. Regresó a México en 1863 y se puso
al servicio del emperador Maximiliano I. En 1866, junto con Márquez y otros ministros, trató de
impedir la abdicación del emperador. Tras ser vencido por Juárez, fue condenado a muerte y
ejecutado junto a Maximiliano I y el general Tomás Mejía en el Cerro de las Campanas de Querétaro.
José María Gutiérrez de Estrada
Nacimiento
17 de octubre de 1800
Campeche, Campeche
Defunción
1867
Actividad y lengua
Autor(a) en español
OBRA PUBLICADA
BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA
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Nació en Jocotepec, poblado del Reino de la Nueva Galicia, el 19 de octubre de 1762. Fueron sus
padres los señores Miguel Hidalgo y María Antonieta Badillo.
Muy pequeño fue llevado por sus padres a Sayula, donde inició su instrucción elemental en
calidad de estudiante escolapio, del notario público Antonio Bustamante.
Una vez radicado en Guadalajara ingresó al Seminario Conciliar, donde llevó un curso de
Retórica, tres de Filosofía y cuatro de Teología. El 3 de mayo de 1781 solicitó las órdenes menores –
ostiario, lectorado, acolitado y exorcistado–; el 2 de diciembre de 1783 fue aceptado para recibir el
subdiaconado, y el 6 de mayo de 1786 el obispo de Guadalajara fray Antonio Alcalde le confirió la
ordenación sacerdotal.
Enseguida el Fraile de la Calavera lo nombró su familiar, y examinador sinodal del Obispado de
Guadalajara.
El 18 de noviembre de 1793 se presentó en la Real Universidad de Guadalajara, y probó tener
ganados dos cursos de Filosofía y uno de Retórica, por lo cual obtuvo el
grado de bachiller en Artes, y el 22 de noviembre recibió el grado de bachiller en Teología.
El 18 de noviembre del último año citado, el bachiller Miguel Zendejas y el doctor José Ángel de
la Sierra testificaron que es español, limpio de mala raza; que ni él ni sus ascendientes han sido
penitenciados por el Santo Oficio; ni es traidor a la Corona; ni ejercitándose en oficios bajos, ni
mecánicos y que tiene libros propios de Teología. Su tercer testigo fue el bachiller Rafael Escoto.
El 1° de diciembre presentó acto de repetición; el 12 de diciembre sustentó el acto quodlibetos;
el 17, previa asignación de puntos temáticos, presentó examen de noche triste, y fue
aprobado nemine discrepante; al día siguiente recibió el grado de licenciado en Teología; y el 6 de
enero de 1794 se le confirió el grado de doctor.
En el Seminario Conciliar impartió el Curso de Artes, y fueron sus discípulos Francisco Severo
Maldonado, José Francisco Arroyo y Toribio González, entre otros.
Fue cura de las Parroquias de Villanueva, Zacatecas, de Tepatitlán y de Aguascalientes, a donde
llegó en 1803; ahí colaboró en el establecimiento de un convento destinado a la enseñanza, y fue
también visitador del Colegio de San Luis Gonzaga, en Zacatecas.
El 14 de noviembre de 1807 fue designado canónigo de gracia de la Catedral de Guadalajara, y
tomó posesión de la canonjía magistral que había ganado por oposición.
El 29 de agosto de 1811 pronunció el “Sermón eucarístico que en la solemne función celebrada
en la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara, por el singular beneficio del cielo, en haberse
descubierto e impedido la conspiración tramada en México contra el primero y más digno jefe del
Reino y contra todos los buenos ciudadanos. Dixo por encargo del M. I. Señor brigadier don José de
la Cruz, intendente de esta provincia y presidente de la Real Audiencia”, y por orden del intendente
José de la Cruz, en 1816 fue publicado este sermón.
El 10 de noviembre de 1813 tomó posesión de la rectoría de la Real Universidad de
Guadalajara, ejerció el cargo hasta el 10 de noviembre de 1815. Y de 1834 a 1835 fungió como
vicecancelario.
Actuó como gobernador asociado de la Mitra tapatía en 1822 y el 13 de diciembre de ese año
predicó el “Sermón que en la solemne función que celebró el Ilustre Ayuntamiento de Guadalajara,
por la proclamación y jura de su Augusto Emperador Agustín Primero”, publicado en la imprenta de
Mariano Rodríguez.
El 20 de mayo de 1813 ascendió en el Cabildo Eclesiástico a la dignidad de chantre, y el 16 de
abril de 1837 fue promovido a deán de la Catedral.
Falleció en Guadalajara el 31 de diciembre de 1840.
Juan Nepomuceno Almonte
(1803/05/15 - 1869/03/21)
Encarcelado en el cuartel de Tehuacán al negarse a ser desterrado por la firma de las Bases
de Tacubaya, donde determinó el alumbrado público y un gabinete de lectura.
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de mayo.- México marcó para siempre la vida y la trayectoria militar del
general francés Charles Ferdinand Latrille, conocido como Conde de Lorencez (1814-1892), el gran
perdedor de la Batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, porque en este país conoció el amargo
sabor de la derrota.
Nacido en París de una familia aristócrata –hijo de Guillaume Latrille de Lorencez–, egresado de la
legendaria Escuela Militar Especial de Saint-Cyr (1830-1832), héroe de la Guerra de Crimea y de la
Batalla de Solferino, el Conde de Lorencez arribó lleno de expectativas al puerto de Veracruz, el 5 de
marzo de 1862. Ahí recibió el mando superior y fue ascendido a general.
La Batalla de Puebla, en la que al frente de 6 mil efectivos fue rechazado por las tropas
numéricamente inferiores del general mexicano Ignacio Zaragoza, se convirtió en una afrenta contra
Napoleón III y el Ejército francés hasta entonces invicto.
En el marco del 150 aniversario de este suceso, los historiadores Konrad Ratz, Jean Meyer y Patricia
Galeana echan luz sobre este personaje “olvidado”, sus errores estratégicos al atacar los fuertes
poblanos de Loreto y Guadalupe y su destino final en Francia.
“Latrille fue un oficial de carrera, quien debió sus ascensos a su familia aristocrática y a su estancia
en la famosa escuela militar de Saint-Cyr, de donde egresa con el grado de teniente”, comenta
Konrad Ratz, especialista en la Intervención Francesa en México.
El investigador relata desde Viena que Latrille sirvió primero en Argelia, obtuvo el grado de coronel
en 1852, y luego el de general de brigada en 1855, durante la Guerra de Crimea, en el momento de
la toma del fuerte ruso de Malakoff.
No era ningún improvisado, agrega Patricia Galeana, para aclarar que “en un acto auto-denigratorio,
se ha dicho que no vino lo más granado del Ejército francés. Pero si pensamos que el emperador
Napoleón III consideró que el establecimiento en México de un gobierno subsidiario del suyo iba a
ser la página más gloriosa de su reinado, a una empresa de tal importancia no iba a mandar, por lo
tanto, a militares novatos”.
Detalla que Latrille venía de dos encuentros bélicos fundamentales de donde los franceses salieron
victoriosos: la Guerra de Crimea, realizada entre 1853 y 1856 contra el Imperio Ruso, en la que
participaron del bando galo los ejércitos del Reino Unido, el Imperio Otomano y los reinos de
Piamonte y Cerdeña; y la Batalla de Solferino (1859), en la que Francia y Cerdeña vencieron a los
100 mil soldados del Ejército austriaco.
Por lo anterior, prosigue Galeana, no debe sorprender la soberbia del mensaje dirigido por Latrille al
Mariscal de Francia Lannes: “Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina,
raza, moral y refinamiento de sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial,
Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros 6.000 valientes soldados, ya soy
dueño de México”, apunta un parte militar.
“En general, los franceses sentían un gran desprecio por los mexicanos, porque los veían como un
pueblo atrasado que no lograba su estabilidad política. Imagínese, era el Ejército vencedor del
momento”, añade Galeana.
Biografía del General de División C. Ignacio Zaragoza
Biografía del General de División C. Ignacio Zaragoza. Va acompañada de los decretos que se
espidieron a consecuencia de su muerte, de los discursos de los CC. Iglesias y Zarco y poesía
del C. Guillermo Prieto. México, Imprenta de Vicente García Torres, 1862, 50 pp.
Biblioteca de México, Fondo Felipe Teixidor, clasificación 972.07092 327 ó 662. Falta la hoja final de
la introducción y las dos primeras de la Biografía.
La sorpresiva muerte del general Zaragoza, apenas cuatro meses después de su brillante gesta el 5
de mayo, dio origen a esta edición conmemorativa, que reúne los documentos principales en torno a
su desaparición. La biografía está fechada el 30 de septiembre de 1862.
El militar liberal Ignacio Zaragoza nació en Bahía del Espíritu Santo, Texas (entonces provincia
mexicana), el 24 de marzo de 1829 (se dice también 1828). Fue ministro de Guerra en 1861. El 5 de
mayo era general en jefe del ejército de Oriente. Después de derrotar a las fuerzas francesas en esa
batalla, Ignacio Zaragoza visitó brevemente la ciudad de México, donde fue aclamado por el público
y el gobierno de Benito Juárez. El 22 de mayo fue a visitar a las fuerzas que estaban en las Cumbres
de Aculzingo, y ahí enfermó de fiebre tifoidea. Murió el 8 de septiembre en Puebla, a los 33 años de
edad, y fue enterrado el día 13, con gran solemnidad, en el Panteón de San Fernando de la ciudad
de México. El presidente Benito Juárez lo declaró Benemérito de la Patria en grado heróico, y dio a
la ciudad de Puebla el nombre de “Puebla de Zaragoza”. En 1976 sus restos fueron trasladados a un
monumento erigido en su memoria en la ciudad de Puebla.
Manuel Z. Gómez (1813-1871), originario de Nuevo León, militar, abogado y escritor, fue secretario
particular de Ignacio Zaragoza en el ejército de Oriente y posteriormente, en dos ocasiones,
gobernador de Nuevo León.
Porfirio Díaz
(José de la Cruz Porfirio Díaz Mori; Oaxaca, 1830 - París, 1915) Del
nombre de este militar y estadista mexicano procede la designación de
todo un periodo de la historia moderna de México: el Porfiriato (1876-
1911). Y el mismo sufijo ya sugiere lo que fue: una férrea dictadura
personalista y paternalista que reprimió toda oposición y anuló la libertad
de prensa.
Porfirio Díaz
Como los monarcas del antiguo despotismo ilustrado, Porfirio Díaz
pensaba estar sirviendo a su país al dotarlo, después de medio siglo de
guerras y convulsiones, de la paz y de la estabilidad imprescindibles para el progreso económico,
social y cultural. Ciertamente logró, aunque a sangre y fuego, la pacificación del país y su despegue
en muchas áreas. Pero, hacia el final de su mandato, su política había abierto una enorme brecha
entre ricos y pobres; y, en 1910, su decisión de mantenerse en el poder prendió la mecha de la
Revolución mexicana.
Biografía
Huérfano de padre desde los tres años, Porfirio Díaz ingresó en el Seminario de Oaxaca para seguir
la carrera eclesiástica, pero pronto cambió de opinión. Cursó luego estudios de leyes en el Instituto
de Ciencias y Artes, donde fue discípulo del futuro presidente liberal Benito Juárez, quien impartía
derecho civil; en adelante sería seguidor suyo en lo político. El Instituto fue clausurado por orden del
presidente Santa Anna en 1854. Ese mismo año intervino en la Revolución de Ayutla y apoyó al
general Juan Álvarez para derrocar a Antonio López de Santa Anna.
Poco después, Porfirio Díaz ingresó en el ejército, y su carrera militar fue meteórica. En la guerra de
Reforma (1858-1861), conflicto civil en el que se enfrentaron conservadores y liberales, apoyó la
causa liberal. La guerra concluyó con la victoria de los liberales y llevó a la presidencia a Benito
Juárez (1861); finalizada la contienda, Porfirio Díaz fue ascendido a general y elegido diputado.
Apenas un año más tarde tomó de nuevo las armas contra la invasión francesa (1862-1863) y la
coronación de Maximiliano I (1864-1867) como emperador de México. Fue jefe de brigada en
Acultzingo en abril de 1862 y ese mismo año participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado
de Ignacio Zaragoza. En 1867 protagonizó una brillante acción militar en Puebla: tras sitiar la ciudad,
realizó un asalto sangriento y rápido contra las tropas del emperador Maximiliano, que se refugiaron
en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la capital de la República y la
tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar, pues adelantó la caída del
Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.
Maximiliano I
(Viena, 1832 - Querétaro, México, 1867) Emperador de México (1864-
1867). Maximiliano era un archiduque de la Casa de Habsburgo, hermano
del emperador Francisco José I de Austria y yerno del rey belga Leopoldo
I. En 1857 fue nombrado gobernador de las provincias italianas de
Lombardía y el Véneto, pertenecientes al Imperio Austriaco; y, como tal,
sufrió el ataque del Piamonte que, con el apoyo militar del Segundo
Imperio francés, le arrebató la Lombardía y puso en marcha la unificación
de Italia en 1859.