Revista Historia Caribe No 44
Revista Historia Caribe No 44
Revista Historia Caribe No 44
Editor: Dr. Luis Alarcón Meneses Director: Dr. Jorge Conde Calderon
Editores invitados: Julio Antonio Yanes Mesa, Concha Langa Nuño.
Fundadores: Nacianceno Acosta, José Ramón Llanos, Cesar Mendoza Ramos, Jorge Conde Calderón,
Luis Alarcón Meneses (1995).
Comité Editorial: Dr. Roberto González Arana (Universidad del Norte, Colombia), Dr. Rafael Acevedo
Puello (Universidad de Cartagena, Colombia), Dra. Teresa Artieda (Universidad Nacional del Nordeste,
Argentina), Dr. Antonino Vidal Ortega (Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, República
Dominicana), Dra. Alba Patricia Cardona Zuluaga (Universidad EAFIT, Colombia), Dr. Frank Simón
(Universidad de Gante, Bélgica), Dra. Gabriela Ossenbach (Universidad de Educación a Distancia, España).
Comité Científico Internacional: Dr. Stanley Engerman (University of Rochester), Dr. Miguel Ángel
Puig-Samper Mulero (Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas – CSIC,
España), Dra. Rosa María Rodríguez Izquierdo (Universidad Pablo de Olavide, España), Dra. Eugenia
Roldán Vera (Centro de Investigaciones y Estudios Avanzado, México), Dr. Agustín Escolano Benito
(Universidad de Valladolid, España), Stefan Rinke (Instituto de Estudios Latinoamericanos e Instituto
Friedrich Meinecke de la Freie Universität Berlín, Alemania), Dr. Marc Depaepe (Centre forthe History of
Intercultural Relations, Bélgica), Dr. Leoncio López-Ocón (Consejo Superior de Investigaciones Cientí-
ficas, España), Dra. Lucia Martínez Moctezuma (Universidad del Estado de Morelos, México).
Coordinación editorial: Eva Sandrin García Charris (Universidad del Atlántico, Colombia).
Dr. Luis Manuel Pérez Zambrano (Universitat de Lleida, España).
Equipo de traductores: inglés: Martha García Chamorro (Universidad del Atlántico, Colombia).
Portugués: Bryan Arrieta Núñez (Universidad del Atlántico, Colombia). Francés: Mónica Tatiana
Rolong Gamboa (Universidad del Atlántico, Colombia).
Por encargo del gobierno británico, el artista italiano Agostino Brunias creó una serie de pinturas que captan las
complejas jerarquías sociales y raciales de la vida en las plantaciones de la recién adquirida isla británica de Dominica.
Aquí, en los terrenos de una plantación de azúcar, dos hermanas mestizas que visten ropa de estilo europeo aparecen
en el centro junto a su madre (a la izquierda), dos niños y ocho sirvientes africanos. Brunias señaló el estatus de élite
de las mujeres basándose en sutilezas del color de la piel y la vestimenta, así como en el espacio, y las colocó en primer
plano en una posición que generalmente ocupan los colonos blancos en las tradicionales "piezas de conversación"
británicas (retratos de grupo informales). Si bien esta escena idílica aparentemente respalda la hibridez cultural y racial
de la región, también proyecta una fantasía colonial que borra el trabajo esclavizado.
Rector:
Danilo Hernández Rodríguez
Vicerrectora Administrativa y Financiera:
Mariluz Stevenson del Vecchio
Vicerrector de Investigaciones, Extensión y Proyección Social:
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Vicerrector de Docencia:
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Vicerrector de Bienestar Universitario:
Álvaro González Aguilar
Decano Facultad de Ciencias Humanas:
Dalín Miranda Salcedo
Coordinador de la Maestría en Historia:
Jaime Álvarez Llanos
Coordinador del Programa de Historia:
Lea Álvarez Hernández
La revista Historia Caribe también esta indexada en las siguientes bases de datos:
Directory of Open Access Journals (DOAJ). http://doaj.org/
Ulrisch’s Periodicals Directory. CSA-ProQuest. (EEUU).
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Universidades Españolas (CRUE). http://www.rebium.org/
Dialnet. Es uno de los mayores portales bibliográficos de acceso libre coordinado por la Universidad de La Rioja (España).
http://dialnet.unirioja.es/
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Portugal. http://www.latindex.unam.mx/
Clase. Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.
http://132.248.9.1:8991
LatAm-Studies. Estudios Latinoamericanos. La fuente de información autorizada más completa sobre Latinoamérica y el
Caribe. http://www.latam-studies.com/HistoriaCaribe.html/
Informe Académico. Cengage Learning, National Geographic Learning.
Cibera. Biblioteca Virtual Iberoamérica, España y Portugal del Ibero-Amerikanisches Institut Preußischer Kulturbesitz.
(Alemania).
Contenido
Editorial 13
Artículos
Reseñas 207
Índice General de Historia Caribe 219
Normas para autores 225
HISTORIA CARIBE 45 - Vol. XIX No. 45 - Julio-diciembre de 2024
Content
Editorial 13
Articles
Sissy Indira Gómez Calderín. The tortous route towards social mobility:
the “free of color” family in colonial Santiago de Cuba (1803 – 1868) 77
Reviews 207
General Index Caribbean History 219
Submission Guidelines 225
HISTORIA CARIBE 45 - Vol. XIX No. 45 - Julio-diciembre de 2024
Conteúdo
Editorial 13
Artigos
Resenhas 207
Índice Geral História Caribe 219
Regras e instruções para autores 225
HISTORIA CARIBE 45 - Vol. XIX No. 45 - Julio-diciembre de 2024
Commentaires 207
Indice Histoire générale des Caraïbes 219
Regles et instructions pour les auteur 225
13-15
EDITORIAL
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4093
Este es un nuevo reto que afrontamos hoy las revistas de historia nos
exigen mayor gestión editorial, así como más y mejores recursos tecno-
lógicos profesionales para poder seguir cumpliendo con rigor nuestra
labor de divulgación del saber histórico, como el que se publica en el
presente número, en el que reúne seis artículos de diversidad historio-
gráfica, geográfica y temporal los cuales describimos a continuación.
15
Esclavitud y filicidio
en la villa del Socorro
(Nuevo Reino de Granada)
a finales del siglo XVIII* 1
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3126
* Este artículo forma parte del proyecto: “Esclavitud y filicidio en la villa del Socorro (Nuevo Reino 19
de Granada) a finales del siglo XVIII” financiación propia.
Esta publicación está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0
Palabras clave: Dominación, resistencia, esclavitud, Villa del Socorro, siglo XVIII.
20
Résumé
Cet ouvrage présente une approche du problème de la domination et de la résistance
dans le contexte de l’esclavage à partir de l’examen d’un cas de filicide dúne esclave chez
ses deux filles, présenté dans la ville de Socorro à la fin du XVIIIe siècle. À la lumière
Historia Caribe - Volumen XIX No. 45. Julio-diciembre de 2024 - pp 19-44
Esclavitud y filicidio en la villa del Socorro
des positions théoriques de James Scott, la lecture du dossier judiciaire indique la con-
frontation entre les stregégies de domination des maîtres et les jeux de résistance des
esclaves comme duex expressions normales dans les rapports sociaux d’esclavage.
Introducción
5 Las Reales Audiencias eran los tribunales superiores en América Hispánica que actuaban en grado de
apelación de los casos penales y la mayoría de los civiles de las jurisdicciones inferiores –alcaldes ordinarios,
asesores de las intendencias, corregidores y gobernadores. A su vez, eran cortes que proveían de consejo al
poder ejecutivo del distrito, implementaban la legislación y poseían autoridad durante la ausencia del poder
ejecutivo. Las audiencias estaban integradas por oidores, que eran los jueces civiles y penales, y al mismo
tiempo, se desempeñaban individualmente como jueces de provincia, de bienes de difuntos, comisionados
de los virreyes en casos especiales, entre otras funciones. Ver Viviana Kluger, “¿Todo tiempo pasado fue
mejor? La condición jurídica del esclavo a través de la mirada de los fiscales de la Audiencia de Buenos Aires
(1785-1812)”, Revista Jurídica Universidad Interamericana de Puerto Rico (septiembre-diciembre 2003): 7-8.
http://www.vivianakluger.com.ar/articulos/Todo%20tiempo%20pasado%20fue%20mejor.pdf.
6 Véase Amado Antonio Guerrero Rincón y Armando Martínez Garnica, La provincia de Los Comuneros.
Orígenes de sus poblamientos urbanos (Bucaramanga: Ediciones UIS, 1997), 32-33 y 82-85; Maurice
Philip Brungardt, “Thithe production and patterns of economic change in Central Colombia, 1764-1833”
(tesis de doctorado, Universidad de Texas, 1974), 165-172; Richard J. Stoller, “Liberalism and conflict in 23
Socorro, Colombia, 1830-1870” (tesis de doctorado, Universidad de Duke, 1991), 31-34; Mario Aguilera
Peña, Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
1985), 18; Robinson Salazar Carreño, Tierra y mercados. Campesinos, estancieros y hacendados en la
jurisdicción de la villa de San Gil, siglo XVIII (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2011), 16, 19-20, 71 y 130.
La villa del Socorro era uno de los lugares más populosos del virreinato,
pues según el censo de 1779, tenía 35.137 habitantes de diversas calidades.
Los blancos constituyeron el 50.4% (17.718 habitantes), los libres el 42.5%
(14.944), los esclavos el 5.2% (1.848) y los indios el 1.7% (607). Completó
el padrón 20 eclesiásticos (Tovar, 1994, pp. 375-376). Por lo tanto, era una
sociedad predominantemente blanca y mestiza (libres), que en conjunto
constituían más de nueve décimas partes de la población, mientras los
esclavos eran algo más de una veinteava parte. Estos últimos estaban
dispersos entre campesinos de diversos niveles de riqueza y hacendados,
trabajando en labores rurales y domésticas al lado de las familias de sus
dueños, indígenas y de trabajadores libres (peones y concertados). Los
grandes propietarios de tierras eran quienes poseían más de una decena
de cautivos hasta 31 esclavos; sin embargo, la tendencia general muestra
una concentración de uno a cuatro cautivos por amo7.
24 7 Robinson Salazar, Tierra y mercados, 162; Robinson Salazar Carreño, “Familias de esclavos en la
Villa de San Gil (Nuevo Reino de Granada): parentesco, supervivencia e integración social” (tesis de
doctorado, El Colegio de México, 2017), 80-81 y 115.
8 Robinson Salazar, “Familias de esclavos en la Villa de San Gil”, 83-84, 122-123 y 258-261.
9 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia. Discursos ocultos (México: Ediciones Era,
2000), 72-75.
10 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 326v-237r.
11 Marcela Echeverri, “Conflicto y hegemonía en el suroccidente de la Nueva Granada”: 362. 25
12 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 326v.
13 Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda Giraldo, Miscegenación y cultura en la Colombia
colonial, 164.
“[…] que en seis o siete años que les ha servido, no le han dado más naguas
que es las que tiene puestas actual y que para vestirse tenía que trabajar los
días de fiesta, pues que hubo año que sólo le dieron una camisa, y para
lavarla tenía que quedarse desnuda, y que siempre fue muy poco lo que le
dieron para que se vistiera, pues para salir a misa o a confesarse cada año
tenía la confesante que buscar quien le prestara con qué poder salir […]”15.
Por otra parte, los azotes propinados a los esclavos era una forma de
contener su espíritu insumiso. El poder del látigo buscaba generar miedo
no sólo entre quienes recibían los golpes, sino en aquellos que los presen-
ciaban. Un episodio de ese estilo representaba, por un lado, las manifes-
taciones de autoridad de un amo que, personalmente o por medio de
un capataz, mostraba su poder de dominación física. Por el otro, era un
acto intimidatorio con escenas de dolor que debían impactar al grupo de
cautivos que observaban, y más si los lazos afectivos eran tan estrechos
con el castigado16. En más de una ocasión, Juana María fue castigada con
cuatro o cinco azotes por su amo, quien la colgaba. Las niñas recibían
pellizcos, punta pies y “palos” por parte de doña Victoria, hechos obser-
vados con impotencia por una madre que nada podía hacer17.
El 11 de marzo del mismo año, el alcalde don Salvador Plata, rico comer-
ciante y hacendado, se había referido al delito como “las muertes alevosas
que ejercitó en sus hijas”26; mientras que en enero de 1802 el promotor
fiscal, Francisco Tristancho, dijo que, “[…] más sin ejemplar nunca visto
que su propia madre sirviéndose de verdugo para quitar a las que a costa
de derramar su sangre había dado la vida natural. Por tanto a esta maldita
madre se le castigará su execrable delito con la pena ordinaria de muerte
para que sirva de escarmiento y satisfacción a la vindicta pública”27.
El pleito fue llevado de tal manera que se buscó liberar a los amos de
cualquier influencia en el delito cometido por su esclava, inculpándola
totalmente y condenándola a pena de muerte. Desde el reconocimiento
de los cadáveres se buscó salvaguardar a Gómez y a su esposa, dado
que la justicia local confió al referido y a dos de sus colaboradores el
examen de los cuerpos, “[…] habiéndoles desnudado no le hallaron
señal ni maltratamiento alguno pues la mulatica mayor solo estaba aún
todavía arrojando agua […]”28. Las pruebas recogidas, los testimonios
y la imposibilidad de la presentación de testigos por parte de la acusada
indican los mecanismos empleados por un grupo social que tenía como
objetivo eliminar cualquier posibilidad de culpa de los amos. La obliga-
ción de los jueces ordinarios del Socorro de ser imparciales e impartir
justicia como lo ordenaba la ley fue opacada por el compromiso con los
dueños. En este caso se ve que los favores y las amistades inclinaron la
balanza a favor de los señores, pues salió a flote la identificación como
grupo en una sociedad donde se discriminaban a los rangos sociales
inferiores, especialmente a los esclavos. Además, los alcaldes conocían
los inconvenientes que podían ocasionar la pérdida de un esclavo29.
29
27 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 356r-v.
28 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 321v-322r.
29 Viviana Kluger, “¿Todo tiempo pasado fue mejor?”: 11.
James Scott habla que los dominados se reúnen con sus semejantes en
espacios sociales que les permiten alejarse del control para refugiarse de
las humillaciones de la dominación. Son lugares donde pueden hablar con
mayor libertad, por lo tanto, deben ser apartados y oscuros para hacer
reuniones secretas, o que permitan camuflarse como el mercado, la taberna
y el carnaval32. Allí, pueden compartir las experiencias y frustraciones sin
que los alcance el control, lo que implica socialización y solidaridad entre
los subordinados. Son espacios sociales en donde los dominados articulan
la agresión y la hostilidad que no pueden expresar públicamente y crean
discursos de dignidad, justicia y negación a la dominación33.
30 María Eugenia Chaves, “Esclavizados, cimarrones y bandidos. Historias de resistencia en el valle del
Chota-Mira, en el contexto de la revolución de los marqueses quiteños: 1770-1820”, en Indios, negros
30
y mestizos en la independencia, editado por Heraclio Bonilla (Bogotá: Editorial Planeta, 2010), 135.
31 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia, 113 y 140.
32 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia, 144 y 151-152.
33 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia, 144 y 148-149.
34 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 327r.
35 El compadrazgo significaba establecer lazos de amistad, de solidaridad y ayuda entre compadres, así como
una acción tutelar de los padrinos: “Ese parentesco espiritual era más fuerte cuando se estaba en esclavitud,
pues a no ser apoyo afectivo y consejos para la vida ¿qué otra cosa podía ofrecerle un esclavo a su ahijado
también esclavo?”. Véase Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes, Esclavitud, familia y
parroquia en Cuba: Otra mirada desde la microhistoria (Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2006), 59.
36 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 327r-v y 339v.
37 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 341v.
38 Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda Giraldo, Miscegenación y cultura en la Colombia 31
colonial, 155, 158 y 162.
39 Gonzalo Aguirre Beltrán, La población negra de México. Estudio Etnohistórico (México: Fondo de
Cultura Económica, 1972), 186.
La confrontación entre los amos y su esclava llegó hasta tal punto que la
subordinada ganó cierto poder en el lugar donde se administraba y mane-
jaba los alimentos. Cuando el testigo Asencio Josef Mejía fue presentado
para rendir testimonio a favor de don Josef Javier, señaló la altivez y la
soberbia de la cautiva, y que en la casa todo lo de la despensa y la cocina
Una resistencia más directa que las anteriores es la que implica una
amenaza contenida en la relación de dominación, constituye un reto
y una declaración de guerra. El rechazo abierto más impactante para
dominados, dominadores y espectadores se produce con la declaración
pública del discurso oculto. Es el momento de la reivindicación personal
que trae consigo un sentimiento de satisfacción y orgullo de la primera
declaración frontal de insubordinación47. Todo indica que gradualmente
la esclava fue desenmascarando las estrategias para replicar a la domi-
nación, puesto que logró articular sus humillaciones con la agresividad
interior que se manifestó en un “aventón” que arrojó a su señora contra
una puerta, tal como lo testificó Antonio Gordillo48.
45 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 339r.
46 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 346r.
47 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia, 240-241 y 244-246.
48 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 343v.
49 Evelyne Lauren-Perrault, “Esclavizadas, cimarronaje y la ley en Venezuela, 1770-1809”, en Demando
mi libertad: mujeres negras y sus estrategias de resistencia en la Nueva Granada, Venezuela y Cuba, 33
1700-1800, editoras académicas Aurora Vergara Figueroa y Carmen Luz Cosme Puntiel (Cali:
Universidad Icesi, 2018), 98.
50 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 327r.
51 Irene Fattacciu, “Il corpo della madre schiava, i corpi dei figli. Forme di resistenza alla schiavitù nell’America del XIX secolo”,
Storia delle donne, No. 5 (2009): 177. http://www.fupress.net/index.php/sdd/article/view/8445/7923.
34 52 Renée Soulodre-La France, “‘Por el amor!’. Child Killing in Colonial Nueva Granada”: 5.
53 Jessica Spicker, “El cuerpo femenino en cautiverio”.
54 Martha Herrera Ángel, “En un rincón de ese imperio en que no se ocultaba el sol”: 40-41.
55 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 326r-v.
Por otra parte, cabe resaltar que la infanticida no ocultó los cadáveres de sus
víctimas enterrándolos, sino que los expuso a la vista de sus amos al dejarlos
encima de una cerca en el trayecto de la vivienda al pozo de agua59. La inten-
ción de la mulata fue hacer público el acto frontal de resistencia, causando
un fuerte impacto en la dominación que sobre ella ejercían sus dueños.
Juana María no ocultó los elementos que la delataban, siempre quiso hacer
manifiesto un delito que demostraba la agresividad compactada en su inte-
rior desde tiempo atrás y que explotó transgrediendo el sometimiento en
que se encontraba, llevando sus actos hasta el punto más extremo.
56 Renée Soulodre-La France, “‘Por el amor!’. Child Killing in Colonial Nueva Granada”: 5; Jessica
Spicker, “El cuerpo femenino en cautiverio”; Irene Fattacciu, “Il corpo della madre schiava, i corpi
dei figli”: 179; Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda Giraldo, Miscegenación y cultura en la
Colombia colonial, 158 y 162.
57 Renée Soulodre-La France, “‘Por el amor!’. Child Killing in Colonial Nueva Granada”: 2; Irene
Fattacciu, “Il corpo della madre schiava, i corpi dei figli”: 175; Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto 35
Pineda Giraldo, Miscegenación y cultura en la Colombia colonial, 158.
58 James Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia, 255.
59 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 320r.
Los esclavos conocían que más allá del poder y control de sus amos, había
una estructura judicial y un conjunto de oficiales en los ayuntamientos de
ciudades y villas que representaban e impartían justicia a nombre del rey,
como los alcaldes ordinarios, los protectores de pobres y los protectores de
esclavos. Así pues, acudían a las instancias que la Corona ofrecía como medio
para resolver las tensiones con sus amos y defender sus supuestos derechos
adquiridos desde hacía años, respetados por “costumbre”. Más aún, algunos
esclavos conocían el sistema jurídico hispánico y lo usaron a su favor62. El
hecho de no exponer el cuerpo al látigo de la dominación era una forma
de resistencia, por ende, en cierta medida Juana María debió conocer sobre
la protección jurídica ofrecida por los tribunales, y gracias a sus habilidades
logró algún grado de amparo63. Algunos cautivos cometieron delitos como
el homicidio (incluyendo el infanticidio) como mecanismo para escapar de
la sevicia, del aislamiento y buscar que la justicia real los escuchara sobre su
precaria situación y evitara hechos más graves64. Más aún, como se puede
observar por otros estudios, preferían ir a la cárcel o ser ajusticiados como
medida que detuviera sus padecimientos al lado de sus amos65.
60 María Eugenia Chaves, María Chiquinquirá Díaz: una esclava del siglo XVIII. Acerca de las identi-
dades de amo y esclavo en el puerto colonial de Guayaquil (Guayaquil: Archivo Histórico del Guayas,
1998), 53; María Eugenia Chaves, “Esclavizados, cimarrones y bandidos”: 133-134 y 146.
61 Georg Simmel, Sobre la individualidad y las formas sociales, 166-167.
62 Sobre las vías de difusión de saberes jurídicos a los sectores esclavos, consultar Carolina González,
“El abogado y procurador de pobres: la representación de esclavos y esclavas a fines de la Colonia
y principios de la República”, Sudhistoria: Revista digital en estudios desde el sur No. 5 (julio-di-
ciembre 2012): 81-98. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4095518
63 Carolina González, “El abogado y procurador de pobres”: pp. 86-97; Jessica Spicker, “El cuerpo
femenino en cautiverio”; Úrsula Camba Ludlow, Imaginarios ambiguos, realidades contradictorias:
conductas y representaciones de los negros y mulatos novohispanos. Siglos XVI y XVII (México: El
36 Colegio de México, 2008), 83, 87 y 81-92.
64 Marcela Echeverri, “Conflicto y hegemonía en el suroccidente de la Nueva Granada”: 364-365.
65 Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda Giraldo, Miscegenación y cultura en la Colombia
colonial, 160.
Del caso estudiado se desprende una estrategia más de resistencia por parte
de Juana María y, por el peso del factor en cuestión merece una reflexión
aparte. Se trató del debilitamiento del honor del amo al ser involucrado en el
doble filicidio, en el sentido de que Gómez sintió que su valoración pública y
reconocimiento social eran atacados por la cautiva68. Esto implicaba que debía
darse a la tarea de “purificar el honor mío y de mi esposa doña María Victoria
Plata”69. Se entiende por honor, aquel atributo especial que tenía un amplio
uso no restringido únicamente a los sectores privilegiados de la sociedad de
origen hispánico, aunque los esclavos carecían de esta particularidad por no
tener lugar político en la república, carecer de la capacidad de vergüenza y no
gozar de “bueno nombre”70. Para el siglo XVIII, en las confrontaciones del
66 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 376v-377r.
67 David L. Chandler, “Family bonds and the bondsman: The Slave Family in Colonial Colombia”, Latin American
Research Review, Vol. XVI No. 2 (1981): 119 y 121; María Eugenia Chaves, María Chiquinquirá Díaz:
una esclava del siglo XVIII, 74-75, 107 y 117.
68 Renée Soulodre-La France, “‘Por el amor!’. Child Killing in Colonial Nueva Granada”, 3; Laura Alejandra
Buenaventura Gómez, “Tentativas del “enemigo malo”. Relaciones ilícitas e infanticidios en la
Provincia de Antioquia (Nueva Granada) 1765-1803” (tesis de grado, Universidad Colegio Mayor
de Nuestra Señora del Rosario, 2015), 59-60 y 63; Virginia Gutiérrez de Pineda y Roberto Pineda 37
Giraldo, Miscegenación y cultura en la Colombia colonial, 164-165.
69 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 333r.
70 María Eugenia Chaves, María Chiquinquirá Díaz: una esclava del siglo XVIII, 108-110.
Así pues, Gómez Plata usó los mecanismos que le ofrecía el sistema judicial
al convocar a unos testigos y formularles unas preguntas que reivindicaban su
estima pública. Al respecto, la segunda pregunta decía: “Digan de nuestra vida
y costumbres si hemos procedido y procedemos como buenos cristianos,
guardando los preceptos divinos y humanos, sin dar escándalo, ni hacer mal a
nadie de palabra ni de obra”73. Se puede observar que el énfasis de don Javier
71 María Alba Pastor, Crisis y recomposición social. Nueva España en el tránsito del siglo XVI al XVII
(México: Fondo de Cultura Económica, 1999), 221; Verónica Undurraga Schüler, Los rostros del
38 honor. Normas culturales y estrategias de promoción social en Chile colonial, siglo XVIII (Santiago:
Dirección de Biblioteca, Archivos y Museos, 2012), 200-211.
72 Verónica Undurraga, Los rostros del honor, 211.
73 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 334r-v.
Consideraciones finales
79 AGN, Sección colonia, Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, ff. 334v-335r.
que eran personas guiadas por una conducta cristiana. Sus compor-
tamientos contribuían a la tranquilidad, el amor y la bondad con los
vecinos y sus esclavas, por ende, debía ser rechazada cualquier implica-
ción de Gómez y su mujer el atroz delito de infanticidio cometido por
Juana María de la Cruz en sus dos hijas. El ser involucrados en el doble
homicidio, que en principio fue un intento de debilitar el buen nombre
público y la conducta de Gómez, le sirvió para reforzar su reputación
por medio de la valoración colectiva de sus testigos.
Bibliografía
Fuentes primarias
Archivo General de la Nación (AGN), Bogotá-Colombia. Sección colonia,
Fondo negros y esclavos de Santander, t. 4, año 1805, f. 313-386.
Fuentes secundarias
Aguilera Peña, Mario. Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, 1985.
Aguirre Beltrán, Gonzalo. La población negra de México. Estudio Etnohistó-
rico. México: Fondo de Cultura Económica, 1972.
Brungardt, Maurice Philip. “Thithe production and patterns of economic change
in Central Colombia, 1764-1833”. (Tesis de doctorado, Universidad de
Texas, 1974).
Buenaventura Gómez, Laura Alejandra. “Tentativas del “enemigo malo”. Rela-
ciones ilícitas e infanticidios en la Provincia de Antioquia (Nueva Granada)
1765-1803”. (Tesis de grado, Universidad Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario, 2015).
Camba Ludlow, Úrsula. Imaginarios ambiguos, realidades contradictorias:
conductas y representaciones de los negros y mulatos novohispanos.
Siglos XVI y XVII. México: El Colegio de México, 2008.
Chandler, David L. “Family bonds and the bondsman: The Slave Family in Colonial
Colombia”. Latin American Research Review, Vol. XVI, No. 2 (1981): 107-131.
Chaves, María Eugenia. María Chiquinquirá Díaz: una esclava del siglo XVIII.
Acerca de las identidades de amo y esclavo en el puerto colonial de Guaya-
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“Paraíso de calor”
y refugio de “bárbaros”
La naturaleza y los cunas
del Darién en su “conjura”
contra el imperio español* 1
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3824
* Este artículo forma parte de la segunda fase del proyecto: “Naturaleza, sociedades y vida cultural;
1.500 años de una historia compartida en el Caribe colombiano” financiado por la Universidad de 45
Antioquia (Colombia).
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Keywords: Darien, tropical nature, colonial landscape, Bourbon reformism, Cuna In-
dians, cultural resistance.
formadores esclarecidos. Da mesma forma, explora como essa matriz de percepção foi
projetada nos povos indígenas Cuna para representá-los como “bárbaros” e “rebeldes”
que obtiveram seu caráter moral, diretrizes culturais e capacidade de resistência, a partir
de um ambiente geográfico e biológico igualmente “selvagem” e indomável.
Introducción
2 BNE, Ms. 2950, “América en el Mar del Sur, llamada Imperio de los Reinos del Perú”, s.f., f.40r.
3 BNE, Ms. 2950, “América…”, s.f., f.40r.
48 4 BNE, Ms. 2950, “América…”, s.f., f.40v.
5 BNE, Ms. 2950, “América…”, s.f., f.40v.
6 Salvo que se trate de un concepto académico actual, las palabras sueltas entrecomilladas se han
extractado de las fuentes de archivo consultadas.
Pero desde el primer tercio del siglo XVIII, esta situación se debía
revertir cuanto antes. En el marco de un imperio que buscaba recon-
figurarse a través de la ocupación de las áreas más descuidadas de sus
dominios de ultramar, del aprovechamiento de los recursos naturales
más allá del oro y de la plata de las distintas colonias, por medio del
control de la presencia de los extranjeros que deseaban apoderarse de
puntos estratégicos como el istmo de Panamá y mediante el someti-
miento de aquellas comunidades que seguían mostrando “odio a todo
lo español”7, zonas como el Darién deberían dejar de ser un entorno de
“calamidad” e “infortunio” para convertirse en un emporio de “prospe-
ridad” económica y de “pública felicidad” para sus moradores.
7 Estas perspectivas se han abordado en diversos trabajos como: Nelson Rodríguez, “El imperio
contraataca: las expediciones militares de Antonio Caballero y Góngora”, Historia Crítica No. 53
(2014):201-223; Gloria A. Morales, “Un esfuerzo de incorporación de la provincia del Darién al
estado indiano”, Anuario de Historia Regional y de las Fronteras Vol. 10 No. 1 (2005):151-180;
Manuel Gámez, “Buscando al enemigo inglés. Expediciones de guardacostas españoles al golfo del
Darién, 1767-1768”, Anuario de Estudios Americanos Vol. 71 No.1 (2018):211-236; Juan David 49
Montoya, “Una historia fallida: la conquista del Darién a finales del siglo XVIII”, Tareas No. 143
(2013):27-47; Sebastián Gómez, “Las tensiones de una frontera ístmica: alianzas, rebeliones y
comercio ilícito en el Darién. Siglo XVIII”, Historia y Sociedad No. 15 (2008):211-236.
Mapa 1
Provincia del Darién, siglo XVIII
50
11 Gerardo Morales y Alejandro Bonada, “Una discusión en torno a ‘Temas, problemas y relatos para
la historia ambiental’. Apuntes teóricos sobre esta disciplina histórica”, Anuario de Historia Regional
52 y de las Fronteras Vol. 22 No. 1 (2017):197-198.
12 Claudia Leal, Aguzar, (2019):246.
13 William, Cronon, “A place for stories: nature, history and narrative”, The Journal of American
History Vol. 78 No. 4 (1992):1347-1376.
14 Carolina Ardila. “Configuración de paisajes coloniales en los siglos XVII y XVIII en el territorio
guane de Santander”, en Semillas de Historia Ambiental, edit. Estefanía Gallini (Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia y Jardín Botánico José Celestino Mutis, 2015), 130. 53
15 También se aplicó esta denominación a los guajiros (actuales wayúu) y a los chimilas de la provincia
de Santa Marta, asimismo a los andoques (paasiaja) de la Amazonía, los misquitos de la costa homó-
nima y a algunas etnias ubicadas en los piedemontes andinos como los motilones.
[…] país, por lo general, montuoso y áspero, sin que le falten llanuras
muy fértiles; el clima es húmedo y enfermizo; sus naturales, valerosos
y atrevidos, pero crueles, estúpidos y de mala fé, difíciles de reducir á
religion ni á vida civil, pues si en la apariencia lo estuvieron varias veces,
volvieron luego a su idolatría retirándose á los montes17.
[…] no conocen otro Dios ni quieren otro rey que su libre albedrío o su
instinto animal, entregados absolutamente a la ociosidad, obscenidad y
embriaguez… hallándose independiente, árbitro y sin sujeción, piensa y
ejecuta cuanto la diabólica astucia le sugiere, aborrece entrañablemente
la sociedad civil y trato racional; la ley evangélica la repugna, y todo lo
que no es compatible con su libertad bestial18.
[…] tenían el solo instinto como otros muchos descubiertos en las mas
ocultas partes y bosques; no querían fortificar este instinto con la razón,
que es la que conduce á la sociedad, como la naturaleza á comer y bever.
En aras de que los cunas se tornaran, tal como se deseaba con la fauna y
flora locales, en “indios domésticos”, las autoridades borbónicas ahon-
daron en otras pautas culturales distintas a las que conformaban su
identidad, pero correlacionándolas, igualmente, con la “salvaje” natu-
raleza que habitaban. Una de las primeras que pasó a revisión fue su
19 AGI, Santa Fé, 758B, “Escritos del coronel Roberto Hodgson traducidos del inglés al castellano de orden
del Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Don Antonio Cavallero y Góngora”, 25 de junio de 1765, f. 24r.
56 20 AGI, Santa Fé, 758B, “Escritos…”, 25 de junio de 1765, f.24v.
21 Anónimo, (23 de enero de 1795) “Reflexiones sobre el origen de las comunes enfermedades que
despueblan este Reyno”, en Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá 1791-1797 (Bogotá:
Banco de la República No. 176, 1978), 986.
22 Fernando Murillo, (27 de enero de 1789) “Reflexiones sobre los parajes más apropósito para fundar
establecimientos en el Darién del Sur y golfo de San Miguel”, en Colección de documentos inéditos
sobre la geografía y la historia de Colombia, edit. Antonio Cuervo (Bogotá: Casa Editorial de J. J. 57
Pérez, 1892, Tomo II), 304.
23 Joaquín Francisco Fidalgo, (1790-1805) Notas de la Expedición Fidalgo, 1790-1805 (Bogotá: Goberna-
ción de Bolívar, Instituto Internacional de Estudios del Caribe, Carlos Valencia Editores, 1999), 62.
[…] buscando cada uno los parages más cómodos para sus plantíos
y labranzas, sería difícil é insoportable… [que] nos poblásemos en
terrenos limitados, y permitirá V. E. que nos mantengamos libremente
en nuestros destinos, sin que se nos precise ni obligue á ningún cambio
de él para poblar en determinado parage25.
24 Jacobo Walburger, (1748) “Breve Noticia de la Provincia del Darién”, en El Diablo Vestido de Negro
y los cunas del Darién en el siglo XVIII, edit. Carl Henrik (Bogotá: CESO, Ediciones Uniandes y
58 Fondo para la Promoción de la Cultura Banco Popular, 2006), 96
25 Juan de Urive y Juan Carrión, (18 y 20 de julio de 1741) “Descripción de la Provincia del Darién y
capitulaciones de paz con sus indios”, en Colección de documentos inéditos sobre la geografía y la
historia de Colombia, edit. Antonio Cuervo (Bogotá: Casa Editorial de J. J. Pérez, 1892, Tomo II), 283.
Sobre los recursos que explotaban, se adujo que sus estrategias de inter-
vención del medio geográfico/biológico atentaban igualmente contra el
proyecto colonizador. La no utilización a fondo -y hasta agotarlas- de
todas las posibilidades que ofrecía el contexto natural o su reticencia al
monocultivo o mono extractivismo (maderas, por ejemplo), retroali-
mentaban, por ende, su “natural desidia”, “gran pereza” y falta de “afán
de ganancia”. Y se empeñaban en esta “atrasada conducta”, a despecho
de que en varias zonas del contexto darienita, se podrían explotar con
mucho “éxito y fortuna”
26 Sobre sus presas, gustaban de “jabalíes”, monos negros, paujiles o “pavones”, iguanas “cuyo bocado
es para ellos mas regulado que el mejor carnero de Europa… y todo lo comen sin sal… Llevan
también sus arpones para coger pescado que abunda mucho”. Andrés de Ariza (1774) “Noticia de
algunos propietarios de los indios gentiles de la Provincia de Santa María la Antigua del Darién”, en 59
La gobernación del Darién a finales del siglo XVIII. El informe de un funcionario ilustrado, eds.
Álvaro Baquero y Antonino Vidal (Barranquilla: Ediciones Uninorte, 2004), 81.
27 Andrés de Ariza, Noticia, 80-81.
[…] mujeres son las que cultivan y cargan los frutos y ellos solo se
dedican a la caza y pesca, adquiriendo con este continuo ejercicio una
perfecta practica en las armas y montes para el logro de hostilizarnos
y resistirnos con la mayor ventaja. Siempre han profesado a nuestra
nación el mayor odio31.
Pero la “muralla verde” de esta región no iba a ser tan fácil de derribar
como algunos optimistas pensaban desde Madrid o Santafé de Bogotá.
En las “tierras bajas” del virreinato, como era el caso del Darién, se
estaba frente a una situación excepcional. José Celestino Mutis las
30 BRAH, 9/6271, Doc. 1, Antonio de Arévalo, “Diario del reconocimiento…”, 1761, f. 6r.
31 Manuel García de Villalba, (30 de septiembre de 1787) “Descripción de la provincia del Darién a
norte y sur, medios de poblarla al sur y discurso reflexivo sobre la conquista, por el teniente del 61
batallón de Panamá, Dn. Manuel García de Villalba Ríos”, Anuario Colombiano de Historia Social y
de la Cultura No. 3 (1965):150.
32 Manuel García de Villalba, Descripción, 151.
33 José Celestino Mutis, (26 de septiembre de 1792) “Problema ecológico de los platanales sembrados a
62 inmediaciones de villas y pueblos”, en Escritos científicos de don José Celestino Mutis, edit. Guillermo
Hernández de Alba (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Tomo I, 1983), 248.
34 Fernando Murillo, Reflexiones, 300.
35 Fernando Murillo, Reflexiones, 300.
36 Archivo General de la Nación (AGN), Sección Colonia, Fondo Milicias y Marina, Tomo 37, Doc.
135, f.819r. 63
37 Andrés de Ariza, Noticia, 81.
38 BRAH, 9/6271, Doc. 3, Antonio de Arévalo, “Descripción de la costa del Darién desde la Punta de
San Blas a Caymán”, s.f., f.1v).
[…] pero no disimularemos que para hacerlo con acierto convendría tener
conocimiento exacto de dichas sierras por ser fácil equivocar unos cerros
con otros por semejanza de aspecto terminando los mas en pico ó cumbre
aguda: mas sin embargo con la proximidad á los Cayos qué forman las bocas
de los Canales se conocerán éstos y acabarán de ilustrar á los navegantes39.
[…] son los Yndios diestrisimos en manejar las flechas, de modo que uno
solo es capaz de matar, y herir a muchos españoles sin que le suceda algun
daño; pues es preciso que los españoles suban a cara descubierta los rios
en canoa, por no haver camino por tierra: un Yndio solo haciendo una
emboscada dispar [logra lanzar en] menos de un credo una docena de
flechas, a lo qual se [debe] seguir otros tantos muertos e heridos40.
64 39 Joaquín Francisco Fidalgo. (1792-1805) “Derrotero de las costas de la América septentrional desde Mara-
caibo hasta el río Chagres”, en Colección de documentos inéditos sobre la geografía y la historia de
Colombia, edit. Antonio Cuervo (Bogotá: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos, 1891, Tomo I), 251.
40 Walburger Jacobo, Breve noticia, 104.
Con una certeza que ya era ostensible a finales del siglo XVIII, la retoma
del lugar se debía hacer, como recomendaba el virrey Ezpeleta en 1796,
ya no tanto por la fuerza militar, que había ocasionado grandes costos
y “pérdida de tropas” sin mayores éxitos, sino que se debía ir “desmon-
tando” la vegetación local y modelar nuevos paisajes con la finalidad
expresa de consolidar “sitios sanos” que permitieran su repoblación de
forma paulatina, comenzando desde Lorica en el Sinú, por ser el punto
“más avanzado hacia los indios [cunas]”44.
Poco más se podría ejecutar “con los indios emboscados en los montes
más ásperos y fragosos” y con tanto “calor” y “enfermedad” que atentaban
contra los sujetos de “lustre” que se desplazaban hasta allí. Nacería así la
meta central de la creación de “un país más abierto”45, valga anotar, con
menos naturaleza nativa y con los “indios revoltosos extirpados” o, cuando
menos, expatriados a sus confines más alejados. Y para llegar a la meta de
“abrir” la provincia del Darién a la “civilización”, había que comenzar por
revertir los factores ambientales que habían diezmado a los ejecutores de los
“planes de adelantamiento” trazados desde el primer tercio del siglo XVIII.
46 José Celestino Mutis, (18 de mayo de 1786) “Plan de curación para las enfermedades agudas que se
padecen en el Darién, según las observaciones de las mismas epidemias que frecuentemente ocurren
en todos los temperamentos calientes y húmedos de esta América”, en Escritos científicos de don 67
José Celestino Mutis, edit. Guillermo Hernández de Alba (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura
Hispánica, Tomo I, 1983), 145.
47 Manuel García de Villalba, Descripción, 153.
Con grandes fatigas tuvieron que penetrar el área “por el monte cerrado
lleno de bejucos y raízes, y a cosa de la una del día… continuamos
la marcha… por monte más claro de árboles altísimos y corpulentos,
bijaos grandes, y árboles de cacao silbestre, desfilando por varias partes
hasta llegar al puerto del río”51. Pero solo se pudo entrar en combate
48 AGI, Panamá 307, “Diario del brigadier Don Antonio Arévalo de lo practicado en los tres estableci-
68 mientos de Caymán, Mandinga y la Concepción”, 1785, f.1302v.
49 AGI, Panamá 307, “Diario del brigadier…”, 1785, f. 1305r.
50 AGI, Panamá 307, “Diario del brigadier…”, 1785, f.1305v.
51 AGI, Panamá 307, “Diario del brigadier…”, 1785, f. 1291v.
una vez se había arrasado “el monte del platanar y su contigua para
[poder] ver venir al enemigo y atrincherarnos en él”52.
[…] la limpieza del rio no bajaría por primera vez de ocho a diez mil
pesos… á lo menos hasta que la navegacion se haga tan frecuente que
cada embarcacion por su interés particular abra camino. La causa de
estar el rio tan sucio es por tener muy poco ancho, y en las orillas
multitud de árboles tan grandes que cuando caen quedan atravesados
de una á otra parte, y por muy rara casualidad se los lleva la corriente53.
Conclusiones
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Para citar este artículo: Peralta Agudelo, Jaime Andrés. ““Paraíso de calor”
y refugio de “bárbaros”. La naturaleza y los cunas del Darién en su “conjura”
76 contra el imperio español”, Historia Caribe Vol. XIX No. 45 (Julio-Diciembre
2024): 45-76. DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3824
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4088
* Este artículo forma parte del proyecto: “Economía, política y sociedad en el Oriente cubano siglos
XVIII al XX” financiado por el Programa Sectorial de Historia de Cuba, gestionado por el Instituto 77
de Historia de Cuba, La Habana.
Esta publicación está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0
Palabras claves: Santiago de Cuba, movilidad social, familia de negros y mulatos libres,
siglo XIX.
The tortous route towards social mobility: the “free of color” family in
colonial Santiago de Cuba (1803 – 1868)
Abstract
This article will demonstrate that, despite the difficulties to achieve it in a society designed
to discriminate against them, important segments of the social class of free people of color
achieved a notable economic ascent, as a result of the practice of urban trades, of working the
land, or product of what is obtained from the work of their slaves. But it was not enough to
rise economically to obtain the coveted social recognition. It is also concluded that the “free
of color” executed other actions that would represent paths towards social mobility: education
and “whitening”, that is, the tendency to marry or compadrazgo with white families.
Keywords: Santiago de Cuba, social mobility, free black and mulatto family, 19th century.
Mots clés: Santiago de Cuba, mobilité sociale, famille noire et mulâtre libre, XIX e siècle.
Introducción
1 Pedro Deschamps Chapeaux, El negro en la economía habanera del siglo XIX, (La Habana: 79
UNEAC, 1971).
2 José Luciano Franco Las minas de Santiago del Prado y la rebelión de los cobreros: 1530-1800, (La
Habana: Ciencias Sociales, 1974).
3 Sandra Estévez, Pedro Castro Monterey y Olga Portuondo Zúñiga, Por la identidad del negro
cubano, (Santiago de Cuba: Caserón, 2011).
4 Olga Portuondo Zúñiga, Entre esclavos y libres de la Cuba colonial, (Santiago de Cuba: Oriente, 2014).
5 Rafael Duhuarte Jiménez, El negro en la sociedad colonial, (Santiago de Cuba: Oriente, 1998).
80 6 -. Dos aproximaciones a la Historia de Cuba. Cuadernos del Caribe 1. (Santiago de Cuba: Casa del
Caribe, 1984).
7 María Cristina Hierrezuelo Planas, Las olvidadas hijas de Eva, (Santiago de Cuba: Santiago, 2006)
8 -. Tumbas para cimarronas, (Santiago de Cuba: Santiago, 2013).
9 Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes, Esclavitud, familia y parroquia en Cuba.
Otra mirada desde la microhistoria, (Santiago de Cuba: Oriente, 2006).
10 Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes, Familia agregados y esclavos. Los
padrones de vecinos de Santiago de Cuba (1778-1861), (Santiago de Cuba: Oriente, 2011). 81
11 Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes, El cabildo carabalí viví de Santiago de
Cuba: familia, cultura y sociedad. (1797-1909,) (Santiago de Cuba: Oriente, 2013).
12 Con el objetivo de ampliar información referente a los términos planteados pueden consultarse de
Antonio de la Barra y Prado y Francisco de las Barras de Aragón, La Habana a mediados del siglo
XIX. Memorias de Antonio de la Barra y Prado (Madrid: Imprenta de la ciudad lineal, 1925), 113 y
82 de Esteban Pichardo, Diccionario Provincial casi razonado de Vozes y Frases Cubanas, (La Habana:
Imprenta El Trabajo. 4ta edición, 1985).
13 En el artículo se empleará indistintamente los siguientes términos para designar el estamento objeto
de estudio, dígase: pardos y morenos libres o libres de color.
14 Alejandro De Humboldt, Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, (Edición hecha en la casa de Jules 83
Renouard, 1827), https://web.seducoahuila.gob.mx › biblioweb › upload(Consultado: 23/5/2022), 284.
15 Javier Laviña, Santiago de Cuba 1860 Esclavitud, Color y población, https://dialnet.unirioja.es/
descarga/articulo/1317631.pdf(Consultado: 26/11/2016) p. 24.
16 Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba (en adelante AHPSC), Fondo: Protocolos Nota-
riales Colonia, leg.76,1826. f. 215.
17 En los padrones procesados para esta investigación se mantiene como regla no registrar el nombre del
esposo o esposa si estos tenían la condición de esclavos, por lo que no se tiene conocimiento del nombre
del conyugue. “Cuaderno del Padrón de la parroquia de la santísima trinidad hecho por D. José Francisco
Odio comisario del respectivo cuartel en la ciudad de Santiago de Cuba”, 9 de agosto de 1812, Archivo
84 Nacional de Cuba (en adelante ANC): Fondo: Miscelánea de Expedientes, leg. 4073, Letra am, f.10.
18 “Cuaderno del Padrón”: Fondo: Miscelánea de Expedientes, leg. 4073, Letra am, f.10.
19 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe frontera imperial, (La Habana: Ciencias
Sociales, 4a edición, 2007), p. 320.
21 “Padrón del octavo cuartel hecho por D. Juan Antonio de Anaya su alcalde año 1810 en esta ciudad
de Santiago de Cuba”, 1810, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg.: 4073 letra ll. “Cuaderno
en que se hayan asentados los individuos que componen el sexto cuartel de esta ciudad de Santiago
de Cuba acabado el 21 de abril de 1810, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 4073 letra
Ll. “Noveno cuartel. Cuaderno en que se hayan asentado los individuos que componen el noveno
cuartel de esta ciudad de Santiago de Cuba acabado el 6 de marzo de 1810, ANC: Fondo: Miscelánea
de expedientes, leg. 4073 letra M. “Séptimo cuartel. Cuaderno en que se hayan asentado los indivi-
duos que componen el séptimo cuartel de esta ciudad de Santiago de Cuba acabado el 23 de marzo
de 1810”, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 4073 letra N. “Cuaderno del padrón de la
parroquia de la Santísima Trinidad hecho por D. José Francisco Odio comisario del respectivo cuartel
en la ciudad de Santiago de Cuba. 9 de octubre de 1812”, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes,
leg.: 4073 letra Am. “Cuartel Primer. Padrón nominal de los habitantes que tiene dicho cuartel con
expresión de sus edades, ejercicio o profesión, clase, estado, número de hijos, agregados, sirvientes,
esclavos y libres”, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 4074 letra Aa. “Documento que
manifiesta las personas existentes que comprende una parte de la parroquia de Santo Tomás en la
ciudad de Santiago de Cuba.1823”, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 392 No. 18651
letra GG. “Padrón que manifiesta las personas existentes en la primera parte de la parroquia de la
Santísima Trinidad practicado por el comisionado de esta capital, regidor D. Antonio Abad Collazo
en diciembre de 1823”, ANC: Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 4074 letra Y. ANC: Fondo:
Miscelánea de expedientes, leg. 1431 C.
22 Debe destacarse que los franceses asentados en estos barrios como en otros de la ciudad fueron
portadores —en su gran mayoría— de conocimientos en artes y oficios que enriquecieron el entorno
de la ciudad. Artesanos, zapateros, dulceros, sastres, pintores, músicos entre otras habilidades fueron
permeando a la ciudad y a su población. En este caso en particular al estamento de libres de color
quienes se podían encontrar como ayudantes o aprendices en varios de estos establecimientos. Para
ampliar información sobre el tema debe consultarse de Olga Portuondo Zúñiga, Entre Esclavos y
86 libres de la Cuba colonial, (Santiago de Cuba: Oriente, 2014). En este la autora realiza un balance no
solo del número de inmigrantes sino de la composición en cuanto a oficios, así como un análisis de
cómo fue cambiando el panorama cultural, económico y social de la ciudad tras la llegada y asenta-
miento de este grupo migratorio desde fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
menor y aves, que se esgrimiría como principal vía para el logro de una
movilidad social24 desde el entorno económico ─elemento caracterís-
tico para el caso de Santiago de Cuba. Familias como la de Luciano
Sánchez pardo libre casado con Francisca Salas de igual condición, con
una prole de cinco hijos lograron entre los años 182325 y 184426 aunar
cuatro colgadizos, seis caballerías de tierras y cinco esclavos. De esta
forma la familia no solo se servía del alquiler de solares o viviendas
para mantener su status, sino que se apoyaría en una determinada
cantidad de tierras de su propiedad para emplazar cultivos atendidos
por sus esclavos. Alcanzaban así una situación económica superior con
respecto a la presentada antes del matrimonio al que ninguno aportó
bien alguno, según consta en sus testamentos.
24 Cabe señalar que, si bien poseer un trabajo o desarrollar algún oficio colocaba a la familia en
condiciones superiores de acceder a mejores servicios, estilos de vida y reconocimiento social,
este no tuvo la misma repercusión para todas. Como toda excepción, una parte de estas solo
podían subsistir, y otras declaraban un estado de total pobreza. 89
25 AHPSC, Fondo Protocolos Notariales, sección colonia, 1823, leg. 73, f. 237.
26 AHPSC, Fondo Protocolos Notariales, sección colonia, 1844, leg. 94, f. 10.
27 AHPSC, Fondo Protocolos Notariales, sección colonia, 1856-1857, leg. 219, f.75.
90 28 José Luis Belmonte Postigo, Sobre Prejuicios, Dependencias e integración. El liberto en la sociedad
colonial de Santiago de Cuba 1780-1803”. Disponible en: https://dialnet.uniroja.es/descarga/artí-
culo/1185374.pdf (Consultado: 7/12/2016), 13.
29 AHPSC, Fondo Protocolos Notariales, sección colonia, 1827, leg. 77, f. 171.
Para el entorno de una familia cuya cabeza era la mujer, las concepciones
androcéntricas y racistas de la época impusieron doble significación al
hecho de que la fémina estuviese en posesión de una cantidad conside-
rable de bienes y sobre todo de esclavos sin la mediación del hombre en
su rol de proveedor. Situación que la ubicaba, por ende, en una posición
económica y social superior al interior del estamento.
30 Para mayor información puede consultarse de Sandra Estévez Rivero, Pedro Castro Monterrey y 91
Olga Portuondo Zúñiga (coord.), Por la identidad del negro cubano, (Santiago de Cuba: Ediciones
Caserón, 2011), y de Olga Portuondo Zúñiga, Entre Esclavos y libres de la Cuba colonial, (Santiago
de Cuba: Oriente, 2014). Ambos trabajos refieren amplios ejemplos al respecto.
31 Sobre el estudio de este fenómeno puede consultarse: María Cristina Hierrezuelo Planas, Las Olvi-
dadas hijas de Eva, (Ediciones Santiago: Santiago de Cuba, 2006).
32 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1852-1853, leg. 112, f.94.
33 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1845, leg. 95, f. 6.
92 34 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1844, leg. 37, f. 91.
35 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1803, leg. 351, f. 301.
36 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1824, leg. 74, f. 89.
37 AHPSC, Fondo: Protocolos Notariales, sección colonia, 1844, leg. 37, f. 10.
93
38 Rafael Duhuarte Jiménez, El negro en, 36.
39 Rebecca J. Scott, Slave emancipation in Cuba: The Transition to free labor 1868-1898, p. 9.Traduc-
ción realizada por la autora de este artículo.
Ante esta disyuntiva otras familias emplearon nuevas vías que los
llevaron a salir del marco al que se vieron limitados. De esta necesidad
y casi como un fenómeno natural fue dando sus primeros pasos el
denominado proceso de “blanqueamiento”. Aun cuando no fue gene-
ralizado, el “blanqueamiento”, posicionaría a estas familias en una movi-
lidad ascendente. Dicho de otro modo, el reconocimiento de sus hijos
como blancos les permitiría, en primer lugar, saltar la barrera racial y
trascender fuera de su estamento lo que por ende les facilitaría el acceso
a espacios de sociabilidad. La inserción de la prole en un sistema educa-
cional que brindaba mayores niveles de preparación y especialización,
dándoles acceso a mejores trabajos lo que por consiguiente repercutiría
en una mayor remuneración económica, y finalmente su inserción en
espacios de poder vedados a los de piel negra, empero del status econó-
mico detentado.
40 Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba (en adelante AASC): Bautismos de color, Libro 18 de
la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 57, f.36.
41 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida #119, f.169.
94 42 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol., Partida #36, f. 155.
43 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 130, f. 171.
44 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 185, f. 181.
45 AASC, Bautismos de color, Libro 10 de la iglesia de La Santísima Trinidad, Partida # 57, f.36.
46 AASC, Bautismos de color, Libro 10 de la iglesia de La Santísima Trinidad Partida # 170, f. 201.
47 AASC, Bautismos de color, Libro 11 de la iglesia de La Santísima Trinidad, Partida # 163, f. 75.
48 Hija Ana Rosa Luzardo, trasladada al libro de blanco el 22 de julio de 1856, AASC: Bautismos de
color, Libro 7 de la iglesia de La Santísima Trinidad, Partida # 392, f.134
49 ANC, Fondo: Miscelánea de expedientes, leg. 4074 letra Y.
50 Hijos Antonia María, AASC, Bautismos de color, Libro 11 de la iglesia de La Santísima Trinidad,
Partida # 107, f.3, Ángel María ambos trasladados al libro de blanco el 8 de marzo de 1861,AASC,
Bautismos de color, Libro 10 de la iglesia de La Santísima Trinidad, Partida # 84, f.14, y finalmente
Amalia Josefa de laTrinidad, AASC: Bautismos de color, Libro 10 de la iglesia de La Santísima
Trinidad, Partida # 162, f. 85.
51 Hijo Federico Juan Andrey José trasladado el 22 de julio de 1856, AASC, Bautismos de color, Libro
8 de la iglesia de La Santísima Trinidad, Partida # 20, f. 13. 95
52 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 36, f.155. Al
aparecer reconocido como padre de la párvula y esta como hija legítima evidencia la existencia del
matrimonio entre los padres.
56 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 233, f. 65.
98 57 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 261, f. 47.
58 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 43, f. 103.
59 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 230, f. 64.
60 AASC, Bautismos de color, Libro 19 de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, Partida # 281, f. 198.
Conclusiones
64 En los testamentos encontrados en el período es posible hallar ejemplos como los de Eleonor Matos
quien paga la libertad de su hija Mamerta Prieto por el coste de 400 pesos, la morena liberta Lorenna
cuyo coste de su hija Rosalía fue de 360 pesos, la parda libre Josefa Tomás que pagó por su Virginia
Tomás un monto de 400 pesos, Trinidad de Acosta parda libre que compró la libertad de su hijo
Benabé por un total de 260 pesos, entre otros. Sissy Indira Gómez Calderín, “La dinámica familiar 101
de pardos y morenos libres en la ciudad de Santiago de Cuba de 1844 a 1868”, (Maestría en Estudios
Cubanos y del Caribe, Universidad de Oriente, 2019), 51.
65 Olga Portuondo Zúñiga: Entre esclavos y libres, 235.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes Primarias
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103
Rivero, Sandra Estévez, Pedro Castro Monterrey, y Olpa Portuondo Zúñiga. Por
la identidad del negro cubano. Santiago de Cuba: Caserón, 2011.
Para citar este artículo: Gómez Calderín, Sissy Indira. “La tortuosa ruta hacia
la movilidad social: la familia “libre de color” en el Santiago de Cuba colonial
104 (1803 – 1868)”, Historia Caribe Vol. XIX No. 45 (Julio-Diciembre 2024): 77-104.
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4088
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4090
* Este artículo forma parte del proyecto: “El proceso colonizador y la conformación socio-cultural
y laboral en el Suroeste antioqueño. La especialización agrícola-comercial y las dinámicas de pobla-
miento” financiado por la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín y el proyecto “El
proceso de especialización económica en el suroeste antioqueño, los casos de Jericó, Concordia y
Titiribí, 1850-1890” financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias),
la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín y el Grupo de Investigación “Historia, Trabajo, 105
Sociedad y Cultura”.
Esta publicación está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0
Introducción
1. Antecedentes
8 Luz Eugenia Pimienta-Restrepo señala que los antecedentes de esas disposiciones se remontan a 111
los siglos XVI y XVII, cuando la Corona española otorgó mercedes de tierra para que el cabildo
de Antioquia las repartiera a los colonos dedicados al proyecto conquistador. Luz Eugenia Pimien-
ta-Restrepo, “Colonización en el suroeste.
112
Fuente: Pedro Biturro-Pérez, “Plan de caminos entre las ciudades de Santafé y Antioquia,
no. 2108” (1781), Archivo Histórico de Antioquia (A.H.A), Planoteca.
Fuentes: A.H.A. Censos y estadísticas t. 335, doc. 6415; t. 346, doc. 6415; t. 2692, doc. 6415; t. 6556, doc. 5; t.
2709, doc. 1; t. 2711, doc. 27-28; Pedro Justo Berrío, Informe que el Presidente del Estado Soberano de Antioquia
presenta a la legislatura del Estado (Medellín: Imprenta del Estado, 1871); Roberto Cadavid-Misas, Historia de
Antioquia ( Medellín: Argos; Dirección de Cultura de Antioquia, 1996); N. Castro, “Informe sobre estadística”, en
Informe del Secretario de Gobierno del Estado Soberano de Antioquia (Medellín: Imprenta de Isidoro Isaza, 1866);
Universidad de Antioquia, El pueblo antioqueño (Medellín: Universidad de Antioquia, 1941); Manuel Uribe-Ángel,
Geografía general del Estado de Antioquia en Colombia (Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1985)14.
13 A.H.A., “Ordenanza Provincial No. 11 de la Cámara Provincial de Medellín que crea el distrito
parroquial de Felicina en el Cantón de Amagá” (octubre 09 de 1852), Medellín: Imprenta de Jacobo
F. Lince, por Isidoro Céspedes, p. 13; Gabriel Arango-Mejía, “Támesis”. En Monografías de Antio-
quia, ed. Gabriel Arango-Mejía (Medellín: Cervecería Unión, 1941), 508-514; Rufino Gutiérrez,
“Una mirada a Caramanta en julio 13 de 1917”, Mirador del Suroeste No. 35 (2010): 35; “Ordenanza
No. 7 de la Asamblea Departamental de Antioquia que crea el distrito de Pueblorrico” (marzo 16 de
1911, Medellín), Imprenta Oficial, p. 411; Gabriel Arango-Mejía, “Valparaíso”, en Monografías de 115
Antioquia, ed. Gabriel Arango-Mejía (Medellín: Cervecería Unión, 1941), 550-555.
14 Ver también Luz Eugenia Pimienta-Restrepo, “Colonización en el suroeste, 54-55”; Juan Carlos
Vélez-Rendón, “Los pueblos allende el río, 128”.
Esa distinción dio cabida para que los trabajos de exploración se acen-
tuaran con mayor asiduidad, y dieran paso al descubrimiento de la mina
de veta El Zancudo, la cual influyó en el proceso de poblamiento de
los territorios circundantes a San Antonio. Durante la segunda mitad
del siglo XVIII y primera del XIX, Titiribí se convirtió en un frente de
colonización espontánea y en un puente de poblamiento entre la banda
oriental y occidental del río Cauca. A fin de cuentas, su centro pobla-
cional se había establecido en esa primera banda, pero su jurisdicción
también comprendió los confines de la segunda.
15 Eligio Jiménez-Muñoz y Miguel, Alzate-Aguilar, “Sinopsis monográfica”. Distritos (Titiribí) No. 8 117
(1966): 15-23.
16 Claudia Vásquez-Vargas, Estructura de la Administración municipal. Medellín siglos XIX y XX
(Medellín: Secretaría de Educación y Cultura de Medellín, 1997).
La apertura de caminos era uno de los pasos a seguir dentro del proceso
de explotación, pues garantizaba la circulación de los capitales producidos.
El auge de la producción minera hizo que comerciantes como José María
Uribe Restrepo invirtieran en las vetas, aprovechando las concesiones de
terreno que el Estado cedía para pagar sus deudas públicas.
19 Luis Fernando Molina Londoño, Empresarios colombianos del siglo XIX (Bogotá: Banco de la
República- El Áncora Editores, 1998), 30-31.
20 Los principales accionistas de la Sociedad Minera El Zancudo eran Uribe Restrepo, Carlos Coroliano
Amador Fernández, Juan Bautista Mainero y Trucco, y Leocadio María Arango, quienes protagoni-
zaron la historia empresarial antioqueña durante la segunda mitad el siglo XIX y primera del XX.
21 El Antioqueño Constitucional No. 46, Medellín, 18 de julio de 1847, 182-183; “Ordenanza Provin- 119
cial No. 7 de la Cámara Provincial de Antioquia que crea el distrito parroquial de la Concordia”
(septiembre 25 de 1848), Bogotá: Imprenta de EL DÍA por José Ayarza, en A.H.A., pp. 7-8.
22 Roger Brew, El desarrollo Económico de Antioquia…
Durante la primera mitad del siglo XIX, esos pleitos por la tenencia
de parcelas coexistían entre los dos distritos, pues Concordia dependía
administrativamente de Titiribí y fue escenario de permanentes litigios
mientras se llevaban a cabo distribuciones y redistribuciones de los
terrenos ocupados.
26 Un caso que ejemplifica esa característica se presentó en marzo de 1850, cuando el personero de la Cámara
Provincial fue informado de algunas ocupaciones ilegales en el distrito de Concordia, afirmando que: “El
infrascripto personero de la cámara provincial há si do informado de que una parte de los terrenos que
son propiedad de la cámara en la nueva poblacion “concordia” há sido ocupada por varios de aquellos
pobladores sin tocar ni con él, ni con el tesoro de las rentas; por tanto espera que oyendo al alcalde de
la referida poblacion, le informe: 1º Que individuos son los que hán ocupado ó establecido labranzas
en dichos terrenos: 2º La estension aun cuando sea sobre un poco mas ó ménos de cada una de estas
labranzas, para que en consecuencia se proceda por el tesorero á ecsijir los arrendamientos en beneficio de 121
las rentas provinciales. […]”. Archivo Histórico de Concordia (A.H.C.), t. 1848-1850, f 85r.
27 Luz Eugenia Restrepo-Pimienta, “Colonización en el suroeste antioqueño”.
28 Lisandro Restrepo-G, “Síntesis histórica de Concordia”. Cf. Ley N.º 54 del 22 de septiembre de 1869.
Fuentes: Blair-Gutiérrez, Bernardo, “Titiribí”, Distritos. Revista de Hechos y Gentes de los Municipios Colombianos
No. 08 (1966): 15-21; “Ordenanza No. 7 de la Cámara Provincial de Antioquia que crea el distrito parroquial de la
Concordia”; “Ordenanza Provincial No. 11 de la Cámara Provincial de Medellín que crea el distrito parroquial de
122 Felicina”. Ver también a: Luz Eugenia Restrepo-Pimienta, “Colonización en el suroeste antioqueño”, 124, 128.
Todo ello, bajo las capitulaciones de los baldíos que hacían parte de esa
jurisdicción y a través de la emisión de bonos de deuda pública, pues
la crisis fiscal del Estado (heredada del proceso independentista de
Colombia) supeditó la adjudicación de tierras como suministro econó-
mico de las deudas internas.30
33 En 1839 Uribe Mondragón falleció, dejando su caudal hereditario a su esposa María Teresa Santa-
maría Isaza y a sus hijos Juan, Mauricio y Tomás Uribe Santamaría. Sin embargo, eso no impidió que
la firma siguiera funcionando, pues las acciones de la familia en la Concesión quedaron respaldadas
bajo la “Casa Uribe, Hermanos y Compañía”.
34 Es de recordar que Santamaría y Echeverri eran concuñados, pues la esposa del primero (María Josefa
Bermúdez de Castro Tirado) y la cónyuge del segundo (Francisca Romana Bermúdez de Castro Tirado)
también eran hermanas entre sí. Igualmente, Dolores López (nieta de Uribe Mondragón) y Manuel
(hijo de Echeverri) se vincularon maritalmente (Luz Eugenia Pimienta-Restrepo, “Colonización en el
suroeste”). En ese sentido, la sociedad “Uribe, Santamaría y Echeverri” siguió el patrón de las casas
comerciales de la época, consolidando sus fortunas a través de alianzas maritales y afianzando sus
negocios mediante actividades políticas locales y regionales (Víctor Manuel Álvarez-Morales, “De las
sociedades de negocios al «Sindicato antioqueño». Un camino centenario”, en Empresas y empresarios
en la historia de Colombia. Siglo XIX-XX. Una colección de estudios recientes, tomo I, ed. Carlos
Dávila Ladrón de Guevara. (Bogotá: Editorial Norma, Ediciones Uniandes, 2003), 213-246). Como
124 afirma Pimienta-Restrepo, los tres comerciantes estaban emparentados y mantenían negocios con las
familias prestantes de Medellín (Luz Eugenia Pimienta-Restrepo, “Colonización en el suroeste”).
35 Rodrigo Díaz-Sierra, Recopilación histórica del municipio de Jardín; Elidio Alexander Londo-
ño-Uriza, “Colonización, poblamiento y agro”.
Los terrenos cercanos a la banda occidental del río Cauca, que hacían
parte de las posesiones de la firma “Uribe, Santamaría y Echeverri”,
dieron vida a las localidades de Nueva Caramanta, Jericó, Támesis,
Pueblorrico y Valparaíso a lo largo del siglo XIX.
36 Es de resaltar que la participación de los herederos en el grupo de socios se llevó a cabo a través de
la “Sociedad Echeverri-Herederos de Santamaría”.
37 Esas acciones fueron complementadas por Echeverri Escobar y Teodomiro Llano Botero (esposo
de la hija de Echeverri, Mercedes Lorenza Echeverri Bermúdez) con el descubrimiento y coloni-
zación de los terrenos que en la actualidad hacen parte de Tarso; así como también con el lide- 125
razgo del proceso de poblamiento de Caramanta realizado por Alejo entre 1840 y 1850 (Guillermo
Ángel-González, “Temas de la historia de Jericó, 33-75).
38 Elidio Alexander Londoño-Uriza, “Colonización, poblamiento y agro”.
que Carlos Segismundo de Greiff delineó los planos de los terrenos que
comprendería a cada socio39.
39 Como sostiene Pimienta-Restrepo, las porciones que fueron objeto división, y que hacían parte de
la “Sociedad Echeverri-Herederos de Santamaría”, abarcaban los ríos Cauca y San Juan entre las
quebradas El Salado y La Mica (Luz Eugenia Pimienta-Restrepo, “Colonización en el suroeste”). Así,
los dominios de José María fueron establecidos en la boca de la Quebradona, entre la parte posterior del
amagamiento de La Mama ―comprendiendo la cordillera y el alto Silvestre―, el río Piedras (en la zona
norte) y la demarcación sur de la misma boca; las heredades de Álvarez Santamaría demarcadas entre el
126 alto volcán, las vertientes de la cordillera de las Cruces y Rancho Largo; y las posesiones de Dominga
ubicadas entre los terrenos de Pueblorrico, las orillas del río San Juan y la cordillera de Cruces.
40 Víctor Manuel Álvarez-Morales, “De las sociedades de negocios”.
41 Juan Carlos Vélez-Rendón, “La configuración económica, política e institucional de Jericó”.
Los casos de Titiribí, Concordia y Jericó son una clara muestra de los
patrones de poblamiento evidenciados en el Suroeste antioqueño, pues
representan la dinámica de expansión fronteriza en lindes empresariales
y espontáneos. El primero fue un eje de colonización esporádico en la
banda oriental del río Cauca (que sirvió de entrada a la banda occidental)
y ocupó un papel importante por los yacimientos minerales auríferos
encontrados en su territorio. El segundo fue un lugar de avanzada pobla-
cional expresado en la apropiación espontánea de terrenos y en la repar-
tición de parcelas. El tercero fue un foco de colonización empresarial
resultado de la división de las propiedades de Santamaría Isaza.
4. Actividades productivas
46 Este indicador ya se evidencia desde 1850. Cf. A.H.A, Estadísticas y Censos, t. 346, “Cuadro que
representa el movimiento de la industria agrícola del distrito parroquial de Titiribí en el año econó-
mico de 1849 a 31de agosto de 1850”.
47 A.H.A., Estadísticas y Censos, t. 346, f. 302, “Cuadro que manifiesta las introducciones y esportaciones
de variados artículos que son los que constituyen la industria mercantil del distrito de Titiribi con otras
provincias de la República, en el año económico de 1º de septiembre de 1849 y 31 de agosto de 1850”.
48 A.H.A., Estadísticas y Censos, t. 346, ff. 66-68, “Relacion circunstanciada de los esclavos…”.
49 Camilo Botero Guerra, Ensayo de estadística general del Departamento de Antioquia (Medellin: 129
Imprenta del Departamento, 1888), 285.
50 José M. Mesa Jaramillo, comp. Minas de Antioquia. Catálogo de que se han titulado em 161 años
desde 1739 hasta 1900 (Medellín: Corporación Universitaria Remington, 2013), 363.
Figura 4.
Oficios en Titiribi, 1869
Visto del anterior modo, las minas de El Zancudo, en el caso de Titiribí, tuvieron
una fuerte incidencia en las labranzas de agricultura de subsistencia bajo el
aprovechamiento de cultivos de cereales, fríjol, especies de raíces, legumbres
y hortalizas.51 En especial, cuando a partir de 1870, la empresa empezó a
otorgar terrenos, de modo gratuito, que pasaban a ser propiedad del traba-
jador luego de 10 años se servicio a la empresa (Jaramillo-Uribe, 2021).52
y la cercanía que tenía a las riberas de los ríos San Juan, Piedras y Cauca
sirvieron para convertir a la localidad en un circuito de almacenamiento
de bienes primarios elaborados en las poblaciones vecinas; en particular
en la producción agropecuaria65. Sin desestimar, que al igual que en
otros distritos antioqueños, también se evidencian denuncias para la
exploración de minas, a los sumo unas dieciocho, entre 1854 y 188966.
Tabla 1.
Oficios registrados Jericó, 1851
Reflexiones finales
Bibliografía
Fuentes primarias
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ciembre 2024): 105-146. DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4090
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3585
* Este artículo forma parte del proyecto: “Réquiem por los muertos. Una historia de la guerra de los 147
Mil Días en Santander, 1899-1902” financiación propia.
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Los ascensos militares en Colombia durante la Guerra de los Mil Días, 1899-1902
Resumen
El artículo estudia el ascenso en la jerarquía militar de los individuos que participaron en las
fuerzas armadas durante la guerra de los Mil Días (Colombia, 1899-1902). Se plantea, en
primer lugar, que los ascensos militares en medio de la guerra ocurrieron mucho más rápi-
do que en los periodos de paz y, en segundo lugar, que los militares obtuvieron de manera
parcial una serie de compensaciones que les favorecieron la vida en la campaña militar. Para
elaborar este trabajo histórico se consultó documentación cuantitativa y cualitativa del Ar-
chivo General de la Nación (Colombia), prensa y memorias de combatientes y se construyó
una base de datos que cuenta con más de 13.000 registros distribuidos en el software Zotero.
Palabras clave: Colombia, guerra Mil Días, fuerzas de combate, ascensos en la jerar-
quía militar, oficiales, soldados.
Keywords: Colombia, war Thousand Days, Combat forces, Promotions in the military
hierarchy, Official, Soldier.
Mots clés: Colombie, guerre Mille Jours, Forces de combat, Promotions dans la hiéra-
rchie militaire, Fonctionnaire, Soldats.
Introducción
1 Manuel Rueda, “Telegramas” (20 de agosto 1900), Gaceta de Santander n° 3451 (26 de septiembre 1900), 76.
civil más intenso de todo el siglo XIX colombiano al generar una crisis
profunda en la economía y al quebrantar la institucionalidad2. La guerra,
iniciada en octubre de 1899, fue un levantamiento armado liberal con el
objetivo de destituir al gobierno conservador de Manuel Antonio Sancle-
mente, derogar la constitución de 1886 y restituir la organización federal3.
Al principio, el desarrollo del conflicto estuvo marcado por una lucha entre
ejércitos regulares comandados por reconocidos generales, aunque con el
paso de los meses la modalidad de combate se fue transformando en una
lucha guerrillera. Luego de cerca de tres años de contienda, la guerra llegó a
su fin entre los meses de septiembre y octubre de 1902 después de la firma
de los acuerdos de paz de Neerlandia, Chinácota y Wisconsin4.
Los estudios sobre los ascensos militares y sociales durante las guerras
es uno de los temas propuestos por la denominada historia social de la
guerra, una corriente historiográfica centrada en analizar a la sociedad
en medio del conflicto5. Los historiadores colombianos no han pasado
2 Charles Bergquist. Café y conflicto en Colombia (1886-1910). La guerra de los Mil Días, sus anteced-
entes y consecuencias (Bogotá: El Áncora Editores, 1999). Malcolm Deas y Fernando Gaitán. Dos
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4 Brenda Escobar, “Tras la guerra de los Mil Días: hacia una paz duradera”, en Paz en la República.
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Una aproximación” Manuscrits, Revista d’Historia Moderna No. 34 (2016): 145-176. Rodrigo Moreno,
“Historia social y cultural de la guerra y de las fuerzas armadas”, en Enfoques y perspectivas para
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de la Historia Militar. Coyunturas, interpretaciones, conceptos” Semata No. 19 (2007): 307-347. David
150 Alegre Lorenz, “Nuevos y viejos campos para el estudio de la guerra a lo largo del siglo XX: un motor
de innovación historiográfica” Hispania Nova 16 (2018): 164-196. Alejandro Rabinovich y Germán
Soprano, “Para una historia social de la guerra y los militares en Sudamérica. Perspectivas de historia
comparada, conectada y de largo plazo. Siglos XIX-XX” PolHis No. 20 (2017): 1-19.
por alto el estudio de los ascensos militares en las filas del ejército para
las guerras del siglo XIX, aunque las perspectivas analíticas han variado
a través del tiempo. En la década de 1970, Álvaro Tirado Mejía con una
interpretación de la guerra como una lucha de clases, subrayaba en que
los oficiales eran los miembros de las familias patricias y adineradas que
financiaron sus ejércitos y participaron voluntariamente, arrastrando
detrás de ellos a la soldadesca que pertenecía a los estratos más bajos de la
población. Esta relación impidió que los soldados escalaran en la jerarquía
militar, aunque se aclara que hubo casos aislados donde ciertos individuos
por heroísmo o disciplina fueron nombrados en altos mandos6.
6 Álvaro Tirado Mejía. Aspectos sociales de las Guerras Civiles en Colombia (Bogotá: Colcultura, 1976).
7 Carlos Eduardo Jaramillo, Los guerrilleros del novecientos, 215-217.
Con base en esta fuente, se han registrado en el software libre Zotero a los
individuos que participaron en la guerra, al construir unidades propias o
“notas” en las cuales se suben los datos hallados en la fuente consultada,
según las categorías de: vida personal: datos vitales, familiares y geográf-
icos; vida profesional: formación académica y cargos administrativos; vida
económica: negocios, propiedades; vida cultural: pertenencia a los partidos
políticos; y vida militar: participación en las guerras civiles decimonónicas
en Colombia9. Además, Zotero nos permite recopilar, organizar, citar y
sincronizar miles de datos, por lo cual hasta la fecha se han registrado más
de 13.000 mil individuos, aunque teniendo en cuenta la fragmentación de la
información para una parte de ellos solo hemos anotado un cargo militar.
8 La región nororiental fue uno de los epicentros más importantes de la Guerra, véase por ejemplo
el combate de Palonegro (mayo de 1900). Además, la base de datos hace parte de la investigación
de maestría en Historia “Réquiem por los muertos. Una historia de la Guerra de los Mil Días en
Santander (1899-1902), presentada en la Universidad Industrial de Santander en septiembre del 2023.
9 Se ha seguido, en lo concerniente a la vida personal y profesional, las categorías que establece Michel
152 Bertrand En el libro Grandeza y miseria del oficio: los oficiales de la Real Hacienda de la Nueva
España, siglos XVII y XVIII (México: Fondo de Cultura Económica, 2011).
10 Hermes Tovar, “Tras las huellas del soldado Pablo” en Memoria de un país en guerra. Los Mil Días:
1899-1902, eds. Gonzalo Sánchez y Mario Aguilera (Bogotá: Editorial Planeta, 2001), 125-141.
11 A.H. Jomini. Compendio del arte de la guerra o nuevo cuadro analítico (España: Imprenta de Burgos, 1840).
12 Fernando Pinto Cebrián, “Ejército e historia. El pensamiento profesional milita español a través de
la literatura castrense decimonónica” (Tesis de doctorado, Universidad de Valladolid, 2011), 315.
13 Agustín Niño. Código Militar de los Estados Unidos de Colombia. Tomo I (Bogotá: Imprenta T. 153
Uribe Zapata, 1883), 50. Art. 101.
14 José David Cortes, “Clero, política y guerra” en Memoria de un país en guerra. Los Mil Días: 1899-
1902, eds. Gonzalo Sánchez y Mario Aguilera (Bogotá: Editorial Planeta, 2001), 173-194.
25 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 4,
carp. 2, f.40.
26 Alejandro Peña Solano, “Decreto por el cual se nombra Guardaparque del Batallón Bomboná
número 15 y se llama al servicio activo a varios militares con destino al Ejercito de la Republica” (6 de
noviembre 1899), Gaceta de Santander n°3426 (18 de noviembre 1899), 941. Alejandro Peña Solano,
“Decreto por el cual se confiere un ascenso, se destina a un militar y se hace un nombramiento” (22
de diciembre 1899), Gaceta de Santander n° 3433 (12 de febrero 1900), 2. Alejandro Peña Solano,
“Decreto por el cual se hace un nombramiento y una destinación y se confiere un ascenso”, Gaceta
156 de Santander n°3447 (20 de julio 1900), 59. Carlos Matamoros, “Decreto por el cual se organizan
dos batallones” (17 de junio 1901), G.S n° 3478 (18 de julio 1901), 63. Carlos Matamoros, “Decreto
por el cual se confieren varios ascensos y se hacen unas promociones” (16 de octubre 1901), G.S n°
3485-86 (9 de diciembre 1901), 89.
27 Alejandro Peña Solano, “Decreto por el cual se hacen varios nombramientos para el Estado Mayor
de la 4° División” (22 de octubre 1899), G.S n° 3422 (27 de octubre 1899), 925. Alejandro Peña
Solano, “Decreto por el cual se confieren dos ascensos” (31 de octubre 1899), G.S n°3424 (6 de
noviembre 1899), 933. Alejandro Peña Solano, “Decreto por el cual se confirma un ascenso” (4 de
noviembre 1899), G.S n° 3425 (9 de noviembre 1899), 938. AGNCo, Ministerio de Defensa, órdenes
generales, tomo 235, f. 56. Ramón González Valencia, “Decreto por el cual se confiere un ascenso y
se destina al nombrado” (13 de octubre 1900), G.S n° 3455 (20 de octubre 1900), 90.
28 AGNCo, Ministerio de Defensa, órdenes Generales, tomo 235, fs. 6, 68 y 142. 157
29 Archivo General de la Nación de Colombia (AGNCo), Colecciones, Academia colombiana de
Historia, Rafael Uribe Uribe, caja 7, carp. 54, f. 7.
30 Henrique Arboleda, Palonegro, 139.
Los escenarios más comunes para el ascenso de los militares eran después de
los combates. En Palonegro, por ejemplo, el gobierno autorizó una oleada de
ascensos con el fin de estimular a los hombres que habían luchado. Con este
fin, el jefe del Estado Mayor, Henrique Arboleda, solicitó informes detallados
a los comandantes divisionarios sobre el comportamiento de los oficiales y la
tropa. Con base en esta información, procedió a conceder el ascenso a más
de 100 personas. Por su parte, el gobernador de Santander Alejandro Peña
Solano, autoridad civil y militar, ordenó que los oficiales fallecidos o heridos
en el combate de Palonegro fueran ascendidos al cargo inmediatamente
superior. De esta forma, al menos unas 93 personas ascendieron39.
35 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 8, f.45.
36 Malcolm Deas, “Las fuerzas del orden” en Las fuerzas del orden y once ensayos de historia de
Colombia y las Américas, ed. Malcolm Deas (Bogotá: Penguin Random House, 2017), 25.
37 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 7,
carp. 2, fs .657-658.
38 Vincent Baillie Dunla. Rafael Uribe Uribe y el liberalismo colombiano (Bogotá: Universidad Exter- 159
nado de Colombia, 2010). Cayo Leónidas Peñuela. El doctor y general Próspero Pinzón (Bogotá:
Editorial Centro, 1941).
39 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 8, fs.
39-39v. AGNCo, Ministerio de Defensa, órdenes Generales, tomo 235, f. 148.
40 Archivo General de la Nación (AGNCo), sección Republica, Fondo Habilitadores, subfondo Revista
de lista para los comisarios. Batallón Rifles de Bomboná, fs. 978; 1047-1047v.
41 Alejandro Rabinovich, Obedecer y comandar, 62.
160 42 AGNCo, Ministerio de Defensa, órdenes Generales, tomo 235, f. 148.
43 Carlos Adolfo, Documentos militares y políticos, 33-34.
44 Juan Francisco Mantilla, “Decreto n° 125, por el cual se confiere un ascenso” (8 de mayo 1902), G.S
n° 3494 (20 de junio 1902), 27.
Gráfica 1.
Salarios devengados por los militares del batallón Rifles de Bomboná de la 10° división del Ejercito
Salarios abril 1900
250
200
200
150
150
100
100 80
70
60
50 30 28 27 25 24
0 Prime r je fe, Segundo jefe, Sargento Capitán Teniente Subteniente Sargento 1° Sargento 2° Cabo 1° Cabo 2° Soldado
te niente te niente mayor
corone l corone l
Primer jefe, teniente coronel Segundo jefe, teniente coronel Sargento mayor
Capitán Teniente Subteniente
Sargento 1° Sargento 2° Cabo 1°
Cabo 2° Soldado
55 Alejandro Peña Solano, “Decreto n° 88 por el cual se hacen unos nombramientos” (26 de junio 163
1909), G.S n° 34 (5 de julio 1909), 97.
56 AGNCo, sección Republica, Fondo Habilitadores, subfondo Revista de lista para los comisarios.
Batallón Rifles de Bomboná, fs. 648-649; 788-789; 861-862.
Gráfica 2.
Salarios devengados por Salarios
los militares del 1902
marzo Ejército para marzo de 1902
General 500
Coronel 450
Teniente coronel 350
Sargento mayor 300
Capitán 250
Teniente 200
Subteniente 150
Sargento 1° 110
Sargento 2° 105
Cabo 1 100
Cabo 2 95
Soldado 90
0 100 200 300 400 500 600
Soldado Cabo 2 Cabo 1 Sargento 2° Sargento 1° Subteniente
Teniente Capitán Sargento mayor Teniente coronel Coronel General
Gráfica 3.
Salarios devengados por Salarios
los militares
enerodel1903
Ejército para enero de 1903
1000
900
900 850
800
700
700
600
600 550
500
500 450
360 390
400 330
270 300
300
200
100
0
l
te
el
l
2
te
2
1
o
or
ne
era
itá
ad
n
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en
bo
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o
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Sa
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Su
en
rg
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Fuente: José Manuel Marroquín, “Decreto número 87 de 1903 sobre asignaciones militares” (26 de enero 1903), G.S
n° 3515 (17 de febrero 1903), 13.
de papel moneda58. Entre marzo y abril de 1900, meses entre los cuales
los soldados recibían mensualmente $24 pesos, el precio de la arroba de
carne estaba en $30 pesos y la carga de arroz en $25 pesos59. Entonces,
es posible señalar que un soldado con este salario no podía comprar
más que unos cuantos productos para su alimentación, que alcanzaban
solamente para un par de días. En cambio, los subtenientes recibían $60
pesos, quienes por obvias razones tenían muchas más posibilidades de
adquirir una variedad de productos. Como indica Rabinovich, un hombre
de la tropa que llegara a recibir un sueldo de oficial era suficiente para que
cambiase gradualmente sus parámetros de consumo y alimentación60.
Sin embargo, como medida para equilibrar la balanza entre valor nominal y
el valor real de los sueldos en medio de la inflación, el gobierno reglamentó
aumentos salariales con base a campañas militares en zonas densas y de
alto peligro, tanto por las amenazas de los insurgentes como por el mismo
encarecimiento en el costo de vida. El 13 de marzo de 1900, el general
Prospero Pinzón autorizó el aumento del 25% de los sueldos y raciones a
los individuos del Ejército del Norte, habida cuenta del “alto precio de los
víveres y á las incomodidades de la vida en la actual campaña”61. En octubre
del mismo año, se incrementaron los auxilios de marcha a los miembros del
Ejército Nacional62, y, el 18 de enero de 1901, se elevaron “en un cincuenta
por ciento los sueldos de los jefes, oficiales, individuos de tropa y empleados
administrativos del Ejército en la Provincia de Cúcuta”63.
58 Charles Bergquist, Café y conflicto, 163-204. Aida Martínez Carreño. La guerra de los Mil Días. Testi-
monios de sus protagonistas (Bogotá: Planeta Editores, 1999). Sobre el tema salarial para mediados
del siglo XIX, véase: Luis Ervin Prado, La organización de los ejércitos republicanos, 359-370.
59 Aida Martínez, La guerra de los Mil Días. Testimonios, 57. AGNCo, Colecciones, Bernardo J
Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 2, carp. 1, f. 162; caja 8, f. 294
60 Alejandro Rabinovich, Obedecer y comandar, 65.
61 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 3, carp. 1, f. 55.
62 José Manuel Marroquín, “Decreto n° 151, por el cual se aumentan los sueldos y auxilios de marcha de
los militares en servicio (10 de octubre 1899), Diario Oficial n°11.347 (20 de octubre 1900), p. 683. 165
63 José Manuel Marroquín, “Decreto n°68 por el cual se aprueba otro” (18 de enero 1900), G.S n°3478
(18 de julio 1901), 64.
64 AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspondencia del General Próspero Pinzón, caja 3, carp. 1, f. 71.
En estas circunstancias, la plana inferior del ejercito eran los más afect-
ados. Al haber tal cantidad de liquidez, la soldadesca debía resistir hambre
y un malestar personal por el incumplimiento del Estado. En la corre-
spondencia del General Prospero Pinzón hemos identificado decenas
de cartas de oficiales que solicitaron el pago de los salarios atrasados en
medio de la guerra65. Y los soldados iletrados, que no les quedaba tan
fácil enviar cartas a sus superiores de más alto rango, desertaban con la
misión de volver a sus labores agrícolas. Vicente Villamizar, un joven
soldado de 19 años, fue capturado por deserción y llevado ante un juez
militar; en el proceso declaró ante los fiscales del caso que desertó por
problemas económicos y por falta de alimentos en el cuartel66.
65 Carlos Garbiras, coronel del batallón Cúcuta, se quejaba ante los comandantes militares por los dos
meses de salario que le adeudaba el ejército. AGNCo, Colecciones, Bernardo J Caycedo, correspon-
dencia del General Próspero Pinzón, caja 7, carp. 2, fs. 687-688.
66 Archivo Histórico Regional-Universidad Industrial de Santander (AHR-UIS). Sumario en
averiguación del hurto de un toro color amarillo y de varias otras reses; y del responsable o respons-
ables de la muerte dada a Benedicto Caballero, 1903.
67 Alejandro Peña Solano, “Decreto por el cual se reorganiza el Cuerpo de policía de esa capital” (18
166 de enero 1900), G.S n°3448 (9 de agosto 1900), 63. Ramón González Valencia, “Decreto por el cual
se nombran los empleados de la secretaria de Gobierno” (26 de septiembre 1900), G.S n°3452 (3 de
octubre 1900), 78. Jorge Ferrero, “Decreto n°7 por el cual se nombra una Junta de Sanidad” (23 de
julio 1900), G.S n°3454 (13 de octubre 1900), 87.
Conclusiones
Por último, es posible señalar que los ascensos militares en medio de la guerra
contribuyeron a una movilidad social en la postguerra. Veíamos que, al menos
88 oficiales del gobierno ejercieron cargos administrativos como alcaldes y
concejales en algunos municipios del departamento nororiental de Santander.
Cabe señalar que este tema de la movilidad social a partir de la guerra no ha
sido profundizada por la historiografía colombiana, por lo que, estas conclu-
siones serán un primer esbozo que será, a la postre, contrastado y puesto en
discusión con trabajos históricos con énfasis en los ascensos sociales.
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Historia Caribe - Volumen XIX No. 45. Julio-diciembre de 2024 - pp 147-174
Los ascensos militares en Colombia
Anexos
Anexo 1.
Soldados que ascendieron a subteniente
Fuente: Elaboración propia a partir del entrecruzamiento de datos de Próspero Pinzón, memorias y Gaceta de Santander.
Anexo 2.
Oficiales de la guerra que participaron en política en el periodo 1908-09
Para citar este artículo: Bonilla Ayala, Juan Sebastián. “Los ascensos militares
en Colombia durante la Guerra de los Mil Días, 1899-1902”, Historia Caribe
174
Vol. XIX No. 45 (Julio-Diciembre 2024): 147-174. DOI: https://doi.org/10.15648/
hc.45.2024.3585
Concesión y conflicto
en torno a las aguas
del río Tepotzotlán,
1888-1904* 1
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3653
Este artículo forma parte del proyecto: “Concesión y conflicto en torno a las aguas del río 175
Tepotzotlán, 1888-1904” financiación propia.
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Concession and conflict over the waters of the Tepotzotlán River, 1888-1904
Abstract
In Mexico, on June 5, 1888, through the issuance of the “Law on general communica-
tion routes”, the federal government began a process of centralization and control of
the water resource, which affected the enjoyment that the usufructuaries had had for
decades or centuries. In this context, it is intended to analyze the resistance that the
towns of Tepotzotlán and the owner of the Xuchimangas farm showed towards the
granting of a water concession, in which the Ministry of Development granted Andrés
Julián the right to take advantage of the waters of the Tepotzotlán River to generate
motive power.
Concession and conflict over the waters of the Tepotzotlán River, 1888-1904
Abstract
In Mexico, on June 5, 1888, through the issuance of the “Law on general communica-
tion routes”, the federal government began a process of centralization and control of
the water resource, which affected the enjoyment that the usufructuaries had had for
decades or centuries. In this context, it is intended to analyze the resistance that the
towns of Tepotzotlán and the owner of the Xuchimangas farm showed towards the
granting of a water concession, in which the Ministry of Development granted Andrés
Julián the right to take advantage of the waters of the Tepotzotlán River to generate
motive power.
Introducción
A finales del siglo XIX el gobierno federal emitió una serie de leyes
encaminadas a centralizar el recurso hídrico. Así, el 5 de junio de1888
se expidió la “Ley sobre vías generales de comunicación”, el 6 de junio
de 1894 se publicó la ley sobre concesión de aguas para ser aprove-
chadas en la industria y el 18 de diciembre de 1902 se proclamó la ley
de clasificación y régimen de los bienes inmuebles federales que incluyó
las aguas como bienes de dominio público federal. La expedición de
este marco legal fue unos de los distintos mecanismos, implementados
durante el gobierno de Porfirio Díaz, para tener injerencia sobre el agua
e impulsar la economía a través del sector empresarial1.
1 María del Carmen Chávez Cruz, “Agua, industria eléctrica y minería”, en Historia y políticas de 177
desarrollo en el Estado de México, coordinadores Nelson Arteaga Botello y Diana Birrichaga
Gardida (México: Gobierno del Estado de México, 2009), 63; Luis Aboites Aguilar, El agua de la
nación (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1998), 12.
río Tepotzotlán, los que explican que las leyes sobre federalización del
recurso hídrico de 1888, 1894 y 1902 no hayan tenido un impacto en las
formas tradicionales de administrar y acceder al agua.
En otros casos, cono en Atlixco, Puebla, los pueblos resolvieron sus conflictos
ante las autoridades locales (los ayuntamientos, el juez de primera instancia o
el jefe político) sin la injerencia de autoridades federales. Por ejemplo, en la
década de 1890 los usufructuarios del agua del río Cantarranas resolvían sus
problemas ante las autoridades locales, argumentando un reparto de aguas
realizado en 1593; cuyo repartimiento era reconocido por los ribereños como
el documento legal que legitimaba su acceso a cierta cantidad de agua del río6.
3 Luis Aboites Aguilar, El agua de la nación (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, 1998), 12.
4 Gloria Camacho Pichardo, “Resistencias cotidianas ante la intervención estatal o federal: dos motines
en torno al manejo de los recursos hidráulicos en el Estado de México, 1870-1900”, en Culturas
de pobreza y resistencia. Estudios de marginados, proscritos y descontentos México, 1804-1910,
coordinadora, Romana Falcón (México: El Colegio de México, 2005).
5 Alejandro Tortolero Villaseñor, Tierra, agua y bosques: historia y medio ambiente en el México central
(México: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Instituto de Investigaciones José María
Luis Mora, Potrerillos, Universidad de Guadalajara, 1996); Trinidad Beltrán Bernal, La desecación del lago
(ciénaga) de Chalco. Colección de Documentos de investigación (Zinacantepec: El Colegio Mexiquense,
1998), http://www2.cmq.edu.mx/libreria/index.php?option=com_k2&view=item&id=124:la-
desecacion-del-lago-cienaga-de-chalco&Itemid=229 (26 de agosto de 2022). 179
6 Rocío Castañeda González, Las aguas de Atlixco. Estado, haciendas, fábricas y pueblos, 1880-1920,
(México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Colegio de
México, Comisión Nacional del Agua, 2005), 156-157, 172.
1. El espacio geográfico
A finales del siglo XIX Tepotzotlán era un pueblo y cabecera municipal del
municipio homónimo en el Estado de México, localizado aproximadamente a
45 km de la Ciudad de México. La cabecera y los demás pueblos que compo-
nían la municipalidad estaban asentados al pie de la Sierra de Tepotzotlán,
entre los 2,250 y los 2,400 msnm. El terreno, del ahora municipio, presenta
una inclinación hacia el sureste, marcada por el descenso de las laderas de la
sierra hacia el valle de Cuautitlán; el clima, en general, es templado, aunque
en invierno la temperatura puede descender hasta los dos grados bajo cero7.
A finales del siglo XIX los árboles y la fauna de las partes bajas de la
Sierra de Tepotzotlán prácticamente habían desaparecido, gran parte
de la superficie era utilizada para el pastoreo. En las municipalidades de
Coyotepec y Huehuetoca, igualmente ubicadas en la Sierra de Tepot-
zotlán, los terrenos eran delgados y las tierras al ser inclinadas eran
poco productivas8; pero en la municipalidad de Tepotzotlán a pesar
de la inclinación de las tierras, éstas eran fértiles debido a los escurri-
mientos de agua que bajaban a través del río Hondo o de Tepotzotlán,
desde de la Sierra de las Cruces y la Sierra de Tepotzotlán.
7 Archivo Histórico del Agua (en adelante AHA)/ Aguas Nacionales/ caja 18/ exp. 212/ leg. 1/f. 10f.
8 AHA/ Aguas Nacionales/ caja 18/ exp. 212/ leg. 1/ f.130.
9 La mayoría de los manantiales que emergían en las partes altas eran aprovechados en el riego de
terrenos de las haciendas de San Juan de las Tablas, de la Encarnación y de los pueblos de Cahuacán
y Magú, por lo cual el río únicamente conducía a los usuarios inferiores los sobrantes de esos riegos y 181
los volúmenes proporcionados por los manantiales permanentes de Magú. Estos aprovechamientos
de la parte superior no estaban debidamente reglamentados por las autoridades federales. AHA/
Aguas Nacionales/ caja 18/ exp. 212/ leg. 17/ f. 160.
Las ventajas del río para la agricultura eran mayores en el curso inferior que
en el superior. Durante la época colonial y, prácticamente, durante todo
el siglo XIX el agua del río Tepotzotlán fue disfrutada por los pueblos
de Tepotzotlán y el dueño de la hacienda de Xuchimangas; pero, como
veremos en este texto, la situación se pretendía modificar sustancialmente
en la última década del siglo XIX por la iniciativa de un empresario que
vio un alto potencial productivo en el curso superior del río.
13 AHA/ Aguas Nacionales/ caja 18/ exp. 212/ leg. 1/ fs. 70v y 130; AHA/ Aprovechamientos
Superficiales/ caja 264/ exp. 6345/ fs. 10v-11v.
14 Guillermo Floris Margadant, El agua a la luz del derecho novohispano. Triunfo de realismo y
flexibilidad Tom. 1, (México: Anuario Mexicano de Historia del Derecho, 1989), 117-140. https://
revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/anuario-mexicano-historia-der/article/
view/29399/26522 (15 de abril del 2022).
15 Michael Meyer, El agua en el sureste hispánico. Una historia social y legal 1550-1850 (México:
Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social, 1997), 144-145.
16 En el Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia de Escriche se establece que la propiedad perfecta
consiste en la facultad que tenían las personas de disponer de sus cosas como mejor les parezca
y sin que nadie pueda impedírselos. Además de que ningún derecho extraño limita el ejercicio de
propiedad. Joaquín Escriche, Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia (Paris: Librería de 183
Rosa, Bouret y C., 1851).
17 Luis Cabrera, “Alegatos de la Compañía Agrícola Industrial Colonizadora Limitada del Tlahualilo, S.A.,
Contra el gobierno federal de la República Mexicana”, en Obras completas I. (México: Oasis, 1975), 377-378.
La distribución de las aguas del río Tepotzotlán, que cada pueblo reali-
zaba por su respectiva toma, estuvo sujeta a un reglamento realizado en
la época en que los jesuitas eran dueños de la hacienda de Xuchimanga.
18 Rocío Castañeda González, Las aguas de Atlixco. Estado, haciendas, fábricas y pueblos, 1880-1920,
(México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Colegio de
México, Comisión Nacional del Agua, 2005).
19 Neri Guarneros, Porfirio, Entre montes y lagunas. Desamortización y mercado de tierras en el Valle
184 de Cuautitlán, 1856- 1917 (Zinacantepec: El Colegio Mexiquense, 2021).
20 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 55f-57v.
21 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 23f-25f.
22 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 55f.
31 Luis Aboites Aguilar, El agua de la nación (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, 1998), 13-14.
32 Luis Aboites Aguilar, El agua de la nación (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, 1998); Martín Sánchez Rodríguez, El mejor de los títulos. Riego, organización
social y administración de recursos hidráulicos en el Bajío mexicano (México: El Colegio de
Michoacán, Gobierno del Estado de Guanajuato, Comisión Estatal del Agua, 2005).
33 Luis Aboites Aguilar, El agua de la nación (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, 1998), 88; Porfirio Neri Guarneros y Gloria Camacho Pichardo, “Tierras
de común repartimiento y formación de ranchos en el sistema de riego de Cuautitlán, Estado de 187
México, 1856-1911”, Revista Mundo Agrario Vol. 20 Núm. 44 (2019): 1-20.
34 Antero Pérez de Yarto, El agua en sus relaciones con el derecho internacional, constitucional,
administrativo y civil (México: Antigua imprenta del comercio de Dublán y Comp., 1894), 87-88.
por el propio Andrés Julián. Para tal efecto la Secretaría comisionó al inge-
niero Pedro Vigil, quien después de realizada la inspección, el 9 de marzo
de 1899 informó a la Secretaría que el aprovechamiento de las aguas como
fuerza motriz en nada perjudicaba a los ribereños; porque la devolución de
las aguas a los vecinos se efectuaría río arriba donde existen sus tomas, de tal
manera que podían continuar aprovechándolas de la misma forma en que
lo habían hecho sin causales perjuicios. Además, el aprovechamiento de las
aguas para fuerza motriz redundaría en beneficio no solo de Julián sino en el
del fomento de la industria. En tal virtud, el 18 de abril de 1899 la Secretaría
consideró que debía otorgársele el uso de las aguas a Andrés Julián.
que los ríos de jurisdicción federal eran los navegables y los que servían
de límites entre los estados, en cuyo casos no se encontraba el río de
Tepotzotlán. Además, Juan B. Lozano manifestó que debían de respe-
tarse sus derechos, conforme al apartado B del artículo 2º de la ley de 5
de junio de 1888; el cual establecía que debían ser respetados y confir-
mados los derechos de particulares respecto a las servidumbres, usos y
aprovechamientos adquiridos sobre ríos, lagos y canales38.
41 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 65f-66f, 69f.
42 Porfirio Neri Guarneros. “Entre montes y lagunas. Desamortización y mercado de tierras en la
subcuenca del río Cuautitlán, 1856-1917”. (Tesis de doctorado en Historia, Centro de Investigaciones
192 y Estudios Superiores en Antropología Social, 2017), 251.
43 Lourdes Romero Navarrete, “Legalidad y conflictos por las aguas del Nazas. El litigio entre la
compañía del Tlahualilo y el gobierno de México, 1885-1912”. Estudios de historia moderna y
contemporánea de México, No. 24 (2002).
193
45 Laura Lizet González Gutiérrez, “Proceso de electrificación en México. La región centro, 1880-1926”
(Tesis de Maestría en Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2014), 69.
46 Laura Lizet González Gutiérrez, “Proceso de electrificación en México. La región centro, 1880-
1926” (Tesis de Maestría en Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2014),
194 69; Lillian Briseño Senosiain, “La solidaridad del progreso. Un paseo por la Ciudad de México en el
Porfiriato”, Signos Históricos, No. 16, (2006): 189.
47 Laura Lizet González Gutiérrez, “Proceso de electrificación en México. La región centro, 1880-1926”
(Tesis de Maestría en Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2014), 77.
48 María del Carmen Chávez Cruz, “Agua, industria eléctrica y minería”, en Historia y políticas de
desarrollo en el Estado de México, coordinadores Nelson Arteaga Botello y Diana Birrichaga
Gardida (México: Gobierno del Estado de México, 2009), 61.
49 Gloria del Rocío Montalvo Hernández, “El proceso de electrificación en San Luis Potosí 1880-1910”
(Tesis de Maestría en Historia, El Colegio de San Luis, A.C., 2010); Martín Pérez Acevedo, “Sistema
de alumbrado y compañías eléctricas en Morelia durante el Porfiriato”, Tzintzun: Revista de Estudios
Históricos, No. 13 (1991); Jonathan Martínez Vázquez, “Impacto de la modernización del sistema de
alumbrado público en el desarrollo material de la ciudad de Toluca 1880-1900”, (Tesis de Licenciatura en
Historia, Universidad Autónoma del Estado de México, 2009); Lillian Briseño Senosiain, “La solidaridad 195
del progreso. Un paseo por la Ciudad de México en el Porfiriato”, Signos Históricos No. 16 (2006).
50 Sergio Rosas Salas, “Agua e industria en Puebla. El establecimiento de la fábrica textil La Covadonga,
1889-1897”, Relaciones, No. 136 (2013).
51 Nancy Flores Arriaga, “La actividad económica de los hermanos Henkel en la ciudad de Toluca,
1884-1910” (Tesis de Maestría en Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de México,
2011); Ivone Ordaz García, “Producción agrícola de la hacienda San Pedro Tejalpa durante
la administración de Manuel Medina Garduño 1874-1917” (Tesis de Licenciatura en Historia,
Universidad Autónoma del Estado de México, 2009).
52 Gabriela Medina González, “El impacto ambiental en la modernización industrial en el Estado de México,
1890-1940”, en Historia y políticas de desarrollo en el Estado de México, coordinadores Nelson Arteaga
196 Botello y Diana Birrichaga Gardida, (Toluca: Gobierno del Estado de México, 2009), 85.
53 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 39f-41f.
54 Laura Lizet González Gutiérrez, “Proceso de electrificación en México. La región centro, 1880-1926”
(Tesis de Maestría en Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2014), 84.
56 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 4106/ exp. 55923/ fs. 140f-140v. 199
57 AHA/ Aprovechamientos Superficiales/ caja 919/ exp. 55923/ f. 141.
58 Alejandro Mayagoitia, “Abogados de algunas jurisdicciones parroquiales menores de la ciudad de
México”, ARS IURIS No. 16 (1996): 520.
Consideraciones finales
Bibliografía
Fuentes primarias
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Para citar este artículo: Neri Guarneros, José Porfirio. “Concesión y conflicto en
torno a las aguas del río Tepotzotlán, 1888-1904”, Historia Caribe Vol. XIX No. 45
204 (Julio-Diciembre 2024): 175-204. DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.3653
205
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4094
María Teresa Cortés Zavala
La península de Yucatán en la correspondencia consular de Francia en
Campeche, 1832-1850. D’Hauterive, Faramond, Laisné de Villevêque, es el
resultado de una investigación que desde hace varios años ha realizado
la historiadora franco mexicana Pascale Villegas. La obra es una exce-
lente contribución a la historiografía mexicana que se ha escrito sobre
Campeche, el comercio en los puertos de la península de Yucatán y la
constitución de la legación consular de Francia, a partir de la tercera
década del siglo XIX y hasta 1850, periodo en que dejó de funcionar
el consulado y que podemos caracterizar como la etapa del estableci-
miento de las relaciones diplomáticas de México con otros países.
2 Pascale Villegas, “Le Yucatan dans les lettres consulaires de la France à Campêche (1832-
1850)”, Nuevo mundo, mundos nuevos, No. 18 (2018).
Pascal Villegas hace un breve recorrido biográfico por las figuras que
ocuparon el consulado como representantes diplomáticos, caracteriza
algunos rasgos de su personalidad y profundiza en aquellos, que por la
riqueza de la documentación encontrada dejaron una huella más sobresa-
liente del desempeño de sus tareas. Es así como sabemos que Jean Baptiste
Louis Gros era médico y que, durante su cargo como cónsul entre 1832 y
1834, también ejercía como director del Hospital de San Juan de Dios. De
Achille de Codrika, nos dice la autora, no encontró correspondencia, pues
por alguna razón desconocida, aun cuando fue nombrado, nunca llegó a
asumir el nombramiento. En tanto que de Maurice Bruno Blanc Delanautte
D’Hauterive afirma que antes de llegar a Campeche, ya era un diplomático
con experiencia pues cuando fue llamado para asumir la responsabilidad
de cónsul de segunda mano, ya se desempeñaba como vicecónsul en
Nueva York. Este personaje en la correspondencia que, en forma periódica
enviada a Paris, con preocupación describe la corrupción que imperaba
en las aduanas, la presencia del contrabando que dañaba el comercio legal,
la inseguridad en que vivían los habitantes y el escaso movimiento marí-
timo del puerto de Campeche si se le comparaba con Tampico, Veracruz y
Alvarado. De Jean Antoine Marie Faramond (1837-1839), que aparece en
el título del libro, Pascal Villegas advierte que su consulado coincidió con
dos importantes conflictos belícos, la confrontación armada entre yuca-
teos pro-federales y mexicanos pro-centralistas en los cuales se involucró y
con frecuencia en su correspondencia emitió opiniones sobre el tema. Una
vez cumplida su misión en la Legación francesa, Faramond continuó sus
labores como diplomático en Síndey, a donde fue trasladado.
212
4 Pascale Villegas, La península de Yucatán en la correspondencia consular de Francia, 147.
5 Pascale Villegas, “El inicio de la explotación de palo de tiente en Yucatán a cardo de Marcos de Ayala
Trujenque, siglo XVI”, Temas americanistas No. 44 (2020): 318-333.
DOI: https://doi.org/10.15648/hc.45.2024.4095
Álvaro Acevedo Tarazona / Natalia Agudelo Castañeda
El libro “Rebelión Universitaria 1971-1972: Una Búsqueda de Ruptura” fue
publicado en 2023 por la Universidad Nacional de Colombia. Este docu-
mento se presenta como una lectura crucial en el contexto de la reforma
anunciada a la educación colombiana, particularmente en la educación
superior. En este momento también es notoria la reactivación de la movi-
lización estudiantil, la cual recientemente ha unido fuerzas a través del
Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación Superior con el objetivo
de establecer rutas programáticas y movilizaciones para abordar la reforma
a la Ley 30 de 1992, al mismo tiempo que se observan distintas disputas
por la gobernabilidad universitaria y, en particular, la elección de rector en
universidades como la Nacional de Colombia1, la de Antioquia2, la Tecno-
lógica de Pereira3 y la Universidad Industrial Santander, entre otros.
Lo anterior se menciona debido a que la obra que se reseña aborda uno de los
ejes con más trayectoria en el movimiento estudiantil colombiano: su lucha
1 La Universidad Nacional continúa en crisis por elección del rector José Peña.” El Heraldo, 11 de mayo de
2024. https://www.elheraldo.co/colombia/la-universidad-nacional-continua-en-crisis-por-eleccion-del-rec-
tor-jose-pena-1093435.
2 “Universidad de Antioquia elige nuevo rector.” El Colombiano, 11 de mayo de 2024. https://www.
elcolombiano.com/antioquia/rector-universidad-antioquia-designacion-LC24048627. 213
3 “Sigue la interinidad en la rectoría de la Universidad Tecnológica de Pereira.” El Tiempo, 11 de
mayo de 2024. https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/sigue-la-interinidad-en-la-rec-
toria-de-la-universidad-tecnologica-de-pereira-849287.
6 Víctor Manuel Moncayo y Hernán Darío Correa. Rebelión universitaria 1971-1972. Una búsqueda de
ruptura. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2023), 211.
7 Ver: Agudelo Castañeda, Natalia, Jhon Jaime Correa Ramírez, y Edwin Mauricio López García.
“Reconfiguración de saberes: Vivencia académica de las reformas universitarias en la UTP 1980-1994.”
216 Revista Historia de la Educación Latinoamericana Vol. 25 No. 41 (2023); Acevedo T., Álvaro. La expe-
riencia histórica del cogobierno en la Universidad Industrial de Santander: concepciones y divergencias
en disputa por la autonomía universitaria. 1971-1976, (Bucaramanga: Ediciones UIS, 2016).
8 Moncayo y Correa, 11.
Por último, es importante señalar que los autores han concebido este
texto como un documento de trabajo en vista de una eventual reforma
a la ley de educación superior. Por ello, resulta imperativo promover un
diálogo más profundo sobre las nociones de autonomía, democracia
y la esencia misma de la universidad. Este diálogo debe abordar no
solo las motivaciones originales de Córdoba9, que, aunque algunas
aún tienen relevancia, también es evidente que nos enfrentamos a
una juventud influenciada por un contexto diferente. En este nuevo
contexto, la novedad, las estéticas, los discursos y las banderas, así como
la composición de los actores y sus formas de acción y organización
dentro del movimiento, son radicalmente otros. Es esencial analizar
en profundidad las resistencias y re-existencias de la universidad y su
comunidad, y evaluar en qué medida estamos dialogando con el pasado
al avanzar hacia un futuro posible en el presente.
9 Nicolás Dip, Movimientos estudiantiles en América Latina: Interrogantes para su historia, presente
y futuro. (Buenos Aires; CLACSO, IEC-CONADU, 2023), 39-52.
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Índice Volumen XIX (2024) / Números 44 y 45
Reseñas
Antonino Vidal Ortega y Raúl Román Romero (coords). Los vientos del
liberalismo en el Caribe Efectos, transformaciones e intercambios en la
transición del siglo XVIII al XIX. Santa Marta: Editorial Universidad
del Magdalena, 2022. Vol. XIX N° 44 Enero-Junio de 2024, 375-380.
María Angélica Del Mar Mendoza Manotas.
Artículos
Vol. XIX N° 45 2024-2
Tema Abierto
Reseñas
223
Proceso editorial
El Comité Editorial se reserva la última palabra sobre la publicación de
los artículos y el número en el cual se publicarán. Con base en ello se
les informará a los autores el número y las fechas aproximadas de su
publicación. Durante este proceso se podrán efectuar las correcciones
menores de estilo que considere la revista.
Tanto los artículos, las reseñas y los ensayos bibliográficos deberán ser
enviados a la redacción de la revista a través de la página web www.
uniatlantico.edu.co en la sección Revistas y publicaciones (plataforma
Open JournalSystem) en el link: http://goo.gl/yHDUCy/o a los
correos electrónicos historiacaribe@mail.uniatlantico.edu.co; historia-
caribe95@gmail.com
Reglas de Edición:
1. Las subdivisiones en el cuerpo del texto (capítulos, subcapítulos,
etc.) deben ir numeradas en números arábigos, excepto la intro-
ducción y la conclusión que no se numeran.
2. Los términos en latín y las palabras extranjeras deberán figurar en
letra itálica.
3. La primera vez que se use una abreviatura, esta deberá ir entre
paréntesis después de la fórmula completa; las siguientes veces se
usará únicamente la abreviatura.
4. Las citas textuales que sobrepasen cuatro renglones deben colocarse
en formato de cita larga, entre comillas, a espacio sencillo, tamaño
de letra 11 y márgenes reducidos. 313
227
5. Debe haber un espacio entre cada uno de los párrafos; estos irán
sin sangría.
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Normas
ormasE eiNstruccioNEs para para
instrucciones autorEs
autores
Libro:
De un solo autor:
N- Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 45.
B- Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año.
Dos autores:
N- Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), Título completo (Ciu-
314 dad: Editorial, año), 45-90.
228
B- Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciu-
dad: Editorial, año.
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Normas
Normas E iNstruccioNEs
e instrucciones paraautores
para autorEs
Artículo en libro:
N- Nombre Apellido(s), “Título artículo”, en Título completo, eds.
Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s) (Ciudad: Editorial, año),
45-50.
B- Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. En Título completo, editado
por Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año,
45-90.
Artículo en revista:
N- Nombre Apellido(s), “Título artículo”, Título revista Vol. No. (año):
45.
B- Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. Título revista Vol. No. (año):
45-90.
Artículo de prensa:
N- Nombre Apellido(s), “Título artículo”, Título periódico, Ciudad, día
y mes, año, 45.
B- Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. Título periódico, Ciudad, día
y mes, año.
Tesis:
N- Nombre Apellido(s), “Título tesis” (tesis pregrado/Maestría/Doc-
torado en, Universidad, año), 45-50, 90.
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B- Apellido(s), Nombre. “Título tesis”. (Tesis pregrado/Maestría/Doc-
torado en, Universidad, año).
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instrucciones autorEs
autores
Fuentes de archivo:
N- “Título del documento (si lo tiene)” (lugar y fecha, si aplica), en Si-
glas del archivo, Sección, Fondo, Vol./leg./t., f. o ff. La primera vez se
cita el nombre completo del archivo y la abreviatura entre paréntesis.
B- Nombre completo del archivo (sigla), Ciudad-País. Sección(es), Fon-
do(s).
Entrevistas:
Entrevista a Apellido(s), Nombre, Ciudad, fecha completa.
Publicaciones en Internet:
N- Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), eds., Título completo
(Ciudad: Editorial, año), http://press-pubsuchicago.edu/founders (fe-
cha de consulta).
B- Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s), eds. Título completo.
Ciudad: Editorial, año. http://press-pubsuchicago.edu/founders.
Observación de interés:
Luego de la primera citación se procede así: Nombre Apellido, dos o
tres palabras del título, 45-90. No se utiliza Ibíd., ibídem, cfr. ni op. cit.
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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS ÉTICOS
Y BUENAS PRÁCTICAS EDITORIALES
DE LA REVISTA HISTORIA CARIBE
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234 Esta tarea será realizada con la dedicación debida y según los criterios
establecidos, formulando las sugerencias y modificaciones al autor,
señalando referencias significativas que no hayan sido incluidas en el
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Normas
Normas E iNstruccioNEs
e instrucciones paraautores
para autorEs
Comportamientos anti-éticos
Frente a cualquier acción que se considere contraria a la presente decla-
ración, se tendrá en cuenta lo reglamentado por el Committe on Publi-
cation Ethics (COPE) en el documento: http://publicationethics.org/
files/All_Flowcharts_Spanish_0.pdf (Consultado 07 de febrero de
2014) y las maneras de proceder frente a duplicación, plagio, la redun-
dancia, datos inventados, cambios de autoría, autores anónimos y demás
asuntos definidos por el COPE.
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CONTENIDO
Editorial 13
Artículos
Reseñas 207
Índice General de Historia Caribe 219
Normas para autores 225