Las Tres Partes de La Iglesia (Del Maestro) Parte 2
Las Tres Partes de La Iglesia (Del Maestro) Parte 2
Las Tres Partes de La Iglesia (Del Maestro) Parte 2
pág. 149
Capítulo 35
Las Escrituras en Ezequiel e Isaías parecen mostrar que Satanás había sido creado por Dios
para un propósito alto y noble. Era perfecto en su belleza y sabiduría. Se le había dado gran
poder y autoridad.
El relato de Ezequiel nos da a entender que Satanás era el director del coro en el cielo. Él
poseía cualidades musicales para dirigir las alabanzas a Dios. Parece que Satanás
gobernaba las huestes celestiales.
Los querubines en el libro de Apocalipsis están relacionados con la adoración celestial. Es
posible que Satanás en algún momento no sólo gobernara las huestes del cielo, sino que
también las guiara a la hora de adorar a Dios. Su deber y responsabilidad era guardar la
voluntad y palabras santas de Dios, además de honrarle en todas las formas. Parece que era
el “supervisor” de las huestes celestiales.
3. Cegado Por El Orgullo
Debido a su belleza y posición, el orgullo entró en el corazón de Satanás. Pablo lo utiliza
como ejemplo cuando advierte a los “supervisores” de la Iglesia Primitiva sobre el orgullo.
“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible…no un neófito, no sea que
envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1ª Timoteo 3:2,6).
El orgullo y el deseo de poder se convirtieron en la causa de su caída. Encontró más placer
en su propia belleza que en la gloria de Dios. Se ensalzó a sus propios ojos, y buscó el honor
y el poder que sólo pertenecen a Dios.
Satanás deseaba la adoración del cielo y la autoridad del trono de Dios. Y estuvo dispuesto a
rebelarse contra el Dios Altísimo a fin de conseguirlas. Desgraciadamente, un gran número de
miembros del ejército celestial se unieron a Satanás en su rebelión (2ª Pedro 2:4; Judas 6).
Uno se pregunta por qué Satanás y su ejército pensaron que podrían tener éxito en su
rebelión contra Dios. Las Escrituras incluso dicen que estaba “lleno de sabiduría”.
Hemos visto que hay una “ceguera” en el orgullo. Cuando centramos todo en nosotros
mismos, es difícil “ver” más allá de nosotros mismos. El engaño es creer que algo está bien
cuando está mal, que es bueno cuando es malo.
Con el orgullo viene el engaño. Satanás estaba verdaderamente engañado. Él hizo algo que
se encontraba claramente condenado al fracaso. Pensó que realmente iba a ganar.
4. Duda Y Desobediencia
Nadie había desobedecido antes a Dios. Su poder y autoridad nunca habían sido puestas a
prueba. Los resultados de la rebelión nunca habían sido vistos. La muerte era desconocida.
Además, esta era la primera vez en que los poderes del mal y del bien entraban en conflicto
los unos con los otros. La batalla de los siglos estaba a punto de comenzar.
A diferencia de Dios, Satanás no era “omnisciente”: conocedor de todo. Como ser creado,
todo lo que tenía que seguir era la palabra de Dios. Con el orgullo viene el engaño, y con el
engaño la duda. Satanás empezó a dudar de la Palabra de Dios, y como resultado decidió
desobedecerla.
Los eslabones de la cadena del mal se pueden ver ahora claramente: ORGULLO, ENGAÑO,
DUDA, DESOBEDIENCIA. El último eslabón era desconocido e imprevisto, era el eslabón de
la “MUERTE”. “…y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:15).
5. Dios Sabía Todo
pág. 150
Capítulo 35
Una visión panorámica de las Escrituras, parece mostrar que Dios eligió realizar Su propósito
en la creación a través de las criaturas de libre voluntad. Los ángeles y posteriormente los
hombres, fueron creados con libertad para elegir.
Como hemos dicho antes, esto implicaba un gran riesgo. Existía el peligro de hacer
elecciones equivocadas y de que a éstas siguieran consecuencias malas. Dios previó esa
posibilidad, pero descansó en Su conocimiento de que al final:
a. EL BIEN vencería al MAL
b. EL AMOR vencería al ODIO
c. LA LUZ vencería a la OSCURIDAD
d. LA VERDAD vencería a la MENTIRA
e. LO JUSTO vencería a lo INJUSTO
Además, estas cualidades nobles del carácter de Dios, se expresarían a través de los que
eligieran amarlo, honrarlo y obedecerlo.
En el cielo todo esto se realizaría a través de los ángeles que eligieran permanecer leales a
su Creador.
En la tierra se realizaría a través de una familia real de hijos e hijas amados.
El “Primogénito” de esa familia, sería el Señor Jesús mismo.
6. Expulsados Del Cielo
Es posible que Satanás estuviera celoso del amor, el honor y la adoración que era dada a
Dios por el ejército celestial. La rebelión de Satanás fue un intento para apoderarse del lugar
de Dios y recibir la adoración que le pertenecía a Él.
¿Recuerda cómo el diablo le ofreció a Jesús los reinos de este mundo en un intento por
conseguir que Jesús le adorara en el desierto? (Lucas 4:5-8). Este incidente nos muestra que
el diablo deseaba la adoración que solo le pertenece a Dios.
Al oponerse a Dios, Satanás trazó las líneas de batalla para el conflicto secular entre el bien y
el mal.
Como sabemos por las Escrituras ya citadas, Satanás no logró obtener la victoria en el cielo.
Él y su ejército de ángeles fueron expulsados. Lo que perdieron en el cielo, sin embargo, más
tarde intentaron ganarlo en la tierra en el jardín del Edén.
7. Eva Es Engañada
Dios creó al primer hombre y a la primera mujer, y les dijo que dominaran la tierra, y la
llenaran con una familia de hijos amorosos que le fueran leales a Dios.
Por lo tanto, a esta tierra y a esta familia vino ahora Satanás. La batalla que empezó en el
cielo, ahora continúa en la nueva creación de Dios: la tierra. Satanás intenta arrebatar la
herencia espiritual a la primera familia terrenal, tentándola para que cometa el mismo pecado
que produjo su caída de las alturas celestiales: El orgullo y la rebelión.
Viene a ellos en la forma de una serpiente sabia y hermosa. No puede vencerlos porque han
recibido autoridad sobre todas las criaturas de la tierra.
Sólo tiene una manera de alcanzarlos con su mal propósito: El engaño. Podemos ver por qué
Jesús se refirió a Satanás de la siguiente manera: “…el diablo…ha sido homicida desde el
pág. 151
Capítulo 35
pág. 152
Capítulo 35
Satanás se apresuró a tomar el cetro, el cayado real del reino, en su propia mano. La
autoridad que había sido dada al hombre, ahora fue tomada por Satanás. El hombre se
encontró bajo la autoridad del reino de la oscuridad y la muerte.
Tal parecía como si hubiera comenzado una tragedia sin fin. El hombre perdió muchas cosas
importantes como resultado de su pecado y desobediencia:
1. Perdió su relación como hijo amado.
2. Perdió su cobertura divina y la autoridad dada por Dios.
3. Perdió la belleza de la imagen de Dios en su vida.
4. Perdió su destino en el propósito divino de Dios.
5. Perdió su propia vida: espíritu, alma y cuerpo.
Al parecer, el plan divino de Dios había sido arruinado antes de empezar siquiera. ¡Cómo
debe haberse regocijado Satanás en esta derrota del santo propósito de Dios! Satanás creyó
que la batalla perdida en el cielo había sido ganada en la tierra.
Ahora era el príncipe de este mundo. Mientras él gobernara la tierra, la gloria y el poder del
Hijo de Dios, nunca reinarían en los corazones de los hombres.
Sin embargo, había un aspecto del carácter de Dios del que Satanás no sabía nada en
absoluto: Su Gracia. Satanás no conocía la fuerza del amor de Dios, lo lejos que sería capaz
de llegar para que el hombre pudiera ser salvado y restaurado.
Estaremos estudiando cuidadosamente el gran plan de salvación de Dios, ya que, en él, está
la esperanza de la restauración del hombre, la recuperación de sus pérdidas.
pág. 153