Derecho Incaico - Leandro

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UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZÓNICA DE MADRE

DE DIOS
FACULTAD DE EDUCACIÓN
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS

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DERECHO INCAICO
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MATERIA : HISTORIA GENERAL DEL DERECHO

DOCENTE : JOSE BENITO CRUZ COELLO

ALUMNO : LEANDRO CARLOS MARCELO MORALES

Puerto Maldonado – Madre de Dios – Perú


Octubre – 2024
DERECHO INCAICO

EL DERECHO Y LA APARICIÓN DEL ESTADO INCA

La relación entre el derecho y el estado en el Imperio Inca difiere


significativamente de la interpretación contemporánea. La religión
desempeñaba un papel central en la política y la sociedad, con leyes que
emanaban de entidades divinas en lugar de ser fruto de un marco legal formal.
La organización incaica era teocrática, donde el derecho estaba subordinado al
interés del Sapa Inca, considerado un representante divino.

Manco Cápac es reconocido como el primer legislador, mientras que


Pachacútec consolidó un orden jurídico más sistematizado con la formación del
estado. Esta transición marcó un punto crucial en el desarrollo del derecho
incaico, pasando de una justicia regulada por ancianos a una estructura estatal
con reformas administrativas y políticas.

En la Confederación Cuzqueña, la justicia se fundamentaba en procedimientos


primitivos como la adivinación y las ordalías, y el derecho era consuetudinario,
sin un sistema escrito. Con la consolidación del estado, surgieron funcionarios
encargados de administrar justicia y unificar las normas.

La conexión entre religión y derecho se mantiene, con sacerdotes como


representantes divinos que también asumían roles judiciales. Esta influencia
continuó hasta los últimos momentos de la organización incaica, aunque las
crónicas históricas sobre este periodo son imprecisas.

LA SOCIEDAD Y EL DERECHO

La organización del poder en la Confederación Cuzqueña se fundamentaba en


un grupo de ancianos que representaban tanto el poder religioso como una
forma embrionaria de estado. En tiempos de crisis, delegaban el poder en un
Sinchi o jefe guerrero. Este grupo de ancianos, que más tarde se enfocó en el
poder religioso, formó la base de la futura casta dirigente del Estado Inca,
mientras que los Sinchis controlaban el poder militar.

Con el surgimiento del Estado, se estableció una élite jurídica, donde los
administradores también impartían justicia. La clase superior jugaba un papel
crucial en la elaboración de la ley incaica, y las denuncias contra curacas
podían ser presentadas ante el Inca, quien podía conmutar penas.

Existían diferencias legales entre la élite y el pueblo, con ventajas


administrativas y económicas para los curacas y nobles. La propiedad de la
tierra se regía por un sistema de reparto en los ayllus, donde no existía la
propiedad inmobiliaria como tal, solo la posesión, que era compartida por la
comunidad.

La justicia se impartía a niveles local y nacional, y el derecho estaba


estrechamente vinculado al orden social establecido por la élite. La sumisión
del pueblo al Estado Inca, reforzada por un único sistema tributario, era
esencial para mantener el orden. La relación entre el hombre andino y el
trabajo también se destacó, ya que el trabajo era fundamental para la
economía y el derecho incaico, con castigos severos para quienes no
cumplían. Esta regulación del trabajo conectaba a la sociedad con el Estado y
la aristocracia, subrayando la importancia de estas relaciones en el contexto
del derecho incaico.

ORIGEN Y APLICACIÓN DE LA NORMA

En la tercera parte de la tesis, Franklin Pease aborda las particularidades del


Estado Inca, destacando su forma teocrática de gobierno y la relevancia del
aspecto consuetudinario en la aplicación del derecho. Se menciona que los
Incas, al considerarse descendientes del Sol, hacían que sus órdenes fueran
vistas como mandatos divinos, lo que aseguraba el respeto a las normas en
este sistema jurídico antiguo. La falta de escritura dificultaba identificar al
creador de cada ley, lo que hacía que los mitos y leyendas fueran
fundamentales para la comprensión del derecho.

Desde Manco Cápac, el primer Inca, se estableció la potestad de dictar leyes,


transmitida a sus sucesores. El cumplimiento de estas disposiciones se
garantizaba a través de la moral consuetudinaria y el temor a las sanciones
divinas. Garcilaso de la Vega señala que los incas creían que cualquier
mandato del rey era divino, lo que respalda esta visión.

El Inca contaba con un equipo que participaba en la función normativa. Los


Apoconas formaban un Consejo Real con atributos judiciales y políticos,
mientras que los Incap-Ranti, como informantes en regiones alejadas, tenían
funciones políticas y administrativas. Los Amautas, sabios de la época, también
desempeñaban un papel importante en la transmisión del conocimiento legal,
aunque no está claro si eran consejeros, intérpretes o creadores de normas.

Los Michoc actuaban como jueces locales, aplicando las normas tras escuchar
a ambas partes en un conflicto. Sin embargo, el autor subraya que, debido a la
imprecisión de las crónicas históricas, es difícil hacer afirmaciones definitivas
sobre la estructura del sistema de justicia incaico. Además, reconoce que los
sesgos culturales de los cronistas occidentales influyeron en su interpretación
de la realidad andina, dificultando una comprensión precisa del mundo incaico.
EL CONCEPTO DE DELITO

En el sistema incaico, los delitos surgían de tabúes sociales, entendidos como


prohibiciones que desencadenaban reacciones automáticas del poder en forma
de castigos. Este poder sancionador provenía de la divinidad, manifestándose
a través del Estado y del Inca, quien era considerado un dios. Así, las normas
sociales y religiosas adquirían carácter legal al recibir protección estatal y
respaldo en forma de sanciones. Las costumbres sociales, impulsadas por
principios religiosos, se integraron al Derecho, sin considerar la intencionalidad
del infractor; una ofensa a la divinidad era suficiente para imponer un castigo,
sin atenuantes ni agravantes.

Pease destaca que el concepto de "delito" en esa época era malinterpretado


por cronistas, quienes usaban términos como "pecado" en contextos legales, lo
que distorsionaba la percepción de las costumbres incas. La costumbre legal
no podía separarse de la religiosa, ya que el temor al castigo divino era un
factor crucial para el respeto a las normas, y la sanción estatal era vista como
una extensión de esta autoridad divina.

Se clasifican los delitos en varias categorías. Primero, los delitos contra el


Estado, el Culto y la persona del Inca, que eran severamente castigados, ya
que cualquier atentado contra el orden estatal era considerado una violación
del orden divino. Segundo, los delitos contra la persona, como el homicidio, que
variaban en gravedad según la condición del sujeto pasivo. Tercero, los delitos
contra la propiedad, donde la propiedad era entendida de manera colectiva,
vinculada al ayllu y a la divinidad. Finalmente, se abordan los delitos sexuales,
que fueron malinterpretados por cronistas a través de una lente occidental y
conservadora, afectando la comprensión de prácticas como la poliginia, la
sodomía y la prostitución sagrada.

Pease enfatiza que las normas incaicas no se basaban en la generalidad y el


carácter impersonal que caracterizan al derecho moderno. En cambio, se
aplicaban a casos concretos, reflejando una estructura jurídica profundamente
entrelazada con la moral y la religión de la época.

EL CASTIGO Y SUS FORMAS

Para comprender los castigos en el mundo incaico, es fundamental considerar


que los cronistas, al registrar estas prácticas, tendieron a proyectar sus propios
conceptos penales europeos sobre la realidad andina. Así, el castigo se percibe
más como una sanción "divina" que "legal", dado que la infracción se veía
como una ofensa a la divinidad. Pease relaciona esta noción con el ritual de
laxcallpa, donde se consultaba a las fuerzas sobrenaturales para determinar la
culpabilidad o inocencia de los acusados, dejando el castigo en manos de lo
divino.

A pesar de este origen divino, existían métodos terrenales de castigo. Un


ejemplo es el Sancahuasi, una prisión subterránea cerca de Cuzco, donde los
prisioneros eran expuestos a animales salvajes. Si sobrevivían 24 horas, se
consideraban protegidos por las divinidades y exonerados de sus crímenes.
Otro mecanismo era la Hiwaya, que implicaba lanzar una piedra grande sobre
el culpable, y si sobrevivía, se le perdonaba la vida.

Los castigos eran variados y, a menudo, físicos. Pease destaca que el tipo de
castigo dependía del estatus social del infractor. Por ejemplo, un plebeyo
sublevado podría recibir un castigo más severo que un noble por el mismo
delito. La pérdida de prestigio social y la vergüenza pública eran castigos más
devastadores para la élite que las sanciones físicas. En el caso de una
sublevación exitosa, un noble podía quedar impune, lo que revela una clara
disparidad en la aplicación de la justicia según la clase social.

El principio de retribución era central en la justicia inca, demandando que la


alteración del orden divino fuera compensada de alguna manera. Esto se
manifestaba en la severidad de los castigos, especialmente para delitos contra
el Estado y la figura del Inca, donde la simple desobediencia podía resultar en
la muerte. Los delitos contra la persona y la propiedad también tenían castigos
específicos, desde reparaciones equivalentes a la vida del delincuente hasta
azotes y destierro.

En el ámbito de los delitos sexuales, la pena podía ser de muerte para los
sodomitas, mientras que otros delitos como el adulterio podían acarrear
sanciones que iban desde el destierro hasta la muerte. Así, el sistema de
justicia inca se caracterizaba por su estrecha vinculación con la moralidad
religiosa y la estructura social de la época, donde las creencias y el estatus
social determinaban la naturaleza y severidad de las sanciones impuestas.

PREGUNTAS RESPECTO AL TEMA:

¿Qué importancia tenía la propiedad en el derecho incaico?

La propiedad era importante, pero estaba regulada por el Estado. La tierra


pertenecía al Inca y se distribuía entre la población, y el uso de los recursos
naturales era controlado para garantizar el bienestar colectivo.

¿Quiénes eran los principales responsables de la administración de


justicia?

La administración de justicia estaba a cargo de los "kurakas" a nivel local, y el


Inca tenía la última palabra en los casos más graves, asegurando que las
decisiones fueran justas y equitativas.

¿Qué legado dejó el derecho incaico en las sociedades posteriores?

El derecho incaico influyó en el desarrollo de sistemas jurídicos posteriores en


la región andina, incorporando elementos de justicia comunitaria y respeto por
las tradiciones locales en el marco del derecho moderno.

Bibliografía
Yrigoyen, F. P. (18 de Ferbrero de 2024). Concepto de Derecho entre los Incas. Obtenido de
Revistas PUCP:
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/forojuridico/article/download/13843/14467/

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