Adj-0 297355001370619347
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el rigor del fumus se puede atenuar (CCAFed., Sala II, in re: “Pesquera del Atlán-
tico S.A. c/ B.C.R.A.”, sentencia del 14-10-85; Sala III in re: “Gibaut Hermanos”,
sentencia del 8-9-83; “Unión de Usuarios y Consumidores”, del 18-02-08, Sala V,
in re: “Ribereña de Río Negro S.A. c/ D.G.I.”, sentencia del 8-11-96, Sala I, in re:
“Y.P.F. S.A.”, del 16-10-07, entre muchos otros).
También se ha señalado que en los litigios contra la Administración
Pública o sus entidades descentralizadas, además de los presupuestos establecidos
en general en el art. 230 del Código Procesal se requiere, como requisito
específico que la medida solicitada no afecte un interés público al que deba darse
prevalencia (CCAFed., Sala IV, in re: “Banco Comercial del Norte SA y otro c/
Banco Central s/ Apelación resolución 582/91”, sentencia del 9-10-92).
Además no puede dejar de mencionarse que la medida precautoria
requerida por la actora -denominada innovativa- reviste un carácter excepcional,
toda vez que altera el estado de hecho o de derecho existente al tiempo de su
dictado. Ello es así, en tanto configura un anticipo de jurisdicción favorable
respecto del fallo final de la causa, lo que justifica una mayor prudencia en los
recaudos que hacen a su adopción (CSJN., in re: “Bulacio Malmierca, Juan C y
otros c/ Banco de la Nación Argentina ”, del 24-8-93, entre otros).
En tales términos, si la medida cautelar tiende a alterar el estado de
hecho o de derecho existente antes de la petición de su dictado, su apreciación
debe ser estricta ya que su otorgamiento va más allá de que se mantenga la
situación existente al momento de la traba de la litis. Ordena sin que medie
sentencia definitiva, que se haga o que se deje de hacer algo, en sentido contrario
al representado por la situación existente (CCAFed., Sala IV, in re: “Adidas Arg.
S.A. -incidente- y otros c/Estado Nacional, Dto. nº 1059 s/Proceso de
conocimiento”, del 24-11-98).
V.- Sobre la base de ello corresponde examinar, dentro del acotado
límite de conocimiento propio del incidente cautelar, si el marco legal aplicable
que surge de lo dispuesto en la ley 26.855 resulta, en su caso, contrario o no a lo
dispuesto en la Constitución Nacional.
Al respecto cabe recordar que el artículo 114 de la Constitución
Nacional (incluido en la Sección Tercera: Del Poder Judicial) establece que: “El
consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su
cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial…”.
En cuanto a su integración se señala de manera clara que: “…El
Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio
entre la representación de los órganos políticos resultantes de la elección
popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula
federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y
científico, en el número y forma que indique la ley...”.
En tales términos cabe precisar en cuanto al examen provisorio de la
pretensión de la actora referida a la inconstitucionalidad de la ley 26.855, que
sólo cabe efectuar la declaración de inconstitucionalidad de una norma cuando un
acabado examen conduce a la convicción cierta de que su aplicación conculca el
derecho o garantía comprometidos, toda vez que se trata del ejercicio de la más
delicada de las funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia
(Fallos: 252:328).
Además resulta claro que si bien por principio las normas dictadas de
acuerdo con los mecanismos previstos en la Ley Fundamental, gozan de
presunción de legitimidad, ello obliga a ejercer dicha atribución con sobriedad y
prudencia y únicamente cuando la repugnancia de la norma con la cláusula
constitucional sea manifiesta, clara e indudable (Fallos: 314:424). Esto último de
daría en el presente caso -dentro del estrecho marco de conocimiento de este tipo
de medidas-, con la intensidad suficiente como para examinar los requisitos
exigidos para acceder a la tutela solicitada.
última ratio del orden jurídico (Fallos: 307:531 y 1656, entre muchos otros
antecedentes).