Iaph Mooc Pca Mod3 2024
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Patrimonio Cultural
de Andalucía
MÓDULO III
Salvaguarda del patrimonio cultural
Salvaguarda del patrimonio
cultural
III.1. Introducción
La salvaguarda del patrimonio cultural es un concepto variable, propio de cada civilización y
cultura. Se entiende como un proceso que incluye todas las tareas encaminadas a la identifica-
ción, la investigación y la definición de todas las acciones necesarias para lograr la valoración,
la conservación y la continuidad de los bienes que integran el patrimonio cultural. Este es un
concepto en permanente revisión, que evoluciona a la vez que lo hacen la sociedad y la propia
definición de patrimonio. Así, los métodos han pasado necesariamente también por una refor-
mulación de los modelos de gestión, desde la tutela tradicional pasando por la planificación
estratégica, hacia una gestión de políticas culturales transversales.
En este módulo tendremos una visión integral de todas esas acciones que conducen al
proceso de esta salvaguarda. Aunque los vídeos están organizados según una secuencia lógica,
en la práctica, no se trata de un proceso compartimentado ni lineal, sino que requiere de cons-
tantes idas y vueltas entre estas fases de trabajo, y en muchos casos no tiene por qué incluir la
secuencia completa, dependiendo de la naturaleza del bien patrimonial y la finalidad última
de su patrimonialización.
El módulo comenzará hablando del conocimiento como premisa fundamental para el
abordaje del trabajo patrimonial de cualquier naturaleza, y al que es necesario recurrir cons-
tantemente en todo el proceso de toma de decisiones, abordado, además, desde una perspec-
tiva transdisciplinar.
A continuación, veremos por qué es necesario investigar, cómo se investiga y para quién o
para qué fines se producen las investigaciones sobre patrimonio cultural, ya tengan un fin en sí
mismas o formen parte de proyectos más amplios de intervención, difusión o documentación.
Además, estudiaremos qué papel tienen las ciencias en la salvaguarda del patrimonio cultural,
3
especialmente en los procedimientos de diagnóstico y puesta a punto de técnicas, nuevos ma-
teriales y tratamientos.
La protección y conservación del patrimonio cultural empieza por un reconocimiento
de todos y cada uno de los elementos que lo conforman. Por ello, veremos cómo se docu-
menta el patrimonio cultural, incluyendo los métodos para recopilar, organizar y gestionar la
información.
Haremos hincapié en cómo se produce la protección del patrimonio cultural, incorporando
la visión tanto desde los instrumentos legales en el ámbito de cultura y patrimonio como desde
otros instrumentos y formas de protección vigentes en distintos ámbitos sectoriales, como el
urbanismo y la ordenación del territorio.
Pasaremos a tratar la acción directa sobre los bienes, con las intervenciones de conserva-
ción y restauración en sus distintos soportes, atendiendo a su materialidad, conservación, re-
cuperación y presentación de sus valores intrínsecos o adquiridos, de modo que constituye un
proceso intelectual complejo que acaba en la aplicación de unas técnicas específicas.
A continuación os presentaremos El Proyecto de Conservación un documento técnico que,
respondiendo a criterios multidisciplinares, define y determina la actuación a desarrollar so-
bre el bien cultural. La redacción de este documento es un requisito de la Ley del Patrimonio
Histórico de Andalucía necesario para abordar intervenciones tanto en bienes muebles como
inmuebles. En este sentido el IAPH ha redactado una guía metodológica para la redacción de
proyectos de conservación de bienes muebles. Una publicación útil que pone a disposición de
los profesionales o agentes implicados en la restauración.
Finalmente, veremos la importancia de las labores encaminadas a la transferencia y comu-
nicación del patrimonio cultural. En el caso del IAPH, este incorpora desde su origen la trans-
ferencia como un valor transversal en todas sus actuaciones, con el objetivo de transmitir a la
sociedad tanto los avances conceptuales como los resultados obtenidos en las actuaciones
sobre bienes culturales que desarrolla.
Para terminar, quisiéramos señalar que las diferentes acciones encaminadas a la salva-
guarda del patrimonio cultural se llevan a cabo por profesionales de muy diversas disciplinas.
Los métodos y las profesiones van cambiado, al transformarse y evolucionar el propio patrimo-
nio. Para que el trabajo patrimonial sea adecuado, entre ellos debe producirse un intercambio,
de modo que cada uno aporte sus conocimientos y sus herramientas de acercamiento al bien
patrimonial, lo que conducirá a un enriquecimiento de la labor y una mejor salvaguarda.
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Conjunto residencial Virgen del Carmen, vista aérea (Sevilla) (Fernan-
do Alda, 2018). Fuente: Repositorio de Activos Digitales del IAPH
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narramos y comunicamos el discurso de ese conocimiento a la sociedad, que a partir de este
reconocimiento, tendrá nuevos relatos de lo ya identificado. Y es que el conocimiento en el pa-
trimonio cultural está determinado por el alcance social del mismo, el análisis de su historia y
la vertiente metafísica con la que se analice en cada momento. La patrimonialidad no proce-
de de los objetos, sino de los sujetos. Por ello, la autenticidad, que siempre se asentó en crite-
rios artísticos, históricos o tecnocientíficos, se establece ahora “no sobre los criterios fijos, sino
sobre fuentes de información variada que se vinculan no solo a la forma y a la sustancia, sino
también al uso, tradición, el entorno y el espíritu” (UNESCO, ICOMOS e ICCROM 1994). Es decir,
al reconocimiento desde nuestro tiempo.
Esta variable en el tiempo nos permite analizar cómo el conocimiento, como punto de par-
tida para la salvaguarda en el patrimonio, se ha servido del aumento o carga de saberes para
reflexionar críticamente sobre los hechos históricos, los datos apriorísticos, a medida que se
iban creando e incorporando a los discursos las nuevas disciplinas, agentes, ciencias y tecno-
logías para su salvaguarda.
Si fragmentáramos la historia para el patrimonio entre lo anterior a una conciencia del al-
cance científico de la tutela del patrimonio cultural y el tiempo posterior a esta, sirviéndonos
para ello de un amplio punto de inflexión temporal (el que iría de la Carta de Atenas de 1931
a la teoría de Brandi o la restauración científica del final de los sesenta), veríamos claramente
cómo el conocimiento anterior se limitó al análisis de las disciplinas de la historia, el arte, la
arqueología y la arquitectura, agrupando con ellas toda la acción patrimonial. En cambio, pau-
latinamente, desde el último cuarto del siglo XX, ha sido sistemática la incorporación de otras
disciplinas que ahora inciden y determinan, que respaldan con una mayor garantía el conoci-
miento patrimonial. La propia disciplina de la restauración, al separarse del concepto de las be-
llas artes, incorporada como el agente determinante en la conservación de la materialidad de
los objetos del patrimonio histórico, o las herramientas de saberes que se fragmentaron para
profundizar y ampliar el espectro del conocimiento. Así, por un lado, el urbanismo o el planea-
miento en la arquitectura; por otro, las humanidades y la filosofía, de las que emanaron la so-
ciología, la antropología, la geografía o la comunicación; más tarde, el desarrollo de la ciencia
y la tecnología que hoy apoyan, por ejemplo, el conocimiento de los materiales y la manera de
garantizarlos en el tiempo, con las aplicaciones de los estudios físicos, químicos, biológicos,
ingenieriles, etc.; y, por último, las herramientas de la informática, la estadística o la represen-
tación gráfica y virtual, como las más recientemente incorporadas a este discurso del conoci-
miento como punto de partida para la salvaguarda del patrimonio.
Para el desarrollo de este conocimiento ha sido fundamental no solo la incorporación de
saberes y disciplinas, sino también el establecimiento de herramientas muy diversas, que es-
tán permitiendo la creación del corpus práctico con el que poder establecer encuentros entre
instituciones públicas (en las que recae la responsabilidad de la tutela) y el resto de la comuni-
dad científica, fomentándose la gestión o participación en planes y programas de investigación
y desarrollo tecnológico o de investigación aplicada que, con un papel determinante de las
ciencias experimentales, establecen nuevos horizontes para el conocimiento y la buena praxis.
Durante las últimas décadas estas herramientas han evolucionado favorecidas por el al-
cance rápido y universal de la red. La génesis de complejas bases de datos ha heredado la
idea de los inventarios decimonónicos que aspiraban a un conocimiento universal y ahora
se presentan de una manera eficaz no solo con la existencia de ingentes registros, sino con
las relaciones y las cualidades sobre su naturaleza en ese reconocimiento de lo patrimonial.
6
Gracias al conocimiento disciplinar y aplicado se han desarrollado planes directores, urba-
nísticos u otros documentos estratégicos con los que gestionar los recursos para determina-
dos objetos, territorios o cualquier otra sectorización del patrimonio, partiendo de una ma-
yor conciencia y estableciendo prioridades, proyectos o actuaciones. Campos como el de la
intervención sobre la materialidad de los objetos se han servido de esos estudios aplicados
concretos sobre la materia, su historia o los posibles tratamientos, para evolucionar desde
una restauración más intuitiva a la del respaldo científico, mucho más rigurosa. Gracias a la
aportación de nuevas herramientas digitales y a su capacidad para representar la realidad, la
realidad inducida, aumentada, conocemos mejor cómo tutelar, localizando y recreando es-
pacios de yacimientos arqueológicos (en superficie o subacuáticos), mediante la realización
de sondeos y estudios de georradares. Las herramientas digitales también nos permiten co-
nocer y tener acceso a determinados patrimonios intangibles, o quizá ya inexistentes, pero
que han quedado registrados para la memoria. La evolución de estas herramientas, constan-
te y no detenida, permite analizar con bastante nostalgia actuaciones sobre el patrimonio
material de hace pocos años, décadas, que hoy serían, gracias a ellas, resueltas con nuevas
capacidades.
Paisaje (Ronda, Málaga) (Víctor Fernández Salinas, 2012). Fuente: Repositorio de Activos Digitales del IAPH
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dar en los procedimientos, metodologías o tratamientos de muy diversas variables materiales
del patrimonio reconocido en Andalucía, de diferentes soportes, con problemáticas diversas.
De esta manera, hoy en día hablamos de estudios o caracterización patrimonial, siendo cons-
cientes de que el acto de conocimiento no finaliza en la consecución de un determinado obje-
tivo parcial (sea su identificación, investigación, intervención o difusión), sino que continúa en
el tiempo, a la espera de nuevos reconocimientos. Además, genera una documentación que
queda a disposición de los que en el futuro quieran seguir profundizando.
Las teorías del patrimonio, la legislación o las ciencias que le dan servicio, debido a su ju-
ventud y a lo aún marginal de su estudio, conocimiento y profundización, carecen de un corpus
bibliográfico que permita un desarrollo científico y metodológico de amplio alcance. Por ello,
ante la ausencia de esta historiografía del patrimonio, se presentan como herramientas de fu-
turo y puertas del conocimiento la recopilación, mantenimiento y divulgación de las acciones
que sobre el patrimonio llevamos a cabo. Y no solo mediante la difusión científica o social del
resultado, sino, de una manera especial, mediante la conservación responsable de la vasta do-
cumentación que generan estos procesos.
Esta responsabilidad se produce, además, en paralelo a la apertura de las fuentes docu-
mentales y al acceso a la información en general que Internet ha producido. Hoy el reto no está
en descubrir información hasta ahora desconocida sobre un bien cultural, que también, sino
en la búsqueda de nuevas lecturas que, primero, proporcionen respuestas a las preguntas for-
muladas por el equipo de trabajo ante una situación concreta; segundo, que generen un diag-
nóstico, y, tercero, que proporcionen el soporte necesario para garantizar que la toma de deci-
siones se basa en el conocimiento transdisciplinar.
El conocimiento de los bienes culturales ya no es una fase inicial que forma parte de un
proceso, se ha convertido en un proceso soporte, más intenso en la fase inicial, pero también
más sostenible: la experiencia y la metodología ensayada nos exigen equilibrar el abordaje de
estudios patrimoniales, definiendo un programa acotado en tiempos y costos. Asimismo, esta
manera de trabajar deberá generar un “archivo” accesible, de tal forma que la gestión docu-
mental se convierta en instrumento imprescindible, sumando su conocimiento a los saberes y
disciplinas aplicados.
El patrimonio cultural es, ante todo, una construcción social, es decir, un conjunto de bie-
nes diversos que son considerados relevantes por parte de una comunidad, que los disfruta y
a los que otorga significado.
Esto implica que sus elementos característicos sean de una gran variabilidad, ya que pue-
den ser de carácter tangible (objetos y lugares) o intangible (creencias, fiestas, tradiciones y
oficios).
La complejidad del hecho patrimonial obliga a abordar su estudio desde disciplinas y ám-
bitos profesionales muy diversos, aunque desde todos se comparta un mismo objetivo y par-
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ticipen en la elaboración de un discurso coherente. Por ello, su investigación debe ser trans-
versal; cada disciplina aporta sus conocimientos parciales, y los especialistas en patrimonio
debemos interconectar esta información en las distintas escalas de trabajo, analizando el obje-
to en su complejidad desde las distintas perspectivas de aproximarnos a él.
Podemos decir que la generación de conocimiento en torno al patrimonio está condicio-
nada por estos dos aspectos:
• Su naturaleza social, que le otorga nuevos valores contemporáneos que se unen a los
que posee de carácter histórico, científico o técnico.
• La multiplicidad de visiones desde las que nos podemos aproximar a su estudio.
Aceitunas (Álora, Málaga) (Eva Cote Montes, 2013). Fuente: Repositorio de Activos digitales del IAPH
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III.3.2. Alcance y retos en la investigación en patrimonio
El patrimonio cultural puede interpretarse como un recurso que posee importantes poten-
cialidades desde el punto de vista informativo, formativo, recreativo, social, cultural y económi-
co, y como tal debe responder a los principios de sostenibilidad y contribuir al bienestar social.
Una gestión correcta del mismo contribuirá a enriquecer la economía del entorno y la calidad
de vida de las personas.
Según los principios establecidos en la Carta de Cracovia cada comunidad, teniendo en
cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado, es responsable de la identificación,
así como de la gestión de su patrimonio (UNESCO 2000). Reconocer esa memoria es uno de los
objetivos principales del proceso de investigación. Al mismo tiempo, determinar cuáles son sus
componentes facilitará una gestión sostenible de este patrimonio.
La generación del conocimiento se va a establecer a través de diferentes escalas de análisis
que van desde el objeto al territorio.
Virgen con Cristo muerto (detalle). Museo de la Capilla Real (Granada) (Euge-
nio Fernández Ruiz). Fuente: Repositorio de Activos digitales del IAPH
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Proceso de investigación de El Giraldillo en el IAPH (Sevilla) (Isabel Dugo Co-
bacho, 2005). Fuente: Repositorio de Activos Digitales del IAPH
11
Cerramiento oeste del yacimiento de Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz) (Silvia Fernán-
dez Cacho, 2019). Fuente: Repositorio de Activos Digitales del IAPH
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tural y potencien su máxima difusión a través de la aplicación de nuevas soluciones tecnológi-
cas, en cuyo diseño la ciudadanía participe de forma activa.
En este sentido, proyectos como la Guía del paisaje histórico urbano de Sevilla o la guía La
salvaguarda del patrimonio inmaterial como acuerdo social documentan espacios territoriales
que servirán como punto de partida para el desarrollo de actuaciones más concretas; otros,
como el del ecomuseo del río Caicena, en Almedinilla (Córdoba), apuestan por una colabora-
ción directa de sus habitantes en la transmisión del conocimiento sobre su patrimonio.
Las fronteras disciplinares son en ocasiones muy complejas, pero en principio cada una
cuenta con un objeto de estudio que la define, es decir, un campo de conocimiento específico
que se desarrolla a través de metodologías concretas.
Así, la arquitectura estudia, diseña y construye el hábitat artificial para el ser humano; la
historia analiza la evolución de los diferentes grupos sociales a través de sus manifestaciones
creativas (historia del arte) o sus materiales comunes (arqueología); la geografía se ocupa de las
relaciones entre las personas y el espacio; la antropología estudia los aspectos físicos y las ma-
nifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas; la paleobiología, la estructura
de los seres vivos y sus procesos vitales en el pasado; o la química, la estructura y composición
de la materia, etc.
El objeto de estudio del patrimonio son los valores culturales que contiene un territorio, un
monumento, un conjunto de bienes o una fiesta, lo que explica la necesaria articulación entre
disciplinas y la convergencia y puesta en común de sus resultados como base para la toma de
decisiones.
Por ejemplo, en un paisaje cultural nos encontramos bienes arqueológicos (yacimientos),
arquitectónicos (palacios, iglesias, castillos, etc.), elementos singulares (fuentes, puentes, etc.),
espacios sociales (plazas, espacios de celebración de fiestas, etc.), elementos artísticos (escul-
turas, etc.), elementos naturales (conformaciones geomorfológicas, etc.) de diferentes épocas.
Todos estos elementos deben analizarse en su individualidad, pero también en su interrelación
con los demás.
Esta particularidad del patrimonio, como objeto de estudio compartido entre varias espe-
cialidades de conocimiento, justifica la multidisciplinariedad1 de los equipos de investigación
que trabajan de forma conjunta, aplicando metodologías científicas diversas que utilizan, efi-
cientemente, de manera transdisciplinar2 para descubrir informaciones normalmente ocultas
a los ojos de un observador “común”.
La investigación patrimonial contempla aportaciones desde todas las ramas de la ciencia.
La continua interacción de campos científicos diversos que se unen para resolver un mismo
problema permite transformar el conocimiento adquirido en metodologías que pueden apli-
carse en la investigación del patrimonio cultural, desarrollando un diálogo entre las ciencias
aplicadas y las humanidades. El reciente proyecto desarrollado en la barriada de El Carmen
13
en Sevilla, _re-habitar El Carmen: Un proyecto sobre patrimonio contemporáneo puede ser un
ejemplo de trabajo interdisciplinar entre ingenieros, arquitectos, antropólogos, historiadores,
documentalistas y los vecinos para buscar soluciones sostenibles para la rehabilitación de vi-
viendas sociales.
III.3.4. Conclusión
Para la Real Academia Española, documentar es “probar, justificar la verdad de algo con do-
cumentos”, y, en una de las acepciones de la palabra documentación, se considera la “disciplina
que se ocupa de la recopilación, organización y gestión de documentos o datos informativos”.
Podría decirse, entonces, que la documentación del patrimonio cultural es la actividad de reco-
pilación, organización y gestión de la información y la documentación de los bienes culturales
que acreditan su existencia y características.
Pero la documentación del patrimonio cultural es, además, la actividad de las políticas cul-
turales sobre la que se construyen las diversas acciones para su protección, investigación, con-
servación, difusión y valorización, entendiendo esta última como las acciones encaminadas a
aumentar su valor a través de su transformación en recurso cultural, social y/o económico. En
resumen, la documentación del patrimonio cultural es la base de la planificación de dichas
políticas, ya que ofrece el conocimiento necesario sobre el que diseñar estrategias de gestión
de amplio alcance como qué bienes es prioritario proteger, en cuáles de ellos hay que aplicar
medidas de conservación, en qué zonas hay que implementar actuaciones preventivas por alto
3Fernández Cacho y Arenillas Torrejón (2017, 16-39). Este texto es una síntesis de la publicación citada y a ella se remite
para un mayor conocimiento de esta temática.
14
riesgo de afección del patrimonio, qué bienes patrimoniales pueden ser susceptibles de ser in-
corporados a un recorrido turístico, etc.
La documentación elaborada con fines de protección es variada y suele depender del gra-
do de protección de los bienes, ya que, por ejemplo, no se requerirá tanta información para la
realización de un registro general con fines de prevención como para la documentación técni-
ca completa de un bien cultural que va a disfrutar del máximo grado de protección. Esta docu-
mentación es elaborada por las Administraciones públicas.
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tudios previos tienen como finalidad profundizar en su conocimiento y posibilitar que la inter-
vención sea la más adecuada y respetuosa con sus valores.
Muy a menudo la documentación del patrimonio cultural se realiza con el objetivo de di-
fundirlo y promover su uso y disfrute. Se atiende especialmente a los datos descriptivos en un
lenguaje adaptado a un público general de perfil muy variado. La información registrada se
centrará también en las condiciones de visita (accesos, precio, horario…) y en una documenta-
ción gráfica de calidad.
Las publicaciones sobre patrimonio cultural de carácter divulgativo o las guías turísticas
son ejemplos de este tipo de producto cultural, siendo cada vez más frecuente la oferta de
páginas web en las que se ofrece información patrimonial general y/o rutas culturales ya dise-
ñadas, o aplicaciones que ayudan a planificar la visita en función de las prioridades de cada
persona. Este tipo de aplicaciones son desarrolladas tanto por operadores turísticos como por
instituciones públicas.
Las formas de documentar el patrimonio cultural son múltiples, en función de los bienes
culturales objeto de documentación, el objetivo que se pretende alcanzar, la metodología apli-
cada o, incluso, las personas que ejecutan el trabajo y las instituciones o personas que lo patro-
cinan. No se describe de la misma forma un monumento si el objetivo es incluir la información
en una guía turística, en un expediente para su protección, en un plan de ordenación urbana o
en una publicación de carácter científico.
Se puede considerar que la documentación del patrimonio cultural puede realizarse si-
guiendo dos caminos complementarios:
• La recopilación y sistematización de información preexistente procedente de diversos
instrumentos de conocimiento.
• La propia producción de información ex novo mediante el trabajo de campo o de ob-
servación directa.
Para recopilar la información del bien o bienes objeto de estudio, se debe acudir a diferen-
tes recursos de información:
• Registros, inventarios y catálogos oficiales realizados previamente por la institución
que patrocina la realización del registro general u otras instituciones con competencias
en la gestión del patrimonio cultural (municipios, diputaciones, gobiernos regionales o
provinciales, universidades, fundaciones culturales, etc.).
• Fuentes bibliográficas y documentales, dando prioridad a las más actualizadas.
• Información de páginas web. En muchas páginas web (de organismos oficiales, aso-
ciaciones profesionales, empresas, blogs, etc.) se difunde información de patrimonio
cultural que puede resultar muy útil. Los criterios de calidad de dichas páginas han de
establecerse a partir de su autoría, contenido y visibilidad.
16
III.4.8. Definición de herramientas y metodologías
17
III.4.9. Gestión de la información
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2. Procesamiento de datos. Una de las principales ventajas del almacenamiento de datos
en soporte digital es la facilidad de su procesamiento para los distintos objetivos para
los que han sido obtenidos.
3. Difusión de información. Una Administración pública que haya puesto en marcha la
creación de un banco de datos patrimoniales es muy posible que no solo pretenda dis-
poner de esa información para su propia gestión —aunque ya de por sí fuera un objeti-
vo que la justificara—, sino también para hacerla pública al conjunto de la ciudadanía.
Para ello, podrá diseñar sistemas de acceso a las bases de datos a través de servicios
web, o bien otros productos de difusión más elaborados que pueden estar orientados
al turismo, como las rutas culturales, a la educación a través de materiales didácticos,
a la innovación mediante plataformas de datos abiertos, etc.
4. Mantenimiento y acrecentamiento. Tras la finalización de un proyecto concreto, cuan-
do se prevé un uso sistemático de la información, es importante pensar en las nece-
sidades de actualización de las herramientas informáticas y de la propia información
patrimonial.
5. Apertura de datos o datos abiertos. Los datos abiertos permiten la reutilización de la
información sin restricciones. Cada vez más, las Administraciones públicas ponen a
disposición de la ciudadanía plataformas de datos abiertos que obran en su poder
para facilitar su reutilización y, con ello, el apoyo al tejido productivo, sobre todo rela-
cionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Para que un proyecto de documentación del patrimonio cultural tenga éxito es fundamen-
tal la existencia de un equipo de trabajo cualificado, tanto en materia de documentación como
de las disciplinas académicas involucradas. Dado que no siempre es posible contar con un am-
plio grupo de especialistas, sí es necesario plantearse las competencias necesarias del equipo,
aunque las reúna un número limitado de personas. Habrá que tener en cuenta los perfiles dis-
ciplinares necesarios, que pueden ser muy variados y abarcar un amplio número de temáticas.
La protección del patrimonio cultural es una de las responsabilidades atribuidas a las Ad-
ministraciones públicas llevada a cabo por los órganos competentes en materia de cultura y
patrimonio histórico mediante actos administrativos reglados por la normativa vigente. Tie-
ne por finalidad establecer un régimen de tutela sobre bienes culturales en los que concurren
valores de especial relevancia —local, regional o nacional—, al objeto de potenciar su conoci-
miento, actuar en pro de su conservación y divulgar su interés cultural como bien social común
al conjunto de la ciudadanía, independientemente del régimen de titularidad que posean los
bienes protegidos.
19
Desde las primeras experiencias en el siglo XIX, más circunscritas a los valores históricos o
artísticos, las actuaciones de protección del patrimonio histórico han desarrollado una evolu-
ción muy notable en la inclusión de las distintas manifestaciones que conforman su legado, su
valoración y su estudio. Así, se ha permitido conocer la enorme diversidad del polifacético acer-
vo cultural andaluz y el gran espectro de valores que justifican la protección de los bienes pa-
trimoniales, materiales o inmateriales, como herencia para las generaciones futuras, habiendo
generado un corpus de textos jurídicos para la instrucción de los expedientes administrativos,
creado diferentes instrumentos de protección y madurado en los criterios para redactar los do-
cumentos técnicos que informan los bienes a proteger. Con todo ello, se ha conseguido que las
actuaciones en materia de protección del patrimonio histórico permitan, según los propósitos,
adecuar el régimen de tutela a las particularidades y necesidades de cada bien, ofreciendo un
abanico de posibilidades que ha optimizado notablemente los resultados.
20
Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía
21
tección de los valores reconocidos según la naturaleza y el régimen de tutela que sea necesario
establecer. Los expedientes pueden incoarse de oficio por la Consejería de Cultura y Patrimonio
Histórico o mediante solicitud razonada de cualquier persona física o jurídica cumplimentando
un formulario aprobado mediante Orden de 12 de febrero de 20209.
Este catálogo queda constituido en el artículo 6 de la Ley del Patrimonio Histórico de Anda-
lucía de la siguiente manera: “1. Se constituye el Catálogo General del Patrimonio Histórico An-
daluz como instrumento para la salvaguarda de los bienes en él inscritos, la consulta y divulga-
ción de los mismos. 2. La formación, conservación y difusión del Catálogo queda atribuida a la
consejería competente en materia de patrimonio histórico, que tendrá a su cargo la redacción
y custodia de la documentación correspondiente a los muebles, inmuebles y manifestaciones
o actividades culturales que constituyen el Patrimonio Histórico Andaluz”.
Los Artículos siguientes, del 7 al 12, contemplan su estructura, comprendiendo los bienes
de interés cultural, los bienes de catalogación general y los bienes incluidos en el Inventario
de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español, diferenciando los inmuebles, las activi-
dad de interés etnológico y los bienes del patrimonio mueble, documental y bibliográfico; las
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posibilidades de efectuar la inscripción de manera individual o colectiva; los efectos de las ins-
cripciones; el desarrollo del procedimiento de inscripción; la obligación de redactar unas ins-
trucciones particulares para los bienes de interés cultural o la inclusión gratuita en el Registro
de la Propiedad de los bienes inmuebles inscritos a instancia de la consejería competente en
materia de patrimonio histórico.
El Artículo 25 recoge la clasificación de los bienes inmuebles con las siguientes tipologías:
monumentos, conjuntos históricos, jardines históricos, sitios históricos, zonas arqueológicas,
lugares de interés etnológico, lugares de interés industrial y zonas patrimoniales10.
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ramiento de las condiciones de conservación, etc. En el artículo 49 queda definido el régimen
que establece este instrumento de protección en relación a la consejería competente en ma-
teria de patrimonio histórico, básicamente en la obligación de la notificación previa a la reali-
zación de cualquier tipo de obra o actuación que lleve aparejada remoción de terrenos y a la
potestad para realizar inspecciones.
Vista panorámica del conjunto. Castillo, mezquita y plaza de toros (Almonaster la Real, Huel-
va) (Isabel Dugo Cobacho, 2014). Fuente: Repositorio de Activos Digitales del IAPH
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nológico, que en gran medida participan de los valores del patrimonio inmaterial, también es
necesario concretar las relaciones con el territorio identificando el lugar o dimensionando el
espacio donde se desarrollan; analizar los saberes, prácticas, técnicas, etc., que forman parte
del bien, sus aspectos simbólicos, la participación de los diferentes agentes o sectores sociales
implicados, identificar los bienes muebles consustanciales a la actividad, concretar el marco
temporal o proceder a la descripción de las fórmulas de transmisión. Para los bienes muebles,
documentales y bibliográficos, dado el gran número y la diversidad existente, podrá orientarse
el informe técnico teniendo en cuenta que la protección puede quedar establecida median-
te una inscripción expresa en el CGPHA como bien individual o manera colectiva, como BIC o
CGPHA, por su inclusión en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico
Español, como bienes consustanciales a un inmueble o por estar inventariado como bienes
pertenecientes a una de las instituciones contempladas en las disposiciones adicionales 5.ª y
6.ª de la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía, que afectan a los pertenecientes a la Junta
de Andalucía, corporaciones locales, universidades, o se encuentren recogidos en el Inventario
de Bienes Muebles de la Iglesia católica.
III.6.1. Introducción
La tutela administrativa del patrimonio cultural se ejerce mediante medidas y acciones que
se desarrollan cumpliendo cuatro fases de actuación: investigación, protección, conservación
y difusión/transferencia del conocimiento, bien sobre un elemento patrimonial en concreto,
bien sobre un conjunto de ellos. Aunque todas las acciones de tutela están destinadas a prote-
ger los bienes patrimoniales, el procedimiento de protección se encuentra en la base de todo el
proceso, siendo su aplicación condición sine qua non para llevar a cabo un programa de salva-
guarda sobre los bienes culturales. En consecuencia, la protección se ejerce a partir de los ins-
trumentos que define la legislación de patrimonio histórico, la cual, al mismo tiempo, induce a
otras leyes (de ordenación del territorio, de urbanismo y de medioambiente) a desarrollar sus
propias disposiciones en orden a proteger los bienes culturales.
En cumplimiento de los preceptos legales, y considerando que los diferentes tipos de pa-
trimonio cultural inmueble (yacimientos arqueológicos, edificios civiles, militares y religiosos,
espacios urbanos, productivos, de culto, etc.) son parte consustancial del espacio donde se
encuentran —cuando no son el espacio en sí mismo—, multitud de proyectos y actuaciones
que se llevan a cabo en el territorio con una finalidad distinta a la tutela del patrimonio cultural
deben, sin embargo, considerar su existencia y, en su caso, adoptar las correspondientes accio-
nes de protección que establezcan la ordenación y planificación territorial y el planeamiento
urbanístico.
Como se verá a continuación, en Andalucía existen a día de hoy procedimientos suficien-
tes para que a través de la ordenación territorial y el planeamiento urbanístico se garantice no
solo una protección eficaz del patrimonio cultural inmueble, sino también la adopción de las
prevenciones necesarias para su conservación y valorización.
25
Legislación en materia de patrimonio cultural
26
Trabajando desde esta perspectiva será posible integrar el patrimonio cultural en el mode-
lo de desarrollo territorial, minimizando los impactos negativos derivados de una visión sesga-
da y parcial de la potencialidad de dichos bienes, y convertir su gestión en pieza fundamental
para garantizar un desarrollo social, cultural, medioambiental y económico sostenible.
Los planes de ordenación del territorio son instrumentos de diferente naturaleza que abar-
can grandes superficies —normalmente de escala subregional o comarcal— y plantean medi-
das y actuaciones que deben ser desarrolladas por el planeamiento urbanístico y, en su caso,
la planificación medioambiental o cultural.
El Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA) estructura y ordena la Comuni-
dad Autónoma a partir de un modelo territorial configurado por un Esquema Básico de Articu-
lación Regional en el que se distinguen Dominios Territoriales, Unidades Territoriales y el Sis-
tema de Ciudades. Al modelo territorial se aplica una Estrategia de Desarrollo Territorial que
atañe al Sistema de Ciudades, a los Sistemas de Articulación Regional, al Sistema Regional de
Protección del Territorio y la Integración Exterior de Andalucía.
27
Así como otra serie de instrumentos de escala subregional o comarcal con finalidades
diversas:
• Planes de ordenación supramunicipales y de áreas metropolitanas.
• Planes de ordenación dedicados a cuestiones específicas como, por ejemplo, el Plan
de Desarrollo Sostenible de Doñana.
• Planes de ordenación de recursos naturales, planes rectores de uso y gestión y planes
de desarrollo sostenible. Constituyen los instrumentos básicos para la gestión de espa-
cios naturales protegidos por la Red Ecológica Europea Natura 2000.
Los instrumentos urbanísticos, tanto de carácter general —y específicamente los planes ge-
nerales de ordenación urbanística— como de desarrollo —sobre todo los planes especiales—,
deben incluir en sus determinaciones la protección, conservación o mejora del patrimonio ur-
banístico, arquitectónico, histórico, cultural, natural o paisajístico. Parten para ello de la infor-
mación recogida en el catálogo de bienes inmuebles que debe formar parte del plan.
Para cumplir los requerimientos legales y, al mismo tiempo, atender al desarrollo del mu-
nicipio o ámbito objeto de análisis, la planificación urbanística tendrá que articular estrategias
que resuelvan cuestiones de carácter general —la redacción de una normativa de protección,
por ejemplo— y otras de índole más concreta, como la definición de un entorno de protección
para un bien o un área de interés patrimonial; también habrá de tener en cuenta que la gestión
diferirá según las características de los bienes en cuestión (tipología, implantación territorial,
extensión, estado de conservación, etc.) y los agentes que, directa o indirectamente, puedan
afectarlos.
La Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía define los catálogos como aquellos docu-
mentos que complementan las determinaciones del planeamiento respecto a la conservación,
protección o mejora del patrimonio urbanístico, arquitectónico, histórico, cultural, natural o
paisajístico. Por tanto, todos los planes de ordenación urbanística deben contar con su corres-
pondiente catálogo de protección.
La información que debe ofrecer un catálogo para que cumpla su cometido ha de ir más
allá de la mera descripción de las características físicas del inmueble e incluir su situación jurí-
dica, los valores patrimoniales y los criterios que justifican su protección y su ordenación deta-
llada, especificando las actuaciones permitidas y las que se consideran necesarias para su me-
jora y conservación, con sus condiciones particulares, así como las posibilidades de actuación
en función de la necesidad de proteger los contextos arqueológicos. Es decir, toda la informa-
ción de carácter textual y gráfico que hace falta conocer para proyectar y gestionar las actuacio-
nes urbanísticas que se pretendan llevar a cabo en el inmueble.
28
Planeamiento urbanístico en Andalucía. Escala local
29
de la creación de una marca de calidad con la que reconocer las buenas prácticas en el patri-
monio andaluz y la salvaguarda del patrimonio inmaterial” (Mosquera Adell 2018, 22).
Al mismo tiempo, la consejería competente en materia de patrimonio histórico estableció en
la Ley 14/2007 la obligatoriedad de que determinadas instituciones, concretamente los conjuntos
culturales y los parques culturales, redacten planes directores que desarrollen programas de actua-
ción en materia de investigación, protección, conservación, difusión y gestión de los bienes tutela-
dos. Una vez aprobados, dichos instrumentos regirán la gestión de la institución correspondiente.
Por último, se han desarrollado en mayor o menor medida planes sectoriales derivados del
II Plan General de Bienes Culturales (1996-2004): el Plan de Arquitectura Defensiva de Andalu-
cía (PADA), la Red de Espacios Culturales de Andalucía (RECA) y el proyecto Andalucía Barroca
2007.
30
proyecto de conservación, donde se expone
la propuesta de las acciones a seguir. Por úl-
timo y una vez realizada esta fase previa, se
actúa sobre la obra.
Las dos fases resultantes de este méto-
do de trabajo se denominan cognoscitiva y
operativa. La primera de ellas, fruto del ca-
rácter interdisciplinar, se realiza para obte-
ner el conocimiento íntegro del bien, em-
pleando para ello el examen organoléptico,
así como los estudios científico-técnicos,
con objeto de profundizar en la materia, téc-
nica y alteraciones de los bienes, sin olvidar
Metodología
los estudios históricos y de los valores cultu-
rales de los mismos.
Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb. Hospital de la Caridad (Sevilla) (Bartolo-
mé Esteban Murillo, 1667-1670). Fuente: Fondo gráfico IAPH (José Manuel Santos Madrid)
31
De una forma sistemática se estudian los diferentes estratos que forman la obra, en todos o
parte de sus elementos constituyentes como soporte, preparación, película de color, etc., ana-
lizando la incidencia de las alteraciones en cada una de ellas, atendiendo a porcentaje, locali-
zación, distribución y dimensiones que ocupan en la obra. Así, en el soporte se pueden obser-
var, de forma general, problemas de estructura como roturas, separación de piezas, pérdida de
material, alteraciones biológicas y microbiológicas, deformaciones, entre otras. En los estratos
correspondientes a policromías, se destacan especialmente la falta de fijación, cuarteados, al-
teraciones del color, pérdidas, etc., y en elementos ornamentales como bordados y otros com-
plementos de decoración se detectan, además, oxidaciones en el caso de presencia de metal,
separaciones de piezas, por citar algunas de las más frecuentes.
El éxito de esta metodología reside, por tanto, en el desarrollo de un principio fundamen-
tal, que es aceptado actualmente por la mayoría de las instituciones dedicadas a la conserva-
ción del patrimonio cultural y cuya filosofía es “conocer para intervenir”.
La segunda fase del método de trabajo es la operativa, donde se materializa la propuesta
de medidas y acciones directas de conservación y restauración. Aunque la aplicación de estas
acciones tiene un uso ponderado y evaluado para cada tipología de bien cultural, atendiendo
a las exigencias, necesidades y función del bien en el contexto sociocultural en el que esté in-
merso, todas ellas se apoyan, a su vez, en unos criterios generales y comunes que siguen unos
principios de actuación básicos tales como:
• Priorizar la conservación y el mantenimiento antes que la intervención. Detectar y eli-
minar previamente los factores de deterioro que, directa e indirectamente, han incidi-
do en el estado de conservación del bien.
• El tratamiento es un conjunto de medidas que se realizan cuando se agotan todas las
medidas preventivas.
• Intervenir en función de las necesidades de la obra.
• Fundamentar la intervención desde el principio de mínima intervención.
• Recurrir a tratamientos y materiales previamente justificados y probados, que respon-
dan realmente a las necesidades conservativas de la obra, manteniendo la seguridad y
perdurabilidad de los bienes.
• Intervención diferenciada y circunscrita a las zonas de pérdidas.
• Valorar los condicionantes socioculturales que envuelven el bien objeto de estudio a la
hora de definir el tipo de intervención a realizar.
• Documentación de todas y cada una de las etapas de la intervención. Cualquier inter-
vención ha de quedar documentada con indicación expresa del técnico que la realiza,
metodología empleada, productos y proporciones utilizados en cada uno de los trata-
mientos efectuados.
• La conservación y la restauración constituyen una disciplina especializada en el campo
de la preservación del patrimonio. Puesto que este trabajo requiere conocimientos es-
pecializados, capacitación, experiencia y responsabilidad, los conservadores y restau-
radores de este tipo de bienes culturales deben tener una educación y una formación
profesional idóneas. Las recomendaciones sobre cómo tiene que ser esta formación
32
se encuentran recogidas en el Código de Ética del Comité de Conservación del ICOM
(1984) y agrupaciones tales como la CEOC (Confederación Europea de Organizaciones
de Conservadores y Restauradores) y la REECR (Red Europea de Educación en Conser-
vación y Restauración).
En función a estos criterios, se identifican cinco grandes grupos generales de acciones di-
rectas: limpieza, consolidación, fijación, reintegración y protección. Todas ellas se materializan
con metodologías adaptadas, planificación precisa de las acciones de acuerdo a los procedi-
mientos de los distintos tratamientos, donde previamente se llevarán a cabo todos los estu-
dios necesarios en los campos de investigación científica y técnica, anteriormente nombrados,
como medida básica de aplicación del tratamiento y su procedimiento más adecuado.
Limpieza. Son actuaciones encaminadas a eliminar los depósitos superficiales y elemen-
tos añadidos ajenos a la obra, que perjudiquen la conservación e impidan su correcta lectura
formal. La limpieza es, por tanto, una acción dirigida a eliminar suciedad o aditamentos que
degradan la obra y le impiden su contemplación estética. Es un proceso delicado que exige un
alto grado de conocimiento del bien para elegir el método de limpieza más adecuado en cada
caso, que se basará para ello fundamentalmente en cuatro aspectos genéricos:
• La naturaleza de la superficie a limpiar.
• La tipología y características del depósito a retirar.
• El estado de conservación de la superficie a tratar.
33
• Los productos a utilizar según los parámetros de solubilidad, toxicidad, poder de pene-
tración, retención en superficie y los posibles residuos que pueda dejar en ella.
Sobre esta base de principios, las limpiezas tendrán diversos procedimientos. La suciedad,
los barnices, los repintes, depósitos superficiales de diversa índole, requerirán, por tanto, de
métodos específicos para su eliminación, ya sean mecánicos o químicos, donde se empleen
disoluciones efectivas y adecuadas a los criterios anteriores.
Consolidación y fijación. La consolidación es un tratamiento que recupera la adhesión y
unión de los distintos elementos que componen la obra y restablece aquellas zonas que pre-
senten riesgo de desprendimiento, mejorando, por tanto, la estabilidad mecánica del bien
a nivel estructural. La fijación adhiere fundamentalmente elementos pulverulentos que han
perdido sus propiedades adherentes, por tanto, debido a que ambos procesos están muy
relacionados, se presentan unidos. Sus acciones se consideran complementarias en cuanto
que se restablece el carácter estructural del bien y la unión de sus elementos constitutivos.
La aplicación de los productos y/o materiales para este tratamiento estará en función de la
naturaleza material de la obra y su estado de conservación. Ambos tratamientos se tienen
que basar en la reversibilidad de los procedimientos y la compatibilidad de los productos y
materiales empleados.
Reintegración. Consiste en la restitución de las zonas perdidas tanto volumétricas como de
color, contribuyendo, por tanto, a la estabilidad estructural y recuperación de la unidad estéti-
ca de la obra. Por una parte, la reintegración cromática restituye el color en las zonas faltantes
y la obra recupera, por tanto, su unidad formal y comprensiva, mientras que la reintegración de
volumen corresponde frecuentemente a estucados de la capa de preparación o a pérdidas del
soporte (de forma específica en pintura y escultura). En estos casos el proceso comienza con el
estucado y enrasado de las pérdidas para conseguir superficies regulares de forma que pueda
aplicarse sobre ellas la reintegración cromática.
La reintegración debe realizarse bajo el principio básico de reversibilidad y siempre con
carácter discernible, limitándose a la zona de la pérdida o laguna que se pretende reintegrar.
Protección. Esta acción consiste en disponer un estrato superficial a la obra a modo de ve-
ladura, que mantiene y refuerza su estabilidad. Esta protección equivale frecuentemente a una
película de barniz superficial que no siempre se suele aplicar, debido a que, como ya se sabe,
entran en juego otros factores que determinan la necesidad o no de esta acción, que depen-
derán de las necesidades conservativas de la obra. En caso de llevarse a cabo la acción, esta se
ajustará a los criterios de reversibilidad del material y producto con que se aplique, permitien-
do siempre la visibilidad de la obra.
La intervención de conservación y restauración de un bien cultural supone una ocasión
inmejorable para su estudio desde todos sus puntos de vista. Las acciones operativas direc-
tas permiten conocer mejor cómo han contribuido las aportaciones de otras épocas y cómo
han incidido en su conservación y en su propia estética. Estas acciones frenan también los
procesos de degradación material del propio bien, que previamente se han diagnosticado, y
además permiten la recuperación de muchos de sus valores estéticos que pudieran encon-
trarse menoscabados, contribuyendo, por tanto, a la pervivencia del bien y su transmisión
futura.
34
III.8. Ciencia y patrimonio
Las ciencias experimentales aplicadas a la conservación del patrimonio cultural persiguen ob-
tener un mejor conocimiento de los bienes culturales, así como de las técnicas y productos de
tratamiento, con el fin de acometer las intervenciones sobre los mismos en las mejores condi-
ciones posibles. Los objetivos de esta aplicación son fundamentalmente cuatro:
• El primero es la caracterización de los materiales empleados, de la técnica de ejecu-
ción y el estado de conservación actual de la obra: intervenciones anteriores, transfor-
maciones sufridas…
• El segundo es el estudio de los factores de deterioro (medioambiente, contamina-
ción, organismos vivos que atacan a la obra…) y ver cómo han actuado o actúan so-
bre la obra y qué tipo de transformaciones han producido en los materiales que la
componen.
• El tercer objetivo sería dar apoyo a la investigación histórica: aquí entraría la autenti-
ficación, datación y atribución, arqueometría, procedencia de los materiales… La da-
tación y autentificación de obras de arte siempre se ha hecho con criterios estilísticos;
actualmente se pueden apoyar en técnicas de análisis que proporcionen información
sobre los materiales y técnicas utilizados, así como la datación absoluta o relativa de
determinados materiales.
• Por último, tenemos el asesoramiento sobre los mejores materiales y tratamientos a
emplear en la restauración, buscando no solo la eficacia, sino también la compatibi-
lidad con los materiales originales. Esto se lleva a cabo mediante técnicas de ensayo,
como son las de envejecimiento acelerado, el estudio de la interacción de los produc-
tos y materiales nuevos con los originales, etc.
35
Ejemplo 1. Madera
.
Uno de los materiales orgánicos más empleado en los bienes cultura-
les, tanto en bienes muebles como inmuebles, es la madera
36
Ejemplo 2. Desinsectación
El objeto de este tratamiento es eliminar, por anoxia (es decir, por asfixia), todas
las fases del ciclo biológico de los insectos que pudieran estar atacando a la obra.
Para ello se introduce la escultura en el interior de una bolsa de plástico de baja
permeabilidad herméticamente cerrada que se fabrica a medida por termosellado y
se sustituye el O2 (oxígeno) del interior de la bolsa por gas Ar (argón), gas inerte y que,
por tanto, no produce alteraciones físico-químicas sobre la obra.
Al alcanzar una concentración de oxígeno inferior al 0,01% se interrumpe el flujo
de gas y se cierran las válvulas, manteniendo la bolsa en unas condiciones adecuadas
de humedad y temperatura. Para la total eliminación de los insectos, es suficiente una
exposición de 15 días al gas argón, con una concentración de oxígeno inferior al 0,05%.
37
• También se llevan a cabo ensayos con productos de tratamiento para piedra para ver
la idoneidad de estos: eficacia, compatibilidad con el material original y resistencia a la
alteración. También se pueden realizar ensayos y estudios para evaluar nuevos morte-
ros de restauración.
Hay dos líneas dentro del laboratorio de geología que son las siguientes:
El laboratorio de geología, en general, estudia los bienes inmuebles, es decir, tanto los edi-
ficios históricos como los yacimientos arqueológicos. Centra su labor en el estudio de geoma-
teriales (piedra, morteros, tapial y material cerámico).
Una de las líneas de interés es la caracterización y determinación del estado de conserva-
ción de los geomateriales históricos, que incluye la determinación de sus características físicas,
petrográficas, químicas y mineralógicas, las cuales permiten conocer las causas de su altera-
ción, así como los agentes y mecanismos de deterioro que están actuando.
38
Como medidas preventivas o para el control de este deterioro en el laboratorio se realizan
ensayos para conocer los tratamientos de conservación y restauración más adecuados para las
intervenciones (aplicación de consolidantes, hidrofugantes y morteros de restauración) tras so-
meterlos a ensayos y métodos de control de calidad. En cámara de envejecimiento acelerado
se trata de simular las condiciones medioambientales a las que puede estar sometida la piedra
del edificio y el comportamiento de los materiales.
Estratigrafía de pintura
39
• Otro tipo de análisis llevado a cabo en el laboratorio es el estudio de los tejidos: se rea-
liza la identificación de las fibras textiles y el estudio de los colorantes empleados en el
tejido. También se caracteriza el metal de los hilos metálicos.
• Existe otra línea que se ocupa del análisis y caracterización de metales y aleaciones de
bienes culturales metálicos: orfebrería, esculturas en metal, etc.
• En los laboratorios está siempre presente la innovación y la aplicación de nuevas tec-
nologías. En el laboratorio de química estamos avanzando en la utilización de distintas
técnicas que no requieren la toma de muestra como son la aplicación de fluorescencia
de rayos X-difracción de rayos X en muestras de distinta tipología, especialmente en el
estudio de policromías.
Aunque la información que se consigue con estas técnicas tiene sus limitaciones, sí
resultan fundamentales en aquellas obras donde no es posible la extracción de mues-
tras o también como técnica complementaria de la estratigrafía ya que permite el aná-
lisis de un mayor número de muestras sin extracción.
40
III.9. El proyecto de conservación: criterios y métodos para
intervenir en el patrimonio cultural
III.9.1. El proyecto de conservación: un requisito de la legislación
patrimonial andaluza
La Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía en su Artículo
21.1 establece la obligación de redactar un proyecto de conservación cuando se vayan a reali-
zar actuaciones de conservación, restauración o rehabilitación en bienes muebles o inmuebles
inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz13. Se trata de un documento
técnico donde se justifican, describen y planifican todas las acciones que se van a desarrollar
sobre el bien cultural.
Nuestra ley de patrimonio regula también sus contenidos, estableciendo unos requisitos
mínimos que debe cumplir (Artículo 22.1). Así, el proyecto de conservación debe contener un
estudio donde se identifiquen los valores culturales del bien y un diagnóstico donde se descri-
ba su estado de conservación. Además, se describirán las actuaciones propuestas tanto desde
un punto de vista teórico como técnico y económico, explicando la metodología que se va a
seguir durante el proceso de intervención. También deberá especificarse cómo inciden estas
actuaciones sobre los valores protegidos del bien.
Por último, el proyecto de conservación debe incluir un programa de mantenimiento. En él
se definirán las tareas a realizar una vez finalizada la actuación propuesta, que se programarán
espacial y temporalmente. Su cumplimiento garantizará la eficacia de la conservación y la con-
tinuidad de sus resultados en el tiempo. El mantenimiento es imprescindible para la sostenibi-
lidad de la conservación, ya que siempre es preferible prevenir que intervenir.
Se siguen así los principios para la conservación y restauración del patrimonio construido
enunciados en la Carta de Cracovia cuando en el apartado “Objetivos y Métodos”, punto 2, se
dice que “el mantenimiento y la reparación son una parte fundamental del proceso de conser-
vación del patrimonio. Estas acciones tienen que ser organizadas con una investigación siste-
mática, inspección, control, seguimiento y pruebas. Hay que informar y prever el posible dete-
rioro y tomar las adecuadas medidas preventivas”.
En el caso de los inmuebles, los contenidos documentales del proyecto de conservación
deben responder, además, a la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edifica-
ción (LOE). La LOE es una ley de rango estatal que regula los procesos de edificación en España,
incluyendo las intervenciones en edificios que dispongan de algún tipo de protección patrimo-
nial (Artículo 2. Ámbito de aplicación)14. Por ello, entre los documentos que conforman el pro-
13 El concepto de patrimonio histórico enunciado en la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de An-
dalucía sigue la formulación de la doctrina italiana del bien cultural como testimonio de la civilización (artículo 2. “Ámbi-
to de aplicación”). Partiendo de este concepto tan amplio y para poder aplicar a los distintos elementos que conforman
el patrimonio histórico andaluz una adecuada tutela jurídica, la Ley crea el Catálogo General del Patrimonio Histórico
Andaluz, definiéndolo como “instrumento para la salvaguarda de los bienes en él inscritos, la consulta y divulgación de
los mismos” (Artículo 6). En él podrán inscribirse tres tipos bienes: los bienes de interés cultural (BIC), los bienes de cata-
logación general y los incluidos en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español.
14 La Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación establece los requisitos básicos que deben sa-
tisfacer los edificios con el fin de garantizar la seguridad de las personas, el bienestar de la sociedad y la protección del
medioambiente. Entre las obras que tienen la consideración de edificación a lo dispuesto en la Ley se incluyen aquellas
41
Cúpula de Santo Cristo. Iglesia del Santo Cristo de la Salud (Málaga)
“obras que tengan el carácter de intervención total en edificaciones catalogadas o que dispongan de algún tipo de pro-
tección de carácter ambiental o histórico-artístico, regulada a través de norma legal o documento urbanístico y aquellas
otras de carácter parcial que afecten a los elementos o partes objeto de protección”. Disponible en: https://www.boe.es/
eli/es/l/1999/11/05/38/con [Consulta: 18/04/2024].
15 Para dar cumplimiento a la LOE se desarrolla el Código Técnico de la Edificación (aprobado por Real Decreto 314/2006
de 17 de marzo), donde se fijan las exigencias que deben cumplir los edificios en relación con los requisitos básicos de
seguridad y habitabilidad establecidos en dicha Ley 38/1999. El Código Técnico de la Edificación (en adelante CTE) desa-
rrolla en su Anejo 1 los contenidos documentales del Proyecto de Edificación. Asimismo, la LOE explicita en su artículo 7
la documentación a entregar al promotor una vez finalizada la obra (Libro de Edificio) donde deben incluirse las instruc-
ciones de uso y mantenimiento del edificio y sus instalaciones, de conformidad con lo establecido en el CTE y demás
normativa aplicable, incluyendo un plan de mantenimiento con la planificación de las operaciones programadas para
dicho fin (Artículo 8.1 CTE).
42
III.9.2. ¿Qué es el proyecto de conservación para el IAPH?
43
El proyecto de conservación se concibe, por tanto, como
un conjunto de documentos que presenta de manera orde-
nada los resultados de las distintas fases de esta metodolo-
gía: conocimiento (estudios previos para la caracterización
patrimonial y diagnóstico), reflexión (valoración cultural y
definición de criterios), intervención (propuesta de actua-
ción) y mantenimiento.
En el marco de su trabajo de actualización metodológi-
ca, desde el IAPH se ha elaborado un protocolo para la re-
dacción de los proyectos de conservación en el patrimonio
mueble. Esta guía pretende servir de referencia a otros pro-
fesionales para la elaboración documentos rigurosos16, tan-
to en su componente técnica como económica, que sean
ejecutables desde el punto de vista administrativo.
16 Gómez Villa, J. L., y Montero Moreno, A. (2023) Guía metodológica para la redacción de proyectos de conservación de
bienes muebles. Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, Junta de Andalucía.
44
Imagen del portal web de la revista PH. Fuente: Fondo gráfico IAPH
Los recursos disponibles en Internet han pasado a ser hoy día la fuente principal de informa-
ción social, también en lo relativo al patrimonio cultural. Bases de datos y repositorios, revistas y
publicaciones, enciclopedias como Wikipedia, pasando por páginas web o blogs, más o menos
profesionales, llenan de contenidos Internet en todos los formatos y modalidades: textos, vídeos,
foros, realidades virtuales, juegos, etc. Aportar contenidos de calidad y de fácil manejo es una es-
trategia fundamental de las instituciones para dar a conocer el patrimonio cultural.
A modo de ejemplo y de interés para Andalucía destacamos la Guía Digital del Patrimonio
Cultural y el Repositorio de Activos Digitales del IAPH, ya vistos en el módulo anterior17. En la
misma línea de transferencia profesional señalamos las revistas profesionales electrónicas: re-
vista PH del IAPH18 y erph de la Universidad de Granada19.
Paralelamente siguen existiendo los medios tradicionales de difusión del patrimonio a tra-
vés de publicaciones (libros y revistas), y los cursos, jornadas o talleres presenciales, con conte-
nidos de divulgación, más o menos especializados. Pero también muchas de estas publicacio-
nes están digitalizadas y accesibles en Internet, o bien son cursos no presenciales, como este
mismo MOOC sobre patrimonio cultural de Andalucía.
La consejería competente en materia de patrimonio histórico de la Junta de Andalucía
cuenta con un importante catálogo de publicaciones como vía de difusión del patrimonio que
abarca un amplio espectro de temas relacionados con la investigación, protección y difusión,
conservación y restauración. Atendiendo a la diversidad de públicos y a sus necesidades, las
publicaciones se orientan bien a la divulgación general y la didáctica, bien a sectores más es-
pecializados, como pueden ser personas investigadoras y profesionales vinculados a la gestión
del patrimonio cultural20.
17 Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Disponible en: https://guiadigital.iaph.es/inicio [Consulta:
18/04/2024]; Repositorio de Activos Digitales del IAPH. Disponible en: https://repositorio.iaph.es/ [Consulta: 18/04/2024];
ambos productos de información gestionados por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). Disponible en:
https://www.juntadeandalucia.es/organismos/culturaypatrimoniohistorico/iaph.html [Consulta: 18/04/2024].
18 revista PH. Disponible en: http://www.iaph.es/revistaph/index.php/revistaph/index [Consulta: 18/04/2024].
19erph_Revista electrónica de Patrimonio Histórico. Disponible en: https://revistaseug.ugr.es/index.php/erph/ [Consulta:
18/04/2024].
20 Servicio de publicaciones y documentación de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalu-
cía. Disponible en: https://www.juntadeandalucia.es/organismos/culturaypatrimoniohistorico/servicios/publicaciones.
html [Consulta: 18/04/2024].
45
Entrevista en Canal Sur Televisión con motivo del Día Europeo de la Con-
servación y Restauración. Fuente: Fondo gráfico IAPH
Los medios de comunicación social tradicionales atendidos por periodistas, como son te-
levisión, radio y prensa escrita, siguen aún siendo canales privilegiados de la difusión del pa-
trimonio cultural: noticias, programas culturales y documentales refuerzan su importancia y
necesidad de conservación y son vehículos necesarios para la información y sensibilización
ciudadana (Sanjuán Ballano 2007).
Los contenidos patrimoniales son un recurso de información presente en todo tipo de tele-
visiones y prensa, tanto local como nacional. Los portales web de los principales diarios permi-
ten la recuperación de información etiquetada como patrimonio cultural. También es un tema
habitual de los suplementos culturales de los periódicos.
De especial impacto público son los programas de televisión que difunden el patrimonio
cultural. Por su interés y como ejemplo destacamos la serie documental de Canal Sur denomi-
nada Andalucía Patrimonio Inmaterial21.
Tradicionalmente, el público escolar de todas las etapas educativas (Infantil, Primaria, Se-
cundaria, Bachillerato y universitaria) ha sido un destinatario necesario para la transmisión de
los valores del patrimonio. La conciencia de aprecio al patrimonio cultural puede nacer en la
escuela y sin duda es la mejor inversión para asegurar su futuro.
Desde hace tres décadas el patrimonio natural y cultural está incluido por ley en el currí-
culo educativo de la educación formal, tanto en Primaria como en Secundaria, con el objetivo
de conocerlo y valorarlo y contribuir activamente a su conservación y mejora. Estos conceptos
quedan recogidos con especial claridad en la legislación educativa andaluza (Fontal Merino y
Martínez Rodríguez 2016).
46
Presentación del cuento sobre patrimonio inmaterial Candela Canela. Fuente: Fondo gráfico IAPH
En Andalucía se crearon en 1985 los Gabinetes Pedagógicos de Bellas Artes con el objetivo
de impulsar la función educativa del patrimonio, siendo mediadores entre el organismo com-
petente en patrimonio cultural y el sistema educativo andaluz en todo lo relativo al asesora-
miento y formación del profesorado, elaboración de materiales didácticos y organización de
actividades de difusión dirigidas al público escolar en particular y a la sociedad andaluza en
general22.
En Andalucía también existe el programa de innovación educativa para escolares denomi-
nado Vivir y sentir el Patrimonio, que nace con la finalidad de favorecer el disfrute, conocimien-
to y comprensión de los valores históricos, artísticos, etnográficos, científicos y técnicos de los
bienes culturales, y en el que también colabora el IAPH23.
A nivel estatal es de interés mencionar el Plan Nacional de Educación y Patrimonio, que
tiene como objeto ser una herramienta de coordinación entre las Administraciones e institu-
ciones gestoras de programas educativos relacionados con la transmisión del patrimonio y el
fomento de la investigación en educación patrimonial24. También destacamos el Observatorio
de Educación Patrimonial en España dedicado al análisis y diagnóstico del estado de la educa-
22 Decreto 269/1985, de 26 de septiembre, por el que se crean los Gabinetes Pedagógicos de Bellas Artes. Disponible en:
https://www.juntadeandalucia.es/boja/1986/5/4 [Consulta: 18/04/2024]. Abundante material pedagógico de los Gabi-
netes y otra información relevante se puede consultar en la base de datos TABULA. Repositorio de Investigación y Difu-
sión del Patrimonio Histórico. Disponible en: https://juntadeandalucia.es/organismos/turismoculturaydeporte/areas/
cultura/bienes-culturales/tabula.html [Consulta: 18/04/2024].
23 Vivir y Sentir el Patrimonio. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/web/ced/planesypro-
gramas/detalle/-/contenidos/detalle/presentaciones-vivir-y-sentir-el-patrimonio [Consulta: 18/04/2024].
24 Plan Nacional de Educación y Patrimonio. Disponible en: https://www.culturaydeporte.gob.es/planes-nacionales/
planes-nacionales/educacion-y-patrimonio.html [Consulta: 18/04/2024].
47
Portal de Museos de Andalucía
48
talleres, etc. En Andalucía, a través del Portal de Archivos, podemos acceder a la información de
sus actividades, así como a la consulta de sus fondos documentales28.
Una convocatoria anual de difusión de gran impacto mediático son las Jornadas Europeas
de Patrimonio29, actividad de sensibilización promovida por el Consejo de Europa en colabora-
ción con la Unión Europea y en la que participan los cincuenta países signatarios del Convenio
Cultural Europeo. Se celebran en otoño bajo un tema orientativo de las actividades a organizar
cada año. En Andalucía es la consejería responsable de cultura la encargada de coordinar las
distintas actividades de puertas abiertas organizadas con este motivo.
Otra iniciativa de la Junta de Andalucía
vinculada con la difusión del patrimonio, el
turismo cultural y el desarrollo local es el
proyecto denominado El Legado Andalusí30.
Esta fundación pública tiene como objeti-
vo poner en valor los elementos culturales
y patrimoniales más representativos de la
antigua al-Ándalus e impulsarlos a través
de exposiciones, publicaciones y el fomento
del turismo cultural. Para ello puso en mar-
cha una red de rutas e itinerarios culturales
que han sido reconocidos como Itinerario
Cultural Europeo por el Consejo de Euro-
pa. De esta forma, a la vez que pone en va-
lor el pasado andalusí favorece el desarrollo
local a través del turismo y la cooperación
en la puesta en marcha de sus proyectos
internacionales.
Poner a disposición de la ciudadanía el
patrimonio cultural no es solo hacerlo ac-
cesible físicamente, sino también abrirlo a
su comprensión, más allá de lo meramente
anecdótico. Seleccionar la información re-
levante, trasladarla a un lenguaje compren-
sible para la mayoría, transmitirla de forma
clara, didáctica, amena, y evaluar los resul-
tados es una labor profesional que exige
experiencia. En un contexto de incremento
Cartel de las Jornadas Europeas de Patrimonio 2019 en Andalucía
y popularización del ocio y el turismo patri-
monial, natural y cultural, nació en Nortea-
49
Visita guiada. Fuente: Fondo Conjunto Monumental de la Alcazaba de Almería
mérica, a mediados del siglo pasado, la disciplina denominada interpretación del patrimonio31.
Se considera así al proceso de comunicación in situ, expresamente desarrollado para poner en
relación al patrimonio con sus visitantes, con una finalidad educativa y recreativa (Morales Mi-
randa 2001).
La interpretación se define como la habilidad de explicar el significado y trascendencia de
un lugar patrimonial a la gente que lo visita. Se puede considerar como un método para la pre-
sentación, comunicación y aprovechamiento del patrimonio, con el objetivo de promover su
comprensión y utilización con finalidades culturales, educativas, sociales y turísticas. También
como una metodología de planificación de la oferta patrimonial en un territorio (Miró Alaix
1997). Lo que diferencia a la interpretación de otras formas de comunicación y educación se
resume en:
• Va dirigida a un público en momentos de ocio y recreación, como un entretenimiento,
no como una clase, o como un acto intelectual que exija un duro esfuerzo.
• El objetivo es ayudar al público a que disfrute comprendiendo el lugar que visita y los
objetos, directamente sobre el lugar. Para ello dispone de multitud de medios, tanto
personales (guías, demostraciones, talleres, juegos, etc.) como no personales (folletos,
paneles, audioguías, realidad virtual, etc.).
• La interpretación siempre asocia a su discurso un mensaje de la importancia que tiene
la conservación y ayuda a comprender el proceso necesario para llegar a ella (Padró
Wemer 1996).
31Se considera a Freeman Tilden el padre de la interpretación y su obra más elocuente, Interpreting our heritage, fue
publicada en 1957 (Tilden 2006).
50
La interpretación del patrimonio es una actividad profesional que requiere cualificación.
Desde hace más de veinte años, en el IAPH venimos ofreciendo cursos en diversos formatos
destinados a esta práctica, en los últimos años por teleformación, en colaboración con la Aso-
ciación de Intérpretes del Patrimonio (AIP) y la universidad de Sevilla32.
La difusión del patrimonio no es una labor exclusiva de las Administraciones públicas sino
una actividad concurrente, en la que puede confluir el esfuerzo de todo tipo de entidades, co-
lectivos y personas. Al ser el patrimonio tan extenso y la población destinataria tan diversa, las
estrategias de difusión pueden ser múltiples y variadas en sus objetivos y soportes. La salva-
guarda del patrimonio cultural pasa por una sociedad sensible a sus valores y dispuesta a de-
fenderlo. Su conocimiento y disfrute son la mejor garantía de supervivencia.
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