Miguel de Cervantes
Miguel de Cervantes
Miguel de Cervantes
CONTEXTO
Miguel de Cervantes Saavedra nace en 1547, teniendo su vida lugar entre los siglos XVI y XVII.
Mientras que en el siglo XVI se da una hegemonía política y continúa la corriente humanista en
compañía de la Contrarreforma, el siglo XVII se caracteriza por una crisis social, política y
económica que da paso a la idea de la república.
En esta etapa confluyen la literatura italianizante con la castellana de amor místico. Asimismo,
se alterna la tendencia realista con la idealista.
Don Cervantes reside en varias ciudades a lo largo de su vida. Huyendo de la justicia, viaja a Italia,
donde es influido por el Renacimiento. Durante su juventud, inicia su etapa militar, perdiendo
la movilidad de la mano izquierda al participar en la batalla de Lepanto, por lo que adquiere su
apodo de “Manco de Lepanto”. En 1575 fue capturado, quedando encarcelado cinco años en
Argel. Aunque es liberado posteriormente, estos años son materia de su literatura. Tras unos
años difíciles con la justicia, se asienta en Madrid en 1606. Bajo protección, continúa su
producción. Finalmente, muere el 23 de abril de 1616.
DESARROLLO
La literatura cervantina se caracteriza por desarrollar todos los géneros de la época, incluyendo
los narrativos como el pastoril, bizantino, picaresco, novela corta, morisca, de caballerías y
sentimental. Cervantes los renovó sometiéndoles a su estilo, que se basa en la agudeza verbal y
conceptual a través del ingenio y la variedad de recursos cultos o populares. También destaca la
visión crítica de la sociedad de la época con ironía sin faltar a la realidad. Por otro lado, Miguel
de Cervantes inserta experiencias personales en su obra, además de otorgarles un grado de
originalidad al conocer la literatura de su tiempo. Así, caracteriza de forma hábil como
caricaturas a sus personajes y maneja varios registros.
PROSA
Entre sus obras narrativas más representativas se encuentra La Galatea, su primera obra,
publicada en 1585. Se trata de una novela pastoril dividida en seis libros, que, ambientada en las
riberas del Tajo, narra los amores de los pastores Elicio y Galatea. Cervantes se atiene a los rasgos
temáticos como el tópico “locus amoenus”, citas mitológicas, personajes refinados, desengaño
amoroso o la filosofía neoplatónica. Empero, diferencia a los anteriores autores dotándola de un
mayor realismo. Asimismo, los libros cuentan con ciertas composiciones poéticas de corte
italianista como Canto a Calíope y otros relatos menores.
Sin embargo, su obra más exitosa es El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicado
en 1605. Contó en su tiempo con ediciones piratas, traducciones, incluso una continuación
apócrifa del impostor Fernando de Gaula, sospechado de ser Avellaneda, en 1614. Todo esto
animó al autor a realizar en 1615 la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la
Mancha.
La intención inicial de Miguel de Cervantes con esta novela era crear un relato corto
metaliterario. De hecho, se ha señalado la posibilidad de que se inspirara en el entremés
anónimo Entremés de los romances, que cuenta con un arco argumental similar. Al final se
concibió como una parodia de los libros de caballerías que incluía una oda a la literatura y
matices didácticos. De esta forma, el héroe de alta nobleza se sustituye por un hidalgo rural,
pobre y de ideal utópico, el caballo por un rocín flaco, el escudero por un campesino, la hermosa
dama por una tosca aldeana, el ambiente exótico y fabuloso por la España de los siglos XVI y
XVII, etc.
El argumento, narrado de forma lineal, cuenta con dos partes. En la primera parte, en la que en
el título se utiliza el término hidalgo, se realizan dos salidas. A través de ellas, la sociedad se
familiariza con don Quijote y Sancho, hasta ahora, personajes anónimos. En esta parte, el
ambiente se caracteriza por el marco rural y la presencia de clases bajas. Luego, cabe destacar la
dominancia de la acción, la confrontación realidad-ficción caballeresca y el diálogo dinámico,
empero, secundario frente a la narración. La salida inicial se cuenta en los primeros seis
capítulos, donde la historia se interrumpe con las novelitas o novelas cortas con cierta autonomía
de géneros pastoril, sentimental, morisco o corto psicológico italianizante. En la segunda salida,
desde el capítulo siete hasta el 52, aparece Sancho. Se emplea la invención de varios narradores
como el historiador Hamete, un traductor morisco, el propio Cervantes o algún personaje.
Asimismo, gracias a la alternancia entre la locura y cordura de don Quijote, el autor crea
digresiones entre el idealismo y realismo. Por otro lado, en la segunda parte, que usa el término
caballero en vez de hidalgo y que consta de 74 capítulos, don Quijote y Sancho ya son
reconocidos. Los espacios, ahora urbanos, retratan el mundo cortesano y burgués. Mientras que
son los otros personajes quienes deforman la realidad para burlarse del caballero, el diálogo
alcanza su punto álgido con madurez. Esta salida cuenta también con escasos episodios que no
interrumpen la historia al tener mayor interrelación. El fin de esta parte posee una doble
intención. Primordialmente, construye una metáfora a partir del hecho de que don Quijote, sin
el ideal literario ni ficción caballeresca no puede vivir. De esta forma, aprovecha su muerte con
el sentido común recobrado para acabar con la posibilidad de una continuación
Respecto a los personajes, don Quijote y Sancho se basan en arquetipos opuestos aunque
complementarios. Don Quijote es un hidalgo que mezcla la locura por el mundo caballeresco con
la cordura presente en la ocasional sensatez. Así, es un idealista que actúa por las injusticias, el
bien y el amor. En contraposición, Sancho es un labrador pragmático, materialista, por lo que se
mueve por intereses propios, que derrocha saber popular y conforma la figura realista. En la
segunda parte, evolucionan a raíz de su mutua influencia, produciéndose la idealización de
Sancho y la infravaloración de don Quijote. En torno a los personajes secundarios, excepto
aquellos de los relatos que responden a estereotipos, son figuras que permiten retratar la
sociedad de España.
En cuanto a los temas, junto al caballeresco se hilvana el amor cortés que sufre don Quijote por
una dama, o el presente en las historias pastoriles, sentimentales o moriscas. También se
encuentran la justicia utópica que mueve al protagonista junto a la libertad. Aparte, como ya se
ha mencionado, se realiza un retrato de la sociedad con una crítica implícita y se muestra una
dualidad idealista-realista. Por último, la obra alberga teoría, crítica y práctica literaria.
Finalmente, el estilo cervantino se caracteriza por la originalidad, siendo el escrito una mezcla
de géneros y de toda la literatura precedente. La obra está plagada de ironía y comicidad,
contribuyendo a la confusión entre la realidad y lo ficticio. Cabe recalcar el dominio del lenguaje
con la adecuación del registro de los personajes. Así, incluye recursos como la antítesis, juegos
de palabras, elipsis, metáforas, paranomasias, etc. Por ejemplo, don Quijote caballero utiliza un
lenguaje arcaizante, mientras que el reflexivo emplea un estilo culto o Sancho, quien usa un
lenguaje popular, que no vulgar. Los diálogos entre ambos resultan simbólicos, ya que permiten
ofrecer varias perspectivas a la historia y observar su progreso.
Después, cabe recalcar la publicación de las Novelas ejemplares en 1613. Estas 12 novelas cortas
rompen con los cuentos de traducción, italianos o convencionales. El propósito era deleitar al
lector aprovechando para hacerle abstraer una enseñanza de vida que el autor no sentenciaba
explícitamente. Poseen un estilo sobrio marcado por la reducción de elementos maravillosos,
aportando verosimilitud. A propósito, destaca el dominio de la narración, la importancia dada al
diálogo y la mezcla del lenguaje vulgar con el culto. Luego, los temas que se tratan son diversos,
dividiéndose de forma no tajante en la corriente idealista, realista y la híbrida. Las novelas
idealistas son similares al modelo italiano, siendo prevalente la temática amorosa con patrones
bizantinos e idealizados al tener un desenlace feliz. Pertenece a esta Las dos doncellas (La señora
Cornelia, La fuerza de la sangre, La española inglesa). Por otra parte, las novelas realistas ofrecen
una visión crítica combinada con la descripción. La trama incorpora elementos de la picaresca
junto a cuadros costumbristas irónicos con intención satírica. Un ejemplo de estas es El coloquio
de los perros (El licenciado vidriera, Rinconete y Cortadillo, El casamiento engañoso). Por último,
a medio camino se encuentra La gitanilla (El celoso extremeño, La ilustre fregona).
La última obra que escribe es Los trabajos de Persiles y Sigismunda, publicada en 1617 de forma
post mortem. Conforma una novela bizantina cuyo estilo se caracteriza por ser más elegante,
cuidado y armonioso, teniendo un buen nivel de uso de la lengua con un léxico variado.
Finalmente, la obra posee cierta inverosimilitud no exagerada en la historia.
LÍRICA
Pese a su gusto por ella, Miguel de Cervantes no triunfó en la poesía. Aun así, cuenta con una
extensa producción. La lírica del autor se distribuye en composiciones poéticas incluidas en obras
como La Galatea, poemas sueltos de influencia tanto tradicional como italiana y en obras,
verbigracia, El Viaje del Parnaso en 1614. Esta última conforma una extensa antología narrativa
en el que elogia a los poetas de su época. Escrita en tercetos, posee un tono burlesco e irónico
para tratar el amor y reflexiones acerca de la literatura a partir de alegorías. Su estructura se
basa en un prólogo, ocho partes que construyen el conjunto del poema y un apéndice con
anotaciones.
TEATRO
Este género era la vocación de Miguel de Cervantes, sin embargo, no logró triunfar debido a ser
eclipsado por la fórmula de Lope de Vega. La obra teatral de Cervantes se divide en dos etapas.
En la primera, de 1583 a 1587, escribió obras con orientación clasicista, es decir, que seguían la
regla de las tres unidades de espacio, tiempo y acción. Ejemplos de ello son la tragedia El cerco
de Numancia, que trata el asedio de Numancia por los romanos, y la comedia Los tratos de Argel,
la cual incluye rasgos biográficos de forma discreta además de un planteamiento ideológico
sobre la disputa entre el cristianismo e islamismo. La producción de su segunda etapa, iniciada
en 1615, queda recogida en Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados. En
ella, dota de mayor significación, humaniza a los personajes, ofrece un retrato social y emplea el
verso en lugar de la prosa en ciertas ocasiones. Para empezar, escribe una serie de comedias en
las que recibe la influencia de Lope de Vega, optando por temas como la intriga y enredo, capa
y espada, el cautiverio con un trasfondo religioso o la inspiración realista y picaresca, entre ellas,
La gran sultana. Es en estos tiempo cuando Miguel de Cervantes se dedica también a crear
entremeses, un subgénero de un solo acto representado entre los actos de obras mayores,
siguiendo la tradición de Lope de Rueda. Así pues, escribe piezas cortas, mayormente en prosa,
inspiradas sobre todo en la literatura popular anterior. Entre los personajes comunes se
encuentran el tramposo, el vividor, la casada infiel o los criados maliciosos. En cuanto al estilo,
se caracteriza por un realismo costumbrista que plasma a través de la ironía en un lenguaje
popular distribuido en diálogos vivos con música y baile. Finalmente, desarrolla varios temas.
Como ilustración del amoroso matrimonial se encuentran El viejo celoso o La cueva de
Salamanca, por parte del tema social o urbano, La guarda cuidadosa, y del rural, El retablo de
las maravillas.