Terapia para llevar

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Cuando tengas algún pensamiento negativo o miedo, cuestiónalo para

descubrir de dónde viene, ya que si sabemos el origen lo podemos


controlar y comprender mucho mejor. Recuerda algún pensamiento
negativo o miedo que sueles tener que sea resultado de tu autoestima
limitada y empieza a cuestionarlo.

Ejemplo...

¿Por qué tengo miedo a tener pareja? «Porque nadie va a


quererme nunca».
¿Por qué pienso que nadie va a quererme nunca? «Porque no
valgo lo suficiente como para que se me respete».
¿Por qué creo que no valgo lo suficiente? «Porque mi primera
pareja me fue infiel».
De esta forma podrás ir descubriendo qué vivencias han creado
esos pensamientos y miedos actuales.

12
Elogios, fortalezas y cosas de las que
me siento orgulloso u orgullosa
Este ejercicio está formado por tres pasos y necesitas un papel para
hacerlo.
Dibuja tres columnas, la primera tendrá el título «Elogios que me han
dicho», la segunda «Mis fortalezas» y la tercera «Cosas que me
enorgullecen».
Puede que al principio no se te ocurra nada, por eso debes dedicar
el tiempo que necesites para completarlo; ve escribiendo conforme te
vayas acordando.

1. Recuerda los elogios que te han dicho los demás. Por ejemplo:
«Me siento genial cuando estoy contigo», «qué bien se te da
cocinar», «tu pelo es superbonito», y puntúa de 0 a 10 cuánto te
los crees. Después, fíjate en los que has puntuado bajo, 0, 1, 2, 3,
4 o 5, y hazte estas preguntas: ¿Por qué he puntuado tan bajo esos
elogios? ¿Por qué los pongo en duda? ¿De qué me sirve
cuestionarlos? ¿Qué pasaría si le diera más valor a esos elogios
que me han dedicado? ¿Qué cambiaría en mí? ¿Qué pruebas
tengo de que no son ciertos? ¿Cómo vería la vida?
Cuando alguien nos dice algo bueno de nosotros, es porque
realmente lo piensa y aunque nosotros no somos capaces de verlo,
porque solo nos fijamos en nuestros defectos, otras personas sí
tienen una visión objetiva desde fuera. Trata de creerte más esas
cosas buenas que te dicen los demás.
2. Enumera las fortalezas que sabes que tienes. Por ejemplo: «Soy
una persona empática», «se me dan genial los idiomas», «siempre
trato de ayudar al resto», «soy muy paciente» y después hazte estas
preguntas: ¿Por qué las tengo? ¿Qué he conseguido gracias a
ellas? ¿Cuáles podría mejorar y cómo lo haría? ¿Para qué me
ayudan estas fortalezas? ¿Todo el mundo las tiene? ¿Cómo afecta
en mi autoestima saber que tengo esas fortalezas? ¿Por qué dudo
de conseguir cosas si ya he conseguido cosas gracias a estas
fortalezas?
3. Cosas de las que me enorgullezco: anota todas esas cosas que
recuerdas haber logrado con orgullo, no todo tienen que ser cosas
grandes como, por ejemplo: «He conseguido sacarme la carrera de
Derecho». También puedes escribir pequeñas cosas que te hagan
sentir orgullo, por ejemplo: «El otro día ayudé a mi vecino a subir
los muebles por las escaleras».

Todas esas razones que te hacen sentir orgullo las has conseguido
gracias a tus fortalezas. Por eso, tu lista cada vez será más larga,
porque las fortalezas que tienes siguen ahí, no se van. Aunque en
ocasiones no las veamos o las olvidamos, están ahí.
Cuando hayas rellenado esta lista, pégala o déjala en un lugar visible
y sigue completándola a lo largo del tiempo. Te recomiendo que la
repases de vez en cuando, especialmente en los momentos que sientas
que tu autoestima está limitada.
Todos tenemos debilidades y fortalezas, pero las personas con una
autoestima limitada solo se centran en las debilidades. Por ello, es
necesario que recuerdes de forma habitual todo lo bueno que forma
parte de ti, todo lo que puedes aportar o todo lo que has conseguido.
Este método te ayudará a enfrentarte a tus miedos, a gestionar mejor
las novedades, a mejorar tus habilidades sociales o a alejarte de lo que
te hace infeliz cuando tu autoestima disminuya.

13
No te compares
con el resto
Cuando nos comparamos con el resto, nuestra autoestima empieza a
debilitarse, porque dejamos de fijarnos en nosotros mismos y en las
fortalezas y habilidades que poseemos. No ponemos el foco en lo que
nosotros tenemos y otros no, sino en aquello que nos falta y ansiamos y
otros sí tienen.
Compararse en sí no es malo y, de hecho, puede ser constructivo. El
problema son las connotaciones que le damos a esa comparación. Y es
que la comparación se puede utilizar con dos objetivos:

1. Para motivarnos: Cuando nos comparamos con otros porque


son un referente para nosotros, aparece una comparación
positiva y constructiva. Los admiramos, queremos conocer su
trayectoria vital, ver cómo han logrado esos objetivos que
nosotros ansiamos y pueden ser una fuente de motivación para
seguir sus pasos y crecer como personas.
2. Para minimizarnos: La comparación deja de ser constructiva si
únicamente nos fijamos en lo que otros tienen y a nosotros nos

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