Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 40
● Unidad Nro.1: Introducción a los estudios del Lenguaje.
● Consideraciones generales sobre el Lenguaje: diferencias entre la
Comunicación y el Lenguaje; componentes del lenguaje (fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático). ● Lenguaje y subjetividad: el lenguaje en uso como constitutivo de la organización social. ● Enfoques en el estudio del lenguaje: Lingüística, Teoría de la información, Psicolingüística, Sociolingüística. ● Psicología del Lenguaje: ¿Qué es y qué estudia? Áreas de investigación. ➢ La construccion social de la realidad Peter. L. Berger. Thomas Luckmann.
1)- Explique la siguiente frase: “la expresividad humana es capaz de objetivarse”.
2)- ¿Por qué el lenguaje es considerado el sistema de signos más importante de la sociedad humana? 3)- Explique la siguiente frase “el lenguaje tipifica experiencias” 4)- ¿Por qué se plantea que “el lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro de la realidad de la vida cotidiana”? 5)- Explique cómo el lenguaje puede trascender la realidad de la vida cotidiana. 6)- Reflexione sobre ejemplos que remitan a la siguiente frase: “El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significado lingüísticamente circunscritos”; elija uno y explíquelo. 7)- ¿Cómo se forma el “acopio social de conocimiento” y de qué manera opera en la vida cotidiana? 1. “La expresividad humana es capaz de objetivarse” , podemos percibir la intención subjetiva de un sujeto a través del objeto. En un primer momento en una situación “cara a cara” donde podemos comprender que nos quieren expresar , ya sea, por medio de gestos, tonos, postura corporal, contextos, etc. También es posible objetivar a través de significados , cuando no tenemos una situación “cara a cara” pero tenemos un accionar, un producto que va a quedar representado por ejemplo una carta, dibujo, símbolo, etc. 2. El lenguaje es considerado el sistema de signos más importante de la sociedad humana, porque es lo que más se acerca a cuando nos queremos expresar. No solo se utiliza en la situación cara a cara, sino que, en otra también sin necesidad de estar en un mismo escenario. Permite separarnos de los espacios presentes ya que puede utilizarse cronológicamente. Tiene la capacidad de comunicar significados que no son del “aquí y ahora”. Es la mayor cualidad de objetividad, transmisión a otras generaciones, preexiste , y este, tiene normas gramaticales y reglas que deben cumplirse para que este sea coercitivo. 3. El lenguaje tipifica experiencias en base a un acuerdo social estipulado, porque almacena y clasifica un conjunto de estas. Crea categorías con significado compartido (para mi y para otros). 4. “El lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro de la realidad de la vida cotidiana” . Conecta dos puntos que no son continuos, trasciende el “aquí y ahora” pudiendo hablar de otros tiempos, hechos, personas, que no están en el mismo lugar o conmigo mismo (en nuestro pensamiento interno). Permite hacer presente cosas que no conocimos, por ejemplo, hechos históricos pasados, que no estuvimos presentes pero conocemos. 5. El lenguaje puede trascender la realidad de la vida cotidiana porque es capaz de conectar con otras realidades diferentes. Va más allá de conectar por ejemplo, la vida después de la muerte , los sueños, otros mundos ,etc. 6. El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significado lingüísticamente circunscriptos (con límites). El vocabulario, la gramática y la sintaxis se acoplan a la organización de esos campos semánticos. Así el lenguaje elabora esquemas clasificadores para diferenciar los objetos según su “género” o su número; formas para predicados de acción opuestos a predicados de ser; modos para indicar grados de intimidad social y demás. El lenguaje nos permite ir construyendo campos semánticos que estos engloban un conjunto de conceptos que comparten rasgos en su significado dentro de la vida cotidiana. Son espacios donde las palabras se relacionan con límites flexibles como por ejemplo, la palabra “Elegante” tiene un campo semántico específico pero a su vez puede relacionarse con otros campos. 7. Dentro de los campos semánticos se posibilita la objetivación. Retención y acumulación de experiencias personales. La acumulacion es selectiva porque estos campos sematicos determinan lo que se retiene y se olvida.Een virtud de esta acumulacion se forma un acopio social del conocimiento, que es transmitido de generacion en generacion. Opera en la vida cotidiana a través de la interacción con los otros. nuestra participación se ve afectada por el acopio social de conocimiento y afecta nuestro comportamiento y la forma de actuar. ● FICHA DE CÁTEDRA: ENFOQUES EN EL ESTUDIO DEL LENGUAJE: LINGÜÍSTICA, TEORÍA DE LA INFORMACIÓN, PSICOLINGÜÍSTICA, SOCIOLINGÜÍSTICA. El Lenguaje humano es una realidad polifacética y multidisciplinar, que puede abordarse desde diversas perspectivas epistemológicas. Varias son las disciplinas científicas que, de un modo u otro, se ocupan de su estudio. Pero los objetivos que persiguen y las metodologías que utilizan son diferentes. El Lenguaje puede ser estudiado en tanto SISTEMA, CÓDIGO, CONDUCTA PERSONAL Y CONDUCTA INTERPERSONAL. LENGUAJE COMO SISTEMA: Lingüística La Lingüística se ha propuesto el estudio del Lenguaje como sistema (lengua), estudia los elementos formales que constituyen una lengua y las reglas que rigen la relación entre esos elementos. Es decir, los lingüistas intentan determinar las reglas del lenguaje que utiliza cada persona para comunicarse y deduce estas reglas a partir de las regularidades o los patrones que se ponen de manifiesto cuando nosotros, como usuarios del lenguaje, nos comunicamos con los demás. Por lo tanto, lo que pretenden es elaborar teorías que describen lenguajes concretos o fenómenos interlingüísticos. El lenguaje está organizado en una jerarquía de componentes de distinta complejidad. Los que se describen a continuación son los principales componentes, empezando desde los más simples (fonemas) hasta las unidades mayores (discurso). Fonemas Se trata de la unidad más pequeña que establece distinciones de significado en una lengua. Así, las palabras «pala» y «bala» se diferencian en el primer fonema (/p/ frente a /b/) y esta pequeña distinción da lugar a dos significados completamente distintos. No hay que confundir los fonemas, que son unidades abstractas, con los fonos o sonidos fonéticos, que son las realizaciones acústicas de cada fonema. Dos sonidos fonéticos pueden constituir fonemas distintos en una lengua, o pertenecer a un único fonema en otra lengua. El castellano tiene un total de 24 fonemas: 5 vocales más 19 consonantes, pero esta cifra varía en las diferentes lenguas. Palabras (morfemas) El siguiente componente en la jerarquía del lenguaje está constituido por las palabras o, para ser más exactos, los morfemas, que son las unidades más pequeñas cargadas de significado. Todas las lenguas tienen dos clases diferenciadas de vocabulario: palabras de contenido (sustantivos, adjetivos, verbos y algunos adverbios), con significado pleno, y palabras de función, (determinantes, preposiciones, conjunciones, modificadores, verbos auxiliares, etc.), que no tienen contenido semántico pleno, pero modifican las relaciones de significado de las primeras. Ambos tipos de palabras son necesarias y cumplen funciones diferentes: las palabras de función son esenciales para formar la estructura sintáctica de la oración, y las palabras de contenido para aportar la información. Oraciones (sintaxis) La sintaxis se refiere a un nivel de organización superior que permite combinar las palabras para formar oraciones. En realidad, las oraciones constituyen la verdadera unidad de significado del lenguaje humano. Nadie emplea simplemente una palabra para comunicarse, sino que, como mínimo, realiza un acto predicativo, dice algo sobre algo, y esto sucede en la oración. Todas las lenguas del mundo se basan en la oración como elemento clave de comunicación, y en todas ellas la oración básica se compone de una estructura binaria formada por un sintagma nominal y un sintagma verbal. El sintagma nominal contiene al menos un nombre, que es generalmente el sujeto de la oración, y el sintagma verbal contiene al menos un verbo y actúa como predicado de la oración. Todo hablante es capaz de discriminar si una serie de palabras forman una oración gramaticalmente correcta en su lengua. De los dos ejemplos siguientes, cualquier castellanoparlante sabe que el primero, aunque sea absurdo y contradictorio, constituye una oración posible (gramatical) en el idioma, mientras que el segundo no lo es: • Las blancas calamidades gritaron silenciosamente. • Los desde estropeó cuando piedras el mismo. Discurso El discurso, o texto en el lenguaje escrito, es el nivel más alto de organización del lenguaje. Se sitúa en un plano supraoracional, que implica varias oraciones, pero no es simplemente la suma de ellas. Para que formen un discurso es necesario que esas oraciones mantengan una unidad de sentido o coherencia. Además de la coherencia, hay otros fenómenos específicos que emergen en el discurso, como son las inferencias; es decir, las piezas de información que no están explícitas en el texto y que el lector debe añadir para que haya coherencia. Otra peculiaridad del discurso es que, dada su complejidad, es necesario que el lector/oyente gestione inteligentemente sus recursos cognitivos (p. ej., la memoria de trabajo), con el fin de construir y recordar el sentido general del texto sin perderse en los detalles. Es decir, dirigiendo el foco de atención sucesivamente a diferentes ideas del texto, pero también extrayendo las ideas principales y manteniéndose en la memoria. LENGUAJE COMO CÓDIGO: Teoría de la Información. Este es el enfoque característico de la Teoría de la información, la ciencia que se ocupa del transporte de información, centrándose en los procesos de emisión, transformación y recepción de mensajes. Se basa en procedimientos matemáticos, en especial el cálculo de probabilidades, para estudiar los problemas relativos a la comunicación de mensajes. Desde esta perspectiva se considera al lenguaje como conjunto de señales que permiten transmitir información desde un emisor a un receptor. Estas ciencias se desarrollaron inicialmente para manejar cuantitativamente la transmisión de mensajes por canales, fundamentalmente en la ingeniería de las telecomunicaciones. Lingüistas y psicolingüistas tomaron tales aportes como un modelo interesante para caracterizar aspectos relevantes de la comunicación y de la mente humana. La programación de computadoras y las analogías mente-computador, ocupan un lugar relevante en la Psicología Cognitiva actual. El ser humano es visto como un “procesador de información”; su pensamiento y procesos de toma de decisiones son simulados en programas computacionales, y los componentes y funciones del ordenador han llegado a constituir una metáfora corriente de la mente humana. LENGUAJE COMO CONDUCTA PERSONAL: Psicología del Lenguaje o Psicolingüística La Psicología del lenguaje, también llamada psicolingüística, estudia el lenguaje como conducta, comportamiento o actividad humana; su interés recae en el habla. Esta disciplina estudia los mecanismos cognitivos y fisiológicos responsables de la comprensión y la producción del lenguaje. Su objetivo es, por lo tanto, explicar cómo comprendemos y producimos el lenguaje, es decir, cuáles son los mecanismos cognitivos y cerebrales que nos permiten expresar nuestras ideas y sentimientos a través de los sonidos y entender los mensajes que nos llegan de otros hablantes. Los dos campos básicos de la psicología del lenguaje son la comprensión y la producción, tanto en su forma oral como escrita, aunque en el mundo anglosajón también incluyen el campo de la adquisición del lenguaje. Por lo tanto, esta disciplina estudia todas las operaciones que realizamos desde que llegan los sonidos del habla hasta nuestros oídos, o los signos gráficos de la escritura a nuestros ojos, hasta que extraemos el mensaje y lo integramos en nuestros propios conocimientos. Y, a la inversa, desde que planificamos un mensaje en nuestra mente hasta que lo transformamos en sonidos que pronunciamos o en letras que escribimos sobre el papel o la pantalla del ordenador. Desde esta disciplina se investiga la conducta verbal o no verbal ya sea desde la perspectiva del hablante (producción) o de la del oyente (comprensión), sin considerar la interacción de los mismos. La Psicología del Lenguaje forma parte de la Psicología Cognitiva, la rama de la psicología dedicada al estudio de la mente humana o, en otras palabras, a conocer cómo percibimos la información que nos llega del exterior, cómo la procesamos y almacenamos, cómo razonamos y solucionamos problemas, etc.Dentro de la Psicología Cognitiva hay especialidades, como la Psicología de la memoria, la Psicología de la atención o la Psicología del lenguaje. LENGUAJE COMO CONDUCTA INTERPERSONAL: Sociología del Lenguaje o Sociolingüística. En este enfoque se considera el lenguaje como instrumento de comunicación en una interacción social. A diferencia del anterior, aquí se consideran simultáneamente hablante y oyente, haciendo necesaria la inclusión del contexto, que da pleno sentido a la relación. Para que se de comunicación, el oyente tiene que percibir y comprender el mensaje emitido por el hablante, reaccionando de alguna manera a su intención comunicativa. La sociolingüística consiste en el estudio del lenguaje en relación con las influencias culturales y contextuales que recibe. En el ámbito de las investigaciones evolutivas, el sociolingüista suele centrarse en las interacciones entre el cuidador y el niño, así como en los primeros usos sociales del lenguaje. Es decir, se interesa en conocer cómo varían las formas lingüísticas en los distintos grupos sociales o cómo influye el lenguaje en la interacción social y sus métodos de investigación están basados fundamentalmente en la observación. Este enfoque es el que mejor caracteriza las orientaciones actuales tanto de Psicolingüística como de Lingüística, valorándose el lenguaje como instrumento de comunicación, (o también, de manipulación) en un contexto social determinado – y no solo como lengua, código o conducta personal- en una perspectiva más funcional y pragmática, que puramente estructural y taxonómica. Constituye una interdisciplina, que se ocupa de un terreno compartido por estudiosos de la lengua y la realidad social. Aportes de la Neurolingüística, Neuropsicología y Neurociencia del Lenguaje La Neuropsicología por ser una nueva disciplina es interpretada según los contenidos que se le asignen como así también según el enfoque metodológico con que se la aborde. Por tanto, bajo la denominación de Neuropsicología, pueden estudiarse un conjunto extenso de temas. En este sentido, se considerará que su objeto de estudio son las llamadas funciones cerebrales superiores, es decir, el lenguaje, las gnosias y las praxias, las cuales son específicas del hombre y se adquieren mediante un proceso de aprendizaje sustentado por la actividad cortical cerebral. Con esta orientación la Neuropsicología aborda tanto las funciones normales (Fisiología) como sus alteraciones (Fisiopatología). El estudio de las patologías del lenguaje es un área específica de la Neuropsicología dada por la conjunción de aportes provenientes de la Neurofisiología, la Fisiopatología y la Neurolingüística, intersección que, por su complejidad, constituye lo que hoy se denomina Afasiología. Dentro de las disciplinas médicas que estudian los aparatos y órganos que intervienen en el lenguaje, podemos nombrar la Foniatría -estudia el aparato fonador que nos permite pronunciar los sonidos del habla- y la Neurología -estudia el cerebro, responsable de toda nuestra actividad cognitiva, incluido el lenguaje. La Neurolingüística, estudia las complejas relaciones entre el cerebro y el lenguaje. ● Carlos Molinari Maroto, “introducción a los modelos cognitivos de la comprensión del lenguaje”. Los seres humanos utilizamos el lenguaje al hablar, escuchar, escribir, leer, pensar. El lenguaje está presente en cada momento de nuestra vida. Y no me refiero a los diversos “lenguajes” -musical, pictórico o cinematográfico- cuyo dominio requiere un adiestramiento específico, sino a nuestro lenguaje de todos los días, el que nos permite leer el diario, o apasionarnos en una discusión, o escribir una carta o hablar por teléfono. Es habitual suponer que el lenguaje articulado es la barrera que separa al hombre del resto del reino animal. No es extraño que la psicología cognitiva haya destinado buena parte de sus esfuerzos a la investigación de la facultad del lenguaje, en tanto es fundamental para la construcción humana del conocimiento en su sentido más amplio. Hasta tal punto ha cobrado importancia esta área de investigación, que actualmente es objeto de una disciplina relativamente independiente, con laboratorios, publicaciones y congresos propios: la psicolingüística cognitiva. La psicolingüística cognitiva es una disciplina experimental que estudia los procesos psicológicos implicados en el uso y adquisición del lenguaje. Áreas de investigación de la psicolingüística cognitiva Las áreas de investigación principales son: 1) Comprensión del lenguaje --- oral (comprensión del habla) --- escrito (lectura) . 2) Producción del lenguaje --- oral --- escrito. 3) Adquisición del lenguaje. 4) Neuropsicología cognitiva del lenguaje. ● Desarrollo del lenguaje, owens. HABLA, LENGUAJE Y COMUNICACIÓN. El habla es un medio verbal de comunicarse o de transmitir significado. Otras formas de comunicación incluyen la escritura, el dibujo o los signos manuales. El habla es un proceso que requiere una coordinación neuromuscular muy precisa, necesaria para la planificación y la ejecución de secuencias motoras muy específicas. Cada lengua hablada dispone de sonidos específicos, o fonemas, y de ciertas combinaciones de estos fonemas que son idiosincrásicos de esa lengua. Por otra parte, el habla requiere también de otros componentes, como la calidad de la voz, la entonación o el ritmo. Cada uno de estos componentes contribuye a clarificar el significado del mensaje. Pero el habla no es el único medio por el que puede tener lugar la comunicación humana. También utilizamos gestos, expresiones faciales y posturas corporales para enviar mensajes. Cuando hablamos por teléfono, necesitamos confiar exclusivamente en la modalidad hablada para transmitir nuestro mensaje. Pero en la conversación cara a cara, los aspectos no verbales alcanzan una importancia especialmente relevante. De hecho, se ha estimado que el 60% de la información que se transmite en una conversación cara a cara se hace a través de mecanismos distintos al habla. Los humanos no somos los únicos animales capaces de producir sonidos, aunque ninguna otra especie nos iguala respecto a la variedad y a la complejidad de sonidos de habla que somos capaces de producir. Tal complejidad y variedad se debe a la arquitectura idiosincrásica del tracto vocal humano, un mecanismo que ya está funcionando algunos meses antes de que aparezcan las primeras palabras. Los niños pasan gran cantidad de su primer año experimentando ese mecanismo vocal y produciendo una amplia diversidad de sonidos. Progresivamente, tras unos cuantos meses, estos sonidos empiezan a reflejar el lenguaje del entorno que rodea al niño. Sin embargo, el habla inteligible deberá esperar hasta que los niños hayan adquirido algunas reglas lingüísticas. Lenguaje Si los sonidos del habla no están vinculados a un significado, entonces no son más que una serie de gruñidos o de sonidos sin sentido. Son necesarias las reglas del lenguaje para establecer la relación entre todas las formas lingüísticas, ya se trate de sonidos, elementos con significado, o de alguna combinación de estos elementos. El lenguaje puede definirse como un código socialmente compartido, o un sistema convencional, que sirve para representar conceptos mediante la utilización de símbolos arbitrarios y de combinaciones de éstos, que están regidas por reglas. El inglés, el español o el catalán son lenguas. Cada una de ellas tiene sus símbolos característicos y sus reglas para combinarlos. Los dialectos son subcategorías de la lengua madre que utilizan reglas similares aunque no idénticas. Todos los usuarios de una lengua siguen ciertas reglas dialectales que difieren en mayor o menor medida de un estándar ideal. Cada lenguaje es también un vehículo único para transmitir el pensamiento. Por eso, cada vez que se extingue la lengua, perdemos una parte esencial de la naturaleza humana. Cada vez que muere una lengua, desaparece una cultura y miles de años de comunicación. Según la definición de lenguaje que ofrece la Asociación Americana de Lenguaje Hablado y Oído: • El lenguaje es un sistema complejo y dinámico de símbolos convencionales que se utiliza de diferentes maneras para el pensamiento y la comunicación. • El lenguaje evoluciona dentro de contextos específicos históricos, sociales y culturales. • El lenguaje, como conducta regida por reglas, se describe al menos por cinco parámetros: fonológico, morfológico, sintáctico, semántico y pragmático. • El aprendizaje y el uso del lenguaje están determinados por la intervención de factores biológicos, cognitivos, psicosociales y ambientales. • El uso eficaz del lenguaje para la comunicación requiere una comprensión amplia de la interacción humana, lo que incluye factores asociados tales como las claves no verbales, la motivación o los aspectos socioculturales. Comunicación Tanto el habla como el lenguaje son parte de un proceso más amplio de comunicación. La comunicación es el proceso mediante el cual los interlocutores intercambian información e ideas, necesidades y deseos. Se trata de un proceso activo que supone codificar, transmitir y decodificar un mensaje. Se requiere un emisor y un receptor, cada uno de los cuales debe estar atento a las necesidades informativas del otro, al objeto de asegurarse de que los mensajes se transmiten de manera eficaz. Por ejemplo, el hablante debe identificar a la mujer de la que está hablando antes de utilizar el pronombre ella. La probabilidad de que se produzca una distorsión en el mensaje es muy alta, dada la variedad de formas en que se puede construir un mensaje, así como la diversidad de experiencias pasadas que aporta cada interlocutor. La medida en que cada hablante tiene éxito en su comunicación, lo que se mide a través de la eficacia del mensaje, se denomina competencia comunicativa (Dore, 1986). Un comunicador competente es aquel capaz de concebir, formular, modular y emitir mensajes, así como de darse cuenta de en qué medida su mensaje se ha comprendido adecuadamente. La lengua y el habla son sólo un aspecto de la comunicación. El resto de los aspectos de la comunicación que pueden favorecer o modificar el código lingüístico, pueden ser de tipo paralingüístico, no lingüístico y metalingüístico. Los códigos paralingüísticos, tales como la entonación, el énfasis, la velocidad de habla y las pausas o vacilaciones se superponen al habla, indicando cuál es la actitud o la emoción del hablante. Todos los componentes de la señal están dirigidos a la producción del significado. La entonación, o uso lingüístico del tono, es el más complejo de todos los códigos paralingüísticos, y se utiliza para mostrar el humor o el estilo de la oración. Por ejemplo, una misma oración puede cambiar completamente su significado, dependiendo de si se finaliza con un tono ascendente o descendente: si decimos a alguien «Tú vienes» con un tono descendente, estamos expresando una afirmación, mientras que si decimos la misma frase con un tono ascendente, estamos haciendo una pregunta. El tono también puede expresar énfasis, indicar un paréntesis, emociones, la importancia que concedemos a la información que estamos transmitiendo, así como el papel y el estatus del hablante. Los elementos no lingüísticos incluyen los gestos, la postura corporal, la expresión facial, el contacto ocular, los movimientos de la cabeza y del cuerpo, y la distancia física. La eficacia de tales mecanismos depende de la habilidad del hablante. Todos conocemos a personas que parecen gesticular demasiado, o aproximarse demasiado a nosotros mientras nos hablan. Por otra parte, algunos mensajes no lingüísticos, como guiñar un ojo, hacer una mueca, un puchero, o cruzarse de brazos, pueden llegar a transmitir a la perfección mensajes completos, sin necesidad de utilizar lenguaje o habla de ningún otro tipo. Las habilidades metalingüísticas son aquellas que permiten hablar sobre el lenguaje, analizarlo, pensar sobre él, juzgarlo y considerarlo como una entidad independientemente de su contenido. Por ejemplo, para aprender a leer y escribir es necesario disponer de un conocimiento metalingüístico de las unidades que componen el lenguaje: sonidos, palabras, frases y oraciones. Desde la perspectiva metalingüística, el lenguaje es algo puramente abstracto. Utilizamos nuestras habilidades metalingüísticas para evaluar la corrección y adecuación del lenguaje que producimos y recibimos. Así pues, los indicadores metalingüísticos expresan el estatus de la transmisión, o el éxito de la comunicación. Es casi imposible no comunicarse. Cuando intentamos no comunicarnos, solemos encontrar que el resto de nuestro cuerpo y nuestra conducta lo hacen por nosotros. Por lo tanto, considerar el lenguaje en ausencia de comunicación, supondría asumir que el lenguaje puede tener lugar en el vacío. Significa, en realidad, eliminar la razón de ser del lenguaje. Un sistema dirigido por reglas Una gramática es un conjunto de principios o reglas subyacentes, que describen la relación entre los símbolos que componen la estructura de una lengua. Como tal, la gramática describe las relaciones entre sonidos, entre palabras, y entre otras unidades más pequeñas como el plural -s, así como entre palabras y significados, o entre palabras e intenciones comunicativas. Este sistema de reglas compartidas, permite a los usuarios de una lengua comprender y crear mensajes. Lenguaje y gramática no son lo mismo. El lenguaje no sólo incluye las reglas, sino también el proceso de utilizar las reglas y el producto resultante. El conocimiento subyacente que manifiestan los usuarios de una lengua sobre este sistema de reglas se denomina competencia lingüística. Las reglas específicas que conoce cada usuario se denominan gramática intuitiva. Incluso aunque el usuario no pueda decirnos explícitamente cuáles son las reglas, su actuación demuestra que las conoce, aunque sea de manera implícita. El lingüista observa la conducta humana para intentar determinar cuáles son esas reglas. El resultado de ese tipo de estudios se denomina gramática formal, esto es, formulaciones precisas de las reglas lingüísticas. Hasta la fecha, todavía no disponemos de una gramática formal completa de la mayoría de las lenguas. Un sistema generativo El lenguaje es un sistema generador o generativo. La palabra generativo tiene la misma raíz que generar, lo que significa producir, crear o gestar. Por lo tanto, el lenguaje es una herramienta productiva y creativa. El conocimiento de las reglas permite a los hablantes producir o crear oraciones con significado. A partir de un número limitado de palabras y de categorías y de un conjunto limitado de reglas, los hablantes pueden crear un número prácticamente infinito de oraciones. Esta creatividad se debe a que las palabras pueden referirse a más de un objeto o referente, a que los referentes pueden denominarse mediante más de una palabra, y a que las palabras pueden combinarse de maneras diferentes. COMPONENTES DEL LENGUAJE El lenguaje constituye un sistema muy complejo, por lo que para poder comprenderlo mejor es necesario descomponerlo en sus constituyentes funcionales. Podemos dividir el lenguaje en tres componentes principales, si bien no necesariamente de la misma relevancia: forma, contenido y uso. La forma incluye la sintaxis, la morfología, y la fonología, esto es, los componentes que conectan sonidos o símbolos en un orden determinado. A su vez, el contenido abarca el significado o semántica, mientras que el uso se denomina pragmática. Estos cinco componentes, sintaxis, morfología, fonología, semántica y pragmática, constituyen el sistema fundamental de reglas del uso del lenguaje. Cuando cada uno de nosotros utiliza el lenguaje, codificamos ideas (semántica); esto es, utilizamos un símbolo —un sonido, una palabra, etc. -- para representar un acontecimiento, un objeto, o una relación. Para comunicar dichas ideas a otras personas, recurrimos a ciertas formas, que incluyen las unidades sonoras apropiadas (fonología), el orden apropiado de las palabras (sintaxis), y las palabras adecuadas con una determinada organización interna (morfología), con el objetivo de clarificar al máximo su significado. Los hablantes utilizan estos componentes para lograr ciertos objetivos comunicativos, tales como obtener información, expresar su acuerdo, o responder a estímulos anteriores (pragmática). Sintaxis: La forma o estructura de una oración depende de las reglas de la sintaxis. Dichas reglas especifican la organización de las palabras, las frases, las cláusulas, el orden y la organización de las oraciones, así como las relaciones entre las palabras, los tipos de palabras y otros elementos de la oración. Las oraciones se organizan según su función; por ejemplo, las declarativas sirven para hacer afirmaciones, mientras que las interrogativas se utilizan para hacer preguntas. Los elementos principales, o partes constituyentes, de una oración son los sintagmas nominales y los sintagmas verbales, cada uno de los cuales está compuesto de diferentes tipos de palabras, tales como nombres, verbos, adjetivos, etc. La sintaxis especifica qué combinaciones de palabras pueden considerarse aceptables, o gramaticales, y cuáles no. Además de las reglas para combinar palabras, la sintaxis también especifica qué tipos de palabras pueden aparecer en los sintagmas nominales y los verbales, así como la relación entre ambos tipos de sintagmas. Morfología: La morfología tiene que ver con la organización interna de las palabras. Ya sabemos que las palabras están formadas por combinaciones de sonidos que se denominan fonemas, si bien carecen de significado por sí mismos. La unidad mínima de significado que existe en una lengua se denomina morfema: la unidad gramatical más pequeña. Una pieza que, junto a otros morfemas, constituye una palabra aportando cada uno de ellos su significado particular para que la palabra pueda ser un todo. La mayoría de las palabras de nuestro idioma están formadas por más de un morfema, aunque en ocasiones un único morfema puede constituir una palabra. Una de las diferencias que existe entre las lenguas radica en su dependencia relativa de los componentes sintácticos y morfológicos. En las lenguas derivadas del latín, por ejemplo, el significado depende de la utilización de multitud de morfemas, mientras que en inglés se recurre más al orden de las palabras que a la adición de morfemas para transmitir el significado. En nuestro idioma existen dos tipos de morfemas: el morfema base o lexema, y el morfema gramatical. El morfema base (MB) es el encargado de dar a la palabra su significado fundamental. El morfema base también se denomina radical o raíz de la palabra. Con el mismo morfema base, pueden formarse muchas palabras. Por ejemplo, con zapat-, además de zapatito tenemos zapatear, zapatería, zapatilla, etc. No es casualidad que los significados de estas palabras sean similares, ya que comparten el mismo morfema base o la misma raíz, y esto hace que estén relacionadas en cuanto a su significado, es decir, que formen una familia de palabras. Hay ocasiones en que resulta difícil reconocer el morfema base o radical de una palabra. Para este fin, resulta útil conocer las siguientes reglas: • Si la palabra es un sustantivo o un adjetivo que termina en vocal, para reconocer su morfema base o lexema, se debe separar la vocal final. Así, el morfema base de camisa, será camis-; el morfema base o raíz de loco, será loc-, etc. • Si la palabra termina en vocal, pero esta vocal está dentro del diptongo io o ia, no sólo hay que separar la vocal final, sino todo el diptongo. Por ejemplo: en la palabra cementerio, el morfema base es cementer- y no cementeri-. • Si la palabra es un sustantivo o un adjetivo que termina en consonante, el morfema base es toda la palabra. Por ejemplo, en la palabra árbol, que termina en l, árbol es la raíz. Lo mismo sucede con reloj, cuyo morfema base es reloj. • Si se trata de una palabra de tres sílabas o más que termina en -tad o en -dad, el radical o morfema base es lo que queda si se suprime la terminación -ad. Por ejemplo, en vanidad, la raíz es vanid-. En amistad, el radical es amist-. Sin embargo, si la palabra tiene sólo dos sílabas se aplica la regla anterior; por ejemplo, en bondad, el morfema base es la palabra completa. • Si la palabra es una forma verbal, para reconocer el radical se debe pensar en el verbo en infinitivo y quitar la terminación -ar, -er, -ir. El resultado será el morfema base. Por ejemplo, si la palabra es cantaba, el infinitivo es cantar; una vez suprimida la terminación, podemos reconocer el radical, que es en este caso es cant- Fonología: La fonología es la disciplina que estudia las reglas que gobiernan la estructura, la distribución y la secuencia de los sonidos del habla, y la configuración de las sílabas. Cada lengua recurre a diferentes sonidos de habla o fonemas. Un fonema es la unidad lingüística sonora más pequeña que puede reflejar una diferencia de significado. El español utiliza 24 fonemas, mientras que el inglés recurre aproximadamente a 45. En realidad, los fonemas son conjuntos de sonidos muy similares. Los alófonos son cada una de las variantes que se dan en la pronunciación de un mismo fonema, según la posición de éste en la palabra; por lo tanto, difieren muy levemente entre sí, aunque no lo suficiente como para sonar igual que otro fonema, y así modificar el significado de la palabra. Si repite diez veces el sonido /p/ 3 , el sonido variará ligeramente en cada una de las ocasiones, fundamentalmente por razones fisiológicas. Por otra parte, el sonido /p/ de pico difiere del que aparece en la palabra aplicado, ya que cada uno está recibiendo la influencia de los sonidos que le rodean. A pesar de ello, los diferentes sonidos /p/ que producimos son lo suficientemente similares como para que no se confundan con otro fonema distinto. Los fonemas se clasifican en función de sus propiedades acústicas, así como por la forma en que se producen (cómo se modifica la corriente de aire) y su lugar de articulación (en qué parte del tracto vocal tiene lugar la modificación). Semántica: La semántica estudia las relaciones de unos significados con otros y los cambios de significación que experimentan esas palabras. Las categorías permiten a los usuarios de una lengua agrupar o clasificar objetos, acciones y relaciones similares, para distinguirlos de aquellas otras que son distintas. Algunas unidades son mutuamente excluyentes, como ocurre en hombre y mujer habitualmente, un ser humano no puede clasificarse en ambas categorías. Otras veces existe cierto solapamiento entre las categorías, como ocurre con los términos hembra, mujer y señora. No todas las hembras son mujeres y sólo algunas pueden ser consideradas señoras. La semántica tiene que ver con las relaciones entre la forma del lenguaje y nuestras percepciones de los objetos, acontecimientos y relaciones, esto es, con nuestros pensamientos. Las palabras que utilizamos no representan la realidad en sí misma, sino más bien nuestras propias ideas o concepciones sobre esa realidad. A medida que conversamos con otros usuarios de nuestra misma lengua, vamos depurando nuestros conceptos, y asimilandose a conceptos semejantes de otras personas. De esta manera, vamos compartiendo con ellos nuestras propias definiciones, lo que nos permite acceder a un tipo de comunicación lo más clara, concisa y comprensible posible. Pragmática: Cuando utilizamos el lenguaje con la intención de influir sobre los demás o de transmitir información, estamos haciendo uso de la pragmática. La pragmática constituye un conjunto de reglas relacionadas con el uso del lenguaje en el seno de un contexto comunicativo. Así pues, la pragmática se refiere a la manera en que se utiliza el lenguaje para comunicarse, y no tanto a la forma en que dicho lenguaje está estructurado. Cada uno de los enunciados hablados se denomina acto de habla. Un acto de habla debe cumplir ciertas condiciones para que tenga validez. Debe involucrar a las personas y circunstancias apropiadas, estar completo y correctamente realizado por todos los participantes, y recoger sus intenciones. «¿Puedo coger un donut, por favor?», sólo constituye una expresión válida cuando se dirige a una persona que puede darte un donut, y estás en un sitio donde hay alguno de estos dulces. Si te limitas a decir «puedo» sin realizar siquiera alguna otra comunicación no verbal, el acto de habla está incompleto y es incorrecto. Los actos de habla pueden ser directos o indirectos. Los actos de habla directa tienen una forma sintáctica específica. «Contesta al teléfono» constituye una orden directa para que se realice esa acción. Por otra parte, la forma sintáctica que adopta un acto de habla indirecto no refleja necesariamente la intención subyacente. Por ejemplo, «¿Puedes contestar al teléfono?» supone una forma indirecta de pedirlo. Uno sabe que lo que se espera de nosotros es que cojamos el teléfono, y no que respondamos a la pregunta que nos están haciendo. Así pues, si la pregunta parece solicitar una acción, más que una respuesta verbal, entonces lo más probable es que nos encontremos ante un acto de habla indirecto. Estas formas indirectas suelen utilizarse normalmente para fórmulas de cortesía. Relaciones entre los componentes del lenguaje. El lenguaje está absolutamente influido por el contexto. El contexto, tanto lingüístico como situacional, determina las opciones comunicativas del usuario lingüístico. Por otra parte, la necesidad de comunicarse existe con anterioridad a la elección del contenido y la forma del lenguaje. Por esta razón, los lingüistas consideran que la pragmática constituye el principio organizador más general del lenguaje. Solamente cuando un niño quiere comerse una galleta y se encuentra en un contexto apropiado para que le den una, recurrirá a las reglas sintácticas, morfológicas, fonológicas y semánticas que conozca, para construir una petición adecuada. Evidentemente, los componentes del lenguaje están vinculados entre sí. Por ejemplo, la estructura sintáctica necesita marcadores morfológicos que, a su vez, cambian fonéticamente para acomodarse a la palabra. A lo largo del desarrollo tales componentes también se influyen recíprocamente, en tanto en cuanto la evolución de alguno de ellos puede modificar el desarrollo de los demás. CONCLUSIONES El lenguaje es una herramienta social que consiste en un sistema de símbolos muy complejo, y en una serie de reglas necesarias para la utilización de esos símbolos. Los hablantes competentes de una lengua deben conocer tanto los símbolos que se emplean en esa lengua como las reglas más aceptables para su uso, lo que incluye las combinaciones entre los conceptos, las palabras, los morfemas y los fonemas. ● Unidad Nro.2: Diferentes perspectivas en Psicología del Lenguaje ● ● - La perspectiva semiológica de Saussure: el paradigma estructuralista. Lenguaje, lengua, ● habla. El signo lingüístico: significante y significado. ● - La perspectiva formalista: el modelo Innatista de Chomsky. Lenguaje y Gramática. ● Competencia Lingüística. Dispositivo de adquisición del Lenguaje (DAL). Gramática mental ● universal. ● La perspectiva cognitiva: Funciones fisiológicas que intervienen en la producción del ● habla: respiración, fonación y articulación. Niveles de procesamiento en la producción y ● comprensión del lenguaje. psicología del lenguaje, cuetos, gonzález, de vega. EL HABLA: MATERIALIZACIÓN DEL LENGUAJE ORAL. En la producción del habla intervienen de forma coordinada más de un centenar de músculos distintos, controlados por nervios diferentes. Es posible distinguir tres funciones fisiológicas que concurren simultáneamente en la producción del habla: a) respiración, que provee la energía mecánica necesaria mediante el suministro de aire a presión; b) fonación, que genera la fuente del sonido o materia prima acústica gracias a las cuerdas vocales, y c) articulación, que «moldea« la materia prima a través de los órganos articulatorios del tracto o conducto vocal. Hay órganos articulatorios fijos, como el paladar duro u óseo, la cavidad nasal y los dientes, y órganos móviles, como los labios, la lengua, el velo del paladar o paladar blando y la mandíbula. Las cuerdas vocales son dos estructuras anatómicas localizadas en la laringe que el individuo puede controlar de forma voluntaria. Cuando se respira en silencio, permanecen relajadas y separadas, dejando circular el aire que entra y sale de los pulmones. Durante el habla, se tensan determinados músculos que las mantienen próximas y, al pasar el aire a presión a su través, vibran con una frecuencia determinada, en movimientos rápidos de apertura y cierre (Fig. 10-1). Mientras hablamos, controlamos los músculos respiratorios (diafragma y músculos intercostales) para ir dosificando tanto la presión como la cantidad de aire que gastamos. Las cuerdas vocales participan en la producción de las vocales y las consonantes sonoras (/b/, /d/, /g/, /m/, /l/, etc.); no intervienen, sin embargo, en las consonantes sordas (/p/, /t/, /k/, /s/, /f/, /q/, etc.). El sonido vibratorio por sí solo no es lingüístico, no comunica mensajes ni porta vocales o consonantes; ni siquiera suena a humano. Si nuestras cuerdas vocales estuvieran implantadas en el cuello y se comunicarán directamente al exterior, sonarían más a una chicharra de verano que a una voz humana. Es a su paso por la garganta, más exactamente, a través del tubo o tracto vocal, cuando el sonido vibratorio adquiere las resonancias propias de la voz y se articula en habla, se modula acústicamente para crear los segmentos fonéticos. En la producción de las consonantes la constricción es más cerrada que en las vocales, hasta el extremo de que en las oclusivas se produce, de hecho, una oclusión o cierre completo. Según el lugar del tracto vocal donde se produce la constricción principal, se habla de consonantes labiales, dentales, palatales, velares, etc.; es lo que se denomina el punto de articulación. La forma en que se crean los fonemas constituye el modo de articulación. NIVELES DE PROCESAMIENTO EN LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE. Por lo tanto, aunque existe una amplia diversidad de modelos, como se verá más adelante, la mayoría de los autores reconocen la existencia de tres niveles de procesamiento en la producción del lenguaje, uno conceptual o de planificación, un nivel lingüístico de construcción de las estructuras sintácticas y selección de las palabras que se insertan en esas estructuras y, finalmente, un nivel fonológico para la generación de los fonemas y su posterior articulación. Estas primeras operaciones de planificación del mensaje no son de naturaleza lingüística, puesto que no entrañan la utilización de conocimiento gramatical. Implican la concepción, por parte del hablante, de un determinado significado acerca de lo que pretende comunicar y de una intención comunicativa. Sea cual fuere el código exacto que utilicen estas primeras representaciones mentales, ha de ser, necesariamente, independiente de cualquier lengua específica, ya que el mismo contenido se puede expresar en distintos idiomas e, incluso, por otros medios distintos, como gestos, dibujos, símbolos lógicos, etc. En realidad, se trata de una cuestión central, no ya en la psicología del lenguaje, sino en la psicología cognitiva en general, porque tiene que ver con un interrogante básico en torno a la naturaleza de la representación del conocimiento humano. De algún modo, los mensajes se encuentran codificados en forma de unidades individuales abstractas de significado sujetas a valores de verdad. Aquí, Levelt (1989) distingue dos niveles; procesos de macroplanificación, en los que el hablante organiza las grandes líneas de su discurso global y debe tomar dos decisiones sobre el contenido del mensaje: la información específica que va a aparecer en el enunciado y el orden en que va a presentar dicha información, y procesos más locales de microplanificación, en los que el hablante adopta una perspectiva, un punto de vista. El resultado de la acción coordinada de ambos procesos sería una representación preverbal de cada oración, que en realidad corresponde a la estructura profunda de las gramáticas generativas. • Codificación gramatical y lexicalización El resultado de la planificación del mensaje es una representación preverbal de la oración, que debe ser codificada lingüísticamente para adquirir un formato verbal. Esta transformación comprende la selección de los conceptos léxicos apropiados del vocabulario del hablante y la construcción de la estructura sintáctica en la que éstos se insertan. Hablamos de operaciones que generalmente no son accesibles a la conciencia, al igual que sucede en los procesos de comprensión del lenguaje; reclaman nuestra atención sólo si hay un fallo o disrupción. Sin embargo, al contrario que en la comprensión, estas disrupciones son habitualmente eventos públicos observables, de manera que los errores del habla y otros fallos, como ya se ha mencionado, revelan información valiosa al respecto. Lexicalización: Es el proceso por el que seleccionamos las palabras de nuestro diccionario mental en la producción del lenguaje. Como ya se ha indicado, el hecho de que se aborde en segundo lugar no significa que necesariamente vaya después de construir una estructura sintáctica, dado que hay una estrecha dependencia entre ambos procesos, y ciertas palabras ya aportan un embrión de la estructura. Mediante la lexicalización se pasa de la representación semántica (significado) de las palabras a la representación fonológica de su forma (sonidos). RESUMEN • El ser humano se comunica transmitiendo mensajes a través de la producción de habla o lenguaje oral. Teniendo en cuenta que articulamos más de un centenar de palabras por minuto organizadas en frases, se comprenden la complejidad y la eficiencia de los mecanismos que lo hacen posible. Estos procesos parten de una intención inicial de comunicar algo y, a través de diversos niveles de procesamiento, se materializan en una cadena de sonidos articulados que el oyente descifra. • Dada la dificultad metodológica de acceso y control de esa primera intención comunicativa, los procesos de producción han recibido comparativamente menos atención que los de comprensión. Sin embargo, hoy se dispone de un importante volumen de investigación basado en diversas fuentes empíricas, tanto observacionales como experimentales. La principal fuente de datos observacionales ha sido tradicionalmente el análisis de los errores espontáneos del habla y el estudio de fenómenos como el de las palabras en «la punta de la lengua». A ellos se suman la evidencia neurológica aportada por los pacientes con lesión cerebral y los estudios experimentales cronométricos, particularmente los de nombre de objetos o dibujos. Unos y otros aportan valiosas pistas sobre los mecanismos psicolingüísticos que están detrás de la generación del lenguaje. • La mayoría de los autores y modelos teóricos proponen tres niveles básicos de procesamiento en la producción lingüística: uno conceptual o de planificación inicial del mensaje, un nivel de codificación y lexicalización para encontrar las palabras adecuadas en la memoria y organizarías en estructuras sintácticas y, finalmente, un nivel fonológico para la generación de los fonemas y su posterior articulación en sonidos lingüísticos. • Los modelos teóricos que, con puntos fuertes y débiles, intentan explicar los datos empíricos disponibles son fundamentalmente de tres tipos: de carácter discreto o modular, constituidos por componentes de funcionamiento relativamente independientes, como los de Garrett y Levelt; interactivos, como los de Dell o Stemberger, e intermedios o en cascada. • La producción oral del lenguaje sucede en el contexto natural de la conversación. En ella, la interacción verbal se rige por el principio de cooperación y tiene un carácter fáctico al desarrollarse en un contexto espacio temporal que comparten los interlocutores. Pese a la variedad de situaciones, la mayoría de las conversaciones presentan una estructura de tres etapas diferenciadas: apertura, turnos de habla y cierre de la conversación ● Programa General del Ciclo Lectivo 2018 Ficha de Cátedra Nº 1 INTRODUCCIÓN A LOS ESTUDIOS DEL LENGUAJE ESTRUCTURALISMO VS. GENERATIVISMO. I. El estudio científico del lenguaje El lenguaje es una de las características esenciales de los seres humanos. Es decir, somos seres lingüísticos, nuestras experiencias en la vida cotidiana se realizan y organizan a partir del lenguaje. Se trata de uno de los factores que ponen una distancia entre la especie humana y cualquier otra especie animal. Para abordar de modo sistemático y científico el estudio de algo tan complejo como el lenguaje, partimos de una pregunta inicial: ¿qué es la Lingüística?, podemos elaborar una respuesta provisoria: la lingüística es una ciencia, una disciplina amplia, muy moderna, que trata de explicar y entender el lenguaje humano, desde diferentes tendencias y enfoques. El objeto de estudio de la Lingüística es el Lenguaje, ahora bien, dicho objeto ha sido motivo de diversas reflexiones a lo largo de la constitución de la Lingüística como ciencia. Cuando Descartes sostiene que el lenguaje representa al pensamiento en verdad lo que está afirmando es que el lenguaje expresa al pensamiento, en consecuencia, el lenguaje es un reflejo de la mente. Esta postura ha sido retomada en la Lingüística del s. XX por uno de los lingüistas más importantes Noam Chomsky a través de lo que se conoce como mentalismo chomskiano. Por su parte, cuando decimos que el lenguaje articula el pensamiento, nos encontramos en una posición totalmente distinta porque desde esta perspectiva el pensamiento no existe antes del lenguaje. Por el contrario, el lenguaje ordena, articula, modela el pensamiento; es Ferdinand de Saussure quien concibe al lenguaje como el dominio de las articulaciones, y encuentra en el signo lingüístico el lugar de la articulación entre un significado y un significante. El Estructuralismo. Durante mucho tiempo se atribuyó el mérito de convertir el saber lingüístico en ciencia a Ferdinand de Saussure, en 1916, aparece el Curso de Lingüística General, un texto póstumo que reunió los cursos dictados por Saussure en Ginebra entre 1906 y 1911. De este autor, podemos señalar como fundamentales a nuestros propósitos la elaboración de dos conceptos que se implican: el de lengua como objeto de estudio y el de signo lingüístico. En los orígenes de la lingüística moderna, Saussure consciente de que el punto de vista crea al objeto, delimitó el objeto de estudio de la disciplina que fundaba: lo llamó lengua y lo definió como un sistema (social) de signos. Para el autor el lenguaje, según lo entendemos o conocemos como usuarios, está compuesto por un conjunto heteróclito de fenómenos: físicos (las ondas sonoras), fisiológicos, articulatorios, individuales, sociales e históricos, que no pueden ser estudiados todos juntos por la misma disciplina porque tienen distinto carácter y funcionan con leyes diversas. Por este motivo, la lingüística debía crear y definir su propio objeto de estudio. Saussure rechaza la posibilidad de estudiar el lenguaje tal como se da en la naturaleza, razón por la cual crea un objeto abstracto, del que define sus propiedades, a fin de poder abordarlo. Para decirlo de un modo sencillo, en su objeto de estudio no tienen lugar las ejecuciones individuales, las emisiones concretas de cualquier hablante (el habla), lo físico, lo fisiológico, lo histórico ni los sujetos hablantes. Una vez hallado el objeto plantea la cuestión metodológica entre el estudio sincrónico y el estudio diacrónico. El primero estudia los hechos en simultaneidad, es decir, sin tomar en cuenta el transcurso del tiempo, independientemente del paso de la historia, se desarrolla entonces una lingüística estática. Un lingüista que se interese por este enfoque analizará la estructura de la lengua en un momento dado. El segundo, en cambio, estudia los hechos en su sucesión temporal ‘a través’ del tiempo, es decir, una lingüística evolutiva. El analista que estudie al lenguaje desde este enfoque considerará la evolución del sistema a lo largo del tiempo. Concepto de lengua. El ser humano tiene la facultad del lenguaje; ahora bien, como señalamos anteriormente, el lenguaje como objeto de estudio, resulta inabarcable por ser multiforme y heteróclito; corresponde a una facultad más general, la que gobierna los signos. Su estudio implica abrir las puertas a muchas ciencias. Saussure define a la lengua en relación con el concepto de lenguaje, en este sentido la lengua no es más que una determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad de los individuos. Es una totalidad en sí y un principio de clasificación. Es adquirida y convencional. De esta manera, Saussure define a la lengua como un sistema de signos que expresan ideas. El concepto de sistema es fundamental. Implica la organización de partes en un todo. Supone también que el cambio del todo o de una de las partes incide en las demás. Nos dirá que es un sistema con un orden propio y peculiar. El signo lingüístico. La lingüística es una rama de la ciencia general de los signos, esto significa que la lengua, en tanto objeto de estudio de la lingüística, constituye un sistema de signos. Los signos lingüísticos tienen rasgos que los diferencian de otros tipos de signos, el signo lingüístico fundamentalmente se define como la combinación mental de un concepto y de una imagen acústica. Por eso dirá que el signo es una entidad psíquica de dos caras, ambas íntimamente unidas en una relación recíproca. Esa unión aparece legitimada por la lengua (fenómeno social), es decir, por la convención, el consenso. Es relevante destacar que el signo no une un nombre y una cosa: el concepto constituye el significado, no el referente concreto. Para evitar ambigüedades y a los fines de ajustar la terminología, propone conservar la palabra signo para el conjunto, y distingue las dos partes que lo componen mediante los términos significado (en reemplazo de concepto) y significante (en reemplazo de imagen acústica), de este modo se refleja mejor la vinculación entre las partes y al mismo tiempo las diferencias. Es importante señalar que Saussure define objetos mentales, por este motivo la imagen acústica no es el sonido mismo (físico y material) sino su representación mental. En cuanto al concepto, se trata también de la representación mental de un significado. El primer principio del signo que establece es su carácter arbitrario (inmotivado, no necesario). Dirá que la fuerza del signo no está en su relación lógica o natural sino en la convención social. Un argumento a favor de la arbitrariedad del signo es la existencia de lenguas distintas (distintos sistemas, unidades diferenciales). Por ejemplo, el mismo significado –felino doméstico-tiene por significante a gato en castellano, chat en francés y cat en inglés. No existe ningún lazo natural entre el significado y el significante, tendrán validez dentro de un sistema y no de otro. El segundo principio del signo lingüístico, según Saussure, es su carácter lineal, que lo relaciona con el hecho de que el significante, por su naturaleza auditiva, se desarrolla en el tiempo (representa una extensión, esta extensión es medible en una sola dimensión, una línea). Es decir, los elementos del significante lingüístico se presentan uno tras otro formando una cadena (como un desgranamiento de fonemas, graficado de algún modo por las líneas de la escritura). Es necesario decir algo más acerca del signo en Saussure: la tendencia a la inmutabilidad, a la conservación, a la permanencia sin cambios en relación con la necesidad de mantener un código común. Es correlato de su concepto de la sociedad como ‘masa’ y de un hablante pasivo. En contraste, reconoce que se da la mutabilidad, el constante cambio al que está sometido el signo lingüístico, que ve como una consecuencia del uso, del desgaste, del tiempo. Explica el cambio como un efecto del tiempo sobre la masa hablante. Cabe aclarar que estas transformaciones se suceden de manera paulatina ante la existencia de nuevas realidades que designar (ej. cambios tecnológicos, verbo googlear; cambios culturales, políticos e ideológicos, el uso del lenguaje inclusivo a partir de marcas gráficas como @ o x para visibilizar la existencia de otras identidades sexo-genéricas). Para Saussure, la comunidad hablante establece los valores de los signos, las relaciones entre los signos y las relaciones entre significado y significante. Así, cada término del sistema lingüístico asume un valor que se fija a partir de las relaciones que mantiene con todos los demás términos, lo que significa que los signos no se definen individualmente, sino en términos del sistema que integran. Un intento de sistematizar el valor es cuando lo hace surgir del juego de relaciones entre los signos. De este modo, reconoce dos tipos de relaciones: sintagmáticas y paradigmáticas. Las primeras son aquellas que establece el signo con otros signos, con los que aparece vinculado en una determinada construcción (sintagma, cadena, frase, oración); son relaciones ‘en presencia’, en número determinado de elementos y en un orden. Las segundas son las que establece con otros signos (de un ‘paradigma’ virtual), que en ese momento no están presentes, sino que se dan por asociación (de significado, parecido, tener una raíz común, rima, etc.); son las relaciones paradigmáticas, llamadas también ‘asociativas’, que se producen ‘en ausencia’, en nuestra mente. . Generativismo Teoría de la adquisición del lenguaje.
La gramática generativa surge en el contexto de la llamada “revolución cognitivista”
en los años ´50, cuyo cambio de perspectiva fue dado por pasar del estudio del comportamiento y sus productos (los textos) al estudio de los mecanismos internos de la mente y los modos en que estos mecanismos funcionan al ejecutar acciones e interpretar la experiencia. Es un enfoque mentalista, el propósito es estudiar el cerebro, sus estados y funciones, de modo de trasladar el estudio de la mente a la integración eventual de las ciencias biológicas. La adquisición del lenguaje se parece al crecimiento y desarrollo de un órgano, algo que le acontece al niño, no que el niño hace. Es así que para esta perspectiva, la facultad del lenguaje parte de un estado inicial, que es común al género humano; venimos equipados genéticamente de una gramática innata, la G.U. (la Gramática Universal). Esta estructura cognitiva en contacto con la experiencia lingüística primaria provoca la obtención de una lengua determinada, es decir, se llega a un estado estable y de este modo, concluye el proceso de desarrollo de dicha facultad, fijando en la mente /cerebro una Lengua I, un sistema de conocimiento rico y complejo, una lengua concreta. Así se puede confrontar un lenguaje externalizado (objeto externo al individuo, noción de lengua del estructuralismo) con una noción de lenguaje internalizado, la capacidad de poseer una lengua, una propiedad de la inteligencia humana en la cual no interviene la voluntad ni la conciencia. La hipótesis empírica del generativismo es que el lenguaje es biológico y genético, es la capacidad de construir una estructura de conocimientos cuyo soporte físico tiene que estar en las estructuras cerebrales. Esa capacidad es lo que se denomina competencia lingüística, conocimiento del hablante de una lengua natural. La dotación genética es un conjunto de genes equivalentes a la G.U., es decir, un conjunto de estructuras cognitivas dadas genéticamente que posibilitan el desarrollo del lenguaje. • El lenguaje está constituido por una estructura compleja de relaciones que son gobernadas por reglas. • Para usar el lenguaje es necesario conocer una lengua, conocer la lengua no solo significa conocer el léxico sino conocer la gramática de esa lengua. Gramática Generativa Los estructuralistas consideraban que el objeto final de la teoría lingüística debía ser la descripción y clasificación de los elementos existentes en las lenguas humanas. El objetivo del estructuralismo, consistía en dotar a la lingüística de un conjunto de métodos descriptivos, de un corpus de procedimientos que pudiera ser utilizado para distinguir las unidades de cada nivel (fonológico, morfológico, sintáctico, semántico). Chomsky, formado en la tradición del estructuralismo, comienza a detectar que este tipo de descripción sobre el lenguaje era insuficiente para entender determinados aspectos del mismo. Desplazamiento del objeto de estudio. Esta concepción sobre las tareas de la lingüística es sumamente novedosa porque desplaza el objeto de estudio: del corpus de emisiones producidas por una comunidad hablante se pasa a pensar en el conocimiento que tiene el hablante sobre su lengua (competencia). Esto implica un cambio de foco en los estudios del lenguaje.
Para Chomsky, cerebro y lenguaje constituyen un binomio inseparable de la ciencia
cognitiva. Los avances en la ciencia del cerebro influyen en las ciencias del lenguaje y viceversa. Por lo tanto, los estudios del lenguaje deben formar parte de una ciencia cognitiva, es decir, una ciencia que estudie la naturaleza de los procesos psicológicos relacionados con el conocimiento humano: a) las propiedades y estados de la facultad lingüística (lingüística) b) mecanismos cerebrales involucrados (neurolingüística). A lo largo de los textos Chomsky utiliza el concepto mente/cerebro para dar cuenta de la doble naturaleza del lenguaje, esto es, el lenguaje depende de una realidad psicológica (mente) y de una realidad física (cerebro). Por consiguiente, el lingüista aborda el estudio del lenguaje desde un enfoque mentalista (estudia estados de la mente que configuran sistemas computacionales) y teorético (propone la caracterización de los principios y propiedades generales de las lenguas humanas). El objeto de estudio de la gramática generativa es estudiar la mente/cerebro a través del estudio del lenguaje o, más exactamente, a través del estudio de la Lengua I, un objeto real del mundo físico. La Lengua I es interna, ya que es un objeto físico dentro de la mente cerebro de los seres humanos, es individual, se encuentra en todos los individuos y es intensional porque genera descripciones estructurales. En contraposición, encontramos otra concepción: la de Lengua E, exteriorizada, externalizada y extensional. Es cualquier lengua natural o sistema, en el sentido de Saussure, un objeto externo, que se da en la comunidad, y que consiste en un conjunto infinito de oraciones, por lo tanto una extensión. En este desplazamiento del objeto de estudio, es fundamental hacer una distinción entre competencia (el conocimiento que tiene el hablante sobre su lengua) y actuación (performance, el uso real del lenguaje en situaciones concretas).
● Molinari Marotto, C. (2008): Introducción a los modelos cognitivos de
la comprensión del lenguaje. Buenos Aires : Eudeba. Cap. II II. NIVELES DE PROCESAMIENTO. Con la expresión “comprensión del lenguaje” se designa el conjunto de procesos que intervienen entre la recepción de los estímulos (onda acústica o signos gráficos) y la atribución a los mismos de un significado. Una persona comprende cuando es capaz de extraer el significado de una señal de habla (en el lenguaje oral) o de signos gráficos (en el escrito), significado que en último término llegará a integrarse en sus propios conocimientos. Desde el enfoque del procesamiento de la información, esta compleja tarea se puede descomponer en varios procesos, cada uno de los cuales se encarga de realizar una función específica. En el lenguaje pueden distinguirse niveles de estructura: las unidades subléxicas (es decir, menores que la palabra, como por ejemplo los fonemas y las letras), las palabras, las oraciones y el texto o discurso. La psicolingüística postula que existen procesos cognitivos específicos para la comprensión de cada uno de ellos. Esos procesos cognitivos se denominan indistintamente procesos componentes de la comprensión o niveles de procesamiento en la comprensión del lenguaje. A cada nivel estructural lingüístico se asocian, en psicolingüística, uno o más procesos componentes o niveles de procesamiento. Un texto, por ejemplo, no puede ser procesado en un instante; el lector construye la representación del mismo sucesivamente, mediante el procesamiento de las unidades menores. No puede comprenderse un texto como un todo si no se comprenden buena parte de las oraciones que lo componen; no puede comprenderse una oración si no se comprende el significado de las palabras que la componen o al menos de varias de ellas. Quien comprende impone a los estímulos transformaciones sucesivas que conducen de una forma de representación a otra, cada vez más abarcativa. Por ejemplo, de una onda acústica el oyente deriva fonemas, los que se integran en palabras, y éstas en oraciones, y éstas en un discurso coherente. 1. Comprensión de unidades subléxicas Nivel de procesamiento: Análisis perceptivos primarios. En primer lugar consideraremos los procesos perceptivos: para que un mensaje pueda ser comprendido tiene que ser primeramente recogido y analizado por nuestros sentidos. En el caso del lenguaje oral, los mecanismos perceptivos auditivos tienen que identificar las diferentes ondas acústicas que llegan al oído como fonemas de un idioma determinado. En el lenguaje escrito, determinadas formas visuales deben identificarse como letras de un sistema ortográfico concreto. En ambos casos la operación de identificación consiste en comparar la información procedente del exterior con información almacenada en la memoria de largo plazo. 2. Comprensión de palabras Nivel de procesamiento: Procesamiento léxico. Una vez identificadas las letras o fonemas que componen la palabra, el paso siguiente es el de reconocer la palabra y su significado, es decir, el procesamiento léxico. Para ello hay que contrastar la información subléxica procesada en el nivel anterior con las representaciones de las palabras de que dispone el lector u oyente, las cuales conforman un almacén de palabras denominado “léxico mental”. La investigación del procesamiento léxico ha insistido especialmente en la influencia del contexto sobre el reconocimiento de las palabras; se estudia la influencia de distintos tipos de contexto, y se discute el momento preciso en que tienen lugar los efectos del contexto sobre el reconocimiento de palabras, durante el curso de la comprensión. 3. Comprensión de oraciones Niveles de procesamiento: Procesamiento sintáctico y semántico. El siguiente capítulo tratará sobre la comprensión de la oración. Dos niveles de procesamiento están implicados. Puesto que normalmente las palabras no se presentan aisladas sino formando oraciones, es necesario considerar un procesamiento sintáctico consistente en descubrir las relaciones estructurales que existen entre las palabras dentro del marco de la oración, y un procesamiento semántico relativo al significado de la oración en su conjunto. Es preciso: (a) identificar los constituyentes sintácticos de la oración, y (b) integrar la información en la oración considerada como un todo, de forma que el conjunto resulte con sentido. Consideremos los ejemplos siguientes: Mientras el granjero comía el pollo se desató la tormenta Mientras el granjero comía el pollo se escapaba del corral La relación sintáctica de “el pollo” con el resto de la oración es distinta en un caso y en el otro. Tomás dijo que Andrés se llevará la ropa ayer La oración no podrá comprenderse a menos que el procesamiento relacione correctamente “ayer” con “dijo” y no con “se llevará”. 4. Comprensión del texto o discurso Nivel de procesamiento: Integración del texto o discurso. La comprensión del texto o discurso es el objetivo final de la comprensión. Comprender el lenguaje requiere procesar individualmente los contenidos de oraciones, pero, además, requiere integrar la información de éstas en unidades más globales de significado. La comunicación lingüística no consiste en un conjunto aleatorio de oraciones, sino en un conjunto coherente. Por ejemplo, una oración puede describir una causa y otra un efecto, o una puede describir la meta de un personaje y las siguientes los pasos dados para alcanzar esa meta. El significado del discurso no es la suma del significado de sus oraciones individuales. El lector u oyente puede no alcanzar a establecer las relaciones de coherencia que dan sentido a un texto, aun “entendiendo” las oraciones individuales. Por lo tanto es preciso considerar un último proceso componente de la comprensión: el de integración del texto o discurso. La mayor parte de los estudios realizados se han centrado en la comprensión de textos (ya sea textos narrativo-literarios, textos científico-educativos, textos periodísticos, etc.). Los temas de investigación giran en torno a cómo los lectores identifican relaciones entre las diversas partes del texto y establecen lazos entre el texto y el propio conocimiento previo, ya sea el conocimiento general del mundo o, en el caso de los textos científicos y técnicos, el conocimiento previo específico de dominio. ● Unidad Nro. 3: Desarrollo de las competencias comunicativas y lingüísticas. ● Funciones del lenguaje: Comunicativa, Intelectual y Autorreguladora. ● Desarrollo de los componentes del Lenguaje: Etapa Prelingüística y Lingüística ● - Comunicación prelingüística: Predictores de la comunicación. Precursores del lenguaje: aptitudes visuales, auditivas, motrices, pre-orales, pragmáticas tempranas y cognitivas. Apropiación de la lengua: Diálogo Tónico Postural, Función materna y paterna, intersubjetividad primaria y secundaria. ● - Producción lingüística. Desarrollo fonológico: del balbuceo a las palabras. La conciencia fonológica. Desarrollo morfosintáctico: hacia el dominio de las estructuras gramaticales. Desarrollo semántico: hacia la formación de los conceptos. Nivel pre-verbal, La primera palabra, la etapa de dos palabras, desarrollo cuantitativo del léxico. Desarrollo pragmático: hacia un uso eficaz del lenguaje. Reflexiones sobre la adquisición del lenguaje, camino hacia los pronombres personales, Giuliani, Baralo. Un niño nace en un mundo donde todo tiene nombre, donde todo está ordenado simbólicamente. Su nacer significa algo para alguien. Quien lo recibe, su madre o quien cumpla con la función materna, es el que posee toda su posibilidad de ser. Ser significa comunicarse. La muerte absoluta (el no ser) es no ser oído, no ser reconocido, no ser recordado. Ser significa ser para otro y a través del otro ser para sí mismo. El hombre no dispone de un territorio soberano interno sino que está todo él y siempre, sobre la frontera, mirando al fondo de sí mismo el hombre encuentra los ojos del otro o ve con los ojos del otro. El primer encuentro del bebe con su mama comenzará a marcar diferencias, estas diferencias posibilitaron el despegue de la simbolización, diferencias que también son inherentes al interior de la estructura de la lengua. la madre que encarna la lengua, erotiza y carga caóticamente parte a parte el cuerpo del niño. Traza sobre este cuerpo el mapa de su propia sexualidad. Desde su estructura psíquica y lingüística le dice: esto te gusta, esto no te gusta, esto si, esto no, esto es bueno, esto es malo, esto está caliente, esto está frío. Estas diferencias indican un camino en la adquisición del lenguaje. Un sostener, un mirar, un tocar diferentes cada vez, abrirán el camino de lo que para ese bebe significa o no el poder ser. Toda la sexualidad materna está puesta en juego desde el primer momento. El poder encontrarse con su bebe y hablarle desde un “qué chiquito es..” o “se parece a…” lo instala en un lugar de punto de partida de lo que vendrá a ser un sujeto. Creemos que en este lugar, y con esta demanda, aparecen los primeros sonidos que luego serán balbuceo y que para nosotros es lenguaje porque sin esta piedra fundamental un niño no puede adquirirlo, dado que es imposible ir en busca del código de la lengua si antes no se produce este espacio sostenedor en el que algo está suspendido, algo se espera, algo se promete, algo nunca alcanzado. En este lugar, paraíso de lo imposible, se ubica la palabra. Sostenemos que existe una diferencia entre los primeros sonidos que produce el bebe, en donde no hay discriminacion entre sonidos vocálicos y consonánticos y una etapa posterior donde puede seleccionar aquellos sonidos que pertenecen a su lengua, otorgando así valor lingüístico, ya que vemos en esta posibilidad la selección los inicios de la función semiótica. Entendemos que en este proceso están incluidos otros aspectos que hacen también a la constitución de un sujeto psíquico. Siempre el adulto coloca al niño en una posición en donde hay algo posible y algo imposible. Lo precipita a una comprensión …. a aprehender una situación donde se ponen en juego el tiempo y el espacio que él todavía no ha construido. Esta particular modalidad que le posibilita a cada niño construir su lenguaje…. y estas palabras pertenecen a otras personas. Antes que nada, se trata de las palabras de la madre. Después, estas “palabras ajenas” se reelaboran dialógicamente en “palabras propias-ajenas” con la ayuda de otras “palabras ajenas” (escuchadas anteriormente), luego ya en palabras propias (con la pérdida de las comillas) hablando metafóricamente, ya que poseen un carácter creativo. Sostenemos que cuando alguien ofrece palabras hay algo que va más allá de su pertenencia al código; entendiendo a éste como un sistema formado por sus elementos y reglas de combinación. La voz hace a mamá. La voz representa a mamá…. la trae. Partimos de este primer momento donde voz y palabra marcaran y significaran cada zona, cada gesto, cada mirada, irá surgiendo el niño al que se prometió ser ese algo para una mamá que castrada niega su propia castración, lugar mentiroso del que se irá corriendo, produciendo un espacio que deberá sostener durante mucho tiempo hasta que el niño, con su yo despedazado, fragmentado, yo que no es yo, pueda transitar hacia una estructuración psíquica que le permita que “un nuevo acto psíquico venga a ocupar ese lugar”. Balbuceo que comienza a tener diferencias que marcan oposiciones, donde algo de la semanticidad se está poniendo en juego. Es ese bebe sujetado por el otro el que si puede ir en busca de la lengua para apropiarse lentamente, constituyendo paso a paso, silaba a silaba, palabra a palabra, su propio lenguaje. Así entendemos que un niño para adquirir lenguaje necesita de otro que lo sujete, también sostenemos que existe una capacidad innata. Esta capacidad la ubicamos en el orden de la posibilidad dado que no tiene autonomía como para por sí sola generar lenguaje. Cuando un niño puede empezar a desplegar su lenguaje expresivo comienza denominando algunas cosas del mundo, mundo que lo rodea y que le es ofrecido, amado, para poder ser recreado por él. En este mundo que tiene nombres, nombres que sus padre legalizan al nombrar, también está el con su nombre. Lo nombran de una forma diferente cada vez, el es nombrado, llamado, convocado, desde el otro que presta nombres que sujetan y crean ese mundo y a ese sujeto. Levin, L. (2014) El diálogo tónico postural: La trama del cuerpo y el lenguaje.1. El término “diálogo tónico”, acuñado por el Dr. J. de Ajuriaguerra (1979), implica para nuestra disciplina un concepto imposible de eludir al momento de enfrentarnos a la práctica clínica. Cada bebé o niño llega a nosotros con una historia, que aunque pueda relatar o no verbalmente, debemos ser capaces de leer, tanto en el discurso de los padres, como en el lenguaje corporal y gestual del niño cómo se está constituyendo ese sujeto psicomotor. A partir del recorrido histórico que se hace del pequeño, el psicomotricista se aproxima al punto inicial de la construcción del cuerpo y de la estructuración del lenguaje necesario para comprender mejor a quién va dirigida la práctica psicomotriz y así establecer con mayor especificidad una intervención acorde. Entendiendo que el niño da cuenta, en su organización tónico-postural, en su juego, en su funcionamiento psicomotor y en el lenguaje que expresa, de aquello vivido en el encuentro con el otro a través del diálogo tónico postural. ¿Por qué considerar el “diálogo tónico postural” más un concepto que un término? Porque encierra en sí mismo una idea, una manera de concebir al sujeto desde sus orígenes. Pensar el concepto del diálogo tónico postural como la trama inicial del cuerpo y el lenguaje, es poder ahondar en el valor que asume este primer vínculo primordial y necesario de un niño con sus padres o quienes cumplan sus funciones. Para que el diálogo tónico postural se desarrolle, deben estar presentes dos partes imprescindibles y complementarias, ambas con participación activa, por eso hablamos de “diálogo”. Se hace referencia a los padres, cada uno en el ejercicio específico de su función y al niño con todo lo que trae al nacer: tono, postura, actos reflejos, miradas, sonrisas, llanto, gestos, sonidos y todo lo que conforma la actividad espontánea. Indiscutiblemente el ser humano nace en un estado de prematurez funcional, lo que hace depender al recién nacido de los otros cuerpos adultos que albergan, nutren y manipulan su cuerpo, creando y regulando (según normas socio-culturales) las condiciones externas referentes al medio donde el niño vive, crece y aprende. A pesar de este estado, el niño cuenta tanto con una organización neurobiológica particular propia de la especie humana, como así también posee desde el comienzo la capacidad de generar un complejo sistema de comportamientos , que aunque contrastan con su limitada capacidad motora, consecuencia de su equipamiento neuromotor inmaduro (implicando la falta de dominio postural, de control tónico-motriz) sumado a la ausencia de la palabra, lo habilitan para satisfacer tanto sus necesidades físicas como psíquicas. Que haya ausencia de palabra no significa que el bebe no comprenda, lo hace desde la prosodia de la Lengua, no desde lo lingüístico propiamente dicho, que porta la afectividad e intencionalidad de quien habla, utilizando su capacidad para interpretar las producciones corporales de los otros: los gestos, las miradas, las variaciones posturales, los diversos matices y tonalidades de la voz, es decir toda la información no verbal. El niño es sensible a esta información y reacciona a nivel tónico postural y emocional, logrando establecer una comunicación fluida con el ambiente familiar, que incita y prepara al niño para lanzarse a la expresión verbal. Así establece sus primeras relaciones en dos niveles: por un lado en función de sus necesidades orgánicas, las que se manifiestan corporalmente a través de sucesivas transformaciones tónico-posturales vinculadas a estados de tensión o distensión relativos a la incesante alternancia necesidad-satisfacción. Y por otro lado, también le será preciso satisfacer necesidades de orden psíquico, que implican las muestras de ternura (caricias, palabras, risas, besos y abrazos), verdaderas manifestaciones espontáneas del amor parental y familiar. Estas conductas de orden emocional, afectivo, verbal y de manipulación sumadas a las modificaciones del tono del bebé y los ajustes posturales entre él y los otros, son las que constituyen y organizan el diálogo tónico postural . Por eso la fusión afectiva primaria deja inevitablemente su impronta en la contextura tónica de los músculos, expresándose a través de la función postural. Tono y motricidad llevan en sí los primeros trazados de las reacciones emocionales y afectivas jugadas en el vínculo con el otro. Vale aclarar que gracias a la distensión del tono, que sucede a la satisfacción de la necesidad, el eje del cuerpo y la función postural no solo actúan como medio de expresión sino también como receptáculo sensible a lo que viene del exterior. Así pues durante el diálogo tónico postural se ponen en juego de manera dinámica tres aspectos del cuerpo descritos por Bergés (1974). Por un lado, el “cuerpo receptáculo” recibe lo que proviene del exterior, es decir, las cosas que resultan agradables, desagradables, los cambios de temperatura, de posturas, el contacto del otro, su voz, su mirada, etc. - Para que el cuerpo tenga este papel de receptáculo, la función tónica tendrá que ser competente para recibir el cuerpo del otro-. Por otro lado, se pone en juego el “cuerpo expresivo” que denota posturas, gestos, imitaciones, actitudes, diversas maneras de hacer, que captan la atención del otro y lo invitan a ingresar a un juego vincular. Y por último el “cuerpo envoltura” que se considera el límite entre el exterior y el interior, entre lo propio y lo de los otros, disponiéndose un borde respecto del cuerpo, que permite de este modo conocer los límites de sí mismo e incorporar los de los demás. La dialéctica de la demanda, la oferta y el deseo estará instalada desde este primer diálogo afectivo. Cuando el otro da sentido, codifica la acción del niño, al hablar de la función (no como un hecho biológico) adopta una posición interrogativa preguntándose sobre lo que le sucede, a través del lenguaje. Permitiendo que aquello que hace el bebé no sea tomado como un signo fijo (por ejemplo interpretar que cuando llora solo tiene hambre), sino que tenga valor significante. De este modo, enlaza estos significantes al cuerpo, introduce lo simbólico en la función vía las palabras que la sostienen y crean el funcionamiento corporal del niño. Es decir que, a través de las palabras donadas por los padres, las actividades del niño también cobran sentido para él. Este pasaje vital del cuerpo orgánico al cuerpo psicomotor, se conquistará mediante las caricias, la mirada, el sostén, el habla libidinizada y la escucha expectante, que el otro le brinda al bebe, ya que la condición de todo cuerpo humanizado es ser real, discursivo, simbólico e imaginario. El diálogo tónico postural se desarrolla dentro de un “espacio transicional” (Winnicott, 1951), que se caracteriza por ser un campo potencial intermedio entre la realidad interior o personal y el mundo real. Este tercer campo, donde se ubica también el juego y donde la palabra circula, implica tanto la realidad interior del otro como la del niño, entregándose ambas en una realidad temporo-espacial común. Por eso durante los intercambios en la alimentación e higiene y los juegos corporales, es donde se desarrolla todo un proceso de asimilación y acomodación entre los cuerpos, un ajuste postural a través de las fluctuaciones del tono. No solo a través de la armonía se plantea el diálogo tónico postural, sino que también lo concebimos con asimetrías, desarmonías y diferencias que marcan tanto al cuerpo del niño como el de los padres. La asimetría de la relación es causa del estado de prematurez del bebe, en contraste con la de los padres que cuentan con todo una estructura neurofisiológica y psíquica que los sostiene y permite ofrecerle al niño toda una estructura simbólica transfiriendo su propia posición funcional a sus funciones. La desarmonía comienza por la falta relativa de sincronización del ritmo parental y del ritmo del niño, que implica para él un estímulo esencial que lo lleva a demandar, apelando al otro para satisfacer sus necesidades. Las fallas concernientes al ambiente le permiten al niño frustrarse y de esta manera, gracias a la adquisición de experiencias, utilizar las herramientas necesarias que le permitan atenuar estas diferencias y tolerar las frustraciones. Incrementando su mundo simbólico e imaginario en función de que la diferencia se torne constitutiva, estructurando su aparato psíquico e incentivando su deseo. Esta diferencia constitutiva, le permite al niño distinguirse de los demás, situando en la diferencia la propia subjetividad. Por el otro, es en la función tónica y postural, dónde la estructura tónica queda determinada por la intensidad con la que se viven las primeras reacciones tónico-emocionales, inscribiéndose una historia y una manera de ser particular. De la misma forma la función motriz ya no significa solo movimiento y tono, sino que asume un verdadero valor de gesto y actitud, al haber otro que codifica las diversas manifestaciones tónico-posturales del bebe. Desarrollo de las competencias comunicativas y lingüísticas ISABEL LÓPEZ VERDUGO PILAR RIDAO RAMÍREZ. Desde una perspectiva evolutiva, el estudio del lenguaje se justifica como un tema de interés en sí mismo; no obstante, esta dimensión del desarrollo posee un valor añadido como herramienta impulsora y configuradora del desarrollo en general. FUNCIONES DEL LENGUAJE. El lenguaje constituye una herramienta de comunicación, así como un instrumento esencial para la planificación y regulación de nuestras actividades cognitivas. Por esta razón, consideramos necesario partir de una concepción del lenguaje que vaya más allá de la combinación de símbolos arbitrarios siguiendo unas determinadas reglas. Hablamos para comunicarnos(función comunicativa), pero también utilizamos el lenguaje para pensar o para memorizar (función intelectual) y, por supuesto, para regular nuestras acciones y organizarlas (función autorreguladora). Función comunicativa. No hay dudas de que el lenguaje cumple una función esencial en los intercambios sociales a lo largo de toda la vida. Antes de que los niños y las niñas sean capaces de decir sus primeras palabras, ya se comunican con quienes les rodean. De hecho, en un primer momento, las palabras no constituyen para la niña y el niño más que una nueva forma de comunicarse que viene a sustituir a las ya existentes, dada su mayor eficacia, economía y versatilidad. El lenguaje se utiliza de forma intencional para comunicarse e interactuar con las demás personas. En este sentido puede emplearse para pedir información, explicar algún contenido, transmitir sentimientos, narrar hechos, dar órdenes... Estas habilidades comunicativas aparecen muy pronto, aunque no todas al mismo tiempo, ni con el mismo ritmo de desarrollo dado su diferente grado de complejidad. Función intelectual. resulta difícil realizar cualquier actividad cognitiva sin recurrir al lenguaje; cuando un niño o una niña resume un texto, realiza un puzzle o resuelve un problema matemático, está utilizando el lenguaje. De hecho, la forma en que pensamos, nuestra memoria o nuestras habilidades metacognitivas se configuran de una determinada forma gracias al desarrollo del lenguaje tanto oral como escrito. Así, mejores capacidades lingüísticas repercuten en más y mejores capacidades intelectuales. No obstante, la relación entre lenguaje y pensamiento es un asunto que puede verse desde diversos ángulos. Para Piaget (1983) es el desarrollo cognitivo el que condiciona y determina las características del lenguaje en cada etapa evolutiva. Lenguaje y pensamiento se desarrollarían por separado, siendo los logros cognitivos los que facilitan el desarrollo del lenguaje. Para Vygotsky (1997) la función principal del lenguaje es el desarrollo y la optimización del pensamiento. Es el lenguaje el que posibilita que el pensamiento vaya construyéndose en una determinada dirección. Función autorreguladora. El lenguaje también va a ir convirtiéndose en un importante instrumento de autorregulación. Inicialmente la autorregulación se relaciona con procesos cognitivos (por ejemplo, con la atención) y depende de factores emocionales y temperamentales. Sin embargo, conforme niños y niñas se hacen mayores, las claves para la propia autorregulación han de vincularse a procesos de índole cognitivo-lingüística. Para el primero de ellos, el acceso a la función simbólica permite a los niños y a las niñas comenzar a evaluar sus propias acciones y empezar a controlarlas, anticipándose a las consecuencias de las mismas. Vygotsky, por su parte, otorga un papel esencial al lenguaje como instrumento que permite el paso del control externo al control interno o autorregulación. Así, Vygotsky y Luria proponen la existencia de un habla externa (habla egocéntrica) que da paso a un habla privada, dirigida a uno mismo, y cuya función es regular la propia conducta. Con ello, estos autores se refieren al propio pensamiento como instrumento regulador de la conducta que surge a partir del lenguaje externo o social. El lenguaje es una herramienta esencial para la comunicación, pero también lo es para el funcionamiento intelectual y para la regulación y organización de las acciones. PROCESOS RELACIONADOS CON LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE. Aprendemos a comunicarnos mucho antes de decir y utilizar las primeras palabras. De hecho, la adquisición del lenguaje constituye lo que se denomina un proceso de sustitución funcional al implicar la sustitución de formas más costosas e imperfectas de comunicación por otra más versátil y eficaz: el lenguaje. Las interacciones que los bebés mantienen con las personas que les rodean, junto con un bagaje de capacidades innatas relacionadas con la percepción, la comprensión y la producción de sonidos, constituyen los procesos fundamentales en la adquisición del lenguaje. Las dos áreas particulares del cerebro humano predispuestas para el lenguaje son: el área de Broca, situada en el lóbulo frontal izquierdo y que dirige los movimientos musculares necesarios para la articulación de las palabras, y el área de Wernicke, situada en el hemisferio izquierdo e implicada en la comprensión del lenguaje. postura de Chomsky y otros autores. Antes de la primera palabra: la comunicación prelingüística. Las primeras interacciones comunicativas se definen por un carácter rutinario, por ser fácilmente identificables y porque en ellas las palabras aparecen de forma muy contextualizada. Se habla, además, de intersubjetividad primaria en la medida en que se trata de interacciones mutuas, sin referencia a elementos externos. El adulto se acomoda a los gestos y vocalizaciones del niño o de la niña, potenciando sus incipientes habilidades y permitiendo una especie de «diálogo» de carácter asimétrico, denominado protoconversación. En estas primeras conversaciones (o protoconversaciones) el adulto atribuye al pequeño una «intención comunicativa» que aún no posee, pero que es fundamental para la adquisición y el desarrollo del lenguaje. Alrededor de los 6 meses las interacciones se vuelven triangulares, ya que niños y niñas se sienten atraídos por el mundo que les rodea, incorporando los objetos al binomio adulto/a-niño/a y surgiendo la intersubjetividad secundaria (adulto-bebe-objeto). Se trata en todos los casos de rutinas predecibles y repetitivas a los que Bruner denominó, formato de acción y atención conjunta. En definitiva, los formatos de acción y atención conjunta constituyen una forma de andamiaje, mediante la cual los adultos facilitan al bebé habilidades comunicativas, le proporcionan conocimiento sobre su subjetividad procurando, por ejemplo, que la niña o el niño capte las intenciones del adulto o se anticipe a éste. Tras la primera palabra: el acceso a una nueva forma de comunicación. Las capacidades fonológicas y perceptivas de los bebés, junto al andamiaje que el adulto hace de ellas en el ámbito de la interacción social, van a posibilitar la aparición de la primera palabra a final del primer año de vida. Los padres, las madres y otros cuidadores cumplen una función esencial en las diferentes etapas del desarrollo del lenguaje, ya que brindan experiencias comunicativas que impulsan su desarrollo y ejemplifican su uso. DESARROLLO DE LOS COMPONENTES DEL LENGUAJE. El dominio del lenguaje supone una serie de dimensiones que, aunque puedan plantearse independientemente para su análisis, van desarrollándose de forma conjunta e interdependiente en los mismos contextos conversacionales. A continuación se aborda el desarrollo del lenguaje atendiendo a sus diferentes componentes: fonológico, semántico, morfosintáctico y pragmático. Desarrollo fonológico: del balbuceo a las palabras El desarrollo fonológico se refiere a la producción del material sonoro del habla, esto es, fonemas y su combinación, entonación, acento... Dentro de la fonología se distingue entre percepción y producción. La primera se refiere a la capacidad para discriminar fonemas, reconocer palabras y más tarde de oraciones en el flujo del habla. La producción, por su parte, remite a la capacidad para emitir sonidos que progresivamente se articulan en palabras. Lógicamente las capacidades perceptivas del habla son previas, desde un punto de vista evolutivo, a la capacidad de producción de las primeras palabras. La percepción del habla. A nivel lingüístico destaca la capacidad de los bebés para percibir el habla desde que nacen. Los niños y las niñas muestran una clara preferencia por atender a la voz humana, frente a otro tipo de estímulos auditivos. Dicha preferencia, unida a la exposición continuada al habla, facilita que los bebés muestran una preferencia precoz por la propia lengua, por la voz de la madre, por el habla normal frente al habla desorganizada y por la forma en que los adultos nos solemos dirigir a ellos (habla dirigida a niños, anteriormente habla maternal). Esto permite que los niños y las niñas perciban y discriminen pronto los rasgos de la propia lengua, como, por ejemplo, ritmo, melodía y entonación, y atiendan especialmente a los sonidos propios de su lengua. De esta forma, se irán consolidando los componentes fonológicos necesarios para la adquisición de la propia lengua y se perderán aquellos que no lo sean. La producción lingüística. La primera palabra no surgiría en el momento y en la forma en que lo hace sin un entrenamiento previo eficaz e intensivo del aparato bucofonador por parte de los bebés. Desde que nacen, niñas y niños no dejan de emitir sonidos que, progresivamente, se irán haciendo más complejos y articulados. Hasta los 12 meses: Fase preléxica La producción sonora de niños y niñas en el primer año de vida se caracteriza por: Sonidos fisiológicos (llantos, gemidos...) hasta los 2 meses. — Sonidos vocálicos de una sílaba a partir de los 2 meses. — Sonidos guturales, gorjeos, acompañados de expresiones emocionales positivas y a los que gradualmente se añadirán consonantes. — Sonidos vocálicos y consonánticos que se repiten rítmicamente y con variaciones en la entonación («tatata»): balbuceo. Inicialmente aparecen toda clase de sonidos, pero progresivamente se irán manteniendo sólo los de la propia lengua. — Formas fonéticamente consistentes o protopalabras alrededor de los 8-9 meses. Se trata de producciones lingüísticas con cierta estabilidad fonética y que, a diferencia del balbuceo, se ajustan a las circunstancias (cierta forma para atraer la atención y otra forma diferente para pedir algo). A diferencia de las palabras, estas protopalabras son idiosincrásicas: cada niño/a emplea las suyas y aún no poseen el valor referencial de las palabras, pero son un primer paso para lograrlo y constituyen las primeras producciones sonoras con una clara intención comunicativa, por lo que suelen ir acompañadas de otros recursos como gestos. — Patrones de entonación y sonidos de la propia lengua que conforman lo que se conoce como parloteo o jerga expresiva y que aparece al final del primer año. Coincidiendo con la aparición de las protopalabras y de la intención comunicativa propiamente dicha, surgen gestos y/o acciones con claro carácter comunicativo. Así, a los 8-10 meses pueden observarse gestos de demandas o peticiones (habitualmente, señalar algo) denominados protoimperativos. Dichos gestos suelen ir acompañados de vocalizaciones sencillas. Más tarde, en torno a los 11-12 meses, esos gestos dejarán de ser instrumentales y tendrán como finalidad compartir algo con los demás. Surgen así los protodeclarativos que reflejan un importante avance cognitivo, puesto que implican reconocer al otro no sólo como un medio para conseguir lo que se desea, sino como alguien con quien compartir ideas, sentimientos.. Entre los 12 y los 18 meses. Aunque existen variaciones considerables, a los 12 meses aproximadamente sucede la sustitución funcional de los gestos por las primeras palabras. En las primeras 50 palabras producidas entre los 12 y los 18 meses se aprecian ciertas estrategias fonológicas que niños y niñas utilizan sistemáticamente, aunque no de forma consciente: — Simplificación: preferencia por unos sonidos, evitando los de más difícil pronunciación. En general, en el repertorio de las primeras 50 palabras los fonemas más frecuentes son /p/, /b/, /t/, /m/, /n/, /d/, /l/, /k/, /a/, /i/, /o/, /e/, como puede observarse, por ejemplo, en mamá, papá, «tete» (chupete), no, «nene», «ela» (abuela), «ina» (madrina), etc. (Pérez-Pereira, 1999). — Reduplicación: repetición de sonidos de fácil pronunciación, por ejemplo, «tete», «papa» (comida), «pipi» (pájaro)... — Asimilación: transformación de un sonido que aparece en la palabra original en otro más asequible: «ti» (sí) o «bobo» (globo). — Formas canónicas: utilización de un mismo patrón de sonidos para varias palabras, por ejemplo, «pilla» para el agua, la fruta o la comida, o «tete» para nombrar la leche, el chupete o el biberón. Así, podemos encontrar bebés con un estilo más «arriesgado» que se atreven con palabras cuyos sonidos no dominan, y otros más «conservadores» que tienden a evitar los sonidos hasta no estar seguros de su pronunciación. Igualmente existen diferencias en la forma en que los pequeños se aproximan al modelo adulto. En este sentido, podemos distinguir entre niños y niñas con estilo referencial que tienden a producir una palabra cada vez, y niños y niñas de estilo gestáltico que intentan reproducir frases completas como un todo y cuya pronunciación es menos clara que la de los/as anteriores. De los 18 meses a los 4 años. A partir de los 18 meses las producciones lingüísticas se hacen más complejas, hasta que a los 4 años los niños y las niñas ya son capaces de producir casi todas las consonantes y vocales salvo «r» o «z», y algunos grupos consonánticos (por ejemplo, «frigorífico», «transatlántico») o diptongos (los decrecientes se adquieren con posterioridad a los crecientes). Las estrategias fonológicas experimentan una caída especialmente llamativa a partir de los 2 años, habiendo desaparecido prácticamente alrededor de los 6 años. Asimismo, a partir de los 4 años se producen avances importantes en el ajuste morfofonológico, como, por ejemplo, la aparición de «durmiendo» en lugar de la forma incorrecta «dormiendo», a la vez que se utiliza «lloviendo» en vez de «lluviendo». A partir de los 5 años: La conciencia fonológica. Hacia los 5-6 años se inicia el desarrollo de la conciencia fonológica o conocimiento sobre la fonología (desarrollo metafonológico). Niños y niñas van tomando conciencia de la estructura fonológica de la lengua, lo cual les va a permitir manipular de forma intencional la estructura de las palabras y «jugar» con ellas. La conciencia fonológica es la capacidad para ser conscientes de la estructura fonológica de las palabras. Constituye un buen ejemplo de la relación entre desarrollo lingüístico y cognitivo y es una herramienta esencial para el aprendizaje de la lectoescritura. El lenguaje es una herramienta esencial del desarrollo para cuya adquisición los niños y las niñas han de participar en interacciones comunicativas con un claro carácter social. Los maestros y las maestras ejercen un importante papel en el desarrollo de las competencias lingüísticas de su alumnado, tanto a nivel oral como escrito. Para que la labor de los docentes sea optimizadora del lenguaje es fundamental que sus actuaciones se ajusten a las capacidades lingüísticas y cognitivas de los niños y las niñas. ● Unidad Nro. 4: Aportes de la Psicología del Lenguaje a la Psicopedagogía. ● Pautas de alarma en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje. ● Trastornos Léxicos: Trastornos de comprensión y de producción oral. TRASTORNOS DEL LENGUAJE. TRASTORNOS DEL LENGUAJE ORAL. De lo que se trata, por lo tanto, es de explicar cada síntoma del paciente según los modelos de comprensión y producción, con independencia del síndrome en el que se pudiera incluir. Por otra parte, los modelos predicen determinados síntomas cuando alguno de sus componentes deja de funcionar total o parcialmente. Es obvio que si se daña el mecanismo de conversión acústico-fonológico los pacientes serán incapaces de repetir pseudopalabras porque ese es el único proceso capaz de realizar esa función, o si se debilita el acceso al léxico fonológico el paciente presentará trastornos anómicos. • Trastornos de comprensión. La primera operación que nuestro sistema de percepción del habla realiza es la identificación de los fonemas. El análisis de los rasgos articulatorios de los sonidos (si se trata de un sonido oclusivo, bilabial, sonoro, etc.). Algunos pacientes, como consecuencia de una lesión cerebral en la circunvolución superior del lóbulo temporal izquierdo, en la zona comprendida entre el área auditiva primaria y el área de Wernicke, tienen dificultades para identificar los fonemas y, consecuentemente, para comprender el habla. A este trastorno se lo conoce como sordera verbal pura o también sordera específica para las palabras, ya que sus dificultades se limitan a los sonidos del habla. Estos pacientes pueden identificar los sonidos ambientales (el ladrido de un perro, el ruido de un motor, etc.) e incluso perciben perfectamente las características físicas del lenguaje, y así saben si el que habla es un hombre o una mujer, si está hablando en su lengua nativa o en un idioma extranjero, si tiene una voz aguda o grave o si es una persona conocida o desconocida, aunque no entiendan nada de lo que está diciendo. Dependiendo de la gravedad del trastorno, algunos pacientes sólo tienen dificultades para identificar ciertos fonemas, mientras que otros tienen graves problemas perceptivos generales, pero todos tienen en común que, si se les habla despacio y articulando bien los sonidos, su percepción mejora notablemente. Cuando la lesión afecta al proceso de reconocimiento de las palabras el trastorno se conoce con el nombre de sordera para la forma de la palabra. Estos pacientes identifican correctamente los fonemas, pero no son capaces de reconocer las palabras. De hecho, no distinguen cuando se trata de una palabra real o inventada (fallan en la tarea de decisión léxica auditiva), pero eso no les impide poder repetir tanto las palabras como las seudopalabras, ya que utilizan la vía subléxica o mecanismo de conversión acústico-fonológico. Un tercer tipo de trastorno perceptivo es la sordera para el significado de las palabras. Se denomina así porque los pacientes son capaces de identificar los fonemas e incluso de reconocer las palabras, pero no consiguen acceder a su significado. Saben si una palabra es familiar o no y distinguen las palabras de las seudopalabras, pero no las comprenden. De acuerdo con los modelos de procesamiento léxico, estos pacientes consiguen acceder al léxico, por eso reconocen las palabras y hacen bien la tarea de decisión léxica, pero no logran acceder al sistema semántico y, por lo tanto, no saben qué significan las palabras aunque éstas les resulten familiares, al menos por la vía oral, porque si se le presentan esas mismas palabras de forma escrita los pacientes no tienen dificultad alguna para leerlas y entenderlas. La interpretación de este trastorno es que la lesión ha dañado la conexión entre el léxico auditivo y el sistema semántico, por lo que los pacientes acceden sin dificultad al léxico y, por consiguiente, reconocen las palabras pero no pueden llegar hasta el significado. Sin embargo, sí pueden llegar al significado desde otras vías, como la visual, debido a que el sistema semántico está intacto. Otro tipo de trastorno, cuyo único síntoma es la dificultad para repetir palabras de baja frecuencia y seudopalabras, se denomina agnosia fonológica. Los pacientes con este trastorno reconocen las palabras familiares y acceden a su significado, pueden repetirlas y escribirlas al dictado. Sin embargo, no pueden repetir ni tampoco escribir al dictado las palabras desconocidas. La interpretación que se hace de este trastorno es que la lesión ha dañado la vía subléxica y que la vía léxica sólo funciona con las palabras representadas en el léxico. No obstante, de todos los trastornos de comprensión, el más grave y, a la vez, más llamativo es la disfasia profunda. Los pacientes que sufren disfasia profunda tienen problemas serios de comprensión y repetición de palabras. Suelen presentar varios síntomas, como dificultades para repetir palabras de baja frecuencia, mayor dificultad para repetir palabras abstractas que concretas, mayor dificultad para repetir verbos que nombres, graves dificultades para repetir palabras funcionales o mayor dificultad para repetir palabras morfológicamente compuestas que palabras simples. Pero los dos síntomas más llamativos son la incapacidad total para repetir seudopalabras y la producción de errores semánticos en repetición (Michel y Andreewsky, 1983). La explicación de este trastorno es que la lesión ha dañado varios componentes del sistema de procesamiento léxico. Por una parte, ha destruido totalmente la vía subléxica, y ésta es la causa por la que son incapaces de repetir seudopalabras, y, por otra, ha dañado parcialmente la vía léxico-semántica, por lo que los pacientes consiguen activar parcialmente el sistema semántico pero no siempre seleccionan el concepto adecuado. A veces seleccionan otro concepto relacionado que puede estar más accesible y por ello cometen el error semántico. Al no funcionar la vía subléxica no pueden comprobar si han repetido bien. • Trastornos de producción. En términos generales se habla de anomia cuando el paciente tiene dificultades para recuperar las palabras que trata de utilizar en su discurso oral y dichas dificultades no se deben a problemas motores. Según el mecanismo concreto responsable del trastorno se distinguen varios tipos de anomias. Cuando el problema se debe a que el paciente no consigue activar el significado o la representación conceptual se habla de anomia semántica. Los pacientes con anomia semántica tienen un discurso pobre, vacío de contenidos por su dificultad de activar los conceptos. También presentan problemas de comprensión, especialmente para los conceptos poco familiares, ya que el sistema conceptual o semántico es común para la comprensión y la producción y para todas las modalidades sensoriales. Estos pacientes fallan, por lo tanto, en tareas que exigen acceder al significado, como la de emparejamiento palabra-dibujo, en la que se le presentan varios dibujos para que señale uno determinado; en la de emparejamiento definición-palabra, en la que se le dice una definición y se le presentan varias palabras para que elija la que se ajusta a la definición, o en la denominación de dibujos. La anomia semántica suele estar causada por lesiones en las zonas temporal y frontotemporal del hemisferio izquierdo, que es por donde se extienden las redes neuronales correspondientes a los conceptos. En otros casos los pacientes acceden a los conceptos, pero tienen dificultades para recuperar el nombre de esos conceptos (Cuetos, Agudo y Caramazza, 2000). Saben perfectamente lo que quieren decir pero no encuentran la palabra para expresarlo. Es como si estuviesen cayendo continuamente en el molesto estado de «tenerlo en la punta de la lengua». A este trastorno se lo conoce como anomia pura (Recuadro 12-3). Su habla se caracteriza por el uso masivo de circunloquios, es decir, tratan de explicar la palabra que no consiguen recordar (p. ej., «es para barrer» para referirse a «escoba») y también por el uso de términos genéricos («cosa», «bicho», «animal», etc.). ● Comunicación y lenguaje en las infancias la guia para profesionales y padres. BANDERAS ROJAS. Usualmente, las consultas por dificultades en esta área se inician alrededor de los 2 años, y casi siempre el motivo de consulta es la ausencia del lenguaje. Es allí donde hay que dilucidar si las limitaciones exhibidas por el niño corresponden a restricciones en el desarrollo de la comunicación preverbal o si se deben a limitaciones en la etapa verbal pura. La evolución comunicativo-lingüística cuenta, entonces, con diferentes fases y los marcadores de dificultad o banderas rojas podrán ser diferentes según la edad. Algunos de ellos se comentan a continuación. Banderas rojas a partir de los 18 meses. A partir de los primeros 12-18 meses de vida, es necesario considerar la presencia de diversas “alarmas”, señales, que pueden ser indicativas de dificultades en la comunicación y el lenguaje, como: ➢ Falta de contacto visual y de interés por las acciones de pares y de adultos, aun cuando estos estén dirigiendo la actividad al niño. ➢ Dificultad para compartir la atención con otros. El niño no mira lo que le muestran, ni se interesa por los juegos típicos de su edad. Tiende a encerrarse en algunos intereses específicos y repetidos. Por ejemplo, prender y apagar luces, mirar cómo gira el ventilador o el tambor del lavarropas. ➢ Escaso interés por juguetes, aunque estos sean atractivos para la edad. ➢ Limitadas o nulas habilidades imitativas, tanto las relacionadas con las acciones como con el lenguaje. Por ejemplo, no tirar besos, no aplaudir o no saludar con la mano, teniendo presente el modelo del adulto. Del mismo modo, el no copiar sonidos, sílabas o parte de palabras puede ser indicativo de dificultad comunicativo-lingüística. ➢ Muchas veces estas señales van acompañadas de una gran desorganización conductual, hiperactividad y escasa finalidad en el comportamiento; en otras palabras, el niño circula de manera constante, sin un objetivo de juego o interacción. ➢ Ausencia de iniciativa comunicacional. ➢ Falta de respuesta al nombre: no responder al llamado del adulto es un hecho de significación relativo al reconocimiento de sí mismo y a la atención auditiva orientada al lenguaje. En ocasiones, los niños no responden a su nombre si el llamado se encuentra dentro de las características habituales de la voz materna, con el tono medio o bajo, pero sí son capaces de responder cuando la voz es más fuerte o grave (la voz del padre). ➢ Carencia de reacción al “no”. La comprensión de esta expresión comienza a adquirirse alrededor del año, y el niño de desarrollo típico sabe asociarla con su sentido real, con la noción de prohibición y penalidad que ésta encierra. ➢ Falta de comprensión de órdenes simples, como “dame” y “tomá”, o de pedidos contextuales, como “Dale el zapato a papá”, con señalamiento de los referentes. ➢ Ausencia del uso de gestos protoimperativos. En ese caso, es necesario determinar si el niño tiene o no iniciativa comunicacional; si la tuviera, hay que indagar de qué manera se hace entender. Por ejemplo, ¿lleva a la mamá de la mano hasta el objeto deseado? ¿Trata de autovalerse sin pedir ayuda al adulto? ¿Grita? ¿Llora? ¿Hace uso instrumental del adulto (lleva la mano del adulto al objeto deseado y la utiliza como una herramienta)? ➢ Insuficiente uso de palabras como “mamá” y “papá”, y otras simples como “agua”, “papa” o “pan”. Es importante destacar que no es necesario que estén presentes todas las conductas mencionadas para sospechar la presencia de dificultades en la comunicación, pero cuantos más signos haya mayor será el nivel de compromiso comunicativo. Banderas rojas a partir de los 30 meses. En esta etapa, además de las características anteriores, se agregan otras. Las banderas rojas que se presentan en la etapa anterior pueden también estar presentes en esta, pero existen casos que tienen los marcadores anteriores preservados y, sin embargo, la evolución lingüística no se da dentro de los parámetros esperados. Dentro de los marcadores típicos de esta etapa es posible mencionar los siguientes: Signos de alarma en la conducta: – Presencia de conducta desorganizada e hiperactiva. – Existencia de conductas heteroagresivas, como pegar o empujar a otros niños, o autoagresivas, como pegarse a sí mismo. – Presencia reiterada de berrinches. – Tendencia a la inflexibilidad, resistencia a los cambios. – Preferencia al juego solitario. – Escasa o nula habilidad para desarrollar el juego simbólico. – Escasa o nula iniciativa comunicacional con pares a pesar de estar conectado. Signos de alarma en la comprensión: – Escasa o nula comprensión de órdenes verbales simples como “Traé la cuchara”. En estos casos, es preciso detectar si el niño es capaz de identificar la orden con la ayuda de un señalamiento. Signos de alarma en la expresión: – Utilización de jerga ininteligible (un conjunto de sonidos concatenados y entonados que no tienen significación alguna). – Uso restringido de palabras. El niño se expresa con pocas palabras aisladas. – Falta de habilidad para combinar palabras. A partir de los 24 meses el niño es capaz de combinar dos palabras de manera agramatical (sin nexos, artículos y usando verbos en infinitivo), pero conforme avanza el período entre los 2 y 3 años, es capaz de empezar a usar artículos, nexos y conjugar los verbos de manera básica. La persistencia en el uso de la palabra aislada o en el uso de un patrón agramatical cuando llega a los 3 años es un marcador de preocupación en la evolución lingüística. – La producción es ininteligible. La inteligibilidad es la escasa claridad en la expresión; hace que la producción del niño no sea comprensible para la mayoría de los adultos. En ocasiones, las madres pueden entender cuando el resto no entiende, pero para considerarse inteligible la expresión debe ser captada por todos. Signos de alarma en el uso funcional del lenguaje: – Uso de ecolalias directas (repite todo lo que escucha) incluso frases completas, pero, al comunicarse, sus habilidades expresivas reales son pobres. – Uso de ecolalias diferidas: repite frases o parlamentos que escuchó en otro momento y los aplica en situaciones que poco tienen que ver con el sentido de lo dicho. – Uso de la inversión pronominal: habla de sí mismo en tercera persona del singular. En lugar de “Yo quiero comer” dice “Matías quiere comer”, refiriéndose a sí mismo. Banderas rojas a partir de los 48 meses. En etapas avanzadas del desarrollo pueden observarse también dificultades del lenguaje no resueltas o evidenciables en edades más avanzadas. En este caso se dividen los signos por áreas de afectación, tomando en cuenta que la dificultad lingüística puede manifestarse en distintas áreas. Signos de alarma en la conducta: – Preferencia por el juego solitario. – Dificultad para sostener un juego con pares, no por falta de interés sino por falta de recursos para la interacción. – Tendencia a la dispersión. Signos de alarma en la comprensión: – Requiere que le repitan varias veces las consignas. – En el jardín de infantes realiza las tareas, pero copiándolas del compañero; no comprende la consigna de la docente. – Dificultad para responder a preguntas con distintos encabezados. Confunde “qué”, “quién”, “ dónde”, “cuándo”, “por qué”. signos de alarma en la expresión: – Dificultad para recordar palabras. Tiende a dar rodeos para definir lo que quiere decir. En lugar de decir “vaso” dice “eso para poner agua, de vidrio”. – Requiere mayor cantidad de tiempo para la evocación; se lo denomina “latencia de búsqueda”. – Dificultad para armar frases complejas. Usa especialmente frases cortas; no puede combinarlas en una única expresión. – Dificultad para comprender lo que dice, porque se observa persistencia de defectos múltiples en la selección y secuenciación de los sonidos que componen las palabras. – Limitaciones en el armado de relatos simples, como contar a sus padres qué ha hecho ese día en el jardín de infantes. Signos de alarma en el uso funcional del lenguaje – Escasa o nula participación en las conversaciones. – Uso de lenguaje estereotipado. Dice “fresas” en lugar de “frutillas”, “pastel” en lugar de “torta”; utiliza términos que no son de uso corriente en su entorno familiar. – Utilización de prosodia neutra o entonación del lenguaje sin inflexiones. – Dificultad para cambiar el tema de conversación; persiste solo en sus temas de interés. – Fallas para comprender bromas simples.