02AccionTutela (13)
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MAGALI LICETH ERAZO DIAZ, identificada con cedula de ciudadanía No. 1.087.412.854
de Tuquerres, en representación de mi hijo menor de edad CRISTIAN KAMILO
CHAUCANES ERAZO, identificado con Tarjeta de Identidad No. 1.087.412.959, invocando
el artículo 86 de la Constitución Política, acudo ante su Despacho para instaurar ACCIÓN
DE TUTELA contra de MALLAMAS EPS, con el objeto de que se protejan los derechos
constitucionales fundamentales que a continuación enuncio y los cuales se fundamentan
en los siguientes hechos:
HECHOS
PRIMERO: Mi hijo CRISTIAN KAMILO de 17 años diagnosticado con RETRASO EN EL
NEURODESARROLLO y EPILEPSIA REFRACTARIA y presenta episodios de
convulsiones, 8 episodios en 20 horas.
SEGUNDO: El medico tratante le ordeno medicamentos de:
- LEVETIRACETAM 1000MG TB.
- LORAZEPAM 1MG TB.
- TOPIRAMATO 100MG TB.
- CANNABIDIOL 100MG/1ML SOLUCION ORAL.
Para manejo de sus diagnósticos.
TERCERO: Desde el mes de octubre estoy a la espera de la entrega de esos
medicamentos, pero solo me argumentan que no hay disponible, que debo esperar y que
venga después, pero ellos no tienen en cuenta que yo no vivo en Ipiales, que es donde me
entregan los medicamentos, yo vivo en el corregimiento de Pinzón a 1 hora de Ipiales, lo
cual dificulta considerablemente el tratamiento de mi hijo.
CUARTO: Señor juez necesitamos de su ayuda para que mi hijo pueda acceder a un
tratamiento oportuno y completo, necesitamos que le entreguen los medicamentos en
Tuquerres y no tengamos que gastar tanto dinero en pasajes, nosotros somos personas de
escasos recursos y necesitamos un poco de comprensión para poder mejorar la calidad de
vida y vida de mi hijo menor de edad.
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DERECHOS VULNERADOS
Estimo violado los derechos fundamentales a la SALUD, la VIDA, a la IGUALDAD e
INTEGRIDAD PERSONAL, consagrados en los artículos 11, 13, 44, 48 y 49 de la
Constitución Política de Colombia de 1991.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
El derecho a la salud es un derecho constitucional y un servicio público esencial a cargo el
Estado y en favor de todos los habitantes del territorio nacional, el cual de conformidad con
los desarrollos jurisprudenciales ha sido considerado autónomo aun cuando esta
intrínsecamente ligado al derecho a la vida y a la dignidad humana. Por lo cual se configura
la posibilidad de reclamar vía acción de tutela la protección de este derecho, así:
Según la Constitución política de Colombia Inciso 3º del artículo 86: toda persona tendrá
acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un
procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la
protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que
estos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad
pública. La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita
la tutela, actúe o se abstenga de hacerlo.
En ese mismo sentido, a través del Decreto 2591 de 1991: "Por el cual se reglamenta la
acción de tutela consagrada en el artículo 86 de la Constitución Política''. La acción de tutela
procederá contra acciones u omisiones de particulares. En ese orden de ideas la acción de
tutela podrá ser ejercida, en todo momento y lugar, por cualquiera persona vulnerada o
amenazada en uno de sus derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o a través
de representante.
“Cuando los medicamentos hacen parte del Plan de Beneficios, es decir del POS o POS-S,
siendo el derecho a la salud un derecho subjetivo a favor de todos los beneficiarios del
sistema de salud, es obligación de las entidades prestadoras de los servicios de salud las
encargadas de suministrar dichos medicamentos, procedimientos o tratamiento y no
hacerlo vulnera derecho a la salud, el cual como se ha reiterado adquiere la condición de
derecho fundamental autónomo y éste puede ser protegido por la acción de tutela”.
Sentencia T-073 de 2013.
La Corte modificó su jurisprudencia al postular que el derecho a la salud, por su relación y
conexión directa con la dignidad humana, es un instrumento para la materialización del
Estado Social de Derecho y, por tanto, ostenta la categoría de fundamental. Dicha posición
fue adoptada a partir de la Sentencia T-859 de 2003, en la cual esta Corporación consideró:
“Así las cosas, puede sostenerse que tiene naturaleza de derecho fundamental, de manera
autónoma, el derecho a recibir la atención de salud definidas en el Plan Básico de Salud, el
Plan Obligatorio de Salud y el Plan Obligatorio de Salud Subsidiado –Ley 100 de 1993 y
sus normas complementarias -, así como respecto de los elementos derivados de las
obligaciones básicas definidas en la Observación General N°14. Lo anterior por cuanto se
han definido los contenidos precisos del derecho, de manera que existe un derecho
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subjetivo claro a favor de quienes pertenecen a cada uno de los subsistemas –contributivo,
subsidiado, etc.-. La Corte ya se había pronunciado sobre ello al considerar el fenómeno
de la transmutación de los derechos prestacionales en derechos subjetivos.
La naturaleza de derecho fundamental que tiene el derecho a la salud en los términos del
fundamento anterior, implica que tratándose de la negación de un servicio, medicamento o
procedimiento establecido en el P.O.S., se estaría frente a la violación de un derecho
fundamental. No es necesario, en este escenario, que exista amenaza a la vida u otro
derecho fundamental, para satisfacer el primer elemento de procedibilidad de tutela:
violación o amenaza de un derecho fundamental”.
Adicionalmente este Tribunal ha precisado que la protección mediante la acción de tutela
no se debe limitar, “argumentando la fundamentalidad del derecho a la salud en lo que
respecta a un ámbito básico, el cual coincide con los servicios contemplados por la
Constitución, el bloque de constitucionalidad, la ley, la jurisprudencia y los planes
obligatorios de salud, con la necesidad de proteger una vida en condiciones dignas, sin
importar cuál sea la persona que lo requiera”.
En tal sentido, la jurisprudencia constitucional ha manifestado que, si se cumplen los
requisitos establecidos en la regulación legal y reglamentaria que determinan las
prestaciones obligatorias en salud, así como los criterios de acceso al sistema, todas las
personas pueden hacer uso de la acción de tutela para obtener la protección efectiva de su
derecho fundamental a la salud ante cualquier amenaza o violación.
Cabe señalar que para esta Corporación la salvaguarda del derecho fundamental a la salud
se debe conceder conforme los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad del
sistema general de seguridad social, expresamente consagrados en el artículo 49 Superior.
Además, ha indicado que la garantía de acceso a los servicios de salud está estrechamente
relacionada con algunos de los principios de la seguridad social, específicamente la
integralidad y la continuidad. En la Sentencia T-760 de 2008 se consideró:
“Cuando el servicio incluido en el POS sí ha sido reconocido por la entidad en cuestión,
pero su prestación no ha sido garantizada oportunamente, generando efectos tales en la
salud, como someter a una persona a intenso dolor, también se viola el derecho a la salud
y debe ser objeto de tutela por parte del juez constitucional. Cuando el acceso a un servicio
de salud no es prestado oportunamente a una persona, puede conllevar además de un
irrespeto a la salud por cuanto se le impide acceder en el momento que correspondía a un
servicio de salud para poder recuperarse, una amenaza grave a la salud por cuanto la salud
puede deteriorarse considerablemente.
(…) De forma similar, los servicios de salud que se presten a las personas deben ser de
calidad. Para las entidades obligadas a garantizar la prestación del servicio, respetar ese
derecho, supone, por ejemplo, que a la persona no se le debe entregar un medicamento u
otro tipo de servicio médico de mala calidad, que desmejore la salud de la persona.
Si bien los conceptos de oportunidad, eficiencia y calidad de los servicios de salud
comprenden muchos aspectos, la jurisprudencia constitucional se ha ocupado
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frecuentemente de problemas recurrentes a los cuales ha respondido aludiendo al principio
de integralidad y al principio de continuidad, entre otros.”
Al tenor de la jurisprudencia de esta Corporación, el principio de integralidad debe ser
entendido como la obligación que tienen las EPS de otorgar los servicios, procedimientos,
tratamientos, medicamentos y seguimiento necesarios para mejorar el estado de salud de
los usuarios del sistema, respetando los límites que regulan las prestaciones de salud.
En efecto, este principio no implica que el paciente pueda solicitar que se le presten todos
los servicios de salud que desee. Quien tiene la capacidad de definir cuáles procedimientos
o medicamentos son requeridos por el usuario es el médico tratante adscrito a la EPS.
Tampoco se da por cumplido con la aplicación de un tratamiento médico meramente
paliativo, sino con la suma de todos los servicios requeridos para que el diagnóstico
evolucione favorablemente.
Así las cosas, colige la Corte que el principio de integralidad funge como complemento a la
normatividad vigente para que la persona reciba una atención de calidad y completa,
confinada a mejorar su condición y su estado de salud. Los afiliados tienen derecho a que
la prestación del servicio sea óptima, en el sentido de que los actores del sistema cumplan
con la finalidad primordial de éste, es decir, brindar una atención oportuna, eficiente y de
calidad, en suma “el derecho a la salud debe entenderse como un derecho al disfrute de
toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el
más alto nivel posible de salud”.
En la sentencia T-745 de 2004, M.P. Manuel José Cepeda, la Corte ordenó a la Secretaría
de Salud del Departamento del Tolima contratar una IPS en la ciudad de Ibagué que pudiera
suministrar las sesiones de quimioterapia que la menor tutelante - vinculada al sistema de
salud - requería de manera urgente, o, en su defecto, sufragar el costo de los pasajes de
ésta y su acompañante a la ciudad donde se le pudiera suministrar el servicio.
En necesario resaltar que, de acuerdo con la jurisprudencia de esta Corporación, las EPS
o ARS también están obligadas a cubrir el costo de los pasajes de los acompañantes de
los pacientes que deban trasladarse otra localidad para recibir atención médica, por su
puesto, con cargo a los recursos públicos cuando, además, de reunirse los requisitos antes
mencionados, el juez de conocimiento advierta que el paciente no puede valerse por sí
mismo ni está en capacidad de viajar sólo como ocurre en el caso de los menores de edad
y los discapacitados.
Es por ello que en las sentencias T-295 de 2003, M.P. Manuel José Cepeda Espinoza, y
T-350 de 2003, M.P. Jaime Córdoba Triviño, la Corte ordenó a las EPS a las que se
encontraban afiliados los menores accionantes residentes en la ciudad de Leticia y quienes
padecían sindrome de down y sindrome de west, respectivamente, suministrar tiquetes
aéreos a sus acompañantes con el objeto de que los menores pudieran desplazarse a la
ciudad de Bogotá para recibir controles médicos especializados no puede dar espera, ni es
justo someter a los usuarios a dilaciones que no les son imputables.
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Ahora bien, de no ser posible la prestación de los servicios en los lugares de residencia de
los afiliados, la Corte ha señalado que el transporte de éstos hasta los sitios donde podrán
recibirlos, en principio, está a cargo del mismo usuario o de sus familiares cercanos, como
manifestación del deber de solidaridad que la Carta asigna a los particulares en su artículo
95.
No obstante, también ha indicado que en aras de garantizar el derecho fundamental a la
salud de los usuarios y. en particular, su componente de accesibilidad, el juez de tutela
puede ordenar a las EPS o ARS, con. cargo a los recursos del FOSYGA o del subsidio a la
oferta, según sea el caso, el suministro de pasajes y gastos de manutención y alojamiento
en. otra localidad, siempre que en el caso concreto advierta las siguientes. circunstancias:
(i) que se encuentre demostrado que ni el paciente ni su familia cuentan con ingresos
suficientes para sufragar el costo del_ traslado a la localidad donde debe ser suministrado
el servicio, (i) que se encuentre acreditado que la prestación de éste es indispensable para
garantizar el derecho a la salud o a la integridad del paciente, y (iii) que pese a haber
desplegado todos los esfuerzos exigibles no existan posibilidades reales y razonables de
que la EPS o ARS pueda ofrecer el servicio en el lugar de residencia del usuario.
Sentencia T-467 de 2002.
La Corte, ha establecido las condiciones en las que se deben acreditar para qué haya lugar
al reconocimiento del rubro de transporte al afiliado, son “(i) la falta de recursos económicos
por parte del paciente y sus familiares no les permita asumir los mismos, y (ii) de no
presentarse tal servicio se genere un obstáculo que ponga en peligro la vida, la integridad
física o el estado de salud del paciente”. Sentencia T-161 de 2018.
Otro tanto en lo que refiere al gasto de transporte de un acompañante, adicionalmente, se
verifica que “(i) el paciente es totalmente dependiente de un tercero para su
desplazamiento, (iv) requiere atención permanente para garantizar su integridad física y el
ejercicio adecuado de sus labores cotidianas y (vi) ni él ni su núcleo familiar cuentan con
los recursos suficientes para financiar el traslado.” Sentencia T-309 de 2018.
La atención médica requerida por el accionante, se debe realizar en lugares diferentes a su
municipio de domicilio, y requiere más de un (1) día de duración, también se cubrirá los
gastos de alojamiento. Sentencia T-487 de 2014.
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Sentencia T-614 de 2014: El artículo 44 constitucional consagra la prevalencia de los
derechos de los niños y las niñas sobre los de los demás. Esta norma establece de forma
expresa los derechos a la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social de los
menores de edad son fundamentales. Asimismo, dispone que la familia, la sociedad y el
Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño o niña para asegurar su desarrollo
armónico e integral y el ejercicio pleno de sus garantías.
Esta decisión del constituyente se fundamentó en las condiciones de debilidad inherentes
a todos los seres humanos durante esa etapa de la vida y en la obligación del Estado
de “promover las condiciones para que el principio de igualdad se aplique en forma real y
efectiva, así como a la necesidad de adoptar medidas en favor de quienes, en razón de su
edad, se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta”.
Ahora bien, la protección especial de los niños y las niñas en materia de salud, también ha
sido reconocida en diversos tratados internacionales ratificados por Colombia y que hacen
parte del bloque de constitucionalidad al tenor del artículo 93 de la Carta de 1991.
En virtud de estas normas, la Corte Constitucional ha establecido que los niños y las niñas,
por encontrarse en condición de debilidad, merecen mayor protección, de forma tal que se
promueva su dignidad. También ha afirmado que sus derechos, entre ellos la salud, tienen
un carácter prevalente en caso de que se presenten conflictos con otros intereses.
Adicionalmente, atendiendo al carácter de fundamental del derecho, la acción de tutela
procede directamente para salvaguardarlo sin tener que demostrar su conexidad con otra
garantía, incluso en los casos en los que los servicios requeridos no estén incluidos en el
Plan Obligatorio de Salud. Igualmente, ha sostenido que cuando se vislumbre su
vulneración o amenaza, el juez constitucional debe exigir su protección inmediata y
prioritaria.
De todo lo anterior se colige que los menores de edad gozan de un régimen de protección
especial en el que prevalecen sus derechos sobre los de los demás y que cualquier
vulneración a su salud exige una actuación inmediata y prioritaria por parte de todas las
autoridades públicas, incluyendo al juez constitucional. Por ende, cuando la falta de
suministro del servicio médico afecta los derechos a la salud, a la integridad física y a la
vida de los niños y las niñas, se deberán modular o inaplicar las disposiciones que restrinjan
el acceso a los servicios que requieren, teniendo en cuenta que tales normas de rango
inferior impiden el goce efectivo de sus garantías superiores.
En síntesis, los infantes requieren de una atención en salud idónea, oportuna y prevalente,
respecto de la cual toda entidad pública o privada tiene la obligación de garantizar su acceso
efectivo a los servicios como lo ordena el artículo 50 superior, en concordancia con los
principios legales de protección integral e interés superior de los niños y niñas.
De otra parte, se ha indicado que para establecer si el cobro de los pagos moderadores
realmente compromete el mínimo vital y con ello el derecho a la salud de una persona, es
necesario tener en cuenta unas reglas jurisprudenciales en materia de valoración
probatoria, que deben ser aplicadas en los casos en los que los peticionarios aleguen la
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imposibilidad económica de asumir los copagos exigidos durante la prestación de un
servicio de salud. Las reglas establecidas son las siguientes:
“(i) Sin perjuicio de las demás reglas, es aplicable la regla general en materia probatoria,
según la cual, incumbe al actor probar el supuesto de hecho que permite obtener la
consecuencia jurídica que persigue; (ii) ante la afirmación de ausencia de recursos
económicos por parte del actor (negación indefinida), se invierte la carga de la prueba
correspondiendo en ese caso a la entidad demandada demostrar lo contrario; (iii) no existe
tarifa legal para demostrar la ausencia de recursos económicos, la misma se puede intentar
mediante negaciones indefinidas, certificados de ingresos, formularios de afiliación al
sistema, extractos bancarios, declaración de renta, balances contables, testimonios,
indicios o cualquier otro medio de prueba; (iv) corresponde al juez de tutela ejercer
activamente sus poderes inquisitivos en materia probatoria, con el fin de establecer la
verdad real en cada caso, proteger los derechos fundamentales de las personas y
garantizar la corrección del manejo de los recursos del sistema de seguridad social en
salud, haciendo prevalecer el principio de solidaridad cuando el peticionario cuenta con
recursos económicos que le permitan sufragar el costo de las intervenciones,
procedimientos o medicamentos; (v) en el caso de la afirmación indefinida del solicitante
respecto de la ausencia de recursos económicos, o de afirmaciones semejantes, se
presume su buena fe en los términos del artículo 83 de la Constitución, sin perjuicio de la
responsabilidad civil o penal que le quepa, si se llega a establecer que tal afirmación es
falsa o contraria a la realidad; (vi) hay presunción de incapacidad económica frente a los
afiliados al SISBEN teniendo en cuenta que hacen parte de los sectores más pobres de la
población”.
Conforme a los argumentos expuestos se puede concluir lo siguiente:
(i). Conforme a lo previsto en la Ley 100 de 1993 y en el Acuerdo 260 de 2004, por regla
general, toda persona que padezca una enfermedad calificada como de “alto costo”
adquiere el estatus de sujeto de especial protección constitucional y se encuentra eximida
de la obligación de realizar el aporte de copagos, cuotas moderadoras o cuotas de
recuperación, independientemente de si se encuentra inscrito en el régimen contributivo o
subsidiado.
(ii). Aunque se acoge la lista de enfermedades de “alto costo” dispuesta en la Resolución
3974 de 2009 (para efectos de demostrar qué enfermedades ya han sido clasificadas como
tal en razón a su complejidad en el tratamiento y manejo), ello no significa que esta lista
pueda ser considerada como un catálogo estático e inmodificable, en la medida en que el
mismo está sujeto a actualización conforme a lo previsto en el ordenamiento jurídico.
(iii). Por último, se ha establecido jurisprudencialmente que en aquellos eventos en los que
se corrobore que un usuario del servicio de salud y su familia no cuentan con los recursos
económicos suficientes para asumir el costo de los copagos, cuotas moderadoras o cuotas
de recuperación (según el régimen al que pertenezca) es posible su exención en la
cancelación, siempre y cuando se compruebe que, al asumir dicho costo, se afecta el
mínimo vital del paciente y su núcleo familiar.
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Sentencia T-597 de 1993 - Derecho a la salud del niño-Tratamiento médico. Las directivas
del Hospital deberán proseguir suministrando la atención y cuidado médico que requiere el
menor, dentro del límite de sus posibilidades materiales - que en este caso permiten
procurar el tratamiento indicado - habida cuenta del deber constitucional de protección de
las personas colocadas en situación de debilidad, lo que en modo alguno tiene el alcance
de condena a cargo de ese centro hospitalario, ni representa tampoco juicio o definición
de la responsabilidad que eventualmente tenga que asumir.
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Esta Corporación ha determinado que el transporte y los viáticos requeridos para asistir a
los servicios de salud no constituyen servicios médicos. No obstante, ha precisado que
estos constituyen elementos de acceso efectivo en condiciones dignas. Sentencia T-101
de 2021.
En relación con el transporte intermunicipal, el Ministerio de Salud y Protección Social emitió
la Resolución 2481 de 2020. En el artículo 122 esta establece las circunstancias en las que
se debe prestar el servicio de transporte de pacientes con cargo a la UPC.
Sobre este punto la jurisprudencia ha precisado que:
“se presume que los lugares donde no se cancele prima por dispersión geográfica
tienen la disponibilidad de infraestructura y servicios necesarios para la atención en
salud integral que requiera todo usuario.”
Por lo tanto, la EPS debe contar con una red de prestación de servicios completa. De tal
manera, si un paciente es remitido a una IPS ubicada en un municipio diferente a su
domicilio, el transporte deberá asumirse con cargo a la UPC general pagada a la entidad
promotora de salud, ya que el desplazamiento no se puede erigir como una barrera que
impide el acceso a los servicios de salud prescritos por el médico tratante.
De la alimentación y alojamiento:
“Esta Corporación ha señalado que estos dos elementos no constituyen servicios
médicos. Por lo tanto, cuando un usuario es remitido a un lugar distinto al de su
residencia para recibir atención médica, por regla general, los gastos de estadía
deben ser asumidos por él. Sin embargo, esta Corte ha determinado que no es
posible imponer barreras insuperables para asistir a los servicios de salud, razón
por la que de manera excepcional ha ordenado su financiamiento.[59] En
consecuencia, se han establecido las siguientes subreglas para determinar la
procedencia de estos servicios:
“i) se debe constatar que ni los pacientes ni su familia cercana cuentan con la
capacidad económica suficiente para asumir los costos; ii) se tiene que evidenciar
que negar la solicitud de financiamiento implica un peligro para la vida, la integridad
física o el estado de salud del paciente; y, iii) puntualmente en las solicitudes de
alojamiento, se debe comprobar que la atención médica en el lugar de remisión
exige más de un día de duración se cubrirán los gastos de alojamiento.”[60]
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“(i) se constate que el usuario es “totalmente dependiente de un tercero para su
desplazamiento”; (ii) requiere de atención “permanente” para garantizar su
integridad física y el ejercicio adecuado de sus labores cotidianas; y (iii) ni él ni su
núcleo familiar tengan la capacidad económica para asumir los costos y financiar su
traslado.”
Finalmente, es necesario precisar que la carencia de recursos económicos para cubrir los
gastos de alimentación, alojamiento y transporte para un acompañante deben ser
constatados en el expediente. De este modo, cuando el paciente afirme la ausencia de
recursos, la carga de la prueba se invierte y le corresponde a la EPS desvirtuar lo dicho. En
caso de que guarde silencio con respecto a la afirmación del paciente se entenderá
probada. Sentencia T-101 de 2021.
Sentencia T-183 de 2022- Interés superior del menor y derechos de los niños, niñas y
adolescentes-Jurisprudencia constitucional. (…), el interés superior de los NNA irradia el
ejercicio de las competencias y deberes de las autoridades del Estado, en particular, de los
comisarios de familia cuya finalidad —esencialmente preventiva y garantista— es
salvaguardar en la mejor medida posible a los menores de edad de amenazas o violaciones
a sus derechos. Se trata de un imperativo que impone a dichas autoridades considerar,
entre otros deberes, y en todas las decisiones que adopten, en primacía de lo sustancial
sobre lo formal, el conjunto de las circunstancias fácticas individuales, únicas e irrepetibles
del menor de edad en un marco de suma diligencia, rigor y cuidado, especialmente
tratándose de niños de temprana edad quienes, como ya lo señaló este tribunal, pueden
ver afectado su desarrollo en forma definitiva e irremediable por cualquier determinación
que no atienda de manera integral sus intereses y derechos.
PRETENSIONES
Con fundamento en los hechos relatados, solicito señor juez disponer y ordenar lo siguiente:
1. TUTELAR el derecho fundamental a la SALUD por conexidad con el derecho
fundamental a la VIDA EN CONDICIONES DIGNAS, la SEGURIDAD SOCIAL y a
la especial protección del menor de edad.
2. ORDENAR a MALLAMAS EPS realizar las acciones pertinentes para la entrega
oportuna e ininterrumpida en el Municipio de Tuquerres-Nariño de los siguientes
medicamentos:
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a. LEVETIRACETAM 1000MG TB.
b. LORAZEPAM 1MG TB.
c. TOPIRAMATO 100MG TB.
d. CANNABIDIOL 100MG/1ML SOLUCION ORAL.
Con el fin de mejorar la calidad de vida del menor CRISTIAN KAMILO
CHAUCANES ERAZO, dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la
sentencia de la presente tutela.
3. ORDENAR a MALLAMAS EPS realizar las acciones pertinentes para la
materialización y agendamiento del examen denominad ESTUDIOS
MOLECULARES DE GENES (ESPECIFICOS) ordenado por especialista
neuropediatría a mi menor hijo CRISTIAN KAMILO CHAUCANES ERAZO, dentro
de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la sentencia de la presente tutela.
4. ORDENAR a MALLAMAS EPS el tratamiento integral del menor CRISTIAN
KAMILO CHAUCANES ERAZO, es decir, de forma ininterrumpida, completa,
diligente, oportuna y con calidad garanticen la atención médica presente y futura.
5. Se prevenga al accionado para que no vuelva a incurrir en las practicas que dan
origen a la presente acción de tutela.
PRUEBAS
1. Historia Clínica.
2. Orden de los medicamentos.
3. Orden del estudio médico.
4. Registro en el Sisbén.
ANEXOS
1. Fotocopia de mi cedula de ciudadanía.
2. Fotocopia de la T.I. del menor CRISTIAN KAMILO CHAUCANES ERAZO.
3. Los documentos relacionados en el acápite de pruebas.
DECLARACION JURAMENTADA
Bajo gravedad de juramento declaro no se ha promovido ninguna otra acción de tutela por
los mismo hechos y derechos.
NOTIFICACIONES
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La accionante recibirá notificaciones en la dirección Corregimiento de pinzon-Tuquerres, o
a los correos electrónicos: tutelas.isi.legal@gmail.com, magalyerazo9@gmail.com.
Atentamente,
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