TEMA 2 Poesia Principios Siglo XX
TEMA 2 Poesia Principios Siglo XX
TEMA 2 Poesia Principios Siglo XX
En las últimas décadas del siglo XIX se percibía ya una nueva mentalidad entre los
artistas que supone “una crisis universal de las letras y el espíritu”. Se desconfía del
positivismo (racionalismo) burgués, que durante el siglo XIX había manifestado su fe
en el progreso, y del realismo literario como vía para adentrarse en la realidad. Se
extiende una sensación general de desencanto con la época moderna, con lo vulgar y
el utilitarismo de la burguesía. Se cedió el paso a corrientes de pensamiento
irracionalistas y sentimentales de raíces románticas, que proponen una nueva forma
de conocer al hombre.
[ El Simbolismo surge en Francia en torno a 1870. Para los simbolistas, la poesía debe abrirse a
los sentidos y debe crear un mundo dominado por la sugestión de las imágenes. Utilizaron el
símbolo, la idea, como medio para plasmar una visión subjetiva e intuitiva de la realidad. La
musicalidad se convierte en uno de los pilares básicos de este movimiento. Sus representantes
más importantes fueron Charles Baudelaire, Paul Velaine y Stéphan Mallarmé.]
Pretendieron renovar el lenguaje poético de modo que fuera una creación única
y llena de belleza. La lengua se caracteriza por la abundancia de imágenes
sensoriales y estímulos para los sentidos. Se concede gran importancia al
epíteto y se recurre a neologismos y arcaísmos. Se produce también una
renovación métrica en busca de una nueva musicalidad para el verso:
adaptaron formas francesas (dodecasílabos) y recuperaron otras caídas en
desuso (alejandrinos).
RUBÉN DARÍO
Nació en Metapa (Nicaragua) en 1867. Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento. Poeta
precoz, su vida transcurrió entre el periodismo y la literatura. Hombre cosmopolita y amante del placer,
sus viajes lo convirtieron en difusor del modernismo. En 1893 viajó a Chile y a Buenos Aires, donde
trabajó en los periódicos La Nación y La Prensa. Llegó a Madrid en 1899; allí conoció a Villaespesa, Valle-
Inclán y Juan Ramón Jiménez. Al año siguiente se trasladó a París. Volvió a España en 1908, como
ministro de su país. Debido a la crisis nicaragüense, se marchó de nuevo a París. A partir de 1912 viajó
por Sudamérica y Europa. Murió en su país, Nicaragua, en 1916.
Los grandes poetas de principios de siglo, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez,
sólo se sintieron atraídos por el Modernismo en sus inicios con un modernismo más
intimista y melancólico. Luego pronto evolucionaron hacia estilos más personales.
ANTONIO MACHADO
Nació en Sevilla en 1875 en el seno de una culta familia liberal, que en 1883 se trasladó a Madrid. Estudió
en la Institución Libre de Enseñanza, cuyo espíritu laico, progresista y tolerante marcó para siempre su
carácter. Cerca de la treintena comienza a ser ya un poeta estimado. En 1907 obtiene la plaza de
catedrático de Francés en el Instituto de Soria, y aquí conoce a la jovencísima Leonor Izquierdo, con
quien se casa en 1909. En 1911 viaja a París y asiste a las clases de filosofía de su admirado Henri
Bergson. Enferma su mujer, vuelven a Soria, donde muere Leonor en 1912, lo que deja honda huella en
el poeta, que decide trasladarse a Baeza. Sigue entonces publicando poesía, estudia filosofía y su
conciencia política se radicaliza en contacto con la miserable realidad andaluza. A fines de 1919 se
traslada al Instituto de Segovia. En 1928 conoce a Pilar Valderrama, con la que mantuvo secretos amores
y a la que bautizó poéticamente “Guiomar”. En 1931 ayudó a izar la bandera republicana en el
Ayuntamiento de Segovia. Al año siguiente se trasladó a Madrid. Durante la Guerra Civil toma decidido
partido por la causa republicana. Desde finales de 1936 vive en el pueblecito valenciano de Rocafort,
hasta que en 1938 es evacuado a Barcelona, desde donde continúa escribiendo a favor de la República.
Gravemente enfermo, marcha al exilio en enero del 39 y el 22 de febrero muere en Collioure (Francia).
El libro Soledades aparece en pleno apogeo del movimiento modernista. Los temas
son los propios del intimismo posromántico: el amor, los recuerdos, la soledad, la
infancia perdida, los sueños...; por lo general, se deja traslucir una sensación de
angustia por el fluir incontenible del tiempo y por la premonción de la muerte. Emplea
muchos símbolos con los que el poeta desea escudriñar el misterio de lo escondido: el
camino (camino de la vida que conduce al ocaso), el laberinto (y las galerías del alma
que pretenden sugerir el interior de la conciencia), la fuente (que invita al recuerdo), el
agua (que puede ser bulliciosa y símbolo de vida o puede suponer la monotonía y el
paso del tiempo), el jardín (la infancia), el crepúsculo y la tarde (declive, decaimiento,
hora triste y melancólica). El sentimiento del paisaje también es muy acusado: la
realidad exterior q ueda impregnada del estado emocional del poeta.
Nació en 1881 en Moguer (Huelva). La muerte de su padre le produjo fuertes trastornos psíquicos, por lo
que fue internado en un sanatorio francés y luego en otro de Madrid. En Madrid mantiene estrechas
relaciones con Giner de los Ríos y con otras personas afines a la Institución Libre de Enseñanza.
Frecuenta también a los escritores modernistas y comienza a ser reconocido como gran poeta. Desde
finales de 1905 hasta 1911 está en Moguer y comopone sucesivos libros de poesía. De nuevo en Madrid
pasa a vivir en la Residencia de Estudiantes, cuyas publicaciones dirige. Conoce por entonces a Zenobia
Camprubí, mujer de gran finura intelectual, con quien se casa en Nueva York en 1916. De vuelta en
España, prosigue de forma incansable con su labor poética y es considerado guía y maestro por la
mayoría de los jóvenes poetas de los años veinte. Lleva, sin embargo, una vida social apartada. Ello y el
tipo de poesía que escribe, cada vez más intelectual, le labran fama de escritor solitario y exquisito
encerrado en su torre de marfil. Al comenzar la Guerra Civil, Juan Ramón y su mujer marchan a EEUU,
desde donde van a Cuba. El gran poeta muestra en todo lugar su solidaridad con la República. Acaba la
guerra, permanece en el exilio hasta la muerte. En 1951 se estableció en Puerto Rico, donde, pese a sus
problemas de salud, continuó infatigablemente su labor poética. En 1956 obtuvo el Premio Nobel de
Literatura. Falleció en 1958.
La personalidad de Juan Ramón fue peculiar. Su hipersensibilidad favoreció la alta calidad de su obra
literaria, pero contribuyó a aislarle de sus contemporáneos. Su egoísmo, susceptibilidad y difícil carácter
hicieron, por ejemplo, que los poetas jóvenes que se habían acercado a su persona como maestro se
alejaran de él entre disputas y rencillas. Juan Ramón siempre fue ejemplo de entrega absoluta de su vida
a la literatura y su poesía. Sus antologías y poemas eran constantemente revisados y enmendados en
una búsqueda de la perfección en su obra total.
Sus primeras obras (Arias tristes, Jardines lejanos, la llamada época sensitiva) sitúan
la poesía del autor en la órbita del Modernismo intimista y simbolista: atmósfera
melancólica y triste, sentimientos de soledad, paso del tiempo, presencia de la muerte,
recuerdos, jardines, paisajes otoñales... En algunos poemas se acentúa la
ornamentación modernista; en otros libros de su estancia en Moguer (La soledad
sonora, Elejías) aparecen elementos de una poesía más personal: búsqueda de lo
cotidiano, identificación con la Naturaleza.
La última etapa abarca toda su producción de los años de exilio (La estación total,
Animal de fondo). A través de la poesía Juan Ramón aspira a tener una visión
totalizadora del universo, a satisfacer sus ansias de eternidad y, en definitiva, a
concebir la poesía como una actividad espiritual y mística.