TEMA 6 EBAU. EL REFORMISMO BORBÃ_NICO EN EL S. XVIII.

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TEMA 8 EBAU.

EL REFORMISMO BORBÓNICO EN EL S. XVIII.

INTRODUCCIÓN:

LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA.

Tras la muerte sin herederos de Carlos II en 1700, dos candidatos se


disputarán el trono español: por una parte, el heredero oficial, Felipe de Anjou
(Felipe V), nieto de Luis XIV de Francia, y por otra, el archiduque Carlos de
Austria, segundo hijo del emperador de Austria Leopoldo I. La Guerra de Su-
cesión española (1701-1713), se libró en varios frentes al convertirse en un
conflicto internacional entre potencias europeas, enfrentando a los miembros
de la llamada Gran Alianza: Austria, Provincias Unidas e Inglaterra (a los que
más tarde se sumarán Portugal y Saboya), contra Francia y España (y más tar-
de Baviera). La guerra comienza tras la negativa de Luis XIV a que su nieto re-
nuncie a la corona francesa, condición que habían puesto los aliados para
aceptar al candidato. En España el conflicto reviste caracteres de guerra civil,
al enfrentar a los partidarios borbónicos (Castilla, Navarra y provincias vascas)
contra los austracistas, mayoritarios en los reinos de la corona de Aragón. Tras
diferentes alternativas, las tropas borbónicas obtienen una decisiva victoria en
la batalla de Almansa (1707), que supone la ocupación de Valencia, y en 1710,
en Brihuega y Villaviciosa otras dos victorias, que se saldan con la ocupación
de Aragón.
En 1711 muere el emperador José I y al archiduque Carlos sucede a su
hermano como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, los miem-
bros de la Alianza ya no tienen interés en seguir apoyando al archiduque, todos
los contendientes están agotados y buscan la paz, a esta se llegará mediante
el Tratado de Utrecht en 1713, que consagra la pérdida de las posesiones eu-
ropeas para España: Italia y los Países Bajos pasan a manos de Austria, y Gi-
braltar y Menorca a Inglaterra, quien obtendrá también los derechos de asiento
de esclavos en el Caribe. Mientras, en la península, la guerra se prolongará
más tiempo, capitulación de Barcelona (1714), y rendición de Mallorca (1715).
1.-LA NUEVA DINASTIA Y SUS MINISTROS.

Desde la perspectiva de la política interna española, la Guerra de


Sucesión (1701-1714) entre Felipe de Anjou, futuro Felipe V, y el archiduque
Carlos, supuso el fortalecimiento de la monarquía absoluta. La nueva
dinastía reinante en España era francesa, así como los principales miembros
del Gobierno y de la Corte (destacando entre ellos la princesa de los Ursinos, el
embajador Amelot, o el experto en finanzas Jean Orry), como consecuencia, en
España se impuso el modelo del absolutismo francés.
Felipe V (1700-1746), carecía de cualidades para desempeñar su
función, de personalidad débil y sometido a la influencia de sus dos mujeres, en
especial de la segunda (Isabel de Farnesio), su carácter inestable le llevó a
abdicar en su hijo Luis I (1724), que apenas reinó unos meses, recuperando

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tras su muerte el trono de nuevo. Durante el reinado de Felipe V ejercieron el
poder diversos ministros, destacando el cardenal Alberoni (italiano) y el barón
de Ripperdá (holandés). El gobierno de éstos resultó un fracaso en política
exterior y fueron sustituidos por una burocracia española absolutista y
reformista, entre cuyos miembros sobresalen: Macanaz y José Patiño. Tras la
muerte de Felipe V, su hijo Fernando VI (1746-59) cambia el rumbo de la
política exterior, comenzando un período de neutralidad internacional, aunque
tampoco intervino en el gobierno y dejó actuar a la siguiente generación de
burócratas: Carvajal y el marqués de la Ensenada (sobre todo este último),
que fue el político español más importante de la primera mitad del siglo XVIII.
La Ilustración española llegará con Carlos III (1759-1788), quien puso
en práctica el Despotismo Ilustrado en España, cuyo lema es “todo para el
pueblo, pero sin el pueblo”. La reforma del Gobierno se realizó sobre dos
principios básicos: centralización y uniformidad. En la España del XVIII se
acentuó el absolutismo real y el Estado es considerado como un dominio del
monarca, especificándose siempre que quien legisla es el rey (centralización), y
la uniformidad suponía que dichas medidas se aplicarían a todos los súbditos
por igual, pues el objetivo de estas reformas era evitar los privilegios locales y
forales. El de Carlos III fue el reinado de mayor prosperidad del siglo XVIII, a
pesar de que la Ilustración se desarrollará más tarde que en el resto de
Europa d e b i d o a l a d e b i l i d a d de l a burguesía, a l conservadurismo de
los intelectuales y de la Iglesia, y a la debilidad de l a s c lases medias.

2.-REFORMAS DEL GOBIERNO Y LA ADMINISTRACIÓN.

2.1-Creación de una nueva Administración central.

El sistema tradicional de los Austrias, basado en los Consejos


(controlados por la nobleza) fue relegado, y el Consejo de Estado quedó
reducido a un papel testimonial; el Consejo de Castilla se convirtió en el más
importante y llegó a serlo de todo el reino. Los secretarios, antecedentes de
los actuales ministros, se convirtieron en funcionarios imprescindibles en el
gobierno de los Borbones. Las cinco secretarías de despacho principales
fueron: Estado, Guerra, Marina e Indias, Gracia y Justicia y Hacienda.

2.2-Supresión de los privilegios de los reinos orientales.

Durante la Guerra de Sucesión los reinos orientales se habían rebelado


contra Felipe V, por lo que se ordenó la supresión de sus instituciones y
privilegios, se aplicaron los Decretos de Nueva Planta en Valencia (1707),
Corona de Aragón (1711), Mallorca (1715) y Cataluña (1716). Estos decretos
suprimían los fueros, las Cortes y sus diputaciones, incluida la Generalidad. En
su lugar se imponían en líneas generales las leyes, instituciones y cargos de
Castilla. Los virreyes fueron suprimidos, la lengua castellana se impuso en la
administración, se prometía el acceso de todos los súbditos de la corona a los
cargos públicos, se suprimieron las aduanas y los puertos secos que
obstaculizaban y encarecían el comercio interior. Pese a todo, la igualdad
entre los reinos no fue total, pues los orientales conservaron buena parte de
su derecho civil y costumbres locales. Se estableció un nuevo sistema
tributario que fijaba un cupo de recaudación para cada reino, denominado

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catastro en Cataluña, equivalente en Valencia, contribución única en Aragón y
talla en Mallorca. Las provincias vascas y Navarra conservaron sus fueros y
sus aduanas, pues habían apoyado a Felipe V durante la guerra, y Navarra
mantuvo además sus Cortes y su virrey. En esta unificación política e
institucional del Estado debemos ver también la plasmación de los proyectos
de la época del Conde-Duque (s. XVII).

2.3-Diseño de una nueva Administración territorial.

Se crearon nuevas figuras políticas y administrativas: intendentes y


capitanes generales. El cargo de intendente quedó establecido a partir de
1749, y controlaba una circunscripción de tamaño medio (cercana al concepto
actual de provincia), en cuya capital debían residir, tenían competencias en
policía, justicia y hacienda, fiscalizan la administración del territorio
representando al rey, y son los funcionarios más eficaces de la política de
fomento que caracteriza el siglo. Este cargo es el antecedente de los
gobernadores civiles del siglo XIX. Los capitanes generales estaban en áreas
más delicadas desde el punto de vista defensivo, en los reinos orientales
reemplazaron a los virreyes y tenían funciones militares y judiciales.

2.4-Sometimiento de las Cortes.

Durante el XVIII se establecieron unas Cortes únicas que reunieron a


representantes (procuradores) de todos los territorios españoles con la
excepción de Navarra, había dos procuradores por cada una de las 36
ciudades con derecho de representación.

2.5-Reformas en el Ejército y la Armada.

Los Borbones se vieron obligados a reformar el Ejército, para ello se


suprimieron los tercios durante la Guerra de Sucesión y se sustituyeron por
unidades denominadas regimientos, cuyo objetivo era crear un ejército
permanente, para lo que se recurrió a un reclutamiento triple: voluntarios,
levas obligatorias de vagos y maleantes y la quinta (reemplazo de varones
no exentos de cada pueblo, que suponía una quinta parte del ejército).
Además, se creó una nutrida Guardia Real formada por soldados españoles y
flamencos (llamados valones). También era imprescindible contar de nuevo con
una Armada poderosa, los ministros Patiño y Ensenada crearon o reformaron
los principales astilleros españoles: El Ferrol, Cartagena y Cádiz, y el de la
Habana en Cuba. Consiguiendo crear una de las principales fuerzas navales
del momento, la Real Armada era capaz de operar en cualquier océano de la
tierra, con unos buques construidos con la más moderna tecnología.

2.6-El control sobre la iglesia.

Los Borbones aplicaron en España el regalismo: defensa de las


prerrogativas regias frente a las eclesiásticas, su culminación lo constituyó la
firma de un convenio o concordato con la Santa Sede (1753), que estuvo
vigente hasta el XIX y concedía a la Corona el derecho de Patronato

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Universal, por el que el rey presentaba al Papa sus candidatos a obispos y a
casi todos los cargos eclesiásticos.

3.-INTERVENCION DEL ESTADO EN LA ECONOMÍA.

El pensamiento económico del XVIII fue el Mercantilismo, en el que el


Estado era el impulsor de la economía, primando el interés nacional. El objetivo
era la mejora en el bienestar de sus súbditos buscando el aumento de
recursos, sobre todo fiscales. Para incrementar las finanzas se llevaron a cabo
tanto reformas fiscales, como creación de manufacturas reales y construcción
de obras públicas. Durante todo el siglo la balanza comercial fue deficitaria, por
lo que el erario público estuvo siempre en dificultades para conseguir recursos
con los que hacer frente al aumento del gasto interno. Así, pese a los
beneficios del nuevo régimen fiscal impuesto a la Corona de Aragón, siguieron
pesando las limitaciones estructurales del Antiguo Régimen, donde los
privilegiados no pagan impuestos. Es en este contexto donde aparecen las
políticas reformistas de Fernando VI.

3.1-Reformas Fiscales: se adoptaron medidas para solucionar el déficit


estatal: se rebajó el interés que debía pagarse por los “juros” (similares a los
bonos de deuda del Estado); además del impuesto único en los reinos
orientales, Ensenada intentó crear un impuesto único en proporción a la
riqueza que sustituyese a la pluralidad de gravámenes existentes, para lo que
se elaboró un censo, el Catastro de Ensenada, con los recursos y riquezas de
Castilla.

3.2-Manufacturas Reales: llamadas también “reales fábricas”, eran


grandes talleres exentos de impuestos y de derechos de aduana. Se trajeron
artesanos extranjeros y se elaboraban artículos de lujo destinados al rey y a la
corte. Tapices: Real Fábrica de Santa Bárbara (Madrid), porcelanas: Real
Fábrica del Buen Retiro, vidrios: Real Fábrica de San Ildefonso de Segovia;
otras se dedicaban a productos que eran monopolio del Estado, como la Real
Fábrica de Tabacos de Sevilla, etc.

3.3-Construcción de obras públicas: Ensenada fue el primer promotor


de obras públicas de la historia moderna de España. Su objetivo era fomentar
el comercio y la industria, mejorando los transportes y las comunicaciones de la
periferia con el interior de Castilla. Inició la construcción del Canal de Castilla
(Meseta norte), para transporte fluvial y regadío; la carretera de Guadarrama o
el camino de Reinosa (paso obligado desde Castilla a la cornisa cantábrica).

4.-REFORMAS ECONÓMICAS Y SOCIALES.

Carlos III intentó solucionar algunas cuestiones económicas y sociales.


Durante el XVIII hubo un continuo crecimiento demográfico: de 7’5 a casi
11’5 millones de habitantes, que estuvo acompañado de una expansión
agrícola y por la explotación de nuevas tierras. Pero no existía un mercado
interno capaz de absorber gran cantidad de mercancías industriales, y excepto
en Cataluña con las indianas (tejidos de algodón estampado), no había
ninguna industria importante.

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Carlos III tuvo como prioridad el impulso de la agricultura, así se debatió
la necesidad de una Reforma Agraria: “Tratado de la regalía de amortización”
de Campomanes, o el posterior “Informe sobre la Ley Agraria” de Jovellanos.
Los objetivos eran aumentar la producción agraria y lograr un mercado libre de
trabas institucionales, fomentar la estabilidad social creando un sector de
propietarios rurales y elevar los ingresos del Estado procedentes de la
agricultura, estableciendo un impuesto sobre las compras y las ventas.
Para conseguir estos objetivos se propusieron varias medidas:

- Modificación de la estructura de la propiedad : se sugirió, pero no se


abordó. Sólo se hicieron repartos de tierras incultas o pertenecientes a
los concejos, que pasaron a manos de las oligarquías locales, pues los
campesinos no tenían recursos para explotarlas.
- Libre comercio de cereales: tratando de abaratar su precio y de
acuerdo con las nuevas teorías económicas de la Fisiocracia
(contrarias al excesivo intervencionismo del Estado y para las que la
agricultura es la única generadora de riqueza), se suprimió la
denominada “tasa de granos”, pero no la de otros productos básicos.
- Limitación de los intereses ganaderos de la Mesta : intentando
favorecer ahora los intereses de los agricultores.
- Colonización de nuevas tierras: fue uno de los proyectos más
ambiciosos de la monarquía, elaborado por el ministro Campomanes y
encargado a Pablo de Olavide (1767), puso en marcha un plan para
repoblar Sierra Morena, asentando a seis mil colonos traídos de Europa.
La colonización dio lugar a las llamadas “nuevas poblaciones” (como
La Carolina o Santa Elena en Jaén, o La Carlota en Sevilla), que resultó
un éxito.
- Construcción de obras públicas : para mejorar las infraestructuras de
transporte y regadío. Construcción del Canal de Castilla, inicio del Canal
Imperial de Aragón; además se diseñó un plan radial de carreteras
que procedentes de Madrid llegaban a la periferia.
- Financiación de la deuda pública: apenas se modificó el sistema de
impuestos, y tras una etapa de cierto equilibrio financiero, el Estado se
endeudó de nuevo con el apoyo a los colonos americanos en su lucha
por la independencia. En 1782 se creó el Banco Nacional de San
Carlos y aparecen los “vales reales”, títulos de deuda pública que se
emplean como papel moneda y serían los primeros billetes de la historia
de España.
- En 1765 se puso fin al monopolio comercial de Cádiz , autorizándose
a otros ocho puertos españoles (Sevilla, Málaga, Alicante, Barcelona,
Cartagena, Santander, La Coruña y Gijón), a comerciar con las colonias
para satisfacer la creciente demanda de productos de los virreinatos
americanos.

CONCLUSIÓN:

Aunque las medidas reformistas de los ilustrados fueron positivas, la


España del siglo XVIII arrastraba un retraso respecto a los países europeos;
además la influencia de la Iglesia y en concreto de la Inquisición, hacía difícil la
entrada de nuevas influencias culturales.

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Desde el principio del reinado de Carlos III, éste se propuso convertir a
Madrid en una capital europea digna de la monarquía española. Se realizaron
varias reformas urbanas para adecentar la capital. La oposición de los
madrileños, que en parte debían financiarla, creó el malestar que estalló en el
motín de Esquilache; pese a ello se proyectó el Paseo del Prado, se
construyeron tres fuentes de tema mitológico (Apolo, Neptuno y Cibeles), y se
edificó el Museo del Prado o el Jardín Botánico, contribuyendo a la difusión del
Neoclasicismo en España. Los ministros que rodearon a Carlos III
(Esquilache, Aranda, Campomanes o Floridablanca), eran ilustrados que
llevaron sus ideas al gobierno. Las Sociedades Económicas de Amigos del
País, que buscaron la modernización de la sociedad en todos los ámbitos,
fueron un cauce para la actividad de los ilustrados españoles
Con Carlos IV, la oleada revolucionaria desde Francia hizo cambiar la
actitud de ilustrados como Floridablanca, que adoptó posturas más
conservadoras. En lo sucesivo los intelectuales se situaron a favor o en contra
de la Revolución.

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