Por que soy Ateo
Por que soy Ateo
Por que soy Ateo
1. Prólogo
2. Definiciones
3. Argumentos pro-teístas
4. Refutaciones
5. Dios y la ciencia
6. Argumentos de autoridad
7. Motivos para creer
Prólogo
Soy ateo. Pero me gusta decirle a la gente (ya que la mayoría son católicos) que soy libre
Pensante, suena muy romántico. No creo que Dios exista. Jamás me atrevería a asegurarlo,
claro está, de la misma manera que nadie debería asegurar que Dios existe, que lo conoce y
que sabe cómo piensa; pero mi buen juicio me dice que no hay nada que merezca el nombre
de Dios en este Universo.
Este documento quiere servir para varias cosas: una, como dice su título, explicar con claridad
qué razones tengo para estar en desacuerdo con miles de millones de creyentes de distintas
religiones, en un lenguaje "mío";
dos, explicar qué cosas implica el ateísmo para mí, y qué cosas no tienen nada que ver con el
ateísmo;
tres, dar, quizá, a alguna persona, un motivo para dudar de la existencia de Dios (no para
negarla, sólo para dudarla y molestarse en pensar seriamente sobre la cuestión).
Si el lector es un fanático religioso o un fanático ateo (los hay de ambos), este documento
probablemente les resulte molesto y ofensivo; donde hable de mis sentimientos sobre el tema
en esta página, será a modo de ejemplo, no de argumentación, porque lo que sentimos y
deseamos de todo corazón desgraciadamente no suele tener nada que ver con la realidad.
Mis razones para ser ateo son personales. Otros ateos probablemente tengan razones
parecidas, o quizá sean completamente distintas, pero el ateísmo no es una religión, ni tan
siquiera un sistema filosófico que debamos respetar o rechazar en bloque; es únicamente la
simple ausencia de una creencia en dioses. Por supuesto, esto no quiere decir que las razones
expuestas sean completamente subjetivas, "mi verdad", como se dice en estos pobres tiempos
posmodernos. En cuanto puedo, prefiero callarme "mis verdades" y hablar de la Verdad.
Definiciones
"Cuando yo utilizo una palabra, significa exactamente lo que yo he elegido que signifique... ni
más ni menos." (Humpty Dumpty, en "Alicia en el País de las Maravillas", de Lewis Carroll)
Dios: una entidad con poderes superiores a los de los seres humanos, a los que generalmente
ordena que hagan o dejen de hacer cosas, o simplemente imparte conocimientos y preceptos;
se considera una entidad sobrenatural porque sus poderes sobrepasan las leyes de la
naturaleza, la cual, en algunas versiones del concepto, fue creada por él. Con mayúscula y sin
artículo, se refiere a la deidad suprema de los judíos, cristianos y musulmanes, las tres
religiones monoteístas mayores, pero en este documento se extiende el concepto para cubrir a
los dioses de la religión hindú, de las antiguas religiones griega y romana, y otras.
Teísmo: (del griego theos, "dios") la creencia de que existe un dios personal (genéricamente
"Dios"), que ha creado el mundo e interviene en él, a veces contactando con los seres
humanos. Es un dios como el Dios judeocristiano tradicional.
Deísmo: (del latín deus, "dios") la creencia de que el mundo fue creado y "puesto en marcha"
por un dios, personal o impersonal, indiferente, que no interviene en él sino que lo observa; es
un "Dios-relojero" que arma el mecanismo y le da cuerda, el Dios en que creía Newton.
Ateísmo: (del griego a-, prefijo negativo, y teísmo) la no creencia en la existencia de Dios, o la
creencia de que Dios no existe y no puede existir. Generalmente se asocia con un
descreimiento en todo lo sobrenatural y en entidades personales por encima de los humanos.
El ateísmo tiene muy mal prestigio . Todas las religiones están en último término en guerra
unas contra otras (o en una tregua difícil), pero todas se unen para hablar mal del ateísmo,
porque el ateísmo rechaza la fe ignorante que las sustenta a todas ellas. Veamos algunos
malos entendidos difundidos por la religión.
El ateísmo es lo opuesto al teísmo, pero esto no significa que los ateos rechacen a Dios, como
muchas autoridades religiosas (personas y documentos) dicen; el ateo promedio no afirma
"Dios no existe" sino "no creo en ningún dios". Ésta es una distinción importante.
El ateísmo (en su forma más común, conocida como "débil") no es una creencia en la
inexistencia de Dios, sino un descreimiento. Como el ateo no cree en Dios, tampoco cree en
sus acompañantes usuales (demonios, ángeles, santos, vírgenes) y todo lo anterior y lo que
sigue se aplica a ellos.
Algunos teístas muy intolerantes dicen que Satanás nos engaña haciéndonos creer que Dios
no existe, o que en realidad sabemos inconscientemente que Dios existe y experimentamos
una "negación" psicológica para no reconocer esta verdad que nos obligaría a cambiar
nuestras vidas. Esto es una tontería. En verdad, uno de los argumentos más interesantes en
contra de la existencia de Dios es la cantidad de ateos que hay en el mundo (algunos dicen un
10%, otros un 1%; de todas maneras somos millones es decir somos la menor minoría), y el
hecho de que haya tantos dioses y versiones de Dios. Si un Dios existiese, razonamos, su
presencia sería clara e inconfundible. Con todo su poder, con su mera gloria y esplendor, no
dejaría lugar a dudas sobre su apariencia y propósitos, y mucho menos sobre su existencia.
Otros teístas dicen que negar la existencia de Dios es negar todo lo que es sagrado, todo lo
que es bueno, lo sublime, lo que nos trasciende, lo que nos hace ser humanos. O sea, que
somos pobres diablos desalmados e inmorales (o amorales). Esto es una tontería, como
pueden decir muchos que tienen amigos ateos. Somos tan morales o tan inmorales como el
promedio, y cuando hacemos una buena acción la hacemos porque es buena, no porque nos
gane un lugar en el cielo ; cuando dejamos de hacer algo malo, no lo hacemos porque nos dé
culpa que Dios nos mire, sino porque es malo; y si cometemos una falta, no nos ponemos de
rodillas a pedir perdón a las nubes, o a un sacerdote, sino que pasamos directo a reparar la
falta y pedimos perdón a quien le corresponde, al afectado.
Tampoco es cierto que no haya cosas sagradas ni sublimes para nosotros. Algunos ateos
serán más materiales que otros, algunos serán escépticos o depresivos (le puede pasar a
cualquiera), pero en general creo que todos amamos a nuestros padres, hermanos e hijos, a
nuestras parejas sentimentales, a nuestros amigos; todos podemos apreciar una canción o una
puesta de sol. No nos arrodillamos frente a altares de mármol ni crucifijos de madera(aunque al
hacerlo sea por respeto a igual que saludar a otra bandera ), pero muchos sentimos reverencia
y asombro ante una montaña o a la perfección de los organismos . Para los teístas estas cosas
quizá sean materiales, o simples reflejos imperfectos de Dios, y así, no las respetan como
debieran.
Otra cosa que se dice es que el ateísmo es una religión cuyo dogma es "Dios no existe, yo soy
mi propio dios", y que tenemos tanto que demostrar como los teístas. Como ya se dijo, es falso
que el ateo promedio esté tan seguro. Muchos ateos lo somos porque "Dios" es un concepto
sin significado razonable para nosotros (nos llamamos no-cognotivistas), una entidad que, si
existiese, sería demasiado grande para hablar de ella con algún sentido. Otros lo somos
porque la única religión que hemos tenido se ha demostrado falsa. En todo caso, no porque
tengamos absoluta seguridad de que Dios no exista, lo cual es imposible. El ateísmo es una
actitud a la que uno llega, no una decisión que uno toma. Cuando uno no cree en Dios, a pesar
de la presión social que muchas veces tiene que soportar, es generalmente porque no puede, y
no desea forzarse a poder, o fingir que puede. En estas condiciones, uno no tiene que
demostrarle nada a nadie. Repito, el ateo no tiene que demostrarle nada a nadie. Nadie va por
ahí predicando que los duendes existen y que los que no creen en duendes deben demostrar
su inexistencia; mientras no haya pruebas de que los duendes existen, no creer en ellos es de
puro sentido común. En todo tipo de discusión sobre cosas hipotéticas y no obvias, el que debe
aportar pruebas es el que afirma, no el que niega.
Argumentos pro-teístas
Los creyentes de todas las épocas han sentido la necesidad de demostrar que su Dios existe,
lo cual resulta desde ya sospechoso (un Dios como se debe, en mi humilde opinión, tendría
que ser obvio, especialmente si es bueno y quiere que creamos en Él, y nos manda al infierno
si no lo hacemos). He aquí algunos.
Las Cinco Vías: éstos son cinco argumentos lógicos que intentan probar la existencia de un
Dios creador, anterior a todo el Universo, e infinitamente bueno. Las Cinco Vías fueron creadas
por el teólogo Tomás de Aquino (a quien la Iglesia Católica proclama como santo, a pesar de
que consideraba inferiores y deficientes a las mujeres y de que estaba a favor, no sólo de
censurar o encarcelar, sino de ejecutar a los herejes). Algunas de las Cinco Vías tienen una
gran fuerza argumental, y en su tiempo eran casi imbatibles, pero no pueden ser utilizadas
seriamente como argumentos hoy en día.
Por ejemplo, un par de las Vías hablan de Dios como Primera Causa y Primer Motor. Todo lo
que observamos es efecto de una causa que lo precede; nada en el Universo se causa a sí
mismo, dice una de las Vías. Si retrocedemos en el tiempo, inevitablemente tenemos que llegar
a una Causa que no tuvo antecesora, porque si no, tendríamos lo que se llama una regresión
infinita. En la época de Tomás de Aquino esto no era tan obvio como parece, pero hoy
sabemos que el Universo no puede ser eterno hacia el pasado, porque su entropía o desorden
total tiende a aumentar (esto es una ley física indiscutible), de manera que al pasar el tiempo
las diferencias de temperatura entre distintos puntos se achican y finalmente todo termina en
equilibrio, sin movimiento posible más que el dado por el azar, a una temperatura uniforme.
Si el Universo fuese eterno, la entropía habría llegado a su máximo hace una cantidad infinita
de tiempo, y no existiríamos. Bien, como decía, Tomás de Aquino dice que debe haber una
Primera Causa que no tuvo antecesora, y esa causa debe ser Dios. De la misma manera, habla
de cosas que se mueven, y que no se mueven a menos que otra cosa las empuje; mecanismos
que se ponen en marcha sólo cuando alguien los acciona. El Primer Motor, el que movió por
primera vez al Universo, debe haber sido Dios.
Tomás habla también de las virtudes, y de que todo posee virtud en un cierto grado (la falta
relativa de virtud es llamada vicio). La virtud de cada cosa y criatura puede ser puesta en una
escala, desde lo más vicioso hasta lo más virtuoso, y eso para cada virtud. Por lo tanto, dice
Tomás, debe haber un tope para esta escala, un infinito, y el ser que posee todas las virtudes
en cantidad infinita es Dios.
Otro santo (San Anselmo) propuso otra demostración famosa de la existencia de Dios, de la
cual no dispongo aquí, y que no citaré (no la entiendo, y no creo que a ningún lector convenza,
suponiendo que él o ella si la entienda).
Una versión más resumida de algunos de los puntos de las Cinco Vías es el llamado
Argumento Cosmológico, o Argumento Kalam (kalam es una palabra árabe, que según creo
significa "comienzo").
(Queda, como a Tomás de Aquino, demostrar que la causa es Dios, y específicamente el Dios
judeocristiano, pero ése es otro tema.)
Más cerca de nuestros tiempos, y de la mano del movimiento creacionista (propulsado por
fundamentalistas, generalmente norteamericanos, que afirman que la Biblia debe ser leída
literal y no figurativamente), tenemos el Argumento del Diseño. Los creacionistas creen que
Dios creó el Universo y el hombre, aunque algunos están dispuestos a aceptar que no
necesariamente fue una pareja en un jardín y en exactamente seis días, y creen sobre todo que
Dios impuso un plan y una intencionalidad a la creación. Dicen que el Universo tiene leyes
finamente ajustadas para la existencia de seres como nosotros, y que los seres vivos son muy
complejos como para haber surgido de una evolución guiada por las fuerzas impersonales del
azar y de la selección natural; por lo tanto, afirman que Dios impuso las leyes y el orden,
guiando el desarrollo del Universo según Su Divino Plan.
Estos han sido los argumentos pro-teístas más conocidos. Procedo ahora a refutarlos.
Refutaciones
Las Cinco Vías no son tan difíciles de refutar como parecen. La que habla de la escala de las
virtudes lo hace como si las virtudes fueran objetos concretos que se pudieran pesar y medir, y
asumiendo que el vicio es la mera ausencia de virtud. Esto es una base de la doctrina cristiana,
pero ¿por qué no considerar a los vicios como objetos medibles también? (Eso crearía la
necesidad de otro Dios, un Supremo Malvado, que no puede existir; incluso Satanás es una
criatura de Dios, y no tiene Sus poderes, en la teología cristiana.) De todas maneras, no es
lógico pensar que toda escala tiene que tener un límite infinito, o un límite de cualquier clase. Si
yo ordeno un conjunto de personas por su altura y aplico ese razonamiento, tengo que decir
que debe haber alguien infinitamente alto, lo cual es absurdo. El infinito es un concepto
matemático que se usa con rigor sólo en matemáticas, y con mucho cuidado; no es un número,
ni tampoco se encuentra en la realidad concreta.
El asunto del Primer Motor y la Primera Causa se reducen a un solo argumento, y la respuesta
es la que dio el filósofo Bertrand Russell hace décadas:
"Si todo debe tener una causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin
causa, tanto podría ser el mundo como Dios, así que ese argumento no tiene validez."
(Bertrand Russell, "Por Qué No Soy Cristiano")
Para empezar, la primera premisa es inválida. La física moderna sabe desde hace tiempo que,
debido al llamado Principio de Incertidumbre (uno de los pilares de la mecánica cuántica), es
posible que aparezcan pares de partículas literalmente de la nada, que se aniquilan y
desaparecen en un tiempo demasiado corto para observarlas directamente, pero cuyos efectos
pueden ser medidos. Esto no viola ninguna ley física, y de hecho ocurre todo el tiempo. El
sonido que sale de un parlante, aun el más aislado de las interferencias, nunca es "puro";
siempre hay pequeños ruidos parásitos. Ese ruido imposible de eliminar es el ruido que
producen partículas cargadas virtuales al aparecer, interfiriendo brevemente con los canales
eléctricos que transportan el sonido, con los circuitos electrónicos que lo producen, y
literalmente con todo lo que haya en medio. Por lo tanto, la premisa número 1 del Argumento
Cosmológico es inválida: hay efectos sin causa. Sin causa a priori, se podría aclarar; la causa
es evidente después de que ocurrió el suceso, pero antes es impredecible, y de hecho, por
definición, no queda ningún registro posterior de ella.
Además, la segunda premisa parece que también es inválida. El Universo no tuvo un comienzo.
Para que algo comience, debe haber un momento en el tiempo en que no hubiese comenzado,
y un momento posterior en que estuviese en marcha. Pero si la teoría del Big Bang es
verdadera, el espacio y el tiempo aparecieron juntos; no hubo nada antes del Universo porque
el concepto de "antes" no estaba definido. (Incluso San Agustín afirmaba esto.) Otras teorías
rivales (porque el Big Bang no está en absoluto probado) afirman que el espacio tiempo no
tiene borde, sino que es como la superficie de una esfera, que sin ser infinita tampoco tiene un
límite, sino que se curva sobre sí misma. En este caso tampoco hay un punto de comienzo,
literal o figurativo. Finalmente, una teoría en boga hoy en día (y con méritos) afirma que el
Universo (lo que nosotros llamamos así) surgió de una fluctuación del vacío de un universo
"anterior", exactamente como surgen de la nada las partículas virtuales de las que hablábamos.
Es teóricamente posible que nuestro propio Universo esté engendrando otros en este preciso
instante.
Cabe preguntarse qué pasa si estas teorías alocadas son simplemente eso que uno piensa,
locuras. Bien, es perfectamente posible, pero un ser humano sensato debe resistir la tentación
de poner a Dios en los lugares donde no llega su conocimiento. Por mi parte, estoy
perfectamente conforme con decir "no sé" (difícil, pero desarma a cualquier adversario en una
discusión).
Dios y la ciencia
Esto que acabo de mencionar es un problema para muchos. Los ateos que lo lean dirán que es
como abandonar el campo; los teístas dirán que efectivamente es un abandono del campo, y
que la única solución para esta ignorancia, solución que no queremos aceptar, es Dios.
Sin embargo, esto proviene una confusión sobre el papel de la ciencia. Nadie dice que la
ciencia tenga que ser una religión, o que deba tener todas las respuestas. La ciencia formula
teorías. Una teoría no es, como dijo Isaac Asimov refiriéndose a lo que piensan los
fundamentalistas, una idea que uno armó después de una noche de borrachera. Una teoría es
una estructura formal que resume observaciones, plantea hipótesis y las explica
tentativamente, haciendo predicciones que pueden ser testeadas. Karl Popper, un estudioso y
filósofo de la ciencia, decía que una buena teoría debe ser falseable, o sea, que debe poder
probarse falsa de alguna manera.
Por ejemplo, la teoría de Newton sobre las fuerzas y la gravedad explica los movimientos de los
planetas y permite predecirlos. Si un planeta comenzara a moverse de una manera distinta a la
predicha, entonces la teoría de Newton resultaría falseada. Newton, siendo un buen científico,
no insistiría, no instituiría un dogma ni quemaría a sus "herejes" en una hoguera, sino que se
pondría a corregir su teoría. Tal como resultaron las cosas, la teoría de Newton fue falseada
por la de la relatividad, de Einstein, cuando se descubrió que el perihelio del planeta Mercurio
(el punto en que está más cerca del Sol se desplazaba levemente en cada órbita. La
pequeñísima desviación provenía de los efectos relativistas provocados por la inmensa masa
del Sol y la elevada cercanía y velocidad orbital de Mercurio. Desde luego, la teoría de Newton
sigue siendo válida (una muy buena aproximación) para todo el resto de los planetas, al igual
que para los objetos en la Tierra; sólo hay que recurrir a la relatividad cuando se requieren
medidas muy precisas, como las de un posicionador GPS.
Culpar a la ciencia de querer conformarnos con teorías en vez de con hechos ciertos es reflejo
de una gran ignorancia, al igual que presentar teorías como hechos. Pero peor aún es
pretender que, como la ciencia no da seguridades, debemos abandonarla y confiar en la
religión, explicando lo desconocido o dudoso con un simple y generalizante "Dios lo hizo".
Incluso nuestro lenguaje refleja cómo en realidad sabemos que esto es ridículo. "Dios sabe"
significa "no tengo idea". "Dios proveerá" significa "confío en que algo me sacará del lió". "Dios
lo va a castigar" significa "va a salirse con la suya mientras viva". "Dios lo hizo" quiere decir que
no sabemos cómo se hizo, y no nos importa saber; que confiamos tan poco en la inteligencia y
la capacidad humanas que creemos firmemente que jamás habrá manera de saber.
Este Dios que ocupa los huecos de la ignorancia humana es conocido, apropiadamente, como
"el Dios de los Huecos" (en inglés, "God of the Gaps"). Dado el avance de la ciencia en los
últimos siglos y en particular durante el último, este Dios se ha estado encogiendo a un ritmo
alarmante para muchos. Algunos se encierran en lo antiguo, como los fundamentalistas que
obligan a sus hijos a abstenerse de leer y ver TV salvo para leer la Biblia y ver programas de
adoctrinamiento. Otros, más astutamente, hacen como que aceptan a la ciencia, pero le
adosan la fe como "complemento" (cuando en realidad la fe y la ciencia se contradicen en su
misma base) y adornan las teorías científicas en boga con aditamentos teológicos. Éste ha sido
el camino seguido por la Iglesia Católica.
Debe quedar claro que Dios y la ciencia no son incompatibles; sí es incompatible el método
científico con los principios que llevan a los creyentes a estar seguros de que su Dios es el
Único Dios Verdadero, o incluso que su Dios es todo lo que dicen que es. La fe es creer sin
pruebas o a pesar de las pruebas; la ciencia es creer en las cosas que han resistido las
pruebas con éxito, y guardar silencio sobre lo que no se sabe. Dicho con esas palabras,
obviamente, la ciencia es en principio puro sentido común (aunque no siempre).
Argumentos de autoridad
A veces las consecuencias de una "programación" errónea durante la niñez son terribles. Los
traumas, las inhibiciones, todo queda grabado de manera indeleble o casi indeleble sobre
nuestras mentes. Si mamá nos golpeó muchas veces, es casi seguro que nuestro cerebro
infantil grabe el mensaje de "para obtener obediencia, hay que golpear", y que de adultos
golpeemos a nuestros hijos.
La religión es una de esas cosas que heredamos, queriendo o no, de nuestros padres. Los
creyentes no deben nunca olvidar que, en su mayoría, son miembros de la "verdadera" religión
por pura casualidad, por haber nacido en un hogar y un país determinado, no por su fe o su
buen juicio.
Otros factores influyen para que aceptemos nuestra religión. No sólo nuestros padres nos
educaron en ella, sino que gente a la que admiramos la sigue también. Es aceptada en la
sociedad. Sus sacerdotes son considerados gente especial, distinta, más cercana a Dios, y
ellos predican esa religión. Algunas religiones, como el catolicismo, tienen figuras (vivas o
muertas, reales o míticas) que hablan con toda autoridad de las bondades de la religión.
¿Cómo nos atrevemos los ateos a renegar de lo que nuestros padres nos enseñaron, de lo que
dicen los sacerdotes (que literalmente estudiaron para ser intermediarios de Dios), de lo que
dice un Papa, un Gran Rabino, un Swami, una Teresa de Calcuta, un Martin Luther King, un
Mahatma Gandhi?
La verdad es que todas estas figuras y muchas más han dicho cosas inspiradoras y han jugado
un papel importante en el mundo, pero todos ellos han sido humanos, con sus propios
prejuicios y sus propios condicionamientos, y tan falibles como cualquiera. Con mayor o menor
tolerancia, con fines transparentes u ocultos, han hablado de lo que está bien para ellos; nada
hay que nos pruebe fehacientemente que hayan hablado de parte de Dios, o según la voluntad
de Dios. Tampoco las sagradas escrituras en que pueden haberse basado, aunque tengan
parte de verdad y de utilidad y de sentido moral, son inspiradas por Dios, a menos que creamos
lo que ellas mismas proclaman (lo cual es una forma de argumentar en círculo).
Personalmente no creo en las instituciones que dicen conocer a Dios porque, si hubiera un
Dios (el que no crea en ninguno no es un obstáculo para proponer hipótesis), Él probablemente
sería una entidad muy compleja, y tengo la fuerte sensación de que no seríamos capaces de
entenderlo si Lo encontrásemos. Los teístas generalmente están de acuerdo con esto último
(excepto la parte condicional del final), pero sus autoridades tienden a olvidarse. Los clérigos y
los teólogos hablan sobre Dios como si Él fuese un objeto concreto que han estudiado y una
persona a la que han conocido íntimamente por años; esto estaría muy bien, y yo me sentiría
inclinado a aceptar sus dichos, si pudieran al menos mostrarme pruebas de que este objeto o
persona es real para empezar. De otra forma, todo puede ser un simple juego de la
imaginación.
Mi lector creyente debe estar en este punto, y muy comprensiblemente, cansado de filosofía y
argumentos. Estoy de acuerdo. No es por esto que no creo en Dios, en realidad. Éstas son las
razones que puedo dar cuando la gente no entiende nada más, aunque suenen más bien como
excusas complicadas.
La existencia de Dios es difícil (yo diría imposible) de probar. Dios es una hipótesis
increíblemente complicada. Dios no puede percibirse con nuestros sentidos normales salvo
cuando realiza un milagro, y entonces no podemos saber si en realidad fue un milagro. Es más
sencillo (más económico, se dice en términos científicos) suspender la creencia en Dios, ya que
es tan difícil de probar y aparentemente tan difícil de entender. Por lo tanto, los ateos estamos
del lado bueno del argumento: como ya dije antes, no necesitamos probar nada. Esa carga
descansa sobre el creyente.
Las explicaciones de mi descreimiento son sólo para clarificar, para poner las cosas en orden, y
para exponerlas ante los que dudan y necesitan ayuda (como yo en un momento). No necesito
ninguna de ellas, en realidad. No es que no crea en Dios porque haya estudiado estos
complicados argumentos; ellos vinieron después. Así que ¿cuáles son mis motivos?
No creo en Dios por la misma razón por la que no creo en otras cosas que la gente común no
cree, como Papá Noel o la generación espontánea. Papá Noel no existe; no puede existir en
nuestro universo, por ciertas razones. Quiero preguntarle al creyente de qué manera es
diferente Dios que Papá Noel. Después de haber logrado de alguna forma refutar los
argumentos naturales y filosóficos, todavía se puede decir que uno "siente" a Dios "en su
corazón", siente que no puede dejar de existir. Pero cuando uno era un chico, sentía a Papá
Noel en el corazón, tarde, en la noche de Navidad... y eso no significa que haya sido verdad.
Simplemente era un anhelo, un ideal infantil. Pero el mundo es mucho más duro que eso.
Esto no es blasfemia. No busques ofensa donde no se intenta ofender. Éstas son preguntas
honestas. Yo ya las he respondido en lo que a mí respecta, después de mucho meditar. Haz lo
mismo, si puedes
Carlos Nava
"la religión es como una escalera, nos puede ayudar mucho pero también si no esta bien
puesta puede hacer que caigamos y nos lastimemos"
""Yo digo que ambos somos ateos. Yo simplemente creo en un dios menos que tú. Cuando
entiendas por qué descartas a todos los otros posibles dioses, entenderás por qué yo descarto
al tuyo."
Carlos Nava