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EL CAMINO TOLTECA
Incluso la escritura y el discurso, sean didácticos o poéticos, tienen como objetivo final guiar
al lector al conocimiento perceptivo del que partió el autor; si no tienen este objetivo son de
mala calidad. Por esta razón, la contemplación y observación de todo lo real, en la medida que
presenta algo nuevo al observador, es más instructivo que toda lectura y escucha al respecto.
ARTHUR SCHOPENHAUER.
Sé un guerrero; acalla el dialogo interno; elabora tu inventario y después deshazte de él. Los
nuevos videntes hacen inventarios precisos y después se ríen de ellos. Sin el inventario, el
punto de encaje se libera.
ÍNDICE:
PARTE 1. EL TOLTECA.
PARTE V. INTENTO
CAPÍTULO 14. Rastrear el intento
CAPÍTULO 15. Educar el intento
CAPÍTULO 16. Sobre la pista
CAPÍTULO 1
SALIR DE LA TIERRA PLANA
Con la publicación de este libro acabo una de las tareas que me encomendó don Juan Matus,
el vidente indio con el que muchos nos hemos familiarizado a través de los libros de Castane da.
En ellos, Castaneda nos presenta la filosofía y las prácticas de don Juan para desarrollar la
percepción. Me encontré con don Juan por primera vez mientras caminaba por el paseo
Speedway, una de las principales avenidas de Tucson. Iba a llegar tarde a mis clases en la
universidad, por lo que simplemente le miré distraídamente y seguí adelante a toda prisa. Al
llegar a clase, sentí que me recorría un flujo de energía y eso me indicó que aquel indio tan
sereno con el que me había cruzado era don Juan. Volví a verle un par de días después, esta
vez en un pequeño mercado en el extrarradio de la ciudad. Me acerqué a él y mantuvimos una
breve conversación; me sentía demasiado intimidado como para permanecer mucho tiempo en
su presencia.
A lo largo de los años siguientes, nuestros caminos se cruzaron muchas veces y en cada
ocasión me ofreció una lección sobre los misterios de la atención. Posteriormente, cuando me
trasladé de Arizona a Florida, sus instrucciones continuaron a través de sueños y visiones.
El encuentro con don Juan marcó el final de un viaje y el principio de otro. Antes de
conocerle estaba totalmente inmerso en los libros de Castaneda. La práctica diaria y rigurosa
de las técnicas descritas en sus libros era la única forma de asegurarme algún al ivio para el
dolor que me producía mi úlcera abierta. El equilibrio proporcionado por esta disciplina me
permitió curarme de mi enfermedad. Más adelante, gracias a las instrucciones de don Juan y a
la práctica continuada, emprendí otro aprendizaje dentro de su tradición de exploración de la
conciencia. Posteriormente don Juan me encargó escribir dos libros que trabajaran el material
de Castaneda.
En el curso de esta tarea, cambié algunos de los términos usados por Castaneda. Estos
cambios son plenamente compatibles con las enseñanzas de don Juan. Él mismo menciona que
Julián, su profesor, cambió algunos de los términos para que le encajaran mejor. La única
directriz es que los cambios tienen que ser verificados a través del ver (Fuego, 60)(*). Desde
esta perspectiva, el cambio de términos nos permite contemplar sus conceptos desde distintos
ángulos. Como dice Clarissa Estes en su libro Women Who Run With Wolves, los términos crean
un territorio para el pensamiento y el sentimiento. Nos dan un lugar donde vivir, comenta. En
otras palabras, los términos dan forma a lo percibido. El truco consiste en aprender a manejar
este territorio para que las fronteras no se conviertan en barreras.
(*) Citas procedentes del trabajo de Carlos Castaneda, utilizadas en el texto según el
siguiente código;
El número de las páginas de estas citas se refiere siempre a la edición inglesa de estas
obras; no obstante sirven como orientación para hallarlas en las ediciones en lengua castellana.
(N. del E.)
Por ejemplo, en lugar de utilizar el término «brujería» para describir el sistema que enseña
don Juan, yo lo llamo el Camino Tolteca. Por tanto, un practicante es un tolteca más que un
brujo. Dos compatriotas de Castaneda que también han publicado relatos de sus interacciones
con don Juan utilizan el término «brujería», como Castaneda. Florinda Donner en Ser en el
ensueño, y Taisha Abelar en Donde cruzan los brujos, se refieren a la brujería como un medio
para expandir la percepción. La brujería es una práctica absolutamente abstracta y así, las
connotaciones malignas que a menudo matizan el término son evitadas automáticamente.
Nada que discutir sobre esto, pero el uso del término «tolteca» evita connotaciones erróneas y
también reconoce una forma particular de desarrollar la percepción. Cuando se tiene una visión
del mundo y técnicas diseñadas para tomar conciencia de ese mundo, hay influencias
específicas que conforman la percepción. Este término también recoge las referencias que don
Juan hace a sus antepasados toltecas.
Otro término que he cambiado es «acechar» por «rastrear». En este caso también he
querido retirar las connotactones negativas asociadas con el término «acechar». Además,
aunque el término «rastrear» es aplicable a rastrear un objetivo o una presa, también describe
un alineamiento de energías. El alineamiento preciso entre uno mismo y lo que uno busca
produce una toma de conciencia y así se logra el objetivo. Ajustar el «rastreo» (tracking) de un
aparato de vídeo, es sintonizar los cabezales hasta alinearlos con la cinta de cassette y así
recibir la mejor imagen y el mejor sonido. De la misma manera, los humanos tenemos la
habilidad de alinearnos con, o de rastrear, gran variedad de percepciones. Por ejemplo, piensa
en cómo te sientes cuando entras en contacto con alguien que es importante para ti. En esos
momentos sabes que estás conectado de alguna manera; has logrado un alineamiento con esa
persona. La cualidad del alineamiento determina la cualidad de lo que percibimos.
El cambio del término «guerrero» por el de ranger es, con mucho, el que más controversia
ha suscitado. Las analogías con la guerra y su preparación son muy escasas en los libros de
Castaneda. El término «guerrero» puede evocar imágenes de actividades hostiles y el cambio a
«ranger» nos proporciona un tono menos militar. Además, he querido retirar las connotaciones
de reglamentación, de tener que comportarse de una manera determinada. Por otra parte,
también sentía la necesidad de ofrecer un término que refleje el aprendizaje, la lucha y la
devoción por la libertad que muestran los toltecas. Paradójicamente, este cambio tambié n es
un tributo a los rangers del ejército de los Estados Unidos y miembros de operaciones
especiales de las fuerzas armadas. A lo largo de los años, mi vinculación con este tipo
particular de guerreros me ha mostrado que están bien entrenados, son compete ntes,
dedicados, confiados y serenos en relación a las realidades de la guerra. En resumen, cumplen
invariablemente con las condiciones que menciona don Juan para «ir hacia el conocimiento o a
la guerra» (Enseñanzas, 58). En el sentido tolteca, la palabra «ranger» indica un nivel básico
de disciplina, y es esa integridad personal la que permite la evolución posterior.
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Dentro del Camino Tolteca hay varios senderos, cada uno de ellos definido por un linaje
particular. Es como si hubiera un mundo tolteca y ese mundo tuviera varios países con distintas
culturas. De la misma forma que los humanos tenemos diferencias culturales y raciales pero
compartimos rasgos comunes, los linajes toltecas también tienen diferencias y comparten
rasgos comunes.
Aunque El camino tolteca está relacionado específicamente con el linaje de don Juan y
Castaneda, en ocasiones he tomado material de otras fuentes. Así disponemos de un contexto
más amplio y vemos que los toltecas no residen en el vacío. Además, el hecho de que el
trabajo tolteca pueda ser relacionado con el de quienes no son toltecas muestra que sus
enseñanzas son aplicables a la humanidad en general y, por tanto, no son exclusivas ni
aberrantes.
Para realizar la tarea de escribir este libro, subrayé todos los de Castaneda y tomé gran
cantidad de notas que detallaban los efectos que me produjo la puesta en práctica de su
material. Después las comparé con la influencia personal de don Juan. Descubrí que Castaneda
había logrado trasmitir el núcleo esencial de las enseñanzas de don Juan.
Con Las enseñanzas de Don Juan, Castaneda entró en la contracultura popular de finales de
los sesenta. Como estudiante de antropología de la Universidad de California en Los Ángeles,
en primer lugar investigó el uso que hacía don Juan de las plantas psicotrópicas. También
participó en otras prácticas toltecas, como la marcha de poder, borrar la historia personal y
usar la muerte como consejera.
No conocí la existencia de Castaneda hasta la publicación de Viaje a Ixtlán. Este tercer libro
de Castaneda, bajo el titulo de Sorcery: A Description of the World fue su tesis doctoral.
Castaneda sigue siendo un autor controvertido, lo que en parte es debido al estilo novelado de
sus libros. Muchos piensan que pertenecen al género de ficción. El contrapunto de esta opinión
nos lo ofrecen Donner y Abelar que, por estar asociadas con don Juan y ser miembros del
equipo de Castaneda, están en la posición de ofrecernos relatos de primera mano. Sus libros
nos proporcionan pruebas claras de la legitimidad de Castaneda y por ende de la de don Juan.
Para opinar sobre los libros de Castaneda es importante tener en cuenta algunos hechos
básicos. En primer lugar, don Juan habló a Castaneda, no nos habló a nosotros. No conocemos
las inflexiones de su voz, las expresiones de su cara, sus gestos, o el contexto completo de su
trabajo con Castaneda. Además, don Juan tomó en consideración la personalidad de
Castaneda. Por ejemplo, según don Juan, Castaneda tiene una afinidad con el antiguo ciclo de
videntes que estaban interesados en los aspectos más antiguos de sus enseñanzas,
relacionados con la brujería (Ensueño, ix, 39). De ahí que los libros de Castaneda tengan un
sabor que satisface ciertos gustos y responde a ciertas preguntas, pero deja otros
insatisfechos. Sin embargo, está muy claro que don Juan conocía el impacto de sus enseñanzas
y asignó a Castaneda la tarea de escribir varios libros sobre ellas. Castaneda demostró estar a
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Segundo, es inapropiado tomar una cosa de las que dice don Juan y sacarla de contexto para
probar concluyentemente un punto de vista particular. Por ejemplo, algunos dicen que don
Juan es sexista. Esta opinión está basada en una conversación entre don Juan y Castaneda, en
la que don Juan asocia el aspecto femenino de las plantas de datura a una mujer. Dice que la
datura se cuela en el hombre y le produce antojos. (Enseñanzas, 74). Sin embargo, en otras
referencias queda claro que don Juan tiene en alta estima a las mujeres y en general las
considera mejores que sus compañeros masculinos (Fuego, 142).
La base de este libro, por tanto, es la exploración de los libros de Castaneda y la verificación
de sus enseñanzas a través de mi experiencia personal. A lo largo de este proceso, he hecho
mío este conocimiento y he creado una especie de autobiografía en la que presentar el
conocimiento es presentarme a mí mismo. Esto nos lleva a otra consideración: la persona que
se esfuerza por investigar un sistema corre el peligro de quedarse atrapada en él. Este estado
impide el crecimiento, que era el objetivo original de esa persona. Por tanto, un punto central
es no perderse en ningún sistema. Sólo manteniéndote firme puedes exponer tus velas al
viento de la videncia.
Anciano, robusto, seguro de sí mismo, don Juan parecía ser el ejemplo quintaesencial de
quien tiene la vida encajada. Hasta nuestro último encuentro a mí me pareció una persona
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severa. Aunque siempre me intimidaba, nunca sentí desconfianza. Descubrí que era el tipo de
persona a la que se podía acudir año tras año en busca de guía y conocimiento. Don Juan se
entregó totalmente a la vida del vidente al entregarse completamente a la vida. Podía ser tan
elevado como un profesor de filosofía o tener los pies tan en la tierra como un leñador. Se
adaptaba a cualquier situación y enseñaba más a desarrollar las capacidades humanas innatas
—lo que incluye una vida plena y completa—, que a hacerse tolteca. En una ocasión, mientras
enseñaba a un aprendiz a utilizar sus visiones, le oí decir: «Actúas como un adolescente en
primavera, cuando la subida de la sangre le tiene desatado. No quiero que inhibas ese
sentimiento, pero entrénalo, disciplínalo, así podrás disfrutar de él aunque seas anciano.»
A través de sofisticados métodos de percepción tales como ensoñar y ver, don Juan usó
métodos toltecas para dividir mi percepción. Contrastando estas percepciones con la realidad
ordinaria, aprendí a equilibrar ambos mundos. Libre de tomar y escoger piezas de ambos, me
di cuenta de que podía estar separado de ellos. Esta capacidad de salir de una realidad y
quedarse a un lado es quizá el primer paso significativo en el camino del vidente. Por tanto, lo
he llamado la primera maniobra esencial del vidente.
El Camino Tolteca es una antigua tradición que incorpora plenamente la videncia y en la que
hombres y mujeres han trabajado para construir una filosofía y una forma de vivir que les
permite extraer lo mejor de la vida. Como filosofía, es un método de investigación y un sistema
de conocimiento. Como forma de conocimiento, también es una forma de poder. El valor de un
sistema es el de proporcionar un contexto, directrices que nos guían no sólo en medio de lo
desconocido sino en la vida cotidiana. La gente tiende a separar sus pensamientos de su forma
de actuar, de forma que lo que dicen, sienten y hacen suelen ser cosas diferentes. Los toltecas
trabajan para integrar el pensamiento, las emociones y el comportamiento, lo que lleva a una
completa integración de las energías personales: El Camino Tolteca es una forma de vivir.
Para bien o para mal, un sistema determina lo que es percibido, comprendido y realizado. En
su aspecto negativo, en lugar de ser usado como herramienta de aprendizaje, el sistema puede
ser moldeado y puede acabar siendo percibido como la realidad última y definitiva. Entonces la
persona se pierde en él. En el aspecto positivo, el sistema engendra una transformación
personal en la que la expresión de la personalidad refleja la esencia que está detrás y más allá
de ella. Entonces, el comportamiento emana de una conexión íntima con toda la creación, más
que de las convenciones sociales propias de las realidades ordinarias o no ordinarias.
Los rasgos de un sistema proporcionan un mapa de la percepción. Los mapas nos orientan
hacia nuestro lugar, nos ofrecen una dirección en la que avanzar y facilitan nuestro movimiento
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en esa dirección. Por ejemplo, los rasgos principales del mapa tolteca son el cuerpo luminoso y
el punto focal (que Castaneda llama «punto de encaje») El cuerpo luminoso rodea y penetra en
el cuerpo físico. El cuerpo físico, cuando es visto, flota dentro de esta lumi nosidad con forma de
bola o huevo. El aura o campo áurico emana del cuerpo luminoso. Comparándolo con una
bombilla de incandescencia, el cuerpo físico sería el filamento, el cuerpo luminoso la energía
dentro del cristal y el aura la luz emitida.
El cuerpo de energía es la porción más grande de nuestra naturaleza, una porción cuyo
desarrollo hemos descuidado. La energía que emana del cuerpo energético es el campo áurico.
El cuerpo de energía tiene una conexión directa con el mundo y nos produce la sensación de
saber cuál es nuestro lugar natural en el universo. Pero en nuestro actual estado de evolución,
interactuamos con el mundo a través de otro campo de energía que usa fundamentalmente
símbolos —más que la comunicación directa— para estructurar la realidad. Desarrollamos este
campo a través de nuestros pensamientos y sentimientos de familiaridad con el mundo. De ahí
que este campo genere un reflejo de la realidad. Las condiciones de la realidad que
depositamos en él revierten en nosotros como un eco. Y aún existe un tercer campo de energía
que existe más allá de la percepción humana.
El primer campo de energía es lo conocido, todo lo que está en nuestro mundo conocido.
El segundo campo de energía es lo que no conocemos pero puede ser aprendido e
incorporado en nuestro mundo conocido. Es lo desconocido que espera ser descubierto.
tercer campo, como «espíritu». Empleo estos términos con la intención de que podamos tomar
conciencia sobre nuestra manera de formar la realidad. La palabra «reflexivo» indica que el
significado que damos a un término se refleja directamente hacia nosotros. Por ejemplo,
cuando definimos la primera atención como el mundo conocido, nos mantenemos atentos a
percibir cualquier cosa que verifique esta definición. Como resultado, cualquier cosa que
reconozcamos es automáticamente catalogada como parte de ese primer reflexivo. Utilizo el
término «espíritu» con la intención de favorecer la toma de conciencia de que la energía existe
más allá de la forma humana, más allá de la definición humana, más allá del conocimiento
humano. El misterio que evoca el espíritu encaja con este objetivo. Pero dentro de este libro,
he cambiado los términos usados en mi libro anterior por el de campos de energía. Con este
cambio añadimos una nueva perspectiva al espíritu; además de una fuerza misteriosa, es la
fuerza que liga y unifica todos los campos de energía.
Campos de energía.
Primer campo: energías físicas, pensamientos, sentimientos, personalidad, lo familiar
Segundo campo: energías psíquicas y del ensueño, esencia personal, lo desconocido.
Espíritu: La fuerza que liga y unifica la creación.
Sobre o dentro del cuerpo de energía hay un ligero brillo que es un poco más brillante que
sus alrededores. Este brillo está producido por la intersección de las energías internas y
externas al cuerpo de energía, y esta intersección también refleja de qué forma los campos de
energía han sido estabilizados. La energía estabilizada enfoca la conciencia; de ahí, el nombre
de punto focal.
Don Juan dice que la localización del punto focal sirve de referencia para todo lo que
pensamos y decimos (Conocimiento silencioso, 109). Dándole la vuelta a esta frase podemos
decir que todo lo que pensamos y decimos estabiliza el punto focal. Por tanto, uno de los
objetivos de este libro es proporcionar comprensiones y técnicas para ayudarte a extender la
conciencia a todo tu cuerpo de energía, y especialmente para que consigas alinear y realinear
conscientemente tus campos de energía. En otras palabras, estás investigando cómo mover tu
punto focal.
Don Juan dice que tolteca es aquel que es capaz de mover deliberadamente su punto focal.
Cuando tienes esta capacidad, «puedes hacer todo tipo de cosas —buenas y malas— a los
demás». Por tanto, ser un tolteca es como tener cualquier otra vocación. Don Juan añade que
un vidente tolteca no se limita a mover el punto focal. EI vidente, afirma, se preo cupa de
establecer relaciones adecuadas con los demás y con el mundo (Conocimiento silencioso, 102).
focal. El punto focal también indica el tipo de patrón energético que se forma en la
intersección.
Para explicar este punto, refirámonos de momento a estos campos de energía como lo
conocido, lo desconocido y lo incognoscible. Por ejemplo, la noción de que la Tierra es redonda
y da vueltas alrededor del Sol era desconocida antiguamente. Una vez probada y aceptada, la
visión del mundo como un planeta redondo que navega alrededor del Sol entró en el mundo
conocido. La percepción evolucionó. De manera parecida, hay mucha gente que desconoce el
cuerpo de energía. Investigar sus sutilezas es explorar lo desconocido para incrementar el
campo de lo conocido.
Cuando se explora las realidades no ordinarias, la gente suele quedarse corta y limita sus
investigaciones. Debido a la inmensidad de lo desconocido es fácil perderse en él o pensar que
se ha encontrado el núcleo del conocimiento. Sin embargo, Don Juan recalca la necesidad de
reconocer dónde estamos y con qué estamos tratando. De hecho, esta es la distinción que
separa lo que él llama el antiguo ciclo de videntes del nuevo ciclo. Los toltecas con tendencias
del antiguo ciclo usan lo desconocido para embrujar, mientras que a los del nuevo ciclo les
preocupa la libertad (Fuego, 20). Los practicantes del antiguo ciclo entran en lo desconoci do y
se hacen indulgentes. Los adherentes al nuevo ciclo siguen explorando más allá de las barreras
habituales. Al hacerlo, dan la espalda a los juegos de poder cotidianos y se centran en el
desarrollo de la conciencia.
Encajar las piezas de una visión del mundo, sea ordinaria o no ordinaria, es un logro muy
importante, pero en sí mismo no es la libertad. La libertad está más allá de cualquier visión del
mundo o de cualquier mundo. Su búsqueda es la única forma de combinar el propio corazón
con el corazón la creación. La sutileza de este punto es enorme.
Requiere una apertura continua, una conciencia constante de que, por mucho que sepamos,
nuestro conocimiento es insignificante frente a lo que nunca podremos saber. Esta es la
segunda maniobra esencial del vidente.
En relación a la realidad ordinaria, los toltecas han salido de la tierra plana. De la misma
forma que las personas crecemos y dejamos las supersticiones atrás, los toltecas han dejado
atrás el mundo ordinario. Y volver a salir de la realidad no ordinaria es la marca del vidente.
Este paso de salir de un mundo no ordinario no es una tarea nada fácil porque los mundos no
ordinarios tienden a ser considerablemente más amplios. Tienen más habitantes y terrenos
más complejos, por tanto son más cautivadores. Para aumentar sus escasas posibilidades de
liberarse de cualquier realidad, los videntes del nuevo ciclo desarrollaron y refinaron la
estrategia y táctica del rastreo, el ensueño y el intento (Fuego, 20).
Ensoñar, por su parte, no forma parte de las actividades del sueño habitual. Tiene que ver
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con el segundo campo y por tanto es una forma de tratar con lo desconocido. Contactar con el
cuerpo de sueño representa un cambio significativo hacia el segundo campo. En la literatura
contemporánea, el uso del cuerpo de sueño es denominado «experiencia de salida del cuerpo».
Al entrar en lo desconocido, el ensueño extiende los límites de lo conocido. Mientras que el
rastreo ofrece continuidad, el ensueño ofrece una expansión multidimensional.
El rastreo también consolida los viajes dentro de lo desconocido y los trae a lo conocido. El
ensueño puede desarrollar el rastreo, de la misma forma que el rastreo puede desarrollar el
ensueño. Cuando intentamos descifrar cuál es cuál, llega un momento en el que se dejan atrás
los términos y el método. Ya han servido a su propósito de indicar una dirección y ahora lo que
uno quiere es hacer el camino.
Manifestar nuestra naturaleza esencial nos lleva a ser, un estado de equilibrio y armonía con
el mundo: Es una presencia centrada, una sensación innata de dirección, y sentimientos de
plenitud y alegría.
Abarcando todo lo anterior está el Poder que yo defino como Voluntad Divina o el Espíritu
que gobierna nuestros pasos. El Poder suplanta toda forma de poder personal porque toda
forma de poder personal procede de él. Todos queremos tener poder, todos queremos una
sensación de relación, significado y control. Sin embargo, generalmente, este deseo es
expresado como poder sobre o contra los demás y el entorno, más que como una
profundización de la conciencia. Las plantas, los animales, la tierra misma, todos emanan del
Poder. Por tanto cada cosa tiene su propio poder. El poder personal aumenta con la conciencia.
Lo que separa a los videntes del ciclo antiguo de los del nuevo es su forma de utilizar el
poder personal. Los videntes del antiguo ciclo orientaban sus deseos personale s hacia la
búsqueda de poderes. La persona que demostraba tener el máximo poder sobre algo era la
mejor. Por eso se quedaron encerrados dentro de sí mismos. Una de las pautas que introdujo
el nuevo ciclo fue la ética. En lugar de acumular poder con el fin de exhibirlo, el nuevo ciclo
mostraba una tendencia muy marcada a usar el poder personal para potenciar la percepción,
para alcanzar la libertad. En estos términos, el poder personal es el resultado de la coincidencia
entre la persona y el Poder. Cuanto mejor y más profunda sea esa conexión, mayor es el poder
personal.
El Camino Tolteca ofrece un medio para desarrollar una relación única con el mundo. Nuestra
vida es algo entre nosotros y la Voluntad Divina; no está determinada por lo que la cultura u
otra persona piense que deben ser nuestras relaciones. Este camino me ha mostrado que el
espíritu está presente en toda la gente, los lugares y las cosas. Todo el mundo está vivo y esto
hace que el mundo tolteca sea un tema interesante sobre el que escribir. En este camino he
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encontrado seres de distintos orígenes que seguían distintos modelos, mundos de diferente
forma y sustancia, y tesoros de distinto tono y textura. Es como salir de la tierra plana y entrar
en otros mundos. Pero salimos de la tierra para comprobar que, después de todo, nunca ha
sido plana. Lo único plano era nuestra percepción.
Recorrer el Camino Tolteca da forma a algo que es, en es encia, informe. En él no hay pasos
estandarizados. El orden que presento en este libro sólo sirve para darle coherencia y para
ayudarte a usar un sistema que Castaneda califica de «extremadamente sofisticado» (Don, 7).
Como el sistema trata con lo abstracto, parte de sus contribuciones son abstractas. Como dice
don Juan, para un tolteca lo abstracto es algo que no tiene ningún paralelismo. No puede ser
concebido, pero puede ser manejado (Conocimiento silencioso, 58).
La meta de este libro es ayudarte a concebir y manejar la sofisticación tolteca, pero, como
pronto descubrirás, también está diseñado para introducirte al sistema mismo, para hacerte.
parte de la tecnología. Entonces el desafío reside en manejarla y hacerla trabajar para ti,
aunque no la entiendas. Esto requiere una cosa: práctica. La práctica es lo que estimula el
cuerpo de energía. Y este proceso es el que crea las condiciones adecuadas para el
crecimiento.
Asimismo, aunque las premisas hayan sido probadas y exploradas por otros toltecas además
de mi mismo, ten en cuenta que lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Por
tanto, prueba las técnicas y examina las perspectivas que se te abren. Observa, evalúa y mide
los resultados. No asumas que son verdad sin comprobarlas.
Este libro es para aquellos que desean acelerar su evolución perceptual. En esencia, El
Camino Tolteca trata sobre la práctica y la superación de un método que conduce a la libertad
del vidente. Puede que este no sea tu camino natural, pero participar en él te ayudará a
concretar más tu senda.
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Y recuerda que, aunque los términos y conceptos de cualquier sistema contienen poder
porque proporcionan perspectiva y dirección, llega un momento en el que pierden su
efectividad. La técnica y el método siempre deben permanecer subordinados a la relación
personal con el Poder. Por tanto, cuando pierden el poder de mantenerte en el Espíritu, lo
mejor es que los dejes disolverse y sigas con tu vida. Sin embargo, es preferible que las
técnicas se disuelvan a causa de tu crecimiento personal que por tu falta de esfuerzo. El
trabajo siempre es una responsabilidad individual. Y no se trata de darse cuenta de ello sólo
con el entendimiento, sino con todo el ser.
PARTE I – EL TOLTECA
CAPÍTULO 2.
LUGARES EN EL TIEMPO, LUGARES EN LA MENTE
Como una gran parte del Camino Tolteca, su historia se parece a un rebaño de vacas. Sabes
que está allí, pero es una forma que está en movimiento. Quizá esto se deba a la transmisión
oral y fragmentada de su pasado. Tal vez la única finalidad de la historia tolteca es que la
gente pueda liberarse en el presente y por eso casi todo vale. En cualquier caso, la continuidad
que Castaneda comenzó con sus libros ofrece actualmente a todo el mundo una referencia
estándar de uno de sus linajes.
Julián preparó a don Juan para la tarea de formar a Castaneda, lo que di o como resultado la
aparición de sus libros. Julián exigió a don Juan que leyera y estudiara porque algún día seria
llamado a explicar quiénes eran los toltecas y cuáles eran sus caminos (Conocimiento
silencioso, 206). Como profesor, don Juan personifica un sistema evolutivo con miles de años
de tradición destinado a romper los grilletes de la ignorancia.
Don Juan vivía su conocimiento. Como un científico de elite, aprendió a ser un observador
pasivo y objetivo, sabiendo que los matices de su personalidad influían en todo lo que percibía.
Esta postura de observación imparcial señala un gran giro en la historia tolteca. Su inclusión en
la caja de herramientas anunció un salto evolutivo, salto que don Juan denominó el nuevo
ciclo.
Mientras realizaba su tarea, don Juan hizo múltiples comentarios a Castaneda de la historia
tolteca. Los libros de Castaneda, en particular El fuego interno y El conocimiento silencioso,
contienen muchos de estos datos. Por ejemplo, don Juan dijo a Castaneda que una de las
aportaciones fundamentales en la creación del nuevo ciclo fue el reconocimiento de que existe
algo que está más allá de la percepción humana: lo incognoscible (Fuego, 48). Anteriormente,
los toltecas creían que todos los elementos del universo podían ser reducidos a lo conocido e
incluidos en ello. No habían tenido en cuenta la posibilidad de tener que lidiar con algo más
grande que su propia percepción. Como comprobaremos más adelante, esta arrogancia
propició su caída.
como vendedores en los mercados, por ejemplo, pero su visión general del mundo y su
comportamiento les sitúa fuera de la mayoría de las iniciativas culturales.
Para evitar conjeturas y fantasías, don Juan siempre pide a sus estudiantes que verifiquen
sus palabras por sí mismos. También indica que la forma más conveniente de hacerlo es ver.
Por ejemplo, hace unos años estudié activamente la historia tolteca. Siguiendo los consejos de
don Juan, para poder ver ciertos períodos utilicé los pensamientos y sentimientos que tenía
sobre aquel tiempo como referencia inicial. Pero antes de ver, entré en el ensueño. Lo hice así
porque había verificado su enseñanza de que ensoñar reduce la tensión producida al superar
las fronteras de la percepción. Mientras ensoñaba, centré mis pensamientos en la destrucción
del mundo tolteca: las guerras indias, la Inquisición española y los cambios históricos
resultantes. Estos cambios tomaron forma: eran parecidos a cubos de energía que estaban
unos dentro de otros. Mis sentimientos sobre México, las luchas de don Juan y el nuevo ciclo
añadieron sabor y textura a esos cubos. Sin embargo, todo esto sólo fue una preparación.
El trabajo real comenzó cuando empecé a ver. Mis pensamientos y sentimientos a menudo
cambiaron tomando formas inesperadas. Al principio esperaba ver toltecas dedicados a la
magia ritual. Sin embargo lo que vi eran constelaciones de pensamientos. Era como si la
energía de un libro de historia rodara hacia mí y luego se rompiera como una ola, pasando por
encima y a través de mí. Mis pensamientos preliminares me ayudaron a centrarme en un
intento específico. Dirigiendo mi intento dentro de cada cubo, percibí imágenes mentales y
gestalts de energía intuitiva que conformaban un recuerdo. Aparecieron cubos dentro de cubos
y cada uno de ellos se sumergía más en el tiempo. Los cubos permitían una visión telescópica
de la historia y permanecían vagamente conectados entre sí. Entonces vi escenas reales de
actividades en el mercado, de guerras y de toltecas deliberando entre ellos.
Como tengo una curiosidad natural por conocer mi linaje, me gusta usar el ensueño y la
visión para explorarlo. El uso de la percepción no ordinaria para obtener y verificar
conocimientos por parte del vidente no es muy diferente del uso que el científico hace de su
laboratorio y de sus diarios. Desde esta perspectiva ofrezco los siguientes puntos de vista en
relación a la historia tolteca. Por favor recordad que don Juan denomina antiguo y nuevo ciclos
a los que yo llamo segundo y tercer ciclos. Cada ciclo tiene su propia energía. Don Juan afirma
que los períodos históricos determinan qué y cómo percibimos los seres humanos. Se refiere a
ello como la «modalidad del tiempo» (Conocimiento silencioso, 10). La modalidad del tiempo es
un paquete de campos energéticos generados por las emanaciones del Águila que conforma
nuestra percepción.
Primer ciclo.
El primer ciclo fue un periodo muy primitivo. El pensamiento no era muy sofisticado, no
había otra visión del mundo que la propia de los principios del mito. Sin embargo, surgieron los
principios de una nueva relación con el mundo. De alguna forma hubo una separación en la
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A medida que la gente sentía su falta de unión con el mundo, nacieron los rituales. Los
rituales conectaban a la gente con sus visiones, visiones de dioses y espíritus que
supuestamente existían más allá del mundo humano. Las primeras indicaciones de la existencia
de otro orden fueron surgiendo a medida que los pensamientos y rituales se hicieron más
detallados, organizados y compartidos.
Segundo ciclo.
La complejidad dio lugar al segundo ciclo. Los rituales se hicieron tan elaborados que parecía
que su objetivo era desarrollar la complejidad en lugar de explorar la percepción. A medida que
los toltecas del segundo ciclo se fueron perdiendo en sus grandiosos esquemas, su sensación
de invencibilidad acabó en tragedia. Esta sensación estaba cargada de competitividad y
autoimportancia (Fuego, 166).
Una de las características más observables de este ciclo está normalmente asociada a la
brujería: el uso del poder personal para manipular personas y cosas. En los mercados, los
brujos vendían pociones para hacer el amor, remedios curativos y daban consejos por medio
de lecturas psíquicas. Pero detrás del escenario competían ferozmente por acumular poderes
que acabaron enfrentándoles entre ellos. Además usaban los rituales más como fuentes del
poder que como agentes destinados a enfocar la conciencia. Se evitó el equilibrio entre el brujo
y la brujería. Se insistía en manipular los cuerpos físicos para convertirlos en formas no
humanas, se buscaba la gloria personal convocando a criaturas del más allá e influyendo en los
demás.
Los toltecas del segundo ciclo estuvieron ligados a la sociedad. La gente no se lo pensaba
dos veces cuando contemplaba maravillas tales como que alguien saltara tan alto como la copa
de los árboles o pudiera lanzar piedras de manera hercúlea (Enseñanzas, 75). En el aspecto
positivo fue un tiempo de grandes aventuras y en el negativo la relación de los toltecas con la
gente y con el mundo en general se deterioró. Don Juan dice que el segundo ciclo tiene 10.000
años y sus practicantes gobernaron en México central entre 7.000 y 3.000 años atrás
(Ensueño, 59).
tenían fuerza ni compresión real porque no podían ir más allá de sí mismos. Esto les hizo
vulnerables a la destrucción durante las guerras indias.
Transición.
Los toltecas del segundo ciclo pensaban que los hechizos, conjuros y encantamientos les
podían proteger. Sin embargo no les proporcionaron ninguna protección frente a la invasión de
los ejércitos extranjeros que avanzaron por sus tierras sin vacilar. Como los líderes toltecas
tenían una alta opinión de sí mismos, y por tanto muy poca flexibilidad y adaptabilidad, fueron
los más fáciles de localizar y quitar de en medio. Sin líderes, la sociedad tolteca quedó
desorganizada y fue conquistada fácilmente. Demolido el mundo que habían conocido, los
toltecas que sobrevivieron se encontraron en una prisión que ellos mismos se habían fabricado.
Para sobrevivir, se ocultaron en la marginalidad. También se refugiaron en lo desconocido, la
única libertad disponible.
El trauma de ser aplastados por una fuerza exterior que destruyó su mundo les obligó a
hacer una reevaluación total. Al examinar su tragedia, lucharon por ser totalmente objetivos.
Esto atemperó su deseo de erradicar despiadadamente su autoimportancia. Sistemáticamente
cultivaron un nuevo orden, intentando tener en cuenta y eliminar los excesos del pasado. Por
muy temerarios y descuidados que fueran antes de la destrucción, fueron capaces de poner en
común sus recursos y adaptarse para enfrentar y superar a sus conquistadores.
Aproximadamente en estos tiempos el camino tolteca se dividió en linajes que nunca debían
mezclarse. La división fue necesaria para que si un linaje se destruía o no llegaba a florecer, los
demás siguieran adelante con las enseñanzas.
En los tiempos de la Inquisición, durante la invasión española, los toltecas habían reducido o
eliminado muchas de sus prácticas anteriores y, sin embargo, seguían revisándose. Estaba
empezando a germinar el tercer ciclo. Reconocieron que su desequilibrio procedía de una falta
de armonía con su entorno —en particular con las personas— que habían sido consideradas
como objetos de los que obtener una ganancia personal. Durante la ocupación española, el
contingente de toltecas que quedaba vio que los extranjeros reflejaban su propio desequilibrio.
Por tanto decidieron no hacer nada y observar con interés desapegado. A partir de estas
observaciones se desarrolló aún más el conjunto de prácticas denominado rastreo. La
sobriedad de propósito reemplazó a los excesos perversos (Fuego, 19).
Esta lucha contra la opresión también llevó a una visión del mundo más objetiva. Vieron que
la percepción era el resultado del alineamiento entre las emanaciones internas y externas. El
tercer ciclo —quizá como resultado de que una fuerza externa demoliera su mundo interno—
consideró que el principal determinante de la percepción es la interacción entre las influencias
internas y externas. Esta visión fue corroborada cuando vieron el cuerpo de energía.
Observaron que los patrones de luz externos se combinaban con patrones de luz internos que
eran idénticos a ellos y supusieron que era este alineamiento el que producía la percepción.
Al mismo tiempo, comenzaron a reconocer que la percepción del movimiento sólo es una
creación, un invento de la mente. Don Juan se refiere a esto cuando dice a Castaneda que lo
que los videntes del segundo ciclo consideraban como profundidad, fue reconsiderado por los
del tercer ciclo como un realineamiento de energías dentro del cuerpo energético (Fuego, 110).
Este descubrimiento hizo colapsar uno de los principales pilares que sostenían su mundo. La
visión tridimensional dio lugar al reconocimiento de que la profundidad es una percepción, no
una realidad. Además, se dieron cuenta de que la visión materialista del mundo sólo es un
punto de vista, sólo uno de los infinitos alineamientos de energía.
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Uno de los resultados de esta lucha por la objetividad fue divertirse más con el mundo, que
se convirtió en algo con lo que jugar. Las prácticas del rastreo, como el «desatino controlado»,
son ejemplos de este aspecto ligero: el tolteca lucha por gestionar su energía personal y suelta
el mundo (Conocimiento silencioso, 102). El hecho de dejar al mundo en libertad favoreció
todavía más la objetividad.
Cuando miramos atrás hacia esta transición, resulta sorprendente que, aunque practicaran
las cumbres de la locura descontrolada, los toltecas del segundo ciclo llevaban consigo la chispa
de brillantez que les permitió acceder a un nuevo ciclo. Lo doloroso es que fuera necesaria
tanta destrucción para que comenzaran a actuar. Los toltecas modernos estamos en deuda con
su valor por haberse enfrentado con los límites de la conciencia y también deberíamos
sentirnos humildes ante el elevado coste de sus excesos. Pero aquella devastación dejó su
huella. Se enfrentó la necesidad de tratar con integridad a todos los que no son parte del orden
tolteca y se incorporó plenamente una rigurosa disciplina de rastreo (Fuego, 172).
Estas tumultuosas idas y venidas no son características exclusivas de los toltecas. Ha habido
otros ejemplos de sistemas que fracasaron, como el taoísmo espiritual, que cayó de lleno en la
brujería en la antigua China. Pero, como el Camino Tolteca, el taoísmo resurgió del fracaso
fortalecido y más determinado.
Tercer ciclo.
El tercer ciclo surgió de las tormentas provocadas por las guerras indias y la Inquisición. La
intensidad de la subyugación fue para las toltecas como un muelle que les ayudó a saltar a
reinos más elevados y serenos. Mientras que el segundo ciclo quedó hipnotizado por sus
propios descubrimientos, uno de los rasgos del tercer ciclo fue la comprensión (Fuego, 249).
Parte de esta comprensión consistió en reconocer los límites del conocimiento.
Una de las fuerzas más estabilizadoras del tercer ciclo fue la facilitada por un desafiante de la
muerte llamado «el inquilino». Don Juan afirma que el inquilino ha vivido miles de años
(Ensueño, 61). Mientras buscaba energía para seguir vivo y escapar de un mundo inorgánico,
el inquilino se encontró con un líder tolteca llamado Sebastián y tomó energía de él. A cambio,
el inquilino dio a Sebastián un regalo de poder, una técnica tolteca del segundo ciclo.
Según don Juan, los videntes del tercer ciclo se revelaron tan completamente contra las
aberraciones de sus predecesores que prohibieron todas sus prácticas. Sin embargo, gracias al
inquilino, Sebastián las volvió a descubrir. Don Juan dice que desde que el inquilino conoció a
Sebastián en 1723, parte de esas antiguas técnicas han sido transmitidas a un líder de grupo
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de cada generación, estableciendo así la continuidad de una línea t olteca específica (Fuego,
cap. 15).
En cierto sentido, la diferencia entre el segundo y el tercer ciclo es como la diferencia entre
la guerra de Vietnam y la guerra del Golfo. En Vietnam se creía que un despliegue masivo de
poder quitaría de en medio la resistencia de un pequeño país del Tercer Mundo. El ingrediente
que faltaba era una estrategia que diera cohesión: un propósito general, órdenes claramente
definidas y un compromiso nacional. La vaguedad impregnaba el aire; no había un propósito
claro. Aprendiendo del pasado, los líderes de la guerra del Golfo insistieron en una preparación
minuciosa y una misión bien definida. Por otra parte, se hicieron esfuerzos sustanciales para
aglutinar la voluntad de todas las fuerzas aliadas. El resultado fue un éxit o militar completo. En
resumen, esta situación refleja las condiciones del intento inflexible.
De manera similar, los toltecas aprendieron de su caída y crearon otra estrategia más viable.
Mientras que el segundo ciclo alineaba su comportamiento con la avaricia, la manipulación del
poder y el engrandecimiento personal, el tercer ciclo alineó su comportamiento con otras
cualidades más abstractas, como el equilibrio y la libertad. También se dieron cuenta de que
fue la falta de carácter —y no las prácticas mismas— la que causó la destructiva acumulación
de poder personal del segundo ciclo (Fuego, 109). El siguiente cuadro nos ofrece una lista de
las diferencias clave entre ambos ciclos.
Segundo ciclo
Tercer ciclo
Las innovaciones en el arte del rastreo aumentaron las posibilidades de que los toltecas no
se quedaran atrapados en las actividades del segundo ciclo, tales como la extraña práctica de
convertirse en un árbol (Fuego, 169). Más bien, se aplicó la disciplina a la búsqueda de logros
superiores y más refinados.
Un baile similar a los movimientos que se ejecutan en las artes marciales refleja los avances
en el arte del rastreo. Es una danza de naturaleza similar a la que don Juan enseñó a
Castaneda. Debía cultivarla a lo largo de su vida para que reflejara sus éxitos y fracasos (Viaje,
188), y debía realizarla en su totalidad cuando estuviera frente a la muerte.
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Una vez tuve la oportunidad de observar y ver a un tolteca realizar una parte de su danza de
rastreo: Comenzó con la persona de pie y en posición relajada. Su brazo derecho estaba
doblado hacia arriba a la altura del codo y su mano derecha quedaba alineada con el hombro
derecho. Tenía los dedos juntos, la palma abierta y vuelta hacia fuera. El costado de su cuerpo
simbolizaba la postura inicial, de una inalterable ecuanimidad. El brazo izquierdo colgaba suelto
a lo largo del cuerpo y la mano izquierda, cerrada en forma de puño, representaba el poder de
ensoñar. Entonces la mano derecha descendía y cruzaba por delante del pecho como si cortara
algo con el borde de la mano. Este movimiento representaba que el arte del rastreo (lado
derecho) debe presidir el ensueño (lado izquierdo). El baile estaba pensado para mostrar la
necesidad de que la búsqueda de la libertad gobierne los poderes de rivados del viaje a lo
desconocido, el lado ensoñador. En el siguiente movimiento el puño izquierdo se levantaba
hacia arriba, enganchaba la muñeca derecha y ambas manos se dirigían hacia arriba. Este
movimiento significaba que el ensueño debe elevar el rastreo y debe ser usado para alcanzar la
libertad. Después, las manos se quedaban en reposo mientras los brazos formaban una X sobre
el corazón, indicando que ambas estaban unidas y debían ser usadas para propósitos del
corazón.
Una de las influencias culminantes en el tercer ciclo fue el reconocimiento de que la fuerza
no reside en el acumulación de poderes sino en una comprensión clara y en un refinamiento de
la persona que le permita lanzarse a lo desconocido, libre de la avaricia y el abuso. Uno
aprende a abandonarse a un universo que esta mucho más allá de la conciencia humana, pero
que la incorpora completamente. Lo que se busca es vivir plenamente la esencia de la propia
vida, un camino de continuo autodescubrimiento.
La pérdida brutal de su cultura —el mundo tolteca— y de sus padres, llevaron a don Juan a
la convicción de que, antes que nada, somos seres humanos (Realidad aparte, 175). Sus
enseñanzas, por tanto, están dirigidas a buscar el común denominador de lo que eso significa.
En lugar de enseñar una forma roja, blanca, amarilla o negra de mirar el mundo, sus
enseñanzas tratan sobre la percepción y los alineamientos de energía que la permiten.
Una de las ventajas claras de este planteamiento es que, aparte de las orientaciones
personales a nivel filosófico o espiritual —tales como si uno considera que tiene alma o no—, la
actitud de “en primer lugar somos seres humanos” asienta la experiencia en el aquí y ahora, en
esta vida, en este mundo. Este planteamiento no niega a Dios ni la espiritualidad. Por el
contrario, puede ser usado para potenciar la conciencia espiritual. La actitud de «en primer
lugar somos seres humanos», en lugar de definir nuestras experiencias tomando como base
nuestro trabajo, vocación o nacionalidad, ofrece un punto de referencia estable y concreto con
el que todos podemos conectar. Esta conciencia permite la utilización de distintas orientaciones
espirituales para aumentar la calidad de vida de todos.
La tradición tolteca declara que un aspecto de la condición humana es que tenemos cuerpos
energéticos y que nuestra condición inicial es la de ser seres conscientes. Esto llevó a don Juan
a pensar que nuestro lugar en el orden natural es simplemente el de aprender(Enseñanzas,
72). Esta actitud produce un examen permanente de uno mismo y de la propia relación con la
sociedad, el mundo y el más allá. Esto activa en cada persona su más alto potencial porque
crea armonía entre todas las esferas de actividad. También proporciona una orientación para
tratar con lo desconocido. De otra manera no hay un verdadero aprendizaje, sino sólo una
constante repetición y ensalzamiento de lo que ya se saber Por ejemplo, cuando nos damos
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cuenta de que no estamos separados del mundo creamos un nuevo punto de referencia. En
lugar de luchar por ser individuos, podemos encontrar nuestra individualidad permitiendo que
la totalidad de la vida se exprese a través de nosotros.
El planteamiento de «en primer lugar somos seres humanos» es una predilección de los
toltecas, un sueño que comparten y del que emanan otros sueños. Posibilita el manejo de la
inmensidad de la percepción infinita y proporciona una referencia desde la que explorar. Es una
herramienta práctica. La lección de no perderse en sus sueños fue muy costosa para los
toltecas y la disciplina derivada de ella es la que genera la evolución. Creo que gran parte de la
consistencia de don Juan es fruto de esta orientación, «somos en primer lugar seres
humanos». Esa consistencia le ayudó a mantener un delicado equilibrio sin esfuerzo.
El Camino Tolteca no es sino uno de los senderos que lleva a la eternidad. Como el budismo
Zen, el sufismo, el taoísmo y otros sistemas, seguirlo con seriedad requiere que hagas de él tu
camino principal. Esto no significa que no puedas participar de ot ras filosofías, sino que debes
atravesar sus pasadizos para conocerlo plenamente y después poder dejarlo atrás. Para recibir
su impulso, debes utilizarlo. Dentro de los laberintos toltecas, la actitud de «en primer lugar
somos seres humanos» equilibra las prioridades. Nos aleja del dogma y nos lleva a la
experiencia real. Nos permite entrar en contacto con nuevas fuentes de información en lugar
de encerrarnos en el auto-reflejo o en la validación repetitiva de nuestros pensamientos. Un
sistema puede hacer estas tareas, pero no puede, por sí mismo, llevarnos a la libertad total. El
conocimiento obtenido siempre reflejaría los puntos de vista del sistema, una forma más
elaborada de autorreflejo. Si un sistema tiende a quitar importancia a la capacidades psíqui cas,
por ejemplo, sus adherentes trabajarán en ello. A medida que el manejo de las habilidades
psíquicas se atrofie, el sistema puede muy bien decretar que todo funcionamiento psíquico es
fraudulento. Uno de los rasgos más atractivos del Camino Tolteca es que requiere de sus
practicantes que lleven las cosas más lejos, que amplíen y profundicen. El Camino Tolteca
simplemente no está dentro del status quo.
Si alguien te ofreciera una vía mejor que la que recorres en la actualidad, ¿la reconocerías?
Seas un tolteca, un científico o un camionero, el desafío no consiste en escapar a un mundo de
dogmas aparentemente seguros sino en buscar el conocimiento. Y parte de este proceso reside
en comprender que el conocimiento a menudo encaja dentro de los parámetros de l método
utilizado para obtenerlo. Quizá sea esto lo que llevó a Sam Keen a afirmar en su libro Fire in
the Belly que debemos liberarnos del pensamiento habitual y definirnos por nuestra propia
experiencia.
Cuarto ciclo
El cuarto ciclo surgió durante el torbellino de los años sesenta. Durante ese tiempo de amor
libre y utilización indiscriminada de drogas, Castaneda comenzó a publicar libros que detallaban
una manera sofisticada de acumular conocimiento. Habló a los desencantados,
proporcionándoles un contexto para que pudieran encontrar sentido a sus experiencias no
ordinarias. Sin embargo, los únicos libros que hablan de drogas o plantas de poder son los dos
primeros y desde entonces ha ganado público. A través de sus libros, Castaneda ha vuelto a
hilar la tradición, de la misma forma que los nuevos videntes la hilaron en el tercer ciclo.
Como sólo cubre una o dos generaciones y contiene la esencia del tercer ciclo, mencionar
que existe un cuarto ciclo es básicamente igual que reconocer que está ocurrie ndo un cambio
significativo. Castaneda, al describir los rasgos centrales del sistema, ha proporcionado una
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referencia estable a cualquiera que desee usarla. Sus libros, sin embargo, no abarcan todas las
instrucciones de don Juan, por lo que se pierde algo del sabor. Por otra parte, esto ha tenido el
efecto de sintetizar la práctica todavía más.
Por ejemplo, en alguna parte dentro del tejido de la existencia hay una Iglesia de los
seguidores de don Juan. Según parece, don Juan causó un impacto tan grande que se formó
toda una religión a su alrededor. Para consternación suya, se le reverenció excesivamente. Hay
una versión de la realidad en la que don Juan, sus compañeros y aprendices manipulan a
Castaneda para hacerle aprender sus prácticas y después dedicarle a escribir libros. La
situación admite muchas versiones diferentes. Otra versión describe a Castaneda como un
aprendiz inocente y vacilante que relata sus experiencias con un grupo de gente muy peculiar.
Esta versión considera que sus libros pertenecen al campo de la ficción y no son muy diferentes
ni más importantes que otras novelas de fantasía. En otra versión, Castaneda es un
antropólogo magistral que aprendió las principales enseñanzas tras años de instrucción y
después las ofreció a cualquiera que estuviera interesado en el experimento.
Vemos que ambas versiones tienen algo de cierto y, desde la perspectiva del vidente, todas
son verdaderas. Cada una tiene su propio intento, su propia energía. Don Juan se refiere a esto
cuando dice que «la comprensión pura es un corredor avanzado que sondea la inmensidad que
está ahí fuera» (Conocimiento silencioso, 136). Se refiere a la convicción del vidente de que, en
algún lugar del amplio universo, cualquier cuento narrado por cualquier narrador es real. La
energía que nos liga al universo del narrador es saber que la forma de relacionarse con el
mundo que tiene la persona es la fuerza que selecciona el mundo en que vive. Se trata tanto
de vivir en un mundo en constante evolución como de cambiar continuamente de senda para ir
a otros mundos ya existentes. Parte de la comprensión pura del narrador es entender cómo
funciona la percepción y esto es, una vez más, una prioridad del tercer ciclo.
Don Juan dice que el énfasis que ponen los videntes modernos en l o abstracto incluye la
aplicación de sus prácticas a funciones sociales concretas. Y añade que esto significa «que
nunca les atraparás siendo los videntes oficiales o los brujos residentes» (Ensueño, 2). En otras
palabras, los toltecas no se limitan a ocupar un lugar especifico dentro de la sociedad. Sin
embargo, esto no significa que se retiren de ella. El rastreo se desarrolló para que los videntes
pudieran ser parte de la sociedad pero en sus propios términos, términos que les permitieran
continuar con su búsqueda de la libertad. De ahí que estructuren su vida intencionadamente de
la mejor manera posible para alcanzar sus objetivos. Si los videntes se excluyeran
automáticamente de la sociedad, no tendríamos los libros de Castaneda, Donner o Abelar. Sus
publicaciones, la venta de su trabajo, sitúa sus actividades dentro de la corriente social. Por
tanto, pienso que lo que don Juan quiere decir es que los videntes no se dejan atrapar en las
normas culturales habituales. La creación de una burocracia tolteca sólo dificultaría el trabajo
de evolucionar más allá de las formas, sean del tipo que sean.
Por sus propios relatos, sabemos que Castaneda pertenece a una clase especial de líderes
toltecas. Su cuerpo de energía tiene tres compartimentos, no cuatro como l os de otros líderes
entre los que se incluye don Juan. Don Juan considera que esta circunstancia indica cambio y
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revitalización (Don, cap. 12). Castaneda dice que cuando don Juan descubrió su condición, tuvo
que establecer un nuevo equipo que fuera más compatible con su tipo de energía. El resultado
es que los hombres y mujeres sobre los que leemos en El segundo anillo de poder y El don del
Águila fueron reemplazados por Abelar, Donner y Carol Tiggs, la contra -parte femenina de
Castaneda (Ensueño, X).
Donner ha llevado la idea del cambio tan lejos como para afirmar que Castaneda representa
el fin de su linaje y que no habrá nuevos equipos. Quizá sea así o quizá sólo quiera evitar
interferencias. O quizá Castaneda haya innovado tanto el sistema que suponga el final de un
ciclo. Tal vez haya otras fuerzas implicadas. Por ejemplo, existe al menos un informe de que
Castaneda y su gente han encontrado un «nuevo nagual», un nuevo líder de equipo. Si es
verdad, esa persona asumirá una posición en relación a Castane da similar a la de este con don
Juan, situación que indicaría la continuidad del linaje. Las inconsistencias como esta tienen
cabida dentro de las instrucciones de don Juan. Por lo tanto, puede ser que Donner sólo esté
borrando las huellas y la historia de su equipo. Asimismo, esto puede ser un reflejo de la triple
e inestable energía de Castaneda; los esfuerzos de su equipo por encontrar estabilidad les
mantienen en un desafío constante que a veces produce inconsistencias.
Al mismo tiempo, hay otras pruebas de que el linaje de don Juan sobrevivirá y de que
Castaneda sólo está jugando su parte en la evolución del linaje. He oído que alguna gente de
México no mencionada en los libros de Castaneda afirman ser pupilos de don Juan. También he
mantenido correspondencia con Norbert Classen, autor de Das Wissen der Tolteken (El
conocimiento de los toltecas). Classen es líder de un grupo tolteca que se reúne en Europa.
Todas estas personas están fuera del equipo de Castaneda y sin embargo continúan trabajando
con las enseñanzas de don Juan. Esto me lleva a la conjetura de que don Juan puede haber
establecido el cuarto ciclo en respuesta a la volátil naturaleza de Castaneda. Como las
tumultuosas predilecciones de éste no aseguraban la supervivencia del sistema, quizá don Juan
plantó semillas en otros grupos. Como la fruta del cactus, llena de semillas para que una pueda
enraizarse, quizá don Juan enseñó a otras personas en diversos lugares para asegurarse de la
supervivencia de las enseñanzas. También puede ocurrir que el río tolteca esté forjando nuevas
salidas al mar.
Como los libros de Castaneda son una referencia común de este último ciclo, quizá su
uniformidad actuará de manera similar a la consistencia que proporcionaron Sebastián y el
inquilino al tercer ciclo. Pero la llegada del cuarto ciclo no significa que las prácticas del
segundo hayan desaparecido para siempre, no es así. Cualquiera que siga este camino el
tiempo suficiente tiene que tratar con ellas de alguna manera y en algún momento. Sin
embargo, es el realineamiento de las energías del tercer ciclo el que ofrece una oportunidad de
libertad. Utilizando una disciplina sin brechas, los practicantes del tercer ciclo no deben perder
lo conseguido en él, pero también deben seguir enfrentando la complacencia y cuestionar esos
mismos logros, al tiempo que conservan el sentido de aventura que la vida nos ofrece.
CAPÍTULO 3.
LOS TOLTECAS.
Este capítulo presenta algunos componentes importantes del Camino Tolteca que, aunque a
primera vista puede parecer una religión, no lo es. No exige adoración ni reverencia. Es, más
bien, una filosofía, una forma de obtener conocimiento. También es una metafísica, lo que en
sentido clásico hace referencia a una rama de la filosofía que trata de la naturaleza de la
realidad. Para que pueda llevarnos a alguna parte no basta con discutir sobre él, debe se r
aplicado y vivido.
Un rasgo del Camino Tolteca es que cada linaje que lo forma proporciona métodos, puntos
de vista y técnicas que funcionan conjuntamente para permitirnos percibir algo más que la
realidad ordinaria. Estos elementos son verificables. Todo lo que hay que hacer es practicar
seria y persistentemente. Como resultado, adquiriremos automáticamente la conciencia de que
nuestro mundo físico sólo es uno de los numerosos mundos que existen y que nuestra relación
con esos mundos cambia y evoluciona constantemente. Sea cual sea la senda específica
elegida, el Camino Tolteca es una herramienta. Aunque nos ayude a percibir lo que se
considera sagrado, en sí mismo no es sagrado.
Por esta razón, vemos que don Juan enseña insistentemente a sus aprendices el valor de
perder la autoimportancia. En el núcleo de la autoimportancia está la autorreflexión, es decir:
nos reflejamos continuamente a nosotros mismos en qué consiste el mundo. Por tanto, la
tradición tolteca siempre empuja más allá de los limites de cualquier visión del mundo. Como
enseña don Juan, lo importante no es adherirse a un sistema sino llegar a la totalidad de uno
mismo, llegar a completar la propia naturaleza(Relatos, 240).
Cuando uno olvida que los sistemas y linajes son técnicas, entonces entra en el dogma y
pierde las conquistas tan trabajosamente conseguidas. Para prevenir este problema, don Juan
me pidió que reconociera que su comportamiento procedía de su participación en otra realidad.
No quería que yo pensara que me ofrecía una realidad mayor y más grande, que por tanto
sería la «verdadera» realidad. Quería que considerara la realidad ordinaria y la no ordinaria
sobre una misma base, que equilibrara su relación mutua y me deslizara entre ambas con la
esperanza de liberarme.
Gracias a las instrucciones de don Juan llegó un momento en el que me familiaricé con el
mundo tolteca. Esto ocurrió cuando llegué a dominar un número suficiente de elementos de ese
mundo. Así se generó una fuerza que organizó mi percepción siguiendo un marco no ordinario.
Entonces tuve los medios de deslizarme entre dos realidades: la realida d ordinaria en la que
había crecido y el mundo tolteca. Deslizándome entre ellas, di mi primer paso hacia la libertad.
La conciencia acrecentada
Florinda Donner se refiere a este estado como «soñar despierto». Este término encaja muy
bien porque la conciencia acrecentada trae a la realidad cualidades parecidas a las del ensueño.
Los objetos inanimados poseen vitalidad. Los mensajes de las vallas publicitarias cambian
mágica y abruptamente. Los cuadros que cuelgan de las paredes surgen a la vida y sus trazos
se hacen móviles. Los árboles hacen gestos, a menudo mostrando cuál es el camino que
debemos seguir y las rocas resplandecen por la noche iluminando estrechos senderos. Esta
descripción puede darnos la sensación de que la realidad está fuera de control en lugar de
haberse expandido, pero en su aplicación práctica, la conciencia acrecentada refina nuestros
sentidos físicos y hace que la intuición sea más precisa. También potencia las habilidades
sociales y multiplica la sensación de aventura y diversión. Uno posee más vitalidad.
Como es el caso con la mayoría de los estados de conciencia, la conciencia acrecentada viene
y va. La menor cosa puede provocarla pero también puede ser el resultado de un trabajo arduo
y prolongado. Puedes entrar en ella durante cinco segundos, cinco horas o el resto de tu vida.
Uno de los objetivos de los toltecas es alcanzarla y mantenerla.
Don Juan a menudo golpeaba a Castaneda entre los omóplatos para producir este cambio.
Gran parte de las enseñanzas de don Juan fueron impartidas mientras Castaneda estaba en
este estado. Don Juan explicó más tarde que bastaba con su presencia para que Castaneda
hiciera este cambio de conciencia. El golpe era un truco, una maniobra para desviar la atención
de Castaneda (Conocimiento silencioso, 139), lo que permitía que el intento inflexible de don
Juan —energía láser enfocada— produjera el cambio.
Las emanaciones emiten órdenes en el mismo sentido en que las leyes naturales regulan
nuestro comportamiento. Por ejemplo, la gravedad, la inercia y otras leyes influyen en nuestro
comportamiento. Como parte que somos de esta energía, podemos emitir nuestras propias
órdenes. Por eso podemos construir aviones y usar unas leyes para desbancar a otras, como la
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de la gravedad. Don Juan dice que la conciencia humana tiene lugar dentro de un espectro de
emanaciones muy estrecho (Fuego, 162). Por tanto sólo podemos emitir mandatos dentro de
una banda muy limitada. El resto del Águila abarca aspectos de la creación que exceden con
mucho la comprensión o la realización humana. De aquí surgen una serie de preguntas:
¿Mandamos realmente sobre las emanaciones o nuestras órdenes son parte de las del Águila,
aunque tengamos la sensación de que son emitidas por nosotros? ¿Es real la sensación de que
damos órdenes o es sólo un reflejo que crea en nosotros una ilusi ón de autodeterminación?
Aquí reside la esencia de la pregunta intemporal sobre si tenemos o no libre albedrío.
Don Juan dice que aunque el reconocimiento del Águila es uni versal entre los videntes, la
forma que cada persona tiene de relacionarse con las emanaciones es individual. «En otras
palabras, no hay una versión fija de las emanaciones como la hay del Águila» (Fuego, 57). Esta
interpretación abierta da lugar a las diversas tradiciones metafísicas. Cada tradición ofrece
visiones basadas en las ideas de sus líderes y en las influencias culturales en general, o en lo
que la población puede reconocer y aceptar. Dejando aparte las prácticas individuales, las
grandes tradiciones comparten el reconocimiento de una única fuerza unificadora. Las
principales religiones del mundo son monoteístas: Cristianos, judíos y musulmanes tienen
orientaciones diferentes, pero comparten la visión de que hay un creador todopoderoso.
En alguna ocasión he visto el Águila. Después de haber leído sobre ella en los libros de
Castaneda, sentí un fuerte deseo de hacerlo. Don Juan dice que los videntes del segundo ciclo
la describieron como «algo que parece un águila blanca y negra de tamaño infinito» (Fuego,
51). Las águilas desempeñaban un papel importante en su mitología, por lo que para ellos es
práctico describir el origen de la creación con elementos de su visión del mundo. Aunque
retratar una fuerza abstracta como una entidad reduce nuestra comprensión de ella, también
nos ofrece una vía de relación.
Cuando la vi, sentí algo similar a cuando en meditación me sentía propulsado a una
dimensión de vastas proporciones. No era un paisaje tal como ordinariamente pensamos en
ellos. Había un campo de luz indescriptible que daba la sensación de una luminosidad infinita.
Percibí muchos colores: naranja, rosa, azul, violeta, albaricoque. Todos ellos eran parte de un
único color. No había separación entre ellos, y sin embargo la había. En medio de mi campo de
visión surgió una negrura que creció y se elevó hasta perderse de vista. Me recordó a la torre
Sears de Chicago. Era como si estuviera de pie a unos metros de ella y me estirara hacia atrás
poniéndome de puntillas para poder abarcarla completamente en mi campo de visión. Cada
habitación era como un mundo diferente y el edificio se elevaba hasta el infinito.
Entonces entendí las palabras de don Juan: ver el Águila implica que una emanación se
reconozca a si misma. Cuando la autoconciencia aumenta de esta manera, dice don Juan, el
resultado es una «visión del Águila y de sus emanaciones». Pero no hay Águila ni emanaciones.
Lo que hay ahí fuera es algo que ninguna criatura viva puede comprender» (Fuego, 53).
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Don Juan dice que hay innumerables seres inorgánicos. La mayoría de ellos son inútiles para
los humanos y sólo unos pocos pueden ser utilizados. Esta utilización, dice don Juan, debe ser
un «intercambio justo de energía» (Fuego, 109) y ocurre cuando la energía de ese ser y la del
humano se alinean. Alineándose con la energía de un ser humano, los seres inorgánicos
pueden materializarse en esta dimensión. Alineándose con la energía del ser inorgánico, los
humanos pueden incrementar y enfocar su energía con gran precisión.
Se considera que estas entidades no están vivas en el sentido de la vida de carne y hueso,
pero están vivas en el sentido de que poseen conciencia. Como ocurre con la conciencia
humana, su hábitat natural está dentro de un espectro particular de las emanaci ones del
Águila. Pero ocupan distintas bandas y por tanto distintos mundos (Fuego, 161). Los distintos
sistemas ofrecen descripciones diferentes de la cantidad de mundos que existen. La metafísica
tradicional occidental a menudo describe cinco niveles o planos de la realidad: físico, etérico,
astral, mental y causal. Cada nivel puede tener subniveles, como el alto y el bajo astral. El
compañero de don Juan, don Genaro Flores, dice que en el otro mundo hay diez niveles
(Realidad aparte, 123).
Según don Juan, uno de estos mundos es un mundo negro. Él creyó que este era un dato
importante porque es un mundo por derecho propio, no un reflejo distorsionado de este mundo
(Fuego, 288). Uno de sus rasgos es la densidad extrema. Después de haberlo visitado durante
un par de días don Juan pensó que había envejecido diez años. Yo lo experimenté por primera
vez hace algunos años. Durante el ensueño, me sentí propulsado a otro mundo. Una vez allí,
sentí que pesaba una tonelada, era como si la gravedad me empujara desde t odas las
direcciones. Entonces tomé conciencia de seis objetos que parecían lápices luminosos.
Viéndolos a distancia, distinguí que algunos tenían dos o tres colores y otros sólo uno. Bailaban
ligeramente mientras se acercaban a mí. Cuando estuvieron cerca supe que estaban vivos.
Pero su luz era estable; no tenía el movimiento de energía que se ve dentro de los humanos.
Cuando reconocí que estaban vivos, uno de ellos se alejó. Entonces mi conciencia regresó al
cuerpo físico. Me sentí agotado. Sentí que había estado allí una media hora, pero el reloj
indicaba que sólo habían pasado unos minutos.
Aprendí más sobre esos seres cuando Castaneda publicó su noveno libro, El arte del
ensueño. En él, don Juan dice que son proyecciones de energía de los seres inorgánicos
(Ensueño, 86). Don Juan enseñó a Castaneda que el ensoñar abre avenidas a otras
dimensiones y mantiene que estas energías remotas envían exploradores a nuestro mundo. El
ensueño es uno de los lugares donde se puede percibir la intersección de los mundos. El arte
del ensueño ofrece una buena descripción y análisis del mundo de los seres inorgánicos.
Además de estas entidades de luz parecidas a lápices, me he encontrado con otros seres, o
espíritus si se prefiere. En una ocasión, me encontré de pie frente a un gran árbol centenario
cuyo tronco se extendía varios metros antes de sacar las primeras ramas, que eran gruesas y
largas. Entré deliberadamente en el estado de soñar despierto. Entonces vi aparecer una mujer
que estaba superpuesta dentro del árbol. Salió del árbol y se quedó de pie frente a mi. Media
un metro sesenta, parecía tener unos treinta y cinco años y vestía una túnica blanca y
vaporosa. Tenía el pelo moreno y unos ojos azules e intemporales. Me dijo telepáticamente que
era el espíritu del árbol. Como había tenido encuentros con otros espíritus de la naturaleza
anteriormente no me amedrenté. Le pregunté por los elfos. Me dijo que ella mantenía una
conexión amistosa con los elfos, pero no eran necesariamente formas de vida. Más bien, tenían
vidas que reflejaban el espíritu de los elementos naturales.
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Otro encuentro mucho más dramático con un ser inorgánico ocurrió una tarde mientras
estaba sentado en el muestrario de una cristalería. Trabajaba para un ebanista y había ido allí
a hacer un recado, a recoger un cristal. Mientras esperaba, noté una configuración de espejos
anormal en la pared de enfrente. Había un gran espejo de bronce flanqueado por varios
espejos normales de mercurio. Absorbido por el efecto que creaban, miré dentro del espejo de
bronce. Me reí de mí mismo pensando que don Juan y Castaneda habían extraído una entidad
de otra dimensión de un espejo (Fuego, cap. 6). Me pregunté si podría hacer lo mismo.
Don Juan dice que los toltecas empezaron a recorrer el camino del conocimiento
consumiendo plantas de poder (Fuego, 17). Las enseñanzas de don Juan y Una realidad aparte
ofrecen relatos detallados de las experiencias de Castaneda con diversas plantas, entre las que
se incluyen el peyote, el estramonio y diversos hongos. Don Juan descubrió que cada planta
tiene su propio intento y por tanto produce cambios de conciencia específicos. Por ejemplo,
según don Juan, los hongos ofrecen un tipo de conciencia serena y desapasionada, mientras
que el estramonio es más volátil. El común denominador de las plantas de poder es que sus
energías crean cambios perceptuales reflejados por movimientos del punto focal hasta lugares
no ordinarios. Reducen las restricciones del primer campo y así proporcionan vislumbres del
segundo campo.
Don Juan también aclara que no todo el mundo las necesita y que las dio a Castaneda
porque iba muy lento en su aprendizaje (Relatos, 12). De hecho, don Juan dice que los
videntes del tercer ciclo restan deliberadamente importancia a su uso por las distorsiones que
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producen (Fuego, 19). Esto no quiere decir que lo que uno experimenta cuando las usa es
necesariamente confuso, sino que su uso va en detrimento del cuerpo energético. En algunas
ocasiones he visto los cuerpos de energía de algunos toltecas que usaban plantas de poder
regularmente. En lugar de existir una mezcla armoniosa entre los bordes de sus cuerpos
energéticos y el entorno, los limites estaban contorsionados. Esta malformación hace que los
cuerpos energéticos tomen la forma de coliflores en lugar de ser vibrantes esferas de energía.
Las combaduras de los cuerpos energéticos producen distorsiones en la percepción.
Usar plantas de poder es como hacer funcionar una bombilla de 60 watios de potencia con
una corriente de 75 watios. Aumenta la potencia pero se fuerza el filamento. En otras palabras,
las plantas de poder fuerzan el cuerpo físico. Para optimizar su uso, su energía debe dirigirse a
ciertos resultados específicos. Don Juan estableció objetivos antes, durante y después de
dárselas a Castaneda. Si usas plantas de poder, el truco está en continuar por las direcciones
que has percibido al usarlas, pero bajo tu propio poder.
Creo que no reconocer su valor también es una equivocación. Por ejemplo, en una ocasión,
estando en el desierto de Arizona bajo la influencia de la marihuana, experimenté la humilde
nobleza de ser «humano». Consumí una pequeña cantidad de marihuana en lo alto de un
montículo del desierto, bajo el sol veraniego. A los pocos minutos tuve una visión en la que vi
las luchas y victorias de la humanidad. Cuando dirigí la atención a mi cuerpo físico, sentí que el
calor del sol se transformaba en otro tipo de energía. Ya no sentía la energía como calor, más
bien era algo sobre lo que podía montarme o hacer surf. Al conectar con ello, mis sentidos se
expandieron, tocando las colinas vednas que estaban bañadas de claridad. Vi mi lugar como
bípedo caminando sobre la faz del planeta. En lugar de sentir la pesadez de la existencia, como
a menudo se nos dice que hagamos, comprendí que todos llevamos la semilla de la grandeza
dentro de nosotros. Sólo tenemos que aprender a hacer que esta energía florezca en lugar de
pisarla.
En otra ocasión en la que ingerí peyote, reconocí que el mundo físico no es lo que parece. Vi
que los objetos físicos sólo son energía densificada. Esta experiencia me demostró la lección de
don Juan de que el mundo está compuesto fundamentalmente de energía. Los objetos
materiales simplemente son un reflejo de esa energía. Estas dos experiencias inducidas por las
drogas me llevaron más allá del mundo convencional hasta un mundo donde residen las
visiones, la belleza y la armonía entre los humanos y la tierra.
Pero la gente suele usar plantas de poder en lugar de la disciplina. Yo mismo lo he hecho en
algunas ocasiones, pero, habiendo entendido sus limitaciones, ahora prefiero confiar en mis
propias capacidades porque los resultados son más claros y patentes. Recuerdo un principio del
tercer ciclo que propone que hay un cierto estilo de vida que lleva automáticamente a la
conciencia acrecentada. La conciencia acrecentada generada por la senda tolteca es mucho
más sustancial y duradera que la ofrecida por las plantas de poder. Para lograr el crecimiento a
largo plazo, es esencial no dejar que un impulso temporal reemplace nuestro compromiso con
la disciplina personal.
Presagios
Los presagios usan un lenguaje especial, son un conjunto particular de acuerdos entre un
individuo y el mundo. De la misma forma que los símbolos crean alfabetos, palabras y frases,
los signos y símbolos conocidos como presagios proporcionan información, dirección y guía. Los
colores, el comportamiento de personas y animales, las direcciones de la brújula y casi
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Los presagios son manifestaciones del espíritu, mensajes procedentes del abismo de la
creación. Una pieza fundamental de los presagios es el color. Por medio de un estudio
sistemático, aprendí a distinguir los colores que me resultan beneficiosos de los negativos. Para
empezar, tomé conciencia de los colores de la ropa que llevaba puesta y de cómo me iba
sintiendo a medida que transcurría el día.
También observé los colores, permitiendo que su energía atravesara mis ojos y entrara en mi
cuerpo, tomando nota posteriormente de cómo me sentía. Me di cuenta de que, para mi, el
verde indicaba lo positivo y el naranja lo negativo. En esencia, había llegado a un acuerdo con
el espíritu por el cual estos colores tenían para mí un significado particular. Tenía símbolos para
el «sí» y para el «no».
En la práctica, los presagios funcionan más o menos así: hace algunos años me presenté a
un trabajo en el que se trataba de fabricar tofu. Las paredes del espacio de trabajo eran de
color naranja. Sabía que esto indicaba algo negativo, pero como necesitaba dinero, tomé el
empleo. A las dos semanas los senos se me hincharon prot estando violentamente por las
grandes cantidades de sal que son necesarias para fabricar ese derivado de la soja. Dejé el
trabajo. Al día siguiente de dejar el trabajo tenía que tomar un avión. Los cambios de presión
me exacerbaron y me hicieron sentirme tan incómodo que necesité una consulta médica. La
factura de la visita me costó más de lo que había ganado con aquel trabajo.
El mismo presagio puede significar cosas distintas para distintas personas. Un día, mientras
paseaba en coche con una amiga, un coche naranja se cruzó ante nosotros. Ambos nos dimos
cuenta de que debíamos escuchar aquel aviso en lugar de sentirnos molestos por su
imprudencia. Usando su intuición, mi amiga pensó que eso significaba que a su hijo le estaba
pasando algo. Volvimos a casa antes del momento programado y descubrimos que había
sufrido un repentino ataque de gripe.
Por otra parte, había estado considerando si debía continuar con mi doctorado en religión o
trasladarme a Virginia. Como las tres primeras letras de la matrícula de aquel coche eran
«PHD» (que yo asociaba con seguir en la universidad), pensé en dejar los estudios. Un par de
días después, de camino a clase, adelanté a una motocicleta verde con una pegatina del
servicio de inspección de vehículos de Virginia. Ahora tenía dos presagios apuntando en la
misma dirección. Al acabar ese semestre, dejé la universidad y me trasladé a Virginia. A lo
largo de los años siguientes trabajé en la Asociación para la Investigación de la Iluminación y
en el Instituto Monroe. En estas dos organizaciones pude conocer la aplicación directa de los
planteamientos que había estado estudiando. Estas experiencias resultaron ser esenciales para
mi desarrollo posterior.
Una noche, justo antes de trasladarme y dejar mi residencia en el Gran Cañón, decidí salir a
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dar un paseo por el cañón. Quería decirle adiós. Unos cien metros más abajo, fui asaltado por
un pájaro. Cuando me retiraba un poco, el pájaro me dejaba en paz y cuando pasaba una línea
imaginaria, volvía a atacarme. Sabía por experiencia que cuando un pájaro defiende su nido se
mantiene a la ofensiva hasta que el transgresor se aleja. Este pájaro poseía un propósito muy
claro porque acabó sus ataques en el mismo lugar al menos media docena de veces. Valorando
el incidente, sentí que aquello era una señal de que no debía seguir adelante . Más tarde,
reflexionando sobre el evento, vi que mi decisión tenía sentido ya que en ese momento estaba
en un punto de mi aprendizaje en el que estaba abierto a influencias poco definidas. Por tanto,
no era una buena idea aventurarme de noche y en solitario por el cañón. El presagio sirvió para
alertarme. La clave está en comprender que se trata de una toma de decisiones no ordinaria
que refleja la participación en un mundo no ordinario.
Con la práctica, el significado de los presagios llega a hacerse evidente. Un pájaro ruidoso
puede significar algo particular para ti. Sin embargo, otro elemento clave a la hora de aprender
sobre presagios es mantenerse abierto. Usa tus sentimientos continuamente para prevenir una
estandarización excesiva y no te apresures con las interpretaciones. Construye un amplio
diccionario. Presta atención a los colores, comportamientos, direcciones. Si un pájaro vuela
tranquilamente desde el sur, ¿qué ocurre después? Si estás a punto de entrar en un edificio y
ves que los cuervos crean un revuelo, ¿cuáles son los efectos a corto y a largo plazo de haber
entrado en ese edificio? Toma nota especial de los sucesos inesperados y después observa
cuidadosamente. Intenta combinar los símbolos con los sucesos reales. No te mientas y no
intentes hacer que algo arbitrario encaje en tu visión. No te llevaría a ninguna parte.
Permanece abierto y relajado, y descubrirás un diálogo intimo con el mundo.
La curación no ordinaria
La curación es una práctica muy común en todo el mundo tolteca. Los comentarios que
siguen no son consejos médicos ni reemplazan el tratamiento médico ortodoxo. Son, más bien,
un reconocimiento de que el bienestar físico depende de las dimensiones mental, emocional y
espiritual.
Don Juan afirmaba que no hay enfermedades, sólo complacencia (Viaje, 291). En un sentido,
la complacencia es un derroche de energía resultado de un desequilibrio en los campos de
energía personales. Por ejemplo, cuando hay una gran distorsión en el primer campo, las
energías del segundo campo no pueden alimentar al individuo. Los síntomas físicos o
manifestaciones de la enfermedad reflejan esa falta de cuidado.
A partir de esta premisa básica, don Juan siguió comentando cosas sobre la curación no
ordinaria. Después de escuchar una historia sobre un curandero psíquico, don Juan dijo a
Castaneda que el arte del curandero consistía en mover el punto focal del paciente
(Conocimiento silencioso, 142). Es decir, el curandero dedica sus habilidades a realinear la
energía del paciente. Don Juan también pensó que el poder de un curandero emanaba de ser
un conducto del espíritu. Por tanto, es el espíritu, y no el curandero, el que realinea la energía.
El exquisito equilibrio que uno encuentra cuando se libera en el espíritu es la marca del
vidente; quizá esto explique por qué muchos videntes son sanadores.
Hace algunos años, durante un curso que dirigí en Massachussetts, una participante, a la que
llamaré Carol, se quejó de un dolor de cabeza. También comentó que le dolía la rodilla
izquierda. Durante un descanso, dos mujeres que participaban en el seminario (a las que
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llamaré Betty y Marge) dijeron que practicaban la curación no ordinaria y con el permiso de
Carol se pusieron a trabajar con ella. Me senté a cierta distancia y observé sus esfuerzos.
Pronto comencé a ver.
Betty se arrodilló frente a Carol (que estaba sentada) y colocó sus manos sobre la rodilla
resentida. Marge, que estaba de pie detrás de Carol, colocó sus manos suavemente sobre su
cabeza. Podía ver la energía que emanaba del cuerpo energético de Betty hacia la rodilla de
Carol. Parecía que Betty reunía sus reservas y después las vertía sobre Carol. Marge, por otro
lado, permanecía tranquila y en calma, parecía trabajar sin ningún esfuerzo. Desde
aproximadamente un metro por encima de la cabeza de Marge, un rayo de luz blanca
descendió y entró en la parte alta de su cabeza. Después de unos cinco minutos, Betty y Marge
se detuvieron. Betty parecía un poco fatigada y Marge estaba vibrante. Carol comentó que el
dolor de su rodilla había cedido y el de cabeza había desaparecido completamente.
A lo largo de los años he descubierto que muchos médicos y la mayoría de los sanadores
alternativos comparten los puntos de vista de don Juan. Sin embargo, el campo de la salud es
muy amplio y hay una gran variedad de planteamientos y técnicas. Una de las profesoras de
Taisha Abelar, Clara, le dio una serie de «pases brujos» o movimientos físicos específicos
destinados a restaurar o mantener la salud. Además, una de las socias de Donner, Delia, le dijo
que es fácil curar en sueños cuando estos tienen propósito.
El ensueño también ofrece la posibilidad de curar a grandes distancias del paciente. Edgar
Cayce, un psíquico americano del siglo xx, entraba en trance —que es un tipo de ensoñación—
con sólo darle el nombre y la dirección de una persona (a menudo a partir de una referencia
médica). Entonces localizaba físicamente a la persona y facilitaba un diagnóstico para su
tratamiento y futura prevención. Las lecturas de Cayce se conservan en la Fundación Edgar
Cayce en Virginia Beach, Virginia, y están a disposición del público. La fundación está
hermanada con la Asociación para la Investigación de la Iluminación.
La regla
Entre los mandatos del Águila está la regla. La regla es el intento, la energía consolidante, el
sueño del Camino Tolteca. Cuando se utiliza como mapa, la regla tiene en cuenta todas las
facetas del mundo tolteca: proporciona directrices respecto a la visión del mundo y las técnicas
que se han de emplear e incluso indica las personalidades que deben tener los practicantes. La
creciente toma de conciencia por parte de los toltecas de la existencia de esta emanación
explica la evolución de los ciclos. Emilito, otro de los mentores de Abelar, dice que la regla es
vital porque le impide a uno hacerse «arbitrario o caprichoso». En otras palabras, aprender a
mover el punto focal proporciona automáticamente muchas opciones, por lo que es fácil
perderse en la exploración de lo desconocido. Para impedirlo, los videntes modernos mantienen
la firme resolución de permanecer en la pista que lleva a la libertad. La regla les proporciona un
mapa para hacerlo.
De la misma forma que hay distintos mapas de las autopistas producidos por distintas
compañías, las tradiciones metafísicas ofrecen direcciones diferentes . Cada sistema tiene su
propia regla, su propio estilo de relación con el cosmos. Cada regla proporciona la lógica —las
bases del conocimiento— que conforman el mapa de esa tradición específica. Cada mapa
señala qué buscar y cómo ir del punto A al punto B. En un sentido, saturarse de la energía de
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uno de los sistemas constriñe la conciencia, pero en otro sentido también ofrece libertad.
Enfocar la atención en lo que uno considera esencial excluye otras percepciones, pero siguiendo
un buen mapa uno consigue ir donde quiere.
La regla contiene abstracciones básicas, abstractas porque tratan con el espíritu indefinible.
Una de las abstracciones que encontramos en el Camino Tolteca es que el espíritu se da a
conocer, como en el caso de los presagios. La regla misma se manifiesta a partir del espíritu.
Otra abstracción es que podemos comunicar con el espíritu a través del diálogo interno no
verbal y de los presagios. Asimismo, la regla nos ofrece una guía para entrar en contacto con el
espíritu. En El conocimiento silencioso, Castaneda presenta otros centros abstractos.
Rastrear y ensoñar
El siguiente cuadro (pág. 72) nos ofrece pistas en relación a esta división de las energías.
El rastreo, por ser un logro del tercer ciclo, está orientado hacia el mundo-de-la-gente. Como
trata con esta estrecha banda, utiliza pequeños cambios del punto focal y permite adaptarse e
incorporar el conocimiento a la vida diaria (Conocimiento silencioso, 265). Ofrece sobriedad y
dirección. El ensueño, por su parte, nos ofrece la aventura de cambios mayores y a menudo
desconcertantes y por tanto añade una inmensa estimulación a la exploración del cuerpo
energético. El resultado es que el ensueño y el rastreo suplantan la necesidad de las plantas de
poder.
ENSUEÑO
• Indómito
• Inquieto
• Expansivo
• Da saltos
• Exagerado
• Equilibrado con los mundos no ordinarios
• Reactivo
• Muy energetizante
RASTREO
• Reservado
• Intencionado
• Flexible
• Práctico
• Disciplinado
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El rastreo suele estar relacionado con las actividades del primer campo y el ensueño con las
del segundo, pero esto no siempre sucede de manera exclusiva. Por eje mplo, soñar despiertos
es el ensueño aplicado al cuerpo físico o a las tareas del primer campo. La idea, por tanto, es
que debemos trabajar con ambos. El poder del ensueño es necesario para asegurarse
movimientos dramáticos y significativos del punto focal, y el rastreo es necesario para dirigir
esos cambios en direcciones productivas. Desde cierta perspectiva, rastrear es una forma de
ensoñar en la que el ensueño intersecta con el mundo humano. Desde otra perspectiva, el
ensueño es una maniobra de rastreo que nos proporciona mayor orientación y una expansión
general de la conciencia. Ambas tareas sirven para enfocar las energías y su armonización
eleva la conciencia.
El vidente
El vidente es el producto de la evolución del Camino Tolteca. El rasgo distintivo del vidente
es que puede salir del mundo tolteca y seguir desarrollando la percepción. En cierto sentido, la
diferencia entre un tolteca y un vidente es la diferencia entre el segundo y el tercer ciclos.
Tanto el segundo como el tercer ciclos tuvieron videntes; por eso fueron capaces de entender
el Águila y sus emanaciones. Pero los toltecas del segundo ciclo se quedaron dentro del
sistema. Los videntes trabajan con el sistema el tiempo suficiente como para salir de él.
El segundo ciclo logró realizar viajes notables a terrenos que están fuera de la percepción
humana ordinaria, pero también pensó que lo desconocido podía ser reducido a lo conocido.
Para resolver esta situación, las innovaciones del tercer ciclo orientan al vidente hacia las
cualidades puramente abstractas de lo incognoscible. Ver lo incognoscible como una fuerza
abstracta lo sitúa en un reino totalmente misterioso. Esto ayuda a mantener la percepción
abierta y flexible.
Don Juan aconsejó a Castaneda no confundir el mundo con lo que hace la gente (Realidad
aparte, 264). Para don Juan, el mundo está hecho de dimensiones dentro de dimensiones y
ofrece oportunidades inimaginables. Cuando ayudó a Castaneda a percibirse como un cuervo,
por ejemplo, le mostró que la conciencia humana sólo es una de las opciones que tenemos a
nuestra disposición (Enseñanzas, 188). También le enseñó que la manipulación variada y
constante del punto focal aumenta la conciencia de otras formas de vida, incluyendo a la
Tierra.
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Don Juan indicó que, a medida que progresa, la relación del tolteca con la Tierra se va
haciendo más exquisita e íntima. Los toltecas conectan puntos de su conciencia personal con la
Tierra. Este alineamiento les proporciona un poder adicional para entrar en otros universos.
Don Juan mantiene que alineando el intento con otras emanaciones y conectando
posteriormente con la energía vital de la Tierra, podemos impulsar nuestra conciencia a reinos
que están más allá de la vida y la muerte tal como las conocemos. Pensemos que los videntes
que llegan a este nivel, los desafiantes de la muerte, tiene el poder de morir cuando ellos
quieren (Conocimiento silencioso, 228).
Don Juan cree que los videntes del tercer ciclo son los desafiantes de la muerte
quintaesenciales (Fuego, 295). Para él, buscan la verdadera libertad más que extraños y
elaborados flirteos con lo desconocido. Buscan la liberación por medio del fuego interno.
El fuego interno
El impecable control que don Juan ejercía sobre su punto focal le dio algunas opciones
extraordinarias. Por ejemplo, cuando se enfrentaba a un peligro inmediato podía mover su
punto focal y, en un abrir y cerrar de ojos, situar su cuerpo físico en otro lugar. También podía
elegir arder con el fuego interno (Conocimiento silencioso, 228). Cualquiera de estas acciones
le alejaba del peligro.
Según don Juan, el fuego interno produce una conciencia total y por tanto una libertad total.
Tiene lugar cuando uno extiende deliberadamente su conciencia a todo el cuerpo energético. El
rastreo y el ensueño nos permiten explorar y energetizar diferentes regiones del cuerpo
energético. Cuando la estimulación es suficiente se puede extender la conciencia a todo el
cuerpo energético. Don Juan dice que entonces el cuerpo físico se evapora del mundo y sin
embargo la conciencia individual permanece (Fuego, 295, 291).
Para proporcionar otra referencia, el fuego interno tiene lugar cuando el primer y el segundo
campos de energía se unifican. Las limitaciones del primer campo ceden ante el segundo y dan
lugar al cuerpo de energía total. Sin embargo la influencia del primer campo permite mantener
la sensación de individualidad. Entonces la conciencia es propulsada al tercer campo y las
cualidades abstractas de lo incognoscible se vuelven concretas. Don Juan pensaba que la única
condición para lograr la libertad total era disponer de la energía suficiente (Fuego, 295) y
enseñaba que el Camino Tolteca es el medio para manejar esa energía.
CAPITULO 4.
UN EQUIPO TOLTECA.
A lo largo de los años me he asociado con grupos toltecas diseminados por los Estados
Unidos, México, Canadá y Europa. Son grupos de hombres y mujeres en los que ciertos
miembros de cada género se dedican al rastreo o al ensueño. Dentro de sus distintas edades,
preferencias, gustos, estilos, habilidades y procedencias, todos ellos mantienen un vínculo
común que es su incesante búsqueda de la libertad. Como grupo reflejan las personalidades
que componen el «grupo de un nagual», tal como se delinea en los capítulos 9 y 10 del sexto
libro de Castaneda, El don del Águila.
ella. Así, la regla permite diversas interpretaciones dentro de su ámbito general. Además, los
equipos no tienen por qué parecerse entre sí. Hay mucho espacio para las variaciones siempre
que se ponga en práctica el plan general. La directriz fundamental es que cada miembro pueda
tratar con lo que se le presenta delante en lugar de adaptarse forzosamente a unas nociones
preconcebidas. Asimismo, cada equipo debe encontrar su propio camino. Las presiones y
requerimientos van cambiando según el tiempo y el lugar. Este capítulo, aunque guiado por la
regla, está basado en mis observaciones de esta gente y en mis interacciones con ellos.
Los sexos
Esta forma de pensar arroja por la ventana la mayoría de los modelos previos del siglo xx.
Pero también es interesante observar que la división del trabajo que propone es consistente
con los arquetipos de las energías masculinas y femeninas. Se suele pensar que la energía
masculina proporciona dirección e impulso y que la femenina es abierta, flexible y nutricia.
También es importante señalar que en general se considera que hombres y mujeres tie nen una
combinación de ambos tipos de energía, masculina y femenina.
Donner amplía el pensamiento de don Juan sobre las mujeres afirmando que nuestra
supervivencia como especie depende de que demos a las mujeres tiempo para evolucionar. En
lugar de alinearse con la procreación, ella siente que las mujeres deben alinearse con la
evolución, y afirma que usando el útero (para ensoñar) se puede definir y expresar el ensueño
de otro intento, es decir, otra realidad. Uno de los efectos de esta nueva realidad sería que la
totalidad de la especie podría ir en otra dirección, y a partir de ahí las mujeres darían a luz a
una nueva especie. Esto no es el liderazgo tradicional, sino un liderazgo radicalmente
transformador.
En la historia reciente, no hay duda de que los puntos de vista masculinos han gobernado.
Tenemos muy pocos monumentos dedicados a mujeres y relativamente pocas mujeres entre
nuestros representantes políticos. Por tanto, es evidente que nuestra sociedad se ha negado a
reconocer la validez de los puntos de vista femeninos y de su poder. Ahora, sin embargo, las
mujeres están hartas y reclaman su libertad. Incluso proliferan las discusiones sobre las
sociedades patriarcales frente a las matriarcales. Se suele oír que las sociedades patriarcales
son artificiales, están dominadas por el poder y no respetan los derechos humanos. Por otro
lado, se considera que las sociedades matriarcales son abarcantes, nutricias y protectoras de
los más altos ideales.
Uno de los temas recurrentes es que las sociedades patriarcales (y por tanto, los hombres en
general) no tienen la amplitud de visión propia de las mujeres. Se dice que los hombres tienen
limitaciones naturales. Esta visión a menudo queda implícita, sin necesidad de explicación, y
por tanto responde al impulso dominador, sólo que esta vez es expresado por las mujeres. Las
mujeres que muestran esta actitud, desprecian arbitraria y sistemáticamente a los hombres y,
al hacerlo, cometen el mismo agravio que desean corregir.
Por ejemplo, recuerdo una conversación íntima con algunos amigos en la que una mujer
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Sin embargo, su comentario es muy significativo. Durante mucho tiempo los hombres fueron
considerados superiores, eran los que ganaban el pan. Ahora un número de gente cada vez
mayor afirma que las mujeres son superiores, las salvadoras. Quizá el péndulo debe oscilar en
la dirección opuesta para generar más conciencia y equilibrio. O tal vez los seres humanos
solamente queremos dominar. Sin embargo, también es posible que podamos ir más allá de las
preocupaciones patriarcales y matriarcales. Si encontramos un terreno común de igualdad, tal
vez podamos avanzar hacia un terreno superior. Como dice don Juan, el hecho de que todos
nos enfrentemos a la muerte nos hace iguales y no nos deja tiempo para nada que sea menos
que la igualdad (Viaje, cap. 4). Utilizando este consejo como guía, quizá podamos elevarnos
más allá de la llamada batalla de los sexos hacia los ritmos de la conciencia universal donde el
drama de las energías masculinas y femeninas no es más que una obra de teatro.
La regla divide a los individuos en cuatro grupos o direcciones: norte, este, sur y oeste. Las
direcciones reflejan el equilibrio natural de orientarse en un camino concreto. Además, cada
dirección encarna un intento particular. Dejando de lado los argumentos sobre la superioridad
masculina o femenina, una visión definitivamente tolteca es que las mujeres llevan dentro de si
el intento de las direcciones. Por tanto, las mujeres están conectadas con el intento por su
propia naturaleza, mientras que los hombres deben aprender a hacer esa conexión. Esta
diferencia es la que llevó a don Juan a decir que las mujeres llevan ventaja en la búsqueda del
conocimiento.
Las siguientes categorías reflejan formas de energía. La idea en este caso no es tanto definir
los diversos tipos de comportamiento como dirigir la conciencia hacia otro marco de referencia.
Norte. Esta dirección está relacionada con el conocimiento. La persona de esta dirección
busca y adquiere conocimientos muy específicos en su particular área de investigación. Es el
intento del intelectual. Los habitantes del norte, aunque son vitales para casi cualquier tarea,
suelen mostrarse distantes, superiores y arrogantes. Descansando cómodamente dentro de sus
dominios, acaban ignorando lo desconocido y pueden tener problemas porque rehúyen
constantemente ampliar las fronteras de su conocimiento habitual.
Sur. Es una dirección muy nutricia y sosegada. El cuerpo energético de este tipo de persona
produce automáticamente un brillo protector que le escuda del ver de los demás; es como si
estuvieran sellados por un capullo protector. Resulta más difícil verlos y ver sus motivos que
ver a la gente de otras direcciones. Esto les hace adecuados para el trabajo detrás del
escenario. Por ejemplo, este tipo de persona disfruta más del control que supone conseguir que
su aspirante se haga con un cargo oficial que de presentarse ella misma al cargo.
Oeste. Poder. Los que pertenecen a esta dirección tienden a la acción, a actuar en lugar de
hablar. Suelen tener un comportamiento agresivo. Su energía bruta les proporciona
combustible para impulsar casi cualquier proyecto. Sin embargo, también tienden a ser
volátiles, alborotadores y desdeñosos. El poder natural que reside dentro de ellos desafía
constantemente su equilibrio con las demás direcciones.
El siguiente cuadro nos presenta las perspectivas masculinas y femeninas en relación a las
cuatro direcciones y nos ofrece una visión de las distintas orientaciones y funciones, además
del rasgo positivo y negativo de cada dirección. Una vez más, este esquema debe servir para
proporcionar perspectivas, no para confinar el comportamiento.
1. Dirección / tipo.
2. Función general.
3. Rasgo positivo.
4. Rasgo negativo.
MUJERES:
1. Norte
2. Conocimiento
3. Perspicacia
4. Orgullo
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1. Oeste
2. Poder
3. Impulso
4. Volatilidad
1. Este
2. Paz
3. Optimismo
4. Inestabilidad
1. Sur
2. Nutrición
3. Sosiego
4. Flacidez
HOMBRES:
1. Intelectual (norte)
2. Conocimiento especializado
3. Hace funcional el conocimiento
4. Demasiado distante
1. Correo (este)
2. Mensajero/Explorador
3. De trato fácil
4. Necesita ser dirigido
Estas categorías no son exclusivas, ya que otras descripciones de las direcciones encajarían
igualmente bien. Asimismo, otra de las reacciones típicas con las que me suelo encontrar es:
«¡Pero yo soy todas esas cosas!» Correcto, todos tenemos cada dirección dentro de nosotros,
incluyendo las perspectivas masculinas y femeninas.
Pero algunas personas son temperamentales, tímidas o agresivas. Otras tienen una marcada
tendencia al trabajo intelectual, el arte y las artesanías, o los servicios huma nos. Las
direcciones sólo sirven para dar cuenta de los distintos temperamentos, no para limitarnos a
ellos. Por ejemplo, la dirección sur no excluye la acción, de la misma forma que la persona
tendente a la acción no está excluida de tener un conocimiento refinado. Tampoco significa que
los hombres no puedan ser presumidos o las mujeres no puedan ser manipuladoras.
Las direcciones también nos ofrecen un modelo para que podamos aceptar los cambios en
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los demás y comprender cómo las distintas personalidades nos influyen. Por ejemplo, la gente
del norte puede utilizar argumentos elaborados y autoritarios como un subterfugio para
encubrir el hecho de que no ven muy bien.
También conozco a toltecas del sur que, como resultado de sus tendencias nutricias, están
completamente seguros (y así lo imponen a los demás) de que ellos son los más listos. Parte
de lo que ellos consideran nutricio es simplemente un intento de hacer que los demás se
plieguen a sus deseos. En lugar de escandalizarnos por los excesos, a veces es más fácil tolerar
estos comportamientos situando las tendencias individuales dentro de un contexto más amplio.
Por otra parte, podemos usar los elementos de cada dirección para medir nuestros puntos
fuertes y débiles. Si entendemos los diversos componentes de nuestras personalidades,
tenemos más probabilidades de integrar y equilibrar nuestras energías, con lo que estaremos
mejor equipados para cualquier trabajo.
Rastreadores y ensoñadores
Hay muchas facetas dentro del rastreo y el ensueño. Podría decirse que ensoñar es
conciencia y rastrear es la disciplina necesaria para manejar esa conciencia. Ambos son
necesarios. Al igual que con las direcciones, todos tenemos las dos tendencias, pero la gente
suele inclinarse por una o la otra; es una cuestión de predilección o naturaleza inherente.
Quienes prefieren rastrear —los rastreadores— suelen funcionar mejor en los asuntos humanos
ordinarios, mientras que quienes prefieren ensoñar —los ensoñadores— encuentran su hogar
natural en los mundos que están más allá de lo ordinario.
Quizá, debido a su afinidad con otros mundos, los ensoñadores pueden tener dificultades con
la disciplina terrena. Su sentido del orden suele proceder de l a relación con una autoridad
externa, porque les da algo a lo que agarrarse. Por tanto, tienden a quedarse fijados. En su
intento de interiorizar un orden, los ensoñadores suelen creer que el mundo realmente refleja
sus pensamientos. A menudo se aferran a una o dos pruebas que les parecen evidentes y se
pierden en esas líneas de pensamiento.
Entonces posiblemente ampliarán su ensoñación y pensarán que los demás comparten sus
sueños, y por tanto tienen los mismos valores y puntos de vista que ellos. Dada su intensa
energía, tienden a enredar a los demás en su telaraña de sueños. Sus fijaciones les impiden
adaptarse y crecer de manera medida y dirigida. El resultado es que hacen falta la fuerza y la
estabilidad proporcionada por una fuerza externa muy consist ente para poder penetrar esa
barrera. Como no siempre hacen conexiones sólidas entre su mundo interno y lo que ocurre
fuera, los ensoñadores pueden ofrecer soluciones a su equipo en el caso de cambios abruptos y
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enérgicos.
A veces resulta difícil distinguir entre el ensueño y el rastreo. Sus expresiones a menudo se
entremezclan, porque no hay reglas claras que marquen las distinciones. Un niño con una
tendencia natural al rastreo que haya sido criado por una ensoñadora dominante puede parecer
ensoñador a primera vista. Es normal que el niño simplemente adopte las formas de sus
padres. Por otra parte, de vez en cuando, uno se encuentra con una persona que posee una
mezcla a partes iguales de ambos componentes. Sea cual sea la situación, lo mejor es aplicar
todos nuestros recursos al rastreador o ensoñador que llevamos dentro.
Asimismo, es importante tomarse esta distinción con ligereza porque los términos, aunque
están destinados a orientarnos, pueden encubrir la esencia. En resumen, los rastreadores se
afilan a sí mismos en nuevos dominios de conocimiento y poder mientras que los ensoñado res
florecen cuando se sumergen en nuevos dominios de poder. Sin embargo, encerrar a alguien
en una identidad impide su evolución individual, la de su equipo y la del camino que sigue. Por
tanto, lo mejor es utilizar el modelo de equipo no para definir el camino de la autorrealización
sino como una ayuda en ese camino.
Según don Juan, lo que inicialmente hace que una persona sea líder de grupo es la
configuración de su cuerpo energético (Conocimiento silencioso, 13). Lo típico es que el líder de
grupo tenga cuatro compartimentos, mientras que los demás sólo tienen dos. Esta
configuración particular les da más energía y además les ofrece puntos de referencia naturales
en las cuatro direcciones. Don Juan indicó que este equilibrio permite a los líderes reflejar
mejor el espíritu (Ensueño, 10). Elaborando sobre esto, Castaneda afirma que a los líderes no
les impulsan los deseos habituales, reciben «órdenes de alguna fuente que no puede ser
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explicada». Esta danza con lo abstracto es la que lleva a todo el equipo hacia la libertad.
Aunque todos los miembros del equipo desarrollan el rastreo y el ensueño, estas prácticas
son especialmente importantes para los líderes. Esto no quiere decir que los líderes sepan más
sobre todos los temas, sino que deben ser expertos en diversas capacidades para que se
produzca un equilibrio. Como dice don Juan, además de energía, tienen sobriedad, re sistencia y
estabilidad (Conocimiento silencioso, 13) y añade que ser líder de grupo tiene otras
implicaciones aparte de tener más energía. Los líderes de grupo son educados para ser
profesores y guías (Fuego, 11). Por ejemplo, Castaneda nos dice que Abela r fue formada en
México por toltecas que estaban bajo la supervisión de don Juan.
Como observó Castaneda, los miembros del equipo de don Juan eran iguales y sin embargo
diferentes (Conocimiento silencioso, 200). El mismo don Juan señala que los líderes de equipo
tienen cierta autoridad (Fuego, 132). Las dimensiones de su autoridad tienen que ver con el
momento concreto, con lo que esté ocurriendo y con la forma que tenga el espíritu de mover a
esa persona. Castaneda comentó en una ocasión que percibía a don Juan como el líder militar
de una operación encubierta (Conocimiento silencioso, 95). Esta imagen nos ofrece una
metáfora de la cohesión del equipo.
Don Juan dice que una de las misiones del líder es crear situaciones en las que se pueda
mover el punto de encaje. Dada la fuerte individualidad de los miembros, esto a menudo
representa una tarea formidable. Casi todo el mundo entiende de manera diferente ciertas
partes de la regla. Aunque esta fuerte individualidad conlleve discusiones, también es una
gracia que salva al grupo ya que el individualismo impide que se rinda culto personal a los
líderes. Como señala Arthur Deikman en su libro The Wrong Way Home, la falta de autonomía
es el rasgo que define la existencia de un culto personal.
Gracias a la diversidad de experiencias y pensamientos que les proporcionan sus equipos, los
líderes pueden consolidarse, refinarse y poner en práctica la regla. Se podría decir que los
líderes encarnan la regla; en la práctica, esto produce resultados interesantes. Por ejemplo,
para poder integrar el tremendo logro que supone haber sal tado de un risco, desmaterializarse,
experimentar otras dimensiones y recuperar la forma física, Castaneda tuvo que utilizar la regla
como guía (Segundo anillo). La complacencia y el titubeo eran tabú y la aceptación de esa
posibilidad debía estar presente. Además, posteriormente, Castaneda tuvo que dividir a los
miembros de su primer equipo en parejas masculino-femenino, con lo que se creó un equilibrio
rastreador-ensoñador (Don, cap. 4). Después de dividir su equipo, lo dispersó por todo México;
para hacerlo utilizó la regla y siguió las directrices del espíritu.
Por su participación en la regla, el espíritu influye en los líderes para que creen
espontáneamente las circunstancias que sitúen a los miembros de su equipo ante diferentes
visiones del mundo, diferentes energías y diferentes paisajes de la percepción. Así es como la
regla se imparte al equipo. Pero cuando los miembros se encuentran ante la tesitura de
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renunciar a ciertas partes de su identidad —sus pensamientos sobre ellos mismos y el mundo—
pueden reaccionar con violencia. Por ejemplo, un grupo de antiguos aprendices de don Juan
pelearon ferozmente con Castaneda porque no estaban de acuerdo con él sobre cómo seguir
adelante y don Juan no estaba presente (Don, cap. 5). Cada uno creía tener razón respecto a
cómo debían ocurrir las cosas. Anteriormente, un grupo de aprendices femeninas conocido
como «las hermanitas» habían conspirado para matar a Castaneda en un esfuerzo erróneo por
obligarle a actuar (Segundo Anillo, cap. 2).
Uno de los objetivos de los miembros de un equipo es estar centrados en sí mismos sin estar
autocentrados, perder la identidad individual sin perder la autoconciencia. La disciplina del
ranger está diseñada para que cada miembro pueda enfrentar esta lucha monumental y
transcender la individualidad ordinaria. Los toltecas suelen descubrir que un aspecto de su
naturaleza es formar parte de un equipo. A partir de ahí, el servicio al equipo puede ser más
importante que el servicio a uno mismo. Mientras que anteriormente el individualismo impedía
el culto personal, ahora podría impedir que se dieran pasos nuevos e importantes.
La disciplina del ranger nos aleja de la construcción de una identidad social como forma de
manejar la conciencia, de ahí que siempre se ponga el énfasis en la libertad. Y no todos la
logran. Por ejemplo, don Juan dice que Julian sucumbió a la tentación de lo desconocido y
perdió la conexión con la libertad total (Fuego, 152).-
Tal vez el papel más importante del líder sea el de recalcar las cosas. Don Juan dice que
normalmente no creemos poder progresar por nosotros mismos y añade que la configuración
energética del cuerpo del líder actúa como un canal que permite el flujo directo de la energía
desde el espíritu (Conocimiento silencioso, 181). La consecuencia es que es el espíritu el que
mueve la percepción, no la persona. El factor más importante para que se produzca este
cambio es reducir la cantidad de autoreflejo e incrementar la cantidad de misterio. Esto libera
la energía interna y permite nuevos alineamientos energéticos.
Liderazgo
Sin embargo, los líderes también confían en las influencias energéticas de sus equipos,
aunque es casi imposible saber cómo una influencia afectará al líder. Aunque un miembro crea
que está ejerciendo un tipo de influencia particular, puede tener un efecto inesperado sobre el
líder. Por ejemplo, una mujer del oeste y un hombre de acción caminaban juntos por un barrio
residencial de su ciudad. Al pasar junto a un árbol sintieron que sus energías cambiaban y sus
puntos de encaje se movían. Ambos sintieron un pavor extremo. Se alejaron inmediatamente,
reordenaron su energía y regresaron junto al árbol. Volvieron a experimentar el mismo cambio,
el mismo terror, y concluyeron que la energía del árbol les producía ese efecto. Cumpliendo con
su responsabilidad, contaron lo ocurrido a los demás miembros del equipo, incluyendo a su
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líder. Éste creyó que era una información valiosa y le intrigó el hecho de que los árboles
pudieran ser utilizados para mover el punto focal.
Daré otro ejemplo de esta cuestión: un amigo me contó que solía experimentar un terror
extremo cuando estaba solo en medio del bosque por la noche. Superó su miedo situando sus
experiencias en el contexto de los movimientos del punto focal y examinando su miedo
posteriormente. Actualmente se impone la tarea de pasar tiempo en el bosque y ya no sufre
esa reacción negativa.
Así, aunque los miembros de ese equipo querían informar a todo el mundo de los peligros
que acechaban, el resultado fue otro. Casualmente, cuando ocurrió este incidente, esas
personas utilizaban plantas de poder con regularidad y sus cuerpos energéticos eran de los que
al verlos se parecen a coliflores. Quizá las distorsiones en sus campos energéticos amplificaron
las distorsiones de su experiencia y de la interpretación subsiguiente.
Aceptando las diversas influencias del equipo, los líderes tratan de potenciar la claridad
personal de los miembros y la claridad de la misión. Mencionando un tema que se repite en el
libro de Warren Bennis On Becoming a Leader, los líderes no permiten que otros conformen sus
vidas; toman las influencias de los demás y se conforman a sí mismos. En su camino, el equipo
puede hundirse en la autoimportancia y las luchas de poder propias del segundo ciclo o
elevarse hacia la libertad del tercer ciclo.
En las situaciones ordinarias, los líderes son los que más tienen invertido en los grupos que
dirigen, Invierten sus ideas sobre esto y aquello. La autoimportancia limita su actuación y les
hace resistirse al cambio, especialmente cuando ya no se les percibe como agentes del poder.
El liderazgo tolteca, por otro lado, requiere una adhesión despiadada a la disciplina del ranger.
Esta disciplina permite el flujo del espíritu dentro de cada miembro y del equipo. Nadie está al
cargo y no hay nada de lo que encargarse. Todas las ideas son tomadas en consideración,
inventariadas, y después —como sugiere don Juan— eliminadas para poder expandir aún más
el conocimiento (Fuego, 83-85). La devoción inalterable a los potenciales más altos —a pesar
de los deseos de los miembros individuales— va enfocando gradualmente al equipo. Lo que
está en juego es la completa transformación de las energías personales y grupales.
Los pasos necesarios para lograr esta transformación no están delineados, pero hay un
método, un método de Poder. Una vez más, el líder del equipo sigue el espíritu más que las
deliberaciones racionales (Fuego, 172). La tremenda preparación que reciben los líderes
durante su aprendizaje les sirve para abrir pasadizos en medio de su propio autoreflejo. Para
que el equipo tenga una oportunidad de éxito, esta misma disciplina debe ser desarrollada por
cada uno de sus miembros. A lo largo de este desarrollo, la percepción individual cambia de la
racionalidad a la voluntad, un modo de percepción más abarcante.
Por medio de la voluntad, el individuo percibe directamente el orden natural mas que el
orden artificial y simbólico de la razón. Exploramos este cambio a la voluntad en los últimos
capítulos del libro. De momento, es importante reconocer que para seguir el espíritu se
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En esencia, el liderazgo implica hacer que un equipo siga el espíritu en lugar de seguir al
líder. A tenor de la cantidad de agitación, esfuerzo y humor que Castaneda describe en su
asociación con dos generaciones de equipos toltecas, es difícil adivinar cómo s e desarrollará la
guía de un líder.
Reunir un equipo
Don Juan dijo a Castaneda que el número mínimo de miembros bajo la dirección de un líder
es 16: ocho mujeres, sin incluir la líder femenina, y ocho hombres, entre los que se incluye el
líder masculino del grupo (Don, 181). Las mujeres son representantes de las cuatro direcciones
desde las perspectivas del ensueño y del rastreo. Habitualmente, la líder del equipo femenino
activa su fuego interno y se marcha con el equipo precedente. Entonces sirve de luz y guía a su
equipo que se ha quedado en la tierra, mientras el guía masculino se encarga de conducir al
equipo hacia esa luz y de asegurar la supervivencia del linaje.
Don Juan me informó de que un equipo de ocho mujeres y cuatro hombres —aparte de los
líderes— también podría tener éxito. Dijo que el componente critico eran las ocho mujeres.
Como las mujeres son portadoras del intento, todos los elementos dentro del equipo tienen que
estar cubiertos, esto asegura que las energías de los rastreadores y ens oñadores de cada
dirección vayan creciendo con el equipo. Si sólo hay cuatro hombres, tienen que ser cuatro
rastreadores, uno de cada dirección. Esto asegura que el propósito y la dirección serán
estables.
En mi caso, ocurrió mientras conducía por el desierto cerca de Tueson. Tenía la tarde libre y
no había otros vehículos por la carretera. Al dar la vuelta a una curva, vi a un hombre de pie en
medio de la carretera, a unos doscientos metros de mi. Era alto, delgado y de complexión
fuerte. Llevaba puestos unos pantalones marrones oscuros y botas, una camisa blanca y un
sombrero marrón oscuro de vaquero con el borde plano. Portaba un revólver de cañón largo
atado a la cintura y tenía un aspecto feroz pero no parecía malintencionado. Me dio la
impresión de ser alguien que está fuera de la ley, pero no un forajido; quizá era un ex-sheriff
que para ser fiel a sí mismo tenía que dejar de estar al servicio de la ley. Frené para no
atropellarle. Al pasar a su lado, me miró directamente a los ojos. Pensé que quizá era un
vaquero local o un actor de alguna película que estuvieran rodando por allí cerca. Casi
inmediatamente después de pasar a su lado, miré hacia atrás. Había desaparecido. Frené un
poco más y miré por los alrededores. No podía haber ido a ninguna parte con tanta rapidez. Su
aparición y desaparición me dejaron atónito. Un par de días después me encontré con don Juan
en las afueras de Tucson.
Históricamente, los líderes de los equipos ya formados ayudaban a los líderes de la siguiente
generación a reunir su equipo. Evidentemente don Juan proporcionó a Castaneda el núcleo de
su equipo. Actualmente, sin embargo, como don Juan se las tuvo que arreglar con Castaneda y
su triple cuerpo energético, los líderes de los equipos dependen más de sus propias iniciativas.
Además, Carol Tiggs volvió de su salto con el equipo de don Juan, lo que anula de golpe el
orden anterior. Norbert Classen y otros toltecas piden una nueva interpretación de la regla.
Quizá esto sea un signo de la llegada del cuarto ciclo.
En una ocasión pregunté a Donner qué es lo que unifica a un equipo y ella me respondió:
«Afecto». Le volvía a preguntar si era el afecto humano y me dijo que era «el afecto mismo». A
medida que se despliega el afecto, nos damos cuenta de que el equipo es una extensión de
cada miembro y cada miembro es una extensión del equipo. Cada miembro debe alinear sus
objetivos personales con el intento del equipo. El hecho de tener que subordinarse a menudo
produce reacciones fuertes, pero también nos lleva al umbral de un nuevo dominio espiritual.
Por tanto, aunque el ajuste pueda ser engorroso y agotador, también es edificante. Es
importante recordar que no se trata de subordinar la voluntad personal a la voluntad del líder
del equipo. La voluntad personal sólo debería subordinarse al Poder, al Gran Espíritu, a la
Voluntad Divina.
La misión
La misión de un equipo es alcanzar la libertad. Libertad es una noción muy abstracta que
significa cosas diferentes para personas diferentes. En términos toltecas, significa arder con el
fuego interno, cl acto supremo del desafiante de la muerte. Pero, como Julián, muchos pierden
el rumbo. Desde una perspectiva histórica, Julián nunca salió completamente de las prácticas
del segundo ciclo. Recordemos que los videntes del tercer ciclo querían remediar los fallos del
segundo ciclo: miopía, exceso de autoimportancia y tendencias dominadoras. Aunque los logros
del segundo ciclo fueron notables, sus adherentes cayeron de cabeza en un pozo muy
profundo.
Para realizar su misión, los toltecas deben liberarse de todos los condicionamientos
ordinarios y con el fin de acelerar este proceso cada miembro proporciona cierta energía que
los demás pueden utilizar para generar el equilibrio. Por ejemplo, Vicente era el intelectual del
equipo de don Juan, un experto en hierbas y plantas medicinales. Usó su conocimiento para
Favorecer el bienestar de su equipo y producir visiones (Realidad aparte, 47).
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El trabajo del ranger es transformar sus campos de energía personales. Dentro de sus vidas
diarias, los rangers equilibran e integran en cierta medida las cuatro direcciones y las energías
del ensueño y el rastreo. Por ejemplo, una ranger que conozco usa la energía del norte para
desarrollar sus conocimientos sobre la antigua Grecia, la energía del este para escribir cuentos,
la del sur para cuidar de su casa y la del Oeste para explorar el ensueño. El diagrama de sus
actividades según las cuatro direcciones sería así:
RANGER.
Norte: Estudios sobre Grecia
El camino del intelectual es adquirir complejos conocimientos sobre la Grecia antigua, para
ello utiliza y amplifica la energía del norte. Contar historias, las historias de un mensajero,
desarrolla la energía del este. Es necesaria una energía ligera para poder seguir el hilo de la
historia misma. Del sur fluye la energía que le ayuda a tener su casa en orden: un lugar muy
personal diseñado por ella misma que le proporciona paz y serenidad favoreciendo así el resto
de sus actividades. También usa la poderosa energía del oeste para energetizarse y desarrollar
sus capacidades. Para mí, es un modelo de equilibrio.
Cada una de estas energías está interconectada y funciona en conjunto. Por ejemplo, el
equilibrio y la dirección que nos proporcionan las energías del norte, este y sur hace que las
salvajes energías del oeste no se descontrolen. Así, vemos una vez más que las energías del
rastreo y del ensueño funcionan en conjunto. En este ejemplo, las energías del norte, este y
sur ofrecen dirección y armonía: es decir, rastreo. Y en las rudas energías del oeste esta ranger
encuentra una fuente constante de energía para desarrollar su ensueño.
El equipo amplifica aún más estas conexiones. Al tener que ajustarse a una serie de energías
bien definidas, se acelera significativamente la velocidad con la que uno encuentra su lugar en
el mundo. Como las energías de los demás tiran de uno en distintos sentidos, se desarrolla una
integridad notable en las energías personales. Además, el hecho de que haya personas con una
forma de pensar parecida, pero con una individualidad definida, proporciona a todo el mundo
un impulso sustancial.
favorecen la evolución del grupo. La integridad del ranger permite al individuo soportar las
presiones que supone entrar y salir de las distintas dimensiones.
La integridad también contribuye mucho al grupo, pues el grupo en sí mismo es una entidad
que tiene su propia energía. La falta de integridad individual de cualquiera de sus miembros
afecta negativamente a todo el equipo. Por tanto, cada miembro debe ser en primer luga r fiel a
sí mismo. Sólo después puede soltar y participar en algo más expansivo, y sólo entonces el
individuo puede ceder al grupo la cantidad óptima de energía. Los miembros deben conocerse a
si mismos, su lugar en el mundo y su lugar dentro del equipo. De otra forma, el miembro
chupa energía del equipo para sus propios intereses personales. Después de llegar a un
equilibrio viable, los líderes de equipo pueden fundir las energías individuales en una entidad
colectiva.
El Camino Tolteca, tal como hoy está definido, permite comparar y contrastar formas de
energía, estilos de comportamiento y tipos de personalidad. En resumen, ofrece un contexto
muy amplio. Por ejemplo, ver es una parte del contexto tolteca. Si notaras que alguien te mira
fijamente y no tuvieras este contexto, podrías pensar que esa persona se te está insinuando.
Sin embargo, cuando ves, puedes determinar si la persona sólo está mirando o si está viendo.
En ese momento, usas otra parte del contexto general para determinar tu acción siguiente . Si
te guías por los parámetros ordinarios, podrías enfadarte mucho y salir por piernas, pero desde
la perspectiva tolteca, podrías usar esa ocasión para ver a otra persona en el acto de ver.
Para crear las condiciones del éxito, los practicantes del tercer ciclo crearon y refinaron un
tipo de aprendizaje específico dentro del Camino Tolteca, el del vidente. Al vidente le importa
más la naturaleza de la percepción que su simple alteración. Esta orientación le lleva a salir del
segundo campo de energía y entrar en el tercero, maniobra que don Juan asocia con e l tercer
ciclo (Don, 23).
El conocimiento de las complicaciones de los sistemas nos ayuda a lograr esta maniobra. Así,
mientras los toltecas estudian y ponen en práctica la regla para potenciar la percepción, los
videntes examinan por dentro y por fuera la percepción misma. De la misma forma que los
videntes de otras tradiciones tienen sus directrices, los videntes toltecas usan la regla como
referencia para realizar su misión. Por tanto, la sección siguiente explora las influencias que
conforman la percepción y examina los detalles del conocimiento del vidente tolteca.
PARTE 3 – EL VIDENTE
CAPÍTULO 5
LA FORMA DE LAS COSAS POR VENIR
Una visión del mundo es una de las principales fuerzas que conforman la percepción. Al
participar en una visión del mundo, vamos alineando gradualmente nuestras energías con ese
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mundo. El resultado es que nosotros mismos nos condicionamos activamente respecto a lo que
podemos y no podemos percibir. Como todo lo demás, una visión del mundo tiene sus costes y
sus beneficios. En el aspecto positivo, al elaborar una visión del mundo tenemos un mundo que
ver. El aspecto negativo es que tendemos a ampliar nuestras imágenes, hacemos de ellas la
verdad última y por tanto dejamos otros mundos fuera del cuadro. Consecuentemente,
dejamos de lado rápidamente las visiones nuevas u opuestas a la nuestra porque desafían lo
que tenemos en tan alta estima.
Pero una visión del mundo no es la verdad; es una técnica. Nos ayuda a dar sentido a
nuestras experiencias y nos permite interactuar mejor con el mundo. Una visión del mundo
surge de unir una serie de elementos: como la naturaleza de la gravedad, las visiones de Dios
y el hecho de que la tierra da vueltas alrededor del sol. La visión del mundo guía nuestro
camino. La energía que ponemos en ella dirige nuestros pensamientos, sentimientos y
experiencias. Por tanto, encarna y consume gran cantidad de poder. Si es una visión sólida y
bien construida, nuestras experiencias serán equiparables a ella. La visión nos proporciona un
mundo que podemos utilizar. Sin embargo, también genera una enorme profecía autorrealizada
que limita nuestra visión dentro de sus propias fronteras.
Su poder reside en el consenso, en los acuerdos sociales que aglomeran las energías
personales. Estos acuerdos producen un contrato implícito a partir del cual determinamos
dogmáticamente qué es real o no. Dada la complejidad de una visión del mundo completa,
gran parte del consenso está por debajo del nivel del reconocimiento consciente. Entonces,
llegamos a asumir que una realidad es real. Pero ninguna visión del mundo es omniabarcante,
ninguna puede dar cuenta de la suma total de la creación; la existencia es simplemente
demasiado vasta. Dado su poder de limitarla o expandiría, es importante saber cómo influyen
las visiones del mundo en la percepción. Este capitulo se centra en unas pocas influencias que
conforman nuestra percepción, determinando así lo que nos va a ocurrir.
Cualquier visión del mundo es coherente con un conjunto de suposi ciones sobre la realidad.
Estas suposiciones son simples opiniones, puntos frente a nuestros ojos. Aunque cada uno
tenemos una relación precisa con el mundo, compartimos algunas tendencias comunes. La
cultura, el entorno geográfico y las conexiones resultantes del mero hecho de ser humanos
funcionan en conjunto para que nuestra percepción sea consistente. Esta consistencia nos da la
capacidad de comunicar e interactuar eficazmente con los demás.
Hablando en general, una realidad ordinaria se centra en el mundo físico y una realidad no
ordinaria pone en juego otras dimensiones que a menudo son invisibles. Pero, construyas un
mundo ordinario o extraordinario, el proceso de construcción es el mismo. Por ejemplo,
durante los primeros estadios de mi aprendizaje el mundo tolteca no me parecía consistente.
Aún no estaba desarrollado el nuevo lenguaje que permitiría compartir puntos de vista entre
don Juan y yo. A lo largo de los años trabajé con técnicas de diversas disciplinas no ordinarias,
incluyendo el Zen y el Taoísmo, pero en especial el Camino Tolteca. Este trabajo expandió
lentamente mi visión del mundo y gradualmente comencé a desarrollar la capacidad de
comunicar con otros toltecas. De la misma forma, desde el nacimiento se nos enseñan las
visiones y prácticas de la realidad ordinaria y al emplearlas nos hacemos miembros de ese
mundo.
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Este sesgo no sólo afecta a lo que tiene lugar durante el experimento sino también a la
evaluación que hacemos de él. Por ejemplo, una dificultad para estudiar los fenómenos
psíquicos es que los experimentadores a menudo parten de suposiciones negativas. Muchos
científicos simplemente no reconocen el funcionamiento psíquico y, peor aún, muchos no
admiten que pueda existir. Para ellos, los términos de su mundo indican que ese
funcionamiento no existe y por tanto incorporan esa suposición en sus tests.
A veces esta desviación produce efectos aún más complicados. Por ejemplo, digamos que un
experimento consiste en examinar si una persona puede tener una experiencia de salida fuera
del cuerpo. Durante el experimento, el sujeto viaja lejos de su cuerpo y percibe seis números
escritos en un trozo de papel que está en otro edificio. Vuelve a su cuerpo e informa
correctamente al experimentador de los números y de los rasgos del otro edificio. En tal caso,
los críticos que afirmaban que las habilidades psíquicas no existen, ahora podrían decir que
este resultado no se debe al cuerpo de ensueño sino otro suceso psíquico diferente. Como
puedes imaginar, esta forma de construir la realidad requiere mucho tiempo. El método
científico se distingue porque prueba o falsea impecablemente los resultados de los demás. Su
naturaleza rigurosa nos ofrece solidez, pero si nuestro objetivo es el fuego interno, confiar en
el consenso social es demasiado tedioso y consume demasiado tiempo. Sin sacrificar la
diligencia, los toltecas aceleran el ritmo de sus investigaciones.
Una de las formas de avanzar en este proceso es utilizar una visión no ordinaria del mundo.
Por ejemplo, el cuerpo de ensueño, diversas formas de ver y los elementales son componentes
habituales y preestablecidos de los mundos no ordinarios. Si usa esta visión no ordinaria, la
persona que tenga un recuerdo de su cuerpo de ensueño no lo rechazará como si hubiera sido
un sueño aberrante. O si la persona ve inesperadamente un espíritu elemental, no dirá que es
pura imaginación. En general, las visiones no ordinarias ofrecen menos limitaciones a la
conciencia, con lo que uno necesita menos tiempo para validar una experiencia anormal.
Los mundos no ordinarios también ayudan a expandir los mundos ordinarios. Algunas
capacidades del ensueño, como la levitación o entrar en otras dimensiones, actúan como si
fueran una especie de exploradores que expanden los límites de la realidad. La energía del
ensueño impacta en la realidad ordinaria y la va alineando gradualmente con las grandes
opciones que encontramos en los mundos no ordinarios. Por ejemplo, las leyes a las que están
sujetos los viajes interplanetarios en la actualidad van cambiando por si solas a medida que
aumenta nuestro grado de comprensión. Anteriormente los investigadores pensaron que los
objetos físicos no podían sobrepasar la velocidad de la luz, pero poco a poco se van adaptando
a la existencia de nuevas posibilidades. Así, los investigadores pueden comenzar a pensa r en la
noción de hiperespacio, en el que las leyes físicas conocidas desaparecen. Esta nueva forma de
pensar alinea la energía de los investigadores con el desarrollo de nuevas tecnologías que
permitan los viajes interdimensionales y, por tanto, los viajes interplanetarios ampliados.
Inventarios
Don Juan denomina «inventario» a los elementos combinados de una visión del mundo. Dice
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que un inventario nos hace invulnerables y que esa es la razón por la que los hacemos en
cualquier caso (Fuego, 85-86). Nos hace invulnerables porque actúa como una serie de filtros y
espejos que determinan lo que entra en nuestra conciencia. Por ejemplo, cuando don Juan
llevó seres inorgánicos a su casa, Castaneda no podía percibirlos. Eran parte de un inventario
tolteca que Castaneda aún no había aprendido. Como su inventario no contenía ese elemento,
no podía alinear voluntariamente su energía con ellos. Por tanto, no podía percibirlos y como
resultado estaba protegido de su influencia. No es que los seres fueran maliciosos, pero como
cuando se hace el inventario de cómo cruzar una calle repleta de tráfico, el trato con ellos debe
aprenderse paso a paso.
Por tanto, sea cual sea el tipo de mundo en el que estamos participando, los inventarios
conforman lo que vemos. Un inventario ordinario contiene las leyes humanas y naturales:
reglas del camino —como la ley de la gravedad y los requerimientos del viaje interplanetario—
que crean las libertades y restricciones de nuestro mundo. Un inventario no ordinario suele
abarcar lo que se considera sobrenatural. Cuando las Hermanitas levitaron y volaron por su
casa, se encontraron con un potencial del mundo no ordinario (Segundo anillo, cap. 3). Su
inventario tolteca les ayudó a desarrollar ese aspecto del ensueño. Don Juan dice que los
intelectuales orientados al norte tienen vastos conocimientos de algunos inventarios muy
particulares (Conociíniento silencioso, 185).
Los mundos no ordinarios ofrecen más espacio que los ordinarios, pero ambos están
condicionados. Mantienen un status quo, un orden existente que se considera significativo. La
realidad está bien definida y nuestra participación en ella es automática. Los condicionamientos
de una realidad se proyectan sobre el mundo y son reflejados de manera inmediata, limitando
por tanto a quienes participan de esa realidad a un inventario estandarizado. Y entonces ese
inventario estandarizado produce un comportamiento estandarizado. Sin embargo, al señalar el
camino hacia el espíritu, las visiones no ordinarias del mundo nos ofrecen la ventaja de
ayudarnos a cultivar nuestra energía natural. La energía natural abre nuestra percepción a su
potencial y por tanto a una renovación continua.
Cuando desarrollamos un campo natural nos encontramos con nuestro verdadero yo. Según
el modelo del vidente tolteca, la mayor parte de nuestro verdadero ser está más allá de la
realidad ordinaria. Por tanto, para encontrar nuestra naturaleza total, tenemos que conectar
con algo que está fuera de la forma personal. Al ver las energías de don Juan, descubrí que
había desarrollado su naturaleza esencial liberándose plenamente en el espíritu. Rindiéndose a
algo más allá de sus sentidos ordinarios y de sus ideas de sí mismo, llegó al núcleo de si. Hasta
ahora, es la única persona que yo haya visto cuyas energías se mezclan armónicamente con el
mundo en general. Paradójicamente, es totalmente un individuo y está totalmente fundido con
el mundo. Por tanto ha desarrollado un campo natural.
El siguiente cuadro muestra las distinciones entre energía natural y condicionada. Ten en
cuenta que el calificativo «condicionada» es aplicable tanto a los mundos ordinarios como a los
no ordinarios, mientras que «natural» es aplicable a los mundos no ordinarios y al ser. Esto
indica que los mundos ordinarios atan automáticamente la percepción. Existen únicamente por
las condiciones que imponen a la realidad. Por otra parte, aunque los mundos no ordinarios
pueden mantenerte ligado, también pueden ofrecer un puente hacia la energía natural. Es
decir, si están bien elaborados, atemperan la percepción y permiten una gran expansión de la
conciencia. Esta expansión lleva a ser, un estado común entre los videntes. Recuerda que el
punto que tienen en común los videntes es que poseen tantos conocimientos que pueden dejar
de lado cualquier visión del mundo y mantenerse en equilibrio. No pierden la cordura cuando se
liberan de sus inventarios.
Natural - No ordinaria/Ser
Lo que es
Fluida
Aceptación
Autorrealización
Innovadora
Misteriosa
En evolución
Realidad a través de la experiencia
Aunque los mundos no ordinarios nos ofrecen más libertad, también pueden limitarnos de
manera casi diabólica. Esos mundos tienen el poder tanto de atrapar como de liberar. Pueden
hacernos creer que lo hemos descubierto todo. Una ventaja clara de la visión no ordinaria es
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que comienza a canalizar la percepción hacia los reinos del espíritu. Esta es una capacidad no
ordinaria que se puede aprender y que todos los sistemas no ordinarios imparten. Apre nder a
vivir en el espíritu nos da la oportunidad de encontrar la libertad total. En lugar de estructurar
la vida alrededor de unos acuerdos sociales condicionados sobre los contenidos del mundo, uno
se sitúa dentro de la energía natural que creó todos los mundos. A menos que nos abramos a
algo mayor que nosotros mismos, nunca podremos experimentar nuestro ser total y nos
quedaremos limitados por las condiciones de lo que creemos que es nuestro ser.
Otra ventaja clara del campo natural es que no sólo es flexible sino también fluido. En él
podemos cambiar grácilmente de una visión del mundo a otra, de una realidad a otra.
Campos de energía
Como enseña don Juan, los videntes del tercer ciclo descubrieron que el alineamiento de
energías produce la percepción. Estos alineamientos ocurren a partir de las relaciones entre lo
conocido, lo desconocido y lo incognoscible, o primer, segundo y tercer campo de energía.
Estos campos se extienden por toda la creación y son parte del inventario tolteca.
Para el primer y segundo campos tenemos cuerpos personales. El primer campo personal
contiene nuestro cuerpo físico, nuestros pensamientos y sentimientos y todas las energías que
producen la conciencia individual ordinaria. Es lo que Carlos Castaneda llama el «tonal
personal» (Relatos, cap. 5-6). El primer campo genera percepciones de la gente, los lugares y
las cosas. En resumen, es la porción de nosotros mismos que nos es familiar: lo conocido. Un
campo difuso produce percepciones difusas, haciéndonos dar vueltas en el aturdimiento; un
campo coherente favorece la claridad mental y proporciona una mayor profundidad a nuestras
experiencias.
El primer campo mantiene nuestro inventario y el inventario enfoca la percepción hacia sus
propios componentes. Las prácticas comerciales, los rituales nupciales y las creencias
compartidas respecto a la vida después de la muerte son parte de un inventario. El Águila, los
seres inorgánicos, los presagios y la regla son elementos de otro inventario. La combinación de
ambos produce un tercer inventario.
El primer campo refleja lo que ponemos en él. Nuestros pensamientos y hábitos llevan
nuestra energía en ciertas direcciones; enfocan la percepción, pero también la distorsi onan. El
objetivo, entonces, es cultivarlo y atemperarlo para que exista el menor número de
distorsiones posible. Para conseguirlo, distingamos aún con más precisión entre campos
condicionados y naturales.
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Evidentemente, la realización de las tres maniobras esenciales del vidente es una cuestión de
refinar los campos primero y segundo para poder reconocer el tercero. Lo prioritario es el
desarrollo de un campo natural. Al incorporar un incognoscible en nuestro inventario nos
preparamos para llevar la conciencia más allá de la condición humana. Este conocimiento
también nos permite mantenernos abiertos en todas las circunstancias. El siguiente diagrama
representa los efectos de los campos natural y condicionado.
Los toltecas del segundo ciclo se perdieron en su versión de la realidad, que estaba muy bien
definida. Su mundo les permitía expandir su percepción pero sólo hasta ciertos límites. Tenían
un campo condicionado muy elaborado, pero estaban poseídos por él. Los toltecas del tercer
ciclo refinaron su visión del mundo de forma que dieron prioridad al alineamiento de las
energías personales con un campo natural. En el mejor de los casos, los sistemas no ordinarios
recondicionan el primer campo para que pueda evolucionar y pasar de condicionado a natural.
La disciplina del ranger del tercer ciclo entra en escena cuando realineamos el primer campo
para hacer de él un campo natural. En esencia, esta disciplina nos permite hacer nuestras
tareas diarias al tiempo que permanecemos conscientes del espíritu. Vamos soltando las
condiciones impuestas sobre la realidad y desarrollamos una relación natural con el mundo.
Esta apertura permite que nos influya una porción mayor del segundo campo. A medida que
nos vamos centrando en nuestra esencia, vamos descubriendo más sobre nosotros mismos,
por lo que necesitamos un mínimo de auto-reflejo. Dicho de otra forma, experimentamos lo
que ya conocemos de una manera diferente. Don Juan dice que los líderes de equipos aplican
esta lección cuando dejan de planear sus acciones. Dejan que el espíritu dicte completamente
su comportamiento (Conocimiento silencioso, 172).
Donner lleva este punto aún más lejos cuando relata una conversación con una de sus
mentoras. En esa conversación, Zuleica, miembro del equipo de don Juan, dice a Donner que
cuando un líder de equipo es capaz de fusionar su rostro autorreflejado con el rostro de la
infinitud, «el líder está totalmente preparado para romper los límites de la realidad y
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desaparecer como si no estuviera hecho de materia sólida». En otras palabras, está preparado
para encender el fuego interno.
Don Juan también dice que los líderes de grupo no deben tener ningún punto de defensa
(Fuego, 52). Por tanto, si tienen energía reactiva o condicionada, retiran automáticamente su
conciencia de la infinitud, lo que les impide fundir su rostro autorreflejado con el rostro del
infinito. La cuestión reside en cuánto puede una persona reducir su autorreflejo sin perder la
autoconciencia. Cuanto mayor sea esta reducción, mayor es la parte de la conciencia que
queda más allá del primer campo. En la práctica, llegado este punto, las energías de los líderes
de grupo pueden guiar a todo el equipo a adentrarse más en lo desconocido.
Uniformidad y cohesión
Don Juan dice que la uniformidad y la cohesión de nuestros cuerpos energéticos son la clave
de la percepción (Ensueño, 40). La uniformidad concierne a la forma habitual del cuerpo
energético. La cohesión está relacionada con el patrón de energía que está dentro del cuerpo
energético y puede considerarse que es su vibración dominante.
La cohesión también está relacionada con los cambios de energía dentro del cuerpo
energético que alteran la uniformidad.
Los toltecas del segundo ciclo estiraron sus cuerpos energéticos siguiendo líneas rectas
(Ensueño, 13). Es decir, a medida que cambiaba su cohesión, la forma de sus cuerpos
energéticos también cambiaba, permitiéndoles percibir nuevos mundos. Cuando alcanzaban
una nueva uniformidad, se ponían de acuerdo sobre lo que habían percibido. Con este nuevo
consenso, creyeron que conseguirían llegar a la verdadera realidad y por tanto cerraron su
conciencia a otras posibilidades.
Como la cohesión es la forma que toma la energía dentro del cuerpo energético, tanto los
campos naturales como los condicionados reflejan distintos tipos de cohesión. Por ejemplo, una
visión del mundo consolida la energía, condicionando el campo. Un campo natural rueda más
libremente y es menos rígido que un campo condicionado; la cohesión es más flexible y fluida y
por tanto la percepción puede entender más y abarcar más mundos.
Don Juan dice que para dar sentido a nuestro mundo debemos quedarnos dentro de sus
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límites (Relatos, 190). Los límites de cualquier mundo están regulados por el consenso social, o
la base social como la denomina don Juan. Generalmente, un mundo ordinario se basa en la
noción de que los objetos físicos son sólidos y están separados. La base del mundo tolteca es
que los objetos son distintas formas de energía y que toda la energía tiene el mismo origen.
Evidentemente, una premisa de las enseñanzas de don Juan es que todo el universo está hecho
de una energía que después toma forma (Ensueño, 3).
Señales selectivas. Las señales selectivas resaltan o quitan importancia a ciertas partes del
mundo. Don Juan dice que la percepción del cuerpo energético, el ensueño, y los seres
inorgánicos son el resultado de la estabilización del punto focal en lugares específicos
(Ensueño, 69). Los movimientos del punto focal tienen lugar cuando dirigimos nuestra atención
a la existencia de algo y después reforzamos esa experiencia por medio de ejercicios diseñados
a aumentar y manejar la energía. Esa energía añadida permite que el punto focal se mueva y
se reestabilice.
En la realidad ordinaria, se nos enseña a mirar a los objetos materiales y a descartar las
experiencias con seres inorgánicos, por ejemplo, como producto de nuestra imaginación.
Nuestra definición ordinaria de la vida establece que la vi da está mantenida por la materia
orgánica, pero don Juan enseña que es la conciencia la que determina la vida, sea orgánica o
inorgánica (Ensueño, 45). Por tanto, lo que se nos enseña, la forma en que se nos señala
selectivamente la realidad, determina la medida de nuestras limitaciones.
Como don Juan educó a Castaneda, le señaló selectivamente qué buscar y qué evitar. Por
ejemplo, al recalcar las nociones de desapego y la pérdida de la importancia personal, le
orientó hacia la liberación perceptual más que hacia los trucos de poder del segundo ciclo. Sus
enseñanzas sobre la historia tolteca señalaban las diferencias entre el segundo y el tercer ciclo,
y las consecuencias de seguir uno u otro. Además, sus instrucciones sobre los seres
inorgánicos trajeron un concepto imaginativo a la realidad concreta.
Cuando don Juan dice que tenemos una posibilidad de renovar nuestro sistema de
interpretación se refiere a nuestra capacidad de desarrollar un campo condicionado no
ordinario. El sistema nos permite proyectar y por tanto predecir nuestro entorno. El
inconveniente, dice don Juan, es que seguimos percibiendo en términos del sistema, en lugar
de percibir a través de nuestros sentidos (Ensueño, 97, 76). Más concretamente, actuamos
según nuestros pensamientos y nuestros pensamientos están organizados por un sistema, por
una versión de la realidad. El autorreflejo constante liga la percepción al campo condicionado
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del sistema. Reconociendo que llevamos puestos estos anteojos, un sistema viable será aquel
que, enseñándonos a usar todos nuestros sentidos, nos permita dar los pasos para hacer el
cambio al espíritu.
Don Juan también nos proporciona una segunda opción, la de descartar todos los sistemas.
Esta opción amplía considerablemente el ámbito de la percepción, pero si no contamos con un
sistema podemos perder el rumbo. Sin embargo, si usamos este método con mucho cuidado
podemos acelerar nuestro desarrolío. En ambos casos, generar un campo natural requiere
suspender todas las interpretaciones porque cualquier interpretación es condicionada: reduce el
potencial a una forma.
Esta reducción es lo que llamamos proyección: la interpretación del mundo a partir de una
cohesión específica. Es decir, la proyección requiere que encajemos lo percibido en formas
preestablecidas; este proceso establece ciertas condiciones en nuestros campos energéticos.
Por ejemplo, nuestra forma de interpretar el comportamiento de los demás surge de la
cohesión. Proyectamos la conciencia sobre otra persona y reducimos lo que percibimos a
categorías que son significativas para nosotros. Cuando nos damos cuenta de esto, vemos que
la realidad es una gigantesca profecía autorrealizada. La forma que tengamos de interpretar
nuestras experiencias, por tanto, está determinada por nuestra forma de consolidar nuestros
campos energéticos. Los inventarios producen una parte significativa de esta consolidación.
Así, vemos el valor de cultivar nuestros inventarios para poder deshacernos de ell os, lo que,
según Juan, libera nuestros campos de enegía y por tanto libera el punto focal (Fuego, 256).
Podemos ampliar nuestro mundo gracias a los inventarios y después crear espacio para
ampliarlo todavía más deshaciéndonos de ellos.
El cierre forja el camino que andamos, sin él no podríamos aprender. Sin embargo, debemos
mantener las opciones abiertas y los caminos despejados y sin cortapisas. Si no es así, el cierre
creará una prisión para nuestra percepción en lugar de proporcionarnos la comprensión que
nos permita seguir buscando la libertad.
Encarrilar. Encarrilar es desarrollar la cohesión siguiendo carriles o influencias específicas.
Tanto las predilecciones innatas como las influencias medio ambientales o las astrológicas, por
nombrar algunas de ellas, conforman en cierta medida la cohesión. Por ejemplo, a medida que
nuestros padres, profesores y compañeros nos inculcan una visión del mundo, vamos
desarrollando una cohesión que la estabiliza. Hemos puesto nuestra percepción en esos
carriles, hemos seguido esas influencias.
Las plantas de poder orientan temporalmente la percepción hacia los mundos no ordinarios,
ofrecen vislumbres del segundo campo. Pero usando una visión del mundo no ordinaria para
encarrillar y remodelar la cohesión, la persona puede aprender a manejar el segundo campo
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Yendo un poco más lejos, como señala don Juan, el éxito de la cirugía psíquica se basa en
que el paciente se deje encarrilar por la coherencia del cirujano. Para lograrlo, el sanador debe
despejar toda duda de la mente del paciente (Conocimiento silencioso, 142).
De la misma forma que poblaciones enteras pueden asumir una visión del mundo, también
pueden salir de una realidad y entrar en otra completamente nueva. Creo que esto es lo que el
inquilino quería indicar cuando dijo a Castaneda que poblaciones enteras habían desaparecido
practicando el ensueño (Ensueño, 232). Por ejemplo, la mitología popular a menudo describe
que el continente perdido de la Atlántida era corrupto y que el mal uso que sus habitantes
hicieron del poder les llevó a su completa destrucción.
Asimismo, es muy posible se diera otra situación que fuera una combinación de las dos
anteriores. Quizá cuando los videntes vieron que se aproximaba la destrucción, pudieron reunir
a una parte de la población. Uniendo sus energías, alcanzaron una masa crítica suficiente para
entrar en otra dimensión.
Pero también...
Uno de los efectos más insidiosos del consenso es «el pensamiento grupal». El pensamiento
grupal es «un pensamiento tan dominado por el deseo de mantener la unanimidad en un grupo
que el pensamiento crítico queda suspendido o es inefectivo». Es una forma de presión ejercida
por los compañeros: los miembros del grupo se refuerzan mutuamente en sus pensamientos y
acciones. El pensamiento grupal, por tanto, crea un cohesión rígida.
no percibir el mundo como una serie de objetos materiales de los que beneficiamos, este
cambio de percepción nos llevaría a una mayor armonía con él. Quizá por eso pensó que es un
cambio crucial.
Como somos nosotros mismos los que damos sentido al mundo permaneciendo dentro de
sus límites, los toltecas usan el ensueño para salir de esos límites. Donner afirma que los
toltecas se dedican «al objetivo abstracto de rehacerse fuera de los parámetros de definición y
permisividad del orden social». Sin embargo, los toltecas se ponen de acuerdo respecto a la
visión general del mundo y a cómo rehacerse a sí mismos. Estos acuerdos pueden ser no
ordinarios, pero en cualquier caso son acuerdos sociales. El truco consiste en utilizarlos como
un impulso que nos permita llevar la percepción más allá de cualquier base social hacia reinos
decididamente únicos y personales.
Asociación. Asociación es lo que nos viene a la mente cuando vemos, olemos, oímos,
gustamos o sentimos algo. La asociación nos introduce en unos carriles determinados. Así es
como construimos los estereotipos. Por medio de la asociación solemos aislar algunos
componentes familiares de nuestro inventario. Por ejemplo, cuando tenemos una intuición que
nos recuerda un viaje que hicimos a Paris, posiblemente nos quedamos pensando en cómo
volver a Paris en lugar de pensar en desarrollar esa intuición. Los hábitos, sean cuales sean,
producen cohesión. Si estás excesivamente acostumbrado a tus hábitos, estarás muy cerrado.
Entonces tu percepción dará vueltas dentro de una misma caja: te dedicas a revalidar tu
mundo en lugar de entrar en otros mundos.
La asociación no sólo ayuda a construir realidades, también está relacionada con los hábitos
personales. Por ejemplo, una persona toma una copa de una bebida alcohólica, se relaja un
poco y tiene una comprensión interesante. Creo que la mayoría de la gente que haya tomado
alcohol puede entender a lo que me refiero. William James, en Tite Varieties of Religious
Experience, argumenta que la gente usa el alcohol porque a menudo proporciona vislumbres de
otras realidades. Entonces, como esa persona desea profundizar en la comprensión, consume
más alcohol. A través de una autoobservación cuidadosa, la persona se da cuenta de que,
mientras que una copa le ayuda a entrar en un estado contemplativo, el uso repetido del
alcohol oscurece su percepción. Entre las preguntas posibles que surgen ante esta situación
están las siguientes: ¿Cuánto le cuesta a la persona asociar la bebida con ese estado de
opacidad? Y cuando toma conciencia, ¿cuánto le cuesta cambiar su comportamiento?
Expectativas. Lo que esperas percibir dirige tu intento, que acaba produciendo el resultado
esperado. Si esperas encontrar un plano astral inferior habitado por entidades negativas y un
plano astral superior habitado por entidades positivas, eso es lo que probablemente
encontrarás cuando salgas fuera del cuerpo. Si esperas que la gente te pase por encima, estás
generando energía para que ocurra exactamente eso. Si esperas crecer, crecerás. Cada uno ve
el mundo que le ofrece su visión del mundo y que su propio comportamiento sostiene. Cada
uno encuentra lo que busca, y lo que busca está basado en las opciones que se da a si mismo.
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En cuanto a las realidades no ordinarias, a menudo se nos dice que ignoremos los sueños
porque son «simplemente algo que ocurre mientras dormimos». Se considera que la actividad
del cuerpo de ensueño es pura imaginación y una visión que dirija nuestra vida es mera
fantasía. Como dice don Juan, interpretamos las expresiones desconocidas del segundo campo
en términos de lo que nos es familiar (Relatos, 190).
Cuando investigues las enseñanzas no ordinarias presta atención a las pruebas que las
contradigan. A veces, la presencia de contradicciones sugiere que existe una falacia en esas
investigaciones. En otras ocasiones, pueden necesitarse nuevas investigaciones para entender
lo que está ocurriendo. Por ejemplo, a Castaneda se le dice que ser consciente de estar en dos
lugares a la vez es lo mismo que encontrarse con su doble (su contraparte del segundo campo)
cara a cara. El resultado de este tipo de encuentro es la muerte. «Esa es la regla», dice don
Juan; «Así es como el Poder ha dispuesto las cosas» (Relatos, 52). Ahora, compara esta
afirmación con el hecho de que don Juan fuera arrojado al río por Julián y mientras era
arrastrado río abajo, pudo observar que su doble corría río abajo junto a él. Al final, don Juan
sobrevive para poder contarlo (Conocimiento silencioso, 255).
Como mínimo, estos incidentes apuntan a una contradicción, son la prueba de que hay
contradicciones en las enseñanzas. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Significa esto que el trabajo
de Castaneda no es válido? ¿O está tergiversando las enseñanzas de don Juan sin darse
cuenta? ¿O significa que don Juan usó la amenaza de muerte para hacer que Castaneda le
dedicara toda su atención? Después de todo, no es nada improbable que don Juan engañara a
Castaneda para ayudarle a aprender. Por otro lado, si la afirmación es verdad en algún sentido,
¿qué quiere decir exactamente «cara a cara»? Tenemos pruebas de que el mero hecho de
observar el propio doble no significa una muerte cierta. Pero hay otro pasaje en el que
Castaneda se encuentra observando a su doble durmiente y dice: «Sé que sería mortal para mí
despertarme.» Si es así, surge otra pregunta: ¿Es el hecho de tocar al doble lo que amenaza la
propia vida? Si seguimos investigando, descubrimos que don Juan dice que es el «contacto
físico directo» con la energía del segundo campo lo que produce la muerte (Relatos, 73, 185).
Como el segundo campo es el terreno del doble, volvemos a la pregunta inicial después de
hacer todo el círculo.
Evaluar las contradicciones, lo mismo que recorrer cualquier tramo de este camino, es algo
que depende de ti. Simplemente debes asegurarte de que el estándar de investigación que
apliques sea riguroso. Descubras una falacia o acabes olvidándote de esos detalles, en
cualquier caso saldrás beneficiado. Lo que es seguro es que si no te tomas el tiempo necesario
para examinar cuidadosamente la situación, te quedarás dentro de un campo condicionado.
Cuando no reconocemos las contradicciones, en el mejor de los casos nos quedamos en
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Al considerar qué método seguir, sentí que si seguía totalmente el espíritu en lugar de las
convenciones sociales, podía dejar que se fuera desarrollando dentro de mí en sus propios
términos. Con el tiempo, esto haría emerger mi esencia a una posición frontal. Así, de la misma
forma que voy superando ciertos períodos de mi vida, iría superando gradualmente todos los
dominios de la experiencia humana a medida que el espíritu creciera dentro de mí. Sentí que
ese era mi camino para experimentar el fuego interno. También comprendí mejor una
enseñanza de don Elias, el benefactor de don Juan y profesor de Julián, que aconsejaba buscar
el aspecto artístico de la vida, liberarse de todas y cada una de las convenciones perceptuales
(Conocimiento silencioso, 285).
Aplicación. Usando como ejemplo el aprendizaje del cuerpo de ensueño, así es como
funcionan los elementos que hemos mencionado:
2. Usando la proyección, imaginas lo que podría ser esa experiencia. También obtienes una
estructura que te permite encontrar sentido a las experiencias de ensueño.
3. Asociando tus experiencias con las historias que has oído, conectas con algo que está
fuera de tu mundo conocido.
4. Las expectativas respecto a los resultados enfocan tus energías.
5. Practicas regularmente los ejercicios de ampliación de la percepción y finalmente entras
en el carril y experimentas el cuerpo de ensueño.
6. Como esto interfiere con tu visión ordinaria del mundo, experimentas la disonancia
cognitiva.
7. El recuerdo de las lecciones sobre las pruebas contradictorias te ayuda a superar este
obstáculo. Entonces tratas de recuperar el equilibrio porque ya no puedes dar la espalda a la
realidad del cuerpo de ensueño.
8. Cuanta más experiencia tienes, más te cierras. Es decir, adquieres una nueva sensación
de estabilidad en el cuerpo de ensueño. Recuerda que no es el momento de descansar. No
permitas que el cierre te desconecte.
Puedes aplicar estos elementos a diversas capacidades. Por ejemplo, aplícalos a otras
experiencias no ordinarias, como ver. Después, paso a paso, obsérvate construir otro
inventario y conformar un nuevo mundo.
CAPITULO 6
CONCIENCIA DEL YO QUE ESTÁ MÁS ALLÁ
Don Juan dice que los humanos tenemos la capacidad de percibir muchos mundos. Nuestro
mundo ordinario, dice, «sólo es uno dentro de una serie de mundos consecutivos, dispuestos
como las capas de una cebolla» (Ensueño, viii). Añade que los demás mundos existen
independientemente de nuestra conciencia y que todo lo que hace falta para percibirlos es
tener la suficiente energía. Los sistemas metafísicos desarrollan esquemas para explorar estos
mundos. Son mapas que nos proporcionan el contexto y las técnicas. Es fundamental contar
con un contexto porque nos facilita los puntos de referencia del nuevo territorio. Cuando
vislumbras un nuevo orden de conocimiento, el contexto te permite capitalizarlo. Por ejemplo,
una reacción muy común cuando alguien comienza a ver es que lo descarte pensando que es
una anomalía del ojo físico. La reacción también puede ser más drástica. Una persona me dijo
que cuando empezó a ver regularmente una luz anormal, se preguntó si se estaba volviendo
loca. El hecho de poder situar sus experiencias dentro de un contexto que les daba validez, no
sólo alivió su ansiedad sino que le dio una vía para desarrollar esas nuevas percepciones.
Un contexto viable debe contener instrucciones para salir de sus limites. Cuando los
esquemas de exploración son demasiado concretos, demasiado condicionados, el sistema
degenera en un dogma. Así como los mapas de las ciudades, estados y naciones cambian con
el tiempo, también lo hacen los paisajes de la percepción. A medida que el mundo conocido se
expande, los mapas metafísicos deben tener en cuenta esa nueva conciencia y evolucionar
también. Por ejemplo, el significado de la antigua máxima «como arriba, así abajo» está
actualmente plasmado en la noción de un universo holográfico. A saber: cada parte de
cualquier cosa contiene la estructura de todas las demás partes.
Las técnicas, a su vez, también son importantes porque estabilizan la conciencia real del
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nuevo terreno. La técnica de mirar, por ejemplo, facilita el ver. Mientras que el contexto señala
el camino, la técnica permite los alineamientos energéticos que producen los cambios. Cuando
utilizamos un contexto abierto, las técnicas tienen la ventaja adicional de llevarnos más allá de
él. Es decir, las técnicas pueden producir una conciencia que esté más allá del sistema.
Uno de los principios toltecas nos indica que si cambiamos la fijación de nuestra conciencia,
nos daremos cuenta de que el mundo físico nunca ha sido realmente físico; es otra forma de
energía. En cuanto a las técnicas, el ensueño y el rastreo nos proporcionan medios para
comprobar este punto de vista. Pero tanto el contexto como la técnica son aspectos de un
inventario. Para evitar que se conviertan en un dogma, don Juan sugiere que dediquemos el
tiempo suficiente a hacer inventarios muy detallados y después nos riamos de ellos sabiendo
que sólo son esquemas mentales (Fuego, 256). Esta libertad abre el camino hacia los dominios
del vidente.
Campos de energía
Una parte importante del esquema tolteca es la señalización selectiva de los campos
primero, segundo y tercero. Cada campo es infinito. Además, están interconectados y en su
origen —el Águila— son uno. (Recuerda que el Águila no existe realmente. Sin embargo, como
puede ser vista, existe. Está en todas partes y en ninguna.) Sin embargo, los campos también
están separados. Como cada campo de energía es producto de sus propias emanaciones, tiene
sus propiedades características. También podemos pensar que los campos son bandas de
energía. Pasando de la primera banda a la segunda, por ejempl o, entramos en mundos que
están más allá de lo ordinario.
En los primeros estadios de desarrollo de este modelo, el primer campo suele ser descrito
como el mundo físico. El órgano que usamos para percibirlo es el cuerpo físico. El segundo
campo se presenta como el mundo luminoso y energético, y dentro de ese dominio, el cuerpo
energético es el órgano de percepción individual. Se cree que los cuerpos físico y energético
abarcan toda la conciencia humana. El tercer campo es descartado temporalmente, y se
considera irrelevante. Abordarlo demasiado pronto no hace sino interferir con el aprendizaje de
los fundamentos.
Más tarde, los términos cambian y el primer campo se convierte en lo conocido, lo familiar u
orden. El segundo campo se convierte en lo desconocido y el tercer campo se considera
incognoscible, no tiene puntos de referencia dentro de la conciencia humana. Este cambio de
términos altera rápidamente las posibilidades. Redefinir el mundo físico como lo conocido abre
las puertas a una nueva forma de percibirlo. En lugar de encerrar sus posibilidades bajo una
corriente de pensamientos sobre el significado del término «físico», se convierte en la energía
que nos es familiar. Así se hace más maleable y puede ser tratado como energía en lugar de
como algo concreto. Esto abre el camino a la posibilidad de encender el fuego interno, de hacer
ese salto de conciencia en el que el cuerpo físico desaparece totalmente de esta dimensión. Y,
al introducir el tercer campo, sabemos hacia dónde dirigir nuestra conciencia. A través de la
maniobra de desafiar a la muerte, entramos en un campo de energía que está fuera de los
campos primero y segundo. En resumen, transcendemos la condición humana.
El cuerpo de energía
Habitualmente, la enorme energía que dedicamos al mundo conocido nos impide desarrollar
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Don Juan dice que tanto el cuerpo físico como el energético son energía, pero el cuerpo de
energía es puro. Él pone mucho énfasis en el cuerpo de energía y dice que es responsable de la
conciencia en general (Ensueño, 1, 8). El lado derecho percibe el mundo conocido mientras que
el lado izquierdo percibe lo desconocido. A medida que los videntes expanden el lado derecho
hacia el izquierdo, lo desconocido se reduce y el mundo conocido se expande.
En el caso típico, controlamos un margen muy estrecho del lado derecho que indica la
cohesión de la realidad ordinaria. Las capacidades no ordinarias comienzan a formarse cuando
contactamos con el lado izquierdo. Don Juan relata a Castaneda que para obtener la
«percepción total» del cuervo, tuvo que aprender a utilizar su lado izquierdo y aprender paso a
paso a cambiar su cohesión hasta poder percibir el mundo como un cuervo (Ensueño, 217).
Cuando nos ponemos de acuerdo con los demás respecto a nuestras experiencias,
desarrollamos una realidad no ordinaria y expandimos lo conoci do.
El cuerpo de energía contiene los campos de energía primero y segundo. El lado derecho del
cuerpo de energía se considera lo conocido y el izquierdo lo desconocido. Empujando las
energías del lado derecho hacia el izquierdo, expandimos el mundo conocido. El fuego interno
se activa cuando ampliamos el lado derecho a todo el cuerpo energético. Entonces ambos
cuerpos actúan como uno, permitiéndonos llevar la conciencia hasta el tercer campo
energético.
El punto focal
La cohesión nos da una perspectiva desde la que percibir el mundo. Los cambios de cohesión
pueden ser medidos por los cambios que sufre el punto focal. El punto focal está formado por
una coagulación de filamentos de energía (emanaciones) que se intersectan en el cuerpo
energético (Ensueño, 7). Una cohesión integrada produce un punto focal estable o fijo. En otras
palabras, a medida que se adquiere cohesión el punto focal se estabiliza en un lugar. Cuando
tenemos un punto focal estable, percibimos un mundo estable. Un cambio de cohesión produce
un cambio en el punto focal. Consecuentemente, cambias tu mundo.
El contenido de cualquier percepción, dice don Juan, depende de la localización del punto
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focal (Conocimiento silencioso, 165). Es decir, como la cohesión es un patrón de energía dentro
del cuerpo energético, el punto focal indica la naturaleza de ese patrón. Tal como se ha dicho
previamente, el tercer ciclo descubrió que el punto focal no genera la percepción, sino que la
matiza. Usando el punto focal como referencia, los videntes pueden hacer cambios precisos en
la cohesión porque disponen de un indicador que permite definirlos.
Otro indicador de los tipos de cohesión es el color del campo áurico. Cada color, como sabes,
tiene asociada una frecuencia. Si mueves el dedo con la suficiente rapidez verás que emana
color. Hunt también comparó los patrones de las ondas eléctricas con las descripciones hechas
por los lectores de auras. Varios lectores informaban de ver el mismo color en el campo
energético de una persona y entonces Hunt pudo relacionar las frecuencias del electromiógrafo
con colores específicos. Los experimentos de Hunt prueban que la gente puede aprender a
percibir otra dimensión de frecuencias o campos energéticos. La visión de auras es un ejemplo.
Por tanto, el color de los campos áuricos, la medición de frecuencias físicas y la localización
del punto focal representan el estado de ser de una persona. Estos indicado res no son la
esencia de la cohesión, sino que la reflejan, y por tanto pueden ser usados para medirla y
diagnosticaría. Percibir el cuerpo energético es ir un paso más allá de estos indicadores.
Un exceso de fatiga, tensión o ansiedad puede hacer que el punto focal se mueva. Cuando
desciende el nivel de energía que mantiene la cohesión, puede ocurrir el cambio. El primer
cambio del punto focal puede producir ansiedad, o incluso miedo, porque perder la definición
de la realidad que hemos tenido toda la vida nos deja desconcertados. La ansiedad a menudo
vuelve a aparecer cuando entramos en terrenos nuevos. Cuando Castaneda se enfrentó al
mundo inorgánico por primera vez, experimentó miedo y repulsión (Ensueño, 39).
Posteriormente pudo tratar con ese mundo con toda tranquilidad y eficiencia. Esta primera
reacción de ansiedad es la que con toda probabilidad ocurrió a la pareja mencionada en un
capitulo anterior; ellos atribuyeron su terror al árbol más que a un movimiento significativo del
punto focal.
¿Ves el efecto que tienen las distintas interpretaciones? Por un lado, las experiencias con
otras dimensiones provocan miedo. Por otro, un cambio del punto focal produce una disociación
temporal de los sucesos habituales. La falta de familiaridad nos produce ansiedad. Una de las
interpretaciones nos sitúa ante un mundo hostil mientras que la otra examina los procesos de
percepción.
El examen de los procesos nos proporciona un contexto más amplio que nos permite elevar
la percepción. Para hacerse tolteca uno tiene que sumergirse en la forma tolteca de hacer las
cosas el tiempo suficiente como para que cambie su cohesión. Entonces es cuando se percibe el
mundo tolteca. El vidente, por su parte, desea ampliar su comprensión todavía más. Por tanto
estudia los sistemas, la cohesión, el punto focal y las fuerzas que conforman la percepción. Así
adquiere la libertad de desarrollar cohesiones que proporcionen un contexto más amplio y
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En la realidad ordinaria no sólo tenemos fijado el punto focal, sino que además lo tenemos
inmovilizado. Por tanto, no percibimos otras opciones que las reflejadas por esa realidad.
Vemos que la participación en una visión del mundo no ordinaria también moldea nuestra
percepción y comportamiento según sus visiones y dictados. Como dice don Juan, en ambos
casos vemos la realidad más a través de un sistema de realidad que a través de los sentidos
(Ensueño, 76). Los videntes, por tanto, confían en su capacidad de cambiar el punto de enca je
fluidamente. Entonces el sistema queda relegado a su lugar, el de ser un paso dentro de un
sendero que es más significativo. Este planteamiento no sólo impide que nos quedemos
atascados en una versión del mundo, sino que también libera otros modos de pe rcepción.
Las piedras angulares de la percepción (adaptado de: Calssen, Das Wissen, 112)
Las piedras angulares de la percepción son lo que don Juan llama los ocho puntos de la
totalidad del propio ser. Dice que todos tenemos estos modos de percepción pero la forma de
presentarlos varía (Relatos, 98).
Las piedras angulares de la percepción residen dentro del cuerpo energético. Cada una de
ellas es un modo de conciencia diferente. Por ejemplo, manejar la piedra a ngular de la razón y
el intelecto no es lo mismo que manejar la del ensueño. Nuestra forma de usar las piedras
angulares determina si nos quedaremos en el mundo ordinario, desarrollaremos un mundo no
ordinario o iremos más allá de ambos.
Don Juan dice que es evidente que el primer campo suprime la conciencia del segundo
(Relatos, 132). Es decir, cada vez que algo del segundo campo sale a la superficie hacemos
que ese suceso encaje en lo conocido. Lo racionalizamos y producimos un mundo autorreflexivo
y condicionado. Como indica el diagrama anterior, las piedras angulares de la razón y el diálogo
mantienen los mundos autorreflexivos. La voluntad, por otro lado, conecta con otras formas de
conciencia y nos permite una percepción directa.
Diálogo. Obsérvate reflexionar casi sobre cada cosa que ocurre a lo largo del día. Esto es así,
eso es de esa forma y aquello debería ser de otra manera. Dialogamos continuamente con
nosotros mismos sobre cómo es el mundo y cómo debería ser. Como agente de la razón, el
diálogo nos ayuda a estabilizar la cohesión. La energía mental dirige las demás energías hacia
sus senderos. Pero un exceso de actividad cohesiva calcifica la realidad. Como dice don Juan:
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«Los nuevos videntes dicen que cuando nos enseñaron a hablarnos a nosotro s mismos, nos
enseñaron a obnubilarnos para mantener el punto focal fijado en su lugar» (Fuego, 153).
Los videntes no están en contra de la razón. Don Juan sugirió a Castaneda que cultivara su
razón para evitar excesos (Ensueño, 8). Donner también aprendió que los toltecas necesitan
una racionalidad bien desarrollada para saltar a lo desconocido. De hecho, los profesores usan
la razón para orientar las energías de sus aprendices. Por ejemplo, la señaliza ción selectiva de
los misterios del mundo y de las maravillas de mover el punto focal aleja la energía de la
autorreflexión y la dirige hacia nuevos propósitos. Por medio de la señalización selectiva, la
razón también ayuda a forjar los pasajes hacia las demás piedras angulares. Por ejemplo,
discutir racionalmente el valor del ensueño motiva a la gente a experimentarlo.
Todas estas maniobras preparan el primer campo, un punto muy importante en la formación
del ranger. Gracias a esta disciplina, llega un momento en el que el primer campo está
suficientemente reforzado, lo que nos lleva a dejar que la cohesión cambie hacia otros
patrones. Don Juan dice que durante el aprendizaje tolteca el simple peso de las opciones no
ordinarias reduce la fijación del primer campo (Relatos, 177). La reducción de esta presión nos
abre automáticamente al segundo campo y la voluntad sostiene esta nueva relación con el
mundo.
nos lleve por la vida. Activar la voluntad significa poder ejercer un control deliberado sobre
nuestro cuerpo energético y sus alineamientos. En nuestro estado habitual, el diálogo y la
razón son los únicos que mantienen los alineamientos. Por ejemplo, cuando pensamos en una
realidad, la energía mental nos ayuda a participar en esa visión, pero sólo parcialmente. No es
una experiencia plenamente encarnada porque las experiencias se nos suben a la cabeza (el
cerebro es el asiento de la razón). La voluntad, por otra parte, nos permite participar
plenamente en energías que la visión del mundo sólo describe: energías como las asociadas
con el cuerpo de ensueño, los fenómenos psíquicos, la curación no ordinaria y otras
dimensiones.
El uso de la voluntad hace pedazos la mayoría de las visiones del mundo. La visión
tridimensional del mundo da paso a otros formatos. Como dice don Juan: «Cuando percibimos
el mundo con nuestra voluntad sabemos que no está tan “ahí fuera” ni es “tan real” como
pensamos» (Realidad aparte, 181). El mundo interno y el externo se reflejan mutuamente y,
en consecuencia, sólo existe lo que percibimos y nuestra forma de relacionarnos con ello.
Dependiendo de nuestro patrón de cohesión, hay una miríada de formas de relación.
Sentir, ensoñar y ver son distintas formas de percibir la energía. Sentir es como tener una
luz que nos guía e ilumina nuestro camino; ensoñar nos permite explorar y estudiar nuevas
formas de comportarnos en esta o en otras dimensiones; y ver nos ofrece una amplia
comprensión o conocimiento. Con una voluntad funcional, estos modos de conciencia están a
nuestra disposición.
Sentir. El sentir es como el agua, moldea la percepción como un río que se abriera paso a
través de la tierra. Como no tiene forma determinada, puede asumir cualquier forma. La forma
de sentir las cosas te ayuda a formar tu visión del mundo. A su vez, tu visión del mundo te
ayuda a forjarte una manera de sentir las cosas.
Este ejercicio también libera el pensamiento. Al no seguir tus pensamientos, te resulta más
fácil explorarlos. Por otra parte, tampoco debes seguir siempre tus sentimientos. La gente
tiende a dejarse llevar por la vehemencia emocional. La certeza asociada a la intensidad
emocional suele ser considerada una señal de verdad. Esto puede llevar a una persona a creer
inocentemente que los demás saben más que él o ella. Lo más probable es que esta pasión
esté relacionada con la santurronería o la complacencia, lo que no significa que uno tenga
razón.
El tipo de liderazgo habitual en nuestra cultura trata de inducir a la gente a seguir ciertos
canales. Las personas con mucho carisma suelen ser consideradas grandes líderes, pero no
siempre llevan a otra persona o a toda una población hacia la libertad. Lo más probable es que
usen algún tipo de encantamiento o artimaña para que la gente siga el camino que a ellos les
Interesa.
preocupes por perder el control. Pero tampoco tienes que actuar necesariamente a partir de
esos sentimientos. Experiméntalos. Aprende de ellos y después actúa.
En los capítulos siguientes se ofrecen varias técnicas destinadas a educar y manejar los
sentimientos. Por ahora, para sentir las energías de los campos primero y segundo, haz los
ejercicios siguientes:
1. Siente las sensaciones en la superficie de tu cuerpo físico
2. Siente las sensaciones y emociones dentro de tu cuerpo físico.
3. Siente las sensaciones de las energías sutiles desde la superficie de tu cuerpo hasta una
distancia de medio metro.
4. Siente las sensaciones de la energía sutil dentro de tu cuerpo físico.
Ensoñar. El ensueño nos garantiza un acceso directo al segundo campo, que actualmente es
la mayor parte de nuestro cuerpo energético. Por tanto es un gran paso hacia el conocimiento.
Durante el ensueño puedes usar el sentimiento activamente. De hecho, las emociones so n la
arcilla que forma el ensueño y el intento moldea esa arcilla.
Ver. Ver es la piedra que corona las demás piedras angulares. Todas las filosofías metafísicas
que tienen valor nos enseñan a ver, que posteriormente nos lleva más allá de la filosofía.
Reconociendo este poder, don Juan dice que aunque el tolteca tenga voluntad, puede no ser
capaz de ver con precisión (Realidad aparte, 181). Es decir, la marca del tolteca es una
voluntad funcional. El vidente va más allá de este nivel, hacia un sentido de la totalidad aún
mayor.
Ver obvia las visiones del mundo. Para ver, debemos descartar lo que creemos que es
verdad, una y otra vez. Y para ello, debemos renunciar a nuestro sentido del yo. Este
alineamiento requiere la toma de conciencia de que somos parte del mundo. Como dice don
Juan, para ver debes convertirte en nada convirtiéndote en todo. Desaparece s pero sigues
estando allí (Realidad aparte, 186).
Con el ver, traspasas la superficie del mundo material y sintonizas con el movimiento de la
energía misma. Este proceso requiere mucha dedicación. Una de las aprendices de don Juan, la
Gorda, comentaba que aunque todos vernos, elegimos no recordar (Segundo Anillo, 265).
Pero, como dice don Juan, ver no es difícil. Lo difícil es romper el muro protector dentro de
nuestras mentes que mantiene la percepción en su lugar (Ensueño, 9).
y repentino, o un despliegue de luz. Puedes ver campos áuricos, patrones de energía como olas
que se elevan desde el asfalto, una suave lluvia de luz, visiones, espíritus elementales o las
emanaciones del Águila. Ver requiere un grado de alineamiento mayor que lo habitual. Por
ejemplo, ver una mesa de café es el resultado de alinear el primer campo de energía de la
mesa con el tuyo. Pero ver esa misma mesa requiere que también se alineen los segundos
campos.
Todo el mundo ve de una manera única y eso hace que a veces este concepto sea más difícil
de entender. Una persona podría ver líneas ondulant es de energía, mientras que otra ve lo
mismo como una luz azul. Comunicar con palabras lo que percibimos por canales no verbales
crea confusión cuando intentamos verificar su validez. Sin embargo, en el ver hay algunos
rasgos comunes. Por ejemplo, cuando ves durante el día el mundo suele oscurecerse. Por el
contrario, cuando ves por la noche el mundo suele parecer más claro. La primera vez que vi un
aura, una clara tarde se volvió amenazadoramente oscura. Aunque sabia de auras, no sabía
que la luz cambiaba y probablemente hubiera sentido pánico si no hubiera comenzado a ver el
violeta, azul y amarillo del aura de la persona. Entonces supe que estaba viendo y no
quedándome ciego.
Ver requiere el uso de todo el cuerpo y por eso don Juan insiste en que hay que mantener el
cuerpo físico en buena forma.
Durante el ensueño el esfuerzo necesario para ver es menor. Como ya hemos elevado la
conciencia, tenemos más energía y sentimos menos tensión. A veces, ver durante el ensueño
funciona así: después de cenar con una amiga, la vi esa misma noche durante el ensueño. Su
cuerpo energético parecía un globo lleno de luz que giraba suavemente. El aura que la rodeaba
cambiaba grácilmente y bailaba mientras se acercaba. Noté un profundo cambio en su energía
cuando su intento cambió: Se enfocaba más cuando ella se movía físicamente y se relajaba
cuando hablaba. Entonces, de repente, «supe» que estaba dedicada a su propia curación. Al
despertar, experimenté un recuerdo doble. Recordé que estaba viendo mientras ensoñaba.
También recordé haber visto exactamente lo mismo durante nuestra cita de la tarde. Algunas
semanas después me dijo que había vivido una temporada de intensa preparación física. Poco
después planeaba recorrer caminando toda la cordillera de los Apalaches. Durante la caminata
planeaba trabajar en algunos traumas emocionales para poder curarse.
Para practicar el ver, comienza con el ejercicio que describo a continuación. Los primeros
cuatro pasos también son los preliminares de la técnica de mirar fijamente. Mirar desactiva los
campos de energía condicionados. Entonces el intento de ver mueve el punto focal y prepara el
camino para ver.
Ver requiere una profunda relajación y una intensa concentración interna. Este equilibrio
puede ser la parte más difícil de aprender. Para desarrollarlo, practica fijando la mirada. Debes
practicar a menudo. La práctica de fijar la mirada abre el camino a sentir, ensoñar y ver. Las
indicaciones para desarrollar esta técnica están en el capitulo 10, que además te indica las
precauciones que debes tomar cuando practicas solo y cuando miras con otros.
La práctica se basa en ejercitar el rastreo, el ensueño y las piedras angulares. Es tos trabajos
sintonizan la percepción con las regiones señaladas por la estrategia. En este caso, el objetivo
es desarrollar la totalidad del cuerpo energético.
Es importante no luchar con la racionalidad. Déjala estar. Deja que la energía fluya hacia ella
y a partir de ella. Una manera de ejercitar la racionalidad es desarrollarla al máximo para que
pueda reconocer sus límites. Al tomar datos de la voluntad, la racionalidad va soltando su
fijación porque se da cuenta de que no puede explicarlo todo.
A medida que continúas con la práctica, el segundo campo comienza a emerger. Poco a
poco, vas encontrando nuevas formas de hacer las antiguas tareas. Durante su visita al equipo
de don Juan, en México, Donner trabajó en la preparación de un informe universitario. Mientras
intentaba dar coherencia a su trabajo, surgió el segundo campo de manera mágica ante sus
ojos: «emergió toda la estructura de mi informe, sobreimpresa en el borrador original como
una doble exposición en un rollo de película fotográfica».
Cuando emerge el segundo campo es probable que tengan lugar otros sucesos poco
habituales. Como dice don Juan, a menudo esta emergencia va acompañada de lapsus en el
razonamiento y en la memoria, y de sacudidas que van desde tics nerviosos hasta grandes
movimientos de energía (Relatos, 133). Estos incidentes son fluctuaciones del punto focal
producidos por el despertar de esa persona. Con el tiempo, el equilibrio que previamente
proporcionaba la racionalidad, ahora se encuentra trabajando con los campos primero y
segundo. Cuando se realiza esta transición, acaba el período de aprendizaje y el ejercicio de la
voluntad pasa a ser la disciplina diaria.
estrategia del vidente incluye el ensueño. El ensueño, como utiliza directamente el cuerpo
energético, integra el segundo campo y lo hace Funcional. Don Juan añade que el cuerpo
energético trata con la energía de tres formas. Una es percibir el mundo ordinario. Otra es
percibir el flujo de energía, es decir ver. Y la tercera es impulsar la conciencia hacia otros
reinos (Ensueño, 31). La voluntad gobierna estas capacidades.
Uno de los efectos del desarrollo de nuestra totalidad es que nos damos plena cuenta de que
cualquier cosa que percibamos depende de nuestra cohesión. Por ejemplo, tanto la visión de
que el mundo está hecho de objetos materiales, como la visión metafís ica habitual de que el
mundo es una ilusión, son válidas en función de sus cohesiones respectivas.
Por tanto, cada visión está producida por una cohesión particular y hay un número infinito de
cohesiones posibles. Este sentido más amplio de la realidad nos permite manejarnos mejor en
cualquier mundo.
Tomemos, por ejemplo, el mundo de la reencarnación. En la mayoría de las visiones no
ordinarias del mundo la reencarnación es válida. Pero este tema no ha sido tratado
directamente en el trabajo de Castaneda. Posiblemente la omisión se debe a que los toltecas
luchan por realizar el trabajo de sus vidas en esta vida y no responsabilizan de sus problemas a
los incidentes de vidas anteriores. Sin embargo, don Juan ofrece unas cuantas referencias
indirectas que indican experiencias de este tipo. Por ejemplo, una de ellas tiene lugar cuando
don Juan critica el interés de Castaneda en el punto focal. Hablando del mundo ordinario, le
dice que «la fijación de nuestro punto de encaje es tan intensa que nos ha hecho olvida r de
dónde venimos y cuál era nuestro propósito al venir aquí» (Ensueño, 197).
Lo que le falta a esta alusión es algún tipo de prueba existencial que la sostenga. Hace
algunos años, tuve una experiencia relacionada con esta misma línea de investigación. Po co
después de entrar en mi sesión de ensueño de la tarde, me sentí impulsado hacia otra
dimensión. Allí me encontré con una entidad que identifiqué como mi difunto padre. No fue un
espejismo. Era exactamente igual que mi padre cuando estaba vivo. Cuando de cidí conectar
con él, mi cuerpo se relajó y supe que había tomado la determinación correcta. Entonces
viajamos juntos hacia otra entidad que vi como una gran esfera, mucho mayor que ninguna
otra cosa que me hubiera encontrado hasta entonces. Su entorno era una luz de color pastel
que daba vueltas. Entonces mi padre entró en la esfera y desapareció como si fuera una célula
de un organismo grande y complejo.
En una gestalt intuitiva, sentí que mi padre sólo era una de las experiencias de esa entidad
mayor. Según esto, la reencarnación es una forma de explicar las experiencias
multidimensionales de las grandes entidades. Quizá cuando la energía que yo conocía como mi
padre entró en nuestro mundo ordinario desde aquella extraordinaria dimensión, la sensación
de su identidad mayor quedó velada. Mi padre nunca habló de experiencias antes o después de
la muerte, al menos conmigo.
Don Juan también dice que el punto focal y «la luminosidad que le rodea son la señal de la
vida y la conciencia» (Ensueño, 8). Por tanto no podemos ver un campo áurico o cuerpo
energético alrededor de un cadáver. Hace aproximadamente un año pude comprobarlo. Estaba
sentado en el porche de una granja. Caía la tarde y los trabajadores de la granja estaban
limpiando sus equipos después del trabajo del día. A unos treinta metros de mí, uno de ellos se
desplomó de repente. Los demás corrieron a ayudarle mientras yo me quedaba en el sitio,
incapaz de moverme. Sentí como si hubiera entrado en un suave estupor. Entonces vi los
cuerpos de energía de los trabajadores superpuestos sobre sus cuerpos físicos. Como si
estuviera viendo un repetición instantánea, también vi que el cuerpo energético del afectado
comenzaba a disiparse mientras caía. Era como si algo en él hubiera estado atado demasiado
fuerte y se soltara. Los pedazos de su cuerpo energético salieron girando de él y se
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evaporaron. Cuando llegó al suelo, ya no tenía luz a su alrededor. Como descubrí más tarde,
había muerto en el momento.
¿Qué es lo que esto nos dice sobre la reencarnación? Si la luz de una persona se extingue en
el momento de la muerte, ¿qué es lo que continúa más allá? Quizá el cuerpo de energía sea el
punto focal de otra entidad. Tal vez aquella gran entidad que conocí con mi padre situó su
punto focal en distintos mundos y quizá su energía en este mundo era percibida como el
cuerpo energético de mi padre. Así, cuando esa entidad cambia su punto focal a otra
experiencia, el cambio es percibido en este mundo como la disipación del cuerpo energético: el
final de una vida y el comienzo de otra.
El fuego interno —que hace que una persona retenga su luminosidad— señala un punto en el
que cambian los escenarios de la vida y de la muerte ordinarias. Para realizarlo, don Juan dice
que tienes que situar toda tu masa física en el cuerpo energético (Ensueño, 189). Es decir, si
consigues unificar tus campos primero y segundo, retienes una conciencia completa. Una vez
más, la puerta se abre a numerosas posibilidades y una de ellas es que la persona pueda
volver a poner su cuerpo físico en el mundo. Creo que es lo que hizo don Juan cada vez que se
reunió conmigo. Cuando me encontré con él por primera vez ya había acabado de instruir a
Castaneda y hacía tiempo que había ardido con el fuego interno, alejándose de este mundo.
Por algún capricho del destino volvió para enseñar a otros.
Dicho de otra manera, las enseñanzas de don Juan nos permiten consolidar nuestras
energías. Al hacerlo, quizá reflejamos el hecho de que una entidad mayor estabiliza una
cohesión particular. Quizá esta cohesión represente la experiencia que esa entidad tiene de
nosotros. Cuando mueres, esa cohesión se deshace y acaba la experiencia de «ti». Pero
digamos que ardes con el fuego interno. En tal caso, la entidad controla esa cohesión; por
tanto tu conciencia no se pierde, simplemente deja de enfocarse en el mundo físico. Pero
cuando la cohesión se reforme, «tú» vuelves.
Si esto es verdad, el proceso refleja lo que hacemos dentro de nuestros cuerpos energéticos.
Por ejemplo, si consigues controlar tus sueños, puedes volver al mismo sueño una y otra vez.
Has aprendido a controlar cohesiones específicas. Quizá este sea el misterio del «soñador y lo
soñado» del que habla don Juan en Relatos de Poder (cap. 2). Quizá todos seamos el sueño de
un soñador que está soñando muchos sueños.
CAPITULO 7
PREPARADOS, APUNTEN, FUEGO INTERNO
En El fuego interno, don Juan dice a Castaneda que hay cuatro pasos en el camino del
conocimiento: aprendiz, ranger (guerrero), persona de conocimiento (tolteca) y vidente
(Fuego, 36-37). En Una realidad aparte, don Juan dice que el ranger activa la voluntad y
entonces se convierte en un tolteca (Realidad aparte, 185). Teniendo en cuenta el electo de los
sistemas sobre la percepción, creo necesario considerar el paso de ranger a tolteca como un
estadio diferenciado, al igual que lo es el paso de tolteca a persona de conocimiento. Esta
división nos presenta el desarrollo del arte, lo que ocurre cuando el arte ha sido consolidado y
dónde ir a partir de allí. Por tanto, este capítulo muestra un modelo para el desarrollo y la
transformación radical dividido en cinco estadios. Dentro de este modelo, «maestría» no
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significa ser el maestro de otra persona, posición que don Juan evita. Este término hace
referencia a un método educativo estandarizado de aprendizaje de la maestría.
Estadios de la conciencia
Haciendo eco a las instrucciones de don Juan, los estadios son orientación, aprendizaje,
destreza, domino del arte, maestría.
Recuerda que cada estadio contiene a los demás holográficamente. En realidad, nunca
dejamos el estadio uno porque siempre nos planteamos preguntas sobre la vida para poder
orientarnos. Entonces, por medio del estadio dos o aprendizaje, el estadio uno de orientación
se convierte en la base desde la que medir todos los demás. Además, como todos los estadios
están dentro de nosotros, todos tenemos la capacidad de desarrollar el estadio cinco o
maestría.
Maestría.
Dominio del Arte.
Destreza.
Aprendizaje.
Orientación.
Cada cuadro representa un cambio importante en la cohesión.
En conjunto representan la totalidad de la conciencia humana.
Fuera de los cuadros está lo incognoscible.
Cada estadio tiene su propia cohesión, su propio orden, su propio significado. Cada uno de
ellos es una configuración de energía diferente, que es resultado de múltiples influencias. Estas
estructuras energéticas actúan como filtros que afectan nuestras percepciones mentales,
emocionales y físicas. Los filtros conforman nuestras experiencias y nuestras experiencias
conforman nuestras vidas. Así, para percibir más, debemos trabajar en el desarrollo de nuevas
cohesiones. A medida que lo hacemos, vemos que en cada estadio incorporamos
conscientemente los estadios previos y después los transcendemos.
representa niveles de autoimportancia y refleja en qué medida el espíritu fluye en nuestra vida.
La autoimportancia es la medida del desequilibrio. El equilibrio se deriva de seguir el espíritu y
por tanto encontrar nuestro camino natural. Cuanto más viajes con el espíritu, menos
necesitarás reflejarte a ti mismo porque eres tú mismo.
Los primeros tres estadios están formados por campos de energía condicionada. Al avanzar a
través de esos estadios pasamos de un campo ordinario a otro no ordinario. Pero al alcanzar el
cuarto estadio se desarrolla el campo natural. En el estadio cinco se alcanza la maestría de los
campos energéticos.
Además, cada estadio refleja un equilibrio entre el rastreo y el ensueño. El ensueño expand e
rápidamente la conciencia mientras que el rastreo pone a punto la atención y la capacidad de
concentración. Cuando se integra una cantidad de energía suficiente de un estadio dado, ese
estadio queda estabilizado. Entonces se puede pasar al siguiente.
Un modelo normalizado como este puede ayudarte en tu desarrollo, pero nadie puede decir
lo que te encontrarás en tu camino o cómo percibirás el mundo en un estadio dado. Si el
objetivo es convertirse en pura energía y arder con el fuego interno, ¿cómo se pueden predecir
los pensamientos o sentimientos en cualquiera de los pasos del camino? En cada estadio,
tienes que estar dispuesto a soltar todo lo que sabías anteriormente. Los cambios son
radicales, lo que significa que no tenemos referencias reales de ellos; sólo tenemos ideas. Por
tanto, recuerda que no debes engañarte pensando que has estabilizado un nuevo estadio
cuando sólo has conseguido echarle una ojeada, aunque sea una ojeada muy prolongada.
1 2 3 4 5
Estadio Iniciado Aprendiz / Tolteca Persona de Vidente
ranger conocim iento
Nivel de Orientación básica/ destreza dominio del maestría
investigación avanzada arte
cam po de visión visión no cuerpo de Fuego Interno libertad total
trabajo ordinaria del ordinaria del energía
mundo mundo
Orden Yo(-) Yo(+) natural místico
Medida aleatoria vida/día una hora momento
temporal
Interpretación bueno-malo positivo- punto focal mente
negativo
Búsqueda condiciones Paciencia/ tareas transcendenci
del conocimiento voluntad a
Barrera miedo claridad poder ancianidad
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Dentro de cada estadio hay elementos consistentes, aunque las dinámicas de cada elemento
cambien. Por tanto, a medida que atravesamos cada estadio, comprobamos cómo evolucionan
sus elementos. Estos estadios no reflejan únicamente nuestra adaptabilidad mental sino que
indican cambios en todos los aspectos del comportamiento. El cuadro anterior expone lo que
puedes esperar encontrar cuando atraviesas la senda tolteca.
Campo de trabajo. Mientras que el iniciado funciona principalmente dentro del sistema de
realidad ordinario, el aprendiz o ranger desarrolla marcos de trabajo no ordinarios. En su
intento de salir de la energía condicionada, el tolteca usa su cuerpo energético y no encierra
sus experiencias en un marco de referencia particular.
La persona de conocimiento se dedica a viajar mucho más allá de lo ordinario. Como quiere
volar deliberadamente más allá de la fuerza del Águila, adquiere más conciencia y control sobre
su cuerpo energético. Esta conciencia le lleva a controlar el fuego interno. Entonces puede
entrar y salir de las dimensiones, incluida la física, a voluntad. Mientras que un tolteca puede
experimentar este cambio, la persona de conocimiento lo utiliza y el vidente lo gobierna. El
vidente, haciéndose maestro de estos tránsitos, entra en otro reino de vastas proporciones.
Toda una vida de trabajo le ha llevado a la libertad completa.
Orden. El estadio de iniciado es relativamente lento y poco activo. Uno trata consigo mismo
dentro del orden social prevaleciente, está encerrado dentro de esos confines. Como se nos
enseña a definirnos como parte de ese orden, perdemos automáti camente el impulso hacia la
libertad. El aprendiz y el ranger conservan un sentido del yo que, como dice don Juan, no es
egoísta (Fuego, 37). El trato con el yo se hace desde una posición evolutiva y liberadora.
El tolteca cultiva un campo natural, trata con el equilibrio de la naturaleza, que también
incluye lo que se ha considerado sobrenatural. La consecuencia es que se expande nuestra
comprensión del orden natural. Después de haber desarrollado un campo natural, la persona
de conocimiento toca el orden místico y los reinos de la creatividad pura. No tengo pistas de lo
que pueda encontrarse el vidente. Por tanto, los elementos restantes de este estadio quedan
abiertos, indicando el nivel de libertad personal adquirido.
Medida temporal. La forma de medir la vida del iniciado es aleatoria. Como no tiene una
sensación clara de adónde va, su vida carece de sentido. Lucha por orientarse para que su vida
adquiera significado. El aprendiz se mide a si mismo según su propia forma de construirse la
vida. Por ejemplo, al usar la muerte como vara de medida, el aprendiz se encuentra con las
cosas que más le importan en la vida. Habiéndose trabajado el nivel anterior, el ranger usa su
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energía para aumentar su disciplina general y se centra en el día de hoy, aceptando cada
suceso como un desafío.
El tolteca sigue trabajando la conciencia, pero ahora la referencia que utiliza es una hora
(Conocimiento silencioso, 262), lo que refleja un aumento de la disciplina similar al que
necesita el soldado ordinario para destacar y pasar a formar parte de las fuerzas de elite. La
persona de conocimiento vive el momento; ha refinado su conciencia que ahora incluye un
sentido innato del orden facilitado por el primer campo de energía. Ha aprendido a ser.
El efecto de esta progresión es aprender a mantener la mente en lo que uno hace. Dar
mucha importancia a las acciones pasadas o futuras disminuye la importancia de lo que está
ocurriendo en este momento. Y el ranger «no puede permitirse eso de ninguna manera», dice
don Juan (Relatos, 108). Cuando descubrimos a qué queremos dedicar nuestra vida, vamos
centrando nuestra atención gradual y eficazmente mientras participamos de lo que tenemos a
mano y dejamos que nuestro camino se desarrolle naturalmente.
Búsqueda. Para empezar la búsqueda de su integridad, el iniciado lucha por alinearse con las
cualidades del camino de conocimiento que, como hemos visto, son: miedo, claridad, seguridad
en uno mismo y respeto. El aprendiz, a medida que recorre un camino con corazón, adquiere
paciencia. Ahora sabe a qué dedicar sus energías vitales. Este paso marca el comienzo del
aprendizaje avanzado. El ranger, hace una verdadera apuesta por el poder y la conciencia y
espera que surja la voluntad.
Una vez en contacto con la voluntad, el tolteca se ocupa de tareas específicas (Relatos, 277).
El aprendizaje de ciertas tareas es un componente esencial de cada estadio. Las tareas toltecas
están destinadas a ayudarnos a hacer nuestro camino hacia la libertad natural dentro de este
arte. También nos señalan la dirección para aprender a estar en equilibrio dentro de la
referencia de una hora. Cuando se completan las tareas, se consigue un equilibrio tal que se
entra en un nuevo estado. La persona de conocimiento, centra su búsqueda en volar hacia la
libertad pura.
Barrera. Las barreras de la percepción son lo que don Juan llama los «enemigos naturales»
(Enseñanzas, 93). Son el miedo, la claridad, el poder y la edad avanzada. Actúan como
indicadores y nos dirigen en la gestión de nuestra vida diaria. Las barreras no sólo muestran
cómo una persona permanece encerrada dentro de un nivel especifico, también nos
proporcionan los medios de dirigir nuestra evolución personal hacia el estadio siguiente. Cada
barrera, por tanto, debe ser examinada en relación a su estadio especifico.
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El iniciado
Este estadio también constituye un test crucial para el trabajo en equipo. Para participar
plenamente como miembro de un equipo, tienes que renunciar a ti mismo sin perder tu
integridad. De otra forma podrías pelearte arbitrariamente con otros miembros del equipo o
chupar su energía como una sanguijuela. También podrías preferir seguir tus propios criterios,
con lo que no llegarías nunca a perder la autoimportancia. De esa forma nunca llegarías a
desarrollar plenamente otros estadios.
Si decides seguir el Camino Tolteca, tienes que empezar por estudiar los fundamentos del
ranger. Lo esencial de este estudio son las condiciones del camino de conocimiento. La claridad
te da flexibilidad de pensamiento y acción. Tus prioridades están en orden. Por medio del
miedo, vas atemperándote poco a poco y refinas tu capacidad de supervivencia. El respeto te
impide dictar normas a los demás o que ellos te las dicten. La seguridad en ti mismo permite
que aflore el espíritu. Con el tiempo, este aprendizaje te lleva a una vida deliberada y llena de
propósito.
Barrera: Miedo. ¿Cómo puede el ranger usar el miedo como condición del camino de
conocimiento si es una barrera? Como dice don Juan, el miedo puede ser usado como acicate
para aprender (Fuego, 57). Durante los primeros tiempos de su aprendizaje tolteca, su miedo a
perder la conexión con el espíritu hicieron de él una persona rígida (Ensueño, 250). Pero el
miedo, dice, sólo pertenece a las emanaciones del Águila de la vida cotidiana (Fuego, 243).
Llegar a este nivel de destreza lleva tiempo. En principio, la instrucción para manejar el
miedo es muy simple. Cada vez que te encuentres en una situación donde lo único que te
impide seguir adelante es el miedo, tu decisión está tomada. Vas a seguir adelante. Permítete
estar muy atemorizado, pero cuestiona ese temor (Enseñanzas, 95). No quieras evitarlo ni
controlarlo. Abandónate a él. Usalo para estar alerta. Esto genera un impulso hacia la libertad.
Y la libertad es al mismo tiempo contagiosa y aterradora, dice don Juan, pero no aterra a
quienes han dedicado su vida a prepararse para ella (Fuego, 101, 268).
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El aprendiz
En el estadio de aprendiz, comienzas a hacer un mapa de los terrenos Toltecas. Hay muchas
posibilidades que activan la imaginación. Para poder avanzar, debes aprender los fundamentos
del rastreo y el ensueño. La práctica del rastreo te permite alterar tus rutinas diarias, reducir
deliberadamente tu autoimportancia, usar la muerte como consejera para que guie cada uno
de tus pasos y hacer muchos otros ejercicios.
En cuanto al ensueño, en primer lugar oyes historias de viajes en esta y otras dimensiones.
Oyes hablar de aventuras con seres inorgánicos y oyes que el propósito del ensueño es
convertirte en una persona de conocimiento. Esto te orienta inmediatamente hacia los estadios
tres y cuatro. En este momento, tienes pocas historias propias, pero estás abriéndote al
segundo campo y con esta apertura llegan todo tipo de alegrías y pesares. Estás comenzando a
desarrollar otra realidad y naturalmente deseas aferrarte a la anterior. El cambio energético
que esto supone, junto con la falta de fuerza para manejar la nueva energía, te mantiene
ocupado en la búsqueda de un equilibrio.
El medio más importante de que dispones para equilibrarte es el camino con corazón. Sabes
a qué quieres dedicar tu vida y cómo hacerlo. Volveremos a comentar el camino con corazón y
otras prácticas de rastreo en los siguientes capítulos.
Al final del aprendizaje, te das cuenta de que has trabajado con personas que aún no
conoces; una generación anterior de toltecas ha estado muy presente en tu formación. Al ser
testigo de la impecabilidad de tu profesor, también te das cuenta de que, estés donde estés en
tu camino, siempre eres un aprendiz. Siempre hay algo más que aprender.
El «ranger»
Como aprendiz, has aprendido a ponerte en marcha. Ahora estás aprendiendo a establecer
un ritmo. Un elemento definitorio del ranger es que ha emprendido un camino con corazón. Los
distintos aspectos de su vida forman un todo integrado. Ha aprendido los fundamentos de
soltar y trabaja con lo abstracto, con el espíritu. Deja que sea el espíritu el que le guíe, más
que sus deseos personales. Hasta este punto de su aprendizaje ha estado educando su
sentimiento y las demás piedras angulares. Ahora está mejor equipado para viajar con el
espíritu.
Al entrar en contacto con las energías del segundo campo, puedes experimentar esta pérdida
momentánea de conciencia. Entras en la conciencia acrecentada y después olvidas lo sucedido.
Otra de las cosas que se aprenden es que si no eres íntegro simplemente se potencian tus
puntos débiles. Incluso a los consumados videntes del equipo de don Juan les costó años
reconocer que el cuerpo energético de Castaneda tenía tres puntas. Así, lo que no es muy
inteligente es pensar que una persona en formación pueda entrar en cualquier situación y
resolverla perfectamente. Al final, la disciplina del ranger —a base de sobriedad y fuerza
interna— acaba rectificando cualquier desequilibrio personal o del equipo.
Según enseña don Juan, lo más importante para los rangers es llegar a la totalidad de su ser
(Relatos, 13), un estado que ya no parece tan lejano como antes. Como range r, encarnas la
disciplina tolteca y has aprendido a tener paciencia. Sabes esperar y sabes a qué estás
esperando: tu voluntad (Realidad aparte, 174). Mientras activas tu voluntad, sigues refinando
tu esencia natural más que tus aspectos socialmente condicionados. Los elementos de tu
camino con corazón te sustentan.
Don Juan dice que a medida que desarrollamos la voluntad, podemos sentir convulsiones
(Realidad aparte, 185). Si es así, esta es una buena ocasión para ser prudente y detenerse.
Debemos ser capaces de reconocer la diferencia entre las dolencias fisicas y las
reorganizaciones del segundo campo. Para ello, debemos percibir con precisión las diferencias
entre las energías discordantes y las evolutivas. Por otra parte, este sigue siendo un tiempo
maravilloso porque el mundo renace fresco cada día. Por tanto, como sugiere don Juan,
mientras esperas simplemente ríe y diviértete (Relatos, 282). Si te preocupan los síntomas,
consulta con tu médico. Según mi experiencia personal, este camino promueve la sa lud y los
consejos médicos que he recibido cuando he consultado sobre algunas anomalías físicas, me lo
han confirmado.
Barrera: Claridad. Después de una larga y dura batalla con el miedo, desarrollas la claridad.
En este momento ya entiendes bien la realidad no ordinaria e investigas todo con avidez. El
mundo físico te muestra imágenes más claras y precisas. Tus pensamientos discurren con
suavidad y orden. Todo esto evidencia tu progreso.
Don Juan dice que la claridad hace que nunca dudemos de nosotros mismos. Tenemos todo
muy claro y por tanto actuamos cuando deberíamos esperar y esperamos cuando deberíamos
actuar. Si mantenemos esta actitud el tiempo suficiente llegamos a echar a perder todo lo
conseguido. Don Juan aconseja usar la claridad únicamente para ver (Enseñanzas, 96, 97).
Debemos usar el conocimiento de que disponemos para los complicados objetivos del
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El tolteca
El uso de horas —en lugar de días y años— como referencia temporal significa que uno ha
estabilizado la conciencia acrecentada. También significa que las capacidades rastreadoras y
ensoñadoras se han refinado enormemente. El desarrollo de las tareas toltecas permite esta
evolución y nos lanza desde el campo condicionado no ordinario al campo natural. Un problema
bastante habitual es el de pensar que uno ya está establecido en un campo natural: puede
hablar con los elementales y cambiar de dimensión a voluntad. Pero el hecho de pensar que
estas habilidades indican un crecimiento que aún está por llegar, señala que uno todavía está
encerrado en si mismo y no fluye con el espíritu; la realidad se convierte en una gran
proyección. Puedes haber despertado parcialmente el cuerpo energético, pero todavía hay
objetivos mucho más importantes por conseguir.
Barrera: Poder. Habiendo saltado dentro del seno de la creación, tienes acceso a tu totalidad.
Como dice Don Juan, ahora te encuentras con el poder (Relatos, 277) y añade que, debido a su
seducción, esta es la barrera más difícil de superar. Después de haber trabajado con diversos
campos condicionados, ahora puedes controlarlos. Controlas la cohesión del cuerpo energético
y puedes determinar la localización del punto focal. Por tanto, puedes determinar lo que
percibes. Es decir, puedes conseguir con la voluntad cualquier cosa que quieras. Es como si la
vida se hubiera convertido en un sueño lúcido que pudieras controlar. Afortunadamente,
gracias al aprendizaje anterior has aprendido a ordenar tus deseos y necesida des.
Sin embargo, don Juan dice que si sucumbes a la tentación, nunca aprenderás
verdaderamente a controlar tus recursos (Relatos, 97). Permanecerás aislado de tu verdadera
naturaleza y vivirás sólo en el nivel de los deseos personales. Por tanto, por muy grande que
sea este logro, don Juan aconseja no usarlo bajo ninguna circunstancia. Esta es una restricción
difícil de observar porque el aprendizaje te ha dado las capacidades y el deseo de examinar,
medir y validar todo por ti mismo. Aplicar los frenos de repente requiere un inmenso esfuerzo,
pero tus forcejeos con el miedo y la claridad te facilitan una buena base para orientar tus pasos
a lo largo de este estadio.
puedes alinear la energía de los demás con la tuya y hacer que sigan tus deseos. El ensueño te
da acceso a las áreas más remotas de tu ser, aumentando así tu poder personal y potenciando
tus habilidades rastreadoras.
Algunos linajes metafísicos enseñan a sus pupilos a abstenerse de toda actividad relacionada
con las capacidades paranormales. Las prácticas avanzadas de ensueños suelen incluirse en
esta lista. Sin embargo, los toltecas consideran que el ensueño es natural y por tanto lo
desarrollan, pero siguen ciertas directrices. Las directrices les proporcionan estrategias pa ra
desarrollar el ensueño y las tareas del ensueño enfocan sus energías personales.
Hace algunos años, salí a dar una vuelta una cálida noche de verano. Me detuve a descansar
en el área de recreo del complejo de apartamentos donde vivía. Me apoyé contra una pared de
ladrillos y repentinamente entré en una sensación de notable claridad. Los alrededores parecían
estar vivos y tenían una textura extremadamente rica. Simplemente me relajé en ella. Pronto
sentí que mis pies se elevaban del suelo. Al mirar hacia abajo pude ver que mis pies y piernas
estaban levitando. Se elevaron como un metro del suelo y volvieron a caer. Pronto me di
cuenta de que podía controlar estos movimientos. Entonces dirigí mis piernas arriba y abajo
con la voluntad tres veces más. En cada ocasión sentí como si mis omóplatos hicieran de
bisagra con la pared y una fuerza misteriosa me moviera como un muñeco de guiñol.
Mantener bajo control las manifestaciones del poder requiere que ordenes y controles todas
tus capacidades. Pero esta restricción no es perversa; se trata de que tus logros no te afecten
negativamente. Don Juan dice que si puedes mantenerte alineado, llega un momento en el que
sabes cuándo y cómo usar el poder. Pero en primer lugar debes darte cuenta de que el poder
no es tuyo y, si no tienes control sobre ti mismo, usarlo es el peor de los errores. Para
entonces ya te has convertido en una persona de conocimiento (Enseñanzas, 98).
La persona de conocimiento
Los niveles de aprendiz, ranger y tolteca son grados de participación y dominio dentro del
campo condicionado de una realidad no ordinaria. Siguiendo rigurosamente tu camino con
corazón, has desarrollado el intento, lo que te permite soltar todavía más y producir un
alineamiento completo entre tú y el mundo; ahora puedes mantener un campo natural. Una
vez desconectado el autorreflejo, ya no pones condiciones a la realidad y por tanto entras en
una danza íntima y completa con el espíritu.
Don Juan dice que para poner en práctica las capacidades toltecas no es necesario ver. La
persona sólo necesita la voluntad.
Obviamente, si puedes ver con destreza ya no tienes que vivir como un ranger ya que
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cuentas con una guía suficiente. Si eres capaz de ver muy bien, puedes mantener la
autoconciencia sin necesidad de aferrarte a una identidad. En ese punto, como dice don Juan,
nada es más importante que cualquier otra cosa. El efecto es que l a persona de conocimiento
«no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni país, sólo una vida por vivir...» (Realidad
aparte, 240, 20, 182, 107).
Equilibrando adecuadamente las energías del rastreo y del ensueño, evolucionas más allá de
la destreza y entras en el dominio del arte. La paciencia que has desarrollado previamente
ahora se expande y tienes acceso a una coordinación exquisita con el espí ritu (Fuego, 37).
Permaneces en el ahora, y no tienes expectativas más allá del momento. Esta falta de
expectativas indica una flexibilidad inalterable debida a tu conexión con el espíritu. La
flexibilidad fluye libremente y produce cambios repentinos en t u camino. Llegado este
momento ya te has dado cuenta de que la vida tiene tantas dimensiones que residir en el
momento es la manera más eficaz y práctica de proceder.
Como las criaturas salvajes, afilas tus instintos hasta niveles insuperables.
Don Juan dice que convertirse en una persona de conocimiento es un estado temporal
(Enseñanzas, 94). Creo que se refiere a que la persona de conocimiento se siente
momentáneamente inundada de conocimiento y energía, lo que es un rasgo de las experiencias
místicas. El conocimiento llega, pasa y se va. La conciencia acrecentada permanece. Para poder
manejar este nivel de energía y permitir que obre su magia, tienes que estabilizar el campo
natural. En estos términos, ser una persona de conocimiento es producto de la constancia, es
un efecto de haber trabajado diligentemente durante muchos años. Si no cuentas con un
campo natural, el conocimiento se traduce a los términos del campo condicionado. Midiendo las
experiencias místicas que he tenido y sobre las que he leído y comparándolas con las
anécdotas que relata don Juan, considero que convertirse en persona de conocimiento
representa la experiencia mística quintaesencial o es algo de un orden aún más elevado.
La gente mayor suele tener la sensación de no haber realizado sus sueños, cuando, de
hecho, esta edad es muy propicia para ensoñar y aventurarse más allá de las preocupaciones
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sociales. Muchos de nuestros mayores han dedicado toda su vida a abrirse camino en me dio
del laberinto de las exigencias sociales. Por otra parte, a nivel social no contamos con un
contexto como el tolteca en el que desarrollar la totalidad de la vida y, por tanto, no podemos
cosechar los dividendos de llevar una vida natural.
Don Juan dice que siguiendo cuidadosamente la senda tolteca se descubre que la ancianidad
es una etapa libre de miedos y de la impaciente claridad mental, y que la barrera del poder
está controlada. Pero también es un tiempo en el que uno desea descansar (Enseñanzas, 98).
El ímpetu se desvanece y aparentemente se vuelve sobre sí mismo. También añade que si
puedes resistir el cansancio y vives tu destino hasta el final, llega un momento en que la
claridad, el poder y el conocimiento se combinan para hacer que todas tus luchas hayan
merecido la pena.
El vidente
Don Juan a menudo usa los términos «tolteca» y «vidente» de manera intercambiable.
Aunque hayamos considerado que los toltecas del segundo ciclo eran muy indulgentes, él
señala que estudiaron las fuerzas que afectan la percepción y buscaron expandir su
conocimiento. Por tanto, algunos de ellos también fueron videntes.
Para ver, don Juan dice que se debe «parar el mundo» (Viaje, 233). Cuando paras el mundo,
toda la actividad a tu alrededor parece quedarse congelada en el sitio, el mundo podría
romperse ante tus ojos. Por ejemplo, en diversas ocasiones he visto partidos de la pequeña liga
de béisbol congelarse en la mitad mientras mi mundo físico temblaba y se desgarraba.
Entonces el mundo ordinario de los objetos es sustituido por un mundo de gruesas fibras
luminosas y tonalidades brillantes. Para parar el mundo, debes encontrar la grieta entre los
mundos, un espacio entre pensamientos. Esta conciencia es producto de un cambio en la
cohesión, que es la marca del ranger. El tolteca aprende a entrar y salir de la grieta. La
persona de conocimiento la dirige con habilidad. El vidente la gobierna.
A partir de las instrucciones de don Juan, entiendo que cuando se alcanza el nivel de vidente,
uno ha estado en muchos mundos completamente diferentes. Sin embargo, aunque uno trate
con dimensiones más allá de la comprensión, el estilo de vida del vidente está marcado por su
capacidad de experimentar los estados refinados de esas dimensiones. Por tanto, para domi nar
el arte de ver hace falta una habilidad insuperable en el alineamiento de los diversos campos
de energía.
Gobernar el cuerpo energético con tanta habilidad requiere toda una vida de trabajo. Pero en
primer lugar debes traer el segundo campo a la vida, a la plena conciencia. Castaneda dice que
su único propósito es despertar el cuerpo energético y añade que el cuerpo energético se usa
para ensoñar, para navegar en el segundo campo. Es lo que nos empuja a la libertad. Un
cuerpo energético despierto acaba llevando al fuego interno.
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El fuego interno
El fuego interno ocurre cuando combinas toda la energía de tu masa física con el cuerpo
energético (Ensueño, 189). La profesora de Abelar, Clara, dice que para realizar esta maniobra
debes soltar todo tu inventario, incluyendo todas tus preocupaciones humanas. Sin embargo,
don Juan afirma que después de que el mundo humano haya desaparecido, aún persiste una
sensación de yo; menciona que esta paradoja es «el último bastión de la conciencia, con el que
cuentan los nuevos videntes» (Fuego, 291).
Según la visión tolteca del mundo, el cuerpo físico y el mundo físico forman una cohesión
específica. Cambiar esta cohesión para percibir otros mundos requiere actos de voluntad. La
diferencia entre el tolteca y la persona de conocimiento reside en su capacidad de manejar la
voluntad. En un momento, Castaneda observa a don Genaro saltar desde la cumbre de una
montaña hasta otra situada a quince kilómetros de distancia. Don Juan dice que don Genaro es
una persona de conocimiento, y por tanto «es perfecta-mente capaz de desplazarse a grandes
distancias» (Relatos, 48).
Además, Castaneda, después de saltar del risco, tuvo que cambiar su cohesión antes de
llegar al suelo; tuvo que encajar un mundo completamente nuevo o morir. Recordemos que
don Juan dice que el regreso de una persona después del salto perceptivo depende de la
voluntad y no del pensamiento racional. Si la persona vuelve y se convierte en persona de
conocimiento, el grado de puesta en acción de su voluntad queda notablemente potenciado.
Por tanto, el fuego interno es una cuestión de tener la voluntad de alcanzar la libertad.
Mientras activamos la voluntad, podemos ser caprichosos o flexibles. Los toltecas del segundo
ciclo fueron caprichosos. Empujaron ardientemente su conciencia dentro de sus cuerpos
energéticos hasta que acabaron deformándolos. Los videntes del te rcer ciclo corrigieron este
planteamiento y trataron de cultivar la evolución natural de la conciencia humana. Aunque
usaron prácticas del segundo ciclo para acelerar su proceso, su objetivo central fue el
desarrollo de un campo natural, no el de un campo condicionado muy sofisticado.
Uno de sus méritos es haber instituido las prácticas de los desafiantes de la muerte que
fueron el preludio del arte de la mayoría de los videntes actuales, el fuego interno. Los antiguos
aprendieron a introducir cambios en su cuerpo energético, pero se quedaron aislados dentro de
la totalidad de la banda humana. Los videntes del tercer ciclo mantuvieron las prácticas pero
reformaron su uso, preocupándose de hacer movimientos de energía completos dentro del
tercer campo. Equipararon este movimiento con la libertad. Así, el segundo ciclo se relacionó
con el fuego interno como si fuera una cuestión de poder personal mientras que el tercero se
relacionó con él como si tratara de conseguir un equilibrio mistificante.
¿Por qué intentar llegar al fuego interno? Don Juan dice que el misterio de nuestra totalidad
es revelado a la hora de la muerte y añade que los toltecas deciden vivir con esa maestría y
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conocimiento (Relatos, 133). Y por eso viven para extender su conciencia hasta la tierra de la
muerte, más allá de la condición humana.
Otro rasgo curioso es que —dentro del contexto general de la evolución de la conciencia—
estas capacidades están destinadas a ser manejadas pero no necesariamente comprendidas.
De hecho, don Juan dice que hablar de estos asuntos sólo sirve para señalar una dirección,
no para comprenderlos (Relatos, 120). Afirma que los fracasos de Castaneda en el mundo
tolteca a menudo eran debidos a su insistencia en comprender (Realidad aparte, 315). Lo
importante es introducir en la propia vida tanta conciencia como se pueda. Por tanto, no te
quedes a medio camino marcándote un objetivo restrictivo. Si tu objetivo es el de convertirte
en vidente, entonces, dadas las complejidades, las barreras, el tiempo y la devoció n necesarios
para realizar el viaje, puedes imaginarte por qué don Juan dice que nuestra posibilidad de éxito
es muy remota.
Pero él, como muchos otros, lo consiguió. Y para permitir que nuestra posibilidad de éxito
fuera mayor, los videntes del tercer ciclo rediseñaron el rastreo. La esencia de su trabajo fue
cultivar la fortaleza, la perseverancia y el refinamiento. La integridad resultante es lo que les
llevó al éxito. Por tanto la sección siguiente está relacionada con los ejercicios de rastreo.
CAPITULO 8
MANTÉN EL RITMO
Don Juan dice que el rastreo tiene un doble propósito: mover el punto focal constantemente
y con seguridad, y «grabar sus principios a tal profundidad que el inventario humano sea
superado...(Fuego, 187). El resultado es que, por medio del rastreo, cultivas espontáneamente
un campo natural, lo que quiere decir que te conviertes en una persona de conocimiento. Y,
según Castaneda, ese es el destino de los conocimientos toltecas (Enseñanzas, 218).
Siempre dentro del marco de mover el punto focal y grabar sus principios, el rastreo utiliza
muchos planteamientos y habilidades específicos. Las distintas formas de rastreo finalmente
dan paso a una conexión con la esencia de lo que se está rastreando.
La plena realización de una de las habilidades rastreadoras incluye saber que esa técnica
funciona y tener la capacidad de hacerla funcionar. Como siempre podemos encontrar nuevas
explicaciones para todo, no es estrictamente necesario que sepamos por qué funciona. Más allá
de las habilidades individuales, alcanzar la plenitud del rastreo significa que has desarrollado la
fortaleza personal para manejar los cambios del punto focal. También significa que tienes la
fuerza de carácter suficiente como para soportar la constante presión de las fuerzas que
quieren sacarte de tu camino.
voluntarioso. Además, uno descubre que cuanto más entra en contacto con el mundo de la
voluntad, tanto menos apoyo le ofrece el mundo de la racionalidad, por muy bien construido
que esté. El resultado es que las directrices toltecas, su estrategia y disciplina, proporcionan
una forma de dejar atrás la realidad ordinaria sin sacrificar la integridad personal.
En cada faceta de sus enseñanzas, don Juan tocó algunos temas comunes. Florinda Grau los
llama los preceptos del rastreo (Don, 281). He comprendido que son las directrices que nos
permiten seguir en la pista a medida que atravesamos cada uno de los estadios que nos llevan
a la maestría de la conciencia. Son los siguientes:
1. Hay una fuerza superior que guía toda la creación. Esta fuerza es el verdadero Poder o
Espíritu.
2. La realidad es una interpretación de los acontecimientos. Nuestra forma de organizar
nuestra visión del mundo surge de un reflejo dentro de nosotros mismos.
3. En nuestra naturaleza hay más de lo que actualmente utilizamos e incluso de lo que
sospechamos.
4. Nuestro trabajo consiste en desarrollar estas capacidades de la conciencia.
5. Al mezclarnos con la fuente de la creación, y por tanto con la fuerza que nos impulsa,
podemos desvelar los niveles más profundos de nuestra naturaleza.
6. El mundo es, en esencia, misterioso. Como parte del mundo, nosotros también somos
misteriosos.
7. Cualquier cosa que descubramos de nosotros mismos y del mundo sigue siendo un
misterio; de otra forma lo único que hacemos es seguir reflejándonos a nosotros mismos.
Principios
Don Juan y su equipo presentaron los principios del rastreo a Castaneda desde distintos
ángulos. En El conocimiento silencioso, don Juan dice que el primer principio del rastreo
consiste en ser despiadado. En El don del Águila, Grau dice que el primer principio es que los
rangers eligen sus campos de batalla (Don, 280). Aunque ambas afirmaciones pueden parecer
diferentes, el fondo de la cuestión es que tienes que ser despiadado para elegir las condiciones
de tu campo de batalla. El campo de batalla puede ser tu trabajo, tu lugar de residencia, un
estanque de agua silvestre o el punto donde trazas la línea que separa tu comportamiento del
de los demás. Es cualquier cosa que tú elijas.
Entre otros principios están los de relajarse y abandonarse al propio destino, descartando
todo lo innecesario de nuestra vida. El principio definitivo, dice Grau a Castaneda, consiste en
no ponerse al frente de las situaciones y está basado en el éxito de las demás maniobras. Así
descansas fuera del círculo que presiona a os demás. Por ej emplo, mientras curaba la pierna de
Grau, el curandero tolteca hacía que otra persona aplicara los remedios y le ensañara a entrar
en el camino tolteca. El curandero permaneció detrás del escenario mientras dirigía la actividad
y así pudo ver con precisión lo que estaba ocurriendo. Orquestó la curación y aprendizaje de
Grau mientras ella pensaba que era el portero (Don, 288-293). Castaneda fue introducido a
estos principios al comienzo de su aprendizaje y más tarde los presentó como técnicas
específicas. Fueron los títulos de los capítulos de su tercer libro, Viaje a Ixtlán. Por ejemplo,
descubrió que tener «a la muerte como consejera» le hacía ser despiadado. «Borrando su
historia personal» aprendió a tapar sus pistas y «el digno oponente» le obligó a comprobar
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En general, estos principios son reglas para guiarse a uno mismo. La forma de presentarlos
es secundaria, lo importante es la gestión real de nuestros recursos. También podríamos decir
que el primer principio del rastreo es el desarrollo de un campo natural y un ejercicio añadido
sería el de no esperar nada. Esto prohibiría o remodelaría automáticamente buena parte de
nuestros comportamientos. En lugar de proyectar continuamente hacia el futuro,
comenzaríamos a rastrear nuestra permanencia en el presente. También comenzaríamos a
cultivar nuestra naturaleza esencial. En medio de todo este proceso aprenderíamos a elegir
nuestros propios campos de batalla.
Básicamente, los principios toltecas nos proporcionan una orientación para evitar sentirnos
sobrecargados en las situaciones; para poder relajarnos y no apegamos a nada; para alcanzar
puntos de conciencia muy altos y dirigir nuestra propia vida. Pero antes de poder hacer tod o
esto, don Juan dice que el primer principio del rastreo es rastrearse a uno mismo
(Conocimiento silencioso, 101). Sin el concentrado esfuerzo que es necesario para rastrear y
eliminar los propios puntos débiles, y reconocer y potenciar los puntos fuertes , se pierde de
vista el principal propósito del rastreo: alcanzar la libertad.
Estrategia
Para poner en práctica estos principios, los toltecas usan las lecciones aprendidas en la
transición al tercer ciclo. Don Juan menciona a los toltecas del tiempo de la conquista como los
incuestionables maestros del rastreo (Fuego, 29). Dejando atrás las prácticas del segundo
ciclo, construyeron una «estrategia muy efectiva» que consta de seis elementos
interrelacionados. Los primeros cinco elementos son control, disciplina, paciencia, precisión y
voluntad. El sexto elemento, que para don Juan es el más importante, está relacionado con el
mundo externo. Es el pinche tirano, la persona que esgrime cierto grado de control sobre ti.
Una vez más, como esta estrategia requiere un gasto energético significativo, la clave para
dominarla es una reducción significativa de la autoimportancia.
Disciplina o vigilancia. Este elemento consiste en una notable habilidad para evaluar y
analizar los puntos fuertes y débiles del entorno, de los demás y de uno mismo. Nos permite
controlar la energía y cultiva nuestra fuerza. La disciplina del ranger es la capacida d de
permanecer vigilante incluso bajo las condiciones de mayor tensión (Fuego, 39).
Paciencia o dominio de si. Esta forma de contención nos permite soltar lo que no nos
pertenece y reclamar únicamente lo que es nuestro (Fuego, 39). La persistencia tranquila
indica nuestro compromiso con objetivos a largo plazo.
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Precisión o equilibrio exquisito. La precisión requiere que te sintonices con los ritmos del
espíritu. De esta forma te equilibras automáticamente contigo mismo, con el entorno y con las
dimensiones que están más allá de lo ordinario.
Pinche tirano o práctica rigurosa. Contar con un pinche tirano nos garantiza abundantes
ocasiones de practicar y aplicar las enseñanzas. Dada s u importancia, este elemento se
presenta con más detalle en la sección «Prácticas» de este capitulo.
Esta estrategia ofrece un programa de acción en el que destacan los puntos esenciales:
adquirir experiencia, asimilar los resultados y seguir practicando para poder afinar más.
Rasgos
Presentando los puntos esenciales de otra forma diferente, don Juan dice que hay cuatro
estados de ánimo básicos, cuatro rasgos del rastreo: implacabilidad, astucia, dulzura y
paciencia. Son niveles del intento, o corrientes individuales de energía, lo que significa que
también son posiciones del punto focal (Conocimiento silencioso, 89, 186). Estos rasgos
orientan nuestro comportamiento en las cuatro direcciones: implacabilidad para el oeste;
astucia para el norte; dulzura para el este y paciencia para el sur. La combinación y el
equilibrio de estos rasgos en su medida justa llevan al ranger al estado de ser.
Implacabilidad. El indicador de este rasgo es la determinación absoluta. Es valentía sin
descuido, control sin arrogancia; es la premisa básica del Camino Tolteca. Don Juan dice que
su principal requisito es apartar la autoimportancia, restaurando así nuestra habilidad natural
para percibir el conocimiento silencioso y directo del espíritu —un «conocimiento» inmediato
sin que medie la deliberación ordinaria (Conocimiento silencioso, 169-170).
Don Juan añade que los antiguos videntes desvelaron la autoimportancia y descubrieron que
no era sino autoconmiseración disfrazada. Por tanto, para conseguir el éxito es fundamental
mover la cohesión al punto de «no piedad», una localización del punto focal equivalente a la
implacabilidad (Conocimiento silencioso, 153). Sin este rasgo estás completamente abierto
para que los demás te pasen por encima. Con él, eres más objetivo, más capaz de gestionar
tus recursos y también más capaz de rastrear el conocimiento.
Uno de los objetivos inalterables de don Juan mientras enseñaba a Castaneda era conseguir
que moviera su punto focal. En aquellos momentos Castaneda consideraba a don Juan una
persona eminentemente racional. Este le dijo que sólo aparentaba serlo y que su implacabilidad
estaba disfrazada de racionalidad. Gracias a esta apariencia, Castaneda obtuvo la seguridad
intelectual suficiente para tomar el riesgo de hacer las cosas de ot ra manera. Lo más
importante era conseguir que Castaneda alineara su energía con la de don Juan. Este
alineamiento requería una consistencia sin par por parte de don Juan, por eso él dice que para
el tolteca la implacabilidad no es crueldad sino sobriedad (Conocimiento silencioso, 153, 174).
Astucia. La astucia requiere examinar la situación para conseguir lo que uno quiere sin
manipular a los demás. Buscando la precisión, estudias los rasgos de la situación y las fuerzas
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que influyen en tu campo de batalla. Debes estar preparado y ser innovador. Tienes que saber
bacia dónde te diriges y qué quieres conseguir. Además, la astucia incluye el uso del arte del
engaño sin ser engañoso. Sin astucia, tienes que confiar en las valoraciones y conclusiones de
los demás. Con ella, desarrollas tus recursos y adaptabilidad.
Paciencia. La paciencia es control sin laxitud. Sólo tomas lo que necesitas y dejas el resto.
También nos da la capacidad de escuchar y esperar. El silencio nos garantiza el acceso a un
conocimiento más profundo, el conocimiento silencioso, y nos proporciona un equilibrio que
mantiene en orden los demás rasgos. Como resultado, el espíritu se mueve calladamente
dentro y fuera, creando suavemente las circunstancias que el intento pone en movimiento. Sin
paciencia, vuelve a surgir la autoimportancia y nos aferramos a los deseos superficiales. Con
ella encontramos la paz.
Prácticas
En comparación con el ensueño, el rastreo se ocupa de pequeños cambios del punto focal.
Para el observador medio, sin embargo, un pequeño movimiento puede parecer una maravilla,
pero para don Juan convertirse en un cuervo era un cambio pequeño. Antes de que pueda
ocurrir cualquier cambio, el primer campo debe estar desestabilizado o suspendido. Para
conseguirlo, debes romper la continuidad normal de tu experiencia. Por tanto, para desencajar
el punto focal son necesarios ejercicios preliminares, como alterar las rutinas, mirar fijamente y
borrar la historia personal.
El siguiente paso es mover el punto focal. El intento es la fuerza que cambia tu cohesión y
tener claro tu objetivo reduce las posibles interferencias durante la transición. El intento
también solidifica o estabiliza el cambio. Una visión del mundo no ordinaria, el aprendizaje de
tareas y el camino con corazón te ayudan a estabilizar el punto focal en ubicaciones no
ordinarias.
Uno de los principales objetivos del aprendizaje tolteca actual es desestabilizar el mundo
ordinario de la razón y estabilizar el mundo no ordinario de la voluntad. El objetivo es
desestabilizar el mundo no ordinario para estabilizar un campo natural. Entonces es cuando se
libera la voluntad.
Los procedimientos de rastreo limpian tu conexión con el espíritu y te permiten realizar esta
transición. Por ejemplo, saber que el mundo es un lugar misterioso te impide tomar
conclusiones prematuras y, cuando defines algo, no haces de la definición un dogma, te
reservas la opción de cambiar de opinión. Además, esta dis ciplina libera energía, lo que te
permite evaluar tus acciones y sus resultados. Cuando rastreas el espíritu, consigues un éxito
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fuera de lo común en cualquier actividad. Como el espíritu lo penetra todo, tu conciencia está
conectada con algo que está más allá del conocimiento inmediato. Es decir, el espíritu te guía
mejor de lo que te puedes guiar a ti mismo. Estas son algunas de las prácticas que pueden
ayudarte a tener éxito en el rastreo.
En El don del Águila, Castaneda cuenta que don Juan se refiere a los rastreadores como los
que practican la locura controlada y a los ensoñadores como los que practican el ensueño.
Grau, en su instrucción, dice a Castaneda que el desatino controlado consiste en aplicar a todo
los principios del rastreo (Don, 213, 293). Según ella, los resultados son que los rastreadores
nunca tienen prisa y por tanto no se ponen nerviosos; no se toman las cosas demasiado en
serio e improvisan libremente. En otras palabras, controlan su comportamiento aunque no
entiendan nada.
Don Juan dice que únicamente quienes ven pueden controlar su locura. Los videntes trabajan
tan duro como cualquiera, pero pueden elegir con más fluidez porque son más intuitivos
respecto a los efectos de sus decisiones. Además, como ven, están muy presentes y saben que
hay una fuerza indefinible que guía sus pasos. Consecuentemente, tratan «el mundo como un
misterio interminable y lo que la gente hace como desatino controlado» (Realidad aparte, 186,
265). Dentro del dominio humano, los que ven pueden practicar la locura deliberadamente.
Eligen una dirección y la siguen como si les importara más que ninguna otra cosa. El arte
fundamental del desatino controlado es no estar apegado a nada al tiempo que se participa en
todo (Conocimiento silencioso, 266).
Adaptabilidad. Don Juan dice que el ranger debe ser fluido y adaptable tanto en el mundo de
la racionalidad como en el de la voluntad. Con estos rasgos, el ranger mira al mundo desde
diversos ángulos. Proceder de otra manera mantiene la energía estancada dentro de un campo
condicionado.
Por ejemplo, gran parte del aprendizaje de Castaneda tuvo lugar al aire libre. Castaneda
siempre parecía sorprendido cuando don Juan le llevaba a las calles de una ciudad. Por otro
lado, prácticamente toda mi interacción con don Juan ocurrió dentro de los limites de la ciudad
de Tucson, por lo que me enseñó a convertir la ciudad en un terreno de caza. En lugar de
buscar aliados en los bosques montañosos, me enseñó a encontrarlos en las esquinas de las
calles locales.
Los oficiales de policía, por ejemplo, son símbolos de poder. Hablar con los policías de Nueva
York y observarles me enseñó a estar más alerta en su intenso entorno. Según mi experiencia,
los mejores oficiales siempre estaban relajados pero muy atentos a lo que les rodeaba. Los
más maduros de entre ellos siempre tenían una sonrisa en la boca y se tomaban tiempo para
ayudar a la gente antes de recuperar su postura vigilante. Los más jóvenes solían evitar la
interacción con la gente y preferían permanecer atentos a las calles. También aprendí que sin
un propósito, la persona está sujeta a todos los depredadores que deambulan por las calles. El
propósito nos mueve en el mundo, nos proporciona la fuerza que determina nuestras
experiencias.
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Por otra parte, en lugar de usar como presagios el ulular de un búho o el vuelo de un cuervo,
puedes usar las bocinas de los automóviles y los colores de la ropa. En lugar de mirar fijamente
al humo, puedes mirar al vapor de las rejillas de ventilación en las aceras. También puedes
practicar la mirada fija con las hojas de algún roble que haya en el vecindario. De hecho,
sentarse a mirar un árbol rodeado por la luminiscencia de una farola desde las escaleras de
casa es casi una imagen del cielo.
Parte del rastreo consiste en presentar una imagen coherente a quienes te rodean. Sin
embargo, en entornos urbanos como Manhattan, puedes hacer muchas más cosas fuera de lo
ordinario porque no suelen parecer extraordinarias. En ciudades así, parece que lo peculiar es
habitual. Por ejemplo, si te paras a mirar la sombra de un edificio la gente no se aglomerará a
tu alrededor para curiosear como lo haría en una ciudad pequeña.
Mezclarse. Como tuvieron que tratar con los ejércitos invasores, los antiguos toltecas
tuvieron que aprender a mezclarse. Es una práctica que sigue vigente porque nos ofrece
lecciones directas sobre la gestión de la energía. También aparta la atención de los demás de
nuestros objetivos, lo que nos da más libertad. La práctica incluye aprender de otras energías,
mezclarse con ellas y poder suspender su influencia. Don Juan dice que un componente del
rastreo es el arte de disfrazarse (Conocimiento silencioso, 85).
Por medio de los disfraces proyectamos deliberadamente una identidad. Mientras caminaba
por una calle abarrotada en el centro de Tucson, pasé junto a una mujer mayor que llevaba un
vestido amarillento. Parecía desplazarse de lado a lado al cami nar, como lo haría una abuela
corpulenta. Resultó ser don Juan; Julián le había enseñado a disfrazarse de esa manera
durante su aprendizaje. Otro caso es el de Josefina, una aprendiz de don Juan que era muy
atractiva y aparentaba ser una mujer mayor. De esa manera nunca atraía el interés de los
vecinos (Segundo anillo, 98).
Un disfraz, por mínimo que sea, puede conseguir resultados. Otro aprendiz de don Juan,
Benigno, llevó una cámara durante su visita a la ciudad de México y sacó 425 fotografías sin
película, proyectando así la imagen de turista (Don, 104).
Una de mis experiencias también puede servir de ejemplo. Hace algunos años trabajé de
profesor de psicología en un instituto. Aunque estaba soltero, llevaba puesto un anillo de
matrimonio porque mi supervisor me había dicho que algunas estudiantes se dedicaban a
intercambiar favores sexuales por mejoras en las calificaciones. Pensé que al llevar el anillo las
maniobras sexuales de mis alumnas se reducirían al mínimo. Hacia el final del semestre vil a
oportunidad de utilizar esta situación para hacer una demostración en clase de una práctica
muy común dentro de la sicología transpersonal. Por tanto tomé mi«centímetro cúbico de
oportunidad» y di una lección sobre la suspensión de la interpretación o cómo no seguir los
patrones culturales.
Pregunté a los alumnos quiénes creían que estaba casado; toda la clase levantó la mano. Me
quité el anillo, lo puse en el bolsillo y les dije que estaba soltero. Comentamos que los símbolos
suscitan ciertas percepciones; en este caso, basándose en un símbolo bien conocido, habían
encerrado la percepción y definido mi status marital. Les dije que si no hubieran seguido los
patrones culturales, no habrían interpretado nada sobre el anillo, aparte de que era un anillo.
Sólo investigando más podrían haber descubierto mi status real. Todos murmuraron su
acuerdo. Entonces les pregunté cuántos creían que era soltero y la mayoría levantaron la
mano, aunque algunos se olieron algo raro. Volví a ponerme el anillo en el dedo mientras
sonaba la campana y disfruté de sus expresiones desconcertadas mientras salían por la puerta.
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La idea es provocar en los demás una impresión particular y dejar que hagan el trabajo de
asociarlo con lo que conocen. Para asegurarse del éxito, el profesor de don Juan insistía en que
tenias que conocer tan bien las peculiaridades de tu disfraz que nadie supiera que estabas
disfrazado (Conocimiento silencioso, 85). Conociendo sus recovecos, te mezclas
energéticamente con esa forma y así tu comportamiento se corresponde con el disfraz.
Además, como cada disfraz representa un pequeño cambio del punto focal, comienzas a
manipular tu cuerpo energético.
Recuerda también que uno de los procedimientos más transformadores que puedes utilizar
es el de mezclarte con el mundo hasta tal punto que te conviertas en un individuo y por tanto
sepas cuál es tu lugar en él. El arte del rastreo te conduce a esa realización.
Don Juan añade que convertirse en un anciano supone un cambio muy sutil. Julián era capaz
de convertirse en una minada de formas humanas; era un gran experto en esta práctica. Otro
movimiento más drástico, aunque sea considerado como un cambio menor, es el de convertirse
en cuervo. Don Juan lo aprendió del inquilino y después pasó ese conocimiento a Castaneda
(Enseñanzas, 188). Al principio, don Juan dio plantas de poder a Castaneda para facilitar estos
cambios. Yo también me he dado cuenta de que el cuerpo de ensueño ofrece estas lecciones.
En una ocasión, mientras volaba en mi cuerpo de ensueño, me convertí espontáneamente en
un halcón. Perdí mis referentes humanos y disfruté de un vuelo encantado. Años más tarde,
durante el ensueño, me transformé en una serpiente de cascabel. En primer lugar vi que la
serpiente se acercaba a mí en el sueño, abría la boca y sacaba los colmillos. Sentí terror, pero
seguí observando a pesar de todo y vi aparecer una imagen en la garganta de la serpiente.
Concentrándome en ella, descubrí que me estaba mirando a mí mismo. Aunque al principio me
quedé sorprendido, me relajé y empecé a cambiar de forma espontáneamente. Permitiendo
que se hiciera ese cambio, me encontré en un nido lleno de serpientes de cascabel. Me
sorprendió no sentirme amenazado por ellas. Mi confusión se aclaró cuando me di cuenta de
que yo era una de ellas. Como serpiente, sentí que estaba compuesto por una energía
condensada y muy poderosa.
inventario especifico de aquello en lo que te estás convirtiendo. En otras palabra s, aprender los
detalles y peculiaridades de esa forma concreta de percepción (Ensueño, 78).
Don Juan dice que los toltecas emplean exploradores regularmente para «sondear nuestros
límites perceptuales» (Conocimiento silencioso, 133). Él incluso adaptó la poesía a este uso.
Cuando probé esta táctica, descubrí que se puede acceder a otra dimensión de conciencia
empleando un verso como puente.
Entre las prácticas más elementales de la exploración se incluyen las de reducir los deseos a
un mínimo, viajar ligero, dispersar un mínimo de energía y mezclarse. El explorador también
necesita implacabilidad para seguir adelante con vigor, control para soportar la expedición,
disciplina para medir el viaje, astucia para aplicar todas sus evaluaciones y paciencia para
seguir adelante con tranquilidad. El resultado es que se desarrolla la capacidad de entrar en
nuevos terrenos y escrutarlos sin dejar rastro. Cuanto más conocimiento tenemos, más
podemos empujar las barreras de la percepción. A menudo lo que conseguimos es salir de la
tierra plana y darnos cuenta de que no hay ningún monstruo esperando para que seamos su
aperitivo de mediodía.
Contar historias. Una de las formas de explorar es contar historias, un arte tradicional muy
respetado. Para algunos toltecas es una forma de vida, un camino hacia el espíritu y la libertad.
Don Juan dice que las historias son el mejor medio para aprender el Camino Tolteca, quizá
porque las mejores historias toman vida y activan varios modos de percepción
simultáneamente (Conocimiento silencioso, 143, 22). Los libros de Castaneda, por ejemplo,
entran dentro de esta práctica y todos ellos son grandes éxitos de ventas.
Contar historias también es un puente hacia la comprensión pura. Parte de ésta consiste en
saber que la historia está ocurriendo realmente en algún lugar dentro del entramado del
infinito. Cuando te rindes a una historia y la sigues como un explorador, la percepción te sigue.
Cuanto más entra la percepción en estos carriles mágicos, tanto más la historia se convierte en
realidad y tanto más la realidad se enriquece.
mezquindad. Don Juan dice que para manejar a los pinches tiranos sólo se necesitan los
elementos básicos de la estrategia: control, disciplina y tolerancia. Añade que el otro elemento
de la estrategia, la voluntad, sólo debe usarse en caso de necesidad desesperada porque
implica «una maniobra suprema que no puede ser ejecutada en el estadio humano habitual»
(Fuego, 30, 32).
Los pinches tiranos son tan críticos que don Juan aconseja a sus aprendices que los busquen
deliberadamente en caso de que no se crucen en su camino. Los pinches tiranos ideales son los
que tienen autoridad sobre ti; cuanto más manipuladores sean, mejor. Entonces tienes que
vértelas con puñaladas por la espalda, fanatismo sutil o menos sutil, odio ciego y explosiones
de furia. Aprendes a lidiar con todo esto a la luz del rastreo. El hecho de tener que perder la
autoimportancia al tiempo que mantienes tu integridad te hace ir más allá de tus limites. Lo
único cierto dentro de este escenario es que perderás muchas batallas antes de llegar a
entender. Entonces tu lucha será supremamente liberadora porque aprenderás a encontrar la
libertad en medio de la opresión.
Para lograr el éxito, debes aprender a soltar tus deseos y expectativas, y después todo lo
demás. Reduce tu planificación personal y deja que fluya el espíritu. Comienza por deshacerte
de todas tus respuestas condicionadas y lucha por no sentirte afectado por cada giro y curva de
tu camino. Evita la confrontación a menos que quieras generar más energía en tu opresor. Si
es así, debes estar dispuesto recibir sus embates y si no es así, deja que las confrontaciones se
diluyan. En medio de estas escaramuzas, te darás cuenta de que el camino con corazón te
mantiene centrado. Te aliviará cuando estés nervioso y te permitirá reír cuando todo parezca
perdido. Sin embargo, debes seguir rastreándote en todo momento. Evalúa tus puntos fuertes
y débiles y tapa los agujeros por los que se escape la energía.
Debes recordar siempre en qué estás metido, saber que estás en relación con un pinche
tirano. Las escaramuzas con los pinches tiranos te dan mucha práctica en la regulación de tus
recursos. Con el tiempo, te darás cuenta de que te ves menos pillado en los asuntos ordinarios
del mundo y estás más dedicado a la libertad. Recuerda que estás frente a un gran obstáculo.
El efecto general de lidiar con pinches tiranos es que tienes que elevar la conciencia
continuamente para disminuir la irritación y así entras en un camino de liberación. De hecho, la
noción de pinche tirano puede ser aplicada a todo lo irritante de la vida y cuanto más entres en
la conciencia acrecentada, menos efecto tendrá sobre ti.
Voluntad. Don Juan dice que la coordinación de todos los componentes de la estrategia sólo
puede ser conseguida por una persona que haya desarrollado la voluntad. Quizá un ejemplo
claro de este principio es la vuelta de Castaneda a México para visitar a los demás aprendices.
Después de verlos por última vez, había saltado a un precipicio, un suceso que activó su
voluntad. Cuando llegó, se alojó con las Hermanitas, un grupo de mujeres con una notable
habilidad en el arte de ensoñar.
Siguiendo las instrucciones de don Juan, para espolear a Castaneda y permitirle entrar en
niveles de conciencia más profundos, estas mujeres intentaron asesinarle en varias ocasiones
(Segundo anillo, 60). Sin embargo, don Juan no les había dicho nada del lado «terrible» de
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Castaneda. En medio de una de las batallas, Castaneda mantuvo el control y pudo ver los
puntos débiles de los cuerpos energéticos de las Hermanitas. Dándoles patadas en esos puntos,
las dejó inutilizadas para futuros conflictos. En otra de las batallas emergió la energía de
Castaneda: su «doble» salió de su cuerpo y dio un fuerte golpe a doña Soledad, dejándola casi
muerta. En ambos casos, la voluntad de Castaneda conectó con distintos niveles del segundo
campo de energía, produciendo resultados no ordinarios que le salvaron de una muerte segura.
Hay muchas formas de abrirse al segundo campo. En general, uno de los requisitos es ir más
allá de los campos condicionados ordinarios. En los capítulos siguientes se proponen muchos
ejercicios de rastreo y ensueño que pueden ayudarte. También hay ejercicios que combinan
ambas prácticas activando energías de los campos primero y segundo. Por ejemplo, por medio
del intento, Abelar aprendió a extender líneas de energía fuera de su cuerpo físico con las que
formaba una red o capullo a su alrededor. Aprendió a entrar en contacto con el segundo campo
y a activar su voluntad manteniendo en todo momento la conexión con su cuerpo físico.
También hay otras formas de combinar el rastreo y el ensueño. Hace algunos años visité mi
lugar predilecto en la costa noreste de los Estados Unidos. Don Juan dijo a Castaneda que un
lugar predilecto se utiliza para almacenar energía y también es el lugar donde tiene lugar la
danza final del ranger en este mundo (Viaje, cap. 13).
Entré en el bosque, me senté frente a un árbol y comencé a practicar la mirada fija. Mientras
tanto, el área que me rodeaba se fue aclarando un poco, como suele ocurrir cuando se practica
este ejercicio. Entonces tuve una visión en la que vi una figura humana inclinada sobre un
objeto que me recordaba a una lápida incrustada en el suelo. La figura parecía estar
escribiendo a máquina. Esta percepción hizo que cambiara de asociación y en lugar de asociar
el objeto con una lápida lo asocié con un ordenador portátil. Pero seguí sin interpretar la
situación, sin aplicarle un patrón. No quería interferir con esta historia -presagio.
Las capacidades rastreadoras también son necesarias para manejar la emergencia del
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segundo campo en la vida diaria. Por ejemplo, durante una reunión de negocios, puedes ver el
aura de otra persona aunque el control te impida expresarlo. Si quienes e stán negociando
contigo no son conscientes de los campos áuricos, tu comportamiento puede parecer muy
inestable.., y ese negocio se te va de las manos. Por otro lado, si eres muy bueno en la lectura
de auras, puedes usarlas para discernir el estado de ánimo de los demás. Unida a la astucia,
esta habilidad puede hacer de ti un negociador más hábil.
***
El gran propósito del rastreo es alinearse con un objetivo para llegar a convertirse en él. Para
conseguirlo, los principios del rastreo, las estrategias y las prácticas están diseñadas para
producir cambios estables en el punto focal. Realizar un objetivo es el equivalente a estabilizar
un movimiento. El punto más alto del rastreo es alinear plenamente la propia vida con el
espíritu y una intensa manifestación de este alineamiento es el fuego interno. Para llegar a tal
grado de sintonía con el espíritu, debes contrastar cada aspecto de tu vida con ese propósito.
Don Juan aconseja que los movimientos del punto focal deben ser hechos pacíficamente, en
armonía con uno mismo y con el mundo (Fuego, 216). Debes darte tiempo de ponerte al día
contigo mismo, de hacer la transición de la racionalidad a la voluntad, y de realizar tus tareas
en tus propios términos. El rastreo te ayuda a hacer estos cambios con suavi dad. Así, en lugar
de despotricar y desbarrar sobre esto y aquello, en lugar de sentirte impotente y temeroso, y
en lugar de quedarte sentado esperando que alguien te salve, puedes usar el rastreo para
ayudarte a forjar con firmeza y seguridad el camino que tu corazón elija.
CAPÍTULO 9
LA CAJA DE HERRAMIENTAS
Don Juan dice que para soportar el estilo de vida tolteca se necesita fuerza interior. También
añade que si se tiene la sobriedad suficiente, se elimina la necesidad de un profesor (Fuego,
182, 178). Se puede considerar que en este caso sobriedad quiere decir carácter o integridad.
La integridad permite a una persona desarrollar un vínculo con el espíritu y posteriormente ese
vínculo proporciona todo lo necesario para seguir adelante. El desarrollo de esta relación es la
principal función del rastreo.
Atemperar el primer campo abre la puerta al segundo. Es decir, cuanto más puedas contraer
el primer campo, más podrás entrar en el segundo. Pero para el primero debes ser lo
suficientemente fuerte como para no desaparecer. Sin un primer campo fuerte, tus
experiencias del segundo campo no serán significativas y pueden llegar a ser peligrosas.
Contraer el primer campo es como bajar el volumen de la radio para poder oír una
conversación. El miedo, la vergüenza o la novedad de una experiencia pueden contraer el
primer campo. Pero estos sucesos suelen ser aleatorios y los toltecas buscan el control de e sta
maniobra. Por tanto, mientras aprendes a atemperar el primer campo, debes descifrar cómo
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contraerlo deliberadamente sin hacer que desaparezca del todo. Puedes medir tu primer campo
(si pones en él poca o demasiada atención) a través del sentimiento.
A medida que aumenta la exposición al segundo campo aumenta también la confianza. Pero
no debes sobreestimar tus nuevas capacidades: aunque desarrollen tu claridad y poder, no son
liberadoras de manera inmediata (Don, 188), fácilmente pueden conducirte a la complacencia.
El encaje del primer campo mantiene controlada esta tendencia.
Don Juan dice que para llegar al cuerpo energético, necesitas energía. Añade que el Camino
Tolteca es un medio de reducir los gastos energéticos, así como de recargar con efecti vidad la
energía existente (Ensueño, 23, 32-33). El resultado es un campo de energía fuerte y fluido.
Los siguientes ejercicios y perspectivas te ayudarán a fortalecer la conciencia, lo que incluye
desestabilizar, mover y reestabilizar la cohesión. Por tanto, las herramientas de rastreo te
permiten ir más allá de cualquier campo condicionado y establecer las condiciones para que
pueda darse un campo natural. Por medio de estas herramientas, puedes empezar a reactivar
el intento, el vínculo que te conecta con el espíritu. Traveling with Power ofrece más ejercicios
de estas técnicas.
Accesibilidad. Mientras don Juan enseñaba a Castaneda a cazar comida, también le enseñaba
a cazar conocimiento. Durante sus excursiones por el desierto, le enseñó a tratar con los
espíritus de los charcos, los presagios y la ensoñación, por nombrar sólo algunos de los temas
de su agenda. El resultado es que Castaneda aprendió a tener acceso al poder. Este
conocimiento le sirvió a su vez como un preliminar para acceder al espíritu.
Abrirse a lo desconocido puede darnos mucho miedo, pero también sentimos mucho miedo
cuando tenemos que cruzar una calle abarrotada de tráfico y nunca lo hemos hecho antes. Nos
enfrentemos con lo desconocido o con una calle abarrotada, lo que estamos haciendo es
aumentar nuestra conciencia y desarrollar nuestras habilidades. En resumen, estamos
aprendiendo a manejar el conocimiento y a desarrollar nuestro poder personal. Para entrar en
el flujo del espíritu es necesario vivir con él. Viviendo con él, apre ndemos a habitar en él. Por
tanto, para tener acceso al espíritu, ábrele la puerta.
Actitud. Atemperar el primer campo produce un cambio muy marcado en la persona porque
transforma la manera que uno tiene de encajar en el mundo. Don Juan dice que este cambio es
necesario si se quiere tener una probabilidad de éxito (Relatos, 227). No es simplemente un
cambio de estado de ánimo o de actitud, aunque la actitud correcta ayuda a realizarlo porque
afecta a nuestro comportamiento. Además, la actitud de que las decisiones no son ni grandes
ni pequeñas allana los picos y valles de la vida diaria. Sólo hay decisiones que tomamos
teniendo en cuenta que vamos a morir, dice don Juan, y esto hace que todas las decisiones
tengan el mismo peso (Viaje, cap. 4).
Además, el hecho de mantener una actitud flexible te impide embrollarte en tus propios
propósitos. Por ejemplo, si te dedicas a criticar a los demás constantemente no tienes tiempo
de aprender nada nuevo. Evaluar una situación no es juzgarla. El ranger extrae claridad de la
gente y de los sucesos para tomar decisiones cuidadosas, pero no pierde su energía en juzgar.
Por otra parte, la actitud de dirigirnos hacia el éxito permaneciendo desapegados del resultado
nos permite responder rápidamente a las circunstancias cambiantes. Si nos apegamos
demasiado al resultado estaremos llenos de nudos.
marciales y en las prácticas curativas orientales. Sufre un intento de asesinato por parte de un
grupo de policías corruptos que le hace pasar siete años en coma. Mientras se recupera, planea
castigarles con la ayuda de un amigo íntimo en el que confía. En respuesta a la preocupación
de su amigo porque los otros son muchos más, Seagal replica que conseguirán triunfar porque
«tienen una actitud superior, un estado mental superior».
Equilibrio. Uno de los efectos del aprendizaje tolteca es que se consigue un estado de calma
y seguridad sin estar seguros de nada. Esta ecuanimidad emocional produce dividendos
durante toda la vida y refleja una combinación equilibrada de cuerpo, mente y espíritu. El
equilibrio también se traduce en permanecer <centrado»: permitir que fluyan nuevas energías
a través de ti sin que te afecten excesivamente.
La muerte, nuestra consejera. ¿Quieres pensar que estás vivo o prefieres sentirlo? Nuestra
muerte, dice don Juan, está con nosotros desde el momento en que nacemos (Conocimie nto
silencioso, 66). En otras palabras, como está presente, podemos hacer uso de ella. Tomar
conciencia de nuestra muerte nos impulsa a vivir. Es un poder potente que nos ayuda a
desarrollar la presencia mental y nos da brío para seguir nuestros sueños.
Usar la muerte como consejera es una llamada al despertar. Si no estás dispuesto a morir
por tus acciones, entonces tampoco estás dispuesto a vivir por ellas. Desde esta perspectiva,
pase lo que pase, todos los momentos son iguales. Y las personas no son mejores o peores. Lo
único importante es quiénes somos tal como fuimos creados. Conectar con nuestra propia
esencia puede muy bien ser la parte más dura de la vida y utilizar la muerte para facilitarnos
este objetivo es una gran ayuda. Para comenzar a alinearnos con nuestra vida, debemos
plantearnos las siguientes preguntas regularmente:
El uso de la muerte como consejera nos ayuda a centrarnos en la vida cotidiana y dirige la
percepción hacia reinos no ordinarios. Encender el fuego interno, por ejemplo, es cambiar la
cohesión a un patrón energético en el que el intento de la muerte ya no es un elemento activo.
Según don Juan, este proceso transciende las reglas ordinarias sobre la vida y la muerte, y así
la muerte puede ser evitada (Conocimiento silencioso, 66).
Dieta. El alimento es energía. Una dieta pobre distorsiona nuestros campos energéticos y los
hace difíciles de manejar. Castaneda afirma que las «neurosis son consecuencia de lo que nos
ponemos en la boca» y añade que el azúcar es uno de nuestros peores enemigos. También
podemos extender los criterios sobre la dieta a lo que leemos, a nuestras conversaciones y en
general a los que dejamos entrar en nuestra vida.
Nuestro cuerpo físico nos proporciona la percepción. Por tanto, alimentémoslo bien y
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preguntémonos qué queremos conseguir con la dieta. ¿Es lo que estamos ingiriendo el
combustible adecuado para conseguir nuestros objetivos?
Inaccesibilidad. Ser inaccesible significa que uno no se deja arrastrar por las fuerzas sociales
y por tanto no las sigue innecesariamente. Es lo que Donner llama «est ar fuera de las
influencias sociales». Don Juan añade que esto significa no agotarse ni agotar a los demás.
También dice que no significa ocultarse ni andarse con secretos (Viaje, 94). Se trata de
permanecer centrado en uno mismo en lugar de perderse en la vida de los demás. Cuanto más
inaccesible seas, más cambiará tu relación con el mundo de la gente.
A menudo damos nuestro poder personal a los elegantes, a los ricos o famosos. Siendo
inaccesible, puedes tratar con ese mundo de poder si es necesario, pero sin perderte en él. Si
te dejas gobernar por el espíritu mantienes tu integridad.
Según lo anterior, una parte de la disciplina tolteca es aprender a estar solo. Don Juan hizo
que Castaneda alquilase un habitación cochambrosa y pintada de color verde en un motel basta
que el hecho de estar solo o con gente no afectara su estado de ánimo en absoluto. Castaneda
dice que estuvo subiéndose por las paredes durante meses basta que aprendió a estar a gusto
en soledad. Además, Clara también exigió a Abelar romper tempo realmente todo tipo de lazos
físicos o emocionales con el mundo para adquirir la unidad interna. La opción más viable en
este estadio es hacerse inaccesible al mundo humano y accesible al espíritu.-
La inaccesibilidad te permite poner orden en tu vida, te lleva a ser una persona aterrizada y
práctica. Reduce el consumo de energía y da vida a nuestro mundo. Por ejemplo, durante una
visita a una zona rural de Virginia estaba sentado con un amigo en un banco improvisado en la
parte alta de una loma. Pendiente abajo de aquella colina había un jardín de flores, al otro lado
del camino de tierra había un lago artificial en el que se podía nadar y a lo lejos se distinguía la
cordillera de las Montañas Azules. Estuvimos hablando de temas toltecas y practicamos la
mirada fija.
Extendiendo la vista hacia la llanura, él me comentó que si cortáramos unos cuantos árboles
conseguiríamos una buena vista sobre el río. Yo le dije que ese era un planteamiento
equivocado. Ser inaccesible significa no cortar árboles para tener una vista mejor e implica el
mismo tipo de razonamiento que don Juan utiliza con Castaneda cuando le dice que debe tocar
el mundo con ligereza, sin doblegar su forma. No debes actuar como si no fueras a comer
nunca más y atiborrarte con todo lo que tengas a mano, dice don Juan. Después añade: no
debes dañar las plantas cuando preparas el terreno para hacer una hoguera en el campo.
También comenta que el cazador «debe estar en perfecto equilibrio con todo lo demás». De
otra forma la caza se convierte en una «tarea sin sentido». El secreto de la caza es hacerte
accesible o inaccesible en ciertos momentos concretos de tu camino (Viaje, 94-95, 77, 90).
La inaccesibilidad te permite entrar y salir de forma controlada de tus viajes toltecas. De esa
manera no te pierdes en tus descubrimientos ni permites que tu búsqueda se convierta en un
ritual de autoimportancia. No sacrificas tu viaje únicamente para llegar a ser alguien o para
poseer algo.
Risa. La risa tiene un efecto purificador. Don Juan dice que es necesaria para contrarrestar
los efectos nocivos del mundo tolteca (Relatos, 57). Sin humor uno se vuelve demasiado serio,
demasiado adusto, demasiado opresivo. Don Juan reía simplemente porque le gustaba hacerlo,
incluso cuando estaba mortalmente serio (Viaje, 84). Sabía que la risa nos ayuda a no
quedarnos encerrados en nuestras propias ideas.
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Así, una de las claves de la disciplina del ranger es buscar la diversión en el mundo y
divertirse verdaderamente con él. Si recordáis, don Juan aprendió a disf rutar del trato con los
pinches tiranos (Fuego, 37). También enseñó que el ranger, mientras espera, debe reírse y
disfrutar del mundo (Relatos, 282).
Escuchar. Escucha al mundo, escúchate a ti mismo. Escucha con los oídos, con el corazón y
con todo tu ser. Escuchar da acceso a una conciencia más allá del marco de referencia
ordinario. Oir lo que hay allí depende de ti.
Amor. El amor del mundo tolteca tiene poco que ver con el amor romántico ordinario. El
amor inexorable, como lo llama don Juan, es un puro acto de amor que no busca nada a
cambio. No es una inversión. No nos da ninguna garantía. Nada puede sacarnos de él. El amor
puro es un elemento del campo de energía natural o incondicionado.
Tal vez este tema no se trata con frecuencia en los libros de Castaneda porque su
importancia es demasiado grande. Don Juan dice a Castaneda que la única cosa que puede
liberar a una persona es un amor inalterable. También le indica que el amor es la última
lección. «Siempre se deja para el último momento», dice a Castaneda antes de que salte del
risco, «para el momento de soledad total en el que un hombre se enfrenta a su soledad y a su
muerte. Sólo entonces tiene sentido» (Relatos, 286).
Además, este tipo de afecto rarificado tiene poco que ver con la moralidad ordinaria. En lugar
de plegarse a las directrices sociales, mantiene el flujo energético y por tanto mantiene la
percepción abierta. Al mismo tiempo proporciona una base uniforme desde la que interactuar
con el mundo en general y con los habitantes de otras dimensiones. Nos permite expandimos y
conectar con cualquier cosa. Gracias a él, siempre disponemos de un punto de referencia para
relacionarnos con cualquiera que este a nuestro alrededor, estemos donde estemos y pase lo
que pase. Este tipo de afecto indica un equilibrio perfecto. Nunca se usa para seducir a los
demás ni para hacer que sigan nuestros pasos.
Desapego. El desapego no supone una retirada o evitación del mundo; para don Juan esta
retirada no tiene sentido (Don, 142). Desapego tampoco quiere decir que no puedas ser
afectado, influido o tocado por los demás. Es, más bien, una herramienta para investigar y
evaluar con precisión las situaciones; de otra forma tendemos a proyectar nuestros contenidos.
También es una herramienta para manejar nuestras propias energías. Por ejemplo, entre las
reacciones más comunes a un pinche tirano está la de meter el rabo entre las piernas y
retirarse apresuradamente o engancharse en una lucha ciega para ver quién sale ganando. El
desapego permite que el espíritu fluya entre tus fuerzas y las del otro. El resultado es que se
produce una discontinuidad entre la conciencia y el comportamiento: el desapego nos da una
pequeña pausa para deliberar. Por tanto, uno es menos reactivo; más capaz de controlarse y
de controlar la situación.
1. Lucha por dar lo mejor de ti sin prestar atención al resultado de cualquier actividad.
2. Si te sientes excesivamente implicado en algo, o demasiado reactivo, suelta. Restaura el
equilibrio; no provoques una lucha interna.
3. No bloquees ni censures ninguna percepción. Al mismo tiempo, avanza siguiendo tus
intuiciones. No excluyas tus predilecciones del ámbito de tus intereses. Eso sólo haría que te
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No formar patrones. Esta es la principal técnica para ir más allá de un campo condicionado,
sea ordinario o extraordinario.
1. Evita etiquetar. Cada vez que etiquetas algo, contraes seriamente la conciencia. Y cuando
etiquetes, no te lo tomes demasiado en serio.
2. Suspende tus creencias. Don Juan sugiere que la única cosa que el ranger tiene que creer
es que eí mundo es misterioso (Relatos, cap. 4). También enseñó a la Gorda a no creer en
nada, porque las creencias restringen la percepción (Segundo anillo, 46).
3. Mantén todas tus conclusiones, grandes o pequeñas, en suspenso. Incluso después de
haber formado un patrón, puedes flexibilizarlo si no lo mantienes rígidamente en su lugar.
4. No tengas expectativas.
5. Usa el sentimiento. Cuando lo haces, desactivas automáticamente los patrones porque
sales del ámbito de la racionalidad y entras en el segundo campo.
Observación. Recuerda que el primer principio del rastreo es rastrearte a ti mismo. Y una
buena forma de hacerlo es seguir tu propia pista. Si no lo haces, funcionarás sin tener las
claves de tu propio comportamiento, como la persona que da un puñetazo en la mesa y grita:
«¡No estoy enfadado!» Para evitar tales errores, el requisito indispensable es la
autoobservación.
centímetros y un metro por detrás de ti. Algunos prefieren situar este punto entre 30 y 60
centímetros encima de la cabeza. Hecho esto, se trata simplemente de mantener esa
conciencia dividida. Para empezar, simplemente obsérvate. Debes reunir toda la información
posible sobre tu comportamiento antes de cambiarlo
Asimismo, la capacidad de observar el entorno tan objetivamente como sea posible t ambién
acelera el aprendizaje. En lugar de discutir con el mundo, observa lo que ocurre, acéptalo y
actúa en consecuencia. En general, he descubierto que las mujeres son unas observadoras
excelentes. Es muy educativo observar a las mujeres que están observando porque no suelen
dar ninguna muestra de que lo están haciendo. La habilidad de hacer algo sin llamar la
atención es, sencillamente, buen rastreo. Otra forma muy positiva de empezar esta práctica es
prestar atención a los presagios porque nos ayudan a tomar conciencia de todo lo que tiene
que ver con nosotros.
Historia personal. Tus hábitos cotidianos, incluyendo tus pensamientos sobre ti mismo y lo
que dices a los demás sobre ti, establecen una continuidad específica. Estos hábitos no sólo
sellan tu identidad en términos de lo que los demás esperan de ti sino que también mantienen
al punto focal en su sitio. Ver nos permite comprobar que la «verdad» está basada en la
continuidad. Es relativa a lo que conocemos. Para entrar en lo desconocido debemos aba ndonar
esa continuidad; por tanto, bórrala. Don Juan dice que en un momento dado no necesitó su
historia personal y la abandonó completamente (Viaje, 29).
Para borrar su historia personal, a Castaneda le aconsejaron que debía inventarse historias y
contarlas a la gente. Cuando puso objeciones, don Juan le dijo que las mentiras sólo son
mentiras cuando se tiene una historia personal (Viaje, Cáp. 2) y recalcó que el propósito del
ejercicio no era engañar a nadie. De hecho, aconsejó a Castaneda que viviera una vida
verdadera y deliberada (Enseñanzas, 119). Además, le aconsejó que utilizara a su muerte
como consejera para evitar una movilidad excesiva (Relatos, 235). Para conseguir otro cambio
más en su continuidad, Castaneda recibió el consejo de empezar desde cero y dejar atrás a
todos sus amigos (Viaje, 33).
Cuando don Juan me dio el nombre de «Pluma Rota de Águila», consiguió un efecto similar.
Rompió la continuidad que reflejaba mi nombre anterior al mismo tiempo que establecía la
base de una nueva continuidad, una nueva cohesión. El fundamento de esta acción fue la
instauración de una relación precisa y determinada con el mundo: Me dijo que el nombre
significaba «servir con desapego» y me asignó la tarea de enseñar. Además, el apodo Ken es la
segunda sílaba de la palabra «broken» [rota], lo que rompe con los patrones habituales de
buscar apodos.
Borrar la historia personal es una técnica muy poderosa. Romper con el pasado te apart a de
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las fuerzas sociales que mantienen tu energía parada. El principal efecto de esta práctica es
que produce conmociones en tu cohesión. Cuando se usa en conjunto con otras técnicas, el
punto focal acaba desencajándose. Entonces comienzas a formar otras cohesiones.
Don Juan añade que el secreto de la salud física está más en lo que no hacemos que en lo
que hacemos (Viaje, 195). No obstruyas el funcionamiento natural de tu cuerpo y entonces él
cuidará de ti. Asimismo, parece que el hecho de permanecer en el estado de conciencia
acrecentada produce automáticamente un cuerpo fuerte. Castaneda señaló en una ocasión que
una de las consecuencias de practicar el ensueño era que tenía un cuerpo más musculoso
(Don, 58). Por otra parte, la fortaleza corporal ayuda a mantener la conciencia acrecentada.
Por tanto, haz ejercicio regularmente pero sin excederte. Como bien y, si no estás seguro de
tus limites, consulta con un médico.
La meditación nos ofrece una manera suave de tratar con el segundo campo. Por otra parte,
me he dado cuenta de que la gente disfruta de las etialidades relajantes de practicar la mirada
fija. La mirada fija se utiliza deliberadamente para entrar en el segundo campo y puede ser
considerada una forma de meditación (véase «Mirada fija» en el capítulo siguiente).
Ser experto en el manejo del segundo campo no significa escapar definitivamente del estrés.
El tratamiento del estrés es otra cuestión: para aislar sus causas debes practicar el desapego y
la autoobservación; después intenta permanecer impasible ante las circunstancias.
Don Juan enseña que una vez que comenzamos a seguir este camino, ya no somos
responsables de los demás (Realidad aparte, 47). Esto no significa que podamos pisotearles ni
que no podamos ayudarles. Más bien, esta afirmación proporciona una palanca para salir de los
requisitos sociales que nos impiden crecer. Asumir la responsabilidad favorece el autocontrol y
permite ser menos susceptible al pensamiento grupal. También implica que no debemos ir por
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el mundo intentando iluminar a todos los que se cruzan en nuestro camino porque eso
supondría intentar amoldar el mundo a nuestra imagen.
Rituales. Los rituales son herramientas que usamos para concentrarnos. Tienen el efecto de
situarnos en un carril específico, efecto que se ve aumentado por la repetición. Por esta razón,
don Juan piensa que los rituales pueden captar la atención mejor que cualquier otra técnica
(Conocimiento silencioso, 284). Los rituales pueden ser beneficiosos para potenciar la
concentración, pero también pueden limitar la percepción, haciendo que se quede da ndo
vueltas dentro de ellos en lugar de elevarse libremente.
Cuando se usan apropiadamente, los rituales crean las condiciones que los transcienden. Sus
formas suelen ser necesarias para que la esencia que está detrás de la forma pueda ser
comprendida. El ritual crea una forma gracias al contexto en el que se usa; ajusta el marco
mental y resume el intento que está más allá de la forma. Por ejemplo, don Juan utilizó rituales
cuando usó plantas de poder con Castaneda porque con ellos invocaba las condicione s de la
búsqueda del conocimiento. Así, las plantas de poder pudieron impulsar la conciencia de
Castaneda más allá de sus capacidades normales. Para don Juan, su papel del líder de equipo
también incluía dirigir la conciencia hasta lo abstracto, más allá de la forma. Por tanto, también
debemos aprender a concentrarnos sin usar rituales. En la práctica esto significa aprender a
ensoñar sin practicar los ejercicios que se usan al principio del aprendizaje. Este proceso
representa que se ha pasado a otro estadio de la enseñanza.
Mientras funcionen los rituales, sean visualización, cantos o caminar de una forma
determinada, considéralos como tales. El trabajo real —el efecto real— está esperándolo justo
delante de ti. Usa los rituales para activar la percepción, no para quitarla de en medio.
Rutinas. Los hábitos consolidan nuestros campos energéticos. Son las condiciones que fijan
el punto focal en un lugar y por tanto mantienen una realidad. Nuestro mundo existe porque el
punto focal está en su posición habitual, gobernada por nuestros hábitos, en especial por
nuestros pensamientos cotidianos.
Por tanto, para establecer nuevas cohesiones necesitamos nuevos hábitos. Esta fue la lucha
del tercer ciclo (Fuego, 124). Para romper los hábitos que formaban la realidad de Castaneda,
don Juan le llevó a realizar prolongadas caminatas por el desierto y le enseñó a cazar (Relatos,
235). Así reajustó la relación de Castaneda con el mundo. Don Juan también hizo que
Castaneda realizara tareas repetitivas y sin sentido para enseñarle a actuar sin esperar
recompensas.
Autoimportancia. Don Juan dice que la manera más efectiva de obtener energía es perder la
autoimportancia (Ensueño, 37). Sin embargo, nuestra educación y nuestro pasado suelen
favorecerla; esto es un hecho por el que no debemos sentirnos culpables. Tendemos a creer
que somos mejores que alguien porque sabemos algo o poseemos ciertas cosas. Y se nos dice
que somos mejores o peores que los demás a partir de estas consideraciones materiales.
En otras palabras, se trata de no medir nuestras capacidades frente a las de los demás y de
no necesitar engrandecernos para motivarnos. De tener seguridad en nosotros mismos y de no
tomarnos demasiado en serio. Este equilibrio también rectifica los sentimientos de inseguridad.
Por ejemplo, la inseguridad puede llevar a una persona a quejarse del mundo o a retener
fuertemente sus emociones dentro de sí. Ambas condiciones reflejan un desequilibrio y
demuestran un autoengrandecimiento.
Este principio es aplicable a cualquier mundo. Cada vez que nos decimos a nosotros mismos
que somos así o que el mundo es de la otra manera, generamos autoimportancia. Cada vez
que definimos el mundo, sólo nos reflejamos a nosotros mismos. Por tanto, estamos
embrollados en una proyección de enormes proporciones y dedicamos ingentes cantidades de
energía a mantener una imagen del mundo en lugar de averiguar cómo es realmente más allá
de nuestra imaginación.
Don Juan dice que no perdemos totalmente la autoimportancia hasta que equilibramos
completamente los campos de energía primero y segundo (Ensueño, 161). Al hacerlo, nos
convertimos en personas de conocimiento. En ese momento dejamos de reflejar el mundo
porque somos el mundo. Entretanto, podemos ciertamente reducir la autoimportancia. Para
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empezar, puedes:
1. Reconocer tu autoimportancia.
2. Tomar la decisión de encararla.
3. Categorizar tu comportamiento en términos de autoengrandecimiento o autorreflejo, y
después eliminar ambos. Por ejemplo, pregúntate si estás siguiendo este camino para
convertirte en tolteca o para perder autoimportancia y hacerte uno con tu mundo. Seguir un
camino para convertirse en algo o en alguien es autoengrandecimiento y va en contra de la
enseñanza de don Juan de que el ranger lucha contra la autoimportancia.
4. Utiliza la muerte como consejera. Esta práctica era el «tique de don Juan hacia la
impecabilidad» (Conocimiento silencioso, 215).
5. Practica el ver. Ver hace que se trasciendan los patrones de manera automática,
incluyendo las ideas sobre uno mismo y el mundo.
Servicio. Otra medio para reducir la autoimportancia es el servicio. Don Juan dice que en un
sentido los que siguen el camino tolteca lo hacen para sí mismos, pero lo equilibra diciendo que
algunos toltecas tienen objetivos prácticos que sirven a los demás toltecas y a l a humanidad en
general. Otros toltecas no tienen objetivos prácticos ni están autocontenidos. Don Juan dice
que estos últimos nunca llegan a resolver la autoimportancia (Fuego, 28). Añade que el
contacto con el espíritu abstracto borra la autoimportancia, con lo que el yo automáticamente
se vuelve abstracto e impersonal (Conocimiento silencioso, 51-52).
Estamos suponiendo que servicio no significa santurronería. Para don Juan la mojigatería, o
falsa piedad, era uno de los tres hábitos que se debían evitar, siendo los otros dos el fanatismo
y la obsesión (Relatos, 58). Servicio tampoco implica ser obsequioso. El ranger se mantiene
siempre afilado, no le preocupa lo que los demás puedan pensar de su comportamiento.
Rindiendo un servicio con fidelidad tenemos la oportunidad de ir más allá de nuestros viejos
hábitos porque el servicio nos saca de nuestro yo habitual. Pero el objetivo del servicio no es
atrapar a los demás en nuestras redes.
El servicio puede tomar muchas formas distintas. En el lugar de trabajo, por ejemplo, para
superar los efectos de un jefe insoportable puedes entrar en la sensación de que estás
haciendo un servicio a la compañía. Olympia Dukakis, ganadora de un Oscar de la Academia,
dijo que se daba cuenta de que el trabajo de actriz era para servir a la audiencia, no para
manipularía. «Los espectadores deberían tener la experiencia que deseen», dijo.
«Todos son libres de ser lo que quieran y de ser quienes quieran ser durante la película»
Viajar ligero. Viajar ligero significa eliminar lo innecesario y permanecer sintonizado con el
propio propósito. Cuanto más nos quitemos de encima las demandas energéticas externas, de
tanta más energía dispondremos.
***
Don Juan dice que la clave del éxito tolteca es la acción, no la palabra (Realidad aparte,
314). Gran parte de nuestra comprensión de hoy cambiará mañana cuando crezca nuestra
conciencia. En consecuencia, es más productivo trabajar con la energía que trabajar
únicamente con la razón; la energía es lo que amplía la conciencia. Cuando tengas dudas o
quieras seguir adelante con tus éxitos, haz como el buen marinero que se queda sólo con las
instrucciones básicas. No renuncies únicamente porque estas cansado. En una ocasión
practiqué una técnica durante dos años para desarrollar cierto aspecto del ver. No obtuve
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Cada uno de estos ejercicios desarrolla los rasgos del ranger de alguna manera.
Evidentemente, no resulta difícil ver que ser inaccesible y usar la muerte como consejera
potencian la implacabilidad; borrar la historia personal y observar favorecen la astucia; y el
desapego y viajar ligero promueven la paciencia. En general, te darás cuenta de que el camino
tolteca suele ser más tenue que los demás caminos de la vida. Siempre lleva a lugares
desconocidos y exige una aguda vigilancia. Su ventaja es que la disciplina crea una vida más
equilibrada y plena.
CAPÍTULO 10
HERRAMIENTAS DE PODER
Este capítulo continúa describiendo las técnicas de rastreo. Muchas de ellas son más
avanzadas que las del capítulo anterior, ya que son más complejas y su manejo requiere más
habilidad. Cuando las pones en práctica, comienzas a trabajar con la energía misma, ya no se
trata únicamente de establecer las condiciones del trabajo. Como en el caso de todas las
técnicas, es posible ajustar sus pasos para adaptarlas a las personas y potenciar sus
resultados. Al mismo tiempo, ten cuidado de no tomar atajos para evitar esfuerzos. Antes de
modificar un ejercicio, lo mejor suele ser familiarizarse con él y con los efectos que debe
producir.
Conocimiento corporal. La vida no es sólo un ejercicio mental. Tenemos todo un cuerpo físico
a nuestra disposición. Sin embargo, normalmente se nos enseña a no considerar el cuerpo
como un medio de percepción y a centrarnos en el intelecto. Tal vez esta sea la causa de que
nos perdamos en el primer campo y descuidemos el segundo.
Don Juan enseña que el segundo campo es comprendido o manejado con el cuerpo. De
hecho, él considera que las habilidades toltecas surgen del cuerpo mismo (Don, 167). La
flexibilidad mental es beneficiosa pero, en comparación con las tareas toltecas el trecho que
podemos avanzar con ella es más bien breve.
Podemos cubrir desde la mente todos los ángulos que queramos pero llega un momento en
el que tenemos que actuar.
Hacia el final de su tiempo con don Juan, Castaneda descubrió que podía «escuchar,
observar, sentir y recordar con todas las células de su cuerpo». Esto es lo que produce el
conocimiento silencioso, que es un resultado directo del contacto con el intento (Conocimiento
silencioso, 124). El cuerpo es el que mide, evalúa y comunica este contacto.
Danzas de energía. Mientras viajaba desde Tucson a Austin, Texas (viaje que dura todo un
día), decidí probar el ejercicio que don Juan llama «hacerse accesible al viento» (Viaje, 90). Es
un baile que supuestamente te mantiene despierto toda la noche. Al at ardecer, cuando las
últimas luces del día oscilaban en el cielo, subí a lo alto de una pequeña colina, me orienté
hacia el oeste, extendí los brazos con las palmas abiertas y comencé a correr en el sitio.
A los pocos segundos sentí que la energía me recorría las palmas de las manos. Mi brazos se
extendieron aún más y se fueron quedando tiesos, casi rígidos. Una ráfaga de viento me golpeó
en la cara. Dejé de bailar, me subí al coche, y me fui. Permanecí alerta durante el resto de la
noche sin tomar café ni estimulantes. Cuando llegué a Austin, aún tenía suficiente energía
como para salir a cenar y socializar.
Este baile también funciona bien durante el día. Si necesitas estar especialmente alerta, vete
a un lugar donde puedas estar solo y practica esta danza con las manos abiertas al sol. Antes
de bailar, pide al espíritu que te llene de energía para poder realizar la tarea que tienes por
delante. Cuando lo he hecho, siempre me ha resultado beneficioso.
Pases de energía. Los pases de energía son lo que Tais ha Abelar llama pases brujos. Clara
los define como «movimientos de la mano diseñados para reunir energía para propósitos
específicos». Clara enseñó a Abelar pases específicos para limpiar los senos, suavizar las
arrugas faciales y abrir la brecha entre los mundos, por nombrar algunos de sus usos.
Clara también afirma que los antiguos toltecas, siguiendo un método formal, establecieron el
intento de cada pase. Por tanto es una cuestión de contactar con un intento ya existente y
dejar que esa energía circule a través de ti. Por otro lado, los planteamientos más fluidos se
apartan de los rituales y métodos preestablecidos, aunque hace falta una conexión muy precisa
con el intento para tomar conciencia de los pases espontáneamente. Además, debes mantener
un alto nivel de atención para aplicar correctamente los movimientos de las manos a los
campos energéticos. En este caso la ventaja es que eres libre de innovar e inventar pases para
lo que tengas ante ti en cada momento.
Los pases de energía dan acceso al segundo campo y traen su energía al primero. Masajean
la energía y desarrollan la adaptabilidad porque permiten que la energía fluya mejor. El
emparejamiento de este flujo con un intento específico produce resultados. Los pases
energéticos también están relacionados con el uso de movimientos de las manos para curar.
Por ejemplo, don Juan dijo a Castaneda que gracias al intento su amiga enferma pudo expulsar
una enfermedad de su cuerpo; añadió que su intento debía corresponderse con un movimiento
específico de la mano y del brazo (Segundo anillo, 106).
Hace algún tiempo, una persona me hizo una demostración de un pase energético que usaba
para alisar su piel. Colocaba las manos con los dedos estirados en la parte alta de la cabeza y
después las deslizaba sobre la cara. Mientras lo hacia, vi su cuerpo energético separarse corno
si estuviera arando surcos en él. En otro momento, vi que un participante en un seminario
tenía un área gris y oscura en la parte anterior de su cuerpo energético. Le pedí que pasara s u
dedo por ese área, concentrándose en el objetivo de limpiar su energía. Mientras lo hacía la
mancha se transformó, adquiriendo un color verde deslucido. Entonces vi que no bebía la
suficiente cantidad de agua como para limpiar su sistema adecuadamente. Dijo que la
evaluación era correcta y que ya lo sabia, pero no estaba haciendo nada al respecto.
Mirar fijamente. La mirada fija es una avenida hacia el cuerpo energético (Ensueño, 124).
Desestabiliza los campos energéticos y concentra la conciencia siguiendo las líneas del intento.
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Rompe los hábitos normales o las fijaciones que impiden percibir el mundo con naturalidad. Es
una excelente herramienta de concentración y relajación.
Para practicar esta técnica, repasa en primer lugar los pasos de la sección «ver» del capitulo
6. Si tienes dificultades, don Juan sugiere que mires a un objeto y después cruces los ojos
suavemente hasta tener dos imágenes idénticas (Viaje, 72). Entonces dirige la percepción en
medio de ellas. Esto te saca de los patrones normales que habitualmente usas para enfocar tu
visión. Después de practicar este método resulta más fácil mirar sin cruzar los ojos. Al
principio, esta práctica puede parecer un ejercicio óptico, pero, posteriormente, se amplia y
uno acaba mirando con todo el cuerpo físico.
Una buena forma de empezar es mirar las sombras. Cuando mires una sombra deja que
cambie de forma y patrón. Después, manteniendo la mirada, intenta entrar en ella con la
conciencia. Descubrirás que las sombras tienen una textura muy rica. También puedes jugar
con la profundidad del campo. Envía la conciencia hacia la sombra o permite que se te acerque
sin mover el cuerpo. Continúa mirando fijamente hasta que veas que la sombra emana luz. En
ese momento has establecido la conexión con el segundo campo.
Puedes mirar prácticamente cualquier cosa. Don Juan hizo que las Hermanitas aprendieran a
mirar paso a paso. Pasaron de hojas a pequeñas plantas, árboles, rocas, y después a un
segundo ciclo que incluía mirar la lluvia y la niebla (Segundo anillo, 285-287). He descubierto
que mirar la lluvia y la niebla suele producir visiones. La Gorda dijo a Castaneda que un
verdadero hito de los practicantes es permitir que su percepción siga cualquier cosa que se
revele en la niebla.
Además, mirando se aprende a separar las propiedades del primer campo de las del segundo
(Fuego, 92). Cuando se mira el fuego, se separa la propiedad calor perteneciente al primer
campo de la propiedad llama, perteneciente al segundo. Cuando se mira el agua, se separa la
propiedad humedad, perteneciente al primer campo, de la propiedad fluidez, perteneciente al
segundo. Establecer esta distinción nos ayuda a conectar con el segundo campo.
Cuando mires el agua, desconecta de la humedad y conecta con la fluidez. Permite que esa
propiedad te afecte y mueva tu percepción. No es difícil; lo importante es mirar y después
dejar que el cuerpo haga el trabajo, no es un proceso racional. La continuidad en la práctica,
aunque pienses que no está funcionando, es lo que marca la diferencia.
Como la mirada puede alejarte rápidamente de tu mundo normal, es mejor practicar junto a
otra persona, especialmente en el caso de mirar el agua o intentar ir más allá de los propios
limites. Para mucha gente, el agua aleja excesivamente la conciencia de su centro. Como
conecta sólidamente con el segundo campo, puede resultar muy desconcertante.
Por tanto, mientras miras, haz que tu compañero esté detrás de ti mirando tus energías. Esa
persona debe tocarte ligeramente en el hombro al primer indicio de que estás perdiendo el
equilibrio o la concentración. Tu compañero podría sentir que te estás deslizando demasiado
lejos, podría verte sucumbir a la segunda atención o intuir que necesitas recuperar eí equilibrio.
En ese momento podéis permutar las posiciones. A medida que confíes más en tu compañero
te sentirás más libre de viajar en el segundo campo.
Si estás solo, puedes usar una postura especial (Realidad aparte, 244-245). En cuclillas,
coloca el pie derecho bajo el muslo izquierdo. Mantén la pierna izquierda en esa posición, es
decir: mantén la planta del pie fija en el suelo y la pierna doblada con la rodilla apuntando
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hacia arriba. En esta postura puedes dar un salto hacia arriba en cuanto sientas que estás
perdiendo el norte. La sacudida repentina te reorientará hacia tu forma habitual de percibir.
Además, poner las manos en forma de copa sobre el vientre, inmediatamente debajo del
ombligo, te ayudará a impedir la pérdida de energía. Don Juan hizo que Castaneda realizara
este ejercicio cuando la brecha de su voluntad se abrió excesivamente y demasiado pronto
(Viaje, 250). Las duchas frías u otros métodos de estimular el cuerpo físico también ayudan a
centrar la atención en el mundo conocido.
Es mejor no mirar las nubes durante las tormentas. La Gorda dijo a Castaneda que esta
técnica había permitido a las Hermanitas enganchar sus segundos campos a las nubes, lo que
les permitía viajar grandes distancias. Pero si se mira a las nubes de tormenta se establece un
sendero por el que la tormenta también puede viajar hasta uno. La Gorda indicó que en una
ocasión a Josefina casi le mata un rayo (Segundo anillo, 289).
También es recomendable estar seguro del propio intento porque mirar suspende la
percepción. Sea cual sea el intento con el que enganches, este ejercicio te transporta a su
reino. Por ejemplo, en una ocasión don Juan aconsejó a Castaneda que dejara de mirar porque
estaba siguiendo prácticas del segundo ciclo: estaba reduciendo su percepción a formas
concretas. Castaneda estaba empezando a perderse en las energías del segundo ciclo en lugar
de usar la mirada para catapultar su conciencia hacia lo abstracto (Ensueño, 124). En general,
intentar ver mientas se mira impide que uno se pierda.
Impecabilidad. El tolteca, en lugar de dejarse medir con las medidas de otros, se mide a sí
mismo con la medida de la impecabilidad personal. Este concepto tiene muchas facetas y todas
ellas están relacionadas con la gestión de la energía personal. Por ejemplo, don Juan dice que
impecabilidad significa: «jugarse la vida por las propias decisiones y después hacer mucho más
que lo óptimo para llevarlas a cabo» (Ensueño, 155). También dice que es actuar para
beneficio del espíritu, sin buscar una ganancia personal. Entonces las soluciones a los
problemas surgen únicamente de las revelaciones del espíritu. Don Juan dice que la
impecabilidad llama a la solución. También dice que la «impecabilidad es simplemente el mejor
uso posible del propio nivel de energía». Por encima de todo, el primer requisito de la
impecabilidad es la ausencia de autorreflejo (Conocimiento silencioso, 99, 248), su principal
ingrediente es perder la autoimportancia.
Castaneda fue impecable cuando le atacaron las Hermanitas. Quería irse, pero siguió los
designios del espíritu y se quedó. Cuando estos incidentes ocurrieron ya había activado su
voluntad, su conexión directa con el espíritu. Siguiendo sus órdenes, evitó el impulso de salir
corriendo hacia las colinas. Y obtuvo ventajas de aquel incidente porque le espoleó a alcanzar
nuevas alturas, enseñó unas cuantas cosas a las Hermanitas y nos proporcionó a todos una
historia memorable. Asimismo, otra persona en la misma situación habría encontrado la
impecabilidad en irse.
Don Juan dice que borrar la historia personal, ensoñar, y las demás técnicas sólo son
ayudas. La integridad de carácter es el pegamento que mantiene todo aglutinado en el mundo
tolteca (Relatos, 235). Esta fuerza interna puede ser medida como una sensación de equilibrio
emocional o ecuanimidad, casi de indiferencia. También es «una tendencia natural y profunda
hacia el autoexamen y la comprensión» (Fuego, 178). Por tanto, no basta con convertirse en
cuervo; es más importante saber cómo esa capacidad encaja en el esquema general.
Diálogo interno. Como hemos dicho, el diálogo sustenta nuestro mundo. La cohesión del
cuerpo energético se queda en los carriles que marcan nuestras definiciones del mundo y fija el
punto focal en el lugar que indica ese mundo. En otras palabras, el diálogo dirige la energía y
después forma los campos energéticos. Un pensamiento bien integrado, como una visión del
mundo, aporta coherencia al primer campo. Entonces la visión del mundo circula dentro de
nuestra cabeza, creando una cadena continua de información; a partir de ahí, reflejamos y
describimos el mundo constantemente.
Cuando detenemos el diálogo interno, el mundo cambia. El cambio de una visión del mundo
ordinaria a otra no ordinaria es un logro significativo aunque parcial. Esto se debe a que el
diálogo interno sustenta ambos mundos y el mundo no ordinario simplemente es más
expansivo. Acallar y posteriormente detener los pensamientos permite que entren en nuestra
conciencia percepciones ajenas a ambos mundos. Entonces podemos entrar en otros nuevos,
no sólo expandir nuestro conjunto previo de reflejos.
Don Juan dice que sólo se llega a ver cuando se detiene el diálogo interno, Y nos recuerda
que ver nos lleva al corazón de las cosas, más allá de cualquier descripción. Don Juan también
señala que todos los ejercicios de rastreo facilitan la detención del diálogo interno y que
detener ese flujo es la llave de los métodos toltecas (Relatos, 34, 233). Ensoñar también
desempeña su papel. De hecho, don Juan dice que las dos herramientas principales para
detener el diálogo interno son borrar la historia personal y ensoñar. Ambas sacude n la cohesión
de la realidad ordinaria, por lo que el intelecto hace una pausa en su funcionamiento normal.
Además, don Juan enseñó una forma específica de caminar para detener el diálogo interno.
Esta es la «justa forma de caminar» que él propuso, aunque ligeramente modificada (Viaje,
38).
1. Camina con las manos en una posición poco habitual que no atraiga la atención. La
novedad aleja la energía del patrón ordinario de atención creado por tu forma habitual de
andar. Pero si tienes las manos en una posición exagerada, tendrás que batallar con otra gente
que dirigirá su energía hacia ti preguntándose qué estás haciendo.
2. Dirige la mirada hacia el horizonte. Si estás en un entorno montañoso, mira de tres a doce
metros por delante de ti, manteniendo esa misma distancia entre el lugar donde estás y el
punto donde se enfoca tu mirada a medida que caminas.
3. Desenfoca los ojos, permitiendo que tu visión periférica absorba todo lo posible.
4. Escucha y huele tu entorno. Siente los alrededores. Estás intentando salir de la cabeza y
entrar en el cuerpo.
5. Camina con un paso normal o más lento de lo normal.
6. Por cuestión de seguridad, camina en un entorno donde no tengas que vértelas con el
tráfico u otros obstáculos. Si esto no es posible, tendrás que pensar en navegar.
Paradoja. Una paradoja es una afirmación contradictoria que puede contener una verdad. Por
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ejemplo, la gente suele decir que durante una experiencia mística sienten que han
experimentado toda la eternidad en menos de un segundo. O puede que e xperimenten un fértil
desierto perceptivo.
Podemos usar la paradoja para transcender la forma y llegar a la esencia. Situando nuestra
percepción entre puntos de vista opuestos, cualquier conjunto de afirmaciones opuestas se
convierte en una paradoja. Puedes ver la verdad de cada frase y encontrar el terreno
intermedio que produce una verdad aún más expansiva. La paradoja te lleva a una apertura
que, cuando está acompañada por el intento, engancha con el espíritu.
Para ilustrarlo, encuentra el terreno intermedio entre estos pares de opuestos dentro de las
enseñanzas toltecas:
1. El auto-examen y la comprensión son vitales. La comprensión es limitante y puede
retrasarte.
2. La reflexión es necesaria. La acción es lo que cuenta.
3. Cree en que el mundo es misterioso. No creas nada.
Cuando puedes moverte entre las formas, descubres que tus acciones pueden estar
gobernadas más fácilmente por el espíritu. Tienes todas las opciones a tu disposición, pero
dejas fluir el espíritu a través cíe ti para determinar qué es lo mejor en un momento dado.
El camino con corazón nos ofrece una forma de reestructurar la vida para poder sacar a la
luz nuestras predilecciones más profundas, porque en ellas encontramos nuestros significados
más profundos. Tenemos afinidades innatas y cuando estas se funden con el mundo emerge
una relación directa y personalizada. Encontrando los sueños que quieres soñar desarrollas
simultáneamente el primer y el segundo campos. Fortaleces la integridad del primer campo, lo
que te impulsa hacia el segundo. Además, cuando te alejas demasiado en el segundo campo y
tus experiencias pierden significado, tus predilecciones te traen de vuelta, te ayudan a integrar
esas experiencias y te hacen más fuerte para la siguiente aventura.
Las predilecciones fuertes, claras y deliberadas también sirven a los toltecas como
«escudos». Según don Juan, los escudos amortiguan y filtran la conciencia (Realidad aparte,
260). Como estamos siendo bombardeados continuamente con una energía inmensa, los
escudos amortiguan su efecto y filtran lo que no tiene significado. El lado negativo de los
escudos es que sólo percibimos nuestro mundo conocido, ya que es la energía significativa. Su
lado positivo es que podemos permanecer centrados y no explotar cuando recibimos más datos
de los que podemos manejar. Cuando redefinimos nuestros escudos, redefinimos nuestras
percepciones y comportamiento.
Si pierdes tus escudos, te quedas abierto a influencias erráticas. Don Juan defendió que
Castaneda se hiciera con todo un nuevo conjunto de escudos, porque los anteriores no le
daban ningún apoyo en el mundo tolteca. Por ejemplo, mientras que previamente la cólera le
había servido para que su energía no se disipase, ahora la disipaba. Castaneda tuvo que
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descubrir diversas actividades que le producían una profunda paz y alegría (Realidad aparte,
182). Tiró por la ventana los escudos ordinarios, como la búsqueda del dinero y la popularidad.
La única condición era que los nuevos escudos tenían que surgir de las profundidades de su
corazón y recibió el consejo de no elegir un camino basado en el miedo o la ambición
(Enseñanzas, 121). Cuando tuvo varios escudos colocados, literalmente se creó un nuevo
camino.
Don Juan también dijo a Castaneda que no se dejara dominar por los escudos porque
podrían echar al traste todos sus esfuerzos. Para demostrarle este punto, le propuso un desafío
en relación a sus libros. ¿Podía mantener la impecabilidad sabiendo que sus libros le darían
notoriedad? ¿Lograrían el brillo y el glamour de la fama apartarle de la conciencia rastreadora?
¿Podría permanecer inalterado en medio del torbellino que rodeaba a su camino,
permaneciendo clara y tranquilamente enfocado en él? ¿Superaría su profesión en importancia
a la búsqueda de la libertad?
Don Juan dice que esta confusión también ocurre en la realidad ordinaria cuando
confundimos nuestros pensamientos y acciones con el mundo real. «De hecho», comenta,
«podría decir que para la humanidad, lo que la gente hace es mayor y más importante que el
mundo mismo» (Realidad aparte, 264). Don Juan considera que los escudos son muy
importantes, pero solo deben ser usados para potenciar la conciencia, para que los viajes hacia
lo desconocido puedan ser realizados con mayor fuerza y resistencia. Según esto, los escudos
son apoyos para la transformación. Centrarse en ellos en lugar de hacerlo en la transformación
pervierte las energías.
Un camino con corazón nos da dirección y propósito. También nos ofrece una sens ación de
poder que nos permite tratar con las preocupaciones. La gente suele sentirse desvalida y
molesta ante las injusticias sociales, el sexismo, el fanatismo y otras formas de discriminación.
Estas injusticias doblegan nuestra conciencia y producen sensaciones de inadecuación o
estallidos de furia. Disponer de un camino con corazón nos lleva más allá de nuestros intereses
habituales pero no nos vuelve automáticamente indiferentes a los problemas sociales, aunque
esto pueda ocurrir en algunos casos. La cuestión es que más allá del encaje en el orden social,
encajamos en el orden natural. Tenemos nuestra propia vida y sólo la muerte puede
quitárnosla.
Ranger. Una vez activado el vínculo con el espíritu, don Juan dice que ya no eres un aprendiz
(Conocimiento silencioso, 62). Después de superar un duro entrenamiento, ahora eres
disciplinado y trabajador. Michael Lee Lanning caracteriza de esta manera a los rangers del
ejército: son perseverantes, tienen una extraordinaria atención al detalle y una profesionalidad
absoluta. Confío en que don Juan atribuiría estos mismos atributos a los rangers toltecas.
Como ranger, tus intereses se enfocan hacia otras dimensiones. En lugar de estudiar ejercicios
básicos, examinas el ámbito de tu cuerpo energético. Asimismo, como has aprendido a cambiar
la cohesión de un mundo ordinario a otro no ordinario, ahora puedes utilizar esta experiencia.
Don Juan dice que hay algunos pasos fundamentales para convertirse en ranger (Realidad
aparte, 183-184). Estos son:
Clara dice que el punto culminante de uno de los artes toltecas es el «vuelo abstracto»:
saltar de un campo de energía a otro. Y añade que la recapitulación es la clave de este cambio.
Además, don Juan dice que la recapitulación es necesaria para recargar la energía, lo que para
él es la base de las maniobras toltecas (Ensueño, 148).
Por ejemplo, durante una cena familiar, mi tío me preguntó si podía recordar un incidente de
la infancia. Un amigo de la familia contestó inmediatamente por mi diciendo que no, que
entonces era demasiado joven como para recordarlo. Pensé que este fue un caso terrible de
señalización selectiva. Esta persona estaba diciendo que no somos capaces de recordar más
allá de cierto punto. El incidente también activó en mi el recuerdo de una ocasión en que
recapitulé mi nacimiento: era como si estuviera naciendo realmente; mientras salía del útero
experimenté que la tensión se grababa en mi ser. Entretanto sentí la vibración de una nueva
conciencia. Comencé a sentir sensaciones físicas y a tener un vago sentido de un mundo
ordenado. Entonces me sentí completamente consciente y al mismo tiempo completamente
ignorante. Esto parece corroborar la afirmación de don Juan de que cuando nacemos somos
exclusivamente energía del segundo campo durante un breve lapso. La respiración de vida es
lo que genera el primer campo (Relatos, 128).
Don Juan dice que hay dos métodos de recapitular: el formal y el fluido (Ensueño, 150). El
método formal implica hacer una lista de toda la gente con la que te has asociado en alguna
ocasión. Puedes hacer listas de empleos, escuelas y relaciones. Comienza con los más cercanos
y va hacia atrás o viceversa. Clara sugirió a Abelar que comenzara con las relaciones sexuales
porque son las asociaciones más poderosas. Dijo que los hombres deja n su energía dentro de
las mujeres, produciendo así un vínculo energético. Para que la mujer restaure su armonía
natural, debe recapitular todos sus compañeros sexuales y reclamar su propio poder.
En el método fluido, tomas la energía disponible, sientes qué es lo más importante en ese
momento y lo recapitulas. Mientras estaba mirando a un avión por la ventana, por ejemplo, vi
un río embarrado y serpenteante que me recordó a Vietnam. Aprovechando el momento,
recapitulé mi estancia allí. Me quedé fascinado al comprobar lo vividas que eran mis memorias
y lo claramente que podía recordar. Todavía me sorprendió más descubrir que podía liberar la
energía acumulada y asociada con la guerra. Si ves que después de la recapitulación te vuelven
a la mente los mismos sucesos, como me ocurrió con las escenas de Vietnam, recapitúlalos de
nuevo.
En mi caso, descubrí que el estilo fluido es una buena forma de hacer este ejercicio porque
me rebelaba ante la perspectiva de trabajar formalmente en otra cosa más, ya tenía mucho
que hacer. Más tarde, elaboré una lista usando como guía mi historial laboral y descubrí que la
ruta formal tiene otro sabor. También descubrí que siempre me sentía mejor después de
recapitular, fuera cual fuera el método utilizado. Además, gracias a la recapitulación mejoró mi
práctica del ensueño.
1. Sitúa la barbilla cerca del hombro derecho. Ahora muévela suavemente hacia el hombro
izquierdo, como haciendo un barrido. Después repite el movimiento en el otro sentido.
2. Mientras repites el paso 1, inspira por la nariz cuando mueves la barbilla de derecha a
izquierda y expira por la boca mientras vas de izquierda a derecha.
3. Como calentamiento, realiza el primer movimiento de barrido (derecha a izquierda) al
inspirar y pon la cabeza en una posición relajada, mirando hacia adelante, al expirar. A partir
de este momento, realiza ambos movimientos como se indica en los pasos 1 y 2.
4. Ahora, cuando inspires, mantén la intención de absorber la energía del suceso, la persona
o el sentimiento con el que estás trabajando. Siente la conexión con el sujeto de tu estudio y
después usa la respiración para llevar esa energía hacia dentro de tu cuerpo.
Además de los aspectos limpiadores y curativos de la técnica, don Juan dice que la
recapitulación mueve el punto focal a la posición en la que experimentaste la situación que
estás revisando. Así adquieres una valiosa experiencia para poder producir cambios sutiles en
la cohesión. También añade que recapitulando creas un facsímil de tu vida y afirma que cuando
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una persona está a punto de morir, la fuerza disolvente del universo que se alimenta de la
conciencia individual acepta el facsímil y permite que la conciencia individual siga adelante
(Ensueño, 149). Es como si hubieras sido arrancado por el Águila de los ríos de la eternidad.
Mientras lleva tu cuerpo energético por la vida en sus talones, eres consciente de la vida pero
no de las fuerzas que te llevan. Por medio de la recapitulación, cuando el Águila está preparada
para devorar tu energía de vida-conciencia, le proporcionas una comida sustitutoria y el Águila
no nota tu partida.
En otras palabras, cuando el individuo está a las puertas de la muerte, la conciencia humana
está sujeta a una fuerza que aplasta su individualidad. La recapitulación nivela el cuerpo
energético, haciéndolo fluido y no reactivo a esa fuerza. Como la fuerza no encuentra
resistencia, no tiene nada sobre lo que actuar. Por tanto la conciencia individual permanece
intacta mientras atraviesa la fuerza. Lo mires como lo mires, la recapitulación es un preliminar
del fuego interno.
Sexo. Castaneda dice que, en relación a la energía, para nosotros el acto sexual es el más
importante. En él nos deshacemos de nuestra energía y nunca volvemos a recuperarla, por eso
la recapitulación es tan importante: a través de ella podemos recobrarla.
Don Juan piensa que practicar el sexo sin tener hijos es una pérdida de energía, pero añade
que tener hijos también es una carga para el cuerpo energético. Además, dice que la energía
sexual es necesaria para sostener la presión derivada de extender la conciencia más allá de sus
límites habituales (Fuego, 72, 150). Debido a la necesidad de regular todos nuestros recursos,
Clara ahoga claramente por el celibato. Además, don Juan continuó con la enseñanza de Elías
según la cual la energía sexual gobierna el ensueño. Elías enseñó que utilizamos la energía
sexual para hacer el amor o para ensoñar. Para demostrarlo, don Juan señaló que el e nsueño
de Castaneda era errático debido a la falta de equilibrio de su energía sexual (Conocimiento
silencioso, 55-5 6).
Por otro lado, don Juan dice que su profesor, un rastreador, era un libertino en materia
sexual dentro y fuera de la realidad ordinaria (Conocimiento silencioso, 56). Añade que las
reglas respecto a la energía sexual difieren según los rastreadores. Una vez más, aunque Julián
era un maestro tolteca, según don Juan no podía ver lo suficientemente bien como para
convertirse en una persona de conocimiento (Realidad aparte, 182). ¿Existe una conexión? ¿Es
necesario el celibato para alcanzar el nivel de persona de conocimiento? Si es así, ¿qué pasa
con las prácticas esotéricas tántricas cuyos ejercicios están diseñados para canalizar la energí a
sexual hacia una expansión de conciencia? ¿Cuáles son los límites de este planteamiento?
Estas son preguntas interesantes que requieren respuestas abiertas. De momento, creo que
las preguntas que tienen una respuesta clara se relacionan con la impecabilidad. Por ejemplo,
hacer el amor sólo para llenar un vacío es un derroche incuestionable de energía y reduce la
autoestima. La persona conectada con el segundo campo no necesita el sexo para sentirse viva
porque la energía de ese campo le ofrece toda la viveza deseable. Asimismo, una persona no
necesita conectar con otra para sentirse conectada con el mundo; ya está conectada. Y
tampoco necesita a los demás para sentirse completa porque ya tiene un yo completo. Quizá,
llegada a este punto, la persona puede tomar una decisión impecable respecto al sexo.
Entonces la dirección que elija reflejará su camino con corazón.
Parar el mundo. Paras el mundo cuando suspendes los campos de energía condicionada.
Mirar fijamente, detener el diálogo interno y ensoñar, nos ayudan a conseguir este objetivo.
Deteniendo el flujo habitual de atención puedes sintonizar con otros mundos. Para desarrollar
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Confiar en el propio poder personal. Impecabilidad, dice don Juan, es confiar en el propio
poder personal. Define el poder personal como el impulso energético derivado de acceder al
segundo campo (Relatos, 161). Castaneda dice que confía en que su cuerpo de energía
navegue en el segundo campo y que este proceso es el que impulsa a l a persona hacia la
libertad.
A menos que uno esté conectado con el espíritu, todo el mundo comete errores cuando
aprende a navegar. Por tanto, para aprender a tener el grado de control y de abandono que
está asociado a la libertad, don Juan dice que el aprendiz debe aprender a confiar en el líder
del equipo (Ensueño, 10). Sólo entonces el aprendiz puede ser llevado a una asociación clara
con el espíritu. Sin embargo, en todo momento la persona debe asumir la responsabilidad. Don
Juan dice que sólo ocurren errores cuando los sentimientos personales interfieren en la
conexión con el espíritu (Conocimiento silencioso, 34). Por esta razón, enseñó a la Gorda que el
poder vendría a ella sólo después de que hubiera aceptado plenamente su destino (Segundo
anillo, 94). Sólo así podemos encontrar nuestro lugar natural en el mundo.
Como ranger, esperas tu voluntad (Realidad aparte, 178). Don Juan da algunas directrices
para la espera: debes saber que estás esperando, saber a qué esperas y mientras tanto sólo
debes desear aquello que esperas. Mientras esperas, ríe y disfruta; y cuando tu objetivo se
manifieste, ve con él. Tú lo has convocado, es tuyo. Mientras aprendes a esperar desarrollas el
dominio de las piedras angulares de la percepción y, en general, expandes la conciencia. Como
tolteca, esperas para poder completar tu tarea, una labor que según don Genaro requiere un
«total dominio de sí» (Relatos, 280).
El control de sí adquirido con el rastreo nos permite entrar en los lados más salvajes de la
senda tolteca. A veces el único sentido que encontramos después de emprender el camino es el
que procede del viaje mismo. Así, necesitamos una base fuerte para soportar los rigores que
sin duda tendremos que enfrentar. A medida que entremos con paso firme en el ensueño
encontraremos abundante alegría y muchas aventuras.
PARTE IV – ENSUEÑO
CAPÍTULO 11
EN EL LADO SALVAJE
Ensoñar puede ser tan agradable y suave corno un paseo en catamarán en medio de un lago
acariciado por el viento o tan devastador corno navegar a vela sin timón en medio de una
tormenta marina. Ensoñar puede abrirte los ojos a lo que siempre ha estado ante ti y puede
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enviarte a los mundos subterráneos, donde se revelan antiguos recuerdos. Sus aplicaciones son
virtualmente ilimitadas y su desarrollo ofrece toda una vida de desafíos.
Ensoñar es una parte significativa de las enseñanzas toltecas. Como método, el ensueño
contiene estadios diferenciados en el desarrollo de la conciencia. Don Juan se refiere a estos
estadios corno las «puertas» del ensueño (Ensueño, 22); yo los llamo «niveles». Por ejemplo,
el cuarto nivel es situar deliberadamente el cuerpo de ensueño en lugares determinados.
Digamos que estás durmiendo en tu cama y te despiertas en tu cuerpo de ensueño que está en
el porche. Esto significa que tu cohesión ha cambiado y ahora tu punto focal está en el punto
llamado «porche». Corno ranger, desarrollas el cuerpo de ensueño para que tales cambios no
sólo sean habituales sino controlables. Más adelante, esta práctica te lleva a cambios más
radicales, como el de trasladar todo tu cuerpo energético a distintos lugares, ejercicio conocido
como «teleportación». A su vez, la teleportación te prepara para encender el fuego interno.
El ensueño, según don Juan, es la puerta al segundo campo energético. Es una de las claves
para explorar el mundo tolteca. En general, nos permite percibir más de lo que creemos posible
(Ensueño, 28, 29, 49). Para los rastreadores, el ensueño representa una oportunidad de refinar
y elevar sus capacidades. Para los ensoñadores es una oportunidad de acceder a entornos más
naturales. Debido a sus numerosas aplicaciones, puede ser usado para potenciar la conciencia
y obtener conocimiento. Evidentemente, tiene tantos usos y ofrece tantos caminos hacia lo
desconocido que don Juan lo llama el aeroplano tolteca al conocimiento(Conocimiento
silencioso, 53).
A causa de su poder, el ensueño debe ser abordado con cierta precaución. Don Juan dice que
esta es una cuestión muy seria y sobria, y debe ser manejada con integridad y confianza, pero
también con humor (Ensueño, 22). Por tanto, antes de entrar en el mundo del ensueño,
asegúrate de tener tus prioridades en orden y de que tus propósitos sean sanos. Después
permanece en una actitud ligera y confiada. Si este consejo te suena como que debes estar
bien fortificado, estás en lo cierto. Pero la situación no es desesperada ni azarosa, porque,
como dice don Juan, la fuerza para contactar con el ensueño surge del camino del ranger
(Fuego, 178). Este planteamiento es el que convierte los sueños ordinarios en ensueño.
Don Juan define el ensueño como ejercitar la capacidad de cohesión (Ensueño, 70). Es decir,
el ensueño ejercita la capacidad de formar y mantener nuevos patrones en el cuerpo
energético. Entonces se hace posible cambiar la cohesión y buscar todo tipo de nuevas
opciones. Por ejemplo, el ensueño puede ser utilizado para desarrollar nuestras habilidades
profesionales, para las exploraciones interdimensionales y también para divertirse
enormemente. Incluso cuando las combinamos, todas las aplicaciones siguientes representan
sólo una pequeña porción del pastel que es cl potencial del ensueño.
Para quienes les guste el estudio del comportamiento humano, el ensueño muestra cómo
nuestra personalidad influye en la realidad. Hace algunos años un amigo experimentó una serie
de aventuras en su cuerpo de ensueño. Tumbado en la cama, rodeó su cuerpo físico con un
campo de fuerza mental como si se hubiera encapsulado en un ataúd. Lo visualizó como una
especie de protección frente a las influencias externas. Entonces creó una apertura en ese
campo de fuerza por la que su cuerpo de ensueño salió del cuerpo físico, atravesó la barrera
protectora y viajó a tierras desconocidas. Coherentemente con su actitud, se encontró con
entidades malvadas y hostiles que le implicaron en un combate mano a mano. Al volver a su
cuerpo físico, abrió el campo de fuerza y entró en su cuerpo físico. Una de las criaturas hostiles
le siguió e intentó entrar también en su cuerpo. Cuando cerró su escudo protector, la malvada
mano de la entidad —que era parecida a la de una bruja— atravesó la apertura como si tratara
de cogerle el corazón. Entonces mi amigo se enzarzó en un duelo de voluntades con la entidad
para ver si podía cerrar la puerta completamente y triunfar. Evidentemente, mi amigo ganó la
batalla.
En contraste con sus experiencias, las mías, con muy escasas excepciones, han sido muy
divertidas. Y los episodios menos divertidos fueron mucho más suaves en comparación con los
suyos. Por tanto, ¿cuál es la diferencia? En aquel tiempo, mi amigo estaba preparando el
ingreso a la facultad de medicina. Hacía poco tiempo que había dejado el ejército donde había
servido en los boinas verdes, la elite de las fuerzas especiales. Llegó hasta ese nivel
ofreciéndose voluntario en numerosas ocasiones para recibir más entrenamiento de combate.
En resumen, deseaba esas experiencias y le gustaban. Ahora que estaba en la universidad ya
no podía expresar ese aspecto de su personalidad, pero descubrió que los viajes de su cuerpo
de ensueño le proporcionaban una manera de seguir siendo un combatiente. Por otra parte,
mis intereses nunca fueron demasiado lejos en ese sentido. Yo consideraba el cuerpo de
ensueño como una oportunidad de explorar la naturaleza de la percepción más que de
enfrentarme con criaturas de otros mundos.
Por ejemplo, algunos amigos míos estuvieron trabajando durante un verano como
voluntarios en el centro de investigación de los delfines, en Florida. Cuando fui a visitarles, di
un paseo guiado por las instalaciones. Mientras el grupo de turistas con el que iba estaba en
una de las piscinas observando a los delfines dar saltos mortales, yo fui a otra piscina más
grande en la que sólo había un par de ellos. Previamente me había dado cuenta de que cuando
se acercaban los humanos, los delfines salían a nadar por la superficie, rodaban sobre el
costado y escudriñaban a los visitantes. Sin embargo, en ese momento mantuvieron la
distancia. Me senté y elaboré mentalmente una pregunta. Quería saber por qué si son tan
inteligentes como algunos afirman, seguían viéndose atrapados en las redes de los pescadores.
¿Por qué no se comunicaban los problemas entre ellos y evitaban a los pescadores?
tomé conciencia de esto, los delfines salieron a la superficie y dieron un giro para mirarme. No
estoy diciendo que crea que esta experiencia sea una prueba definitiva, lo que digo es que está
archivada en espera de conseguir referencias más completas. Su contexto es provocativo.
Exploración extraterrestre. Desde el mes de junio de 1984, durante varios años canalicé una
energía que se identificaba a sí misma como extraterrestre (ET) y procedente de la
constelación de las Pléyades. Asimismo, en numerosas ocasiones soñé con planetas físicos
distantes y fui testigo de tierras y culturas alienígenas. He relatado muchas de estas
experiencias en Traveling with Power. Es posible que hayan sido el preludio de mis encuentros
con los ET.
Hace poco tiempo, por ejemplo, di un largo paseo por Manhattan con una amiga tolteca.
Como ella es una ensoñadora del este y tiene un ávido interés en los ET, hablamos sobre todo
del ensueño y de extraterrestres. Al volver a mi apartamento, subí encima de la cama para
meditar. Sentía que me recorría la intensa energía de la conversación con mi amiga. En
resumen, sentí energía alienígena junto a mí. Abrí los ojos y vi a cuatro entidades parecidas a
extraterrestres rodeando la cama. Tenían las caras más angulosas que los pleyadianos a los
que estaba acostumbrado. Los pleyadianos son parecidos a los ET delgados y de cara alargada
que aparecen en la película Encuentros en la tercera fase. Estos se parecían más a los que
salen en la cubierta del libro Communion de Whitley Streiber.
Oí que une preguntaban mentalmente si quería salir del cuerpo. Les dije que sí. Se
acercaron al unísono y pusieron las manos debajo de mi cuerpo. Empezaron a tirar hacia arriba
y mi cuerpo de ensueño empezó a elevarse. Cuando estaba casi completamente separado de
mi cuerpo físico, me eché atrás. Como no conocía a estas criaturas, sucumbí repentinamente a
mis dudas. Entonces mi visión de ellos se distorsionó y mi cuerpo de ensueño volvió.
Reflexionando sobre el incidente me di cuenta de que mis dudas no tenían ninguna base,
aparte de que no había tratado anteriormente con esta variedad de ET. Hablando
posteriormente con mi amiga supe que ella solía tener encuentros frecuentes con ET parecidos
a los que aparecieron en mi cama.
Para muchos toltecas, el mundo inorgánico es un campo de pruebas. Suele resultar repelente
pero también es seductor. A Castaneda, por ejemplo, el mundo inorgánico le ofreció la
oportunidad de aprender telequinesia, la capacidad de mover objetos físicos con la mente
(Ensueño, 115). Todo lo que tenía que hacer era dar su lealtad a aquel mundo. Si lo hubiera
hecho, se hubiera quedado ligado a él para toda su vida. Don Juan dice que este tipo de
contratos deben ser evitados. Además, dice que los mimos recibidos en otro mundo pueden
llevar a un exceso de complacencia en este.
Don Juan también afirma que «todo el reino de los seres inorgánicos siempre está preparado
para enseñar». El problema es que enseña cosas que ya sabernos pero hemos olvidado hace
mucho tiempo. Por no decir que sus instrucciones están dirigidas a nuestro yo inferior. Así,
intentan seducirnos con sus poderes a cambio de cerrar el contrato que garantice nuestra
lealtad. Don Juan dice que su valor para los videntes estriba en que son la prueba de que los
otros mundos existen con independencia del nuestro. Como tal, «la existencia de seres
inorgánicos es el asalto más claro a nuestra racionalidad» (Ensueño, 66, 67, 98). Cuando
cruzamos a ese mundo se rompe el reflejo especular de nuestro mundo anterior. Simplemente
estamos confundidos y más allá de nuestra realidad ordinaria. Consecuentemente, si puedes
manejar ese mundo, tu cohesión ya no será fiel a nadie ni nada que no sea el espíri tu.
Estamos separados del mundo inorgánico por energías que oscilan a distintas velocidades
(Ensueño, 47). Me he dado cuenta de que cuando me acerco a él, siento como si chocara con
un muro de energía. Lo que pienso y siento rebota directamente y vuelve a mí. Cruzar esa
barrera me produce una sacudida energética, ocurrencia muy común en diversas transiciones
del ensueño. La sacudida energética comienza al entrar en las vibraciones superiores del
ensueño y acaba cuando el ensueño se estabiliza.
La resistencia inicial al mundo orgánico es positiva: prepara el escenario para que podamos
manejar su atracción seductora e impide que nos enmarañemos en él. Pero, en mi opinión, no
testear ese mundo es buscar un status quo demasiado soso; para mí, algo equivalente a la
muerte.
Don Juan describe a los seres inorgánicos como opacos y parecidos a velas, mientras que los
seres orgánicos son más redondos y luminosos. Añade que viven mucho más que los seres
orgánicos ya que son más tranquilos y su conciencia funciona en un nivel más profundo.
También afirma que es posible comunicarse con ellos porque «poseen el ingrediente crucial
para la interacción, conciencia» (Ensueño, 45).
Don Juan también dice que los seres inorgánicos se pueden ocultar en nuestros sueños
detrás de la imagen de amigos y parientes (Ensueño, 178-179). ¿Cómo se puede aplicar esto a
mi encuentro con mi difunto padre, o a la gente que se encuentra con parientes durante sus
experiencias cercanas a la muerte (ECM)? ¿Era mi padre en realidad un explorador inorgánico?
¿Como se explican las ECM en las que la gente se encuentra con parientes fallecidos que les
dicen que su momento aún no ha llegado, que deben volver al mundo para completar alguna
misión y que después podrán regresar a la gracia del más allá... se trata también de
exploradores? ¿Y si estas experiencias fueran sencillamente un aprendizaje de lo que ya
sabemos? ¿Y si la gente sabe inconscientemente que volverá cíe las ECM sintiéndose
revitalizada y habiendo descubierto su camino con corazón? Si es así, como nuestra visión
actual del mundo no prevé la existencia de mundos inorgánicos, ¿estamos reinterpretando este
suceso en términos de algo más apetecible? Tal vez por eso inventamos parientes amorosos,
una misión sagrada y una vida en el más allá —todos ellos elementos que ya existen en
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nuestros inventarios.
Un dato fundamental para discernir en una situación de este tipo es que don Juan afirma que
cuando está presente una forma específica de explorador, uno se siente perturbado e incómodo
(Ensueño, 178-179). Por tanto, estas son algunas directrices basadas en las experiencias de los
videntes toltecas para empezar a evaluar los mundos interdimensionales. Sin embargo, de
ninguna manera deberían ser la última palabra.
Conectar con los mundos inorgánicos requiere un delicado equilibrio que se desarrolla
automáticamente durante el aprendizaje tolteca. Por un lado, don Juan aconseja entrar en el
mundo inorgánico como si estuviéramos entrando en una zona en guerra. Es algo que entraña
peligros y por tanto requiere nuestra alerta más total. Pero una vez que lo atraviesas
completamente y entras en otro nivel, o cuando ya no lo consideras un recurso viable, sus
dificultades desaparecen. Por otro lado, don Juan también piensa que el mundo inorgánico
puede ser el único santuario para los ensoñadores que tienen que enfrentarse con un universo
hostil (Ensueño, 110, 96).
Aplicaciones profesionales. En este caso se trata de las aplicaciones del ensueño a cuestiones
prácticas y ordinarias. Por ejemplo, don Juan dio a Castaneda la tarea de ver sus libros
mientras ensoñaba (Conocimiento silencioso, 14). Castaneda dice que en primer lugar traduce
sus notas y después se va a dormir durante el ensueño el contenido del libro se reajusta.
Después se despierta y escribe lo que ha visto en sus sueños. El proceso funciona
suficientemente bien como para que no tenga que reescribir el material.
Otro ejemplo: una grupo de investigación que buscaba una vacuna para el SIDA probó un
método que muchos científicos estimaban inseguro en el que se utilizaba una forma viva pero
debilitada del virus. Se descubrió que, aplicada a los primates, esta vacuna proporcionaba más
protección que las anteriores. El científico de la Universidad de Harvard que dirigía la
investigación dijo que la probó porque todo lo demás no había funcionado. Describió una parte
de su método de investigación así: «Me quedo despierto durante la noche pensando y soñando
sobre cada perspectiva posible»
Ver durante el ensueño. Es posible ver tanto en la conciencia de vigilia como durante el
ensueño. Como dijimos anteriormente, la ventaja de ver durante el ensueño es que se está en
un estado de conciencia acrecentada, lo que reduce las tensiones del cuerpo físico y permite
ver emanaciones más poderosas. Recuerda que ver es alinearse con la energía que se está
viendo. Por tanto, fundirse con los puntos más alejados de lo desconocido sin contar con la
ventaja de la conciencia acrecentada puede resultar peligroso.
Niveles de ensueño
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Comparando los elementos del ensueño que había experimentado en los distintos niveles,
descubrí que los niveles reflejan cambios de cohesión muy pronunciados. Es decir, reflejan
grados de manejo de la voluntad. Muchas de mis experiencias reflejaban el nivel tres de las
capacidades del cuerpo de ensueño, pero vi que seria valioso volver al nivel uno y establecer
un sistema operativo del ensueño. Pensé que ese sistema operativo seria como el de los
ordenadores, que es la base que nos permite utilizar una gran variedad de programas. También
pensé que aprendiendo a manejar los niveles del ensueño desde la base, podría utilizarlo para
una amplia serie de aplicaciones.
Don Juan dice que cada nivel abarca dos pasos: llegar al nivel y explorarlo. Por tanto hay dos
maniobras que se deben realizar: entrar en el nivel y moverse dentro de él. Dentro del
segundo campo, aprender se convierte en nuestra segunda naturaleza. Es como si supiéramos
qué hacer en todo momento. Por otra parte, cada nivel contiene ciertos obstáculos. Según don
Juan, el componente crítico para aprender en todos los niveles es el intento. No hay pasos
específicos aparte de «intentar» lo que uno quiere y uno «intenta» algo «simplemente
intentándolo». Sin embargo, al mismo tiempo don Juan también dice que se requiere
«imaginación, propósito y disciplina» (Ensueño, 142, 18, 23, 26). Sólo entonces el intento
puede ser experimentado y controlado como una energía diferente de la razón.
Nivel uno: Soñar despierto. El nivel uno consiste en estabilizar la conciencia de ensueño. Es
decir, comienzas a desarrollar una cierta autonomía dentro de tus sueños. Este nivel incluye
observarte mientras te quedas dormido y después despertar dentro del sueño. Al hecho de
saber que estás soñando mientras sueñas se le suele llamar ensoñamiento «lúcido»:
permaneces despierto dentro del sueño.
El intento de observarte mientras te quedas dormido te lleva a entrar en una negrura que
produce una sensación de pesadez pero al mismo tiempo es agradable, como si estuvieras
acurrucado bajo un edredón de plumas en una fría noche de invierno. El hecho de permanecer
en esa negrura indica que hemos alcanzado el umbral del primer nivel y hemos aprendido a
observarnos mientras nos quedamos dormidos. Más adelante, a medida que aprendemos a
movernos dentro de nuestros sueños esta pesadez se vuelve más ligera. Para entrar en el
nivel uno debemos salir de la negrura y entrar en el ensueño. Cuando apliquemos el intento a
esta tarea es probable que veamos imágenes flotando más allá de nuestro alcance, en el límite
de la negrura. El objetivo es entrar completamente en el ensueño, dejando la negrura atrás.
Descansar en la negrura significa que hemos reducido la atención al primer campo y entrar en
el ensueño indica que hemos centrado la atención en el segundo. Cuando potenciamos el
segundo campo comenzamos a identificamos con todo nuestro cuerpo energético en lugar de
identificamos sólo con el cuerpo físico.
Don Juan recomienda como tarea práctica para atravesar el umbral la de mirarse las manos
en el sueño (Ensueño, 21). Esto nos saca de la negrura y nos lleva hacia el sueño con
imágenes. Cuando podemos mantener un sueño sin cambios, hemos estabilizado el nivel uno.
Es decir, podemos fluir con ese sueño todo el tiempo que queramos.
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En este estadio, don Juan sugiere desarrollar el intento del ensoñador. En otras palabras,
usando la imaginación y el propósito, establecemos que somos soñadores en cada célula de
nuestro cuerpo, llegando a sentir la energía del ensueño en todos los recesos de nuestro ser.
Según don Juan, esto produce «el conocimiento corporal incuestionable de que eres un
ensoñador» (Ensueño, 26). Y esto nos proporciona el intento inflexible de mantenernos
conscientes a medida que entramos más profundamente en el ensueño.
Entre las técnicas utilizadas para favorecer este proceso se encuentran la del desapego y la
de no formar patrones. En una ocasión, mientras ensoñaba, me di cuenta de que había una
gran boa constrictor deslizándose por el suelo. Poniendo en práctica ambas técnicas de rastreo,
no reaccioné; sencillamente observé lo que pasaba. Tampoco reaccioné mientras trepaba por
mi cuerpo, aceptando la escena sin apegarme a ella ni rechazarla. Entonces la serpiente se
deslizó dentro de mi cabeza por la parte posterior del cráneo y salió por mi boca. En esos
momentos resultaba difícil no formar patrones, pero lo intenté. En un segundo, la serpiente
desapareció y una luz blanca comenzó a brillar dentro de mi cabeza. Desde ese momento pude
dirigir el contenido de mis sueños.
A medida que practiques el ensueño, es probable que te pierdas en los detalles de tus
sueños, que te preguntes por qué no lo consigues después de haberlo intentado cientos de
veces y también es probable que los numerosos semifracasos acaben poniéndote nervioso. Don
Juan nos aconseja que la solución es muy simple: sigue insistiendo. Antes o después las
barreras caerán y tendrás éxito (Ensueño, 36).
Nivel dos: Viaje interdimensional. En este nivel, ejercemos un mayor control dentro de los
sueños porque nuestra lucidez asume mayores proporciones. Don Juan dice que para entrar en
este nivel, «o bien sueñas que te despiertas del sueño o utilizas el ensueño para saltar a otro
sueño dliferente» (Ensueño, 44). En lugar de intentar encontrarte las manos, en este caso
aíslas un componente del sueño y te centras en él. Después, utilizando la concentración como
palanca, cambias de sueño.
Por ejemplo, en uno de mis sueños estaba observando una carretera mientras permanecía
apoyado ociosamente sobre el costado de una casa. Era de noche. Estaba intentando detectar
las luces de los coches antes de llegar a verlas. Entonces empecé a escuchar unos tonos
oscilantes. Este cambio de enfoque de mi atención hizo que entrara dentro del sueño. Como
uno de mis intereses son los ET, comencé espontáneamente a sentir energía ET. Entonces el
sueño cambió y el coche que se acercaba por la carretera se convirtió en un platillo volante.
Perdí la pista y me quedé desorientado. Tuve pánico porque no me sentía preparado para
tratar con los ET. Me desperté con el corazón acelerado y sabiendo que la indecisión y el miedo
tienen efectos perniciosos. Para la mayoría de la gente, una de las lecciones más difíciles de
aprender es la de entrar en sus propios sueños sin perder el control.
Una vez traspasado el umbral, el sueño deja de ser un sueño ordinario. Una de las opciones
disponibles es el viaje interdimensional. Por la razón que sea, los Toltecas han aislado el mundo
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inorgánico como un medio para evaluar su temple y su vigor, y lo usan para viajar dentro y
fuera de otras dimensiones. El mundo inorgánico debe ser afrontado con fuerza y confianza,
dice don Juan, porque el miedo tiene una influencia desfavorable sobre esa experiencia
(Ensueño, 47). Como dentro de ese mundo la energía vibra a una velocidad diferente, se forma
una barrera natural. Para soportar la transición de esa barrera se requiere segundo ciclo
prepararon a los seres inorgánicos para ser sus aliados y utilizaron sus favores al servicio de su
autoimportancia. Añade que por esta razón se está mejor sin ellos. Quedémonos con nuestros
propósitos pragmáticos y nuestra búsqueda de la libertad (Segundo anillo, 151).
Tener un pinche tirano nos ayuda a tratar con la gran seducción del reino inorgánico.
Evidentemente, lo que destruyó el segundo ciclo fue la errónea suposición de que si podían
manejar lo desconocido, también podían manejar a la gente. Al ser destruidos, se dieron
cuenta de que si podían manejar en primer lugar el mundo de la gente, entonces podrían
enfrentar lo desconocido y lo incognoscible con impunidad (Fuego, 32).
Para quienes se sienten atraídos por universo inorgánico, entrar en él es un gran logro. Una
vez allí, la tarea consiste en descubrir que ese es un mundo predecible y tiene sus propias
reglas. Uno de los ejercicios del nivel dos es descubrir exploradores procedentes de ese mundo
(Ensueño, 108). Don Juan sugiere que debemos localizarles dentro del sueño para establecer
con ellos un vínculo a través del intento. En este caso, lo importante es establecer el vinculo y
no la forma de hacerlo. El vínculo puede crearse porque tenemos un interés suficiente o porque
somos maestros en el manejo del intento. Posteriormente, cuando seguimos a los exploradores
de vuelta a su reino aprendemos a trasladarnos dentro de los sueños. Es decir, en lugar de
movernos con el cuerpo físico usando brazos y piernas, aprendemos a viajar en la imaginación.
Este conocimiento prepara las condiciones para flexibilizar la conciencia y hacer que el cuerpo
energético cruce los limites de la percepción.
Nivel tres: El cuerpo de ensueño. Uno de los aspectos mas interesantes del cuerpo de
ensueño es que es una facultad natural de la percepción humana. A lo largo de la historia, las
experiencias del cuerpo de ensueño han sido llamadas proyecciones astrales y experiencias
fuera del cuerpo. Los practicantes más habilidosos afirman que todos usamos nuestro cuerpo
de ensueño regularmente aunque no lo recordemos. Yo he encontrado prue bas que apoyan
esta afirmación.
Una mañana al despertar me sentía tenso pensando en todas las cosas que tenía que hacer
ese día. Estaba acostumbrado a dejarme guiar por mis sentimientos en lugar de seguir un
programa, por eso me sentía acorralado. Durante varias horas intenté relajarme mientras
pasaba de una tarea a otra. A mediodía ya había recuperado mi sensación de libertad. Durante
la meditación de la tarde me encontré en la negrura del nivel uno. Decidí jugar con ella para
ver si podía atravesarla y entrar en el ensueño. Entonces sentí el impacto de las energías del
cuerpo de ensueño. Para mí, esto suponía estar más energetizado de lo normal, sentir como si
hubiera un bloque de energía condensada dentro de mí. Pensé que tenía que hacer un alto y
tomar notas, quizá relacionar esta experiencia con los esfuerzos por relajarme que había hecho
a lo largo de la mañana. Centré mi atención en la cocina que era donde tenía el cuaderno.
Entonces me levanté para ir a escribir y me di cuenta de que acababa de volver de la cocina
para poder levantarme e ir a la cocina. Sentí una sacudida y me di cuenta de que había
olvidado momentáneamente que estaba en el cuerpo de ensueño porque todavía no era parte
de mi inventario cotidiano. Como no encajaba, lo había bloqueado.
Don Juan dice que en el nivel tres comienzas a mezclar el ensueño con el mundo cotidiano.
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En este estadio, dice, el cuerpo energético ya está preparado para actuar. La práctica del
ensueño produce un cuerpo energético más definido y despierto. A estas alturas, la práctica
consiste en aumentar la capacidad de moverse con la imaginación (Ensueño, 142, 153-154) y
el medio para conseguirlo es desarrollar la autonomía del cuerpo de ensueño.
En este nivel uno de los principales obstáculos es perderse en los detalles del entorno
(Ensueño, 142). Don Juan dice que dentro de su recién hallada libertad, el cuerpo de ensueño
se vincula con cada detalle disponible. Para contrarrestar esta tendencia, necesitas una fluidez
ilimitada, más allá de las restricciones de la razón. Este abandono completo es necesario para
liberarse de la forma, de lo conocido. El consejo de don Juan es: sé inmensamente curioso pero
no te quedes paralizado.
Como en todas las labores toltecas, lo más importante es perder la propia importanci a. Don
Juan dice que para liberar la energía del ensueño hay que desplegar la energía que uno posee.
La disciplina del ranger genera un proceso que tiene el efecto de renovar toda tu vida,
liberando energía para el ensueño (Ensueño, 37). La manera de usar esa energía dependerá de
tus propósitos y del tipo de modelo que uses para ensoñar.
Como el cuerpo de ensueño es una capacidad natural, no es necesario el modelo tolteca para
tomar conciencia de él. Sin embargo, este modelo es valioso porque delinea los pasos de su
desarrollo. Otro beneficio adicional es que señala un camino más allá de las «simples»
percepciones del cuerpo de ensueño. Por ejemplo, don Juan afirma que el verdadero propósito
del cuerpo de ensueño es ver (Ensueño, 163). En otras palabras, se trata de capitalizar su
ritmo vibratorio superior para alcanzar alineamientos energéticos más profundos y
significativos. Al hacerlo, la conciencia se extiende a todo el cuerpo energético.
Nivel cuatro: El viaje del cuerpo de ensueño. Ahora estás plename nte preparado para
armonizar el primer campo energético con el segundo. El cuarto nivel consiste en viajar a
lugares específicos y definibles usando el cuerpo de ensueño. El resultado es que aprendes a
determinar con gran destreza la cohesión de tu cuerpo energético (Ensueño, 69).
Don Juan dice que en el nivel cuatro tienes tres opciones: viajar a lugares de este mundo,
viajar a lugares de otros mundos y viajar dentro de los sueños de los demás. Por ejemplo, el
inquilino empujó a Castaneda a un sueño que este confundió con un lugar físico real. El
inquilino le dijo que esa experiencia servia para mostrarle los misterios del segundo campo
(Ensueño, 200, 232). Para entrar en este nivel es necesario moverse intencionalmente en el
segundo campo como normalmente lo haríamos en nuestras actividades cotidianas.
Castaneda no ha etiquetado ni definido en sus libros las prácticas de ensueño para los
niveles cinco a siete. Sin embargo, en ellos hay referencias que indican una posible progresión
consistente con las enseñanzas de don Juan. Basándome en mi comparativamente limitada
experiencia os presento alguna pista de los niveles restantes.
Nivel cinco: El doble. A veces, el término «doble» es utilizado para indicar la totalidad del
cuerpo energético. En otras ocasiones se usa para indicar el cuerpo de ensueño. En este caso,
llamamos doble al cuerpo de ensueño cuando tiene tanta fuerza que puede ser percibido por
los demás como si fuera una entidad completamente independiente del cuerpo físico. Don Juan
afirma que el doble genera la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. También
dice que el doble es real, aunque no de carne y hueso y añade que es sólido, porque la solidez
procede del recuerdo que describe un suceso. Incluso llega a sugerir que es su doble el que ha
estado asociado con Castaneda (Relatos, 49-56).-
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Hace algunos meses, observé a mi doble durante un viaje en avión. Recordemos que estar
suspendido por encima del suelo es una táctica de rastreo usada para desvincular la conciencia
de las influencias normales que tienden a sujetarla a la tierra, dejando así volar libremente la
percepción. (Grau dice que permanecer suspendido dentro de una canasta durante extensos
períodos de tiempo es una de las técnicas que se emplea para reducir las influencias externas.
Además, don Juan dice que permanecer colgado de un arnés de cuero sirve para limpiar las
enfermedades que no son físicas [Don, 290, 187].) Con los años, he aprendido a utilizar los
viajes en avión para este mismo propósito. En aquella ocasión, todo parecía estar a la medida
de mis necesidades. Las diez filas de asientos delante de mí estaban a mi disposición y los
demás pasajeros apenas interferían. Aprovechando la oportunidad, practiqué la mirada fija,
primero con la cabina y después con las nubes. Me sentí en paz y entré en el ensueño durante
un par de minutos. Después me desperté para tomar notas. Miré hacia mi izquierda y vi una
versión luminosa de mi mismo sentada en la misma hilera pero en el otro lado del pasillo. La
figura miró hacia adelante. Cuanto más enfocaba mi mirada, más se evaporaba.
Recordemos también que existen pruebas de que hay un peligro cuando uno se acerca a su
doble. Es muy posible que sea un peligro real, por tanto es necesario ir con cuidado. Considera,
por ejemplo, que si el cuerpo físico no tiene la energía suficiente, no vibra a la misma velocidad
que el doble, por lo que tocar al doble puede ser análogo a electrocutarse o a entrar en
contacto con la antimateria. Puedes experimentar una sacudida de energía que el cuerpo f ísico
no sea capaz de asimilar. Si esto ocurre, el encuentro con el doble puede ser mortal.
Nivel seis: Teleportación. Viajar con el cuerpo energético a lugares físicos precisos vincula el
primer campo con el segundo.
Nivel siete: El fuego interno. Hasta este momento hemos atemperado el primer y segundo
campos de manera que, de hecho, han llegado a actuar como uno solo. Entrelazándolos
completamente a través del cuerpo energético llegamos a la conciencia pura, libre de forma y
definición. Según don Juan, llegamos a una posición del punto focal que es muy específica y
recibe el nombre de libertad total (Fuego, 294).
Ensoñar, dice don Juan, es perfeccionar el segundo campo (Ensueño, 42). El recorri do
progresivo de los niveles nos permite rastrear este campo energético y confirma nuestra
fortaleza de estilo y propósito; esto es especialmente aplicable al logro del nivel siete. Llegados
a este punto de la progresión, la cuestión es alcanzar nuestra totalidad, ya no se trata de
conseguir objetivos evolutivos.
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En general, don Juan dice que ensoñar ejercita el cuerpo de ensueño haciéndolo «flexible y
coherente» y preparando el escenario para realizar actos «que están más allá de las
posibilidades del cuerpo físico» (Ensueño, 31). Llegar al nivel uno es el equivalente de alcanzar
el cuerpo energético. En los niveles uno, tres y cinco te dedicas a entrar más a fondo en el
cuerpo energético, a entrar más profundamente en lo desconocido. En los niveles dos, cuatro y
seis aprendes a controlar y a mover la energía con la que has contactado en el nivel anterior.
En el nivel siete, dejas atrás este mundo y vuelas hacia lo incognoscible.
CAPITULO 12
RASTREAR EL CUERPO DE ENSUEÑO
Ensoñar es un gran paso hacia el poder personal (Ensueño, 21). Tiene un valor práctico en lo
cotidiano y a menudo tiene más aplicaciones que las actividades físicas. El cuerpo de ensueño
representa una intensificación de las energías ensoñadoras y marca un paso importante hacia
la consolidación del primer y el segundo campos energéticos. Consecuentemente, los dos
capítulos siguientes se centran fundamentalmente en el cuerpo de ensueño y dejan fuera otras
perspectivas más generales del ensueño.
Definición y valor
Don Juan dice que los videntes del tercer ciclo no están interesados en crear una forma para
el cuerpo de ensueño porque hacerlo tiene el sabor característico del segundo ciclo. Añade que
el término cuerpo de ensueño se ha mantenido, pero ahora se define como una «oleada de
energía» que viaja a cualquier lugar en correspondencia con los movimientos del punto focal
(Fuego, 182). Es decir, es un cambio coherente de percepción que utiliza el segundo campo.
Uno es consciente, pero de otra forma diferente. He tenido algunas experiencias en las que
parece que otra energía diferente del cuerpo de ensueño sale de él y viaja de manera similar,
pero no tiene forma. Es un punto de conciencia.
Otra característica es que puedes duplicar los cinco sentidos físicos. La duplicidad de la vista
y el oído suele ocurrir en primer lugar. Por otra parte, también es habitual despertar dentro del
cuerpo de ensueño y no poder ver, o tener una visión muy restringida. Esta dificultad se disipa
por si misma. El principal obstáculo con el sentido del tacto es que las manos del cuerpo de
ensueño atraviesan fácilmente los objetos materiales, por lo que debemos aprender a tocar las
cosas delicadamente. En general, todos los sentidos parecen funcionar mejor en el cuerpo de
ensueño que en el físico, lo que le ofrece una clara ventaja a las experiencias del cuerpo de
ensueño respecto a las normales. Esto hace que sea más fácil aprender durante el ensueño.
En sí mismo, el ensueño es un tipo de percepción que puede ser usado para bien o para mal.
Como dice don Juan, es un «pasadizo hacia la luz y la oscuridad del universo» (Ensueño, 221).
Como el cuerpo de ensueño en una forma más intensa de ensoñar, su precariedad reside en
que se presta a la acumulación de unos poderes que quizá valdría más evitar. Esta es la razón
por la que don Juan dice que el ensueño refleja el estado de ánimo propio del segundo ciclo
(Fuego, 177). Sin embargo, con un contexto apropiado, el ensueño nos da fuerza para superar
la seducción del poder y explorar la constitución de la conciencia. Por tanto, los procedimientos
de rastreo deben ser la luz que guíe el ensueño.
Un valor adicional del cuerpo de ensueño es que te incluye dentro de la experiencia. Como
en la realidad virtual, eres una parte integral del sueño. Esto te permite poner a prueba tus
conocimientos y evaluar los resultados de una manera más completa y expeditiva. Por ejemplo,
puedes poner a prueba la plasticidad del tiempo y del espacio. Mientras estás en el cuerpo de
ensueño puedes viajar lenta, rápida o instantáneamente. También puedes cambiar tu relación
con el paisaje del sueño, haciendo que el entorno se acelere o se ralentice. Una de mis
experiencias más instructivas con el cuerpo de ensueño ocurrió una noche en Tucson. Mientras
meditaba, me encontré suspendido abrupta mente en el aire sobre las calles del centro de la
ciudad. Pronto me di cuenta de que moviendo mi energía podía alterar la velocidad del tráfico.
En distintos momentos, los automóviles iban a toda prisa o a paso de caracol. Podía acelerar o
disminuir la velocidad del tráfico a voluntad. El cuerpo de ensueño nos permite explorar estas
capacidades, pero la activación de la voluntad hace que podamos llevar estas mismas
capacidades al mundo físico cotidiano. Entonces nuestro mundo cotidiano se convierte en un
sueño.
Progresión
Don Juan dice que la capacidad de controlar los sueños «no es diferente del control que
tenemos sobre cualquier situación de nuestra vida diaria» (Ensueño, 21). Como existen
diferencias entre los intentos de control en el ensueño y la vigilia, creo que se refiere más bien
a la estabilización de la cohesión y, por tanto, de lo percibido. Por ejemplo, en un ensueño
lúcido puedes controlar el paisaje. Si quieres cambiar un árbol por una alfombrilla de goma,
sólo tienes que intentarlo, O si quieres experimentar otro lugar, inténtalo y el sueño cambia.
Sin embargo, cuando llegas al cuerpo de ensueño, los sueños se estabilizan. Si quieres viajar
a otro lugar, no cambias simplemente de sueño, viajas del punto A al punto B. Cuando
progresas a través de los niveles, comienzas a mezclar el primer y el segundo campos
energéticos. Esta mezcla continúa en cada nivel, haciendo que el paisaje del ensueño sea cada
vez más objetivo. Por ejemplo, en el nivel cuatro, viajas a lugares específicos; el ensueño es
concreto. Por otra parte, pienso que lo que don Juan quería decir es que el intento es nuestro
medio de ejercer control en cualquier circunstancia. Nuestra forma de influir en los estados de
vigilia o ensueño es similar. El control «no es diferente». Lo que se vuelve radicalmente
diferente es que acabamos yendo más allá del ensueño y el rastreo y entramos en un todo
unificado. Ejercitando los distintos aspectos del cuerpo energético, acabamos haciéndolo
nuestro en su totalidad.
Don Juan también dice que el control del ensoñador es como lanzar un aparejo de pesca que
va donde quiere. Pero el ensoñador puede mantener el aparejo en el lugar donde se anda
originalmente (Fuego, 177); esta es la forma de mantener el mismo sueño. Sin embargo, es
obvio que se puede conseguir un control más preciso. Por ejemplo, Castaneda volvía
repetidamente al mismo sueño, soñaba con un tigre «clientes de sable» que le enseñó una
manera específica de respirar (Don, 58). El hecho de que podía volver una y otra vez a los
sueños que describe en sus libros también indica que tenía un control refinado. Además, el
vuelo en forma de bumerang que don Juan realiza alrededor de su casa indica que se puede
conseguir el control absoluto. Por tanto, podemos controlar dónde y cómo lanzamos nuestros
aparejos de pesca en cada nivel de ensueño. Al mismo tiempo, cuando se pasa al nivel
siguiente por primera vez se vuelve a descubrir que el aparejo va donde quiere.
Podemos tomar conciencia del cuerpo de ensueño en cualquier momento y lugar. Un exceso
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de fatiga, de tensión, e incluso de alegría pueden producir el cambio. A menudo ocurre cuando
estamos relajados. Una tarde estaba tumbado en el suelo del comedor de mi casa mirando a l
techo y en menos de un segundo fue como si el techo saltara sobre mí. Entonces me di cuenta
de que me encontraba en mi cuerpo de ensueño que estaba justo debajo del techo.
Un aspecto muy curioso del cuerpo de ensueño es que en realidad no salimos del cuerpo. La
sensación de «salir» procede de la influencia de las visiones ordinarias del mundo. Es decir,
incluso si ampliamos nuestro mundo conocido para incluir el cuerpo de ensueño, nuestro
inventario ordinario insiste en que debemos «salir» del cuerpo fís ico antes de poder percibir
desde otro cuerpo. Desde el punto de vista del inventario tolteca, lo que ocurre es un cambio
de cohesión, el punto focal se mueve y percibimos el mundo desde el cuerpo de ensueño en
lugar del cuerpo físico. Seguimos percibiendo desde dentro del cuerpo energético, pero desde
otro lugar. Nuestro lado analítico y secuencial traduce este hecho como una salida del cuerpo.
Sin embargo, lo que se ve es un movimiento de energía. Desde otra perspectiva, la percepción
del movimiento es un juego mental. Y el terreno de juego mental es el dominio del que se
ocupa la persona de conocimiento.
Preparación
Es importante prepararse para ensoñar porque elimina algunos obstáculos y nos ayuda a
superar otros. Recuerda que buena parte de lo que ocurre durante el ensueño tiene lugar en el
sitio, sin moverse. Por tanto, no te limites a una serie de procedimientos habituales; es mejor
familiarizarse con una serie de perspectivas distintas. Además, cuando sabes por qué ensueñas
tus energías se dirigen hacia resultados específicos, minimizando así las influencias erráticas.
Por tanto, desde los ejercicios del nivel uno, dedícate a afirmar que eres un ensoñador. Tratar
de convencerse de que uno es un soñador y estar convencido de ello son facetas
complementarias del intento ensoñador (Ensueño, 26).
Como el ensueño produce cambios naturales del punto focal, don Juan dice que no
necesitamos la ayuda de los demás. Lo que necesitamos es sobriedad y esta procede de
nuestra impecabilidad en la vida diaria (Fuego, 182-183). La impecabilidad nos lleva a un
ensueño más fuerte y es, por tanto, el principal medio de preparación.
Otras prácticas de rastreo también engendran sobriedad. Por ejemplo, la actitud adecuada y
el equilibrio contrarrestan el «mal humor del ensueño», un resultado de entrar y salir de otros
mundos. Es difícil permanecer centrado y alegre cuando tu mundo está girando sobre un
gozne. Pero seguir un camino con corazón remedia esta situación y también proporciona
dirección y estabilidad para ensoñar, así como los medios para aplicar los resultados del
ensueño a la vida diaria. Además, el hecho de asumir la responsabilidad nos permite aceptar
que podemos desarrollar el ensueño por nosotros mismos y obrar en consecuencia.
El ensueño mismo, a su vez, también te enseña a realizar los ajustes. Por ejemplo, la gente
me suele decir que una de las grandes dificultades es su resistencia de partida a entrar en el
ensueño. Parece que siempre les hayan dicho que el coco les está esperando y que es mejor no
hacer el viaje. Estando yo mismo en medio de este tipo de resistencias, soñé con un grupo de
panteras negras. Sorprendentemente, en cuanto las vi, sentí una gran afinidad con ellas.
Reconocí su sutileza como una cualidad del rastreo y asocié su espíritu con la energía
ensoñadora en general. Pensé que la pantera no puede ser considerada la reina de la selva,
pero evidentemente es una princesa elegante y poderosa. Entonces, en una visión dentro del
ensueño, vi a una pantera deambular hasta mí. Le rasqué las orejas y después se acurruco
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Durante cierto tiempo en que no hacia ningún progreso en el ensueño, descubrí durante una
meditación los siguientes ejercicios Nova, que pueden ser considerados una forma de ensueño.
Se practican así:
1. Extiende dos rayos de luz que salgan perpendicularmente de los lados de tu cuerpo hacia
fuera: una rayo sale del lado derecho y el otro del lado izquierdo.
2. Retrae estas energías a un lugar específico dentro de tu pecho.
3. Vuelve a extender desde tu cuerpo dos rayos de energía luminosa. Esta vez uno sale de lo
alto de la cabeza y otro de la planta de los pies.
4. Retrae estas energías al mismo lugar que en el paso 2.
5. Haz que la energía dentro de tu pecho tome forma de esfera (u otra forma que te resulte
natural) y después proyéctala lejos de tu cuerpo físico.
Los ejercicios Nova me ayudaron a salir del punto muerto en el que me encontraba respecto
al ensueño, pero parte del problema seguía presente. Seguía teniendo un malestar
permanente. Mientras permanecía en la negrura del nivel uno, me di cuenta intuitivamente de
que tenía que abandonar cualquier noción previa respecto al ensueño. También me di cuenta
de que tenía que entrar en él con una actitud que combinase la experimentación con el
entretenimiento. Estas comprensiones me devolvieron inmediatamente al sendero del ensueño.
Debemos estar preparados para las aventuras en otras dimensiones. Para ello, neces itamos
alcanzar un equilibrio. Por un lado, entrar en otras dimensiones es muy instructivo. Podemos
aprender que los otros mundos no son sólo imaginaciones y existen independientemente de
este. Por otro lado, es fácil quedarse maravillado y desviarse del s endero. Por esta razón, don
Juan instruyó a uno de sus estudiantes, Benigno, para que no buscara «visiones extrañas de
mundos fuera del suyo», porque encontraría su verdadera fuente de poder aprendiendo de su
propio mundo (Segundo anillo, 207). Así, don Juan estableció para Benigno, que era
rastreador, la referencia de «en primer lugar somos seres humanos». Las enseñanzas de don
Juan están dirigidas a alcanzar la cumbre de la experiencia humana y ensoñar es parte de esa
experiencia.
Transiciones
Para mí, el aspecto más problemático del ensueño hasta la fecha ha sido la transición entre
estados de conciencia. Hace años, esta dificultad se expresó en mis ensueños como una serie
de ataques de tiburones. Prácticamente cada vez que entraba en el ensueño era atacado por
un tiburón. A medida que liberé más mis emociones, los ataques disminuyeron y acabaron
desapareciendo. Entonces la dificultad se convirtió en soportar la inmensa oleada de energía
que sentía al entrar en el ensueño o al cambiar de niveles dentro de él.
Esta oleada de energía también señala un momento en el que puede ocurrir casi cualquier
cosa. Durante las transiciones, estamos en una zona de alta energía y alto potencial. Es como
si el punto focal estuviera en un estado de caída libre. Hasta que se reestabilice, estamos
abiertos casi a cualquier influencia. Es decir, tanto la menor fluctuación de la mente como una
enorme preocupación pueden definir el contenido del ensueño. En el caso de los ataques de los
tiburones, para empezar me encontré nadando en el mar, actividad de la que disfruto
enormemente. Entonces, a lo lejos, a gran distancia, vi una aleta dorsal. En lugar de pensar
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que era un delfín, interpreté que era un tiburón. Entonces me subió la adrenalina y
evidentemente el tiburón la sintió y se dirigió hacia mí. Esto produjo todavía más adrenalina, a
lo que el tiburón respondió vigorosamente. El sueño acabó con un ataque real. Después me di
cuenta de que el tiburón representaba a mis emociones y que ellas venían a por mí, estuviese
preparado o no.
Cuando comienza una transición, se siente un movimiento que puede ser cualquier cosa,
desde sensaciones de flotar hasta un viaje a toda velocidad. Cultiva esos sentimientos. Respira
con soltura y permanece relajado. Deseas hacer la transición porque de otra forma no habrías
entrado en el ensueño. Simplemente lo que tienes que hacer es prepararte un poco mejor de lo
que lo hice yo. Mantén un propósito claro para poder enganchar un sueño. Si te sales de la
pista, vuelve a intentarlo. Después abandónate. Dado lo insólito del ensueño, una tendencia
muy común es detenerse y echarse atrás. Si lo haces, es probable que salgas del ensueño.
También me he dado cuenta de que, antes de entrar en mi cuerpo de ensueño, siento como
si tuviera energía condensada dentro de mi cuerpo, como si hubiera un cálido bloque de hielo
dentro de mi pecho. Invariablemente, cuando siento esta condensación energética se produce
el ensueño. Una amiga tolteca me ha comentado que cuando siente una línea de energía
pulsante extendiéndose desde la parte anterior del área púbica hasta unos centímetros por
encima del ombligo sabe con seguridad que va a ensoñar. Dice que aunque asocia esta energía
con la energía sexual, la energía pulsante no es sexual.
Además, transferirse dentro y fuera del cuerpo de ensueño sirve como práctica para la
teleportación, la transición en la que te llevas el cuerpo físico contigo. En cualquier caso, el
hecho de aprender a llevar contigo tu energía física puede suponer preocupaciones adicionales.
Castaneda y las Hermanitas tenían problemas para reconstituir sus cuerpos físicos cuando
volvían de sus aventuras en el segundo campo. Los aprendices masculinos conocidos como los
Genaros tuvieron que echarles encima cubos de agua para solidificarlos. Néstor, uno de los
Genaros, dijo que antes de que se restaurara su solidez, Castaneda y su gente salieron de la
nada y parecían «trozos de niebla atrapados en una red» (Segundo anillo, 310).
Para aprender a regular la velocidad de tránsito necesitas práctica. Una persona me contó
que le gustaba entrar en su cuerpo de ensueño únicamente por la oleada de energía que sentía
durante la transición y no le importaba mucho dónde acabara. En mi caso, esto me
desorientaría mucho, por lo que prefiero tener la posibilidad de elegir por qué entro en el
ensueño y qué quiero conseguir, incluso si el único propósito es ver qué pasa. La velocidad de
transición adecuada puede ser medida a partir de la esencia, pero mantener la conciencia de
esta sensación profunda e interna requiere experiencia.
hacía muy pocas excursiones de ensueño. Entonces me di cuenta de que el cuerpo de ensueño
podía ser usado como un paso hacia el objetivo definitivo. Todo se simplificó cuando recordé
que don Juan define el ensueño como una tarea que produce energía (Ensueño, 174). Para
llegar a liberarse en el espíritu es necesaria la máxima energía. Inmediatamente después de
realizar esta conexión, me sentí suspendido a unos treinta centímetros por encima de mi
cuerpo físico, aunque mirando hacia abajo desde el cuerpo de ensueño parecía que mi cuerpo
físico estuviera a unos siete metros. Estuve flotando por la habitación y acabé el ejercicio con
suavidad. La cuestión es que el cambio se produjo cuando encajé algunas piezas del intento del
ensueño.
Además, antes de que un sueño se estabilice, se puede sentir que oscila, como si siguiera un
movimiento ondulante. También puede parecerte que estás girando. En este punto, no te
centres en ningún elemento del ensueño, sino en el ensueño mismo. Cuando hay un cambio de
cohesión, puede que tu percepción no se estabilice hasta que tengas pleno control sobre la
transición. Hasta entonces, aprovecha los cambios naturales de tu ensueño y entra plenamente
en los sueños. El hecho de comprometernos con el ensueño no sólo produce las transiciones,
sino que las suaviza.
Durante las transiciones es habitual sentir vibraciones que pueden tardar en estabilizarse.
Una mujer me dijo que cuando sintió las vibraciones, creyó que indicaban que estaba muy
enferma. Cuando el médico le dijo que estaba perfectamente, y después de leer sobre las
vibraciones asociadas con el ensueño, se relajó y dirigió su atención hacia los aspectos
positivos de la práctica.
Por otra parte, el contenido del ensueño también puede sacarnos de nuestras casillas.
Durante un sueño me encontré en una habitación en la que había una serpiente dentro de un
terrarium. Tenía como un metro de larga, era marrón y tenía marcas de color marrón oscuro.
Intenté comprobar si tenía la cabeza triangular, lo que hubiera indicado que era una víbora
venenosa, pero como se movía constantemente no pude confirmarlo. De repente estaba fuera
del contenedor. Intenté mantener la calma. Entonces sentí vibraciones en mi cuerpo físico. Me
di cuenta de que estaba ensoñando pero la intensidad de estar con una serpiente impedía que
pudiera completar la transición. En un momento dado, el cuerpo de la serpie nte conectó la
base de mi columna con el suelo. Sentí que una intensa oleada de energía subía por mi cuerpo.
Comencé a vibrar de nuevo, pero me desperté preguntándome dónde estaba la serpiente. (La
energía serpentina a menudo se relaciona con la fuerza kundalini. A su vez, la kundalini suele
asociarse con los chakras o centros de energía no física localizados cerca de la espina dorsal.
Para más información, remitirse al capítulo 3 de Traveling with Power, u otros libros que
expliquen la energía kundalini y los chakras.)
También te puede ocurrir que lo novedoso del ensueño constituya un obstáculo. El hecho de
tener que tratar con tiburones, serpientes, vibraciones y una miríada de otras percepciones
puede asustarte y hacerte saltar de nuevo a tu cuerpo físico. Además, de la misma forma que
la mujer asoció las vibraciones con la enfermedad, otros sucesos pueden suscitar ilusiones
igualmente desagradables. Durante el ensueño puedes sentir que tu cuerpo está catatónico o
rígido. Varias personas han descrito el horror que sintieron al darse cuenta de que no podían
mover su cuerpo físico inmediatamente o poco después de regresar del ensueño. Sin embargo,
todo esto parece normal dentro del ámbito de nuestro estudio. El manejo del intento nos ayuda
a superar estos obstáculos. Una mañana al despertar me di cuenta de que mi cuerpo estaba
catatónico. Tenía la conciencia dividida y sentía que estaba en mi cuerpo de ensueño. Gracias a
mis investigaciones previas, supe que debía permitir que mi cuerpo permaneciera inmóvil, así
es que me relajé y disfruté de esa aguda sensación de separación entre ambos cuerpos.
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Tomándome tiempo, hice que mi atención, suave y lentamente, se centrara dentro del cuerpo
físico. Siguiendo un orden preciso, moví los dedos de los pies y estiré los miembros.
Otra anomalía típica es oír todo tipo de sonidos: estridencias, golpes secos, desgarros,
pequeños estallidos y quizá sonidos parecidos a la espuma del mar o al de un tren de
mercancías. Todos estos sonidos ocurren de manera natural como resultado del acceso al
segundo campo. Evidentemente, también puedes experimentarlos mientras estás despierto y
alerta si contactas con el segundo campo; el ensueño pertenece al segundo campo y estos
sonidos son parte del paquete. Una vez más, lo insólito de su presencia puede asustarte y
devolverte al primer campo. Pero si tomas conciencia de que pueden suceder, evitarás este
reflejo automático de volver.
Cuando trabajes con el ensueño, recuerda que estás tratando con la percepción, no con
reglas fijas y determinadas. La mayoría de los limites y barreras están creados por ti. Por
ejemplo, Castaneda era incapaz de ver porque no podía ir más allá de sus propios
pensamientos (Realidad aparte, 164). Yo tuve dificultades con el ensueño porque no me
apropiaba de mis emociones. Cuando se consigue superar estas dificultades, la gente tiende a
quedarse sorprendida de lo profundamente impresos que están nuestros pensamientos y
emociones no reconocidos.
El ensueño es una habilidad que se puede aprender. Como en el caso de estudiar un idioma
extranjero o un instrumento musical, dominar este arte requiere tiempo, energía y mucha
práctica. Castaneda dice que el punto esencial para cultivar el ensueño es ejercitar las energías
del ensueño. Don Juan compara el ensueño con un río que fluye hacia el océano del segundo
campo. Dice que ejercitando sistemáticamente las energías del ensueño, caen las barreras y se
puede entrar en el océano (Ensueño, 28-36).
caer sobre mi la sensación de pesadez. Como la estaba buscando, no me resistí a ella. Dejé
que se hiciera más densa y se moviera por mi cuerpo.
1. Relájate.
3. No formes patrones.
4. Desarrolla distintos intentos del ensueño, por ejemplo: entrar en los sueños, maniobrar y
conseguir objetivos.
a) Evoca el sentimiento de un lugar específico.
b) Siente la sensación de moverte a velocidades diferentes y en direcciones diferentes.
Planteamientos específicos. Los ejercicios específicos estimulan distintas facetas del ensueño.
Para llegar al cuerpo de ensueño debes ejercitar sus componentes, como las transiciones y
maniobras. Entonces el intento general se compacta por sí mismo y te encuentras en tu cuerpo
de ensueño. Has progresado más allá de los ejercicios preliminares hasta la plena realización
de tu objetivo. En ese momento, el cuerpo de ensueño se convierte en un ejercicio para
conseguir otro objetivo, el siguiente nivel del ensueño.
Los ejercicios preliminares estimulan el ensueño simulando aspectos del cuerpo de ensueño.
Aunque no estés centrado en tu cuerpo de ensueño, generas sentimientos y otras percepciones
asociadas con él. Por ejemplo, para mirar el mundo desde tu cuerpo de ensueño, realiza la
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práctica de abrir los ojos manteniendo los párpados cerrados. Al principio puede que percibas
una negrura. Si es así, es una buena señal porque puedes hallarte en el umbral del nivel uno.
Otro planteamiento diferente usado por don Juan es utilizar la visualización para potenciar el
ensueño (Relatos, 20). Aplicando la visualización al cuerpo de ensueño, puedes favorecer la
transición con este ejercicio llamado la Decisión dividida:
1. Túmbate en la cama.
2. Levántate con el cuerpo físico y aléjate lentamente de la cama.
3. Repite los pasos 1 y 2 varias veces.
4. Túmbate en la cama. Visualiza y siente que te levantas de la cama y te mueves por los
alrededores mientras tu cuerpo físico permanece tumbado.
5. Repite el paso 4 varias veces.
Por otra parte, a Castaneda también le enseñaron que para entrar en el ensueño debía
centrarse en la punta del esternón (Don, 140). Antes de leer sobre esta posibilidad, yo había
estado centrándome en el punto entre los ojos que muchos llaman «tercer ojo». Entonces
descubrí que centrándome en el esternón, la imaginería visual surgía inmediatamente de la
negrura. Era como intentar coger una bola engrasada que iba deslizándose y resbalá ndlose.
También tenía la sensación de estar en contacto con el cuerpo de ensueño desde el principio,
en lugar de tener que construir la conciencia del cuerpo de ensueño como ocurría cuando hacia
los ejercicios del tercer ojo. Castaneda aprendió que esa es el área del cuerpo energético donde
se condensa la energía del ensueño.
Castaneda recibió pistas adicionales mientras hablaba con un emisario del mundo inorgánico;
recibió el consejo de llevar un anillo de oro, un cinturón apretado o un collar (Ensueño, 94).
Estos objetos sirven como agentes de la atención o recordatorios que facilitan las transiciones.
Con la experiencia se descubre que el núcleo del cuerpo de ensueño tiene una velocidad
natural. Recorras el universo centímetro a centímetro o seas catapultado a toda velocidad, esta
energía permanece constante. Si te mantienes en contacto con ella y dejas que determine tu
velocidad, conseguirás resultados significativos. Su primer efecto es que potencia la frecuencia
del ensueño. Evidentemente, las experiencias del cuerpo de ensueño pueden ocurrir con más
frecuencia cuando nuestro comportamiento está regulado por la vibración natural de la energía
esencial. Esta energía esencial también alimenta nuestra vida diaria, enseñándonos a gestionar
nuestros recursos y conduciéndonos hacia una vida natural.
Sea cual sea el lugar donde nos centremos: el tercer ojo, el esternón u otros lugares del
cuerpo energético, el denominador común es que nos concentramos en el segundo campo. La
ejercitación diligente y sistemática de la conciencia es la que produce resultados. Por esta
razón, practicar técnicas concretas es secundario respecto a la práctica del ensueño mismo.
***
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CAPITULO 13
EXPLORANDO EL CUERPO DE ENSUEÑO
El ensueño es una aventura seria, pero cuanto más alegre estás, más surgen las energías del
ensueño y mejor pueden ser controladas. También nos ayuda pensar que el cuerpo de ensueño
es algo natural, incluso ordinario. Esto nos impide creer el espejismo de que el cuerpo de
ensueño sólo es para algunos maestros de lo oculto o para los que buscan estados muy
refinados. Acceder al cuerpo de ensueño es como recibir el mejor regalo posible. Usado con
sabiduría, hace que toda la vida se convierta en un regalo.
Respirar. A menos que seas un experto en técnicas respiratorias, deja simplemente que la
respiración se ajuste por sí misma. Tu cuerpo sabe equilibrarse cuando se lo permites. Cuando
salgan a la superficie emociones como ansiedad, miedo o sorpresa, intenta respirar de manera
tranquila y regular.
Mientras estás en el cuerpo de ensueño no necesitas respirar. Puedes quedarte debajo del
agua, en medio de paredes, o en la profundidad del espacio sin preocuparte de respirar. De
hecho, la primera vez que experimentes la capacidad de estar bajo el agua, re cibirás una
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sorpresa deliciosa.
Compromiso. A medida que trabajes tus actitudes, también necesitarás sentirte cómodo con
el compromiso de desarrollar el cuerpo de ensueño. ¿Por qué quieres hacerlo? ¿Cuánto tiempo
le dedicarás? ¿Qué miedos sientes al respecto? ¿Es un trabajo que tiene que ver con la cabeza
o con el corazón? ¿Cómo quieres aplicarlo? Cuando detallas tus propósitos, descubres en qué
medida el objetivo resuena contigo. Si tienes un deseo sincero, cultiva tu compromiso para que
nada pueda sacarte del carril. De otra forma, continuarás distrayéndote aunque tengas las
mejores intenciones. Además, la intensidad de un compromiso fuerte y completo con el
ensueño suele proporcionar la fuerza suficiente como para producirlo sin técnicas de apoyo. De
cualquier forma, no lo dejes a la suerte, trabájalo.
Cuando la comunicación pasa a través de imágenes se necesita que la intuición las traduzca
con claridad y precisión. Por ejemplo, si otra entidad envía un mensaje y no recibes todo el
contenido de la información, puede que veas símbolos geométricos dando vueltas a tu
alrededor. Mantén la calma y pregúntate qué significan. Detén tu diálogo interno, no
interpretes los símbolos y deja que el significado se revele por sí mismo. Lo mismo es aplicable
cuando te planteas preguntas tales como cuál es la mejor manera de seguir adelante en medio
de un nuevo entorno.
La comunicación con otras entidades suele producir la sensación de que esa entidad
estuviera dentro de la propia cabeza. Una persona me contó que la primera vez que
experimentó este fenómeno salió muy asustada del ensueño porque pensaba que la entidad
estaba dentro de ella. Si una persona estuviera manteniendo una conversación telefónica por
primera vez, podría interpretar su experiencia de manera muy similar. Con el t iempo y la
práctica, la comunicación dentro del ensueño ocurre de manera natural.
Concéntrate también en entrar en el mundo del ensueño porque ese es el entorno del cuerpo
de ensueño. Como en los ejercicios previos, debes concentrarte en el segundo campo de
energía. Realizar los tránsitos a voluntad supone una tremenda presión, sin embargo debemos
concentrarnos suavemente. No hay necesidad de desperdiciar energía.
de que ha estado conduciendo durante una serie de kilómetros y no recuerda haberlo hecho. La
«hipnosis de la autopista», una condición relacionada con el ensueño, es algo común pero no
debe ser una excusa para permitirnos descuidos. Prestar atención a lo que hacemos debe estar
a la orden del día, tanto en el mundo físico como en el ensueño.
Otras preocupaciones están relacionadas más directamente con el cuerpo de e nsueño. Mucha
gente experimenta apnea (una irregularidad respiratoria), tics nerviosos y una agitación
anormal. Es posible que la apnea sea producto del alejamiento del primer campo de energía, el
físico, pero habría que investigar más sobre esta cuestión. Los tics y las sacudidas son
comunes cuando se estimula el segundo campo. Son indicaciones de que la energía se está
moviendo. Por otra parte, don Juan indicó que Castaneda temblaba de miedo cuando los seres
inorgánicos proyectaban su energía. El remedio, dice, es medir cuidadosamente la propia
respuesta y codificar un mensaje que contenga fuerza y abandono en lugar de miedo y
morbidez (Ensueño, 47).
Otra preocupación muy común es el miedo a morir durante la experiencia. En una ocasión
soñé que mi difunto padre me decía que no temiera a la muerte y permitiera que sucediera.
Cuando desperté, me di cuenta de que estaba bloqueando la actividad del cuerpo de ensueño
para no experimentar la pequeña muerte que produce. En otras palabras, parte de uno muere
porque su mundo ya no es el mismo.
Según mi experiencia, la mayoría de las preocupaciones tienen una base endeble. Son el
resultado de la falta de experiencia, de una formación inadecuada o de haber tenido un mal
día; todo ello es muy habitual durante el aprendizaje del ensueño. Por ejemplo, don Juan dice
que es normal quedarse mudo cuando se va más allá del mundo conocido. Cuanto más cómodo
te encuentres con lo desconocido, menos dificultades experimentarás con el discurso. También
dice que hay una válvula de seguridad que nos hace salir del ensueño en caso de necesidad. En
general, dice que la forma de manejarse es desarrollar un control mejor y más sobrio de las
energías ensoñadoras (Ensueño, 72, 42). En otras palabras, debemos practicar.
Vida cotidiana. Las experiencias de la vida cotidiana suelen afectar al ensueño. A veces se
trata de experiencias tan simples como ver la televisión. Después de ver un especial sobre
prisiones, soñé que estaba en prisión. Tumbado sobre la cama de la celda, sentí la sensación
de futilidad que produce. estar privado de libertad. Sin embargo, pienso que fue ese mismo
deseo de libertad el que activó las vibraciones asociadas con las transiciones del ensueño.
Cuando reconocemos la influencia de la vida cotidiana es fácil capitali zaría. Como el ensueño
refleja nuestros pensamientos, debemos pensar en él. También podemos practicar ejercicios de
ensueño a lo largo del día, con tanta frecuencia como podamos. De hecho, integrar los
objetivos del ensueño con la vida cotidiana es muy beneficioso. Podemos usar el ensueño para
montar un negocio, escribir o tener ideas creativas.
Además, cuanto más equilibrada sea nuestra vida diaria, más ejercitaremos la conciencia en
general, lo que automáticamente alimenta el ensueño. Por otra parte y como estímulo, también
podemos contemplar la vida cotidiana como un sueño. Si lo hacemos, debemos prestar
atención a los elementos del entorno sin perdernos en ellos ni en nuestras actividades.
Finalmente, hemos de tener en cuenta que cada acción añade o res ta algo del ensueño y
después actuar en consecuencia.
También es muy positivo conocer a fondo distintos mapas de los terrenos del ensueño. Esto
nos impide quedarnos estancados en un punto de vista concreto. Por ejemplo, preocuparnos
por el «bajo» astral es equivalente a preocuparnos en exceso por los problemas legales de
nuestra actividad cotidiana. Cuando nos preocupamos en exceso tendemos a alterar nuestro
equilibrio; por otra parte, las preocupaciones a menudo carecen de una base. El mundo del
ensueño, por ejemplo, no tiene necesariamente una estructura jerarquizada. No tienes que
abrirte camino en los reinos inferiores para acceder a los superiores, a menos que eso tenga un
sentido para ti.
Flujo. Castaneda dice que el camino tolteca es un flujo, un proceso . Lo mismo es aplicable al
ensueño. Aunque el ensueño no tiene reglas fijas, si que tiene una energía que es portadora de
la percepción. Pasar de un nivel a otro es una cuestión de manejar el flujo y de sumergirse
cada vez más en la intensidad del ensueño. Para conseguirlo hace falta desapego y flexibilidad.
Hace poco, mientras entraba en el ensueño, sentí que comenzaba a girar sin control y lo
permití, dejé que ocurriera. La energía giratoria cambió espontáneamente y ganó en
consistencia: comencé a percibirme como la hoja de una sierra circular zumbando en medio de
un camino de montaña. Una vez más me dejé ir y permití que ocurriera. Entonces esa hoja se
convirtió en mi cuerpo de ensueño. En una percepción simultánea a la anterior, tomé
conciencia de mi cuerpo de ensueño. Pude avanzar a traves de los primeros estadios del
ensueño siguiendo la pista de esa energía; mientras tanto otra parte de mí hizo una transición
inmediata a esa conciencia.
Sueños de vuelo. En mi opinión los sueños de vuelos son experiencias del cuerpo de
ensueño. Pero la persona no ha hecho una conexión complet a con él y por eso la experiencia se
queda en el nivel del sueño normal. Por ejemplo, en una ocasión soñé que estaba volando en
un avión militar de combate. Me estaba divirtiendo dando vueltas entre las nubes. Entonces un
gran bombardero se puso debajo de mi avión produciendo turbulencias. Pronto me di cuenta de
que no eran turbulencias, sino las vibraciones asociadas con una transición. Esta compresión
me permitió completar el tránsito al cuerpo de ensueño y continuar volando en medio de las
nubes.
Frecuencia del ensueño. Desde mi primera bilocación a finales de los años setenta, he
disfrutado muchas experiencias del cuerpo de ensueño. La mayoría han estado relacionadas
con tener acceso al cuerpo de ensueño, aprender a moverme en él y volver. Otra serie de
experiencias tuvieron más que ver con la diversión, eran experiencias como la de volar entre
las nubes. El resto fueron viajes a otros planetas, a otras dimensiones y estados mentales
curiosos.
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A veces he vivido tres experiencias al día durante semanas enteras. Otras veces, he dejado
de tener experiencias durante meses. Creo que parte de la irregularidad está relacionada con el
hecho de que el cuerpo físico necesita tiempo para coger el ritmo. Necesita integrar las
energías nuevas y relacionarse con ellas de una manera que promueva su bienestar. Otro
aspecto de la naturaleza errática del ensueño procede de la falta de un intento inflexible. Y,
una vez más, este aspecto se remedia cuando se tiene un camino estable y con corazón,
cuando se sabe por qué se practica el ensueño y se integran los objetivos del ensueño con la
vida cotidiana. Cuando más frecuentemente disfruto del ensueño es cuando mi vida está más
equilibrada, centrada y tranquila.
Una forma de desarrollar el intento es dividir el ensueño en dos partes. La primera tiene que
ver con viajar a lugares específicos y la segunda con conseguir objetivos a largo plazo. Así
aprendes a estar centrado y a controlar tus fuerzas. Para conseguir un objetivo, don Juan
aconseja retener una imagen de él cuando desconectamos el diálogo interno (Relatos, 20). Así
es como se movilizan las energías del alineamiento. Otra forma de conectar con el objetivo es
usar la asociación. Por ejemplo, si quieres viajar a la luna reflexiona sobre el aterrizaje lunar
del Apolo.
Precisar los propios objetivos es como aprender a disparar con arco y flecha. Acertar en el
centro de la diana puede llevar mucho tiempo. Una de las ventajas claras de realizar una tarea
es que uno se especializa en los elementos individuales de esa tarea (o al menos los aprende).
Por ejemplo, para escribir, además de ser un experto ensoñador debes conocer el ámbito
general del tema que estás tratando. Entonces aprendes a mantener tu conciencia centrada en
el tema, a organizarlo y a estar lo suficientemente fluido como para integrar nuevos
conocimientos. En otras palabras, no puedes dejarte tambalear por las sorpresas que entraña
el proceso de escribir.
Para tener una perspectiva más amplia sobre este tema y otros relacionados, léase la
sección «Tarea» del capítulo 15.
Intento. El cuerpo de ensueño es un intento dentro del intento de la totalidad de nuestro ser.
Únicamente necesita ser actualizado. El aspecto negativo de la situación es que mientras
permanezca dormido estamos perdiendo una parte importante de nosotros y el positivo es que
los procedimientos para despertar el cuerpo de ensueño son los mismos que se usan para
despertar la voluntad. Por tanto, el desarrollo del cuerpo de ensueño es un gran paso hacia el
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desarrollo de la voluntad.
Transferir la conciencia desde el cuerpo físico al cuerpo de ensueño y en el otro sentido nos
enseña a manejar el intento. Debemos activar el intento para realizar l as transiciones y
mantenerlo firme para conservar la conciencia del cuerpo de ensueño. El principal ingrediente
de este proceso es conseguir la energía suficiente para realizar la transición. El aumento de
energía que se produce nos da una clave sobre el intento mismo.
El intento se percibe directamente. Una vez que le pillas el truco puedes hablar de su
existencia, pero hablar de él no lo hace funcionar. Cuando trabajes con los ejercicios de
ensueño, presta atención a la fuerza que mueve y estabiliza tu conciencia. Esa fuerza es el
intento. Cuanto más lo ejercites, más aprenderás a manejarlo.
El diario también puede distraernos de otros propósitos. Don Juan se reía de Castaneda
cuando descubrió que llevaba un diario del ensueño. Estás intentando perder la
autoimportancia, dice don Juan, y mantienes un diario elaborado y muy personal llamado Mis
sueños (Ensueño, 37). Una forma alternativa de llevar un diario es almacenar las notas en el
cuerpo en lugar de tomarlas de la manera habitual. En otras palabras, llevar un diario como un
no-hacer. Este es el camino sugerido por don Genaro cuando aconsejó a Castaneda que tomara
notas con el dedo (Don, 26).
Maniobrar con el intento. Una vez que estamos en el cuerpo de ensueño, conectamos con el
intento de viajar. Como en el caso de cualquier intento, la forma de intentar es intentando. En
otras palabras, tienes que hacerlo. Aprender a maniobrar dentro del ensueño es como aprender
a caminar. Es algo instintivo. Lo intentas, te caes, lo vuelves a intentar, te vuelves a caer, y así
hasta que lo consigues. Como sabes que quieres viajar, formula ese propósito.
Quizá la parte más difícil sea la de abrirnos a las fuerzas que escapan a nuestro control
porque estamos en otro mundo cuyas reglas no conocemos. Pero tampoco conocíamos las
reglas cuando comenzamos a caminar y nos arriesgamos a salir de los brazos de nuestra
madre.
Situaciones negativas. Una vez abierto el acceso al cuerpo de ensueño, casi todas las
experiencias que he vivido han sido positivas. (Los ataques de los tiburones tuvieron lugar
durante la transición a él.) La peor experiencia que haya tenido en el cuerpo de ensueño me
ocurrió cuando exploraba un país extranjero y fui empujado hacia un río contra mi voluntad.
Como conclusión, simplemente acabé con aquel episodio. Sin embargo, de vez en cuando,
escucho relatos horrorosos. Tras un escrutinio detallado, la mayoría de ellos pueden atribuirse
a la precariedad del estado mental de la persona que los vive. Es decir, son el resultado de la
proyección de desequilibrios mentales o emocionales.
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Recordemos que los cambios del punto focal pueden aterrorizarnos. Pero una vez que nos
adaptamos a ellos, comenzamos a mirar hacia adelante para ver qué nos está esperando. De
hecho, esta actitud nos eleva por encima de la mayoría de los obstáculos e impi de que nos
quedemos empantanados en los mundos donde existen entidades negativas. Incluso si nos
encontramos con una entidad que consideramos negativa, hemos de detenernos y
preguntarnos qué está pasando y cómo debemos reaccionar. No hay que renunciar al control
porque hayamos oído o leído que estamos a merced de esas fuerzas.
Para mi, el aspecto más negativo del ensueño es que puede ser usado para generar prácticas
del segundo ciclo. Es decir, puede ser usado para dominar energías que más tarde pueden ser
utilizadas contra otras personas. De la misma forma que hay médicos, abogados y políticos con
mala reputación —todos ellos aparentemente dedicados al servicio público— también puede
haber toltecas que merezcan una mala reputación. Sin embargo, hay algunas directrices que
nos ayudan a evitar problemas. Como los vientos de la luz y de la oscuridad están siempre
soplando, los niveles del ensueño son los que señalan el camino que nos mantiene en la pista
de la libertad, fuera de la escoria de la codicia ensoñadora.
Posición del cuerpo físico. El punto principal es aplicar el no-hacer a nuestros hábitos
corporales. Para ejercitar el no-hacer, uno de los Genaros, Pablito, caminaba hacia atrás. Más
tarde se construyó un arnés con espejos retrovisores para poder caminar ininterrumpidamente
durante largos períodos de tiempo. La Gorda dijo que, según don Juan, la mejor posición para
las mujeres es sentarse con las piernas cruzadas y dejar que el cuerpo se incline hacia adelante
mientras la atención se centra en el ensueño (Don, 141, 142). Castaneda también logró el
éxito con esta postura.
Yo tiendo a tumbarme sobre la espalda. Cuanto más tiempo me quede de espaldas sin rodar
hacia un costado, más progresa mi ensueño. Sin embargo, también he tenido experiencias
tumbado de lado, sentado en una silla y en algunas ocasiones también de pie. La postura
puede ayudar, pero lo más importante es atrapar el intento del ensueño.
No creo que el hecho de conectar con la luz envuelva a la persona en un halo protector, sino
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que realinea su percepción alejándola del problema. Cuando la gente usa la luz blanca en el
ensueño, tiende a sentirse muy motivada. Después de todo, los problemas pueden estar de
camino. Desligarse de ellos no significa que uno esté salvado, podría significar que la energía
se ha enfocado en otra dirección. La luz blanca suele estar asociada a una sensación de «todo
está bien» y suele reenfocar la conciencia hacia entornos deseables. Por tanto, cuando se usa
antes de entrar en el cuerpo de ensueño, la luz blanca suscita energía positiva de manera
inmediata.
En general, yo considero que estar protegido es mantener algún grado de control sobre lo
que nos pasa. Como nuestra vida cotidiana influye en nuestro ensueño, sí tenemos una vida
intensa, decidida y plena, el ensueño sigue el mismo camino.
Volver. Otro miedo frecuente es el de no poder volver del cuerpo de ensueño. De hecho, es
muy probable que vuelvas antes de lo que deseas porque tengas que vaciar la vejiga.
Asimismo, la mínima incomodidad del cuerpo físico suele atraer la conciencia hacia él. Además,
aunque podamos estar alejados durante mucho tiempo, el simple hecho de pe nsar en el cuerpo
físico y sentirnos conectados nos realinea con él. Básicamente, centrar el intento en el cuerpo
físico restaura nuestra conciencia de él.
Al mismo tiempo, puede haber ocasiones en las que sintamos que no podemos volver. Todas
las veces que me ha pasado o que he oído que les ha ocurrido a otros, ha sido porque había
que esperar un poco más para que se revelase una lección. Si crees que estás atrapado,
relájate y pregúntate por qué. Si interpretas que es una situación negativa, generas
automáticamente una energía que tenderá a realizar tu profecía, pero si te concedes más
espacio podrás maniobrar mejor.
Cuando vuelvas, hazte el propósito de que la vuelta sea suave y tranquila. Si vuelves de
repente, no te harás daño, pero puedes sentirte desencajado durante unos días. Recuerda que
debes volver con todas las energías alineadas y en armonía. Si vuelves con suavidad es
probable que al despertar te sientas fresco y vigoroso. Pero algunas veces te sentirás como si
hubieras estado peleando toda la noche y volvieras muy cansado. Si es así, lo más probable es
que te hayas enfrentado con una situación nueva, hayas trabajado duro y estés sintiendo los
efectos de la situación. En este sentido, despertar del ensueño no es muy diferente de
despertar aletargado y dolorido el día después de una larga caminata.
El cordón de plata. Se han oído muchas historias sobre un cordón de plata que conecta el
cuerpo de ensueño con el cuerpo físico. Este cordón suele ser visto cuando la persona está en
su cuerpo de ensueño. Las leyendas afirman que si se corta ese cordón, la persona muere. En
su libro Out-of-Body Experiences: A Handbooh, Janet Lee Mitehelí, Ph. D., declara que las
referencias al cordón de plata han ido disminuyendo a lo largo de los años. Añade que el
cordón posiblemente es sólo un símbolo que proporciona una sensación de seguridad.
Esta posibilidad tiene sentido. Quizá el cordón hace la misma función que en el caso de los
astronautas, que permanecían atados a las cápsulas espaciales durante sus paseos por el
espacio. A medida que han ido aumentando sus conocimientos y experiencia, la necesidad de
una línea de seguridad ha sido eliminada. Ahora los astronautas llevan instalados sistemas de
propulsión. De manera similar, a medida que aumenta la experiencia de nuestra raza con el
ensueño es posible que la necesidad del cordón esté siendo eliminada.
Sonidos. Durante la transición al cuerpo de ensueño puedes oír sonidos muy variados: Olas
del mar, campanas y trenes de mercancías parecen hacer su aparición ant es o después. A
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También puedes oír un tono o timbre constante. Se suele considerar que estos sonidos son
producto de una lesión auditiva, pero también pueden ser percepciones auditivas de ot ras
energías o dimensiones. Yo siempre he oído un sonido constante. Su frecuencia suele variar,
cambiando de un tono alto a otro más bajo o viceversa. Me he sometido a chequeos médicos y
todos los resultados indican que tengo una audición por encima de la media. Últimamente, he
aprendido a utilizar estos sonidos para entrar en el ensueño. Cuando enfoco toda mi atención
en los tonos, entro en el ensueño. He identificado una forma directa, simple y rápida de entrar
en él.
Estabilización del intento. Antes de que se pueda trabajar con él, el ensueño suele ser
errático. Los sueños pueden ondular o dar vueltas. También puede ocurrir que no te sientas
plenamente conectado con el sueño, que la conexión se establezca sólo a medias. Para corregir
este tipo de conexiones ondulantes, debes superar el obstáculo de la incertidumbre. Por tanto,
reúne tus fuerzas y concéntrate en el ensueño. Debes saber lo que quieres conseguir y pensar
que puedes conseguirlo. Por tanto, para estabilizar el ensueño, elabora tus propósitos y
después practica y adquiere experiencia. Estabilizamos el ensueño de la misma forma que
estabilizamos nuestro mundo cotidiano.
Además, el tiempo entre la vigilia y el sueño y entre el sueño y la vigilia es propicio para el
ensueño. En esta zona intemporal, puedes consolidar un ensueño anterior o utilizar el ensueño
para dístribuirte el día. Además, si usas el tiempo de ensueño constructivamente siempre te
despertarás a un mundo lleno de aventuras, desafíos, conocimiento y expectación.
PARTE V – INTENTO
CAPITULO 14
RASTREAR AL INTENTO
Definir lo indefinible
En el núcleo del intento está el poder silencioso; en realidad, el Poder mismo. No tiene
movimiento ni forma y sin embargo produce movimiento y forma. Es una Fuerza
inconmensurable e indescriptible y también es la fuerza que causa la percepción en nosotros.
Don Juan díefine el intento como pura energía y afirma que: «es el rasgo universal compartido
por todo lo que es» (Conocimiento silencioso, 16, 121, 244). Clara añadle que está más allá del
pensamiento y del sentimiento, pero puede ser utilizado. El intento no tiene que ver con las
intenciones, dice ella, sino con el uso del intento mismo. Por tanto, el intento puede ser
incoloro, inodoro e insípido, pero manejarlo es todo un arte.
Aunque todo está conectado con el intento y por medio del intento, cada cosa tiene su propio
intento. Por ejemplo, hay uno que conocemos como el intento «humano» y contiene otro s
dentro de él. Hay un intento del género, de la raza, de la cultura y de cada individuo. Además,
cada persona está conectada con el puro intento del espíritu. Por tanto, el trabajo que debemos
realizar no es crear esa conexión, sino recordarla. En términos del aprendizaje tolteca, el
trabajo del aprendiz es recuperar la conciencia de ese vínculo. El trabajo del ranger es pulirlo,
el del tolteca, manejarlo y el trabajo del hombre de conocimiento es dirigirlo.
En general, don Juan se refiere a la voluntad como la fuerza responsable de mantener los
alineamientos de energía en su lugar, mientras que el intento produce cambios en el
alineamiento (Fuego, 218). Bajo esta perspectiva, el intento implica guiar intencionalmente la
voluntad; en otras palabras, modelar la energía deliberadamente. Sin embargo don Juan
también relaciona el intento con ambas cosas, con los cambios de alineamiento y con
mantenerlos estacionarios (Ensueño, 161). Podemos considerar que la voluntad representa la
fuerza cruda de las emanaciones del Águila. Estas emanaciones están interconectadas con toda
la existencia. En un capitulo anterior, en relación a la narración tolteca, descubrimos que todo
lo que existe ya está dentro de las emanaciones. Por tanto, el intento es la aplicación
deliberada de la voluntad para manifestar lo que uno quiere.
En una ocasión, don Juan dice que a través de la impecabilidad, los toltecas convierten la
fuerza de la voluntad en la fuerza del intento (Fuego, 295). Así adquieren conciencia individual
de las emanaciones, lo que les lleva a controlar el intento. Ampliando su conciencia al máximo,
logran un notable alineamiento de energía que enciende todas las emanaciones dentro de sus
cuerpos energéticos. Este proceso da como resultado una toma de conciencia total de la
condición humana, hecho que se corresponde con la libertad total.
Intento inflexible
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Don Juan dice que cualquier cosa puede causar un cambio en el punto focal: el hambre, el
miedo, el amor, la ambición, la guerra, incluso el misticismo. Sin embargo, el método preferido
por los toltecas es el intento inflexible (Conocimiento silencioso, 240-241). Él compara el
intento inflexible con tener un único propósito, con tener un objetivo extremadamente bien
definido con el que no interfieran otros deseos distractores. Añade que también es la fuerza
producida por la estabilización del punto focal en una posición no ordinaria. De ahí que el
intento inflexible cambie el punto focal a nuevas posiciones que a su vez siguen generando un
intento inflexible.
Para practicar el intento inflexible, dice don Juan, la implacabilidad debe estar disfrazada. No
queremos que nuestro filo cortante quede a la vista, por eso el rastreo es esencial. Pero no
disfrazamos nuestra implacabilidad por bondad, continúa don Juan, sino porque es parte del
aprendizaje del ranger. El ranger debe ser mágico e implacable, debe tener sus bordes bien
afilados y debe permanecer alerta para no dar la nota (Conocimiento silencioso, 126).
Despertar el intento
Don Juan dice que el intento de la persona normal está prácticamente muerto. Como se dan
cuenta de que parten de un intento no funcional, los toltecas comienzan su despertar
realizando una única acción «deliberada, precisa y mantenida». La repetición de ese acto
durante el tiempo suficiente produce un intento inflexible (Fuego, 179).
Asimismo debemos permanecer alerta a las señales de lo que quiere desplegarse. Cuanto
más lejos viajemos, más sentiremos que algo se cierne, que algo está esperando a revelarse
plenamente a la conciencia. Esto es lo desconocido que espera ser conocido. Para no
malinterpretar ni interferir de ninguna forma con el conocimiento que nos espera, debemos
interesarnos en lo que el intento realmente es, más que en lo que nos gustaría que fuera. Esta
directriz es aplicable a cada intento, especialmente a la forma más pura de intento, el espíritu.
Cuanto más reduzcamos la autoimportancia, más percibiremos; y tanto más llevaremos el
espíritu a nuestra vida.
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Manifestación
Gracias al intento inflexible, nuestros mandatos se unifican con los del Águila. Don Juan dice
que los toltecas del segundo ciclo emitieron mandatos cuando hablaban de su forma de hacer
las cosas, creando una energía que reflejaba sus pensamientos; por tanto, potenciaron su
autorreflejo. En lugar de utilizar el diálogo superficial y los conjuros, los toltecas del tercer ciclo
aprendieron a emitir mandatos utilizando el intento mismo (Fuego, 293-294). Deseando sin
desear y haciendo sin hacer, se aferraron directamente al intento (Ensueño, 23-25). Como
resultado de su silencio interno, sus mandatos fueron libres de combinarse con los del Águila.
Cuando esta combinación tiene lugar, uno ha manifestado su objetivo.
Don Juan también afirma que el intento está disponible para todo el mundo, pero sus
mandatos sólo pertenecen a quienes lo exploran (Conocimiento silencioso, 105). En
consecuencia, los siguientes puntos de vista se te ofrecen para ayudarte a explorar y rastrear
aspectos del intento. Son aplicables a la manifestación de cualquier cosa, pero la tendencia
fundamental es la de manifestar conexiones más profundas con el espíritu. Para tener éxito hay
que dar al espíritu un control completo sobre la propia vida sin perder el autocontrol.
Hay una serie de indicadores que nos señalan si estamos en la pista adecuada. Podemos
sentir que algo encaja en su sitio o podemos tener la sensación de que la energía se coagula.
Al principio, la búsqueda puede parecer vaga. Puedes sentir que no entiendes nada de todo de
esto, pero con cada giro del camino cultivas un poco más la fuerza de tus a ctitudes y
propósitos.
Aspectos de la manifestación
Todos estamos sujetos a muchas influencias que gobiernan qué y cómo manifestamos. Estas
son algunas de ellas:
Decisiones: Don Juan dice que cuando la gente toma decisiones, lo único que hace es
consentir ante un poder mucho más grande. Por tanto, las decisiones son cuestión de permitir
que el primer campo de energía se ajuste a lo que ya está ocurriendo en el segundo (Relatos,
243). En otros términos, a medida que la atención se filtra y deviene consci ente, realizamos
una elección que hace eco a un mandato del Águila. Renunciar a la ilusión de que tomamos
decisiones personales requiere muchos esfuerzos. Pero cuando se ha dedicado el tiempo
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suficiente a explorar el mundo del espíritu, uno se da cuenta de que el control personal no es
gran cosa y descubre que todos los progresos realizados sólo reflejan en qué medida nos
hemos fundido con las directivas del espíritu. Esta puede ser la razón por la que don Juan
considera que el espíritu es el jugador real y él mismo sólo es su agente (Ensueño, 200-205).
En este mismo sentido los líderes de grupo se consideran intermediarios con el espíritu
(Conocimiento silencioso, 178).
Don Juan también dice que nuestro cuerpo sabe cuándo hemos tomado la decisión
adecuada. Si tomamos una decisión equivocada nos sentiremos tensos o inquietos. Cuando
tomamos la decisión adecuada el cuerpo se relaja y está preparado para tomar la decisión
siguiente (Relatos, 214). Debemos recordar separarnos de los pensamientos y sentimientos
personales. Los errores sólo ocurren cuando las consideraciones personales interfieren en
nuestro vínculo directo con el intento.
A menos que el cuerpo nos diga que nos hemos equivocado, debemos asumir nuestras
decisiones. Estas son producto de haber acumulado más poder personal y, por tanto, una
conexión más sólida con el intento. Si nos echamos atrás y nos desviamos de nuestra decisión,
reducimos nuestro poder y prolongamos el tiempo necesario para producir la manifestación
completa.
Deseos y expectativas. Refiriéndose a las interacciones entre los videntes y la gente normal,
don Juan dice que los videntes no desean nada aunque pueden conseguir todo lo que quieren.
Aplicando el ver a cualquier cosa, los videntes pueden rastrear y obtener fácilmente lo que
desean. Pero, aceptan su destino permiten que sea el espíritu el que desvele su camino. Su
deseo, por tanto, es estar en contacto con su naturaleza esencial y para ello el espíritu debe
gobernar porque los deseos ordinarios bloquean su flujo. Don Juan dice que el deseo personal
produce infelicidad y si ajustamos nuestra vida de manera que no tengamos deseos, la cosa
más pequeña puede ser un regalo enorme. (Realidad Aparte, 186, 173). Añade que el logro
más alto de un ranger es no desear nada (Relatos, 242)
Incluso una mirada fortuita nos confirma que los desees guían nuestra vida. Queremos esto,
demandamos aquello y así mantenemos una lucha constante por satisfacer nuestros deseos
evanescentes. Sin embargo, don Juan también aplica la fuerza del deseo a la instrucción
tolteca. Por ejemplo, le comenta a Castaneda que el simple deseo de borrar la historia personal
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puede ser suficiente para conseguirlo (Viaje, 29). Además, el hecho de encontrar los deseos
impresos en nuestro camino con corazón es lo que nos sitúa en el estadio de ranger. Pero una
vez allí las directrices cambian, porque el ranger no quiere ni espera nada. El deseo de
conocimiento no está incluido en esta lista porque don Juan considera que el aprendizaje es
algo natural en los humanos y aprender es el propósito de la vida.
Al mismo tiempo, cuando no reconoces tus emociones negativas, permites que se acentúen y
pongan en peligro tu salud física, emocional y mental. La preocupación, por ejemplo, es un
gran desperdicio de energía. Cuando uno está en manos de la preocupación, suele luchar
constantemente con las energías estabilizadoras como el control, la paciencia y la precisión, y
llega a desgarrarlas. De esta forma nos hacemos accesibles y perdemos el equilibrio y el
ingenio.
En su aspecto positivo, las emociones nos permiten rastrear las cualidades, sensaciones y
otras energías de nuestros objetivos. Cuando conocemos nuestros sentimientos por dentro y
por fuera podemos usarlos como puente hacia el intento inflexible, adaptarlos a nuestro
objetivo y refinarlos de manera que no sean contradictorios (Conocimiento silencioso, 244).
Concentración. Como un globo lleno de agua situado sobre el océano, somos uno con el
mundo y sin embargo estamos separados de él. Nuestra forma de dirigir la energía determina
la dirección de nuestro viaje y el contenido de nuestra experiencia. La manifestación, por tanto,
es básicamente una cuestión de concentrar y dirigir la energía. Sin embargo, lo ha bitual es que
no seamos conscientes de muchas de las influencias que afectan a nuestra concentración.
Todos tenemos hábitos y actitudes de cuyo efecto no somos plenamente conscientes o no
somos conscientes en absoluto. Para remediarlo, lo esencial es la autoobservación. Toma
conciencia a lo largo del día de todo lo que atrae tu atención y hacia dónde diriges tu energía.
Recordando que la forma de gestionar tu energía determina lo que experimentas, pregúntate si
lo que estás haciendo es realmente lo que quieres hacer.
manifiestas un campo natural. El globo de agua deja de existir, por así decirlo, pero la energía
del globo retiene su propia integridad, por lo que permanece la sensación de individualidad.
Lugares geográficos. Actualmente está muy en boga la idea de que existen vórtices y lugares
donde supuestamente abunda el poder. Don Juan nos enseña a encontrar estas áreas
beneficiosas para que podamos disponer de un lugar de descanso cuando hacemos excursiones
en la naturaleza, técnica que puede adaptarse fácilmente al entorno urbano.
Don Juan amplia la noción de que los lugares afectan al punto focal y lo extiende a regiones
enteras. Por ejemplo, según él, el desierto de Sonora tira del punto focal hacia abajo, hacia el
lugar de la bestia. Esta región del cuerpo energético es la más apropiada para adopta r formas
animales y para las prácticas de brujería habitualmente asociadas con el segundo ciclo (Fuego,
146). Me pregunto, por tanto, si desplazar el punto focal hacia arriba produciría un cambio de
forma hacia algún tipo de conciencia extraterrestre que haya evolucionado más allá de la forma
humana. En cualquier caso debemos considerar que, aunque los cambios de forma pueden ser
estimulantes, si no los usamos para favorecer nuestro crecimiento pueden atraparnos en lugar
de liberar nuestro espíritu.
Durante el tiempo que he vivido en el sur de Arizona, he podido valorar cómo ese entorno
duro y escarpado puede afectar al aspecto y los ademanes de una persona, de la misma forma
que vivir en las montañas o en la playa añade un sabor peculiar a la percepción. En este caso,
la cuestión es prestar atención al efecto del entorno sobre nosotros, después podemos fluir con
esa energía para producir distintos efectos en nuestra vida.
Como en el caso de los cambios de forma, la principal dificultad que presentan los lugares de
poder es que es más fácil perderse en las prácticas del segundo ciclo que usar esas
experiencias como referencia para construir otros mundos. El mundo de don Juan, por ejemplo,
era fluido y muy maleable. Él interactuaba con el mundo como si en lugar de ser un mundo de
objetos sólidos estuviera moldeado por interacciones entre campos de energía (Fuego, 49).
Como el mundo deja de ser rígido y sólido, este cambio de aspecto abre la puerta a la
manifestación de lo improbable, si no de lo imposible.
Imaginación y visualización. Uno de los instructores de Donner, Esperanza, dice que libertad
significa tener la capacidad de manifestar lo imposible, de producir algo que no tiene un
referente en la vida de cada día ni está basado en ella. Según Esperanza, para conseguirlo
hace falta imaginación. Don Juan, a su vez, cultivó la imaginación de Castaneda aconsejándole
que pensara en todo lo que podía conseguir con el ensueño (Viaje, 127).
El uso continuado de estas herramientas acaba potenciando el sentido de la vista. Don Juan
explica que nuestros ojos han sido educados para ver en el primer campo de energía, por lo
que sólo percibimos el mundo físico. Para percibir auras, elementales y otras manifestaciones
del segundo campo, los ojos tienen que reaprender. Una manera de acelerar, este aprendizaje
es convencerte de que los otros mundos existen. (Relatos, 172-173). No es difícil llegar a esta
convicción cuando se practica suficientemente la mirada fija, el ensueño y el ver. La
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Don Juan también dice qué el brillo de los ojos refleja el intento (Conocimiento silencioso,
146). Muestres afecto aun ser querido, mantengas el ojo en la pelota durante el juego de golf o
valores un posible negocio, en cada caso el ojo brilla de una manera que indica el intento.
Además, él dice que los, ojos no sólo reflejan el intento sino que lo activan. Cuando cambias la
manera de enfocar, tus ojos se aferran a otro intento y lo dinamizan. Si practicas este principio
centrándote en diferentes intentos, no es difícil ver cómo funciona. Por ejemplo, piensa y
visualiza que sales a cenar. Después revisa los sentimientos que surgen o reflexiona sobre la
posibilidad de visitar a un amigo. Siente cómo se enfoca tu atención y la sensación que se
produce en tus ojos. El intento está interconectado con todas estas percepciones.
Para algunas personas, su punto fuerte es la percepción cinestésica; es decir, confían sobre
todo en las percepciones procedentes de sus músculos, tendones y articulaciones. La gente que
tiene esta tendencia se orienta en la realidad por medio de su grado de tensión corporal. Por
ejemplo, una sensación de incomodidad en el lado derecho del cuerpo puede significar que uno
está en desequilibrio en su vida cotidiana. Según el esquema tolteca, el lado derecho del
cuerpo se relaciona con el mundo físico y el lado izquierdo con el mundo del ensueño. Si te
preguntas internamente qué significa esa incomodidad recibirás una respuesta que puede ser
intuitiva, visual, otra percepción cinestésica, o una combinación de ellas.
Además, para poder medir si nuestras decisiones son acertadas o equivocadas debemos
mantenernos en contacto con la totalidad del cuerpo. Por otra parte, cambiando nuestra
postura corporal podemos cambiar de estado de ánimo y manifestar ante una misma situación
soluciones diferentes. En las artes de mezclarse y cambiar de forma, cambiamos nuestros
rasgos corporales y, por tanto, debemos estar muy atentos a lo que ocurre en nuestros
cuerpos. Por otra parte, la visualización puede ayudarnos a iniciar estos cambios. La cuestión
no está en ver si es mejor la visualización o la cinestesia, sino en desarrollar ambas.
Soltar. Para abrirnos y permitir que un intento haga su trabajo tenemos que soltar. Dejar ir
los deseos, expectativas e inventarios. De otra forma nos aferraremos a las condiciones que
estimemos más apropiadas, quedándonos confinados dentro de un campo condicionado de
energía y apartándonos por tanto del flujo del espíritu. Don Juan dice que para dejar fluir el
espíritu, no debemos preocuparnos del resultado de nuestro trabajo (Relatos, 283). Esta
actitud no implica ser descuidado o inconsciente, sino que una vez hechos nuestros cálculos y
decidido el curso que se debe seguir, soltamos y nos abandonamos a nuestro camino (Viaje,
150).
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El arte de soltar está entretejido con todos los aspectos de la vida del ranger. Como el
resultado de los cambios de cohesión suele ser la ansiedad, debemos soltar y cabalgar la
energía de la ansiedad para llegar a tranquilizarnos. En otras palabras, debemos deslizarnos
sobre la ola de la ansiedad —sin alejarla ni aferrarnos a ella— y adquirir más conciencia de los
detalles que rodean a ese estado. Entre tanto, permitamos que ocurra el cambio y se
reconstruya otra cohesión. A medida que lo consigamos, la ansiedad se irá disipando.
Esperanza dice que las mujeres son mejores ensoñadoras que los hombres simplemente
porque tienen más capacidad de soltar. Además, doña Soledad dice que uno de los aprendices
de don Juan, Eligio, no tuvo que saltar de un precipicio para concluir su aprendizaje. Como don
Genaro, dejó este mundo mientras estaba de pie sobre un campo de tierra. Doña Soledad dice
que Eligio era uno de los mejores porque sabía soltar y su salto fue el resultado de soltar este
mundo completamente (Segundo anillo, 46).
Pensamientos. «Los pensamientos son como exploradores», dice Clara. «Hacen que el
cuerpo siga cierto camino». Si piensas que lo que te toca en esta vida es casarte, tener hijos y
envejecer cómodamente junto a tu esposa, adelante con ello. Esto puede ser parte de un
camino con corazón, pero los toltecas se dan a si mismos otras opciones. Algunas de ellas son
rastrear, ensoñar y entrar en otros mundos. Cambiando sus pensamientos cambian s u mundo.
Como aspectos de la energía, los pensamientos son tan reales como todo lo demás. Su poder
les permite dirigir la energía hacia sus propios canates. En cualquier caso, aunque los
pensamientos dan dirección y forma a la energía, no son la cuestión principal. Pueden llevarte
hasta el umbral del intento pero en sí mismos no son el intento. Don Juan dice que hacen falta
años para entender que «lenguaje y conocimiento pueden existir independientemente». Añade
que una de las principales dificultades para conectar con el espíritu, procede de negarnos a
aceptar que podemos saber algo sin palabras ni pensamientos (Conocimiento silencioso, 57).
Cuando ves que un patrón comienza a tomar forma —sea en una relación, en el trabajo, o en
el primer cuarto de hora de un partido de fútbol— la barrera natural de la claridad comienza a
ejercer su fuerza para fijarlo, dándonos una falsa sensación de poder cuyo mensaje es que el
mundo puede ser predicho y controlado con facilidad. Si dejamos de aplicar el no -hacer,
fijamos ese orden incipiente demasiado pronto, nos vemos privados de la plenitud del orden
natural. Como suele ser muy difícil mantenerse desapegado, don Juan asignó la elección del
momento oportuno al campo de la persona de conocimiento.
La disciplina de la espera nos proporciona una clave importante para manejar la claridad.
Habiendo aprendido a esperar, te has hecho paciente. Sueltas y permites que el espíritu fluya.
Puedes permitirlo porque sabes hacia dónde estás encaminado y lo que quieres de la vida. Te
has flexibilizado porque estás atento a los presagios y otras manifestaciones del intento.
Permaneciendo equilibrado e impecable favoreces la energía del campo natural.
La espera también es una fuerza que alinea todos nuestros esfuerzos de manifestación. A
medida que nuestros pensamientos, sentimientos y ejercicios van encajando en su lugar, nos
acercamos a nuestro objetivo.
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Voluntad. Don Juan dice que con paciencia y voluntad podemos construir cualquier cosa.
(Realidad aparte, 177). Pero en primer lugar tenernos que activar la voluntad y todo lo que
necesitamos para activarla, según don Juan, es la impecabilidad.
Para generar impecabilidad, el camino tolteca pone en práctica la disciplina del ranger y para
convertirse en rangers, los aprendices se concentran en sus tareas de aprendizaje.
Comprometiéndose con ellas, van profundizando más en su naturaleza esencial que está
gobernada por el intento. Así, los aprendices se alinean cada vez más con el intento y cuando
alcanzan el alineamiento suficiente disponen de una voluntad funcional.
Tener una voluntad personal significa que hemos adquirido la capacidad de intentar. Pero
para llegar a ese punto, antes tenemos que aprender a intentar. Una vez más, esta posibilidad
la facilitan las tareas del aprendizaje. Parte de esta disciplina es esperar a la propia voluntad.
La espera misma crea las circunstancias, el momento oportuno y el conocimiento necesario
para llevar la voluntad a la vida. Una vez activada la voluntad, nos embarcamos en una nueva
tarea: la tarea tolteca, que nos enseña a manejar la voluntad. Los rastreadores forjan con
voluntad nuevos caminos de vida; los ensoñadores crean con voluntad nuevos sueños de vida.
También descubrimos que a medida que nos volvemos más abstractos, nuestra
individualidad se desvanece, es decir, nuestros deseos disminuyen a medida que nos
difuminamos en lo abstracto. El cultivo de un campo natural acaba situándonos completamente
dentro de lo abstracto. En ese momento ya no reflejamos porque somos aquello en lo que
antes nos reflejábamos. Desaparecemos pero permanecemos (Realidad aparte, 186).
Los videntes toltecas afirman que todos hemos sido creados por el espíritu. Por tanto,
manifestar nuestra naturaleza esencial es manifestar el espíritu de la creación —un verdadero
acto de Poder—. Como consecuencia, todos tenemos la capacidad de vivir nuestra vida con
plenitud. Bajo esta perspectiva, nuestra tarea última es la de aprender a contactar con los
niveles más profundos de nuestro ser, lo que hace que surja nuestra peculiaridad y que la
individualidad quede obsoleta. Este delicado equilibrio es el resultado de habernos educado en
las sutilezas del intento.
CAPITULO 15
EDUCAR El INTENTO
«Todas las pruebas a las que te he sometido», dijo don Juan a Castaneda, «cada una de las
cosas que te he mostrado era sólo una estratagema para convencerte de que hay más en
nosotros de lo que se percibe a primera vista». Y añadió que todos los que reco rren el camino
tolteca piensan que están aprendiendo maniobras toltecas o brujería. Pero, de hecho, según él
mantenía, están aprendiendo que hay un poder oculto dentro de todos los humanos y que ese
poder puede ser alcanzado (Conocimiento silencioso, 10-11).
así más libertad, este capítulo proporciona una visión general del programa de estudios tolteca.
El sistema
Don Juan dice que en los tiempos antiguos los profesores movieron los puntos focales de sus
aprendices practicando oscuros hechizos, rituales y subyugación. Para experimentar algo más
de su totalidad, los estudiantes tenían que confiar, en el temperamento de sus profesores. Don
Juan añade que los profesores actuales insisten en que los alumnos deben percibir la energía
por sí mismos. Por tanto, es un logro personal y no una bendición que se recibe de un profesor.
(Ensueño, 205). Uno de los intentos fundamentales de la instrucción tolteca moderna es
asegurarse de que los aprendices aprenden a limpiar sus vínculos con el espíritu por sí mismos.
El profesor
Don Juan dice que el primer paso del profesor es introducir al estudiante al hecho de que el
mundo sólo es una idea. A partir de ahí, el aprendiz se instruye en que cualquier realidad sólo
es un barniz de energía que ninguna visión del mundo describe adecuadamente. Después,
cuando construye el mundo tolteca, el estudiante aprende a moverse entre la realidad’
ordinaria y la no ordinaria. En este caso se trata de impartir suficientes conocimientos del
inventario tolteca como para que el aprendiz pueda discernir que existen otros mundos, pero
sin darle un exceso de información que le llevaría a perderse en ellos (Relatos, 231:240). Por
tanto, la construcción de un mundo tolteca es una práctica para salir de cualquier realidad
condicionada al mundo de la percepción pura y abstracta. Llegada a este punto, la persona
tiene suficiente integridad personal como para tirar las reglas por la ventana. Como dice don
Juan, se trata de vivir la vida.
Aunque se imparten las mismas lecciones a cada aprendiz; el orden de las lecciones varía
según el estudiante (Relatos, 239). Las lecciones también varían según la personalidad y estilo
del profesor. Por ejemplo, don Juan no considera eficiente esperar a que sus pupilos entiendan
o decidan si quieren seguir adelante o no. Prefiere darles un empujón y ponerles en situaciones
en las que tengan que poner en práctica sus enseñanzas. Por otro lado dice que Julián; aunque
era muy severo, nunca hizo nada de manera directa para alterar el curso de los
acontecimientos. Pensó que nada era gratuito, por lo que era preferible que cada uno se
ayudara a sí mismo. Don Juan también dice que Julián ayudó libremente todo el mundo para
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que pudieran ayudarse a si mismos (Don; 184-185> y, de hecho. Aunque Julián perdió el barco
de la libertad siguió siendo impecable y permitió que don Juan fuera él mismo (Ensueño, 206).
Con la excepción de los que tienen el don de la impecabilidad, el profesor es necesario para
inculcar en el estudiante el poder personal (Conocimiento silencioso, 10, 11). El profesor presta
su energía para que el estudiante la pruebe de primera mano (Ensueño, 25). Entre tanto, se
centra en formar al estudiante. Uno de los rasgos del camino tolteca que más me gustan es
que los estudiantes siempre son preparados para la libertad. El profesor educa plenamente al
estudiante y después le deja que se defienda por sí mismo. Así, el método tolteca hace eco a
las enseñanzas toltecas. Por ejemplo, asumir la responsabilidad personal es algo que se
enseña, se espera y se requiere. El profesor enseña a aprender para que los estudiantes
puedan reivindicar su propio conocimiento y puedan evolucionar más allá de las enseñanzas.
Los mejores profesores cortan sus lecciones —incluyendo las que describen el mundo— a
medida para que encajen en las mentalidades de sus estudiantes. Don Juan hizo que sus
enseñanzas fueran relevantes para Castaneda y Castaneda dice que hizo lo mismo por nosotros
(Ensueño, ix). Por ejemplo, mientras enseñaba a cazar a Castaneda, don Juan le recordaba
constantemente que estaba sujeto a fuerzas más allá de su control (Viaje, 115). También le
enseñó extrañas prácticas de brujería, como la de coser los ojos de las lagartijas (Realidad
aparte, 124). En ambos casos, don Juan intrigó tanto a Castaneda que no tuvo ningún
problema para captar su atención. Cuando Castaneda se rebeló, don Juan hizo pequeñas
maravillas, como la de permanecer sin moverse durante horas. Entonces Castaneda tuvo que
reconocer las habilidades de don Juan y decidir si quería seguir adelante con el aprendizaje o
no (Viaje, 8 1-82).
Haciendo que su instrucción fuera funcional, don Juan y Castaneda demostraron que no
estaban apegados a sus enseñanzas y sin embargo fueron impecables en dar lo mejor de sí
para educar a otros. Si se cometen errores, como la lectura imprecisa que hizo el equipo de
don Juan del número de compartimentos en el cuerpo energético de Castaneda, son atribuidos
a la educación personal de cada uno. Preocuparse por los errores haría accesibles a los toltecas
y sería contrario a sus propias enseñanzas. A lo largo de todo el proceso, don Juan añade que
los profesores no deben presionar en exceso porque eso sólo produce obsesión y morbidez
(Relatos, 22).
Como líderes de grupo, tanto don Juan como Castaneda tuvieron un impacto más allá de la
siguiente generación tolteca. El estilo de don Juan también queda reflejado en su forma de
tratar con su equipo y se evidencia, por ejemplo, en su intento de disuadirles de entrar en el
mundo inorgánico. Y parece que Castaneda está siguiendo s u propia estrategia. Donner dice
que no les da directrices para la vida cotidiana sino que les guía a través del ensueño. Sería
muy interesante que Castaneda asumiera la tarea de pasar directamente las enseñanzas a la
generación siguiente.
Don Juan dice que la presencia de un líder de grupo proporciona la fuerza suficiente como
para cambiar el punto focal de otra persona (Ensueño, 144). Añade que uno de los roles del
líder de equipo es romper el espejo personal del autorreflejo, un efecto natural del movimiento
del punto focal. Cuando tiene lugar este cambio la gente suele ponerse nerviosa, incluso
volverse hostil, porque el mundo conocido pasa a un segundo plano. Aunque quizá no sea muy
eficaz, la hostilidad le permite a la gente seguir su propia pista. En el caso óptimo, este tipo de
escudo es sustituido por las predilecciones de poder que permiten que el punto focal se mueva
libremente.
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El aprendiz
Por tanto, la decisión de si una persona entra o no en el camino tolteca depende totalmente
del espíritu. El tolteca capaz de enseñar debe seguir los presagios respecto a si la persona está
en la lista o no.
Los libros de Castaneda, Donner y Abelar sugieren que con el tiempo se organiza un nuevo
equipo para que la generación anterior pueda salir y arder con el fuego interno. Sin embargo,
esto no significa que se trate de un club exclusivo. Don Juan dice que si una persona practica
seriamente las técnicas de borrar la historia personal, perder la autoimportancia, usar la
muerte como consejera y asumir responsabilidad, acabará adquiriendo suficiente poder
personal para encontrar un profesor. Por tanto, encontrar un profesor no es tanto una cuestión
de solicitarlo sino de almacenar la energía suficiente. Según don Juan, esto es parte de la
regla (Relatos, 235-238).
En mi caso, descubrí que practicando las técnicas de rastreo, conseguí aliviar las molestias
de una úlcera sangrante. Cuando eliminé la medicación, vi el valor del mundo tolteca y me
comprometo con él. Un año después estaba viviendo en Tucson, donde me encontré con don
Juan. De manera similar, don Juan relata que se dio cuenta de que merecía la pena vivir su
vida y por tanto cambió para ganarse su propio respeto (Viaje, 80).
El tema de ser atraído o repelido por el mundo tolteca surge frecuentemente: Florinda Grau
estuvo a merced de un curandero hasta que aceptó el estilo de vida tolteca. Por otra parte,
mientras curaba a don Juan de una herida de bala, Julián lo atrajo a su mundo. Algunos
reconocen inmediatamente que ese es su mundo una vez que el espíritu les ayuda a traspasar
el umbral. Por ejemplo una de las Hermanitas, Rosa, entró en el mundo tolteca sin coerción.
Pero don Juan nos advierte que es difícil comenzar el camino de la pura abstracción por uno
mismo. Añade que poca gente escucha, aún son menos los que actúan, e incluso menos los
que aprenden de sus acciones (Relatos, 221-227). Por tanto, los profesores cultivan los
campos de energía de sus estudiantes, les ofrecen una dirección y les proporcionan el contexto
de su búsqueda.
Cuando se trata con un poder tan inmenso, la independencia es un rasgo que se adquiere
con duros esfuerzos. Al principio del aprendizaje no se aceptan fácilmente las innovaciones.
Hasta que uno no se entera de qué es lo que está innovando, las especulaciones añaden
confusión y alargan el período de aprendizaje. Don Juan dijo a Castaneda que debía guiarse
por reglas claras y determinadas y a Clara y Abelar que el intento de los pases energéticos ya
había sido establecido. Pero, como dice Grau, hace falta una renovación constante. De otra
manera, la oportunidad de convertirse en persona de conocimiento es prácticamente nula. La
permanencia dentro de un marco nos mantiene sujetos a un campo condicionado. Para
desarrollar el campo natural, debemos aprender a fluir libre y fácilmente con el espíritu, acción
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que requiere estar tan disciplinados que podamos salir de la forma sin perder la dirección. La
ventaja de seguir un camino metafísico es que vamos acumulando la disciplina que nos permite
innovar.
Don Juan dice que los aprendices masculinos requieren dos profesores principales. Don Juan
fue el profesor de Castaneda y don Genaro su benefactor. Los Genaros –Pablito, Néstor y
Benigno- tuvieron a don Genaro como profesor y a don Juan como benefactor (relatos, 249).
Según don Juan, el profesor imparte la estructura del sistema y cultiva la impecabilidad en el
aprendiz. El papel del benefactor es familiarizar al aprendiz con el segundo campo y está
relacionado con el ensueño.
Castaneda dice que, según recalcó don Juan, la forma que tenga un aprendiz de relacionarse
con el inundo tolteca está gobernada por la personalidad del benefactor. A Pablito le motivaba
el miedo que le producía el autoritarismo de don Juan, mientras que Castaneda era gobernado
por el afecto, porque don Genaro era dulce y afectuoso. El emparejamiento entre estudiante y
profesor depende de la personalidad del estudiante. Don Juan dice que Castaneda necesitaba
un profesor fuerte y un benefactor suave, mientras que Pablito necesitaba lo opuesto (Relatos,
264).
Don Juan presenta sus enseñanzas comparando la percepción con una burbuja y dice que
nos reflejamos continuamente a nosotros mismos las condiciones existentes dentro de la
burbuja. El trabajo del profesor es limpiar y barrer el interior de la burbuja, minimizando así el
autorreflejo y generando integridad. El benefactor rompe la burbuja desde fuera, abriendo el
camino a percibir algo más allá de los reflejos (Relatos, 248).
Este doble énfasis puede no ser evidente en el caso de las mujeres. Mientras que los
hombres deben aprender a conectarse con el mundo, las mujeres tienen conexiones naturales
y preestablecidas con él. Por tanto, el método puede variar siguiendo la pauta de las
variaciones naturales. Lo que permanece constante son las instrucciones respecto a los
procedimientos del lado derecho e izquierdo del cuerpo energético, el rastreo y el ensueño
respectivamente. Esta instrucción también puede ser considerada un tutelaje para aprender a
manejar lo conocido y lo desconocido.
Don Juan considera que las mujeres son rastreadoras y ensoñadoras de manera natural,
dependiendo de sus predilecciones. Su socia, Florinda Grau, piensa que los hombres pueden
practicar tanto el rastreo como el ensueño pero sin sobresalir en ninguno de ellos hasta los
niveles alcanzables por una mujer (Don, 290). Por eso las mujeres son las componentes
esenciales de un equipo. Cuatro rastreadoras, una de cada dirección, y cuatro ensoñadoras,
igualmente de cada dirección, pueden abastecer al equipo del intento rastreador y ensoñador
que necesita.
El equipo puede percibir cualquier cosa dentro del dominio humano cuando tiene una
dotación completa de rastreadores y ensoñadores. Como un electrón que saltara a la órbita de
otro núcleo debido a un exceso de excitación, cuando experimentamos la plenitud del estado
humano, el punto focal salta fuera de este dominio. Por tanto, usamos el rastreo para
atemperar el primer campo y el ensueño para atemperar el segundo.
Otra forma de verlo es pensar que la instrucción del lado derecho concierne la vida cotidiana
y su objetivo es limpiar el propio vinculo con el intento. En algunos casos el proceso está
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Este procedimiento también es aplicable al aprendizaje individual. Por ejemplo, mucho antes
de que fuera publicado el libro de Castaneda El arte del ensueño, yo estaba practicando una
forma espontánea y fluida de recapitulación. No recuerdo haberla comentado con don Juan ni
con ninguna otra persona y sólo recuerdo haber leído en los libros previos de Castaneda sobre
el método formal. Sabía que estaba obteniendo resultados; pero me sentía un poco culpable
porque creía qué era demasiado vago por no practicar el método formal de elaborar listas. Me
sentí aliviado cuando leí sobre el método fluido. Me di cuenta de que había estado practicando
una técnica estándar de rastreo y no recordaba haber recibido ninguna instrucción al respecto.
Como las enseñanzas del lado izquierdo tienen lugar en un estado de conciencia
acrecentada, el aprendiz sólo recuerda una pequeña porción de ellas, si es que recuerda algo.
Pero cada lección queda almacenada en el cuerpo energético y está marcada por una situación
específica del punto focal (Ensueño, 145). El objetivo por tanto, es elevar la percepción hacia
un estado de conciencia acrecentada permanente. Durante este viaje, se recuperan las piezas
perdidas de la instrucción. Parte del método consiste en dejar que tras recibir la formación, la
persona la descifre con la única ayuda de su poder personal. Sus profesores se han ido y el
neófito tolteca debe emplearlo todo para volver a mover el punto de encaje a los numerosos
lugares en los que ocurrieron las lecciones. Castaneda, por ejemplo, olvidó la mayor parte de lo
que experimentó en estado de conciencia acrecentada. Sin embargo recuperó esas enseñanzas
por medio de sus tareas. Creo que El fuego interno y El conocimiento silencioso reflejan con
gran precisión esa capacidad de recordar las instrucciones de don Juan para el lado izquierdo.
Además, la principal tarea del post-aprendizaje es volver a acumular todas las enseñanzas y
al hacerlo alcanzar la totalidad del ser (Fuego, 129). Este proceso suele recibir el nombre de
<recordar». Se recuerda con el cuerpo, no con el intelecto. El rastreo y el ensueño permiten
que el punto foca l se mueva y estabilice en una serie de lugares en los que puede ocurri r el
recuerdo.
Poco después de una sesión de recapitulación entré en el Ensueño. Unos minutos más
tarde, recordé una lección de una mujer, que era, miembro del equipo de don Juan. Ella habló
extensamente sobre el papel de las mujeres en los círculos toltecas. Rebatí algunas de sus
afirmaciones diciendo que tal vez la importancia que don Juan daba a las mujeres podía ser
debido al chauvinismo de Castaneda, quizá don Juan tuvo que recalcar excesivamente la
cuestión para que Castaneda la registrase. Añadí que aunque estaba de acuerdo en que las
mujeres tenían ventaja en la mayoría de las cuestiones toltecas, yo también conocía hombres
que tenían un gran nivel. Entonces le dije que excluir automáticamente a los hombres de todos
los grandes logros es sexista. Me escuchó y después siguió hablando de la superioridad de las
mujeres en todos los terrenos .Cuando llegué hasta el punto de escuchar sin más, ella dejó de
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hablar.
Entonces vi una cosa curiosísima.- No le importaba un comino lo que decía; solo quería
liberar mis pensamientos y que no me aferrara a ningún punto de vista. En ese momento me
sentí muy cerca de ella, como si fuéramos amigos íntimos. De repente recordé que ella, más
que ninguna otra persona del equipo de don Juan, me había permitido sentirme como si
fuéramos iguales. También recordé que daba frecuentes discursos sobre casi cualquier tema.
El elemento constante en todos ellos era que no le importaba si tenía razón o no. Sus discursos
filosóficos eran un fertilizante para la percepción: llevaba las ideas al límite, especialmente si
iban en contra del pensamiento de la otra persona. Sólo le importaba la libertad, no el
contenido. -
La división
Dividir a una persona en dos es parte de las enseñazas de ambos lados y es una prioridad en
la agenda. El énfasis en esta práctica, por tanto, está en dividir las energías de ambos lados.
Emilito dijo a Abelar que la división se hace para que la energía pueda fluir libremente entre los
campos energéticos; añadió que la recapitulación y los pases energéticos sirven para crear la
divi2 y quitó valor a los rituales y ejercicios respiratorios para conseguir este fin.
Don Juan dice que la división es peligrosa porque requiere romper la unidad del propio
inundo, cosa que debe hacerse sin dañar el propio ser. Además, si la persona recién dividida no
puede mantener su integridad energética, es probable que se desintegre (Relatos, 19 1-193).
Aquí vemos los beneficios de tener un profesor: tenemos a alguien que nos guíe en medi o de
estas complicaciones.
Uno de los efectos de la división es que la persona ya no está limitada por la cronología. Don
Juan dice que un ranger puede percibir dos lugares simultáneamente (Relatos, 53). Dicho de
otra manera, el ranger percibe a través de la razón y del conocimiento silencioso al mismo
tiempo (Conocimiento silencioso, 259). Es como si pudiéramos estar aquí y ahora y
simultáneamente allí y ahora. Esta percepción dividida nos ayuda a tener más conciencia.
Evaluando el entorno por medio de dos avenidas de conciencia diferentes acabamos
acumulando más datos y cosechando más conocimiento.
También hay otras fuerzas que generan la división. Por ejemplo, rastrear y ensoñar reflejan
energías diferentes. El rastreo, el empleo del desatino controlado para pretender que estamos
plenamente implicados en nuestras actividades —estar en el mundo pero sin ser del mundo—
refleja esta conciencia dividida. En el ensueño, la división de la conciencia permite aceptar
plenamente la existencia del doble. Una vez efectuada esta división, don Juan podía
permanecer en su yo ordinario o en su doble durante días enteros. También tenía la opción de
estar en ambos simultáneamente, pero descubrió que ese estado hacía que su percepción fuera
demasiado vaga para tener un valor práctico (Conocimiento silencioso, 165).
Otros procedimientos reflejan también la división bilateral. Por ejemplo, el ejercicio de mirar,
practicado en la naturaleza, tiene dos grupos de propiedades. En el caso del agua, tenemos las
propiedades de humedad y fluidez correspondientes a los campos primero y segundo,
respectivamente (ver «Mirar» en el capítulo 10). Esta división también pone de relieve el
segundo campo de la naturaleza, haciéndonos más sensibles a su existencia. Por otra parte, la
autoobservación también divide la conciencia entre la observación de uno mismo y lo que está
ocurriendo. Asimismo, en un momento dado, don Juan puso a Castaneda ante una elección:
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seguir el mundo ordinario de la razón en el que los demás mundos no existen, o seguir el
mundo tolteca donde estos están presentes (Ensueño, 74). A partir de ahí don Juan puso de
relieve la separación entre razón y voluntad.
Como un amigo mío dijo en una ocasión: «Hay dos tipos de personas: las que separan todo
en dos y las que no.» El punto clave es recordar que esto es un método, no una serie de reglas
fijas. Además de ser un método que genera resultados, tiene su propio estilo.
El aprendizaje de la maestría
El objetivo principal del método tolteca es producir cambios fundamentales en la forma que
tiene la persona de percibir el mundo. Don Juan dice que conseguirlo es más una cuestión de
tener en cuenta a qué se da importancia que de cambiar realmente. En otras palabras,
podemos estabilizar una nueva cohesión pero la anterior sigue estando presente y en reposo
dentro de nuestro cuerpo energético. Cuando activamos una cohesión, dejamos de estar
centrados en la anterior (Relatos, 236). Por ejemplo, don Juan dice a Castaneda que se
concentre en las «maravillas del ver» en lugar de centrarse en sus miedos (Realidad aparte,
39).
Un rasgo que indica la utilidad de este método es que sus resultados con constantes. Don
Juan afirma que aunque los pasos pueden variar, los resultados de alinear energía con los
nuevos mundos siempre son los mismos. Es decir, la persona percibe mundos nuevos ( Fuego,
213).
A lo largo del camino, la persona va aprendiendo la maestría. Don Juan decidió dar a
Castaneda un ejemplo de las prácticas del segundo ciclo cuando hizo que sacara del espejo un
ser inorgánico. Mientras lo hacía, comentó: “algún día sabrás cómo funciona la técnica;
entenderás lo que hay detrás de todo esto”. Y, cuando comenta los viajes toltecas, don Juan
declara: “cuando resuelvas este acertijo estarás preparado para el viaje definitivo”. Además,
reorganizar las enseñanzas, descifrar todo lo ocurrido y hacerlo por sí mismos (Fuego, 94, 105,
213). En cada caso, la responsabilidad de aprender reside en el estudiante.
Terminología
Dentro de la enseñanza tolteca hay otros rasgos que surgen regularmente a la superficie.
Uno de ellos es el uso de la terminología. Por ejemplo, en una ocasión Castaneda equiparó
“brujos” con “guerreros”, mientras que en otros casos los términos indicaban distintos niveles
de conciencia. Mientras recordaba sus enseñanzas del lado izquierdo, por poner un ejemplo,
Castaneda se dio cuenta de que no le estaban enseñando brujería; estaba aprendiendo sobre la
conciencia, el rastreo y el intento; y no estaba tratando con brujos sino con videntes
(Conocimiento silencioso; 12,10).
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En el caso de las enseñanzas del lado derecho, las cuatro barreras de la percepción son
reseñadas de una manera normal y fácil de reconocer: Son el miedo, la claridad, el poder y la
vejez. En la instrucción del lado izquierdo, el significado cambia y se relaciona co n cl manejo
del intento. EI miedo, por ejemplo, significa que el cuerpo de energía está estancado y
encostrado. Experimentamos una ausencia de impulso. Esta incapacidad de conectar con el
intento y por tanto mover la percepción se traduce en la conciencia ordinaria como miedo. A su
vez, la claridad es el resultado de limpiar el intento, el poder es el resultado de manipularlo y la
vejez es el de aprender a moverlo siguiendo los diseños más refinados y delicados del espíritu
(Conocimiento silencioso, 247).
Hay otro ejemplo que está relacionado con el primero, segundo y tercer campos. En el
capítulo 6 mencioné que cambiar la definición del primer campo haciendo que en lugar de
indicar la energía física indique el mundo conocido, nos abre la puerta al fuego interno. Veamos
cómo este cambio sigue teniendo un impacto en el aprendizaje.
Aunque cada campo de energía es independiente e infinito, desde otra perspectiva todos
están entrelazados entre sí y se unen como una sola fuerza. Por tanto, el hecho de definir a lgo
como físico o no físico depende más de la perspectiva empleada que de la realidad. Las
implicaciones no se detienen ahí. Como todos los campos energéticos son uno, la división entre
ellos refleja el método utilizado para tomar conciencia de los distintos tipos de energía.
Además, como lo incognoscible está dentro de lo conocido, todo el mundo conocido es, por
tanto, inherentemente incognoscible. Por tanto, nunca llegamos a conocer realmente nada.
Sólo conocemos los reflejos de nuestro mundo conocido.
La belleza de este punto de vista es por lo menos triple. En primer lugar, como sabemos que
nuestro mundo es el resultado del autorreflejo, ponemos más energía en perder la
autoimportancia. Segundo, resulta más fácil reírnos de nuestros inventarios y deshacernos de
ellos. Tercero, reconociendo que realmente no sabemos, mantenemos la conciencia abierta. En
todos los casos, hemos puesto en entredicho una fuerza natural de la percepción humana que
intenta encerrar la conciencia. El resultado es que siempre estamos en la posición de aprender
y en un mundo muy abierto.
Tareas
Hasta que el estudiante pueda limpiar el vínculo con el intento, el líder del equipo le
proporciona un propósito, es decir un intento inflexible. Don Juan dice que esta suele ser la
parte más difícil del aprendizaje porque el estudiante deber rendir su identidad personal al
profesor (Conocimiento silencioso, 62). Yo sé que por mí mismo nunca hubiera iniciado las
tareas que me asignó don Juan. Parecía que todas eran excesivamente forzadas o hacían que
no me «sintiera yo mismo». Sin embargo, a lo largo de los años he comprobado que todas ellas
eran revitalizantes, desafiantes, inspiradas y me han aportado el dividendo de nuevos
conocimientos. Además, cada una de ellas me ha ayudado a avanzar un poco más en el
camino. La habilidad de don Juan para combinar las tareas que asigna con las predilecciones
encubiertas de sus estudiantes y con el mundo en general es uno de sus logros más notables.
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Cada tarea es más difícil que la anterior y todas dirigen la energía hacia el intento. Por
ejemplo, durante su fase de orientación, Castaneda tuvo que encontrar su lugar benéfico frente
a la casa de don Juan antes de que diera comienzo el aprendizaje. Don Juan consideró el
acierto de Castaneda como un presagio que también indicaba el tipo de instrucción que
Castaneda necesitaba (Relatos, 238). Otra de las tareas de Castaneda fue escribir libros sobre
su aprendizaje (Conocimiento silencioso, 14). Además, la tarea de recordar es universal y
requiere toda una vida de esfuerzos (Ensueño, 17).
Don Genaro dijo a Castaneda y a los Genaros que si volvían después de saltar al precipicio,
cada uno de ellos debía centrar todas sus energías en completar su tarea. Una vez completada,
cada uno de ellos recibiría la «promesa de poder», que sería un regalo único (Relatos, 279).
Castaneda dice que después de saltar rebotó diecisiete veces entre los campos primero y
segundo. Cuando estaba completamente sintonizado con el primer campo, tuvo «visiones de
orden». Cuando estaba centrado en el segundo campo dijo que «percibió que su cuerpo se
desintegraba» y, aunque permanecía consciente, sus pensamientos y sentimientos no estaban
unificados como suelen estarlo normalmente (Segundo anillo, 7). Posteriormente se despertó
en su oficina de Los Ángeles. Refiriéndose a su percepción dividida, añade: «Fuera lo que fuera
lo que se despertó en aquella oficina, no podía ser el “yo” lineal que conocía anteriormente.»
Según él, su capacidad de romper la continuidad indica que es un líder de grupo.
Don Juan dice que los líderes de equipo tienen encomendada la tarea adicional de encender
todo su cuerpo energético. Una vez que lo hacen, el resto del equipo les sigue hacia el fuego
interno y «todos se van en un instante» (Fuego, 185). AI final de El don del Águila, Castaneda
describe cómo el equipo de don Juan se convierte en pura energía y abandona esta dimensión.
Sin embargo, en El Arte del ensueño, don Juan dice que aunque la mayoría de su equipo se fue
con él, Florinda Grau se quedó atrás para dirigir a Castaneda y el resto de los aprendices
(Ensueño, 60). Así, una vez más, vemos que la regla número uno es que no hay reglas fijas. Y
la mayoría de lo que don Juan dice, lo dice con la intención de causar un impacto en el
momento, no con la intención de esculpir un dogma en granito.
Sea cual sea el estado de conciencia de una persona, todas las tareas estimulan y equilibran
de alguna manera los campos primero y segundo: El primer campo es reforzado por la razón y
el segundo por la acción hasta que llegan a sustentarse mutuamente. En ese punto, su armonía
mueve la percepción al estado de conciencia acrecentada y hay una nueva tarea que los
combina más profundamente. Don Juan dice que la persona de conocimiento ha unido ambos
lados: el rastreo y el ensueño, los campos primero y segundo, la razón y el conocimiento
silencioso (Relatos, 160-161, 88). Mi conclusión es que esta capacidad no sólo permitió a don
Juan encender el fuego interno, sino también volver para enseñar a otros.
Trucos
Don Juan dice que, debido a la resistencia de los seres humanos al aprendizaje, el espíritu
estableció los trucos como parte esencial del camino tolteca (Conocimiento silencioso, 26).
Aunque son muchos los llamados a la vocación espiritual, parece que son pocos los que
mantienen el filo de energía necesario para abrirse a terrenos nuevos. Solemos quedarnos
cómodamente asentados en nuestro conocimiento y nos negamos a renunciar a él para acceder
a otros estadios más radicales de la maestría.
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En la práctica real, los trucos consisten en que los profesores suelen quitar importancia a los
temas importantes para evitar obsesiones. Por ejemplo; don Juan dice que restauró el espíritu
guerrcro de Castaneda usando el truco de enseñarle a cazar (Viaje, 257). De vez en cuando,
colgaba a escondidas alguna pieza de ropa de un árbol y hacia que Castaneda la mirara para
cambiar su marco de referencia (Segundo anillo, 293). En una ocasión, Castaneda percibió la
prenda corno si tuviera vida propia, pero, para desesperación de don Juan, aca bó reconociendo
lo que era y restauró la realidad ordinaria en lugar de seguir ese cambio inicial que le llevaría a
otro mundo. Por otra parte don Juan hizo que Castaneda gritara en sus sueños no porque fuera
una técnica necesaria para entrar en un ensueño, sino porque lo utilizó para divertirse un poco
con el inquilino (Ensueño, 234-235).
No todos los trucos son tan sutiles; Por ejemplo, un rasgo común del aprendizaje es que
antes o después el aprendiz se retira. Don Juan considera esta reacción como algo normal,
incluso una señal de equilibrio. Castaneda se retiró pensando que había sucumbido ante el
miedo (Enseñanzas, 214). Más tarde se dio cuenta de que la ardua naturaleza del camino
planteaba un serio desafío a su «idea del mundo» (Realidad aparte, 1.6): Para superar este
patrón energético, don Juan engañó a Castaneda orientándole hacia un duelo con el <digno
adversario», una variante del pinche tirano (Relatos, 241).
El primer digno adversario de Castaneda fue la Catalina. Don Juan convenció a Castane da dé
que ella intentaba acabar con él. Aunque sus ataques eran muy reales, ella era una asociada de
don Juan que empleó la maniobra para conseguir que Castaneda se quedara en el camino
tolteca. Como Castaneda tuvo que reunir toda su energía para manejar la intensa energía de la
Catalina, la argucia funcionó. Don Juan dice que usó a la Catalina porque Castaneda confiaba
en las mujeres y tenía que desmontar esa confianza para poder acceder a otros mundos más
allá de sus hábitos establecidos (Relatos, 241-242).
Más tarde, las Hermanitas llevaron la bandera del digno adversario y dieron un impulso a
Castaneda que le hizo avanzar en su camino. Parece ser que Castaneda tendía a tener a
mujeres como dignas oponentes porque las ignoraba. Por ejemplo, se olvidó de que las
Hermanitas también eran aprendices de don Juan durante todo su aprendizaje. Entrar en la
guarida de un grupo de mujeres bien entrenadas debe de haber dado a Castaneda el susto de
su vida: un manera muy real de captar su atención. En cualquier caso, esa es la razón real por
la que se usan los trucos.
Los toltecas no son los únicos que utilizan trucos. En Teachings from the American Earth, un
libro sobre los nativos americanos, Barbara Tedlock escribe sobre los «payasos sagrados». Los
payasos sagrados, o contrarios, actúan en contra de los valores culturales establecidos. Pueden
correr desnudos por el campo o reírse en medio de un ritual sagrado. Son tolerados, incluso
apoyados, porque mantienen la percepción abierta y por tanto reducen el pensamiento grupal.
En el camino tolteca, los trucos sólo se usan cuando es necesario. Castaneda ofrece varios
ejemplos de casos en los que fueron necesarios. Por otra parte, Elías no los utilizó con don
Juan y la contraparte de Julián, Talia, entró libremente en el mundo tolteca. Las Hermanitas
tampoco tuvieron que ser engañadas (Fuego, 151; Conocimiento silencioso, 43; Segundo
anillo, 58). Don Juan dice que el efecto general de esta estrategia es que los estudiantes
aprenden a actuar por el acto en sí, sin esperar recompensas de ningún tipo (Relatos, 233).
Este planteamiento prepara el escenario para tener un «romance con el conocimiento».
Plantas de poder
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Las plantas de poder son usadas con fines educativos y para rectificar desequilibrios
mentales, más que para viajar mentalmente, recrearse o escaparse. Ellas me ayudaron a tener
vislumbres de la conciencia acrecentada. Pero si no hubiera sido por las instrucciones de don
Juan, nunca habría aprendido a alcanzar esa conciencia sin usarlas. Aunque ahora las conside ro
muy valiosas para catapultar la conciencia más allá de la realidad ordinaria, también reconozco
sus limitaciones inherentes. En primer lugar, como dice don Juan, su desventaja es que pueden
causar «mucho daño al cuerpo» (Relatos, 238).
Don Juan administró al menos tres tipos de plantas a Castaneda: hongos, peyote y
estramonio. Cada una de ellas conlleva una forma de poder diferente; por tanto, cada una
encarna un intento diferente. El hongo o «humito», según don Juan, no tiene par y se utiliza
para ver. Sin embargo, también añade que puede cegar de miedo porque fuerza la percepción
más allá de todo límite.
Don Juan relegó el estramonio o «hierba del diablo», a las prácticas de poder del segundo
ciclo. Dice que bajo su influencia podía lanzar fácilmente enormes piedras y saltar más alto que
los árboles. Sin embargo, piensa que el estramonio debilita el cuerpo y la mente más que las
demás plantas; distorsiona a la gente y no fortifica sus corazones. También ciega de ambición
y hace pensar que su camino hacia el poder es el único. Don Juan considera que seguir este
camino es un desafío supremo para la persona de conocimiento (Enseñanzas, 75, 62, 183, 182,
63).
En una ocasión David y yo tuvimos una fuerte discusión sobre la utilización de plantas de
poder. En un momento dado de la conversación se puso de pie y gritó:«Alice y yo estamos de
acuerdo en esto, por lo que tenemos más poder que tú!» En otra ocasión propuse un
experimento para ver los efectos de la marihuana en el cuerpo energético. Después de haber
dado su acuerdo, Alice se retractó y se retiró .Me dijo que ambos se habían dado cuenta de que
mi autoimportancia era la causante del experimento. Después de valorar la autoimportancia
que yo ponía en aquella situación, seguí viendo que, ellos respondían en términos de juegos de
poder personales. Pensar de esa manera es, según don Juan, un efecto secundario del
estramonio.
Además, algunos meses después, mientras hablaba durante la cena con David, asocié el
estramonio con el segundo ciclo. Él respondió que no tenía ni rastro del segundo ciclo en su
cuerpo. Siguiendo mis cálculos, lo interpreté como que estaba ciego a su propio
comportamiento, efecto que don Juan también atribuye al estramonio. También me di cuenta
de que esta era una afirmación muy curiosa porque él se consideraba un tolteca muy sólido.
Como tal debería considerarse sujeto a las influencias de todo el linaje, incluyendo el segundo
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ciclo. Entonces, cuando mencioné el estramonio de su jardín, David replicó con falsa afectación
que la cultivaban «por su belleza». Interpreté esto como que estaba defendiendo la planta, de
la misma forma que lo había hecho Castaneda (Enseñanzas, 74).
El punto de enlace de toda esta historia; es que vi tentáculos de energía que partían de su
planta de estramonio y entraban en el apartamento. Todo el lugar estaba lleno de la energía
del estramonio . Los vi corno filamentos gruesos, parecidos a raíces. Era como si el interior de
su apartamento fuera una planta muy sana y tenía tantas raíces que estaba preparada para
que le cambiaran de tiesto. Sin llegar a ingerir la planta, estaban consumidos por ella aunque
no lo reconocían. Para mi este fue un vivido ejemplo de cómo el entorno conforma el
comportamiento y de por qué los toltecas modernos desaconsejan el uso de plantas de poder.
Trayectoria
Don Juan dice que el núcleo de las enseñanzas toltecas es aprender a usar la conciencia
como un aspecto del entorno. Como la conciencia está por todas partes, puede ser usada como
un medio por el que viaja la percepción. También afirma que hay tres pasos para hacerlo
(Ensueño, 185-186). En primer lugar, la persona aprende a liberar la energía existente. Este
paso se logra con la impecabilidad y la impecabilidad se aprende siguiendo el sendero.
Segundo, esta energía recién adquirida se usa para desarrollar el ensueño y por tanto el cuerpo
energético. Tercero, este conocimiento se usa para situar toda nuestra masa física dentro del
cuerpo energético, completando así la entrada en otros mundos. Estos pasos reflejan el
reajuste de la propia vida, el proceso de soltar el mundo conocido y explorar lo desconocido y
la plena integración posterior de nuestros descubrimientos.
***
Aunque se insiste mucho en cultivar las propias habilidades, lo que pueda ocurrir al recorrer
el camino tolteca es, en realidad, imprevisible. Don Juan aprendió a arder con el fuego interno
y luego regresó. Sin embargo, uno de sus aprendices, Eligio, se fue con el equipo de don Juan
y tal vez no regrese más (Segundo anillo, 2 10-212). Como las apuestas son tan altas, no debe
sorprendernos que algunos se echen atrás después de haber hecho parte del camino. Para
otros, el camino tolteca es como una fantasía en la vida real y creen que van a poder montarse
en ella con facilidad. Pero la realidad que supone un cambio tan radical y fundamental no es
fácil de valorar. No debe sorprendernos que haya muchos voluntarios que busquen una vía
rápida a la iluminación.
No creo que el camino tolteca sea para todos, pero sí que el método tolteca tiene cierta
validez universal. Puede cristalizar nuestras predilecciones, iluminar más nuestro camino y
ayudarnos a generar una relación íntima con la vida. Las estructuras toltecas son sólidas y sin
embargo ceden. Son consistentes y sin embargo están en un continuo cambio. Este camino
puede ser experimentado como una suave corriente o como un río rugiente, pero en cualquier
caso su flujo nos lleva a los misterios y aventuras de la conciencia humana.
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CAPÍTULO 16
SOBRE LA PISTA
Ya que las enseñanzas de don Juan tratan de cómo llegar a ser una persona de
conocimiento, este capítulo pone el énfasis en el desarrollo del campo natural. El desarrollo de
este campo es la condición óptima de la conciencia humana. Uno de sus princi pales efectos es
que se experimenta el estado de ser. Llegar allí requiere que salgamos de los campos
condicionados, sean ordinarios o no ordinarios. Una vez estabilizado el campo natural, hemos
logrado convertirnos en persona de conocimiento.
Creo que esta asociación es la razón por la que don Juan considera que el ranger moderno es
un ranger del tercer campo de energía (Don, 23). Orientarnos hacia el tercer campo nos
permite saltar por encima de los obstáculos de cualquier campo condicionado. Es decir,
estamos más preocupados por conseguir la libertad abstracta que por acumular poderes y
nuestros intereses se centran más en el desarrollo de la percepción que en cultivar una visión
del mundo. El resultado es que buscamos activamente alinear nuestras energí as con el espíritu.
Esto subordina nuestra voluntad a la voluntad de la fuerza creativa y, sin embargo,
simultáneamente nos otorga una individualidad total. Vivimos dentro de nuestro intento
personal que es nuestra conexión personal con la creación.
Ser
Aunque la palabra ser pueda tener connotaciones que sugieran pasividad, de hecho la
práctica de ser es muy dinámica.
Cuando llegas a ser, tu vida se manifiesta momento a momento. No das nada por hecho y
experimentas todo profundamente. Estás en lo que tienes a mano, que es tu viaje y tu vida.
También reconoces que cualquier forma de conciencia es una obra de arte. Cualquier otro
comportamiento privaría a la conciencia humana y a las demás formas de conciencia de su
valor existencial.
También tomas conciencia de que estás inmerso dentro de la creación infinita. Todo lo que
necesitas para comenzar a despertar a este hecho es quedarte en el sitio y hacer un círculo
completo. El círculo es un número infinito de puntos conectados. A medida que giras, debes
darte cuenta de que en cada momento hay un número infinito de opciones. Como estamos
gobernados por una visión del mundo, nuestras opciones se reducen automática y
drásticamente, y acabamos sintiendo que hemos agotado nuestras vidas. Cuando eres, te das
cuenta de que no puedes agotar nada y vives un momento de poder tras otro.
Paz.
Tu percepción se centra más en el entorno y menos en ti mismo.
Una sensación de justicia o perfección respecto a todas las cosas.
Pocos o ningún pensamiento.
Tocas, o al menos estás cerca de tu naturaleza esencial.
Una conexión fuerte y clara con tu mundo.
La realidad es un reflejo tuyo.
Un sentido innato del propósito.
Completo abandono o rendición.
Desapego.
Energías equilibradas.
Amor incondicional.
Alegría y/o dicha.
Paciencia.
La sensación de residir en un presente sin tiempo que s e extiende hacia la eternidad.
Además, a medida que nuestra mente se desarrolla, vamos tomando conciencia de múltiples
niveles de percepción que funcionan simultáneamente. Por tanto, en cierto sentido,
aprendemos más cuanto más podemos aplicar nuestros conocimientos. Y cuanta más
experiencia tengamos en la aplicación, más podremos innovar y ser originales. Cuanto más
innovemos, más podremos ser. Ser, en si mismo, incorpora simultáneamente el aprendizaje, la
aplicación y la innovación.
Ser es rastrear hábilmente el flujo del espíritu. Una de las dificultades más habituales que
conlleva es que cuando se reconoce este flujo, se comienza a pensar sobre él. ¿Cómo ocurre?
¿Qué ha de hacerse para llegar allí? Después de todo, la reflexión constante en un hábito muy
arraigado, pero el mismo exceso de reflexión es lo que aparta la conciencia del flujo. El trabajo,
por tanto, es permanecer en el flujo; esto activa la voluntad. Por tanto, el rastreo comienza
cuando intentamos mantenernos en el flujo.
Cuando somos, estamos en un no-hacer continuo. Como no creamos patrones de
comportamiento, no nos tropezamos con nosotros mismos y así mantenemos más fácilmente el
campo natural que actúa como conducto del espíritu. El no-hacer también es un efecto natural
del alineamiento con el espíritu. Es decir, a medida que nos abandonamos al espíritu, entramos
en un no hacer natural ya que nuestro comportamiento está gobernado por él. Para seguir el
espíritu, debemos dejar de lado todos los prejuicios y patrones.
Los videntes usan los ejercicios de rastreo para tomar conciencia de sus posibilidades y
generar la conexión inicial con el espíritu. En realidad, los ejercicios estimulan una conciencia
que ya existe previamente. Pero una vez allí, el juego cambia completamente y ya no es
necesario el sistema. Sólo se necesita la impecabilidad.
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Don Juan también da otras directrices para el rastreo del espíritu. Por ejemplo, aconseja no
esperar nada, lo que permite que toda nuestra vida encaje grácilmente en su lugar (Relatos,
155). Soltar los deseos y expectativas elimina los efectos vinculantes de la visión del mundo
porque no forzamos que nuestro mundo se desarrolle según esa visión. Permanecemos
abiertos y podemos tomar conciencia de otras energías. Así seguimos la pista de nuestro
intento personal.
Además, según dice don Juan, la persona de conocimiento no piensa (Realidad aparte, 114).
No está sugiriendo que esa persona sea tonta; más bien, lo que don Juan propone es una
forma de pensar alternativa. Se trata de «pensar con claridad no pensando» (Conocimiento
silencioso, 143). Así tomamos conciencia de un orden más expansivo y por tanto tenemos a
nuestra disposición más opciones de las que tendríamos si utilizáramos únicamente la razón.
Fluimos con el orden natural más que con un orden de creación humana.
Para las mujeres, la búsqueda de su ser supone fundir sus ciclos naturales con los ritmos del
cielo y de la tierra, permitiendo que se desarrolle un alineamiento sobrenatural. El resultado es
que las mujeres se convierten en todo convirtiéndose en nada; la misma prescripción que don
Juan da para el ver. Los hombres deben expresar su punto fuerte, su impulso visceral, y
después expandir este proceso a la totalidad del cuerpo. Para conseguirlo, lo más inteligente es
tomar lecciones de las mujeres toltecas sobre la sintonía de la conciencia con el orden natural.
A medida que rastreas el espíritu, hay momentos en los que las nuevas percepciones te
sobrepasan. Te sientes presionado porque no se presentan en un orden funcional que te
permita procesarlas. Para poder ordenarlas, don Juan dice que tienes que rastrearte de manera
implacable y astuta. Uno de los métodos aconsejados es utilizar la muerte como consejera, que
es una forma de darse sacudidas para activar la propia energía. Utilizando la palanca de la
propia muerte, se abandona la complacencia y se recupera la concentración. Uno retoma el
tamaño real de su vida, soltando tensiones y recuperando la compostura. Don Juan también
dice que es posible darse sacudidas con la belleza, como con el impacto que produce un poema
(Conocimiento silencioso, 128-129, 131). Y no olvidemos la forma más segura de aprender a
manejar las propias energías, el pinche tirano. El pinche tirano nos ayuda a rastrear lo
abstracto porque nos hace trabajar duro para sintonizamos con el flujo del espíritu en lugar de
fluir con las fuerzas externas. En otras palabras, el pinche tirano nos ayuda a dejar de lado las
energías condicionadas que los humanos solemos exhibir y a conectar con la fuerza creativa.
Ser y devenir
Ser es meditar veinticuatro horas al día, siete días a la semana. El comportami ento
estructurado deja de existir. Los campos de energía primero y segundo funcionan suavemente
y en armonía mutua. Por tanto, ser es el estado óptimo. Además, uno no está pasivamente a la
expectativa y dejando que le pasen las cosas, sino que tiene su propio impulso. Y ese impulso
es el principal ingrediente de ser: el proceso de devenir. Es decir, cuando eres, estás
deviniendo constantemente tu naturaleza esencial.
Una clave que da acceso al devenir es usar el potencia del propio impulso. De la misma
forma que una nave espacial depende de su potencia para establecer su altitud de vuelo y
trayectoria, debemos confiar en un ajuste muy sensible e intuitivo para mantener nuestra
energía alineada con el espíritu. Para hacerlo con precisión, debemos prestar ate nción a lo que
nos dice el cuerpo. El rastreo y el ensueño salen de la mente y entran en el cuerpo. En este
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momento debemos refinar todavía más estas capacidades y dirigirlas a producir más intensidad
o profundidad de conciencia. Por tanto, utilizamos la totalidad de nuestro cuerpo para centrar
la energía y dejamos de pensar en ella. El resultado es que percibimos únicamente con la
voluntad.
Ser incorpora todo lo que existe, tal y como existe: conecta con la plenitud del mundo
creado. Devenir es recorrer y atravesar las condiciones que nos acercan al camino del
conocimiento, atravesar las predilecciones, el camino con corazón y los estadios de la maestría
de la conciencia. El manejo de esta combinación de ser y devenir es esencial para gestionar la
energía. Cuando aplicamos los elementos de la estrategia tolteca, descubrimos que el control
nos permite sentir un flujo continuo de energía. Por medio de la disciplina hacemos los ajustes
necesarios para mantener ese flujo. La paciencia nos permite no dejarnos arrastrar por él. El
pinche tirano nos ayuda a entrar más profundamente en él y a recuperarlo cuando lo
perdemos. La precisión nos permite seguirlo astutamente y la voluntad hace que nos quedemos
maravillados ante él.
Ser y devenir son el resultado de un rastreo singular del propio yo. Como forma de
disciplina, el rastreo nos proporciona las herramientas para manejar con éxito las energías. El
ensueño, a su vez, aporta la amplitud, la energía cruda, las necesarias incursiones en la
conciencia que hacen posible dar saltos de conciencia transformadores. El estado de ser ocurre
cuando las energías del ensueño y el rastreo se funden y crean una conciencia acrecentada
transcendente. En otras palabras, los campos primero y segundo han sido refinados y ahora
funcionan en conjunto, como una unidad. Entonces, por medio del devenir nos enfrentamos a
una renovación constante. Poseemos una consistencia mágica frente a un mundo en perpetuo
cambio. Devenir es una fuerza, como la savia que sube por el árbol. La combinación de esta
fuerza con la fuerza del tiempo produce el ser.
Habitualmente vemos el tiempo retroceder. Es decir, percibimos sus efectos después de que
ha pasado y posteriormente juntamos las piezas. Es decir, damos sentido al mundo estudiando
los efectos de nuestro comportamiento a posteriori y más tarde delineamos una visión del
mundo basada en nuestra forma de entender esos efectos.
Hay otra forma de experimentar el tiempo: encararlo o acercarnos a él. Cuando nos
acercamos al tiempo, permanecemos en medio de él mientras se despliega. Es como si lo
viéramos venir hacia nosotros. Nos apartamos de las relaciones mentales y conceptuales con el
tiempo y nos sumergimos en él. Esta maniobra es una manera de entrar en el aquí y ahora.
Cada momento es nuevo y contiene una vida que no está teñida por ninguna expectativa. No
construimos un mundo basado en los efectos previos sino en el potencial creativo.
Florinda Grau dice que sólo los rastreadores realizan este cambio (Don, 296). Esto se debe a
la forma que tienen los rastreadores y ensoñadores de usar el mundo que les rodea. Los
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Para acercarse al tiempo hay que hacerlo en el momento adecuado. Recuerda que el
reconocimiento del momento oportuno es un atributo de la persona de conocimiento. Pero
como todos los estados están dentro de nosotros, podemos comenzar a orientarnos hacia esa
dirección ahora mismo. Por ejemplo, el momento oportuno se encuentra en algún lugar entre la
vagancia y la prisa. Si no eres vago ni vas siempre con prisa, tienes más oportunidades de
sentirte equilibrado con el mundo y es más probable que sintonices con el momento adecuado.
Como cada uno de nosotros tenemos nuestro propio ritmo, cada uno tiene un sentido innato
del momento oportuno. Si nos hacemos excesivamente accesibles a las demandas de la
sociedad y seguimos sus rutinas temporales, perdemos la sensación de ser nosotros mismos.
Por otra parte, si no reconocemos nuestro lugar dentro de la sociedad, también perdemos
nuestro sentido de la oportunidad porque no tenemos estimulo suficiente. En otras palabras, al
no enfrentar las fuerzas sociales, abandonamos la agotadora disciplina que se requiere para ir
más allá de nuestro yo ordinario. Y esto es algo necesario para hacer frente a lo desconocido.
Así, el momento oportuno se encuentra entre el primer campo de energía y el segundo. La
armonización de ambos campos crea un sentido de la oportunidad, de la misma forma que
armonizar los pistones del motor de un automóvil produce el ritmo adecuado.
quién eres. Para ello, debes sentir el camino que te lleva a tu esencia; cuando llegas allí te
encuentras en medio del tiempo, en el ahora. Si estás muy tenso, no hay forma de que puedas
discernir de manera tan sofisticada.
Los videntes suelen considerar que el tiempo es paradójico. Por ejemplo, se considera que
las emanaciones del Águila son constantes, eternas e inmutables y sin embargo siempre están
en estado de flujo. No hay nada previsto pero todo ocurre constantemente. La consecuencia es
que nuestra forma de combinar nuestra energía con las emanaciones determina la naturaleza
de nuestro sentido de la oportunidad.
No hay ninguna duda de que la forma conlleva un poder. La medicina, por ejemplo, ha
evolucionado hasta adquirir una forma muy compleja que produce resultados. De manera
similar, la forma de la ciencia física ha permitido a los seres humanos caminar sobre la luna.
Incluso teniendo en cuenta estos poderosos resultados, los toltecas consideran que perder la
forma humana es esencial para el crecimiento. Según don Juan, es la única forma de unificar
los campos primero y segundo, y unificarlos es la avenida hacia ser. El comportamiento
desapegado —estar en el mundo pero sin ser del mundo— es un resultado de perder la forma
humana (Segundo anillo, 284, 55).
La abstracción pura contiene todas las posibilidades y por tanto contiene todas las formas,
sin embargo no está restringido por ellas. Como la forma humana filtra constantemente
muchas de esas posibilidades, relega la percepción a su propio orden. Así, siempre percibimos
en términos humanos, atendiendo a cualidades humanas. Incluso reducimos a Dios a una
imagen humana. En resumen, la forma mantiene un campo energético altamente condicionado.
Sin embargo, una vez perdido el espejo, somos más libres para actuar de maneras no
ordinarias ya que el comportamiento ordinario no tiene por qué seguir siendo significativo en
nuestra vida. Por tanto, somos mucho más libres para investigar posibilidades no ordinarias.
Por ejemplo, don Juan dice que cuando has perdido la forma puedes mirar fijamente los
rayos de una tormenta sin preocuparte de que te puedan alcanzar. En otra escala más
expansiva, has dado un paso firme para perder tu idea de ti mismo, condición necesaria para
perder la importancia personal. Como dice la Gorda, el cambio real es imposible hasta que la
forma se disipa (Segundo anillo, 289, 157).
Como todo desarrollo dentro del camino tolteca, perder la forma depende de la
impecabilidad. La impecabilidad hace que dejemos de apoyarnos en la forma humana (Segundo
anillo, 274). El rastreo nos abre el camino. Uno de los consejos que nos da la Gorda es no
forzar las cosas, y otro es que no nos aferremos a nada (Don, 34, 40). Por otra parte, las
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Hermanitas y los Genaros recibieron tareas especificas en su aprendizaje que les ayudaron a
perder sus formas respectivas (Segundo anillo, 256).
Perder la forma humana es parte del programa de estudios tolteca pero no equivale a entrar
en el paraíso. La Gorda, por ejemplo, tuvo que luchar con intensas alteraciones emocionales
(Don, 129). Asimismo, en el proceso de perder la forma sintió que había tenido un ataque al
corazón y se sintió débil durante muchos días (Segundo anillo, 256). Perder la forma también
puede abrirnos a influencias erráticas, aunque sean benignas. Podemos dejarnos encarrilar por
la energía de los demás y seguir sus deseos con demasiada facilidad. El remedio consiste en
seguir siendo impecable; no hay atajos. Debemos abrirnos para descubrir quiénes somos.
Antes o después nos asentaremos en un nuevo orden, una nueva manera de tratar con el
mundo y debemos aprender estas lecciones sobre el terreno.
Parte de las bendiciones de perder la forma es que el hecho de tener un punto focal móvil
significa que podemos ver mejor.
Es decir, podemos alinearnos con otras energías con menos dificultad. Desde esta
perspectiva, la pérdida de la forma humana nos proporciona la práctica necesaria para
enfrentar cambios radicales, como los que ocurren cuando perdemos completamente el sentido
de nuestra vida. Como dice don Juan, ver nos desapega de «absolutamente todo» lo que
conocemos previamente (Realidad aparte, 186).
El molde humano
La Gorda, mientras relata a Castaneda una lección de don Juan, dice que cada cosa tiene su
molde especifico (Segundo anillo, 153). El molde humano es como una plantilla que reúne las
emanaciones en un patrón especifico: el patrón que conocemos como «humano» (Fuego, 261).
Para ilustrar más este punto, la forma humana puede ser equiparada a la cohesión, que es un
patrón energético. El molde humano, entonces, pude equipararse con la uniformidad, con el
contenedor general. Por ejemplo, los seres humanos de todo el globo comparten una
uniformidad. Estemos donde estemos, identificar a los seres humanos es una tarea fácil porque
tenemos una forma o molde normalizado. Las cohesiones varían debido a factores raciales,
culturales u otros; son las variaciones dentro de la forma general. Pero estas variaciones son
consistentes con la humanidad, con la forma humana.
Uno de los pasos para conseguir la informidad y romper los confines de la percepción
ordinaria es ver el molde. Esta acción rompe la fijación del punto focal. Don Juan dice que el
molde puede ser visto de dos maneras diferentes: como un ser humano o como luz. Verlo
como luz refleja que el movimiento del punto de encaje ha sido más profundo, un movimiento
hacia la esencia (Fuego, 256, 266).
Don Juan también dice que, históricamente, la visión casual del molde ha sido interpretada
como un encuentro con Dios. Por ejemplo, cuando Castaneda vio el molde, experimentó un
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campo de luz que irradiaba abundancia beatífica. Dijo que sabía más allá de toda duda que se
había encontrado con Dios y que Dios le amaba. Viendo con más profundidad en el interior de
esa luz, se encontró con un hombre brillante que exudaba amor, comprensión y verdad.
Después de que se pusiera de rodillas para adorar a aquel hombre, don Juan acabó con aquella
visita y después tomó el pelo a Castaneda diciéndole que ahora podía pasar por un líder
espiritual que había visto a Dios. Señalando que había una proyección, don Juan dijo a
Castaneda que si hubiera sido mujer, es muy probable que hubiera visto el molde como una
mujer (Fuego, 259-265).
La proyección es una percepción que procede de los niveles superficiales del cuerpo
energético más que del núcleo. La reactividad que suele estar asociada a la proyección no tiene
lugar cuando estamos centrados y tenemos una base sólida; a partir de ahí, el desapego es
algo que ocurre por sí mismo. Además, el campo natural resuena naturalmente con las
energías de nuestra esencia. La persona de conocimiento es la que ha construido un puente
hacia la esencia, mientras que el vidente reside en ella.
Siguiendo con las consideraciones de don Juan, interpretamos nuestras experiencias con el
molde como un encuentro con Dios porque el molde mantiene todos los rasgos humanos. Al
encontrarnos con la totalidad de nosotros mismos, expandimos nuestra experiencia
tremendamente y le llamamos Dios. Don Juan cree que las experiencias relatadas por los
místicos a lo largo de la historia están distorsionadas, marcadas por el error de creer que se
han encontrado con un creador omnisciente. Los videntes, por su parte, pueden ver el molde
cuando lo desean. Por tanto van más allá de la ilusión inicial de poder que genera el encuentro
con él, reducen las distorsiones resultantes y examinan más plenamente la experiencia.
Asimismo, Castaneda nos relata que cuanto más veía el molde, menos afectado se sentía.
Como resultado de sus repetidas visitas, los videntes han descubierto que el molde es un grupo
de emanaciones dentro del cuerpo energético. Es una porción de emanaciones del Águila que
pueden ser vistas sin preocupación y sin la intensa preparación que es indispensable para ver
lo que está más allá de las emanaciones humanas, como el Águila misma (Fuego, 264, 257).
Quizá «Dios» y «Águila» son distintas palabras que intentan describir el mismo origen
creativo singular. Si es así, Dios, como el Águila y sus emanaciones, está en todas partes y en
ninguna, y ciertamente no puede ser confinado a los registros de la percepción humana.
El fundamentalismo metafísico
Como cualquier sistema metafísico, el camino tolteca tiene estas limitaciones. Seguir este
camino es como ser el sabio de una novela fantástica. Uno puede estar en el mundo real,
incluso con hadas, cambios de forma y vuelos de ensueño, y sin embargo ese mundo mantiene
la propia percepción rígidamente en su sitio. Esta es la trampa del mundo tolteca. Y esta es la
razón por la que don Juan mostró a Castaneda una porción suficiente de la visión tolteca como
para demostrar que existen otras realidades pero no tanta como para que se empantanara en
otra descripción del mundo (Relatos, 240). Este planteamiento resalta la importancia de la
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libertad.
Según la opinión de don Juan, los toltecas del segundo ciclo se perdieron en su visión del
mundo. No pudieron escapar de sus propios cuadros. Sus puntos focales permanecieron
confinados dentro de ciertas fronteras. Cuando no hay un margen suficiente para que se
mueva el punto focal, don Juan dice que la persona se vuelve histérica o inflexible (Ensueño ,
75). Así nace el fundamentalismo: todos deben seguir el camino prescrito o sufrir la ira de
aquellos que lo siguen y conocen la verdad «real».
Cuando aplicamos esta dinámica a las tendencias filosóficas contemporáneas, es fácil verla
en funcionamiento. A medida que cada vez más gente comparte los puntos de vista y
costumbres «nueva era» o «nueva conciencia», cada vez se calcifican más y se hacen más
dogmáticos. Sólo puedes ser espiritual si tienes tal punto de vista y tal actitud. Y como este
panorama es mucho más expansivo que la realidad ordinaria previa, resulta más fácil perderse
en él. Al establecernos en esta nueva realidad, vemos que los fallos del segundo ciclo
reaparecen cuando el pensamiento grupal se adueña de una situación.
Por ejemplo, la gente interesada en la metafísica suele decir cosas como eso «tenía que
suceder» o «tus problemas actuales son el resultado de las dificultades de tu vida anterior».
Aunque estas perspectivas puedan contener cierta verdad, elaborar con ellas una relación
causa-efecto definitiva es buscarse problemas. Los posibles puntos de verdad que contienen
estas frases conforman la percepción siguiendo categorías preestablecidas y preparan el
escenario al fundamentalismo.
Cualquier sistema metafísico que sea viable: sea chamanismo, yoga, cristianismo o
hinduismo, implica un trabajo con el espíritu. Los videntes de estas disciplinas enseñan que los
designios del espíritu son incomprensibles. La ventaja de utilizar un sistema es que nos
proporciona una dirección. Nos impulsa, es un paso intermedio hacia el espíritu. Pero debido a
las características naturales de la conciencia humana (como asociación, alineamiento, cierre y
pensamiento grupal), la gente puede confundir las energías amplias y expansivas de la nueva
realidad con un contacto directo con el espíritu. Aunque trabajemos con un sistema que
incorpora el espíritu, puede que no estemos trabajando directamente con el espíritu.
Ética
Cuando entramos en tratos con lo abstracto, tomamos conciencia de que gran parte de las
cosas son inexplicables; todo es abstracto y poner la propia vida dentro de un tipo de forma
nos aparta de lo abstracto. Sin embargo, para llegar a lo abstracto, solemos reflexionar sobre
lo que experimentamos generando así algún tipo de forma. Esta reflexión es, hasta cierto
punto, necesaria. A medida que progresamos por los distintos estadios de la Maestría de la
Conciencia, vamos reflexionando sobre diversas cosas. En el estadio de orientación, por
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A medida que vamos avanzando por los diversos estadios, la actitud de «en primer lugar
somos seres humanos» nos ayuda a mantener las cosas en perspectiva. Esta actitud no niega
la influencia superior del espíritu sobre los seres humanos, sino que nos da un punto de partida
que nos servirá de referencia para evaluar nuestro crecimiento.
En cada estadio de la Maestría, lo abstracto se hace más pronunciado, por lo que es más fácil
que nos perdamos en abstracciones. Entonces podríamos dedicarnos a racionalizar cualquier
tipo de comportamiento sin fijarnos en sus efectos concretos. Si pensamos en ello el tiempo
suficiente, podemos llegar a la conclusión de que dañar a otra persona es simplemente otra
expresión del espíritu. Cuando aplicas el no-hacer a las normas éticas, abres la puerta a este
tipo de pensamientos. Pero la fluidez de pensamiento no es equiparable a la fluidez de la
cohesión, la fluidez de todo el cuerpo energético. Para llegar a este nivel de aptitud, se requiere
acción, no sólo pensamiento. Los videntes del tercer ciclo reconocieron que la actitud de «todo
vale» interfiere con el impulso de profundizar cada vez más en la conciencia. Las directrices
éticas nos llevan más allá de la energía del pensamiento, hacia la totalidad del cuerpo
energético. Mantener la referencia de «en primer lugar somos seres humanos» aterriza lo
abstracto y nos conecta con nuestra vida.
Esta actitud también nos ayuda a encontrar la humildad del ranger que es consciente de su
pequeño lugar dentro de la creación. Es decir, los rangers ni bajan los ojos ante los demás ni
permiten que los demás los bajen ante ellos. Fundamentalmente, su humildad deriva más de
su impecabilidad que de sus conocimientos (Relatos, 27, 16). Actuar de esta manera nos
permite encontrar un nuevo equilibrio con el mundo porque, por pequeño que sea nuestro
papel, seguimos siendo parte de la creación; por eso no nos cuesta disfrutar de nuestras
aventuras. Sin embargo, el disfrute a veces nos lleva al error. Los toltecas del segundo ciclo,
por ejemplo, disfrutaban mucho, pero aplicaron sus conocimientos erróneamente. Parte de la
reforma introducida por el tercer ciclo consiste en introducir la ética.
Un mago negro, según don Juan, es cualquiera que voluntaria o involuntariamente intenta
limitar nuestra percepción. Los toltecas del segundo ciclo usaron su conciencia y poder para
influir indebidamente en la gente. Sabían encarrilar, o fijar, la conciencia de sus victimas
(Fuego, 15-16). Así podían doblegar a los demás y hacer que se plegas en a sus deseos. A otra
escala, Castaneda dice que la existencia del mal es un resultado de que la mente se ve
sobrepasada por las estructuras entrelazadas de una visión del mundo. La complejidad de una
realidad mantiene el punto focal rígidamente fijado en su lugar (Ensueño, 239). Los
desequilibrios creados al encerrar la percepción en una banda muy estrecha, distorsionan
nuestra conexión con el espíritu y producen la dicotomía bueno-malo.
Don Juan dice que mucha gente entra en la categoría de los magos negros porque están
enganchados con cierto camino y trabajan para impedir que los demás se aparten de él
(Relatos, 28-29). El rasgo determinante de las prácticas del lado oscuro es que obstaculizan la
libertad. Los fundamentalistas, por ejemplo, se oponen inconscientemente a la libertad:
Trabajan activamente para restringir la percepción a la forma que ellos aceptan. Para
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remediarlo, los videntes del tercer ciclo intentaron desarrollar las predilecciones esenciales de
la persona que le permitan alinearse mejor con el espíritu informe. Cuando se desarrollan las
propias predilecciones de poder, uno se siente realizado. Como uno está satisfecho, es más
fácil dar a los demás lo suyo, lo que hace que el camino hacia el ser sea más vivificante.
Lo que diferencia a los videntes de los fundamentalistas, según don Juan, es que los
primeros salen de la mezquindad y entran en un estilo de vida gobernado por la belleza y la
moralidad (Conocimiento silencioso, 102). Su estilo de vida no requiere un comportamiento
dulzón y permisivo. El vidente, más que buscar la competición, busca vivir su vida con gracia y
la gracia surge de su relación con el mundo. Si en primer lugar eres un ser humano, puedes
observar a los demás seres humanos con respeto. El respeto elimina la explota ción. Si en
primer lugar eres un ser humano, puedes explorar con respeto todos los planteamientos
espirituales sobre Dios, el espíritu, o lo abstracto. Después puedes permitir respetuosamente
que la fuerza creativa fluya a través de ti. Este flujo te lleva más allá de la forma, hacia la
libertad.
***
Como dice don Juan, el camino tolteca es para los que buscan perder la autoimportancia.
Como ocurre con casi todas las actividades y caminos, si quieres destacar en él, tienes que
dedicarle tu vida. El desarrollo del intelecto es parte del camino pero Castaneda nos aconseja
avanzar hacia el intento sin tratar de entenderlo.
De esta forma aprendemos que las entradas y salidas de los sistemas y visiones del mundo
son construcciones mentales. También nos damos cuenta de que siempre hay más, siempre
hay un misterio que no puede ser alcanzado por la comprensión. Así, todas las visiones del
mundo tienen limitaciones inherentes y siempre hay revelaciones que dejan obsoleta cualquier
visión del mundo. El intelecto puede llevarnos lejos, pero tiene límites. Para alcanzar la libertad
total debemos desarrollar la totalidad del cuerpo energético y para ello la acción es esencial.
Evidentemente, los toltecas no tienen derechos exclusivos sobre el espíritu. Hay muchos
otros caminos que pueden ayudarnos a realizar este viaje. El denominador común de todos
ellos es que tienen una forma: mezclan teoría, método y práctica. Los mejores de estos
sistemas tienen muy claro que la óptima utilización que se puede hacer de ellos es usarlos
como impulsores para llevar la conciencia más allá de la forma, hacia el espíritu informe y
abstracto.
Cuando estamos menos limitados por nuestra visión del mundo, somos más libres para vivir
la aventura de nuestra vida. Puede que los rigores del camino no produzcan riquezas ni bienes
materiales, pero, como dice Castaneda, hay quienes simplemente «viven para probar que
somos sublimes». Don Juan añade que la vida es un gesto, un gesto que requiere actos de
verdadero abandono, generosidad y humor. Con estos gestos, la persona reúne lo mejor de sí y
lo ofrece silenciosamente al espíritu (Conocimiento silencioso, 262).
Parece que cuanto más relacionadas con el espíritu están las actividades cotidianas, más
capaces somos de controlar nuestra vida. Sin embargo, a menudo deseamos imponer las
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condiciones de nuestro éxito sobre el espíritu en lugar que de dejar que él nos siga educando.
Nos centramos en nuestros deseos respecto a las cosas, en lugar de entregarnos al espíritu
para que nos enseñe a ser. Permanecemos atados a apegos económicos o al status social. No
es que debamos evitar el dinero o los logros sociales, pero si estas cosas han de formar parte
de nuestra vida, es mejor que sean producto de nuestra vinculación con el espíritu y no de
seguir el camino de la acumulación económica. De esta forma el espíritu se convierte en la
base que sustenta todos los aspectos de nuestra vida.
Si nuestro camino refleja nuestra naturaleza original otorgada por Dios, si es un camino con
corazón, no importa dónde estemos, quiénes seamos, cuánto sepamos o cuánto tengamos.
Somos parte del artístico tejido de la creación. Esto, en sí mismo, hace que nuestro viaje
merezca la pena.