HIstoria Andalucía
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Historia de Andalucía
1. Prehistoria
1.1 Paleolítico
Las principales zonas de asentamiento fueron la zona del Alto Guadalquivir y la zona sur de Sierra Morena,
en las terrazas de los grandes ríos.
El Paleolítico Superior vino marcado por el retroceso de la glaciación y la aparición de Homo sapiens cuyo
hábitat se generalizó por toda Andalucía.
1.2 Neolítico
El Neolítico, caracterizado por una economía productiva basada en la agricultura y la ganadería y con nuevas
muestras de cultura material como la piedra pulimentada y la cerámica, llegó a Andalucía alrededor del V
milenio a. C. Al ser introducido por difusión desde el Mediterráneo Oriental, las primeras muestras neolíticas
se sitúan en el levante almeriense.8
Este período se caracteriza por la existencia de dos tipos de hábitat o asentamientos humanos: Los poblados
y las cuevas. (la cueva de Nerja).
La Edad de los Metales suele dividirse en tres etapas, utilizando como nomenclatura el nombre del metal
utilizado en cada una de esas fases: La Edad de Cobre, la Edad de Bronce y la Edad del Hierro. En Andalucía
durante la Edad de Cobre se desarrollaron una serie de importantes culturas como son la Cultura megalítica,
la de Los Millares, la del Vaso Campaniforme, la de El Argar. En el Hierro, con la llegada de los pueblos
colonizadores, se desarrolló la importante civilización de Tartessos, con la que Andalucía entró en la
Protohistoria.
2. Edad Antigua
2.1 Las colonizaciones orientales, Tartessos y Turdetania
A partir del siglo X a.e.c los fenicios de Tiro ejercieron la hegemonía sobre el resto de las ciudades fenicias.
En torno al siglo IX, se produjo un proceso colonizador con la creación de varias colonias y factorías en
territorio peninsular, entre ellas Malaka y Cerro del Villar (Málaga), Gadir (Cádiz). Con la caída de Tiro el
comercio entre Tartessos y Fenicia quedó bloqueado.
Al parecer, Tartessos también mantenía intercambios comerciales con los griegos focenses que según
Heródoto eran sus aliados.
Por todo lo anterior, puede decirse que la civilización de Tartessos se desarrolló desde el Bronce Antiguo y
Medio, simultáneamente a las culturas de El Argar y de Los Millares hasta el siglo VI a. C. en que se produjo
su colapso como dan muestra el Tesoro de El Carambolo y el Templo de Melkart en Cádiz, entre otros. El
contacto con los griegos y los etruscos produjo asimismo una importante aculturación que introdujo a
Tartessos en el ámbito de las civilizaciones más importantes del Mediterráneo, convirtiéndose en la primera
gran civilización existente en la península ibérica.
Tras la caída de Tartessos, el territorio de la actual Andalucía quedó bajo el control cartaginés. 14 Sin embargo,
como heredera de su cultura surgió la Turdetania, una región poblada por los turdetanos, un pueblo íbero
En el año 218 a. C., el general romano Publio Cornelio Escipión desembarcó en Ampurias para cortar los
abastecimientos a los cartagineses. Tras derrotarlos en algunas batallas, en 210 a. C. es nombrado cónsul,
momento en el que empezó la segunda guerra púnica y la conquista de la península ibérica por parte de los
romanos.
Como consecuencia de la victoria romana se creó la provincia de Hispania Ulterior, que abarcaba casi todo el
territorio andaluz, salvo la parte norte de las provincias de Jaén y Granada y la parte de la provincia de Almería
al este del río Almanzora, que quedaron bajo la administración de la provincia Tarraconense y posteriormente
de la Cartaginense. Posteriormente, en época de Augusto se creó una nueva división administrativa, la
provincia Bética con capital en Corduba.
La Bética tuvo una importante aportación al conjunto del Imperio romano, tanto económica como cultural y
política.
La conquista romana, tanto económica como política, y la profunda romanización de la Bética puso fin en
gran medida a la cultura autóctona. En el siglo IV el cristianismo pasó a ser tolerado en el Imperio y después
proclamado religión oficial y única permitida, celebrándose en tierras béticas el Concilio de Elvira, hito
fundamental en la Historia del cristianismo en España.
3. Edad Media
3.1 Primeras invasiones bárbaras
En el 411, en virtud de un foedus pactado con el Imperio romano de Occidente, los suevos, vándalos y alanos
del norte y del sur se establecieron en la península ibérica. Los vándalos silingos (dirigidos por Fridibaldo),
más poderosos que sus hermanos asdingos, recibieron la fértil provincia de la Bética, donde permanecieron
poco tiempo antes de pasar al Magreb. No es posible especificar en qué zonas de Andalucía se asentaron,
debido a su corta permanencia y a la falta de hallazgos arqueológicos.17
Con la irrupción de los visigodos en el escenario político de la península Ibérica el 418, los vándalos fueron
expulsados. El carácter meridional de Andalucía y su fuerte romanización y afianzamiento de una oligarquía
territorial, capaz de tener auténticos ejércitos propios, dio a la Bética un carácter especial. Fue el último
territorio controlado de facto por los visigodos, y el que mayor inestabilidad política presentaba.
A partir del año 531 el rey visigodo Teudis llevó a cabo una rápida expansión hacia el sur, llegando a instalar
su corte en Sevilla.
La rebelión de Atanagildo, con apoyo de la oligarquía de la Bética, supuso la entrada en acción del poder
bizantino, en expansión bajo Justiniano I. La importancia del litoral andaluz para el comercio en el
Mediterráneo hizo que se incorporara a la provincia bizantina de Spania.
Durante el periodo visigodo, en lo religioso y cultural san Leandro y san Isidoro fueron personalidades
fundamentales, que desempeñaron su labor principalmente en Sevilla.19
3.3 Al-Ándalus
En plena pugna entre Rodrigo y los sucesores de Witiza, en el 711, tras la incursión militar de Tarik, la batalla
del Guadalete y las posteriores campañas de Musa, se produjo la caída del poder visigodo y la Invasión
musulmana de la Península Ibérica (una tesis que un reducido grupo de autores, fundamentalmente Ignacio
Olagüe, consideran más bien una revolución islámica).20 A partir de entonces y hasta la toma de Granada en
1492, los territorios peninsulares bajo poder islámico se denominaron genéricamente al-Ándalus, cuya historia
fue una sucesión de diversos estados musulmanes.
El Emirato de Córdoba, que inicialmente dependió en política y religión del califa omeya de Damasco, en el
756 con Abderramán I se independizó en materia civil del califato Abbasí.
El máximo poder omeya en al-Ándalus se produjo con la proclamación en el 912 del Califato de Córdoba por
parte de Abderramán III, quien se proclamó califa consumando la ruptura de la dependencia religiosa con
respecto a Oriente.
La división interna fomentada por Almanzor y sus descendientes, los amiríes, desencadenó la fitna. La
deposición de Hisham III y la abolición del califato en 1031, hizo que las coras, dominadas por clanes árabes,
bereberes o eslavos, se proclamaran independientes, con la consiguiente fragmentación del estado omeya en
multitud de reinos conocidos como Primeros TaifasTras la conquista de Toledo en el 1085 por Alfonso VI, la
amenaza castellano-leonesa fue haciéndose cada vez mayor. Por ello los reyes de Sevilla, Granada, Málaga,
Almería y Badajoz se aliaron y pidieron ayuda militar a los almorávides. Estos se establecieron en la ciudad
de Algeciras formando una coalición con los reyes de taifas. La ayuda del emir almorávide Yusuf ibn Tasufin,
quien regresó a la península en 1088, pero no para combatir a los cristianos sino para conquistar una por una
todas las taifas e imponer el poder almorávide en todo al-Ándalus, instalando la capital en Granada y
gobernando hasta mediados del XII. Sin embargo desde el principio tuvieron problemas para dominar todo el
territorio de al-Ándalus
La batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212, marcó el comienzo del fin de la dinastía almohade, no sólo por
el resultado del encuentro sino la posterior muerte del Miramamolín, que abrió una lucha sucesoria que
terminó por hundir el califato almohade y determinó la aparición de los terceros reinos de Taifas y la ascensión
de los benimerines en el Magreb. En 1232 Muhammad I se proclamó emir de Arjona, Jaén, Guadix y Baza y
en 1237 de Granada, fundando el Reino nazarí de Granada.
La debilidad derivada de la desintegración del poder almohade y la subsiguiente creación de los terceros reinos
taifas, favoreció la rápida conquista o reconquista cristiana de las tierras del valle del Guadalquivir por parte
de san Fernando y Alfonso X el Sabio.
A finales del Medievo, Andalucía era el territorio español con mayor presencia de extranjeros, principalmente
italianos y en particular genoveses.27
4. Edad Moderna
El Reino de Granada sobrevivió hasta 1492, cuando los Reyes Católicos terminaron la conquista. La
Reconquista de Granada en 1492 puso fin a la dominación musulmana. Desde entonces y durante todo el
Antiguo Régimen, el territorio de la actual Andalucía lo constituyeron los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y
Granada, todos ellos integrados en la Corona de Castilla y frecuentemente denominados los cuatro reinos de
Andalucía.
El inicio del contacto con América por los castellanos y su mantenimiento hasta el final del período colonial,
se hizo casi exclusivamente desde Andalucía. La razón de la importancia del fenómeno americano para
Andalucía radica en que todo el tráfico. Esta es una época de esplendor y gran auge para la región, que se
convierte en la más rica y cosmopolita de España y una de las regiones más influyentes a nivel mundial.
El Reino de Granada, por el contrario, tenía sus intereses en el Mediterráneo, por lo que sus contactos con las
colonias americanas fueron bastante menores. Sin embargo, el siglo XVII es desastroso para Andalucía, por
las epidemias de peste que sufrió. Se produce asimismo una nueva señorialización de las tierras, con el
consiguiente perjuicio para los campesinos andaluces. Un hecho clave en el territorio de la actual Andalucía
fue la guerra de las Alpujarras de 1570-72. Al final de la misma, la inmensa mayoría de la población morisca
fue expulsada de la tierra donde había vivido durante generaciones. En un primer momento fueron
redistribuidos en el interior de Castilla, para luego ser expulsados totalmente en 1609. Muchos de estos
andalusíes terminaron en ciudades del norte de África como Fez o Tetuán, donde su descendencia se prolonga
en el tiempo hasta el día de hoy.
Desde la primera mitad del siglo XVII Andalucía sufrió una aguda crisis y estancamiento económico, en el
contexto de la decadencia española.
Siglo XVIII
Las crisis del siglo XVII tuvieron su culmen con la guerra de Sucesión española, que apenas tuvo repercusión
en Andalucía, que estuvo desde el principio del lado de Felipe de Anjou. Sin embargo, la escuadra inglesa y
holandesa atacó en 1702 la costa atlántica cercana a Cádiz, y aunque fracasaron en su intento de establecerse
allí, tomaron Gibraltar en 1704 aprovechando su indefensión, quedando en manos inglesas tras el Tratado de
Utrecht.
La subsiguiente centralización borbónica supuso para Andalucía, como territorio integrado en la Corona de
Castilla, la reordenación de las reales audiencias y chancillerías, así como la organización del territorio en
provincias e intendencias, herederas de los antiguos reinos, la anulación de los fueros y libertades de los
municipios y la abolición de las instituciones propias.[
En la segunda mitad de siglo XVIII, el Intendente de Sevilla y del Ejército de los Cuatro Reinos de Andalucía
Pablo de Olavide, hizo una importante labor de repoblación de algunas zonas de Andalucía. Como
Superintendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía propició que más de 1400 familias
extranjeras se establecieran, en diversas colonias de Sierra Morena de conformidad con el Fuero de las Nuevas
Poblaciones.
Con el objetivo de realizar reformas económicas, sociales y educativas, fruto del pensamiento de la Ilustración,
se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País de Cádiz (1774), Sevilla (1775), Granada (1775),
Vera (1775), Sanlúcar de Barrameda (1780), Puerto Real (1785), Medina Sidonia (1786), Jaén (1786), El
Puerto de Santa María (1788) y Málaga.
También, surgen nuevas ciudades, con el objetivo de repoblar comarcas que se querían desarrollar, como
Linares y La Carolina, en Jaén.
5. Edad Contemporánea
5.1 Siglo XIX
En 1805 la alianza entre Carlos IV y Napoleón provocó la participación española en la guerra naval contra
Inglaterra, que se decidió en la batalla de Trafalgar, acontecida en aguas de la costa gaditana y que resultó en
la derrota de la escuadra franco-española frente a la flota inglesa.39 En 1808 las tropas napoleónicas entraron
en la península ibérica con el pretexto de invadir Portugal junto al ejército español. Sin embargo, Napoleón
aprovechó para derrocar a traición a los gobernantes españoles y apoderarse del país. Ello dio lugar a una
insurrección popular y la consecuente guerra de la Independencia, en la que Andalucía tuvo un papel decisivo
en la resistencia frente al invasor, con la batalla de Bailén, que fue la primera victoria española sobre los
franceses, con el movimiento juntero y con las Cortes de Cádiz, que el 19 de marzo de 1812 proclamaron la
primera constitución liberal de España, llamada popularmente la Pepa. La constitución fue jurada por el rey
Fernando VII a su vuelta a España pero el monarca no tardó en anularla y restaurar el absolutismo.
Andalucía se caracterizó por su defensa del liberalismo frente al absolutismo fernandino, siendo Cádiz el
principal bastión. Apenas liberado, el rey Fernando volvió al absolutismo, dando paso a la Década Ominosa.
Con el reinado de Isabel II, la constitución de 1845 dio de nuevo más poder a la monarquía y el caciquismo
fue una constante en la política nacional, con excepciones como la burguesía liberal malagueña que impulsó
la industrialización de la ciudad y la provincia, convirtiendo a Málaga en líder en sectores como la siderurgia
o las manufacturas textiles.
El descontento llevó a la Revolución de 1868, llamada "la Gloriosa", iniciada en Cádiz y extendida por el
resto del país, desembocando en el Sexenio Revolucionario, en la proclamación de la Primera República en
1873.
La Restauración monárquica, liderada por el malagueño Antonio Cánovas del Castillo, trajo consigo la nueva
Constitución de 1876.
El siglo XIX en Andalucía, fue un siglo de contrastes, pero expansivo desde el punto de vista económico, ya
que la industria andaluza tuvo un importante peso en la economía española durante el siglo XIX. En 1856,
Andalucía era la segunda región española en cuanto a grado de industrialización.
5.2 Siglo XX
Durante el reinado de Alfonso XIII, dentro de los postulados del regeneracionismo, surgió un minoritario
regionalismo andaluz. La dictadura del jerezano Primo de Rivera, entre 1923 y 1930, trajo consigo algunas
mejoras para Andalucía, destacando el declive del caciquismo.42 Las elecciones municipales de 1931, en
Andalucía como en el resto de España, supusieron una clara victoria del partido republicano, cuya
representación en los ayuntamientos desembocó en la proclamación de la Segunda República Española.
El estallido de la Guerra Civil en Andalucía tuvo consecuencias desiguales. Mientras la mayor parte de
Andalucía Occidental cayó inmediatamente en manos del bando sublevado, Andalucía Oriental permaneció
bajo gobierno republicano la mayor parte de la guerra. En el plano estrictamente bélico, la guerra civil en
Andalucía se redujo a batallas menores, sin embargo los fusilamientos y la represión fueron abundantes. El
bombardeo franquista sobre la costa malagueña y el alemán sobre Almería fueron especialmente dramáticos.
Durante la posguerra y la instauración del franquismo hasta principios de los cincuenta, Andalucía sufrió las
consecuencias del racionamiento derivado de la autarquía de un estado militar, represivo, dictatorial y
centralista. Fueron años de hambre y de total falta de libertades.44
Los almohades (en lengua árabe: الموَحدون, al-muwaḥḥidun) «los que reconocen la unidad de Dios», o
Banu ‘Abd al-Mu'min4 (en árabe: )بنو عبد المؤمنfueron una dinastía bereber marroquí5 que dominó el
norte de África y el sur de la península ibérica desde 1147 a 1269.
Mozárabe (del árabe [ مستعربmustaʕrab], «arabizado») es el nombre con el que se conoce a la población
cristiana, de origen hispanovisigodo, que vivía en el territorio de al-Ándalus y que, como los judíos, gozaba
del estatus de dhimmis ('protegidos') al ser gentes del Libro. El término «mozárabe» no fue empleado por
los musulmanes sino por los cristianos de los reinos del norte para designar a los cristianos de Al-Ándalus
que emigraban a sus territorios; este nombre indica que los mozárabes habían tomado usos y costumbres
de sus dominadores árabes, incluyendo el conocimiento de la lengua árabe. [cita requerida] Así la palabra
«mozárabe» no aparece en los textos árabes sino en los cristianos: el primer documento en que se ha
constatado su uso es del reino de León y está fechado en 1024.1
Mudéjar es un término que deriva de la palabra árabe جن ّ ( مدtranscrita mudaʒʒan, que significa
«doméstico» o «domesticado»), de naturaleza despectiva, que se utiliza para designar a los musulmanes
que permanecieron viviendo en territorio reconquistado por los cristianos, aunque segregados en barrios
llamados morerías y menos específicamente aljamas y bajo su control político, durante el proceso de
avance de los reinos cristianos hacia el sur (denominado Reconquista), que se desarrolló a lo largo de la
Edad Media en la península ibérica.
Los moriscos (palabra que deriva de moro) fueron los musulmanes del al-Ándalus bautizados tras la
pragmática de conversión forzosa de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502 en la Corona de Castilla,
medida que las Cortes retrasaron en la Corona de Aragón hasta 1526. Tanto los convertidos con
anterioridad al catolicismo de forma voluntaria como los convertidos obligatoriamente