El Romanticismo

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El Romanticismo

El romanticismo (1770-1850) se desarrolla en paralelo con el neoclasicismo, o más bien en


oposición a esta corriente. En efecto, allí donde el neoclasicismo propone una belleza
ideal, el racionalismo, la virtud, la línea, el culto a la antigüedad clásica, el romanticismo se
opone y promueve el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la
exaltación, el color, la pincelada y el culto a la Edad Media.
Es un movimiento cultural que se originó en Alemania a finales del siglo XVIII como una
reacción revolucionaria contra la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los
sentimientos. Es considerado como el primer movimiento de cultura que cubrió el mapa
completo de Europa. Estuvo en su apogeo en el período aproximado de 1800 a 1850. Es un
movimiento cultural crucial para poder comprender la cultura occidental moderna. La filosofía,
el arte, la literatura, la música y la política fueron influenciados por este movimiento.
Sobre su etimología; si bien está clara la relación etimológica entre romántico y el
término francés romantique ("novelesco" derivado de roman "novela“). ​Este término
hace referencia al criterio estético de lo sublime o inefable, aquello que no se puede
expresar con palabras. Así, se entiende, que un sentimiento romántico es aquel que
requiere de algo trascendente para ser expresado, según Jean-Jacques Rousseau.
El romanticismo defiende la superioridad del sentimiento sobre la razón, y por ello exalta la sensibilidad, la
imaginación y las pasiones. Más que como un estilo artístico ha de concebirse como un movimiento social y espiritual.
En el caso de la pintura el individualismo propio de la época hizo que por vez primera, los pintores no trabajasen de
encargo, sino conforme los dictados de su imaginación, buscando pintar sus ideas y sentimientos personales.
Ve el destino de la humanidad bajo una luz más trágica o pesimista. La idea que los seres humanos no están por
encima de las fuerzas de la Naturaleza entra en contradicción con los ideales de la Antigua Grecia y del Renacimiento,
en los que la Humanidad estaba por encima de todas las cosas y era dueña de su destino. Este pensamiento llevó a los
artistas románticos a representar lo sublime, iglesias en ruinas, naufragios, masacres y locura.
El romanticismo desarrolla la pasión por los temas históricos. En particular
se trata la Edad Media. A los pintores les atraía de esta época su exotismo,
así como por ver en ella una época de piedad intensa a la que se deseaba
retornar. Las ruinas, (como la Abadía en el robledal de Caspar David
Friedrich), se convierten en un tema romántico por excelencia.
O temas que hablan de la soledad ancestral del individuo, como “monje a la orilla del mar”, del mismo autor.
El descubrimiento de Sigmond Freud, acerca del inconsciente (1890-1920) dio fuerza a este
movimiento, y los temas fantásticos y macabros comenzaron a aparecer en pintura. Monstruos, brujas y
espectros empezaron a poblaron los lienzos.

Pesadilla
Nocturna I
(Johann Heinrich
Füssli, l812)
Pesadilla
Nocturna II
(Johann Heinrich
Füssli, l812)
Concede gran importancia a lo irracional. Autores como  Blake o Goya, pintaron cuadros que
rendían culto al inconsciente, a la irracionalidad, la locura y el sueño.

Adán y Eva encuentran


El cuerpo de Abel
(Blake, 1827)
Condenada por la inquisición
(Goya, 1815)
Por estos años se empieza a poblar Australia, convirtiéndose en el destino de miles de aventureros
y gentes con ilusiones de progreso. Se descubre también la Antártida.
Alessandro Volta, hacia 1800, pudo demostrar con su famosa pila que las descargas eléctricas
provocaban contracciones musculares, también en cadáveres. Esa clase de experimentos,
popularizados, causaron una profunda impresión en los públicos de entonces, ese descubrimiento
hará posible la novela de Frankenstein, de Mary Shelley
Para los Románticos los seres humanos eran individuos ligados a la Naturaleza, no miembros de una
sociedad ligados a la artificialidad urbana. No aceptaban ideas religiosas y sociales establecidas como "la
única verdad", más bien buscaban un concepto más libre de la verdad, basado en la experiencia individual y
lo que es más importante, en la imaginación. Para ellos el Arte es subjetivo, particular y orgánico. Hegel
define el arte como “el infinito representado en algo finito”
El Romanticismo invierte el orden epistemológico de la realidad es decir, en vez de hacerlo de fuera
a dentro, dejando que lo exterior condicione lo interior, lo hace desde dentro hacia fuera; lo interior
condiciona lo exterior, modelando el mundo desde el mundo interno. Desde esta libertad interior se
reclama la Libertad como la meta suprema: liberalización del individuo frente a la sociedad, de la
mujer frente al hombre, de la región frente a la metrópoli, del obrero frente al burgués;
liberalización en la educación, permitiendo el desarrollo de la personalidad; liberalización en la
religión, admitiendo la convivencia de cultos y previniendo la salvación universal.
Aunque Según Goethe, el Romanticismo, puede ser calificado de "enfermizo", parece
una mentira, un autoengaño, el ilusionismo romántico desemboca en una fuga al
pasado y una utopía hacia el futuro.
Esta angustia existencial, puede resolverse en un susurro melancólico en gritos desgarradores de rebeldía ante la
impotencia humana frente al destino. Esta "estética del terror" es uno de los descubrimientos del Romanticismo. Las
visiones macabras quizá sean la plasmación del fracaso de las aspiraciones humanas más profundas. El hombre, en
vez de rendir culto al creador, se enfrenta a Él, se rebela contra el orden por Él establecido, subraya con amargura la
imperfección y miseria de lo creado y exalta el propio yo en un acto de orgullo y desafío.
Este desafío al Creador es calificado por algunos críticos como el origen del "satanismo“, y el satanismo
tiene consecuencias estéticas de primerísimo orden. Al concebir la creación como imperfecta y
desquiciada, se sustituye el ideal de la belleza por el de la expresividad; el artista distorsiona sus
materiales para ajustarse con mayor facilidad al universo caótico que quiere plasmar (por ejm Goya en
sus aquelarres y pinturas negras), la estructura de los poemas salta en pedazos.
El racionalismo había estado progresando
desde el Renacimiento y había
conseguido a través de la Ilustración una
vigencia universal dominando todo el
mundo civilizado, hasta que sufrió su
derrota más penosa a manos del
romanticismo. Desde la época obscura de
la Edad Media, nunca se había hablado
con tal menosprecio de la razón, de la
vigilancia y la sobriedad mentales, de la
voluntad y la capacidad de autodominio.
La actitud que tomaron las generaciones románticas frente a su propio momento histórico, era crítica, y
deseaban repetir los tiempos pasados y despertar aquella cultura perdida a una nueva vida. El
Romanticismo buscaba constantes recuerdos y analogías en la historia, ya que sus ideales se habían
realizado en el pasado. Este pasado se recuerda como una preexistencia.
«El tiempo y los azares de la guerra han contribuido a que las miradas de los curiosos se fijen con sentimiento al par
que con veneración en lo que antiguamente llamado obra de arte hoy solamente lleva el triste nombre de ruinas.» –
Luis de Castro.

«Silenciosas ruinas de un prodigio del arte, restos imponentes de una generación olvidada, sombríos muros del
santuario del Señor, héme aquí entre vosotros.» – Gustavo Adolfo Bécquer.
El idealismo extremo y exagerado que se
buscaba en todo el Romanticismo
encontraba con frecuencia un violento
choque con la realidad miserable y
materialista, lo que causaba con
frecuencia que el romántico acabara con
su propia vida mediante el suicidio. La
mayoría de los románticos murieron
jóvenes. Los románticos amaban la
naturaleza frente a la civilización como
símbolo de todo lo verdadero y genuino.
La publicación en 1774 de la novela de Goethe "Las penas del joven Werther" fue
seguida por una oleada de suicidios de jóvenes de ambos sexos inspirados en su
infortunado héroe.
El posromanticismo es un movimiento cultural, estético e intelectual que nace después
del Romanticismo durante la segunda mitad del siglo XIX. Engloba estéticas y autores
muy diversos y alcanzó su máximo esplendor en Francia, donde produjo el
parnasianismo y el simbolismo; posteriormente surgirían los prerrafaelistas y
finalmente el modernismo. El final de todas estas estéticas posrománticas se produce
con la irrupción de las vanguardias en la primera década del siglo XX
El parnasionismo

Es un movimiento posromántico porque surge como una antítesis del Romanticismo. La


oposición al Romanticismo tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus
«excesos»; exceso de subjetivismo, hipertrofia del yo —crecimiento excesivo y anormal
—, exceso de sentimiento. De allí que los parnasianos preconizaran una poesía
despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que tuvieran que
ver con el arte, temas de por sí sugerentes, bellos, exóticos, con una marcada
preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la griega, y por el lejano Oriente.
El simbolismo

Para los simbolistas, el mundo es un misterio por descifrar, y el poeta debe para ello
trazar las correspondencias ocultas que unen los objetos sensibles (por ejemplo,
Rimbaud establece una correspondencia entre las vocales y los colores en su soneto
Vocales). Se le vincula con la metáfora. Las Flores del mal es considerada una de las
obras más importantes de la poesía moderna, que imprime una estética nueva, donde
la belleza y lo sublime surgen, a través del lenguaje poético, de la realidad más trivial,
aspecto que ejerció una influencia considerable en poetas como Paul Verlaine,
Stéphane Mallarmé o Arthur Rimbaud.
Los prerafaelistas

Los autores de esta corriente se inspiraron básicamente en el estilo artístico que se dio antes del maestro Rafael, de ahí el nombre
que tomaron estos artistas. Es decir, su pintura se focaliza especialmente en evocar el estilo de los antiguos pintores del
Renacimiento, especialmente basándose en los autores y temas propios del Quattrocento, el Trecento y asuntos aún más
antiguos, medievales principalmente, leyendas arcaicas e incluso, como en el caso del pintor Lawrence Alma-Tadema, pasajes de
la época clásica de Grecia y Roma.
Pintura romántica
El gran día
de la ira
(John Martin
1853)
El coloso
(Goya, 1812)
El incendio de Roma
(Hubert Robert, 1820)
El caminante sobre el mar de nubes
(Caspar David Friedrich, 1830)
Los locos
Gericault, 1830)
El beso
(Francesco Hayez, 1802)
El sueño de Tartini (1868) por James Marshall
Ofelia
(John Everett Millais, 1813)
Destrucción de Pompeya
(John Martin, 1855)
Lady Macbeth
con las dagas
(Fussli, 1812)
Silencio
(Fussli, 1812)
El sueño de la razón
Produce monstruos
Goya, 1810
Viejos comiendo
(Goya, 1819)
La Romería de San Isidro
(Goya, 1820)
Saturno devorando a sus hijos
(Goya, 1820)

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