1) La migración ha obligado a muchas familias centroamericanas a separarse debido a razones económicas o de seguridad, afectando principalmente a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. 2) La falta de oportunidades económicas fuerza a muchos jóvenes a migrar, desintegrando o impidiendo la formación de familias. 3) Problemas como la pobreza, la violencia y la falta de políticas públicas que apoyen a la familia han impactado negativamente a la unidad familiar en la región.
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1) La migración ha obligado a muchas familias centroamericanas a separarse debido a razones económicas o de seguridad, afectando principalmente a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. 2) La falta de oportunidades económicas fuerza a muchos jóvenes a migrar, desintegrando o impidiendo la formación de familias. 3) Problemas como la pobreza, la violencia y la falta de políticas públicas que apoyen a la familia han impactado negativamente a la unidad familiar en la región.
1) La migración ha obligado a muchas familias centroamericanas a separarse debido a razones económicas o de seguridad, afectando principalmente a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. 2) La falta de oportunidades económicas fuerza a muchos jóvenes a migrar, desintegrando o impidiendo la formación de familias. 3) Problemas como la pobreza, la violencia y la falta de políticas públicas que apoyen a la familia han impactado negativamente a la unidad familiar en la región.
1) La migración ha obligado a muchas familias centroamericanas a separarse debido a razones económicas o de seguridad, afectando principalmente a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. 2) La falta de oportunidades económicas fuerza a muchos jóvenes a migrar, desintegrando o impidiendo la formación de familias. 3) Problemas como la pobreza, la violencia y la falta de políticas públicas que apoyen a la familia han impactado negativamente a la unidad familiar en la región.
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CAPÍTULO 24
SITUACION ACTUAL DE LA FAMILIA EN EL
SALVADOR Y CENTROAMERICA En Centroamérica, uno de los problemas principales que ha enfrentado la familia en las últimas décadas, es la migración, que ha obligado a las familias a separarse por razones económicas o de seguridad. Los países centroamericanos donde la migración ha afectado más a la familia, son Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua; Costa Rica y Panamá, por la estabilidad económica de sus países, no tienen tanta migración. La falta de oportunidades reales para conformar o mantener una familia en las parejas jóvenes, los obliga a migrar. Muchas familias son separadas ante el embate de la pobreza y la desigualdad, otras se desintegran, y otras no llegan siquiera a ser constituidas. La falta de políticas públicas activas en favor de la familia y enfatizadas en la protección de la unidad familiar, es otro problema que afecta a las familias centroamericanas. Problemas como la pobreza y la violencia afectan la visión de una sociedad pluralista, y diversa. El derecho elemental a la conformación y desarrollo de una familia debería ser uno de los pilares de todas las sociedades centroamericanas y una prioridad para los gobiernos, independientemente la posición ideológica de estos. IMPORTANCIA DE LA FAMILIA En la segunda y tercera década del siglo XXI , existe una creciente revalorización del rol de la familia en la sociedad. Desde la perspectiva religiosa, La familia apareció siempre como la unidad básica del género humano. Las grandes cosmovisiones religiosas destacaron que su peso en lo moral y afectivo era decisivo para la vida de los individuos. En los últimos años han agregado a esa perspectiva fundamental, conclusiones de investigación de las ciencias sociales que indican que la unidad familiar realiza, además, aportaciones de gran valor en campos muy concretos de la vida social. Las características de la familia tienen influencia sobre otro tipo de educación, la emocional. Hay un significativo interés actualmente en el tema de la denominada “inteligencia emocional”. El buen desempeño y el éxito de las personas, en su vida productiva, no se halla ligado sólo a su cociente intelectual, tiene estrecha relación con sus calidades emocionales. Entre los componente de este orden particular de inteligencia, se hallan el autodominio, la persistencia, la capacidad de automotivación, la facilidad para establecer relaciones interpersonales sanas y para interactuar en grupos, y otras semejantes. Otro aspecto en que la familia con su dinámica va moldeando perfiles de comportamiento en los niños, es el que se produce en el campo de “las formas de pensar”. Los estudios especializados señalan que el niño se vincula con sus padres y hermanos a través de tres modalidades básicas: de aceptación pasiva, de imposición autoritaria, y de diálogo democrático. En los hogares tiende a predominar alguno de estos modelos de interacción. Si el predominante es el de aceptación pasiva, se genera una forma de pensar “sometida” que acepta argumentos y posiciones, sin inquirir mayormente sobre sus fundamentos. Si la interacción usual es la autoritaria, se desarrolla una forma de pensar orientada a imponer el propio pensamiento al otro, y sólo centrada en las coerciones necesarias para lograr ese objetivo. Si en cambio el modelo de interacción es “diagonal democrático”, la forma de pensar que se desenvuelve es crítica, se sabe escuchar al otro, se trata de entenderlo, y de explicarse. CONTEXTO SOCIOECONÓMICO DE CENTROAMÉRICA Y SU IMPACTO EN LA SITUACIÓN DE LA FAMILIA. Frente a esta revalorización internacional del rol de la familia, y la verificación de sus enormes potencialidades de aporte a la sociedad, ¿qué sucede en los hechos en América Latina y Centroamérica? ¿Cuál es el contexto socioeconómico actual y cómo afecta a las familias concretas de la región? Los estimados nacionales indican que la pobreza tiene una fuerte presencia en toda la región con muy pocas excepciones. En Centroamérica son pobres el 75% de los guatemaltecos, el 73% de los hondureños, el 68% de los nicaragüenses y el 58% de los salvadoreños. La región presenta elevados niveles de desocupación e informalidad que son una causa central de la evolución de la pobreza. La tasa de desempleo promedio subió en los últimos años. A estas altas tasas se suma el ascenso del porcentaje de la mano de obra activa que trabaja en la economía informal, constituidas en tramos importantes por ocupación inestables, sin base económica sólida, de reducida productividad, bajos ingresos, y por la ausencia de toda protección social. Uno de los puntos de preocupación central, con múltiples consecuencias, es que las serias dificultades ocupacionales son aún de mayor envergadura en los grupos jóvenes. Junto a la pobreza, la situación social de América Latina se singulariza por acentuadas inequidades. La región se ha convertido, según indican las cifras del de los organismos internacionales, en el continente de mayor polarización social del mundo. Y Centroamérica como parte de América Latina, no es excepción de este fenómeno. EL IMPACTO DE LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA EN LAS FAMILIAS CENTROAMERICANAS. El deterioro de la situación socioeconómica básica de la vida cotidiana de amplios sectores de la población de la región, está incidiendo significativamente en un proceso de reestructuración de numerosas familias. Este contexto desfavorable impacta en las familias centroamericanas -en unos países más que en otros-, afectándola en su labor de socialización primaria. A continuación, se exponen algunos casos que revelan la situación actual de las familias centroamericanas. MUJERES SOLAS JEFAS DE HOGAR. El machismo heredado desde la época de la Colonia, y la irresponsabilidad de muchos hombres, han generado un número creciente de unidades familiares donde sólo uno de los progenitores está al frente, en la inmensa mayoría de los casos, la madre. Su relación con la falta de oportunidades es muy estrecha. Un gran porcentaje de las mujeres jefas de hogar pertenecen a estratos humildes de la población. Sin embargo, cabe resaltar su tenacidad en el trabajo y la entrega para llevar el sustento a sus familias. Las consecuencias de pertenecer a una familia en donde el progenitor masculino se halla ausente, son muy negativas. Además de lo que significa afectivamente, los padres aportan a los hijos activos fundamentales para la vida. La ausencia del padre va a significar la inexistencia de estos activos. Las consecuencias pueden ser muy concretas. En Centroamérica, este rol es sustituido por el abuelo o la abuela; sin embargo, en muchos jóvenes la ausencia de un padre pude afectar el rendimiento educacional y contribuir al empobrecimiento del clima socioafectivo del hogar. Es admirable observar cómo las mujeres jefas de hogar forman a sus hijos aún a costa de su propia salud, por el esfuerzo y el exceso de trabajo. En Centroamérica, se necesitan más programas de apoyo a mujeres solas, especialmente en el área de la salud y la educación. En El Salvador, gran parte de la fuerza laboral, es aportado por mujeres. Si bien es importante una familia bien constituida, una madre con el apoyo de asociaciones o iglesias, puede criar a sus hijos en un ambiente que les permita un desarrollo muy parecido a todos aquellos jóvenes que se desarrollan en familias con la presencia de madre y padre. La falta de un progenitor no tiene que ser una limitante para poder lograr mejores condiciones de educación y vida, pero, sin embargo, necesitará un mayor esfuerzo y sacrificio, tanto de la madre como de los hijos. LA RENUNCIA A FORMAR Y MANTENER FAMILIAS El materialismo consumista, y el deseo desmedido de tener todos los bienes para constituir un hogar, como son casa, muebles, carro, etc., han generado una proporción creciente de hombres jóvenes que se resisten a construir hogares estables. Ello va aumentar las tasas de familias irregulares e inestables (concubinatos). Esta tendencia parece fuertemente influida por el crecimiento de la pobreza, la desocupación y el trabajo informal en la región. En muchos de estos casos, el joven no ve la posibilidad de encontrar un empleo estable que le permita cumplir el rol de proveedor principal de los ingresos del hogar, que se espera de él. Por otra parte, un porcentaje significativo de la población con ocupación, gana salarios mínimos que se hallan por debajo de los ingresos que se necesitarían para solventar la canasta básica de una familia. La situación general, como lo indican las encuestas, muestra además un gran temor por la inestabilidad que caracteriza al mercado de trabajo. A todo ello se suman dificultades objetivas como las severas restricciones para acceder a una vivienda. En estas condiciones, el joven no se ve a sí mismo en rol de esposo y padre de una familia estable. Percibe que le será casi imposible afrontar las Un conflicto similar es uno de los precipitantes del abandono del hogar de jóvenes de las zonas pobres urbanas. La aparente “irresponsabilidad” con que actúan, estaría influida por la sensación de que están perdiendo legitimidad en su rol de esposos y padres, al no poder cumplir con la obligación de aportar buena parte de los ingresos del hogar. Sienten dañada su autoestima en el ámbito externo, por la dificultad de encontrar inserción laboral estable, y en el familiar, porque no están actuando según lo que se espera de su rol. A ello se suma un creciente nivel de expectativas de consumo en los hijos de hogares humildes, incidido por el mensaje de los medios masivos de comunicación. El joven cónyuge se siente así muy exigido, impotente para poder enfrentar las demandas. MADRES PRECOCES En las últimas estadísticas se refleja un incremento en la maternidad de la adolescencia, jóvenes que, finalmente, no forman familias integradas, quedándose, en la mayoría de casos, como madres solteras. Este hecho se halla estrechamente asociado a la falta de educación sexual y reproductiva. La fuerte correlación entre falta de educación y maternidad adolescente permite deducir que aumentos en la marginación social, como los que se están produciendo en la región, actúan de estímulos en el incremento de este tipo de maternidad y, por tanto, en la generación de familias muy débiles o desintegradas. A su vez, la maternidad en la adolescencia va a conducir a que estas jóvenes dejen sus estudios. Los datos revelan que las madres adolescentes en situación de pobreza, tienen un 25 a un 30 por ciento menos de capital educativo que las madres pobres, que no han tenido embarazo en su adolescencia. Al tener menor nivel educativo, e hijos, las madres adolescentes verán reducidas sus posibilidades de obtener trabajos e ingresos, consolidándose la situación de pobreza.