Neoplasias
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Neoplasias
ETIOLOGÍA
Tumores benignos
En general, los tumores benignos se denominan añadiendo el sufijo -oma
al tipo celular del que se origina el tumor.
Un tumor benigno que se origina en el tejido fibroso es un fibroma; uno
cartilaginoso benigno es un condroma.
Otros se clasifican según las células de origen. Por ejemplo, el término
adenoma se aplica a neoplasias epiteliales benignas que producen
patrones glandulares y a neoplasias derivadas de glándulas, pero que no
necesariamente muestran dichos patrones.
Tumores malignos
La nomenclatura de los tumores malignos es, esencialmente, la que se
emplea con los tumores benignos, con algunas adiciones y otras
excepciónes.
Las neoplasias malignas originadas en tejidos mesenquimatosos
«sólidos» o sus derivados se conocen como sarcomas, mientras que las
que afectan a las células mesenquimatosas de la sangre se llaman
leucemias.
La mayoría de los tumores benignos crecen lentamente, mientras que la
mayor parte de los malignos lo hacen mucho más rápido, se extienden a
nivel local y a distancia (metástasis) y provocan la muerte.
El teratoma es un tipo especial de tumor mixto que contiene células
maduras o inmaduras o tejidos representativos.
Los teratomas se originan de células madre totipotenciales, como las que
se encuentran normalmente en el ovario y los testículos y, a veces, de
forma anómala en restos embrionarios de la línea media secuestrados.
Estas células tienen la capacidad de diferenciarse en alguno de los tipos
celulares hallados en el cuerpo adulto y, por tanto, y de forma no
sorprendente, pueden dar lugar a neoplasias que recuerdan, de forma
caótica, trozos de hueso, epitelio, músculo, grasa, nervio y otros tejidos.
Metástasis
El término metástasis connota el desarrollo, en tejidos alejados, de
implantes secundarios discontinuos con el tumor primario.
Más que ningún otro atributo, la propiedad de metastatizar identifica de
forma inequívoca una neoplasia como maligna. Sin embargo, no todos
los cánceres tienen la misma capacidad de metastatizar.
En un extremo se encuentran los carcinomas basocelulares de la piel y la
mayoría de los tumores primarios del sistema nervioso central, que son
muy invasivos localmente pero raramente metastatizan, y en el otro
extremo están los osteosarcomas (hueso), que normalmente ya han
metastatizado a los pulmones cuando se descubren por primera vez.
Aproximadamente, el 30% de los pacientes recién diagnosticados con
tumores sólidos (excluidos los cánceres de piel distintos a los
melanomas) presentan metástasis clínicamente manifiestas y otro 20%
tienen metástasis ocultas en el momento del diagnóstico.
Las neoplasias malignas se diseminan por una de tres vías:
1) siembra en cavidades corporales.
2) diseminación linfática.
3) diseminación hematógena.
La diseminación por siembra se produce cuando las neoplasias invaden
una cavidad corporal natural.
La diseminación linfática es más típica de los carcinomas, mientras que la
diseminación hematógena lo es de los sarcomas. Sin embargo, existen
numerosas interconexiones entre los sistemas linfático y vascular, de
manera que todas las formas de cáncer pueden diseminarse por uno o por
los dos sistemas.
Se llama «ganglio linfático centinela» al primer ganglio linfático regional
que recibe el flujo linfático de un tumor primario.
Se puede identificar mediante la inyección de colorantes azules o
trazadores radiomarcados cerca del tumor primario.
La biopsia de los ganglios centinela permite determinar la extensión de la
diseminación del tumor y puede usarse para planificar el tratamiento.
Cabe destacar que el aumento de los ganglios cerca de una neoplasia
primaria, si bien podría plantear dudas sobre su diseminación
metastásica, no siempre implica la afectación cancerosa.
Los productos necróticos de la neoplasia y los antígenos tumorales a
menudo provocan respuestas inmunitarias en los ganglios, como
hiperplasia de los folículos (linfadenitis) y proliferación de macrófagos
en los senos subcapsulares (histiocitosis sinusal).
SÍNDROME DEL OVARIO
POLIQUÍSTICO