Cómo el tiempo y el cambio climático afecta la producción de árboles de Navidad
Todos hemos escuchado que el mes de diciembre es “la época más maravillosa del año”, según una canción muy conocida. El mes está asociado con la generosidad y la amabilidad y es un momento para reunirse con familiares y amigos para celebrar las fiestas Navideñas.
Mientras nos preparamos para las fiestas, hay un elemento básico que muchos tendrán en sus hogares: un árbol de Navidad. Los árboles de Navidad son una parte importante de la temporada navideña y, aunque se pueden comprar árboles artificiales, cerca de una cuarta parte de los árboles de Navidad que se exhiben en los hogares de los EE. UU. son árboles reales.
Para muchos, los árboles de Navidad representan el amor; sin embargo, lo que la mayoría de las personas no saben es que cultivar un árbol de Navidad lleva tiempo y es realmente una labor de amor.
Sobre los Árboles de Navidad
Los árboles de Navidad son coníferas. Las coníferas son árboles que producen conos que contienen las semillas del árbol en su interior (Fig. 1). Las coníferas suelen tener hojas con forma de aguja y la mayoría de ellas son perennes, lo que significa que mantienen sus agujas todo el año. La mayoría de las coníferas se encuentran en la naturaleza y, hace años, las familias solían conseguir sus árboles de Navidad en el patio de sus casas o en el bosque más cercano. Ahora, las coníferas que se utilizarán como árboles de Navidad suelen cultivarse en fincas en todos los estados, incluyendo Hawái, según la Asociación Nacional de Árboles de Navidad.
Los dos estados con mayor producción de árboles de Navidad son Oregón y Carolina del Norte, respectivamente. Oregón produce más de 4.7 millones de árboles cada año, lo que representa aproximadamente el 33% de todos los árboles de Navidad producidos en los EE. UU. Mientras tanto, Carolina del Norte no se queda atrás, ya que produce cerca de 4 millones de árboles al año.
Aunque hay más de 600 especies de coníferas, la más popular que se usa como árbol de Navidad es el Fraser Fir (Fig. 2), seguida por el Douglas Fir y el Noble Fir. El Noble Fir y el Douglas Fir son los árboles de Navidad que más se producen en Oregón, mientras que Carolina del Norte cultiva predominantemente el Fraser Fir.
A diferencia de los cultivos típicos, donde se siembra una semilla y se cosecha el fruto en solo unos meses, los árboles de Navidad tardan años en crecer. Cada primavera, los cultivadores de árboles de Navidad siembran plántulas, por lo general, siembran entre 1 y 3 plántulas por árbol de Navidad que cosecharon durante el otoño del año anterior. Sin embargo, los árboles crecen lentamente y tardan entre 6 a 12 años en alcanzar la madurez, lo que suele ocurrir cuando miden entre 6 a 8 pies de alto. Los agricultores suelen cosechar los árboles a principios o mediados de noviembre y están disponibles para su compra cerca del Día de Acción de Gracias.
Los fenómenos meteorológicos extremos afectan la producción de árboles de Navidad
Al igual que cualquier otro cultivo, los árboles de Navidad son vulnerables a las condiciones extremas del tiempo. El calor extremo y los períodos prolongados de poca o ninguna lluvia (también conocido como sequía) pueden causar estrés a los árboles, aumentando la probabilidad de que el árbol contraiga insectos y enfermedades. También puede provocar que se queme y pierda las agujas, atrofia el crecimiento del árbol y aumenta el riesgo de que muera. Las lluvias extremas pueden provocar inundaciones en los campos, lo que podría provocar la pudrición de las raíces. El frío extremo puede provocar daños por heladas, secando los retoños que pueda tener el árbol. Aunque estos eventos extremos pueden afectar a cualquier árbol de Navidad, las plántulas jóvenes suelen ser las más vulnerables. A continuación, proveemos dos ejemplos de fenómenos meteorológicos extremos que afectaron a la industria de los árboles de Navidad de Oregón y Carolina del Norte, respectivamente.
Calor extremo y sequía: Durante el verano del 2021, un sistema de alta presión fuerte y persistente se formó sobre el oeste de los EE. UU. Desde mediados de junio hasta mediados de julio, se establecieron récords diarios de calor extremo en toda la región y esto dio lugar a varios récords mensuales y estacionales para el estado de Oregón, incluyendo el julio más cálido registrado y el verano más cálido registrado (Fig. 3).
El calor extremo también empeoró las condiciones de sequía en la zona. Para el 3 de agosto de 2021, gran parte del oeste, incluyendo Oregón, se encontraba bajo condiciones de sequía severas a excepcionales (Fig. 4).
La agricultura se vio gravemente afectada durante esta época. Los árboles de Navidad también se vieron afectados; sin embargo, el grado de daño varió de un lugar a otro y según la especie de árbol, con los Fraser Fir los que sufrieron los mayores daños, según los informes. La Universidad Estatal de Oregón reportó que las temperaturas extremas persistentes y las condiciones muy secas fueron responsables por la muerte de más del 70% de las plántulas de árboles de Navidad que se sembraron ese año y de secar por completo las agujas de los árboles más maduros. Los agricultores evaluaron los daños e intentaron salvar la mayor cantidad posible de árboles cortando las agujas quemadas de los árboles maduros. Además de causar daños económicos a los agricultores debido a la pérdida de las plántulas, el principal impacto del evento de ese año podría haber afectado a la calidad de los árboles supervivientes y podría haber provocado un ligero aumento de sus precios.
El Huracán Helene: A fines de septiembre del 2024, se produjo otro evento meteorológico importante que afectó a la industria de los árboles de Navidad, especialmente en Carolina del Norte. El huracán Helene, en combinación con un evento de lluvia anterior, trajo cantidades históricas de lluvia que causaron inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra mortales en el oeste de Carolina del Norte y partes de Georgia, Carolina del Sur y Tennessee (Fig. 5).
La mayoría de los árboles de Navidad en Carolina del Norte están sembrados en pendientes, lo que los protegió de las devastadoras inundaciones. Sin embargo, miles de árboles de Navidad se perdieron debido a deslizamientos de tierra y otros eventos relacionados con el huracán. Helene causó aproximadamente $125 millones en pérdidas de viveros ornamentales y árboles de Navidad. Esto también incluye el dinero y el tiempo dedicados a cultivar esos árboles. También hubo daños importantes a la infraestructura y las carreteras, lo que limitó el acceso hacia y desde las fincas en ese momento. Los productores de árboles de Navidad gastaron dinero adicional para reparar su infraestructura a tiempo para la temporada de cosecha. Gracias a sus esfuerzos y a los del Departamento de Transporte de Carolina del Norte, la temporada de cosecha no se vio afectada, ya que el acceso a las fincas ya no era un problema.
El cambio climático afecta a los árboles de Navidad
El clima de la Tierra es más cálido y, aunque el aumento general de la temperatura global puede parecer pequeño, este cambio puede provocar grandes cambios en los fenómenos meteorológicos extremos, que afectarán muchos aspectos de nuestras vidas. Según la Quinta Evaluación Nacional del Clima, los Estados Unidos ya está observando temperaturas más cálidas y olas de calor más duraderas, y las fuertes precipitaciones, sequías, inundaciones, incendios forestales y huracanes se están produciendo con mayor frecuencia o gravedad. Aunque aún pueden ocurrir los fenómenos de frío extremo, se están volviendo menos frecuentes e intensos en todo el país.
Un clima más cálido afectará la producción de árboles de Navidad a través de cambios en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, el cambio de zonas de cultivo y el aumento del riesgo y la prevalencia de plagas y enfermedades.
Cambio de zonas de cultivo: Aunque esto no es una preocupación en este momento, los agricultores podrían tener que considerar la posibilidad de trasladar sus fincas más al norte o a una mayor altitud a áreas que tengan el clima frío ideal que sea más beneficioso para las especies de coníferas específicas que desean cultivar a medida que el clima cambie a uno más cálido.
Plagas: Los inviernos más cálidos y la temporada de crecimiento más larga están provocando un aumento en la prevalencia de plagas, como pulgones y ácaros, en los árboles de Navidad. Aunque las condiciones del tiempo pueden fluctuar de un año a otro, los Estados Unidos, en general, está observando temperaturas de frío menos extremas que normalmente matarían la mayoría de las plagas durante el invierno. Esto permite que un mayor número de plagas se mantengan vivas y sigan creciendo en número. La mayoría de las plagas, como los pulgones y los ácaros, afectan la calidad de los árboles al causar daños cosméticos, lo que puede afectar la cantidad de árboles que se venden. Sin embargo, el pulgón lanoso balsámico (BWA por sus siglas en inglés) tiene la capacidad de matar árboles de Navidad, en particular los Fraser Fir. Se ha informado que el BWA ha matado aproximadamente el 95% de los Fraser Fir que se encuentran en la naturaleza en Carolina del Norte. Aunque el BWA tiene depredadores naturales, no pueden controlar significativamente la infestación por sí solos. Es por eso que los cultivadores de árboles de Navidad han implementado estrategias integradas de manejo de plagas para ayudar a prevenir y eliminar las plagas de una manera respetuosa con el medio ambiente. Esta estrategia utiliza una cantidad mínima de pesticidas y se centra en los diferentes ciclos de vida de los insectos.
Enfermedad: La podredumbre radicular causada por Phytophthora (PRR por sus siglas en inglés) es una de las muchas enfermedades que pueden afectar a los árboles de Navidad y es una de las principales preocupaciones de los cultivadores de árboles de Navidad. La PRR es causada por un oomiceto (también conocido como moho acuático), que es un organismo que se parece a un hongo. Por lo general, se produce cuando el área en la que se encuentra el árbol está extremadamente húmeda y no hay un drenaje adecuado. Esta enfermedad afecta las raíces de los árboles, debilitándolos y finalmente matándolos en un corto período de tiempo. Otros síntomas pueden incluir el oscurecimiento y la pérdida de sus agujas y el marchitamiento de los nuevos brotes. Puede encontrar información adicional sobre otros tipos de enfermedades en la página de Extensión de NC State.
El futuro de los árboles de Navidad
El clima de la Tierra está cambiando y se está volviendo más cálido. Y, como la mayor parte de la sociedad y el medio ambiente, los árboles de Navidad no se están adaptando lo suficientemente rápido a estos cambios. Aunque el cambio climático es una preocupación creciente en la producción de árboles de Navidad, los científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte están realizando investigaciones para comprender mejor los mecanismos de defensa naturales de los árboles de Navidad (en particular, los Fraser Fir) y su capacidad para soportar el estrés y volverse más resistentes para sobrevivir. Con esta información, los científicos esperan ayudar a la industria produciendo árboles de Navidad que puedan aclimatarse y ser más resistentes a las amenazas del cambio climático. Piense en ellos como un árbol de Navidad de “primera categoría”. No solo esperan crear los árboles de Navidad perfectos que puedan soportar fenómenos meteorológicos extremos, sino que también están investigando formas de mejorar el aroma del árbol de Navidad y desarrollar un árbol que madure mucho más rápido (por ejemplo, seis años en lugar de diez) y tenga una mejor retención de las agujas.
Datos curiosos sobre los árboles de Navidad
- El árbol de Navidad de la Casa Blanca del 2024 es un Fraser Fir cosechado en el oeste de Carolina del Norte, una zona afectada por el huracán Helene.
- El árbol de Navidad Rockefeller del 2024 (ubicado en la ciudad de Nueva York) mide 74 pies de alto y tiene cerca de 70 años.
- Los árboles de Navidad reales son reciclables, lo que los convierte en un producto de cero residuos.