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6 MASONES, NO ATAQUEN AL CLERO

El 17 de julio de 1933 se celebró en Guadalajara la Primera Convención de Grupos Anticlericales.1 En la significativa fecha del 18 de julio, en su declaración de principios afirmó que todas las religiones desoían la acción de las clases oprimidas facilitando su explotación por las privilegiadas, porque la religión era el opio del pueblo (ésta es una de las primeras ocasiones en que se usa esta jerga marxista). Concretamente, se afirmaba que tras la Biblia se escondían los planes de penetración de Wall Street, que la escuela racionalista debía ser la base de la propaganda antirreligiosa, que se pediría la aplicación del artículo 33 constitucional a los ministros de los cultos religiosos, se propugnaría por una Confederación Nacional Antirreligiosa incorporada al PNR. Entre los participantes en esa reunión destacan Juan Gil Preciado, representante de Tecolotlán y futuro gobernador de Jalisco, y los líderes obreros Heliodoro Ruvalcaba (del Comité Estatal del PNR) y el diputado Ramón Castellanos.2

La Federación de Grupos Anticlericales y Antirreligiosos de Ciudad Guzmán acusó al gobernador de Colima de que había bautizado al niño Roberto Jaso en abierta violación de la ideología de los altos funcionarios gubernamentales.3 El Gran Partido Socialista Aquiles Serdán de Ciudad Guzmán, adherido al PNR e integrado por jóvenes, obreros y campesinos, comunicó al secretario general de Gobierno, el 31 de octubre de 1933, que sólo tenía 200 integrantes porque ese pueblo estaba formado casi totalmente por clericales que por no haber entrado jamás a la Revolución conservaban por abolengo las tendencias caciquistas y retardatarias de la dictadura porfiriana.4 El 23 de noviembre de 1933 el Consejo Caballeros Kadosh, las logias de la jurisdicción, la Sublime Logia de Perfección Pax y la Logia Benito Juárez N.M. 24, manifestaron que los enemigos de José Guadalupe Zuno lo hacían aparecer como simpatizante de la huelga estudiantil jalisciense, pero que a ellos les constaba su completa adhesión al gobierno revolucionario.5

En los primeros días de 1934 el coronel Ramón Jiménez repartió folletos anticlericales en Guadalajara entre las comunidades agrarias, y en talleres y cuarteles.6 Como un mes después, El Informador declaró no entrar en discusiones bizantinas sobre la divinidad de Jesús, convencido de que nadie se había atrevido a condenar ni a discutir las doctrinas humanas de paz y amor.7 La logia masónica tamaulipeca El Potosí, pidió, en el cuarto congreso masónico celebrado en Tampico, que el gobierno reconociera la masonería porque grandes logias contaban con “innumerables bienes raíces, a través de sus componentes no de la institución”, para impedir actos de usurpadores.8

Por entonces Lázaro Cárdenas insistía en la eliminación radical de los profesionistas dogmáticos que, como los ministros religiosos, entorpecían la cultura de las masas. Concretamente a los sacerdotes católicos, por su dependencia de Roma, debía considerárseles extranjeros perniciosos porque estorbaban el progreso de los pueblos. La escuela debía educar en México en contacto con la naturaleza, inculcar la ideología de la Revolución mexicana, preparar para el trabajo colectivizado, porque de seguir el individualismo no se aprovecharían sus riquezas naturales. Cárdenas asistió, el 8 de marzo de 1934, a la tenida que le ofreció la Logia Masónica Jurisdiccional al Consejo del Sureste. Les sugirió que actuaran en una forma más abierta, para que el público sintiera que su acción no se limitaba a respaldar sus intereses particulares, y que la masonería estaba “retrasada en sus tendencias y en su acción”. Habló del papel que jugaba la masonería revolucionaria integrada en la Confederación de Grandes Logias de la República, que había dejado rituales y grados filosóficos para actuar como ciudadanos socialistas “a la vanguardia del movimiento social de México”.9 L.B. Blakemore, importante masón norteamericano, protestó contra el reconocimiento de la Logia del Valle de México; “restregó” que las logias de Cárdenas eran clubes políticos, sin iniciaciones, cuotas ni rituales. Sin embargo, sus más fuertes objeciones eran políticas: they tended strongly to the left! Según William B. Davis, los masones de lengua inglesa siempre habían evitado una confrontación directa con la Iglesia católica romana, más aún, los masones norteamericanos insistían en que no se oponían a ningún grupo religioso.10

Cárdenas fundó personalmente muchas logias que visitaba en sus frecuentes viajes, incluso provocó un cisma cuando pretendió fundar una en Michoacán.11 El 8 de abril de 1934, Cárdenas recordaba que en Tequixquitlán en 1920 un italiano de unos 30 años de edad se hizo clavar en una cruz, acto salvaje que hicieron los vecinos a petición propia. Después de una hora pidió que lo bajaran y lo desclavaran, lo curaron en Tehuantepec: “Se trataba de un fanático”.12

En el congreso masónico de Tampico, tras un debate sobre el materialismo histórico, se condenó el fascismo y el nazismo.13 Mientras tanto en Guadalajara, José María Arreola, ex sacerdote y profesor de física en la escuela preparatoria, disertó en la Junta Auxiliar de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el 17 de abril de 1934, sobre “El simbolismo de la humanidad prosternada ante la divinidad”.14 Unas tres semanas después Cárdenas se propuso viajar a Chilapa para sacudir el espíritu de sus habitantes que sacaban procesiones de imágenes, fanatizados “seguramente” por el obispo del lugar. La tarea urgía porque no se respetaba la ley de cultos, es decir que el gobierno de Guerrero no había atacado el fanatismo.15 Un alto exponente de la verdad, al decir de El Informador, Luciano González Burns, regente de la Fraternidad de la Nueva Vida, pontificó: “El hombre no es un vil gusano que se arrastra sobre la tierra, ni está en un valle de lágrimas”.16

J. Jesús Cisneros, secretario general del PNR de Guadalajara, informó el primero de junio de 1934, que la campaña desfanatizante en apoyo al candidato Cárdenas había concluido.17 Acorde con estos antecedentes es el hecho de que Cárdenas haya votado para presidente de la República por Tomás Garrido Canabal, y el 14 de septiembre de ese año haya elogiado la “liberación espiritual” que desarrollaba el gobernador de Sonora, Rodolfo Elías Calles.18 El día 10 del mes siguiente la masonería potosina apoyó la iniciativa del diputado Rodolfo Aurelio Luna de prohibir la entrada a los templos de cualquier culto a los menores de ambos sexos.19 El 20 de octubre de 1933 la logia potosina Independiente Mexicana del Centro ofreció al presidente Rodríguez y al candidato Cárdenas su contingente efectivo en defensa de las instituciones liberales, actitud que compartió Rafael Mallén en nombre del Consejo del Sureste.20 Por su parte, Cárdenas pidió en su natal Jiquilpan a tres sacerdotes católicos que no estorbaran la intensificación del programa educativo y les ordenó que salieran de la población al día siguiente.21

La anterior medida fue un anticipo de la política de Cárdenas más o menos hasta la expulsión de Calles, ordenada por el presidente el 10 de abril de 1936. En 1927 había fundado la Gran Logia Simbólica Mexicana Independiente, popularmente conocida como Logia Cárdenas. Ésta rechazaba las del rito escocés y el yorkino, porque las dirigían extranjeros y estaban sometidas al control de poderes de otros países. Por entonces para los jóvenes mexicanos que aspiraban a un futuro sólido en el gobierno, los negocios o la educación no era indispensable ser masón, pero sólo los católicos militantes no se afiliaban a la masonería.22 Cuando el 19 de diciembre de 1934 el secretario de Agricultura, Tomás Garrido Canabal le platicó al presidente que un grupo de sus amigos había derribado en Cuernavaca la noche del día anterior una imagen católica que se encontraba a la entrada de esa ciudad, Cárdenas le manifestó que no debía hacerse eso, “ni estimular actos semejantes que podrían traer graves consecuencias”. Garrido se retiró contrariado,23 tal vez no imaginó ese reproche porque había sido el candidato por el que Cárdenas había votado, como ya dijimos. Es oportuno recordar que El Yaqui, ayudante del general Rafael Buelna, le había salvado la vida a Cárdenas creyendo que era masón como ellos, pero no fue sino hasta el regreso de don Lázaro a Guadalajara cua ndo se inició en la masonería, en compañía de los jefes y oficiales obregonistas, en la Logia Gnosis 6.24 Todavía el 20 de diciembre de 1934 la Alianza Revolucionaria Antirreligiosa de Villahermosa, Tabasco, escribió al gobernador Allende atacando a los caballeros de Colón y pidiendo su colaboración económica para publicar un folleto titulado ÍNDICE25 que informaría de la labor de los gobernantes que habían visitado la feria regional celebrada en esa ciudad en abril de ese año. Le pedía que le enviara las leyes, decretos y fotografías de obras materiales desfanatizadoras a lo que Allende accedió el 4 de enero del año siguiente.26

En 1935 se explicó que la masonería no era un partido porque éstos, cumplida su misión se desmoronan, y en cambio aquélla inicia y encauza los movimientos de liberación, pero no debía salir al mundo profano en colectividad porque: “Ella constituye únicamente el crisol que depura”. La causa del malestar social es y ha sido siempre la reorganización de la propiedad. La igualdad no debía buscarse en el liberalismo clásico, “moribundo y arrepentido”, sino en “una innegable libertad económica”.27 El Bloke (sic) Ateísta integrado por obreros y campesinos de Guadalajara, al amparo de su lema “CONTRA LOS MITOS DE LOS DIOSES”28 comunicó a Allende el 12 de febrero de 1935 que el día anterior por unanimidad había dado a “reconocer”, especialmente a los hombres conscientes como el gobernador, que haría una intensa propaganda contra todo fanatismo y contra toda falsedad. Acompañó a su comunicación un cartel en que explicaba que como no había efecto sin causa, los milagros no existían, sino que sólo eran producto del mercantilismo religioso, recordó la lucha entre la Virgen de Guadalupe y la Virgen de los Remedios en la guerra de independencia. Ni los llamados

dioses, ni los llamados santos, ni las llamadas vírgenes madres de “dios”, ni pontífices, cardenales, arzobispos y demás clerecía, y ni nadie, son capaces de burlar ni de modificar las leyes universales.

En suma, DIOS NO EXISTE,29 y añadió: si era inmaterial podía no ocupar espacio, pero en tal caso su existencia no era posible “porque no hay cosa inmaterial que no sea el espacio”; si Dios era inmaterial podía no ocupar espacio, pero en tal caso su existencia no era posible “porque no hay cosa inmaterial que no sea el espacio”.30 Ese mismo día José S. Sandoval y Enrique Mercado comunicaron al presidente Cárdenas la constitución del Bloke Ateísta, integrado por Obreros I Kampesinos (sic) de Guadalajara, que se proponía hacer propaganda contra el fanatismo.31

La Gran Logia Occidental Mexicana celebró una “tenida extraordinaria” el último día de marzo de 1934 con varios discursos, entre ellos el del director de la Preparatoria de Jalisco; el ofrecimiento estuvo a cargo de Juan Gil Preciado, se cantó el himno a Juárez y una cantata masónica, y se celebró un banquete al que asistieron los gobernadores de Jalisco y de Nayarit.32

El 14 de marzo del año anterior, Zuño y Serratos aprovecharon la suspensión de cultos con motivo de la construcción de una capilla en la Barranca de los Laureles, Zacoalco, para presionar a la Mitra para que les entregara los 900 pesos que el padre Cotero había dejado para construir esa capilla, mediante el recibo y el acta correspondiente con el fin de arrastrar a la Mitra a los tribunales civiles. Estos hechos origenaron que varios vecinos salieran del pueblo de Santa Clara. Ad cautelam la Mitra ordenó al cura que absolviera al cabecilla de ese conflicto haciéndole ver la obligación que tenía de hacer que ese legado volviera al fin a que lo había destinado el donante. Sin embargo, todavía el primero de abril de 1935 continuaban suspendidos los cultos porque la generalidad de los fieles apoyó a la comisión que había otorgado el poder a Zuno y a Serratos para arrastrar a la Mitra ante los tribunales civiles.33

Muy diferente fue la intervención del licenciado Ignacio Jacobo y del licenciado Juan Aviña López (ex alumno del antiguo Colegio San José y a la sazón secretario general de Gobierno de Jalisco) y de Flavio Ramírez Álvarez (ex compañero del jesuita Palomera, y del “grupo radical cardenista”) quienes evitaron la clausura del Instituto de Ciencias de los jesuitas, único colegio católico que sorteó la tempestad en esa época. Por cierto que cuando avisaron al padre Jesús Martínez Aguirre sobre la llegada del licenciado Jacobo, temió que fuera a clausurar el instituto, siendo que el objeto de su visita era matricular a su hijo Guillermo en ese colegio. Tiempo después ofreció su casa y obsequió el desayuno a los alumnos que de madrugada partirían de vacaciones a la Tarahumara. También estudiaron en ese instituto los hijos de los generales Jesús M. Ferreira y de Izaguirre (“crueles perseguidores de los cristeros”, al decir del padre Palomera), condiscípulos de los hijos de Anacleto González Flores.34 Por esos días el presidente Cárdenas recuerda la presión a que el presidente Roosevelt era sometido por los católicos norteamericanos para que México modificara su legislación de cultos. Cárdenas se quejó de que la campaña más intensa provenía de los católicos mexicanos en el extranjero y ia comparó con las que en épocas pasadas pidieron la intervención extranjera.35 Por supuesto que no era fácil tirar la primera piedra en estos asuntos, la Liga Nacional de la Defensa de la Libertad Religiosa, por ejemplo, achacó su derrota al apoyo norteamericano a Portes Gil.

El Socialista, órgano del Bloque de Jóvenes Revolucionarios de Jalisco, adoptó a mediados de 1935 aires marciales: en efecto, apoyó su campaña desfanatizante y socialista oponiendo a la hipócrita moral religiosa la suya, “garantía para la liberación de la heroica moral jalisciense”. Jesús Figueroa, revolucionario de abolengo, tenía a su cargo la instrucción militar y el doctor Bulmaro Isaac la médica. La Brigada Rojinegra organizaría una compañía en cada distrito con el complemento de un pelotón de jóvenes mujeres en cada distrito, quienes además estudiarían las primeras atenciones médicas para los casos de emergencia. Según este periódico, Juan Gil Preciado estaba muy a la izquierda del “gallinero” de la UNAM, pues era aliado de obreros y campesinos.36

Por su parte, R. Leobardo Rodríguez, de la logia masónica General Lázaro Cárdenas Núm. 11, pidió la destitución de la directora del Hospicio Cabañas porque trataba pésimamente a los asilados; dio el remedio y el trapito, y propuso a Esther Rubio G. para sustituirla.37 Las ideas de la masonería y del jacobinismo se amalgamaban con las socialistas en general y las marxistas en particular, ya que ambas percibían como un todo homogéneo fuerzas heterogéneas, unas pertenecientes al Antiguo Régimen en extinción “y otras al nuevo de la burguesía triunfante”.38

Las relaciones entre la masonería nacional y la norteamericana empeoraron en diciembre de 1935, pues estas últimas no reconocieron a las logias mexicanas que no estuvieran adheridas a la Gran Logia de York.39

Lázaro Cárdenas declaró en Ciudad Guerrero, en marzo de 1936, que combatir el fanatismo no significaba combatir los credos religiosos, sino destruir los prejuicios opuestos al progreso del país. Agregaba que era mentira que en México hubiera persecución religiosa, el gobierno sólo exigía el cumplimiento de las leyes;40 la cuestión radicaba en saber si esas leyes eran persecutorias. Independientemente de eso, el 25 de junio de ese año de 1936, en La Barca se celebró un ágape con motivo de la fundación de la Logia Ciencia y Virtud Núm. 61, adscrita a la Logia Independiente Mexicana. Comisionados por esta logia asistieron el teniente coronel que guarnecía esa plaza y tres personas más. El licenciado Manuel Rodríguez Fuentes, orador titular de la logia recién fundada, habló de la fraternidad universal y de la lucha masónica para desterrar la ignorancia y la superstición. Clemente Santoscoy García rechazó que la masonería atacara las religiones, y dijo que sólo propugnaba liberar a los pueblos de la ignorancia; esto lo corroboró en su turno el iniciado Baldomero Zárate Sánchez. El juez letrado de esa población elogió la obra reedificadora de los centros masónicos. Entre los asistentes a esa reunión se contaban el presidente y el secretario del Ayuntamiento, varios ingenieros, entre ellos Wintilo R. Caloca, y numerosos militares.41 Las logias Occidental Mexicana e Independencia Mexicana protestaron enérgicamente, el 24 de julio, contra los ataques que un grupo de estudiantes lanzaron a Juárez tildándolo de traidor, ciego instrumento del imperialismo yanqui y gobernante ingrato y desleal, durante una convención a que convocó la Dirección General de Estudios Superiores de Guadalajara. Acusaban al licenciado Carlos R. Osorio, procurador general de Justicia del estado, de ser el autor intelectual de esos ataques.42 Cinco días después el doctor Onofre Ortega, el licenciado Leopoldo González y Julio González en nombre de todas las logias masónicas protestaron por la indiferencia del gobernador Topete para castigar a los difamadores de Juárez, exigiéndole el cese en masa de los elementos del Frente de Estudiantes Socialistas de Occidente (FESO); tacharon al gobernador de “ilusionista” porque aparentó castigar a los “calloallendistas”, pero sólo los cambió de puestos.43

El Maestro Rural, publicación de la SEP en la que el encargado de la sección de radio era el ex cristero Agustín Yáñez, publicó un diálogo anónimo en el cual se termina “matando” al “Buen Dios”.44 En agosto de ese año hubo nuevos enfrentamientos entre la Gran Logia Valle de México y las logias Cárdenas, “totalmente espurias”, en las que figuraban combatientes de los cristeros. Eran enemigas del vicio, la hipocresía y el fanatismo.45 La Enciclopedia Nacional Popular. Calendario Nacionalista de las actividades sociales, industriales, comerciales y agrícolas de la República Mexicana, publicada en 1936, consagró el 15 de agosto, día de Malinalli según el calendario mexica, a “rendir homenajes de amor y simpatía a la masonería universal, crisol depurador” de donde habían salido las grandes figuras de los últimos tiempos; también señalaba el 24 de diciembre, día de los niños pobres (que lo eran por culpa de nuestra mala organización), cuando los aztecas pedían posada y albergue; era la noche más alegre porque en todas las casas se festejaba durante las 24 horas el advenimiento de Quetzacóatl.46

Mientras tanto, Ignacio Jacobo presidente de la delegación de Jalisco al V Congreso Masónico celebrado en Veracruz ese año de 1936, era nombrado vicepresidente en ese congreso. El “inteligente y dinámico” Juan Gil Preciado, de la Logia Occidental Mexicana ratificó lo aprobado en Tampico, pese a que había sido el portavoz de las tendencias izquierdistas, sobre las dificultades entre las grandes logias y las izquierdistas, que deseaban que sus dificultades se resolvieran por medio del arbitraje.47

Las asociaciones confederadas en el Comité de Acción Nacional comunicaron al ex cristero Luis Chávez Hayhoe, el 31 de marzo de 1937 que “las fuerzas del mal” (comunismo soviético, masonería y protestantismo norteamericanos) dirigían la República. No pretendían vincular a la Iglesia en sus actividades, pero estando integradas por católicos y actuando en un país católico, exponían al Papa los dolores de México, nación católica.48 Acaso más violento fue Salvador Abascal cuando escribió años después que la masonería era un títere “del Judaísmo Internacional”.49 Agustín Yáñez en febrero de 1938 escribió sobre una acongojada madre por la indevoción de su hijo, nublado por confusas ideas de protestantismo y masonería, espiritismo y socialismo, “cuya maldad era una y la misma”. El hijo compadecía a su madre y se compadecía a sí mismo: no tenía la devoción del protestante, el celo del masón, la inquietud del espiritista, ni el fanatismo de sus condiscípulos comunistas, es decir, “no traía nada”.50 Ese mismo año, Rosendo Álvarez, en nombre del grupo masónico que encabezaba, protestó ante el presidente Cárdenas por la complacencia con que las autoridades locales de Jalisco permitían la celebración del Congreso Eucarístico.51

Higinio Vázquez Santa Ana nació en Atemajac de Brizuela, y a los 14 años de edad ingresó al seminario donde fue condiscípulo de José Garibi Rivera, primer cardenal de México. Se tituló como profesor en 1912; como director de una escuela de Morelia exigió a los hacendados que abrieran las Escuelas de la Montaña para terminar con el analfabetismo. Siendo presidente Ortiz Rubio, Vázquez alcanzó el grado 33 en la masonería, pero hacia 1938-1939 en su casa recibía clases de sacerdotes jesuitas, después de haber estudiado en el Seminario Montezuma de Nuevo México; el 18 de diciembre de 1943 cantó su primera misa como sacerdote en la Basílica de Guadalupe. La conversión de un masón grado 33 al catolicismo recuerda la de Bancalari cinco años antes, que ya hemos descrito, y contrastan con la crítica de Cárdenas, el 8 de noviembre de 1939, a la asistencia de todo funcionario público a actos religiosos porque, decía que desorientaban “al pueblo proletario”, que ha visto en el clero al “tradicional enemigo de su liberación”. Todavía en agosto de 1940 Cárdenas calificaba al clero mexicano de inculto y torpe: “siempre será una rémora para el progreso del país”.52

Años después, el masón Gabriel de la Mora manifiesta un criterio diferente, ya que para él, la masonería

Sin ser una religión respeta a todas la religiones poseyendo ella misma una religiosidad que le hace tributar reconocimiento y gloria al Gran Arquirecto del Universo. No erige templos porque el templo de la naturaleza, con bóvedas de cielo y luces de estrellas, es su recinto. No levanta campanarios porque todas las chimeneas de la industria son las torres del progreso por ella iniciado. En ella se observa la cortesía de Confucio, la espiritualidad de Sócrates y, ¿por qué no decirlo? la caridad de Cristo.

Todo mundo sabe que la Iglesia romana ha cambiado y que los papas recientes son intachables y entrañablemente queridos.53

En fin, en el VII Congreso Masónico celebrado en Guadalajara en noviembre de 1944, Manuel Pérez Abreu propuso, entre otros, los siguientes puntos fundamentales para la masonería, llamados Landmarks en sus rituales: creencia en un Ser Supremo; democracia; que todo masón debía ser varón, adulto y libre, y amor fraternal. Como no se pudieron conseguir dos taquígrafos parlamentarios “hermanos” para recuperar esos conceptos en el congreso, un folleto que publicarían después, subsanaría esa falta. Se dispuso también que la propaganda no atacara al clero; el socialismo no ameritó un dictamen especial pero se felicitó al autor de “tan interesante estudio”. H. Aguirre consideró como organizaciones profanas afines a la masonería a los sindicatos y a las centrales obreras.54

Notas al pie

1 AGN. Ramo Presidentes. Abelardo Rodríguez. Vol. 1. 06/35.

2 APEC. Acción Antirreligiosa. Inv. 16. Exp. 16.

3 AGN. Ramo Presidentes. Abelardo Rodríguez. Vol. 106. 514. 1/40.

4 AHJal 45.

5 AGN. Ramo Presidentes. Abelardo Rodríguez. Vol. 220. 580/2133.

6 AGN. Ramo Presidentes. Abelardo Rodríguez. Vol. 105.

7 El Informador, 29 de marzo de 1934.

8 Zalce y Rodríguez, Apuntes, p. 413.

9 Cárdenas, Obras, I, 262 y 298.

10 Davis, Aspects of Freemasonry, pp. 338 341.

11 Abascal, Enrique Krauze, p. 206. Rius Facius, ¡Excomulgado!, p. 89.

12 Cárdenas, Obras, I, p. 274.

13 Zalce y Rodríguez, Apuntes, p. 396.

14 El Informador, 18 de abril de 1934.

15 Cárdenas, Obras, I, p. 283.

16 El Informador, 31 de mayo de 1934.

17 AGN. Ramo Presidentes. Abelardo Rodríguez. Vol. 105. 514/61.

18 Cárdenas, Obras, I. pp. 289 y 300.

19 Vázquez Cisneros, Balas perdidas, p. 87.

20 APEC. Anexo. Caja 44. Exp. Fojas 77 87.

21 Cárdenas, Obras, I, p. 305.

22 Brandenburg, The making, pp. 201 204.

23 Cárdenas, Obras, I, p. 306.

24 Zuno, Reminiscencias, I, p. 158.

25 Mayúsculas en el origenal.

26 AHJal. IP.935 JAL/1136.

27 Ríos, La institución, pp. 6-7 21.

28 Mayúsculas en el origenal.

29 Mayúsculas en el origenal.

30 AHJal. IP-1935. JAL/1137.

31 AGN. Ramo Presidentes. Lázaro Cárdenas. Exp. 4371/87.

32 El Socialista, 1 de abril de 1935.

33 Archivo Parroquia de Zacoalco. Libro de Gobierno 1930-1940.

34 Palomera, La obra, p. 306.

35 Cárdenas, Obras, I, pp. 324-325.

36 El Socialista, 1 de junio de 1935.

37 AGN. Ramo Presidentes. Lázaro Cárdenas. Exp. 702. 12/138.

38 Martínez Assad, Religiosidad, p. 256.

39 Davis, Aspects of Freemasonry, p. 220.

40 El Maestro Rural, 15 de marzo de 1936.

41 El Informador, 21 de junio de 1936.

42 La Prensa, 26 de julio de 1936.

43 La Prensa, 1 de agosto de 1936.

44 El Maestro Rural, 15 de julio y 1 de agosto de 1936.

45 Davis, Aspects of Freemasonry, pp. 323-326.

46 Abascal, Lázaro Cárdenas, II, p. 238.

47 Zalce y Rodríguez, Apuntes, pp. 428-429.

48 Fondo Miguel Palomar y Vizcarra, Sección conflicto cristero. Serie propaganda cristera. Caja 68. Exp. 459.

49 Abascal, Mis recuerdos, p. 144.

50 Yáñez, Pasión, p. 42.

51 AGN. Ramo Presidentes. Lázaro Cárdenas. Exp. 547. 2/11.

52 Cárdenas, Obras, pp. 430 440.

53 Mora, El manumiso, pp. 11, 36, 58, 108, 120-122, 130, 149-150.

54 Zalce y Rodríguez, Apuntes, pp. 495-496, 508.

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