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4. Consideraciones finales

Los análisis realizados en este capítulo nos han permitido observar que en gran parte de las unidades domésticas la mano de obra familiar comparte la situación de clase del jefe, con la excepción de los hogares de jefes trabajadores por cuenta propia. Las unidades domésticas de los jefes obreros y manuales de los servicios son más homogéneas debido a la incorporación en la actividad económica de la mano de obra masculina. Ocurre lo inverso en los hogares con jefes no manuales y por cuenta propia, donde la homogeneidad -cuando existe- la imprime sobre todo la mano de obra femenina.

Asimismo, el estudio detallado de los hogares de jefes asalariados manuales permitió comprobar que la homogeneidad es más marcada en las unidades de jefes obreros que en las de trabajadores^ manuales de los servicios. No obstante, en ambos casos la mano de obra familiar que es asalariada manual trabaja en gran medida en el mismo sector de actividad del jefe, esto es, industria o servicios.

Cuando son los hijos (de ambos sexos) quienes comparten la situación de clase del jefe, puede decirse que en el interior de las unidades domésticas se gestan mecanismos generacionales de reposición de cada grupo en la estructura social. En este sentido, es importante haber podido ilustrar que los hijos de jefes asalariados también son en gran medida asalariados, esto es, también desempeñan un trabajo subordinado, recibiendo un salario por la venta de su fuerza de trabajo. Y ha sido interesante presentar como resultado, que los hogares de jefes trabajadores por cuenta propia desprenden mano de obra que se incorpora principalmente como asalariados en la actividad económica. En este último grupo de unidades domésticas, los mecanismos de reposición generacional deben tender a desaparecer a medida que el propio grupo se extingue como consecuencia de los cambios estructurales del mercado de trabajo.

También analizamos en este capítulo aquellos grupos de unidades domésticas donde la mano de obra familiar no comparte la situación de clase del jefe del hogar. Tanto este tipo de hallazgos como los referentes a la homogeneidad de los hogares, plantean gran cantidad de preguntas en torno a la conformación de clases sociales en el México actual. Por ejemplo, ¿qué significa que en los hogares de jefes manuales la heterogeneidad social sea introducida por el contingente femenino que sale al mercado de trabajo? Se podría argüir que se trata de una mano de obra femenina que ocupa posiciones no manuales pero que en términos de remuneración recibe salarios cercanos a los de los obreros mejor remunerados. Ciertamente, en lo que toca a.lo económico todos pueden compartir una situación semejante, pero ésta puede cambiar si se introducen consideraciones políticas e ideológicas. En coyunturas específicas, ¿compartirían todos los miembros de los hogares “heterogéneos” los mismos intereses de clase? Este es un tipo de pregunta que consideramos muy relevante, pero que sólo es posible plantear a partir de los análisis aquí realizados.

En otro orden de consideraciones, los hallazgos de este capítulo indican que la mano de obra que se incorpora en actividades no manuales tiene la más alta escolaridad y proviene de los hogares con jefes mejor remunerados del sector social correspondiente. En los hogares donde el jefe tiene mejor condición socioeconómica (no sólo entre los no manuales sino también entre los sectores privilegiados de los manuales y por cuenta propia) se garantiza que los miembros del hogar alcancen una mayor educación formal; en consecuencia, se asegura que ocupen una posición cuando menos equivalente a la del jefe del hogar.

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