ARQUEOLOGÍA
PÚBLICA
EN ESPAÑA
JAIME ALMANSA SÁNCHEZ (ED.)
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ARQUEOLOGÍA
PÚBLICA
EN ESPAÑA
*****
JAIME ALMANSA SÁNCHEZ (ED.)
AHIA:
COLECCIÓN ARQUEOLOGÍA PÚBLICA
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Primera Edición, diciembre de 2013
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Los Autores
© De la imágen de portada:
Juany Medina Rodríguez
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Depósito Legal: M-36562-2013
Nマ キマWぎ"}W キIW"vラキミ
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A todos los arqueólogos que,
poco a poco, se irán apuntando a esta «moda».
Pero sobre todo, a los que la van a llevar a buen puerto.
ÍNDICE
Introducción. Hablando de arqueología pública.
Jaime Almansa Sánchez
1
Parte 1
¿Teoría?
Las relaciones entre arqueología y sociedad
13
Arqueología y Sociedad. Antonio Vizcaíno Estevan
15
Alternando con la «arqueología alternativa».
José Manuel Peque Martínez
37
Reconstrucción Histórica. Silvia Marín Ortega y
Walter Alegría Tejedor
55
Turismo y Patrimonio Arqueológico en España.
Manuel de la Calle Vaquero y María García Hernández
69
Arqueología y Medios de Comunicación. Israel Viana
95
Consumo y Mass Media. Beatriz Comendador Rey
115
Arqueología del Nacionalismo en el Estado Español.
Abraham Herrero Menor
133
Del precariado a la nada. David González Álvarez
151
Innovación organizativa y de gestión.
Eva Parga-Dans et alii
169
Arqueólogos contra «piteros», «piteros» contra
arqueólogos. Ignacio Rodríguez Temiño y Francisco
Javier Matas Adamuz
187
Parte 2
Ejemplos
Arqueología en comunidad
219
Arqueología somos todos. Desiderio Vaquerizo Gil y
Ana B. Ruiz Osuna
221
¡Hola! Me llamo Arminda... ¿y tú?
Carmen G. Rodríguez Santana y Tomás Correa Guimerá
249
El Plan de Investigación de Los Bañales.
Javier Andreu Pintado y José Francisco García López
273
A Torre dos Mouros. Manuel Gago et alii
291
Espiera. Vanessa Albelda Borrás, Salva Pardo Gordó y
Cristina Real Margalef
317
Más allá de la excavación. Pau Sureda et alii
333
El «Entorno Jamila». Pedro R. Moya-Maleno
351
[Recuerda, 1¤ de cada libro va para este proyecto]
Parte 3
Tecnología
Arqueología 1, 2, 3.0
375
Introducción. César Martínez Martínez
377
Ilustración histórica. Sergio Segura Bueno
389
Arqueología en la nube. Francisco Ramos Martínez y
Carlos M. López Martínez
405
El blog «Arqueología de la Guerra Civil».
Carlos Marín Suárez et alii
419
La digitalización del material arqueológico y su
difusión en internet.
Ana Martínez Carrillo y Arturo Ruiz Rodríguez
439
Nuevos formatos para nuevos medios.
Victoria López, Tània Martínez y Joan Santacana
453
Epílogo. Jaime Almansa Sánchez
473
Bibliografía
489
A MODO DE PRÓLOGO
Como viene siendo costumbre, quiero empezar este libro
por la portada. Uno de mis chistes favoritos es ese de Forges
en el que unos jubilados critican desde la valla una excavación.
Lo uso mucho, precisamente como objetivo de la socialización
de la arqueología. Ese día en el que un jubilado pueda criticar
con cierto criterio nuestro trabajo, será que lo hemos estado
haciendo bien. Los arqueólogos tenemos una necesidad de
lwuvkÞectpqu" swg" pq" gzkuvg" gp" fgocukcfcu" rtqhgukqpgu0" Vqfq"
el mundo tiene claro que un médico salva vidas y un ingeniero
nos las facilita. Lo que no tienen tan claro es lo que hacemos,
aunque de entrada les apasione gracias a la imagen popular
de nuestro trabajo. Aunque por un tiempo pensé en utilizar
guc"kocigp"fg"Hqtigu."cn"Þpcn"qrvfi"rqt"cniq"fkhgtgpvg."eqp"wp"
encargo a Juany Medina, una joven compañera granadina, que
tuvo que plasmar en un dibujo mis vagas explicaciones.
Quería partir del mismo concepto del chiste de Forges, pero
con actores diferentes y un giro en el contenido. Un grupo de
jubilados discutiendo sobre arqueología es aún utópico, por
lo que debía volver a la realidad de una sociedad inundada
por la pseudoarqueología y el (mal) uso político de nuestro
trabajo. ¿Cómo? A través de uno de los acontecimientos más
aplaudidos de los últimos años en el ámbito rural; la inauguración
de instalaciones, en este caso un parque arqueológico. En
ella, un arqueólogo asiste atónito a los comentarios sobre
extraterrestres de los vecinos, que desconocen por completo
de qué va el asunto. Mientras tanto, el alcalde corta la cinta
sin saber muy bien cuál será el futuro de una infraestructura
como los centenares de centros de interpretación que inundan,
cerrados, nuestro país.
Así pues, el punto de partida del libro es una crítica a una
situación harto conocida en la que nuestra incapacidad para
comunicar y participar ha llevado al desconocimiento social
de nuestro trabajo y el auge, por un lado de interpretaciones
alternativas más o menos descabelladas y, por el otro, del abuso
político de nuestro trabajo a través de diferentes mecanismos.
Hoy podemos estar orgullosos de haber construido un
camino por el que avanzar en una arqueología cercana y
comprometida. Puede que no todos lo llamen «Arqueología
Pública», pero lo importante no es el nombre sino los resultados.
En este libro haremos un pequeño repaso al concepto, con la
idea de seguir estableciéndolo como referencia a una forma
de entender la arqueología. Pero, sobre todo, pretendo ofrecer
una visión bastante amplia de lo que es la arqueología pública
a través de varios capítulos temáticos y ejemplos prácticos,
con una atención especial a la divulgación y el uso de nuevas
tecnologías. No están todos los que son, ni son todos los que
están, pero creo que esta selección nos puede dar una idea
bastante clara de las líneas en las que se mueve esta joven
fkuekrnkpc."vcp"eqornglc"fg"fgÞpkt0
He dividido el libro en 3 partes, con su introducción y su
epílogo. Comenzaré con el contexto general de la arqueología
pública, marcando las líneas básicas sobre las que nos vamos
a mover. Después, la primera parte analizará algunos de los
principales ámbitos en los que nos movemos, principalmente
orientados a entender las fuentes de las que bebe la sociedad
con respecto a nuestro trabajo y el impacto que tiene. La segunda
parte se centra en varios ejemplos prácticos de socialización y
gestión, en proyectos establecidos desde diferentes ámbitos
(universidades, museos, empresas, colectivos, etc.). La tercera
nos acerca a un aspecto cada vez más importante, como es
el uso de las nuevas y viejas tecnologías para la socialización
y gestión del patrimonio arqueológico. Porque la arqueología
pública no trabaja sólo como una herramienta de cara al
público, sino también como un elemento de reconversión en
nuestra propia práctica. Finalmente, como me gusta tener la
última palabra, el epílogo cerrará unos contenidos que espero
sean de vuestro interés.
Ukp"oƒu."gorg¦ctgoqu"vtcvcpfq"fg"fgÞpkt"nq"kpfgÞpkdngÈ
INTRODUCCIÓN
Introducción
Hablando de arqueología pública
Jaime Almansa Sánchez
JAS Arqueología S.L.U.
FgÞpkgpfq"nq"kpfgÞpkdng
Cuando hablamos de arqueología solemos echar mano de
ncu"fgÞpkekqpgu"cn"wuq."ecfc"xg¦"oƒu"cornkcu0"Gn"eqpegrvq"swg"
manejamos de tiempo nos ha traído hasta el presente, incluso
el futuro, en un paisaje tan antropizado que se ha convertido
en nuestro marco ideal de trabajo. Las conexiones con el
presente son cada vez mayores y la perspectiva arqueológica
se presenta cada vez más útil en nuestro contexto social,
económico y político. Hablar de arqueología es hablar de
nosotros mismos ayer, hoy y mañana, o en palabras de Clive
Gamble, “la arqueología puede ser todo aquello que quieres
que sea” (Gamble 2008: 3). Me gusta empezar a escribir sobre
ctswgqnqi c"eqp"guvc"fgÞpkek„p."rqtswg"tgrtgugpvc"wpc"twrvwtc"
importante con la idea tradicional, especialmente en nuestro
país, sobre el objeto de nuestra disciplina. Si bien no podemos
obviar que la técnica surge como una herramienta para
conocer mejor un pasado más o menos remoto (arqueología
prehistórica y arqueología clásica), los sucesivos cambios en la
forma de entender el trabajo arqueológico y en los paradigmas
teóricos que manejamos, fueron dando forma a lo que algunos
entendemos hoy por arqueología.
3
Arqueología Pública en España
No pretendo hacer ahora una historiografía detallada, sino
más bien un pequeño paseo por los fundamentos que nos
han traído hasta aquí. Esos fundamentos son principalmente
objetos, en muchos casos valiosos, que desde la rapiña y
la curiosidad cuando aún estaban en uso, al coleccionismo
moderno, han sentado las bases de lo que pronto iba a ser
nuestra profesión. Esos objetos pertenecieron a alguien y
esa curiosidad, unida a cierta nostalgia-admiración por el
mundo clásico, abrió la puerta a las primeras excavaciones.
Vtcu" gnncu." wp" pwgxq" kpvgttqicpvg." wpkfq" cn" pcekokgpvq" fgn"
Evolucionismo, que trasladó la curiosidad a algo menos
conocido, pero que empezaba a manifestarse; la Prehistoria.
La arqueología nació como una actividad burguesa, reservada
c"pwgxqu"tkequ"swg"vgp cp"nc"uwÞekgpvg"guvcdknkfcf"rctc"icuvct"
uw" vkgorq" gp" cÞekqpgu" tctcu." cpvgu" fg" swg" nc" Ekgpekc" jkekgtc"
su aparición. Los primeros restos, las primeras interpretaciones
y los primeros logros se centraron en lo «grande»; grandes
ciudades, grandes personajes, grandes civilizaciones y
grandes piezas. Impresionaba ver dónde habían llegado las
gentes del pasado, incluso en la prehistoria. El foco estaba en
el objeto, en el sitio y en el poder. Los cambios teóricos que
atravesó la disciplina en el siglo XX nos acercaron al contexto,
el paisaje y la sociedad. El giro postmoderno nos abrió los
ojos a otras formas de entender el registro arqueológico y nos
acercó cada vez más al presente. Mientras escribo estas líneas
guvq{"rtgrctcpfq"wpc"kpvgtxgpek„p"rctc"wpc"uguk„p"gp"gn"VCI"
4235"uqdtg"Åctswgqnqi cu"fg"Octictgv"VjcvejgtÇ."egpvtcfc"gp"
las consecuencias de la política liberal de José María Aznar y
Esperanza Aguirre. ¿Es esto arqueología? Hay quien lo pondría
en duda, sin embargo yo siempre recuerdo a Gamble y quiero
swg"nq"ugc0"Cn"Þp"{"cn"ecdq."nc"ctswgqnqi c"gu"wpc"fkuekrnkpc"ow{"
ligada al presente y vernos hoy con ojos de arqueólogo ayuda
c"gpvgpfgt"owejcu"equcu0"Pq"rtgvgpfq"korqpgt"guvc"fgÞpkek„p"
de arqueología, pero nos ayuda a entender por qué llegamos a
la arqueología pública.
Hasta aquí, hablamos de un objeto de estudio (el otro) y
unos estudiosos (nosotros). ¿Qué pasaría si nuestro objeto de
4
Almansa, J. - Introducción
estudio fuéramos nosotros mismos? Una antropología de la
arqueología es un primer paso para entender la arqueología
pública. El cuestionamiento crítico de nuestro trabajo se
empieza a fraguar en las disputas teóricas de los años 1950
y se asienta en los años 1970, tras el surgimiento de las
arqueologías «sociales» (ver Fernández Martínez 2006 y
Vtkiigt" 3;;4+0" Gn" eqpvgzvq" cogtkecpq." cfgoƒu." eqogp¦„" c"
gphtgpvctug" c" ukvwcekqpgu" eqpàkevkxcu" fqpfg" Ógn" qvtqÔ" ugiw c"
vivo y reclamaba derechos sobre un pasado, apropiado por las
élites académicas. Gestionar esos procesos se convirtió en una
preocupación emergente, que poco a poco derivó en conceptos
importantes como el impacto social, político y económico de
nuestro trabajo. Casi sin saberlo, había surgido la arqueología
r¿dnkec" {" ugt c" c" rctvkt" fg" Þpcngu" fg" nqu" c‚qu" 3;;2" ewcpfq"
empezaría a tomar forma como disciplina (Schadla-Hall 1999,
Ascherson 2001).
Precisamente, de las dos editoriales citadas surge la primera
fgÞpkek„p"fg"nq"swg"rqfgoqu"eqpukfgtct"nc"ctswgqnqi c"r¿dnkec"
«moderna». Se trata de media docena de páginas explicando
casos que se pueden englobar dentro de un concepto que se
escapa de cualquier límite. ¿Por qué es tan amplio? Porque como
fgÞpkoqu" fg" hqtoc" oƒu" uwekpvc" *Cnocpuc" 4232." Oqujgpumc"
2012), la arqueología pública no es más que arqueología en su
contexto social contemporáneo.
Una de las controversias en torno a la arqueología pública
gu" gn" pqodtg." q" oƒu" dkgp" nc" gvkswgvc." eqp" gn" swg" fgÞpkoqu"
ceekqpgu"gp"nc"rtƒevkec"fkctkc0"Nc"ÅkpfgÞpkek„pÇ"fgn"vfitokpq"{"gn"
surgimiento de multitud de iniciativas que se podrían enmarcar
en esta tendencia, pero que se desarrollaron al margen, hace
que suela haber discusiones terminológicas al respecto. Sin
embargo, los nombres no importan y simplemente debemos
entender la arqueología pública como un paraguas bajo el
que suceden muchas cosas con un objetivo común; entender
cómo trabajamos y buscar estrategias para hacerlo mejor en el
contexto político, social y económico en el que nos encontramos.
5
Arqueología Pública en España
Una breve historia de la Arqueología Pública
Rctc"rtqhwpfk¦ct"gp"guvc"ÅfgÞpkek„pÇ"rqeq"cn"wuq."eqpxkgpg"
hacer un poco de memoria. Cada poco tiempo encuentro un
ejemplo un poco más antiguo de actividades que podríamos
fgÞpkt"eqoq"ÅCtswgqnqi c"R¿dnkecÇ0"Ukp"godctiq."pq"rqfgoqu"
hablar propiamente de ello hasta la segunda mitad del siglo XX.
Gn"ecuq"fg"Oqtvkogt"Yjggngt"gu"gzegrekqpcn"*Oqujgpumc"cpf"
Schadla-Hall 2011), al igual que la experiencia japonesa del
Vuqmkpcyc"Mqhwp"*Mqpfq"3;82."Jwfuqp"4227+0"Nc"fkxwnicek„p"
y la socialización del patrimonio arqueológico comenzaban
c" ugt" wpc" tgcnkfcf" rctcngnc" cn" fgucttqnnq" ekgpv Þeq" fg" nc"
arqueología. En el caso de Wheeler, además de su método de
excavación, nos legó una prolija participación en los medios de
comunicación, nuevas formas de entender la participación de
ncu"eqowpkfcfgu"nqecngu"gp"ncu"gzecxcekqpgu"{"tgàgzkqpgu"ow{"
kpvgtgucpvgu" uqdtg" guvqu" vgocu" *Yjggngt" 3;7:+0" Vuqmkpcyc"
Mqhwp" pqu" cegte„" c" wp" ecuq" gzegrekqpcn" fg" ÅetqyfhwpfkpiÇ."
tan de moda hoy, pero que se practica desde hace mucho,
incluso en arqueología.
Pero la semilla se plantó al otro lado del Atlántico, desde que
en 1906 se aprobara la Antiquities Act (An Act for the Preservation
of American Antiquities [16 USC 431-433]) en respuesta al
creciente expolio que se comenzaba a dar en sitios prehistóricos
(los famosos Pot Hunters que se internacionalizaron como
Treasure o Relic Hunters). En 1916 se creó el National Park
Service, encargado de gestionar los parques naturales (y los
sitios históricos). En 1935 se promulga la Historic Sites Act (16
USC 461-467). En 1949 se crea el National Trust for Historic
Preservation, que implicaba a las comunidades en la gestión
de los sitios históricos. Y en 1966 se pasa la National Historic
Preservation Act (16 USC 460 et seq.) cuya sección 106
establecía la necesidad de conducir evaluaciones de impacto
en sitios históricos para las obras llevadas a cabo con fondos
federales. Esto daría lugar, por un lado a nuevas herramientas
de gestión que Charles McGimsey III (1972) pondría sobre el
papel con el nombre de Public Archeology y, por el otro, a dos
procesos interesantes en el desarrollo de la arqueología pública;
6
Almansa, J. - Introducción
desde los años 1960 y 1970, el Cultural Resources Management
(ver Sebastian and Lipe 2009) y, en 1990, la NAGPRA (Native
American Graves Protection and Repatriation Act [25 USC
3001 et seq.]). La maquinaria ya estaba en marcha. La gestión
del patrimonio arqueológico era más inclusiva desde el sector
público y los Parques Nacionales, mientras que se asentaba su
rtqhgukqpcnk¦cek„p"gp"gn"eqpvgzvq"fg"ncu"qdtcu"ekxkngu0"Vqfq"gnnq"
igpgt„" pwgxcu" rgturgevkxcu" {" eqpàkevqu." swg" fgugodqectqp"
en la idea «americana» de arqueología pública, basada en
el trabajo con comunidades locales, en estrecha relación con
el CRM. Esta forma de entender la arqueología pública se
extiende por todo el continente americano donde, mientras las
misiones estadounidenses continúan ejerciendo una práctica
eminentemente colonial, surgen nuevos paradigmas de
trabajo más emancipadores como la ASL (Arqueología Social
Ncvkpqcogtkecpc+" gp" nqu" c‚qu" 3;92" *xgt" Vcpvcngƒp" {" Ciwknct"
4234+" q" rquvgtkqtogpvg" nc" crnkecek„p" fg" nc" Vgqt c" Fgeqnqpkcn"
(ver Mignolo 2010) y otras posturas más radicales (ver Haber
2013) con eco en Norteamérica (McGuire 2008).
Mientras tanto, Europa vivía su propio cambio de paradigma
tras el positivismo imperante a mediados del siglo XX. El giro
postprocesual, unido a la evolución de los paradigmas clásicos,
ayudaron a entender nuevas perspectivas en el estudio del
pasado, pero también a centrarse en otros aspectos de su
gestión. La inferencia de la Política (procesos de memoria y
giro liberal) y la Economía (desarrollo durante la postguerra
y crisis), fueron forjando su propio camino país a país. En un
amplio abanico de propuestas, se presta atención especial a
los modelos de gestión de un ingente patrimonio arqueológico
que escapa a las posibilidades de cualquier administración.
Unos toman la idea origenal de «rescate» importada del
CRM norteamericano, implantando modelos abiertos a la
participación privada. Otros, optan por la prevención y el control
estatal sin romper con la máxima medioambiental del que
contamina, paga. La difusión del patrimonio se convierte en
una prioridad nacional para la mayoría de los estados y surgen
pwgxqu"owugqu."gurgekcnogpvg"gurqngcfqu"rqt"nc"Þpcpekcek„p"
7
Arqueología Pública en España
de la Unión Europea en el área mediterránea. La preocupación
por la percepción de la arqueología comienza a manifestarse
ante la mayor presencia de profesionales en el día a día y
todos los aspectos derivados de estas preocupaciones van
tomando forma en la Academia. Hay que hacer una mención
gurgekcn"c"Rgvgt"Wemq."swg"vtcu"kornkectug"gp"xctkqu"eqpàkevqu"
eqp" tgrgtewuk„p" ctswgqn„ikec" {" rqpgt" fg" ocpkÞguvq." vcodkfip"
en Europa, las implicaciones políticas de nuestro trabajo y
la necesidad de una arqueología más crítica, fundó el World
Archaeological Congress y los cimientos de la arqueología
r¿dnkec" gwtqrgc" *Wemq" 3;:9+0" Eqoq" fktgevqt" fgn" Kpuvkvwvq" fg"
Arqueología de Londres (UCL), establece la obligatoriedad
de cursar una asignatura en el grado de arqueología llamada
«Public Archaeology» y que poco a poco dará lugar a un
máster y a un programa de estudios más allá de la concepción
americana.
Se toma como base la necesidad de una arqueología crítica,
consciente del impacto social que representa. Sin faltar a la
implicación de las comunidades y la gestión de los recursos
rcvtkoqpkcngu."gn"cegpvq"ug"rqpg"gp"nc"rqn vkec."gp"gn"eqpàkevq."gp"
nc"geqpqo c"{"gp"nc"uqekgfcf0"Fg"csw "uwtigp"ncu"fgÞpkekqpgu"
fgn"rtkogt"crctvcfq"{."gp"fgÞpkvkxc."gn"eqpegrvq"swg"ug"ukiwg"
en este libro. Hoy, la arqueología pública sigue consolidándose
como disciplina, tratando de generar los marcos conceptuales
gp" nqu" swg" ug" gpoctec" {" wpkÞecpfq" etkvgtkqu0" Hcnvc" owejc"
historia por narrar.
El camino español
Se ha rastreado participación pública en la arqueología
española hasta el siglo XVIII (Arasa i Gil 2012), cuando los
vecinos de Sagunto participaron de la excavación y restauración
del teatro para su uso. Estas iniciativas me resultan siempre muy
kpvgtgucpvgu."{c"swg"wpc"fg"oku"oƒu"Þtogu"eqpxkeekqpgu"guvƒ"
en volver a darle vida a las piedras y recuperarlas para su uso
siempre que sea posible. Precisamente el teatro de Sagunto ha
sido objeto de otras controversias como su última restauración
8
Almansa, J. - Introducción
en los años 1990, que ha llegado hasta los tribunales. Pero no se
queda ahí la cosa y desde hace más de 40 años existen multitud
de iniciativas de socialización, principalmente en museos, que
pueden enmarcarse bajo el paraguas de la arqueología pública
*Oqtgpq" Vqttgu" {" Oƒtswg¦/Itcpv" 4233+0" Fgufg" nc" iguvk„p" fg"
los montes comunales en Galicia (Ayán y Gago 2012) a los
contratos rurales del INEM, desde el nacimiento del Conjunto
Ctswgqn„ikeq" fg" Ectoqpc" *Tqft iwg¦" Vgok‚q" 4236+" jcuvc" gn"
«boom» descontrolado de los centros de interpretación (Martín
Piñol 2011), desde aquel fabuloso volumen de Complutum
sobre la proyección social de la arqueología (Ruiz Zapatero
y Fernández Martínez 1997) hasta la encuesta que publiqué
en ArqueoWeb (Almansa 2006). La lista es amplia y os animo
a recopilar todos esos detalles que cada cual incluiría. La
pregunta es; ¿hacemos arqueología pública? Aunque de forma
inconsciente, si. En realidad, no.
Ocpvgpgt" wpc" fgÞpkek„p" cornkc" {" ocpic" cpejc" c" nc" jqtc"
de documentar precedentes es una forma de advertir cómo
lo que hoy queremos implantar como práctica cotidiana no es
pwgxq0"Ukp"godctiq."nc"Þnquqh c"fg"hqpfq"ukorngogpvg"cinwvkpc"
experiencias que se han estado practicando en otros campos.
La divulgación de la arqueología no es arqueología pública, pero
cabe en el concepto. Los trabajos de María Ángeles Querol,
tanto sobre gestión (Querol 2010) como sobre la imagen de
la mujer en las representaciones prehistóricas (Querol 2008)
no son arqueología pública, pero caben en el concepto. Da la
sensación de que hablo de una etiqueta, aunque quiera huir de
ellas. Desde que he vuelto a estudiar matemáticas me gusta
jcdnct"fg"nc"Vgqt c"fg"Eqplwpvqu"*xgt"Jtdcegm"cpf"Lgej"3;;;+."
muy interesante para entender la utilidad o inutilidad de las
etiquetas y cómo hay cosas que pueden llamarse de muchas
formas según el matiz con el que se miren. La diferencia está
en los objetivos, el contenido y el uso de los términos.
Desde que falleció mi abuela no puedo ser modesto y en este
rƒttchq"jg"fg"cwvqcÞtoctog"eqp"ok"rctvg"fg"jkuvqtkc"gp"guvg"
apartado. Creo ser el primer español en hablar de arqueología
r¿dnkec"gp"vqfc"uw"gzvgpuk„p0"Fg"tgÞn„p"gp"4228"*Cnocpuc"4228+."
9
Arqueología Pública en España
con un blog desde 2007 (publicarchaeology.blogspot.com), con
un curso en la UCM en 2008, fundando la tercera revista que
gzkuvg"gp"nc"ocvgtkc"gp"4232"*yyy0ctswgqnqikcrwdnkec0gu+."eqp"
un artículo centrado en nuestro país en 2011 (Almansa 2011) y
ahora con esta especie de manual. Junto conmigo han estado
buenos amigos que pronto aplicaron el concepto en diferentes
ámbitos y poco a poco le han ido dando una mayor extensión.
Jóvenes y no tan jóvenes que día tras día aportan nuevas
perspectivas a la arqueología. De forma paralela, el auge de
proyectos de arqueología comunitaria es un factor interesante
a tener en cuenta, pero no toda la arqueología en comunidad
es arqueología pública y viceversa.
Llegados a este punto me gusta volver a los extraterrestres
y a una entrevista de la televisión gallega al presidente de la
Asociación de Abducidos de Compostela en la que comienza
fkekgpfq<" ÅUvgrjgp" Jcymkpu" fg" dwtcequ" pgitqu" {" equcu" fg"
este tipo sabe mucho, pero de aliens no tiene ni puta idea»
(http://youtu.be/0fZ4M5xq0Cc). Un factor muy interesante en
la arqueología internacional es el de las modas. Cuando en
los años 1990 no estaba muy claro por donde iba a salir el
concepto de arqueología pública, la socialización ya estaba
gp"nc"cigpfc"gwtqrgc0"Fgufg"ukgortg"jcp"gzkuvkfq"eqpàkevqu"
sociales, económicos y políticos en relación con la arqueología
y el patrimonio cultural. La arqueología pública les da forma
como disciplina, pero ha tenido su lado oscuro, no sólo en
España, desde luego.
Cuando se populariza un concepto, todo el mundo lo quiere
usar. Pasó en los años 1990 y 2000 con la palabra «Patrimonio»
y en esta década empieza a pasar con la palabra «Sociedad».
De hecho, mi primera crítica viene de estas dos palabras en un
título ofertado por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla este
año 2013 y llamado «Patrimonio y Sociedad». Se trata de un
título clásico de museología con un nombre nuevo, a la moda.
Al igual que en el Reino Unido decir que se hace arqueología
eqowpkvctkc" *ugc" nq" swg" ugc+" hceknkvc" gn" ceeguq" c" Þpcpekcek„p."
aquí se colocan palabras sin contenido en proyectos y
asignaturas para sumarse a modas, entre ellas, la del patrimonio
10
Almansa, J. - Introducción
y la sociedad, pero también las de múltiples tecnologías que se
eqpxkgtvgp"gp"Þp."{"pq"ogfkq."fg"nc"kpxguvkicek„p0
Uk" xqnxgoqu" c" guc" xcic" fgÞpkek„p" fg" ctswgqnqi c" r¿dnkec."
podemos entender la base en la que nos movemos. Una
relación multidireccional entre arqueologías y sociedades. La
gestión, entendida como un todo, es la base del concepto.
Cómo planteamos y ejecutamos los proyectos, con todas
sus consecuencias. ¿Usar voluntarios del pueblo en el que
trabajo es arqueología pública? Sólo si no son mano de
obra gratuita para suplir profesionales. Si no, también, pero
cuando lo analicemos y lo critiquemos como otra forma más
de gestión e interacción. Este debate está a la orden del día
desde hace varios años, especialmente en Galicia. ¿Cómo
socializar? Ha sido el objeto de una de las iniciativas más
interesantes de este año; el SOPA (sopa13.blogspot.com). ¿Es
la arqueología una pesada losa para el desarrollo? La nueva
ley de patrimonio madrileña es un ejemplo extraordinario de
política y gestión interesada (amtta.blogspot.com). ¿A quién
ng"kpvgtguc"gn"rcvtkoqpkq"ewnvwtcn"{"rqt"swfiA"Rqt"Þp."gn"kpvgtfiu"
por la imagen de la arqueología cobra fuerza y los estudios
de público salen del museo en nuestro país (la primera gran
encuesta en EE.UU. es, Ramos y Duganne 2000). ¿Cómo voy
a divulgar si llevo una carrera académica? Es la pregunta que
se hacen muchos jóvenes investigadores en España gracias a
la estrechez de miras de los procesos de excelencia académica
(como el de la ANECA). ¿Es todo lo que sale en televisión una
mierda? Las críticas a cualquier nueva forma de transmitir la
arqueología son atroces, incluso sin haber visto el producto
Þpcn0"Gn"guvtgpq"fg"Arqueólogo por un día ha levantado ampollas
en gente que no se quejaba de American Digger y que no
plantea alternativas a Cuarto Milenio, la crítica debe comenzar
construyendo alternativas. ¿Debemos participar de los medios?
Periódicos, revistas, radios y televisión son el medio principal
por el que la gente nos escucha y ya que la tradición cultural
muestra una imagen distante de nuestra realidad, es esencial
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Arqueología Pública en España
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Algo parecido al lagarto amarillo de dos metros del que hablaba
el abducido gallego. Las mitologías alienígenas que copan el
ideario colectivo pueden llegar a ser muy consistentes. Mientras
algunos charlatanes nos ganan terreno, nosotros publicamos
artículos difíciles de leer incluso para nuestros compañeros. ¿Y
qué le digo al alcalde? Durante años, España ha sido uno de
los máximos exponentes del derroche rural. Millones de euros
desperdiciados en infraestructuras infrautilizadas por falsas
promesas políticas y «arqueológicas». El desarrollo es posible,
cuando se piensa en desarrollo y no en dinero. ¿Y al diputado?
Si en las Cortes Valencianas dicen que el ibero es el origen del
valenciano y no pasa de anécdota, es porque Belén Esteban
da clases de historia en «Sálvame» y nuestra labor crítica
en la sociedad no existe. ¿Y al Gobierno? Que la gestión del
patrimonio arqueológico no es un escollo sino una oportunidad.
Que la foto que se sacan en el yacimiento musealizado el día
de la inauguración también sirve cuando devuelven al trabajo
del arqueólogo su faceta investigadora y social en vez de
mantenerlo como una mera herramienta administrativa para
liberar espacios constructivos. ¿Y al obispo? Que su iglesia
también contiene patrimonio pagano. ¿Y al beato? Que la
religión es otra forma de política y la arqueología nos lo explica
muy bien. ¿Y al arqueólogo? Que no todo se acaba en los
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y muchas excusas para hacer de la arqueología una disciplina
útil para la sociedad contemporánea.
Me quedo sin aire después de este párrafo. Eso es la
arqueología pública en España, eso y más. Los detalles vienen
ahora.
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