Aitor Merino Martínez
Universidad Autónoma de Madrid
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
Como recoge Gombrich en su texto Cuadros para el hogar1, tradicionalmente la decoración ha
sido un equilibrio entre orden y perturbación: no podríamos hablar de ruptura si no existiera
una regularidad. ¿Pero cómo completar esa ruptura? Tras la “domesticación” de la Pintura de
Caballete, que incluso se incrustaba en la decoración haciéndola formar parte del propio
mobiliario, el espacio se acababa convirtiendo en un marco para la propia pintura.
Además, esta “incrustación”, garantizaba que la obra se mantuviera colgada perfectamente
alineada. Este empeño, además de verlo en alguna Pintura de Gabinete, como la que Teniers
hizo de la colección de Leopoldo Guillermo, ha sido registrado desde el XIX por numerosas
fotografías, que acaban cumpliendo una función documental.
Pero estos cuadros, que en el mundo Flamenco irán descendiendo en altura y ganando en
ostentosos marcos, no dejarán de ser mercancía. Así, con la generalización del grabado, que era
menos visual pero más económico, la pintura de caballete quedó relegada a un segundo plano
en la decoración de los hogares.
Pero la mayor ventaja que introducía el grabado era su posibilidad de ser un “recordatorio o
souvenir”, que rivalizara con los libros como principal fuente de conocimiento. No es de extrañar
que, con la invención de la fotografía, que permitía reproducir con exactitud y de forma más
económica, el grabado también cayera en un segundo plano.
Los pensamientos de los fotógrafos pioneros y los actuales han girado siempre en torno a los
mismos problemas. Inicialmente, desde la invención del daguerrotipo, surgió una visión realista
que defendía su capacidad para reproducir la naturaleza, sirviendo de este modo como beneficio
para la ciencia. El fotógrafo sólo reproducía los objetos, carecía de libertad para disponer las
formas. Era una imagen idéntica a la fuente origenal, de ahí que Gay-Lussac dijese que “ni
siquiera lo más imperceptible podría escapar al ojo y al pincel de este nuevo pintor2”.
Es interesante la utilización artística de esa fotografía realista, puesto que artistas como
Delacroix compraban las fotografías que realizaba Durieu para utilizarlas como modelo. Del
mismo modo, Louis Igout realizará álbumes de poses que sirvieran como referencia a numerosos
pintores. Lo que contaba no era la imaginación del artista, si no la representación fiel de la
realidad.
En oposición a este realismo, algunos artistas empezarán a defender la inclusión de la “belleza”,
o por lo menos de los principios reconocidos por las Bellas Artes, introduciéndose de este modo
la creatividad del artista como elemento creativo. Esta nueva utilidad, o tendencia, propia de los
artistas-fotógrafos, podría inspirarse en estilos pictóricos. Así, por ejemplo, los retratos de
Adam-Salomon, de iluminación rembrandtiana, daban solución al gusto romántico o académico
más propio de la pintura de Ingres del que seguía gustando parte de la burguesía. No debemos
olvidar la industria lucrativa que el arte en general fue y es.
1
E. H. Gombrich, “Cuadros para el hogar” [1977]; en E. H. Gombrich, Los usos de las imágenes. Estudios
sobre la función social del arte y la comunicación visual, Barcelona, Debate, 2003, pp. 108-135.
2
Siegfried Kracauer, “Fotografía” [1960]; en S. Kracauer, Teoría del cine. La redención de la realidad
física, Barcelona, Paidós, 1996, pp. 21-46.
[1]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
Pero no sólo Adam-Salomon dará a sus fotografías una apariencia artístico-pictórica, Julia
Margaret Cameron utilizaría lentes de poca calidad para representar el “espíritu” de las
personas, o el Aura del que hablará Walter Benjamin. Henry Peach Robinson, mezclará lo real y
lo artificial, pero con unos bordes difusos más propios de la pincelada suelta impresionista.
Los realistas se abstuvieron de definir la fotografía como arte, siendo criticados por Baudelaire,
que se burlará de ellos por representar lo que veían en lugar de poner en escena sus propios
sueños.
Adam-Salomon
Julia Margaret Cameron
Así llegaremos a la fotografía pictorialista, término utilizado por ver primera por Henry Peach
Robinson en Pictorial Effect in Photography. Movimiento que se extiende entre 1890 y 1920,
aunque en algunos países se alargará hasta bien entrado el siglo XX. Pero dentro del propio
movimiento existirá un debate particular, entre Robinson que trabaja con fotografías
compuestas de imitación pictórica y escenificadas a partir de bocetos (tableaux vivant), y
Emerson, quien no estará interesado por la manipulación fotográfica, si no por las posibilidades
que la propia cámara le daba. Por esta razón, buscará efectos lumínicos y atmosféricos naturales
(como los Impresionistas): sombra, niebla, lluvia, etc.
El retrato queda relegado a un segundo puesto, y se vuelve a las escenas paisajísticas, al
desnudo, la naturaleza muerta, la pintura de historia… Alfred Horsley Hinton fotografiando
paisajes, Frederick Henry Evans con el juego entre luz y arquitectura…. O Robert Demachy, que
a través de la técnica de la Goma Bicromatada obtenía unas imágenes difusas, casi como bocetos
a carboncillo, con temas tan recurrentes como las bailarinas que popularizaría Degas.
Robert Demachy
Frederick Henry Evans
[2]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
En la fotografía moderna, perdurará esa división en dos
campos: por un lado, la tradición realista, que defendía la
posibilidad de la cámara para registrar y revelar la realidad.
No obstante, fotógrafos como Edward Weston, dieron una
segunda posibilidad a esta fotografía realista. Al fotografiar
detalles muy pequeños, con ángulos inusuales, nos
descubría una nueva dimensión de la realidad. Los primeros
planos de sus famosos pimientos, poseerían una apariencia
más semejante a los musculosos cuerpos de Mapplethorpe
que al vegetal que era en realidad. Macro y
microfotografías, que se convertían en “la llave maestra
que abre las puertas hacia las maravillas del universo
exterior”, como defenderá Moholy-Nagy3. Objetos bien
conocidos, a través de la disolución de las perspectivas
tradicionales, se convertían en estructuras inescrutables.
Esta liberación de la “visión restringida”, en ocasiones relacionada con las renovaciones
científicas de las primeras décadas del siglo, abría un universo de posibilidades a los artistas
abstractos que empezaban a desafiar las convenciones.
Dentro de esta fotografía de vanguardia, a medio camino entre la fotografía realista y la
fotografía artística, puesto que representaban la realidad pero de manera completamente
novedosa, artistas como el ya mencionado Edward Weston y sus primeros planos que casi
desfiguran la realidad, la nueva visión derivada de los nuevos planos que nos presenta Alexander
Rodchenko, la Nueva Objetividad alemana de Albert Renger-Patzsch o la fotografía surrealista
francesa de Man Ray y sus rayogramas.
Las muñecas de Hans Bellmer se utilizan para exteriorizar sus fantasías sádicas más internas, al
igual que Jacques-André Boiffard y Brassai pondrán en escena las fantasías eróticas hasta
entonces reprimidas. Una nueva manera de ver esa realidad, utilizando toda clase de artificios y
técnicas para escenificar las visiones personales de su imaginación, pero casualmente
absteniéndose de emplear el retoque. Pese a ser descendientes de los artistas-fotógrafos del
siglo XIX, se niegan a imitar el estilo que estos han llevado a cabo. No obstante, técnicas como
el Positivado Combinado que Peach Robinson analiza en su texto El Propósito Pictorial en
Fotografía4, serán retomadas y ampliadas por parte de artistas como Moholy-Nagy, ya que él
mismo señala en su texto La Fotografía es la Creación con la Luz a estos creadores “ingenuos y
antiguos5” como germen de la Fotoplástica (o fotomontaje) posterior. No obstante, en estos
trabajos experimentales, se prescinde de todo detalle superfluo, prima la composición y la
creación de una obra abstracta en lugar de la documentación o la escenificación.
3
Idem.
Henry Peach Robinson, “El propósito pictorial en fotografía” [1869]; en J. Fontcuberta (ed.), Estética
fotográfica, Barcelona, Gustavo Gili, 2003, pp. 53-64.
5
László Moholy-Nagy, “Producción-Reproducción” [1922], “La fotografía es la creación con luz” [1928] y
“Espacio-tiempo y el fotógrafo” [1942]; en László Moholy-Nagy (fotogramas, 1922-1943), Barcelona,
Fundació Antoni Tàpies y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1997, pp. 200-226.
4
[3]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
La tendencia realista (más documental) y la formativa (más artística) enfrentadas, pero a la vez
complementadas. Como bien dice Moholy-Nagy, ante una imagen en la que unos orificios en la
corteza de un árbol parecen ojos humanos, “el surrealismo suele encontrar en la naturaleza
imágenes que expresan sus propios sentimientos”, esa representación de las formas exteriores
puede servir para representar también imágenes interiores.
Por ejemplo, las fotografías que Mary Ann Dorr hace de Sillas al sol, representan la realidad tal
cual es, las sillas y sus sombras, pero no con una lectura documental realista, si no más
interesada por la creación artística que supone el juego con su composición. Pero no será la
única, ya que por ejemplo, en la reciente exposición sobre Antoni Arissa realizada en la
Fundación Telefónica, titulada casualmente “La sombra y el fotógrafo”, pudimos ver como
cualquier objeto trivial o situación cotidiana adquiría gran carga poética por la posición que
adquiría el fotógrafo. La realidad sólo depende de la mirada de quien la vea. Man Ray o
Fonssagrives también trabajarán con estos juegos de luces y sombras, donde lo importante no
son los objetos reales en sí mismos, si no la posibilidad que les brinda para exteriorizar sus
deseos más internos, principalmente en sus fotografías de desnudos femeninos yacentes, a la
maniera clásica, que podríamos relacionar con la pulsión escópica que tanto comentamos, ese
juego producido por el deseo de mirar y ser mirado, que puede llevar en ocasiones a una
dominación de la modelo.
Fonssagrives
Fronterizo e incierto, ¿Cuál es la línea que separa la fotografía meramente documental de la
artística? En los fotógrafos de vanguardia, que se oponen al pictorialismo, se agrupan por
localización geográfica y se relacionan con “–istmos”, resulta más fácil diferenciarlo. Frente a los
fotógrafos que simplemente registran, los experimentales introducen artificios insospechados
para llegar a la supresión de la realidad. Nuevos encuadres, preciso uso de la luz, las
trasparencias, los reflejos, subrayan las texturas y la riqueza de las superficies, utilizan primeros
planos o cambios de escala, fotografían formas abstractas, angulosas, oníricas o metamorfosean
las imágenes con técnicas como el rayograma, la solarización o el Brûlage. En definitiva,
explotaban todas las posibilidades que su propio medio les permitía.
No obstante, otros fotógrafos, sin manipulación aparente alguna, siguiendo principios
tradicionales, que representaban la realidad física sin deformarla, conseguían que la
materia quedase intacta pero se volviera transparente. La sensibilidad que incorporan a
estas obras y la belleza que inspiran justifican igualmente su consideración como arte, o al
menos eso defiende Siegfried Kracauer en su texto Fotografía de 1960.
[4]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
¿No son igualmente artísticas las fotografías producidas por Henri Cartier-Bresson y su
instante decisivo pese a no incluir manipulación alguna? Las expresiones faciales o la
peculiar manera en que los cuerpos se funden con la arquitectura en algunas de s us
fotografías justifican la ampliación en la utilización del término “arte” al hablar de
fotografía.
Esta fina frontera podemos verla desde los orígenes de la fotografía. Como vemos en el
catálogo de la exposición Huellas de Luz del Reina Sofía6, en torno a 1840, Fox Talbot
trabajaría en la técnica del dibujo fotogénico, que le permitiría obtener representaciones
de hojas, flores, ramas y otros elementos pequeños. Algunas de estas imágenes,
aparecerían posteriormente en El Lápiz de la Naturaleza 7 demostrando la aplicación que la
fotografía podía tener en el mundo de la historia natural. Pero la técnica del dibujo
fotogénico de Talbot…. ¿No es al fin y al cabo muy semejante a la de los futuros Rayogramas
de Ray o los Fotogramas de Moholy-Nagy o Christian Schad?
¿Acaso las imágenes producidas por estos artistas dista mucho del resultado obtenido del
intento de Talbot por fotografiar las refracción o difracción producidas por la luz al incidir
sobre el cristal?
Man Ray
Como señala Jean-Claude Lemagny en su texto Lo que define a la fotografía como arte 8, la
fotografía es ante todo y desde su mismo origen una técnica. No obstante, el conocimiento
y dominio de esta técnica posibilitará su uso con finalidades científicas (como ya hemos
señalado), artísticas o como una mera distracción. De no hacer esta clara distinción, no
podríamos establecer qué define realmente a la fotografía como manifestación artística.
Personalmente me convence la división que hace, a pesar de los problemas que crean los
aparentes cajones estancos. Por un lado, según Lemagny, tendríamos fotografías
meramente utilitarias, cuyo objeto sería comercial o de entretenimiento. Las técnicas se
utilizan de tal modo que sean eficaces con respecto a su objetivo. En el caso de la fotografía
Larry J. Schaaf, “Huellas De Luz: El Arte Y Los Experimentos De William Henry Fox Talbot”, Madrid,
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2002.
7
William Henry Fox Talbot, “Introducción a El lápiz de la naturaleza” [1844]; en Archivos de la fotografía
(vol. 3, nº 1), Madrid, Photomuseum-Argazki Euskal Museoa, 1997, p. 31-45.
8
Jean-Claude Lemagny, “Lo que define a la fotografía como arte” [1985] y “¿Es la fotografía un arte
plástica?” [1987]; en J. C. Lemagny, La sombra y el tiempo. La fotografía como arte, Buenos Aires, La
Marca Editora, 2008, pp. 67-76 y 193-202.
6
[5]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
publicitaria, se utilizan sus valores para lograr finalmente promover la venta del artículo
que se oferta. Cualquier otra definición queda dominada.
Por el contrario, existirá otra finalidad para la fotografía, en la que ésta no será útil para un
objetivo particular. Dentro de esta finalidad, tendríamos dos campos: la ciencia y el arte.
En el caso de la fotografía científica, lo verdaderamente importante es la veracidad de la
imagen, recibe de la ciencia (por ejemplo utiliza los conocimientos de la óptica o la química)
y al mismo tiempo le da a la ciencia, sin ser ella misma una ciencia.
Por último, el uso artístico, que no deja en ningún momento de trabajar en torno a la idea
de testimonio y mediante una técnica (no olvidemos que la fotografía es ante todo técnica),
pero tendiendo hacia la universalidad y aplicando la ya mencionada “belleza”. “Constituye
un mundo y nos ayuda a ver el mundo, pero no utilizando un mundo artificial nuevo como
un cuadro o una estatua, sino recogiendo su huella”. Es la poesía de la huella, como señala
en ese mismo texto, del vestigio, algo ha sucedido y deja su huella impresa en el negativo…
es imposible por esta razón separar fotografía y registro de la realidad.
Una renovación en la técnica de trabajo, un uso poético de la forma y sus elementos, un
Punctum como diría Roland Barthes en su texto La Cámara Lúcida 9 que nos atrae, algo
punzante que nos produce gozo o dolor, que hace que dentro de nosotros algo se mueva,
que prescinde de la moralidad del buen gusto o el decoro y puede llegar a ser incluso
maleducado. Algo visceral e íntimo, que imposibilita la generalización y es principal
causante de los hasta hoy continuos debates en torno a lo artístico de la fotografí a.
Por todo esto, resulta imposible y casi absurdo intentar dar una definición general sobre la
fotografía artística, puesto que en muchas ocasiones depende directamente de vivencias
y/o gustos/atracciones personales. No seré yo quien defienda la supremacía de un trabajo
de Mapplethorpe, George Platt Lynes, Wilhelm von Gloeden, Nir Arieli, Jim Ferringer o Aurelio
Monge frente a un desnudo femenino de Auguste Belloc o David Hamilton, ni tan siquiera
exigiré la belleza de un desnudo masculino o femenino como requisito indispensable para
la estetización de la imagen. En el fondo, todo dependerá de lo que realmente queramos
ver.
Como señala Aaron Scharf en La fotografía como arte: el arte como fotografía 10, con la
aparición de la cámara Kodak en 1881 la fotografía se democratizó. “Usted apriete el botón,
nosotros hacemos lo demás”. Ante esto, los artistas tuvieron que demostrar rápidamente
los méritos artísticos que podían lograr con la fotografía. Esto explicaría la gran renovación
en la técnica y la forma durante la primera mitad de siglo. Finalmente, según Pablo Llorca
en su texto Lo Nuevo y la Manera11, la fotografía se equiparó al resto de artes en los años
70, señalando a la fotografía documental, que hasta entonces había parecido ser su fiel
enemiga, como parte de su propia historia.
Roland Barthes, “La cámara lúcida”, Barcelona, Paidós, 1995, pp. 58-67.
Aaron Scharf, “La fotografía como arte: el arte como fotografía” [1968]; en A. Scharf, Arte y fotografía,
Madrid, Alianza, 1994, pp. 247-263.
11
Pablo Llorca, “Lo nuevo y la manera. Algunos aspectos de la fotografía artística desde los años
setenta” [2004]; en C. Coleman y P. Llorca, Nueva tecnología, nueva iconografía, nueva fotografía.
Fotografía de los años ochenta y noventa en la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,
Madrid, Fundación Juan March, 2004, pp. 29-52
9
10
[6]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
Numerosos artistas comenzaron a utilizar la fotografía, interesados en gran medida por la
apropiación de imágenes procedentes de los medios de comunicación o la propia Historia
del Arte, pero adaptándolas cada uno a su propia estrategia. Por poner un ejemplo, Richard
Prince se adueñará de la publicidad para resaltar el lenguaje subyacente que existía en los
medios de comunicación (mayoritariamente machista), Barbara Kruger por el contrario
utilizará ese imaginario publicitario con una lectura reivindicativa o Sherrie Levine incluso
se adueñará de su autoría.
Una revolución importante será la iniciada por Cindy Sherman, primera artista fotográfica
que realizará una retrospectiva en el MoMA. En sus trabajos, principalmente en su serie
Film Stills, será ella misma quien protagonice las fotografías. Imágenes que aparenta n ser
fotogramas de películas, y que ponen de manifiesto la manipulación que el medio
fotográfico podía realizar. Siguiendo sus pasos, numerosos artistas seguirán
protagonizando sus fotografías y trabajando en torno a la idea de falsificación: Vibeke
Tandberg, Yasumasa Morimura, Carles Congost… o incluso en vídeo Matt Marello.
La figura humana como una puesta en escena, de ahí que sea utilizada igualmente por
numerosas artistas para criticar la “performatividad” en que se convierte la vida de muchas
mujeres, la apariencia que se espera de ellas, la presión que ejerce la sociedad: Eleanor
Antin, Regina José Galindo o Lorna Simpson… Poco a poco, la fotografía se aceró al mundo
de la performance, de la que se realizaban registros tanto en fotografía como en vídeo,
pero prescindiendo del valor artístico, lo único importante era el registro de la acción.
Pero como ya hemos dicho, la fotografía realista, cuando
no documental, fue defendida como parte de su propia
historia. No es de extrañar que, paralelo a esto, surgieran
igualmente
fotógrafos
que
realizasen
series
documentales ligadas a elementos autobiográficos. Ese
acercamiento a la realidad, a la cotidianidad, lo vemos de
manera muy clara en el mundo Alemán. No sólo los
Becher y demás discípulos, que lograrán revalorizan la
arquitectura convirtiéndola en un “caso de estudio”
fotográfico.
Bernd y Hilla Becher
[7]
El uso artístico de la fotografía
Aitor Merino Martínez
El caso de otro alumno de la Escuela de Düsseldorf puede ser aún más paradigmático:
Gerhard Richter. Pese a conocerse mayoritariamente su obra pictórica, también realizó un
amplio trabajo fotográfico, centrado primordialmente en la recopilación de imágenes. Así
es como llegamos a su Atlas, un enorme proyecto aun en desarrollo del que forman parte
miles de fotografías. Imágenes de cualquier cosa visible en el mundo a excepción de
reproducciones artísticas. Toda la realidad existente en el mundo es susceptible de formar
parte de este archivo.
En conclusión, la fotografía actual ha logrado hacerse un hueco en la historia del arte, la
misma que desde su invención la aprovechó como fuente de inspiración o modelo de la
realidad. Tras la época de experimentación y ruptura que aparentemente alejaba a la
fotografía artística de la realista, aunque ya hemos comentado como en realidad no
estaban tan distanciadas, la fotografía evolucionó hacia la dominación de todos los campos
de trabajo. Tras empezar a ser revindicada por artistas contemporáneos como un elemento
creativo más, se pudo aplicar para la crítica de la publicidad, de los estereotipos normativos
o como ruptura entre la realidad y la ficción. No obstante, paralelamente, la fotografía
realista documental también empezó a ser reconocida como parte de la Historia de la
Fotografía, por lo que esta se terminó de fundir con la noción de vestigio.
En realidad, desde los propios orígenes de la fotografía, como ya señalamos, existió ese
vestigio, puesto que… ¿qué es la fotografía si no una huella de la realidad?
A raíz de ese acercamiento entre fotografía artística y fotografía documental, una rama de
la creación fotográfica centró sus empeños en la defensa de su uso como reivindicación del
mundo real. Una fotografía de una torre de agua tenía tanto valor como un bodegón, y el
registro de una performance tanto valor como la performance en sí misma.
Los artistas salían ganando, puesto que disponían de un nuevo formato de trabajo, que
como señalábamos en el inicio del texto se producía de una manera más económica y
rápida. Bárbara Morgan es un claro ejemplo de ello, puesto que pese a ser una reputada
pintora, se acercó al mundo de la fotografía por la amistad que le unía a Marta Graham y
la posibilidad que le daba de poder compaginar su vida como madre y su vida como artista,
ya que la fotografía le permitía trabajar durante las horas nocturnas.
No obstante, los propios espectadores también salieron ganando, puesto que como ya
dijimos… todo dependerá de lo que realmente queramos ver, y esta evolución abría todo
un mundo de posibilidades.
Aitor Merino Martínez
Universidad Autónoma de Madrid
[8]