Y llegaste tú 4. Lucas
Por Merche Diolch
4.5/5
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Información de este libro electrónico
Tras varias llamadas de teléfono fallidas, Lucas empieza a sospechar que Mónica le rehúye pero desconoce la razón. No es normal que esté tan esquiva y más después de lo que han compartido.
Necesita sincerarse con alguien que le ofrezca algo de luz entre tanta oscuridad. Una conversación que vendrá de la persona que menos esperaba, Israel, el hermano de Mónica, y que le servirá para reunir la fuerza necesaria para luchar por su relación.
Merche Diolch
Merche Diolch nació en Madrid el día de Reyes de 1979. Lectora empedernida desde la infancia, cursó la carrera de Historia y se especializó en estudios de la Edad Media, aunque no tardó en descubrir que su verdadera vocación era la escritura. Piensa que todos los sueños se pueden alcanzar, pero siempre con constancia, paciencia y trabajando poco a poco para conseguirlos, por eso tanteó el mundo literario por medio de pequeños relatos con los que colaboró en diferentes antologías literarias, hasta que dio el salto publicando ¿Por qué no? y Fuego rojo. Dos novelas que fueron recibidas con expectación por parte de los lectores, logrando cosechar grandes éxitos. Con Para regalo consiguió alcanzar el número uno en las distintas plataformas digitales de ventas y todavía siguen sorprendiendo sus excelentes resultados. Sus series Rapax, Dulce y salado e Y llegaste tú no dejan de atraer nuevos lectores, recogiendo buenas e increíbles críticas que animan a la escritora a continuar en esta profesión, porque, según su propia opinión, «sin los lectores, los escritores no existiríamos». Ha sido dos veces finalista del Premio AURA, cuyo galardón alcanzó en el año 2015. En 2009 fundó la página Yo leo RA, una de las páginas web pioneras en especializarse en el género romántico y de la que derivan incontables actividades y acciones para la promoción del género, como los «Encuentros Literarios RA», que se celebran cada año y a los que asisten más de seiscientas personas. Actualmente ha organizado el CiempoLiT. Festival de Literatura Infantil y Juvenil, con una increíble respuesta por parte de los asistentes. A día de hoy trabaja en varios proyectos que verán la luz a lo largo del año. Enlaces de interés: Blog: http://merchediolch.com/ Facebook: Merche Diolch Twitter:@MercheDiolch Instagram: @merchediolch
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Y llegaste tú 4. Lucas - Merche Diolch
Índice
Cita
Prólogo
PARTE 4. LUCAS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Avance
Cita
Prólogo
Biografía
Créditos
Click
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LUCAS
Y llegaste tú 4
Logo_Click_color.jpgglobos_01.jpg«Todo el mundo debería tener un amor verdadero,
y ese amor debería durar, como mínimo, toda la vida.»
John Green, Bajo la misma estrella
Prólogo
globos_01.jpgEstaba en el bar de Ceci con Jaime. Habían pedido unas patatas fritas que acompañaban con un par de refrescos. El chico no paraba de hablarle de una radio que estaba reparando, de lo complicado que era conseguir algunas de las piezas que componían el aparato mientras ella jugaba con la comida, mojando cada poco una patata en la salsa para dejarla apartada en el plato sin ganas de llevársela al estómago.
Toda su atención estaba puesta en la puerta del local que se abría cada dos por tres dejando pasar a los clientes, mientras esperaba ansiosa a que apareciera la persona con quien había quedado.
Se habían citado allí y, aunque Lucas no le había especificado una hora concreta a la que podría acudir, ya que debía pasar consulta, le había prometido que iría.
Había dejado claro que quería hablar con ella.
Se había puesto su vestido favorito. Uno de manga corta, decorado con flores malvas, que le llegaba hasta la mitad del muslo. El pelo se lo había recogido en una trenza suelta y llevaba unas sandalias que se ataban a los tobillos por medio de una fina tira dorada de la que colgaban un par de cascabeles pequeños que sonaban cada vez que movía los pies.
Jaime la halagó en cuanto la vio descender las escaleras de su casa e Israel había silbado ante su imagen consiguiendo que sus mejillas enrojecieran.
Necesitaba encontrarse bien consigo misma y por eso se había puesto lo más guapa posible. Si esa tarde acababa recibiendo una mala noticia, que sabía a ciencia cierta que le partiría el corazón, quería mostrar su mejor estado aunque solo fuera en el exterior; y también para Lucas, para dejarle sin palabras y que así pudiera comprobar lo que podía perderse si la rechazaba.
Comprobó una vez más la hora en el reloj que colgaba de una de las paredes del local y pensó que el tiempo pasaba demasiado lento para su salud mental. Las agujas se movían poco a poco por encima de la foto que decoraba el interior del círculo, una imagen de Marilyn Monroe que le sonreía desde su interior como si comprendiera por lo que estaba pasando.
Tomó el vaso de refresco y bebió de la pajita justo cuando una vez más se abría la puerta de la calle. En esta ocasión no miró, no comprobó quién entraba o salía; sus ilusiones comenzaban a desinflarse y no le apetecía volver a perder la esperanza.
De pronto, sintió una mano posarse sobre su hombro y el olor a tierra mojada inundó sus fosas nasales.
—Hola, Jaime —saludó el recién llegado a su amigo.
—Lucas… —El joven movió la cabeza respondiendo a su saludo—. ¿Te sientas con nosotros?
—Puede que más tarde —aceptó—. Voy a los servicios un momento. —Apretó su mano sobre el hombro de ella en cuanto anunció sus intenciones.
El joven, que estaba sentado a la mesa, levantó su vaso en un brindis imaginario.
—Te esperamos —comentó para acercarse a Mónica en cuanto el médico desapareció por el pasillo que llevaba a los aseos—. ¿Se puede saber qué sucede?
Esta negó con la cabeza.
—No sé a qué te refieres.
—Ja… —espetó en voz alta, atrayendo la atención de las personas que había cerca de ellos—. No has mirado a Lucas ni un momento desde que ha llegado, no has hablado con él, no le has saludado…, pero te has puesto roja como un tomate.
Se llevó las manos con rapidez a las mejillas avergonzada.
—¿Crees que se habrá dado cuenta?
Le agarró una de las manos retirándosela de la cara y sonrió.
—Creo que estaba más pendiente de dejarte claro que se iba a los servicios que del cambio de color de tu cara.
Elevó una de sus cejas doradas.
—¿Piensas que lo ha dicho por algún motivo?
Le colocó detrás de su oreja un mechón que se había escapado de su recogido y asintió.
—Estás preciosa. —Ella sintió como sus mejillas enrojecían otra vez—. Ve con él y resolved lo que tengáis que solucionar.
Agachó la mirada asustada.
—Tengo miedo.
Jaime elevó su barbilla y observó sus ojos celestes.
—Hay que correr riesgos para que la vida tenga sentido. —Le dio un beso en la mejilla y le guiñó un ojo—. Ahora vete, que va a pensar que no quieres saber nada de él.
La chica asintió, le devolvió el beso y fue tras el médico.
La puerta del almacén se encontraba entreabierta, comprobó que no había nadie a la vista que la observara y sin dudarlo la atravesó.
Aunque el cuarto estaba a oscuras no sintió ningún miedo. Sabía que Lucas estaría allí, a su lado.
Cerró la puerta y, en cuanto fue a encender la bombilla para localizar al médico, se vio asaltada por un beso. Sus labios se posaron sobre los suyos y su lengua reclamó con desesperación que abriera la boca para poder acariciar su gemela. Posó sus manos en el trasero femenino y la elevó sobre sus pies, llevándola hasta la pared más cercana. La apoyó sobre ella y la obligó a enrollar sus piernas alrededor de su cintura.
Una de sus manos descendió hasta las piernas y se aventuró por el interior de sus muslos hasta las delicadas braguitas. Dejó que sus dedos traspasaran el suave encaje y se adentró por los pliegues de su sexo con libertad.
Mónica gimió de placer.
Atrapó el labio inferior de Lucas y tiró de él, para besar el superior de manera voraz. Sus manos, apoyadas en su espalda, no paraban de acariciarlo, buscando deshacerse de su camiseta, buscando sentir su piel…
Notó como uno de los dedos masculinos se adentraba en el interior de su cuerpo, seguido al poco por un segundo, y emitió un grito ahogado por los besos que su amante le prodigaba.
Lucas comenzó a