Antología: ciencia ficción y Fantasía

Jorge Luis Ayquipa Cusi

Published by Jorge Luis Ayquipa Cusi, 2020.

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ANTOLOGÍA: CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA

First edition. July 27, 2020.

Copyright © 2020 Jorge Luis Ayquipa Cusi.

Written by Jorge Luis Ayquipa Cusi.

PARA EL LECTOR:

Estimado lector, la presente antología es una recopilación de obras escritas por su servidor. En esta les presento el prólogo o primer capítulo, como deseen llamarle, de cada una de las obras que mi imaginación me ha permitido escribir en el transcurso de dos años. Durante ese tiempo, anote cualquier idea loca que me viniese a la mente para luego plasmarla en una historia, una saga o en un simple relato corto.

No soy un profesor de alguna universidad, un hombre religioso, un actor inglés, ni un político sabiondo. Todo lo contrario, soy un simple muchacho como cualquiera, un simple muchacho con una visión un tanto distinta del mundo en el que le toco vivir. Así que, me disculpo de antemano si no encuentras aquí la maravillosa prosa de un artista; como lo dije, soy solo un muchacho que tiene muchas historias que contar y que espera encontrar en ti una persona que disfrute de sus escritos.

ÍNDICE:

1. PRÓLOGOS (FRAGMENTOS DE LIBROS)

CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA.

YO

EL INICIO DEL FIN: EL HOMBRE DE LA ESPADA

EL INICIO DEL FIN: YIN YANG

L. E: LA VOZ DE LOS QUE SUFREN

MEMORIAS DE UN IDIOTA

2. HISTORIA CORTA

UN MUNDO JUSTO

CONVERSACIÓN CASUAL

PARA TI

PRÓLOGOS (FRAGMENTOS DE LIBROS)

CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA.

YO

—¿Es hermosa verdad?

—Lo es.

—¿Es tu primera vez? Ósea me refiero a la nave de... eh bueno creo que...

—Te entiendo —respondió ella riendo— tranquilo.

—¿Entonces?

—La verdad es que sí, nunca había estado fuera del planeta. De niña imaginaba como sería el universo y lo más cercano que podía estar, eran las ilustraciones de mis libros de ciencia. Cuando me aceptaron en la NASA, sentí que mi sueño se había hecho realidad. Lamentablemente tuvieron que pasar 7 años para que finalmente me considerarán candidata.

El hombre se acercó a ella. Ambos visualizaban la inmensidad del espacio a través de una ventana de la nave. Veían asteroides, cometas, meteoritos y una cantidad inimaginable de estrellas. A lo lejos se podía observar un planeta de un tono ocre.

—No eres la única.

—¿También es tu primer viaje? —Preguntó ella mientras lo miraba.

—Bueno, si hablamos de salir del planeta: no. Este sería mi cuarto viaje.

—¿Pero?

—Pero si hablamos de tener contacto, eh ya sabes... extraterrestre, hablo por todos cuando digo que es nuestra primera vez.

—Pues sí, tienes razón. Quien lo hubiera imaginado... extraterrestres.

—Siempre supe que existían —ella lo miró extrañada—. Es decir, me refiero a que tenía un instinto, algo dentro de mí que me decía que había vida más allá de nuestro planeta. De niño soñaba que llegaban en una nave y me abducían.

—Ha, ha, ha. Lo siento, no quise reírme es que es...

—Ridículo lo sé, pero vamos era solo un niño. Uno que había visto demasiadas películas sobre alienígenas.

—Perdón.

—No hay problema ¿Tú tienes hijos?

—No —respondió ella inmediatamente—. Si los tuviera no podría estar tranquila aquí.

—¿Solo pensarías en ellos verdad?

—Así es, no podría quitarme de la cabeza el sí están bien o ya comieron, etcétera, etcétera ¿Qué hay de ti? ¿Tienes hijos?

El hombre tardó un poco en responder, parecía distraído en observar la negrura del universo.

—¿Es confuso sabes? —Respondió aun mirando por la ventana.

—Confuso, ¿por qué?

—Siempre he recordado que tenía familia, una esposa y dos hijos. Los veo en todos mis sueños, pero cuando me levanto sé que no es así. —Volteó la mirada hacia ella— solo estoy yo.

—¿Desde cuándo te pasa eso?

—No lo recuerdo.

—¿No deberías..?

—¿Buscar ayuda? Ya lo he hecho, lástima que ni los doctores saben a qué se debe.

—¿No te diagnosticaron nada?

—Lo común —se alejó de la ventana y mientras hablaba caminó hasta llegar al sillón más cercano— me trataron de loco, iban a encerrarme pero luego de hacerme múltiples exámenes entendieron que yo estaba más cuerdo que nunca. Me dieron de alta y dijeron que probablemente eran los efectos del estrés.

—¿Qué piensas tú? —Preguntó ella mientras seguía el mismo trayecto que el hombre.

—No lo sé. Escucha —exclamó mientras bajaba la voz y apoyaba sus brazos sobre ambas piernas— no le he dicho esto a nadie, pero tengo la sensación de que no pertenezco aquí.

—¿Y dónde crees qué está tu lugar? —Respondió ella sentándose frente a él.

—¿Es difícil describirlo sabes? Yo recuerdo haber tenido mi esposa y dos hijos. Tengo un banco de memoria lleno de recuerdos con ellos... pero en realidad no existen. ¿De dónde salen esos recuerdos entonces? Siento que no pertenezco aquí. Es como si, como si hubiera vuelto a nacer.

—Quizás es solo estrés.

—Es lo más probable. Perdón por esto en serio, no soy de contarle esto a nadie pero me pareciste  alguien de confianza, no quería incomodarte.

—Descuida, no me incomodé para nada. Al contrario le diste un toque de intriga al viaje.

—Me alegra oír eso. Eh no quisiera que en la agencia se...

—No te preocupes —lo interrumpió ella— nadie sabrá de esta conversación.

——Gracias. A propósito no sé nada de ti, me la he pasado hablando sobre mi vida. ¿Tienes familia? ¿Esposo?

—No, no podría viajar tan lejos si los tuviera. Me sentiría angustiada por él en todo momento.

—Entiendo. Entonces sólo eres tú.

—No, claro que no. Tengo un hermano, se llama Michael (Maicol), somos él y yo.

—Creo que he oído el nombre de Michael.

—Si trabaja con nosotros en la agencia.

—Cielos, tú y tu hermano entraron juntos. Una familia brillante.

—De hecho yo entré antes que él.

—Bueno, pero los dos están dentro. ¿Y nunca les ha tocado viajar juntos?

—No, está es mi primera vez —contestó riendo levemente.

—Ah, cierto. Perdón lo olvidé soy muy distraído.

—Ya lo noté —continuó riendo.

—Sí, adelante ríete de mi memoria de corto plazo.

—Hehehe, descuida. Todos olvidamos cosas de vez en cuando.

—Hablando de eso, no recuerdo tu nombre. ¿Me lo dijiste? Dime que no, me voy a sentir muy mal si escucho un sí.

—Hehehe no, no te lo dije.

—Gracias al cielo. ¿Cómo te llamas?

—Soy Nora.

—Randy, un gusto.

—El gusto es mío.

—Entonces Nora, tienes un