Mi Propio Yo
Por Chelique Sarabia
()
Información de este libro electrónico
Un joven que desde muy niño dijo lo que quería ser, que a tan temprana edad conoce la fama, que de alguna u otra manera siempre estuvo muy cerca del poder, que no se creyó el cuento y que con sus principios y valores como su gran capital, ha transitado una vida plena, ejemplar, regocijado en el amor, agradecido y como el mismo dice, ha sido profeta en su tierra, con su sencillez y bonhomía nos regala este paseo enriquecedor y fascinante por todos los caminos de todos sus afectos.
Lee más de Chelique Sarabia
Mi Propio Yo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Propio Yo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Mi Propio Yo
Libros electrónicos relacionados
Ventanas al mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa leyenda de Yemaya y el viaje en Neptuno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Días De Los Cuarteles Quemados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesIntimidades largo tiempo ocultadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAl otro lado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSolo el amor construye: Carmina Benguría Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Ventana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna cacería de pavos en Massachusetts y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas a Thyrsá. La isla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos Del Caravanserai: Relatos De Los Viajeros Que Pernoctan En La Posada De La Ruta De Las Caravanas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNiño Pez Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemorias de otro tiempo: Una forma de sentir pasada de moda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Elección De Los Afectos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRescate 94 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Moro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCena para dos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl asedio animal Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La pálida memoria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl diario de Sabina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVioleta se fue a los cielos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La aventura de Amanda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi queja: S.D.R.M., #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas inquietudes de Shanti Andia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras - Coleccion de Joaquim Ruyra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEllos, otros y nosotros: Acontecimientos desde una Ciudad Invisible. La hecatombe, la ilusión y la incert Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones28 eneros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRincones de mi ciudad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEsperando en la Calle Zapote: Amor y Pérdida en la Cuba de Castro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGran Elefante Blanco Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Te Amo De La Violencia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Biografías y memorias para usted
Una vida robada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todo lo que no pude decirte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las Confesiones de San Agustín: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Siete hábitos y secretos japoneses para triunfar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Kybalión de Hermes Trismegisto: Las 7 Leyes Universales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Inteligencia Artificial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo Superar la Muerte de Alguien que Amas: Recibe consuelo y esperanza para sobrellevar el duelo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl arte de hacerse pendejo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una camaradería de confianza: El fruto de la fe continua en las vidas de Charles Spurgeon, George Müller y Hudson Taylor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Carlos Slim: Los secretos del hombre más rico del mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El secreto de Selena (Selena's Secret): La reveladora historia detrás su trágica muerte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La suerte de la consorte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los Fundadores: La historia de Paypal y de los emprendedores que crearon Silicon Valley Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Así en Los Pinos como en la Tierra: Historias incómodas de siete familias presidenciales en México Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Cautivado por la Alegría Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El predicador: Biography of Billy Graham Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los Generales Más Brillantes De La Historia. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El diario de Ana Frank Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Biografia del Rey David y El Rey Salomon Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa enfermedad mental como camino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5NIKOLA TESLA: Mis Inventos - Autobiografia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Escapar para vivir: El viaje de una joven norcoreana hacia la libertad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Cara Oculta de las Adicciones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl más grande pendej*. López Obrador, como Presidente. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Duelos Desautorizados Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Pero querías ser chef... Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Biografía De Elon Musk Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Carlos Slim. Retrato inédito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Mi Propio Yo
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Mi Propio Yo - Chelique Sarabia
Prólogo
Luego de la pasantía de Chelique por la dirección de la Coordinadora Democrática del estado Anzoátegui, haber gerenciado el estamento político del momento, junto a un grupo de profesionales de alta valía, cuando los partidos políticos se encontraban con una muy baja credibilidad y con un concepto muy claro de fortalecerse en la unidad, para el logro del gran objetivo final el Referéndum Revocatorio del presidente de turno, que dicho sea de paso, en Anzoátegui se logró el propósito con amplio margen, empezó a escribir este sueño el mismo año 2004.
Lo retoma 16 años después y para mi sorpresa, me puso en el compromiso de prologarle esta ilusión ya convertida en realidad, que por tanto tiempo le insistí debía dejar plasmada como un mensaje de reflexión, una denuncia en el alma ciudadana, una misiva de integridad y honestidad.
Como su esencia clara y diáfana, vamos a disfrutar de la navegación por los mares de una parte de la vida soñada y vivida de Chelique, de cómo nos adentra en la metáfora y en la profundidad de su pluma, por la venezolanidad, por el facilismo y la actitud inconsciente que ha prevalecido en nuestra mente hasta convertirnos en una sociedad de cómplices.
Un joven que desde muy niño dijo lo que quería ser, que a tan temprana edad conoce la fama, que de alguna u otra manera siempre estuvo muy cerca del poder, que no se creyó el cuento y que con sus principios y valores como su gran capital, ha transitado una vida plena, ejemplar, regocijado en el amor, agradecido y como el mismo dice, ha sido profeta en su tierra, con su sencillez y bonhomía nos regala este paseo enriquecedor y fascinante por todos los caminos de todos sus afectos.
¡Gracias cielo, mi admiración y amor eterno!
María Jesús Sifontes de Sarabia
Lechería, septiembre 2020 (en plena pandemia covid 19)
Los Comienzos…
En 1942, en la recta final de la II Guerra Mundial, cuando apenas contaba con dos años de edad, me hice marinero, me enrolé en el barco de la libertad y el optimismo, en el cual he navegado siempre por esos mares de Dios, espacios abiertos de espíritu y de cuerpo, sin nada que me circunscriba o me demarque, con una memoria a prueba de olvidos. Creo que sería capaz de recordar desde el momento mismo en que fui fecundado, hasta las vidas anteriores y con la información de todos sus detalles, como los monjes tibetanos que conservan las máscaras funerarias de todas sus vidas anteriores, algo extraterrestre.
Salí de Margarita con mi madre, Francisca Rodríguez, recién divorciada de mi padre de sangre, Sebastián Lares; abandonando la isla, que estaba acosada por una larga sequía, lo cual obligaba a muchos margariteños a buscar nuevos horizontes en tierra firme
.
Recuerdo claramente la travesía desde el puerto de Juan Griego a Puerto La Cruz en el estado Anzoátegui, en una embarcación de cabotaje, la María Rosario
, una lancha de madera con motor muy ruidoso que transportaba adioses
, mezclados con anhelos, con rumbo fijo al mundo de otros sueños.
Antes de hacernos a la mar, los guataneros desenrollaron una vieja lona, de esas que llaman encerao
por encima de nuestras cabezas, apoyado sobre un largo tangón, haciendo las veces de carpa, para proteger al pasaje, del sereno y de las olas que de vez en cuando nos salpicaban. Sobre la cubierta, no sé cuántas sillas de extensión dispuestas en hilera, enfrentadas con otras y entre silla y silla una bacinilla… (Me salió un verso sin esfuerzo).
Al poco tiempo de zarpar de Juan Griego me di cuenta para qué exactamente eran las bacinillas (vaso de cama), cada quien agarró la suya, se la puso entre sus piernas para que el fuerte bamboleo no se la zumbara al mar… Luego, poco a poco se la llevaron a la altura de la boca y allí comenzó el primer concierto humano ad livitum de que tengo memoria. En tonos distintos y al compás del bamboleo, interrumpido por uno que otro ¡Ay mi madre! ¿Virgen del Valle, qué ha sido esto?... ¡Aplaca esta mar!, uno a uno fueron haciendo uso de su trombón sin vara, su bombardino o su trompeta sin boquilla y sin llaves…
-¡Eso te pasa por haberte comido esas empanadas antes de salir, decía un señor!
¿Quién carajo me mandaría a mí a montame en esta vaina que se "menea" tanto?, ya me habían dicho que era mejor venirse desde Porlamar, que de ahí era un sartico hasta Chacopata, ¡pero no!... ¡Tú te preciaste de traerte ese baúl tan grande, los tures y las silletas como si fueran un tesoro! O es que tú te crees que en Puerto La Cruz o en El Tigre no venden vainas d’esa… Ahora jódete.
Mientras tanto, mi mamá ayudaba a la señora a que el vómito no le cayera encima… -No le hagas caso manita, déjalo que pelee…siéntate pa este lado que aquí no se moja tanto, el señor que lleva er rumbo me dijo que antes de medianoche, cuando lleguemos a Punta ‘e Macanao y viremos pa tierra en Robledar no nos vamos a mové tanto.
Yo observaba y escuchaba acurrucado en mi silla, viendo pa lejos y pa lao y lao, como el guaripete. El mar no me era completamente ajeno, ya lo había conocido en Manzanillo donde mamá era maestra de escuela, pero no lo había visto desde el mar mismo y con tanto movimiento. Esa sensación de estar flotando y de forma inestable, en aquella inmensa soledad con el ruido acompasado y constante del motor y ese olor a cabuya mojada mezclado con el del humo y el del vómito y con el indescriptible olor del mar; esta nueva experiencia, lejos de intimidarme por lo desconocido, me fueron siendo propios, aunque eran olores nuevos, distintos a los de La Portada en La Asunción, a los de la bodega de Papá Chico (Francisco Rodríguez, mi abuelo materno), a los del conuco de Guatamare, único bien de fortuna de la familia, pero que de poco servía porque en Margarita no llovía desde hacía bastante tiempo.
Esos olores fueron mi primer descubrimiento organoléptico, inducidos por el aroma de unas lisas saladas que estaban friendo en un sartén negro de hollín y que el cocinero aguantaba con una mano y con la otra sostenía el reverbero, que de vez en cuando y si el mar lo permitía, le daba bomba para avivar la llama.
Pero definitivamente lo que activó mi información genética fue la inmensidad del mar, los espacios infinitos, la sensación de libertad, esa que me hizo comprender más adelante, que la vida es como el mar, que contra viento y marea tenemos el compromiso con nosotros mismos de siempre ir más allá.
¿Quién de mis antepasados fue gente de mar? Me imagino que todos, porque MaMaría, mi bisabuela, era negra y Papá Tomás era catire, guanche de Tenerife… Aquí el que no tira flecha, toca tambor o canta fulía, queramos o no, todos tenemos una abuela en África.
Al fin viramos pa´ tierra en Macanao y el bamboleo cesó, todas esas nuevas sensaciones me fueron marcando, me fueron moldeando y es a lo que hoy día le atribuyo mi capacidad de aceptar y enfrentar situaciones extremas, que se me han presentado, aceptándolas en el barco de mi vida como una pasajera que pagó sus boletos y que por consiguiente hay que buscarle su acomodo, su punto de equilibrio. El enfrentamiento con la mar y sus caminos
, el compromiso y el reto de llegar a puerto seguro, resolviendo problemas, nos redimensiona como seres humanos, debido a que no estamos en nuestro elemento natural, la Tierra, aunque la ciencia ya ha demostrado que provenimos del agua, el cuerpo humano es 80% agua y el otro 20% está hecho de sueños.
Poco a poco comenzó a clarear, a lo lejos divisamos tierra, cubierta por una bruma azul. Para mí, un nuevo día… Para mi mamá, una nueva vida, dejaba atrás su cruz: amores tormentosos, embarazo escondido, matrimonio apresurado, la honra, la familia, los amigos, los vecinos, el qué dirán, el qué dijeron, la ida a Maracaibo y no retorno del amor de sus sueños, el nacimiento del hijo, el divorcio, la sobrevivencia… Como la propia isla, rodeada por un mar de problemas por todas partes, menos por una que la ataba a un recuerdo.
Con solo cuarto grado de los de antes, se descubre maestra: La Maestra Panchita; El Poblao, Manzanillo, los alumnos, la escuela, hace nuevos amigos que viven de la pesca y que mueren de sed, el hijo que lleva, el hijo que deja cuando alguien se lo cuida en las casas vecinas… ¡La cuerda se revienta! Sus hermanos mayores ya habían cogido rumbo. Tío Bucho, Tío Pablo y Tío Cango ya estaban en los caños, buscando vida, sembrando caña, secando coco, teniendo hijos, matando plaga, curando paludismo… Anidando lepra. Pablo y Cándido Rodríguez