Enrique García: Esquematismo Trascendental Kantiano
Enrique García: Esquematismo Trascendental Kantiano
Enrique García: Esquematismo Trascendental Kantiano
« ESQUEMATISMO TRASCENDENTAL
KANTIANO»
Enrique V. García
FEBRERO de 2007
2
[I] – INTRODUCCIÓN: «un arte oculto en lo profundo del alma humana» [1]
Con la Doctrina del Esquematismo parece haber cristalizado una «contribución»
que llenó de «perplejidad a sus críticos y comentaristas» Así fue porque el «aparato
conceptual» que Kant (1724-1804) había creado, resultaba «incomprensiblemente
complicado» [2]
El esquema, ese «simple producto de la imaginación» [3], no constituye una
imagen, ni comporta una «representación singular del objeto» Su carta de presentación lo
muestra como «un procedimiento general de la imaginación para la generación de
imágenes» [4], o «para suministrar a un concepto su propia imagen» [5] Uno podría
concebir una imagen pormenorizada de un triángulo, de un pentágono o de un polígono de
mil lados, pero, en cambio, uno nunca podría formularla repentinamente, aún cuando
conociera pormenorizadamente el procedimiento constructivo de figuras así. Ese
procedimiento es el esquema. El esquema, entonces, comporta una regla que se da uno
mismo a sí mismo, no por mera enunciación, sino mediante una figura, un monograma, un
esbozo del entendimiento. En otras palabras: el esquema «significa una regla de síntesis de la
imaginación respecto de figuras puras en el espacio» [6]
Ante lo dado, a los fenómenos visuales que se combinan en la aprehensión, además,
1
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura (traducción al español de Pedro Ribas), Ediciones Alfaguara S. A.,
Barcelona, España, 1995, A141, B181, p. 185.
2
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Editorial Charcas, Buenos Aires, Argentina, 1980, pp. 406 y 407.
3
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B179, p. 184.
4
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 407.
5
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140, B180, p. 184.
6
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A141, B180, p. 184.
3
se les asocian expectativas de percepción que circunscriben el alcance de lo que puede
aceptarse como representación empírica de lo aprehendido inicialmente: ver moverse al
objeto, oír los ruidos que provoca, o captar los olores que despide. Uno, en la secuencia, podría
sustituir (o no) «un sistema de procedimientos sintéticos de la imaginación por otro ... en el
cual la representación inicial, las recientes y las futuras tienen que dejarse encuadrar [en la
imaginación]» Aquí, ya entrevemos que interviene el tiempo. Pero, previamente debemos
admitir que los conceptos puros del entendimiento (las categorías) poseen un esquema que
cuenta con una naturaleza. Dice Torretti que «las categorías ... sólo pueden emplearse para
pensar lo que existe si comprenden ... ‘procedimientos generales de la imaginación’ o
esquemas» [7] Así como el esquema de un concepto empírico implica poner en juego los
modos de configurarse espacio-temporalmente una multiplicidad empíricamente dada, el
esquema de una categoría tiene que ser un modo de configurarse la multiplicidad pura del
espacio y el tiempo. Como el tiempo es la «forma pura de la intuición sensible» (KrV: A31,
B47), y las categorías tienen que ser aplicables a los objetos de experiencia, los esquemas de
ellas comportan modos de configurar la multiplicidad temporal [8]
Kant concibió tantas definiciones para los esquemas como categorías estableció.
Cada una de ellas, caracteriza la configuración temporal que reviste una experiencia empírica
para poder ser pensada en su categoría correlativa. Los esquemas, entonces, proporcionan la
condición sensible para la aplicación de las categorías, la condición que señala el objeto al que
las categorías se aplican y, al hacerlo, les procuran un significado. Así, el esquema de la
causalidad sería la sucesión de la multiplicidad de un objeto dado, en cuanto dicha sucesión
contiene una regla. Por ejemplo: el hecho A es la causa del hecho B, sí y sólo sí hemos
establecido una regla, extraída de la experiencia a posteriori, que prescribe que los hechos del
tipo A van siempre seguidos por hechos del tipo B. Mediante este ejemplo, en el que la regla
proviene de la empiria, se advierte a qué se refería Kant cuando creía imposible definir las
categorías separadas de las condiciones sensibles de su aplicación, o sea de sus esquemas.
Pero, concebir un concepto, por ejemplo el de número, ¿implica pensar en ese
método de construcción? [9] Parecería que sí, aunque Frege (1848-1925) refute el argumento
en la creencia de que ambas estructuras, la de construcción del número y la del acto de contar,
difieren. Cuando Descartes (1596-1650) distinguió entre representación conceptual y
representación imaginativa de una figura geométrica, señaló que de un quiliógono solamente
se podría tener la representación conceptual [10] Kant, en cambio, entendió que la
representación de esa figura (que no es una imagen, sino un esquema o procedimiento de
construcción) pertenece a la imaginación y, «de hecho, nuestros conceptos puros sensibles no
7
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 408.
8
[] Algunos esquemas, como la permanencia de lo real en el tiempo, constituyen casos excepcionales, dado que
implican una configuración del espacio.
9
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 410.
10
[] «Si quiero pensar en un quiliógono, concibo en verdad que es una figura compuesta de mil lados, tan
fácilmente como concibo que un triángulo es una figura compuesta de tres lados solamente; pero no puedo
imaginar los mil lados de un quiliógono como los tres de un triángulo, ni, por así decirlo, mirarlos como
presentes con los ojos de mi espíritu». Cf. Gombay, André; Œuvres Complètes de René Descartes: Meditationes
de prima philosophia Meditatio Sexta: De rerum materialium existentia, et reali mentis a corpore distinctione,
p. VII, 71; Folio Corporation, 1992-1997, p. VII, 72.
4
11
reposan sobre imágenes, sino sobre esquemas» [ ]
Parece que aquello que las categorías significan, lo expresan sus esquemas. Esta es su
función: conferir significado a los conceptos puros del entendimiento. Sin embargo, Kant
vislumbrará la posibilidad de pensar las categorías escindidas de condición sensible alguna.
Nos asegurará que así consideradas, en sentido puro, esas categorías carecerían de valor
cognoscitivo, no tendrían «realidad objetiva», serían «meras funciones lógicas» Así pues, las
categorías sin los esquemas, constituyen solamente funciones del entendimiento destinadas a
formar conceptos, pero no a determinar objeto alguno. Aún así, las categorías consignan «el
pensamiento de un objeto en general según modos diferentes» [12]
Kant necesitaba reservar ese estatuto para las categorías puras, puesto que
únicamente así podía sostener el argumento que garantizaba el equilibrio de la Filosofía
Crítica: su concepción del entendimiento, independiente de la sensibilidad. Es apoyándose en
ello [13], que puede afirmar que, aún cuando no seamos capaces de conocer lo suprasensible,
estamos en condiciones de pensarlo «en sentido práctico», en beneficio de la vida misma:
«las categorías puras, impotentes para definir por sí solas ninguna determinación que
especifique el ‘objeto general’ que ellas conciben, no bastan para suministrar una
representación de lo suprasensible» [14] Es por esto que, posteriormente, Kant describe, junto
al esquematismo, otro procedimiento de la imaginación: el simbolismo, la representación
analógica para tramitar la aplicación objetiva de un concepto puro.
Hay una manera de conferir realidad objetiva a las categorías. Con representarlas
como pensables en un objeto de experiencia empírica, se les conferiría tal carácter y se
concretaría la exposición del objeto. Sin embargo, cuando esa exposición no es posible, el
concepto queda vacío, no tiene entidad como conocimiento. La operación procedente se llama
esquematismo cuando la realidad objetiva se correlaciona con un concepto a su vez
conectado a la intuición de lo dado empíricamente, es decir cuando el concepto queda
expuesto in-mediatamente. De lo contrario, cuando el concepto no puede ser expuesto de tal
suerte, sino únicamente observado en sus consecuencias, la operación implicada se denomina
«simbolización» del concepto. El primer caso es característico de los conceptos de lo sensible.
El segundo caso constituye un recurso de emergencia característico de los conceptos de lo
suprasensible, propio de los objetos que no pueden ser dados al psiquismo humano en
experiencia posible alguna.
El símbolo de una idea, al igual que un concepto de la razón, es una representación,
por analogía, del objeto. Tiene igual relación, en cuanto se refiere a ciertas consecuencias, que
la relación que el objeto tiene con sus propias consecuencias, aún cuando los objetos difieran.
Si bien –de tal suerte- no puedo tener conocimiento teórico alguno de lo supransesible, de
Dios, por ejemplo, sí puedo pensar, sin embargo, un conocimiento por analogía. Es la razón la
11
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A140/1, B180, p. 184.
12
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A247, B304, p. 266.
13
[] «las categorías puras sin las condiciones formales de la sensoriedad sólo tienen un alcance trascendental,
pero sin que se las pueda emplear trascendentalmente» Cf. Cassirer; Ernst; Kant-vida y doctrina (traducción
al español de Wenceslao Roces), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 1918, p. 255.
14
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 412.
5
que se ve impelida a pensar así. Las categorías están en la base por pertenecer a la forma del
pensar lo sensible o del pensar lo suprasensible, aunque no constituyan conocimiento por no
determinar objeto alguno, y –no obstante- requieran esquematismo: «al Principio del
conocimiento sintético a priori compete: que la composición es lo único a priori que,
aconteciendo según el espacio y el tiempo, tiene que ser hecho por nosotros. Pero el
conocimiento enderezado a la experiencia contiene el esquematismo, ya sea el esquematismo
real (trascendental) o el esquematismo por analogía (simbólico). -La realidad objetiva de la
categoría es teórica, la de las ideas, solamente práctica.- Naturaleza y libertad» [15]
He aquí un tema central, complicado, oscuro y críptico; tematizado en «uno de los
más difíciles capítulos de la Crítica de la razón» [16]: ¿qué es el Esquematismo
Trascendental de la Crítica de la razón pura de Kant? ¿qué lo distingue de las categorías? ¿en
qué se distingue el esquema del concepto mismo? ¿cuántas y cuáles son las formas que
asume? ¿cómo funciona? ¿qué objeciones puede merecer?, y «¿cómo entender que un algo no
dado se represente a nuestra conciencia como si se tratase de una cosa dada?» [17] A
intentar despejar estas, y otras preguntas semejantes, dedicaremos estas páginas inspiradas en
el ejercicio de «un arte oculto en lo profundo del alma humana» (KrV: A141, B181).
15
[] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff (traducción al español de Félix
Luque), Editorial Tecnos, Madrid, España, 1987, p. 146.
16
[] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna (traducción al
español de Wenceslao Roces), T. II, Fondo de Cultura Económica, México, 1956, p. 664.
17
[] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna , Ibíd., p. 665.
18
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant-Una interpretación y defensa, Editorial Anthropos,
Barcelona, España, 1992, p. 29.
19
[] Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el sentimiento de lo
bello y lo sublime. Crítica del juicio (traducción al español de Manuel García Morente), Editorial Porrúa, México,
1999, p. 106.
6
fundamentación puramente conceptual o lógica; en tanto que son ... a priori no pueden
ser fundamentados en la experiencia» [20]
El problema de lo sintético a priori consiste en explicar cómo es posible que la
fundamentación extra-conceptual y extra-lógica de un juicio sea no empírica. La respuesta la
proporcionó el mismo Kant: «conocimiento es un juicio a partir del cual resulta un concepto
que tiene realidad objetiva, e. d. que le puede ser dado un objeto correspondiente en la
experiencia. No obstante, toda experiencia consta de intuición de un objeto, e. d. de una
representación inmediata y singular mediante la cual es dado el objeto como tal al
conocimiento, y de un concepto, e. d. una representación mediada por una nota, que es
común a más objetos y que permite así pensar el objeto. Por sí sola, cada especie de
representaciones no constituye conocimiento alguno; y en caso de que haya conocimientos
sintéticos a priori, debe haber tanto intuiciones a priori como conceptos a priori» [21] Aquí,
el punto clave es la declaración de que los juicios sintéticos a priori requieren tanto de las
intuiciones puras o a priori como de los conceptos a priori. El conocimiento humano, en
suma, entonces, para Kant, está compuesto por (a) condiciones sensibles, y por (b)
condiciones intelectuales. El esquematismo de las categorías enlaza esas dos condiciones.
El Esquematismo, es el lugar de la Crítica donde Kant se ocupa de los productos de la
síntesis trascendental de la imaginación que unifica los conceptos puros con la intuición pura.
El análisis de Kant aborda ocho aspectos: (a.1.) la función del esquematismo, y (a.2.) el
problema del esquematismo de los conceptos puros en términos de subsunción; (b.1.) las
formas que caracterizan al esquema trascendental, y (b.2.) las formas como intuiciones puras
determinadas; (c.1.) la naturaleza de la tesis que consagra que un esquema particular
pertenece a una categoría dada, y (c.2.) la misma tesis constituyendo los juicios de esquema; y
(d.1.) la conexión entre los esquemas y los principios, y (d.2.) la interpretación de los
esquemas como intuiciones puras determinadas, para la comprensión de la naturaleza
sintética a priori de los principios.
20
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 137.
21
[] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff, Ibíd., pp. 25 y 26.
22
[] Torretti, Roberto; Manuel Kant, Ibíd., p. 489.
7
concepto, reposa una idea básica: «prescindiendo de tales condiciones (esquemas), los
conceptos puros del entendimiento tienen un ‘uso lógico’ ..., pero no un ‘uso real’, i. e., una
aplicación a objetos ‘reales’» [23] opuestos a lo negativo, a lo ideal, y a lo formal [24]
No podemos dejar de mencionar una objeción levantada contra la descripción del
esquematismo. Juzgada como sobreabundante, innecesaria, y por ende superflua, la
descripción del esquematismo alcanzó resultados que, con anterioridad, ya se habían
alcanzado en la Deducción Trascendental (B), que oficia como la demostración de la realidad
objetiva de las categorías: «la categoría no tiene otro uso para el conocimiento de las cosas
que su aplicación a objetos de experiencia» [25] Esta interpretación fue sugerida por H. A.
Prichard (1871-1947) y por G. J. Warnock (1923-1995). Según Prichard se advierte «una
dificultad preliminar respecto de la ... segunda parte de la ‘Analítica’ en general. Es claro que
si la primera parte es exitosa, la segunda debe ser innecesaria. Porque si Kant está en
posibilidad de fundamentar que las categorías deben aplicarse a los objetos, no necesita
determinarse subsiguientemente ninguna condición especial de su aplicación» [26] Según
Warnock, la inserción de La Analítica de los Principios es fruto de la separación ilegítima que
trazó Kant entre (a) la posesión de un concepto, y (b) la facultad de usarlo: «el objetivo de la
‘Deducción trascendental’ es probar que poseemos un grupo de conceptos (las categorías); si
se alcanza esta meta, ya no quedarían pendientes cuestiones relativas a la aplicabilidad de
estos conceptos y, por lo tanto, no tendríamos el problema de requerir la teoría del
‘Esquematismo’ para su solución» [27] La cuestión principalmente implicada aquí, estriba en
la naturaleza totalmente general del resultado de la Deducción Trascendental. En efecto, la
Deducción Trascendental establece la realidad objetiva de las categorías. Ellas tienen una
referencia sensible, una aplicación a los datos de la sensibilidad humana. Esto se alcanza en la
segunda parte de la Deducción, en aquella instancia en la que se conectan las categorías, en
primer lugar, (a), con las formas puras de la sensibilidad, particularmente el tiempo, a través
de la síntesis trascendental de la imaginación, y, en segundo lugar, (b), con el contenido
empírico de la sensibilidad, mediante la síntesis de la aprehensión. Sin embargo, el propósito
de la Deducción Trascendental no es, tal como lo sugiere Warnock, probar que poseamos un
cierto conjunto de conceptos. Al contrario, en la Deducción Metafísica subyace la idea de que
ya los poseemos y que, cuanto menos tienen un uso lógico, que operan como funciones lógicas
del Juicio. La Deducción Trascendental procura discernir la aptitud de los conceptos puros
para el uso extra-lógico, para el uso objetivo, para el uso real de ellos; estriba en la posibilidad
de aplicación de ellos a los objetos de experiencia empírica, en «la posibilidad de aplicar a los
fenómenos los conceptos puros del entendimiento» [28]
Si el argumento esgrimido resulta válido, con ello se probaría que las categorías
revisten, además de un uso formal, un uso ontológico, pero no se revelaría bajo qué
condiciones, ni cómo habrían de emplearse: «no nos dice qué propiedad o qué relación de
23
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 274.
24
[] Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff, Ibíd., p. 188.
25
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., B146, p. 163.
26
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 275.
27
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 276.
28
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A138, B177, p. 182.
8
fenómenos en el tiempo debe ser considerada como expresión sensible o análoga de la
relación lógica de fundamento y consecuente ... El Esquematismo [,en cambio,] muestra las
condiciones bajo las cuales un fenómeno es determinado respecto de la función lógica, y por
lo tanto, bajo una categoría» [29]
48
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón práctica (traducción al español de Emilio Miñana y Villagrasa y
Manuel García Morente), Editorial Espasa-Calpe S. A., Madrid, España, 1984, pp. 101 y 102.
49
[] Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el sentimiento de lo
bello y lo sublime. Crítica del juicio , Ibíd., § 59, p. 308.
50
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 283.
51
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A102, p. 133.
12
en el pensamiento de Kant como lo es la doctrina de la síntesis trascendental de la
imaginación. Más aún, cuando el matemático construye sus conceptos, apela a una intuición
pura determinada. La intuición pura formal, que es producida por dicha actividad, es la
presentación sensible de un concepto, es sensible e intelectual, y es también universal y
particular. Kant sostiene esto mismo en su explicación de la construcción geométrica:
construir un concepto supone presentar la intuición a priori que le corresponde. Para
construir un concepto se requiere una intuición no empírica que es un objeto singular, a pesar
de lo cual, en cuanto construcción de un concepto, tiene que expresar en su representación
una validez universal en relación con todas las posibles intuiciones del mismo concepto (KrV:
A713, B741). Por lo tanto, si consideramos también como noción pura, el segundo sentido, (b),
no habría dificultad en aceptar que un esquema trascendental es una intuición pura, y está
caracterizado como tercer término. Pero, ¿es esto compatible con la caracterización del
esquema como determinación trascendental del tiempo? Veámoslo.
El tiempo es una intuición pura, dice Kant. Sin embargo, de ello no se sigue que
también sea una determinación trascendental del tiempo. «Aquí [–dice Allison-],
trascendental equivale a a priori o universal y necesario» [52] Hay sólo una manera por la
cual un concepto puede entrar en relación con un objeto y obtener realidad objetiva: sintetizar,
conceptualizar o subsumir, bajo un concepto, la intuición dada, para que la intuición sea
referida a un objeto. Entonces, una determinación regida por un concepto a priori, es lo que
Kant señala como «una determinación trascendental del tiempo [que] guarda
homogeneidad con la categoría (que constituye la unidad de esa determinación) en la
medida en que es universal y en que está basada en una regla a priori. Y es igualmente
homogénea con el fenómeno en la medida en que el tiempo se halla contenido en toda
representación empírica de la diversidad» [53] En suma, «una determinación trascendental
del tiempo debe ser una conceptualización de tiempo sujeta a un concepto a priori, la cual, al
referir el tiempo a un objeto ..., proporciona realidad objetiva al concepto implicado.
Objetivar el tiempo significa representar un orden temporal de los eventos o estados de cosas
del mundo fenoménico válido intersubjetivamente, en contraste con el orden meramente
subjetivo ... de las representaciones en una conciencia individual» [54] Esto lo efectuaría la
síntesis trascendental de la imaginación. Consiguientemente, una determinación
trascendental del tiempo puede caracterizarse como un producto de esa síntesis: «producto
trascendental de la imaginación» (KrV: A142, B181).
Si quisiéramos extraer una conclusión, podríamos señalar que las determinaciones
trascendentales del tiempo, como productos de la síntesis trascendental de la imaginación,
son características universales y necesarias, es decir a priori, de un orden temporal objetivo.
Aquí, ya se hace patente la congruencia de las determinaciones trascendentales del tiempo
con el fenómeno (ya que todo fenómeno está contenido en un orden objetivo) y con el
concepto puro (ya que todo concepto proporciona la regla por la cual es determinado ese
orden). Sin embargo, el tiempo, al igual que el espacio, no es un objeto..., ni puede ser
52
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 286.
53
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A138/9, B177/8, p. 183.
54
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 286.
13
percibido. Por eso, una determinación trascendental del tiempo debe ser considerada
como una característica universal y necesaria de las cosas en el tiempo; como fenómenos en
virtud de los cuales el tiempo puede representarse como relaciones objetivas del tiempo. En
esta línea argumental, el esquema del concepto de sustancia sería la «permanencia de lo real
en el tiempo ..., la representación de tal realidad como sustrato de la determinación empírica
temporal en general ... que ... permanece mientras cambia todo lo demás» [55] Del mismo
modo, Kant, en la Primera Analogía, va a sostener que el cambio, y con él el transcurso del
tiempo, podrán ser intuidos por referencia a algo permanente que constituye un rasgo
necesario para que un mundo pueda ser experimentado como temporal [56] En consecuencia,
procedería afirmar que la permanencia, aunque no sea una propiedad del tiempo, sino más
bien de las cosas en el tiempo, puede considerarse como una determinación trascendental del
tiempo. Pero, ¿puede esta descripción desvirtuar la tesis que consagra que un esquema
trascendental es una intuición pura? ¿Cómo puede ser considerada intuición pura una
característica necesaria de las cosas en el tiempo? Si permanencia es un concepto que se
refiere a un número de objetos posibles, lo mismo podría decirse del esquema. Esta es la razón
por la cual los esquemas trascendentales son considerados como conceptos, y son
identificados con las categorías esquematizadas. Es más, esta interpretación está corroborada
por el propio Kant: «fenómeno o concepto sensible de un objeto concordante con la
categoría» [57]
«Con relación a la permanencia [–dice Allison-], al igual que [en] todos los
esquemas trascendentales, el elemento intuitivo debe ser localizado en el componente
sensible ... de la representación. Pensar algo permanente es pensarlo ... como durando a
través del tiempo. Así pues, el concepto ... presupone la intuición del tiempo a la cual
determina. En este sentido es análogo al concepto matemático, e. g., triángulo, que posee
una referencia esencial a la intuición pura de espacio donde es elaborado o presentado» [58]
Aquí cabe formular una aclaración: la diferencia que media entre (a) los conceptos
matemáticos, y (b) los conceptos puros del entendimiento, estriba en que, en tanto los
primeros pueden ser construidos, esto es, presentados en una intuición pura formal, en los
segundos eso es imposible. En efecto, el problema del Esquematismo nace, principalmente,
por la incongruencia que registran los conceptos puros y la intuición. «Así pues, la
justificación básica para caracterizar la realización (construcción) del concepto matemático
como intuición pura (formal) parece estar totalmente ausente en el caso de los esquemas de»
las categorías [59] En la Estética Trascendental, Kant correlacionó la intuición pura con la
noción de forma. Hizo que intuición pura equivaliese a la «mera forma de la sensibilidad,
incluso prescindiendo del objeto real de los sentidos» [60] Como intuición pura empírica es
presencia de sensación, una forma de la sensibilidad sería forma de intuición empírica.
Correlativamente, en tanto que el fenómeno se entiende como el «objeto indeterminado de
55
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A144, B183, p. 186.
56
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A182, B225, pp. 215 y 216.
57
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A146, B186, p. 188.
58
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 288.
59
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 288.
60
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A21, B35, p. 66.
14
una intuición empírica» (KrV: A20, B34), una intuición pura puede concebirse como una
forma del fenómeno.
Forma, entonces, equivale a condición en sentido epistémico. En ese sentido, en la
Exposición Metafísica del Espacio, Kant sostiene que la representación de espacio funciona
como una condición de la experiencia externa, puesto que sólo por referencia a esta
representación los objetos pueden ser experimentados como exteriores al psiquismo y
exteriores unos respecto de los otros. Kant afirma que el espacio no es sino la forma de todos
los fenómenos del sentido externo, precisamente porque asegura haber demostrado que es la
«condición subjetiva de la sensibilidad [, y que] sólo bajo esta condición nos es posible la
intuición externa» [61] En síntesis, Kant correlacionó condición de la intuición, forma de la
intuición, e intuición pura. Entonces, parece auspicioso entender que los esquemas
trascendentales sean intuiciones puras si puede demostrarse que funcionan como formas o
condiciones de la intuición sensible. Sin embargo, al margen de esto, ahora debería quedar
bastante claro cuál es la función de las determinaciones trascendentales del tiempo. Como
condiciones de la determinación empírica del tiempo, deben tomarse en un sentido diferente
a las del espacio y del tiempo, a la sazón condiciones bajo las cuales los datos de la intuición
empírica son presentados al psiquismo. Por su parte, las determinaciones trascendentales de
tiempo son condiciones temporales específicas de las intuiciones empíricas reales. Son
condiciones de la intuición empírica. Son intuiciones puras.
61
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A26, B42, p. 71.
62
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 290.
63
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A 143, B 183, p. 186.
64
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A 146, B 185, p. 188.
15
[C.2.] – NATURALEZA DE LA CONSTITUCION DE LOS JUICIOS DE
ESQUEMA
69
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 293.
70
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 294.
71
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187.
72
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A144, B184, p. 187.
73
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187.
17
74
en todo tiempo» [ ]
Ambos enfoques, el general y el específico, sugieren que lo que Kant presenta es una
serie de traducciones de las modalidades lógicas a las modalidades reales. Está señalando las
condiciones bajo las cuales podemos designar un objeto empírico, o un estado de cosas, como
posible, real o necesario. Esas traducciones nos dicen, como reglas, cómo y en qué términos
debe proceder el pensar categorial. Por otra parte, puesto que el pensar categorial es la
condición indispensable para todo pensar, estas reglas son también condiciones de todo
pensamiento que refiere fenómenos. Por lo tanto, pueden considerarse como reglas para la
aplicación de reglas a los fenómenos. Sin embargo, la cuestión clave estriba en que solamente
pueden funcionar como reglas si se acepta que expresan el resultado de las traducciones, a
términos temporales, de las funciones lógicas pensadas en las categorías. O sea: «sólo si ... ya
sé que la traducción temporal ..., de realidad debe ser ‘existencia en un tiempo determinado’,
puedo usar esto como base para determinar si algo es real» [75] Pero, más que describir los
esquemas trascendentales simplemente como reglas, es más preciso caracterizarlos como
productos trascendentales que pueden funcionar como reglas.
Es más claro el caso de la posibilidad, sin que esté exento de dificultades. Kant
entiende la posibilidad como ausencia de contradicción. Pero, como sabemos, no todo lo que
es lógicamente posible es realmente posible: por ejemplo, el argumento ontológico. La
posibilidad real se define como acuerdo entre la síntesis en el pensamiento de un objeto y las
condiciones del tiempo en general: ser realmente posible es ser posible en un período del
tiempo, en tanto que «la negación es aquello cuyo concepto representa un no ser (en el
tiempo). La oposición entre ambos [ser y no ser] consiste ..., en su diferencia dentro de un
mismo tiempo, según se trate de tiempo lleno o de tiempo vacío» [76] Si, entonces, se quiere
determinar la posibilidad real, es necesario un indicador temporal. Pero, ¿qué ha pasado con
el espacio?: «lo que concuerda con las condiciones formales de la experiencia ... es posible»
[77] El espacio es también una forma de la intuición y, en consecuencia, parecería que cumple
un papel fundamental respecto de la posibilidad: «el Postulado de la posibilidad de las cosas
exige ... que el concepto de éstas concuerde con las condiciones formales de una experiencia
en general. Pero ésta ..., la forma objetiva de la experiencia en general, es la que contiene
toda síntesis requerida para el conocimiento de los objetos ... Así, el concepto de una figura
encerrada entre dos rectas no implica contradicción alguna, ya que los conceptos de dos
rectas y su cruce no implican la negación de ninguna figura. La imposibilidad no descansa
en el concepto como tal, sino en la construcción de tal figura en el espacio, es decir, en las
condiciones del espacio y de la determinación de éste. Ahora bien, estas condiciones poseen, a
su vez, realidad objetiva ..., se refieren a cosas posibles, por contener a priori en sí mismas la
forma de la experiencia en general» [78] Este es el párrafo que concitó tantas objeciones
fundadas en la supuesta ignorancia del espacio en que habría caído Kant al designar sus
74
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187.
75
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 295.
76
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A143, B182, p. 186.
77
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A218, B265, p. 241.
78
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A220/1, B267/8, pp. 242 y 243.
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esquemas.
Hay aspectos que merecen considerarse: (a), el problema del espacio en relación con
la posibilidad; (b.1) el problema del presunto descuido kantiano del espacio; y (b.2) el
problema ocasionado por la interpretación de la teoría del esquematismo como un todo. La
cuestión (a), comprende la caracterización kantiana de la posibilidad geométrica en términos
espaciales, que no está presente en el esquema de la posibilidad, y sí quedó expresada en los
Postulados. Existe una justificación: el capítulo del Esquematismo no tematiza acerca de los
conceptos puros en matemática, trata las condiciones de su aplicabilidad a los fenómenos. En
efecto, en la Estética Trascendental, «el tiempo es la condición formal a priori de todos los
fenómenos», y está contrapuesto al espacio, que es, la «condición [única] a priori» [79] de los
fenómenos externos. La prevalencia del tiempo proviene de su cuño: es la forma del sentido
interno. Los fenómenos, en tanto que modificaciones del sentido interno, están en el tiempo,
mientras que únicamente los fenómenos externos están en el espacio. Pero, si bien no todos
los fenómenos están en el espacio, entonces la conformidad de ellos con las condiciones del
espacio, la espacialidad, no puede ser criterio de posibilidad real para los objetos como
fenómenos. Por lo tanto, estaría justificado que Kant definiera el esquema de la posibilidad en
términos exclusivamente temporales. La cuestión (b), la objeción general, es un poco más
compleja. Requiere dos consideraciones: (b.1), es menester distinguir entre (b.1.1) la esfera de
objetos a los que se aplican las categorías y (b.1.2) las condiciones necesarias en virtud de las
cuales ellas se aplican. Según Kant, las categorías se aplican tanto a los objetos espaciales
cuanto a los temporales, pero también sostiene que se aplican a los objetos espaciales en virtud
de su temporalidad. La síntesis trascendental de la imaginación rige la determinación de la
diversidad del sentido interno y, por lo tanto, de la diversidad en tanto que temporal; y (b.2),
una determinación trascendental de tiempo no se contrapone con las existencias en el espacio.
«Las determinaciones trascendentales de tiempo, mediante las cuales podemos representar
las relaciones temporales de los fenómenos, no son propiedades del tiempo mismo, sino de
las cosas del tiempo» [80] Así pues, aún cuando para Kant, la permanencia es solamente una
propiedad de las cosas en el espacio, en realidad funciona como una determinación
trascendental del tiempo. Kant ni siquiera abandonó esta posición en la segunda edición de la
Crítica, cuyo mayor énfasis en el espacio es proverbial: «para entender la posibilidad de las
cosas con arreglo a las categorías y, consiguientemente, para mostrar la realidad objetiva
de éstas últimas, no sólo nos ... [hacen] falta intuiciones, sino incluso intuiciones externas»
[81] Pero, necesitar de la intuición externa, necesitar que lo permanente solamente pueda
justificarse en el espacio, no afecta el estatuto del esquema calibrado como determinación
trascendental del tiempo.
A esta altura, deberíamos estar en condiciones de ocuparnos de las conexiones entre
las categorías modales restantes y sus esquemas. Parece obvia la conexión entre la categoría de
realidad y su esquema, «la existencia en un tiempo determinado» [82] Para que algo pueda
79
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A34, B50, p. 77.
80
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 297.
81
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., B291, pp. 256 y 257.
82
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A145, B184, p. 187.
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ser considerado como real en sentido empírico, debe ser asignable a una determinada
localización en el tiempo. Las razones por las cuales el espacio no está incluido aquí, son
también las esgrimidas para la posibilidad. Si es que existe algún problema aquí, el problema
afecta al concepto puro de realidad, pero no a su esquema. Realidad, en contraste con
posibilidad y necesidad, no parece tener un sentido lógico o puro. Así pues, no queda claro qué
es lo que se traduce a términos temporales por medio de la esquematización. Sin embargo,
Kant hace uso de la noción de «realidad lógica» con el fin de expresar la «verdad
trascendental» de un juicio [83] En tanto que el concepto puro es conectado con la forma
asertórica [84] del juicio, podría ser caracterizado como el concepto de aserción. Dice Allison,
a este respecto, que «en la introducción a las Lecciones lógicas, Kant conecta esta noción con
el principio de razón suficiente» [85] Evidentemente, ese principio ha sido tomado por Kant
en sentido lógico: afirma que toda proposición tiene una razón o fundamento. La noción de
realidad empírica, la «existencia en un tiempo determinado» (KrV: A145, B184), puede ser
concebida como el correlato de la noción de fundamento lógico. El pensamiento de
determinación, es común en sendas dimensiones: (a) el principio de razón suficiente se aplica
a las proposiciones consideradas en conexión con aquellas que constituyen su fundamento; y
(b) la realidad empírica, en cambio, se aplica a los acontecimientos considerados en conexión
con otros acontecimientos en un único tiempo.
Se presentan problemas serios en relación con el esquema de necesidad, que Kant
define como «la existencia de un objeto en todo tiempo» (KrV: A145, B184) En primer lugar,
(a), cuando afirmamos que un objeto o que un estado de cosas es necesario, no queremos decir
que ello se verifica en todo tiempo. En segundo lugar, (b), la existencia en todo tiempo, es decir
la permanencia o eternidad, es el esquema de la sustancia: «la necesidad que podemos
conocer no es la de la existencia de las cosas (sustancia), sino la de su estado» [86]
Finalmente, Kant vincula la «necesidad material [real] en la existencia» (KrV: B279), distinta
de la «mera necesidad formal y lógica en la conexión de los conceptos» (KrV: B279) con el
principio de causalidad: «la necesidad afecta únicamente a las relaciones de los fenómenos
de acuerdo con la ley dinámica de la causalidad y a la posibilidad –basada en ella- de inferir
a priori una nueva existencia (la del efecto) a partir de una existencia dada (la de la causa)»
[87]
Pero, ¿Kant sugirió otra cosa distinta de la que parece proponer en la caracterización
del esquema de necesidad?: «Sugiero [–dice Allison-], seguir aquí a Paton, quien ...
caracteriza el esquema de la necesidad como ‘existencia en relación con la totalidad del
83
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A75/6, B101, p. 110.
84
[] «Los [juicios] asertóricos se llaman así por considerar la afirmación o la negación como algo real
(verdadero)» (KrV: A 74/75, B 100).
85
[] Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant, Ibíd., p. 298. El principio de razón suficiente, es la
versión corregida de Leibniz (1646-1716) del principio de causalidad. Establece que la causa de un acontecimiento
no es sólo la razón de su existencia, sino también la de su esencia: de que sea de un modo determinado y no de
otro. Leibniz, por lo tanto, asume el principio de que la causa es también la razón de cómo es el efecto, no sólo la
razón de que exista, siguiendo la idea tradicional de que el efecto debe asemejarse a la causa. Cf. Cortés Morató,
Jordi y Martínez Riu, Antoni; Diccionario de filosofía en CD-ROM, Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona.
España, 1996.
86
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A227, B279, p. 250.
87
[] Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura, Ibíd., A227/8, B280, p. 250.
20
88
tiempo’» [ ] Siguiendo esta interpretación, podríamos considerar que Kant afirma que la
existencia de un estado de cosas es determinada en relación a la totalidad del tiempo, en el
sentido de que, en cuanto efecto, es el producto de una cadena causal, la cual, puesto que no
puede poseer un primer inicio, debe existir en todo tiempo. Sin embargo, el punto en cuestión
centra en lo que define la necesidad real o material: la pertenencia a una cadena causal. Pero,
«esto no es ... lo que Kant sugiere ..., [es] lo que ... debería haber entendido» [89]
102
[] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna , Ibíd., pp. 666 y 667.
103
[] Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna, Ibíd., p. 669.
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Con el concepto de esquema de la Crítica de la razón pura, Kant intentó dar
respuesta al problema de la relación epistemológica entre símbolo y objeto. En su propuesta,
Kant combinó tanto elementos del empirismo como del racionalismo de su tiempo. Lo hizo de
tal suerte que su teoría del conocimiento quedó cuestionada por su dualidad entre actividad
intelectual y actividad sensorial. Tratando de superar esa dualidad, Cassirer (1874-1945), por
una camino, y Piaget (1896-1980), por otro camino (por citar sólo dos casos paradigmáticos),
desarrollaron una teoría genética a partir de la reformulación del concepto kantiano de
esquema. La sola mención de la fuente kantiana gravitando en ambos pensadores, nos
permite vislumbrar hasta qué punto los límites y las posibilidades del constructivismo
kantiano han estado presentes en la posteridad.
[IV] - BIBLIOGRAFÍA
Allison, Henri E.; El idealismo trascendental de Kant-Una interpretación y defensa,
Editorial Anthropos, Barcelona, España, 1992.
Cassirer, Ernst; El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna
(traducción al español de Wenceslao Roces), T. II, Fondo de Cultura Económica, México, 1956.
Cassirer; Ernst; Kant-vida y doctrina (tr aducción al español de Wenceslao Roces), Fondo
de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 1918.
Cortés Morató, Jordi y Martínez Riu, Antoni; Diccionario de filosofía en CD-ROM,
Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. España, 1996.
Heidegger, Martín; Kant y el problema de la metafísica, Editorial Fondo de Cultura
Económica, México, 1973.
Kant, Immanuel; Crítica de la razón práctica (traducción al español de Emilio Miñana y
Villagrasa y Manuel García Morente), Editorial Espasa-Calpe S. A., Madrid, España, 1984.
Kant, Immanuel; Crítica de la razón pura (traducción al español de Pedro Ribas), Ediciones
Alfaguara S.A., Barcelona, España, 1995.
Kant, Immanuel; De la forma y de los principios del mundo sensible y del mundo inteligible
(versión on line, traducción al español de Juan David García Bacca), Erich Adickes Editor:
http://psikolibro.webcindario.com/entralibro.htm
Kant, Immanuel; Los progresos de la Metafísica desde Leibniz y Wolff (traducción al español
de Félix Luque), Editorial Tecnos, Madrid, España, 1987.
Kant, Immanuel; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el
sentimiento de lo bello y lo sublime. Crítica del juicio (traducción al español de Manuel García
Morente), Editorial Porrúa, México, 1999.
Radford; Luis; Del símbolo y de su objeto: Reflexiones en torno a la teoría de la
conceptualización de Cassirer (versión on line), Revista Latinoamericana de Matemática
Educativa, École des sciences de l'éducation, Université Laurentienne, Sudbury, Ontario,
Canada, 2004: laurentian.ca/educ/lradford/simboloRelime.pdf
Torretti, Roberto; Manuel Kant, Editorial Charcas, Buenos Aires, Argentina 1980.