Elba Bairon

Lady Bairon
Este mes, el MALBA presenta una muestra de la escultora Elba Bairon. Atencin! Por all viene marchando su ejrcito de seres sin rostro...
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Elba Bairon. en su taller de Montserrat, rodeada por sus obras.
Por Fernando Garca Fotos de Emma Livingston
asta que la punta de la birome presione el papel del bloc de notas para que por debajo se difumine un polvo blanco, microscpico, que en segundos podra enharinarlo todo. Elba Bairon pide disculpas y corre presurosa a buscar uno de los manteles de papel finito que usa para poner a resguardo cualquier superficie ajena a esta caspa de estrellas que es la atmsfera natural de su refugio. Si fuera una mala de Batman, Lady Byron subira a sus vctimas los tres largos pisos de mrmol por escalera hasta el atelier donde trabaja para convertirlas en estatuas. Y quedaran fijas, como estas criaturas sin cara ni nombre ni color que la luz de Monserrat que entra por los enormes ventanales recorta a su antojo. Byron? S. Elba, de 65 estupendos aos, habra mantenido el emblemtico nombre ingls asociado al romanticismo, la poesa y los excesos aristocrticos si no fuera porque su padre, Max, un profesor de historia vinculado al Partido Comunista, lo acrioll a Bairon cuando form familia con una mujer de linaje aymara. Tendra algo que ver esta Elba con el famoso Lord Byron? Todo!, dice y sacude su pelo corto, negrsimo, tan ochenta que entra perfectamente en un mameluco de M57. Si el profesor de Historia le expropi el nombre, a Elba parece haberle quedado una irona leve y ese acento que puede asimilarse ms a un modo (neutral, diplomtico, elegante) que a un lugar geogrfico. Elba no suena portea; tampoco boliviana. Sin embargo, naci en Bolivia. Y vuelve todo lo que puede aunque se haya ido de La Paz a los cinco aos. Vuelve a buscar algo muy profundo de ella que se qued para siempre a vivir en la altura: Cuando vuelvo de La Paz, que es tan catica y atractiva, con tanto color, Buenos Aires, por contraste, parece una ciudad tranquila. Los humanoides caractersticos de Elba Bairon empezarn a exhibirse este mes y andarn hasta febrero por el subsuelo del MALBA, en ese espacio llamado Contemporneo. Son figuras rematadas en pasta de papel que se dijo no tienen rasgos. No son de aqu; no son de all, podran ser de cualquier lugar del mundo. Ninguna marca hay en estas esculturas (una palabra no del todo exacta para describir su obra, que tambin invoca la artesana y la estatuaria de jardn) del Altiplano o del Ro de la Plata. Bairon arquea las cejas como diciendo Dios no lo permita porque lo que menos quiere es que se la reduzca a una curiosidad folclrica del TEG. Pero hay marcas. Y, para verlas, hay que escucharla con extrema atencin. Fijar la mirada en el cuento que cuenta. Aunque ella se resista a contarlo todo: Mi vida? Para qu?, repregunta. Si fuera por Elba ni hablaramos. Sera una posibilidad. Venir al ruinoso Palacio Mxico (el edificio de 1888 donde se refugia) y nada ms verla, chiquitita y toda de negro, moverse con premura entre sus siluetas blancas. Elba, aunque no quiera, aunque le cueste, se va diciendo de a poco. Y dice, por ejemplo, que este desfile de criaturas sin cara viene a representar algo de ese tiempo perdido que se empea en recobrar cuando va a La Paz. Solita reflexiona sobre cmo es lo que no se ve cuando se indaga en un recuerdo borroso. Desliza entonces que sus esculturas tienen cara de no me acuerdo: Algo as Como la forma de la memoria a la que no se puede llegar. Como cuando no te pods acordar la cara de alguien.
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Entre las figuras que estn trepadas a las mesas metlicas se distinguen algunas, otras permanecen cubiertas con fundas tambin blancas. Como burkas o mortajas. Cada vez que Bairon deja la sala para calentar t, tienta la curiosidad malsana por descorrer el velo. Por qu hay Entre tanto, el chino. Las clases eran en la Biblioteca obras tapadas? Son las que no voy a usar en la muestra Nacional, un edificio hermoso en la 18 de Julio. Un explica. Y si estn ah y las puedo ver, me distraen. ao entero se poda ir en afinar los trazos de un ideograma No me dejan terminar las nuevas. Me desconcentran. pero a Elba no le importaba porque de esa concentracin Viejas, nuevas Pero si no tienen cara ni nombre! y paciencia est hecha su obra: se disfruta tanto o ms del Sera muy difcil determinar el ao de una obra de Baiproceso que del resultado. Y en sus criaturas se ha visto ron porque todas parecen partir de un mismo cuerpo el fin, el remate, se suspende: no hay rasgo acabado. aunque, cada tanto, tenga que separarlas en muestras. Es cierto: transitan, dice ella. Entonces podran penlba traza su autorretrato de Lady Bairon en Buesarse como parte de un plan secreto. Las muestras, el nos Aires, circa 1968: La melancola de Monmercado, el calendario del mundo-arte, todo disimula tevideo se me hizo insoportable y me vine a vivir su verdadero propsito: la creacin de una especie de sola ac porque la poca peda emanciparse muy nuevo ejrcito de guerreros chinos de terracota. rpido. Buenos Aires tena otra energa, mucho ms Elba sonre cmplice porque sabe que detrs de esta empuje que Montevideo. Qu ms Usaba minifalda forma que ha creado y que es enteramente suya, adems y botas y me gustaba mucho Deep Purple. Iba al Di de Inglaterra, Bolivia y Argentina, hay algo, s, de China. Tella, vi montones de cosas. Fin. Es la primera vez que lo revela: Siao Iu. Nunca antes Nada de la pica trgica de los 70 le pertehaba dicho as, en una entrevista, para que nece. Se dedic a crear en la intimidad y en la muchos ms lo sepan, el nombre de su profeintimidad cri a su hija Albertina (a la que se sor de pintura china en Montevideo. Por qu agregaron luego Pablo, Serena y Carolina Montevideo? Por qu un pintor chino? PorEst bueno como la progenie extendida por ensamble). que a la familia Bairon (ex Byron) la corrieron que mi vida la Tal que Elba Bairon, como otros de su genede Bolivia a fines de los aos 50. Hicieron pie racin, se salte los 70 y apareci en los 80 y en Buenos Aires y, despus, vino el cruce del cuenten otros, 90, orbitando en el anillo de la magntica gran charco. La adolescencia de Elba transas me voy Liliana Maresca (1954-1994), reina del under curri entonces en una Montevideo de posenterando de y la performance. Primero se hizo un nombre tal, como ella misma grafica. De Montevicomo grabadora y escengrafa en el Centro deo me gustaba esa cosa de ir caminando y lo que hice. Cultural Rojas y, de a poco, se recort como que, de pronto, te puedas meter en el ro como escultora o, mejor, siluetista. Fueron aparesi nada, como si te cayeras Tengo el ciendo estas formas que hay ahora. recuerdo del puerto, toda esa zona era muy Marcos Lpez le hizo un retrato en blanco linda. Cuatro aos de todos los que estuvo y negro inolvidable. Muchos conocen a Lady Bairon por en la capital uruguaya los pas concentrada en las enseesa foto de 1992, una morocha que parece asomar a la anzas del maestro chino que se haba escapado de Mao. imagen dejando atrs la bruma de una Rivendel (el paraso Pero no estudi escultura en Bellas Artes como dicen lfico de Tolkien) litoral. La geometra exacta de sus clalas cronologas (Por eso est bueno que mi vida la cuenvculas sostiene en el espacio un bouquet de flores blancas. ten otros, as me voy enterando de lo que hice, ironiza) La mirada de Elba es all puro silencio y, sin embargo, aunque su paso por el claustro le abri los ojos a la vanesta imagen est hecha en una tarde de fiesta. No guardia esttica. Fue solo un ao pero muy, muy recuerdo en qu estudio Marcos hizo esta foto pero s intenso. Tambin en el sentido poltico porque los milila situacin. Estbamos con Liliana (Maresca), que fue tantes interrumpan las clases todo el tiempo para arena darle una mano con los detalles, y se escuchaba msica garnos. A m no me interesaba nada de eso Yo quera muy fuerte. La estbamos pasando realmente bien. mi clase y no vea la hora de que se fueran!. A su espalda va y viene, 180 grados, una estufita marca Liliana que le trae calor o un souvenir de aquella gema incandescente. Tan radiante como la plata de las minas de Oruro. Brillantes, hasta sacar el nombre Byron de la vieja isla para que se desdibuje en el bravo Nuevo Mundo y se transforme en otra cosa. El nombre de unas siluetas sin cara, por ejemplo. n
Elba Bairon, Buenos Aires, 1992. Foto de Marcos Lpez.
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Elba Bairon, Buenos Aires, 1992. Foto de Marcos Lpez.

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