Fragile

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 211

"Hola, mi nombre es Frank Iero, y ests en romance a media noche.

"

*
Un locutor y un vendedor de libros.
Dos vidas que se encuentran.
Qu duele ms? Un dficit en la lnea gentica, o en el corazn?
Frgil
Slo otra historia entre Frank Iero y Gerard Way.

... La sangre sigue cayendo. No puede parar...


"Yo, Gerard Way, tengo Hemofilia"
01. INTRODUCCIN
"Eres mi sueo cumplido, el amor perfecto, sin ataduras.
Eres la respuesta a mis preguntas, mi razn de vivir...
Hola, mi nombre es Frank Iero, y ests en romance a media noche.
Iniciaremos este da de los enamorados con una cancin que me han pedido con mucha
insistencia, dedicada al amor, esto es: Aerosmith con la cancin I don't want to miss a
thing."
Puntual como siempre. A las doce de la noche, prendo la radio, y, sin necesidad de
sintonizar, pues jams cambio de estacin, su voz me lleva a rincones iluminados,
hacindome imaginar que la felicidad existe y la eternidad es lo ms comn en nuestras
vidas.
Su nombre es Frank Iero, y ser estpido decirlo, pero tras escucharlo da a da, a la misma
hora, transmitiendo aquellas bellas palabras con su melodiosa voz, mi ser grita que le amo,
aunque no le conozca. Aunque no sepa de qu color son sus ojos, o cmo es su cabello, mi
mente no puede sacarle de mi cabeza. Yo no quiero olvidarle. Me siento patticamente feliz
con el simple hecho de escucharle hablar, a media noche. Fielmente le espero y me quedo
despierto hasta las dos de la maana, justo momento en que suspirando contra el micrfono
susurra un adis y buenas noches, hacindome suspirar, inevitablemente a m tambin.
Soy realmente, muy estpido, lo s. Cmo enamorarme de una voz? Cmo enamorarme
de una fantasa, de un personaje de radio? Cmo enamorarme de un hombre?
No lo s, y no me importa. Porque no es un hombre ante m. Es Frank. Frank el poeta,
quien declama diariamente, tres estrofas pertenecientes a su enorme coleccin de poesa y
prosa. Es Frank, el humano enamorado del amor, no el locutor que dedica canciones. Es
Frank, y es un sueo. Mi sueo...

"As pues, terminamos nuestra fantasa de hoy. Les deseo un feliz San Valentn en
compaa de su estrella fugaz. Y a los que no tengan un astro brillante a su lado, o quienes
le han perdido, no olviden que el mejor homenaje que podemos hacer a quien se ha ido, es
seguir viviendo.
Para aquellos que han tenido que decir adis, los dejo con James Blunt, y la cancin:
"Goodbye my Lover".
Disfrtenla. Yo soy Frank Iero, y nos vemos maana, en Romances de media noche..."
Lanza su ltimo suspiro, y s, que es hora de poner mi cara sobre la almohada y cerrar los
ojos. Escucho los ltimos versos mientras mi cuerpo se rinde a los deseos de Morfeo.
I'm so hollow, baby, I'm so hollow.
I'm so, I'm so, I'm so hollow... (*)
Tan destrozado... si tan solo mis sueos dejaran de ser slo eso. Si tan slo fueras algo ms
que una fantasa para m. Si tan slo pudiera alcanzarte. Si tan slo fuera algo. Si fuera
alguien...
Estoy tan hundido...
CONTINUAR
(*)Estoy tan destrozado, amor, estoy tan hundido.
Estoy tan, pero tan... destrozado.
Goodbye my lover - James Blunt
La sangre sigue cayendo. No puede parar.
02. Captulo 1
San Valentn
Puntual como siempre. El despertador deja sonar su terrible sonido, ordenndome, abra mis
ojos y comience con mi ritual.
Con la pereza natural, estiro mi brazo y consigo apagar el endemoniado aparato. Con un
bostezo ms, me pongo de pie.
Son las ocho de la maana, y la rutina comienza.
Entro en la ducha. El agua est fra, para "variar".
Me visto. Mi ropa es negra, para "variar".
Preparo caf y como unas galletas de avena, para "variar".
Pierdo el tiempo, y esta vez, voy a trabajar a las diez de la maana, en lugar de ir a las dos
de la tarde, como normalmente lo hago, pero Mikey me ha pedido lo cubra, ya que tiene
una cita con su novia, lo que me hace recordar el maldito Da de los enamorados. Jodido
san Valentn y todas las cursileras que se aaden al 14 de Febrero.
El fro consigue colarse entre mi abrigo negro y slo puedo abrazarme ms a m mismo,
mientras suelto otro suspiro, dejando una enorme nube de vaho frente a m. El mundo sigue
girando a pesar de ser 14 de Febrero. Las personas siguen empujndose tratando de
encontrar un taxi. Los vagabundos siguen pidiendo dinero, y yo sigo dejndoles monedas
en las manos. Pero mi rutina se ha roto, y me asusta, porque lo nuevo, no me gusta. Me
aterra la idea de perder la seguridad que me brinda mi rutinaria vida.

Llego al establecimiento que pertenece a mi familia. Mi hermoso y rutinario empleo en la


librera "Lminis", lo que significa Luz en latn. Una bella forma de iluminar nuestras
vidas, segn palabras de mi madre.
Abro la puerta y enciendo las luces. Prendo la calefaccin y procedo a limpiar las repisas y
acomodar los libros que han quedado olvidados, o que se han perdido.
Mis ojos han repasado cada una de las palabras que se esconden bajo esas pastas gruesas,
delgadas, o con ilustraciones. La lectura es otra forma de internarme en un mundo donde
todo puede pasar, donde lo increble se hace posible, y donde el amor verdadero, puede
llegar a existir.
Sueno como un adolescente deprimido. Y es as como me siento la mayora del tiempo.
Deprimido. Sin motivos para romper la rutina, con mucho miedo para sonrer. Solo.
Seguro, pero sin sorpresas. Como adolescente deprimido, excepto que he dejado de ser
adolescente hace muchos aos atrs. Con treinta aos y contando, la vida no me ha tratado
bien.
Jams he hecho algo importante, ni he logrado mis sueos infantiles.
No esperaban algo de m. Yo slo esperaba sobrevivir.
El nico ser que me haba apoyado, muri, y con ello, la estpida idea de querer ser artista.
Pero, como mi padre un da me dijo, "No se viven de sueos". Y lo odi. Lo odi mucho,
y creo, que muy en el fondo, le sigo teniendo rencor por aquella frase. Pero tiene razn, las
ilusiones no pagan el alquiler, ni los sueos dan para comer. Es mejor, tener algo seguro y
slo dejar pasar la vida. Siendo invisibles y fros, para que no nos daen.
Suspiro. Mi mentn descansa sobre mi mano, y mi codo reposa en el mostrador mirando
hacia la calle por el gran ventanal del local. Una mujer con cabello gris y alborotado se ha
colocado frente a la librera, sosteniendo flores de colores en sus manos. A sus pies
descansan varios baldes con ms ramos de flores amarillas.
Sonro con irona y mis ojos ruedan sin que pueda evitarlo.
"Estpido san Valentn"
Es que no ven que slo es un truco para vender flores?
Una pareja se para frente a la mujer. l toma un ramo con flores blancas y rojas y se lo
entrega la chica de cabello oscuro quien sonre y le da un beso en los labios.
'Pattico comportamiento de enamorados...'
Lost in the arms of destiny
Break this bittersweet spell on me... (*)
Llegu al medio da, y la librera segua vaca.
Decid aventurarme por los pasillos nuevamente. Mis piernas se paralizaban en aquella silla
de madera.
Acariciaba los lomos dorados mientras recorra los estantes con la mirada de arriba a bajo.
Fieles compaeros de aventuras. Mis salvadores. Mis verdaderos amigos. Los libros...
Suspiro. Seguro que he roto mi propia marca en el nmero de suspiros al da. Tal vez este
da me est afectando a m tambin, trayendo a m recuerdos tristes, convirtindome en un

ser melanclicamente pattico.


Pero, me es inevitable... Suspiro de nuevo...
Al intentar dar la vuelta, unas manos me cubren los ojos. Hago una mueca, a la que yo
llamo sonrisa.

- Feliz da de los enamorados, cario!

Ahora que he escuchado su voz estoy ms que consciente de quin se trata.

- Ray, ya te he dicho que avises antes de entrar...

- Y arruinar la sorpresa? - sus manos liberan mi rostro, y mis ojos parpadean para
acostumbrarse a la luz nuevamente. - Eso nunca, Gerard Way!

Giro mi cuerpo, y ah est. Mi mejor amigo desde que tengo memoria.


Nos conocimos a la edad de 13 aos, en un concierto de una banda de Rock. Recuerdo que
la banda era muy mala, y el concierto se termin con abucheos y botellas de plstico siendo
arrojadas al escenario. Tratando de escapar de aquel desastre, ca y Ray me ayud a
levantarme antes de ser aplastado. Desde ah, se ha convertido en mi salvador, en todo
aspecto de la palabra.

- Hola Ray, cmo ests?

- Bien. Me tom un tiempo en el trabajo y decid venir a visitarte. Me imagin que


Mikey se haba ido con Brit. Y aqu me tienes. - sonri. Ray Toro. Un metro
ochenta y cinco centmetros de huesos y msculos en desarrollo -segn l - y 30
centmetros de rizado cabello.

Me resulta totalmente espontneo y agradable, brindar una pequea sonrisa cuando est l
en la misma habitacin.

- Gee, te traje esto... - su mirada descendi hasta el mostrador, obligndome a dirigir


la ma hacia el mismo punto. Ah descansaba una solitaria rosa roja. Sonre.

- Gracias.

- Bueno, y tambin traje una para Mikey. - de su espalda sac otra rosa. - Y una
para Brittany. - y otra rosa sali a la vista. Brittany es la novia de mi hermano. Una
chica a la que le gusta vestirse de negro y alborotarse el cabello oscuro con mechas
rosas. Yo sigo pensando que se equivocaron rotundamente con el nombre que le
pusieron... - Y otra para la seora Donna, y otra para Helena. - esta vez, bes la
rosa. - As que te pido, les hagas llegar estos regalos a sus respectivos dueos, est
bien?

Asent conmovido por el gesto hacia mi abuela. Ray le conoci, y fue mi tabla salvavidas
cuando tuvo que partir. Ambos vamos al cementerio seguido y llevamos rosas rojas. Sus
favoritas...

- Recuerda Gee que este da tambin celebra a la amistad, De acuerdo?

- Brindo por la amistad. - sonre para luego abrazarlo. - Gracias Ray.

- Espera, falta algo ms. - se separ de m y dej ver otra rosa. - sta te la doy a ti,
para que, cuando encuentres quien te ame, y te haga feliz, se la entregues como

regalo de San Valentn... - me sonri con dulzura.

- Ray, t sabes que yo...

- La encontrars Gerard. Encontrars a esa persona, y cuando lo hagas, ser el ser


ms afortunado del Universo por tenerte. - me entreg la rosa.

Me encontraba demasiado emocionado por sus palabras, as que apret la flor entre mis
dedos sin dejar de mirarle a los ojos. Los suyos, que son de color marrn no dejaban de
brillar, mientras que los mos miel, ligeramente verdes, o viceversa; se nublaban por el
pronto paso a las lgrimas. No puedo comportarme inmune e invencible ante l. Ray rompe
mis barreras y deja salir a la luz al Gerard asustadizo y sentimental. Libera al Gerard que
llora cuando le entregan rosas por san Valentn.

- Me tengo que ir, todava tengo media docena de rosas que repartir. - me sonri
ms animado. - pero si compraba la docena, la seora me haca descuento. - Pude
corresponder el gesto de nimo ms rpido de lo que pens. Sorprendindolo, y
sorprendindome a m mismo. - Entonces, Gerard, me voy. Tengo muchas chicas a
quien visitar.

Me dio un rpido abrazo, y tal como lleg, en completo silencio, as se march del local.
Mis dedos segua apretando el tallo de la rosa, hasta que pude notar un lquido espeso
manchando el claro piso. Dej la flor con cuidado sobre el mostrador, y descubr mis dedos
heridos a causa de las espinas. Las rosas poseen una belleza tan extrema, que siempre
termino olvidando que lastiman con sus espinas.
"Son como los humanos". Me dijo una vez la abuela. "Son hermosos, pero lastiman".
La primera vez que lo dijo, me asust. Siempre fui un nio oculto entre mi propio
entretenimiento. Sin amigos. Sin salir al exterior.
"Pero Gerard, si no tomramos esas rosas, no podramos disfrutar de sus bellezas. Para
obtener algo tan hermoso, es necesario arriesgarse.
La vida es hermosa, hijo, no temas espinarte".
Siempre fui un buen nieto. Hice, durante toda la vida de mi abuela, lo que ella quiso que
hiciera. Jams desobedec ni cuestion sus sabios consejos. Pero aquella peticin sigo sin
poder cumplirla. Porque yo, no soy como los dems.
Una herida por una espina, como la de ahora, me daa ms que a los dems.
Tengo otro motivo para ser desgraciado. O "especial", como me deca mi madre, cuando
trataba de explicarme porque yo no poda salir a jugar.
"No puedes Gerard. No eres como los otros nios".
No, nunca lo fui. Nunca lo ser.
Un alma perdida. Un alma "especial". Un desperdicio de oxgeno, y nada ms. Eso soy.
La sangre sigue cayendo. No puede parar.
Gota a gota. Clida. Roja. Espesa.
Yo, Gerard Way, tengo Hemofilia...
CONTINUAR

(*) Perdido en los brazos del destino,


Rompe este agridulce hechizo en mi...
Bittersweet - Apocalyptica

Notas del captulo:


- Frank Iero. - me contest y sonri.
*
03. Captulo 2
Colisin.
La hemofilia es una enfermedad gentica que consiste en la incapacidad de la sangre
para coagularse. Se caracteriza por la aparicin de hemorragias internas y externas
debido a la deficiencia total o parcial de una protena coagulante denominada globulina
anti hemoflica.
Cuando hay carencia o dficit de algn factor de coagulacin, la sangre tarda ms
tiempo en formar el cogulo y, aunque llegue a formarse, no es consistente y no se forma
un buen tapn para detener la hemorragia, por tanto, en los hemoflicos, incluso
pequeas heridas pueden originar abundantes y hasta mortales prdidas de sangre.
...
Cuando los intentos de mi madre, fracasaron en su misin de hacerme ver del por qu yo
era un nio "especial", me regal mi primer libro. Slo tena 10 hojas, y el ttulo era:
"Hemofilia".
Yo era muy joven para conocer la palabra. Y cuando pregunt a mi mam por ella, me dijo
que era una enfermedad, y que yo la tena.
Cuando le el libro, interesado en mi enfermedad, pensaba que en sus palabras me dira la
forma de curarme, tal vez, con una sopa con pollo que preparaba mi abuela, o incluso,
estaba dispuesto a ingerir un jarabe con asqueroso sabor. Pero slo fueron palabras difciles
de entender y sntomas que no conoca.
Fui con mi abuela, y pregunt por el significado de "Mortales", cuando con pesar de sus
labios sali la palabra "muerte", no tena que tratarse de un genio para comprender que si
yo me pegaba, o me cortaba, mi sangre no parara de salir, causando mi muerte.
Aceptar el concepto de tu propia muerte a los seis aos, es muy difcil. Vivir con el riesgo,
es peor. Si no sigo mi tratamiento como el doctor me indica, puedo morirme con un golpe
en la rodilla, si se daan mis articulaciones.
Fue as, como mi enfermedad me orill al exilio. Mi nico entretenimiento era ver desde mi
ventana a mis vecinos correr, jugar ftbol y pelearse sin temor alguno.
Y en silencio slo poda reprocharme, por no ser como ellos.
"Eres especial, Gerard".
Y de qu me sirve? No quiero ser especial. Quiero ser como los dems...
*

Llegu a mi departamento arrojando el abrigo en el pequeo sof. Haba tenido un da


psimo. Aburrido en la librera por falta de clientes, y, cuando llegaba alguno, la mayora
de las ocasiones se trataba de chicas que pedan Romeo y Julieta.
"Y es mejor que la pelcula con Leonardo Dicaprio?" preguntaban.
Pero, cmo comparar al mximo dramaturgo ingls de la historia, con una pelcula de
Hollywood?
Como mi buena educacin me permita, sonrea y deca que el libro les encantara.
Afortunadamente, San Valentn haba pasado. Y haba salido de este da, sano y salvo. Dej
las rosas en un florero con agua. Pensaba entregarlas al da siguiente. Pero un mensaje en la
contestadora, hizo que cambiara mis planes.
"Hey Gerard. Mira, s que seguramente slo querrs dormir y esperar a que llegue el 15 de
febrero, pero como tu hermano que soy, no puedo permitir que te quedes en casa un viernes
por la noche. As que, qu te parece una salida? Algo tranquilo. S que no te gustan los
lugares ruidosos. Slo platicaremos, escucharemos poesa y msica de guitarra. Qu te
parece? Iran Brittany, Ray, Steve, t y yo, qu opinas? Si dices que s, te esperaremos a
las diez en casa de Donna, vale? Nos vemos, espero, Gee."
Steve era un amigo en comn que tenamos mi hermano, Ray y yo. Viva en la casa de al
lado de mi madre, lo cual la pona muy contenta, porque deca, tenamos un buen motivo
para ir a visitarla.
Tom entonces la salida como la posibilidad ms prxima para entregar las rosas, y una
manera para distraerme dos horas, porque jams me perder uno solo de sus programas.
Primero tendr que partirme un rayo.
Me di una ducha rpida. Me puse unos jeans negros, playera negra, y una chamarra de
cuero, oh s, negro. Pein mi cabello con mis dedos hacia delante, y luego de lado, ste me
cubra la frente y un poco los ojos. Un poco de maquillaje negro alrededor de los ojos, y
estaba listo.
Llegue primero a casa de Donna. Mi madre me recibi con una sonrisa y un ruidoso beso
en mi mejilla izquierda.

- Gerard, cmo ests? Seguro vienes a ver a Steve. - me sonri, comprendiendo,


como la mujer abnegada que siempre fue, que ir a verla, siempre estaba en segundo
plano.

- S, pero, quise pasar a saludarte, y entregarte esto. - le mostr la rosa. - Feliz San
Valentn, Donna. - sonre. - te lo manda Ray.

Mi madre tom la rosa con cuidado, y luego se ri estrepitosamente.

- Te quiero, Gerard. - su nariz roz mi cuello y luego inhal con fuerza, como si
quisiera grabarse mi olor. Tal gesto siempre me ha encantado de ella, por lo que
devolv con nimos aquel clido abrazo.

- Yo tambin, mam...

El sonido de un claxon nos hizo separarnos. Dentro del automvil Volvo negro se
encontraban mi hermano y mis amigos. Les hice un saludo con la mano.

- Me voy, Donna.

- Cudate Gerard, ya vers, que tu vida mejorar, cario.

Me sorprendi su comentario, as que, desconcertado recib su beso en la mejilla, para


luego subir en silencio al auto.

- Gee! Me alegra que hayas decidido salir de cueva.

- S, yo tambin. - el desconcierto se va, y deja paso a la pequea risa que dejo salir
por el comentario de Ray.

- Ya vers que el lugar a donde vamos te encantar, cuadito. - habla Brittany, quien
se encuentra en el asiento delantero al lado de Steve. - Es tranquilo, silencioso,
potico... as como t. - sonri.

- Vaya, visto desde ese ngulo, parece que soy muy aburrido, eh?

- No hermano, slo eres especial. - Especial. Esa maldita palabra otra vez.
Desciendo la mirada, derrotado por aquella pronunciacin. Mikey lo nota, y toma
mi mano. Nos encontramos en el asiento trasero, uno al lado del otro. - Lo siento,
Gee...

- No importa. - oprimo con mayor fuerza esa mano que me brinda apoyo, la que
siempre lo ha hecho. Sonri fingiendo estar bien, como siempre lo hago. Y, como
siempre, Mikey se cree la farsa que cubre mi rostro.

Mi hermano, junto con mi madre, son las nicas personas vivas que conocen de mi
enfermedad. Ni siquiera se lo he dicho a Ray. Jams desee que Mikey se enterara, pero era
imposible de ocultar cuando cada noche mi madre me inyectaba factor anticoagulante. Mi
pequeo hermano, a partir de entonces, se converta en mi sper hroe personal.
A veces siento que tuvo que tomar el papel de hermano mayor en mi lugar. Siempre me
cuid y yo sigo sin poder recompensrselo...
...
Llegamos, y la descripcin fsica que me realiz Brit, por fin fue la correcta. El ambiente
era clido, silencioso. Pareca que todos se comunicaban por susurros. La msica de
guitarra se oa lenta e hipnotizante, as como la voz del primer poeta que ofreca su talento
al pequeo grupo de personas a su alrededor.
De inmediato, tomamos una mesa al centro del saln para escuchar al chico de no ms de
veinte aos declamar con dulzura.
Steve y Mikey llegaron con una dotacin de bebidas alcohlicas. Tom el Whisky sin
remordimiento alguno, para a continuacin, disfrutar de la msica y la conversacin
tranquila.
Gracias, mi amor, por haber sido en mi vida,
ms que el todo,
por haberme enseado que incluso lo mas hermoso
a veces espina
Eran cerca de las doce, y nosotros seguamos aqu, pero mi urgencia por regresar a mi
departamento y escuchar la adorable voz de mi locutor favorito, creca proporcionalmente a
los pasos que daba el segundero de mi reloj.

Steve me prometi que nos iramos en unos minutos, pero, por su sonrisa enviada a la mesa
de al lado, donde una linda pelirroja le miraba fascinada, no poda creerle en verdad.
Gracias, porque me diste tu tiempo, tu alma, tu cuerpo
y lo entregaste en forma de dicha.
El poeta segua declamando, pero yo me levant con asombroso sigilo, y fui al bao.
Comenzaba a desesperarme cuando vi la hora. 11:46.
No llegara, y por primera vez desde el descubrimiento de ese programa, llegara tarde a mi
cita con la radio.
Moj mi rostro y maldije mi mala suerte mientras que la voz del poeta segua escuchndose
por las bocinas que haba en la habitacin.
Hoy me veo sin poder dormir, dando vueltas.
Con trozos de recuerdos, pedazos de memoria,
que no encajan,
que duelen,
que alejan...
Uno de los cubculos se abri, dejando libres a dos hombres. Uno de ellos, de cabello rubio
y ojos azules, alto y con la piel bronceada. El otro, ms bajo que el primero, luca el cabello
largo y negro, ocultando un poco la mitad de su rostro, piel blanca y ojos de un
indescriptible color, pero, lo que ms llam mi atencin, fue la boina que usaba en ese
momento, enmarcando un angelical rostro.
Ambos estaban acomodando sus ropas, y mi fingida inocencia pudo imaginar por qu.
S que fue mi culpa, pero no logro acostumbrarme
a que ahora seas tan fra.
S que debera, que yo te lo he enseado,
pero no he podido ya lo ves,
extrao tus besos y tu risa,
tus manos sobre las mas...

- Estuvo genial. - escuch que el rubio le deca con una sonrisa coqueta. Yo, trataba
de apartarme lo ms posible de ellos mientras mojaba mi rostro y mi cabello. Cundo volveremos a vernos?

El de cabello negro slo elev los hombros sin dejar de enjuagar sus manos.

- Quiero volver a verte.

- Tal vez en sueos, Jason. De otra forma, no es posible que t y yo nos volvamos a
encontrar. - sacudi las manos frente al rubio hombre, quien gru.

- Eres un estpido!

Y sali dando un portazo.

- Idiota... - murmur el desconocido con una sonrisa adornando sus finas facciones.

S que fue muy obvio de mi parte mirarle as sin poder apartar mis ojos de su cara, pero su
belleza era total. Embriagante... Como una rosa roja.

- Hola. - me salud antes de sacar un cigarro.

- Hola. - respond bajando la mirada.

- Quieres? - me ofreci de la cajetilla de sus cigarros. Negu con la cabeza. l


desvi la vista y encendi el suyo. - Ese es Jason el idiota. Cree que con un buen
polvo ya tiene derecho sobre mi vida. - neg con la cabeza y dej salir el humo
entre sus labios rosas. - Cmo te llamas?

Retir mi vista asustado de sus hipnotizantes labios para mirarle a los ojos.

- Gerard Way. - dije con entereza. - Y t?


Si pudiera hacer algo,
lo hara,
si valiera de algo hoy que ya no vale de nada
cualquier cosa la dara
no lo di cuando eres necesario lo admito,
pero quien no se equivoca, dmelo. (*)

El poema se acab, y la voz del poeta se extingui para darle paso a los descoordinados
aplausos.

- Frank Iero. - me contest y sonri.


Era todo tan irreal.
Pero se senta tan bien...

04. Captulo 3
Un beso
No poda creerlo, mis ojos se abrieron al mximo y mi respiracin se detuvo al instante en
que ese hombre terminaba de pronunciar su nombre. Mi boca se abra y luego se cerraba
constantemente, justo como si fuera yo un pez fuera del agua. Quera decirle tantas cosas,
preguntar otras tantas, pero la situacin era tan fantstica que no terminaba por ser real en
mi mente.
Conoc a mi amor platnico, mi dolo. Era como si un nio pequeo conociese a Superman.
En mi interior slo haba confusin, y las vueltas que daban mis intestinos no terminaban
por ayudarme a pensar en una oracin elocuente para poder contestar al mejor poeta que yo
jams escuch.
Claro que la situacin para conocerlo no fue la mejor, pero, cundo lo es?
Conoc a Frank Iero en el sanitario de un bar, despus de que tuviera sexo con otro hombre,
y no cambiara nada.

- Hey, Gerard, ests bien?

Su voz me trajo de nuevo a la realidad. Pestaee varias veces antes de mirar sus ojos. Sus
hermosos ojos... Tenan el misterio que posean tambin los mos. Era difcil definir su
color. Tal vez eran caf con destellos en color verde; o tal vez eran verdes con contornos
cafs. Slo el tiempo y la costumbre de mirar esos ojos podra definir el color que stos
poseen, y en mi mente, deseaba con todas mis fuerzas descubrir el misterio de esa mirada.

- S. - sonre. - Estoy bien, es slo que... Eres Frank Iero! - comenc a rer sin

motivo aparente, pero mi felicidad era grande, inmensa, embriagante. Necesitaba


liberarla.

- S, lo soy. - sigui fumando recargado sobre la pared de mosaicos azules. - Y eso


qu?

- Soy un gran... admirador. Jams me pierdo uno de tus programas, tus poemas son
tan buenos, y bueno, tienes una voz... - mi discurso se cort antes de que pudiera
continuar. El calor se apoder de mi cuerpo y descend la mirada al maravilloso
mundo de mis tenis negros. Estuve a punto de arruinar mi encuentro con mi amor,
pero es difcil contenerme a decirle todas las maravillosas palabras que siento por l.
Es difcil tenerle enfrente y no tratar de explicarle lo feliz que me pongo slo con or
su voz. Me siento, desesperado...

- Qu pasa con mi voz? - sus pies avanzan hacia m, y arrojando el cigarro al cesto
de la basura, busca mi mirada tomando mi mentn.

- Es hermosa... - susurro. Siento mi cara arder. Seguro estoy rojo como un tomate y
mis ojos brillan por la aparicin de gotas saladas por la vergenza.

Pens que tal vez comenzara a burlarse de m y mi pattica forma de expresarme, pero eso
no ocurri, y en cambio, me mir con una ternura infinita y luego acarici mi mentn.

- Gracias, Gerard. - me sonri y senta que de haber cado un rayo en ese instante,
morira muy feliz.

La puerta del bao se abri, y un hombre de edad avanzada corra desabrochndose el


pantaln. Frank desvi la mirada sin soltar mi mentn. Sus dedos eran suaves y clidos, con
un delicioso aroma a lavanda.

- Pronto comenzar mi programa. - dijo Frank mirndome y acercndose ms a m.

- Lo hars aqu?

- S, es un especial de poesa y talento en New Jersey. - sonri. - Quieres quedarte


y tomar una copa conmigo?

Mord mi labio inferior.

- Para m es todo un ritual escuchar tu voz en mi apartamento... No me imagino


rompiendo esa rutina...

- Romper la rutina es algo bueno. Llega un momento en que se vuelve un martirio


vivir las mismas situaciones da con da.

Solt mi mentn por fin. Mi rostro sinti nuevamente el fro del lugar. Frank era
ligeramente ms bajo que yo, pero su presencia era enorme.
El hombre sali por fin del cubculo, dejando un pintoresco aroma detrs de l.

- Igualmente, tenemos que salir de aqu. Llegar tarde.

Asent con la cabeza y salimos del bao.

- Oh, ah est mi equipo. Si aceptas tomarte una copa conmigo, te ver en la barra.

Vi sus inquietantes y redondos ojos unos instantes antes que girara y avanzara hasta un
grupo de hombres que conectaban cables y probaban sonidos.

- Gerard! Ya supiste? Van a transmitir Romance a Media noche desde aqu. - Ray
habl a mi espalda. Lo escuchaba, pero no dej de mirar a Frank en ningn instante.
- Te quieres ir?

- En un momento...

Regres a la mesa con los chicos. Poda ver a Frank hablando en un rincn, pero no le
escuchaba, slo vea cuando hablaba con los miembros de su equipo tcnico, o cuando rea
despus de despojarse de los audfonos.

- Gerard regresa!

El grito hizo que perdiera el equilibrio y cayera de la silla alta.

- Gerard!

Mikey corri a mi lado y me ayud a levantarme de inmediato. Buscando en mi cabeza


manchas de aquel lquido rojo que podra causar "mortales prdidas de sangre", como deca
en mi libro favorito.

- Ests bien, hermano?

- S, Mikey...

- no te cortaste, dnde te pegaste? - sus manos recorran desesperadas mi cabeza,


mi cuello y mis manos.

Los chicos haban hecho un crculo alrededor mo, pues Michael estaba teniendo un
comportamiento por dems histrico.

- Mikey, clmate. - me puse de pie con un hermano al borde del llanto detrs de m.
- Estoy bien. - tom su rostro entre mis manos y le bes con suavidad los labios. Era
un gesto de cario que ambos compartamos desde muy pequeos. Era un consuelo
y una forma de decir "Te amo". Aunque pap nunca lo vio con mucho gusto.

- Lo siento Gerard, pero ya sabes cmo me pongo. - me abraz. Fue en ese


momento en que me di cuenta que todos mis amigos nos estaban mirando.

- Bueno, ya vamos por otra ronda? - sonre y antes de que alguien pudiera
contestarme ya estaba yendo a la barra a pedir cinco cervezas.

- Qu fue eso? - una voz a mi derecha.

- Nada Ray, ya sabes cmo se pone Mikey...

O un suspiro salido de los labios de mi amigo. Saba que no me haba credo, pero no
poda decirle la verdad, aunque quisiera. Slo quiero olvidar que soy "especial".

- No crees que lo mejor es que nos vayamos? Steve y Mikey tienen que trabajar.

Sonre. Luego gir para verle.

- De acuerdo, slo cancelo mi pedido.

Ray me sonri para luego besar mi frente.

- No tardes...

Cuando la mujer castaa me entreg las cervezas, intent decirle que ya no las quera, pero
la mujer no deseaba hacer devoluciones.

- Tranquila, se las quedar...

Esa voz... Noches enteras soando que esa voz susurraba palabras dulces a mi odo,
soando que pronunciaba mi nombre y luego suspiraba.
Frank... mi dulce sueo...

- Aceptars mi invitacin a una copa?

- Por no poder decir "no", ahora tengo cinco cervezas que consumir...

- Tranquilo. sas yo las pago. T pide lo que quieras, whisky, vino, tequila...

Le mir. Lo que quiera...


Tener a Frank Iero enfrente con los ojos brillando y la sonrisa tierna implantada en su rostro
no me dejaba con muchas opciones.

- Tengo que irme, mis amigos me esperan. - dije con verdadera decepcin en el
rostro.

- Oh... entiendo...

"Estpido! Tal vez sea la nica oportunidad que tengas en la vida para conocerle, no
puedes desperdiciarla..."
No puedo ni quiero desperdiciarla, pero me da tanto miedo que l me conozca a m... A m
Gerard Way, un simple hombre encerrado en su pequea burbuja de irrealidad y rutina.
Gerard Way quien trabaja en una librera ahogado en su mundo de fantasa. Gerard Way, el
que jams saldr en los libros de historia ni tendr una casa en Beverly Hills... Quin
querra estar conmigo?

- Entonces, supongo que, tendrs que irte...

Asent con la cabeza.

- Y si me tiro en el suelo y hago berrinche, te quedars?

Me re un poco. Cmo imaginar al locutor ms sexy del mundo haciendo eso?

- no lo haras. - dije muy seguro.

- Claro que s. Si prometes que con ello te quedars...

- Tengo que trabajar maana.

Frank asinti mientras golpeaba rtmicamente sus dedos sobre la mesa.

- Tengo 3 minutos antes de volver entrar. - me dijo con mirada seria. - Y te juro que
si me dices que no te ver maana, ser la primera vez que se suspenda el programa,
y como extra, me pondr a gritar por todo el local, entendiste Gerard Way?

Simplemente re de la mirada asesina que me mandaba. Cmo negarme si se estaba


esforzando tanto?

- De acuerdo. Nos veremos maana. - sonre. - dime dnde.

- Aqu. - sac de su bolsillo una pluma y de prisa tom mi mano. - Ms te vale no


lavarte las manos.

- No lo har. Lo prometo.

Nos miramos en silencio. Ambos con miradas sonrientes y labios que lo confirmaban. La
distancia se fue rompiendo sin darme cuenta de cmo haba pasado, pero en menos de tres
segundos Frank haba apoyado sus labios sobre los mos haciendo una leve presin.
Se separ de m y me mir a los ojos. Los suyos buscaban mi aprobacin, los mos se
haban rendido ante l a primera vista.
Se acerc de nuevo y en su mano izquierda acun mi mejilla. Volvi a oprimir sus clidos
labios contra los mos y esta vez correspond dndole un suave beso. Cerr mis ojos y el
reconocimiento de labios dur unos instantes antes de que sintiera unos dientes clavarse
suavemente en mi labio inferior.
Ahora ambas manos sostenan mi rostro, mientras yo acariciaba sus brazos.
Una traviesa lengua lami la zona mordida y mi doblegada voluntad cay por completo.
Abr la boca en una leve invitacin que no tard en ser aceptada. Su lengua hurg en mi
boca, mientras la ma trataba de igualar los sensuales movimientos de la suya, que era una
experta.
Continuamos con el beso hasta que la falta de aire nos hizo separarnos.

- Nos vemos maana. - habl cuando nuestras frentes an permanecan juntas y el


roce de nuestra nariz se haca constante.

Slo asent con la cabeza. Demasiado abrumado como para poder recordar cmo era que
deba de hablar.
Bes otra vez mis labios y suspir sobre ellos. Nuevamente sent el sabor a cerveza y
tabaco en su aliento.
Se separ de m y se alej corriendo hacia la estacin de transmisin. Mi mente se nubl a
continuacin y la voz de Ray se volva ms lejana.
Me haba besado. Frank Iero me haba besado. Era todo tan irreal.
Pero se senta tan bien...
One kiss and boom you're the only one for me (*)
...
CONTINUAR
(*) Un beso y Boom, eres el nico para m.
The Game of Love - Michelle Branch
Me rend al deseo. Me rend a la pasin. Me rend ante Frank Iero y no me arrepiento.
An no...
*
05. Captulo 4
El inicio.
Recuerdan aquella cancin de Frank Sinatra...?
Ja! Como si alguien pudiera recordar a Frank Sinatra.
En mi larga vida jams mencion su nombre ms de tres veces, Cmo es que ahora me

despertaba cantando una de sus canciones?


El da de hoy, haba superado mis propias expectativas, porque, desde que puse un pie fuera
de mi tibia cama, comenc con mi pattico estado de felicidad infinita, buen humor, y una
sonrisa imborrable en la cara.
Todo lo hubiera podido soportar, sino fuera porque, acompaado a esos sntomas, vena esa
cancin tan cursi y pegajosa.
Ni siquiera saba que conoca la letra tan bien!
Es imposible despojarme de su ritmo, y en mi cabeza los versos se repiten una y otra vez.
(*)Fly me to the moon
Let me sing among those stars
Let me see what spring is like
On Jupiter and Mars
Muevo mi cabeza al ritmo de la msica imaginaria mientras camino hacia la librera. La
sonrisa sigue ah y me siento como si hubiera descansado toda una vida, a pesar de haber
mantenido los ojos abiertos durante toda la noche.
In other words, hold my hand
In other words, baby kiss me
Me parece que voy flotando en una nube de felicidad. Por primera vez rompo la rutina, y no
me da miedo. Me encuentro en mi embriagante sensacin de placer.
No puedo sacar su mirada de mi memoria. No pudo ms que recordar la sensacin de sus
labios haciendo presin sobre los mos.
No aspiro otro aroma que no sea el de su aliento mezclndose con el mo, embriagndome
ms que el whisky que beb.
Siento an sus manos en mi rostro. Cierro los ojos y es su sonrisa lo nico que distingo. No
le conozco, pero ya siento que lo necesito. Lo extrao.
Fill my heart with song
Let me sing for ever more
You are all I long for
All I worship and adore
A pesar de ser un ridculo y radiante enamorado, me siento, por primera vez en mucho
tiempo, bien. Realmente me siento bien. Sin tener que fingir miradas o sonrisas
inexistentes. Soy feliz.
Estoy enamorado.
Se siente tan bien...
Sabe tan bien...
"Quiero despertar con esta sensacin todos los das de mi vida..."
Me paro frente al local, el letrero sobre mi cabeza muestra con orgullo la palabra Lminis
en letras doradas y sumamente elegantes.
He estado mirando la direccin en mi mano toda la noche. Necesitaba salir de mi
departamento y hacer que el tiempo avance ms rpido.

Aunque no cit una hora, tengo pensado terminar con todas mis obligaciones, para poder
disfrutar de su presencia tanto como mi fantasa pueda durar.
In other words, please be true

- In other words... - llego cantando con mi sonrisa tatuada y los ojos brillando de
alegra. - I love you... - termino la cancin plantando un beso en la mejilla de mi
sorprendido hermano.

Mikey me mira con los ojos sin pararse de esa silla de madera al otro lado del mostrador.

- Te sientes bien, Gee? - mi pequeo hermano rodea el mostrador para colocarse


frente a m y tocar mi frente. - No tienes fiebre...

- Estoy, maravillosamente bien, Michael. - contesto dndole un beso en los labios.

- OK, eso confirma que no lo ests. Sonrisa a las nueve de la maana, llegar
cantando, y luego este beso... Qu te pasa?

- Mi lindo y preocupado hermanito... - consigo tomar una de sus mejillas para


despus darle un leve pellizco. - Sonro porque soy feliz, canto porque me apetece,
y te beso porque te amo.

No s si mi respuesta lo ha tranquilizado, o lo ha puesto a punto de un colapso nervioso,


porque una mujer entra en el local.
Me separo y voy a atender a la mujer.
...
Paso el resto de la tarde as, con una completa disponibilidad a nuestros clientes, mostrando
siempre una sonrisa.
No haba sonredo tanto y con sinceridad, desde hace mucho tiempo. Nunca me haba dado
cuenta, cunto lo extraaba, hasta ahora...
Mikey se la pas lanzndome miradas curiosas, pero sin preguntar nada en concreto de mi
estado. Cuando se fue, me bes en la mejilla y dijo que esperaba, me sintiera as todos los
das. Le sonre y le vi partir en su modesto coche negro.
Yo tambin quera partir cuando el reloj marc las 7:30, pero mi turno termina hasta las
ocho. Como la librera se encontraba vaca, utilic la ventaja de ser hijo de la duea y cerr
media hora antes. Estaba ansioso por ir a verle, no haba otro motivo para levantarme, slo
l. Slo Frank...
Cerr y sal en busca de un taxi. Nunca me interes aprender a conducir. En esta ciudad hay
demasiados autos, demasiada gente... me dan pnico los choques, y el hecho de que yo sea
una posible vctima, o sea el causante de uno de stos, me aterra profundamente.
Cuando consegu uno, repet la direccin mecnicamente al chofer. Toda la noche mirando
esas letras, era imposible que no me las fuera a aprender.
El chofer aparc frente a un elegante edificio color gris, con grandes ventanales y luces que
iluminaban cada una de los cristales. Jams vine a esta zona, aunque no he ido a la mayora
de los lugares existentes de esta ciudad, pero se notaba que el edificio era muy exclusivo as
como los que se encontraban a su alrededor.
Pagu al taxista y me dispuse a buscar una puerta con el nmero 7.

En cada piso haba slo 3 puertas, as que la nmero siete, se encontraba en el tercer piso.
Tuve que subir las escaleras. Otro de mis miedos... el elevador...
Me par frente a la puerta, no haba sentido nervios hasta ese momento. Mis manos
temblaban, as como mis piernas y mi mentn.
"Tranquilo, Gerard, ya ests aqu. Respira... slo eso... Respira..."
Di tres golpes a la enorme puerta de metal plateada. No me import saber si haba timbre o
lo que sea. No poda pensar en nada que no fuera la sonrisa de Frank.
Estaba ansioso por volver a verla.
Volv a tocar con un poco menos de paciencia. Estaba sufriendo. Acaso sa era la
intencin?
Pero de pronto escuch pasos, y una voz que me deca "Ya voy". Cerr los ojos. Tena
miedo. Y si se haba arrepentido? Y si en realidad no quera verme? Y si slo fue algo
de mi imaginacin? Y si...
Pero mis dudas se despejaron, cuando mi locutor favorito sali a recibirme con una sonrisa
de medio lado y el cabello mojado.
Fue como ver la belleza hecha hombre...

- Gerard... - sonri mostrando su dentadura. - Viniste... pens que ya no lo haras...

- Tena que trabajar... - murmur nervioso.

- Adelante. - se retir de la puerta, permitindome entrar. Cuando cerr la puerta fue


cuando apenas not que la puerta se deslizaba hacia la derecha. - Quieres algo de
beber?

- Mmm... agua?

Solt una risa tan encantadora, que me sent sumamente feliz de haberla provocado.

- Me refera a un whisky, brandy, ron, tequila... - sonro. - pero agua ser entonces...

Sonre con pena. Gir y avanz hasta la cocina, permitindome poder observar con mayor
detenimiento el piso.
Haba una pequea sala con sillones blancos, una mesa de centro redonda de cristal, y un
enorme televisor de pantalla plana frente a la sala, delante de los grandes ventanales. El
comedor estaba al lado, y era compuesto por una mesa redonda y seis sillas a su alrededor
con respaldo acolchonado en blanco. La cocina estaba al final. Haba una cocina integral
blanca y una barra desayunadora en color plata. El enorme refrigerador, en donde Frank
estaba oculto era color gris.
No haba ms decorado que se. Las paredes eran de ladrillo.
Todo minimalista y elegante.

- Aqu tienes. - me ofreci un vaso con agua. Lo tom y le sonre.

l tomaba una cerveza.


Tom asiento en el sof y me ofreci hiciera lo mismo. Lo hice. Pareca que los silencios
nos dominaban, y, aunque era un poco incmodo, me facilitaban poder verle sin prisa
alguna cada una de sus facciones, cada mechn hmedo de cabello...

Tan absorto me encontraba, que no fui consciente del tiempo que pas viendo su cabello
hasta que Frank tom el vaso que sostena con mi mano derecha para ponerlo en la mesa de
cristal. Le mir. Me mir.
Y luego me bes. Rpido, brusco. Su lengua buscaba la ma, y por mucho que quisiera, no
pude negarme y abr los labios. Recorri toda mi boca, su dulce lengua con sabor a cerveza
acariciaba la ma con sensualidad. Su cuerpo cubri el mo con rapidez, obligndome a
recostarme sobre el largo sof blanco.
Sus labios abandonaron mis labios, y antes de que pudiera lamentar la prdida de su
traviesa lengua, sta ya estaba torturando mi cuello con lamidas, besos y pequeas
mordidas.
Gem de placer cuando se entretuvo acariciando con su lengua mi manzana de Adn. Sus
manos recorran mis costados. Arquee mi espalda cuando una de esas manos roz mi
notable ereccin sobre la tela de los jeans.
Me estaba enloqueciendo, y yo slo poda dejarme hacer mansamente.
Sus manos retiraron con suavidad mi abrigo, luego la camisa. Volv a gemir. Era inevitable.
Sus manos eran tersas y sus dedos expertos, saban dnde tocar y conocan a la perfeccin
cmo hacerlo para llevarme a la locura.
Adems, quien estaba brindndome estas atenciones era Frank Iero. Frank Iero mi amor
platnico! Mi sueo hecho realidad. Mi fantasa. Mi amor...
Abr los ojos y su torso estaba desnudo, colocado sobre mis caderas, no desperdici la
oportunidad de acariciar su plida piel. Suave, clida...
Y me volvi a besar. Le tom del cabello, que segua hmedo, chorreando fras gotas de
agua sobre mi pecho, gem sobre sus labios.
Mi mente se perdi. Ya no saba lo que haca, slo saba que se senta bien.
"Te am desde el primer momento en que vi tus ojos, te am ms cuando tu mirada impact
contra la ma, y te entregu mi alma cuando tus labios acariciaron los mos. Quiero unirme
a ti, para toda la eternidad..."
...

- Vamos a la cama. Odio cuando mis sillones italianos se manchan...

No quise darle importancia a lo que la frase representaba, slo quise seguir con este juego,
con este sueo aorado.
Nos pusimos de pie, y sin que mi boca quisiera liberar a la suya, camos al mismo tiempo
sobre la cama. Las sbanas eran oscuras y fras.
Tembl.

- Tu habitacin... es fra...

Susurr sintiendo las manos de Frank abrir el cierre de mi pantaln.

- Pronto se calentar... - respondi con la voz ronca.

Gem de nuevo. Su voz es tan suave, tan sensual, tan endemoniadamente enloquecedora...
Me desnud. l continuaba con los jeans, pero yo estaba desnudo, recostado sobre la cama,

gimiendo, susurrando su nombre, entregndome...


Sus labios recorrieron mi cuerpo.
Mis labios se abran gritando de deseo, de ansiedad. Senta un calor en el cuerpo que slo
sus besos podan curar. Tena razn. Frank siempre tiene razn. La habitacin estaba
caliente. Muy caliente.

- Frank...

Su boca torturando lentamente. Apresando en su interior mi miembro erguido gracias a l.


Succiones lentas, besos en la punta y sus manos acariciando mi entrada.
Grit. Grit de dolor cuando un dedo profan mi interior. Haca mucho que no me
entregaba a nadie...
Su boca sigui dndome aquellas atenciones. Morda con suavidad y luego lama, arriba y
abajo, con un movimiento constante. Mis manos se haban cerrado en su pelo hmedo
mientras mis caderas se elevaban en un mudo ruego para que aumentara las succiones.
El dedo en mi interior haca crculos, sala y entraba, tanteando ese punto que me hizo gritar
cuando fue encontrado.

- Frank... Frank... - gema suplicante con gotas de sudor recorriendo mi cara. Frank...

Mis ojos se apretaban fuertemente. Pero de pronto dej de sentir sus atenciones sobre mi
cuerpo. Abr con lentitud mis orbes para mirar a Frank... desnudo...
Era tan perfecto. Con la piel plida y esas manchas negras adornando su cuerpo.
Se vea inocentemente hermoso...
Se coloc sobre m. Nuestros cuerpos amoldaban a la perfeccin, como si hubiramos sido
hechos el uno para estar con el otro.
Me bes. Esta vez con suavidad, dejando atrs la pasin para darle lugar a la ternura de un
beso antecesor a una entrega. Mi entrega de amor.
Abr las piernas para que l se acomodara entre ellas. Tom de ellas y las coloc sobre sus
hombros. No s de dnde diablos lo sac, pero abri una pequea bolsa e hizo que le
colocara un condn.

- Sexo seguro. - me sonri. Yo tambin sonre. Apart los mechones hmedos por el
sudor de mi cara para despus besarme en la nariz.

Se coloc en posicin. Yo temblaba con ansias en lo que despus vendra.


La punta de su miembro comenz a perforar mi entrada, y sent el ardor de la primera vez.

- Aah... - gem de dolor. Abr los ojos. Frank me miraba con un pequeo destello de
preocupacin en sus misteriosos orbes, que ese momento, se miraban de un tono
olivo. - slo... - respiraba agitado. - Slo hazlo despacio. Hace mucho que yo, no...

Y lo entendi. Con una suave sonrisa se acerc a m, doblando mi cuerpo hasta tomar mis
labios para besarme con ternura.
Amaba sus besos, de cualquier tipo, pero sin duda, los tiernos y calmados eran mis
favoritos. Poda sentir los labios de Frank acariciando los mos y su lengua entrelazndose

con su igual en una sensual danza.


El beso termin y poco a poco sent a Frank hundindose en m.
Tom con los puos cerrados las sbanas, morda mis labios para evitar salieran los gritos
de dolor. Arda, tenerlo dentro de m era como rasgarme la piel. Pero quera hacerlo, quera
ser suyo, unirme a l por siempre.

- Frank... - gem. El dolor no se iba, era demasiado. Gruesas lgrimas rodaron por
mis mejillas. - No te muevas, por favor...

Era demasiado. Morder mis labios para no gritar, tomar las sbanas con fuerza para no caer
al abismo del dolor, apretar los ojos para imaginar que el sufrimiento no estaba ah,
recordar cmo deba respirar...
Era demasiado para m.

- Gerard... reljate, Gee... - sent su mano sobre mi mejilla. - Gee... abre los ojos...

Negu con la cabeza. No. No poda.

- Gerard... abre los ojos... - su voz son ms seria. La forma en que habl se me
antoj como si se tratara de una orden.

Y obedec. Abr mis ojos llorosos ante l. Me sonri.

- Precioso...

Y comenz a embestir. Suave, poco profundo, slo para que me acostumbrara.

- Mmm... no... no dejes de mirarme...

Y no lo hice, porque, viendo sus redondos ojos, era como si se tratara de magia que aliviaba
mi dolor. Mirando sus mejillas sonrojadas y sus labios entreabiertos olvidaba
misteriosamente el sufrimiento.
Slo vea su angelical rostro y lo amaba. Lo amaba mucho. Lo amaba demasiado...
Los movimientos se hicieron ms constantes, ms rpidos, ms profundos...
Frank gema, apretaba con fuerza los ojos y sonrea. Se vea tan hermoso. Pude ver el
resplandor a su alrededor, cuando, con un gemido ms largo, se dej caer en un profundo
orgasmo, llevndome con l a ese punto fantstico, consumando nuestra unin.
Sali de mi interior. Se recost a mi lado y suspir.

- Gerard... - susurr, luego solt una pequea carcajada.

Sonre y me acerqu un poco ms a l.


Me rend al deseo. Me rend a la pasin. Me rend ante Frank Iero y no me arrepiento. An
no...
CONTINUAR
(*) Llvame a la luna
Djame cantar entre esas estrellas
Djame ver como es la primavera
En Jpiter y Marte
En otras palabras, toma mi mano

En otras palabras, nena bsame


Llena mi corazn con una cancin
Djame cantar eternamente
Eres todo lo que anhelo
Todo lo que idolatro y adoro
En otras palabras, por favor se sincera
En otras palabras, Te amo.
Fly Me to the Moon - Frank Sinatra
Por l, hara lo que fuera, dara lo que fuera, sera lo que fuera...
Slo por estar a su lado.
06. Captulo 5
Confirmacin
Creo que slo he podido cerrar mis ojos por tres segundos, pero mi cuerpo se mueve de un
lado al otro con creciente brusquedad.

- Gerard, despierta!

Una voz. Una voz lejana que no deja de repetir lo mismo.


No quiero, no quiero despertar. He tenido un sueo tan bueno, todo ha sido tan real, l
estaba junto a m y ramos uno. No. No quiero despertar y descubrir que todo fue un sueo,
porque, cuando abra mis ojos, todo habr desaparecido.

- Gerard!

No! Voz no, no me hables. No me despiertes...


Voz... dulce voz...
Resignado abr los ojos.

- Hey... - sonre con aire somnoliento. - Hola, sueo...

- Gerard, es hora que te vayas. - dijo serio.

Tall mis ojos y mir a m alrededor. No fue un sueo.


Frank Iero, y yo, Gerard Way hicimos el amor...
Solt una carcajada de alegra total. l estaba ah, y aunque no se pareca a la forma en me
imagin, me despertara, no puedo culpar que todo lo dems fue la realizacin completa de
mi mayor anhelo.

- Gerard, me ests escuchando?

"La verdad es que no, Frankie, me dejars llamarte as? No te escucho porque estoy
perdido en la inmensidad de tus ojos, que me atrapan, que me inundan. No te escucho
porque admiro tus labios, mientras coloco otro ramo de rosas en el altar de mi corazn en
honor a ti. No Frankie, no te escucho..."

- No, lo siento, Frank, la verdad es que no.

- Te digo, que es hora de que te vayas. Son las once y media, se supone que estara
en el estudio hace 10 minutos, pero nos hemos quedado dormidos, me has
escuchado?

Cmo es que Frank ya est vestido y yo no?


Me miro. Me sonrojo.

- Gerard por favor, no quiero llegar tarde...

- Sangr? - pregunt mirndole a los ojos. l estaba de pie al lado de la cama, yo


permaneca recostado contra la cabecera oscura.

- Qu? Sangraste, de donde?

- De dnde podra ser? - baj la mirada tratando de ocultarme bajo las sbanas.

- Ah, no, no s... - se tom del cabello. - Qu tiene que ver?

Me puse de pie. En ese momento no me importaba si Frank me vea desnudo. Me


importaba que no contara con mi factor anti hemoflico, y aunque se tratara de una corta
hemorragia, en todo caso, mis cuidados siempre son excesivos conmigo mismo. Levant las
sbanas y busqu restos de manchas sospechosamente oscuras. Mir mis piernas.
Limpio, sin manchas de sangre. Suspir y sonre.

- Qu bien...

- Gerard, tengo que trabajar, en serio, y agradecera que tomaras tus cosas y te
fueras, por favor...

Me acerqu a l. Le bes.
Se vea tan encantador con la gabardina negra y ese gorro del mismo color...
Me correspondi al beso, incluso tom mi rostro entre sus manos, y llegu a pensar que con
eso, lo profundizara, pero slo lo hizo para alejarme de sus labios con un movimiento
tosco.

- Vete... - susurr limpindose los labios.

Su tono fro me oblig a cumplir sus rdenes. Comenc a buscar mi ropa para colocrmela
frente a su intensa mirada. Cuando estuve listo, le mir.

- Puedo pedir un taxi?

- no tienes auto? - pregunt escptico.

- Por eso quiero un taxi...

Escuch un bufido antes de que tomara unas llaves del bur al lado de su cama.

- No hay tiempo, vmonos.

Me tom del brazo y a empujones me adentr en el elevador. Perd el calor de su mano


apretando mi brazo y cerr los ojos.

- Ests bien?

- No he subido a un elevador desde los 18 aos. - contest sin abrir los ojos. - les
tengo miedo... - confes y lanc un suspiro.

Escuch otro bufido de parte del locutor para volver a tomarme del brazo, esta vez,
dirigindonos a las escaleras.

- Yo le temo a las araas...

Y fue el ltimo comentario que hizo. Un hombre ya nos esperaba fuera del edificio con un
Mercedes Benz color plata. Me impresion.

- Seor Iero. - dijo el hombre entregndole las llaves.

Frank no contesto, y cuando el hombre me mir a m, ambos nos sonremos.


Me sub al auto. Ahora tema con quin me encontraba. Frank pareca tener un misterio en
su personalidad, como en su mirada.

- Por qu no quisiste que llamara a un taxi?

- Siempre se tardan mucho. No poda esperar tanto.

Asent con la cabeza y esa fue toda nuestra conversacin.


No s qu pensar. No s qu decir. No s que sentir.
Cuando despert saba lo que quera. Lo quera a l, como fuera. Pero su conducta, su
mirada, su voz tan fra...
Ya no s qu pensar.
S que todo es mi culpa, que me ahogo en mi propio vaso. Soy yo el enamorado. Para m
fue hacer el amor, no slo sexo.
Yo decid unirme a l por toda la eternidad, pero Frank no sabe ni a qu me dedico.
Puede que yo ya sepa todo lo que quiero de l, pero, l de m, no sabe nada...
...
Iluso. Iluso y tonto Gerard, como si se fuera a enamorar de m a primera vista. Como si
fuera algo diferente, como si mis besos le pudieran embrujar, como si fuera alguien...
...
Aparcamos. Y bueno, aunque viva en mi mundo imaginario, s que llegamos a la estacin
de radio ms famosa de la ciudad. Frank se ajusta ms una bufanda roja, mientras yo
escondo mis manos en los bolsillos del pantaln. La noche es muy fra y realmente lamento
no traer ms que este abrigo y la camisa de seda.
Sigo a Frank, quien parece que no recuerda de mi existencia, pues camina a travs de los
pasillos sin detenerse y saludando a muchas personas a su paso. Camin tras l por mucho
tiempo, hasta que decidi parar. Entr en una cabina, y yo proceda a hacer lo mismo.

- Gerard espera. - me tom de los hombros. - Te he trado a que veas a pap hacer
su trabajo, pero no puedes entrar a trabajar con l, lo entiendes? - asent. - Bien,
qudate en la otra habitacin.

Fui hacia el lugar indicado, era el lugar donde estaban todos los aparatos para la
transmisin. Mir todo fascinado, hasta que una voz a mis espaldas hizo que diera un
enorme salto.

- Hola!!

Al ver mi reaccin, el hombre me tom de los hombros.

- Hey, tranquilo, no era mi intencin asustarte. - me sonri. - Soy Bob, y me


encargo de la msica y el sonido.

- Hola. - dije con la respiracin regresando a su velocidad normal. - Gerard Way,


mucho gusto.

Bob me pareci una persona encantadora al instante. Algo serio, pero muy agradable. Era
rubio y de ojos azules, con el cabello largo y un poco de barba.

- Llegaste con Frank?

- S, as es.

- Wow! - comenz a rer. - Esto si es noticia. Frankie con novio...

Me sonroj al instante. Alguien grit que estaban a punto de comenzar, dando por
terminada mi conversacin con Bob durante los cinco minutos siguientes.
Miraba a Frank por la ventana de cristal. Sostena las hojas de sus poemas mientras tomaba
con suavidad, como acariciando, el micrfono negro. Estaba declamando y poda orlo a la
perfeccin. Justo como lo hago en mi casa, slo que, ahora puedo ver al poeta.
Cunta belleza. Cunto misterio. Cunta perfeccin en una persona.
Captura mi alma con una sola mirada y confirma mi entrega total con las dulces palabras
salidas de sus labios rosas.
Cmo es posible que no pueda definir mis sentimientos por l, si es lo nico seguro que s.
Es lo nico seguro que poseo. Mi amor por Frank Iero.
- Si me ves hallars en mis ojos el amor
eres t la mitad que a mi vida complet
Su voz termin de golpe todas mis cavilaciones.
- Lo que soy te dar sin miedo a algn error
creo en ti y dejar en tus manos mi ilusin. (*)
Cmo alguien capaz de pronunciar el amor con tanta perfeccin puede ser tan fro?
No. No puede ser. Es Frank Iero, el locutor, el poeta amante del amor, es Frank el ser
humano que declara palabras de amor al mundo entero como nadie. Es quien suspira y da
las buenas noches
Es Frank, el Frank que yo amo.

- Y los dejo con Il Divo, y la cancin The man you love, dedicado para Susan, de
Jake, quien te declara el amor de su vida. - sonri. Y yo sonre tambin, porque
estaba frente a una visin.

Ya no se trataba de un ser humano, era algo ms. Un ser celestial con ojos perturbadores,
brillantes y puros. Era un ngel...
*
La emisin del da haba terminado.

- Listo Frankie, excelente como siempre, querido. - dijo Bob con aire juguetn

hablando a travs del micrfono.


Frank solt una carcajada, mientras trataba de liberarse de los audfonos.

- Gerard mucho gusto en conocerte. Cuando quieras, eres bienvenido. Normalmente


slo hablo con Frank entre cancin y cancin, pero ha sido divertido charlar
contigo. - me sonri, luego extendi su mano. La tom y correspond a la sonrisa.

- Me encantara.

- Bien, entonces yo me voy. Cuida a Iero.

Asent con la cabeza. Como dije, Bob era genial...


Cuando le vi salir por la puerta, fui inmediatamente a la sala de al lado. Entr y coloqu el
seguro. Frank guardaba las hojas con los poemas en una carpeta, cuando gir hacia m.

- Oh, casi olvido que estabas aqu...

- No te preocupes. - sonre de medio lado. - Har que lo recuerdes.

Yo dije eso?
Frank elev una ceja, sorprendido.

- Y, Cmo lo hars, Gerard Way?

- As. - Tom su nuca, para despus, meter mi lengua hasta lo ms profundo de su


boca en un beso apasionado. Lleno de mordidas, labios, lengua y saliva.

Yo hice eso?
Despus de nuestro acalorado beso, Frank me sonri jadeante. Le devolv el gesto con la
sonrisa ms cnica, que jams pens tener. Desabroch su cinturn de prisa, para despus
dejar caer su pantaln junto con la ropa interior.

- Qu haces? - murmur excitado, al mismo tiempo que dejaba salir una pequea
risita.

- Qu crees que hago? Te bajo los pantalones, para chuprtela. - sonre.

Qu?!
Y acto seguido, proced a realizar mi palabra. No he tenido muchas experiencias sexuales,
pero tengo aprendidas muchas cosas a lo largo de mi vida, como que el sexo oral es
fenomenal, especialmente si se muerde, y luego se gira la boca as, rozando con los dientes,
y al final, una succin.

- Aaah! - Frank grit sin pudor cuando realic mi movimiento en la punta de su


miembro.

Soy yo?
Poco me cost hacer que se corriera en mi boca, y dejando caer un poco al suelo, otro poco
lo tragu no sin sentir un sabor amargo que irrit un poco mi garganta, pero qu importaba,
era el semen de Frank Iero, dulce y potico, como todo l.
Despus de los espasmos post-orgasmo, la respiracin de mi locutor se normaliz. Me
levant para estar frente a l. Tom mi mejilla izquierda y sonri con placer.

- Seguimos esto en mi casa?

Y hace algunas horas, tal vez dira que no, que tena que trabajar al da siguiente y esperara
que l siguiera interesado en m, a pesar de ello.
Pero, el amor no nos hace hacer cosas que en otra situacin no haramos?
Por l, hara lo que fuera, dara lo que fuera, sera lo que fuera... Slo por estar a su lado.
"Te quiero tanto que me olvido de quin soy.
...
No ser acaso que es por eso que te quiero?..."
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
The Man You Love - Il Divo.
La cancin es una combinacin
de versos en espaol e ingls.

Sin arrepentimientos, Gerard. - dijo simplemente y bes mi mejilla


*
07. Captulo 6
Sin arrepentimientos
Rompo mi rutina. Despierto en una cama que no es mi cama, enredado entre unas sbanas
que no son mis sbanas, impregnado de un olor que no es mi olor.
Y sonro. Porque de nuevo tena razn. Romper la rutina es algo bueno, pero jams fui tan
valiente como para hacerlo. Hasta que le conoc...
Me puse de pie con desgana, buscando entre el desorden de prendas esparcidas por el suelo,
mi abrigo negro, donde se resguarda mi celular. Cuando le encuentro, me fijo en la hora.
Ocho en punto.
Puede que haya roto la rutina, pero a mi cuerpo le cuesta adaptarse.
Giro hacia la cama de oscuros lienzos, y descubro que oculto entre ellos, descansa el
locutor de Romance a media Noche boca abajo, con una pierna sin cubrir con la sbana, la
boca semiabierta y la respiracin ruidosa y profunda.
Cmo describir la visin que se posa ante mi mirada?
Cmo definir la belleza que posee sin quedar corto en mi explicacin?
Cmo llamarlo sin usar vocablos trillados de antiguos enamorados?
No se puede. Yo no puedo.
Es inmenso. Demasiado para m.
Con pesadez vi cmo sus ojos se fueron abriendo, y juro que era como ver el amanecer
frente a la ventana.
Parpade unas cuantas veces, antes de mantener fija su vista en m. Me mantena sentado a
su lado, mirando cada forma en su rostro, cada cambio en su expresin, cada sea particular

en esa inmaculada piel.

- Hola... - dije casi sin voz. Tal vez, abrumado por la inmensa emocin de verle al
despertar.

Frank cerr los ojos y vi un ligero movimiento de cabeza, de arriba hacia abajo.

- Em, Frank... Puedo darme un bao? - pregunt con timidez, mirando fijamente
las sbanas azul marino.

Dnde qued mi valenta de ayer? Qu pas con el Gerard impulsivo y sin vergenza?

- Claro, est, por all... - dijo levantando un poco el brazo y sealndome en


direccin izquierda de la habitacin.

Observ una puerta y proced a entrar, no sin antes, llevar mis pertenencias conmigo.
El bao era de azulejos negros, amplio con un jacuzzi en una esquina, al lado, un pequeo
cubo transparente donde estaba la regadera... En fin, era un bao amplio, y con gusto lo
podra criticar por ms tiempo, pero mi cuerpo est pegajoso y mi cabello seco, lanzando
mudos gritos por el toque del agua y el jabn.
Dej mi ropa a la orilla de la tina, y abr la puerta del cubculo transparente. Gir la llave y
el agua caliente cay directo sobre mi cuerpo.
Sonre y lanc un suspiro. Justo lo que necesitaba.
Y mientras el agua limpiaba aquellos restos, prueba de la pasada noche, mi mente segua
recordndolos vvidamente. Los besos, las caricias, las frases indecentes susurradas a mi
odo.
Volv ser presa del placer. Placer llamado, Frank Iero. Camos en el velo de la pasin, y
durante horas, estuvimos recorrindonos, jugando con nuestros cuerpos, conocindonos,
unindonos con lujuria desbocada.
Me hizo suyo ms de tres veces. Mi cuerpo se arque ante su boca experta otras tantas
ocasiones. Mis manos recorrieron cada contorno de su cuerpo, descubriendo texturas
impensables para m.
Testigos fueron el comedor, la pared de la sala, incuso los sillones italianos fueron apoyo
para acallar nuestra llama lasciva; la habitacin fue el lugar de excelencia, donde quedaron
resguardados, entre esas cuatro paredes, los gemidos y gritos de xtasis.
Los recuerdos vivirn por siempre en m; las sensaciones quedarn marcadas en mi cuerpo
y en mi memoria, y las llevar presentes, como ahora, en este mismo instante siento sus
manos acariciando mi abdomen, suave, ligero, incluso temeroso. Descienden con
parsimonia por mis caderas, lento, muy lento hacen crculos en mis muslos. Gimo.

- Frank... - no puede evitar mi boca invocarlo pronunciando su nombre.

Recorre la zona hasta llegar a mi pene, quien parece no haber tenido suficiente con una
noche, y ya reacciona ante las atenciones brindadas.
Siento que una mano lo acaricia, lo recorre con sensualidad hasta llegar a la punta para
torturarlo con el pulgar. Vuelve a descender y los movimientos se vuelven repetitivos de
arriba hacia abajo mientras otra mano juega con mis testculos.

- mmm... - Jadeo y trato de sostenerme entre las paredes cristalinas de la regadera.

El movimiento aumenta y mis ojos se aprietan ms. Mi cabeza se echa hacia atrs y
mi cordura se pierde en el ocano de placer provocado. - Frank! - gimo
desesperado. - Mmm... ah... ah...
Estoy a punto de ver las estrellas. Estoy a punto...
Los movimientos aumentan, las caricias suaves se vuelven agresivas.
Estoy tan cerca...
My intentions never change
What I want still stays the same
And I know what I should do
it's time to set myself on fire
La msica son estrepitosamente, haciendo retumbar las paredes de mi transparente
refugio, hacindome ser conciente que no hay ms manos que la ma en mi muy
sobresaliente ereccin matutina.
Suspiro y cierro los ojos. Por Dios, despus de todo lo que he hecho...
Me estar convirtiendo en un pervertido?
La puerta del bao se abre, dando paso a mi maestro en la perversin, sonriente, desnudo, y
cantando con evidente emocin.

- Was it a dream?
Was it a dream?
Is this the only evidence that proves
A photograph of you and I.

Sonro celebrando el buen humor del locutor y abro con sorpresa mis ojos cuando decide
acompaarme en este poco espacioso compartimiento.

- Your reflection I've erased. - contina cantando con esa voz que me enloquece. Me
hace girar y comienza a enjabonarme la espalda. - Like a thousand burned out
yesterdays. - acaricia con el jabn mis hombros. - Believe me when I say goodbye
forever. Is for good - susurra la ltima frase justo detrs de mi odo, dejndome
sentir su suave respiracin.

Cierro los ojos. Es mucha tortura para mi excitado cuerpo, quien ya se agita ante su toque,
reclamando atencin. Trato de girar mi cabeza buscando su boca. Necesito de mi elixir.
Necesito de esos labios rosas y del sabor dulce de su saliva. Le busco. l mantiene una
mano en mi espalda, empujndome contra uno de los transparentes muros, y cuando mi
boca roza la suya, se aparta para seguir cantando.

- Was it a dream? - susurra con sus labios besando mi cuello. - Was it a dream? Repite y esta vez, mantiene sus labios junto a los mos. En un reto. Tratando de
averiguar cunto resiste mi voluntad antes de rendirme ante l.

Y no aguanto ms. Le tomo del cabello y con fuerza tomo sus labios con pasin.
Was it a dream?
Was it a dream?
Is this the only evidence that proves
A photograph of you and I (*)

Y con aquella cancin de fondo, se vuelve a clavar en m. Con fuerza, de una sola vez,
provocando esos jadeos inevitables, y obligndome a que le tome del cabello con ansiedad,
pidindole con muda voz, que no me deje caer, que estoy volando, que no me suelte o me
desmoronar. Mi ereccin choca contra la fra pared, pero no importa.
Las embestidas se hacen cada vez ms fuertes, ms profundas, ms certeras para encontrar
ese punto que me hace enloquecer. Con un grito mancho la pared cristalina de mi esencia,
para despus escuchar el sollozo que lanza Frank, anunciando su liberacin dentro de un
condn que se coloca cada vez que me toma.
Nuestras respiraciones son agitadas.
El agua sigue cayendo.

- Buenos das. - hablo por fin.

- Hola... - susurra.

- Tengo que irme. - doy vuelta y salgo para alcanzar una toalla.

Frank termina con su bao, mientras yo coloco la misma ropa del da anterior frente a l.
Cuando sale, y mientras se seca al cabello con una toalla agitndola fuertemente, me mira y
luego sonre.

- Te llevo?

- Qu? - contesto con sorpresa.

- Que si te llevo, a tu casa, trabajo, o a donde se suponga que tengas que ir. Despus
de todo. - me sonri con aquella mueca de cinismo. - Ya estoy despierto y muy
limpio.

Me re un poco.

- Me encantara. - contest al fin.

Frank estuvo listo en menos de diez minutos, luciendo unos jeans desgastados y un suter
de cuello alto color negro.
Salimos y bajamos por las escaleras. Ni siquiera hizo el intento de dirigirse hacia el
elevador, simplemente camin en direccin contraria, hacia las escaleras. Sonre, porque
fue capaz de recordarlo, y comprenderme.
Abordamos el auto color plata, y nuestra conversacin se redujo a los comentarios que
haca el locutor de radio.
Me senta extrao con Frank. Frank era extrao, pero, quin no lo es?
Un excelente orador durante el sexo, o con perfectas insinuaciones antes de ste, pero luego
llegaban momentos como estos donde no poda hablar, y l no tena inters aparente en
comenzar una conversacin.
Quera que me hablara de su mundo, de su inspiracin, de sus ms profundos sentimientos,
pero slo poda abrir la boca para recibir uno de sus cndidos besos.
"Y eso es todo por hoy, amigos". Dijo el locutor.

- Y eso ser todo por toda la vida, idiota. - musit Frank con burla mirando el
reproductor en su coche.

Le mir intrigado, sin saber qu decir, pero incitndolo con la mirada a que continuara
hablando.

- Su nombre es Andy, y a partir de hoy, dejar de ser locutor, al menos en esa


estacin. - sonri con cinismo. Senta que poda amar esa sonrisa tanto como poda
odiarla, segn el momento en que la usara.

- Por qu? - me atrev a preguntar.

- Hace algunas semanas, el desgraciado se atrevi a burlarse m, dicindole a la


audiencia que cientos de mujeres estaban enamoradas de la voz de un homosexual,
dijo mi nombre, y fui su burla en los programas siguientes. - rod los ojos, cuando
nos encontramos con una calle donde el semforo estaba en rojo, me mir. - Pero,
ahora que soy socio de la estacin, le dar adis a su carrera como locutor. - sonri
con aquella sonrisa que tanto amo, es decir, la cnica. - Adems, no era tan bueno,
podremos conseguir otro, pero que se d cuenta, que este homosexual, es mucho
ms importante que l.

Me qued callado el resto del viaje, pensando en mi Frank vengativo, dndole vueltas a mi
cabeza, no not cuando llegamos a la librera.

- Aqu? - pregunt aparcando el auto.

- S, perdn... me perd un momento. - sonre. Mi sonrisa no fue correspondida. Slo


miraba el establecimiento. - Frank?

- Dime. - respondi sin dirigir su mirada hacia la ma.

- No te sentirs mal por despedir a Andy slo por venganza? No crees que l
puede hacer algo ms? No crees que despus te puedes arrepentir? Quien toma el
"ojo por ojo" como lema de justicia, siempre termina siendo un brbaro en lugar de
convertirse en un justiciero.

Termin y Frank me mir, quedndose un largo tiempo callado, como analizando mis
palabras y sus posibles respuestas. De pronto sonri con luminosidad.

- Sin arrepentimientos, Gerard. - dijo simplemente y bes mi mejilla. - Que te vaya


bien.

Le mir unos instantes, y la sonrisa no se iba. Una sonrisa seca, justo como las que yo le
doy a Mikey para tranquilizarle. Descend del coche sin una promesa de volver a vernos o
un "Hasta luego". Slo baj y l se fue.
Mir aquella nube casi imperceptible de vapor que dej a su huda.
El misterio que cubra a Frank Iero pareca crecer cada vez que yo intentaba indagar ms en
l. Entre ms tiempo continuaba mirndole, ms dudas me atormentaban, y la curiosidad
por conocer todas aquellas personalidades, todas aquellas miradas y todas las sonrisas, me
dio un motivo para continuar con mi vida. Quera ser quien descubriera al verdadero Frank,
quien pudiera estar con l y enamorarle.
Antes de entrar a la librera, decid ir a caminar. Saqu de mi chaqueta mi celular, y marqu
ese nmero que ya conoca de memoria. Escuch la voz de Ray del otro lado.

- Tienes tiempo? - pregunt mientras avanzaba entre la multitud. - No vas a creer


lo que me ha pasado...

Fueron ocho cuadras de ida y de regreso antes de que colgara el telfono.

- Gerard, cudate mucho, sabes que contars conmigo para siempre, y para lo que
sea, tambin quiero que sepas que estoy muy feliz por ti, pero recuerda que quien
ama con verdadera devocin, lo pierde todo. Cudate mucho, Gee.

Y ya no volv a escuchar la voz de mi mejor. A continuacin, un sonido taladrante se


dejaba or a travs de la lnea telefnica.
...
Entonces me declaro perdedor antes de ser anunciado el juego.
Le amo con devocin.
Lo perder todo.
No importa.
Nunca tuve algo que perder.
"Te amo, con locura. Te amo con ciega devocin.
Ser mucho pedir, que no me lastimes?"
CONTINUAR
(*) Mis intenciones nunca cambian
lo que quiero es siempre lo mismo
Y s que es lo que debera de hacer
Es momento de encenderme a m mismo.
Acaso fue un sueo?
Acaso fue un sueo?
Esta es la nica evidencia que lo prueba
Una foto de t y yo.
Tu reflejo lo he borrado
Como miles de ayeres quemados
Creme cuando te digo adis para siempre
Es para bien.
Acaso fue un sueo?
Acaso fue un sueo?
Esta es la nica evidencia que lo prueba
Una foto de t y yo.
Was it a Dream? - 30 Seconds to Mars
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Me defino como una escritora que slo escribe cosas que yo misma leera.
Es decir, cuando veo una historia en donde las advertencias dicen: Muerte de un
personaje. No leo. Porque, se supone que hacemos historias para divertirnos. Hacemos
nuestra propia realidad para ser felices por unos instantes, (O al menos, as lo veo yo) as
que por qu hacer sufrir en nuestra fantasa a nuestros personajes?
Y esto lo aclaro por algunos comentarios que adelantan drama, y un posible triste final. Y

s, habr drama, porque as lo he definido con anterioridad, sin embargo, No se adelanten,


parece un poco lento, pero es necesario para la continuidad de la historia... ^^
As pues, revelando poco a poco otro secretito, me despido.
*
Espero que este captulo haya superado al anterior, porque ese es mi objetivo.
Que cada captulo sea mejor que el anterior ^^
Nos leemos pronto!
Suerte y muchas gracias por todo!
- Frank Iero es una farsa
*
08. Captulo 7
Realidad
Las gotas impactaban constantes sobre el pavimento, mi ventana estaba abierta y frente a
ella, mi cuerpo senta la fresca brisa, as como el clido abrazo de la lluvia sobre mi rostro.
Tirit. No s si fue por el fro de Febrero, o tal vez, porque la voz de mi locutor favorito
explot rebotando entre las cuatro paredes de mi piso. Cerr la ventana y proced a
sentarme junto a la radio, la cual estaba colocada al lado de mi cama, en una pequea mesa
de madera color ocre.
Junto a m descansan mis instrumentos. Escucho su suave voz mientras levanto la manga de
suter gris pardo.

- Buenas noches, Bienvenidos a Romance a Media noche, soy Frank Iero, y esta
vez, tendremos un programa lleno de amor; amor dulce y correspondido...
< "Amor, te amo, y con qu poco te conformas. Con dos simples palabras tus ojos
se iluminan y tu boca hace una mueca que asemeja a una llamada sonrisa. Amor, te
llamo amor, y con qu poco me regalas el elixir de la felicidad en un tierno beso.
Amor, te cuento mi sueo, en donde siempre ests t, y con qu simpleza te hago
suspirar. Amor, horas le faltan a la noche, das le faltan a mi vida para
complacerte, para llenarme de ti.
Amor, qu palabra ms pattica. No explica, no complementa, no reduce lo que las
mariposas en mi interior quieren decir. Te amo. Qu frase ms trillada, pero lo
sent, en el preciso instante en que te vi..." >

Sonro y me sonrojo a la vez. Recuerdo sus ojos brillar cada vez que lee una de sus
creaciones, y la forma en que toma con suavidad el micrfono.
"Tan slo unas horas a tu lado, y ya me he aprendido tus facciones, ya reconozco tus
manas y puedo predecir tus posibles reacciones."
Quiero descubrir ms. Descubrir al verdadero Frank Iero...

- Para ti, dulce amor, Bryan Adams, Everything I do I do it for you...

Vuelvo a sonrer antes de colocarme, con ayuda de mi boca, el torniquete alrededor de mi


brazo, haciendo una ligera presin.

S que es estpido pensarlo. S que es an ms estpido aorarlo. Pero soy estpido, es mi


naturaleza, y mi realidad. Soy un estpido porque creo que me has dedicado la cancin a
m.
Invierto cada instante de conciencia en pensamientos dedicados a ti. Es estpido, pero soar
me mantiene con vida...
La dosis est en la jeringa. An temo a las agujas, y enterrarla en mi brazo es una clara
muestra de masoquismo, pero no hay otro modo.
El lquido transparente se termina, y mi mano temblorosa retira con lentitud, la aguja en mi
interior. Siento el fro, al mismo tiempo que el ardor provocado por la sustancia que ahora
recorre mis venas. Gimo con suavidad ante mi penosa realidad...
You know it's true
Everything I do, I do it for you... (*)
La cancin sigue escuchndose, y acompaado por el sonar de la guitarra, retiro con prisa
de la liga para a continuacin colocar una bolita de algodn empapada en alcohol. La sujeto
con una cinta y doblo mi brazo contra el pecho.
Suspiro.
Toda una rutina.
Desde los seis aos cumpliendo un tratamiento obligado, impuesto desde aquel triste da,
hasta que mi respiracin se corte y mi corazn deje de latir.
Mi miedo a las agujas, a pesar de verlas con una frecuencia anormal, no disminuye ni un
poco, y aunque, soy yo quien cumple con la inyeccin intravenosa, no puedo evitar temblar
ante la expectativa de tener aquel afilado objeto abriendo poco a poco, capa a capa, mi
cuerpo, hasta adentrarse en mi circulacin. Mi mam me ense a los doce aos cmo
colocar un torniquete por m mismo, localizar mi vena, y la forma en la que la aguja deba
de perforar mi piel. "Como un avioncito", deca mi madre explicndome con una sonrisa.
Pero jams le he podido encontrar lo "bonito" o lo "positivo" de estarme inyectando cada
dos semanas, y en casos de hemorragia, en el momento del percance.
Sigo sin encontrar lo bonito al ir al hospital cada mes, por nuevos estudios que siempre
determinan lo mismo. Soy hemoflico, y nunca, jams, podr dejar de serlo. Estoy harto de
ir a hospitales. Estoy harto de las enfermeras que usan sus mismas palabras, diciendo que
no me doler cuando toman una muestra sangunea. Estoy harto de escuchar al Hematlogo
diciendo que la hemofilia va en un curso leve, que debera estar muy orgulloso.
Pero no lo estoy...

- < "Y qu tal si nos tomamos un descanso? Qu tal si dejamos de amarnos como
lo hacemos y slo fingimos que el mundo sigue girando a pesar de no mirarnos
cada maana al despertar. Qu tal si me olvido de tu sonrisa, de tus besos, y de tu
risa. Qu tal si muero y no regreso por ti, qu tal si me voy. Qu tal si lo que un da
sent, se pierde en el vaco.
Qu tal?
Qu tal si alguien llega al final del arcoris..." >
Thank You, nos dice Dido, en la siguiente cancin, aqu en Romance a Media

noche. Thank You, Thank you...


Y aqu est mi olvido. Mi forma de dejar todo atrs y que la pequea picazn que siento en
mi brazo desaparezca. Su voz, su poesa y sus suspiros, son suficiente medicina para m.
Medicina, no para mi cuerpo, pues ste no me importa tanto, es slo prestado, de cualquier
forma.
Mi Frankie es la medicina para mi torcida, abandonada, y podrida alma. Arranca de m
sonrisas y miradas cristalinas. Libero lgrimas apresadas bajo la llave de la frialdad y la
indiferencia.
Cuando su voz me envuelve, mi mundo parece muy pacfico. Cuando su vocablo llega a
mis odos, soy quien siempre quise ser. Otro ser humano ms. Con lgrimas, con risas.
Normal...
I want to thank you for giving me the best day of my life
Oh just to be with you is having the best day of my life. (*)
Ms melodas le dieron paso a sas. Y ms versos les siguieron a los anteriores, ms
imaginarios ojos brillantes, y ms suspiros se dejaron escuchar, hasta que termin con su
acostumbrado "Buenas noches".
Apagu la radio, y dej caer mi cabeza sobre la almohada. Cerr los ojos.
Pero no pas ms nada.
Giraba desordenando las sbanas de mi cama, pero no consegua dormir.
Faltaba algo. Una tibieza que no era la de mi pijama, un olor que no era el de mi cabello, y
un cuerpo que no poda ser reemplazado por la almohada.
"Dos noches abrazado a tu cuerpo, y ya te extrao. Dos noches en tu cama, y mi cuerpo
ya la reclama como propia."
No. Media hora despus, me convenc que no, no podra. No podra dormir sin ver esos
ojos cerrados con suavidad, sin escuchar la profunda respiracin...
No podra.
Qu ms podra hacer?
Llam a un taxi. En quince minutos estaba frente a la estacin de radio. Pagu al taxista de
piel oscura, y colocndome mejor la bufanda gris alrededor de mi desnudo cuello, intent
entrar en las instalaciones.
Pero claro, yo ya no iba con Frank, y el guardia en la puerta ya no tena por qu dejarme
entrar. Era de mi altura, ojos marrones y un espeso bigote castao sobre sus labios, que se
mova de arriba a bajo cuando hablaba.

- Pero, por favor, tengo que ver a...

- No, lo siento. Ya le dije que sin pase, yo no puedo permitir su ingreso.

- Pero...

La noche estaba muy fra, y yo ya no tena ms argumentos contra el cansado oficial. l


slo estaba realizando su trabajo, y tena que resignarme.
Sonre y agradec.

- Lamento las molestias. - dije y proced a girar, no sin antes escuchar un "Buenas
noches" dicho por el hombre, en cuya placa apareca el nombre de "Carlos".

Comenzara la tortura psicolgica, posterior a la resignacin, pero escuch a alguien


gritando mi nombre.

- Gerard!

Gir y me top con unos ojos azules y un cuerpo agitado, doblndose para apoyar las
manos sobre las rodillas, respirando con dificultad.

- Gerard... - murmur sin aire.

- Bob, tranquilo, respira. - le dije preocupado.

l me sonri y comenz a respirar con ms calma luego de cerrar los ojos y estirar los
brazos. Yo tambin sonre, sintiendo la frialdad del ambiente impregnarse en la punta de mi
nariz. Seguramente, la tendra muy roja.

- Hola, Gerard, qu haces por aqu?

- Vine a ver a Frank. - contest con la voz estrangulndose entre mi bufanda. - Pero
no me han dejado pasar.

- Te vi. Me imagin que a eso venas. - me dijo Bob colocando sus manos dentro del
bolsillo de su pantaln. - Por eso quise venir a decirte que Frank ya se fue.

- Oh. - pronunci con decepcin. - Bueno, entonces... Mejor me voy, hace fro, y...
Bueno, supongo que no era tan importante verlo...

- Seguro? Podra llevarte a su... - La boca de Bob dej de abrirse para hablar. Cerr
los labios haciendo presin, mientras retiraba su mirada de la ma, que en ese
momento le miraba con curiosidad, y por qu no decirlo, con esperanza. Esperanza
de poder volver a dormir en sus brazos.

- Podras llevarme a su departamento? - Pregunt con la voz de un nio esperando


su visita a la tienda de helados.

- Yo, bueno, yo... no creo que sea necesario...

- No tengo coche. - dije con una sonrisa.

Vi las mejillas de Bob enrojecer, y no pude deducir si se deba en verdad a la ventisca fra
de la noche.
Sin decir ms nada. Asinti y sub al interior de un auto azul, lo supe slo cuando abord y
observ el interior del mismo. No le pude ver bien antes, estaba estacionado en un rincn,
debajo de un rbol. Las luces de la alarma se encendieron, y fue la forma en que pude ver
que se trataba de un auto, aquella mancha oscura. Nuestro viaje fue extraamente
silencioso. Y lo resalto, porque Bob no era alguien callado, al menos, cuando fui a la
estacin, en la cabina de control, me cont varias ancdotas de su vida en menos de 10
minutos.
Ahora, slo miraba fijamente el camino mojado despus de la leve lluvia, sin hacer
movimientos aparentes, exceptuando el movimiento de su pecho al respirar, o cuando
pestaaba.

- Bob...

- Tal vez no est en casa. - habl interrumpindome, esta vez, girando su cabeza
para mirarme. - Tal vez Frank no est. l... acostumbra salir despus del trabajo.

- Oh... Siempre lo hace?

- La noche en que t llegaste con l no lo hizo. - su mirada se volvi a perder en el


camino, tratando de conducir con un trfico mnimo.

- No me importa. - trac en mi rostro una sonrisa. - Le esperar...

- Frank Iero es todo un personaje, No?

No respond. Slo le mir, recargando mi espalda en la puerta para una mejor visibilidad.

- Cada vez que entra en esa cabina, es como si se convirtiera en otra persona,
sabes? Con su poesa, sus palabras dulces, y las dedicatorias. Es otra persona...
Frank Iero, es una farsa.

- Frank, es Frank. - dije tratando de defenderlo, y tratando de convencerme a m.


Tratando que las palabras de Bob no me afectaran. Tratando...

- S. - sonri. - Frank es Frank.

El auto par. Sin notarlo ya estaba frente a su edificio.

- Por eso. - su cinturn qued suelto y sus manos dejaron el volante para colocarlas
sobre sus piernas. Me mir. - Por eso, no te enamores de Frank Iero. - me sonri. Eres una buena persona, Gerard.

- Yo... - haba un nudo en mi garganta, y un intenso calor en mi cuerpo.

- Gerard.

Le mir, sintiendo con fuerza aquel calor instalndose en mi interior.

- No te enamores de Frank Iero, el personaje, la farsa... no lo hagas...

Abr mis ojos con sorpresa. No entend sus palabras en primera instancia.
Me daba pnico ponerme a analizarlas. En mi cabeza, el amor loco, ciego, devoto por el
locutor de radio se esconda de aquellas palabras. Temeroso por el poder de aquel
consejo? Advertencia?
Asent con preocupacin, con miedo y con un calor todava abrasndome.
Bob me sonri y sin esperar que entrara al edificio, arranc con velocidad.
Cerr mis pensamientos.
No dudara. No analizara. No preguntara.
Amor devoto.
Eterna devocin...
*
El portero me sonri.

- El seor Iero no se encuentra, seor. - dijo reconocindome.

- Quisiera pasar a esperarle, claro si puedo.

- Claro que s, seor. Le informo al seor que pasa usted a verle?

- No. - sonre. - Quiero que sea sorpresa.

El hombre lanz una carcajada, que por poco y me contagia.

- Siempre pasa, seor.

No entend, pero mi cerebro tena la firme advertencia de no ponerse a analizar ninguna


frase sospechosa o indirecta recibida.
Sub las escaleras hasta llegar al tercer piso. Me situ hasta el final del pasillo para dejarme
caer, recargndome en la pared, haciendo de compaero, a una pequea palmera colocada
en una redonda maceta de color meln.
Los minutos pasaban, y mi cabeza se concentraba slo en los sonidos a m alrededor.
Perciba el ruido de mi respiracin, el latir de mi corazn, e incluso poda escuchar el
movimiento de mis pestaeos.
Cerr los ojos y estir los pies. Algo me deca que tena que irme, que no iba a volver. Otra
voz me deca que no me gustara lo que tendra que ver. Otras ms me advertan de la
mentira, pero no les quiero creer.
No puedo dudar de lo que siento por l. No puedo poner en duda lo que ms aprecio en la
vida. Lo que en realidad me dio vida...
El timbre del elevador se deja escuchar. Mi interior sonre al imaginarlo cerca.
Escucho murmullos. Risas que se ahogan en sonidos hmedos.
Vuelvo a cerrar los ojos por instantes.
"No. No. No. No."
Pasos torpes que se arrastran por el piso de blanco mrmol.
Dos sombras hacen su aparicin.
"No. No. No. No."
Un cuerpo, empuja al otro contra la pared.
Se besan.
"No. No. No. No."
Manos, piernas, lenguas que se entrelazan.
Cndidos jadeos.
"No. No. No. No."
Y mi Frank siendo iluminado por la tenue luz del pasillo, empujando a ese hombre pelirrojo
que no deja de gemir. Una de sus manos se ha colado entre el pantaln de Frank, pero ste
le detiene.

- Vamos a adentro... - intenta susurrar, pero su voz es fuerte, sensual.

El hombre sonri y le volvi a besar.


"No. No. No. No."

Me puse de pie. Con dignidad. No s a quin se la he pedido prestada.


Cuando abre la puerta, el locutor me mira con una sonrisa. El tipo de cabello rojo tambin
lo hace.
> Frank Iero, es una farsa. <
No existe mi maravilloso poeta? No existe el guerrero del amor?
El chico de cabello azabache, toma al pelirrojo del cabello, y, sin dejar de mirarme con
pcara sonrisa, le besa con pasin. Sus lenguas salen a la vista, y mientras el hombre se
pierde en el mar de sensaciones, Frank sigue mirndome con esos inquietantes ojos verdes.
Porque esta noche brillan cual esmeraldas.
Permanezco de pie, paralizado. Sin poder creerlo. Sin querer creerlo.
Pensar que soy el nico. Que podr serlo.
En qu me baso!
Ni siquiera intent buscarme, ni siquiera... No somos nada. No me debe nada, no me
prometi la vida eterna juntos, ni me jur su amor incondicional.
No se entreg a m. No fuimos un lazo irrompible.
No es mo.
No hicimos el amor. Tuvimos sexo.
> No te enamores de Frank Iero, el personaje, la farsa... no lo hagas... <
Fue como descubrir la verdad ms obvia, pero ms cruel.
Fue como... saber que Santa Claus no existe, o que el ratn de los dientes jams me visit.
Fue como abrir los ojos y desgarrarme el corazn.
Fue hallarle sentido a la frase: La verdad duele'.
Duele. Duele mucho. Aqu, en mi pecho...
El hombre se separa de Frank para mirarme con desprecio.

- Quin es? - pregunt.

- Nadie. - su sonrisa cnica se asom. Tom al sujeto de la chaqueta para empujarlo.


La enorme puerta se cerr y mis rodillas me dejaron caer.

Cmo fui tan estpido! Cmo pude seguir ilusionado!!


Cmo no pude verlo antes. Quera sexo. Lo tuvo, y me dej ir.
Justo como con Jason, el hombre con quien foll en el bao. Slo era eso, No Frank?
Ya no le sirvo. Ya...
Las lgrimas me rasgan la piel. Furiosas resbalan por mis mejillas y mis puos se cien.
> No te enamores... el personaje, la farsa... <

- Bob... - susurro con mi voz sollozante.

Mi llanto aumenta. Mi desesperacin crece desbocadamente. Quiero gritar, tirarme por la


ventana por ser tan estpido. Quiero besar tus labios y olvidarlo...

- Bob, me enamor de la farsa, del personaje, me enamor y esta noche me ha


decepcionado. Esta noche mi corazn se ha desmoronado y mi alma slo lo
desprecia... - susurro con los ojos cerrados. - Pero si ya me he decepcionado de la
farsa, Por qu sigo aorndolo? Por qu sigo querindolo como lo hago? Por qu
sigo desendolo?

... Porque, sea quien sea Frank Iero, o Frank. Locutor, ser humano o extraterrestre, lo amo.
Lo amo...
Amor devoto...
CONTINUAR
1 . (*) Tu sabes que es cierto
Todo lo que hago - lo hago por ti
Everything I do (I do it for You) - Bryan Adams
2 . (*) Y quiero agradecerte
Por darme el mejor da de mi vida.
Oh, slo el hecho de estar contigo
Es tener el mejor da de mi vida.
Thank You - Dido
Notas finales:
H A P P Y | MCR's | D A Y !
[23 de Julio]
A slo 5 minutos de dejar de serlo. Les deseo a todas, un feliz da Internacional de My
Chemical Romance!
Rincn secreto de Umiko
@___@
Espero no haberme equivocado en el tratamiento de la Hemofilia. Me tuve que meter hasta
la pgina de un congreso Chileno en busca de veracidad!
Pero s cmo debe Gee de inyectarse. Despus de todo, tomaba muestra sangunea cada
semana! Odio sacar sangre! Es horribleee!
Slo la analizar, pero no tomar la muestra! Una vez, mi maestra fue mi paciente! Fue
horrible . . . u_u
*
Muchas gracias por comentar. Espero que el capi les haya gustado.
Sintieron la desesperacin de Gerard?
Escucharon el crujir de su corazn?
...
"No quiero que cualquiera se enamore de m...
Slo quiero que Frank Iero lo haga"
*

09. Captulo 8
Sinceridad
Llor en sus brazos, no s cunto tiempo tard en contar toda la historia. Mi voz se cortaba
y los sollozos no me dejaban continuar. Repet al menos cinco veces la misma oracin, pero
l segua escuchando, limpindome las lgrimas, y tomando mi mano cuando saba que
necesitara fuerza para continuar.
A pesar que en su mirada se lea claramente "Te lo dije". Jams lo pronunci. Y esa noche
dorm con sus brazos rodendome, protegindome cada vez que despertaba con un nuevo
ataque de miedo y llanto.
Su casa siempre abierta para m, sus brazos tambin. Su hombro en donde recargarme, y
una mano que me brinda fuerza para continuar. As es la amistad que me ofrece Ray. Mi
tabla de salvacin, mi luz en plena oscuridad.

- Brindo por los amigos. - susurr l en cuanto me vio entrar con los ojos rojos y
tiritando de fro y temor.

- Brindo por ellos. - respond horas ms tarde, mientras l dorma.


*

Volv a mi adorable rutina.


Jams deb romperla. Jams deb alejarme de mi incondicional seguridad. No deb haberme
enamorado, pero ya lo ven, el deber es difcil de cumplir.
Mikey volvi a pedirme que sonriera ms, y yo volv a realizar mi mueca que intentaba ser
una sonrisa.
No recuerdo canciones de Frank Sinatra, y lo que menos deseo es cantar.
Parece que todo volvi a ser como antes, como cuando no estaba l. Como debe de ser...
Han pasado algunos das. He perdido la cuenta, en cuanto le perd a l. Pero qu insistencia
la ma, si jams fue mo.
Y quin le va a culpar?
Otra lgrima desciende por mi rostro. La borro con desprecio.
Ya no quiero llorar, me siento tan dbil, tan miserable... Siendo vulnerable, el mundo se
aprovecha de m...
Pero qu ms me puede importar eso, si cuando no lloraba segua siendo vulnerable, y al
final, logr aprovecharse de m. Tomar lo que quera e irse sin decir adis.
Siento que lo odio con la misma intensidad que le amo. Cmo es eso posible?
Pero la campana son, indicndome que alguien haba entrado en la librera, lo cual
representaba un gran alivio, me podra olvidar por unos instantes de su sonrisa, sus ojos y la
felicidad que me daba vivir en mi condenada fantasa.
Levant el rostro, y vi su sonrisa. De todas las personas que pudieron atravesar esa puerta,
aquella visita haba sido la ms extraa.

- Hola cario. - dijo y me bes la mejilla.

- Hola Donna. - contest abrazndola.

Sus manos se cean fuertemente en mi espalda, incluso poda sentir sus largas uas
aferrndose a m. Su cabeza cay sobre mi hombro, y mi odo pudo escuchar perfectamente
su pesado suspiro.

- Cmo ests, beb? - susurr sin romper el contacto.

- Puedes ser muy detestable cuando te lo propones, mam.

- Soy tu mam, es mi obligacin serlo.

Escuch su risa que siempre me contagiaba. Despus de todo, Donna no rea mucho. Mi
lamentable situacin no me permiti hacer recproco el gesto, por lo que mi madre se tuvo
que conformar con mis manos estrechndola con ms fuerza contra mi cuerpo.

- Qu trae por aqu, Donna? - pregunt aflojando con suavidad el contacto. Acto
que mi madre imit, dejndome libre y con mayores posibilidades para obtener
oxgeno.

- Bueno, una madre no puede extraar a su hijo?

- S, claro, pero eso no contesta mi pregunta, no estamos hablando de las buenas


madres, Donna, esto se trata de ti. - dije con burla.

- Eres un desgraciado, beb. - Me tom desprevenido, aprovechando eso, cogi una


de mis mejillas entre sus dedos, dando un fuerte pellizco. - Vengo a hablar de
negocios, Gerard.

- Bien. Cuntame.

Mi madre se recarg sobre el mostrador, y comenz a relatarme los importantes


acontecimientos, que tenan que ver con su visita al contador para la compra de un local
para abrir otra librera. Pero yo slo poda mirar a mi madre sin escuchar.
Sus labios, delgados y de color rosa plido, vctimas del paso de los aos y el abuso de
colorete, se movan de arriba a bajo. Sus ojos opacos y rodeados de arrugas que parecan
telaraas, brillaban con un toque acuoso. Su piel era plida y su cabello alborotado y rubio.
Recuerdo que de nio, me gustaba sentir su cabello mientras me cantaba una cancin antes
de dormir. Cerraba mis ojos sintiendo la sedosidad de su pelo largo...

- Gerard me has escuchado?

Pestaee para liberarme de mis recuerdos infantiles. El desconcierto se apoder de m y mi


boca se sell.

- Qu tienes hijo?

- Nada. - murmur.

- Tienes esa mirada. - sonri con dulzura, mostrando en sus acuosos ojos toda la
ternura que una madre podra entregar.

No contest, pero lanc la muda pregunta sobre "la mirada".

- Cuando tu abuela se fue, cuando tu padre... se fue... - dijo lo ltimo con el mismo
sentimiento de toda la vida. Con dolor, con pesar... Y yo cerr los ojos como
siempre, porque a m tambin me duele. Porque todava me pesa su recuerdo.
Porque todava lo extrao, a pesar de todo. Supongo que siempre he sido un

masoquista.

- De qu hablas Donna? - giro y le doy la espalda.

- De la mirada de odio que tienes, Gerard.

- Yo no odiaba a la abuela. - dije con una mano limpiando mi rostro. Ms lgrimas


se disponan a atacar. - Yo no odio a pap...

Sus manos tomaron mis hombros, con sutileza me hizo girar. Mis ojos ardan. Queran
dejar salir las gotas saladas, pero mi orgullo me impeda llorar frente a ella, no otra vez, no
por l...

- Los amabas tanto, que les odiaste por haberte dejado. Odiabas que tu abuela no
estuviera contigo. La odiaste cuando ya no quiso abrir sus ojos para ver tus dibujos.
- me sonri. - Odiaste a pap cuando se qued en la puerta mirndote con las
maletas a sus pies. Lo odiaste cuando no te llam en tu cumpleaos, y lo odiaste
cuando no lleg a consolar a Mikey cuando cay de su bicicleta.

Solloc con fuerza. Con un arrebato me dej envolver entre sus brazos y enterr mi rostro
en su hombro. Me apret a mi mam como cuando era un nio y tema a la oscuridad.

- Quin se ha ido esta vez, mi amor?

Mi cuerpo temblaba mientras senta la mano de Donna acariciando mi espalda de arriba a


bajo. Las lgrimas quemaban mi piel, y la garganta no me serva para hablar, estaba
inservible gracias al enorme nudo de sentimientos.

- A quin amas, Gerard?

- Frank... - solt antes de gemir de dolor al slo pronunciar su nombre. Nombre que
no haba pronunciado, slo en sueos y en recuerdos. Nombre maldito que se
albergaba en mi cabeza. Pero al repetirlo, fue como invocarlo en silencio, como
quien llega al templo y susurra el nombre de su Dios, para que le ayude, para que le
aliente, para que no caiga su fe...

Mi llanto se incrementaba, y mi madre slo me susurra palabras de cario, pidindome


sensatez. Transmitindome paz...

- Mam... Mam lo amo tanto! - grit con desesperacin. Aferrndome a su


espalda, buscando su calor, su proteccin, el mantenimiento de mi fe.

- Gerard... tranquilo, amor. Todo estar bien, cario.

- No, no, no. - negaba con la cabeza an apoyada en su hombro. - no lo estar. Sin
l... nada estar bien... Sin l... - solloc con agona. - Soy nada, l lo es todo...

Mi cuerpo sigui colapsndose en lgrimas y dolor, abrazado al cuerpo de mi madre. La


madre que siempre ha estado conmigo, unidos bajo un lazo ms fuerte que el sanguneo o el
cario que se funda bajo la costumbre de la crianza. Es un lazo de sentimientos
comprendidos. Me entiende con slo mirar mis ojos y slo en sus brazos siento el calor
cado por una batalla perdida, en la guerra de la vida.
Juntos hemos estado desde que me desarrollaba en su vientre. Juntos en la adversidad y en
las alegras. Juntos todas las Navidades, todos los cumpleaos, y juntos compartiendo las
lgrimas cuando Donald se fue. Juntos cuidando de un beb, juntos cuando ste me tuvo

que cuidar a m.

- Te amo, Gerard. Siempre estar contigo.

Y eso es todo lo que tena que escuchar para sentirme mejor. La nica verdad. La nica
importante en este momento.

- Yo tambin te amo, Donna. Siempre ser tu beb, y t siempre sers mi


hostigadora madre.

- Siempre. - susurra cerca de mi odo y besa mi mejilla. - Mi nio... Siempre...

Nos separamos. Siento el fro del ambiente y veo sus mojadas mejillas. Sonro levemente.
Ella se limpia su rostro, y yo hago lo mismo con el mo.

- Frank? - me lanz una dulce sonrisa. - Quin es Frank?

Desciendo la mirada, y siento el calor apoderarse de mis mejillas.

- Era tu... novio?

Negu con la cabeza. La timidez de mi madre an me sorprenda.


Cuando tena 14 aos inform de mi condicin sexual, y aunque mi madre se sonroj hasta
las orejas, cuando decid hablar con mi padre, que ya no viva con nosotros, Donna fue mi
defensora luego de que la palma de Donald impactara contra mi mejilla.

- Lo amabas?

- Lo amo. - Asegur mirndola con mis llorosos ojos. - Pero l a m no. Slo fui...
nadie...

- Eres una gran persona, Gerard. Cualquiera se enamorara de ti...


"No quiero que cualquiera se enamore de m...
Slo quiero que Frank Iero lo haga"

Una pareja de ancianos entr en el local, haciendo que madre e hijo recuperramos la
compostura. Limpi mis mejillas y mord mis labios infinitas veces para tranquilizarme. La
mano de Donna tom la ma mientras la pareja se alejaba hacia las repisas del fondo.

- Tengo que irme. Hablamos luego, Gee. - bes mi mejilla.

Sonre y la vi partir.
Quien me hubiera visto jams imaginara que momentos antes habamos tenido un
momento tan ntimo y tan nico. Pero no importa que el mundo no lo sepa. Lo s yo, lo
sabe ella, y con eso basta.

- Disculpe joven, Obras de Pablo Neruda?

Sonre al hombre de cabello blanco y gruesos lentes de armazn marrn y por el momento,
me olvido de todo, excepto de Pablo Neruda...
*
La campana deja salir su molesto sonido una vez ms, informndome que la puerta ha sido
abierta de nuevo, a pesar que he colgado el cartel de "Cerrado".
Hace dos das que Mikey haba colocado la campana, y ya estoy empezando a pensar que
no es buena idea. Prefiero que Ray me mate de un susto con sus misteriosas visitas a morir

de desesperacin con el molesto campanilleo.


Cuando despus de unos instantes no escucho pasos o alguna voz, mis sospechas se hacen
ms grandes al pensar que se trata de Ray y sus sorpresas por lo que no me giro para
descubrirlo, al fin y al cabo, siempre termino lanzando un grito, de una u otra forma.
Contino barriendo el piso dando la espalda a la entrada, sintiendo una presencia. Sabiendo
que l est ah. Sintiendo su mirada clavada en m.
De repente unas manos se colocan sobre mis ojos. Dejo caer la escoba y mi vista se apaga.

- Es da de "visitar al deprimido Gerard? - pregunto a mi atacante sonriendo un


poco. - Ray, ya te he dicho que estoy bien.

Las manos aprietan un poco ms, y siento una respiracin impactndose contra mi cuello, la
calidez de un cuerpo cerca del mo, pero sin rozarlo; y un olor a lavanda.

- Ray? Por favor, basta de juegos, ya sabes que no me gustan, cario. - digo lo
ltimo para alejar mis miedos y creer que sigo siendo vctima de un ataque de mi
fiel amigo.

El clido cosquilleo que siento en mi cuello gracias a su respiracin lo recorre a lo largo de


abajo hacia arriba, e inesperadamente, me da un beso en la mejilla.

- Ray?

No s por qu no me alejo. Mi cuerpo ha quedado paralizado desde el momento en que


sent esa respiracin chocando contra mi piel.

- Diablos, Ray, cario, me asustas...

- Deja de decir ese nombre. Me pondr celoso... - Muerde el lbulo de mi oreja.

- Frank... - dejo salir seguido de un suspiro. No pregunto, afirmo, porque reconozco


esa voz. Esa voz, que ya se ha vuelto ms conocida para m que el nmero de dedos
que poseo en la mano derecha...

Est aqu.
Vino a m.
Est... aqu...
Mis piernas tiemblan, as como mis manos, que ya se han puesto en sus brazos para
separarlo, o al menos, esa es la excusa para tocarle, aunque sea un poco.
Vuelve a dar un beso en mi mejilla y yo, como el idiota que soy, vuelvo a suspirar.
Sus manos dejan en libertad mi rostro. Su cuerpo se aleja del mo, y pierdo toda calidez. Su
respiracin ya no colisiona contra mi piel, y el cosquilleo que se senta tan bien se aleja de
m.
Mi corazn sonre.
Me hace sentir tan bien que est aqu, aunque me haya hecho sentir tan mal...
Sometimes I feel good
At times I feel used
I feel you darling'
Makes me so confused (*)

- Qu... haces aqu? - pregunto sin voltear para verle.

- Pues, quera comprar un libro, as que, vine a una librera. - escuch su tono
divertido y estoy seguro que en este momento posee una linda sonrisa, que no, no
voy a ver.

- Est cerrado. - digo comenzando con la limpieza nuevamente.

- Bien... - suspir. - Bob me oblig a venir, y, en prueba de que lo hice, tengo que
llevarle un libro de Stephen King.

Dejo la escoba recargada en sobre la pared y voy en busca del libro.

- Revelaciones? Carrie? It? Cul quieres? - preguntaba sin mirarle, caminando


de un lado a otro, hasta que una mano atrap con fuerza mi brazo.

- Tambin me hizo prometer que hablara contigo. - me mir. - Y quiero que sepas,
que nunca rompo una promesa.

Su voz volva a ser fra, pero era un interesante contraste con sus ojos que destellaban fuego
puro.
Me qued esttico, hipnotizado por las llamas en su mirada, momento que aprovech para
hablar.

- Bob me explic que fue l quien te llev a mi departamento, se siente muy


avergonzado, y lo lamenta.

Por qu? Iba a preguntar, pero no me atreva.

- Porque l ya saba lo que podra pasar. - continu el locutor adivinando mis


pensamientos. - Le has cado bien, lo cual es increble bajo la personalidad de Bob.
Un ermitao completamente...

Sonri. Tal vez recordando a ese rubio, que yo comenzaba a apreciar en gran medida. Baj
la mirada, y escuch un suspiro por parte de mi dulce obsesin, elev el rostro para mirar su
rostro.

- l... bueno, l... Bob... - apart por fin sus inquietantes ojos esmeraldas de los
mos y solt una pequea carcajada. - l cree que ests enamorado de m...

Su risa se hizo estrepitosa, taladrando mis odos, pisoteando mi corazn, mandando a la


mierda mis sentimientos, mi dignidad. Todo.
> Quien ama con devocin, lo pierde todo... <
Todo.
Se rompe.
Se muere.
Se pudre.
Todo.
> Quien ama con devocin... <
Simplemente, se va a la mierda...
CONTINUAR

(*) A veces me siento bien


A veces me siento usada
Amarte, cario
Me pone muy confundida
Fallin' - Alicia Keys
Esta cancin, es mi obsesin,
por el momento...
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Me pasa que con este fic, soy una grosera. Yo nunca he escrito tantas veces MIERDA! Oh
cielos, arder en el infierno con Satans! xD
Quera dejar relucir una maravillosa Relacin muy dependiente entre Mam Donna y el
pequeo Gee. Espero haberlo logrado, porque a m me encant esa parte.
En cuanto a Frank, en el prximo captulo explotar "su otro yo". As que advertir desde
antes, que me bas en Brian Kinney de Queer As Folk para la personalidad de Frankie. Un
poco, pero ya se ver...
En fin, otro secretillo ms. Y aclaraciones
En este rincn! xD
- Yo, no creo en el amor
...
*
10. Captulo 9
Revelaciones
Ante mi silencio, Frank dej de rer. Su cuerpo se haba elevado para poder sentarse sobre
el mostrador. Sus pies colgaban de l, a centmetros del suelo.
Suspir.

- As que Bob no se equivoc... - sonri, pero no me miraba. - Perd otra apuesta.

Gir mi rostro. El llanto quera llegar a m, pero no le dara el lujo de verme derrotado,
llorando por l. An conservo un poco de sensatez.
Muerdo mi labio y cruzo mis brazos. Slo un hermoso silencio nos rodea.
Incluso los silencios que se crean entre nosotros son hermosos.
Por qu?

- Gerard... - entrelaz sus manos. - No hagas esto.

Le mir intrigado.

- Gerard. - baj del mostrador. Se coloc frente a m. - Yo, no creo en el amor. Tom mi rostro con suavidad. - Yo slo creo, en esto.

Repentinamente, su mano solt mis mejillas para tocar con descaro mi entrepierna sobre la
tela de los jeans.

- Sexo seguro, sin disculpas, sin arrepentimientos, y sin explicaciones.

- Yo... - mi cara arda de vergenza por lo que acababa de pasar. - Yo, no...

- Jams te di motivos para creer que quera algo ms que eso, Gerard.

Negu con la cabeza.

- As soy yo. Frank Iero amante del sexo gay. - sonri. - Si lo que quieres es amor y
romanticismo, bscate una mujer.

- No quiero una mujer. - dije enfrentndolo por primera vez. - Te quiero a ti.

La sangre subi a mi cabeza. Senta que se agrupaba en mis mejillas, provocando un dolor
en stas. Mis ojos se humedecieron y dos lgrimas cayeron en el instante en que cerr un
momento los ojos.

- Pero yo no. - Dios, Cmo odiaba ese tono fro! - El amor es para los
heterosexuales como una excusa para tener sexo. El amor es el consuelo de los
enfermos mentales. El amor es como una bomba para la autodestruccin.

Mis lgrimas recorran mi rostro con la misma velocidad que lo hacan esas crueles
palabras. Cuando su discurso termin una sonrisa de medio lado cubri su terrorfico rostro.
S, Frank, mi amado Frank me pareca terrorfico. Estaba frente a un ser que senta... nada.
Y eso me asustaba.
Un hombre sin sentimientos, sin miedo al futuro, sin disculpas que dar.
Eso no es terrorfico?
Cmo vivir una vida sin sentimientos?
Buenos, malos, deprimentes, autodestructivos, pero sentimientos al fin. La nica muestra de
que continuamos con vida...
"Ests vivo, Frank?"

- Me llevo Carrie.

Busqu entre los estantes, hasta que lo encontr y se lo entregu.

- Bob dijo que lo visitaras cuando puedas.

- Quieres que vaya?

- Ya eres nio grande, seguro que puedes decidir t solo.

Dio media vuelta, y sobre el mostrador, dej un montn de billetes verdes.

- Ojala encuentres tu prncipe, Gerard. - escuch antes de desesperarme nuevamente


por el sonido del campanilleo.

Se haba ido. Casi tan imperceptible como cuando lleg a mi corazn, al local. A todo. Se
haba ido, y eso dola, porque ha sido la relacin ms sincera que he tenido.
No hubo falsas esperanzas envueltas en palabras bonitas y trilladas.
No hubo amores eternos, ni entregas, ni celos, ni posesiones.
No hubo relacin.
*

Termin por cerrar el local y con lentitud me adentr en las calles de la ciudad, que eran
fras y hmedas, repletas de sonidos vehiculares, murmullos de una poblacin atormentada
y maullidos de gatos.
Record entonces, mientras caminaba, mi ltima conversacin telefnica, ocurrida en el
mismo instante en que el locutor cruz la puerta de la librera.
> - Pero cmo se atreve ese maldito a ir a decirte esas cosas?! - La voz de mi amigo se
notaba furiosa a travs del telfono.
- Fue sincero, Ray. - dije como consuelo. Un consuelo para m y mi decada alma.
- S, claro. - habl con irona. - Gerard yo slo digo que agradezco a la deidad de tu
preferencia por haber reunido todas las piezas y te dieras cuenta de quin es tu amor
platnico antes de que sea tarde.
- Antes de que sea tarde? Antes de que sea tarde a qu! - grit desesperado. - Yo lo amo,
Ray! Y esos malditos dos das que estuve con l fueron lo ms maravilloso que tuve.
Antes de que sea tarde? Para qu? Ya me enamor, ya me entregu. Es demasiado tarde,
Ray...
- Cario. - su voz se volvi tierna en un intento de consolacin. Pero yo no me senta triste
o desconsolado, me senta... enamorado. - Es una farsa, Gerard. El Frank del que te
enamoraste, no existe.
- Y de quin me enamor?
- De la voz que escuchas por la radio. Del que declama poesa y suspira contra el
micrfono. Pero no existe Gerard, l se present ante ti, y con la maldita sinceridad que
tanto aclamas, dej ver cmo era en realidad.
Me qued callado, esperando que mi amigo terminara por declarar cmo era Frank Iero y
pudiera ayudarme en mi decisin.
- Es un cnico, eglatra, sin sentimientos. Una mierda de ser humano, es...
- Ray... - susurr contra el auricular. - No sigas...
- Gerard no puedes querer a una mierda as! l no te merece!
Solt un suspiro de enorme tristeza. Las lgrimas se haban acabado, y mi estmago
realmente lo agradeca, pues los sollozos siempre terminaban por maltratar mi cuerpo.
- Ya conociste al verdadero Frank Iero, Gerard. se es su verdadero yo. se es la realidad.
Call por unos segundos, procesando las palabras de mi amigo.
El verdadero Frank Iero...
El verdadero...
Cmo podemos asegurar quines somos en realidad. La realidad si es relativa, nuestro
"verdadero yo" tambin lo es. se no es el verdadero Frank Iero, me lo decan las vocecitas
que habitan en mi cabeza.
Una vez yo dije que lograra descubrir todos los misterios y personalidades del locutor, y
as lo hara.
- Porque l no es Frank. Eso es slo la coraza...

Y sin darle tiempo a Ray para obtener su respuesta, dej caer el telfono sobre la base,
dando fin a nuestra llamada. <
A partir de entonces, tom entre mis manos un libro que no terminaba por cansarme de
tanto leerlo. Sus pastas rojas y las letras negras en su interior, impresas sobre el amarillento
papel, eran resaltadas con algn marcador fosforescente como clara muestra de mi
admiracin por l. Porque cada vez que lo abra, haba algo nuevo que entender, algo que le
serva a mi vida.
Abr el libro. La frase marcada en amarillo y mi sonrisa transparente luego de terminar de
leer la ltima palabra.
"Haba una gran tumba, ms seorial que las dems.
Era enorme, y de nobles proporciones.
En ella haba grabada una sola palabra:
DRCULA"
Leer su nombre era imaginarle sin dificultad. Leer aquellas siete letras era pensar en
vampiros, sangre y empalamientos. Pero slo es un nombre, y no es siquiera el verdadero.
Vlad Tepes, el cual sirvi de inspiracin para Abraham, fue un prncipe Rumano entregado
a otomanos como ofrenda de paz.
Despus de muchos aos regres al trono de Valaquia y realiz una cruel encomienda a los
Boyardos, que eran un grupo social alto en aquella poca. Uno a uno fueron muriendo
quienes no soportaban las adversidades de construir un castillo sobre una montaa para el
cruel gobernante. Pero para Vlad era una venganza. Los boyardos haban matado
despiadadamente a su padre y a su hermano, uno muerto apaleado, y el otro, enterrado vivo
con los ojos quemados por un hierro al rojo vivo.
Fue hroe por liberar a su nacin de la supresin otomana, sin embargo, fue ms conocido
por sus tcnicas de ataque que por su herosmo.
Decir Vlad el empalador es slo un seudnimo. Pronunciar Drcula es slo un nombre. Y
lo que quiero llegar con esta reflexin, es que al final no sabemos nada. Vivimos ocultos en
la fama de nuestro nombre, pero no conocemos. No es nuestra realidad.
Y qu si Frank Iero es una farsa. Si no lee poesa en su casa ni cree en el amor eterno.
Quin me asegura que como Vlad, no sea slo una forma de venganza ante un pasado
adverso?
Quin dice que bajo esa capa de crueldad no se esconda un hroe?
Yo de Frank Iero slo conozco las primeras capas. La farsa mostrada a la sociedad a travs
de un programa de radio, y la farsa que muestra en un crculo ms cercano. Siendo el
prctico ser humano quien lleva en su estandarte su frase de vida: Sin arrepentimientos,
disculpas o explicaciones'.
Me promet una vez conocer su secreto.
Conocer al verdadero Frank. No al nombre, no a la mscara que busca venganza. No busco
la fama ni el escudo de proteccin.
Busco al hroe.
Busco ms que un nombre. Busco al hombre, y lo voy a encontrar.

Porque Gerard Way, tampoco rompe sus promesas...


*
... Y ahora mis pasos me llevan frente a la estacin de radio.
S que no ha sido casualidad. Despus de todo, no existen las casualidades, slo el destino,
y en este caso, slo mi voluntad por verlo.
Observ al guardia quien beba algo que humeaba dentro de una taza. Su pequea oficina al
lado de la entrada principal, se me antojaba clida pero no recomendada para
claustrofbicos. Esper a que terminara de beber, y vi sus ojos abrirse con sorpresa al
verme de pie fuera de su oficina. La noche fra, sin estrellas y hmedas, recibi al oficial
cuando dej su clido cubculo para recibirme.
No not que llevaba algo en las manos, cuando ofreci ante m una tarjeta.

- Tenga, es un pase de acceso. Siempre estoy yo en este horario en la entrada, pero


all adentro le pueden hacer incmodos interrogatorios.

Sonre a Carlos.

- Muchas gracias.

- No tiene por qu agradecer. Si piensa venir muy seguido, con este fro, lo menos
que puedo hacer es permitirle el paso.

Con total agradecimiento, me lanc a los brazos del hombre con bigote, dndole un fuerte
abrazo que no muy correspondido, pero mi emocin nublaba mis sentidos, y mi alegra
sobrepasaba los valores normales.
Avanc por los pasillos de la estacin, tratando de recordar el lugar exacto donde se alojaba
esa cabina. Varias personas caminaban apurados, otros con cafs en sus manos, mirndome
con curiosidad, y otros, simplemente ignorndome.
No supe qu era peor.
Sonre al encontrar mi objetivo. Abr la puerta y una cabellera rubia se pos frente a mi
vista. El hombre estaba hablando por su celular, al escuchar la puerta abrirse, se gir y sus
ojos se abrieron con una mezcla entre alegra, sorpresa, y vergenza.

- Te hablo luego. - susurr el rubio. Y cuando su celular estuvo resguardado dentro


de su bolsa, me sonri. - Pens que no volvera a verte.

- Tal vez hubiera sido lo mejor. - Mi voz era apacible y directa. Mi mirada posada
en sus ojos azules cual cielo despejado, y mis labios curveados sonrindole con
complicidad.

- Tal vez. -respondi l colocndose frente a m.

Nos fundimos en un corto abrazo. Pude aspirar su aroma a tabaco y durazno. Un extrao
aroma que se me antojaba muy agradable.

- A quin buscas, Gerard?

Ahora, nos encontrbamos uno frente al otro, sin ms contacto que no fuera el de nuestras
miradas impactndose verde contra azul.

- Vengo a ver a Vlad. - dije con seguridad.

Los ojos de Bob se abrieron de sorpresa y desconcierto.


Mi mirada firme frente a esos ojos azul esperanza, y mi sonrisa perfectamente alineada a mi
rostro.
Como dije, Gerard Way tambin cumple con sus promesas...

- < Y con esto, mi amor, djame decirte que la vida sigue. Seguirs respirando y yo
seguir sintiendo pena por ti. Hasta aqu nuestra historia. Hasta aqu nuestro amor.
No llores, no grites. No corras.
Es lo mejor...>
Soy Frank Iero y esto fue, romance a Media noche.

Observ oculto entre aparatos y sombras todo el programa, hasta que una mano se pos en
mi rodilla y mi mirada se perdi en la de l. Era un gesto mudo. Una clara invitacin a que
realizara mi objetivo esa noche. Era una muestra de apoyo a lo que vendra.
Sonre a Bob y con un nerviosismo casi nulo en mi sistema, abandon la habitacin para
poder llegar a la contigua. Abr la puerta y sus ojos de prisa se enfocaron en m.

- Hola, Vlad. - sonre.

Frank me mir con recelo, y dndome la importancia que le dara a un mosquito, continu
organizando sus papeles.
Mi mente quera dejar de actuar. Mi cuerpo slo quera estar junto a l. Mi corazn lata en
forma desesperada y mis labios palpitaban en una muda splica por hacer contacto con los
suyos. Sintindome ignorado, fue el incentivo perfecto para mi toma de confianza. Camin
hasta l y subindome a aquella mesa donde descansaban sus hojas y el micrfono, pude
por fin captar su atencin.

- Pens que no desearas verme. - Su voz era tan normal como casi nunca. No era
fra, no era sarcstica, ni era ronca por la excitacin. Una voz normal, de hombre.
Grave y sensual a la vez.

- Nunca dije eso. - murmur con cierta dificultad, sin despegar mi mirada de sus
carnosos labios. - Quiero estar contigo, Vlad, no importa nada.

Su desconcierto era notorio, y antes de que me atosigara con preguntas que no deseaba
responder, descend mi rostro, y con rapidez tom entre mis manos su clido rostro, y mis
labios tomaron sus labios, en un beso ansiado, y sorpresivamente, correspondido con igual
pasin. Las lenguas se reconocan y el sabor de su saliva segua siendo mi manjar.
Me perd en la sensacin de completa felicidad, casi preparado para enfrentar cualquier
cosa despus de la magia impregnada en ese beso.
'Cause I'm the one who waits here for you,
I'm the who'll always adore you,
I'm the one who is dying for your cause.
Do you care at all? (*)
CONTINUAR
(*) Porque soy el nico quien espera por ti aqu

soy quien siempre te adorar


soy el nico quien esta muriendo por ti
Te preocupara en lo absoluto?
If I told You - Plain White T's
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Tarn! Hace su aparicin el Sr. Kinney! Amo y odio a Brian, es un personaje simplemente
sensacional, y como lo haba advertido, el seor Iero tiene una preocupante semejanza al
protagonista de QAF!
Aunque, tal vez, sea la nica vez en todo el fic que en verdad quede tan explcita esta
semejanza.
Tampoco es como que quiera basarme en su totalidad en el publicista. Simplemente, fue un
punto de apoyo, as como varias canciones y mi propia mente pervertida! ^^
Ah, y creo que la cancin an no concuerda con la poca de la historia. Incluso, ahora que
la releo, pienso que estoy dando algunas pistas de la verdad oculta, pero me encant la
letra, y no s... No me resist a confundirles! ;D
*
Gracias por sus comentarios! Y en verdad, me levantan el autoestimaaa!
Espero que les siga gustando, prometo esforzarme ms para poder tener lo ms rpido
posible el captulo! Ayer pude haber escrito, pero mejor escrib la idea para un Rydon...
u_u En fin, gracias por leer, por firmar, y por el apoyo en mis historias!
Les quiere infinitamente...
"Eres tan Frgil, mi amor."
*
11. Captulo 10
Frgil verdad
Las caricias y los besos llegaron hasta su departamento.
El juego de miradas y los roces pasionales fueron constantes, y an sigo preguntndome
cmo conseguimos llegar hasta el piso de Frank, pues las manos se perdan dentro de la
ropa del otro. El portero nos sonri, y yo tuve la delicadeza de avergonzarme cuando vio la
mano de Frank dentro de mi pantaln.

- Buenas noches. - coment el locutor como si nada.

- Buena noche, seor.

Y Frank me volvi a besar al pie de las escaleras. Subimos los escalones uno a uno con
suavidad. Yo iba al frente y Frankie detrs de m sosteniendo mi cintura. Besaba mi cuello
y suspiraba contra la piel de mejilla.
Cerrando la puerta todo fue fuego y pasin. Nuestros cuerpos cayeron desnudos en aquel
cmodo y costoso sof italiano. Slo miradas que chocaban.
Que ardan. Que se apegaban.

Miradas que se oscurecan de placer.


Nuestros gemidos se impactaron contra el enorme ventanal de cristal donde mi cuerpo fue
impactado con fuerza.
El sudor cubra cada trozo de piel, y ansiosas lenguas se encargaban divertidas de limpiarlo.
Me bes cada rincn del cuerpo. Gem su nombre en sofocantes jadeos y enloquecedores
sollozos. Jal su cabello cuando su boca apres mi miembro. Mi espalda chocaba contra la
ventana, dejando a cualquiera que elevara la mirada una perfecta vista de mi trasero
comprimido contra el cristal.

- Frank!

Todo un maestro, me llev el orgasmo con slo algunos minutos de atencin a mi miembro
erecto con su boca. Los restos de semen fueron retirados con cuidado por su sensual lengua,
y mis piernas flaquearon, hacindome caer de rodillas frente a l. Prob mi sabor en su
boca, en un beso acalorado. Comenzando de nuevo con las caricias, con los juegos, y con el
placer.
Se coloc detrs de m, y sus manos apresaron mi cintura. De rodillas sobre la alfombra de
la sala.
Bes sus labios una ltima vez, antes de que mi interior sintiera su dureza abrindose paso
con suavidad.
Sent la mezcla de fro y clido. Frialdad del lubricante con el que minutos antes me haba
preparado, y calidez de su ereccin embistiendo con suavidad, con inquietante precisin
hacindome arquear la espalda y gemir su nombre incontables veces. Su mano se ci en
mi cabello y en cada nueva estocada era jalado con agresividad.

- Gerard...

La primera vez que gema mi nombre. Un suave susurro que fue msica para mis odos. El
afrodisaco ms efectivo, y el incentivo para llevarme hacia un magistral orgasmo.
Escuch sus convulsionantes gemidos. De prisa sali de m, hacindome lanzar un gemido
de resignacin. Me tumb de espalda contra la alfombra y el condn de ltex fue retirado
con rapidez de ese rosado y hmedo pene, unos cuntos movimientos bruscos, y el hermoso
semen blanquecino de mi Frankie empap mi abdomen, fundindose con las gotas de mi
semilla, que haban logrado resguardarse en esa zona de mi cuerpo.
Su cuerpo jadeante y sudoroso fue recibido con el mo. Su pecho tambin se manch de
semen, y mis brazos se apretaron a su espalda.
Nuestras respiraciones comenzaban a recuperar el ritmo natural, y mis ojos se cerraban de
cansancio y absoluto xtasis de felicidad.
La increble sensacin de sentirme totalmente laxo despus de hacer el amor me abrum y
poco sent cuando el cuerpo de Frank abandon el mo para colocarse a mi lado.
Comenzaba a relajarme un poco ms, y con somnolencia escuch un leve susurro.

- Eres un terco, Gerard...

Sent su mano retirar algunos mechones de negro cabello que se pegaban a mi frente.

- Me gusta. Realmente... me gustas...

Y sent su boca dando una ligera presin contra la piel de mi frente.


Sonre internamente.
M amado Frankie...
"Eres tan Frgil, mi amor.
Temes de m. Te da vergenza darme un beso en la frente cuando estoy consciente.
Te aterroriza ver mis ojos cuando pronuncias palabras tiernas, que slo puedes decrmelas
en susurros y cuando crees que no te escucho.
Sientes, Frankie, que demostrar sentimientos te hacer ser dbil. Vulnerable.
Dbil sin la mscara que tiene impreso tu lema de vida: "sin arrepentimientos, lamentos o
explicaciones"
Mi amado arrogante con corazn delicado..."
Escucho tu profunda respiracin y sonro. Ese ronquido adorable me confirma que ya ests
dormido. Abro los ojos y te miro.
Mi propia fragilidad me obliga a susurrarte dos palabras al verte en tal estado.

- Te amo.

Beso tu frente y me abrazo a tu cuerpo.


Somos tan frgiles.
Somos tan cobardes.
Somos tan inseguros.
"Somos tan humanos, Frank..."
*
Tenues rayos solares se abran paso entre las cortinas.
Mis ojos pestaaron con pesadez, y con dificultad, mis ojos se abrieron para encontrarme a
su lado, sintiendo su embriagadora calidez cubrindome y su suave piel entrelazada en un
casual toque de manos.
Nuestras piernas rozndose a penas y nuestros pechos uno frente al otro.
Despertar, y ver aquellos labios como primera imagen del da, es seguramente, lo mejor que
me pudo haber pasado. Abrir los ojos y encontrarme con su redonda nariz a unos cuantos
centmetros de la ma, me hace sonrer.
Me siento tan estpidamente enamorado!
Quisiera quedarme por siempre as. Que el tiempo se detuviera y vivir este instante por
siempre.
Pero no controlo el tiempo. Soy un simple mortal que debe ir a trabajar.
Mi mano abandona la suya, y oigo un leve murmullo por parte de Frank cuando me alejo de
su cuerpo.
A pesar de haber dormido en el suelo, me siento perfectamente bien, y eso slo me lleva a
pensar que en verdad existe eso que los poetas llaman "El poder del Amor".
Me voy vistiendo y en silencio voy recordando todo lo que tengo que hacer.

Mikey me haba dejado un mensaje en la contestadora dicindome que ira con Donna a
arreglar algunas cosas sobre la compra de un nuevo local para la ampliacin del negocio
familiar.
Mikey el contable, por fin ejercera su carrera.
Y no es como que Mikey no la ejerciera en la librera, pero ahora en verdad sera un
contador solamente. Dejando de ser limpiador, vendedor y experto en libros.
Tendra que cumplir su turno, y luego el mo.
Todo el da en la librera con un potencial de aburrimiento ms grande que nunca.
Gir mi rostro, y antes de abrir la puerta le mir.
Para qu dejar una nota.
Para qu despedirme.
S que no me extraar.

- Te extraar. - digo al viento y espero que mi voz se guarde en esta habitacin


para que cuando l abra los ojos, mi voz dicindole que lo extraar sea lo primero
que escuche. - Mucho. - digo con ms confianza y abro la puerta.

Extrao que quiera hacerme ms dao. Sintindolo mo, pero sin que lo sea.
Ilusionndome. Engandome a m mismo y tratando de alentar mi desfallecida fe.
Pero le necesito. Y si no lucho, si no hago mi intento, mi vida ser ms desgraciada
pensando en lo que tal vez pudo ser, y que por mi cobarda no intent.
Ser frgil. En cuerpo y alma, pero l, mi amado Frank, tambin lo es. Lo s. Lo siento y lo
he confirmado.
Es un alivio.
"Ests muy vivo, Frank..."
*
No haba mucho que hacer en la librera.
Limpi como siempre y mientras vea a la gente pasar a travs de la ventana, coma una
manzana verde. Siempre he tenido cierta antipata a las manzanas rojas. Las manzanas
verdes eran menos queridas, y por eso, ms especiales.
Supongo que quiero comparar mi vida con una manzana, pero eso siempre me deca mi
abuela. Que mis mejillas eran manzanas, pero manzanas verdes, porque su valor es slo
tomado en cuenta por unos pocos, pero eso no define que aquella manzana sea menos
especial. Sigue siendo dulce, y deliciosa, slo diferente. "Especial"...
Pero no es momento de recordar mi condicin.
Aunque, sea tan difcil de olvidar. Me queda poco factor anti hemoflico, y mi visita
mensual est cercana. Nuevamente agujas, sangre y los mismos resultados...
Tom el cuaderno cuadriculado, en el cual haba nmeros, notas, y dems. En la ltima
hoja, comenc a dibujar con ayuda de una pluma con tinta azul.
A los pocos minutos y con muchos trazos, salan a relucir unos hermosos y redondos ojos

con tinta azul. Un rostro redondeado y una nariz pequea. Labios carnosos y ese sedoso
pelo largo que ahora era azul.
Era l. Era el rostro de mi Frank, aprendido a la perfeccin.
Di vuelta a la hoja y volv a mi trance. Mis manos sobrepasaban a mi planeacin, y con
anticipacin stas ya saban qu dibujar como si lo hubiese estado practicando.
Pronto surgieron sus manos tatuadas entrelazando esos dedos con otros ms largos. Gir de
nuevo la hoja y otra vez. Mi trance. Mi concentracin absoluta y la prdida de mi
creatividad. Era su torso desnudo, adornado por manchas azules, era luego su espalda, sus
piernas y su hermoso pene sonrojado, erguido orgulloso frente a m.
Era todo mi Frank en tinta azul.
...
I know that this will hurt me
Break my heart and soul inside
I don't wanna live this lie
I want the truth from you
Give me the truth, even if it hurts me(*)
...
Termin mis labores y fui a mi departamento. Afortunadamente, ste quedaba a muy pocas
cuadras del local. Tom un bao y com algo antes de partir rumbo a la estacin de radio.
S, s que faltan dos horas, pero no soporto estar ms encerrado entre las cuatro paredes del
lugar donde vivo.
Camin con lentitud entre las calles oscuras de la ciudad. Tantos crmenes que se anuncian
en la televisin y por la radio que mucha gente ha dejado de deambular despus de las diez
de la noche. Pero la vida no es segura. Nunca lo ser, slo es cuestin de saber por dnde y
con quin andar.
Mis pasos se detuvieron ante la estacin donde Carlos beba su caf en una taza negra que
dejaba salir humo blanquecino.

- Buena noche. - dije al polica desde la ventana. ste me sonri e hizo un mohn
con la cabeza en un gesto de saludo. Sali de su "oficina" para ponerse frente a m.

- Buenas noches, seor...

- Gerard. - dije ofrecindole mi mano. l la estrech con firmeza y yo sonre al


sentir esa calidez impactndose con mi glacial piel.

- Mucho gusto, seor. Esperaba su visita a las doce, como siempre.

- Intent hacer tiempo. - asegur abrazando mi cuerpo. - Pero no pude esperar ms y


decid llegar temprano.

Carlos sonri de medio lado. Su piel morena notaba ligeros sonrojos en sus mejillas y su
nariz movindose de un lado al otro al comps del espeso bigote marrn.

- Hace fro. - dice ajustndose un poco ms arriba el cierre de su gruesa chamarra


oscura.

- As es. - digo y suspiro.

- Quiere un caf?

Y sonro en respuesta.
Entramos al diminuto cubculo, pero clido, y eso resulta muy agradable.
Me sirve caf negro y humeante en una gastada taza roja.
El hombre se acomoda en una pequea silla de madera frente a m y suspira.

- No es tan bueno como el de mi esposa, pero no puedo pedir ms. - Mira un punto
al lado mo con nostlgica mirada. Yo lo observ mientras doy un sorbo al caf
deliciosamente caliente y amargo. - La extrao tanto...

- No vive con usted? - pregunto interesado.

Carlos me mira y niega con la cabeza.

- Se qued en Mxico. - me informa con una sonrisa. - Ella y mi pequea nia.

Le mir esperanzado con que continuara su historia. Despus de todo, el hombre me


resultaba muy agradable, y no es malo conocer gente nueva. Adems, claro, perder tiempo
hasta que llegue la media noche.

- Bueno, yo soy mexicano. Especficamente del estado de Sonora. - sonri con


nostalgia. - De Hermosillo, Sonora. Me cas hace ocho aos. La misma edad que
tiene mi pequea Ana, pero la situacin econmica no mejoraba all en Mxico, y
no consegua trabajo. Tuve que llegar de "mojado" como le llamamos all. Tengo
tres aos aqu, y slo visito a mi familia cada seis meses.

- Cmo se siente? - pregunt de repente. Y al notarlo, crea que no entendera el


rumbo de mi pregunta, sin embargo, Carlos se irgui un poco ms.

- Les extrao tanto que duermo con una fotografa debajo de mi almohada. Los das
son eternos, y la soledad no se alivia estado con otras personas. Son mi familia,
Gerard. - Me mir. - Todo lo que anhel poseer y ahora pierdo. Se siente peor que
jugo de limn sobre una herida abierta.

Me sonri. Sonre y un cmodo silencio nos cubri.


Ambos solitarios hacindose compaa...
El tiempo pas y mi hora de encuentro con mi amado locutor lleg. Incluso lo sobrepas y
pude ver desde la cabina del oficial, el auto de Frankie estacionndose.

- Me tengo que ir. Hasta luego.

Dije deprisa al castao, quien slo me sonri, o si intent decirme algo ms, no di tiempo a
que lo hiciera, pues sal y corr por los pasillos hasta la cabina donde ya se encontraba Bob
y dos hombres ms.
Al verme, mi rubio amigo se abri paso entre los hombres de traje y cabellos oscuros.

- Gerard! - y me salud con un clido abrazo. Me pregunt por mi da y yo contest


restndoles importancia al par de hombres que nos miraban intensamente.

Pronto mi voz se apag en el mismo instante en que vi al dueo de mis ilusiones en la

prxima cabina. Sonre a pesar de que l no poda mirarme y Bob al darse cuenta, me
sonri tambin.
Uno de los hombres susurraron algo al odo de Bob, y ste les llev al otro lado hasta
encontrarse con Frank. Vi a mi Frankie siendo sorprendido por los altos hombres y su
rostro sonriendo con falsedad.
Escuch apenas algunas cosas, pero no pude identificarlas para formar una oracin
coherente. Pronto los hombres salieron y Bob se qued hablando con Frank, ste de pronto
volte y me mir. Sonre apenado y l gir su rostro sin dirigirme algn gesto. Bob le dio
un carioso golpe en la mejilla y pronto volva a estar conmigo.
Comenzamos a hablar mientras escuchbamos a Frankie dando inicio al programa. Vea
admirado a mi locutor favorito, y una nueva rutina estaba comenzando.
- < No debas de haber empezado, atraerme, tocarme
No debas de haber dado tanto, yo no s jugar
Me dicen que hoy en da, me dicen que los dems as lo hacen
Yo no soy los dems.
Antes de que nos encariemos, antes de que nos echemos a perder
Es preciso que sepas,
Ir en busca de tu corazn si t te lo llevas a otra parte
Aunque en tus bailes, otros bailen durante horas... (*)>
"Cmo identificarme menos con lo que susurra mi Frank?"
Soy Frank Iero. Los dejo con How Deep Is Your Love, de los Bee Gees. Buenas noches. susurra contra el micrfono. Acaricindolo con suavidad. - Dulces sueos, esto fue
Romance a Media Noche...
Mi dulce sueo se quita los audfonos y mis ojos vuelven a presenciar el recorrido de sus
manos hasta que llegar a acariciar el largo cabello negro.
Me pierdo entre mis propios pensamientos y mis propias preocupaciones.
Poco sent cuando Bob sali de la habitacin, y luego nada sent hasta tener un cuerpo
sobre mi regazo.

- Gerard Way... - dijo mirndome a los ojos. Su voz seductora me atrajo al mundo
de los vivos y conscientes para despus, sentir la molestia acumulacin de calor en
mis mejillas.

- Hola.

- Tienes un nombre muy serio, sabes? - Frank retir con sutileza el cabello que le
impeda la vista de mis ojos y mis manos viajaron a su cintura, acomodndolo mejor
sobre mi cuerpo.

- Me gusta mi nombre. - sonre.

Frank tom mi rostro con sus manos y deposit un pequeo beso en mis labios. Su lengua
acarici mi labio inferior y luego sus dientes mordieron la misma zona, mi boca se abri
ante las atenciones y gustosa recibi la calidez de la lengua de mi Frankie convirtindose
aquel simple toque en un beso apasionado.

- Ven, te quiero llevar a un lugar. - habl Frank con una voz entusiasmada. Se puso
de pie y comenz a andar muy rpido, justo como la primera vez que me trajo a la
estacin.

Abordamos el lujoso auto y mi mente apenas fue capaz de preguntar hacia dnde bamos.

- Es una sorpresa, Gee.

Me haba dicho "Gee". Us un apelativo carioso y lo acompa con una dulce voz
entusiasmada. Frank Iero me tena una sorpresa y todo mi ser se ilusion con la simple idea
de que sta podra ser "una cita".
Sonre. Sent un cosquilleo en mi abdomen y una sensacin de ansiedad que me obligaba a
morderme las uas. La sangre se arremolinaba en mis mejillas y mi rostro arda por tal
motivo.
Temblaban mis piernas y sentirlo al lado mo, conduciendo con extrema concentracin
rumbo a nuestra "primera cita", por muy cursi que sonara, me senta cada vez ms
enamorado. Mi dulce y frgil Frankie... Estara dejando atrs su coraza?
Descend la mirada, y en silencio ped a quien pudiera ayudarme que as fuera.

- Llegamos.

Escuch la voz de Frankie y dej de or el leve murmullo del motor movindose. El auto
estaba detenido y mi locutor se deshaca del cinturn de seguridad.
Era el momento, estaba frente al local, comenzara mi "cita". Mi primera cita con mi amado
Frank.
Elev la vista. Haba una enorme fila de personas.
Un edificio oscuro.
Luces de nen que formaban letras.
"Black Rose".
Letras rojas. Elegantes.
Bajamos, Frank empuj a muchos tomando mi brazo con fuerza, el hombre en la puerta le
dej pasar de inmediato.
No se vea nada. Una oscuridad que se perda en cuanto luces de colores hacan su
aparicin. El olor a tabaco me mareaba, y cuando pude enfocar a m alrededor encontr a
hombres. Hombres bailando con poca ropa. Hombres que se besaban, que se tocaban.
Estaba en un antro gay...
Adis romanticismo. Adis iluso pensamiento de felicidad. Adis sonrojo y nerviosismo.
l sigue siendo Frank, amante del sexo gay. Yo sigo siendo el cobarde y aburrido vendedor
de libros.
Me muestra su "verdad", y s que lo ped. Yo quise saber. Saba que dolera.
Hoy lo compruebo.
Una lgrima resbala cuando pierdo el contacto de su mano apretando mi brazo. Sus labios
se han unido a otros labios, y su cuerpo se mueve al ritmo de un rubio que baila pegado a su
cintura.

La msica estruendosa. El humo y la oscuridad. Las luces centellantes. Mi llanto se pierde


entre todo. El ruido de mi corazn partido no se escucha. Mi silueta se desvanece, y esta
noche comienzo a sufrir de verdad...
"Nunca es suficiente..."
CONTINUAR
1. (*)S que esto me har dao
Romper mi corazn y alma dentro
No quiero vivir esta mentira
Quiero la verdad de ti
Dame la verdad, incluso si esto me hace dao.
The Truth - Good Charlotte
2. (*) Traduccin de la cancin Pour que tu maimes,
la cual se encuentra originalmente en Francs:
Fallait pas commencer m'attirer me toucher
Fallait pas tant donner moi je sais pas jouer
On me dit qu'aujourd'hui, on me dit que les autres font ainsi
Je ne suis pas les autres
Avant que l'on s'attache, avant que l'on se gche
Je veux que tu saches
J'irai chercher ton cur si tu l'emportes ailleurs
Mme si dans tes danses d'autres dansent tes heures
Pour que tu maimes - Il Divo
Notas finales:
Rincn secreto de Umiko
Quise reflejar, en este captulo, una pequea aceptacin por parte de Frank, lo que trae
consigo la ilusin de Gerard, creyendo que la mscara cae poco a poco. Pero lo lleva a ese
lugar, y ahora, Qu pensar Gerard? Una nueva desilusin que cae por cuenta del Seor
Iero.
A partir de aqu, las cosas empezarn a cambiar, en verdad. O bueno, eso creo. Porque
slo tengo una pgina del prximo captulo, y lo que he escrito me ha gustado bastante.
Algo que no esperan de Gee! :D
Pero mejor no les saco dudas, y ustedes esperan a que Actualice!
Me gust mucho la historia de Carlos. Tena que exponer el enorme problema de la
migracin que sufrimos en Mxico por falta de empleos. Creo que no tena nada que ver,
pero a m me gust! xD
...Si, el nombre del Club robado al ttulo de un fic que no se pudo terminar...
*
Gracias, millones de gracias por leer! Creo que no me tardado lo que esperaba,
afortunadamente, as que espero su opinin acerca del nuevo captulo!

Los quiere
- Bienvenido a mi vida, Gerard...
*
12. Captulo 11
Bienvenido
Esa noche comprend que no soy invisible.
Esa noche comprend que las luces de colores hacen olvidar. Las luces y varios tragos de
whisky.
Esa noche comprend que no hay labios como los de Frank. No hay besos, no hay caricias
ni cuerpo como el suyo, pero hay otros disponibles para consolar.
Y despert aqu. En mi cama. Entre unos brazos que no eran los de l, pero que me
sostenan con fuerza. Sent un aroma que no era el mo, que no era el de l, pero se me
antojaba dulce y relajante.
Tuve una noche de sexo. No rpido, y apasionado. No en la sala, la alfombra y en la cocina.
Una noche de sexo en la cama, lento, tierno, cuidadoso.
Una melena rubia se remova entre mi pecho y unos ojos castaos se abrieron con pesadez.
Le mir y sonre. Sus jvenes mejillas se encendieron, liberando un hermoso tono rosado.
Shane. Su nombre es Shane y es un chico de 18 aos. Tmido a un lado de la barra estaba
l. Y yo, triste, perdido, y nuevamente decepcionado. Al verlo, fue como toparme con mi
propia inseguridad. Toda inocencia y ternura, el chico me inspir lo necesario para llevarlo
a mi departamento. l se dej hacer mansamente y mi cuerpo pronto cubri el suyo. Mi
miembro profan su virginal entrada y mi ego pisoteado, se alz cuando gimi mi nombre.
Fue hermoso ser su primera vez. Ser la primera ilusin de alguien.

- Hola. - me sonri. Remov un poco su rubio y largo cabello y sonre.

- Buen da. - contest.

Nos levantamos y nos duchamos juntos. Volv a hacerlo mo y de sus labios volvi a salir
mi nombre en un gemido de completo xtasis llegado el orgasmo.

- Dios... - susurr Shane con la frente apoyada en la pared de mosaico de mi bao.

Sonre y sal. Me sigui. Sequ su cuerpo y senta que tena a mi cuidado a un pequeo
nio. Me hizo dichoso por unas horas. Dulce e inocente. Entregado a m.

- Espero verte alguna vez.

- Yo tambin lo espero, Shane.

Nos dimos un ltimo beso.

- Cudate, Gee.

Y le vi abordar su modesto auto verde oscuro. Increble que un hombre ms de veinte aos
menor que yo posea auto, y yo, temeroso a la vida, no.
Cerr la puerta y me dej caer de nuevo sobre el colchn de mi cama. Una hora ms, slo

una hora e ira a trabajar.


Me arrullo con el silencio. Mis recuerdos se van oscureciendo hasta perderse en algn lugar
de mi mente. Ojos marrones y una maraa de cabello rubio son lo ltimo que veo antes de
caer dormido.
*
Una hora ms.
Me dije a m mismo que ira a mi trabajo en una hora ms, pero cuando abr mis ojos, eran
las dos de la tarde.
Moj mi rostro y corr hacia la librera.
En cuanto gir una calle para ver mi objetivo, la figura de mi madre me sorprendi. Llevaba
entre sus brazos abrazando a su pecho, varias carpetas con papeles que sobresalan de stas.
Estaba de espalda hacia m, y pens que Mikey ya se habra ido, pero no, antes de abrir la
puerta, mi hermano la abri y su mirada me hizo sentir pequeo de repente.

- Gerard! - exclam al verme, obligando que la mujer que antes no notaba mi


presencia, girara con rapidez ante el grito de Mikey.

- Gerard, hijo...

- Hola Donna, hola Mikey. - dije con voz neutra y sin verlos a los ojos. Sus miradas
lanzaban mudos reproches, o al menos, era lo que senta.

- Dnde has estado, idiota?! - Bien. Creo que eso confirma que tenan que
reprocharme algo.

- Mikey, no grites en la calle. Vamos adentro. - y como nio obediente, hice lo que
mi madre indic y entr en la librera.

Nuevamente gritos de Mikey exigindome que le explicara dnde diablos haba estado.

- Y no entiendo el problema. - mir a mi hermano a los ojos. - Yo entro a trabajar en


el turno de la tarde. Estoy en mi horario.

- Te dej tres mensajes en tu contestadora dicindote que tendras que venir en la


maana, porque ya estamos arreglando el segundo local! Pero claro, Gerard Way
no escucha sus mensajes ni est en casa!

- Estaba ocupado. - desvi la mirada.

- ltimamente, siempre lo ests!

No contest. No tena que darle explicaciones a mi hermano, no tena que...

- Estuviste... con Frank? - mi madre por fin habl, y al pronunciar ese nombre slo
pude verla con asombro reflejado en mi rostro.

Negu con la cabeza.

- Gerard, hijo, t no eres as. No abandonas tu trabajo por ir a quin sabe a dnde.

- No salas, hermano. - habl Mikey con voz burlona. - Y eras feliz.

- Cllate Mikey, t no sabes nada de mi vida. - lo mir. Estaba enojado. Muy


enojado. - Siempre he hecho lo que me han pedido, no puedo creer que empiecen a

gritarme slo porque no verifiqu los mensajes en mi contestadora. - me cruc de


brazos.

- Y entonces, dnde estuviste, Gerard?

La voz de mi madre, tan tranquila y hostigadora a la vez. Gir el rostro.


No iba a hablar. Por qu lo hara? Lo comprenderan?
Entenderan que fue una noche "feliz"? Simples instantes de paz, pero buenos recuerdos.
Cmo explicar que con unas copas de ms y luces multicolores me sent ms "normal" que
nunca.
En ese oscuro club no haba forma de ser especial, era simplemente, uno ms. Y eso se
senta realmente muy bien. La msica, los cuerpos hmedos por el sudor...
Era una situacin extraamente agradable.

- No dir nada. - habl al fin, mirando a mi familia. - No les interesa si decido salir
o no, o si era feliz o no, porque ustedes no tienen ni una maldita idea de cmo me
siento cada maana. No tienen idea de lo que es ser como tengo que ser yo. No
tienen idea, as que abandonemos los reclamos, y dganme, como siempre, qu
tengo que hacer!

El aliento se me termin y senta el sonrojo fuertemente abultado en mis mejillas.


Mi madre me vea con ojos fuertemente abiertos, mientras que mi hermano Mikey tena sus
ojos entrecerrados, y los labios formando una mueca disgustada.

- A partir de hoy trabajaras de tiempo completo, ya que Mikey se quedar en el


nuevo local. - dijo Donna mirndome a los ojos. Su cuerpo fue avanzando hacia m
y sus manos quisieron tomar mis mejillas. Me separ. - Gerard... - suspir. - Sabes
que siempre estar contigo, verdad?

- No s a qu viene esto. - dije con fastidio. - Slo he llegado tarde un da, por el
amor de Dios!

Mi madre me sonri con aire melanclico y asinti con la cabeza.

- Cuando vayas al hospital, me avisas para acompaarte. - le di la espalda. Y ah


estaba Donna, recordndome mi condicin. Colocando el dedo sobre la llaga. Saldame a Frank. Y bueno... Te quiero, hijo. - Se acerc a m, y antes de que
pudiera o quisiera evitarlo, mi mejilla izquierda sinti la suavidad de sus labios
dndome un beso. - Nos vamos Mikey.

Mi hermano avanz hacia la salida sin dejar de mirarme, y una vez que Donna hubiera
salido, l recarg su espalda contra la puerta y me dijo:

- No s quin es Frank. - suspir. - No s nada de ti, Gerard, tienes razn. Slo s,


que el Gerard de antes era mi hermano. Ya no s quin es este Gerard.

- Es tu hermano, Mikey. Tu hermano con sueo que lleg tarde al trabajo. Slo eso.

Me acerqu a l y bes sus labios. Mi hermano me tom del cuello y al separarnos,


mantuvo su abrazo.

- Te amo Gerard. Y no quiero que cambies.

"Pero me gusta"
Me muevo sigiloso entre las figuras oscuras, con una naturalidad que me aterra y al mismo
tiempo me sienta bien.
Al ritmo de la msica me topo con rostros desconocidos, que me sonren, que se me
acercan. Que me hacen sentir normal. Igual a todos los dems.
Al ritmo de las luces, veo sus ojos persiguindome como hace das. Ojos esmeralda
baados en suave miel que me vigilan desde el segundo piso. Mirada indescifrable que me
enva en el momento que aquel castao toma mi cuello, repartiendo cortos besos por todo lo
largo de ste.
Estoy aqu, en mi nueva rutina de hace das.
S lo que continuar. Llevar a este hombre al cuarto oscuro al final del pasillo, se pondr
de rodillas y degustar mi miembro a su antojo. Jalar su cabello y apenas lanzar un
gemido de placer cuando me derrame en su boca.
Bienvenido a mi nueva rutina.
Bienvenido a la "normalidad".
Y a pesar de todo, me gusta. Me gusta estar aqu. Me gusta llegar a las diez de la noche,
luego de cerrar la librera e ir a darme un bao. Me gusta cenar nicamente varios pares de
tragos de whisky. Me gusta la increble sorpresa diaria que me trae la vida. Porque, podra
ser que me llevara a alguno a mi casa, o podra ser que no.
Me gusta estar aqu, porque me siento parte de su mundo. Porque s que me vigila, y quiero
que se sienta orgulloso de m. Me gusta que Frank me mire y asienta con la cabeza cada vez
que me ve partir.
Me quedo siempre hasta las tres de la maana. Entro al trabajo a las ocho de la maana y
salgo a las ocho de la noche. Me duele el cuerpo por mi agitada rutina, pero dara lo que
fuera por ver cada noche esa mirada. Ya no escucho el radio, no le encuentro sentido.
Me gusta estar aqu. Sentir la mirada de Frank impactndose contra m.
Me gusta moverme al ritmo de la msica con timidez.
Me gusta sentir el asalto de unas manos sobre mis caderas.
Me gusta el aroma a ron. Me gusta este Gerard.
Me gusta llegar tarde al trabajo y que Mikey me vigile, que grite y me exija. Me gusta estar
demasiado enfermo para darle una respuesta, y me encanta cuando se va derrotado, bufando
por la irresponsabilidad de su hermano.
Me canso, pero no me aburro. Conocer el significado de la palabra "libre" no tena
influencia en m. Ahora me siento libre sin querer saber el significado. Slo s, que me
siento as.

- Nos vamos? - escucho una voz. Desciendo la mirada y veo la melena castaa y
rizada. No tengo un "tipo" de hombre, mi cuerpo acepta con gusto al desconocido
que decida acercarse.

- S. Vamos a mi casa. - lamo su mejilla y el se sujeta de mi cuello.

Elevo la vista. Ah est. Mi Frankie vigilndome. Ya es la una y media de la maana. Mira

el abrazo que me brinda el de cabello castao y slo asiente con la cabeza, en un gesto
desconocido para m. No s si est de acuerdo, si me da su aprobacin, su permiso no
pedido o su apoyo moral, pero me encanta que me vea. Amo su mirada, su sonrisa de medio
lado y el brillo en su rostro.
"Si no puedes con el enemigo, nete"
Sonro y nos vamos de ah. Una nueva oportunidad para recordar.
Le dir mi nombre y l gemir durante todo el acto. Justo como a m me gusta.
No s en qu momento dej de ser como era antes.
No s en qu momento las luces de colores se convirtieron en mis amigas.
No s por qu no me interesa escucharlo.
No s por qu no me interesa que me hable.
Ya no s ni quin soy, ni me preocupa algo.
He roto la rutina. He cambiado.
Fue muy rpido. Me preocupa estarme traicionando a m mismo. A mi personalidad.
... si es que alguna vez tuve una.
No pasa que sabes tanto de ti que te aburres?
No pasa que sientes que nada pasa contigo?
Y yo s que todos esos hombres no son Frank. Pero me he mantenido una semana sin verle,
siendo consolado en otros brazos y escuchando la voz de desconocidos que gimen mi
nombre.
Y yo s que tenerlos en mi cama no me har olvidar el amor por mi Frank. Y ahora s, que
no puedo reclamar nada.
Lo amo. Lo sigo amando, y a pesar de todo lo seguir haciendo. Pero, cmo no caer
rendido ante esta resplandeciente vida? Te absorbe. Te apasiona. Te envicia.
Soy igual a los dems. Soy normal. Soy visible.
Things have changed for me, and that's okay.
I feel the same (*)
*
Bostezo nuevamente. Son las diez de la maana y tengo apenas quince minutos en la
librera. Recargo mi cabeza contra el mostrador y cierro los ojos, sintiendo las lgrimas
derramarse sobre mis mejillas.
Tengo sueo. Mucho sueo, a decir verdad.
Tuve una divertida noche con dos chicos que resultaron primos.
Sonro ante mis recuerdos.
Pero la maldita campana hace su aparicin y me deja ver a un hombre de mediana edad.
Traje negro y lentes con armazn rojo. Mir fastidiado a mi cliente, esperando que tomara
un libro, me pagara y poder seguir recargndome sobre el mostrador. Pero las mil veces
maldita y estpida campana son nuevamente. Gir mi rostro fastidiado, y lo vi.

Con unos jeans desgastados, sudadera negra y una hermosa sonrisa. Sincera y brillante.
El hombre de traje al final, no compr nada y mi nuevo invitado aprovech el momento en
que sali para colocar el pasador a la puerta y bajar las cortinas.
Me puse de pie para encararlo. Slo nos mirbamos. O al menos, eso haca yo. Mirando sus
labios que se antojaban framente deliciosos.
Tantos hombres slo me dejaban con ms ganas, con ganas de Frank, pero mi cobarda y mi
frgil orgullo preferan alejarme. Tal vez, intentar pagar con la misma moneda, pero slo
me arrastr a su mundo, donde fui "feliz".
Pero fui feliz porque l estaba ah.
Sonre con timidez. Baj la mirada. El Gerard de siempre sala a flote con su presencia,
intimidndome, acosndome. Seducindome...
Su cuerpo se abalanz contra el mo, apresndome contra el mostrador. Lanc un pequeo
gemido de dolor, pero sus labios callaron cualquier otro sonido que no fuera el de nuestras
bocas colisionando y nuestras lenguas movindose.
Lo tom del cabello, l ci sus manos a mi cintura y sent que haba llegado a mi oasis en
el Desierto.
Beb de Frank como el ms sediento de los hombres y me hund en las profundidades de su
clida boca. Era mi refugio. Mi lugar seguro.
Besarlo fue como entender, nuevamente, que l es todo lo que necesito para ser feliz, para
despertar, para sentir...
La pasin nos vuelve a desnudar
Porque sin ti yo no se vivir

- Frank!

- Gerard!

Gritamos al unsono. Vctimas de un intenso orgasmo, resguardados entre las paredes de


esta librera. Lo miro. Sonrojado, hmedo y jadeante.
Piel sobre piel
El alma calma su sed(*)

- Te amo. - susurro mirndolo a los ojos. No s qu pasar, pero no puedo cerrar mis
ojos sin habrselo dicho. Frgil valenta. Tengo que aprovecharla.

- Bienvenido. - desciende su rostro hasta colocar sus labios contra la piel de mi


oreja. - Bienvenido a mi vida, Gerard...

Su aliento me acaricia. Su voz arrulla.


Cierro los ojos con una sonrisa...
CONTINUAR
1. (*) Las cosas han cambiado para m
y eso est bien.
Siento lo mismo.
That Green Gentleman - Panic at the Disco

2. (*) Fragmentos de la cancin


La vida Sin Amor - Il Divo
. . . Qu signific en verdad ese "bienvenido"?
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Tarn! Un Gerard diferente!! No? Se lo imaginaban?
Qu les pareci?
Quiero aclarar que Gee es ACTIVO con todos, excepto con Frankie, por supuesto! ^^
Captulo pequeito, pero afortunadamente, ya tengo listo el siguiente!
*
Aww! Agradezco sus firmas. Ya respond a cada uno de sus comentarios, y nuevamente
agradezco a mis lectores annimos! Los quiero!
Notas finales:
"Ser acaso que, Frankie, estabas celoso?"
*
13. Captulo 12
Celoso
Bienvenido?
Qu hermosa palabra. Nunca me imagin lo que esta simple palabra escrita sobre los
tapetes en la entrada de las casas pudiera hacer en m.
Porque Frank Iero me invit a su vida, me recibi gustoso y mi ser no termina de
asimilarlo. Qu signific en verdad ese "bienvenido"?
Me pregunt luego de verlo partir. Se visit en silencio y bes mis labios por ltima vez.
No pregunt. No hablamos. Mi garganta se cierra frente a l y mi cerebro no funciona.
"Estragos del amor" me digo a m mismo como consuelo.
En cualquier caso, no hemos tenido tiempo de aclararlo, simplemente me siento feliz
porque ya llevamos tres das de "Bienvenida". Nos vemos en Black Rose a las dos de la
maana. Justo cuando Frank termina su programa, juntos buscamos vctimas, pero yo ya no
le encuentro el sentido si lo tengo a mi lado.
Slo me dejo llevar al cuarto oscuro por peticin suya. Slo dejo que tomen mi miembro
con la boca para que l me vea gemir con suavidad.
Luego tomamos unas copas, bailamos un poco ms y vamos a su departamento.
Nos perdemos en cadenciosas caricias y hacemos el amor hasta al amanecer.
Pero tengo que entrar temprano a trabajar, y siempre salgo antes de que l abra los ojos.
Llego a mi departamento y me meto con todo y ropa al agua fra con el fin de despertarme.
Duermo apenas unas horas al da y las ojeras que cubren mis ojos son ms que visibles.
Un deplorable estado fsico que no permite el paso a la imaginacin sobre mi estado
anmico. Estoy tan feliz que duele. Tan enamorado que me da rabia pensar todo el da en l.

Estoy tan vulnerable...

- Gerard, Mrate! - mi madre acaba de entrar y yo tengo que dejar mi obra de arte
en tinta azul.

- Donna me has asustado!

Mi madre toma mis mejillas y besa mi frente.

- Te ves horrible, hijo.

- Yo tambin te quiero, mami. - contesto y nuevamente me dejo caer sobre la silla


de madera.

- Cundo irs al hospital?

- Fui hace unos das. - miento.

- Te dije que me avisaras.

Elev mis hombros y le negu la vista. No quera ir al hospital. Ya no ms. Mis dosis eran
semanales, y an me quedaba bastante factor como para otro mes. No haba caso ir a hacer
ms pruebas. Me s cuidar. Me puedo cuidar.
No quiero decepcionarme ms.

- Cmo ests?

La miraba. Evaluador. No tena intencin en comentarle nada, pero mi boca no coordina, y


siempre olvido pensar antes de hablar.

- Bien, volv a encontrarme con Frank, y soy muy feliz.

Supongo que necesitaba decrselo a alguien. Pero mi madre no reaccion de la mejor forma,
y sin despedirse, simplemente sali.
Suspir. Me he alejado de todo, de todos.
En poco tiempo... todo se volvi... tan diferente...
"Y al final... valdr la pena?"

- Hola, Gee! - Lleg abriendo la puerta con emocin, haciendo que sta impactara
contra la pared. Salt un poco de mi silla de madera, y apenas levantar la vista, tuve
a Frank sentado encima de m con una pierna en cada costado de mi cuerpo y sus
manos detrs de mi cuello.

- Frankie... - sonre. l tambin lo hizo y luego me bes.

- Odio cuando me dicen Frankie. - explic cuando nuestras frentes estaban unidas y
el roce entre la nariz del uno y el otro era constante. - Bob me llama as para
molestarme. Pero que t lo digas es...

- No dejar de llamarte as aunque me lo pidieras.

- No te lo iba a pedir.

Sonre y lo volv a besar. Su voz se me antojaba tan tierna e inocente, con un toque de
entusiasmo no confirmado, pero que brillaba en esos redondos ojitos resplandecientes. Lo
abrac de la cintura y lo recargu mejor sobre m. Tener su cuerpo sobre el mo era una

clida y excitante sensacin.


Envueltos en un apretado abrazo, nos quedamos los siguientes instantes. l apoyando su
cabeza en mi hombro, y yo hundiendo el rostro en su cuello, aspirando su aroma y sintiendo
su suave pecho elevarse al comps de su respiracin tranquila.

- Quiero que me acompaes. - susurr de repente.

- A dnde? Cundo?

- Ahora. A una reunin con mi socio y jefe. - suspir. - Es hoy a las seis de la tarde.
Me dijeron que era para confirmar mi cambio de horario.

Me separ de l y lo mir a los ojos.

- S. Pens en cambiarme de horario, y realizar un nuevo programa en la maana,


algo de trabajo creativo por las tardes, y, Romance a media noche slo los fines de
semana...

Mi pecho quera explotar. Ansiosas las mariposas queran salir de mi interior, pero el
impedimento de mi piel slo haca que sintiera su revoloteo hacindome rer de felicidad.
Mis ojos brillaban con pequeos destellos.

- Gerard? Qu pasa?

Negu con la cabeza.


Para mi perturbada mente era un alivio que hubiera tomado esa decisin.
Para mi terco corazn significaba que era la oportunidad para estar juntos.
Mi maltratada esperanza tuvo la idea, tal vez errnea, de que lo haba hecho por m, para
que nuestros horarios concordaran. Pero el motivo no importa, slo importa que l est
conmigo, y de eso, me encargar yo.

- Eres asombroso. - sonre abrazndome a su cuello, jalndolo ms contra mi


cuerpo. - Y te quiero, Frankie.

- Cllate...

Nos volvimos a besar. Lucha entre lenguas, labios y saliva.


Manos que se aferraban al cuerpo del otro, alientos mezclados y respiraciones aceleradas.
He entendido el juego de Frank. No hay palabras cursis que valgan, lo mejor son las
acciones.
"Con acciones, aydame a entender qu es lo que sientes por m"

- Cario!

Nuevamente la puerta se abre estrepitosa. Y Frank aparta sus labios de los mos, pero su
cuerpo sigue estando sobre m, y sus manos continan acariciando mi espalda.
La campana deja de sonar y Ray asfixia su sonrisa al encontrarme en tal "postura".

- Oh... Hola... Ray. - desvi la mirada. Dej caer mis brazos a cada lado de la silla y
sent la acumulacin de sangre en mis mejillas.

- l es Ray? - susurr mi pelinegro locutor abrazndose, extraamente, ms a m.

Asent con la cabeza.

- l es Frank? - volv a asentir con la cabeza y pronto me sent fuera de lugar.

Ray se acerc ms a nosotros y Frank se apret ms a m sin dejar de ver a mi alto amigo.
Mi mejor amigo lo miraba con desprecio, mientras que Frankie corresponda la mirada
lanzndole l una de fastidio y algo que se me antoj como asco cuando hizo aquella
torcedura de labios.

- Nos vamos, Gee? - habl de pronto el hombre que ocupaba mi regazo.

Frank restreg su nariz contra mi mejilla, rompiendo el contacto de miradas y haciendo que
mi cara ardiera ms de vergenza, pues Ray no dejaba de mirarme con aquel gesto de
reproche.

- S, em... me... me dejas ponerme de pie?

- Oh! - exclam con inocencia y se puso de pie. - Lo siento, Gee. - sonri.

No entenda. Y preferira seguir abrazado a l, pero Ray me miraba con rabia, y Frank no
tardaba en corresponder por m aquella mirada. Frank jams se portaba tan carioso o
tierno conmigo...

- Vamos, Gee... - tom mi mano. Entrelazar nuestros dedos fue como una corriente
elctrica que se apoder de todo mi cuerpo. Mis piernas temblaron y mi garganta se
cerr.

- Frank... - temblaba. - No... no puedo irme... no puedo dejar la... librera...

- Por favor... - solt mi mano y se aferr a mi chaqueta. - Slo por hoy. Te pagar
el da que perders por mi culpa!

Mis mejillas se encendieron. Sent cerrarse mis puos y desvi la mirada. Pagarme?
Quin cree que soy?
Me alej de ese contacto.

- Gerard...

Mir en direccin a esa voz. Ah estaba Ray. Mi amigo. Mi gran amigo. Mi mejor amigo.

- Ray... - susurr... Po...podras cuidar la librera por m? - sonre con encanto y


Ray me tom del cuello.

- Tonto!! no me pidas eso! - tom sus brazos para que no me asfixiara.

- Ray...

- no me lo pidas para darle gusto a l! No lo hagas!

- Gerard es mayor para tomar sus propias decisiones. - de pie. A nuestro lado, Frank
habl. Sus ojos almendrados brillaban con pasin. Pronto las manos de Ray
abandonaron mi cuello, resbalando por mi pecho. - Yo soy parte de su vida, y ni t,
ni nadie, lo va a poder evitar.

Una sonrisa de autosuficiencia, y fue todo lo que Ray necesit para alejarse de m y
abalanzarse sobre Frank con el puo cerrado. Intent alcanzarlo. Frank intent esquivarlo.
Pero un fuerte puetazo se clav en el pmulo izquierdo de Frankie, justo debajo de su ojo.

- Ray! - grit con un montn de sentimientos arremolinndose en mi garganta. Mi


voz se quebr y mis piernas reaccionaron corriendo a su lado. Frank mantena su
mano en la mejilla lastimada y con la mirada en el suelo. Al querer tocarlo, l tom
mi rostro antes y limpi mis lgrimas. - Frank... - susurr mirndolo con ojos
apenados. Vi la marca roja manchando el perfecto rostro, y las ganas de mandar al
diablo a todo y a todos regresaron.

- Hey... no llores. - limpi mi rostro. - Quieres que nos vayamos?

Asent con la cabeza. No quera estar ah, con Ray, con el amigo que no entiende que
daando a la persona que amo, me daa a m.

- Gerard...

- Ray...

Nos miramos unos instantes, y pronto sent la mano de Frank ceirse contra la ma.

- Gerard, yo, lo siento, pero...

- Podras cerrar la librera por m? - pregunt con una sonrisa. No quera


quebrarme ms. No quera odiarlo. No podra.

- S.

- Nos vemos, Ray.

- Hasta luego.

Y me bes en la mejilla. Un inocente beso que me hizo sentir culpable y traicionado a la


vez.
Sal tomado de su mano. Abord el coche y l me cerr la puerta.
Cuando ya estaba en marcha el motor, sent la cada de una silenciosa lgrima.
Qu haba sido aquello?
Mir a Frank, tan absorto y concentrado en continuar conduciendo. Por qu se comport
tan atento conmigo frente a Ray? Por qu fue tan tierno?
Por qu me querr llevar a m?
Iramos a un evento con su jefe, que no debera de ir su pareja?
Pareja?
Yo... Pareja de Frank Iero.
Sonro.

- Tu amigo es un caverncola, y no slo por el cabello. - dice sin mirarme. - Me


doli bastante.

Baj la mirada.

- Ray... es un poco agresivo. Lo siento.

- Agresivo y celoso. - frunci el ceo.

- Ce...celoso...? - murmuro ms para m que para mi acompaante.

"Ser acaso que, Frankie, estabas celoso?"


Entiendo el comportamiento de mi amigo. Para l, mi locutor es una mierda hecha ser
humano. Pero l... qu motivos tena para ponerse as? Por qu el enfrentamiento de
miradas al saber que era Ray quien estaba frente a nosotros?

- Ce-lo-so...

Re divertido con suavidad.

- Celoso... - murmur.
*

Llegamos a un hermoso saln en color perla. Y al instante de poner un pie ah, me sent
increblemente intimidado y mal vestido. Aunque Frank estaba en igual de condiciones que
yo, segua manteniendo la misma seguridad admirable de siempre.

- Yo... - susurr dejando de caminar.

- ah?

- Me siento fuera de lugar... - baj la mirada.

- Frente a estos tipos? Gerard, en comparacin a ellos eres magnfico. A


comparacin de mucha gente, lo eres.

Eso fue un cumplido, verdad?


Mi mente me puede engaar y hacerme alucinar, pero Frank sonre y s que todo es verdad.
Sonro de vuelta y camino junto a l con confianza.
Muchos hombres se acercan a Frank, los saluda con cortesa y poco a poco se va alejando
de m. Se pierde entre murmullos y figuras difusas, y yo me quedo esttico de pie al lado de
la puerta mirando embobado el mundo al que pertenece mi Frankie. Hombres de traje que
toman champaa, mujeres con largos vestidos y ancianos con elegantes cigarros en sus
labios. Murmullos y risas ahogadas. Todo un mundo de apariencia y falsedad.
Pero Frank resalta. Con jeans y el pelo desordenado, Frank luce ms imponente y hermoso
que cualquier otro. Desciendo la mirada y suspiro. Qu hago aqu? Lo mejor que podra
hacer sera salir de aqu y encerrarme en mi departamento hasta que sea hora de ir a Black
Rose. Pero no me atrevo.
Fragilidad...
Mi eterna amiga, cmplice y enemiga.
Una copa se posa frente a m. El champn burbujeante luce un tono dorado y fro. Una
mano tatuada me la ofrece, y con prisa tomo la copa. Frank surge de mi espalda y una
mirada aburrida es lo nico que distingo.
Me propongo hablar y pedirle que nos vayamos, preparo mi mirada dolida, pero una voz a
mi espalda se me adelanta.

- Frank Iero! Qu bueno que decidiste venir. En un momento es el nombramiento


oficial del nuevo programa, y bueno, te necesitamos all arriba.

Gir y vi a un hombre de edad media, de barba y bigote. Ojos marrones y cabello negro
rizado. Una gran masa corporal sobresaliendo de su elegante pantaln azul y corbata

amarilla.

- Bien, iremos en seguida, Jake.

- Oh, Traes pareja? - el hombre me mir con burla. - Jacob McGregor, pero me
puedes llamar Jake. - ofreci su mano. La tom y estrech por instantes.

- l es Gerard.

- Gerard Way. - Rectifiqu yo despus de la sorpresa inicial de escuchar a Frank


pronunciar mi nombre frente a alguien. Se sinti tan... bien...
> - Quin es?
- Nadie <

Qu lejanos e irreales sonaban aquellas palabras en el nido de mis recuerdos...

- Vaya, es una gran sorpresa ver a Frankie con pareja.

- Yo...

- Cllate. - murmur con voz seria el locutor. Me solt del saludo y vi la cara
sonrojada de mi Frankie y el ceo fruncido. - No tienes que preparar un discurso,
Jake?

El hombre se fue asintiendo. No s si porque el discurso resultaba muy importante, o,


porque como yo, temi de la mirada glida que lanzaba el pelinegro.
Pas la noche y Frank recibi su nombramiento como locutor oficial. Presentaron nuevos
programas e ideas para la estacin. Al final, mi cuerpo ya tena cinco copas con champaa
en el cuerpo y un aburrimiento total. Cuando Frank por fin baj del escenario, se acerc a
m con una sonrisa, y sin importarle los elegantemente vestidos presentes, me tom de la
cintura y me bes. Respond con inconsciencia, como cada vez que sus labios me tomaban,
y en cuanto nuestra respiracin falt, apenas unos milmetros nos separamos.

- Vamos a Black Rose. - no fue pregunta, fue una afirmacin, pero de igual manera
asent con la mirada.

Al separarnos, todas las miradas se centraban en nosotros. Mi rostro se puso rojo de


vergenza y baj la mirada con temor. Escuchaba sus ofensas y las lgrimas queran salir.
Pero sent una tibieza. Su brazo atraves mi cuerpo y cubri mis hombros. Frank miraba en
todas direcciones mientras abrazaba con mayor fuerza mi cuerpo contra el suyo.
Un pie afuera del saln, y mi tacto le quem, o eso pens pues me alej de l con
brusquedad. Abord el coche y mientras nos dirigamos a ese intoxicante club, mi mente
pensaba en Frank, para variar.
> Vaya, es una gran sorpresa ver a Frankie con pareja. <
Pareja.
Acabbamos de comportarnos como una pareja?
Cuando Frank est rodeado de personas se comporta de un modo muy distinto conmigo. Es
atento, tierno, caballeroso y sin vergenza.
Cuando estamos solos, no me habla, apenas y me mira. No me toca ms que para hacerme
el amor.

Por qu tiene que mostrrselo a los dems y no a m?


Por qu me teme? Por qu me miente?
"Soy parte de una de sus mil farsas?'"
Vamos a su departamento.
Desnudos en su habitacin gimo su nombre mientras l embiste con fuerza. Las gotas de
sudor resbalan por su frente y sus labios me sonren.
Mantengo los ojos entrecerrados. No me permite que los cierre.
Un ltimo grito y camos en xtasis.

- A esto yo le llamo celebrar...

Su voz cnica. Su horrible risita hipcrita.


Maldito Frank Iero farsante.
"Soy el entretenimiento gratis?"
Y a pesar de todo, igual que un mosquito siguiendo a la luz, te seguir sin importar si me
llevas a la ruina...
No s, no s, no s
Cunto sabes de m
Pero dejo que me puedas
Y permito que me lleves
Poco importa lo que hagas de m (*)
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Te Digo Amor - Miguel Bos
Pieza de gran valor para m.
Lloro, ro, grito... Y no puedo
hacer otra cosa que no sea
amarla totalmente! ^^
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
La aceptacin y demostracin de sentimientos, se est dando con pasos tranquilos.
Pequeos movimientos pausados. Se perciben?
Es una verdadera satisfaccin, tener escrito ya el prximo captulo. As les puedo
adelantar un poquito y dejarles con la intriga! :D Espero poder llegar a la recta final. No
me gustan los fics largos...
*
- Frank... t... bueno... T has sido honesto conmigo?
*

14. Captulo 13
Entrevista
Una vez, le acerca de Alejandro Magno. Deca que un hombre como l, no crea en el valor
de las palabras, que al final de todo, simplemente importaban las acciones que sobresalan
sobre las falsas frases.
Una vez, escuch cmo mi padre llama a madre "Intil, estpida, Puta". Al da siguiente,
lleg con un enorme ramo de rosas rojas, una sonrisa tatuada en su rostro y brindando
millones de besos. Que sus acciones fueran romnticas, implicaba que la amaba a pesar de
sus palabras?
"Qu pesa ms? El decir Te Amo, o demostrarlo?"
Despert a su lado. Mi Frankie roncaba con la boca abierta, estando boca abajo y abrazando
la almohada debajo de su cabeza. Pronto seran las ocho de la maana, y la rutina tena que
comenzar, pero necesito palabras, porque me he enamorado de su boca, y si todo lo que de
ella ha salido, son slo mentiras, necesito escucharlo. Necesito ver sus ojos y crermelo;
necesito ver el cinismo en su mirada y despreciar su sonrisa de medio lado.
Lo remuevo un poco.

- Frank. - susurro a su odo.

Mi amado locutor emite un gruido y da la vuelta, acostndose de lado. Sonro. S que


estar de mal humor, pero necesito saber. Y tiene que ser ahora, antes de que mi Frgil
valenta se extinga por completo.

- Frank... quiero hablar contigo.

- Maana. - murmur somnoliento. Suspir. Entiendo que sea exageradamente


temprano para l, que quiera dormir, yo igual, pero necesito hacerlo.

- No, Frank. Ahora. - lo tomo del brazo y lo hago girar para que quede con la
espalda contra el colchn.

- Maldita sea, Gerard, qu diablos quieres?!

- Quiero hablar contigo.

Baj la mirada. De rodillas sobre la cama esperaba su respuesta. No importaba cul fuera,
slo quera escuchar su voz, slo eso...
Escuch cmo Frank suspiraba. Sent su movimiento, revoloteando sobre las sbanas
enredadas entre sus piernas, y pronto percib su mano elevando mi mentn. Mi cabello cay
a cada lado de mi rostro. Mechones oscuros cubrieron mis ojos y mis mejillas, ocultando un
poco, pero muy poco, el molesto sonrojo en mis mejillas.
Recib un beso en los labios que apenas y pude corresponder. Separ el cabello de mi cara y
mantuvo sus manos acunando mi rostro. Su mirada somnolienta haba dado paso a una
resplandeciente y altamente despierta.

- Dime. De qu quieres hablar?

- De... De... - Por qu no puedo mirarle a los ojos? Me intimida. Me acorrala. Me


seduce.

Es intencional?

Prefieres que calle?


Niego con la cabeza y cierro los ojos. Disipando dudas. Alejando malos e innecesarios
pensamientos que slo planten duda. En este momento, lo que menos debo de hacer, es
dudar.
Sus manos caen a cada costado de su cuerpo, y es como si por fin pudiera respirar.

- Quiero hablar de nosotros. - habl por fin. Palabras concretas. Frase dicha sin
titubeos y mirndolo con desafo.

No me quebrara. No me rendira.
Tengo que saber.

- De nosotros? - pregunt burln. Su cuerpo se arrastr hasta que su espalda choc


contra la cabecera de la cama, sin pudor alguno mostr su cuerpo desnudo,
recordndome que yo tambin estaba en igualdad de condiciones. Se ri de m
cuando intent cubrirme con la sbana, y en cambio, me la quit y la arroj al suelo.
- No crees que ya visto tu cuerpo desnudo antes? Adems, yo tambin tengo uno,
mira, aqu. - y el muy sin vergenza llev mi mano hacia su pene. - Lo ves?

Retir mi mano, sonrojado y sorprendido al mismo tiempo por su actitud despreocupada.


Siempre sorprendindome. Siempre ignorndome.

- Eres increble, Gerard. A pesar de todo, sigues poseyendo una timidez imborrable.
Un aura inocente. - me sonri y tom con la palma de su mano, mi mejilla.

Podra perderme en la inmensidad de la luz que adorna sus ojos. Podra debatir toda mi vida
sobre el color de sus orbes redondos. Podra admirar su forma y encontrar mil razones por
las que sus pestaas son tan hermosas. Podra.
Incluso, he intentado, pero el mundo de los concientes me llama. Una pequea voz en mi
interior me susurra que no hay tiempo, que no me puedo dejar hipnotizar, que hay
preguntas, que anhelo respuestas.
Suspir. Pidiendo a mi fuerza de voluntad, hiciera mejor su trabajo, exigiendo a mi razn
que dejar de escuchar consejos hormonales y empezar la entrevista.

- Frank... t... bueno... T has sido honesto conmigo?

Una buena pregunta. Perfecta para empezar la ronda de preguntas y respuestas. Rpidas y
directas, no titubeos, no sonrojos, no nervios ni hormonas.
Concentracin, Gerard...
Yo permaneca de rodillas sobre el colchn, Frankie segua recargando su espalda contra la
cabecera, una mano en su regazo y la otra sujetando su nuca.
Me mir escptico, incluso analtico, y dndome algunos segundos de suspenso, procedi a
cerrar los ojos antes de contestar.

- Yo soy brutalmente honesto, Gerard. - abri sus ojos. Esmeraldas intimidantes que
me miraban con seriedad. - Jams miento, o engao. Hago lo que quiero hacer en el
momento, y digo todo como es.

Asent la con la cabeza, mord mi labio inferior pensando en mi siguiente paso. Difcil creer
que no me hubiera engaado, comportndose de dos maneras distintas en presencia y

ausencia de personas. Tal vez no fuera un engao, y yo no sepa la verdadera razn para el
comportamiento de Frank. Quera saber tantas cosas que las preguntas se hacan un
remolino en mi cabeza, rebotando de un lado para otro.

- Yo tambin lo he sido, siempre. - le digo sin atreverme a mirarle.

- Lo s. No te lo estoy preguntando, ni lo pongo en duda. - contesta con voz suave,


tan tranquila como si estuviramos charlando del clima o de un programa de
televisin.

- Yo... Frank... quiero saber de ti. Quiero... ser... tu amigo.

- Imposible, Gerard. - lo mir sorprendido. Me rechazaba?

Baj la mirada. Deba suponerlo, despus de todo, si no cree en el amor, por qu habra de
creer en una amistad ntima y sincera?

- Nosotros somos amantes.

Lo mir. Su mirada brillante, su sonrisa sincera.


Me ruboric como no lo haba hecho en mi vida, vi todo mi cuerpo sonrojado y percib el
sudor que corra por mi frente y mis manos.
Amante.
Mi mente viaj hacia el momento en que aburrido, abra un diccionario y trataba de
aprenderme todas las palabras empezadas con la letra A. Amante fue una definicin fcil de
recordar.
Amante. Que ama, o llmese a s a una persona con la que se mantienen relaciones sexuales
fuera del matrimonio.

- Amantes... - susurr y vi cmo Frankie ampli ms su sonrisa. - No te burles! grit ofendido, sintiendo el nerviosismo apoderarse de m y mi vergenza salir a
flote en este ambiente que se antojaba, levemente tenso.

- No me burlo. Sonro porque me das... ternura...

- Como si una mente como la tuya supiera lo que es eso... - murmuro con los brazos
cruzados y la sangre an abultada en mis mejillas.

- Sabes qu? Haremos algo, t preguntas, y yo respondo. Sin reproches, sin


arrepentimientos

- Y sin disculpas. - Termino la frase clebre y lo veo sonrer con, orgullo?

Frankie asiente con la cabeza y me pide le pregunte lo que yo desee.

- Bien. - suspiro. - Dime tu nombre completo.

- Frank Anthony Thomas Iero Pricolo.

- Qu edad tienes, Frank?

- 26, seor. - me sonri de lado. - Y t?

- 31. - murmur no muy contento con la pregunta. No me gustaba hablar de mi


edad, porque inmediatamente llegaban comentarios como...

- Vaya! Luces mucho ms joven. Seguro que es por no salir en las noches, o en el
da con el sol.

Sonre tratando de disipar los malos recuerdos en cuanto a comentarios acerca de mi edad.

- Estudiaste? - pregunt y l agit su cabeza de arriba a bajo.

- Estudios ejecutivos y administrativos, relaciones pblicas y contadura general en


una de las mejores universidades de New York, todo para trabajar en la radio
difusora de papi, pero me gust ms ser "obrero" que supervisor.

Re un poco. Me coloqu boca abajo, con las manos sujetando mi rostro, y en silencio
admir la forma en que encenda un cigarro para llevrselo a la boca.
Aspir y luego me ofreci. Negu con la cabeza.

- Eres poeta?

- Soy lucrativo.

Me qued en silencio. Sopesando sus palabras y tratando de devolver sus respuestas con
ingeniosas frases.

- Gerard, el amor, los desnudos y el sexo venden. Si quera un programa con


audiencia, tena que darle a mi pblico algo ms que saludos y canciones. - dej
salir el humo y cruz las piernas. - As que comenc con lo de la poesa y funcion.
Montones y montones de adolescentes llamaban al programa dicindome que mis
palabras les haban encantado, y todo se fue dando...

- En qu te inspiras?

Elev los hombros y dej caer la ceniza del cigarrillo en un cenicero de cristal que se
encontraba en el bur al lado de la cama.

- En canciones, en cosas comunes que le ocurren a las personas, en el amor,


desamor, despedidas, consuelos, amores no correspondidos. Lo normal.

- Pero, no crees en nada de lo que has escrito?

- Yo creo que son tonteras y que las personas no deberan de hacer drama por eso.

- Te has enamorado?

Casi imperceptible, un pequeo sonrojo y el desvo incmodo de una mirada.

- Lo tomar como un s. - sonre y asent con la cabeza. - Te rompieron el corazn?

Tir el cigarro. Cruz los brazos y buf girando su cabeza en direccin contraria en donde
estaba yo.

- Ya veo... por eso no te enamoras. Es comprensible. Pero, sabes? Cuando uno se


enamora es tan feliz y tan desgraciado al mismo tiempo, todo dependiendo de la
otra persona, si no funciona con una, siempre habr ms, y, adems...

- Sigue preguntando. - me interrumpi mirndome a los ojos. Su rostro tena una


mueca de visible dolor e incomodidad.

Me hinqu frente a l.

- Yo no voy a lastimarte. - habl con los ojos fijos en los de l. Susurr con suavidad

las palabras y rogu porque me creyera, porque aquella frase ha sido lo ms sincero
que ha salido de mi boca en lo que llevo de vida. Jams lo lastimara. Jams.
Me sent a horcajadas sobre ese cuerpo. Nuestros miembros se rozaron con casualidad y
sus manos se aferraron a mi cintura.

- Cuntame cundo fue tu primera vez. - dije sonrindole y abrazndome a su


cuello.

- Fue cuando tena 14 aos. Estaba en secundaria y no era muy buen estudiante.
Yo... Yo tena un tutor cinco aos mayor que me estaba ayudando a aprobar
Historia, era alto, con el cabello negro. - sus dedos acariciaron mis mechones
desordenados de cabello azabache. - tena la piel ligeramente bronceada, y jugaba
ftbol en la Universidad. - su mano derecha acariciaba mi pecho, mientras que la
izquierda haca crculos en mi espalda.

- S. - me amold mejor en su cuerpo, sintiendo como su pene comenzaba a


endurecerse.

- Y l... tena unos ojos verdes... preciosos. Y yo estaba tan... caliente... - mov mis
caderas hacia delante con suavidad, una friccin que se hizo inevitable y
obligndolo a gemir con sorpresa.

Era increble el magnetismo que posea su cuerpo sobre el mo, estando juntos no podamos
evitar tocarnos, querer ser uno y dejarnos poseer por la lujuria. Pecado, s, lo s, he ir al
infierno, pero con l detrs de m. Juntos hasta despus de muertos.

- Dime ms. - susurr a su odo abrazndome con ms fuerza a l.

- Antes de empezar a averiguar quin diablos era George Washington. - continu su


relato, mientras yo segua movindome casi imperceptiblemente. - Met mi mano
debajo de la mesa y comenc a acariciar su pene.

- ah s? Cmo lo hacas? - susurr contra su mejilla.

- As. - tom mi ereccin entre sus manos y la acarici suavemente, de arriba a bajo.

Me arquee de placer y gem de satisfaccin. Sus manos estaban fras, creando el matiz
perfecto con mi cuerpo envuelto en llamas.

- Luego, desabroch su pantaln, y l me puso de pie. Me empuj hasta tirarme en


el suelo y comenz a quitarme la ropa. Yo no dejaba de jadear al sentir sus manos
sobre mi piel, no poda pensar, slo senta el placer devorar mi cuerpo poco a poco.

- Frank! - gem extasiado. Su voz y sus manos eran la combinacin perfecta para
otorgar el mximo placer. Me recost sobre la cama y esta vez, l qued sobre m,
completamente al mando, como siempre.

- Bes mi pecho y yo gema su nombre.

- Frank! - a cada hecho relatado, Frank lo haca, sus labios devoraban mis pezones
con delicadeza.

- Luego, tom con su boca mi ereccin. - Y Frank lo hizo, no pude hacer ms que
gritar en xtasis. - Despus, abri mis piernas, las coloc sobre mis hombros y entr
en m sin ninguna preparacin.

Mi locutor sonri. Antes de hacer aquello que narraba, primero tom un condn de su
cajn, se lo coloc, y finalmente, entr en m.
Su suave juego me tena al borde.

- Como era mi primera vez, con unas simples embestidas, me derram. Pero l
sigui empujando, y empujando, fuerte, rpido. Senta que me parta en dos.

- Ah, ah, ah! Ah!! Frank! - con localizacin sorpresivamente acertada, embesta
contra ese punto en mi interior que me haca retorcerme de goce.

- Y cuando se derram, sent su semilla quemndome las entraas, clido y cido a


la vez.

Unas cuantas embestidas ms y explot sin ser tocado. Frank se convulsion un poco
despus de m. Sudoroso y jadeante, mi pecho lo recibi y mis brazos rodearon su espalda.

- Desde entonces, no he sido pasivo. - susurr hundido en la tranquilidad que nos


brinda el estado post-orgasmo.

Sintindome completamente laxo, sonre y acarici su cabello.

- Me sigues amando? - pregunt de repente, saliendo de m y arrojando el condn


en el cesto de la basura. Se puso de pie y coloc su ropa interior. - A pesar de que ya
te has enterado de que el poeta es una farsa, sigues enamorado de quin dijo esas
palabras sin sentido?

- Para m tienen sentido. - me sent. - Y no eres una farsa, Vlad. - sonre. Simplemente, as eres t. Pero nadie ha podido ver ms all del nombre, o ms all
de la fama. Yo te entiendo. Y jams te lastimar.

Sus ojos brillaban, sus labios se curveaban en una tmida sonrisa nunca antes vista por m.
Se sent a mi lado, y bes con suavidad mis labios. Slo un contacto inocente. Slo labios
contra labios en un reconocimiento general.

- Cuando te encontr en ese bao. - nuestras frentes permanecieron juntas, y


nuestras dedos entrelazados, aferrndonos a las manos del otro. - Cuando supe que
eras t y que habas tenido sexo con ese tipo, pens...

- Qu deseabas ser ese imbcil?

- No! - sonre. - Bueno, s, pero lo pens despus. Primero pens que nuestro
encuentro, la forma en que te conoc... haba sido perfecta...

Frank volvi a besar mis labios.

- Luego, cuando te vi con el tipo aquel, aqu en tu departamento, t... - descend la


mirada. La imagen se haba quedado grabada para m, y recordarlo era como
recordar el da ms cruel y ms amargo de mi vida. - Pens que mentas, que eras
una farsa, pero slo eres un ser humano con muchas capas. No hay verdades
absolutas, tu verdad se basa en la capa donde te encuentres.

Frank solt mi mano. Sus dedos tomaron mi mentn con decisin, y de igual manera,
irguieron mi rostro cado.

- Eres un terco. Nunca te rindes?

Negu con la cabeza. - No ante algo que en verdad me importe. - mord su mejilla y l
comenz a rer.
He escuchado hermosas canciones, tranquilas y romnticas melodas; me he perdido en la
sensacin de paz que me brinda el sonido de un piano o una flauta dulce, pero jams haba
escuchado un sonido ms bello que su risa. Carcajadas joviales y sinceras. Dulce meloda
que alegra mi alma y me hace sonrer.
Mi pecho se hincha de orgullo al verme culpable de esa muestra de felicidad.
"Deseo estar siempre contigo. Para hacerte rer muchas veces ms..."

- Tienes que ir a trabajar.

- Qu aburrido!

Frankie comienza a rer de nuevo.


"Has sentido que necesitas llorar por lo feliz que te encuentras?"

- Puedo hacer una ltima pregunta?

- Claro. - se pone de pie, buscando su ropa.

- Por qu yo?

Frank dej de caminar por la habitacin. Dej de colocarse el pantaln y se concentr


simplemente en m. Ojos centellantes ante los mos que lo miraban con adoracin infinita.
Con amor devoto.

- Por qu t, qu?

- Nunca repites de conquista, por qu a m no te desagrad verme desde el


principio? Por qu yo?

- Esa misma pregunta te la podra hacer yo. Por qu entre todas las personas te
enamoraste de m?

Nos miramos en silencio. Yo sentado sobre la cama, l de pie, colocndose con dificultad
los jeans.

- Porque... - titubeo. Cierro los ojos y reno mis fuerzas guardadas bajo candado. Porque eres adictivo, Frank. Porque entre ms me alejo de ti, ms te anhelo, porque,
como una droga, me haces dao, pero no puedo huir, ya eres parte de m.

- Supongo que t tambin, eres adictivo.

- Te hago dao? - pregunto preocupado.

Niega con la cabeza. Su cuerpo desciende lo justo para prodigarme un precioso beso en los
labios. Precioso. De qu otra forma describir al movimiento de sus labios sobre los mos?
Se mueven acaricindome, sus dientes seducindome, y su lengua devorndome,
terminando por concretar lo que ya es ms que obvio.
Soy suyo.

- Frankie... - mi respiracin se normaliza de poco a poco. - Somos... pareja?

Por fin lanzo la pregunta que ronda por mi cabeza. Por fin me atrevo, y tal vez, por fin
obtenga una respuesta.

- Te has sobrepasado. Dijiste que slo haras una pregunta, as que no tengo por qu
contestar.

- Frank!

- Gerard... - su mano toma la ma para ponerme de pie frente a l. Sus manos viajan
a mi espalda y me empujan hacia su pecho desnudo en un electrizante abrazo.

Y me tengo que conformar con eso? Simplemente tengo que olvidar porque he recibido
ese perturbador y absorbente abrazo?
Puedo soportar la duda, desistir en mis intentos por abrir el caparazn a cambio del
sentimiento de calidez?
Puedo vivir slo con este recuerdo?
Por el momento, s...
Mi amado Vlad. Mi hermoso locutor de corazn frgil.
Cmo te atreves a preguntar el por qu te amo?
Te amo porque eres t. Porque cada pedazo libre de la coraza que dejas ver, me llena de
dicha, y te amo ms. Porque s, mi vengativo Vlad, que un oscuro pasado te persigue y slo
quieres olvidar. Porque yo mismo comprob que las luces de colores son buenos
somnferos y los muchachitos de ocasin perfectas compaas.
Te amo porque el amor va ms all del querer, amar es comprender.
Y yo te comprendo.
Y yo te ayudar a sanar.
Y yo, jams te lastimar.
Lo juro.
Lo juro otra vez.
Todas las ocasiones necesarias para que en tus ojitos vea esa chispa de felicidad perdida
cada vez que hablas del amor.
"Por ti ser ms fuerte que el destino,
por ti ser tu hroe ante el dolor.
Yo sin ti, estaba tan perdido,
por ti ser, mejor de lo que soy(*)"
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Por ti Ser - Il Divo
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Demostraciones cortas y discretas, pero presentes. A Frankie le rompieron el corazn y
teme ser lastimado de nuevo, a pesar de todo, Caer ante la tierna personalidad de Gee?
Que alguien me diga, quin no lo hara!!! xD

Oh, y quiero compartir con ustedes una pic enviada por la buena amiga Sora/Ana Pansy!
*-* Te quiero nenaaa! Mil millones por la fotoo!!!
Con ustedes, Frankie estilo Fragile!
Aqu
Jajajaja! A m me encant! xD
No crean que me he olvidado que Gerard tiene hemofilia. En el siguiente captulo, ser
difcil de olvidar! ^^
No les encanta que las deje con la intriga?
...
*
Saludos, besos, y montones de buenos deseos para ustedes! Me hacen muy feliz leyendo y
comentando esta historia!!
Les quiere:
-Umiko

Ser que acaso Frank an le quiere? Ser acaso que an le duele?


*
15. Captulo 14
Sangrando
Mi vida por un poco de alcohol!
Mi cabeza por algo de algodn, o por lo menos, un poco de papel higinico. Aunque, es un
alivio que me haya dado cuenta de la falta de ste antes de desear ir al bao...
"Estpido abrecartas"
Aburrido, como ya es costumbre en este empleo, giraba un abrecartas plateado sobre el
mostrador, pero, en vez de tomarlo por el mango, puse mi mano sobre la cuchilla, y para mi
buena fortuna, slo mi dedo ndice se clav sobre la punta de ste.
Estpido abrecartas.
Estpido Gerard por poner a girar como nio pequeo, un objeto punzo cortante.
Estpido por llamar estpido a un simple abrecartas.
Es un pequeo orificio en la punta de mi dedo, pero no tengo nada con qu hacer presin
para detener el sangrado, as que, elevo mi dedo y veo con fastidio cmo la sangre cae
lenta y tortuosamente a lo largo de mi mueca, poco a poco, gota a gota emanando de mi
interior.
Siento la prdida de una calidez existente en m, y poco a poco comienzo a sentir mi mundo
girar. Y todo, por una simple herida en la punta del dedo.
Frgil, me llamo a m mismo y me obligo a aguantar. Justo cuando mi ndice se elevaba
hacia mi boca como una ltima opcin, la campana son y una melena abultada y rizada
fue lo primero que vi.

Ray lleg hasta m y en silencio nos miramos.

- S que ests molesto conmigo, as que he venido a disculparme.

Mi amigo descendi la mirada castaa y sus puos se cieron sobre los costados de su
pantaln de mezclilla azul marino.

- Espera. - dije sorprendido. - Ray, un momento que no he entendido, Has usado la


palabra molesto y disclpame en la misma oracin? Y hablando de nosotros? negu con la cabeza. - Yo jams me enojara contigo, y t jams debers
disculparte. - sonre tratando de transmitir calidez a mi apagado amigo.

No pareca aquel hombre risueo quien siempre me causaba un paro cardaco con sus
sorpresivas llegadas, su rostro plido y sus ojos sin el brillo enternecedor era todo lo que
haba.

- Ray, no te disculpes. Entiendo que intentabas protegerme, como siempre. -sonre


nuevamente y sta vez mi gesto fue medio correspondido, antes de que la mirada
marrn descendiera nuevamente hasta llegar a mi mano manchada de elxir rojo de
la vida.

- Gerard! - exclam tomando mi mano entre las suyas. - Pero qu pas?

- Una pequea herida. - trat de explicar.

- Te la has lavado?

- S, y me he quedado en el chorro varios segundos, pero vuelve a salir.

Ray sac de su bolsillo trasero una pequea bolsita plstica de donde extrajo un pauelo
desechable y lo enred en mi dedo, haciendo que el pauelo pronto se tiera de rojo.

- Es mucha sangre para una pequea herida, no crees?

- S bueno, me hace falta vitamina K, supongo. - dije restndole importancia. - No


te preocupes, comer ms peras. - sonre y mi amigo termin con sus dudas.

No s qu diablos sea la Vitamina K, fue la primer letra que se me ocurri, y mucho menos
s si se encuentra o no en las peras, pero fue el primer alimento que se me antoj. De igual
forma, mi amigo no es doctor, y qued convencido con mi explicacin.

- De igual forma, promteme que irs con un mdico.

- Lo prometo. - Y elev mi mano derecha con decisin.

- Gerard, de verdad lo siento pero...

- Y vuelves con lo mismo. - rodee mis ojos en un gesto de fastidio.

- Pero Gerard, entiende que has cambiado, y eso nos preocupa a todos.

- As que Donna y Mikey te dijeron que vinieras a verme ayer, no?

Mi amigo asinti con la cabeza.

- Entiende que estn preocupados por ti.

- Lo entiendo. - Sonre reuniendo toda mi paciencia y comprensin. - Dile a mi


adorable familia, que los amo, y que siempre sern parte fundamental en mi vida,
pero he dejado de ser un nio hace mucho tiempo, y s tomar mis decisiones.

- Slo intentan cuidarte de ese desgraciado que tanto dao te ha hecho...

Suspir. Cansado, hastiado, tan devastado.

- Frank no me ha prometido nada, ni me ha dado alas para creer que algn da llegue
a enamorarse de m, me deja estar a su lado, por alguna estpida razn que
desconozco, y eso est bien para m. - Cerr los ojos y sent las lgrimas mojando y
a la misma vez, quemando la piel de mis mejillas. - Soy yo el estpido enamorado
que se conforma con la limosna de sus besos sin compromisos o juramentos de
amor. l no tiene la culpa de que yo sea un imbcil y me haya enamorado. l... es...
mi todo, Ray. Y necesito, que por lo menos t lo entiendas, y me apoyes. No me
dejes solo.

Mi cuerpo se convulsionaba, y mi mano no lastimada, intentaba limpiar las necias gotas


saladas. Pronto sent las palmas de Ray sujetando mi rostro.

- Desde que te he conocido te he cuidado, Gerard. Y lo seguir haciendo. - sonri. cuando te hagan llorar, yo te consolar, cuando ya no aguantes mas, yo te sostendr,
cuando sientas que ya no puedes ms, podrs, porque yo estar a tu lado, y siempre
ser as, pero no quiero que te quiebren. No quiero que te humillen, no quiero verte
llorando frente a mi puerta.

- Ray... - suspir cerrando los ojos.

- Y lo que menos deseo, es que otro te quiera cuidar. - abr con sorpresa mis ojos
para fijarme en su rostro que haca un mohn de disgusto. - Slo... deseo que a pesar
de todo, y a pesar de todos, sigas siendo Mi Gerard. El Gerard que siempre va a
necesitar mi ayuda, el Gerard que desea que lo ayude... Slo quiero que seas mi
mejor amigo.

Sus labios se impactaron contra mi frente y mis brazos salieron disparados para rodear su
espalda.

- Brindo por la amistad eterna... - susurro a su odo y siento los brazos de mi amigo
ceirse ms a mi cuerpo.

Qu diferente hubiera sido mi historia si mis sentimientos pudieran haber elegido a Ray
como su motivo de inspiracin, o, por lo menos, alguien como Ray.
Pero dicen que en el corazn no se manda, y no hay frase ms cierta, porque de todas las
personas "buenas" y que menos dao me podran haber hecho, mis sentimientos se enfocan
en el hombre ms cnico y fro que haba tenido la oportunidad de conocer.
Tal vez no hubiera sufrido. Tal vez a estas alturas podra tener una nocin de lo que es
felicidad. Tal vez hubiera sido igual, no lo s.
Slo s, que mi destino no fue amar a Ray, de esa forma, y lo agradezco, porque de otra
manera, no tendra la seguridad de poder decir: "Juntos para Siempre".

- Te quiero mucho, Ray...


*

Al irse Ray, corr hasta la farmacia a un par de cuadras. La muchacha que atenda el local
luci impactada al ver el pauelo manchado con sangre, y de buena manera se ofreci a
ayudarme desinfectando la herida y colocando una cinta alrededor de mi dedo.

Nuevamente part, pero esta vez, tom un taxi amarillo.


Cuando descend, el portero ya me reciba con una sonrisa que no tard en corresponder.
Caminaba pensando en Ray, en Mikey y Donna, resumiendo en mi familia. S que he
cambiado, que incluso, me he alejado, pero, Es tan malo cambiar?
Cmo pueden asegurar que no era as antes? Tal vez me haba ocultado, tal vez mi capa
principal sea slo una farsa.
Tal vez, todos seamos una farsa...
Elevo mi rostro al escuchar unos pequeos gritos. Una mujer de vestido rosa carga dos
bolsas con el Logo de una tienda comercial, parecen pesadas, y la mujer intenta caminar
con ellas, pero sus elegantes zapatos se doblan, y observo mientras me acerco con rapidez,
que el delgadsimo tacn de las zapatillas sale volando, as como la mujer que deja caer las
bolsas, y yo, en mi intento por realizar una buena accin durante ese da, trato de evitar su
cada, y la de las bolsas, pero slo consigo sostener a la mujer que logra empujarme a m
tambin para caer sentado con el regordete cuerpo sobre el mo.
Mi mano cae sobre el piso, y siento pronto una punzada en mi mueca. Gimo para despus
mirar al piso y descubrir cmo un pedazo de vidrio se ha encajado en la piel de mi mueca.
Nuevamente, gimo de dolor y de sorpresa.
Definitivamente, este da, no ha sido mi da.

- Oh lo siento tanto! - exclam la mujer de cabello rubio. Se puso de pie, y me


ayud a hacer lo mismo, pero, con inconciencia, ofrec mi mano lastimada, y pronto
pudo ver el largo camino de sangre que descenda hasta mi codo, manchando mi
chaqueta de mezclilla. - Ests sangrando!

"Valiente observacin", me dije a m mismo y suspir sosteniendo mi mueca. El corte


haba sido poco profundo, pero el largo de la herida era escalofriante, atravesando mis
venas que no dejaban de emanar lquido rojizo.

- Tenemos que llevarte a un hospital! - exclam la rubia con desesperacin.

- Tranquila, seora. - dije tratando de sonrer. - Estoy... bien...

- Entonces, permteme curarte. - me mir. Sus ojos eran de un color marrn opaco,
rodeados por pequeas telaraas a causa de la edad.

Sonre y asent con la cabeza. Para mi buena fortuna, su departamento estaba en el primer
nivel.

- Mi nombre es Elizabeth. - Dijo mientras abra la puerta.

Entramos y yo me qued impresionado con la decoracin antigua y en colores dorados.


Elegantes muebles de un estilo romntico y con estampados florales.

- Gerard. - Respond despus de haber admirado su sala.

- Muchas gracias por intentar ayudarme, Gerard. Ahora, esprame en el comedor y


en seguida regreso.

La voz de Elizabeth se me antojaba dulce, calmada y maternal. Incluso, podra llegar a


recordarme a Helena.
Poco pude admirar "La ltima cena", rodeada por un precioso y enorme marco dorado,

cuando Elizabeth lleg con una botella transparente y una bolsa con algodn. A estas
alturas, mi mueca estaba empapada en lquido rojo y la habitacin comenzaba a girar de
prisa.
Sin hablar, dcilmente ofrec mi mano, y con gentileza la mujer comenz a curarme.

- Ay! - grit al sentir el lquido limpiar mi herida. Elizabeth sopl un poco y me


sonri.

- Tranquilo, eso fue todo.

Asent y mir mi mueca. Una marca rojiza atravesaba el punto exacto donde se
encontraban mis venas.

- Me permite su bao? - susurr sin despegar la mirada de mis heridas. La misma


mano, lastimada primero en el dedo, y ahora en la mueca.

- Claro, Gerard, en el fondo de aquel pasillo. - me seal el lugar, y pronto entr.


Cuando Elizabeth pronunciaba mi nombre, un escalofro recorra mi cuerpo.

Me mir en el espejo que se encontraba sobre el lavado. Mi rostro plido y el terrible dolor
de cabeza... Suspire. Extraje del bolsillo de mi chamarra, un pequeo frasquito de plstico
transparente.
Con esta enfermedad, no es recomendable salir sin una dosis extra de Factor
Antihemoflico.
Si tan slo tuviera una jeringa...
Sal del bao derrotado. Tal vez exagere y con esta curacin sea ms que suficiente. Ir al
departamento de Frank y me olvidar de estos percances, pero antes de que sonra por mi
magnfico plan, siento algo recorrer mi mano, desciendo la vista y un pequeo hilo de
sangre resbala lentamente por todo lo largo de mis dedos hasta impactarse contra la fina
alfombra.
Lanzo un gemido de dolor y preocupacin por haber arruinado una alfombra tan bonita.

- Gerard ests bien? - Elizabeth llega hasta m y yo slo niego con la cabeza. Me
siento tan apenado que me han dado ganas de llorar.

Llorar de rabia por culpa de esta maldita enfermedad.

- Gerard sigues sangrando...

Asent con la cabeza sin dejar de mirar la pequea mancha que arruinaba el perfecto tono
beige de la alfombra.

- Lo siento mucho...

- No importa, dime, qu pasa?

- Yo... tengo hemofilia. - confes por primera vez a un desconocido. Realmente, se


sinti muy bien.

- Oh...

- Tengo factor Antihemoflico, que equivale a mi medicina o tratamiento. Dejara de


sangrar, pero la administracin es va intravenosa y con una aguja muy delgada y
especial. - Levant la mirada y mis ojos seencontraron con los suyos. Mi rostro se

reflej en el opaco caf de su mirar. - Lo siento mucho.

- Necesitars una aguja como de un catter? - Me pregunta con una sonrisa.

En primera instancia, me sorprend. Pronto asent con la cabeza y la mujer me tom de la


mano, dirigindome a una habitacin completamente oscura.
Encendi la luz y haba una cama vaca, varios aparatos de hospital y fotos cubriendo las
paredes.
Pronto me ofreci muchos tipos de jeringas y prepar el material asptico.

- Si gustas, yo puedo inyectarte. - me ofreci.

Us una liga como torniquete improvisado, y apenas si sent el piquete.


El lquido se acab y por fin me sent completamente seguro y aliviado.

- Mi esposo acaba de morir. - dijo Elizabeth. Ambos nos encontrbamos sentados


sobre el colchn. - Esta era la habitacin donde se encontraba. Nunca le gustaron los
hospitales. Creo que a nadie le gustan, pero l... dijo que jams morira en uno. mostr una sonrisa melanclica. - Y no lo hizo...

Me mir. Le mir.
En unos minutos estbamos conversando sobre mi enfermedad, mi familia, su empleo como
restauradora de pinturas y el de su marido como arquitecto. Se haban casado haca apenas
seis aos ya que su esposo Louis no era partcipe de ceremonias o contratos, pero ya tenan
toda una vida juntos. No tuvieron hijos y ahora Elizabeth se senta sola.
Su forma de hablar, y comportarse ante la vida, realmente me recordaba a mi amada abuela,
as que cuando le expliqu que ya tena que irme, y cuando me ofreci volver a verla, no
dud en decir que s al instante.

- Nos vemos entonces, Gerard. - bes mi mejilla y sal de ah.

Realmente... se senta... Como la abuela...


La extrao. La necesito, tanto...
*
Sub las escaleras mientras acomodaba mejor la venda que cubra el contorno de mi
mueca, llegu frente a su puerta, y luego de dos toques, me recibi con una sonrisa y un
olor penetrante a humo.

- Huele a quemado?

La felicidad de Frank decay, y pronto su sonrisa fue transformada en una cara de sorpresa,
y sin darme el paso, sali corriendo hacia la cocina.

- Se quem! - grit Frankie tirando algo que se vea pastoso y oscuro en el bote
para la basura.

- Intentabas cocinar? - pregunt en un tono de burla mientras me quitaba la


chaqueta y la dejaba sobre el respaldo del sof. - Qu pas con la cocinera?

- La desped. No me gustaba su comida, y ya me haba aburrido. Despus de


trabajar fui a la lavandera e intent cocinar, pero mejor espero hasta la cena.

Comenc a rer y Frank por fin se acerc a m para cogerme de la cintura y darme un beso
en los labios.

- Te burlas acaso? - pregunt sujetndome con fuerza y sonriendo de medio lado.

- De usted? - sonre. - Jams! - y agit mi rostro negando, haciendo que mi cabello


volara y ocultara la mayor parte de mi rostro.

Frank comenz a rer, separ mi cabello y bes mi nariz, mis mejillas, mis prpados, y yo
comenc a dar pequeas carcajadas de felicidad. Nunca me haba tratado con tanta
confianza, cario y ternura.
Cada da, haba algo nuevo por descubrir a su lado. Era atrayente, enigmtico.
Completamente hipnotizante...

- Vamos a comprar la cena. - me dijo separndose de m y yendo por mi chaqueta.

Demasiado tarde intent advertirle, pues ahora la mirada almendrada del locutor observaba
sorprendido la mancha rojiza sobre la mezclilla azul.

- Gerard... qu...

Su mirada comenz a escanear mi cuerpo, hasta que lleg a mi mueca y vio mi vendaje, la
tom con cuidado, y bes mi dedo ndice an rodeado con una cinta blanca.

- Qu pas?

- Me... ca... - expliqu sonrojado. Sintindome completamente vulnerable ante sus


caballerosas atenciones.

- Ests bien?

Asent con la cabeza.

- Bien, entonces, vayamos por la cena. Invit a alguien.

- Vendr alguien a cenar?

- Piensas que no tengo amigos? - sonri.

- No es eso... aunque s, a veces lo pienso.

- No todos tenemos un afro-amigo.

Abri la puerta y salimos caminando uno al lado del otro.

- Y quienes son? - pregunt para dar un giro a lo que se me antojaba una posible
incmoda conversacin.

- Un... - detuvo su andar justo antes de llegar a las escaleras. - Un...

Me detuve, gir y lo mir. Frank estaba con el rostro agachado y las mejillas encendidas.
Pude ver un leve temblor en su cuerpo y sus puos ceidos con fuerza.

- Es... fue... alguien muy importante para m...

- Eran algo as como pareja? - Intent adivinar.

- Algo as... pero l... - Frank gir su rostro junto a todo su cuerpo, dndome la
espalda. - l... - suspir. - No importa.

- l te rompi el corazn? - escuch a Frank tomar aire sorpresivamente. - l es el


culpable de que ya no creas en el amor?

- Fue a buscarme a la estacin, y l mismo se invit a mi departamento, para


recordar los viejos tiempos, segn l...

- Frank...

- Viene con su prometido. - aclar y comenz a bajar las escaleras.

As que conocera al hombre que destruy el corazn de Frank...


Suspir. Ser que acaso Frank an le quiere? Ser acaso que an le duele?
Me apresur para llegar a su lado, y al momento de hacerlo, unos dedos tmidamente y sin
hacer presin se entrelazaron con los mos, acariciando la venda enredada sobre mi
mueca. Intent retener una mirada de mi locutor, pero l slo miraba al frente sin soltar el
amarre de nuestras manos ni siquiera cuando estuvimos fuera del edificio.
"Vives, alimentando con pequeos detalles, el inmenso amor que siento por ti.
Vivo, en un mundo alimentado con sobredosis de fe, porque algn da me puedas
corresponder. Con pequeos gestos, me confundes y me alientas a la vez, para continuar
con esta locura, con esta batalla entre raciocinio y el amor.
Vivo para ti y para tus extraas acciones.
Vivo para descubrir tus secretos e inundarme en tus sorpresas.
Vivo por ti, Frank Iero. Vivo, para que nadie te haga dao, a partir de ahora.
CONTINUAR
(*) No hay Cancin! ^^
Slo para aclarar:
La Vitamina K se conoce como la vitamina de la coagulacin,
porque sin ella la sangre no coagulara.
Adems, algunos estudios indican que ayuda a
mantener los huesos fuertes durante la vejez.
Se encuentra en verdudas verdes, cereales, hgado... Las peras
contienen esta vitamina, pero no son fuente principal.
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Oooh! Pequeas dramticas! ^^
Las he decepcionado? O se han sentido aliviadas?
Espero saber su opinin!
*
Oh, y quiero un sign! O un dibujo, o algo para ponerlo en mi Fotolog! ^^
Que todava no abro! xD Aww, pero que ser genial, porque se me acaba de ocurrir! *-*
Pueden enviarlos en un comentario o a esta direccin: umiko_zel@yahoo.com Les sugiero
que slo enven lo que quieran enviar, NO me agreguen al MSN porque NUNCA uso este
correo ms que para ver mi correo! ^^

Dejen lo que sea su voluntad para enviar xD para m o con motivo de mis fics! Y pueden
dejar su Metro, Fotolog, Space, o lo que sea que tengan para hacerles promocin! *-*
Ok, ok? Muchas gracias!!!!!!
"An le quieres, verdad?"
*
16. Captulo 15
Pasado
Regresamos al departamento cargando bolsas repletas de comida China. El trayecto fue
silencioso, y nuestras manos estuvieron unidas cada vez que Frank as lo solicitaba.

- Ir a darme un bao. - dijo mi locutor estrella y justo en ese momento record el


estado de mis prendas manchadas de sangre.

- S. - susurr quitndome la chaqueta de mezclilla. Mi suter negro tambin estaba


manchado, e incluso, el pantaln un poco en el costado.

- Debimos comprar algo de ropa nueva para ti. - Elev el rostro mirndolo con
sorpresa. Comprar ropa para m? Cmo si nadara en dinero!

- Est bien... Es slo que... no quiero dar una mala impresin a tus invitados. - Y era
muy cierto. Despus de todo, conocera al hombre que hizo pedazos el corazn de
Frank, dejando eternas secuelas.

- Te has visto en un espejo? - Me sonri. - Jams daras una mala impresin.

Y la clida sonrisa permaneci el perfecto rostro, manchado de un color obscuro por el


golpe de Ray sobre su mejilla. Cada vez que vea esa mancha, senta deseos de tomar a mi
mejor amigo del cuello y ahorcarlo hasta dejarlo de un lindo tono prpura, porque, despus
de todo, haba arruinado la perfeccin.
Sent la calidez arremolinndose sobre mis mejillas, y pronto entend que me encontraba
sonrojado ante el cumplido.
Impredecible, as era Frank. Impredeciblemente tom nuevamente mi mano lastimada con
sutileza, y recorrimos las escaleras con rapidez.

- Qu pasa, a dnde vamos? - pregunt agitado por la velocidad a la que iba


Frankie.

- Tenemos una hora antes de que lleguen. Tiempo justo para ir de compras. - sonri
y yo tambin lo hice pues su sonrisa iluminaba el mundo y haca palpitar mi
corazn desbocadamente. Hermosa sensacin...

Con rapidez abordamos el automvil. Con rapidez llegamos a la tienda, y con rapidez Frank
comenz a tomar prendas con algo que se asemejaba mucho a la desesperacin despus de
que le indicara mi talla tanto en pantalones, como en camisas.
Desapareci frente a m en cuestin de segundos, y una vez que lo encontrara, lo
identifiqu frente a una linda chica de cabello castao quien sostena una montaa de ropa,
la cual comenzaba marcar con una pistola de lser.

- Frank...

l no contest. Ni siquiera tuvo la delicadeza de mirarme a los ojos, simplemente segua


sonriendo a la joven cajera. Cruc entonces mis brazos contra mi pecho, y pacientemente
esper a que la mujer terminara de empaquetar el montn de ropa a la que Frankie se hizo
acreedor. Cogi alrededor de cuatro bolsas y sali sin siquiera mirarme. Lgicamente, tuve
que correr detrs de l.
Apenas y me sent a su lado, el motor arranc y nuestra pltica se hizo inexistente hasta
que llegamos frente al edificio.
Frank carg las bolsas mientras arrojaba la llave del coche al portero para que acomodara el
lujoso auto en la cochera subterrnea. Sub las escaleras y me aferr a su brazo con mi
mueca lastimada, como un gesto al que me haba acostumbrado minutos antes cuando se
aferraba a mi mano.
Al entrar en el departamento, las bolsas fueron innecesarias cuando la ropa cay sobre el
sof italiano. El locutor comenz a combinar prendas, y por fin, me ofreci un bulto
conformado por varias prendas difciles de distinguir.

- Vamos a baarnos, y despus te pones esto.

Tom el cambio y camin siendo empujado de mi brazo con suavidad, escuchando una
suave risa.
Momentos como ste, me hacan caer en un abismo de confusin y de sentimientos
encontrados ante el extrao comportamiento de mi Frank. Confundido me dej guiar hasta
el bao, y confundido escuch el agua de la regadera caer.
Quera disfrutar el tiempo que tuviera a solas con l, pero al mismo tiempo me preguntaba
por qu se comportaba como lo haca.
Tpica conducta humana el buscar siempre un por qu, no?
Elev mi mirada y al ver su cuerpo desnudo y empapado, poca importancia le di al por qu
y deprisa comenc a desnudarme. Consiguiendo apenas un respiro ante su cinismo y
frialdad, no me poda poner a cuestionarme acerca de la vida y los ciclos lunares mientras
su cuerpo se moja con el agua de la regadera.
Entr en el cubculo transparente y sus labios recibieron clidamente a los mos. Sus manos
se encargaron de cubrir con jabn mi espalda y mi pecho sin deshacer el contacto entre
nuestras lenguas. Traviesas, sent cmo se deslizaban hasta mis muslos para volver a subir a
mi abdomen.

- No... - dej de besarme. - No tardarn en llegar.

Asent, convencido de que aquel hombre que en unos minutos cruzara la puerta, en verdad
era una figura importante para mi amado locutor, de otra forma, Por qu motivo
rechazara una sesin de sexo bajo el agua?
...
La ropa que haba elegido Frank para m, me pareca cara y de tela delicada, a pesar de mi
poco conocimiento en el mundo de la moda. Mientras vea a mi amado colocarse la
chamarra de cuero negro, yo batallaba por colocar correctamente el chaleco obscuro con
pequeos botones que me lo dificultaban todo. En un intento por abotonarlos, sent un dolor
punzante en mi mueca, y entend que me haba lastimado. Lanc un pequeo gemido de

dolor que no fue ignorado por mi compaero de cuarto.

- Ests bien? - dej de arreglar el largo mechn de cabello negro para colocarse
frente a m.

- Los botones son pequeos, y me he lastimado la mueca. - explico algo apenado y


elevando un poco mi mano lastimada.

- Eres un nio... - murmura divertido abrochndome los botones restantes. - Sabes


hacer un nudo de corbata?

Niego con la cabeza. De hecho, jams he usado una. Lo ms formal que he usado en mi
vida, haba sido el pantaln de lana negro con el suter del mismo tono para el funeral de la
abuela.
Frank sonri y coloc la corbata color vino alrededor de su cuello. Haciendo giros y pases
extraos, logr hacer un nudo perfecto, y quitndosela con rapidez, me la coloc a m y
estuvo acomodndola, escondiendo la punta dentro del chaleco negro.

- Causar una buena impresin? - gir mostrando mi atuendo y sonriendo orgulloso


como un nio mostrando a su padre un juguete nuevo.

- Definitivamente. - respondi y bes mis labios colocando sus manos sobre mi


cintura.

Luca esa noche un pantaln de delicada tela en color negro, una camisa de manga larga de
suave seda en tono blanco, un chaleco cubra mi pecho combinando a la perfeccin con el
pantaln, y la corbata color vino terminaba mi elegante vestuario. Frank me haba prestado
unos zapatos negros que brillaban mucho, y mi cabello fue alborotado con una crema que
ola a naranja.
Frankie en cambio, vesta completamente de negro. Pantalones de mezclilla que se cean
con preciosidad sobre sus estrechas caderas, una chamarra de cuero ajustada hasta el
comienzo del cuello, y una bufanda negra alrededor de ste que sobresala. Sus manos
estaban abrigadas por guantes que dejaban salir sus dedos, usaba tenis y un adorable gorrito
negro.
El molesto timbre hizo su aparicin, el ntimo abrazo en el que estbamos sumergidos, se
perdi en aquel instante.

- Deben ser ellos. - susurr Frank acercndose a la puerta, pero antes de intentar
abrirla, se giro a verme. - Ests listo?

Listo? Para qu?


Para conocer al hombre que destroz el corazn del hombre que amo?
Listo para presentarme ante un hombre fro y sin escrpulos?
Listo para encontrar la ocasin perfecta a fin de enterrarle un palillo de madera en el
ojo?

- Listo. - sonre limpiamente.


*

Qu alguien me regae por juzgar antes de conocer!

Qu alguien me abofetee por adelantarme a los hechos y crear en mi mente una imagen
acerca de un hombre abominable.
Que alguien me diga que ese hombre de mirada tierna no rompi el corazn de Frank.
Errneamente imagin una mirada fra, y cnica, pero slo he visto calidez y dulzura.
Errneamente imagin una sonrisa burlona, pero slo veo la tierna y sincera.
Errneamente... Todo ha sido un error, porque aquel chico de cabello castao me resulta
una persona realmente agradable, dejando ver con obviedad el intenso amor que profesa
hacia el hombre de cabello negro que le acompaa.

- Frank, sabes que no me gusta la comida china! - Exclama el castao una vez que
pasamos al comedor.

- Oh, seguramente lo olvid. - dijo el locutor sosteniendo su cabeza con una mano.

Durante su estancia, Frank haba evitado entablar una verdadera conversacin con la pareja
recin llegada. Luego de las presentaciones pasamos a comer.

- Pero bueno, eso no importa, a Brendon le encanta. - dijo entusiasmado dndole de


comer a su novio una empanada cocida.

- Me alegro. - contest Frankie con sarcasmo.

- Puedo prepararte algo, Ryan. - dije yo ponindome de pie.

Aunque sea difcil de creer, soy un gran cocinero, y bueno, ser mi intento por tratar de
impresionarlos.

- No es necesario Gerard. - habl Ryan con una sonrisa. - Muchas gracias.

- Desde cundo son pareja? - pregunt Brendon tomando la mano de su novio


sobre la mesa. - Viven juntos?

- Nosotros... - empec a hablar, pero fui interrumpido.

- Hace dos meses. - declar Frank, tomndome de la mano y obligndome a


sentarme.

Vi la sonrisa que la pareja recin comprometida me lanzaba y me sonroj al mximo


sintiendo la mano de Frank acariciando mi mueca no lastimada.
Luego de unos momentos de miradas incmodas lanzadas por Frank, pasamos a la sala a
beber algo. El anfitrin sac una botella de whisky y poco a poco las ancdotas
comenzaron.
Ryan Ross es el castao que increblemente, haba roto el corazn de mi amado. Trabajaba
como cantante en un bar, y Brendon Urie era su novio dedicado a la fotografa. Comenc a
rer cuando me contaron la forma en la que se conocieron en New York, Ryan se haba
atravesado en unas cuantas fotografas en Central Park.

- Y a partir de ah, fue acoso. - dijo sonriendo el de cabello negro. Yo tambin


sonre, porque los vea abrazados y en vez de causarme repudio por lo que alguna
vez le hubiera hecho a Frank, slo poda sentir ternura ante esos dos.

- Y cundo se casan? - pregunt sorbiendo un poco ms de mi bebida.

- En Agosto. - contest Brendon. - Celebraremos el cumpleaos de Ryan con una


boda.

- Ser un precioso regalo, amor. - Y con cario, el castao bes la mejilla de su


prometido, tomndolo del mentn con suavidad.

Sonre sintiendo en mi interior un ligero revoloteo y una pequea angustia en el pecho.


Celos. Tena celos de la melosa pareja y de la mirada de eterna devocin que posean
ambos al mirar al otro. Estaba celoso de su amor correspondido.
Desvi la mirada y mir al locutor sentado en aquel silln individual, tomando su whisky y
mirando al castao fijamente.
"An le quieres, verdad?"
La despedida se hizo presente y fundidos en un abrazo les dije adis a los prometidos.

- Pronto les enviaremos la invitacin. Ser un gran honor verte ah, Gerard. - Me
dijo Ryan. Asent con la cabeza entusiasmado, despus de todo, A cuntas bodas
homosexuales puedes asistir en tu vida? - Nos vemos Frank. - se acerc a l y bes
su mejilla. - Ha sido genial poder verte de nuevo.

- Lo mismo digo, Ry, y mi ms sentido psame. Otro miembro que cae en las redes
del matrimonio. - suspira dramticamente y pone una mano sobre su frente.

- Nos vemos en tu boda entonces, Frank. - contest el cantante castao. Me mir y


luego tom mi rostro con sus manos. - Espero que no seas tan estpido como para
dejar ir a alguien como l. -habl mirando a Frank, pero con sus manos sobre mis
mejillas. - Cudense mucho.

Al cerrar la puerta fue como si mi ser flotara en una nube rosa de la felicidad.
Pero se vio cortada por el sonido de algo quebrarse.
Baj la mirada y al lado de Frank se vea el vaso de cristal hecho aicos.

- Lo siento. - murmur. - Estoy muy ebrio.

Sent la tensin de Frank durante toda la noche y me sorprendi su extrao


comportamiento, como el decir que ramos pareja, slo para hacer enojar a Ryan, o al
menos, eso me pareci a m. Slo fui su juguete y trofeo para mostrar. Como siempre, y
con resignacin lo acepto. Como siempre.

- Vamos a descansar. - dije tomndolo del brazo hasta llegar a la cama. Ambos nos
sentamos brazo contra brazo. Suspiramos al mismo tiempo.

- Tena yo 20 aos. - comenz a hablar con la mirada en el extrao mundo de sus


tenis. La gorra se haba cado y su cabello alborotado me imposibilitaba el
panorama de su mirada en la iluminada habitacin. - Ryan es dos aos menor.
Nuestro primer encuentro fue como el de una comedia romntica cualquiera, yo
sala de la biblioteca distrado y apurado, por lo que no vi que un chico de 18 aos
cargaba una guitarra a su hombro y lo empuj accidentalmente hacindome caer a
m y a mis libros. Ambos los recogimos, mezclamos miradas y fue... mgico... - su
voz se apag poco a poco, hasta convertirse en apenas un leve susurro.

Intent darle valor tomando su mano con la ma lastimada. Al sentir el contacto, y contra

todos los pronsticos, Frank apret ms el amarre y prosigui.

- A partir de ah fuimos amigos durante varios meses, pero yo no poda callar por
ms tiempo lo que senta por l y por sus ojos castaos. Siempre que me sonrea de
aquella mirada tan tierna... crea que no haba ms nadie en el mundo que realmente
me importara. Slo Ryan. - suspir. Su cabeza se irgui y sus ojos buscaron los
mos, en un electrizante encuentro entre miradas esmeralda. - Le dije... que le
quera. Le dije "Te amo" sin pensar en las posibles consecuencias, simplemente
quera liberar mi ser y poder respirar sin dificultad cada vez que nos separbamos.
Quera estar a su lado por siempre. Tom sus manos entre las mas e intent robarle
un beso. Pero l me separ con brusquedad y gir su rostro. Me dijo que l no era
un maldito enfermo como yo, y que jams lo volviera a tocar. Me dijo... - desvi la
mirada con pesar. Sus ojos brillaban por las lgrimas contenidas, y su mano se cea
con fuerza a la ma, tratando de succionar un poco de fuerza. Yo slo intentaba
transmitir algo que no poseo de sobra.

- Me dijo que le daba asco. Que... era un maldito gay y que debera de morir de
SIDA, que se arrepenta de haberme conocido... y muchas cosas ms. Llor frente a
l, como no lo haba hecho frente a nadie. Intent pedirle disculpas, intent decirle
que mi amor era sincero, que no poda en contra de mi corazn. Que mi alma se
haba enamorado de su alma. Intent... rogu como no haba rogado durante das,
durante semanas, y al final... lo comprend. El amor no es ms que un producto bien
anunciado con mensajes subliminales. Es, suicidio, autodestruccin, sufrimiento
innecesario.

Solt mi mano, la cabeza tambin descendi, y sus manos jalaron los mechones oscuros de
su cabello.

- Y ahora, se va a casar, con un hombre! Maldito hipcrita. Se disculp algunos


meses despus, pero yo cort cualquier contacto con l. Y mralo, feliz con su
prometido. Profundamente enamorado. Maldito, maldito, Maldito hipcrita!
Mentiroso... todos mienten... todos me mienten, todos me lastiman... Por eso, me
promet que yo jams mentira, yo... jams sera un hipcrita. Sera justo como
quisiera ser. Quiero ser invencible. Irrompible, e inmune ante todo...

Veo su cuerpo vibrar en pequeas convulsiones, s que est llorando, pero no es un detalle
que deba recalcar. Busco su mano entre el cabello negro, la beso con devocin y entrelazo
nuestros dedos, en smbolo de mi unin hacia l.
Recargo mi cabeza en su hombro y poco a poco lo siento erguirse.

- Ya pas. - susurro besando su hombro sobre la chamarra de piel. - Todo estar


bien. Yo estoy contigo. - la fuerza aumenta en nuestra unin. - No tengas miedo...

Y en silencio nos quedamos escuchando el suave respirar del otro. Mis sentidos se abruman
del perfume aroma a madera de Frank.
Lo mejor que me ha pasado
Fue verte por primera vez
Y estar as de mano en mano
Es lo que amor, siempre so (*)
Se pone de pie de inmediato. El dorso de su mano se encarga de limpiar el rostro hmedo

con rapidez y vergenza.

- Me voy a Black Rose. - me mira. - Vienes?


"Encantadora forma de arruinar el romanticismo"
Niego con la cabeza molesto dejndome caer sobre el colchn.

- Bien, entonces... me voy.

No hablo. No acto. Slo escucho la puerta cerrarse detrs de l.


"Si sabes cmo se siente, por qu me haces dao?
Sabes que lo haces.
Es venganza?
Es diversin?
Mi pecho duele y mi respiracin se corta.
Presurosas aparecen las lgrimas mientras aprieto ms la almohada debajo de mi cabeza.
... Es, suicidio, autodestruccin, sufrimiento innecesario.
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Hasta mi Final - Il Divo
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
No odien mucho a Ryan, s?
Frank seguir querindolo?
Esperen la prxima actualizacin.
Como estoy en la escuela, tardar un poco ms en actualizar, pero no demasiado, yo
tambin soy adicta a Fragile! ^^
*
Si quieren leer MS Frerard, visiten y firmen mi Fotolog:
http://www.fotolog.com/umiiko_org
Les mando muchos besos!
Veo todo... consumindose por llamas anaranjadas...
*
17. Captulo 16
Fuego
Escucho su voz a travs del radio, justo al lado de mi odo. S que est hablando sobre un
conflicto ocurrido en un concierto, y s que ha pedido un poco de paz, para poder dejar de
ser esteriotipados como una ciudad incivilizada. Su nuevo programa habla acerca de las
nuevas bandas de Rock, y hace denuncias sobre temas civiles.

Me pregunto, si ahora cree en lo que est diciendo...


Me siento tan confundido... Ayer sal de su departamento unas horas despus con mil
preguntas haciendo jirones mi interior.
Por qu lo invit? Quiero saber.
Para qu remover una herida tan grave? Para qu volver a llorar?
Por qu dijo que ramos pareja?
Es la pregunta que ms me agobia. No me quiero ilusionar, no de nuevo. No quiero volar
para despus caer desde grandes alturas. No quiero llorar ms.
Los ojos me arden y el pecho me duele.
Pero ha sonado la campana. Asustado, despego mi cabeza del mostrador, alejndome
tambin del radio para mirar a mi hermano, quien ha llegado con una tierna sonrisa como
las que me mostraba cada vez que haca una travesura. Como siempre, deca que haba sido
yo, y Mikey terminaba siendo el nio bueno, pero el pago era esa sonrisa, y con ello, me
senta satisfecho.

- Hola. - murmur apagando la radio. Rodee el mostrador hasta encontrarme de pie


frente a mi hermano.

La sonrisa se fue apagando para darle paso a una mirada apenada dirigida al piso.

- Mikey? Ests bien, hermano? - pregunt sin acercarme mucho.

- Gerard... - levant el rostro dejndome ver las cristalinas gotas de agua salada
manchando sus mejillas.

- Mikey... - me acerqu y lo abrac con fuerza. - No llores. Todo estar bien...

Algo en mi interior se quebraba cada vez que vea sus ojos rojos por el llanto. Me enfureca
el saber que lloraba, y deseaba bajo cualquier medio, romper la cabeza de quien hiciera
llorar a mi dulce hermanito.

- Gerard lo siento, lo siento, lo siento tanto. - restregaba su rostro contra mi hombro


negando con suavidad. Mis manos se cieron a su espalda, y las suyas me tomaban
de la cintura.

- No lo sientas. No ha pasado nada.

- No quera tratarte de esa manera. No me quiero alejar de ti, y slo... - solloz y


mis brazos lo apretaron para despus darle un beso en la coronilla. - Slo tuve
miedo de que t s te alejaras de m.

- Nunca. - me separ de l sin conseguir que Mikey se desprendiera de mi cintura.

Tom con ambas manos sus mejillas y comenc a limpiar la suave piel de su rostro. El
cabello largo se interpona, cayendo en adorables mechones que tambin logr retirar. Los
preciosos ojos de mi hermano viajaron hasta mi mueca, donde pudo ver la cinta blanca
que rodeaba mi herida.
Me lanz una muda pregunta con la mirada.

- Me ca, estoy bien. - contest y sonre, luego, acerqu mi rostro al suyo y bes sus
labios tiernamente. Disfrutando de la presin que hacan mis labios sobre los suyos.

- Nunca me alejar de ti. - susurr contra su boca al separarnos. Abr los ojos y me
perd en la calidez de los suyos. - Porque siempre voy a amarte. Pase lo que pase, te
amo.
Y Mikey lo crey, dejndome saber en el apretado abrazo que sigui a mi declaracin.
Sin importar lo que pase, lo seguir amando. Sin importar los aos, seguir siendo mi
pequeo hermano.
Sin importar lo que pase...
La puerta se abri. La campana son ms estrepitosamente que en anteriores ocasiones.
Elev la cabeza sin soltar a mi pequeo y vi sus ojos esmeralda centellando de una forma
que jams haba visto.
Me acerqu a su odo, depositando en el camino, un beso en su largo cabello castao
oscuro.

- Mikey, quiero que conozcas a alguien. - susurr con suavidad.

Mi hermano irgui su rostro de mi cuello y me mir con curiosidad.

- Mikey Way, te presento a Frank Iero. - y mi brazo se estir en direccin a donde el


locutor estaba parado, mirndonos con los ojos entrecerrados y las manos
escondidas en los bolsillos del pantaln.

Mi hermano por fin me solt, para limpiar su rostro y suspirar antes de girar para ver a
Frank.

- Mucho gusto. - Mikey sonri ofreciendo su mano. Frank la acept mirando


analtico a mi hermano. - Gerard me ha hablado mucho de ti. - minti, pero s que
ha sido por cortesa.

Frankie slo asinti con la cabeza agitando la mano contra la de Mikey.

- Mikey es mi hermano. - aclaro colocando mi brazo alrededor del cuello de


Michael.

- Creo que es obvio por el apellido. - dice risueo mi hermanito soltando por fin a
Frank. - Bueno, tengo que irme, yo slo vine a... Gerard!

Me separ asustado.

- He olvidado darte la invitacin! - sus manos buscan desesperadas algo en el


interior de su gabardina. Por fin, saca de l, un sobre dorado y me lo ofrece. - No lo
leas en mi presencia, slo espero que ests conmigo. - sonri. - Y trae a Frank.

Lo mir confundido y apenas conciente de que asent con la cabeza.

- Tranquilo Gerard, no es nada ilegal esta vez. - ri un poco y levant su mano al


aire. - Te lo prometo. - Sonre tambin. - Me voy. Te amo.

Bes mis labios y antes de separarse lo tom de las mejillas.

- Yo tambin. - sonre y lo volv a besar.

- Hasta luego Frank! - agit su mano en despedida y sali riendo solo como
acostumbra cuando est feliz.

Mir a Frank, quien vigilaba el andar del menor de la familia Way, y sonre ante la mirada
de enojo que solt al volver a verme.
"No lo puedes negar, Frank, esos son celos..."
Abr el sobre restndole importancia a la cara de fastidio que pudiera tener mi locutor y
comenc a leer...

- Ceremonia nupcial. - le en voz alta. - Entre Brittany Walker y Michael Way...


Se... casa...

Me pequeo hermano se casa!! Se casa en una semana y apenas tiene la decencia de


informarme! Lo matar!!
Comienzo a rer, inundado en felicidad, consumindome en orgullo por saber que mi
hermano comienza a formar una familia.

- Mi hermano se casa... - murmur viendo a Frank quien jugaba con sus dedos
movindolos rtmicamente sobre el mostrador. Me acerqu a l, tom esa mano que
haca el molesto y continuo sonido para apretarla contra la ma, sonre y me acerqu
a l para besarlo con pasin. Embriagado en felicidad y orgullo.

Nos separamos con pereza, sonre y l correspondi.

- Tengo antojo de comida italiana. - dijo l. - Vamos?

Asent contento con la cabeza, tomando su mano, nos dirigimos al coche, no sin antes
cerrar la librera.
Durante el trayecto, nuestra bien practicada rutina se vio rota cuando Frank habl.

- Tu hermano... es muy lindo. - sonri cuando supo que haba dejado de ver los
edificios para verlo a l.

- Lo s, desperdicio de hombre. Es heterosexual. - solt una carcajada que fue


compartida, sorpresivamente por el locutor.

- Una lstima. Y se casa...

- S. - sonre mirando al frente. - Mi pequeo se casa.

- Sabes? - me mir. - Eso de besarse en los labios... no me parece muy comn. Yo


no tengo hermanos y no s cmo es eso, pero es un poco...

- Incmodo?

- Raro. - aclar sin mirarme. Estacionando el auto.

- Creo que s... a nuestro padre le daba... asco, segn sus palabras. - baj del coche. Pero no podemos evitarlo... No s por qu lo hacemos, es difcil de explicar.

Frankie asinti con la cabeza, y al estar a mi lado, procedi a tomar mi brazo enredando el
suyo.

- Bienvenido al mejor restaurante de comida Italiana.

Me encontraba frente a un local elegantemente decorado, y con un hermoso letrero en color


dorado con el nombre del lugar, con varias palabras italianas que ni siquiera tom mi
tiempo para descifrar. Poco tiempo despus, nos encontrbamos en el interior del local con

una vela encendida al centro de nuestra pequea y redonda mesa.


Resultaba muy difcil saber que eran las dos de la tarde en el lugar, ya que estaba en
penumbras slo iluminadas por las velas que descansaban al centro de las mesas. Un
mesero delgado y de anteojos nos ofreci el men y slo pude ordenar lo que me result
ms normal.

- Pens que en este lugar tenan reglas de etiqueta. - mencion haciendo nocin a
nuestras vestimentas.

- Aceptan a quien pueda pagar. - contest con simpleza.

Com deliciosa pasta e incluso, rob un poco de canelones ordenados por Frank.
Acompaamos la comida con el tpico vino italiano y bromeamos un poco.
Cada vez, los silencios se iban reduciendo hasta hacerlos casi inexistentes entre nosotros.

- Frank? Puedo preguntarte algo?

El locutor asinti sin dejar de beber de su copa.

- Bueno... yo quera hablar sobre todo lo que pas ayer, en la cena...

- Oh.

- Por qu los invitaste?

- Ya te dije que Ryan se invit.

Hizo a un lado el plato vaco, as como la copa con poco lquido para poder poner sus
brazos sobre la mesa.

- Pero pudiste haber dicho que no. - dije mirndolo con firmeza. - Por qu queras
volver a sufrir a causa del pasado?

- Para superarlo, tienes que enfrentarlo. - desvi la mirada.

Entend entonces lo verdaderamente importante que haba sido Ryan, y todas las
consecuencias de sus palabras. Entend que Frank Iero segua doblegado ante su recuerdo a
pesar de los aos.

- Lo has superado? - pregunt esperanzado porque el fantasma de Ryan por fin


desapareciera y le permitiera continuar.

- Lo he superado. - sonri.

Lo mir, sonriendo con el inmenso amor reflejado en mis ojos, amor que slo puede ser
inspirado por l.

- Y bueno, yo tena otra pregunta.

Mi seguridad ha aumentado y el nivel de esperanza crece en tiempo rcord.

- Por qu les dijiste que ramos pareja y tenamos 2 meses juntos? - baj la mirada
con un poco de vergenza. - Acabas de romper tu promesa de no mentir.

- Yo no ment. No dije que ramos pareja, ni dije que vivamos juntos. Slo dije "2
meses", porque desde hace un poco menos de dos meses que nos conocimos.
Callar equivale a mentir para ti? - y me sonri con cinismo.

- Algunas veces, s. - dije enfadado. - Nos vamos? Tengo que seguir trabajando.

Frank pag, y al regresar, volvimos a nuestro comportamiento normal, sin hablar durante el
trayecto.
Me acompa a la librera y antes de abrirla, me arrincon contra la puerta para besarme
los labios mientras me tomaba de la cintura.

- Nos vemos en Black Rose? - susurr contra mis labios. Mi mirada se fundi con
la suya y slo pude asentir con la cabeza. - Entonces, te espero a las diez.

Y slo un rpido beso antes del adis.


"Me celas, me tomas de la mano, me besas en la calle, vamos a comer juntos...
Somos una pareja! Por qu no lo aceptas y ya?"
*
El lpiz se mueve haciendo trazos confusos. Lneas que se van fundiendo unas con otras
hasta formar una figura. Mis dedos difuminan el interior y agrego algunos detalles. Una
rosa. He creado una rosa de grafito, resplandeciente y hermosa.
> sta te la doy a ti, para que, cuando encuentres quien te ame, y te haga feliz, se la
entregues como regalo de San Valentn... <
An conservo la rosa. Resguardada dentro del congelador espera el momento en que pueda
ser el obsequio de quien me ame.
Yo, resguardado en mi fe, espero el momento en que l me ame.
Por qu no me dejas ocupar una parte en tu corazn?
Por qu no me dejas conquistarte?
Por qu temes al amor?
Descubrir el secreto de su mirada ha sido todo un desafo, pero lo he logrado.
Soportar el fro de su habitacin ha sido difcil, pero me he acostumbrado a la frialdad del
satn. Sus besos son mi delirio y sus brazos el lugar en donde siempre deseo vivir. Pero
Frank cierra sus puertas, me rechaza y me ofende en el momento en el que mi esperanza
crece a niveles desesperados.
Me abraza y me confunde. Parece disfrutarlo.
Su corazn es lejano, demasiado lejano para m.
Si no soy lo suficiente para l. Por qu me permite seguir ah?
Por qu no me aleja? Por qu no me dice simplemente: No?
Mi rosa se ha manchado de negro. El lpiz se agita de un lado a otro y ha conseguido que se
rompa mi hoja blanca.
Slo una mancha oscura.
Corazn, corazn, oscuro
corazn, corazn, con muros
corazn, que se esconde
Yo lo amo.

l se esconde.
Yo le entrego mi alma.
l se va.
Yo me derrumbo cayendo de rodillas llorando por su ausencia.
l sonre con cinismo.
Ay! corazn, que est donde
corazn, corazn, en fuga
herido de dudas de amor
Ests herido. Lo s, pero lo que promet lo cumplir.
Yo jams te har dao...
Pero, de pronto, un estruendo.
Un grito, y la prdida de la luz.
Estoy en mi departamento, esperando a que sean las diez de la noche, pero aquel sonido me
ha perturbado, y ms an, la oscuridad que me rodea.
Otra explosin, ms cercana a las dems, acompaadas de muchos ms gritos. Abro la
puerta, y veo a quienes son mis vecinos correr por el corredor.

- Qu pasa? - grito a una mujer que slo me ignora.

Avanzo para ver el problema, pero he escuchado otra explosin.


Pronto soy capaz de ver, pues la oscuridad es sustituida por una luz naranja, clida y
penetrante al fondo del corredor.
Abro los ojos con sorpresa.
El edificio se est incendiando!
Corro a mi departamento, la alfombra est mojada, con un ligero olor a Gasolina?
No hay tiempo que perder.
Voy al congelador. Ser estpido salvar la flor ya marchita, pero es lo nico que quiero
salvar. La guardo dentro de mi chaqueta y corro detrs del tumulto de personas. El fuego
avanza rpidamente, y el humo empieza a intoxicar mis pulmones, apenas y he podido salir.
Unos hombres vestidos de amarillo me reciben y me preguntan cmo estoy. Asiento con la
cabeza, incapaz de aceptar lo que acaba de suceder en segundos.

- Gerard! - es la voz de mi madre. - Vi la nube de humo, y escuch en la radio! giro para verla y me dejo abrazar. - Estaba tan preocupada.

Me quedo en silencio mientras siento la pesadez de mi cuerpo y mi alma.


Sorprendido, no concibo cmo en segundos tu vida puede cambiar tanto.
Giro y veo toda mi independencia, mi razn de trabajar, la recompensa a mi esfuerzo, mi
verdadero hogar y mi propio espacio fuera de la "especialidad".
Mi propio mundo convirtindose en cenizas.
Veo todo... consumindose por llamas anaranjadas...

CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Quien fuera - Silvio Rodrguez
Considero que es la cancin ms
apegada a la historia, y una de
las que MS me inspiraron para
la creacin de este fic.
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Tal vez, est muy cerca la paz despus de la tormenta.
Este captulo no me convenci del todo, pero espero que a ustedes s.
Me tiene un poco angustiada el hecho de que ya llevo 17 captulos escritos y esto no parece
querer acabarse! Pero tal vez sea demasiado detallista y obsesiva con narrar hasta el ms
mnimo detalle, en verdad, me alegro que no les parezca tedioso! ^^

- Te lo prometo, Gerard, sers un xito.


*
18. Captulo 17
xito
Viernes, 3 de abril del 2008. 9:37 PM.
Angustiantes momentos pasaron los residentes de un edificio departamental ubicado sobre
la avenida.... Cuando, ya cada la noche, ocurri una explosin que alarm a los
ocupantes de la construccin, poco tiempo despus, la energa elctrica fue limitada,
confundindose el fenmeno con... Ocurri entonces el incendio... Segn los reportes de las
autoridades, el siniestro fue provocado, por lo que ya se investiga el caso... Dej varios
heridos, pero, afortunadamente, ninguna prdida de vida por parte de los ocupantes o las
autoridades...
Leo la noticia a medias. Saltndome las partes aburridas en las que los reporteros quieren
lucirse usando vocablos complicados y adornando o exagerando los hechos.
Los hechos se resuman en que alguien haba incendiado mi edificio, y ahora, lo nico que
poseo es la estpida y marchita rosa sobre el mostrador, as como mi cuaderno para dibujar
y ste pedazo de grafito que mancha mis dedos.
En segundos, todo se consumi por el fuego. Mi vida cambi en segundos, y an sigo sin
poder sopesarlo.
Llegu temprano a la librera, buscando relajarme, pero desde que me he sentado sobre la
incmoda silla de madera, slo he estado dibujando. Trazando rostros desfigurados y
objetos sin sentido. Y contino en mi ensoacin hasta que llega el primer cliente a las
nueve de la maana. Siguiendo al hombre de traje negro, llegaron varios jvenes y chicas.
Pareca que el da era muy productivo para el negocio, pero no para mi adormecida
capacidad intelectual.

La campana vuelve a sonar, y me preparo mentalmente para actuar tan mecnicamente


como lo he estado haciendo, pero conozco esa cabellera rubia y el arrugado rostro
blanquecino. Los ojos oscurecidos por el paso de los aos, brillan con aquel resplandor tan
natural, y sus delgados y descoloridos labios, forman una lnea que se asemeja a una
sonrisa.

- Elizabeth. - pronuncio su nombre saliendo de mi ensueo.

- Buenos das, Gerard. - habla con voz educada acercndose a m. - No saba que
trabajabas aqu. - besa mi mejilla. - Haba tenido curiosidad por comprar aqu desde
hace semanas. Qu bueno que me he decidido. - sonro y asiento con la cabeza. - Y
cmo has estado?

- Bien. - murmuro regresando a mi incmodo lugar detrs del mostrador. De pronto,


la casi inexistente motivacin para sonrer finalmente desaparece y su lugar es
ocupado por el increble recuerdo que atosiga mi mente.

Elizabeth asiente y pronto se aleja para buscar algo entre los estantes. Veo a la mujer
caminar con pasos lentos. Calculo con dificultad un poco ms de 60 aos, pero con gran
deterioro y cansancio en su mirar.
Regres mirndome con simpata, notando seguramente el peso de mi mirada sobre su
persona. Ni siquiera mir la publicacin. Habl mirndola fijamente a los ojos.

- No es nada.

- Pero, Gerard...

- Es slo el pago por un favor del pasado.

Elizabeth sonri y su mirada descendi con vergenza.

- No fue nada, un favor pagado cuando me ayudaste con mis compras, y despus de
todo, fue mi culpa que... T hiciste esto?

Me puse de pie con rapidez al notar drsticamente el cambio de voz de dulce y apenado a
emocionado e impulsivo. En su mano derecha elev mi cuaderno de dibujo y lo coloc
sobre mi cara repitiendo la pregunta.

- S. - dije suspirando.

- Son geniales! - Ahora Elizabeth se diverta dndole un recorrido a mi trabajo. Pero creo que ste es el mejor.

Sonriente me mostr aquel personaje en grafito con la expresin inexplicable. Tal vez, un
retrato de m mismo unos meses atrs, cuando la rutina me dominaba y las razones para
continuar un nuevo da se agotaban poco a poco.
Sus ojos, como los mos, lucan apagados, inexpresivos. Perfectamente un homenaje a m
mismo y mi pattica existencia. (*)

- Lo hice hace bastante. -aclar.

- Bueno, tambin me gustan mucho los de mi vecino.

La mir con sorpresa.

- Vamos Gerard, no me mires as, te he dicho que eres excelente, y a pesar de ver

muy poco a ese muchacho, s que se trata de l. - sonri con cario. - Seras
perfecto para la exposicin de nuevos talentos en la galera donde trabajo.

- Yo en una exposicin de arte? Claro! - Vaya, Elizabeth s que consigue hacerme


rer.

- No bromeo, Gerard. Tengo ms de treinta y tantos aos en el negocio y s cuando


algo vale la pena, y t trabajo vale la pena. Es fresco, y fro a la vez, con un toque
de urbanismo apoyado en las tcnicas bsicas del dibujo. Tus ideas se reflejan con
facilidad, y no s... Eres brillante! Qu ms necesitas que diga para convencerte?

Sonre.
"Al diablo! Si soy un asco, simplemente me rechazarn y ya. No tengo nada que perder"

- Nada. No digas ms. Pero me temo que slo tengo un cuadro al leo. Lo dems es
en grafito.

Elizabeth mostr su iluminada sonrisa y aplaudi en solitario.

- Te lo prometo, Gerard, sers un xito.

Sonre.
Y mi ment comenz a viajar al pas de los recuerdos, visualizando el momento en que un
pequeo nio de cabellera negra, prometi a su abuela ser un gran artista.
"Y lo logrars, cario", susurr la abuela con dulzura besando el cabello negro. "Sers un
xito"...
Maldita melancola.
Recuerdos dulces que se entierran como navajas, hirindome suavemente.
La figura de Elizabeth desapareci detrs de la puerta. Se llev mi cuaderno, y el nico
cuadro pintado al leo entre mi coleccin. Con ella tambin se desvanecieron mis
fantasmas y las cuchillas dejaron de hacer presin sobre mi piel.
Poco a poco recupero la respiracin y el sentimiento de tristeza por momentos olvidados.
Recuerdo slo lo que, por el momento, vale la pena. La destruccin de mi mundo y el nico
rincn donde poda desaparecer.
He quedado slo con lo que traigo puesto, unos cuantos dlares y una rosa tiesa y marchita.
Mi vida no puede ser ms pattica...
La campana hace su molesto sonido, y tarde rectifico que s, podra ser ms pattica cuando
levanto el rostro para ver a quien ha entrado con tanta brusquedad y confianza.
En su boca descansa la mitad de un cigarrillo y su ceo se ve fruncido. Le niego la vista y
de prisa comienzo a acomodar algunos libros sobre las ltimas repisas del local.

- Dnde diablos has estado?! - pregunta levantando la voz, y s, aunque no sea


capaz de verlo, que se ha quitado la bufanda.

- Apaga tu cigarro, por favor. - murmuro con suavidad, tratando de soportar el


volumen alto que slo hace eco en mi cabeza.

- Dnde est el letrero de No fumar? - escucho su irona y mi paciencia se escapa.

Giro, pero el cigarro ha sido tirado al suelo y aplastado por unos tenis negros.

- Genial... - susurro apenas.

- Contstame, dnde has estado? - los ojos almendrados salpican chispas de furia
contenida, pero mi mirada est apagada y slo quiero dejarme caer. Mi hogar se
acaba de incendiar, por Dios!

Adis a mis recuerdos. Adis a mis posesiones.


Adis a mi reclusorio no obligado.
Camin hasta el mostrador y mir la flor oscurecida por el paso del tiempo.
"Y ahora, slo me quedas t..."
Suspiro mientras escucho sus suaves pasos avanzar hasta m.

- Quin te la dio? - habla cerca de mi odo, hacindome estremecer como ya es


costumbre.

- Ray. - contesto levantando la delicada rosa.

- Dnde estabas? - repite y s que se refiere a nuestra "cita" de la noche anterior.


Cierro los ojos. Frank me resulta poco tolerable algunas veces, su voz que me
parece melodiosa, ahora es un sonido constante y fastidioso. Slo quiero que se
vaya, quiero... - Estar solo...

- Gerard? - coloc su mano sobre mi hombro. - Dnde estuviste? Te estuve


esperando por ms de dos horas en Black Rose. Estaba... Ni siquiera pude llamarte,
no tengo tu nmero de celular!

- No tengo... - ment. Claro que tena uno de esos aparatos, pero claro, tambin fue
consumido por el incendio.

- En qu siglo vives? Debes tener un celular.

- No me gustan.

Su mano cae, y el contacto de su clida piel contra mi chaqueta negra se pierde as como
los acelerados latidos de mi corazn.

- Mrame. - demandante voz a la que mi cuerpo no pone objecin. Giro y observo la


preocupacin desplegarse en los orbes misteriosos. La angustia hace su aparicin en
la mueca que dibuja su rostro, posando ante m a un Frank Iero perfecto para la
mejor expresin de desasosiego en la historia. - Dnde estuviste? Slo dmelo, y
me ir. Lo prometo.

- No quiero que te vayas. - murmuro con voz fuera de cualquier posible sentimiento.

- Tu boca podr hablar, pero tus ojos no saben mentir. - sonre un poco. - Dnde
estuviste, Gerard Way?

- En... - no puedo decirlo. Repetir lo ocurrido es como ver las imgenes pasar una a
una frente a m. Pronunciar el incidente es volver a escuchar los gritos desesperados
y percibir el olor asfixiante del humo negro. - No...

Giro el rostro y encuentro mi salvacin.

El peridico perfectamente doblado se alza ante mis ojos, y antes de que otra cosa suceda,
lo tomo entre mis manos ofrecindoselo al asombrado locutor.
Pasan unos segundos y la mirada almendra se vuelve analtica.

- Qu tiene que ver esto? - termina arrojando el peridico al piso y con ello
empiezo a sospechar que tal vez padezca de un trastorno psicolgico.

- Yo viva ah. - expliqu enfrentndome a l, tan fro y a la vez sereno como la


situacin lo ameritaba.

- Qu?? - la primer palabra que emana de su boca luego de la mirada de sorpresa


y la boca entre abierta por la impresin. - Ests bien? - pregunta mientras escanea
mi cuerpo.

- Lo estoy. - digo despus de notar varias veces el recorrido de sus ojos sobre mi
cuerpo. - Pero mi departamento qued destruido, y mis cosas...

- Eso no importa! - exclama tomndome del rostro. - Lo importante es que ests


bien.

Veo un brillo centellando en sus orbes avellana y siento un leve cosquilleo en el estmago.
Las rodillas empiezan a temblar, dejndome caer entre esos brazos que ahora me abrazan
con fuerza.
Aspiro su aroma a mandarinas impregnado en su cabello. En su cuello, percibo el aroma de
la colonia con olor a madera y sonro encontrando una razn para hacerlo.
Nos separamos y veo su sonrisa transparente, iluminando el cielo, a pesar de su oscuridad y
las lgrimas que de l descienden con rudeza.

- Dnde te ests quedando? - nuestras manos han quedado unidas y su cabeza


descansa en mi hombro derecho.

- Mi madre me hosped por una noche, pero no creo que objete si me quedo toda la
vida con ella. - suspiro. - Pero empezar a buscar un lugar, apenas... - callo. Apenas,
rena dinero? No tengo ropa, no tengo zapatos. Pasar mucho tiempo antes de que
yo consiga un departamento.

- Te has quedado con nada. - afirma y levanta su rostro para verme.

- Estar bien. - sonro.

- Tan terco como siempre. Gerard, yo, podra ayudarte...

- No! - suelto sus manos. Grito alterado y le doy la espalda. - No. - niego con la
cabeza.

- Gerard, nada me cuesta...

- No quiero! Por favor... no insistas.

No s si es orgullo. No s si es frgil vergenza, pero de Frankie slo quiero sus besos.

- Bien. Entonces, como promet, me voy...

Escucho las gotas de lluvia impactarse con fuerza sobre el pavimento, confundindome
entre ellas y los pasos que ha dado Frankie hasta llegar a la puerta. Rechina la perilla, la
campana suena, y de pronto todo queda en silencio. Todo es vaco.

Lo he visto. Lo he tenido cerca y mis labios no se han unido a los suyos.


"Qu te pasa Gerard?"
Su mirada sincera me ha hecho pensar. Quiero creer que ha sido sincera su preocupacin.
Necesito creer que desea ayudarme y que estuvo a punto de llamar al 911 por mi falta a
nuestro encuentro.
Hay un momento en que la esperanza se convierte en ilusin. Y yo quiero vivir ilusionado
por la mirada esmeralda. Perdido entre esos brazos y drogado con sus suaves besos.
No importan mis tragedias. No importan sus desplantes de hombre amante del sexo y
enemigo del amor. No importa que arruine los momentos de romanticismo, lo nico que
importa es la forma en que mi cuerpo se estremece al tenerle cerca, lo nico que importa es
la forma en que mi voz se va perdiendo en una red de nervios al ver la entereza de sus
pupilas.
Lo nico que importa es que lo amo.
Slo a l. Slo por ser Frank.
Siento que en mi vida solo importas t
entre tanta gente, slo importas t
hasta el punto que a m mismo
se me olvida que tambin existo
Salgo de la librera. Mis cavilaciones han sido largas, y mis piernas jams se compararn a
su lujoso Mercedes negro. Subo a un taxi completamente empapado, el conductor pone
mala cara, pero le he dado la direccin y le he dicho que es una Emergencia, porque, de
alguna forma, lo es.
Qu intento hacer?
Qu espero de l?
Qu quiero ganar?
Por qu lo persigo?
No lo s. No se pude cuestionar al amor. Slo espero estar con l.
Slo quiero un pequeo espacio. Slo quiero un beso.
Slo importas t
da igual si tengo todo o nada,
slo importas t.(*)
Desciendo del automvil y entrego los ltimos billetes verdes resguardados en mi bolsillo.
La lluvia me golpea con rudeza, pero cuando consigo dar algunos pasos, mi cuerpo se
detiene al ver el suyo recargado contra la puerta del edificio, fumando un cigarro. Su
cabeza est mirando el piso, y mi tembloroso cuerpo siente envidia del suyo completamente
seco, resguardado sobre aquel techo.
No me acerco. No soy capaz de actuar. Slo lo observo.
Qu quiero?
Lo quiero a l.

Por qu estoy aqu?


Porque lo quiero.
No necesito ms. Con seguridad empiezo a avanzar, pero antes de ser resguardado debajo
del techo a la entrada de la construccin, su cabeza se alza y su mirada se combina con la
ma, en una colisin asombrosa con la mezcla del agradable cosquilleo en mi interior.

- Gerard... - susurra con suave voz. Con la misma con la que termina sus programas
nocturnos.

- Lamento haberme portado tan mal contigo. - confieso sintiendo an las gotas de
agua impactndose contra mi cabeza, pero los escalofros a causa de la helada brisa,
ahora me parecen suaves caricias. - No deb gritarte. T slo... queras ayudar, pero
no quiero que hagas algo de lo que te puedas arrepentir.

- Gerard. - el cigarro cay al suelo, y tuve que sonrer ante la odiosa mana. - Yo...
cuando no supe ayer de ti, fue como... querer recorrer todas las calles de esta
maldita ciudad hasta encontrarte. - poco a poco, su cuerpo sale de su refugio, y la
lluvia comienza a mojar su cuerpo tambin.

El ritmo ha disminuido, pero las fuertes brisas continan brindando caricias cada tres
segundos.

- Gerard, te has quedado con lo que traes puesto, no lo niegues. - bajo la mirada. No
puedo negarlo. - Tardars mucho en recuperar tu estabilidad econmica en tus
condiciones. Yo te ofrezco mi departamento, mi compaa...

- No. - lo miro. - No podra. Yo... no. Quiero un lugar que pueda pagar por m
mismo.

- Y me pagars. - sonri. - Cuando te hayas recuperado, me pagars la renta. - sent


un poco de decepcin al no escuchar nada en doble sentido, como acostumbra a
comportarse mi locutor favorito.

- Jams podra pagarte.

- Te har un descuento.

Sonre enternecido.

- Quiero que vivas conmigo.

Abr los ojos con sorpresa. Su mano alcanz una de mis mejillas y sent una vibracin
naciendo de mi pecho y recorriendo mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los pies.
Qu calidez...
Cerr los ojos recargndome contra esa mano.

- Quiero ayudarte. Quiero... - lo escucho suspirar y abro mis ojos, brindando apoyo
con mi mirar. - Cuando no ests, te echo mucho de menos. Te extrao, y... - sonri.
- No me hagas decir ms.

- Slo di, lo que quieras que escuche. Slo dime lo que quieras decir.

- Quiero que vivas conmigo.

Y cul debera ser mi respuesta?

Compartir el mismo espacio que mi Frank no estuvo presente ni en mis ms locos sueos,
pero quiero sentir esta plenitud que sus manos le brindan a mi cuerpo.
S. Quiero estar con l.

- Quiero vivir contigo. - confieso mirando sus brillantes ojos que ahora lucen
oscuros. Muestra una sonrisa que deja salir su dentadura, y no hay marcha atrs.

No quiero retroceder. Quiero detener el tiempo y sentir la lluvia mojando mi ropa por
siempre.
Sus manos toman mi rostro, las mas se aferran a su cintura.
Cierro los ojos anticipando un momento mgico que no tarda en llegar. Sus labios impactan
contra los mos y pronto nos vemos envueltos en una danza donde es difcil saber quin
lleva el control. Mi lengua acaricia sus labios y su boca se abre dejando salir a su igual.
Lo abrazo con fuerza, l toma de mi rostro como si se tratara de una tabla de salvacin.
Y las gotas siguen cayendo. Mojndonos sintiendo la helada brisa.
Tal vez maana nos sorprenda un cielo despejado.
Tal vez maana no me pueda levantar a causa del resfriado.
Pero no me importa el precio que he de pagar por este maravilloso momento.

- Te parece si rompemos la tradicin y Romance a Media Noche es atendido por


Bob? - susurra sobre mis labios y yo sonro.

Por primera vez desde su transmisin, Romance a Media Noche no tendr como locutor a
Frank Iero...
CONTINUAR
1. (*) El dibujo que hizo Gerard es algo
parecido a ESTO
Si se parecen o no, lo importante es
la expresin.
2. (*) Fragmento de la cancin
Slo importas T - Franco de Vita
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Desde mi punto de vista, un captulo muy Potico! ^^
Lamento el retraso de la actualizacin por un da! xD Pero no haba tenido inspiracin!
Afortunadamente, ayer la recuper y escrib un captulo y medio! =O Me gusta cmo va
quedando... un poco de felicidad para Gerard, no?
* Si quieren leer MS Frerard, visiten y firmen mi Fotolog:
http://www.fotolog.com/umiiko_org
Y lean mi primer fanfic RYDON
Behind the Scenes!
Besos y abrazoos!

"Qu feliz me haces, mi amor, porque me siento correspondido"


*
19. Captulo 18
Querer
Despierto sintiendo una pesadez en todo el cuerpo, as como un fro tremendo haciendo
vibrar cada parte de mi desnudo ser. Aunque, pueda atribuir el fro a este hecho, y la
pesadez al cansancio por nuestra agitada noche.
Parpadeo varias veces y trato de agilizar mis perdidos sentidos. Pronto escucho el agua
caer, y giro el cuerpo para descubrir su lugar vaco en la enorme cama. Enorme s, porque
cuando l no est todo parece gigante y eterno. Enorme cama que ahora es mi cama
tambin, y con esta afirmacin rondando mi mente, no puedo evitar sonrer.
Luego de algunos minutos, le veo salir del bao con el pecho escurriendo pequeas gotas y
una toalla oscura enredada sobre su cintura. Su pelo oscuro resplandece y su mirada se
encuentra con la ma que an permanece adormilada.

- Buenos das. - digo con mi voz un tanto ronca.

- Hola. - sonri. - Levntate.

- Por qu? - me quej hundiendo mi rostro contra la almohada. - No quiero.

- Creo que deberas de avisarle a tu madre que vivirs conmigo.

"Vivirs conmigo".
Qu frase tan dulce y significativa.
Mi rostro se elev y sonre con la palabra "felicidad" grabada sobre mi frente.
Frank se acerc al borde de la cama, descendiendo el rostro hasta estar frente a m. Cada
beso era un juego de seduccin y un reto a la paciencia. Sus ojos me miraban con deseo,
pero sus labios se contenan de probar el sabor de los mos. Cuando por fin se atrevieron a
posarse contra mis labios, haciendo una ligera presin, mi rostro se separ del suyo pues
haba tenido un cosquilleo en mi nariz y ahora me dispona a estornudar. Tres veces y
haciendo un escandaloso sonido, termin con los ojos llorosos y escurrimiento nasal.
Frankie ri y bes mi frente.

- Vamos, vstete.

Asent y en pocos minutos estaba en el Mercedes negro dirigindome a la casa de mi


madre. La cabeza me dola un poco y sufra de escalofros constantes. Tal vez por la
emocin. Eran las ocho de la maana del domingo, y en verdad me sorprenda el hecho de
ver a mi locutor despierto y activo en semejante horario.
Al llegar frente a la casa de mi madre, mir a mi locutor con pena, despus de todo, Donna
ha dejado en claro que Frank no es su persona favorita.

- Me acompaas? - pregunto con inocencia.

Frankie asiente con la cabeza y sale del auto. Yo me quedo unos segundos ms,
reflexionando en la posible reaccin de mi madre, y en mis posibles respuestas, pero la

puerta se abri, y un risueo Frank se ha quejado de m.

- Queras que te abriera la puerta, princesa?

No contesto, y simplemente salgo para sentir la fra brisa.


Slo bastan dos toques sobre la puerta de madera, para poder observar el rostro de mi
madre. Su sonrisa desaparece al ver detrs de m, a Frank.

- Hola. - dice abrazndome. - Dnde estuviste Gerard?, estaba muy preocupada.

- Mam, tenemos que hablar. - respondo sintiendo la falta de aire.

Donna se separa con resignacin, y antes de que pueda preguntar algo, tomo a Frank de la
mano.

- Donna, l es Frank, Frank, ella es mi madre.

- Mucho gusto, seora. - su mano derecha suelta la ma para ofrecerla a mi


impresionada madre. - Frank Iero. - sonre, pero el gesto no es correspondido, ni la
sonrisa ni el estrechar su mano, as que el locutor desciende tanto la mirada, como el
brazo.

- Qu te pasa? - pregunto enojado.

- No, qu te pasa a ti, Gerard Way?! Cmo te atreves a llegar... con l? - mira a
Frank con desprecio y siento algo en mi interior arder.

- Slo vine a informarte que me voy a vivir con Frank. - reno tranquilidad de algn
lugar desconocido.

- Pero, Gerard... Piensa en cosas ms importantes, Ya has sido al hospital? Ya


hablaste con tu hermano? Ya...

- Nos vemos luego. - beso su mejilla y giro buscando la mueca de mi amado


Frank, pero ste me la niega. Pronto escucho un sonido semejante a un choque y
descubro la mejilla sonrojada de Frank, y la mano elevada de mi madre. - Donna!

- No le hagas llorar. - y cierra la puerta.

- Frank...

- Cada vez que conozca a algunos de tus conocidos, tendr que recibir un golpe? pregunta tomando la mejilla lastimada.

- Lo lamento. Nunca pens que reaccionara de esa forma.

- Nadie quiere que ests conmigo.

- Estar contigo. - aseguro uniendo su frente contra la ma. - No me importa lo que


digan los dems.

- Alejarse no es seguro. Tienes mucha suerte de tener una madre que te quiera tanto.

Sonro y le hago callar con un beso. No me importa la suerte que pueda tener al ser hijo de
una mujer como Donna. Mi madre me sigue tratando como el "nio especial" y ya no s si
podr soportarlo, peor an, no s si pueda seguir perdonndolo.
Mis brazos cubren su espalda, tratando de pegarlo ms a m, mientras que los brazos de
Frank se enroscan sobre mis hombros acariciando mi cabello mientras nos hundimos en el

sofocante y hmedo beso.

- Gerard!! - Y sa ha sido mi madre gritando desde la ventana.

- Vmonos de aqu. - susurra y yo asiento sintiendo un ltimo beso sobre mi nariz.

Tomados de la mano salimos de ese atrio que siempre me ha dado la bienvenida.


Tiempo de dar vuelta a la pgina.
Tiempo de desprenderme de los hilos y empezar mi propio movimiento.
Muy tarde. El tiempo ha pasado. Muy tarde me libero, pero lo importante, es que lo he
hecho.
No te aferres nada ni a nadie. Piensa que todo es relativo, que todo es viajero y pasar.(*)
No puedo. Al menos, no con l.
No es relativo. Es real.
Aferrarme a l es inconciente, as como inconciente es adorarlo y amarlo hasta la locura.
Me aferro a Frank, a su sonrisa, a este amor que me da una razn para vivir.
Slo necesito de una cosa, porque es ahora, lo nico que poseo, por lo que pido hagamos
una escala en la librera que no ha sido abierta, y me he decidido a no hacerlo. Al llegar, le
pido me espere y deprisa recojo a mi compaera marchita, la cual ha perdido su frialdad.

- Eres lo nico que me queda, pero quisiera perderte. - confieso hablando solo. Y es
verdad. Quisiera cumplir con el deseo de Ray, pero a la misma vez, deseo tener a mi
fiel compaera a mi lado.

Regresando al Mercedes, la mirada de mi acompaante se posa con rapidez sobre la


marchita flor entre mis manos.

- Es lo nico que tengo. - hablo mirndola con cario.

- Eso no es cierto. - me brind con dulzura un beso en la mejilla, hacindome


sonrojar.

Y descubrir que estando cerca de ti,


Tambin se puede soar despierto.
La tarde fue exquisita a su lado. Comprob su obsesin con las tiendas y las compras
exageradas, pues me colm con regalos consistentes en montones de ropa y zapatos, pero lo
que sobrepas todas las barreras, fue aquel aparatito negro que compr al final.

- Para que estemos en contacto. - sonri. - No pienso volver a sentir eso cuando no
llegaste. - explic cuando yo insist por dcima vez en aquella tarde, que no gastara
ms en m. - Quiero hacerlo. Y nada me cuesta.

Con pasin tom mi rostro en sus manos, y con sutileza contrastante bes mis labios frente
a la cajera.
Despus de eso fuimos a comer hamburguesas, donde estuvimos jugando con las papas
fritas y tal vez, causando algn trauma psicolgico a los nios que jugaban en aquellos
aparatos de plstico ya que nos besbamos sin reparo alguno.

- Cerdos! No ven que hay nios aqu? - lleg frente a nosotros, una mujer de

mediana edad, haciendo que nuestra pelea de lenguas se viera completamente


frustrada antes de declarar un ganador.
Nuestras manos permanecieron entrelazadas sobre la mesa.

- Unas mesas ms al frente hay otra pareja que est besndose, ya fue con ellos? pregunt Frankie con la voz sarcstica y la media sonrisa que me hace enloquecer,
en muchos sentidos.

- Pero ustedes son dos hombres! Es inmoral.

Dos pequeos nios nos vean impresionados al lado de la mujer.

- Si quieres hacerlo. - habl refirindose al de mayor altura. Un nio de entre seis y


ocho aos de cabello oscuro y ojos color miel. - Hazlo. Se siente bien. - Sonri y
prosigui a atacar nuevamente mi boca. Me dej llevar por su pasin y el morbo de
hacer enfadar a una ciudadana.

- Vmonos Eric!

La mujer tom a su hijo del brazo y a jalones lo sac del local.


Frank comenz a rer, y confirm mi adoracin por ese celestial sonido.

- Acabas de arruinar la infancia de un pequeo. - dije sosteniendo mi cabeza con


una mano.

- Lo s.

Que sin hablar, tambin se pueden decir,


Tantas palabras con el silencio.
Regresamos al departamento. Comenc a acomodar mi nueva ropa y Frank aprovech para
deshacerse de un montn de ropa que ya no le gustaba y/o no usaba. Mi amada rosa fue
colocada dentro del congelador con una mirada de desprecio cortesa de Frank.

- Trtala bien. - insista al verlo tomar mi delicada rosa sin cuidado alguno.

- S, ya. - contest con fastidio. - Slo porque te la dio tu afro-amigo...

Intent explicar, pero un nuevo ataque de estornudos me invadi. Ms lgrimas saliendo de


mis ojos, y ms escurrimiento nasal, adems de este sentimiento de pesadez y dolor en las
rodillas...
Me dej caer sobre el sof cerrando los ojos.

- Gerard? - No puedo contestar. Me siento tan... cansado...

Su mano se posa sobre mi frente.

- Ests ardiendo...

- Se me nota mucho? - pregunto con voz suave tocando mi entrepierna sobre el


pantaln y sonriendo un poco.

- Idiota. Tienes fiebre. - Abro los ojos para ver su rostro dndome un beso en la
mejilla. - Ven, vamos a la cama.

Me tom de la mano, y con cario me condujo hasta la alcoba. Me dej caer sobre el
colchn, y pronto sent la frialdad en mis pies cuando me hubo quitado los zapatos.

- Tengo que hablar con el mdico... - dice tocando mi frente con sus suave mano.

- No. - lo miro suplicante. - Seguro que slo es un resfriado, se me pasar...

- Tienes fiebre... Gerard no seas terco ahora.

Sonre.

- Slo un antibitico y estar mejor.

Me mir con esa sonrisa sincera y cristalina para despus besarme la punta de la nariz y
alejarse al instante de m. Cuando regres, en su mano derecha cargaba un vaso con agua, y
en la otra, una cartera con pastillas amarillas.

- No es bueno automedicarse. - me dijo ofrecindome lo que cargaba en manos. Pero t lo quisiste as.

- S, en m cae la responsabilidad.

- Duerme un poco.

- No quiero dormir. - me puse de lado, abrazando ms la almohada posada debajo


de mi cabeza.

- Tengo que ir a trabajar. - se hinc para colocarse frente a m. Frankie sonri con
ternura y comenz a acariciar mi cabello.

- Pero promteme que te irs hasta que me duerma. - Pero s que no tardar mucho,
porque mis ojos comienzan a pesarme.

- Te lo prometo. Ahora, charlemos un poco, s?

- S...

- Me gusta la msica, y adoro tocar la guitarra.

- Algn da tocars para m? - pregunto con algo de alegra por mi cansado estado.

- Algn da. - contesta y comienza a acariciar mis mejillas. - Qu me cuentas t?

- Adoro dibujar, y hubo un tiempo en que quise ser artista. Pero slo soy un asco. sonro. Me burlo de m mismo y mis desventuras, que a lo largo de mi vida, han
sido muchas.

- No lo eres. - me mira. - Algn da me dibujars?

- Siempre lo hago. - confieso bajo los efectos de la pastilla y la fiebre. - Eres mi


inspiracin. - sonro.

Su rostro se acerca al mo, y sus labios presionan los mos en un casto beso.

- Duerme Gee. Yo estar aqu.

- No te vayas hasta que me duerma. - tomo de su suter negro con pocas fuerzas.

- No lo har. Te lo promet.

- Te amo, Frank...

Mis ojos se cierran y mi mano cae.


Tengo sueo, estoy cansado y slo quiero dormir para soar con esa dulce mirada y esas

manos abrazndose a mi espalda.


Caigo en ese maravilloso mundo de los sueos, repitiendo esa frase que nace
inconcientemente cada vez que lo veo.
"Te amo, te amo, te amo"...
Una fresca brisa cubre mi rostro. Envuelto en una comodidad embriagante, resulta muy
difcil intentar abrir los ojos, pero es preciso que lo haga, porque mi frente siente frescura,
pero mi cuerpo siente una tibieza que me parece conocida.
Abro poco a poco los ojos. A travs de la ventana se pueden ver algunas luces de la ciudad,
ya que las cortinas no fueron corridas.
Mi mano se mueve con pesadez hasta mi frente, donde nace la fresca sensacin de paz.
Resultado de un pauelo hmedo.
Intento moverme, pero estoy apresado entre unas fuertes piernas, y un brazo sobre
protector, y puedo por fin reconocer la tibieza como el cuerpo de mi amado locutor.
Se ha quedado conmigo, cuidndome.
Nuevamente ha dejado Romance a Media Noche para estar a mi lado.
Sonro.
Ay amor mo nunca cre,
Que pa' sentirse en el cielo no es necesario morir,
Ay amor mo nunca cre,
Que sin perder la cabeza est tan loco por ti.(*)
"Qu feliz me haces, mi amor, porque me siento correspondido.
Tal vez no de la forma en que lo espero, tal vez no con la misma intensidad, pero me
quieres y eso es lo que importa, porque, aunque no lo diga tu boca, tus acciones hablan
por s solas."
Retiro el pauelo de mi frente y giro para estar nariz contra nariz.
Qu medicina se compara con el poder de tus brazos?
Qu droga me har sentir mejor que ahora porque s que me quieres?

- Te amo tanto, Frank...


"Tal vez, mi amada rosa marchita, tal vez sea tiempo de decirte adis.
Tal vez, haya encontrado a tu legtimo dueo"
Y a pesar de todo. A pesar de sentir esta calidez asfixiante...

La sombra de la hemofilia me persigue, sin poder olvidarla ni un instante.


"Tan frgil, tan especial..."
Algn da podr conocer, la plenitud verdadera?
CONTINUAR
1. (*) Fragmento de un pensamiento,
del cual no recuerdo el ttulo ni

el autor, pero slo quiero aclarar que


no es mo.
2. (*) Fagmento de la cancin
Qu Bendicin - Ral Ornelas
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Tengo sueo, y me duelen los dientes porque me apretaron los Braketz (frenos, braquetes,
como yo les digo, etc), y me duele la cabecita. Pero pude abrir la pgina y casi me pongo a
saltar de la emocin! Necesitaba de Slasheaven!
Un poco de Dulzura en esta historia!
Espero que les haya gustado!
Nos leemos luego!
-Umiko
Esperanza. Dulce esperanza...
Siento que Frank me quiere. Lo siento...
*
20. Captulo 19
Esperanza
Abro los ojos sintiendo la pesada luz del Sol caer contra mi cuerpo.
Me siento al borde de la cama, un poco confundido y mareado al mismo tiempo.
Le busco en la habitacin y trato de agudizar mi odo para escuchar el agua caer, pero otros
sonidos ocupan toda mi atencin. Me pongo de pie, y apenas noto que slo traigo mi ropa
interior, recordando que al despertarme de madrugada, ya me encontraba as.
Demasiado tarde para correr por un pantaln, Frank me ha visto, y ha sonredo.

- Muy buenos das, Gerard.

- Hola. - contesto algo cohibido.

- Traje el desayuno. - sonre. - Bueno, ya son las doce del da, as que tmalo como
comida o desayuno. T eliges.

- Las doce? No deberas estar en el trabajo?

- He avisado que llegar un poco tarde.

- Sales del trabajo a las dos de la tarde. - me siento al lado suyo en el comedor.
Nuestro men se compone de frutas, Hot cakes, sndwiches y varios tipos de
Omelettes. - A qu hora irs a trabajar?

- Bueno... - tom un vaso con jugo de naranja. - Cmo te sientes?

- Bien. - contesto con simpleza, comenzando a devorar un poco de meln.

Tal vez debera de decir: "Gracias". Tal vez funcionara con una persona normal, pero no
con Frank. Si no lo menciona, no quiere saber del asunto...

- Creo que deberamos ir con un mdico...

- No! - contesto desesperado. - Estoy bien, en serio. Mira. - coloco su mano sobre
mi frente. - Ya no tengo fiebre, ves? - Y uso mi mejor tierna voz.

- Dicen que es mejor con los labios. - Y hecho, coloca sus preciosos labios sobre mi
frente. - Tienes razn.

- Lo ves? Aunque no ir a trabajar. - mencion con diversin. - Slo le avisar a mi


hermano...

- Me parece bien.

Me qued mirando durante los siguientes minutos, su perfecto rostro al comer. Aprend que
Frank masticaba por lo menos veintisiete veces su comida, s, las cont. Adems, cada
ocasin que sorbe un poco de jugo, se limpia graciosamente la nariz con el dorso de la
mano.

- Deja de mirarme. - murmura mirndome a los ojos.

- Lo siento, pero... deseara poder besarte. - confieso sin retirar la mirada. - Pero no
quiero contagiarte.

Y como si le hubiese hablado al aire, hizo caso omiso a mi preocupacin, y, tomndome de


la nuca, me bes hundiendo su lengua en lo profundo de mi boca.

- Yo tambin he querido besarte...

Y para poner ms nfasis en la oracin, me brinda otro hmedo beso.

- Ven... - susurra tomndome de la mano para ponerme de pie.

Avanzamos hasta la sala, donde hace que me siente sobre el elegante sof italiano. Hincado
frente a m, Frank comienza a besar nuevamente mis labios con pasin, sus manos acarician
mi pecho desnudo, bajando hasta mi pene, el cual es acariciado con la tela negra an
cubrindolo.
Sus labios van descendiendo, y los besos que antes eran exclusivos para mi boca, ahora se
concentran en mi cuello, con acciones cortas y suaves. Con pasin acaricia mis pectorales,
para despus comenzar a lamer mis pezones, hacindome suspirar y arquear la espalda.
Mis manos estaban quietas, pero ahora se encargan de revolver los mechones azabaches.

- Fra...ank...

Y ante mi llamado, su rostro se elev para besarme nuevamente en los labios, enredando su
lengua contra la ma, y mordiendo al final mi labio inferior con sensualidad.

- Mmm... - ronrone mi locutor favorito, mientras bajaba un poco el elstico de mi


nica prenda para dejar salir mi miembro ligeramente erguido.

Con ansiedad, observ cmo su lengua sala de su boca para lamer toda la extensin hasta
la punta, la cual succion con suavidad hacindome gemir de placer. Los movimientos de
arriba a bajo empezaron, alternando las succiones con pequeos besos sobre mi pene, ahora
s, firmemente erguido y sonrosado.
Mis manos continuaban su labor en despeinar a Frankie, mientras mis caderas se elevaban
sin control buscando ms contacto con esa mgica lengua. Lengua que me haca gritar,

gemir, suplicar por ms atencin.

- Frank... - susurraba cuando la agitacin me lo permita. Su nombre se perda entre


las decenas de suspiros y pequeos gemidos que soltaba mi boca.

Frankie segua con sus movimientos de arriba a bajo, y luego en forma circular sobre la
punta. Su mano derecha le ayudaba en su labor, acariciando de arriba a bajo el resto de mi
miembro.
De su garganta salan gemidos cada vez que mi ereccin era apresada por su boca, y eso era
realmente exquisito...

- Mmm... ah... Frank...

Mis caderas se movan con ms fuerza.


Su boca se abra para m, recibiendo mi miembro al ritmo de mis embestidas, fuertes,
constantes...

- Dios! Mmm... Frank! - palabras incoherentes causadas por la ola de placer que
no me permita ms. - Mmm... ah! ah! Ah, ah, ah...

Su boca... Dios! En verdad, haca magia...


Cuando su boca baj por todo lo largo de mi pene, supe que ya no aguantara por ms
tiempo.

- Frank!

Sus dientes haban mordido uno de mis testculos, mientras su mano continuaba con una
rpida masturbacin. Pronto su lengua se entretuvo en la zona afectada, mientras que con su
mano firme, esparca a lo largo de mi ereccin el lquido pre-eyaculatorio.

- Te gusta? - tom uno de mis testculos en su boca.

- S!! - grit y sisee al mismo tiempo loco de placer. Perdido en la lujuria.

Su boca se dirigi a mi muslo izquierdo, y eso fue la gloria.


Sintiendo un ligero cosquilleo debajo del vientre, sent la presin recorriendo lo largo de mi
hmedo pene, el cual, segua siendo masturbado con extrema rapidez.

- Ms... - susurr a punto de la culminacin.

Su boca sigui subiendo hasta estar frente a mi sonrojado amigo. Bes la punta y luego lo
lami de arriba hacia abajo, y viceversa, mirndome fijamente.

- Dios...

Haba sido lo ms ertico que pude ver.


Sigui con una pequea succin en la punta, sin dejar de verme, y fue suficiente incentivo
para liberar mi semilla en el interior de su boca.

- Mmm... Gerard...

Gustoso Frank acept de mi semen, y al terminar, con el mismo gusto limpi mi miembro
que palpitaba a la par de mi acelerado corazn.
Dej caer la cabeza contra el respaldo del sof e intent regular mi respiracin.

- Fue genial... - murmur sintindome pleno.

No escuch su contestacin y slo pude verlo de pie.


En su pantaln, haba una sospechosa mancha.
Frank... Haba tenido una eyaculacin sin siquiera tocarse? Haba llegado al clmax
slo dndome placer con su magistral lengua?
Me puse de pie y bes sus labios con pereza, tardndome en recorrer sus labios y el interior
de su boca con mi lengua, a pesar de ser un camino ms que conocido para m, pero Frank
se separ con brusquedad, y simplemente murmur:

- Voy a baarme.

Giro y se fue. Tal vez, llegar al orgasmo simplemente dando placer a otra persona no sea
catalogado en la vida de Frank Iero como algo "bueno", o aceptable, por lo menos. Tal vez
para mi locutor haya sido una prdida de control, cosa que l, jams, bajo ningn concepto
se permitira a demostrar.
Pero cmo decirle que fue Perfecto?
Cmo explicarle que perder el control no siempre es tan malo?
Por qu no ser un hombre que siente y no una mquina sexual?
Habl con Mikey mientras escuchaba el sonido del agua caer. Estren mi nuevo celular,
pantalla a color, capacidad de tomar fotografa, video, con MP3, capacidad para Internet
satelital, y esos servicios intiles que al final jams podr utilizar.

- Hola?

- Mikey...

- Gerard, eres t?

- Hola Mikey, cmo ests?

- Cmo estoy? Cmo ests t?! Eso es lo que deberas decirme! Vimos las
noticias y lemos el peridico, Britt y yo te visitamos, pero no estabas en la librera,
y cuando fui con Donna slo me dijo que no te haba pasado nada en el incendio.
Dnde ests, Gee?

- Calma, Mikey, estoy bien, vine a vivir con Frank a su departamento, y no abr la
librera porque me dio un leve resfriado y me despert muy tarde.

- Oh... vivirs con Frank... - la voz de mi hiperactivo hermano, se apag como si


hubiera presionado un botn.

- S, as que slo quera decirte que estoy bien, y que maana estoy en la librera por
si quieres ir.

- Me parece bien. Nos vemos maana, entonces.

- S, nos vemos. Te amo.

- Yo igual...

Habr conspiracin familiar contra Frank?

Abr la puerta del bao sin preocuparme en tocar. Lo encontr cerrando la llave de la
regadera mientras me dispona a entrar.

- Saldrs? - pregunt mientras volva a abrir la llave.

- S. Tengo que ir a disculparme con Bob. Y t?

- S, yo tambin saldr. Tengo que ir con Elizabeth, la persona que me est


ayudando a conseguir una exposicin en una galera de la ciudad.

- Vaya. Pues suerte con eso. Te dejar la llave sobre la mesa del comedor.

- S...

Lo vi desaparecer tras la puerta y supe que segua enojado consigo mismo. No es como que
debiera de ser un genio para saberlo.
Termin mi ducha resintiendo en mis pensamientos lo cambiada que estaba mi vida, y lo
alejada que se encontraba a mis familiares ahora.

- Me voy!

- Frank, espera! - sal corriendo desnudo del bao para poder alcanzarlo. Frente a la
puerta, el locutor se detuvo y giro para verme. - La flor... La rosa que... - comenc a
explicar, pero me resultaba difcil con tantos sentimientos y escalofros.

- La que te regal Ray, s, qu pasa con ella? - pregunt cruzndose de brazos.

- Slo quiero que sepas que ahora es tuya.

- Ma? - levant una ceja. - No gracias, no acepto regalos de personas que no


quieren sus regalos.

- No es eso...

- Nos vemos luego, Gerard...

Giro, sali, y yo slo pude ver partir.


Desnudo como estaba no ira tras de l, a pesar de que sintiera muchas ganas de hacerlo.
Tal vez era el enojo del momento, y en cuanto regresara, podra explicarle la situacin.
Podra decirle que esa rosa se me entreg con el firme propsito de drsela a quien amara y
me amase.
Yo amo a Frank, y s que l me quiere.
Eso me hace inmensamente feliz, y algo dentro de m me asegura que esa rosa, es para l.
Regreso a la alcoba y comienzo a vestirme. Comenzar a estrenar mi nueva ropa, que
bsicamente rene tres colores: negro, blanco y azul mezclilla.
Ir con Elizabeth, y quin sabe, tal vez pueda tener una buena noticia detrs de esta lluvia
de destruccin...
*

- Gerard? - los ojos opacos centellaron y el rostro arrugado sonri para m. Cario, pasa. - bes ambas mejillas y me hizo pasar tomndome del brazo.
Tenamos poco tiempo de conocernos como para que usara un apelativo carioso
conmigo, pero cada vez que estoy cerca de ella, cada vez que le hablo, es como si la

conociera de toda la vida.


Tal vez a ella le pase lo mismo.

- Qu te trae por aqu, querido?

- Bueno, Elizabeth, andaba por el barrio, y...

- Barrio? - Barrio? Yo dije barrio? - Gerard, esto es un edificio.

- Lo s, s, me refiero a que andaba por aqu, y eso... - contesto nervioso.

- Qu ha pasado con mi vecino? - pregunta con una sonrisa. Yo la miro entre


asustado, emocionado y sorprendido. Ser verdad que las mujeres tienen un sexto
sentido?

- Por qu me pregunta eso, Elizabeth? - mi vista se dirige al suelo y mis manos se


entrelazan unas con otras en seal de nerviosismo.

- Creo que resulta un poco obvio, no crees, Gerard? No conozco mucho a mi


vecino, despus de todo, a penas y lo veo salir, pero creo que es un chico tmido y
reservado.

Si hubiera sido posible, me hubiera carcajeado en ese instante, porque la mujer no tena ni
idea de quin era su vecino. Estaba claro que no lo pudiera ver salir porque Frank sala y
llegaba de madrugada, pero, Tmido y reservado? Slo con las mujeres!
Sonre a la rubia y ella me correspondi.

- Son buenos amigos?

Mis ojos se abrieron con sorpresa. Si hubiera podido, me habra dejado caer al suelo o
estrellara mi cabeza contra la pared. No poda ser tan inocente, O s?
Despus de todo, somos otras generaciones...

- Bueno, algo as... no tan buenos en realidad, pero... - la mir. - Es algo


complicado, pero no importa en este instante. - tom aire. - Lo que yo quiero saber
es qu tal le fue a mis dibujos en la galera de arte donde trabaja.

- Oh s! Casi lo olvido. - ambos remos. - Bueno, el director me dijo que les dara
una revisin y que lo pondra a prueba con el consejo, lo cual equivale a su esposa e
hija, pero yo lo vi muy emocionado, as que pronto tendrs tu primera exposicin. sonri.

- Eso espero... - murmur suspirando.

- Claro que ayudara que te dieras una vuelta para visitar al seor Carter y a su hija.
Slo con verte estoy segura que insistira a su padre para que tuvieras tu propio
recinto en la galera.

Sonre mirando a la mujer con ternura.


"Y yo que siempre pens que era demasiado gay..."
Tal vez no lo sea tanto, o tal vez, Elizabeth sea muy despistada. En cualquier caso, nuestra
conversacin sigui por horas, incluso salimos a comer algo por la tarde.
Su sonrisa siempre presente es contagiosa, su voz tan tranquila y amigable es relajante, el

tiempo pasa volando a su lado, y pudo haber avanzado si no es porque mi aparatito negro
hace un sonido y comienza a vibrar dentro del bolsillo trasero del pantaln. Era un mensaje.
"Mikey no es bueno guardando secretos, o yo soy muy bueno para manipular. T que
crees? He conseguido tu nuevo nmero y me he enterado que vivirs con Frank. Suerte
para ti, y ms le vale que no te haga llorar o esta vez s que lo mato.
Te quiero, Gee.
Ray"
Sonro como slo puede hacerme sonre la presencia incluso a distancia de Ray.

- Me tengo que ir. - digo al ver la hora en la pantalla del celular.

- De acuerdo, cario. Seguramente maana el seor Carter ya me tenga una


respuesta. - sonri.

- De acuerdo, entonces pasar maana.

- No te queda muy lejos?

- No. - negu con la cabeza y sonre. - Nos vemos maana, Elizabeth. - bes su
mejilla.

- Cudate, cario.

Sub unas cuantas escaleras y avanc pocos pasos. En mi mano derecha estaba la llave y
sta sera la primera vez que las utilizara formalmente.
Temblaba de emocin, porque haba regresado a mi "hogar".
Met la llave, luego gir. La puerta se abri y con un poco de esfuerzo corr la puerta. El
departamento estaba intacto, como si nunca se ensuciara o desordenase.
Comenc quitndome la chaqueta y arruinando el perfecto orden, porque la dej sobre el
respaldo de una mesa del comedor. La puerta de la habitacin estaba entre abierta y poda
escuchar sonidos de respiraciones pesadas.
Abr la puerta y lo vi. Lo vi a l. Revuelto entre las sbanas completa y bellamente
desnudo.
Sonro. La calidez naciente de mi pecho se aloja en mi vientre, sintiendo una revolucin en
mi interior.
Lo veo con los ojos cerrados, la boca entre abierta y roncando. Veo su cabello despeinado y
s que jams se podr ver ms guapo.
Lo veo y s que jams podr amarlo menos de lo que lo hago.
Amarte a ti no es lo mejor, pero me gusta.
Quizs estoy jugando como siempre al masoquista,
en ves de distraerme con el ftbol,
o con el Internet como hacen todos.
Acaricio su cabello y beso su frente.
Sorprendido comprendo que he tenido a Frank Iero por dos das seguidos en casa,
comportndose casi como un hombre mongamo.

Esperanza. Dulce esperanza...


En ti no puedo confiar, y sin embargo confo, porque me das ms razones para estar vivo
que cualquier otra circunstancia en mi vida.
Esperanza me engaas. Me elevas y me dejas caer, pero me arriesgo, porque me das
felicidad momentnea, de sa, de la verdadera.
Esperanza. Dulce esperanza...
Siento que Frank me quiere. Lo siento...
Amarte a ti me hace sufrir, qu buena suerte.
Para acordarme de que existo y de que siento.
Para tener en que pensar todas las noches,
para vivir...(*)
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Amarte a Ti - Ricardo Arjona
Muy buena! Definitivamente,
creo que es la cancin perfecta
para Gee! Por favor, escchenla!
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Ms Felicidad!! ^^
Con escenita porno! xD No lo puedo evitar, as soy yo! Feliz & Porno!
Ok no! ._.
En serio, escuchen la cancin de Arjona. Est preciosa y perfecta para este fic! (L)
Me he pasado toda la tarde escribiendo, pero por fin tengo el prximo captulo! Y me ha
encantado, as que, sean pacientes porque no s cmo continuar! xD
"Qu bendicin la ma, despertar junto a ti cada da..."
*
21. Captulo 20
Perdido
"Qu bendicin la ma, despertar junto a ti cada da..."
As grita el cantante en la meloda de mis recuerdos.
Y jams entend porque lo mencionaba con tanto coraje y orgullo. Nunca supe por qu
gritaba cada vez que pronunciaba esa oracin, o qu tena de especial escribir acerca de
ello. Hasta hoy...
Hasta hoy que abro los ojos sintiendo la calidez de su cuerpo junto al mo. Hasta hoy que,

girando mi cuerpo, puedo ver el suyo agitndose de arriba a bajo en una suave respiracin.
Qu placentero es ver su rostro relajado y escuchar el sonido de su respirar.
Qu mgico es tenerle tan cerca y no estar soando.
Me levanto con cuidado y comienzo mi rutina, en mi nuevo departamento.
Sonro mientras entro en la ducha. Las situaciones cambian, las personas cambian, pero
nada me har cambiar de parecer: Frank es lo mejor que me ha pasado en la vida.
*
El da ha estado tranquilo. Grisceo, pero con una temperatura clida.
El seor Smith ha llegado por el libro que haba apartado hace semanas, y fuera de los
estudiantes que buscan libros de ingeniera, fsica o psicologa, todo ha estado normal y
tranquilo.
Miro el reloj. Las tres y cuarto y mi estmago hace un ruido anunciando la falta de comida
en mi sistema, pero antes de plantarme las posibilidades alimenticias que poseo, extraigo de
mi bolsillo trasero, el aparato negro, comenzando a marcar los diminutos nmeros.
Un timbre, luego otro. Mi cuerpo se recarga contra el mostrador.

- Diga?

- Hola Mikey.

- Gerard! Vaya hermanito, adaptndote a la tecnologa?

- No, aprovechando las llamadas gratis. Por qu no viniste?

- Mierda! Lo olvid, lo siento Gee. - su voz se escucha preocupada, y al final,


suplicante y tierna.

- No importa...

- Es que, tuve que ir con Bitt para algunos arreglos de la boda, y...

- No importa, Mikey. - repito mientras sonro. Qu tonto, he olvidado que mi


hermanito se casa. - Y cmo van con eso?

- Excelente, los padres de Brittany nos han dado... - Me pierdo de la conversacin,


porque lo veo entrar, tan despreocupado y encantador como siempre. Le sonri y l
me devuelve la sonrisa mientras se acerca ms a m.

- Qu bien. - Trato de dar trmino a las palabras de mi parlanchn hermano.

- S... y t, cmo vas con... Frank? - Le cuesta decir su nombre, lo he notado, pero
poco me pongo a pensar cuando sus labios se posan sobre mi mejilla haciendo
presin.

"Hola, lindo", susurra y siento las piernas temblar.

- Es l?

- S... - contesto sin aire, sintiendo el peso de Frank sobre m y sus brazos rodear mi
cuello con cario.

- Ests bien?

- Mucho. Soy muy feliz. - suelto una risita cuando unos labios se encargan de regar
cortos besos sobre la piel de mi cuello.

- Me alegro... bueno hermanito. - suspira. - Te dejo porque creo que alguien necesita
de tu atencin. - dice con voz cantarina.

- Eso creo. - sonre.

- Cudate mucho, Gerard. - su voz se vuelve ms seria y grave.

- Lo har.

- Te amo, y le mando un beso a Frank.

- Oye!

- Es una expresin!... Adis!

Ha colgado.
Cierro el aparato, doblndolo por la mitad, y de prisa abrazo esa espalda para acercarlo ms
a m. Su nariz se restriega contra mi cuello y de su boca sale un sonido parecido a un
maullido.

- Mikey te ha mandado un beso. - digo acariciando su espalda.

- Bien, cundo y dnde lo recojo?

- Tonto. Es mi dulce hermano...

- Est bueno.

Me separo de l para mirarle a los ojos. Su boca se curva en la odiosa sonrisa cnica y sus
ojos brillan con picarda.

- Vamos a comer. - propone sin importarle que yo le est lanzando mi mejor mirada
de odio.

- A comer? A dnde? - Bien, a pesar de sentir aquello en mi interior pensando en


Frankie recibiendo un beso de mi hermano, el sonido que sale de mi abdomen
comienza a hablar por m.

- Con unos amigos. Derek tiene una maravillosa fiesta de cumpleaos. Vamos?

Sonro y asiento con la cabeza. Espero que en verdad sea maravillosa. Espero que al menos,
la comida lo sea.
Y con el estmago vaco, durante nuestro silencioso viaje no puedo pensar en otra cosa que
no sea el posible men.
Pero llegamos a una linda casa, bajamos del coche y fuimos recibidos por un hombre
moreno de cabello castao, largo hasta el cuello y ojos marrn claro.
Cuando fui capaz de enfocarme en algo ms all del pastel de chocolate en una mesa al
fondo, pude ver la mayora de las miradas puestas en m, y en la mano de Frank que se
enlazaba con la ma.
El contacto se rompi en cuanto ese hombre abraz rpidamente a mi amado locutor.

- Frankie! Pens que no llegaras.

- Ya sabes como es l. Impuntual como siempre. - un hombre rubio y de ojos azules,


cabello corto y en puntas se coloc detrs del castao abrazndolo por la cintura y
colocando su cabeza sobre el hombro de ste. - Oh, Hola! - sonri dirigindome su
mirada hacia m.

- Hola. - contest mirndolos seriamente.

- Nos presentas, Frank? - pregunto sonriente el castao.

- Oh s, em... Derek. - seal al castao. - Jason, l es Gerard. Gerard, ellos son


Derek y Jason.

- Oh. - sonre. - Feliz cumpleaos.

Derek avanz hacia m sonriendo.

- Pero abrzame, cario!

Riendo acept el abrazo, mientras vea a Jason acercarse a Frank y susurrar algo a su odo,
al instante, el locutor mir con desprecio al rubio, quien se solt a carcajadas.
La fiesta fue agradable, y los platillos vegetarianos, exquisitos a pesar de ser vegetarianos.
Y no es que tenga algo en contra de las verduras, pero son verdes, y mi poltica alimenticia
dice: No se consuman alimentos que se sigan moviendo, o que sean verdes.
Jason y Derek eran pareja, y en la fiesta pude conocer a ms parejas gays, solteros, y alguna
que otra lesbiana agradable.
Las horas pasaron amigablemente. Todos eran simpticos y alocados, y, Totalmente
homosexuales? Eran difciles de describir.
Mientras iba a la cocina por un cubito de queso, pude escuchar una conversacin
interesante. Una voz preguntaba, y la voz de mi hermoso locutor responda.

- Frank Iero con pareja... - la voz sonaba burlona. - Qu seguir? El Apocalipsis?

- No exageres...

- Claro que exagero. No llegas de la mano de alguien, desde... Nunca! Jams te he


visto con pareja en las reuniones.

No escucho ms, porque no hay ms conversacin. La puerta de la cocina se abre y apenas


si tengo tiempo de esconderme tras la pared.

- Gerard es especial, eh Frankie?

Escucho un bufido y veo la figura de mi locutor caminar al centro del saln.


Es difcil creerlo.
Tal vez no haya cambiado, o tal vez lo haya hecho.
Mi cabeza empieza a doler, como cada vez que pienso en ello. Si cuando no viva con l, no
pensaba en el maana, ahora que estbamos juntos, Por qu lo hara?
Slo seran preocupaciones sin importancia. Vivimos juntos, me lleva a comer con sus
amigos, duermo en su cama y le beso cada vez que me da la gana.
No necesito ms. Ni muestras pblicas, ni nombres atrofiados.
Lo que necesito lo tengo, y eso es, Frank Iero.

The world around us disappears


It's just you and me
On my island of hope
El bendito aparato escondido dentro del bolsillo trasero de mi pantaln, me hace saltar de la
sorpresa, as como lanzar un grito que no pasa desprevenido a un par de chicas que estaban
comenzando a besarse.
Tomo el celular sin verlas mientras que sonro por dentro.
"Ocupado? He pasado por la librera y est cerrada.
Si ests con tu amor, olvdalo, pero estoy mal y quiero hablar contigo.
Ray."
Ocupado? Para Ray?
Jams! Por fin una oportunidad para retribuirle lo maravilloso que ha sido conmigo.
Busco entre la gente un rostro conocido. Lo encuentro frente a un chico de estatura igual a
la suya y ojos oscuros.

- Frank...

Gira a verme, y sonre.

- Me tengo que ir. - explico mirndolo fijamente.

- por qu?

- Tengo que ver a Ray...

El sonriente rostro desapareci, y su lugar fue ocupado por una mirada seria e interesada.

- Te llevo?

- No. - negu con la cabeza. - T qudate con tus amigos.

- Seguro?

Bes sus labios en respuesta.


Mi beso que pretenda ser corto, tierno, y de agradecimiento, termin siendo uno
apasionado, hmedo y glorioso. No poda existir una mejor descripcin del movimiento de
sus labios, su boca, y su sabor a Tabaco.
Al separarnos, un coro de aplausos y burlas nos recibieron, yo sonre apenado, pero Frank
se separ de m y mir a sus amigos con algo muy parecido al odio.

- Bien, me voy. Hasta luego, chicos!

- Adis Gerard! - son un desentonado coro, dndome la partida.

Abord en taxi, y en mis pensamientos estaba Ray, Frank, y el chico que arrinconaba contra
la pared, tal vez, no todo en ese orden...
*
Comienzo a subir las escaleras que me lleven al departamento nmero 7. Son las nueve de
la noche, y es increble lo rpido que pasa el tiempo. Ray haba tenido un problema con una
de sus novias. Y digo una, porque no s cul sea exactamente.

Segn l, la definitiva. La verdadera. Segn yo, en una semana me llamar otra vez por un
conflicto con otra definitiva y verdadera.
Pero para eso estn los amigos, para apoyar y escuchar, a pesar de conocer a la perfeccin
la historia, a pesar de haberla escuchado muchas veces.
Despus de todo, es Ray, y, qu importara gastar un poco de mi tiempo? Slo ser til
para recompensar en mnima medida las innumerables ocasiones en que fui salvado por l.
Ahora slo busco la calidez de sus labios y el descanso sobre una suave cama.
Ya maana ir con Elizabeth, s que no es tarde, pero tengo sueo y estoy agotado.
Busco mi llave. La adorable llave que me da el paso a mi paraso personal.
Abro la puerta.
Escucho ruidos, pero no son los ronquidos de Frank.
De igual manera, es muy temprano para que est dormido.
Me acerco a la habitacin, y lo compruebo. Mi amor no duerme, y no son sus ronquidos lo
que se oye. Mi vista se empieza a nublar, segundos despus de ver la escena. Ya no s si
estoy en mi paraso, o en el mismo infierno.
Son sus gemidos los que se oyen. Los de Frank y los de alguien debajo de l.
Cierro los ojos, as como la puerta tras de m. No me han notado, por supuesto, como si
fuera algo importante que notar en un momento as.
Coloco mi mano sobre mi boca, acallando los sollozos que luchan por salir.
"Tonto, estpido." Repito en mi mente.
"Cmo fui a caer de nuevo?
Cmo guardar una esperanza. Cmo fui capaz de creer en ella! "
Si no es ms que un cuento. Una ilusin. Una palabra sin sentido.
El pecho se comprime. Me comienza a doler.
Me falta el aire, y mis sollozos comienzan a perderse entre los sonidos del colchn.
"Yo saba. Quera creer, pero en el fondo saba que no haba cambiado.
Saba que no iba a cambiar. Es Frank, y siempre lo ser. Y a pesar de conocerlo, segu
encaprichado con l. Atado a su mirar y respirando slo gracias a sus besos.
Pero lo saba. Como lo ms obvio. Lo saba".
Te amo. Te am.
Pero duele. Duele tanto, y yo soy tan dbil. Tan frgil que ya he agotado mis fuerzas.
Ya no puedo ms...
Saco del congelador la rosa marchita.
"Mi amiga. Mi compaera.
T jams me traicionars".
Veo nada. Las gotas de agua empaan mi visin, pero no importa. Necesito salir de ah,
donde slo escucho sus gemidos y una voz susurrar su nombre.

No es justo.
Yo lo amo ms que a nada en el mundo!
No es justo.
Yo dara mi vida, mi alma, mi fe, todo por l!
No es justo.
Pero fue un juego con las reglas estipuladas. Acept jugar, y fui fuerte para soportar el
terrible escozor en mi piel cada vez que haca sus jugadas.
Pero ya no ms.
Ya se me agotaron las fuerzas de reserva y las barreras primarias contra el dolor. Ya no
puedo soportarlo ms. No lo merezco.
Mi rosa camina escondida dentro la chaqueta de mezclilla. Mis pies me llevan con pasos
acelerados bajando escalones. Apenas y veo un poco, y cierro los ojos para dejar caer las
pesadas gotas. Los sollozos lastiman mi garganta y la desesperacin obliga a mi pecho
agitarse de arriba a bajo de forma constante.
"Qu frustracin saberme usado. Qu frustracin haber estado a tu lado como perro fiel.
Es que te necesito tanto. Tanto como respirar, como comer, como creer."
Pero qu estpido fui. Porque mi mente slo cre motivos para creer en ti, pero nunca me
los diste, Frank Iero...
"Estpido, estpido, eres un estpido".

- Estpido!

Mi garganta se quebr, de la forma ms literal posible, porque escuch un crujido que no


pude adivinar si fue de mis cuerdas bucales o de mi corazn. Un crujido que fue
acompaado de un sonido ms estrepitoso.
Correr por las escaleras no es algo bueno, siempre me lo haba dicho la abuela, pero quin
iba a recordarlo. Cmo recordarlo si slo quiero huir.
Sonro desde mi posicin. Ahora lo recuerdo, porque el crujir fue el paso que di mal, y el
estrepitoso sonido, mi cuerpo impactndose contra las escaleras.
Me quedo en silencio, sintiendo la frialdad del piso de mrmol y viendo manchas rojizas a
mi alrededor.
"Y ahora, a pesar de todo, slo quisiera decirte, Te amo' por ltima vez."
Slo por ltima vez antes de cerrar los ojos.
Porque me pesan Frank, y el dolor en el pecho no me deja respirar. Ya no s si es por que
he cado de cara contra el suelo, o porque me has roto el corazn, otra vez.
Slo quisiera decirte Te amo', pero ya no puedo respirar. Me duele el cuerpo y me pesa
demasiado este dolor.
Mis ltimas lgrimas caen. Mis ltimos sollozos silenciosos.
Y siento la prdida de todo.
Pierdo el llanto. Pierdo la voz.

Pierdo el dolor en el pecho.


Pierdo lquido rojizo.
Pierdo calidez.
Pierdo la respiracin.
Y nada de eso sera importante, pero te pierdo a ti, Frank.
Y eso, en verdad duele.
Cerrando los ojos, ruego por ti.
Por m, y por mi madre, que como siempre, tena razn.
Ojala te d otra bofetada.
"Me has hecho llorar..."
Floto. No siento.
Me pierdo...
And I forgot
to tell you
I love you
And the night's
too long
and cold here
Without you(*)
...
CONTINUAR
(*) El mundo alrededor desaparece
Solo t y yo
En esta isla de esperanza.
Y yo olvid
decirte que
te amo
Y la noche
es demasiado larga
y fra aqu
sin ti
I love You - Sarah McLachlan
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Me mora por subir este captulo, y aunque yo s que la ltima parte es lo ms llamativo
del captulo, tambin me gustara recibir opiniones del resto del captulo, porque me
esforc bastante en juntar los hechos! u_u

Al final del captulo el objetivo y el reto fue que se entendiera el accidente sin tener que
decir: Me ca de las escaleras. O entender que Frank estaba con otro sin decir: Frank est
teniendo sexo con otro hombre.
Buscaba algo ms... sutil?
Slo quiero que est bien
*
22. Captulo 21
Dormir
"Jams te har dao"
Y eso qu importa, si t Frank Iero ya has hecho dao por los dos.

- No cierre los ojos, por favor.

"Los he tenido abiertos?" Esto que me quema, Ser slo la luz desprendida por los
focos?"

- Vamos, no se duerma.

Pero no es tu voz. Y no puede ordenarme nada.

- Gerard...

No ms. Ya no ms...
Por favor.
*
Donna Lee podra describirse como una mujer calmada y analtica, reconocida por su mente
fra a la hora de las decisiones, y su correcta postura ante las adversidades. Se divorci de
su marido cuando sus hijos eran muy pequeos, y, como la mejor de las guerreras, luch
incansablemente contra cada uno de los retos que la vida le impona.
Su vida ha sido en diferentes tonos de colores.
Rosa cuando se cas por amor. Negro cuando escuchaba a su marido llamarla con
desprecio. Blanco cuando su primognito lleg al mundo, y gris cuando supo su
enfermedad.
Hoy, su da se volvi rojo en cuanto escuch la voz de una desconocida hablarle de su hijo,
y aunque dio muchas explicaciones, su mente slo reaccion cuando la mujer pronunci
dos terribles palabras en la misma oracin: Gerard y Hospital.
Y ahora estaba aqu, en el Hospital General, buscando el rea de Urgencias y cualquier
mujer que respondiera al nombre de Elizabeth, el cual gritaba con locura.

- Donna!

La seora Lee pudo observar a una mujer al final del pasillo. Luca un pijama gris y una
bata azul. El cabello rubio sujeto en una coleta que poco a poco se deshaca, y el rostro
demasiado preocupado como para tratarse de una simple desconocida.

- Cmo est? - Pronunci al estar frente a frente; mano a mano con la desconocida.

- No lo s. No han salido a informar.

Donna asinti con la cabeza y se dispuso a sonrer a la mujer. En este punto, como cada vez
que algn conocido se encuentra en las manos de uno de esos doctores, no hay ms que
hacer que permanecer sentado y guardar la fe.
>> Elizabeth haba salido a dar un paseo. Inquieta por los fantasmas del pasado, y los
recuerdos de su marido. Era la sexta noche en la que no poda dormir, as que su rutina
estaba establecida en dar un paseo por su piso, y luego bajar hacia la entrada para saludar a
Joseph, el portero, pero hoy la rutina cambia, y la opresin en su pecho aumenta. El mal
presentimiento se confirma cuando observa a Joseph al lado de un cuerpo tendido sobre el
suelo e impregnado de sangre.

- Una ambulancia! - exclama Elizabeth apretando ms el nudo de su bata.

El joven portero, nervioso asiente con la cabeza y entra en la cabina de vigilancia para
hacer la llamada.
Aunque est de espaldas, Elizabeth sabe quin es. Pronto se hinca a un costado y acaricia el
cabello oscuro.

- Estars bien, cario... - Una lgrima desciende por su mejilla izquierda, a la que le
sigan algunas ms.

- Seora, ya viene la ambulancia.

- Informa a Frank Iero... - menciona sin dejar de acariciar el suave cabello.

Mientras iba en la ambulancia, uno de los paramdicos extrajo del bolsillo del pantaln, un
celular, y dentro de la chaqueta, una rosa casi sin ptalos, ya que stos estaban esparcidos
sobre el suelo y las ropas empapadas.
Rpidamente, la mujer marc el nmero con el nombre: Mam, y pacientemente esper
para anunciar a quien le contestara, que Gerard Way haba tenido un accidente y lo
llevaran al hospital.
Ahora, sentada al lado de la mujer, peda silenciosamente ayuda a quien haba entrado
sobre una camilla al rea de urgencias.

- Aydale, Ted...

Donna gir su rostro, y le mir con confusin.

- Es mi marido. - explic Elizabeth. - Muri, y espero que le pueda ayudar a Gerard.


- suspir y descendi la cabeza. - Es un chico admirable y talentoso.

- Cmo conoci a mi hijo?

Elizabeth sonri tiernamente sin dejar de observar el blanco suelo del hospital.

- l me ayud con mis compras, y a causa de eso, se hizo un corte en la mueca. La respiracin de Donna se cort en ese momento sin que pudiera evitarlo. - Ofrec
mi departamento para curarlo, pero la herida no dejaba de sangrar. - Elizabeth
enfrent la mirada cristalizada de la madre de Gerard y sonri. - Tuve que inyectarle
factor antihemoflico.

- Le cont? Gerard le dijo que...

- Qu tena hemofilia? - Donna asinti con la cabeza. - Lo hizo...

Hubo un largo silencio. Tan largo como el tiempo que tenan que esperar para recibir una
noticia.
La historia fue relajante para Donna. Saber que su hijo le haba tenido confianza a la rubia,
le haca creer que era parte importante en la vida de Gerard.
Elizabeth, mientras tanto, vea dar constantes caminatas a la madre del artista, observando
las semejanzas fsicas entre ambos. Pocas. Determin despus de mucho anlisis. El
hospital estaba habitado, pero en silencio, as que le fue imposible ignorar los pesados
pasos que hacan una carrera. Gir el rostro al mismo tiempo que Donna, e internamente
sonri con alivio al verlo ah.
Pero para la madre de Gerard, no fue un alivio, ya que, al tenerlo frente a ella, no pudo
evitar lanzar su mano con fuerza contra la sonrojada mejilla que se agitaba por el esfuerzo.

- Cmo te atreves a venir aqu!

Ojos habitantes del pasillo se posaron frente a la mujer y al chico que segua sosteniendo su
mejilla con una mano y lanzando una mirada preocupada.

- Slo quiero saber cmo est... - murmur con pena, como si la voz se le fuera a
quebrar.

Elizabeth, quien miraba la escena con reserva, coloc la mano sobre el hombro de la
enfadada mujer.

- Djele que se quede...

- No tiene derecho de estar aqu!

- Est haciendo un escndalo. - sonri con ternura. - Deje que se quede. Es amigo de
Gerard.

Donna solt un bufido, y cruzando los brazos fue hacia una de las incmodas sillas a
sentarse de nuevo. Amigos? S, claro!
Ya deca ella que Gerard no poda ser tan abierto ante alguien...
Olvidndose del maldito ser que acababa de llegar, pens que sera una buena idea
informarle a Mikey, aunque fuera tan tarde, saba que si no lo haca, la reaccin de su hijo
sera peligrosa. El celular y la rosa marchita estaban dentro de su bolso negro.

- Te inform Joseph? - pregunt Elizabeth tan amable como siempre, an de pie


frente al locutor, alejados prudentemente de Donna.

Frank asinti con la cabeza, haba captado la pregunta, pero su mente se distraa en el
recuerdo de otro momento.
>> Su amante en turno se llamaba Angelo. O eso recordaba.
Su memoria era muy escasa despus de una botella de ron y algunas cervezas, slo
recordaba que dese a Angelo, y tena que llevarlo a la cama, tener sexo duro y magnfico y
volver a trabajar. Tena que hacerlo, despus de todo, era Frank Iero...
Pero cuando terminaron, elev el rostro vio ojos oscuros mirndole. Un cabello rubio y un

cuerpo moreno. Y sinti algo en el pecho. Un dolor indescriptible.


No escoca ni picaba. No cruja o punzaba, era, como si algo le faltara...

- Gerard. - murmur al aire sin poder evitarlo.

El hombre en su cama le mir casi con enfado, y a punto estuvo de reclamar, pero golpes
constantes contra su puerta le interrumpieron. Frank comenzaba a pensar que
definitivamente tendra que poner un letrero fosforescente con la frase: "El timbre est
aqu". Arroj el condn y se coloc los primeros jeans que encontr en el suelo.
Comenzaba a acomodarse el pelo, pero estaba seguro que su olor a sexo seguro que no
pasaba desapercibido.
Definitivamente, si estuviera Gerard afuera se sentira un poco incmodo. Pero no era
Gerard, era Joseph, y nervioso el portero apenas si poda hablar.

- Tranquilzate que no te entiendo!

- Em... su... em... Gerard Way tuvo un accidente, cay de las escaleras y se lo
acaban de llevar al hospital.

Frank sinti un balde de agua helada empapar su semidesnudo cuerpo. Sin cerrar la puerta
ingres en la habitacin, cambindose de ropa, colocndose ropa interior limpia y un abrigo
negro con prisa.

- Te vas o te quedas, me da igual, pero cierra la puerta.

Angelo le mir confundido desde la cama.

- Qudate! - rog mostrando su mejor cara y dejando a la vista su desnudo cuerpo.

Pero el locutor ni le mir. Tom las llaves, el celular, y de prisa us el ascensor que no
haba vuelto a utilizar desde haca mucho tiempo.
"Que est bien. Por favor, que est bien".
Ya era una punzada. Un ardor insoportable cortndole la respiracin.
"Que est bien..."
Y seguan pasando los minutos. Enfermas seguan pasando y hombres con batas corran por
el pasillo. Hombres y mujeres igual de angustiados, y el tiempo segua pasando.
Por qu no salan? Por qu no les daban ni una maldita palabra?
Donna comenz a llorar de la impotencia, a su lado, Elizabeth trataba de animarla,
colocando su mano sobre el hombro de la triste mujer.
Frank permaneca de pie unos cuantos pasos alejado de las mujeres.
Una puerta se abri, y una nueva esperanza rota cuando el hombre con bata pregunt por
los familiares de una tal: Georgina Bloom.
Donna volvi a hundirse en su asiento, y Elizabeth borr la mirada brillante.

- Mam! - La rubia encargada de la restauracin de importantes obras, observ a un


chico de mirada clara, rostro delgado y cabello marrn oscuro correr hacia donde
ellos estaban. Donna se haba puesto de pie para recibirlo con un abrazo, aunque
atrs de aquel chico, llegaba otro con abultado cabello y el rostro acongojado. Bes
la mejilla de Donna tiempo despus.

- Cmo est?

- No lo s. - Donna acarici la mejilla del chico con cario. - Pero estar bien,
cario. Tu hermano estar bien.

Mikey asinti y desvi un poco la mirada. Vio a Frankie retrado, recargado contra el muro
blanco y la mirada perdida. Con cuidado avanz hasta l.
Coloc una mano sobre el hombro del locutor, hacindolo saltar de la sorpresa. Una simple
mirada, un cruce elctrico y palabras transmitidas a disposicin del oyente.
Mikey quera escuchar: "Lo siento". Mientras que Frank slo deseaba saber que Gerard
estuviera bien.
Un ser blanco que se abre paso entre las personas.

- Familiares de Gerard Way. - pronuncia en cada paso. Hasta que llega al final del
pasillo, puede escuchar una respuesta.

- Soy su hermano. - contesta el chico tomando la mano de su madre. - Cmo est


Gerard, doctora?

Una mujer de cabello castao y rizado les mira con seriedad.

- El seor Way perdi mucha sangre, gracias al trauma craneal, adems hubo
algunas hemorragias en las articulaciones y eso, con su enfermedad es muy
peligroso.

- Qu enfermedad? - la voz de Frank sobresali desde las tinieblas, detrs de Ray.

- El seor Way tiene hemofilia. - la mujer mir directamente al locutor. Donna


comenz a llorar con ms fuerza. - Pero esperamos estabilizarlo. Se encuentra en
terapia intensiva.

- Esperan? - pregunt Ray con enfado.

- Esperamos, porque todo depender del seor Way de ahora en adelante. - suspir.
- Soy positiva, siempre, si pasa la noche, lo tendrn en casa muy pronto.

Pero eso no serva de consuelo. Ni siquiera era un consuelo muy pobre. Era nada.
Todos bajaron la cabeza sincronizados.

- Podemos verlo? - interrog Mikey con esperanza.

- Se encuentra en terapia intensiva, est denegado el paso a cualquier persona ajena


al personal del hospital.

- Por favor. - pidi Donna con ojos rojizos y suplicantes. - Slo queremos verlo
unos instantes, doctora...

- Beckham. - dijo la mujer extendiendo el brazo a la acongojada mujer que lo tom


algo sorprendida. - Doctora Beckham, como el futbolista. - sonri. - Ver qu puedo
hacer por ustedes.

La mujer gir y la bata se agit cuando aument el paso recorriendo el pasillo.


Donna se desmoron en los brazos de su hijo.

- Por qu nunca me dijo que tena hemofilia? - habl Ray enojado. - Por qu no

me dijo!

- Mi hermano se est muriendo! - la voz de Michael se quebr. - No... no hagas


preguntas estpidas ahora...

La tensin se senta en el aire. Un bello coro de suaves sollozos y una hermosa danza de
lgrimas.
Frankie se alej del cuadro, dejndose caer sobre la incmoda silla azul. Observ una bolsa
oscura a su lado, y sobresaliendo de sta, una rosa marchita.

- Mi rosa... - murmur tomndola sin consentimiento.

- Te la dio? - Ray haba girado en cuanto haba escuchado dar pasos detrs de l.
Frank simplemente le mir. - Le dije que se la entregara a quien lo amara y lo
hiciera feliz. - Ray le arrebat la flor casi sin ptalos. - No s por qu te la dio a ti...

"Yo tampoco..."

- Slo quiero que est bien. - susurra. En un susurro tan apagado que ni l mismo es
capaz de escucharse.

- Elizabeth, yo le agradezco tanto lo que ha hecho por mi hijo, pero es mejor que se
vaya.

La rubia mujer asinti de buena gana con una sonrisa.

- Pero le dejo mi telfono, y espero que me hable para cualquier cosa, est bien?

Donna asinti y en poco tiempo estuvo explicando a Mikey y Ray de quin se trataba la
mujer que acababa de partir.

- Creo que t tambin debes irte. - la madre de Gerard volvi a hablar, pero sin ser
educada, como lo haba sido con Elizabeth.

Frank levant la cabeza y observ las tres figuras paradas frente a l.

- Yo s que tal vez ustedes crean que no me importa. - suspir. - Pero quiero estar
con l...

- Para qu?! - grit la mujer furiosa. - Para seguir arruinando su vida?!

- Yo...

- No crees que has hecho bastante? - le mir con ojos llorosos.

- Mam... - intent tomarla de los hombros, pero Donna se separ, acercndose ms


a Frank. Se sent a su lado.

- Djame Mikey. Djame decirle que desde que lleg a la vida de Gerard l
descuida su tratamiento, que gracias a l Gerard estaba triste, llorando siempre...
Djame decirle cunto arruin la vida de tu hermano...

- Seora...

- No te parece que ya has hecho demasiado dao?! No crees que mi hijo merece
descansar de ti, y de tus juegos?

Frank baj la cabeza con pena.

- Mi hijo es una buena persona, y no es su culpa haberse enamorado de ti... No lo


hagas sufrir ms. Ya es suficiente...

La mano de la mujer se pos sobre la cabeza de Frank. Sonri con ternura, como slo una
madre preocupada por su hijo podra hacerlo.

- He conseguido que pase uno. Pero slo uno.

La doctora Beckham llegaba con una bata colgando sobre su brazo izquierdo. Los hombres
que estaban de pie, miraron a Donna, quien an mantena su mano sobre el cabello
azabache del locutor.

- Djeme verlo. - pidi con voz pausada y mirndole a los ojos. - Slo djeme verlo
por ltima vez. Prometo no volverlo a buscar, jams. Slo djeme verlo...

Donna asinti con la cabeza.

- Entonces, acompeme. - la doctora le tendi la bata e hizo que se la colocara.

Pasaron pasillos y puertas, hasta llegar a una habitacin sin las cortinas tapando la
visibilidad.

- Tmese su tiempo, pero no se exceda, que le pueden preguntar datos. Yo estar


cerca, por si acaso.

Frank asinti. Coloc su mano sobre el cristal, y lo vio.


Tan tranquilo. Tan inocente.
Tan frgil.
Cunto dao le hizo. Cun equivocado estaba.
Tantas ocasiones en que le pudo hacer dao fsico. Tantos momentos de celos y egosmo.
Tanto ser Frank Iero...
Quin te dijo que yo
era el sueo que soaste una vez.
Ahora se senta culpable, y, por primera vez, arrepentido.
Su mano resbalo por el vidrio al verlo tan plido a juego con las mantas blancas.

- Es lo mejor...

Pero se senta triste.

- Una persona tan maravillosa, tan especial, como t, no puede estar con algo como
yo.
Quin dijo que t
voltearas mi futuro al revs.

"Es lo mejor". Continu repitindose en su mente. Auto convencindose que a partir de


ahora, no vera ese rostro tranquilo al despertar. Y eso no debera ser tan malo en su antiguo
sistema.

- Es lo mejor.

Frase dicha a la misma vez en dos lugares diferentes.

Frank la dijo antes de dar vuelta y avanzar de prisa, dejando caer una solitaria lgrima.
Donna la dijo mientras vea los restos de la rosa marchita...
No queda ms que ir aprendiendo a vivir slo(*)
CONTINUAR
(*) Fragmento de la cancin
Minutos - Ricardo Arjona
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Esto se convierte en un problema. Actualizo muy tarde, y me regaan, porque estoy en la
sala y no quiero apagar mi msica! :D Si tengo Laptop debo aprovechar su movilidad, no?
En fin... Estuve toda la tarde escribiendo como manitica consiguiendo 7 pginas! :D No
segu porque me cans y me aburr. Pero bueno, fue un gran adelanto, espero recuperar el
ritmo. Nos leemos pronto, y en verdad, espero que les siga gustando! Pronto conoceremos
lo que piensa el seor Iero!
Abrazooos! :D
Miedo. T nunca has sido, un buen consejero...
*
23. Captulo 22
Frank

- Dos das. - suspir con pesar. - Ha estado inconciente dos das. Y aunque ahora
est aqu, y no en terapia intensiva, sigue inconciente. La doctora nos dijo que sera
cuestin de horas para que abriera sus ojos. Que estaba bien. Pero... - La voz se
quebr y el llanto empa los ojos claros.

- Estar bien. - brind un abrazo consolador, sintiendo las gotas mojar su hombro.

- No lo entiendes! - neg con la cabeza y se separ de aquellos brazos. - l... no


quiere despertar...

Ray volvi a abrazarlo. Mikey no dejaba de sollozar y tiritar desesperado. Dos das de
angustia, y su amigo segua empotrado sobre una pequea cama de hospital.

- Despertar.

Dirigi su mirada al cuerpo de su mejor amigo.

- Despertar... - volvi a murmurar dando consuelo al chico que lloraba sobre su


hombro, y tratando de darse valor.
*

Frank Iero estaba en la lavandera. Increblemente, y dejando que pasara como una
novedad, no haba ido a trabajar. No poda.

Se senta tan ausente del mundo, que haba preferido hablar con Bob, y con todo el dolor a
su orgullo y amor personal, tuvo que hablar con su padre para que le brindara el permiso.
Y al final concluy, que la charla con su padre haba sido menos tortuosa que con su
compaero de trabajo, rompiendo sus expectativas; ya que su padre no pregunt motivos, ni
insisti en decir que era un tonto y que debera de ir al hospital para resolver las cosas.

- Resolver qu, Bob? - era una hermosa noche. Un mircoles como cualquiera, en
un bar cualquiera al norte de la ciudad. Bob Bryar mantena la vista fija en su
amigo, y el sistema sobrio atento a cualquier cosa, pues Frankie llevaba cinco
cervezas, y a penas estaba empezando.

- Cmo que resolver, qu? Tienes que ir all, saber como est, y cuando despierte,
decirle que es lo ms genial que te ha pasado en tu estpida vida, imbcil. Eso le
tienes que decir.

Frank haba desviando la mirada.

- S que no eres as, pero, No vale la pena cambiar?

- Lo promet. - murmur dando un nuevo trago a su cerveza.

- A la mierda las promesas. - Bob era un tipo tranquilo y boca floja, por eso le
agradaba tanto. Deca lo que pensaba sin importarle la censura o slo por quedar
bien. Era sincero, directo, y un mal hablado. - Lo que t necesitas est en una cama
de hospital, porque te vio follar con otro tipo.

Frankie abri los ojos cual grandes platos.

- No me digas que no has pensando en esa teora. - dijo Bob dejndose caer sobre el
respaldo de la silla. Frank tan slo sigui bebiendo. Tal vez s lo haya pensando,
pero eso quedara guardado en su negra conciencia hasta la tumba. - Le has hecho
dao como el cabrn que eres. Y no se lo mereca, lo mnimo que podras hacer es
quedarte a su lado en este momento, Y esperar a que despierte! O tal vez ya lo haya
hecho. No lo quieres ver?

- Tienes razn. - Frank Iero tomaba con ms fuerza su cerveza recargada sobre la
pequea mesa circular. - Le he hecho dao. Soy un cabrn y no merezco ni su
mirada unos segundos. Lo mejor es que no vuelva a aparecerme ms en su vida, y l
logre ser feliz.

- Y una mierda! - Bryar dio un fuerte pisotn al suelo como un nio pequeo y
cruz sus brazos con indignacin. - La vida no est llena de oportunidades, por eso,
tienes que aferrarte a las que surgen en el camino. Gerard era tu oportunidad, Y
simplemente lo dejas ir? No s si sepas lo que es estar enamorado, Frank, y lo
horrible que se siente ser rechazado. Eso ha sentido Gerard, maldito imbcil. - Bob
mir al locutor. Sus ojos azules brillando con furia, mientras que aquellos orbes
almendra se concentraban en el tallado de la mesa. - Tienes razn. l es demasiado
para ti.

Y enojado, Bob sali del local.


Frank an no descubre cmo fue que lleg a su departamento. Una sorpresa ms grande fue
encontrarse solo en su cama. Con un olor asqueroso y un terrible dolor de cabeza.

Ahora, mirando su ropa negra girando dentro de la secadora, todo parece un dulce sueo.
Su sonrisa, sus ojos y su voz.
> Es demasiado para ti. <
Lo saba. Desde siempre lo supo. En el instante en que lo vio, y en el momento en que se
convirti en algo tan imprescindible.
Cmo culpar a Bob por sus crueles palabras?
l no saba de su amor frustrado. Del dolor y las noches en vela.
Cmo culpar al afro-amigo o a la madre de Gerard. Ellos no saban cun importante era el
vendedor de libros para l.
Nadie lo saba.
Cerr los ojos, deseando que el dolor en su pecho se fuera.
Pero no lo hizo, y en cambio, una lgrima resbal traviesa a travs de su piel.
Cmo pensaba Frank Iero? Qu haba en su cabeza?
He aqu la respuesta.
...
> Hola.
- Hola. <
Todo tan comn. Una simple palabra y una mirada.
Despus de una sesin de sexo rpido, pero satisfactorio, Frank Iero descubri a ese ser que
le miraba fijamente. Con slo girar el rostro, sus ojos se abrieron de ms. Aquello que
brillaba a su alrededor no poda ser la luz celestial que el locutor pensaba que era. Pero an
as, la vea iluminando el precioso rostro plido, los ojos verdes y los labios delgados. Se
notaba tan inocente que con seguridad supo que sera uno de los seres ms bellos que
tuviera la oportunidad de conocer.
> Gerard Way. <
Un nombre. A esas alturas, slo era un nombre, y al final de la noche, poco importara,
pues, como todos, terminaran en algn rincn oscuro teniendo sexo y despidindose sin
ms. Pero Frank dijo su nombre, y los ojos verdes brillaron ms que nunca. Los labios le
sonrieron y pronto tuvo la dicha de escuchar su bella risa.
> Soy un gran... admirador. Jams me pierdo uno de tus programas, tus poemas son tan
buenos, y bueno, tienes una voz... <
Hermosa, haba dicho despus de que Frank le insistiera a seguir. Y algo en ese instante
cambi. Porque al locutor los piropos le sobraban, y los halagos le caan cual lluvia en un
fro otoo, pero todos iban desde su lindo trasero, al tiempo que duraba para llegar al
orgasmo.
Sus ojos eran llamativos, unos ms astutos le decan que su cabello era lindo. Pero nadie, a
ninguno le importaba su trabajo. Su voz era su trabajo.
Tal vez, por eso, suplic para volverlo a ver. Porque Gerard lo rechazaba, y como excusa

deca que tena que irse.


> - Y si me tiro en el suelo y hago berrinche, te quedars?
- No lo haras. <
Frank pudo escuchar nuevamente esa adorable risa, pudo perderse en la forma de esos
labios, y pudo desearlos con mayor ansiedad.
Por eso se acerc a l. Pidi permiso, como nunca lo haba hecho, pensando que un ser
angelical como l, debera tener barreras de proteccin.
Gerard le concedi el paso, y sus labios sintieron la tibieza de unos ajenos. El beso fue
exquisito. Sus labios se reconocieron, sus dientes mordieron, queriendo comprobar si el
hombre frente a l era real; y finalmente, su lengua se encarg de danzar pasionalmente a
un ritmo lento y agradable junto a una deliciosa lengua con sabor a whisky.
Cuando gir y tuvo que salir corriendo para continuar con el programa, en silencio
confesaba lo ansioso que estaba porque el da de maana llegara ya. Para poder ver sus
ojos, perderse en los labios y escuchar su voz.
> - Aah... slo... Slo hazlo despacio. Hace mucho que yo, no...<
Haba entrado en su departamento. Se haba sentado en sof.
Ya haba esperado demasiado. Toda una noche ansindolo, y ahora, por fin para l, no pudo
resistirlo ms.
Se lanz sobre l. Bes su boca, su cuello y su pecho. Lo dirigi a su habitacin, y la rutina
comenz. Nuevamente a adorar un plido cuerpo. Nuevamente a besar y hacer gemir.
Sinti la entrega de Gerard, y sus ansias crecieron a medida que escuchaba su nombre salir
de esa boca.
Era como estar a punto de hacerle el amor a un virgen. Tratarlo con dulzura fue
inconciente. Mirar sus ojos durante el acto fue una necesidad. Susurrar su nombre al
terminar, y rer a carcajadas fue la nica forma de externar sus sentimientos arremolinados
en el pecho.
Una satisfaccin sin igual.
Una dependencia recin creada, sin notarlo, como si fuera la primera vez.
> - Gerard, es hora que te vayas <
Era momento de caer en la realidad. l sera uno ms. Una vez en su cama, ya no habra
una segunda oportunidad. Un momento de xtasis sin igual, y un adis sin ms.
Pero Gerard despert, y lo miraba de esa forma tierna y enamorada. Lo hicieron sentir
temeroso y altivo a la vez. Por primera vez.
Intent tratarlo justo como a los dems. Trat de echarlo sin preocuparse por l, pero no
poda. Simplemente era algo ms fuerte que su propia filosofa.
Cmo fue que termin llevndolo a su trabajo? Por qu slo a l?
Qu tena ese chico que tanto le atraa, era algo que Frank sospechaba, pero prefera
guardarse para crear sorpresa, o para poder equivocarse, que era lo que ms deseaba.
Cuando termin su trabajo, poco recordaba a aquel hombre de ojos verdes, hasta que de
rodillas, comenz a darle el mejor sexo oral de su vida.

Mir el rostro sonrojado y el cabello revuelto. Era un hombre especial, de eso no haba
duda.
Tan tmido, y entregado, como apasionado y leal.
Tan hipnotizante.
Tan adictivo...
Sino fuera porque...
> - Quin es?
- Nadie. <
El locutor observ al de cabello negro empapado en llanto. Seguramente se senta
traicionado, pero que se fuera enterando que Frank Iero no era de nadie, ni podan haber
contratos de exclusividad. Frank Iero tena reglas, y ya haba roto una al tener sexo con l
dos veces seguidas. Necesitaba carne fresca, necesitaba ser l de nuevo.
Y al ver la cara triste, en lugar de pena, le dio satisfaccin. Porque tena razn, Gerard lo
quera, y eso significaba tener poder sobre l.
El poder... lo mejor despus del dinero y el sexo gay.
Frank Iero tena poder sobre Gerard Way, y eso senta increblemente bien.
> - Deja de decir ese nombre. Me pondr celoso... <
Y no conforme con saberse dueo de ese poder. Tena que ir a declararlo.
Tena que darle alas para dejarlo caer nuevamente. Tena que llegar a preguntar si estaba
enamorado de l, ya sabiendo la respuesta.
Tena que actuar.
Tena que ver esa cara de tristeza.
Adorable. Ver ese rostro al explicarle su filosofa era directamente: adorable.
Las mejillas estaban rojas, los ojos muy abiertos y la respiracin se agitaba.
"Yo no creo en el amor". Haba dicho, y perfectamente escuch algo quebrarse.
Sonri internamente. Qu bien se senta.
Qu magnfica era la venganza a distancia.
> - Quiero estar contigo, Vlad, no importa nada. <
Vlad?
Cmo era posible que despus de esa humillacin tuviera la valenta de regresar?
Algo se encendi. Maldito Gerard! Por qu tena que ser especial?
Por qu tena que mandar su plan a la mierda?
Por qu no lo poda rechazar?
Porque en el mismo instante en que sus labios tocaron los suyos, la llama de la lujuria se
incendi y su cuerpo vibraba ansioso para que pudiera apagarla. Y poco le import si se
vengaba por lo que una vez le hicieron a l; mucho menos le import porqu lo haba
llamado Vlad.

Gerard era diferente. Era un maldito terco, y realmente le gustaba.


Le gustaba su cuerpo, su mirar, y su forma de ser.
"Realmente me gustas". Murmur creyndolo dormido, pero no lo estaba, porque cuando
l cerr los ojos, escuch cuando Gerard le declar aquel tortuoso par de palabras. "Te
amo".
Pero ya no poda sonrer con burla...
> Ven, te quiero llevar a un lugar. <
Por qu lo llev? Frank desconoce, o ha intentado olvidar. Tal vez, en el momento lo pudo
haber justificado diciendo que deseaba que Gerard aprendiera. Porque era una criatura
hermosa, pero inexperta. Demasiado inexperta tal vez, y a ese paso, sera uno ms de esos
homosexuales casados y con dos hijos.
Lo cual no estaba contemplado como "correcto" en el sistema de vida de Frank Iero. Gerard
necesitaba salir, conocer gente, y tener sexo con otros hombres.
Pero no estaba planeado que sintiera aquella punzada en el pecho cuando lo vio salir con el
rubio del local. Se supona que estaba para aprender, pero en lugar de felicitar a su alumno
por su rpido aprendizaje, slo quera alejar al hombre de SU Gerard.
Iero se permiti un momento para reflexionar y retractarse.
En este mundo, somos tantos, que un pecado sera privar al mundo de alguien. Todos
somos de todos.
Sonri entonces, satisfecho con su reflexin, y recordndoselo noche tras noche cuando lo
vea salir con otros tipos. Asenta con orgullo.
Su alumno...
Y nuevamente la palabra SU'... "Me trastornas, Gerard"
> - Bienvenido a mi vida, Gerard... <
Haba escuchado nuevamente el "Te amo".
Haban sido uno en aquel local. Haba gemido su nombre y l haba gritado el suyo al llegar
al clmax.
"Bienvenido".
Porque ahora, no le molestaba escuchar la tortuosa frase.
Porque le gustaba ver sus ojos y escuchar su sonrisa.
Porque extraaba su cuerpo bajo el suyo gimiendo de placer. Porque nadie mereca estar en
su vida, slo l.
Gerard era especial. Era nico, y a pesar del cosquilleo, las ansias o los celos, se senta bien
a su lado. Sin mscaras.
Libre y feliz.
Inesperada sensacin que extraaba.
Pero qu difcil es aceptarlo, hasta con uno mismo...
A partir del Bienvenido, los pensamientos cambiaron, las dudas se ampliaron y los

recuerdos regresaron.
El temor a hacer daado, y a regresar al pasado en su forma de ser, le atemorizaban. Se
encontraba confundido y sin reconocerse.
Porque, al final, Quin era l?
Cmo deba comportarse?
Miedo. T nunca has sido, un buen consejero...
CONTINUAR
Como que parece que al captulo se corta as sin ms,
no? Perdn, pero falta mucho ms que analizar,
acerca de Frank Iero y obviamente, no cabe en
un slo captulo.
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Qu vergenza con Bob!
El lenguaje que manejo... Fue divertido escribirlo. Yo jams he dicho una "grosera",
"mala"palabra, o blabla, como le digan. As que... fue divertido ser "grosera" por
instantes, pero sigo pensando que existen muchos sinnimos en lugar de usar ciertas
palabras u_u
Muerta! x.x En serio.
No me odien por el gran Retazo! Siempre que quera actualizar, algo pasaba... Lo siento, y
ojala les guste! Besos! :D

Si tan slo Frank Iero fuera slo un hombre y no un hroe gay...


*
24. Captulo 23
Frankie

- Gerard, cario... tienes que despertar. Ya es viernes, y Mikey tuvo que cancelar la
boda. S que te enojars, pero no quieres despertar, Gee... Yo s que me escuchas.
No me importa lo que esa enfermera diga. Yo s que me ests escuchando, y tan
terco como eres, me quieres mantener en suspenso, pero ya basta. Gee tengo que
regaarte por no haberme contado lo de tu enfermedad. Tengo que contarte que
estuvo tu amado... que Frank rog a tu madre para verte... Gerard, l te quiere, y
tienes que estar sano para que venga a rogarte... Despierta...

Ray coloc su mano sobre la de su amigo, la que ahora estaba fra y sin color. Estuvo ah,
toda la noche, y apenas si pudo convencer a la familia Way para irse a comer. Todos
permanecan en silencio, rezando. Rogando a los ngeles y demonios que los ojos
esmeralda se abrieran.

- Cario... abre los ojos para m, Gee...

Sinti un movimiento. Separ su mano y se tall los ojos. Tal vez su propio deseo le

hubiera engaado. Pero Gerard comenzaba a parpadear.

- Doctora, enfermera!
*
> - Frankie...<

Odiaba que lo llamaran de ese nombre, pero como confes a Gerard, quien no lo dej
continuar, cuando el de cabello negro se lo deca sonaba tan malditamente bien que se
olvidaba de lo mucho que odiaba o lo ridculo que sonaba.
Ah estaba el problema. Gerard lo obligaba a pensar, cosas que prometi jams volver a
pensar, lo orillaba a sentir y comportarse de esa manera. Una manera que debera estar
prohibida por las leyes humanas y divinas. Porque nos hace tan intiles y tan infelices...
Nuevamente los recuerdos tristes lo rodeaban, pero se perdan en el verde lquido de su
mirar. Era imposible estar frente a l y no desear tocarlo, besarlo o hacerle un comentario
que le hiciera sonrojar.
Qu le haba hecho?
Cmo no lo pudo notar? Se hubiera alejado de haberlo sabido?
Lo hubiera dejado?
No. Porque saba que podra pasar y continu, e incluso, le dio la Bienvenida. Bien saba
Frank Iero, que cuando te acercas a una persona, corres el riesgo de quererla.
> l es Ray? <
Finalmente lo conoci. Aquel da en la librera, contndole sobre su nueva oportunidad para
dormir un poco ms, y bueno, para estar ms tiempo con el vendedor. sa era la realidad.
Pero lleg aquel hombre alto y de cabello alborotado, y al ver a Gerard sentado sobre l,
percibi un brillo de coraje salir de los ojos castaos del tal Ray.
Gerard le hablaba con dulce voz, y le sonrea de esa forma tierna. Pero era su forma de
sonrer, a l. Slo a l!
Y ahora, tuvo miedo. Incluso ms miedo que perderse entre su doble personalidad o morir
ahogado.
Tuvo miedo porque Gerard le miraba con cario, y temi perderlo. Por qu sentir celos
cuando antes le haba visto partir con muchos otros?
Fcil. Los otros, no significaban nada.
Ray, era su amigo, su apoyo. Tena el cario de Gerard. Y eso le haca hervir la sangre.
Un golpe se impact en su mejilla.
Lo mereca por las palabras lanzadas, y, aunque era verdad, una persona que quisiera a
Gerard mnimamente, respondera de igual forma. Contestara al afro parlante, claro que lo
hara, porque era Frank Iero y a l nadie lo toca, pero, Gerard comenz a llorar. Y el mundo
se perdi, el tiempo se detuvo y sus sentidos se concentraron en esas lgrimas profanadoras
de suaves mejillas.
"No llores. Me quiebras". Pens mientras las limpiaba.
Y dese con todas sus fuerzas poder hacer algo para que dejara de llorar. Slo se le ocurri

sacarlo de ah y llevarlo a cenar con las personas de la empresa. No estara su padre, lo cual
ya era un respiro, pero quera llevar a Gerard.
Tenan que verlo de su mano, envidando su suerte, comprobando que Frank Iero tiene lo
mejor.
Privara al mundo de un hermoso ser.
Pero los celos crecen, se reproducen, y no piensan en morir...
> - Frank... quiero hablar contigo <
Se haba despertado aquella maana, curioso como nunca, y en una improvisada entrevista,
prosigui a conocerlo ms a fondo.
Frank no imaginaba que Gerard tuviera esa edad. Su fsico y su forma de ser, no daban paso
a por lo menos, una mnima sospecha.
"Eres increble, Gerard. A pesar de todo, sigues poseyendo una timidez imborrable. Un
aura inocente". Eso era algo, entre la larga lista de cosas de Gerard Way que en verdad le
encantaban a Frank Iero.
Hablaron, entonces, de sus estudios, sobre las verdades e inspiraciones.
Confes su falta de corazn al momento de escribir un poema. Pero la vida no haba sido
buena, y resguardado bajo quince candados, su corazn se encontraba. No era usado ms
que para regular el control sanguneo, pero, para la poesa, usaba sentimientos ajenos.
Aquellos que no deseaba recordar, pero que empezaban a regresar.
Gerard lo oblig a hablar sobre su vida amorosa.
Descubri sin confirmaciones que se haba enamorado y le haban roto el corazn.
> - Yo no voy a lastimarte <
Y a punto estuvo de creerle.
A punto... cuando todo regres. Las experiencias, los miedos y las corazas creadas para la
autodefensa.
El exceso de confianza siempre mata. Y la mejor defensa es la ofensiva.
Entonces... Creer o no creer en l?
Gerard era tan adictivo.
Tan necesario...
Creer?
S...
Cundo, Frank Iero, comenzaste a creer en l?
Cundo, comenzaste a abrir candados y empezar a querer?
...
Intentaba cocinar.
Intentos fallidos, porque era ms que sabido que era un fraude en la cocina, o en cualquier
otra faena domstica. Pero estaba harto de aquella mujer chismosa y su horrible voz
chillona. Adems, estaba nervioso.

Volverlo a ver... con tan slo recordar el reencuentro las piernas flaquean.
Segua adorable, con su cabello castao, los ojos marrn y su tierna sonrisa. Pero aadido
estaba, un pelinegro abrazado a l.
Qu hipcrita y qu injusta es la vida. Cuntas formas de confirmar aquel dicho: "Cae ms
pronto un hablador que un cojo". Porque aqul era Ryan Ross, homofbico declarado, pero
ahora, con un prometido colgado al brazo.
"Estpido Ryan...". Pero, a pesar de eso, no pudo decir que no cuando propuso una cena.
"Es tiempo de recuperarme y seguir adelante".
Era tiempo de dejar atrs viejas excusas, rencores e inseguridades.
l tena a Gerard... Verdad?
> l es el culpable de que ya no creas en el amor? <
Tuvo deseos de ponerse a gritar afirmando lo que Gerard deca.
Quera arrojarse a esos brazos y sentir la calidez y el confort que slo junto al vendedor
senta. Quera ser Frank por una vez, y no el sper hroe gay.
Pero slo se limit a salir en busca de la cena, tomndolo de la mano, en busca de apoyo, en
un mudo grito de Auxilio. Se aferr a Gerard, sintiendo esa tibieza rodendolo, y por
primera vez, siti que estar as, aferrado a su mano, era, definitivamente, un buen lugar para
quedarse.
> - Causar una buena impresin? <
Frank qued observando absorto en esa figura unos instantes. Luca hermoso.
Esa misma noche, despus de ir por la cena, haban ido a comprar ropa para Gerard, ya que
estaba manchada de sangre. Al locutor le preocup en primera instancia, Gerard le haba
explicado que haba tenido una cada, y aunque sigui preocupado, no le dio ms
importancia que a cualquier otra herida ya sanada.
Bes sus labios con suavidad. Comprobando si el ser frente a l era una ilusin o era una
preciosa realidad.
Y, en conclusin, se quedaba con la segunda opcin.
> - Nos vemos en tu boda entonces, Frank. Espero que no seas tan estpido como para
dejar ir a alguien como l. Cudense mucho. <
"Estpido Ryan". No tena ningn derecho en llamarlo estpido.
La cena haba sido tranquila. Gerard se comport como el novio que NO era, y que su falso
orgullo crea, no necesitaba tener. Atendi a los invitados, y estuvo atento a la pltica. Todo
lo contrario al comportamiento del dueo del departamento.
Frank simplemente se quedaba quieto en un rincn, bebiendo whisky y analizando a Ryan
Ross y a su pareja.
Cuando la puerta se cerr, qued con Gerard, sus recuerdos, y un cuerpo ahogado en
alcohol. Se senta mal, y el mundo a su alrededor giraba.
Gerard le llev a la habitacin, y el pelinegro tuvo la necesidad de "confesarse" ante su
vendedor de libros. Le cont la historia que desgarr su vida. Aquel suceso que hizo se

convirtiera en un nuevo ser. Se convirti en Frank Iero, amante del sexo gay, sin
arrepentimientos, sin explicaciones y sin disculpas.
Pero llor. Y desde haca mucho tiempo que no lo haca frente a nadie. Llor porque el
nico culpable de haber perdido la fe en las personas, haba sido l, no Ryan.
Llor, porque quera querer. Pero ya no estaba seguro si su corazn an funcionaba.
> - Todo estar bien. Yo estoy contigo. No tengas miedo. <
Detrs de la puerta se haba ido Ryan Ross, pero se haba quedado l, Gerard, a quien
debera de apodar: "su ngel". Super la angustia del pasado, pero en su lugar, lleg el
pnico a s mismo y el futuro.
Haba vivido tan bien durante los ltimos aos...
Perdera toda esa "tranquilidad" por unos ojos verdes?
> - Me voy a Black Rose. <
No poda decidir. No ahora.
Todo gira. Todo cambia. Y Frank Iero se queda atrs.
Arruin el momento. Le hizo sentir mal, lo supo al ver esa cara, pero Frank era Frank. Qu
ms podra hacer?
Actuara conforme a la situacin. Hara lo que se le antojara hacer y dira slo la verdad,
como siempre.
Por eso, al da siguiente lo fue a visitar, y aunque en primera instancia el encuentro no fuera
agradable, descubri despus que a quien besaba Gerard no era otro que a su hermano
Mikey. Las presentaciones fueron ligeras, y por primera vez, no recibi un golpe.
Lo llev despus a comer. Durante esto, el vendedor de libros comenz a hacer su
interrogatorio. Acus a Frank de mentiroso y pidi explicaciones. Pero Frank Iero no da
explicaciones, es que an no ha entendido?
> - Yo no ment. No dije que ramos pareja, ni dije que vivamos juntos. Slo dije "2
meses", porque desde hace un poco menos de dos meses que nos conocimos. Callar
equivale a mentir para ti?
- Algunas veces, s. Nos vamos? <
Se haba enojado. Ese bello rostro tena el entrecejo fruncido y sus labios formaban un
pequeo puchero. "Precioso", pens el locutor, sonriendo internamente. Cuando
descendieron del auto, Frankie le tom de la cintura para darle un beso tierno, para que se
le bajara el enojo. Se separ y murmur su pregunta: "Nos vemos en Black Rose?". Gee
asinti, y l pudo volver a besarlo feliz.
Pero NO lleg.
Dos horas afuera, esperndolo. Y ninguna seal de l.
Desesperacin. Miedo. Angustia.
Qu le haba pasado?
Tantas opciones horrendas...
Sin saber a dnde ir, slo pudo regresar a su departamento, tirarse sobre la cama y girar

sobre ella, deseando que estuviera bien...


"Gerard..."
Lleg la maana, y con ello la posibilidad de buscarlo en la librera, despus del trabajo.
Entr y lo vio ah. La felicidad y la furia hicieron una combinacin inslita en l.
Desesperado comenz a pedir respuestas, pero Gerard pareca asustado.
Finalmente, y despus de mucho insistir, descubri el atentado ocurrido contra el edificio
de "su ngel". Se preocup y dese moler a golpes al culpable de aquel incendio.
Si algo le hubiese pasado a Gerard...
Lo toma del rostro y lo acerca ms a l. Para sentirlo, para saber que est ah, con l...
"Yo podra ayudarte". Gerard dijo no. No bes sus labios ni una sola vez, y Frank tuvo que
irse para hacer vlido el cumplimiento de una promesa.
"No s por qu no me atrevo a llamarte ngel. No s por qu, en el mejor momento, me
aterro y regreso a mi Yo fro y sin sentimientos. No s porque me aterra y me encanta estar
contigo. No s por qu slo es con tu rostro con lo que sueo..."
Pensando, recargado sobre la pared del edificio, Frank Iero estaba.
En su mano un cigarro y frente a la mirada, el concreto gris. Escuchaba la lluvia caer, y
senta un cosquilleo en su pecho. Elev la mirada, y ah estaba l...
Avanz hasta el ngel que se mojaba con el agua fra de la lluvia. Escuch sus disculpas y
Gerard escuch sus preocupaciones. Volvi a insistir, ofreciendo su ayuda, y como el terco
que es, el vendedor de libros volva a decir "No".
Pero no importaba cuntas palabras tuviera que decir. No importaba cuntos sentimientos
tuviera que dejar salir, l slo ansiaba una cosa con excesivo ahnco:
> - Quiero que vivas conmigo <
Lo quera. Lo deseaba. Sera un sueo alcanzado.
Porque extraaba a Gerard.
Porque necesitaba a Gerard. Era su droga. Era su oxgeno.
Era todo...
"Quiero ayudarte. Quiero... Cuando no ests, te hecho de menos, te extrao, y... no me
hagas decir ms".
Qu difcil es externar lo que uno piensa. Para su buena fortuna, Gerard dijo s.
Festejaron bajo la lluvia. Besndose como si no hubiera maana.
Frank era feliz. Era el hombre ms feliz en la faz de la Tierra. Y no le interesaba
comprobarlo.
Por primera vez, Frank Iero no atendi su programa nocturno. Estaba ocupado hacindole
el amor a un ngel...
A partir de ah, fueron lo ms cercano a una pareja, segn la definicin de Frank Iero.
ste, conoci a Donna, y s, lo recibi con un golpe. Un pequeo detalle que ya no le
molestaba, pero ciertamente, era muy desagradable.

Fueron a comer y causaron algunos problemas psicolgicos en dos nios.


Cuando regresaron a casa, Frank tuvo que colocar esa rosa marchita dentro del congelador.
Ray, se la haba dado a Gerard, y ste, la trataba con tanto cario, la miraba con tanto amor,
que Iero slo deseaba poder romperla en muchos trocitos.
Celoso de una flor, y de quien se la haba regalado...
Pero Gerard tena fiebre, y cualquier plan para destruir una rosa se fue a la mierda al ver esa
carita sonrojada. Intent llamar al doctor, pero Gerard-terco-Way, slo quiso un antibitico.
Y Frank Iero se lo dio, slo para ver ese rostro tranquilo.
> - Tengo que ir a trabajar.
- Pero promteme que te irs hasta que me duerma. <
Y Cmo no hacerlo? Frankie lo prometi y comenz una charla simple, descubriendo que
Gee dibujaba, y siempre le dibujaba a l. El pecho se le infl a causa de la felicidad.
"Te amo, Frank". Qu hermosas palabras. Qu plenitud era orlas.
Gerard se durmi, pero no sigui su plan de ir a trabajar.
Con cuidado, comenz a colocar paos hmedos sobre la nvea frente.
Horas estuvo cuidando su sueo, hasta que Morfeo tambin le llam a l.
"Mi precioso ngel, yo... siento que te quiero..."
Se acomod rodeando ese cuerpo y se dispuso a dormir, soando con un Frank antiguo. Un
Frank sincero, sonriente y fiel creyente del amor.
La maana le sorprendi abrazado a un cuerpo que se le antojaba clido y suave.
Se puso de pie con cuidado y fue en busca de un buen desayuno.
Trajo un montn de alimentos, pero a Frank Iero se le antoj algo ms... Justo en el instante
en que lo vio con la cara adormilada y slo en ropa interior, todo se confirmo.
Hubo un desayuno medianamente callado. Gerard lo observaba fijamente, lo cual no
ayudaba a bajar ese deseo que creca dentro de sus pantalones.
Apenas y tuvo la oportunidad, le llev al costoso sof italiano, y prosigui a degustar
aquello que aoraba desde la maana.
Con el simple hecho de sentir el semen de su ngel dentro de su boca, fue demasiado para
l, liberndose en un orgasmo sin ser tocado. "Imposible..."
Por qu con Gerard era todo tan diferente?
Por qu todo se senta como la primera vez?
No era un adolescente inexperto y caliente, era Frank Iero!
Aquello debera de ser un mal sueo... "Es una pesadilla".
Ignor a Gerard durante toda la tarde, y herido en lo ms profundo de su ego, no tuvo
nimos para salir a Black Rose. Sintindose como una esposa abnegada, qued dormido
antes de que Gerard regresara de quin sabe donde...
"Me perturbas. Me incapacitas. Me confundes. Me drogas...
Pero, me haces sentir, tan bien..."

Necesitarlo tanto, no era bueno.


Pero no poda evitarlo. Pensaba en l muchas horas al da. Slo esperaba salir del trabajo
para verlo. Se haba comportado mal, pero tal vez podra compensarlo, llevndolo a una
comida con sus amigos.
Frank Iero acta conforme lo vaya sintiendo. Sus amigos preguntarn, y se sorprendern.
Pero l quiere que Gee est ah. Que todo el mundo le vea a su lado y rendido a sus pies.
Llegaron juntos y tomados de la mano. Frank abraz a Derek, desendole feliz cumpleaos,
y sonri al ver que todos miraban a su ngel. Pronto lleg Jason, la pareja de Derek, y con
su siempre presente buen humor salud a Gerard brindndole una de sus enormes sonrisas.
Derek abraz a su acompaante, mientras l se quedaba detrs al lado del rubio Jason.
"Vaya Frankie". Comenz a hablar, ste junto a su odo. "Ser que te nos casas? Porque
si no lo haces t, estoy seguro que muchos lo harn. Est hermoso!".
Frankie lo mir con desprecio. Nadie poda hablar as de SU ngel. Por algo era suyo...
La fiesta continu, pero con cada nueva persona que se encontrara, segua la misma
conversacin. Por ejemplo, entr a la cocina, y James, un chico amigo de la pareja y
conocido suyo, comenz a hacer pltica y preguntas, un tanto, desagradables...
"- Frank Iero con pareja... - la voz sonaba burlona. - Qu seguir? El Apocalipsis?
- No exageres... - murmur ya hastiado por la misma observacin
- Claro que exagero. No llegas de la mano de alguien, desde... Nunca! Jams te he visto
con pareja en las reuniones. Adems, ste est Buensimo". - se acerc hasta el odo del
locutor de radio para susurrar la ltima frase.
- Lo s. Por eso est conmigo, James. - respondi igualmente en voz baja. - Y no quiero
que vuelvas a decir algo ms de l, Me oste? - Se colocaron frente a frente.
- Te han domesticado, Iero. - Frank elev una ceja, escptico. - Jams diras eso de nadie.
No eres celoso. Te ha hecho celoso se... Qu pena me da, seor Iero! Eras mi hroe. Un
gay que no pensaba en el matrimonio o en los derechos de adoptar. Eras libre y ahora eres
como los dems. Un imbcil...
Los susurros terminan, as como la paciencia del locutor. Deprisa sale de la cocina, an
pudiendo escuchar otra frase de ese engredo.
- Gerard es especial, eh Frankie?"
Caro que era especial! Era MUY especial!
Lo que lo haca desesperar y sentirse pleno al mismo tiempo. Pero James tena razn, y
hasta en pensamiento comenzaba a parecerse a uno de esos homosexuales mongamos y
aburridos. l, Frank Iero! El que llevaba el estandarte multicolor y la frase: "Todos somos
de todos", muy en alto.
Comenzaba a decaer su reino.
Comenzaba a decaer su fama.
Comenzaba a ser, como los dems...
> - Frank... Me tengo que ir. Tengo que ver a Ray. <

Y la llama de los celos se encendi. Slo al escuchar ese nombre. El tipo con el que haba
estado coqueteando desapareci, y ahora slo quedaban Gerard y l.
"Te llevo", haba dicho, pero su ngel, como buen ciudadano, le dijo que se quedara con sus
amigos. Lo bes con pasin, recordndole que era SUYO, y luego lo vio alejarse.
Poco le duraron los celos, cuando su mirada se encontr con la de sus amigos. Derek y
Jason le miraban con burla, adivinando lo que en este momento pensara Frank Iero. No
pudo soportarlo ms y sali de ah rumbo a aquel callejn donde jvenes prestaban su
cuerpo para clientes de todas las edades.
Frank estaba desesperado. Perdido en un mar de confusin y sintindose presionado.
Despus de todo, l era una leyenda, y difcil es querer vivir con tu fama. Aunque ya no la
desees.
No saba si quera.
No saba por qu lo haca.
Pero necesitaba hacerlo.
Escogi a un chico rubio y lo llev a su departamento. Angelo, como haba dicho que se
llamaba, fue un amante dcil y apasionado. Pero algo faltaba.
Tal vez el verde en sus ojos o que el cabello rubio fuera negro.
A pesar de todo, no poda sacarlo de su cabeza.
"Gerard..." susurr al finalizar, sintindose acorralado por su recuerdo, por la presin de
sus conocidos y por aquel sentimiento de culpabilidad.
La puerta son y pidi en silencio que no fuera Gerard.
No quera ver la carita de pena. Desde cundo le afectaba verlo triste?
Desde cundo deseaba darlo todo por verlo feliz?
Por qu se senta tan solo?
> - Em... su... em... Gerard Way tuvo un accidente, cay de las escaleras y se lo acaban de
llevar al hospital. <
Frank entendi entonces el origen de todas esas sensaciones.
Eran un mal presentimiento.
Corri rumbo hacia el hospital, sin importarle Angelo, el portero o mostrarse preocupado
por alguien.
Se llamaba Estpido constantemente. Rogaba porque su ngel estuviera bien.
Si tan slo Frank Iero fuera slo un hombre y no un hroe gay.
Si tan slo lo hubiese entendido antes...
"Si tan slo de mis labios hubiera salido un: Te Necesito, por lo menos una sola vez.
Porque siempre presumo decir lo que pienso sin importarme algo, pero no es cierto,
porque muchas veces he pensado que prefiero morir a estar sin ti. Y jams lo dije."
Entonces, este dolor en el pecho, la angustia y el llanto, son muy bien merecidos, Frank
Iero...

CONTINUAR
Se nota la evolucin en la forma de pensar?
Frank Iero va cambiando conforme el sentimiento
va creciendo. Y eso se va notando, con pequeos
detalles, o con firmes declaraciones.
Espero que lo haya podido transmitir con claridad.
Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Nuevo captulo LARGO, para aquellas personas que me dijeron que el captulo anterior
haba estado muy corto (ejem, Sora... ), pues aqu les dejo uno muy largo! :D Porque no
sabrn de m en algn tiempo, pues mis lindos das libres (osea lunes & martes) los
utilizar para adelantar Tareas, y el firme objetivo es no usar la compu para otra cosa que
no sea mi investigacin de Fsica.
As que, pido paciencia, porque no tengo el prximo captulo escrito! ^^
Pero tengan fe en m! Lo lograr! xD
Besos!
Es tu cancin, y me da tanta rabia que lo sea...
*
25. Captulo 24
Visitas
Abrir los ojos nunca me haba costado tanto en la vida. Era ms difcil incluso que un lunes
por la maana, o despertando a media noche porque alguien golpee los nudillos con fuerza
contra mi puerta.
Abrir los ojos fue cansado, y pronto me arrepent de haberlo hecho.
Todo era brillante, y de pronto, desee volver al mundo de tinieblas.
Parpadee un par de veces para acostumbrarme a la intensa luz y comenc a mover la
cabeza, tratando de ubicarme. Escuchaba murmullos. Voces dispersas y amortiguadas por
una capa invisible, chocando contra ella y llegando hasta m en suaves sonidos.
Todo era blanco, y el exagerado resplandor, provena del foco que se encontraba justo sobre
mi cabeza. Baj la mirada, y varias manchas de colores se posaron frente a m. Algunas
eran largas, otras cortas, algunas redondeadas o muy delgadas. Parpadee unas veces ms.
Las manchas se movan de un lado a otro y hablaban sin parar.
Cerr por unos segundos los ojos, y al abrirlos, las manchas se encontraban a mi alrededor,
pero ya poda distinguir sus rostros.

- Gerard, hijo! - gire mi rostro hacia la izquierda. Mi madre estaba llorando y


tratando de tomar mi brazo, pero dudaba, como si tuviera algo contagioso o mi piel
quemara. - Despertaste... - murmur con voz quebrada.

S, despert. Pero, por qu hacer tanto escndalo? Todas las maanas hago lo mismo. Abro
los ojos, despus de una sesin de sueo profundo, lo cual explicara el intenso de dolor que

tengo en la espalda, y al final de sta.

- Se encuentra usted bien, seor Way? Recuerda lo que pas? - pregunt una
mujer que nunca haba visto en mi vida, colocada al lado de mi desesperada madre.
Me sonri y pude observar su bata blanca, resplandeciente como toda la habitacin.

Intent responder, pero slo pude abrir la boca, cuando una pregunta se impact con fuerza
contra m. "Dnde estoy?", me pregunt de repente, sintiendo temor.

- Recuerda por qu est usted en un hospital?

- Qu?? - mi voz son horrible. Fue una combinacin entre ronca y pastosa que
son como el canto de un pjaro a agonizando.

- Hijo. - la voz de mi madre volvi a escucharse. - Tuviste un accidente. Te caste...


t... rodaste por las escaleras, y...

Dej de escuchar. Mi sentido del odo se perdi.


Me concentr en tratar de recordar.
Accidente... cada... Escaleras...
Y colision. Todo regres a m golpendome como una gran masa de agua fra.
Haba tropezado tratando de huir, tratando de escapar de una realidad que no quera
conocer. Lo record. El golpe, el dolor, su nombre...

- Frank... - susurr con mi horrible voz tan dbil que, aparentemente, nadie logr
escucharme.

- Cario, En verdad no recuerdas lo que pas? - Dijo Ray, con voz lastimera.

Sonre a mi amigo, tratando de infundirle confianza a travs de mi falsa mueca.

- Lo recuerdo. - habl asintiendo levemente con la cabeza.

Luego de eso, mi respiracin se interrumpi gracias a los brazos de Donna. A continuacin


llegaron ms brazos protectores, de los cuales no pude distinguir dueo, hasta que la mujer
de bata blanca habl.

- Bueno, creo que han sido demasiadas emociones para todos. S que quieren estar
con l, pero es necesario hacerle algunas pruebas, y necesito que salgan de la
habitacin.

Debera de sentirme indignado, o por lo menos, apenado de que retiraran a mi familia,


seguramente tendrn que contarme muchas cosas, o me querrn ver, simplemente. Lamento
la preocupacin que les caus y los planes que arruin, pero agradezco infinitamente a esa
doctora, porque, a pesar de que me duele intensamente el trasero, lo ltimo que necesito en
este momento es a Donna con sus abrazos y lloriqueos.
Pas la tarde, relativamente solo y tranquilo. Entre pruebas rutinarias, enfermeras
desconocidas y espordicas visitas de aquella mujer que result llamarse Sarah Beckham, y
lo peor, result ser mi mdico.
Al final de la tarde, mi primera visita permitida fue aprovechada por mi hermano Mikey,
quien entr en la habitacin sereno y tomando su lugar a mi lado, sentndose sobre una silla
negra.

- Cmo te sientes? - habl luego de unos momentos en donde nuestras miradas se


concentraban en los ojos del otro.

- Como si un tren me hubiera aplastado... el trasero. - sonre. - Y t, cmo ests?

- Eres increble. - neg con la cabeza. - Ests en una cama de hospital, con un
terrible dolor en el trasero, en la espalda, y todava te atreves a preguntar cmo
estoy...

- Bueno, olvidas que tengo un hambre que me hara capaz de devorar un cerdo
entero.

- Me alegra saber que estar en una cama de hospital te pone de buen humor. sonri. - Yo estoy bien... - suspir. - Bueno, mi hermano estuvo inconsciente varios
das, y mi novia algo enojada conmigo... as que supongo que estoy tan bien como
cualquier persona en mi situacin.

- Qu pas con Britt?

- Cancel la boda. - me mir fijamente. - No poda casarme sin que mi hermano


estuviera presente en el da ms maravilloso de mi vida.

- Mikey... Eres un idiota! Por qu lo hiciste? Lo arruin... - murmur apenado.


Realmente, todo resultaba una sorpresa para m. El hecho de saber que an
inconsciente, poda llegar a arruinar una fecha importante para mi hermano, me
haca remontar hacia mi infancia y adolescencia, donde tantas veces arruin los
planes de mi hermanito por mi estpida enfermedad.

Y vuelve a ocurrir...

- Lo siento tanto, Mikey... - Mis ojos se cierran, mi rostro apenado quisiera


enterraste en la tierra como un avestruz, pero Mikey se ha puesto de pie para sujetar
con ambas manos mi rostro.

- Gee... no importa. Eres mi hermano, y eres uno de los seres ms importantes en mi


vida. - sonri. - Hara lo que fuera por ti. - Bes mi frente. Sus suaves labios me
hicieron sonrer. - Te amo, y no me tienes que agradecer por hacerlo.

- Te amo.

Mereca que alguien me quisiera as? Mereca que mi hermanito se convirtiera en el


hermano responsable desde pequeo?

- Qu bueno que hayas despertado, Gerard... - sus manos an seguan tomando mis
mejillas y sus ojos irradiaban un brillo encantador. - Te he extraado tanto...

Hizo un ligero puchero, antes de dejar salir dos lgrimas que limpi al instante.
Bes sus labios ligeramente y me abrac a l como si temiera al blanco de las paredes.
La siguiente visita, la hizo Donna. Mi madre comenz con las simples preguntas de:
"Cmo ests?" "Necesitas algo?", y termin preguntndome si el desgraciado, (que
fcilmente identifiqu como Frank) me haba empujado.
No quise contestar. Comenc a hacer muecas de cansancio y dolor, para que as, ella tuviera
que irse. Insisti en quedarse durante la noche, pero le ped que le pidiera a Ray, me hiciera
el favor de quedarse.

Mi madre sali a travs de la puerta gris, y por fin respir tranquilo.


Qu si Frank me haba empujado?
No. Ni siquiera indirectamente, porque mi cobarda llega al extremo de que jams me
atrevera a dejarme caer. Fue un accidente, un estpido accidente que no le import.
Tal vez, ni siquiera nota mi ausencia. Tal vez est teniendo sexo con otro hombre, quien
gemir su nombre y en dos horas se ir.
Tal vez fui un sueo en su vida, y ya despert. Pero qu hago ahora yo, porque, por ms
desprecio que debera de tener por l, slo recuerdo su mirada y me hundo nuevamente en
este amor autodestructivo y cruel.
Qu hago ahora con estas ansias por irlo a buscar...
Ojala te importara el nivel de mi devocin.
Ojala el amarte tanto fuera suficiente para que volvieras a m.
Ojala pudiera desaparecerte, quemarte y enterrarte en el olvido.
Ojala pudiera odiarte. Pero qu desgracia la ma, que a pesar de que me apuales, como
mosquito siguiendo la luz, te sigo a donde sea, con mi amor irrompible cargado a cuestas...

Cuando mis ojos se volvieron a abrir, todo estaba oscuro. Toqu mis mejillas y descubr sin
sorpresa que estaban mojadas.
"Cmo no llorar cada vez que sueo contigo..."
Me siento sobre la pequea cama de sbanas blancas con algo de esfuerzo. Me siento
cansado, y el dolor en el trasero me lo imposibilita todo, as como esta hambre que aquel
suero que me quitaron no pudo contener.
Una figura est de pie a mi lado.

- Hola, Cario... - susurra y yo sonri. Mis ojos poco a poco se acostumbran a la


oscuridad, y puedo ver mejor la figura de Ray frente a m, as como el brillo de sus
ojos castaos.

- Hola Ray. - contesto de igual forma, en un susurro.

- Cmo ests?

- Con un terrible dolor en el trasero y mucha hambre...

- Quieres que te traiga algo? - habl con voz preocupada acercndose ms a la


orilla de la cama.

- No. - negu con la cabeza. - Quiero hablar contigo...

La silla oscura al lado de mi cama, le sirvi para poder acercarse ms a m, colocando su


mano sobre las sbanas blancas.

- Dime.

- Bueno, primero, quiero saber por qu permitiste que mi hermano cancelara la


boda.

- Gerard, Sabes qu da es hoy?

Guard silencio y baj la cabeza. No, a decir verdad no lo saba. La doctora Beckham me
haba informado que haba estado inconsciente por varios das, mas no me inform la fecha
en la que estbamos.

- Bueno, pues es la madrugada del viernes, lo que lo convierte en sbado. El sbado


en que precisamente tu hermano se casaba.

- Pudo haberlo hecho. - dije apretando las sbanas con los puos cerrados.

- Claro, pudimos. Pudimos haber ido a celebrar mientras t estabas empotrado sobre
una minscula cama de hospital... Pero cmo se te ocurre creer que nos sentiremos
bien sabiendo que ests en un hospital sin querer despertar! - se oy cmo alguien
haca callar a Ray con un susurro de aire. Seguramente mi compaero de habitacin
estaba molesto por nuestras voces. - Si no ests con nosotros no hay razn para
celebrar. - dijo mi amigo con una voz mucho ms suave.

- Brittany me matar...

- No creo. Tu cuada te ama. - comenz a rer. Yo sonre. Pero la risa se agot tan
pronto como lleg - Gerard... - su voz se torn extraamente seria.

- Dime.

- Por qu... - suspir con pesadez. - Por qu no me dijiste que tenas hemofilia?

Guard silencio, demasiado culpable como para contestar. Media vida conocindonos, y yo,
no me atreva a confesar quin era.

- Entiendo... - suspir. - Pero, sabes que te hubiera cuidado...

- No quera que nadie me viera de forma "especial"...

- Cualquier persona que estuviera a tu lado, te vera de forma especial. Porque eres
especial, pero no por tu enfermedad, sino por tu alma, Gerard...

Elev el rostro decado para poder mirarle a la cara. Ray me sonrea, y la mano que una vez
estuvo sobre la blanca sbana, ahora estaba sobre mi brazo, dndome un suave apretn.

- Adems, eso no es tan importante, como lo que te tengo que decir... - lo vi ponerse
de pie. - Hazte a un lado. - dijo en tono autoritario y divertido a la vez. Me hice a un
lado, dejndole un pequesimo espacio, en la cama de igual tamao. Ray coloc su
brazo rodeando mis hombros. l suspir y yo sonre por el gesto. - Bien, pues no
sabes quin vino a visitarte mientras fingas ser el bello durmiente.

Re un poco negando con la cabeza. A pasar de estar en condiciones nada optimistas, estar
al lado de m mejor amigo desde los trece aos me haca sentir cmodo, sin importar algo
ms...

- Frank...

Ese nombre. Mi mente relaciona unos ojos redondos cuando escucha ese nombre. Recuerdo
una voz, y una suave sonrisa. Recuerdo unos labios, y unos brazos protectores, que me
brindaban calor, que me hacan sentir... que me hacan creer...
Qu lejanos parecen esos brazos ahora, y qu simpleza de nombre, pero sigue hacindome
temblar.

- Ah s? - pronuncio, mientras cierro los ojos, rogando porque mi amigo no viera el


temblar de mi barbilla.

- S. Lleg muy "manso", callado y preocupado por verte. Gerard le entregaste la


rosa!

Cierto. Sonre para m.


Despus de haberle entregado mi corazn, mi cuerpo, mi vida en bandeja de plata; no
conforme con eso, le entrego la rosa...

- Y cmo est?- pregunt refirindome a la flor.

- Como t...

- Entonces, est hecha mierda... - dije con una amarga sonrisa adornando mis
facciones. Me recargu contra el pecho de mi amigo, suspirando y cerrando los ojos
con pesadez.

- No, Gerard... Est deshecha...

Me apret ms al cuerpo de Ray, comenzando a liberar pequeas gotas saladas.


*
Me dieron de alta al da siguiente, y mi madre insisti en que fuera a vivir con ella. Sin
tener una segunda opcin, no tuve ms que hacer que dejarme llevar hasta su casa, donde
mi amigo Steve me salud y estuvo un momento conmigo antes de que fuera a trabajar.
A las once de la maana, no haba nada que hacer en la casa de Donna. Mi cuarto era azul
marino y no haba ms que una cama y muebles para colocar la ropa.

- Necesitas algo, hijo? - En ese preciso instante, en que pensaba en aprovechar mi


tiempo mirando las manchas del techo, mi madre entr en la habitacin cargando
una charola con una taza amarilla sobre sta.

- S. - contest al tiempo de sentarme sobre la cama y aceptar el t que mi madre me


ofreca. - Quiero una libreta y una pluma azul.

- No sera mejor un lpiz, Gerard?

- No, mam. Una pluma azul, por favor.

Donna elev los hombros restndole importancia al asunto de la pluma y sali en busca de
mi pedido.
Cuando regres, tom la libreta entre mis manos, y la coloqu sobre mis piernas dobladas.
Lo dibuj?
A penas y pude hacer lneas gua que representaban el contorno de un rostro sin dueo,
cuando la puerta de mi habitacin volvi a abrirse. Lo que me haca pensar, que Donna
definitivamente no tena modales.
Detrs de ella, llegaba Elizabeth, con un extrao sombrero de color rosa.

- Gerard... - murmur la mujer.

- Hola, Elizabeth. - contest, mostrando mi mejor sonrisa.

Estaba dbil, pero an as, me puse de pie, para recibir su abrazo.

- Muchacho, no sabes la alegra que me da saber que ests bien.

Nos separamos, y pude ver salir a mi madre con cautela.

- Cmo te sientes?

- Bien... - dije con voz montona. Hastiado de contestar la misma pregunta una y
otra vez.

- Te traigo una noticia, que espero, te haga sentir mejor. - sonre en respuesta. Bien, habl con mi jefe, y... Ha aceptado que expongas tu trabajo en nuestra
galera! - Elizabeth me tom de las manos, mientras rea contenta. - Le encant tu
trabajo, dice que tienes mucho futuro, y que espera, sigas en el mundo de la pintura.
No te parece genial? La exposicin empezara a partir de la prxima semana, pero
si quieres retrasarla, yo puedo hablar con l...

Abrac a la mujer deteniendo su discurso.


Demasiado feliz para contestar algo ms que un gracias', Elizabeth pareci entender, y slo
se ocup en abrazarme y susurrarme que todo ira bien. Que sera un xito.
En mi mente, no dejaba de escuchar aquella frase dicha por un pequeo nio a su abuela.
"Quiero ser un artista, abuela...", "Y lo logrars, cario. Sers un xito".
Abrac mucho ms fuerte al ser que Helena envi para m.
S, porque lo s. Conozco a mi abuela, y s que donde quiera que est, envi a Elizabeth a
mi vida, para darme, un rayo de Sol, entre las tinieblas de mi vida...
*
Eran aproximadamente, las nueve de la noche, cuando mi puerta son tres veces. Estaba
degustando un delicioso estofado, con poca carne y demasiadas patatas, pero, me saba a
gloria.

- S? - habl an tratando de tragarme un pedazo de carne.

- Gerard, te busca tu amigo, Bob.

Bob? Mi cerebro tard medio segundo en recordar quin era Bob, pero para constar a mi
madre y pedirle que le diera el paso al rubio, me tom segundos ms; ya que, en el preciso
instante en que record al dueo de ese nombre, comenc a plantearme todas las
posibilidades del por qu estara en mi casa. Adems, de la forma en que hubiera sabido
dnde encontrarme...
Cuando el rubio estuvo frente a m, yo haba terminado mi cena y ahora estaba de pie al
lado de mi cama.

- Gerard! - exclam el rubio con voz entusiasmada. De igual forma, y cortndome


la respiracin, me abraz y bes en la mejilla con efusividad. - Qu alegra saber
que ests bien! Frank me dijo que habas tenido un accidente, Me preocup mucho!

Ese nombre. Otra vez.


Cmo era posible que con el simple hecho de mencionar ese nombre, sintiera deseos de
correr? Por qu me tiemblan las piernas cuando escucho esa palabra?

- Pero me alegra saber que ests bien. - sonri.

- Disculpa, Bob, pero, cmo conseguiste saber en dnde estaba?

- Oh s. Bueno... conozco un amigo, que conoce a una amiga, que es enfermera y


que conoce a tu amigo, Ray creo que se llama. - asent con la cabeza. - S,
entonces... pues, le dije que era tu amigo, y me pas la direccin. Espero no te
molestes, ni te enojes con tu amigo por mi culpa.

- Para nada. Simple curiosidad. - sonre y l tambin.

Pasamos aproximadamente, hora y media conversando.


Mentira si digo que verlo no me record a Frank y su mundo en la radio. Mentira si dijera
que no me mora de ganas por preguntarle por el locutor. Pero prefer hablar de su vida y su
aficin por los gatos, que vaciar nuevamente, limn a mi herida abierta.

- Entonces, prometo visitarte dentro de dos das. Maana tengo mucho trabajo en la
estacin. - me mir apenado.

- No importa, Bob, cuando quieras venir sers muy bien recibido. Muchas gracias
por visitarme.

Nos fundimos nuevamente en otro profundo abrazo.

- Gerard. - escuch su voz suave impactndose contra mi odo. - l vendr. Te


quiere, lo s. Eres lo mejor que le ha pasado en la vida, y si an lo quieres,
perdnale cuando venga.

Me alej de l y sonri dirigindose a la salida. - Nos vemos luego! - agit su mano y sali
sin darme tiempo a reaccionar.
Me quera? Se disculpara, y vendra por m?
Me gustara creer. Pero eso es lo peor que puedo hacer...
Tom nuevamente en mis manos aquel cuaderno con lneas redondeadas.
Arranqu la hoja, como quisiera arrancarme este amor por ti.
Porque me mata.
Porque me rompe.
Porque, como a una rosa, y como Ray me ha dicho, me deshace.
En lugar de seguir con mi sesin titulada espontneamente como "Frankie en tinta azul",
decid ponerme a escribir.
Otro desahogo y otro arte.
Me gustara que fuera original, que pudiera plasmar la frustracin que siento, y de lo
traicionado que me gustara estar. La traicin implica compromiso, y entre nosotros no
hubo nada de eso.
Pero qu ttulo necesitabas, Frank Iero! Viva en tu casa. Eso no implicaba ningn nivel
de compromiso? No te entiendo. Entre ms indago entre tus personalidades, ms
confundido y herido salgo. Y ya no vale la pena...
{ Antes de leer, dar click, para ver el video con la cancin }
Estoy buscando una palabra

en el umbral de tu misterio
quien fuera Ali Baba
Quien fuera el mtico simbad
quien fuera un poderoso sortilegio
quien fuera encantador.
Escribo los versos con tinta azul, recordando tus palabras y tus ideales.
Tus locuras y mis males.
sta es tu cancin, Frank, y en este momento no puedo ms que recordarla al tiempo que la
canto suavemente. Es tu cancin, y me da tanta rabia que lo sea...
Estoy buscando una escafandra
al pie del mar de los delirios
quien fuera Jackes Coustou
Quien fuera nemo el capitn
quien fuera el batiscafo de tu abismo
quien fuera explorador.
Corazn, corazn obscuro
corazn, corazn con muros
corazn que se esconde,
corazn que esta donde corazn
corazn en fuga herido de dudas de amor
Estoy buscando melodas
para tener como llamarte
quien fuera ruiseor
quien fuera Lennon y Mcartney
Siendo garay violeta Chico BUarque
quien fuera tu trovador
Corazn, corazn obscuro
corazn, corazn con muros
corazn que esconde
corazn que esta donde el corazn
corazn en fuga herido de dudas de amor
Quin fuera el mgico poeta que t aparentas ser.
Quin fuera el msico que componga, la cancin perfecta para conquistarte.
Quin fuera el explorador que se atreviera a profanar la tierra donde se esconden tus
misterios.
Una vez, quise ser aquel que lo lograra. Una vez quise conquistarte con palabras y frgil
valenta.
Pero aprend, que no soy quien pueda lograrlo.

Corazn frgil con coraza, cmo daas. Cmo dueles, y sin embargo, eres ms dbil que
yo. Te deseo suerte, y de m, ya tienes mi perdn...'
Bajo la oscuridad de la noche, Bob Bryar llegaba a su destino. Atraves el pasillo y entr
en la habitacin correspondiente con rapidez.

- Toma. - un papel caa sobre la mesa, donde un hombre tena la cabeza recostada. Ve a esa direccin y recupera tu vida, Deja de ser un maldito zombie por orgullo!

Tan rpido como lleg, Bob sali de la habitacin, dirigindose a su cabina, pensando en
voz alta.

- Estpido. Se equivoca y todava espera que le pidan perdn... Si no vas Iero, yo


mismo te llevar, tomndote de las orejas!
CONTINUAR
Quien Fuera - Silvio Rodrguez
Espero que hayan escuchado la cancin al tiempo
que lean. Es realmente... mgico. La msica te
transporta. Silvio es, Lo mximo!
Y perdonen la falta de ortografa de la letra,
as como la falta de puntuacin, pero as baj la
letra y me dio pereza corregirla.

Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Nada que decir. Yo debera estar dormida, roncando y ya en el quinto sueo. Si mi madre
me descubre, no me dejar usar la PC en toda la semana. As que, yo como Frank Iero, sin
excusas, arrepentimientos o explicaciones.
Gracias a quienes no hayan querido matarme a golpes con un martillo, o atravesarme con
algn objeto punzocortante. Gracias por ser pacientes y entender, que cuando se puede, se
puede, y cuando no, pues no. (xD)
Y gracias por esperar este captulo. Espero que no sea una gran decepcin, pero primero,
hay que reorganizarse para poder avanzar.
... Fragile, est muriendo...
26. Captulo 25
Olvidarte
Vi la luna, las estrellas, y la salida del Sol.
Los astros siguen su curso sin interrupciones, una vez ms me doy cuenta, que todo sigue
igual... menos yo. Pero eso a nadie le importa, y como el Sol que sale cada da, yo debo
continuar con la rutina que una vez me protegi.
He dado mi perdn, as que he de olvidar. Porque, perdonar es dejar atrs lo que estorba. Lo
que daa...
A pesar de las frases trilladas que mi madre us para dejar notar su preocupacin por m,

me decid a regresar a la librera. Estaba demasiado ansioso y aburrido, al mismo tiempo en


aquel minsculo cuarto. Mi entrada en el mundo de la pintura estaba cada minuto ms
cerca, hacindome estremecer de ansiedad, pero atrapado entre cuatro paredes pintadas de
azul marino.
Elizabeth se comunicaba conmigo constantemente, y me visitaba cada vez que poda.
Afinbamos detalles para la exposicin y sonrea al ver mis muestras de nerviosismo. Pero,
cmo reaccionar ante el cumplimiento de un sueo que debera de ser imposible?
Cuando finalmente llegu al establecimiento, el dolor de cabeza se haca ms intenso, pero
no pensaba darle el gusto a Donna para que, apareciendo tras su puerta me dijera con una
sonrisa burlona "Te lo dije", as que, como el valiente que no soy, proced a abrir la librera
aguantando las punzadas de dolor que se sentan en mi cabeza.
Comenc limpiando estantes y reacomodando libros por orden alfabtico. El lugar estaba
limpio, dentro de lo que cabe, as que, cuando tom la escoba, fue una tarea fcil barrer el
poco polvo acumulado.
Al poco tiempo de darle vuelta al letrero, indicando el estado del local como Abierto,
comenz mi adorable rutina. Detrs del mostrador viendo a la gente pasar a travs del gran
ventanal y esperando por algn cliente que an creyera en el poder de los libros.
Poco a poco, cuerpos con rostros desconocidos entraron en la librera. Les miraba curiosear
a travs de los estantes, y lentamente, los martillazos golpeando mi cabeza se iban alejando.
Lo que a continuacin ocurri, fue en cmara lenta. O al menos, as lo sent cuando le vi
atravesar la puerta. Luca unos jeans azules, desgastados y rotos en las rodillas. Una
chaqueta negra con un dibujo rojo en el pecho. El cabello perfectamente desordenado y en
los orbes almendra, una tristeza que rogu fuera verdadera.
Sus labios estaban tiesos, formando una perfecta lnea recta, y sus manos se encontraban
escondidas dentro de los bolsillos del pantaln. Atrs qued la altivez, y en su lugar, entr
por la puerta, haciendo sonar la molesta campana, un hombre decado y miserable.
Tal vez, ver mi desgastado calzado le hizo detenerse. Su cuerpo estaba cerca. Tan cerca que
el mo permaneca inmvil tratando de contener la respiracin.
Durante minutos nuestros ojos mantuvieron batallas silenciosas, ganando aquel que tuviera
la mirada ms pattica. Aquel que se rindiera primero, quien negara la vista hacia sus
hermanos melanclicos, sera el perdedor.
Y yo, volv a perder.
No poda mirar el brillo apagarse cada segundo. Los redondos ojos estaban rodeados por
una gruesa capa de color violeta, y la piel, ms blanca que de costumbre. Por qu no
habla? Por qu no hablo?
De qu serviran ahora las palabras?
El silencio era mejor para nosotros. Mejor para m. Fuera del alcance de palabras hirientes
o frases mentirosas que slo albergan la esperanza. Tena la fe de no volver a verlo jams.
Enfrentarlo retornaba al cobarde y pattico Gerard de siempre. Y ya no lo quiero ser ms.
Ya no quiero ser un borrn en la pintura de la vida. Ya me cans de ser slo una sombra de
humo que se esparce sin importarle a alguien. Ya no quiero ser, el estpido creyente.

Pero est frente a m. Es l, el hombre, el locutor, y el poseedor del nombre que me produce
escalofros.

- Qu quieres?

Me decido a dar el primer paso. Por primera vez.


Por primera vez me dirijo a l de la forma ms fra e indiferente que puedo.
Por primera vez, le veo como si fuera el ser ms insignificante del mundo, y, por primera
vez, el que finge soy yo, mientras l, sufre mirndome en silencio.

- He venido a hablar... - murmura con la voz apagada mirando un punto al lado de


mi cabeza.

Hablar. Qu palabra ms simple y retardada. Ahora desea hablar?


Sonro con irona. Ahora el cnico, ser yo...

- Gerard, yo... - insiste ahora, mirndome con insistencia. Como si quisiera


encontrar el discurso perfecto en mis ojos. Como si tomara valor de mi mirada. Quiero disculparme. Por... por todo. Lo siento...

Qu da ms increble! Frank Iero, disculpndose.


Sonro antes de contestar. No s por qu, pero deseara hacerlo sufrir. Deseara vengarme y
hacerlo sentir, un poco de lo mucho que yo sufr.
Tal vez sea gratificante hacer sentir mal a las personas cuando stas se ven tan vulnerables.

- Est bien. - digo con falsa seguridad. - Te perdono. Por mi parte todo est
olvidado. T sigue con tu vida, que yo seguir la ma.

Guardamos silencio. Frank me mira con una mueca de sorpresa que me hace sonrer,
nuevamente. Sus ojos completamente abiertos, y los labios ligeramente separados.

- Eso es todo?- pregunta incrdulo. Yo asiento con la cabeza. Suspira y habla


mirndome fijamente a los ojos. - Eso es lo que quieres?

Es mi turno para abrir los ojos escandalosamente y cortar mi respiracin. No lo esperaba.


Una vez ms, mi entendimiento lleg a la conclusin que Frank era completamente
impredecible.

- Eso quieres, Gee? - pregunt con suave voz acercndose a m. - Porque yo...

- Basta. - mis manos tocaron su pecho antes de que se le ocurriera hacer algo ms
extrao. Tena que detener su discurso. No volvera a caer cegado por sus falsas
palabras y sus buenos engaos. Ya no ms. - Te he perdonado. Y quiero olvidar.

Con esa simple oracin, mi tacto le quem, obligndolo a alejarse de m. Nuevamente


nuestras miradas se encontraron. La ma, fra y decidida. La de l, furiosa e indignada.

- Bien. - sus labios se apretaron. Y tal simple como lleg. Tan impredecible y en
cmara lenta, as fue su salida. Sin un adis o un buena suerte.

Simplemente pasos y el sonido de la campana anunciando su retirada.


Y fue en ese justo momento en que me permit caer. Derrotado dej caer mi cuerpo contra
la silla de madera, y permit que mis lgrimas le homenajearan una vez ms.

Una ltima vez...


{ Click para ver el Video }
Olvidarte ser fcil ya lo s,
tengo apenas que dejar de ver el mar,
y cegarme ante la luz de las estrellas,
no ver llegar la luna detrs de un cristal.
Hoy es mi momento.
Mi momento de brillar. De renunciar al anonimato y ser especial ms all a causa de una
enfermedad gentica. Hoy debera ser sonrisa y buenos pensamientos. Hoy debera ser
felicidad y optimismo. Hoy debera...
Pero, cmo ser alegra si todo mi cuerpo slo sabe representar nostalgia? Cmo
abandonar el pasado y desechar aquella mirada arrepentida que me dio por ltima vez?
Cmo dejar de pensarlo, de soarlo... de... extraarlo?
Cmo es que dicen que me llamo?
Cierro los ojos y los vuelvo a abrir con desesperada ansiedad. Tal vez as, su mirada
avellana, apagada y miserable, se borre del interior de mis prpados.
Das sin poder olvidar su voz preguntndome: "Eso quieres, Gee?".
Mi pecho arde. Su voz, cual cido mortal, quema mi trax, y yo, inmvil slo puedo
esperar a que el escozor termine.
Pero nunca acaba...
Olvidarte ser fcil ya lo s,
tengo apenas que arrancarte de mi piel,
y cerrar a tiempo puertas y ventanas,
no ver llegar la noche ni el amanecer.

- Gerard, ests bien? - su mano delgada, se desliza por el contorno de mi hombro,


dejando, antes de retirarse, un suave apretn.

Elevo el rostro y no enfoco mi mirada hacia su rostro, sino que me pierdo en las paredes
tapizadas de l. Son sus ojos, es su boca, son mis recuerdos y mi dolor.

- Gerard? - su tono se ha vuelto ms preocupado y sus manos toman mis mejillas


con cario. Por fin la veo, y una sonrisa hace relucir las telaraas arremolinadas
alrededor de sus ojos opacos. - Cario, sta, es tu noche. Disfrtala.

Finjo una sonrisa ligera. Cierto. Es mi noche. Mi noche como una nueva sensacin en el
mundo del papel y el grafito. Un descubrimiento joven y melanclico.
Es mi noche. Mi momento.
Soy slo yo.
Pero todo es una fantasa. Me haba propuesto ser indiferente. Me haba propuesto dejar de
ser yo. S, porque sin ti, yo no existo.
"Te extrao".
Y me odio tanto por ello!
Olvidarte ser fcil,

tengo apenas que taparme los odos


a los cantos de las aves
y al murmullo penetrante de los ros,
olvidarte ser fcil te lo digo.
Es cuestin de no escuchar a mis latidos...
Las personas se me acercan a felicitarme. Estn aqu mis amigos. Mi familia y aquel dueo
de la galera en donde hoy se expone mi trabajo.
Mikey abraza a su por fin esposa mientras escucha atento al hombre regordete que felicita a
mi madre por su talentoso hijo. Ray oprime con fuerza mi hombro al escuchar esto
dndome nimos. Y todo es un xito.
Mis dibujos son atrayentes y conmovedores. Me lo ha dado a entender un crtico.
"Es la mirada ms hermosa que he visto". Ha dicho Brittany hacindome enrojecer y sentir
las pesadas lgrimas abultndose escandalosas, luchando por salir.
Hoy debera ser todo Gerard Way.
Pero slo soy un fantasma. Slo soy un montn de recuerdos reunidos en un cuerpo
inservible. Slo soy el aoro de un amor imposible, y el dolor de una realidad.
"Y yo que pensaba, que para olvidarte no se necesitaba ms que un poco de fuerza de
voluntad."
Olvidarte ser fcil, ya lo s,
tengo apenas que matar un sentimiento
y tapar el Sol entero con un dedo.
Cambiar mi corazn por uno de papel...

- Gerard!

El discurso del seor Como-se-llame, se interrumpe por una voz alegre y pasos
escandalosos. Elevo la vista y descubro una desordenada melena movindose al ritmo de
sus acelerados pasos.
Y justo frente a m, dejo de ver el cabello rubio para concentrarme en la sensacin que me
producen sus abrazos y mi falta de respiracin. Suelta una de sus acostumbradas y
espontneas risas y murmura "Felicidades", por lo menos cinco veces cerca de mi odo.
Cmo es posible que alguien sea tan explosivo y animado? Es algo que yo sigo
preguntndome. Pero, tratndose de Bob Bryar, me he acostumbrado a dejar las preguntas a
un lado, y, simplemente, dejarme llevar por los sentimientos y las primeras impresiones.

- Estoy tan orgulloso de ti. - comenta separndose, pero no muy alejado de mi


espacio personal. - Claro que no he visto todo tu trabajo, pero s que es sensacional.
- sonre y rasca su cabeza, en un gesto muy tpico. Un gesto muy Bob.

Pronto su alegra y positivismo empiezan a contagiarme. Mi sonrisa se vuelve menos


fingida.
Pero cae. Tan rpidamente como lleg y tan natural, decae como todo lo bueno que me
ocurre en la vida. Porque, le he visto. De pie frente a m, analizando la sesin titulada "En
tinta azul".
Luce mejor que nunca. Con un traje oscuro, una corbata negra y el cabello perfectamente

acomodado.
Gira su cuerpo hacia m. Es posible ahora, observar su rostro plido, iluminado por los
faroles que adornan la estancia, haciendo resplandecer el sonrosado color de sus carnosos
labios. Escaneo su cuerpo. Desde el peinado hasta los pies, y no puedo evitar sonrer
internamente. Tanta formalidad no es propia de l, por eso es que trae consigo ese par de
desgastados tenis negros.

- Olvidarte no es nada fcil. - escucho una voz susurrndome al odo. Giro un poco
la cabeza y me encuentro con la sonrisa dorada de Bob.

Vuelvo a perderme en la nostalgia mientras mi rostro gira para enfrentarme a tus ojos.
Apenas y soy consciente de la voz de Mikey murmurando algo, pero pierdo la calidez que
me rodeaba, y cuando doy vuelta, mi familia y amigos avanzan hacia una de las
exposiciones. Yo entonces quedo solo frente a l.
"Olvidarte ser fcil". Repito en mi mente a la vez que me pierdo en el brillo de su mirar y
siento mi corazn palpitar con mayor fuerza con cada paso que da hacia m.

- Qu tontera. - digo conclusivo. Para olvidarte, necesitara no estar vivo.


Olvidarte ser fcil te lo digo,
es cuestin de olvidar que he nacido.(*)

De pie, frente a frente. Veo tu mentn temblar, y siento mi propia sacudida en las dbiles
rodillas. Sin previo aviso sus brazos se aferran a m, y su cabeza se esconde en mi cuello.
Suspiro resignado. Aceptando con pesar, lo mucho que extra su olor a mandarinas y
madera.
Me derrito en su abrazo y autmata correspondo aferrndolo a m por la cintura. Aspiro
profundamente su aroma y sonro inevitablemente. Me siento flotar. Me siento feliz.
Ilusionado y enamorado.
El momento perfecto que se interrumpe por sus palabras. El encuentro ntimo roto por su
voz, como siempre.

- Te quiero. - susurra contra mi odo.

Y, por primera vez, no ha arruinado el romanticismo.

- Te quiero, Gerard. Te quiero tanto...

Con voz sollozante me habla, mientras que mis mejillas ya sienten la humedad de mi llanto.
CONTINUAR
(*) Olvidarte - Francisco Cspedes.
Me tom ms o menos dos das
elegir una cancin adecuada. Pero
gracias a un fic de Harry Potter,
descubr esta cancin, as que gracias
a mi obsesin por el Drarry. Je!

27. Captulo 26
Melodas

Y todo fue amor, felicidad, y luces de colores...

Eso debera de narrar llegado el momento. Debera yo, de describir que fue como llegar al final del
arco iris y regresar por un camino de estrellas y suaves brisas. Debera contar que a partir de
entonces, estamos juntos, que ese abrazo jams se rompi y que nos besamos con todo el amor que
ambos nos tenemos.
Porque Frank Iero me quiere, y eso debera ser suficiente motivo para cambiar el rumbo en que la
Tierra gira sobre su propio eje.
Pero nada de eso pas. Nada de eso puedo narrar.
Slo puedo decir que luego de nuestro apretado abrazado, nos separamos para vernos a la cara. Yo
vi sus ojos centellando, mientras l apreciaba las lgrimas que baaban mis mejillas. Sonri para
m, y antes de que pudiera contestar a sus dulces palabras, la voz de Elizabeth reson por el pasillo
de mrmol.

- Un cliente muy importante quiere hablar contigo! - exclam con voz infantil y
entusiasmada. Me tom del brazo y no me solt en mucho tiempo.

Cuando pude ser libre, despus de media hora recibiendo halagos y un posible cliente muy
entusiasmado, regres al lugar donde se supona, mi locutor deba de estar, pero ya no le encontr.

- Se fue. - me dijo Ray con cara triste. Y no pude ms que disfrutar mi noche sintiendo el
peso de sus palabras, y recordando la dulzura de su voz.

Ahora todo es confuso.


De pie, frente al local que muestra orgulloso su anuncio dorado, me siento ms perdido que antes.
Qu pasa cuando por lo que has luchado tanto, ocurre?

Qu pasa cuando los sueos se cumplen, y tu razn de esforzarte en el da a da se termina? Ahora,


cul es mi objetivo?
Debera de vengarme. Hacerte sufrir una mnima parte proporcional a la enorme cantidad de
sufrimiento que l me caus, pero no puedo. Pensar en una venganza sera fcil si al cerrar los ojos,
no viera su sonrisa, o cuando quisiera concentrarme en silencio, no escuchara su hermosa y varonil
voz susurrando que me quiere. Frank Iero me quiere!
Vuelvo a sonrer estpidamente, al tiempo en que la puerta del local se abre. Entro en mi universo
de encuadernados y hojas blancas, impregnadas con el dulce aroma de la originalidad. Y se siente
todo, tan vaci...

Y todo es confusin en mi interior. Quiero volar, correr y esconderme. Quiero enfrentarte, desafiarme a
m mismo y luchar por ti, por m, por un verdadero: "nosotros". Confusin. Desesperacin. Miedo.
Yo slo quiero encontrar la frmula para dejar de sufrir.

Todo debera comenzar. Mi amada rutina debera de empezar aqu, empezando por dar la vuelta a
aquel letrero pintado de rojo que da por iniciada una jornada ms en la venta de libros, pero me
rehso a girar el pedazo de cartn, y, en cambio, dejo la oscura cortina en su lugar, protegindome
de los rayos del Sol y los peatones matinales. No tomo la escoba para comenzar a barrer ni me
preocupo por las cajas arrumbadas en un rincn. Este es un momento para m, y ahora, lo nico que
quiero hacer, es prender el radio, mientras escucho su voz, perdido en la oscuridad. Tirado sobre el
piso, cerrando los ojos.
Slo respirando.

"- ... S, mi ausencia no se justifica, pero quiero decirles que me encuentro feliz como no lo he
estado nunca. Un escritor francs dijo alguna vez: El verdadero amor es como los espritus, todos
hablan de ellos, pero pocos lo han visto'. Y, afortunadamente, me he encontrado con uno de esos
espritus luminosos".

Y ah est. Su voz resonando entra la oscura habitacin, inundando mi sentidos y hacindome


imaginar cada gesto suyo al pronunciar cada palabra. Conozco a la perfeccin la forma en que sus
cejas se elevan con velocidad, la manera en que su mano izquierda juega con el micrfono, y casi
puedo sentir el aliento que rebota sobre el aparato con suavidad.

"- ... Es por eso, querida audiencia, que no puedo callarme para que ustedes escuchen una cancin
ms. Necesito gritarlo, presumirlo al mundo y que todos me vean con miradas hostigadoras
acusndome de ser un estpido. Porque lo soy, as me siento, y me gusta. Qu pattico, no? Ese es
el estado ms comn de un enamorado. Y a pesar de que nos burlemos de ello, pronto caemos en
las garras del amor, hacindonos tragar una a una todas las palabras antes dichas. Y nos llega el
momento de ser la burla...".

Escucho una pequea risa, y yo sonro tirado sobre el fro piso. Seguramente sus dientes se han
asomado, entreabriendo esos jugosos labios rojos. Me gustara ver el sonrojo de sus mejillas y
perderme en la forma que se arruga graciosamente su redondeada nariz. Sus ojos estn brillando, lo
s porque los veo a travs de los mos que estn cerrados. Esos orbes misteriosos y perfectos brillan
como nada brillar en el cielo nocturno. Floto embriagado en el dulce sabor de la felicidad, porque
ese brillo mgico es por m.
Y qu bella es la vanidad...

"- Bueno, Bob me est diciendo que calle, as que lo har, diciendo que la siguiente meloda est
dedicada a cada ser humano que sufre de la peor epidemia del mundo: el amor. Y, especialmente
para ti, mi amor. Porque gracias a ti decir estas cursileras es lo ms fcil y gratificante del
mundo. Gracias por darme tantas cosas sin esperar algo a cambio. S que ahora es mi momento de
esperar, y lo har. Lo har el tiempo que t lo necesites, porque te Quiero. Porque te Amo,
Gerard...".

Todo se detiene. Se detiene el paso de las manecillas en el reloj. Se detiene el movimiento de las
hojas regadas a m alrededor. Y, se detiene, mi respiracin.
"Porque te Amo". Qu magnificencia en una frase tan corta. Qu unin tan perfecta en tres sencillas
palabras. Qu mgico orlas a travs de la radio.
Una declaracin para m, y para el resto de la ciudad.
Siento mi cara arder, y no es por el intenso fro. Un clido sentir se ha instalado sobre mis mejillas,
y s que stas estarn rojas como la ms jugosa de las manzanas.

... Eres todo lo que peda


Lo que mi alma vaca
Quera sentir
Eres lo que tanto esperaba
Lo que en sueos buscaba
Y que en ti descubr

Escucho la cancin. Suave, delicada, armoniosa.


Y no puedo olvidar su voz susurrndome que me quera. No puedo olvidar que mi estupidez me
impidi contestarle. Pero, cmo culparme si Frank Iero, el hombre gay que slo cree en el sexo, me
dice que me ama. No es eso suficiente conmocin para quedarse sin habla?

T has llegado a encender


Cada parte de mi alma
Cada espacio de mi ser
Ya no tengo corazn
Ni ojos para nadie
Solo para ti...

Terso. Clido.
As se siente estar tirado en medio de un local repleto de libros escuchando una cancin dedicada
para ti de un hermoso locutor.
Una vez llegu a pesar que todas las palabras escritas y dichas por Iero pudieran ser para m, pero
fue slo una farsa. Ahora es real. S que es real. Porque, seguramente, ha sido la declaracin de
amor ms pblica que alguna vez, alguien, en toda mi vida, pudiera ofrecerme.
Y quiero corresponder...

Esto es en verdad
Lo puedo sentir
S que mi lugar
Es junto a ti...
Eres todo lo que peda
Lo que no conoca
Y que en ti descubr.

Bob Bryar estaba harto. Harto, confundido, y desesperado. Una extraa y vomitiva sensacin
provocada por su compaero de trabajo, Frank Iero. Razn?
Simple. El locutor estaba loco, y slo consegua enloquecerlo con sus acciones, gestos y palabras.
Por ejemplo, haca algunos das pareca un muerto viviente, sin nimos de contestar, rer o, por lo
menos respirar. Hoy, es todo paz, amor, dulzura, y flores. Y ahora, el hombre de rubios cabellos no
se decide en su debate interno sobre lo que es peor. La indiferencia, o el enamoramiento.
Ahora que vea a su amigo dentro de la cabina, tarareando una cancin exageradamente romntica y
con una sonrisa en los labios, entendi que soportar aquel tipo de canciones era un precio muy
barato por verle feliz.

- Bob, Te he dicho que estoy enamorado?

El rubio slo asinti. Escuchando por quinta vez la misma pregunta. Pero ver en ese estado al
inalcanzable Frank Iero era incluso motivo de inspiracin, y seguro estaba, que hara creer en el
amor al ms necio de los seres humanos.
Nunca lo imagin. Verle pasar a travs de la puerta con un enrgico empujn, slo significaba dos
cosas: primero, que por fin Frankie cerrara su linda boca, al menos, para dejar de cantar; y
segundo, tendra ms trabajo ahora, con su locutor incapacitado. Habr que aumentar otra tanda
extra de comerciales y privar al pblico de la suave voz de Frank Iero. S, tal vez se enojen, pero
para Bob Bryar pesa ms ese brillo cegador proveniente de los ojos del locutor que cientos de
mujeres enfadadas por no escuchar al romntico poeta.

Jams siete minutos me parecieron tan eternos. Jams sent el color rojo causar rabia en mi interior
como a un toro en una corrida espaola. Jams cre que las piernas me sirvieran para algo ms que
para dar pasos cansados en las fras noches oscuras y solitarias, pero la prdida es algo secundario si
al finalizar mi carrera puedo ver su boca tan abierta y sonriente para m. Mi aliento se vuelve a

ausentar al notar aquel brillo en los ojos, y aunque haya perdido el habla, trato de pronunciar un
carrasposo: "Hola" en forma de saludo y seal de paz.
Frank me mira como si estuviera frente a la aparicin de su pony favorito. Yo slo puedo
agacharme tomando mis rodillas y tratando que el oxgeno entre a mi sistema ya sea a travs de las
fosas nasales o por la boca completamente abierta.

- Hola. - me susurra como si estuviera en estado hipntico.

Sonro y me acerco a l que ya se ha puesto de pie.


Tengo tantas cosas que decir que las palabras se acumulan en mi garganta luchando por salir, pero
nada sale de mis labios apretados. Quiero usar bellas palabras, componer en dos segundos bellas
melodas y caigas bajo un hechizo permanente de amor hacia m. Quiero cantarte con esta horrible
voz, quiero susurrarte, pero apenas y puedo respirar.
Retiro la diadema negra que cubre su cabeza y las orejas mientras mantiene su mirada almendrada
fija en m. Los nervios crecen, frente a frente, nuestras pieles se rozan, nuestras manos ansiosas
buscan el contacto de unas hermanas, y rodeados de un sospechoso silencio, todo parece estar bien.
Se siente pacfico.
Se siente correcto. Se siente perfecto. Y no estoy siendo idealista. Soy realista.

Finalmente las palabras se pronuncian en un mudo dilogo.


Sus ojos se cierran y los mos observar sus labios acechando mi espacio personal. Se mueven lentos,
elevndose hacia los mos que tiemblan. Labios ansiosos. Anhelando el sabor extraado, dulce y
adictivo.
Sin fuerza de voluntad, caigo ante l, su amor, el mo, y su sabor a caf, tabaco y Frank.

Y tal vez nunca llegues a entender, lo mucho que esper por un amor as. Por tu amor. Mi amor.
Mi nico y eterno amor...

Nuestras rodillas chocan. Mis labios duelen, apuesto que los de l tambin. Ha sido una
irresponsabilidad conducir rodeados de un mar de besos, pero a Frank Iero le gusta el peligro, y hoy

ha querido demostrarlo, una vez ms. Su aroma cubre ya todo mi pecho, y su sabor se ha grabado en
mi lengua, que ansiosa, sigue registrando el largo cuello, hacindolo suyo, borrando contactos de
antao. Porque, a partir de ahora, es mo. Frank Iero es mo.
Llegamos a su departamento, entre sonidos parecidos a gemidos, susurros y el choque de dos
lenguas que se extraaban con rudeza. Camos en el sof con las chaquetas perdidas en algn punto
de la sala y los pantalones a medio desabrochar. Aspiro con fuerza su aroma cuando nos separamos
para respirar mientras l lucha contra el suter oscuro de cierre completo.
La pasin aumenta. Los sonidos la acompaan, y los movimientos parecen perfectamente
ensayados. En instantes nos encontramos frente a frente perlados de sudor, jadeantes y desnudos.
Piel a piel. Uno sobre el otro. Nos fundimos en el encuentro de miradas y yo sonro desde mi
posicin, me inclino un poco y beso su frente con pureza.

- Te amo... - contesto finalmente. Dos palabras que he mencionado tantas veces y que por
fin son correspondidas.

Frank me mira con sus ojos grandes y sonrientes. Sus brazos rodean mi cuello y sus piernas se cien
a mi cintura sin querer dejarme ir.

Lo amo. Me ama. Nos amamos.

Lo hemos confesado y no hay ms palabras que aadir. O eso creo yo, pero Frank es tan hermoso,
como impredecible. Me jala con mayor fuerza hacia l para poder enterrar mi cara contra su cuello,
y luego de depositar un beso en la zona en donde su rostro haba descansado, con aquella voz
susurrante y sensual murmura a mi odo:

- mame... - suspira. - Hazme el amor.

Quiero explicarle que siempre que tenamos sexo, yo siempre hice el amor. Le haca el amor cuando
me entregaba en gemidos y caricias, pero s a lo que Frank se refiere, y beso sus labios con lentitud
en un gesto de agradecimiento, porque, despus de aquel chico que fue su tutor hace muchos aos
atrs, me otorga el placer de entrar en l y sentirlo mo.

- Te amo tanto, Frank...

l sonre. Lo beso de nuevo y la pasin se vuelve a desbordar.


Nuestros cuerpos se funden como dos cubos de hielo en desierto. Ansiosas mis manos recorren su
piel y su boca libera un himno de dulces jadeos. Mi boca recorre su cuerpo y mi cabeza se inclina
con respeto ante su solemne hombra.
Con felicidad escucho una exclamacin de placer y el agitado movimiento de su espalda al
arquearse. Sonro desde mi posicin. Mi mente lo repite y su cuerpo me lo confirma. Frank Iero, es
mo.

Esta noche honro tu palacio corporal. Te entrego mi vida, mi alma, mi cuerpo y mi corazn.
Y no importa quin est arriba o quin est abajo.
Esto no es sexo. Es amor, Frank. Y maana, te lo prometo, te lo explicar...

- Frank!

- Gerard!

Nuestros nombres salieron como splica ante el asfixiante placer vivido. Exhausto, dej caer mi
cuerpo contra el pecho de mi amado locutor.

- Joder... - su voz se escucha ronca y su pecho est hmedo y caliente.

- S, eso acabamos de hacer. - menciono con burla, ganndome un ligero golpe en el


hombro derecho.

- Ha estado increble.

- Gracias.

- Lo siento.

- Por haber estado increble? - Mi rostro se eleva de su clido refugio y mi miembro


resbala fuera de esa estrecha cavidad. Caigo a su lado y busco su mirada, escondida
cubierta con un tembloroso brazo. - Qu pasa? - pregunto asustado, pero al mismo tiempo,
sorprendido.

Los ojos de Frank se notan brillantes, y sus labios hacen un tierno puchero antes de dejar salir una
lgrima.

- Frank...

- Cuando pienso... en todas las ocasiones en las que yo pude haberte hecho dao... - su voz
se quiebra y el llanto cobra fuerza, mientras trata de esconder el rostro con sus manos. Se lo
impido antes de que stas toquen su cara.

- Eso es pasado. - menciono con la voz ms calmada y fra que poseo. No deseo recordar
amargas experiencias, que si bien, de ellas he aprendido ms, es este mi momento para
disfrutar escuchando melodas improvisadas en dos segundos. - Y no importa. Te amo, y lo
seguir haciendo pase lo que pase.

Y como un nio asustado, buscando proteccin, su cuerpo busca el mo para estrecharlo en un


apretado abrazo. Su cabeza se esconde en el hueco que se forma entre el cuello y el hombro. Frank
respira pausadamente, causndome cosquillas.
Y s, que esta es la forma en la que quiero vivir.
Por siempre...

Qu perfecto momento de romanticismo...

- Csate conmigo.

Y nuevamente, Frank Iero interrumpindolo.


Mi boca se abre ante la impresin y mis brazos separan su cuerpo del mo. Lo miro a los ojos,
buscando una seal de burla, o, en su defecto, de sinceridad. Me pone nervioso encontrar lo
segundo. Yo, l... casados?
Juntos, por siempre?
Es esta la hora del cumplimiento de todos los sueos?
Sonro de medio lado a causa de mis estpidos pensamientos.

- Qu dices? - vuelve a preguntar.

Ilusin, esperanza. Nuevamente el miedo de que todo sea un sueo.


Puedo probar su amor? Hay algo que yo pueda hacer para medir la sinceridad?

Slo puedo confiar en el brillo perfecto de sus ojos y en la sonrisa boba y nerviosa que adorna su
perfecto rostro. Slo puedo confiar en el fantasma de las lgrimas derramadas y en la forma en que
su mano descansa sobre mi pecho.
Slo puedo confiar en el "Te amo" que tanto he esperado, y que ha sido lo ms pblico y perfecto
que me ha pasado.
Slo puedo confiar, en l...

Abro la boca, y doy mi respuesta.

CONTINUAR
(*) Solo Para ti - Camila.
Cancin que derrama miel! Oh s.

'Lo han odo? Frank Iero se casa!'


Captulo 27
Brindis

Lamento la demora, y blablabla. Siempre les digo lo mismo. Ya ni me han de creer. Agradezco
infinitamente sus firmas, y el hecho de que lean. Y mientras sigan firmando, yo seguir escribiendo,
no lo olviden! :D No importa lo que tarde, jams dejar en el olvido esta historia que est a punto de
morir.

{ 30 Reglas para Conquistar al Conquistado }


http://www.fotolog.com/umiiko_org

Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
Actualic! Y lo ms genial es que Casi, Casi, termino el prximo captulo! :D He estado un poco
ms productiva. Ya que, estoy escribiendo un RYDON! Wii!
Fragile muere, pero definitivamente, Umiko No!
Muchas gracias por toda la paciencia y el apoyo. Nos leemos luego!
Besos!

-Umiko
~ sunshine

28. Captulo 27
Brindis

'Lo han odo?


Frank Iero se casa!'

Bob Bryar tena los ojos abiertos de la impresin y una perfecta sonrisa adornando sus delgados
labios. Al abrir la puerta ese viernes por la maana, jams imagin encontrar algo ms que el diario
tirado sobre la alfombra verde. Tom el sobre negro, tena atada una cinta roja formando un bello
moo. Rompi el sello, y procedi a leer.
Luego de terminar de leer y comenzar a preguntarse qu usara para la tarde siguiente, comenz
dando una carcajada, y, cerrando la puerta, procedi a hablarle a su televisor.

- Yo lo saba, Frank Iero...

Y la risa regres con mayor mpetu.

...

Brittany, ahora de Way, comenzaba su diaria rutina alejndose del calor de su esposo y las clidas
sbanas para proceder a alimentar a su adicto a la cafena con su preciado elxir antes de que ambos
salieran a trabajar. Y, aprovechando el momento, sali en busca del correo.
Cuentas, cuentas, publicidad... lo mismo de siempre en su buzn.

Pero un sobre con fina textura le sorprendi, y curiosa, procedi a liberar la carta de su encierro por
un listn y un sello dorado. Leyendo, no pudo ms que correr a despertar a su marido, sin
importarle que Mikey le pudiera arrojar una almohada.

- Mikey despierta! - lo sacudi con fuerza. El mencionado slo lanzo un bufido y gir
dndole la espalda al molesto ser que osaba interrumpir su agradable y clido sueo. Mikey! Mikey! Michael!!

Y con semejantes gritos, le fue imposible continuar durmiendo. Con pesar, abri los ojos y se sent
sobre la cama.

- Mikey mira esto!

Apenas y tuvo tiempo de colocarse las gafas, su esposa, con sospechosa desesperacin, coloc algo
semejante a una hoja de papel frente a su rostro, a escasos centmetros de su nariz.

- Qu es? - pregunt con voz ronca.

- Lelo. - insisti su esposa.

Y con toda la tranquilidad que un Mikey adormilado puede tener, procedi a leer el dichoso papel
de color blanco con bordes negros. En la parte superior, el papel de textura spera contaba con la
vista de una hermosa rosa roja, grande y tan real, que casi se poda distinguir su aroma. Debajo de
ella, con letras doradas, alargadas y elegantes, una inscripcin que comenz a alarmarle:

T y yo, entregados al mismo sonido de la ilusin,


t y yo, soando despiertos en alargar los segundos juntos,
t y yo, sin mas mundo que t y yo....

Debajo de ellas, lo ms aterrador. Con letras grandes, negras, y en maysculas, dos nombres que
conoca a la perfeccin, pero, en silencio, rogaba con que fuera una coincidencia y una
equivocacin. Tal vez, era una nota para su vecino...

GERARD & FRANK

Pero la sonrisa cmplice de su esposa, lo convenci.

- No lo puedo creer...

- Es tan hermoso!

Dos reacciones en una misma casa. En una misma habitacin.


Mikey continuaba con la respiracin agitada, mientras Brittany olvidaba el caf para buscar unos
pantalones. Necesitaba ir de compras.

...

Ray Toro corra desesperado para llegar a casa. Su turno de noche en el bar le haba dejado ms que
exhausto, y su abusivo jefe, que le haba prometido, saldra a las cinco de la maana, lo dejaba en
libertad hasta las 8 a.m. Lleg junto con el cartero, o, eso pareca el muchacho de cabello rizado y
ojos color miel, quien le entreg una carta oscura. Ray agradeci y en silencio esperaba, no fuera
otra ms de las bromas de su primo o, palabras para causar culpabilidad que siempre le escriba su
madre.
Lo que fuera, podra esperar unas horas, despus de su bien merecido descanso, pero la curiosidad
pudo ms, y al terminar de colocar las llaves sobre la mesa al del pequeo comedor, procedi a leer
el mensaje.
Cuando la lectura avanzaba, sus ojos iban aumentando de dimetro. El slo hecho de imaginarlo...

No poda ser verdad. Estaba leyendo mal, s, eso era.


Tendra que hablar con l, y hacerle entender. Seguramente lo tena hechizado!
"S", pens Ray, "Eso es. Frank tiene a Gerard bajo un embrujo, y por eso lo est obligando a la
autodestruccin".
Sin importarle su merecido descanso, tom las llaves de su casa y sali corriendo tan rpido como
lleg. Tendra que hablar con su mejor amigo, y lo hara, Ahora!

Tenemos la dicha y el honor de invitarle a nuestra boda.


La unin de nuestras vidas, y una promesa de eterno amor.

...

- Qu?! No puede ser! - posiblemente, su grito se hubiera escuchado a varios kilmetros


lejos de su sala.

Donna Lee haba recibido la invitacin sin tomarle importancia. Se sirvi una taza de t y con
tranquilidad, comenz a leer todo lo correspondiente al correo, dejando el sobre al final. Pero el t
haba salido sbitamente de su boca y su cara se senta caliente. Estaba enojada con el estpido de
su hijo, por estar a punto de cometer un estpido error, al casarse con el estpido locutor se. Es
que, Eran unos estpidos!

La dicha, porque, al fin cumplimos un sueo. Al fin disfrutamos de un amor firmemente


correspondido y dispuesto a romper cualquier tipo de barreras.
El honor, porque los momentos felices no son completamente de esta manera si no se comparten.
Deseamos compartirlo con personas especiales para nosotros.

- S, como no. - dijo con voz burlona la mujer. - Esto ni siquiera suena sincero. Eso no
puede pasar!

Y sintiendo la desesperacin, la seora Lee cay sobre su sof floreado hundida en un mar de
lgrimas. Lgrimas de angustia, de enojo, y de un sentimiento indescriptible al saber que su beb, su
precioso hijo Gerard contraer matrimonio.

...

Por eso, agradecemos contar con su querida presencia, en la significativa ceremonia que se llevar
a cabo en...

Y mientras Elizabeth lea el lugar donde se llevara la ceremonia, y la direccin, su mente tena una
pregunta.
"Qu no eran buenos amigos?"
Sonri pensando que s, eran, increblemente muy buenos amigos.

'- Casarse y con quin?


- Con un tal Gerard'

Dentro del gran edificio de verdes cristales, una chica rubia corra por los pasillos, haciendo un
molesto y constante sonido con los tacones. Su carrera termin en el preciso instante en que lleg
frente a la entrada de su oficina. Era una puerta grande y de color perla. Imponente como ninguna
otra.
La mujer, abri y entr sin ser recibida, o sin antes preguntar. Avanz hasta llegar frente al
escritorio, donde un hombre, concentrado hunda la cabeza en un montn de papeles y carpetas.

- Seor Iero? - la mujer interrumpi con voz cautelosa.

- S? - un par de ojos marrones y cejas elevadas observ a la rubia.

- Lleg un joven con esto. - extendi el paquete. - Y me ha pedido que se lo entregue


personalmente.

El hombre tom el sobre negro. Amarrado tambin al listn rojo, descansaba una pequea nota con
letra rpida, que inmediatamente reconoci.

"Viejo, espero que, cuando leas esto, no cause a tu sistema un infarto o un derrame cerebral,
porque, si mueres, tendrs que heredarme la empresa. As que, pinsalo mejor."

La stira tambin era la misma. No haba duda que su hijo se haca ms sinvergenza con el paso de
los aos. El sobre negro, entonces, fue su siguiente objetivo por abrir, y, ante la mirada sorprendida
de su secretaria, por las muecas que haca su jefe al leer el contenido de esa carta; Iero simplemente
se dej caer en su silla de cuero negro, oprimiendo sus sienes con fuerza.

- Amanda, un analgsico, y un caf, por favor. - mencion con los ojos cerrados.

- En seguida, seor...

- Ah, y... - la mujer gir. - Una lista de los posibles regalos para una boda.

La mujer rubia asinti con una sonrisa, saliendo del despacho de su jefe.

...

Esperamos contar con su presencia.

La carta terminaba con ese conjunto solemne de palabras y la pareja, sentada en un sof color
caoba, permaneca quieta, reponindose de la sorpresa inicial.

- Se casan. - mencion un hombre de cabello azabache, al tiempo que besaba la mejilla de


su esttica pareja.

- As es. - mir a su esposo. - Se lo dije, Brendon.

El nombrado bes a su marido con ternura al tiempo que acariciaba la oreja, como a Ryan le
gustaba.

- Sabes qu?

- Qu? - Ryan sonri apenas a unos milmetros de la boca de su amante.

- Las bodas... me ponen...

- Romntico? Melanclico?

- Duro...

Y sobre aquel silln de piel, celebraron en nombre de los prometidos.

'-Con Gerard? No lo puedo creer!


Tengo que contrselo a Jason!'

- Jason!

- Derek!

Castao y rubio se encontraron en la puerta de su casa con sonrisas en los labios.

- Frank se casa! - gritaron al unsono, soltando en carcajadas.

- Puedes creerlo? - pregunt el hombre de cabello rubio y ojos azules.

- Lo s, Jason, amor... Se casa el incasable!

- El Apocalipsis!

Y sin dejar de rer, entrar abrazados a su casa. Ahora, tendran que ir en busca de un buen e
inolvidable regalo para el pronto recin casado.

La vista es asombrosa. Al pie de la ventana hay una hermosa y gigantesca fuente con una perfecta
iluminacin dorada y violeta. Ms all de los muros del hotel, la ciudad se mueve a pesar de la hora.
El reloj sobre el escritorio marca las 3:15 AM, y los automviles parecen hacer los mismos

recorridos que al medio da. El cielo est oscuro, sin nubes y adornado con algunas estrellas que
logran sobresalir a pesar de las luces y letreros de nen de la ciudad. Las copas de los rboles se
mueven, y al colocar la mano sobre el vidrio, puedo deducir que afuera hay una brisa invernal
aterradora. El clima aqu es bastante fro. Bastante, pero me tendr que acostumbrar.
El hotel es lujoso, as como la habitacin en donde me encuentro. Tiene alfombra y una enorme
cama con doseles. Sillones dorados y candelabros con piedras brillantes. Todo aqu es bello y
pacfico. Silencioso y clido a pesar de la fuerte brisa. La calefaccin permite que me asome a ver la
ciudad con apenas una sbana cubriendo mi cuerpo. Incluso las sbanas son preciosas. De una tela
afelpada, pero delgadas y en un tono vino muy elegante. Todo es precioso aqu. Tal vez sea mi falta
de objetividad la que est hablando a causa de el champn y el amor, pero, esta noche est todo
bien. Todo es correcto.
Giro mi cuerpo en busca de lo que provoca mi embriaguez mental y le encuentro completamente
desnudo boca arriba y con la boca ligeramente abierta. Definitivamente aqu, con l, todo es
correcto. Y todo se reduce a un momento.
Cuando todo esto se form...

>> Mis labios tiritaban, ansiando dejar salir la respuesta a su pregunta. Mis manos sudaban y ya no
haba funcin respiratoria en mi sistema. Todo se detuvo.
El tiempo, los sonidos, mi voz. Todo termin cuando mis labios dejaron salir ese sonido como una
flecha directo al blanco.

- No.

No le mir al dar mi autmata respuesta, ni mis piernas temblaron al sentir su falta de aliento. Tal
vez, lo lgico y predecible en mi situacin sera responder afirmativamente, pero todo lo que ha
pasado ha pasado por algo. Cada desgracia, paso y decisin en mi vida no se van. Dejan huella, una
enseanza o una remienda.
Yo, aprend a conocer a Frank Iero. Arrebat las mscaras y le dej con el rostro original. Aprend a
surcar olas de indiferencia y crueldad. Su sinceridad me quemaba, pero aprend de ella y con ella. Y
s, que no puedo creerle todo.

- No quiero que lo hagas por agradarme. Quiero que me quieras con lentitud, con disfrute.
Quiero que me quieras siendo Frank Iero amante del sexo gay. - elev el rostro para poder
ver su cara por primera vez despus de la agonizante palabra que naci y muri en un

instante. Sus ojos me observaban en un estado hipntico, brillantes, tal vez hmedos en
lugar de la anterior descripcin. Su boca formaba una lnea recta y sus puos se cean al
pantaln. - Despus de todo. - sonre con melancola. - Fue de l de quien me enamor
verdaderamente.

Su ceo se frunci y sus labios se torcieron. Fue una mueca bastante graciosa. Tanto que si no
sintiera que esta conversacin podra cambiar el rumbo de nuestras vidas me hubiera soltado a
carcajadas.

- Pero, no es lo que quieres? - pregunt con una voz gruesa y hasta perturbadora. - No
deseabas encontrar el amor de tu vida, casarte con l y tener un perro? No es se tu plan de
vida?

Sonre. Mi plan de vida.


Todo lo tenemos, lo s. Yo una vez tuve uno. Era perfecto. Sin posibilidad a fallos.
Luego, lo conoc a l, y todo cambi.
Negu con la cabeza. - Eso ya no importa. Lo nico que quiero es estar contigo. Contigo, con todas
tus facetas.
Y luego, todo fue silencio. Un precioso silencio mientras ambos reacomodbamos nuestros
prximos dilogos.

- Frank, t... Quieres casarte conmigo? - pregunt con ni innata inseguridad.

Pude ver los ojos de mi locutor agrandarse y dar un ligero salto sorpresivo. Seguramente no
esperaba que la situacin pudiera ser al contrario.

- Te lo he preguntado yo. Crees que lo hara si no quisiera?

- Frank, t, Quieres casarte conmigo? - insist mirndolo fijamente. Lo vi quedarse en


silencio. Baj la mirada en actitud derrotada. Y entonces, encontr mi declaracin
ganadora. - Si t tampoco lo quieres no me dejes la responsabilidad a m. No quiero que me

eches en cara que todo ha sido mi culpa, que, como buen hombre, me diste a elegir y yo te
eleg a ti y a tu forma de vivir. No quiero que te protejas con un dilogo parecido
dicindome que t slo aceptaste para hacerme feliz.

Se queda callado y me siento ganador.


Me siento feliz por la forma en la que me he adaptado a l, y la forma en la que l me acepta a m.
Tal vez, nuestro futuro juntos, no sea una idea creada por mi subconsciente locamente enamorado.

- Y ahora... - suspira. - Qu haremos?

- Amarnos, supongo. - digo levemente molesto. Si no hay boda, hay nada?

- Supongo. - dice hundiendo su espalda al respaldo de la cama. - Yo... ya tena encargadas


las invitaciones. - menciona con cierto humor. - slo iba a confirmar. Compr los anillos, y
organic la luna de... - agit la cabeza. - ya, no importa. Slo quiero hacerte feliz, Gerard. me mir. Con esos ojos almendra centellando entereza y amor. - Slo quiero compensarte.
De una forma. De cualquier manera... Quiero cuidarte.

Sonre enternecido por su declaracin. Mis brazos se aferraron a su cuello y le obligu a acostarse a
mi lado.

- Me ests compensando muy bien as. - sus manos se posaron con cuidado sobre mi pecho.

- Gerard... - escuch en suave susurro y luego un suspiro. El silencio fue largo, acompaado
exclusivamente por el sonido de nuestras respiraciones. Detect la de Frank ms pesada y
de inmediato present que se estaba quedando dormido.

- As que compraste anillos, invitaciones y planeaste la luna de miel...

- S. - contest con voz cansada. - Y tena una sorpresa ms, pero, creo que ya no importa.
Ver si puedo retrasar el trmite y hacer que me regresen el departamento. - termin de
hablar para proceder a bostezar. Yo qued mudo y detuve el movimiento de mi mano contra
su cabello.

- Qu? - logr articular sorprendido despus de un tiempo de meditacin con la mente en


blanco.

Frank lanz un suspiro y se puso de pie. Expuso ante m su cuerpo desnudo que me era ms que
familiar y comenz a dar vueltas tomando su cabello en seal de nerviosismo.

- Bien, Gerard... em... Cmo decirlo? - su caminata par. Sus ojos se agrandaron y se
posaron en m. - Vend el departamento, el coche, y compr uno en Ottawa. - sonri un
poco.

- Un departamento en Ottawa? - apret la sbana con desesperacin. Ottawa. Eso est en


Canad. En otro pas. Lejos, y vendi todo? A pesar de que exista el riesgo de que dijera
No? - Por qu?

Mi locutor favorito elev los hombros y neg con la cabeza. - No lo s. - confes colocndose la
ropa interior. - Slo s que sonaba estpidamente romntico empezar en otra ciudad, juntos. Sin mi
estpida fama. Sin recuerdos tristes. Sin este maldito departamento y los muebles italianos. Una
nueva vida, contigo.
Y cmo no caer bajo el encanto de esas palabras? Cmo no creerle al brillo de sus ojos?
Pero la conversacin termin en ese momento. Yo baj la cabeza en forma pensativa, y Frank
aprovech para entrar en la ducha. Quise esperarlo y darle mi respuesta, pero me qued dormido.
Despert algunas horas despus sintiendo los rayos del Sol sobre mis piernas. Al no encontrar a mi
lado a mi locutor estrella, me puse de pie, y, encontrando mi ropa interior sorprendentemente
doblada y acomodada sobre un pequeo sof al pide de la cama, sal del cuarto al tiempo que me
colocaba la prenda.
Lo encontr frente a la estufa. Si no lo conociera, pensara que estaba cocinando sin importarle las
complicaciones estomacales que eso acarreara. Me acerqu ms a l con la intencin de besarle el
cuello y abrazarle por sorpresa. Sin embargo, la sorpresa fue para m cuando le encontr cocinando.

- Qu haces?

- No poda dormir, as que me decid a quemar un par de huevos y tocino. - sonri con lo
que me pareci tristeza.

- Frank. - dije seguro con la intencin de contestar lo que ayer el sueo me impidi. Me
alej sin darle ese beso en el cuello, tomando asiento en una mesa del comedor. - Yo...
Quiero ir a Ottawa contigo.

Mi voz se escuch firme por segunda vez en una semana. Todo un rcord! Vi a Frank apagar la
llama del aparato y girar hacia m con cara de escepticismo puro.

- En serio?

Sonre. - Claro, el hecho de que no tengamos boda, no significa que no podamos tener luna de miel.
- me puse de pie. - Quiero estar contigo, Frank.
Nuestros pies se rozaron y nuestros brazos se aferraron al otro como si cayramos al fondo de un
abismo. La vida en pareja es as. Aferrarse al otro cuando sientes que no puedes ms y vas a caer.

- Podemos usar los anillos, tambin. - bes su mejilla sin soltar nuestro estrecho abrazo.

- Y las invitaciones? Ya has pensando en qu las usaremos?

- Claro que s. Y con mi maravillosa idea podrs realizar la mejor buena obra de tu vida, o
la peor accin jams realizada por ti. Eso, depende del que juzgue.

Nos separamos unos pocos centmetros y procedimos a observar el amor dibujado en nuestras
pupilas y tatuado en nuestra frente. O al menos eso observ yo en los ojos de Mi Frankie. Tal vez l
se divirtiera observando el nido de pjaros que tena por nombre cabello. No lo s, y tal vez nunca
lo sepa, pero recuerdo ese momento, en silencio, abrazados y mirndonos fijamente, como uno de

los mejores de mi vida. El momento en que un captulo se terminaba y se sumaba un uno ms al


siguiente.

Fue bizarro. Irreal. Ilgico y mgico. As como lo es la vida misma. <<

El lugar era bastante elegante. Era un hermoso saln de doradas paredes, columnas color perla
rodeadas de bellas luces y arcos color marrn con flores colgando de ellos. Haba enormes
candelabros dando una iluminacin con un toque romntico.
Las mesas tenan largos manteles blancos como primera capa, luego, otro mantel en diagonal en
tono dorado. Sobre la mesa, un elegante arreglo con flores blancas que, segn los conocimientos en
botnica de Brittany eran alcatraces. Haba cinco velas doradas encendidas alrededor del florero.
La pista de baile era grande, con un hermoso piso de imitacin madera, y al final de sta una tarima
con un montn de instrumentos que esperaban por los msicos que no podan demorar ms. Delante
de tarima, casi en medio de la pista, haba una mesa larga con un hermoso arreglo floral, dos
carpetas doradas y un hombre de mirada severa sentado en una gran silla de tipo imperial.
Todos pensaban que se debera ser el juez o el gur de alguna secta religiosa en la que el
matrimonio entre dos hombres estaba validado.
La familia Way se haba sentado en una mesa. Ray en otra junta a una de sus amadas novias. Bob
tom asiento con el de cabello alborotado observando a los dems invitados que no dejaban de
llegar.
"Lo vas a hacer, Iero...". - pens el rubio al recibir el vodka que haba pedido al mesero de traje
oscuro.
Una agradable msica empez y pocos se dieron cuenta cuando los msicos haban tomado su lugar
en la plataforma. La msica era tan atrayente que por un momento los invitados se olvidaron del
hecho de no ver a los "novios" para acercarse a la pista a bailar.

Regreso a la cama con la nica intencin de perderme en la sensacin clida que me da el acariciar
su cabello despus de amarnos. Pero l gira y mi mano se queda esttica antes de llegar a tocarle.
Escucho un bostezo y sonro al tiempo que dejo caer mi mano sobre el colchn.

- Hace fro. - murmura con voz pastosa.

- Es porque ests desnudo.

Frank lanza un bufido y gira nuevamente. Sus ojos parpadean y parece enfocarme entre la oscura
habitacin.

- Hola. - sonre y acaricia su pecho al verme.

- Hola.

Me acerco hasta l y retiro su mano. Desde ahora, slo la ma podr acariciar su pecho desnudo
cada madrugada. Bes sus labios con superficialidad y sonri ampliamente.

- Soy tan feliz. - digo sin darme cuenta que mi pensamiento ha dejado de ser slo eso.
Frankie lanza una risita amable. Me toma de la nuca y besa mis labios con una ternura
pocas veces vista en l.

- Crees que ya hayan dado la noticia?

Niego con la cabeza y me dejo caer sobre su pecho, abrazndolo con fuerza.

- No lo s...

Nos quedamos en silencio. Sus brazos se cieron a mi espalda y mi mano se coloc sobre su pecho,
sintiendo el latir tranquilo de su corazn.
Finalmente, encontr mi hogar...

La msica se haba detenido. Los hombres bajaron sus instrumentos y miraron hacia la gran mesa
donde el hombre de tez morena se haba puesto de pie. Todos volvieron a sus asientos sin haber
recibido la orden, fue tan slo un impulso para hacerlo.

- Atencin! - Su voz era grave, como se esperaba. Los ojos del moreno comenzaron a
brillar de una forma extraa. Tom la carpeta sobre la mesa, y continu hablando. - Los
seores Gerard y Frank han dejado un mensaje! - la gente comenz a cuchichear, en cada
mesa se escuchaban ms o menos las mismas preguntas "Dnde estn?", "Se habrn
peleado?", "Se cancelar la boda?". El moreno iba a esperar a que los susurros
terminaran, pero los invitados eran insistentes y pareca que jams terminaran de
chismorrear. - Silencio! - grit en tono autoritario, logrando hacer callar a cada invitado.

Su nombre era Louis, y, realmente, no saba qu haca ah. Fueron rdenes y ni siquiera conoca a
esos dos tipos. Aunque el moreno no lo reconocera jams, tena nervios y miedo.

- Bien. Leer el mensaje que han dejado los seores.

Hubo un gran silencio. Louis sonri.

"Queridos amigos, familiares, y personas que no conocemos pero han decidido asistir a este
evento. No se preocupen, la comida seguir siendo gratis.
Queremos agradecer su presencia este da. No tenemos palabras para describir lo increblemente
felices que nos sentimos al saberlos ms incondicionales que nunca.
Imaginamos que se preguntarn en dnde diablos estamos. Pues bien, sa es una pregunta que no
podremos contestar, por el momento. Despus de todo, la luna de miel es ms romntica cuando es
secreta. Y la boda? Esto es lo ms importante queridos amigos. No habr boda."...

- Hagamos un brindis.

Ahora nos encontrbamos con batas color vino de tela fra, pero muy suave. Tal vez, satn. Uno
frente a otro, sentados sobre la gran cama, con las cortinas abiertas para observar la luna llena y con
una sonrisa imborrable.

- Tonto. - me acerco ms a l. - No tenemos copas, ni champaa.

- Cierto. No hemos bebido algn tipo de sustancia etlica. Eso es bueno. - tom con su
mano izquierda, mi mejilla. - El alcohol te atonta cuando quieres tener sexo. Y hemos
tenido sexo, y del bueno.

An admiro su capacidad para hablar tan fcilmente acerca de un tema tan controversial y tab en
muchas culturas. l an se sigue burlando de mi "puritanidad" como l lo llama al instantneo
sonrojo que cubre mis mejillas.

- No importa. - vuelve a hablar cuando la risa se extingue por completo. - Imagnalas, Gee.
- Su mano se cierra y sus dedos se acomodan como si estuviera sosteniendo entre ellos el

cuerpo delgado de una copa. Sonro tratando de imitarlo con mi propia mano. - Bien.
Brindemos. Por ti, por m, y por un futuro prometedor.

Asiento sin dejar de mirarlo, y sin dejar de sonrer. Frank luce exquisito bajo la luz de los
reflectores y la luna. Tiene un aura plateada a su alrededor, y podra culpar al ron, pero no hemos
bebido, como dijo Frank.

- Quieres agregar algo ms? - me pregunta elevando una ceja.

- S. Por ti, por m. Por nuestra felicidad basada en el amor, y en la sinceridad. - elevo ms
mi copa imaginaria. - Te quiero, y lo har hasta que t me lo permitas.

Las copas chocaron. Los ojos se cerraron y ambos nos centramos en nuestros propios pensamientos.
l lanz un suspiro y yo entrelac mis dedos con los que alguna vez sostenan una copa de
champaa.

- Te quiero.

Sonre.

"As es. La boda no se realizar y eso lo supimos el mismo da en que la pregunta fue lanzada, pero
las invitaciones ya estaban hechas, y decidimos hacer una buena obra. (Pero el culpable es Gerard,
no lo olviden). Queremos que disfruten y celebren por nosotros. Despus de todo, una boda es eso,
una celebracin honrando un amor que quiere ser consumado ante las leyes mortales y divinas.
Celebren por nosotros, porque nuestro amor se ha profundizado. Ha sido correspondido y durar
lo que nuestros corazones nos lo permitan.

No nos odien. No ha sido nuestra intencin burlarnos de ustedes o crear un ambiente tenso.
Sabemos que Donna estar histrica y el seor Iero, si es que asiste, querr ahorcar a su
primognito; pero no nos regaen. No nos juzguen. No nos busquen.
Estamos bien, uno junto al otro. Y por muy cursi que parezca, eso est bien. Es nuestro nico
deseo.
Nos veremos pronto. Les llevaremos recuerdos, no se preocupen. Mientras tanto, disfruten de la
msica, la comida, y tomen fotos para que nos cuenten cmo ha estado todo."...

- Has imaginado nuestro futuro?

Escucho su voz muy lejana. Demasiado. Recostado sobre su pecho me encuentro en un estado de
calidez total. No quisiera abrir los ojos. No quisiera agilizar mis sentidos, ni siquiera para
escucharle.

- Gerard...

Bien. Pero tendr que hacerlo. Elevo la cabeza para verlo unos instantes, luego, caigo hasta colocar
mi cabeza en mi correspondiente almohada. Lanzo un suspiro. Nuestro futuro. Qu bien se oye.

- Yo s. - dijo el locutor seguramente resignado por no escuchar una palabra salir de mi


boca. - Te veo a ti en la habitacin de nuestro nuevo y an desconocido departamento,
sobre la cama y con un aparato al lado. Es media noche y ests escuchando mi voz a travs
de ese instrumento. Yo susurro las palabras contra el micrfono y te dedico una de las
canciones ms cursis de la noche con una clave secreta creada para esas ocasiones. T ests
apunto de dormir, esperndome comiendo un emparedado, o dibujando mi increblemente
hermoso pene con marcadores de color verde para una importante exposicin.

En este punto de la historia, comenc a rer con exageracin. Sus obscenos comentarios seguan
hacindome sonrojar. Mis capilares explotaban y marcaban mi cara de un color rojo carmn que
simplemente detestaba.

- Qu te parece? - pregunta con una sonrisa adornando su encantador rostro.

- Me gusta. - respondo con sinceridad. - Pero te ha faltado una opcin. - Frankie me mira
mientras eleva una ceja en gesto curioso. - Yo estoy a punto de dormir, o comiendo, o
pintando tu encantador pene. - me sonrojo. - pero, tambin podr estar inyectndome factor
anti hemoflico. - sonre con melancola. - lo quera olvidar, sabes? Pero es difcil. Toda
una vida recordndolo... odindolo...

Lo he arruinado. De una atmsfera rosa y perfecta, ahora es oscura y tensa. Lo he arruinado.

"Pero no se preocupen, lograremos que sus regalos sean recibidos. Muchas gracias! Esperaremos
su comprensin ms all de su perdn.
Los quieren.
Gerard y Frank.

P.D. Perdnanos, Donna!".

Punto final. La carta terminaba as. Todos se dieron cuenta cuando el moreno dej de leer y
procedi a colocar la hoja dentro de la carpeta. El silencio era ensordecedor. Nadie poda
reaccionar. Qu decir ante una boda en donde los nicos faltantes eran los novios?
Louis sonri e hizo la seal.

La msica son animada al son de una ruidosa salsa que suprimi el grito salido de lo ms profundo
de una mujer rubia. Su hijo trat de ignorar el gesto invitando a su esposa a bailar, despus de todo,
todo era gratis.
Ray pronto estuvo en la pista con una chica de nombre Jennifer a su lado. Bob se qued en su lugar
bebiendo en soledad. "Simplemente increble"-pens mientras sonrea-"Cuando pienso que ya no
puedes sorprenderme, haces algo de dimensiones olmpicas. Maldito Iero".

- No quiero que lo olvides. - habl despus de un prudente silencio. Sus ojos miraron los
mos de forma directa y apasionada. - No quiero que lo odies. Quiero que lo compartas
conmigo y que no te sientas mal por ello. Djame cuidarte.

Cerr los ojos al instante en que sus manos tomaron con cuidado mi rostro.

- Desde hoy, somos dos que se hacen uno.

Sonre abriendo los ojos para observar la sinceridad impresa en sus ojos. Observ perfectamente
cmo la ltima mscara caa y frente a m estaba Frank Iero desnudo en cuerpo y alma.
Y cuando mis labios tocan los suyos para unirse en un beso sellador de promesas, es que logro
simplificar lo que las mariposas en mi interior quieren decir: Lo quiero. Lo amo. As, sin excusas,
disculpas ni explicaciones.

- Podrs algn da perdonarme? No logro entender cmo soportaste el infierno que tuviste
que pasar a mi lado.

- Te he perdonado, porque te amo. Y ya ves, Iero, no soy tan frgil como parece. - sonri.

Un brindis, por las alegras, las tristezas, las fantasas y las realidades.
Un brindis, por el amor regado sobre una cama en una habitacin de un lujoso hotel en Ottawa. Un
brindis, por los no esposos.
Un brindis, por el final de un inicio...

Salud!

CONTINUAR:
29. Eplogo

{ 30 Reglas para Conquistar al Conquistado }


http://www.fotolog.com/umiiko_org

Notas finales:
Rincn Secreto de Umiko
ltimas palabras para Fragile?
Muchas gracias por el apoyo siempre. Ya responder sus comentarios en "Y las Razones para ser
Suegro?", y quienes no lo han ledo, qu esperan? __ Pronto, el eplogo. Esprenlo! ;D
H A P P Y | B-Day | Bob!
Feliz cumpleaos al mejor baterista del mundo. Y punto! ;D
Antes de irme a la fiesta correspondiente, slo me queda decir:
F E L I Z | A O | 2oo9 !
Mucha alegra, paz, amor, y Frerard en su vida!
SALUD!

Umiko
~ sunshine!

FRAGILE

Estoy llena de nostalgia!


He querido alargar el momento el mayor tiempo posible. Afortunadamente, el virus que atac a mi
computadora me dio una semana ms, pero esto ya es inevitable.
No piensen que he dado largas porque ste sea el mejor captulo de Fragile, o contenga algo
demasiado revelador, perturbador o importante. Tal vez las decepcione, tomando en cuenta la larga
espera. Tal vez crean que es basura absurda que provoque ganas de vomitar, pero he dado Fin en el
momento en que he querido hacerlo. Y este eplogo dice exactamente lo que yo quiero decir. Me
gusta. Y eso es, en definitiva, suficiente para mi egosmo.
No quera llegar a ese momento por todo lo que ha significado Fragile para m. Una historia. Una
puerta. Un trampoln. Me he divertido increblemente escribiendo cada palabra. Me ha fascinado
mucho ms el escribir y es gracias al apoyo recibido que deseo continuar tanto como me sea
posible. Es momento pues, de agradecer sus lecturas, sus comentarios y sus recomendaciones. Esta
historia termina, pero vendrn ms. Esperar su apoyo, y ya saben, mientras haya lecturas y
comentarios, yo, seguir escribiendo.
"Las palabras constituyen la droga ms potente que haya inventado la humanidad." Rudyard
Kipling

Umiko
~ sunshine

29. EPLOGO

- Toc, toc! Puedo pasar?

- Has notado que la puerta est abierta?

- Y t notaste que los golpes fueron sonidos saliendo de mi boca?

Gerard lanz un bufido desesperado con la cabeza an hundida sobre el monitor de su computadora
porttil.

- Sigues sin encontrar esa maravillosa frase que ponga fin a tu historia? - pregunt Frankie
entrando con un emparedado en su mano izquierda y un vaso con jugo de naranja en la otra.

- Ya te dije que no es una historia. Es una autobiografa.

- S, ya. - el locutor sonri. - Tu representante te aconsej realizar una y darle la exclusiva a


esa importante revista, y bla, bla, bla. Yo no s por qu no la realiz un periodista
profesional. - dijo colocando la comida sobre el escritorio de su pareja. El estudio era
pequeo y poco visitado. Albergaba estantes con libros y viejos recuerdos, un escritorio
amplio de caoba y sillas cmodamente acojinadas. Gerard ya llevaba encerrado ah ms de
ocho horas seguidas sin salidas ni siquiera al bao.

- Porque si lo permitiera, ya no sera autobiografa, cario.

Frank suspir y sonri. Gerard era bastante terco, y estaba seguro que no parara hasta colocarle la
palabra FIN a ese escrito. Hipotticamente hablando, porque, no era una historia, era una
autobiografa...

- Al menos, come algo. - murmur el pelinegro con mirada y voz preocupadas.

Gerard dio una mordida y bebi rpidamente sin despegar la vista de la pantalla.

- No s cmo explicarlo todo! - grit desesperado, cerrando la computadora por fin. - No


puedo con esto.

- Tranquilo. - Frank se coloc detrs de la silla y comenz a masajear los hombros de su


desesperado pintor. - Ya encontrars las palabras, Gee. Si es necesario, haz un eplogo.

- Un eplogo?

Frank asinti con la cabeza, cosa que definitivamente Gerard no observ.

- A nadie le gustan los eplogos, Frank. - explic el mayor con voz acongojada. - son
aburridos, aportan poco o casi nada y algunas veces, enredan ms la historia si es que haba
terminado con un final feliz.

- Pero no es una historia, es una...

- Autobiografa! Lo s. Y definitivamente las autobiografas no pueden tener eplogo.

- Slo era una sugerencia...

- Mantn alejadas tus tontas sugerencias!

Las manos de Frank se despegaron del otro cuerpo con una velocidad inhumana. Estpido Gerard!
l slo estaba tratando de ayudar. Con paso firme y veloz, abandon el estudio y cerr la maldita
puerta al tiempo que recordaba a los antepasados de la familia de su pareja de una forma, no muy
educada.
Lleg hasta la habitacin que comparta con ese maldito-insecto-asqueroso que permaneca pagado
al computador las veinticuatro horas al da y cerr el lugar dando nuevamente un portazo. Si las
puertas no queran resistir, le dira al hijo de su encantadora madre Donna que las arreglara. Total,
l podra vivir perfectamente sin puerta.

- Estpido Way. Estpido, mil veces estpido, idiota, imbcil.

Y entre tantas palabras bellas, el locutor de negros cabellos se qued dormido. Despus de todo, l
tambin pasaba noches en vela con su propio trabajo y cuando Gerard no estaba a su lado.
Extraamente, las camas se volvan kilomtricas cuando su ex ngel no estaba junto a l.
"Estpido..."- murmur entre sueos.

...

El reloj marcaba las 12:36 a.m., sus ojos estaban rojos e hinchados y definitivamente no haba
oracin o prrafo genial para terminar su escrito.
Se senta realmente frustrado y como el ms terrible de los hombres al gritarle de esa forma nunca
antes hecha a Frank. Despus de todo, su pareja slo deseaba ayudarle. Suspir y abri la puerta.
Sin ponerse el pijama o arroparse con las sbanas, Frankie dorma sonoramente. Gerard no tuvo
ms opcin que sonrer y acercarse a ese cuerpo que comenzaba a tiritar.

- Tonto. Estamos en Canad, sabes? - dijo mientras arropaba a su adorado Frankie, quien
pareca haberse tragado un camin destartalado por los terribles ronquidos que emanaban
de sus labios entreabiertos. - Perdname, Frank. - bes su frente. - He estado tan estresado,
y... cuando despiertes, te pedir disculpas, lo prometo. - Tom su mejilla y dio una ltima
caricia, para proceder a besar nuevamente la suave piel de su frente.

- No me toques. - susurr con voz adormilada, interrumpiendo el escandaloso concierto que


proporcionaba con su boca medio abierta.

- Frank...

- Slo quera ayudar. - abri los ojos.

- Lo s, amor, perdname.

Frank lanz un suspiro derrotado y se hizo a un lado para permitirle a Gerard que se pudiera
recostar. No tenan "su lado" en la cama. Como caan despus de una agitada noche de pasin o
despus de trabajar hasta tarde era el lugar correspondiente de cada uno.

- Ya. Te perdono. No quiero pelear por eso, es estpido. Te comprendo y no tiene nada de
malo que ests estresado.

- No es estpido, y no pelearemos. - tom su mano para entrelazar los dedos. - Perdname,


Frankie.

Frank le observa con paciencia y ternura. Gerard es tan encantador como impredecible y bipolar, en
ocasiones. Las cosas haban cambiado, ellos haban cambiado; sus personalidades poco a poco se
haban adaptado una a la otra sin enfocarse en roles previamente impuestos. Sus sentimientos
quedaban intactos. Y eso, era lo importante.

- Sabes? No he escrito muchas historias. - Gerard sonri. Frankie segua insistiendo en


llamar a su autobiografa historia. - Slo recuerdo una, y fue hace mucho tiempo. Hablaba
de m. - el locutor sonri con melancola invadido por el fantasma de los recuerdos.

- Y cmo terminaba? - susurr Gerard creando una atmsfera ms ntima.

- Con la frase ms maravillosa del mundo.

Se form el silencio adecuado para crear suspenso. Frank sonri de medio lado y acerc su rostro
para que su nariz estuviera en contacto con la del mayor.

- Y vivieron felices, para siempre.

La distancia se perdi entre ellos cuando los labios se encontraron en una forma hmeda y
tranquila. El sabor segua siendo el mismo y con el mismo poder. Intoxicante. xtasis total. Oasis
en el desierto.
Las caricias se abren paso entre la ropa y las respiraciones se vuelven innecesarias por el momento.
Las lenguas prueban el sabor conocido y adictivo del sudor que comienza a resbalar a travs de la
frente, las mejillas, cayendo hasta el cuello.
La luz se apaga y slo la oscuridad es testigo de la danza entre dos amantes.
La puerta est cerrada. Se escuchan gemidos, pero eso quedar a su imaginacin.

...

- Sorpresa!

Frank se encuentra frente a la estufa, posiblemente muy aburrido y decidido a quemar algn tipo de
verdura o carne. Cuando escucha el grito detrs de s, casi tira el cuchillo con que parte una
zanahoria.

- Me asustaste. - se queja dejando el cuchillo sobre la mesa y ponindose de pie para besar
los labios de su pareja.

- Mira. - dice Gerard sobreexcitado.

En su mano descansa una revista con l en la portada. El ttulo de la publicacin se expone con
letras maysculas y de color rojo. Frankie sonre al ver a su pintor sonrer para los miles de lectores
que frecuenten la publicacin. De pronto siente envidia y orgullo. se ngel, es slo suyo.

Propiedad exclusiva de Frank Iero.

- Lelo! - grit con emocin su pareja besando su mejilla.

- Ya Gerard. - Frank ri.

Busc con cierta desesperacin la pgina 21. Nuevamente una foto de Gerard. Esta vez, a blanco y
negro sentado sobre un banco de madera. A su alrededor, una casa vieja, tal vez abandonada y
bastante destartalada. La cara del pelinegro se esconda entre sus manos en un gesto de angustia o
tranquilidad. Como lo quisieras interpretar.
Con letras blancas pudo Frank reconocer el escrito de Gerard empapando las tres pginas dedicadas
a l. La nueva promesa en pintura. Un hombre de increble cabello y amable sonrisa.

" ... Conoc al amor de mi vida. Y, tal vez, an lo sigo conociendo...".


S. La historia hablaba de l. Claro, sin mencionar su nombre, pero dejando en claro que era del
sexo masculino. Como deca Gerard, mejor andar con verdades.
"- No tengo miedo, ni me importan las opiniones de alguien que no sea yo, o t".
El locutor de almendrada mirada sonri al encontrar la ltima parte del escrito. Justo, el perfecto
final que la historia de Gerard Way necesitaba.

" ... No saba cmo terminar esto. Me recordaba constantemente que no se trataba de un cuento, y
la palabra FIN no debera de existir, pero, es bastante difcil cuando cada vez que leo mis lneas
me encuentro con una historia tan fascinante e increble que parece ms ficcin que realidad.
No s si he avanzado mucho, no s si hay personas que en verdad valgan la pena que pudieran
aprovechar mejor este espacio. La vida, es mala, es buena. Es slo un puado de minutos. Pero, si
he de terminar este espacio biogrfico ser de una sola forma: Y Gerard Way vivi feliz, para
siempre."

[- El pintor se ve cansado, pero siempre con una sonrisa al frente. Para m, y para el fotgrafo, ha
sido una recompensa poder conocer a alguien tan transparente y valiente como el seor Gerard
Way. Lleno de misterios y secretos publicados. Parece que, no hay algo que l no pueda hacer. El
mundo parece frgil, desplegndose a sus pies -].

Frankie observa a su pareja con una mirada centellante. No hay ms eplogo para esta historia. No
habr la palabra Fin escrita en el ltimo rengln.
Besando sus labios, abraz a su pintor por el cuello como si deseara fundirse con l. Susurrando a
sus labios, supo que cada palabra, era verdad.

Y vivieron felices, para siempre.

By Umiko.
Obsesionada tal vez, con los cuentos de Hadas.
Si la vida apesta Por qu hacerla apestosa tambin en la ficcin?
Finalizado el 31 de diciembre del 2008.
1:57 p.m.
Inicio de la publicacin: Viernes 11 de Julio del 2008.
Trmino de la publicacin: Viernes 30 de Enero del 2009.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy