#4 Atracción - Chloe Santana
#4 Atracción - Chloe Santana
#4 Atracción - Chloe Santana
Chloe Santana
la historia que no te contaron
SINOPSIS
La historia como nunca antes te la haban contado.
Si leste Atraccin Letal, seguro que te preguntaste qu es lo que
pasaba por la mente del atractivo y enigmtico Hctor Brown. Los secretos
sern descubiertos, y la seduccin tomar partido en este relato ertico en
el que conoceremos el punto de vista de Hctor.
Atraccin relata los momentos ms especiales, romnticos y trridos
de esta pareja.
Ests preparado para conocer su verdad?
Incluye escenas inditas!!!
Pgina oficial de la novela:
https://www.facebook.com/atraccionletalchloesantana
leerla, y no pude parar. Lo digo en serio. Me qued atrapada entre una
historia de amor,
intrigas, recelos, desconfianzas y erotismo desde el mino nmero uno,
y no pude descansar hasta acabarla. Empec a leerla, y no pude parar. Lo
digo en serio. Me qued atrapada entre una historia de amor, de intrigas,
recelos, desconfianzas y erotismo desde el minuto nmero uno, y no pude
descansar hasta acabarla.
perderme de vista, al menos por ahora. Voy a pasar varias semanas en esta
ciudad, y tenerla como distraccin ser emocionante.
Agarro la bufanda antes de que caiga al suelo cuando las puertas la
liberan, y se la entrego.
Tenga cuidado. Hasta la prximame despido.
Hasta la prxima?me cuestiona con nerviosismo, sin entender.
Le dedico una sonrisa y me marcho sin volver a mirarla. Intuyo su
mirada desconcertada sobre mi espalda, y eso me agrada. Luego recuerdo
El Centro, y la promesa que le hice a mi madre. No s por qu, pero algo
me dice que esa mujer salvaje no es una de las mujeres maltratadas que
viven en El Centro. Tal vez se trate de una nueva enfermera en prcticas, y
por eso su cara me resulte tan familiar. Si se trata de una interna, me temo
que no me quedar otro remedio que poner tierra de por medio. Pero s que
eso ser difcil. Ella es distinta, y eso me gusta.
***
A la maana siguiente, estoy alojado en el Centro y la busco con la
mirada por todas partes. Se supona que mi vista a este sitio sera un mero
formalismo, y que no me llevara ms de varias horas, pero siento tal
curiosidad que soy incapaz de largarme de este lugar hasta que sacie mi
inters por ella. No la encuentro entre las mujeres residentes, ni tampoco
entre las nuevas enfermeras. Me desespero, y llamo a Mara, una de las
enfermeras ms antiguas, para que acuda a mi despacho.
Buenos das, Mara. Me alegro de verla.
Es un placer tenerlo por aqu, Seor Brown. En qu puedo ayudarlo?
Busco una respuesta que suene coherente y que no me deje en
evidencia. Por Dios, no soy un acosador sexual, pero por la forma en la que
me estoy comportando, cualquiera lo dira.
Ver, hace varios meses, en mi ltima visita, cruc varias palabras
con una mujerle miento. En realidad, la primera vez que la vi, no llam
mi atencin en absoluto, y tan slo le ech un ligero vistazouna chica en
sus veintitantos, de mediana estatura, piel morena, cabello oscuro...Sabe
de quin podra tratarse?
Es una enfermera o una interna?
Cmo si yo lo supiera...
Lo desconozco. Necesitara hablar con ella de una cuestin muy
importante, pero no la encuentro por ningn sitio. Sabe de quin puede
tratarse?
S, una cuestin muy importante...acerca de ella, yo y mi cama; algunas
embestidas, araazos en la espalda y sexo duro, salvaje y sin compromiso.
Mara se rasca la barbilla, y se queda pensativa.
Pues ahora que lo dice...Recuerdo a una mujer que tena las
caractersticas que usted alude. Tena un pelo precioso, y se lo coment un
par de veces. De bucles generosos y de una tonalidad muy oscura, Puede
ser la misma?
S, S que lo es! Aquel cabello se ha colado en mis sueos de la noche
anterior, que siempre acababan de la misma manera. Con ella entre mis
brazos, dejndome hacer a mi antojo. No s por qu, supongo que aquellos
sueos tienen poco de realidad. No parece el tipo de mujer que vaya a
dejarme realizar a mi antojo, y eso s que es un reto.
S, sin duda se trata de la misma personarespondo, volviendo a ser
el tipo neutral de siempre.
El rostro de Mara se ensombrece, y le tiemblan los labios antes de
hablar.
Pens que el Jefe de Mdicos se lo haba comentado...se lamenta.
Comentarme el qu?exijo saber.
La chica por la que usted pregunta se llamaba Erika, y slo vena un
par de veces por semana a El Centro. Se negaba a ser internada, y tan slo
vena un par de veces al mes. Como recordara, le hice partcipe de aquella
cuestin, y usted decidi arrendarle la cabaa del lago para que se
mantuviera cerca de El Centro.
S...ahora que lo menciona, lo recuerdo. Pero no entiendo a dnde
quiere llegar.
Seor Brown, Erika muri hace dos das. Se suicid.
Me levanto de golpe, y tengo que tranquilizarme a m mismo al darme
cuenta de que es imposible que se trate de la mujer que vi en el metro, pues
ni siquiera han pasado veinticuatro horas desde nuestro encuentro. Pero
aquello no hace que me sienta mejor, tan slo que tranquilice la angustia
que me ha aprisionado el estmago en cuestin de segundos. Lo entiendo
todo, y s que la mujer del metro no es otra que la hermana de Erika, a
quien he visto una vez, y en la que no me haba fijado demasiado. Tiene
sentido. Eran gemelas, pero ella irradia un magnetismo fuera de lo normal.
Se puede saber por qu no he sido informado de ello?me cabreo.
Seor Brown, cre que ya se lo habran comentado. Pens que
Miguel...
Haga el favor de llamarlo a mi despacho. Ahora.
Mara asiente, y tras la advertencia cortante que le hago a Miguel,
necesito salir a tomar el aire, por lo que me meto en el coche y conduzco
sin ningn rumbo fijo. Salgo de El Centro y me dirijo hacia el bosque. La
cabaa del lago en la que viva mi madre es la misma en la que ha muerto
Erika. Dos finales trgicos para dos mujeres que tuvieron mala fortuna con
los hombres.
Me bajo del coche, y camino hacia la cabaa, que est cerrada con una
cinta policial. Clavo la vista en el lago, y recuerdo lo mucho que le gustaba
a mi madre aquel lugar. Me hizo prometer que continuara su labor
respecto a aquellas mujeres, y yo lo hice. Me gusta pensar que al menos
puedo salvar a gente como ella, que ahora tiene la oportunidad de escapar
de los golpes y el desamor. Mi madre fue una mujer excepcional, pero no
pude salvarla. Hay cosas de las que es imposible escapar.
Me vuelvo a adentrar en el bosque, y me meto en el coche. Conduzco
de vuelta a El Centro, y de repente, mis ojos se cruzan con los suyos. Unos
ojos brillantes, negros y cautivadores. Me cuesta reaccionar, y cuando lo
hago, detengo el coche en mitad de la carretera y me bajo del vehculo.
Rehago a pie los doscientos metros que me he alejado de ella, pero cuando
vuelvo, no la encuentro por ninguna parte. A lo lejos est la comisara de
polica.
Me paso las manos por el cabello, y s que me estoy volviendo loco.
Slo es una mujer, y no tiene nada de especial. Tan slo algo de carcter, y
esa mirada descarada que hace que se me lleven los demonios. Me gustara
probar su resistencia, y excitarla tal y como ella me excita a m. Pero todo
lo que hago es volver al auto, meterme dentro y conducir de vuelta.
Maana por la maana me marcho, es lo ms lgico.
Al da siguiente tengo la bolsa de viaje preparada, listo para marcharme
a Madrid antes de viajar a Nueva York. Estoy ultimando el papeleo dentro
de mi despacho, cuando recibo la visita nerviosa de Mara, que llama con
educacin a la puerta antes de que le pida que pase.
Seor Brown, cre que era oportuno avisarle de que la hermana de la
fallecida Erika acaba de llegar a la fundacin. Su nombre es Sara Santana,
y ha sido recibida por el Jefe de Mdicos.
Sara...
Sarala llamo.
Ella se detiene y se gira para observarme. Parece un gorrin asustado, y
me resulta gracioso que pueda pasar de ser una mujer tan segura y
determinada como alguien que tiembla de la cabeza a los pies. Me acerco
hacia ella con la bufanda en la mano, y se la coloco alrededor del cuello sin
decir una palabra. Le acerco su cabeza hacia m a propsito, y ella
balbucea algo que no logro comprender. Parece una disculpa. Se nota que
est incmoda. Se gira para marcharse, y al hacerlo, sus labios rozan los
mos. Aquel tmido contacto involuntario me pone a cien, y justo cuando la
voy a besar, escapa de m y se marcha corriendo.
La observo marchar, y sonro sin poder evitarlo.
Sara...te crees que lo tienes todo controlado, pero te equivocas.
***
No lo puedo evitar. Al da siguiente, muy temprano, salgo a hacer footing,
y me digo a m mismo que pasar por la cabaa del lago no tiene nada que
ver con el hecho de que Sara est viviendo all. Pero lo tiene, por supuesto
que lo tiene. En realidad, slo necesito verla una ltima vez, para
asegurarme a m mismo que el hecho de que ella me saque de mis casillas
no tiene nada de especial.
Entonces paso por la entrada a propsito, y la veo hablando con otro
tipo. Es ese polica detestable que ha ido a la fundacin a hacer preguntas
incmodas. Hago como que no la observo, e irritado, me marcho corriendo
sin dejar de mirarla de reojo. S que es absurdo sentirse as por una mujer a
la que acabo de conocer, pero no puede evitarlo.
Tiene algo, desconozco el qu, que me vuelve loco. Me excita con slo
mirarla. Me cautiva su carcter. Y estoy mal de la cabeza.
Antes de marcharme de vuelta a la fundacin, paso por el nico bar del
pueblo y compro una botella de agua. Al salir, me encuentro de golpe con
Sara, quien da un respingo y no puede evitar mostrar su inquietud.
La pongo nerviosa? Eso s que es interesante.
Seor Brown...me saluda.
Trata de esquivarme, como si la incomodara de verdad. Da un paso
hacia adelante, y se tropieza con el bordillo de la entrada. Antes de que se
caiga, la sostengo por el antebrazo y la levanto sin esfuerzo. Ella titubea
algo parecido a un gracias.
Esta mujer es exasperante.
Incrdulo, me siento en las escaleras del porche, con el rostro entre las
manos. Soy imbcil, y debera largarme de aqu. Pero no puedo. He visto el
pnico en sus ojos, y necesito que me explique lo que ha sucedido.
Tal vez he sido un desconsiderado? Reconozco que no he podido
controlarme, y me he lanzado hacia ella como un tiburn hambriento.
Joder, si no me hubiera parado, la habra follado a la entrada de la cabaa,
sin importarme que alguien pudiera vernos. Yo no soy as. O eso crea.
Sara! la llamo. No voy a marcharme hasta que abras esa puerta,
sepa que ests bien y me cuentes qu demonios ha pasado. Aunque me
tenga que quedar aqu sentado toda la noche. Algn da tendrs que salir.
La puerta no se abre, y dentro no hace ningn ruido. Estoy seguro de
que est esperando a que me canse de estar aqu, pero no va a conseguirlo.
Llevo cuarenta minutos esperando sentando en el porche, y comienzo a
impacientarme. Miro la calma del lago, y recuerdo a mi madre. Desde que
se march, supe que la nica mujer que podra volver a conquistarme sera
alguien que rompiera mis esquemas. En fin, nunca imagin que me tuviera
cuarenta minutos esperando en el porche.
Me quito la americana y me la cuelgo al hombro. Arrojo la corbata al
suelo, y me desabrocho los primeros botones de la camisa. Me levanto y
me apoyo en la entrada del porche, con la vista fija en el lago. De repente,
la puerta se abre, y me giro para observar a una arrepentida Sara.
Yo...Por qu sigues aqu?exige saber.
Parece verdaderamente conmocionada por tenerme ah.
Bien, yo slo esperaba una disculpa sincera, pero se ve que esto mejora
por momentos.
Llmalo orgullo masculino, Tan mal beso para que me cierres la
puerta?le pregunto de manera burlona.
No, claro que no...
Mi sonrisa se hace ms ancha, y ella me fulmina con la mirada.
Pero tampoco es como si fuera el mejor beso que me han dado en
toda mi vidame suelta, con descaro.
Ah no?la tiento, y doy un paso hacia ella.
Noasegura, la muy descarada.
Doy otro paso hacia ella.
Eso puedo arreglarlole aseguro, con despreocupacin.
Ella retrocede de manera instintiva.
Tengo hambre...
manos al rostro.
Mi madre se encuentra enferma, y tengo que estar con ellame
explica.
Parece ida, y es evidente que esa llamada es importante para ella, y que
la ha pillado por sorpresa.
Acto por puro instinto. Me levanto de la cama, y extiendo una mano
que ella acepta sin dudar. No s que me pasa, y con cualquier otra persona,
sinceramente me habra dado igual. Pero es simple. No puedo, no puedo
dejarla sola en este momento. Acabo de conocerla, pero necesito saber que
ella estar bien, y que no se largar a las tantas de la noche, presa de la
conmocin.
Me digo que es porque an no he acabado con ella, y que cuando lo
haga, caer en el olvido, como tantas otras. Pero algo me dice que eso no es
verdad, y la sensacin de estar amarrndome a ella no me gusta.
Te acompaarlas palabras salen de mi boca sin que pueda
medirlas.
No es necesario...
Te acompaarvuelvo a repetir, y me da igual lo que ella diga.
***
Tras la inesperada visita a la residencia de enfermos de alzheimer, y tras
mi discusin con el mdico que lleva la direccin, dejo a Sara en el
apartamento de la ciudad en el que convive con una amiga. Todava no
logro salir de mi asombro, y en cierto modo estoy cabreado. Le ped que no
entrara a ver a su madre, que haba sufrido un episodio crtico y estaba
armada con un arma blanca, pero ella me ignor, y aprovechando mi
momento de descuido, me dio un susto de muerte al irrumpir en la sala y
convencer a su madre para que soltara el cuchillo.
Sent tal ansiedad irracional debido al temor de que le ocurriera algo a
una mujer a la que acabo de conocer, que a punto estuve de gritarle que se
haba vuelto loca. Pero no pude hacerlo. Estaba tan afectada por lo
ocurrido, que me ofrec a llevarla a su apartamento. No s qu hacer para
consolarla, y slo puedo empatizar con ella debido a la enfermedad de su
madre. S lo duro y frustrante que resulta tener una madre consumindose
por la enfermedad, y no poder hacer nada por ayudarla.
Gracias por todome dice, una vez que llegamos.
No tienes por qu drmelas.
Abre la puerta para salir, pero algo parece retenerla, y durante un
estudiar?
No me cambies de tema, seor estirado. Saba que tarde o temprano
esto sucedera. Si no has tenido un accidente, lo nico que podra haberte
retenido lejos del trabajo es una mujer. Siempre supe que cuando te
enamorases seras igual de posesivo y autoritario que conmigo. Te niegas a
irte de Espaa porque necesitas tenerla vigilada, eh, hermanito? Es ms,
estoy segura de que a ella la traes de cabeza, Me equivoco?
No tienes ni idea de lo que hablas. Seguro que has bebido.
Hctor est enamorado, Hctor est enamorado!canturrea,
sacndome de mis casillas.
Voy a colgar.
Pero Hc...
No me da tiempo a escuchar lo que me dice, porque cuelgo el telfono
y me tumbo en la cama.
Yo, enamorado? Venga, no me jodas...
***
En el funeral de la hermana de Sara se sucede un pblico de lo ms
variopinto. Me mantengo en la parte ms alejada, sin dejar de observarla.
Ella asiste a la escena con los labios apretados y una evidente censura. Me
parece adivinar que su hermana no era una mujer muy amigable, y que a
Sara, el hecho de que se presente una marabunta de personas a ofrecerle un
consuelo que no va a servirle de nada la irrita sobremanera. En cierto modo
la entiendo, pues yo llegu a sentir que la ira me consuma en el funeral de
mi madre. Dnde estaban esos supuestos amigos, y esa familia poltica a
la que poco le importaba su estado de salud, cuando ella se consuma
lentamente?
Me doy cuenta de que Sara est acompaada por una chica joven que
presupongo su amiga, y por una mujer de mediana edad que parece de su
familia. Ambas me observan de arriba a abajo, y no me siento incmodo en
absoluto, pues mi notoriedad pblica es algo que ya acept hace bastante
tiempo. Cuchichean al odo de Sara, y ella apenas me mira de reojo durante
un par de segundos. Me irrita que apenas repare en m, porque yo no puedo
mirar a nadie que no sea ella.
Al final del funeral, la espero paciente a la salida hasta que todo el
mundo le ofrece un psame con toda probabilidad falso y que le sirve de
poco. Se detiene a hablar con una mujer, a la que creo haber visto internada
en El Centro.
En ese momento, la mujer de mediana edad a la que he visto
acompaando a Sara se acerca hacia donde estoy, y sin mediar palabra, se
agarra a mi brazo y se queda mirando a Sara durante un largo minuto,
como si no se hubiera colgado de mi brazo. Al final, dirige su atencin a
m, y una sonrisa sincera acompaa sus palabras.
Es mi sobrina. Una chica encantadora, No te parece?
Me tiene algo descolocado, pero me encantale confieso.
No s por qu le digo eso, pero me sale sin pensar. Quiz por eso mis
palabras guardan tanta verdad.
S, ella tiene esa clase de efecto en los dems. No es una chica fcil
de convencer, siempre est en pie de guerra. Pero a ti qu te voy a
contar...parecis muy unidos, Estis saliendo?
Me quedo bastante cortado ante tantas preguntas. No estoy
acostumbrado a que me aborden en plena calle para preguntarme sobre mi
vida privada.
No, no estamos saliendo.
Bien, con ella tienes que ir despacio. Conqustala poco a poco, y
nunca le falles. Es desconfiada por naturaleza, y muy exigente. Su padre la
abandon cuando era una nia, y aunque finge que no le importa, lo cierto
es que no ha sido capaz de superarlo. Piensa que todos los hombres son
iguales, y que la abandonaran.
Por qu me cuenta todo esto?
Porque veo como la miras, No es evidente?
Estoy a punto de responderle que no, y que necesito que me explique
qu es eso tan evidente que se ve en mis ojos, pero ella me suelta, y no me
deja hablar.
No le cuentes que he hablado contigo. Se enfadara, y tiene un genio
de mil demonios.
Me quedo muy trastocado ante las palabras de la ta de Sara. Saba que
acercarme a ella sera difcil, pero no me imaginaba cuanto. Y en realidad,
no s si es lo que quiero. Quiz deba alejarme de ella, porque lo nico que
quiero es tenerla en mi cama.
Pero no lo hago, e incapaz de separarme de Sara, que es lo ms lgico
para m, y sobre todo para ella, en cuanto se queda sola, aprovecho ese
momento para acercarme, pero antes vigilo que no se sienta agobiada, pues
tengo la sensacin de que la voy conociendo, y es el tipo de persona
Porque alguien podra hacerte daole digo con dureza. Necesito que
ella lo entienda.
S como protegermereplica, y se cruza de brazos para afianzar mis
palabras.
Por supuesto que no lo sabe. Es testaruda, y orgullosa, y un montn de
cosas ms que me sacan de quicio.
Detengo el coche en mitad de la carretera, y le coloco una mano en la
rodilla. Necesito que me escuche, y va a escucharme. Oh, claro que va a
escucharme.
No lo creo. Tu hermana est muerta. Dices que necesita tu ayuda, Y
a ti quin te ayuda?mierda, no debera ser tan duro.
A m?pregunta desconcertada, como si ella no fuera
importanteYo no necesito ayuda. Estoy viva, pero mi hermana no.
A eso me refiero. Los que nos quedamos sufrimos ms que los que se
van. Te mereces ser feliz. Libre. Permtete serlo y deja que los dems te
ayuden a sobrellevarlono quiero hablarle de m mismo. En realidad, yo
nunca hablo de m mismo. Pero necesito que entienda, que se mantenga al
margen de un dolor que va a consumirla.
No quiero sobrellevarlo, quiero encontrar al asesino de mi hermana.
Ella estara viva de no ser por l.
Y t podras recuperar el tiempo perdido.
He dicho yo eso?
Ella me lanza una mirada cargada de rabia.
Pon el coche en marchame ordena, con la mandbula apretada.
Me acaba de dar una orden?
Sara...
Pon el puto coche en marcha!
No.
Se acab.
Me desabrocho el cinturn, y hago lo mismo con el suyo. Me bajo del
coche, y abro la puerta del copiloto.
Ella me mira anonada.
Qu haces? Quiero volver a la cabaa.
La saco del coche sin ningn miramiento, le rodeo la cintura y antes de
que vuelva a decir otra estupidez, la beso como a m me da la gana. Intenta
resistirse, pero al final, se pega a m y suspira, dejndome hacer.
Punto nmero uno: no me des rdenes. Nunca. Punto nmero dos: no
nuestro, si es que hubo algo a lo que calificar con esa palabra, acab hace
un par de aos. Siempre la he considerado una amiga, debido a la buena
relacin que mantiene con mi hermana. Quiz mi despreocupacin a la
hora de afrontar la relacin le ha dado vanas esperanzas.
Me dirijo a buscar a Sara, y me la encuentro por el pasillo que conduce
a la salida, con cara de pocos amigos. En cuanto me ve, la expresin se le
transforma en un rictus de dolor. No s lo que he hecho, pero est claro que
su estado se debe a m.
Te estaba buscandole hago saber, un tanto irritado.
Maldita sea, Y ahora qu le pasa?
Tal vez est con la menstruacin...
Tengo que irmeresponde con indiferencia, como si no me hubiera
escuchado.
Cmo que se tiene que ir? As, sin ms?
Te acompaar. Podramos pasar la maana juntosa pesar de que
tengo mucho trabajo, y todas esas cosas que a ti no parecen importarte.
No me apetece.
Qu no le apetece!
No voy a perder los nervios...
Me veo a m mismo sostenindole la mano con delicadeza.
En otro momento, quiz?me ofrezco.
Niega, y puedo ver la rabia que destila su mirada. Aparta su mano de la
ma, como si le diera asco.
Te encuentras bien? Pareces enferma.
Estoy bien. Tengo que irmeresponde de manera esquiva.
Definitivamente est menstruando.
Se marcha bajando los escalones como si tuviera mucha prisa, y yo me
niego a seguirla. No s qu es lo que le pasa por esa mente tan enrevesada,
pero su mirada destilaba tanta rabia que estoy seguro de que me cree el
causante de todos sus males.
Me siento tan desquiciado, que me paso el resto de la tarde pensando en
ella. No entiendo su comportamiento, pero es la primera vez en mi vida
que una mujer me trata con tanta indiferencia, y ni siquiera se esfuerza en
ocultarlo.
Estoy frustrado, porque en el fondo s que yo le gusto. Se deshace bajo
mis brazos cuando la beso, y tiembla de la cabeza a los pies cuando la miro
sin ocultar el hambre que siento por poseerla. Luego est ese mal genio del
que me advirti su ta, y que ya he tenido la oportunidad de sufrir en varias
ocasiones. Me advirti que no sera fcil, y que ella es propensa a
desconfiar de cuanto hombre se le acerca.
Sencillamente no pienso ser uno ms.
Contrato un servicio de mensajera urgente, y compro para ella un
televisor de plasma, la coleccin completa de pelculas victorianas de la
bbc, y una serie de libros de autoras victorianas y romnticas que s que le
encantaran. Es la primera vez en mi vida que le hago un regalo a una
mujer, y creo que no acertara si le comprase un ramo de flores o algo por
el estilo.
Por la noche, me desespero al no recibir el mensaje de agradecimiento
que haba imaginado que recibira, y cabreado, me monto en el coche y
conduzco hacia la cabaa. Antes de caminar hacia la puerta, la escucha
desde fuera cantando la banda sonora de Ghost a grito pelado. Madre ma,
qu mal canta.
Con una sonrisa, llamo a la puerta, y cuando me abre, me la encuentro
con una camiseta y unas ridculas braguitas de lunares que me ponen duro.
La miro asombrado, y por el color de sus mejillas, me percato de que est
borracha.
Seor Brown!exclama al verme, y se parte de risa.
Sara...Ests borracha?le pregunto, sin salir de mi estupor.
Por supuesto que no. Si vienessss a criticar veteatucasasu lengua
arrastra las palabras.
Parpadeo un par de veces, y opto por dejar el tema.
Recibiste mis regalos?
Seala hacia las cajas que hay en el suelo con gesto despectivo.
Ah lo tienes. No quiero nada tuyo.
Suelta un hipido y se pone la mano en la boca.
Por dentro me enfurezco, pero como no puedo tratar con ella en
semejante estado, intento sin xito darme la vuelta y dejarla ah. Slo que
no puedo.
Se puede saber por qu ests tan rara?
A m n-no me p-puedes comprar con regalos, Seor Brown!estalla,
con un dedo sobre mi pecho.
Comprarla? Pero de qu habla? En todo caso halagarla, porque me
gusta.
lo permito.
Para m s.
Te vi con esa mujer del brazo.
Lo saba. Joder, saba que le gusto.
Es slo una amiga.
Me mira como si quisiera decir: ya, para vosotros los hombres
siempre es una amiga!
Es igual, no tienes que darme explicaciones. A m no me importa. No
es asunto mo.
Yo s quiero darte una explicacin le digo roncamente. Aparto su
cabello del cuello y planto un beso clido y suave sobre la piel. A m s
me importa lo que pienses de m.
Pues no debera importarte. Apenas nos conocemosme suelta, y se
queda tan pancha.
Qu le pasa a esta mujer? En serio est dispuesta a sacarme de quicio.
Y eso qu importa? Cuando algo me interesa no hace falta quelo
conozca por completo. T me interesas, Sara, y quiero conocerlo todode ti.
Con eso basta.
Ya est. Ya lo he dicho.
Importa mucho. No creo que te interese tanto como aparentas,
Hctor.
Siento la tentacin de apartarla de un empujn, pero la retengo entre
mis brazos.
Desconfa de m?
Confas en m?exijo saber.
La suelto al ver que ella niega con la cabeza.
Sara...Confas en m?vuelvo a insistir. Si cree que voy a
conformarme con una negativa dubitativa, es que no me conoce.
Yo...noresponde al fin.
Cmo qu no!? Qu se supone que le he hecho?
Por qu no?me aparto de ella, hundido.
Me observa muy aturdida, como si reaccin la sobresaltara.
Por qu ests tan enfadado? No creo que lo que yo pueda pensar de ti
te...
Me molesta la corto, repentinamente enfurecido porque ella me
tenga en tan poca estima, no tengo ni idea de por qu tus reacciones me
afectan tanto, pero lo hacen. Cuando intento tocarte y t tetensas, cuando te
nota. En ella explicaba que no poda vivir junto a unas personas que no la
entendan, y deca que no quera hacernos dao. Aquel fue el ltimo da
que la vi.
La abrazo, necesitando reconfortarla de alguna manera. S lo que es
tener una mala relacin con un miembro de tu propia familia, y la
frustracin que eso genera.
A decir verdad, yo no comprend a mi hermana aquel da ni nunca.
Ella era demasiado distinta a m. Alguien talentosa que disfrutaba
desaprovechando su talento. Nunca senta inters por nada durante un
largo perodo de tiempo. De nias solamos jugar. Con el paso del
tiempo nos distanciamos. Mis amigos no le caan bien. Ella prefera estar
sola. Mis intereses le aburran. Lleg un punto en el que yo sent
indiferencia
hacia ella. ramos dos extraas viviendo bajo el mismo techo. Luego
se march, y hace unas semanas ella
La voz se le quiebra, y es incapaz de continuar.
Tranquila...le acaricio la espalda, consolndola.
Yo slo quiero saber la verdad. Todos esos aos de indiferencia
cayeron sobre m con gran culpabilidad cuando ella muri. Necesito saber
quin la mat.
Sara... la Polica dijo que se suicid.trato de hacerla entender.
No. A ella le daba miedo elagua. Ella no se suicidme dice, con
una seguridad en s misma que hace que la crea de inmediato.
Y t intentas saber quin ha sido el culpableadivino.
Asiente.
No s por qu, eso no me gusta.
Debes dejar eso a la Polica. Es su trabajo.
El polica que lleva el caso es un idiota. l tambin est
convencido de que no se suicid, pero no ha conseguido ninguna prueba. Y
yo no puedo quedarme parada. Cuando miro a la gente de este pueblo,
todos los que veo son posibles culpables.
Me tenso de inmediato, y me pongo de pie. No me gusta el giro que ha
dado la conversacin, y creo adivinar lo que ella quiere decirme.
Sara, Qu ests tratando de decirme?
Hctor comienza. Aquel da en el tren, t dijiste que
volveramos a vernos. Y luego sucedi, en el centro. El mismo centro en el
que estaba mi hermana, cmo es posible? Cmo lo sabas?
alegro que por una vez estemos de acuerdo en algo, y naveguemos hacia el
mismo punto.
Le muerdo el hombro, y el cuello, y ella araa mi espalda, en un gesto
espontneo y primitivo que me consume. Aproxima su sexo hmedo hacia
mi ereccin, y me ofrece una mirada de reclamo que s lo que significa.
No tienes ni idea de todo lo que he imaginado que te haca desde que
te v en el trenle aseguro.
En todas las posturas. T de rodillas, yo en tu boca...
Con aquella bufanda tan ridcula...
No puedo esperar ms. Saco un preservativo del bolsillo del pantaln, y
me lo quito de una patada. Coloco la funda de latex sobre mi polla erecta,
y sin preguntar, la agarro de las caderas y la penetro de una emebestida
profunda. Necesito sentirme dentro de ella, todo lo mximo permitido.
Joder Sara...le digo, con los dientes apretados.
Entro y salgo de ella, al principio en movimientos lentos y controlados,
hasta que pierdo el norte, y voy ms rpido y profundo. Cuando rodea mi
cintura con sus piernas, y hace la penetracin ms intensa, ah s que
enloquezco, y soy incapaz de tratarla con la delicadeza que ella merece.
Quiz porque est dolorida, no lo s, hace algo que me deja noqueado.
Alucinado. Me empuja hasta colocarme abajo, y se sube a horcajadas
encima ma, arandome el pecho y movindose encima ma. Me fascina.
Joder Sara...s...justo as...
Me gusta que tome la iniciativa. Que no pida permiso y adivino lo que
necesito. Nuestros cuerpos hablan por s solos.
Le agarro esos pechos llenos y que botan por el vaiven de su
movimiento, y arqueo la cadera para acompaarla. No puedo esperar ms,
y suelto un gemido gutural, al tiempo que ella se deja caer sobre m, y
termina olvidada al placer.
De pronto se levanta, y rompe ese momento mgico. No puedo evitar
sentir cierto fastidio, porque se levanta de una forma muy brusca, como si
acaso repeliera mi contacto. S que es absurdo, y que lo hace porque hemos
utilizado preservativo, pero no puedo evitar sentir cierta frutracin, y una
ira incontenible que me consume por dentro.
Dme que de ahora en adelante tomars anticonceptivosle ordeno.
Me deja impresionado al responder sin enfadarse.
Slo si volvemos a repetirloconcede.
Y me besa.
tanta libertad, y sin duda lo prefiero. Estoy harto de los formalismos, las
verdades a medias y las miraditas cohibidas que no me llevan a ninguna
parte. Sara es un soplo de aire fresco en mi vida aburrida, y eso me
encanta.
La oigo mascullar entre dientes, y creo escuchar que me llama
cretino
Decas algo?
Hace como que no ha escuchado la pregunta, con toda probabilidad,
porque se ha hartado de llevarme la contraria y que ello desencadene en
discusiones absurdas que yo finalizo con una carcajada. Cuando termina de
desayunar, lo que le lleva unos treinta minutos, la detengo antes de que
vuelva al hotel.
Te apetece dar un paseo por la playa?le pregunto.
Sus ojos me dicen que s, pero como no puede estarse calladita, me
suelta:
No tienes mucha prisa por irte de viaje?
La cojo de la mano y tiro de ella, como si no la hubiera escuchado. Me
exaspera. Me exaspera mucho.
Caminamos sin cogernos de la mano, y yo coloco los brazos tras la
espalda. La miro de reojo, y ella tiene el ceo fruncido y los ojos clavados
en m, como si estuviera tratando de desentraar un verdadero misterio.
Estoy seguro de que la desoriento, pero eso es justo lo que ella hace
conmigo. En ciertas ocasiones tengo la impresin de que la conozco, pero
entonces ella hace algo que me despista, y siento que no vamos hacia
ningn lado.
Un momento.
Acaso yo quiero ir a algn lado? Es decir, Sara es espontnea,
divertida y tiene mal genio, pero no estoy seguro de que andemos en el
mismo camino.
Sara, tengo que advertirte de algole digo, esta vez muy serio.
S?se interesa, poniendo toda su atencin en m.
No te enamores de m. Nunca. No soy alguien a quien amar. Soy una
persona complicada.
Y te hara dao. Pero eso no se lo digo.
Ella me mira durante un rato muy largo. Entonces pone los ojos en
blanco, como si lo que acabo de decirle fuese absurdo.
Eh! Tan absurda le resulta esa posibilidad?
perderme entre tus piernas, con unas cuantas embestidas que te quiten ese
malhumor, joder.
No quiero un regalo, Sara. Te quieto a ti, en mi cama.
Te queda claro, Sarita?
Yo tambin te quiero a ti, en mi cama. No a tus libros, ni a tus
regalitosapunta con desdn.
Te quedars con los librossentencio, harto de escucharla.
Y no te olvides del televisoraade, con irona.
Con el televisor tambinresuelvo muy serio.
No!
Como me pone que me diga que no...
Srespondo, sin perder la calma.
No quiero.
Yo s, Qu problema tienes con los regalos? Y sea cual sea, ser
mejor que lo superes. Pienso hacerte regalos siempre que me venga en
gana. Muchos regalos. Tal vez, incluso, llegue el momento en el que no te
quepan en la cabaa.
Se pone roja.
De verdad estamos discutiendo por esto? A todo el mundo le gustan
los regalos. A todo el mundo!
El problema es que no quiero que gastes dinero en
m...como...como...cmo si se tratara de una remuneracin por los favores
sexuales!
Por ah s que no paso.
Favores sexuales?
Nunca he necesitado pagar por el sexo.
Favores sexuales mutuos. No seas estpida. Te hago regalos porque
me da la gana.
A m tambin me da la gana no aceptarlos.
A ti te da la gana muchas cosas...
Aprieto los puos entorno al volante, y me juro a m mismo que no va a
conseguir que pierda los nervios, otra vez.
Si quiero hacerte un regalo te lo hago. Y puntole hago saber.
Si yo no quiero aceptarlo no lo acepto. Y punto.
La miro a los ojos y la fulmino para que se calle.
Sara, vete haciendo a la idea de que soy un hombre muy rico. Yo
decido en qu gasto mi dinero.
pasar una semana sin sexo. Otra cosa es que no me d la gana. Soy una
mujer libre y hago con mi vida lo que quiero. Adems, t mismo has dicho
que no me enamore de ti, as que esos instintos de posesividad conmigo no
valen.
Grrrr, me dan ganas de morderla para hacerle saber que por ahora es
ma. MA, y de nadie ms.
No soportara saber que has estado con otrole soy sincero.
Parpadea muy sorprendida.
Por qu no?pregunta en un tono muy bajo y urgente.
Porque no, Sara. Me gustas y quiero que ests slo conmigo. Que seas
slo para m.
Pues yo tampoco quiero que t toques a nadiese enfurrua, y se
cruza de brazos.
Su expresin entre molesta y asustada me hace rer.
Oh Sara, yo sera incapaz de estar con nadie. Pienso en ti noche y da,
Para qu iba a buscar a otra?
Encantada ante mi respuesta, me agarra de las solapas de la camisa y
me acerca hacia ella besndome con una mezcla explosiva de ternura,
urgencia y reclamo. Cuando nos separamos, abre la puerta del coche para
bajarse.
No lo olvides, Sara. No me gusta que toquen lo que es mo.
Tienes una habilidad especial para cargarte los momentos
especialessisea.
Cierra dando un sonoro portazo, y yo me parto de risa.
***
Siete horas ms tarde, estoy desembarcando en el aeropuerto de Nueva
York. Lo primero que hago es enviarle un mensaje de texto a Sara para
avisarla de que ya estoy en tierra firme.
Acabo de llegar a NY. Te echo de menos. Cuento los minutos que
quedan para verte
Automticamente tras enviarlo, releo el mensaje y me grito a m
mismo que soy idiota. Me he convertido en un cursi pusilnime que se
arrastra tras las faldas de una mujer.
Cuento los minutos que quedan para verte?
Por favor...ni que me hubiera escapado de una novela rosa.
Voy directamente a la universidad de mi hermana para arreglar su
pequeo desliz, y tras una extensa charla con el rector universitario, y una
buena sacudida a mi cartera, salgo de la universidad con ganas de
asesinarla. La encuentro esperndome a la salida del edificio, y en cuanto
me ve, corre hacia m y se cuelga de mi cuello.
Qu voy a decir...en cuanto me llena el rostro de besos y se deshace en
halagos sobre lo guapo que estoy, mi malhumor se disipa y la acojo entre
mis brazos. Mi hermana es mi debilidad, y la muy descarada se aprovecha
de ello.
Has podido arreglarlo? Volver a la universidad?se preocupa, y
pone ojitos de cordero.
Asiento, y me aliso el traje que acaba de arrugarme. Detesto las
arrugas.
Me ha costado doscientos mil dlares de beneficiencia y acceder a
una entrevista para el peridico universitario, Estars contenta!la
censuro.
Mucho!exclama feliz, y vuelve a abrazarme.
Laura, si lo que pretendas era llamar mi atencin, lo has
conseguidole espeto, separndola de m.
Ella pone cara de fastidio.
Por qu no me das un abrazo y olvidamos lo sucedido?sugiere.
Por qu no me devuelves mis doscientos mil dlares?replico, con
una ceja enarcada. Ella cierra la boca, y yo sonro con acidezlo
imaginaba. Deja de comportarte como una niita malcriada. Ya tienes
dieciocho aos.
Y t deja de comportarte como si venir a verme fuera una
obligacin!
La agarro del brazo cuando se va a escapar, y la miro a la cara.
Pero qu dices...Sabes que te quiero, verdad?le hago saber.
Ella sonre, y vuelve a ser esa nia de seis aos que me pintaba la cara
cuando estaba dormido.
Claro que s que me quieres Hctor, pero ahora que tienes novia, la
quieres ms a ella, Verdad?
La suelto y camino hacia el coche. Ella se parte de risa. Le encanta
fastidiarme. Es un encanto...
Estis jugando a hacer bebs? Dme que vas a darme un sobrinito!
Me monto en el coche, y ella se sienta a mi lado.
Lo que te voy a dar es un guantazoresuelvo.
Estoy segura de que todos los chicos de Los Hamptons babearan por
m.
Hago como que no la he odo, y pongo el coche en marcha.
No vas a preguntarme si soy virgen?se burla, para hacerme sufrir.
Qu? Joder no! No quiero saberlo.
Frunzo el entrecejo y aprieto las manos en torno al volante. Laura
empieza a rerse de m y a hacer bromas al respecto que no me tomo nada
bien. Respiro en cuanto salgo del coche, tras aparcar frente a la casa en la
que se celebra la fiesta. Tan pronto estoy en el interior, pido una copa y
pierdo de vista a mi hermana. Busco con la mirada al inversor con el que
tengo que hablar, pero en el camino me intercepta Linda, quien me agarra
posesivamente del brazo.
Lo que me faltaba.
Y tu amiguita? No has venido con ella?me habla al odo, mientras
los periodistas nos hacen fotografas que tergiversaran la situacin
posteriormente.
No te tengo que dar explicaciones. Ya te lo dijele aclaro.
Linda me acaricia el brazo, sin querer separarse de m.
No es...como la imaginaba.
Parece preocupada, y su expresin se torna enfurecida.
Has conocido a Sara?exijo saber.
Sara..., as que tiene nombre.
Por supuesto que lo tiene, y te ordeno que la dejes en pazle espeto,
mirndola a la cara.
Pero Hctor...no es para que te pongas asgimotea.
Djame que eso lo decida yo. Y no te metas en mi vida.
Me separo de Linda, y me dirijo hacia el jardn para que me d el aire y
puedo respirar tranquilo y en solitario durante unos segundos. Entonces me
encuentro con Odette, mi mejor amiga, y una sonrisa de complaciencia se
me dibuja en los labios. Ella se cuelga de mi cuello y me besa las mejillas
con cario. Est ms delgada que de costumbre, y ambos sabemos a qu se
debe.
-Dime que has dejado esa mierda- le exijo.
Ella pone mala cara, pero me sostiene la mano y nos dirigimos hacia un
lugar ms apartada.
Qu le pasa a Linda? Mon die...ella tiene que hacer un espectculo
tout le temp.
No cambies de tema.
Ella coge mi barbilla y la alza para mirarme. Odette es mi mejor
amiga, y una persona que me conoce bastante bien. Nuestros padres se
movan en los mismos crculos, y como tenemos la misma edad, fuimos al
mismo colegio, e incluso asistimos a la universidad juntos.
Bien....cst lamour...
T tambin?me jactoapuesto a que mi hermana es la que te ha
ido con esas chorradas.
Son tus ojos...mon amie.
Ella me dedica una mirada sugestiva, y me besa la mejilla para despus
susurrarme algo al odo.
Todas las mujeres aman los diamantes-me hace saber.
Frunzo el entrecejo, sin entender a qu se refiere. Al final, regreso a la
fiesta y niego con la cabeza. Odette y sus misticimos...
Dos das antes de lo previsto, tomo un vuelo de regreso a Sevilla.
Nueva York es una ciudad que me emociona, pero ahora la encuentro
anodina y carente de cualquier encanto. Lo que necesito es volver a ver a
Sara, y asegurarme a m mismo que lo que siento por ella es algo pasajero.
Esta vez, es mi hermana Laura la que conduce para llevarme al
aeropuerto. Tras su insistencia, y an a riesgo de poner en vilo mi
seguridad, claudico y acepto su ofrecimiento. En cuanto aparca frente a la
puerta de entrada, le doy un beso en la mejilla, y abro la puerta del coche
para marcharme. Entonces, ella sostiene mi mano y me retiene con una
sonrisa en los labios.
Promteme que me mandars un mensaje en cuanto llegues a Sevilla.
Por supuesto. Ya sabes que nunca falto a mi palabra.
Ella alza los ojos al cielo, y niega con la cabeza.
Oh, por Dios, incluso para algo tan sencillo tienes que ser as de
rancio.
Hago como que no la he odo.
Ten cuidado. Y por lo que ms quieras, no atropelles a ningn peatn
inocente que se cruce en tu camino.
Ella pone un rictus de irritacin. Hace pocos meses que se ha sacado el
carnet de conducir, pero mi hermana parece tener la cabeza en otra parte
cuando se pone al volante. Mucho me temo que se ha enamorado, y siendo
olvidar?
Si me dices lo que pas entre vosotros...
Intenta comprenderme. S que lo hace con buena intencin, pero
simplemente no puedo hablarle de mi vida, de mi familia, de mi pasado,
como si furamos algo que todava no somos, y que ni siquiera s si quiero
que seamos.
Sara, no quiero que trabajes con ldecido por los dos.
Ella no es la clase de mujer sobre la que decidir, y me arrepiento en
cuanto me dedica una mirada iracunda.
No s si sabes que el trabajo en Espaa est fatal.
No lo dice para convencerme, sino que lo explica como un hecho.
Trabaja para m.
Y eso lo soluciona todo. Si ella no fuera tan terca...
Ya te he dicho que no. Quiero valerme por m misma. Y si no vas a
decirme qu demonios sucedi entre l y t, tendr otra razn para trabajar
con l.
Se levanta y me deja con la palabra con la boca. Joder, le encanta
dejarme con dos palmos de narices y cara de imbcil. De inmediato, me
incorporo y la sigo a toda prisa. La alcanzo a la salida de la cafetera, y la
agarro del brazo para que se detenga.
Estoy cabreado, y no puedo concebir que ella me desautorice cada vez
que le viene en gana, pero entonces clava sus ojos en m, y me doy cuenta
de que justo eso es lo que me gusta de ella. Si no fuera tan rebelde, segura
y convincente, jams habra llamado mi atencin. Enarca una ceja,
expectante.
Puedes...no trabajar a solas con l?le ruego.
Yo rogando? Maldita sea, esto es el colmo.
Ella hace como que se lo piensa. Lo que faltaba.
Supongo...
Te prometo que te contar lo que sucedi entre l y yo. Pero es algo
que no depende slo de m. Necesito tiempo.
Asiente perpleja y encantada porque la tenga en cuenta. Lo que
desconoce es que ella es lo nico que tengo en cuenta. Por ahora.
Quieres dar un paseo?sugiero.
Niega con la cabeza, y me mira con arder. Me alegra descubrir en su
mirada el fuego que hay en mi interior.
Hctor...llevamos tres das sin vernos, en este momento lo que
necesito es...
No la dejo terminar. La agarro de la mano y la arrastro hacia el bosque.
All, pegados a un rbol y como si furamos animales, la poseo
salvajemente, y esta vez, me da igual que alguien pueda descubrirnos.
Terminamos con el pelo revuelto, la piel sudorosa y la ropa deshecha.
***
En la joyera, me sacan varias joyas que no terminan de convencerme. He
tomado una decisin, y ya que la cena benfica de Pars est tan cerca, he
decidido que quiero asistir por primera vez acompaado. Y no por
cualquier mujer, sino de la mano de Sara.
Durante los ltimos das, le he mostrado tanto de m que temo haberme
quedado sin recursos para sorprenderla. Un da, la llev a montar en
avioneta. Fue la primera vez que pilot con alguien a mi lado. Entonces lo
supe. Quiero que ella sea todas mis primeras veces.
Qu tal este?sugiere la dependienta.
Observo los pendientes de oro blanco con incrustaciones de zafiro, y
niego con la cabeza. Es una joya preciosa, pero estoy seguro de que no es la
indicada.
Debe de ser una mujer complicadame dice la dependienta, sin
perder la sonrisa.
Suelto una carcajada.
No lo sabes bien.
Puede describirla? Soy de la opinin de que toda mujer tiene una
joya diseada para ella. Slo hay que conocer a la poseedora para acertar.
Describir a Sara? No sabra como hacerlo.
Bueno...ella es...distinta.
Seor, todas las mujeres somos distintasse re la dependienta.
Suspiro.
Nunca he comprado joyas a una mujer, pero esto est siendo ms
complicado de lo que me imaginaba.
Pero ella s que es distintaasevero yoes atrevida, hermosa,
sencillamente complicada y me vuelve loco.
A la dependienta se le iluminan los ojos, y abre un cajn. Saca una
cajita forrada de terciopelo y me la ofrece.
Sencillo, atrevido y hermoso. Una joya digna de cualquier reina.
Abro la caja, y me encuentro con un collar de diamantes. Una
NOTA DE LA AUTORA
Las escenas narradas estn sacadas de Atraccin Letal 1. Como habris
notado, hay muchas escenas que se han omitido, y ciertas escenas que se
han aadido, porque as lo crea relevante. Tena la intencin de crear un
simple relato para acercaros la figura de Hctor, pero lo cierto es que la
extensin se me fue de las manos, o de la pluma...
An as, me he quedado con ganas de narrar ciertas escenas que s que
os habra encantado leer (la escena de la avioneta, el viaje a Pars...) Por
ello, os invito a formar parte de la pgina de Atraccin Letal, en la que
poco a poco ir completando este maravilloso relato con aquellas escenas
que exclu de esta historia corta. As mismo, podris adentros en el
universo de Sara Santana de la mano de otros personajes como Erik, Mike
e incluso Mnica.
Estis listos para conocer la verdad?
Puedes ponerte en contacto conmigo mediante:
twitter: @chloesantana_
facebook: chloe Santana
pgina
oficial
de
la
https://www.facebook.com/atraccionletalchloesantana
triloga:
blog: www.entierradeletras.blogspot.com.es
Posdata: si te ha gustado esta historia, no olvides comentar en amazon.
Tu opinin es muy importante para m
*Otras obras de la autora:
Atraccin letal 1
Atraccin letal 2
Atraccin letal 3->prximamente, 4 de noviembre.
La confidente
Escritora vocacional, amante del buen comer, los viernes y la gente que
sonre por cualquier cosa. Adora a sus lectores, le gusta viajar y piensa que
el rosa pega con todo.