4) Una-Última-Termporada - (Mosqueteros) - Ruth M. Lerga
4) Una-Última-Termporada - (Mosqueteros) - Ruth M. Lerga
4) Una-Última-Termporada - (Mosqueteros) - Ruth M. Lerga
Prlogo
1833.
Dos nios discutan en el vasto jardn de una mansin de la ciudad.
Cuando sea mayor ser duque.
Claro que lo sers. Ahora eres marqus y cuando tu padre muera sers
duque. A lo que me refiero es a qu hars para ser recordado.
Mi padre no morir nunca.
Todos nacemos y morimos. Tu padre lo har. Y t, y yo tambin.
Extendi la espada de madera hacia ella.
Retira eso.
Retira t tu estpida espada.
Has dicho estpida! Jams sers una dama se burl.
Desde luego que no respondi la nia con petulancia. A sus nueve aos
su insolencia era notable. Ser escritora.
Escritora? No sers escritora. El nio, de once, la mir con desdn.
Tambin su orgullo comenzaba a despuntar. Sers esposa y madre, como tu
madre y la ma. Las mujeres son esposas y madres, no escritoras.
Mi madre escribe y conoce a un buen nmero de escritoras. Yo ser
escritora.
No, sers la esposa de alguien y dejars de ser Miss Woodward porque te
cambiars de apellido. Y si tu madre es April y t eres May seguro que a tu hija la
llamars June.
La nia dio una patada en el suelo con enfado.
Ser escritora y no una dama.
No, no lo sers. Sers una dama que se casar y tendr un montn de
hijos. Diez al menos.
No, no lo ser.
S, s lo sers.
No, no lo ser.
S, s lo s
Con sus pequeas manos tom un buen puado de tierra mojada que meti
directamente en la boca del marqus. Este no lo esperaba y tosi y escupi e
intent en vano limpiarse.
1839.
En aquel mismo jardn, propiedad de los Illingsworth, detrs de unos
rosales.
Me han publicado unos cuentos.
Tu madre te los ha publicado.
Qu insinas?
El joven la mir con displicencia.
No insino. Afirmo que es tu madre quien te los ha publicado.
Podra haberlos enviado a cualquier otra editorial y hubieran sido
publicados igualmente. Lo sabes.
No, no lo s porque no los he ledo.
Te los envi por correo!
Eton es exigente, y en breve llegar Cambridge.
No es Eton quien te exige. Desperdicias tu tiempo practicando deportes y
acudiendo a a
La sonrisa de Alexander se ampli.
Si no eres capaz de decir seduccin nunca sers una buena escritora de
novelas gticas.
Yo no pienso escribir novelas gticas! Ni lo necesitar, tampoco. Fjate
por ejemplo en La Abada de Northanger.
Es cierto, disculpa, t solo escribes cuentos para infantes.
Alex, te lo advierto.
La tom de las manos con fuerza.
Nada de tierra esta vez, May. Las damas no lanzan tierra.
No soy una maldita dama.
S lo eres, a pesar de tu empeo en ensuciar tu boca con semejante
vocabulario. Tu padre es tan marqus como yo mismo. T eres una dama lo
quieras o no. Y una muy hermosa. Cuando debutes, en un par de aos
Tres aos y no debutar.
Lo hars, y cuando lo hagas te dejars adular por un montn de
lechuguinos que vern tu belleza y no tu carcter endemoniado.
No soy hermosa.
Lo eres.
Londres, 1842.
Querido Alex:
La temporada est al finalizar. Y yo tena razn. No me he casado. S, los bailes y los
vestidos me han atrado, pero como hablamos en marzo yo tena razn y t estabas
equivocado: sigo soltera.
Y voy a publicar mi primera novela. Nada de cuentos que tanto desprecias. Y no,
tampoco es gtica: es una hermosa historia de amor entre una sirvienta que queda
embarazada por las atenciones no deseadas del hijo de su seora y es expulsada y recogida
por un prroco que la cuida y de quien se enamora.
Si se te ocurre insinuar que mi madre qued embarazada siendo sirvienta No te lo
perdonar, Alex.
Tuya para tu fastidio,
May.
Cambridge, 1842.
Querida May:
Yo tena razn. Has sido la ms hermosa y mi madre y mi hermano me han dicho
que has recibido al menos cinco proposiciones de matrimonio. Quiz has ganado una
batalla, pero perders la guerra; no pienses que tus padres cedern siempre: te casars; te
casars y cambiars tu apellido y tendrs diez hijos.
Respecto de la novela que me cuentas, t no deberas saber nada de embarazos. Es
ms, te recuerdo que en Navidades, en casa del to Richard, seguas sin atreverte a decir la
palabra seduccin. Y tengo que repetrtelo: no has publicado una novela. Tu madre te ha
publicado una novela. Alguien supuestamente versada en letras como t debera haber
entendido ya la diferencia.
Nunca tuyo para tus lamentos,
Alex.
Turqua, 1847.
Querida May:
Disculpa la demora en mi respuesta. Tanto tiempo ha pasado desde mi ltima
carta? Pero es cierto, dejamos Npoles hace ya dieciocho meses.
No voy a felicitarte por seguir soltera a tus veintitrs aos. Ni por haber publicado
tu quinta novela cuando s quin ha vuelto a autorizar su lanzamiento.
Y no, yo tena razn. Eres una dama. Y si no has hallado esposo es porque los
hombres ingleses somos cautos y no deseamos que una intelectual sea la madre de nuestros
hijos.
Me ha dicho mi madre que vas a Amrica por dos aos. Finalmente has logrado tu
propio Grand Tour, aunque no por Europa como el que estoy haciendo yo, sino al otro lado
del Atlntico. Es una verdadera lstima, Italia te hubiera enamorado. Y hablando de
amores, quin sabe? Tal vez algn americano loco de esos que se llaman progresistas se
anime a ponerte en tu lugar y te convierta en esposa y madre de diez hijos.
Yo regresar en septiembre as que no estoy seguro de que coincidamos antes de tu
partida. Si no es as, te deseo un buen viaje.
Nunca tuyo para tus lamentos,
Alex.
duea! S, s, desde luego voy con acompaantes. Dos, de hecho. Y tu madre ha escrito a su
antigua doncella, Sophy, para que cuide de m como bien sabrs.
Pero Alex, aqu no hay damas, solo mujeres.
Tuya para tu fastidio,
May.
Londres, 1849.
Querida May:
Me alegra saber de tu vuelta para finales de febrero. Finalmente han sido casi tres
aos. Diablos, no s si lograr reconocerte despus de cuntos?, seis aos sin vernos? Y
lamento, aunque quiz no me creas, que los Estados Unidos no resultaran lo que t creas,
que te decepcionara saber que, damas o no, tambin all las mujeres buscan esposo. No, no
me estoy riendo de ti, aunque confieso cierto regocijo. Para que me creas te dir que lo
lamento tanto como lamento que no vengas del brazo de un marido y con tres nios a tu
alrededor y otro en tu vientre. As solo te restaran seis ms! Porque como supondrs sigo
convencido de tener razn.
No, me temo que no acudir a los muelles a recibirte por ms que pueda desearlo.
Tus padres y hermanos, tus cuados y sobrinos, y en fin, toda tu familia, hace meses que
espera el da en que regreses a casa. A pesar de la antigua amistad que nos une me
abstendr de imponer mi presencia en un momento tan ntimo.
Pero te informo de que al da siguiente de tu llegada se celebrar una gran fiesta en
tu honor y confo en que me guardes un baile. Hace ya aos que no nos vemos y la ocasin
bien merece el esfuerzo.
Me alegra informarte adems de que todava hay algunos caballeros que recuerdan a
lady May Woodward con ardor, a pesar de que ya hayas cumplido los veinticinco aos.
Ves cmo tena razn? Sigues siendo una dama en la memoria de todos. Tanto, que tu
velada abrir la temporada de matrimonios. Matrimonios, lo repito por si has preferido
obviarlo.
Diez hijos, May. Diez al menos.
Nunca tuyo para tus lamentos,
Alex.
Captulo uno
deca valorar con sus deseos. Cmo puede un hombre esperar que su esposa se
sienta libre si debe ser la anfitriona de su esposo, regentar la casa de su esposo,
portar en su seno y en su corazn a los hijos de su esposo y desde luego cuidar de
su esposo? Cundo puede esa esposa hacer lo que ella desea?
Su madre no dud.
Yo soy la anfitriona de tu padre, regento Woodward Park. Sonrieron
ambas al no referirse a la mansin familiar como a la casa de Lord Julian. Os he
portado en mi seno y desde luego os porto en mi corazn, y cuido de tu padre,
May.
No enrojeci porque no se sinti regaada.
Pap no te absorbe. No pretende tenerte a su alrededor por si un da
descubre no saber dnde est su trasero continu hablando con presteza; la
mirada de su madre le acababa de decir a las claras que el vocabulario adquirido
en Amrica y su soltura para intercalarlo en las conversaciones no eran de su
agrado. Su regalo de bodas fue una imprenta. Pap es un marqus, su ttulo se
remonta a Guillermo el Conquistador y aun as entiende que te marches a Londres
para reuniones editoriales dos veces al ao
Que suelen coincidir con la temporada y las sesiones de octubre del
Parlamento para que podamos viajar juntos.
No haba de explicar que lo hacan as porque no les gustaba estar
separados. Sus padres se amaban y su matrimonio, a diferencia de la mayora de
los que conoca, los complementaba en lugar de beneficiar al marido y anular a la
esposa.
No era la primera vez que tenan aquella conversacin, pero a veces
necesitaba repetirla para recordar qu quera, qu buscaba y de qu hua. Y su
madre lo saba y la escuchaba paciente, sospechaba May que con el deseo de que
algn da lo encontrara o rebajara sus pretensiones.
Solo hay un hombre como pap, me temo dijo resignada.
Supuso April que aquella conclusin era fruto de lo que hubiera ocurrido
con el seor Atwik. Nunca antes haba tenido la sensacin de que su hija mayor se
hubiera rendido.
Y solo una mujer como yo, May le respondi con suavidad.
Alz la vista sin entender.
Qu quieres decir?
Quiero decir que t no eres como yo No, cario, no lo eres. Por ms que
podamos tener ideas parecidas sobre cmo vivir nuestras vidas, nuestros
caracteres no lo son; as que t no necesitas un marqus de Woodward. Ni podras,
creme, soportarlo. Puedo decirte que dista de ser perfecto. Sonrieron divertidas.
Haba sido el hroe de la niez de May y segua siendo el de su esposa. En todo
caso, t necesitas otro tipo de hombre as que no importa que solo exista un Julian
Woodward.
Lo pens detenidamente. Haba conocido a muchos varones en sus
veintisis aos. O, se corrigi, a muchos ms que otras mujeres de su edad y
condicin. Pero ninguno de ellos comprenda qu necesitaba, qu quera.
Solo Matthew haba parecido entender Y la decepcin haba sido
insoportable durante semanas. Si haba un hombre para ella pareca mantenerse
bien oculto.
Hablando de marqueses que no requieres, qu sabes de Alexander?
Alz la cabeza al escuchar el nombre de su ntimo amigo. April, intuyendo
su desnimo, haba mencionado a la persona que mejor la conoca; quiz mejor
incluso que sus propios padres.
Esta noche bailar con l.
Me sorprendi que no viniera ayer a los muelles.
Le rest importancia con la mirada mientras beba un poco ms de t, pero
se haba sentido decepcionada al no encontrarle cuando atrac su barco. Y haba
esperado que la visitara aquella maana, pero todava no le haba visto. Alex la
respetaba. Y al parecer era cierto lo que de l le contaban en las cartas que fue
recibiendo y se haba convertido en alguien que siempre haca lo correcto. Como
no verla cuando no corresponda.
Ya sabes cmo es, mam. No quera importunar. No cuando he estado
tanto tiempo lejos de vosotros.
Es un detalle muy considerado por su parte. Sonri con ternura la
marquesa. Estoy convencida de que estar impaciente por verte; tanto como t
por reunirte con l de nuevo. Abrirs el baile con el marqus de Wilerbrough,
entonces?
May puso los ojos en blanco. Con Alex, que ni siquiera haba ido a verla?
Nunca.
Lo abrir con pap. Y en tono revoltoso aadi: A l le he guardado
la ltima pieza.
Su madre rio por lo bajo al tiempo que dejaba la taza ya vaca en la mesilla y
se pona en pie.
Ser mejor que comas algo mientras las doncellas recogen este alboroto. Y
sube despus y asegrate de hacer una siesta. Si tu ltimo baile de la noche ser
con Alexander Saint-Jones necesitars estar descansada.
Se refera a las discusiones que desde nios haban tenido. Al principio por
tener ambos una fuerza de carcter similar; despus, sospechaban todos los que los
conocan, por el mero placer de hacerse la vida imposible.
Alex es consejero de la reina, mam. Con solo veintisiete aos. Y si con
veintisiete aos es consejero de Su Majestad ser lo suficientemente aburrido como
para haber dejado de comportarse como un nio.
Captulo dos
reverencia.
May?
Y como ocurriera aos atrs, por un momento se sinti hipnotizada y tom
su mano en silencio, dejndose llevar. Lleg incluso una punzada de decepcin
cuando no se la bes.
Ya en medio de la pista la tom por la cintura con delicadeza, en un roce tan
suave que tuvo que imaginarlo y tom con la otra mano la suya y la coloc sobre
sus cabezas.
Y la msica los envolvi.
Captulo tres
Era media cabeza ms alto que ella as que hubo de alzar la barbilla para
mirarle. Para cuando lo hizo no reconoci lo que vio en sus ojos azules. No saba
qu buscaba pero no encontr en ellos signo alguno de la vieja camaradera que los
una. Tampoco pareci importar a los suyos, que quedaron atrapados por la
intensidad que los de l reflejaban y no se separaron ya de su mirada.
No vio al resto de parejas que se iban colocando cerca de ellos ni escuch
tampoco a los msicos iniciar los primeros acordes. Todos sus sentidos estaban
centrados en Alex, nicamente en l.
Cuando apoy la mano en su cintura y la desliz con delicadeza hasta su
talle, donde presion con suavidad para asirla como corresponda cuando la
meloda sonara, un pequeo escalofro la recorri. A pesar de la seda sinti el calor
que emanaba de su cuerpo sobre su piel. Tena unas manos grandes, se percat
satisfecha sin motivo. Sintindose extraa pos la suya en su hombro y su fuerza la
fascin tanto que sus yemas, desobedientes, terminaron rozndole el cuello. No era
extrao bailar el vals con la mano en la nuca de la pareja, as que sabindose
ridcula tocando su piel en una zona indefinida desliz con lentitud, regalndose el
contacto, su mano hasta all e intent mantenerla quieta aunque sus dedos,
maravillados por la textura del pelo castao de Alex, quisieran enredarse en sus
mechones.
Aturdida, baj la mano izquierda a su falda. All estaba segura de
cualquier l tom aquella mano sin dejar de observarla. No haban despegado
sus miradas en ningn momento, hubiera durando este un instante o minutos
enteros pues no lo saba. Haba perdido la nocin del tiempo. Con tranquilidad,
ajeno al hervidero que sus sentidos eran, Alex guio las manos con los dedos
entrelazados sobre sus cabezas y nada ms hizo.
Se sinti pequea por primera vez. Siempre que haba bailado, su
considerable estatura rayana al metro setenta y cinco, la haba hecho sentirse
incmoda, torpe incluso al girar pues a su pareja le costaba manejarla. Ahora en
cambio se senta casi arropada por l.
Su mente regres caprichosa a aquella noche aos atrs, antes de que
debutara, en casa de los condes de Westin. Se sinti as entonces? Se sinti
especial? Record con nostalgia cmo la esper en la puerta de su alcoba y la llev
al saln de baile. Aquella noche por primera vez un caballero la
modo aquellas caricias no haban sido casuales. Cesaron tambin las miradas
intensas para convertirse en unas de clida serenidad que aun bienvenidas, no la
hacan sentir nica en el saln. Qu diablos haba ocurrido? Y por qu ahora se
senta rechazada?
Se repuso achacando al cansancio aquel maremagno de sensaciones. Haca
apenas un da y medio que haba regresado y estaba cansada. Haba estado
bailando desde las ocho de la tarde y era lgico que a tales horas de la madrugada
se sintiera agotada y confundida. La suerte estaba de su parte y era Alex quien la
rodeaba entre sus brazos y su estmago dio un ligero vuelco al repetirse quin la
sostena, pero prefiri ignorarlo y alegrarse de que fuera l y ningn otro caballero.
Sentirse confusa por Alex era fcilmente reparable: al da siguiente todo volvera a
la normalidad y l no sera ms que su ntimo amigo de la infancia. E iniciaran
una pequea ria por cualquier cosa con el nico propsito de discutir.
Una vocecilla en su interior pareci rerse de ella. Apurada decidi
amonestarle.
Mi primer y ltimo vals, Alex, es cierto. Y por cierto los dos nicos valses
que has bailado conmigo.
La risa profunda hizo que le recorriera de nuevo un pequeo escalofro.
Definitivamente el agotamiento haba hecho mella en su cuerpo.
Es eso una queja?
Lo era? Desde luego que no.
Es la mera constatacin de un hecho.
Un hecho que implica, qu?
Que no acudiste a ninguna de mis temporadas.
Rio y sinti aquel dichoso cosquilleo que naca en su nuca y pareca
recorrerle toda la columna. Y a pesar de que era placentero comenzaba a hacerle
sentirse mal; ridcula.
Te recuerdo, May, que estuve de viaje por Su voz simulaba la
paciencia que se usaba con los nios pequeos.
Tu Grand Tour comenz en mi tercera temporada le rebati. No recibi
respuesta e insisti. Alex?
Ya te dije que no acudira a ningn saln a verte ataviada con sedas y
lazos y rodeada de petimetres que alimentaran tu vanidad dicindote cun bonita
eras.
Escoci que se refiriera a su belleza en pasado, pero lo ignor. A pesar de
sus veintisis aos se saba hermosa y l llevaba aos dicindole que lo era.
Pudiste venir al menos a un baile. Aun a rerte de m.
No necesitaba acudir a un baile para hacerlo.
Alex! le rega con cario.
Y l aprovech para acercarla ms, presionar la mano de su espalda y
hacerlos girar a ambos con rapidez en una sucesin de pasos veloces, admirado
una vez ms por cmo sus cuerpos se compenetraban a la perfeccin sin necesidad
de hablarse o mirarse, solo con el tacto. Con una caricia.
Pens muchas veces durante aquellos dos aos que estuvo en la capital en
acercarse a alguna velada para verla. La tentacin de bailar de nuevo con ella fue
enorme. Pero la simple idea de encontrarla rodeada de otros caballeros que con
seguridad se creeran con derecho a tocarla, alabarla o desearla No confiaba en s
mismo, no cuando era un joven impulsivo y May despertaba sus instintos ms
bsicos.
No obstante, en un par de ocasiones s acudi a Almacks nicamente para
admirarla. En realidad, reconoci, se haba escondido en un portal cercano
aprovechando la oscuridad de la noche para observarla de lejos cuando entrara. Y
su corazn haba parecido detenerse al verla bajar del carruaje ataviada con un
vestido de noche y el cabello recogido, apartando su capa con impaciencia sin
saber que l absorba cada detalle.
Era tan hermosa que dola mirarla.
Y segua sindolo. Su preciosa May.
No hubiera podido bailar solo contigo.
Disculpa? respondi contrariada.
Durante un largo minuto no haba hablado y haba credo ella que ya no
dira ms. Su respuesta la haba tomado por sorpresa.
No hubiera podido bailar nicamente contigo. Un caballero no puede
acudir a un saln, bailar solo con una dama y marcharse despus. Y yo no hubiera
querido bailar con ninguna otra.
Se sonroj. Saba que se refera a que no quera bailar con ninguna dama
casadera y que si lo haca con ella era para burlarse, pero se sonroj ante la idea de
que solo deseara bailar con ella.
Querer. Haba dicho querer, no desear, se corrigi.
Supongo que temas que otras damas se abalanzaran sobre ti.
Otras? Acaso t tambin?
No digas estupideces!
Rio l y el calor que comenzaba a hacrsele familiar regres.
Sigues teniendo un vocabulario extenso, May.
Me temo que lo he ampliado en los Estados Unidos.
De veras lo has hecho?
S. Y mi madre no est en absoluto satisfecha.
Me encantara saber qu ms experiencias has ampliado all.
Vel su mirada y baj la cabeza levemente temiendo lo que Alex, que tan
bien la conoca, pudiera leer en sus ojos. Si l supiera
No me has respondido. Cambi de tema al ver su azoramiento,
Captulo cuatro
Y Alexander lo not.
Sin decir nada le dio un suave beso en la cabeza y la apart de su cuerpo
con delicadeza tomndola de sus finos hombros, cubiertos por su enorme
chaqueta. Se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos, May buscando
en el otro al amigo de la infancia en la imponente figura que le miraba con ternura,
l con infinito cario, pero seguro de no desvelar ms.
Ley la confusin en sus preciosos ojos y la inst a caminar de nuevo.
Yo tambin te he aorado le dijo. Muchsimo.
Y su respuesta la satisfizo en su vanidad y en su corazn tambin.
Se senta abrumada, reconoci. Si era el cansancio, se dijo irnica, entonces
haba llegado a la extenuacin, porque realmente Alex la desconcertaba.
Dnde est el bribn de Cambridge? pregunt en voz baja, ms para s
que para l.
Le escuch rer y tambin ella sonri, relajndose a su lado. Tan pronto
parecan ser ellos, los de siempre, como de pronto pareca que los Alex y May de
entonces ya no eran los mismos.
Lo tienes delante.
Relajada al reconocer el tono jocoso de su voz, mucho ms familiar que el
tono ronco en que le haba hablado justo antes, respondi traviesa.
No es cierto. Sus ojos brillaban. El que yo recuerdo haca cosas
terriblemente indiscretas.
Contagiado de su tono revoltoso compuso l su gesto ms arrogante, aquel
destinado solo para exasperarla, dispuesto a una pequea discusin, anhelante
incluso. Por Dios que la haba aorado.
Me temo que tengo que discrepar.
La sonrisa de May se ensanch sabiendo que iban a tener una de sus
trifulcas. Le encantaba discutir con l. Alex era el mejor contrincante en una buena
conversacin, fuera esta seria o no pasara de una chanza.
Aquel joven no era un hombre entonces, se daba cuenta ahora
introdujo un asno en el rectorado de Oxford.
Neg con la cabeza al recordar la absurda ancdota cuya autora solo ella
conoca.
Qu te hace pensar que ahora no lo hara?
Alz una ceja con petulancia, gesto reservado nicamente para exacerbarle.
Que organizas la Gran Exposicin con Su Alteza.
Crees que guiar a un asno hasta el rectorado de Oxford no requiere de
una gran planificacin, May? Eleg Oxford porque si era sorprendido all no sera
expulsado en Cambridge, sino todo lo contrario. La mir con mayor
engreimiento antes de continuar. Y te reto a que intentes entrar a tan
escandaloso animal en el lugar que elijas. No lograras mantenerlo en silencio ni
enormes puertas de acceso al saln. Solo las cortinas los separaban del interior.
Apenas se escuchaba ruido dentro.
Dudo que se preguntaran nada siendo t el sujeto. Como te he dicho,
jams haras nada terriblemente indiscreto.
Y Alexander, picado en su orgullo, pero tambin confiado por las reacciones
de May aquella noche, finalmente decidi tentar a la suerte. Compuso una mirada
mordaz y se hizo un paso adelante, hacia ella, con lo que se vio obligada a hacerse
atrs. La mirada se torn intensa aun sin perder aquel pequeo deje de burla y dio
otro paso adelante. De nuevo ella se retir.
Todo el cuerpo de May estaba alerta, casi expectante. Qu se supona que
estaba haciendo l? No debi bromear sobre su probidad, se daba cuenta ahora.
Alex ya no era un cro sino un hombre, y por la manera en que la estaba mirando,
un hombre con una capacidad muy significativa para atraer a las mujeres.
A pesar de que saba que se estaba burlando de ella, haba dado un paso
atrs. Y cuando la mir como solo l saba mirarla, como la haba mirado durante
el vals y como lo hiciera desde siempre cuando compartan confidencias como si
solo ella existiera, haba vuelto a acercarse y se haba apartado casi en un acto
reflejo, huyendo de no saba quin, si de l o de s misma. Su estmago se haba
encogido y el pequeo escalofro haba crecido y herva en su sangre. No era una
joven inocente y reconoca el deseo cuando lo senta. Y en aquel momento por
algn extrao capricho
Alex dio otro paso hacia ella y ya no pudo evitar su cercana. Cualquier hilo
de pensamientos se rompi al sentir la pared en su espalda que no le permita
apartarse ms. Ni, se dio cuenta, quera hacerlo ya. Vio que sus ojos se oscurecan,
sinti su mano ascender hasta su barbilla y tomarla del mentn con suavidad para
alzarle la cara. Sin quererlo abri apenas los labios. Fascinado por su boca,
teniendo toda su atencin, coloc las manos tras ella, rodeando su cabeza,
encerrndola entre su cuerpo y la pared. Qued hipnotizada por su mirada, tanto
como su voz la cautiv justo despus.
Algn da le dijo en un susurro ronco, har algo terriblemente
discreto, May. Tan terriblemente discreto que solo querremos saberlo t y yo.
La mir otro instante eterno antes de apartar los brazos, besarle apenas la
mejilla en una suave caricia que casi hubo ella de imaginar, y se march sin girarse
a mirarla ni una sola vez.
May no pudo dejar de observar la espalda que se alejaba, esperando que la
mirara para intentar comprender qu acababa de suceder.
Si no lo hubiera escuchado rerse hubiera dicho que haba ocurrido algo
distinto entre ellos. Algo como Pero haba odo su carcajada. El muy canalla se
haba redo de ella sabindose irresistible para las damas. Casi irresistible, se
corrigi. Para ella solo era Alex.
Captulo cinco
Ya no tena veinte aos ni May tena dieciocho. Ella ya no era una debutante
ni l un jovenzuelo recin salido de la universidad. Para muchos sera lgico que
como heredero comenzara a pensar en el matrimonio y, despus de todo, el
marqus quera con seguridad que su hija se casara.
Con el convencimiento de que haca lo correcto y con la sensacin de que no
le quedaba otro remedio, a las once de la maana siguiente iba tras Camps, el
mayordomo de los Woodward, hacia la biblioteca en busca de Julian. Se abri la
puerta, fue presentado e invitado a entrar. Cul fue su sorpresa al encontrar all a
su padre. Pero, recapacit, no era descabellado que estuviera presente. Despus de
todo si iba a hablar con el padre de May sobre su futuro, era justo que tambin el
suyo tuviera conocimiento de l, no era cierto?
Buenos das, Alexander.
La voz de su to Richard termin de desencajarlo. Pero intua que a partir de
aquel momento todo iba a salirse de sus carriles y su rutina iba a desvanecerse.
Suponiendo que Julian aceptara lo que iba a proponerle.
Hijo?
Buenos das; no esperaba verte. Se volvi a su to. Richard.
Alexander, puedo ayudarte en algo? se ofreci Julian extraado por la
visita.
Valor su respuesta. No haba planeado la presencia de nadie ms. No le
gustaba improvisar y menos todava en un asunto tan capital como el que iba a
tratar. No dudaba de la discrecin de ninguno de los presentes y todos ellos
podan ser aliados a tener en cuenta, y sin embargo se senta cohibido all,
pidiendo permiso con veintiocho aos para
Tal vez quieres que os dejemos solos? Era el duque quien le miraba
interrogante, la ceja alzada.
Pasaron los segundos. Se senta como un nio de pantalones cortos a punto
de confesar una travesura.
Quiz soy yo quien debe marcharse despus de todo dijo medio en
broma medio en serio el conde de Westin.
Termin de decidirse. Aquel hombre era mucho ms que su to: era dos
veces su to, su padrino de bautismo y tambin el de May, y amigo ntimo de su
padre y de Julian. Tena tanto derecho a estar all como los otros. Prcticamente.
aos.
Ni ella dieciocho. Pudiste perderla era Richard quien hablaba; pensaba
en voz alta, en realidad.
Con veinte aos no me hubieras tomado en serio. Se diriga a los tres,
pero mir a su padre. Ni vosotros tampoco.
Eso es cierto corrobor el duque.
Por qu hoy? Porque regres ayer y decides hoy que tienes que
comenzar a cortejarla?
Mir a Julian, aunque no era l quien preguntaba.
Porque al parecer este ao todava buscar esposo.
May? No lo creo replic Richard.
Yo tampoco contaba con ello, to. De hecho esperaba poder tomrmelo
con calma. Dudo mucho que May aprecie que la presionen. Pero me temo que
anoche descubr que la dama tena otros planes.
Ests seguro de que no lo dijo solo para fastidiarte?
Richard chasque la lengua y mir a James como si su pregunta fuera
absurda.
Por qu habra de hacer algo as? May no puede sospechar que
Alexander la pretende. Es Alexander, por el amor de Dios
To, en estos momentos no me ests ayudando intent bromear, pero
los presentes supieron que hablaba en serio.
Buscar esposo, Woodward? pregunt el duque.
Julian confirm lo que Alexander ya saba.
Lo har, Stanfort. Se volvi a mirarle a l con un gesto casi de
disculpa. Y lo har porque yo as se lo he pedido.
De nuevo se quedaron en silencio un tiempo.
Debiste avisar antes. El conde volva a divagar para s. S, s que
hasta que no la vieras de nuevo no podas saber si seguiras queriendo casarte con
ella. Que otro dijera en voz alta lo que para l pareca un imposible lo anim.
Pero si se lo hubieras insinuado a Woodward antes de su llegada, de algn modo
te habra dado prioridad. Porque entiendo que vosotros dos estis de acuerdo en
que vuestros hijos se casen, no es cierto?
Ni James ni Julian contestaron a Richard. La respuesta era obvia.
Por qu vienes a adelantarme que la pretendes? Por qu no cortejar a mi
hija con mayor o menor discrecin? Sabes que tienes ventaja sobre cualquier otro
admirador as que por qu venir a pedirme permiso, Wilerbrough?
Y aquella era la pregunta que tanto haba temido y la razn por la que haba
acudido all aquella maana a inmolarse: la honestidad que deba a los Woodward,
a los Stanfort, a May y a s mismo.
Porque no pido tu autorizacin solo para cortejarla, pues no pretendo
noche anterior le permiti escabullirse de las despedidas y hoy que comiera con un
caballero sin ms compaa que la de uno y otro. De acuerdo que era Alex; pero
Alex ya no tena veinte aos ni era inofensivo para las mujeres. O acaso su padre
no se daba cuenta de que se haba convertido en un caballero imponente?
Hombres! Su madre seguramente le prohibira salir sin nadie que guardara su
reputacin.
Quieres llevar carabina? le repiti.
No respondi de nuevo, sintindose paradjica, alegrndose de que
fuera su padre y no su madre quien le preguntara.
Entonces no me
Vmonos, May. Tir de ella hacia el hall en busca de Camps. Julian.
Alexander.
Y se cerr de nuevo la puerta de la biblioteca.
Minutos despus salan juntos en carruaje.
Juntos y solos.
2 Del latn, La suerte est echada, de La Guerra de Las Galias de Julio Cesar.
Captulo seis
cuando no lo contena tena un sentido del humor seco y que no tena que ver con
ella. Y que adems guardaba solo para ella. Pero su tono haba sido afilado y grave.
Porque lo haba sido, no? Al caer se haba cogido a l en un acto reflejo. Un
instante antes eran los de siempre y discutan como siempre lo haban hecho, por
diversin. Al siguiente lo abrazaba y entre sus cuerpos flua ardor y tensin ante el
contacto. Porque l haba sentido tambin la tensin y el ardor, no?
May, definitivamente deberas soltarme.
Se apart avergonzada, percatndose de que se haba mantenido ceida a
Alex sin darse cuenta, tan cmoda se haba sentido. Cmoda? La comodidad no
provocaba calor, supo. En todo caso, se dijo obviando las reacciones de su cuerpo,
tan cmoda como l incmodo. Realmente se habra sentido l incmodo? Tal
vez
La sombrilla, May.
Cmo dices?
Estaba completamente fuera de escena. Pareca vivir un captulo de sus
propias novelas. Con Alex. Se sonroj y supo que l poda verlo.
Por si lo dudaba se lo confirm.
Que te cubras con la sombrilla. Te ests poniendo colorada. Debe de ser el
sol. Y te saldrn pecas.
Abri el estampado parasol con dignidad.
No la necesitara si no me hubieras quitado el bonete.
Sin el bonete no podra ver tu cabello respondi sin mirarla, haciendo
que de nuevo volviera toda su atencin hacia l.
A qu jugaba Alex? Flirteaba con ella? Un escalofro recorri su columna
ante la idea. Se sinti estpida. Y halagada. Y extraa. Y
Qu se supone que ests haciendo, Alex?
Te llevo a dar un paseo respondi monocorde.
Y ridcula. Qu se supona que le iba a preguntar?: Alex, solo por
curiosidad, ests flirteando conmigo? Y en caso afirmativo, es por burlarte de m
o tienes algn inters?. El ya conocido escalofro la sacudi de nuevo.
Dnde vamos? son malhumorada pero no le import.
Al oeste de Hyde Park.
Ya.
Estaban rodeando el parque, no cruzndolo.
No me crees?
Por qu no habra de hacerlo?
l volvi a sonrer con picarda y el ambiente volvi a relajarse. Se sinti un
ttere en sus manos y no le gust la sensacin. Sola ser ella en las conversaciones
quien controlaba los temas y sus tonos. Y con los aos haba ido ganando en
seguridad y manejando a su conveniencia segn qu situaciones. Con Alex no
olido algunas plantas. Se haba mojado apenas las yemas de los dedos en una de
las pequeas fuentes que se haban instalado Sus ojos parecan querer abarcarlo
todo y una sonrisa iluminaba su rostro.
Cmo no amarla?, se pregunt. Era tan inteligente como hermosa, era
sencilla y sofisticada a la vez, era presumida pero humilde Una voz interior
pareci querer rerse de l.
Cmo no amarla?, se repiti, si conoca sus defectos y no cambiara
ninguno de ellos porque cada error haba hecho de ella lo que era, la mujer
apasionada a la que deseaba con fiereza unas veces y con serenidad otras.
Parece que lo estuvieran construyendo a piezas dijo soadora, girando
sobre s misma mientras miraba al cielo buscando la luz del sol que las nubes no
cubran, maravillndose de cmo iluminaba el enorme espacio neto.
Lo parece porque en realidad est siendo construido a piezas, milady.
Se volvi buscando la voz de quien le hablaba. Cul fue su sorpresa al
descubrir al prncipe Alberto all. Si bien solo lo haba visto en persona en un par
de ocasiones, su acento, sus ropajes, su altura y su fino bigote lo delataban. Hizo
una reverencia sintindose cohibida, como una nia sorprendida en una diablura.
Alteza dijo en voz baja.
Vio que se acercaba a ella sosegado, con una sonrisa en los labios que la
tranquiliz. Al llegar a su lado tom su mano y se la estrech con seguridad.
May.
Entendi por la mirada divertida que le devolvi que su cara haba reflejado
su sorpresa. Pero saba que l no la conoca. Fue presentada a la reina en su
momento, mas el esposo de su soberana no poda recordarla; estaba segura.
Alteza. Se acerc tambin Alexander.
Wilerbrough respondi el prncipe, para volver a fijar su mirada en
ella. Es un honor conoceros al fin, milady. El marqus me ha hablado a menudo
de vos.
El aludido compuso una sonrisa sesgada.
Realmente lo he hecho?
El mismo gesto le fue devuelto.
Tal vez no le concedi, pero ltimamente me he descubierto como un
hombre curioso.
Estaba sorprendida. Alex nunca le haba escrito sobre el prncipe. Su madre
s le haba hablado de su amistad, as como su hermana Edith. Y la duquesa de
Stanfort tambin lo haba mencionado en las pocas cartas que se haban
intercambiado con ocasin de fechas sealadas, comentando las asiduas visitas de
su hijo a Buckingham.
Pero no l.
No deba sorprenderle. Era un hombre discreto y en absoluto jactancioso.
Durante la siguiente hora pasearon los tres, ella del brazo de Alberto de
Sajonia, atenta a todo lo que le explicaban sobre la arquitectura del lugar y los
planes para la Gran Exposicin.
De camino al hotel le pregunt por su amistad con el esposo de la reina
Victoria. Quera saber cmo se conocieron y cmo se fortaleci su vnculo hasta el
punto, segn haba entendido, de acudir a palacio semanalmente cuando era
posible. Senta curiosidad por Su Majestad. Por el amor que segn todos era
patente y reconocible entre los soberanos y del que apenas haba escuchado.
Quera saberlo todo.
Pero apenas recibi discretos monoslabos. Entenda que Alex no pudiera
contestar a muchas cosas y lo respetaba por ello. Ella misma confiaba en l y sera
capaz de contarle Tal vez algn da le contara incluso qu le ocurri con
Matthew, si necesitaba hablar de ello. No saba si la entendera, pero s que jams
revelara su secreto.
Y aun as la sensacin de clandestinidad le fastidi. Reconoci para s que le
crispaba que l tuviera secretos con otra persona que no fuera ella. Dejndose
llevar por la posesividad espet sin pensar:
En todo caso se lo preguntar a tu esposa sajona o prusiana cuando te
cases.
Alexander no necesit indagar. Saba que se refera a la insinuacin del
prncipe sobre el empeo de la reina Victoria en casarlo con una de las jvenes de
la Casa Hannover.
Jams me casar por complacer a Su Majestad.
La seguridad en su voz la hizo sentirse aliviada. Demasiado aliviada.
Hasta que su mente le dijo lo que no haba querido entender: no se casara
por complacer a su reina; pero se casara. Desde luego que lo hara. Y en breve,
dada su edad y condicin.
Y tendra un vnculo especial y eterno con otra mujer que no sera ella.
Apenas acababa de recuperarlo e iba a perderlo. Y para siempre.
El desnimo la mantuvo callada el resto del camino.
Captulo siete
presuncin.
Y si te dijera que ha llegado a m, a travs de los abogados de Boston, La
Letra Escarlata?3
Sus preciosos ojos grises desvelaron su sorpresa.
Es eso cierto?
Lo es. Acaso no tienes t un ejemplar? Dudo que no te hayas hecho con
uno a pesar de que se publicara despus de tu marcha. Lo miraba fascinada.
Tena un ejemplar de la novela de Nathaniel? l?. No me gusta cmo me
miras.
Sali de su aturdimiento.
Estoy sorprendida.
Alexander rio en voz baja e intent derivar el hilo de los pensamientos de
May. Intua qu pensaba y supona que l deba ser de los que iban a censurar su
publicacin.
S leer.
Desde luego que sabes! No lo he dudado. Eres un hombre instruido. Pero
esa novela en concreto O acaso no sabas de qu trataba?
Supo que se haba propasado en cuanto se le escap la ltima palabra.
Por el amor de Dios, May, cualquiera medianamente informado conoce su
existencia y contenido. Se cruz de brazos intentando no ofenderse. O
tampoco me crees medianamente informado?
No es eso.
Para ella aquella historia era propia. Era la historia de una mujer que
cometi un error, guiada por el amor, o por un espejismo de este, y fue apartada
del resto y condenada cual delincuente.
Era muy ntima y muy personal.
Le escuch suspirar con enfado y supo que haba pagado con l su
frustracin.
Alexander crey que no le vea capaz de leerla, o hacerlo con justicia al
menos. Se neg a explicarse o defenderse. No le dira quin era y si lo haba
olvidado que hiciera memoria.
Y al demonio si no tena tanto tiempo como haba credo para enamorarla!
Era un hombre recto y no se justificara. Ni siquiera ante ella.
Las revoluciones en Irlanda
Irlanda?
Irlanda? Qu estaba diciendo? Acaso no hablaban de?
Es obvio que no te interesa la novela. O no hablarla conmigo. As que
quiz quieras saber que la emigracin en Irlanda est siendo masiva y que en mi
opinin es un fracaso de este gobierno.
Se alter tanto como l, olvidado cualquier remordimiento aun sabiendo
que solo Alex poda alterarla as, obviando que haba reconocido sentirse una
marioneta en sus manos, tan poco control pareca tener con l. Cualquier buen
propsito pareca desaparecer ante una provocacin.
Pero esta, razon, era justificada.
Porque es un gobierno whig?
Solt la servilleta con enfado y se puso en pie, harto de su actitud, confuso
por no entenderla. May era capaz de frustrarle como pocas personas. Como nadie,
en realidad. A veces senta que ella daba palmas y l bailaba a su comps.
Desde luego que s. Estoy convencido de que el partido conservador
hubiera manejado la cuestin mejor, nicamente porque es ms tradicional y
clasista. Del mismo modo que he comprado La Letra Escarlata porque tengo
entendido que la calidad del papel es superior y ayuda a arder mejor la lea del
alcabor de la chimenea de mi estudio.
No te marches le pidi en voz baja, cohibida.
Ella no lo supo, pero su voz se haba convertido en un trmulo susurro y su
actitud beligerante haba cesado.
Ahora fue Alexander quien la mir con estupor. Pareca creer que sera
capaz de dejarla all. La sinti encogerse, incluso. Cmo iba a ridiculizarla as?, y
pblicamente, adems? Pero qu demonios
May, voy un momento al no poda decirlo, no era educado. Pero
regreso en apenas dos minutos. No podra marcharme y dejarte aqu. Ni aunque
me cruzaras la cara de una bofetada lo hara. Intent que sonriera pero no tuvo
efecto alguno en ella, as que repiti con voz solemne ya que no le miraba: No
podra hacerlo. Jams te dejara sola.
Matthew lo haba hecho. En contadas ocasiones, pero lo haba hecho.
Cuando sus opiniones no le haban gustado y le haban superado. Y la haba hecho
sentirse denostada. Y una necia. Tan necia.
Pero la promesa de Alex se filtr en su mente y traspas cualquier mal
recuerdo. Y le crey. Desde luego que lo hizo. l nunca la dejara en la estacada. Ni
aun sabiendo de su estpido error ni aun sabindolo lo hara.
De acuerdo. Le mir a los ojos intentando que la mueca de sus labios
pareciera una sonrisa.
No lo convenci.
May, vuelvo enseguida le volvi a prometer con voz suave antes de
dirigirse a un pasillo similar al del tocador femenino.
Iba al excusado, se dijo. Quiz haba forzado la situacin, pero l iba al
maldito excusado, no a la calle. Se supo estpida. Era Alex, ningn otro sino Alex.
Su Alex.
Esper acariciando el borde de su copa con descuido hasta que regres.
Lo lamento.
Alexander se haba ido furibundo. Cmo poda conocerle tan poco? Era
cierto que de nios la haba provocado por su propensin a la independencia del
carcter femenino. Pero era a ella a quien provocaba, no a la idea.
Lo conoca bien. Cmo poda creerle capaz de? Su disculpa sincera le
aplac.
Yo tambin.
Qu lamentas t? Ella no era inquisitiva sino honesta. l no tena nada
por lo que disculparse.
La mir fijamente antes de sincerarse.
Lamento que creas que no me esfuerzo en comprender la dicotoma entre
lo que deseas y lo que esta sociedad te ofrece. Su mirada emocionada le acarici
el corazn. Y que me creas capaz de plantarte solo porque pensemos de forma
distinta.
Se sinti tan mal como se haba sentido con su padre la noche anterior.
Pareca herir a sus seres amados sin quererlo.
Haca solo dos das que haba regresado? Dos das nicamente? Se
encontraba suspendida en el tiempo.
Lo lamento repiti con sentimiento.
Y call. Y tambin l. Continuaron comiendo en silencio hasta que se
sirvieron los postres.
Conoc a Nathaniel.
Nathaniel?
Qu poco le gustaba escuchar de sus labios el nombre de pila de otro
hombre.
Nathaniel Hawthorne. El escritor. S, lo hice. Cenamos juntos en Nueva
York, en una cena informal en casa de uno de los dueos de una editorial.
Hablamos de su novela. No la haba ledo todava, como es lgico, pero su
perspectiva Me fascin.
Fue Nathaniel o la novela quien la fascin?, quiso saber, los celos
desconocidos hasta entonces atacndole por sorpresa.
Debisteis de pasar horas hablando de letras.
Y de principios kantianos.
Sonrieron recordando las ideas de Kant y sus discusiones sobre verdades y
mentiras tantos aos atrs durante los veranos que pasaban juntos, cada vez que l
la descubra en una verdad a medias, en una mentira a medias o en una mentira
flagrante.
Te recuerdo que segn t misma el concepto de Kant acerca de
Matthew tambin estaba all le interrumpi sin saber por qu.
El clebre seor Atwik, gru para s Alexander.
Tena la impresin de que sali de tu vida un ao antes.
Con Matthew.
No poda salir de su red. La haba atrapado. No entenda qu ocurra s lo
saba, pero no lo comprenda.
Aquella noche?
Siempre. Cmo pudo alejarse?
Quiz l vio en Hester flaqueza, no fuerza.
Y baj la mirada, perdindose el instante.
Me lo contars algn da?
Volvi a su rostro y Alexander encontr all la respuesta a su pregunta:
confiaba en l. De nuevo.
Te lo prometo.
Captulo ocho
Mucho ruido y pocas nueces era con diferencia la comedia de Shakespeare que
ms gustaba a May. Era tambin la favorita de muchos y el teatro lleno as pareca
querer atestiguarlo. Risas discretas de las damas y risotadas de los caballeros en las
escenas hilarantes entre Beatriz y Benedicto resonaban en la sala. Los dramas eran
un placer para los sentidos; las comedias, un regalo para el alma.
Haba acudido con su madre. En principio iban a acompaarles tambin
una amiga de la marquesa y sus hijas, pero un imprevisto de ltima hora lo haba
impedido. April y May, aun pudiendo haber invitado a alguien ms, no se lo
haban planteado siquiera y finalmente haban decidido acudir solas y deleitarse
sin ms compaa que la mutua.
Baj despacio el teln tras creer Beatriz que Benedicto estaba enamorado de
ella y reconocer el sentimiento como recproco, y un aplauso cerrado acompa el
enorme cortinn granate hasta que bes este la madera del escenario. Un instante
despus comenz el movimiento en toda la sala. Poco ms de veinte minutos para
saludar a conocidos, pedir alguna bebida Quedarse a disfrutar de la tranquilidad
en el palco no pareca viable y no obstante era lo que ellas pretendan hacer.
Es una obra fantstica, no crees?
Le sonri soadora.
La debo haber ledo una docena de veces al menos. Y visto representada
otras tantas. Me s el libreto casi de memoria y sigo rindome con cada escena sin
poder o querer evitarlo.
Si iba a replicar su madre o no, no lo supo pues justo entonces se abri la
cortinilla asombrndolas y apareci el marqus de Wilerbrough con tres copas
vacas de champn en una mano y una botella en la otra. Su presencia pareci
llenar el palco y de pronto May sinti que le faltaba espacio.
Alexander dijo April con una sonrisa de bienvenida, qu sorpresa
encontrarte!
La sonrisa le fue devuelta al tiempo que le tenda una de las copas.
April.
Tom esta la que le daba y le ofreci la mejilla, que Alexander bes
rozndola apenas.
Buenas noches, Alex le dijo ella alargando el brazo, pidiendo su copa. Si
ladeaba la cara la besara tambin, pero qu sentido tena? Siendo jvenes s se
daban castos besos cuando haca algn tiempo que no se vean, pero ya no eran
jvenes; o no aquellos jvenes. Se haban visto adems la tarde anterior.
Y no obstante sinti anhelo de un beso suyo, aun uno tan poco personal
como el que haba recibido su madre.
May.
Le llen la copa sin mirarla, dirigiendo su atencin a la marquesa.
Qu haces aqu? La pregunta son algo brusca, pero logr que la
atendiera.
He venido a ver a Lady Desdn4. Sonri con burla. Pero disculpa, no
estoy seguro de haberte entendido: cuando me preguntas qu hago aqu, te
refieres a aqu en el teatro o aqu en vuestro palco?
Oh, Alexander, eres terrible. Rio April en absoluto ofendida. Ambos
lo sois. Dira que deseo visitar a una amiga que adems patrocina la editorial, pero
ahora no estoy tan segura de que sea prudente.
Para su pasmo se estaba poniendo los guantes, lo que significaba que en
realidad s se dispona a marcharse.
Mam protest extraada, no puedes irte y dejarme a solas.
Su madre iba a quedarse con ella durante el descanso precisamente porque
no poda dejarla, se lo haba dicho justo antes de que se levantara el teln, cuando
haba visto a la seora Hobster y se haba resignado a saludarla de lejos.
No puedo? Pero no te dejo sola, cario. Te dejo con el marqus de
Wilerbrough. Y lo mir a l con un gesto divertido. Ten cuidado, Alexander,
creo que si puede te lanzar por la barandilla del palco.
Tendr cuidado, entonces. April se dio la vuelta y l le coloc galante el
echarpe. May dese por un momento Dej de pensar por si acaso y continu
escuchando aquel discurso, cada vez ms incoherente para ella. Porque lo que
desde luego no har es marcharme y abandonarla por temor a un ataque.
Desde luego que no!
Ahora s se torn seria la advertencia de la marquesa.
As que, reflexion, su madre consideraba indecoroso que estuviera sin
compaa en un palco por si entraba algn caballero. Pero adecuado dejarla sola en
ese mismo palco cuando ya haba un caballero.
Perfecto.
No entenda nada. Nada en absoluto.
Es que nadie vea a Alex tan caballero como el resto de los caballeros del
teatro? Un hombre, por cierto, a tener en cuenta? Era la nica que se haba
percatado de que? Deba dejar de pensar, se repiti.
Regresar en unos minutos. Y April se fue sin ms.
Se qued en silencio, demasiado asombrada para decir nada.
Realmente me lanzaras por la barandilla?
Captulo nueve
pequea caminata.
Debiste avisarme.
A eso haba venido. Se haba retrasado a propsito para no poder
alcanzarlos cuando ella accediera; porque accedera sin duda por el placer de errar
de noche donde no deba con una compaa del todo inadecuada. Pero la vida
del joven de la gorra verde con el pauelo a juego me ha absorbido.
Ahora rio ella.
No me puedo creer que haya hecho algo tan ridculo como confesarte qu
pasa por mi cabeza.
Tom el brazo que le ofreca y se dej llevar hacia los sinuosos senderos.
Siempre he sospechado qu pasaba por tu cabeza. Esto solo lo confirma.
No detuvo el paso, pero s se volvi a mirarle.
Qu quieres decir?
Que cuando ramos unos cros y estbamos en grupo con mi hermano
Kit, y los tuyos, y los primos Illingsworth, haba momentos en los que tu mente se
marchaba lejos. Y te conoca, te conozco se reafirm y el estmago de May se
llen de mariposas lo suficiente para saber que estabas a millas de nosotros,
creando otra realidad.
Nunca te burlaste por eso.
Haban llegado a una explanada algo recndita. Se detuvo Alex y la detuvo
a ella, acercndola a un recoveco. La mir a los ojos.
Por qu habra de burlarme de una de tus mayores virtudes? Tu
capacidad para crear vidas y escenarios es fascinante. Y adems tienes la habilidad
de plasmarlo en un papel para que otros sean capaces de ver lo mismo que t. O
de transportarme solo con tu voz. Qu tiene eso de grotesco para que me pueda
rer de ti?
Sinti un nudo en la garganta. Record las veces que le haba dicho que no
haba ledo sus cuentos, o que eran para infantes, o que publicaba porque su madre
era la duea de la editorial. Y hoy en cambio le confesaba que lo consideraba una
destreza importante.
Alex era un hombre maravilloso, siempre lo haba sabido. La exasperaba
con sus burlas, exasperacin, reconoci, que ella provocaba llevndolo al lmite con
las suyas. Pero haba sido un joven maravilloso y se haba convertido en un
hombre ms maravilloso todava.
Quera decrselo, pero al parecer su don de palabra mermaba en lo que a l
se refera.
Unas voces la devolvieron a la realidad. Por un momento la asalt el pnico.
Haba entrado en la zona frondosa de los jardines parloteando, pero en cierto
modo a conciencia, sabiendo que no deba, y ahora sera sorprendida por un grupo
estando a solas con un caballero. Lo mir buscando una solucin en l. Vio que le
ofreca la mano, se cogi a ella con seguridad y diez pasos despus estaban tras un
arbusto grande que los cubra ayudados por las sombras de la noche. Quienes por
all pasaban no los veran si no se fijaban.
Por qu la habr trado el marqus de Wilerbrough?
Reconoci la voz. Era una de las jvenes con las que haban acudido al
parque.
Tal vez le agrade su compaa respondi un caballero.
O quiz porque es vieja. Debut con mi prima Amanda, tiene veintisis
aos. Tiene edad suficiente para hacer de carabina.
No necesitamos de una carabina dado que lady Margaret est casada. Me
inclino por la belleza de la dama, a quin no le gustara gozar de su compaa?
dijo otro.
No seas vulgar, Jamie fue reprendido. Y el marqus no paseara a su
amante en pblico. O no cuando es por nosotros por quien se hace acompaar. Las
amantes se llevan a otros lugares con gentes menos selectas.
Es una mujer muy hermosa insisti su inesperado adalid.
T no te casaras con una dama de su edad insisti con desprecio una
de ellas.
Es en verdad hermosa? se burl otra, la envidia en su tono.
Lo es respondi la primera. Pero no durar esa belleza mucho ms. Y
los hombres quiz la deseen, pero dudo que sea en un altar.
Hubo coro de risitas femeninas.
Alexander a May se le clav en el corazn que lo llamara por su
nombre de pila ser duque, tiene una fortuna importantsima, una amistad
consolidada con la Familia Real y goza del respeto social de todos. No se casara
con una dama mayor, hija de marqueses o no, rica heredera o no. Y no con una que
adems presume de intelectual. Sus padres no se lo permitiran. Sera una
deshonra para el ducado de Stanfort.
Cay el silencio cual dictada sentencia de muerte. Continuaron todos su
camino, callados, guardando duelo por la difunta social. Solo cuando Alex y May
dejaron de escuchar sus pasos salieron de detrs del enorme arbusto, las manos
entrelazadas todava.
Ests bien?
Desde luego que lo estoy respondi demasiado deprisa.
May la llam con delicadeza.
Se encogi de hombros.
No han dicho nada que no supiera. Tengo veintisis aos. A mi edad la
reina tena ya seis hijos. Soy hermosa de momento ironiz, pero si somos
honestos, los hombres piensan en m ms como amante que como esposa, Alex. Y
no importa, est bien. Te repito que no han dicho nada que no sepa. Y a pesar del
empeo de mi padre, sigo sin querer casarme. Pero escucharlo as, de la boca de
otras mujeres Su voz perdi fuerza, ha sido duro.
Ven aqu.
Alex, no necesito consuelo.
Pero yo quiero abrazarte, as que ven aqu.
No se hizo rogar. Por el contrario se dej sumisa envolver por sus brazos y
disfrut de verse rodeada por l durante ms de un minuto. Le gustaba tanto
aquella sensacin. Reconoci su olor y el placentero escalofro la recorri. Poco
despus se dispuso a deslizar las manos desde sus brazos hasta sus hombros por el
placer de tocarlos, los saba anchos y firmes, y ahora s, abriendo las palmas se
oblig a apalancarse en ellos y a separar sus cuerpos; no en cambio la distancia que
mantenan. Saba que tena que alejarse, pero su cercana le resultaba tan necesaria
como respirar en aquel momento. Y en sentido literal, pues hubo de reconocer que
senta que le faltaba el aire, que era l quien le quitaba el aliento con el calor con el
que su piel pareca querer abrigarla.
Alex, su presencia y su esencia, comenzaban a resultarle adictivos.
Te he trado por el placer de tu compaa le susurr con la voz
enronquecida.
Sonri May con nostalgia, como si la conversacin en el palco del teatro de
aquella noche hubiera sido haca das y no apenas un par de horas antes. Tena la
sensacin de que haca semanas que haba regresado en lo que a ellos dos
respectaba, tan intensos estaban siendo sus encuentros.
No es necesario que digas nada. No quera lisonjas si venan estas por
su caballerosidad, para excusar o compensar las palabras de otros.
Alexander continu impertrrito. Cmo no poda ver en s misma lo que
vea en ella? Las otras damas s haban adivinado la atencin que despertaba en l
y haban reaccionado con virulenta envidia.
May le dijo con reverencia, eres preciosa. Y posees ese tipo de belleza
no perecedera. Es como la de tu madre o la ma. Pasarn los aos y seguirs siendo
hermosa. Tu piel, tus ojos, tus manos. Pero tambin tu porte, tu elegancia, seguirn
ah y los hombres continuarn mirndote.
Sus palabras le infundieron nimo y calor en las entraas, que supo no era
solo tibieza por su amabilidad sino el fruto de querer, esperar, que lo pensara de
veras.
En todo caso no quiero casarme repiti en voz baja, sin saber por qu
murmuraba.
Deberas susurr tambin. Estaban cerca, muy cerca el uno del otro,
pero solo al hablarse con suavidad esa proximidad se haba vuelto ntima. Ests
hecha para el amor.
Not el rubor en las mejillas.
palabras y no estaba segura de que fuera a ser un gesto tierno o que pudiera
controlar. Y sobre todo no estaba segura de que fuera a ser un gesto bienvenido.
Besar a Alex? Sera una locura; seguramente l la rechazara y solo hara el
ridculo.
Se ratific en pisar tierra firme y le atac esperando que su voz sonara
juguetona y no delatara su exaltacin.
En todo caso y por la actitud posesiva de todas ellas, pareces el partido de
la temporada. Apostara a que antes de julio estars casado. Vas a tener a las
damas casaderas haciendo cola. Lo escuch resoplar y se anim. Los padres
subirn las dotes y las harn pblicas, incluso; las madres lucirn sus alhajas en
cada baile para que puedas conocer las riquezas que sus hijas aportarn al joyero
de los Saint-Jones; las jvenes se pavonearn de sus amistades Podrs elegir a la
que ms te convenga.
Podr? pregunt con cinismo.
Sabes que podrs. Estoy pensado hacerte prometer que me consultars
sobre tu elegida antes de pedir a sus padres que te la entreguen para evitar que
buscando un matrimonio conveniente te cases con una joven inconveniente
Hay algo que ninguna de esas chismosas ha sabido ver, pero que cre que
t s habras entendido haca tiempo.
Lo mir alzando las cejas, curiosa.
Y es
Permteme ser franco, aun a riesgo de parecer engredo. l nunca
parecera engredo, pens ella; no saba presumir sobre s mismo. Voy a ser
duque. Tengo una fortuna ms que considerable y bien diversificada, con lo que
difcilmente me arruinar. Kit ha tenido este ao un hijo varn, lo que alivia la
preocupacin por una descendencia inmediata. No tengo aspiraciones polticas y
t has visto la relacin que mantengo con el prncipe Alberto, por lo que no
necesito contactos sociales.
Entendi, pero necesitaba orselo decir. No saba por qu ni quera
analizarlo, pero tena que escucharlo de su boca.
Alexander supo que lo haba comprendido. Lo vio en el alivio de sus ojos y
algo de esperanza se filtr en su corazn sin permiso.
Lo que significa, qu?
Lo que significa, mi querida May, que no necesito un matrimonio de
conveniencia porque ya tengo lo que a todo hombre conviene.
Le encant que se refiriera a ella como su querida May. Despus de haberse
sentido rebajada fue un blsamo para su ego. Y una caricia en su pecho.
Lo que implica que no te casars? medio brome.
Alex le pellizc la nariz divertido.
Lo que implica que me casar. Pero con quien quiera y no con quien deba,
Lady Desdn. Y su mirada se torn seria tras la broma. Me casar con quien
convenga a mi corazn.
Y sin dejar que le respondiera, no queriendo alargar la conversacin pues no
confiaba en s mismo y ya haba dicho ms de lo que corresponda, tir de su mano
para devolverla al grupo que seguro les estara buscando.
Llegaron hasta ellos bromeando, de magnfico humor, y pasaron las dos
siguientes horas atentos el uno al otro, hablndose con los ojos, rindose en cierto
modo de los comentarios elitistas de las jvenes y de las bravuconadas de los
caballeros para impresionarlas.
A pesar del tiempo que haban estado separados, se dijo May mucho ms
tarde, seguan entendindose con una mirada o un gesto.
Pero el tiempo que llevaban separados, reflexionara despus en la soledad
de su alcoba, haba aadido algo ms a su relacin, y negarlo ms tiempo era
absurdo: su cuerpo deseaba a Alex.
Lo deseaba como nunca haba deseado la cercana de ningn otro hombre.
Captulo diez
Una joven le ofreci jabn y un pao de lino para secarse. Con un escueto
gracias que sorprendi a la doncella se gir hacia el enorme espejo y comenz a
retocarse algunas horquillas, cuando escuch voces. Alarmada, poco proclive a
sociabilizar con nadie, hizo un gesto de silencio a la muchacha que le fue
correspondido con una sonrisa cmplice y se ocult tras la cortinilla del ltimo
excusado.
Como hiciera ella, un grupo de damas entraron tambin a asearse, supuso.
Le habis visto? Es el hombre ms apuesto de todo Londres.
A May le falt poco para resoplar en voz alta ante la voz soadora de la
jovencita. Debutantes, eran todas ellas impresionables. La mayora no haba visto a
media docena de caballeros que no fueran de la nobleza rural y en el momento en
que vean a un dandi caan rendidas a sus pies.
De toda Inglaterra, dira yo.
Exactamente como haba predicho, se reafirm. Otra jovencita en su primer
ao, sin duda.
Y no solo es apuesto. Posee adems fortuna, ttulo e influencias.
Vaya, si as era habra que hacer el esfuerzo y conocer al caballero ms
apuesto de Inglaterra, ironiz.
A qu habr venido? Es cierto que ha comenzado la temporada, pero no
deja de sorprender encontrarlo aqu.
Al menos no eran debutantes cabezas huecas y saban en qu fechas
estaban. Se amonest por su sarcasmo. Tambin ella haba comenzado en su
primera temporada y haba seguido las reglas del juego. Casi siempre.
En Almacks? Esta noche es mircoles, dnde ms podra estar?
Nadie viene a Almacks sin un propsito.
Se trag una pequea carcajada. Que se lo dijeran a ella. Hubiera preferido
estar en cualquier otro lugar y no en aquel dichoso club.
Entonces es obvio que busca esposa.
Quien fuera, saba sumar dos y dos. Y el dandi en cuestin iba a sufrir la
aritmtica de las debutantes y sus madres, se regocij.
Y viene aqu la primera noche, cuando todava no han sido invitadas
todas las jvenes casaderas? Las Patronas del Club tardarn todava algunas
semanas en hacer entrega de las invitaciones a todos los que merezcan venir aqu.
Las risitas de engreimiento la irritaron. Las presentes haban sido elegidas
primero y eran por tanto tan elitistas como quienes regentaban el club. Ella nunca
sufri la discriminacin de ninguna familia de Inglaterra: la suya era intachable.
Pero haba observado a otras jvenes menos afortunadas y las haba visto sufrir.
Quiz ya sabe qu est buscando. O a quin.
Un coro de expectacin se dej escuchar e imagin a cada una de ellas
creyndose la elegida. Si era cierto, poda ser cualquiera de aquellas jvenes. Pero
solo una sera la afortunada, una y el resto sufrira una decepcin, lo que en cierto
modo le pareci de justicia. Otra opcin, claro, era partir al dandi en pedacitos
Por fin el marqus de Wilerbrough se decide a hacer lo que de l se
espera.
Alex??!! El hombre ms apuesto de toda Inglaterra, que adems tena
ttulo, fortuna e influencias y que haca suspirar a todas las debutantes era Alex?
El que quiz deberan partirse en trocitos? Y poda saberse qu narices haca l
en Almacks aquel mircoles? Y para colmo no cualquier mircoles, sino el primer
mircoles que abra, cuando faltaban la mitad de las jvenes que atestaran el saln
en apenas tres o cuatro semanas. Es que haba perdido el juicio, acaso?
Se dice que Su Majestad la reina Victoria quiere casarle con una de las
Hannover.
Cuntas Hannover hay? se burl una joven y rio el resto.
Demasiadas, respondi para s ella, que segua oculta tras la cortina.
Lord Alexander Saint-Jones debera casarse con una dama inglesa, no con
una extranjera.
Desde luego que s, las apoy en silencio, aplaudiendo su primer
comentario inteligente. Alex no necesitaba una mujer con aires de realeza y sangre
bvara fra como la nieve. Necesitaba una mujer con bro y que supiera zarandearle
hasta sacarlo de sus casillas, que pudiera apartarlo si no de la rectitud, pues era un
gran hombre, s de la seriedad que lo envolva. Alex necesitaba luz en su vida,
risas, color. Y dudaba que una Hannover pudiera darle siquiera una de las tres
cosas.
Prefiri obviar que su abuela materna fue prusiana y que por sus venas
corra una cuarta parte de esa sangre fra como la nieve.
No vena al caso.
Por un momento se dijo que Alex necesitaba una mujer como ella, pero la
idea se desvaneci de su mente tal y como se col en ella sin permiso. Por
desafortunada. Por ridcula. Por impertinente. Porque no corresponda. Alex y
ella? Ella y Alex? Se pasaran el da discutiendo, no funcionara. Las noches, sin
embargo
Fue una suerte que las jvenes continuaran su charla deteniendo sus
pensamientos.
Sea como fuere, es obvio que est pensando en matrimonio. Hasta el da
de hoy nunca haba puesto un pie en este club.
Su primera vez en la tienda de matrimonios ms grande de Inglaterra? Era
como ir a Tattersalls, pero a comprar una esposa en lugar de un purasangre. Y lo
haca aquel mircoles precisamente.
Qu falta de discrecin por su parte!, se enfad. Alex deba ser un poco ms
circunspecto, por el amor de Dios. O es que quera estar en boca de todos? Tal vez
compases. Saba que lo deseaba, pero por primera vez asuma la intensidad de
dicho deseo.
No poda ser como si algo porque no es posible. Aunque sea poco
educado seamos honestas: May Woodward tiene cuntos? veintisis aos? Es
vieja para un matrimonio y ningn hombre en su sano juicio la querr como
esposa. O no un hombre que no tenga ya descendencia y requiriera de herederos.
Qu hace en Almacks hoy, adems del ridculo, es cosa suya, pero el marqus no
ha venido por ella y eso es tan obvio como que el da es da y la noche es noche.
Lady May es inofensiva en lo que a Wilerbrough se refiere, podis creerme. Y tal
vez me tachis de cruel, pero no digo en voz alta nada que no estuvierais pensando
todas en voz baja o que no nos hayan explicado desde nias nuestras madres. El
silencio que recibi le confirm que as era. Quien callaba, otorgaba. Y ahora
mejor regresamos. En breve comenzar el vals.
Tambin May hubiera podido darle la razn si no hubiera sido por un
pequeo detalle: inofensiva?, ella inofensiva? Nadie haba tildado jams de
inofensiva a Lady May Johanna Woodward. Cmo se atrevan a decir que ella no
era un peligro para Alex? Su orgullo se revolvi y la furia lati descontrolada y
creci a cada paso que daba hacia el saln, tras ellas, guardando las distancias,
temerosa de acercarse en exceso y dejarse llevar y dar el mejor mircoles de
apertura de Almacks que se pudiera recordar en dcadas.
Malditas debutantes. Merecan una leccin y sera la inofensiva May
quien la impartiera.
Alexander no se haba planteado siquiera qu esperar de Almacks, pero
desde luego no le pareca el lugar terrorfico del que muchos caballeros hablaban a
veces en serio, a veces solo medio en broma. S, al entrar muchas madres le haban
observado con curiosidad, y algunas madres sin hijas solteras, con otra clase de
indagacin tan obvia que se haba revuelto incmodo ante sus miradas. Una vieja
amiga de la familia se haba acercado a saludarle y haba ejercido de perfecta
maestra de ceremonias presentndole a media docena de damas que se encargaron
de que en apenas quince minutos conociera a todas las jvenes casaderas que en
aquel momento no bailaban. Definitivamente Almacks era un mercado tan
eficiente como la Bolsa de Wall Street en Nueva York, se dijo irnico.
Se lo mereca, se reprendi, por haber acudido all sin ninguna razn. Qu
diablos se propona asistiendo el primer mircoles de la temporada a aquel club?
Apenas habra debutantes. Y ese era, se burl de s mismo, el motivo de su visita.
Si eran pocas las debutantes acapararan la atencin de muchos. Y May era una de
ellas.
A quin quera engaar? Su propsito era mendigar un vals. Pero no iba a
cosechar demasiado xito, al parecer, pues todava no la haba localizado. No es
que le hubiera confirmado nadie que fuera a acudir, pero si haba prometido a
Woodward tomarse aquella temporada como tal, all estara. May era una mujer de
palabra.
Y no obstante no la vea. Dudaba que estuviera en otra planta y fuera
lloviznaba, as que difcilmente estara en alguna terraza, dando por sentado que
los enormes ventanales del fondo deban dar a algn patio o mirador.
Vio regresar al saln a un grupo de jovencitas que haban desaparecido tras
la ltima danza y tentado estuvo de marcharse. Haba esquivado con cierta gracia
a las damas que ya le haban presentado y a sus carns de baile tambin, pero
sospechaba que ahora difcilmente lo lograra. Un caballero acuda a Almacks a
bailar. Y Alexander estaba dispuesto a practicar cuadrillas, polcas y contradanzas
con otras mujeres si para ello poda tener a May entre sus brazos durante los
acordes de un vals, que era lo que sonara en apenas dos minutos. En caso
contrario
Entonces la vio. Su mirada, o tal vez su corazn, parecan saber siempre
dnde dirigirse para encontrarla. Sala tras las muchachas, algo rezagada. El rostro
de Alexander se mostr impasible, pero por dentro se dej hechizar por su
preciosa melena que aun recogida llamaba la atencin, por su porte, por sus ojos
Alz las cejas preocupado cuando los vio, dado lo que estos reflejaban. Estaba
enfadada. Y mucho. Si no hubiese estado tan atento a ella no se hubiera percatado,
tan hermtica era. Pero l siempre estaba pendiente de cada detalle de May.
Quien no la conociera dira que estaba concentrada, pero no era eso. Estaba
iracunda. No lo revelaba el rictus de su boca, pues sus labios llenos difcilmente
podan convertir este en severo; ni su mirada que penetrante, glida o intensa no
tena por qu significar rabia si no se la conoca bien; era su pose. Si bien sus ojos se
lo haban advertido, su cuerpo tenso la delataba. A pesar de que tena una
elegancia innata que haca que sus manos se mantuvieran laxas a la altura correcta
y que su espalda recta y sus hombros apenas echados atrs no revelaran su estado
de nimo y reflejaran siempre serenidad, Alexander saba leer en su cuerpo, y
haba algo en aquel momento en su postura que impela a salir huyendo. May
estaba encolerizada. Y mucho. Y, un momento La volvi a mirar con especial
atencin. Pareca estar furiosa con l.
Con l? Por qu con l? Se supona que no haba hecho nada, pero en
cuanto sus miradas se haban cruzado, haba asentido con firmeza y se diriga
hacia donde se encontraba con paso firme. Acaso haba ocurrido algo que no
supiera? Lo dudaba, se lo hubiera hecho saber. O quiz pretenda decrselo ahora.
Pero no haba hecho nada para molestarla. Y estaba ms que molesta. Estaba muy,
muy enfadada, poda confirmar sin temor a equivocarse. Cuando lo miraba a l y a
nadie ms, el velo de cordialidad social caa para Alexander y lea en ella como un
libro abierto.
Si no fuera porque tres das eran poco tiempo y tema ilusionarse, dira
incluso que sus sentimientos estaban cambiando a tenor de las reacciones que
Ahora, se reconvino regresando al presente, tena un asunto urgente que
resolver. Uno que se le vena encima. La observ con fijeza, sostenindole la
mirada con intensidad. S, a ojos de otros sonreira y se acercara a l con pasos
grciles. Pero no, era como un tren e iba directa a l.
Alex. Su voz son zalamera, lo que lo puso ms en guardia si es que era
posible.
Buenas noches, May le dijo con voz suave, cauta.
Le ofreci la mejilla de piel inmaculada. Le estaba pidiendo un beso? En
Almacks? Qu demonios? No lo dud. Baj la cabeza y la roz apenas con la
boca en un toque que procur pareciera impersonal. Sus labios la acariciaron aun
de lejos y su cuerpo protest por la contencin, pero no iba a dejarla en ridculo no
besndola ni a dejarse l en ridculo dndole un beso tierno, ntimo, conmovido o
como fuera si se acercaba demasiado a su piel satinada.
Alex, van a interpretar un vals. Sonrea, pero su voz no era risuea,
lo tienes reservado? No? Lo bailaras conmigo entonces, por favor?
Alexander tard unos segundos en salir de su aturdimiento y comenzar a
atar cabos. May regresaba enfadada a la sala de donde fuera, acuda a l como en
teora no deba hacer, le reclamaba un beso que tampoco era adecuado a pesar de
su consolidada y reconocida amistad, y le peda un vals.
Se confesaba un ignorante en lo que al funcionamiento de la mente
femenina se refera, y un valiente por reconocerlo aun ante s mismo. Pero como
fuera, May quera ser agasajada, as que fue l quien hizo una quiz un poco
exagerada reverencia y le pidi aquel baile a ojos de todos los presentes, y fue
tambin l quien la llev a la pista para delicioso espectculo de las matronas y
envidia de las jvenes.
Ests bien? le susurr ya en el centro del saln, a la espera de que los
msicos tomaran sus instrumentos.
Solo enfadada.
May no quera pensar. Prefera precipitarse como haba hecho y pedir un
baile un baile y algo ms y arrepentirse despus si era necesario. As que habl
olvidando toda prudencia.
Y un detalle ms, Alex.
S? Su tono le advirti que tal detalle probablemente no lo sera.
No err.
Crees que podras bailar conmigo como si yo te resultara fascinante y no
hubiera otra mujer para ti en el saln?
Por suerte para Alexander ella no lo mir a los ojos mientras le preguntaba.
Hubiera ledo la respuesta en su mirada que por una vez reflej todo el amor que
senta por May y que tantos aos haba guardado solo para s.
Captulo once
Camps pregunt si necesitaban algo ms, indic con la cabeza al lacayo que
saliera, se despidi y se fue tambin l dejando que las cuatro damas disfrutaran
de la comida a solas. A tal efecto se haba preparado un buf en una mesa lateral.
Seran ellas quienes se sirvieran en funcin de los caprichos de sus apetitos.
Era poco habitual ese tipo de almuerzos; solo el desayuno era informal y
aun as se contaba siempre con al menos un camarero. Pero a la duquesa de
Stanfort, la marquesa de Woodward y la condesa de Westin las una una amistad
inquebrantable y de largos aos y preferan la intimidad a la escrupulosidad
protocolaria.
May estaba ms que complacida. Idolatraba a sus tas. Ninguna de las dos lo
era en realidad, pero las llamaba as desde siempre. En casa de la condesa de
Westin, Nicole Illingsworth, haba pasado muchos de los veranos de su niez; la
duquesa de Stanfort, Judith Saint-Jones, era la madre de Alex y tal vez por eso
tena una especial afinidad con ella.
Antes de marcharse a Nueva York haba podido disfrutar de algunas
charlas con ellas; al parecer ahora podra convertirse en una asidua.
La admiracin que senta tanto por ellas como por su madre se
fundamentaba en que cada una a su manera haba logrado ser feliz y encontrar su
lugar sin dejar de ser quienes eran. Si fuera justa hubiera considerado la
posibilidad de que otras damas pudieran, en una intimidad a la que May no estaba
invitada, departir sobre otras cosas que no fueran moda, esposo e hijos, y chismes;
pero no pretenda ser ecunime y dudaba adems de que existieran muchas
mujeres como su madre y sus amigas.
Porque si as fuera su mundo sera bastante ms sencillo.
Aspiraba a ser como ellas, a integrarse en una sociedad estricta sin que esta
la cambiara, y una parte de s hubiera deseado encontrar una pareja que la
complementase, que la hiciera mejor, un esposo como el que ellas tenan. Sin
embargo el destino pareca querer negrselo. Confiaba al menos en ser feliz.
Ests escribiendo algo ahora, May? fue Judith, la madre de Alex, quien
le pregunt.
No sola hablar sobre lo que tena en la mesa ni en general sobre sus
publicaciones, no le gustaba pues en cierto modo le avergonzaba. Tena la
sensacin de que se la sobrevaloraba. Pero all se senta tan cmoda como en el
escritorio de su casa.
Termin una novela poco antes de dejar Amrica. En estos momentos est
siendo valorada por la editorial.
Sonrieron todas y miraron a su madre, que sera quien decidiera si cumpla
o no los estndares de calidad necesarios para ser impresa.
Sabes que ser publicada, cario.
Primera noticia. Compuso un gesto divertido mirando a las otras dos
damas.
Segn tu madre Nicole le respondi con la voz a rebosar de orgullo,
las ventas en los Estados Unidos han superado las expectativas y has firmado para
que sean distribuidas tambin all tus prximas tres novelas.
Mam! le suplic sonrosada.
No deba presumir de ella, no era correcto.
No es de ti de quien se jacta la tranquiliz Judith jugando a avergonzar
a su gran amiga la marquesa, sino de la capacidad de su editorial para poner en
negro sobre blanco a las mejores escritoras.
Sonrieron de nuevo y April enrojeci tambin.
Pero es cierto la defendi ella presta aun conociendo la broma. No
poda evitar ser vanidosa respecto del valiente trabajo de su madre y de la infinita
comprensin y apoyo de su padre. Es una editorial pequea. Fue creada con la
idea de dar voz a las mujeres que tenan algo que contar y no gozaban de una
porque nadie se la prestaba. Y ha logrado que grandes historias vean la luz.
Como las tuyas, cario.
Mam! la exhort de nuevo.
Fue Nicole quien decidi romper la incomodidad y hacer de su adalid, por
ms que la estuviera disfrutando.
As que fue eso lo que te retuvo en Nueva York?, las musas? Porque te
esperbamos para mediados del pasado ao primero, y para enero del presente
despus. Y al final no has llegado hasta marzo.
Suspir. No saba qu decir y nadie le haba hecho esa pregunta hasta ese
momento precisamente porque saban que desconoca la respuesta. Pero su ta
estaba menos informada y saba poner el dedo en la llaga con suavidad para no
abrir heridas.
Poda contestar que s y la cuestin sera apartada. Se descubri en cambio
respondiendo sin estar segura de qu decir, pero sabiendo con seguridad qu
callar.
No s qu me hizo quedarme. Lo cierto es que deseaba volver. Y las
Navidades fueron desoladoras lejos de los mos, de todos vosotros. Brot un
gesto triste en sus labios mientras recordaba; divagaba con ellas all y las otras le
permitan, mantenindose en silencio, pensar en voz alta. Pero senta que no
Y bien?
Pap! repiti.
De acuerdo. Alexander respir ms tranquilo. No le apeteca dar
explicaciones. Y bien?
Maldito fuera.
No vas a dejarme en paz, no es cierto? La sonrisa que recibi le dio la
respuesta. Record lo que crey escuchar mientras cerraba la puerta del estudio de
Woodward y se lo temi: Acaso habis apostado? Pap!!
Una risotada acompa una palmada cariosa en el hombro.
Todos hemos apostado por ti, Alexander. La pregunta es cuntas veces
tendrs que pedrselo.
Eso no me consuela ni me anima refunfu.
Vio a su padre dejar el diario sobre la mesa y mirarle con ms seriedad.
Te he contado alguna vez cuntas veces tuve que pedrselo yo a tu
madre?
Cmo? Insinuaba que su madre le haba rechazado alguna vez?
Mam te? No te creo.
Tu madre Y le cont con una sonrisa de nostalgia cmo se cas con su
duquesa. Pens en secuestrarla termin, bromeando, sabiendo que su voz
haba sonado tan romntica como su historia de amor lo haba sido.
De veras?
Poda creer cualquier cosa despus de lo que haba escuchado. Su madre
no haba tenido intencin de casarse con su padre, pretendiendo solo un romance?
Su propia madre?
No seriamente. Neg con una sonrisa sesgada: Pero a tu to Richard
s le pareci una buena idea.
Rieron ambos y Alexander se relaj por completo.
Quieres contarme cmo va tu romance?
Honestamente?
Por favor.
No tengo ni la ms remota idea. S que entre nosotros ya no es como
antes. Cuando estamos juntos ahora
El gesto de su padre se torn adusto.
Si vas a hablar de deseo te advierto que no comparto el punto de vista de
Woodward
Quieres saber o no quieres saber? le respondi con fastidio, cierto reto
en su voz.
No era un cro y no le permitira que le tratara como tal. Aunque desde
luego no le hablara de deseo. Era su padre, por el amor de Dios!
Dime suaviz el tono James pero no relaj su ceo.
Disculpa?
Su padre lo mir con la arrogancia que sabe dar la edad.
Que si otros hubieran sabido ver lo que vi yo aquella noche estarais ya
casados.
Ya dije que
Y yo he apostado que te dir que s a la primera. Por un momento el
silencio se hizo espeso; no era un reto, era la confianza de un padre en su hijo.
As que ms te vale hacerlo bien y no como lo hiciera tu padrino Richard, que no
hubo de pedirlo sino que le vino impuesto.
La alegra del momento lo volvi irreverente.
Y tambin mejor que t, quieres decir, que tuviste que arrodillarte
Call. La mirada que se haba ganado era de rdago pero no haba podido
evitarlo. Era curioso; nunca haba tenido una conversacin sentimental con su
padre. Y, se dio cuenta, una era suficiente.
Este se puso en pie.
Tu madre est en casa de Woodward almorzando con April y Nicole
desde hace ms de tres horas. Y Woodward y Westin han quedado en Tattersalls
esta tarde, as que imagino que vendrn aqu huyendo de una casa sitiada por
mujeres en una hora ms o menos. Hace ms de dos dcadas que designaron
Berkeley Square como su punto de reunin y jams han tenido la consideracin de
avisarme siquiera de que vendrn a importunarme. Ni el tono seco haca creble
la queja; eran ntimos y disfrutaban de su compaa, imprevista o no. Lo que ha
supuesto que antes de irse tu madre pida al servicio que preparen una cena
improvisada. Deseas quedarte?
Sonaba divertido y no tena ninguna cita. Poda ir a su club, desde luego, y
encontrara a sus amigos all. O quedarse en casa leyendo. O acostarse temprano,
madrugar, cabalgar hasta Berks y regresar como haca a veces solo por el placer de
estar una o dos horas en la finca familiar. Pero una cena con sus tos y tas siempre
era una delicia, a pesar de la diferencia de edad.
Le gustaba estar con ellos. Y haca algn tiempo que ellos le hacan sentir
uno ms.
Creo que s. S confirm con seguridad: Ir a casa, me vestir con la
ropa adecuada para cenar y regresar a las siete?
En la ciudad, y sobre todo durante la temporada, la hora de la cena se sola
retrasar unas dos horas con respecto a los horarios del campo.
Perfecto. Avisar a Tunewood de que seremos ocho. Y ante la pregunta
que no hizo se alz de nuevo la ceja arrogante de su padre. Doy por sentado que
May est con ellas y que ser invitada tambin. Y que no se negar a venir como
tampoco t lo has hecho.
Alexander se march sin estar ya seguro de si deseaba abrazar a su padre o
boxear con l.
Pero sobre todo se march feliz. Aquella noche, sin esperarlo, vera a May. Y
tras el vals en Almacks la expectacin era mayor que nunca.
Captulo doce
cartas le dijo que iba a perderla regres a l con fuerza. S, cre que te casaras con
l y hube de reprimir durante semanas el impulso de embarcar hasta Boston y
suplicarte una oportunidad. No poda decirle algo as por ms que aquel
pensamiento lo hubiera angustiado hasta el punto de hacerle sentir que se estaba
desangrando poco a poco.
Es posible que comentara algo similar, no lo recuerdo. Pero s, hubo algo
en tus cartas, algo que no decas se maldijo por ello, pero no pudo evitar que se
le rompiera la voz, que me hizo pensar que Matthew sera el elegido.
Su tono sentido la hizo volverse. Escrut sus ojos con perplejidad y vio una
emocin intensa en sus pupilas, el tono azul ndigo brillando. Alex saba leer en
ella, se repiti, en su cuerpo y en su mente como nadie ms lo haca. Y haba
entendido por sus silencios lo que otros nunca sospecharon en sus cartas. A veces
pensaba que la conoca mejor que nadie, ella misma incluida.
Alex le susurr.
Y ponindose de puntillas le bes la mejilla, justo al lado de la comisura de
los labios. No fue un beso pasional, pero s apasionado, lleno de sentimiento. Una
pequea corriente pareci cruzar sus cuerpos y cuando se separaron y volvieron
sus ojos a los del otro May pudo, al fin, leer aquel ardor en su mirada que hasta
entonces no haba sabido interpretar y entender: deseo.
Alex la deseaba.
Y tal vez tanto como ella a l.
O quiz era lo que quera creer, pero el estmago se le llen de mariposas.
Alexander no esperaba ningn beso. Lo tom por sorpresa y sentir su
contacto tan cerca de sus labios le exigi lo mejor de s mismo. Tentado estuvo de
olvidar dnde estaban y quines los esperaban y dejarse llevar y poseer su boca all
mismo.
Tras apartarse May se volvi y Alexander vio sus ojos grises brillantes y
llenos de una emocin que hasta entonces no haba querido nombrar: deseo.
May lo deseaba, lo supiera ella o no y sin sombra de duda lo saba.
No cenaris esta noche?
Judith los devolvi a la realidad. Del brazo, sin mirarse ya, acudieron al
saln.
Transcurri la cena en magnfico ambiente aunque ninguno de los dos
jvenes la disfrutara. May apenas particip en la conversacin y esquiv al
mximo mirar en direccin a Alex.
Si hubiera estado ms atenta o menos aturdida se hubiera dado cuenta de
que l hizo exactamente lo mismo: escuchar y apenas hablar cuando fue
interpelado, y evitar cualquier contacto visual con ella.
El resto de los comensales, no obstante, no estaban aturdidos y s atentos.
Ellos, los caballeros, supieron que todo iba bien. Ellas, las damas, intuyeron que la
Se puso en pie, y sin mirar a nadie en concreto, permiti que Alex apartara
su silla. Llegaron a la puerta del saln, el mayordomo la abri para que salieran y
le cedi el paso para situarse justo a su lado, casi pegados, nada ms traspasar el
vano.
A cada paso su estmago se fue encogiendo y su pulso acelerando. Iba a la
biblioteca de la casa de los padres de l, por el amor de Dios, no a su dormitorio. Y
no es que fueran a estar precisamente a solas. Pero una vocecilla interior le deca
que iban a gozar de una intimidad excepcional.
Y tras el impulsivo beso que le haba dado justo antes de la cena la
expectacin creca conforme se acercaban al estudio del duque.
Una vez en la puerta l se adelant para abrirla. El pasillo estaba desierto,
no se vea a ningn lacayo o doncella cerca. Todo su razonamiento se vino abajo.
Estaban solos. En una casa llena de gente pero solos.
May la invit a entrar con una voz que hizo que le cosquilleara la piel.
Cruz el umbral y se maravill con el soberbio escritorio de bano del
duque que gobernaba la enorme estancia llena de libros.
Pero los libros, el escritorio y todo lo que no fuera el marqus de
Wilerbrough quedaron relegados al olvido cuando este entr.
Alex haba cerrado la puerta.
Captulo trece
celebr en mi casa en mi honor Insinuaron que tal vez, solo tal vez
S?
Saba lo que seguira, pero quera que lo dijera ella. Para que lo asumiera, lo
viera como una posibilidad real, y porque por Dios que era divertido verla tan
azorada. May era una mujer segura de s misma, una dama inalterable que de
pronto se senta absurda ante la posibilidad de que un hombre la cortejara. De que
l la cortejara. Esos nervios la hacan adorable. l llevaba aos sintiendo esos
mismos nervios.
Que estabas all por m susurr con voz frentica sin saber dnde mirar.
Pensara que estaba preguntndole si estaba interesado en ella. Y no estaba
preparada para escuchar su respuesta. Y si le deca? Le dira que no, sin duda
y eso O peor, creera que estaba mendigndole unas lisonjas Call; agach la
mirada y call avergonzada como nunca se haba sentido con l.
Ninguno habl, pero aquel silencio fue distinto, tenso. Alex no saba qu
decirle. No poda preguntarle si le pareca absurdo porque su tono delatara que
para l no lo era. May tena cualquier palabra atragantada por la vergenza.
Y cmo enlaza eso con que salieras hecha una fiera? pregunt al fin
Alexander, dejando para el sosiego de su casa cualquier reflexin al respecto de
aquella extraa conversacin.
Que lo negaron abiertamente tachndome de inofensiva.
Solt una carcajada. Ech la cabeza atrs y rio con todas sus fuerzas sin
poder evitarlo. May, inofensiva? May, su guerrera, inofensiva? La May que
haba pateado su espinilla al menos una docena de veces? La que le haba llenado
la boca de tierra?
Inofensiva?
Solo con recordarla se calentaban su corazn y su sangre. May haca
peligrar su cordura como ninguna otra lo hara jams. Y quera ser un loco si ella
participaba de su locura.
May en cambio no poda saber de los sentimientos de Alex, que el motivo
de su hilaridad era lo alejada de la verdad que estaba aquella afirmacin. Y se
sinti ms retada todava que en el tocador de Almacks la noche anterior. Porque
all haban sido unas desconocidas, ahora era l quien se rea de ella. Y l la
afectaba como ningn otro hombre lo haba hecho.
En el club haba sufrido su orgullo, ahora sufra algo ms, algo mucho ms
profundo e ntimo. Acaso haba imaginado el deseo que pareca sentir l?
No, supo que no. As que reaccion sin plantearse siquiera si lo que haca
estaba bien o mal. Se dej llevar por el instinto.
Se apart del escritorio y dio media vuelta ponindose frente a l. Cerca,
muy cerca, casi pegada. Las carcajadas cesaron tan repentinamente como haban
comenzado. Ni siquiera una sonrisa qued en sus labios. Los ojos azules que le
Los dos sabemos que eso no es cierto, May. Que tambin yo te he besado.
El hermoso rostro se transform y volvi a mirarle con la seguridad habitual.
Desde luego que te he besado repiti con la voz enronquecida. Vio cmo
intentaba ahora simular una sonrisa y sonri l abiertamente. En todo caso, me
reservo el derecho la prxima vez.
Lo mir aturdida. l haba reconocido que la haba besado de un modo tal
que la haba hecho sentir nica, as que haba dejado de pensar.
Qu qu derecho?
Se acerc y le dio un beso impersonal en la mejilla que aun as le acarici en
algn lugar recndito antes de contestarle.
El de besarte yo la prxima vez.
Y tras guiarle el ojo en un gesto tan pcaro que hizo que todo su cuerpo
temblara de anticipacin, se march dejndola sola.
Captulo catorce
May se despert temprano tras una noche ligera de sueo. Y lo hizo del
mismo modo que se haba quedado dormida: todos los acontecimientos de la
noche anterior acudieron a ella en avalancha. Pero le arrancaron una sonrisa esta
vez. La incertidumbre, la angustia Todo pareca haberse marchado con la luna.
S, tena una conversacin pendiente. Dos, en realidad. Y ninguna sera
sencilla. Despus hablara con Alex de aquel beso. No saba qu iba a decirle ni
cmo, y la idea de verle hizo que la sonrisa se desvaneciera un poco. Qu
ocurrira a partir de aquel momento entre ellos? Porque Alex iba a besarla de
nuevo, no?
En todo caso, la otra conversacin era ms inminente y menos prometedora:
tena que hablar con su madre. La noche anterior tras despedirse de sus tos se
haba ido directa a la cama. Y sin duda lo hizo con su consentimiento porque no la
llam; ni siquiera con la mirada la haba reclamado. Pareca haberla perdonado
incluso, pues sin esperarlo April le haba dado un beso de buenas noches.
Animada, se puso en pie, se ase, se visti con ayuda de su doncella y baj a
desayunar. No haba nadie en la sala. Extraada pregunt a Camps.
El marqus est en su estudio, milady. Y la marquesa ha pedido que le
subiera una bandeja a su alcoba.
Las mujeres casadas podan desayunar en sus dormitorios si lo deseaban, no
as las solteras. Pero su madre sola bajar por las maanas al comedor tanto como a
veces May peda que le trajeran un chocolate a su alcoba. En la intimidad los
Woodward anteponan la comodidad a las normas sociales. Tanto su madre como
su padre se haban esforzado, dadas las circunstancias de sus respectivas nieces,
en que May y sus hermanos conocieran el rgido protocolo y que una vida feliz era
posible sin quebrantarlo, o no completamente.
May tom un plato de porcelana, puso en l lo suficiente para tres personas
y se lo confi al lacayo que a tal efecto esperaba tras ella. Este la sigui hasta la
misma puerta del dormitorio de la marquesa. All se lo entreg y se march.
Desayunara con su madre como tantas otras veces, en plena confianza.
Llam y por un momento la asalt el temor a que la despidiera, a que
continuara enfadada o peor, decepcionada. No obstante cuando la vio asomarse le
sonri y la invit a entrar.
May, buenos das. Has madrugado hoy.
May saba besar, sin duda. Era lo nico que en cierto modo empaaba su
alegra. Pero era un hombre razonable y tambin l saba besar, despus de todo. Y
mucho ms. Y May no se lo echara en cara.
Porque despus de aquel beso sublime la situacin entre ellos haba
cambiado y deba saberlo. Y, a tenor de su rostro cuando le prometi ms besos y
le gui el ojo, los deseaba.
Saba que el amor no era una sencilla suma de amistad ms deseo, que haba
mucho ms. l mismo senta un afecto inmenso por May, solo comparable al deseo
que le haca arder cuando pensaba en tenerla, y no obstante haba algo ms, algo
inenarrable que converta el cario y el deseo en algo secundario. Y ese algo era el
amor infinito que lo cautivaba cada vez que la vea, que lo llevaba superando
desde siempre.
No era capaz de recordar cundo comenz a amarla. Ya de nios la haba
buscado, bien para discutir bien para aliarse con ella en alguna diablura. Y de un
verano a unas Navidades supo que la buscaba por necesidad y no por diversin. Y
se supo irremisiblemente enamorado y feliz por ello.
Ni en el escenario ms optimista hubiera dicho que en menos de una
semana habra logrado avanzar tanto con ella. Cmo era posible, no lo saba, pero
daba gracias al cielo por su buena suerte y por la buena disposicin de May.
Ahora tena que planificar con cuidado cmo continuar. No iba a
presionarla, poda reaccionar mal. Poda, en realidad, ocurrir cualquier cosa. En ese
sentido era una caja de sorpresas y no todas tenan por qu ser agradables. A lo
mejor se dejaba llevar por l, a lo peor se senta utilizada y se apartaba en un
arranque de independencia tan ridculo como necesario para ella.
Qu hacer? Porque dejar que la dama manejara la situacin estaba fuera de
toda cuestin. Como haba dicho, era una caja de sorpresas y poda ocurrir
cualquier cosa.
Intent entrar en su cabeza. Qu estara haciendo May en aquellos
momentos? Qu pasara por su cabeza? Sonri con ternura. Probablemente lo
primero habra sido hablar con su madre sobre lo ocurrido. Eso si no lo haba
hecho la noche anterior.
La reaccin de April haba sido vehemente, pero cuando le aclar que era
un primer beso se haba templado. La marquesa pareca haber entendido que sus
intenciones iban ms all. Si Julian haba sido informado imaginaba que tambin
habra sido comedido en sus palabras dado que conoca sus intenciones de
antemano.
Con toda seguridad, May no esperara la calma de sus padres y estara
hecha un lo, tanto por el beso como la permisin en cierto modo al respecto. Su
cabeza sera un hervidero.
Y su sonrisa se desvaneci. May tratando de aplicar la lgica a los
sentimientos? Aquello no era buen augurio de nada. Haba cosas que carecan de
razn.
El corazn atiende a razones que la razn desconoce, dulce May dijo en
voz alta, solo para s.
Dos golpes secos en la puerta interrumpieron el hilo de sus pensamientos.
S?
Entr el mayordomo.
Tiene visita, milord.
Visita? Qu extrao. Y por qu no le deca quin era? Morton saba dar
emocin a su trabajo cuando quera.
Y quin es?
Una dama, milord.
A qu esperaba para decirle quin era? Su madre? Su cuada tal vez?
Porque dudaba que fuera alguna de las matronas que haba conocido en alguna de
las veladas No recibira en ese caso. Respondi en el mismo tono hastiado,
siguiendo el juego de su mayordomo.
Una dama, en mi casa?
S, milord. Y viene sola.
Sola, sin carabina?
Suspir resignado. Le haban ganado la partida.
Haga pasar a lady May, por favor.
Dichosa May. Y maldito l por pasarse la maana fantaseando en lugar de
prepararse. Que qu hara ella una vez asumiera la situacin? Enfrentarla, aunque
eso supusiera saltarse cualquier etiqueta y visitar a un caballero soltero en su casa
sin compaa.
En qu estaba pensando l para dejarse sorprender as? En besos, se
respondi. Y a pesar de que deba amonestarse por ello la sonrisa tierna regres a
sus labios.
Captulo quince
Captulo diecisis
La nica razn por la que haba acudido aquella noche a Ranelagh era la
remota posibilidad de encontrarse a Alex. Saba que ella ira. En Vauxhall, tres
noches antes, le dijo haber aorado aquellos jardines tanto como los de Chelsea,
esos que a pesar de que su clebre rotonda hubiera sido demolida haca ms de
tres dcadas seguan siendo ms elitistas que los del centro de la ciudad. Y una
mascarada en Ranelagh era un reclamo para la ton. As que vestida en verdes y
dorados como una hermosa Cleopatra, y acompaada de un grupo de conocidas,
arribaba al edn del sur de la ciudad pasadas las nueve de la noche. No se haba
equivocado. Vistosos palcos, bufetes con pequeas exquisiteces y abundante
bebida, lacayos con distintas libreas, un maestro de ceremonias, una orquesta de
cmara, iluminacin suficiente, caminos guiados por antorchas que se perdan
sinuosos en zonas con obscura vegetacin y la luna llena como nico testigo de
lo que pudiera ocurrir.
Nadie pareca conocerse porque nadie quera conocerse.
Suspir:
Las anfitrionas de Nueva York se frustran tratando de emular esta mezcla
entre perversa decadencia y glorioso esplendor, sin entender que solo en el viejo
continente pueden coexistir en perfecta armona. nicamente en una tierra con
siglos de historia, donde el suelo se ha regado con sangre de cientos de
generaciones y abonado cada vez con aliento renovado, pueden entenderse
veladas como estas.
Las damas ms jvenes la miraron escandalizadas; las otras, callaron. La
sobrina de la seora Hobster, una joven precoz por cuyas venas tambin corra
tinta, sonri.
Dejemos pues que la depravacin nos lleve ahora y que la luz del sol nos
purifique maana.
Risitas tontas acompaaron el comentario antes de que se adentraran en la
fiesta, conscientes de que se alejaran unas de las otras por acuerdo tcito,
simulando perderse entre la multitud.
May cubra su rostro con una mscara veneciana. Solo su melena se vea, y
la llevaba recogida en un intricado moo lleno de pequeos cristales que le daban
luz. Dudaba mucho que la Reina de los Desiertos hubiera vestido as, pero las
licencias histricas servan si con ellas las mujeres se vean bellas, o no era cierto?
Y aquella noche necesitaba sentirse hermosa, tanto como que la hicieran sentirse
hermosa. Estaba despertando admiracin y al cuerno si la tachaban de coqueta.
Despus de todo no era educado saber quin era la vanidosa dama tras la mscara
veneciana dorada con brillos verdes.
Puedo deciros que estis preciosa, milady?
Se volvi al escuchar una voz ronca tras ella. No era l. No necesit buscar
sus ojos para saberlo.
Sonri a la figura del Rey Arturo.
Muchsimas gracias, milord.
Este le tom la mano y se la bes en un exagerado gesto medieval que la
hizo rer.
Me concederais este baile, hermosa dama?
Sonaba un vals, y no quera bailar el vals con nadie que no fuera Alex. Era
ridculo, pero as era. Todas aquellas piezas le pertenecan desde aquella primera
noche, a su vuelta, en el baile celebrado en su honor. Era probable que no los
quisiera, o no durante algn tiempo, pero eran suyos igualmente.
El caballero que la pretenda debi ver sus dudas, pero no cej.
Tal vez prefiris un paseo por los jardines?
Su ofrecimiento era excesivo, incluso en una mascarada. Iba a replicar
cuando alguien a su espalda se le adelant.
La dama quiere bailar, mas no con vos, Rey, sino conmigo.
Se volvi para encontrarse a Richard vestido de negro, con un antifaz que
apenas le cubra los ojos y con un gesto tan adusto como el tono que haba
empleado. Nunca Rey le haba sonado a agravio hasta entonces.
Westin era un hombre conocido por todos. Quien fuera que se ocultaba tras
la mscara se despidi con cordialidad y se march tan rpido como haba llegado.
May no pudo evitar sonrer.
To, no puedes hacer eso le ri con cario.
Chasque la lengua el conde.
No puedo? Vaya, lo anotar la prxima vez que vea a un hombre
importunndote.
Chasque tambin ella la lengua.
Sabes que no me importunaba.
No hagas ese ruido con la boca, no es educado.
To!
Sonri abiertamente ahora. Ambos lo hicieron. May se convenci de que la
sonrisa del conde le habra granjeado los afectos de muchas damas en su juventud.
Y, si no estuviera enamorado de la ta Nicole, no dudaba de que tambin ahora
muchas mujeres
No queras bailar con l.
jovencita, bailars conmigo, o dejars que el Rey Arturo crea que me has
plantado?
Le encantaba el vals y sus tos y su padre no contaban como parejas de baile.
Con ellos poda bailar porque con ellos no bailaba en realidad, con ellos no era lo
mismo. Aunque bailar el vals con Alex no era comparable a nada. Bailar el vals con
Alex era como Enrojeci al pensar en cmo se acariciaban mientras se mecan.
En todo caso, se dijo regresando a pensamientos ms seguros, uno con su to
Richard significaba menos que nada. As que se dej tomar por la cintura y llevar
hasta el resto de parejas. Le encantaba mecerse al son de los compases en tresillos.
Alexander haba acudido porque necesitaba verla. No se haba reconciliado
todava con lo que le haba confesado. Aunque de algn modo ya lo haba sabido,
desde que bailara con ella aquel primer vals lo haba intuido por su contacto, por
sus miradas, por sus palabras; no lo haba querido asumir hasta no escucharlo de
sus labios. Y ahora que no tena ms remedio que afrontarlo no saba cmo hacerlo.
Pero haca apenas unas horas que ella le haba obligado a reconocerlo. Ms
adelante llegara el perdn. Y este llegara porque no poda estar sin ella. Ni
siquiera durante esas horas de espera.
Y por eso estaba all: porque necesitaba verla.
Lleg disfrazado, pues no hacerlo hubiera llamado la atencin en exceso y
prefera sentirse ridculo a sentirse el centro de las miradas. La algaraba era
notable y la idea de zambullirse entre el gento no le atraa en absoluto.
May era alta, se record, y tambin l. Busc una zona menos abarrotada
desde donde controlar el mayor espacio posible. Si se mantena en un lugar
terminara por encontrarla. Contaba con que May deambulara y era por tanto
cuestin de tiempo que apareciera en su campo de visin. Las probabilidades
menguaran si ambos estaban en movimiento.
A no ser que estuviera en uno de los caminos No. May no cometera el
mismo error dos veces. Ni siquiera dud de ello. No se marchara con un caballero
a una zona oscura.
Y si quisiera hacerlo, el caballero elegido sera l.
La noche era, en todo caso, proclive a ello, se dijo. El decoro y la laxitud iban
de la mano en una mascarada. Y Ranelagh, como Vauxhall, tena donde ocultarse.
Todos vean aunque afirmaran no mirar. Y curiosamente todos eran discretos
despus siempre que la impudicia no tensara en exceso la elasticidad de la
correccin.
La tentacin hubiera sido inmensa si las circunstancias no fueran las que
eran.
Tard casi cinco minutos en encontrarla, y se sinti traicionado al hacerlo:
estaba bailando. Sonaba un vals as que haba asumido que no danzara. Sera
absurdo, pero era el primer y el ltimo hombre con el que haba valsado y aquellos
bailes, sus valses, le pertenecan. Lo senta as y ver que ella no lo senta del mismo
modo le doli. Le doli tanto como le haba dolido saber que otro hombre haba
acariciado su cuerpo. El tormento regres y a punto estuvo de marcharse. Pero la
msica increment el ritmo, viraron las parejas y quiso la suerte que pudiera ver a
su acompaante: Westin.
El alivio le hizo sonrer, incluso. El to Richard no contaba. Su padre, el de
May, y su padrino, el de ambos, no importaban. Con ellos poda bailar tantas
piezas como quisiera. Ellos no eran caballeros. No realmente. No para May.
Esper a que terminara la pieza. Las parejas de baile no se apartaban hacia
un lado u otro pues no haba una pista concretada. As que se acerc donde
estaban. Supo cundo le vieron por la sonrisa traviesa de May y la mirada seria de
su to cuando cay en qu personaje haba elegido para enmascararse.
Buenas noches, May. Westin.
Wilerbrough.
Alex.
Silencio.
Su ta Nicole lleg tambin al verlos, una sonrisa divertida dibujada en su
rostro.
Buenas noches, Alexander. Fue besada en la mejilla. Los celos atacaron
a May por sorpresa. No por su ta, supo, sino por ella. Quera tambin un beso
suyo. Bonito disfraz.
Lo es? respondi su esposo, seco. No lo reconozco.
No, querido?
No, querida. Su tono adverta.
Pero Lady Nicole Illingsworth no se dejaba intimidar.
Lleva la vestimenta de la Guardia Real Francesa del siglo XVII. La de Los
Mosqueteros. Cre que habras odo hablar la novela de Dumas.
En cuanto May y Alex se miraron olvidaron lo que les rodeaba. Aquel
entendimiento privado del que siempre haban gozado regres con fuerza. Pero ya
no era la vieja camaradera de nios; ahora la conciencia que tenan de sus
presencias era mucho ms profunda y superaba una relacin de infantes; ahora los
atrapaba y los mantena sometidos el uno al otro.
May qued cautivada por el instante. La mirada azul no se despegaba de la
suya y por un momento le falt el aire.
Ajenos a la extraa fascinacin que la traspasaba, la condesa y su esposo
continuaron pinchndose.
He odo hablar de Los Mosqueteros, Nick.
Creme si te digo, Richard, que yo he odo mucho ms acerca de Los
Mosqueteros que t.
Creo que no quiero saber
Tambin hace aos que no nos vemos. En ocasiones siento que nos
estamos conociendo de nuevo, que sabemos tanto y tan poco a la vez del otro.
Call un momento asimilando lo que le haba dicho, entendiendo que
tambin l perciba esa extraeza, que tambin crea que ya no eran los de antes y
quienes eran, ahora no caban en la relacin de antao.
Esta maana has conocido lo peor de m susurr con voz ahogada.
Baj la mirada, sin poder evitar la vergenza. No porque se condenara a s
misma, sino porque l la condenara.
Alexander la tom de nuevo de la barbilla y la oblig a mirarle. El tacto no
obstante fue acariciante. Cuando sus pupilas volvieron a encontrarse apart la
mano, temeroso de acercarla ms. No pudo en cambio evitar retirar esta poco a
poco, dejando resbalar sus dedos por la delicada piel de su mentn hasta que no
qued ms que rozar. La sinti temblar y supo que en cierto modo segua siendo su
dulce May.
Esta maana me has recordado una parte de ti, una ms de una
personalidad coral, May. Algo que nos ha unido porque nos es comn.
Una parte de m? Estaba confundida. Qu nos es comn?
La curiosidad por lo prohibido.
Se sinti dolida. Para ella haba sido mucho ms que eso. Y por tanto mucho
ms intenso y lacerante.
Fue mucho ms que eso. No simplifiques lo que
Antes de que hablara supo que le haba hecho dao. La apacigu aun
sabiendo que lo que le peda era una tregua.
Lo s. Pero, no podramos olvidarnos de todos los sentimientos que nos
arrollan al respecto y ser solo dos desconocidos en una mascarada, en un parque
enorme al sur de Londres? Dos desconocidos a los que les une la pasin por lo
prohibido?
Sus palabras viajaron como un relmpago por su columna vertebral y
reverberaron en su estmago. Lo mir con atencin, el anhelo mezclado con el
deseo oculto en su rostro. No pareca bromear. En realidad dira que hablaba en
serio. Podran olvidarlo toda una noche? Dejarlo a un lado durante unas horas y
que madurara? Ser Alex y May, no los nios sino dos adultos, el hombre y la
mujer que bailaran a su llegada un vals que hizo que su cuerpo cobrara vida?
Por qu no?, se respondi. Cualquier situacin sera mejor que la real.
De acuerdo acept, asintiendo con la cabeza. De acuerdo repiti
ms convencida.
De acuerdo entonces. Le sonri Alex.
Alz las cejas asustada al ver que se dispona a alejarse.
Dnde vas? se alarm.
A coincidir contigo en una mascarada. As que mzclate con la
muchedumbre.
Y antes de que pudiera comprender, haba desaparecido.
Captulo diecisiete
Haca aos que no estaba tan nerviosa. Quiz desde la lejana noche en la
que debutaran, en el saln de los Tremaine, no haba vuelto a sentirse as. La
inseguridad la guiaba en cada paso. Y la expectacin. Recordaba el temor a que
nadie la sacara a bailar. Siempre se supo hermosa pero temi que ningn caballero
la tentara. O ninguno que le interesara. Tuvo pesadillas que ahora saba ridculas y
le parecan tiernas, pero que significaron noches de insomnio: que se le enrojeca la
nariz, que la atacaban las fiebres, que cometa un error de etiqueta imperdonable
Ahora, en Ranelagh y con veintisis aos, su nico temor era que Alex no la
encontrara. No, no era cierto, se corrigi. Lo que tema, lo que de verdad le
aterrorizaba, era que no la buscara. Llevaba diez minutos paseando entre el gento,
detenindose a saludar aqu y all a quienes en principio no deba conocer y con
quienes cruzaba frases casi annimas, y nada saba de l.
Tal vez esperaba que se alejara del baile. Pretendera acaso la intimidad de
un camino oscuro y alejado?, dud. Pero no, se convenci. No querra que se
aventurara sola por las zonas menos transitadas. Errante sigui deambulando, la
mirada inquieta bajo su mscara.
Cuando la msica dej de sonar aplaudi como el resto de los que all se
aglutinaban. Fantase por un momento con buscar al Rey Arturo y bailar con l
solo para fastidiarle. Se supo una boba, pero al menos aquel pensamiento le hizo
sonrer. No lo hara, desde luego que no. No elegira otra compaa cuando poda
tener la de Alex. En caso contrario prefera estar sola.
Buenas noches, bella Cleopatra susurr sobre su belleza, a su espalda,
una voz varonil.
Imitaba un ligero deje francs al hablar, arrastrando con suavidad las
vocales finales.
Sin esperarlo su cuerpo se templ, sinti que la piel del cuello se le erizaba
y, aun estando a una distancia prudente, pudo sentir el calor que emanaba su
cuerpo. Sus odos se recrearon con sus palabras y agradeci ir cubierta porque se
ruboriz de placer.
Buenas noches, monsieur monsieur quiso seguirle el juego a pesar de
que se senta sobrecogida por l.
Algo era distinto, algo pareca haber cambiado en quince minutos. Algo
inefable que no saba explicar. Alex no era el mismo y la haca tambin sentir
distinta. No saba cmo, pero haba creado un escenario diferente para ellos, uno
en el que no parecan ser quienes en realidad eran.
Alexander la encontr adorable. Cohibida, incluso. Y no lo simulaba, no era
una artimaa femenina para mostrarse decorosa. May pareca tmida, como si por
primera vez no supiera cmo comportarse, qu decir y qu hacer en su presencia.
Como si fueran de veras dos desconocidos en una noche cubierta de velos.
Continu su pequea farsa sintindose un joven que cortejaba a una
debutante, dejndose llevar por la ternura del momento.
Dado que conocemos la edad de Aramis, Athos y Porthos Ambos
saban que se referan a sus padres y to. Yo debera ser DArtagnan.
Acompa a su respuesta una risita femenina y una ligera reverencia. May
senta que tena dieciocho aos y aquella era su primera temporada, y sonrea
como una boba. Haba mucho encanto en aquella noche, en los jardines de
Ranelagh, en ir disfrazados, y en olvidar quines eran durante una velada.
Buenas noches, monsieur DArtagnan.
Y le extendi la mano para que se la besara.
Alexander mir su pequea mano y la tom con delicadeza pero no la
acerc a su boca. La abarc con la suya, dio un paso ms hacia ella y le dio un beso
suave detrs de la oreja, en el borde que la mscara no cubra, antes de susurrarle:
A vuestro servicio, Majestad.
Un escalofro la recorri de pies a cabeza y l tambin pudo sentirlo. Pareci
en realidad sacudirlos a ambos. May qued callada, sin saber qu decir. Desde que
regresara de Amrica haba querido que la besara en la mejilla, y ahora que lo
haba hecho, o donde la mscara se lo haba permitido, haba entendido que no lo
hiciera antes, y desde luego jams en pblico. Era era Que Alex besara su piel
era excesivo. Y no obstante la idea de que no lo hiciera ms la desolaba.
Quiz os equivocis de reina atin a responder, sintiendo sus ojos fijos
en ella.
Lo dudo le respondi con voz segura. Y vindola atenazada, tom la
iniciativa de su charla y le pidi el siguiente baile. Me concederis el vals que
sonar ahora?
Lo mir ms segura, sus ojos grises inquiriendo.
Cmo sabes? Cmo puede saber, monsieur, que sonar un vals?
Del mismo modo que s que lo bailaris conmigo le susurr con voz
afectada, exagerada: porque es el destino.
Haba pagado la siguiente pieza a la orquesta para que as fuera.
Y quisieron los msicos comenzar los acordes, as que sin esperar respuesta
la rode con una mano, y la que todava mantena cautiva la deposit en su cuello.
Tom ella su falda y comenzaron a mecerse. Y como haba ocurrido cada vez que
bailaran sus cuerpos se reconocieron y se hablaron sin que ellos tuvieran que
decirse nada.
Bailis maravillosamente bien, milady. Alex continuaba con la suave
diccin extranjera. Seguro que vuestro primer vals de verdad No con un
profesor ni un familiar sino con un caballero, fue con un francs. Solo as se explica
vuestra gracilidad.
Sonri de nuevo como una nia. Se habra sentido as a los dieciocho?,
quiso recordar. Algn caballero la hizo sentir liviana, hermosa, feliz bailando
entre sus brazos? Confundida entendi que los brazos de Alex obliteraban las
memorias de cualquier otro hombre, tal era la fuerza de su presencia y la reaccin
de su cuerpo a esta. Replic presumida.
Me temo que no fue un francs, monsieur, y que pecis de pretencioso.
La boca de Alex compuso un gesto apenado, aunque la mirada tras su
antifaz estaba llena de picarda.
No pretenderis hacerme creer que fue Marco Antonio? Con su coraza
en el pecho dudo mucho que pudiera haceros virar.
Y la tom por la cintura con firmeza y giraron con agilidad en varios pasos
rpidos. May rio con ligereza y se agarr a su hombro con mpetu. Cuando sus
movimientos se volvieron pausados continu aferrndose a l sin importarle lo
adecuado o no de su gesto. Le gustaban sus hombros y sus manos, se haba dado
cuenta la noche de su regreso, y a l no pareca importunarle su contacto. De hecho
era Alex quien haba cerrado la distancia ms de lo necesario, permitindoselo.
No le susurr, continuando la charla, encantado con cmo estaba
transcurriendo su pequeo teatro, no fue Marco Antonio, estoy convencido. Me
diris pues quin fue el primer afortunado?
May alz la vista y afront sus ojos. Haba una mezcla de ardor y travesura
en ellos que no estuvo segura de saber interpretar. No saba qu esperaba escuchar
Alex y, cauta, no se arriesg a una respuesta que la dejara en una situacin proclive
a los excesos, pero no quera decepcionarle. Ni decepcionarse y zanjar ninguna
opcin. Estaba disfrutando con un caballero como no recordaba haberlo hecho
jams. Se senta estimulada por cmo sus manos dirigan su cuerpo al bailar y
prodigaban alguna caricia casual o no tan casual; pero tambin por sus palabras,
por sus pequeos retos, porque esperaba de ella algo ms que la capacidad para
contar los pasos que se entenda en cualquier otra dama.
Fue un ingls, monsieur. Simul l asombro y ella compuso un gesto
petulante. S, un ingls. Fue un hombre, a quien los gascones creis de sangre
fra, quien me ense a bailar, segn vuestras palabras, maravillosamente bien.
Alexander no estaba seguro de qu esperar pero, como fuera, que su
respuesta le satisfizo y mucho.
Me decs, entonces, que hay un hombre ingls capaz de haceros bailar a
su son, milady?
su lado un poco ms. El enfado, la decepcin, lo que fuera que le haba atropellado
aquella maana y que ahora no recordaba, haba quedado aparcado. Habra sido
as si hubiera bailado con ella cuando debut? La hubiera visto tan radiante a los
dieciocho? Habra sonredo con aquella ilusin a otros? Si as era, lamentaba no
haber acudido a un solo baile para poder embeberse de su felicidad.
No deba, pero solt apenas la mano para entrelazar sus dedos con
delicadeza. May enred los suyos tambin e imprimi una ligera presin, tan
suave que fue casi una caricia. No era correcto, como tampoco lo era haberle
colocado la mano en el hombro con suavidad, ni l haberla acercado tanto, ni
haberla tomado por la cadera y no por la cintura.
No deban y all estaban, caminado con las manos entrelazadas, alejndose
de la multitud hacia la oscura soledad sin ms intencin que estar a solas cual dos
desconocidos.
No Alexander y May, los que desde siempre se conocan.
No Alexander y May, los que aquella maana haban abierto una secesin al
compartir un secreto.
Solo dos desconocidos que se deseaban tanto que sus pieles parecan querer
fundirse en cada roce.
May se dej llevar. No entenda qu estaba haciendo pero no le importaba.
Confiaba en l. Lo que hicieran, lo que fuera, sera apropiado porque era Alex
quien lo haca, y era un hombre recto.
Se detuvieron y Alexander mir atrs. La inst a mirar atrs tambin. Se
haban alejado bastante, estaban ya en una zona de parterres y pequeos
laberintos. Si se adentraban ya nadie podra verles. La tom por los hombros, la
volvi hacia l y la observ fijamente. May no rehuy su mirada.
Respir hondo. Qu demonios estaba haciendo?, se dijo, nervioso. Tenan
mucho por resolver. No era momento para dejarse llevar por el deseo. Si aquella
maana no hubiera existido, por Dios que la besara hasta robarle el aliento, la
cordura y el alma. Pero haba existido y no deba besarla, no aunque sintiera que se
estaba hundiendo. Porque se hunda y saba que solo sus labios lo mantendran a
flote, que era su boca, la boca que haba confesado su tropiezo, la que le enseara a
olvidar.
Pero un beso esa noche confundira a May ms que ninguna otra cosa que
pudiera hacer.
l saba qu necesitaba, que era a ella a quien necesitaba. Iba a perdonarla,
maldito fuera!, desde luego que lo hara. Si es que tena algo que perdonarle, pues
era adulta y tomaba sus decisiones tanto como l las suyas, la perdonara. Esa
semana, la siguiente; o esa misma noche, quin saba.
Pero no estaba seguro de que May hubiera comprendido que un error no la
condenaba para siempre. Que solo era un paso ms en su vida de mujer, no el
ltimo. Y precipitar lo que tanto ansiaba No era buena idea. Saba que no lo era
por ms que tambin ella pudiera anhelarlo.
Y sin embargo devolverla ahora al baile. Al to Richard Suspir con ms
fuerza. No poda. May era su debilidad. Poda hacer cualquier cosa menos alejarla
de s.
Respir hondo de nuevo, tratando de hacer lo correcto.
Creo que deberamos volver.
Esperaba que le dijera algo as. Haba ledo sus dudas en su rostro. No saba
qu las haban gestado, pero algo haba cambiado en un momento. Haban bailado
con una sensualidad que no se haba manifestado tan patente hasta esa noche, que
de algn modo al parecer Alex haba mantenido a raya. Porque desde el principio
haba sido l quien haba marcado los lmites entre ambos, quien haba manejado
los hilos y ella quien se haba sentido una marioneta en sus manos. Pero esta noche
no se senta en sus manos sino entre sus brazos. Y era donde quera estar, y al
demonio si era o no correcto. Era Alex, y con l todo haba parecido siempre
correcto. Todo. Desde siempre.
La haba apartado del baile antes de que terminara la pieza y la haba
alejado de all con las manos entrelazadas y una mirada que prometa mucho ms
que un paseo. Y ahora en cambio tena dudas. Las dudas que, extraamente,
descubri no tener ella. Porque lo que fuera no tena nada que ver con los dos
desconocidos que haban dicho ser. Y May segua queriendo ser una desconocida
para l. Quera la noche que nunca tuvo cuando debut. Y la quera con Alex. Solo
podra tenerla si era con l, aunque fuera ocho aos despus. nicamente l, de
entre todos los hombres con los que se haba relacionado socialmente a lo largo de
los aos, en Inglaterra y en Amrica, la haba hecho sentirse as: sin temor a
mostrarse en toda su personalidad, especial siendo ella misma. Y al cuerno la
razn, al cuerno por qu esa noche se senta as, al cuerno por qu con l, y al
cuerno lo que deban hacer.
Por qu?
Alexander la mir con seriedad. May no rehuy sus ojos en ningn
momento. Los apart l y los fij en las manos, todava unidas. Las separ
despacio y volvi a su rostro.
May suspir con voz cargada de remordimientos.
Por qu debemos volver? repiti May.
No quera escuchar las razones que ya conoca. Y aunque su voz haba
sonado segura, la tristeza que reflejaba se col en l y los dos se encogieron al
reconocerla.
May quiso explicarle.
Pero se acerc a su cuerpo, se qued a un suspiro suyo, y le coloc un dedo
en los labios. Alexander no esperaba su cercana y qued sobrepasado por ella, por
su calor, por su perfume. Nunca haban estado tan cera. Ni siquiera cuando lo bes
la sinti as.
No soy May. Esta noche no nos conocemos. Esta noche solo somos dos
desconocidos sin un pasado. Esta noche es nuestro presente. Sin un futuro. Solo
somos un hombre y una mujer a los que les une la pasin. Hizo una pausa
significativa y continu antes de que el valor la abandonara. La pasin por lo
prohibido.
Y no temi un rechazo porque no lo concibi.
Baj la mirada de sus ojos a sus labios, donde an descansaba su dedo
ndice. Se dio cuenta de que tena unos labios fascinantes. Nunca se haba fijado
pero as era. Acarici el labio superior con el dedo y sinti que este le temblaba, el
pulso bailaba sobre su boca. Hipnotizada lo apart para dedicarse al labio inferior,
que barri delicadamente con el pulgar, maravillada por su suavidad. Haba
besado aquellos labios unas noches atrs? Un pequeo escalofro la recorri. No
eran aquellos labios. No era aquel deseo. Ni haba sido la May de Ranelagh quien
le besara.
Alexander solo poda mirarla, sentirla. Pero no quera dejarse seducir. Si
iban a besarse quera seducirla l. Quera ser l quien controlara la situacin.
Quera que se sintiera hermosa y deseada y cautivada. Y especial.
May repiti contra su dedo, besndolo con suavidad.
Shh, esta noche no tenemos nombres.
Alexander dio un paso atrs, saliendo de su embrujo.
Se sinti hurfana al perder su contacto y temi un rechazo.
Dame la mano. Mir la suya y estaba abierta, esperndola. Iba a ocurrir,
se dijo maravillada. Iba a ocurrir, hubo de repetirse. Dame la mano y djame
llevarte donde nadie pueda vernos, o por Dios que te besar aqu y maana dirn
que los franceses han vuelto a conquistar Egipto.
Su tono hosco, ronco, la hizo sonrer. Tom su mano y lo mir, y la sonrisa
muri en sus labios. Sus ojos azules eran dos pozos de deseo. De crudo, desnudo
deseo.
Nunca la haban mirado as y su ardor la sobrecogi.
Alexander tir de ella con algo de brusquedad y la guio por algunos
senderos hasta que encontr una zona que consider lo bastante recndita.
Conoces bien los caminos dijo May intentado aligerar la tensin que
amenazaba con superarla; un nudo de nervios atenazando su estmago.
No estoy seguro de que sea capaz de hallar el camino de regreso.
Por un instante su mente le dijo que si no regresar significaba quedarse con
Alex para siempre no le importaba. Su propio pensamiento la asust por la fuerza
y la intensidad con la que la llen la certeza de este. Pero apenas pudo reflexionar
nada porque dio un paso hacia ella y todo lo que no fuera su imponente figura
desapareci de su cabeza.
Alexander quera besarla como si fuera el primer beso que recibiera. Tierno,
tranquilo, suave hasta que la pasin los arrollara. Porque May sabra del deseo,
pero tambin l y nunca haba sentido lo que estaba sintiendo ahora, y romntico o
tonto, acertado o equivocado, tena la sensacin de que aquel beso iba a escapar de
cualquier control e iba a ser una experiencia nueva para ellos.
As que se acerc a ella y la tent de todas las formas que supo.
Se acerc a su cuerpo poco a poco, las piernas, la cintura, el torso, los brazos
y la cabeza, hasta que prcticamente estuvieron pegados. Escuch su suspir y
sonri con ternura, tambin l senta que le faltaba el aire.
Llevaba los brazos cubiertos y aun as los acarici sobre la tela con supuesto
descuido, pasando las manos por la suave muselina con delicadeza hasta llegar a
las clavculas, que dibuj con los dedos. La sinti temblar y no estuvo seguro de si
era ella o eran sus propias manos. La contencin lo estaba matando. Deseaba
abalanzarse sobre su boca y devorarla.
Apart la mscara que la cubra y la dej caer en la hierba mullida. Se quit
tambin l el antifaz.
May se revolvi, inquieta como nunca haba estado.
Coloc las manos sobre las mejillas y las acarici con los pulgares
lentamente, y baj apenas la cara, acercando sus labios. Los enormes ojos grises lo
miraban inquietos, divididos entre el deseo y la enormidad de este.
Cierra los ojos le pidi en un susurro.
May estaba temblando. Todo su cuerpo vibraba en pequeos
estremecimientos de pasin. Vio que Alex se acercaba a su boca y los cerr
temerosa de no soportar la tensin.
Le falt el aire cuando intuy su aliento y se le encogi el estmago. Las
piernas se le volvieron de mantequilla y su bajo vientre se revolvi. Si no la besaba
pronto Si no la besaba justo en aquel momento no aguantara en pie Si no la
besaba
Y sinti el roce de sus labios y suspir un gemido de alivio. Fue una caricia
suave, apenas un pequeo contacto que repiti con mayor presin una segunda
vez. Y una tercera. No llegaba a besarla, solo la tentaba. De nuevo su cuerpo se
tens y volvieron los pequeos escalofros.
Alex, por favor.
No pens que poda ser ella quien lo besara. No poda pensar. Estaba
atrapada, cautivada en l.
Alexander abri apenas la boca y abarc su labio inferior como tantas veces
haba deseado hacer. Aunque le fuera la vida en ello iba a besarla como siempre
quiso hacerlo: despacio, asegurndose de que no dejara ni un pedacito de su boca
sin probar. Tom con sus labios el inferior de May y lo atrap antes de soltarlo
Captulo dieciocho
era era Neg con la cabeza, aturdida. Lo dejara en que Kit era como un primo
para ella y Alex era, sencillamente, Alex.
Deseis que os traiga el desayuno a la escalera, milady?
Se volvi para ver a Camps sonriendo. Tambin ella sonri. Cunto tiempo
llevara detenida en aquel peldao?
Debera decirte que s, y hacerte subir una silla y una mesa. Se burlaba
de l tanto como l lo haba hecho de ella. Y todo el buf.
El servicio dejara de apreciar a milady.
Puso cara de engreimiento.
A milady no debera importarle el servicio.
El mismo gesto le fue devuelto.
Si as fuera no sera tal el aprecio. La mir con fingido engreimiento,
sabiendo que haba ganado la discusin. Milady aadi para hacerla rer.
Baj las escaleras sonriente y bes la mejilla del viejo Camps. Haba luchado
con su padre en el frente durante la Guerra de la Pennsula y era uno ms en la
familia. Renqueaba. Perdi un pie en la batalla de Salamanca. Pero se negaba a
jubilarse a pesar de que los marqueses le hubieran ofrecido un buen retiro.
Tampoco quera or hablar de pasar todo el ao en Woodward Park y descansar
mientras ellos se trasladaban a Londres, casi la mitad del ao, para las Sesiones del
Parlamento y Navidad de octubre a enero, y para la temporada de marzo a julio.
Su lugar estaba al lado de los Woodward, afirmaba. Y era cierto, estaba junto a
ellos, no a su lado.
Son la puerta. Lo tom del brazo con delicadeza, pero lo mir con
diversin.
Abrir yo.
Camps se horroriz.
No abriris. Una dama
Su sonrisa se ensanch.
No te preocupes por mi reputacin. Soy ms escritora que dama.
Y avanz hacia la puerta, veloz.
Milady, por favor respondi azorado, tratando de seguirla.
Desde luego que no abrira. No ridiculizara as al mayordomo. Pero era
divertido devolverle la broma de la escalera. Y Camps la conoca: no hara nada
que lo dejara en mal lugar. Al llegar a la puerta se volvi a esperarle. Este meci la
mano, simulando que mereca un azote, antes de abrir. May se qued tras la puerta
y le gui un ojo.
Buenos das, milord salud a quien llegaba.
Buenos das, Camps. Su cuerpo reconoci su voz tanto como lo hizo su
mente. Est milady?
Milady April est en su alcoba, milord. Camps volvi al ataque dada la
familiaridad del recin llegado y la constante en sus discusiones con la hija de los
marqueses, tema central de sus trifulcas que tan bien conoca porque haba sido
testigo de ellas durante aos. As que abri paso y tom el sombrero que le
ofrecan mientras simulaba un tono lastimero. Y lamento profundamente tener
que decir que no vive aqu otra dama.
Alexander rio y entr en la casa.
Ha estado importunndote esa pequea tunanta?
Sali cual resorte de detrs de la puerta, olvidada cualquier vergenza por
la noche anterior, espoleada su acostumbrada rivalidad.
Yo no he importunado a nadie. Nunca importuno a nadie, de hecho. Y no
me llames tunanta. Lo vio alzar la ceja con arrogancia y dese afeitrsela.
Camps, dile que no te he importunado.
El aludido los mir a ambos, flemtico. Estaba hecho a aquellas contiendas y
evitaba verse incluido.
No hagas a Camps mentir por ti.
Ah!, cmo?
Estabas detrs de la puerta, May. Qu hacas ah sino importunarle?
Silencio. Camps?
Ms silencio.
Dnde quiere milady que le sirva el desayuno?
Ni siquiera has desayunado?
No esperaba visita! se defendi.
Eso no significa que puedas remolonear.
Un caballero no visita a una dama sin avisar! La mejor defensa era sin
duda un buen ataque.
Camps acaba de decir que la nica dama de esta casa es tu madre.
No metas a Camps en esto!
Ahora s, se dio por aludido.
Si me permiten opinar, creo que la salita amarilla tiene una luz magnfica
a esta hora de la maana. Y si abren las puertas que dan al pequeo jardn interior
podrn oler las rosas. Wilerbrouhg, querris caf?
Camps, de qu lado ests? Alex no est invitado a desayunar.
Por favor. Y la prensa.
El peridico lo tiene mi padre le dijo satisfecha: Olvdate de leerlo.
Caf solo, entonces. Gracias, Camps.
Milord.
May hubiera querido gritar de frustracin.
Camps! protest dolida.
Se volvi este con una sonrisa enorme.
A vos os traer caf y tarta tatn. Milady.
T y yo.
Le haba propuesto dar un paseo en su tlburi en cuanto le haba parecido
seguro. Y, como esperaba, May se mostraba desconfiaba. Le fascinaba el
funcionamiento de su mente.
S, t y yo repiti con seriedad, ignorando su sorna.
Solos?
Y su sarcasmo.
Dudo mucho que a las once de la maana no haya nadie ms all. Pero si
es tu deseo puedo pedir a Alberto una gracia y que vace el parque por un capricho
tuyo.
Torci el gesto.
No haras tal cosa.
No me pediras tal cosa.
Alex!
May! la imit, divertido.
Mas no le hizo gracia y no sigui la conversacin. Se oblig a respirar hondo
y a explicarse como si a un nio se dirigiera. Alex pareca burlarse de ella. La noche
anterior la besaba, remova sus cimientos hasta hacer temblar todo lo que crea
firme, y ahora la invitaba a dar un paseo en un lugar conocido por ser el nido de
chismosas ms concurrido en las maanas londinenses. Qu pretenda? Ser la
comidilla de la temporada? Pues que no contara con ella, gracias pero prefera
ahorrarse algo as.
T y yo. A Hyde Park. En un tlburi. No has pensado que la gente nos
podra ver?
Puedo cambiar el tlburi por un coche cerrado si es ese tu deseo le
respondi en el mismo tono. Pero te informo de que en Hyde Park resultara
ridculo.
Dese dar una patada en el suelo. O en su espinilla. Chasque la lengua, tan
frustrada se senta.
Te ests haciendo el obtuso solo por fastidiarme?
No s de qu me hablas. Y no chasquees la lengua. No, no lo hagas.
As que has venido para que demos un paseo t y yo en un tlburi por
Hyde Park.
En el mismo tlburi, s.
Ya.
No saba qu decir. No saba a qu vena aquel paseo. No saba a qu haba
venido el beso de la noche anterior. No saba por qu no la despreciaba tras su
humillante confesin. No saba por qu se comportaba como si tal cosa. Y no saba
por qu quera que los vieran juntos en el lugar ms atestado de gente de alcurnia
a aquella hora precisa.
Captulo diecinueve
certezas, se dijo. May no bailara con otro, lo saba, y por un momento le haban
traspasado los celos. Haba pasado aos esperando, apostando que no se casara. Y
ahora que estaba tan cerca de poder reclamarla Compuso una sonrisa distendida
y se acerc a ella, y por ende a su admirador. Cul fue su sorpresa al reconocerlo.
Henry sonri a su amigo el conde.
Alexander le respondi este.
Me temo que pretendes mi baile.
Henry lo mir incrdulo.
Lo dudo. No te he visto con la dama en toda la noche.
Quieres decir que has estado toda la noche vigilando a May?
El otro alz las cejas, sorprendido. El tono beligerante no le pas
desapercibido, como tampoco lo hizo que la llamara por su nombre de pila con una
importante dosis de posesividad.
Lo he hecho le confirm divertido, dispuesto a burlarse de l. Y
puedes rebajar tu furia. Ha pasado la velada ignorando a todos los caballeros que
se le han acercado. Entiendo ahora que esperaba a uno en concreto. Milady la
salud con una sonrisa, Alexander se despidi, claramente jovial.
Y se march, dejndolo algo fastidiado, pero halagado por la informacin, y
a May ruborizada y con claros signos de embarazo.
Oh, Alex, le has odo? Qu va a pensar de nos, de m? se corrigi,
tmida. Qu va a pensar de m? Qu dirn cuando el conde comparta sus
impresiones con otros?
La msica comenz y tambin ellos a danzar a su comps, casi sin darse
cuenta.
Henry no dir nada, puedes creerme. Es un buen amigo que disfruta
intentando sacarme de quicio, pero no es un cotilla. May? Mantena ella la vista
baja. May? repiti.
Ante su insistencia alz los ojos, avergonzada.
No es lo que Henry vaya a decir. Es lo que todos dirn.
La mir, sorprendido.
Te preocupa?
Debera preocuparte a ti.
No le convenci su respuesta. Alexander quera que hablaran de ellos. Le
sorprenda que ella se mostrara prudente.
No es eso lo que te he preguntado. Deja que me ocupe yo de mis
preocupaciones. Te preocupa la opinin que otros tengan de ti por la eleccin de
tu compaero de baile? Le vino a la mente que aquella temporada haba
prometido a su padre que buscara esposo y algo en l se revolvi. Tal vez era eso
lo que la agitaba; tal vez la muy cabezota todava pretenda ser fiel a su palabra y
no quera que otros caballeros no la cortejaran como consecuencia de sus excesos.
Captulo veinte
velada.
Pero se mova por inercia e ignoraba a sus compaeros, sonriendo
amablemente y respondiendo con monoslabos poco comprometedores, intentado
poner algo de orden a su cabeza.
Qu haca Alex? No la estaba cortejando. La razn no dejaba de gritarle
que no poda estar hacindolo porque qu sentido tena? Saba de Matthew. Y era
un duque que requera de una duquesa joven. Y saba de Matthew. Y deba casarse
con una dama intachable. Y saba de Matthew. Y requera de una esposa ociosa
que pudiera ser duquesa las veinticuatro horas del da. Y saba de Matthew. Y ella
era escritora. Y saba de Matthew.
Y aunque fuera posible que hubiera perdonado su desliz con Matthew,
segua sin cumplir ninguno de los requisitos para ser duquesa de Stanfort. As que
tema que fuera precisamente eso, que supiera que ya no era doncella y que la
lgica le gritaba que no sera elegida como su duquesa, lo que le atrajera a Alex de
ella. l no poda pretenderla como esposa, de acuerdo, pero y cmo amante?
La idea la haca sentir dividida. La haca sentirse menos que una dama, pero
a la vez se senta deseada como ninguna mujer en aquel saln.
Quera desechar el pensamiento pero no poda, no cuando un escalofro
recorra su columna vertebral ante la idea de l acaricindola, de ella pasando su
mano por su espalda, por sus hombros y por su ancho pecho. An convencida de
que no cometera de nuevo el mismo error, cierta euforia la dominaba y aquella
insidiosa vocecita le susurraba que el error de su pasado haba sido creerse
enamorada, que ahora no tena nada que perder.
Del mismo modo tampoco poda acallar a otra parte de su mente, una
descontrolada y desquiciada y optimista hasta la locura, y que se ilusionaba ante la
idea de que Alex s la estuviera cortejando. Porque ella no quera que l la
cortejara, no era cierto? Qu sentido tena? Ella no iba a casarse. Nunca. Y si lo
hiciera no sera con un hombre que esperara una duquesa a tiempo completo y que
adems le sacara de quicio con tanta facilidad como lo haca. Esta vez fue su
cuerpo quien le record que Alex haca mucho ms que eso.
Pero para eso no se requera de un acta matrimonial. Y de nuevo volva a
sentirse mal. Claro que para eso tampoco era necesario bailar en pblico con ella.
Y solo con ella.
As que, qu demonios estaba haciendo Alex?
Tena la sensacin de haber cado presa de una espiral infinita y no hallar la
salida.
Para cuando la msica finaliz y l regres, fiel a su promesa, se senta
mentalmente exhausta. Alexander lo not nada ms verla.
Ests bien? le pregunt antes de inquirirle nada, preocupado.
Su inquietud la conquist por un momento. Alex la quera. La quera
como su voz, que tambin se apag. Quin la culpara por querer disfrutar un
poco de lo que se desea aun sabiendo que no tiene ninguna posibilidad? Porque he
visto la cara de tu hija, April, y no tengo ninguna duda de que desea ser cortejada
por mi hijo, de que disfruta con sus atenciones, y solo con las suyas.
Se record a s misma con idnticos sentimientos treinta aos atrs.
De nuevo cay el silencio, y el pesimismo se cerni sobre ellas. Fue Nicole
quien devolvi algo de humor a la conversacin.
Bien, de momento Judith defiende a May y April se preocupa de
Alexander, as que estamos en tablas. Sonrieron todas de nuevo. Hablemos de
esto con la almohada a ver qu pensamos maana, y tomemos el t a las cuatro en
mi casa. Y hablando de almohadas no puedo dejar de preguntarme: lo
comentaris a vuestros esposos?
Rieron. La idea rompi la tensin que pudiera restar.
Os imaginis si Alexander pidiera a Julian la mano de May?
Quin retara a quin, esta vez?
Ms risas.
Entiendo eso como un no. Desde luego que no. Se afianz Nicole.
Ninguno de ellos aceptara la situacin.
Captulo veintiuno
como cada vez que suba su madre, pues sera un desayuno privado, se lav la cara
y los dientes, se cepill la larga melena y se hizo una sencilla trenza que despus le
sera recogida con propiedad. Se puso sobre el camisn una bata y se acerc a
desayunar.
S coincidi. La esperaba ya con la comida en la mesa junto a la
ventana, me parece imposible que solo haya transcurrido una semana desde el
baile en tu honor.
May le alcanz su taza y su madre le sirvi t. Aadi ella la leche e hizo lo
mismo con la otra tacita.
Maana recibiremos dijo mientras se la entregaba.
April cortaba una porcin de tarta y respondi sin mirar a su hija.
Despus de lo que vi anoche en la mansin de los Bates creo que
tendremos muchas visitas, s.
Se sorprendi.
Estabas all? Diablos, no te vi.
Una mirada reprobadora sigui a su vocabulario malsonante.
Antes de tu primer vals no pudiste hacerlo porque mientras estabas en la
sala rodeada de las amigas de la sobrina de la seora Hobster o atendida por algn
caballero con el que bailaste, tus tas Judith y Nicole y yo misma estbamos en la
terraza. Haca demasiado calor dentro. Se abstuvo de decirle a su madre que
dudaba de que fuera esa la razn por la que no se haba dejado ver en la sala.
Ambas saban lo que vendra despus y para ello no tena excusas. Y si
pretendas verme durante los dos valses que bailaste con Alexander te dir que no
hubieras podido hacerlo ni aunque hubiera entrado, las tres lo hubiramos hecho,
y nos hubiramos dedicado a gritaros y a haceros seas. Ninguno de los dos nos
hubierais visto, en realidad, pues solo tenais ojos el uno para el otro. Baj la
vista sin saber qu decir, pero su madre no estaba dispuesta a dejarlo pasar. No
esta vez, y su tono duro lo dejaba patente en cada palabra. May, qu est
pasando entre el marqus de Wilerbrough y t?
No le fue difcil responder a eso con honestidad.
No lo s.
A punto estuvo su madre de perder la paciencia, tan frustrada se senta. En
una semana, una sola semana!, su hija y el hijo de Judith parecan haberse saltado
cualquier lmite del decoro en las narices de sus propios padres y de cualquiera
que quisiera verlos. Y le deca que no saba por qu? Necesitaba una respuesta
mejor que esa. Y se lo hizo saber.
Si no lo sabes quiz podra ir hoy yo de salita en salita a escuchar lo que
all se cuenta y darte la respuesta. Varias respuestas, con toda probabilidad, a cada
cual ms srdida, para que escojas escojis la que ms os convenga.
Mam
Cundo, qu?
Qu importaba? Haba sido honesta con Alex. Tanto que se haba sometido
a su juicio.
Cundo se lo dijiste?
Su madre pareca nerviosa, expectante. Confundida, respondi:
A la maana siguiente de que nos de que yo le besara. No cre que
tuviera que pedirte permiso para ir a hablar con l as que acud a su casa por la
maana y
Oh, May
Su madre se levant y se abalanz sobre ella, abrazndola. Se dej envolver
sintindose poco merecedora de su cario pero necesitada de l. Solo cuando se
separaron y se recompusieron, pregunt.
A qu ha venido eso?
Recibi una sonrisa ufana.
A que Alexander conoce tu impedimento y aun as te corteja.
Sinti que haba recibido un golpe.
Mam Todos sus miedos se agolparon en su garganta. Alex no me
est cortejando, no en realidad. No tendra ningn sentido. El marqus de
Wilerbrough deber casarse con una joven con ganas de ser duquesa a tiempo
completo. Yo no encajo. Y l lo sabe. Por qu debera cortejarme?
Y qu se supone que est haciendo entonces? La sonrisa presumida de
su madre la estaba asustando de veras.
Ya te lo he dicho respondi en voz baja: no lo s. Pero s que no me
cortejara. No sera adecuado.
Alexander sabe lo que hace. Lleva aos demostrndolo.
Pero mam insisti, no podra Yo no podra
Ni siquiera era capaz de decirlo en voz alta.
Entonces, qu hacas ayer bailando dos valses con l frente a todos los
dragones como si estuvierais a solas? Si no puedes lo que sea, May, aljate de l.
La idea de mantener las distancias fue tan dolorosa como una patada en el
vientre. Por el gesto presuntuoso que recibi, su madre lo haba esperado. Y
ahora psame el pastel de manzana. No pretenders comrtelo t sola? La
mirada vanidosa le crisp, pero hizo lo que le peda. Sabes a quin ms vimos?
Recuerdas a las hermanas Sutherly?, las que se casaron con
May dej de escuchar. Y de comer. Se le cerr el estmago tanto como la
mente.
Buenos das, mam. A qu debo este honor?
Necesita una madre un pretexto pare ver a su hijo?
Despidi la duquesa al mayordomo, recibi un beso en la mejilla y se sent
sin esperar a ser invitada.
notorio?, tan pblico?, y tan precipitado? Dios, hace apenas una semana que
lleg.
Se encogi de hombros. Haba cosas que no contara. Ya haba confesado a
su padre y a sus tos que llevaba aos enamorado de May. Pero entre caballeros era
un sentimiento tranquilo, llevadero. Si su madre solo por un cortejo se haba
abalanzado sobre l Prefera no pensar qu hara si conociera la intensidad y
longevidad de su amor.
Claro, que con el carcter de May y su necesidad de analizarlo todo es
preciso hacerlo as, pbico y notorio. A esa jovencita con veintisis aos a l le
pareci divertido que la tachara de jovencita, tierno incluso hay que arrollarla
para que se d cuenta de que la pretenden. Sigue sin querer casarse?
Chasque la lengua.
No lo s, mam, no se lo he preguntado.
A punto estuvo de decir todava, pero se refren a tiempo.
Antes de la cena en nuestra casa com con su madre. Comimos tus tas,
ella y yo. Y se la vea convencida de no querer acercarse a un altar. Recuerdas a
aquel caballero americano con el que creste que se casara? Al parecer le hizo
dao.
La mencin de Matthew Atwik se le clav como un pual en el estmago.
Que lo hubiera dejado atrs no implicaba que estuviera preparado para hablar de
l.
Y quin crees que puede ser ms persuasivo, mam?, el mal recuerdo
de un hombre americano, o el cortejo de un caballero ingls?
La cara de su madre se ilumin.
La pretendes en matrimonio?
La tanteo en matrimonio. Se alarm al ver su gesto. Maquiavelo pareca
un infante en aquel momento. No ds nada por sentado. No, mam, no lo hagas.
Puedo leerte la mente, tambin yo te conozco. Y en estos momentos ests pensando
en ir a casa de Woodward, dado que su marquesa tambin estuvo all, y comenzar
a confeccionar una lista de invitados.
No es cierto se enfurru.
Sera por la tarde, y en casa de Nicole.
Mam, por favor, no precipitis nada. Dejad que todo siga su curso. May
y yo nos estamos conociendo de nuevo. Y como has acertado a sealar, hace
apenas una semana que regres. Podemos gustarnos, o puede regresar y
acomodarse la vieja amistad y quedarse en nada. Dejadnos explorar lo que est
creciendo entre nosotros y dadnos espacio. De acuerdo? La cara de su madre
era de fastidio. Mam?
De acuerdo. Suspir.
La bes en la mejilla.
Captulo veintids
quienes la rodeaban.
Se separaron sonrientes, mirndose a los ojos. Kit tena los mismos ojos que
su hermano y que su padre, pero tena tambin el pelo oscuro del duque. Y una
sonrisa perenne en los labios como su madre, la duquesa. Era un hombre muy
guapo.
Desde mi marcha a Nueva York. Han pasado algo ms de tres aos,
quin lo dira? Pero has cambiado. Ests ests Detesto parecer una matrona,
Kit, pero pareces todo un hombre.
Se ech a rer.
Soy un hombre, May.
Se sonroj ella.
Claro que lo eres. Pero quiero decir que mrate! Eres esposo y padre.
Eres un hombre de familia. Parece que Kit no te siente ya. Pareces Christopher
Saint-Jones, en realidad.
De nuevo l sonri.
Para nosotros, para la familia, siempre ser Kit.
Tambin May sonri con dulzura.
Hablando de familia, entiendo que, dado mi mal gusto de presentarme
antes de lo esperado, no podr conocer a tu esposa todava. El gesto de Kit se
torn adusto al momento; lo supo porque l no hizo nada por disimularlo.
Esperar a la cena para conocerla y dejar que me deslumbre ataviada con sus
mejores galas. S de buena tinta que es una dama muy hermosa.
Anna, mi esposa especific sin necesidad, no bajar a cenar.
Algo no iba bien. Y de nuevo le permita saberlo. Agradeca la confianza y
crea entender que en cierto modo le peda ayuda.
Tal vez no debimos venir. Quiz podramos ir a cenar al Browns y
dejaros descansar. Cuando lleguen todos podemos ir hacia all. Si enviamos un
mozo hacia el hotel ahora para que avise al matre y nos prestas un carruaje
No es eso, May. Me encanta que estis aqu. Necesito que lo estis. Se
pas la mano por el pelo en un gesto afligido. Y no es que Anna no lo desee, o no
le gustis. Antes de que naciera James Pareci darse cuenta de lo que deca y
se retrajo. Dios, no s qu hago contndote esto.
May le tom la mano.
Me lo cuentas para que te escuche, para que te sea ms liviano, y porque
quiero ayudarte si es que es posible.
La mir a los ojos, sus pupilas cargadas de ternura y agradecimiento. Se
acerc y deposit un suave beso en su mejilla que la hizo sentirse muy querida.
Pero no sinti ningn escalofro recorrer su columna ni su estmago
encogerse. Lo que en el fondo no le extra.
Kit? lo inst a continuar.
Sin soltar la mano que tena presa la llev a un silln cercano y la invit a
sentarse, dejando que ella se acomodara antes de imitarla.
Call unos segundos antes de continuar donde lo haba dejado.
Antes de quedar embarazada era una esposa alegre y atenta. Y estbamos
enamorados, May. S que no es correcto hablar de nuestros sentimientos, pero nos
ambamos. Nos amamos se corrigi. Pero cuando qued encinta se torn
No lo s. Se le vea confuso. S que las mujeres en estado de buena esperanza
pueden volverse excesivamente sensibles, pero Anna Anna Se puso triste.
May no saba qu decir as que prefiri callar y no decir nada. Continu all,
en silencio. Nada saba de embarazos o matrimonios; y su corta experiencia al
respecto haba resultado un fracaso. No dara consejos gratuitos.
Kit pareci aclararse antes de continuar.
Cre que quiz no quera ser madre, no todava. Lo habl con ella, pero
me dijo estar encantada. La mir a los ojos. Me lo dijo llorando. El doctor dijo
que a veces ocurre, que os volvis se vuelven melanclicas. Pero James ya ha
nacido y todo sigue igual. No quiere saber de nuestro hijo. Agach la vista. Ni
de m.
Estuvieron callados ms de cinco minutos. Finalmente fue May quien habl.
No s qu decirte. No s nada de embarazos ni de matrimonios. Pero
volver las veces que sean necesarias para conocer a Anna, y si hay algo que est
en mi mano para alegrarla de algn modo, sabes que puedes contar conmigo.
Sinti un pequeo apretn en su mano antes de que la soltara del todo.
Gracias. El tono sentido cal en un lugar muy profundo de May. En
todo caso mi hijo est impaciente por conocer a su ta May, la escritora. As que
subiremos a la segunda planta, a la habitacin de James, y te lo presentar. Y
mientras mi hermano y t os disputis su atencin yo terminar de vestirme.
Se le hizo un pequeo nudo en el estmago.
Alex est ya aqu?
S. Sonri. Mi hermano es el padrino de James y acude a diario a
verle, aunque sea solo unos minutos.
Salieron hacia la segunda planta, pero Kit ni siquiera lleg al cuarto de los
infantes. Le seal qu puerta era y con una sonrisa, con su sonrisa de siempre,
regres a las escaleras, rumbo a su habitacin en la primera planta. May no poda
saber que era una alcoba distinta a la de su esposa.
Alex sostena a James en brazos. Durante la ltima semana apenas lo haba
visitado. Su prioridad haba sido May y el poco tiempo libre del que haba
dispuesto lo haba dedicado a la Gran Exposicin, as que haba visitado poco a su
ahijado, y haba hablado muy poco con su hermano. Sus labios se convirtieron en
una fina lnea al pensar en Kit.
Escuch unos golpes en la puerta y se volvi, esperando que fuera la niera.
La sorpresa fue muy grata: May estaba bajo el marco y le sonrea con timidez.
Buenas tardes.
Hola, May.
Seal esta al beb.
He venido a conocer a James.
Claro, acrcate. E inclin un poco al nio para que lo viera, para que se
vieran. James, esta es Lady May Woodward. La ternura en su voz, en toda su
persona, la sobrecogieron hasta emocionarla. Te intentar hacer creer que no es
una dama sino una escritora, pero no te dejes engaar, es ambas cosas. Y hay tres
cosas que debes saber de ella. Una es que te cuides de enfadarla: me ha llenado las
botas con gusanos, la boca de tierra, me ha pateado la espinilla, me ha cortado el
pelo mientras dorma Creers que con la edad se ha moderado pero no, solo ha
aprendido a ponerse una mscara social de cordialidad y a refinar sus mtodos de
tortura. As que creme, no la enfades si no ests dispuesto a acarrear con las
consecuencias.
El beb pareca divertido con la situacin. Miraba a Alex con atencin,
supona May que porque reconoca su voz y la asociaba al cario de su to.
No le digas esas cosas! Pero su protesta estaba salpicada de alegra.
Desde luego que s. Debe saber de ti. Y volvi su atencin al nio. La
segunda cosa que debes saber es que est soltera. S, aunque parezca increble esta
dama tan inteligente y hermosa est soltera. As que si ests interesado deberas
crecer lo ms rpido que puedas, por si acaso. Hay muchos hombres
pretendindola.
Rio, feliz.
James, no hagas caso a tu to. Para cuando tengas edad de casarte yo ser
una solterona caduca, y ese carcter del que te ha hablado se habr acentuado
tanto que nadie me invitar a su casa, tan insoportable me habr vuelto.
Hablaba con voz risuea al tiempo que extenda las manos. Alex le coloc
con tiento a su ahijado en los brazos y no se alej, se mantuvo a su lado
maravillado con la escena, deseando que pudiera ser su propio hijo, el hijo de
ambos y no el de Kit y Anna.
James sabe que debe confiar en mi criterio, as que me escuchar. Se lo
repetir cuando no ests presente.
May lo mir engreda.
Es un beb, no puede entenderte.
Alexander le devolvi el mismo gesto.
Y t eres escritora y presumes de imaginacin?
Yo nunca presumo de
Y has escrito adems cuentos para infantes?
No permitira que la hiciera rabiar. No cuando tena a aquel precioso beb
en brazos que la miraba con atencin, como si quisiera descubrir todos sus secretos
a travs de sus ojos.
Y la tercera cosa? pregunt cambiando de tema, sin mirarle, atenta al
nio, a cada gesto de este.
Qu tercera cosa?
Chasque la lengua.
Sabes perfectamente a qu me refiero. As que cul es la tercera
advertencia a James sobre m?
Alexander se acerc ms a ellos y le susurr a ella, y solo a ella, aun sin
mirarla.
Que si est interesado en tu soltera baj todava ms la voz, su tono
acaricindola, yo te vi primero.
Una rfaga de deseo la traspas. Tom air por la boca porque le faltaba. La
presencia de Alex se le hizo mucho ms notoria. No saba qu decir, ni siquiera
poda mirarle.
Fue el beb quien salv su mezcla de terror y euforia. James profiri una
pequea carcajada que los subyug a ambos.
Oh, Alex!, le has odo? Se volvi a mirarle, su rostro feliz, sus ojos
brillantes. Ha redo!
Es cierto corrobor, acaricindole la tripita, lleno de ternura.
Seguro que se ha redo de ti. May le acarici sin embargo un moflete.
No deberas rerte de tu padrino. Se cree un hombre muy importante y podras
lastimar su confianza.
De nuevo el nio rio. May lo abraz y dio unas vueltas con l, causando ms
risitas y su propia felicidad.
Alexander se mantuvo al margen durante unos minutos, dejando que
disfrutaran el uno del otro, deseando ms que nunca fundar una familia con ella.
Ver a May con un hijo suyo en brazos.
Deberas ser madre, May. Suspir, pensando en voz alta.
Se volvi ella. Ya no sonrea.
Para ello debera casarme. O al menos sera especialmente recomendable.
Su suspiro fue de frustracin. Bes a James en la frente y lo abraz contra su
pecho. Y mi esposo merecera honestidad por mi parte. Quiz pudiera engaarle
en la noche de bodas, no lo s. Existen mtodos Pero yo no hara algo as neg,
convencida, y ningn marido querra a una esposa que cometi un desliz como
el mo. Un desliz de los que se escriben con maysculas y con sangre, no con tinta.
Alexander no se movi de donde estaba, se esforz en demudar su gesto y
en que nada revelara que para l era una conversacin personal. Imprescindible.
Te dije una vez que te enamoraras de un hombre que valiera la pena, que
te mereciera. Y ese hombre, May, quiz te sorprendera. Tal vez por ti hiciera
ella. Ms all, si es que era posible. Eres una dama distinta, May: una mujer
excepcional. Eres hermosa, pero eres tambin inteligente e independiente.
Constituyes un reto para cualquier hombre. Y cualquiera que no sea un hombre de
pies a cabeza puede cometer el error de tomarte por un desafo y querer
convertirte en quien no eres, rebajarte al nivel de lo cotidiano. Ningn discurso
le haba sonado tan hermoso; ni los mejores sonetos la haban emocionado as.
No dudo de que Matthew se enamorara de ti tal y como eras. Lo que dudo es que
supiera apreciarte tal y como eras.
Alexander en cambio no podra amarla ms. Conoca sus defectos, haban
crecido juntos, y sin embargo no cambiara un momento de su pasado por
compartir cada instante de su futuro. En muchas ocasiones se haba dicho que
aceptaba cada uno de sus fallos porque haban hecho de ella la mujer que era;
aquel, entregarse a otro hombre, quiz fuera el mayor error a perdonar, pero sera
tambin su mayor prueba de amor. Si era capaz de mirar al porvenir sabiendo de
su pasado, juntos seran invencibles, capaces de superar cualquier cosa. Y saba
que s poda hacerlo. Era el turno de ella de convencerse tambin. Y su labor
ayudarla en ese convencimiento.
Quiz deb esforzarme ms para que me comprendiera pens en voz
alta.
Quiz debi saber aprobarte y quererte como eras, si lo que quera era
conservarte a su lado le replic con voz suave.
No exiga al seor Atwik nada que l no estuviera dispuesto a hacer, supo.
May se acerc a l poco a poco, sin dejar de mirarle, sus ojos atrapados en los del
otro. Cuando estuvo frente a l, a unos pocos centmetros de distancia, le acarici
la mejilla con ternura.
Eres un hombre maravilloso, Alex. Siempre lo he sabido.
Por un momento se perdi en su mirada gris. Y por ese mismo momento
temi arrodillarse all mismo y confesarle sus sentimientos.
Mientes. Sonri, apartndose lo suficiente para no cometer una locura,
maldiciendo el lugar y el momento. En su casa la hubiera besado hasta que la
pasin hubiera acallado a la razn, hasta hacerla suya para siempre. Si lo
hubieras sabido desde siempre no me habras golpeado, llenado la boca de tierra,
cortado el cabello con unas tijeras de costura mientras haca la siesta, llenado las
botas
Rompi a rer, una dulce carcajada llena de alegra que lleg hasta l.
Bueno, soy una mujer versada en letras que sabe que maravilloso no es
sinnimo de perfecto.
Sonri y callaron unos minutos, relajados en la presencia del otro. May tena
la sensacin de que el peso que llevaba veinte meses cargando sobre sus hombros
se haba aligerado, de que poda perdonarse, incluso. Pero de sentirse perdonada a
volverse a enamorar
Sigo creyendo pareci leerle el pensamiento que ests hecha para el
amor. Que seras una gran esposa y madre.
Lo mir agradecida, el ambiente distendido ahora.
Tengo veintisis aos, y
La reina a tu edad tena cuntos? Seis hijos? Y estoy convencido de que
todava tendr algunos ms. Le gui el ojo con picarda y aquel pequeo
escalofro regres a ella; esta vez fue bienvenido. As que no eres vieja para ser
madre o esposa. Mi madre, de hecho, me tuvo a tu edad.
Lo mir a los ojos con seriedad, sin importarle si deba o no preguntar,
buscando una respuesta honesta sin cuestionarse por qu.
Te casaras con una dama que no fuera doncella?
Le devolvi la misma mirada fija sin temor a lo que pudiera leer en sus ojos.
May necesitaba creer tanto como necesitaba l que recuperara la ilusin. An no
tena fe en ellos y Alexander deba regalrsela.
Si la amara, si de veras la amara Su voz se escuchaba enronquecida
por la emocin. Si no pudiera imaginar a otra mujer en mi lecho ni a otra madre
con mis hijos en sus brazos, s. S lo hara. Su tono era firme, no caban dudas en
l. La desposara y dejara el pasado atrs que es donde debe estar, para
construir un futuro y mirar siempre adelante. Con ella andando a mi lado,
construyendo juntos nuestro camino.
Sus palabras, sus ojos oscurecidos, todo en l la tena hipnotizada.
Aun sabiendo que no seras el primero? pregunt con un hilo de voz.
Asinti y se acerc a ella para susurrarle:
Ser el primero es importante, May. Lo es y no puedo negarlo. Pero por
una mujer as lo nico imprescindible para m sera ser el ltimo para ella. Que
despus de estar conmigo no quisiera estar con nadie ms. Porque la mujer
adecuada, doncella o no, sera tambin para m, ya que no la nica, porque
tambin yo tengo un pasado, s la ltima mujer con la que yacera. Ninguna ms
querra ya en mi lecho.
Alex susurr.
El silencio crepitaba entre ellos, la distancia que los separaba pareca
cubrirse en apenas un suspiro y sus miradas ya estaban entrelazadas, tan perfectos
se sentan el uno para el otro.
Los segundos pasaban, pero no se decidan a romper la pequea barrera
que se haban impuesto. Alexander baj la vista a sus labios y movi apenas un
milmetro el rostro hacia ellos viendo cmo se abran, como si desearan recibirle,
invitadores.
May vio posar su mirada en sus labios y el deseo se arremolin en su
vientre. Deseaba besarlo. No, se corrigi. Lo que deseaba, lo que nunca haba
deseado con tanto mpetu, era que la tomara entre sus brazos y la besara como si
fuera excepcional, una rareza, nica. Como si para Alex ser el ltimo que la besara
fuera imprescindible.
Como la haba besado en Ranelagh. Como haba deseado desde esa noche
que volviera a hacerlo.
Por un momento se dej llevar y acerc tambin su rostro, detenindose
ante el temor a ser rechazada, insegura de si l senta lo mismo en aquel momento.
Sus alientos se acariciaban ya.
El instante se estaba eternizando. O la besaba o rompa el momento, pues su
contencin no daba para mucho ms. Y la supo una batalla perdida.
Rindindose a ella acerc sus labios
Escucho demasiado silencio, y estando James en la habitacin me
preocupa. La voz de Kit, burlona, se escuchaba en el pasillo, muy cercana. Se
separaron, veloces, justo cuando este entraba. Por un momento tem que
Alexander te hubiera sacado de sus casillas y le hubieras pateado el trasero en
presencia de mi hijo. Me alegro de que no haya sido el caso. Quiero ser yo quien le
ensee a hacer morder el polvo a mi hermano mayor.
Nunca lo has logrado, me temo.
S lo ha hecho defendi May a Kit por costumbre. Solo que t
decidiste que haba hecho trampas.
Hizo trampas.
Kit y May lo miraron con escepticismo.
Futuros duques dijo ella.
Futuros duques corrobor el recin llegado. En fin, dejaremos que se
crea invencible hasta que alguna dama lo venza. Y ahora ser mejor que bajemos.
Faltan diez minutos para las seis y media.
Alex le ofreci un brazo y Kit el otro. Feliz, los tom ambos y bajaron las
escaleras.
Solo una mano le cosquille durante el trayecto.
Captulo veintitrs
May no crey que pudiera relajarse, mucho menos divertirse, tras la intensa
intimidad en la habitacin de infantes de James, con Alex tan cerca dicindole que
si la amara, la perdonara, hacindola sentir libre. Libre para corresponderle.
Porque quiz no hubiera dicho su nombre, pero su corazn le haba gritado que se
refera a ella aunque la razn se hubiera encogido en su pecho ante el temor a
equivocarse.
Y sin embargo durante las ms de tres horas que estuvieron todos ellos
recordando viejas ancdotas y contando detalles sobre sus nuevas vidas, dej de
lado lo ocurrido y disfrut de la velada como haca aos que no se dejaba llevar.
Tres de los cuatro Illingsworth estaban casados, y como le dijera su to Richard,
estaban en la ciudad a solicitud de su madre. Su hermana Edith y su esposo vivan
en Londres, y su hermano Phillipe y Louisa tambin estaban all para la
temporada, sospechaba que al igual que sus primos a solicitud de su propia madre,
apoyndola. Y Alex y Kit residan en la capital todo el ao.
No hubo una pausa para que los caballeros fumaran y bebieran brandy
mientras las damas esperaban con jereces u oportos. No fue necesario porque a
nadie le import un poco de humo ni necesit de intimidad para una conversacin
discreta. Los nueve parloteaban, rean a carcajadas, se interrumpan a veces,
vociferaban alguna barbaridad tratando de callar a otro para evitar ser
ridiculizado May los quera tanto que no imaginaba una vida sin ellos. Y
afortunadamente los esposos y esposas parecan tener un carcter de disposicin
alegre o tolerar con elegancia la situacin viendo a sus parejas disfrutar de la
velada.
Cualquiera de ambos casos era bueno pues poda ser el inicio de veladas
similares sin que fueran sus padres el nexo de unin. Lament la melancola de la
esposa de Kit y se neg a pensar en una esposa para Alex. Eliza en cambio estaba
convencida de que le costara disfrutar al ao siguiente, dado su carcter tmido.
Deberamos hacer esto ms a menudo dijo pensando en voz alta,
captando la atencin del resto. No esperar a que sean nuestros padres quienes
nos citen en Berks para pasar juntos las Navidades, menos ahora que muchos
tenis familia y ser complicado poder coincidir en una fechas tan sealadas, sino
fijar nosotros algn da concreto, o tal vez dos, durante el ao y vernos. Por San
Jorge, quiz. O como hacen en los Estados Unidos el ltimo jueves de noviembre,
por ejemplo. Y todos los aos saber que esos son los das en los que nos hemos de
ver. As nuestros hijos se conocern tanto como nosotros. Los mir a todos con
afecto antes de terminar. Creo que sera hermoso.
Callaron todos un instante antes de que el gritero comenzara de nuevo.
San Jorge es en plena temporada, muchos podemos venir a Londres.
Porque entiendo que quedaremos en la capital.
Quiz en Berks tambin. Alexander puede invitarnos para noviembre,
estn o no los duques. Es una casa enorme y podramos instalarnos todos all unos
das.
Eso sera fantstico, seguro que James y Judith podran ir a casa de mis
padres y dejarnos Stanfort Manor para nosotros solos.
Si no podemos ir a Westin House, y que sea Phillipe quien enve a sus
padres a la heredad vecina.
Y en la ciudad bien podrais venir a mi casa propuso Edith.
No! se escuch desde cuatro sillas distintas, todas las voces jocosas.
Las damas que no eran de la familia se sorprendieron ante la negativa. Una
invitacin a casa de los Morrington era casi tan ambicionada como una a Palacio.
Aqu estamos solos. Y Edith llenar su comedor de sirvientes.
Era cierto, la cena se haba servido al estilo ruso segn las costumbres del
siglo XVIII para evitar la necesidad de ningn lacayo entrando o saliendo.
Y nos obligar a hablar de temas educados!
Lejos de ofenderse, esta rio.
Os obligara a ser educados, sin duda.
Su esposo la defendi.
Edith es la mejor anfitriona de la ciudad.
Precisamente por eso! dijeron varios a la vez, y la carcajada fue general.
Cuando lleg la hora de marcharse May se despidi de todos con un abrazo,
incluso de quienes hasta esa noche eran meros conocidos y en cambio deseaba
ahora volver a ver. Las damas saban que no tardaran en tomar un t juntas, que
alguna de ellas cursara una invitacin privada. Que era el principio de algo
hermoso.
Ya en la puerta, con todos los carruajes esperando, se dieron cuenta de que
ella haba venido dando un paseo. Phillipe le ofreci acercarla.
Preferira regresar a pie, en realidad.
Hubo un coro de negativas.
Ven con nosotros le ofreci Johanna. Apenas somos cuatro y a
diferencia de tu hermano no nos desviaramos de nuestro camino.
No es necesario, de veras.
Quera andar. No deseaba que la noche acabara todava, y dar un paseo
hasta casa alargara un poco ms la sensacin de felicidad que la recorra.
primos, con el lacayo de Kit tras ellos, a una distancia suficiente pero prudente. Se
encontraron a varios conocidos a los que se detuvieron a saludar con naturalidad y
buen humor. Las caras de estos reflejaron inters al verlos pasear solos por la
noche, y aunque una cena que reuniera a los hijos de tres de los lores ms
conocidos e influyentes de la ciudad fuera una razn lgica para que regresaran
juntos viviendo cerca, siendo ellos los nicos que permanecan solteros, fue Pete y
su presencia quien los salv de cotilleos ms graves.
Hablaran de ellos, claro. Llevaban hacindolo toda la semana y un paseo
nocturno no supondra demasiada diferencia. No con una carabina.
Ninguno de los dos quiso hacer comentarios al respecto, como evitaban
tambin lo ocurrido antes de la cena. May no saba qu decir y Alex pareca no
querer decir nada.
Alexander prefera callar y darle tiempo para que comprendiera lo que le
haba declarado, y que se acomodara a la idea de volver a ser amada, sentimiento
que crea previo a que ella volviera a amar.
As que siguieron charlando sonrientes, simulando ignorar cmo la mano
de May presionaba su brazo en busca de un mayor contacto cuando quera decirle
algo o cuando le haca rer, y cmo ese contacto le era correspondido cerrando
Alexander ese mismo brazo, acercndola ms a su cuerpo.
Cuando estaban cerca de Grosvenor se volvi l y despidi al lacayo.
Pete, gracias por tu compaa, pero ya no ser necesaria. El estupor del
joven, a quien se le peda que regresara cuando faltaba media manzana, estando en
una calle en la que daban las partes traseras de las mansiones, molest a
Alexander, pero se explic. No quera interrogatorios de Kit al da siguiente. La
casa de los Woodward tiene tambin entrada trasera, la dejar all. Seal la
puerta del servicio por donde entraban tambin los carros de los tenderos. El joven
pareci querer protestar. No, maldita sea, claro que no la dejar all mismo! La
dejar en la puerta de su casa, sana y salva! respondi algo alterado,
separndose de ella, ante la duda en los otros ojos.
No acostumbraba a tener que dar explicaciones.
El lacayo mir a May, ambos lo hicieron, asinti, y solo entonces el joven
hizo lo que se le peda.
Se mantuvieron en silencio hasta que lo vieron desaparecer por la esquina.
Tu hermano maana har preguntas dijo alegre, en parte por la
situacin, en parte por la anticipacin de lo que fuera que Alex tuviera en mente.
Mi hermano maana no obtendr respuestas respondi Alexander
todava fastidiado.
Queriendo que regresara el caballero divertido que tanto le gustaba, lo tom
de nuevo por el brazo y le pregunt.
De veras entraremos por la parte trasera, cual delincuentes?
supona que deba responder ella? Una dama decorosa le dira que iban
directamente a la puerta de su casa. Sera eso lo que l esperaba? La estaba
probando? Si fuera el caso no habra despedido al lacayo de su hermano. Y si ella
hubiera querido eso, se dio cuenta demasiado tarde, no hubiera permitido que el
joven se fuera y los dejara solos. Adems, quin era l para probarla?, se rebel.
l saba que no era una dama decorosa. Aunque, qu demonios, s lo era!,
se defendi por primera vez en casi dos aos, sintindose beligerante consigo
misma. Desde luego que lo era! Haba cometido un error pero no era una mujer
cada en desgracia, se justific. Tena principios, y una moral firme. Haba
cometido un error, se repiti, un error cuyas consecuencias haba asumido y con
las que iba a vivir. Pero no iba a culparse por l el resto de su vida, no era cierto?
No pretenda flagelarse con l da y noche cual mrtir. Aquello haba quedado al
otro lado del mar. Ni, se record, Alex la culpaba por eso. Alex le haba dicho
Aquella noche l le haba dado a entender
Alexander la sinti temblar de pies a cabeza, y no era eso lo que buscaba,
supo. Quera que se relajara a su lado, no que se sintiera forzada. Con esa idea le
aclar, despejando sus dudas, en un ronco susurro.
Solo deseo un beso de buenas noches.
Alz la cabeza sorprendida por su confesin, por la efusin que su voz
destilaba, y se top con unos ojos azules ardiendo de pasin. Por un momento le
falt aire y al siguiente su corazn lata desenfrenado. Sinti calor en las mejillas y
un cosquilleo en el estmago. Reconoci el deseo, el de Alex y el suyo, y se mezcl
este con una necesidad desconocida.
Tir apenas de su mano y lo condujo a la parte norte de los jardines, la ms
retirada de la casa y su preferida. A cada paso su pecho resonaba con ms fuerza y
su cuerpo cobraba ms conciencia del cuerpo que la acompaaba.
Al fin se detuvo cerca de un banco de piedra.
Alexander alz la mano que guardaba la suya y se la bes sin dejar de
mirarla. Fue una caricia de su boca mientras sus ojos le decan que se moran por
devorarla.
Alex susurr, sintindose sobrepasada.
Esta noche solo voy a besarte, May.
Su voz son a promesa. Le pareci que a la promesa de noches futuras. Sin
soltarle la mano la invit a sentarse y se sent a su lado. Sintindola inquieta,
tmida, adorable, la tom por las rodillas y la volvi hacia l, colocando ambas
piernas sobre las suyas, acomodndola. Se gir un poco hasta que quedaron muy
cerca el uno del otro.
Alex repiti ella.
Solo ser un beso susurr de nuevo.
Esta vez no era una promesa, esta vez necesitaba recordarse a s mismo que
no deba propasarse.
Poco a poco baj la cabeza hasta su cuello y lo acarici con su aliento. Not
cmo temblaba y se maravill de la facilidad con la que sus cuerpos se reconocan
y se deseaban. Cuando ocurriera, cuando hicieran el amor, iba a ser sublime, se
prometi.
Pronto.
Fue May quien acerc la piel a su boca, y sin resistirse l quien abri los
labios y bes su cuello. Quera que fuera un roce delicado y como tal comenz,
pero no saba cmo se encontr dndole pequeos mordisquitos debajo de la oreja,
lamiendo con deseo la piel antes de besarla, y tentando su mentn antes de llegar a
su boca. Qued hechizado mirndole los labios entreabiertos. Estaban hechos para
que los besara. Para que sus bocas permanecieran unidas el resto de sus vidas.
Alex le susurr May, necesitada de l, hipnotizada con sus ojos.
Alz la vista y vio tanto deseo que se perdi sin remedio en May.
La tom por la nuca con firmeza sin saber lo que haca y se abalanz sobre
ella, hambriento. Como si llevara toda una vida sin besarla y no apenas tres
noches. Queriendo cobrarse en uno solo todos los besos que senta que ella le
deba. May se adivin devorada y la sensacin la desequilibr por un momento. Al
siguiente, su cuerpo tom vida propia y supo qu quera. Sus brazos rodearon a
Alex y mientras una mano acariciaba las hebras de cabello de su nuca la otra
vagaba errante por su espalda, maravillada por su tacto, pegndola a l.
Necesitaba sentir su torso sobre su piel a pesar de las telas que los separaban. La
presin de su cuerpo sobre sus pechos.
Y cuando la lengua de Alex entr en su boca la suya sala ya a su encuentro,
apremiante, queriendo sentirle en cada parte de su cuerpo sobre s. Alexander
gimi y solt su nuca para dejar que sus manos se dieran un pequeo festn. Saba
que no sobrepasara segn qu lmites, que la respetaba ms que la deseaba.
Confiaba en que su sentido comn y su amor mantuvieran su pasin a raya.
Conquistara a May en su lecho y le hara el amor despacio, desnudos los
dos, sin temor a ser descubiertos y sin prisas.
La idea, y la seguridad de que as sera, lo volvieron audaz. Una mano se
perdi en la parte baja de su espalda, la otra en su pecho, que roz con suavidad.
May gimi y la acarici con fruicin entonces, haciendo que ella se arqueara contra
su mano con abandono. Baj la boca al valle de sus senos, hasta donde la seda de
su vestido le permita. Las dos manos de ella se colocaron sobre su cabeza y
presionaron contra su cuerpo. Con pericia sus dedos soltaron los primeros botones
del vestido, descubriendo su pequeo seno, redondo, perfecto.
Eres preciosa la vener.
Fue ella de nuevo quien se arque y le acerc su pecho. Lo lami con deseo
antes de succionarlo.
Captulo veinticuatro
Se despert temprano y sali a dar un paseo por Hyde Park a caballo, esta
vez diligentemente acompaada. Fue Sam, de hecho, el mozo de la noche anterior,
quien se ofreci a acompaarla. No hablaron sobre lo ocurrido en los jardines,
hubiera sido una desfachatez. No hablaron de nada, en realidad, ms all de las
cuatro palabras de cortesa por ambas partes.
Azuz a su castrado y se dej llevar, concentrndose en la brisa contra su
cara. Haba descansado muchsimo pero una vez despierta no haba logrado
dormirse de nuevo, as que negndose a pensar, a darle vueltas a lo ocurrido, a
repetir una y mil veces la conversacin con Alex y a tratar de entenderla y desvelar
qu se esconda tras sus besos, se visti, tom un poco de t y de bizcocho y sali al
trote hacia el enorme parque, donde dio rienda suelta a su montura, y se olvid de
Alex y de s misma.
Una hora despus regresaba a casa, exhausta. Pidi un bao bien caliente y
se dej relajar por las hbiles manos de su doncella, quien le masaje la espalda y
la cabeza mientras la baaba.
As que eran cerca de las doce cuando volvi a la planta baja, dispuesta a
iniciar una vez ms el da.
Su padre haba salido. No vea a su madre por ninguna parte. Y el servicio
estaba especialmente ocupado. Qu se estaba perdiendo? No tard en saberlo. El
mismo tiempo que tard su madre en encontrarla.
Cario, buenos das. Me han dicho que has madrugado. Ser mejor que
comamos pronto y descanses un poco si has estado cabalgando como cuando eras
una nia salvaje y recorras los lindes de Woodward Park de este a oeste. Y por tu
sonrojo y tu sonrisa mal disimulada veo que as ha sido. Ah, Beth, avise a la
cocinera de que comeremos en apenas media hora. As podremos hacer una
pequea siesta y a las cuatro estar despejadas y radiantes.
Y entonces lo supo: era lunes. Y la familia Woodward reciba los lunes.
Dese que se la tragara la tierra.
Ni lo suees, jovencita. Pasars aqu la tarde. Tu padre se ha escapado y
har que me compense por ello, pero t no hars lo mismo.
Suspir.
Puedo refugiarme en la biblioteca al menos hasta la hora de comer?
Deberas desear supervisar los arreglos florales y los deliciosos pasteles
risuea.
Recibi miradas de indulgencia. La temporada apenas haba comenzado.
Era probable que pocos bailes igualaran la elegancia y fastuosidad del de los
Woodward, pero era seguro que para aquella joven aquel haba sido su primer
baile y que perdurara aos en su memoria.
Tambin en la de May, se dijo mientras iba a servirse un poco ms de t a la
mesa auxiliar. En aquel baile haba tenido lugar su reencuentro con Alex. Y en
nada se pareca a lo que ella hubiera podido aventurar. Nada la haba preparado
para lo que haba ocurrido. Haba encontrado a un caballero completamente
distinto al que esperaba, del mismo modo, supona, que l haba encontrado a otra
May. Tal y como a ella seis aos la haban hecho madurar, y su vida independiente
en Amrica y su decepcin la haban convertido en alguien distinto a quien se
marchara, tambin Alex haba cambiado.
Segua siendo esa mezcla de granuja en la intimidad y hombre serio y
responsable en pblico. Ella lo saba mejor que nadie. Siendo nios haba visto su
gravedad y cmo esta se transformaba en diversin cuando era ella el objeto de su
recreo. Y lo mismo ocurra ahora en cierto modo, se dio cuenta. Frente a otros
segua siendo ese mismo hombre sensato y circunspecto, pero cuando estaban
solos cuando nadie los miraba Todo su cuerpo vibr.
Camps abri la puerta tras un discreto toque y entr. Todas las damas se
volvieron a mirarlo, curiosas por saber quin ms acuda a visitar a la marquesa y
a su hija.
May dese poner los ojos en blanco tanto como sospech que hubiera
querido hacerlo su madre. A Camps le diverta mantener el misterio y tena a las
presentes embobadas.
Lord Alexander Saint-Jones, miladies.
Hubo un murmullo general y sinti todas las miradas puestas en ella.
Agradeci tener la tetera en las manos en aquel momento. Se volvi apenas de lado
a las presentes y evit mirar a la puerta.
Buenas tardes a todas.
Alexander entr en la sala con una sonrisa serena. La vio en un extremo,
pero fue a su madre y sus tas a quien se dirigi, como la etiqueta exiga.
No deba estar all, pero la tentacin haba sido enorme, y en ms de un
sentido. Dara que hablar y lo saba. Pero dado que el final de las habladuras
estaba cerca, tan convencido estaba de su feliz desenlace con May, crea divertido
torturarla un poco, apareciendo unos segundos por su casa el da en que reciban
visitas, y dejando que recayeran sobre ella miradas inquisitivas y preguntas mal
disimuladas.
Alexander lo salud su madre, quien desde luego haba acudido a dejar
constancia de que la casa de Stanfort era ntima de los anfitriones.
Captulo veinticinco
May pas el resto de la tarde como pudo. Fue correcta, respondi con una
sonrisa y habl cuando deba. Toc el arpa cuando se lo pidieron y sirvi t cada
vez que fue necesario. Huy de sus tas y de su madre en la medida que le fue
posible y evit conversaciones personales preguntando, a quien trataba de indagar,
sobre las compras para la temporada. Nada agradaba ms a sus invitadas que
comentar el nuevo guardarropa que haban encargado.
A las siete, al fin, la salita qued vaca. Solo su madre y sus tas quedaban
all.
Ha sido todo un xito, cario. Al menos cuarenta familias se han acercado
a casa hoy.
Y que mi hijo viniera por sorpresa har de este el mejor da de visitas de
todo el mes.
Bueno, para May no ha sido una sorpresa. Seguan aguijonendola sin
descanso. Ella s le esperaba, claro.
Debiste decrnoslo para que nosotras no nos sorprendiramos. No es del
todo correcto que guardes en secreto algo as. Podra parecer que nos lo ocultas de
forma expresa, y dara qu pensar.
Suspir y las mir. Las tres esperaban una respuesta. Una sincera. Unos das
antes su temor era no tener nada interesante que contarles y no poder ser parte de
su crculo. Ahora era que adivinaran cun atractiva era su vida, se dijo irnica.
Sabis tan bien como yo que no le esperaba.
Sonrieron con picarda.
Lo importante es que las dems s lo han credo.
Se sinti aliviada al ver que no se enfadaban con ella.
Qu libro le has dado, cario?
Rieron al escuchar la respuesta.
Entr el servicio y salieron de la sala de msica.
Iremos a casa de Nicole a cenar, quieres venir? Nuestros esposos nos
esperan all.
Ira Alex? Estara invitado tambin l? Deba decir que s? Alex ira
donde ella le pidiera, se record.
Creo que no, gracias. La sobrina de la seora Hobster ir a Vauxhall.
Quiz me anime a ir con ella.
No era una farsa, se justific. Helena ira all y quiz ella se animara a ir. O
quiz no.
Esta vez no se sinti tan mal por mentir. Entendi que si bien no era honesta
con los suyos, lo haca por fidelidad a lo que creca entre ellos. Y en aquel
momento era ms importante lo que estaba construyendo con Alex, fuera lo que
fuera, que lo que ya tena con su familia.
De acuerdo. Disfruta entonces, te lo has ganado despus de la tarde que
has tenido que soportar.
Sonri con cansancio. Haba sido en verdad una tarde complicada,
esquivando preguntas tendenciosas con delicadeza.
Pero no disfrutes demasiado! le dijo su ta Nicole mientras salan por la
puerta.
Sinti que el rubor cubra sus mejillas y las escuch rer ante su embarazo.
Pero no era vergenza lo que haba baado de rosa sus mejillas: era la anticipacin.
A las ocho estaba frente a la puerta de la casa de Alex. Haba llegado en un
coche de alquiler. Camps le haba pedido uno para ir a Vauxhall, pero ella haba
cambiado despus la direccin al cochero. Y all estaba, esperando.
No necesit llamar, solo esperar unos segundos. A pesar de que no era hora
de visitas el sonido del carruaje, que ya se marchaba, haba alertado al
mayordomo, quien abri y la mir. Se hizo a un lado, la dej entrar y la llev a una
de las salitas de la casa. No era una mansin considerable, aunque tampoco era
uno de esos edificios para hombres solteros. Alex tena una casa mediana,
funcional y con una decoracin imponente.
Avisar a milord.
May saba que aunque no lo hubiera demostrado el sirviente estaba
sorprendido. Ninguna dama apareca sin avisar en la vivienda de un hombre
soltero. Ya lo hizo una vez la semana anterior. Tambin sin carabina. Pero esta vez
sumaba el agravante de la hora: era ya noche cerrada.
No tom asiento porque estaba demasiado nerviosa para permanecer
quieta. Deambul por la salita tocando los objetos como una nia pequea. Al fin
se abri la puerta. Alex entr, su rostro alarmado.
Qu se supone que haces aqu, May? Quedamos que me enviaras una
nota, no en que vendras. Ha ocurrido algo grave? Porque muy grave debera ser
para que vinieras en persona y sola en lugar de enviar a alguien y esperar a que
acudiera yo donde estuvieras
Respir hondo. Esperaba su regaina, pero era lo que menos le preocupaba.
Lo ms difcil estaba por venir. Su estmago se revolvi al pensarlo.
No ha ocurrido nada grave, Alex. Pero
Sin peros, May! Te has vuelto completamente loca? Deb no recibirte el
viernes, cuando te presentaste aqu sin avisar y sin carabina. En cambio te atend y
ahora decides que es lcito hacerlo de nuevo, esta vez por la noche. Maldita sea,
May! Si el servicio se entera de que ests aqu estaremos metidos en un buen lo.
Significaba eso lo que crea que significaba? Que no quera? El estmago
se le encogi tanto que temi vomitar.
Lo s, pero si te hubiera dicho que vendra a las ocho en lugar de enviarte
una nota no me lo hubieras permitido.
Desde luego que no! As que has preferido engaarme.
Alexander estaba ido de preocupacin. La habra visto alguien? Confiaba
ciegamente en su mayordomo y el servicio acababa de bajar a las cocinas a cenar.
Todava poda sacarla de all sin que la vieran. Cmo habra venido? May era
inteligente, habra planeado una escapada sin dejar rastro.
Es a mi madre, y a la tuya, y a la ta Nicole a quienes he mentido para
venir a verte, Alex! As que por favor no me digas que tambin t te sientes
engaado porque detesto la sensacin de que estoy traicionando a todos los que
quiero.
Su tono, la desesperacin que se filtraba en l, le dijeron que deba ser l
quien se mantuviera calmado. Que ella le necesitaba.
No, no me siento engaado, claro que no me siento engaado. Es solo que
me has sorprendido. Lo que no debera sorprenderme ya. Una sonrisa tmida en
la boca de May le hizo saber que volvan a estar bien. Si te marchas ahora nadie
sabr que has venido. Confo en mi mayordomo y el resto del servicio
No pienso marcharme!
Pero May, si alguna de las doncellas te viera
Subamos a tu alcoba
Qu haba dicho?
May supo que era la solucin idnea tanto como una locura pero ya no se
desdijo.
Har como que no te he odo le advirti.
Te lo repetir, entonces: subamos a tu alcoba.
No entrar contigo en mi alcoba repiti con voz firme.
No sin una alianza en su dedo. Juntos y solos en su alcoba, como tantas
veces haba soado? No, eso no iba a ocurrir.
Me ests diciendo que alguna de las doncellas podra entrar all?
Se ofusc.
Desde luego que no, May. Cmo osas insinuar siquiera que?
Pues subamos. Y abri la puerta. Es en la primera planta, no?
susurr.
Se asom al pasillo, no vio a nadie, y con pasos veloces lleg a las escaleras,
se subi apenas el dobladillo y subi los escalones sin mirar atrs.
Alexander segua en la puerta de la salita. Solo pudo admirar sus tobillos.
quisiera o no. Y de pronto se dio cuenta de cunto quera que se lo quedara, que no
se lo devolviera. Desde que regres, desde nuestro primer vals, nada ha sido
como antes. Y debera ser normal porque despus de seis aos los dos hemos
cambiado, pero no ha sido un reencuentro normal, ordinario. Ha sido
extraordinario. Has despertado en m un deseo que cre que no volvera a sentir,
que me haba prometido que no me permitira sentir de nuevo.
Haba despertado mucho ms que eso. Volva a sentirse ilusionada. Volva a
desear que amaneciera de nuevo para verle. Volva a elegir su vestuario con
vanidad porque se senta hermosa como nunca.
Alexander sospechaba lo que estaba escuchando, pero nunca esper orlo.
Una vez ms le sorprenda por su valenta. Si en el hotel Browns, comiendo, le
pregunt si confiaba en l y le dolieron sus dudas, ahora tena la respuesta, y
aquella confianza superaba con creces la que nadie le haba otorgado. La que
esperaba recibir de la compaera con la que fuera a pasar el resto de su vida.
Deseaba decirle cun privilegiado se senta. Deseaba decirle que tambin l
senta que lo que estaba creciendo entre ellos era extraordinario y que quera que lo
fuera para siempre, deseaba decirle que la amaba ms de lo que nunca hubiera
credo posible.
Pero no poda hablar. Su voz, sus palabras, le haban enmudecido.
Pero eres t, Alex. Y soy yo. Y t eres un heredero que requiere de una
dama que pueda serlo las veinticuatro horas del da y yo llevo aos dicindote que
no soy una dama, que soy una escritora. Sonri sin mirarle, con ternura, al
recordar cuntas veces haban discutido al respecto. Una escritora de veintisis
aos cuya edad de merecer pas hace al menos dos aos. Y una dama baj la
voz que ya no es doncella. Pero te acercas a m y bailas el vals conmigo y solo
conmigo, y me buscas en las fiestas a m y solo a m, y me besas. Y a los ojos de
todos me ests cortejando. Y mi corazn me dice que es cierto, que me ests
cortejando, que tienes intenciones honorables, que algn da no poda decirlo
en voz alta, pero por primera vez su mente escuchaba a su corazn y la idea de
casarse con Alex tomaba forma, y su estmago se llenaba de mariposas; y a pesar
de sus miedos era un sentimiento hermoso. Y mi cabeza en cambio me dice que
no es posible. Que t no te casaras con una intelectual de veintisis aos. Que solo
t conocers la razn por la que ests haciendo pblico el inters que tienes en m,
pero que la realidad es que conoces mi secreto, sabes que no soy doncella y que no
hay nada en m que mancillar. Que nos deseamos, que el deseo entre nosotros es
muy intenso, y que lo que deseas explorar es eso. Que me pretendes como amante.
No se dio cuenta de la tristeza que aquella perspectiva le significara hasta
que not que una pequea lgrima caa por su mejilla.
Alexander no poda sentirse ofendido por sus miedos. No cuando se los
confesaba abiertamente. No cuando al hablar de un futuro juntos sus ojos haban
Captulo veintisis
tacto y con pequeos gemidos cunto estaba disfrutando con sus atenciones.
Alexander estaba perdido en ella. Se saba un nufrago en el cuerpo de May,
sus labios anclados en ella para no perderse completamente. Volvi a su boca una
vez ms, la devor sabiendo que la dejara inflamada, y volvi a bajar, esta vez por
su garganta, para delinear sus clavculas. Ella mientras tanto encontr el punto
exacto de friccin en su ereccin y se retorci contra ella. Gimi contra la piel de su
escote y se detuvo, notando una descarga en sus ingles, su control pendiendo de
un hilo.
Tambin a ella lleg el placer, y su gemido, saber que poda hacerle sentir
como se senta ella, le dio seguridad. Volvi a moverse y recibi un pequeo
mordisco en la piel, justo sobre su pecho, y otro ronco gemido.
Detente, May.
Sonri apenas.
No te creer si me dices que no te ha gustado.
Quiso moverse de nuevo pero la atrap por las caderas, impidiendo que se
meciera contra l una tercera vez. Respir hondo contra su piel mientras la
mantena inmovilizada. Solo cuando recobr algo de calma levant la cabeza.
No.
Ella haba intentado soltarse, en vano.
Pero Alex respondi frustrada, necesitada de tocarle.
Se abalanz sobre su boca y la bes de nuevo con frenes, hasta dejarlos a
ambos jadeantes. Se apoy en su frente y la mir a los ojos.
T y yo haremos el amor como si fuera la primera vez, tu primera vez y
mi primera vez. Lo haremos despacio, nos llenaremos el uno del otro y nos
dejaremos llevar poco a poco por la pasin. No dejar un solo centmetro de tu piel
por conocer, por averiguar cmo sabe, qu tacto tiene. No habr ninguna parte de
ti que no acaricie antes de que tus piernas me rodeen y me dejes entrar en tu
cuerpo.
Si bien le pareci tierno que pudiera ser la primera vez para los dos, la idea
de que la besara por todas partes, la imagen de ella rodendolo por la cintura para
que le hiciera el amor, espolearon su deseo un paso ms. Volvi a su boca, y fue
ella ahora quien busc su cuello, lami la piel justo donde le lata el pulso, y fueron
sus manos las que le tomaron por las nalgas y buscaron su contacto.
Alexander se dej hacer durante unos instantes, permitiendo que tambin
ella disfrutara, hasta que sintiera que poda perder el control. Quera que fuera
memorable. Aunque entre ellos, supo, siempre lo sera.
Aprovech para desabrocharle la espalda del vestido. May lo supo y se
separ cuando lleg el momento de tirar de las mangas para que se lo quitara. Se
volvi y le desenlaz el cors.
No necesitas nada que te cia la cintura le susurr antes de besarle en la
Captulo veintisiete
Vio a sus padres cruzarse una mirada de entendimiento. Pero su madre alz
el mentn.
No fuiste Vauxhall con ella, o no fuiste a Vauxhall?
Poda decir que haba estado all. Los jardines eran extensos, era lgico
pensar que quien fuera no la hubiera visto. Si le peda a Alex que mintiera por ella,
que dijera que haban estado juntos juntos y con alguien ms.
May, cario, responde a tu madre cuando te pregunte. No la enfades ms.
Con ese comentario el marqus se gan una mirada de rdago, pero su hija
obedeci. Respondi en voz muy baja.
No estuve en Vauxhall.
Su madre solt el cubierto con brusquedad y se volvi hacia ella.
Recuerdo perfectamente que me dijiste que no vendras a cenar a casa de
los Westin porque la sobrina de la seora Hobster te haba invitado a ir con ella a
Vauxhall. Puedo saber en qu momento cambiaste de opinin?
Tambin ella solt sus cubiertos, sin apetito.
No cambi de opinin.
Desde luego que lo hiciste! le grit. Acabas de decir que no
Lo que quiere decirte, April, es que en ningn momento tuvo intencin de
ir all.
Mir a su esposo, iracunda.
Cmo puedes afirmar algo as y permanecer todava calmado?! Cmo
puedes no enfadarte al saber que nos ha mentido?!
Julian le pidi con la mirada que se tranquilizara. April se dio cuenta de que
se haba puesto en pie. Volvi a sentarse pero se gir a mirar a May, culpndola de
su arrebato. Esta call, sin saber qu decir. Fue su padre quien acudi en su ayuda.
No me gusta que nuestra hija nos mienta, April. Sus palabras se le
clavaron como una daga a pesar de que fueron dichas con suavidad. Me gusta
tan poco como a ti. Pero si nos hubiera confesado sus planes no le hubiramos
permitido ir. Y todos hemos mentido alguna vez en una situacin similar para
hacer lo que desebamos, lo que necesitbamos.
La marquesa pareci calmarse un poco. Se volvi a mirarla.
Anoche te estuve esperando. Vi a la seora Hobster y a su sobrina y me
preguntaron por ti. As que as la haban descubierto. Desde luego les dije que
haba sido una tarde muy larga y habas preferido quedarte en casa descansado.
Pero me qued despierta a esperarte. Y en pie. Afortunadamente no lo hice en el
hall le dijo con cierto resentimiento, porque no te hubiera visto llegar ya que
entraste por la puerta de servicio. Pero eran las dos de la madrugada e ibas
completamente despeinada. Te vio alguien? Se sinti boba. La haban
sorprendido cual infante. Haba seguido un impulso sin medir las consecuencias.
No se arrepenta, nunca podra, pero May! Te he preguntado si te vio alguien.
Captulo veintiocho
con orgullo.
Alexander reconoci tanto engreimiento como amor en aquellas palabras.
Lo tendr en cuenta.
As pues, habr boda? Vas a hacerlo, Wilerbrouhg?
Lo dudas?
No. Lo dudas t?
En absoluto respondi sin titubeos. Solo espero que no sea ella quien
dude.
Ms te vale convencerla, muchacho. Aunque no creo que te suponga un
gran esfuerzo. Sonri y lo mir divertido. Tu padre ha apostado que logrars
el s, quiero a la primera. Detesto decir que ganar la apuesta, el ego de Stanfort
no puede crecer mucho ms ya sin que exista un riesgo real de explosin. Pero creo
que tu amada no se resistir.
Alexander se sinti mejor tras aquellas palabras.
Antes de que la hagas llamar, Julian, quiero agradecerte tu confianza.
Ambos hombres se pusieron serios ahora. No me atrev a acercarme antes a ella
porque los dos ramos jvenes, porque los dos tenamos que crecer, alternar en
sociedad, conocer a otras personas y convertirnos en quien ahora somos. Tem
perderla tanto como tem precipitarme. Woodward asinti, comprensivo y
conforme con lo que deca. Pero cuando la semana pasada vine no estaba seguro
de que fueras a aceptar mis condiciones, y no quera acercarme a tu hija en otros
trminos. Y s que no cualquier padre hubiera aceptado lo que le ped.
Qu hubiera ocurrido si me hubiera negado?
Alexander neg con la cabeza.
Siempre confi en ti. Siempre supe que conocas a tu hija y sabas que era
el modo correcto, el nico posible con ella.
Julian se puso en pie, tambin l.
Y yo en ti. No hubiera aceptado lo que me propusiste de ningn otro
hombre. Ni se la confiara por el resto de sus das a ningn otro hombre.
Solemnes, se abrazaron.
Ser mejor que la haga venir. Todava no has cosechado tu victoria le
respondi ya separados, camino de la puerta.
Qu apostaste t, Woodward?
Lo mir con una sonrisa.
Que sera ella quien te lo tendra que pedir.
Y sin ms se march. Alexander solt una carcajada y animado se dispuso a
esperar.
May lleg a la puerta de la biblioteca temblando. Estaba nerviosa. Saba que
todo iba a salir bien, que tena que salir bien, y sin embargo estaba asustada. Estaba
muerta de miedo. Y si?
Eplogo
FIN
A Esther Ortiz y a Lola Gude. Gracias por echarme de mi casa cada vez que
comienzo una novela, por obligarme a explorar los lmites de lo que conozco y que me dan
seguridad, y por abrirme las puertas de las vuestras y servirme de refugio cada vez que me
pierdo.
Gracias por amar la novela romntica y por ensearme a quererla y respetarla.
Gracias por ser el corazn y el alma de todas ellas. Os quiero,
Ruth M. Lerga
Nota de Autora
Contenido
Portadilla
Crditos
Dedicatoria
Prlogo
Captulo uno
Captulo dos
Captulo tres
Captulo cuatro
Captulo cinco
Captulo seis
Captulo siete
Captulo ocho
Captulo nueve
Captulo diez
Captulo once
Captulo doce
Captulo trece
Captulo catorce
Captulo quince
Captulo diecisis
Captulo diecisiete
Captulo dieciocho
Captulo diecinueve
Captulo veinte
Captulo veintiuno
Captulo veintids
Captulo veintitrs
Captulo veinticuatro
Captulo veinticinco
Captulo veintisis
Captulo veintisiete
Captulo veintiocho
Eplogo
Nota de Autora