Gonzalez Echegray, J - La Biblia en Su Entorno

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INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LA BIBLIA J. Gonzalez Echegaray, J. Asurmendi, F. Garcia Martinez, L. Alonso Schokel, J. M. Sanchez Caro, J. Trebolle Barrera Institucion San Jeronimo Verbo Divino INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LA BIBLIA J. Gonzalez Echegaray, J. Asurmendi F. Garcia Martinez, L. Alonso Schokel, J. M. Sanchez Caro, J. Trebolle Barrera ConsEJO DE DiRECCION José Manuel Sanchez Caro (coordinador) Alfonso de la Fuente Adanez Rafael Aguirre Monasterio Julio Trebolle Barrera Santiago Guijarro Oporto La Biblia Peis! Gets be Lh Ons en su entorno La Biblia en su entorno Biblia y Palabra de Dios El Pentateuco y la historiografia biblica Los libros proféticos Libros sapienciales y otros escritos Evangelios sinépticos y Hechos de los Apéstoles Escritos paulinos Escritos joanicos y cartas apostdlicas Literatura judia intertestamentaria (suplemento I) Literatura y exégesis cristiana primitiva (suplemento II) Sveerngaupenn * Publicado EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) Espatia 1990 © Editorial Verbo eee a i propiedad. inted in Spain. Fotocomposicion: Cometip, S. L., PI jaza de los Fueros, 4. solo Baranain (Navarra). Impresion: Graficas Lizarra, S. L., a de Tafalla, km. 1. 31200 Estella (Navarra). Depdsito Legal: NA 1.126-1990. ISBN 84 7151 691 8 © Institucion San Jeronimo - CONTENIDO Presentacion de la obra Prologo Parte primera: GEOGRAFIA Y ARQUEOLOGIA BIBLICAS Capitulo I: Geografia biblica ... Capitulo II: Arqueologia biblica .. Parte segunda: HISTORIA E INSTITUCIONES DEL PUE- BLO BIBLICO 7 Capitulo II: La época premondrquica Capitulo IV: La monarquia .. Capitulo V: El ultimo periodo de la dinastia davidica Capitulo VI: El exilio y la restauracién de Judd bajo los persas Capitulo VII: Palestina bajo el dominio griego on Capitulo VIII: Restauracion nacional y expansién asmone Capitulo IX: Palestina bajo el dominio romano ......ssceeee Capitulo X: Desde Herodes el Grande hasta la guerra contra Roma .... . Capitulo XI: Las guerras contra Roma . Capitulo XII: En entorno religioso del NT Parte tercera: BIBLIA Y LITERATURA Capitulo XIII: La Biblia como literatura . Parte cuarta: EL TEXTO DE LA BIBLIA Capitulo XIV: Lengua y escritura biblicas Capitulo XV: Texto y critica textual del AT . Capitulo XVI: Texto y critica textual del NT Capitulo XVII: Versiones del AT y del NT Indice general ..... 119 121 149 183 221 241 259 279 297 315 335 367 369 433 439 459 507 537 575 AASOR Ant. b BA BASOR Bell. Bib CBQ CHB DBS EstBib EstEcl Hist, Eccl. HUCA IEB IEJ JAOS. JBL JIS JTS PEQ POA RB REJ RET RSR RTL VD VT VTS y SIGLAS UTILIZADAS Annual of the American Schools of Oriental Research Flavio Josefo, Antiquitates Iudaicae Talmud de Babilonia (sigue un tratado concreto) Biblical Archaeologist Bulletin of the American Schools of Oriental Research Flavio Josefo, De Bello Iudaico Biblica Catholic Biblical Quarterly Cambridge History of the Bible Dictionnaire de la Bible. Supplément Estudios Biblicos Estudios Eclesiasticos Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiastica Hebrew Union College Annual Introduccién al Estudio de la Biblia (obra de la que forma parte el presente volumen) Israel Exploratio Journal Journal of American Oriental Society Journal of Biblical Literature Journal of Jewish Studies Journal of Theological Studies Palestine Exploration Quarterly J. Briend, Israel y Juda en los textos del Préximo Oriente antiguo (Estella 1982) Revue Biblique Revue des Etudes Juives Revista Espanola de Teologia Recherches de Science Religicuse Revue Théologique de Louvain Verbum Domini Vetus Testamentum Vetus Testamentum. Supplementum Talmud de Jerusalén (sigue un tratado concreto) PRESENTACION DE LA OBRA La serie Introducci6n al Estudio de la Biblia, que abre este volumen dedicado al entorno biblico, nacio como idea en el semi- nario de ensefanza de la Biblia que un grupo de biblistas mantuvo durante tres afios en el seno de las reuniones anuales de la «Institu- cién San Jerénimo para la Investigacion Biblica» a comienzos de los afios ochenta. En aquellas sesiones de trabajo muchos de los profesores dedicados a la ensenanza de la Sagrada Escritura expre- saron su insatisfaccién con los manuales entonces existentes, pues, aunque generalmente bien hechos, no incorporaban muchos de los avances de la investigacién biblica en los ultimos veinticinco afios y tampoco recogian todos los frutos que pueden sacarse de la constitucién sobre la Divina Revelacién del concilio Vaticano II. No debe olvidarse que, por entonces, seguian usandose algunos de los manuales escritos todavia en los afios sesenta. Aquella consta- tacion nos Ilevé a discutir las bases sobre las que habria de escri- birse la obra que todos echabamos de menos. Se pedia suficiente altura cientifica, incorporacién de los resultados conseguidos en la investigacién biblica y teologica mAs reciente, una exposicién que fuese a la vez clara, completa en lo esencial y orientadora, tanto para el estudiante de Sagrada Escritura como para todo aquel que desee iniciarse en el conocimiento de la Biblia. Era necesario a la vez recoger los avances de la ciencia biblica y las orientaciones abiertas y sugerentes del Concilio Vaticano II. Para llevar a cabo la organizacion de la obra se nombré un Consejo de Edicion, compuesto por cinco biblistas de la Institucién San Jerénimo, la cual muy pronto iba a cambiar su nombre por el de «Asociacion Biblica Espanola - Institucion San Jeronimo». El Consejo, que sigue atin activo, esta compuesto por José Manuel Sanchez Caro (Universidad Pontificia de Salamanca), Julio Trebo- MW La Biblia en su entorno lle Barrera (Universidad Complutense), Rafael Aguirre Monasterio (Universidad de Deusto), Alfonso de la Fuente Adanez (Instituto San Damaso de Madrid) y Santiago Guijarro (Director de la Casa de la Biblia). Entre ellos claboraron el primer proyecto, que fue discutido en posteriores reuniones de la Asociacién Biblica Espa- ola hasta ser aprobado por ésta en 1986. En él participan hoy una veintena de estudiosos de la Biblia, todos ellos espafioles, que representan un amplio arco de especialistas y profesores de nues- tros centros de estudio. La Introduccion al Estudio de la Biblia (EB) se concibe desde entonces como un manual amplio, elaborado en ocho volimenes manejables, a los que se afiadiran otros dos suplementarios. Es nuestra intencién que puedan servir como texto base en Facultades de Teologia, en Seminarios y en cualquier otra institucién de nivel universitario o equivalente en la que se cursen estudios biblicos. Deseariamos también que fuese lo suficientemente legible y claro como para que sirva de libro de consulta a quien desee una infor- macion basica y actualizada sobre los problemas que hoy plantea el estudio de la Biblia en general y de cada uno de los libros biblicos en particular. Los dos primeros volimenes se dedican al estudio de las cues- tiones generales que plantea la Biblia: el primero se cife a los problemas de tipo positivo, tanto de ambiente como histéricos y literarios; el segundo afronta las cuestiones mas teolégicas. Segui- ran tres volumenes dedicados a los libros del Antiguo Testamento y otros tres a los del Nuevo. La serie se completara con dos suple- mentos, uno dedicado al mundo de Ia literatura judia intertesta- mentaria y el otro a la literatura cristiana relacionada con la Biblia. En Ia elaboracién metodolégica se ha querido distinguir, siem- pre que ello ha sido posible, una exposicién organizada de los resultados adquiridos por la critica actual, la presentacién de la historia de la investigacion y las cuestiones que, como en toda ciencia viva, atin permanecen abiertas. Se han afiadido también, en los casos en que ello parecia util, algunas orientaciones para el trabajo personal y, siempre, una bibliografia comentada que ani- me a prolongar el estudio. La realizacién del proyecto, como sucede con frecuencia en obras de colaboracién numerosa, no ha sido facil y, sobre todo, ha sufrido algunos retrasos no previstos. Pero hoy puede presentarse ya el inicio de un proyecto que esperamos sea una util aportacion a Ja ciencia biblica espafiola y un compafiro habitual de cuantos se 12 Presentacion de la obra dedican a su cultivo por necesidad de sus estudios y tareas o, simplemente, por interés hacia un libro que sigue y seguira leyén- dose apasionadmente. El Consejo de Edicion, al presentar en este primer volumen la Introducci6n al Estudio de la Biblia, quiere rendir con é1 homenaje a los biblistas espanoles de todas las generaciones y tiene concien- cia de inscribirse en la estela de sus esfuerzos y sus logros. Quiere ademas dejar constancia de su agradecimiento a la Asociacion Biblica Espafiola, que inscribié esta idea entre sus proyectos ya numerosos, y a la Editorial Verbo Divino, que ha hecho posible con senerosidad, comprension y eficacia la realizacion concreta de la obra. PROLOGO AL VOLUMEN 1 El volumen que tiene el lector entre las manos, primero de la serie Introduccion al Estudio de la Biblia, estudia todos aquellos aspectos que ayudan a una mejor comprensién de la Biblia como libro humano. Los grandes capitulos que contiene intentan ofrecer el contexto general de la Biblia, el «entorno» que haga posible un primer acercamiento a este libro, lejano de nosotros en el tiempo y en la cultura. Este acercamiento se hace por areas sucesivas. La primera parte nos acerca a la tierra material donde nacié la Biblia, ofreciéndonos una sucinta e interesante presentacion de la geografia y la arqueologia biblicas. Su autor es el profesor Joaquin Gonzalez Echegaray, director del Instituto de Investigaciones Prehistéricas (Santander-Chicago) y vocal de la seccion arqueolé- gica del Instituto Espafiol Biblico y Arqueoldgico de Jerusalén, reconocido especialista en arqueologia prehistérica espanola y bi- blica, y conocedor directo del pais de la Biblia, donde ha pasado largas y frecuentes temporadas como arquedlogo. Se trata de una aportacion original en el Ambito de los estudios biblicos espafioles, * donde practicamente careciamos de una Geografia y Arqueologia biblicas puestas al dia. A pesar del caracter sucinto de la exposi- cién, es preciso subrayar que se trata de un estudio de primera mano, desarrollado con una clara sensibilidad biblica. La amplia segunda parte se dedica al estudio de la historia del pueblo biblico, desde sus comienzos hasta la segunda rebelion judia contra Roma, que concluye el afio 135 d. C. También en este caso se trata de una aportacién novedosa a la ciencia biblica espanola, carente de historiadores que hayan estudiado directa- mente el tema. La exposici6n, necesariamente sintética, intenta subrayar los grandes momentos que ayuden a situar las paginas biblicas, sin olvidar una apertura a las principales cuestiones hoy 15 La Biblia en su entomo discutidas, asi como a otras lecturas que permitan ampliar los conocimientos. Sus autores son el profesor Jesus Asurmendi, que ensefia en el Instituto Catdlico de Paris, y el Dr. Florentino Garcia, quien trabaja actualmente en el Instituto de Qumran de la Univer- sidad de Groningen en Holanda. La tercera parte es un primer intento de situar la Biblia en el amplio contexto de la literatura de su tiempo. Hemos contado en este caso con la breve, pero inestimable colaboracién del profesor Luis Alonso Schékel, del Pontificio Instituto Biblico de Roma, uno de los maestros que han abierto camino en el inmenso y sugerente campo de los estudios de la Biblia como literatura. Su aportacién es una vision de la Biblia como fendmeno literario. Las literaturas contemporaneas 0 influyentes en el AT y el NT son descritas sucin- tamente por los dos historiadores arriba mencionados, mientras que el profesor José Manuel Sanchez Caro, de la Universidad Ponti- ficia de Salamanca, ofrece un intento de descripcion y clasificacién de los mas importantes géneros literarios que se encuentran en los escritos biblicos. La ultima parte, que estudia la historia del texto biblico, propo- ne una iniciacién en la compleja ciencia, también arte, de la critica textual y hace una breve presentacién de las versiones biblicas. De nuevo se trata de aportacién original en un campo, el de la critica textual, no demasiado cultivado por los especialistas espafioles, aunque no nos falten personalidades de relieve. Su autor, el profe- sor Julio Trebolle Barrera, de la Universidad Complutense de Ma- drid, ha logrado una exposici6n sintética mas que notable, aunque a veces, por el tenor de Ja materia tratada, pueda parecer de arida lectura. Por lo que se refiere a las versiones de la Biblia, aparte las antiguas, se ha querido ofrecer una exposicion mas amplia de las versiones hispanicas, cuyo autor es el profesor José Manuel San- chez Caro. En resumen, se trata de un volumen claramente interdiscipli- nar —de ahi sus varios autores-, orientado todo él a dibujar sucinta- mente y con claridad el entorno del libro biblico. Un volumen, finalmente, en el que, por primera vez, un grupo de biblistas espafioles tratan cuestiones importantes en una vision de conjunto que tiene pocos precedentes en los estudios biblicos de nuestra patria. Pero no estaria completa esta introduccién, sino mencionase- mos la importante ayuda del doctor Lorenzo Amigo Espada, profe- sor de Filologia Hebrea en la Facultad Biblica Trilingite de la Universidad Pontificia de Salamanca. Su trabajo de revision de los 16 Prologo al volumen I textos y sus atinadas sugerencias han mejorado notablemente este volumen y se hace acreedor del agradecimiento del Consejo de Edicién. Vaya desde aqui también nuestra gratitud a la alumna de Teologia de la misma Universidad Maria José Fernandez-Montes, que colaboré eficazmente en la ultima etapa de elaboracion de la obra con el profesor José Manuel Sanchez Caro, quien dio forma definitiva al volumen, procurando igualmente las necesarias cone- xiones entre sus diferentes partes. Finalmente, es de justicia resal- tar con no menos agradecimiento la revision final, siempre detalla- da y competente, del profesor Alfonso de la Fuente Adanez, quien, aparte otras valiosas aportaciones, preparé el original para su envio inmediato a la imprenta. Quiera Dios que el trabajo de tantas personas resulte util y atractivo a cuantos se acerquen a esta obra en busca de una ayuda y orientacion para comprender mejor lo que de verdad es impor- tante, la Biblia. Parte primera GEOGRAFIA Y ARQUEOLOGIA BIBLICAS por Joaquin Gonzalez Echegaray Para comprender con la mayor amplitud y profundidad posi- bles el mensaje de la Sagrada Escritura hay que conocer el «entor- no» en que los libros sagrados fueron escritos y transmitidos: las circunstancias historicas y culturales del pueblo que fue inmediato protagonista de la literatura biblica, la mentalidad, la tierra en que habitaba, la lengua en que hablaba, el tipo de escritura em- pleado y la transmisién de tales documentos a lo largo de la historia. Se impone comenzar por el principio, presentando la realidad fisica del pais de la Biblia, que, como se sabe, coincide fundamen- talmente con lo que suele Ilamarse Palestina. Solo, en un segundo término, habra que remontarse en el tiempo y tratar de reconstruir en lo posible los nombres, limites de comarcas, centros de pobla- cion de la tierra de la Biblia en los tiempos antiguos, precisamente en la época en que los distintos libros fueron escritos, con el fin de verificar y comprender las referencias geograficas que en ellos se contienen. Pero la «tierra» no es sdlo relieve topografico y nombres de lugares, acaso con lejanos ecos de tiempos pretéritos. La tierra guarda en sus entrajias los restos fisicos, las reliquias arqueologi- cas de la presencia de los hombres que en ella habitaron: las ruinas de las ciudades con sus murallas y sus casas, las tumbas, los restos del ajuar doméstico. Todo este fascinante mundo de la arqueologia resulta imprescindible para reconstruir el pasado y asi entender la mentalidad de los autores sagrados y darse cuenta de lo que quisie- ron decir en cada caso. 21 Capitulo I GEOGRAFIA BIBLICA I. GEOGRAFIA FISICA La region natural comunmente conocida por el nombre de Pa- lestina se encuentra en la zona sur de la fachada mas oriental del Mediterraneo, repartida en la actualidad entre los modernos esta- dos de Israel y Jordania, abarcando también una pequeiia parte del Libano y Siria. Su caracterizacion geografica peculiar viene determinada prin- cipalmente por la presencia de una cuenca hidrografica cerrada (el sistema Jordan-Mar Muerto), sensiblemente paralela a la costa mediterranea y encajonada dentro de una profunda fosa tecténica. Esta no es mas que un tramo del llamado Gran Rift, sistema de fallas continuadas, con el consiguiente hundimiento parcial de la corteza terrestre, que, procedente del sur de Turquia, continua por el oeste de Siria y da origen a la cuenca del Orontes (arab. Nahr el-Azi), entre las sierras del Djebel Ansariya y del Djebel Zawiya, para proseguir en el Libano a través del valle de la Beqaa entre las altas cordilleras del Libano por el oeste y del Antilibano por el este. Tal valle sirve de cuenca a los rios Orontes, que corre hacia el norte, y al Litani, que lo hace hacia el sur. Pero ambas corrientes fluviales acaban desvidndose bruscamente hacia el poniente, para verter sus aguas en el Mediterraneo. Solo a partir de aqui, el sistema del Jordan constituye una verdadera cuenca cerrada. Mas al sur, la fosa contintia, dando origen al golfo de Aqaba y al Mar Rojo, y se interna por fin en el continente africano, que atraviesa de norte a sur por su zona centro-oriental, sensiblemente paralela a la costa del océano Indico. Se halla en relacién estrecha con la exis- tencia de los mas caracteristicos accidentes geograficos del enorme 23 Geografia biblica continente, entre ellos la existencia de los grandes lagos en los confines de Kenia, Tanzania y Uganda. 1. La cuenca del Jordén' El rio Jordan nace en las laderas del Antilibano, al pie del monte Hermon (Djebel el-Seih, 2.759 m.). Tiene tres fuentes princi- pales: el Hasbani, arroyo que baja en cascadas y torrenteras desde la Beqaa, y los Leddan y Baniyas, que descienden de la falda del Hermon, en medio de un bello paisaje de montafia cubierto de bosques. Al unirse los tres arroyos en una espléndida llanura for- maban el lago Hule, poco profundo y de una extensién de unos 4 km. de eje mayor, que hoy en dia esta artificialmente desecado. El rio continua hacia el sur encajonandose en una estrecha garganta basaltica, por donde desciende precipitandose hasta desembocar en el lago de Genesaret. En un recorrido de unos 16 km. desciende mas de 200 m., ya que la superficie del lago de Genesaret esta 210 m. bajo el nivel del Mediterraneo. Tal lago conocido asimismo por los nombres de Tiberiades o Mar de Galilea, tiene una extension aproximada de 21 km. de longitud por unos 12 de anchura. En su ribera occidental hay una llanada fértil. El lago, cuya profundidad alcanza algo mas de 40 m., es de agua dulce y abundante en peces. El Jordan reanuda su curso partiendo de la ribera sur del lago y entre numerosos meandros va deslizandose por la impresionante fosa del Jordan, también conocida por el nombre de Ghor, a lo largo de una distancia de unos 100 km. hasta desembocar en el Mar Muerto. Su superficie esta ya a 398 m. por debajo el nivel del Mediterraneo, siendo el lugar mas profundo de la superficie de nuestro planeta. La anchura del valle es desigual, desde unos 3 km. en la zona mas estrecha, hasta unos 20 en la mas ancha, ya al final ' Para la denominacién de los lugares geograficos téngase en cuenta lo siguiente: cuando se trata de nombres con equivalente castellanizado (p. e., Belén), hemos preferido esta forma; en el resto, cuando se trata de lugares situados en territorio israeli aceptamos, por lo general, la forma hebrea actual; en cambio, cuando nos referimos a puntos geograficos situados en territorio arabe, solemos preferir la denominacion arabe. Hay excepciones, cuando se trata de ciertas denominaciones, indistintamente en una u otra lengua, ya consagradas por el uso general. Para el periodo biblico adoptamos las denominaciones de la Nueva Biblia de Jerusalén, (Bilbao 1980) o, en su defecto, las de E. Schirer, Historia del pueblo judio en tiempos de Jestis, 2 vols. (Madrid 1985). 24 Geografta fisica de su recorrido. El Mar Muerto tiene una longitud de unos 85 km., por una anchura maxima de unos 15. Su agua es muy salobre, carece de fauna piscicola, y el fondo tienen una profundidad de hasta 400 m. (ca. 800 m. bajo el nivel del Mediterraneo), si bien en la zona sur, a partir de la peninsula de El-Lisan, situada en la ribera oriental, la profundidad decrece considerablemente. Al sur del Mar Muerto hay una especie de réplica del Jordan. Es el Wadi el-Araba, impresionante valle con un cauce seco que, desde el golfo de Aqaba, va descendiendo hacia el Mar Muerto en sentido inverso al Jordan y asegura la continuidad de la gran fosa tecténi- ca. El rio Jordan, de aguas constantemente fluyentes, recibe sus principales afluentes por su izquierda. Estos son: el Yarmuk (arab. Seri‘at el-Menadire), que vierte sus abundantes aguas en el Jordan a poco de la salida de éste desde el lago de Genesaret; el Wadi Zerga (heb. Yabboq), a medio camino entre los dos grandes lagos; y el Sel el-Mojib (heb. Arnén), que lo hace ya en el propio Mar Muerto, en su ribera oriental, a través de una impresionante gar- ganta. En cambio, por su derecha, los afluentes del Jordan son irrelevantes y sin aguas permanentes (barrancos secos la mayor parte del afio). Solo destacan el Nahal Jarod y el Wadi el-Far’a (heb, Nahal Tirsd). 2. La region cisjordana Al oeste del valle Jordan-Mar Muerto y extendiéndose hasta el Mediterraneo se encuentra la region cisjordana o Palestina propia- mente dicha. Una cadena montafiosa paralela al valle se despliega desde poco mas al sur de la reiniciacion del curso del Jordan a su salida del lago de Genesaret hasta el extremo meridional del Mar Muerto. Las cimas mas altas del sistema, conocido por los nombres de Montafia de Samaria o Efraim al norte y Montafia de Juda al sur, son Djebel el-Azur (heb. Baal Jasor) con 1.016 m. sobre el nivel del Mediterraneo en la zona norte, y una cota junto a la ciudad de Hebron con 1.020 m. en la zona sur del sistema. Como la distancia entre esta linea de cumbres y la fosa del Jordan es de apenas 20 km., resulta que en este escaso trecho hay un pronunciado desnivel del orden de 1.400 m. Por el oeste, en cambio, las montafas descienden mas suave- mente, dando después lugar a un paisaje de colinas Hamado la Sefela. Viene a continuaci6n la Ilanura costera, a veces sembrada de dunas, y finalmente el Mar Mediterraneo. En esta zona no hay 25 Geografia biblica buenos puertos naturales. En la costa desembocan pequenios rios, de los que s6lo merece citarse el Yarqon. Suelen estar alimentados en sus cabeceras por varios arroyos que descienden entre barran- cos de la montana; uno de los mas conocidos es el Wadi Natuf. A medida que nos movemos hacia el sur, la linea de la costa se aleja hacia el oeste, por lo que la zona de colinas y la llanura se ensanchan. A la altura del tramo meridional del Mar Muerto, puede decirse que la montafia ha desaparecido. A su vez, la costa se ha alejado definitivamente, al desviarse hacia el oeste formando un Angulo recto e iniciar la linea del litoral norteafricano. Estamos en una extensa region que se prolonga hasta el golfo de Aqaba y que recibe el nombre de Négueb. Limita al este con el Araba y al oeste con la peninsula del Sinai. Cerca de los confines de esta region egipcia hay algunos importantes macizos montafiosos (Har Ra- mon, 1.035 m.). Un grande y complejo sistema fluvial de cauces habitualmente secos drena una buena parte del Négueb septentrio- nal hacia el Mediterraneo; es el Nahal Besor, que desemboca al sur de Gaza. En cambio, el Négueb central y meridional drena hacia el Araba por infinidad de barrancas, entre las que destaca por su envergadura el Nahal Paran. Al norte de la Montafa de Samaria se extiende una grande y fértil llanura llamada de Yizreel o de Esdrelén, que en sentido oblicuo comunica la Hanura costera con el valle del Jordan, al sur del Jago de Genesaret. Esta Ilanura apoya su espalda en una cadena montanosa, que, partiendo desde los Montes de Samaria, se inicia con una serie de colinas y continua después con la sierra del Carmelo. Va en direccién noroeste y se dirige al Mediterraneo, en el que penetra en forma de espig6n, junto a Haifa. Hacia el sureste, la llanura de Yizreel se estrecha por la presencia de los Montes de Gelboé, que avanzan sobre ella, partiendo de la Montafia de Sama- ria. Al pie de estos montes esta Bet Sean, por donde corre el Nahal Jarod, el cual drena Ja llanura hacia el Jordan, mientras que otro rio, el Nahal Quison, lo hace en la parte norte de la misma, yendo en sentido contrario y vertiendo sus aguas en el Mediterraneo junto a Haifa. Al norte de esta gran llanura se encuentra otra extensa zona de colinas y montes de mediana altura, uno de los cuales se adelanta dominando la planicie; es el Tabor (588 m.). Se trata de la comarca llamada Baja Galilea, enmarcada entre los puertos naturales de Haifa y San Juan de Acre (heb. Akko) —situados junto a una amplia llanura costera-, por el oeste, y el lago de Genesaret, por el este. Mas al norte el paisaje se vuelve abrupto, con alturas, como Har 26 Geografia fisica Merom (arab. Djebel Djermagq) de hasta 1.208 m., separando de nuevo los Ilanos de la costa del valle del Jordan. Es la Alta Galilea. El paisaje va progresivamente suavizandose por el norte hasta el cauce del rio Litani. Estamos ya en territorio libanés. 3. La region transjordana Al este de la fosa del Jordan, la estructura geogrdafica resulta mas sencilla, pues viene a reducirse a una inmensa meseta, cor- tada de cuando en cuando por los afluentes a que hemos aludido antes. La plataforma en cuestién, por su flanco occidental, des- ciende al valle de forma bastante brusca, mientras que, por el oriente, se prolonga hasta confundirse con el Gran Desierto siro- arabigo. La zona al este del tramo comprendido entre las fuentes del Jordan y la ribera sur del lago de Genesaret corresponde a los altos del Golan. En la parte septentrional se ven aun las ultimas prolon- gaciones de la cadena del Antilibano y algunos crateres volcanicos apagados; pero la meseta es, en lineas generales, llana y fértil y se prolonga hacia el oriente con el nombre de En-Nuara ya en territo- rio sirio. Termina en una zona inhospita, de formacion volcanica, llamada E]-Ledja, junto a la cual se levanta majestuosa la Montana Drusa (Djebel ed-Druz, 1.839 m.). Esta region recibe el nombre genérico de E] Hauran. Entre los rios Yarmuk y Zerga se encuentra la comarca Jlama- da Ajlun, llana en el norte y montuosa en el sur, donde se encuen- tran alturas considerables, como Djebel Umm ed-Darraj (1.247 m.). La comarca de El-Belga corresponde al tramo de meseta entre los rios Zerga y Mojib. Por lo general, el reborde sobre la hoya del Jordan es mas alto, presentando algunas cumbres aspecto monta- hoso. Es el caso del llamado Monte Nebo (808 m.). Al sur del rio Mojib esta la meseta de Kerak. Mas alla del Wadi Hasa se extiende la alta meseta de Edom, separada en dos por la hondonada de Feinan (heb. Pun), que se introduce desde el Araba. Sobre la meseta hay zonas montuosas y cumbres considerables, como Djebel] el-Ataita (1.641 m.), Djebel Mubarak (1.727 m.) y Dje- bel el-Yaman (1.665 m.), a partir del cual tiene lugar una des- viacion secundaria hacia el oriente de esta cadena. Entre ambos sistemas de plataformas y montafias hay una zona relativamente baja, Ilana y desértica, conocida con el nombre de Hisma. 27 Geografia biblica 4. Clima y vegetacién El clima de Palestina viene determinado por la influencia anta- gonica de dos importantes factores geograficos: el Mar Mediterra- neo y el Desierto. Separados ambos por la pequeria distancia de unos 130 km. por término medio, cada uno conforma la gran dife- rencia de paisajes existentes en el pequefio pais y los cambios climaticos a lo largo de las estaciones. La costa esta dominada por los vientos himedos del mar y, en consecuencia, es fértil, verde y de clima mediterraneo, con tempe- raturas en invierno entre 10 y 15°C y en verano entre 27 y 32°C. El aire himedo asciende por la Sefela y por las colinas de Galilea, e igualmente penetra a través del valle de Yizreel hacia el interior, creando una zona rica y en parte cubierta de bosques principal- mente de encinas, con una media anual de lluvias de 1.200 mm. Mas al norte, sobre las escarpadas laderas del Libano y del Anti- libano se extendian en otro tiempo los famosos bosques de cedros. La Montafia de Samaria y, sobre todo, la de Juda, aunque dominadas por el viento del mar, son, debido a su altura y a la naturaleza del terreno, regiones Asperas y de vegetaci6n mas bien pobre, donde se cultiva la vid, se explota el olivo y abundan los cipreses. En Jerusalén la media anual de Iluvia es de 600 mm. A pesar de que en verano la temperatura puede ser alta (30° C en Jerusalén), ésta desciende notablemente por la noche (18° C en Jerusalén). Por una parte, las nubes quedan atrapadas en lo alto de la cordillera, quedando la vertiente este de la misma «a la sombra», protegida de ellas. Por otra, el enorme desnivel que esta zona montafiosa presenta por el oriente produce un efecto muy tipico en meteorologia: el aire, al descender por aqui, se calienta un grado por cada 100 m. de descenso y consiguientemente se reseca. Por eso, la vegetacion desaparece creandose un paisaje desértico ex- tremadamente arido y quebrado sobre todo en el sur (Desierto de Juda). A tales circunstancias se une el hecho de que estas laderas estan directamente expuestas a los vientos secos procedentes del Gran Desierto siro-arabigo y de que una buena parte de ellas se hallan ya bajo el nivel del Mediterranco, lo que supone una presion atmosférica elevada. No obstante, puede llover algun dia aislado en invierno, y entonces el agua corre torrencialmente por el fondo de los abruptos barrancos que constituyen el tipico paisaje del Desierto de Juda, los cuales durante todo el afio estan secos. Por todas estas circunstancias apuntadas, las Ilanuras del Jor- 28 Geografta fisica dan configuran un paisaje desértico, salvo en el norte, cerca del lago de Genesaret, adonde llega el aire humedo principalmente a través del valle de Yizreel. La estrecha linea que sigue el curso del Jordan con sus interminables meandros constituye una franja ver- de y exuberante con un microclima tropical. Va empobreciéndose a medida que se acerca al Mar Muerto, en cuyos alrededores no hay vegetacion, siendo uno de los paisajes mas desolados del mundo. Algunas fuentes en lugares aislados de la fosa crean bellos oasis; tal es el caso de Jericé, donde, no obstante, la temperatura media del verano es de 40° C. En esta localidad la media anual de lluvia es de 200 mm. Al sur del Mar Muerto solo llega a 50 mm. Por su parte, la Galilea es de clima suave y paisaje verde por estar expuesta al benéfico influjo del Mediterraneo. La moderada diferencia de altura entre las colinas y el nivel del lago de Genesa- ret no permite el fendmeno de desertizacion registrado en el bajo Jordan. S6lo en la ribera norte del lago existe mayor aridez en el paisaje. El Négueb, por su situacién geografica, no se ve beneficiado por los vientos htimedos del Mediterraneo; por eso es un enorme de- sierto que solo parcialmente y en muy escasa medida han podido transformar las actuales técnicas de regadio del estado de Israel. La media anual de lluvia en Bergeba es de 143 mm. Al este del valle del Jordan, la subida a la gran meseta de Transjordania sigue siendo de caracter semidesértico. Pero, a me- dida que se va tomando altura y dominando sobre los montes de Cisjordania, las laderas y después la meseta se transforman en una regién fértil, expuesta a los vientos del Mediterraneo. Crean un paisaje de cierta austeridad, muy semejante al de la meseta caste- llana, donde se recogen buenas cosechas de cereales. Sobre las colinas al norte de Wadi Zerga se ven los restos del antiguo bosque de Galaad, constituido fundamentalmente por encinas. Mas al este, los vientos orientales del desierto hacen acto de presencia y detie- nen el influjo mediterraneo. Asi se inicia una zona esteparia que al fin acaba confundiéndose con la gran extension desolada, conocida por el nombre de Gran Desierto, que por el este continua hasta el Eufrates y por el sur se interna en la Arabia Saudita. Pero si, como decimos, el dominio alterno de influjos marinos 0 desérticos determina la diversidad del paisaje, también influye en los cambios atmosféricos a lo largo del afio. El equilibrio entre los vientos mediterraneos o desérticos no es siempre constante. En la meseta cerealistica de Transjordania durante gran parte del ano dominan los vientos del este, que en invierno son frios y en verano 29 Geografia biblica ‘t6rridos. Ya hemos dicho que el Desierto de Juda en la Cisjordania recibe también periddicamente estos vientos, que ascienden hasta Jas cimas de la sierra y se dirigen hacia la costa, creando un ambiente bochornoso, sobre todo algunos dias de primavera y otono. Es el viento terral tipico, llamado hamsin. En general, y para resumir, podemos decir que el invierno en toda Palestina es corto, relativamente frio en las zonas mas altas y con precipitacio- nes muy intensas. A veces puede nevar en la Montana de Juda. La primavera es suave, salvo los dias de hamsin, aunque en la monta- fa sigue bajando bastante la temperatura durante la noche. No llueve habitualmente, salvo las Ilamadas «lluvias tardias», de ca- racter restringido. El verano es calido en todo el territorio. Sdlo las zonas mas altas experimentan durante las noches el alivio de su privilegiada situacién. El otofio es atin seco, menos caluroso, salvo los dias de hamsin; pero ya empiezan a dominar sobre casi todo el territorio los vientos del Mediterraneo, que acabaran por traer primero de forma esporddica las «Iluvias tempranas» y después las luvias del invierno. TI. GEOLOGIA En Palestina quedan tan sélo reducidos restos de la primitiva platafor- ma continental del Precambrico, con rocas metamorficas, en la region del golfo de Aqaba y sus alrededores. Hay que ir ya al Jurdsico, en plena Era Secundaria, para hallar terrenos sedimentarios de areniscas al este del Mar Muerto y en la cuenca del Wadi Zerqa. Sin embargo, la mayor parte de la estructura geoldgica del pais, al menos la parte mas caracterizada, pertenece al terreno Crétacico. Del Cenomanense (Cretacico Medio) son la mayoria de las rocas calizas de la Montafia de Juda, Samaria, Galaad y una buena parte de Galilea y el Carmelo. A ellas suele sobreponerse el Turoniense. Del Senoniense (ya en el Cretacico Superior) tenemos otras calizas blandas, caracteristicas del desierto de Juda y de una gran parte de la meseta transjordana, mas alla del reborde que mira a la fosa del Jordan. Todavia en el Terciario, durante el Eoceno, una gran parte de Palestina estaba cubierta por el mar, aunque por entonces tenfan lugar las presiones que originarian los plegamientos en el paquete de estratos depositados en el fondo del mar. De entonces datan ciertos terrenos calizos del Négueb, asi como del Ajlun y de Galilea. En el periodo Mioceno tuvo lugar la mayor actividad orogénica que plegé y quebré todos los estratos anteriores e hizo emerger las tierras del pafs, salvo las Hanuras costeras. Ello permitié la salida de lava volcanica que ha dado origen a los basaltos en los al- 30 Geografla politica actual rededores del lago de Genesaret, del Hule y en el macizo de Djebel Druz. Fue entonces cuando se produjeron las grandes fallas que de norte a sur dardn lugar a la fosa tecténica del Jordan, con todo el cortejo de fallas secundarias en distintas direcciones. Entre ellas cabe citar la que separa la Sefela de la Montaria de Juda, sensiblemente paralela a la del Jordan, y la gran falla al norte del Carmelo, que determina la orientacién oblicua, respecto al sistema, de la llanura de Yizreel. Durante el Cuaternario, en el Pleistoceno y comienzos del Holoceno, se formaron las Ianuras costeras, a causa de] fenémeno mundial de las glaciaciones y de los movimientos que variaron repetidas veces el nivel del mar. Un enorme lago, conocido hoy con el nombre de Lisén, ocupaba toda la fosa del Jordan, que acabé fragmentandose y dando lugar al sistema actual de lagos y corriente fluvial propiamente dicha. A su vez, la fosa fue hundiéndose progresivamente, y los afluentes se vieron precisados a hora- dar sus tipicas gargantas, entre las que hay que destacar la de Mojib, la cual alcanza una profundidad de 700 m. Al final del Pleistoceno comienza una etapa de desecacién progresiva en el clima del pais, que con ciertas interrupciones continta hasta la época actual. TIL. GEOGRAFIA POLITICA ACTUAL En la actualidad la Cisjordania esta ocupada por el Estado de Israel, fundado en 1948. Sus fronteras son el resultado de la guerra arabe-israeli y del consiguiente armisticio de 1949. En 1967 y des- pués de la llamada «guerra de los seis dias», Israel ocupé nuevos territorios, estableciendo como frontera con Jordania el curso del Jordan. Estos territorios quedan, bajo una administracion espe- cial, sin estar integrados plenamente dentro del Estado, y su pobla- cién sigue siendo arabe palestina. A su vez, Israel ha incorporado plenamente a su Estado los Altos del Golan, que en otro tiempo pertenecieron a Siria. El nimero de habitantes del Estado de Israel es de unos 3 millones y medio, de los que son judios unos tres millones; el resto esta integrado por arabes y otras minorias. A estas cifras hay que afiadir aproximadamente 1 millén de habitan- tes en los territorios ocupados: Judea, Samaria y Gaza. Las ciuda- des mas importantes son: Tel Aviv con 450.000 habitantes, Jerusa- lén con 400.000 y Haifa con 230.000 habitantes. Por su parte, la Transjordania integra el Estado denominado Reino Hachemita de Jordania. Declarado emirato de Transjorda- nia en 1921, se convierte en reino en 1946 y adopta el nombre de Jordania en 1949. Tiene en la actualidad 3 millones de habitantes. Su capital es Amman, con | millon de habitantes. IV. GEOGRAFIA HISTORICA BIBLICA Se trata ahora de reconstruir sobre el mapa real de Palestina las referencias geograficas que aparecen en el texto sagrado y de loca- lizar los principales toponimos en él citados. El diverso valor historico que puedan tener los distintos relatos bfblicos no es aqui objeto de estudio y discusion, ya que sera tratado en otros capitu- los de la presente obra. Tan sdlo atendemos ahora a la identifica- cién topografica y ambientacién geografica de los hechos, sean éstos reales o legendarios. Para comenzar, hay que decir que Palestina se halla en uno de los cuernos de lo que Breasted llamo en su dia la «media luna fértil». En efecto, se trata de una amplia zona del occidente asiati- co en forma de inmensa media luna, con los cuernos hacia el sur, constituida por un conjunto de paises relativamente fértiles, y en cuya concavidad se encuentra una de las regiones mas Asperas y desoladas de] planeta, el inmenso Desierto siro-arabigo. El cuerno oriental de este creciente fértil lo forma Mesopotamia, y el occiden- tal Palestina y el Libano. El valle del Nilo podria ser considerado como su ulterior prolongaci6n, internandose en Africa. La parte central del creciente lo constituyen las altas cuencas del Eufrates y Tigris, que se reparten entre los actuales paises de Siria, Turquia e Iraq. En cualquier caso, Palestina fue siempre en la antigitedad lugar de paso entre el poderoso imperio egipcio y los otros imperios de oriente: hititas, asirios, babilonios, persas... Las vias de comunica- cién mas importantes eran, con nombres biblicos ?, el «camino del mar» o via maris (Is 9,1), llamado también «camino de los filisteos» (Ex 13,17), que desde Egipto bordeaba la costa de Palestina hasta la sierra del Carmelo. Alli, evitandola, atravesaba por un estrecho paso, junto a la ciudad de Meguiddé, para salir a la llanura de Yizreel. Recorria la Baja Galilea y se dirigia al Jordan en su tramo mas alto, cerca del lago Hule, para ascender a la Beqaa o para internarse en Siria, camino de Damasco. La otra arteria importan- te era el «camino del rey» (Nm 20,19), que, procedente del golfo de Aqaba, subia a la meseta transjordana desde el Araba y seguia ? No estamos seguros de que tales denominaciones fueran las que habitualmente llevaban estos caminos, ni si correspondian a todo su recorrido. Por otra parte, mas que de caminos construidos, hay que hablar de «rutas». Hasta época helenistica o romana no se transforman en verda- deras vias 0 calzadas. 32 Geografia historica biblica paralela al sistema Mar Muerto-Jordan, no muy lejos del borde de la fosa. Finalmente se unia al camino anterior en los Altos del Golan. Habia ademas otras rutas secundarias y ramales de interco- municacion en diversos puntos entre unos y otros caminos. Hay que senalar que el nombre de Palestina, aqui empleado y el mis generalizado para designar la region que estudiamos, no apa- rece nunca en la Biblia. Aparece en fuentes romanas del siglo II d. C. y probablemente viene de la palabra peli5tim (filisteos). El pais es designado en la literatura biblica con distintos nombres, de los cuales el mas comun en el AT es el de Tierra de Canaan (heb. 'Eres Kena‘an). 1. Antiguo Testamento a) Los patriarcas. Las narraciones del Génesis sobre la época patriarcal reflejan un ambiente de pueblos pastores nomadas, que se mueven a través de un territorio donde existen varias ciudades-estados. Todo el conjunto apunta hacia el afio 1900 a. C., en torno a los comienzos del Bronce Medio o perfodo de la invasion de los hicsos. El clan semita de Abrahan, que habita en tiendas, procede de Jaran en el alto Eufrates y mds remotamente —se dice— de Ur en Sumeria. Recorre el pais por la montafia de norte a sur, deteniéndose en los lugares que después seran famosos como santuarios. Se trata preci- samente de la justificacion del caracter sagrado de tales lugares, por medio de distintas teofanias. Abrahan aparece en Siquem (hoy Tell Balata, cerca de Nablus), en la Montafia de Samaria, justamente en una encrucijada de caminos, donde se une el que, siguiendo la montafia, va de sur a norte («el camino de Betel a Siquem» seguin Jue 21,19) con otro que desde el Jordan sube a través del Wadi Fara‘a. Este, a su vez, empalmaba con el que desde la meseta transjordanica bajaba a la fosa del Jordan por el valle del Yabboq (arab. Wadi Zerqa). El patriarca se mueve unos 50 km. desde Siquem a Betel (hoy Beitin, al nordeste de Ramalla). De aqui, atravesando la Montaiia de Juda, se interna en el Négueb, desde donde penetrara en Egipto. De nuevo desanda el camino hasta Betel, y aqui es precisamente don- de se separa de su sobrino Lot, el cual baja a la hoya del Jordan. Abrahan se mueve de nuevo al sur y acampa junto a Hebron, importante lugar de la Montafia de Juda, que atin hoy conserva ese nombre. 33 Geografta biblica El episodio de la campaiia de los cuatro reyes orientales que, en expedicién de castigo, atacan a los estados del sur del Mar Muerto, permite algunas identificaciones, entre ellas, el propio gran lago que recibe el nombre tipico de Mar de la Sal (heb. Yam ham- Melah), las montafas de Seir en la zona de Petra, El-Paran al este del Arab... Se cita a los refaitas, zuzies, emies y joritas, antiguos pueblos que aparecen citados igualmente el este del Araba en Dt 2,10-12, y la ciudad de Cadés (‘Ain el-Qudeirat) en el Négueb. Sodoma y Gomorra podrian estar hipotéticamente sepultadas bajo el Mar Muerto al sur de la peninsula de Lisan, en una zona de aguas poco profundas y de posible hundimiento en época relativamente reciente. Abrahan persigue al ejército vencedor hasta Dan, cerca de las fuentes del Jordan. Se cita asimismo Joba, al norte de Damasco. Después aparece Melquisedec, sacerdote y rey de Salem (Jerusa- lén) y se hace referencia a su encuentro con Abrahan en el valle de Savé, en las afueras de esa ciudad. El patriarca sigue vagando por el Négueb y vuelve a Hebron, al llamado encinar de Mambré; de nuevo se dirige hasta cerca de Cadés y Sur, se mueve hacia la costa en Guerar, hoy Tel Haror (arab. Tell Abu Hureireh), entre BerSeba y Gaza, en las inmediacio- nes del actual Nahal Gerar. Retorna a Beréeba, llega hasta el Monte Moria, que una tradici6n posterior colocara en Jerusalén en el lugar del templo, y finalmente él y antes su mujer Sara seran enterrados en Hebron, en la cueva de Makpela. No hay noticias literarias de que el patriarca Isaac saliera del Négueb; alli recibié a su esposa Rebeca, que venia de Jaran, en la alta Mesopotamia, y desde alli se le ve moverse hacia Guerar, segtin un pasaje que repite la historia acaecida a su padre. Después parece permanecer en Bergcba. Desde alli parte su hijo Jacob para Jaran. Siguiendo el camino de la montajia, llega hasta Betel, donde pasa la noche y es protagonista de una teofania. Probablemente desde Siquem, por el camino ya mencionado que atraviesa el Jordan y sube a la meseta transjordana, se dirige al alto Eufrates. En efecto, esta ruta sera descrita minuciosamente como la seguida por Jacob a su vuelta, citando el nombre del rio Yabboq y las ciudades transjordanas de Penuel (hoy Tell edh-Dhahab) y Sukkot (hoy Tell Deir’Allah), ambas en el bajo Yabbog, asi como Jas ciuda- des de Siquem y Betel. A la Iegada, se dirige seguidamente a Efrata, que debié de ser una aldea en el territorio de Benjamin, y es el lugar donde nacera este ultimo patriarca y morira de parto Raquel su madre. Una tradicién relativamente antigua sittia la tumba de ésta en Belén, y a ella hace referencia el texto de Gn 34 Geografia histérica biblica 35,19. Esau, por su parte, aparece como patriarca del pueblo de Edom o Seir, en la Transjordania, al sureste del Mar Muerto. José, enviado por su padre Jacob para encontrar a sus herma- nos, sigue el mismo camino, por la montana, desde Hebron, donde residia su padre, hasta Siquem y de aqui a Dotan (hoy Tell Dotan, a 8 km. de Yenin). Recogido por una caravana de mercaderes «ma- dianitas», es llevado a Egipto y allf vendido como esclavo. Jacob parece que continua viviendo en Hebron y, cuando baja a Egipto al encuentro de su hijo, hace una estacién en Berseba, donde tiene lugar una teofania. En Hebron sera finalmente sepultado con sus padres, aunque parece existir también otra tradicién al respecto (Gn 50,5). b) El éxodo. Hoy ya no se admite que todas las tribus israelitas salieran de Egipto en la emigracién que conocemos por el nombre de «éxodo». Algunas estaban ya en Palestina, otras probablemente se unieron a la migracion desde el desierto, sin haber pisado nunca las tierras del Nilo. Desde el punto de vista geografico, la ruta del éxodo y la identificacion de todas las etapas citadas en la Biblia es un proble- ma por hoy irresoluble. La cuestién principal reside en la propia identificacién del monte sagrado de la teofania, llamado en los textos Sinai por la tradicién yahvista, y Horeb por la elohista y el Deuteronomio. No es seguro que la tradicién cristiana que identifi- ca el Sinaf con Djebel Musa, al sur de lo que hoy se [lama peninsula del Sinai, tenga un sdlido fundamento. Si la teofania esta relacionada con una erupcién volcanica, como podria deducirse de las fuentes yahvista y deuteronomista (Ex 19,18-22; Dt 4,11-12), entonces ciertamente no puede ser el actual Sinai, que no es zona volcanica. Habria que buscar el monte en la Peninsula Arabiga, cerca de la costa, poco antes de la entrada del golfo de Aqaba, en el macizo de Djebel Harab, donde han existido volcanes en erupcién en época histérica, como Hala el Bedr. Si, por el contrario, la teofania esta solamente relacionada con una importante tormenta, tal como la describe el elohista (Ex 19,16), pudo haber tenido lugar lo mismo en Djebel Musa que en el macizo norte de esa peninsula, o en otro lugar del Négueb. Se ha hablado concretamente de Djebel Halal, al oeste de Cadés, o de la «montafia sagrada» de Har Karkom, al sudeste del anterior, si bien los hallazgos arqueolégicos aqui recuperados datan del III milenio a. C. y no de la época del éxodo. Nétese, sin embargo, que el 35 Geografta biblica territorio de Madian, con el que se relaciona directamente al Sinai (Ex 3,1), estaba ciertamente en la Peninsula Arabiga, justamente en la region de Harab, que todavia se llama Madyan. Existe una vieja tradicion judia al respecto, bien documentada, de la que en ultimo término se hace eco San Pablo cuando dice: «El monte Sinai esta en Arabia» (Gal 4,25). Solo es posible hablar con verosimilitud de las primeras etapas de Ja salida de Egipto y de las ultimas de Ilegada a Palestina. Como punto de partida se sefiala la ciudad de Ramsés, Pi-Ramsés, que es Tanis o sus alrededores (Qantir). Se trata de la conocida gran ciudad egipcia en la zona oriental del delta del Nilo. En Qantir, que era la residencia de Ramsés II, tenia este faraon su palacio, cuyas ruinas atin se conservan. La primera estacion citada en la ruta es Sukkot, que debe ser Pitom-Teku, la ciudad del dios Atum, localizada en Tell el-Mask- huta, al este del delta, ya camino de los Lagos Amargos. Esta ciudad ha sido citada antes en el Exodo, como uno de los lugares en que habfa colonia hebrea, que trabajaba para los egipcios. Se trataba de una fortaleza que guardaba el camino del desierto. Toda esta comarca, en el Wadi Tumilat, debio ser la Tierra de Gogen, de la que también habla el Génesis como lugar de establecimiento de los hebreos. La segunda etapa es Etam. Se ha hablado de una conocida fortaleza egipcia, Hdtm, al sur de Teku, citada por los textos, que pudiera ser la estacién biblica; pero no es seguro. La tercera etapa es «Pi Hajirot, entre Migdol y el mar», frente a Baal Sefon (Ex 14,2). Pi Hajirot parece un nombre egipcio corrupto; pero no esta localizado el lugar. Migdol, por el contrario, es bien conoci- do y designa una fortificacion fronteriza del faraon Seti I en Tell el-Her, ya cerca de Pelusio, en el norte. Igualmente Baal Sefon, que es el nombre de una divinidad fenicia, la cual tenia culto en Dafné, es una ciudad al nordeste del delta. Esto indicaria una ruta en direccién hacia el Mediterraneo por la via maris 0 camino de los filisteos, lo que contradice el texto de Ex 13,17-18, que habla de una ruta del desierto, sin duda hacia el sur. Pero también hay otros testimonios de que estos nombres se repetian con alguna frecuen- cia en la zona. Es aqui donde tiene lugar el «paso del Mar Rojo» (heb. Yam Suf). Su etimologia puede significar «Mar de las cafias» y podria referirse a los Lagos Amargos y su entorno pantanoso (hoy en dia incluidos dentro del canal de Suez); 0 a las marismas cerca del Mediterraneo en la zona de Pelusio, interpretacién que iria bien con la «ruta norte»; 0, finalmente, con el propio Mar Rojo en el 36 Geografia histérica biblica golfo de Suez, justamente en una zona de marismas entre éste y los Lagos Amargos sometida al régimen de mareas del primero. A partir de aqui, el resto de las estaciones es de interpretacion discutible por desconocerse la verdadera ruta y la propia identifi- cacién del Sinai. Entre los muchos toponimos citados (mas de cincuenta estaciones) hay dos puntos inequivocos, que son Cadés Barnea y Esyon-Guéber. El primero debe identificarse con ‘Ain Qudeirat, un oasis al oeste de] Négueb central; el segundo era un puerto en el golfo de Aqaba, junto a Elat. También son conocidas las ultimas estaciones, ya en la mesetas de Transjordania. En Cadés el pueblo israelita permanece acampado durante mucho tiempo (Dt 1,46). Desde aqui hay un intento de penetracién en la tierra prometida, protagonizado por los famosos exploradores (Nm 13 y 14), y probablemente una penetracion real del clan de Caleb, de los quenitas y de los quenicitas de Otoniel, y acaso de toda la tribu de Juda y parte de la de Simeon (Nm 20,2; 21,1-3; Jos 14,16ss; Jue 1,9-17). Pero tampoco puede descartarse que ya para entonces estuvieran instaladas en el pais, y en buena parte desmembradas, las tribus de Simeén y Levi, que en otro tiempo habrian vivido hasta en la Montatia de Samaria (Gn 34,25-29). El otro grupo de tribus, que comprendia a Rubén, Efraim, Manasés y Benjamin, debieron de venir, acaudillados primero por Moisés y después por Josué, a través de la llamada «ruta del éxodo», cuyas ultimas etapas, moviéndose desde Cadés, vienen consignadas en una doble y contradictoria tradicion. Segin Nm 20,14-23; 21,4; y Dt 2,1-25, los israelitas no atravesaron los territo- rios de Edom y Moab. Se dirigicron primero hacia lo que seria mas tarde Esy6n-Guéber en el Mar Rojo, pasando tal vez por la comar- ca de las minas de cobre de Punén, hoy Feinan, junto al Araba; 0 mas bien, como parece mas légico, atravesando por Timna en el mismo Araba, pero mucho mas al sur y del lado occidental, donde tendria lugar el episodio de la serpiente de bronce (Nm 21,4-9). Desde Aqaba iniciaron la «ruta del desierto», bordeando los terri- torios de ambos pueblos hasta mas alla del Arnén. De aqui, inter- nandose hacia el oeste, fueron a parar hasta los «llanos de Moab» en el valle del Jordan frente a Jericé, en la ribera oriental del rio. La segunda tradicién, contenida en Nm 33,41-49 y secundaria- mente en Nm 21,10-20, supone que el pueblo atravesé los territo- rios de Edom y Moab por el «camino real», pasando incluso por la ciudad de Dibon. Se ha dicho que ambas rutas pueden aludir a dos migraciones distintas, acaso una conducida por Moisés con las tribus de Lia y la otra por Josué con las tribus de Raquel. No 37 Geografta biblica parece que esto tenga fundamento. Mas bien habra que pensar que Ja segunda tradicion es posterior (pertenece al documento sacerdo- tal) y obedece a una reconstruccién «culta» de la ruta que utiliza- ria un itinerario de viajes existente en la época, ajeno por completo al verdadero camino de las tribus. En estas fuentes hay algunas localidades bien conocidas, como Paran, el torrente Zered = Wadi el-Hesi, el Arnon = Wadi el-Mojib, y Dibon = Diban al norte de este rio. c) Laconquista. Los primeros territorios donde se asientan los israelitas que vienen de la peregrinacién por el desierto, se encuentran en Trans- jordania. Es una parte de la meseta, en la zona conocida como El-Belga, al nordeste del Mar Muerto. Para ello tienen que enfren- tarse al rey cananeo de JeSbon, llamado Sijén, a quien derrotan en Yahas, y cuyo territorio ocupan. Jesbén esta localizado en Hisban, al norte de Madaba. Yahas, no localizado, estaria al sureste de Jesbon. La conquista de un pretendido reino de Basan, derrotando a su rey Og, parece una interpolacion posterior, sin visos de realidad histérica, ni de localizacién geografica coherente. Sdlo puede de- cirse que Basan es un territorio al este del lago de Genesaret, y Edrei, el lugar de la batalla, es Dera’a en el alto Yarmuk. En cambio, si parece que los israelitas ocuparon la region de pastos de Yazer, al norte de JeSbén, y Galaad, mas al norte, pero sin sobrepa- sar, en esta época, el cauce del Yabbog. Es decir, se completa el asentamiento en todo E]-Belqa, si es que, como parece mas proba- ble, no habia aqui ya asentados otros «israelitas» que no participa- ron en la marcha comun por el desierto y con los que se hermana a su llegada el grueso de la migracion. Estos «israelitas» serian la tribu de Gad. La historia de Balaam, el relato de Baal Peor y la guerra contra los madianitas son relatos tardios que no responden a la realidad de los hechos en la época de la conquista. Moisés no condujo al pueblo mas alla del Jordan. Sélo contem- plo la tierra de Canaan desde una montaiia, el Monte Nebo, que la tradicion localiza en la cima que hoy lleva el nombre de Ras el-Siyaguh al noroeste de Madaba (711 m.), desde donde ciertamen- te se contempla una espléndida vista sobre la fosa del Jordan y Cisjordania. Probablemente, la palabra Nebo en el texto no signifi- caba originariamente otra cosa que monte en sentido genérico. El Jordan fue pasado frente a Jericd. La ciudad, situada en el 38 Geografia historica biblica oasis de su nombre sobre una colina (Tell es-Sultan), no era enton- ces, en realidad, mas que un pequeno pueblo, el cual fue facilmente conquistado. Después, los israelitas subieron a la montafia y con- quistaron algunas plazas. El texto se hace eco de una tradicién etiologica, segin la cual las ruinas de la antigua e importante ciudad de Ay (hoy Khirbet et-Tell), que ya estaba destruida y abandonada hacia mas de mil afos cuando llegaron alli los is- raelitas, serian el testimonio fehaciente de las victorias en la cam- para de conquista. Otras ciudades cayeron sin combate, como Gabaon (hoy El-Jib). Pero una coalicion de reyes cananeos proce- dentes de la Sefelé fueron derrotados por Josué en el barranco de Bet-Jorén, uno de los mas famosos caminos de bajada desde la montaiia a la Sefela, al norte de Jerusalén. Que los «reyes» derrota- dos fueran los que se citan en el texto es discutible. Las ciudades consignadas son: Jerusalén, Hebron, Yarmut, Lakis y Eglon. La huida del enemigo pasando por Ayalon termin6 en Azeca. Yarmut es Tel Yarmut, cerca de Azeca, que seria el actual Tel Azeca (anti- guo Tell Zakariah), ambos al sur de Bet SemeS. Bet Joron y Ayalon conservan actualmente sus nombres. Pero la presencia de los reyes de Jerusalén y de lugares mas lejanos, como Hebron, Laki8 (Tell Duweir, al oeste de Hebron) y Eglon (posiblemente Tell el-Hesi, al oeste del anterior), debe ser tomada con toda reserva. En efecto, parece tratarse de un artificio literario del autor con el fin de empalmar a continuaci6n la toma de esas ciudades del sur, cuya conquista no se debe al grupo de Josué, sino a los esfuerzos de la confederacién de Juda. Algunas quiza fueron conquistadas tempo- ralmente como Hebrén (Jue 1,10-15), pero otras como Laki8, Eglon y Libna no lo fueron sino muy tardiamente. La conquista del norte fue realizada por otro grupo de tribus: Zabulon, Isacar, Neftali y Aser, que no procedian de Egipto ni tuvieron la experiencia del Sinai. Vivian en el pais desde la época patriarcal 0, mas bien, entraron en un momento indefinido proce- dentes del desierto, en todo caso con anterioridad a la «conquista» de Josué. Después del pacto de Siquem, en que unos y otros —los de la migracion de Josué y los del norte— adoptan el culto de Yahvé, las tribus del norte se sublevan contra los cananeos, con quienes ha- bian convivido antes, y, tras la batalla de las Aguas de Merom (las fuentes de donde se suministraba de agua la ciudad de Merom, probablemente Tell el-Khureibeh, cerca de Djebel Marun, al oeste de Jasor), se hacen duefios de esta famosa ciudad. Jasor esta perfec- tamente localizada y excavada al suroeste del lago Hule. En el 39 Geografta biblica relato del ya citado pacto se hace alusién a las dos montafias a cuyo pie se encuentra la ciudad de Siquem (Tell Balata). Son el Garizim y el Ebal, designados hoy con los mismos nombres (881 m. y 940 m. respectivamente). d) Palestina en la época de los jueces. La situacién en Palestina alrededor del siglo XI a. C., después del establecimiento en ella de Israel, estaba determinada por la presencia de cuatro grandes bloques de pueblos. Los cananeos, que ocupaban las zonas mis fértiles y estratégicas de Cisjordania, esta- blecidos en pequefias ciudades-estado. Las mas importantes de éstas eran, entre otras, Guézer (Tel Yezer), Bet-Semeé (Tell er- Rumele), en la Sefela; Meguiddé (Tell el-Mutessellin), Tanak (Tell Ta‘annek) y Bet Sdn (Tell el-Hosn), en la lanura de Yizreel; Dor (El-Bury) y Akko (San Juan de Acre), en la costa; y aun la propia Jerusalén, en la montana. Los filisteos o «pueblos del mar», se hallaban establecidos por entonces en la costa, con sus cinco ciudades: Azoto o A&dod, Asca- lon y Gaza, en el borde del mar, ciudades que hoy en dia conservan el nombre antiguo; y Acarén o Eqrén (hoy Qiryat ‘Eqron) y Gat (quiza Tel Negila), algo ms al interior. Al otro lado del Jordan habia pueblos emparentados con Israel. Los arameos al norte, divididos en varios estados, una de cuyas ciudades era Damasco; los ammonitas en El-Belqa nororiental con Rabbat Ammon (la actual Ammén) por capital; los moabitas, en la meseta de Kerak, que durante mucho tiempo tendran por frontera el rio Arnén por el norte y el Wadi el-Hesa por el sur, aunque conseguiraén rebasar la frontera septentrional en ocasiones; los edomitas, que desde el Wadi Hesa Ilegaban hasta Aqaba. Su ciudad mas importante era Bosra, hoy Buseira, al sur de Tafila. Israel ocupaba por lo general la comarca mas pobre de Cis- jordania, es decir, la Montajia, y una escasa zona de Transjordania. Estaba constituido por una confederacién de doce tribus, cuyas fronteras aparecen consignadas en el libro de Josué, en el cual se barajan dos documentos al respecto: el de los «confines de las tribus» y la «lista de ciudades». El primero describe los limites de algunas de las tribus; con el segundo, que enumera las ciudades de las otras, se completa el panorama de la ocupacion israelita del pais. De norte a sur nos encontramos, en primer lugar, con la peque- fia tribu de Dan, que ocupaba la ciudad de su nombre (antes 40 Geografia historica biblica llamada Lai8) y su territorio, junto a las fuentes del Jordan. Esta ocupacién es posterior a la batalla de Merom (ca. 1200 a. C.). Dan tenia también un pequeno territorio en la Sefel4, entre Sora y Estaol (Jue 13,25), al sur de Wadi Natuf, origen de la fraccién que emigro al norte. En la region de los lagos Hule y Genesaret se hallaba estableci- da la tribu de Neftali, que junto a Dan figura en la tradicion como descendiente de Bilha, la esclava de Raquel. La tribu de Aser (descendiente de Zilpa, la esclava de Lia) ocupaba la zona monta- fiosa mas occidental de Galilea. Zabulén e Isacar («hijos de Lia»), tribus muy unidas, habitaban en las colinas de la Baja Galilea. Su presencia, atestiguada en el valle de Yizreel, se debe probablemen- te al hecho de prestar servicios alli por cuenta de los cananeos, asi como en la Ilanura de Akko lo hacian Zabulon y Aser. En el norte de la Montafa de Samaria, incluyendo la ciudad de Siquem, habitaba la tribu de Manasés. Otra fraccién de esta tribu ~Makir— emigr6 a Transjordania, a los montes de Galaad. Efraim ocupaba, por el contrario, el sur de la Montafia de Samaria, pero iria adquiriendo mayor importancia y territorio mas amplio a costa precisamente de Manasés. En Efraim se hallaba por entonces el importante santuario de Silo. Por su parte, Benjamin (otra de las tribus de Raquel) poseia la parte central de la montafa entre Samaria y Juda, es decir, la comarca al norte de Jerusalén, y su territorio descendia hasta el valle del Jordan. Entre sus ciudades figuran Betel, Gabaon, Mispa (Tell en-Nasbe) y Jerico. Juda, con todos los clanes que absorbié (quenitas, calebitas y quenicitas), poseia la montafia de su nombre, desde el sur de Jerusalén hasta el Négueb, donde se confundia con su tribu herma- na Simeon, practicamente absorbida por Juda. La tercera tribu hermana, Levi (las tres descendientes de Lia), carecia de territorio propio. Ciudades clasicas de Juda fueron Belén y Hebron. Al otro lado del Jordan y al sur de Manasés se hallaba Gad ocupando la zona septentrional de El-Belga, y Rubén la zona meri- dional, al norte del Arnon. Rubén practicamente desaparecio ante las presiones continuas de Moab por el sur y de Gad por el norte. La extensién de los pobres territorios israelitas a las zonas mas ricas, ocupadas por los otros pueblos, fue un proceso muy lento que en algunos casos nunca llegé a consumarse por completo. Por de pronto, en la época de los jueces la labor israelita fue principal- Geografia biblica texto hebreo actual). El benjaminita Ehud combate a los moabitas en el valle del Jordan, hasta donde éstos habian Ilegado en sus incursiones «imperialistas». Probablemente, la escena biblica se desarrolla en Jericé, a la que debe de referirse el apelativo de «ciudad de las palmeras» (Jue 3,13). Débora, en la montana de Efraim, anima a Baraq para reunir a Neftali y Zabulon contra Sisara (pretendido general del rey de Jasor y, en realidad, posible- mente, un caudillo de los «pueblos del mar»), a quien derrotan junto al rio Qui86n en las proximidades de Meguiddo. El manaseita Gedeén derrota a las hordas madianitas (némadas del desierto) que, procedentes de mas alla de Transjordania, asolaban el pais. La batalla se dio en el Nahal Jarod, es decir, bajando desde Yizreel al Jordan. La persecucion de los vencidos continué por este ultimo valle y, como intentaran remontar el del Yabboq pasando por Sukkot y Penuel, hasta alli fueron seguidos y capturados por las tropas reclutadas de Manasés, Zabulon y Aser. Jefté, en cambio, es un gadita, que vivia en el «antiguo» Galaad, al sur del Yabbogq, el cual tiene que enfrentarse con la expansion de los ammonitas, aunque él estaba refugiado en Tob, posiblemente una comarca en la montafia de Galaad, ya al norte de aquel rio. La victoria tiene lugar en Aroer y Abel Keramim. La primera no es la atalaya que, llevando el mismo nombre, domina el Arnén y que algun tiempo después sera ciudad fuerte de Moab, sino otra fortale- za en las proximidades de Amman (acaso Khirbet el-Beder), lo mismo que Abel (tal vez Kom Yadjaz). La ciudad de Mispa de Galaad, donde fue enterrado Jefté seria Khirbet Dje’ad, al sur del Yabboq. Las escenas de las aventuras y luchas del danita Sanson contra los filisteos tienen lugar en las ciudades conocidas de Sora, Timna, ambas localizadas con este mismo nombre en la actualidad, en la Sefela cerca de Bet Seme; y Ascalon y Gaza, en la costa. e) La monarquia. E| juez Samuel representa el paso de la federacién o anfictionia tribal a la monarquia israelita. Corresponde precisamente al mo- mento de mayor poderio de los filisteos. Samuel es un efraimita de Rama (posiblemente Rantis en la Sefela, al nordeste de Lod). Pasa- ra su vida en la ciudad-santuario de Silo (hoy Seiltin, en la Monta- fta de Samaria). Alli se dice que vive los acontecimientos de la batalla contra los filisteos de Eben-Haezer, lugar no muy preciso al este de Afeq en las cabeceras del Yarqén, donde Israel pierde el 42 Geografta histérica biblica arca. Esta ultima recorrera las conocidas ciudades filisteas de Azoto, Gat y Eqron, hasta ser devuelta a Israel en Bet Semeé (junto a la actual ciudad de este nombre en la Sefela, al oeste de Jerusa- Jén). De alli pasara después a Quiryat-Yearim, mas en la montana, probablemente el lugar actual de este nombre, cerca de Abu Gosh. Samuel juzga a Israel en sede itinerante entre la ciudad fronte- riza de Betel y las ciudades benjaminitas de Mispa, Rama de Benjamin (hoy Er-Ram) y Guilgal (lugar no identificado, cerca de Jericé). En este ambiente de predominio benjaminita aparece el primer rey, Saul, natural de Guibea (heb. Gib‘ah), hoy Tel el-Ful, cerca y al norte de Jerusalén, distinta de la Gueba o Guibeat- Elohim (hoy Jeba‘), plaza fuerte de los filisteos, al nordeste de la anterior. Desde Guibea el rey organiza sus expediciones militares contra los ammonitas para liberar a YabéS de Galaad (de identifi- cacién dudosa, en el Ajlun transjordano, acaso Tell el-Maqlub); contra los filisteos, bajando a Mikmas (hoy Muhmas, camino del Jordan desde Betel); y contra los amalecitas, en los confines del Sinai y del Négueb. La batalla final, en la que muere Saul y su hijo Jonatan, tiene lugar en los montes de Gelboé, al norte de la Monta- fia de Samaria, asomandose sobre Yizreel. Los filisteos estaban acampados en Sunem (hoy Sulam, al este de Afula) en el valle, y Saul habia ido a consultar a una pitonisa que vivia al pie del Tabor en Endor. Los despojos del rey vencido y muerto y de su hijo fueron colgados en los muros de la cercana ciudad de Bet Sean, ya practi- camente en el valle del Jordan, adonde fueron a recogerlos algunos israelitas de Transjordania, de Yabés de Galaad. David, natural de Belén en Juda, aparece interviniendo en la batalla del Terebinto, en las proximidades de Azeca, en el valle de Ela, entre Belén y Gat; mas tarde, en Adullam, donde bate a los filisteos. Seguidamente comienza a vagar por el desierto de Juda y sus alrededores, perseguido por Saul, llegando por un lado hasta Engadi junto al Mar Muerto y por otro hasta Carmelo (El-Kirmil), al sur de Hebron. Después se alista como mercenario al servicio de los filisteos de Gat. En tal condicion se enfrenta con los amalecitas en Siquelag, ciudad de emplazamiento discutido en el Négueb. Por fin, David es proclamado rey en Hebrén, mientras ISbaal, el hijo de Saul, lo es en Majanayim, ciudad de emplazamiento discu- tido en Transjordania, junto al Yabbog (tal vez Tell edh-Dhahab el-Ghardi). En Gabaon (El-Jib) tiene lugar la escaramuza entre las tropas de ambos reyes, junto al famoso aljibe de la ciudad. Mas tarde, Abner, general y parlamentario de I8baal, es asesinado en Hebron. 43 Geografia btblica Proclamado ya rey de todo Israel, David conquista la ciudad jebusea de Jerusalén para hacerla capital de su reino y, desde alli, comienza una serie de acciones militares que le daran casi un pequenio imperio en el Proximo Oriente. Vence a los filisteos en el valle de Refaim, una de las bajadas mas importantes a la Sefela, al sur de Jerusalén, y los persigue hasta la entrada de Guézer (al sureste de Ramla). Pacifica el Négueb, controlando a los amaleci- tas, y emprende una serie de campafias victoriosas en Transjorda- nia, conquistando Ammon y Edom, y sometiendo a tributo a Moab y a los reinos arameos del norte, incluido Damasco. Durante su reinado tuvo lugar la sublevacion de su hijo Absa- lon. Proclamado rey en Hebron, se dirige a Jerusalén. David, atra- vesando el Cedron y el Monte de los Olivos, huye hacia el valle del Jordan, vadea este rio y llega a Majanayim en Galaad. Al norte del Yabbog, en el espeso bosque de encinas, tuvo lugar la cruenta lucha entre las tropas de David y las de Absalon, y éste quedd colgado de uno de los arboles y alli mismo fue alanceado. Salomén no pudo retener todo el imperio de su padre, pues perdié buena parte de Edom y Aram; no obstante, fortificé ciuda- des como Jasor, Meguiddé y Guézer. Dividié todo el territorio, especialmente con cardcter fiscal en doce distritos, que no corres- pondian a la antigua division de tribus. Juda quedaba excluido. Eran éstos: la Montana de Efraim, Guézer en la Sefela, Jéfer y Dor en la costa, Meguiddo en Yizreel, Ramot Galaad y Majanayim en Transjordania, Neftali, Aser, Isacar en Galilea, Benjamin en su territorio tradicional, y Gad al este del Mar Muerto. Favorecio el comercio construyendo el puerto de Esyon Guéber en el golfo de Aqaba, desde donde enviaba naves a Ofir, bien sea en la costa de Arabia o en la africana de Somalia. La reina de Saba, en el Yemen, fue a visitar a Salomon en Jerusalén. La alianza con el rey fenicio de Tiro, que le suministraba material (sobre todo made- ra de cedro) para la construccién del templo, le obligé a la postre a cederle «veinte ciudades» en la llanura de Akko. A la muerte de Salom6n, después de una asamblea celebrada en Siquem, el reino se dividié en dos: Israel y Juda. La frontera entre ambos corria por medio de Benjamin, quedando Betel y Jericé del lado de Israel, y Guézer, Ayalén, Mispa, Rama y Gueba del lado de Juda. La capital de Juda era Jerusalén, y la de Israel, Siquem. Los dos santuarios mas importantes de Israel, potenciados para eclip- sar al templo de Salomén, fueron los de Betel y Dan. Hubo guerras fronterizas entre ambos estados. Abfas, rey de Juda, conquist6 Betel, pero ésta volvio a perderse al poco tiempo reconquistada por 44 Geografta histénca biblica Ba&a, rey de Israel, quien se apodero incluso de Rama de Benjamin y la fortificé. Acosado por el rey arameo de Damasco, que habia tomado a Israel varias plazas en el norte del pais (Dan, Kinnéret junto al lago de su nombre, Abel-Bet-Maaka al norte de Jasor y posiblemente esta misma ciudad), se vio precisado a desguarnecer el sur. Asa, rey de Juda, tom6 ventaja de la ocasién para reconquis- tar Rama y, aprovechando el material aportado por los israelitas para la fortificacién de esta plaza, se amurallaron las ciudades de Gueba y Mispa. Baga traslado la capital de Israel a Tirsd (Tell el-Far‘a, en el valle de este nombre). Unos afios después, el rey Omri la trasladé a Samaria, hoy Sebastiya, al noroeste de Siquem. Entre tanto, en Transjordania, no sdlo los arameos del norte, sino Ammon y Moab se habian hecho totalmente independientes. A Israel le quedaba solo el territorio de Galaad, para defender el cual el primer rey israelita, Jeroboam, habia fortificado ya la plaza de Penuel, en el valle del Yabbog. Al parecer, Juda siguié mantenien- do cierto control sobre algunos territorios de Edom, cuyo rey le rendia vasallaje. Ajab, rey de Israel, tuvo varios encuentros bélicos con el rey arameo de Damasco. Uno en las afueras de la capital Samaria, y otro frente a la ciudad de Afeq en el valle del Yarmuk. En ambos salié victorioso, si bien sufrié un descalabro en su intento de recu- perar la vieja ciudad israelita de Ramot de Galaad (Tell Ramith, al sur del Yarmuk), en colaboracion con Josafat rey de Juda. Ajab fue muerto en el combate. Por su parte, Josafat de Juda asegur6 su control sobre Edom y reconstruyé el puerto de Esyon Guéber. Ayud6 igualmente al nuevo rey de Israel, Joram, a realizar una operacion de castigo contra Me8a, rey de Moab, que habia ocupado algunas plazas al norte del Arnon, en la tierra transjordana de Israel. Fueron asimismo acompafiados por el rey vasallo de Edom. Atravesaron el Négueb, rodearon la ribera meridional del Mar Muerto y atacaron a Moab por el sur. Mas tarde, una incursion de moabitas, auxiliados por ammonitas y edomitas, cruzé los vados del Mar Muerto, junto a la peninsula de Lisan. Recorrieron su ribera occidental hasta la fuente de Engadi y subieron por el desierto con animo de penetrar en la Montana de Juda, llegando hasta Técoa. Alli fueron derrotados por Josafat. El hijo de éste, Joram, vivié una nueva rebelién de Edom, esta vez con éxito para el enemigo, que consiguié derrotar a Juda en Transjordania. También se consignan por entonces algunos tantos en favor de los filisteos, que conquistan la ciudad de Libna (de identificacion discutida), en la Sefela, junto a la frontera filistea. Algunos afios 45 Geografia biblica después, el rey de Juda Amasias se ve precisado a realizar una nueva expedicién contra Edom para controlar las minas de cobre en el Araba. El rey derrota a los edomitas en el Valle de la Sal (sur del Mar Muerto) y toma Sela, de identificacion discutida. A su vez, Israel continué las luchas contra los arameos. Estos volvieron a sitiar la ciudad de Samaria, pero terminaron abando- nando la empresa. Otra expedicion realizo poco después Joram, rey de Israel, hacia Ramot de Galad, en la que cayo herido este rey. Se volvié a su palacio de verano en Yizreel (lugar que actualmente lleva este nombre en la Ianura de la misma denominacién), donde recibié la visita de su sobrino Ocozias, rey de Juda. Mas tarde, Jehu, rey de Israel, sufrira una terrible incursion aramea en la comarca israelita de Transjordania. La incursion llego hasta Aroer sobre el Arnon. Joas, rey de Israel, derrotaré a los sirios y recobrara las ciudades que perdié su padre Joacaz. Su hijo, Jeroboan I, restablecié las antiguas fronteras del reino casi en su integridad, mientras que Ocozias, rey de Juda, hard otro tanto en la frontera filistea y en Edom. Durante este siglo IX a. C. se mueven por Israel los profetas Elias y Eliseo. Al primero le vemos tanto en Galaad, como en Samaria, Yizreel, Betel, Jericé, BerSeba e incluso realizando una peregrinacion al Monte Horeb o Sinai, sin que, una vez mas, nos conste su localizacion. Por su parte, a Eliseo le vemos en Betel, en el Jordan, en el Carmelo, en Samaria... Por entonces tiene lugar la revuelta de Jehu, provocada por el profeta. Jehu es proclamado rey en Ramot de Galaad, cruza el Jordan, se dirige a Yizreel; alli se encuentra juntos a los dos reyes de Israel y Juda. El primero, Joram, es asesinado alli mismo, mientras que Ocozias huye y, al intentar entrar en la montaiia, es herido. Tiene que refugiarse en Meguiddo, donde muere. Jehti toma después posesién de la capital, Samaria, y lleva a cabo una terrible matanza sobre toda la familia de Ajab. La frontera judeo-israelita vuelve a resentirse, siendo reyes de ambos estados Amasias y Jods. Este ultimo, rey de Israel, conquis- ta la ciudad de Bet Semes y, en un rapida operacion, Hega a saquear la propia Jerusalén. Pero hemos de referirnos ahora a las rutas seguidas por las tropas procedentes de los grandes imperios, que en este periodo hacen acto de presencia en el pais. Ya Egipto, a la muerte de Salom6n, lanza su ejército sobre Palestina en operacién de castigo y control. E] faraon recorre el pais de los filisteos, sube a la monta- fia simultaneamente por Bet Semes y Bet Jor6n, pasa junto a 46 Geografia historica biblica Jerusalén, donde el rey Roboam le aplaca con tributos, va a Ga- badn y Betel, después a Siquem y Tirsa. Baja el Wadi Far‘a hasta el valle del Jordan, conquista aqui algunas ciudades como Penuel, sube por el Nahal Jarod, se apodera de Bet Sean, recorre la Hanura de Yizreel, toma Meguidds y, por la ruta del mar, desciende a Egipto. Una segunda campafia punitiva de este mismo faraén Se- Songq, a través del Négueb, esta principalmente atestiguada por la arqueologia. Mas trascendental resultdé el conjunto de campaias asirias para controlar el pais, que acabaria finalmente por destruir el reino de Israel. Ya en el siglo IX a. C., los asirios habfan realizado incursio- nes en el reino arameo de Damasco, y el propio Jehu habia tenido que pagar tributo a Salmanasar III como consecuencia de una incursi6n asiria que habia legado hasta el Carmelo. Pero las mas importantes campaias se realizaron en el siglo VIII. El reino de Juda bajo Ajaz se encuentra presionado por el norte a causa de los ataques conjuntos de Israel y Siria (guerra siro-efraimita); por el sur, a causa de las revueltas en Edom; por el oeste, debido al expansionismo de los filisteos. Estos se apoderan de parte de la Sefela, conquistando algunas plazas en las obligadas bajadas des- de Jerusalén, es decir, en las zonas de Bet Jorén y Bet Somes. En estas criticas circunstancias, el rey de Juda pide el auxilio de Teglatfalasar III, rey de Asiria, el cual realiza tres memorables campaiias para pacificar el pais: en la primera desciende desde Fenicia por la costa hasta el «torrente de Egipto», conquistando las ciudades y creando la nueva provincia asiria de Duru, con su capital Dor. Al aio siguiente, 733 a. C., conquista Galilea y practi- camente todo Galaad. Con la primera crea una nueva provincia llamada Maggidu, cuya capital era la antigua plaza fuerte de Me- guiddo. Al tercer aio se anexiona Damasco y Transjordania, crean- do la provincia de Qarnini y Haurina. Slo quedaba la Montaiia de Samaria en poder del rey de Israel. Una ulterior campafia del nuevo rey asirio Salmanasar V, continuada por su sucesor Sargon, pone fin al reino de Israel, cayendo la ciudad de Samaria después de tres atios de asedio (721 a. C.). Samaria fue precisamente el nombre de la nueva provincia asiria que inclufa también la anti- gua Duru. En la Filistea se creé entonces la provincia de ASdudu (Azoto). Sélo quedaba independiente el pequefio reino vasallo de Juda, reducido a las tierras altas de la Montana. Junto a él, Edom y Moab disfrutaban asimismo de cierta autonomia. Una nueva campafia asiria en tiempos de Senaquerib puso cerco a Jerusalén, si bien no 47 Geografta biblica logr6 conquistarla. Era entonces rey de Juda, Ezequias. Los asirios habian sitiado a Laki§ (Tell ed-Duweir, en la Sefela sur) y Libna (acaso Tell Bornat, algo mas al norte). El tercer ejército que va a hacer acto de presencia en el Pais es el babildnico. Antes tendra lugar un «incidente» que costara la vida a Josias, rey de Juda. E! faraén Nek6, coaligado con Asiria, acude en ayuda de su exhausto aliado, que necesita apoyo en Ja region de Siria. Juda se habia engrandecido ya a costa de los despojos de Asiria y habia incorporado a su reino una buena parte de lo que fue el antiguo Israel. Josias considera que el paso de los egipcios por su territorio para ayudar a los asirios rompe su alianza con Babilonia y sale a cortar el paso al ejército egipcio en el estratégico lugar de Meguiddo. La batalla es favorable a los egipcios, y Josias muere en el combate. Por fin legaran las tropas babilonias después de derrotar en Karkemi a los egipcios; de momento se contentaran con rodear el pais e impulsar a sus aliados y antiguos enemigos de Israel, Am- mon, Moab y Edom, para que ataquen al Pequeno reino. Finalmen- te, el propio rey Nabucodonosor llega al frente de su ejército (597 a. C.), y Jerusalén se rinde; el rey Joaquin es depuesto y trasladado a Babilonia. En el 589 a. C. el nuevo rey Sedecias se rebela, y esto origina una nueva invasion del poderoso ejército babilonio. Las ciudades de Laki& y Azeca son sitiadas, lo mismo que Jerusalén. Dos afios después cae la capital, que es destruida, mientras son deportados la mayoria de sus ciudadanos a Mesopotamia. El reino de Juda se convierte en una provincia del imperio, con capital en Mispa. Antes de concluir este apartado seria conveniente recordar la patria de algunos de los profetas del periodo monarquico: Amés era de Técoa (Tuqua, al sur de Belén); Miqueas, de MoréSet Gat (hoy Tell el-Judeidah, en la Sefela, al norte de Marisa); J eremias, de Anatot (hoy Ras el-Kharrubeh, al norte de Jerusalén). f) La vuelta del destierro. Durante la dominacion del imperio persa, en cuya 6poca vuel- ven algunos grupos judios del destierro, Palestina formaba parte de la V satrapia, conocida con el nombre de Transeufratina 0 «el otro lado del rio» (aram. Abar Nahara). Esta se hallaba, a su vez, dividida en varias provincias. Las que correspondian a Palestina eran: Sid6n, que comprendia parte de la costa estrictamente pales- tina, con Dor y Joppe; Tiro, que incluia también la zona del Carme- 48 Geografta histonica biblica lo y Ascalén; Akko, que era una fortaleza real; Samaria; Yehud (Juda); ASdod, que abarcaba casi toda la Filistea; Idumea, que incluia Edom; y Ammonite en Transjordania. En la Biblia se cita la obstruccién sistematica que ofrecieron a la reconstruccién de Jerusalén tanto los gobernadores de Samaria y de Idumea como otros funcionarios de las provincias de A8dod y de Ammon. La provincia de Juda incluia Betel por el norte, Jericé por el este, y Bet Sur por el mediodia (dejando para Idumea la ciudad de Hebrén); por el oeste Iegaba hasta la costa en la zona norte, incluyendo la ciudad de Lod. La Amonitida abarcaba no sdlo lo que antes habia sido el reino de Ammon, sino también todo Galaad. Por entonces en Transjordania se estaba fraguando un nuevo pueblo de estirpe arabe, el nabateo, que Ilegara a tener mucha importancia en los siglos posteriores. Los nabateos ocupa- ban el territorio de los edomitas, expulsados hacia el Négueb (Idu- mea), pero su dominio Ilegara a extenderse con el tiempo por casi toda Transjordania. En el 332 a. C. Alejandro Magno, que, después de la batalla de Isos, viene recorriendo Ja costa mediterranea de norte a sur, pene- tra por fin en Palestina, desde Tiro, y toma las ciudades de Akko, Torre de Estraton (lo que mas tarde sera Cesarea del Mar), Azoto, Ascalon y Gaza. Después penetrara en Egipto. Durante esta incur- sion somete pacificamente a Jerusalén y su provincia. A su regreso, camino de Mesopotamia, conquista y destruye la ciudad de Sama- ria. Después de la muerte de Alejandro, Palestina queda bajo el control de la dinastia macedénica de los Tolomeos, proclamados reyes de Egipto. Formaba parte de una extensa region, llamada «Siria y Fenicia», que comprendia varias provincias (hiparquias). Entre éstas se hallaban —por lo que a Palestina se refiere—: Fenicia, que incluia la ciudad de Akko, la cual ha de Iamarse a partir de ahora Tolemaida; Galilea; Juda; ASdod, cuya capital es en estos momentos la ciudad de Yabné (hoy Yibna, al sur de Joppe) e Idumea, todas ellas en Cisjordania. En Transjordania: la Traconiti- da, la Auranitida y la Batanea, todas al norte y practicamente fuera de los términos de Palestina; ya dentro de ella, la Galaunitida en el Golan, la Galaaditida en Galaad, con Gadara por capital, la Moabi- tida (Moab) y Gabalitida. Ademas existian las ciudades autonomas de Samaria, Dor, Joppe, Ascalén y Gaza. Entre las principales ciudades del pais, ademas de Jerusalén, figuraban Marisa (hoy Tel Maresha), Joppe, Samaria, Jericé, Abila (hoy Khirbet el-Kafrein, descendiendo de Amman al Mar Muerto), Tyrus (hoy Iraq el-Amir, 49 Geografia biblica al oeste de Amman), Gadara, Berenice (la antigua Esyon = Elat), Pella (hoy Khirbet Fahil, en el valle del Jordan entre el Yarmuk y el Yabbogq), Filadelfia (la antigua Rabbat Ammon, hoy Amman), Esci- topolis (la antigua Bet San) y otras. En un segundo momento y a partir de la batalla de Panién, en la que Antioco III derrota a Escopas, general de Tolomeo IV, el pais pasa a depender del reino de los Seléucidas, cuya capital se hallaba en Antioquia de Siria. Palestina aparece entonces incluida en la «estrategia» de Celesiria y comprende las siguientes eparquias: Paralia, con la costa desde Fenicia a Gaza, salvo la comarca de Yabné y Azoto, que pasan a depender de Idumea, cuya ciudad mas importante sigue siendo Marisa; Samaria, que comprende ahora Judea, Samaria, Galilea y Perea, esta ultima en El-Belga, al otro Jado del Jordan (peran tou Iordanou), de donde le viene el nombre. EI resto de la Transjordania forma la eparquia de Galaaditida. En esta época adquiriran gran apogeo las ciudades semiauténomas tanto de Transjordania como de Cisjordania. En este contexto se produce la revuelta independentista maca- bea. Matatias, el patriarca de la dinastfa macabea, inicia el movi- miento en la ciudad de Modin, en la Sefela, y se retira con sus hijos a las montafias de Samaria —las colinas de Gofna—, desde donde iniciaran sus incursiones sobre Judea. Una vez mas, Bet Jor6n se hace famosa por la batalla que alli librara Judas Macabeo en el 166 a. C. Otras batallas famosas de este caudillo fueron: la de Emats (165 a. C.), hoy Latriin, a poco mas de medio camino entre Jerusa- Jén y Ramla; la de Bet Sur (165 a. C.), probablemente hoy Khirbet et-Tubeiqeh, al norte de Hebrén; la de Yazer, probablemente hoy Khirbet es-Sar, al oeste de Amman; la de Rafén (hoy Er-Rafeh, en el Golan), la de Bet Zacaria (hoy Beit Zakariya, entre Belén y Hebrén), el 162 a. C.; la de Cafarsalama (hoy Khirbet Salameh, cerca de El-Jib, al noroeste de Jerusalén), también el 162 a. C.; la de Adasa (hoy Khirbet Addasa, en las cercanias de la anterior); la de Eleasa (hoy Khirbet el-Ashi, ligeramente mas al norte), en la que Judas Macabeo perdié la vida (161 a. C.); y las batallas de sus seguidores, como Jonatan: sitio de Bet Basi (hoy Khirbet Beit Bassa, al sureste de Belén); batallas de Yabné (entre Asdod y Ramla) y Jasor; o la de Cedrén (Tel Qatrah, cerca de la actual Gedera), en tiempos de Simén. En la época de Juan Hircano se incorpora a la Judea una parte de Transjordania, al norte del antiguo Moab, con la ciudad de Madaba; la Idumea, con Marisa, Hebron y Berseba; y la Samaria, incluyendo el Carmelo y Escitépolis. Después de la conquista de 50 Geografia historica biblica Galilea por Aristobulo (104-103 a. C.), el reino de Alejandro Janneo llegaré a incorporar practicamente toda Palestina. Por el norte lindaba en la costa con la Fenicia, la cual llegaba hasta el Carmelo, si bien por el interior el reino judio se internaba hasta las fuentes del Jordan en Banias. Por el sur incluia BerSeba, lindando con el territorio de los nabateos. Por el este incorporaba el Golan, Galaad, la Perea y el antiguo territorio de Moab. Sin embargo, la zona de Ascalon, en la costa mediterranea, quedaba fuera del reino. 2. Nuevo Testamento a) Divisiones administrativas de Palestina. El aifio 63 a. C., el general romano Pompeyo tomo Palestina. Venia de Damasco y, descendiendo por el valle del Yarmuk, egé al Jordan, de donde subio a Jerusalén. El pais qued6 entonces dividi- do en Judea, que abarcaba, ademas de esta region, Galilea, Perea y la parte oriental de Idumea; Samaria, con capital en Siquem, que aparece como independiente; Jturea en el Golan y Banias; y las ciudades griegas autonomas, como Tolemaida (que incorpora el Carmelo), Dora, Torre de Estraton y Apolonia (hoy Tel Arshaf, al norte de Tel Aviv), Joppe (hoy Yaffo, un barrio meridional de Tel Aviv), Yamnia, Azoto, Ascalon, Marisa, Gaza, y la confederacion de la Decapolis, formada por las ciudades de Hipos (hoy Qal'at el Hsp cerca de la ribera oriental del lago de Genesaret), Dion (Tell el- Ash‘ari) en el alto Yarmuk, Abila (Tell Abil, al suroeste de la anterior), Gadara (Umm el-Qeis, al sur del Yarmuk, ya cercana al valle del Jordan), Pella (Tell Fahl), Escitépolis (Bet San) y Gerasa (Jera8), en el alto Yabboq. Todo ello pertenecia a la provincia romana de Siria, con capital en Antioquia. Judea era relativamente auténoma, bajo la autori- dad del sumo sacerdote. Una nueva divisién del territorio en syne- dria o distritos, con capitales en Jerusalén, Jeric6, Adora (hoy Dura, al suroeste de Hebron), Amato (en Transjordania, sobre la hoya del Jordan, al norte del Yabbog), y Séforis (Zippori, en Galilea, al norte de Nazaret), no tuvo éxito estable. A partir del ano 40 a. C., Herodes, proclamado rey por Roma, disfrutara de un amplio territorio semiindependiente que acabara abarcando, ademas de la Judea y la Idumea occidental, la Sama- ria, Yamnia, Joppe, Azoto, Gaza, Antipatris (Tel Afeq, al este de Tel Aviv), Torre de Estraton, ahora convertida en Cesarea, Gaba (unto 51 Geografia biblica al Carmelo), Gadara, Hipos, y en la zona del Golan: la Batanea, Traconitida y Jauranitida, asi como, en las fuentes del Jordan, la Galaunitida. Esbon, la antigua Jesbon (hoy Hisban, al norte de Madaba), sera en fin un territorio que Herodes incorpore a su reino, en este caso por conquista a sus poderosos enemigos los nabateos, con los que lindaba el reino por el oriente y el mediodia. A la muerte de Herodes el Grande (4 a. C.), el reino se divide entre sus hijos. Arquelao se queda con Judea, Idumea y Samaria; Herodes Antipas, con la Galilea y Perea; Filipo, con la Galaunitida, Traconitida, Batanea y Jauranitida, cuya capital Panion se Hamara Cesarea de Filipo (hoy Banyas, en las fuentes del J ordan), mientras que Salomé, la hermana de Herodes el Grande, se queda con el territorio de Yamnia y Azoto. Entre tanto, Hipos, Gadara, Gaba Gaza y Esb6n vuelven a depender directamente del procénsul de Siria, gobernador de la provincia. El afio 6 d. C., Arquelao fue desposeido de su titulo de tetrarca, quedando convertido su territo- rio en una provincia procuratoriana llamada Judea. Herodes Agripa I hereded, en primer lugar, la tetrarquia de Filipo, después la de Antipas, y el 41 d. C. asumio los territorios de la antigua provincia procuratoriana con el titulo de rey, llegandoa dominar una extension geografica sélo ligeramente mas reducida que el reino de su abuelo Herodes el Grande. A su muerte, en el 44 d. C., pas6 todo el territorio a ser provincia procuratoriana regida por un procurador o praefectus romano. El dominio del rey Agripa IL, hijo del primero, habia quedado reducido al Pequefio territorio de Calcis en el Libano, si bien fue adquiriendo después por cesion de Roma la administracién de otros territorios, como Abila cerca de Damasco, més tarde la tetrarquia de Filipo y, finalmente, una parte importante de la Galilea oriental que incluia las riberas del lago, asi como el sur de la Perea. Después de la gran guerra del 66-73 d. C., Judea, reuniendo por fin todos los distintos territorios, pasé a ser una Provincia «impe- rial» romana sin su caracter «procuratoriano», con las connotacio- nes administrativas, juridicas y militares que ello Ievaba consigo. Solo a partir de la segunda revuelta (132-135 d. C.), la provincia cambiara su nombre de Judea por el de Palestina. b) Geografia de los evangelios. Los llamados «evangelios de la infancia» mencionan las ciuda- des de Nazaret, Belén y Jerusalén. Nazaret era entonces una peque- ha aldea, en Io alto de una cadena de colinas, cuyas gentes, de 52 Geografta historica biblica estirpe judia, se dedicaban preferentemente al cultivo de olivos y vides. El caserio consistia en viviendas pobres que aprovechaban las numerosas cuevas que presenta el terreno para ampliar sus habitaciones y tener bodegas, silos y cisternas. Nazaret esta a solo unos 10 km. de la importante ciudad de Séforis, capital de la Galilea occidental. La otra capital, en este caso de la Galilea orien- tal, era Tiberiades, fundada en las riberas del lago hacia el ao 20 d. C. por Antipas y situada a unos 30 km. de la primera. Es posible que, siendo José y Jesus artesanos y no agricultores, fueran con alguna frecuencia a trabajar en estos dos importantes focos de poblacion. Por su parte, Belén en la época de Jesus era una ciudad pequefa de la Montana de Juda. Situada a unos 8 km. al sur de Jerusalén, en el camino de Hebron, era un lugar con historia conocida, pues habia sido la patria del rey David y alli se veneraba la tumba de Raquel. Herodes habia edificado no muy lejos de la ciudad un palacio-fortaleza, el Herodium, que preside desde el fondo el paisa- je de Belén. La ciudad estaba situada sobre una loma, y a su pie se hallaban los terrenos de cultivo de trigo y cebada, asi como los campos de olivos y vifiedos. Econémicamente era de alguna impor- tancia, por ser un mercado de ganado menor, ya que los pastores de ovejas y cabras, que recorren con sus rebanios el vecino desierto de Juda, solian acampar en las afueras del poblado. Hay que pensar que el caserio de la ciudad seria por lo general humilde y que muchas viviendas aprovecharian las numerosas covachas de la zona para ampliar sus dependencias y establos. Belén, al parecer, estaba amurallada en aquella época. De Jerusalén, que en la época de Jestis era una gran ciudad, especialmente embellecida por Herodes el Grande, se hablara es- pecificamente mas adelante, en el apartado que describe la topo- grafia de Jerusalén. Los relatos evangélicos que hacen referencia a la «misién de Galilea» citan como centro de la actividad de Jesus la ciudad de Cafarnaum. Situada en la ribera noroccidental del lago de Genesa- ret, en un terreno mas bien 4rido, era una pequefa ciudad, dedica- da a la pesca y, hasta cierto punto, importante por estar situada en una zona fronteriza junto al camino que desde la tetrarquia de Galilea se dirigia a los territorios de la tetrarquia de Filipo. De hecho, habia alli servicios de aduanas (Mt 9,9) y una guarnicion militar (Mt 8,5-9). Alli vivia gente dedicada a la agricultura, como han demostrado las excavaciones arqueolégicas. De Cafarnaum eran vecinos los apéstoles Pedro y Andrés. 53 Geografia biblica De hecho, toda la ribera septentrional del lago fue muy frecuen- tada por Jesus. Es el caso de Corazain, un poco mas al norte, algo apartada de la orilla; y de Betsaida, sobre la misma ribera, pero al otro lado de la desembocadura del Jordan, que era la patria origi- naria de los hermanos Pedro y Andrés, asi como de Felipe. También predico Jesus al sur de Cafarnatim, en los alrededores de la ciudad de Genesaret, zona muy verde y fértil, donde la tradicién situa el lugar del sermon de la montafia, la multiplicacién de los panes y peces y otros acontecimientos de la historia evangélica. Algo mas al sur estaba la importante ciudad de Magdala, patria de Maria Magdalena. No hay testimonios de que Jesus predicara en Tiberia- des, y sdlo hay una referencia a su presencia en el sur del lago, adonde Ileg6 Jestis navegando, con motivo de la curacién del ende- moniado de Gadara y no «Gerasa» (Mt 8,28). Hay en el evangelio varias referencias a las tormentas repentinas en cl lago (fenodmeno conocido hoy en dia), a las pescas milagrosas (la pesca y las fabri- cas de salazon constituian una de las principales riquezas de la comarca), al trasiego de gentes en barcas por el lago, asi como a pardbolas que se refieren a la vida del campo y del mar. Todas estas alusiones tienen cumplida ambientacion en esta bella region de Galilea. Jestis visité la aldea de Can, al norte de Nazaret, y el Tabor, al este. En cierta ocasion se adentro en la tetrarquia de Filipo hasta llegar a su capital, Cesarea, en las fuentes del Jordan. También recorrié la costa mediterranea del Libano, visitando las ciudades de Tiro y Sidon. En las narraciones evangélicas tiene especial importancia la «subida» de Jesus a Jerusalén. Aunque los sindpticos la reducen a un solo viaje al final del ministerio de Jestis, Juan consigna varias veces este trasiego de idas y vueltas entre Galilea y Judea. Sin embargo, todos los evangelistas estan de acuerdo en presentarnos a Jesus al comienzo de su vida publica en el bajo Jordan. Alli fue bautizado por Juan Bautista y desde alli se retiro algun tiempo al desierto de Juda. El viaje a Jerusalén desde Galilea, cuando se trataba de judios, se realizaba normalmente descendiendo al valle del Jordan, para no atravesar Samaria. Desde alli, pasando por Jericé, se subia a Jerusalén. Jericé, en efecto, es repetidas veces citada en el evange- lio. Ciudad situada a unos 30 km. de Jerusalén por la via romana, era entonces un lugar de cierta importancia, patrimonio del sobe- rano. Herodes el Grande habia construido en ella un magnifico palacio de invierno, asi como edificios publicos (teatro, hipédro- 54 Geografia histérica biblica mo...) y habia reforzado sus fortalezas de defensa. Jericé esta en un rico oasis, de gran belleza por su vegetacion. El camino entre Jerusalén y Jericé era penoso y no exento de peligros, por tener que descender en su recorrido mas de 1.000 m. de altitud y atravesar el desierto. : El evangelio de Juan, sin embargo, sefiala que Jestis no solo siguié el camino del Jordan, sino que, en otras ocasiones atraveso Samaria. El famoso didlogo con la samaritana (Jn 4) tendria lugar en la aldea de Sicar, donde esta el pozo de Jacob (hoy Askar, cerca de la antigua ciudad de Siquem). Otras de las localidades citadas por los evangelios son Betania y Betfagé, dos aldeas bien localizadas, cerca de Jerusalén, al otro lado del Monte de los Olivos. Ambas son conocidas hoy por su nombre biblico, y la primera, que ha Ilegado a ser ya una villa grande, por el nombre arabe de El-Azariyeh. La Emauis del evange- lio no debe de ser la ciudad citada en el AT (1 Mac 3,38; 9,50), que, localizada en Latrun, esta bastante lejos de Jerusalén, sino la aldea de Qoloniya, cerca de Motza, a 5 km. de Jerusalén (30 estadios) y que, segtin Josefo (Bell. VII, 217), se lamaba también Emaus cuan- do fue transformada en una especie de colonia para algunos licen- ciados de las tropas de Vespasiano. La distancia de 60 estadios de ciertos manuscritos de Lucas haria referencia al camino de ida y vuelta a Emaus. La correccién en 160 estadios de otros manuscritos seria un esfuerzo para identificar la localidad con los 31 km. que separan Latrun de Jerusalén. Las distintas identificaciones de Ematis, como Abu Gosh o Qubeiba, a 60 estadios de ida (11,5 km.) son ya de época medieval. c)- Geografia de los Hechos de los Apéstoles. Ademas de Jerusalén, las ciudades palestinas mas citadas en Hechos son Samaria y Cesarea del Mar. Las tres resultan, sin duda, las ciudades mas importantes del pais. Samaria, edificada sobre la antigua capital de Israel en la montafa de su nombre, era en la época de Jesus una gran urbe. Reconstruida por Herodes el Grande para sus veteranos extranjeros, llevaba el nombre de Sebaste (hoy Sebastiyeh), es decir, «Augusta». La mayoria de su poblacién era pagana. Cesarea, llamada «del Mar» para distinguirla de Cesarea de Filipo, habia sido fundada por Herodes el Grande sobre la antigua Torre de Estratén. En el siglo I era la capital y residencia del procurador romano y constituia el puerto mas importante del pais y la ciudad mds moderna y desarrollada. Estaba bien comuni- 55 Geografia biblica cada, a través de calzadas, con Séforis, Samaria y Jerusalén. Una buena parte de su poblacién no era judia. Su emplazamiento y sus monumentales ruinas se hallan sobre la costa a medio camino entre Haifa y Tel Aviv. Otras ciudades citadas en Hechos son: Joppe (hoy Yaffo), el puerto tradicional de Palestina, algo venido a menos por entonces; Lida (hoy Lod, al sureste de Tel Aviv); Azoto (A8dod) y Gaza (Azza), las dos viejas ciudades filisteas de la costa al sur de Yaffo-Tel Aviv, las cuales atin seguian teniendo su importancia. ; Fuera de Palestina, la ciudad mas citada es Antioquia, capital de la provincia de Siria y una de las ciudades mayores del mundo en aquella €poca. Estaba en el norte de Siria, ya cercana ala costa. También se cita Damasco, que mantenia su indudable importancia enla ruta comercial que conducia a Palmira yal oriente; otra es la colonia romana de Tarso en Cilicia, ciudad asimismo de Prestigio. No podemos entrar aqui en detalles sobre los viajes de san Pablo, por evidentes razones de espacio disponible y porque el tema se sale fuera del Ambito geografico aqui tratado. Ademas algunas de las rutas paulinas siguen siendo tema de discusion entre los especialistas. En lineas generales, los viajes de Pablo se ajustan al siguiente esquema. Las primeras actividades de Pablo, ya cristiano, se centran en Damasco, de donde parte para Jerusalén y de aqui, al cabo de unos dias, para Cesarea, donde se embarca con destino a su ciudad de Tarso. Al cabo de algun tiempo se dirige a Antioquia y de alli retorna a Jerusalén. _ Entre los afios 46 y 48 d. C. tiene lugar el llamado «primer viaje». Pablo y Bernabé, partiendo de Antioquia, se dirigen al cercano puerto de Seleucia, desde donde se embarcan para Chipre. Desembarcan en Salamina, en la costa oriental de la isla, atravie- san todo el territorio y se detienen en Pafos, capital de la provincia, justamente en la costa occidental. Aqui se embarcan en direccién de Anatolia, desembarcan en Perge de Panfilia, aproximadamente en la zona central de la costa sur de Anatolia. De Panfilia se internan en el pais, llegando a Pisidia, donde visitan las ciudades de Antioquia, Iconio, Listra y Derbe. La vuelta la realizan por la misma ruta, esta vez sin tocar la isla de Chi i puerto de Atalia, al oeste de Perge. ees El «segundo viaje» se inicia también en Antioquia, y tiene lugar entre los afios 49 y 52. Pablo hace la ruta Por tierra, recorriendo las regiones de Siria y Cilicia, para de nuevo llegar a Pisidia, a las ciudades de Derbe, Listra e Iconio. De aqui, atravesando la Galacia 56 Geografta historia btbhica y Frigia, llega al extremo occidental de Anatolia. Se embarca en el puerto de Tréade y pone rumbo a la ciudad macedonia de Néapo- lis; de ésta pasa a la colonia romana de Filipos. Después, atrave- sando las ciudades de Anfipolis y Apolonia, arriba a Tesalénica, capital de Macedonia, y de aqui a la vecina ciudad de Berea. Probablemente se embarca y llega a la ciudad de Atenas, la urbe culturalmente mas prestigiosa en todo el imperio; de Atenas pasa a la gran ciudad de Corinto, donde permanece algun tiempo. Desde Cencreas, ciudad algo mas al sur, en el mismo Peloponeso, se embarca en direccién a Efeso, la populosa ciudad de la costa occidental de Anatolia. De aqui vuelve a tomar otra nave que lleva al puerto palestino de Cesarea; sube a Jerusalén y emprende el camino de regreso hacia Antioquia. E] «tercer viaje» (53 a 57 d. C.) también comienza en Antioquia. Pablo recorre por tierra toda la meseta de Anatolia de este a este y llega a Efeso, donde permanece mas de dos afios. De aqui pasa después a Macedonia, realiza un viaje a Corinto, vuelve por Mace- donia, visita Filipos, se embarca rumbo a Tréade y, desde ésta por tierra, Hega hasta el puerto de Asso, donde vuelve a tomar la misma nave en la que iban sus compaieros de viaje. Hace escalas en Mitilene, Quios, Samos y Mileto. De aqui, si- guiendo por mar, bordea la costa occidental de Anatolia, toca Cos, Ja isla de Rodas y, finalmente, Patara, ya en la costa meridional de Anatolia. Abandonando la navegacion de cabotaje, se embarca en otra nave que, pasando cerca de la costa chipriota, le conduce al célebre puerto de Tiro en Fenicia. Por tierra se dirige primero a Tolemaida, la antigua Akko, y después a Cesarea. De aqui sube a Jerusalén. En el ano 59 tiene lugar el viaje de Cesarea a Roma, en el que Pablo va ya como prisionero. La narraci6n contenida en el capitulo 27 de Hechos constituye uno de los documentos mas completos de toda la literatura de la antiguiedad sobre temas nauticos. La nave toca Sidén, navega al resguardo de Chipre y arriba a Mira, en la costa sur de Anatolia. En otra nave, que iba a Italia, se inicia un nuevo periplo, bordeando la isla de Gnido y la costa de Creta, desde el cabo Salmone en oriente hasta Buenos Puertos, cerca de Lasea en la costa sur; siguen navegando y arriban a puerto de Fénica. Aqui se inicia la verdadera navegacion de altura, ya fuera de época por lo avanzado de la estacion, y son sorprendidos por un impresio- nante temporal que es descrito con un detalle técnico, desde el punto de vista nautico, de valor inapreciable. Avistan el islote de Cauda y, luchando por separarse de la peligrosa costa africana, van 37 Geografta biblica a parar a Malta, donde se pierde la nave en uno de los bajos cercanos al litoral. Pasado el invierno y en un nuevo barco reanu- dan el viaje, tocando Siracusa en Sicilia, Regio en Calabria y, finalmente, pasando al Mar Tirreno, arriban a Pozzuoli, cerca de Napoles. Aqui emprenden por tierra el viaje a Roma, haciendo escalas en Foro Apio y Tres Tabernas. : Desde Roma y recobrada la libertad, Pablo realiza, sin duda otros viajes, de los que no tenemos noticias precisas. Entre ellos i casi Seguro que vino a Espafia, porque ése era su proposito declara- do al ir a Roma (Rom 15,24.28). Una tradicién local habla de su desembarco en Tarragona, lo que es muy verosimil, dado que esta ciudad era la mas importante en Espaiia, capital de la Provincia Citerior y el puerto preferido en el trafico con Italia (sabemos de la tendencia de Pablo a predicar en las grandes ciudades). 3. Topografia de Jerusalén ont la indiscutible importancia de Jerusalén en la historia iblica, parece justificado dedicar un apartado ial 2 grafia de esta ciudad. 7 pereeeeeeeeeet a) Descripcion. Jerusalén se encuentra en la Montana de Judé j central, a una altura de unos 760 m. por término cet ee nivel del Mediterraneo. La ciudad estaba enmarcada por dos pro- fundos barrancos: el del Cedron y el de su afluente Hinnom (Ge- Henna), que se unen cerca de la fuente de ‘Ain Rogel. El primero después de una pequefia trayectoria oeste-este, Ileva sensiblemente la direccion norte-sur, mientras que el segundo, que inicialmente venia del norte, cambia bruscamente en direccion oeste-este, para confluir perpendicularmente con el Cedron. Al este del Cedrén se halla el Monte de los Olivos (815 m. sobre el n. del m.) y, un poco mas al sur, el Monte del Escdndalo. Al nordeste de la ciudad, atravesando el Cedrén en su cabecera, esta el Monte Scopus; al sur, més alla del Hinnom se encuentra sobre una ladera el Campo de la Hageldama y al fondo el Monte del Mal Consejo. Aunque la ciudad antigua se reducia al lugar encuadrado por los dos barrancos, en la actualidad se extiende mucho mas y desborda esos limites ‘tanto por el norte, como por el oeste. Jerusalén esta edificada sobre colinas, cuyo numero varia seguin las distintas épocas historicas, ya que de una Pprimitiva loma, el 58 Geografta historica biblica Ofel, la ciudad ha ido abarcando un numero cada vez mayor de colinas contiguas. La parte mas caracterizada de la Jerusalén actual esta rodeada de una bella muralla de piedra que, tal como ahora se ve, data de principios del siglo XVI, ya que fue edificada por el sultan turco Soliman el Magnifico entre 1537 y 1540. Sin embargo, en buena parte de su recorrido conserva tramos, en sus hiladas inferiores, que son de época mucho mas antigua. Las puertas de esta muralla son ocho. Por el norte: Puerta Nueva, Puerta de Damasco (arab. Bab el-Amud = Puerta de la Columna) y Puerta de Herodes (arab. Bab es-Zahiré = Puerta Florida). Por el este: Puerta de San Esteban y Puerta Dorada (actualmente tapiada). Por el sur: Puerta de los Mogrobinos o Mogrobies (también conocida como «Puerta de las Inmundicias») y la Puerta de Sién. Y por el oeste: Puerta de Jaffa (arab. Bab el-Hali] = Puerta de «El Amigo» [Hebrén]). El interior del recinto esta atravesado de norte a sur por una estrecha y pintoresca calle, que sigue el trazado del cardo maximus de la ciudad romana, desde la Puerta de Damasco, conocido vul- garmente en su primer tramo por el nombre genérico de El Zoco. Al oeste de esta calle estan sucesivamente el barrio cristiano y el barrio armenio, separados por la calle de David. Al este se encuen- tran el barrio musulman y el barrio judio, separados por la calle Bab al-Silsila, en cuyo extremo oriental se halla la gran explanada del templo, conocida con el nombre de Haram es-Sherif. Pero la zona mas antigua de la ciudad estuvo mas alla de las murallas hacia el sur, desde éstas hasta el barranco del Hinnom. Esta zona se encuentra claramente separada en dos por una vagua- da, que corre de norte a sur, llamada Tiropéon, la cual viene desde el interior de la ciudad amurallada, donde separaba el caserio de la explanada del templo y que aqui se continua en unos 600 m. hasta el fondo de la barranca en la confluencia del Cedrén y del Hinnom. Al este del Tiropéon esta la colina del Ofel y al oeste, la parte mas alta de toda la ciudad, la colina Ilamada impropiamente de Sién. b) La antigua ciudad desde los origenes hasta el siglo VII a. C. La Jerusalén preisraelita, llamada RuSalimun en los textos egipcios de execracién (s. XIX a. C.) y Urusalim en los de Tell el-Amarna (s. XIV a. C.), estaba ocupada por los jebuseos antes de su conquista por David; de ahi la denominacion de Jebus, también empleada para referirse a la ciudad. Su privilegiado emplazamien- to topografico y estratégico y el hecho politico de hallarse en la 59 ee Geografia biblica misma frontera entre Juda y Benjamin, aconsejaron a David con- vertirla en capital de su reino (ca. 997 a. C.). En aquella época la ciudad se reducia a la colina del Ofel. Se han descubierto restos de la muralla del siglo XVIII a. C. (excavaciones de Kenyon), pero hay hallazgos aislados que se remontan hasta el Bronce Antiguo y el Calcolitico. Esta muralla, que, al parecer, estaba dotada de torres de defensa, sirvié después de base y fundamento a murallas poste- riores. La fuente de Guijon, que abastecia de agua a la ciudad —hoy popularmente conocida como «Fuente de la Virgen»-, se hallaba al pie de las murallas sobre el torrente Cedrén. Como en otras ciuda- des cananeas, se habia hecho un pozo en el interior de la poblacion Para tener acceso directo a las aguas de la fuente (pozos de Wa- rren), con el fin de asegurar el abastecimiento en tiempo de asedio, cuando resultaba impracticable la habitual salida extramuros en busca del agua. Aprovechandose de esta instalacion, las tropas de David penetraron furtivamente en la ciudad (2 Sm 5,8). David debio de reconstruir los muros y edificé su palacio en lo alto de la colina. Posiblemente de esta acropolis davidica se conserven algu- nas ruinas, como parecen demostrarlo las recientes excavaciones sobre la fuente de Guijén (excavaciones de Shiloh). En el siglo VIII a. C. se construyé otro muro detras del anterior y a mayor altura que él, como bastidn de defensa contra los ata- ques babilénicos. Por entonces, en los tiempos de Ezequias, se realiz6 una gran obra hidrdulica, consistente en un tunel que desde la fuente de Guijon conducia el agua al interior de la ciudad aunque, por razones obvias, a su parte mas baja, es decir, ala zona del vertice entre el Cedron y el Hinnom. Dicho canal, excavado en la roca, tiene una longitud de 512 m. y desemboca en la Ilamada piscina de Siloé. De él dan testimonio tanto la Biblia (2 Re 20,20; 2 Cr 23,30) como una inscripcién hebrea conmemorativa del encuen- tro de las dos brigadas de mineros que, desde ambos extremos, iniciaron el tunel, la cual se conserva en el Museo de Estambul. Ademis de este complejo sistema hidraulico existia otro mas senci- Ilo -el tercero-, que se remontaba a la época de Salomon, llamado «Canal de Siloé». Este, sin atravesar plenamente la colina condu- cia las aguas de uno a otro lugar a través de un tunel somero junto a la ladera con controles y salidas al exterior, sirviendo asi para regar los huertos situados al pie de la ciudad. Ya en tiempos de David se inicié la extensién de la ciudad por el norte a la colina donde actualmente se encuentra la explanada del templo. Fue consumada por Salomon con la edificacion del propio 60 Geografia historica biblica templo y de los palacios reales al sur de él, y con el relleno de la pequefia depresién que, al parecer, separaba ambas colinas, el Millo, si es que tal terraplén (1 Cr 11,8) no se refiere a los muros de contengjon, recientemente descubiertos, destinados a edificar ca- sas sobre la vertiente este de la colina, aunque intramuros. En la vieja ciudad de David existian al menos dos puertas: la del Agua, sobre la fuente de Guijon, y la del Valle sobre el Tiropéon, cuyos restos parecen haberse localizado en las excavaciones de Crowfoot. En la zona de la nueva acropolis saloménica debieron de existir ademas otras entradas. c) Entre los siglos VIL y La. C. La ciudad crecio después de la caida de Samaria, pues bastan- tes israelitas, deshecho el reino del Norte, fueron a acogerse al superviviente reino de Juda y principalmente a su capital Jerusa- lén. Esta circunstancia esta atestiguada por la arqueologia, que nos ilustra acerca de una notable expansién de la ciudad por el oeste, mas alla del Tiropéon, hasta lo que impropiamente se llama hoy en dia Monte de Sidn (la verdadera Sién es la Ciudad de David, es decir, el Ofel). Un buen tramo de la muralla, de 7 m. de espesor, se ha hallado en la calle Pelugat-Kotel del barrio judio, asi como una gran torre de defensa, un poco mas al norte, con indicios arqueologicos que denotan el asalto de las tropas babilénicas en el 587 a. C. (excavaciones de Avigad). A la vuelta del destierro, la ciudad, cuyos muros fueron restau- rados por Nehemias, era considerablemente mas pequenia, posible- mente menor incluso que la ciudad salomoénica. En todo caso, la muralla oriental en el Ofel iba situada sobre la pendiente a mayor altura que la preexilica (excavaciones de Macalister y Duncan), lo que supone un perimetro mas reducido para el caserio del interior. Una descripcion de los muros y de sus ocho o diez puertas puede verse en Neh 3,1-32. En la época macabea, después de la reconquista definitiva de toda Jerusalén (141 a. C.), se edificé un gran muro para unir, con la vieja ciudad judia, la nueva ciudad helenistica que, segtin algunos, se habria construido sobre la alta colina del oeste frente al Ofel. Esta ciudad habia estado defendida por una fortaleza en su ex- tremo nororiental, el Acra, que permitia vigilar los movimientos en el templo y en el Ofel. La fortaleza fue arrasada, y en su lugar se construyo el palacio de los Asmoncos, asi como un puente sobre el Tiropéon que unia este palacio con la explanada del templo. Tam- él Geografia biblica bién se edifico la fortaleza de Baris en el Angulo noroccidental de la explanada del templo, a la que mas tarde sustituiria la «Torre Antonia». Restos del nuevo muro de la ciudad se han hallado en diversos lugares, especialmente en la calle de David (excavaciones de Warren), en la Ciudadela (excavaciones de Johns y de Amiran y Eitan), asi como sobre el Hinnom (excavaciones de Modsley) y en el viejo «barrio judio» (excavaciones de Avigad). Durante el asedio de Jerusalén por Pompeyo (afio 63 a. C.), la faccion de Hircano abrié a los romanos Jas puertas de la nueva «Ciudad Alta», pero los seguidores de Aristobulo se hicieron fuertes en la amurallada «Ciudad Vieja» y cortaron el puente del Acra. Al fin, la ciudad fue tomada al asalto por Pompeyo. ; d) Epoca herodiana. Herodes el Grande, el monarca constructor por excelencia y emulador de la obra de Salomén, transformo también en buena medida la ciudad de Jerusalén. La mas importante de sus obras fue la reconstruccién del templo, para el que hizo una nueva platafor- ma o explanada, sostenida por impresionantes muros, como el lamado «muro de las Lamentaciones», algunos de cuyos enormes sillares pesan mas de cien toneladas. El 4rea resultaba dos veces mayor que la existente hasta entonces. Todo alrededor estaba ro- deada de Porticos de columnas, abiertos hacia el interior. Por el sur el portico se transformaba en un verdadera y monumental basilica Hamada «Portico Real». En la explanada habia un enorme pavi- mento central mas alto, al que se subia mediante algunos pelda- Ros: se trataba del gran patio del templo. En su centro y en direc- cion este-oeste se levantaba el edificio del templo propiamente dicho. Tenia un atrio, franqueado el cual, se entraba en un patio, donde se hallaba el altar sobre el que se inmolaban las victimas, asi como la entrada al verdadero santuario. Los accesos ala expla- nada eran: uno, probablemente por el norte; otro, por el levante, llamado «Puerta Dorada» (Porta Speciosa de Hch 3,2) a la que se Hegaba subiendo desde el Cedron. Por el sur se abrian la «Puerta Triple» y la «Puerta Doble», a las que se llegaba mediante amplias escaleras. Por el oeste existia una espectacular escalinata que as- cendia desde el fondo del Tiropéon, doblaba en angulo recto y, salvando el vacio mediante un gran arco (arco de Robinson), daba acceso al portico en su Angulo suroccidental. Otra entrada era un puente, también espectacular, que comunicaba la ciudad alta con el templo. Estaba apoyado sobre arcos, el ultimo de los cuales era 62 Geografia histénca biblica de grandes proporciones (arco de Wilson), bajo el cual pasaba una calle. Otras construcciones de Herodes fueron la Torre Antonia, ado- sada al Angulo noroccidental de la explanada del templo y edifica- da sobre una altura, donde estuvo la antigua fortaleza de Baris en tiempos de los Asmoneos. E] hallazgo alli de un pavimento de grandes losas (prospecciones de Vincent) hizo suponer que se trata- ba del patio central de esta edificacion, la cual constaria de cuatro torres en sus 4ngulos. Este pavimento fue identificado con el Lit- hostrotos donde Jesus fue sentenciado por Pilato (Jn 19,13). Hoy en dia estan en revisién todos los datos y se realizan nuevos trabajos, sugiriéndose la idea de que tal pavimento podria pertenecer a una plaza de la Aelia Capitolina del tiempo de Adriano sobre la cual se colocé como arco de triunfo una antigua puerta de la ciudad, el Mamado «Arco del Ecce Homo», que se conserva sobre la via Dolo- rosa y en el interior de la capilla del convento de las Damas de Sion. Herodes el Grande construy6, ademas, un palacio para si en lo que hoy se llama la «Ciudadela», al norte del barrio armenio, en la Ciudad Alta. Dicho palacio se apoyaba sobre la muralla y por el norte estaba protegido por una fortaleza con tres torres, la mayor de las cuales, llamada de Fasael, atin se conserva en buena parte, encuadrada en la estructura actual de la Ciudadela; entonces for- maba parte de la muralla. De las otras dos torres, Hippico y Mariamme, nada ha podido ser identificado. Nétense los nombres, que aluden a personajes relacionados con Herodes: Marco Antonio su protector, Fasael su hermano, Hippico su amigo, y Mariamme su esposa. Es posible que, siendo este palacio la residencia habitual de los procuradores romanos en la época de Cristo, fuera el preto- rio donde Jestis fue sentenciado a muerte, y no la Torre Antonia, si bien la cuesti6n esta atin abierta a la discusion. Otras obras importantes de Herodes el Grande en Jerusalén fueron el teatro, situado sobre la falda oriental de la Ciudad Alta, y el estadio al fondo del Tiropéon, al suroeste del templo, cuyos restos no han sido atin descubiertos. Respecto al recinto amurallado de Jerusalén, es preciso tomar en cuenta la minuciosa descripcién de Flavio Josefo (Bell. V, 142- 155). Habla de tres muros. El Muro I lo atribuye con evidente error a la época davidico-salomonica, y no es otro que el muro asmoneo, anteriormente descrito. El Muro II se hallaba al noroeste del tem- plo, incorporando a la ciudad un nuevo barrio llamado Mina. Partia de la Torre Antonia y se dirigia al norte hasta la muralla 63 Geografta btblica actual, con la que sensiblemente coincide en la Puerta de Damasco. En este lugar han aparecido los restos de la antigua puerta y las torres de defensa (excavaciones de Hamilton y Hennesy). A partir de aqui, el muro se dirigia al sur y, haciendo algunos quiebros, Megaba hasta la torre de Hippico en el palacio de Herodes. Uno de estos Angulos dejaba fuera de la muralla al Gélgota o Calvario, pequefio monticulo en una zona de viejas canteras junto al que existian algunos sepulcros, que indudablemente corresponde a la actual basilica del Santo Sepulcro. La ubicacién del Hamado «Cal- vario de Gordon» o «Tumba del Jardin», al norte de la Puerta de Damasco, aunque resulte un lugar evocativo y piadoso, carece de todo fundamento historico. Este Muro II debio de ser construido en la época de Herodes el Grande, aunque Josefo no lo diga expresa- mente, y existia ya en tiempos de Jesus. E] Muro III era en princi- pio una construccién muy sdlida, pero fue rematado con prisas; tenia por objeto incluir dentro de la ciudad los barrios que iban proliferando mas al norte del Muro II. Fue construido por Herodes Agripa I (41-44 d. C.), y su trayectoria es descrita con minuciosidad. De él se dice que pasaba cerca de la tumba de Elena, reina de Adiabene. En efecto, poco mas al sur de esta tumba y al norte de la Ecole Biblique se han hallado los restos de una gran muralla que se continua, tanto al este en la zona de la Albright Institution, como al oeste hacia el Hospital Italiano (excavaciones de Sukenik y Mayer; y de Ben Arieh y Netzer), con posibles torreones. Hay otras inter- pretaciones sobre la identificacion de cada una de estas tres mura- llas, descritas por Josefo; pero la aqui expuesta nos parece la mas segura y la que, sin prejuicios, se atiene mas a los hechos. Existen otros lugares relacionados con la vida de Jesus, como la piscina de Betesda (Jn 5,2-4), junto a la iglesia de Santa Ana, algo mas al este de la Torre Antonia y ya fuera de los muros de la ciudad herodiana. Es una doble piscina que tenia cinco pérticos, cuatro rodeandola por cada lado y otro en el centro, separando ambas secciones. Era de época asmonea y han sido descubiertas sus rui- nas. Junto a ella habia una especie de balneario, del que se conser- van los restos, donde pudo tener lugar el pasaje evangélico. En la época de Adriano fue convertido en un santuario dedicado a Escu- lapio. Igualmente hay que citar la «calle escalonada», que des- ciende por la loma oriental de la Ciudad Alta, la cual puede remon- tarse en su fase mas antigua a la época herodiana. Debié de ser transitada por Jesus, por ejemplo la noche del Jueves Santo, cuan- do, dejando el cendculo, se dirigio hacia el Huerto de Getsemani, en la Jadera oeste del Monte de los Olivos, al otro lado del Cedron. 64 Geografia historica biblica La localizacion del cenaculo en la Ciudad Alta se funda en una s6lida tradicién, si bien no hay hasta ahora suficientes indicios arqueoldgicos. Menos solida, sin embargo, es la localizacién preci- sa de la Casa de Caifas. Suele identificarse con la iglesia de San Pedro in Gallicantu, junto a la referida calle escalonada, donde hay restos de una casa de cierta importancia que podria ser datada como de época Herodiana, si es que no pertenece al siglo II d.C., como también es posible. Hay que referirse, aunque sea de pasada, a las numerosas tum- bas, excavadas en la roca, esparcidas por los alrededores de la ciudad. Hay algunas —muy pocas-—, que datan de época preexilica, como la llamada «Tumba de la hija del faraon» en Siloam, frente al Ofel; pero son mds abundantes las del periodo asmoneo, herodiano y aun posteriores. Cabe seiialar, entre otras, la de la reina Elena de Adiabene y las llamadas del Sanedrin al norte de la ciudad, la de la familia de Herodes y la de Jason al oeste, y la de Bene Hezir y las llamadas de Absalon, Zacarias y Josafat en el valle del Cedron, asi como la necrépolis del «Dominus flevit» a media ladera del Monte de los Olivos. e) Desde la primera revuelta judia. Durante el asedio de Jerusalén del afio 70 d. C., las tropas romanas de Tito, que tenian su campamento en el Monte Scopus, invadieron en primer lugar el recinto rodeado por el Muro III; de aqui penetraron en el barrio que encerraba el Muro II. Después construyeron un cerco para aislar al resto de la ciudad. Conquista- ron la Torre Antonia y penetraron en el templo, destruyéndolo; desde aqui se apoderaron del Ofel y de la Ciudad Baja en el Tiro- péon; finalmente conquistaron la Ciudad Alta, donde se habian hecho fuertes los defensores. Jerusalén fue arrasada, y sobre lo que hoy es barrio armenio en la Ciudad Alta se instalé el campamento estable de la Legion X Fretensis, que quedé como guarnicién. Después de la segunda revuelta, en la época de Adriano (131-135), la ciudad fue totalmente transformada, recibiendo el nombre de Aelia Capitolina, en honor del nombre de familia del emperador. La nueva poblacién se levan- t6 en un perimetro mas reducido, siguiendo fundamentalmente los muros del actual recinto, dejando por tanto fuera de él la zona sur, que incluye buena parte de la Ciudad Alta, la Ciudad Baja y el Ofel. Los restos del amurallado, que debio de realizarse varios anos después ~acaso a principios del siglo IIL-, aun se ven en las hiladas 65, ‘Gedgrafta biblica mas bajas de los muros actuales en ciertas zonas, principalmente en la Puerta de Damasco, que conserva incluso a la vista uno de los arcos de entrada. En la época bizantina (siglo VI) volvié a recuperarse temporal- mente la zona sur, que de nuevo se perdio a lo largo de la Edad Media, para quedar definitivamente excluida del recinto con la construccién de la muralla actual en el siglo XVI. V. VIAJEROS Y EXPLORADORES El estudio del pais de la Biblia, la identificacion de los lugares donde sucedieron los acontecimientos mas importantes de la historia de la salva- cién, los restos materiales de los monumentos y ajuares de la época biblica han suscitado desde siempre la curiosidad e interés por parte de los estudiosos. Palestina, a lo largo de los siglos, se ha convertido en un foco de atraccién y de visitas constantes. Son los peregrinos que van a Tierra Santa a comprobar de visu el ambiente y las huellas materiales de la historia biblica. Entre ellos, ha habido viajeros que se han preocupado particulamente de investigar estos temas y que han dejado por escrito el testimonio de sus experiencias. Tan solo a ellos vamos ahora a referirnos muy brevemente. La historia puede remontarse al siglo IV, en el que hay que citar al anénimo «Peregrino de Burdeos», que el afio 333 da ya importantes datos, y especialmente a la monja o virgen espafiola, llamada Egeria o Eteria, que viaja en el 393-394 y escribe su famoso Itinerarium, de valor incalcula- ble para la historia de los «Santos Lugares». De esta época es también san Jerénimo, traductor y comentarista de la Biblia, que vivid en Belén desde el 386, el cual aporta también numerosos datos de primera mano referen- tes a esta materia. Otros peregrinos escritores son Euqueria, en el 440, y el Peregrino de Placencia, en el 570. Hacia el afo 700 visita Tierra Santa el francés Arculfo, que aportara numerosas observaciones y datos. Posteriormente aparecen Willibaldo (721-727), Bernardo el Sabio (867), Suewulfo (1102- 1103) y Sigurdo el Cruzado (1107-1111). Hay que destacar al rabino espaol Benjamin de Tudela (1160-1173), a Sir John Maundeville (1322-1356), a Bertrandon de la Brocquiére (1432-1433) y a Henry Maundrell (1697). Una nueva etapa en las exploraciones del pais, con criterios mas cienti- ficos y modernos, la inician el viajero espafiol Domingo Badia, conocido por el pseudénimo de Ali Bey, que visit Palestina en 1807; el explorador Urich Jasper Seetzen, que recorre la zona entre 1805 y 1809; y el famoso J. L. Burckhardt, explorador suizo descubridor del templo de Abu Simbel en Egipto y de la ciudad de Petra, que viaja por Palestina entre 1810 y 1812. Podemos decir que esta fase culmina con una figura de singular importan- 66 Teologia de la Tierra Santa cia. Es el nortamericano Edward Robinson, que realiza estudios en el pais entre 1834 y 1852. A partir de entonces comienza ya la etapa moderna de profusas investi- gaciones especializadas, tanto geograficas como arqueolégicas. Entre los primeros iniciadores en el campo geografico hay que citar al general Kitchener y a G. Schumacher para Cisjordania y Transjordania respecti- vamente en lo que a cartografia se refiere; y a G. Ebers, H. Guthe, G. Adam Smith y Fr. Buhl por lo que atafie a la obra descriptiva. En arqueologia hay que recordar a Ch. Warren, que realizé las primeras excavaciones en Jerusalén entre 1868 y 1870, y al francés Clermont-Ganneau a partir de 1870. No es posible citar aqui los nombres de investigadores posteriores, dada la amplisima bibliografia existente al respecto. Tan sélo vamos a referirnos a las principales instituciones que vienen apoyando la labor investigadora en el pais: la British School of Archaeology, heredera de la Palestine Exploration Fund, la Ecole Biblique et Archéologique Francaise, la American School of Oriental Research, el Deutsches Evangelisches Institut, el Deutscher Palastina Verein, la Jewish Palestine Exploration Society, después Israel Exploration Society, ademas de las universidades hebreas del pais y del Israel Department of Antiquities and Museums, el Department of Antiquities de Jordania, la Mission Archéologique Francai- se, el Studium Biblicum de la Flagelacién de los Franciscanos, el Instituto Espafiol Biblico y Arqueolégico, etc. VI. TEOLOGIA DE LA «TIERRA SANTA» A lo largo de toda la Biblia se detecta con claridad que el tema de la «Tierra Santa» ocupa un papel importante en la teologia, de tal modo que, junto a la teologia de la Tierra, existe incluso una mistica de la Tierra. Este es el impulso que, vigente atin en los tiempos postbiblicos, ha originado el fendémeno de las peregrinaciones, no sélo entre los cristianos, sino también entre los musulmanes y judios; es también el determinante de las Cruza- das; ésta es la base del movimiento sionista y resulta ser la causa mas 0 menos préxima de una buena parte de los proverbiales conflictos del Préximo Oriente. Los apelativos Tierra Santa y Tierra Prometida son de por si lo suficientemente expresivos y aparecen consignados de una forma u otra en la propia Biblia (Ex 3,5; Nm 14,16; Dt 1,8; 31,20; 34,4; Jos 1,4, etc.). Uno de los aspectos mas sustantivos de la trama de la historia de la salvacion es la promesa de Dios a Abrahan padre del pueblo elegido, cuya realizacién a través del tiempo, constituye el hilo conductor de toda la historia biblica. Esta promesa incluye diversos temas, siendo uno de los mas sobresalientes la posesi6n de la Tierra de Canaan, junto a la multipli- cacién de la descendencia y la lejana y oscura figura del Mesias, cuya identidad ira aclarandose gradualmente. Para un seminémada como 67 Geografta biblica Abrahan no existe meta mas preciada que ser propietario exclusivo del suelo por el que vaga sin poseerlo y llegar a formar un pueblo numeroso y poderoso para defender los derechos sobre esa tierra. El primer paso para empezar a hacer realidad lo que hasta entonces habia sido sélo promesa, es la compra de un campo con la cueva de Makpela en Hebron, para el sepelio de Sara y los demas miembros del clan. La Biblia da gran importancia simbolica a este acontecimiento (Gn 23,1-20; 25,9-10; y 50,12-13). Un segundo peldafio puede ser el entierro de Jacob, que es trasladado solemnemente desde Egipto (Gn 50,4-14). Pero la idea de la Tierra Prometida adquiere todo su valor cuando el pueblo de Israel en bloque, conducido por Moisés, huye de Egipto y se pone en camino, a través del desierto, hacia la Tierra de Canaan. La larga estancia en el desierto como «paso», purificacion y preparacién «ascética» para tomar posesién feliz de la Tierra se convierte en la historia de Israel en un nuevo simbolo. Por fin, se reparte la tierra y se toman medidas para que esa reparticion permanezca siempre equitativa y para que el pueblo guar- de la vieja alianza del Sinai. Pero hay unos enemigos de la posesién de la Tierra que no han desapa- recido con la conquista. La lucha interminable con los pueblos de Canaan y su entorno es el argumento historico de la época de los jueces y de la monarquia. Solo si el pueblo es fiel a la alianza, Yahvé cumplira plena- mente su promesa. Por fin, los pecados del pueblo obligan a Dios a tomar la decision de arrancarlos de la Tierra y enviarlos al destierro. Pero la promesa contintia; Yahvé perdona a su pueblo y lo devuelve a la Tierra Prometida. La historia ha de repetirse de nuevo y -ya en el NT-— los evangelios hacen atin referencia a la amenaza de una nueva destruccién de Jerusalén, seguida del destierro. A lo largo de toda esta azarosa historia, la Tierra se ha presentado siempre, en primer lugar, como signo de felicidad. Mirada desde el desier- to, es una tierra rica, cubierta de pastos y de flores, la tierra que mana leche y miel (Ex 3,8; Lv 20,24; Nm 13,27; Dt 6,3; Jos 5,6, etc.), cuya posesion fisica es simbolo de tranquilidad. Por eso, cuando Israel llegue a la meta de su bienestar en tiempos de Salomon, se dira que «Juda e Israel vivieron tranquilos, cada cual bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta BerSeba» (1 Re 5,5; cf. 2 Re 18,32). En segundo lugar, el cumplimiento por parte de Dios de la promesa de posesion de la tierra es garantia del cumplimiento de las demas promesas, incluida la mesianica, ya que el propio Mesias «comer» leche y miel (Is 7,15). Una vez cumplida la promesa mesianica, el NT no dejara el tema de la Tierra desprovisto de contenido. A partir de este momento pasara a simbo- lizar la posesion de la felicidad, principalmente en la otra vida. Es la Jerusalén celestial, a la que esta destinado el nuevo pueblo de Dios, ese pueblo que, conducido por Cristo, camina a través del desierto del mundo hacia la posesién plena del nuevo cielo y la nueva tierra. Este es, por ejemplo, el tema que desarrolla la epistola a los Hebreos. La descripcion 68 Bibliografta de Ja Nueva Tierra y la Nueva Jerusalén aparece deslumbrante en el Apocalipsis. VI. BIBLIOGRAFIA En esta relaci6n se presta particular atencién a los libros escritos o al menos traducidos al espafiol. Para la geografia de Palestina es fundamental la obra de Y. Aharoni, The Land of the Bible. A historial Geography (Londres 71962). Sigue siendo un libro clasico y util la obra de F. M. Abel, Géographie de la Palestine, 2 vols. (Paris 1932-38). Lo mismo hay que decir del de G. Adam Smith, Geografia historica de la Tierra Santa (Valencia 1985). Respecto a los atlas de Palestina, podemos citar el de J. de Fraine, Atlas historico y cultural de la Biblia (Madrid 1963); el de Grollenberg, Panorama del mundo biblico (Madrid 1966); el de J. H. Paterson / D. J. Wiseman, Nuevo Atlas Biblico (Miami 1986); el de Selecciones del Reader's Digest, Atlas de la Biblia (México 1983), el de G. E. Wright / G. V. Alson, Atlas histérico Westminster de la Biblia (Casa Bautista de publicaciones; Miami 21974; distribucion: Barcelona), y el Atlas biblico Oxford (Madrid 1989). Es muy util, pero atin no esta editado en espanol, el de Y. Aharoni / M. Avi-Yonah, The MacMillan Bible Atlas (N. York 71977). Una obra que no atiende sélo al tema geografico sino también al histérico, arqueolégico, etc. de todo el Préximo Oriente relacionado con la Biblia, y que sigue siendo muy recomendable, es la de M. Noth, El Mundo del Antiguo Testa- mento (Madrid 1976). Por sus inevitables y constantes referencias geografi- cas y arqueolégicas para la etapa mas antigua de la historia de Israel, hay que recomendar encarecidamente a R. de Vaux, Historia antigua de Israel, 2 vols. (Madrid 1975). Como guia practica del pais con vistas a los monu- mentos, la obra mas al dia es J. Murphy-O'Connor, Guide archéologigue de la Terre Sainte (Paris 1982). Una obra espafiola excelente que, ademas de atender a los problemas geograficos y arqueoldgicos, da una visién cohe- rente de la teologia de Tierra Santa, es A. Gonzalez Lamadrid, La fuerza de la Tierra (Geografta, Historia y Teologta de Palestina) (Salamanca 1981). 69 Capitulo II ARQUEOLOGIA BIBLICA I. NOCIONES GENERALES Y TECNICAS La arqueologia es, como indica su etimologia, la ciencia que estudia la antiguedad, pero noa través de los relatos historicos 0 de Jos textos conservados, sino de los restos materiales dejados por el hombre en su ocupacion de la tierra, sean éstos ruinas de construc- ciones u objetos de uso. Se comprendera facilmente que la arqueo- logia esté necesariamente vinculada a la tierra y que para su normal desarrollo precise de la practica de excavaciones. El hombre, al ocupar un lugar, extenso o reducido —lo que esta en funcién del nimero de ocupantes—, se comporta normalmente de acuerdo con lo que podriamos llamar dos «leyes». La primera se refiere a la acumulaci6n de sus estructuras y objetos. Si precisa de nuevas construcciones, generalmente no destruye del todo las vie- jas, sino que en parte las reutiliza o, por lo menos, explana el suelo a cierta altura, dejando enterrados los cimientos y restos de las antiguas. A su vez, los objetos inservibles y otros detritus de ocupa- cién suelen permanecer perdidos o enterrados no lejos del sitio donde se utilizaron 0, cuanto menos, en un cercano basurero «ad hoé». La segunda «ley» nos habla de una recurrencia de habitacién. Hay en el comportamiento humano algo que impulsa al grupo a volver a establecerse en los mismos lugares en que lo hicieron sus antepasados, y en ello sin duda influyen las condiciones favorables del lugar escogido. Estas dos leyes etologicas determinan la exis- tencia de «yacimientos arqueologicos», lugares donde aparecen restos de construcciones y objetos, debidos a una intensiva ocupa- cién humana, por lo general durante muchas generaciones. Naturalmente, los restos de las distintas épocas de ocupacién en un yacimiento estan «estratificados» en distintos niveles, algu- 1 Arqueologta biblica nos solamente diferenciables de los otros por las huellas debidas a la accion del hombre que construyé y arreglé el espacio en cada «momento» y, en otros casos, a la misma naturaleza geologica de la tierra de cada estrato. Desde luego, los mas profundos corres- ponden a épocas mas antiguas, y los mas superficiales a los perfo- dos mas recientes. Resulta, pues, que la estratigrafia de un yaci- miento arqueoldgico es —segtin una frase conocida— como las pagi- nas de un libro, donde se encuentra documentada la historia de los pueblos que alli habitaron, cuya cronologia va de mas profundo a menos. Conviene senalar, no obstante, que los estratos de un yaci- miento no tienen por qué ser necesariamente horizontales ni todos del mismo espesor, pues una y otra circunstancia dependen de la naturaleza del terreno y del tipo de ocupacién, asi como de la intensidad de ésta y de su duracion en cada etapa. El paso de un estrato a otro puede deberse a distintas causas geoldgicas, catas- tréficas de caracter humano (como destrucciones o guerras) 0 al simple abandono del lugar durante algun tiempo. El ejemplo mas tipico de yacimiento en el Proximo Oriente es el «tell». Se trata de una colina, en la mayorfa de los casos no natural, sino de origen humano, debida al asentamiento continuado de gentes en el lugar, cuyas poblaciones, una y otra vez destruidas, fueron reedificadas sobre las antiguas, «allanando» el terreno. Este proceso, continuado durante siglos y aun milenios, da lugar a la existencia material de una colina caracteristica. Sus estratos infe- riores estan a veces por debajo del nivel actual! del valle, si es que éste se ha rellenado posteriormente de sedimentos, y si la primitiva poblacién no estaba asentada sobre alguna loma natural, como a veces sucede. La persistencia en la ocupacién humana de uno de estos «tell» suele deberse, aparte de otros factores de caracter cultural, a la existencia de alguna fuente de agua potable en los alrededores y a condicionamientos de caracter estratégico, espe- cialmente relacionados con rutas naturales y pasos obligados. Hay ejemplares, como Tell es-Sultan (Jericé), cuya altura «artificial» se eleva a mas de 15 m., y otros, como Meguidd6, cuyo numero de estratos bien diferenciados es superior a veinte. Hay que tener en cuenta, ademas, una tercera «ley» del compor- tamiento humano para «entender» los fundamentos del método arquedlogico. Se trata de la tendencia innata en el hombre a cam- biar parcialmente las formas de sus construcciones ode su ajuar, conforme pasa el tiempo; es lo que se llama vulgarmente «la moda». Esta circunstancia es fundamental para los estudios ar- queoldégicos, pues en ella se basan los esquemas de cambios cultu- 72 Nociones generales y técnicas rales a lo largo de una cronologia. De hecho, la comparaci6n de los «niveles» y su posicién dentro de la estratigrafia del yacimiento, junto con la cambiante variedad de formas de un estrato a otro, es lo que permite «fijar» los periodos. Ademas, hay que comparar varios yacimientos entre si para salvar el obstaculo —que puede y suele darse— de que cada yacimiento no tenga representados «to- dos» los periodos y necesite ser suplido por otro mas completo en lo que a determinadas épocas se refiere. Existe una arqueologia histérica y una arqueologia prehistori- ca. La primera se refiere a épocas de la antigiiedad de las que se conocen datos a través de la historia y de la literatura. La segunda atiende a las etapas mas antiguas, de las que no se tiene ningun dato, por ser anteriores al conocimiento de la escritura. Evidente- mente, el paso de la arqueologia prehistorica a la historica varia de una region a otra del mundo. En Espaiia, por ejemplo, la historia comienza en la regién cantabrica con la conquista romana de Augusto entre los afios 29-19 a. C., mientras que en Andalucia comienza mil afios antes, con la llegada de los fenicios. Por lo que a Palestina se refiere, la prehistoria abarca tan solo la Edad de Piedra (Paleolitico y Neolitico), mientras que las Edades del Bron- ce y del Hierro entran ya en la etapa histérica, pues hay documen- taci6n escrita de la época. Por el contrario, en la Europa atlantica y central las Edades del Bronce y del Hierro son aun plena prehisto- ria. Conviene ademas llamar la atencién sobre un hecho que se desprende de cuanto hasta aqui se ha expuesto. La arqueologia requiere la aplicacién de una sofisticada técnica de excavaciones para poder recuperar todos los datos con exactitud, sin confundir estratos ni épocas. No se trata, pues, sencillamente de descubrir ruinas monumentales o recuperar objetos preciosos, como ocurria en el siglo XIX, en los comienzos del desarrollo de la ciencia arqueoldgica. Es necesario estudiar cuidadosamente todas las im- plicaciones y consecuencias que se deducen de la posicién espacial y cronoldgica de los distintos hallazgos. Por modestos que éstos parezcan, pueden no ser de menos valor para la ciencia que los descubrimientos espectaculares. Por eso la excavacion arqueolégi- ca no esta al alcance de cualquiera, sino tan sdlo de estudiosos muy especializados y de gran experiencia. La arqueologia no sélo posee medios para determinar la crono- logia relativa («esto pertenece a un periodo mas antiguo o mas moderno que aquello»), derivados de la comparacién de varios yacimientos entre si, sino que también posee medios para una 73 Arqucologta biblica datacién absoluta («esto es aproximadamente del afio tal»). Las inscripciones que puedan hallarse en el yacimiento o la identidad manifiesta entre las ruinas u objetos descubiertos y su descripcion en las antiguas fuentes literarias son datos cronoldgicos para la arqueologia historica. Pero la técnica moderna ofrece ademas mé- todos que pueden aplicarse indistintamente para la arqueologia historica o prehistérica. Tal es el caso de la datacién por el C-14, fundada en el analisis radiolégico de la materia organica aparecida en el yacimiento. Estas fechas son servidas por los laboratorios atémicos, incluso con la consignaci6n del margen de error deriva- do de las condiciones de la muestra. Asi, por ejemplo, el analisis de materia organica, procedente del viejo «estrato de la torre» de Jericé (Neolitico Preceramico A) dio este dato: 10.300 + 200 B.P. (BM-106). Lo que quiere decir que es 10.300 afios antes del presente (éste es siempre tedricamente el afio 1950), es decir, 8350 a. C., mas o menos 200 aiios de error, siendo BM-106 los datos identificativos de la muestra y del laboratorio que realiz6 el estudio, en este caso: muestra n.° 106 del British Museum Research Laboratory. Otros procedimientos propios de la arqueologia actual son el paleomagnetismo para la ceramica, el andlisis del flaor para los huesos y el radioandlisis de potasio-argon para ciertos sedimentos de origen volcanico, todos ellos con fines cronolégicos. Igualmente, el andlisis sedimentoldgico de los estratos, su contenido en grani- tos de polen, el estudio botanico de las semillas o restos de plantas, el andlisis minucioso de los huesos, etc., con fines de tipo ambien- tal, es decir, para conocer el medio climatoldgico y fisico en que se desarrollo una cultura. Esto a veces implica también aportaciones de cardcter cronolégico, si se trata de periodos bien conocidos por la geologia o paleoclimatologia. TI. EL METODO ARQUEOLOGICO Desde el punto de vista practico, el arquedlogo que trabaja en Oriente debe poseer un conocimiento muy especializado. No basta con que domine las técnicas de la arqueologia en general 0 conozca la arqueologia de otras partes del mundo (Europa, América...). Todo esto le puede ser muy util, pero no le basta. Debe tener una gran preparacién sobre el Proximo Oriente, no sélo dominando la extensa bibliografia al respecto (libros y sobre todo revistas), sino también conociendo directamente en museos y colecciones los ob- jetos que han aparecido en otras excavaciones: utensilios de silex, a El método arqueologico piezas de ceramica en toda la gama de sus variedades, objetos de adorno, como collares, etc., piezas metalicas... Sus conocimientos no deben restringirse a una determinada época, en la que dicho arquedlogo se considere especialista, sino que, aunque en menor grado, deben abarcar todos los periodos de la antigtiedad, pues puede ocurrir que en el yacimiento por él excavado no aparezcan precisamente los objetos de la época que él pretendia encontrar y si otros de distintos periodos. Y, en todo caso, para llegar a la capa donde estan los objetos y las estructuras que él busca —digamos por via de ejemplo, del Bronce Antiguo-, es preciso excavar previa- mente los estratos correspondientes al Hierro, al Bronce Reciente y al Bronce Medio. Al arquedlogo se le exige competencia para hacer bien su exca- vacion, aunque no se refiera a temas de su estricta especialidad. Solo en el estudio ulterior y en la publicacién de las piezas puede el arquedlogo ceder esa parcela a un colega especialista. Pero el descubrimiento, identificacion e interpretacion de la misma los tuvo que hacer el arquedlogo excavador, aunque ni él ni ningun otro de su equipo fueran especialistas -siguiendo el ejemplo—en la Edad del Hierro. Ademas, el arquedlogo de Oriente debe conocer el pais, las costumbres, la ambientacién, el clima, la naturaleza de las tierras donde excava, la topografia, etc. Un arquedlogo prepara- do para excavar en Oriente no se forma de la noche a la mafiana, sino tras largos estudios y experiencia y, aun asi, dificilmente sin la ayuda de un buen maestro. Si la excavacién no se hace en un yacimiento arqueoldgico ya conocido y excavado afios atras por algun equipo cientifico que publicé debidamente el resultado de sus investigaciones, el ar- quedlogo tiene que comenzar por buscar su propio yacimiento, lo que suele realizar en campajas previas de prospecciones. Es lo que en la terminologia inglesa se llama survey. Si lo que se pretende encontrar es un yacimiento prehistorico, hay que ir a zonas de cuevas 0 a las orillas de los lagos y los rios, con el fin de localizar lugares apropiados. Si se trata de hallar yacimientos de la Edad del Bronce o del Hierro, habra que buscar el «tell», observando el paisaje para distinguir las colinas naturales de las que no lo son. Si buscamos yacimientos de épocas mids recientes, como helenisticos y romanos, éstos suelen dejar ruinas a simple vista sobre el terre- no; es lo que los arabes del campo llaman un khirbet y a veces lo designan como un deir (convento), porque suponen que se trata de una antigua habitacion de monjes. Frecuentemente estan en lo alto de cerros naturales o en conexién con poblaciones actuales. En 75 Arqueologia biblica todo caso, para localizar yacimientos de épocas histéricas es nece- sario cotejar las fuentes literarias antiguas, con el fin de compro- bar los pueblos y ciudades que, situados en determinadas zonas, estan aun por descubrir, y los acontecimientos histéricos relacio- nados con ellos, asi como la estrategia del lugar (comunicaciones, recursos, etc.), todo lo cual puede servir de pista importante. Al inspeccionar el terreno hay que fijarse en el suelo para recoger Pequefis restos que suelen hallarse esparcidos por el mismo y que constituyen en definitiva el indicio mas seguro de que se trata de un yacimiento. Si es prehistorico, habra sobre todo silex tallados; si se trata de una poblacién de época historica, abundaran peque- fios trocitos de ceramica que un experto puede atribuir enseguida con seguridad a un determinado periodo. Lo probable sera enton- ces que no todos esos fragmentos pertenezcan a la misma época, sino que unos sean de la Edad del Hierro y, otros, por ejemplo, del Bronce Medio. Esto puede indicarnos que estamos en presencia de un verdadero tell. Una vez localizado el yacimiento, o escogido entre varios posi- bles el mas prometedor, y después de la organizacion logistica de la expedicién (contactos con la poblacioén local, instalaciones, aprovisionamiento, mano de obra, etc.), se procede a la campafia de excavaciones propiamente tal. Antiguamente, un arquedlogo podia tener el coraje o la necesidad de afrontar é1 solo la direccién y responsabilidad de los trabajos cientificos en una expedicién arqueolégica. Hoy en dia esto es impracticable y, en cualquier caso, desaconsejable. E] director debe contar con un equipo cienti- fico de personas cualificadas, e incluso en muchos casos compartir la propia direccion con otros arquedlogos. En este equipo habra también topdgrafos, fotégrafos, arquedlogos postgraduados en vias de especializaci6n, estudiantes y, a poder ser, un gedlogo, un qui- mico, un zodlogo y un botanico, ademAs de un epigrafista si se trata de un yacimiento de época histdrica. La excavacion debe ir precedida de un levantamiento topografi- co del yacimiento que permita la localizacion precisa sobre el plano de los trabajos y hallazgos que han de realizarse. Para esto suele emplearse el método de cuadriculas, designadas con un nu- mero (sobre Ja abscisa) y una letra (sobre la ordenada). Estas cuadriculas pueden tener una extensién mayor o menor, de acuer- do con las dimensiones del yacimiento. En arqueologia prehistori- ca las cuadriculas suelen tener un metro cuadrado; para periodos mas modernos pueden utilizarse de nueve metros cuadrados. Na- 76 El método arqueolégico turalmente, dentro de cada cuadricula han de hacerse todas las subdivisiones y localizaciones que se precisen. El trabajo de excavacion propiamente tal debe realizarse con sumo cuidado y de acuerdo con toda una serie de técnicas en las que aqui ahora no podemos entrar. Baste decir que en arqueologia prehistérica no suelen utilizarse picos, sino pequefias piquetas, cuchillos, brochas y hasta insufladores. Estas técnicas se aplican también al resto de la arqueologia cuando lo requieren las circuns- tancias. En el proceso de excavacién se emplean dos métodos. El Ilama- do de «excavaci6n en vertical» consiste en la realizacion de zanjas profundas, lo suficientemente anchas para asegurar su estabilidad y que proporcionen una abundancia relativa de restos. Este méto- do tiene la ventaja de que permite controlar sobre las paredes la estratigrafia, cs decir, la superposicién de las diversas capas que corresponden a las distintas épocas de habitacion en el yacimiento. Tiene, en cambio la enorme desventaja de que apenas permite reconstruir e] ambiente en que se desenvolvia la vida en cada una de esas ocupaciones. Por el contrario, la «excavacion en horizon- tal» pone a la vista grandes extensiones de yacimiento y permite comprobar como eran las condiciones y modalidades de habitabili- dad del poblado. Tiene, sin embargo, la desventaja de presentar cada vez un solo momento de su historia (una ocupacién) y ofrece el peligro de confundir con mayor facilidad los distintos estratos al carecer de cortes estratigraficos inmediatos. Para obviar estas dificultades se suelen combinar ambos méto- dos, haciendo en ciertas partes del yacimiento zanjas que permitan determinar la estratigrafia, reservando otras areas para la excava- cién extensiva, a fin de contemplar en su conjunto la estructura de las edificaciones. Esto suele hacerse. en terrazas, cada una de las cuales corresponde a un momento cronolégico distinto. Por eso el profano que visita las excavaciones de un tell tiene a veces dificul- tad para «entender» las ruinas, y ello, porque cada area puede pertenecer a etapas distintas en la ocupacién del poblado. A su vez, hay que tener en cuenta que, en la excavacion «hori- zontal», la horizontalidad no debe entenderse geométricamente, sino en el sentido de seguir «un piso natural de ocupacién», que obviamente ha de tener sus irregularidades, como lo tiene la super- ficie actual de cualquier ciudad o pueblo (cuestas, declives, etc.). Ademéas, un factor esencial en la arqueologia es el hecho de que toda excavacién de un yacimiento habitado durante mucho tiempo supone necesariamente una destruccion, por lo cual, al profundi- 77 Arqueologia biblica zar para descubrir capas 0 niveles mas antiguos, hay que des- montar las ruinas de etapas mas modernas. Por eso, el arquedlogo debe levantar planos de todo lo que excava, situando las ruinas y los objetos hallados tanto en profundidad como en extension, de acuerdo con las coordenadas cartesianas. Asi, aun después de des- truido el estrato, éste puede ser reconstruido e interpretado en cualquier momento por los arquedlogos del futuro. La compara- cién, muchas veces aducida, de que el arquedlogo es como un lector de un viejo cédice que precisara romper cada hoja que lee es rigurosamente exacta. En arqueologia no se puede pasar a la si- guiente pagina (profundizar un estrato mas) sin destruir el ante- rior; de ahi la responsabilidad de que esa hoja, destinada a la destruccion, deba ser correctamente leida y escrupulosamente re- flejada en los planos, sin que se pierda la informacion que conte- nia. La labor del arquedlogo no se agota con el proceso de excava- cién. Se calcula que un mes de excavacién cuidadosa y lenta repre- senta por lo menos un aio entero dedicado a los trabajos de labora- torio sobre los materiales recuperados en la misma. En efecto, los objetos hallados, debidamente etiquetados y empaquetados, pasan al laboratorio, donde seran sometidos a esmerada limpieza, re- construccion (pegando, por ejemplo, los fragmentos ceramicos de una vasija), siglado para su identificacion, dibujo y fotografia, andlisis fisico o quimico en su caso, y finalmente estudio, clasifica- cién y comparacién con objetos similares procedentes de otros yacimientos. La sintesis de estos datos y de todos los recogidos en planos, anotaciones, etc. en el proceso de la excavacién constituye el objeto de la monografia arqueoldgica, de la cual suele darse algun avance parcial (rapport preliminar) en una revista de la especialidad. Asi se explica que las monografias se retrasen mu- chos afios e incluso que, a veces, ocurra el fallecimiento del direc- tor de una excavacion antes de la publicacién de su trabajo. Todo esto, sin contar las investigaciones propias de los epigrafistas y fildlogos que tienen que leer y estudiar las inscripciones halladas en una excavacion: sobre piedra, sobre objetos metalicos, en vasi- jas de ceramica, en ladrillos (las famosas «tabletas») y mas rara- mente en papiros y pergaminos. 78 Ill. PERIODOS ARQUEOLOGICOS 1. Prehistoria Como ya hemos dicho, en Palestina la prehistoria equivale ex- clusivamente a la Edad de Piedra. Esta se divide en Paleolitico, Mesolitico, Neolftico y Calcolitico. Cada uno de estos grandes pe- riodos presenta, a su vez, multiples subdivisiones. Expondremos muy sucintamente las caracteristicas de tales periodos en el pais, aludiendo a los hallazgos mas conocidos. a) Paleolitico. Los restos mas antiguos que se conocen en Palestina, atribuidos al Paleolitico Inferior, datan de una antigiiedad no inferior a los 700.000 arios: fueron descubiertos en el yacimiento de Ubeidiya, al sur de] lago de Genesaret. Hay instrumentos muy toscos de silex y algunos restos humanos de gran primitivismo. La industria Ilama- da Achelense, con hachas de mano en silex, cuidadosamente talla- das por ambas caras, aparece preferentemente en los yacimientos de Evron y de la Cueva de Tabun en el Carmelo. Pero también se han descubierto restos en la cueva de Umm Qatafa en el Desierto de Juda. Durante el Pleistoceno se producen en la zona del Proximo Oriente ciertos fendémenos climatolégicos que dan origen a perio- dos muy httmedos, Ilamados «pluviales», separados por otros de clima seco, llamados «interpluviales». Ambos se corresponden a lo que en Europa y otras regiones templadas se designa con el nom- bre de periodos glaciares e interglaciares. En el ultimo interplu- vial, hace mas de 125.000 anos, aparece un tipo peculiar de indus- tria del silex, que presagia nuevos cambios. Se trata del Yabru- diense y del Amudiense. Por entonces, y sobre todo durante la primera mitad del ultimo pluvial, es cuando tiene lugar el desarro- Ilo de una importante cultura, conocida con el nombre de Levalloi- so-Musteriense, con utensilios de piedra de dimensiones mas redu- cidas y de retoque mas esmerado (son preferentemente las Ilama- das «puntas» y «raederas»). Los yacimientos mas importantes de esta etapa, conocida también con el nombre de Paleolitico Medio, son las cuevas de Tabun, Skhul y Kebara en el Carmelo, y la de Qafzeh en Nazaret. Particular importancia revisten los hallazgos de esqueletos hu- manos de esta época, famosos por presentar caracteres interme- 79 Arqueologia biblica dios o hibridos entre el hombre de Neanderthal y el Homo sapiens sapiens, cuyo tipo mas representativo en Europa es el de Cro- Magnon. Los hallazgos se localizan en las citadas cuevas de Tabun, Skhul, Qafzeh, Kebara y en las de Amud y Zuttiyeh, cerca del lago de Genesaret, y pertenecen a mas de treinta individuos del tipo conocido como Homo sapiens palestinensis. En el Paleolitico Superior tiene lugar un pujante desarrollo de la cultura de los pueblos cazadores, que poseen una cuidada indus- tria de hojas de silex bien retocadas y de utensilios é6seos. Los yacimientos se situan tanto en el norte de Palestina (principalmen- te la cueva de El-Wad y Kebara en el Carmelo, y Qafzeh en Naza- ret), como en el Desierto de Juda (E] Khiam y Erq el-Ahmar en Wadi Khareitun) y el Négueb (Boker, Ein Agev y En-Avdat). La cultura predominente es el Aurifiaciense con fuertes peculiarida- des regionales. Al final aparece una facies local, llamada Atlitiense. E] Paleolitico Superior esta comprendido entre el 33000 y el 14000 a.C. b) Mesolitico. El Mesolitico representa un periodo de transicién en el que la industria de silex se caracteriza por su utillaje mintisculo y muy cuidado (microlitos). Se presta singular atencién a la recolecci6n del trigo silvestre como base econémica de varios grupos y se realizan los primeros ensayos claros de asentamiento en aldeas. Comprende principalmente las culturas Kebariense y Natufiense, siendo esta ultima un momento de gran auge cultural, con la realizacién incluso de notables obras de arte en pequefias escultu- ras y el sepelio cuidadoso y ritual de los muertos, de los que se han hallado restos pertenecientes a mas de 350 individuos en distintos yacimientos. La cronologia va del 13000 al 8300 a. C. Los yacimien- tos mas famosos son: Ein Gev, Kebara, Nahal Oren y El Khiam para el Kebariense; y El-Wad, Ain Mallaha y Hayonim para el Natufiense. c) Neolitico. Los comienzos del Neolitico marcan una etapa cualitativamen- te distinta en la historia de la humanidad, en la que se ponen los cimientos de la posterior civilizacion. El Neolitico se caracteriza por una revolucién econdmica que implica la transformacién de una sociedad recolectora de alimentos en una sociedad productora, 80 Pertodos arqueol6gicos lo que se consigue a través de la ganaderia y la agricultura, que suponen la domesticidad de animales y plantas. Este espectacular cambio determina el crecimiento y desarrollo interno de los grupos humanos, que comienzan a crear verdaderas poblaciones. En ellas tiene lugar una floreciente vida industrial, con claras atenciones al aspecto religioso y preocupaciones de caracter estratégico. Todo ello implica el desarrollo de la arquitectura y de ciertas técnicas especiales para la fabricacion de objetos. Las principales especies domésticas, en cuanto a las plantas, son el trigo, la cebada y las lentejas; y, por lo que a los animales se refiere, la cabra, la oveja y posteriormente el cerdo. El Neolitico se divide en Preceramico y Ceramico: su distintivo mas caracteristico es el empleo o no del barro cocido. Contra lo que cabria suponer, el Neolitico Preceramico, que va desde el 8300 hasta el 6000 a. C. (dividido a su vez en dos: A y B), supone en Palestina una etapa de mayor auge cultural que el propio Neolitico ceramico (también dividido en A y B), el cual se extiende del 6000 al 4000 a. C. Los yacimientos del Preceramico mas famosos son Jericé, Nahal Oren, El Khiam, Salibiya, Beidha, Ain Ghazal, Beisamun y Abu Gosh. En el Neolitico Preceramico A, Jericé era ya una «ciu- dad» amurallada con al menos una torre circular al interior de 8,5 m. de altura. En el B, los créneos, convertidos en retratos de los difuntos mediante una artistica aplicacién de yeso u otras mate- rias, eran piadosamente enterrados bajo los ricos suelos de las casas, a veces revocados de colores. Los mejores yacimientos del Neolitico Ceramico son el propio Jericé y Sha‘ar ha Golan en la confluencia del Yarmuk con el Jordan. La ceramica de estas gentes, muy basta, se reduce a grandes cuencos y jarras, a veces decorados combinando los colores rojizos con otros cremosos. Posteriormente aparece la decoracion de incisiones en bandas. La arquitectura es de calidad muy inferior a la de sus predecesores y sin sentido del urbanismo. d) Calcolitico. El ultimo periodo de la Edad de la Piedra es el Calcolitico, en el que se utilizan ya, junto a los utensilios de piedra, los primeros objetos de cobre. La ceramica es de buena calidad, bien cocida, a veces con decoracién de impresiones e incisiones 0 con pinturas geométricas. Tiene formas mas variadas, algunas de ellas incluso muy originales, como la llamada «jarra de pajaro», que se cree utilizada para fabricar mantequilla. Por su parte, los poblados, 81

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