Lector in Fabula
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Lector in Fabula
La cooperacin interpretativa en el texto narrativo de Umberto Eco - Francisco Vicente Gmez (Universidad de Murcia)
La apertura de los textos, verbales o no, y la cooperacin que suscitan es el eje vertebrador de la obra Lector in fabula. La cooperacin interpretativa en el texto narrativo, de 1979, decidida incursin semitica del profesor Umberto Eco en los textos narrativos. El recorrido ha sido amplio y laborioso desde que en 1962 el semilogo italiano situase como subttulo de Obra abierta Forma e indeterminacin en las poticas contemporneas. La estructura ausente. Introduccin a la semitica, de 1968; La forma del contenido, de 1971, y el Tratado de semitica general, de 1975, delatan esa preocupacin. Incluso Apocalpticos e integrados, de 1964, evoca, aunque por va alusiva, en el mbito de la comunicacin de masas esta cuestin. El texto literario, en particular el narrativo, que en esas otras obras haba ocupado partes o captulos es ahora el ncleo exclusivo de atencin. Sobre l proyecta Umberto Eco toda su reflexin semitica. La dcada de los aos 70 es tambin la dcada del gran desarrollo de la lingstica del texto. A la altura de 1977 Teun A. Van Dijk ya ha publicado Texto y contexto; Siegfried Schmidt su Teora del texto, en 1976; y Jnos S. Petfi A Formal semiotic text-theory as an integrated theory of natural language, de 1978, por citar tan slo tres aportaciones emblemticas. Las teoras textuales de segunda generacin, en trminos del propio U. Eco, se haban abierto paso decididamente (Lector in fabula, p. 26). Teoras que haban incorporado los logros principales del estructuralismo y del generativismo, as como algunos desarrollos de la semntica lgica, como es el caso de las nociones de intensin, extensin y de mundo posible, y algunos de los trascendentes ensayos de R. Jakobson. Para 1976 Algirdas J. Greimas ya dado a la luz su Maupassant. La semitica del texto: ejercicios prcticos, adems de la Semntica estructural, en 1966, y Del sentido, en 1970, entre otros trabajos; y Roland Barthes S/Z, de 1970, y El placer del texto, de 1973, etc. La naturaleza significante del texto y la difcilmente obviable apertura de los signos que lo integran plantea la necesidad de una cooperacin interpretativa que articule lectura y significacin. Desde que Hans R. Jauss publicara su ensayo La historia de la literatura como provocacin en 1968, hasta la fecha en que aparece Lector in fabula, 1979, han pasado once aos; a lo largo de ellos la reivindicacin del papel del lector en los textos literarios ha ido tomando cuerpo programtico en las obras del propio H. R. Jauss, en el dominio histrico literario, y de Wolfgang Iser, en el mbito terico
hermenutico (su Lector implcito es de 1978). Umberto Eco asumiendo la intencin que anima a las teoras textuales de segunda generacin (pp.26-27), y como aos despus declara en la otra incursin monogrfica en los textos narrativos, Seis paseos por los bosques narrativos, de 1994, y a propsito de su concepto de lector modelo, quiere ir ms all y propone un concepto de lector como construccin semitica derivada del propio texto (pp.22-25). Umberto Eco en Lector in fabula a partir de los principios semiticos descritos en La estructura ausente y Tratado de semitica general muestra cmo pueden cooperar texto y lector en las narraciones y desarrolla un modelo de cooperacin interpretativa para los textos narrativos, esto es, una semitica textual narrativa (p.18). A continuacin destacamos sus principales rasgos.
1. El texto como instruccin. Los trminos, las estructuras textuales son consideradas como opciones; como opciones que contienen instrucciones para su interpretacin. Esta concepcin permite la formalizacin del contenido a partir de los propios trminos, algo que las teoras textuales de segunda generacin propugnan: Por el contrario, las teoras de segunda generacin tratan de construir (o de postular) un anlisis semntico que analice los trminos aislados como sistemas de instrucciones orientadas hacia el texto. Para esto es evidente que esas teoras deben pasar de un anlisis en forma de diccionario a un anlisis en forma de enciclopedia o de thesaurus (p.27). Thesaurus que pueda tener en cuenta y describir en el nivel del cdigo, una variedad de contextos y, por consiguiente, de posibles apariciones contextuales en las que el lexema aparece como realizacin concreta (p.30). Una competencia enciclopdica se basa sobre datos culturales aceptados socialmente debido a su constancia estadstica (p.30), y este tipo de representacin enciclopdica puede integrarse mediante elementos de hipercodificacin a travs del registro de cuadros comunes e intertextuales. De este modo se postula una descripcin semntica basada en la estructura del cdigo que se construye para alcanzar la comprensin de los textos; al mismo tiempo se postula una teora del texto que no niega, sino que, por el contrario, engloba (a travs de la nocin de enciclopedia o thesaurus, y tambin frame) los resultados de un anlisis componencial ampliado (p.37). La consecuencia primera y fundamental que se desprende es la representacin del semema como una instruccin orientada hacia el texto; y en una semntica orientada hacia sus actualizaciones textuales, el semema debe aparecer como un texto virtual, y el texto no es ms que la expansin de un semema (pp.37-38). Sobre este tipo de representacin descansa el trabajo cooperativo del lector, en el que los procesos de entailment o entrae, o ms
ampliamente las presuposiciones sern fundamentales, pues el texto es una mquina perezosa que exige del lector un arduo trabajo cooperativo (p.39).
2. Los signos como interpretantes. Umberto Eco encuentra en el semitico norteamericano Charles S. Peirce los fundamentos semisicos de la cooperacin textual. La relacin entre el trmino y el objeto no es de identidad, es de seleccin, y el signo resultante lo es respecto de unos rasgos (ground), esto es, un nuevo signo cuya naturaleza es la de ser un interpretante de otro trmino. De modo que la relacin que el objeto (dinmico) despliega entre los diversos representmenes textuales es en lneas generales de tipo presupositivo, de entrae (entailment).Y tercero, todo interpretante de un signo, al ser a su vez un signo que interpreta (p.57), como toda accin en un relato, es portador virtual, contiene las instrucciones de su propia representacin. Representacin que Eco captura en la nocin de Lector Modelo. El proceso semisico se presenta, pues, ilimitado (semiosis ilimitada); su nico lmite lo constituirn los universos mismos que el discurso va trazando (pp.5758), que el texto instituye con ayuda de la cultura. Puntos de anclaje de los mundos, tanto de los posibles como del de referencia (pp.178-188). Son construcciones culturales (p.63), representables a modo de enciclopedia a partir de hipercodificaciones o cuadros (frames). Y desde los que el lector realiza sus inferencias e hiptesis.
3. El lector modelo como hiptesis de la cooperacin interpretativa. Desde la semitica del texto narrativo- que Umberto Eco desarrolla en Lector in fabula el texto no slo postula al destinatario como condicin indispensable por su naturaleza comunicativa y su potencialidad significativa (un texto se emite para que alguien lo actualice, y la cooperacin de ste es la condicin de su actualizacin, dado que las competencias del destinatario no coinciden con las del emisor (p.71)). El texto es concebido, adems, como un producto cuya suerte interpretativa debe formar parte de su propio mecanismo generativo: generar un texto significa aplicar una estrategia que incluye las previsiones de los movimientos del otro (p.79). Un texto no slo se apoya sobre una competencia: contribuye a producirla (p.81); esto es, la cooperacin textual como una actividad promovida por el texto (p.84). Esta estrategia textual es lo que Umberto Eco conceptualiza con el Lector Modelo: El Lector Modelo es un conjunto de condiciones de felicidad, establecidas textualmente, que deben satisfacerse para que el contenido potencial de un texto quede plenamente actualizado (p.89). El Lector Modelo de Umberto Eco en tanto que estrategia textual e hiptesis de
cooperacin interpretativa se aleja, pues, del Lector Implcito de Wofgang Iser, como ya hemos comentado. El Autor Modelo es la estrategia textual que corresponde al Lector Modelo: Por ahora basta con concluir que podemos hablar de Autor Modelo como hiptesis interpretativa cuando asistimos a la aparicin del sujeto de una estrategia textual tal y como el texto mismo lo presenta (p.93). Con ciertas resonancias a la idea de Autor Implcito que proclamase W. Booth en su Retrica de la ficcin, el de Autor Modelo de Eco se anuncia como un concepto puramente semitico y textual. Las condiciones de felicidad que representa el Lector Modelo prefiguran las diversas estructuras textuales sintcticas, semnticas y pragmticas en trminos semiticos- no solo en niveles sino en previsiones cooperativas que el texto desarrolla -Lector Modelo-; con el fin de que quien lo lea actualice semnticamente aquello que quiere decir. Cada estructura textual se erige en un nudo cooperativo que Umberto Eco, inspirndose en el modelo de la TeSWeST propuesto por Jnos S. Petfi reescribe como cuadro de niveles de cooperacin textual, en el que las correspondencias no son nicas sino mltiples (p.103). Los movimientos extensionales de quien lee un texto narrativo desde su manifestacin lineal hasta la actualizacin de su contenido (que Eco singulariza en las circunstancias de enunciacin; las primeras referencias, no comprometedoras, a mundos (captulo 4); las previsiones y paseos inferenciales (captulo 7); y las estructuras de mundos (captulo 8)), estn en todo momento acompaados por los movimientos intensionales que este mismo lector va realizando y que van depositando como equipamiento enciclopdico la competencia textual necesaria para su interpretacin (desde el conjunto de cdigos y subcdigos, que incluye el diccionario bsico, las reglas de correferencia, las selecciones contextuales, la hipercodificacin retrica y estilstica, los cuadros comunes e intertextuales, y la hipercodificacin ideolgica (captulo 4); a las estructuras discursivas, topic e isotopa (captulo 5); las narrativas, fbula y trama (captulo 6); y las estructuras actanciales, actantes, e ideolgicas (captulo 9). Del riesgo de sincretismo de categoras procedentes de diversos mbitos de investigacin que corre una representacin semejante advierte el propio Eco (p.261). Pero se muestra convencido de que estos dos tipos de movimientos cooperativos, no son tan irreductibles y que los procesos de decisin extensional se superponen en muchos aspectos a los procesos intensionales, pues, en definitiva, todos ellos tienen un objeto comn, aunque lo definan de maneras diferentes, que es la semntica y pragmtica de los textos (p.261). Su presencia en un modelo de semitica textual como el que l propone tiene una finalidad clara: la actualizacin del contenido de un texto,
que es lo que Umberto Eco entiende como interpretacin. Lo haba advertido a lo largo de toda la obra, y lo recuerda con rotundidad casi al final de la misma, poco antes de proceder a ejemplificar con el anlisis de dos textos concretos: Por interpretacin se entiende (dentro del mbito del presente libro) la actualizacin semntica de lo que el texto, como estrategia, quiere decir con la cooperacin de su Lector Modelo, segn los modos y los niveles bosquejados en los captulos precedentes (p.252). Otra cosa es el uso (pp.85-86) o utilizacin que se pueda hacer de la actualizacin semntica para otras prcticas crticas (p.253).
4. El fundamento de la urdimbre cooperativa: inferencia y abduccin. La concepcin del significado como interpretante sugiere un movimiento constante de ida y vuelta entre los trminos , entre las distintas estructuras nuclearizadas nudos cooperativos-, cuya condicin necesaria es la del proceso inferencial. De los tres modos que el sujeto tiene de realizar una inferencia (en trminos amplios de relacionarse con una realidad), Umberto Eco privilegia desde sus primeros trabajos, en complicidad con la semitica peirceana, el abductivo, frente al inductivo y al deductivo (Vid. a este respecto El signo de los tres. Peirce, Holmes, Dupin, editado por U. Eco Y Th. Sebeok, de 1983. Frente a la deduccin inferencia analtica- y la induccin inferencia sinttica- que describen un camino cierto del sujeto al objeto o del objeto al sujeto del trmino al contenido- (la deduccin lo que es y la induccin lo que debe ser), la abduccin inferencia tambin sintticareconoce un camino incierto y sugiere la hiptesis: lo que puede ser. Para la explicacin seala un movimiento continuo entre los trminos del consecuente al antecedente; lo que conviene muy bien a la idea de signo como interpretante de otro signo. Es el mecanismo ms habitual de los procesos semisicos y fundamental para comprender y explicar la comunicacin humana y cmo tiene lugar la interpretacin. La inferencia en el modo abductivo es alentada desde el texto; al concebirse las opciones como instrucciones las decisiones interpretativas finales, interpretantes finales, del lector las habr de ir tomando en permanente correlacin con el Lector Modelo, que representa las previsiones que al respecto hace el texto. Las previsiones y paseos inferenciales son permanentes, incluso pueden contener saltos, como en el juego del ajedrez (pp.108-109 y 160-168). La cooperacin interpretativa es su razn de ser (Vid. Semitica y filosofa del lenguaje, de 1984, pp.19-74). Por los motivos aducidos advierte el propio Eco que aunque la representacin de la cooperacin textual est hecha por niveles, nunca su dinamismo puede resolverse linealmente y las flechas de nuestro diagrama no
marcan un proceso temporal o lgico, aunque el mismo estuviese idealizado, sino que muestran la interdependencia entre los diferentes casilleros (p.99). Lector in fabula de Umberto Eco desde su aparicin en 1979 transform una cada vez mas reivindicada cooperacin texto lector en una articulada explicacin semitica de cmo se produce (semiosis) la significacin, de naturaleza cooperativa, en los textos narrativos. Sin duda no agotaba todos los aspectos no se debe olvidar que se trata de textos verbales- y perspectivas implicadas, incluso semiticas (se pueden mencionar, por poner unos ejemplos mnimos, la propuesta contenida en el Anlisis semitico del discurso de Joseph Courts, de 1991, o la de Jacques Fontanille en Smiotique du discours, de 1998), pero la naturaleza cooperativa del proceso significativo que son las narraciones y algunos de los principales pilares sobre los que se asienta s que quedaban puestos de manifiesto con suficiente claridad. Y este hecho ha sido trascendente para los derroteros de la propia teora semitica y, ms en particular, la semitica aplicada a cualquier texto de la cultura, para las propias teoras textuales y, por supuesto, para la teora literaria, que en Lector in fabula ha encontrado no slo cmo explicar el texto literario como comunicacin, sino tambin la operacin crtica previa a la recepcin literaria y a la misma hermenutica, aunque los lmites con esta ltima son bastantes tenues, como el propio Umberto Eco advierte (pp.252259). Adems, la misma lectura de obras posteriores del semilogo italiano como Los lmites de la interpretacin, de 1990, Interpretacin y sobreinterpretacin, de 1992, y, finalmente, en Kant y el ornitorrinco, de1997 creemos que lo confirman. La relectura hoy de Lector in fabula de Umberto Eco sigue ubicando a la semitica, en este caso la semitica textual narrativa, antes en el cmo en el cmo funciona- que en el qu finalista, antes en el ms semitico explicar que en el ms incierto revelar. Este es el sesgo de racionalidad de la semitica como teora, y en una sociedad del conocimiento y la comunicacin como la nuestra en la que el qu nos es dado con inmediatez convenga con ms urgencia explicar cmo se llega a ese qu: Si alguna finalidad tiene una teora semitica, sta consiste precisamente en explicar cmo funciona la intuicin y explicarlo mediante recursos no intuitivos (p.35). Y Lector in fabula ha explicado con conviccin cmo interpretar una de las mayores metforas que el ser humano ha ideado para hablar del mundo, de nuestro mundo: los textos narrativos.
REFERENCIA BIBLIOGRFICA
Umberto Eco: Lector in fabula. La cooperacin interpretativa en el texto narrativo. Traduccin de Ricardo Pochtar. Barcelona: Lumen, 1981. (Traduccin de la primera edicin italiana. Bompiani, Miln, febrero de 1979