231 Gloria Vallejo

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Historia del Instituto Universitario de Educacin Fsica de la Universidad de Antioquia

El Instituto de Educacin Fsica que he vivido Gloria Cecilia Vallejo Rendn En aquellos das de 1978, cuando me vincul al Instituto, la educacin fsica se consideraba una disciplina menor, una actividad slo practicada por algunos aventajados, en su mayora por quienes podramos denominar como los gomosos visionarios, personas que sacaban tiempo de sus actividades normales, pues no se conocan los deportistas de dedicacin exclusiva, los que hoy conocemos como lites, quienes viven para y por la actividad fsica racionalizada y ponderada dentro de las ms altas conquistas cientfico deportivas. Tanto es as, que lo que hoy conocemos como el Instituto de Educacin Fsica se denominaba Departamento de Educacin Fsica, adscrito a, y dependiente, de la Facultad de Educacin, subalterno de ella. Durante los amables das que pude vivir en la incipiente dependencia que hoy tenemos, se careca de la implementacin material avanzada y solamente disponamos de elementos precisos y concretos en cada una de las actividades fsico deportivas desplegadas, vale decir, balones de ftbol, de baloncesto, de voleibol, colchonetas, lazos, mancuernas, bastones, pesas, pelotas, clavas, claves, panderos, bates, bolas, manillas, pelotas, redes, etc. No se contaba en aqul entonces con la ayuda cientfico deportiva, ni con la conciencia de la importancia de la actividad fsica en el diario vivir, pues se asuma que sta era disciplina reservada para atletas, nunca para el comn de las gentes que hoy alternan la diaria actividad laboral o estudiantil, con la prctica ldico deportiva. Muestra patente de las limitaciones la encontramos en aquella especie de cuarto de san alejo, ubicado debajo de las escalas de acceso al segundo piso del bloque 12, en donde se guardaban los implementos deportivos, la ropa diaria, y donde nos vestamos para cumplir con el trabajo prctico, indispensable en algunas asignaturas; era pues depsito, locker y vestier a una. Tambin como manifestacin de las limitaciones y carencias fsicas de entonces, era el sistema de unas sillas adheridas al piso en el espacio en donde debamos trabajar durante las clases. Cmo perturbaban tales asientos fijados para evitar que dispusieran de ellos para servir hasta de lea en los improvisados fogones que acompaaban las huelgas y los largos mtines estudiantiles. Sometida, en lo posible, al hilo del tiempo, destaco que el programa acadmico tuvo grandes limitaciones en recursos durante su creacin. No se dispona de posibilidades materiales y humanas, como vengo de decirlo. Por ello se impona la creatividad y la recursividad en la docencia. En lo personal hube de ingenirmelas para ensear actividades rtmico meldicas a quienes adelantaban estudios de educacin fsica; actividades ambas que se miraban, quizs, incompatibles. Cmo les costaba a los educandos asimilar los principios de la gramtica musical, ms tarde incorporados a la dinmica corporal en el tiempo y en el espacio. Las dificultades de organizacin imponan a los profesores una especie de peregrinaje por todas las dependencias universitarias con los brtulos a cuestas; dentro de una bolsa llevbamos la parafernalia didctico deportiva. All metamos los balones, las redes, las panderetas, los panderos, los uniformes, y hasta un pequeo tablero cargbamos debajo del brazo para ilustrar nuestras clases. Qu linda y qu fructfera improvisacin. Aqu insisto en que las limitaciones padecidas por aqul tiempo se erigieron en estmulo insuperable que rindi los frutos hoy cosechados.

En la convocatoria de estos recuerdos, debo mencionar la planta de gomosos que encontr a mi llegada, como pioneros del Instituto: Elvia Correa, entusiasta jefe de departamento que jalon con entrega y dedicacin la realidad actual, excepcin a la regla segn la cual las mujeres poco tenamos que hacer en las disciplinas fsico deportivas; ingentes luchas debi librar para ser tenida en cuenta, ya que no era educadora fsica y su dedicacin al baloncesto la habilit dentro de la nmina profesoral. Gracias a su gestin pudo concretarse el grupo de investigacin Cultura Somtica, el ms antiguo dentro de los que hoy funcionan en la unidad acadmica. A ella un destacado lugar dentro de esta memoria. Alfonso Serna, profesor y pionero en nuestra ciudad de la educacin fsica como disciplina acadmica autnoma, rigurosa y exigente. Se caracteriz este educador por haber llevado sus amplios conocimientos, no slo al naciente Instituto en su fundacin, sino a los ms importantes establecimientos de secundaria de la ciudad de Medelln. El Liceo Marco Fidel Surez recibi sus aportes valiosos en el mbito de los deportes en general, y de la educacin fsica en particular. Generaciones de destacados deportistas y de cultores de la actividad fsica deben a l sus mejores logros. A su memoria un agradecimiento. Alfonso Meja, admirado docente, desprovisto un tanto del rigor prusiano, en boga por la poca, dedicado ms a la enseanza de la natacin, del baloncesto y en general de la pedagoga deportiva; Ricardo Lagoyette, incansable trabajador del ftbol, deporte que inculcaba de manera casi febril entre los estudiantes de aquellos das en lo estratgico y en la preparacin fsica. Tambin enseaba este profesor los principios bsicos y metodolgicos del incipiente atletismo con resultados sorprendentes, pues la Liga de Atletismo Departamental se nutra en mucho de sus alumnos. Buscando en los recuerdos, un poco ya lejanos, la improvisacin en cuanto a la metodologa empleada para la enseanza de la rtmica, debo decir que se actuaba ms con el entusiasmo que con criterios y prcticas inspirados en una escuela o tendencia elaborada conforme a lo que hoy tenemos, verbigracia se transplantaban principios rtmico meldicos trados de distintos mtodos e influencias, generalmente europeas. Sobresale en aquellos das el ponderado mtodo de Jaques Dalcroze, segn el cual la rtmica es una educacin activa por la msica y para la msica, desprendido de la actividad fsica rigurosa, con la participacin actuante del cuerpo, incluida la voz y los sentidos, auditivo, visual, tctil y kinestsico. Cmo no citar el mtodo elaborado por el pedagogo belga Edgar Willems, concepcin segn la cual la educacin musical es, en su naturaleza, esencialmente humana y sirve para despertar y desarrollar las facultades humanas. Tambin nos asista la escuela de Karl Orff, pedagogo austraco, quien conceba como eje de su pedagoga musical el movimiento corporal, utilizndolo en todas sus posibilidades comunicativas. Avanzando que fueron los das, en lo tocante a la educacin rtmica, se conservaron los principios propios de las escuelas europeas que venimos de mencionar, adaptados y ensamblados con los ritmos y los aires musicales nacionales, nuestros. En tal sentido, se registraron notables avances si se compara lo que hacamos en esas incipientes disciplinas con lo que estaba en boga en los pases desarrollados. Es oportuno destacar la presencia en el otrora Departamento de Educacin Fsica, de la profesora Margot Reppel, quien vino a la Universidad en el marco del convenio Colombo-

Alemn. Con el concurso de la profesora Reppel se acogieron los principios y mtodos de la pedagoga del movimiento, con el soporte musical de los aires del jazz, del big-ban y aires europeos, especialmente polcas, foxtrot y valses. Aqu, un poco subvirtiendo la lgica del orden propuesto, narro la manera como me vincul en calidad de docente del curso Educacin Rtmica I al Departamento de Educacin Fsica, a la edad de 23 aos, demasiado joven, e indocta en una disciplina ya elaborada, con visos acadmicos definidos, no obstante traer los conocimientos y la teora musical e instrumental del piano. Al fin y al cabo la educacin fsica es asistida por el ritmo y por las formas musicales. Por recomendacin de la profesora Maritza Castaeda Valencia, quien viajaba a Londres a estudiar musicoterapia, me postul al cargo por ella dejado sin el lleno de los requisitos acadmicos indispensables, pues me faltaba un mes para recibirme como licenciada en educacin musical, completando los cursos por ella iniciados, con las limitaciones y temores propios de mi inexperiencia y juventud, pero asistida por enorme entusiasmo y la comprensin e indulgencia, tanto de mis colegas docentes como de los educandos, muchos de los cuales resultaban mayores que la propia profesora. Con anterioridad a la citada profesora Castaeda Valencia, recuerdo cmo estuvieron al frente de la enseanza del curso a m encomendado, las profesoras Hayd Marn y Ana Mara Henao, quienes emigraron en busca de perfeccionar sus conocimientos acadmicos. Se advierte de la situacin imperante que la rtmica y el trabajo de expresin corporal fuesen transmitidos por docentes msicos de formacin y profesin, perfilndose gran avance acadmico; hubo ya solidez y autonoma en la enseanza de los principios rtmicos propiamente tales, como sustento del plan de estudios de los educadores fsicos. Todo manifestado en la coordinacin motriz, el desarrollo de la capacidad auditiva, el desarrollo vocal y la ejecucin instrumental, como piedras angulares del trabajo que hoy se realiza. Los ejercicios rtmico-meldicos, contenido bsico del curso Educacin Rtmica I, materia por m regentada, se ejecutaban al comps de las notas del piano que esta novel docente interpretaba en un rincn del aula de clases ubicada a un costado del Teatro Camilo Torres, en la parte superior; y cmo brindaron los estudiantes su dinmica y empeo para coordinar el pulso de la cancin de turno, con la ejecucin con palmas de la doble velocidad de aqul. Relevo cmo deban coordinar el ritmo de la palabra con claves, acompasado con la doble lentitud del pulso de la cancin mientras se desplazaban a lo largo y ancho del recinto de clases. Hacia el ao de 1980 entregamos el saln que ocupbamos en tales clases y nos fuimos para el tercer piso del bloque 24, espacio sin divisin alguna, un lugar amplio e improvisado que permita que los ruidos que se filtraban, interfiriesen el apacible silencio en las aulas ajenas a stos, lo cual nos vala reclamos y llamados de atencin que nos obligaron a marcharnos con nuestra msica a otra parte; peregrinaje que persisti hasta cuando se nos acondicion el espacio conocido como el 26-105 o saln de rtmica y danzas. Aqu el origen fsico locativo del Instituto propiamente tal. Aos ms tarde fuimos traslados a la Ciudadela de Robledo. Me recrea la alegra con la que aquellos estudiantes ascendan en los progresos registrados de manera evidente y por m exaltados; daba gusto tanto entusiasmo y tanta entrega! Era verdaderamente grata la satisfaccin alcanzada cuando se lograba el ensamble de la voz con los ritmos cuando se ejecutaban canciones en forma de canon a dos y tres voces. Me parece

ver y or a Daro Grajales interpretar Fray Santiago en la flauta! Qu bonita y gratificante evocacin. Descorriendo velos en la memoria, evoco los materiales didcticos y los instrumentos musicales utilizados para la clase: aros, bastones, pelotas, cintas; claves, tamboras, chinchines, maracas; era ya la consolidacin de lo propio. Se abandonaron muchas influencias forneas y se abri paso lo autctono. De la mano de Alberto Londoo, gran maestro de danzas, se adaptaron la cumbia, el porro, el mapal, el bullerengue, el currulao, el bambuco, las vueltas antioqueas, el pasillo, la guabina, el torbellino, y en general, nuestro rico surtido patrio. Cmo eran de entusiastas las reuniones profesorales de entonces. Se celebraban ellas en el segundo piso del bloque 12. Las amplias oficinas, algunas ubicadas en el segundo piso y otras en el tercero de tal bloque, albergaban la reducida planta de profesores vinculados, pues por aquellas calendas no se acostumbraba lo que hoy conocemos como profesor de ctedra, forma de vinculacin sta que denominaban auxiliares de ctedra, elegidos de entre los estudiantes ms destacados, sin sujecin a carrera o rgimen especial alguno que regulara su vinculacin; a dedo. La pasividad no era invitada en el nimo comn; en aquellas discusiones era tal el compromiso, que a veces se suscitaban acaloramientos y posiciones inconciliables entre nosotros. En tales discusiones se tocaban aspectos acadmicos, metodolgicos, gremiales, polticos y un surtido temtico tan variado que resultaba a veces incongruente; tal el nimo y el deseo para construir lo que hoy tenemos y aprovechamos. Destaco en lo puramente personal, que dada mi formacin como msica, sin muchos conocimientos fsico deportivos entonces, sumado ello a mi juvenil momento, no era muy tenida en cuenta en tales reuniones; estaba aprendiendo. En tal crecimiento obtuve el beneficio de una beca concedida por el gobierno alemn en el marco del mencionado convenio, en virtud del cual adelant estudios de especializacin en msica y pedagoga de la danza en la Deutsche Sport Hochschule en la ciudad de Colonia. Un agradecimiento a tan bello suceso, con la oportunidad de estudiar las corrientes ms avanzadas de la poca en materia pedaggico musical. A tales reuniones concurra don Werner Sonneschein, ciudadano de nacionalidad alemana, director del convenio por ese entonces; se asoma a esta memoria con sus ademanes festivos y su indumentaria informal, quien a contrapelo de la idiosincrasia de su gente, condujo su compromiso con criterio sencillo y asaz sensible. Tambin para este educador de aquellos das un sentido reconocimiento con afectuoso recuerdo. Dentro de las reuniones de profesores, an veo y oigo a don Enrique Ros defendiendo con erudicin clsica el papel de los antiguos griegos y romanos en el devenir de las disciplinas esttico fsicas. En el grado de improvisacin imperante, por lo incipiente de los fundamentos acadmicos en las nuevas disciplinas, don Enrique fungi como profesor de kinesiologa, cuando, como se saba, era l formado en educacin fsica. Su vigorosa personalidad, que no saba de posiciones acomodadas, irreductible ante la injusticia, y su honradez conceptual, merecen destacarse dentro de estos gratos recuerdos. Fue un hito entre nosotros. Don Alberto Vsquez aparece en mi memoria promoviendo la natacin, sus bondades y sus estilos; lo mismo que el atletismo, el de a pie como lo conocemos entre nosotros. Su vida, un tanto difcil por las particulares circunstancias que le correspondi asumir dentro de la lotera biolgica, se adverta matizada por frecuentes depresiones y pluralidad de desencantos, en

especial con su permanencia que senta ya larga en la Universidad, y con el diario deshojar de los das laborales en el viejo calendario de la Compaa de Tabaco. Era bien particular se posicin existencial. Todava lo recuerdo durante los descansos oteando la vida universitaria, con su pequeo radio de pilas junto a la oreja Vvido recuerdo! Animador de las reuniones que estoy recordando fue don Alberto Londoo y su trabajo con los textos de su autora sobre danzas folklricas nacionales. Sus textos pedaggicos en la materia conservan plena vigencia a pesar del tiempo,es invaluable su aporte, infortunadamente desdeado en el plan de formacin de hoy. Un destacado reconocimiento a su meritoria labor. Siguiendo con el tema de las reuniones de aquel entonces, veo a don Hendricks Cuesta, de figura morena y fuerte, profesor de bisbol y stfbol, escudriando de entre sus alumnos las aptitudes para la conformacin de los equipos que habran de competir en los eventos por l programados de manera bien entusiasta. Poco tiempo estuvo con nosotros don Baltazar Medina, a quien distingo por el dinamismo que acompaaba su actividad al frente del baloncesto, disciplina a la que tanto ha entregado desde los das que abarcan esta evocacin. Los juegos bsicos y la recreacin tuvieron al frente a don Jorge Pez. La gorra que siempre coronaba su cabeza singulariza este recuerdo. El exitoso programa que an hoy convoca a las familias de los diferentes estamentos universitarios es obra suya. En tales eventos gozan de recreacin y ldica los familiares nuestros. Ya en lo acadmico, a pesar de lo rudimentario de la metodologa en vigencia, y de las limitaciones de un proyecto en ciernes, cumpla l de manera cabal con su asignatura. Como dato curioso, siempre advert cierto halo de misterio en sus maneras. Parlanchn y reservado. Como transporte hacia la Universidad emplebamos la motocicleta llamada lambreta o vespa; siempre opt por la primera. A don Benjamn Daz lo recuerdo viajando tambin en motocicleta. Destaco de este personaje su aficin por saber de nosotros: ningn detalle de nuestras actividades pblicas y privadas, santas y non sanctas. Singular personaje, profesor de baloncesto, que nos asista para matizar las dudas y aquietar los miedos propios de la juventud de entonces. Su bondad y su desinters son proverbiales, tienen vigencia en mi afecto. Su peculiar motilado con el cabello lacio a ambos lados de la cabeza singularizaban su aspecto. A l mi ms clido y afectuoso recuerdo. Tambin dentro de los usuarios del transporte en motocicleta cuento a don Fernando Estrada, profesor de voleibol por esos das, dinmico activista de la prctica fsica recreativa entre educandos y profesores; promotor de la actividad competitiva en atletismo. Como fruto de su aprendizaje en Alemania y en retribucin a las condiciones del convenio con ese pas, impuls notablemente la didctica y pedagoga del voleibol. Don Juan Oviedo tiene presencia en estas lneas como un profesor caracterizado por el rigor acadmico. La tenacidad y empeo con los que asuma sus quehaceres le llevaron a cultivarse en la msica desde aqul entonces, a pesar de laborar acadmicamente como gimnasta. Sus inquietudes en el tema musical propiciaban conmigo largas conversaciones en torno a valores rtmicos, alteraciones, tonalidades, acordes, intervalos, y un sin fin de fiorituras que ms tarde engalanaran sus interpretaciones, ya pulido en el conocimiento musical.

Como ancdota curiosa y que habla de las ambigedades que surgan en el incipiente Instituto, cont con los malos ojos del profesor Marcos Barrios, quien, como jefe de departamento que era, arga incompatibilidad entre mi trabajo como msica y la enseanza de contenidos rtmicos; un menester musical por excelencia. Simptica paradoja de aquellos das. Para finalizar el recuerdo de los profesores que iniciaron actividades por los das de mi vinculacin a lo que hoy es el Instituto, menciono a don Alberto Pareja, experto en ftbol y docente en la misma disciplina. Transmita sus conocimientos con una pasin que contrastaba con su manera calma y pausada de ser. Los oncenos que diriga eran preparados para vencer en las competencias, como nica opcin posible. El Instituto de Educacin Fsica que hoy conocemos careca en su gnesis de autonoma y estaba adscrito al Departamento de Administracin y Currculo de la Facultad de Educacin. Tal jerarqua administrativa, imprecisa, dio lugar a frecuentes fricciones entre nosotros, pues la distribucin poco clara de funciones, organizada sin protocolo alguno, produca colisin de intereses y choques apasionados por causas acadmicas: un sector de entre los profesores no era partidario de la metodologa y polticas educativas, tanto de don Alfonso Serna, como de don Alfonso Meja, quienes por su orientacin acadmica, el primero militarista, de corte prusiano, y el segundo indulgente y bondadoso, polarizaban opiniones y posiciones. El citado don Alfonso Meja era apasionado del campo; su amor por la naturaleza y por todas sus criaturas revelaba un ser sensible y generoso. Durante los incontables momentos en que o su palabra, motivada por la necesidad de consejo, tuve un segundo padre dentro de la Universidad. Carezco de espacio para honrar, en justicia, a tan bondadoso maestro. Sea este el momento para reivindicar su bondad para conmigo. No puedo dejar de mencionar el papel de la recordada secretaria de la poca, coloquialmente llamada Marinita, doa Marina Zuluaga, infatigable auxiliar de nuestras actividades, la encargada de irrumpir en las sesiones profesorales con el recado de una llamada telefnica, o el mensaje de una novedad en casa, o la ocurrencia de un evento extrao en la propia Universidad; mensajera leal que serva con afecto en el nico telfono asignado a la dependencia toda. Pero a ms de ello, de su rol de coordinadora entre el grupo de docentes, se encargaba de descifrar los garabatos manuales que le entregbamos como borradores de trabajo, para ser transcritos y difundidos en la revista Educacin Fsica y Deporte y dems publicaciones de la dependencia por nosotros orientadas. De manera paciente y esmerada dibujaba las convenciones musicales que, sin entender, contenan los artculos que recin comenzaba a pergear quien estas memorias escribe. A grandes rasgos, mirado el devenir del Instituto y la poca que vivamos, realzo la pasin a veces convertida en desmesura en toda la actividad universitaria. La ctedra no era ajena al fervor del tema poltico, tan caldeado en los tiempos de la guerra fra, durante los dorados aos setenta. Desde esa trinchera y desde las cafeteras mismas se libraban acalorados debates, con matices variopintos, en relacin con la utopa comunista y sus sueos, inherentes a la muchachada de aquellos das. A tal desproporcin se llegaba, que a veces se sugeran graciosas consignas, grafitadas en las paredes del campus invitando a la revolucin comunista con todas sus variantes, hora lnea pro China, dura y radical; ora lnea Mosc o mamerta. Todo estimulado por las organizaciones estudiantiles que poblaban la vida en el Alma Mater. Ejemplo de curiosa concepcin poltico acadmica era aqul segn el cual No importa el nivel acadmico; lo que importa es la beligerancia. Tal era, a veces, el trastocamiento de conceptos

como consecuencia de la pasin y el calor de los debates. A pesar de ello, no puede dejar de reconocerse en la juventud de entonces el compromiso por saber de lo pblico y de la organizacin y marcha del Estado. En aquel tiempo las universidades todas, en especial las pblicas, fueron escenario y reflejaron en su interior las manifestaciones del conflicto este oeste protagonizado por las grandes potencias: EEUU versus URRSS, con sus respectivos satlites. Lo que hoy tenemos como Instituto, si bien consulta una calidad reconocida dentro y fuera de las fronteras colombianas, no adolece de carencias; acusa necesidades fsicas y de orientacin como conceptos macro. Es necesaria una poltica universitaria de grande aliento. Las anteriores palabras reflejan mi particular y nostlgica visin del gnesis y desarrollo del Instituto de Educacin Fsica y Deportes de la Universidad de Antioquia. En sus amadas aulas han corrido 30 aos de mi vida, no solamente laboral, sino afectiva. Quiero en ellas rendir tributo de admiracin a todas las personas que nos acompaaron durante la evolucin y crecimiento de esta dependencia. Aqu, dentro de estos recintos, he pasado grandes momentos de mi vida. Valga este afectuoso homenaje a quienes hicieron posible la realidad acadmica que hoy nos enorgullece dentro del concierto universitario nacional. Gracias.

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