Justicia en El Mercado - Francisco de Vitoria
Justicia en El Mercado - Francisco de Vitoria
Justicia en El Mercado - Francisco de Vitoria
La edición impresa de este libro (648 pp.) puede obtenerse en Publicaciones UCAB
(Universidad Católica Andrés Bello). Apdo. 20332. Montalbán. Caracas. Venezuela.
ISBN 84-330-2013-7
(306 pp.)
RESUMEN 6
REFERENCIAS ABREVIADAS 17
I. INTRODUCCIÓN 18
1.1. El Problema 18
1.2. El Autor 28
1.3. Las Fuentes 33
1.4. Método y Desarrollo 41
2.1. Introducción 46
2.2. La Vida Moral 49
2.2.1. La Vida Moral como Relación con Dios 50
2.2.2. La Vida Moral como Acontecimiento Personal 59
2.2.3. La Dimensión Interpersonal de la Vida Moral 94
2.2.4. La Moral y la República 116
2.3. Moral y Ley Civil 163
BIBLIOGRAFÍA 533
Hace algún tiempo don Silvio Zabala, en su obra Filosofía Política de la Conquista
de América, empleó la expresión doctrina liberal en el desarrollo de su tema1. Lo hizo para
caracterizar lo que hoy podríamos llamar, no sin alguna licencia interpretativa suya y
quizás siguiendo su razonamiento, el "liberalismo español".
He allí una sugerencia extraña para la historia del liberalismo. No dejará de
sorprender. ¿No es acaso un lugar común, más o menos establecido entre los historiadores
intelectuales, económicos e historiadores de la filosofía política del momento, que la
naturaleza del pensamiento político y económico español, sobre todo aquél salido de la
escolástica, ha constituido uno de los principales obstáculos de Hispanoamérica para
adecuar el espíritu de su "idea de empresa"2, su cultura, su política, su moral y sobre todo
su economía a la fatalidad de este "fin liberal de la historia" que hoy se nos pregona por el
mundo desde el norte como un hecho universal de la razón?
Pues bien, y tal vez a causa de que para el momento que escribiera Zabala su libro
la humanidad estaba recién salida de la Segunda Guerra Mundial, parecía natural darse
cuenta de la necesidad de reconocer la fuerza moral vinculante de la idea de derechos
humanos pregonizada por Jacques Maritain. Y acaso por ello digo, la expresión de Zabala,
la afirmación de que había una doctrina liberal española, no se prestaba a equívocos
mayores como es hoy el caso. Al parecer, como lo han indicado algunos estudiosos, en los
intersticios de la evolución de la Escolástica tardía, en la llamada Segunda Escolástica o
Escuela de Salamanca, yacían fuentes conceptuales capaces de sustentar la posibilidad de
concebir la doctrina liberal de que hablara Zabala. Esta "doctrina" habría estado
constituida —si he entendido bien al historiador mexicano— por el cuerpo teórico de
indagaciones acerca de las ideas centrales de la ética y las relaciones que ésta tenía para
esta Escolástica con la política imperial, la filosofía y la teología y los problemas
1
Silvio Zabala, La Filosofa Política en la Conquista de América, Fondo de Cultura Económica, Mexico,
1947.
2
Véase, por ejemplo, Claudio Veliz, La tradición centralista de América Latina, Ariel, Barcelona, (1980),
1984.
3
Anthony Pagden, The Fall of Natural Man: The American Indian and the Origins of comparative
Ethnology, Cambridge: Cambridge University Press, 1986.
4
Es un asunto ya aceptado que no hay una forma única de liberalismo y que la historia de su evolución es
compleja. Véase, sobre esto, John Gray, Post-Liheralism, Studies in Political Thought, New York-London,
Routledge, 1993.
II
5
Vitoria, Political Writings, Cambridge Texts in the History of Political Thought, eds. Anthony Pagden,
Jeremy Lawrence, Cambridge; Cambridge University Press, 1991, p. xxxi.
Título Siglas
De homicidio DH
De matrimonio DM
De simonia DS
De temperantia DT
De magia DM
Obras de Aristóteles
Título Abreviatura
Metafísica Met.
Política Pol.
Retórica Ret.
1.1. EL PROBLEMA
1
Puede verse, por ejemplo, el oráculo sobre la ciudad fenicia de Tiro, del profeta Isaías: Is 23 (mediados del
siglo VIII a.C.). En el Antiguo Testamento no se encuentra una animadversión especial hacia los mercaderes
de Israel (salvo contra quienes ejercen la usura dentro del pueblo), pero tampoco elogios para el oficio, que
es tenido por lugar de tentación al fraude y a la idolización del dinero. Caer en manos de mercaderes
extranjeros es de las peores suertes que le puede caber al pueblo de Israel (por lo general, se trata de una
referencia a la esclavitud). En el Nuevo Testamento no se hacen mayores alusiones directas al tema, salvo la
preferencia evangélica por las relaciones de gratuidad, y las condenas paulinas del fraude y la ambición
desmedida. Los únicos pasajes valorativos de gran dureza contra los mercaderes se encuentran en el
Apocalipsis (finales del siglo I d.C.), donde sólo se les menciona asociados a la Babilonia caída (Ap 18).
2
Las consideraciones de Aristóteles sobre la crematística, contenidas en el libro I de la Política, a las cuales
habremos de hacer algunas referencias a lo largo del texto, constituyen un ejemplo claro.
3
Esto lo había notado ya Platón en República 371a-d, donde se acepta sin mayor problema que la ciudad
necesita tanto comerciantes de larga distancia como negociantes en el mercado interno.
4
Los intertítulos en cursiva como éste, fueron introducidos después de haber redactado el cuerpo de texto, y
no se encuentran jerarquizados entre sí. Por tanto, no corresponden necesariamente a separaciones estrictas
de tema, sino que su única función es orientar al lector sobre el asunto principal (no necesariamente único)
de lo que sigue. Si no se encuentra que ayuden a ello, pueden perfectamente saltarse al leer. De haber sido
posible según las normas tipográficas establecidas para este trabajo, hubiéramos preferido ponerlos al
margen, como fue costumbre de algunos autores en otro tiempo.
5
Sobre la relación entre ética y política (y educación) puede verse E.N., 1179 b1-1181 b25.
6
En todo el trabajo, utilizaremos las palabras 'ético' y 'moral' como sinónimos rigurosos, definidos por
referencia a la dimensión por la cual la persona, en virtud de su libre albedrío, con sus actos humanos hace
de sí lo que ha querido ser. Un desarrollo extenso sobre el concepto de vida moral en Vitoria puede
encontrarse en el capítulo 2.
Tradiciones en competencia
7
Se notará, sin duda, que hemos prescindido de una tradición ética fundamental en la modernidad: la
kantiana. Hay una razón para ello, y es que los desarrollos de esta tradición no se han dirigido especialmente
a la ética del mercado entendida como orientación de la acción particular. Tal vez porque con la primera
formulación del imperativo categórico ya no había necesidad (teorética) de más, lo cierto es que los autores
que se inspiran en Kant han elaborado principalmente propuestas institucionales para los mercados (o más
generales, aplicables a los mercados). Es el caso de la teoría de la justicia de J. Rawls, la escuela de la
elección pública de James M. Buchanan, o la ética dialógica de K.O. Apel y J. Habermas.
Con todo, la concepción kantiana aplicada al agente individual en los mercados permite el planteamiento de
verdaderos problemas morales, no los niega. Pero muy pronto (teóricamente) se llega en ella al conflicto
entre el mandato del deber y las consecuencias para el sujeto de cumplirlo ("ética de la convicción" y "ética
de la responsabilidad", en la expresión de Max Weber), cuya resolución sólo puede ser política.
Además, el discurso ético de raíz kantiana ha de ser formal, lo que pide reducir los desarrollos
antropológicos al mínimo posible (lo necesario para fundar sus propios criterios formales). Con ello tal vez
logra acuerdos más fácilmente sobre esos criterios, pero queda pendiente la tarea de llenar de contenidos las
decisiones con base en ellos —por ejemplo, identificar lo deseable en universal (Kant), lo ventajoso para
todos (Rawls), el interés público (Buchanan), o las normas básicas para una ordenación dialógica de la
justicia (Apel)—. Los contenidos que se alcancen dependen de convicciones previas (individuales o
compartidas), anteriores al procedimiento formal que se propone e irreductibles a su racionalidad.
Pero esas convicciones sobre lo humano y lo inhumano, no el procedimiento formal, constituyen el punto
crítico de una moral. Una acción (o un estado de cosas) no es buena porque se piense universalizable, sino
que el sujeto la propone como universalmente legítima porque la tiene por buena; o bien, no se constituye en
buena una decisión en virtud de un consenso en la comunidad ideal de comunicación, sino que se llega a ese
acuerdo porque todos la consideran buena. Resulta entonces fundamental atender a la racionalidad bajo la
que se forman o se justifican las convicciones sobre lo humano y lo inhumano que sirven de sustento primero
(puesto que se requiere siempre una antropología mínima), y de fuente de contenidos después, a los
procedimientos formales kantianos o derivados. En materia moral, la racionalidad antropológica está
necesariamente antes que la formal desde el punto de vista de la fundamentación, por más trascendental que
ésta se pretenda; y además su consideración resulta imprescindible a la hora de llegar a conclusiones. Como
sobre racionalidad antropológica la tradición kantiana, en virtud de su método, no tiene mayor cosa que
decir, resulta especialmente difícil construir a partir de ella guías de orientación para el agente individual en
los mercados. Esta es la razón por la que, pensamos, no es casual que el pensamiento inspirado en Kant haya
La selección del autor, Francisco de Vitoria, requiere aún una justificación, con la
que terminaremos este primer acotamiento de nuestro tema. Intelectuales más sistemáticos
de talla abundaron en la Escolástica, y algunos de ellos se ocuparon de la moral en los
mercados. San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, Duns Escoto, Juan Buridano, San
Antonino de Florencia, el cardenal Cayetano, Domingo de Soto, Luis de Molina... son
algunos nombres muy conocidos. Los primeros dedicaron una extensión relativamente
pequeña al problema, que no era tan relevante en una época en que los mercados
reflorecían pero aún no habían tejido la trama tupida sobre Europa que se desarrollaría
después, tras la Peste Negra. Sus ideas resultaron muy influyentes en el pensamiento
posterior, pero no se encuentran por lo general desarrolladas in extenso dentro de sus
propias obras. Los pensadores de la Escolástica tardía, por su parte, dedicaron espacio
mucho más amplio a la cuestión moral en el mercado, incluyendo trabajos específicos.
Cualquiera de ellos hubiera constituido una buena base para este estudio.
Francisco de Vitoria reúne, no obstante, algunas características que lo hacen
especialmente interesante. En primer lugar, se consideró a sí mismo dentro de la tradición
tomista; fue, por decirlo en términos actuales, un "tomista posnominalista". Heredó por
tanto la referencia a los desarrollos de Santo Tomás y, a través suyo, a los de Aristóteles,
pero tras haber conocido las ideas de nominalistas y humanistas, respecto a las cuales tuvo
que tomar posición. Vivió en la primera mitad del siglo XVI, cuando la actividad mercantil
constituía ya una realidad con consistencia propia que interconectaba a todas las ciudades
europeas. El auge del comercio, su transnacionalización junto con la de las finanzas, y la
consolidación de la burguesía urbana como clase social son precisamente características
económicas del Renacimiento, desde sus mismos comienzos al final de la Gran Peste. Con
la expansión de los mercados como realidad social vino la del interés de los moralistas por
derivado rápidamente hacia la política. Y por el mismo motivo, no resulta de imprescindible consideración
para el problema propiamente ético de los mercados, sobre el que ha tenido realmente poco impacto, fuera de
su apelación al deber de cumplir la ley civil.
8
El carácter histórico del pensamiento de las Escuelas, contra el esencialismo hierático que en ocasiones
superficialmente se le achaca, ha sido estudiado por Joseph Höffner respecto a la ética económica, para
concluir: "Die Scholastiker hätten die gegebenen gesellschaftlichen und wirtschaftlichen Verhältnisse als
geschichtlich wandelbar und dynamisch bezeichnen können, ohne in diesem Wandel einen Widerspruch zu
den ewigen, gottgesetzen Normen zu sehen. Das Studium der Quellen zeigt, daß die Scholastiker diesen ...
Weg gegangen sind." Statik und Dynamik in der scholastischen Wirtschaftsethik, p. 23.
9
"François de Vitoria fut avant tout un moraliste. Si sa pensée au sujet du Droit International a fait l'objet de
nombreuses études, il n'en pas de même de sa théologie morale", dice Louis Vereecke, "François de Vitoria
dans...", p. 613.
10
"To Vitoria had fallen the task of reconciling historical reality with Thomist doctrine, of modifying each in
the light of the other, and of passing on the traditional ideas he had imbibed during his period of
apprenticeship in Paris, remoulded to fit the circumstances of his time." Grice-Hutchinson, The School of
Salamanca. Readings in Spanish Monetary Theory, p. 42.
11
Los principales biógrafos de Vitoria han sido sus compañeros de hábito Luis Alonso Getino y Vicente
Beltrán de Heredia, que suelen servir de fuente a otros. Sobre la formación académica del dominico en París,
resulta de imprescindible lectura La Universidad de París en tiempos de Francisco de Vitoria, de R. García
Villoslada. Teófilo Urdánoz comienza su edición de las Relecciones con una "introducción biográfica"
amplia, que no aporta mucha cosa nueva pero lo pone todo en orden. Por su parte, Castilla Urbano en El
pensamiento de Francisco de Vitoria, pp. 363-368, ha unido en una excelente sinopsis biográfica todos los
datos confiables que aportaron estos historiadores, junto con el resultado de algunas polémicas en que
participaron otros (lugar y fecha de nacimiento, relaciones con Carlos V, con los humanistas...). Tras
examinar la misma bibliografía secundaria que menciona Castilla Urbano en 1992, y no conociendo aportes
significativos posteriores, hemos decidido guiarnos por su sinopsis en este epígrafe, seleccionando los datos
de nuestro interés, en vez de repetir el trabajo construyendo otra que poco o nada añadiría.
12
"Introducción" a las Relecciones de Francisco de Vitoria, p. 82.
De temperantia 1537
13
"Communis praeceptor huius scholae" lo llama Domingo Báñez (De iure et iustitia q. 77, a. 4). Citado por
Otte, Das Privatrecht bei Francisco de Vitoria, p. 133. Sobre el "espíritu" de la Escuela de Salamanca en
filosofía moral y política puede leerse Anthony Pagden, La caída del hombre natural, pp. 92 ss.
14
Todos estos datos editoriales han sido tomados de Teófilo Urdánoz, "Introducción" a las Relecciones, pp.
84 ss.
15
Las obras de estos autores a las que hemos tenido acceso (fuera de las discusiones sobre lugar y fecha de
nacimiento de Vitoria, irrelevantes para este trabajo), se encuentran en la Bibliografía, acápite "Bibliografía
secundaria".
A partir de 1932
Un paso adelante, que dejó la cuestión de las fuentes primarias prácticamente tal
como está ahora, lo dio Beltrán de Heredia al publicar entre 1932 y 1935 el manuscrito 43
de la Biblioteca Universitaria de Salamanca, con las lecciones sobre la 2a. 2ae. de los
cursos de 1534 a 1537. En los cinco volúmenes editados entonces de ese manuscrito
académico están contenidos los comentarios a los tratados tomasianos sobre las tres
virtudes teologales, la prudencia, la justicia (con diferencia el más extenso) y la fortaleza,
leídos con muy escasa intervención de suplentes, y de una calidad de transcripción
excepcional.16 Tras la guerra civil española, Beltrán de Heredia completó su trabajo en
1952 con un sexto volumen que contiene el comentario De Temperantia, el resto de las
cuestiones de la 2a. 2ae. y en un apéndice el comentario De Lege (1a. 2ae., qq. 90-108),
tomado del manuscrito Ottob. Lat. 1000 de la Biblioteca Vaticana, académico,
correspondiente al curso 1533-34, también anterior por tanto al momento en que la
intervención de los suplentes fue significativa en las clases de Vitoria. Junto con ello
publicó Beltrán de Heredia en otros dos apéndices del tomo sexto unos fragmentos de
16
Su autor, el bachiller Francisco Trigo, tomaba las lecciones al dictado y las pasaba a tinta por la noche.
Alumno que veneraba a su profesor, recogió incluso chistecitos dichos en el aula. Pudiendo haber vendido su
trabajo por la nada despreciable suma de ocho ducados, prefirió donarlo a la Biblioteca de la Universidad,
donde se conserva hoy. La extensión de estos apuntes y su fidelidad a la palabra del maestro resultan del
todo inusuales: una vez editados, sus apuntes de cada semestre (un tomo de Beltrán de Heredia) ocupan en
promedio unas 400 páginas.
Junto con los desarrollos teológicos, para los que faltan fuentes primarias
publicadas y cada investigador ha de buscar directamente en los manuscritos,17 un vacío
notable en las monografías ocurre acerca de la ética del mercado en Vitoria, tema sobre el
que desde 1952 se encuentran impresas las fuentes básicas. Sólo hemos encontrado tres
desarrollos explícitos sobre el asunto: un breve pero enjundioso estudio sobre la teoría del
precio justo como teoría del valor18; una exposición de los comentarios vitorianos a las qq.
77 y 78 (2a. 2ae.), en el mejor estilo de las paráfrasis que décadas atrás solían hacerse de
las relecciones19; y un capítulo de un estudio más amplio sobre la teoría vitoriana de la
justicia y el derecho20. Los dos primeros textos no ponen en relación la doctrina de Vitoria
sobre el mercado con los fundamentos de su ética; el tercero sí lo hace (únicamente desde
el punto de vista de su interés, la justicia y el derecho), pero su tratamiento del tema del
mercado es rápido, una treintena de páginas, a manera de ejemplo de aplicación de una
teoría más general.
Hay, por supuesto, estudios monográficos sobre la evolución del pensamiento
acerca de determinados aspectos de la moral económica de los escolásticos, incluso de la
Escuela de Salamanca.21 Curiosamente, en ellos suele pasarse por encima de Vitoria como
17
El P. Ramón Hernández, del mismo convento salmantino de San Esteban, nos informó en 1994 que
transcribía para su publicación un manuscrito de la biblioteca conventual que contiene las lecciones sobre la
Prima Pars de la Summa Theologiae correspondientes a los cursos de 1539-40. Amablemente nos permitió
examinarlo: aunque las anotaciones sobre cada tema son escuetas, su publicación será de gran interés para
los estudiosos de la teología.
18
Demetrio Iparraguirre, Francisco de Vitoria. Una teoría social del valor económico. Publicaciones de la
Universidad de Deusto. Ed. Mensajero. Bilbao, 1957.
19
José Barrientos, Un siglo de moral económica en Salamanca (1526-1629). I. Francisco de Vitoria y
Domingo de Soto. Eds. Universidad de Salamanca. Salamanca, 1985.
20
Daniel Deckers, Gerechtigkeit und Recht. Eine historisch-kritische Untersuchung der Gerechtigkeitslehre
des Francisco de Vitoria (1483-1546). Verlag Herder. Freiburg-Wien, 1991.
21
Tampoco es que los estudios de este tipo abunden hasta al punto de que el campo pueda considerarse bien
cubierto. Testimonia lo contrario Melquiades Andrés en el segundo volumen de su obra La Teología
Española en el siglo XVI, vol. II, p. 460, publicada en Madrid en 1977, al ocuparse de «la teología moral
renovada»: "Este capítulo entraña especial dificultad. No cuento con monografías sobre el método de la
moral. Abundan las obras sobre derecho internacional en Vitoria y en la escuela de Salamanca. Faltan sobre
la moral económica y práctica, sobre contratos, monopolios, usura, bancos, comercio, manuales de
confesores y confesionales. Los historiadores de la economía apenas me han ayudado, porque todavía no han
tomado en consideración la moral económica escolástica." La última frase de Andrés requiere una salvedad
de importancia: J. A. Schumpeter dedicó un capítulo de su clásica Historia del Análisis Económico a los
"doctores de la Escolástica y filósofos del derecho natural". De la Segunda Escolástica se mencionan en él a
Molina, Lessio y Lugo, estos dos últimos más lejanos cronológicamente a Vitoria (muertos en 1623 y 1660,
respectivamente). Como es lógico, la debilidad del estudio de la ética económica escolástica por parte de
Las fuentes que hemos utilizado para nuestro trabajo pueden encontrarse listadas en
la bibliografía. Las fuentes primarias consisten en todas la obra publicada de autoría
vitoriana inequívoca: relecciones, lecciones, cartas y dictámenes. No hemos querido
historiadores de la ciencia económica posterior, les pone siempre en el riesgo de leer la primera a partir de la
segunda, en vez de a partir de sí misma, descuidando entonces la teoría moral en la que se inserta.
22
De los autores que hemos mencionado como especialmente relevantes para la moral económica en el siglo
XVI, Vitoria fue sin duda el más cercano a Santo Tomás, quien más conscientemente se separó de los
nominalistas.
23
Por ejemplo, a propósito del lucrum cessans como razón legítima de cobro más allá del principal en un
préstamo, dice Schumpeter: "No es ciertamente una tesis inventada ad hoc: si en el siglo XIII no se formuló,
si sólo aparece claramente en el XVI, se debe simplemente al hecho de que hasta ese siglo los mercados
monetarios habían sido casi inexistentes, mientras que ahora se imponían de manera general." Historia del
Análisis Económico, vol. I, p. 111.
Un enfoque sistemático
El método
El método que hemos seguido para nuestra exposición sobre Vitoria es el de una
reconstrucción a partir de fragmentos dispersos, que reunidos trazan una articulación
orgánica de las ideas, una propuesta moral para la acción en los mercados. Mientras
algunos tópicos centrales, como las teorías sobre la justicia, la propiedad privada, el justo
precio y la usura, se encuentran concentrados en pasajes precisos de las lecciones sobre la
2a. 2ae. (habiendo siempre menciones de interés en otros lugares), los fundamentos
antropológicos y epistemológicos que los dotan de inteligibilidad y permiten situarlos
sistémicamente, hay que espigarlos a través de las más de tres mil páginas de las fuentes
primarias editadas.
Normalmente, las afirmaciones sobre cada punto de los fundamentos concuerdan
bien entre sí, aunque se encuentren en lugares distintos temáticamente y separados en el
tiempo de su elaboración. Cuando no ocurre ello a primera vista, hemos intentado una
conciliación si era posible (por lo general a través de una reconstrucción teórica más
amplia, al estilo tomasiano), o hemos tenido que decidirnos razonadamente por una de las
dos lecturas. Para esto ayuda indudablemente la cronología de la obra vitoriana, que los
biobibliógrafos de nuestro autor han establecido con gran certeza. De cualquier forma, los
temas sobre los que aparecen discrepancias internas en la moral vitoriana son contados, y
no se requiere gran aparato de recursos críticos para establecer la interpretación más
probable.
Llamará la atención posiblemente el número de citas textuales a pie de página, en
respaldo de lo que atribuimos a Vitoria, a lo largo de los capítulos segundo al cuarto. Hay
dos razones para esta prolijidad. La primera, el mismo método de recoger aquí y allá un
párrafo o hasta una frase significativa, para componer el conjunto sistemático de la
filosofía moral de nuestro autor, que hace imposible en la mayor parte de los casos resolver
un desarrollo con una mención general al lugar donde se encuentra en las fuentes
24
Nosotros no los pudimos ubicar en Venezuela, ni en ninguno de los repertorios bibliográficos
internacionales incluidos en el sistema Notis, ni en las bibliotecas estadounidenses a cuyos catálogos
accedimos por vía telemática. En la biblioteca de la Universidad Javeriana de Bogotá encontramos los cinco
primeros volúmenes; con el sexto pudimos hacernos sólo en España. Daniel Deckers, Gerechtigkeit und
Recht, p. 78, nota que las lecciones "sind nur in sehr wenigen Bibliotheken vorhanden".
2.1. INTRODUCCIÓN
1
Pedro Crockaert, Bruxellensis, †1514, dominico, maestro de Vitoria en París, había sido discípulo de Juan
Maior, bajo cuya inspiración escribió algunas obras de lógica y dialéctica de corte nominalista, antes de
entrar por la via antiqua de Santo Tomás. Comentó a Aristóteles y al Aquinate, y fue el primero en París en
cambiar las Sentencias por la Summa Theologiae como texto base para la enseñanza de la teología.
2
San Antonino, †1459, dominico, arzobispo de Florencia, escribió tratados sobre historia, teología, cánones,
y un manual para uso de confesores de gran influencia posterior. Hijo de un notario florentino y buen
conocedor de los tratos de mercaderes, que en la época se formalizaban justamente ante notario, dedicó una
parte considerable de su obra sobre moral a la avaricia y la obligación de restituir, estudiando las figuras
comerciales más frecuentes en la época con un criterio probabilista avant la lettre. (Cfr. J. Delumeau, Le
péché et la peur, pp. 246 y 252).
3
Pedro Bersuire, †1362, monje benedictino francés, traductor al francés de las Décadas de Tito Livio,
escribió varios tratados morales. Entre ellos se cuenta el Repertorium, un grueso diccionario teológicomoral
en tres volúmenes que conoció ediciones incluso en el siglo XVIII. En su prólogo, Vitoria lo considera obra
de gran interés para los predicadores. (Cfr. Rubén C. González, "Otra colaboración editorial...", pp. 202-
205.)
4
"Incluso el término teólogo-jurista no sólo es un neologismo, sino también un término sumamente
inapropiado, ya que, como Vitoria y sus seguidores señalaron repetidas veces, el análisis de los derechos
(iura) y del derecho natural (ius naturae) al que se referían era un asunto específico de teólogos y no de
juristas". Anthony Pagden, La caída del hombre natural, pp. 16-17.
5
Beltrán de Heredia, V., Los manuscritos..., pp. 110-119.
no jurídico, preguntándose por su fundamento en la ley positiva. No se conoce ninguna
obra específicamente jurídica de Vitoria, ni es de prever que aparezcan grandes novedades
al respecto en futuras ediciones de manuscritos aún inéditos, que más bien han tendido,
desde los años 50, a mostrar temas de teología fundamental y antropología teológica
contenidos en lecciones sobre otras partes de la Summa Theologiae. Como veremos más
adelante, la opinión del maestro de Salamanca sobre juristas y canonistas era en general
poco halagüeña. Su interés principal respecto al derecho se centró siempre en los
problemas de legitimidad moral de la ley positiva a partir del estudio del derecho natural.
Vitoria es pues, antes que nada, un moralista, un teólogo moral deberíamos decir,
aunque de tal manera que, como veremos también más adelante, es posible una lectura de
su obra desde la filosofía moral,6 prescindiendo del derecho divino positivo, que
desempeña en los temas que nos interesan un papel muy secundario.
La filosofía moral puede ser entendida de muchas maneras distintas, a partir de
concepciones diferentes de su objeto.7 Puede ser entendida como "metaética", que se ocupa
del lenguaje empleado en el discurso moral, o bien como búsqueda trascendental de
formalidades a partir de las cuales discernir la validez de las normas de comportamiento, o
como explicación de la manera en que surgen y alcanzan vigencia las reglas de conducta
dentro de una sociedad, o como discusión sobre la corrección de conductas y actitudes
alternativas en casos concretos a partir de ciertos principios...
En este capítulo nos proponemos responder a la pregunta acerca del objeto de la
discusión ética para Francisco de Vitoria. Intentaremos con ello determinar cómo entiende
nuestro autor la moral. Encontraremos una determinada concepción de la vida humana
como vida moral, con sus niveles y matices propios, que el dominico burgalés fundamenta
en ciertas concepciones antropológicas. A partir de ahí, será posible aclarar el lugar del
discurso moral y el papel del moralista, contradistinguiéndolo del jurista.
6
Antonio Osuna señala: "Las fuentes de las que se alimentan estas investigaciones son éticas: la doctrina
aristotélica (...) y la incorporación a los temas de moral del pensamiento jurídico romano (...) La
investigación que se hace es, pues, formalmente filosófica y desde la razón humana, que se fija en la
experiencia histórica concreta (...) aunque siempre confrontada con las exigencias de la fe cristiana." ("La
Escuela Española de Derecho Natural...", p. 475).
7
"Objectum, bene scitis quod est illud de quo scientia tratat." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1, 1. Se habla aquí del
objeto material: "In quolibet habitu vel scientia duplex est objectum: unum est formale, alterum materiale.
Primo est sub cujus ratione tractamus omnia illius scientie. Materiale est ea que tractantur hoc habitu."
(Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 89). De aquello sobre lo que trata la ciencia moral vitoriana nos
ocuparemos en este capítulo; de su forma de llegar a conclusiones, en el próximo.
8
Los fragmentos de comentarios a la Prima Secundae que ha transcrito F. Stegmüller, Francisco de Vitoria y
la doctrina de la Gracia..., correspondientes a los mss. Ottob. Lat. 1000 y Vat. Lat. 4630 (éste último más
probablemente de Juan Gil de Nava, sustituto de Vitoria en la cátedra durante el curso de 1541-42), muestran
menor creatividad de nuestro autor en estos temas que en los de la Secunda Secundae. No es raro que se
limite a transcribir el debate sobre un punto hasta el momento, y luego acoja sin más la opinión de Santo
Tomás.
9
Confirma esta apreciación el hecho de que buena parte de las citas de la Escritura contenidas en la Secunda
Secundae corresponden a libros del Antiguo Testamento, particularmente los sapienciales. Consistente con
sus opciones metodológicas en teología (cfr. Melquiades Andrés, La teología española en el siglo XVI, t. II,
p. 373), Vitoria se separa de Santo Tomás en ello, y prefiere citar el Evangelio y las cartas de San Pablo en
su comentario. Justamente en el Prólogo a la Secunda Secundae editada por Pedro Crockaert, el entonces
estudiante en París alaba al Aquinate no por su construcción sistemática sino por su perspicacia en moral y
por el uso frecuente de la Escritura.
Si la vida moral del hombre ha de ser entendida a partir de sus fines, y la felicidad
es el fin natural último del hombre,10 como proponía Aristóteles,11 la observación
tomasiana es pertinente: "homo non est perfecte beatus, quandiu restat sibi aliquid
desiderandum et quaerendum".12 Por esta razón es preciso distinguir entre la felicidad
imperfecta que es posible alcanzar en esta vida, y la felicidad perfecta de la eternidad en
presencia de Dios. La primera consiste en la vida terrena según la virtud,13 mientras que la
segunda puede entenderse como contemplación celestial de la esencia divina.14
La conexión entre ambas especies de felicidad es clara: quien vivió según la virtud
es salvado por Dios en el juicio final ("remunerado" es la expresión usada a veces15), de
manera que entra a participar de la beatitud eterna. En la antropología teológica tomasiana,
la existencia terrenal del hombre se entiende dentro de un dinamismo de retorno a Dios,
que da su sentido más profundo a la vida, al ponerle su meta definitiva. Todos los bienes
que hacen la felicidad terrena se ordenan así a la felicidad celestial.16
El esquema de virtudes que emerge de esta concepción de la felicidad se ve
enriquecido por sobre el clásico —prudencia, justicia, fortaleza, templanza— con la
aparición de tres hábitos que hacen al hombre bueno en la relación con Dios: fe, esperanza
y caridad. La necesidad de las virtudes teologales deriva de la insuficiencia de la
naturaleza humana en el reconocimiento y en la respuesta a la realidad divina.17 Pues
10
"... non est difficile alicui velle beatitudinem, immo est naturale illi; non potest nolle." In 2a. 2ae., q. 17, a.
1, 3.
11
E.N. 1097 b1.
12
Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 3, a. 8, c: "El hombre no es perfectamente feliz mientras le quede algo que
desear y buscar."
13
E.N. 1098 a15.
14
Summa Theologiae, idem.
15
"Non negamus quin in lege naturae multis facta est revelatio de Christo; sed omnino si aliquis sequens
lumen naturale cognosceret illa duo, scilicet quod Deus est, et quod est remunerator inquirentibus, et coleret
Deum, salvaretur." In 2a. 2ae., q. 2, a. 8, 10. Se está citando Heb. 11, 6.
16
"Omnium enim utilitatum utilitas et omnium fructuum fructus felicitas aeterna est, propter quam omnes
substantiae nobiles creatae sunt." In 2a. 2ae., q. 2, a. 3, 7.
17
"Unde S. Thomas (...) dicit quod homo per naturalia tantum non habet sufficientem inclinationem ad finem
supernaturalem et ideo (inquit) oportet quod superaddatur homini aliquid per quod habet inclinationem in
finem illum, quae superadditio dicuntur virtutes theologicae." In 1a., q. 1, a. 1, 20 . (Ms. 18, Santander).
18
"... dupliciter potest intelligi quod desiderium nostrum fertur naturaliter in ultimum finem: uno modo
formaliter et distincte, quod pro objecto habet Deum ipsum, desiderium naturale; alio modo in communi,
scilicet, in summum bonum. Et isto modo fertur desiderium naturale nostrum in Deum, sed non primo." In
1a., q. 1, a. 1, 20 (Ms. 18, Santander). La contradicción entre esta cita y la de la nota 15, en que se supone
hipotéticamente la posibilidad de que el hombre reconozca la existencia de Dios sin revelación, muestra una
tensión teológica en Vitoria, posiblemente motivada por la aparición en la escena occidental de los indios
americanos. Según puede verse en la cita de la nota 34, esta tensión se resuelve declarando que no falta
nunca a quien vive en la ley natural la revelación mínima para reconocer a Dios.
19
"Et dico quod idem objectum habet materiale virtus moralis infusa et virtus adquisita" In 2a. 2ae., q. 18,
a.1, 3.
20
"Respondeo quod spes adquisita est bonus habitus, nam per illud speramus nos a Deo consequuturus vitam
aeternam ex meritis et gratia. Secundo dico, quod proprie loquendo, non est virtus, sicut nec fides adquisita
nec caritas adquisita. Et ratio est quia de ratione virtutis est quod perficiat hominem et ejus actus bonos
reddat. Sed spes, fides et caritas adquisitae non perficiunt hominem; est imperfectus cum illis si non habeat
virtutes infusas, nec sufficerent in nobis illae virtutes adquisitae ad sperandum sicut oportet, et diligendum
sicut oportet. Non enim possemus sine infusis habere illos actus." In 2a. 2ae., q. 17, a. 5, 2.
21
"Ubi nota quod sanctus Thomas hic concedit quod homo potest agere opus moraliter bonum ex genere suo
sine concursu Dei speciali. Et ita false putant aliqui quod teneat cum Gregorio, quod ad omnem actum
moraliter bonum exigitur auxilium speciale Dei." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 1.
Se alude a Gregorio de Rímini (cfr. nota 40, cap. 3), Ariminensis, †1358, general de los agustinos ermitaños,
profesor en Bolonia, Padua, Perusa y París. Combinó el nominalismo filosófico con una interpretación
pesimista de San Agustín en antropología teológica.
22
"... dico quod ad actum moraliter bonum, falsum est quod requiratur circumstantia ultimi finis. Nec
Aristoteles dicit nec cogitavit quod requiratur; sed ad actum virtutis sat est quod homo faciat sciens, eligens
propter hoc; nec dicit quod debet fieri propter Deum ipsum. Ad secundum dico quod diligens creaturam sine
eo quod cogitet de Deo, non ponit ultimum finem in ea (...) [Ad hoc quod in creatura constituatur ultimus
finis] requiritur quod omnia faciat homo propter illam creaturam, et tunc erit ultimus finis; sicut epicurei
diligebant voluptates et ponebant ultimum finem in illis, et omnia faciebant propter illas, et omnia ordinabant
ad illas. Vel secundo dicitur aliquis virtualiter constituere ultimum finem in creaturam, quando ita diligit
illam, quod praefert illam Deo, et propter illam relinquit Deum, qui vere est ultimus finis, dato quod non
La existencia de una sanción divina tras la muerte del hombre no significa que la
vida moral haya de entenderse primordialmente en términos de "ley", en cuanto ajuste o
desajuste de la conducta a normas dictadas por una voluntad enteramente exterior a la
persona. Es comprendida por Vitoria más bien en términos de virtud, esto es, de
perfeccionamiento del ser del hombre en la actualización de sus potencias naturales. Ese
perfeccionamiento ocurre a través de la apropiación de hábitos o disposiciones para la
acción que a la vez le permiten actuar bien con facilidad y le hacen bueno. La virtud
modifica al hombre más adentro que sólo en el nivel exterior de la conducta. Pero también
encuentra su medida más adentro que en el nivel exterior de una voluntad legisladora
ajena: en la naturaleza humana.26 Por eso la acción a la que dispone la virtud no es el
omnia ordinet in illam creaturam; et tunc ponit virtualiter finem ultimum in illa. Et hoc fit quotiescumque
homo peccat." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 10.
23
"... ita ergo dicitur quod [prudentia] adjuvatur a fide, fides enim est regula prudentiae." In 2a. 2ae., q. 1, a.
4, 6.
24
"Et idem potest dici de prudentia, arte et aliis, quod eorum actus non sunt perfecti nisi sit voluntas perfecta
per caritatem." In 2a. 2ae., q. 4, a. 2, 3.
25
"Respondeo: de hoc sanctus Thomas postea in materia de caritate quaerit an caritas sit forma virtutum; et
dicitur quod sic, et ratio est quia facit quod actus omnium virtutum sint boni simpliciter. Praeterea, quia
virtus est dispositio perfecti ad optimum. Sed sine caritate nulla virtus perficit subjectum quantum ad
optimum actum, quia adhuc actus illius virtutis potest esse melior. Patet adveniente caritate, et sic facit quod
aliae virtutes sint verae virtutes: dat eis esse virtutis. Et sic nulla virtus est vere virtus sine caritate; bene
tamen est virtus in genere moris, id est, est virtus moralis, non tamen bonum simpliciter morale." In 2a. 2ae.,
q. 4, a. 5, 3.
26
El concepto que Vitoria emplea para identificar los mínimos exigidos por esta particular relación entre la
voluntad y la naturaleza racionalmente cognoscible del hombre, es el de lex naturalis. Se trata de un
concepto definido de manera que a partir de él pueden enjuiciarse racionalmente las propuestas particulares
de acción, o al menos obtener guías para un juicio prudencial sobre tales propuestas. Cómo se alcanzan los
contenidos concretos de la lex naturalis y cómo se aplican a las situaciones concretas será un tema central del
próximo capítulo. Puesto que en éste hemos de atender a la entera concepción vitoriana de la vida moral, y
no sólo a los mínimos de ella, proseguiremos en los epígrafes siguientes tomando como clave el concepto de
virtud, mejor que el de ley natural, hasta aquel punto en que el mismo discurso vitoriano nos obligue a
situarnos en el ius naturale para desentrañar las relaciones entre la vida moral y la comunidad política.
27
"Tertio notate —et facit multum ad intelligendum ista— quod omnes virtutes humanae, tam infusae quam
adquisitae, non inclinat ad aliquem actum nisi moveantur a ratione." In 2a. 2ae., q. 8, a.1, 4.
28
"Notandum ergo quod bonitas rei consistit in hoc quod attingat propriam mensuram; sed mensura et regula
operum nostrorum est ratio, et Deus ipse." In 2a. 2ae., q. 17, a. 1, 1.
29
"... in lege nova nullum praeceptum est quod non sit juris naturalis, nisi praeceptum de fide et praecepta de
sacramentis, quae sunt protestationes fidei." In 2a. 2ae., q. 16, a. 2, 2.
30
"Dico ad primum dubium, ut in Prima secundae diximus, quod seclusa omni lege divina, homo non posset
peccare. Et hoc patet, quia peccatum, teste Augustino, est dictum, factum vel concupitum contra legem Dei
aeternam." In 2a. 2ae., q. 20, a. 3, 3.
31
Un par de ejemplos de los muchos que podrían aducirse: "Bonum hominis est vivere conformiter ad
rectam rationem et secundum legem divinam, quia nihil est laudabile vel vituperabile in rebus humanis, nisi
inquantum laudatur vel vituperatur in lege divina." In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 1. Dios no puede engañarnos al
respecto: "Item, bonum morale est obedire rationi: ergo quid facit quod vivam secundum rationem?
Respondetur, vivere conformiter ad rationem humanam est bonum. Et ratio est quia ratio humana est
conformis legi divinae. Ultima ratio quare actus sunt boni vel mali, ex eo est quia vel a Deo laudantur, vel
vituperantur. Sed tamen hoc constat, quia alias Deus deciperet nos, cum ratio illa humana sit a Deo (...) Et sic
qui vivit conformiter ad rationem, vivit conformiter ad legem Dei." In 2a. 2ae., q. 141, a. 1, 1.
El campo ha quedado abierto así a la filosofía moral, aunque ésta no baste para dar
cuenta de la vida moral en cuanto relación con Dios puesto que hay aspectos
sobrenaturales que se le escapan. Todo lo que puede ser comprendido a partir de la
naturaleza del hombre, incluso en qué consista la felicidad terrena, resulta accesible a la
indagación racional.
32
En la concepción de la Gracia, Vitoria se atiene a Santo Tomás, que había llegado a la conclusión de que
"dupliciter ex gratuitae Dei voluntate homo adiuvatur. Uno modo, inquantum anima hominis movetur a Deo
ad aliquid cognoscendum vel volendum vel agendum. Et hoc modo ipse gratuitus effectus in homine non est
qualitas, sed motus quidam animae (...) Alio modo adiuvatur (...) secundum quod aliquod habituale donum a
Deo animae infunditur (...) Et sic donum gratiae qualitas [animae] quaedam est." Summa Theologiae, 1a.
2ae., q. 110, a. 2, corpus. En este segundo sentido, sin embargo, la Gracia no es una virtud infusa ⎯la
caridad llamada con otro nombre, como había propuesto Pedro Lombardo, a quien el Aquinate responde, y
posteriormente Escoto y algunos nominalistas, con quienes disputa Vitoria⎯: "Sicut igitur lumen naturale
rationis est aliquid praeter virtutes acquisitas, quae dicuntur in ordine ad ipsum lumen naturale; ita etiam
ipsum lumen gratiae, quod est participatio divinae naturae, est aliquid praeter virtutes infusas, quae a lumine
illo derivantur, et ad illo lumen ordinantur." Ibidem, a. 3, corpus.
33
"Secundo est notandum quod duplex est motor in homine: unus quidem est motor interior, scilicet ratio
ipsa; et alius est motor extrinsecus, scilicet Spiritus Sanctus (...) Posita in nobis ratione et omnibus virtutibus
infusis, in multis erraremus si non moveremur a Spiritu Sancto." In 2a. 2ae., q. 8, a. 1, 3.
34
"Ad primum dico, quod potest negari quod in lege naturae esset fides sine revelatione; immo necesse est
dicere quod semper fuit fides, et nulli unquam patit salus sine fide (...) Et quando dicitur, quod non erat
aliquid revelatum a Deo, sed quod viverent solo lumine naturali, negatur. Quinimmo dicendum est quod in
lege naturae semper fuit speciale colloquium Dei cum hominibus, et revelatio (...) Itaque semper fuit
necessarium quod esset aliqua doctrina revelata, etiam de his quae possunt naturaliter cognosci. Et ratio es
quia, etsi ista potest demonstrari, Deus est, tamen magno labore non capiunt omnes. Unde dico, quod omnes
justi in lege naturae habebant fidem infusam per quam cognoscerent quod Deus est." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1,
11.
"Circa hoc notandum est quod nos in 1.2 determinavimus cum sancto Thoma, quod omnia
praecepta legis evangelicae sunt de jure naturali, etiam omnia consilia, praeter praecepta de
fide et sacramentis (...) Unde si in evangelica lege prohibetur judicare de proximo, oportet
quod illud sit de jure naturali, et per consequens peccatum erit judicare. Ideo si est
peccatum, oportet illud reducere ad jus naturale, et oportet videre quam injustitiam habeat
ex jure naturali."35
35
In 2a. 2ae., q. 60, a. 3, 2: "Acerca de esto, debe notarse que en la 1a. 2ae. determinamos con Santo Tomás,
que todos los preceptos de la ley evangélica son de derecho natural, excepto los preceptos sobre la fe y los
sacramentos (...) De donde si en la ley evangélica se prohíbe juzgar al prójimo, conviene que ello sea de
derecho natural, y por consiguiente, juzgar será pecado. Luego si es pecado, conviene reducirlo al derecho
natural, y conviene ver qué injusticia haya según el derecho natural."
36
En el comentario al Tratado de la Ley de Santo Tomás, llega a decir: "Ideo non oportet confessorem esse
sollicitum de praeceptis legis novae, sed naturae." In 1a. 2ae., q. 108, a. 1, único. La lex nova de la que se
trata aquí es la evangélica.
Se trata de una aproximación común en la Escolástica renacentista, según señala Noonan: "Thus for all moral
matters outside the sacraments, the natural law of reason and the Christian law are identified. Such an
identification, it is clear, could work in one of two directions. On the one hand, any act prohibited by the
Christian tradition could be treated as if it were evil by nature, not by postive law. On the other hand, any act
not naturally demonstrable as evil could be considered as not prohibited by Christian teaching. The early
scholastics tend to emphasize the first approach; the postmedieval scholastics ⎯not without exceptions⎯
incline to measure moral demands by what is demonstrably rational." The Scholastic Analysis of Usury, p.
27.
37
Al explicar la diferencia teológica entre pecado mortal y venial en la Carta teológica..., p. 210, dice
Vitoria: "Las cosas que [Dios] mandó so pena de infierno [cuya contravención constituye pecado mortal]
son limitadas y muy pocas y tales que sin ellas no pudiera el hombre vivir, aunque no hubiera infierno."
38
"Quod est inordinatum, est peccatum, et illud est inordinatum quod non est conforme rationi." In 2a. 2ae.,
q. 125, a. 1, 1.
39
"Secundum probat [sanctus Thomas] quia sicut intellectus potest aliquid judicare esse fugiendum ex
duplici motivo, ita appetitus unico actu potest fugere aliquid ex duplici motivo, scilicet fornicationem quia a
Deo prohibitam, et quia nocivam sibi ex quo inhonestat hominem." In 2a. 2ae., q. 19, a. 8, 4.
40
"Datus Deus non infligeret poenam aeternam pro mortali, nihilominus mortale esset mortale." In 1a. 2ae.,
q. 72, a. 5, Vat. Lat. 4630, f. 208 v. Puede confrontarse este texto con el de la cita 30. Allí se sostiene que
fuera de la ley divina no puede hablarse de pecado. Vitoria repite la idea en otros lugares, de tal forma que
no puede considerarse una referencia accidental. Sin embargo, no hay contradicción puesto que la
posibilidad de que no hubiera ley divina es un supuesto negado para el maestro de Salamanca. Lo
fundamental para el abordaje filosófico de la vida moral es que esa ley sea accesible a la razón, y que no
someta al hombre a algo distinto de lo que ya se halla en su naturaleza. La ley moral de Dios es así ley
natural, lo que Vitoria afirma explícitamente al señalar que los preceptos morales del Antiguo Testamento
han quedado abolidos, mientras que los del Nuevo Testamento están todos contenidos en la ley natural.
41
"Sed nos contra illos [modernos] ibi [in Prima Secundae] ostendimus quod peccatum non consistit in
privatione illius ad quod homo tenetur, sed quod peccatum consistit in contrarietate quam habet ad virtutem."
In 2a. 2ae., q. 10, a. 5, 5.
42
"Communiter dicunt moderni quod ex eo unum peccatum est gravius alio quia Deus majori obligatione
prohibuit unum quam aliud (...) Et si hoc est verum, certe gravitas pensanda est ex aversione, quia aversio in
peccatis est per hoc quod homo recedit a lege Dei. Si ergo unum peccatum est magis prohibitum, magis
avertor ego a lege Dei per illud quam per aliud minus grave. Sed sanctus Thomas, ubi supra, oppositum
determinat ibi. Immo ideo adulterium est gravius, quia infero majus nocumentum proximo quam per
fornicationem et majus per homicidium quam per adulterium. Ergo si magis nocet qui occidit quam qui
adulterat, ergo magis peccat, et per consequens gravitas in peccato sumenda est ex parte conversionis, id est
ex parte objecti. Et revera ita est, quia in lege non habemus quod homicidium sit strictiore lege prohibitum
quam fornicatio, ut ipsi dicunt; quia ubi hoc? Sed impossibile est illud cognoscere nisi quia infert majus
nocumentum. Ergo pensatur gravitas ex conversione (...) Secundo dico, quod ex aversione potest pensari
gravitas peccatorum, non immediate, sed mediate, quia ex hoc quod unum peccatum est gravius ex parte
conversionis, facit majorem aversionem; et sic ubi est major aversio, est majus peccatum, undecumque
proveniat illa aversio, quia provenit ex conversione ad pejus objectum." In 2a. 2ae., q. 10, a. 3, único.
43
"Respondeo quod hoc potest bene et male fieri. Potest bene fieri, si fiat conformiter ad rationem." In 2a.
2ae., q. 26, a. 4, 1.
44
En Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 71, a. 6 se define citando a San Agustín: "Peccatum est dictum vel
factum vel concupitum contra legem aeternam", para responder a la quinta objeción: "a theologis
consideratur peccatum praecipue secundum quod est offensa contra Deum: a philosopho autem morali,
secundum quod contrariatur rationi. Et ideo Augustinus convenientius definit peccatum ex hoc quod est
contra legem aeternam quam ex hoc quod est contra rationem: praecipue cum per legem aeternam regulemur
in multis quae excedunt rationem humanam, sicut in his quae sunt fidei." Vitoria cita el pasaje en De eo ad
quod..., I, 8.
45
La distinción clara entre el orden natural y el sobrenatural constituye uno de los aportes centrales del
Aquinate a la filosofía cristiana. Junto con ella viene expresamente la idea de que lo natural puede ser
abordado por sí (desde sus primeros principios, integrando racionalmente la experiencia), sin necesidad de
recurrir a la fe para su conocimiento: "Respondeo dicendum quod ea quae sunt supra naturam, sola fide
tenemus; quod autem credimus auctoritati debemus. Unde in omnibus asserendis sequi debemus naturam
rerum, praeter ea quae auctoritate divina traduntur, quae sunt supra naturam." Summa Theologiae, 1a., q. 99,
a. 1, corpus.
46
Este es un tema central de la relección De Indis, pero también se encuentra en otros lugares. Por ejemplo,
In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 11, se pregunta por la situación en que quedan los infieles en el momento en que
deben honrar a sus padres: "Patet, quia occurrat tempus quo tenetur honorare parentes, scilicet in hoc die: vel
non facit, et peccat, vel facit; et cum non faciat propter Deum: ergo etiam peccat; quidquid agat, necessario
peccat. Consequens autem est absurdum et impium." Claramente entonces siente preciso otorgar una cierta
autonomía a la vida moral respecto de la fe cristiana. Más explícito en De eo ad quod..., I, 7: "Omnis homo
cum primum ad usum rationis pervenerit, etiam si Deum neque cognoscat neque possit cognoscere, potest
bene moraliter agere." Y en la misma relección, III, 14: "Si autem non cognoscat [Deum], satis est ut
proponat bene vivere conformiter ad dictamen ut: propono vivere secundum rationem, volo honeste agere,
nolo male agere."
47
"Dominium fundatur in imagine Dei; sed homo est imago Dei per naturam, scilicet per potentias
rationales." De Indis, I, 1, 3. Seguimos aquí la lectura de Urdánoz, a la que corresponde la traducción del
CHP, si bien en esta última edición se prefiere "potentias naturales" en la transcripción latina, señalando al
pie no obstante que "potentias rationales" se encuentra en el códice de Palencia y en las ediciones de Lyon y
Salamanca. Cfr. Luciano Pereña, "El texto de la Relectio de Indis" en la introducción a la edición crítica del
CHP, p. clxxix. En otro pasaje: "Imago [Dei] consistit in hoc quod est habere placitum et dominium suorum
actuum per libertatem." En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 66.
El cuerpo del hombre no es aquí simplemente una cosa material como las demás,
sino símbolo del hombre mismo,50 sujeto de derecho y contra el que puede cometerse
injuria.51 Al tratar de los bienes naturales, se concreta con más precisión el sentido de esta
posesión del cuerpo, que es al fin autoposesión del hombre:
"Sed de bonis naturalibus dubitatur an homo sit dominus illorum. Respondetur quod sic.
Probatur, quia homo est dominus sui corporis etc.: ergo. Probatur ex fine, quia Dominus
fecit oculos propter me; bona enim naturalia non habent alium finem immediatum nisi
ipsum hominem."52
48
Se dice en el Digestum, lib. I, I, 1, 3: "Ius naturale est quod natura omnia animalia docuit. Nam istud ius
non humani generis proprium [est], sed omnium animalium..." (Ulpiano). Para Vitoria, por el contrario, todo
derecho es un acontecimiento personal, puesto que supone un dominio sobre sí del que carecen los animales.
49
In 2a. 2ae., q. 64, a. 1, 3: "... es cierto que ninguna injusticia se hace a los animales aunque se les mate, ni
son capaces de injusticia, porque los brutos no tienen derecho en sí mismos. Dijimos pues que sólo la
naturaleza racional es capaz de dominio. Pues sólo el hombre es dueño de sí mismo y de sus miembros, no
así los brutos."
50
"Utrum ergo corpus nostrum debeamus diligere tamquam amicum, vel tamquam bonum quod volumus
nobis? Et videtur quod non diligimus tamquam amicum, quia nec irrationalia diligimus ex caritate tamquam
amicos. Sed corpus nostrum est irrationale et distinguitur ab anima. Ergo. Respondeo quod, sicut sanctus
Thomas dicit hic ad secundum, corpus nostrum est diligendum ex caritate tamquam amicus. Et ratio est quia
corpus nostrum est capax beatitudinis; praemiatur enim in resurrectione gloria et habet dotes particulares. Ex
quo sequitur quod corpus nostrum est diligendum tamquam amicus, quia volumus illi bona naturalia et
volumus bona supernaturalia." In 2a. 2ae., q. 25, a. 5, 2. Unas líneas más adelante se establece la no
exterioridad del cuerpo respecto a la persona: "Ex hoc sequitur quod qui nocet corpori, non peccat ea ratione
qua peccaret si noceret corpori proximi sui; quia si noceo corpori proximi, facio injuriam, sed si noceo
corpori meo, non facio injuriam, quia injuria non est ejusdem ad seipsum." Idem.
51
Así, en la discusión sobre la legitimidad moral de intentar la fuga por parte de los condenados a muerte,
encontramos: "Cajetanus dicit quod non solum damnato ad mortem licet fugere, sed etiam rumpere catenas et
frangere vincula. —Contra, quia etiam liceret apprehendere manum lictoris et abscindere ut fugiat. —Negat
hoc, quia isto fit injuria, non tamen rebus inanimatis, scilicet vinculis; et sic non est simile." In 2a. 2ae., q.
69, a. 4, 5.
52
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 52: "Pero acerca de los bienes naturales se duda si el hombre es dueño de ellos. Se
responde que sí. Y se prueba, porque el hombre es dueño de su cuerpo, etc. Se prueba por el fin, porque el
Señor hizo los ojos para mí; pues los bienes naturales no tienen otro fin inmediato sino el mismo hombre."
53
"Dominium nihil aliud est quam ius utendi re in usum suum." De Indis, I, 1, 11.
Las virtudes
54
"Et confirmatur propositio auctoritate S. Thomae: Sola creatura rationalis habet dominium sui actus, quia,
ut ipse etiam dicit per hoc aliquis est dominus suorum actuum, quia potest hoc vel illud eligere." De Indis, I,
1, 12.
55
"Non enim dicimus aliquem esse dominum, nisi eius quod situm est in sua facultate. Ita enim loquimur:
non est in mea facultate, non est in mea potestate, quando non sum dominus." De Indis, I, 1, 12.
56
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 52: "De donde aunque Dios nos hizo dueños de nuestro cuerpo, no lo hizo para
todos los usos, sino para los lícitos, puesto que prescribió al hombre conservarse en el ser."
57
In 2a. 2ae., q. 64, a. 5, 1: "... porque el hombre no es dueño de su vida como lo es de otras cosas, pues
Dios no le dio la vida para otro uso, sino para que viva bien."
58
"... quod habet alias dotes sive naturales sive adquisitas." In 2a. 2ae.,q. 73, a. 2, 4. "Diximus quod fama est
etiam de bonis naturalibus et adquisitis, ut quod est vir fortis et doctus." In 2a. 2ae., q. 73, a. 2, 18. Debe
notarse, sin embargo, que Vitoria reconoce inclinaciones de temperamento a la acción buena, aunque no las
considera virtudes (no son adquiridas) ni trata mayormente de ellas al ocuparse de la vida moral: "... naturalia
multum faciunt ad bene operandum. Qui naturaliter est propensus ad temperantiam, temperate vivit." In 2a.
2ae., q. 24, a. 3, 8.
59
"... virtutes infusae dantur ad hoc quod mereamur vitam aeternam." In 2a. 2ae., q. 23, a. 7, 2.
60
"... virtus adquisita generatur in nobis ex multibus actibus (...) et ideo experimur delectationem in operibus
virtutis adquisitae. Sed virtus infusa adquiritur in nobis sine actibus. Non enim generantur habitus infusis ex
actibus nostris, sed infunduntur a Deo." In 2a. 2ae., q. 23, a. 2, 7.
61
"... etiam doctores dicunt, et est vera opinio, quod idem actus in esse naturae potest esse aliquando a pura
potentia et a potentia cum habitu. Et ratio est clara, quia ab actibus productis per puram potentiam producitur
habitus. Sed habitus inclinat ad similes actus specie a quibus producebatur." In 2a. 2ae., q. 18, a. 1, 4.
62
"... prudentia adquisita ex eo est quia adquiritur per suos actus (...) nam ad adquisitam requiritur quod sit
adquisita per multos annos." In 2a. 2ae., q. 47, a. 14, único.
63
"In Prima secundae diximus, quod in materia morali, quaedam se habent tamquam finis et alia tamquam
media. Unde in virtutibus quaelibet habet suum finem; v. g., finis temperantiae est conservare bonam
valetudinem corporis per gustum et tactum, id est quod corpus sit subjectum animae, ita quod corpus ipsum
non impediat animae operationes. Et iste dicitur finis particularis virtutis. Media autem sunt velle comedere
carnes moderate, vel pisces, vel velle comedere semel in die. Similiter finis fortitudinis est victoria, media
autem sunt diversa; aliquando exspectare et aggredi, quandoque fugere. Finis etiam justitiae est reddere
unicuique quod suum est, et habet multa media in emptionibus et venditionibus. Ergo est unus finis ultimatus
et universalis, scilicet Deus, et alius particularis in qualibet virtute." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 2.
64
"Sed nihil est habitum esse virtutem nisi quod ejus actus sit perfectus." In 2a. 2ae., q. 4, a. 5, 1.
65
"... dico quod licet virtus sit ex frequentatione actuum, non tamen debet esse frequentia similis in omni
materia, nam non exerceri potest talis actus, ut patet de magnificentia; non enim semper potest exerceri nisi
prout expedit, quia ut dicit Aristoteles, non expedit quod talis semper sit magnificus, quia alias esset
prodigus; modo totum consumeret, et postea nihil haberet ad consumendum. Sed ad hoc quod sit virtus, dico
quod sufficit quod exerceatur quando debet et prout debet et uti debet." In 2a. 2ae., q. 52, a. 2, 6.
66
"... fides infusa de qua loquimur est habitus; prophetia autem non, sed est actus, quia non est res
permanens." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1, 19.
67
"Secundo dico, et forte melius, quod ubicumque est actus humanus bonus, correspondet virtus si sit
subjectum capax; v. g. virtus ponitur ad actus difficiles, quia versatur circa difficilia. Et ideo quando
subjectum virtutis non patitur difficultatem in aliquo actu, jam non est capax virtutis respectu illius actus." In
2a. 2ae., q. 17, a. 1, 3.
68
"Secundo est notandum quod ad hoc quod aliqua sit virtus, debet facere prompte et delectabiliter operari in
omni eventu." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 2.
69
A la cuestión de por qué entre dos que sienten el mismo miedo, uno huye y el otro afronta el peligro:
"Respondeo concedendo quod est ex parte voluntatis; sed dico quod non propter virtutem quae sit in
voluntate unius et non alterius, sed provenit propter libertatem voluntatis, quia virtus non facit quod possit,
Inclinaciones naturales
Las virtudes realizan y despliegan las inclinaciones naturales con que el hombre ha
sido dotado por Dios.71 Vitoria no tematiza estas inclinaciones especialmente, sino que
toma prima facie la propuesta de Santo Tomás:72 en cuanto substancia, el hombre tiende a
la conservación de su ser según su naturaleza; en cuanto animal, a unirse en pareja, a
educar a sus hijos...; y en cuanto racional, al conocimiento de la verdad y a la vida en
sociedad. Las inclinaciones así descritas señalan sin lugar a dudas bienes para el hombre,
sed quod facile possit, quia seclusis virtutibus, posset quis bene se habere, sed non facile bene se haberet
seclusa virtute." In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 8.
70
"Et dicit [sanctus Thomas] quod de ratione virtutis est in communi quod faciat bonum habentem." In 2a.
2ae., q. 47, a. 4, 1.
71
"Inclinatio naturalis est quam non usus aut ratio, sed natura impressit." DT, 1. En el concepto de
"naturaleza" de un ser van incluidos varios sentidos relacionados entre sí. En primer lugar, aquellos rasgos
esenciales que hacen a la cosa ser lo que es (quidditas, palabra que Vitoria no usa). Se trata del momento
actual de la esencia de la cosa, presente desde que ésta existe. Pero como el ser de los entes, y
particularmente el del hombre, sólo puede entenderse bien por relación a su finalidad, "naturales" son
también ciertos dinamismos que lo inclinan a la realización de ese fin, que incluye el despliegue y
actualización de las potencias contenidas en la esencia. Manifiestan pues el momento no actual sino potencial
de la esencia humana, su posibilidad de ser más de lo que actualmente es. Rigurosamente hablando, esos
dinamismos o inclinaciones no forman parte de la esencia (pueden ser negados sin que el hombre deje de ser
hombre), pero vienen dados al ente desde su misma constitución, y por tanto no son adquiridos con
posterioridad al existir de la potencia a que se refieren (por ejemplo, la inclinación a conocer la verdad no es
posterior a la llegada al uso de razón del niño, sino simultánea).
La naturaleza del hombre admite entonces tres momentos relacionados entre sí: lo que hace formalmente al
individuo ser hombre; la estructura de potencialidades que permiten el despliegue de la esencia actual para
ser más, en coherencia con lo que ya se es; y las inclinaciones que apuntan a ese crecimiento del ser según
sus potencialidades como a una finalidad. Lógicamente, todo ello ha de entenderse dentro de una
jerarquización de los diversos niveles del ser, de forma que, por ejemplo, los elementos sensitivos de la
naturaleza humana se encuentran subordinados a los racionales. Lo característico del hombre es que, en
virtud del dominio sobre sí que la racionalidad le otorga, el encaminarse a su finalidad no acontece sin su
participación libre. Ello es lo que abre el ámbito específico de la vida moral, según hemos visto.
El concepto de "naturaleza" tiene un último sentido en Vitoria, ya no como predicado aplicable a un
individuo o a una especie. Se trata del cosmos dentro del cual los seres reciben juntas existencia, esencia,
potencialidades y finalidad propia, según un orden de las causas segundas creado por Dios, causa primera de
todo lo que existe.
72
Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 94, a. 2, corpus. En el epígrafe 2.2.4 tendremos ocasión de analizar un
importante (y problemático) desarrollo que realiza Vitoria al esquema de Santo Tomás, añadiendo una nueva
inclinación natural del hombre en cuanto racional: la preferencia del bien común al propio.
73
"... voluntas non potest ex natura sua inclinari ad malum, quia Deus dedit illi illam inclinationem, et a Deo
nullum malum potest esse." In 2a. 2ae., q. 4, a. 8, 6.
74
"Quemadmodum enim virtuti quicquam contrarium facere semper illicitum est, quod ea non nisi ad
honestum inducat, ita prorsus si id, ad quod homo suapte natura et inclinatione fertur, semper bonum est,
huiusmodi inclinationi contravenire malum erit." DH, 2. Y no sólo contravenir la inclinación natural es malo,
sino también apartarse de ella: "Deficere [ab amore] aliquorum bonorum humanorum est peccatum. Patet,
quia natura non inclinat nisi ad bonum, ad amandum vitam et ea quae necessaria sunt ad vitam; et homo
obligatur ad hunc amorem: ergo qui deficeret ab amore hujusmodi rerum male faceret." In 2a. 2ae., q. 126, a.
1, único.
75
"Inclinatio naturalis, vel sequitur ex iure naturali, vel e contrario ius naturale oritur ex inclinatione naturali,
et sive hoc, sive illud sit, facere contra inclinationem naturalem est facere contra ius naturale." DT, 1.
76
En la discusión del tiempo de Vitoria, la amenaza teórica más importante al reconocimiento de la libertad
humana no la constituía la asimilación de los fenómenos morales a los naturales (físicos diríamos mejor),
sino la posible anulación de la libertad humana por el concurso de la voluntad divina en el acto, por el
pecado original o la predestinación. No podemos entrar aquí en un tema tan complejo, respecto al cual puede
verse el estudio introductorio de F. Stegmüller en Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia... Sin
embargo, debe mencionarse que el maestro de Salamanca fue un ardiente defensor de la real libertad del
hombre, y no sólo por razones teológicas (para conservar una antropología que sostiene la responsabilidad
del hombre ante Dios) sino también a partir de la experiencia humana inmediata de la libertad de elección:
"Et si illi concedatur, quod omnia necessario eveniunt, infert inde mirabilia, quod non oporteret consultare de
rebus, et breviter tolleretur humana libertas, quod est contra experientiam." In 1a., q. 22, a. 4. F. Stegmüller,
Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 210 (ms. T 141v). En el lugar paralelo que Stegmüller
recoge se dice: "... tollitur libertas quam experimur ..." Idem (ms. S 217v).
77
"In omnibus ergo quae voluntas vult, nisi naturaliter in illa tendat, sicut est beatitudo in communi et alia,
quia circa ista voluntas habet volitionem, et non potest nolle; sed in omnibus aliis ad quae non movetur
naturaliter, potest circa illa habere volitionem et nolitionem." In 2a. 2ae., q. 20, a. 1, 3.
Puesto que la vida del hombre transcurre en la tensión hacia diversos bienes,80 entre
los cuales las virtudes son sólo algunos posibles, la existencia moral implica conflicto
interior. Para Francisco de Vitoria, los diversos géneros de bienes que el hombre persigue
admiten jerarquización: unos son más altos que otros y responden mejor a la realización de
la esencia del hombre, al despliegue de su naturaleza. Esa jerarquización tiene su asiento
en la diferencia de grados de perfección del ser (por ejemplo entre el ser animal y el ser
racional del hombre), y resulta significativa por la capacidad de la razón humana para
distinguir entre lo bueno y lo mejor, y de la voluntad para inclinarse por lo último.81
Los bienes del hombre se distinguen en tres tipos: naturales —vida, integridad
corporal, salud, libertad de movimientos—, de fortuna —riquezas, fama, honores— y
espirituales —amistad, virtudes, dones de la Gracia—.82 Los dos primeros géneros
78
"Semper pro maiori bono licet ponere vitam." DT, 10.
79
"Itaque cum interfere seipsum, aut prorsus non esse, possit aestimare bonum, ex hac parte non impeditur,
quin potest aliquis sciens et volens seipsum interficere. Cum possit errare, et aestimari sibi non bonum esse".
DH, 22.
80
"Ad hoc quod aliquid sit bonum hominis, sufficit quod in se sit bonum quod possit movere hominem ad
sui amorem, et quod in homine possit causare delectationem." In 2a. 2ae., q. 17, a. 5, 7. "Nam bonum
futurum absolute sine alia consideratione, est objectum desiderii, sive id sit minimum, sive magnum; sive
arduum, sive non." In 2a. 2ae., q. 17, a. 6, 7.
Debe notarse aquí y para el resto del trabajo que absolute significa "antes de tomar en cuenta otra
consideración", y no "absolutamente" en el sentido castellano actual, equivalente a "categóricamente". Así,
Santo Tomás en Summa Theologiae, 1a., q. 19, a. 6 ad 1, dice: "Aliquid autem potest esse in prima sui
consideratione, secundum quod absolute consideratur, bonum vel malum, quod tamen, prout cum aliquo
adiunto consideratur, quae est consequens consideratio eius, e contrario se habet". Y sigue con el ejemplo de
matar a un hombre, que absolute es malo pero si se añade la circunstancia de que se trata de un homicida
peligroso, pasa a ser bueno.
81
"... ex natura sua voluntas magis inclinatur in melius objectum, cum ejus objectum sit bonum." In 2a. 2ae.,
q. 27, a. 4, 3. Que se incline más a un bien que a otro no significa que la voluntad esté determinada por el
mejor.
82
"... triplex est bonum, scilicet naturae, et fortunae et animae. Bona naturalia sunt ut vita, integritas
membrorum, sanitas, etc.; bona spiritualia sunt ut virtutes, gratia, etc.; bona fortunae sunt divitiae, etc. Hanc
distinctionem ponit sanctus Thomas 2. 2. q. 73, a.3." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 50. Siguiendo igualmente a
Santo Tomás, luego se especifican en mayor detalle los bienes corporales en "integritas corporalis
substantiae (...) delectatio vel quies sensus (...) [et] motus liber ut usus membrorum". In 2a. 2ae., q. 65, a. 3,
1.
83
"Inter mala animae et corporis, mala animae sunt magis fugienda quam mala corporis, et magis sunt
fugienda mala corporis quam mala rerum exteriorum." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 1.
84
"... licet honores, etc., sint vera bona, non tamen sunt spiritualia per quae homo fiat bonus sicut fit per
aliud, scilicet per dationem eleemosynae." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 10.
85
"Si infamia esset mihi utilis, etiam si esset utilis in spiritualibus, tunc negligere famam meam cum possit
recuperari, bonum est et nullum peccatum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 21.
86
"Respondeo: primo, quod nocere corpori, quomodocumque sit, sine utilitate, est peccatum. De hoc non
potest esse dubium; teneor enim ex caritate velle bona corpori meo, non solum spiritualia, sed corporalia et
temporalia; tractare illud bene ita quod non aegrotet vel non patiatur detrimentum. Secundo dico, quod qui
graviter noceret corpori, peccaret mortaliter; si quis se occideret, si quis abscinderet digitum sine fine
quocumque aut propter bonum spirituale quod magis praeponderaret, omnino peccaret mortaliter. Similiter
etiam, si quis aegrotaret graviter, maxime cum periculo mortis, et esset negligens ad curandum se, peccaret
mortaliter, quia tractat corpus ita quod non potest uti eo ad opera bona. Tertio dico, quod licet nocere corpori
quantum ad aliqua propter finem spiritualem. Disputavimus de hoc alias. Licet mihi jejunare, abstinere a
carnibus, dato quod sciam me non habiturum tantam valetudinem." In 2a. 2ae., q. 25, a. 5, 3.
87
"... [peccata quae fiunt contra proximum] talia quaedam sunt contra bonis corporis naturalia (...) vel sunt
contra bona animae (...) Et haec omnia sunt graviora peccata quam furtum, quia furtum solum est contra
bona fortunae ipsius proximi, in quibus minus laeditur proximus quam in aliis." In 2a. 2ae., q. 66, a. 6, 2. "...
illa tormenta sunt majus malum quam infamia quia aequivalent morti." In 2a. 2ae., q. 73, a. 2, 14. "Vita est
maius bonum quam bona temporalia, inter quae gloria, honor et fama reponuntur. Cuncta enim quae habet
homo, pro anima sua dabit. Omnia enim illa ordinantur ad vitam humanam sicut ad finem." DH, 36.
88
"Dico ergo quod inter omnia bona, bonum spirituale, scilicet conscientiae est majus bonum quam omnia
bona temporalia; et proximius bonum post bonum spirituale est fama." In 2a. 2ae., q. 33, a. 8, 2.
89
"Nam melius est pauperi quod haberetur bonus et haberet mille aureos, quam quod haberetur pro meliori et
quod indigeret, quia certe melius esset ei minuere partem famae et habere pecuniam illam." In 2a. 2ae., q. 73,
a. 2, 12.
90
"Secundo dicit quod duplex est finis non ultimatus: quidam qui vere est bonum, ut sunt bona honesta; et
alius finis est apparens, in re tamen non est bonus finis, ut fornicatio." In 2a. 2ae., q. 23, a. 7, 1.
91
Tomás de Vio, cardenal Cayetanus, †1534, dominico, profesor de filosofía y teología en la Universidad
romana, general de los dominicos, legado papal y obispo de Gaeta. Escribió numerosas obras filosóficas,
exegéticas y teológicas, entre las que destacan sus Commentaria in Summam theologiae S. Thomae, que
dieron nueva actualidad al pensamiento del Aquinate en las universidades europeas.
92
"Secundo dicit Cajetanus ex illo Aristotelis, 10 Ethicorum: cujus actus est bonus, delectatio bona. Dicit
ergo, concedendo totum, scilicet quod homo licite potest velle et appetere voluptates et honores, divitias et
alia bona propter se, dummodo non ponat malam circumstantiam." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 10. La "mala
circunstancia" es definida como un defecto en la integridad de las causas que concurren en el acto, que han
de ser todas buenas para garantizar la bondad de éste: "Sed semper habendum est prae oculis quod statim
dictum est, ne hoc quod per se licitum est, reddatur malum ex circumstantia, quia bonum est ex integra causa,
malum autem ex circumstantia, ex Aristoteles et Dionysio." De Indis, I, 3, 11.
93
"Sed contra, referre majus bonum in minus est contra ordinem naturalem (...) Ergo non licet amare Deum
propter bonum temporale tamquam propter finem, quia ordino Deum in minus bonum. Ad hoc dico quod non
est prohibitus ordinare majus bonum in consequutionem minoris boni quando non perdo majus bonum; nam
mercator ponit in periculo mille aureos propter consequutionem centum. Ordinat majus bonum in minus ut
consequatur." In 2a. 2ae., q. 27, a. 3, 8.
94
"Prima conclusio: Omne honestum est delectabile. Probatur. Quia honestum est virtus, et idem est
honestum et decorum; patet nam quilibet delectatur in sua operatione et in eo quod est sibi conveniens. Sed
virtus est conveniens homini inquantum est homo. Ergo honestum est delectabile. Secunda conclusio, quod
etiam omne honestum est utile. Patet, quia utile vocatur quod est conveniens ad consecutionem alicujus finis.
Tertia conclusio: Aliquod delectabile non est honestum. Quarta conclusio: Omne utile est delectabile. Ultima
conclusio quae est Ambrosii: Nihil est utile proprie loquendo nisi sit honestum. Patet, quia utile opponitur
nocivo, et si est nocivum non est honestum." In 2a. 2ae., q. 145, a. 3, único. El concepto de utilidad no
corresponde, desde luego, al posterior de la ciencia económica utilitarista. No se trata del bienestar material
individual ni del mayor bienestar para el mayor número de individuos, sino que ha de ser entendido por
relación a los fines humanos considerados en su integridad. En la Summa Theologiae, 1a., q. 82, a. 1, corpus,
se encuentra: "Et haec vocatur necessitas finis; quae interdum etiam utilitas dicitur."
95
"Dicit sanctus Thomas quod omne peccatum, ex hoc ipso quod est malum, consistit in quadam corruptione
sive privatione alicujus boni; et inquantum est voluntarium, consistit in appetitu alicujus boni. Tunc dicit
quod dupliciter ordo peccatorum potest attendi. Uno modo, ex parte boni quod per peccatum contemnitur vel
corrumpitur, quod quanto majus est, tanto peccatum gravius est. Et secundum hoc peccatum quod est contra
Deum est gravissimum. Et sub hoc est peccatum quod est contra personam hominis, sub quo est peccatum
quod est contra res exteriores quae sunt ad usum hominis deputatae, quod videtur ad avaritiam pertinere.
Alio modo potest attendi gradus peccatorum ex parte boni cui inordinate subditur appetitus humanus; quod
quanto minus est, tanto peccatum est deformius, id est quanto illud bonum delectabile ad quod convertitur est
minus, tanto peccatum est gravius." In 2a. 2ae., q. 118, a. 5, único.
96
"Quia licet fama sit majus bonum, secundum veram philosophiam, quam honor, utrumque tamen est
bonum temporale maximum, immo communiter homines plus aestimant honorem quam famam". In 2a.
2ae.,q. 73, a. 2, 12.
97
"Ille ergo qui peccat, non es dubitandum quin non diligat se ex caritate, quia non appetit integritatem
interioris hominis, nec vult sibi bona spiritualia." In 2a. 2ae., q. 25, a. 7, 1.
98
Summa Theologiae, q. 65, a. 1.
99
"Et probo: finis in moralibus dat veram speciem et est vera forma virtutum; propterea enim actus iste est
temperantia, quia scilicet est circa finem et objectum temperantiae." In 2a. 2ae., q. 4, a. 3, 2.
100
"Et sic concedunt doctores quod per actum meritorium augentur omnes virtutes aequaliter." In 2a. 2ae., q.
5, a. 4, 2.
101
"Dico quod virtutes non sunt connexae quantum ad substantiam suam, quia potest esse justitia sine
temperantia; bene tamen quantum ad esse virtutis sunt connexae cum prudentia, quia scilicet a prudentia
habent quod sint virtutes. Fortis enim non aget studiose si non habeat prudentiam." In 2a. 2ae., q. 4, a. 5, 2.
102
Lógicamente, esos mínimos de la virtud, en cuanto son requeridos por la naturaleza humana creada por
Dios, no pueden ser internamente contradictorios: "virtutes nunquam sunt sibi contrariae." In 2a. 2ae., q.
101, a. 4, 1.
103
"Vel secundo dico, quod quando doctores dicunt quod virtutes sunt connexae, non opus est quod habeat
omnes, sed intelligitur quod sunt virtutes connexae circa res quas versatur vita ejus et actus ejus humanus; ut
in virgine vel moniali nihil opus est fortitudine nec justitia, est tamen virtuosa et habet alias virtutes." In 2a.
2ae., q. 52, a. 2, 6. Aclara más adelante: "Respondetur, ut supra in materia de connexione virtutum diximus,
quod non est necesse quod omnes virtutes sint connexae quantum ad substantiam suam, maxime si sint
virtutes quae non exspectant ad statum hujus vel illius. Sed illae virtutes solum sunt maxime connexae quae
exspectant ad statum ejus tamquam principales." In 2a. 2ae., q. 117, a. 1, único.
104
"Sed posset concedi quod una virtus repugnat alteri, ut castitas conjugalis et castitas virginalis, paupertas
et magnificentia." In 2a. 2ae., q. 129, a. 3, único.
105
Así, no exigen ser cumplidas bajo circunstancia de muerte si en el momento de realizar el compromiso no
se contó con ella: "Duplex est obligatio naturalis. Quaedam quae dependet ex actibus nostris, id est quae
praesupponit illos, sicut obligatio voti eundi Hierosolymam. Item, reddere debitum uxori est obligatio juris
naturalis, sed dependet ex actibus nostris. De ista obligatione posset dici quod metus mortis excusat a
transgressione obligationis naturalis quae dependet ex actibus humanis, quia talis non intendebat se obligare
cum circumstantia mortis (...) et hoc nisi sequatur scandalum, ut semper intelligo (...) Alia est obligatio de
jure naturali, quae non dependet ex actibus nostris. Et de ista obligatione dico, quod metus mortis non
excusat a transgressione hujusmodi legis naturalis, quia Deus est dominus vitae et mortis, et sic cum tales
leges non sint nisi propter magnum commodum, sequitur quod obligant." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 19.
106
In 2a. 2ae., q. 25, a. 1, 3: "Por tanto, debe notarse algo manifiesto en filosofía: que no hay dificultad en
que dos actos sean de la misma especie en cuanto naturales, y difieran de especie en cuanto morales". Sigue
Vitoria en el mismo lugar con un ejemplo de diferentes vocaciones que repite a menudo en las Lecciones:
"V. g., carthusiensis hodie vult comedere carnes, et etiam saecularis; illae volitiones in esse naturae non
differunt specie, bene tamen in esse moris; unus enim est actus temperantiae, et alius est intemperantiae. Et
sunt pene innumera exempla."
107
"Sed non est credendum quod obligaret Deus homines ad ea quae non possunt vitare, vel cum magna
difficultate (...) Judicia certa et firma post deliberationem semper sunt in nostra potestate." In 2a. 2ae.,q. 60,
a. 3, 6. "Respondetur quod quando dicimus quod oportet eligere meliorem, intelligo de possibilibus." In 2a.
2ae., q. 63, a. 2, 21.
108
"Nullus potest velle absolute quod scit se nunquam adepturum. Et per consequens nec medium eligere ad
consequendum illid, quod consequi non sperat." DH, 22.
109
"... ergo homo est dominus illorum bonorum spiritualium quae sunt in ipso." In 2a. 2ae., q. 72, a. 1, 50.
110
Esta relección iba en principio encaminada a estudiar el problema teológico de la justificación de los
infieles (de Indias), pero Vitoria la dejó incompleta, desarrollando sólo la cuestión acerca de la primera
obligación moral del niño al llegar al uso de razón.
La referencia a los indígenas americanos nos servirá de ocasión para sintetizar aquí la posición vitoriana
respecto a la esclavitud, que en origen había sido justificada por Aristóteles precisamente por un defecto en
la racionalidad de los esclavos. La teoría aristotélica acerca de la esclavitud por naturaleza (Pol. 1254 a17-
1255 a2) estaba siendo usada en la época para proponer una cierta servidumbre natural de los indios respecto
de los españoles (Juan Maior la usó por primera vez en una obra académica impresa (1510); Juan Ginés de
Sepúlveda pretendió aplicarla incluso a los aztecas; cfr. Joseph Höffner, La ética colonial..., pp. 380-381).
Para casi mediados del siglo XVI, la teoría aristotélica resultaba, sin embargo, difícil de sostener más allá de
la autoridad del Filósofo (había sido condenada ya en su aplicación americana por Paulo III en la Sublimis
Deus, 1537; bula reproducida por Antonio Carrión en "Los maestros Vitoria, Báñez...", p. 57). El
pensamiento romano de inspiración estoica, expresado en Cicerón y Séneca, sostuvo la libertad natural de
todos los hombres. Este concepto había quedado plasmado en el Derecho: "Servitus est constituitio iuris
gentium qua quis dominio alieno contra naturam subicitur." Institutiones, lib. I, III, 2; y era además del todo
congruente con la revelación cristiana. La postura tomasiana al respecto había sido ambigua, al menos como
era leída en tiempos de Vitoria, cuando De Regimine principum era considerado entero como obra del
Aquinate. En el libro II, caps. 8-12, se acepta la teoría aristotélica. En su obra auténtica, sin reconocer la
esclavitud como natural en sentido estricto (no existiría en el estado de justicia original, Summa Theologiae,
1a., q. 96, a. 3, corpus; a. 4, corpus), Santo Tomás la tiene por naturalmente conveniente, en cuanto forma de
que los más sabios rijan políticamente a los menos sabios (Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 57, a. 4 ad 2). En
este sentido limitado, formaba parte del ius gentium.
En sus comentarios a la Summa Theologiae, Vitoria pasa muy rápidamente por el punto, recomendando sólo
la lectura de De Regimine principum para complementar el texto que comenta (In 1a., q. 96, a. 4. Ms. 548
Salamanca, f. 236v). Sus ideas al respecto son expuestas principalmente en De Indis, donde afirma no sólo
que los indios tienen uso de razón hasta poder ser verdaderos dueños pública y privadamente, sino que no
podrían no tenerlo sin comprometer la sabiduría de Dios: "Item Deus et natura non deficiunt in necessariis
pro magna parte speciei. Praecipuum autem in homine est ratio, et frustra est potentia, quae non reducitur ad
actum." De Indis, I, 1, 15. La apariencia de irracionalidad que los españoles pudieran percibir en los indios es
achacada a deficiencias culturales, no naturales: "Unde quod videantur tam insensati et hebetes, puto maxima
ex parte venire ex mala et barbara educatione, cum etiam apud nos videamus multos rusticorum parum
differentes a brutis animantibus." Idem. A continuación, el maestro de Salamanca se siente obligado a
reinterpretar a Aristóteles de manera que la esclavitud propuesta por el Estagirita sea una "servitus civilis et
legitima, quia nullus est servus a natura". Ibidem, 16.
No hay pues esclavitud por naturaleza (¡ni siquiera en Aristóteles!) según Vitoria, lo que implica que todos
los hombres son sujetos morales con dominio sobre sí al menos en este terreno (“in iure naturali homines
liberi sunt”, De Indis, I, 2, 2), aunque hayan podido perder su dominio político, como ocurre con los
prisioneros en una guerra justa contra paganos, que según el ius gentium pueden ser esclavizados como
alternativa preferible a ejecutarlos (DIB, IV, II, 3). No es resuelta por Vitoria la dificultad teórica consistente
en cómo pueda un hombre ser dominus de otro en sentido de proprietarius (no de princeps), siendo así que
el otro es necesariamente dominus suus en sentido moral; y de ahí también sui juris en sentido político y
económico, pues estos otros dominios derivan naturalmente del primero. Como había dicho Santo Tomás:
"In homine quodammodo sunt omnia: et ideo secundum modum quod dominatur his quae in seipso sunt,
secundum hunc modum competit ei dominari aliis". Summa Theologiae, 1a., q. 96, a. 2, corpus.
111
De eo ad quod tenetur..., I, 6: "Es lo mismo tener libre albedrío que ser dueño de las propias
operaciones." La expresión, proveniente de Santo Tomás, cobraba un carácter especial en el contexto de las
discusiones con los nominalistas acerca de si el concurso de Dios al acto humano no eliminaba de él la
libertad. La definición de libertad entraba entonces en juego: "Et primo sciamus, quid est potentia libera.
Aliqui moderni ita definiunt: quod omnibus requisitis praeviis ad agendum positis, in potestate sua habet
agere vel non agere (...) Vel si vultis brevius definire, ut S. Thomas (...): potentia libera est, quae domina
suorum actorum." In 1a. 2ae., q. 10, a. 4. F. Stegmüller, Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p.
310 y 312 (ms. O 39v y 40v). Esto es lo que distingue el ámbito de los fenómenos específicamente humanos
de los naturales, en los que puestas las causas necesariamente se sigue el efecto.
112
"Ad hoc autem quod homo sit dominus suarum actionum duo requiruntur, alterum ut homo habeat
facultatem consultandi ac deliberandi quid bonum est et quid malum est, et quid consequendum, quid
fugiendum, quid vitandum. Alterum est ut habeat potestatem post deliberationem eligendi et relinquendi
quod sic deliberatum est (...) Neque quis esset dominus suarum actionum, si post deliberationem necessario
aut sequeretur consilium aut non posset sequi." De eo ad quod..., I, 6.
113
"Et sic et dominium et liberum arbitrium definiuntur per idem, scilicet facultatem. Est enim liberum
arbitrium facultas rationis et voluntatis." De eo ad quod..., I, 6.
114
"... natura voluntatis est quod, si intellectus sit solutus et capax deliberationis et consilii, voluntas libere
agit. Si autem non sit capax voluntas, necessario agit et naturaliter." De eo ad quod..., I, 7.
115
Sobre si el temor puede ser pecado mortal: "Non est peccatum mortale sine consensu et sine ratione. Si
autem appetitus praeveniat rationi, talis timor aliquando est mortale, ut quando quis ratione timoris facit
aliquid contra praeceptum vel omittit praeceptum. Probatur, quia adhuc ille est liber et libere transgreditur
praeceptum." In 2a. 2ae., q. 125, a. 3, único.
116
"Voluntas est formaliter libera, quia potentiae rationalis sunt ad opposita et nihil est in illis a quo
necessitetur voluntas." De eo ad quod..., I, 5.
117
"... maledictio vel benedictio non pertinet nisi ad rem cui potest bene vel male succedere. Unde creaturae
irrationali non potest bene vel male succedere nisi propter rationalem creaturam". In 2a. 2ae.,q. 76, a. 2, 1.
118
"Habere usum rationis idem est quod habere liberum arbitrium." De eo ad quod..., I, 3.
119
"Et hoc bene cautum et provisum est, ne filius antequam veniat ad annos discretionis dilapidet bona patris
antequam sint sua." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 43.
120
"[Pueris primae tonsurae] regulariter periculosum est illis conferre beneficia, postquam est incertum quid
facturum sit de illis." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 11.
121
Por ejemplo, a la pregunta sobre si se puede retener el dinero que otro va a malgastar en el juego, se
responde que no: "... quia non potest retineri pecunia aliena nisi vel voluntate domini, vel auctoritate legis
(...) quia ille habet jus ludendi pecuniam illam et dandi scorto (...) quia ego non sum tutor ejus, nec habeo
curam illius. Unde licet velit exigere ad scortum, non possum vi illum retinere, licet eat ad perpetrandum
peccatum mortale. Ergo non dando illi pecuniam facio illi injuriam." In 2a. 2ae., q. 62, a. 5, 6.
122
"De rebus namque humanis Deus dimisit usum hominibus ut ipsis placeret. Et si hoc non posset fieri, nec
esset liberalitas, nec magnificientia, nec misericordia, etc." In 2a. 2ae., q. 62, q. 1, 29.
123
"... an liceat ligare et detinere aliquem invitum propter aliquod bonum seu utilitatem ejus; (...) quod in tale
periculo et necessitate, bene licet immo tenentur facere quando possunt, quia quilibet se habet loco patris et
habet curam sui (...) Non solum teneor servare vitam meam, sed etiam vitam proximi quem video esse in
periculo mortis". In 2a. 2ae., q. 65, a. 3, 3.
124
Sobre la libertad de caza, contra quienes argumentan que es bueno para las gentes del pueblo que les
impidan cazar, para que se dediquen a la agricultura de donde sacan para vivir: "Secundo dico, quod illud
non est illis utile, postquam tollunt ab eis libertatem, quia libertas est magis utilis quam illud bonum
privatum. Melius est agricolae habere libertatem venandi toto anno, licet nihi venetur, quam quod laboret y
gane de comer." In 2a. 2ae., q. 64, a. 1, 9. El contexto de esta posición es el del expolio ocurrido a principios
del siglo XVI de los terrenos comunales, donde la caza y la leña eran libres, para expandir la agricultura
privada (cfr. epígrafe 4.2). El argumento al que responde Vitoria era empleado para justificar ese expolio
"por el propio bien" de los expoliados.
Sobre la libertad de movimientos: "Sed an illis qui propter debita sunt in carcere liceat fugere? Respondetur:
credo quod sic quando non potest solvere, quia libertas equiparatur vitae." In 2a. 2ae., q. 69, a. 4, 12.
Hemos señalado ya que lo que el hombre hace de sí mismo a través del uso de su
libertad en el campo de las posibilidades realmente disponibles es un tema filosófico
central de los textos morales vitorianos. Eso implica que el problema moral para el maestro
de Salamanca no sea primero un asunto de reglas y actos que las transgreden o no, pese a
lo que pueda parecer por la lectura de ciertos pasajes, particularmente del comentario De
Iustitia. La mayoría de esos pasajes tienen fácil explicación a partir de la virtud que se
estudia: como la justicia tiene un medio objetivo, determinable independientemente de la
voluntad de las partes, una vez caracterizada la situación es preciso comprobar si el acto
planteado respeta objetivamente o no ese medio. Si no lo respeta, se deberá restitución,
pero no necesariamente se ha cometido mal moral.125 Pues moral en sentido propio es más
bien la actitud de cada uno de los participantes hacia tal respeto, de forma que por
ignorancia cabe hacer lo injusto sin hacerlo injustamente.126
Desde luego, la ley natural es ley, y establece unos mínimos obligatorios que no
pueden rebasarse sin grave daño de sí mismo; así persigue salvar algunos bienes
fundamentales, estructurantes del ser del hombre. Por ello sus preceptos deben ser
respetados, aunque ese respeto no nazca de la virtud —si bien la ley siempre se ordena a
ella—.127 Cuando entran en conflicto las mociones interiores con la ley natural, el maestro
de Salamanca recomienda el atenerse a la ley desconfiando de la bondad de nuestras
inclinaciones, que pueden estar desajustadas por el pecado anterior o por la tentación.128
Propiamente, para Vitoria la conexión entre precepto y virtud requiere hacer la diferencia
entre no transgredir el precepto y cumplirlo a cabalidad. Para la no trangresión basta una
125
Citando a Adriano VI: "... quia bona vel mala intentio solum facit ad hoc quod sit peccatum vel non sit
peccatum; quia si quis faciat injuriam, quomodocumque faciat, sive animo nocendi sive non, semper tenetur
ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 31.
126
"Contingit ex ignorantia facere injustum et non injuste". In 2a. 2ae., q. 59, a. 2, 1.
127
"Et in universum praecepta dantur de actibus virtutum. Sed ad implendum illa, non opus est quod homo
faciat ex virtute." In 2a. 2ae., q. 16, a. 2, 2.
128
En un lenguaje propio de la espiritualidad de la época (puede encontrarse, por ejemplo, en las "Reglas
para la discreción de espíritus" de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, riguroso contemporáneo de
Vitoria): "An quando movemur motibus interioribus quibus inclinamur ad aliquid faciendum, teneamur illis
motibus obedire. Respondetur quod, si nobis esset distinctus angelus lucis ab angelo tenebrarum, et sciretur
quod ille qui spirat est angelus lucis, tunc non esset dubium nisi quod tenemur illis motibus interioribus
obedire, quia saepe Deus hoc interius facit. Sed quia nobis non constat quod omnis spiritus sit angelus lucis,
et motus interior sit ejusdem, cum aliquando sit mali angeli, ideo non omnibus motivus interioribus tenemur
parere donec constet de veritate. Unde quantumcumque boni viri habeant interiores instinctus, non debentur
illis parere, sed bene gubernari praeceptibus scriptis." In 2a. 2ae., q. 104, a. 4, 2.
129
"Dupliciter potest impleri praeceptum: uno modo, perfecte, id est ad intentione praecipientis; alio modo,
imperfecte, id est quoad substantiam, ita quod faciamus id quod est de substantia praecepti, id est opus quod
praecipitur." In 2a. 2ae., q. 44, a. 6, 1. "Et sic dico quod ad adimplendum praeceptum requiritur quod
adimpleatur cum omnibus circumstantiis intrinsecis quae sunt requisitae ad actum virtutis." In 2a. 2ae., q. 44,
a. 8, 2.
130
"Quia ut diximus in Prima secundae, actus est bonus quia conformis legi, et malus quia difformis legi." In
2a. 2ae., q. 20, a. 1, 2.
131
"Nam multa sunt ad quae homo non tenetur; sed si indebite illa faciat, est peccatum, quia tenetur
conformiter ad rectam rationem facere." In 2a. 2ae., q. 135, a. 1, único.
132
"Respondeo quod in tali casu pensanda sunt omnia et omnes circumstantiae, vel omnino dimittere illud
judicium." In 2a. 2ae., q. 60, a. 4, 2.
133
"Ad hoc dico: primo, quod oportet attendere tempus, locus et personam, nam pro tempore, loco et persona
licet vel respondere vel tacere. Secundo dico, quod aliud est quarere quod liceat, et aliud est quaerere quid
melius est (...) Et ad sanctum Thomam, dico quod nunquam loquitur dicendo quod teneatur tacere, sed dicit
quod debet, id est quod melius est in moralibus." In 2a. 2ae.,q. 72, a. 3, 4. La distinción entre ambos grados
de obligatoriedad moral se expresa a través de la diferencia entre "teneatur" y "debet".
134
"Nam agere contra consilium non est peccatum. Patet, quia consilium non obligat." In 1a. 2ae., q. 88, a. 2.
Vat. 4630, f. 261 v.
135
Jacobo Almain, †1515, discípulo de Juan Maior, profesor en París y filósofo nominalista. Es conocido por
su posición conciliarista extrema en materia eclesiológica. Entre otras, publicó una obra de psicología moral,
Moralia.
Voluntad y libertad
136
"Et Almain in Moralibus c. 3 ponit conclusionem: «Nullus metus etiam mortis excusat actum prohibitum
lege naturae». Ex quo videtur confirmari conclusio nostra." DT, 6.
137
"... aliquis infimae sortis negotiatione lucratus est decem millia aureos, et non vult colligere se ut honeste
vivat, sed in negotiationibus plus quotidie fervet, talis vituperandus est, ut dicit Cicero." In 2a. 2ae., q. 77, a.
4, 2.
138
"Respondetur: primo, quod sic negotiari est valde periculosum (...) Ordinare ergo vitam suam et actiones
ad hunc finem est incidere in tentationem et in laqueos." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 2.
139
Por ejemplo, la limosna: "Hoc ergo opus, scilicet dare eleemosynam de superfluo status, absolute est in
praecepto. Sed quando et cui sit facienda ista eleemosyna, hoc est sub consilio (...) Et ratio es quia hoc
praeceptum est affirmativum: non obligat pro semper, sed obligat pro tempore illo in quo voluerit habens
superfluum dare huic pauperi, vel servare pro alio, vel dare in capellanias, vel hujusmodi." In 2a. 2ae., q. 32,
a. 5, 21. O la corrección a quien actúa mal: "Notat ergo primo, quod hoc praeceptum est affirmativum. Non
ergo obligat pro semper, sed consideratis circumstantiis, tempore et loco et qualitate personae prout sapiens
determinavit (...) Sed disputatio est de tempore, quando et quomodo obliget. Est ergo resolutio, quod quando
pro loco et tempore est necessaria ad correctionem fratris et quando potest esse utilis, cadit sub praecepto." In
2a. 2ae., q. 33, a. 2, 1.
140
Respecto a la liberalidad: "Secundo dico, quod propositum nunquam dandi nisi quando tenetur est
vitiosum et veniale, quia est contrarium virtuti et impedimentum illius." In 2a. 2ae., q. 118, a. 1, 2.
141
"Secundo dico, quod nunquam habitus aut passio potest tollere libertatem voluntatis, quia essentialiter est
libera. —O est finitae activitatis et resistentiae: ergo tantum potest crescere activitas passionis, quod excedat
resistentiam voluntatis. —Respondeo primo, quod argumentum non valet, quia caelum est finitae
resistentiae, et tamen mille causae naturales quantumcumque multiplicentur, [non] possunt caelum
corrumpere, quia est passum alterius rationis. Secundo dico, quod voluntas est infinitae resistentiae, ita potest
dici; vel similiter dico quod sicut Deus fecit voluntatem essentialiter liberam, ita providit quod nulla causa a
voluntate tollat libertatem, sicut ignis non potest naturaliter modo comburere omnia. —O pono quod crescat.
—Non admitto naturaliter; non faciet, quia Deus ita providit." In 2a. 2ae., q. 14, a. 3, 5. Se trata obviamente
de una discusión contra los luteranos.
142
Vitoria expresamente señala que la distinción entre lo racional y lo sensitivo no corresponde a la
distinción entre el alma y el cuerpo, sino entre las categorías semitas de carne y espíritu, que corresponden a
las paulinas de hombre exterior y hombre interior: "Quod non est sic intelligendum, ut anima ipsa sit interior
homo, aut natura rationalis, corpus vero natura sensitiva. Sed totus homo secundum spiritum est homo
interior, idem vero secundum carnem est homo exterior, et natura sensitiva." DH, 3. Por eso puede compartir:
"Sanctus Thomas dicit quod non solum est verum quod appetitus concuspicit, sed magis proprie est verum
dicere quod homo concuspicit." In 1a. 2ae., q. 74, a. 6. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f 131r.
143
"Secundo est advertendum quod quia homo est homo simpliciter inquantum rationalis, non inquantum
sensitivus. Inclinatio hominis absolute est inclinatio hominis inquantum homo est, scilicet inclinatio
voluntatis et intellectus." DH, 3. Daniel Deckers (Gerechtigkeit und Recht, p. 118) ha visto aquí un dualismo
no cristiano que, como señalamos en la nota 142, no existe realmente.
144
"Omnis passio potest esse peccatum quando est immoderata." In 2a. 2ae., q. 127, a. 1, único.
145
"Secundo dico quod talis inclinatio, quamvis sit ad malum, non tamen est mala, quandiu quidem manet
intra terminos appetitus sensitivi. Malum inquam malitia morali (...) Sicut enim, appetitus inclinat hominem
ad malum, ita etiam obiectum ipsum, ut delectabile, aut utile inclinat etiam ad malum. Et tamen natura ipsius
auri, verbi gratia, aut cibi dulcis, bona prorsus est. Neque unquam aliquis conqueritur de Deo quod aurum
pulcherrimum fecerit, aut vinum suave. Ita prorsus nec de appetitu sensitivo, qui movet hominem ad malum,
non aliter quam ipsum obiectum. Unde nulla malitia exsistit appetitus sensitivi, aut rerum ipsarum." DH, 7.
Y, más adelante: "Quinto dico quod [Deus] dedit appetitui naturalem inclinationem ut obediret rationi. Et sic
tandem tota inclinatio est bona." DH, 9.
146
"... ita adversante et contraveniente appetitu sensitivo manet integritas humanae voluntatis, quae est
hominis integritas, inquantum homo est." DH, 3.
147
Por ejemplo, al discutir el caso de que se diera en alguien un odio tan fuerte que ha de continuar
necesariamente por un tiempo, y que la persona haya de morir en ese tiempo, parece que la libertad habría
quedado anulada por una pasión. El maestro de Salamanca empieza negando que un odio necesario pueda
quitar la libertad, y acaba negando que sea posible esa necesidad en la pasión: "... in quolibet instanti potest
voluntas illum actum non habere. Sic ergo dico, quod ille potest relinquere odium illud in illa hora, et potest
salvari (...) Dico quod ita repugnant odium necessario continuatum et amor liber de eodem objecto, sicut si
esset utrumque liberum. Et ratio est quia repugnant formaliter, sicut ita repugnarent albedo et nigredo, dato
una esset libera et alia naturalis. Ideo melius est dicere quod est fabula quod detur necessaria continuatio per
certum tempus." In 2a. 2ae., q. 14, a. 3, 6.
148
"Actiones humane proprie dicuntur humane que ex libera voluntate procedunt: reliqua, licet sint hominis,
non tamen humane, ut fricare barbam..." En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 66. Más ampliamente:
"Actiones humane dicuntur proprie ille que procedunt a voluntate deliberata, nam alia fricatio barbae, etc.,
non sunt proprie humane. Probatur conclusio. Ille dicuntur actiones humane que conveniunt homini in
quantum homo. Sed illae sunt hominis in quantum homo que procedunt a voluntate deliberata, quia homo
differt a brutis [per hoc] quod est dominum suarum actionum, et hoc est per intellectum et voluntatem."
Ibidem, p. 68.
149
"Et Gregorius supponit proprium fundamentus ejus, et etiam sancti Thomae, videlicet quod non datur
aliqus actus indifferens, sed quod omnis vel est bonus vel malus." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 3. Desde luego,
cabe la pregunta de qué ocurre cuando un acto humano no parece referirse en manera alguna a un
determinado fin fundamental de la vida del hombre. La respuesta de Vitoria es: "regula moralis est quod, si
aliquis est bonum indifferens propter aliquem finem, simpliciter habet bonitatem ab illo fine." In 2a. 2ae., q.
146, a. 1, 2.
150
"[Habere usum rationis] est hominem esse in tali statu ut possit consultare et deliberare de agendis." De eo
ad quod..., I, 7.
151
"Neque puto ut quisquam, etiam de industria, hoc possit facere, scilicet suspendere omnem actum
voluntatis cum tali deliberatione." De eo ad quod..., III, 14. No obstante, si se considera que ello fuera
posible, no habrá pecado grave sin un consentimiento expreso que realice la apropiación moral del acto: "Sit
nihilominus septima conclusio: licet sit plena deliberatio, si non est consensus expressus voluntatis, non est
peccatum ex natura operis; volo dicere: si quis advertat malum quod sequitur, si non sequitur consensus
voluntatis, non est mortale." In 2a. 2ae., q. 74, a. 6. Ms. Vat. Lat. 4630, f. 222r. Con ello se separa de
Cayetano, que había afirmado que bastaba con un consenso interpretativo: "Sed certe Caietanus expresse
dicit quod requiritur consensus expressus vel interpretativus, qui est quando quis advertit quid facit et
perseverat in tali delectatione: talis consensus est sufficiens ad peccatum mortale." Idem.
152
Por eso la fortaleza, que incluye respuestas inmediatas, puede ser una virtud que inclina a actos humanos,
y no meramente un reflejo automático: "Sic postquam aliquis deliberavit saepe circa istam materiam
fortitudis, si postea repentine adsit in periculo, judicat statim sine consultatione et deliberatione." In 2a. 2ae.,
q. 123, a. 9, 2.
153
Ockham y Gabriel Biel habían sostenido que en el momento de actuar, la voluntad ya no es libre sino que
actúa necesariamente: "Occam in 1. quodlib. q. 16 tenet opinionem negativam, i. e. quod voluntas pro
instanti quod agit, non potest non agere, sed quod necessario agit (...) Sequitur Gabriel 1. d. 38. q. 1., quod
voluntas non est libera pro eodem instante libertate contradictionis, sed quando agit, necessario agit, et
quando non agit, necessario non agit; sed quod tunc potest pro alio instanti, non pro illo." In 1a. 2ae., q. 10,
a. 4. F. Stegmüller, Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 315 (ms. O 41v). Vitoria replica,
entre otros argumentos, haciendo notar que entonces se niega absolutamente la libertad humana: "Quaero ab
Occam: ponamus, quod per novem annos non currit Petrus et per totidem currat. Quando currit necessario
currit, quando non, necessario non. Quando ergo contingenter currit, postquam currere est contingens? Item:
In quolibet instanti vel diligit vel non diligit [Deum]; et si diligit, necessario diligit; si non, necessario non;
quando ergo est liber?" Ibidem, p. 316 (ms. O 42r).
Gabriel Biel, Doctor profundissimus, †1495, llamado "el último de los escolásticos" (medievales, habrá que
decir), miembro de los Hermanos de la Vida Común, participó en la fundación de la Universidad de
Tübingen, donde enseñó via moderna en teología. Sostuvo posiciones nominalistas cercanas a las de
Ockham.
154
Por ejemplo, al tratar del creer como acto meritorio de la virtud de la fe: "... multa faciunt ad meritum.
Primum, objectum ipsum, quanto est melius, tanto actus est magis meritorius. Etiam attenditur ex intensione
caritatis et conatu, quia qui in majori caritate et cum majori conatu aliquando operatur, magis meretur quam
alius qui non ita. Item, provenit etiam quod actus sit magis meritorius ex parte difficultatis in opinando." In
2a. 2ae., q. 2, a. 9. 4.
155
"Sed clarum est quod in spiritualibus nullus potest facere injuriam et damnun nisi volenti (...) quia omne
peccatum est voluntarium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 33. "Respondeo quod blasphemia nunquam est sine actu
voluntatis, quia est peccatum. Alias non esset actus humanus, et per consequens non esset peccatum." In 2a.
2ae., q. 13, a. 1, 4.
156
"Metus et ignorantia vitiant omnem electionem." De Indis, I, 2, 23.
157
"Minus voluntarium est quod ex timore agitur; imponitur enim homini quaedam necessitas aliquid
faciendi propter timorem imminentem." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 1. Debe notarse que así como el hecho de la
ignorancia puede poseer a su vez calificación moral, y llegar a ser culpable, también el experimentar mayor o
menor temor ante una amenaza es un asunto moral, que involucra en este caso a la virtud de la fortaleza:
"Fortitudo principaliter est circa timores, id est fortitudo est ad hoc quod homo bene se habeat in periculis,
non obstante timore, id est ut tollatur timor. Patet, quia ad fortitudinem pertinet reprimere impedimenta per
quae retrahitur homo ne consequatur rationem; et tale impedimentum est timor: ergo." In 2a. 2ae., q. 123, a.
3, 1.
158
"Graviora enim peccata sunt haec apud christianos, quis sciunt illa esse peccata, quam apud barbaros, qui
ignorant esse peccata." De Indis, I, 2, 22.
159
"... quia quod peccet sequitur ex malitia hominis, possetque evitare. Unde mors corporalis nunquam est
necessaria ad vitandum peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 64. a. 5, 10.
160
"Simile est sicut de actu exteriori qui est contra praeceptum, qui non habet novam imputabilitatem ab illa
quam habet actus interior, quia non habet propriam libertatem distinctam ab actu interiori". In 2a. 2ae., q. 69,
a. 3, 2.
161
"... sicut absolute illi sunt liberi arbitrii et non necessitantur in suis actibus, ita etiam absolute possunt
peccare et perdere caritatem." In 2a. 2ae., q. 24, a. 11, único.
162
"Ad argumentum dico quod, quamvis instrumentum sit in se perfectum, tamen impossibile est quod actus
ad quem concurrit sit bonus, si principale agens malam habet intentionem ..." In 2a. 2ae., q. 4, a. 2, 3.
163
Acerca de la detracción, siguiendo a Santo Tomás se dice: "ex intentione nocendi, per se loquendo, id est
ex genere suo est peccatum mortale (...) Si aliquis, non ex intentione nocendi, sed ex levitate animi loquatur
de alio, per se loquendo, id est ex genere suo non est peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 73, a. 2, 1.
164
"Quia peccata venialia generant habitum malum, puta habitum vanae gloriae qua iste dat eleemosynam
propter gloriam hominum, iste habitus inclinat ad hoc quod det propter vanam gloriam, et ita impedit et facit
quod iste non ita prompte det propter Deum sicut daret si in isto non esset habitus ille vitiosus. Praeterea, iste
habitus malus est de difficili mobilis, et ita cum magna difficultate venit iste ad hoc quod non propter gloriam
hominum sed propter Deum det eleemosynam." In 2a. 2ae., q. 24, a. 10, 4.
165
"... in peccatis verborum maxime considerandus est affectus, id est intentio (...) Ratio est quia facta,
quocumque affectu fiant, nocent; non tamen verba, quae solum habent efficaciam significandi et non
laedendi." In 2a. 2ae., q. 72, a. 1, 1.
166
"Primum, quod nullum peccatum scandali est peccatum ex proprio objecto sicut alia peccata, sed ex fine
vel intento formaliter vel virtualiter." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 9.
167
"Illi qui alias timent Deum, et egerunt poenitentiam, et habent propositum non peccandi mortaliter nec
temere judicare nec scrutari aliorum vitam, licet aliquando incidant in dubia et suspiciones, non peccant". In
2a. 2ae., q. 60, a. 3, 7. Acerca del consentimiento a movimientos desordenados de la sensualidad: "Sed de
mortalibus est maius dubium quando quis peccat mortaliter. Respondetur eodem modo quod si quis gerit
curam animae suae, si non constat ei quod consensit, tute potest tenere quod bene se habuit circa motum
sensualitatis. E contra, dico quod si est pessimus, alias respondendum est quod peccat mortaliter si fuit
negligens. Et ita non est aliud remedium ad tollendum scrupulos quam habere firmum propositum non
peccandi mortaliter." In 1a. 2ae., q. 74, a. 6. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f 131r.
168
Así, al tratar de quienes compran ahora para vender luego más caro, distingue entre quien lo hace "per
accidens, ita quod non exercet negotiatorem talem emendi ut carius vendat, sed oblata ocasione videt vendere
equum viliter, quem emit eo quod bona se offert opportunitas ut aliquid lucretur. Tunc non damnarem illud
de mortali (...) Et multo minus qui bona fide emit, scilicet ut non carius vendat rem, sed ad utendum illa re, et
postea si vult vendit illam, etiamsi carius vendat illam nulla facta mutatione in re (...) non peccat" y quienes
"ex professo exercent hujusmodi negotiationem emendi ea intentione ut cariores reddantur res in republica,
et praeveniunt omnes merces et postea carius vendunt populo, tunc non solum peccant mortaliter ...". In 2a.
2ae., q. 77, a. 5, 6. Acerca de los soldados de fortuna, tan abundantes en su tiempo: "Dico ulterius, quod qui
sunt parati ire ad omne bellum, non curant an sit justum vel non, sed vadunt cum eo qui majus stipendium
dat, nec tamen sunt subditi, peccant mortaliter, non solum quando eunt, sed semper quod ea afficiunt
voluntate." In 2a. 2ae., q. 40, a. 1, 8.
169
Según señala Domingo La Cerra, "Pecado y consentimiento...", los nominalistas Maior y Almain, al hacer
depender lo humanum del acto sólo de la voluntad, no podían poner a la deliberación como condición para la
imputabilidad moral. Pero tampoco podían afirmar sin más que todo acto del hombre es moralmente
imputable. Sostuvieron entonces que el acto era imputable a partir de una cierta disposición de tiempo para
deliberar sobre él, hubiera o no esa deliberación. Con ello se introducían en la dificultad de precisar (dentro
de la mentalidad "legalista" en moral, propia de los nominales) cuánto sería tal periodo de tiempo. Vitoria se
ceba en ello: "Arguitur: sit tempus dimidiae horae parvum tempus et magnum sit una hora. Tunc per
dimidiam horam non evitando est veniale, in una hora autem est mortale (...) Tunc sic arguitur: tam difficile
est post dimidiam horam evitare illum motum [sensualitatis] sicut ante; ergo in qualibet parte intrinseca
horae est veniale; tamen in instante terminativo horae est mortale, ergo per solum unum instans transit homo
de veniali ad mortale, quod est absurdissimum. Ergo ante plenam deliberationem nunquam est mortale." Ms.
Vat. Lat. 4630, f 217v. La imposibilidad de reducir el juicio moral sobre un acto humano concreto a la
aplicación de reglas conductuales caracteriza la ética vitoriana de la virtud. Otra cosa distinta es que cuando
se consideran genéricamente ciertas acciones en el discurso teórico, el moralista haya de valorarlas a partir
de normas generales puesto que, por la entidad misma del discurso, no le resulta accesible la apropiación
personal del acto, que sólo puede darse en concreto.
170
"... differentia inter alias virtutes et caritatem, quia aliae, etiam manentes in homine, possunt a passionibus
vinci, caritas autem non; si manet, non potest vinci a quacumque passione." In 2a. 2ae., q. 23, 3, 2.
171
"Sed si esset magna tentatio, esset magnum meritum, quia difficultas multus facit ad meritum augendum,
sicut etiam facit ad majorem bonitatem moralem." In 2a. 2ae., q. 79, a. 1, 3.
172
"Dico ergo quod ille timor non est peccatum. Probatur de illo qui in bello timet, et secundum rationem
vult perseverare. Talis timor est naturalis quia refugit ex praesentia tormentorum; et talis secundum rationem
bene se habet: ergo non est peccatum. Probatur etiam, quia timor non est peccatum nisi quia facit incidere in
majus malum; sed timor ille non facit incidere illum in majora mala: ergo non est peccatum. Patet, quia non
est consensus rationis nec formalis nec virtualis: ergo non est peccatum. Hoc nota ad securitatem
conscientiae quando rebellat appetitus sensitivus et ratio manet integra, recta conformisque divinae legi." In
2a. 2ae., q. 125, a. 4, 3.
173
"Et sic dico quod talem passionem et concupiscentiam de se illicitam, et quamvis aliam passionem, si sit
periculosa, tenetur quilibet reprimere et facere quod in se est ad reprimendum illam, quia debet periculum
vitare." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 4.
174
"Alio modo possunt tales passiones de se secluso periculo considerari, ita quod non sunt periculosae.
Aliquis est securus securitate morali, et habet experientiam quod dato insurgant tales passiones, non faciet
aliquod malum (...) non tenetur illam concupiscentiam reprimere, sed sufficit resistere." In 2a. 2ae., q. 125, a.
4, 4.
175
In 2a. 2ae., q. 20, 4, 2: "Todo el que existe en el mundo está en peligro".
176
"Ad hoc dico: primo, quod non omnis qui ponit se in periculo peccati, peccat illo peccato, sed opus est
quod scienter se ponat in periculo (...) Secundo dico, et ita est, quod omnis existens in mundo, est in
periculo; non tamen peccat, quia non scienter ponit se in periculo. Et ita dico quod non omne periculum
obligat ad mortale, non est dubium, sed periculum probabile (...) Tertio dico, quod periculum est, non de
omni malo possibili, sed de probabili et imminenti." In 2a. 2ae., q. 20, a. 4, 2.
177
"Et sic tutius est tenere sine scrupulo quod quantumcumque quis patiatur tentationes, si non adsit
deliberatio et consensus, nullum est peccatum mortale. Sum in periculo, et non facio: non pecco mortaliter."
In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 5.
178
"[Sanctus Thomas] dicit quod perseverantia ut dicit solam durationem in virtutibus, non est specialis
virtus, sed circumstantia omnium virtutum, nec est novum meritum; sed perseverantia ut dicit propositum
permanendi in actibus virtutum, est specialis virtus." In 2a. 2ae., q. 14, 1, 4.
179
"In frequentatione [actus virtutis] non est difficultas, immo facilitas." In 2a. 2ae., q. 137, a. 1, 3.
180
"... dico quod non peccat continue, sed quod auget novum peccatum, ita quod fit gravius quando habet
facultatem et oppotunitatem restituendi; utputa habeo unde solvam, et recordor quod illud debeo, et obvio, et
video illum cui debeo et cum hoc non restituo: tunc augetur peccatum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 5.
181
"Secundo dico et melius, quod habitus dupliciter potest considerari: uno modo, quantum ad entitatem
suam et essentiam; alio modo, quoad inclinationem; vel alio modo in esse qualitatis, et alio modo in esse
habitus. Sic dico quod habitus dupliciter potest tolli: uno modo, quoad entitatem; et sic dico quod non tollitur
per unum actum, quia habitus est alicujus resistentiae, et demonstratio est alicujus activitatis. Alio modo
potest tolli quantum ad inclinationem; et tunc potest corrumpi per unum actum. Eodem modo in imprudentia,
quia imprudentia per poenitentiam non tollitur quoad essentiam, sed quoad inclinationem, quia manet illa
qualitas quae erat in illo; sed nihilominus non impedit eum quin sequatur rectum consilium, nam statim
dubitat an debeat facere quod antea non faciebat, et quaerit a doctoribus an ista debeant fieri vel non." In 2a.
2ae., q. 53, a. 1, único.
182
"Dubitatur de istis qui ex consuetudine jurant falsum, y no miran lo que juran, an peccent mortaliter.
Respondeo quod dupliciter potest contingere quod quis ex consuetudine juret falsum. Uno modo, quando
talis post poenitentiam conatur non jurare, et non potest ita se reprimere ab illa consuetudine jurandi, nisi
quod praecipitanter et inadvertenter jurat falsum, excusatur a peccato mortali. Alii sunt qui non intendunt
poenitere nec conantur emendare se; et tales qui sine poenitentia jurant falsum ex consuetudine, etiamsi no
miren lo que juran, peccant mortaliter jurando falsum ex consuetudine, quia hoc, scilicet non advertere, est
signum quod etiamsi adverterent, jurarent falsum, quia est virtualiter voluntarium." In 2a. 2ae., q. 98, a. 3,
único.
183
"... pura omissio non est meritoria nisi sit actus voluntatis (...) De hoc disputavimus in 1.2, q. 71, a. 5, quia
sunt aliqui moderni qui tenent oppositum (...) quia non potest esse aliquis actus meritorius nisi referatur in
Deum vel in finem bonum; sed pura omissio non refertur aliquo illorum modorum, quia non potest esse talis
relatio sine actu". In 2a. 2ae., q. 79, a. 1, 3.
184
"... quod aliquid sit voluntarium virtualiter, non solum requiritur quod possit quis illud impedire, sed
etiam quod teneatur illud impedire; ita quod qui potest impedire et tenetur impedire malum, si non impediat,
dat operam tali malo." In 2a. 2ae., q. 64, a. 5, 11. Un ejemplo de este criterio se ofrece a propósito de la
responsabilidad de los consejeros y jefes militares en la declaración de la guerra injusta: "Item si negligentia
istorum bellum iniustum gereretur, iste viderentur consentire. Imputatur enim aliqui quod potest et debet
impedire, si non impediat." DIB, IV, I, 7.
185
"Ideo dico quod malitia omissionis est consideranda et mensuranda ex parte objecti et circunstantiarum;
(...) Et ad hoc imaginanda est omissio ac si esset actus; et clarus est quod si esset actus, malitia ejus est ex
objecto: ergo sic in omissione." In 2a. 2ae., q. 79, a. 4, 2. Sobre la intencionalidad: "... sicut si v. gr., haberet
se omissive ex contemptu, sicut cuando a sabiendas se quiere olvidar del beneficio que otro le hizo por no le
hacer placer, porque no le entra de los dientes adentro: talis ingratitudo cum omissione ex contemptu, est
peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 107, a. 3, 1.
186
"... bonum quod est parte justitiae, potest corrumpi, quia manet a parte rei. Et sic in ista virtute duo oportet
facere, scilicet facere bonum, et conservare bonum factum (...) et hoc potest conservari per hoc quod
caveamus a malis." In 2a. 2ae., q. 79, a. 1, 2.
Como puede verse por los párrafos anteriores, en Vitoria se encuentra una
psicología de la adquisición de hábitos, en continuidad explícita con la teoría de
Aristóteles al respecto, que Santo Tomás había elaborado con mayor extensión. Se
reconocen tres grados de configuración de la psique por la virtud, según la medida en que
permanezcan las pasiones que le son contrarias: la continencia, en que la virtud resiste a las
pasiones vehementes en contra; la temperancia, en que esas pasiones han sido apaciguadas;
y un último grado en que las pasiones se hallan ya erradicadas, propio de la perfección en
la virtud.187 Así pues, la moderación de las pasiones contrarias es fundamental para que la
virtud pueda realizar su acto,188 y el hombre alcanzar la paz.189 La pasión en sí misma por
definición —algo que se padece— no puede ser tenida por pecado,190 según se ha señalado
arriba. Lo será en todo caso la actitud del hombre, que a fuerza de realizar actos dejándose
llevar por ella o poniéndola bajo el dominio de la razón, construye hábitos,191 y finalmente
se hace a sí mismo.192 Por eso aun las pasiones que parecen impulsar por lo general a actos
malos pueden ser atribuidas a Dios. Constituyen parte del ser del hombre, posibilitan en él
el dinamismo de la virtud, y pueden ser ordenadas por la razón, con lo cual la tendencia
187
"Utrum convenienter distinguantur tres gradus caritatis, incipiens, proficiens et perfecta (...) Ista distinctio
videtur esse eadem cum illa quam ponit Aristoteles in 7 Ethic., quod triplex est gradus virtutis: scilicet,
gradus continentiae: cum homo habet vehementes passiones, luctatur cum illis, non cedit. Secundus gradus
est temperantiae, cum homo habet sedatas passiones; surgunt quidem, sed leves. Et isti dicuntur proficiens et
primi incipientes. Alius gradus est cum homo totaliter nullam habet passionem, et est gradus heroicus
pertinens ad perfectos." In 2a. 2ae., q. 24, a. 9, único. Como se observa en la nota 188, no se trata de que las
pasiones desaparezcan en sí mismas, sino sólo en cuanto pretenden imponerse a la razón.
188
"Ad levandum necessitatem proximi ubi indiget, opus est quod homo habeat passiones moderatas." In 2a.
2ae., q. 30, a. 4, 3. Moderar no es reducir la intensidad con que se experimentan, sino someterlas a la razón:
"Tertio dico, quod quando dicit Doctor quod illae passiones repugnant per moderantiam, non vult dicere
quod intense vel non intense appetatur, sed quando appetunt extra limites et bonum rationis." In 2a. 2ae., q.
141, a. 3, único.
189
"Concordia est ad alterum inquantum duae voluntates conveniunt in uno corde; pax autem dicit ultra
unionem et concordiam inter appetitus ejusdem hominis. Ubi dominus Cajetanus notat quod ad pacem non
requiritur unio appetitus sensitivi et rationalis. Appetitus contrarii, unus per partem sensitivam, ut volo
cenare, alius per rationalem, nolo cenare, non tollunt pacem. Sed quando unus et idem appetitus tendit in
diversa objecta appetibilia, quae non potest habere propter aliquod impedimentum, tunc non erit pax in
homine, dato quod homo habeat id quod vult, si tamen restat aliquid volendum quod simul habere non
potest." In 2a. 2ae., q. 29, a. único.
190
"Sed peccatum est actus, et non passio." In 2a. 2ae., q. 35, a. 1, 4.
191
"Experientia docet quod ex frequentatione actuum semper augetur habitus." DAC, 10.
192
"... qui primo argentum furabatur, per illos actus augetur habitus ad furandum omnia, quia non statim et
primo fit homo turpissimus et perditissimus." In 1a., q. 1, a. 4, 62. Ms. 18 (Santander).
Conciencia moral
193
"Sed dubitatur, quare Deus hoc fecit? Non esset melius ut non faceret? Respondetur dupliciter. Primo,
quod Deus non potuit hoc facere, quod appetitus sensitivus ex naturalibus suis non inclinaretur ad malum. Et
ratio est quia illud est naturale, est ex natura rei, et Deus non potest mutare naturas rerum (...) Secundo dico,
quod illud fecit ad majus bonum nostrum, ad exercendum nos ad meritum (...) Tertio, quia licet fecerit eum
cum illa inclinatione, tamen fecit illum subjectum rationi, nam appetitus erat subditus rationi. Et sic nihil
habemus quod imputemus Deo." In 2a. 2ae., q. 141, a. 1, 6.
194
"Ex eo enim quod aliquis dolet de malo proximi, movetur ad sublevandum ejus necessitatem per
misericordiam. Ille dolor antecedit actum misericordiae, vel potest esse quod simul cum quis miseretur
doleat, vel quod ex eo doleat quia vellet subvenire illi et non potest; dolor enim non est virtus." In 2a. 2ae., q.
30, a. 4, 2.
195
"Item, quia actus remissi disponunt ad hoc quod caritas corrumpatur; videmus enim quod qui remisse
operatur, poco a poco viene a perder la caridad. Ideo est prima conclusio: Non per quemlibet actum caritatis
augetur caritas, sed per actum intensiorem ipsa caritate. Secunda conclusio: Actus remissi caritatis, licet non
augeant caritatem, non tamen superfluunt, sed disponunt ad augmentum, quia disponunt ad hoc quod homo
promptius operetur postea et intensius, para que lo haga de buena gana, ex quibus actibus generabitur seu
augebitur caritas." In 2a. 2ae., q. 24, a. 6, 1.
196
"Et sic, quando sanctus Thomas dicit quod intensio fit per majorem radicationem in subjecto, vel per
majorem participacionem, vel quia caritas habet perfectius esse in subjecto, ista tria pro eodem capit, scilicet
pro majore intensione." In 2a. 2ae., q. 24, a. 5, 6. "Experientia docet quod qui remisse et tepide operatur,
facile amittit habitum (...) Imo qui consuevit tepide operari facile desinit operari." DAC, 10.
197
"... voluntas sequitur bonum cognitum, quia nihil volitum nisi praecognitum." In 2a. 2ae., q. 8, a. 4, 1.
198
Por ejemplo, en el caso del suicidio por desesperación: "Occam addit quod etiam sub ratione mali potest
velle aliquid. Sed supposita opinione sancti Thomae, dico ad argumentum, quod nullus potest velle nisi
bonum. Sed quod est bonum inhonestum, est mihi delectabile, et propterea volo illud sub ratione boni
delectabilis vel utilis. Sicut pessimum est desperare; tamen ad evadendum alia mala in quibus homo est,
judicat quod est utile se suspendere, et ita vult sub ratione boni utilis. Ita ergo nunquam voluntas aliquid vult
nisi sub ratione boni." In 2a. 2ae., q. 14, a. 1, 2.
199
"... agere contra conscientiam est peccatum (...) in tantum ut etiam voluntas discordans a conscientia falsa
sit mala, ut omnes doctores dicunt." De eo ad quod..., II, 9. Y viceversa, quien hace algo correcto pensando
que es incorrecto, peca: "Quia sicut diximus quod species formales sumuntur ex intentione, ut qui accipit
suum putans esse alienum, peccat contra conscientiam peccato furti." In 2a. 2ae., q. 100, a. 1, 20.
200
"Omnis actus conformis rationi rectae est bonus." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 11. "Notandum ergo quod
bonitas rei consistit in hoc quod attingat propriam mensuram; sed mensura et regula operum nostrorum est
ratio, et Deus ipse." In 2a. 2ae., q. 17, a. 1, 1.
201
"Defectus et imperfectio vel privatio usus rationis, vel semper vel ex multo maiori parte, provenit ex
defectu et imperfectione partis sensitivae cognoscitivae, scilicet a sensibus, et maxime interioribus." De eo
ad quod..., I, 11.
202
"Etenim ad recte consultandum in agendis oportet habere memoriam praeteritorum (...) Nec potest homo
iudicare de contingentibus nisi ex his quae communiter accidunt, quae sine memoria cognoscit non possunt."
De eo ad quod..., I, 14.
203
"... passio quae est a virtute non turbat mentem sicut passiones vitiorum." In 2a. 2ae., q. 180, a. 2, único.
204
"... perturbationes et passiones impediunt iudicium rationis. Ita enim iudicat homo in agendis sicut est
affectus." De eo ad quod..., I, 12.
205
"Mali habitus perturbant iudicium rationis (...) tantum possunt perturbare mali habitus, sicut passiones."
De eo ad quod..., I, 13.
206
"Est advertendum quod obiectum voluntatis non est solum verum bonum. Cum enim obiectum non
moveat voluntatem nisi cognitione, nihil refert ad movendum voluntatem, an sit verum bonum, aut
aestimetur bonum." DH, 22.
207
"Cajetanus dicit quod peccant mortaliter et quod non excusantur tales per ignorantiam; quod ista sunt tam
nota, ut invincibiliter ignorari non possint, quia in lumine naturali hoc est notum." In 2a. 2ae., q. 185, a. 3, 3.
208
"... homo tenetur scire (...) universalia praecepta juris naturalis. Certum est quod homo non tenetur scire
quod homicidium est malum et prohibitum nisi propter opus (...) Modo autem ignorantia illorum est
peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 2, a. 8, 6.
209
"Ultimo dico, quod sanctus Thomas vult dicere cum Aristotele, 6 Ethicorum, quod peccatores et in
particulari et in universali possunt habere rectam aestimationem de fine; sed quod in universum recte
judicent non potest esse. Et videmus ita esse experientia, quod peccatores communiter male sentiunt de
virtutibus; habent enim multos errores (...) licet aliquando bene sentiant." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 2.
210
"Tertio dico, quod ille peccat mortaliter si fornicetur. Et ad argumentum, dato quod ignoret Deum esse,
non tamen habet ignorantiam quod id sit malum, non ignorat legem Dei impressam in cordibus hominum." In
2a. 2ae., q. 20, a. 3, 3.
211
"Secundo dico, quod omnis qui peccat peccato de quo est per se notum quod est peccatum, talis in eo
quod advertit se facere talem actum, peccat, et dicitur etiam advertere quod est peccatum." In 2a. 2ae., q. 13,
a. 2, 3.
212
"Ad hoc dicit sanctus Thomas quod non inconvenit quod unum peccatum ex genere, id est ex objecto
gravius, posset esse minus malum quam aliud ex genere non ita grave, quia scilicet in adulterio possunt esse
tot malae circunstanciae, quod faciant illud gravius quam homicidium." In 2a. 2ae., q. 10, a. 3, 7. Un acto
con buen objeto y sin ninguna circunstancia subjetiva mala, es bueno: "Et potest hoc probari, quia talis actus
habet bonum objectum et nullam malam circumstantiam. Ergo est bonus." In 2a. 2ae., q. 19, a. 4, 4. Cfr. nota
92 sobre el significado de "circunstancia".
213
"Et tunc dico quod omnis actus qui causatur ex malo fine, est malus, quia virtualiter refertur in illum.
Itaque si ex volitione praecedente finis sequuntur aliqui actus, et ille finis est malus, actus etiam sequentes
sunt mali, quia virtualiter referuntur in illum." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 13. Debe notarse que aquí "fin malo"
significa "fin tomado de manera contradictoria con el orden moral natural" y no "fin querido bajo razón de
mal", lo que, según Vitoria, es imposible. Santo Tomás reconoce asimismo ambas posibilidades: "Et dicit
sanctus Thomas quod ratio formalis peccati ex duobus vel dupliciter potest considerari. Primo modo,
secundum rationem mali, id est potest considerari ex parte boni quo peccatum privat (...) Secundo modo
potest considerari ratio formalis peccat, secundum intentionem peccantis." In 2a. 2ae., q. 10, a. 5, 5. Cfr. nota
215.
214
"Secundo sequitur quod differt etiam ab aliis peccatis quia scandalum non est peccatum intrinsece malum
sicut fornicatio, quae est peccatum intrinsece et de se malum; scandalum tamen extrinsece et ex fine." In 2a.
2ae., q. 43, a. 3, 9.
215
"Secundum, quia quidquid facit ad distinctionem actus, facit ad distinctionem habitus. Ad distinctionem
autem actus facit distinctio objectorum. Ad distinctionem objectorum faciunt duo, scilicet ipsum efficiens
objectum, et dispositio materialis subjecti, quae se tenet ex parte objecti, quia diversa dispositio materiae
causat diversitatem in apprehensione objecti." In 2a. 2ae., q. 19, a. 6, 2. La figura de bien que se persigue
con un acto puede ser llamada objeto material del acto en cuanto aquello apropiado, y objeto eficiente en
cuanto a las consecuencias de la apropiación. Sin embargo, Vitoria emplea muy raras veces esa diferencia
(una de ellas en este pasaje). Por lo general habla del objeto material para referirse a ambos. Ello tal vez
pueda justificarse si consideramos que la figura de bien apropiada no sólo incluye materialmente lo que se
persigue sino también lo que se abandona o se corrompe, y por tanto de alguna manera incluye a las
consecuencias de la apropiación.
216
"Secundo notandum est quod aliud est materiale in objecto, et aliud formale. Formale in objeto est id
ratione cujus potentia tendit in materiale." In 2a. 2ae., q. 25, a. 1, 3.
217
Al comparar la gravedad del homicidio con la del odio como pecados contra el prójimo: "Respondeo quod
major deordenatio est in illo odio; sed majus nocumentum est in homicidio. Unde hoc videtur gravis. Non
potest dari regula certa." In 2a. 2ae., q. 34, a. 4.
218
"Et utroque modo, scilicet sive formaliter, id est animo nocendi vitae spirituali illius, sive materialiter, id
est non intendendo peccatum, est peccatum et vere peccatum scandali si scienter fiat." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3,
3.
219
"Item, avarus bene judicat quod bonum est facere misericordiam cum pauperibus, et tamen non vult illis
dare eleemosynam, quia felicius putat congregare quam dare (...) Dico ergo, quod peccatores habent quidem
rectam aestimationem de fine in universali; sed in particulari non bene sentiunt, immo judicant quod est
faciendum malum, in isto scilicet casu, id est in hoc quod errant in particulari judicio, scilicet nunc non est
danda eleemosyna, quia si non errarent, non peccassent." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 2.
220
"Multi sunt qui peccantis non advertunt quod ea quae faciunt sunt peccata: et illa dicitur caecitas mentis.
Sed sunt alii qui advertunt, tamen debiliter, non penetrant: et hoc ipsum dicitur hebetudo sensus et debilitas
mentis ad cognoscendum spiritualia et penetrandum, et est peccatum. Et hoc provenit ex mala dispositione
mentis, quia est affectata ad res temporales; sicut avarus intentus divitiis, bene vult ipse recte vivere, sed dato
quod dicatis ei quod opus est divitia relinquere, advertit ad id quod dicitis, tamen ex debilitate mentis et ex
affectu quem habet ad divitias non penetrat quod conveniat relinquere divitias." In 2a. 2ae., q. 15, a. 2, 1.
221
"Sed dubitatur hic, quia si caecitas mentis et hebetudo nascuntur ex luxuria et gula: ergo omnis homo
implicitus his vitiis haberet hebetudinem mentis et caecitatem. Consequens autem est falsum, quia nusquam
homo confitetur nisi quod habuit amicam, non autem meminit quod haberet hebetudinem mentis. Ergo non
est in omnibus luxuriosis." In 2a. 2ae., q. 15, a. 3, 3.
222
Sobre si para que una guerra sea justa basta que el príncipe crea tener la justicia de su lado: "In aliis
minoribus causis vel negotiis non sufficit principibus vel privatis quod credant se iuste agere, ut notum est.
Possunt enim vincibiliter errare et affectare. Et ad actum bonum non sufficit sententia cuiuscumque, sed
requiritur sententia sapientis." DIB, IV, I, 6.
223
"Unde dico quod ad hoc quod ignorantia imputetur et sit peccatum et vincibilis requiritur negligentia circa
illam materiam, puta quia noluit audire aut auditum non credidit." De Indis, I, 2, 14.
224
Adriano Flosenz de Utrech, Adriano VI papa, †1523, preceptor de Carlos V, regente de Castilla y
cardenal inquisidor de Aragón y Navarra, escribió un comentario al libro cuarto de las Sentencias de Pedro
Lombardo.
225
"Ad hoc enim ut actus sit bonus, oportet, si alias non esset certum, ut fiat secundum diffinitionem et
determinationem sapientium; haec enim est una conditio boni actus (...) Atque adeo, si iste non consuluit
sapientes in re dubia, excusari non potest. Immo dato quod talis actus secundum se licitus esset, postquam
dubitatur merito de illo, tenetur quilibet consultare et arbitrio sapientium facere, etiamsi forte illi errarent."
De Indis, I, int., 2.
226
"Opinio haec [Hadriani] non tenetur communiter, quae certe est difficilis. Nos in Prima secundae, in
materia de ignorantia, probavimus quod non tenetur conteri, nec aliud tenetur facere, nisi quod consulat viros
doctos, et tunc si operatur et erret quantumcumque sit in peccato, non tamen peccavit per illum contractum.
—O quia tenetur facere diligentiam. —Respondeo quod humanam diligentiam tenetur facere, et illam fecit in
hoc quod consuluit viros doctos." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 3.
227
"Multi tamen sunt qui faciunt contractus usurarios. Et isti non confitentur cum doctis, sed insipientibus, ne
redarguantur in peccatis suis, et sic errant in consultando." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 2.
228
"Destos del Perú, timeo que no sean de aquellos qui volunt divites fieri. Y por algunos se dijo: Impossible
est divitem intrare in regnum caelorum." Carta al p. Arcos sobre negocios de Indias.
229
No debía de ser raro que en esas consultas se falsearan los datos, a juzgar por algunas expresiones
vitorianas como: "Sententia quae fundatur in falsa praesumptione facti, nullum jus dat nec adimit in foro
conscientiae." Carta al p. Arcos sobre el testamento..., p. 170.
230
"Utrum sapientia sit in omnibus habentibus gratiam. Respondet sanctus Thomas quod sic, quia omnes
tales qui sunt in gratia sunt sapientes. —Contra, quia aliqui sunt ignorantes quia nunquam studuerunt. —
Dico quod in illis est sapientia. Et vide quomodo sunt sapientes. Nam si aliquis faceret contractum aliquem,
ipse videt an licet vel non. Et si dubitat, certe ipse quaeret ab aliis sapientibus et viris bonae vitae que le
digan la verdad, vel revelabitur illi intrinsecus a Deo et adjuvabitur ab eo (...) Ergo omnes tales sunt
sapientes." In 2a. 2ae., q. 45, a. 5, único.
231
"[Dico] quod non est aliquod malum quod non excusetur per ignorantiam invincibilem." In 2a. 2ae., q.
20, a.3, 3.
232
"Tertia propositio: Habentes gratiam non possunt habere ignorantiam pure et ultimate practicam circa
necessaria ad salutem; v. g., voco pure practicam, quia ista est practica aliquo modo: iste contractus est
licitus; sed ista est magis practica et pure: iste contractus est faciendus. Et dico quod non stat quod aliquis
justus erret in illo judicio, scilicet iste contractus est faciendus, quia hoc judicium est verum et prudentiale.
Probo. Quia omnis contractus est faciendus de quo viri docti dicunt eum esse licitum. Sed de isto dicunt quod
est licitus. Ergo est faciendus. In illo ergo non errat; et sic in judicio pure practico non potest justus errare."
In 2a. 2ae., q. 8, a. 4, 4. Nótese que Vitoria no sostiene que la persona justa tenga un saber especial acerca de
la justicia o injusticia general de la forma de contrato en cuestión, sino que posee una seguridad moral
especial respecto a llevarlo a cabo en su circunstancia concreta, porque lo ha consultado.
233
Incluso en el caso de actos intrínsecamente malos, como los actos contra la naturaleza que se achacaban a
los indios americanos, Vitoria considera que son realizados en el contexto de las culturas indígenas sin
conciencia de su malicia, y así son menos graves que los mismos pecados entre cristianos, "quia gravius est
committere hoc scienter quam ex ignorantia." FDT, 7.
234
Por ejemplo, en In 2a. 2ae., q. 66, a. 8, 5, se trata del caso de la guerra ganada, que en el momento de
hacerla se creía honestamente justa y más tarde se vio ser injusta. Los que obtuvieron algo en ella han de
restituir lo que no consumieron, pero no por razón de la injusta apropiación, sino de la injusta retención.
235
"Secundo dico, quod non excusantur a veniali propter rationem dictam, quia etiam conscientia murmurat
contra eos." In 2a. 2ae., q. 60, a. 2, 4. Debe recordarse lo que se ha señalado arriba (cfr. nota 128) acerca de
la prioridad del precepto escrito sobre la intuición como guía para la acción, incluso en las personas rectas.
236
"... primo, quod omnia in moralibus impugnare facile est; sed tamen inconcuse adhaerere suis opinionibus
erroneis periculosum est." In 2a. 2ae., q. 68, a. 4, 2.
237
"Ex hoc patet quod circumstantiae quae mutant speciem peccati sunt confitendae, sed circumstantias quae
non mutant speciem non oportet confiteri. Unde etiam circumstantiae quae aggravant culpam sunt
En materia de vida social, Vitoria sigue el esquema clásico que reconoce dos tipos
de relaciones: las que se establecen directamente con otras personas, y la relación política
que ocurre a través de la totalidad de la república.238 Aquí nos ocuparemos de la conexión
entre la primera y la concepción ética del dominico burgalés, dejando para el siguiente
epígrafe la cuestión de la moral y la política.
Nuestro autor acepta el planteamiento aristotélico239 acerca de la socialidad natural
del hombre, en un extenso pasaje de la relección De Potestate Civili. El hombre, a
diferencia de los animales, carece naturalmente de los elementos precisos para defenderse
por sí mismo:
confitendae sive mutent speciem sive non, quia confessio instituta est ad manifestandum culpam." In 1a.
2ae., q. 88, a. 2. Vat. 4630, f. 210 v.
238
Ret. 1373 b18-24.
239
Pol. I,2. 1252 b30-1253 a38.
"Ut ergo huiusmodi necessitatibus consuleterur, necessarium porro fuit ut homines non
vagi errarent, et palantes instar ferarum in solitudine, sed in societate viventes, invicem sibi
adiumento essent."241
"Atque adeo ex hoc capite Aristoteles 2 Ethicorum admonet, non sine doctrina et
experientia perfici posse ex parte intellectus, quae in solitudine haberi minime potest. Imo
etiam hoc loco brutis animalibus ipsis inferiores esse videmur, quia illa necessaria sibi per
se cognoscere possunt, homines autem nullatenus hoc possunt. Rursum etiam sermo
intellectus est nuntius, et in hunc solum usum datum Aristoteles tradit, quo uno homo
ceteris animalibus antecedit, quia extra hominum societatem nullus foret. Atque adeo
etiam, si fieri potest, si sapientia esset sine sermone, ingrata et insociabilis esset ipsa
sapientia (...) Quapropter et in 1 Politicorum Aristoteles ostendit hominem naturaliter esse
civilem, sociabilemque."242
240
DPC, Int., 3-4: "A cada uno de ellos [de los animales] dotó de defensa adecuada para que rechazase las
acometidas extrañas, bien con armas naturales para atacar los más fieros, o con la facilidad de huir los que
son más débiles, o protegiéndose con el pico y hocico, o con la manera de esconderse y disimularse; y así
unos van provistos de plumas para remontarse en el aire o de uñas o de cuernos para defenderse en el suelo;
a ninguno, finalmente, faltan defensas propias. Sólo al hombre, concediéndole la razón y la virtud, dejó
frágil, débil, pobre, destituído de todos los auxilios, indigente, desnudo e implume."
241
DPC, Int., 4: "Para subvenir, pues, a estas necesidades fue necesario que los hombres no anduviesen
vagos, errantes y asustados, a manera de fieras, en las selvas, sino que viviesen en sociedad y se ayudasen
mutuamente."
242
DPC, Int., 4: "Muy a propósito Aristóteles amonesta en los Eticos que sólo con doctrina y experiencia se
puede perfeccionar el entendimiento, lo que en la soledad de ningún modo puede conseguirse. Por este lado
también tenemos alguna inferioridad respecto de los brutos, porque ellos pueden conocer por sí solos lo que
les cumple, y los hombres no pueden. Además la palabra es nuncio del entendimiento y para eso sólo fue
dada, como Aristóteles dice, con lo cual se eleva el hombre sobre los animales; mas la palabra, si estuviese
en soledad, la tendría inútilmente; y la misma sabiduría, si se diera sin la palabra, parecería ingrata e
insociable (...) Por lo cual Aristóteles, en el libro primero de sus Políticos, demuestra que el hombre es
naturalmente civil y social."
"Iam vero voluntas, cuius ornamenta sunt iustitia et amicitia, deformis vero omnino ac
velut manca, extra hominum consortia sit necesse est. Justitia quidem, nisi a multitude
exerceri non potest. Amicitia vero (...) sine qua nulla virtus est secundum Aristotelis
sententiam: Sine vitae communicatione omnis periit."243
"Inter homines cognationem quandam natura constituit. Unde contra ius naturale est ut
homo hominem sine aliqua causa adversetur. Non enim homini homo lupus est, ut ait
Comicus, sed homo."244
243
DPC, Int., 4: "A su vez la voluntad, cuyos ornamentos son la justicia y la amistad, quedaría del todo
deforme y defectuosa, alejada del consorcio humano; la justicia, en efecto, no puede ser ejercitada sino entre
la multitud, y la amistad (...) sin la cual, como Aristóteles enseña, no hay ninguna virtud, perece totalmente
en la soledad."
244
De Indis, I, 3, 2: "La naturaleza ha establecido un cierto parentesco entre los hombres. Por donde va
contra el derecho natural que un hombre aborrezca sin razón a otro hombre. Pues no es un lobo el hombre
para el hombre, como dice Plauto, sino hombre."
245
Al preguntarse si la voluntad de todos los hombres (clave del dominio sobre sí, como hemos visto) es
igual, Vitoria afirma la igualdad esencial de todas las almas: "Et provenit quaestio ex quaestione
metaphysica, utrum omnes animae sint aequales essentialiter. Nam si sic, clarum est, quod voluntas est
aequalis. Caietanus tenet oppositum, quod essentialiter non sunt aequales. Sed ego non possum intelligere,
quomodo id sit. Unde verior est communior opinio." In 1a. 2ae., q. 9, a. 6. F. Stegmüller, Francisco de
Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 308 (ms. O 37r). Una voluntad igual y libre es basamento de la vida
social: "Dico igitur, quod haereticum est negare libertatem arbitrii, quia est tollere totam naturam rerum et
omnem societatem humanam." In 1a. 2ae., q. 10, a. 4. Ibidem, p. 309 (ms. O 39v). El uso mismo de la
expresión "libre arbitrio", a la que nos hemos referido ya extensamente, indica que la igualdad esencial reside
en la condición racional de los hombres.
246
"Justitia (...) se extendit (...) praecise ad illa [praecepta] quae ordinant unum hominem ad alium, id est
solum se extendit ad faciendum aequalitatem in ordine ad alterum". In 2a. 2ae., q. 58, a. 1, 2. En la discusión
sobre la justicia incluye Santo Tomás los problemas éticos sobre el mercado, razón por la cual deberemos
ocuparnos de ella de manera más sistemática en el epígrafe 4.3.
247
In 2a. 2ae., q. 58, a. 1: "la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho".
248
"... quando aliquis inducit alium ad accipiendum alienum, tenetur ad restitutionem, licet ipse non accipiat,
sed sive ipse faciat movendo alium ad accipiendum, monendo, praecipiendo, dale de palos o quémale la casa,
vel decipiendo, consulendo, consentiendo expresse vel favendo et approbando factu malum et laudando
aliquem quasi strenuum de hoc quod alienum accepit." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 1.
249
"Utrum scandalum convenienter definiatur quod est «dictum vel factum minus rectum praebens
occasionem ruinae». Respondet sanctus Thomas quod sic. Materia haec est utilis. Notandum est quod
scandalum proprie est alteri praebere occasionem peccandi, sicut si malo suo exemplo alios inducat ad
peccandum." In 2a. 2ae., q. 43, a. 1, único.
250
"... hoc scandalum activum nihil aliud est quam actus ordinatus ad provocandum proximum ad
peccandum." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 2.
251
"Et utroque modo, scilicet sive formaliter, id est animo nocendi vitae spirituali illius, sive materialiter, id
est non intendendo peccatum, est peccatum et vere peccatum scandali si scienter fiat." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3,
3.
252
"Primo scandalum est mortale quando aliquis vult ex intentione inducere alium ad peccandum mortaliter
ut male faciat. Iste est modus daemonum (...) Est pessimus modus scandalizandi." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 13.
253
"Secundo modo scandalum est mortale quando quis, non ex intentione inducit alium ad peccandum
mortaliter, sed materialiter; sicut si ego inducerem alium ad peccandum propter propriam meam utilitatem,
est peccatum mortale scandali, quia noceo illi." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 13.
254
"Dico etiam quod non solum est scandalum si aliquis ex facto malo vel habente speciem mali inducat alios
ad peccandum, sed etiam ex quocumque alio non habente speciem mali." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 13.
255
"Sed contra hoc videtur esse argumentum, quia vulgo dicitur contrarium, quod viri perfecti plus
scandalizantur quam imperfecti; un bueno, un santo se escandaliza. Respondetur ad hoc sanctus Thomas et
doctores loquuntur secundum proprietatem vocabuli, quia scandalizare est ruere, est scandalum ruina." In 2a.
2ae., q. 43, a. 5, 2.
256
"Oportet hoc notare, quod si aliquis est coram pusillis et ignorantibus debet cavere, non solum a malo, sed
ab illo quod habet speciem mali. Coram autem perfectis non timendum est de scandalo, id est quod
scandalizantur, quia scandalizari est moveri exemplo aliorum; constantes autem viri non moventur exemplo
aliorum ad malefaciendum." In 2a. 2ae., q. 43, a. 5, 1.
257
"Quarto modo scandalum est mortale, quando quis non faciat ex intentione, et dato etiam quod nesciat an
sequetur scandalum, tamen exponit se probabiliter tali periculo quod alii scandalizabuntur, est mortale, ut si
sit persona gravis ecclesiastica merito debet timere (...) Et sic si coram infirmis faceret, etiamsi ignoranter
faceret, non excusaretur a peccato scandali." In 2a. 2ae., q. 43, a. 3, 13.
258
"Aliquando propter vitandum scandalum licet facere contra praecepta affirmativa juris naturalis. Sed ista
conclusio est sane intelligenda, quia sic posita videtur male sonare. Ad hunc sensum est intelligenda, quod si
tale praeceptum affirmativum pro aliquo tempore obligat, superveniente scandalo, desinit pro illo tempore
obligare illud praeceptum (...) Probatur ergo conclusio. Quia (...) praecepta autem affirmativa, licet obligent
semper, non tamen pro semper, sed pro loco et tempore oportuno. Sed non est tempus oportunum adimplendi
praeceptum affirmativum juris naturalis pro tempore pro quo est scandalum. Ergo. Item, quia ubicumque
occurrunt duo praecepta incomposibilia, id est quae non possunt simul impleri, illud praeceptum quod est
majus debet observari et impleri (...) Et est majus praeceptum de vitatione scandali, quia vitatur peccatum in
alio. Est ergo scandalum vitandum." In 2a. 2ae., q. 43, a. 7, 3.
259
In 2a. 2ae., q. 65, a. 2 trata del ejercicio de la potestad paterna, cuyo sentido es precisamente el de educar
en las buenas costumbres a los niños.
260
La adquisición del uso de razón o libre albedrío no es algo que tiene lugar bruscamente, sino un proceso
en la vida del joven: "Item, usus rationis acquiritur successive; provenit enim ex transmutatione naturalium
qualitatum, quae non simul tota fit." De eo ad quod..., II, 11.
261
"Ad hoc quod aliquis perveniat ad usum rationis, multum facit doctrina, educatio et institutio (...) Patet
hoc, quia ad usum rationis requiritur non solum acquisitio specierum sed etiam ordinatio; ad hoc autem
plurimum iuvat institutio. Ergo." De eo ad quod..., I, 15.
262
"Quamvis enim actus ante usum rationis nihil faciant ad bonitatem aut malitiam, faciunt tamen ad ordinem
actuum, ut scilicet possit quis habere aliquos actus cum pervenerit ad usum rationis, quos non posset habere
nisi illi praecessissent. Notum enim est quod educatio ante usum rationis multum facit ad actus sequentes
usum rationis, atque adeo permultum interest ad mores qualis fuerit institutio ante usum rationis." De eo ad
quod..., II, 10.
263
"Si tamen fama est neccesaria et utilis aliis ad salutem illorum, sicut est in praelatis, tunc est peccatum
mortale illam perdere et negligere. Et nota quod quando dicimus quod fama est necessaria, intelligimus de
fama praelatorum quae, licet non sit necessaria absolute, est tamen necessaria moraliter, quia infamia illius
nocet aliis. Etiam, quia non solum doctrina aedeficant, sed etiam vita." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 21.
264
"Si tamen faciat inadvertenter ita ut malo exemplo suo revocet illum ab aliquo bono spirituali, tunc non
tenetur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 38.
265
"Et sic multum facit qualitas personae. Unde in his quae exspectant ad honestatem morum, ut sunt vitia
carnis, si consideratis clericos, monachas, etc., fama illorum multum pendet ex qualitate personae." In 2a.
2ae., q. 73, a. 2, 4.
266
"Fama est notitia quam aliqui habent de rebus alterius." In 2a. 2ae., q. 132, a. 1, 3.
267
"Sed majus bonum est amicitia quam fama, quia sine amicis nullus vivere potest (...) fama est ad
conciliandum amicitiam (...) melior est amicus quam honor et amari quam honorari." In 2a. 2ae., q. 74, a. 2,
1. "Amicitia est bonum spirituale illius in quo est, quia est virtus, est tamen bonum humanum et temporale
respectu illius ad quem est amicitia (...) tamen sic amicitia ipsa ut est bonum temporale est valde utilis, et sic
etiam est magnum bonum et per se ordinatum ab bonum spirituale, et est penes necessaria ad bonum ipsum
spirituale (...) Et optimum genus amicitiae est honestatis, id est vera amicitia est illa quae est propter
honestatem, quia uterque est vir bonus (...) Et haec per se ordinatur ad honestatem duorum ut invicem
honeste vivant, id est ad hoc quod ad invicem se adjuvent in materia virtutis". In 2a. 2ae., q. 74, a. 2, 2.
268
"Non est dubium nisi quod si contradico famae illius propter utilitatem aliorum, licitum est diffamare
illum. Aliquis, v. g. decipit scholasticos per hoc quod tanquam vir doctissimus petit ab eis cathedram, et
scholastici putant illum esse doctum; ego tamen scio quod est idiota. Tunc bene facerem dicendo quod est
indoctus, propter utilitatem scholasticorum. Vel si est hypocrita, et est reputatus bonus et sanctus, et ideo vult
eligi in praedicatorem, et scio illum esse indoctum et nefandissimum hominem, licet mihi propter utilitatem
aliquam tollere illam famam quae habetur de illo, diciendo que es un gran burlador y que no sabe más letras
que mi mula." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 18. E incluso "quando ex illo non sequitur aliquod malum, id est
quando non nocet aliis (...) licite potest quis tollere famam illam et opinionem quam isti habent de illo (...)
quia fallit rempublicam et omnes illos qui habent illam aestimationem de illo quod est doctissimus (...) Cum
ergo sim ego pars republicae, licite possum dicere quod nihil scit." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 19.
269
"Tunc videtur quod non teneatur illud detegere, quia bona fide operata est non intendens nocere alicui." In
2a. 2ae., q. 62, a. 6, 16.
270
"Est periculosum quod aliquis pro illo parvo quaerat laudem, quia provocat homines ad male faciendum
vel ad hoc quod perseverent in rebus parvis." In 2a. 2ae., q. 132, a. 1, 5.
271
"Si honoremus aliquem ratione illius malitiae et vitii, esset peccatum mortale quia esset favere malo." In
2a. 2ae., q. 103, a. 1, 3.
272
"Uno modo, adulator contrariatur caritati ratione ipsius materiae, puta cum laudat peccatum alicujus
ratione peccati (quia si laudaret industriam et non factum et peccatum, el esfuerzo que tuvo en acometer a
cuatro, y no el hecho, non contrariaretur caritati, quia non laudat peccatum ratione peccati, id est inquantum
est peccatum); et tunc est peccatum mortale (...) Tertio modo adulatio contrariatur caritati per occasionem,
sicut cum laus adulatoris fit alteri occasio peccandi, et praeter adulatoris intentionem etc. Sit ergo prima
conclusio: quod in istis tribus casibus, adulatio est peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 115, a. 2, 1.
273
"Sic de un abogado trampista; honoratur ratione scientiae quam habet, et non ratione mali. Et hoc modo
quod aliquis honoretur non est peccatum." In 2a. 2ae., q. 103, a. 1, 3.
274
"Tertio dico, quod revera periculosum est ista laudare. Primo, quia est difficile distinguere intentionem,
quod scilicet iste laudet fortitudinem naturalem vel factum illud, quia ex fortitudine illa sequitur ille actus
malus. Item, quia dato iste habeat bonam intentionem, scilicet intendit solum laudare bonum naturale, scilicet
fortitudinem, tamen audientes non hoc intelligunt. Item, quia licet ex intentione non laudemus nisi quod est
bonum temporale et etiam prudentiam, tamen quia ista laus et favor est causa peccatorum et malorum, ideo
debemus abstinere. Quia si omnes vituperaremus istos qui aggrediuntur duella, et si esset infame apud
homines, scilicet vicisse et victum esse in duello vel vindicare injuriam, dar a otro una bofetada, et omnes
ista vituperarent, certe homines caverent ab istis. Sed quia omne tale laudatur, ideo illi volunt habere illam
gloriam, quod vicerint in duello, et sic committunt culpam." In 2a. 2ae., q. 132, a. 3, 2.
275
"Non enim res humanae possent sine juramento gubernari, cum sibi homines non se crederent ad invicem.
Ergo ad hoc necessarium est quod sit aliquid certum ad hoc quod sibi adinvicem credant. Hoc autem est
juramentum." In 2a. 2ae., q. 89, a. 2, único.
276
"Inter juramentum assertorium et promissorium haec est differentia, quod juramentum assertorium habet
unicam solum (sic) materiam praesentem veritatis et falsitatis, scilicet quod ita nunc sit sicut juratur; sed
juramentum promissorium habet duas materias veritatis et falsitatis, ut quod habeat qui jurat nunc
intentionem postea implendi quod jurat, et quod postea impleat." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 3.
277
"Requititur in juramento judicium, id est quod non fiat ex levitate animi, sed prudenter. Requiritur
secundo veritas, id est quod non fiat juramentum falsum. Requiritur tertio justitia, id est quod non fiat alicui
injuria aliqua, id est quod non fiat juramentum cum injuria et damno alterius nec sit de malo, que no jure de
hacer mal." In 2a. 2ae., q. 89, a. 3, único.
278
"... ita cum juramentum sit medicina inventa ad subveniendum defectui humano, hinc est quod non debet
adhiberi nisi tempore necessitatis, quia quod homini non credatur est in poenam peccati originalis, et ideo
solum opus est juramento quando necessarium est." In 2a. 2ae., q. 89, a. 5, 1.
279
"Ergo eodem modo [quam in omnibus aliis contractibus] juramentum promissorium factum sine
intentione se obligandi est obligatorium." In 2a. 2ae., q. 89, a. 6, 17.
280
Sobre el juramento con restricción mental (o sea, pronunciando las palabras sin intención de obligarse):
"Sed Cajetanus hic reprobat hoc. Et merito, quia est tollere finem juramenti (...) Certe esset fraus, quia si sic
liceret jurare, esset tollere fidem inter homines." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 16.
281
"Et si aliquis juravit se facere aliquod malum et turpe, como dar a otro de palos, non debet facere nec
tenetur, quia tale juramentum promissorium de malo non est obligatorium; sed nihilominus ille peccavit in
juramento facto." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 1.
282
"Et ideo non tenetur servare illud juramentum, quia fuit illicitum et contra bonum commune." In 2a. 2ae.,
q. 89, a. 7, 11.
283
"Dico probabiliter eodem modo, quod si certum est melius esse secluso juramento facere talem rem aut
non facere, tunc eodem modo juramentum non obligat in tali casu quando sic se averigua que es mejor no
hacer lo que juró. Ut juravit quis recedere a socio sine causa rationabili, et postea secluso juramento melius
esset ei cohabitare cum socio: tunc non obligat juramentum." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 7.
284
"Et dicit [sanctus Thomas] quod solum duobus modis possunt tales excusari a promissione: vel quia
promisit aliquid illicitum, vel quia facta est mutatio in re et conditiones personarum sunt mutatae." In 2a.
2ae., q. 89, a. 7, 15. Debe notarse que Vitoria no alude a que uno pueda irrespetar su promesa cuando juzgue
que las circunstancias ya no la hacen de su conveniencia (Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, XVIII, usando la
misma frase del Aquinate), sino que los involucrados en un juramento promisorio pueden sentirse de común
acuerdo liberados ante Dios si reconocen como mejor no cumplirlo, dadas las circunstancias.
285
"Nam si tale juramentum coactum non obligaret, jam latro nunquam dimitteret innocentem, etiam
volentem jurare, quia diceret latro: nolo quod jures, quia non obligaris per juramentum. Et ita innocentes non
possent liberare se quando capiuntur in bello; quia si non jurarent et tenerentur servare et implere juramenta
et capitula, certe non solverentur a vinculis in quibus habentur ab hostibus, et hoc esset in magnum
detrimentum innocentum. Juramentum ergo est inventum tamquam remedium ad firmandas lites et
contentiones inter homines. Est ergo tenendum quod juramenta etiam coacta, manent in suo vigore et
obligant, quia ita determinatum est in jure. Alias enim forte posset defendi oppositum et illud teneri." In 2a.
2ae., q. 89, a. 7, 9.
286
Sobre la situación del clero entre 1500 y 1531 en España y Francia, los dos países en que Vitoria vivió,
puede leerse Luis de Duego, La opción sacerdotal..., caps. 1 (España) y 3 (Francia).
287
Carta al Dr. Luis González, p. 41.
288
Carta al Dr. Luis González, p. 40.
289
"Ad hoc dico: primo, quod papa non est dominus beneficiorum, quidquid dicat Bartolus, sed solum est
dispensator et distributor eorum. Unde papa non potest pro libito suo decimas unius ecclesiae applicare alteri
ecclesiae vel alteri episcopatui. Non est dubium quin quisque ignarus aequitate naturalis dicet quod est
vituperabile et iniquum." In 2a. 2ae., q. 86, a. 1, 2.
Alude a Bártolo de Sassoferrato, Lucerna Iuris Civilis, †1357, comentarista del derecho romano y creador
del derecho nacional italiano, profesor en Bolonia, Pisa y Perusa. En sus obras intentó concordar el Corpus
Iuris Civilis con el derecho canónico.
290
"Otros, si les escarban tantico la conciencia, querrían ellos llevarse la hacienda, y los escrúpulos
echárnoslos a cuestas. Yo no querría que me cupiese parte de pagar lo que no como. Iterum dico que no sé,
que no lo entiendo." Carta al Dr. Luis González, p. 41.
291
"No podemos seguir la regla y sentencia de los santos [doctores], sin condenar manifiestamente a muchas
gentes y a la mayor parte de los prelados, que es cosa áspera. Y por tanto que [cual]quiera que yo diga en
este caso, siempre quiero dejar la puerta abierta, porque si algún día me pareciere otra cosa, la pueda decir,
sin que se tenga por contradicción." Parecer de pluraritate benficiorum, p. 43.
292
"Lo tercero digo, que es verdad, yo deseo que con autoridad de algunos de los mayores de nuestros
prelados, se hiciese sobre este artículo una junta de buenos letrados, y que allí se mirase lo que está escripto
por los libros doctos y de autoridad, y se diese una determinación cómo hemos de vivir, y que no fuese
estrecha, sino la más larga que se sufriese." Carta al Dr. Luis González, p. 41.
293
"Ansí que lo que está prohibido jure divino, parum refert que todo el mundo lo haga o diga lo contrario.
Aristótiles [sic] dice que regula virtutis est, non ut plures, sed ut sapientes diffinierit. Pésense los autores y
doctores de la una opinión y de la otra, y véanlo buenos hombres a quién se ha de dar más crédito." Carta al
Dr. Luis González, p. 42.
294
"... volenti non fit injuria (...) Sed clarum est quod in spiritualibus nullus potest facere injuriam et
damnum nisi volenti; nullus enim potest pati detrimentum spirituale si ipse non vult, quia omne peccatum est
voluntarium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 33.
"Homo est liber in spiritualibus. Patet, quia utitur caritate et aliis bonis spiritualibus quando
vult. Ergo operatur sibi et non aliis, sicut servus qui operatur alii. Praeterea, homo utitur
libere suis bonis spiritualibus et virtutibus: ergo ipse est dominus bonorum suorum
spiritualium et dominus proprietarius eorum, quia haec bona nunquam fuerunt
communia."296
La subjetualidad moral tiene su raíz en el dominio del hombre sobre sí, como
habíamos señalado más arriba. La tensión entre los dos rasgos antropológicos
fundamentales de la autoposesión y la socialidad es sin duda un tema central del
comentario De Iustitia. Quizás contra las corrientes iluministas de su tiempo, Vitoria
reafirma continuamente la consistencia antropológica de la autoposesión, que puede
superarse a sí misma en la caridad, pero que sólo debe entenderse rigurosamente limitada
por la justicia297 —y ni siquiera por el daño que pueda hacerse a otro, si ese daño no es
injusto sino que acontece en el ejercicio legítimo de un derecho propio⎯.298
La justicia consiste al fin en el respeto de la igualdad natural entre los hombres,299
que en ocasiones, cuando no está en peligro nada en la naturaleza de la persona sino sólo la
295
"... non tenetur quis ad restitutionem, etiam in casu quo quis mala intentione inducat alium, quia licet ibi
sit aliquid de involuntario, tamen voluntarie consentit et perseverat in illo damno et peccato, et gaudet in illo
(...) quia in potestate illius est si vult dimittere peccatum, quia consilium et monitio bona nihil prodest si ipse
sit obduratus in peccato." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 38.
296
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 50: "El hombre es libre en lo espiritual. Es patente, porque usa la caridad y los
demás bienes espirituales cuando quiere. Luego actúa para sí y no para otros como hace el siervo que actúa
para otro. Además, el hombre usa libremente sus bienes espirituales y virtudes: luego es señor de sus bienes
espirituales y propietario de ellos, porque estos bienes nunca fueron comunes." Consecuentemente, Vitoria
señala que el negarse a recibir el Evangelio no es un título legítimo para ocupar las tierras de los indios (éstos
simplemente ejercen con esa negativa su dominio espiritual): "Si barbari permittant christianos libere et sine
impedimento praedicare Evangelium, sive illi recipiant fidem sive non, non licet hac ratione intentare illis
bellum nec alias ocupare terras illorum." De Indis, I, 3, 10.
297
"... quia ego non teneor custodire et procurare jus alterius (...) quia ego utor jure meo, id est licet mihi
procurare bonum mihi mediis licitis, utputa precibus etc., nec facio illi injuriam per hoc quo do munera." In
2a. 2ae., q. 63, a. 2, 37.
298
"Quia quicumque utitur jure suo, non tenetur de damno quod pertinet ad alium, etiamsi faciat animo
nocendi vel quomodocumque faciat, dummodo non adsit injuria". In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 36.
299
La expresión "aequitas naturalis justitiae" se emplea con alguna frecuencia en el comentario. Por ejemplo,
en In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 3.
300
Así, a propósito del juego, típico problema universitario: "—O, dicetis quod est contra proximum, quia
qui ludit vult lucrari pecuniam ab illo, puta a Petro cum quo ludit. —Dico quod hoc nihil est, quia etiam
Petrus vult lucrari pecuniam ab illo, quia sicut unus lucratus est, ita et alius potuit lucrari." In 2a. 2ae., q. 62,
a. 8, 25.
301
"Praesumptio de se non est peccatum mortale, nisi sit cum detrimento et injuria aliorum." In 2a. 2ae., q.
130, a. 1, único.
302
"Appetere honorem et habere nolitionem proficiendi aliis, v. gr. aliquis desiderat esse cathedraticus, y
deséalo para ser honrado y no para aprovechar a otros, est malum. Appetere ergo sibi honorem cum
negatione ista, nolo aliis prodesse, est malum." In 2a. 2ae., q. 131, a. 1, único.
303
"Videtur quod sit mortale, quia est contra justitiam (...) Et hoc pensari oportet ex nocumento illato
proximo, quia generalis regula est quod omne peccatum quod est contra proximum, quia ei infert grave
nocumentum, illud est mortale." In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 4.
304
Puede distinguirse entre una "justicia general", que estriba en el ajustamiento de la acción humana a la ley
natural, y otra "especial", la virtud ad alterum que nos interesa aquí: "Justitia dupliciter capitur, non solum
apud philosophos et theologos, verum etiam apud vulgum. Uno modo valde generaliter, id est large ut
extendit se ad omnem virtutem, id est pro justitia quae est omnis virtus (...) Alio modo capitur justitia
particulariter prout dicit restitutionem in ordine ad alterum, prout distinguitur scilicet ab omnibus aliis
virtutibus." In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 5.
305
"... ad hoc quod sit injustitia oportet quod sit ad alterum, et non sufficit quod sit debitum." In 2a. 2ae., q.
59, a. 1, 2.
306
"... omne peccato est injustitia extrinsece, non tamen intrinsece, ita quod aliquis actus extrinsece potest
exspectare ad unam virtutem et intrinsece ad aliam (...) Eodem modo dico de vitiis". In 2a. 2ae.,q. 59, a. 1, 2.
307
Así, al tratar de quienes compran para vender luego más caro, aun si no hay daño para la república, el
primer juicio de Vitoria es: "haec negotiatio est valde periculosa, quia inducit homines ad cupiditates graves.
Semper enim tentatur a daemone ut optent temporis declivium et ut gaudent de jactura aliorum, huélganse
que el trigo se suba y no llueva." Y luego: "... potest esse peccatum mortale gravissimum, si mala intentione
faciat et si malum reipublicae exspectet, si desea que valga caro." In 2a. 2ae., q. 77, a. 5, 9.
Amistad y caridad
308
"Metaphorice et improprie loquendo justitia potest esse in ordine ad seipsum; et sic dicimus quod
appetitus noster est justus quando omnino subditur rationi." In 2a. 2ae., q. 58, a. 2, único.
309
"Quamvis quicumque appetitus insurgat, etiam cum volitione in voluntate, dummodo sit intra terminos
justitiae et non limites illius excedat, ita quod non concupiscat rem alienam animo capiendi illam injuste,
nunquam est peccatum nisi veniale; et sic ille appetitus non opponitur justitiae, quia justitiae non opponitur
nisi injustitia." In 2a. 2ae., q. 118, a. 3, 2.
310
"Et verum est quod probant argumenta Buridani et nominalium, scilicet quod virtutes sunt conexae et
quod mutuo se juvant, quia virtus justitiae juvat alias virtutes per modum imperii." In 2a. 2ae., q. 58, a. 4, 3.
Alude a Juan Buridano, †ca. 1358, filósofo francés discípulo de Ockham. Fue rector de la Universidad de
París durante más de veinte años. Comentó a Aristóteles, defendió la determinación de la voluntad a seguir lo
que la razón le presente como mejor, e hizo importantes aportes en lógica y física de los móviles.
311
"... diligere proximum est amare. Unde ille amor pertinet ad caritatem quae est amor. Sed reddere debitum
non est amare. Unde debet pertinere ad aliam virtutem, scilicet ad justitiam." In 2a. 2ae., q. 23, a. 5, único.
312
"Quidquid ex natura rei facit aliquid spirituale vel corporale in utilitatem proximi, illud est caritate." In 2a.
2ae., q. 184, a. 1, 4.
313
"Ergo amicitia est amor benevolentiae qua ego volo bonum alicui. Et ultra requiritur quod sit mutua
benevolentia, nam amor quem habeo ad inimicum non dicitur amor amicitiae. Tertio requiritur quod sit
communicatio quaedam bonorum; nam si ego volo bonum alicui, et econtra, et tamen non cognoscimus nos,
sed quia bene audimus apud nos invicem ideo nos diligimus, non dicitur amor amicitiae. Quarto requiritur
quod sit quaedam societas inter amicos. Istas conditiones probat Aristoteles in 8 Ethic." In 2a. 2ae., q. 23, a.
1, 1.
314
"Ad hoc Aristoteles 8 Ethic. et 9 egregie dicit quod amicus est proprium bonum amici." In 2a. 2ae., q. 23,
a. 1, 4.
315
"Et si constaret humana vita, et sibi sufficeret, tamen in solitudine non esset nisi iniocunda, et inamabilis
esse posset. Nihil enim natura solitarium amat, omnesque, ut ait Arist., natura ferimur ad communicationem.
«Si quis, inquit Cicero, in caelum ascendisset, naturamque mundi, atque syderum inspexisset pulchritudinem,
insuavis illi sine amico administratio foret.»" DPC, 4.
316
"Ita dicendum est de caritate, quod est amicitia hominis cum Deo, et ideo per eamdem diligit homo Deum
et proximum, et amat bona temporalia proximo." In 2a. 2ae., q. 25, a. 1, 1. Hay fundamento evangélico para
ello: "Dominus dicit: Quamdiu fecistis uni ex his fratribus meis minimis, mihi fecistis, Mt. XXV, 40; ergo si
quis peccat contra proximum, facit contra amicitiam Dei." In 1a. 2ae., q. 72, a. 5. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000,
f 125 r.
317
"Cum ergo amor ipsius voluntatis sit quoddam bonum, sequitur quod voluntas potest velle se amare. Jam
ergo habemus quod ipse amor voluntatis potest esse objectum ejus et amor potest amari. Et ratio est quia
voluntatis potentia potest reflecti supra suum actum (...) Et ex hoc sequitur quod iste motus complacet
amanti, et per consequens, cum homo per voluntatem in omne sibi complacens possit moveri, sequitur quod
potest amare amorem suum." In 2a. 2ae., q. 25, a. 2, único.
318
"Est ergo jam ex his conclusum quod ipsa dilectio caritatis potest diligi et amari. Utrum ergo possit amari
tamquam amicus, id est amore benevolentiae, vel an solum amore concupiscentiae, id est quod solum
velimus eam alteri? Et respondet sanctus Thomas quod caritati non volumus aliquod bonum, sed ipsa est
bonum quod volumus proximis. Ex toto ergo isto articulo solum habemus, quod inter bona quae volumus
proximis ex caritate, praecipuum est ipsa caritas." In 2a. 2ae., q. 25, a. 2, único.
319
"Amicabilia, inquit [Aristoteles], quae sunt ad alterum, sunt ex amicabilibus quae sunt ad nos." DH, 3.
320
"Et est notandum quod omnia praecepta Dei, scilicet non furtum facies, non occides, non moechaberis etc.
omnia reducuntur ad hoc: Diliges proximum tuum sicut teipsum, ut dixit Dominus in evangelio. Et ita omnia
illa ordinantur ad dilectionem Dei et ad utilitatem proximi." In 2a. 2ae., q. 100, a. 6, 6.
321
"Primo notandum est, quod hoc praeceptum de correctione fraterna non est primo et solum positum a
Christo, sed est praeceptum juris naturalis, sicut etiam praeceptum de caritate et eleemosyna." In 2a. 2ae., q.
33, a. 8, 2.
322
El precepto bajo el que cae la corrección fraterna, puede ser entendido por analogía al estado de
necesidad: la persona a la que vemos oportuno corregir está poniendo en peligro su vida espiritual. Se trata,
sin embargo, de una analogía débil, por razón de la diferente intervención de la voluntad ajena. No es lo
mismo encontrarse involuntariamente al borde de la muerte que estar a punto de cometer un pecado mortal,
lo que sólo puede ocurrir de manera voluntaria. Por eso la obligación de la corrección fraterna no es tan
categórica como la de asistencia en extrema necesidad física: "Secundo dico quod si aliquis de illis qui non
habent curam animarum, omittat correctionem timore mortis vel timore cadente in constantem virtutem et
virum, non peccat mortaliter, sed venialiter, etiamsi omittat cum probabilitate quam habet quod proderit, id
est cum probabilitate emendationis." In 2a. 2ae., q. 33, a. 2, 8.
323
"... quando quis habet probabilitatem, id est quando est tempus opportunum et spes quod homo proficiet
corrigendo fratrem, currit praeceptum de correctione fraterna. Patet, quia alias non diligeret fratrem." In 2a.
2ae., q. 33, a. 2, 8.
324
"... correctio ordinatur ad emmendationem, quae est finis ipsius correctionis. Ubi ergo finis non est
possibilis, scilicet emmendatio, non sunt apponenda media, scilicet correctio (...) dato quod ego non sim
certus, sed dubito an proficiet correctio, sed certus sum quod non nocebit, teneor corregire. Quia ego non
possum esse certus de correctione, satis est quod sim certus quod non nocebo." In 2a. 2ae., q. 33, a. 6, 2.
325
In 2a. 2ae., q. 33, a. 5, 3: "Debe ser sopesada en razón de toda la vida de este hombre".
326
"Et in cap. 4 [Aristoteles] dicit quod amicitia propter bonum utile aut delectabile non est amicitia, nisi de
per accidens, et quod facile dissolvitur. Praeterea dicit, quod senes non sunt apti ad amicitiam, quia quaerunt
bonum utile. Item in juvenibus hoc etiam contingit, quia (...) sequuntur passiones delectabiles, amicitia in eis
videtur esse propter bonum delectabile. Et in cap. 5 dicit quod perfecta amicitia est secundum virtutem. Item,
hujusmodi amicus vult bona amico propter illum, non propter bonum delectabile aut utile." In 2a. 2ae., q. 23,
a. 1, 3.
327
"Sed tamen dico quod non provenit ex intentione legislatoris quod lex obliget ad mortale aut ad veniale
(...) Certe provenit ex natura rei, ex objecto ipso (...) Si est contra caritatem Dei vel proximi, est mortale; si
non, est veniale. Dico ergo quod provenit ex parte materiae, quia aliter non potest judicari. Ut si lex humana
sit de re gravi, transgressio erit peccatum mortale; et si de levi, veniale." In 1a. 2ae., q. 96, a. 4, 5.
La distinción entre pecado mortal y venial, que en general hemos intentado evitar en el texto principal por
tratarse de categorías teológicas, alude a las consecuencias del pecado en el juicio divino tras la muerte.
Hemos preferido entonces emplear la expresión ‘pecado grave’, más cónsona con un desarrollo filosófico.
Sin embargo, es preciso notar un matiz importante, que obliga a introducir el concepto aquí: el pecado mortal
rompe alguna de las relaciones fundamentales constitutivas del hombre, con Dios o con los demás. Por eso
tiene repercusiones en la espiritualidad (y en la moralidad) de la persona de inmediato, y no sólo tras la
muerte. El pecado venial, por su parte, consiste en una contravención de lo que la razón o la ley
prescribirían, sin ese sentido de ruptura fundamental y deliberada de vínculos constitutivos: "... in lege
naturali et divina illud aestimatur mortale quod est contra honorem Dei, vel caritatem proximi, ut est
blasphemia, homicidium: id autem veniale, quod est difforme rationi et legi, non autem est contra honorem
Dei, aut proximi caritatem, ut verbum otiosum et alia id genus ..." DPC, 19. "Aliquando talis fictio potest
esse peccatum mortale, si sit contra Deum vel caritatem proximi." In 2a. 2ae., q. 111, a. 4, 1.
328
Que la caridad en un sentido analógico se aplica también a uno mismo puede verse en este pasaje: "Si
possum me defendere sine pernicie et nocumento invasoris, nec est necessaria mors mea ad aliquid bonum
virtutis, nec oritur aliud malum, non esset patientia, non est opus virtutis pati mortem, sed esset omissio et
defectus caritatis. Teneor me defendere ex caritate." In 2a. 2ae., q. 136, a. 4, 4. En la nota 50 puede
encontrarse una cita en que se habla de la caridad hacia el propio cuerpo.
329
"Et differentia est inter eam et alias virtutes, quia aliae non sunt de fine, et caritas sic, quia habet pro
objecto Deum. Ideo potest esse virtus sine aliis, sed aliae non sine illa." In 2a. 2ae., q. 23, a. 3, 2.
330
"Ordo autem dicit modum prioris et posterioris. Ergo ubi est aliquod principium, ibi est ordo." In 2a. 2ae.,
q. 26, a. 1, 1.
331
"Secundo dubitatur circa ly magis, quid significet. Quando dicimus quod Deus est magis diligendus, quid
est dicere magis? (...) Primo modo una dilectio potest esse perfectior quam alia ex parte objecti; dico ex parte
boni quod alteri volumus per dilectionem (...) Secundo modo una dilectio potest esse major et perfectior
quam alia appretiative, id est aestimative, ut abutuntur theologi, quia potius esset dicendum affective. Sed
loquendo more theologorum, tunc aliquis perfectius appretiative diligit unum quam alium quando, si
oporteret relinquere dilectionem alterius, potius relinqueret dilectionem istius quam illius (...) Tertio modo
una dilectio potest esse perfectior alia intensive sive gradualiter, id est quia est intensior." In 2a. 2ae., q. 26,
a. 2, 3.
332
"Mirum est, si iste parens dicat, quid ego faciam ad non peccandum venialiter in dilectione filiorum?
Certe hoc est clarum, quod non faciat aliquod prohibitum venialiter pro illis. Nam si dicatur illi: non tam
intense diliges, quid? Nescit ipse quem gradum intensionis habeat." In 2a. 2ae., q. 26, a. 2, 6.
333
"Ad hoc dico, tenendo partem affirmativam, quod hoc intelligitur quando non est necessitas extrema
aliorum, et ego sum in extrema necessitate, non debeo erogare aliis bona mea. Secus si omnes sumus in
extrema necessitate, quia tunc bene possem. Praeterea, quia sanctus Thomas ibi dicit quod qui de necessariis
ad vitam faceret eleemosynam, subtraheret sibi et suis vitam. Unde nos quoque dicimus quod si iste habeat
solum necessaria unde sustentetur ejus familia, non potest dare eleemosynam de illo. Sed si dando solus ipse
detrimentum patiatur, credo quod licet dare amico." In 2a. 2ae., q. 26, a. 4, 3. Como se nota en el pasaje,
Vitoria no habla de una obligación, pero sí de la posibilidad de preferir la vida del amigo a la propia. Al
tratar de si debe hacerse limosna abundantemente: "Sed hoc tamen est servandum, quod homo semper
retineat sibi necessaria ad sustentationem." In 2a. 2ae., q. 32, a. 10, único. Aunque la limosna es una obra de
caridad, no puede decirse propiamente que constituya una relación de amistad con las condiciones que
Aristóteles le había señalado.
334
"Sic ergo quando iste absolute praeponit bona sua et vitam caritati fratrum, ita quod ipse dicat: ego malo
vitam et bona quam salutem proximorum, est mortale." In 2a. 2ae., q. 33, a. 2, 8.
335
"Dubitatur tamen de eo qui solum habet pecuniam quam debet ratione mutui, vel ratione emptionis vel
venditionis: an possit facere eleemosynam. Dico quod ille non potest facere eleemosynam, et male facit qui
accipit. Ratio est quia illa pecunia computatur inter bona creditoris, ut dicit sanctus Thomas." In 2a. 2ae., q.
32, a. 7, 11.
336
"... debita sunt reddenda potius quam benefaciendum consanguineis, nisi egerent extreme." In 2a. 2ae., q.
26, a. 8, 4.
337
"Primum quod magis conjunctis potius est benefaciendum ceteris paribus." In 2a. 2ae., q. 26, a. 8, 4.
338
"Naturale est quod omne simile diligat sibi simile (...) ista similitudo est vinculum societatis. Eodem modo
inter consanguineos est similitudo, et ista facit quod se diligant, causat vincula quaedam." In 2a. 2ae., q. 26,
a. 8, 3.
339
"Sed ego probabiliter credo quod aliqua necessitas obligat nos respectu benefactoris quae non obligat
respectu extranei, id est in aliquo casu et etiam in multis ille qui accepit beneficium tenetur sub poena peccati
mortalis referre gratias benefactori in quo casu non tenetur respectu extranei nec inimici." In 2a. 2ae., q. 107,
a. 3, 3.
340
"Conclusio est quod semper parentes sunt praeferendi (...) Secunda exceptio est quando amicus est in
extrema necessitate, et parentes in gravi: potius subveniam amico." In 2a. 2ae., q. 26, a. 8, 4.
341
"Conclusio est quod semper parentes sunt praeferendi. Semper sumus obnoxii illis quam cuicumque
amico privato; nisi amicus esset persona publica, ut rex, ita quod vita ejus est proficua communitati, taliter
quod ex morte ejus veniret multum damnum reipublicae. Tunc potius subveniam illi quam parentibus. Secus
tamen non, si rex nullius utilitatis esset reipublicae." In 2a. 2ae., q. 26, a. 8, 4.
342
"Ubi enim amicus meus indigeret auxilio meo, vel obsequio in aegritudine, vel consilium meo in
conscientia, non dubito quin posset consulere illi cum quantocumque periculo meo. Quod si nihil essem
profuturus, profecto non videtur carere temeritate exponere me periculo gravi sine ullo fructu. Quamquam
hoc ipsum, scilicet amicitiam et fidem in amicis servare magnus fructus est." DH, 31.
343
"Secundo dico, quod in extrema necessitate tenemur diligere judaeos et omnem hominem. Si viderem eum
in flumine periclitantem, mortaliter peccarem si non subvenirem, cum possem." In 2a. 2ae., q. 25, a. 6, 2.
344
"Si subdito constat de iniustitia belli, non licet ei militare etiam de praecepto principis. Patet quia non licet
interficere innocentem in nullo caso quacumque auctoritate." DIB, IV, I, 7,
345
"Quicumque potest impedire periculum et damnum proximorum, tenetur, maxime ubi de causa mortis
agitur et maiorum malorum." DIB, IV, I, 6. El prójimo al que se refiere aquí es el inocente: "Unde si etiam
me praesente aliquis nocet innocenti, non debeo sustinere, sed impedire si possum. Aliquis infligit plagas
innocenti; et sum potentior quam ille: debeo impedire si possum, scilicet sine scandalo et majoribus malis."
In 2a. 2ae., q. 136, a. 4, 3.
346
"Ultimo dico quod omne aliud homicidium ex intentione est illo praecepto prohibitum, seu publicae, seu
privatae personae, praeterquam in casu praemisso, quando vita alicuius propter peccatus eius est perniciosa
reipublicae." DH, 21.
347
"In casu extremae necessitatis, licet sequatur aliquod scandalum, potest judex divites debito modo
compellere ad dandum eleemosynam." In 2a. 2ae., q. 118, a. 4, 3.
348
"... citra necessitatem non tenemur ad ordinem caritatis, saltim sub mortalis. In gratuitis non est sub
praecepto ordo caritatis." In 2a. 2ae., q. 26, a. 6, 2.
349
"Verum tamen respectu benefactoris non sic esset exspectandum, quia si benefactor graviter egeat, et
possum ei subvenire et non subvenio, facerem ei injuriam. Patet, quia ordo caritatis est in praecepto." In 2a.
2ae., q. 107, a. 3, 3. En otro lugar (In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 10), Vitoria duda de si en caso de extrema
necesidad el débito de caridad se convierte en uno de justicia, y por tanto obliga a restitución. Piensa que
pueden sostenerse tanto la afirmativa (contra la opinión común, basada en la idea de un débito pendiente que
no ha sido satisfecho), como la negativa (basada en la idea de dominio sobre los propios bienes que
permanece, pasado el tiempo de extrema necesidad del otro... ¡aunque sea por su muerte!). No resuelve entre
ambas posiciones.
La sociedad es, como se ha señalado arriba, una realidad necesaria por razón de la
misma naturaleza humana. El hombre existe como tal en virtud de la sociedad, en cuanto a
su supervivencia física, al desarrollo de su racionalidad y a su vida moral, estos tres
elementos en orden jerárquico ascendente. En la concepción aristotélica, que Vitoria sigue,
la sociedad no constituye meramente un instrumento para el desarrollo del individuo, sino
la única forma posible de realización humana: la socialidad tiene carácter esencial en el
hombre, y sus realizaciones históricas más acabadas (las comunidades perfectas)
posibilitan los modos más altos de vida buena. Como señala Naszályi: "La vida de los
individuos no se perfecciona mediante, sino en la Ciudad".352
Para el maestro de Salamanca hay un modelo de sociedad superior a las demás —
por ejemplo a la tribu— puesto que alcanza de manera más completa y segura los fines
antes mencionados en la solidaridad mutua.353 Se trata de la sociedad urbana354 mantenida
350
"Ita dico quod etsi non semper teneamur ad actus principales caritatis circa proximum, tamen ibi
includitur quod nunquam contra proximum aliquid faciamus quod sit contra istos actus principales." In 2a.
2ae., q. 36, a. 3, 4.
351
"Secundo, si avarus esset homo bonus et dignus, non licet dolere de bonis et prosperitate ejus, esset
mortale peccatum contra caritatem. Et ratio est, non quia est dignus, sed quia proximus. Sed per hoc quod est
indignus adhuc remanet proximus. Ergo est contra caritatem tristari de bono ejus quando est indignus." In 2a.
2ae., q. 36, a. 2, 5.
352
El Estado según Francisco de Vitoria, p. 39.
353
"Cum itaque humanae societates propter hunc finem constitutae sint, scilicet ut alter alterius onera
portaret, et inter omnes societates societas civilis ea sit in qua comodius homines necessitatibus subveniant,
sequitur communitatem esse (ut ita dixerim) naturalissimam communicationem naturae convenientissimam."
DPC, 4.
354
Vitoria considera moralmente más desarrollada a la vida urbana que a la rural, principalmente por las
posibilidades de desarrollo de la razón que ofrece la convivencia urbana, hasta el punto de identificar
instruído con civil: "Volo dicere quod prius quis, ceteris paribus, perveniet ad usum rationis si bene
instituatur et inter civiles homines quam apud rusticos." De eo ad quod..., I, 15. Explica así la cortedad
mental que, según sus noticias, exhiben algunos pueblos indígenas: "Unde quod videantur tam insensati et
hebetes, puto maxima ex parte venire ex mala et barbara educatione, cum etiam apud nos videamus multos
rusticorum parum differentes a brutis animantibus." De Indis, I, 1, 15.
355
"Est ergo perfecta communitas aut respublica quae est per se unum totum, in qua non est alterius
reipublicae pars, sed quae habet proprias leges, proprium concilium et proprios magistratus." DIB, II, 3. El
profesor de Salamanca no emplea la palabra 'soberanía' como un atributo de la república, pero puede
considerarse que el concepto correspondiente se encuentra en su obra. La república no sólo es perfecta en
cuanto al regirse sino también en cuanto al defenderse de agresiones extranjeras. Sin embargo, la sumisión a
la justicia, que supone solidaridad en el ius gentium con otras naciones, la posibilidad de una guerra justa en
caso de violación de ese derecho, y la interdependencia amistosa que Vitoria propone para las relaciones
internacionales, hacen que su concepto de soberanía posea un significado atenuado respecto a algunas
concepciones modernas (que remarcan la inexistencia de instancia superior de apelación y la independencia
completa como atributos de la plena soberanía nacional). Para evitar equívocos, hemos preferido no
emplearlo como concepto clave aunque algunos comentaristas sí lo hagan (por ejemplo, Naszályi, en El
Estado según Francisco de Vitoria, Menéndez-Reigada, en "El derecho de intervención según Vitoria", o
Fernández-Santamaría en The State, War and Peace).
Por otra parte, al declarar a la república como una sociedad perfecta en cuanto a lo temporal, Vitoria
rechazaba explícitamente el después llamado "agustinismo político", de gran influencia durante la Edad
Media y predominante en el Renacimiento español, que hacía depender la legitimidad de la potestad civil de
su vinculación con la eclesiástica. "Respublica temporalis est respublica perfecta et integra. Ergo non est
subiecta alicui extra se, alias non esset integra. Ergo potest sibi constituere principem nullo modo in
temporalibus alteri subiectum." DPE I, 6, 4.
La posibilidad de intervención del Pontífice en lo temporal es para el maestro de Salamanca sólo
excepcional, indirecta, adjetiva al poder espiritual y restringida a los cristianos. De ahí que la bula Inter
caetera de Alejandro VI (1493), por la que se concedían a españoles y portugueses áreas de soberanía en las
tierras por descubrir, careciera de todo valor de concesión territorial para Vitoria: "Papa non est dominus
orbis." DPE I, 6, 2. Se trata del segundo de los títulos ilegítimos en De Indis, correspondiente a la primera
razón que se comunicaba a los indios para su sometimiento a los españoles según el Requerimiento (1513)
redactado por Palacios Rubios (sobre el Requerimiento y su uso en las acciones contra los aztecas y los incas
puede verse Luciano Pereña, La idea de justicia..., caps. 2 a 4). La concepción restrictiva acerca del poder
temporal del Papa en De Indis y en De potestate ecclesiastica prior (donde llama aduladores del Pontífice a
quienes sostenían ese poder temporal, DPE I, 3, 2), valió a las Relecciones la inclusión en el Index Librorum
Prohibitorum en 1588, bajo el pontificado de Sixto V (gran hombre de Estado cuyo "programa político era
mantener a la Iglesia independiente de todo poder político para que pudiera ejercer una función dominante en
el mundo", al decir de la nada sospechosa Enciclopedia de la Religión Católica, tomo VI, p. 1396). Las
Relecciones salieron del Index inmediatamente después de la muerte del Papa en 1590, a pedido de los
cardenales de la Congregación del Indice, que no encontraban en ellas nada escandaloso (cfr. L. A. Getino,
El maestro fr. Francisco de Vitoria, pp. 236-237).
En el tema de la relación entre la potestad civil y la eclesiástica, por lo demás de gran importancia y muy
matizado dentro de la obra vitoriana, no hemos de entrar aquí en detalle. Puede leerse sobre él en: Mª
La potestad civil
Lourdes Redondo, Utopía vitoriana y realidad indiana; Emilio Naszályi, El Estado según Francisco de
Vitoria; Teófilo Urdánoz, "Introducciones" a las Relecciones Teológicas. La bula Inter caetera ha sido
reproducida por Antonio Carrión en "Los maestros Vitoria, Báñez...", pp. 54-56.
356
Vitoria considera los señoríos feudales como delegaciones del poder real, carentes por tanto de soberanía
propia (por ejemplo, incapaces para declarar legítimamente la guerra). Esta dependencia es explícitamente
afirmada en el Parecer sobre si los señores pueden vender o arrendar los oficios..., p. 203: "Cualquier señor
instituído por el rey de semejante señoría, duque, marqués o conde o cualquier otro señor de estado, ha de
considerar y tener delante de sus ojos cuando le dan el tal estado, que se pretende principalmente proveer con
su persona a la policía y dar su persona para el servicio della, y no la policía para servicio de su persona;
porque el rey, cuando da los tales oficios, los da en lugar y vez de la república, conforme a la orden de la ley
natural; y ninguna policía se dio a sí misma a algún príncipe o gobernador sino (...) para que el tal señor
principalmente mire el bien y el provecho della."
357
El primer título para la conquista de Indias que Vitoria considera ilegítimo es justamente el señorío del
Emperador sobre el mundo. Tentador título, podemos suponer, en un momento en que accidentalmente
coincidían en la misma persona los títulos de Emperador y Rey de Castilla. La discusión vitoriana no sólo
niega que tal señorío sea título legítimo sino también que exista: "Prima conclusio: Imperator non est
dominus totius orbis. Probatur, quia dominium non potest esse nisi de iure naturali vel divino vel humano;
sed nullo tali est dominus orbis; ergo." De Indis, I, 2, 2. Sigue una larga discusión refutando todos los títulos
de derecho natural, divino positivo y humano que podrían usarse para apoyar esa pretensión de dominio
sobre el orbe (pretensión semejante a la que Vitoria sí reconoce para el rey sobre su reino, como veremos).
358
A propósito del derecho de los hijos de los españoles en América a ser reconocidos como ciudadanos de
la ciudad en la que nacen: "Cum homo sit animal civile, talis natus in una civitate, non est civis alterius
civitatis. Si enim non esset civis illius, non esset civis alicuius civitatis, per quod impediretur a iure naturali
et gentium." De Indis, I, 3, 4.
359
"... patres spectat non solum dare substantiam sed et quae hominis sunt ut homo est, scilicet vitam
secundum rationem sive politicam." DM, I, 2. Tratando de la racionalidad de los indios recientemente
descubiertos, Vitoria emplea la vida política y económica como señal de racionalidad: "Patet, quia habent
ordinem aliquem in suis rebus, postquam habent civitates quae ordine constant, et habent matrimonia
distincta, magistratus, dominos, leges, opificia, commutationes, quae omnia requirunt usum rationis." De
Indis, I, 1, 15.
360
"Respondet sanctus Thomas quod seditio ex suo genere est peccatum mortale. Et probat, quia opponitur
seditio unitati multitudinis; quae unitas est tantum bonum quod sine eo civitas consistere non potest: ergo."
In 2a. 2ae., q. 42, a. 2, 1. "Secundo dico, quod etiam non sit praeceptum quod respublica habeat principem,
sed quia respublica habet ex se unitatem, quia homo est animal politicum et sociale, et dato quod ad
civitatem gubernandam non requiratur princeps, tamen oportet saltem quod sint aliqui praepositi et rectores
civitatum quibus incumbat de bono communi, sicut unicuique de proprio convenit. Nam alias impossibile
esset quod alii homines consisterent sine eo quod constituerint inter se aliquas personas quibus essent subditi
ad res justas agendas." In 2a. 2ae., q. 47, a. 10, 10.
Vitoria no utiliza la palabra 'Estado', pero el concepto correspondiente subyace sin duda a su comprensión de
la sociedad política y de la potestad civil. Señala Naszályi: "Por todo lo dicho podemos definir al Estado
según lo concibe Francisco de Vitoria, de esta manera: «Es una multitud de hombres reducida a una unidad
organizada por obra de un poder»". El Estado según Francisco de Vitoria, p. 96. Faltan sin embargo en esta
definición el elemento de finalidad ética y la razón formal de justicia, ambos esenciales en la concepción de
nuestro autor acerca del Estado. Naszályi los considera en otros lugares de su libro.
361
Castilla Urbano ha notado que Vitoria no distingue estrictamente entre el bien común en cuanto
comunidad de los bienes que los particulares persiguen, y el bien público, propio de la república como tal y
consistente principalmente en la seguridad, la paz, y la justicia que asegura las otras dos. El maestro de
Salamanca alude indistintamente con los términos ‘bonum commune’ o ‘bonum publicum’ a uno de los dos
conceptos, o a ambos en cuanto se encuentran imbricados en la realidad política. Cfr. El pensamiento de
Francisco de Vitoria, p. 118-119. Nosotros conservaremos la indistinción de Vitoria, que por lo general
trasluce con facilidad los conceptos subyacentes.
Detrás de esa indistinción se esconde, a nuestro entender, la idea de que el bien común es una composición
de los bienes particulares. Más que de su mera suma o agregación, se trata de su integración en el todo
orgánico de la comunidad política. Veamos el siguiente texto: "Ad hoc respondetur: potest aliquis bene se
habere in ordine ad bonum commune, et male in ordine ad se, negatur hoc, quia si est invidus, avarus, fur,
non se habet bene, quia bonum commune componitur ex bonis particularibus, sicut impossibile est facere
bonam domum ex malis partibus." In 1a. 2ae., q. 92, a. 1, 3. El bien particular (en este caso la virtud) forma
parte del bien público en cuanto deja de ser individual y pasa a ser relacional, a decirse de la persona
respecto de los demás, en la integración de la comunidad política. Entonces esa persona es ya algo más que
individuo y su bien algo más que un asunto privado. De manera análoga, los bienes característicamente
públicos, como la paz y la seguridad, poseen razón de bien en cuanto lo son para los particulares a través de
su integración política. Nos encontramos lejos entonces del totalitarismo, pues ¿qué sentido tendría una
"seguridad del Estado" al precio de la seguridad de los ciudadanos, si la razón de ser de la potestad civil está
en la realización de la plenitud terrena de la vida de esos ciudadanos? Puede decirse entonces que para
Vitoria el bien particular y el común son de órdenes distintos de una manera más semejante a como el
individuo es distinto del ciudadano, que a aquella otra en que el individuo es distinto del Estado. El bien
común consiste más en el del ciudadano en cuanto socialmente integrado, que en el del poder político
integrador. Lógicamente, ambos bienes deben ir ligados en la realidad (para ello la exigencia de justicia legal
a los ciudadanos y de justicia distributiva al poder del Estado), pero la prioridad de una o de otra perspectiva
hace la diferencia entre la concepción organicista tradicional de Vitoria, y la absolutista que emergía
históricamente en el siglo XVI.
362
DPC, 5: "Si todos fueran iguales y ninguno estuviera sujeto al poder, tendiendo cada uno por su privado
parecer a cosas diversas, necesariamente se desharían los negocios públicos; y la ciudad se disolvería si no
hubiese alguno que proveyese, cuidase de la comunidad y mirase por los intereses de todos."
363
"Habemus igitur finalem et potissimam causam potestatis civilis et saecularis utilitatem, imo potius
ingentem necessitatem, cui non nisi dii repugnant." DPC, 5. La alusión a los dioses proviene de Aristóteles,
Pol. 1253 a29.
364
"Patet ergo fontem et originem civitatum rerumque publicarum non inventum esse hominum, neque inter
artificiata numerandum, sed tanquam a natura profectum (...) idem omnino usus utilitasque est et publicae
potestatis et communitatis societatisque." DPC, 5.
365
"Quod si homines vel respublica non haberent potestatem a deo, sed ex condicto omnes convenirent, et
pro bono publico vellent potestatem contra se constituere, illa quidem esset ab hominibus (...) Non ita vero
est. Constituta est enim in republica, omnibus etiam civibus invitis, potestas seipsam administrandi, in quo
officio civiles reges constituti sunt." DPC, 9.
366
"Et Aristoteles dicit quod duplex est potestas: una familiaris, ut patris ad filios et viri ad uxorem, et haec
est naturalis; alia est civilis, quae licet a natura quidem habeat ortum, ut S. Thomas dicit: est enim homo
animal civile, non tamen a natura sed lege constituta est." De Indis, I, 2, 2.
367
Acerca de la constitución histórica de los Estados tras el diluvio, especula Vitoria: "... homines ex
consensu omnium potuerunt eligere principem..." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 21; "Unde (Gen,. 10) traditur quod
per pronepotes (sic) Noe divisae sunt nationes et regiones, sive in aliquibus regionibus primo coeperunt esse
domini per tyrannidem (...) sive convenientibus in unum aliquibus in unam rempublicam, ex consensu
communi constituerunt principem." De Indis, I, 2, 2.
368
"Efficientem vero causam huius potestatis ex dictis facile est intelligere. Si enim publicam potestatem
ostendimus constitutam iure naturali, ius autem Deum solum auctorem cognoscit, manifestum evadit
potestatem publicam a Deo esse, nec hominum condictione aut iure aliquo positivo contineri." DPC, 6.
El cuerpo social
369
DPE I, 5, 9: "Pues dado que no hubiera potestad espiritual alguna ni bienaventuranza sobrenatural, aún
habría algún orden en la república civil y alguna autoridad, como sucede en la naturaleza." Y continúa en el
mismo texto: "Et confirmatur, quia ex sententia meliorum philosophorum vir fortis deberet ponere vitam pro
republica, etiam si non esset aliqua felicitas post hanc vitam."
370
"Sic videmus quosdam inclinatos et affectos ad unum statum et officium magis quam ad aliud. Unde non
sunt omnes sartores, sastres, nec sutores. Certe mirabile est quod sint omnia officia necessaria reipublicae.
Hoc certe non est ex ordine reipublicae, sed ex providentia divina quae sic homines inclinavit. Nam certe si
hoc vellet facere rex per legem, pauci vellent esse." In 2a. 2ae., q. 180, a. 7, único.
371
"Sicut corpus hominum in sua integritate conservari non posset nisi esset aliqua vis ordinatrix quae
singula membra in usus aliorum membrorum, maxime in commodum totius hominis componeret. Sane ita in
civitate contingere necesse esset, si unusquisque pro suarum rerum utilitate esset, et unusquisque civis
publicum bonum negligeret." DPC, 5.
372
"Secundo dico, quod homo ex natura sua est animal politicum, est pars reipublicae, in qua est necessarium
quod sint aliqui superiores, sicut in corpore non omnes partes sunt aequales, quia respublica nullo modo
posset gubernari si non esset aliquis superior." In 2a. 2ae., q. 104, a. 1, 2.
373
"Quia cum respublica potestatem habeat in reipublicae partes, haec autem potestas per ipsam
multitudinem exerceri non potest (non enim commode posset leges condere atque edicta proponere, lites
dirimere et transgressores punire), necesse ergo fuit ut potestatis administratio alicui et aliquibus
commendaretur, qui huiusmodi curam gererent; et nihil refert, uni an pluribus commendetur." DPC, 8.
374
A propósito de la guerra, Vitoria introduce el concepto de "estado de necesidad" en el ámbito político. En
caso de negligencia o incapacidad de quien detenta la potestad civil, los particulares pueden responder a la
La constitución política
Más allá de esto, la igualdad natural entre los hombres impide declarar a tal o cual
persona con derecho natural para regir a los demás en la república.379 Ese derecho sólo
agresión con la guerra, declarar la cual corresponde en general a la potestad del príncipe: "Item etiam
necessitas hanc litentiam concedere posset. Si enim in eodem regno una civitas aliam oppugnaret vel aliquis
ex ducibus alium ducem et rex negligeret aut non auderet vindicare iniurias illatas, posset civitas aut dux qui
passus est iniuriam non solum se defendere sed etiam bellum inferre et animadvertere in hostes et
malefactores et etiam occidere, nisi defendere commode posset. Non enim hostes abstinerent se ab iniuria si
illi qui passi sunt iniuriam contentum essent solum defendendo se. Qua ratione conceditur etiam privato
homini quod possit vindicare inimicum, si aliter non patet ei via se defendendi ab iniuria." DIB, II, 3.
Obviamente aquí "civitas" no significa la totalidad de la república, sino cada población.
375
"Septimo dico quod ex intentione licitum est, stando in iure divino solum et naturali occidere hominem
nocivum reipublicae. Quia homo est membrum communitatis. Et ideo sicut licitum est abscindere membrum
corruptum et nocivum toti corpori, ita est licitum in iure divino et naturali hominem perniciosum et boni
communis corruptorem interficere." DH, 18.
376
"Quidquid homo est, est ipsius reipublicae, sicut pars sui est totius." DH, 22.
377
"Ergo aliquam auctoritatem habet respublica occidendi hominem quam non habet privatus homo." DPC,
7.
378
"Si enim homo cedere non potest iuri et facultati se defendendi, propriisque membris ex commodo suo
utendi, ergo nec etiam potestati, cum hoc illi naturali et divino iure competat. Itidem etiam respublica nullo
modo potest privari huiusmodi potestate tuendi se et administrandi adversus iniuriam et suorum et
exteriorum, quod sine publicis potestatibus facere non potest. Atque ita si cives omnes in hoc convenirent, ut
omnes has potestates amitterent, et ut nullis tenerentur legibus, nulli imperarent, pactum esset nullum et
invalidum, utpote contra ius naturale." DPC, 10.
379
"Nam cum de iure naturali et divino sit aliqua potestas gubernandi rempublicam, et sublato communi iure
positivo et humano, non sit major ratio ut potestas illa sit in uno quam in altero, necesse est ut ipsa
communitas sit sibi sufficiens et habeat potestatem gubernandi se. Si enim priusquam in civitatem homines
convenirent, nemo erat aliis superior, non est aliqua ratio cur in ipso coetu, seu conventu civili, quisque sibi
super alios potestatem vendicaret (sic)." DPC, 7.
380
"Causa vero materialis, in qua huius modi potestas residet iure naturali et divino, est ipsa respublica, cui
de se competit gubernare seipsam et administrare, et omnes potestas suas in commune bonum dirigere."
DPC, 7.
381
"Quaelibet enim respublica potest sibi constituere dominum, nec ad hoc esset necessarius consensus
omnium, sed videtur sufficere consensus maioris partis." De Indis, I, 3, 15.
382
"Si enim respublicam suam potestatem uni alicui mandare potest et hoc propter utilitatem reipublicae,
certum est non obstare dissensus unius aut paucorum, quominus ceteri providere possint bono reipublicae.
Alias non essent sufficienter consultum reipublicae, si consensus omnium exigeretur, cum ille in multitudine
aut vix aut nunquam contingat. Satis ergo est ut maior pars conveniat in unum, ut iure aliquid fiat. Item
probatur efficaciter. Quia duabus partibus dissentientibus, oportet ut praevaleat sententia alicuius partes
necessario. Postquam enim contradictoria volunt, et non debet praevalere sententia minoris partis, ergo
sequenda est sententia maioris partis." DPC, 14.
383
"Princeps non est nisi ex electione reipublicae. Ergo gerit vicem et auctoritatis illius. Immo iam ubi sunt
legitimi principes, tota auctoritas residet circa illos, nec sine illis aliquid publice aut bello aut pace geri
potest." DIB, II, 3. Y, por otra parte: "Omnis potestas civilis dependet a republica. Non habet princeps nec
potentes maiorem potestatem quam dedit eis respublica." In 2a. 2ae., q. 104, a. 5, 2.
Esta teoría se ha llamado "de la traslación del poder", translatio imperii. Vitoria seguramente la tomó de
Jacobo Almain, con importantes modificaciones. Sobre los antecedentes históricos de la teoría y el estado de
la discusión en el siglo XVI, puede verse Teófilo Urdánoz, Obras de Francisco de Vitoria, pp. 128 ss.
384
Vitoria considera que toda la república puede ser castigada por el pecado del rey, por ejemplo al insultar a
otra nación: "Quia postquam rex a republica constituitur, si quid ille insolenter committat, imputatur
reipublicae. Tenetur enim respublica non committere hanc potestatem nisi ei qui iuste exerceat et utatur
potestate, alias periculo se committit." DPC, 12.
385
"... in regio principatu, rex est non solum supra singulos, sed etiam supra totam rempublicam, id est etiam
supra omnes simul." DPC, 14.
386
DPC, 10: "El poder público es la facultad, autoridad o derecho de gobernar la sociedad civil." Que se trata
de un derecho subjetivo puede verse en el siguiente pasaje, sobre si los pueblos indígenas pueden deponer a
sus príncipes a favor de los españoles: "Item, cum illi haberent veros dominos et principes, non potest
populus sine alia rationabili causa accersere novos dominos quod est in detrimentum priorum." De Indis, I, 2,
23. El pasaje sigue negando que los príncipes indios puedan traspasar su poder, que depende de la república,
a los españoles, si no se dan todas las condiciones precisas para una elección legítima por parte del pueblo.
De esta manera queda claro que el príncipe no posee dominio sobre la potestad misma que le ha sido
encomendada, sino sólo sobre la república en virtud de ella. Lógicamente, ese dominio sobre la república no
ha de entenderse como una proprietas, sino en el otro sentido analógico que había señalado Santo Tomás:
"Tunc vero dominatur aliquis ut libero, quando dirigit ipsum ad proprium bonum eius qui dirigitur vel ad
bonum commune." Summa Theologiae, 1a., q. 96, a. 4, corpus. Cfr. Jaime Brufau, La noción analógica del
dominium..., p. 98. La diferencia entre dominio de propiedad y de jurisdicción es aplicada por Vitoria dentro
de su argumentación para negar los derechos del Emperador sobre los pueblos de Indias: "Secunda
conclusio: Dato quod Imperator esset dominus totius mundi, non ideo posset occupare provincias
barbarorum et constituere novos dominos et veteres deponere et vectigalia capere. Probatur, quia etiam qui
Imperatori tribuunt dominium orbis, non dicunt eum esse dominum per proprietatem, sed solum per
iurisdictionem, quod ius non se extendit ad hoc ut convertat provincias in suos usus aut donet pro suo arbitrio
oppida aut etiam praedia." De Indis, I, 2, 3.
387
"Quia cum eadem sit potestas, ut supra probatum est, sive in uno sive in pluribus sit, et tantum unimelius
sit subiici quam pluribus (tot enim sunt domini quot sunt superiores), ergo non est minor libertas ubi omnes
uni sunt subditi quam pluribus. Maxime cum ubi sunt plures dominantes, plures sunt qui potestatem ambiant,
et necesse est ut seditionibus et dissensionibus respublica saepe laboret propter illorum diversas sententias."
DPC, 11.
388
Tratando de la evolución política hacia una monarquía nacional con soberanía plena al final de la Edad
Media, dice Naszályi: "Toda la razón de ser de esta evolución se encuentra en que el Rey, que hasta ahora
fue sólo superior, pasa a ser supremo. Como esta evolución era impedida por los grandes, por el poder de la
nobleza y las ciudades, los Reyes procuraron debilitar este poder, acumulando derechos y privilegios sobre
los ciudadanos y el pueblo. Así marchan a un mismo compás el progreso real, el auge de la preponderancia
popular y la debilitación del poderío de la nobleza." El Estado según Francisco de Vitoria, pp. 59-60.
La constante preocupación de Vitoria por limitar éticamente el poder del príncipe (según la justicia),
impidiendo que se haga absoluto (pues no proviene directamente de Dios sino de la república), pero sin
debilitarlo (conservando su potestad plena), hace ver inadecuada la apreciación de Pagden y Lawrance, que
presentan a las relecciones de Vitoria como pertenecientes "to a long tradition of ritual legitimation which
the kings of Castile had, since the Middle Ages, regularly enacted when confronted by uncertain moral issues
(...) The task of its theologians [these of the Castilian crown] was to ensure that it acted, or was seen to act,
on all occasions in strict accordance with Christian ethico-political principles." "Introduction" a Vitoria,
Political Writings, pp. xvii-xviii. La imagen de Vitoria como poco menos que un teólogo cortesano,
encargado de legitimar las acciones de la monarquía, no coincide con los datos biográficos ni puede
sostenerse a partir de los textos, que en asuntos tan importantes como las guerras con los franceses y la
conquista de Indias critican la política imperial. Por el contrario, la independencia intelectual de nuestro
autor respecto al poder político cuya acción trataba de orientar, le causó algunos problemas con el rey, por
quien era ciertamente respetado (cfr. nota 3, cap. 4). Los datos disponibles sobre la relación entre Vitoria y
Carlos V pueden verse en L. A. Getino, El maestro fray Francisco de Vitoria. Por poner sólo un par de
ejemplos, no parece obsequiosa con el rey la siguiente frase, dicha al pasar en las lecciones: "Quaerimus
honores. Al rey don Hernando solamente le llamaban «vuestra merced»; ahora llaman «vuestra majestad» y
«divino César»; no falta sino decir que es Dios." In 2a. 2ae., q. 94, a. 4, único. Ni tampoco su protesta escrita
al Claustro, enviada desde su lecho de enfermo en 1543, por los gastos que la Universidad se aprestaba a
hacer para festejar la boda del príncipe Felipe que iba a celebrarse en Salamanca: "Yo no veo título por
donde, con buena conciencia, se pueda hacer tan gran gasto..." L. A. Getino, op. cit., p. 118. Por lo que hace
a las tesis que defendió Vitoria, es bien sabido que en De Indis negó el dominio del Emperador sobre el
mundo, poniendo así en duda la legitimidad moral de la conquista justamente a través de la crítica de uno de
los puntales sobre los que los juristas del Consejo de Indias (éstos sí a sueldo de Carlos V) pretendían asentar
esa legitimidad y tranquilizar la conciencia del rey. La valoración de Pagden y Lawrance en la obra
mencionada choca además con lo que el mismo Pagden había expresado unos años antes: "Cualquier
interpretación de los escritos de Vitoria y de sus sucesores que los considere (...) como meros intentos
escolásticos de legitimar la política expansionista de la corona (...) posiblemente no comprende el
planteamiento principal de sus argumentos." La caída del hombre natural, p. 98.
389
Para rechazar la tesis atribuida a Lutero de que la potestad espiritual está en todos los cristianos por igual:
"Qua vero ratione erit Ecclesia civitas, in qua nulli sint magistratus, nulli moderatores, et nullus ordo civium,
sed aequalitas vel confusio potius et turba pro suo cuiusque arbitrio et libidine agentium? Nec enim est
civitas, ut orator ait, quaecumque in unum locum quorumcumque hominum multitudo consistit." DPE II, 2,
1. Tras una exposición de los regímenes políticos según Aristóteles: "Tertia timocracia habet oppositam
democratiam, id est gubernatio populi, demos enim populus est, ubi ex aequo omnes conveniunt ad
gubernandum sine legibus et sine ratione (...) dicit Aristoteles quod optima est regnum, id est monarchia." In
1a. 2ae., q. 105, a. 1, único.
390
Maurice Barbier señala, a nuestro entender acertadamente, el contexto europeo en que se sitúa la
discusión vitoriana sobre el régimen político: "Vitoria fait sans doute allusion aux théories de Wiclef et de
Huss ainsi qu'à la conception de la démocratie radicale de Marsile de Padoue. Pour ces auteurs, seul l'État est
le sujet du pouvoir en vertu du droit naturel et divin et les rois ne reçoivent leur poivoir que par délégation du
Ius gentium
peuple, c'est-à-dire qu'ils le tiennent seulement des hommes et non de Dieu. Cependant, à l'époque de
Vitoria, le régime monarchique ne semble pas être mis sérieusement en question. Il est, au contraire, en train
de s'affermir dans les États modernes, comme la France, l'Anglaterre et l'Espagne, et il s'oriente même vers
un absolutisme fondé sur la conception de la monarchie de droit divin (conception que Vitoria ne partage
nullement)." M. Barbier, Leçon sur le pouvoir politique, p. 48, nota 50.
391
DPC, 14: "Desde el momento en que la república tiene derecho a administrarse a sí misma, lo que hace la
mayor parte lo hace toda ella. Por lo tanto, puede aceptar el régimen político que quisiera, aunque no sea el
mejor."
392
El primero de los títulos legítimos de la relección De Indis "quibus barbari venire potuerunt in dicionem
hispanorum", es el de "naturalis societatis et communicationis" establecido a partir de la igualdad natural de
derechos entre los hombres. Expresivamente, en la fundamentación de este título no se recurre nunca a
Aristóteles, mientras que se citan ocho distintos lugares del Corpus Iuris Civilis, de inspiración
principalmente estoica.
393
Franco Todescan, Lex, natura, beatitudo, p. 91, ha descrito así el momento y la intención del pensamiento
político vitoriano: "Il magisterio teologico del Vitoria segna un momento decisivo nello sviluppo della
cultura moderna (...) Le dificoltà non mancavano: se da un lato v'era il problema di sceverare, nel magma
incandescente della storia, un nuovo concetto di Stato qui ne riconoscesse, in modo adequato, l'indipendenza,
la sovranità, i diritti, dall'altro lato, per evitare i pericoli insiti nelle teorie individualistiche e volontaristiche,
bisognava porre i fondamenti di un diritto internazionale che, nel rispetto e nella tutela della persona umana,
riunesse gli Stati sovrani in una comunità non meramente contrattualistica, ma naturale e organica."
394
"Nec aut principes christiani saeculares aut ecclesiastici huiusmodi potestate et principatu privare possent
infideles, eo dumtaxat titulo quia infideles sunt, nisi ab eis alia iniuria profecta sit." DPC, 9.
395
"Imo cum una respublica sit pars totius orbis et maxime christiana provincia pars totius reipublicae, si
bellum utile sit uni provinciae, aut reipublicae, cum damno orbis aut christianitatis, puto eo ipso bellum esse
iniustum." DPC, 13. Para el conjunto de las naciones, el orbe, puede hablarse entonces de un bien propio,
que cada una de las repúblicas ha de anteponer al suyo propio. "He aquí cómo la naturaleza humana, en
cuanto aspira al Bien común temporal, sólo se revela íntegramente en la comunidad universal", señala Carlos
Ruiz del Castillo, "Las relaciones entre los derechos...", p. 41.
Pero hay una diferencia sensible entre el planteamiento vitoriano y las ideas medievales sobre la comunidad
universal: "El mundo de la Edad Media era ya un pluriverso, no un universo, pero ello aparecía a los ojos de
los pensadores como una impureza de la realidad, susceptible de ser superada o eliminada. Ante tal
concepción del mundo eran posibles unas ideas pacifistas, pero no la construcción teórica de un verdadero
Derecho Internacional." Adolfo Miaja, "De la existencia de una escuela...", p. 108. Justamente el abandono
del ideal imperial de unificación política de la Cristiandad (vinculado en último término a la pretensión de
unificar toda la humanidad en la fe cristiana, pretensión correlativa a su vez al orden cósmico de la lex
aeterna) hace posible que Vitoria reconozca a las naciones como realidades políticas enteramente legítimas,
y proponga la comunidad de ellas como nueva figura histórica de universalidad, donde el vínculo ya no es la
religión sino la racionalidad expresada en el ius gentium. Debe tenerse en cuenta que todavía en 1530 Carlos
V es coronado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por Clemente VII, y logra la unidad
europea para levantar el cerco del turco sobre Viena. Se trata del último gran acto imperial. En 1536
Francisco I de Francia firma alianza con Solimán el Magnífico. "Acaba de desaparecer el último vestigio de
unidad europea que la Edad Media había construído sobre el ecumenismo cristiano. El factor religioso era
definitivamente sacrificado al factor político. La concepción del Imperio cedía en realidad al Estado
nacional." (Luciano Pereña. "La tesis de la paz dinámica", p. 38). Vitoria percibe de inmediato este cambio
epocal. De Potestate Civili es leída a finales de 1528; en 1539 lo son De Indis y De Iure Belli, donde se
propone el ius gentium como base para la relación entre Estados soberanos y se desechan la pretensiones de
dominio imperial y papal sobre el mundo.
Una crítica acerca de hasta qué punto nuestro autor consiguió su propósito, puede leerse en Fernández-
Santamaría, The State, War and Peace, pp. 108-113. Realiza algunas observaciones pertinentes acerca de la
articulación entre ética y política en la propuesta vitoriana, particularmente la debilidad de que "while its
principles are solidly grounded and developed, the structure of those institutions capable of giving it both
meaning and reality is totally forgotten." Ibidem, p. 113. En realidad no totalmente, porque Vitoria señala la
guerra justa como institución para el mantenimiento del ius gentium: "Princeps non tantum habet
auctoritatem in suos sed etiam in extraneos, ad coercendum illos ut abstineant se ab iniuriis; et hoc iure
gentium et orbis totius auctoritate. Immo videtur quod etiam iure naturali, quia videtur quod aliter orbis stare
non posset nisi esset paenes aliquos vis et auctoritas deterrendi improbos ne bonis noceant". DIB, IV, 1, 5.
Además señaló las posibilidades del bloqueo económico y diplomático, y el arbitraje internacional (cfr.
Luciano Pereña, "La tesis de la paz dinámica", pp. 55-56). Con todo, un cuadro institucional insuficiente.
Por desgracia el grueso de la argumentación de Fernández-Santamaría gira en torno a que "that form of
justice which finds its ethos within the boundaries of the worldly orders must be subsumed under the aegis of
a larger whole ⎯justice in general sense⎯ in the same manner as the secular and international orders, the
rightful province of particular justice, are in ordinem the order of grace, general justice's domain". Ibidem, p.
110. La visión ahí contenida ignora las repetidas afirmaciones vitorianas acerca de la consistencia propia de
la vida moral como lugar de despliegue de la racionalidad humana. Dentro de este carácter racional de lo
moral (abierto a la trascendencia en diversas maneras, pero consistente en sí mismo), encuentra su lugar la
justicia general, que sin duda en Vitoria no pertenece al orden de la Gracia. Edificadas sobre tal base, la
mayoría de las críticas de Fernández-Santamaría no se hallan bien fundamentadas.
396
"Item, quia aliquando genus humanum habuit istam potestatem, scilicet eligendi monarcham, ut patet a
principio antequam fieret divisio, ergo et nunc potest. Cum enim illa potestas esset iuris naturalis, non
cessat." DPC, 14. Nótese que no se trata aquí de un planteamiento relacionado con la posible restitución del
Imperio. En primer lugar, se habla de todo el género humano y no sólo de la Cristiandad; además, no se
alude a ninguno de los argumentos tradicionales que legitimaban la existencia de un Emperador con poder
sobre todo el mundo (refutados en De Indis; cfr. nota 357); por último, el proceso mencionado de
constitución de esa potestad es el mismo de constitución de las monarquías nacionales, muy distinto al del
Imperio. Vitoria está hablando pues de la posibilidad de un gobierno global semejante a los gobiernos
nacionales que conoce.
Respecto al orbe como una república puede decirse, de la misma manera y por la misma razón que para los
Estados nacionales: "Ea autem quae necessaria sunt ad gubernationem et conservationem orbis, sunt de iure
naturali." DIB, IV, 1, 5.
397
"Neque licet uni regno nolle teneri jure gentium; est enim latum totius orbis auctoritate." DPC, 21. La
cuestión de si la universalidad del ius gentium ha de entenderse como la de un derecho regulador de
relaciones entre Estados nacionales (correspondiente entonces a la noción moderna de Derecho Internacional
Público), o primero y antes como un derecho de las relaciones entre personas que no pertenecen a la misma
comunidad política, ocupa un espacio importante en la bibliografía secundaria sobre Vitoria. En esa cuestión
se juega la paternidad del Derecho Internacional moderno, cerradamente disputada entre el burgalés,
Francisco Suárez y Hugo Grocio. Un recuento detallado de la polémica hasta 1961 puede verse en Rodríguez
Paniagua, "Estudio preliminar a La filosofía cristiana...", pp. 20 ss. Después esta discusión ha interesado
menos.
Por lo que hace al interés de nuestro trabajo, conviene únicamente asentar que atendiendo a aquello que
según Vitoria cae bajo el derecho de gentes, sin duda éste incluye: (i) Reglas referentes a las relaciones entre
Estados nacionales (como las correspondientes al derecho de guerra o de intervención); (ii) Otras normas
sobre las relaciones entre personas y Estados nacionales diferentes al propio (como el derecho de ocupación
de bienes libres o la libertad de comercio); (iii) Por último, derechos correspondientes a las relaciones
interpersonales, tomadas con o sin la presencia de Estados nacionales (como la propiedad privada). Si hay
que fijar postura en la polémica arriba mencionada, parece claro tanto que en Vitoria no se denomina ius
gentium a lo mismo que contemporáneamente llamamos Derecho Internacional Público, cuanto que nuestro
autor percibió a los Estados nacionales como sujetos de un Derecho Internacional avant la lettre. Que llegara
a distinguir a éste como un corpus legislativo de contornos definidos no parece fácil de sostener a partir de
los textos.
398
"Ius gentium non solum habet vim ex pacto et condicto inter homines, sed etiam habet vim legis. Habet
enim totus orbis, qui aliquo modo est una respublica, potestatem ferendi leges aequas et conveniens omnibus,
quales sunt in iure gentium." DPC, 21.
399
"Nota quod, si ius gentium derivatur sufficienter ex iure naturali, manifestam vim habet ad dandum ius et
obligandum. Et dato quod non semper derivetur ex iure naturali, sequi videtur consensus maioris partis totius
orbis, maxime pro bono communi omnium." De Indis, I, 3, 3.
400
Por ejemplo, al tratar del título del descubrimiento que se alegaba para legitimar la conquista de Indias:
"Et sic, licet iste titulus cum alio aliquid facere possit, tamen per se nihil juvat ad possessionem illorum, non
plus quam si ipsi invenirent nos." De Indis, I, 2, 10. O al tratar de las razones para declarar la guerra: "Item
principes infidelium non possunt bellum inferre christianis, dato quod sint adulteri aut fures. Ergo nec e
contrario. Probatur consequentia, quia quantum ad hoc non habent isti maiorem potestatem quam illi." FDT,
1.
Característico del enfoque vitoriano es haber transcrito la definición de ius gentium de Gayo: "quod vero
naturalis ratio inter omnes homines constituit" por "quod naturalis ratio inter omnes gentes constituit",
teniendo "gentes" el alcance de "omnes gentes et nationes" (In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 3). Con ello los estados
nacionales aparecen también como sujetos del derecho de gentes en sus relaciones mutuas. El orbe puede
entenderse así como una comunidad de naciones. En este sentido se dice que Vitoria fue el fundador del
moderno Derecho Internacional Público. El sentido romano de ius gentium, recogido en las Institutiones,
como conjunto de derechos de las personas en sus relaciones con pueblos extranjeros, se conserva también,
según vimos en la nota 397.
401
A propósito de las naciones indias, Vitoria afirma para su potestad política y para quienes la ejercen los
mismos derechos que para la potestad y los príncipes de las naciones cristianas. Así: poder sobre sus
súbditos, incluso los cristianos: "Infideles possunt habere tale dominium supra christianos, id est stando in
jure naturali, non perdit infidelis dominium suum propter infidelitatem, sed talibus tenetur christiani
obedire." In 2a. 2ae., q. 10, a. 10, 1; subjetualidad moral colectiva (posibilidad de sostener prácticas
consuetudinarias malas) siempre que no sea con grave injusticia para inocentes (cfr. nota 409); derecho a
tolerar conductas individuales contra el derecho natural: "Item unus princeps fideles non posset inferre
bellum alteri principi fideli quia permittat subditos suos esse cynedos. Ergo nec princeps fidelis infideli."
FDT, 1; y los derechos políticos del príncipe: a no ser destituido sin causa razonable (cfr. nota 386) y a ser
obedecido cuando promulgue leyes justas, aun siendo ilegítimos por su acceso al poder, si el pueblo los
acepta (cfr. nota 453). Y, por supuesto, el derecho a declarar la guerra para defenderse de una agresión
injusta.
402
"Hispani habent ius peregrinandi in illas provincias et illic degendi, sine aliquo tamen nocumento
barbarorum, nec possunt ab illis prohiberi." De Indis, I, 3, 1. La importancia concedida por Vitoria a este
derecho, en un contexto de incipiente establecimiento de fronteras nacionales, puede valorarse por el hecho
de que proporciona catorce razones a su favor.
403
"Licet hispanis negotiari apud illos, sine patriae tamen damno, puta importantes illuc merces, quibus illi
carent, et adducentes illinc vel aurum vel argentum vel alia quibus illi abundant. Nec principes eorum
possunt impedire subditos suos ne exerceant commercia cum hispanis nec e contrario hispanis cum illis." De
Indis, I, 3, 2.
404
"Si quae sunt apud barbaros communia, tam civibus quam hospitibus, non licet barbaris prohibere
hispanos a communicatione et participatione illorum." De Indis, I, 3, 3.
405
"Immo si aliquo hispano nascantur ibi liberi et vellent esse cives, non videtur quod possint prohiberi vel a
civitate vel a commodis aliorum civium. Dico ex parentibus habentibus illic domicilium." De Indis, I, 3, 4.
406
Vitoria desarrolló en De Iure Belli una teoría sobre el derecho de guerra, en la que no entraremos aquí en
detalle (justamente la guerra es una relación opuesta al acercamiento comercial). Según señala Carlo
Giancon, La Seconda Scolastica, p. 196: "Il Vitoria inserì il suo ensegnamento nella tradizione cattolica e
scolastica; ma con la sua intelligenza e perspicacia, sensibilissimo verso gli avvenimenti del suo tempo,
sviluppò le dottrine con grande equilibrio e con maggiore equità. A lui si deve l'impulso, che provocò tutta
una fioritura di trattati, intorno allo stesso argumento, per tutto il secolo XVI e l'inizio del seguente. Egli non
s'accontentò di discutere intorno a ciò che è giusto o ingiusto nella condotta della guerra, argomento che
divenne preponderante se non unico nei trattadisti non catolici a lui posteriori, ma affrontò in pieno il grave
problema delle cause giuste della guerra, confutando con ardimento e decisione alcuni pregiudizi sostenuti da
alcuni facili difensori dell'uso della forza."
407
"Si barbari vellent prohibere hispanos in supra dictis a jure gentium, puta vel commercio vel aliis, quae
dicta sunt, hispani primo debent ratione et suasionibus tollere scandalum et ostendere omni ratione se non
venire ad nocendum illis, sed pacifice velle hospitari et peregrinari sine aliquo incommodo illorum; et non
solum verbis, sed etiam re ostendere, iuxta illud: Omnia sapientes priu verbi experiri decet. Quod si reddita
ratione barbari nollent acquiescere, sed vellent vi agere, hispani possunt se defendere et omnia agere ad
securitatem suam convenientia quia vim vi repellere licet." De Indis, I, 3, 5.
408
En la relección De Indis I, 3, 14, se afirma como quinto título legítimo para la intervención española en
América la existencia de canibalismo "quia possunt defendere innocentes a morte iniusta". Y ello aunque las
víctimas potenciales acepten el orden de cosas que les amenaza, porque su dominio natural no llega hasta el
derecho de vida o muerte sobre sí y sobre sus hijos.
409
"Unde ratio quare barbari debellari possunt non est quia comedere carnes humanas aut sacrificare
homines sit contra legem naturae, sed quia inferunt iniurias hominibus." FDT, 8. Obviamente, Vitoria tiene
conciencia de lo que este permiso puede significar en el contexto de Estados nacionales siempre en busca de
motivos para legitimar su expansión. Por eso le pone límites morales: "Ergo in favore illorum qui oprimuntur
et patiuntur iniuriam, possunt hispani movere bellum (...) servato semper modo et ratione, et ultra procedatur
quam opus sit, et potius de proprio iure remittendo quam aliud invadendo, et semper omnia dirigendo magis
ad bonum barbarorum quam ad proprium quaestum." De Indis, I, 3, 11.
"Ego vero nego hominem inclinari ad diligendum se plus quam Deum, vel proprium bonum
plus quam commune. Sicut enim membrum plus inclinatur ad bonum totius quam ad
bonum propium, periclitatur enim manus pro salute totius; ita etiam ex naturali inclinatione
homo, quem Deus fecit partem reipublicae, natura inclinatur ad bonum publicum plus
410
En el Comentario a la Política de Aristóteles, liber 1, lectio 1, p. 571, se afirma el carácter naturalmente
político del hombre. A ese carácter le corresponde una tendencia natural a vivir en comunidad civil: "Agit
[Aristoteles] de institutione civitatis; concludens ex praemissis, quod in omnibus hominibus est quidam
naturalis impetus ad communitatem civitatis sicut et ad virtutes. Sed tamen, sicut virtutes acquiruntur per
exercitium humanum (...) ita civitates sunt institutae humana industria." Una vez establecida la ciudad, Santo
Tomás encuentra que el orden civil reduce al hombre a la justicia (por la coacción de la ley, podemos
suponer), pero no que la persona se incline por naturaleza a preferir el bien común al propio: "Sed homo
reducitur ad justitiam per ordinem civilem: quod patet ex hoc, quod eodem nomine apud graecos nominatur
ordo civilis communitatis, et judicium justitiae, scilicet diki. Unde manifestum est, quod ille qui civitatem
instituit, abstulit hominibus quod essent pessimi, et reduxit eos ad hoc quod essent optimi secundum
justitiam et virtutes." Idem. Sin embargo, la inclinación natural a preferir el bien común sobre el propio no se
niega; al contrario, el Aquinate está cerca lógicamente de la idea, si consideramos que "in terrena civitate pax
tollitur ex hoc quod cives singuli quae sua sunt quaerunt." Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 183, a. 2, ad 3.
Queda así salvada la entera bondad del hombre tal como fue creado por Dios. Pero
hacia 1536, seis años después de haber pronunciado esta relección, encontramos una
postura distinta en el maestro de Salamanca cuando comenta en el aula la 2a. 2ae. Allí, al
explicar por qué la justicia es una virtud radicada en la voluntad, se dice:
"Et quia justitia versatur circa alterum, et aliae virtutes non inclinant ad illud, ideo oportet
ponere in voluntate aliquem habitum justitiae ut per illum homo inclinetur et reddat
unicuique quod suum est. Quia justitia inclinat ad bonum alterius et ad faciendum
aequalitatem ad alterum, et ad hoc non inclinatur homo de per se, quia de per se ad bonum
proprium inclinatur. Unde sedatis omnibus passionibus, adhuc opus est justitia in voluntate
ad faciendum hanc inclinationem."412
La cita contradice abiertamente a la anterior, dando por evidente que el hombre por
sí se inclina más al bien propio que al de la sociedad en que vive (aunque sólo se habla en
la cita del bien "de otro", tratándose de la justicia y no de la caridad, la dimensión política
está conceptualmente incluida). Precisamente por eso resulta necesaria una virtud en la
voluntad para realizar aquello a lo que no nos inclinamos por nosotros mismos.413 Sin
embargo, en De Homicidio había considerado ya el hecho observable de la dificultad con
411
DH, 10: "Yo niego que el hombre esté inclinado a amarse a sí mismo más que a Dios, y al bien propio
más que al bien común. Porque así como un miembro busca más el bien común de todo el cuerpo que el
propio, y perece la mano por la salud de todo el cuerpo, así también el hombre, a quien Dios hizo parte de
una república, busca por inclinación natural el bien público más que el bien particular (...) No sería racional
que Dios negase al hombre la inclinación a su fin propio habiéndola concedido a los seres inanimados o a los
miembros del cuerpo."
412
In 2a. 2ae., q. 58, a. 4, 2: "Y puesto que la justicia se refiere a otro, y otras pasiones no inclinan a ello,
conviene poner en la voluntad algún hábito de justicia, para que por él se incline el hombre a dar a cada uno
lo suyo. Porque la justicia inclina al bien de los otros y a realizar la igualdad respecto al otro, y a ello no se
inclina el hombre por sí, puesto que por sí se inclina al bien propio. De donde, apaciguadas todas las
pasiones, es precisa la justicia en la voluntad para realizar esta inclinación." Repite la idea extensamente en
In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 6: "Circa aliquas materias voluntas est bene inclinata et non indiget virtute, ut circa
bonum proprium et proportionatum sibi. Quod dico propter beatitudinem, quia non est proportionata sibi, et
ideo circa illam non inclinatur sufficienter de se. Sed ad reddendum quod quis debet, et circa bonum quod est
alterius, ut ad bene faciendum, non est voluntas, id est homo sufficienter inclinatus, quia homo inclinatur ad
pecuniam; et ideo circa bonum alterius indiget homo propria virtute, ut justitia; etiamsi nullum sit
impedimentum [in appetitu sensitivo]." Tratando en otro lugar de si la liberalidad es parte de la justicia: "Sed
tota difficultas est ex parte appetitus sensitivi, quia cum liberalitas sit ad alterum, quamvis sint sedatae
passiones in appetitu, adhuc manet aliqua difficultas, quia non ita homo inclinatur ad benefaciendum alteri."
In 2a. 2ae., q. 117, a. 5, único.
413
La cuestión de si ese "por nosotros mismos" debe entenderse como equivalente a "por nuestra naturaleza",
es discutida en la nota 424 infra.
"Deus hominem creavit sine tali inclinatione mala. Creavit enim eum cum iustitia originali,
quae appetitum subiciebat rationi, et nullo modo inclinabat ad malum. Quod si postea sua
culpa incidit in hunc laborem, sibi potius quam divinae sapientiae imputandum est. Nec
plus sane quam si oculus sibi erueret, quos illi creator dedisset, conqueri de creatore suo
posset."417
414
"Error tamen iste emanavit, quod viderent hominem cum magna difficultate, aut vitam, aut bona
temporalia ponere pro Deo, aut pro bono publico. Quare ex hoc arguunt non inclinari naturaliter ad bonum
publicum." DH, 10.
415
"Sed hoc perinde est, ac si quis dicat hominem non amare propriam vitam plus quam unum membrum,
cum videant gravari nimis. Et cum magna molestia et difficultate secare aut urere membrum propter salutem
totius (...) Ita non statim, si quis aegre et moleste ferat aut vitam, aut fortunas perdere propter Deum, aut
propter bonum publicum, non inquam statim arguendum est hominem non plus naturaliter Deum aut
commune bonum diligere quam privatum." DH, 10.
416
"Difficultas autem provenit, tum ex appetitu, tum etiam quia licet plus inclinetur ad bonum totius, tamen
etiam inclinatur ad alia bona. Et sic patitur difficultatem, sicut de proiciente merces in mare." DH, 10.
417
DH, 8: "Dios no creó al hombre con esta mala inclinación, sino con la justicia original, la cual sujetaba el
apetito a la razón y de ninguna manera le inclinaba al mal. Y si por culpa suya dió en este extremo,
impúteselo a sí mismo y no a la divina Sabiduría. Sería lo mismo que uno se sacara los ojos que Dios le dió y
luego se quejara de El."
La opinión de Vitoria acerca del problema teológico de cómo puede el pecado original constituir pecado
actual fuera de nuestros primeros padres, ha sido discutida por L. B. Gillon, "La doctrina del pecado original
en Francisco de Vitoria".
418
Cfr. DH, 2.
419
Aplicado al dominio sobre las cosas: "Homo per peccatum non perdidit illud dominium, sed adhuc est
dominus omnium. Probatur, quia ut omnes dicunt, naturalia per peccatum non sunt amissa." In 2a. 2ae., q.
62, a. 1, 17.
420
Daniel Deckers, Gerechtigkeit und Recht. Particularmente las secciones 1.3 y 1.4, pp. 50-63.
421
Se trata de la cita de In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 6, que puede leerse en la nota 412, y de la siguiente, tomada
de In 2a. 2ae., q. 117, a. 2: "In primo argumento arguit sanctus Thomas: Habitus et virtutes distinguuntur per
objecta, sed pecunia est objectum etiam justitiae, quia justitia versatur circa pecuniam, id est circa omnem
rem quae aestimatur pecunia."
422
"Nos ergo amoliamur huiusmodi querelas de summo artifice ac conditore, credamusque naturam non nisi
ad bonum inclinare. Atque ideo omne quod est contrarium naturali inclinationi, esse malum.". DH, 10.
423
Francisco Castilla Urbano, El pensamiento de Francisco de Vitoria, pp. 61-65.
424
Señala Santo Tomás: "Actiones quae sunt hominis ad seipsum sufficienter rectificantur rectificatis
passionibus per alias virtutes morales. Sed actiones quae sunt ad alterum indigent speciali rectificatione, non
solum per comparationem ad agentem, sed etiam per comparationem ad eum ad quem sunt. Et ideo circa eas
est specialis virtus, quae est iustitia" Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 58, a. 2, ad 4. La explicación de Santo
Tomás para la dificultad de esa rectificación es expuesta en 1a. 2ae., q. 85, a. 1, corpus. Distingue allí tres
tipos de bienes que correspondían a la naturaleza humana como fue creada por Dios: (i) "ipsa principia
naturae, ex quibus natura constituitur, et proprietates ex his causatae"; (ii) "inclinatio ad virtutem"; (iii)
"donum originalis iustitiae". Tras el pecado original: "Primum igitur bonum naturae nec tollitur nec
diminuitur per peccatum. Tertio vero bonum naturae totaliter est ablatum per peccatum primi parentis. Sed
medium bonum naturae, scilicet ipsa naturalis inclinatio ad virtutem, diminuitur per peccatum. Per actus
enim humanos fit quaedam inclinatio ad similes actus (...) Unde cum peccatum sit contrarium virtuti, ex hoc
ipso est quod homo peccat, diminuitur bonum naturae quod est inclinatio ad virtutem." En el artículo
siguiente, Santo Tomás explica que ese disminuirse de la inclinación a la virtud no se halla en su raíz, que es
la racionalidad humana, sino en su término, al verse obstaculizada para alcanzar la virtud por el desorden que
el pecado introdujo.
Explica así Vitoria: "Unde opinio sancti Thomae consistit in hoc, quod duplex operatio humana reperitur.
Una quae est circa bonum alterius; et quia ad hoc non inclinatur homo de se, nam difficile est quod homo
reddat debitum alteri, ideo oportet ponere in voluntate aliquam virtutem, scilicet justitiam quae versatur circa
hoc quod est ponere rectitudinem circa illa. Alia est operatio humana quae est ad sumendum sibi necessaria.
Circa ista non oportet ponere virtutem in voluntate, sed satis est ponere illam ad tollendum impedimenta, id
est passiones quae solent facere illas operationes difficiles. Tertio dico, quod actiones materiae fortitudinis
tribuuntur fortitudini quia fortitudo rectificat suas actiones. Licet aliter quam justitia, quia justitia immediate
rectificat suos actus in se, fortitudo vero et temperantia non rectificant illos in se, sed mediate tollendo
impedimenta appetitus sensitivi." In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 8.
Si confrontamos la explicación vitoriana con la posición de Santo Tomás, que está comentando, hemos de
concluir que la expresión 'ad hoc non inclinatur homo de se' no equivale a 'ad hoc non inclinatur homo
naturaliter', sino que el 'de se' aquí presupone ya el pecado original. En efecto, el Angélico claramente indica
cómo el pecado original disminuye la inclinación natural a la virtud, dificultando el rectificar los actos en
orden a otros. Cuando Vitoria expone la posición de Aquinate le atribuye que el hombre "de se" no se inclina
al bien del otro. "De se", entonces, no puede significar "antes del pecado original". Se resuelve así el
problema planteado por la cita correspondiente a la nota 412 supra, donde el maestro de Salamanca sostiene:
"homo ... de per se ad bonum proprium inclinatur".
425
"Contra illum [Gregorium Ariminensis] ponam propositiones ex sententia D. Thomae. Prima propositio
sit: propter peccatum primi parentis nulla qualitas positiva est superaddita naturae humanae, quam homo non
haberet in puris naturalibus. Probatur clare, quia propter peccatum Adae non fuit laesus nisi in gratuitis, non
in naturalibus et S. Thomas saepe repetit hoc in ista materia et II Sent., d. 30, a. 1: nulla differentia est alia
sicut inter nudum et expoliatum." In 1a. 2ae., q. 82, a. 3. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f 150r.
426
La relación exacta entre la naturaleza caída y la anterior a la caída, es tomada por Vitoria de Cayetano
(con una simplificación fuera de nuestro interés aquí; cfr. F. Stegmüller, Francisco de Vitoria y la doctrina
de la Gracia..., pp. 98 ss.): "Differentia est haec [inter naturam in sua natura considerata, i. e. in suis
naturalibus sine gratia et sine peccato, et naturam lapsam post peccatum], ut dicit eleganter Caietanus, qualis
est inter hominem nudum et hominem spoliatum. Capiatis unum hominem in puris naturalibus et Adam post
peccatum. Alter est nudus et semper ita fuit, et alter spoliatus. Unde nulla est differentia positiva.
Ex isto dicto infert Caietanus tria. Primum est, quod natura lapsa in quantum lapsa non est magis laesa in
naturalibus, quam sit natura considerata aut creata in puris naturalibus. Probat hoc et declarat, quia natura
lapsa non est privata aliquo naturali, sed ablatum est impedimentum quoddam quod impediebat defectus.
Invenitur repugnantiam inter rationem et sensualitatem et libertas ad malum. Erat ergo iustitia originalis,
quae impediebat repugnantiam inter carnem et spiritum et prontitudinem ad malum (...) Ita ablata est iustitia
originalis et remansit natura in suis naturalibus.
(...) Tertium dictum eius est, quod sola differentia est inter hominem in puris naturalibus et hominem post
peccatum, quod defectus illius non dicerentur poenae sed conditiones naturales. " In 1a. 2ae., q. 109, a. 1. F.
Stegmüller, Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., pp. 326-327 (ms. O 185v).
427
La construcción conceptual de un estado de naturaleza pura por parte de Cayetano ha sido señalada como
una ruptura teórica en la moral tomista, por separación del fin natural y el sobrenatural en el hombre. Esta
ruptura abrirá el camino a la ética racionalista ilustrada de la ley natural. Puede leerse sobre el punto en
Franco Todescan, Lex, natura, beatitudo, pp. 39 ss. Para este autor resulta claro que Vitoria no constituye un
paso más en esta ruptura, sino al revés, una respuesta a ella desde la tradición tomista: "L' appetito naturale
della visio Dei, che egli [il Vitoria] difende contro il Gaetano, non ha le stesse caratteristiche di quello di
Scoto. Per il Doctor Subtilis esso è essenzialmente un pondus naturae, diretto al bene in particulari, e che
non oltrepassa le soglie della vita consciente; per Vitoria invece si tratta de un appetito imposto dalla natura
stessa ('excitatus ab ipsa natura'), ma con molteplici manifestazioni conscienti, come il desiderio elicito del
bene in generali o l'insoddisfazione costante di fronte ai beni terreni. È un appetito che non esige di giungere
al suo termine, ma che nel suo tendere non è vano, perché gli basta tendere naturalmente ad esso e che egli
sia possible conseguirlo in qualche modo: naturale o soprannaturale (...) [Vitoria] ribadisce con forza che egli
non ha mai negato che il desiderio di vedere Dio sia naturale; quel che ha negato è che questo appetito possa
saziarsi naturalmente e, in questo senso, che Dio sia il fine 'naturale' dell'uomo." Ibidem, pp. 47-48. La
discusión de este complejo problema de antropología teológica no corresponde hacerla aquí. Sin embargo,
debemos anotar que determinados pasajes de Vitoria dificultan sostener la tesis de Todescan. Por ejemplo:
"Quarto respondeo quod homo dupliciter consideratur. Uno modo in suis naturalibus sine dono aliquo
supernaturali. Et isto modo homo naturaliter non desiderat videre Deum. Alio modo consideratur cum
doctrina et virtutibus infusis. Et isto modo concedo quod naturaliter homo intenditur ad desiderandam
gloriam." En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 51. Aquí contradice Vitoria al Angélico, que había
sostenido: "Substantia igitur intellectualis tendit in divinam cognitionem sicut in ultimum finem". Contra
Gentiles, III, 25.
En todo caso, aunque lo acepte de Cayetano, el dominico burgalés no se apoya mayormente en el concepto
de estado de naturaleza pura para construir su ética.
428
"[Peccatum originale] non supponit pro aggregato, sed solum pro privatione, sed de materiali exigit
conscupitentiam et fomitem, quia iustitia originalis faciebat compositionem potentiarum et peccatum
originale totum oppositum." In 1a. 2ae., q. 82, a. 3. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f 150v.
429
"... voluntas non inclinatur ad legem naturalem. Stat enim quod inclinetur in contrarium. Ergo lex
naturalis non est in voluntate, sed in ratione et lumine ejus." In 1a. 2ae., q. 90, a. 1, único.
430
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 17: "... tras el pecado, como el hombre se inclinara más a lo propio que a lo común
..."
431
Cfr. nota 417 y la cita correspondiente en el texto principal.
432
"Circa secundum argumentum ponit sanctus Thomas differentiam inter hominem in statu innocentiae et
hominem in statu naturae lapsae, et quaerit quare datum est Adae quod posset perseverare in illo statu sine
speciali auxilio Dei, non tamen nobis pro hoc statu. Respondet quod differentia hujus est quia Adam per
justitiam originalem et gratiam et virtutes poterat in bono perseverare sine speciali auxilio Dei, et cecidit ex
levitate; sed homo non sic potest perseverare in bono. Ratio est quia Adam habebat sedatas passiones
interiores, quae proveniunt ex parte appetitus sensitivi. Non erat difficilius Adae agere bene per mille annos,
quam per unum diem. Nos tamen non sic habemus sedatas passiones, nec agere possumus. Item, quia
habemus impedimenta ab extrinseco, ut amicos et consanguineos, non tamen Adam, et ideo ille pro illo statu
poterat sine auxilio speciali perseverare, sed non homo pro isto." In 2a. 2ae., q. 137, a. 2, único.
433
En las lecciones se encuentra también la negación de que el hombre pueda estar inclinado al mal, en un
lugar posterior al comentario a la q. 58, que versa específicamente sobre las riquezas: "Inclinatio naturalis est
a Deo qui non est auctor mali; et tamen inclinatio naturalis est adquirere divitias, sicut inclinatio naturalis est
scire, immo plures appetunt divitias quam scientiam: videtur ergo quod cum sit a Deo ista inclinatio
naturalis, quod non sit peccatum appetere divitias. Respondet quod absoluta inclinatio hominis inquantum est
homo non est appetitus, sed est regulanda secundum rationem, et ista bona est. Alia est inclinatio secundum
appetitum sensitivum. Et dico quod Deus quando creavit hominem, non dedit illi talem inclinationem ad
malum, sed post peccatum habuit illam." In 2a. 2ae., q. 118, a. 1, 5.
Por lo dicho arriba, es indudable que Vitoria considera a la república una realidad
con consistencia antropológica propia, y no sólo una mera agrupación de individuos, por
ejemplo en virtud de un pacto. La inserción de cada persona dentro de la república da la
clave para comprender la relación entre la moral y esta realización necesaria de la
socialidad. La condición política no es un añadido, sino la expresión más plena de la
socialidad natural humana, tanto así que aun cuando, según vimos, muchas personas
tienden a anteponer su bien al de los demás, razonablemente han de postponerlo al bien de
la comunidad, incluso si éste último se encuentra en la jerarquía que detectábamos por
debajo del bien particular en cuestión.436 Actos que en otra ocasión serían pecado muy
grave, como inferirse la muerte437 o vender trigo barato para bajar su precio,438 cambian de
calificación moral si se hacen para bien de la república. El bien o el mal de la república se
convierten así para Vitoria en criterio importante de moralidad,439 que en algún caso
autoriza incluso la muerte del inocente a sabiendas,440 la renuncia a restablecer la igualdad
que la justicia exigiría,441 o el hacer excepciones a la ley.442
434
"Est autem notandum quod licet pro statu inocentiae non fuisset aliquod dominium et praelatio coerciva
aut coactiva (...) fuisset tamen potestas directiva et gubernativa (...) ita praepositi ad dirigendum in agendis.
Alias fuisset rerum confusio et inordinatio deformis, si quilibet pro arbitrio suo diversis moribus viveret
etiam si omnes recte viverent (...) Nullo modo igitur est dubitandum quin si status innocentiae perseverasset,
fuissent constitutiones et inordinationes (...) ad vitam civilem." DPE I, 4, 1.
435
"Potuit ergo Deus (...) sine ullo ordine principum et subiectorum praelatorum et inferiorum omnia quidem
gubernare, administrare, et sine ulla etiam, si ita voluisset, iactura rerum creatarum. Sed profecto hoc non
erat consentaneum tantae sapientiae et infinitae providentiae, sed potius ita componere ut orbis non rerum
cumulus forte iacentium deforme spectaculum redderetur." DPE I, 1, 12.
436
"Aliquis tenetur ponere vitam pro bonis temporalibus communibus, quia bona communia pretiosora sunt
quam vitam cujusdam hominis particularis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 15.
437
"Et sic de Eleazaro et de quolibet qui pro republica se interfecit, est excusandus." In 2a. 2ae., q. 64, a. 5,
13.
438
"Respondetur quod si faciat bona fide, id est intentione bona proficiendi reipublicae et propter bonum
communem multorum, non solum non peccat, sed [est] magna caritas et opus maxime meritorium." In 2a.
2ae., q. 72, a. 5, 10.
439
"In bello iusto licet omnia facere quae necessaria sunt ad bonum publicum et ad defensionem boni
publici." DIB, IV, 1.
440
A la cuestión sobre si es lícito en la guerra matar a los inocentes, responde por dos proposiciones: "Prima
propositio: Nunquam licet per se et ex intentione interficere innocentem (...) Secunda propositio: Per
accidens autem etiam scienter aliquando licet interficere innocentes, puta cum oppugnatur arx et civitas iuste,
in qua tamen constat esse multos innocentes nec possunt machinae solvi vel alia tela vel ignis aedificiis
"Nec enim tota administratio civilis satis est ad constituendum hominem in statu salutis
aeternae, nec sufficit moralis aut civilis virtus et bonitas ad vitam aeternam, cum, ut reliqua
omittamus, necessaria est fides."444
subici quin etiam opprimantur innocentes sicut nocentes. Probatur quia alias non posset geri bellum contra
ipsos nocentes et frustaretur iustitia bellantium."
En otro lugar se va más allá, proponiendo que la ley se ha de obedecer incluso con sacrificio de la vida del
súbdito: "Sicut ergo manus est bonum totius hominis, et totus homo potest exponere manum ad
conservationem capitis vel totius quando expedit pro salute totius, et manus non est magis membrum totius
quam homo sit membrum reipublicae, ita ergo respublica poterit exponere hominem tamquam membrum pro
salute totius reipublicae; nam potest respublica ponere vitam innocentis pro salute reipublicae si ita expedit.
Si ergo ita est, cum rex habeat auctoritatem reipublicae, sequitur quod si expediat saluti reipublicae, poterit
condere leges quae obligent, etiam non obstante morte." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 8. Lógicamente, ello tiene
un límite, ya que una ley puede hacerse irracional por razón de la pena que impone o los sacrificios a los que
obliga a los ciudadanos (cfr. nota 584 infra).
Lo que no cabe en ningún caso es la muerte del inocente fuera de una razón de justicia (como la que proveen
la guerra o la ley justas). A la cuestión acerca de si a petición del turco puede matarse a un inocente para
salvar a la Cristiandad de una invasión, tras exponer extensamente como razón a favor la subordinación de la
parte al todo, concluye: "Ad hoc absolute respondeo, quod nullo modo licet innocentem occidere, nec
invitum nec volentem. ⎯Sed contra, quia vita hujus innocentis est necessaria ad salutem reipublicae.
⎯Nego illud, quia illud est ex malitia alterius, scilicet turcae. Secundo dico, dato concedamus quod sit
necessaria vita illius, tamen non licet illum interficere. Non enim est medium necessarium quod isti
interficiant illum, quia de se est malum; et non sunt facienda mala ut inde veniant bona (...) Unde dico ad
argumenta quod non est necessarium, quia essemus lictores turcae si innocentem interficeremus, et male
faceremus (...) Et ad illud de membro respectu corporis, dico quod non est simile, quia membrum non potest
pati injuriam, cum non habeat bonum proprium ad quod habeat jus. Sed homo potest pati injuriam, habet
enim homo bonum proprium ad quod habet jus. Et sic dico quod bene licet abscindere manum, quia illa non
de se patitur, sed homo, et quia illa est membrum et bonum dumtaxat hominis, et non suiipsius. Sed innocens
est bonum suiipsius et ipse dumtaxat patitur, et ideo non licet illum occidere." In 2a. 2ae., q. 64, a. 6, 2. Con
ello se pone en la justicia un límite radical a la razón de Estado.
441
"Nullum bellum est iustum si constat geri maiori malo reipublicae quam bono et utilitate, quantumvis
aliunde supetant tituli et rationes ad bellum iustum." DPC, 13.
442
"Aristoteles dicit VII Ethicorum: «Necesse est in principe epieikeia esse, sive aequitatem, cuius officium
est in casibus, ubi tenor legis vergit in detrimentum reipublicae, discedere a verbis legis.»" DPPC, 3.
443
"Homo quidquid est, non solum quantum ad bona fortunae, sed etiam naturae, est bonum reipublicae." In
2a. 2ae., q. 125, a. 4, 8.
444
DPE I, 1, 13: "No basta el gobierno civil para llevar al hombre a la eterna salvación; ni son suficientes la
virtud moral o civil ni la bondad para la vida eterna; pues, aparte de otras cosas, es necesaria la fe."
Por esta razón, lo que se puede hacer por la conservación de la república tiene un
límite en aquello que constituye moralmente al hombre mismo. La acción mala por preferir
un bien menor a otro mayor, puede en ciertos casos ser hecha buena en virtud de un objeto
mejor, como la preservación de la república. Pero lo que es intrínsecamente malo,
atentatorio contra los principios antropológicos de la socialidad por ejemplo,448 sólo puede
realizarse por dispensa divina explícita, y en ningún caso persiguiendo bienes mayores,449
445
Sigue en ello Vitoria a Santo Tomás: "Homo non ordinatur ad communitatem politicam secundum se
totum, et secundum omnia sua; et ideo non oportet quod quilibet actus eius sit meritorius vel demeritorius per
ordinem ad communitatem politicam. Sed totum quod homo est, et quod potest et habet, ordinandum est ad
Deum, et ideo omnis actus hominis bonus vel malus habet rationem meriti vel demeriti apud Deum, quantum
est ex ipsa ratione actus." Summa Theologiae, 1a., q. 21, a. 4 ad 3.
446
"Unus enim homo est capax gratiae et alterius formae spiritualis, quae non potest convenire inmediate
toti. Item, pars naturalis est praecise propter totum in corpore. In Ecclesia singuli homines sunt propter Deum
et propter se solum, nec bonum privatum ordinatur ad bonum totius, saltem praecise, nec principaliter." DPE
II, 1, 5.
447
DPE I, 5, 10: "Pues si el gobierno civil fuera en daño de la administración espiritual, aunque sus actos
fuesen útiles y propios de la potestad civil, tendría el rey que cambiar sus disposiciones (...) Si por el
gobierno temporal de España se causare grave perjuicio espiritual en Africa, el rey estaría obligado a cambiar
su administración."
448
"Illud quod est malum ex genere et objecto, nullo modo potest bene fieri. Ponatis circumstantias quas
volueritis fornicationi vel furto: non potestis facere quod sit bonum, quia de se est malum. Sed omne
mendacium de se est malum. Ergo nullo modo potest bene fieri (...) Probatur etiam ex fine. Nam si liceret
mentiri, non posset constare societas humana, quia quomodo crederemus nobis ipsis adinvicem?" In 2a. 2ae.,
q. 110, a. 3, 1-2.
449
"Dato ergo quod [simonia] est prohibita de jure naturali, an sit intrinsece mala, sicut est mendacium et
adulterium et fornicatio, quae quibuscumque positis circumstantiis et necessitatibus, nullo modo potest bene
fieri sine dispensatione Dei, nec pro toto mundo est adulterandum (...) An ita ergo simonia sit intrinsece mala
quod in nullo casu possit bene fieri? Alio modo: aliqua sunt mala ex objecto, sed cum aliqua vel aliquibus
circumstantiis possunt bene fieri sine aliqua dispensatione. Ut facere contra votum et occidere, malum est ex
objecto, id est per se et absolute de jure naturali; sed tamen in multis casibus est bonum facere contra illud et
occidere, quia posito quod est necessarium ad conservationem reipublicae, licet occidere." In 2a. 2ae., q.
100, a. 2, 16. Curiosamente, aquí el homicidio es considerado dispensable y la mentira no. La razón ha de
buscarse en el carácter disolvente que la mentira tiene para la convivencia, del que carece la pena de muerte
(en la concepción vitoriana).
450
In 2a. 2ae., q. 96, a. 4, 8: "Porque no es haciendo cosas malas de donde vendrán bienes ni bienes
mayores."
451
"... debent reges christiani advertere quod totam potestatem habent a republica." In 2a. 2ae., q. 63, a. 1,
18.
452
"Certe videtur quod leges quae sunt convenientes reipublicae obligent, etiam si ferantur a tyranno, non
quidem quia a tyranno latae, sed ex consensu reipublicae, cum sanctius sit ut servantur leges a tyranno latae
quam quod nullae serventur." DPC, 22.
453
"... sententia lata a rege tyranno secundum justas ejus leges tenet et valet, nam habet potestatem a
communitate quae constituit illum in necessariis, videlicet in regimine urbis, quia non potest stare
communitas sine rege (...) Et dum civitas hoc permittit, est virtualiter consensus reipublicae quod teneat, quia
alias nulla esset pax in populo." In 2a. 2ae., q. 60, a. 6, 2.
454
"Item tranquillitas et pax computantur inter bona humana; unde nec summa etiam bona faciunt statum
felice sine securitate." DIB, IV, 4.
455
"... clarum est quod justitia est virtus perfectior tota fortitudine, cum ordinetur est ad gobernationem et
conservationem regni, et habet perfectissimos actus, ut impedire bella et sediciones, facere aequalitatem." In
2a. 2ae., q. 58, a. 12, único.
456
"Ex hoc sequitur secundo, quomodo tenemur obedire saecularibus potestatibus, et in quibus tenemur
praetoribus parere. Dico quod illis est parendum conformiter ad leges et sicut respublica ordinavit, nec alia
regula potest dari. Si est superior, est videndum quam potestatem habet a republica; et si inferior, quid habet
per mandatum vel per leges." In 2a. 2ae., q. 104, a. 5, 2.
457
"Est notandum hoc esse de jure naturali, quod onera rei publicae debent distribui proportionaliter per
membra omnis reipublicae." In 1a. 2ae., q. 96, a. 5, 5.
458
"Sicut de bonis temporalibus quae sunt officia, audiencias, corregimientos, fortalezas etc., quod eorum
distributio debet esse communis et aequalis ita quod sunt bene distribuenda; aliqua pro nobilibus, et aliqua
pro civibus, nec debent ignobiles excludi, postquam omnia sunt communia, et etiam ipsi solvunt vectigalia et
similia." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 18.
459
"Princeps debet et bellum et pacem ordinare ad bonum commune reipublicae, nec publicos redditus
propria gloria aut commodo erogare, et multo minus cives suos periculis exponere. Hoc enim interest inter
regem legitimum et tyrannum, nam tyranus ordinat regimem ad proprium quaestum et commodum; rex
autem legitimus ad bonum publicum, ut tradit Aristoteles." DIB, III, 3.
460
Así, a propósito de si el rey tiene potestad para imponer tributos a su antojo: "Sic ergo iste modus
iniquitatis, quod plus graventur qui minus deberent gravari, non solum est contra jus civile, sed contra jus
naturale. Et ita modo fit, quia pauperes solvunt tributa, divitibus exemptis (...) Et dato quod sit bonum quod
aliqui eximantur, non tamen sic quod solum ad pauperes devolvatur totum onus." In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 18.
461
"... licet rex possit facere leges de venatione, non tamen esse iniquae et irrationales. Et iniqua esset lex si
appropiaret sibi illa quae sunt communia, vel alteri." In 2a. 2ae., q. 64, a. 1, 6.
462
Reproducido por Angel Ossorio, El pensamiento vivo..., pp. 201-208.
463
"[El príncipe] no puede lícitamente, sino con pecado mortal, vender ni poner en almoneda los oficios que
es obligado a instituir para la buena gobernación de la república." Parecer sobre si los señores..., p. 201.
464
"La razón es porque de su oficio es poner libremente los tales oficios para administrar justicia (...) Y esto
sin pedir nuevos derechos y emolumentos por poner los tales oficios allende de los derechos que le son
debidos y recibió por su señoría y gobernación [de] la república; porque demandar más sería, sin justicia,
querer ser pagado dos veces." Parecer sobre si los señores..., p. 201.
465
"También porque a los que de los tales oficios les encarga con ello las conciencias y descarga asimismo,
poniéndolos de su parte y en su lugar; por lo cual cuando son idóneos, los han de hacer gratis por rescebir
sobre su conciencia y a su cargo los tales oficios; por el ministerio de los cuales es obligado a les dar su justo
estipendio y salario temporal o de su bolsa, o en dinero tasado, que por nosotros se les dan del pueblo."
Parecer sobre si los señores..., pp. 201-202.
466
"De tal vendición de oficios se seguirían grandes inconvenientes en la policía humana; que los hombres
temerosos de Dios doctos y hábiles serían excluidos de los tales oficios por no tener dineros con que
comprarlos, y quedarían ociosos sus talentos que Dios les dio para ellos, y los inhábiles e insuficientes y
menos temerosos de Dios serían instituídos y preferidos por dar más dinero contra el bien público." Parecer
sobre si los señores..., p. 202.
467
"Se sigue otro grande detrimento, que los tales oficiales, que compran los oficios por sacar el dinero que
dieron, llevan en los actos de sus oficios más derechos de los que les son debidos y no perdonan tales
derechos a quien los deben perdonar, como son los pobres en parte o en todo; lo cual se cree que lo harían si
no compraran los oficios." Parecer sobre si los señores..., p. 203.
468
"Se sigue otro inconveniente muy grande, y es que el príncipe o señor a quien compete premiar las
virtudes y castigar los vicios, vendiendo los tales oficios, priva de las mercedes que por justicia distributiva
es obligado á hacer á las personas virtuosas y hábiles de sus pueblos, con la qual distribución los hombres
por la buena costumbre se suelen inflamar, y huir y apartarse de los vicios y á proseguir las virtudes; la cual
espuela para ello de la graciosa distribución de los tales oficios, se quitaría á la policía, viendo que los tales
oficios no se han de dar sino que se revenden, etc." Parecer sobre si los señores..., p. 204.
469
"... por el medio de la almoneda no se ha de mirar la persona que más vale para el bien de la república,
sino la que más trae, que es el fin del dominio tirano, contrario al fin [del] bueno y recto principado que
principalmente mira en su gobernación el bien público y provecho de la policía que tomó sobre sí para
regirla en paz y en tranquilidad y buenas costumbres, defendiéndola, no sólo de los enemigos extraños, mas
también de los interiores, como son la injusticia y otros vicios, de la que es obligado a tener purgada, para
dar cuenta á Dios della." Parecer sobre si los señores..., pp. 204-205.
470
"... illa quae non sunt divisa nec habent proprietarium (...) sunt primo occupantis et invenientis de jure
gentium (...) Hoc dico propter reges, qui non possunt sine causa rationabili sibi appropiare aliquod
thesaurum. Bene propter rationabilem causam, scilicet propter necessitatem reipublicae, alias non, quia esset
tyrannicum privare homines de illo quod est de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 66, a. 1, 2.
471
"... homines non nascuntur servi, sed liberi, ideo solum respublica habet potestatem imponendi sibi tributa
(...) rex habet a republica potestatem et auctoritatem". In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 12.
472
"Unde respondeo quod rex Hispaniae per se loquendo non potest remittere injurias illatas suis subditis
Hispanis, sed debet providere quod illis restituatur damnum illatum." In 2a. 2ae., q. 66, a.8, 4.
473
"... domini utuntur servis ad propriam utilitatem, non servorum. Liberi autem non sunt propter alios, sed
propter se. Unde quod principes abutantur civibus cogendo eos militare et pecuniam in bellum conferre, non
pro publico bono, sed pro privato suo commodo est cives servos facere." DIB, III, 3.
474
Según ha quedado establecido en las citas de las notas 296 y 444.
475
"Sed de bonis naturalibus dubitatur an homo sit dominus illorum. Respondetur quod sic. Probatur, quia
homo est dominus sui corporis etc.: ergo. Probatur ex fine, quia Dominus fecit oculos propter me; bona enim
naturalia non habent alium finem immediatum nisi ipsum hominem. Item, quia homo habet facultatem utendi
membris suis ut vult. Patet, quia potest bibere, ambulare, audire, etc.: ergo. Item, quia alias homo esset
servus." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 52.
476
"Circa bona fortunae est notandum quod bona fortunae sunt triplicia, scilicet honor, fama et divitiae. De
divitiis jam diximus. De aliis duobus, scilicet de fama et honore dico quod homo est dominus proprietarius
eorum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 53. Del dominio sobre las cosas trataremos extensamente en el capítulo 4.
477
El concepto de derecho subjetivo como contrapuesto al objetivo (entendido éste a su vez primordialmente
como punto medio in re de la justicia, que es el objeto de ella), tiene su origen en las discusiones de Ockham
acerca de la pobreza de los franciscanos. Fue formulado con más precisión por Juan Gerson, y repetido luego
por Conrado de Summenhart: "... et ideo ista diffinitio quid rei notandum est, quod Conradus, qui fecit
tractatum nobilem 'De contractibus', q. 1, ponit late diffinitionem illius nominis ius. Et licet ponat duas
diffinitiones nihilominus coincidit in unam. Dicit ergo quod ius est potestas vel facultas conveniens aliqui
secundum leges; est facultas data v.g. mihi a lege a quamcumque rem opus est. Hanc diffinitionem accepit
Conradus ex Gersone in tractatu 'De potestate ecclesiastica', consideratione 13; et ideo vocatur ius quia
facultas." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 4.
Juan Charlier de Gerson, †1429, Doctor christianissimus, teólogo y canciller de la Universidad de París,
discípulo de Pedro d'Ailly. Escribió obras de filosofía, teología, espiritualidad y pastoral. Es tenido por un
nominalista moderado, que no aceptó el terminismo extremo en el problema de los universales ni la
separación radical entre filosofía y teología. En materia eclesiológica sostuvo la teoría conciliar.
Conrado de Summenhart, †1511, profesor de teología y rector de la Universidad de Tübingen. Entre otras
obras, escribió la Septipertitum opus de contractibus licites atque illicitis, publicada en 1515, donde se aplica
el derecho natural al análisis moral de los contratos.
478
En la relección De Indis se señala también la obligación del príncipe de respetar la subjetualidad de los
súbditos de otras repúblicas respecto a elementos del ius gentium tales como el derecho a la ciudadanía, a los
bienes comunes, la libertad de tránsito y la de comercio, que adquieren así caracter de derechos naturales.
Restringir cualquiera de esos derechos subjetivos, comoquiera que la república no sufra daño de mantenerlo,
constituye razón para la guerra justa (primer título legítimo).
479
"Solus rex non sufficit ad examinandas causas iusti belli, et potest errare magna cum pernicie multorum.
Ergo non ex sola sententia regis, immo nec ex sententia paucorum sed multorum sapientum debet geri
bellum." DIB, IV, I, 7. "Ideo pro qualitate operum, cum principes non semper excellant alios sapientia, ad
pacem populi eliguntur etiam alii ad suos gradus, como al Consejo, Chancillería, corregimiento." In 1a. 2ae.,
q. 105, a. 1, único.
480
"Secundo potest dici concedendo totum, scilicet quod est melior et magis meritoria comparando totum
officium prudentiae, scilicet illuminare actiones humanas, ad officium alicujus virtutis in particulari. Et sic
officium regis est officium prudentiae, et majoris meriti quam officium alicujus hominis particularis." In 2a.
2ae., q. 123, a. 11, 4.
481
Poder expresado en el dominio territorial: "Stat quidem quod quis habeat ius ad recuperandum civitatem
vel provinciam, et tamen ratione scandali fiat prorsus illicitus. Cum enim bella geri debeant pro bono
communi, si ad recuperandum unam civitatem necesse est ut sequantur maiora mala in republica, ut vastatio
multarum civitatum, etc (...) non est dubium quin teneatur talis princeps cedere iuri suo et abstinere se a
bello." DIB, IV, I, 10. Como puede notarse, aquí el derecho subjetivo del príncipe que Vitoria ha afirmado en
otros lugares (cfr. nota 386) se muestra como derecho no absoluto, sino limitado por la realización de las
finalidades de la potestad civil. El contraste con El Príncipe de Maquiavelo, donde la cuestión fundamental
de la política es cómo conservar y acrecentar el poder, resulta evidente.
482
Contra el enemigo derrotado: "Oportet ergo habere rationem iniuriae ab hostibus acceptae et damni illati
et aliorum delictorum. Et ex hac consideratione procedere ad vindictam omni atrocitate et inhumanitate
seclusa." DIB, IV, II, 5.
483
Sin embargo, Vitoria sostiene la idea del control mutuo de los poderes. La diferencia con el esquema
ilustrado estriba en que no la piensa en términos de poderes civiles diversos adentro de cada república, sino
de la dialéctica entre el poder civil y el eclesiático, que venía operando desde siglos atrás. Este es uno de los
temas centrales de su magisterio, abordado directamente en cuatro relecciones: De Potestate Civili, De
Potestate Ecclesiae prior, De Potestate Ecclesiae posterior y De Potestate Papae et Concilii.
Por una parte reconoce al Papa un poder temporal indirecto, que debe actuar cuando la acción de la potestad
civil amenace muy gravemente el bien espiritual de los súbditos. Después de negar radicalmente que el poder
civil se encuentre sometido al del Papa en lo temporal, Vitoria señala: "Et similiter dico in aliis negotiis
temporalibus quod Papa non potest praevenire potestatem temporalem, et quantumcumque potestas
temporalis sit negligens in administratione reipublicae, si hoc non vergit in detrimentum rerum spiritualium,
pontifex nihil potest. Sed si hoc vergit in iacturam gravem spiritualium, potest adhibere remedium, eo modo
quod dictum est." DPE I, 3, 13. El "modo" del que se habla consiste en "non solum omnia quae principes
saeculares possunt, sed et facere novos principes et tollere alios et imperia dividere et pleraque alia." Ibidem,
12.
Por otra parte, Vitoria tiene bien presente el peso del poder civil sobre el eclesiástico en la Realpolitik de la
época, y considera que puede utilizarse justamente para la reforma de la Iglesia, de cuya capacidad interna
para realizarla no está muy seguro: "Yo por agora no pediría a Dios otra merced, syno que ficiese estos dos
principes [Carlos V y Francisco I] verdaderos hermanos en voluntad como lo son en devdo, que sy esto
oviese, no avría más herejes en la Yglesia ni aun más moros de los que ellos quesieren, y la Yglesia se
rreformaría quisier el Papa o no; y fasta que esto yo vea, ni daré un maravedí por Concilio, ni por todos
quantos remedios ni yngenios se ymaginaren." ("Carta al condestable de Castilla", p. 291). Como es sabido,
el Concilio reunido en Trento a partir de 1545 logró realizar la reforma católica pese a que las relaciones
entre España y Francia no mejoraron establemente hasta el siglo XVIII. En su última sesión (1563), el
Concilio promulgó un decreto prohibiendo a los príncipes seculares la intromisión en los asuntos
eclesiásticos. Vitoria fue invitado a Trento como teólogo del Emperador y del Papa, pero se excusó por su
estado de salud (murió en 1546). De los salmantinos estuvieron presentes en las sesiones iniciales Domingo
de Soto y Melchor Cano.
484
"... princeps est electum a populo. Sed populus dat ei istam auctoritatem ut possit disponere de bonis
civium (...) princeps habet in se consensum populi" In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 33.
485
"Et patet, quia est de jure naturali quod major pars semper vincat in consilio. Et illud est necessarium ad
pacem, quod ubi agitur de utilitate communi, sententia majoris partis praevaleat et superet." In 2a. 2ae., q.
62, a. 1, 22.
486
"Non tenetur rex perdere statum suum pro vita unius, quia est majus bonum status regis, sicut nec
communitas tenetur perdere bona pro vita unius hominis (...) Posset esse casus in quo fieret periculum toti
regni ita quod esset extrema necessitas, scilicet quod omnes morerentur fame. Tunc in tali casu, dico quod
licet verum sit quod rex non tenetur dare totum statum pro salvanda vita unius hominis, tamen pro salute
commune totius regni teneretur perdere statum suum, et omnes magnates tenerentur perdere statum suum ad
subveniendum toti regno." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 6.
487
Siguiendo a Cayetano: "In casu extremae necessitatis, licet sequatur aliquod scandalum, potest judex
divites compellere ad dandum eleemosynam. Periclitant homines; et divites habent horrea plena tritico: potest
judex facere, non quod omnino expolientur, sed quod dent aliquid." In 2a. 2ae., q. 118, a. 4, 3. Esta potestad
se encuentra sólo en los príncipes y en los obispos para el caso de necesidad grave pero no extrema: "Et
secundo dicit Cajetanus, quod princeps bene potest facere, non dicit quod judices particulares. Ego non
dubito nisi quod episcopus potest praecipere quod clerici divites in gravi necessitate dent eleemosynas, quia
ille est princeps in suo episcopatu. ⎯O contra, quia ista non fiunt. ⎯Verum est, et fortasse propterea quia
sequitur scandalum, vel fortasse et verius porque se les da bien poco por los pobres." Idem. La última frase
sugiere que para Vitoria hay una positiva obligación moral del príncipe y del obispo respecto a atender las
necesidades de los pobres.
488
"Sexto confirmatur. Quia dato quod jure gentium sit facta appropriatio et divisio rerum, tamen omnia
bona sunt communitatum, quia nullus habet tantum jus sui bonis particularis quantum omnium bonorum
habet tota communitas; ita quod si ex rationabili causa expediret modo, posset rex et major pars
procuratorum civitatum facere quod omnia bona divitum et cujuscumque essent omnibus communia. Et esset
bene factum, quia illa bona sunt potius communitatis quam singulorum. Ergo communitas tenetur dare
egentibus extreme et graviter (...) Sed in communitate, in regno non est qui distribuat pauperibus. Ergo
divites tenetur dare eleemosynam." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 5. La falta de instituciones civiles de asistencia a
los pobres es puesta aquí como razón confirmatoria de la obligación de limosna directa por parte de los ricos.
Sin embargo, se concibe la posibilidad de una asistencia estatal institucionalmente mediada. La
institucionalización de la función de asistencia a los pobres ocurría en la época casi exclusivamente a través
de la Iglesia. Consecuente con la eclesiología reformada que le anima, Vitoria exige con dureza que los
bienes de los eclesiásticos se comprometan directamente en la fundación de hospitales para pobres, de
manera tal que los clérigos no sean sólo intermediarios de los legados de los laicos (In 2a. 2ae., q. 185, a. 7,
2). Incluso, donde el culto divino se encuentra ya adecuadamente servido, el maestro de Salamanca censura
que se gaste en el esplendor de los templos habiendo pobres que necesitan (In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 15).
489
Domingo de Soto, †1560, dominico, estudió en Alcalá y París con los nominalistas de los colegios de
Monteagudo y Santa Bárbara. Pasó al tomismo en París por influencia de Vitoria. Catedrático de Vísperas y
luego de Prima de teología en Salamanca, acudió al Concilio de Trento llamado por Carlos V, de quien más
tarde fue confesor. Publicó obras de lógica, dialéctica, física, y un célebre tratado De Iustitia et Iure, que en
cincuenta años conoció treinta ediciones en Europa.
490
"Talis princeps qui obtinet principatum apud illos [paganos] tenetur facere leges conveniens eorum
reipublicae, etiam in temporalibus, ita ut bona temporalia conserventur et augeantur, et non spolientur
pecunia et auro. Patet, quia tenetur curare bonum temporale reipublicae. Unde patet sequi quod in hoc non
debet haberi ratio ad utilitatem aliorum subditorum, sed illius solum reipublicae. Item si proprius rex non
faceret illis leges convenientes, scienter delinqueret et ageret infideliter. Sed tantum obligatur rex advena."
FDT, 14.
491
"Non sufficit principi bonas leges dari barbaris, sed tenetur tales ministros ponere ut observentur; et
quosque hoc perveniatur, rex non est inmunis a culpa, vel illis potius quorum consilio res administrantur."
FDT, 16.
492
"Restat ergo ex omnibus dictis quod sine dubio barbari erant et publice et privatim ita veri domini, sicut
christiani." De Indis, I, 1, 16.
493
"Post Deum ergo est homo maxime debitor parentibus et patriae. Sicut ergo ad religionem pertinet cultum
soli Deo exhibere, ita ergo secundario gradu pietas est proprie circa parentes et patriam, qua pietate
exhibemus cultum parentibus et patriae." In 2a. 2ae., q. 101, a. 1, 1.
494
Para el tiempo de nuestro autor la "patria" por excelencia en el sentir de cada uno es su ciudad, donde de
ordinario se nace, se vive y se muere sin salir de ella. La ciudad castellana de la primera mitad del siglo XVI
mantiene una relación tensa con el Estado nacional que se va imponiendo. Prueba de ello es la misma Guerra
de las Comunidades, en que una alianza de ciudades se enfrentó al recién llegado Carlos V exigiendo mayor
consideración para sus intereses. Conflictos más continuos ocurrieron en muchas ciudades entre las
autoridades municipales (los regidores) y las reales (los corregidores). Para el tiempo de Vitoria, sin
embargo, el Estado nacional predominaba ya sobradamente sobre las ciudades, como lo muestra la
incapacidad de éstas para resistirse eficazmente a las exacciones tributarias que el rey pedía a las Cortes.
Siendo la experiencia usual de pertenencia la de la ciudad, hay con todo excepciones relevantes en
determinados grupos sociales. Uno de ellos lo constituyen precisamente los clérigos regulares de órdenes
como la de Predicadores. Vitoria, nacido y criado en Burgos, vivió en París, Valladolid y Salamanca y viajó
a Flandes. Otro grupo de interés para nosotros lo constituye precisamente el de los mercaderes de larga
distancia, que a menudo tenían como parte de su aprendizaje y de su trabajo estancias prolongadas en el
exterior. El curso mercantilista de la política económica, del que en cierta medida dependía su éxito en los
negocios, los agrupaba entonces según nacionalidades, además de por ciudades. Un ejemplo de ello lo
constituye la "nación española" en Florencia que, en palabras de Felipe Ruiz Martín, "con su consulado
reconocido y sin duda su estatuto, a la vez que se siente orgullosa de su patria, y se adhiere con entusiasmo a
la pretensión de supremacía que alienta su rey (...) se defienden del complejo de persecución que les
embarga, uniéndose, y asistiéndose, y apoyándose solidariamente para mantener pujantes los precios de las
mercaderías y las cotizaciones de los cambios procedentes o destinados a su país de origen, salvaguardando
tanto los intereses propios como los ajenos que les son confiados por coterráneos amigos, como las ideas y
las emociones que denodadamente sostienen." Pequeño capitalismo, gran capitalismo, p. 109.
495
"Cuilibet debemus pietatem, et non solum communitati. Sed illam non ei debemus inquantum est talis,
scilicet Petrus vel Joannes, sed ratione civitatis et communitatis cui debemus pietatem. Unde si tribuimus
alicui aliquod beneficium, non in ordine ad ipsum, sed ad civitatem, vocatur pietas; sicut si invenio aliquem
ex civitate cujus ego sum, cum intelligo illum esse civem et popularem meum, praesto illi patrocinium in
ordine ad civitatem, et non quia est Petrus vel Martinus, hoc exspectat ad pietatem." In 2a. 2ae., q. 101, a. 1,
2.
496
Así, acerca de los especuladores del trigo: "Primo, hoc est de jure naturali, quia cum sint partes
reipublicae et deberent potius juvare rempublicam quam ita graviter vexare et illi injuriam facere, hinc
sequitur quod contra jure divino et naturali est prohibitum." In 2a. 2ae., q. 67, a. 4, 7.
497
"Non autem est commissa cura publici boni defendendi nisi publicis personis. Ergo nulli privato sua
auctoritate licet ex intentione occidere." DH, 20.
498
"... bonum commune est praeponendum bono particulari." In 2a. 2ae., q. 68, a. 1, 6.
499
La expresión de la subordinación del derecho subjetivo al bien de la república se encuentra en la segunda
parte de la definición que Vitoria toma de Juan Gerson a través de Conrado de Summenhart: "facultas utendi
rebus secundum leges institutas". Pues bien, ni esas últimas palabras (en cursiva) ni concepto equivalente
alguno aparecen cuando se trata de los bienes espirituales, sobre los cuales el dominio de cada persona no
conoce límite social.
500
Por ejemplo, a través del pago de impuestos: "Alias potest [lex] obligare ad mortale, et rex etiam potest
declarare quod est materia gravis, ut si comminetur sub poena capitis non solvere gabellas, esset mortale,
quia est contra caritatem proximi, supposito quod juste impositae sint." In 1a. 2ae., q. 96, a. 4, 5.
501
"... malum et peccatum aliquod dupliciter potest vergi in damnum commune reipublicae. Uno modo (...)
est multiplicaturus peccatum et alia multa, vel exemplo illius multi alii corrumpentur (...) Alio modo possunt
multiplicari peccata (...) quod ex cognitione illius crassatur crimen illud in republica, sic quod ex impunitate
hujus crimini alii licentiosius divagabunt per hujusmodi peccata." In 2a. 2ae., q. 68, a. 1, 5.
502
"Ita dicit Silvester, quia desiderat malum et nocumentum maximum reipublicae: ergo peccat mortaliter. El
ideo est periculosa talis negotiatio quia desiderat malum multorum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 9.
Silvestro Mazzolini da Prierio, Sylvester Prieirias, †1523, dominico, profesor en Bolonia y Padua, Maestro
del Sacro Palacio y fuerte polemizador contra Lutero. Escribió la Summa Sylvestrina de casibus conscientiae
(a la que él tituló Summa summarum), un extenso tratado de teología moral.
503
"Si lex est expediens bono publico, quantumcumque sit in damnum privatorum hominum, illa est justa et
potest condi." In 1a. 2ae., q. 105, a. 2, único.
504
"Si tolleretis justitiam, tolleretis respublica de medio." In 2a. 2ae., q. 123, a. 11. 2.
505
"Sed hoc non; patet, quia isti sunt partes reipublicae, et lucrum illorum manet in republica, sicut
incommodum et nocumentum aliquorum manet in illa. Respondetur quod (...) hoc non excusat illos: tum quia
injustum est in republica quod multi patiantur jacturam propter lucrum unius (...) Tum etiam quia non est
bonum reipublicae quod omnia bona veniant ad manus paucorum avarorum. Tum etiam quia injustum est
quod cum nocumentum tantorum sit lucrum paucorum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 8.
506
"Aristoteles in Politicis dicit quod homo plus est reipublicae quam sui ipsius. Ergo respublica habet maius
dominium super ipsum quam ipsemet." DM, I, 6.
507
"Aliqui inferiores de jure naturali tenentur obedire superioribus. Et quando dicitis quod nulla est talis
potestas de jure naturali: respondeo primo, negando illud. Et ratio est quia respublica est superior, nam homo
plus est reipublicae quam sui ipsius. Unde faceret ei injuriam si non obediret illi." In 2a. 2ae., q. 104, a. 1, 2.
508
"... supposito quod sint superiores in republica, quia quod sint superiores, non est de jure naturali; sed
supposito quod sint, sicut est rex, de jure naturali est quod illi teneantur inferiores obedire." In 2a. 2ae., q.
104, a. 1, 2.
509
"De potestate civili dico, quod omnis talis dependet a republica, id est non habent magistratus civiles et
rectores et principes majorem auctoritatem et potestatem, quam illis dedit et concessit respublica. Ex hoc
sequitur corollarium: quod subditi tenentur parere superioribus in quibus respublica concessit illis
potestatem, et sicut respublica instituit." In 2a. 2ae., q. 104, a. 5, 2.
510
"Verum est quod quando respublica non retinuit sibi aliquam partem gubernationis, ut v. gr. quod rex non
possit indicere bellum, sed absolute fecit illum dominum, tunc debemus illi parere in omnibus quae
exspectant ad commodam sustentationem reipublicae et quae sunt licita et honesta." In 2a. 2ae., q. 104, a. 5,
2.
511
"Alii minores qui non admittuntur nec audiuntur apud regem neque a consilio publico, non tenentur
examinare causas belli, sed possunt credentes maioribus licite militare. Probatur primo quia nec fieri potest
nec expediret reddere rationem negotiorum arduorum et publicorum omnibus de plebe. Item quia homines
inferioris conditionis et ordinis, etiam si intelligerent iniustitia belli, non possent prohibere et sententia eorum
non audiretur." DIB, IV, I, 7.
512
"... ut in plurimum praecipue inter christianos tota culpa est penes principes, nam subditi bona fide pro
principibus pugnant." DIB, IV, I, 8.
513
"Nihilominus possent esse talia argumenta et indicia de iniustitia belli, quod ignorantia non excusaret
etiam huiusmodi cives et subditos militantes. Patet quia posset esse ista ignorantia affectata et pravo studio
adversus hostes concepta." DIB, IV, I, 7.
514
"Si subditi habeant conscientiam de iniusta causa belli, non licet illis sequi bellum, sive errent sive non."
DIB, IV, I, 7.
515
"Nullus tenetur obedire (sic) praecepto inferioris contra praeceptum superioris, quidquid dicat inferior.
Non est parendum imperatori praecipienti aliquid contra praeceptum Dei. Et ita est faciendum." In 2a. 2ae.,
q. 104, a. 5, 2.
516
A propósito de la Iglesia y de la potestad espiritual se dice lo que con más razón sería aplicable a la
potestad civil: "Et si instes quia respublica christiana etiam in ordine ad spiritualia est unum corpus (...) Sed
in corpore naturali quicquid parti principalibus et primus convenit, convenit toti; ut homo potius videt quam
oculus et potestas audiendi potius est hominis quam aurium, et sic de reliquis humanis viribus. Et oculus
potius est hominis quam suus. Ergo similiter in corpore mystico Ecclesiae potestas spiritualis singularium
hominum prius et principalius erit in Ecclesia tota.
Respondetur quod, sicut Aristoteles dicit, parabola et analogia non oportet nec potest per omnia esse similis;
alias iam non parabola, sed ipsa eadem res esset." DPE II, 1, 4.
517
"Si enim dubito an bellum sit iustum, sequitur quod licet mihi ad imperium principis mei militare." DIB,
IV, I, 8.
518
"Principes nec potest semper nec debet reddere rationes subditis, et si subditi non possent militare nisi
postquam scirent iustam causam belli, respublica periclitaretur vehementer." DIB, IV, I, 8.
519
"Sed si subditi in casu dubii non sequerentur principem suum, exponuunt se periculo prodendi hostibus
rempublicam, quod multo peius est quam pugnare contra hostes cum dubio." DIB, IV, I, 8.
520
"Falsum enim est quod virtutes habeant referre actus suos in bonum publicum (...) Ergo oportet ponere
virtutem justitiae ad hoc. Et sic dico secundo, quod virtutes, dato quod possint referre actus suos in bonum
publicum, tamen non de ratione sui et principaliter. Unde ad conservationem boni publici, speciali virtute et
opus, quia est difficile bene se habere circa observationes legum." In 2a. 2ae., q. 68, a. 10, 2.
521
"Nam si quis est amator justitiae particularis, puta quia est bonus civis et vult conservare ordinationes
civitatis, non tamen est bonus vir, ut dicit Aristoteles, si offeratur unde decipiat alium, etc., faciet." In 2a.
2ae., q. 78, a. 10, 1.
522
"Et cum hoc est verum quod dicit sanctus Thomas, quod scilicet manet alia injuria facta reipublicae, quia
qui furatus est, abstulit securitatem reipublicae". In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 2.
523
"Qui autem in societate aut civitate vivit, pars est civitatis. Qui ergo aliquid in bonum et in commodum
facit alicuius privati hominis, facit etiam in bonum publicum et commune. Sicut qui privatum hominem
laedit, bonum commune laedit, cuius ille est pars, atque laudem et praemium meretur, non a privato homine
solum, sed etiam a tota civitate." De eo ad quod..., II, 7.
524
"Item Buridanus quaerit utrum pax sit finis civitatis; et respondet quod non, quia felicitas est finis politiae,
et pax medium ad felicitatem (...) Item Aristoteles disputat et determinat quod finis civitatis est bene et beate
vivere; et ideo necessariam esse virtutem atque curam esse necessariam de virtute. Et dicit quod finis civitatis
est pax et imperare ad vitam secundum virtutem agendam. Itaque simpliciter videtur ad legislatorem spectare
facere homines bonos simpliciter secundum veras virtutes." FDT, 4. Ello supone, indudablemente, que
quienes ocupan el poder político tienen algunas convicciones sobre lo bueno y lo malo para el hombre, de las
que no se abstraen al gobernar. Vitoria piensa que esas convicciones deben llegar hasta las prescripciones de
derecho divino positivo. Cfr. FDT, 3-4.
525
"Licet intentio principis tendat ad faciendum homines bonos, tamen ultra hoc etiam tendit ad regendum
rempublicam in pace, et ne homines noceant aliis hominibus, et sic ad conservandos homines in tranquilitate.
Et ad hoc praecipue valent poenae quas leges minantur. Et sic sufficit hoc secundario ad hoc quod homines
inducantur ad virtutes." In 2a. 2ae., q. 108, a. 3, 4. Por su parte, el buen ciudadano obedecerá la ley por razón
de su justicia, y no del miedo al castigo: "Qui sunt vere probi non proprie coguntur, quia non timore poenae
observant, sed amore justitiae." In 1a. 2ae., q. 96, a. 5, 1.
526
"Sine dubio intentio regis est facere homines bonos simpliciter et inducere ad virtutem (...) Oportet quod
lex maxime respiciat bonum commune, quod est beatitudo. Et etiam Aristoteles dicit quod legalia justa sunt
factiva beatitudinis (...) concedit quod substantia beatitudinis consistit in virtute; tamen quae apud alios sunt
indifferentia, ut divitiae, juvant ad beatitudinem. Ergo cum maxima pars felicitatis consistat in virtute, non
possunt esse boni cives quantumcumque divites, nisi sint studiosi virtutis (...) Item probatur. Quia respublica
ipsa habet auctoritatem inducendi homines ad virtutem, cum habeat ad inducendum ad bonum utile et
delectabile, quae sunt minora bona." In 1a. 2ae., q. 92, a. 1, 3.
527
"Principes civiles intendunt facere homines bonos intra felicitatem humanam; pontifices vero ecclesiatici
intendunt ordinare ad felicitatem aeternam (...) Sed princeps non intendit facere felices simpliciter, sed solum
felicitate humana." In 1a. 2ae., q. 92, a. 1, 4.
528
El Estado según Francisco de Vitoria, capítulo VI. Utiliza incluso el ms. Vat. Lat. 4630, que en su mayor
parte corresponde a lecciones dadas por el sustituto de Vitoria.
529
"... pues dado que las leyes humanas procuren hacer a los hombres buenos, esto ha de ser siempre
guardando la convivencia y la paz civil, y no pocas veces es necesario para esto tolerar males menores de
orden moral. Así, si no se permitiera la fornicación simple, vendrían de ahí mayores males." In 1a. 2ae., q.
92, a. 1. Ms. Vat. Lat. 4630, f. 272v-273r, citado y traducido por E. Naszályi, El Estado según Francisco de
Vitoria, p. 191.
530
Ibidem, p. 187.
531
Esta es la tesis de Naszályi: puesto que según Vitoria ha de darse prioridad a la conservación de la paz
sobre el bien moral cuando se contrapongan, la primera y no el segundo constituyen el verdadero fin del
Estado. Que ambos fines vayan en la misma dirección resulta entonces algo accidental.
532
Cfr. nota 444.
533
"Ut in 1. 2, q. 92, a. 1, disputando an lex civilis habeat solum reddere homines pacificos et ponere pacem
inter cives, an etiam cum hoc debeat intendere homines esse bonos, determinavimus quod intentio principis
condentis legem est et debet esse facere homines bonos. Et probavimus, quia sicut lex divina intendit
homines facere felices felicitate supernaturali, ita lex humana intendit facere homines felices felicitate
humana et ad beatitudinem humanam illos perducere, sicut lex divina nititur eos ad beatitudinem aeternam
ducere. Sed illud non potest facere nisi faciat hominem bonum; nam nemo cum vitiis potest esse felix
humana felicitate." In 2a. 2ae., q. 10, a. 8, 3.
534
También las teologales, obviamente, aunque éstas hayan de ser infundidas por Dios: "Cum ergo humana
pax et civilis honestas et convictus ordinetur in spiritualem felicitatem et perfectum bonum hominis
inquantum homo est..." DM II, 2.
535
"Finis legislatoris est inducere homines ad virtutes. Sed tamen videtur quod non sit virtus, quod homines
arceantur a malo propter timorem poenarum. Respondetur quod bonum et licitum est arcere a malo timore
poenae, quia objectum est bonum, et nullam habet circumstantiam malam nec finis est malus. Secundo dico,
quod licet intentio principis tendat ad faciendum homines bonos, tamen ultra hoc etiam tendit ad regendum
rempublicam in pace, et ne homines noceant aliis hominibus, et sic ad conservandos homines in tranquilitate.
Et ad hoc praecipue valent poenas quas leges minantur. Et sic sufficit hoc secundario ad hoc quod homines
inducantur ad virtutes." In 2a. 2ae., q. 108, a. 4, 4.
536
"Sed dubitatur, an judex saecularis teneatur etiam procedere ad correctionem hominum per istum ordinem
evangelii. Respondeo quod non, sed solum praelatus spiritualis. Ratio est quia iste praetendit correctionem
fratris, sed praetor praetendit bonum communitatis. Ideo nihil ad eum quod iste fiat bonus, sed oportet quod
statim puniat pro bono communitatis." In 2a. 2ae., q. 33, a. 8, 30.
A propósito de este pasaje, Naszályi dice: "Si el fin del Estado fuese, según Francisco de Vitoria, la vida
virtuosa, esta proposición sería ininteligible, pues es evidente que si el fin del Estado fuera la bondad moral
de los ciudadanos, al Estado y al gobernador del mismo incumbiría la obligación de procurar que el pecador
se convirtiera y se hiciera virtuoso." Op. cit., p. 195. Esto sólo puede afirmarse omitiendo la distinción de
funciones entre el juez y el legislador, que es tanto como omitir la distinción entre el individuo (cuya
conducta ha de juzgar el magistrado) y la comunidad política (para la cual promulga leyes el legislador). Que
ambos poderes del Estado confluyeran en el rey para el tiempo de Vitoria, no significa que sus funciones no
estuvieran ya delimitadas, e incluso a cargo de personas distintas en niveles más bajos de la Administración.
Si se hace la distinción, puede perfectamente sostenerse que el legislador ha de atender a hacer buenos a los
ciudadanos, mientras que el juez ha de hacer cumplir rigurosamente la ley; las dos cosas atendiendo a la
felicidad natural de la república.
537
En la cita de la nota 447 se pospone el bien de la república al espiritual cuando una materia grave esté en
juego, mientras que en la nota 529 un mal moral menor se presenta como aceptable para salvar la paz.
538
"Et sic, ut Isidorus dicit, «factae sunt leges ut earum metu humana coerceretur audacia, tutaque esset inter
improbos innocentia»." DPPC, 7.
539
"Et hoc justum aliquando constat pacto humano privato, aliquando constat pacto publico, et illud vocatur
lex." In 2a-2ae, q. 57, a. 2, 1.
540
Tratando de la exención de los clérigos respecto de la potestad civil, sea o no esa exención de derecho
natural: "non potest a principe saeculari tolli talis libertas, vel exemptio (...) Quia potestas principum est tota
a republica. Sed tota republica christiana iam consensit in hanc libertatem ecclesiaticorum. Ergo principes
non possunt illam auferre." DPE I, 6, 7.
541
"Utrum fuerit utile aliquas leges poni ab hominibus. Respondet quod fuit necessarium, non solum utile."
In 1a. 2ae., q. 95, a. 1, único.
542
"Verum est quod intentio legis est obviare periculis". In 2a-2ae, q. 62, a. 2, 45. "Unde si pro utilitate
reipublicae videret judex quod ille modus procedendi non sufficeret ad obviandum malis...". In 2a-2ae, q. 69,
a. 2, 8. "Secundo dico quod si esset aliqua lex quae daret jus in foro conscientiae in hujusmodi emptionibus,
illa esset iniqua et periculosa quia seminaret dolos et circumventiones quibus passim homines deciperentur."
In 2a-2ae, q. 77, a. 1, 10.
543
Puesto que la felicidad terrena de los hombres es el fin de la república, la ley civil no tiene por qué
restringirse a regular las relaciones interpersonales. Puede entonces ir más allá de la sola protección de los
equilibrios de la justicia: "Secundo dico, et forte melius, quod plura sunt praecepta juris quam ea quae
exspectant ad jus vel injuriam hominum. Itaque juris praecepta extendunt se ad alias materias, puta
temperantiae; nam in legibus civilibus continentur praecepta de temperantia et de fortitudine etc. Justitia
tamen proprie loquendo non se extendit ad omnia illa, sed praecise ad illa quae ordinant unum hominem ad
alium, id est solum se extendit ad faciendum aequalitatem in ordine ad alterum, sed jus [civile] est etiam in
ordine ad se." In 2a. 2ae., q. 58, a. 1, 2.
544
"... non tenet quia respublica prohibet, quorum consensu et ad cujus utilitatem sancitae sunt leges." In 2a-
2ae, q. 62, a. 1, 34.
"... sic etiam erit in legibus humanis. Si enim aliquid statuatur quod multum expediat ad
pacem civium, ad incrementum boni publici, ad honestatem morum, transgressio illius
videtur mortale peccatum. Si autem quod instituitur non sit adeo necessarium, sed velut
quoddam leve, erit veniale (...) nec enim pendet hoc ex voluntate legislatoris sed ex natura
et qualitate rei et materiae."546
545
"... leges dant et adimunt jus in foro conscientiae." In 2a-2ae, q. 62, a. 1, 33.
546
DPC, 19: "Lo mismo exactamente ocurre con las leyes humanas. Si en ellas se manda algo que contribuye
en gran medida a la paz de los ciudadanos, al incremento del bien público, a la honestidad de las costumbres,
su transgresión constituye un pecado mortal. Mas si lo que se manda no es tan necesario, sino asunto de leve
momento, implicará culpa venial su transgresión (...) No pende este problema de la voluntad del legislador,
sino de la naturaleza y cualidad de la materia."
547
William Daniel, The Purely Penal Law, cap. 1, hace notar que la aparición de una teoría de la ley que
obliga meramente bajo el castigo que impone comienza con la analogía entre la ley civil y algunas reglas
religiosas (particularmente la de Santo Domingo) que contenían prescripciones obligatorias sólo bajo pena y
no bajo pecado. Vitoria acepta esa analogía en DPC, 20, pero restringiéndola a asuntos en que nada grave
hay implicado, y por ello el legislador más que exigir obediencia desea dar una directriz: "Sed adhuc superest
dubium: Si rex vellet non obligare ad culpam, an posset? Respondetur, quod non est dubium quod possit;
sicut possit ecclesiasticus legislator, qui aliquando facit aliqua statuta sine quacumque obligatione, ut
praelatus religiosorum inter fratres suos (...) Aliquando enim a legislator, sive ecclesiasticus sive saecularis,
non vult in suis legibus exigere obedientiam (sic) debitam a subditis, sed simpliciter ordinat quod faciendum
sit, dicens et dirigens potius quam praecipiens." Sólo con tal restricción puede atenuarse la contradicción en
que parece incurrir Vitoria años después al negar la analogía y declarar que castigar a alguien por algo que
no es mal moral (pena sin culpa, en su lenguaje) es contra el derecho natural si no ocurre que la persona se
haya puesto bajo tal estatuto voluntariamente (como en las órdenes religiosas): "Secundo dico quod in
obligationibus involuntariis non potest esse obligatio nisi pro culpa, quia esset contra jus naturae. Sed
obligatio voluntaria potest esse ad poenam sine culpa (...) Sic de constitutionibus religiosorum. Et sic solvitur
argumentum, quod verum est quod nullus innocens potest puniri involuntarie." In 2a. 2ae., q. 186, a. 9, 2. De
la relección De Potestate Civili (1528) a los Comentarios a la Prima Secundae (1533-34) y a la Secunda
Secundae (1536-37) se aprecia una evolución en el pensamiento de Vitoria en la dirección de reducir el papel
de la voluntad del legislador en el establecimiento de la obligatoriedad de la ley, papel que, no obstante,
nunca fue mayor que el de la materia involucrada. Sobre esta evolución puede verse William Daniel, op. cit.,
pp. 117-124.
548
"Ex quo patet quantus est error iuniorum quorundam theologorum, dicentium gravitatem peccatorum
sumendam esse et considerandam ex quantitate obligationis, cum contra omnino faciendum sit." DPC, 19.
549
"Sine dubio potest lex non solum mala punire sed etiam aliquid constituere in genere vitii aut virtutis.
Potest siquidem lex prohibere sumptus alioqui licitos, ludos alias innoxios, et multa huius generis quae in
republica esse possunt. Alioqui potestas civilis esset deficiens et respublica non sibi sufficiens, si non posset
leges condere suo statui convenientes et de rebus nulla alia leges constitutis." DM, II, 2. Las leyes sobre el
lujo, importantes en una sociedad estamental, constituyen un ejemplo típico de esto: "Secundo dico, quod, ut
patet in exemplis propositis, potest esse aliquid quod sit ante legem malum, in aliquo, et in aliquo non. Post
legem autem illud erit in omnibus malum, quia fuit ratio sufficiens prohibendi omnibus, verbi gratia, ne
portarent sericum, vel auream vestem, quod erat quidem prius malum in paupere nobili; post legem autem in
omnibus, quia fuit sufficiens ratio prohibendi omnibus; licet nullum esset inconveniens quod aliquis de
magnatibus haberet vestem auream vel sericam." DPC, 20. Sólo en ese sentido y sobre materias semejantes,
puede decirse: "Et sic aliquid quod ante legem erat bonum reipublicae, non tamen neccesarium, lex potest
praecipere, et sic post legem transgressio illius erit peccatum, quod prius non erat peccatum." DPC, 19.
550
"Nec oportet respicere an illud quod praecipetur aut prohibetur, sit nunc aut semel in magnum
commodum aut malum reipublicae, sed quale sit, si communiter aut ab omnibus aut multis fiat." DPC, 19.
Aunque no nos ocuparemos aquí sistemáticamente de la epistemología jurídica, vale la pena notar que
Vitoria considera que las leyes deben elaborarse a través de un razonamiento de universalización: "Non
solum oportet spectare in condendis legibus quid boni sequatur ex casibus particularibus et ex observatione
legis, vel quid mali in casibus singulis in transgressione illius, sed quid sequatur si tollatur talis lex
universalis." DPPC, 12. Y en el mismo lugar, más adelante señala cómo ese razonamiento en universal es
por lo general más cierto y preciso que el razonamiento sobre casos particulares involucrado en la dispensa:
"Praeterea, considerandum est quod ratio legis potest esse certa et determinata, quia est communi et
universali. Sed ratio legitima dispensandi in lege non potest esse determinata, quia ex singularibus
coniecturis et circumstantiis, de quibus non potest haberi scientia nec certitudo, ut Philosophus dicit, quia
variantur in infinitum." Idem.
Tiene importancia notar cómo la consideración en universal puede cambiar la gravedad de una materia
moral, al referirla al bien de la república. Como se sugiere en la primera cita de esta nota, actos individuales
que aislados no serían de mayor importancia, si se generalizaran podrían alterar la convivencia civil
gravemente. Fuera de esto, la idea vitoriana acerca de la obligatoriedad de la ley consiste en que la autoridad
no la establece, sino que la declara: "Nec papa potest facere quod pro re levi obliget ad mortale. Quod potest
facere est declarare quod lex obliget sub mortali, id est quando materia est gravis (...) Et eodem modo
dicendum est de legibus civilibus, quod nec provenit ex intentione regis obligare ad mortale vel veniale nec
potest; sed consideranda est natura rei." In 1a. 2ae., q. 96, a. 4, 5.
551
"Verum est quod intentio legis est obviare periculis, sed tamen absolute intendit obligare omnes (...) Ratio
est quia lex non potest distinguere quando sit periculum vel quando non; (...) nam licet provideatur omnibus
periculis, nihilominus lex obligat." In 2a-2ae, q. 62, a. 1, 45.
552
"Secundo, potest cessare ratio [legis] in particulari quoad aliquem. Non tamen quoad omnes absolute, vel
quoad plures (...) Et nihilominus etiam talis obligatur lege (...) Alias lex nullius esset efficaciae, cum
unusquisque putaret legem non pro se esse positam, sed propter alios. Et ita in aliis praeceptis non ratio
particularis, sed universalis est attendenda." DPC, 22.
553
Respecto a las leyes con efectos contraproducentes: "Tertium est notandum exitum rei et valde
considerandum (...) Sed si e contrario timeretur quod resistent, et nihil aliud commodi sequitur (...) non debet
talis lex fieri, etiamsi aliquibus deberet esse utilis, quia lex respicit bonum commune." FDT, 19.
554
"Sed dubium est quando constaret quod ex vindicta nulla sequitur utilitas, nec emendatio ejus nec alterius,
nec ad bonum publicum, an secluso isto fine, si hoc constet praetori, liceat ei vindicare illum, scilicet
occidere eum. Videtur quod non, quia variatur finis. Respondetur quod quamvis cesset totum illud,
nihilominus licet ei vindicare illum, quia ratio legis semper stat in universali, quia postquam est justa, scilicet
quod omnes malefactores puniantur, non oportet quod judex respiciat casus particulares, sed debet servare
legem et punire illum, quia licet ista ratio legis non inveniatur in isto, tamen manet ratio legis, quae
justissima est et quae servari debet (...) Secundo dico, negando quod ista vindicta non sit utilis, quia licet ista
nunc non prosit aliis nec sit utilis, nihilominus ipsa simul cum aliis prodest aliis et est utilis in communi; sicut
tollere unum lapidem ab una domo parum aut nihil videtur esse utilitatis vel nocumenti, bene tamen simul
cum aliis." In 2a. 2ae., q. 108, a. único, 3.
555
"Epicheia est virtus directiva legis quando deficit propter suam universalitatem." In 2a. 2ae., q. 120, a. 1,
3.
556
"Sed tunc est epicheia, ut in isto exemplo sancti Thomae: reddendum est depositum. Non potest respicere
legislator casus quando non. Et ideo tunc est virtus epicheia, quando ego judico per jus naturale quod non
debet reddi gladium furioso." In 2a. 2ae., q. 120, a. 1, 3. Más adelante, Vitoria señala que la epicheia no es
aplicable a la ley natural ni divina porque ésta es tan necesaria que no puede presentar fallas. Pero, en
principio, sobre toda ley civil podría emplearse la epicheia. No hay límites categóricamente impuestos a la
subjetualidad moral: "Sed est dubium de qua lege intelligitur quod liceat uti epicheia; an liceat contra legem
naturalem, vel solum contra positivam. Respondetur quod contra omnem legem licet uti illa. Sed tamen de
naturali et divina intelligatis quod est lex aliqua ita necessaria, quod in nullo casu potest deficere, et in illis
non possumus uti epicheia; sed in illis quae possunt deficere, bene licet uti epicheia." In 2a. 2ae., q. 120, a. 1,
4.
557
"Solummodo epicheia est quando deficit lex in casu manifesto qui nocet contrarie." In 2a. 2ae., q. 120, a.
1, 5.
558
"Dubitatur secundo, an interpretare legem sit epicheia quando est dubium quomodo intelligatur lex.
Respondetur quod non. Est manifestissima differentia, nam interpretatio legis est an lex teneat in isto casu
cum dubio. Sed ad epicheiam requiritur quod nullo modo sit sub dubio, sed quod sit notum, quia opus est
mera exequutione. Unde sequitur corollarium: quod virtus epicheia pertinet ad subditos, et non solum ad
principes." In 2a. 2ae., q. 120, a. 1, 4.
559
"... est contra jus naturale et facit injuriam aliis, imponit enim onera gravia, digito autem nec vult attingere
(...) quia faciebant contra jus naturale, cum ipsi nolebant portare onera communia populi." In 2a-2ae, q. 60,
a. 5, 1.
560
"... leges dantur in universali, et ideo in aliquibus casibus particularibus esset injustum servare verba legis,
sed utendum est aequitate." In 2a-2ae, q. 60, a. 5, 4.
561
"Ex quo patet quod in dispensationibus non est legitima causa quae solum respicit privatam utilitatem et
specialiter personae private, sed debet potius habere respectum an talis dispensatione vergat in bonum
commune." DPPC, 12.
562
"Sed dispensare potest in legibus extra judicium ex rationabili causa, ut caveat ab injustitia, ut omnia sint
aequalia, id est ut faciat sic cum omnibus". In 2a-2ae, q. 60, a. 5, 1. "... si non sit rationabilis causa et rex sit
facilis et pronus ad remittendum sic injurias, male faceret et peccaret et esset magnum detrimentum
reipublicae." In 2a-2ae, q. 67, a. 4, 3.
563
"Non est dubium quin sit male factum; papa est enim dispensator, et non disipator. Et non est dubium nisi
quod et papa peccat mortaliter, et ille qui suscipit, quia faciunt injuriam populo et ministris ecclesiarum.
Item, quia privilegium est iniquum, et non dat jus." In 2a-2ae, q. 86, a. 1, 2.
564
"Nunc enim solum servant legem qui volunt, vel forte pauper aliquis qui non habet unde possit
dispensationem procurare. Quod iterum est alia species iniuriae ut pauperes excludantur, divites admittantur,
nulla alia causa posita." DPPC, 8.
565
"Dico quod pro crimine de quo legibus est signata poena, nullo modo potest rex punire aliquem ultra illam
poenam signatam, licet possit facere novam legem de majori poena, sed non infligere novam ultra signatam;
quia licet ipse non obligetur suis legibus, tamen obligatur per modum conditionis et constitutionis." In 2a.
2ae., q. 108, a. 3, 3.
566
"[Rex] facit iniuriam reipublicae et reliquis civibus, si, cum ipse sit pars reipublicae, non habeat partem
oneris, iuxta personam tamen suam et qualitatem et dignitatem (...) Et licet sit voluntarium regi condere
legem, tamen non est in voluntate sua non obligari aut obligari. Sicut in pactis; libere enim quisquis
paciscitur, pactis tamen tenetur." DPC, 21.
567
"Publica potestate non licet aliquid violenter capere sine ordine juris." In 2a-2ae, q. 66, a. 8, 1.
568
"... nunquam licet regi judicare praeter leges scriptas, immo si faciat et judicat contra illas, peccatum
mortale committit." In 2a-2ae, q. 60, a. 5, 1.
569
"... an sententia lata contra leges teneat (...) in foro contentioso non tenet (...) In foro conscientiae,
quidquid sit de contentioso, nulla est sententia". In 2a-2ae, q. 60, a. 5, 2.
570
"Item si lex non est utilis reipublicae, iam non est lex." DPC, 22. El concepto de utilidad debe entenderse
por relación al fin constitutivo de la república. Cfr. nota 94 y lugar correspondiente en el texto principal.
571
"... illud quod potest fieri per legem, potest etiam fieri per consuetudinem antiquam cujus non est
memoriam in contrario." In 2a-2ae, q. 64, a. 1, 5. "... consuetudo potest teneri et habere vim legis." In 2a-
2ae, q. 69, a. 2, 8. También como intérprete de la ley: "Respondeo quod consuetudo est optima legum
interpres." In 2a. 2ae., q. 147, a. 8, 6.
572
"... omne jus humanum potest abrogari per contrariam consuetudinem." In 2a-2ae, q. 87, a. 1, 4. "... leges
jam sunt abrogatae quoad obligationem in foro conscientiae per contrariam universalem consuetudinem." In
2a-2ae, q. 62, a. 8, 21.
573
"Et nihilominus jus commune adhuc est interpretandum in favorem populi." In 2a-2ae, q. 64, a. 2, 12.
574
"... illud quod potest fieri per legem et consuetudinem antiquam, potest fieri ex pacto facto cum populo
(...) Sed hoc intelligendum est dummodo compositio non sit violenta, utputa quod propter dominum ipsum,
populus non audeat aliud facere nec aliter quam ipse vult; sed oportet quod sit voluntaria." In 2a-2ae, q. 64,
a. 1, 5.
575
"Cessante in universum ratione legis positivae, cessat vis legis, etiam sine alia abrogatione legis, nec
spectata consuetudine. Quia ipso facto quod lex est inutilis, non habet vim obligandi; quia si a principio legis
ita fuisset, irrationabilis esset, et per consequens nec obligatoria, maxime cum esset onerosa." DT, 2.
576
"Sequitur etiam quod quantumcumque sit lex justa, et si esset aliqua provincia cui est inutilis aut
perniciosa, ibi non esset servanda. Sed est notandum quod potest esse utilis communitati, quamvis uni aut
alteri non sit utilis." In 1a. 2ae., q. 90, a. 2, único.
577
"Lex est aliquid pertinens ad rationem quia ad rationem pertinet imperare; et lex est regula et mensura
actuum, et dicitur a ligando quia obligat. Lex clarum est quod est in natura rationali." In 1a. 2ae., q. 90, a. 1,
único.
578
"Respondet [Sanctus Thomas] quod non spectat facere leges ad rationem cujuscumque, sed solum illius
qui gerit curam communitatis, quia talis gerit curam boni communis ad quod ordinatur lex." In 1a. 2ae., q.
90, a. 3, único.
579
"Ius divinum aut nullo modo, aut vix observari potest sine aliquibus legibus humanis." DPPC, 9.
"[Leges] sunt iniustae vel ubi deest auctoritas, vel cum praeses imponit onera subditis non
pertinentia ad utilitatem comunem, sed magis pro propria commoditate, vel cupiditate, vel
gloria, vel etiam aliorum privatorum, vel etiam ex forma, cum inaequaliter onera
dispensatur, etiam si ordinentur ad bonum commune, vel etiam si faciat contra ius divinum.
Et ex quacumque sit causa lex sit iniusta non obligat, inquit Sanctus Thomas, in foro
conscientiae, nisi forte propter scandalum vitandum. Quia, sicut Augustinus in libro De
libero arbitrio ait, lex esse non videtur quia iusta non fuerit."581
Al tratar de si la ley obliga moralmente, o sólo bajo la pena que impone, Vitoria
llega a conclusiones muy explícitas: la ley obliga en el foro de la conciencia, pero sólo si
sus exigencias son justas, tolerables, útiles para la república582 y equitativas, esto es, no
gravan más a unos que a otros, ceteris paribus.583 Y ello tanto desde el punto de vista de
las conductas que exigen como de los castigos que imponen a los infractores.584 En este
caso, la obligación de la ley —por ejemplo, del pago de impuestos— va más allá del brazo
580
"Item [rex] potest obligare ad aliqua quod nullo modo sunt de iure divino, sed solum quia sunt
convenientia, ut ponere legem de sumptibus vel de re militari." FDT, 3.
581
DPPC, 15: "Por el contrario, las leyes son injustas cuando falta la autoridad competente, o cuando el
superior impone a los súbditos cargas que no aprovechan al bien común sino a la propia utilidad, a la avaricia
o a la gloria del que las da o de personas particulares, y también cuando falta la forma, o sea que las cargas
no se reparten por igual aunque se ordenen al bien común; por último, cuando son contrarias al derecho
divino. Por cualquier motivo que la ley sea injusta no obliga en el fuero de la conciencia, a no ser para evitar
el escándalo, dice Santo Tomás. Y San Agustín en su libro De libero arbitrio, dice que no se tiene por ley la
que no es justa." Cita a Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 96, a. 4.
582
La utilidad para la república establece la gravedad de la materia en actos que constituyan pecado sólo por
violar una ley civil: "Non solum attendendum est intentio legislatoris, sed potius debet attendi materiam
legis. Unde si lo que manda est multum utile ad republicam, ad mortale. Si parum utile, ad veniale (...) Et sic
quidquid legislator intendat obligare, ad materiam est respiciendum et non ad mentem legislatoris." In 1a.
2ae., q. 88, a. 4. Ms. Vat. Ottob. Lat. 4630, f 276r.
583
"Lex justa obligat in foro conscientiae (...) Ad hoc quod lex exiget, oportet quod sit justa, honesta,
tolerabilis, aequa et utilis reipublicae, quod non gravet unum plus quam alium, ceteris paribus." In 2a-2ae, q.
62, a. 3, 7.
584
"Licet lex absolute sit rationabilis et tolerabilis, potest tamen ex gravitate poenae reddi irrationabilis et
intolerabilis; sicut lex quae datur quod nullus exerceat venationem, que no mate la caza, sub poena centum
flagellorum, ex parte objecti est lex aequa et rationabilis, sed ex parte poenae est iniqua et irrationabilis." In
2a. 2ae., q. 125, a. 4, 9.
585
"Utrum lex humana imponat homini obligationem in foro conscientiae. Ponit [sanctus Thomas]
conclusionem, quod lex humana quae est justa obligat in foro conscientiae, sed non injusta." In 1a. 2ae., q.
96, a. 4, 1.
586
"Et sic si esset aliqua lex multum necessaria pro bono communi, et ex transgressione privati hominis
perderetur bonum commune, obligaret lex etiam existente circumstantia mortis." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 13.
587
"Si tributum est rationabiliter impositum, juste et ex causa rationabili, et ita receptum in republica et
Ecclesia, dico quod quilibet tenetur in conscientia illud solvere, etiamsi particulariter non petatur ab eo, et
etiamsi quis posset rationabiliter excusari (...) Et non solum peccat mortaliter qui non solvit, sed tenetur ad
restitutionem. Probatur, quia alias non posset conservari pax. Item, quia nocet reipublicae et fit injuria aliis,
quia tu gaudes pace sicut alii gaudent qui solvunt tributa." In 2a-2ae, q. 62, a. 3, 7.
588
"... irrationabiliter facit qui non vivit aequali iure cum aliis." DPPC, 15.
589
"Leges humanae aliquo modo derivantur a lege naturali." In 1a. 2ae., q. 91, a. 3, 1. La condición es la que
hemos señalado ya: "Utrum omnis lex humanitus posita a lege naturali derivetur. Respondet [sanctus
Thomas] quod sic, si est justa." In 1a. 2ae., q. 95, a. 2, único.
590
"Non loquor hic in casu quod Papa aliquid praecipiat manifeste contra ius divinum. Hoc enim forte
nunquam contiget, nec contigit, nec esset dubium quod non esset tunc parendum." DPPC, 18.
591
"... de portazgos qui sunt in aliquibus transitibus et viis, ex genere suo videtur quod injuste imponantur; et
sic los que pasaron por allí sine solutione debiti, crederem quod non peccarent nec tenentur ad restitutionem
(...) Sed quando fit injustum, quod scilicet exigunt tributa a pauperibus et non a divitibus, tunc ratione injusti
non tenentur in foro conscientiae solvere qui evaderent." In 2a-2ae, q. 62, a. 3, 7.
592
"... si sum coactus ad solvendum quod non debeo, non teneor parere illi sententiae, quia illa secundum se
est injusta quia condemnatur innocens." In 2a-2ae, q. 69, a. 4, 1.
593
"Si lex humana esset talis quae prohiberet sine aliqua causa a iure naturali et divino, esset inhumana nec
esset rationabilis, et per consequens non haberet vim legis." De Indis, I, 3, 1.
594
"... omni constitutio quae no potest servare sine peccato mortali, est deroganda". In 2a-2ae, q. 63, a. 3, 3.
595
"Secunda propositio: Illud quod est contra jus naturale, non potest esse universaliter et ut in plurimum
utile reipublicae (...) Nihilominus in casu et pro tempore et pro aliqua certa natione potest esse utile quod est
contra jus naturale, ut patet de pluralitate uxorum." In 1a. 2ae., q. 105, a. 2, único.
596
Por ejemplo, respecto a la ley dada para sola utilidad del legislador: "non licet principi condere legem
quae non spectet ad bonum commune, alias tyranna est lex, non justa, quia est persona publica quae
ordinatur ad bonum commune et est minister reipublicae. Bene licet principi bonum privatum suum
respicere, sed non per legem. Secundo dico quod non solum non licet, sed nec potest fieri, quia talis lex non
esset lex, et si constaret quod nullo modo respicit bonum commune, non esset ei parendum." In 1a. 2ae., q.
90, a. 2, único.
597
"Haec profecto potest probabiliter satis substentari maxime cum iura civilia hoc concedant, ut patet.
Auctoritate autem legis nemo peccat, quia leges dant ius in foro conscientiae. Unde si iure naturali non
liceret occidere pro defensione rerum, videtur quod iure civili factum sit licitum." DIB, II, 1. Debe notarse
que aquí es preciso interpretar que la ley natural no autoriza expresamente matar para defender la hacienda,
no que lo prohiba. En derecho natural el punto queda así oscuro. Si Vitoria lo considerara prohibido, este
texto contradiría su planteamiento más general de que la ley positiva debe subordinarse a la natural. Por
ejemplo, al tratar de quien obtiene un beneficio eclesiástico en contrapartida del cual no presta un servicio,
sobre si al renunciar a él conserva el derecho a una pensión: "Ista non est rationabilis causa, immo est contra
aequitatem naturalem retinere aliquid de beneficio quod nunquam ministravit (...) Verum est quod in foro
exteriori et judiciali hoc habetur tamquam licitum, sed in foro conscientiae nullo modo licet." In 2a. 2ae., q.
100, a. 2, 22.
598
Así, cuando considera la costumbre de cobrar más en la venta al fiado, señala: "quod scilicet consuetudo
sit in contrarium, dicimus quod non valet, quia etiam plures fornicantur et peccant, et tamen haec consuetudo
non facit quod revocemus in dubium quod fornicari sit illicitum (...) Item, probatur ratione quod non liceat."
In 2a-2ae, q. 78, a. 2, 29. También: "Secundo dico quod consuetudo in contrarium non sufficit ad
derogandum huic juri, quia immo illa est corruptela (...) Si ergo est de jure divino quod non liceat vendere
sepulturam: ergo consuetudo in contrarium nihil est." In 2a. 2ae., q. 100, a. 6, 17. Y al tratar de cómo han de
juzgar los jueces: "Unde sequitur quod nec opinionem communem nec particularem tenuntur sequi, sed
solum secundum se judicare debet secundum illa quae videtur magis consona veritati et rationi naturali." In
2a-2ae, q. 63, a. 4, 3.
599
"Secundo dico quod si esset aliqua lex quae daret jus in foro conscientiae in hujusmodi emptionibus, illa
esset iniqua et periculosa quia seminaret dolos et circumventiones quibus passim homines deciperentur." In
2a-2ae, q. 77, a. 1, 10.
600
"... rex ad puniendas negligentias humanas et ad faciendum homines cautos et vigiles, posset facere quod
qui vilius emeret vel carius venderet ultra dimidium justi pretii, omnes retineant." In 2a-2ae, q. 77, a. 1, 9.
601
"Leges humanae non possunt esse ita fixae sicut leges divinae. Si lex contineat manifestam iniquitatem,
debet mutari." In 1a. 2ae., q. 97, a. 2, único.
602
"Ad hoc quod lex mutetur non sufficit quod occurrat aliquod melius, quia multum juvat consuetudo ad
servandum legem." In 1a. 2ae., q. 97, a. 2, único
603
"Si talis lex, quantumcumque sancta et bona, non servaretur in universali, nec est spes quod servabitur in
futuro, posset quidem abrogari. Sed tamen ex negligentia praelatorum non servatur, nullo modo debet tolli,
sed adhibere diligentiam ut servetur." In 1a. 2ae., q. 97, a. 1, único.
604
Esto debe notarse contra una opinión que tiende a enfatizar la dependencia del discurso ético respecto al
jurídico-romano en el método de la moral de las Escuelas. Es cierto que el acercamiento a las situaciones
concretas tiende a considerarlas en la moral escolástica como casos genéricos de actos sobre los que
pronunciar un juicio a partir de una ley. Pero las diferencias son mayores que las similitudes, tanto por la
inserción de ese acercamiento en una teoría de las virtudes, como por el sujeto, naturaleza y límites del juicio
moral, y por el significado antropológico de la ley involucrada. La semejanza entre ambos discursos es más
aparente que real, además de que sólo puede encontrarse en ciertas partes de los desarrollos éticos.
Verdadera dependencia respecto al método del derecho romano se encuentra en el derecho canónico.
605
"Leges humanae sunt de humanis actibus." DPPC, 1, 3.
606
"Ad simoniam exteriorem, id est ad esse simoniacum exteriorem, quantum exspectat ad poenas juris
positivi, id est non loquendo de peccatis, sed de poenis simoniacorum, requiritur quod..." In 2a. 2ae., q. 100,
a. 6, 2.
607
"Lex poenalis humana non obligat ante condemnationem." In 2a. 2ae., q. 100, a. 6, 4.
608
"... lex humana non prohibet omnia delicta et mala nec punit, quia cum homines sint valde infirmi, si sic
faceret, jam leges essent intolerabiles (...) non ex hoc dicendum est quod concedunt illa mala, sed bene quod
illa permittunt. Lex autem divina omnia mala prohibet nec aliquod permittit." In 2a-2ae, q. 77, a. 1, 8.
609
"Secundum fundamentum est, quod actus humanus proprie dicitur et vocatur actus voluntatis qui est liber,
a ratione elicitus, et hoc sive sit actus exterior, sive interior, quia omnis actus voluntatis qui est liber, est
proprie actus humanus." In 2a. 2ae., q. 123, a. 1, 3.
610
"Et haec est ratio discriminis propter quam, licet usura et simonia sint prohibitae de jure divino, tamen
usurarius de jure divino tenetur restituere, non autem simoniacus, quia usurarius facit injuriam proximo, et
simoniacus nulli facit illam." In 2a. 2ae., q. 100, a. 6, 6.
3.1. INTRODUCCIÓN
1
In 2a. 2ae., q. 69, a. 4, 6: "Esta materia es de moral, y quien quiera decir algo, puede defender eso
eternamente."
2
In 2a. 2ae., q. 58, a. 4, 2: "A esto digo: primero, que en moral es fácil impugnarlo todo."
3
"Unde dico quod non habet hoc judicium practicum: iste innocens est liberandus a me, vel aliud simile;
quia si sic haberet, non ei liceret facere contra talem conscientiam. Sed dico quod habet solum hoc judicium
naturaleza humana, en la que se hallan inscritos los bienes fundamentales para la vida de la
persona. Lo que esto significa habremos de estudiarlo con más detalle en el presente
capítulo.
Ahora bien, una cosa es establecer un criterio de verdad, y otra distinta poder
aplicar ese criterio de manera indiscutible a las situaciones concretas. Dentro de los
campos de posibilidades reales, no siempre es fácil salvar a la vez todos los bienes
fundamentales con nuestras acciones, y consecuentemente, el razonamiento moral no
siempre puede establecer con claridad la verdad o falsedad del juicio práctico. A veces
debe suspender el pronunciamiento o expresar sus conclusiones en términos de
"probabilidad".
Tenemos entonces una línea "vertical" de desarrollo de la argumentación en la
filosofía moral de Vitoria: la que va desde la investigación de la naturaleza humana hasta
la discusión de casos prácticos, con un grado de universalidad decreciente. A su vez, en
cada uno de los niveles pueden plantearse conflictos "horizontales" sobre la valoración que
merecen las diferentes posibilidades consideradas, cuando los criterios valorativos tomados
de niveles superiores resultan difíciles de conciliar en lo más concreto.
En este capítulo nos ocuparemos de cómo y hasta dónde puede conocerse en moral
según Francisco de Vitoria. Siguiendo el orden descendente señalado en el párrafo
anterior, comenzaremos tratando del derecho natural (epígrafe 3.2), para continuar con la
argumentación desde él hacia las situaciones concretas (3.3) y terminar aclarando el lugar
de la prudencia (3.4). Nos ha parecido conveniente completar el tratamiento del problema
del conocimiento ético en el maestro de Salamanca mostrando el uso que hacía de las
autoridades intelectuales (3.5), la relación entre filosofía moral y teología en los escritos
vitorianos que estamos estudiando (3.6), la estructura típica de la discusión moral que
llevaba a cabo en el aula (3.7), y la autoconciencia que manifiesta nuestro autor acerca de
la tarea del intelectual en materias morales, con particular atención a la prudencia del
moralista que brota de esa autoconciencia (3.8). Con estos cuatro epígrafes finales del
capítulo pretendemos ir más allá del contenido del pensamiento ético y político vitoriano,
para acercarnos al talante mismo del pensador, que en materias morales posee alguna
speculativum: iste est innocens. Et ideo judicando illum non facit contra conscientiam." In 2a. 2ae., q. 67, a.
2, 6. "[Scientia] practica est ad operari et speculativa ad scire." In 1a., q. 1, a. 4, 72. Ms. 18, Santander.
4
E.N. 1134 b20 ss.; Ret., 1373 b1-18; Pol., 1255 b12-15.
5
De Officiis, lib. 1, cap. IV; De Republica, lib. III, cap. 17; Oratoriae Partitiones, cap. 37; De Inventione
Rethorica, lib. 2, caps. 22 y 53.
6
Según Santo Tomás: "Alio modo dicitur natura quaelibet substantia, vel etiam quodlibet ens. Et secundum
hoc, illud dicitur esse naturale rei, quod convenit ei secundum sua substantia. Et hoc est quod per se inest rei.
In omnibus autem quod, ea quae non per se insunt, reducuntur in aliquid quod per se inest, sicut in
principium. Et ideo necesse est quod, hoc modo accipiendo naturam, semper principium in his quae
conveniunt rei, sit naturale." Summa Theologiae, 1a., q. 10, a. 1, corpus. Sobre el concepto de naturaleza en
esta tradición puede verse la nota 71 del capítulo 2.
7
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 57, a. 2.
8
"Respondetur ergo quod communiter doctores dicunt quod idem est jus naturale sicut jus necessarium, id
est jus naturale est illud quod est necessarium, puta quod non dependet ex voluntate aliqua." In 2a. 2ae., q.
57, a. 2, 2.
9
"... proprium hominis est vivere secundum rationem; et sic vita hominis inquantum hoc dicitur vita recta."
In 2a. 2ae., q. 179, a. 1, único.
10
Para Vitoria, como para todos los pensadores cristianos, en Jesucristo acontece la más alta y completa
revelación de Dios. Pero hay dos maneras de utilizar esta convicción a la hora de buscar guías para la acción
humana. La primera es considerar las palabras de Jesús (y en general los textos neotestamentarios que
contienen doctrina moral) como directa revelación divina con valor argumental decisivo en la discusión
teológica. Esto, según hemos señalado, lo hace nuestro autor con más profusión que el mismo Santo Tomás
(cfr. nota 9, cap. 2).
Otra forma consiste en tomar los hechos de Jesús como modelo para la acción de los cristianos, dentro de
una espiritualidad de la imitación de Cristo (justamente el De Imitatione Christi de Tomás de Kempis
alcanzaba gran difusión por entonces). De ello no hemos encontrado un solo ejemplo en la obra vitoriana.
Siendo nuestro autor un religioso conocedor del complejo ambiente espiritual de su época, no puede pensarse
que ignorara esta posibilidad. Lo más probable es que la considerara apropiada mejor para iluminar el
camino hacia estados de superior perfección espiritual, no relacionados ya con los mínimos de la moral sino
con los máximos de la vida cristiana (los llamados "consejos evangélicos"). De ahí se seguiría lógicamente
que al desarrollar una ética para todos, no la apoyara en la imitación de los hechos de Jesús, pese a que Santo
Tomás había considerado (más que desarrollado) la posibilidad de tomar la vida de Cristo como paradigma
de la acción moral del cristiano. Al tratar del sentido espiritual en que puede leerse la Escritura, el Angélico
señala como uno de sus modos el moral: "secundum vero quod ea quae in Christo sunt facta, vel in his quae
Christum significant, sunt signa eorum quae nos agere debemus, est sensus moralis." Summa Theologiae,
1a., q. 1, a. 10, corpus.
Por otra parte, es cierto que para la época había una cierta separación entre la ciencia de las escuelas y la
espiritualidad, posiblemente derivada de que la forma nominalista de entender la teología no bastaba para
integrar en ella la vida espiritual, muchas de cuyas expresiones contemporáneas a su vez excluían o limitaban
grandemente el valor del discurso racional como vía de acercamiento a Dios. No por casualidad, se trata de
una época en que los doctores no son santos, ni los santos son doctores. Cierto desprecio por la ciencia se
encuentra, por ejemplo, en las primeras páginas del Kempis: "Opto magis sentire compunctionem, quam
scire ejus definitionem. Si scires totam Bibliam exterius, et omnium Philosophorum dicta: quid totum
prodesset sine caritate Dei et gratia? Vanitas vanitatum, et omnia vanitas, praeter amare Deum et illi soli
servire" (lib. 1, I, 3). Ese desprecio resulta más abierto en las obras de los alumbrados castellanos, la
principal de las cuales es el Tercer Abecedario Espiritual de Francisco de Osuna.
11
"Et hoc certe est notandum quod nullum est inconveniens afferre cum auctoritatibus rationes naturales,
nam et ipsum lumen naturale est donum Dei et revelatio largo modo accepta." In 1a., q. 1, a. 8, 104. Ms. 182,
Salamanca.
12
"Deus est Veritas prima, id est, quae falli aut fallere non potest, quia est Deus et ideo sufficienter
assignatur a S. Thoma obiectum formale theologiae ..." In 1a., q. 1, a. 7, 96. Ms. 18, Santander.
13
"Omnia participant aliqualiter legem aeternam, inquantum scilicet ex impressione eius habent inclinationes
in proprios actus et fines. Inter caetera autem rationalis creatura excellentiori quodam modo divinae
providentiae subiacet, inquantum et ipsa fit providentia particeps, sibi ipsi et aliis providens. Unde et in ipsa
participatur ratio aeterna, per quam habet inclinationem ad debitum actum et finem. Et talis participatio lex
aeterna in rationali creatura lex naturalis dicitur." Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 91, a. 2, corpus. "... ius
naturale, quod continetur primo quidem in lege aeterna, secundario in naturale iudicatorio rationis humanae."
Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 71, a. 6, ad 4.
14
"... lex divina dupliciter potest considerari a nobis. Uno modo, ut est in ipso Deo, et sic omnino est nobis
ignota, necque hoc modo nos obligare posset. Alio modo, prout nobis innotescit, vel per lumen naturale vel
per revelationem, et hoc modo nos obligat." De eo ad quod..., II, 10. Sobre el tema puede consultarse a
Franco Todescan, Lex, natura, beatitudo, en particular el capítulo cuarto.
15
Alfonso Llano, La obligatoriedad del derecho natural, pp. 49-80.
16
"Sed absolute loquendo, dico quod etsi lex divina non esset adhuc esset bonum et malum morale. Probo,
quia adhuc aliquis actus esset laudabilis et aliquid [sic] vituperabilis. Sed hoc, ut dicit S. Thomas in q. 21
art. 2, non est nisi respectu boni vel mali actus. Ergo." In 1a. 2ae., q. 19, a. 4. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f.
66r.
La referencia un poco forzada a Santo Tomás esconde en realidad una idea ya desarrollada por el nominalista
alemán Gabriel Biel: "Nam si per impossibile Deus non esset, qui est ratio divina, aut ratio divina esset
errans, adhuc si quis ageret contra rectam rationem angelicam vel humanam aut aliam aliquam si qua esset,
peccaret." In Lib. II Sent., dist. 39, q. 1, a. 1, citado por T. Urdánoz, "El concepto de derecho natural...", p.
238, nota 11. En lo que Vitoria no sigue a Biel es en la hipótesis de que la razón divina pudiera inducir a
error.
17
"Ad hoc quod aliquid sit malum satis est quod sit contra rationem, ad hoc quod sit peccatum satis est quod
sit contra legem divinam." In 1a. 2ae., q. 19, a. 4. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f. 66 r.
Puesto que se trata de un supuesto negado, Vitoria no continúa desarrollando un discurso ético en el que el
mal moral sea distinto al pecado. De ahí que efectivamente, como señalamos en el capítulo anterior, con el
término 'pecado' aluda por lo regular a la vez al mal moral referido a la ley de Dios (sentido teológico) y a la
integridad natural del hombre (sentido filosófico). Al encontrarse las dos dimensiones íntimamente ligadas
en la antropología vitoriana, la diferencia es sólo de aproximación, la misma realidad vista bajo dos respectos
distintos: "Malum et bonum possunt dupliciter capi, theologice et philosophice. Theologus non considerat
bonum et malum nisi in ordine ad beatitudinem et sic malum theologice idem est quod malum culpae. Si vero
capiatur philosophice bonum, id est, quando [dicit] bonam convenientiam ad finem humanum (...) tunc
dicimus quod illud est bonum morale. Disputatio forse est de nomine." Idem.
18
"Quid est malum? Est privatio rectitudinis debitae in esse." In 1a. 2ae., q. 18, a. 1. Ms. Vat. Ottob. Lat.
1000, f. 55r.
19
"Secundo dico quod nunc de facto ideo bonum est bonum quia approbatur a lege divina et malum quia
reprobatur, quia ratio nostra non habet veritatem et rectitudinem nisi a lege divina et eius ratione." In 1a.
2ae., q. 19, a. 4. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f. 66r.
Aclarado esto, debe discutirse el problema planteado por los pensadores nominales
acerca de la relación entre la voluntad divina y la ley natural. La diferencia entre una ética
de la sola ley divina y una ética de la virtud basada en la naturaleza humana, había
adquirido para el tiempo de Vitoria una relevancia que no tenía en el de Santo Tomás, por
razón de la obra de los teólogos, principalmente franciscanos, que temían que la naturaleza
creada limitara la omnipotencia divina, si se consideraba a la ley natural como necesaria.
Deseosos de afirmar a Dios antes que nada como primum Bonum para enfatizar la
importancia del amor en la experiencia espiritual, pensaban que la voluntad divina,
esencialmente libre en cuanto voluntad, había de ser omnipotente sin restricción alguna.
Esa omnipotencia constituía para ellos el principal de los atributos divinos, y resultaba
importante no someterlo a condición ninguna. Se trata del tema tardomedieval de la
potentia absoluta vel inordinata Dei.
La regla moral para el hombre se encontrará según los nominalistas en la voluntad
divina, sin que la ley establecida por esta voluntad deba someterse a restricciones
derivadas de decisiones anteriores suyas, en particular del acto creador. La consecuente
falta de necesidad de la ley divina dificulta su accesibilidad a la razón humana, y fuerza a
la moral a reducirse al campo teológico —conocimiento de esa ley, toda ella "positiva" y
revelada, o susceptible de ser alterada por nuevas decisiones de Dios— o al jurídico —
relación con la ley humana, convencional—. Esta posición no es compartida por Vitoria,
que defenderá la razonabilidad de la ley natural a partir del concepto de un orden cósmico
de carácter teleológico21 y dotado de necesidad.22
20
Este papel se lo había otorgado ya Santo Tomás: "Multo magis dependet bonitas voluntatis humanae a lege
aeterna, quam a ratione humana; et ubi deficit humana ratio, oportet ad rationem aeternam recurrere." Summa
Theologiae, 1a. 2ae., q. 19, a. 4, corpus.
21
"Ille est naturalis finis rei, in quem ex lege naturali ordinatur." In 1a., q. 1, a. 1, 18. Ms. 18, Santander.
22
La idea de algo necesario en la naturaleza repugnaba especialmente a los nominalistas. Señala Vitoria:
"Sed est notandum quod recentiores philosophi, scilicet nominales nihil volunt vocare necessarium
Necesidad
simpliciter cujus contrarium potest fieri per quamcumque potentiam. Itaque secundum eos nulla propositio
categorica composita ex terminis significantibus creaturas est necessaria, sed contingens, ut homo est,
angelus est, etc. Et contrario, nulla propositio que potest esse per aliquam potentiam vera est impossibilis, ut
curcubita est capra, etc.; nam sicut ista est vera: Deus est homo, ita Deus potuit facere quod ista esset vera:
Deus est equus, et equus est Deus, et Deus est lapis (...) Sed contra istos dico quod ad hoc ut aliquid sit
simpliciter necessarium seu ad salutem, seu ad finem, satis est ut sit necessarium necessitate seu lege
naturali, etiam si contrarium Deus posset facere." En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 45.
23
Castilla Urbano, El pensamiento de Francisco de Vitoria, p. 159, atribuye a Vitoria la siguiente
diferenciación conceptual entre lex naturalis y ius naturale: "el derecho natural es la parte de la ley natural
que realiza la justicia". Ello es congruente con la idea clásica de una ley natural que rige todas las cosas,
dentro de la cual puede hablarse de derecho natural cuando son regidas las relaciones entre personas bajo
razón de débito. Castilla trae en su apoyo la explicación de Avelino Folgado, "Los tratados De Legibus et De
Iustitia et Iure...", pp. 276 ss., quien reconoce en los escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII varios
significados análogos de ius, que ya Santo Tomás había expuesto, cuyo analogatum princeps es ius como
iustum (y por tanto ad alterum), siendo ius como lex —razón y causa de lo justo— una acepción "impropia,
derivada del uso del lenguaje y secundaria". Ibidem, p. 280.
Como el mismo Folgado señala, aunque Castilla no lo recoge, ello permitiría llamar ius a la lex sólo en la
medida en que la ley produce y causa derecho. Hay temas, como los vinculados con la temperancia, en que
por no tratarse de acciones ad alterum cabría hablar de lex pero nunca de ius, si fuéramos a respetar el uso de
los términos dentro de la analogía, puesto que faltaría el analogatum princeps. Interesa notar aquí que
Vitoria efectivamente expone la distinción que Santo Tomás había realizado en Summa Theologiae, q. 57, a.
1 ad 1 entre los diversos significados de ius, en In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 7. Pero en su discusión es a menudo
poco riguroso en el uso de los términos, usando lex donde se podría hablar de ius —lo que es lícito dentro de
la analogía—, pero también usando ius donde sólo podría hablarse de lex —lo que sólo puede hacerse dentro
de un concepto más amplio de ius como rectitud, ya no necesariamente ad alterum—, como ocurre al
principio de la relección De Temperantia, por poner sólo un ejemplo: "Quia inclinatio naturalis, vel sequitur
ex iure naturali, vel e contrario ius naturale oritur ex inclinatione naturali, et sive hoc, vel sive illud sit, facere
contra inclinationem naturalem est facere contra ius naturalem." DT, 1. Este pasaje es parte de la
demostración de la proposición: "Quilibet tenetur conservare propriam vitam per alimentum", por lo que es
claro que debería tratarse en él de lex y no de ius. Puesto que nuestro interés se centra en los problemas
relacionados con la justicia, en que los textos vitorianos usan a menudo de manera muy libre lex naturalis y
ius naturale como sinónimos, no pretenderemos aquí ir más lejos en precisión que el mismo Vitoria.
24
"Respondetur, his non obstantibus, quod bene dicitur communiter quod jus naturale est necessarium. Et
ratio est quia, sicut Aristoteles (...) dicit, omne naturale est de per se, et econtra, omne de per se est
necessarium. Naturale ergo est illud quod per se convenit, ut risibilitas est naturalis et rationalitas, quia per se
homini adhaeret. Sic dicitur jus naturale, quia per se est jus et ex se." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 3.
Una cita ha de añadirse para que no parezca que en Vitoria risibilidad y racionalidad son formalmente
humanas de la misma manera: "Scimus quod homo est risibilis. Quare? Quia est admirativus. Et quare est
admirativus? Quia est rationalis." Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 94.
25
"Ratio et necessitas in moralibus et prorsus in omnibus agendis sumenda est ex fine." DM, II, 7. La
diferencia entre lo necesario simpliciter y lo necesario ad finem es tomada de Aristóteles: "... notandum est
ex Aristotele 5 Metaphysicae quod duplex est necessarium: alterum simpliciter, id est, sine quo res existere
nequit ut respirare animalia et alimentum capere; alterum ad finem ut medicinam bibere ne aegrotent et
Eginam, id est, in Siciliam navegare ut argentum quis recipiat a debitore." In 1a., q. 1, a. 1, 4. Ms. 18,
Santander.
26
"... occidere seipsum est contra naturalem inclinationem hominis. Sed facere aliquid contra inclinationem
naturalem est peccatum. Ergo occidere se semper est peccatum. Maior est manifesta. Non enim homo solum
omniaque animantia, sed res omnes resistunt suae corruptioni, et pro viribus adnituntur conservare se in
rerum natura." DH, 2.
27
"Considerandum tamen est quod iuniores philosophi et theologi, id est, nominales qui a centum annis
ceperunt scribere, nihil volunt vocare necessarium simpliciter aut potius absolute necessarium ad finem,
cuius contrarium fieri potest per aliquam potentiam." In 1a., q. 1, a. 1, 5. Ms. 18, Santander.
28
El mismo Vitoria alega los pasajes de Jos 6 sobre la muerte de los niños de Jericó y de 1Rey 15 sobre el
arrasamiento de Amalec por el rey Saúl como ejemplos en DIB, IV, 2, 1.
29
"Et consequenter, ad hoc quod aliquid sit absolute necessarium ad finem, satis est quod sit secundum
legem naturalem, et necessarium necessitate aut lege naturali, etiamsi contrarium fieri possit per potentiam
supernaturalem, si per legem naturalem contrarium fieri non possit." In 1a., q. 1, a. 1, 6. Ms. 18, Santander.
"Neque per hoc excludimus omnipotentiam divinam (...) quod Dominus ostendit Math. 19, [26] dicens quod
quod impossibile est apud homines, possibile est apud Deum et, ex consequenti aut per idem, quod est
necessarium apud homines est contingens apud Deum." In 1a., q. 1, a. 1, 10. Ms. 18, Santander.
30
"Lex autem divina imponit necessitatem rebus, sed providentia, sub qua cadit quidquid est, nullam imponit
necessitatem rebus (...) Unde ea quae necessario fiunt, ideo necessario fiunt, quia Deus sic statuit; et ea quae
contingenter fiunt, ideo sic fiunt, quia Deus absolute voluit illa sic fieri, sicut absolute voluit necessario et
infallibiliter fieri quod necessario fit." In 1a., q. 1, a. 1, 11. Ms. 18, Santander.
31
"Secundo dico quod non quecumque fiunt in mundo vult Deus voluntate beneplaciti. Ideo non est
inconveniens querere illud [an sit conveniens id quod a Deo factum est]." Beltrán de Heredia, Los
manuscritos..., p. 97.
32
"Et si dicas: si hoc est verum, quidquid est in mundo est necessarium, quia cadit sub lege divina, id est, sub
iudicio aut voluntate aut providentia divina; sed consequens est lutheranorum error, igitur. Dicendum est
quod latum est discrimen inter legem divinam et providentiam divinam (...) Lex autem divina imponit
necessitas rebus, sed providentia, sub qua cadit quidquid est, nullam imponit necessitatem rebus." In 1a., q.
1, a. 1, 11. Ms. 18, Santander. "Et ad rationem qua hic probat quod nemesis sit mala, quia videtur esse contra
providentiam Dei, qui disposuit quod mali habeant bona temporalia, ergo non licet de hoc dolere: dico, quod
consequentia non videtur valere, quia ut in 1. 2 diximus, nos non tenemur conformare voluntatem nostram
Dei voluntati nisi in praeceptis. Est providentia quod pater meus moriatur, quod pagani occupent majorem
partem orbis; et tamen nos dolemus de hoc et licite." In 2a. 2ae., q. 36, a. 2, 5.
33
"Hoc ergo supposito, quod Deus non potest natura rerum mutare, dico quod Deus fecit hominem, cum hac
naturali inclinatione appetitus sensitivi. Quia aliter fieri non poterat." DH, 6.
Obligatoriedad
34
La posición de Biel es expuesta por Vitoria en DH, 4.
35
"Multae sunt proprietates et aptitudines rerum, quae secundum comunem opinionem non conveniunt rebus
per aliquas qualitates superadditas, sed immediate per suas essentias." DH, 5. Sigue de inmediato la
consideración, como ejemplo, de la risibilidad del hombre: "... potuit quidem Deus facere quod homo
nunquam rideret, non autem quod non esset natura risibilis." Idem.
36
"Quia Deus non potest tollere effectum causae formalis, manente causa formali." DH, 5.
37
"Si [essentiae rerum] non [sunt indifferentes de se ad quamlibet proprietatem], ergo non potuit fieri, quin
id, ad quod essentia magis inclinatur, sit magis naturale." DH, 5.
38
"... ius naturale non habet vim, nisi quia latum est auctoritate divina. Alias non esset obligatorium,
quicquid dicat Gregorius, cum obligatio esse non possit nisi a superiore." DPPC, 1.
39
Así, al distinguir la materia grave de la leve en moral, ha de discutir con Juan Gerson y Jacobo Almain,
que habían sostenido que la gravedad de la transgresión moral dependía de la obligación impuesta por una
voluntad con potestad para ello: "Ut si summus Pontifex praeciperet sub praecepto et poena
excommunicationis quod feminae non portent galeros est res levissima et tamen peccaret mortaliter si contra
faceret; ergo mortaliter peccat qui contra facit. Aliqui putant quod haec est opinio sancti Thomae, sed
falluntur. Illa non est vera nec probabilis. [...] Ad hoc respondetur 1º quod male faciunt praelati ponendo
praecepta [gravia] in re levi; et si praecipiat in materia levi, dico quod nunquam erit mortale
quantumcumque comminetur in virtute sanctae obedientiae et Spiritus Sancti, etc (...) 2º dico quod aliqua
materia quae alias est levis potest in casu fieri gravis, ut quod non loquar ne sequatur scandalum aut ne
subornet aut pervertat aliquem, etc. Ideo sunt illae leges ad tempus tantum. Lex vero divina est perpetua et
esset intolerabile quod per totam vitam non loquerer." In 1a. 2ae., q. 88, a. 1. Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, ff.
256v-257r. Como puede verse, la gravedad antropológica de lo que esté en juego, ya sea por el carácter
mismo de la acción propuesta (per se gravis) o por las circunstancias concretas en que se propone (in casu
gravis), es lo determinante para conocer la obligatoriedad moral, según Vitoria.
40
La posición de éste la expone y contesta Vitoria en De eo ad quod..., II, 9. Básicamente el Ariminense
sostenía que todo acto humano para ser moralmente bueno debe ordenarse actualmente a Dios, lo que
requiere un auxilio especial de la Gracia; por lo cual quien no conoce a Dios no puede obrar más que el
pecado. Para defender su posición de quienes sostenían que en caso de no conocer a Dios sencillamente no
puede cometerse pecado (en sentido teológico), afirmaba que el pecado consiste sólo en actuar contra la recta
razón y no depende de una prescripción divina (ni, por tanto, de su conocimiento).
41
"Natura formata est a Deo; et regulae naturales sunt a Deo: ergo sunt leges conformes rationi." In 2a. 2ae.,
q. 130, a. 1, único.
42
"Atque adeo si vel Deus non esset, vel nihil praeciperet, ego non dubito quin nullum esset proprie
peccatum aut malum morale, licet posset esse peccatum sicut est in natura vel in arte. Nec esset aliter malum
quod homo interficeret patrem quam quod lupus interficeret matrem." De eo ad quod..., II, 9. En este lugar se
nota una asimilación entre los dos sentidos de ‘pecado’ que habíamos identificado: por referencia a la
relación personal con Dios, y por referencia a la racionalidad humana. Además de negar la concepción de la
vida moral que hemos expuesto en el capítulo anterior, la sentencia es abiertamente contradictoria con la
propuesta en la nota 16. Alfonso Llano, La obligatoriedad del derecho natural..., p. 79, considera que el
pasaje constituye un "pecado venial filosófico" de Vitoria, que se dejó llevar en un momento por la polémica
con Gregorio de Rímini (en la que tanto estaba en juego respecto al reconocimiento de la genuina moralidad
de los indígenas americanos), para volver de inmediato a su auténtica posición. Esta, como vimos, incluye
tanto la conciencia de que la vida moral del hombre se entiende enteramente sólo dentro del campo de la ley
Inmutabilidad y universabilidad
divina, como la afirmación de que la razón puede orientar sobre el bien y el mal por sí misma, sin necesidad
de referencia formal a un legislador externo. En efecto, pocos párrafos después del texto anterior: "Et ideo
relicta imaginatione Gregorii, aliter dico (...) quod ad hoc quod aliquis obligetur lege divina, non oportet ut
formaliter sciat esse aliquam legem vel legislatorem a quo lata sit. Sed satis est quod sciat aliquid esse bonum
vel malum, etiam si ignoraret omnino causam quare est bonum vel malum, vel utrum sit prohibitum vel non.
Et sic talis qui ponitur sine cognitione Dei adhuc ex casu, postquam ponimus eum habentem usus rationis,
cognoscit aliquid esset malum aliquid esset bonum. Et hoc satis est ut possit peccare, quia cognoscit aliquid
esse malum, aliud esse bonum." De eo ad quod..., II, 10.
43
"Et in moralibus etiam, quia (...) singula potest homo operari et bene (contra Gregorium) in solo lumine
naturali, sed non omnia, ut pelagiani asserebant in suo errore." In 1a., q. 1, a. 1, 14. Ms. 18, Santander.
44
"Lex naturalis nunquam mutatur. Nec enim abrogatur, aut limitatur, aut extenditur. Est enim lumen
signatum super nos a principio." DH, 13. "Ius naturale est inmutabile et, ut habetur in Decretis d.5 c.1
naturale ius semper permanet." DPPC, 1.
45
"Constat enim regnum non esse contrarium iuri naturali, ut isti putant. Ius enim naturale est inmutabile, ut
Aristoteles probat 5 Ethicorum, et etiam habetur in decretis. Nam si regnum esset contra ius naturale, nullo
saeculo aut aetate iustum esset potuit." DPC, 8.
46
Pedro d'Ailly, †1420, obispo de Cambrai, rector del colegio de Navarra y canciller de la Universidad de
París, discípulo de Ockham y célebre representante de la escuela nominal en teología, escribió además obras
sobre espiritualidad, astronomía y geografía.
Cognoscibilidad
Por último, el derecho natural es para Vitoria racionalmente cognoscible puesto que
se halla inscrito en el corazón del hombre y deriva de la naturaleza humana. Así pues, tanto
el objeto que se va a conocer como el punto de partida de su conocimiento se encuentran al
alcance de la razón, capaz de identificar y formular lo constitutivo de la persona humana.
Para sostener esto, el maestro de Salamanca ha debido eliminar a la potentia Dei
absoluta como fuente de incertidumbre para el conocimiento físico y moral.47 La
posibilidad de conocer en moral depende de que sea imposible que Dios: (i) cambie la
naturaleza humana o las inclinaciones asociadas a ella; (ii) prescriba el mal positivamente
o haya permitido la introducción de malas inclinaciones naturales en el hombre; (iii) haga
que el entendimiento natural del hombre tome el mal por bien, cuando ese entendimiento
actúa sin interferencias no naturales.
Del primer punto se ha tratado ya unos párrafos más arriba. Acerca del segundo, la
posibilidad de una prescripción divina de hacer el mal es rechazada por Vitoria porque
supondría una contradicción en Dios, que como objeto de fe es aprehendido primero como
summa Veritas y no como summum Bonum.48 La presunta existencia de inclinaciones
naturales al mal, que imposibilitarían tomar a la naturaleza humana como referencia de
47
En la Baja Edad Media se había desarrollado en mayor medida el tema de la potentia inordinata Dei como
fuente de incertidumbre para el conocimiento físico que para el moral. Aunque no es un tema importante en
Vitoria, encontramos también en él la imposibilidad de la ciencia natural derivada de la contingencia
nominalista del cosmos, como argumento a favor de la necesidad absoluta del orden natural: "Sed pro nunc
probatur quod necessitas naturalis, est absolute necessitas, quia alias (...) sequitur quod nulla est demonstratio
physica, quia omnes procedunt secundum leges naturales, ut quod omne compositum ex contrariis est
corruptibile. Immo demonstrat philosophus quod corrumpetur et tamen, secundum istos, nulla esset
necessaria, sed quaelibet talis demonstratio et conclusio esset contingens (...) Scientia autem debet esse de
necessariis, ut dicitur primo posteriorum." In 1a., q. 1, a. 1, 7. Ms. 18, Santander. Lo contrario de esa
necesidad absoluta es la imposibilidad: "Et ad hoc quod sit et dicatur absolute impossibile, [sufficit] quod sit
contra legem sicut in naturalibus." In 1a., q. 1, a. 1, 9. Ms. 18, Santander.
La artificialidad de un lenguaje en que todo sea reconocido como contingente es puesta de manifiesto por
Vitoria, que aprovecha la ocasión para recomendar a los nominalistas mayor conexión entre el discurso
académico y la experiencia común: "... ipsi [iuniores nominales] extra schola loquuntur, sicut nos in scholis
et extra scholas, quia ad hoc est schola, ut discamus quomodo loquendum et sentiendum sit extra scholas, ubi
isti non auderent dicere quod ignis contingenter calefacit, quod tamen in scholis asseverant. Melius est ergo
loqui sicut nos loquimur." In 1a., q. 1, a. 1, 11. Ms. 18, Santander.
48
"Quid est dicere quod Deus est summa et prima veritas? (...) Deus ut bonus non est objectum fidei, quia
dato esset bonus, si tamen posset falli aut decipere, non crederemus ei, nec si esset omnipotens etc. Igitur
credo ei quia est prima veritas, et nec falli aut decipere potest." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1, 6.
49
"Quare in praesentiarum defendo inclinationem hominis, quatenus quidem homo est, bonam esse. Atque
adeo ad nullum malum, aut virtuti contrarium inclinare. Quod postquam auctoritate probare non sufficio,
argumentis non infirmis probabile facere contendam." DH, 3.
50
"Tertio. «Non posset Deus producere habitum inclinantem ad falsum». Ergo nec inclinationem ad malum.
Patet consequentia. Nam non minus repugnat Deo inclinare ad peccatum, quam ad falsum. Imo multo plus
(...) Atque ista ratione probari quodam modo possunt prima principia, quamvis per se nota. Quid enim si quis
fateretur quidem se cogi ad assentiendum huic principio: «Omne totum est maius sua parte»; diceret tamen se
timere ne forte deciperetur, quemadmodum et homo aliquando cogitur ad credendum aliquid hominum
auctoritate, quibus fidem non habere homo non posset, et tamen fieri potest ut decipiatur? Quid inquam si
quis diceret ita de primis principiis, an non aliqua ratione induci posset ad assentiendum illis? Ergo vero
puto, si quis mihi recipiat, Deum neque mentiri, neque decipere posse, concedat etiam necesse esse naturam
rationalem esse a Deo creatam cum hac necessitate et inclinatione consentiendi his principiis, manifeste
etiam convinci talia principia vera esse. Si enim falsa sunt et Deus humanum intellectum cogit ad
assentiendum illis, aperte constat Deum homines decipere et per consequens mentiri." DH, 3.
51
"Tertia propositio: Deus de potentia ordinata directe per seipsum neminem potest decipere, nec per alium."
In 2a. 2ae., q. 1, a. 3, 7. "Quarta propositio: Deus de potentia absoluta non potest mentiri." Ibidem, 11.
52
"... alias tota firmitas fidei et scripturarum corrueret, si [Deus] posset mentiri, cum non habeant aliquam
firmitatem nisi quia revelata sunt a Deo. Item, quia fides nostra non esset certa si Deus de lege potest per
seipsum mentiri. Quid scimus si deceperit nos?" In 2a. 2ae., q. 1, a. 3, 2.
53
Lo hace con reticencias: "Licet opinio S. Thomae sit probabilior, nihilominus alia est etiam probabilis, non
Aliacensis et Occham, sed Scoti, quod Deus de potentia absoluta possit in aliquibus dispensari." In 1a. 2ae.,
q. 100, a. 8, 6.
54
"Sed ad hoc quod sit necessarium, sat est quod tota natura non possit facere contrarium. Sic ergo jus
naturale vocatur necessarium isto secundo modo, scilicet necessitate naturali, quia tota natura simul non
posset illud tollere sine auctoritate divina. Dicimus ergo quod sine auctoritate divina per totam naturam non
potest fieri contra praecepta decalogi quin sit institutum quod colamus Deum et honoremus parentes, etc." In
2a. 2ae., q. 57, a. 2, 3.
55
Sólo hemos encontrado un par de lugares. El primero justamente en DIB, IV, 2, 1 (cfr. nota 28), donde se
argumenta para resolver la cuestión de si es lícito matar inocentes en la guerra que: "Ad argumentum autem
in contrarium respondetur quod illud factum fuit ex speciali mandato Dei, qui indignatus contra populo illos,
voluit perdere omnino (...) Ipse erat dominus omnium, nec istam legem voluit esse in communi." La
existencia de un mandato expreso de Dios contra la ley natural en una situación concreta no pone en duda la
validez en común de esa ley, esto es, no constituye ley a su vez. Pero no lo hace porque Dios no quiso, lo que
supone reconocer la potentia Dei absoluta respecto al orden moral. El segundo lugar se puede leer en la nota
449 del capítulo 2. Allí se acepta la posibilidad de dispensa incluso en lo intrínsecamente malo según el
derecho natural. De nuevo, la dispensa no constituye ley. En ambos lugares se está siguiendo la posición de
Escoto, para quien los mandamientos de la segunda tabla del Decálogo podían ser ocasionalmente
dispensados por Dios.
56
Daniel Deckers, Gerechtigkeit und Recht, pp. 92 ss. En la p. 94 parece inclinarse por la segunda
interpretación, sin ofrecer razones para ello.
57
"Sed ignorans sic Deum, potest facere contra conscientiam, quia naturaliter homo iudicat quod est malum
iniuriam facere innocenti, parentes esse honorandos, etc. Ergo potest male agere, et per consequens peccare.
Confirmatur, quia philosophi illi, vel qui negabant Deum esse, ut Diagoras, vel qui negabant saltem
quidquam ad deos attinere facta hominum, ut Democritus et Epicurus, dicebant tamen aliqua esse bona, alia
mala et peccata, et alia laudabilia et alia vituperabilia. Ergo id non dependet ex notitia Dei." De eo ad quod...,
III, 9. "Dico ergo quod ad hoc quod aliquis obligetur lege divina, non oportet ut formaliter sciat esse aliquam
legem vel legislatorem a quo lata sit. Sed satis est quod sciat aliquid esse bonum vel malum, etiam si
ignoraret omnino causam quare est bonum vel malum vel utrum sit prohibitum vel non." De eo ad quod...,
III, 10.
58
Según señala Adolfo Miaja, "De la existencia de una escuela...", pp. 121-122: "En una materia como la
internacional en la que es difícil encontrar normas que deriven de la voluntad de Dios manifestada en la
Revelación, una construcción iusnaturalista es difícil para quien adopte un punto de vista exclusivamente
voluntarista." Ello va dejando sin vigencia la idea nominalista de una ley natural fundada en la Voluntad y no
en la Razón divina. Unos, como Vitoria en De Indis y De Iure Belli, volverán al concepto tomasiano de
derecho natural y lo aplicarán al campo de las relaciones internacionales (yendo así más allá que el mismo
Aquinate); otros, más tarde, habrán de abandonar la referencia a Dios para apoyar el Derecho Internacional
en una naturaleza autosubsistente o, según los casos, en la mera convención.
59
"Et secundo dicit sanctus Thomas quod nullo modo potest cognoscere aliquid anima nisi vel ex principiis
per se notis, vel per experientiam signorum naturalium, quia praesupponimus quod dicit Aristoteles, quod
anima est tamquam tabula rasa in qua nihil depictum est." In 2a. 2ae., q. 172, a. 1, 2. "... haec est differentia
inter intuitivam et abstractivam, quia per intuitivam cognoscimus res in seipsis, sed per abstractivam in suis
causis." In 2a. 2ae., q. 171, a. 5, 2.
60
"Et ista quaedam sunt per se nota, et ista insunt nobis a natura. Et adhuc magis connaturalia sunt nobis
principia practica quam speculativa, quia pauci homines dant se ad speculandum, quia excedit quodammodo
hominem. Item, quia principia practica occurrunt saepe nobis, ut quod malum est fugiendum, et quod tibi non
vis alteri non facias. Sed hoc, si aequalibus aequalia demas, quae remanent sunt aequalia, ista clara sunt, sed
non saepe ocurrunt." In 2a. 2ae., q. 47, a. 15, único. Obviamente no se trata del principio de no
contradicción.
61
"Et confirmatur, quia cui commissa est cura alicuius officii, intelleguntur concessa omnia sine quibus
officium recte expedire non posset (...) et Deus et natura non deficiant in necessariis." De Indis, I, 2, 7.
62
"... in cognitione practica principia universalia et conclusiones, etiam magis universales, sunt magis notae.
Et oportet intellectum ab illis incipere, ut est illud principium: oportet vivere conformiter ad rectam rationem,
expedit homine honeste vivere, non est facienda iniuria, vel aliquid huiusmodi. Quod potest esse notum
lumine naturali, etiam apud illum qui educatus est sine notitia et religione Dei." De eo ad quod..., III, 14.
63
En el contexto de una discusión sobre si puede cometer mal moral quien no conoce ni puede conocer a
Dios, se trae en favor de la posición afirmativa, que Vitoria comparte: "Probatur tamen, quia aliquis actus
sunt intrinsece mali, ut mendacium, ex sententia Augustini et doctorum (...) Item, alias prima principia non
essent necessaria, puta non est faciendum alteri quod tibi non vis fieri, quia in tali casu omnia licerent si non
posset peccare." De eo ad quod..., II, 8.
64
"Omnino puto impossibile ut quis habeat usum rationis circa aliquam materiam moralem et non circa
omnes. Probatur primo, quia principia moralia sunt eadem circa omnes materias. Ergo si habet iudicium ad
principia unius materiae, iam aliquo modo habet circa omnes. Ut qui judicat quod non est nocendum
proximo, iam habet principium quod non est furandum et quod non est occidendum. Sicut quod scit quod in
barbara est bona consequentia, scit hoc tenere in omnia materia." De eo ad quod..., I, 19.
65
Y por natural, atribuible a Dios Creador de toda naturaleza como a su principio: "Quod non videtur sic
intelligendum quod Deus concurrat semper tamquam causa particularis ad primum consilium. Sed dicitur
principium esse Deum, quia primus talis motus intellectus est naturalis et naturalia atribuuntur Deo, qui hanc
virtutem dedit intellectui." De eo ad quod..., I, 21.
66
"Prima deliberatio non potest cadere sub praecepto. Haec patet ex aliis, quia non est in potestate hominis si
est naturalis." De eo ad quod..., I, 24.
67
"... quicumque habet usum rationis habet hoc principium, quod in actionibus suis potest bene et male
agere. Sed quicumque habet hoc principium potest deliberare de omni agendo." De eo ad quod..., I, 19.
68
"Promulgatur autem lex naturalis per hoc quod aliquis cognoscit quod vivendum est conformiter ad rectam
rationem, vel quod nocendum non est proximum, vel aliquid simile." De eo ad quod..., III, 14.
69
"[Barbari] non errant in rebus, quae aliis sunt evidentes, quod est indicium usus rationis." De Indis, I, 1,
15.
Descripción y prescripción
Como puede verse, los primeros principios señalados por Vitoria consisten ya en
prescripciones. ¿Cuál es entonces su relación lógica con el conocimiento de la naturaleza
humana que se expresa de manera descriptiva, por ejemplo con oraciones en modo
indicativo y no en imperativo? La cuestión no puede ser comprendida dentro de la
tradición a la que pertenece nuestro autor sólamente como un problema lógico, sino que ha
de abordarse dentro de la teoría antropológica de las inclinaciones naturales.
En efecto, según hemos señalado cada hombre viene al mundo dotado de unas
inclinaciones inscritas por la naturaleza en él, que le ayudan a comprender cuáles son los
elementos esencialmente constitutivos de su ser, y a protegerlos. Conforme crece en la
dirección que esas inclinaciones señalan, encuentra que su ser va alcanzado la plenitud que
le es adecuada, en la que consiste la felicidad. Junto con la experiencia de ser actualmente
70
"Quaedam [principia universalia] sunt per se nota, et haec non pertinent ad prudentiam, sicut illud: non
facias malum alteri quod tibi non vis fieri, quod principium pertinet ad synderesim, quae est habitus
principiorum." In 2a. 2ae., q. 47, a. 3, 3.
En otro lugar, al responder a la cuestión de cuál es el objeto formal del conocimiento de los primeros
principios, se dice: "Ad primum potest dici quod forte nullus est habitus circa prima principia; sed potentia
est nuda circa ea. Secundo dico quod est aliquid loco objecti formalis, scilicet lumen naturale, nam non
semper medium est formalis ratio." (Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., pp. 82-83). De esta manera se
subraya la inmediatez de esos principios a la conciencia.
71
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 47, a. 6, ad 1.
72
"Ut Aristoteles dicit 6 Ethicorum et 7, perturbationes et passiones impediunt iudicium rationis. Ita enim
iudicat homo in agendis sicut est affectus. Quare, inquit, qui in perturbationibus sunt constituti, eodem modo
sunt constituti sicut dormientes, furiosi et ebrii. Eodem enim modo falluntur. Atque ideo impossibile est
incontinentes esse sapientes aut prudentes. Si ergo perturbationes appetitus sensitivi impediunt usum rationis;
ergo tantum possunt crescere ut omnino tollant." De eo ad quod..., I, 12.
73
"Non ergo dicitur lex naturalis quia insit nobis a natura, nam pueri non habent legem naturalem nec
habitum, sed quia ex inclinatione naturae judicamus quae recta sunt, non quod insit qualitas a natura." In 1a.
2ae., q. 94, a. 1, único. Así debe entenderse esta otra afirmación: "Dico ergo in summa quod nihil est de jure
naturali nisi quod naturaliter potest sciri ab homine (...) Unde sequitur quod illud quod non causat in nobis
cognitionem, non est de jure naturali (...) Et probatur ex dictis philosophorum. Cicero, lib. 2 De inventione,
dicit quod jus naturale est quod non operatio genuit, non traditio humana docuit, sed vis quaedam innata
inseruit." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 5.
74
"Quia inclinatio naturalis, vel sequitur ex iure naturali, vel e contrario ius naturale oritur ex inclinatione
naturali, et sive hoc, sive illud sit, facere contra inclinationem naturalem est facere contra ius naturale." DT,
1.
75
"Todo arte y toda investigación e, igualmente, toda acción y libre elección parecen tender a algún bien; por
esto se ha manifestado, con razón, que el bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden." E.N. 1094 a1.
La cita aristotélica admite dos interpretaciones, presentes ambas en Vitoria. Por una parte, puede entenderse
como definición no valorativa de "un bien", de tal manera que el bien moral se encontrará en un cierto orden
de "los bienes" a los que tiende la persona. Pero la frase puede ser leída también en términos valorativos, con
una modificación que Vitoria asume, dentro de su concepción de un orden cósmico teleonómico: bueno en
sentido moral es aquello hacia lo que las personas naturalmente tienden.
"Est inclinatio naturalis ad conservandum se: ergo tenetur conservare se. Est dubium an
valeat ista consequentia. Aliqui dicunt quod nihil valet. Sed quaero ab aliquo, ante legem
scriptam quomodo probaret quod occidere seipsum est peccatum? Non posset probari alio
modo quam hoc. Dico ergo quod est sufficiens illa probatio: est contra inclinationem
naturalem: ergo est prohibitum. Est secundum inclinationem: ergo est praeceptum, quia
intellectus meus sine aliquo docente judicat quod bonum est vivere, quod diligendi sunt
parentes, etc et naturaliter inclinatur voluntas ad illa omnia. Unde ex hoc principum bene
infertur quod id ad hoc quod naturaliter homo inclinatur, est bonum, et quod naturaliter
abhorret, est malum. Alias si ego decipior, Deus me deceperit, qui dedit mihi istam
inclinationem. Intellectum non dictat nisi verum, et voluntas inclinatur ad illud."76
76
In 1a. 2ae., q. 94, a. 2, único: "Hay una inclinación natural a la propia conservación; luego uno está
obligado a conservarse. Se duda si vale esta consecuencia. Algunos dicen que nada vale. Pero pregunto a uno
de ellos: antes de la ley escrita, ¿de qué modo se prueba que matarse a uno mismo es pecado? No puede
probarse de otro modo que éste. Por tanto, digo que es suficiente esa prueba: es contra la inclinación natural,
luego está prohibido. Es según la inclinación natural, luego está prescrito, puesto que mi intelecto sin que
nadie se lo enseñe juzga que es bueno vivir, que debe honrarse a los padres, etc., y naturalmente la voluntad
se inclina a todo ello. Donde de este principio se infiere que aquello a lo que el hombre naturalmente se
inclina, es bueno, y lo que naturalmente aborrece, es malo. De otro modo, si yo me engañara, Dios me
engañaría, porque El me dio esa inclinación. El intelecto no dicta sino lo verdadero, y la voluntad se inclina a
ello." La última frase debe entender como que el intelecto naturalmente no dicta sino lo verdadero, es decir,
en relación a la sindéresis o razón práctica natural.
77
No olvidemos que las referencias intraculturales son siempre sospechosas para Vitoria, por razón del
pecado original, de manera que su intento es apoyar la moral en referencias exteriores a los ámbitos que han
podido ser deteriorados por el pecado. Estas referencias son dos posibles: la ley divina revelada y la
naturaleza humana creada por Dios —"imago Dei"— que, contra los luteranos, no ha sido corrompida
esencialmente por el pecado original. Por ejemplo: "Ad tertium argumentum de consuetudine, dico quod est
mala et non potest prevalere contra jus divinum et jus naturale." In 2a. 2ae., q. 185, a. 3, 4.
78
Como ha señalado Daniel Deckers, Gerechtigkeit und Recht, p. 112, Vitoria no conservó el rigor en la
diferencia entre intelecto y razón que había sostenido Santo Tomás, sino que a menudo usa ambos términos
indistintamente.
79
"Secundo dico, quod cum naturalia sint a Deo, si intellectus noster dictat, id est judicat aliquid tale, scilicet
quod parentes debent creare filios, cui non potest dissentiri, illud est naturale, id est illud est verum de jure
naturali. Quia cum Deus dedit naturam, et intellectus noster est a Deo, si inde esset inclinatio ad errorem vel
ad falsitatem, illud tribueretur Deo; quia postquam dedit nobis intellectum, si judicaremus oppositum Deus
deciperet nos quia dedit nobis inclinationem ut possimus decipi per judicia naturalia. Consequens autem est
magnum inconveniens, quod scilicet prima veritas deciperet nos dicendo et imperando falsum. Ergo." In 2a.
2ae., q. 57, a. 2, 4.
80
"... cui non potest dissentiri, illud est naturale, id est illud est verum de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 57, a.
2, 4.
81
"Probatur quod sunt plura principia. Facere contra inclinationem naturae est facere contra legem
[naturalem]. Sed sunt plures inclinationes naturae. Ergo." In 1a. 2ae., q. 94, a. 2, único.
82
Este es el único de los primeros principios de la moral que hace referencia directa a una inclinación natural
del hombre, la socialidad, que en un cierto sentido contiene a todas las demás, al menos a las referidas a la
realización terrena del hombre. En efecto, según vimos en el epígrafe 2.2.3, la sociedad es precisa para la
conservación de la vida, para la actualización de la racionalidad y para el despliegue de la virtud.
83
"Ex quo loco, saltem Deut. 12, 29-32 non solum constat esse prohibitum iure divino [positivo], sed
naturali, quia gentes non tenebantur alio jure nisi naturali, et tamen computantur inter abominationes eorum
immolasse sanguinem humanum." DT, 7.
84
"Item homine occidere est iure divino [naturali] prohibitum, ut patet in praeceptis Decalogi." DPC, 7. "Sed
quae est ratio? Primum de innocente est clara, quia est contra ius naturale occidere hominem innocentem,
cum sit praeceptum decalogi." DT, 7.
85
"Item, est peccatum feritatis comedere carnes humanas, ut Aristoteles dicit." DT, 5.
86
"Item, pro diro et atroci facinore ponitur, et damnatur etiam a paganis auctoribus potasse humanam
sanguinem, ut patet in Coniuratione Catilinae, apud Sallustium et Lucium Florum." DT, 5.
87
"Item Augustinus De moribus Ecclesiae et habetur etiam apud Divum Thomam 2.2 q. 141 a.6: Regula
(inquit) temperantiae est necessitas praesentis vitae." DT, 12.
88
"Item, ius sepulturae videtur esse de jure naturali, ut quilibet sepeliatur ubi voluerit, ut c. Fures habetur,
etc." DT, 5.
Jonsen y Toulmen (The Abuse of Casuistry, p. 108) señalan: "The methods of medieval law, politics and
ethics were also interconnected. If over the next centuries the standard pattern of moral analysis was
casuistical, that was an inheritance from Roman law, which had been equally casuistic. And just as Roman
law was taught as a taxonomic (not a geometrical) 'system', so too the ethical doctrines of medieval
theologians were taxonomic and practical, not geometrical and theoretical". Interpretaciones como ésta,
justamente por las afirmaciones verdaderas que contienen, pueden esconder de la vista razones
teoréticamente más interesantes que sólo la influencia (¡taxonómica!) del derecho romano sobre un enfoque
de la ética.
En primer lugar, antes que una dependencia metodológica del derecho (puede pensarse que gracias a las
ideas sobre la sociedad y el hombre que le sirven de base, o a la influencia aristotélica, o a la teoría
agustiniana sobre el pecado y la Gracia) se encuentra en los escolásticos una concepción de la vida moral que
impide una ciencia ética more geometrico y abre necesariamente espacio a la prudencia. Esto lo hemos visto
en el capítulo anterior, ejemplificado en Vitoria pero referible igualmente a Santo Tomás.
En segundo lugar, notamos que el esquema de nuestro autor pretende estructurar de una manera
científicamente razonable los juicios de la ciencia moral a partir de algunos de ellos fundamentales y
manifiestos de por sí. No es entonces estrictamente cierto lo que afirman Jonsen y Toulmen (idem): "Sound
judgement in resolving problems of moral practice depended on recognizing crucial resemblances and
differences between new and problematic cases and available paradigmatic cases". La forma argumentativa
típica de la moral escolástica habría de ser entonces la analogía, como en el derecho, sobre todo anglosajón.
No ocurre así, según veremos en el siguiente epígrafe. Por el contrario, aunque la analogía se emplea con
frecuencia, tiene prioridad teórica sobre ella la caracterización de las situaciones (esencial o según
finalidades), que permite aplicar un principio racional al caso en cuestión.
"Sed contra dubitatur: quomodo poterimus scire jus naturale? V. g., quomodo poterit quis
scire quod furari et occidere est contra jus naturale, et vesci carnibus die veneris est contra
jus positivum?
Ad hoc respondetur per propositiones. Prima: Omne illud quod lumine naturali per se
notum est esse justum ab omnibus et conforme rationi rectae et contrarium illius esse
injustum, omne tale dicitur et est jus naturale, sicut non furari, non occidere innocentem, et
quod tibi non vis alteri non facias.
Sed dubitatur. Si aliquid est tale quod nec est per se notum, nec infertur ex per se notis (...)
sed solum infertur per consequentiam valde apparentem: an illud sit jus naturale, id est de
jure naturali. V. g. non est per se notum quod fornicatio simplex sit contra jus naturale,
praecipue quando acceditur ad volentem, quia nulli fit injuria. Nec infertur ex per se notis.
Sed tamen infertur ex consequentia valde apparenti quod sit contra jus naturale et quod sit
illicita; quia jus naturale est quod pater tenetur educare filios, et tamen si simplex fornicatio
esset licita, male possent filii educari, quia esset incertitudo prolis, et non esset pater qui
educaret illam. Ergo simplex fornicatio est contra jus naturale, et per consequens illicita
(...)
Respondeo, et sit tertia propositio: Illa quae inferuntur per consequentiam bonam moralem
moraliter notam, id est valde apparentem esse juris naturalis, ita quod pro contrario nulla sit
89
"Quod est prohibitum iure naturali, potest cognosci ratione naturali. Sed nulla ratione naturali potest
cognosci quod sit aliquod alimentum prohibitum. Ergo." DT, 2.
90
In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 4: "Pero contra esto se duda: ¿cómo podemos conocer el derecho natural? Esto es,
¿cómo puede alguien saber que robar y matar es contra el derecho natural, y comer carne los viernes es
contra el derecho positivo?
A esto se responde por proposiciones. La primera: Todo aquello que por luz natural es manifiestamente justo
para todos y conforme a la recta razón, y su contrario injusto, todo eso se dice que es de derecho natural,
como no robar, no matar al inocente, y que lo que no quieras para ti no se lo hagas a otro.
Segunda proposición: Todo aquello que se infiere y deduce en buena consecuencia de los principios
manifiestos por sí, es también de derecho natural, cuales son los preceptos del Decálogo, como no matar,
etc., que se infiere de un principio evidente, que lo que no quieras para ti no se lo hagas a otro; pues si tú no
quieres ser muerto por otro, tampoco debes matar a otro. Este es el segundo grado del derecho natural, y en
esto convienen todos.
Pero puede dudarse si algo es tal que ni es manifiesto por sí, ni se infiere de lo manifiesto por sí (...) sino sólo
se infiere por consecuencia muy aparente: si ello es de derecho natural. Por ejemplo, no es manifiesto de por
sí que la fornicación simple sea contra el derecho natural, sobre todo cuando se accede a alguien que
consiente voluntariamente, porque a nadie se hace injuria. Ni se infiere de lo manifiesto por sí. Pero se
infiere por consecuencia muy aparente que sea contra el derecho natural e ilícita, porque de derecho natural
es que el padre debe educar a los hijos, y si la fornicación simple fuera lícita, mal podrían los hijos ser
educados, porque habría incertidumbre respecto a la prole, y no habría padre que la educara. Luego la
fornicación simple es contra el derecho natural, y por consiguiente ilícita (...)
Respondo, y sea la tercera proposición: Aquellos [preceptos] que se infieren por buena consecuencia moral y
moralmente manifiesta, esto es, que muy aparentemente son de derecho natural, así como que de su contrario
no hay ninguna apariencia probable, deben decirse de derecho natural en tercer grado, porque, como dijimos,
en el derecho natural hay grados."
91
"Et sic formale in scientia est illud ratione cujus assentitur conclusioni." En Beltrán de Heredia, Los
manuscritos..., p. 76.
92
"Ad scientiam duo concurrunt. Primo concurrit species aliqua complexa et incomplexa principiorum. 2º
concurrit habitus scientificus conclusionum per demonstrationem acquisitus." In 1a., q. 1, a. 2, 56. Ms. 182,
Salamanca. "Sed contra Durandum arguitur sic: si aliquis in una scientia assentiretur centum conclusionibus
per unum et idem medium, qui non assentiretur medio necessario, dissentiret omnibus illis propositionibus;
sicut est in geometria, in qua aliquando probantur centum propositiones quae dependent ex uno principio;
certe in illo qui discederet a primo illo principio, non maneret scientia circa omnes alias propositiones." In
2a. 2ae., q. 5, a. 3, 3.
En la última cita se alude a Guillermo Durando de Saint Pourçain, †1334, Doctor resolutissimus, dominico.
Comentarista de las Sentencias de Pedro Lombardo y autor también de obras jurídicas, es tenido por
precursor de Guillermo de Ockham en la teoría nominalista de los universales.
Al tratar de si la teología es una ciencia, Vitoria explicita más las condiciones que reconoce para el
conocimiento científico: "... licet [theologia] non habeat omnes tres conditiones scientiae, scilicet, quod sit
cognitio necessaria, certa et evidens..." In 1a., q. 1, a. 2, 46. Ms. 18, Santander. La necesidad se debe buscar
en la misma materia de que se trata y, como hemos visto, Vitoria la defiende con gran interés respecto a la
moral. La evidencia proviene de los primeros principios de la ciencia, que pueden ser intrínsecos a ésta
(como ocurre con los primeros principios prácticos) o tomados de otro lugar (el conocimiento de los santos,
en el caso de la teología). Por último, la certidumbre depende del rigor del razonamiento a partir de esos
primeros principios. Este es el "punto débil" de la moral como ciencia, donde se admite probabilidad puesto
que: "In moralibus ergo demonstrationes vocantur ab Aristotele et omnibus recte sapientibus illae rationes,
quae communi sunt intellectu et non posset rationabiliter negari." In 1a., q. 1, a. 2, 48. Ms. 182, Salamanca.
En consecuencia "licet in istis [mathematicis] nullus debet esse contentus nisi summa evidentia, sed in illis
[moralibus aut physicis] debemus crassis uti coniecturis et non oportet reducere omnia ad principia per se
nota." In 1a., q. 1, a. 2, 48. Ms. 18, Santander.
Por otra parte, la discusión contenida en In 1a., q. 1, aa. 1-2, muestra la autonomía de la moral respecto a la
teología que habíamos señalado ya en el capítulo anterior. El estatuto epistemológico de ambas como
ciencias es completamente distinto, puesto que toman sus primeros principios de lugares muy diferentes. La
moral no es una ciencia subordinada a la teología, aunque reciba ayuda de ésta en cuanto a las indicaciones
provenientes de la ley de Dios, a través del Decálogo, por ejemplo. Sin embargo, el Decálogo no es el punto
de partida de la ciencia moral.
93
Intervienen entonces especialmente dos hábitos intelectuales en la formación de la ciencia moral, aunque
el discurso propiamente científico lo realiza el último de ellos: "Alii [habitus] sunt circa assensum, quibus
assentimus sine dissensu, quemadmodum habitus primorum principiorum. Tertius habituum modus est
discursivus, quibus assentimus discursive. Igitur tertius habitus est scientificus." Beltrán de Heredia, Los
manuscritos..., p. 89.
94
"Item, quia diximus quod omne quod non sequitur ex voluntate aliqua, est necessarium. Sed sic est de illo
quod sequitur ex principiis naturalibus valde probabiliter concludentibus: ergo illa quae inferuntur ex
principiis naturalibus per media valde apparentia dicentur esse de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 4.
95
"Sanctus Thomas ponit differentiam inter scientiam, quia illa scilicet non habet aliquod motivum ex parte
voluntatis; non enim est in potestate mea non assentire propositioni demonstratae. Sed opinio et fides
dependent ex electione et voluntate, quia in opinione et fide non est medium sufficiens ex parte objecti.
Requiritur ergo electio ex parte voluntatis." In 2a. 2ae., q. 1, a. 3, 17.
Tratando de la teología, Vitoria descarta que una ciencia deje de serlo porque haya proposiciones opinables
en ella, pese a que de esas proposiciones no podamos decir que tengamos ciencia: "2º arguitur, quia de multis
conclusionibus (...) est opinio; ergo non est unus habitus omnium conclusionum theologicarum. Ad hoc
neganda est consequentia, quia non praetendimus dicere quod de omnibus sit unus habitus, sed tantum de
omnibus scitis, id est, quae evidenter inferuntur ex una evidenti et alia de fide (...) de qua habemus
scientiam." In 1a., q. 1, a. 3, 69. Ms. 18, Santander.
96
"Sed dico quod utraque opinio est probabilis. Tamen, contra nostram nec ratio nec auctoritas procedit, et
nulla est apparentia contra eam." In 2a. 2ae., q. 14, a. 1, 4.
97
"... nec omnia quae sunt de iure naturali possunt ostendi evidenter, saltem omnibus. Ergo non tollit quin
possit eos cogere." FDT, II, 3.
98
"... etiam praecepta iuris naturalis et decalogi non sunt per se nota, et tamen ex providentia Dei doctores
concedunt quod non stat ignorari, nisi ex malitia, in quacumque provincia et natione." De eo ad quod..., II, 4.
99
"Est dubium statim circa primum quod dicit sanctus Thomas, quod praecepta decalogi sunt prima principia
quibus statim oportet assentiri. Videtur hoc falsum et contra sanctum Thomam. Probatur. Nam non sunt per
se nota; aliqui ignoraverunt, sed culpabiliter, ut est fornicatio. Item, quia si essent per se nota, non opus esset
ut nobis intimarentur. Item, est contra sanctum Thomam 1. 2, q. 100, a. 3 ubi dicit quod prima principia non
includuntur in decalogo; sunt principia ad illa decalogi.
Ad hoc optime dicit hic Cajetanus quod multi non percipiunt ista verba sancti Thomae. Vult dicere sanctus
Thomas: quod sint aliqua principia legis, stat dupliciter sicut in scientiis. Unde in scientiis sunt aliqua
principia, non intrinseca, sed extrinseca ad omnes, ut in scientia de homine est principium commune,
videlicet quodlibet est vel non est. Alia sunt intrinseca, ut sunt illa a quibus incipiunt demonstrationes in illa
scientia, ut omne animal est rationale vel irrationale. Sic est in operabilibus. Sunt aliqua principia communia
et extrinseca, ut quod tibi non vis. Alia sunt intrinseca legis; et ista sunt praecepta decalogi. Et sic sanctus
Thomas in 1. 2 intelligit de principiis communissimis, hic de principiis intrinsecis." In 2a. 2ae., q. 122, a. 1,
2.
100
"Dubitatur secundo, quomodo ista principia intrinseca sunt quibus ratio naturalis statim assentit; nam hoc
exspectat ad illa principia communia, sicut quod tibi non vis. Sed ista principia decalogi indigent cognitione.
Respondetur. Dico quod utraque dicuntur notissima, sed diversimode. Nam communia principia sunt nota
sine discursu aliquo cognitis ipsis terminis. Sed est alius gradus notissimus non cognitis terminis, non per
discursum artificialem, sed per discursum naturalem. Et sic dicit sanctus Thomas hic, «quibus ratio assentit
statim»; et non dixit, intellectus. Et sic hoc vult dicere hic sanctus Thomas, quod sunt notissima, id est quae
sine discursu et scientia aliqua cognoscuntur." In 2a. 2ae., q. 122, a. 1, 3. En otro lugar, esta inmediatez de
los preceptos del Decálogo es explicada como pudiendo ser obtenidos de la sola noticia de sus términos:
"Sed pro nunc dico quod prima opinio potest haberi et causari ex sola notitia terminorum; v. g. ista, omnis
mater diligit filium, potest opinari ex terminis. Sicut enim aliqua propositio ex notitia terminorum generat
assensum evidentem, scilicet omne totum est majus sua parte, ita illa, omnis mater diligit filium, generat
opinionem ex notitia terminorum. Ita etiam potest homo praecepta decalogi ex terminis opinari, et multa quae
non sunt evidentia, quia haec: venerandi sunt parentes, et haec: malum est occidere hominem, generant
opinionem ex terminis sine quacumque doctrina." In 2a. 2ae., q. 1, q. 4, 3. Obviamente ello no significa que
sean analíticos, sino que corresponden de manera muy inmediata a la intuición moral.
101
"Sed videtur quod ex istis non sequatur quod pertineant ad justitiam, quia etiam alia praecepta quae
pertinent ad hominem sunt notissima, ut temperantia est necessaria. Ergo lex non solum debuit virtutes
justitiae, sed etiam temperantiae. Ad hoc respondetur quod, licet sint notae aliae virtutes, tamen non sunt
notissimae in ratione naturali sub ratione debiti, et lex debuit esse, notissima; bene tamen pertinet ad decorem
nostrum quod aliae virtutes sint sub justitia. —Sed contra, illic etiam non est praeceptum de temperantia,
Non moechaberis: ergo. —Respondetur quod verum est, sed proponitur sub verbis pertinentibus ad justitiam,
nam moechari idem est quod fornicari, et sic est injustitiam facere." In 2a. 2ae., q. 122, a. 1, 3.
Necesidad y cognoscibilidad
Como hay grados en la medida en que puede ser conocido que un precepto cae bajo
la ley natural, también los hay respecto a la necesidad con que vinculan (entendida
necesidad ahora en un tercer sentido analógico: como aquello que se impone a la voluntad
humana, por tanto significando obligatoriedad):
"... aliqua se habent tripliciter ad ius naturale: Quaedam enim sunt de se inhonesta semper,
quae scilicet in nullo casu licitae fieri possunt, ut periurium et adulterium. Sicut e contrario,
quaedam semper et per se sunt honesta et rationi consona, ut Deum colere, parentes
venerari et similia. Hoc ius naturale dicitur necessarium sive immutabile.
Alia sunt de se quidem inhonesta et prohibita iure naturali, sed quandoque propter graves
causas possunt licite fieri. Sicut e contrario, sunt aliqua honesta quidem et consona rationi
et principiis moralibus, seclusa etiam omni lege positiva imo praecepta lege naturali. Sed
tamen non habent bonitatem immutabilem vel necessariam, sed secundum diversas
temporis, loci et personarum circumstantias et conditiones varietatem recipiunt, ut servare
fidem, reddere debitum, non habere plures uxores et similia.
Alia sunt quae non sunt quidem prohibita iure naturali sed inter minora bonum
computantur. Quale fortasse est matrimonium respecto caelibatus, de quibus Paulus 1 Cor.
102
Cfr. cita de la nota 64, por ejemplo.
103
"Utrum lex naturae mutari possit. Dicit dupliciter potest hoc intelligi. Uno modo per additionem, et sic
potest mutari augendo. Alio modo est per substractionem, quod subtrahatur aliquod principium, et sic est
immutabilis. Alia quae non sunt prima principia bene possunt mutari, quale est habere plures uxores, quod
est contra legem naturae, quia non est notum omnibus (...) Ex isto articulo patet non solum esse de lege
naturae id quod est primum principium, sed etiam illus quod ex illis infertur, dummodo cognoscatur quod
infertur ex illis." In 2a. 2ae., q. 94, a. 5, único. El ejemplo de la poligamia resulta relevante puesto que,
siendo fácil adivinar en su trasfondo la dificultad bíblica de la poligamia de Abraham, muestra cómo
efectivamente la Escritura resulta fuente de historicidad en un pensamiento cristiano como el de Vitoria, que
prefiere en general razonar de manera esencialista.
Cabría pensar una correspondencia entre ambas escalas de "grados del derecho
natural" a partir de un razonamiento como el siguiente: siendo la necesidad (independencia
de una voluntad) una característica de la ley natural, los grados de probabilidad (necesidad
lógica) con que algo pueda vincularse racionalmente a esa ley deberían de indicar también
grados de obligatoriedad (necesidad en tercer sentido), puesto que lo menos probable es
también lo menos cercano a la evidencia en moral, aquello de lo que más fácilmente puede
dudarse si protege algo constitutivo del hombre, y por tanto aquello cuya violación más
fácilmente podría justificarse.105 Parece entonces que podría sostenerse a priori que los
grados del derecho natural obtenidos por un criterio de vinculación lógica a los principios
de la sindéresis, deben coincidir con los grados obtenidos razonando antropológicamente a
partir de las inclinaciones naturales y la jerarquía de los bienes para el hombre.
Sin embargo, un razonamiento así no se encuentra en Vitoria, de manera que cada
escala conserva su razón de clasificación propia, y no pueden reducirse una a la otra.106 La
104
DM, II, 8: "... la relación de los actos con el derecho natural es triple: Hay cosas que son de suyo siempre
malas y que nunca jamás pueden lícitamente hacerse, como el adulterio y el perjurio; y, por el contrario, hay
cosas siempre buenas y conformes a la razón, como honrar a Dios, venerar a los padres y otras semejantes.
Este derecho natural se llama necesario e inmutable.
Hay otras cosas que de suyo son malas y prohibidas por el derecho natural y que, sin embargo, pueden
lícitamente hacerse en ocasiones y con causas graves; como, por el contrario, otras son buenas y conformes a
la razón y a los principios morales, aun prescindiendo de toda ley positiva; e incluso son mandadas por ley
natural, pero cuya bondad no es inmutable y necesaria, sino dependiente de las circunstancias de tiempo,
lugar y personas, que varían en ciertas condiciones. Por ejemplo, guardar fidelidad, pagar el débito, no tener
varias mujeres y otras parecidas.
Hay otras cosas que no están ciertamente prohibidas por el derecho natural, pero que se cuentan entre los
bienes menores, como es quizá el matrimonio comparado con el celibato. De estas cosas es de las que dice
san Pablo: «Todo me es lícito, mas no todo conviene». Las cosas contrarias a éstas el derecho natural las
aprueba y considera mejores, pero no necesarias, absolutamente hablando."
La misma cita paulina abre lugar en otro pasaje a la consideración de lo mejor como parte del discurso moral,
por más que Vitoria en general se ocupe sólo de qué sea lo lícito: "In omni materia morali, multa licerent
quae non expediunt, ut dicit Paulus. Unde multum refert disputare quid sit melius, et quid sit licitum. Si
loquamur ergo, non quid sit licitum, sed quid consulendum tamquam honestum et consentaneum et melius,
dico quod..." In 2a. 2ae., q. 100, a. 2, 8.
105
Tal asimilación entre grados de cognoscibilidad y grados de obligatoriedad la hace, a nuestro entender
erradamente, Teófilo Urdánoz, "Vitoria y el concepto de derecho natural", p. 261, y la sigue Maurice
Beauchot, "Moral y derecho natural...", pp. 141-142.
106
Esto es fácil notarlo a partir de las dos citas anteriores en el texto principal: el adulterio y el perjurio son
declarados intrínsecamente malos, en el grado más alto de obligatoriedad de los preceptos que los prohiben,
pero estos preceptos a su vez no son evidentes desde el punto de vista del conocimiento.
Aunque su sistematización lógica sea tarea del intelectual, tanto los primeros
principios prácticos como aquellos que puedan deducirse de ellos con un amplio grado de
probabilidad, están al alcance de toda persona cuando llega naturalmente al uso de razón.
Pero, al igual que lo señalado ya a propósito de los primeros principios prácticos, la razón
misma puede verse enturbiada por el engaño de otro,110 la mala conciencia, la afección
desordenada o la mala doctrina,111 de tal forma que pierda incluso la capacidad de captar
las conexiones necesarias entre los contenidos del derecho natural y los primeros
107
"Et dato quod esset de segundo genere iuris naturalis, nihilominus posset ducere. Probatur primum. Si
subesset causa rationabilis, ut declaratum est, quae scilicet illud quod sua natura malum est licitum in eo casu
faceret." DM, II, 10. El "segundo género" o grado en el derecho natural del que se habla aquí está referido
por el contexto a la segunda de las escalas que hemos mencionado (de obligatoriedad).
108
"Nam quantitas obligationis sumenda est ex quantitate materiae, nec naturaliter scimus maiorem esse
obligationem de non occidendo quam de non furando, nisi ex ipsa materia, et non e contrario." DPC, 19. En
el texto de In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 4 contenido en la nota 90 "no robar" es tenido por inmediatamente
manifiesto y "no matar" como derivado en buena consecuencia, esto es, jerarquizados de manera inversa a
los grados de obligatoriedad que se señalan aquí. Si leemos "no matar" como "no matar al inocente",
entonces en dicha cita se ponen en el mismo grado de cognoscibilidad.
109
"Tunc sit prima conclusio: Nunquam licet facere contra praecepta negativa juris naturalis propter
quodcumque scandalum vitandum (...) Probatur conclusio, quia ista sunt intrinsece mala; tum etiam quia,
secundum omnes, nunquam bene fieri possunt sine dispensatione divina." In 2a. 2ae., q. 43, a. 7, 3.
110
"Respondetur quod dupliciter hoc potest intelligi. Uno modo, generaliter ita quod in generali ignoret
regulam, quod omne mendacium sit malum. Et hoc modo dico quod nullus potest illud ignorare. Et hoc
propter duo. Primo, quia hoc videtur ita notum, quod licet non sit per se notum, tamen qui vellet cogitare,
facile intelliget et judicabit quod mentiri est malum, sicut de aliis praeceptis juris naturalis (...) Sed de
mendatio particulari, sicut quando aliqui rogant et persuadent alicui simplici quod ad salvandum vitam
hominis est bonum mentiri et quod tenetur, tunc non est magnum inconveniens dicere quod ille excusatur
ignorantia invincibili." In 2a. 2ae., q. 110, a. 3, 3.
111
"Dico ergo in summa quod nihil est de jure naturali nisi quod naturaliter potest sciri ab homine (...) illa
sunt de jure naturali quae ab omnibus possunt cognosci, nisi impediantur ex mala consuetudine vel ex prava
affectione vel mala doctrina vel studio (...) Unde patet quod nihil est de jure naturali nisi lumine naturali
cognosci potest." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 5. Sobre la necesidad de atenerse a la razón natural, y el peligro de
desviarse intelectualmente: "Respondeo quod oportet videre aequitatem, nec oportet respicere ad sophismata,
maxime in materia morale." In 2a. 2ae., q. 64, a. 5, 5.
112
"Quaeritur ergo an illa conclusio quae infertur ex illa, usura est illicita, quam conclusionem ego ignoro, an
sit de jure naturali. Videtur quod sic, quia jus naturale est idem quod jus necessarium: ergo quantumcumque
illa conclusio ignoretur a nobis, si tamen infertur ex propositione alia de jure naturali, sequitur quod est
necessaria conclusio: ergo ipsa erit de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 5.
113
"Ita in practicis sunt principia nota omnibus, quae quilibet audiens probat, ut bonum est faciendum; aliae
quae non omnibus, sed sapientibus solum." In 1a. 2ae., q. 94, a. 2, único. "Dicit secundum rei veritatem jus
naturale in communi idem est apud omnes, sed non omnibus est aequaliter notum." In 2a. 2ae., q. 94, a. 4,
único.
114
"Si enim non cognoscatur objectum, nec virtus potest cognosci, sicut nec caecus potentiam visivam
cognoscere potest quia objectum non cognoscit, scilicet colorem. Male enim judicat caecus de coloribus et
surdus de sono". In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 1.
115
"Sed quomodo probatur hoc? Dico quod si aliter non probaretur quam ex sententia omnium gentium
dicentium quod mentiri est peccatum, certe esset sufficiens probatio. Nunquam aliquis laudatus est propter
mendacium. Bene de intentione laudatur volendo prodesse alteri, non tamen de mendacio ipso." In 2a. 2ae.,
q. 110, a. 3, 2.
116
"Et ratione probatur, ut a principio arguebam. Illud est abominabile apud omnes nationes viventes civiliter
et non inhumaniter. Ergo est iniustum. Patet antecedens ex historia. Nam circa Pontum et Danubium leguntur
fuisse feri homines, qui humanis dapibus vescerentur (...) Omnes autem historici et poetae tanquam feritatem
et inhumanitatem nefandam talem consuetudinem referunt. Consequentia probatur: quia illud divitur iuris
naturalis quod natura dictat et quod apud omnes est commune. Si ergo omnes homines sentiunt hoc esse
turpe, ita est etiam de iure naturali." DT, 5.
117
"Assumptum patet de patre et matre cum filiis suis, quod esset contra leges naturae vel ex eo manifestum
est quod nunquam fuit aliqua natio tam barbara aut immanis quae non huiusmodi connubia horreret". DM, 7.
118
"Dicitis vos parentes teneri educare filios. —Quaero, unde habeatur hoc? —Respondebitis quod natura
dictat, et quod illa quae natura dictat sunt de jure naturali. —Quaero adhuc, unde habemus quod natura non
erret et quod intellectus non decipiatur? (...) Respondetur ad hoc argumentum, quod licet aliquis ista objiciat,
non tamen assertive, sed argumentative, vel non serio, sed joco diceret, quia ipse non potest assentiri quod
pater non teneatur educare filium; et hoc est scire, scilicet quod omnes assentiantur." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2,
4.
119
"Dico quod jure naturali, quia est per se notum et a nullo unquam dubitatum, quia nulla fuit nec est gens
tam barbara quae non credat esse licitum homini uti rebus: ergo es dominus illarum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1,
13. "Respondeo quod sic si nulla sit lex humana in oppositum (...) Probatur, quia nulla est natio in qua non
ita sit et ita fiat, quod scilicet hujusmodi translatio, donatio et conmutatio." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 29.
120
La cita de la nota 116, en la que por razones de brevedad se han omitido referencias a otros pueblos
caníbales (los sidones del Danubio, los masagetas de India y los lestrigones de Gaeta), ilustra el punto: el
consenso de los hombres civilizados vale por consenso universal, aunque se separen de él pueblos más
salvajes.
121
"Unde universaliter non est sic servata communitas." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 2. "... cum non sit
praeceptum juris naturalis, nec unquam fuit quod omnia essent communia, ideo non opus est dicere quod est
revocatum jus naturale". In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 4.
122
Por ejemplo, si está socialmente autorizado comprar más barato que el precio justo, y ello no es tenido por
injusticia en el caso de los bienes no necesarios, habrá de estar autorizado también vender más caro, por
razón de la igualdad natural, y pese a la valoración general en contra: "Si emptor seclusa fraude et violentia
et necessitate etc., emeret talem rem multum viliter, sicut si emeret domum valentem mille aureos pro
quingentis, nemo condemnaret emptorem ad restitutionem, licet emit domum citra justum pretium. Ergo
etiam nec venditor est damnandus propterea quod vendat rem quantum vendi potest, etiamsi multo plus justo
pretio illam vendat." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 6.
123
"Quarta quaestio est: Utrum liceat in sacrificio uti hominis sanguine (...) Et videtur primo quod hoc non
sit contra ius naturale. Primum, quia multae nationes quondam habuerunt in usu (...) In contrarium ponitur
conclusio: Prohibitum est iure divino et naturali sacrificare homines Deo (...) Ad argumenta in contrarium.
Ad primum patet quid sit dicendum. Primum enim respondetur, quod nunquam aliquae nationes usae sunt
huiusmodi sacrificio, quin prius essent idololatrae (...) Unde ille error non invasit, nisi post alios intolerabiles
errores." DT, 6-7.
124
La relección De Temperancia (pronunciada en 1537) trata aparentemente de una serie de problemas sobre
las prácticas religiosas que afectan a la alimentación. Pero de ahí derivaba en la versión original a lo que
parece ser la principal intención del autor: analizar hasta qué punto los sacrificios humanos y la antropofagia
justificaban la intervención armada en Indias. Tal vez por no considerar acabado su pensamiento al respecto,
tal vez por temor a represalias del rey, lo cierto es que el mismo Vitoria retiró esta última parte del
manuscrito que entregó a los estudiantes para que lo copiaran. Afortunadamente, remitió una copia al p.
Arcos, que Beltrán de Heredia descubrió y publicó en 1931 ("Ideas del maestro fray Francisco de Vitoria
anteriores..."). Aunque se habla en esta relección sobre la temperancia, la intención y el tema central tienen
más que ver con la justicia.
125
Vale la pena anotar aquí la diferente función pastoral de predicadores y confesores en la Iglesia del siglo
XVI: los primeros teniendo que declarar las verdades morales a la multitud, y los segundos encargados de
acompañar a cada persona en su vida moral, más ocupados por ello en el consejo particular. Esta diferencia
de función (que a menudo lo era también de personas, según atestiguan las contemporáneas Constituciones
de la Compañía de Jesús, parte VII, [624]), influye a veces en la manera en que Vitoria expone sus
conclusiones. No es raro que nuestro autor pase de una conclusión rigurosa formulada en universal, a una
más matizada, que incluso niega lo que en la anterior se afirmaba y considera casos particulares.
Por ejemplo, al tratar de la obligación de la limosna: "Est aliud argumentum contra hoc: quia quilibet potest
mutare statum suum. Sit ergo miles qui habet pauperes parentes, sed juste adquisivit grandem pecuniam ultra
statum parentum: an illa pecunia sit superflua. Videtur quod non, quia iste vult ascendere ad altiorem statum.
Ad hoc dico: primo, quod forte existentibus proximis in gravibus necessitatibus, non liceret divitibus mutare
statum, quia esset contra caritatem proximorum. Secundo dico, transeat quod liceat mutare statum; sed ad
minus non excusantur illi qui non possunt mutare, ut ecclesiastici. Item mercatores aliqui qui, etsi velint
mutare, non possunt vel non inveniunt quomodo mutent. Isti ergo non excusantur si non dent eleemosynam
de superfluo status. Cum istis est nobis concertatio, non cum aliis. Utinam isti darent!" In 2a. 2ae., q. 32, a.
5, 12. La primera proposición, que no es lícito cambiar de estado cuando hay pobres en grave necesidad a los
que socorrer, es la idea que Vitoria sostiene a partir de la argumentación (en este caso principalmente
teológica) que antecede a la conclusión. Es una verdad para ser predicada, como esta otra que encontramos
en otro lugar sobre un tema conexo: "Sive ibi sit praeceptum sive non, nihilominus debet movere ad dandum
eleemosynam, quia ex sententia illa Domini (Matth. 25) non damnatur nisi hi qui circa proximos sunt
inhumani (...) Quod est notandum ad praedicandum divitibus." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 4.
Volviendo a nuestra primera cita, inmediatamente se niega lo que se afirmaba un momento antes ("transeat
quod licet mutare statum"). La cuestión entonces se vuelve quiénes no pueden ser excusados, y concluye:
aquellos que no pueden cambiar de estamento social. ¡Bastante sería con que éstos hicieran limosna! Aquí ya
no se trata de lo que puede predicarse en universal, sino de quién puede o no ser excusado en el
confesionario o en la dirección espiritual; de ahí la referencia a diferentes estados de vida (eclesiásticos,
mercaderes, militares), decisiva para proponer en particular los deberes de cada uno.
Hay algunos lugares en que la diferencia entre qué ha de sostenerse en la predicación y qué en la confesión,
es señalada abiertamente: "Verum est quod coram populo non est dicendum quod illis liceat, ne capiant ad
hoc libertatem nimiam, immo essent deterrendi ne faciant, quia securius est, et ego in communi dicerem quod
non scindant. Sed tamen servit hoc ad hoc quod confessores non negent illis absolutionem, nec illis imponant
obligationem restituendi". In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 11. Acerca de su propia práctica: "Itaque in compositione,
yo cierto no predico contra ella, pero a ninguno excuso de restitución por haber compuesto, ni le absuelvo
por aquella composición." Carta sobre la composición, p. 45. En otros lugares, por el contrario, se afirma
que la misma proposición debe usarse en los dos niveles de la práctica pastoral; por ejemplo: "hoc est
consulendum et praedicandum." In 2a. 2ae., q. 32, a. 7, 22.
La diferencia entre juicios para ser predicados y otros para aplicar en la confesión puede ser significativa
como clave hermenéutica cuando encontramos dos proposiciones contradictorias sostenidas en el mismo
discurso (en la misma clase, por lo general en el mismo párrafo) sin que Vitoria resienta la contradicción
(señal de que el auditorio estaba entendiendo bien de qué se trataba). Esto no ocurre ni mucho menos en
todos los tópicos de su discusión moral. Sólo hemos encontrado con alguna frecuencia esta construcción
retórica cuando se trata de establecer reglas sobre deberes que podían suponer una pesada carga de
conciencia para los fieles, como el de limosna o el de restitución.
Es cierto que la casuística católica posterior exageró y deformó esta diferencia, disolviendo las tesis
generales en aquello que de manera probabilista pudiera justificarse en particular. Con ello se ganó el
repudio violento de los moralistas protestantes, y de los jansenistas en el ámbito católico galicano. Son
célebres las polémicas entre dominicos y jesuitas sobre el punto. A la larga, según señala A. Osuna: "El final
[de la Escuela Española de Derecho Natural en el último tercio del siglo XVII] está determinado por la
decadencia de los planteamientos teóricos de la moral y el derecho que se opera en los Centros de Estudios,
al quedar dominados por las cuestiones prácticas a modo de recetarios para uso de los confesores, conforme
a las prescripciones del Concilio de Trento." "La Escuela Española...", p. 464. Obviamente, no es el caso de
Vitoria, quien no renuncia a la conclusión rigurosa teóricamente alcanzada (cuánto menos a buscarla por vía
teórica), sino que pretende integrarla en una práctica pastoral con sentido de progresividad.
Otra explicación acerca de las discordancias internas en pasajes cercanos, aplicable esta vez a los textos
vitorianos donde aparecen contradicciones de carácter teórico, es la que ofrece Venancio Carro ("Los
fundamentos teológicojurídicos...", p. 112): por razones pedagógicas, el profesor salmanticense gustaba de
expresiones gráficas y afirmaciones tajantes con las que atrapar la atención de los oyentes, matizando unas
con otras hasta centrar exactamente su posición.
126
Resumiendo lo que hemos encontrado en el capítulo anterior, los elementos fundamentales de la teoría
vitoriana de la justicia son tres: uno de derecho objetivo, el punto medio de la equidad en que consiste lo
justo; uno segundo relacionado con la índole misma de la vida moral: el carácter de virtud que la constante
voluntad de alcanzar ese punto medio posee; y un tercero, el dominio del hombre sobre sí, que lo constituye
en sujeto de derechos subjetivos en la interacción según la justicia que el derecho objetivo realiza.
127
Cfr. nota 104.
128
"Cognitio istarum virtutum in materia morali magis juvat ad cognoscendum vitia contraria, quam ad
ipsasmet virtutes. Nam non solum oportet cognoscere virtutes, sed etiam vitia contraria; nec possumus illas
specialiter cognoscere, quin cognoscamus vitia opposita. Et ideo est hic considerandum pro confessoribus..."
In 2a. 2ae., q. 101, a. 3, 1.
Razonamiento esencial
129
Ello no significa, por supuesto, que le conceda legitimidad en moral a ningún tipo de "restricción mental",
contra la que Vitoria se manifiesta explícitamente: "Scotus videtur dicere et alii quod potest negare
quibuscumque verbis, si intelligat in aliquo sensu vero, ita quod licet intelligere in mente aliquid per quod
excusatur a mendacio (...) ita quod illam conditionem ponat secrete in mente (...) Certe puto quod illud quod
tu ponis in mente, non significatur per illam propositionem." In 2a. 2ae., q. 69, a. 2, 12.
130
"Ad tertium dico: primo, quod bonum est triplex, scilicet honestum, utile et delectabile. Tunc dico quod
etsi divitiae sint bonae et voluptates et honores sint vera bona, tamen nullus potest illas propter se velle. Et
ratio est quia illa sunt bona temporalia et, ut Aristoteles dicit, temporale non est appetendum propter se." In
2a. 2ae., q. 10, a. 4, 10.
131
"Tertio dico, quod potest causari ex inductione. Itaque multae singulares sufficiunt ad generandum
opinionem (...) Sed ex eo quod ego vidi hunc esse album et illum, non tamen omnes, quia tunc consequens
esset evidens, et non vidi aliquem qui non esset albus, generatur in me opinio istius: omnis cygnus est albus,
sine quacumque pia affectione." In 2a. 2ae., q. 1, a. 4, 3. "Et breviter, maximun argumentum contra Holcoth
est experientia." In 2a. 2ae., q. 2, a. 9, 3. Debe notarse cómo Vitoria señala que la inducción da lugar a una
opinión, no a una evidencia científica.
Se alude en la última cita a Roberto Holcoth, †1349, dominico inglés, profesor del teología en Cambridge,
que sostuvo la separación radical entre fe y ciencia, negando el valor de la lógica aristotélica respecto al
dogma. Comentó las Sentencias y algunos libros sapienciales de la Biblia. La posición de Holcoth que
Vitoria critica aquí sostiene que el asentimiento de la fe no es un acontecimiento moral sino natural.
132
"Tertia conclusio, de qua dubitant aliqui, quam tamen veram puto, est: quod timor servilis secundo modo,
id est velle adimplere praecepta Dei propter vitandum poenas inferni, non est malus, sed bonus. Patet ex
praecedenti conclusione, quia velle vitare poenas ex dictis, est bonum; et judicium quo quis judicat quod ad
vitandum poenas est necessarium adimplere praecepta Dei, est verum: ergo necessario sequitur volitio qua
vult adimplere illa praecepta imperata ex voluntate seu volitione qua vult fugere poenas. Si ergo volitio
imperans est bona: ergo volitio imperata etiam est bona, et aggregatum ex utroque etiam est bonum, et etiam
volitio aequivalens illis duobus est bona." In 2a. 2ae., q. 19, a. 4, 9.
133
"... rapina dicitur quando aliquid accipitur vidente domino, et furto ipso nesciente". In 2a. 2ae., q. 66, a. 4,
1.
134
"Sed est notandum quod dignitas personae dupliciter potest considerari. Uno modo, absolute secundum
se; et isto modo ille qui est melior est dignior. Alio modo, ex fine, id est in ordine ad tale officium." In 2a.
2ae., q. 63, a. 2, 1.
135
"... contra jus naturale est accipere fructum de re quae non fructificat; sed pecunia non fructificat: ergo
cum ille vult habere fructum de pecunia, sequitur quod facit contra jus naturale." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 5.
136
"... pretium rerum non attenditur ex natura rerum, id est secundum naturam ipsarum rerum, cum inter rem
quae venditur et id quod datur pro re nulla sit proportio, sunt enim res diversae speciei." In 2a. 2ae., q. 77, a.
1, 2.
137
"Sed dubitatur, si quis accipiat rem alienam praesente vero domino, qui potest defendere, et tacet, an sit
furtum vel rapina (...) Respondetur quod si tacet voluntarie, virtualiter videtur consentire, et ideo tunc nec est
furtum nec rapina. Si tamen tacet timore vel alia causa, ut v.g. pudore, porque no le tengan por ruín, non
vocatur furtum sed rapina, quia est ibi violentia et fit ei injuria." In 2a. 2ae., q. 66, a. 4, 2.
138
"... parum refert quantum ad conscientiam et confessionem quaestionem istam determinare, sed satis est
mihi quod quanto diutius retinuit tanto plus peccat." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 5.
139
"Primo, saepe monuimus quod in moralibus parum necessarium est scire hujusmodi differentias, an
distinguantur specie vel ne, dummodo notum sit quod sit peccatum vel aliquod malum." In 2a. 2ae., q. 73, a.
1, 2.
140
"Disputatio est de nomine, et ideo potestis loqui vel sicut juristae, vel sicut theologi, capiendo terminos
largo modo, vel proprie, ut debent capi, et melius." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 2.
141
"[Cajetanus] distinguit quod dupliciter possumus loqui de membro (...) Et ego ita credo quod est verum,
quia quilibet digitus habet motum suum et officium." In 2a. 2ae., q. 65, a. 1, 2. Más explícitamente se dice en
DM, I, 2: "Nam secundum Aristoteles, libro De anima, dubia omnia contingentia de re aliqua, ex definitione
illius solvenda sunt. Ea autem quae sunt propter finem optime definiuntur per finem."
142
"Et quoniam (ut Aristoteles admonet), «unumquodque tunc arbitramur scire, cum causas eius
cognoscimus», operae pretium me facturum puto, si civilis et laicae potestatis, de qua tota futura est oratio,
causas investigavero." DPC, 2.
143
"Et ideo dubitatur primo, quomodo intelligitur prima conclusio quod fides est causa martyrii. Vel est
causa effectiva, (vel) formalis, vel finalis, vel materialis." In 2a. 2ae., q. 124, a. único, 2.
144
"Facultates enim sicut et artes et potentiae aestimanda sunt ex fine, sicut et omnia alia quae ad finem
sunt." DPE I, 5, 1.
145
"Illud igitur in primis notare oportet, quod ipse Aristoteles in Physicis docet: Non in naturalibus tantum,
sed in omnibus prorsus humanis rebus necessitatem considerandum ex fine, utpote causarum omnium et
prima et potissima. Quod dogma, seu Aristoteles inventum fuerit, sive a Platone receptum, ingens
philosophiae argumentum fuit, magnamque rebus omnibus attulit lucem." DPC, 2.
146
"Quarto, vectigalia sunt iniquae ex fine, id est si exigantur non ad usus publicos et bonum reipublicae, sed
ad utilitatem privatam principis, para gastar él y dar a sus amigos." In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 19.
147
"Et ista ratio, inquit, sumenda est ex fine; sicut arguimus, licitum esse viro uti uxore sua quia a Deo facti
sunt distincti, quia frustra fuissent duo distincti nisi unus ordinaretur in alterum (...) Cum ergo homo sit finis
omnium creaturarum, sequitur quod est dominus omnium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 12.
148
"Praeterea, quia si hoc non esset verum, certe jura male consulerent et providerent hominibus. Probatur,
quia esset valde inutilis et periculosa irritatio in foro contentioso defectu solemnitatis, si non valeret in foro
conscientiae." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 41. "Ergo contractus debet institui inter eos secundum aequalitatem rei,
quia quod pro communi utilitate introductum est, non debet esse magis in gravamen unius quam alterius." In
2a. 2ae., q. 77, a. 1, 1.
149
"Licitum est homini uti omnibus irrationalibus, sive animatus sive inanimatus, quae sibi ad usum data
sunt. Probatur, quia imperfectiora sunt propter perfectiora." In 2a. 2ae., q. 64, a. 1, 1.
150
"Sed hoc non potest sine aliis creaturis, quia omnes creaturae sunt ad conservationem hominum; quia si
vos tolleretis una stellam, non posset homo conservari, quia omnia quae creata sunt et constituta in rerum
natura, sunt necessaria ad hominis conservationem, quia Deus et natura nihil faciunt frustra." In 2a. 2ae., q.
62, a. 1, 13.
151
"Sed dicit sanctus Thomas quod aliquando contingit quod aliquid propter aliquam circumstantiam non sit
peccatum veniale, quod tamen sublata illa circumstantia esset veniale; sicut verbum otiosum est peccatum
veniale quando absque utilitate dicitur; tamen si ex causa rationabili proferatur, non est otiosum nec
peccatum." In 2a. 2ae., q. 43, a. 7, 8.
152
"Qui maledicit per modum imperantis vel optantis, non intentione nocendi, sed causa suae utilitatis vel
aliorum, non peccat nec erit maledictio per se loquendo, id est intenta, sed per accidens, id est non intenta,
quia principalis intentio dicentis non fertur ad malum sed ad bonum." In 2a. 2ae., q. 76, a. 1, 1.
153
"Dubitatur secundo de his qui movent et approbant mala facta, qui tamen non adjuvant ad illa, quae
nihilominus etiamsi non consulerent nec moverent, erant perpetranda, an teneatur ad restitutionem (...) sine
scrupulo ego dico quod non, ita quod monens, consulens, praecipiens, approbans mala facta, etc., si non est
causa sine qua non (...) nullo modo tenetur ad restitutionem (...) Non enim semper consilium vel adulatio vel
aliquid hujusmodi est efficax causa rapinae (...) Notanter dixi, "si non est causa sine qua non", quia si esset
causa sine qua non (...) tunc bene teneretur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 4.
154
"Quia non potest esse causa nisi quia vel cooperatus est, vel quia movit; sed nihil istorum fecit: ergo non
tenetur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 7.
Identificar los rasgos que caracterizan moralmente una situación resulta importante,
como se ha señalado, para saber qué principios están involucrados en ella, e intentar dar
una respuesta práctica. En algunos casos ocurre que ciertos detalles particulares de la
situación induzcan a confusión. Si puede establecerse que la situación es análoga a otra
más fácil de analizar, podremos ayudarnos del análisis de la segunda para el de la primera,
y tal vez incluso traer la solución de este segundo caso al de nuestro interés.
Vitoria recurre a este artificio en numerosas ocasiones,158 pero está muy consciente
de la necesidad de garantizar la legitimidad lógica de la analogía, esto es, que
efectivamente no haya diferencia relevante entre las dos situaciones. Con frecuencia
encontramos que niegue la validez de argumentos de analogía presentes en el debate
155
"Sed est considerandum quod pauco ante dictum est, quod oportet cavere ne ex ipso bello sequantur
maiora mala quam vitentur per ipsum bellum." DIB, IV, 2, 1.
156
"Sed respublica omnino habet potestatem vindicandi se et recuperandi sua et puniendi hostes. Et patet
hoc, quia si hoc non posset, esset turbatio in orbe; pateretur detrimentum a malis." In 2a. 2ae., q. 40, a. 1, 3.
157
"Videtur quod non, quia non sunt facienda mala ut inde veniant bona." In 2a. 2ae., q. 33, a. 8, 17.
158
Por ejemplo, la analogía entre la obligación de socorrer a los pobres por parte de los abogados y de los
médicos: "... sanctus Thomas dicit quod idem est judicium de medico quantum ad curationem pauperum sicut
de advocato." In 2a. 2ae., q. 71, a. 1, 8. Analogía entre los inocentes en la propia república y los que viven
en la república enemiga: "Non licet republica pro delictis malorum punire innocentes. Ergo etiam nec pro
injuria malorum non licet interficere innocentes apus hostes." DIB, IV, 2, 1. Analogía entre la sentencia
injusta y la ley injusta: "Sententia iniusta a quocumque sit lata non obligat. Ergo nec lex. Antecedens pro
nunc supponitur ex consensu omnium doctorum (...) Quare enim potius obligaret lex iniusta quam sententia,
cum lex plus noceat?" DPPC, 18. Analogía entre la sodomía y la fornicación: "Principes christiani non
possunt inferre bellum infidelibus ratione delictorum contra naturam plus quam propter alia delicta quae non
sunt contra naturam, puta propter peccatum sodomiae plus quam propter peccatum fornicationis. Probatur
primo ut supra, quia ita fornicatio et furtum est contra ius naturale." FDT, 7. En general, buena parte de la
doctrina indiana de Vitoria está construída sobre la analogía —los indios son verdaderos dueños públicos y
privados, de la misma manera que los cristianos—.
159
Acerca de la posibilidad de sacrificar a un inocente por la paz de la ciudad, responde a la analogía que
propone que puede eliminarse al inocente como a un miembro del cuerpo, por la salud de todo él: "Et ad
illud de membro respectu corporis, dico quod non est simile, quia membrum non potest pati injuriam, cum
non habet bonum proprium ad quod habeat jus." In 2a. 2ae., q. 64, a. 6, 2. O contra la analogía que pretende
que inducir a pecado venial es una injuria semejante a robar: "Secundo dico, quod etiam non est simile, quia
in furto fit injuria domino rei quia est invitus dominus; sed qui inducitur ad veniale certe non inducitur
invitus sed volens, quia peccatum est peccatum quia voluntarium, et sic non fit illi injuria." In 2a. 2ae., q. 66,
a. 7, 6.
160
De esta manera se niega que haya alimentos cuyo consumo esté prohibido por la ley natural: "Item, quia
non est maior ratio de uno quam de alio. Si ergo unum esset prohibitum, ergo omnia; quod non est
dicendum." DT, 2.
161
"Item aliqua delicta sunt graviora quam aliquod peccatum contra naturam, ut homicidium. Quare ergo
propter peccatum contra naturam possunt infideles debellari, et non propter alia peccata?" FDT, II, 7.
162
"Sed est tam parva differentia, quod non esset peccatum, ad minus mortale, pervertere ordinem istum." In
2a. 2ae., q. 26, a. 13, 3.
Composición
Un curioso artificio que parece haber estado de moda en la moral escolástica del
siglo XV para caracterizar situaciones es el de la composición. Consiste ésta en analizar
una relación compleja entre dos personas en varias relaciones, cada una de las cuales
acontece entre dos sujetos distintos. Para ello se introduce el número de personajes
ficticios que sea preciso. Si puede mostrarse que cada una de las relaciones elementales es
legítima por sí, la composición de todas, que es la relación estudiada, habrá de serlo
también. Una variante del argumento mantiene sólo los dos sujetos originales, y hace
sucesivas en el tiempo a las relaciones elementales.
Vitoria ve en general con desagrado este tipo de juego lógico, porque tiende a
encubrir la realidad de la relación concreta, que consiste en aquellas elementales, pero
simultáneamente y entre los mismos sujetos. El tiempo y la posición relativa de las
personas involucradas, que está determinada también por las demás relaciones entre ellos,
no son ajenos a la caracterización moral de lo que acontece, en particular en los casos de
163
"Item, quia ubicumque occurrunt duo praecepta incomposibilia, id est quae non possunt simul impleri,
illud praeceptum quod est majus debet observari et impleri." In 2a. 2ae., q. 43, a. 7, 3.
164
Citando por la edición de L. A. Getino, Venancio Carro traduce así un pasaje de DPC, 7 sobre la pena de
muerte: "Nada hay más natural que el repeler la fuerza con la fuerza. Si la sociedad civil fuera puramente de
derecho humano positivo, no gozaría de este poder, pues el derecho a la vida es natural y sólo cede ante otro
derecho natural superior." "Los fundamentos teológicojurídicos de las doctrinas de Vitoria", p. 103.
Universalización
165
"Respondetur concedendo antecedens, scilicet quod illi contractus sunt liciti successive; sed nego
consecuentiam, quia simul non sunt liciti. Ratio est quia interimunt se illi contractus, quia non est ibi mutuum
quando non est obligatio quod reddeat pecuniam." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 53.
166
Acerca de la variación de los precios con base en las expectativas, y de si se puede variar el precio por
esas expectativas: "Etiam, si esset alius tertius qui diceret naves non esse venturas, teneretur de damno quia
decepit illum, quia induxit illum fraude et dolo ad hoc quod emeret triticum suum carum. Ergo etiam et
mercator." In 2a. 2ae., q. 77, a. 5, 16. Acerca de una práctica de crédito usual en las ferias, en la que se
simulaban compraventas: "... cessante fraude et dolo, non solum potest hoc fieri juste apud diversos
mercatores, sed etiam apud eumdem mercatorem a quo emit rem". In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 3.
167
"Quia sicut si daretur licentia fornicandi, periret matrimonium et educatio filiorum, nesciremus enim cujus
essent filii, et sic periret genus humanum respiciendo ad casus particulares, scilicet ponendo quod aliqua non
concipiat; ita si consideretur solum unicum furtum, grave certe videtur quod pro illo infligatur alicui poena
aeterna, respiciendo ad casus particulares. Sed tamen quia si liceret furari, periret societas et genum
humanum, ideo non est habendus respectus ad particularia, sed ad universalia; et per consequens furari est
peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 66, a. 6, 1. "Quia si liceret sic jurare, ad quid essent juramenta inter amicos
et juramenta facta in manu judicis? Certe esset fraus, quia si sic liceret jurare, esset tollere fidem inter
homines." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 16.
168
"Respondeo quod semper fides est servanda hostibus. Ratio est quia sicut si semel admittamus quod
mendatium sit licitum, tollemus conversationem hominum (...) Secundo dico, quod si esset in maximum
detrimentum reipublicae ita quod periret, tunc non esset servanda, quia in illo casu non juste nos peteremus
quod servaretur fides." In 2a. 2ae., q. 40, a. 3, 3.
169
Sobre la simonía: "Praeterea a posteriori: quia si permitterentur huiusmodi emptio et venditio, esset
calamitas et perditio rerum ecclesiasticarum, quarum dominatores, gubernatores et administratores non essent
meliores, sed ditiores et avidiores. Omnes, inquam, hae rationes procedunt stando in iure naturali." DS, I, 11.
170
Sobre la posibilidad de que alguien ayude a otro a escapar de la cárcel, el resultado es distinto que si se
trata de que el condenado intente escapar: "Est mortale de se, et frangere catenas, ostium vel parietem; et hoc
modo non licet (...) Hoc tamen bene licet damnato, quia non est periculum nec communiter potest liberari.
Item, quia quod isti liceat nullum sequitur inconveniens. Sed tamen nulli alteri licet, quia si cuicumque
liceret, esset magna pernicies reipublicae quia non punirentur malefactores si hoc liceret." In 2a. 2ae., q. 69,
a. 4, 7.
171
"... necessitas, ut dicit Aristoteles, in naturalibus omnibus est ex fine (...) Sed si quaeratis rationem
potissimam, dicit Philosophus quod ratio est quia est necessarium ad conservationem et vitam animalius. Ista
est ultima causa in naturalibus." In 2a. 2ae., q. 141, a. 5, único.
172
"Ea autem quae necessaria sunt ad gubernationem et conservationem orbis, sunt de iure naturali." DIB,
IV, 1, 5.
173
"Sed bona venia Cajetani, credo quod hoc sit falsum et quod bene licet ei aliquid recipere a patre quando
pater non dat ei dotem. Probatur: quia manet onus matrimonii, quia manent filii et ipsa familia. Alias unde
alimentabitur et vivet ista vidua, si pater ejus nollet aliquid dare?" In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 23.
174
"Aliud est de extrema necessitate, quia jam tunc omnia sunt communia, et illud jam est meus et non
divitis. Dico etiam quod haec conclusio de extrema necessitate est large intelligenda (...) Sic est de homine
qui habet filios et uxorem, tamen nec habet unde illis subveniat nec lectum in quo eos reficiat, et properant
ad mortem ex mala tractatione: tunc licet illi accipere a divite, secluso scandalo." In 2a. 2ae., q. 66, a. 8, 2.
175
"Alias omnino teneretur, quia alias, si illa conditio non teneret, sequeretur damnum in republica, non
servaretur fides inter homines nec possent amicabiliter inter se convenire." In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 5.
176
"Posset quidem orbis subsistere si possesiones essent in communi, ut est in religionibus; tamen esset cum
magna difficultate ne homines in discordias et bella prorrumperent." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 4.
177
"Unde si in statu innocentiae multiplicatum esset genus humanum, esset facta appropiatio rerum, quia
alias vivere non possent." In 2a. 2ae., q. 66, a. 3, 4.
"Est vero prorsus absurdum existimare aliquid esse contrarium iuri naturali aut divino,
quod rerum humanarum administrationi expedisset."181
El valor argumental del recurso a aquello "quod expedisset" está relacionado con
un concepto de necesidad en moral diferente a la necesidad del mundo físico —aquello sin
lo cual otra cosa no podría existir—: necesario para algo es aquello sin lo cual lo primero
no podría hacerse oportuna y adecuadamente.182 Desde luego, esto ha de entenderse dentro
de la conexión ex fine entre la legitimidad moral de la autoridad y la justicia de su
actuación, por lo que no se trata de una justificación "maquiavélica" de cualquier acción
conveniente bajo cualquier razón.183
178
"De istis mercatoribus dico, quod licet eis carius vendere rem quia ibi est facta mutatio loci (...) Alias
enim si carius non liceret eis vendere, tunc non posset respublica sustentari, quia nulla est civitas habens
omnia quae sunt necessaria ad usus humanos." In 2a. 2ae., q. 77, a. 5, 3.
179
La cita de la nota 172 prosigue: "Nec alia ratione probari potest quod respublica iure naturali habeat
auctoritatem afficiendi supplicio et poenis cives suos qui sunt reipublicae perniciosi."
180
"Septimo probatur ex fine et bono totius orbis. Prorsus enim orbis consistere in felici statu non posset,
immo esset rerum omnium pessima conditio si tyranni quidem et latrones et raptores possent impune iniurias
facere et opprimere bonos et innocentes, nec liceret vicissim innocentibus animadvertere nocentes." DIB, I,
2.
181
DPC, 8: "Parece, en verdad, bien absurdo juzgar que es contrario al derecho natural y divino lo que
conviene a la administración de las cosas humanas."
182
"Respondet ergo sanctus Thomas ad hoc, quod in moralibus necessitas non capitur pro necessitate naturali
et phisyca et mathematica, sed vocatur necessitas, sine quo non potest aliquid commode fieri." In 2a. 2ae., q.
141, a. 6, único. Tratándose de metafísica, este concepto de necesidad es uno impropio: "Ad hoc dici posse
quod in 2ª conclusione non loquitur S. Thomas de necessario simpliciter sicut in prima, sed de necessario
prout est utile aut valde conveniens et non proprie aut absolute." In 1a., q. 1, a. 1, 13. Ms. 18, Santander.
Se encuentra también otro concepto distinto de conveniens en Vitoria, que se refiere a la conveniencia de una
acción respecto a la naturaleza de quien actúa: "Tertio dico quod conveniens idem est quod bonum. Et sic
aliqua sunt sic mala quod non sunt nec possunt esse bona, quia sunt essentialiter mala (...) Alia sunt
essentialiter bona, sic quod non possunt esse mala. Et ideo non est superfluum querere an fuerit conveniens
essentialiter et ex natura rei..." Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 97. Este concepto de conveniens ya
no puede equipararse con lo simplemente útil.
183
Melquiades Andrés, La teología española en el s. XVI, t. II, p. 297, ha hecho notar que la Escuela de
Salamanca con sus desarrollos ético-políticos anuló la difusión del maquiavelismo y la moral del éxito en
España.
184
"Generaliter ergo dicimus quod quandocumque non patet via ad restitutionem nec est possibile pro tunc,
non tenetur quis restituere. Sed tamen bene ad procurandum alia via tenetur, puta consulendo, orando." In 2a.
2ae., q. 62, a. 6, 10.
185
"Praeterea, quia Deus non obligat homines ad impossibile nec ad aliquid quod est quasi impossibile et
valde difficile, quia cum Deus omnia disponat suaviter, ejus praecepta non debent esse pene impossibilia.
Sed pene impossibile est quod tunc ego reddam panem cum detrimento vitae. Ergo cum hoc sit difficile
valde, non est dicendum quod Deus obligat me ad hoc quod moriar, et per consequens dicendum est quod
non teneor dare." In 2a. 2ae., q. 26, a. 8, 9.
186
"... an esset melius quod, saltem nunc, inter christianos omnia essent communia (...) Respondetur quod
communitas rerum requirit multa alia quae non possunt inveniri in communitate. Requirit modestiam, et
requiritur concordia et debita subjectio, et requiritur justa distributio, quae omnia non essent si essent omnia
in communia. Vix enim inter religiosos possent esse; unde vix inter illos de communi vivunt nisi saltem
quoad usum." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 3.
187
"Duplex est possibile. Uno modo in dialectica et metaphysica, quod non repugnat fieri. Sed in moralibus
capitur impossibile quod nunquam continget (...) Si vultis disputare de impossibile in moralibus sicut in
metaphysica, nullo modo aliquid dicetis; est perdere tempus." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 5.
188
"Praeterea, notandum est quod in moralibus non oportet multum considerare quid possit fieri, sed quid in
rerum statu et natura inveniatur et contingat, et potius experientia tot annorum quam argumentationibus
standum est. Possent iudices esse fortes viri, ac ita iusti, ut nullis muneribus corrumperentur, aut
retraherentur a iustitia. Sed quia usu et experientia compertum est quod iudices accipientes munera non recte
solent iudicare, ideo generaliter prohibitum est munera accipere." DPPC, 12.
189
"Licet virtus sit ex frequentatione actuum, non tamen debet esse frequentia similis in omni materia, nam
non exerceri potest talis actus, ut patet de magnificentia; non enim semper potest exerceri nisi prout expedit,
quia ut dicit Aristoteles, non expedit quod talis semper sit magnificus, quia alias esset prodigus; modo totum
consumeret, et postea nihil haberet ad consumendum. Sed ad hoc quod sit virtus, dico quod sufficit quod
exerceatur quando debet et prout debet et uti debet." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 6.
En toda sociedad hay personas cuya conducta encarna las virtudes apreciadas en
ese colectivo, y que tienen por lo mismo fama de buenos. Vitoria está convencido de que la
Cristiandad conoce fundamentalmente la verdad sobre el hombre, tanto por la
razonabilidad de esa verdad, cuyos primeros principios son accesibles a todos, como por la
presencia de la revelación que actúa como guía y punto de contraste para las conclusiones
de la razón. La revelación es sostenida en ese papel social por la tradición intelectual de la
Iglesia en moral, que asume y perfecciona la moral de los antiguos, particularmente a partir
de Santo Tomás.
Aunque buena parte de las personas no viven siempre de acuerdo con las
orientaciones que pueden extraerse de ese saber sobre el hombre (y de ahí la existencia del
pecado personal, inevitable en mayor o menor medida en la vida de todos los sometidos al
pecado original192), ello no significa necesariamente que la sociedad haya perdido la
capacidad de reconocer lo bueno. Por el contrario, esa capacidad permanece gracias a la
posibilidad de cierta inconsistencia entre lo que se hace y lo que se cree, y se expresa
socialmente en la autoridad moral concedida a quienes son admirados por su virtud. A tales
190
La reducción al absurdo no la hemos encontrado abiertamente empleada en el tratado De Iustitia. Fuera de
él, al hablar sobre la predestinación, leemos: "Si enim illud argumentum aliquid valeret, tolleret omnino
totam libertatem divinam. Que mas quiero yo ad probandum aliquod esse absurdissimum et nihil prorsus
valere, nisi quod deducit ad unum omnino impossibile et inintelligibile?" In 1a., q. 23, a. 6. F. Stegmüller,
Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 264 (ms. T 154v).
191
"Quarto, quia sequeretur quod infidelis esset perplexus, id est quod quidquid faceret, peccaret. Patet, quia
occurrat tempus quo tenetur honorare parentes, scilicet in hoc die: vel non facit, et peccat, vel facit; et cum
non faciat propter Deum: ergo etiam peccat; quidquid agat, necessario peccat. Consequens autem est
absurdum et impium. Patet, quia nullus est in tali articulo taliter quod non possit vitare peccatum; non enim
datur perplexitas in viatore quin possit vitare peccatum." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 11.
192
"... est impossibile quod aliquis vivat per totam vitam sine peccatis venialibus." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 5.
193
"Sit prima conclusio: quod in his standum est in consuetudine bonorum hominum et ad arbitrium boni
viri." In 2a. 2ae., q. 147, a. 6, 2.
194
"Ultimo probatur quia, ut saepe dictum est, in moralibus potissimum argumentum est exemplum
sanctorum et bonorum." DIB, I, 2.
195
"Sed in aliis, ut quod sum latro, fur homicida et concubinarius etc., si solum mihi nocet, possum tolerare
infamiam, et bene facio patienter ferendo, quia non tenetur homo servare famam suam. Nam sic fecerunt
aliqui sancti." In 2a. 2ae., q. 136, a. 4, 5.
196
Contra la licitud de dar muerte a los inocentes en una guerra justa: "Quarto quia alias esset iam bellum
iustum ex utraque parte. Patet quia etiam innocentibus liceret se defendere." DIB, IV, 2, 1.
Lo que podría parecer una excepción relevante a esto se encuentra en el caso de ignorancia invencible por
una de las partes acerca de cuál sea el medio objetivo de la justicia en una pugna. Vitoria llega así a afirmar
la posibilidad de una guerra justa de ambas partes, una de ellas con la verdadera justicia de su lado, y la otra
convencida de buena fe de tenerla también: "Posita ignorantia probabili facti aut iuris, potest esse ex ea parte
qua est vera iustitia bellum iustum per se; ex altera autem parte bellum iustum, id est, excusatum a peccato
bona fide." DIB, IV, 1, 9.
Pero como resulta evidente, aquí que se habla de "justicia" en dos sentidos distintos: uno referido al medio
objetivo, que sólo puede estar de un lado (a lo más); y otro referido a la apropiación moral de la injusticia,
que efectivamente puede no ocurrir en ninguno de los bandos, si en quien sostiene una pretensión
objetivamente injusta hubiera ignorancia invencible y por tanto una conciencia errada no culpable.
Tras este recorrido por las formas argumentales más comunes en el discurso
vitoriano, debe notarse la importancia que nuestro autor concede tanto a la razón como a la
intuición y a la experiencia en la discusión de filosofía moral. A través de una intuición
dotada de evidencia se encuentran los primeros principios de la moral, que pueden ser
confirmados racionalmente a partir de la investigación sobre las inclinaciones naturales del
hombre, con base a su vez en la experiencia. Cuando conforme a esos primeros principios
hay que descender hacia las situaciones particulares buscando guías para la siempre
particular acción humana, la razón opera sobre todo deductivamente según hemos visto,
empleando como punto de partida conceptos abstraídos a partir de la experiencia y
premisas menores directamente formuladas desde ésta. En ocasiones, la experiencia del
actuar humano y sus consecuencias permite formular un juicio general, que será entonces
inductivo; en otras ocasiones, permite modificar el juicio deductivamente alcanzado,
atemperándolo o modulándolo en circunstancias particulares e incluso en general.
Encontramos ahí tal vez un reflejo del saberse Vitoria formador no sólo de predicadores
sino también de confesores, no sólo de consejeros con influencia legislativa sino también
de magistrados que han de juzgar en lo particular. No se trata entonces únicamente de
encontrar la verdad en moral, sino también de ponerla en relación con la vida de la gente
197
Así, a propósito del contrato de sociedad bajo condición de que sólo el empresario corra con el riesgo, y
no el inversionista: "Minor tamen probatur, quia illi nullum nocumentum ex hoc sequitur. Probatur: quia
multi mercatores qui egregie exercent negotiationem illam, libentissime recipiunt pecuniam cum illa lege et
conditione, y lo han a gran dicha y no lo tienen por agravio, immo rogant nobiles quod dent illis pecuniam
sub illa lege, quod certe non facerent si esset in nocumentum eorum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 14.
Aunque la verdad en moral (al menos sus principios fundamentales) deba suponerse
universal e inmutable como la naturaleza humana, su conocimiento, tan apoyado en la
consideración de lo experiencial y contingente, admite devenir y progreso, sobre todo
cuanto más quiere acercarse a cada situación. No se trata sólo de afinar el razonamiento
que conduce de los primeros principios a prescripciones menos generales, a veces menos
probables, sino también de la posibilidad de enriquecer el cuadro de los principios
derivados mismos, conforme avanza el saber sobre el hombre y cambia el momento
histórico (lo que los teólogos de la época llamaban "mutaciones por razón de la
materia").199 Al entrelazarse lo deductivo y lo inductivo en el nivel del discurso moral
vitoriano que consideramos aquí, éste cobra flexibilidad para salir al encuentro de nuevas
realidades. Pensamos que ello sucede de manera especial en el maestro de Salamanca,
cuando analiza el Estado nacional y los asuntos de Indias no principalmente a partir de la
analogía con formas políticas y culturales anteriores, sino mediante una reelaboración del
derecho natural que conserva los rasgos esenciales de ese derecho asentados en la tradición
tomista, al tiempo que lo enriquece a través de un novedoso despliegue del derecho de
gentes.
Tal despliegue busca formular, en términos derivados del derecho natural, una
moral adecuada para las situaciones y formas históricas que emergen. ¿Se trata meramente
de aplicar lo ya sabido sobre la naturaleza humana a nuevas circunstancias? Sin duda que
lo sabido se aplica con razonamientos deductivos. Pero, al tiempo, el devenir histórico en
cuanto es reflexivamente conocido, amplía nuestra experiencia de lo humano y con ella
puede ampliar nuestro saber antropológico. La fuerza y la importancia en el discurso moral
de la consideración acerca de la igualdad natural de los hombres, por ejemplo, no podía ser
198
Negando que la simonía consista en una injusticia mutua: "Confirmatur, nam non videtur imaginabile,
quod in eodem contractu uterque contrahentium patiatur iniuriam..." DS, II, 4.
199
Mª Lourdes Redondo, Utopía vitoriana y realidad indiana, p. 172.
200
"Si tamen sint duo, primus magis conjunctus qui non tantum indiget, et alius extraneus qui magis indiget,
non potest regula universali determinari cui est subveniendum. Pensandum est ubi sit major necessitas." In
2a. 2ae., q. 26, a. 8, 4.
201
"Nam determinare casus in particulari, esset conatus laboris inmensi, quamquam ex potioribus, et ex
quibus explicatio aliorum possit haberi, aliquid dicemus." DS, I, 38.
202
Por eso Vitoria censura a quienes quieren resolver todo en moral aplicando un conjunto de leyes
universales, a la manera de los juristas: "Error istorum est quod ipsi faciunt regulas universales non
respiciendo ad particularia, sicut faciunt domini canonistae." In 2a. 2ae., q. 100, a. 5, 3.
203
"Sed dato quod secundum se liceret apellare, dico quod non expedit. Primo, hoc probatur experientia et
exemplis, quae in moralibus faciunt magnam probationem." DPPC, 21.
204
"Secundo, possumus etiam dicere quod voluntas non solum movetur a judicio formali, id est actuali, sed
etiam a virtuali; et sufficit judicium virtuale." In 2a. 2ae., q. 47, a. 3, 2.
205
"Secundo dico, quod vir fortis agit semper ex deliberatione, id est cum judicio practico prudentiali quid
agendum est, nam actus fortitudinis semper sequitur judicium et sententiam prudentiae." In 2a. 2ae., q. 123,
a. 9, 2.
206
"Et ita in universum omnis actus bonus est conformis judicio vero, saltim in particulari; et omnis actus
malus est conformis judicio falso, saltim in particulari." In 2a. 2ae., q. 20, a. 1, 2.
207
"Item, probatur ratione quod non sufficiat judicium universale ad applicandum ad operationem. Quia
universale judicium est indifferens ad multa singularia: ergo ut homo applicetur ad unum actum singularem,
non sufficit judicium universale, sed requiritur judicium particulare." In 2a. 2ae., q. 47, a. 3, 2.
208
"Diximus Prima secundae quod duplex est judicium practicum intellectus, id est duplex potest esse
aestimatio de agendis. Prima quidem est in universali, scilicet non est fornicandum, non est injuste
faciendum, malum est capere alienum, malum est inebriari. Secunda aestimatio et judicium est in particulari,
scilicet nunc non est faciendum furtum, non est hodie jejunandum, nunc danda est eleemosyna." In 2a. 2ae.,
q. 8, a. 5, 2.
209
"Utrum prudentia pertineat solum ad rationem practicam, an etiam ad speculativam (...) Respondeo
concedendo antecedens, scilicet quod ad prudentiam pertinet consultare de practicis; et minorem, scilicet
quod in illis contingit quod una pars sit speculativa. Sed dico quod in judicio prudentiaIe nec major nec
minor pertinet ad prudentiam, sed ex aliis scientiis mendicantur (...) Illa conclusio est practica: ergo
prudentia pertinet ad rationem practicam. Unde ad argumentum dico negando consequentiam, quia ad
prudentiam non exspectat facere majorem vel minorem. Ex hoc sequitur quod non omnis disputatio de
virtutibus et vitiis et moribus est practica, nec omnis tractatus, sed sunt aliqua speculativa." In 2a. 2ae., q. 47,
a. 2, único.
210
"Ut in plurimum prudentia distinguitur a synderesi quia synderesis est de principiis necessariis, sed
prudentia est de contingentibus; synderesis de per se notis, prudentia de opinativis." In 2a. 2ae., q. 47, a. 5, 2.
211
"Sanctus Thomas primo comparat fidem ad virtutes intellectuales quae sunt circa contingentia, et postea
ad virtutes intellectuales quae sunt circa necessaria. Prima conclusio: Fides est certior prudentia et arte. Patet
hoc quia fides est de immutabilibus; illae autem de contingentibus: ergo." In 2a. 2ae., q. 4, a. 8, 1.
212
"... prudentia versatur circa judicium de contractibus, an sunt liciti vel illiciti, et de hoc non habetur
evidentia, nam prudentia non procedit per evidentiam. Evidens est quod non est occidendum. Tamen si iste
vult accipere a me pallium, non est evidens an sit licitum occidere illum necne, sed est sub opinione." In 2a.
2ae., q. 47, a. 4, 3.
213
"Sicut in moralibus ista est aut potest esse nota: danda est eleemosyna isti; et tamen non valet: ergo
indiget vel est pauper. Similiter ista potest esse evidens: bellandum est, quia possunt esse adductae tot
rationes, quod faciant esse evidens quod est bellandum; et tamen non sequitur: ergo ita est quod oportet
bellare." In 2a. 2ae., q. 1, a. 4, 5.
214
"Respondetur quod prudentia non est de mediis quando illa sunt per se nota et facilia, nisi sint difficilia et
ambigua." In 2a. 2ae., q. 47, a. 7, único. No debe olvidarse lo que mencionamos en el capítulo pasado acerca
de que según Vitoria la virtud moral dispone para el acto bueno respecto al cual hay dificultad, puesto que si
no la hubiera, no sería preciso adquirir una disposición especial.
215
La distinción entre virtud moral e intelectual había sido establecida por Santo Tomás en estos términos:
"Sic igitur ad hoc quod homo bene agat, requiritur quod non solum ratio sit bene disposita per habitum
virtutis intellectualis; sed etiam quod vis appetitiva sit bene disposita per habitum virtutis moralis. Sicut
igitur appetitus distinguitur a ratione, ita virtus moralis distinguitur ab intellectuali. Unde sicut appetitus est
principium humani actus secundum quod participat aliqualiter rationem, ita habitus moralis habet rationem
virtutis humanae, inquantum rationi conformatur." Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 58, a. 2, corpus.
216
"Et ita distinguunt in Dialectica in principio Posteriorum, quod habitus: vel est evidens, et sic quod est aut
intellectus aut scientia; vel est inevidens, et sic, si est cum firmitate et certus, est fides; si tamen cum
formidine, est opinio." In 2a. 2ae., q. 2, a. 1, 2.
217
En la cita de la nota 210 se señala que "prudentia [est] de opinativis". En la cita de la nota 212 se presenta
un juicio práctico particular que cae "sub opinione".
218
"Hoc supposito, quod sufficit opinio ad bene moraliter agendum, dico ad argumentum, quia opinio non est
virtus, dico quod Aristoteles non negat quod aliqua opinio non est virtus, sed negavit quod opinio de ratione
sua habeat quod sit virtus, quia de ratione opinionis non est quod sit vera; et si sit vera, erit virtus. Et scientia
de ratione sua habet quod sit virtus, quia omnis talis perficit intellectum. Si autem opinio sit falsa, non erit
virtus." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3.
219
"Ita quia prudentia de sua ratione habet quod non sit falsa, ideo est virtus. Secundo, potest dici quod
conclusio ultima et judicium ultimum in syllogismo practico est prudentiale, et major nec minor non
pertinent ad prudentiam; ut cuilibet pauperi danda est eleemosyna, haec major pertinet ad theologiam; sed
minor, scilicet iste est pauper, non est nec procedit a prudentia, quia nescio an habeat necessitatem. Tunc est
conclusio: ergo huic est danda eleemosyna. Tunc dico quod haec conclusio est prudentia, et non est opinio,
quia certum est consequens, quia danda est eleemosyna. Et sic possumus dicere quod prudentia pro majori
parte non est opinio, quia est certa, licet praesupponat opinionem. Nihilominus possumus permanere in
primo modo dicendi." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3. Este "primer modo de decir" al que alude Vitoria es
considerar al juicio prudencial como una opinión.
220
"Praeterea, ad prudentiam pertinet bene judicare, non tamen dependet illud a voluntate." In 2a. 2ae., q. 4,
a. 2, 3.
221
"Dico nihilominus quod ad bene moraliter agendum sufficit opinio, ita quod non requiritur scientia nec
fides. Probatur, quia actiones morales sunt circa contingentia de quibus non possumus habere evidentiam;
sed, ut dicit Philosophus, in moralibus debemus esse contenti crassis et humanis conjecturis, quae non
faciunt evidentiam et certitudinem, sed faciunt quamdam apparentiam et certitudinem et humanam
probabilitatem: ergo." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3.
222
Los escrúpulos como figura espiritual consisten en el temor de haber dejado pecados mortales por sanar
en la confesión (o dondequiera que se espere esa sanación). Cuando efectivamente hay tales pecados, los
escrúpulos hacen la función de señal de alarma y resultan útiles para la vida espiritual. Sin embargo, en el
tiempo de Vitoria era frecuente en personas de vida espiritual muy intensa una patología psicológica
asociada a los escrúpulos, que se designaba con el mismo nombre. Consistía ésta en que ni aun después de
una confesión sincera se estaba seguro de haberlo dicho todo, con lo cual la persona se enredaba en un
examen de conciencia sin fin, del que nunca quedaba satisfecha. Un ejemplo detallado de esto nos lo cuenta
San Ignacio de Loyola de sí mismo en su Autobiografía ([22-25]: "Mas en esto vino a tener muchos trabajos
de escrúpulos..." ). En una carta de consejo espiritual a un religioso, Vitoria entiende claramente el peligro
psicológico de la situación: "... ésta es la dolencia de los escrupulosos, no creer a nadie [acerca de la
liberación de su conciencia]; y no es pecado porque no pueden más; que los escrúpulos al principio son
escrúpulos y andando el tiempo se hacen enfermedades, y pasando más adelante se vuelven en fina locura;
que no todos los locos hechan piedras." Dos cartas sobre escrúpulos, p. 343.
Como enfermedad psicológica originada en la vida moral (y reforzada por una predicación demasiado a
menudo dolorista y culpabilizante hasta un punto exagerado; cfr. J. Delumeau, Le péché et la peur),
preocupaban mucho al maestro de Salamanca estas situaciones. Repetidamente indica en el aula y en las
consultas que su intención es más quitar que poner escrúpulos, tratando de evitar una pastoral que condujera
a la difusión de la patología (por ejemplo: "Yo señor, no soy de los que Dominus in evangelio dicit, qui nec
ipsi entrant, nec sinunt alios intrare, y soy más inclinado a quitar escrúpulos". Carta al Dr. Luis González, p.
40). Más que remover sin término en lo pasado, su enseñanza moral intenta proveer una guía para la acción
buena en el futuro: "Yo tengo gran lástima a los hombres lisiados de esta pestilencia, porque veo que passan
gran trabajo y muy mal empleado, y como aya dos partes en la virtud y la justicia: declinare a malo et facere
bonum, gastan la vida en solo lo primero, que es lo menos." Dos cartas sobre escrúpulos, p. 345.
223
"Et dico quod non stat quod aliquis justus erret in illo judicio, scilicet iste contractus est faciendus, quia
hoc judicium est verum et prudentiale. Probo. Quia omnis contractus est faciendus de quo viri docti dicunt
eum esse licitum." In 2a. 2ae., q. 8, a. 4, 4.
224
"... non quaelibet formido in contrarium sufficit ad esse scrupulum, sed requiritur quod sit bona apparentia
ex alia parte, et quod sit major pro ista. Sicut si ego habeo magnam apparentiam pro ista parte, et pro alia
aliquantulam et bonam apparentiam, tunc illa erit scrupulus, et facere contra illam esset veniale; sed si
parvam apparentiam habet, non est scrupulus. Et sic cum non semper facere contra scrupulum sit peccatum,
ita nec contra formidinem." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3. Esta posición, sostenida a lo largo de los siglos XVI y
XVII por la mayoría de los moralistas dominicos, será ocasión décadas después de una larga discusión
principalmente con algunos jesuitas, que justificaban moralmente la acción según cualquier juicio práctico al
que pudiera atribuirse probabilidad significativa. Se trata de la llamada polémica entre probabiliorismo y
probabilismo morales, posterior a la muerte de Vitoria. (Cfr. Enciclopedia de la Religión Católica, t. VI, pp.
255-257). Que Vitoria hubiera sostenido el probabiliorismo es indudable: "Item in dubiis tutior pars
sequenda est." DIB, IV, 1, 8.
Resulta interesante notar que el texto "fundacional" del probabilismo, escrito por el dominico Bartolomé de
Medina en 1577, se dirige a confesores y trata sobre negocios: "... en los casos dudosos que por una parte y
por otra son probables, y tienen haz y envés, puede el confessor, aunque sea contra la opinión que él tiene,
absolver al penitente. Pongo un exemplo. Tiene el confesor por opinión que el que presta no puede llevar
cosa alguna por lo que dexa de ganar, por razón del emprestido, y por otra parte el penitente siguiendo la
opinión contraria, que es probable, recibió algo por el lucro cessante. En este caso digo que puede el
confessor, y aun está obligado, a absolver al penitente. Y la razón es, porque el tal penitente no pecca en
recebir aquella quantidad, pues le era lícito y a todos lo es, seguyr la opinión probable." Citado por Julio
Caro Baroja, Las formas complejas de la vida religiosa, pp. 389-390.
Por otra parte, resulta también de interés transcribir aquí lo que Mª Lourdes Redondo, Utopía vitoriana y
realidad indiana, p. 180, señala acerca del significado de "probable": "[Cuando Vitoria habla de
«argumentos probables», «persuasión probable», «duda probable» o «ignorancia probable»] se está
refiriendo a la certeza práctica que basta en las cosas contingentes y cuando la decisión a tomar es inminente.
En otras ocasiones utiliza la palabra «probable» como equivalente a certeza moral, es decir, considerando
que algo es verdadero en atención a los usos y costumbres universalmente admitidos por los hombres o
atendiendo a su carácter razonable y digno de crédito (...) [De Indis I, 2, 18: 'Si fides christiana proponatur
barbaris probabiliter, id est, cum argumentis probabilibus et cum vita honesta et secundum legem naturae
studiosam quae magnum est argumentum ad confirmandum veritatem...'] Por otra parte, en muchas
ocasiones, cuando habla de «ignorancia probable» se refiere a ignorancia invencible pues la considera como
[de] «buena fe». [DIB, IV, 1, 9: 'Posita ignorantia probabili facti aut iuris, potest esse ex ea parte qua est
vera iustitia bellum iustum per se; ex altera autem parte bellum iustum, id est, excusatum a peccato bona
fide.']"
225
"Nam imperium non solum est verba imperativa, sed etiam notitia interior imperativa. Et haec notitia, dicit
Philosophus quod pertinet ad prudentiam. Ergo requiritur intentio movendi, et hoc praestat ad prudentiam."
In 2a. 2ae., q. 47, a. 8, 8.
226
"Non est dubium quod voluntas non imperatur ratione, sed ratio debet regere principaliter appetitum. Ergo
non est ratio voluntatis, sed appetitus. Et sic de prima conclusione, quod non sit imperium actus voluntatis,
sed rationis, videtur quod sit satis probatum." In 2a. 2ae., q. 47, a. 8, 5.
227
"Prudentia nutritur ex virtutibus moralibus. Unde ex virtute morali existenti in appetitu provenit quod iste
bene judicet, scilicet non fugere, alius vero male, quia qui est meticulosus male judicat et fugit et occiditur, et
si se defenderet, liberaret se. Tamen vir fortis, cum cognoscat quid agendum est, judicat bene. Sic non potest
esse quis prudens nisi sit bonus." In 2a. 2ae., q. 123, a. 9, 3. "Propterea prudentia est connexa cum virtutibus
moralibus, quia sine illis non potest homo habere per prudentiam rectam aestimationem et judicium de
agendis." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 1.
228
"Verum est quod sanctus Thomas 1. 2, q. 66, a. 3 ad tertium dicit quod prudentia dirigit alias virtutes circa
suos fines; et hoc non exspectat ad prudentiam, sed est alius finis, scilicet syllogizare et componere ex
finibus aliarum virtutum. Unde alii fines proprii virtutum ad synderesim potius exspectant. Sed inferre ex
illis alias conclusiones exspectat ad prudentiam, quae est consultativa et accommodat ex aliis judiciis. Sic
ergo prudentia dirigit alias virtutes praestituendo fines. Non quod sit judicium prudentiale talis finis, sed
quod ex illis judiciis syllogizet prudentia; ut ex hoc judicio, temperate vivendum est, syllogizat quo pacto
temperate vivendum est, an bibendo vinum, vel aquam, vel comedendo tantum vel tantum, etc. Ergo." In 2a.
2ae., q. 47, a. 6, único.
229
"Sed virtutes faciunt inclinationem conformiter ad rectam rationem, quia faciunt recte judicare, et sic
judicare exspectat ad prudentiam, sed inclinare exspectat ad alias virtutes." In 2a. 2ae., q. 129, a. 3, único.
230
"Respondet sanctus Thomas quod tres sunt prudentiae distinctae specie, ut patet in littera. Aristoteles non
multum laborat in hoc an sint distinctae, sed solum dicit quod non est una sola prudentia, quia aliqui sunt apti
ad gubernandam domum, aliqui ad civitatem et aliqui ad seipsos; et sic infert quod sunt tres species. Et una
differt ab alia specie. Itaque triplex est genus prudentiae, scilicet prudentia monastica, politica et
oeconomica." In 2a. 2ae., q. 47, a. 1, 1.
231
"Sic etiam per eamdem prudentiam consultamus in omni materia. Item, per easdem regulas prudentiae
homo potest bene se habere in materia justitiae, et temperantiae, et fortitudinis. Si enim quis dubitat an
expediat jejunare vel comedere carnes, certe consulit viros doctos; et si sit dubium de materia justitiae, per
easdem regulas homo dirigitur, scilicet consulendo viros doctos. Et sic, licet ista sint diversa consilia, tamen
est una prudentia quia eodem modo procedunt. Dico ergo quod sufficit una prudentia ad gubernandas
virtutes." In 2a. 2ae., q. 47, a. 11, 3.
232
"Sed in agibilibus sunt communes regulae et omnia principia, ut consilium est in dubiis consulere peritos.
Sed hoc in omni materia est necessarium. Etiam in factibilibus bene judicare de una materia nihil juvat ad
bene judicandum de alia; sed in agibilibus sic, quia qui bene judicat de materia temperantiae, bene etiam
judicat de materia justitiae quia similiter concurrunt." In 2a. 2ae., q. 47, a. 11, 4.
233
"Sed si comparemus totum officium prudentiae, quod est ostendere et illuminare quid sit agendum, ad
totum officium alterius virtutis, sic prudentia est melior et perfectior omni alia virtute, quia prudentia extendit
se ad omnem materiam aliarum virtutum et ad quemlibet actum virtutum humanarum." In 2a. 2ae., q. 123, a.
11, 3.
234
"Sed quando et quando non, extra extremam necessitatem est benefactori subveniendum, non potest
determinari, nec est certa regula nisi ad arbitrium boni viri." In 2a. 2ae., q. 107, a. 3, 3.
235
Cfr. la primera frase de la nota 232. También: "Omnis bonus est prudens, omnes scient consultare in
causis particularibus." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 6.
236
"Sed dubitatur: an si homo sit paratus obedire aliis in omnibus, como es al maestro de novicios, an sit
necessaria prudentia ad parendum. Respondetur quod sic, quia non sufficit quod sit paratus. —O dicetis,
semper manent aliqui actus in quibus non sit subditus." In 2a. 2ae., q. 47, a. 12, 3.
237
"—Sed contra, videtur quod non requiratur prudentia absolute, quia posset ille consultare viros peritos in
dubiis, y lo que no fuere claro, preguntarlo, et in omnibus obedire. Tunc ergo non est opus prudentia. —
Respondetur quod sine dubio haec non sufficiunt sine prudentia; impossibile est quod respublica nec privatus
homo bene geratur sine prudentia, non solum in una civitate, sed nec in una domo. —O, quia est paratus
consultare. —Dico quod non sufficit nisi adsit prudentia, quia multa sunt in quibus non debetis parere. Etiam
sunt multa de quibus non est locus consultationis, quia in articulo necessitatis non est locus ad consultandum;
ideo tunc opus est prudentia. Secundo dico, quod sufficit quod homo sit paratus ad obediendum et ad
consultandum. Sed haec est una pars bona prudentiae. Unde in talibus est nihilominus prudentia." In 2a.
2ae., q. 47, a. 12, 3.
238
"porque, como Aristóteles dice: «si a cada momento hubiérase de consultar, no terminaríamos jamás»".
De Indis, I, int., 1. La cita aristotélica corresponde a E.N. 1113 a3.
239
"Sicut consultatio et deliberatio non est de rebus impossibilibus aut necessariis, ita nec consultatio moralis
est nec de illis, de quibus certum et notum est esse licita et honesta, neque e contrario, de quibus certum et
evidens est esse illicita et inhonesta." De Indis, I, int., 2.
240
"Cum aliquid agendum proponitur, de quo dubitari merito potest an sit rectum vel pravum, iustum an
iniustum, de his expedit consultare et deliberare, neque prius temere aliquid agere, quam sit inventum et
exploratum quid liceat an non liceat." De Indis, I, int., 2.
241
"Unde si quis contractum, de quo inter homines dubitatur an sit licitus necne, faceret sine consilio
doctorum, sine dubio peccaret, etiamsi alias contractus esset licitus et ipse ita putaret, non ex auctoritate
sapientis, sed ex sua affectione et sententia." De Indis, I, int., 3.
242
"Itaque non satis est ad securitatem vitae et conscientiae, ut quis putet se bene agere, sed in rebus dubiis
necesse est, ut aliorum, ad quos spectat, auctoritate nitatur." De Indis, I, int., 4.
243
"E contrario, in re dubia, si quis deliberavit cum sapientibus et accepit determinationem quod illud est
licitum, talis est tutus in conscientia, quousque fortasse iterum sit admonitus vel tali auctoritate vel humanis
rationibus, quibus merito debeat moveri ad dubitandum vel etiam credendum contrarium." De Indis, I, int., 4.
244
"Perversio enim appetitus corrumpit judicia bona (...) Prudentia simpliciter est ad totam vitam, quae
scilicet sufficit regere totam vitam. Et homo non potest facere prudentiam quae est cum peccato." In 2a. 2ae.,
q. 47, a. 13, 2. "Ad hoc est primo notandum quod mali affectus corrumpunt prudentiam, non solum quoad
ultimum actum qui est imperare, nec quoad primum actum qui est judicium, sed etiam quoad illum actum qui
est consultatio (...) Multi tamen sunt qui faciunt contractus usurarios. Et isti non confitentur cum doctis, sed
insipientibus, ne redarguantur in peccatis suis, et sic errant in consultando." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 2.
Por último, valdrá la pena realizar un par de anotaciones acerca del lugar que la
prudencia tiene en el discurso moral vitoriano. Por lo expuesto habrá podido verse que el
juicio prudencial no es reducido por el maestro de Salamanca a una serie de reglas, y que,
por tanto, conserva su carácter propio. Es cierto que en la discusión moral que lleva a cabo
en el aula, Vitoria desciende más hacia lo concreto que Santo Tomás en la Summa
Theologiae. Como habremos de señalar más adelante, ésta es una manera de comentar los
textos tomasianos, pero no encierra la pretensión de elaborar una casuística exhaustiva que
hiciera innecesaria la prudencia del sujeto moral. Por el contrario, con mucha frecuencia
Vitoria encuentra límites a su ciencia moral en la discusión de situaciones. No intenta
entonces resolver el problema introduciendo refinamientos argumentativos sin fin, sino que
reconoce la limitación y deja al criterio del hombre bueno y prudente la resolución del
asunto, recomendando la consulta a partir de las circunstancias concretas. Por este respecto
no puede hablarse, pues, de un racionalismo moral.
La segunda nota se refiere a la atención teórica que Vitoria presta a la discusión
sobre la prudencia. Esta ocupa proporcionalmente un espacio reducido en las lecciones,
que contrasta con la amplitud con que trata las virtudes inmediatamente anterior —
caridad— y posterior —justicia— en el orden de la Summa Theologiae. Mientras en estas
245
"Et sic licet verum sit quod aliqui peccatores aliquando bene sciant consultare de rebus agendis, non
tamen, ut dixi, regulariter in omni eventu. Et si arguas, quia theologus doctus, licet malus, bene consultat:
dico quod est falsum, quia multo melius bonus vir consultat in moralibus, quia etsi sit indoctus, petit
confessorem ut eum consultet de agendis." In 2a. 2ae., q. 51, a. 2, 2.
246
"Tertio dico, quod dato ita sit quod teneatur homo reprimere illum et talem concupiscentiam, non tamen
tenetur reprimere illum per actus reflexos, sed sufficit quod reprimat per directos (...) Quia aequaliter et in
eodem modo rusticus et philosophus, id est docti et indocti tenentur reprimere passionem malam. Sed clarum
est quod imperiti rerum, sicut rusticus qui tentatur, non sciunt quod habent concupiscentiam in appetitu
sensitivo, nec quod ipsa concupiscentia trahit ad peccandum, nec sciunt quod tenentur reprimere per actus
reflexos, quia ignorant istas passiones et quod debeant per actum voluntatis reprimere isto modo. Sed
reprimere oportet per hoc quod non consentiat in illo ad quod passio pertrahit eum, quia non tenetur facere
syllogismos, quia nescit, et si sciat, non tenetur; sicut si tentatur quis timore mortis pejerare, non oportet
syllogizare, sed sufficit dicere, malo mori quam pejerare." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 4.
247
El extremo ocurre en la última cuestión del tratado: "De praeceptis ad prudentiam pertinentibus. In hac
quaestione sunt duo articuli, in quibus nihil est notandum, praeter litteram sancti Thomae. Et sic est finis de
prudentia." In 2a. 2ae., q. 56, único.
248
En efecto, el comentario vitoriano De Iustitia, que sigue en el orden de la Summa Theologiae, comienza
con las siguientes palabras: "In anno praecedenti egimus de virtutibus theologicis. Consequenter agendo est
de virtutibus cardinalibus, quarum prima est prudentia, de qua etiam legimus. Nunc autem sequitur materia
de justitita". In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 1.
249
"Desde esta cuestión hasta la q. 56 no lo escribí de propia mano, sino que lo tomé de otro." In 2a. 2ae., q.
48, a. único, al margen.
El estudio del uso de las autoridades permitirá comprender mejor la índole teorética
del discurso moral ante el que nos hallamos. Por autoridad debe entenderse aquí la
autoridad intelectual, y no la autoridad política (de la que tratamos en los apartados 2.2.4 y
2.5) ni la autoridad moral (epígrafe 2.2.3). Como se podrá notar, nuestro autor concede
bastante menos beligerancia en la vida moral a la autoridad intelectual que a las otras dos.
Francisco de Vitoria no desarrolló su trabajo intelectual en ruptura sino en
continuidad consciente con la tradición escolástica. La forma de comentario a la Summa
Theologiae que toman la mayor parte de sus lecciones así lo demuestra. También lo hace la
gran frecuencia con que cita a los autores que han tratado antes que él los mismos temas,
con los que hay una compatibilidad indudable en el debate. Entre los teólogos con los que
dialoga más regularmente pueden mencionarse:250 Guillermo de Auxerre,251 el Maestro de
las Sentencias,252 Cayetano, Silvestre Prierias, Conrado de Summenhart, Juan Duns Escoto
250
Este recuento ha sido tomado de José Barrientos, Un siglo de moral económica en Salamanca, pp. 34-36,
y se refiere solamente al comentario a las qq. 77 y 78 de la 2a. 2ae. de la Summa Theologiae, que contienen
la mayor parte de la ética económica de Vitoria. Listas completas se encuentran en los Indices auctorum con
que Beltrán de Heredia cierra cada uno de los seis tomos de su edición del comentario. En el índice del tomo
IV se cuentan poco más de cien autores mencionados por Vitoria en el comentario a las qq. 67 a 88 de la
Secunda Secundae. Una buena y rápida exposición acerca de las fuentes de Vitoria sobre la justicia se puede
leer en el capítulo 4 de Gehrard Otte, Das Privatrecht bei Francisco de Vitoria.
Particularmente, Barrientos no menciona a los nominalistas con los que Vitoria polemiza con frecuencia; y
con razón no los incluye, puesto que ciertamente los comentarios a las qq. 77 y 78 de la Summa Theologiae
no son un lugar de esa polémica, salvo en los casos de Maior y Conrado.
Importancia especial debe concederse a Maior (o Mayr), †1550, profesor terminista del Colegio de
Monteagudo en París (1525-1531) y, antes y después, de la Universidad de Glasgow. El nominalismo
español (con centro en Alcalá) estuvo liderado por sus discípulos, pero el escocés influyó mucho más allá de
éstos, pues no sólo se ocupó de temas físicos, lógicos y teológicos, sino también de historia y filosofía
práctica. Fue el primer académico en discutir expresamente la licitud de la conquista de América, y su
nombre figura al pie de varios dictámenes de la Sorbona sobre asuntos de negocios.
251
Guillermo de Auxerre, †1229, arcediano de Beauvais, profesor y procurador de la Universidad de París.
Escribió un comentario a las Sentencias conocido como Summa aurea. Desarrolló especialmente la teoría
cristiana contra la usura desde argumentos de derecho natural.
252
Pedro Lombardo, Magister Sententiarum, †1160, teólogo en la Escuela Catedralicia de París, escribió los
Libri IV Sententiarum, una síntesis del saber teológico de su época, que en tiempos de Vitoria constituía el
texto base para ser comentado en las lecciones de teología. El libro cuarto, al tratar de los sacramentos,
incluía consideraciones morales, aunque no sistemáticas. Siguiendo a Cayetano y a Pedro Crockaert, Vitoria
sustituyó en la mayor parte de sus cursos este texto por la Summa Theologiae de Santo Tomás (también lo
había hecho antes Conrado Koellin en Colonia, pero bajo un enfoque terminista que difícilmente pudo
inspirar al maestro de Salamanca). Prefería sin duda su sistematicidad; tratando del plan de la 2a. 2ae., dice:
"Unde hoc unum non potest negari sancto Thome, quod optimum servat modum scribendi" (Beltrán de
Heredia, Los manuscritos..., p. 73). Aun así, en los cursos de 1529-31 y 1538-39 Vitoria comentó justamente
el libro cuarto de las Sentencias, y en los cursos en que prefirió a Santo Tomás, comenzaba siempre
relacionando el orden de los contenidos en el Aquinate con el de las Sentencias.
Los contemporáneos
Respecto a los autores posteriores a Santo Tomás, la forma normal de presentar sus
ideas es agrupándolos según las posiciones que defienden sobre cada cuestión concreta. La
discusión escolástica de los siglos XV y XVI, incluso por la via antiqua, había alcanzado
unos grados de refinamiento tales que acababan por ocultar las realidades morales detrás
de las distinciones.254 La actitud intelectual de Vitoria, incluso cuando acepta y utiliza las
ideas de sus predecesores, consiste en simplificar tomando lo que le parece en verdad
253
El Corpus Iuris Canonici reunía una serie de textos conciliares y pontificios con normas jurídicas vigentes
en el ámbito católico, recogidos inicialmente en la Concordia discordantium canonum (el Decretum, de
1141-50) del monje boloñés Graciano. Las cartas decretales pontificias posteriores al Decretum fueron
llamadas Extravagantes; se reunieron en varias colecciones y fueron añadidas al Corpus. Estas colecciones
son las de Gregorio IX (Liber Extra, 1234, que constaba de cinco libros preparados por San Raimundo de
Peñafort), el Liber Sextus de Bonifacio VIII (1298), las Decretales Clementinas (1317), las Extravagantes de
Juan XXII (1325) y las Extravagantes comunes (1471). El conjunto de estas compilaciones de reglas
jurídicas intraeclesiales reunido hasta la fecha, fue llamado Corpus Iuris Canonici en el Concilio de Basilea
(1431). En el siglo XVI era común que junto con los cánones se imprimeran también algunas glosas de los
decretistas más antiguos: la de Paucapalea, la Glossa Aurea de Hugucio de Pisa, la Glossa Ordinaria in
Decretum de Juan Teutónico y/o la Glossa Ordinaria in Decretales Gregorii IX de Bernardo de Parma.
El Corpus Iuris Civilis reunía el derecho romano vigente en Europa Occidental, codificado inicialmente por
Justiniano (533-56). Consistía en el Código (doce libros: el Codex, de nueve, y los Tres Libri), los Digesta o
Pandectae (Digestum Vetus, Infortiatum, Digestum Novum), las Institutiones y las Novellae Constitutiones.
En las ediciones del siglo XVI esos textos venían acompañados usualmente por la Glossa Ordinaria de
Acurcio, jurista boloñés del siglo XIII que compiló una gran cantidad de comentarios al Corpus.
Para el tiempo de Vitoria, tanto el Corpus Iuris Canonici como el Corpus Iuris Civilis habían dado pie para
un gran volumen de comentarios jurídicos interpretativos. Aparte de los mencionados, decretalistas
(comentaristas del derecho canónico) de especial importancia fueron Sinibaldo Fieschi, Inocencio IV papa
(†1254); Enrique de Segusio, cardenal Hostiensis (†1271); el boloñés Juan Andrés (†1348); y el arzobispo
de Palermo Nicolás Tudeschi, Panormitanus (†1445). El más importante de los comentaristas medievales del
derecho civil fue posiblemente Bártolo de Sassoferrato (†1357).
Había además un derecho civil castellano, inspirado en el derecho romano y visigótico, cuyas primeras
grandes sistematizaciones datan de poco después de la fundación de la Universidad de Salamanca: son el
Fuero Real y las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (1221-84). Este derecho propio castellano no parece
constituir fuente relevante para Vitoria.
254
Gehrard Otte menciona, por ejemplo, a Conrado de Summenhart, que había distinguido seis especies de
propiedad privada, y en una de ella hasta veintitrés subespecies; y a Antonino de Florencia, que detalló
veinte por cinco casos diversos de restitución. (Das Privatrecht bei Francisco de Vitoria, p. 20).
Los nominalistas
255
"Certe si hoc quod dicit Cajetanus esset verum, multum liberaret homines a scrupulis. Sed ego volo
probare quod sit mortale etiam quando est in opinione cum formidine oppositi." In 2a. 2ae., q. 60, a. 3, 5.
256
"Cajetanus dicit ad hoc multa verba inintelligibilia, scilicet quod firmiter assentiat, sed cum hesitatione et
formidine." In 2a. 2ae., q. 60, a. 3, 5. "Cajetanus hic metaphysicat. Nescio quid dicat. Videte, si libet. Ego
dico quod illa consequentia est pessima." In 2a. 2ae., q. 1, a. 4, 5. "Caietanus multa dicit circa istam
materiam. Nescio an ipse intelligat omnia quae dicit." In 1a. 2ae., q. 79, a. 1. F. Stegmüller, Francisco de
Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 321 (ms. O 144v). Según Melquiades Andrés, La teología española
en el s. XVI, t. II, p. 377, la Escuela de Salamanca reprochaba a Cayetano el dejarse llevar por las razones,
haciendo metafísica de la moral y separándola de las fuentes y de la existencia del hombre para enredarla en
cuestiones irrelevantes. A esto, que Vitoria llama "metafisicalizar" (en un sentido despectivo referido a los
laberintos conceptuales tardoescolásticos), autores posteriores de la Escuela lo llamarán "cayetanizar".
257
"Et ideo ego legam hoc anno sicut in prioribus legi supra S. Thomam. Et scribam non sicut prius
proposueram non servato ordine S. Thomae, sicut alii doctores scripserunt super libros Magistri
Sententiarum, sed ordinem S. Thomae insequar sicut Dominus Cajetanus." In 1a., q. 1, a. 1, 1. Ms. 18,
Santander.
258
"Sed sanctus Thomas interpretatur Magistrum pie, sicut etiam omnes antiquos auctores; non sicut faciunt
isti moderni, qui accipiunt sententias antiquorum in perverso senso." In 2a. 2ae., q. 23, a. 2, 1.
259
"Certe melius legerat sanctus Thomas Aristotelem quam Martinus." In 2a. 2ae., q. 36, a. 1, 5.
260
"Bene inceptor est Ockam quia novam voluit tradere dialecticam, et philosophiam et theologiam, quod
peius est; et ideo nescio an bene dicatur venerabilis." Citado por V. Beltran de Heredia, Los manuscritos..., p.
41.
261
Los nominalistas parisinos ("terministas") se agrupaban principalmente en el colegio de Monteagudo,
cuyo inspirador más importante en la época fue el escocés Maior, a quien Vitoria llama "vir bonus et doctus".
Otros destacados pensadores de Monteagudo con los que Vitoria entró en contacto fueron Jacobo Almain y
Juan de Celaya, éste último maestro de Artes suyo. Cfr. R. García Villoslada, La Universidad de París...,
caps. V a VIII.
262
Tales métodos se introdujeron también por esta época en Salamanca, territorio tradicional de los "doctores
sólidos e reales", en forma de tres cátedras de nominales: lógica, filosofía natural y teología, que comenzaron
a leerse en 1509, y donde enseñaron grandes maestros como Juan Martínez Silíceo y Pedro Margallo (a
quien Vitoria ganó la cátedra de Prima de teología). El objetivo de la universidad, expresado formalmente
por el claustro, era no quedar atrás de la novísima Alcalá, que estaba atrayendo numerosos estudiantes por la
gran actualidad de sus programas. Hacia mediados de siglo desaparecieron estas cátedras, sin embargo, por
causa de la actividad de los maestros de la via antiqua, que con mucho daban más prestigio a la universidad
que los nominales. En particular fue importante la enseñanza de Domingo de Soto, que había estudiado en
Alcalá y París donde aprendió la lógica nominalista. Quiso reorganizar la lógica acercándola al orden de los
tratados aristotélicos, subvertido en las Summulas. Culminó esta tarea Domigo Báñez. Pueden verse al
respecto: Vicente Muñoz, "La enseñanza de la lógica en Salamanca..."; y Vicente Beltrán de Heredia,
"Accidentada y efímera aparición del nominalismo..."
263
Véase sobre esto Vicente Muñoz Delgado, "Lógica, ciencia y humanismo en la renovación..."
264
Los nominalistas eran reacios a identificarse como una escuela a la manera de tomistas y escotistas.
Afirmaban a veces practicar cierto eclecticismo, que les permitía tomar lo mejor de cada uno y combinarlo
con ideas propias según criterios lógicos de los cuales pretendían el rigor. De ahí que los nominales
publicaran con frecuencia obras sobre algún tema "según las tres vías" (de Santo Tomás, Escoto y Ockham).
Ello no obstante, eran claramente identificados por los demás profesores (y por los claustros universitarios)
como una tercera escuela a la par de las otras dos.
265
La tesis central de Vicente Muñoz Delgado en "Lógica, ciencia y humanismo en la renovación...", es que
se perdió ahí una oportunidad histórica de reintegración del tomismo a las corrientes intelectuales del tiempo.
Al no realizar Vitoria esa integración sistemáticamente, sino sólo tomar algunos elementos de las inquietudes
político-morales de los nominalistas y de los humanistas, desechando su método y sus adquisiciones en
lógica, en lingüística y en ciencia, quedó el camino abierto para que el tomismo se cerrara sobre sí mismo (de
lo cual el máximo exponente viene a ser Domingo Báñez), y volviera la espalda a la posibilidad de una
interlocución intelectual más amplia, que quizás hubiera cambiado el curso de la Modernidad filosófica.
Esta valoración ex post de Vicente Muñoz puede ser correcta desde el punto de vista de la historia de las
ideas, pero en nuestra opinión poco contribuye a entender el intento vitoriano. A diferencia de Cayetano, en
el maestro de Salamanca se hallaba ausente toda intención sistemática, tanto la de restauración del tomismo
como la de su reconversión. En Santo Tomás (particularmente en su ética) había encontrado la que
consideraba más valiosa herramienta para abordar los complejos problemas de su momento histórico. La
utilizó ampliamente para ello, sin ocuparse mayormente de analizar la herramienta misma. Cuando lo hace,
suele ser en vistas de un problema concreto que desea abordar (de índole moral, eclesial o política); por
tanto, de manera no sistemática.
A la vista de los resultados obtenidos por el dominico en este su intento, parece difícil sostener con Vicente
Muñoz que se trata de un "tomismo que se deriva de la presión interna de la Orden dominicana y no del
progreso del pensamiento". Ibidem, p. 265. (Una idea semejante se encuentra en J. Miranda, "Vitoria y los
intereses...", p. 51; criticado por Iannarone en "Génesis del pensamiento colonial...", pp. xl-xli). Aparte lo
muy discutible del contenido de la expresión 'progreso del pensamiento', resulta cierto que al menos en el
ámbito ibérico (y americano), el pensamiento originado en las universidades ganó en capacidad de interpretar
el momento histórico y en significatividad social (respecto al siglo XV en la Península, por ejemplo), gracias
justamente al giro metodológico que Vitoria inició. Así puede decir J. A. Fernández-Santamaría, respecto a
otras corrientes ideológicas del tiempo: "It is a matter of record that neither Christian humanism nor the
newborn realistic approach to political problems [Maquiavelo] manifested much willingness or inclination
to explore the possible impact of the New World on the social and political institutions of the Old (...) only
the traditional ideology proved willing or capable enough to attempt to understand and explain the
significance of the most singularly novel event of the Renaissance." The State, War and Peace, p. 60. Si
hasta mediados del siglo XVII la Modernidad filosófica no tuvo mayor repercusión en los ámbitos ibéricos,
entre las causas de ello sin duda se encuentra que no era precisa para superar a una Escolástica metida en
callejones sin salida, porque no era tal la situación de la Escolástica en Salamanca, Alcalá, Evora o Coimbra.
Sólo hacia finales del siglo XVII, muerto Suárez y agotada con los "Salmanticenses" la creatividad de la
Escuela, comenzará el pensamiento peninsular a sentir un vacío que deba llenarse volviendo los ojos a
Europa. Otra cosa es que, como señala con razón Vicente Muñoz en el lugar citado, este agotamiento pueda
relacionarse con el no haber querido o sabido reelaborar la metafísica hasta muy tarde (a principios del siglo
XVII, con Suárez principalmente), desconectando así el pensamiento de la Escuela de las novedades
europeas en ciencias exactas y naturales. A ello contribuyó sin duda la prohibición a los españoles de
estudiar en universidades extranjeras, decretada por Felipe II en 1559 para evitar la difusión del
protestantismo.
Sobre el mismo punto y con buen tino, valora MacIntyre: "La postura del Aquinate (...) excepto dentro de la
teología católica romana, generó en su mayor parte una o más tradiciones de comentarios defensivos en
lugar de una capacidad de enfrentarse con el mayor de sus rivales [el nominalismo] (...) Esos rivales llegaron
a determinar los términos del debate filosófico público de los siglos decimoquinto y decimosexto, de modo
que los seguidores del Aquinate se enfrentaban con un dilema (...) O bien rehusaban aceptar los términos del
debate contemporáneo y de esta manera se aislaban y eran tratados como interlocutores irrelevantes, o bien
cometían el error de aceptar esos términos del debate y según esos términos parecían haber sido derrotados.
El logro del Aquinate en el siglo decimotercero había sido el de insistir en establecer los términos del debate
y de la investigación". Justicia y Racionalidad, pp. 205-206. La excepción inicial que hemos subrayado
nosotros en la cita es correcta, así como lo es el diagnóstico final. Pues si algo caracterizó la obra intelectual
de Vitoria fue no aceptar los términos del debate ni a los nominalistas ni a los humanistas, sino plantear los
suyos propios refiriendo la discusión ético-política a la ley natural entendida como ley racional y divina a la
vez. A partir de este replanteamiento le fue posible integrar aportes de unos y otros, sabiendo bien, sin
embargo, por qué tomaba y desechaba cada elemento. El enfoque fue lo bastante fructífero como para abrir
una época de creatividad de la filosofía y la teología ibéricas, que duraría más de un siglo.
266
La ciencia natural de los nominales la rechazó sencillamente como pérdida de tiempo: "Quamvis et ego
erraverim quando iuvenis in hoc quod multum trivi temporis in illis. Unde et physica et quaelibet scientia
mathematica suos habet limites et qui novas inquirit demonstrationes supra Jordanum aut Euclidem aut novas
imaginationes aut proprietates adinvenit tota errat via." Citado por V. Muñoz Delgado, "Lógica, ciencia y
humanismo en la renovación...", p. 246.
Los humanistas
Respecto a los humanistas, resulta evidente el influjo que ejercieron sobre Vitoria
en París (donde Lefèvre d'Etaples269 y Budé270 enseñaban cuando el burgalés estudió; allí
mismo es muy probable que conociera personalmente a Vives271), particularmente sobre su
estilo expositivo en un latín claro y correcto,272 su rechazo a enredarse en sutilidades
267
La relección De augmento caritatis et diminutione no tiene nada que envidiar a las más oscuras
disertaciones de los nominales, algunos de cuyos postulados físicos están allí recogidos (por ejemplo, el de
Maior acerca de que la intensidad de una cualidad se modifica por adición o sustracción de grados, en vez de
por mayor o menor radicación en el sujeto, como proponían los tomistas). Pero este escrito constituye una
excepción única en el conjunto de la obra vitoriana.
268
García Villoslada nos recuerda cómo molestaban a Vives los esfuerzos que había visto en París por
establecer la verdad de enunciados como: "Non non homo non possibiliter non currit"; "Quodlibet qualelibet
de quolibet tali scit ipsum esse tale quale ipsum est"; "Sortes non in quantum non homo non est animal".
("Francisco de Vitoria, renovador...", p. 75).
269
Jacobo Lèfevre d'Etaples, Faber Stapulensis (†1536), lideró el humanismo bíblico en París y creó una
escuela de lógica aristotélica en el Colegio Lemoine, los fabricistas. Tradujo el Nuevo Testamento al francés
y publicó comentarios a diversas partes de éste, además de varios comentarios a Aristóteles. Mantuvo
contactos con Calvino y se hizo sospechoso de adhesión a la Reforma, sobre cuya aproximación a la
Escritura influyó, aunque nunca abandonó la Iglesia Católica.
270
Guillermo Budé (†1540), fundador del Colegio de Francia, fue un gran erudito en la lengua griega y
comentó las Pandectas. Sin pasar al protestantismo, sostuvo una posición muy dura contra el clero católico.
"Vir omnino egregius et magnae auctoritatis", lo llama Vitoria (Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p.
75), lo que no obsta para que adversara su manera de hacer teología a partir de etimologías (Ibidem, p. 86).
271
Juan Luis Vives (†1540), filósofo valenciano, estudiante en París, amigo personal de Erasmo y de Tomás
Moro, promovió un humanismo explícitamente cristiano. En sus obras se ocupó de filología clásica, teología
y moral.
272
"Bonas litteras attigit feliciter iam inde a puero", dice de él Vives a Erasmo (citado por Beltrán de
Heredia, "Personalidad del maestro Francisco de Vitoria...", p. xvii). Y Juan Vaseo, humanista flamenco,
escribió: "Illud certe sine scrupulo mihi videor affirmare posse, neminem fuisse multis annis tota Hispania
omnium bonorum artium ac totius humanitatis doctiorem." (Citado por L.A. Getino, El maestro fray
Francisco de Vitoria..., p. 274, nota 1). En parecidos términos se encuentran elogios de Nicolás Clenard.
Sin duda por influencia de los humanistas, se encuentran en Vitoria a veces discusiones sobre términos
teológicos clave, buscando su etimología en los clásicos latinos, ya paganos, ya cristianos. Es el caso de
"sacramentum", "fides", "incarnatio" (en Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., pp. 61, 74-75 y 96
respectivamente). Su preocupación es siempre la misma: "Dico ergo primo quod est verbum latinum et non
barbarum..." (Ibidem, p. 61). A veces se ayuda de las significaciones antiguas para llegar al concepto
teológico que desea, pero claramente se ve que su intención no es derivar éste de aquéllas.
273
En el dictamen teológico sobre puntos controvertidos de la doctrina de Erasmo que Vitoria emitió en
Valladolid en 1527, cuando apenas comenzaba su profesorado en Salamanca, dice el dominico: "Si
intelligatur [propositio Erasmi] fugiendas esse quaestiones quasdam curiosas et inutiles cujusmodi nonnullas
scholastici tractant, rectum et sanctum esse dogma." Dictámenes sobre puntos problemáticos..., p. 99.
274
El humanismo renacentista de los autores en que se inspiró Vitoria no era en absoluto paganizante, sino
que consideraba al hombre primero como creado por Dios, redimido por Jesucristo y destinado a la
bienaventuranza eterna. Santo Tomás, con su distinción entre lo natural y lo sobrenatural, ofrecía una buena
base para asumir algunas inquietudes centrales de estos humanistas.
275
"De termino «fides» non parum erit si explicemus significationem, non ut grammatici hujus temporis, qui
theologiam ducunt ad significationes nominum." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1, 1. Más ejemplos pueden encontrarse
en Ignacio Jericó, "La manifestación de la fe por la Escritura y por la Iglesia...", pp. 203-205. En general,
Vitoria criticaba el racionalismo teológico avant la lettre de los humanistas, que minusvaloraban la Tradición
y querían reinterpretar por sí mismos la Escritura. A partir de esa reinterpretación, usando recursos como el
argumento de economía, pretendían reducir la fe a un estado más puro y simple. Aunque en general los
grandes humanistas no pasaron al protestantismo, sus posiciones fueron relativamente cercanas, en cuanto
quisieron llevar la reforma más allá de lo disciplinar llegando hasta una revisión dogmática. No es raro
entonces que muchos de sus discípulos sí dieran el paso (cfr. Jesús Alonso, El luteranismo en Castilla...). La
frase más dura con que Vitoria se refiere a ellos reza: "... isti grammatici novi, qui parum distant ab hereticis
recentioribus, et utinam non consentiant in factionem eorum, et non revocent jam in dubium omnia, neque
mordeant quae nunquam legerunt neque intellecxerunt, quum ipsi non possint ex lectione sacrae scripturae et
sacrorum doctorum tantam et tam digestam et ordinatam reddere rationem." (En Beltrán de Heredia, Los
manuscritos..., pp. 40-41).
Respecto a Lutero y sus seguidores, la actitud vitoriana es de rechazo sistemático, tanto en lo referente a su
antropología como a la eclesiología y la interpretación de la Escritura. A diferencia de lo que ocurre con
otras corrientes de pensamiento contemporáneas y posteriores, no puede decirse que discute con ellos;
siempre polemiza sin conceder nada. A propósito de su actitud respecto a la Escritura: "Sexto arguitur quia
dato quod scriptura sacra sit necessaria, sed saltem videtur quod sufficiat studium sacrarum litterarum et non
requiritur studium aliorum doctorum. Ergo otiosa est pro magna parte doctrina theologica. Respondetur
Lutherus satis accedit ad istam sententiam, et reddit rationem quia sacra scriptura est clarissima (...) Et ita
lutherani faciunt immergentes se blivie [sic] sola grammatica" (en Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p.
52). A lo cual responde mostrando lugares que el mismo Lutero señala como de difícil interpretación. Tras
otras consideraciones teológicas: "Hoc dico propter Lutherum, quid dicit quod nec doctores sacri nec ipsa
concilia nunquam haberunt verum sensum et intellectum divinarum scripturarum, et tamen ipse fatetur esse
claram." (Ibidem, p. 53). Critica además el rechazo luterano al uso de la razón en teología, característico de
la escolástica: "Non tantum ex auctoritate, sed ratione utendum est in theologia (...) in quo erratum est a
novis haereticis qui non admittunt nisi argumentum per locum ab auctoritate." Ms. 18, Santander, 102.
276
"Isti grammatici, qui mutaverunt calceos et facti sunt theologi..." Ms. Vat. Ottob. Lat. 1000, f 147v.
Lefèvre d'Etaples nunca se doctoró en teología. Sabido es que Erasmo lo hizo apresuradamente en Milán
sólo por evitar que se le desautorizara por la carencia del título.
La relación personal precisa entre Erasmo y Vitoria no está aún del todo clara, por la falta de fuentes del lado
vitoriano. Se conserva una carta de Juan Luis Vives a Erasmo, en que elogia a Vitoria y afirma el entusiasmo
de éste hacia el de Rotterdam ("admiratur te ac adorat"), aunque identificándolo sin duda entre los
escolásticos. Seguramente con ese fundamento, Erasmo escribió en 1527 una larga carta a Vitoria,
creyéndolo aún en París, donde solicitaba su auxilio frente a los embates de los teólogos de la Sorbona (entre
ellos Diego de Vitoria, hermano de Francisco). En 1527 asimismo, el Inquisidor general mandó reunir una
junta de teólogos en Valladolid para juzgar de la ortodoxia de la obra de Erasmo. Los dictámenes que Vitoria
emitió en esa ocasión muestran más consideración de las tesis examinadas que afinidad o rechazo al autor de
ellas. En general, el dominico salva siempre la ortodoxia de Erasmo, pero expresa desagrado por sus
omisiones y por sus formas de decir, que podrían interpretarse también de manera no ortodoxa (los
dictámenes son transcritos por Luis A. Getino, El maestro fr. Francisco de Vitoria..., pp. 98-100). Pueden
verse al respecto, R. García Villoslada, "Erasmo y Vitoria", Marcel Bataillon, Erasmo y España, Jesús
Alonso Burgos, El luteranismo en Castilla... La influencia de los humanistas sobre el estilo y el método de
Vitoria ha sido bien expuesta por L. Allevi, "Francesco de Vittoria e il rinovamento..." En las lecciones
Erasmo es citado alguna vez, elogiando su saber de letras clásicas y censurando su doctrina teológica como
peligrosa.
277
"Pro huius conclusionis probatione, est notandum quod de comparatione potestatis Papae et Concilii est
duplex sententia. Altera est Sancti Thomae et sequacium multorum (...) Et altera est communis sententia
Parisiensium (...) Puto utramque esse probabilem opinionem. Et quia quaelibet habet magnos assertores, non
oportet in quaestione proposita procedere solum ex altera opinione, sed statuere quid dicendum quamcumque
sententia sequamur." DPPC, 3.
278
"Et est sententia veridica, quod nonnumquam aliquid ex opinione et persuasione communi probatur."
DAM, 11. Sin embargo, el consenso de la comunidad intelectual no constituye una prueba absoluta, sino
siempre sometida a la discusión racional: "In hac conclusione omnes conveniunt, tam canonistae quam
theologi. Sed tamen videtur mihi quod non probent illam efficaciter." In 2a. 2ae., q. 100, a. 6, 3.
279
"Sed non est dubium quin hoc sit contra omnes doctores, et ideo periculosum esset defendere contrarium."
In 2a. 2ae., q. 60, a. 3, 6. "Sed quia theologis non licet in suis disputationibus, sicut iurisconsultis, aliquid
insolens, novum et inauditum contra maiorem auctoritatem asserere, ideo secutus communem opinionem,
teneo quod..." DM, I, 7.
280
Contra una posición de Cayetano: "Sed ego non invenio hoc in aliquo doctore; ideo nollem istos
condemnare." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 18.
281
"... tamen graviter peccaret quicumque dissentiret alicui propositioni pertinenti ad bonos mores in qua
communiter conveniunt omnes sancti et doctores; vel si esset determinata ab Universitate, utputa Parisiensi;
talis enim semper peccaret mortaliter; v. g. si Parisius determinatur quod talis contractus est usurarius, et
saepe, si ego dissentirem, peccarem mortaliter. Hoc intelligo quando non haberem rationes in contrarium,
quia dato quod Parisiensis Universitas determinasset illud, si tamen ego tenerem contrarium, quod invenirem
in Augustino et Hieronymo, non peccarem." In 2a. 2ae., q. 11, a. 2, 7. Debe notarse que este párrafo
pertenece a la cuestión sobre la herejía.
282
"Hoc non obstante, licet non invenio hanc quaestionem apud aliquem antiquum, nec in sancto Thoma, qui
non loquitur de omissione, nihilominus respondeo per aliquas propositiones." In 2a. 2ae., q. 100, a. 1, 12.
"Sed restat difficultas, quae parum tractari solet ab aliis doctoribus, nisi a sancto Thoma, qui diffuse tractat
eam." In 2a. 2ae., q. 19, a. 4, 12.
283
Sobre si un menor de edad que se lucra en el juego debe restitución: "Videtur quod non (...) Item, quia a
doctoribus non ponuntur nisi tres casus in quibus adquisita ludo sunt obnoxia restitutioni, et inter illos non
ponitur iste casus: ergo (...) Certe videtur dubium, sed mihi videtur dicendum quod etiam filius familias
tenetur restituere". In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 16.
284
"Quaestio ista est gravis et habens graves auctores pro utraque parte. Ideo quid dicendum est? Dico quod
media via oportet incedere. Dico ergo primo, quod universaliter loquendo, conclusio Cajetani est falsa (...)
Secundo dico, quod universaliter intellecta opinio Hadriani et Majoris est falsa". In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 14.
Al introducir una solución nueva, se encuentra que lo haga con precaución: "3º posset dici probabiliter et
sine magna assertione, quia est nova solutio (...) Hanc solutionem, contra quam reclamarent iuniores
dialectici (...) reputo valde probabilem, licet non multum insistam in ea." In 1a., q. 1, a. 2, 42. Ms. 18,
Santander.
285
"Jam dico quod hoc solum intelligitur, non de rebus necessariis ad usus humanos, sed de rebus
pertinentibus ad curiositatem humanam et ornatum. Hujus opinionem videtur esse Silvester, ne sim solus". In
2a. 2ae., q. 77, a. 1, 7.
286
"Ita homines debent in doctrinis sequi cursum communem et doctrinam, dato quod possit aliquando
moveri ordine retrogrado, examinare dicta communia et constituere ubi oportet propriam sententiam." In 2a.
2ae., q. 38, a. 2, único.
287
"Ego dicam circa hoc quod mihi videtur." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18.
Santo Tomás
Sobre la autoridad que Vitoria reconoce a Santo Tomás, debe notarse que
ciertamente es mayor que la de sus comentaristas, pero muy rara vez da lugar al uso abierto
del argumento de autoridad.293 Se manifiesta más bien como una tendencia a salvar la
posición de Santo Tomás, con nuevos argumentos, con análisis de los textos,294
288
"Omnes istae sunt rationes juristarum; et ne mirum si in omnibus deficiant." In 2a. 2ae., q. 185, a. 3, 5.
289
"Et primo, ut respondeamus istis juristis, dico quod quantumcumque major pars jurisconsultorum et
canonistarum amplectatur opinionem Panormitani, nihil tamen refert, quia ipsi parum auctoritatis habent in
hujusmodi re. Mittunt siquidem in messem alienam, utpote temporalis tantum est et contentiosa eorum cura,
nihilque ad eos exspectat judicare de foro conscientiae, sed de contentioso, bene tamen ad theologos." In 2a.
2ae., q. 62, a. 1, 38.
290
"Theologi differunt a canonistis quia canonistae non sciunt nisi determinare casus particulares, theologus
vero casus universales, sicut in materia de usura et simonia." In 2a. 2ae., q. 96, a. 4, 10.
291
La dificultad para clasificar a Vitoria como "teólogo-jurista", en lo que parece estar empeñada la
historiografía española sobre nuestro autor, en especial la dominica, estriba en la tendencia del burgalés a
buscar argumentos de razón incluso donde tiene disponibles preceptos legales indiscutidos. Así se hace, por
ejemplo, en los comentarios a las qq. 63 y 64 (2a. 2ae.), donde trata de los derechos consuetudinarios a la
caza, la tala y la pesca del pueblo sencillo. Pese a que el Derecho Romano es claro y reiterativo al respecto,
Vitoria se empeña en remontar la cuestión al derecho natural, señalando que la limitación de estas libertades
sólo puede hacerse por causa razonable. No se trata pues sólo de que nuestro autor no se consideraba jurista,
y hablaba de ellos como de otros, sino también de que su epistemología es muy distinta. Algo que se infiere
fácilmente a partir de lo que expusimos en el capítulo 2 sobre justicia y ley civil.
292
Cfr. nota 334.
293
Especialmente interesante respecto a la relación intelectual entre Vitoria y Santo Tomás resulta In 2a.
2ae., q. 32, a. 5, cuyo esquema argumentativo puede encontrarse en el epígrafe 3.6.2 de este mismo capítulo.
Las proposiciones que Vitoria mantendrá se apoyan en lugares de la Escritura según la interpretación
autorizada de los Santos Padres, y en argumentos racionales. No se emplea nunca a Santo Tomás para
probar, pero sí se dedica un espacio amplio a demostrar que el pensamiento del autor coincide con el del
Angélico. A éste se le reconoce explícitamente autoridad intelectual y, sin embargo, se prescinde de esa
autoridad para la resolución de los problemas planteados.
294
"Sed ad hoc ego dico quod sanctus Thomas non tribuit illud sibi, sed aliis, quia non approbat illud
tamquam dictum a se, sed asserit illud tamquam dictum ab alio. Hoc patet quia illic dicit: potest aliquis
dicere...; et tamen si sanctus Thomas de se loqueretur, non opus erat dicere, potest aliquis dicere. Item, quia
cum hic dicat oppositum, videtur quod retractavit illud." In 2a. 2ae., q. 96, a. 4, 6.
295
"Et si videatur vobis quod sanctus Thomas in aliquibus locis contradicat se, dico quod loquitur hic de
comparatione virtutum." In 2a. 2ae., q. 123, a. 11, 3. "Et ad verba sancti Thomae quae dicit in Tertio Sent.,
oppositum tenere insinuans: dico primo, quod illa verba sunt obscura et non clare dicunt illud, quia obscure
loquitur ibi sanctus Thomas. Secundo dico, quod tempore suo sequutus est illam opinionem quae fuit opinio
Bonaventurae, sed hic clarius dicit oppositum." In 2a. 2ae., q. 89, a. 7, 15.
296
"Et ad sanctum Thomam respondet Cajetanus quod illo tempore non erat sanctus Thomas tantae
auctoritatis sicut alii, quia erat bachalarius. Secundo dicit quod sanctus Thomas non consensit in sua
opinione, quia postquam in hoc loco ubi expresse tractat materiam non tractavit hoc, verisimile est quod
cessit illi primae sententiae. Et certe quam rationabile sit hoc". In 2a. 2ae., q. 69, a. 2, 3. "Sed quid ad
sanctum Thomam? Nonne illum imitari debemus? Respondeo quod sanctus Thomas illo tempore erat junior
et sequutus est communem scholam, scilicet Alexandrum et alios; sed postea ipse fecit Summam istam ex
vera philosophia et theologia; et postquam in hac quaestione nullam fecit mentionem de ista simonia respectu
scientiae naturalis, est certum quod reliquit illam opinionem quam in Quarto sequutus est." In 2a. 2ae., q.
100, a. 1, 6.
297
"Ad argumentum ex auctoritate Sancti Thomae respondeo quod intelligit de simonia largo modo et
improprie (...) Vel dico quod revera Sanctus Thomas in 4 secutus est opinionem sui temporis, quam postea
reliquit in Summa." DS, I, 25.
298
"Ad haec respondetur quod omnia quae sanctus Thomas dicit, etiam dicit Aristoteles, qui erat vir doctus et
doctior Martino, et nihil dicit de his quae Martinus dicit. Et sic ipse Martinus debet respondere Aristoteli.
Secundo dico, quod Martinus non intellexit Aristotelem." In 2a. 2ae., q. 123, a. 10, 5.
299
"Videtur quod sanctus Thomas non respondeat ad casum quem posuit in argumento." In 2a. 2ae., q. 87, a.
1, 8. "Postea ponit sanctus Thomas duas conclusiones (...) Sed videtur quod non respondeat ad quaestionem
principalem". In 2a. 2ae., q. 76, a. 3, 3.
300
"Sicut de eleemosyna Doctor dixit quod est actus caritatis, nos diximus quod non immediate est ab ea, sed
a misericordia, sed dicitur actus caritatis quia immediate misericordia movetur a caritate, ita quaeritur de
correctione fraterna." In 2a. 2ae., q. 33, a. 1, 2.
301
"Volo probare contra sanctum Thomam, quod qui accepit pecuniam simoniace, quod debet restituere
illam illi a quo accepit, et quod non debet convertere ad pios usus." In 2a. 2ae., q. 62, a. 5, 7.
302
Comenta Melchor Cano, discípulo y sucesor de Vitoria en la cátedra de Prima de teología: "Memini de
praeceptore meo [Vitoria] ipso audire, cum nobis secundam secundae partem coepisset exponere, tanti Divi
Thomae sententiam esse faciendam ut si potior alia ratio non succurreret, sanctissimi et doctissimi viri satis
nobis esset auctoritas. Sed admonebat rursum, non oportere sancti Doctoris verba sine delectu et examine
accipere; imo vero si quod aut durius, aut improbabilius dixerit, imitaturos nos ejusdem in simili re
modestiam et industriam, qui nec auctoribus antiquitatis suffragio comprobatis fidem abrogat, nec in
sententia eorum, ratione in contrario vocante, transit (...) Nam et vir erat ille natura moderatus: at cum Divo
etiam Thoma aliquando dissensit, maioremque, meo judice, laudem dissentiendo quam consentiendo
assequabatur: tanta erat dissentiendo reverentia." De locis theologicis, lib. XII, proemium. Citado por L.
Allevi, "Francesco de Vittoria e il rinovamento...", p. 406, nota 1.
303
Un caso patente lo encontramos en las Introducciones de Teófilo Urdánoz a las Relecciones Teológicas,
de las cuales fue editor. Para él sencillamente "la corriente nominalista ... ha incubado el germen de todos los
errores modernos" ("Vitoria y el concepto de derecho natural", p. 238). Fuera de su tendencia a valorar cada
idea por su ajustamiento a Santo Tomás, estas introducciones son muy ricas para contextualizar cada disputa,
y resultan de lectura imprescindible para entender a Vitoria.
304
Al tratar de si la Virgen fue santificada por Dios desde su misma concepción (comentando Summa
Theologiae 3a., q. 27, a. 2, donde Santo Tomás lo niega), dice Vitoria: "Dubitatur ego quod pars est
verisimilior. Ad hoc dico quod pro utraque parte ego sum suspectus, quia ego sum thomista et de ordine
predicatorum. Ex alia parte sum doctor Parisiensis, qui jurant tenere concepcionis virginis. Sed certe ex nulla
harum partium ego negabo veritatem, quia Parisius non exigitur tale juramentum, nec jurant articulos
Parisienses. Et sic non habeatis me pro suspecto in hac parte. Et sic in ista materia non credatis nec
predicatoribus nec minoribus, quia nulli defendunt suam partem zelo veritatis, sed quadam contentione
pernitiosa, ut dicit Abulensis [el Tostado]. Mihi autem videtur quod res est parvi momenti, et parum refert
quod sit verum." Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., pp. 98-99. Como puede verse, Vitoria no corría a
alistarse en una u otra bandería de las que animaban la vida académica de las facultades de teología de la
época, por más que los dominicos participaran ardorosamente en las polémicas.
Los clásicos
Continuando con las autoridades reconocidas por nuestro autor, notamos que,
derivadas posiblemente de la autoridad intelectual que Santo Tomás les concedió, en
Vitoria se encuentran a menudo referencias a Cicerón y principalmente a Aristóteles,307 a
quien siguió directamente, tanto en lo que corresponde a la cosmología, como a la lógica, y
en especial, a la ética y la política. El comienzo de la relección De arte magica permite
notar la diferencia en el crédito concedido a estos dos autores respecto al resto de los
antiguos, incluso a los peripatéticos.308 Mientras que algo creído durante mucho tiempo,
desde la Antigüedad, no adquiere por ello más verosimilitud para Vitoria,309 sólo
mencionar a Cicerón cambia las cosas, y a propósito de él sí se hace valer la idea
aristotélica de que lo que llegó a adquirir fama no es completamente falso.310
Probablemente la diferencia haya que buscarla en la inserción teórica que Santo Tomás
había conseguido realizar de las ideas fundamentales de Cicerón y Aristóteles dentro de un
pensamiento cristiano más amplio.311 Esta inserción hablaba inicialmente a favor de la
305
Los estudios de Luciano Pereña, editor del Corpus Hispanorum de Pace, constituyen un ejemplo acabado
de este enfoque.
306
Es célebre la frase con que Domingo de Soto, compañero de profesorado y a la vez discípulo intelectual,
ya que no académico, de Vitoria, manifestó la autoconciencia de este grupo de pensadores: "Qui inter
nominales nati sumus, interque reales nutriti, tentabimus pro captu nostro materiam tractare". In Porphyrii
Isagogem... Commentaria, q. 1, prólogo. Citado por Carlo Giancon, La Seconda Scolastica, p.165, nota 7.
307
Emilio Naszályi, El Estado según Francisco de Vitoria, p. 34, nota 1, lista los lugares en que ha
encontrado citas de Aristóteles y Platón en los primeros tres volúmenes de las lecciones.
308
Cfr. DAM, 11.
309
Sobre si existe la magia: "Nec satis est allegare auctoritatem famae et antiquitatis. Multa enim similia
multis saeculis credita et celebrata sunt, quae tamen a viribus sapientissimus pro vanis et falsis habentur. Ut
de Phoenice nominatim dicit Herodotus, de qua pulchrum miraculum celebratur, scilicet nunquam eam
quemquam mortalium vidisse nisi in pictura." DAM, 1.
310
"Et ut non devocemus et recipiamus sine delectu omnem historiam et totum vulgi rumorem, tamen
intemperantis et imprudentis esset pernegare nonnulla magiae opera mirabilia, quae viris graves litteris
mandaverunt, ut Cicero cum aliis locis, tum lib. De divinatione, quaedam etiam et Livius et Valerius, et alii
nobiles auctores. Et ut Aristoteles ait, «quod fama obtinuit non est omnino falsum.»" DAM, 3.
311
En el prólogo a la edición de la Secunda Secundae Pars de la Summa Thologiae, su primer escrito
publicado siendo aún estudiante, alaba a Santo Tomás por el uso de la Escritura y por la integración de la
filosofía moral de los antiguos en la academia cristiana: "Duo sunt que hoc opus mirum in modum illustrant:
et que nisi admodum impudens negari possit nemo; alterum quod tam frequens est doctor in sacris litteris
(...); alterum est: quod morales philosophos qui de litteris bene meriti fuerunt tam assiduus citat: ut gentilium
omnem veram philosophiam in nostram achademiam migrare fecerit et quantum salva pietate fieri quivit
christiano baptisterio primus admonerit." Op. cit., p. 424.
La Sagrada Escritura
Por último debemos tratar del uso vitoriano de la Escritura, aunque sólo desde el
punto de vista que nos ocupa aquí. En primer lugar, hay que notar lo esporádico de ese
recurso en el comentario De Iustitia. Pasan discusiones sin una sola cita bíblica, a
diferencia de lo que ocurre en la Summa Theologiae. En muy contadas ocasiones una
pregunta es resuelta empleando sólo argumentos de autoridad puros basados en la
Escritura, pese a que "tota sacra sciptura vocatur jus divinum; et sic quidquid in illa
invenitur, dicitur jus divinum."315 Los matices llegan enseguida: en el Antiguo Testamento
deben distinguirse preceptos ceremoniales, judiciales y morales. Sólo los últimos
permanecen vigentes; los demás fueron derogados con la venida de Jesús.316 Curiosa es la
razón de esa vigencia: eran de derecho natural, y ocurre que "nec lex Moysi nec lex Christi
scilicet evangelica est dispensatio legis naturalis".317 Desde luego, los preceptos de la ley
evangélica y los morales del Antiguo Testamento pueden ser empleados como reglas
312
"Pro hac opinione pauca vel nulla possunt fieri argumenta philosophica. Sed cum etiam in contrarium
nulla adducantur, talia sufficere deberent cum auctoritate summorum philosophorum fama publica et
aeterna." In 2a., 2ae., q. 134, a. 2, 3. Aquí debe notarse que el recurso a la autoridad de los grandes filósofos
es posterior a la constatación de que no pueden aducirse razones ni a favor ni en contra de la posición
discutida.
313
En todo caso, la autoridad que se le otorga a Cicerón y Aristóteles en moral no es ilimitada, puesto que les
faltaba la referencia al destino trascendente del hombre, con lo cual su visión había de ser necesariamente
incompleta: "Verum est quod ego credo quod Aristoteles et Cicero et alii philosophi gentilium multum
extenderunt licentiam et usum magnanimitatis; et ideo canones et regulae in hoc non sunt capiendae ab illis,
quia cum non cognoscebant nec exspectabant praemium alterius vitae nisi praemium honoris, vel saltem nihil
certum habebant de alia vita quia non ponebant animam immortalem, ideo tamquam principale quoddam
ponebant magnanimitatem in quolibet opere virtutis." In 2a. 2ae., q. 129, a. 1, 2.
314
"Et non est dubium quin sine doctrina aliqua revelata multos errores admisceat philosophus peritissimus,
ut Aristoteles, quia apud eum dubium restat quid de providentia divina circa inferiora senserit aut quid de
immortalitate animae et de multis aliis." In 1a., q. 1, a. 1, 14. Ms. 18, Santander.
315
In 2a. 2ae., q. 64, a. 4, 1. "Toda la Sagrada Escritura es llamada derecho divino; y así lo que quiera que se
encuentre en ella, se dice derecho divino."
316
"... ista est differentia inter praecepta moralia et ceremonialia et judicialia vel legalia, quod moralia etiam
nunc debent servari, quia erant de praeceptis naturalibus, id est legis naturalis." In 2a. 2ae., q. 86, a. 1, 4.
317
In 2a. 2ae., q. 64, a. 2, 5: "Ni la ley de Moisés ni la ley de Cristo o evangélica constituyen dispensa de la
ley natural."
318
El punto de la interpretación de la Escritura separa a Vitoria de los luteranos, y le hace ver con recelo a
los humanistas, que ofrecían fundamento para la comprensión de la Biblia sin recurrir a la Tradición:
"Lutherani tenent quod sufficit sola peritia linguarum et ex pura grammatica assumpserunt Melanchtonem et
Oecolampadium summos doctores apud ipsos cum sola grammatica praetendentes se intelligere melius
sacram scripturam quam Augustinus aut Hyeronimus (...) in sacra scriptura sunt multa intellectu difficilia, ut
de epistolis Pauli testatur Petrus in sua 2ª canonica capite 3º, 16. Et ideo necessarium est videre expositiones
non quorumcumque grammaticorum, sed virorum doctissimorum." In 1a., q. 1, a. 1, 23. Ms. 18, Santander.
A los humanistas se les reprocha explícitamente el rechazar a los doctores escolásticos y querer apoyar la
interpretación de la Escritura sólo en los Santos Padres, perdiendo el orden sistemático en los temas morales
que la escolástica introdujo, y arriesgándose así a errar: "Ad hoc dicendum est negando consequentiam, quia
ordo multum iuvat et qui nunc novi grammatici reiiciunt scholasticos doctores, non dicunt nihil, sed non
multum dicunt dicentes non esse nisi perturbatores; quia, licet studere in istis theologis tantum doctoribus sit
error, tamen maior error est solum studere et velle theologiam scire tantum per antiquos doctores, scilicet,
Augustinum et Hyeronimum, quia sparsim et confuse scripserunt in uno loco de fide, in alio de spe, in alio
de charitate, in alio de temperantia, et non per titulos, genera aut species et difficillimum est in tota vita
perlegere." In 1a., q. 1, a. 1, 26. Ms. 18, Santander.
319
Explícitamente se manifiesta ello respecto a los impedimentos para el matrimonio: "Tertio dico quod
dubium hoc, quae scilicet personae prohibitae sunt a matrimonio iure divino, terminari non potest nisi ratione
naturali; hoc est, ex morali philosophia et propositionibus cognitis ex lumine naturali. Probatur. Nihil
cognoscitur nisi vel revelatione vel ratione naturali. Si ergo de hoc aut nihil aut certe non adeo multum est de
hac re in Scriptura traditum, ex quo trahi possit argumentum (...) restat ergo ut referendum sit in iudicium
naturalis rationis." DM, II, 6.
320
"Et ideo, licet omnia contineantur necessaria ad salutem in sacra scriptura, non tamquam in
conclusionibus, sed tamquam in principiis, quia casus usurarios non reperietis in sacra scriptura; neque si
liceat redimibles redditus emere; neque si cambia sunt licita; sed tamen est principium illud Lucae 6, 35,
mutuum date, nihil inde sperantes, ex quo deducunt doctissimi viri usurarios casus." In 1a., q. 1, a. 1, 25. Ms.
18, Santander.
321
"Unde si in evangelica lege prohibetur judicare de proximo, oportet quod illud sit de jure naturali, et per
consequens peccatum erit judicare. Ideo si est peccatum, oportet illud reducere ad jus naturale, et oportet
videre quam injustitiam habeat ex jure naturali." In 2a. 2ae., q. 60, a. 3, 2. También: "Et confirmatur. Quia
receptissimum est apud omnes theologos et necessarium est ita tenere, ex omnibus praeceptis veteris legis
sola moralia integra et firma restitisse in nova lege. Cum autem eadem omnino sint moralia praecepta ex
omnium sententia quae naturalia sunt vel iuris naturalis, eadem omnino quaestio est an praeceptum Levitici
de gradibus matrimonii nunc teneat, ac si quaeritur an illud praeceptum sit juris naturalis. Quod autem sit
aliquid de jure naturali nisi naturali ratione cognosci non potest. Quare omnino tota res humanis et
naturalibus rationibus transigenda est." DM, II, 6.
322
"Quod si rationes nostrae, ut videmus, superiores et probabiliores sunt, ne testibus etiam deficiamur,
aliquid de Scripturis etiam opportet aducere." DH, 3.
323
"Nec eo tamen disputatio aut examinatio erit infirmior. Ipsa enim ratio naturalis non est humanum
inventum, cum naturale lumen an ipso Deo naturae conditore donatum sit (...) Paulus [dicit] ad Rom. 1, 18-
23 quae naturali rationi cognoscuntur, revelationem divinam vocat (...) Quare non multo incertior erit
definitio si ex naturalibus procedat quam si ex sacris litteris argumentaremur." DM, II, 6.
324
"Divisio rerum non facta est de jure divino positivo. Patet, quia nunquam constat hoc quod Deus fecerit
illam divisionem. Hoc enim non legitur in sacra scriptura, nec in historiis, nec ratione hoc nobis constat." In
2a. 2ae., q. 62, a. 1, 19. Más radical es respecto a la usura: "Et certe oppositum tenere, scilicet quod usura est
solum de jure divino positivo prohibita, videtur esse periculosum et suspectum de haeresi, nec ego
permitterent si possem quod aliquis attentet illud sustentare." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 4. Nótese que en ambos
casos alegar algunos pasajes bíblicos en apoyo de lo que Vitoria afirma no hubiera sido imposible, y sin
duda, hubiera resultado intelectualmente más cómodo que iniciar complejas investigaciones sobre el origen
de la división de las cosas o el carácter contra la ley natural de la usura.
325
Cfr. In 2a. 2ae., q. 32, a. 5. El mismo recurso emplea cuando se pregunta: "Utrum ante diluvium esset
concessus usus carnium." DT, 3. La larga discusión sobre el punto que ocupa ese pasaje de la relección De
Temperantia adquiere sentido para determinar si comer carne es contra la ley natural porque "illa dicebatur
aetas legis naturalis quae scilicet regebatur lege naturali, sine aliis praeceptis, saltem erant paucissima."
Idem.
326
Un solo ejemplo de los muchos que podrían aducirse: "Et auctoritatibus probatur. Constat enim regnum
non esse contrarium iuri naturali, ut isti putant (...) Nam si regnum esset contra ius naturale, nullo saeculo aut
aetate iustum esse potuit. Cuius contrarium esse constat ex Veteri Testamento, ubi laudatur Melchisedec Rex
Salem..." DPC, 8.
327
En un interesante pasaje al final de la relección De Homicidio, Vitoria rechaza que pueda tomarse de la
misma manera la historia clásica con la valoración correspondiente de los sabios antiguos, tema típicamente
renacentista: "Utrum Brutus, Cato, Decius et alii innumeri qui se occiderunt, poterant ignorare inculpabiliter
talem mortem esse illicitam, cum ipsi omnino crederent esse optimam et honestissimam, et a viris, qui pro
sapientibus habiti sunt, laudentur. Respondetur (...) Multa enim sunt praecepta divina, quae apud paganos
fuerunt, et hodie sunt ignorata, ut de fornicatione, de vindicatione iniuriae, in quibus tamen non damus
ignorantiam invincibilem (...) Quod autem in lumine naturali cognosci possit, illicitum esse se ipsum
interficere, patet. Quia philosophi studiosi virtutis id docuerunt..." DH, 37.
328
En la historia de José (Gén. 41) se cuenta que tras interpretar un sueño del faraón sobre siete años de
escasez que seguirían a siete de abundancia, José organizó un monopolio estatal del trigo. Esto era aducido
para justificar con base en la Escritura la legitimidad moral de los monopolios de grano. Lo comenta así
Vitoria: "Por acá también, no falta quien quiera defender su pleito con el ejemplo de Josef en Egipto, el cual
yo nunca me maté mucho por responder, aunque bien me acuerdo que, tratando desto una vez en nuestras
lecciones, di así, ex tempore, dos soluciones (...) La segunda solución, y creo que más literal, era que los
bienes del rey son bienes públicos y de la república; y así cuanto el rey tobiere más bienes, por una parte, si
es justo rey, descargará a los vasallos de otros tributos y cargas (...) Y esto no puede proceder en los
particulares, que se hacen ricos a costa de los pobres, sin provecho ninguno común." Carta al p. Arcos sobre
la licitud del encarecimiento..., p. 172-173.
329
"Ad argumentum autem in contrarium respondetur quod illud factum fuit ex speciali mandato Dei, qui
indignatus contra populo illos, voluit perdere omnino (...) Ipse erat dominus omnium, nec istam legem voluit
esse in communi." DIB, IV, 2, 1.
330
Sobre la muerte de los inocentes ordenada por Dios en las situaciones mencionadas en la cita 28:
"Nunquam licet per se et ex intentione interficere innocentem. Probatur primo Exodo 23 ubi dicitur:
«Insontem et iustum non occides»." DIB, IV, 2, 1. En general, éste es el modo preferido por Vitoria para
responder a una cita bíblica en contra de su posición.
331
La discusión acerca de la interpretación de la Escritura polemizaba en la primera mitad del siglo XVI
principalmente con Lutero, defensor de la interpretación privada, que no reconocía la autoridad de la
Tradición. Sobre el punto de las relaciones entre Escritura y Tradición en Vitoria, que rebasa los límites de
este estudio, puede leerse a Ibáñez Arana, La doctrina sobre la Tradición en la Escuela Salmantina, y a
Ignacio Jericó, "La manifestación de la fe por la Escritura y por la Iglesia..."
332
En DT, 7, por ejemplo, se contraponen la exégesis de Santo Tomás y de San Jerónimo sobre el voto que
Jefté cumplió sacrificando a su hija (Jue 11) y el hecho de que Jefté sea contado entre los santos en el Nuevo
Testamento (Heb 11,32), con la de San Agustín. Los dos primeros, según Vitoria, condenan el voto por
indiscreto, mientras que el último lo hace como malo en sí.
"Sacra doctrina potest capi tribus modis: Primo, pro doctrina qua quis cognoscit quae
continentur in sacra scriptura. Et isto modo non est scientia, sed fides (...) 2º pro doctrina
qua quis novit afferre testimonia et confirmare ea quae sub fide cadunt (...) 3º pro habitu
conclusionum quae habentur aut ex dictis in sacra scriptura inferuntur."333
"Officium ac munus theologi tam late patet, ut nullum argumentum, nulla disputatio, nullus
locus alienus videatur a theologica professione et instituto."334
333
In 1a., q. 1, a. 2, 32-33: "La doctrina sagrada puede entenderse de tres modos: Primero, como doctrina
que conoce lo contenido en la Sagrada Escritura. Y de este modo no es ciencia, sino fe (...) Segundo, como
doctrina en la que el autor aduce testimonios para confirmar aquello que cae bajo la fe (...) Tercero, como el
hábito de extraer las conclusiones que se infieren de lo dicho en la Sagrada Escritura."
La primera "teología" coincide con la fe, es por tanto infusa y no puede ser llamada ciencia. La segunda y la
tercera requieren la disputatio racional, son por ello adquiridas, y Vitoria defenderá en los párrafos siguientes
del mismo comentario su carácter científico (en el sentido aristotélico de ciencia que se ha mencionado en la
nota 92).
334
DPC, introducción: "El oficio del teólogo es tan vasto, que ningún argumento, ninguna disputa, ninguna
materia, parecen ajenos a su profesión." Manifiesto es el contraste con el racionalismo secular de los
iusnaturalistas posteriores, que sentencia Alberico Gentili en 1612: "Silete, theologi, in munere alieno". (En
De jure belli, I, cap. 12; citado por A. Osuna. "La Escuela Española...", p. 478). Como hemos notado arriba
al tratar de la actitud de Vitoria respecto a los jurisperitos, nuestro autor mantiene exactamente la postura
inversa: son los juristas quienes deben callar cuando se tratan asuntos relativos al foro de la conciencia.
335
La diferencia metodológica entre filosofía y teología depende, entre otras cosas, del papel de la razón: "...
quod Deus sit immortalis probatur aliter a philosopho et aliter a theologo, quia per rationales probationes et
per rationes naturales probat eam philosophus, sed theologus probat quia in sacra scriptura reperitur quod
Deus est immortalis." In 1a., q. 1, a. 1, 30. (Ms. 18, Santander). Por ejemplo, en el comienzo del comentario
De Prophetia: "Revera theologus debet adducere rationes ex scriptura, et postea afferre rationes naturales."
In 2a. 2ae., q. 171, a. 2, 3.
De cualquier forma, el papel de la razón en la concepción vitoriana de la teología es muy grande, puesto que
hace la diferencia entre teología y fe: "Differentia ergo est inter theologiam et fidem, quae est inter
discipulum, qui deducit conclusionem ex principiis, et alium qui credit illi quia dixit magister. Ita theologus
dicit Deum creasse propter talem rationem; sed fidelis resolvit in hoc quod Deus dixit." In 2a. 2ae., q. 1, a. 1,
23.
Sin embargo, por encima de los argumentos de razón se encuentran en teología los de autoridad (a su vez la
fuente autorizada debe a menudo interpretarse racionalmente, o a la luz de otras fuentes): "His suppositis ex
S. Thoma art. ad secundum et etiam ad 2. 2. q. 1, a. 10 colliguntur aliqua loca communia argumentandi in
theologia. Primus et potissimus locus et magis proprius est S. Scriptura. Secundus proprius et firmus est
authoritas totius Eccl. univ. in rebus fidei et morum. Tertius est etiam proprius et firmus, concilium generale
rite congregatum. Quartus est concilium provinciale, sed est tantum probabilis locus. Quintus est autoritas
sanctorum doctorum qui est locus probabilis [...]. Sextus est authoritas et definitio papae, nam est locus
firmus in rebus fidei et bonis moribus. Septimus est consensus communis theologorum. Octavus, ratio
naturalis. Nonus authoritas theologorum." In 1a., q. 1, a. 1. Ms. del convento de San Esteban de Salamanca,
citado por Beltrán de Heredia, Los manuscritos del maestro Francisco de Vitoria, pp. 35-36. Esta
sistematización de los lugares argumentativos en teología va más allá del texto tomasiano que Vitoria cita y
es probablemente original suya; fue desarrollada por Melchor Cano, su sucesor en la cátedra de Salamanca,
en su célebre De locis theologicis libri XIII.
336
Según Urdánoz, en el borrador de DPC introdujo Vitoria un desarrollo De regno Christi, que en la
versión definitiva omitió por considerarlo fuera de lugar. Este fragmento comienza con las expresivas
palabras: "Sed cum tam multa de regibus et regia potestate dixerimus, ne tota disputatio potius philosophica
quam theologica videatur, non abs re mihi visum est de regno Christi aliquid tractare." Obras de Francisco
de Vitoria, pp. 126 y 168. La distinción entre un tema filosófico y otro teológico se encuentra aquí expresa.
También puede hallarse en De eo ad quod..., I, 15: "Sed haec quidem sunt philosophica, in quibus theologum
non oportet adeo sollicitium esse. Et ego intelligo me etiam cum non satisfecerim, nimium fuisse."
337
Vitoria distingue así el interés de la teología del de la filosofía moral: "Virtus non consideratur a theologo
nisi secundum quod per ejus actus homo ordinatur ad Deum, et potest consequi beatitudinem per eos (...) Sed
philosophus moralis non considerat aliquid de ultima beatitudine, et ideo considerat de virtute, non
secundum quod homo ordinatur ad bonum supernaturale, sed ad bonum naturale." In 2a. 2ae., q. 23, a. 7. 2.
338
"Tota facultas theologica est a Deo vel secundum se vel secundum quod est principium creaturarum et
finis." En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 66. Y así: "Theologia est de Deo et de creaturis prout
ordinantur in Deo." (Ibidem, p. 78). Puede entonces considerarse a la moral y la política como "teología" en
este último sentido, más lato, en que se relacionan con el bien espiritual del hombre.
339
Con la intención de mostrar que la teología en uno de los sentidos posibles de la palabra es una ciencia (y
por tanto, que no coincide con la fe, el primero de esos sentidos, cfr. In 1a., q. 1, a. 2, 32), Vitoria menciona
la estructura de otras ciencias distintas, entre ellas la ética: "... et idem de philosopho morali et tamen scientia
ethicorum procedit per locum ab auctoritate et per experientias (...) ergo et theologia debet vocari scientia."
In 1a., q. 1, a. 2, 43. (Ms. 18, Santander).
340
E.N. 1094 a6-18.
341
"Nota secundo ex eodem sancto Thoma, 2º contra gentiles, cap. 3º et 4º, quod alius est modus procedendi
a theologo et philosopho; nam philosophus procedit ab effectibus ad causam et a creaturis a creatorem. Sed e
contrario procedit theologus." (En Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., pp. 78-79).
"Telle est l'unité vraie de la science sacrée; même lorsque le théologien parle de
philosophie en philosophe, il ne cesse pas un instant de travailler au salut des âmes et de
faire œuvre de théologien. (...) On voit pourquoi saint Thomas ne s'inquiète pas du sort de
la philosophie dont le théologien pourra faire usage. Si cette philosophie perdait son
essence propre en s'intégrant a la théologie, l'unité de la science sacrée ne se trouverait pas
compromise, nul problème ne se poserait donc à ce sujet."344
342
El tomismo, pp. 26-27. La integración entre sacra doctrina y otras ciencias, entre ellas la filosofía, es
propuesta por Santo Tomás en Summa Theologiae, 1a., q. 1. Por desgracia, el correspondiente comentario
vitoriano carece de la sistematicidad del texto del Aquinate. Se dirige principalmente a defender el
acercamiento escolástico a la teología contra los nominalistas (que habían abierto una brecha entre la fe y la
razón), contra los humanistas (que consideraban a la investigación filológica como la clave para la recta
comprensión de la Escritura) y contra los luteranos (que fiaban esa comprensión a la iluminación personal
del Espíritu sobre el lector, despreciando los desarrollos racionales).
343
"Et hoc certe est notandum quod nullum est inconveniens afferre cum auctoritatibus rationes naturales,
nam et ipsum lumen naturale est donum Dei et revelatio largo modo accepta." In 1a., q. 1, a. 8, 104. Ms. 182,
Salamanca.
344
Le Thomisme, p. 21: "Tal es la verdadera unidad de la ciencia sagrada; aun cuando el teólogo habla de
filosofía como filósofo, no cesa ni un instante de trabajar por la salvación de las almas, ni de realizar tarea de
teólogo. La unidad formal de la teología así entendida no es otra que la de la revelación misma, cuya
complejidad debe en consecuencia respetar (...) Aquí se ve por qué Santo Tomás no se preocupa de la suerte
que correrá la filosofía de que el teólogo hará uso. Si esta filosofía perdiera su esencia propia al integrarse en
la teología, la unidad de la ciencia sagrada no se encontraría comprometida por ello y no se crearía ningún
problema en ese sentido."
345
En realidad, la razón es esencial a la teología como su objeto formal: "Theologia enim a principiis ad
conclusionem procedit lumine naturali." Beltrán de Heredia, Los manuscritos..., p. 94.
346
Un ayudante sentado en el estrado a sus pies leía primero el texto de Santo Tomás que se iba a comentar,
de manera que el maestro no necesitaba repetirlo, sino sólo mencionar los puntos fundamentales que pensaba
tomar como punto de partida para su comentario.
347
"Utrum furtum semper sit peccatum. Respondet sanctus Thomas quod sic. Vide litteram." In 2a. 2ae., q.
66, a. 5, 1. "Vide litteram, quae satis clara est." In 2a. 2ae., q. 71, a. 2, 1.
348
"Sed arguitur contra conclusionem sancti Thomae, quod non omnis simulatio est peccatum. Insidiae in
bello sunt licitae, ut dixit sanctus Thomas supra, q. 40, a. 3. Et tamen insidiae nihil aliud sunt nisi
simulationes et fictiones." In 2a. 2ae., q. 111, a. 1, 2.
349
"Non loquitur sanctus Thomas de rebus inventis communiter, de quibus est dubium." In 2a. 2ae., q. 56, a.
5, 4. "Non obstantibus rationibus istis, ego credo quod illa distinctio canonistarum est congrua et apta, quod
aliqua sunt simoniaca quae non sunt de jure divino. Et illam distinctionem recipiunt theologi moderni, licet
antiqui non ponant illam." In 2a. 2ae., q. 100, a. 1, 17.
350
Un ejemplo claro lo tenemos en In 2a. 2ae., q. 71, a. 1.
351
"Ex hoc articulo videtur elici una generalis doctrina in via sancti Thomae ad intelligendam ejus
intentionem". In 2a. 2ae., q. 70, a. 4, 1.
352
"Dico ergo cum domino Hadriano, quod illud quod dicit Cajetanus est universaliter falsum (...) et dico
quod illa glossa est contra textum [sancti Thomae]." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 12.
353
"Circa primum argumentum, dicit sanctus Thomas in ejus solutione prima quod qui dicit falsum
testimonium non peccat si ex ignorantia dicat. Est dubium circa hoc. Si aliquis testis dicat testimonium
falsum putans dicere verum, et postea recordatur quod juravit falsum quia venit illi in mentem veritas, quid
tunc debet facere testis? an teneatur revocare dictum suum, desdecirse? Et ponamus quod incontinenti
recordatur." In 2a. 2ae., q. 70, a. 4, 4.
354
"Ad hoc facilis est solutio. Adverte." In 2a. 2ae., q. 123, a. 2, 3.
355
"Et ita dico quod qui lucratur a filio qui non est sui juris, como de un estudiante qui est Salmanticae, si est
in magna quantitate, ego dico quod tenetur lucrans ab eo ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 32, a. 7, 5.
1. Enunciado de la cuestión.
5. Estado del debate sobre el tema. Por lo general, se exponen las razones contra la
posición que Vitoria va a elegir, seguida de las razones que dan los autores a favor de su
posición, con mención siempre de quiénes sostienen qué posiciones.
7. Toma de posición de Vitoria, que puede llegar a ser compleja —"por proposiciones"—.
Razones que sostienen su posición, adicionales a las contenidas en el estado del debate, que
las confirman o refuerzan. Si una proposición se declara de ley natural —y es usada así
8. Respuesta a argumentos relevantes en contra. Razones por las cuales otras posiciones no
son correctas.
9. Dificultades que pueden ponerse a su vez a la posición asumida en 7. Se repite con ellas
el proceso de 4 a 8.
10. Corolarios sobre otras cuestiones o situaciones que pueden resolverse con facilidad a
partir de la precedente.
11. Aspectos teóricos que han quedado esclarecidos en la discusión del caso.
356
"Si dar limosna es de precepto."
357
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 1: "Esta materia es grave y difícil, y por ello conviene que estén atentos."
358
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 2: "Esta es una discusión grave y difícil entre los doctores, acerca de la cual se
presentan dos dudas graves en las que consiste toda la dificultad de la materia."
359
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 2: "En ambas cuestiones, ambas posiciones tienen sus partidarios."
360
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 3: "No obstante esto, pongo dos proposiciones contrarias."
361
Idem: "No a todos satisfacen estas proposiciones, y por ello citaré a los doctores escolásticos que las
sostienen."
362
Idem: "Primero, probaré las conclusiones simplemente por el testimonio de la Sagrada Escritura y con
razones."
363
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 3: "Segundo, probaré que ellas son según el pensamiento de Santo Tomás, porque
la Summa Rosella, Almain, San Antonino, y también Gabriel, piensan que Santo Tomás no fue de esta
nuestra sentencia, sino que sostuvo una opinión contraria, que ellos mismos sostienen."
364
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 5: "Además de estos testimonios clarísimos, hay además razones para ambas
conclusiones (...) Hablemos como los filósofos."
365
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 6: "Pero para que la verdad resplandezca, se arguye contra estas conclusiones. Y
primero contra la primera."
366
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 11: "Discutíamos en la lección pasada acerca de la primera conclusión, y
expusimos los argumentos principales. Ahora debemos ver la segunda (...) Se arguye contra ella con el
argumento que propuso Alejandro de Hales..."
Alejandro de Hales, †1245, franciscano inglés, maestro de San Buenaventura. Fue profesor en París. Dejó
incompleta una Summa Universae Theologiae, de carácter fuertemente especulativo, en que trató de incluir
algunas concepciones aristotélicas en una teología de inspiración agustiniana.
367
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 18: "Resta lo segundo que prometimos, y esto es qué juzgó Santo Tomás en esta
materia."
368
In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 18: "Pues los que dicen lo contrario, se fundan en dichos de Santo Tomás, cuya
autoridad no debe ser pequeña, máxime en materia moral."
369
"Et hoc maxime totum dependet ex prudentia ejus qui corrigit fratrem. Debet omnia pensare." In 2a. 2ae.,
q. 33, a. 8, 10.
370
Recordemos que Prima de Teología en Salamanca fue la cátedra más importante de la Península, y
también de la Orden de Predicadores, durante todo el siglo XVI, y en particular, a partir de la enseñanza de
Vitoria. Amonestado, consultado y reconocido por el Emperador, invitado a Trento, atendido cotidianamente
por cientos de alumnos en el aula, maestro de obispos, misioneros, profesores y consejeros reales, el profesor
de Salamanca ocupó quizás la posición intelectual más influyente de su tiempo en España. Además, el
convento de San Esteban, que proveía el grueso del cuerpo de profesores de la Universidad de Salamanca
cuando Vitoria enseñaba, fue una avanzada dominicana de la reforma católica, en un momento en que la
gestación de tal reforma constituyó un acontecimiento social de primera magnitud.
371
"Est alius casus qui saepe venit in confessionibus. Debeo v.g., ducentos ducados cuidam diviti, et ille petit
a me; sed si do, quedo afrentado y sin estado. Et confessor dicit illi: redde illos creditori. —O padre, que
quedo sin estado y a pedir por Dios. —Quid faciam?" In 2a. 2ae., q. 26, a. 13, 9.
372
"Hoc est securum (...) Bene posset defendi oppositum, per hoc quod usurarius est dominus illius pecuniae,
sed non esset securum." In 2a. 2ae., q. 32, a. 7, 10.
373
"Et revera hanc opinionem domini Silvestri credo valde probabilem, quia non oportet illequare animas. Et
tamen si iste teneretur ad restitutionem, cum sit fere impossibilis, esset certe imponere magnum jugum et
gravamen conscientiis, unde facile inducerentur ad desesperationem". In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 35.
374
"... quando est dubium, semper oportet inclinare in partem mitiorem." In 2a. 2ae., q. 147, a. 5, 1.
375
Sobre la pluralidad de beneficios eclesiásticos: "Lo séptimo, ques respuesta al caso, es que este poseedor
destos beneficios no puede estar sin escrúpulo, no pretendiendo residir en su beneficio. Pero si pone buen
cuidado para que su absencia no haga falta, no hay por qué compelerle a renunciar el beneficio ni negarle la
absolución, especialmente que, mirando como van hoy las cosas, es verisimile que si él lo deja, caerá el
beneficio en manos de algún desalmado, que ni tenga cuenta con eso ni con esotro, ni se mate por esos
escrúpulos." Parecer de pluraritate beneficiorum, p. 44.
376
"Verum est quod coram populo non est dicendum quod illis liceat, ne capiant ad hoc libertatem nimiam,
immo essent deterrendi ne faciant, quia securius est, et ego in communi dicerem quod non scindant. Sed
tamen servit hoc ad hoc quod confessores non negent illis absolutionem, nec illis imponant obligationem
restituendi". In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 11.
377
"Ego Parisius ita defendi, quod potius tenetur reddere creditori, etiamsi perdat statum; sed postea non mihi
placuit ista sententia, sed oppositum videtur mihi probabilius." In 2a. 2ae., q. 26, a. 13, 9.
378
"... sed Cajetanus rigide loquitur, dicit enim quod si dominus incurrit novam jacturam ex detentione mea,
teneor cum quacumque jactura mea statim reddere. Sed possumus tenere cum Silvestro, ut dictum est, quod
si jactura creditoris non sit tanta sicut jactura debitoris, tunc debitor potest aliquo tempore detinere
solutionem, dummodo solvat totum interesse creditoris." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 8.
379
"Nec oportet, immo male faciunt praedicatores qui invehunt contra hos ornatus mulierum, faciendo in suis
sermonibus tragoedias, et dicentes quod isti ornatus, scilicet muraenulae, pendentes ex auribus, et monilia, et
torques, etc. que son panderos del infierno y flautas del demonio." In 2a. 2ae., q. 43, a. 8, 4.
380
"Ideo respondetur quod non oportet istas regulas generales ita strictus facere ut omnes condemnemus." In
2a. 2ae., q. 63, a. 2, 9.
381
"Ad primum patet quid dicendum sit, quia tenetur modo regulae sufficienti, et casus extraordinarii non
cadunt sub obligatione." DT, 10.
382
"Tertio dico, quod nihilominus est periculosissimum laudare aliquem propter mortale (...) id est,
periculosum est abstrahere illud quod est laudabile in peccato ab ipso peccato." In 2a. 2ae., q. 63, a. 3, 5.
383
"Item quia alias omnes usurarii excusarentur hactenus, quia illi aliquam negotiationem fecissent qua
lucrati essent aliquid." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 5.
384
Sobre si los ricos tienen obligación de dar limosna ante todos los casos concretos de necesidad grave que
se topen, o si pueden elegir a qué pobre ayudan, Vitoria piensa contra Cayetano que ha de haber obligación
La sabiduría que debe cultivar requiere algo más que sólo conocer la teoría sobre
las virtudes, por ejemplo; requiere la experiencia moral de lo mismo que se propone.390 Ese
esfuerzo tiene en sí mismo pues carácter moral, y no sólo respecto a la sanidad de la razón,
como indicaremos enseguida, sino asimismo en virtud del papel social que el moralista
desempeña. Esto es, se trata también de un problema de justicia, y respecto a ello puede
en los casos particulares: "Et praeterea, si dives in nullo casu tenetur dare eleemosynam de superfluo status,
certe confessor nunquam illud condemnaret de mortali. Revera nullo modo damnaretur, etsi non faciat
eleemosynam in vita sua, quia in nullo casu particulari tenetur." In 2a. 2ae., q. 71, a. 1, 5.
385
"Primo, quod certe est periculosum universaliter sic loqui et daretur nimia licentia hominibus ad passim
occidendum homines inimicos. Unde oportet cum moderamine et cautela loqui ne insurgant scandala, et ideo
nullatenus debet praedicari." In 2a. 2ae., q. 64, a. 7, 8.
386
"Haec materia est gravis et necessaria negotiatoribus, et ideo oportet vos esse vigilantes." In 2a. 2ae., q.
77, a. 1, 2.
387
La responsabilidad asumida no sólo es social, por razón de su influencia sobre las conductas ajenas, sino
también y por ello mismo, directamente espiritual. Vitoria toma sobre su conciencia en ocasiones (por
ejemplo, las Cartas sobre escrúpulos) y se niega a tomar en otras (como en la Carta al Dr. Luis González y
la Carta al padre Arcos sobre negocios de Indias) el pecado que otro pudiera cometer siguiendo el dictamen
que se le propone. Ello significa que nuestro autor está dispuesto a responder en el juicio de Dios en lugar
del otro por lo que a ése le ha propuesto (en el primer caso); o que, precisamente porque sabe que habrá de
responder en tal juicio, no se aviene a dar la respuesta a gusto del consultante que le presiona. Esta
convicción de poner en juego la salvación de su alma al guiar a los demás, confiere un tono dramático a sus
dictámenes sobre casos particulares y a muchos lugares de las lecciones y las relecciones. Pensamos que en
ello se encuentra la razón última de la independencia de su pensamiento moral, que no es entonces tanto una
postura política como espiritual.
388
Situación que Vitoria expresa con la frase: "stando praecise in jure et ratione naturali". Por ejemplo, In 2a.
2ae., q. 64, a. 2, 10.
389
"... tamen in odium usuram vehementer est potius declinandum ad dicendum quod nullo modo transfertur
dominio. Sed hoc no obstante..." In 2a. 2ae., q. 78, a. 4, 5.
390
"Sed quod quis sit sapiens potest dupliciter contingere: uno modo, quod habeat rectum judicium; alio
modo, quod appetitus sit bene affectatus. Quia bene potest quis scire regulas temperantiae quas ponit
Aristoteles, et non esse sapiens; sed ad sapientem multum facit quod appetitus sit bene affectatus." In 2a.
2ae., q. 45, a. 2, único.
391
"Respondeo quod impugnare veritatem scienter inordinato modo in propositionibus fidei aut pertinentibus
ad bonos mores, est mortale peccatum. Ratio est clara quia est mendacium pernitiosum. Secundo dico cum
Cajetano, quod scienter impugnare veritatem in disciplinis naturalibus et humanis est mortale ex genere, sicut
si quis intelligat opinionem Scoti esse veram, et tamen teneret contrarium cum sancto Thoma, est mortale ex
se. Ratio est quia est contra caritatem proximi docere eum falsa et decipere." In 2a. 2ae., q. 38, a. 1, 2.
392
"Et sic potest utraque opinio concordari." In 2a. 2ae., q. 67, a. 2, 5.
393
"Et licet hoc argumentum videatur prima facie leve et infirmum, tamen si quis consideret quod in hac
materia non possunt fieri argumenta evidentia multo minus quam in aliis materiis moralibus, non contemnet
argumentum." DAC, 8.
394
"Ego semper dubitavi in ista quaestione (...) Non enim possum solvere argumentum." In 2a. 2ae., q. 73, a.
2, 8. "Et demum in hac materia facilius esset mihi dicere quid est falsum quam quod est verum." DAC, 19.
395
"Unde hoc videtur gravis. Non potest dari regula certa." In 2a. 2ae., q. 34, a. 4, 2.
396
"Certe utraque opinio est probabilis. Sed circa hoc pono ego propositiones probabiliores." In 2a. 2ae., q.
73, a. 2, 32.
397
"... quia in materia morali tantum est habere scientiam probabilem sicut evidentem. In moralibus enim
certa et probabilis scientia eadem via currunt." In 2a. 2ae., q. 67, a. 2, 4.
398
Así, acerca del número de testigos que un juez está moralmente obligado a considerar: "... potest dici
quod intelligitur moraliter, scilicet quod veritas est in ore duorum vel trium, sed non semper." In 2a. 2ae., q.
70, a. 2, 4.
399
"Non dico quod sint certi certitudine evidenti, sed sufficit quod sint certi certitudine morali." In 2a. 2ae.,
q. 66, a. 5, 7.
400
"Ita dico de judice, quod non sunt casus metaphysicales, ita quod non possit liberare illum innocentem
probatum nocentem. Difficile namque est quin possit una via vel alia illum liberare." In 2a. 2ae., q. 67, a. 2,
5.
401
"Unde per statim restituere intelligo non mathematice, id est quod punctualiter in ipso tempore et instanti
quo quis injuste accepit rem teneatur illam restituere, sed intelligo moraliter, scilicet quod quam primum
ocurrerit opportunitas, reddat, quia non conceditur ei licentia retinendi." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 2. "Primo,
non est dicendum quod dare certam partem est de jure naturali divino. Patet, quia nulla ratio naturalis dictat
dandam esse decimam partem quam vicesimam." In 2a. 2ae., q. 87, a. 1, 3.
402
"... cum sit materia moralis, aliqua sunt dubia et aliqua sunt certa." In 2a. 2ae., q. 69, a. 4, 12.
403
"Ego nollem anguste loqui in ista materia nec facere regulas strictas." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 28. "Nescio,
quia ad hoc non potest dari regula generalis et certa." In 2a. 2ae., q. 69, a.4, 12.
404
"Videtur quod sic, quia ita fit et est consuetum inter bonos viros et honestos." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 24.
405
"Et est notandum quod in his moralibus consultissimum est stare, ut dixi, arbitrio boni et docti viri, et non
amplius curare nec scrupulum formare, sino pasar por ello. Non est alia regula generalis." In 2a. 2ae., q. 62,
a. 6, 14.
406
"Respondetur quod debet fieri ad arbitrium boni viri. Sed de hoc est dubium quem respectum debent
habere boni viri in tali casu (...) Rationabiliter ergo tantum debet fieri ad arbitrium boni viri sic quod sit
honesta compensatio, ita quod habeatur respectus quod restitutio fiat secundum aestimationem illius qui
patitur damnum, ita quod solvatur sibi damnum et injuria facta, dummodo illa aestimatio fiat rationabiliter."
In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 9.
Por último, conviene reseñar aquí algunos pasajes en que la argumentación misma
de Vitoria es modificada por una especie de "prudencia del intelectual" respecto a su
propio discurso o respecto a las consecuencias del mismo para el futuro de la discusión
moral. Nótese que ello no es exactamente lo mismo que la prudencialidad respecto a las
consecuencias morales del discurso para quienes lo atienden y para la sociedad; aquí se
trata de consecuencias intelectuales, con repercusión moral desde luego, porque la buena
salud de la discusión tiene un valor político indudable. Constituye un bien común que ha
de cuidarse.
Así, Vitoria se niega a hacer un discurso prolijo en que hasta lo más evidente deba
ser probado,408 y a discutir sobre problemas irrelevantes o cuestiones de poca monta, que
podrían distraer la atención de las cuestiones gruesas que sí es preciso aclarar.409 Tratando
la moral de la elección humana entre posibilidades reales, censura a quienes plantean casos
"moralmente imposibles", que nunca ocurren.410 De la misma manera, se niega a
discusiones sobre precisiones matemáticas en moral, porque conducen a la paralización del
debate, al pretender fijar con reglas lo que es prudencial.411 Es preciso igualmente un cierto
407
"Unde dico quod licet duo confessores in similibus casibus differentem proferat sententiam, non ideo mali
consulendum est, quia uterque bene dicit, quia uterque habet bona considerationem; facit quod in se est. In
2a. 2ae., q. 62, a. 6, 14.
408
"Unde ad hoc nota quod sanctus Thomas non laborat ad probandum id quod est per se notum, nec
Aristoteles." In 2a. 2ae., q. 94, a. 1, único.
409
"Et hoc intelligit de ludis inhonestis, de los tahures qui ludunt centum vel mille ducatos; quia alias quod
quis perdat ad ludum pilae tres ducatos, nihil est." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 19.
410
"—O dicetis, ponatis quod solus ille sacerdos habet aquam. —Dico quod jam ponitis casus mirabiles qui
non contingent moraliter loquendo." In 2a. 2ae., q. 100, a. 2, 15. En ese pasaje, después de tal admonición,
Vitoria se deja tentar sin embargo por el problema: "Sed oportet respondere ponendo casum quod ita
contingat." Idem. En otro lugar generaliza: "Unde in materia morali, qualis ista est, id cujus oppositum non
contingit, dicitur simpliciter tale, quia regulae morales non debent esse de possibilibus, sed de his quae
contingunt." In 2a. 2ae., q. 10, a. 8, 6.
411
"Item, quia si vos dicatis quod non tenetur statim, sed quod intra annum, tunc cum non sit magis ratio de
uno tempore quam de alio, sequitur quod eadem ratione dicetur quod non tenetur per totam vitam, supposito
quod nullum detrimentus sequatur domino vero, etiamsi retineatur ablatum per centum annos, quod tamen est
absurdus." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 2.
412
Así, cuando Santo Tomás sostiene que el hurto de poco es de suyo pecado venial, inmediatamente Vitoria
se pregunta si ese "poco" ha de entenderse en relación a lo que la persona posee o de modo absoluto. Su
respuesta es: "Tertio dico, quod etiam est aliquid magnum et parvum proportionabiliter, ad quod debet homo
respicere in confessionibus. Nam si tantum furatus est quis argentum, et tamen furatus est illud a paupere qui
non habet aliud ad victum suum, sino que lo gana a jornal, tunc certe est mortale. Respectu tamen divitis si
ab illo furaretur, illud furtum esset veniale. Oportet enim respicere proportionem quantum ad hoc." In 2a.
2ae., q. 66, a. 6, 4.
413
"Sed omittamus jam, quia est disputatio de nomine." In 2a. 2ae., q. 10, a. 4, 9.
414
"Sed quia in moralibus non oportet sollicitum esse an possit aliqua sententia et opinio defendi, aut
quomodo responderi possit argumentis, sed considerare potius quid verisimilius est. Ideo sit ad dubium
prima propositio..." De eo ad quod..., II, 6.
4.1. INTRODUCCIÓN
1
La preocupación por la justicia en general se nota también en los casi tres volúmenes que ocupa el
comentario al tratado tomasiano de esa virtud, en el conjunto de los seis dedicados a las tres virtudes
teologales y las cuatro cardinales, más los estados de vida, en la edición de Beltrán de Heredia. J. Delumeau
ejemplifica de manera semejante con la Summa de San Antonino, donde el espacio dedicado a los pecados
sexuales (15 capítulos) es significativamente menor que aquél relacionado con el deseo de riquezas y la
obligación de restituir (33 capítulos en total). Concluye que en los siglos XV y XVI, los moralistas estaban
menos preocupados por la vida sexual y más por la justicia de lo que podría pensarse a priori. (Le péché et la
peur, p. 246).
2
Esta atención de Vitoria por los "tratos y contratos de mercaderes" no sólo corresponde bien con el
ambiente económico de la época, muy animado al respecto, según veremos en el epígrafe 4.2, sino también
con el curso de las discusiones escolásticas sobre moral económica, que principalmente por obra de San
Antonino de Florencia y San Bernardino de Siena en el siglo XV, habían adquirido un carácter complexivo
del que carecían antes. Desde entonces hasta el siglo XVII se suceden los tratados y comentarios extensos,
cuya pretensión es discutir desde el punto de vista ético todos los aspectos relevantes de la actividad
mercantil. El cardenal Cayetano, por ejemplo, publicó tres opúsculos, sobre los montes de piedad (1498),
sobre los cambios (1499) y sobre la usura (1500), que fueron reeditados en un solo volumen en París (1511),
poco antes de que Vitoria llegara allí a estudiar.
No hay soporte histórico ninguno para averiguar qué estuvo haciendo nuestro autor en Flandes, tierra que
visitó desde París y a la cual hace referencias directas en algunos lugares de las lecciones. (Por ejemplo:
"Hoc dubium est quaesitum a me in Flandria, quia ibi sunt factores mercatorum qui cum pecuniis alienis
lucrantur." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 11). Es decir, no sabemos con qué intención viajó aparte de observar y
Los negocios de mercaderes constituyen para Vitoria un modelo del tipo de asuntos
acerca de los cuales cabe discernimiento y discusión moral; se trata de un campo en que a
menudo hay lugar para la duda acerca de lo bueno y lo malo. Así lo indica al comienzo de
la relección De Indis, cuando quiere justificar por qué discutirá los títulos de Castilla para
la conquista de Indias:3
"... sicut consultatio et deliberatio non est de rebus impossibilibus aut necessariis, ita nec
consultatio moralis est de illis, de quibus certum et notum est esse licita et honesta. Neque,
e contrario, de quibus certus et evidens est esse illicita et inhonesta (...) sed cum aliquid
responder preguntas, o qué observó con especial atención, ya que en la época no se viajaba sin mucha razón
y propósito. Una respuesta posible la sugiere este pasaje de Rafael Ródenas sobre las prácticas de los jóvenes
mercaderes, referido a Segovia y aplicable sin duda también a Burgos y otras ciudades involucradas en el
comercio de larga distancia: "Lo que difícilmente falta en el currículum de un mercader segoviano de postín
es el viaje marítimo en sus años de mocedad. Flandes es el destino preferido en el Quinientos. Industria
pañera floreciente, mercado secular de las lanas de Castilla, epicentro financiero de Europa, Flandes es la
mejor escuela de mercaderes en ciernes. Hay que ir a Flandes para saber lo que es el mundo..." Vida
cotidiana y negocio..., p. 105.
3
La cuestión moral sobre las Indias no era evidente, al menos desde el punto de vista político: discutir la
legitimidad de la ocupación española suponía poner en cuestión la moralidad e incluso la buena fe del rey:
"Et praeterea cum principes nostri, scilicet Ferdinandus et Isabella, qui primi occupaverunt regiones illas,
fuerint christianissimi et imperator Carolus quintus sit princeps iustissimus et religiosissimus, non est
credendum quin habeant exploratissima et exquisitissima omnia quae spectare possunt ad securitatem sui
status et conscientiae, maxime in tanta re. Atque adeo non solum supervacaneum, sed etiam temerarium
videri potest de his disputare." De Indis, I, int., 1.
Por otra parte, a finales de enero de 1539, pocos días después de que De Indis fuera pronunciada y
seguramente sin tener aún noticia de ella, el rey pidió parecer a Vitoria sobre la conversión de los infieles:
"las cuales (...) por ser como son cosas theologales, ha aparecido que convienen que sean vista [sic] y
esaminadas por personas theologas, e yo por la buena relación que de vuestra persona letras y vida tengo, he
acordado de os las mandar remitir para que, como celoso del servicio de dios nuestro señor, y como cosa que
tanto ymporta a nuestra santa fee catholica y descargo de nuestra real conciencia, las veis y deys en ellas
vuestro parecer." L.G. Alonso Getino, El maestro Fr. Francisco de Vitoria, p. 152. Indudablemente el
concepto de cuáles cosas eran "theologales" para el rey no coincidía con el de Vitoria, si atendemos a la carta
del monarca al prior de San Esteban de noviembre del mismo año, mandando recoger todas las copias de las
discusiones sobre Indias y prohibiendo imprimirlas, que comienza así: "Yo he sido ynformado que algunos
maestros religiosos de esa casa han puesto en platica y tratado en sus sermones y en repeticiones del derecho
que nos tenemos a las yndias yslas e tierra firme del mar oceano y tambien de la fuerça y valor de las
conpusiciones que con autoridad de nuestro muy santo padre se han fecho y hacen en estos reynos y porque
de tratar de semejantes cosas sin nuestra sabiduría e sin primero nos abisar dello más de ser muy perjudicial
y escandaloso podría traer grandes ynconvenientes en deservicio de Dios..." Ibidem, p. 150. A continuación
se prohibe que se siga tratando el tema sin expresa licencia real (efectivamente, Vitoria no lo trató más
después de De Iure Belli, pronunciada a mediados de 1539). La carta no termina en un tono más agradable:
"... por que de lo contrario yo me terne por muy deservido y lo mandare proueer como la calidad del negocio
lo requiere." Ibidem, p. 151. No por casualidad las relecciones fueron publicadas por primera vez en Lyon en
1557, pese a la existencia de una comisión encargada de ello por el claustro de Salamanca desde 1548. Sobre
la relación entre Vitoria y Carlos V a propósito de asuntos de Indias, puede leerse en Joseph Höffner, La
ética colonial..., pp. 375-378; Luciano Pereña, "La Escuela de Salamanca y la duda indiana"; Gustavo
Gutiérrez, En busca de los pobres..., pp. 496-498.
4
De Indis, I, int., 2: "... así como no hay lugar a deliberación y consulta en lo imposible o necesario, tampoco
cabe consejo o deliberación moral en lo que cierta y notoriamente es lícito y honesto, o por el contrario lo
que cierta y notoriamente es ilícito y deshonesto (...) Pero cuando se propone para obrar algo de lo que
razonablemente podemos dudar si será bueno o malo, justo o injusto, entonces es cuando es conveniente
consultar y deliberar para no tener que lamentarnos de haber hecho temerariamente alguna cosa cuya licitud
no tuviéramos antes averiguada. Estas son las cosas que tienen su apariencia de bien o mal, como sucede en
muchos géneros de contratos, ventas y negocios."
5
Alguna conexión hay, sin embargo, como no podía ser menos si sólo se reconoce como válida la ley justa.
Nuestro autor considera que no da derecho en conciencia el contrato que no lo da en el foro contencioso:
"Unde ob securitatem conscientiarum pono hanc regulam: quod ex quocumque contractu non datur et
adquiritur jus in foro contentioso, nec etiam datur nec adquiritur in foro conscientiae." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1,
38. Importa notar, sin embargo, que el recurso argumentativo a la ley civil muy rara vez es usado por Vitoria.
Cuando se alude a él suele ser para desecharlo reinterpretando la ley civil si ésta no coincide con el derecho
natural, o declarándola inicua si la contradicción no puede resolverse.
6
"Patet, quia prudentia versatur circa judicium de contractibus, an sunt liciti vel illiciti, et de hoc non habetur
evidentia, nam prudentia non procedit per evidentiam." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3.
7
Una paráfrasis castellana del comentario vitoriano a las qq. 77 y 78 de la Secunda Secundae puede
encontrarse en José Barrientos, Un siglo de moral económica en Salamanca, pp. 37-138. La teoría del precio
justo (comentario a la q. 77) es expuesta según el orden de Vitoria por Demetrio Iparraguirre, Francisco de
Vitoria, una teoría social del valor..., cap. IV.
8
La pertinencia de distinguir entre los negocios con mercancías y los de carácter financiero se advierte a
partir del diferente enfoque teórico que Vitoria les da (los primeros desde la teoría del precio justo; los
segundos desde la teoría de la usura, prima facie diferente a la anterior). Pero además, con encontrarse
mezclados a menudo en los mismos mercaderes, lo cierto es que para la época ya se distinguían desde el
punto de vista profesional y social. Como señalan C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias..., p. 129:
"Dividíanse los hombres de negocios en mercaderes que se ocupaban en determinado tráfico de especies, y
aquellos otros cuyos asuntos capitales se referían á materias de cambios". Como indicaremos en el epígrafe
4.2, pasar de una a otra ocupación era las más de las veces signo de un ascenso social (además de un
progreso económico).
9
Ninguna de las informaciones utilizadas en este epígrafe proviene de una investigación directa de fuentes
primarias. Citar al pie todas y cada una de las fuentes secundarias empleadas resultaría prolijo, además de
alejado de la práctica usual de los libros generales de historia económica y social que hemos consultado (no
así, obviamente, las monografías de investigación sobre tópicos específicos). Remitimos pues a la
bibliografía final (acápite "Bibliografía sobre el entorno económico y social") para la identificación de las
fuentes; sólo en algún caso especialmente relevante desde el punto de vista conceptual haremos excepción.
Agricultura
10
De subventione pauperum está dedicada al gobierno de la ciudad flamenca de Brujas. Consta de dos
partes, una sobre el deber cristiano de la atención a los pobres, y otra recomendando políticas concretas para
el manejo público de las situaciones de pobreza, en los mendigos y también en los "pobres vergonzantes".
Este pequeño tratado circuló profusamente en España.
11
Soto respondía a las consultas de las ciudades de Valladolid y Zamora, que habían prohibido la
mendicidad tras el hambre de 1540. Además de discutir la moral de la limosna en términos muy parecidos a
los de Vitoria, se esfuerza por distingue entre quienes están en condiciones de trabajar y quienes no. A los
últimos se les debe permitir mendigar, mientras que a los primeros debe facilitárseles oportunidades de
trabajo productivo. Cfr. Deuringer, Probleme der Caritas..., p. 46.
12
El calificativo "mercantilista" es posterior a la época que nos ocupa; "fue definido por los liberales a
finales del siglo XVIII para designar y descalificar a aquellos cuyos argumentos y prácticas repudiaban."
Pierre Deyon, Los orígenes de la Europa Moderna: el mercantilismo, p. 63. Los "mercantilistas" no
constituyeron nunca en sentido propio una escuela de pensamiento económico.
Ramón Carande, "Gobernantes y gobernados...", p. 88, define así la concepción de una política económica
mercantilista: "utilizar los órganos del poder mayestático, con instituciones creadas al efecto, para fomentar
la riqueza del país, dentro del marco de las nuevas monarquías unitarias. Los reyes, y sus inspirados
consejeros, intensificaron la producción con el dinero que sacaban del extranjero, gracias a una regulación
ordenada de las corrientes del comercio exterior y a una explotación intensiva de las colonias, alentando, con
preferencia, manifestaciones de la industria nacional. De esta manera se iba engendrando una masa de
ahorros, que los reyes cuidaron mucho y esponjaron, a fin de que la hacienda contara con ingresos
crecientes, llamados a cimentar grandes empresas políticas y militares, como instrumentos preferidos del
poder político, y su más ostensible testimonio."
Según el mismo autor (Ibidem., pp. 88 ss.) no debe pensarse que en el reinado de Carlos V, que comprende
completo el periodo de nuestro interés, hubiese una consistente política económica mercantilista, ni de
ninguna otra inspiración. Por el contrario, reinaba una absoluta falta de plan, manifiesta en las continuas
marchas y contramarchas de las disposiciones reales y en las insuficiencias institucionales para hacerlas
cumplir. La misma opinión sostiene Larraz en La época del mercantilismo en Castilla.
Dentro de este marco general establecido a principios de siglo y finales del anterior,
transcurrió la actividad económica en la primera mitad del XVI. Junto con la recuperación
demográfica, la expansión agrícola y el auge industrial, el acontecimiento más importante
propio de estas décadas fue el inicio de la que ha sido llamada "revolución de los precios",
originada al menos parcialmente por la llegada de los primeros tesoros americanos,
particularmente el oro de las Antillas (1503-1520) y de Nueva España (1521-1544) (la
plata tanto del Perú como de México constituyó un suceso significativo sobre todo a partir
de la introducción de la técnica de la amalgama en 1556). Después de un periodo de
deflación a finales del s. XV, la llegada del tesoro americano en cantidades crecientes,
aunada a la demanda americana de mercancías y a una expansión poblacional no
suficientemente compensada con el aumento de la producción de la tierra, provocó una
tendencia alzista en Castilla, que se iniciaba cada vez en Andalucía y se expandía como
una onda por toda la Península, y luego por Europa, siguiendo los circuitos comerciales.
Dentro del periodo de nuestro interés, el nivel de precios anual venía inicialmente más
determinado por las buenas o malas cosechas que por los arribos de América, pero ya entre
1522 y 1530 una buena cosecha que siguiera a una mala no producía un descenso de los
precios como hasta entonces había ocurrido, lo que constituye señal inequívoca de la
existencia de un "alza de larga duración", que continuó con pocos retrocesos hasta 1600.
La buena coyuntura, sobre todo de los precios agrícolas, fue reforzada
especialmente en Andalucía, pero también en toda Castilla, por las exportaciones de
víveres hacia las recién establecidas colonias americanas. En Sevilla los precios del aceite
se multiplicaron por 3, los del vino por 3,5 y los del trigo por 2,6 entre 1511 y 1539,
mientras la inflación general acumulada para toda Castilla en el mismo periodo fue del
25% (una cifra verdaderamente escandalosa para la época).13 El comercio con América
estuvo abierto a los puertos de Castilla desde 1510 hasta 1573, en que la necesidad de la
Corona de controlar el tráfico de metales preciosos obligó a concentrar todo el comercio en
la Casa de Contratación de Sevilla. Su volumen no fue nunca demasiado grande, dado el
poder de compra limitado de los 150.000 colonos aproximadamente que poblaron la
13
Con todo, la década 1531-1540 conoció una desaceleración de la inflación. Calculando a partir de las
cifras de E.J. Hamilton, La revolución de los precios..., encontramos que sólo se registra un aumento del 4%
en total, y éste entero en el lustro 1536-1540. Entre 1531 y 1535 los precios se mantuvieron
aproximadamente constantes.
Conflictos de intereses
El crecimiento del nivel de precios tanto en los productos agrícolas como en las
manufacturas y en los cánones de arriendo de la tierra, tuvo repercusiones importantes
sobre una sociedad en la que muchos otros precios eran cuasifijos. Perdieron en esto los
terratenientes vinculados por contratos de arrendamiento de muy largo plazo pagables en
dinero, y los arrendatarios de aquellos otros terratenientes que sí pudieron encarecer sus
cánones, exigiéndolos en especie, como era más usual. Pero particularmente la situación se
fue complicando para los trabajadores, tanto campesinos como urbanos, que recibían
tradicionalmente una cantidad establecida, y poco variable en algunos oficios, por cada día
de trabajo. En todo caso, los salarios se retrasaron respecto a los precios de los bienes de
consumo más solicitados, consecuencia también, por otra parte, de que la demanda crecía
más deprisa que la producción. Trabajadores eventuales y asalariados estables vieron
reducirse sensiblemente su poder adquisitivo, sin que el conservador mecanismo de los
gremios (en el caso de los trabajadores urbanos) hiciera gran cosa por ellos. Entre 1480-90
y 1531-40 se ha identificado una caída del orden del 35% en los salarios reales españoles.
La Edad Dorada de los obreros urbanos, posterior a la escasez de brazos causada por la
Peste Negra, había terminado.
La prosperidad castellana no duró más de un siglo. Hacia 1570-1580 la agricultura,
mermada por la especulación y la inflación, tuvo que enfrentar el autoabastecimiento de
Indias. Por su parte, la industria, que sufría el encarecimiento de los costos de producción
ocasionado por la inflación que generaron los tesoros americanos, no pudo resistir la
competencia exterior frente a la demanda creciente del mercado de Ultramar. La
producción, incluso de lana, decayó y el comercio pasó a ser controlado por mercaderes
extranjeros, que drenaban el oro y la plata hacia sus países. A ese declive sin duda
contribuyeron las constantes demandas de "servicios" hechas por el rey a las ciudades para
cubrir sus campañas europeas y el endurecimiento de la presión fiscal sobre los
14
Una redistribución regresiva de la carga fiscal ocurrió a partir de 1536, con el "encabezamiento general de
alcabalas". La alcabala era un impuesto a las ventas, que por tanto no dependía de la condición social de
quien hubiera de pagarlo, salvo excepciones locales a favor de algún pequeño grupo. Constituía con
diferencia la más importante fuente de ingresos ordinarios de la hacienda real de Castilla. En 1536 el rey
aceptó que por los diez años siguientes el reino pagara la misma cantidad recaudada ese año por concepto de
alcabalas, ahora directamente a través de los concejos municipales, sin necesidad de arrendar el impuesto a
cobradores. Esto se llamó el "encabezamiento general", renovado varias veces a su vencimiento. Como
consecuencia, tratándose de tiempos de inflación, el impuesto a las ventas fue disminuyendo en términos
reales. Para compensarlo, el rey solicitaba servicios a las Cortes. Cuando los cabildos repartían la carga de
los servicios entre los habitantes del término municipal, lo hacían de acuerdo al estado de cada uno, esto es,
como un impuesto directo en vez de indirecto, y quedaban por tanto exentos nobleza y clero, estamentos
privilegiados. Los mercaderes, por su parte, ganaban más con lo que dejaban de pagar por la congelación de
la alcabala de lo que perdían con tener que contribuir a los servicios. Los artesanos y principalmente los
campesinos resultaban así ser los grupos sociales perjudicados con el nuevo esquema fiscal, cada vez más,
conforme la inflación se acumulaba.
15
Utilizando una conocida tipificación de las coyunturas económicas, que recoge Pierre Vilar, Oro y moneda
en la historia, pp. 54-55, podemos decir que, sin duda, la tendencia (trend) secular del siglo XVI fue de
impulso económico en Europa, y que la Castilla de 1530-1540 se encontraba en la fase A del ciclo de
Kondratieff (de cincuenta años): expansión de los negocios y subida de los precios de las mercancías.
Lógicamente, la presencia del oro americano impide que sólo por los precios pueda describirse la coyuntura
económica. Pero todas las descripciones tanto generales como de la actividad de las casas de mercaderes que
han sido estudiadas, señalan en esta misma dirección.
16
F. Braudel, Civilización material, economía y capitalismo. Pueden verse las introducciones y conclusiones
de los dos primeros volúmenes.
17
Es conocida la tesis marxiana acerca del cambio del papel del dinero en el orto del capitalismo (Karl Marx,
Grundrisse, 1ª mitad, pp. 440 ss.; El Capital, tomo I, caps. IV y XXIV; tomo III, cap. XX). Antes del
surgimiento de la burguesía moderna, la riqueza se realiza como cosas que satisfacen goces privados. El
dinero funciona entonces como mediador para el intercambio de mercancías (su función natural, según
Aristóteles). Y el hombre aparece así como fin de la actividad económica en cuanto ésta atiende al valor de
uso de las cosas. A ello corresponde bien la ética de las "necesidades cubiertas" que el pensamiento cristiano
sostuvo a lo largo de toda la Edad Media (otro asunto es si esas necesidades deben pensarse estática o
dinámicamente; cfr. nota 518 infra). Con la aparición de la burguesía, el dinero, valor de cambio, se vuelve
el objetivo y la cosa-mercancía un simple intermediario en la acumulación de dinero.
Para Marx, sin embargo, sólo cabe hablar propiamente de capitalismo en un momento posterior, cuando al
dinero acumulado por la usura y el comercio le es posible comprar trabajo humano desligado de las antiguas
relaciones políticas (comunitarias) que lo vinculaban a la tierra, a los instrumentos de producción o a otro
hombre en la esclavitud o la servidumbre. En este escrito hemos preferido, sin embargo, la denominación de
"capitalismo mercantil" para la actividad en que el dinero busca reproducirse a sí mismo a través de
inversiones comerciales o financieras. Incluso en un sentido parecido al marxiano, Roland Mousnier, Los
siglos XVI y XVII, p. 75, defiende la existencia de capitalismo en esta época: "El siglo XVI se caracteriza por
el desarrollo del capitalismo. Un creciente número de hombres proporciona a otros —artesanos, agricultores,
soldados— los capitales, útiles, máquinas, materias primas, armas, municiones, o bien el dinero para
adquirirlas, les hacen trabajar y se quedan con parte de la producción. De este modo la cantidad de capitales
puesta en circulación crece continuamente." Earl J. Hamilton, El tesoro americano..., ha identificado los
elementos fundamentales del despliegue del capitalismo en el siglo XVI, particularmente lo relacionado con
la acumulación del capital.
Siguiendo el uso del siglo XVI, llamaremos aquí "capital" al dinero comprometido en esa dinámica (y más
restrictivamente, también al principal de los préstamos y a la inversión en una compañía comercial).
En la época que estudiamos, claramente coexisten en la misma sociedad modos de vida que corresponden a
ambas concepciones identificadas por Marx: respectivamente los niveles primero ("civilización material") y
tercero ("capitalismo") de Braudel, enlazados por el segundo ("economía"), donde se encuentran sujetos que
desarrollan actividades mercantiles y productivas encaminadas a la satisfacción de las "necesidades
humanas" junto con otros que atienden sobre todo a la acumulación de capital comercial y/o financiero en su
empresa. Los testimonios de la época coinciden en que en Castilla se encontraba en curso la constitución de
una clase social de personas libres de servidumbre, desarraigadas de la tierra y carentes de medios de
producción artesanal propios. Son los pobres y mendigos, bajo cuya presión las ciudades tomaban medidas
ya de beneficencia pública, ya de represión y control. Por último, la relación entre la actividad del capital
usurario y este proceso social parece establecida también por los testimonios que desde mediados del siglo
XVI tratan de la urgencia de remediar la situación que los censos están induciendo en el campo. J. Caro
Baroja, Las formas complejas de la vida religiosa, p. 386, cita la Carta ridícula de Diego Monfar, donde se
lee: "Ayer murió un genovés muy rico, y ha fundado un hospital con mucha renta para curar los pobres, y ha
mandado poner este epitafio en su sepultura: «Aquí yace Marcantonio Polifemo, mercader Ginovés, natural
de Fremura, que primero hizo los pobres y después el hospital»". No es sólo una caricatura: a Simón Ruiz se
le atribuye haber ganado en una sola mañana 12.000 ducados en cambios, gracias a lo cual prosperó la
fundación del hospital de la Concepción (1591) (C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias..., p. 101). La Carta
citada por Caro Baroja data de 1621, pero desde mucho antes se venía identificando la conexión entre
actividad del capital financiero y empobrecimiento popular, particularmente grave en una sociedad que,
justamente por falta de capitalismo industrial desarrollado, se encontraba corta de modos de reinserción
productiva de los desposeídos.
Mercados y mercaderes
Para describir mejor esa actividad, será preciso fijarnos a continuación en algunas
de sus modalidades típicas. Puesto que Vitoria atiende principalmente a formas de contrato
mercantil describiremos éstas, cuando sea preciso, antes de exponer la correspondiente
opinión de nuestro autor sobre su moralidad. Aquí nos ocuparemos principalmente de los
ámbitos en los que ocurren los contratos, esto es, de los mercados, y de los mercaderes que
en ellos operan.
En el siglo XVI encontramos, en primer lugar, al mercader que enlaza la economía
rural con la urbana (llamado regatón en Castilla): adquiere los excedentes agropecuarios
sobre el terreno del campesino, y los lleva a la ciudad, bien para su consumo o para
introducirlos en los circuitos comerciales interregionales o internacionales, a menudo para
venderlos a un taller donde serán transformados artesanalmente. No es raro que este
personaje aproveche su contacto directo con labriegos y ganaderos para ejercer el préstamo
a interés en una escala pequeña pero gravosa.
Junto con el pequeño mercader rural, resulta identificable asimismo el urbano, que
posee una tienda de menudeo. Las tiendas de la ciudad están por lo general asociadas a
talleres artesanales de fabricación: una panadería, una herrería, etc. Pero hay también otras,
como las mercerías, que son ya sólo comercios. Como todavía hoy en muchos pueblos
pequeños, la mayoría de estos establecimientos expende gran variedad de artículos: telas,
víveres, armas, herramientas y utensilios... A veces un tendero afortunado logra unir varias
casas contiguas en una "gran superficie" (grande para la época), o abrir sucursales en
18
Los lugares en que se desarrolla esa doctrina son mencionados en la nota al pie 525 infra.
19
El primer memorial conocido alertando al rey sobre la situación de la economía castellana es el del
contador Luis Ortiz a Felipe II, fechado en 1558.
20
Raymond de Roover, "New Interpretations of the History of Banking", ha mostrado cómo el efecto
histórico más señalado de la condena canónica de la usura no consistió en retrasar el desarrollo del crédito en
la Europa cristiana, como se ha dicho, sino en cambiar el modo en que ese desarrollo ocurrió: a través de los
cambios en vez de a través de los préstamos. La banca moderna no nació de los prestamistas sino de los
banqueros de cambio, cuyo negocio derivaba de las necesidades de pago y crédito del comercio de
mercancías, al que se vinculaba estrechamente todavía en el siglo XVI. La banca moderna no se encuentra,
por tanto, históricamente relacionada con la actividad de cambistas por menudo y prestamistas que recibían
depósitos y ofrecían créditos, para consumo principalmente. En la misma dirección señala el hecho de que
cambio fuera en el uso popular palabra sinónima de banco y de banquero en la época que estudiamos.
21
No resulta casual el título de la primera obra en lengua castellana sobre temas contables y de negocios, la
de Diego del Castillo, publicada por primera vez en Burgos en 1522 y reeditada en la misma ciudad en 1542:
"Tratado de cuentas hecho por el licenciado Diego del Castillo, natural de la cibdad de Molina. En la cual se
contiene que cosa es cuenta y a quien y como an de dar cuenta los tutores y otros administradores de bienes
agenos. Obra muy necesaria y provechosa. La qual el hizo en latin y así la presentó al Rey ñro señor. Y por
que paresció a su magestad que puesta en romance sería mas general: por su mandato la traslado en ñra
lengua castellana." Los mercaderes no pasaban pues por las universidades, donde necesariamente hubieran
tenido que dominar el latín.
La vida del mercader del siglo XVI, no sólo en Castilla sino en toda Europa, viene
pues muy marcada por la estamentalización de la sociedad. Hay una nobleza alta, de
grandes terratenientes con título, una media, el patriciado urbano de caballeros que
gobierna los municipios y domina la representación en Cortes, y una baja, los hijosdalgo, a
veces en condiciones económicas precarias. Por sus servicios o los de sus antepasados al
rey en la guerra o la conducción del Estado, todos ellos justifican los privilegios fiscales y
legales de que gozan, y tienen en menos al resto de la escala social. La calidad de noble y
el lugar relativo de cada uno en ella se adquieren en principio por herencia, lo que
idealmente constituye a la nobleza de sangre en una casta cerrada. A la hora de la verdad,
sin embargo, tanto la bastardía como las posibilidades de recibir la calidad de hidalgo de
algún concejo, y la de comprar títulos del rey, una vez siendo hidalgo, hacen la movilidad
social mayor con la lógica incomodidad de los nobles reconocidos de antiguo. Cuando se
mira a los haberes de cada cual, resulta que la escala jerárquica de la nobleza coincide de
manera bastante precisa con la escala económica.
El clero constituye otro estamento privilegiado con fueros propios tanto en lo penal
como en lo civil y lo fiscal. A diferencia de la nobleza, no se trata de una casta cerrada ni
siquiera en teoría; no puede serlo, por razón del celibato de sacerdotes y religiosos.
Naturalmente, el clero se encuentra a su vez jerarquizado: un largo trecho va en la escala
social del arzobispo de Toledo, que reúne las mayores rentas señoriales de España con
diferencia,22 a los curas ambulantes "de misa y olla". La diferencia entre el clero secular y
el regular también resulta significativa. Pero no es raro que un plebeyo llegue a ser obispo
en la Castilla del siglo XVI, de tal manera que la vía más expedita de ascenso social resulta
22
Con ello se entiende mejor la frase de Vitoria en la Carta al padre Arcos sobre negocios de Indias, p. 139:
"Si yo desease mucho el arzobispado de Toledo, que está vaco y me lo hoviesen de dar porque yo firmase o
afirmase la inocencia de estos peruleros, sin duda no lo osara hacer: Antes se seque la lengua y la mano, que
yo diga ni escriba cosa tan inhumana y fuera de toda cristiandad."
23
Por sólo poner un ejemplo entre los amigos de Vitoria, Domingo de Soto (†1560), dominico, estudiante en
la Sorbona, profesor en Alcalá, Burgos y Salamanca, teólogo en Trento, confesor de Carlos V, consultor del
rey Felipe II y del papa Paulo IV... era hijo de un jardinero segoviano.
24
Los argumentos principales en contra de esa expresión son los siguientes: (1) supone asignar a la
burguesía una misión histórica que corresponde a su papel a partir del siglo XVIII, y por tanto resulta
anacrónica; (2) las inversiones en censos y deuda, por la seguridad y el rendimiento que brindaban,
constituyeron a partir de mediados del siglo XVI una opción mejor desde el punto de vista del lucro, que la
mayoría de las empresas comerciales o productivas, ya fueran industriales o agrícolas. Con todo, parece
indudable la voluntad de asimilación de la burguesía a la nobleza en esta época, y aunque la frase de Braudel
diga quizás más de lo que debe, resulta expresiva en el sentido en que la entendemos aquí. Al fin, se trataba
de "vivir noblemente".
25
No resulta extraña entonces la actitud de Vitoria, particularmente respecto a las consultas sobre cambios:
"Yo respondo de mala gana a estos casos de cambiadores, sin saber quién los pide y para qué. Porque
muchos los preguntan para aprovecharse y alargarse si les dan alguna licencia. Y si algo les dicen contra su
interese dáseles poco y búrlanse de la doctrina y del autor. Y no es servicio de Dios responder a los casos,
sino a los que preguntan por sanear sus conciencias y hacen lo que se les dice." DC, p. 513.
26
Una excepción puede mencionarse a este respecto: San Bernardino de Siena propone un cuadro de virtudes
específico para la vida de los mercaderes, entre las que se encuentra la fortaleza para sobrellevar los riesgos,
el cumplimiento de la palabra dada en contrato, la transparencia en los libros de cuentas... y la fidelidad a la
propia mujer durante los viajes, además de las concreciones más comunes de la justicia en cuanto al precio y
la usura. Cfr. De Roover, "The Scholastic Attitude...", pp. 343-344. Esta línea de investigación sobre un
cuadro de virtudes específicamente adecuado a la vida de los mercaderes no continuó durante la Segunda
Escolástica.
27
En 1545, hacia el final de su vida, Vitoria se muestra más bien pesimista al respecto: "La otra opinión
[licitud de cobrar más regularmente por la venta al fiado que al contado] no es de letrados, sino de los
mercaderes, que son muchos, si les vale, que yo nunca leí doctor que lo pusiese en duda (...) Pleito viejo es, y
los mercaderes atiénense a sus opiniones, como hacen en los cambios y otros tratos tan ruines como este."
Carta al p. Arcos sobre el testamento del conde de Ureña..., p. 171. La existencia de una opinión general
entre los mercaderes acerca de la licitud de algunos contratos que los doctores declaraban ilícitos,
particularmente de aquellos imprescindibles para la marcha regular de los negocios según los usos de la
época, es señalada por Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, p. 192.
28
La acuñación del término "economía política" es atribuida a Antoine de Montchrétien, quien lo usó por
primera vez en 1617.
29
Cfr. Joseph A. Schumpeter, Historia del análisis económico, t. I, pp. 103-114.
30
"Circa tertium articulum est notandum, quia dicit sanctus Thomas quod justitia est virtus quae maxime
versatur circa commutationes humanas et commercia." In 2a. 2ae., q. 58, a. 3, único.
31
"Finis etiam justitiae est reddere unicuique quod suum est, et habet multa media in emptionibus et
venditionibus. Ergo est unus finis ultimatus et universalis, scilicet Deus, et alius particularis in qualibet
virtute." In 2a. 2ae., q. 8, a. 5, 2.
Algunos aspectos generales de la justicia en cuanto virtud de las relaciones con los
demás se mencionaron en el capítulo 2. Aquí nos ocuparemos principalmente de la
conexión de la justicia con las actividades mercantiles.
Vitoria sigue la distinción tomasiana entre la justicia, que es una virtud radicada en
la voluntad, y lo justo, aquel punto en las relaciones entre los hombres que la justicia
quiere realizar.32 Lo justo debe entenderse entonces siempre en el contexto de una relación
entre personas,33 como aquello que realiza una cierta razón de igualdad,34 variable según el
ámbito de relaciones del que se trate. Aunque pueden encontrarse diversas razones de
justicia para diversas relaciones humanas, en el fondo de todas ellas subyace la convicción
sobre la igualdad natural entre los hombres,35 una antigua idea de vigencia creciente en
Europa para la época que nos ocupa. Justamente el maestro de Salamanca, con sus
discusiones sobre Indias, contribuyó a aumentar la vigencia histórica de esa idea.
La razón de igualdad contenida en la idea de lo justo se apoya en la naturaleza
humana: especificada ésta por la racionalidad, otras diferencias entre las personas vienen a
ser accidentales, de manera que lo más patente, el hecho de que somos distintos, queda en
segundo plano frente a la común identidad de animales racionales.36 Encontrándose en esta
32
Vitoria matiza que por lo justo puede entenderse no sólo el resultado de la acción de la justicia, sino
también esa misma acción: "An objectum justitiae sit ipsa operatio, an objectum ipsius operationis sit justum.
Respondetur quod parum refert hoc vel illud dicere. Redditio debiti potest esse objectum justitiae, vel
aequalitas ipsa quae consurgit ex hoc quod ego do id quod debebam et alius recepit; est aequalitas inter nos.
Nam operatio justa est debentem centum aureos, reddere illos creditori. Si reddat, fit operatio justa et fit
aequalitas quaedam. Effectus justitiae est utrumque, scilicet datio illa, et aequalitas illa resultans ex
operatione justa; utrumque enim est objectum justitiae. Videtur tamen quod magis proprie effectus resultans,
scilicet aequalitas quae resultat ex operatione justa dicitur objectum justitiae." In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 9.
33
"Verum tamen est quod in lingua latina forte non ita dicitur nec ita clare apparebit justum esse idem quod
aequale. Tamen in hispana lingua manifeste apparet. Dicimus enim, ya está justo, ya viene justo, igual viene,
quod idem est. Et ita etiam in gallica lingua dicunt, estar justo, ajustar, por justo está. Sed aequale nunquam
aliquid dicitur sibi, sed alteri. Ergo oportet quod justitia sit ad alterum." In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 3.
34
"Utrum justitia semper sit ad alterum. Conclusio est affirmativa. Probatur, quia justitia dicit aequalitatem;
sed aequalitas est in ordine ad aliud: ergo justitia est ad alterum." In 2a. 2ae., q. 58, a. 2, 1.
35
"Uno modo justum dicitur illud quod ex natura rei est aequale, sicut si recepi in depositum centum aureos,
quod reddam tantumdem. Hoc ex natura sua est aequale et justum et adaequatum alteri. Et hoc modo ex
natura rei pater est justum ut educet filium, et quod parenti pareat filius. Sit prima conclusio: Hoc modo
justum ex natura rei vocatur jus naturale." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 1.
36
El célebre sermón pronunciado el 21 de diciembre de 1511 en La Española por fray Antonio de
Montesinos, reprochando a los colonos españoles el trato que daban a los indígenas, muestra hasta qué punto
esas ideas estaban en el ambiente: "Decid: ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible
servidumbre aquestos indios? (...) ¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados
a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís?" Bartolomé de Las Casas, Historia
de las Indias, t. II, pp. 441-442. Esa razón de igualdad "específica" proveniente de la Antigüedad estoica fue
consagrada más tarde por los temas teológicos de la filiación divina de los hombres y de la muerte de
Jesucristo por la salvación de todos.
37
"Notate quod cum justitia, ut dicit sanctus Thomas, sit suppositorum, id est non potest esse nisi inter
homines, hinc potestis inferre quod injustitia solum est ad homines, et quod non est inter feras (...) Unde
praescindere arborem, occidere equum, nisi habeant dominum, nulla illis fit injuria. Solum enim fit injuria
homini domino, sed non brutis animantibus." In 2a. 2ae., q. 58, a. 2, único.
38
"In objecto justitiae, scilicet justo, non est considerandum de qualitate agentis, puta si est dives vel pauper
qui emit, dummodo det aequale. In objecto autem aliarum virtutum hoc debet considerari (...) Itaque justum
dicit de se quod oportet, v. g., reddere centum aureos quos debeo, non curans an ego sim pauper vel dives,
vel bonus vel malus, sed solum quod illos alteri debeo. Et ita dicimus, debes: ergo absolute debes reddere,
sine consideratione qualitatis personae ipsius, sed quod si centum debes, centum debes dare. Et si quaeras a
perito in rebus humanis, quantum valeat equus, dicis, quantum justum est ut dem pro equo?: respondebit,
justum est ut des centum ducatos, non considerans an sis pauper vel dives. Et sic dicimus quod justum est in
ordine ad alterum, et quod non oportet considerare qualitates agentis (...) Et ita certe justitia nunquam
considerat an sit rex, vel fortis, vel bonus vel pauper qui debet, sed semper considerat quod justum est, id est
quod reddat alteri quod ab eo abstractum est. In aliis autem virtutibus conditiones agentis considerantur." In
2a. 2ae., q. 57, a. 1, 4. Respecto a la justicia distributiva este carácter abstracto consiste en la no acepción de
personas: "Circa solutionem ad tertium, nota quod princeps tenetur dividere officia publica sine acceptione
personarum." In 2a. 2ae., q. 61, a. 1, 3.
39
"In justitia medium semper est rectum ex natura rei; itaque idem est rectum quod medium in materia
justitiae, et hoc est ex natura rei sicut injustum (...) Vel fortasse extrema omnium virtutum sunt ex natura rei
vitiosa; sed medium solum est in materia justitiae ex natura rei." In 2a. 2ae., q. 58, a. 10, único.
40
"Dubitatur an omnia beneficia et omne opus bonum erga parentes exspectent ad pietatem, quia sanctus
Thomas solum videtur dicere de cultu et sustentatione. Respondetur quod non omne tale exspectat ad
pietatem, nam beneficia communia quae sunt erga omnes, non exspectant ad pietatem, quia erga illos possum
habere opus justitiae, ut in contractibus vendo a mi padre o compro dél juste, et hoc exspectat ad justitiam.
Sed illa beneficia quae illis conferuntur ea ratione quia sunt parentes, id est inquantum sunt parentes, sunt
ista duo, scilicet cultus et sustentatio, et hoc exspectat ad pietatem." In 2a. 2ae., q. 101, a. 2, único
41
Obviamente hay otra "acción" propia de la justicia, consistente en respetar el equilibrio preexistente
cuando éste era legítimo: "Pro quo ipse notat quod in qualibet virtute sunt duo: unum est declinare a malo, et
aliud est facere bonum. In justitia, non capere alienum, est declinare a malo, et reddere debitum, est facere
bonum." In 2a. 2ae., q. 124, a. 1, 4. "... bonum quod est ex parte justitiae, potest corrumpi, quia manet a parte
rei (...) In justitia non idem est reddere alicui quod suum est et non nocere alicui. Ideo ista duo, scilicet facere
bonum, et declinare a malo, sunt partes justitiae. Vide Cajetanum, qui explicat hoc bene, scilicet quod ad
justitiam exspectat facere justum, et ultra hoc exspectat conservare illud justum; et conservatur per hoc quod
declinamus a malo." In 2a. 2ae., q. 79, a. 1, 2.
42
"Dubitatur etiam an omne bonum in ordine ad alterum sit justum. Respondetur quod non, nam si gratis do,
non est justum. Justum enim debet esse in ordine ad alterum, et quod inducat necessitatem debiti." In 2a.
2ae., q. 57, a. 1, 8.
43
"Sed per justitiam nobis nihil adquirimus, sed aliis per eam damus quod suum est. Ita quod est ad alterum,
quia justum idem et quod aequale, et aequale est respectu alterius, id est in ordine ad alterum." In 2a. 2ae., q.
57, a. 1, 3.
Justicia y derecho
44
Vitoria reconoce la que Cayetano había llamado "justicia legal", una tercera especie de justicia que regula
las obligaciones de la persona hacia la república: "Cajetanus dicit quod si fiat comparatio totius ad totum,
dicitur justitia legalis, sicut subditus ad regem. Aliter potest comparari pars ad partem, et sic est justitia
commutativa unius ad unum. Aliter potest comparari totum ad partes, et sic est justitia distributiva. Unde
videtur quod sint tres justitiae distinctae specie secundum dominum Cajetanum; et bene volo." In 2a. 2ae., q.
61, a. 1, 2. Aunque la distinción le agrada, a fuer de poco amigo de multiplicar las especies no vuelve a usar
la denominación de "justicia legal". Sin embargo, el concepto permanece presente en su obra por más que
siga a Santo Tomás en la enumeración de sólo la justicia conmutativa y la distributiva.
45
"Est notanda differentia inter justitiam commutativam et distributivam, quia commutativa est magis stricta.
Si Petrus debet mihi decem ducatos, debitum est ut reddat totidem. Sed tamen in justitia distributiva non est
tantum debitum. Dato ego sim idoneus ad unum officium, si rex illud non mihi daret, non mihi faceret tantam
injuriam sicut si esset meum." In 2a. 2ae., q. 61, a. 1, 2.
46
"Uno modo justum dicitur illud quod ex natura rei est aequale, sicut si recepi in depositum centum aureos,
quod reddam tantumdem. Hoc ex natura sua est aequale et justum et adaequatum alteri. Et hoc modo ex
natura rei pater est justum ut educet filium, et quod parenti pareat filius. Sit prima conclusio: Hoc modo
justum ex natura rei vocatur jus naturale." In 2a. 2ae., q. 57, a. 2, 1.
47
"Aliud est justum quod est aequale ex legis constitutione vel privato pacto et non ex natura rei; utputa quid
oporteat dare pro equo vel pro domo et pro labore diei, etc. non est aliquid constitutum ex natura rei, nisi ex
pacto. Et isto modo sit secunda conclusio: justum isto modo vocatur jus positivum et humanum. Et hoc
justum aliquando constat pacto humano privato, aliquando constat pacto publico, et illud vocatur lex." In 2a.
2ae., q. 57, a. 2, 1.
A diferencia del derecho natural, en que algo está prohibido por ser malo, el derecho positivo, en cuanto
obliga en conciencia, constituye a algo en malo con prohibirlo.
48
"Alio modo aliquid est alteri adaequatum in ordine ad aliud. Sicut quod possessiones sint divisae non dicit
aequalitatem nec justitiam, sed ordinatur ad pacem et concordiam hominum, quae non potest conservari nisi
unusquisque habeat bona determinata; et ideo jus gentium est quod possessiones sint divisae, etc (...)
Secunda propositio: Illud quod est adaequatum et justum secundo modo ut ordinatur ad aliud justum, est jus
gentium. Itaque illud quod non est aequum ex se, sed ex statuto humano in ratione fixo, illud vocatur jus
gentium; ita quod propter se non importat aequitatem, sed propter aliquid aliud, ut de bello et de aliis, etc." In
2a. 2ae., q. 57, a. 3, 1.
49
"Ita de jure gentium dicimus, quod quoddam factum est ex communi consensu omnium gentium et
nationum. Et isto modo legati admissi sunt de jure gentium, et apud omnes nationes sunt inviolabiles; nam
jus gentium ita accedit ad jus naturale ut non possit servari jus naturale sine hoc jure gentium. Est de jure
naturali pax. Si oriantur bella, opus est missione legatorum ad componendam pacem. Et alias, si legati non
essent admissi de jure gentium, non possent bella sedari (...) Unde ex hoc semper est illicitum violare jus
gentium, quia est contra communem consensum." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 3. Esa necesidad del derecho de
gentes para la conservación del natural no ha de entenderse en sentido estricto: "Respondeo quod jus
gentium non necessario sequitur ex jure naturali, nec est necessarium simpliciter ad conservationem juris
naturalis, quia si necessario sequeretur ex jure naturali, jam esset jus naturale (...) Nihilominus tamen jus
gentium est necessarium ad conservationem juris naturalis. Et non est omnino necessarium, sed pene
necessarium, quia male posset conservari jus naturale sine jure gentium. Cum magna namque difficultate jus
naturale servaretur, si non esset jus gentium." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 4.
50
"Sed arguitur: Jus gentium, postquam non est necessarium jus et naturale, sed positivum: ergo potest
abrogari sicut jus positivum. Respondeo negando consequentiam, quia quando semel ex virtuali consensu
totius orbis aliquid statuitur et admittitur, oportet quod ad abrogationem talis juris totus orbis conveniat, quod
tamen est impossibile." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 5.
51
"Dicimus ergo cum sancto Thoma, quod jus naturale est bonum de se sine ordine ad aliud. Jus vero
gentium de se non est bonum, id est jus gentium dicitur quod non habet in se aequitatem ex natura sua, sed
ex condicto hominum sancitum est. Et sic ad dubium principale respondeo per hanc conclusionem: quod jus
gentium potius debet reponi sub jure positivo quam sub jure naturali." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 2. Se trata de la
concepción de Ulpiano (Digestum, lib. 1, I, 1, 4) y San Isidoro (Etymolog., lib. 5, cap. 2).
52
En De Indis, I, 3, 1, se lee: "Probatur primo ex iure gentium, quod vel est ius naturale vel derivatur ex iure
naturali (Inst., De iure naturali et gentium): «Quod naturalis ratio inter omnes gentes constituit, vocatur ius
gentium.»" Emplea aquí, algo modificado, el concepto de Gayo, antes sostenido por Cicerón, De Officiis, III,
5 (Gayo había dicho "inter omnes homines", Institutiones, lib. 1, II, 1).
53
Cfr. J. Larequi, "Del 'Ius Gentium' al derecho internacional". Sólo Santiago Ramírez, El derecho de gentes,
ha logrado conciliar entre sí los diversos pasajes del Aquinate, bien que necesitando setenta páginas para
derivarlo del derecho natural ex mente Sancti Thomae
54
In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 2: "la discusión es más de nombre que sobre la cosa en sí misma, pues poco importa
decir esto o aquello".
55
Utopía vitoriana..., p. 143, nota 13. En esto coincide con Santiago Ramírez, El derecho de gentes, p. 145.
Un recuento de opiniones diversas al respecto puede leerse en Antonio Osuna, "De la idea del Sacro
Imperio...", pp. 47-50; otro recuento se halla en José Castaño, "Il diritto internazionale...", pp. 110 ss.
56
"De la idea del Sacro Imperio...", pp. 47-50. En otro lugar, Osuna nos recuerda que la caracterización del
ius gentium como positivo fue la línea de toda la Escuela Salmantina ("La Escuela Española...", pp. 491 ss.)
57
"Nota quod, si ius gentium derivatur sufficienter ex iure naturali, manifestam vim habet ad dandum ius et
obligandum. Et dato quod non semper derivetur ex iure naturali, sequi videtur consensus maioris partis totius
orbis, maxime pro bono communi omnium." De Indis, I, 3, 3.
"El Derecho de Gentes, según exponen los sucesores de Vitoria (...) es como una
conclusión que la razón humana inmediatamente deduce de una premisa de Derecho
Natural y algún hecho universal que afecta a todo el género humano. Si esa conclusión se
dedujera lógicamente de principios de Derecho Natural sin otra consideración, sería de
Derecho Natural también, como advierte Vitoria; mas interviniendo como premisa un
hecho contingente, ya la conclusión no es necesaria, y no pertenece, por tanto, al Derecho
Natural."59
58
Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 95, a. 2, corpus.
59
"El derecho de gentes según Vitoria", pp. 50-51.
Justicia e intencionalidad
La teoría acerca de lo justo que Santo Tomás propone en las cuestiones 57 y 58 (2a.
2ae.), y que Vitoria toma por entero según se ha visto, viene complementada en la cuestión
59 por una breve teoría acerca de la injusticia, con tres ideas fundamentales también
asumidas por el teólogo de Salamanca: (i) que puede hacerse lo injusto sin hacerlo
injustamente, comoquiera que se haga por ignorancia; (ii) que nadie puede padecer lo
injusto sino contra su voluntad; y (iii) que hacer injusticia a otro es pecado mortal.
La primera idea es una consecuencia inmediata de la distinción entre la justicia
como virtud y lo justo como su objeto, y del hecho de que ese objeto se encuentre ex parte
rei. Cabe entonces hacer lo injusto sin saber que lo es, y por tanto, sin contradecir en uno
la virtud de la justicia puesto que no hay apropiación moral del hecho injusto.61
La segunda idea62 presenta más dificultades, puesto que parece contradictoria con
el establecimiento del medio de la justicia ex parte rei. En efecto, si alguien entra
voluntariamente en una transacción en la que recibe menos de lo justo según el concepto
objetivo, desde el punto de vista de este concepto sufre lo injusto, mientras que no es así si
60
"Sed nos dicimus quod jus utrobique capitur pro ipsis legibus, quia ad hoc quod aliquid sit justum oportet
quod sit lex boni et aequi, et non peritia artis." In 2a. 2ae., q. 57, a. 1, 7. Poco antes, al discutir la conexión
entre la justicia y el derecho, Vitoria sostiene que sólo en el caso de que derecho se entienda como lo justo
puede decirse simultáneo a la justicia como objeto suyo, y que en los otros casos, considerado el derecho
como arte jurídica o como la ley (civil), es posterior a la justicia y dependiente de ella: "Quibus praenotatis
dicimus: primo, quod jus capitur: uno modo proprie pro justo, id est pro eo quod justum est; et isto modo jus
non est posterius justitia, id est jus non dicitur a justitia propter rationem supra positam. Alio modo capitur
jus pro peritia artis juridicae, id est pro ipsa scientia; et isto modo jus est posterius justitia, id est dicitur a
justitia, quia propterea student illi arti ut sciant jus, id est ut sint periti. Alio modo capitur jus pro lege ipsa; et
isto modo est etiam posterius justitia, et per consequens jus a justitia illo modo derivatur." Idem.
61
"Contingit ex ignorantia facere injustum et non injuste, ut si emam ex ignorantia domum valentem 1.000
aureis pro 500 aureis. Secunda conclusio: Stat quod aliquis faciat injustum et non injuste, ut qui facit aliquid
non ex habitu injustitiae, sed ex aliquo habitu vitioso (...) Si tamen fiat scienter, dicitur injustum (...) Sanctus
Thomas respondet quod medium justitiae se tenet ex parte rei, non autem in aliis virtutibus. Unde faciens
intemperatum est intemperatus quia tenet se ex parte ipsius intemperantis qui intemperanter agit. Non enim
posset facere intemperatum nisi esset intemperatus. Non autem est sic de justitia, quia medium justitiae ex
parte rei se tenet." In 2a. 2ae., q. 59, a. 2, 1-2.
62
"Sanctus Thomas jacet fundamentum ad materiam justitiae, scilicet quia volenti non fit injuria. Ex hoc
fundamento magna pars de restitutione pendet. Ponit conclusionem: quod formaliter et proprie loquendo
nullus patitur injustum nisi nollens. Probat ex differentia quae est inter actionem et passionem, quia proprium
est actionis procedere ab agente; sed de ratione agentis est quod agat voluntarie: ergo (...) Et proprium
passionis est, non quod agat, sed quod agatur. Principium agendi in homine est voluntas. Unde cum agit,
oportet quod voluntarie agat; et per oppositum cum patitur, quod involuntarie et invitus patiatur." In 2a. 2ae.,
q. 59, a. 3, 1.
63
"Si conclusio sancti Thomae esset vera, sequerentur multa. Primo sequitur, quod si ex ignorantia aliquis
volens emat res carius quam vellet, quod nulla fit ei injuria (...) Item sequitur quod qui solvit usuras ratione
mutui, non patitur injuriam. Item sequitur quod qui decipitur ignoranter, non patitur injuriam. Item sequitur
similiter, quod ille qui ex timore dat pecunias latroni non patitur injuriam; et ultra sequitur quod non tenetur
ad restitutionem, quia solus qui facit injuriam alteri tenetur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 59, a. 3, 2.
64
El temor que se menciona aquí y en otros lugares como deslegitimador de los términos de un contrato, ha
de ser de aquellos en que incurriría una persona moralmente robusta, y no frágil o temerosa de todo. No
depende tanto de la amenaza que pese sobre esa persona como de la relación entre esa amenaza y la situación
personal: "Tertia propositio: Metus dicitur cadens in constantem virum quia est ex magna causa, et metus
non cadens in constantem virum quia est ex levi causa; sive parum, sive multum timeat nihil refert (...) metus
perdendi pecuniam, sive multum timeat, sive parum, dicitur metus non cadens in constantem virum, et dicitur
levis quia talis metus non solet movere nisi leves et fragiles viros, et non fortes. Sed dicetis, quid vocatur
magna vel levis causa? Sit quarta propositio: Videtur quod non omnino totum sit ex natura rei quod aliquis
sit metus cadens in constantem virum, et aliquis non cadens in constantem virum, quia potest esse quod sint
in duobus duae causae aequales timoris, et quod in uno sit metus cadens in constantem virum, et non in alio.
V. gr., metus verberum ponitur inter metus cadentes in constantes viros, et metus amissionis pecuniae dicitur
metus non cadens in constantem virum. Et tamen potest esse in uno tanta causa timendi amissionem
pecuniae, sicut in viro paupere qui rationabiliter timet sicut si verberaretur, id est potest esse quod amissio
pecuniae sit tantum malum in illo sicut verberari (...) Et sic qui contraheret ex tali timore [non cadens in
constantem virum], vel faceret alium contractum, teneret matrimonium et contractus." In 2a. 2ae., q. 125, a.
4, 7.
65
"... pactum, ubi non intervenit ignorantia nec metus nec violentia, est licitum et tenet; sed illic nullus
istorum intervenit, ut suppono: ergo obligatio talis facta homini teneret." In 2a. 2ae., q. 88, a. 1, 8.
66
In 2a. 2ae., q. 59, a. 3, 2: "... en toda acción, cuanto hay de involuntario tanto hay de injuria; si
absolutamente, absolutamente; si según qué, según qué."
67
El ejemplo que pone Vitoria al respecto es extremo: aquel que a pedido de otro lo mata o le quema la casa,
no comete injusticia contra él en mayor medida que si se matara a sí mismo (recuérdese que la justicia es ad
alterum): "Dico ergo quod ubicumque est aliquid voluntatis, nulla fit injuria illi. Injuria ergo et restitutio
fundatur in involuntario. Unde sequitur, quod est notandum, quod qui occidit hominem omnino voluntarium,
non tenetur heredibus ad restitutionem; sicut si quis rogaret me quod incenderem domum ejus, ego
incendendo non tenerer ad restitutionem, quia omnis restitutio nascitur ex injuria. Hoc dico dummodo
constet quod ille sanus et volens et omnino voluntarius rogat me id facere. Itaque non magis facit injuriam
qui occidit alium voluntarie, quam si occideret se, licet utrobique sit peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 59, a.
3, 3.
68
En la Carta teológica..., p. 211, se recogen tres reglas que pone Santo Tomás "para conoscer cuál es
pecado mortal". Si en la definición teológica un pecado es mortal cuando atenta contra la caridad debida a
Dios o al prójimo, y si recordamos que el daño inmerecido al otro es clave de valoración de la acción injusta,
entonces la tercera de esas reglas resulta expresiva del punto de contacto entre caridad y justicia: "La tercera
regla que es más necesaria, [pecado mortal es] cuando se hace notable daño a cristiano en honra, hacienda o
vida o cualquier otra cosa, o la desea hacer, que cada cual puede entender cuando se hace (...)
[Ejemplificando:] Deseo mucho ser rico, pero no por eso querría hacer contra Dios ni contra mi prójimo; no
hay mortal."
69
"Videtur quod sit mortale, quia est contra justitiam (...) Et hoc pensari oportet ex nocumento illato
proximo, quia generalis regula est quod omne peccatum quod est contra proximum, quia ei infert grave
nocumentum, illud est mortale." In 2a. 2ae., q. 63, a. 1, 4.
70
"Conclusio: Absolute quicumque facit injustum peccat mortaliter, quia est contra caritatem (...) Absolute
igitur quicumque facit injustum, in quacumque materia sit, nocet proximo, et nisi habeat jus ad illud, semper
est mortale peccatum." In 2a. 2ae., q. 59, a. 4, 1. El adverbio "absolute" ha de entenderse aquí como
indicamos en el capítulo 2 (nota 80), si no media otra circunstancia relevante, pues poco después Vitoria
aclarará que es preciso guardar las proporciones entre el daño y la gravedad del pecado, para que no resulte
gravísimo robar una fruta de un campo: "In secundo argumento dicit sanctus Thomas quod in parvis rebus
nocens, non facit injuriam quando est probabile quod alius non aestimabit nocumentum, vel praesumitur
voluntas interpretativa, ut si abstuli pomum. Itaque qui furatur aliquid parvum, praesumitur quod dominus
non est invitus, et ideo non est mortale. Hic est dubium. Contra, si est omnino dominus invitus, quod
peccatum erit. Nam si est voluntarie factum, praesumitur nullum esse peccatum. Respondeo quod si dominus
sit invitus, est quidem peccatum tale furtum, sed est veniale, quia parva est res." In 2a. 2ae., q. 59, a. 4, 4.
71
"Et si (justitia) ponat aequalitatem inter duos privatos qui vendunt et emunt, dicitur justitia commutativa."
In 2a. 2ae., q. 61, a. 1, 1.
72
"Hoc ergo supposito, dicit sanctus Thomas quod in justitia commutativa solum debet servari proportio
arithmetica, quia in omni contractu venditionis et emptionis debet attendi aequalitas. Itaque in justitia
commutativa solum oportet exspectare aequalitatem in rebus, quia si est aequalitas in rebus, est etiam in
personis." In 2a. 2ae., q. 61, a. 2, 1.
73
In 2a. 2ae., q. 61, a. 4, 1: "lo recíproco es lo justo conmutativo".
74
"Restituere est aliquid in dominum pristinum statuere; restitutio enim est aequalitatem reddere, quod
pertinet ad justitiam commutativam, cum fiat recompensatio rei ad rem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 1.
Actuar dentro del mercado requiere disponer de algo para poderlo ofrecer a cambio
de lo que deseamos, algo a lo que el otro no pueda acceder legítimamente sin nuestro
consentimiento. Por eso el mercado como modo de los intercambios ha venido
históricamente ligado a la propiedad privada como modo de posesión de las cosas
mercables. La propiedad privada garantiza una cierta seguridad en la identificación de
quién está en capacidad de enajenar un bien determinado, y por tanto, ofrece soporte y
garantía al intercambio mercantil.
Sin embargo, para un pensador cristiano como Vitoria, la propiedad privada no
puede menos que constituir en sí misma una institución problemática. La disposición
gratuita de lo poseído en la limosna, la renuncia a tener nada personalmente en el voto de
pobreza y el ideal apostólico de las primeras comunidades donde "nec quisquam eorum
quae possidebat, aliquid suum esse dicebat, sed erant illis omnia communia"75, formaban
parte importante de la espiritualidad de nuestro dominico, fraile reformado, mendicante y
comunitario. La preservación de la propiedad privada, si bien no contradictoria con la
enseñanza evangélica, tampoco puede decirse que se encuentre en el centro de la
predicación de Jesús ni de los apóstoles. Ha de apoyarse doctrinariamente más en las leyes
del Antiguo Testamento que en los Evangelios, lo que no dejaba de ser teológicamente
incómodo, como muestran las ásperas controversias sobre la pobreza de los franciscanos
que se desarrollaron en tiempos de Guillermo de Ockham.76
Vitoria aborda el tema de la propiedad privada en la comentario a la cuestión 62 de
la Secunda Secundae ("De restitutione"),77 a través del estudio del dominio, que Santo
Tomás no había considerado en detalle en este lugar, y que se conecta con el tema
principal de la cuestión así:
75
Act. 4, 32: "... ninguno de ellos decía ser suyo aquello que poseía, sino que entre ellos todas las cosas eran
comunes".
76
Un resumen completo de esta controversia, particularmente de la posición de Ockham, puede encontrarse
en Avelino Folgado, Evolución histórica del concepto de derecho subjetivo, pp. 96-146.
77
El tema es tratado de nuevo en los primeros artículos de la q. 66, "De furto y rapina", donde Santo Tomás
se había extendido más. Como no estamos directamente interesados en la teoría acerca del hurto y la rapiña,
nos limitaremos a introducir las citas pertinentes en el recuento que sigue sobre el dominio.
De inmediato la cuestión acerca del dominio exige una definición del derecho:
"Sed de re ipsa jam dicendum est, scilicet quid sit dominium. Sed prius praemittendum est
quid sit jus, nam dominium dependet a jure. Non enim est facile explicare quid sit
dominium nisi prius videamus quid sit jus, ut sciamus an dominium sit idem quod jus, vel
fundetur in jure, quia, ut videtis, nullum est dominium quod non fundetur in jure."79
La definición del derecho por lo justo, que había aceptado de Santo Tomás con
tanta facilidad al comentar la cuestión 57, le resulta ahora insuficiente por nominal: "Sed
ista est diffinitio [sic] quid nominis tantum illius vocabuli."80 Preferirá la expresión que
Conrado de Summenhart había tomado de Juan Gerson:
"Conradus (...) dicit ergo quod jus est potestas vel facultas conveniens alicui secundum
leges, id est, est facultas data, v. g. mihi a lege ad quamcumque rem opus sit. Et nos ita
dicimus, utor jure meo, et tu tuo."81
Mientras la definición de derecho por lo justo y de lo justo por lo igual que Santo
Tomás había propuesto en la cuestión 57, ofrecía buena base para una discusión sobre
equilibrios objetivos en la interacción social, tenemos aquí un concepto subjetivo de
derecho, que admite posesivo como no lo hacía el anterior: mi derecho y el tuyo. Sobre él
se construirá la teoría vitoriana de la propiedad privada.82
78
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 4: "Pero antes de abordar la materia de restitución, debemos hablar del dominio,
que en gran medida contribuye al tema de la restitución, ya que la posesión de la cosa se funda en el
dominio; puesto que cualquier cosa que tomase alguien, si no hubiese dueño, no tendría que restituirla."
79
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 5: "Pero es necesario hablar de la cosa misma, a saber, qué es el dominio. Pero
antes debe abordarse qué sea el derecho, porque el dominio depende del derecho. No es pues fácil explicar
qué es el dominio sin que antes veamos qué es el derecho, y sepamos si dominio es lo mismo que derecho, o
se funda en el derecho, porque, como verán, no hay ningún dominio que no se funde en el derecho."
80
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 5: "Pero esta es una definición de la palabra sólo por el nombre".
81
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 5: "Conrado dice pues que el derecho es la potestad o facultad conveniente a alguno
según las leyes, esto es, es la facultad dada, por ejemplo a mí, por la ley, para cualquier cosa que sea. Y así
decimos: uso mi derecho, y tú el tuyo." La historia de esta definición puede encontrarse en Avelino Folgado,
Evolución histórica del concepto de derecho subjetivo.
82
Debemos recoger aquí un interesante comentario de Daniel Deckers (Gerechtigkeit und Recht, pp. 151
ss.): Santo Tomás había fundado la teoría de la justicia conmutativa sobre la restitución, y ésta sobre el
dominio ("restituere nihil aliud esse videtur quam iterato aliquem statuere in possessionem vel dominium rei
suae", Summa Theologiae 2a. 2ae., q. 62, a. 1, corpus). Pero no había desarrollado una doctrina subjetiva
sobre el dominio, más allá del esbozo contenido en 2a. 2ae., q. 66, aa. 1-2. Además, este esbozo se
encontraba situado en la cuestión De furto et rapina, lo que resulta expresivo de su papel estructural limitado
en el conjunto de la teoría de la justicia.
La propuesta tomasiana quedaba así abierta teóricamente, esperando una conceptuación más completa de
dominium y una situación estructurante del concepto en el conjunto. Vitoria hace esto, tomando el concepto
subjetivo de dominio de Gerson, como hemos visto, y situándolo en el comentario a la 2a. 2ae. q. 62, De
restitutione, donde afecta a toda la teoría sobre la justicia conmutativa. No puede decirse, como pretende
Brufau en "La noción analógica de dominium...", que se trate de la misma construcción tomasiana de una
analogía entre el dominio de Dios y el dominio del hombre, dice Deckers, puesto que se han modificado
tanto el concepto como su situación teorética.
Pero tampoco constituye un injerto nominalista extraño al desarrollo tomasiano de las ideas, pensamos
nosotros. Por el contrario, mientras Gerson y Summenhart habían entendido la definición subjetiva de
dominium por relación a lo que la ley civil permite o concede, Vitoria prefiere relacionarlo con el dominio
del hombre sobre sus actos que le otorga la razón, dada por Dios para hacerle imagen suya. En ello está
Brufau más en lo correcto de lo que Deckers le concede.
83
"Uno modo, stricte et peculiariter ut dicit eminentiam quamdam et superioritatem, eo modo quo principes
vocantur domini. Et sic alii homines vocantur domini respectu subditorum (...) Et capiendo dominium hoc
modo, non sunt idem jus et dominium (...) Nec ista acceptio facit ad nostrum propositum, quia in ordine ad
sua homines non faciunt restitutionem, et tamen habent dominium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 6. Se trata del
dominio político sobre el que tratamos en el capítulo 2, y que Santo Tomás había definido en Summa
Theologiae 1a., q. 96, a. 4, corpus.
84
"Secundo modo dominium capitur, latius quidem, sed proprius, ut capitur in corpore juris civilis et apud
jurisconsultos prout tantum valet sicut proprietas, id est secundum quod distinguitur ab usu et usufructu et
possessione (...) Et isto modo non est etiam idem dominium et jus, ut patet ex legibus citatis, quia
possessionarius et usuarius habent jus et non dominium, sicut qui locavit rem dicitur uti re alterius et habet
jus ad illam, non tamen est dominus illius (...) Et sic clarum est quod non est idem jus et dominium, quia non
quicumque habet facultatem utendi re est dominus illius rei." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 7.
85
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 8: "Conrado dice que dominio es la facultad de usar una cosa según las normas o
leyes razonablemente instituidas."
86
"[Conradus] probat, quia dominium nihil aliud est quam ius utendi re in usum suum." De Indis, I, 1, 11.
Que haya derecho subjetivo a disponer de las cosas, esto es, que haya dominio,
resulta fundamental para que puedan darse legítimamente intercambios en los mercados.88
Pero al tiempo parece que ese derecho subjetivo envuelve una aversión a los demás, puesto
que el derecho a disponer de algo lleva en sí la exigencia a los otros de que renuncien a
toda pretensión de disponer de esa misma cosa fuera de la medida y en las condiciones en
que el dueño actual quiera ceder su dominio. Así, no sólo ni primero se trata de una
relación entre la persona y la cosa, sino antes de una relación entre el dueño y las demás
personas, que la república a través de la ley legitima y garantiza. Ese rasgo de aversión a
los otros inquieta a Vitoria, que ha de explicar de dónde resulta legítimo moralmente sacar
algo fuera de la disposición de los demás. La cuestión de la legitimidad moral, como era de
esperarse, consiste en una pregunta por la relación entre el dominio y el derecho natural:
"His ergo praemissis, dubitatur an in rerum natura sit aliquis dominus alicujus rei. Posset
enim quis hoc dubitare, postquam a principio mundi omnia erant communia. Et sic forte
nos decipimur."89
87
"... in materia de restitutione et morali potest capi dominium isto tertio modo et in hac significatione. Quia
si tollimus aliquid ab aliquo habente dominium, isto modo tollimus facultatem ab illo utendi re, et ideo
tenemur ad restitutionem. Quia ad hoc quod ego tenear ad restitutionem, satis est quod faciam injuriam alicui
in re ad quam ille habebat facultatem quamcumque; id est quaecumque esset illa facultas, si facio illi
injuriam, teneor illi restituere. Et sic eodem modo diffinitur jus et dominium. Verum est quod est abusiva ista
acceptio, non tamen ita quin ea saepe utamur in materia morali, ut dicit Conradus. Et probat hoc, quia si
aliquis subriperet rem ab usuario vel usufructuario vel possessionario, diceretur fur, et teneretur illis
restituere, dato quod non sint vere domini; ut si ego essem proprietarius hujus equi quem locavi Petro, et
illum ab eo subriperem, essem fur, quia diceretur contractatio rei alienae invito domino, et tamen non invito
proprietario, quia ego sum proprietarius, sed invito eo qui legitimam possessionem habet in eum. Et in
materia de restitutione indifferenter utemur dominio, scilicet sive sit dominus, sive usuarius, sive
usufructuarius, sive possessionarius, quia in eo etiam cadit injuria quae est obnoxia restitutioni." In 2a. 2ae.,
q. 62, a. 1, 8.
88
La identidad entre cosa poseída y cosa que puede ser transada en el mercado se explicita al exponer las
características del hurto según Santo Tomás: "Secundo requiritur quod furtum sit circa res possessas, id est
quae possunt vendi et emi." In 2a. 2ae., q. 66, a. 3, 1.
89
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 9: "Puesta esta premisa, puede dudarse si según la naturaleza alguien es dueño de
alguna cosa. Esto puede dudarse, puesto que al principio del mundo todas las cosas eran comunes. Y así,
quizás nos engañamos."
90
"Respondeo per propositiones, quarum prima est: Non est dubium nisi quod Dominus Deus noster est
dominus omnium creaturarum et totius orbis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 9. "Secunda propositio quae sequitur
ex prima: Omne jus et dominium quod invenitur in creaturis est datum a Deo." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 10. "Et
ideo sit tertia propositio: Hoc dominium quod soli Deo aliquando competebat, scilicet quando solus erat,
nulli creaturae irrationali communicavit." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 11. "Sic ergo quarta propositio: Deus
benedictus ex sua liberalitate, exceptis angelis, dedit omnibus hominibus omnia bona creata et omnes
creaturas, id est dedit eis dominium omnium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 12.
91
"Et ita sanctus Thomas (...) dicit quod sola creatura rationalis habet dominium sui actus (...) Quia si bruta
animantia haberent jus et dominium ad actus suos, sequeretur quod qui impediret ea a suis actionibus et
operationibus faceret eis injuriam (...) quod est omnino falsum, quia non sunt capaces injuriae ergo nec
juris." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 11.
92
"Et ista ratio, inquit (Aristoteles), sumenda est ex fine (...) si homo non haberet jus utendi, ad quid essent
factae? Certe non appareret ratio. Cum ergo homo sit finis omnium creaturarum, sequitur quod est dominus
omnium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 12.
93
"Ista est ratio Aristotelis, primo Politicorum, ubi probat quod homo sit omnium dominus; et ideo probat
etiam quod unus est mundus, quia omnia ordinantur ad invicem. Et vocatur unus mundus, non quia solum
contineat intra se unum ambitum, sed quia omnia ordinantur ad invicem, et imperfectiora sunt propter
perfectiora; sed homo est omnibus perfectior: ergo omnia alia ordinantur propter illum." In 2a. 2ae., q. 62, a.
1, 12.
94
Cfr. nota 97 infra.
95
"Ita quod homo non erat dominus omnium rerum ad omnes usus, quia ad habendum verum dominium non
oportet quod secundum omnes usus utamur illo, sicut nec dominus est dominus servi ad omnes usus, quia
non ad occidendum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 15.
96
"Verum est quod jure divino convenit ei hoc dominium; sed dubium est quo jure divino: vel naturali, vel
positivo (...) Dico quod jure naturali, quia est per se notum et a nullo unquam dubitatum, quia nulla fuit nec
est gens tam barbara quae non credat esse licitum homini uti rebus." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 13.
97
"Item, de jure naturali est quod homo conservet se in esse. Sed hoc non potest sine aliis creaturis, quia
omnes aliae creaturae sunt ad conservationem hominum; quia si vos tolleretis unam stellam, non posset
homo conservari, quia omnia quae creata sunt et constituta in rerum natura, sunt necessaria ad hominis
conservationem, quia Deus et natura nihil faciunt frustra. Cum ergo Deus omnia alia fecerit, dicendum est
quod illa fecit propter hominis conservationem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 13.
98
"Quinta propositio: Non solum universitas et communitas humana habet dominium super omnia, sed etiam
quilibet homo in statu naturae integrae, id est, stando in solo jure naturali, erat dominus omnium rerum
creatarum et poterat uti et abuti omnibus illis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 16. "Sexta propositio: Homo per
peccatum non perdidit illud dominium, sed adhuc est dominus omnium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 17.
99
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 16: "... cualquiera puede usar cualquier cosa y consumirla a su gusto, siempre que
no dañe a otros hombre o a sí mismo."
100
"Sit septima propositio: Divisio rerum non est facta de jure naturali. Patet, quia jus naturale semper est
idem et non variatur: ergo. Item, jus naturale est idem apud nos. Non cognoscit jus naturale differentiam inter
homines, quia quidquid habet unus, est alterius de jure naturali. Dato enim quod jus naturale dictaret, scilicet
quod fiat divisio rerum, non tamen potuit dictare quod ista provincia sit mea et illa tua, et ista Abel et illa
Cain, loquendo proprie de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 18.
101
"Octava propositio: Divisio rerum non facta est de jure divino positivo. Patet, quia nunquam constat hoc
quod Deus fecerit illam divisionem. Hoc enim non legitur in sacra scriptura, nec in historiis, nec ratione hoc
nobis constat." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 19.
102
"Ideo sit nona propositio: Divisio et appropriatio rerum facta fuit jure humano. Patet, quia facta est ut
videmus; et non jure naturali nec divino, ut dictum est, nec angeli fecerunt eam: ergo jure humano facta est."
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 20.
103
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 19: "... si se quitara el derecho humano positivo, todas las cosas serían comunes."
104
"Sed contra istam propositionem arguitur sic: Non licuit hominibus facere talem divisionem et
appropriationem: ergo talis divisio non est facta, vel si facta est, non tenet, et adhuc omnia sunt communia,
immo est praeda injusta facere illam divisionem. Antecedens tamen probatur, quia divisio et appropriatio
rerum est contra legem naturae, nam jus naturale fecit me dominum omnium rerum: ergo nullus potuit a me
auferre istud dominium." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 20.
105
"Ad hoc Scotus in 4, d. 15, q. 2, conc. 2 dicit quod bene verum est quod de jure naturali aliquando omnia
fuerunt communia; sed jam non sunt, quia illud praeceptum juris naturae fuit revocatum a Deo. Itaque illud
jus naturae, quod erat omnium hominum, revocatum est a Deo. Sed arguit Conradus contra hoc, quia lex
naturalis est immutabilis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 20. La revocación de la propiedad comunitaria por Dios a
raíz del pecado original contradiría la concepción teológica de que el pecado no cambió la naturaleza del
hombre, que Vitoria se muestra muy interesado en sostener contra Lutero, según notamos en el capítulo 2.
106
"Dico igitur quod potuit licite humana auctoritate fieri divisio rerum sine tali revocatione. —O, erant
omnia communia. —Concedo; immo quia omnia erant communia, ideo de jure naturali potuerunt facere hanc
divisionem et appropriationem sibi, quia Deus fecit hominem verum dominum rerum: ergo potuerunt inter se
convenire homines taliter quod dicerent: tu cape hoc, et tu hoc, et ego habebo hoc." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1,
20.
107
"Sed contra hoc arguitur sic, probando quod non potuit fieri divisio jure humano, quia omnes homines de
jure naturali erant aequales; et nullus erat princeps de jure naturali: ergo nullus potuit facere illam
divisionem. Bene si esset unus princeps, potuisset illam facere. Hoc argumentum petit quomodo potuit fieri
divisio omnium rerum, postquam omnes homines erant aequales." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 21.
108
Vitoria sugiere que esa misma complicación numérica de las sociedades hubiera llevado a la división de
los bienes, pero no desarrolla la idea: "Est autem notandum quod licet pro statu innocentiae non fuisset
aliquod dominium et praelatio coerciva aut coactiva (in quo sensu dictum est mulieri, «sub viri potestatis
eris», Gen. 3, 16. Et multiplicatio genere humano fuisset divisio possessionum et rerum et principes) fuisset
tamen potestas directiva et gubernativa." DPE, 5, 1. En el comentario a la Secunda Secundae: "Unde si in
statu innocentiae multiplicatum esset genus humanum, esset facta appropriatio rerum, quia alias vivere non
possent." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 4. El contexto de esta segunda cita es la discusión sobre si el derecho
natural tuvo que cambiar o ser dispensado para instituir legítimamente el dominio privado.
109
"Ad hoc Conradus dicit esse tres modos quibus potuit fieri talis divisio rerum. Primus est quod Adam fecit
illam (...) Et ita etiam Noe post diluvium potuisset facere divisionem filiis suis; habebat enim auctoritatem
principis. Secundo modo potuit fieri divisio et appropriatio rerum, quia homines ex consensu omnium
potuerunt eligere principem (...) qui dividere et appropriare potuit illis res omnes. Tertio modo potuit fieri per
consensum communem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 21.
110
"Sed de isto tertio modo dubitatur. Si ista divisio esset facta tempore quo erant decem millia hominum, et
aliqua pars illorum, puta duo millia, non consensissent in illa divisione, sed vellent habere omnia communia
et perseverare in jure naturali, an ipsis invitis potuerunt alii facere appropriationem rerum." In 2a. 2ae., q. 62,
a. 1, 22.
111
"Dico quod major pars hoc potuit facere, etiam sine consensu minoris partis. Verum est quod omnes
quidem debebant vocari et communicanda erat res cum omnibus. Tamen ad discernendum, major pars
potuisset facere invita minori, et praescribere terminos omnibus: vos habebitis hoc, et nos hoc. Et si dicerent
alii: nolumus, diceret major pars: velitis, nolitis ita fiet, quia ita oportet. Et patet, quia est de jure naturali
quod major pars semper vincat in consilio. Et illud est necessarium ad pacem, quod ubi agitur de utilitate
communi, sententia majoris partis praevaleat et superet (...) Et ita verisimile est quod si illo modo fuit facta
divisio, quod aliqui tunc non consenserunt." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 22.
112
"Vel etiam possumus dicere quod potuit fieri divisio ex consensu virtuali et interpretativo occupando
unusquisque suum locum, dimittendo loca aliorum. Et forte sic facta fuit, non consensu certo et formali, sed
quodam consensu interpretativo, ita quod incoeperint aliqui colere certas terras et alius alias; et ex usu
illarum rerum factum est ut ille esset contentus terris quas occupaverat, et alius aliis, ita quod unus non
occupabat terras alterius. Et hoc non aliquo consensu formali, sed virtuali. Quia videbat unus alium habere
illas terras, non curabat ire ad illas, sed capiebat alias. Et iste consensus sufficit ad jus gentium, quod [quia?]
jus gentium certe ut plurimum constat solo isto consensu scilicet virtuali (...) Consimili ergo consensu facta
est divisio rerum. Et hoc forte est magis verum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 23.
113
"... de jure naturali etiam post peccatum omnia fuerunt communia." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 24.
114
"Item, quia post peccatum, cum homines magis inclinarentur ad propria quam ad communia, videtur quod
non esset commoda et pacifica habitatio inter illos nisi facta divisione rerum. Sic ergo concludimus esse
verisimile divisionem factam esse ab initio, primo ab Adam et postea a Noe." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 24.
115
Das Privatrecht bei Francisco de Vitoria, p. 51.
116
"Posset quidem orbis subsistere si possessiones essent in communi, ut est in religionibus; tamen esset cum
magna difficultate ne homines in discordias et bella prorrumperent." In 2a. 2ae., q. 57, a. 3, 3.
117
"Et ideo in aliquo tempore, scilicet in statu innocentiae, expediebat quod omnia essent communia, non
tamen post lapsum." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 4.
118
El dominio privado sobre determinada cosa constituye un acontecimiento social, que requiere del
reconocimiento del conjunto de la sociedad a través del Estado. Por ello el contrato de transferencia de
dominio que no es válido ante la ley civil, aunque sea por un defecto de forma, no da derecho ni obliga en
conciencia: "Ultimo, ipsi dicunt quod contractus irriti defectu solemnitatis tenent de jure naturali. Contra,
immo potius contra jus naturale. Probatur. Contra jus naturale est quod quis disponat de rebus suis pro
tempore quo non est dominus. Sed non est dominus omissis solemnitatibus juris vel pro illo tempore quo
illae solemnitates deficiunt. Ergo." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 42.
119
"Sed dubitatur, an esset melius quod, saltem nunc, inter christianos omnia essent communia (...)
Respondetur quod communitas rerum requirit multa alia quae non possunt inveniri in communitate. Requirit
modestiam, et requiritur concordia et debita subjectio, et requiritur justa distributio, quae omnia non essent si
essent omnia communia. Vix enim inter religiosos possent esse unde vix inter illos de communi vivunt nisi
saltem quoad usum." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 3.
120
"Propterea jure cautum est ecclesiam impedire ab alienatione suarum rerum sine triplici tractatu, quia
ecclesiastici valde negligenter tractant res ecclesiasticas, quia homines magis diligunt propria quam
communia." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 37.
121
"Et ideo sit decima propositio: Facta prima divisione rerum, de rebus non divisis quilibet potuit applicare
sibi et occupare ad suam utilitatem quidquid vellet et pro suo arbitrio." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 25.
122
"... illa quae non sunt divisa nec habent proprietarium, id est aliquem dominum, sicut thesauri absconditi
et perditi, como las minas, sunt primo occupantis et invenientis de jure gentium. Si hoc non expediat
reipublicae, illa erunt communia, et per consequens per omnes qui sunt in republica dividenda, nam homo
naturaliter est dominus omnium. Hoc dico propter reges, qui non possunt sine causa rationabili sibi
appropriare aliquod thesaurum. Bene propter rationabilem causam, scilicet propter necessitatem reipublicae,
alias non, quia esset tyrannicum privare homines de illo quod est de jure naturali. Oportet enim quod sit illius
qui primo invenerit." In 2a. 2ae., q. 66, a. 1, 2.
123
"Undecima propositio: Nunc etiam multa in rebus humanis sunt indivisa et quae non sunt appropriata; et
ista sunt occupantis, et quilibet potest occupare illa pro libito suo, ut sunt ferae, aves, pisces, nisi alius primo
occupaverit illa recludendo ea vel vetando quia sunt in terra sua." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 26.
Un pequeño corolario de Vitoria señala en este punto un tema que discutió con
mayor extensión en la relección De Indis: que los cristianos no pueden ocupar las tierras de
los infieles si éstos son verdaderos dueños de ellas.128 Los infieles aludidos son obviamente
124
"Secus est de silvis quae aliquando fuerunt communes, id est consejiles, et postea factae sunt privatae
alicuius domini temporalis. Certe nescio. Credo quod injusto titulo factae sunt privatae, et quod agricolae
fuerunt perturbati, taliter quod injusti dominus silvae occupavit illam quam ipse nunquam plantavit." In 2a.
2ae., q. 62, a. 3, 11.
125
"Quomodo ergo isti qui modo sunt, facti sunt domini? Pro quo sit duodecima propositio: Facta prima
divisione et appropriatione, duobus praecise modis et duobus tantum titulis potuit quis adquirere dominium
rerum; nam etiam duobus potest transferri dominium ad nos ab uno in alium (...) Primo ergo modo potuit
transferri dominium ad nos voluntate prioris domini. Alio modo auctoritate principis (...) dominia
permanentia solum istis modis fiunt, vel voluntate possidentis, vel auctoritate principis; et etiam Dei qui est
princeps, et etiam reipublicae, quia totam auctoritatem habet princeps a republica." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1,
27.
126
"... idem effectus sequitur si aliqua translatio fiat auctoritate superioris, vel hominum voluntate et pacto.
In eosdem enim usus est dominum rei qui eam sibi vendicat auctoritate legis aut praescriptione aut quovis
alio legitimo titulo; ac si habuisset emptione, aut donatione domini. Et idem est de pecunia, et omnibus aliis."
DM, I, 7.
127
"... omne jus quod convenit alicui ex pacto vel consensu potest convenire ex ordinatione legis. Tam enim
in republica saeculari, quam in ecclesiastica invenitur potestas transferendi ex legitimis causis dominium rei
ab uno ad alterum, priori domino invito." DM, I, 6.
128
"Ex quo sequitur corollarium: quod christiani non possunt occupare terras infidelium, si illi infideles sint
veri domini illarum, et non sint christianorum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 28.
129
De Indis, I, título del cap. 1: "Si los indios bárbaros eran verdaderos dueños privada y públicamente antes
de la llegada de los españoles."
Venancio Carro, "Los fundamentos teológicojurídicos...", p. 116, hace notar acertadamente la novedad del
giro vitoriano respecto a los planteamientos anteriores de legitimación de la conquista, que se fundaban en
los derechos de los reyes de España y del Papa (los títulos fundamentales del Requerimiento de 1513). Para
el dominico burgalés, resulta preciso tener en cuenta primero los derechos de los indios. En las Relecciones,
éstos son considerados sujetos de derechos y de deberes (consistentes a su vez en respetar los derechos
ajenos) en pie de igualdad con los españoles.
130
"Dominium fundatur in imagine Dei. Sed homo est imago Dei per naturam, scilicet, per potentias
rationales. Ergo non perditur per peccatum mortale." De Indis, I, 1, 3.
131
"Si propter offensam Dei homo perderet dominium civile, eadem rationem perderet etiam dominium
naturale. Falsitas autem consequentis probatur. Quia non perdit dominium super proprios actus et super
propria membra; habet enim peccator ius defendendi propriam vitam." De Indis, I, 1, 3.
132
"Ultimo, nullo modo est verisimile cum sit praeceptum obedire principibus (...) et non capere alienum,
quod voluerit Deus quod esset ita incertum qui essent veri principes et domini." De Indis, I, 1, 3.
133
"Item, si commodaret mihi aliquis equum vel centum millia aureorum, et invenirem ipsum in peccato
mortali, sequitur quod possem illos mihi retinere quia alius non est dominus illorum, postquam est in mortali,
et sic tolleretur commercium humanum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 49.
"... ut si quis esset haereticus in Germania, catholicus posset licite emere ab illo. Grave
enim esset quod non posset licite in aliqua civitate lutheranorum, si quis est catholicus,
134
Enrique de Segusia, †1271, cardenal Hostiensis, profesor de derecho canónico en Bolonia y París,
comentó las Decretales y ganó gran fama como canonista (monarca juris).
135
"Item ratione sancti Thomae, quia fides non tollit nec ius naturale nec humanum. Sed dominia sunt vel de
iure naturali vel humano. Ergo non tolluntur dominia per defectum fidei." De Indis, I, 1, 4.
136
"Cum enim amissio bonorum sit poena et nulla est poena de lege divina propisto statu, constat stando in
iure divino non amitti bona propter haeresim." De Indis, I, 1, 5.
137
"Sequitur corollarium, quod haereticus potest licite vivere ex bonis suis." De Indis, I, 1, 9.
138
"Sequitur tertio, quod titulo oneroso, puta vendendo, aut dando in dotem, si crimen posset venire in
judicium, no licet transferre. Patet, quia decipit emptorem et ponit eum in periculo perdendi et rem et
pretium, si venditur condemnetur." De Indis, I, 1, 9.
Por último, tampoco puede negarse dominio a los indios americanos por carecer del
uso de razón como los niños o los dementes. Lógicamente, porque no carecen de él:
"Quia secundum rei veritatem non sunt amentes, sed habent pro suo modo usum rationis.
Patet, quia habent ordinem aliquem in suis rebus, postquam habent civitates quae ordine
constant, et habent matrimonia distincta, magistratus, dominos, leges, opificia,
commutationes, quae omnia requirunt usum rationis."140
Pero además, el dominio no deriva directamente del uso de razón, sino antes del ser
imagen de Dios, lo que confiere al hombre la especial dignidad de ser para sí mismo y no
para otro dentro del orden de la Creación. Por eso incluso los niños antes de llegar al uso
de razón y los dementes que lo han perdido, pueden sufrir injuria, lo que significa que
tienen derecho y son capaces de dominio.141 Todo hombre, sea cual sea el estado en que se
encuentren sus facultades mentales, es así sujeto de derechos que deben ser reconocidos
por los demás.
Siendo éstos los términos en que Vitoria concibe el dominio privado sobre las
cosas, una de cuyas formas es la propiedad, atiende a continuación en el comentario a la q.
139
De Indis, I, 1, 9: "... como lícitamente puede comprárselo un católico a los herejes en Alemania. Grave
cosa sería que en las ciudades de luteranos no pudieran los católicos comprar fincas o vendérselas a los
herejes; y, sin embargo esto es lo que habría que decir si los herejes no fueran dueños en el fuero de la
conciencia." Deckers, Gerechtigkeit und Recht, p. 225, ve en el pragmatismo que se respira en el pasaje un
momento de la gradual emancipación del ámbito económico respecto a la visión medieval de la vida,
religiosamente integrada en todos sus aspectos. Tal vez sea ir demasiado lejos, puesto que ése no es el
argumento central de la discusión. Esta se apoya en una visión tomista de la moral en que la posesión o no de
la verdadera fe, una virtud teologal, no puede constituir título de derecho natural, por razón del mismo
concepto de derecho natural. El pasaje debe entenderse más bien a manera de un corolario que muestra cómo
a comienzos de 1539, veinte años después de que Lutero rehusara retractarse ante Cayetano en la Dieta de
Worms, había ya en el ambiente poca esperanza de reducir a los luteranos al catolicismo.
140
De Indis, I, 1, 15: "Porque no son idiotas, sino que tienen, a su modo, uso de razón. Es evidente que
tienen cierto orden en sus cosas: que tienen ciudades debidamente regidas, matrimonios bien definidos,
magistrados, señores, leyes, profesores, industrias, comercio; todo lo cual requiere uso de razón."
141
"Pueri ante usum rationis possunt esse domini. Hoc patet quia possunt pati iniuriam, ergo habent ius
rerum. Ergo et dominium, quod nihil aliud est quam ius (...) Item diximus quod fundamentum dominii est
imago Dei, quae adhuc est in pueris (...) Nec est idem de criatura irrationali, quia puer non est propter alium
sed propter se, sicut est brutum." De Indis, I, 1, 13. Acerca de los dementes la argumentación es más corta:
"Sed de amentibus, quid? Dico de perpetuo amentibus nec habent, nec est spes habituros usum rationis.
Sitque tertia propositio: Videtur adhuc quod possint esse domini quia possunt pati iniuriam. Ergo habent ius.
Sed hoc remitto ad iurisconsultos, utrum possint habere dominium civile." De Indis, I, 1, 14.
"Respondeo quod sic si nulla sit lex humana in oppositum, quia qui est prior dominus,
potest illud facere, de jure naturali, nulla auctoritate alterius repugnante (...) Potest enim
quis in quem transfertur dominium tale esse tutus in conscientia."142
142
In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 29: "Respondo que sí, si no hay ley humana en contrario, porque quien es el dueño
anterior puede hacerlo de derecho natural, sin contradecir la autoridad de otro (...) Puede pues aquel a quien
se transfiere tal dominio estar seguro en conciencia."
143
"Probatur, quia nulla est natio in qua non ita sit et ita fiat, quod scilicet fiat hujusmodi translatio, donatio
et commutatio." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 29.
144
Por tanto, gastar incluso dispendiosamente no supone una falta moral grave, salvo que con ello se falte a
responsabilidades muy primarias, como el sustento de la familia: "Ita hoc vitium non est mortale; aunque
gaste toda su hacienda en un convite o en una casa, non est mortale, quia non tenetur custodire bona
temporalia. Dico de per se, quia si habet uxorem et familiam, et sine illo non posset sustentare illam, fortassis
esset mortale, quia tenetur sustentare familiam suam." In 2a. 2ae., q. 135, a. 2, único.
145
"Si objicias: est prohibitum jure divino: dico quod falsum est; de rebus namque humanis Deus dimisit
usum hominibus ut ipsis placeret. Et si hoc non posset fieri, nec esset liberalitas, nec magnificentia, nec
misericordia, etc." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 29.
146
"Hadrianus (...) dicit quod quantumcumque quis petat pecunias ad [di]lapidandum eas, si non petat illas
ad detrimentum alterius, ut scilicet det alteri ad interficiendum alium, nihilominus qui habet pecunias debet
illas ei dare. Ratio est clara, quia, sicut superius diximus, non potest retineri pecunia aliena nisi vel voluntate
domini, vel auctoritate legis. Cum ergo non retineatur voluntate domini repetentis, nec auctoritate legis, quia
cum sit sui juris, lex praecipiet quod detur ei pecunia, quantumcumque velit eam [di]lapidare. Ergo qui habet
illas, debet ei dare. Item, quia prohibeo illum jure suo, quia ille habet jus ludendi pecuniam illam et dandi
scorto: ergo non licet retinere. Confirmatur, quia ego non sum tutor ejus, nec habeo curam illius. Unde licet
velit ex re ad scortum, non possum vi illum retinere, licet eat ad perpetrandum peccatum mortale. Ergo non
dando illi pecuniam facio illi injuriam.
His non obstantibus, illa quae dicit Hadrianus, et bene, non dubito quin aliquando ad aliquod tempus liceat
differre et retinere. Si esset hic quidam juvenis insensatus ludens, qui perdit et omnia dilapidat, certe
crederem quod qui haberet centum aureos suos, si ipse peteret et daret, male faceret. Unde licite potest
retinere. Debet dissimulare differendo, quia utiliter geritur negotium suum (...) Sed ultimate non potest
retinere si persistat in repetitione, quia tunc fieret ei injuria. Sed quadam simulatione differendo bene factum
est." In 2a. 2ae., q. 62, a. 5, 6.
147
"Contra, princeps non est dominus bonorum privatorum, scilicet mei et aliorum: ergo non potest dare rem
meam alteri. Respondeo, —et est fundamentum notandum et quod oportet praemittere ad totam istam
materiam— quod homo quantum ad personam, et per consequens quantum ad rem et bona sua, magis est
reipublicae quam sui ipsius. Ex hoc sequitur quod quidquid homo potest disponere de rebus suis, potest
respublica justa causa. Itaque ex justa causa potest disponere de bonis cujuslibet hominis particularis.
Probatur, quia bona hujus magis sunt reipublicae quam sua: si ergo ipse potest de illis disponere ergo et
respublica. Ex hoc sequitur responsio ad quaesitum et solutio ad argumentum supra positum. Responsio ergo
est quod rex, qui habet auctoritatem a republica, potest ex justa causa rem alterius distribuere, id est potest
transferre dominium ab uno in alium (...) Praeterea, princeps est electus a populo. Sed populus dat ei istam
auctoritatem ut possit disponere de bonis civium. Ergo potest disponere de bonis civis particularis, sicut
ipsamet respublica potest, quia princeps habet in se consensum populi datum ut possit disponere de rebus
reipublicae. Est enim jam consensus prioris domini, et leges etiam pendent a consensu reipublicae, licet rex
eas instituat. Unde quod fecerit rex secundum leges, tenet factum, etiam invito domino." In 2a. 2ae., q. 62, a.
1, 33.
148
"Ex hac determinatione sequitur corollarium: quod in omni contractu, quidquid sit de voluntate
dominorum, si tamen talis contractus sit irritus ipso jure, nullum dominium transfertur, nec adquiritur jus in
foro conscientiae. Patet, quia respublica potest disponere de rebus suis invitis dominis. Ergo si lex praecipit
quod irritetur talis contractus, verus dominus rei non potest transferre jus in alium (...) Cum enim non tenet
contractus jure, non tenet quia respublica prohibet, quorum consensu et ad cujus utilitatem sancitae sunt
leges. De hoc non dubito, nec aliquis jurista potuit mihi unquam aliud persuadere." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1,
34.
149
"Panormitanus (...) dicit ergo quod dupliciter potest esse irritus aliquis contractus. Uno modo, quando
contrahens, id est faciens contractum non est sui juris nec est persona idonea et legitima ad contrahendum
nec ad alienandum (...). Alio modo contractus est irritus quando deficit aliqua solemnitas statuta in jure." In
2a. 2ae., q. 62, a. 1, 36.
150
"Probatur, quia esset valde inutilis et periculosa irritatio in foro contentioso defectu solemnitatis, si non
valeret in foro conscientiae (...) Praeterea, sequeretur quod tales leges, quae dant jus in foro contentioso,
quod sunt iniquae. Patet, quia sunt contra jus naturale et divinum quod nunc est et quod nunc obligat. Quia
iste contractus sine solemnitate factus tenet de jure naturali et divino, ipsi concedunt, et etiam fatentur quod
leges positivae non possunt dissolvere jus naturale. Cum ergo illae leges dissolvant naturale jus, sequitur
quod sunt iniquae [sic]." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 41.
151
"Verum est quod intentio legis est obviare periculis, sed tamen absolute intendit obligare omnes (...) Ratio
est quia lex non potest distinguere quando sit periculum vel quando non; ideo secundario tantummodo habet
intentionem obviandi periculis. Et patet, nam licet provideatur omnibus periculis, nihilominus lex obligat." In
2a. 2ae., q. 62, a. 1, 45.
152
"Sed quia alius titulus habendi rem aliquam est jus praescriptionis, id est quia alius titulus ad
transferendum dominium est praescriptio, ideo quia sanctus Thomas de hoc non tractat, nos aliquid
dicemus." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 46.
153
Sobre si la prescripción permite retener la cosa con buena conciencia: "Pro quo est notandum quod duplex
est praescriptio. Quaedam est praescriptio bonae fidei, id est quae bona fide fit, quae est cum probabili titulo.
Alia est quae fit mala fide, quae est cum malo titulo, utputa vel quando quis scit rem quam habet non esse
suam, vel non habet sufficientem titulum ad illud credendum. Sit ergo prima propositio: Ex praescriptione
malae fidei nec in foro contentioso nec in foro conscientiae adquiritur jus, ita quod praescriptio cum mala
fide nullum titulum dat (...) ex praescriptione bonae fidei datur jus in foro contentioso et in foro
conscientiae." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 46-47.
154
"Quando tamen in casibus particularibus sit mala fides vel bona, est dubium, et de hoc consulendi sunt
juristae." In 2a. 2ae., q. 62, a. 1, 47.
155
En el Parecer sobre si los señores pueden vender o arrendar los oficios..., pp. 207-208, acerca de la
cuestión de si se ha de restituir, se dice: "Si lo que han llevado los señores por tales arrendamientos, teniendo
creído que lo podrían llevar con buena conciencia, y habiéndoles dicho letrados y confesores que lo podrían
llevar, si serán obligados a lo restituir, en cosa que se declare no poderse vender ni arrendar los tales oficios.
Respóndese que aunque la probable ignorancia pudiese excusar en algún tiempo a algún señor en la tal venta
o arrendamiento, entonces el señor es obligado, no solamente a proveer que no se haga de ahí en adelante
mas también lo es, so pena de pecado mortal, a restituir los precios que por esta razón ha llevado de los tales
oficios. Y la razón de esto es, porque puesto que la ignorancia probable haya excusado la tal venta de culpa
al tiempo que se hizo, no escusa de la restitución que es devida, quando se sabe de cierto que fué contra
justicia; y ansí el precio que se percibió en detrimento de la república lo debe restituir a las personas de quien
lo llevó o a sus sucesores; salvo si se entiende que la república fué lesa y perjudicada de tal oficial que tuvo
arrendado el oficio, porque entonces la restitución se debe hacer a la república haciendo dello algunas cosas
en provecho suyo, etc.
Y porque según derecho los frutos de cualquier renta pueden ser prescribidos por tres años (...) teniendo
buena fe e ignorancia increíble [sic por invencible], no será obligado a restituir, sino los frutos de los tres
años próximos, aún no pasados, los cuales se restituyan según lo que está dicho." La larga cita confirma
cómo el abordaje del ius praescripcionis en Vitoria pone el derecho positivo en último término, sometido
siempre a condiciones de conciencia como la buena fe y la ignorancia invencible. La misma condición se
156
Como notamos en el capítulo 2, la discusión sobre la extrema necesidad se desarrolla tanto en el
comentario vitoriano sobre la justicia como en el comentario sobre la caridad. Constituye así el único puente
explícito entre ambos textos, fuera de las afirmaciones acerca de la injusticia como pecado contra la caridad
(cfr. nota 70).
157
"Utrum liceat alicui rem aliquam quasi propriam possidere. Respondet sanctus Thomas quod sic. Est
distinctio notanda. Circa res exteriores duo competunt homini. Primum est facultas procurandi et dispensandi
res exteriores. Prima conclusio: Quantum ad hoc quod est procurare et dispensare res istas exteriores, licitum
est quod homo propria possideat. Secundum quod competit homini est usus rerum. Secunda conclusio:
Nullus est ita proprietarius rerum, quin aliquando teneatur dividere res suas, id est homo non debet habere
res exteriores ut proprias, sed ut communes, ut scilicet de facili eas aliquis communicet in aliorum
necessitates." In 2a. 2ae., q. 66, a. 2, 1.
La distinción no significa un cambio del estatuto jurídico de la propiedad, por lo que no influye sobre las
relaciones mercantiles, sino sólo sustenta la obligación moral de acudir en socorro del necesitado,
correspondiente a la virtud de la caridad. Sin embargo, es claro que esa obligación supone un concepto de
propiedad privada diferente al derecho irrestricto sobre los bienes que se poseen. La propiedad envuelve,
desde su raíz misma, también deberes hacia los demás.
158
"Sed quaero: quae vocatur extrema necessitas? An quando homo moritur? Respondeo quod non, sed
quando est probabile periculum de vita, vel quod incidet in infirmitatem, est extrema necessitas. Non opus
est exspectare a que boquee." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 17.
159
"Aliud est de extrema necessitate, quia jam tunc omnia sunt communia, et illud jam est meum et non
divitis. Dico etiam quod haec conclusio de extrema necessitate est large intelligenda. Non est favendum
divitibus et male tractare pauperibus. Non tanta licentia est danda divitibus, ut scilicet exspectent extremam
necessitatem, quando jam est extremus anhelitus vitae, cuando está boqueando; nec sic extrema necessitas est
inteligenda, sed quando ille mediate vel immediate morietur. Sufficit enim videre egenum lecto jacentem
vulneribus sauciatum, vel quando venit fames quam diu tolerat, taliter quod ad mortem properat nisi ei
subveniatur. Tunc certe est extrema necessitas, et licet a divitibus furari si sine scandalo fieri potest. Sic est
de homine qui habet filios et uxorem, tamen nec habet unde illis subveniat nec lectum in quo eos reficiat, et
properant ad mortem ex mala tractatione tunc licet illi accipere a divite, secluso scandalo." In 2a. 2ae., q. 66,
a. 7, 2.
160
"Quinto, quia de jure naturali omnia erant communia, ut arguit sanctus Thomas. Sed jus gentium non
poterat derogare naturali, dato quod faciat aliquid quod non est de jure naturali. Imaginemur ergo quod nunc
sumus ante divisiones rerum ita quod omnia sint communia; et fiat lex quod ista bona approprientur ita quod
ista bona pertineant ad me et illa ad te, cum tali tamen conditione quod nullus teneatur alteri subvenire nisi
habeat superfluum ad statum; ita quod licet ego postea indigeam extreme, tu tamen non tenearis dare mihi de
necessariis ad statum. Tunc talis lex esset iniqua. Quis ferret illam legem? Si imperator faceret, esset iniqua.
Sed jus gentium non habet majorem auctoritatem quam lex particularis. Ergo si lex illa regis esset iniqua:
ergo etiam illa lex est iniqua." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 7.
161
"Hoc patet, quia tempore necessitatis extremae omnia sunt communia, quia res qua potest sublevari
necessitas extrema proximi, est sua: ergo non facio injuriam non reddendo creditori, immo facerem injuriam
non dando egenti extreme, quia illi debetur." In 2a. 2ae., q. 26, a. 7, 8.
162
"Item, quia in tali casu, si non sequatur scandalum, ego licite possem, non dico quod teneor, sed quod
licite possem ab eo et a quocumque avaro furari nummos ut subveniam extremae necessitati. Ergo possum
retinere ad dandum egenti. Certe si civitas haec periret fame, et ego scirem quod est aliquis avarus habens
multitudinem ducatorum, licite possem, si non sequatur scandalum, furari illos ut subveniam extremae
necessitati." In 2a. 2ae., q. 26, a. 8, 8.
163
"Secunda conclusio [sancti Thomae]: In necessitate extrema quilibet potest capere alienam, quando aliter
non potest habere. Patet, quia hoc est de jure naturali, nec homines per consensum suum potuerunt facere
leges iniquas taliter quod ita esset facta divisio rerum, quod in extrema necessitate non liceret hominibus
capere alienum, sed quod illi perirent." In 2a. 2ae., q. 66, a. 7, 1.
164
"Est dubium an ipse vel pauper, postquam venit ad pinguiorem fortunam, id est postquam dives factus est,
teneatur restituere diviti quae accepit (...) Opinio communior est in contrarium, et ita videtur dicere hic
sanctus Thomas, quia dicit quod omnia sunt communia in extrema necessitate. Si ergo sunt communia, habeo
jus ad illa (...) quia res est illius qui est in extrema necessitate." In 2a. 2ae., q. 66, a. 7, 3.
165
"Tertia conclusio: In extrema necessitate eleemosyna est in praecepto. Omnis qui potest subvenire egenti
extreme, tenetur dare, etiam de necessariis ad statum. Probatur, quia alias faceret contra caritatem si
permitteret quod fame periret. Non enim stat cum caritate quod desinam aliquem mori fame." In 2a. 2ae., q.
32, a. 5, 1.
166
"De tertia conclusione, quod si ex negligentia vel timore omittit quis impedire detrahentem, peccat
mortaliter, est notandum quod solum hoc est verum quando constat de gravissimo proximi detrimento, quia
tunc propter necessitatem debet proximo subvenire; sicut si res et necessitas esset gravis, et possem tollere
detractionem sine detrimento meo, debeo illam cohibere, et si omittam, cum sit gravis detractio, peccarem
mortaliter, secus non." In 2a. 2ae., q. 73, a. 4, 3.
167
"Secunda propositio: de superfluis simpliciter, scilicet ad statum et vitam, tenetur homo facere
eleemosynam in gravi necesitate etiam extra extremam necessitatem." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 3. La
comprensión de "lo necesario para la posición y la vida" se entiende incluyendo las responsabilidades
familiares, con sus necesidades futuras previsibles: "Sed differentia est inter laicum et clericum, quia clericus
dicitur habere superfluum quia non habet filios nec filias; sed laicus quia habet tot reditus, non dicitur habere
superfluum quia habet filias quas debet dotare." In 2a. 2ae., q. 185, a. 7, 3.
168
Estas obligaciones no sólo recaen sobre aquel que disponga de bienes de fortuna, sino en los mismos
términos también sobre profesionales como los abogados y los médicos. Cfr. In 2a. 2ae., q. 70, a. 1.
169
"Ex praecepto namque caritatis tenemur diligere proximum sicut nos ipsos (...) Debita autem ex caritate
non obligant ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 70, a. 1, 4 y 7. Según señalamos en el capítulo 2 (nota 349),
La teoría de Vitoria sobre el dominio tenía por fin, según citábamos al principio,
establecer con claridad las bases para, sabiendo qué corresponde a cada cual, identificar
cuándo se ha roto el equilibrio de lo justo y a quién se debe restituir qué cosa. La
restitución resulta así un acto característico de la justicia conmutativa en el mercado (otro,
podemos suponer, es respetar la equidad desde el contrato mismo, de manera que no haya
ruptura de ningún equilibrio). El comentario a la q. 62, a. 2 ss. (2a. 2ae.) se ocupa
principalmente de casos en que la restitución resulta problemática de establecer o de
realizar.170 Los menos están relacionados con la actividad mercantil, y de ellos nos
ocuparemos con más detalle en los siguientes epígrafes. Por ahora bastará con reseñar unas
ideas acerca de la ética de la restitución contenidas en el resto del comentario a la cuestión
62, que resultan de interés para nuestro tema. Para ello habremos de fijarnos primero en la
obligación general de restituir, luego en qué debe restituirse, para seguir con los sujetos
pasivo y activo, y terminar con algunas consideraciones sobre el tiempo en que ha de
hacerse la restitución.
En primer lugar, siguiendo la doctrina católica tradicional, nuestro autor afirma la
absoluta necesidad de la restitución para la salud moral de la persona;171 de no hacerla, se
comete nuevo pecado por reapropiación de la injusticia.172 Debe notarse que, aunque el
con base en un texto en que explícitamente se pregunta por el deber de restitución en caso de no haber
cumplido la obligación de socorrer a quien se encuentra en extrema necesidad, Vitoria no se define con
claridad al respecto. El punto tiene su importancia teórica, porque en caso de afirmar la obligación de
restitución, el deber de caridad se habría convertido enteramente en uno de justicia. El carácter radical de ese
deber se manifiesta cuando Vitoria suscribe la posición de Cayetano que lo convierte en un derecho de quien
sufre la extrema necesidad: "Illi qui sunt in extrema necessitate possunt licite capere a divitibus et eos
interficere si nollent dare, quia habent jus ad illa in tali necessitate." In 2a. 2ae., q. 118, a. 4, 3.
170
Así, la restitución en el caso de mutilación de miembros, In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 6-9; en caso de
homicidio, In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 10-14; en casos relacionados con el arrebatamiento injurioso de la buena
fama, In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 15-22; en caso de perjuicio inducido por un particular a otro en una distribución
estatal de bienes, In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 31; en caso de daño espiritual, In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 32-38. Y
sobre los derechos consuetudinarios comunales de caza, pesca y tala, In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 8-13.
171
"Utrum sit necessarium ad salutem quod fiat restitutio ejus quod ablatum est. Respondet sanctus Thomas
per conclusionem affirmativam. Probatur, quia justitia non potest servari nisi restituatur ablatum; sed
justitiam servare est de necessitate salutis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 1.
172
"Nam illic non valet, illud vulgare dictum: Preso por mil, o preso por mil y quinientos. Respondeo ergo,
ex sententia omnium doctorum, quod intelligitur quod restitutio ita est de necessitate salutis, quod est novum
peccatum non restituere. Itaque peccat quis furando, et peccat alio peccato non restituendo, quia fit injuria
utendo re aliena proximi." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 5.
173
"Peccatum mortale dicitur ut est contra caritatem Dei vel contra caritatem proximi. Sed furtum est contra
caritatem proximi; patet, quia per caritatem volumus ei bona; et tamen per furtum nocemus ei: ergo facimus
contra caritatem proximi. Ergo furtum est peccatum mortale. Confirmatur et bene, quia non oportet solum
unicum furtum considerare, quia si liceret hominibus furari, non posset esse societas humana. Saepe diximus
quod in ferendis legibus non oportet videre quid contingat in casibus particularibus, sed oportet videre ad
universalia (...) quia si liceret furari, periret societas et genus humanum, ideo non est habendus respectus ad
particularia, sed ad universalia; et per consequens furari est peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 66, a. 6, 1.
174
"Et ratio est quia si quis deberet mihi viginti aureos, ex non potest illos mihi reddere sine magna jactura
sua, nisi perdat statum suum, ego tamen non multum egeo, agerem contra caritatem si vexarem illum ut
solveret cum non possit." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 27. Sobre el punto, importante en una sociedad estamental
como la castellana del s. XVI, vuelve con la misma doctrina en In 2a. 2ae., q. 62, a. 5, 18: "Ad hoc dico,
quod probabile est quod isti doctores dicunt, quod tenetur dare, etiam perdendo statum. Secundo dico, quod
si potest fieri sine magno detrimento creditoris ditissimi, tunc licite potest differre solutionem, vel paulatim
solvere. Potest in confessionibus differre, que poco a poco irá pagando, dummodo non sit fraus; quia si
debitor potest solvere, tunc non potest differre. Tertio dico, quod probabile etiam mihi videtur quod si
creditor non multum gravatur quia est nimis locuples, quod non tenetur debitor perdere statum, supposito
quod iste juste habet illum statum; nec illum condemnarem si nollet solvere. Quia sumus christiani, debemus
nos ex caritate favere. Et ita dicendum est a christianis caritatis regulam amplexis."
175
"Secundo dico mitius, ut etiam multi doctores dicunt, quod si est probabile huic quod nunquam evadet
istam gravem necessitatem in vita sua si reddat, ita quod si nunquam posset reddere sine jactura sua, et si
alius sit dives et non patiatur similem necessitatem, non tenetur reddere. Tenetur tamen pati aliquam
jacturam, etiam in statu suo et honore vel substantia. Probo, quia creditor patitur aliquam jacturam ex eo quia
ego non reddo: ergo etiam ego debeo pati aliquam jacturam. Et sic esset illi consulendum quod reddat unam
partem debiti." In 2a. 2ae., q. 26, a. 13, 9.
176
"Cajetanus ponit regulam: quod nullus tenetur ad restitutionem bonorum inferioris ordinis cum detrimento
bonorum superioris ordinis. Temporalia bona sunt inferioris ordinis; sed honor, fama, vita sunt bona
superioris ordinis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 9.
177
"Secundo dico, quod licet fama sit pretiosior quam bona temporalia, non tamen semper fama est majus
bonum quam quodcumque bonum temporale, nec quaelibet fama est tantum bonum quantum est aliud
temporale." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 14.
178
"Sed contra hanc regulam arguitur. Volo probare quod teneatur restituere, non obstante infamia (...) Item,
quia mirum esset quod cum detrimento bonorum meorum tenerer conservare famam alterius. Curam habeat
ipse de suo bono nomine, et non se exponat periculo amittendi famam. Ipse est prodigus suae famae; ipse
negligit suam famam. Quare ego amittam bona mea ut servem famam alterius?" In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 9.
179
"Et tandem dico quod in hoc negotio opus est viro sapienti et ejus consilio, cujus arbitrio et judicio
standum est (...) Sed si poterit aliquando, remédielo; secus transeat. Et est notandum quod in his moralibus
consultissimum est stare, ut dixi, arbitrio boni et docti viri, et non amplius curare nec scrupulum formare, si
no pasar por ello. Non est alia regula generalis." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 14.
180
"Quia si quis debeat triticum, et velit satisfacere dando vinum, non satisfacit nisi alius acceptet et sit
contentus, quia qui restituit, non debet restituere ad arbitrium suum, sed ad arbitrium laesi." In 2a. 2ae., q.
62, a. 2, 28.
181
"Tamen si sit miles qui laesit et injuriavit hominem plebejum et rusticum, qui non vult remittere injuriam
nisi miles humiliet se et petat veniam, non tenetur miles petere, quia rusticus non rationabiliter petit. Satis est
quod restituat ad arbitrium boni viri." In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 28. "... oportet semper ultra procedere quousque
satisfaciat et concilietur. Debet facere aliam recompensationem quam boni viri judicabunt, nisi
irrationabiliter recuset reconciliationem. Et hoc semper debet intelligi ad arbitrium boni viri." In 2a. 2ae., q.
62, a. 2, 29.
182
"Tunc ad argumentum dico quod ille tenetur ad utriusque satisfactionem. Sed non ideo tenetur reddere
plus quam accepit; quia licet sit duplex injuria in istis actionibus involuntariis, tamen utrique injuriae satisfit
per hoc quod redditur simplum. Reparatur enim damnum pecuniae et etiam injuriae, quia propter hoc quod
coactus a judice fur reddit mihi centum aureos, satisfacit damno, ut patet, et etiam injuriae, quia
quodammodo honorat me reddendo quod abstulit, dummodo non sit aliqua magna injuria. Et cum hoc est
verum quod dicit sanctus Thomas, quod scilicet manet alia injuria facta reipublicae, quia qui furatus est,
abstulit securitatem reipublicae quam rex tenetur procurare, et ideo manet alia satisfactio reipublicae
facienda." In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 2.
183
"Quia quicumque facit injuriam, tenetur de toto damno et etiam de interesse, id est de lucro cessante; sicut
si impediret mercatorem ne iret ad nundinas, non solum tenetur de damno, sed de lucro cessante quod bona
sua diligentia lucraturus erat in nundinis." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 33. Marjorie Grice-Hutchinson, El
pensamiento económico en España, p. 49, señala que para el tiempo de Raimundo de Peñafort (1180-1278)
"el concepto romano de interesse, «aquel que se encuentra entre» la cantidad debida bajo un contrato y la
realmente pagada, o los daños que surgen de la negligencia de una de las partes, proporcionó una solución ya
elaborada al problema [de armonizar la permisividad del derecho romano con el rigor de la Iglesia respecto
al préstamo con interés]." Como se ve entonces interesse no significa para Vitoria lo mismo que nuestro
interés, que él reputaría usura en la mayor parte de los casos. Sobre esto volveremos en el epígrafe 4.6. Para
ajustarnos a los significados comunes de las palabras hoy, en este trabajo llamaremos indistintamente interés
o usura en un préstamo al cobro más allá del principal por razón del tiempo transcurrido. En las escasas
ocasiones en que Vitoria utiliza la palabra interesse, lo haremos notar.
184
"Est enim regula generalis, quod quicumque damnificat alium, teneatur illi ad restitutionem; sed iste
damnificavit mercatorem: ergo tenetur illi ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 4, 1.
185
Buena parte de la discusión vitoriana sobre el punto tiene por objeto limitar la legitimidad de las "bulas de
composición", por las cuales la Sede Romana perdonaba deudas en las que no era evidente a quién se había
de restituir, a cambio de recibir una parte de lo adeudado. Como uno de los manejos financiero-morales que
necesitaban reforma en la Iglesia pretridentina, Vitoria ataca estas bulas con fuerza: "Septima propositio:
Nihilominus fateor quod papa et rex possunt facere compositionem, tum propter securitatem conscientiarum,
tum etiam propter utilitatem reipublicae (...) Et sic dico quod ex rationabili causa posset papa et rex remittere
totum: ergo etiam partem. Sed eo modo quo fit, es la mayor burla del mundo." In 2a. 2ae., q. 62, a. 5, 12. En
el párrafo omitido puede encontrarse la argumentación que conduce a este juicio.
186
"Consequenter est etiam magnum dubium, quando creditor, id est dominus est ignotus in singulari, sed est
notus in communi; sicut scio quod est aliquis istorum, sed nescio quis sit in particulari: est dubium cui est
facienda restitutio (...) Respondeo primo, quod si restitutio exspectat ad multos, ut ad majorem partem populi
vel ad totum populum, tunc quando non cognoscitur dominus in singulari, et dato quod ita est quod propter
longinquitatem temporis non sint heredes nec domini, nihilominus tunc facienda est restitutio communitati, et
ipsa communitas habet jus. Unde restitulio debet fieri ad arbitrium illorum qui fecerunt praedam, et exponere
illam restitutionem gubernatori reipublicae, ut in aliquod publicum bonum consumatur (...) Et est optima
restitutio, quod postquam subditi sunt pauperes, quod illis fiat restitutio (...) profecto bene satisfactum esset
si aliquid facerent pro tota communitate, ut facere eis pontem vel facere eis aliquod bonum publicum." In 2a.
2ae., q. 62, a. 5, 13.
187
"Respondet sanctus Thomas quod alii, quando unus totum restituit, non tenentur restituere vero domino,
sed bene tenentur restituere lo que a cada uno cabe illi qui totum restituit vero domino (...) Sed tamen videtur
esse dicendum quod ex aequitate quadam naturali tenetur iste relevare alium, ne tantum subeat onus, quia
restitutio erat eis communis et obligatio." In 2a. 2ae., q. 62, a. 6, 23.
188
"Dubium est an qui adjuvat ad aliquod damnum ut ad furtum vel ad aliud nocumentum, teneatur de toto
damno (...) Respondeo, et est notanda distinctio, quia vel iste adjuvans fuit in causa quod alius faceret
damnum et acciperet alienum, vel non. Si primum, ita quod sine illo non factum esset damnum, tunc sine
dubio secundum omnes doctores tenetur in solidum, id est de toto damno (...) quia sic fui causa quod sine me
non sequeretur damnum. Ergo. Vel adjuvans non fuit causa quod alius faceret damnum, ita quod licet ipse
non adjuvaret istum, nihilominus iste faceret damnum. De hoc est tota quaestio (...) Dico primo, quod
canonistae de hoc videntur sentire quod quando aliquis adjuvat alium qui sine illo faceret damnum, non
tenetur restituere totum damnum (...) Oppositum tenet hic Cajetanus, quod ille qui sic adjuvat alium,
quomodocumque adjuvet, tenetur in solidum ad restitutionem. Nec ego dubito de hoc. Ratio est quia
adjuvans fuit causa damni quia cooperatus est ad illud: ergo tenetur ad restitutionem. Item, iste nocuit; patet,
quia per hoc quod adjuvit alium aperiendo hostium, nocuit. —O, dices quod alius aperuisset. —Verum est,
sed nihilominus et iste aperuit: ergo nocuit: ergo tenetur de damno (...) satis est quod dedit ei favorem, quia
conditio de futuro, scilicet si fuisset, nihil facit, quia conditionalis in moralibus non excusat." In 2a. 2ae., q.
62, a. 7, 2.
189
Mandato, consejo, consentimiento, halago, ayuda, participación, silencio, inhibición, encubrimiento, son
los supuestos de intervención de una persona en un acto injusto en que el actor principal es otro, según Santo
Tomás, Summa Theologiae, q. 62, a. 7, corpus, que a su vez los había tomado de San Alberto Magno, In
Sent. 4 d. 15 a. 42. Los cuatro primeros supuestos corresponden a la influencia moral, aunque sobre el
primero Vitoria no hace comentario, pues resulta evidente que obliga a restitución. El quinto y el sexto
corresponden a la participación directa, de la que ya se ha tratado, y los tres últimos a la omisión,
considerada más abajo.
190
"An ergo qui sic praecipiunt, consulunt vel movent aliquem ad aliquod malum faciendum quod alias ipse
erat facturus, teneantur in solidum ad restitutionem. Respondetur quod multi doctores dicunt quod sic. Sed
sine scrupulo ego dico quod non; ita quod monens, consulens, praecipiens, approbans mala facta etc., si non
est causa sine qua non, id est quando alius faceret etsi ipse non praeciperet, nullo modo tenetur ad
restitutionem. Ita tenet Silvester (...) et Antoninus, Ostiensis, Cajetanus et multi alii ita tenent. Secus est de
adjutore qui cooperatur. Idem videtur dicere sanctus Thomas hic, quia dicit: «In aliis autem casibus
enumeratis, non semper obligatur aliquis ad restitutionem. Non enim semper consilium vel adulatio vel
aliquid hujusmodi est efficax causa rapinae. Unde tunc solum tenetur consiliator aut palpo, id est adulator, ad
restitutionem, quando probabiliter aestimari potest quod ex hujusmodi causis fuerit injusta acceptio
subsecuta»." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 4.
191
"Si quis exerceret mercaturam justam, licet cum hoc haberet intentionem fallendi, si alias contractus sit
justus, intentio non obligat ipsum ad restitutionem (...) Confirmatur. Quia supra diximus quod hoc distabat
inter justitiam et alias morales virtutes, quod justitiae medium se tenet ex parte rei, medium vero aliarum
virtutum ex parte rationis. Nam intentio potest facere temperatum vel intemperatum; nam licet parce quis
bibat, si intentione inebriandi se bibat, intemperantiam incurrit. Sed si quis emat cum intentione defraudandi,
si non defraudavit, non tenetur ad restitutionem nec facit injustum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 7.
192
"Unde praetores et illi qui stipendia recipiunt a republica ut servent ejus securitatem et faciant justitiam, si
ex dolo vel ex malitia vel ex negligentia quantacumque, tenentur ad restitutionem si faciant injustitiam, et si
non servent innocentes indemnes in republica." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 8.
193
"Sit prima propositio: Qui potest obstare furto et rapinae, sed cum aliquo detrimento suo et periculo, et
non obstat, nec peccat, nec tenetur aliquid restituere (...) Patet, quia ego non teneor cum detrimento meo
alteri subvenire ergo. Secunda propositio: Qui ex sola negligentia, non dolo nec malitia, non obstitit rapinae
et furto cum possit, non tenetur ad restitutionem (...) Sed dubium est quando dolo et malitia non obstat, an
iste teneatur ad restitutionem. Videtur quod sic ex principiis positis sancti Thomae, scilicet quod ille qui
potest impedire et debet, si non impedit, tenetur ad restitutionem, quia talis peccat non impediendo, quod non
potest negari: ergo si non impedit, videtur quod teneatur ad restitutionem. Item, quia ex consensu est causa
sine qua non fieret furtum, ut dicit hic sanctus Thomas, scilicet quod qui est causa injustae acceptionis,
obligatur ad restitutionem. Sed ex consensu illius subsequuta est illa rapina. Ergo tenetur ad restitutionem.
Sed his non obstantibus, dico (...) et sit tertia propositio ex sententia omnium doctorum: quod si aliquis dolo
vel malitia non impediat, cui non incumbit ex officio, quia de privatis hominibus loquimur, cum possit
obstare et non obstet rapinae et injuriae, licet peccet mortaliter, non tenetur ad restitutionem (...) Quia non
tenetur aliquis ad restitutionem nisi ratione rei acceptae, vel ratione injustae acceptionis (...) Quia non potest
esse causa nisi quia vel cooperatus est, vel quia movit; sed nihil istorum fecit: ergo non tenetur ad
restitutionem." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 7.
194
"Primo modo, concedo quod ex caritate tenetur obstare; nec de hoc dubito, licet aliqui dubitent. Est enim
caritas ficta si possum subvenire proximo sine magno dispendio meo et non subvenio. Ex hoc tamen solum
sequitur quod ille peccat mortaliter non obstando, et non quod teneatur ad restitutionem, quia haec obligatio
ex caritate non obligat ad restitutionem. Sed secundo modo, scilicet ex justitia, dico quod non tenetur ad
restitutionem, quia ex parte rei nullam facit injuriam." In 2a. 2ae., q. 62, a. 7, 8.
195
In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 1: "Si hoy lo tomó, hoy tiene que restituirlo."
196
"Conclusio non est dubia; sed illam intelligite sane et moraliter. Non dico quod quis non possit poenitere
dicendo: ego certe furatus sum decem aureos, sed doleo de hoc et cras dabo; quia jam ille est in gratia et
sufficit hoc. Unde per statim restituere intelligo non mathematice, id est quod punctualiter in ipso tempore et
instanti quo quis injuste accepit rem teneatur illam restituere, sed intelligo moraliter, scilicet quod quam
primum occurrerit opportunitas, reddat, quia non conceditur ei licentia retinendi." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 2.
197
"Item, quia si vos dicatis quod non tenetur statim, sed quod intra annum, tunc cum non sit magis ratio de
uno tempore quam de alio, sequitur quod eadem ratione dicetur quod nullo tempore tenetur restituere, et sic
quod non tenetur per totam vitam, supposito quod nullum detrimentum sequatur domino vero, etiamsi
retineatur ablatum per centum annos, quod tamen est absurdum. Ergo non potest illud retinere nec etiam per
unam horam, quia si sic, etiam posset per duas horas et per decem annos etc." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 2.
198
"Sed iste per detentionem non facit nocumentum vero domino, ut supponimus, ut in casu praedicto de
divite qui nihil lucraturus est cum pecunia, sed haberet illam cum multis aliis nummis in marsupio: ergo
videtur quod non peccet de novo retinendo illam (...) Item, probatur quod peccet de novo, id est gravius; quia
nocumentum est gravius et major injuria: ergo peccatum est gravius. Antecedens patet, quia certissimum est
quod majus nocumentum est quod infertur domino rei quod ille careat re sua per unum annum quam per
unum mensem, licet illa res non sit necessaria ad usus ejus nec aliquid sit lucraturus cum illa, quia sufficit
quod illa res est bonum ejus, et ideo privatur bono suo." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 3-4.
199
"An ergo istud novum peccatum sit continuum per tempus totum restitutionis, id est an semper peccet,
scilicet quando comedit, dormit et orat etc., vel an qualibet hora sit novum et novum peccatum vel quolibet
die. Respondeo primo, quod parum refert quantum ad conscientiam et confessionem quaestionem istam
determinare (...) Sed tamen ut curiosae quaestioni satisfaciamus, dico quod non peccat continue, sed quod
auget novum peccatum, ita quod fit gravius quando habet facultatem et opportunitatem restituendi; utputa
habeo unde solvam, et recordor quod illud debeo, et obvio, et video illum cui debeo, et cum hoc non restituo:
tunc augetur peccatum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 5. Este tipo de cuestiones, tan propias de la tardoescolástica,
agradaban poco a Vitoria como se ve; no obstante, acostumbraba responderlas bajo protesta, sin duda en una
concesión a las inquietudes intelectuales más peregrinas de las escuelas. Según indicamos en el capítulo 3,
deslastrar a la teología moral de ellas es uno de los grandes méritos de su profesorado, algo necesario para la
conexión de la discusión universitaria con la realidad social, característica de la Escuela de Salamanca.
200
"Respondetur affirmative, scilicet quod ipse usus rei est novum peccatum. Est peccatum furari equum; est
peccatum detinere equum; est peccatum equitare cum equo, etiamsi equo non inferatur damnum. Probatur
conclusio. Quia utor re aliena invito domino, est enim contractatio rei alienae invito domino: ergo est
peccatum." In 2a. 2ae., q. 62, a. 8, 6.
201
"Dubium aliud est an possit quis habere justam causam differendi restitutionem, utputa si sequitur illi
magnum dispendium et incommodum, scilicet quod perdet domum valentem mille aureos pro solvendis
quingentis aureis (...) Aliqui dicunt quod non licet differre, sed quod tenetur restituere, etiamsi sine damno
suo non possit, quia sibi imputetur damnum quod sibi infertur; postquam nocuit alteri, quod sibi etiam
inferatur nocumentum. Sed certe hoc est nimis rigidum et irrationale quod cum tanto dispendio teneatur.
Ideo respondeo cum distinctione. Vel dominus cui facienda est restitutio ex dilatione mea incurrit novam
jacturam et damnum, habet, v. g. necessitatem para pasar este año, et vendet quamdam domum; vel non
patitur novam jacturam. Dico quod si non patitur novam jacturam, quod licite potest differre solutionem; non
est dubium. Sed tota quaestio est quando dominus rei patitur novam jacturam, et debitor etiam patitur
aliquam jacturam (...) Ad hoc dico duo. Primo, quod pensanda est jactura utriusque, scilicet domini rei et
debitoris. Si jactura et damnum sit aliquo modo aequale utrique, tunc debitor est cogendus a confessore quod
solvat, quia melior est conditio innocentis, id est domini rei. Si tamen est multo major jactura debitoris quam
creditoris, adhuc pensanda est. Si ego perdo ducentos aureos et dominus solum quinquaginta, tunc bene licet
differre solutionem, sed tamen hac lege quod teneor ad interesse creditoris. Scio officium suum, et quod
potest cum centum ducatis lucrari decem ducatos in quolibet anno: tunc si differo solutionem centum
ducatorum per unum annum, praeter istos centum, teneor etiam dare illi decem ducatos." In 2a. 2ae., q. 62, a.
8, 8.
202
El título de la obra clásica de Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of the
Nations, expresa el objetivo principal de los economistas políticos.
203
Se trata de dos objetivos contradictorios según la teoría económica posterior, pues al retener los metales
preciosos el nivel de precios sube y los productos nacionales pierden competitividad frente a los extranjeros.
La contradicción fue advertida por algunos de los arbitristas del siglo XVII, pero en general las
recomendaciones enunciadas por las Cortes y por la mayoría de los consejeros del rey (oficiales o
"espontáneos") pretendían ambos a la vez, sin notar bien la contradicción.
204
Recuentos de esta tradición, en sus obras y en sus ideas, pueden leerse en Colmeiro, Biblioteca de
economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII, y en Ramola, "Economistas españoles de los siglos
XVI y XVII".
205
El anacronismo es inaceptable, puesto que la microeconomía moderna no tiene en absoluto objetivos de
esclarecimiento ético de las situaciones, sino que deja afuera, o mejor, atrás de sus desarrollos las opciones
éticas de la persona. Estas caen dentro de la ambigua categoría de "preferencias", por lo general consideradas
datos invariables en el ámbito que se estudia y en el corto plazo (justamente un plazo en que el moralista
escolástico pretende incidir). El análisis microeconómico transcurre entonces desde el supuesto de la
existencia de un sistema social de preferencias, sea éste cual sea.
206
Que los contratos mercantiles engendran obligaciones de conciencia más allá de lo prescrito por la ley
civil es evidente para Vitoria: "... alii contractus civiles sunt contractus in foro conscientiae, ut emptio,
donatio et alii similes contractus."
207
Junto con la literatura universitaria al respecto, aparece otra más popular, dirigida a los mercaderes y
escrita por tanto en lengua castellana, que pretende más divulgar las conclusiones que fundar científicamente
los cuerpos de doctrina, aunque no carezca de opiniones propias y razonadas de cada autor. Marjorie Grice-
Hutchinson señala los siguientes títulos: Cristóbal de Villalón, Provechoso tratado de cambios y
contrataciones de mercaderes y reprovación de usuras (Valladolid, 1542); Luis de Alcalá, Tratado de los
préstamos que pasan entre mercaderes y tractantes (Toledo, 1543); Luis Saravia de la Calle, Instrucción de
mercaderes muy provechosa (Medina del Campo, 1544); Tomás de Mercado, Tratos y contratos de
mercaderes (Salamanca, 1569). (The School of Salamanca, p. 4, nota 1).
208
Respecto a ellos dice Vitoria: "... nihil est temporale, quod non videatur posse cadere licite sub pretio."
DS, I, 3. Es evidente que el alcance de lo "temporal" aquí ha de entenderse de manera restringida (por
oposición a los «bienes y servicios» espirituales, puesto que se trata de una discusión sobre la simonía).
Sobre algunas cosas temporales, como la vida humana, no tiene el hombre dominio: "... est notandum quod
differentia est inter alias res corporales et inter vitam hominis. Est enim homo ita verus dominus aliarum
rerum ut possit pro suo arbitrio uti omnibus illis (...) Non est autem ita dominus aut corporis aut vitae
propiae. Est enim solus Deus dominus vitae et mortis." DH, 23.
Otro tipo de bienes no pueden ser vendidos en el mercado, como las decisiones de los jueces, por el peligro
que ello envuelve de corrupción de lo público: "Respondetur quod dupliciter possumus loqui de hoc. Uno
"Vendere rem carius quam justum est vel emere rem vilius quam justum est, injustum est et
illicitum. Probatur. Quia emptio et venditio introducta est pro utilitate communi ementis et
vendentis, dum scilicet unus indiget re alterius, et econtra. Ergo contractus debet institui
modo, stando solum in jure divino et naturali secludendo jus positivum. Et sic dico quod non licet judici
aliquid recipere per modum muneris, id est aliquid quod sit alicujus momenti. Non loquor de salario, sed de
munere, et loquor de judice inquantum judex est. Et probatur hoc, quia tale munus ex parte dantis non est
gratuitum sed extortum. Probatur. Quia qui illud dat: vel dat ut habeat favorem a judice cui dat munus, non
inquantum est amicus, sed inquantum est judex (...) Item, quia est valde periculosum quod judex accipiat
munera." In 2a. 2ae., q. 71, a. 4, 4.
En algunos lugares se menciona la posibilidad de comprar y vender trabajo (por ejemplo, DS, I, 5; DS, II, 19-
20, In 2a. 2ae., q. 100, a. 2), pero claramente las relaciones laborales no constituyen tema de la discusión
vitoriana sobre la compraventa. Todos los ejemplos de esa discusión versan sobre objetos físicos o servicios
personales.
Otras menciones de Vitoria al trabajo humano: (i) como fuente de valor económico: "Tertia [ratio]: quia quae
gratis accepta sunt, sicut et alia, quae sola benignitate mortalibus sunt collata, debent gratis communicari, ut
aqua, sol et alia quae sine operibus nostris constant." DS, I, 11. Como puede verse, en este pasaje no se
relaciona la gratuidad de los bienes considerados con su abundancia sino con la no necesidad de trabajo para
producirlos. La idea, sin embargo, no se explicita más en ningún otro desarrollo publicado. (ii) El trabajo (de
los clérigos) origina una obligación hacia el trabajador cuando ya no puede seguir realizándolo: "Haec
probatur, quia ei qui diu inservivit beneficio, honestum est ut pro praeterito ministerio, etiam in futurum
consulatur et prospiciatur, et detur sustentatio, si postea non potest commode ministrare." DS, I, 49. (iii) Al
desarrollar sus ideas sobre la restitución (In 2a. 2ae., q. 62, a. 2, 7-9), se trata in extenso de la indemnización
debida a quien se hace un daño corporal que le retira del trabajo. (iv) Al considerar la posibilidad de que el
señor restrinja el derecho de caza por el bien de los campesinos (para que cultiven la tierra, lo que les
conviene más), Vitoria afirma la libertad de cada cual para dedicarse a la actividad económica de su
preferencia: "Secundo dico, quod illud non est illis utile, postquam tollunt ab eis libertatem, quia libertas est
magis utilis quam illud bonum privatum. Melius est agricolae habere libertatem venandi toto anno, licet nihil
venetur, quam quod laboret y gane de comer. Unde postquam in hoc faciunt illis tam gravem injuriam, nullis
certe argumentis nec excusatione se possunt domini defendere quin peccent mortaliter arcendo subditos a
venatione." In 2a. 2ae., q. 64, a. 1, 12. (v) En el caso de que el patrón no pague a su trabajador, éste puede
tomar el salario debido y huir: "Unde sic servus qui non posset a domino exigere mercedem pro servitio,
posset licite fugere et accipere aequivalens suo servitio." In 2a. 2ae., q. 66, a. 5, 2.
Hay una sola excepción respecto a la compraventa de trabajo en la obra publicada de Vitoria, y es la referida
al precio de los servicios de abogados y médicos, que son discernidos con los criterios propios de cualquier
mercancía. Cfr. nota 245. No hay pues en nuestro autor una teoría especial sobre el trabajo como bien
mercable. Ello puede explicarse tal vez porque la mayor parte del trabajo de la época se realiza dentro de
estructuras socioeconómicas distintas a las del mercado: las corporaciones artesanales y de comerciantes en
la ciudad, las relaciones señoriales en el campo. Al no haber un proletariado constituido (cfr. nota 17), la
compraventa de trabajo libre constituye un fenómeno social de alcance muy limitado (por ejemplo, a los
criados, y no siempre, puesto que en ese "sector" las relaciones personales, cuasifamiliares, son importantes,
además de que la remuneración en metálico es secundaria frente a lo que se recibe en especie: alojamiento,
comida, vestido).
Por lo que hace a la esclavitud, la había en Castilla para la época, pero el esclavo constituía más bien un
artículo de lujo al servicio personal de nobles que un elemento productivo en el campo, la industria o los
servicios mercadeables. En Sevilla, lejos del alcance de nuestro autor, se alquilaban regularmente esclavos
para ciertos trabajos. No hay mención al trabajo esclavo en la obra publicada de Vitoria.
Libertad de comercio
209
In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 1: "Vender una cosa más cara de lo que es justo o comprarla más barata de lo
justo, es injusto e ilícito. Se prueba. Porque la compra y la venta han sido introducidas para la utilidad común
del comprador y el vendedor, puesto que uno necesita una cosa del otro, y viceversa. Por lo tanto el contrato
debe instituirse entre ellos según la igualdad de la cosa, porque en lo que ha sido introducido para la utilidad
común no debe haber mayor gravamen de uno que de otro. Pero es así que la cantidad de una cosa que viene
en uso de un hombre, se mide según un precio dado, para lo cual se inventó la moneda. Luego si el precio
excede la cantidad del valor de la cosa, o por el contrario, la cosa excede al precio, se sigue que se rompe la
igualdad de la justicia; en consecuencia, vender más caro o comprar más barato de lo que vale, es en sí
mismo injusto e ilícito." Se trata de una cita casi textual de Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 77, a. 1, corpus.
210
Puede verse también la discusión sobre la relación entre ius gentium y ius naturae en el epígrafe 4.3.
211
Gustavo Gutiérrez, En busca de los pobres de Jesucristo, pp. 471-508, ha realizado un pertinente análisis
de la personalidad intelectual de Vitoria tal como se trasluce en De Indis, De Iure Belli y la carta al padre
Arcos sobre negocios de Indias. Encuentra en él un académico honesto de sincera inspiración cristiana al que
el desconocimiento directo de la realidad indiana, las presiones sociales (del Emperador y de otros poderosos
civiles y eclesiásticos) y el hecho consumado de la conquista, empujan a una posición ambigua en sus
pronunciamientos, posición que tal vez no desearía, pero que un cierto concepto de la "prudencia" política le
lleva a ocupar. Se trata de una visión opuesta a la de los comentaristas españoles recientes (Gustavo
Gutiérrez es peruano). Puede compararse por ejemplo con los trabajos de Luciano Pereña, también elegantes
y sobrios en sus apreciaciones, que tienen a su favor la comprensión de la propuesta vitoriana dentro de la
Escuela de Salamanca y su significación ético-política; y en su contra la ausencia de un pathos motivado por
el sufrimiento de los indios, donde se encuentra el aporte más importante del comentario de Gutiérrez sobre
Vitoria.
Traemos aquí la mención de En busca de los pobres... porque Gutiérrez considera al primero de los títulos
legítimos que Vitoria ofrece (ius societatis et communicationis) como la clave de la justificación vitoriana de
la conquista, refiriendo varios de los demás a él. Esto llega a resultar algo forzado: el ius societatis et
communicationis es leído por este comentarista principalmente como "libertad de comercio", cuando su
contenido es bastante más amplio, según vimos en el capítulo 2. Inmediatamente lo asimila incluso a la
correspondiente idea neoliberal a través de una cita realmente desgraciada de Teófilo Urdánoz (Gutiérrez,
op. cit., p. 481, nota 26). La idea resultante es que Vitoria acepta la conquista "desde el punto de vista ⎯que
comienza a abrirse paso⎯ del nuevo orden social y económico, propio de la modernidad. Se requería un
marco jurídico acorde con el momento de expansión que viven los países europeos. Vitoria lo
proporcionará." (Ibidem, p. 489). Bien que a su pesar, como el mismo Gustavo Gutiérrez observa de
inmediato. "Su enfoque es el de Europa y el de la clase social que maduraba y comenzaba a tomar el poder
económico en sus manos." (Ibidem, p. 502).
Lo que debemos notar aquí es la confusión que estas asociaciones de ideas conllevan. Una cosa es el
desarrollo histórico del colonialismo de portugueses, ingleses y holandeses, basado en efecto sobre el
comercio apoyado en la fuerza, y otra la situación a la que Vitoria se enfrentó. La conquista española no se
pretendió comercial más que en primer momento, y ciertamente ya no lo era ni prentendía serlo para cuando
el burgalés escribió; poseía entonces carácter territorial y explotador de los recursos naturales. Siempre fue
"pobladora", a diferencia del sistema de factorías preferido por otras potencias (cfr. Demetrio Ramos, "El
hecho de la conquista de América"). Los mercaderes españoles poco tuvieron que hacer en América durante
el siglo XVI sino comerciando con los mismos españoles. De tal manera que si hubiera de asentarse la crítica
al ius societatis et communicationis como justificador de opresiones en alguno de sus contenidos, sería en el
derecho a explotar los bienes naturales comunes. En tanto en cuanto la conquista hubiera tenido carácter más
comercial según Vitoria concibió los mercados, hubiera sido menos violenta sobre los indígenas. El
alejamiento de la ética del mercado vitoriana respecto al mercantilismo imperialista es tan grande como el de
su teoría política respecto al absolutismo, de manera que las figuras históricas en que la modernidad se
desarrolló durante los siglos XVI al XVIII no pueden ser justificadas desde nuestro autor más que
deformando radicalmente su pensamiento (de lo que, por cierto, una vez muerto nadie está libre). Valorar la
idea vitoriana como intento teórico de justificación de una modernización comercial del Nuevo Mundo desde
bases de desigualdad, probablemente sea situar a nuestro autor en una batalla que no dio, y que no adquirirá
relevancia especial en América hasta el siglo XVIII.
La clave de la dificultad teórica que se puede plantear a la posición vitoriana está en la vigencia del ius
gentium respecto a pueblos que se hallaban en un "tiempo histórico" tan distinto al de los españoles. El
maestro de Salamanca, considerando al ius gentium como parte del ius naturale y por tanto como ius
rationale, creyó haber resuelto el problema. Gustavo Gutiérrez prefiere dejar de lado la consideración a
fondo del asunto (op. cit., p. 480), para concentrarse en la radical insuficiencia que la posición vitoriana
El precio justo
La segunda afirmación relevante del texto arriba citado versa sobre la igualdad
entre los beneficios que cada parte obtiene. En primer lugar, obviamente fundándose en la
igualdad natural entre las personas, se sostiene que ninguna de las dos partes debe dar más
mostró para dominar los hechos (paralela por cierto a la mostrada por la corona castellana, aun después de
las Leyes Nuevas de Indias de 1542, que fueron boicoteadas por los encomenderos). Gutiérrez trata de
buscar una explicación para ello en la figura de intelectual que Vitoria fue (representante de la "teología
académica") como contrapuesta a la figura de Las Casas. Quienes han estudiado el desarrollo doctrinal de la
Escuela, señalan la existencia de una "segunda generación" académica que confrontó las hipótesis de Vitoria
con la realidad americana, a través de testimonios directos, historizando así la presión ética de la Escuela
sobre la Corona (cfr. Luciano Pereña, "La Escuela de Salamanca y la duda indiana", pp. 310 ss.)
212
"... etiam hoc videtur ius gentium, ut sine detrimento civium peregrini commercia exerceant. Item
secundo, eodem modo probatur, cum hoc liceat iure divino. Ergo lex, quae hoc prohiberet sine causa non
esset rationabilis." De Indis, I, 3, 2. El derecho divino aludido es el natural: "Item octavo: Omnis animal
diligit sibi simile (Eccl. 13, 19). Ergo videtur quod amicitia ad omnes homines sit de iure naturali, et quod
contra naturam est vitare consortium hominum innoxiorum." De Indis, I, 3, 1. Estos pasajes en que se habla
de manera poco diferenciada de derecho natural y derecho de gentes, vienen precedidos por la siguiente
definición, en que se muestra que Vitoria está aludiendo al aspecto natural del derecho de gentes, y no al
convencional: "Probatur primo ex iure gentium, quod vel est ius naturale vel derivatur ex iure naturali (Inst.,
De iure naturali et gentium): «Quod naturalis ratio inter omnes gentes constituit, vocatur ius gentium»." De
Indis, I, 3, 1.
El comercio es situado así como un derecho subjetivo en un contexto en que se tratan derechos de
comunicación entre los hombres, que no deben ser estorbados por los príncipes. El proceso político-
económico de consolidación de los Estados nacionales estaba desarrollándose en sentido contrario:
justamente en 1538, meses antes de que Vitoria pronunciara la relección citada, Francisco I, rey de Francia,
prohibió la entrada en su país de las telas de Cataluña y Castilla, a petición de los Estados del Languedoc.
Resulta curioso que Vitoria, quien sin duda habría de conocer una disposición de tanta trascendencia,
ejemplifique en De Indis justamente con la situación inversa (¿tal vez por no hacer propaganda política
directa, sin dejar por ello de hacer alguna?): "Clarum est autem quod, si hispani prohiberent gallos a
commercio Hispaniarum, non propter bonum Hispaniae, sed ne galli accipiant aliquam utilitatem, lex esset
iniqua et contra caritatem." De Indis, I, 3, 2.
213
"Licet hispanis negotiari apud illos, sine patriae tamen damno, puta importantes illuc merces, quibus illi
carent, et adducentes illinc vel aurum vel argentum vel alia quibus illi abundant. Nec principes eorum
possunt impedire subditos suos ne exerceant commercia cum hispanis nec e contrario hispanis cum illis." De
Indis, I, 3, 2.
214
El empleo de la moneda como unidad de medida del precio no equivale exactamente a afirmar que la
moneda constituya una unidad de medida del valor económico estable en el tiempo y en el espacio. Si bien
para los escolásticos precio y valor se identifican cuando el precio es justo, conocían también la variabilidad
del poder adquisitivo de la moneda. Un determinado precio expresado en moneda puede ser justo en un
momento dado e injusto en otro, dependiendo, como veremos poco más adelante, del mecanismo de
formación de ese precio.
En la tradición que viene de S. Agustín, el valor económico ha de relacionarse mejor con la indigencia
común del bien (De civitate Dei, XI, 16). Esta opinión es reafirmada por S. Alberto Magno y Santo Tomás
en los respectivos comentarios a la Etica de Aristóteles. El pasaje comentado del Estagirita señala que esa
indigencia es lo que pretende medirse con la moneda: "La moneda ha venido a ser como una especie de
sustituto de la necesidad en virtud de una convención" (E.N., 1133 a28).
215
Sobre la presunta subjetividad de las necesidades se hacen algunas distinciones importantes más abajo en
este mismo epígrafe.
216
Santo Tomás, Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 3 y ad 3, había señalado la diferencia entre la
amistad por razón de utilidad, en que la igualdad se establece por referencia a la utilidad de cada una de las
partes, y la compraventa, en que la igualdad debe ocurrir entre las cosas intercambiadas. Vitoria no comenta
el punto.
217
"... pretium rerum non attenditur ex natura rerum, id est secundum naturam ipsarum rerum, cum inter rem
quae venditur et id quod datur pro re nulla sit proportio, sunt enim res diversae speciei; sed pretium rei
attenditur ex communi hominum aestimatione vel condicto. V. g., venditur equus pro auro: ex natura rerum
nulla esset aequalitas inter equum et aurum, quia equus est perfectior quam aurum quia differt specie ab auro.
Et servus venditur auro, et est perfectior auro, nec aliquod aurum potest aequare ad perfectionem illius." In
2a. 2ae., q. 77, a. 1, 2. Alude a San Agustín, De civitate Dei, XI, 16.
218
"Item, quia variatur pecunia per tempora diversa et loca, quod tamen non esset si ex natura pecuniae esset
pretium ipsius pecuniae, id est tantus valor." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 2. Fuera de algunas observaciones
ocasionales de este tipo (en otro lugar, por ejemplo, se observa que el precio de los cambios varía con la
largueza o estrecheza de numerario en cada plaza), no hay una teoría monetaria en Vitoria. En esto se
diferencia de Santo Tomás, que desarrolló en diversos lugares los conceptos aristotélicos sobre la moneda.
Una excelente exposición se encuentra en Van Roey, "La monnaie d'après Saint Thomas d'Aquin"; una
recopilación de pasajes traducidos al castellano en Joaquín Llanos, Textos económicos en Tomás de Aquino.
219
"Si pretium mercium sit lege statutum, ut est in populis libra carnis, quae valet quinque nummos, et sic
sancitum, tunc est justum pretium nec ultra illud licet vendere; et si vendatur plus, est illicitum et peccatum,
quia leges obligant in foro conscientiae; sicut etiam si esset lex quod vendatur frumentum pro quatuor
argenteis, non liceret plus vendere." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
220
"Sed pro declaratione hujus et aliarum quae dicta sunt, est notandum quod res vendibiles sunt in duplici
differentia. Quaedam sunt res vendibiles quae communiter venduntur et emuntur, id est de quibus sunt multi
emptores et multi venditores. Hujusmodi sunt frumentum, vinum et panis et linteum etc. De istis sit prima
conclusio: Cessante fraude et dolo, pretium justum hujus rei est illud quod pensatur et habetur ex communi
aestimatione hominum, nec aliud considerandum est quam communis aestimatio. Frumentum v. g.,
communiter, et non ab uno solo sed a pluribus, venditur pro quatuor argenteis. Ad juste emendum vel
vendendum illud, non oportet aliud considerare nisi pretium quo communiter venditur, et non expensas et
labores etc." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
221
"Unde si nunc secundum communem aestimationem modium tritici valet quatuor argenteos, et aliquis
emeret pro tribus argenteis, faceret injuriam vendenti, quia communis aestimatio ejus est quod valet quatuor
argenteos. Et sic si ipse venditor carius venderet triticum habendo respectum ad expensas et labores, injuste
venderet, quia solum oportet illud vendere secundum communem aestimationem in foro, a como vale en la
plaza." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 2.
F. Gómez Camacho (La teoría del precio justo, p. 56) indica que no debe correrse a una identificación
automática de este mecanismo de formación de precios con el mercado libre de los economistas posteriores,
puesto que los diferencia la actitud que se supone a los actores económicos. Aquí no se trata de un mercado
donde cada cual persigue sin más el mayor incremento posible de su beneficio, sino que se espera de cada
actor atención a la justicia de las transacciones en que participa, incluyendo la anteposición del bien común
al propio cuando sea preciso. La forma de intervenir en el juego del regateo y de tomar decisiones en el
mercado, por tanto, resulta sensiblemente distinta a la de un homo œconomicus clásico. La analítica de un
mercado así no puede realizarse desde los presupuestos de la ciencia microeconómica que conocemos.
Por su parte, Demetrio Iparraguirre (Francisco de Vitoria, una teoría social del valor, pp. 15 ss.) ha
observado que el orden de los mercados en que el egoísmo racional actúa libremente (sin más límite que
negarse a la violencia y al fraude) no podría ser llamado "natural" por los escolásticos, sino a lo más sólo
"espontáneo" (no creemos que esto último sea exactamente aplicable a Vitoria, quien, como hemos visto,
afirma una inclinación natural a preferir el bien común al particular; pero aceptémoslo a fin de exponer el
comentario de Iparraguirre). La convicción liberal de que en ese "orden espontáneo" coinciden el bien
individual y el común (lo que permite llamarlo "orden natural", con una connotación normativa), no es
compartida por los escolásticos, que desconfían de la espontaneidad humana, potencialmente desajustada por
el pecado. Así, no hay esperanza de que los mercados "espontáneamente" realicen el verdadero "orden
natural", que corresponde a la jerarquización antropológicamente correcta de los bienes. Los obstáculos, sin
embargo, no poseen carácter necesario, sino que provienen del egoísmo y las pasiones de los hombres, por lo
que admiten superación ética. Para que la realización de la naturaleza humana ocurra en los mercados se
requiere entonces de un control sistemático (constans et perpetua voluntas...) de la vida económica por la
conciencia moral.
222
"Aliae sunt res vendibiles non sic communes, id est quae non inveniuntur apud multos venditores et
emptores, sed apud paucos, v. g. si frumentum tempore famis esset apud unum vel paucos. De hujusmodi
rebus sit secunda conclusio: Pretium justum rei non potest sumi ex communi aestimatione hominum, quia
non sunt plures qui emant et vendant; nec licet habenti frumentum vendere illud pro libito suo; sed tunc in
tali casu quando merces essent parcissimae, debent adduci illae rationabiles considerationes et conditiones
quas ponit Conradus. Antequam sit pretium factum ex communi aestimatione hominum, oportet considerare
illas conditiones, scilicet expensas, laborem, periculum et inopiam quae etiam auget pretium rei. Et quoad
hoc, ipse qui habet merces, consideratis causis rationabilibus, merito potest apponere et augere pretium rei.
Secus enim non licet ei pro libito suo illam vendere; sed oportet quod constituat pretium rei rationabile,
habita consideratione laboris et expensarum etc." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
Según M. Zalba ("El precio legal en los autores escolásticos") una tradición escolástica a la que en mayor o
menor medida puede considerarse vinculados a la mayoría de los autores medievales, pensando sobre todo
en los productos artesanales hacía consistir el precio justo en la suma de los costos pagados por concepto de
materia prima y mano de obra, más el trabajo mismo del empresario, evaluado de manera de obtener un buen
pasar según su estado social (principio de suficiencia). El capital fijo, poco significativo en la industria típica
del medievo y a menudo aportado parcialmente por los trabajadores, no requería de una remuneración
especial. En el caso de los productos agrícolas, habría lógicamente que añadir la renta de la tierra.
Tratándose de la empresa mercantil, a estos elementos debe sumarse el riesgo, con el que el capital se
considera formalmente. En efecto, en el comercio el capital circulante cobra primera importancia, y si bien
no puede pagarse su sola disponibilidad en el tiempo (lo que constituiría usura), sí puede remunerarse el
hecho mismo de ser arriesgado, que da origen a la empresa. Ello concuerda bien con la legitimidad que
nuestro autor reconoce a los contratos de seguro, que reseñaremos en el siguiente epígrafe.
Como puede notarse en la anterior cita vitoriana, el último factor en el establecimiento del precio justo ⎯la
escasez del bien, que permite encarecerlo⎯ supone una suerte de "simulación mental" de un mercado de
amplia concurrencia. Al mercader no le está permitido moralmente aprovechar su posición de monopolio
para encarecer el precio, pero sí incluir una consideración racional acerca del precio que, en una situación de
escasez no inducida por una voluntad individual, alcanzaría el bien que ofrece. Obviamente, ello sólo hasta el
punto en que permanezca la escasez cuando hayan sido incorporadas sus disponibilidades de mercancía a la
oferta.
223
"Eodem modo ubi multi essent venditores et unus solus vel pauci emptores, tunc pretium rei non est
sumendum ex communi aestimatione hominum, sed etiam oportet adducere in considerationem causas
rationabiles ex quibus pretium rei habeatur. Non enim licet emptori multum viliter emere, licet sit copia
mercium et venditorum, sed pretium statuendum est ad arbitrium boni viri." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
224
"... ubicumque aliqua res invenitur esse venalis ita quod illius inveniuntur multi emptores et venditores,
non oportet habere respectum ad naturam rei nec ad pretium quo res fuit empta, id est quam care fuerit empta
vel quibus laboribus et periculo. V. g., triticum venditur a Petro; ad emendum illud non oportet considerare
expensas factas a Petro et labores, sed communem aestimationem, a cómo vale." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 2.
225
Tal era la posición de Duns Escoto y los escotistas, que consideraban también factores relacionados con la
necesidad y la escasez del bien. En general, el argumento en torno a la consideración del trabajo, los costos
de producción y los riesgos, se relacionaba con la legitimidad de que el mercader obtenga una ganancia
suficiente de su oficio como para sostener a su familia. Cuando Vitoria rechaza explícitamente esa
consideración como necesaria, relegándola a la circunstancia particular de que ninguno de los otros dos
mecanismos de formación del precio opere, está dejando prima facie expuesto al mercader a los resultados
del mercado. Con ello rompe cualquier posible asimilación entre su oficio y el de los artesanos, regulado por
ordenanzas y reglamentos gremiales, que moderaban la ganancia al tiempo que la aseguraban. Creemos que
en ello se muestra una buena comprensión de la novedad económica contenida en la expansión de los
mercados.
Respecto a la presencia de factores subjetivos (necesidad y escasez expresadas en el juego de la oferta y la
demanda) y objetivos (trabajo, costos, riesgos) en la formación del precio justo según la tradición anterior,
Gehrard Otte observa que Vitoria es el primero en distinguirlos tanto como para definir en qué caso deben
aplicarse unos y otros. No resulta por tanto correcta la apreciación de Joseph Höffner: "Zum Preis- und
Monopolproblem hat Vitoria nichts Neues beigetragen" (Wirtschaftsethik und Monopole, p. 102). Hasta
entonces las consideraciones se habían limitado a enumerar todos los elementos que habían de tenerse en
cuenta: "Conrad Summenhart hatte eine Liste von 16 solche Gründe zussamengestellt. Daß zwischen den
marktbedingten und den kostenbedingten Faktoren ein Unterschied besteht, wurde der Scholastik vor Vitoria
nicht bewußt. Man stelle die Faktoren aus beide Gruppen ohne System nebeneinander. Allenfalls maß man
den kostenbedingten die größere Bedeutung zu. Mit Vitoria tritt ein entscheidender Wandel in der
scholastischen Preislehre ein: Er hält, sofern für eine Ware ein Marktpreis besteht, diesen allein für
ausschlaggebend." G. Otte, Das Privatrecht bei Francisco de Vitoria, p. 82. La afirmación de que en la
Escolástica anterior predominan los factores objetivos es muy discutida aún hoy, y depende del peso que se
otorgue a cada autor; la de que unos y otros factores se mezclaban fácilmente sin jerarquización es sin duda
correcta.
226
Cuál fue realmente la posición tomasiana acerca de la formación del precio justo no es claro ni siquiera
para autores muy recientes, como los traductores de la última edición española de la Summa Theologiae
(BAC, Madrid 1988: cfr. tomo III, p. 594, nota a). Se discute particularmente el carácter de la "indigencia"
que ha de tomarse en cuenta para establecer el precio justo: si se trata de la necesidad circunstancial que cada
persona, o de las necesidades comunes de los hombres fundadas en su naturaleza (cfr., por ejemplo, Santo
Tomás de Aquino, In X. libros Ethicorum ad Nichomachum, lib. 5, lect. 9). Esta última posibilidad, la que
más plausiblemente sostuvo Santo Tomás —seguiría entonces a San Alberto Magno, In Ethic. lib V, tr. 2, c.
10—, hace que la medida de la equidad de los intercambios, el precio justo, no sea producto de acuerdos
intersubjetivos sino de rasgos objetivamente compartidos por todos los hombres. Sobre el tema, además de
en Iparraguirre, op. cit., puede leerse en M. Zalba, "El valor económico en los escolásticos".
227
Demetrio Iparraguirre, Francisco de Vitoria, una teoría social del valor, p. 24. En las páginas anteriores
puede encontrarse una sinopsis de la historia del problema que hemos señalado en la nota 226.
228
Francisco de Vitoria, Carta al p. Arcos sobre la licitud del encarecimiento del trigo en tiempo de
necesidad, p. 172.
229
Recuentos sobre las teorías medievales del valor pueden leerse en: Brants, Esquisse des théories
économiques...; Iparraguirre, Francisco de Vitoria, una teoría social del valor económico; Grice-Hutchinson,
The School of Salamanca; Zalba, "El valor económico en los escolásticos"; Noonan, The Scholastic Analysis
of Usury. Estos comentaristas no siempre concuerdan entre sí en sus interpretaciones de los medievales.
Atienden por lo general a establecer quién fue el primero en introducir cada idea en la discusión, y a
discriminar el peso relativo que poseen en cada autor los elementos de juicio relacionados con las
necesidades y preferencias (factor subjetivo) y con el trabajo, los costos, riesgos, etc... (factor objetivo) a la
hora de establecer el precio justo. En general, se acepta que hasta el siglo XIII se fueron proponiendo los
diversos factores componentes del valor económico; sólo en el siglo XIV se encuentran teorías más
orgánicas, como las de Juan Buridano y Enrique de Langenstein (nominalista, profesor en Viena, †1397). En
el siglo XV San Antonino de Florencia recoge los elementos principales de la predicación de San Bernardino
de Siena, y propone una teoría que equilibra los factores subjetivos y los objetivos del valor económico
(aunque tomándolos juntos). Iparraguirre sostiene, en la obra que hemos citado, que sólo en estos últimos se
encuentra una consideración realmente subjetiva acerca del valor, cuando se presenta la cualidad de afectar
la voluntad individual (complacibilitas) como determinante del precio. Hasta entonces la necesidad era
principalmente entendida como común a los hombres de una sociedad, aunque Enrique de Langenstein había
hablado ya de una necesidad no natural (cupiditas) que podía ser cohibida por el príncipe a través de
impuestos (no la consideró, por tanto, un ingrediente legítimo en la formación del precio).
230
Demetrio Iparraguirre, Francisco de Vitoria, una teoría social del valor, pp. 65 ss.
231
Nótese que con ello Vitoria quedaría situado a un paso de Adam Smith. Bastará demostrar analíticamente
que el egoísmo racional operante en mercados libres produce el mayor bien económico posible para la
sociedad, y tendremos justificada la propuesta liberal.
232
Véase la cita de la nota 223.
233
"Circa quartam conclusionem quam ponit sanctus Thomas in articulo, est notandum quod quando dicit in
illa quod non licet alicui vendere rem carius propter necessitatem illius qui illam indiget, sicut si alius
indigeat equo meo, non propterea debeo illi carius vendere equum, intelligit sanctus Thomas quod non licet
carius vendere illam rem propter necessitatem privatam. Quia si esset necessitas communis et utilitas, sicut si
milites quaerant equos, tunc bene liceret mihi carius vendere equum meum propter hanc necessitatem et
utilitatem communem, quia necessitas communis auget pretium rei. Non tamen propter necessitatem et
utilitatem privatam licet carius vendere rem, ut intelligit sanctus Thomas, quia necessitas unius hominis non
auget pretium rei." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 13.
234
Puesto que Vitoria sabía que la moneda cambia de valor con los tiempos y lugares, sólo con esa
restricción puede entenderse la afirmación de la nota 209 en que se sostiene a la moneda como unidad de
medida del valor en orden a establecer la igualdad requerida por la justicia.
235
Lo único parecido a una teoría cardinal del valor que se encuentra en Vitoria se lee en sus afirmaciones
acerca de la esterilidad del dinero, que fundamenta la condena de la usura. Se trata de un caso muy
particular, porque concluye que la disponibilidad de dinero por un periodo de tiempo tiene valor económico
nulo, y por tanto no debe ser pagada. Como resulta obvio, establecer (por un razonamiento cualitativo) que la
medida de una magnitud es cero no requiere haber definido antes la unidad de medida, y por tanto la
magnitud misma puede quedar en una relativa indefinición. Puesto que nuestro autor no aplica el mismo
criterio de "fecundidad" a otros bienes en orden a determinar su valor económico, y de ahí su precio, la teoría
general del valor queda sin elaborar. De la usura nos ocuparemos en el siguiente epígrafe.
236
Otro género de injusticias (los fraudes) tiene que ver con la información sobre la mercancía misma. Nos
ocupamos de ellas al final de este epígrafe.
237
"Ad hoc respondetur quod res vendibiles sunt in duplici differentia. Quaedam sunt necessariae ad usus
humanos, ut frumentum, oleum, vinum, panis etc (...) Aliae sunt res vendibiles quae non sic sunt necessariae
nec conducunt ad necessitatem, sed vel ad ornatum vel curiositatem tantum illae proficiunt, ut accipiter,
ensis, equus et alia." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 5.
238
Cfr. las discusiones de In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 6.
239
Esta teoría en Vitoria distingue lo necesario para mantener la vida física, lo necesario para mantener la
posición social y lo superfluo. Las cuestiones que se plantean en torno a la limosna, por ejemplo, son del tipo
de si ha de darse lo necesario para la posición social a quien le falta lo necesario para la vida, o si ha de darse
lo superfluo a quien ve su posición social en peligro. De lo que no hay duda es de la obligación de dar lo
superfluo a quien tiene necesidad de lo preciso para vivir o para los mínimos de la participación social (como
el vestido).
240
Veamos el siguiente ejemplo: "Sequitur ex his quinta conclusio: Eadem ratione si quis in hac urbe velit
vendere domum, et non est nisi unus in urbe qui possit emere illam, oporteret alia considerare ad juste
emendum illam, nec illi solum liceret emere quanto vili pretio posset; sed ad justum pretium oportet
considerare expensas, scilicet quantum stat et quantum valeat in civitate hujusmodi domus et alia hujusmodi,
quia non est communis aliqua aestimatio adhuc de pretio illius domus. Si tamen sit unus venditor et sint multi
emptores, et venditur domus valens octingentos aureos, et nullus dat nisi sexcentos aureos, dico quod illud
est pretium justum rei et communis aestimatio, quia cum sit tantum unus venditor et multi emptores, plus est
hoc in favorem domus quam econtra. Unde licet vili pretio vendatur, non tamen qui emit eam tenetur ad
restitutionem, seclusa fraude et dolo." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4. En el caso de que haya un solo comprador,
éste no puede legítimamente apoyarse en la necesidad del vendedor. No ocurre así cuando concurren varios
compradores a la puja. Independientemente de cuál sea la necesidad del vendedor, pueden intentar comprar
lo más barato posible, porque la concurrencia juega a favor del vendedor y asegura la justicia de la
transacción.
241
"Respondetur, et dico quod pro solutione hujus sunt tria principia consideranda. Primum, quod volenti
non fit injuria quando secluditur fraus et dolus, maxime in rebus temporalibus. Itaque si res non necessariae
ad usus humanos vendantur multo plus quam valeant, et emptor volens accipiat et libens, tunc non est ibi
aliquid obnoxium restitutioni quia volenti non fit injuria. Secundum principium est, quod in
commutationibus humanis, non sufficit ad justitiam commutativam quod utrinque sit voluntarium simpliciter,
sed oportet quod non habeat aliquid admistum de involuntario (...) Unde si quis venderet domum vel timore
verberum vel ignorantia vel violentia, contractus ille, licet sit utrinque voluntarius simpliciter, tamen non est
justus quia habet admistum (sic) aliquid de involuntario. Tertium principium est: illud quod fit necessitate,
licet sit voluntarium simpliciter, habet tamen admistum aliquid de involuntario. Itaque in hujusmodi
commutationibus non sufficit quod sit simpliciter voluntarium, sed requiritur quod nulla sit necessitas nec
violentia. Aliquis enim coactus necessitate potest simpliciter velle commutare rem aliquam, et tamen habet
aliquid de violentia propter necessitatem. Unde si iste necessitate coactus venderet domum vili pretio, emptor
non juste emeret." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 5.
242
"Respondetur ad hoc concedendo quod recepit plus quam dedit ita quod dedit minus quam accepit. Sed
nego quod ibi sit injustum et quod teneatur ad restitutionem, quia nulli fit injuria, cum volenti non fiat
injuria. Alius enim dedit voluntarie et accepit iste a voluntario, et ibi nulla est fraus nec violentia nec
ignorantia, etc (...) Jam dico quod hoc solum intelligitur, non de rebus necessariis ad usus humanos, sed de
rebus pertinentibus ad curiositatem humanam et ornatum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 7.
243
Demetrio Iparraguirre (Francisco de Vitoria, una teoría social del valor, pp. 59 ss.) señala que la libertad
total en la fijación del precio de bienes superfluos es original de Vitoria y no se encuentra en la escolástica
anterior. Lo justifica a partir de la manera misma en que el dominico burgalés la introduce: "Hujus opinionis
videtur esse Silvester, ne sim solus, in verbo Emptio, # 9 ubi absolute dicit quod hujusmodi res, seclusis
tribus, scilicet dolo, ignorantia et necessitate et timore, qui includitur in necessitate, tantum, inquit, valet res
quantum vendi potest." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 7. Yendo al texto correspondiente de la Summa Silvestrina,
Iparraguirre encuentra que se refiere a todos los bienes, no sólo a los superfluos, y que el contexto de la
discusión resulta estrictamente jurídico, de interpretación del Digestum, de manera que Silvestre Prierias no
dice lo mismo que Vitoria (lo que éste tampoco parece ignorar por completo, a la vista de la manera
dubitativa en que hace la referencia). Confirma la originalidad por el testimonio de Juan de Salas, jesuita
cincuenta años posterior a Vitoria, gran conocedor de la escolástica contemporánea. Salas sostiene la opinión
contraria al dominico burgalés. Cita los autores a favor y en contra, y señala que "se atribuye esta opinión a
Vitoria". Puesto que los apuntes de las lecciones no fueron publicados hasta el siglo XX, parece claro que ya
en Salamanca a finales del XVI se daba tal posición por original de Vitoria y no de Prierias. El mismo Salas
cita al teólogo portugués Rebelo: "Oppositam sententiam communi, adversari et ante Victoriam fuisse
inauditam". (Citas de Salas y Rebelo en Iparraguirre, pp. 63 y 64, respectivamente). La distinción fue
seguida por los maestros de Salamanca posteriores a Vitoria, bien con la misma opinión o con la contraria.
244
Tanto de parte del comprador como del vendedor, que no teniendo posición de fuerza ninguno sobre el
otro, están en situaciones simétricas en el intercambio: "Si emptor seclusa fraude et violentia et necessitate
etc., emeret talem rem multum viliter, sicut si emeret domum valentem mille aureos pro quingentis, nemo
condemnaret emptorem ad restitutionem, licet emit domum citra justum pretium. Ergo etiam nec venditor est
damnandus propterea quod vendat rem quantum vendi potest, etiamsi multo plus justo pretio illam vendat."
In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 6.
245
Veamos, como ejemplo, la discusión sobre lo que es lícito cobrar a un abogado o a un médico, que
venden servicios necesarios para la integración social y la vida, respectivamente: "Utrum advocato liceat pro
suo patrocinio accipere pecuniam. Prima conclusio: Advocatus potest licite vendere patrocinium suum juste.
Probatur, quia non tenetur gratis patrocinari nisi in necessitate pauperum. Secunda conclusio: Si tamen exigat
immoderate, non licet exigere et tenetur restituere. Eadem ratio est de medico (...) Sed de secunda dubitatur
an omnino liceat semper exigere quod paciscitur cum clientulo ipse advocatus. Videtur quod non, quia dicit
sanctus Thomas quod si advocatus exigat aliquid per improbationem, peccat; et tamen in causis magnis
semper advocati exigunt per improbationem quantum possunt (...) Respondetur absolute quod, sive ante
causam, sive post causam, non licet petere nisi justum salarium considerata qualitate personae et causa ex
consuetudine; et si plus exigat, peccat mortaliter et tenetur ad restitutionem (...) Respondetur quod in duplici
differentia sunt res quae vendi possunt. Quaedam sunt necessaria ad administrationem rerum et vitae, et pro
illis non potest exigere nisi tantum quantum valent. —O contra, quia volenti non fit injuria. —Dico quod
verum est, sed ibi non est simpliciter voluntarium, quia fit violentia, sed est involuntarium in necessitate; ut
si petat vinum sitiens in via et alius non vult dare nisi pro viginti aureis, et non valet nisi decem, tunc peccat
mortaliter et tenetur ad restitutionem, quia licet sit aliquid voluntarium, non tamen simpliciter. Aliae autem
sunt res quae non exspectant ad necessitatem vitae. Habeo lyram quae non valet nisi decem argenteos, et
nolo dare nisi pro viginti. Si alius dat, transeat; ita de lapide valente decem quem non vult dare nisi pro
viginti: si alius det, transeat, quia est voluntarium. Quando ergo advocatus exigit plus justo, peccat
mortaliter, sicut peccaret qui vinum aut panem venderet multo plus justo illi qui patitur necessitatem. Sed
dubitatur quomodo debeat aestimari justum salarium. An pro labore solum. Respondetur quod non, sed debet
pensari labor et persona advocati et qualitas causae, pensata etiam consuetudine rationabili et qualitate
personae litigantis. Nam si defendat patronus causam magnam magnatis, plus potest exigere quam si
defendat causam alterius infimae conditionis. Eodem modo est dicendum de medico, quod bene licet illis
[pro] procuratione recipere stipendium, sed tamen magis vel minus secundum qualilatem personarum et
infirmitatum." In 2a. 2ae., q. 71, a. 4, 1-3.
246
In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 5: "... porque entonces todos saben el precio de la cosa, y no darán más allá del
precio justo."
247
Lógicamente, esta condición no garantiza por sí sola que nadie irá a la ruina; sólo que eso no le ocurrirá
por una decisión individual de otro. El mal tino en los negocios puede conducir a tener que vender barato lo
que se compró caro, sin que se violen los requisitos de la justicia, puesto que el precio justo formado por
concurrencia es variable: "Quando sunt multi emptores, et aliquis ratione necessitatis vendit merces, potest
fieri pretium ex communi aestimatione. Saepe contingit quod aliquis, coactus necessitate, sumit merces a
mercatore solvendas in futuro. Fíale cien varas de terciopelo. Postea iste vult illum pannum syricum vendere.
Et si esset solum unus mercator qui emet illum ab illo, non ei liceret emere quanto vili pretio potuisset, quia
alius est in necessitate et daret vili pretio. Sed quia sunt multi emptores, licite possunt quanto vili pretio
poterunt emere illum ab eo, quia utrumque est pretium justum, scilicet sic emere et vendere. Unde si ille
habet pannum syricum valentem quingentos aureos quem vult vendere, et sunt mercatores multi, sed inter
illos non inveniet pro illo panno syrico nisi tercentos aureos, dico quod illud est justum pretium. Et hoc
secluso dolo, quia modus vendendi rem, ut diximus in lectione praecedenti, multum facit ad augendum vel
minuendum pretium rei." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
248
Cfr. nota 209, junto con la cita latina y el comentario en el texto principal.
El bien de la república
249
Hay una razón importante para afirmar que debe preferirse una lectura de Vitoria a partir de las
necesidades, en vez de a partir de la libertad de contratación: toda la tradición anterior lo hace
invariablemente así, como puede leerse en los lugares mencionados en la nota 229. Si Vitoria hubiera optado
por separarse radicalmente de esta tradición, cambiando por entero el punto de vista, hubiera necesitado algo
más que sólo la indicación que presentamos en la nota 243. Más sensato resulta leer a Vitoria a partir del
pensamiento de las escuelas, que hacerlo a partir de los liberales (perspectiva desde la que enfoca su
interpretación Alejandro Chafuén, en Economía y ética).
Obviamente, dentro del pensamiento escolástico resulta inaceptable la reducción de todas las formas de
indigencia a "preferencias", y su trato indiscriminado a partir de una concepción de la transacción mercantil
como encuentro de libertades. En ese caso, el único indicador de la libertad del "encuentro" viene constituido
por el consentimiento sin coacción externa, omitiendo precisamente a la necesidad como fuente de
involuntariedad, contra lo afirmado de manera explícita por Vitoria.
250
"Dubitatur quarto, an isto modo liceat emere in magna quantitate ad vendendum carius, vel an sit
peccatum; an liceat emere multum triticum ut carius vendam in mense madii vel ut carius vendam cras,
porque siempre ganaré en cada hanega un cuartillo de hoy a mañana. Ad hoc distinguendum est. Dupliciter
hoc potest contingere. Uno modo, intendendo quod ex tali negotiatione fiant res cariores in republica; et tales
gravissime peccant et tenentur satisfacere reipublicae. Primo, hoc est de jure naturali, quia cum sint partes
reipublicae et deberent potius juvare rempublicam quam ita graviter vexare et illi injuriam facere, hinc
sequitur quod contra jus divinum et naturale faciunt. Et hoc non solum jure divino et naturali est prohibitum,
sed etiam multis legibus prohibetur (...) Et tales profecto deberent puniri et cogi ad distrahendum triticum
aequo et commodo pretio, et ad sic vendendum illud. Possunt enim hoc juste facere praetores omnino. Ergo
et mortaliter peccant et a satisfactione non excusantur. Sed quia aliqui oppositum dicunt, ideo arguitur contra
hoc. Quia si isti peccarent, maxime quia nocent reipublicae. Sed hoc non; patet, quia isti sunt partes
reipublicae, et lucrum illorum manet in republica, sicut incommodum et nocumentum aliquorum manet in
illa. Respondetur quod, licet isti sint partes reipublicae et lucrum eorum maneat in republica, tamen hoc non
excusat illos: tum quia injustum est in republica quod multi patiantur jacturam propter lucrum unius. Si enim
esset propter lucrum et utilitatem multorum, ut medietas reipublicae, bene esset, sed tamen lucrum istorum
non manet in republica ut communiter dividatur, sed solum manet apud ipsos. Tum etiam quia non est bonum
reipublicae quod omnia bona veniant ad manus paucorum avarorum. Tum etiam quia injustum est quod cum
nocumento tantorum sit lucrum paucorum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 7-8.
251
"Alio modo hujusmodi negotiationes possunt fieri, non solum sine jactura reipublicae, sed cum magna
utilitate reipublicae. Bonum enim est reipublicae quod sint horrea multa plena tritici. Etiam, quia agricolae
non possunt totum frumentum conservare, sed necessitate compulsi debent distrahere, et ideo bonum est
quod sint qui emant et servent. Et ideo hujusmodi negotiatores non sunt damnandi nisi ex hoc accresceret
nocumentum reipublicae, id est nisi ex officio illorum redderetur annona carior." In 2a. 2ae., q. 74, a. 4, 8.
252
De ellos dicen C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias..., p. 205: "Los regatones (...) concurrían á las ferias
de Medina en número mayor que cualesquiera otros agentes de cambio; hacían á las veces oficio de
corredores, solían prestar á logro, se entendían con cambios, mercaderes y asentistas; acaparadores en grande
y pequeña escala, queridos y odiados á la vez, necesarios y rechazados, su intervención en los precios de los
artículos, singularmente en las subsistencias, pesaba tanto, que, no obstante leyes, pragmáticas, cédulas y
autos, podían poner en conflicto verdadero a la población aun con el régimen de tasas."
253
"Sed circa istum articulum particulariter dubitatur destos recatones qui, nulla mutatione facta in re nec in
loco nec in tempore, vendunt carius quam emunt: an nulla tali mutatione facta, liceat carius vendere rem
quam illam emere, vel an peccent. Respondetur primo de illis qui a foris asportant merces propter
mutationem loci. De istis mercatoribus dico, quod licet eis carius vendere rem quia ibi est facta mutatio loci;
non enim emptio et venditio fit in eodem loco. Item, quia hoc est necessarium ad bonum et ad provisionem
reipublicae. Alias enim si carius non liceret eis vendere, tunc non posset respublica sustentari, quia nulla est
civitas habens omnia quae sunt necessaria ad usus humanos. Unde si asportantes merces aliquid non
lucrarentur, nullus asportaret. Secundo dico de non mutatione loci, sicut de illis qui emunt et vendunt eodem
loco, quod quando non est mutatio loci, sed est aliqua alia mutatio, scilicet vel temporis, quae mutatio est
sufficiens ad augendum pretium rei; vel est mutatio rei, que lo compro en mosto y véndolo en vino hecho;
vel est mutatio in modo vendendi, que compro por junto y vendo por menudo, tunc licet eis carius vendere et
lucrari sine fraude et dolo. Hoc dicit Silvester verbo Emptio, #10, quia modus et forma vendendi potest
augere vel minuere pretium rei, sicut emere in magna quantitate et postea vendere azumbre [a] azumbre.
Item, quia alias respublica non posset commode sustentari, quia illi qui portarent merces, nollent exspectare
ad vendendum minutim, por menudo." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 3.
254
"Tertio dico, quod ubi hujusmodi mercatores, scilicet los recatones exeant ad vias ut merces emant prius
quam accedant ad urbem, ut sic postea ipsi carius vendant, gravissime peccant. Perniciosissimi quidem sunt
reipublicae, quia qui portant merces, si accederent ad civitatem cum illis, viliori pretio emerent illas
populares ab illis quam de los recatones. Cum ergo noceant pluribus de republica, gravissime peccant
praeveniendo merces in viis ut cives non emant illas a portantibus, sed ab ipsis. Unde tales rescindendi essent
a republica et arcendi ab hujusmodi negotiis. Item, quia ita prohibitum est lege, licet non servetur in hac
civitate. Premática hay, que a cinco leguas de la ciudad nadie pueda comprar para traerlo a vender a la
ciudad, so pena que le golpearán las espaldas. Certe in aliis civitatibus el que dentro de las cinco leguas ita
faceret, flagellaretur. Hic autem non servatur, et nescio quam ob rem. Quidquid sit, illi peccant quia faciunt
injuriam civibus." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 3.
255
Sigue en esto una tradición antimonopólica unánime en los escolásticos. Cfr. M. Zalba, "El precio legal en
los autores escolásticos", pp. 145 ss.
256
"Sexta conclusio circa dolos et fraudes est, quod si sit dolus et fraus in statuendo pretium rei, non est
justum. Et hic dolus et fraus potest fieri per monipodium ex parte emptoris vel ex parte venditoris. Tunc enim
tenetur ad restitutionem vel emens vel vendens qui utitur tali dolo; sicut si v. g. emptores vel venditores
convenirent inter se, sicut si dicerent habentes frumentum: nullus nostrum det frumentum nisi pro tanto; vel
si emptores inter se convenirent dicentes: nullus nostrum emat rem nisi pro tanto. Hoc non licet facere quia
est fraus, et qui faceret teneretur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4. Estos acuerdos de cartel
operaban de manera estable en muchos lugares durante los años de prosperidad de 1520 a 1540, entre ellos
Amberes, el centro comercial del norte de Europa con el que Burgos estaba tan relacionado. La lucha política
contra ellos fracasó sistemáticamente, por razón de su gran poder sobre el gobierno local, y por la amenaza
de trasladar el negocio a otra parte. Cfr. De Roover, "Monopoly Theory...", pp. 287-288.
257
"Eodem modo inter fraudes computatur si quis emeret omnes merces; sicut frumentum valet quatuor
argenteos, et dat pro illo a cuatro reales y medio porque se lo den todo: est fraus nec postea licet illud carius
vendere (...) Octava conclusio: Non licet, ut dixi, congeriem mercium facere ut inde fiat ditior quando ex illo
eveniret detrimentum reipublicae, ut solet fieri ab istis, que no ha llegado el trigo a la plaza, cuando lo tienen
alimpiado. Nihil enim faciunt quam quaerere quo pretio venditur triticum. Dicunt: tribus argenteis cum
dimidio. —Adducite mihi, et ego comparabo quatuor argenteis. —Et sic expoliant mercatum a necessario et
perdunt alios emptores." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 4.
258
"Dubitatur sexto, an econtrario liceat alicui vendere rem vel triticum vilius quam communiter valet ut non
augeatur pretium tritici, id est illa intentione ne alii carius vendant. Valet v. g., modius tritici quatuor
argenteis, et aliquis qui habet multum triticum, dice que vale caro, y mandalo pregonar a tres y medio ea
intentione ut vilius reddatur, porque se baje. Ego scio quod erat quidam qui sic emebat multum triticum, et
postea vilius quam communiter valebat, vendebat illud con intención que se bajase. An hoc liceat. Videtur
quod non, quia nocet aliis qui venderent ut communiter valebat. Respondetur quod si faciat bona fide, id est
intentione bona proficiendi reipublicae et propter bonum communem multorum, non solum non peccat, sed
[est] magna caritas et opus maxime meritorium. —Contra, quia nocet istis. —Dico quod pluribus aliis
prodest. Secundo dico, quod si mala intentione faceret et animo nocendi aliis erga quos est male affectus,
porque pierdan estos que lo han de vender, jam male faceret et peccaret." In 2a. 2ae., q. 77. a. 4, 10.
259
"Pero como suele pasar comúnmente en tales tiempos, que se va encaresciendo el trigo poco a poco, que
cada semana se sube un real, y v.g. en el mercado pasado valió a xv, en este mercado, sin otro fraude ni dolo,
yo que tengo trigo pienso que valdrá a xvi, y que en adelante se encarescerá más, pido por mi trigo a xvi: no
sabría por dónde condenar a éste, porque es verisimile que, aunque él no vendiese, los otros lo venderían a
xvi, y así ya es precio común; como no condenaríamos al que tiene trigo y no lo quiere vender cuando vale a
xv reales, porque piensa que ha de llegar a xviii. Y ser uno el primero que lo encaresce, es cosa accidental,
porque no es él la causa del encarescimiento, que aunque guardara su trigo en su casa, no dejara de
encarescerse, immo por ventura valiera más caro faltando lo suyo. Y ex natura rei es necesario que sea ansí,
que yéndose apocando el trigo y los vendedores, y cresciendo las necesidades, ha de crescer el precio. Si
estoviese el trigo en manos de uno o de dos solamente, entonces creo yo que no podrían estos venderlo [a]
cuanto pudiesen (...) Pero a donde hay muchos vendedores, paresce que el precio se hace de suyo, y pueden
cada uno vender a como vale en la plaza." Carta al p. Arcos sobre la licitud del encarecimiento..., p. 172.
260
"Y en verdad que tengo por una gran señal de reprobación, que en un año donde mueren nuestros
prójimos y hermanos de hambre, tenga uno intento de hacerse rico." Carta al p. Arcos sobre la licitud del
encarecimiento..., p. 171.
261
"V. p. vee que es materia moral y que no se puede deslindar más exactamente. Ante factum, admonendi
sunt divites que no encarescan el trigo, y se contenten con moderada ganancia, y no hagan cuanto mal
pueden a los pobres. Post factum, si no hobo fraude o dolo, sino que ello se iba cresciendo, non videtur mihi
condemnandus porque accidentalemente fue el primero que lo encaresció. Y dejo aparte la obligación que
tienen los ricos ad subveniendum pauperibus in necessitate, que es un grande artículo, sino hablamos solum
intra terminos emptionis et venditionis." Carta al p. Arcos sobre la licitud del encarecimiento..., p. 172.
262
"Pero cuanto al punto, si peca mortalmente el que de nuevo encarezca el pan, en verdad que el que
notablemente lo encaresciere, yo no sabría cómo lo excusar. Como si hasta aquí valiese el trigo a xv reales, y
éste lo pusiese a xviii o xx; porque está notorio que hace gran daño a toda la comunidad, y agravio e injuria
en no se contentar con lo que todos se han contentado y ahora se contentarían, si no fuese por él. No sé como
se salve en éste el mandamiento de charitate proximi, y también que pretium justum, como dice Santo
Tomás, non est nisi duplex: aut positum lege aut consuetudine, y en este caso va fuera lo uno y lo otro. Y aún
en este caso yo no lo excusaría de restitución, tampoco de pecado." Carta al p. Arcos sobre la licitud del
encarecimiento del trigo en tiempo de necesidad, pp. 171-172. Es importante notar aquí la cláusula sobre el
precio comúnmente aceptado por los vendedores antes de la acción del especulador, porque supone una
condición importante —que Vitoria no desarrolla— para el establecimiento de un precio tasado por el
Estado: que no esté por debajo de los costos de producción, incluido el lucrum cessans (costo de oportunidad
diríamos hoy). De otra manera, lo que ocurre es desabastecimiento, que redunda pronto en perjuicio de la
ciudad a la que se pretendía servir, contradiciendo la racionalidad teleológica que debe guiar la intervención
estatal. El precio regulado puede emplearse para detener a los especuladores, pero no para mantener los
precios por debajo de los costos.
263
José Barrientos, Un siglo de moral económica en Salamanca, p. 46.
264
Sobre la historia del establecimiento de un precio legal, y su teorización escolástica, puede verse
Marcelino Zalba, "El precio legal en los autores escolásticos".
265
"Alia est quaestio quam movet sanctus Thomas in primo argumento, de vendente vel emente citra vel
ultra justum pretium. Respondet quod lex humana non prohibet omnia delicta et mala nec punit, quia cum
homines sint valde infirmi, si sic faceret, jam leges essent intolerabiles. Unde si leges humanae non puniunt
aliqua mala, non ex hoc dicendum est quod concedunt illa mala, sed bene quod illa permittunt. Lex autem
divina omnia mala prohibet nec aliquod permittit. Et ideo licet lex humana non prohibeat omnia mala, sed
permittat aliqua, nihilominus tamen qui fecerit aliquod malum et damnum, tenetur secundum legem divinam
ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 8.
266
Sorprendentemente, Iparraguirre no consigue encajar en su interpretación el dato acerca del
establecimiento de un precio legal: "En el caso de Vitoria, prefiero admitir que en presencia del precio legal,
el Maestro de Salamanca esquiva el problema [del valor económico], y se contenta con una afirmación de
tipo práctico, sin detenerse en considerar los fundamentos técnicos". Los fundamentos téoricos (no
"técnicos" en el sentido de la ciencia económica posterior, que son los que Iparraguirre busca) se encuentran
en la teoría vitoriana del Estado, que expusimos en el capítulo 2. Como Iparraguirre no atiende a esa teoría y
se concentra sólo en la lectura de los comentarios a las qq. 77 y 78, no puede encontrarlos.
267
Según Marcelino Zalba, "El precio legal en los autores escolásticos", pp. 214-217, los nominalistas de
París en los siglos XIV y XV (Langenstein, Buridano, Gerson) fueron los más firmes defensores del
establecimiento de precios legales entre los escolásticos, llegando incluso a proponer el control de todos los
precios. Ni en Santo Tomás, que apenas trata el punto, ni en San Bernardino de Siena o San Antonino de
Florencia (siglo XV) se encuentran posiciones cercanas a esa. La idea de un control universal de precios
vuelve a ser sugerida por Soto como un desideratum inalcanzable; no así por nuestro autor, que le dedica
poca atención al precio legal (sabido es que la influencia de los nominalistas sobre Soto fue mucho mayor
que sobre Vitoria). La línea continúa con Molina, partidario de controlar el mayor número de precios posible.
La posición de Vitoria era más bien la contraria: controlar el mínimo estrictamente necesario.
En todo caso, los nominales no piensan en un precio arbitrariamente establecido por el legislador, sino en
una declaración de la autoridad acerca de cuál sea el precio racional, considerados los diversos factores
reconocidos como influyentes en el mismo: trabajos, costos, peligros, escasez, etc. Según se notará, la
diferencia entre el precio tasado o legal y aquel otro que debe determinar racionalmente el mismo mercader
(según Vitoria) consiste sólo en quién sea el sujeto de la fijación del precio. Los criterios de razonabilidad
permanecen idénticos en ambos casos. Cuando el bien resulta de muy primera necesidad, no puede confiarse
en la voluntad del mercader (en posición de fuerza) para atenerse a la razón, por lo que ésta debe ser
realizada a través de una decisión estatal.
268
En realidad, las intervenciones del Estado en los precios no responden únicamente a las deficiencias de la
formación espontánea de éstos, por razón de las estructuras de mercado. A menudo hay otro interés legítimo
desde el punto de vista del bien común. Se trata de que los mercados no reconocen indigencias sino
demandas, esto es, la indigencia del bien (por la razón que sea que se sienta) acompañada de poder de
compra. Cuando grupos sociales numerosos carecen de poder de compra suficiente respecto a bienes
necesarios "para la vida y usos humanos", el Estado puede intentar ponerlos a su alcance controlando los
precios. De esta manera se hacen presentes en el mercado personas que en otro caso quedarían excluidas.
Desde la teoría de la "común estimación de los hombres", el aumento de la demanda conduce legítimamente
a la elevación del precio, si la oferta no crece en proporción, puesto que hay más personas solicitando el bien
dentro del mercado y por tanto su "estimación" ha aumentado. ¿Cómo puede entonces justificarse que el
Estado se empeñe en el control?
Vitoria no considera el tema explícitamente. Sin embargo, se encontraba entre los motivos de las peticiones
de una tasa para los cereales que las Cortes castellanas elevaban insistentemente al rey, y tal vez se halle
también en el trasfondo de la discusión de nuestro autor. La respuesta es fácil una vez situadas
adecuadamente las transacciones mercantiles en el contexto de la teoría vitoriana del dominio. La propiedad
privada, institución fundamental para el desarrollo de los mercados, queda relativizada ipso facto frente a la
extrema necesidad, de manera que cuando los elementos fundamentales de la alimentación, por ejemplo,
quedan fuera del poder de compra de los más pobres, el mecanismo del mercado puede ser legítimamente
intervenido por el Estado. Este ejecuta entonces a través de los precios controlados una redistribución parcial
de la propiedad, razonable puesto que el dominio privado se pierde ante el prójimo en extrema necesidad.
Otro asunto es que esa intervención habrá de ser muy moderada, si se pretende que los vendedores se
mantengan en el mercado por su propia conveniencia.
269
Summa Theologiae, q. 77, a. 1, ad 1.
270
Concretar magnitudes de este tipo corresponde a la ley civil, puesto que la ley natural no puede establecer
un valor mejor que otro: ¿por qué no 40% ó 60%, en vez de 50%?
271
"[Gerson] dicit quod non est clarum an teneatur ad restitutionem. Ratio ejus est quia in omni emptione et
venditione, ubi non intervenit fraus nec dolus, videtur quod interveniat donatio mutua inter emptores et
venditores; que si vale más, que os hago donación dello. Et sic videtur dicere Scotus in 4, d. 15 quod in
hujusmodi venditionibus ubi non intervenit fraus et dolus, videtur esse inter illos libera donatio, nec quis
tenetur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 9.
272
"Sed dominus Conradus, tractatu 3, q. 58 dicit quod hoc fundamentum est falsum, scilicet quod ibi fiat
libera donatio. Patet, quia qui emit rem, juste putat emere et non facere donationem et gratiam. Item, quia
non intendit. Item, quia intendit dare minus quam potest. Ergo non est ibi donatio." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 9.
273
Sobre el dictamen del juez no se encuentra más que la objeción de Conrado: "Item, quia sententia judicis
tenet in foro conscientiae; et tamen absolvit judex illum qui sic emit vel vendit res: ergo non tenetur ad
restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 9. No hay respuesta en el texto a ello, sino que se sigue discutiendo si
la obligación de restituir permanece aunque no haya ley que la prescriba o aunque la ley permita
explícitamente transacciones a cualquier precio (lo que, desde el punto de vista de la legitimidad moral es un
argumento en contra más fuerte que el pronunciamiento de un juez). La conclusión a la que llega Vitoria
contra todas las objeciones, sin duda englobando también este caso, es tajante: "Tenendum est ergo pro certo
quod qui rem necessariam usibus humanis citra vel ultra dimidium justi pretii emerit vel venderit, tenetur ad
restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 10.
274
"Sed contra hoc arguitur sic: In aliis contractibus licet alicui exigere ultra dimidium justi pretii; et non
tenetur ad restitutionem: ergo nec in emptione et venditione. Consequentia clara est, quia oportet dare
rationem de uno sicut de alio. Antecedens patet, quia ubi non esset necessitas extrema vel gravis, licet
medico exigere mercedem et salarium majus ultra dimidium justi pretii propter curationem, ut in quartana:
non tibi curabo nisi mihi dederis tantum. Licet peccaret petendo ultra justum salarium, non tamen tenetur ad
restitutionem (...) Respondetur ad hoc quod medicus exigens ultra justum salarium, tenetur ad restitutionem;
et ita de advocato dicendum est." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 11. Los ejemplos usados aquí son tres, que no
reproducimos por razones de extensión: los honorarios de un médico, los de un abogado y el salario de un
sirviente.
275
"Secundo dico quod si esset aliqua lex quae daret jus in foro conscientiae in hujusmodi emptionibus, illa
esset iniqua et periculosa quia seminaret dolos et circumventiones quibus passim homines deciperentur.
Daret enim occasionem hominibus circumveniendi se ultra vel citra dimidium justi pretii, quia licet in hoc
peccarent, nihilominus circumvenirent se si viderent quod non tenerentur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q.
77, a. 1, 10.
276
"In margine: Non tamen dubito quin sit auctoritas in rege ad condendum talem legem, praesertim de
venditionibus et emptionibus transactis jam; et hoc propter securitatem conscientiarum." In 2a. 2ae., q. 77, a.
1, 10.
277
"Ex hoc sequitur corollarium contra aliquos summistas et contra ignaros confessores et leves
praedicatores, quod potest aliquis in eodem loco, nulla facta varietate et mutatione in re, ut si emit vinum
purum quod non misceat illum aqua, et nulla facta varietate temporis et loci, potest carius vendere quam
emit; sicut v. g. aliquis compra por grueso y por junto en gran cantidad, propter quod emit vilius, et vendit
postea carius; aquí lo compra y aquí lo vende, nec est mutata species rei. Dico quod quamvis propter hoc
quod emit in magna quantitate vilius emat merces, nihilominus tamen postea licet ei por menudo carius
Debemos atender ahora a una última condición que Vitoria, siguiendo a Santo
Tomás, establece para la justicia de una operación mercantil: que no haya fraude ni engaño
en lo que se vende.
En primera aproximación los problemas éticos en torno a la verdad en los mercados
pueden dividirse en tres tipos, según "verdad" se entienda por relación: (i) al cumplimiento
del contrato; (ii) a la descripción de la mercancía; o (iii) a la información sobre precios
futuros. El primer tópico debió de parecer evidente a Vitoria: el incumplimiento sin causa
razonable de lo prometido constituye injusticia manifiesta hacia la contraparte, y amenaza
la fe entre los hombres que realiza la socialidad y sirve de soporte a la vida política.279
merces illas vendere. —O contra, quia communis aestimatio pretii non sic est. —Dico quod licet varietur
pretium rei, non est inconveniens quando quis emit in magna quantitate, quia modus vendendi rem auget vel
minuit pretium rei. Potest enim quis vendere quinquaginta tres mensuras, pro singulis accipiendo tres
argenteos cum dimidio, et unam tantum non vendere nisi pro quatuor argenteis, quia est ita commune
pretium propter modum vendendi simul vel divisim." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 3.
278
"Secundo est notandum, et valde, quod modus vendendi res multum facit ad augendum vel diminuendum
pretium rei, id est multum facit quod ego vendam domum et dicam: quis vult emere domum meam? vel quod
alius dicat: vis vendere mihi domum tuam. Quia si venditor roget cum mercibus, non tantum vendet eas sicut
si rogetur et nollet vendere, ut patet in publicis auctionibus, en las almonedas, ubi res venditur minus quam
valet et emitur, et hoc licitum est. Licet enim tunc vilius emere res propter modum vendendi, quia sic est
communis aestimatio hominum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 3. Aquí debe entenderse la "común estimación de
los hombres" no como una opinión general de que esto sea lícito, sino por relación a una configuración de las
fuerzas de oferta y demanda en la formación del precio.
279
"... quando sic fit conventio inter homines, de jure naturali obligat. Etiam conditio posita in contractibus,
si illa non ponatur, manet dominium perditum ab illo qui non servat conditionem. Unde si alter manet
dominus, potest licite possidere, quia alius ita se obligavit, et facit injuriam alteri si non adimpleat
promissum: ergo. Sic etiam de pacto facto inter duos quorum unus mutuat centum aureos alteri ut reddat intra
mensem, alias quod mulctetur poena decem aureorum. Tunc videtur omnino quod in foro conscientiae
incurratur illa poena non servata conditione; ergo. Respondetur ab Hadriano, quod adhuc illa limitatio non
tenet, quia est contra jus naturale quod quis puniat seipsum. Sed ego dico quod utrumque potest teneri. Dico
primo, quod potest dici quod tenetur in foro conscientiae, quia ego possum mihi imponere poenam ad libitum
et obligare me in foro conscientiae antequam condemner, et alius non posset me sic obligare. Secundo dico,
quod ille in cujus favorem est posita conditio, se habet loco judicis; et ideo si ille non exigat poenam, ego
non tenebor reddere, quia fecit me judicem et videtur ille esse contentus cum principali. De fideicommissis
non condemnarer si non redderem antequam exigeretur, quia durum esset. Alias omnino teneretur, quia alias,
si illa conditio non teneret, sequeretur damnum in republica, non servaretur fides inter homines nec possent
amicabiliter inter se convenire." In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 5.
280
"Utrum venditio reddatur injusta et illicita propter defectum rei venditae. Respondet sanctus Thomas quod
circa rem quae venditur triplex defectus considerari potest. Quidam defectus est secundum speciem rei, sicut
si vendatur aurichalcum pro auro, vel vinum mistum aqua pro vino puro. Prima conclusio: Si venditor talem
defectum cognoscat in re quam vendit, talis venditio est illicita et fraudem committit in venditione. Patet,
quia licet talis res, ut v. g. vinum mistum aqua maneat in specie, tamen quoad substantiam patitur defectum et
quantum ad speciem. Alius defectus est secundum quantitatem quae per mensuram cognoscitur, sicut si
daretur quaedam metreta vini, scilicet media cántara por una cántara. Secunda conclusio: Si aliquis scienter
utatur deficienti mensura in vendendo, fraudem committit in venditione, et talis venditio est illicita. Tertius
defectus est ex parte qualitatis, sicut si quis vendat aliquod animal infirmum quasi sanum. Tertia: Si quis
scienter vendat rem cum hujusmodi defectu quasi non defectuosam, fraudem committit in venditione et
illicita est venditio. Quarta conclusio: In omnibus talibus venditor, non solum peccat injustam venditionem
faciendo, sed tenetur ad restitutionem. Quinta conclusio: Si vero venditore ignorante aliquis horum
defectuum fuerint in re vendita, non peccat venditor; tenetur tamen cum ad ejus notitiam pervenerit damnum
recompensare emptori. Nota quod hoc quod dicitur de venditore etiam est intelligendum de emptore." In 2a.
2ae., q. 77, a. 2, único.
281
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 77, a. 3, corpus: "Siempre es ilícito poner a alguien en ocasión de peligro
o de daño."
282
Quodl. 2, q. 5, a. 2, corpus.
283
"Si ergo non obstante ignorantia vitii, tenet matrimonium et non potest dirimi: ergo non obstante
ignorantia vitii, quare non tenebit venditio et alios contractus?" In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 6.
284
"Si vitium sit manifestum, ut dicit sanctus Thomas, dato quod emptor non adverteret ad illud vitium, et
dato quod emeret, alias non empturus si sciret illud vitium, tunc sanctus Thomas dicit quod venditio tenet et
est firmissima. Sed illa venditio est tam involuntaria sicut si vitium esset occultum. Ergo si tenet venditio
quando vitium est manifestum: ergo etiam quando est occultum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 6.
285
"Si ego vendo aliquam [rem] sine defectu aliquo, de qua putat emptor quod habet aliquam magnam
virtutem quam revera non habet, et ego ita scio, nihilominus tenet venditio: ergo etiamsi vitium sit occultum
tenet venditio. Antecedens patet (...) Confirmatur. Si quis emeret gemmam a me putans lucrum facturus in
illa gemma, et scio que no hallará más de lo que a mi me da por ella, supposito quod juste vendo, tenet
venditio: ergo etiam quando ignoratur vitium videtur quod teneat venditio." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 6.
286
"Si defectus esset causa quod non teneret venditio, sequeretur quod rarissime tenerent emptiones et
venditiones, in rebus maxime quae sunt alicujus pretii. Patet, quia nulla est res quae non habeat aliquod
vitium et defectum; vulgo enim dicitur que no nace mula sin tacha. Sed hoc non obstante tenet venditio, et
venditor non tenetur rescindere venditionem. Alias enim rarissimae essent venditiones quae non
rescinderentur. Sicut si aliquis venderet domum quae est frigida, et qui illam emit quaerebat domum esse
calidam, quam postea invenit frigidam, jam illa venditio esset nulla et posset emptor conari quod rescindatur
venditio, quod tamen nullus diceret, supposito quod justo pretio vendita fuit." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 6.
287
"Secundo possumus dicere ad argumentum, concedendo quod est involuntaria et habens admistum (sic)
de involuntario. Sed dico quod ignorantia vel metus vel coactio, id est violentia, non irritant, id est annullant
contractum propterea quia faciunt contractum involuntarium, sed ex eo quia faciunt contractum injuriosum."
In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 7.
288
"Sic etiam dicimus in venditione, quod quando quis vendit rem ex necessitate minus, venditio non tenet,
non propter involuntarium, sed propter injuriam illatam propter necessitatem quae imputatur emptori qui
illum induxit in talem necessitatem (...) Unde si ego cogerem aliquem ut emat rem, non teneret venditio quia
induxi illum per injuriam in illa necessitate in qua est." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 7.
289
In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 7: "El vendedor no tiene que procurar el bien del comprador, sino que usa su
derecho vendiendo la cosa en cuanto puede."
290
"Ergo venditio valida est, quia ignorantia illa, licet faciat involuntarium, non tamen cum injuria, quia
imputari debet negligentiae emptoris qui non est cautus." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 7.
291
"Respondetur. Primo, non peccat, saltem mortaliter. Probatur, quia non nocet, ut suppono, quia tantum dat
sicut recipit, vel saltem non nocet notabiliter: ergo non peccat mortaliter etsi faciat rem ingratam emptori,
propterea quia no huelga de tener aquel caballo, quia cum peccata proximi sint pensanda ex nocumento, et
nullum tale sit, sequitur quod non peccat. Secundo, potest dici quod nec peccat venialiter, quia venditor non
dicendo vitium, nec peccat mortaliter nec venialiter quia non tenetur dicere." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 8.
292
"Secundo, possumus dicere quod multum refert tacere vitium, vel dicere contrarium, quia si illud taceat,
satis est quod non decipit emptorem. Et sic dico quod si taceat vitium et non dicat, non peccat quia non
tenetur ad hoc. Exquirere namque vitium rei venalis exspectat ad emptorem. Sed si emptor interroget vitium
rei, an scilicet equus sit effrenis, videtur quod si venditor respondeat contrarium vel si decipiat, quod facit illi
injuriam, et sic peccat mortaliter et tenetur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 9.
293
"Tertio, potest dici quod etiam negare vitium, non est peccatum mortale nec tenetur ad restitutionem, quia
suas agit partes, modo non decipiat nec excedat justum pretium. Et sic licet neget vitium, non tenetur
rescindere contractum quande juste vendit. —Contra, quia vos facitis mihi injuriam non dicendo vitium rei
quam mihi venditis. —Nego illud, quia vos non credatis mihi quamvis dicam quod non habet vitium, quia
ego debeo procurare vendere rem meam, dummodo juste illam vendam, et licet pecco mentiendo, nen tamen
est illicita venditio nec rescindenda. Item, aliquis v. g. vendens equum valentem viginti aureos, jurat quod
alius dabat ei viginti aureos pro illo, et revera non dabat nisi quindecim. Nihilominus emptor illo juramento
ducitur ad dandum illi viginti aureos pro equo. Tunc licet venditor peccat jurando falsum, nihilominus
venditio tenet. Ergo eodem modo licet venditor neget vitium rei quam juste vendit, non tamen tenetur
rescindere venditionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 9.
294
"Dum ergo venditor non excedat limites justi pretii, non tenetur detegere vitium occultum rei quando non
est interrogatus. Si tamen interrogatur de vitio et illud negat positive, tenetur de toto damno, quia qui mala
fide induceret aliquem ad emendum triticum, teneretur de damno. Credo v. g., quod in mense madii vilius
erit triticum quam nunc. Nunc v. g., valet modius tritici quatuor argenteos. Si inducerem aliquem mala fide ut
nunc emat triticum, tenerer de toto damno." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 13.
295
"Certe haec opinio et aliae duae praecedentes sunt probabiles, nec condemnarem illum qui sequeretur
quamlibet illarum praecedentium. Sed ego potius sequerer istam." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 14.
296
"In argumento quarto articuli tertii movet sanctus Thomas dubium de pretio futuro, quando videt aliquis
quod in futurum erit res abundantior et vilioris pretii, et ipse scit hoc, et cum hoc vendit ut communiter valet
res: an teneatur dicere emptoribus illud quod futurum est." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 16.
297
"Si aliquis venditor ignoret alias naves esse superventuras, et ideo bona fide vendit triticum suum pretio
justo secundum communem aestimationem, talis non tenetur ad restitutionem. Ergo alius qui scit illas esse
venturas, si taceat, non tenetur ad restitutionem quando bona fide vendit justo pretio, quia tantum valebat
frumentum istius sicut alterius, quia scientia istius, navium venturarum, non faciebat frumentum suum vilius,
nec ignorantia emptorum navium venturarum facit illud esse vilius." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 16.
298
"Sed posset dubitari circa hoc, an sciens futuram magnam inopiam frumenti, liceret illi emere totum
triticum quinque argenteis, sicut emit Thales philosophus totum oleum, et postea valet decem argenteis. An
liceret mihi in hoc mense februarii para el agosto, que a de valer a diez reales, emere nunc triticum quinque
argenteis. Respondetur quod sic. —Contra, quia decipis agricolas. —Ego nego quia non teneor monere eos
quod debet in augusto valere decem argenteis, quia haec est ars mea, quod scio esse sic futurum, quia pro
diversis temporibus pretium justum rei variatur. Unde quando positive non decipit, juste emit nec tenetur ad
restitutionem. Confirmatur. Quia qui ne sciunt illam futuram inopiam, si emerent nunc triticum justo pretio,
bene facerent, nec postea tenentur ad restitutionem: ergo nec iste, quia scientia istius non facit quod postea
teneatur ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 17.
299
"Respondetur quod si positive deciperet illos mala fide, tunc concedo quod peccat, et tenetur ad
restitutionem quia formaliter decipit eos. Sed nego consequentiam, scilicet, ergo etiamsi taceat, quia venditor
ille non tenetur agere rem suam et illum docere." In 2a. 2ae., q. 77, a. 3, 16.
300
Cfr. nota 259.
301
La historia detallada de los argumentos cristianos contra la usura puede leerse en Juan T. Noonan, The
Scholastic Analysis of Usury, y en Marjorie Grice-Hutchinson, El pensamiento económico en España. El
primero ofrece una visión cronológica extensa y detallada de la ética económica escolástica, centrada en la
usura pero que considera muchas otras relaciones económicas. De particular interés resulta su exposición de
cómo se elaboró en el ámbito escolástico "a natural-law case against usury", y cómo se desmontó a partir del
siglo XVII. El segundo de los libros mencionados es un texto de discurrir más rápido, que presta especial
atención a España y, con ello, recoge también las discusiones medievales judías y musulmanas, ausentes de
la obra de Noonan.
302
Estas definiciones no se encuentran en Vitoria, que carece de una teoría explícita sobre dinero y moneda.
Las introducimos nosotros para plantear la cuestión central del pensamiento de nuestro autor sobre la usura.
303
Las funciones tradicionalmente asignadas al dinero desde Aristóteles son las de medida de valor, medio
de pago para los intercambios y la liberación de deudas, y depósito de riqueza. Pol., I, 9; E.N. V, 5. Vittorio
Mathieu (Filosofía del dinero, caps. 3-4) ha mostrado cómo todas esas funciones pueden entenderse por
relación a la capacidad del dinero para suscitar en otros trabajo a favor nuestro según la conveniencia de
ellos (por tanto, voluntariamente). A esta capacidad o crédito frente a los demás (sin determinar precisamente
respecto a quién en concreto) que el dinero otorga a su poseedor, la hemos llamado aquí "poder de compra".
Lo que puede comprarse con dinero es entonces trabajo actual (como el de la mano de obra), trabajo
actualizado en un objeto, o trabajo potencial, consistente en otras formas de dinero (cambio de una moneda o
de algo fácilmente monetarizable por otra moneda u otro valor también fácilmente monetarizable). (Mathieu,
Ibidem, pp. 171-172).
304
"... secundum se est illicitum pro usu pecuniae mutuatae accipere pretium, quod dicitur usura." Summa
Theologiae, 2a. 2ae., q. 78, a. 1, corpus.
305
Resulta interesante un pasaje que nos recuerda Deckers de las Siete Partidas, elaboración jurídica del
siglo XIII que acabó con la permisividad legal respecto a la usura en Castilla: "Todo home que fuese acusado
de heregia, et aquel contra quien moviesen pleito por razón de usuras, o de simonía, o de perjurio, o de
adulterio, así como acusando la muger al marido o él a ella para partirse uno de otro que no morasen en
uno...: todos estos pleitos sobredichos que nacen destos pecados que los hombres facen, se deben juzgar et
librar por juicio de santa eglesia." Partidas, ley 1, tít. 6, part. I, 58. Como puede verse, el mismo derecho
civil castellano hacía competentes a los eclesiásticos para el juicio sobre usuras, lo que habría de llevar
consigo una especial atención al tema en las facultades de teología.
306
Esto no significa que la discusión sobre la usura deba minusvalorarse, ni histórica ni filosóficamente. J. T.
Noonan habla de "the intrinsic interest of this intellectual enterprise of the scholastics, the only detailed and
comprehensive effort in history to explore the requirements of justice in the credit operations central to
commercial life." The Scholastic Analysis of Usury, p. 7.
307
"Sine dubio accipere usuram pro pecunia mutuata est secundum se injustum. Probat, quia in tali
negotiatione venditur aliquid quod non est: ergo est injusta negotiatio. Probatur antecedens posita
distinctione quadam, scilicet quod res sunt in duplici differentia. Quaedam sunt res in quibus usus ipsarum
rerum est consumptio illarum, ita quod non distinguitur dominium ab usu illarum. Itaque usus pecuniarum
est consumptio ipsarum, es gastarlos, ut patet in rebus quae exspectant ad vescendum, ut usus vini est
consumptio ipsius vini, es beberlo. Et de istis, si quis ex una parte vellet accipere pecuniam pro usu vini, et
etiam ex alia parte vellet accipere pecuniam pro ipso vino, jam acciperet aliquid pro illo quod non est, scilicet
pro usu vini, quod est illicitum quia usus ille vini est ipsummet vinum (...) Aliae res sunt quarum usus non
est consumptio illarum, sed quae manent integrae; sicut usus domus non est dissipatio illius, sed est
inhabitatio, et usus equi est iter agere cum equo, et non est dissipatio illius quia manet integer. De istis rebus
bene potest seorsum utrumque concedi, scilicet quod dominium distinguitur ab usu rei et econtra, quia potest
aliquis tradere alicui dominium domus, et reservare sibi usum illius per aliquod tempus; vel econtra potest
concedere alicui usum domus, reservato sibi ejus dominio; et ideo licite potest accipere pecuniam pro usu
domus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 1.
Vitoria pasa rápidamente por encima de una objeción propuesta por Duns Escoto, fundada en que los
franciscanos poseían el uso de las cosas (usus facti) pero no su dominio (usus juris), según las reglas de la
Orden canónicamente aprobadas (e interpretadas por la bula Exiit, qui seminat de Nicolás III, donde el Papa
indicaba que la unión constante de posesión y propiedad es sólo una determinación de la ley civil, incluso
para los bienes fungibles). Parece entonces que en todas las cosas puede distinguirse uso de dominio:
"Contra, Fratres minores habent usum rerum; et tamen non habent dominium: ergo dominium rei distinguitur
ab usu ipsius rei. Respondetur quod quidquid sit, sive distinguatur usus a dominio, sive non, hic tamen usus
capitur a sancto Thoma pro aestimatione rei et valore ipsius, et isto modo non distinguitur usus a dominio.
Itaque vult dicere sanctus Thomas quod usus equi per se potest aestimari, licet non detis equum, sed usus
vini non potest aestimari sine vino. Et sic quando dicit quod non debet seorsum computari usus rei ab ipsa re,
id est quod usus rei non distinguitur a dominio ipsius, intelligit quod non distinguitur quantum ad
aestimationem." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 9.
Sobre la historia de esta objeción de Escoto a la tesis tomasiana, puede leerse Noonan, The Scholastic
Analysis of Usury, pp. 60-61 (donde debe corregirse "[Scotus' argument was ignored] until Soto and Lessius
considered it in the sixteenth century", añadiendo a Vitoria antes en la lista, según vemos).
308
Ello es lo que permite clasificar al préstamo de dinero como mutuum dentro de la tipificación romana
contenida en el Corpus Iuris Civilis. El mutuum era el préstamo gratuito de un bien que se consume en su
utilización y puede ser pesado, contado o medido (bien fungible). Cuando se cobra por el mutuum, éste se
convierte en foenus, autorizado por el derecho romano, aunque con restricciones en cuanto a la tasa que
puede pedirse. Caben también en el derecho romano otras dos figuras de préstamo: el commodatum y la
locatio o alquiler, que tienen lugar sobre bienes no fungibles, de maneras gratuita y onerosa,
respectivamente. La diferencia entre las características de los bienes comprometidos, hace que mientras en el
commodatum sólo se traspasa el uso de la cosa, no su propiedad, en el mutuum se traspasa también al
prestatario el dominio sobre la cosa y, con él, el riesgo de pérdida o daños. En el caso del commodatum ese
riesgo permanece en el prestamista.
Sobre tales conceptos jurídicos está pensada la posición de Santo Tomás contra la usura. Los préstamos de
dinero, según esta tipificación, sólo pueden ser mutuum o foenus. El concepto de locatio no es pensable para
el dinero, por razón de su carácter fungible. Debe notarse entonces que cuando empleemos la palabra
'préstamo' donde Vitoria usa 'mutuum', estamos eliminando un rasgo conceptual importante del discurso de
nuestro autor, una distinción que excluye de entrada la posibilidad del alquiler. Quien cobra por el mutuum
es un foenatarius, mala palabra equivalente a usurero. Hecha esta aclaración, hemos preferido seguir
hablando de 'préstamo', en beneficio de la inteligibilidad de nuestro comentario, aunque 'mutuo' sea una
palabra castellana reconocida de larga tradición jurídica (Gómez Camacho la prefiere en su traducción de la
obra de Molina, pero la mayoría de los autores utilizan 'préstamo' o sus equivalentes en otros idiomas).
309
"Sed quia pecunia est de primo genere, scilicet de rebus quarum usus est consumptio illarum, et quia
pecuniae consumptio, quae est usus, est dare illam alteri, et hoc non potest esse nisi dando ei dominium
illius, haciendole señor della, ideo pro usu accipere pretium est illicitum et peccatum." In 2a. 2ae., q. 78, a.1,
1. De esta manera, Santo Tomás había invertido un argumento anterior contra la usura, que la hacía ilegítima
afirmando que, a diferencia de una casa, el dinero no se deteriora con el paso del tiempo o el cambio de
manos.
310
"Conradus facit ad hoc 25 rationes. Dicam ego aliquas illarum. Prima, quia contra legem naturalem est
quod aliquis accipiat lucrum de re non sua; sed postquam mutuat pecuniam, jam illa non est sua sed
accipientis, quia in mutuo trasfertur dominium alteri: ergo si vult pro illa aliquid accipere, facit injuriam
accipienti. Secunda: contra jus naturale est accipere fructum de re quae non fructificat; sed pecunia non
fructificat: ergo cum ille vult habere fructum de pecunia, sequitur quod facit contra jus naturale: ergo dare ad
usuram est contra jus naturale. Tertia: do tibi mutuum centum florenos. Si nullus esset usus florenorum,
injuriam facerem tibi si peterem aliud praeter florenos; sed usus illorum non distinguitur a dominio: ergo
exigere pro usu aliquid ultra dominium est injustum: ergo contra jus naturale. Quarta, quia in nullo contractu
debet quis petere plus quam dat; sed iste non dat nisi centum florenos: ergo nec recipiens debet dare nisi
centum: ergo plus accipere et exigere est injustum et illicitum. Quinta, quia philosophi, qui vivebant in lege
naturae et non cognoscebant aliam legem divinam, condemnaverunt hanc negotiationem (...) Sexta: prohibita
est usura legi veteri: ergo est de jure naturali." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 5.
Sorprendentemente, Vitoria utiliza aquí a Conrado como una suerte de enciclopedia de argumentos
anteriores sobre la usura, de donde toma los que le parecen de interés, sin considerar la discusión del mismo
Conrado. De él dice Noonan: "He offers twenty-three natural-law reasons in favor of the usury prohibition,
criticizes, modifies, and rejects most of these reasons, and ends with two tenous formal arguments against
usury left standing. At the same time, he puts forward strongs objections against the prohibition, which he
leaves unanswered, and if these objections are taken as they stand, without interpretation, they seem to prove
that usury itself is licit." The Scholastic Analysis of Usury, p. 340. Los argumentos que Summenhart acepta
finalmente por entero son los dos últimos repetidos por Vitoria en la cita que encabeza esta nota. Noonan
señala que las refutaciones de Conrado a los principales argumentos anteriores no encontraron eco en los
cien años siguientes.
311
"Praeter istas rationes, sunt aliae duae vel tres quae aliquando Parisius fiebant. Probatur ergo quod non
liceat aliquid exigere. Si aliquis indigens pecunia, furto acciperet a divite centum aureos contra voluntatem
ejus, dives non potest licite exigere a fure nisi centum aureos quos furatus est, quando non passus est
jacturam nec damnum per hoc quod latro habuit illos, quia dives solum debebat illos habere in theca. Alias
enim si plus exigeret quam latro esset furatus, peccaret. Ergo eodem modo et a simili quando qui mutuat
pecuniam non incurrit aliquod damnum, non licet ei aliquid pro mutuo exigere et accipere, quia qui accepit
pecuniam mutuatam, non plus tenetur dare quam latro." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 6.
312
"Item arguitur ex parte finis, et valde apparenter. Quia, sicut dicimus et probamus de mendacio esse
prohibitum jure naturali ex parte finis, scilicet quia sequerentur magna mala et damna in republica si
permitteretur, omnes enim fallerent se etc., et sicut de fornicatione probamus esse contra jus naturale, id est
esse prohibitam jure naturali ex parte finis, scilicet propter incommoda quae in republica sequerentur ex ea si
esset permissa, quia perderetur respublica, cum non posset stare sine matrimonio; ita ergo de usura dicimus
esse prohibitam jure naturali ex parte finis, scilicet propter tot incommoda et angustias quae ex illa in
republica pullularent et sequerentur. Quia si usura esset permissa, esset perdere pauperes; quia divites, si illis
liceret dare ad usuram, exhaurirent omnem substantiam pauperum, et sic bona redigerentur ad manus
paucorum, et civitates venirent in magnas jacturas, ut experimento visum est in aliquibus regionibus in
quibus erant usurarii. Usura ergo prohibita est jure naturali." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 6. La importancia que
concede a este argumento se nota cuando más adelante señala: "solum propter hoc prohibetur usura" (cfr.
nota 440). Esto último no debe tomarse literalmente sino sólo como un énfasis, puesto que incluso cuando la
usura es buena prima facie para la república debe ser condenada moralmente (cfr. nota 331).
313
"Sanctus Thomas aperte dicit quod dare ad usuram est contra jus naturale, quia dicit quod secundum se est
injustum et illicitum; et hoc vocamus esse contra jus naturale: ergo sentit quod dare ad usuram est malum de
jure naturali. Item, quia ratio Doctoris procedit ex natura rei, scilicet quod usus pecuniae non distinguitur ab
ipsa pecunia, quia dare dominium pecuniae est dare usus illius: ergo dare ad usuram est malum de jure
naturali." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 3.
314
"Et certe oppositum tenere, scilicet quod usura est solum de jure divino positivo prohibita, videtur esse
periculosum et suspectum de haeresi, nec ego permitterem si possem quod aliquis attentet illud sustentare."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 4.
315
Cfr. Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, pp. 11 ss. Allí se sostiene que en el origen y
mantenimiento de la condena de la usura está la convicción del magisterio de la Iglesia, que desde la Alta
Edad Media percibió al préstamo a interés como una acción contra la caridad cristiana. El desarrollo
posterior de los argumentos llevó a identificarlo también como un pecado de injusticia, condenable desde la
ley natural.
316
Los pasajes citados en In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 2, son: Ez 18, 5-17, Sal 14, 1-5 y Neh 5, 6-11.
317
Lc 6, 35: "Verum tamen diligite inimicos vestros; benefacite, et mutuum date, nihil inde sperantes."
318
"Si ergo dare ad usuram non est prohibitum jure naturali, sed solum jure divino positivo veteris legis, et
praecepta veteris legis jam cessaverunt praeter illa quae exspectabant ad jus naturale, sequitur quod nunc non
est usura prohibita jure positivo divino veteris testamenti, et per consequens allegare nunc testimonia ex
veteri lege, non est argumentum ad probandum aliquid." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 4.
319
"Si tamen dicas secundum, scilicet quod usura est mala quia prohibita solum in novo testamento, certe
pauca testimonia inveniemus ad damnandum usuram, quia non habetur alius locus nisi ille Lucae 6 v. 35 (...).
Sed ad istum possemus dicere quod est consilium et non praeceptum, quia ponitur inter consilia (...). Item,
quia ibi non ponitur comminatio aliqua: ergo non est praeceptum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 4. En efecto, el
contexto en que se encuentra Lc 6, 35, inmediatamente después de las Bienaventuranzas y rodeado de
consejos evangélicos, favorece la interpretación de que no se trata de una prescripción universal de
cumplimiento obligatorio sino de una recomendación para una vida más perfecta.
320
"...qui diceret quod usura non est prohibita jure naturali, sed divino positivo veteris legis, non posset
convincere quod sit mortale peccatum, quia nullum praeceptum veteris legis obligat nunc nisi illud quod est
de jure naturali. Item, generale est hoc, quod in novo testamento nullum est praeceptum negativum, exceptis
praeceptis de fide et sacramentis, quod non sit de jure naturali, quia omnia talia sunt de jure naturali; sed
prohibitio usurarum est praeceptum negativum: ergo est de jure naturali. Ideo dico quod pro certo tenendum
est dare ad usuram esse prohibitum jure naturali, et non solum de jure divino positivo." In 2a. 2ae., q. 78, a.
1, 4.
321
"Secunda conclusio: Homo tenetur restituere pecuniam quam accepit per usuram." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1,
1.
322
"Sed ex hoc dubitatur, an Deus possit dispensare in hoc, sicut dicimus quod dispensat in juramento et in
furto et mendacio, adulterio et aliis. Respondetur quod forsan quaestio est de nomine. Concedimus enim
quod Deus, cum sit dominus omnium creaturarum, potest dare licentiam mihi ut capiam bona alterius et
omnia bona mundi (...) Sed hoc non est dispensatio proprie, quia proprie dispensatio est quando illud quod
erat illicitum per praeceptum, fit licitum, ut quod furtum et juramentum falsum reddatur licitum. Et isto modo
Deus non potest dispensare in juramento et furto etc. Sic etiam potest concedi et dari licentia a Deo quod
detis mutuo et exigatis pro centum aureis aliquid plus, sed non ratione mutui quia hoc esset illicitum, sicut
nec potest dare licentiam alicui quod furetur ratione furti. Et sic data licentia a Deo, illud quod reciperetur
non potest dici usura." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 8.
323
"Arguebamus sic: Pro quocumque alio beneficio licet exigere recompensationem; non enim datur genus
beneficii temporalis pro quo non liceat exigere recompensationem. Sed mutuare pecuniam est magnum
beneficium temporale. Ergo quae ratio est quod non liceat pro eo aliquid exigere, cum inter beneficia
temporalia putent homines hoc esse majus? Ad hoc respondetur concedendo totum, scilicet quod pro
quocumque beneficio temporali licet aliquid recipere et exigere. Sed mutuare pecuniam est magnum
beneficium, concedo. Ergo licet pro eo exigere et accipere recompensationem, concedo, sed dico quod
exigere hoc est exigere illud solum quod mutuavit (...) Sicut in aliis beneficiis petitur aequalis recompensatio,
tantum do quantum accipio, ut pro labore unius diei licet exigere argenteum, ita pro mutuo centum aureorum
licet exigere alios centum aureos. Recompensatio namque est quod si das mihi centum, quod dem tibi
centum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 7.
324
"Replicant tamen usurarii: contra, quia dicunt quod non accipiunt lucrum pro pecunia quam dant mutuo,
sed pro usu. Respondetur quod hoc facile solvitur. Dico quod sicut ego do mutuo centum aureos et etiam
usum illorum, ita ille qui recepit quando illos reddit mihi dat usum et centum aureos: ergo nec pro usu licet
recipere lucrum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 7.
325
Señala M. Zalba, "El precio legal en los autores escolásticos", p. 214, que la estabilidad de precios
durante la Edad Media y los moderados márgenes de ganancia de las actividades agrícolas y artesanales,
vigiladas por los gobiernos locales y los gremios, dejaban poco margen a la especulación y al
enriquecimiento por vía productiva. Los usureros amenazaban entonces el precario equilibrio económico de
la gente común, obteniendo ganancias que se interpretaban como explotación de los pobres.
326
Cfr. nota 312.
327
"In usura tamen hoc est specialiter verum, licet non in aliis turpibus lucris, quod restitutio est facienda illi
qui accepit ad usuram ut dicit sanctus Thomas, quia praesumitur quod propter necessitatem accepit ad
usuram." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 10.
Si no se entiende el pasaje por referencia a las necesidades de los pobres (a lo que da pie el lugar de la
Summa Theologiae aludido, 2a. 2ae., q. 78, a. 1, ad 7), se convierte en una petición de principio: es preciso
presumir que se tomó el préstamo por necesidad, dado que la usura es injusta y nadie se hace injusticia a
sabiendas.
328
No es exacto que esa conceptualización no existiera, pero se hallaba aún in nuce y Vitoria no acertó a
desarrollarla. En efecto, San Antonino en la parte 3, tít. 8 de su Summa legitima una ganancia mayor en la
venta a crédito de paños por razón de que el artesano se ve privado del dinero producto de la venta (carentia
pecuniae), que necesita para reinvertirlo (reinvestire) y fabricar más paños (cfr. Sierra Bravo, El pensamiento
social y económico..., t. 1, p. 171). Se trata de un caso industrial de lucrum cessans, en que la disponibilidad
del dinero para la inversión vale dinero. A pesar de que Vitoria participó en la edición parisina de 1521 de la
Summa de San Antonino, no hay señal de que comprendiera este hecho económico.
Debe notarse de cualquier forma que aun si lo hubiera comprendido, tenía todavía disponible un argumento
de San Alberto Magno: quien toma dinero a crédito para emprender un negocio, obtiene lucro de su trabajo e
industria; el usurero que le financia lo obtiene del mismo lugar, esto es, de explotar el trabajo del otro. (J.T.
Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, p. 46).
329
Como señalamos en la nota 328 dentro de la tradición escolástica podría responderse a este análisis que el
fruto obtenido de negociar un capital depende del arte y trabajo del negociante, puesto que el dinero por sí
mismo nada produce (Brants, Esquisse des théories economiques..., p. 136). No obstante, la consideración de
los contratos de sociedad en que Vitoria, y otros antes que él, aprobaban como legítimo el beneficio del socio
capitalista, impide dar por buena esta respuesta. La diferencia entre uno y otro caso, como veremos más
adelante, estriba en que el capitalista de una sociedad arriesga su dinero. El riesgo desde antiguo se venía
poniendo como una de las causas legítimas de remuneración del dinero, aunque no sea fácil ver cómo
contribuye a la generación de valor de una manera distinta a la disponibilidad misma de dinero para la
empresa, con riesgo o sin él. Al arriesgar su dinero el capitalista brinda al otro socio los medios de hacer
fructificar su trabajo y arte, de una manera semejante a como lo hace el prestamista, salvo por el asociarse
con él en la misma suerte, lo que no parece marcar mayor diferencia en cuanto a la generación de valor.
330
"In argumento septimo arguit: ille qui accipit pecuniam ab usurario, voluntarie dat aliquid ipsi usurario:
ergo usurarius non tenetur restituere. Respondet quod habet aliquid de involuntario. Item, quia est contractus
injustus de se; quia iste plus dat usurario quam ab eo accepit." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 18.
331
"... an papa possit dispensare cum usurario. Respondetur quod non, quia usura est prohibita de jure
naturali; et licet esset prohibita de jure divino, non posset dispensare in illo: ergo multo minus in jure naturali
(...) Sed ego non movi dubium propter hoc, sed dubium est quia punitio qua punitur usurarius est de jure
positivo, nam lege humana statuta est poena usurariis, ut excommunicatio et infamia etc. De hoc est dubium
quod ego moveo, an scilicet papa possit in hac dispensare sic quod usurarius dimittatur impunitus (...)
Respondetur quod, licet papa posset hoc permittere particulariter cum aliquibus propter bonum et utilitatem
communitatis, non tamen posset universaliter hoc omnibus permittere. Et si particulariter cum aliquo
permitteret, non intelligatis quod deobligat illum ad restitutionem, quia si haberet conscientiam, teneretur
restituere, quidquid permittat papa ex rationabili causa ad impediendum majus malum et propter bonum
communitatis, et hoc limitando illi quantum possit exigere. In Germania sunt tales usurarii, in qualibet
civitate unus, qui possit exigere usuras moderatas, por tres ducados que le den cada semana cinco maravedís.
Ita mihi dictum fuit. Sed haec permissio papae solum est absolutio a poena juris, scilicet quod ille non sit
excommunicatus nec infamis nec possint ab eo repeti usurae; sed non deobligat illum a restitutione, quia ad
illam tenetur, et est semper in peccato mortali." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 16.
332
Proveer fondos para inversiones de este tipo (y también para otras de más alcance) constituía la función
característica de los censos agrícolas, que mencionamos en el epígrafe 4.2, supra.
333
"Sed dubitatur circa hoc. Supponamus quod usurarius sit necessarius in republica ad subveniendum
pauperibus. Et sit casus quod licite permittitur ad evitandum majora mala quae pauperes patiuntur, quia per
hoc quod quis indiget arare, ad hoc indiget bove, et ad emendum illum, indiget octo aureis; et tamen si saca
paño o trigo fiado, perderá mucho más que si toma ocho ducados a usura de un usurero. Et cum nullus vult
exercere usuram, tum quia cogitur omnia restituere, tum etiam quia peccat mortaliter an ergo tunc in tali casu
papa possit dispensare cum illo ut licite retineret usuras." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 17.
334
"Respondetur quod papa non potest dispensare cum usurario quoad hoc quod non peccet mortaliter, quia
usurarius facit contra jus naturale et divinum, et esset dispensare in jure naturali et divino, quod non est
dicendum. Et ideo ille non potest excusari a peccato mortali. Secundo dico, quod etiam non potest dispensare
cum eo quoad hoc quod non teneatur ad restitutionem, tum quia restitutio cogitur fieri propter odium
usurarum, tum etiam quia si papa hoc faceret, induceret ad mortale; nam inducendo ad usuram inducit ad
mortale." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 17.
335
"Ad argumentum primum dico quod ille patitur injuriam, quia ibi est aliquid de involuntario, ut patet, eum
si posset non dare usuras, non daret. Sed est involuntarium secundum quid, et hoc sufficit ut dicatur injuria.
Nam si omnino esset voluntarium, non esset peccatum in usura." In 2a. 2ae., q. 59, a. 3, 2.
336
Esta objeción podría responderse desde la concepción del agente económico como alguien comprometido
con la justicia en las transacciones en que participa, y no sólo con su interés pecuniario. Para alguien así
resultará evidente que debe pagarse por un bien o un servicio que se recibe, pero no por la disposición de un
Por la extensión con que nuestro autor lo trata, mencionaremos aquí sucintamente
el problema de la llamada "usura mental". La frase evangélica que respaldaba la
prohibición del cobro de intereses reza: "Mutuum date, nihil inde sperantes".337 Como
puede verse, en ella no se habla de no recibir nada a cambio, sino de no esperarlo. Cabe
moralmente recibir una recompensa por el beneficio que se hace al prestatario, siempre que
esa recompensa se origine en la libre gratitud de éste y no en una exigencia al momento de
hacer el contrato. La usura mental consiste entonces en prestar esperando recibir más que
el principal, pero sin pacto ni contrato explícito, sino sólo haciéndolo entender o
esperándolo interiormente, de forma que sin esa expectativa no se concedería el
préstamo.338 La relevancia social de esta figura ética puede imaginarse en un contexto de
fuerte censura social hacia los usureros. No sería raro que éstos evitaran pedir directamente
intereses, quedando sin embargo sobreentendido que los esperaban.339 Algo semejante
ocurre entre nosotros con muchas operaciones de corrupción administrativa.
La cuestión de si entonces se está obligado a restitución fue ampliamente discutida
en el debate escolástico sobre la usura. De una parte, parece que el prestamista recibe lo
que excede del principal bajo un título injusto derivado de su actitud hacia la operación;
por otra parte, puesto que el prestatario lo da libremente, no se le hace injusticia y no tiene
sentido que se le deba restitución. Vitoria se pronuncia por esta segunda postura,340 de la
dinero que no fructifica por el solo paso del tiempo. Con ello la idea vitoriana pierde la ingenuidad con que
aparece en primera lectura. Lógicamente, lo que debe discutirse entonces es la "evidencia" del análisis del
dinero como estéril.
337
Lc 6, 35: "Presten sin esperar nada a cambio".
338
"Sit ita v. g., quod aliquis mutuat alicui indigenti centum aureos, ita quod qui petit ab illo centum aureos
mutuo, bona fide petit, id est non sub usuris, sed intendit petere ab illo tamquam ab amico. Tamen qui mutuo
dat illos centum aureos, non illos dat bona fide, sed intendit illos ei mutuo dare sub ratione usurae,
intendendo obligare istum quod det ei aliquid ultra sortem. Hoc tamen non intelligit qui accipit illos, sed
putat quod alius gratis et bona fide dat. Ista est mentalis usura, quia non fit pactum exterius nec contractus,
sed interius ex altera parte, scilicet ex parte mutuantis." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 11.
339
"Itaque papa ibi vocat usurarium mentalem, quando ex animo utriusque tam dantis quam accipientis fuit
intentio dare ad usuram, et etiam accipere ad usuram, licet non faciant exterius contractum aliquibus verbis."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 13.
340
"Et ad illud Almain quando dicit quod tenetur dare pauperibus, dico quod est intolerabile. Quia vel
usurarius mentalis accipiendo illud fecit injuriam alteri qui illud sibi dedit; et si sic, tenetur illi restituere illud
et non dare illud pauperibus; vel non fecit injuriam illi, et sic non tenetur ad restitutionem. Non ergo est
"Arguitur ergo sic: Nulla ratio est apud quemcumque ethnicum quod a me petas aliquid pro
beneficio mihi collato pro quo nihil perdis, nullam jacturam pateris, nullum periculum nec
labores incurris, immo irrationabile reputatur aliquid ultra accipere. Sed sic supponimus
esse in mutuo, quia si aliquid perderet qui mutuaret pecuniam, bene de illo cadit
compensatio ut dicemus."342
dubium nisi quod usurarius mentalis non tenetur ad restitutionem. Sed hoc intelligatis nisi mutet
conscientiam, scilicet quod alius gratis dedit." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 13.
341
"Verum est quod circa hoc quod dictum est, oportet notare quod hoc est intelligendum quando alius gratis
aliquid dat ipsi usurario mentali, ut bene notat Silvester. Quia si coactus daret, licet non ex pacto daret, sed
quia putat quod intentio alterius est quod si non daret ei aliquid, se quejara del, tunc iste accipiens tenetur ad
restitutionem; secus autem non, si alius gratis dederit." In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 13.
342
In 2a. 2ae., q. 78, a. 1, 5: "Se argumenta por tanto así: Ninguna razón hay entre los paganos para que me
pidas algo por un beneficio que me has hecho, en el que nada has perdido, no has sufrido ningún perjuicio, ni
has incurrido en peligros o trabajos; entonces se tiene por irracional pedir algo más. Pero así suponemos que
ocurre en el préstamo, porque si perdiese algo quien presta dinero, bien cabe compensación por ello, como
decimos." El argumento concluye con que si así es entre los paganos, cuánto más ha de serlo entre los
cristianos, a los que está prescrito amar a su prójimo.
343
"In solutione ad primum [sanctus Thomas] dicit quod ratione damni licet accipere aliquid pro pecunia,
quia quisquam tenetur servare se indemnem, et hoc licet deducere in pactum. De hoc non est dubium. Itaque
si ille qui mutuum dat incurrat detrimentum, potest exigere aliquid, scilicet tantum quantum perdit pro illo
beneficio quod alteri facit per mutuum. Si sic velis, dabo tibi pecuniam; secus autem non." In 2a. 2ae., q. 78,
a. 2, 2.
344
"... an ratione damni liceat alicui exigere pecuniam. Respondet sanctus Thomas quod sic. Non est dubium
nisi quod licet ab isto exigere in contractu quod servet me indemnem. Sed dubium est si illud non fuit
deductum in pactum. V. g., aliquis mutuat alteri centum aureos sine tali conditione et pacto quod servet illum
indemnem; postea vero qui illos mutuavit venit in quamdam necessitatem propter quam vendidit domum
valentem centum aureos pro quinquaginta. An iste licite possit postea exigere illud damnum ab illo cui
mutuavit centum aureos. Respondetur quod non, quia gratis illos dedit alteri: ergo alius non tenetur reddere
recompensationem nec damnum illud, nec iste licite potest exigere. Verum est quod alius ex quadam
honestate et gratitudine deberet facere recompensationem; sed si non vult, non tenetur." In 2a. 2ae., q. 78, a.
2, 2.
345
"Recompensationem vero damni quod consideratur in hoc quod de pecunia non lucratur, non potest in
pactum deducere: quia non debet vendere id quod nondum habet et potest impediri multipliciter ad habendo."
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 78, a. 2, ad 1.
346
"Circa secundam partem solutionis est dubium, an ratione lucri cessantis vel ratione interesse liceat
aliquid pro pecunia exigere. Debeo v. g., cum pecunia emere nunc frumentum ad lucrandum aliquid. Si do
alicui illam pecuniam, an liceat pro illa exigere illud quod lucraturus eram. Debeo v. g., cum centum aureis
lucrari singulis annis octo aureos. Si vis quod dem tibi istos centum aureos, debes mihi pro illis dare singulis
annis octo aureos. An liceat hoc in pactum deducere. Videtur quod sic, quia videtur aequitas naturalis quod
ille qui nihil habet quo vivat nisi cum negotio suae pecuniae, quod si hoc impediatur, quod compensetur ei
(...) Et ista est tenenda; et sic nos tenemus absque scrupulo quod licet aliquid exigere et deducere in pactum
ratione lucri cessantis." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 3.
La cuestión del lucrum cessans había sido muy debatida a lo largo de los siglos XIV y XV. Dice al respecto
V. Brants: "Peu à peu, ce ne fut que plus tard que la théorie se précisa en détail et se développa. Le caractère
éventuel du titre cependant demeure très contesté. On ne peut prendre comme indemnité que le lucre normal
approximatif, non un lucre extraordinaire et considérable. C'est le principe que pose en cette matière le
cardinal Cajetan qui est encore très prudent dans les applications." (Esquisse des théories économiques..., p.
152). El mismo autor hace notar (Ibidem, p. 153) la diferencia entre el lucrum cessans generado ex post facto
de ciertas circunstancias, especialmente un retraso en la devolución del préstamo, de aquel otro que se
estipula en el momento mismo de prestar (in pactum deducere). El primero fue legitimado muy antes que el
segundo. Como vimos en la cita anterior de Vitoria, incluso éste segundo es aceptado por nuestro autor.
En consecuencia, no es correcta la apreciación de Louis Vereecke que, refiriéndose a Maior, señala:
"Remarquable largueur de vues si l'on songe que Vitoria, vingt ans plus tard, n'admettra encore qu'un titre de
compensation, le damnum emergens". ("La licéité du cambium bursae chez Jean Mair", p. 316). Una idea
semejante sostienen Chafuén (Economía y ética, pp. 153 ss.) y J. A. Widow ("The economic teachings...", p.
18). Los pasajes vitorianos restrictivos respecto al lucrum cessans pretenden únicamente asegurarse de que
éste ocurre en realidad, es decir, que de no prestar, el dinero no permanecerá inactivo en el cofre del
prestamista. Porque si fuera así, entonces el lucro cesante no constituiría más que una ficción para encubrir
usuras.
347
En el pasaje de la nota 346 se ejemplifica con una tasa de interés del 8%, valor que se repite poco más
adelante en otro ejemplo: "Hoc modo multi negotiantur mercatores. Dant regi centum millia aureorum et
dicunt ei: ganaremos diez ducados con ciento; da tu nobis octo aureos pro centum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 5.
348
"Sed pro majori [declaratione] notate cum Cajetano quod tale lucrum provenire posse ex pecunia, potest
dupliciter considerari. Uno modo, in potentia. Sed non est lucrum in via nec in spe, id est non erat quis
paratus ad lucrandum, etiamsi posset; ut aliquis habet pecuniam qua, si negotiaret, multum lucraretur, tamen
revera non lucrum in spe, quia non erat paratus iste ad negotiandum. Talis, si mutuet pecuniam, non licet ei
pro illa aliquid exigere. Patet, quia restituendo illi pecuniam quam dedit, reducitur ad aequalitatem justitiae,
quia si ille non dedisset pecuniam mutuo, non esset futurus ditior. Esset tamen si aliquid alius daret; et sic
non esset aequalitas justitiae. Alio modo potest lucrum considerari ut est in spe futurum, sicut aliquis est
negotiator, et talis ad sustentationem suae familiae cum mille aureis lucrabatur singulis annis centum aureos.
Tunc ex praeteritis est verisimilis conjectura quod eadem spes erit in hoc anno. Tunc licet lucrum illud
exigere pro illa pecunia si illam mutuet, dummodo propter mutuum cesset lucrum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 4.
349
"Ultimo dico circa hoc, et est notandum, quod est differentia inter certum et periculosum. Unde dico
quod, quamvis liceat exigere aliquid ratione lucri cessantis, non tamen licet exigere tantum quantum
verisimile est quod lucraturus fuisset, sed aliquid minus, quia lucrum cessans est incertum; et ideo pro eo non
licet tantum recipere, sed minus, quia majus lucrum est lucrum certum etsi parvum quam lucrum incertum
etsi magnum. Vulgo enim dicitur: plus valet hoc tribuo, quam tribuenda duo; más vale un toma, que dos te
daré." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 5.
350
"Tertio sequitur, quod non sufficit ad aliquid exigendum quod a principio quando aliquis dedit mutuum
impediatur a lucro, sed oportet quod semper impediatur a lucro quandiu recipit. Itaque si negotiator mallet
negotiare et mallet lucrum suae negotiationis, tamen alius precibus extorquet mutuo ab eo pecunias, tunc
dico quod licitum est ei exigere illud lucrum quod cessat. Si tamen postea gaudeat pecuniam suam remanere
apud alium ut singulis annis det illud lucrum, et mavult illud lucrum quam negotiare, tunc non licet illud
lucrum exigere. Ego v. g., eram negotiaturus hoc anno et paratus ad negotiandum, et alius valde indigens
precibus petit a me mutuo pecuniam cum qua eram negotiaturus dicens quod dabit mihi tantum quantum ego
essem lucraturus; et ex benevolentia do illi pecuniam illam illo modo. Hoc licitum est. Sed postea malo quod
sit apud illum illa pecunia quam det, quia mallem illud lucrum quod mihi dat quam negotiare. Hoc non licet
quia jam non est causa impediens me a negotiatione, postquam dico quod non negotiarem si illam mihi daret,
ut suppono. Item quia alias omnes usurarii excusarentur hactenus, quia illi aliquam negotiationem fecissent
qua lucrati essent aliquid." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 5.
351
"Et quod hoc sit verum, quod aliquid liceat exigere ratione lucri cessantis, probatur. Quia si aliquis
accepisset a me gratis pecuniam mutuatam per unum annum, et ille detineret illam per duos vel tres annos, et
ego perderem aliquid per detentionem illius pecuniae, certe ex justitia ille teneretur illud damnum mihi
restituere. Ergo si ad hoc tenetur, quare non licebit hoc ipsum in pactum deduceret. Item, quia justitia est
quando ad aequalitatem aliqui perveniunt. Sed iste mutuans pecuniam propter mutuum habet minus quam
debet habere et habuisset si non mutuasset, et hoc est injustum quia non est justitia quod ratione mutui perdat
aliquid; dummodo bona fide mutuet, scilicet quod mallet retinere pecuniam quam dare, licitum est dare. Ergo
alius tenetur facere recompensationem." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 5.
352
Felipe Ruiz Martín, Pequeño capitalismo, gran capitalismo, p. 76, dice a este propósito: "Los modestos,
fueran artesanos, fueran ganaderos, fueran labradores no solían defraudar, sin duda porque se miraba mucho
a quien se daba; al contrario, llegada la feria convenida como término, de Medina del Campo, de Rioseco o
de Villalón, puntualmente cumplían (...) Los grandes, por el contrario, creaban intrincados problemas, en
particular los que ocupaban altos y representativos cargos diplomáticos, o eran ministros o generales, en las
provincias italianas o de los Países Bajos." (El texto se refiere a los negocios de Simón Ruiz en la plaza de
Florencia). Parte de la dificultad se hallaba, como el mismo autor señala, en que se prestaba al aristócrata
para ir obteniendo acceso a su clase social, lo que otorgaba al prestatario cierto poder sobre el prestamista:
"Como todos los comerciantes, Baltasar Suárez [corresponsal de Simón Ruiz] está deslumbrado ante el
rango, ante los títulos, ante la nobleza. Y socorrer a los egregios en sus necesidades crematísticas es una
compensación para su desazón, para su complejo." Ibid. p. 80. Otra parte de la dificultad hay que buscarla en
los privilegios de la nobleza. Según J.C. Salyer, "La política económica...", p. 320: "Los hidalgos no podían
ser alojados en cárcel común, colocados en el potro, ni podían ser encarcelados por deuda. Sus propiedades,
casas, caballos y mulas estaban inmunes de captura por deuda".
353
"Si esset statutum praecipiens quod quicumque retineret pecuniam alienam et non redderet tempore
praefixo, quod postea pro quocumque anno det tantum pro illa, certe tale statutum de hujusmodi debitis
retentis esset justum et licitum, tum ut debitores solvant prius et citius, tum etiam in ratione poenae, in
poenam negligentiae debitoris. Immo in Flandria est tale statutum et rationabile. Et hoc licet in poenam
negligentiae debitorum ut solvant. Etiam licet in favorem creditorum; etiam ad tollendum tergiversationes
debitorum. Nec illud esset usura, quia creditor non recipit illud ratione mutui nec ratione lucri cessantis, sed
quia lex ita praecipit." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 24.
354
"Ex hoc sequitur quod isti equites et nobiles viri retinentes pecuniam a mercatoribus ultra tempus eis
praefixum, tenentur de lucro cessante. Itaque equites qui magnas merces accipiunt a mercatoribus al fiado, et
promittunt solvere intra annum, et retinent per tres vel quatuor annos, propter quod damnum incurrit
mercator, non est dubium nisi quod nobilis tenetur de toto damno, et per consequens de lucro cessante. Nisi
esset factum pretium tale, quod licet retineant pecuniam ultra prefixum tempus, non teneantur aliquid aliud
dare, sicut quando fallunt illos vendendo illis merces multo carius quam oporteat. Sicut si tantum vendat
merces dando tempus unius anni quantum sufficeret vendere dando tempus duorum annorum, tunc licet
nobilis non solvat pecuniam in anno praefixo, sed in secundo, non tenetur ad restituendum aliquid. Sed si
mercator justo pretio vendat, non excusabitur nobilis sed tenetur compensare damnum." In 2a. 2ae., q. 78, a.
2, 5.
355
"Repugnat autem ei obligatio ad mutuum in posterum faciendum: quia etiam talis obligatio pecunia
aestimari posset." Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 78, a. 2, ad 4.
356
"Et ad sanctum Thomam dico quod ita ait, scilicet quod licet in praesenti recipere, sed non exigere, ut sit
omnimoda gratitudo et voluntas. Secundo aliter potest dici, scilicet quod licet exigere in praesenti
remutuationem, sed non in futurum obligare alium, quia illa obligatio in futurum est redimibilis et
aestimabilis pecunia, ut dictum est. Sed mutuare et obligatio in praesenti non est alicujus pretii, supponendo
quod nihil perdit qui remutuat, quia certe qui statim remutuat nihil perdit, et ideo ibi nihil est aestimabile
pecunia. Sed non valet si arguas: licet mihi exigere remutuationem in praesenti et in diem crastinum: ergo
etiam in futurum. Ad hoc negatur consequentia, quia moraliter loquendo hodie et cras totum reputatur pro
praesenti. Sed in futurum esset si hinc ad unum annum alius obligaretur ad dandum aliquid, quia hoc esset
gravamen. Unde quia totum reputatur pro praesenti, bene illud licet. Sed tamen quod in posterum maneat iste
obligatus ad remutuationem et ad servandum frumentum pro facienda mutuatione alteri, non licet, quia haec
obligatio est aestimabilis pecunia, quia est gravamen quod ille esset obligatus ad dandum in futurum." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 11.
357
"Et quia illa obligatio remutuandi in posterum est aliquid aestimabile pecunia, porque más querría el que
toma prestado dar algún dinero mas que no quedar obligado y subjecto a tornar a prestar al otro cuando se lo
pidiere, ideo non licet sic mutuare ut speretur remutuatio ex obligatione et pacto. Bene tamen licet sperare
remutuationem gratis ex benevolentia et ex amicitia, non tamen quod obliget alium ad remutuum, quia jam
non esset ex benevolentia." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 10.
358
"Sic bene potest dici subtiliter, nescio tamen an vere." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 10.
359
"Pero yo no tengo dubda que cuantos contratan con el Rey desta manera son logreros y han de restituir,
porgue es cierto que catorce por ciento no se llevan todos ni la mayor parte por la aventura ni por el trabajo,
sino por adelantar el dinero. Allá se avengan, que otros mejores que ellos se van al infierno. No es mucho
que se vayan ellos." DC, p. 516.
360
Francisco Gómez Camacho, "Introducción" a Luis de Molina, Tratado sobre los cambios.
Debe notarse que esta concepción dista de ser irracional en sí misma, aunque pueda ser criticada. Lord
Keynes, por ejemplo, la considera un intento en la dirección correcta de disminuir al máximo la tasa de
interés para aumentar el aliciente de la inversión en una época en que la derivación del dinero hacia los
préstamos amenazaba seriamente la creación de riqueza, al desestimular las inversiones activas (Teoría
general..., pp. 310-311).
Valoraciones como la siguiente de Raymond de Roover no ayudan a comprender esa racionalidad: "Canon
law, dating as it does back to the early Middle Ages when most loans were made for comsumption purposes,
defined usury as any increment demanded beyond the principal of a loan. Since this definition was a part of
Catholic dogma, the Schoolmen were unable to change it." ("Scholastic Economics...", p. 318). La idea de
que la definición de una figura mercantil forme parte del dogma católico, y junto con ella la idea de que el
Derecho Canónico constituya un lugar de definición dogmática, sólo pueden proponerse desde la ignorancia
teológica, comprensible tal vez en un historiador de la economía que incursiona en terreno ajeno.
361
Recapitulando, podemos decir que las figuras a través de las cuales fluía el crédito entre particulares en la
Castilla septentrional eran principalmente tres: (i) Los préstamos directos "amistosos", a menudo sobre una
prenda o garantía, que realizaban los cambistas de moneda "por menudo", normalmente a partir de los fondos
que habían recibido en depósito. Se trataba de créditos a plazo de meses, tanto para consumo como para
negocios. En ellos había siempre un interés entendido, y más elevado que el corriente para censos y cambios,
pero no solía estipularse en el contrato por razón de la prohibición de la usura (de ahí el nombre de
"amistosos"); aun así, se cobraba efectivamente. (ii) Los censos, créditos a largo plazo normalmente sobre
propiedades productivas, que constituyeron cada vez más a lo largo del siglo XVI la forma preferida para
colocar sus ahorros por parte de la burguesía, de algunas instituciones (monasterios, cofradías, hospitales) y
de los eclesiásticos. Conocieron una expansión notable entre 1520 y 1540. En esta época los prestatarios
eran, aparte la nobleza, mayoritariamente campesinos propietarios y arrendatarios de tierras que deseaban
expandir su producción. (iii) Los cambios por letras, préstamos a plazo de pocos meses por cantidades
significativas, que constituían la figura preferida de mercaderes y financistas de alcance internacional. Cfr.
Bartolomé Benassar, Valladolid en el Siglo de Oro, pp. 240 ss. De todas estas figuras, y de algunas otras con
relevancia financiera, se ocupa nuestro autor.
362
Puede verse la evolución histórica del juicio sobre la mohatra desde el Talmud, en Marjorie Grice-
Hutchinson, El pensamiento económico en España, pp. 18 ss.
363
"Sequitur secundum corollarium: quod illud quod communiter contingit in nundinis vel extra, non est
condemnandum. Aliquis v. g., indiget pecunia, et cum non habeat ubi inveniat, petit ad mercatorem, cui dicit
que le venda mil ducados de paño, y dáselo y conforme al común y justo precio que vale la vara de aquel
paño. Postea tamen ille qui emit pannum, como está claro que no lo lleva para se vestir, petit ad alium
mercatorem, y véndeselo por menos de lo que le costó. Dico quod justum precium est, quia sic est communis
aestimatio quod ille comprándolo por menudo, vara por vara, lo compre caro, y vendiéndolo por junto, lo
venda barato. Utrumque est licitum pretium, scilicet quod iste carius emat a primo mercatore et vilius vendat
huic, et quod iste sic emat ab illo, dummodo cesset fraus et dolus. Sic enim fit licite secundum aestimationem
hominum, quia ille nobilis qui eget illa summa pecuniarum, et emit pannum pro mille aureis, non inveniet v.
g. plus quam novecentos (sic) aureos, quia simul vendit pannum et non divisim. Sequitur tertio: quod
cessante fraude et dolo, non solum potest hoc fieri juste apud diversos mercatores, sed etiam apud eumdem
mercatorem a quo emit rem; lo que compre a como vale conmúnmente por mil ducados, véndelo a otro por
novecientos. Licitum est etiam vendere illam rem eidem mercatori a quo illam emi et etiam emere. De se
licitum est ex utraque parte, dummodo cesset fraus et dolus. Quia si antequam iste emeret merces a
mercatore, esset pactum quod postquam emerit eas, vendat illas eidem mercatori, jam esset illicitum." In 2a.
2ae., q. 77, a. 1, 3.
Venta a crédito
Una segunda figura comercial a que debe atenderse es la venta al fiado. Santo
Tomás había negado la licitud moral de cobrar más del precio justo por una dilación del
364
Si esto se acepta justificándolo por la concepción del precio justo como un intervalo, se ha quitado
relevancia a la distinción entre los modos de comprar y vender a la hora de establecer el precio, que el mismo
Vitoria sostiene. Cfr. nota 370.
365
Así lo hace Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, cap. IV, señalando que cuando por precio justo se
entiende el precio tasado legalmente, las dos teorías tienden a juzgar de la misma manera los contratos, pero
no es así cuando por precio justo se entiende el de mercado. No puede haber un precio justo de mercado para
los préstamos. Por lo general, los autores medievales se atienen a la prohibición de usura cuando el mismo
contrato puede ser juzgado con resultados diferentes desde las dos teorías, pero lo hacen intuitivamente, sin
resolver la contradicción teórica. Sólo en tres casos, dice Noonan, tiene prioridad la teoría del precio justo
sobre la de la usura: (i) en la venditio sub dubio (venta a crédito con duda real, no ficticia, acerca de que el
bien puede valer más en el momento estipulado para el pago); (ii) ventas a crédito realizadas al mayor precio
dentro de la latitud del precio justo; (iii) ventas a crédito en que la intención del vendedor es injusta pero no
usurera. Esto abarca buena parte de las situaciones relacionadas con la compraventa de bienes, que resulta
entonces excluida de la teoría de la usura y juzgada por la del precio justo, salvo cuando se intuye que detrás
de la empresa comercial actúa encubierto un prestamista.
366
La única vez que se menciona la mohatra en la obra editada de Vitoria ocurre en los Dictamina de
cambiis, y no favorablemente: "Digo que por ser mercader no deja de tener licencia para cambiar sus dineros
en cambio real y justo para fuera del reino. Y [para] todo cambio real es justo precio el que corre sin
mohatras ni embustes." DC, p. 517. Pero no hay manera de saber si se estaba refiriendo a la misma figura
mercantil, o más genéricamente a cualquier encubrimiento de usuras.
367
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 78, a. 2, ad 7.
368
"Item, probatur ratione quod non liceat. Quia nulla alia differentia est in hoc quod est carius vendere rem
ad tempus pecunia credita vel pecunia numerata, nisi exspectatio temporis et dilatio. Sed ratione dilationis
temporis non licet plus recipere, quia dilatio temporis nihil aliud est quam mutuum. Do tibi pecuniam vel
triticum, et exspecto quod des intra annum, certe est mutuum. Sed ratione mutui non licet plus recipere. Ergo
non licet carius vendere rem pecunia credita quam pecunia numerata." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 29.
369
"Nec in hoc est ulla ratio dubitandi nisi quia communiter sunt in contrarium hujusmodi contractus. De hac
ergo conclusione non est dubium. Nec est argumentum in contrarium, nec sunt opiniones, nisi quia plures
faciunt contrarium ex consuetudine. Sed ad hoc argumentum, quod scilicet consuetudo sit in contrarium,
dicimus quod non valet, quia etiam plures fornicantur et peccant, et tamen haec consuetudo non facit quod
revocemus in dubium quod fornicari sit illicitum. Etiam consuetudo pejerandi est, et tamen non ideo variatur
praeceptum Domini." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 29. El precepto divino del que se habla aquí es la prohibición de
la usura por el derecho natural.
370
"Item, probatur ratione quod non liceat. Quia nulla alia differentia est in hoc quod est carius vendere rem
ad tempus pecunia credita vel pecunia numerata, nisi exspectatio temporis et dilatio. Sed ratione dilationis
temporis non licet plus recipere, quia dilatio temporis nihil aliud est quam mutuum. Do tibi pecuniam vel
triticum, et exspecto quod des intra annum, certe est mutuum. Sed ratione mutui non licet plus recipere. Ergo
non licet carius vendere rem pecunia credita quam numerata." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 29.
371
"Sed dato quod ita sit, dubitatur saltem, supposito principio isto, scilicet quod pretium rerum non consistit
in indivisibili, sed quod sunt v. g. tria pretia, scilicet supremum, medium et infimum; valet v. g. modius tritici
a tres reales y tres cuartillos, y a cuatro reales y medio, y a cinco reales. Hoc supposito, dubitatur an liceat
vendere frumentum ad supremum et rigidum pretium, ut aliqui dicunt, propter dilationem temporis, scilicet
quinque argenteis, quod tamen non posset vendere nisi infimo pretio, scilicet tribus argenteis et tribus
quartis. Hac via possunt exusari isti qui sic vendunt triticum, si aliqua via est. Cum ergo pretium non
consistat in indivisibili, et communiter quodcumque illorum trium pretiorum reputetur justum pretium,
dubium est an liceat alicui carius vendere rem, scilicet supremo illo pretio, scilicet quinque argenteis propter
dilationem temporis, quando non posset illam vendere nisi infimo pretio." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 30.
372
Apoyándose en el derecho positivo, nuestro autor considera aceptable una diferencia hacia arriba del
precio justo medio de máximo 1/6 de éste: "Circa illud quod supra diximus, scilicet quod potest aliquis ea
ratione qua vendit in futurum al fiado exigere totum illud pretium et tantum quantum interest inter primum et
ultimum pretium, entre barato y caro, est notandum quod ista latitudo que hay entre barato y caro non potest
esse magna. Si quis v. g, pecunia credita, al fiado, vende la hanega del trigo a ciento y cincuenta maravedis,
y al contado a ciento y cuarenta y cinco maravedis, ista latitudo bona est. Pero si al contado lo vende a ciento
y cincuenta, y al fiado a ducientos, non potest esse tanta latitudo inter rigidum, id est supremum pretium et
infimum (...) ut patet ex cap. In civitate, ubi damnantur qui piper valens quinque libras vendunt pro sex libris.
Librae sunt genus monetae, et vendere piper valens quinque libras pro sex libris, es vender lo que vale quince
ducados por dieciocho ducados. Non ergo potest esse tanta latitudo inter pretium infimum et supremum,
entre barato y caro. Unde dicit quod licet accipere sextam partem ultra justum pretium. Ex quo habetur quod
omnes qui plus quam sextam partem lucrantur ultra justum pretium, peccant et tenentur ad restitutionem." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 39.
373
Un contrato usual en mercancías que solían venderse a plazo era el que contemplaba descuentos en el
precio por adelantar el pago, sin que el comprador estuviera obligado a hacer ese adelanto. F. Ruiz Martín,
Pequeño capitalismo, gran capitalismo, p. 144.
374
"Sed nihilominus Cajetanus et Silvester verbo Usura, 2, #1 concedunt quod carius potest quis vendere rem
in futuro pecunia credita quam in praesenti pecunia numerata, quia alias esset damnare omnes mercatores; et
non solum mercatores, sed etiam omnes alios quotquot sic vendunt merces. Et probatur apparenter quod
liceat sic vendere. Quia si quis venderet nunc triticum quinque argenteis pecunia numerata, diceretur quod
licite facit quia illud est justum pretium, licet rigurosum et supremum. Si ergo iste non condemnaretur: ergo
minus condemnabitur qui in futurum vendit pecunia solvenda illo eodem pretio, et per consequens licitum est
sic vendere." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 30.
375
"Sed loquendo ad rigorem, dico quod licet illud; et hoc rescindendo primum contractum factum pro
praesenti et faciendo de novo contractum pro futuro, dummodo intendat modo licito facere contractum. —
Contra, si hoc esset verum, sequeretur quod nulla mutatione facta temporis nec loci, liceret emere pecunia
numerata, scilicet quatuor argenteis, et vendere in futurum eodem loco et foro quatuor argenteis cum
dimidio; sed hoc omnes vituperarent et existimarent lucrum turpissimum: ergo illud non licet. —Respondeo
quod si nulla sit facta mutatio nec temporis nec loci nec rei, talis contractus est valde suspectus de usura, quia
male sonat omnibus. Secundo dico, quod est valde periculosus et in perniciem reipublicae et damnum, quia
homo perniciosus posset sic emere totum frumentum et postea carius vendere ad tempus, si hoc liceret, et sic
redderet res cariores. Ultimo dico, quod talis contractus de se loquendo et absolute non est illicitus et
usurarius sed licitus, quia non ibi videtur quod fiat aliqua injuria alicui, quia etiam ille qui statim emit ad
tempus, poterat emere illo pretio ab alio vel etiam pecunia numerata pro praesenti." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2,
31.
376
"Sed majus dubium est quando venditur aliqua res ad tempus, quo pacto debeat attendi pretium justum
illius rei. An debet esse pretium rei pro tempore quo venditur, vel quando solvitur. V. g., una amphora vini
valet nunc unum argenteum, et in augusto, ut est verisimile, valebit real y medio. Tu emis nunc centum
amphoras vini a real, et vis quod solutio sit ut valebit in mense augusti. An liceret vendere vinum al precio
que valdrá en agosto." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 32.
377
El trigo alcanzaba su precio máximo entre mayo y agosto; el vino era más caro en agosto, justo antes de la
vendimia. La variación estacional del precio del trigo entre máximo y mínimo llegaba a ser del orden del
60%; el vino llegaba regularmente a duplicar su precio. Lógicamente, las expectativas sobre la cosecha o la
vendimia próxima modificaban la amplitud de estas oscilaciones. Cfr. Bartolomé Benassar, Valladolid en el
Siglo de Oro, pp. 258-259.
378
"Ad hoc omnes doctores distinguunt. Vel iste qui vendit erat servaturus frumentum in tempus futurum, vel
non. Si sic, tunc licet exigere et vendere illud frumentum ad pretium quo valebit in futuro tempore, scilicet
mense madii, quia debet se servare indemnem. Si non est servaturus illud in tempus futurum, sed statim est
illud venditurus, tunc omnes dicunt quod non licet plus illud vendere quam valeat pro tempore quo vendit."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 32.
379
"Sed Cajetanus hic facit subtilem disputationem contra communem opinionem aliorum theologorum et
canonistarum, et tollit eorum distinctionem, scilicet vel erat servaturus frumentum in futurum, vel non. Et
dicit quod sive sim servaturus triticum ad mensem augusti, sive non, nihilominus tamen si quis a me emat
illud triticum pro mense augusti, licet mihi vendere illud, non [solum] pretio currente quando vendo, sed
etiam pretio currente pro tempore solutionis scilicet augusti, licet non esset servaturus usque ad mensem
augusti. Et hoc probat, quia contractus et venditio constat, non solum ex obligatione, sed ex traditione rei,
nec consummatur emptio donec unus det rem et alius pecuniam. Unde quamvis iste statim erat venditurus,
quia tamen non tradit pro statim, ideo non consummatur tunc venditio, sed postea quando datur pecunia. Et
quia licet exigere pretium pro tempore quo celebratur contractus, ideo licet accipere majus pretium rei
quando res futurae essent cariores; et sic licet exigere valorem rei pro tempore solutionis." In 2a. 2ae., q. 78,
a. 2, 33.
380
"Sed ad hoc respondeo per propositiones. Prima propositio: Si aliquis non potest servare merces in sua
integritate, id est in suo valore usque ad tempus futurum solutionis, non licite potest exigere pro illis pretium
nec vendere in futurum pro pretio quod valebunt tempore solutionis, sed pro pretio quod valent tempore quo
illas vendit. V. g., habeo vinum quod in praesenti possum vendere a real la cántara, et si illud servarem pro
augusto, valdrá entonces a real y medio. Pero no es vino que se guarda porque es delgado, y hacerseia
vinagre si para entonces se guardase. Tunc non licet exigere nunc et vendere amphoram vini pro argenteo
cum dimidio mense augusti, sed solum licet exigere pretium quod nunc valet. Probatur. Quia iste non licite
potest recipere pretium nisi ut currit nunc vel ut currit pro tempore solutionis; sed pro tempore solutionis non
valebit argenteum cum dimidio, immo nec tantum sicut nunc valet, quia non potest servari incorruptum
usque ad tempus augusti in suo valore in quo nunc est: ergo. Ita debet limitari dictum Cajetani (...) Secunda
propositio: Si merces possunt servari in sua integritate, id est valore et incorruptione, sive esset illas
servaturus sive non, id est sive cogitet vendere sive non, potest licite exigere pretium ut valebunt tempore
solutionis. Et hoc sive relinquendo pretium ut valebunt merces in mense augusti, sive fiat nunc; potest enim
pretium statui in presenti ad arbitrium bonorum virorum. Si nunc valet amphora vini argenteum, potest nunc
in praesenti fieri pretium a real y medio, ora valga más, ora menos ad arbitrium boni viri. Et hoc debet
intelligi habendo respectum ad expensas et labores (...) Tertia propositio: Si aliquis servaturus sit merces in
certum tempus, et ante hujusmodi tempus vendat illas alicui, licite potest merces hujusmodi vendere illi pro
illo pretio quo poterant vendi in illo tempore futuro. Si aliquis v. g., erat venditurus frumentum tempore
madii, et illud pro tunc erat servaturus, potest nunc licite vendere illud illo pretio quo valebit tempore madii.
Hoc expresse in cap. Naviganti determinatur. Et probatur, quia quilibet potest seipsum servare indemnem in
contractu (...) Quarta propositio: Si aliquis non erat servaturus merces pro aliquo certo tempore, non potest
illas vendere ut sunt valeturae in illo tempore, sed pro pretio quod valent in praesenti. Ita determinatur in cap.
Naviganti." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 34. La decretal Naviganti vel eunti ad nundinas, a la que alude Vitoria,
fue promulgada por el papa Gregorio IX en 1237, y extendía a los préstamos marítimos (a menudo
combinados con seguros) las sanciones contra la usura.
381
Esto ha sido expuesto con gran claridad por Francisco Gómez Camacho en su "Introducción" a Luis de
Molina, La teoría del precio justo.
382
Los casos considerados por Vitoria podrían resumirse, para su mejor intelección, en el siguiente cuadro:
Mercancía Mercader Pago Precio Justo Proposición
Aplicable
no conservable en todos los casos en todos los casos actual (i)
en el tiempo
conservable en preparado para ahora futuro o actual, a (iii)
el tiempo conservarla conveniencia
a término futuro o actual, a (ii)
conveniencia
no preparado para ahora actual (iv)
conservarla
a término futuro o actual, a (ii)
conveniencia
383
"Et tamen non licet illud sic vendere per quartam propositionem et cap. Naviganti, quia illud non erat
servaturus pro mense madii: respondeo quod illud cap. Naviganti intelligitur si solutio est fienda pro illo
tempore, quia tunc si non erat servaturus et solutio fiat statim, non licet. Tamen si solutio non debeat statim
fieri nisi pro alio tempore, tunc licet non sit servaturus merces, potest licite exigere pretium quod valebit alio
tempore futuro pro quo fienda est solutio. Sed si statim sit facienda solutio, non licet si non erat servaturus,
bene tamen si erat servaturus. Et sic secunda et quarta propositio concordant." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 35.
Vitoria había introducido la cuarta proposición sólo porque explícitamente se encontraba en la decretal
Naviganti.
384
"Consequenter dubitatur circa tertiam propositionem, quomodo intelligatur. Sunt v. g., decem cives in hac
urbe qui soli habent totum triticum, et omnes volunt illud servare pro mense madii, quia putant carius illud
vendere; et aliquis petit ab eis quinque millia modiorum frumenti pro provisione alicujus exercitus. Isti
dicunt se statuisse servare frumentum pro mense madii, et alii accipiunt frumentum illa lege, scilicet ut
valebit in mense madii. Succedit tamen quod tempore madii valet modius frumenti aureum, et ita illi
vendiderunt a ducado. Quaestio est an sit licitus talis contractus et illi possint mense madii exigere pro quo
libet modio unum aureum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 36.
385
"Sed hic notandum est illud quod notat Cajetanus, Silvester et alii, quod debet considerari periculum,
expensae et labores ut statuatur pretium rei, et hoc considerando possunt statim statuere pretium pro tempore
futuro et facere contractum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 37.
386
"Sequitur tamen quod quando plures sunt qui anticipant mensem madii, non possunt exigere quantum
valebit in mense madii, quia si omnes servassent triticum pro mense madii, vilius valeret frumentum in
mense madii." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 36.
387
"Unde solum conceditur illis quod servent se indemnes non faciendo jacturam, sed non sic deviando ab
aequitate naturali sicut deviant quando [propter] illam anticipationem frumentum reddetur carius." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 36.
388
"Quarto est notandum ex Cajetano quod omnes istae permissiones quibus contractus redduntur de se liciti,
ut videlicet quod possit vendere prout valebit in tempore quo est servaturus etc., sunt exceptiones a regulis
generalibus et ab aequitate naturali, quae regulae sunt quod vendat rem ut valet pecunia numerata etc. Et ideo
hujusmodi calumniae et permissiones sunt periculosae et ferme usurariae. Et propterea qui optat habere
tutam et quietam conscientiam, debet cessare ab hujusmodi technis et contractibus, scilicet vendere ut valebit
tali mense in secundo vel tertio mercato; sunt periculosi contractus, quia intendere vendere in futurum aut
non, certe est palliare usuras." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 37.
389
"Prima [propositio]: Si ita est quod quia vendit mercator pecunia credita per annum perdit decem aureos,
sine scrupulo licite potest exigere illos decem aureos et quidquid cessat lucri, et superaddere pretio mercium,
cargárselos en el precio. Et hoc debet fieri seclusa fraude et ignorantia emptoris, qui oportet quod intelligat
quod mercator potest se servare indemnem. Etiam quia si hoc non ei liceret, ipse pateretur magnam jacturam.
Secunda propositio: Communiter ita est quod mercatores qui vendunt pecunia credita, nihil possunt exigere
ratione lucri cessantis. Ratio est quia nullum tale lucrum cessat nec aliquam jacturam faciunt, porque non son
tan necios que no lo salpimentan muy bien. Venden lo que vale mil, por mil y ducientos." In 2a. 2ae., q. 78,
a. 2, 39.
390
Se trata del problema de la escasez en las ferias de moneda de oro, con la que se hacían los grandes pagos.
Esta escasez obligaba a pagar con letras, que luego eran compensadas entre sí en las siguientes ferias o en
reuniones al efecto, como las llamadas "ferias de Besançon", de tal manera que el volumen de las
transacciones multiplicaba por mucho el del numerario que realmente cambiaba de manos.
391
"Respondetur, et est notandum, quod merces sunt in duplici differentia. Quaedam sunt quae communiter
venduntur pecunia numerata, al contado, et raro pecunia credita, ut frumentum et vinum. Frumentum
venditur al contado quatuor argenteis, y al fiado a cuatro y medio. Aliae sunt merces quae communiter
venduntur pecunia credita, ut merces quae venduntur in magna quantitate in nundinis, como son lienzos y
especies y otras semejantes mercadorías. Quaeritur ergo quod sit justum pretium rei. Respondeo quod si
merces sint primi generis, pretium justum est quo venduntur pecunia numerata. Si tamen loquamur de
mercibus secundi generis, illud est pretium justum rei quo communiter venduntur in futurum pecunia credita.
Et hoc est notandum. Et ratio est quia quod istae magnae merces vendantur pecunia credita, non est propter
lucrum, sed propter necessitatem reipublicae, quia non potest inveniri tanta summa pecuniae, quia in
nundinis venduntur de mercibus plus quam quinquaginta millia ducatorum, et tamen non possunt inveniri in
nundinis illi aurei al contado. Item, quia si venderent pecunia numerata, non solum non lucrarentur, sed
etiam perderent se et non possent providere rempublicam; et tamen necessarium est quod sint merces allatae
ad rempublicam: ergo." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 40.
392
"Dico quod omnino non licet exigere aliquid, et falsum est quod cesset lucrum; immo non tantum
lucrarentur si non venderent merces pecunia credita, quia cum emptores non possent solvere merces statim
pecunia numerata, retinerent illas in suis domibus a comerse de polilla. Si essent alii quibus venderent illas,
bene esset, sed nullus est; quia si dux v. g., Albanus non illas emeret para sus fiestas, nullus emeret. Cum
ergo nullum cessat lucrum, sequitur quod qui sic vendunt pecunia credita et exigunt aliquid, peccant et sunt
usurarii, quod ipsi optime sciunt." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 42.
393
"Cuanto a lo de vender al fiado, primum es burla decir que todas las gentes huelgan de comprar al fiado
más que al contado, que sólo compran al fiado los hombres necesitados y alcanzados, que [a] mi fe, los ricos
no compran el trigo ni el paño al fiado, que no son tan necios de comprar por cinco lo que pueden haber por
cuatro (...) Si algunas mercaderías hay que comúnmente se venden al fiado, aquel es su justo precio, aunque
al contado se vendiesen por menos, como son las mercaderías que se venden por grueso en las ferias, que
cuasi todas se venden al fiado, ni se podrían vender al contado, que no hay tanto dinero en la feria. Pero lo
que por acá se vende al menudo, es burla decir que el precio común es al fiado, que en fin por mucho que se
venda al fiado, todos cuantos quisieren comprar al contado, lo hallarán por menos precio que al fiado. Y este
es el justo precio (...) que muchos compran al fiado por necesidad." Carta al p. Arcos sobre el testamento del
conde de Ureña..., pp. 170-171.
394
"Consequenter dubitatur an ratione periculi liceat mercatori plus exigere vendendo pecunia credita.
Periculum est, quia debitor fuget aut male solvet (...) Respondetur quod ratione hujusmodi periculi nihil licet
exigere. Probatur. Quia illi agricolae non plus valent illae merces quam alteri; et si venditor timeat periculum,
id est quod emptor non solvet, non tamen est ex culpa ipsius emptoris nec propterea debet solvere plus." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 43.
395
Cfr. Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, pp. 128 ss.
Tras la venta al fiado, nuestro autor considera las operaciones con pago adelantado
al precio corriente de una mercancía que se ha de entregar en un futuro en que valdrá más
(por razones estacionales). El interés de esta figura comercial estriba en que constituye una
396
"Dubitatur consequenter, an ratione expensarum liceat plus aliquid exigere. La hanega del trigo me ha de
costar a cobrar medio real: an liceat illud exigere (...) Respondeo quod duplices sunt expensae. Quaedam
sunt expensae necessariae faciendae; sicut si venderem aliquibus frumentum quod habeo cincuenta leguas de
aquí, et illi non debent illud portare, sed ego debeo mittere famulos ad portandum, tales expensae sunt
necessariae. Unde si modius tritici valet hic nunc quinque argenteos, possem licite addere expensas
necessario faciendas, lo que se ha de gastar. Aliae sunt expensae non necessariae, sed contingentes, sicut
quando emptor debet mittere pecuniam venditori et non mittit, et venditor facit expensas mittendo famulum
vel movendo litem ad recuperandum pecuniam. Tales expensae non sunt ducendae in pactum nec in pretio
imponendae, tum quia sunt contingentes, tum etiam quia si debitor pecuniae non solvat illam tempore
praefixo, et mercator faciat expensas et illas petat a debitore coram judice, judex non compellet illum ad hoc
quod illas solvat ipsi mercatori. Ergo non licet illas deducere in pactum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 44.
397
A Vitoria se le escapa aquí la posibilidad de que el mercader valore estadísticamente tanto los riesgos de
no cobrar como los gastos contingentes asociados al cobro, en el conjunto de sus operaciones. Sólo considera
la posibilidad de que en una de esas operaciones vayan a cargarse en el precio unos costos de los que no hay
seguridad de que ocurrirán. Esto le parece injusto.
398
"Sequitur secundo, quod illi qui aequales merces, ut mercatores, inaequalibus et variis pretiis emerunt,
non possunt illas vendere inaequalibus et variis pretiis. Sit ita quod aliquis emit ulnam panni de Segovia pro
ducato, et alius emit ulnam ejusdem panni pro duodecim argenteis vel pro quatuordecim. Si postea vendatur,
non potest unus eorum carius vendere quam alius ex eo quia carius emit quam alius qui minus emit, sed idem
debet esse pretium illius panni, scilicet secundum communem aestimationem. Unde si panni ulna non valeat
nisi duodecim argenteos secundum communem hominum aestimationem, tunc ille qui emit pro quatuordecim
argenteis non plus potest vendere nisi pro duodecim argenteis. Alias enim excedit justum pretium et per
consequens peccat. Non ergo licet carius vendere quia carius emit. Sic econtra, aliquis emit rem vili pretio,
scilicet uno argenteo; postea crescit pretium illius rei plus quam duplo: licet illam vendere pro illo pretio.
Unde si quis emit ulnam panni vel alias merces pro quatuor argenteis, sine scrupulo potest vendere pro uno
ducato, si sic sit communis aestimatio; et si emerem rem pro uno aureo, non liceret mihi vendere illam pro
duobus si nunc valet quatuor argenteos, quia solum est attendendum ad communem aestimationem
hominum." In 2a. 2ae., q. 77, a. 1, 2.
399
"Vel si aliquis emeret pretio justo, licet vilius emeret propter praeventionem pecuniae, tamen intra justum
pretium, non manifeste excedens aequitatem, talis non esset damnandus qui aliquando bona fide faceret." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 46.
Un caso de préstamo para la producción que se resuelve de manera análoga es el siguiente: "Sic etiam potest
dici de agricolis et colonibus, de los renteros de las heredades de los señores. Agricola non vult dare domino
pro agro suo nisi viginti modios tritici. Sed dicit domino agri, da mihi quinquaginta aureos creditos per duos
annos ad emendum boves et colendum agros, et dabo tibi pro agro tuo triginta modios tritici singulis annis.
Iste contractus esset illicitus et usurarius, et ideo non liceret domino sic locare agrum suum. Sed bene licet
locare agrum pro pretio quod est inter terminum et latitudinem infimi et supremi pretii, entre barato y caro.
Et tunc si dominus agri mutuaret agricolae pecuniam ut agricola daret ei pretium supremum agri, la renta
suprema, contractus esset licitus et tolerabilis, maxime si ita esset consuetum et non appareret quod propter
mutuationem pecuniae est majus pretium agri nec excederet latitudinem justi pretii." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2,
46.
400
"Sed absolute qui habet pro officio emere triticum dandum tempore augusti et solvit pecunia anticipata, et
propter hoc emit vilius, est usurarius. Ita est intelligendum in aliis contractibus supradictis, qui venditurus
erat ad tempus triticum, tamen habet pro officio exercere usuras et vivere de lucro." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2,
46.
Señala Bartolomé Benassar, Valladolid en el Siglo de Oro, p. 301: "El estudio de documentos notariales nos
descubre el sencillo mecanismo de la especulación. En primavera cuando se trata de cereales, o en primavera
o verano cuando se trata de vino, un capitalista adelanta cierta suma, de 10 a 25 ducados generalmente, a un
labrador o a un viticultor en apuros. Este adelanto se acompaña de un contrato por el cual el campesino se
compromete a entregar a su proveedor de fondos una parte o la totalidad de su cosecha. Cuando se ha fijado
de antemano el precio de compra del grano o del vino, lo que no siempre ocurre, es evidente que esta venta
anticipada de la cosecha se acompaña de una operación usuraria. Además el acaparamiento de una parte
importante de la cosecha permite a los capitalistas más emprendedores manipular los precios."
401
"Justum pretium rei quo venditur res est illud quo communiter venditur vel ad statim vel ad tempus, id est
sive numerata sive credita pecunia (...) Et consequenter ad hoc dicimus quod si est aliquod genus mercis
quod solet vendi pecunia anticipata, justum pretium est quo communiter res sic venditur. Sicut solent facere
mercatores aliqui qui emunt lanas et anticipant solutionem saltem tertiae partis. Isti non sunt damnandi, quia
illud est justum pretium quo illa res sic communiter venditur." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 46.
402
"Primo, non est dubium nisi quod si talis esset casus quod frumentum nunc valet quatuor argenteos et in
augusto valebit sex, et ego possem nunc emere et servare triticum integrum pro augusto, certe liceret mihi
emere illud pro augusto dando pecuniam ut nunc valet, quia possum me servare indemnem." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 47.
403
"Sed dico secundo, quod si non possem statim emere tantam copiam tritici, vellem v. g. decem millia
modiorum tritici pro augusto, et non inveniam, sed bene inveniam quinque millia modiorum tritici, tunc esset
dubium an liceret sic emere. Difficilis est talis casus, quod nunc valeat quatuor argenteos et quod in augusto
valebit sex argenteos; quia si sic esset, certe qui nunc haberent triticum non venderent illud, quia licet
indigerent vendere, nihilominus non in tanta copia ut postea venderent carius. Sed dico quod si talis casus
contingat, non liceret emere illud quatuor argenteis, sed sex, quia non licet vilius emere propter
anticipationem pecuniae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 47.
404
"Et ad argumentum, quia si ego venderem triticum, licite possem illud vendere ut valebit in mense
augusti: ergo quare non licet sic emere etc.: respondetur quod differentia est, quia in illo casu de venditione
non fio ditior quando possum servare triticum integrum pro illo tempore, et non lucror aliquid per hoc quod
vendo illud pecunia credita, quia possem illud servare pro illo tempore augusti. Sed in hoc casu aliud est,
quia iste non posset lucrari pecuniam illam nisi praeveniendo pecuniam suam, quia licet pecuniam suam
servaret pro mense augusti, non tamen tantum frumentum emeret sicut nunc emit; quia si nunc emit centum
modios tritici a cuatro reales, in mense augusti non tot eadem pecunia emeret quia valebit sex argenteos, et
sic non tantum lucraretur. Unde considerandum semper est an propter hujusmodi contractus fiat alius ditior,
quia tunc est usura." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 47.
405
Una descripción de estas modalidades, de la legislación castellana y doctrinas correspondientes, realizada
enteramente desde el punto de vista jurídico, puede encontrarse en José Martínez Gijón, La compañía
mercantil en Castilla... No entraremos aquí en más detalles de los que Vitoria considera precisos para la
valoración ética de la sociedad mercantil, dado que indudablemente sobre este punto nuestro autor no está
interesado en profundizar en cada tipo de contrato jurídicamente reconocido.
406
De los contratos de sociedad sobre ganado se ocupa explícitamente Vitoria, aunque no entraremos aquí en
las formas concretas que considera, puesto que se resuelven de la misma manera que otras sociedades. No
usa la expresión "rebaño de hierro", pero define así la misma realidad: "Dubitatur de aliis contractibus
societatis qui fiunt in pecoribus, in quibus aliquis emit oves et committit illas agricolae qui nullas habet ut
servet illas incolumes et nutriat, et postea dividunt el esquilmo. V. g., yo compro cien ovejas, y doylas a un
pastor que no tiene ovejas, con condicion que las críe y guarde a su peligro, y no al mío, y que el esquilmo
sea común a entrambos, ora lana, ora quesos, ora corderos." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 26.
407
"Dupliciter potest contingere quod aliquis deponat pecuniam apud mercatorem. Uno modo potest
contingere quod periculum pecuniae sit commune et etiam lucrum sit commune utrique, scilicet et danti
pecuniam et mercatori eam recipienti. Hoc modo est conclusio communis: quod licet dare mercatori
pecuniam cum periculo et lucro, ita quod ex genere suo contractus est licitus. Alio modo potest contingere et
fieri iste contractus, quod lucrum sit commune et non periculum, sicut si esset contractus quod in lucro essent
aequales et in periculo inaequales. Et isto modo contractus est injustus ex parte illius qui accipit pecuniam,
cui fit injuria." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 13.
408
"Cajetanus hic ponit tres conditiones ad hoc quod contractus societatis sit licitus. Prima, quod sors, id est
capitale ita substet periculo sicut et lucro; secunda conditio est, quod sit ita proportionatum lucrum et
periculum capitale quod in nullo fraudetur socius; tertia conditio est, quod considerentur singulae portiones
sociorum, et fiat de illis quasi una summa, ut videatur quomodo debeat fieri divisio lucri vel damni. V. g.,
sunt tres socii, quorum unus ponit pro sua portione mille aureos; et secundus ponit quingentos aureos et
operas aestimabiles quingentis aureis; et tertius ponit operam valentem quingentos aureos. Tunc ad
dividendum lucrum seu damnum proportio servanda est. V. g., cum hac summa pecuniae et cum hac
industria lucrati sunt isti duo mille et quingentos aureos. Non debet singulo dari aequalis aureorum summa,
sed plus debet dari illi qui plus posuit, et minus illi qui minus posuit (...) Alias posset esse inaequalitas ex
parte alicujus illorum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 13.
409
"Et hoc dictum est quantum ad contractum societatis, circa quem oportet duo servare. Primum est, quod
ille qui ponit pecuniam subeat etiam periculum; alias enim si in mutuo pecunia illius non opponatur periculo,
nihil lucri potest accipere. Secundum est, quod lucrum ad quod habet respectus sit justum ad arbitrium boni
viri, ita quod recipiat vel medietatem lucri vel tres partes, sicut visum fuerit arbitrio boni viri." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 25.
410
"An iste contractus sit licitus. Videtur quod sic. Primo, quia si esset illicitus, maxime esset quia est in
nocumentum illius mercatoris recipientis pecuniam, qui substat toti periculo; sed hoc non: ergo. Antecedens
pro majori patet, quia ista non sunt peccata nisi quia nocent proximo; gravitas enim illorum pensanda est, ut
supra dictum est, ex nocumento proximi. Minor tamen probatur, quia illi nullum nocumentum ex hoc
sequitur. Probatur: quia multi mercatores qui egregie esercent negotiationem illam, libentissime recipiunt
pecuniam cum illa lege et conditione, y lo han a gran dicha y no lo tienen por agravio, immo rogant viros
nobiles quod dent illis pecuniam sub illa lege, quod certe non facerent si esset in nocumentum eorum." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 14.
411
El franciscano Angelo de Clavasio, †1495, en su Summa angelica de casibus conscientiae fue el primero
en vincular los contratos de seguro y sociedad en una misma operación. Conrado de Summenhart desarrolló
plenamente la vinculación, legitimándola aun si los contratos ocurren entre las mismas dos personas. Juan
Eck, discípulo de Summenhart, introdujo el tercer contrato en la asociación, y también acuñó el término
técnico de contractus trinus, hacia 1515. Cuando Vitoria aborda el asunto se trata pues de una novedad
revisionista de la teoría sobre la usura. Puede verse a propósito de este contrato, J. T. Noonan, The Scholastic
Analysis of Usury, cap. X.
412
La cita donde se explican los tres contratos resulta demasiado larga para transcribirla aquí. Termina:
"Tunc arguitur sic: Si licet alicui mercatori cum tribus diversis mercatoribus facere et componere hujusmodi
contractus: ergo etiam licet cum uno solo mercatore. V. g. Petrus composuit socialiter cum Joanne ut lucrum
et damnum esset commune, et quod ipse Joannes negotiaret cum illis mille aureis ipsius Petri. Postea Petrus
dicit ipsi Joanni: ego non sum securus de meis mille aureis; si tu vis mihi illos assecurare, dabo tibi viginti
aureos singulis annis. Et Joannes acceptat. Tandem iterum Petrus dicit ipsi Joanni: quamvis sit meum capitale
salvum, id est quamvis habeo securos meos mille aureos, tamen non sum securus de lucro; timeo quod
decipias me et lucreris multum et quod tu reddas mihi parum, et ideo malo pacisci tecum de lucro. Quantum
ergo dabis mihi pro lucro horum mille aureorum? Tunc Joannes convenit cum Petro de lucro et dat ei pro
lucro sexaginta aureos. Videtur quod hoc sit licitum. Patet, quia cum tribus distinctis licet facere talem
contractum ut capitale et lucrum sit securum: ergo etiam cum uno solo licebit sic contractare. Ex hoc sic
arguitur: Iste contractus est ille de quo arguimus: ergo licet sic facere contractum societatis ut subeat alter
socius totum periculum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 14.
413
"Ad hoc dubium respondet Cajetanus ponendo conclusionem: quod ille contractus est illicitus et
usurarius, scilicet dare alicui socialiter mille aureos et quod illemet assecuret illos et etiam lucrum, quia negat
quod ille contractus contineat contractum assecurationis aut venditionis. Cum ergo ille contractus nec sit
contractus assecurationis nec venditionis, et non potest alia via esse licitus, sequitur quod est omnino
illicitus. Antecedens patet, quia ille contractus non habet ex natura sua quod sit assecurationis nec
venditionis. Patet, quia ex hoc quod dicis, subeas totum periculum, non est contractus assecurationis, quia
debet esse talis: tu subibis periculum, et dabo tibi decem; nec est venditio lucri, quia in contractu venditionis
unus dat et alius recipit; sed in illo contractu nihil datur mercatori: ergo non est ibi assecuratio nec venditio."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 15.
414
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18: "Hago de lo mío tuyo con obligación de devolver, por lo tanto hay préstamo."
Como se notará, en el original latino se trata de una definición etimológica.
415
"Quarto dico, quod judicio meo ille contractus est illicitus et usurarius. Probatur. Primo, quia ille
contractus est contractus mutui, et ille recipit aliquid ultra sortem, ergo est usurarius. Consequentia bona est;
et antecedens probatur, de quo est quaestio an ille contractus sit mutuum, quia Majoris et alii dicunt quod
non est ibi mutuum. Sed ego probo quod sit contractus mutuum. Ego facio ex meo tuum cum obligatione
reddendi: ergo ibi est mutuum. Ego non intelligo quid aliud sit mutuum. Probo antecedens, quia si ego
dedissem Joanni mille aureos hac lege ut reddat illos salvos, tunc ille poterit dare illos cui voluerit et
quomodo voluerit; potest enim ludere illos et non negotiare cum illis et dare filiae suae pro dote. Poterit ergo
ad libitum uti et abuti illis sine eo quod faciat mihi aliquam injuriam. Ergo ibi transfertur dominium et per
consequens sunt Joannis." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18.
416
"Item ad idem, non liceret mihi inire hujusmodi contractum cum milite vel quocumque alio qui non esset
mercator de se loquendo, secluso semper damno; non mihi liceret dare ei illos ratione lucri, nec aliquis hoc
concedit. Si v. g., aliquis nobilis sic peteret mille aureos pro societate ad ludendum, et obligaretur salvo
capitali ad dandum ratione lucri aliquid, certum est quod illud non liceret, sed esset usurarius ille contractus.
Si ergo cum alio non mercatore non licet facere istum contractum: ergo nec cum mercatore. Probatur, quia
impertinens est ad contractum quod sit mercator nec ne; mercator enim non tenetur negotiare, et potest ludere
et (di)lapidare eos. Si ergo non tenetur negotiare cum illis, sit ita quod non negotietur." In 2a. 2ae., q. 78, a.
2, 18.
417
"Tertio dico, quod si ille est licitus, non est quia contineat virtualiter illos tres contractus, scilicet
societatis, assecurationis et venditionis, quia mercatores de illis non loquuntur; sed solum erit licitus ut est
contractus societatis, quia intentio mea non est mutuandi, sed quia tu es mercator, moraliter loquendo est
verisimile quod cum mille aureis lucraberis singulis annis centum aureos, et ideo volo quod des mihi triginta
aureos. Non ergo de illis loquuntur mercatores nec est respiciendum ad illud ad videndum si contractus sit
usurarius, sed omnino est aspiciendum illud in aliis contractibus ad videndum si sunt usurarii. Solum
attenditur an ultra sortem aliquid lucri recipiatur, quod fit in aliis contractibus ad videndum si sunt liciti." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18.
418
"Dico ultimo et consequenter, quod postquam sunt opiniones de isto contractu, si quis bona fide fecisset
hunc contractum consulendo prius viros bonos et doctos, qualis v. g. erat Majoris, tunc licet fecisset hunc
contractum, dico quod non teneretur ad restitutionem. Excusabitur ergo, non propter contractum securitatis
quia illud nihil facit, sed quia bona fide facit, quia qui bona fide operatur, ut supra diximus, non tenetur ad
restitutionem. Et hoc intelligitur quando iste contractus fit cum uno tantum. Quia si fiant hujusmodi
contractus cum tribus, tales contractus sunt liciti." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18.
419
En 1586, por la bula expresivamente titulada Detestabilis avaritia, la Iglesia condenó finalmente el trinus
contractus.
420
"Unde non valet illa consequentia: possum illos tres contractus facere cum tribus: ergo etiam cum uno
tantum. Et ratio est quia in primo contractu est vera societas et non transfertur dominium, cum etiam accipiat
partem damni; sed in secundo contractu dirimitur illa societas, quia manet capitale salvum, et sic est
contractus mutui illicitus, quia idem effectus sequitur per istos tres contractus, sicut per usurarium; et ideo in
uno non se compatiuntur hujusmodi contractus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 19.
421
La expresión es de Domingo Báñez (†1604), notable teólogo de la Escuela de Salamanca, discípulo de los
discípulos de Vitoria y catedrático como él de Prima de Teología: "Novimus etiam, ex narratione patrum, in
schola Salmantina immo in tota Hispania, ab hinc annos sexaginta minus peritos fuisse scholasticos
theologos, donec gloriosae memoriae frater Franciscus de Victoria, qui fuit nostri ordinis insignis magister,
scholasticam doctrinam viva voca, velut alter Socrates, suis lectionibus in cathedra sacrae theologiae hujus
Salmanticensis Academiae primaria in methodum perspicuam et eruditione plenam ad intelligentiam divi
Thomae reduxit atque illustravit." De fide, spe et caritate, q. 1, a. 7, dub. 2, citado por Beltrán de Heredia,
"Orientación humanística...", p. 26.
422
"Item, usura, ut diximus, ex fine est illicita, scilicet propter damnum, quia usurarii exhaurirent facultates
hominum, et redderent illos pauperes et bona reipublicae redderentur ad paucos. Tunc arguitur sic: Propter
damna illata aliis prohibetur usura; sed eadem damna sequuntur ex isto contractu: ergo ille est illicitus et
usurarius." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 18.
423
"Arguit [Cajetanus] sic: quia ille contractus videtur iniquus ex eo quod incertum lucrum pro certo lucro
accipitur, et pro incerto lucro incurritur damnum magnum vel ponitur tali periculo. Hoc inquam non valet,
quia multi sunt qui libenter accipiunt hoc munus et gaudent substare tali periculo ut possint negotiare cum
pecuniis." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 19.
424
Debe descartarse que la razón fundamental para la condena de la usura consista ex parte finis en el daño a
la ciudad independientemente de que haya o no daño a la contraparte. En primer lugar, porque el daño a la
república que preocupa a Vitoria es la concentración del dinero en pocas manos y la depauperización de las
mayorías (cfr. nota 312), lo que no puede hacerse con préstamos más que a través de injusticias
interindividuales. Pero además, porque Vitoria condena moralmente la usura aun en el caso de que sea
tolerada por el bien de la república (cfr. nota 331).
Censos
425
E.N. 1133 a20; Pol., 1257 a35. Citados por Santo Tomás en Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 78, a. 1,
corpus.
426
La aporía respecto al concepto del dinero en que la legitimación de los contratos de sociedad introduce a
la Escolástica ha sido analizada así por Noonan: "In fact, the early scholastics were working with two
differents theories on money, risk, and ownership, one of which they applied to loans, the other to
partnerships. According with one theory, money was sterile, risk was no title to profit, ownership was the
same as use in consumptible goods. In the other theory, money produced a surplus value, risk became the
grounds for a reward, and ownership was determined not by the identity of use and ownership, but by the
assumption of risk. Probably the greatest single difference in the two theories was in the treatment accorded
to money, and this difference arose from money in loans being considered formally as a measure, while in
partnerships money was tacitly identified with the goods it buys and not considered in its formal character at
all." The Scholastic Analysis of Usury, p. 152.
427
Según Bartolomé Benassar, "De nuevo sobre censos...", p. 85: "Al principio [el censo] no era redimible e
incluso encontramos en ciertos contratos claúsulas que excluyen terminantemente la redención —por
ejemplo tal contrato de 1511 (...)— En esta época la renta está [sic] frecuentemente pagable en cereales
(cantidad fija). Después del primer tercio del siglo [XVI] triunfa la facultad de redención: el censo perpetuo
se hace al quitar y la renta está [sic] pagable en dinero al 7,14% de interés en casi todos los casos." El
mismo autor, Ibid., p. 89, señala que el censo fue esencial en Castilla La Vieja, y que sus primeros resultados
en la capitalización de explotaciones agrarias en una época de expansión demográfica fueron positivos.
428
"[Conradus] dicit quod hujusmodi redditus sunt in triplici differentia: quidam sunt redditus perpetui et
irredimibiles; et alii redimibiles, que los pueden quitar; alii vero sunt redditus ad vitam, sicut si emerem a
rege cien mil maravedis de renta por mi vida." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 48.
429
Carmelo Viñas y Mey, El problema de la tierra..., p. 51, cita el siguiente pasaje de Diego Pizarro, un
tratadista del siglo XVII, en que se compara el censo agrario con la renta de la tierra: "Haber renta más cierta
que el censo no sé quién lo podrá decir, pues cualquier que emplee o tiene empleado su dinero en renta de
bienes raíces, es cierto que ahora sea en casas, o hierbas [pastos], o en campo terreno, o en viñas, o en
olivares, o en molinos, que está sujeto a casos fortuitos, y que algunos años pueden dejar de rentar. Y aun es
cierto que en algunos años no rentan, y aunque se hacen costas en repararse, sólo la renta en censos corre
siempre y no para ni puede parar, y es sin costa, ni hay en ella que reparar (...) Sin oír a nadie: sólo el mirar
con el trabajo que viven los que tienen sus haciendas en bienes raíces y pagan censos, y cuán cómodos viven
los que tienen su renta en censos..."
430
"Sed hoc non obstante, dico sine scrupulo ex sententia omnium, quod licet emere, non solum redditus
mobiles, sed etiam immobiles. Itaque licite possum emere hujusmodi redditus, sive in pecunia, sive in oleo,
sive super personam, sive super mobilia vel immobilia; et possum emere super mercatorem non habentem
immobilia nec mobilia istos redditus perpetuos, scilicet quod ille et ejus successores teneantur mihi dare
singulis annis mille dipondia. Talis contractus esset licitus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 48.
431
"Certe videtur esse color usurae in hujusmodi emptionibus. Quia qui emit redditus perpetuos, dat v. g.
triginta millia dipondiorum pro mille dipondiis, da por mil treinta mil, videtur quod sit usura, quia iste recipit
plus quam dedit; et non ratione lucri cessantis nec interesse nec fructus, quia pecunia non fructificat: ergo est
contractus usurarius." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 48.
432
Los que así pensaban utilizaban frente a los anteriores un argumento de composición en el censo de dos
contratos, uno de venta de la propiedad por parte del vendedor del censo y otro de arriendo de la misma
propiedad por parte del comprador del censo al vendedor: "Et aliqui theologi, concedentes istos esse justos
contractus, dicunt quod non possunt esse nisi super res immobiles fructificantes, ut agrum. Itaque dicunt
quod venditio haec, si fundetur super hujusmodi rebus fructificantibus vel immobilibus, est licita, sic quod
fiant duos contractus: primus est qui continet venditionem rei; secundus est qui continet locationem agri, que
despues le arrienda aquella heredad por tantas hanegas de trigo cada año, quia quodammodo emo agrum
illum et alius locat illum a me; et sic unus est contractus venditionis, et alius est contractus locationis. Et isto
modo dicunt quod est licitus contractus ille emendi redditus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 48.
433
Opinión común que en Castilla cambió sin duda en el siglo XVII, cuando de manera casi unánime los
tratadistas que se ocupan de la postración de la agricultura señalan a los censos como una de sus causas
principales. Los intereses creados de una burguesía aristocratizada que se concebía a sí misma ya como
rentista, hicieron vanos los esfuerzos de estos autores en favor de una resolución del problema.
434
"De redditibus ad vitam dico quod licitum est illos emere. Unde iste contractus, scilicet ego do mercatori
mille aureos hac lege, quod dum vixero det mihi singulis annis centum aureos, est licitus contractus quia
capitale, id est illi mille aurei semper manent apud mercatorem, etsi ego non vivam nisi per annum; et etiam
me mortuo." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54.
Los censos vitalicios constituyen un ejemplo de asociación entre negocios y juego (juego un poco macabro,
bien es cierto). La tasa de interés solía ser más alta que para los censos perpetuos, y además se incrementaba
con la edad del comprador.
435
"Et quod non sit mutuum patet, quia non manet capitale salvum, quia mutuum est facere de meo tuum
cum obligatione reddendi quantum a me accepisti; sed in talibus contractibus non est talis obligatio, quia qui
accipit pecuniam habet solum facultatem reddendi pecuniam, sed si non vult, non tenetur illam reddere,
immo aliquando nunca quitan estos censos: ergo ibi non est mutuum: ergo nec usura." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2,
49.
436
"Item, emere perpetuos redditus est licitum: ergo etiam emere redditus redimibiles. Patet, quia si iste
contractus esset illicitus, maxime esset ex parte ementis. Sed hoc non; patet, quia illa conditio scilicet dare
facultatem rescindendi contractum, que lo pueda quitar cada y cuando que vuelva los dineros, est in favorem
vendentis et non ementis. Ergo." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 49.
437
Vitoria utiliza dentro de esta discusión en algún momento de manera impropia "usura" por "injusticia"
cuando se refiere a precios demasiado bajos en virtud de la redimibilidad del censo. Como él mismo señala
sobre este contrato, que el precio sea menor o mayor no constituye a la relación en usuraria, puesto que se ha
mostrado que no es un préstamo a interés: "Patet, quia minus vel magis dare non facit contractum usurarium:
ergo talis contractus est licitus sicut primus, quia si vendatur vili pretio, erit injustitia et non usura." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 49. La razón de este uso impropio, que viene acompañado por expresiones como
"sospechoso de usura", debe buscarse en que el contrato se empleaba contra los pequeños agricultores con
parecidos efectos a los de la usura, como el mismo autor dirá poco más adelante.
438
"Item, quia agricolae qui sic vendunt res suas, nunquam illas vendunt nisi quando constituti sunt in
necessitate ex qua coguntur ad vendendum sic res suas. Et ideo est suspicio quod involuntarie illas vendunt
et quia fit eis injuria." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 50.
439
"Praeterea, probatur quod sit injustitia subtrahere medietatem vel tertiam partem pretii. Quia omnes qui
habent facultatem redimendi, redimunt statim et quam primum possunt, no para más el dinero en su casa:
ergo signum est quod est injustum pretium, quia si pretium esset justum et aequale, non adeo conarentur
homines illos redimere. Si tanto valiesen cinco mil maravedís como una carga de trigo, certe homines
nunquam redimerent census, sed potius vellent habere quinque millia dipondiorum et dare triticum.
Postquam ergo quam primum possunt illos redimunt, signum est quod tale pretium est vile nimis. Unde
suspecti videntur omnino hujusmodi contractus et usurarii." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 50.
440
"Ultimo dico quod licet tales contractus sint liciti, tamen non sunt utiles in republica, sed valde nocivi. Et
ideo si commode posset fieri, deberent tolli, quia idem effectus sequitur ex talibus contractibus sicut ex
usuris. Patet, quia idem damnum et forte majus sequitur ex illis in republica sicut ex usuris, quia isto modo
agricolae veniunt propter illos in necessitatem, et ad manus paucorum deveniunt redditus, et sic videtur quod
idem effectus sequatur ex illis sicut ex usura; et tamen solum propter hoc prohibetur usura: non ergo esset
male factum si tollerentur hujusmodi contractus si commode fieri posset." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 50.
Cuando el campesino no redimía los censos en los años de buena realización de su cosecha, corría riesgo de
quedar posteriormente en manos del comprador del censo. Con facilidad en los años malos acumulaba
anualidades pendientes, para pagar las cuales había de contratar préstamos, vender nuevos censos o incluso
tierras, hasta que al fin la parcela sobre la que estaba constituido el censo pasaba a manos del acreedor. Se
concentraba así la propiedad y disminuía normalmente la productividad de la tierra. La cuestión de los males
para la república derivados de esta figura financiera no aparecerá en los textos de los arbitristas y otros
comentadores de la decadencia castellana hasta finales del siglo XVI y comienzos del XVII. El más
significativo es el de Martín González de Cellorigo, Memorial de la política necesaria y útil restauración de
España, Valladolid, 1600. Sorprende por tanto la perspicacia de Vitoria, que incluso en tiempos de
expansión agrícola y profusa contratación de censos, nota ya las consecuencias que acabarán teniendo,
posiblemente por haberlas visto en pequeña escala en torno suyo.
441
"Secundo dico, quod hujusmodi emptores quomodocumque emant redditus redimibiles, quantocumque
minimo pretio, non sunt condemnandi de usura nec de injusto pretio, nec tenentur ad restitutionem, quia cum
haec non sint communiter vendibilia, et cum sint pauci emptores, pretium justum non potest haberi ex
communi aestimatione, sed illud est justum pretium quod solet communiter aestimari. Communiter tamen
omnes existimant quod minori pretio debent redditus redimibiles vendi quam perpetui. Si tamen sint alia
communiter vendibilia, ut census domorum, et sint multi emptores, tunc pretium justum est quo communiter
hujusmodi res solent vendi. Videtur ergo quod pretium justum illarum sit ut communiter venduntur, por una
carga de trigo perpetua doce o catorce mil maravedis, y al quitar seis o siete mil maravedis. Item, quia
diligentes patresfamilias non plus existimant. Ergo illud est justum pretium. Sed revera melius fieret si
augeretur pretium in his, postquam habent pecuniam in tuto; et certe ego consulerem emptoribus que den a
ocho mil maravedis por la carga del trigo, pues que es al quitar. Sed si nollent, non condemnarem illos de
usura nec ad restitutionem." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 50.
442
"Respondetur ad hoc et dico: primo, quod esset consulendum istis ementibus hujusmodi redditus et census
quod propter illam conditionem, scilicet que lo pueda el otro quitar cuando quisiere, non dent minus de pretio
quam possunt dare, nec tollant medietatem vel tantum quantum possunt, quia hoc est intolerabile et certe
magna suspicio de usura." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 50.
Contratos de seguro
Se ocupa también Vitoria de los seguros, que tenían especial relevancia para el
comercio marítimo, en una época de inseguridad por lo precario de las naves y los peligros
de la piratería. Como se ha señalado, la ciudad natal de nuestro autor era justamente
Burgos, en la época un importante centro comercial de acopio y exportación de lana
merina hacia Flandes a través del puerto de Bilbao.446 Tal vez por el conocimiento directo
del asunto, nuestro autor analiza el contrato con una mirada especialmente perspicaz.
Comienza el análisis por una dura crítica a Cayetano, que según Vitoria había
manifestado no entender cómo podía haber alguien tan necio para asumir todo el peligro de
la navegación a cambio de una prima menor (10% es la tasa con que el profesor de
Salamanca ejemplifica). Le parece a nuestro autor que Cayetano y los que con él se
asombran de que un contrato así ocurra, no lo entienden, y ya se nota en su asombro que
443
"[Conradus] dicit oppositum, scilicet quod sunt illiciti ex parte emptoris et usurarii tales contractus, et ego
ita credo. Probatur. Quia in illo contractu est verum mutuum et recipitur aliquid ultra sortem: ergo est
contractus usurarius. Consequentia bona est. Et antecedens probatur, scilicet quod sit mutuum: quia ego qui
sum emptor facio ex meo tuum cum obligatione reddendi salvo capite, id est pecunia mea: ergo est mutuum.
Cum ergo recipio aliquid ultra sortem, id est pecuniam meam, et non sit alia ratio quare illud recipio nisi quia
do illam pecuniam, sequitur quod est contractus usurarius." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 51.
444
"Secundo arguitur, quia idem est effectus istius contractus et usurae, quia qui dat ad usuram dat pecuniam
ut alius det aliquid salva pecunia sua. Sed idem fit in hoc contractu; patet, quia qui facit hujusmodi
contractus, recipit certum quid pro quolibet anno retentionis pecuniae quam alteri dat. Unde si unus agricola
vadat ad usurarium, alius vero ad illum qui facit hujusmodi contractus, ex aequo se habebunt, quia
tantumdem reddit unius ultra sortem ex mutuo sicut alius. Ergo talis contractus est usurarius, nec auderem
absolvere illum qui tales contractus faceret si non restitueret." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 51.
445
"In margine: Iste casus contingit in censu quem accepit noster archipresbyter a licentiato Tamariz..." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 51. "Ex quo sequitur quod quidam contractus qui fiunt in hac regione Salmanticensi de
pecoribus, sunt usurarii." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 52.
446
Así comienza Vitoria la discusión sobre los seguros: "Sed de contractu assecurationis qui fit inter
mercatores Burgenses et Genovenses qui mittunt suas merces per mare, est dubium (...) Habeo mille aureos
mercium in navi, et volo mittere illas in Flandriam; venio ad alios mercatores et dico illis: ecce ego volo
mittere merces in Flandria, a Flandes, quantum vultis pro assecuratione mercium? Facta conventione inter
illos, do v.g. illis centum aureos, tali conditione quod si periclitetur navis, teneantur dare mihi salvos illos
mille aureos mercium." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54. Dice Louis Vereecke: "Enfin, au XVIe siècle, l'assurance
italienne décline et c'est l'Espagne qui, dans son commerce avec les Flandres et les Indes Occidentales,
devient le principal marché d'assurance." ("L'assurance maritime...", p. 393).
447
"Cajetanus et alii summistae mirantur de hoc quomodo possit esse. Dicunt enim quod nullus erit adeo
stultus quod velit subire illud periculum et obligare se ad illud pro qualicumque pretio. Sed revera si
Cajetanus esset mercator, non sic miraretur, quia multi sunt cupidi mercatores qui non solum gaudent
accipere sic pecuniam, sed sollicitant alios ut dent illis hoc modo merces, et obligant se ad periculum. Unde
isti qui mirantur de hoc, non intelligunt istam negotiationem." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54.
Tal vez la expresión de Cayetano puede entenderse como un artificio retórico, destinado a resaltar que si no
hubiera un préstamo a interés encubierto en el seguro, éste no se realizaría. En la usanza italiana, el mismo
provisor de fondos para armar la nave solía exigir como condición para prestar a la empresa que el seguro se
hiciera con él. En la tasa de seguro iban incluidos los intereses del préstamo y la prima del seguro mismo.
Esto es lo que critica Cayetano, junto con otros desde la decretal Naviganti (cfr. L. Vereecke, "L'assurance
maritime...", p. 397). De cualquier forma, Vereecke ha buscado el texto de Cayetano que Vitoria cita sin
referencia (y después de él, también Soto y Cano), y no lo ha podido encontrar (Ibidem, p. 407, nota 59).
Por otra parte, Naviganti plantea un serio problema que Vitoria no aborda, al condenar la usura naviera
incluso en el caso de que la condición para el pago del interés fuera que la nave llegara a buen puerto. En ese
caso, parece que el prestamista no es tal, puesto que comparte el riesgo del armador. Puede leerse al respecto
Noonan, The Scholastic Analysis of Usury, pp. 137 ss.
448
"Aliqui non damnant illum; aliqui vero ex parte suscipientis in se totum periculum, dicunt quod est
illicitus contractus, non tamen ex parte alterius. Et probant supposito quod navis venit salva in portum.
Arguitur sic: quia tunc male habet et recipit illos centum aureos pro assecuratione navis, quia nullum
beneficium contulit alteri, quia nihil facit et nihil adjuvat. Ad minus est turpis contractus. Ergo videtur
illicitum recipere illos centum aureos pro assecuratione navis. Simile est sicut de illo qui assecurat lusorem.
Praeterea, videtur quod teneatur ad restitutionem, quia quo jure recipit illam pecuniam? Non tangit navem
vento; nec est nauta qui sciat illam incolumem ducere: ergo." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54.
449
"Alii dicunt quod ex parte dantis illam pecuniam pro assecuratione suarum mercium est illicitus
contractus, et sic quod male facit, quia posito quod fuit naufragium, quare petis ab alio mille aureos, quia
nimis gravas alium obligando illum ad subeundum tale periculum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54.
450
"Sed hoc non obstante, dicendum est quod ex utraque parte ille contractus est licitus, et nullus illorum
tenetur ad restitutionem, quidquid contingat. Probatur, quia ille fuit voluntarius; et a principio fuit licitus:
ergo et postea." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54.
451
"Item, quia suscipere periculum est dignum pretio, et pretium non potest aestimari nisi ab illis
mercatoribus; et tamen illic communiter sic taxant et existimant pretium illud: ergo contractus ille est licitus
quia ex nulla parte fit injuria. Si enim bene compensetur, ex utraque parte est aequalitas." In 2a. 2ae., q. 78,
a. 2, 54. En realidad, el precio de los seguros era variable dependiendo de entre qué puertos tuviera lugar la
travesía, y bajo qué condiciones esperadas de navegación y protección militar. Se hallaba, no obstante, en el
entorno del 10%.
452
"Secundo dico, quod iste contractus assecurationis non debet reputari inter contractus turpes, nec illud
lucrum est turpe sicut lucrum ludi, sed est honestum. Patet, quia ille contractus est necessarius in republica,
et etiam inter illos mercatores, quibus credendum est in hoc. Et certe illi dicunt quod non possent vivere sine
tali contractu, quia alias non auderet mercator committere merces suas periculo maris, quia mercator qui non
habet nisi mille aureos quibus vivat, non auderet ponere illos casibus, fortunis et periculis nisi alius
assecuraret illos, et ipse daret illi certam summam pecuniae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 54. Nótese la
afirmación, dejada caer de pasada, de que en materia de lo necesario para el comercio es preciso creer a los
mercaderes.
453
"Haec intelligenda sunt seclusa fraude et dolo. Nam qui sciret navim suam periclitari vel periclitasse, si
veniret ad alium ut assecuraret, non esset bene factum, quia est ibi fraus et dolus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 60.
454
"Si Petrus mercator fingat se habere navim in mari in qua dicit se habere merces mille ducatorum, quas
revera non habet, et dat alteri quinquaginta aureos pro assecuratione illius navis, si navis pereat, dubitatur an
Petrus licite possit recipere mille aureos ab illo qui illos assecuravit (...) Respondetur quod Petrus non potest
illos recipere, quia alius mercator non assecuravit navim, sed merces; et tamen merces non periclitatae sunt,
quia Petrus nullas illic habebat: ergo non licite potest aliquid petere ab illo qui se obligavit." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 57. Vitoria no lo señala, pero es evidente que la situación en que alguien asegura una mercancía que
no tiene, se presta con facilidad para que el mismo asegurado induzca el percance que sufrirá su "mercancía".
455
"Sed dubitatur an alius mercator licite posset retinere illos quinquaginta aureos. Ad hoc videtur dicendum
quod sic, quia ille contractus solum videtur esse injustus es parte dantis, scilicet Petri et fingentis se habere
illos mille aureos in navi, et non es parte alterius mercatoris, quia Petrus voluntarie fecit contractum et sine
ignorantia. Etiam, quia ille mercator posset lucrari illos quinquaginta aureos assecurando aliam navim: ergo."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 57.
456
"Dubitatur consequenter. Sit casus quod Petrus habet in mari mille aureos, et venit ad Joannem et dicit ei:
Suscipe periculum navis, et dabo tibi centum aureos. Iste est contractus licitus, ut diximus. Sed pono quod
Joannes suscipiens periculum, non habet unde solvat illos mille aureos Petro mercatori si navis periclitetur.
Dubitatur: si navis venit salva, an Joannes licite possit recipere illos centum aureos et illos retinere (...)
Respondetur quod ille contractus est illicitus nec licet accipere illam pecuniam, et si accipiat, tenetur ad
restituendum illam. Probatur, quia illa pecunia datur Joanni ut reddat Petrum securum; sed nullam
assecurationem facit; patet, quia si navis pereat, perit etiam bonum Petri mercatoris qui tradidit ei navim:
ergo intolerabile damnum ei praestatur, et per consequens Joannes fraudat illum: ergo talis contractus est
illicitus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 55.
Aunque Vitoria no lo menciona respecto al seguro (como sí lo hace respecto a la sociedad y al trinus
contractus), debemos recordar que compartir el riesgo marca la diferencia entre la usura y la participación
legítima del capital en una empresa. En el primer caso se traspasa el dominio del dinero, y con él el riesgo; en
el segundo dominio y riesgo permanecen en manos del capitalista. Análogamente, los seguros resultan
moralmente legítimos en la medida en que haya un riesgo realmente compartido.
457
"Sed ex hoc oritur aliud dubium. Volo quod Joannes non sit ita omnino pauper, sed quod habeat quinque
mille ducatos, et assecuravit viginti mille ducatos in viginti navibus. An licite retineat mille ducatos propterea
quia subiit periculum viginti millia ducatorum. Videtur quod non, quia non habet ipse nisi quinque mille
aureos, et si naves periclitarentur, mercator perderet tres partes suae pecuniae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 56.
458
"Sed dico quod licite potest retinere illos mille aureos. —Contra, quia si periissent naves, non posset
solvere nisi quinque mille aureos. —Dico quod verum est; sed moraliter loquendo non potest contingere
quod periissent viginti naves, quia raro aut nunquam contingit tale naufragium quod pereant omnes naves.
Satis esset si periissent duo vel tres naves. Et ideo cum illud periculum posset solvere, sequitur quod licite
potest recipere illos mille aureos." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 56. Esta consideración estadística del riesgo es
justamente la que echábamos en falta en las ventas al fiado. Cfr. nota 397.
459
"Sed solent etiam fieri alii contractus de assecurandis mercibus et licite pro beneficio assecurationis potest
aliquid recipere." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61.
460
"Solent etiam fieri alii contractus de assecuratione hominum. Sunt enim multi qui accipiunt libenter hanc
curam assecurandi. Si ergo fiat sic contractus, quod mercatori assecuranti vitam alicujus pro decem annis,
dentur quinquaginta aurei singulis annis, quod si alius pereat, iste mercator qui assecuravit tenetur reddere
quinque millia aureos. Isti contractus sunt in usu apud mercatores; etiam Vallisoleti solent fieri (...) Ad hoc
dicendum est quod illi contractus sunt liciti, quia ille qui subiit periculum, potest pro periculo aliquid
recipere, et hoc cessante fraude et dolo." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61.
Operaciones de cambio
461
"Sed consequenter dubitatur an sit licitum accipere aliquod pretium por fiar a otro. Respondetur quod sic;
tamen non est in usu andar desta manera a fiar a otros, et melius ideo fit quia est opus benevolentiae el fiar a
otro. Unde si esset in usu, licitum esset quia est beneficium fiar a otro: ergo pro illo meretur aliquid." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 61.
462
Hasta el siglo XIV la atención de los escolásticos se centró en la naturaleza y funciones de la moneda. Los
principales escritores a este respecto fueron Santo Tomás, y los ockhamistas Juan Buridano y Nicolás de
Oresme (†1384), el primer autor de un tratado específico sobre la moneda. A partir del siglo XV, el interés
de los estudiosos derivó hacia los cambios. No es raro pues que, en continuidad con el interés de las escuelas
en su tiempo, en el maestro de Salamanca no haya una teoría monetaria pero sí una larga discusión de
cambiis. A partir de Azpilcueta (discípulo de Vitoria) vuelve a desarrollarse el tema monetario en la
Escolástica (cfr. nota 472).
463
O trimetálico, según la importancia que se conceda a la moneda de vellón, una aleación baja de plata y
cobre que se usaba en las compras menudas para el consumo cotidiano. La discusión vitoriana, enfocada a
los negocios de mercaderes, toma en cuenta solamente las monedas de oro (cuya unidad era el ducado) y de
plata (unidad el real). Las primeras se usaban para los grandes pagos derivados por lo general de compras al
mayor o de bienes de cierta envergadura, como un barco, una casa o un campo, mientras que en monedas de
plata solía contarse el valor de una carga de trigo, una pieza de tela o una cabeza de ganado.
464
La moneda acuñada, además, no era abundante. Según Pierre Vilar, Oro y moneda en la historia, p. 24,
"un bloque [cúbico] hecho con todo el oro disponible en Europa en 1500 (...) sólo hubiese medido 2 m de
lado (8 m3)".
465
"Sed circa istam materiam de cambiis est notandum quod, sicut diximus, cambium proprie est commutatio
unius pecuniae pro alia pecunia. Sed est notandum quod in isto cambio per litteras non est necessarium nec
saepe invenitur talis commutatio unius pecuniae pro alia, sed satis est quod sit diversa ratio locorum ad hoc
quod sit verum cambium. Sufficit quod sit commutatio monetae ab uno loco in alium locum, sicut datur
pecunia in uno loco et recipitur in alio loco; sive sit eadem pecunia sive alia, sufficit ad rationem cambii, licet
improprie dicatur cambium." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 68.
Sobre la existencia y justificación moral de bolsas de cambio, verdaderos mercados regulares de dinero,
puede leerse Louis Vereecke, "La licéité du cambium bursae chez Jean Mair".
466
"In hac materia de usura solet etiam disputari haec materia de cambiis, quia sub nomine cambii sunt
multae usurae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61. Lo que, como ha señalado repetidamente Raymond de Roover y
nosotros hemos reseñado en el epígrafe 4.2, era función principalísima de los cambios en la época. De
Roover considera, a partir de los libros de mercaderes y las letras que ha examinado, que el peso de las
operaciones relacionadas con el pago de mercancías en el conjunto del cambio por letras era menor ya en la
Baja Edad Media: "On a affirmé qu'au moyen âge, la lettre de change était avant tout un instrument de
paiement qui demeurait presque toujours lié à une opération commerciale. C'est, tout simplement, de la haute
fantaisie". L'Evolution de la Lettre de Change, p. 62. En el siglo XVI la letra de cambio perdió aún más el
carácter comercial de medio de pago, para hacerse un instrumento financiero usado para préstamos, para
operaciones especulativas y también para mover de plaza los haberes monetarios, función esta última que
Vitoria considera la propia del cambio por letras, y bajo cuya legitimidad se encubrían las otras dos. El éxito
de ese encubrimiento fue tal que, curiosamente, mientras la condena social contra la usura recaía con todo su
peso sobre los pequeños prestamistas sobre prendas, los grandes banqueros de cambio conseguían a menudo
la aceptación de sus prácticas usurarias. Los doctores se esforzaban por descubrir la usura dondequiera que
estuviese, pero esto era más fácil en los préstamos abiertos que en los cambios por letras.
467
"Circa hoc primo dubitatur, an pro commutatione unius pecuniae pro altera liceat aliquid recipere; an
liceat quod faciunt isti campsores, los cambiadores, que dan once reales por un ducado, y ganan en trocalle
un maravedí, y a las veces más. Videtur quod non liceat hoc, quia tollitur aliquid de justo pretio, nam pretium
justum auri jam est taxatum. Si ergo minus det campsor, sequitur quod peccabit. Et praeterea, quia campsor
non reddit justum pretium et aequale, quia reddit minus justo pretio, et hoc est inaequalitas." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 61. Un maravedí por ducado constituía una tasa aproximada del 2,7‰.
468
"Et si arguas: quia qui habet monetam auream, eget moneta argentea: ergo licet campsori aliquid plus
recipere pro illa indigentia: hoc nihil valet quia indigentia ex parte emptoris non minuit pretium; unde non
potest campsor vendere illam indigentiam." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61.
469
"Ad hoc est sententia omnium summistarum, et praecipue Cajetani in opusculo quod de hoc fecit (De
cambiis), quod licita est ista negotiatio et commutatio unius pecuniae pro alia lucrando quod justum est, ut
communiter fit, scilicet en un ducado un maravedí, quia hoc est necessarium et utile reipublicae. Licet ergo
campsori pro labore, pro industria, pro officio recipere aliquid por el cambiar." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61.
470
Esta distinción no es otra cosa que la aplicación a la moneda de la consideración aristotélica: "Todo objeto
que se posee puede utilizarse como tal de dos maneras, pero no en el mismo sentido; una utilización es
adecuada al objeto, y la otra no, por ejemplo, la utilización de una sandalia como calzado y como objeto de
cambio". Pol. 1257 a5. Al aplicar la diferencia entre valor de uso y de cambio a la moneda, se acepta la
posibilidad de constituirla en mercancía. Sorprendentemente, la tasa estatal (que tiene fuerza moralmente
obligatoria para los cambios respecto a los demás bienes mercables) es aplicada por Vitoria a la moneda sólo
en cuanto a su valor de uso. Ello supone una asimetría radical entre la moneda y las demás mercancías,
comprensible puesto que el acto en que se usa la moneda es aquel en que la otra mercancía se cambia. A ese
acto se refiere la tasa.
471
"Et ad argumentum primum sancti Thomae De regimine principum (lib. 2), cap. 14, ubi dicit quod duplex
est usus pecuniae: alius primarius qui est in emptionibus et venditionibus, et sic taxatum est pretium monetae
per legem probatam, quia si esset inopia auri et copia argenti, aurum potest valere plus et augere pretium, ita
quod si dantur nunc undecim argentei pro auro, possunt dari duodecim argentei secundum aestimationem
communem. Alius est usus secundarius qui est in permutationibus; et in his non est pretium taxatum lege,
nam aureus valet undecim argenteos et dipondium. Sed hoc est in venditionibus, non autem in
permutationibus quia in permutationibus non valet nisi undecim argenteos vel minus." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2,
62. El capítulo citado de De Regimine Principum muy probablemente no fue escrito por Santo Tomás, pero
esto no lo sabía Vitoria.
472
Según Marjorie Grice-Hutchinson, The School of Salamanca, p. 29: "For the sake of convenience we may
classify medieval theories into three main groups, holding respectively that money derives its value (a) from
the proper fulfilment of its functions, (b) from the tale set upon it by the prince, and (c) from the market-
value of its metal content." Respecto a la primera teoría, la menos clara en la formulación de Grice-
Hutchinson, podemos traer un texto de Buridano: "Opportet quod valor pecuniae indigentia humana
mensuretur; quum igitur valor pecuniae mensuratus fuerit secundum proportionem ad humanam indigentiam,
omnia commutabilia poterunt appreciari secundum proportionem ad pecuniam, qualem enim proportionem
habebunt ad humanam indigentiam, talem habebunt ad pecuniam; humanae indigentiae proportionatam."
(Citado por V. Brants, Esquisse des théories économiques..., p. 180, nota 3).
El siglo XVI conoció nuevos desarrollos en este campo. Martín Azpilcueta, Doctor Navarrus, formuló por
primera vez en 1556 la teoría cuantitativa, luego propuesta en Francia e Inglaterra por Jean Bodin (1568) y
Juan Hales (1581), respectivamente. Por la misma época aparece la teoría de la paridad del poder de compra
(dos cantidades de moneda valen lo mismo si compran lo mismo en sus respectivos ámbitos de circulación),
para justificar la legitimidad de los cambios. Se trata de una evolución (debida también a Azpilcueta) de la
idea del valor derivado de la "estimación" en que se tiene a la moneda. La propia Grice-Hutchinson
encuentra un asomo de esto en el siguiente pasaje vitoriano: "Aliquando tamen ille qui dat perdit, ut solebat
fieri quando imperator erat in Germania, ubi erat magna inopia pecuniae. Tunc si dux Albanus dabat Metinae
mille aureos, non tantum recipiebat in Germania; et hoc licitum erat." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 71. Se trata de
la circunstancia en que el Emperador había provocado escasez de moneda en Alemania con sus empréstitos
militares. Puesto que la moneda allá compraba más que en Medina, al cambiar sobre plazas alemanas se
recibía menos oro del que se entregaba. Aunque tal lectura resulta del todo correcta, el interés del maestro de
Salamanca con este ejemplo era mostrar cómo los cambios se puede también perder, hallándose ahí una
diferencia con los préstamos a interés, que legitima el cobro de una prima.
Vitoria no desarrolla explícitamente una teoría monetaria de la paridad del poder de compra, ni ninguna otra.
Las cuestiones relativas a los cambios en nuestro autor pueden agruparse en: (i) Si se está cobrando por el
tiempo en ellos, lo que los haría moralmente ilegítimos por usura; (ii) si se puede identificar una razón
distinta al tiempo que permita sancionar como legítima la percepción de más de lo que se dio en cambio; (iii)
en este último caso, cómo se determina esa prima. Respecto a la última cuestión, el desarrollo es por
completo paralelo al de otras mercancías y, de manera análoga a lo que señalamos allí, no requiere de una
teoría del valor de la moneda para llegar a conclusiones sobre cuándo hay equivalencia de los valores y, por
tanto, justicia en la transacción.
473
"Intellige dummodo non fiant extorsiones graves et violentae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 61.
474
En la letra de cambio intervenían cuatro firmas: el tomador o librador recibía en la plaza "A" una
cantidad del donante, y le entregaba una letra a cambio, pagadera en la plaza "B". La letra llegaba a manos
del beneficiario, corresponsal del donante en "B", que en el momento estipulado la hacía valer ante el
librado, corresponsal del librador.
Si toda la intención del donante consistía en realizar un préstamo a interés o una operación especulativa,
debía de hacer volver el dinero a la plaza "A" con una operación de recambio, esto es, una nueva operación
de cambio, a veces incluso con los mismos actores, donde la plaza "B" es ahora el origen y "A" el destino.
Lo que se ganaba entre cambio y recambio dependía de las cotizaciones de una moneda en otra entre "A" y
"B", variables en el tiempo y no fáciles de prever en el momento de comenzar la primera operación desde
"A"; aunque si la cotización se conservaba, cambio y recambio arrojaban siempre un beneficio: el interés del
préstamo.
475
"Dubitatur an cambia quae fiunt inter mercatores, ut commutationes quae fiunt ab uno loco in alium, an
ista cambia sint licita. Videtur quod non, quia campsores plus recipiunt quam dant: ergo est inaequalitas, quia
v. g. hic recipit aliquis mil ducados, y da en Roma novecientos y cincuenta." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 64.
476
"In contrarium est quia ista ars campsoria est necessaria et utilis reipublicae. Patet, quia negotiatio
mercatorum, est necessaria reipublicae; et tamen non potest esse sine cambiis: ergo ista cambia sunt licita."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 64.
477
"Sed quaeritur qua ratione licet campsori plus aliquid recipere. Ad hoc dicunt aliqui summistae quod
ratione laboris, et industriae, et periculi et ratione impensarum, quia est labor et periculum mittere Romam
pecuniam, et ratione industriae, quia vos nesciretis mittere; et ille mittit sua industria: ergo." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 66.
478
"Sed contra stat quod nec sit industria illius, nec labor, nec periculum nec impensae: ergo male dicunt
quod ratione illorum licet campsori illud recipere. Antecedens probatur. Quia si esset aliquis mercator habens
redditus et pecuniam Romae quam mallet habere in Hispania, et reciperet hic pecuniam quam daret Romae,
talis mercator nullam industriam ponit; nec est labor nec periculum. An ergo liceat sibi plus aliquid recipere.
Respondetur quod sic. Sed qua ratione? Dico quod ratione beneficii, quia praestat illi hoc beneficium, quod
ipse habeat pecuniam Romae. Et generaliter pro quocumque beneficio quod non tenetur alteri praestare,
potest exigere aliquid ultra sortem, sive hoc beneficium constet labore et impensis, sive non, dummodo sit
justum illud quod exigit." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 66.
479
"La justicia y licencia de los cambios no se funda en la ventura de las ditas, ni en el trabajo de cobrallo, ni
en la aventura de ganancia o pérdida, ni en las costas, ni en privarse de su dinero por más o por menos
tiempo, ni en las otras imaginaciones de los cambiadores o de sus confesores, sino fúndase en un principio
universal y muy cierto, y es que yo no soy obligado a hacer ningún beneficio ni placer a mi primo [sic por
prójimo], de balde y sin primo [sic por premio], aunque a mí no me cuesta nada ni me sea trabajo. Que si me
ruega que baile, digo que no quiero, si no me dais un ducado; y lo mesmo puedo decir de cualquiera otra
cosa que me pida. Este principio tiene solas dos exenciones. La una de los beneficios espirituales, que se han
de dar sin precio ni premio; y la otra es de prestar." DC, p. 514. Al comentar el hecho de que para la época
los cambios corrían contra las plazas españolas (por razón de que la moneda era allí más abundante que en el
exterior) Grice-Hutchinson (The School of Salamanca, p. 54) señala: "the same amount of labour and risk
were involved in sending money from Spain to places abroad as in the other direction. Monetary theorists
were called upon to explain this apparent anomaly. And here their subjective theory of value, already applied
in the case of goods, came to their rescue." Aunque referido a autores posteriores, este juicio encaja bien con
la cita del dominico burgalés, con la salvedad de que llamaríamos mejor "social" que "subjetiva" a una teoría
del valor en que las circunstancias o preferencias individuales no alteran el precio justo.
Lo forzado de la posición vitoriana respecto al préstamo a interés vuelve a notarse en la última frase de esa
cita, donde lo sitúa junto a la simonía como excepción a un principio fundado en el dominio sobre las cosas
(una comparación proveniente de San Antonino). La excepción es fácil de sostener respecto a las gracias
espirituales, porque nadie sino Dios posee dominio sobre ellas. Lo mismo se había argüido en la Edad Media
respecto al tiempo, pero Vitoria no sostuvo ya la teoría de que la usura consiste en un intento de vender el
tiempo. Al asimilarla a la simonía, está únicamente proponiendo que los préstamos deben hacerse en el
mismo espíritu de gratuidad que los servicios espirituales, y en uno distinto al de lucro, legítimo en todos los
demás negocios.
480
"Sed dubitatur quantum licet recipere, id est quantum pretium est justum quod lucretur. Respondetur, et
est notandum, quod aut cambia sunt communia et in consuetudine, aut non. Si cambia sunt communia et
consueta et pretium commune usitatum et consuetum, tunc dico quod pretium justum est ut est consuetudo,
nec licet plus recipere quam consuetum sit (...) Si tamen hujusmodi cambia non sunt communia et sic statuta
in justo et consueto pretio, sicut ubi non est consuetudo et fit talis contractus, tunc dico quod licet pretium
pensare et taxare, id est pretium est taxandum ad arbitrium boni viri." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 65.
481
Vitoria no habla de una tasa estatal para los cambios, a pesar de que "determinóse en las Cortes de Madrid
de 1534, bajo ciertas penas, que de lo que se cambiase para estos Reinos no pudiese llevarse más del 10 p. %
por todo el año". C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias..., p. 89. Creemos que esto resulta expresivo del
papel restringido que nuestro autor atribuía a la intervención estatal en los precios.
482
"Respondetur quod quando loca sunt adeo propinqua quod non est difficultas in afferendo pecunias, non
est licitum cambium, quia cambium per litteras solum inventum est ad solvendam difficultate in viae, id est,
inventum est ad illum locum ubi non possent mitti pecuniae sine periculo magno. Item, quia est prohibitum
transferre pecuniam extra regnum, id est quia ab uno regno in alium non potest pecunia asportari, ideo
inventum est cambium. Unde infertur quod cambia quae fiunt a Salmantica in Metinam et a Metina in
Burgos, sunt verissima usura, et omnes isti campsores sunt usurarii, quamvis ipsi ratione cambii excusentur."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 69.
483
"An ergo liceat dare lucrum propter cambia quae fiunt a Metina in Hispalim vel in regnum Granatae.
Respondetur quod non, sed absolute omnia cambia quae fiunt intra regnum, sunt usuraria. Et ratio est quia
non datur lucrum propter illa translatione pecuniae, sed propter mutuum, quia datur sibi pecunia propterea
quia retinet alius illos aureos per duos vel tres menses." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 70.
484
"Sed an liceat facere cambia para Valencia; tomo mil ducados en Medina para volvellos en Valencia?
Respondetur quod etiam ista cambia para Valencia sunt mihi suspecta, quia licet non sit in regno, sed extra
regnum, tamen non est magna distantia a Valentia in Castellam, et ideo sunt suspecta. Sed quia non
commode potest transferri pecunia a Castella in Valentiam, et quia est prohibita translatio pecuniae ab hoc
loco ad illum, ideo si fiant moderata et sine fraude, licita sunt." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 70.
485
"Do tibi Metinae mille aureos, et da mihi Romae mille et viginti aureos. An ergo qui dat primo pecuniam,
licite possit lucrari. Respondetur quod sic. Omnes approbant ista duo cambia, dummodo sine fraude et dolo
fiant, scilicet quod lucrari potest qui primo dat pecuniam, et etiam qui mittit et dat pecuniam alibi. Ista duo
cambia sunt licita secundum omnes. Aliquando tamen ille qui dat perdit, ut solebat fieri quando imperator
erat in Germania, ubi erat magna inopia pecuniae." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 71.
486
La tensión entre la condena de la usura y el funcionamiento del mercado del crédito a través de los
cambios, nos la narran C. Espejo y J. Paz, Las antiguas ferias..., pp. 90-91: "En 6 de Octubre de 1552 fué
publicada pragmática en Madrid, prohibiendo dar cambio por intereses de un lugar a otro y de una á otra
feria, so pena de perder lo que se diese y ser tratados los contraventores como negociantes de logro. Para
evitar usuras y fraudes, habíase dispuesto que no hubiese cambio con interés de feria á feria, y, sin embargo,
se suspendió con posterioridad la pragmática, previo parecer de teólogos, como vemos por el informe que
suscribieron Melchor Cano y Fr. Mantius [del Corpus Christi], en vista de la necesidad de numerario, de
haberse retirado de la contratación de dinero, de la contracción en el mercado y de la escasez de las
disponibilidades que llevaban los recambios á cantidades crecidas." La consecuencia de la prohibición fue
entonces la escasez de crédito y el alza del tipo de interés, justamente lo que se quería combatir. Con todo, al
leer las descripciones de C. Espejo y J. Paz en la obra citada, ha de tenerse en cuenta que escriben en 1904 y
desde una perspectiva liberal, como se deja ver en muchos pasajes, entre ellos éste: "Es un principio de
observación en materias económicas que cuanto más ligada se halla una institución al Estado, más cercana
tiene aparejada su ruina. Los organismos oficiales lo agostan todo con sus fórmulas incomprensibles y sus
encauzamientos irracionales. Vida exhuberante tuvieron las ferias de Medina ligadas con los hombres de
negocios por ser intereses comunes los intereses de los comerciantes y banqueros; la relación, cada día más
apretada, de éstos con la hacienda española, había de constituir el camino directo para su decadencia fatal y
necesaria." Ibid., p. 162.
487
"... cambium a letra vista, ut ipsi vocant, se dice cuando luego en llegando las letras se dan los dineros." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 72.
488
"Dubitatur an ratione majoris dilationis temporis liceat plus recipere, id est an propter dilationem
solutionis cambiorum, sit licitum lucrum majus. V. g., dant Metinae mille aureos. Si los dan a letra vista,
recipiunt pro lucro viginti aureos; sed si retineat per duos menses, recipiunt pro lucro triginta aureos, et sic si
exspectant plus, majus lucrum faciunt. Hoc genus cambii vocatur a mercatoribus cambios de atrancar ferias."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 72.
489
"Respondeo sine scrupulo quod non licet hujusmodi cambia exercere, sed quod illa sunt usuraria." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 72. Tenía razón en ello. Los cambios "a letra vista", los únicos que parecen que podrían
cumplir sólo la función propia de traslado de dinero, no eran ni con mucho los más frecuentes. En toda
Europa se cambiaba de una feria para otra, o bien "a la usanza", expresiva locución empleada para significar
un plazo fijo de uno, dos o tres meses, dependiendo de la distancia entre las plazas. En principio, ese plazo se
justificaba por la necesidad de verificar la autenticidad de la letra de cambio y por la dificultad de obtener
dinero metálico para pagar. Pero había también letras "a media usanza", "a doble usanza", etc., en las cuales
lo que se llevaba por el cambio variaba. Se trataba sencillamente de diversos plazos para el préstamo.
490
"Et ita dico quod propter dilationem solutionis cambiorum, non licet plus recipere quam in cambio a letra
vista, a luego pagar." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 72.
491
"Si tamen aliquid plus sed parum deferant, licitum est quia pretium non consistit in indivisibili." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 72
492
"Respondetur quod si revera cesset lucrum, licite possunt aliquid recipere. Patet, quia in aliis contractibus
ut in contractu mutui ratione lucri et interesse cessantis licite potest, ut diximus, aliquid recipere: ergo etiam
in hoc contractu." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 73.
493
"Sed sciatis quod dubium hoc fuit missum Parisius, an liceret ratione lucri cessantis plus recipere por
atrancar ferias. Et a gravissimis doctoribus determinatum est quod esset licitum recipere plus por atrancar
ferias, id est plus recipere ad secundas nundinas quam ad primas, si ita est quod est lucrum cessans. Sed
revera decepti sunt, non in doctrina, sed in facto, licet esset ibi magister meus Joannes Fenarius et Majoris et
ambo Coroneles. Ipsi bene dicebant quod licebat plus recipere ratione interesse cessantis, sed revera nullum
tale est ibi. Es gran burla, quia nullum interesse sequitur nec lucrum cessat (...) Unde otra vez los mesmos de
Flandes, no estando seguros, tornaron a enviar el mesmo caso a Paris; y los mesmos doctores que antes
determinaron que era lícito, determinaron lo contrario, et subscripserunt nomine suo, quia invenerunt quod
mercatores faciebant falsam relationem." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 74.
494
"Est aliud genus cambiorum quod vocant cambium siccum, cambio seco, et revera non est cambium sed
mutuum. Sicut enim homo pictus non est homo, nec arbor sicca est arbor, ita nec cambium siccum est
cambium, sed mutuum." In 2a. 2ae., q. 78, a. 2, 75.
495
Una descripción detallada de los cambios por letras en general y del cambio seco en particular, con
ejemplos que muestran cómo se producía el beneficio empleando las cotizaciones de la época entre Londres
y Amberes y entre Venecia y Brujas, puede encontrarse en Raymond de Roover, "What is Dry Exchange?".
Este historiador distingue entre "cambio seco" y "cambio ficticio". El primero consistía en una operación de
cambio y recambio: el prestatario tomaba una cantidad de dinero y firmaba una letra contra una plaza
extranjera. Al vencer la letra en esa plaza, los agentes del prestamista se la pagaban a sí mismos, y con el
dinero resultante elaboraban una nueva letra para ser pagada en la plaza original por el prestatario al
prestamista. Así, llegado el momento del vencimiento de esta segunda letra, el prestatario devolvía al
prestamista su capital y un interés derivado del curso de los cambios entre las dos plazas (y por tanto,
incierto en el momento de hacer el préstamo). Como señala De Roover, "it was a straight loan (and nothing
else) from which the lender expected a return, which was not stipulated beforehand by agreement between
the parties but was determined afterward by the unpredictable course of the exchange". Ibid., p. 197. El
"cambio ficticio" era un cambio seco en que las letras se hacían pro forma, a menudo a nombre de
corresponsales inexistentes, sin enviarlas al exterior. Al vencimiento de la letra de recambio, se devolvía el
préstamo con un interés derivado del curso de los cambios con la plaza exterior que se hubiera tomado como
referencia. Otra modalidad "sancionaba" a quien no pagara la primera letra en la plaza exterior, haciendo la
letra repagable en la de origen con un recargo predeterminado, en el que se hallaba el interés. Vitoria se
refiere a todas estas operaciones como "cambio seco".
496
"Quid de hoc cambio, an sit cambium siccum? Certe nec est cambium viride nec siccum, quia cambium
debet esse commutatio pecuniae unius speciei pro pecunia alterius speciei, vel commutatio unius loci in
alium; sed hoc non est in illo: ergo non est cambium, sed revera est mutuum, et de hoc non est dubium." In
2a. 2ae., q. 78, a. 2, 75.
497
"Estos cambios con caballeros son comúnmente usurarios. Cambio real [es] dar una moneda por otra,
como plata por oro o dar en [un] lugar por recibir en otro adonde no se puede o con dificultad se puede llevar
dineros. De manera que todas las veces que el que da a cambio de buena o de mala ha de ser pagado donde
dió el dinero, no es cambio real, sino fingido. Aunque vayan y vengan letras y se hagan protestos, todo es
burla y querer engañar a Dios. Y no le engañan, que ni Dios lo perdonará, si no restituyen." DC, p. 515.
498
Vitoria dictaba sus clases siempre en latín, según las normas de la Universidad. No obstante, cuando
quería introducir matices subjetivos en su exposición pasaba al castellano en unas palabras o a lo sumo en
una frase, y no al castellano refinado sino al propio del habla popular. La indignación que el cambio seco
como usura encubierta le producía la podemos calibrar por el hecho de que, caso único en los tres años de
lecciones que recoge el Comentario, la mitad final de la exposición sobre el tema está hecha en castellano
con algunas frases latinas entreveradas.
499
"Dico quod est falsum, porque el duque no tiene en León blanca, sino que el que se los da en Medina se
los hace pagados en León, y al fin se vienen a pagar en Medina, porque del mesmo los torna el duque en
León a tomar para pagarlos en Medina, porque este cambiador de Medina tiene su pacto hecho con el de
León, et econtra. Unde non plus dubitandum est illos esse usurarios quam judaeos suo tempore." In 2a. 2ae.,
q. 78, a. 2, 75. Los judíos habían sido expulsados de Castilla en 1492; al tiempo anterior se refiere la última
frase.
500
"Secunda conclusio: Si hujusmodi res ut domum, agrum etc. aliquis adquisivit per usuram, non solum
illas tenetur restituere, sed etiam earum fructus, deductis expensis, sacando lo que gastó en lo labrar. Et ratio
est quia hereditates non sunt ipsius ususarii, sed illius a quo per usuram sunt acceptae." In 2a. 2ae., q. 78, a.
3, 1.
501
"Prima conclusio: Si aliquis exegit per usuram vinum, pecuniam etc., et cum tali re fecit lucrum
honestum, non tenetur ad restitutionem illius lucri honesti, sed solum ad illius restitutionem quod exegit per
usuram. Hoc dicit quod intelligitur, nisi alteri fecisset damnum a quo exegit pecuniam per usuram, sicut si
esset mercator qui daret pecuniam ad usuram, et qui recipit detinet usuram per tres vel quatuor annos, tunc
iste tenetur de jactura et damno quod patitur mercator in illis tribus annis." In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 1.
502
"Mercatores dan a los factores lanas que venden, y en tanto que viene el tiempo de la paga, tratan con los
dineros y ganan. Quaerebant a me an illud lucrum esset domini pecuniarum, vel illorum factorum et
procuratorum. Respondetur. Absolute loquendo, si non sint aliae conditiones, dico quod lucrum illud est
ementis et lucrantis et non domini pecuniarum, quia dominus non emit, sed procurator (...) Verum est quod si
ex hoc quod detinui pecuniam feci jacturam domino pecuniae, teneor de damno et jactura satisfacere illi.
Dixi absolute, quia si esset pactum et conditio quod quomodocumque fecerit lucrum, det domino pecuniae,
tunc tenetur illud lucrum dare domino. Etiam intellige dummodo non sit factum nocumentum vero domino
ratione detentionis illius pecuniae." In 2a. 2ae., q. 77, a. 4, 11.
503
"Sanctus Thomas concedit quod in honesta negotiatione usurarius licite potest cum pecuniis habitis per
usuram aliquid lucrari. Sed usurarius non potest facere lucrum cum suis mille aureis adquisitis per usuram
nisi emendo merces et iterum illas vendendo, quia facit veros contractus emptionis et venditionis. Si ergo fuit
vera emptio, sequitur quod fecit alium dominum illorum mille ducatorum: ergo ipse erat dominus illorum,
quia nemo dat quod non habet." In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 2.
504
"Et ad argumenta omnia, dicimus quod ratio non est quia est involuntaria, sed quia est irrita, quia non
tenet jure divino ille contractus, quia non obligat contrahentes: ergo est nullus: ergo non est ibi dominium."
In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 5.
505
"Ad hoc dico quod idem est de pecunia usurarii et de pecunia furti. Si ego emo domum et solvo pecuniis
furtivis, non est dubium quin sit vera emptio, licet emam pecuniis alienis. Ita de usurario dico, quod si habeat
alia bona praeter bona usuraria et pecuniam, dicendum est quod suis pecuniis emit, et tunc est dominus agri,
sed pecunia est alterius." In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 5.
506
"Et licet sit dubium de hac translatione dominii, tamen in odium usurarum vehementer est potius
declinandum ad dicendum quod nullo modo transfertur dominium." In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 5.
En el artículo cuarto, Santo Tomás se había preguntado por la licitud moral de pedir
dinero a interés, y había respondido que si no hay una inducción al pecado a quien de otra
manera no prestaría con usuras, sino que aquel al que se dirige la petición estaba ya
dispuesto a ello (por ejemplo, es un prestamista conocido), entonces resulta lícito tomar
dinero a interés. La razón es que el prestatario lo hace buscando un bien, el préstamo para
remediar su necesidad, por el que accidentalmente se somete a un mal, pagar usuras.508
Todo el problema para Vitoria estriba en qué debe llamarse "necesidad" en este
caso. Define nuestro autor aquí un concepto muy diferente al que situaba la necesidad
como causa de involuntariedad en una transacción.509 Necesario es el dinero para cualquier
operación conveniente o útil para quien lo pide prestado, aunque de ello no dependa la
sobrevivencia ni la participación social de la persona, esto es, aunque no se trate de una
necesidad grave.510 Comprar una heredad para aumentar la hacienda o tomar dinero para
jugar son dos ejemplos, de forma tal que necesidad es cualquier indigencia subjetivamente
sentida. De nuevo, el desarrollo de este concepto podía haber llevado al profesor de
Salamanca a una comprensión más exacta de lo que ocurre en el préstamo a interés. Difícil
507
"Sed hoc non obstante, non tenetur ad restitutionem illius quod in honesta negotiatione lucratus est. Ita
tenet Hadrianus, et Alexander, et Richardus et omnes doctores, praeter Altissiodorensem in 3 p., de usuris,
ubi dicit quod totum, scilicet et pecuniam adquisitam per usuram et fructus, tenetur usurarius restituere, et
lucrum pecuniae usurariae, quia procedit ex mala radice, id est ex peccato, quia si radix est mala, etiam et
rami. Dico quod verum est, sed effectus potest esse bonus; et ideo dico quod lucrum non est a radice mala, id
est a pecunia usuraria, sed ab industria negotiatoris." In 2a. 2ae., q. 78, a. 3, 5.
508
"Ponit sanctus Thomas unum principium: quod inducere aliquem ad peccandum, nunquam est licitum
quocumque fine fiat; sed uti peccato alterius qui est paratus ad peccadum, licitum est. Prima conclusio: Non
licet aliquem inducere ad usuram (...) Secunda conclusio: Ab illo qui est paratus dare ad usuram, licet petere
ad usuram propter bonum istius qui petit, scilicet quia est in necessitate." In 2a. 2ae., q. 78, a. 4, 1.
509
Véase el epígrafe 4.5.
510
"Ad hoc est notandum quod per necessitatem, non solum debet intelligi gravis necessitas, sed etiam
quaecumque utilitas et indigentia, sicut si me viene un buen lance de comprar una heredad para aumentar mi
hacienda, et egeo nimis pecuniis, licet a parato dandi usuras accipere pecuniam, quia ego non peto nisi quod
det mihi mutuo, y que me lleve algo yo no lo querría. Unde si alius extorqueat usuram, non est ex voluntate
mea. Per necessitatem ergo intelligit sanctus Thomas quamcumque utilitatem. Unde generaliter a quocumque
parato ad peccandum licet accipere utilitatem pro supplenda aliqua necessitate." In 2a. 2ae., q. 78, a. 4, 2.
511
Una recopilación en castellano de estos escritos se encuentra en Joaquín Llanos, Textos económicos en
Tomás de Aquino.
512
Pol., 1257 b1-1258 b8. A propósito del desarrollo histórico de la valoración del oficio de mercader en la
Escolástica, puede leerse: Raymond de Roover, "The Scholastic Attitude toward Trade and
Entrepreneurship". Aquí nos hemos limitado a tomar como hitos a Aristóteles y Santo Tomás, las dos figuras
a las que Vitoria concede más autoridad.
513
J. T. Noonan (The Scholastic Analysis of Usury, p. 47) hace notar que Guillermo de Moerbecke erró la
traducción de un concepto clave en Pol. 1257b, haciendo que la condena de Aristóteles sobre toda operación
comercial que tuviera por fin ganar dinero, recayera únicamente sobre las operaciones que tienen por objeto
material el dinero (ars campsoria). Así, donde Moerbecke traduce: "Etenim divitias multoties ponunt
numismatis multitudinem, propter circa haec esse pecuniativam et campsoriam", un traductor moderno
escribe: "Divitias enim saepenumero statuunt numorum multitudinem, propterea quod ars pecuniae
quarendae, et mercatura cauponaria in hac re versentur" (Pol. 1257 b8-10; traducciones tomadas de Tomás
de Aquino, In Aristotelis Stagiritae nonnullos libros commentaria: Politicorum, p. 387).
La idea de condenar toda crematística hubiera sido inaceptable en el siglo XIII; la de condenar los tratos con
dinero venía a integrarse en una tradición cristiana contra la usura independiente de Aristóteles y anterior a
su conocimiento en el Occidente medieval. Sin duda, con esta mala traducción Santo Tomás se ahorró una
dificultad para integrar la posición del Estagirita. El error de Moerbecke fue corregido tras la muerte de
Santo Tomás por su discípulo Giles de Lessines (primer autor de un tratado dedicado a la usura), quien no
por ello aceptó los juicios aristotélicos contra la ars commutativa.
"Rursus: si cives ipsi mercationibus fuerint dediti, pandetur pluribus vitiis aditus. Nam cum
negotiatorum studium maxime ad lucrum tendat, per negotiationis usum cupiditas in
cordibus civium traducitur, ex quo convenit, ut in civitate omnia fiant venalia, et fide
substracta, locus fraudibus aperitur, publicoque bono contempto, proprio commodo
quisque deserviet, deficietque virtutis studium, dum honor virtutis praemium omnibus
deferetur: unde necesse erit in tali civitate civilem conversationem corrumpi."515
El ideal de Santo Tomás tal como se expone en sus consejos "al rey de Chipre" es
el de una ciudad que consume principalmente su producto, contiene en sí lo más necesario
para la vida humana, y conserva sus valores éticos compartidos evitando en buena medida
el contacto con extranjeros de dudosa moralidad.
Al preguntarse en el contexto más teórico de la Summa Theologiae sobre la
legitimidad moral del comercio, el Aquinate vuelve a distinguir entre los intercambios que
persiguen un fin en sí honesto como la sustentación de la casa o de la ciudad, y aquellos
propios de los mercaderes en que sólo se persigue el lucro. Estos últimos no los considera
en sí mismos condenables sino que pueden ser ordenados a su vez al sustento de la familia
del comerciante, al socorro de los pobres y a la provisión de la ciudad.516 Lo esencial
514
De regimine principum, lib. 2, cap. 3. A partir del capítulo quinto del segundo libro, De Regimine
principum es atribuido a Tolomeo de Luca, discípulo de Santo Tomás.
515
De regimine principum, lib. 2, cap. 3, [841]: "Además, si los mismos ciudadanos se dedican a ser
mercaderes, se abre la puerta a muchos vicios, pues como el afán de los mercaderes tiende en grado máximo
al lucro, por el uso del negocio la codicia se arraiga en los corazones de los ciudadanos; de lo cual se sigue
que en la ciudad todas las cosas se tornan venales o vendibles y, desaparecida la fidelidad, se abre lugar para
los fraudes, y despreciado el bien público, cada uno servirá a su propio provecho y fallará el trabajo de la
virtud al otorgarse el honor, que es premio de la virtud, a todos; de donde necesariamente en tal ciudad se
corromperá la convivencia social."
El contexto permite entender que el comercio en cuestión es aquel que, precisamente por transcurrir de una
república o de una ciudad a otra, no conoce nexos de inserción vital en ningún lugar en particular. Esto es, no
se está hablando del pequeño comercio que realizan los artesanos y los tenderos locales, perfectamente
regulado por los gremios y a través de ellos vinculado a la vida de la ciudad.
516
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 77, a. 4, corpus.
517
Summa Theologiae, 2a. 2ae., q. 77, a. 4, ad 3. La discusión en este punto versa sobre si es lícito a los
clérigos dedicarse al comercio. Al ofrecer sólo estas razones, se niega la objeción principal —que no lo es
por causa de la pecaminosidad intrínseca del oficio de mercader (Ibidem 3)—, que permitía extrapolar la
prohibición moral del estado eclesiástico al común de las personas.
518
Puede verse Van Roey, "La monnaie d'après Saint Thomas d'Aquin", p. 37, sobre la ampliación del
concepto de las necesidades materiales en Santo Tomás respecto a Aristóteles. La clave se encuentra en que
mientras Aristóteles parece concebir el comercio para satisfacer las necesidades de la vida tal como ocurre en
el presente, Santo Tomás lo incluye en un dinamismo (expansivo) de despliegue de la naturaleza humana.
Ambos autores coinciden en condenar la actividad que tiene por fin principalmente la acumulación
individual de riquezas.
519
Pere Molas, La burguesía mercantil..., pp. 129-130, hace notar que en la época inmediatamente siguiente
hubo un debate abierto en Castilla acerca de la moralidad intrínseca del oficio del mercader. Algunos autores
como Tomás de Mercado o el jurista Castillo de Bobadilla consideraban que algo había de inevitablemente
pecaminoso en la actividad comercial, mientras que otros, como Cristóbal de Villalón y Martín Azpilcueta,
enfatizaban el valor de esa actividad para la república. Julio Caro Baroja, Las formas complejas de la vida
religiosa, pp. 368 ss., acumula testimonios de la literatura popular moralizante del s. XVI que permiten llegar
a la conclusión de la existencia de una fuerte corriente de opinión (diríamos hoy) que ve como una
degradación moral de los tiempos el incremento de la actividad comercial y en general los modos de
enriquecimiento de los mercaderes. Y junto con ello, el consumo de bienes suntuarios, particularmente los
relacionados con el atuendo y ornato personales.
A Vitoria, como al cardenal Cayetano y a otros pensadores de talla, hay que situarlo entre quienes examinan
las nuevas realidades desde un punto de vista teórico sin dejarse arrastrar por aversiones emocionales. Nunca
se encuentra en nuestro autor el recurso retórico al catastrofismo, tan querido por los predicadores de la
época, que con facilidad describían el tiempo presente como momento sin par de reunión de todos los males.
Según hemos señalado, vemos al maestro de Salamanca apartarse de este talante ecuánime sólo en el caso de
la usura.
Vale notar que la discusión "popular" sobre la moralidad de la práctica del comerciar iba a menudo
directamente dirigida a establecer la honorabilidad del oficio, y con ella, el lugar social y político al que los
mercaderes podían aspirar. En este tópico no entra nuestro autor en su obra publicada.
520
Acerca de los linajes paterno y materno del profesor de Salamanca, señala Beltrán de Heredia: "Los
apellidos Vitoria y Compludo eran frecuentes en Burgos a finales del siglo XV y aparecen a veces
vinculados a familias dedicadas al comercio, con factorías en la Bretaña francesa y en Flandes (...) Esta
familia tenía en Burgos posición acomodada..." ("Personalidad del maestro Francisco de Vitoria...", pp. xiv-
xv).
521
No compartimos la idea de Karl Deuringer, Probleme der Caritas..., pp. 132-133, que achaca la aguda
("scharf") reacción "anticapitalista" que encuentra en los maestros de la Escuela al carácter rural de la
pequeña ciudad de Salamanca ("kleine Landstadt inmitten dieses weiten Landes mit seiner primitiven
agrarischen Wirtschaft") y a cierta xenofobia popular hacia los mercaderes extranjeros que operaban en las
ferias castellanas, por contraposición a la postura más complaciente de Cayetano, que vivió en una zona de
larga tradición de negocios. Creemos que ello desconoce tanto el carácter cosmopolita de la formación y la
discusión misma de Vitoria como la realidad, ampliamente probada por los historiadores, de que en la época
de su profesorado surgía una burguesía castellana vigorosa. Vitoria está lejos de ser un tradicionalista
regional; lo mismo puede decirse de Soto, nacido en la ciudad industrial de Segovia y formado en Alcalá y
París. Por otra parte, ni Salamanca era una ciudad tan pequeña (los cerca de 30.000 habitantes que Deuringer
le atribuye constituían una cifra respetable para la época) ni tan rural (más bien estaba dedicada a los
servicios, con un artesanado importante; la agricultura sólo ocupaba al 4% de sus habitantes, según
señalamos en el epígrafe 4.2). La cuestión del anticapitalismo ("die betont antikapitalistische Haltung") no
deja de ser un asunto de etiquetas que requeriría de los matices de una discusión compleja, por lo demás
ajena al interés intelectual de nuestro autor.
522
Salamanca era otra ciudad a la que, por razones distintas, no disgustaba atraer personas de afuera, aunque
se tratara de jóvenes un tanto alborotadores. En la época de Vitoria, era abierta la competencia con Alcalá de
Henares (universidad de reciente fundación con fuerte apoyo estatal) por captar a la población universitaria
de Castilla. Según señalamos en el capítulo 3, a esta competencia se debió la apertura de tres cátedras de
nominales en Salamanca, con la intención (según el acta claustral en que se aprobaron esas cátedras) de que
no hiciera falta otra universidad en el reino.
523
La importancia para la ciudad del comercio y la navegación, medio imprescindible para el comercio de
larga distancia, es ponderada por Vitoria: "Navigatio etiam pro tempore periculoso est utilis bono communi.
Ex communicatione enim nationum et provinciarum respublica magna commoda accipit, et in pace, et in
bello. Quare si propter periculum tempestatum homines deterrerentur a navigatione, fieret magna iactura
publici boni. Cum aut vix, aut nunquam navigare sine magno periculo possit." DH, 32.
524
La benevolencia del maestro de Salamanca hacia la actividad de los mercaderes se pone de manifiesto
cuando considera que ir a la feria es motivo suficiente para romper un ayuno impuesto por la Iglesia, aun si
uno es rico ya: "Como un mercader que ha de ir de feria, y aunque es rico, licite tractat: no puede ayunar y si
ayuna, no puede ir otro día. Dico quod non peccat. Et hoc dico de lucro, sive lucrum sit ei necessarium, sive
non ad vitam, quia tunc non tenetur jejunare." In 2a. 2ae., q. 147, a. 3, 8.
525
No hay un puente teórico entre la ética del mercado y la política económica del Estado en Vitoria. En el
tema de los cambios por letras hemos visto aparecer esta política entre las condiciones dadas para el
mercader, que le mueven a una actividad para superar la limitación estatal; en la teoría del precio justo, la
condición de una tasa estatal se considera un límite absoluto, incluso moral, para el mercader. En la teoría
sobre los tributos, que no hemos examinado aquí, se marcan claramente los límites que el príncipe debe
respetar al pechar a sus súbditos, quienes a su vez están obligados a pagarlos (cfr. In 2a. 2ae., q. 62, a. 3, 7;
q. 63, a. 1, 8-23. Un completo estudio sobre el tema puede encontrarse en Javier Gorosquieta, El sistema de
ideas tributarias en los teólogos y moralistas principales de la Escuela de Salamanca; puede verse también
Gonzalo Higuera, "Impuestos y moral en los siglos XVI y XVII"). Los negocios son considerados una
actividad sobre la que cabe legítimamente imponer tributos. Pero en general la moral del mercado se estudia
como asunto de relaciones intersubjetivas, sin consideraciones políticas mayores que atender a la repercusión
de ciertas figuras comerciales y financieras sobre el bien de la república. Por otra parte, Vitoria,
reconociendo la realidad política del Estado nacional como legítima, hizo esfuerzos importantes por limitar el
poder del príncipe, que en la época empezaba a querer hacerse absoluto (cfr. capítulo 2). Parece indudable
que no hubiera visto con buenos ojos la instrumentalización de la actividad económica para el
acrecentamiento de ese poder, que subyacía al mercantilismo.
526
"Secundo infert de ministris usurariorum, tabernariorum vel aliorum qui exercent illicitas negotiationes
vel adjuvant ad injustas negotiationes, ut campsores, qui omnes sunt usurarii. Non est dubium quin ministri
eorum tenentur ad restitutionem in solidum, licet faciant jussu alterius, scilicet domini. Venit aliquis con
prendas a que sobre ellas le presten veinte ducados, y dáselos el criado del mercader o cambiador porque
pague dos ducados ultra de los veinte tenetur minister iste ad restitutionem illorum duorum ducatorum. Et si
dicas quod dominus alium mitteret servum qui faceret, certe optima excusatio istorum est! Dico quod non
propterea minister excusatur a restitutione. Et mercatores vendentes nimis injuste, al fiado, et servi eorum
tenentur de toto, dato quod jussu domini faciant. Necesse est enim ut veniant scandala, sed vae homini illi
per quem scandalum venit! (Mat. 18, 7). Usurarius necessario per ministros debet exercere usuras, sed vae
ministro illi per quem exercetur! Item, quia si jussu alicujus ego interficerem aliquem, tenerer de toto damno
et essem reus homicidii: ergo et servus faciens aliquid injustum jussu domini sui, tenetur de toto damno." In
2a. 2ae., q. 62, a. 7, 3.
527
"Ex his sequitur quod sicut isti campsores sunt usurarii, ita et illi qui ponunt pecuniam apud illos (...) Et
quod sint usurarii, patet, quia sunt participes usurarum. Patet, quia dant pecuniam suam campsoribus ad usus
illicitos, scilicet ad faciendum usuras; v. g., aliquis dat campsori centum aureos, cum conditione quod
singulis annis det ei pro illis quinque aureos, et postea campsor cum illis centum aureos facit usuras." In 2a.
2ae., q. 78, a. 2, 64. Según señalamos en el epígrafe 4.2, la banca de depósito y pagos locales, más parecida a
la actual que la banca de cambios, persistía en Castilla durante el s. XVI, cuando había desaparecido en el
resto de Europa, donde conoció una extensión importante durante la Edad Media, debido a una serie de
quiebras encadenadas a lo largo del s. XV.
528
Por eso pueden pedirse en la oración, aunque no sea conveniente desearlos solamente por sí mismos:
"Prima propositio: Licitum est petere bona temporalia inquantum sunt media necessaria et instrumenta ad
salutem spiritualem et consequutionem gloriae (...) Secundo propositio: Petere a Deo bona temporalia
absolute, etiam non ordinando illa ad vitam aeternam nec finem bonum, est licitum. Patet, quia quidquid licet
desiderare, licet petere (...) Tertia propositio: Dico tamen quod petere bona temporalia inquantum temporalia
sunt et absolute, licet non sit prohibitum et liceat, nihilominus tamen non est tutum sed periculosum, et
melius est ea non petere, quia habent fines perniciosos (...) Quarta propositio: Orare absolute pro bonis
temporalibus communitatis, etiamsi non habeatur respectus ad vitam aeternam, est honestum et laudabile.
Patet, quia homines tenentur procurare bona communitatis (...) Ultima propositio (...) orare pro vita et
necesariis ad vitam, etiam absolute, laudabile est." In 2a. 2ae., q. 83, a. 6, único.
529
Por ejemplo, el tutor que administra los bienes de su pupilo está obligado a hacerlos rendir al máximo: "Si
enim tutor cum aequali industria posset duplum lucrum exercere, et hoc sibi constaret, teneretur illud
procurare; et si ita non faceret, male faceret; sicut si plus daret iste mercator pro bonis pupilli quam alius,
supposito quod contractus sit licitus." In 2a. 2ae., q. 63, a. 2, 12.
530
"Qui autem in societate aut civitate vivit, pars est civitatis. Qui ergo aliquid in bonum et in commodum
facit alicuius privati hominis, facit etiam in bonum publicum et commune. Sicut qui privatum hominem
laedit, bonum commune laedit, cuius ille est pars, atque laudem et praemium meretur, non a privato homine
solum, sed etiam a tota civitate aut collegio, et eadem ratione ab eo qui praesidet collegio et civitati, etsi nihil
de collegio aut praesidi banefaciendo cogitet. Et certe hoc naturalis ratio dictat." De eo ad quod..., II, 7.
531
"... aliquis infimae sortis negotiatione lucratus est decem millia aureos, et non vult colligere se ut honeste
vivat, sed in negotiationibus plus quotidie fervet, talis vituperandus est, ut dicit Cicero." In 2a. 2ae., q. 77, a.
4, 2.
532
Vitoria no desarrolla el tema de la responsabilidad hacia terceros en el mercado. Si consideramos a éste
como un mecanismo distributivo (impersonal), las acciones con las que uno se beneficia pueden perjudicar a
otros distintos a la contraparte, modificando los precios a los que podrán vender o comprar. A propósito de
otro mecanismo distributivo, el que tiene por protagonista al príncipe (donde hay en consecuencia una
decisión personal), dice: "... quicumque utitur jure suo, non tenetur de damno quod pertinet ad alium, etiamsi
faciat animo nocendi vel quomodocumque faciat, dummodo non adsit injuria; sed ego utor jure meo." In 2a.
2ae., q. 63, a. 2, 36. En todo caso además: "... hic effectus, quia praeter intentionem, nec imputatur nec est
culpabilis." In 2a. 2ae., q. 64, a. 7, 1.
533
"Sed dubitatur de illis qui vendunt cibos in platea, an excusentur a peccato (...) dico quod illi qui vendunt
cibos, de per se non peccant nec mortaliter nec venialiter, nam actus illorum finitur in emptione et
venditione: ergo non peccant. Quia dato quod qui emit debeat abuti cibis, nihil mea, quia quando vendo
ensem, etiam scio quod cum illo potest ille interficere hominem, et tamen licite vendo (...) Secunda
propositio: Si ita esset quod si ego non venderem hos cibos, omnes illi jejunarent, tunc tenerer non vendere,
quia nullus vendit; et si venderem, peccarem mortaliter quia do ocasionem peccandi mortaliter. Sed cum sint
multi alii qui vendunt, ideo tales non peccant, quia omnia reducuntur ad permissionem." In 2a. 2ae., q. 147,
a. 4, 16. "Occurrit tamen dubium: an liceat christianis vendere necessaria infidelibus ad ritus suos, utputa
agnum ad sacrificandum eum in pascha (...) Respondet Cajetanus ad hoc in articulo 4 hujus quaest.
distinguendo. Quaedam enim sunt quae de per se sunt ordinata ad malos usus tantum, sic quod non possunt
servire nisi ad illos, ut culter petrinus. Et tale, inquit, non licet christianis vendere judaeis aut facere
infidelibus (...) Alia sunt non talia, sed quibus potest homo bene vel male uti, ita quod se habent indifferenter
ad usus bonos et malos. Et talia, inquit, licet christianis vendere aut facere infidelibus, nisi constaret quod
volunt illa infideles ad malos usus; quia tunc, inquit, est dubium, et videtur quod non licet vendere furibundo
ensem: ergo non licet christiano vendere agnum judaeo, si sciat quod vult ad sacrificandum eum, quia si
nesciat quod judaeus emit agnum paschalem, non est dubium quin liceat vendere illum, sicut licet vendere
arma infidelibus. Sed dico probabilius, quod si res de se est licita, possum illam vendere judaeo, ut agnum
paschale, quamvis sciam quod vult illum ad suos usus et ritus. Cujus ratio est quia ego non teneor prohibere
ritus judaeorum, nam Ecclesia permittit eos, et sic justo pretio licet mihi vendere agnum judaeo, dummodo
non faciam illo fine ut sacrificet illum; tunc enim peccarem vendendo. Sed vendo quia indigeo pecuniis aut
propter aliud hujusmodi. Et ad argumentum, nego illam consequentiam: mihi non licet dare furioso gladium:
ergo nec licet mihi dare judaeo agnum paschalem. Et ratio est quia teneor inquantum possum vitare
homicidium, non tamen ritus judaeorum." In 2a. 2ae., q. 10, a. 11, 2.
534
La diferencia de valoración entre el oficio de prestamista y el de negociante puede entenderse desde la
siguiente sentencia: "Respondeo quod nunquam occupatio est peccatum, quidquid ex illa sequatur, si ipsa
occupatio de se non sit peccatum." In 2a. 2ae., q. 15, a. 1, 3.
535
"Pero por esta vez digo lo primero, que a quien yo bien quisiere, le rogaría mucho que no tuviese por
oficio ni trato ser cambiador. Porque aunque el cambio por sí sea un contrato tan lícito como comprar o
vender limpiamente, pero como hoy se hace en el mundo, algunos son muy malos." DC, p. 513.
536
En términos más generales, y posiblemente polemizando con los calvinistas en el terreno teológico,
encontramos: "Non est mirandum, si sanctissimi viri non impetrent a Deo bona temporalia, quia nihil
promisit viris bonis nisi gratiam et gloriam. En todo lo demás les puede ir bien a los malos y mal a los
buenos." In 1a. 2ae., q. 104, a. 10. F. Stegmüller, Francisco de Vitoria y la doctrina de la Gracia..., p. 391
(ms. O 208v).
Precisamente la convicción de que el bien moral coincide siempre con la persecución del lucro en mercados
libres, abre el campo a la concepción liberal de la vida económica, que descarga a la persona de la
preocupación moral en ella. Dice Mercier de la Rivière en 1767: "No sintáis preocupación alguna ahora por
nuestra moral, ni por nuestras costumbres. Es socialmente imposible que hombres que viven bajo leyes tan
simples [la propiedad privada y la libertad de mercado], que hombres que una vez llegados al conocimiento
de lo absoluto se han sometido a un orden cuya base es por esencia la justicia y cuyas ventajas sin límites les
son evidentes, no sean humanamente hablando los hombres más virtuosos." (L'ordre naturel et essentiel des
sociétés politiques, citado por F. Gómez Camacho en Luis de Molina, Teoría del precio justo, p. 39). Como
ha sugerido acertadamente Gómez Camacho, puede identificarse una revolución científica en el estudio de la
realidad económica, que separa el paradigma escolástico del clásico. La clave de tal revolución se encuentra
en la confianza que la cita anterior muestra hacia un sistema automático de realización de la justicia en los
precios. Esto hubiera sido inimaginable para los doctores escolásticos, cuya tradición sobre la vida moral
(que se puede remontar directamente a Platón, República 367e-372a) señalaba el crecimiento social en la
justicia como una ardua tarea de la razón práctica humana. Uno de los indicadores centrales de este giro
radical se encuentra entonces en la expulsión de la pregunta por la justicia, y con ella de la cuestión moral,
del abordaje de los problemas económicos, con el desplazamiento consiguiente de conceptos como "precio
justo" por "precio de equilibrio", "beneficio injusto" por "efecto renta", o "restitución" por "recontratación".
(Ibidem., pp. 57 ss.)
537
"Et minor probatur, quia omnes qui a campsoribus recipiunt mutuum, sciunt et fatentur quod gratis non
sibi datur, sed pro bona compensatione. Preguntadlo a los que resciben dineros dellos prestados. Si les
preguntais si los cambiadores les piden algo por los dineros que les emprestan, deciros han que no, pero que
ellos se entienden, que no se los prestarían si no fuese porque les den algo. Certe illa ignorantia est satis
vincibilis. Et omnes isti campsores fugiunt a confessoribus peritis, sed hoc non excusat illos." In 2a. 2ae., q.
78, a. 2, 63.
538
"Multi sunt qui peccantis non advertunt quod ea quae faciunt sunt peccata: et illa dicitur caecitas mentis.
Sed sunt alii qui advertunt, tamen debiliter, non penetrant: et hoc ipsum dicitur hebetudo sensus et debilitas
mentis ad cognoscendum spiritualia et penetrandum, et est peccatum. Et hoc provenit ex mala dispositione
mentis, quia est affectata ad res temporales; sicut avarus intentus divitiis, bene vult ipse recte vivere, sed dato
quod dicatis ei quod opus est divitia relinquere, advertit ad id quod dicitis, tamen ex debilitate mentis et ex
affectu quem habet ad divitias non penetrat quod conveniat relinquere divitias." In 2a. 2ae., q. 15, a. 2, 1.
539
Volviendo a unos pasajes citados en el capítulo 2: "Ultima conclusio quae est Ambrosii: Nihil est utile
proprie loquendo nisi sit honestum. Patet, quia utile opponitur nocivo, et si est nocivum non est honestum.
Non est utile quod aliquis ex rapina sit dives." In 2a. 2ae., q. 145, a. 3, único. "Omnium enim utilitatum
utilitas et omnium fructuum fructus felicitas aeterna est, propter quam omnes substantiae nobiles creatae
sunt." In 2a. 2ae., q. 2, a. 3, 7. Vitoria conoce también un concepto más popular de utilidad, aunque desde
luego no funda en él su ética: "Illud quod inter homines vocatur utile, quod est pecunia vel aestimabile
pecunia..." In 2a. 2ae., q. 100, a. 5, 8.
540
Y no sólo la preservación de la justicia. El dinero ocupa con los otros bienes materiales el último escalón
en la jerarquía vitoriana, como hemos visto: "Unde si quis incurreret mala spiritualia animae, puta adulterium
et furtum, ut evitet mala corporis, puta flagella vel mortem, aut mala rerum exteriorum, puta damnum
pecuniae, aut si sustineat mala corporis ut evitet damnum pecuniae, peccatum est." In 2a. 2ae., q. 125, a. 4, 2.
541
"... quomodo pecuniae sunt bonum Petri? Quia sunt medium quod ordinatur ad hominen." In 2a. 2ae., q.
17, a. 5, 7.
542
"Nota quod amare aliquam rem, puta pecunias tamquam finem est praeponere illas vero fini, scilicet Deo,
illum offendendo." In 2a. 2ae., q. 126, a. 1, único. "Sicut quando aliquis appetit divitias, a tuerto o a derecho,
nuestra casa hasta el techo, tunc est verum dicere quod ponit in divitiis ultimum finem, quia ita appetit illas
quod propter illas transgreditur praeceptum divinum; et sic peccat mortaliter, secus autem non." In 2a. 2ae.,
q. 141, a. 3, único. Un paralelo puede hacerse con el catedrático que desea el cargo por el honor que conlleva
y no por el motivo de servicio a otros esencial a la acción de enseñar: "Respondetur quod sanctus Thomas
intelligit positive, scilicet quod appetere honorem et habere nolitionem proficiendi aliis, v. gr. aliquis
desiderat esse cathedraticus, y desealo para ser honrado y no para aprovechar a otros, est malum. Appetere
ergo sibi honorem cum negatione ista, nolo aliis prodesse, est malum." In 2a. 2ae., q. 131, a. 1, único. Se
trata de la situación en que alguien apetece de manera tan ávida algo, que por ello está dispuesto al mal:
"Non condemnamus quod quis appetat divitias de se nisi ponat malum finem, nec si appetat honorem et alia
bona temporalia (...) Appetere prandium de se bonum est, sed appetere nimis avide est malum." In 2a. 2ae.,
q. 132, a. 2, 9.
543
"... dico quod fama est aestimatio et opinio quae habetur de virtute alterius, et quod licet principaliter
consistat in opinione et aestimatione quae habetur de virtute alterius, tamen extenditur ad omnem opinionem
quae est de quacumque re laudabili (...) Et licet honor sit principaliter testimonium virtutis quae est in aliquo,
nihilominus honor etiam est testimonium cujuscumque excellentiae laudabilis (...) etiamsi sit in sanctitate vel
in virtute vel in divitiis." In 2a. 2ae., q. 73, a. 1, 3.
544
Los Dictamina de cambiis terminan así: "Esto es lo que alcanzó. Y si otra cosa dijeren hombres que hayan
estudiado y dado y tomado sobre estos contratos, yo pasaré por su parecer. Pero no creo que los habrá. Mas
los cambiadores que tratan con el Rey no buscan personas, sino con cualesquiera que tiene corona o sube en
púlpito se satisfacen. Nuestro Señor los alumbre." DC, p. 517.
545
Al señalar por qué deben distinguirse la magnificencia como virtud de la liberalidad, se dice: "... ita circa
parvas pecunias insurgunt vehementes passiones sicut circa magnas." In 2a. 2ae., q. 134, a. 2, 4. Vitoria es
consciente de la fuerza de las pasiones que se levantan en torno al lucro, sea cual sea la cantidad involucrada:
"Sic dico in materia justitiae, quod est difficultas circa minimas commutationes. Nam también recatea un
mercader cerca de cien maravedís como cerca de cien ducados, quia non est facilius reddere justum circa
minima quam circa maxima; quia qui parum habet, ita ei difficile est reddere aequale, licet sit parum, sicut
diviti." In 2a. 2ae., q. 141, a. 4, 5.
546
Pol. 1259 a6 ss.
547
"Nam si aliquis est studiosus administrandi justitiam, et sit in periculo perdendi mille aureos si administret
justitiam, requiritur quod sit liberalis, et non avarus ad hoc quod faciat justitiam; quia si est justus, justitia
praevalebit avaritiae, et moderabitur, et tollet timorem illum perdendi illos. Et sic non requiritur alia virtus
circa periculum perdendi pecuniam. Et ita si quis timeat perdere amicam, per quam virtutem tolletur timor?
Dico quod per virtutem justitiae, nec opus est ponere aliam." In 2a. 2ae., q. 123, a. 4, 2.
548
"Alio modo possumus considerare antice, ut intelligitur circa illud quod difficulter se potest aliquis ut
homo circa pecunias, quod sit temperatus in accipiendis iis (...) Fortitudo et etiam justitia potest dici
temperantia, nam generantur sicut temperantia; nam justitia dicitur temperantia quia reprimit appetitum ab
his quae objiciuntur appetitui praeter rationem. Nam eadem virtus justitiae per quam homo resistit paupertati,
vocatur temperantia." In 2a. 2ae., q. 141, a. 2, único.
549
"Quicumque taliter diligit creaturam, quod expertus est ex illo amore quod ponitur in periculo offendendi
Deum, tenetur relinquere amorem creaturae, vel moderare talem amorem." In 2a. 2ae., q. 19, a. 2, 6.
550
"Item, quantumcumque quis diligat divitias, de se non amat amore mundano. Probatur, quia divitiae de se
sunt bonae, quia non est prohibitum quaerere divitias (...) Ex quo sequitur, quod omnis qui sentit se nimis
cupide amare res mundi quae sunt bonae, si propter illas non offendit Deum, est tutus in conscientia de
mortali, quia veniale potest esse immoderate tendere in res bonas etiam." In 2a. 2ae., q. 19, a. 3, 4.
551
"Unde ad liberalem pertinet esse emissivum, id est largitivum, que saque y dé. Ideo enim dicitur liberalis
quia liberat pecuniam a custodia. In primo argumento arguit sanctus Thomas: Habitus et virtutes
distinguuntur per objecta, sed pecunia est objectum etiam justitiae, quia justitia versatur circa pecuniam, id
est circa omnem rem quae aestimatur pecunia. Item, misericordia est virtus quae consistit in dare, et ita
magnificentia: ergo istae virtutes quomodo distinguentur per objecta? Respondet sanctus Thomas quod
officium liberalitatis est moderare passiones et amorem pecuniae. Unde si quis sit amator et nimis cupidus
pecuniae, quia liberalitas moderat istas passiones quae sunt circa pecuniam, ideo dicimus quod objectum
liberalitatis est ipsa pecunia." In 2a. 2ae., q. 117, a. 2, único.
552
"An securitas sit conditio requisita ad magnanimitatem. Respondetur quod sic. Securus est qui nihil timet
et tutus est qui revera non est in periculo. Nam stat quod quis sit securus quia non timet, et tamen non sit
tutus quia revera habet periculum. Sic dicit Sallustius: Securus magis quam tutus. Et sic licet securitas sit
conditio requisita ad magnanimitatem, tamen elicitur a fortitudine quia expellitur per illam timor, qui
exspectat ad fortitudinem." In 2a. 2ae., q. 129, a. 7, único.
553
"Qui autem daret unum aurum, et plures non habeat, diceretur magnanimitas absolute. Sed actus dicitur
magnus secundum proportionem." In 2a. 2ae., q. 129, a. 1, 1.
554
"Et sic dato aliquae sint virtutes christianae quae non possint exerceri sine bonis fortunae, tamen meliores
sunt virtutes quae fiunt relinquendo voluntarie omnia, quia melior est paupertas voluntaria. Bonum est
habere divitias, sed melius est non habere; et bonum appetere honores, sed melius est contemnere." In 2a.
2ae., q. 129, a. 8, único.
555
"Item, si ego habeo inimicos, et non stat per me quin essemus amici, licet mihi optare mala temporalia, ne
sint ita potentiores inimici, ut non noceant mihi, et sic ne faciant mihi injuriam. Nec tamen hoc est odire
inimicos, immo velle bonum eorum." In 2a. 2ae., q. 25, a. 9, 7.
556
"Utrum avaritia sit peccatum. Respondetur quod avaritia est peccatum, licet non fiat injuria alteri.
Probatur. Differentia est inter finem et medium, quia finis non cadit sub mensura, immo est mensura aliorum,
ut sanitas est finis qui appetitur. Sed quanta sanitas est appetenda? Quantam poterimus, quia sanitas nec alius
finis non habet mensuram. Sic de beatitudine dicendum est. Media autem sunt quae cadunt sub mensura (...)
Sed sic est quod pecunia est medium ad hunc finem, scilicet ad habendum aliquid ad manducandum et
bibendum et vestiendum etc. Ergo pecunia cadit sub mensura. Tunc probatur quod avaritia sit peccatum.
Quia avaritia est quando quis appetit et quaerit bona temporalia ultra statum et decentiam suam; et hoc est
peccatum, quia est inordinate appetere." In 2a. 2ae., q. 118, a. 1, 1.
557
"Tertio potest dici quod licet actus liberalitatis non cadat sub obligatione particulari, scilicet hic et nunc,
tamen in universali falsum est, nam per solam omissionem non dandi peccaret. Et sic dives qui nunquam
utitur liberalitate, id est qui nunquam exerceret actum liberalitatis, peccaret, non mortaliter, sed venialiter.
Sed quando peccat? Dico quod quando habet propositum nunquam dandi. —O dicetis, volo quod nunquam
habeat tale propositum. —Dico quod est impossibile cum vivat in communitate civili." In 2a. 2ae., q. 118, a.
1, 2. La liberalidad es la virtud a la que se opone la avaricia.
558
"Respondet [sanctus Thomas] negando quod non peccet in proximum, immo peccat, quia Deus omnia
disponit suaviter, et suavitas est quod Deus et natura non deficiunt in necessariis. Et cum divitiae ordinentur
ad commodam sustentationem humanam, hinc est non fieri posse quod unus superabundet divitiis plus quam
ei sit necessarium quin alteri noceat et deficiat, quia bona temporalia non possunt simul possideri a multis.
Item, sibi ipsi nocet, quia habet immoderatas affectiones divitiarum, id est immoderate amat divitias. aut
desiderat, aut delectatur in illis. Et sic avaritia est peccatum hominis in seipsum, quia per hoc deordinatur
ejus affectus, licet non deordinetur corpus sicut per vitia carnalia." In 2a. 2ae., q. 118, a. 1, 4.
559
Dentro de la discusión sobre la avaricia, a la cuestión de si desear los bienes de otro es pecado mortal:
"Respondeo quod quamvis quicumque appetitus insurgat, etiam cum volitione in voluntate, dummodo sit
intra terminos justitiae et non limites illius excedat, ita quod non concupiscat rem alienam animo capiendi
illam injuste, nunquam est peccatum nisi veniale; et sic ille appetitus non opponitur justitiae, quia justitiae
non opponitur nisi injustitia." In 2a. 2ae., q. 118, a. 3, 2.
560
"Unde si aliquis appetat divitias ponendo in illis ultimum finem, ita quod tantum illas amat quod non
verebitur facere contra amorem Dei et proximi, id est quod est paratus peccare mortaliter, sic est tertia
conclusio: quod avaritia est peccatum mortale." In 2a. 2ae., q. 118, a. 4, 1.
561
"Et ita est profecto, quod divites sunt in statu periculoso (...) et etiam illi qui nimis avide appetunt divitias
(...) Sed tamen propterea non peccant mortaliter appetendo divitias, sed solum venialiter." In 2a. 2ae., q. 118,
a. 4, 2.
562
"Patet, quia prudentia versatur circa judicium de contractibus, an sunt liciti vel illiciti, et de hoc non
habetur evidentia, nam prudentia non procedit per evidentiam." In 2a. 2ae., q. 47, a. 4, 3.
563
"Sed cum aliquid agendum proponitur de quo dubitari merito potest an sit rectum vel pravum, iustum an
iniustum, de his expedit consultare et deliberare, neque prius temere aliquid agere quam sit inventum et
exploratum, quid liceat aut non liceat. Talia sunt quae in utramque partem habent speciem boni et mali,
qualia sunt multa genera commutationum et contractum et negotiorum. Et in his omnibus ita res se habet,
quod si quis antequam deliberavit et legitime illi constiterit tale factum licitum esse, aliquid tale faceret, et
forte secundum se esset licitum, talis peccaret neque excusaretur per ignorantiam, cum illa ut patet, non esset
invencibilis, postquam ille non facit, quod in se est ad examinandum quid liceat quidve non liceat. Ad hoc
enim ut actus sit bonus, oportet, si alias non esset certum, ut fiat secundum diffinitionem et determinationem
sapientium (...) Immo dato quod talis actus secundum se licitus esset, postquam dubitatur merito de illo,
tenetur quilibet consultare et arbitrio sapientium facere, etiamsi forte illi errarent." De Indis, I, int., 2.
564
Es célebre el aforismo: "Homo mercator vix aut nunquam potest Deo placere (...) nullus christianus debet
esse mercator." (citado por Pere Molas, La burguesía mercantil..., p. 114). Esta sentencia se encuentra en la
Palea ejiciens, incorporada al Decretum de Graciano, y formaba pues parte del acervo del Corpus Iuris
Canonici. Durante toda la Edad Media se pensó que la Palea, donde se encuentran in nuce buena parte de los
argumentos posteriores contra la usura, era obra de San Juan Crisóstomo. Hoy se sabe que se trata de una
obra apócrifa, posiblemente redactada en los siglos V o VI. La verdadera posición de San Juan Crisóstomo
respecto al comercio era muy otra: "[Dios] hizo necesitar unos de otros, a fin de juntarnos así, pues nada hay
como la necesidad para fomentar la amistad. Por eso tampoco quiso que todo se produjera en todas partes,
pues por ahí nos obligaría también al comercio de unos con otros. Y ya que hizo que unos necesitemos de
otros, hizo también fácil el comercio". Homilía XXXIV sobre I Corintios, citado por Sierra Bravo, El mensaje
social de los Padres de la Iglesia, [680].
565
"Dubitatur: quare ergo non laudamus mercatores qui maxime se exercent in merces emendas et
vendendas, et non plus laudamus illos quia plus servant justitiam, cum in suis contractibus et emptionibus
faciant actus virtutis juste emendo vel vendendo? Immo potius contrarium fit, quia saepe vituperamus
homines negotiationibus involutos, et revocamus illos in senectute ab isto exercitio. Respondeo quod
mercatores, si bene agant officium suum, illi actus sunt laudabiles et virtuosi. Tamen, quia est periculosum
officium, cum difficile sit in illis medium tenere, ideo revocamus illos et non laudamus quia sunt periculosae
negotiationes. Secundo dico, quod non laudamus illud quia est impedimentum majoris boni." In 2a. 2ae., q.
58, a. 3, único.
566
"Circa quem locum nota denique unum quod dicit Augustinus. Sive ibi sit praeceptum sive non,
nihilominus debet movere ad dandum eleemosynam, quia ex sententia illa Domini (Matth. 25) non damnatur
nisi hi qui circa proximos sunt inhumani (...) Item, facit illud quod habetur Matthaei 6 (v. 24): non potestis
Deo servire et mammonae. Omnes intelligunt per mammonam divitias. Et quid est dicere servire divitiis?
Non est quaerere eas, quia hoc bene licet. Sed est non erogare pauperibus." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 4.
567
"Si ego darem bona mea transeunti sine ratione aliqua, esset prodigalitas, nisi fieret causa amicitiae vel
eleemosynae. Et ideo sanctus Thomas dicit quod solum propter amicum debet homo pati detrimentum in
temporalibus." In 2a. 2ae., q. 26, a. 4, 1.
568
En este sentido se dice que es lícito desear lo necesario para pasar bien la vida, pero que también es
preciso atender a los pobres. El uso del mismo verbo para ambas claúsulas (optare) muestra que las dos
posibilidades "compiten" por nuestros recursos: "Respondeo negando quod non liceat ex caritate velle
proximis bona temporalia. quia nobis etiam licet optare; cum modo tamen et mensura, ut sic transeamus per
bona temporalia, ut non amittamus aeterna. Et pro pauperibus debemus optare. Et sic dico quod debemus
desiderare temporalia necessaria ad vitam transigendam." In 2a. 2ae., q. 59, a. 4, 2.
569
"Secundo nota, quod non omne malum movet ad misericordiam, ut dicit Augustinus, sed proprius malum
illud quod est defectus, hoc maxime provocat ad misericordiam, ut egestas, paupertas et hujusmodi." In 2a.
2ae., q. 30, a. 2, único.
570
"Superfluum status et naturae est alienum quoad usum, et per consequens dispensandum." In 2a. 2ae., q.
32, a. 5, 4. Obviamente, Vitoria está pensando aquí en riqueza estáticamente acumulada y no en capital en
sentido económico, un concepto del que propiamente hablando carece. Lo "superfluo respecto a lo necesario
para vivir y al lugar social" ha de entenderse en la sentencia vitoriana como aquella riqueza dedicada a más
lujo que el requerido para la respetabilidad en la posición social que uno ocupa, y a reservas más allá de lo
razonablemente preciso para precaverse de los infortunios comunes.
571
"Est aliud argumentum contra hoc: quia quilibet potest mutare statum suum. Sit ergo miles qui habet
pauperes parentes, sed juste adquisivit grandem pecuniam ultra statum parentum: an illa pecunia sit
superflua, Videtur quod non, quia iste vult ascendere ad altiorem statum. Ad hoc dico: primo, quod forte
existentibus proximis in gravibus necessitatibus, non liceret divitibus mutare statum, quia esset contra
caritatem proximorum. Secundo dico, transeat quod liceat mutare statum; sed ad minus non excusantur illi
qui non possunt mutare, ut ecclesiastici. Item mercatores aliqui qui, etsi velint mutare, non possunt vel non
inveniunt quomodo mutent. Isti ergo non excusantur si non dent eleemosynam de superfluo status. Cum istis
est nobis concertatio, non cum aliis. Utinam isti darent!" In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 12.
572
"Sive ibi sit praeceptum sive non, nihilominus debet movere ad dandum eleemosynam, quia ex sententia
illa Domini (Matth. 25) non damnatur nisi hi qui circa proximos sunt inhumani (...) Quod est notandum ad
praedicandum divitibus. Item, facit illud quod habetur Matthaei 6 (v. 24): non potestis Deo servire et
mammonae. Omnes intelligunt per mammonam divitias. Et quid est dicere servire divitiis? Non est quaerere
eas, quia hoc bene licet. Sed est non erogare pauperibus." In 2a. 2ae., q. 32, a. 5, 4.
Karl Deuringer señala: "Durch die ganze Caritaslehre des Vitoria zieht sich ein kräftiger Affront gegen die
Hartherzigkeit der Reichen und ein warmherziges Eintreten zugunsten der Armen." Probleme der Caritas...,
p. 30. Ejemplifica esto con la traducción de Mt 19, 23 que utiliza. Donde la Vulgata dice: "Dives difficile
intrabit in regnum caelorum", el maestro de Salamanca lee: "Impossibile est divitem intrare in regnum
caelorum" (In 2a. 2ae., q. 118, a. 4, 2), cambiando la palabra clave posiblemente a partir del comentario de
San Jerónimo: "Hoc dicto ostenditur non difficile esse, sed impossibile (...) nullus divitum salvus erit." (PL
26, 138, citado por Deuringer, ibid., p. 31, nota 28a).
573
Cfr. página 368.
574
"Dubitatur quinto, an absolute secluso damno reipublicae, sed bona fide, emere frumentum in vere ad
vendendum postea carius in mense madii, sit peccatum. Respondetur: primo, quod haec negotiatio est valde
periculosa, quia inducit homines ad cupiditates graves. Semper enim tentantur a daemone ut optent temporis
declivium et ut gaudeant de jactura aliorum; huélganse que el trigo se suba y no llueva. Secundo dico, quod
si bona fide fiat hujusmodi negotiatio, ita quod non ex cupiditate facit, sed quia non habet aliud exercitium,
no sabe en que tractar; tiene quinientos ducados, y cómpralos de trigo para ganar después en cada hanega
medio real, talis non est condemnandus de peccato quia exspectat solum honestum lucrum. Tertio dico, quod
potest esse peccatum mortale gravissimum, si mala intentione faciat et si malum reipublicae exspectet, si
desea que valga caro. Ita dicit Silvester, quia desiderat malum et nocumentum maximum reipublicae: ergo
peccat mortaliter. Et ideo est periculosa talis negotiatio quia desiderat malum multorum." In 2a. 2ae., q. 77,
a. 4, 9.
575
"Secunda propositio: Licet hispanis negotiari apud illos, sine patriae tamen damno, puta importantes
merces, quibus illi carent, et adducentes vel aurum vel argentum vel alia quibus illi abundant. Nec principes
eorum possunt impedire subditos suos ne exerceant commercia cum hispanis nec e contrario hispanos cum
illis." De Indis, I, 3, 2.
La condición de que no haya daño para las naciones de Indias, es puesta a todos los derechos subjetivos de
los españoles cuya violación por parte de los indígenas daría lugar al primer título legítimo para la conquista,
según la relección mencionada.
576
Claro está que en De Indis no se está tratando de una acción comercial con nacionales de un país cristiano
o musulmán capaz de protegerse legal y militarmente contra los abusos de mercaderes ajenos, sino de una
situación histórica en que el comercio se practica desde una posición incipiente de fuerza, a la que dejará
paso inmediatamente en la conquista. Vitoria trató de inspirar desde su cátedra una relación respetuosa con
los pueblos indígenas americanos, particularmente con aquellos que tenían ciudades y manifestaban vida
política. El asesinato del Inca Atahualpa por Pizarro estremeció a nuestro autor, como se manifiesta en el
comienzo de su carta al p. Arcos sobre negocios de Indias: "Cuanto al caso del Perú, digo a V.P. que ya, tam
diuturnis studiis, tam multo usu, no me espantan ni me embarazan las cosas que vienen a mis manos, excepto
trampas de beneficios y cosas de Indias, que se me hiela la sangre en mentándomelas."
5.1. INTRODUCCIÓN
1
Estos elementos constitutivos de una propuesta moral (otros podrían asimismo identificarse) se entenderán
de manera diferente y se hallarán en relaciones distintas entre sí, según sea el enfoque teórico elegido. Como
se pudo apreciar en el capítulo 2, la ética vitoriana establece relaciones precisas entre virtudes morales,
inclinaciones naturales, jerarquía de los bienes y preceptos de ley natural, elementos que, salvando las
distancias, corresponden respectivamente a los conceptos enunciados en el texto principal.
Otros momentos posibles de la intervención de la conciencia moral en los mercados, como
la formulación de marcos jurídicos o la ejecución de políticas públicas, recibieron mucha
menos atención del maestro de Salamanca. Y ello no accidentalmente, sino por causa de su
idea de subordinación estricta de la política a la ética, que hemos tenido ya ocasión de
presentar.
En este capítulo nos ocuparemos de la estructura de la ética vitoriana del mercado,
recorriendo sus fundamentos a partir de lo expuesto en los capítulos anteriores, de los que
pretende ser conclusión. De acuerdo a la intención general del estudio, que señalamos en el
capítulo 1, nuestro abordaje de la cuestión será sistemático. Examinaremos además este
pensamiento desde dentro de sí mismo, no desde una conceptuación exterior con la que
medirlo; esperamos de esa forma comprenderlo mejor.
En las páginas que siguen se va a atender sólo a los fundamentos filosóficos de la
ética vitoriana del mercado. Extensamente fue justificada ya en los capítulos 2 y 3 la
legitimidad de dejar a un lado en nuestro autor las consideraciones de índole teológica
sobre este tipo de temas. Se trata de una filosofía para la que sin duda existe Dios, y que
afirma la posibilidad de vincularse personalmente con El en una relación de la cual la vida
moral obtiene considerables beneficios (entre ellos, y no el menor, la comprensión de su
fin último). Pero una vez cumplido este extremo de radical apertura a la trascendencia, el
análisis valorativo de las situaciones prácticas y los cursos posibles de acción no depende
de datos inaccesibles a la razón, ni las virtudes características de la vida mercantil son de
aquellas infusas que si no se reciben de Dios no pueden ser alcanzadas por el hombre.
Por otra parte, el análisis que realizamos en el capítulo 3 sobre la posible
interferencia de la potentia Dei absoluta en la realidad (y con ella en la verdad de los
juicios morales), nos permite sostener que la naturaleza humana y las guías que de ella
pueden obtenerse para la vida moral poseen según Vitoria consistencia propia suficiente
para que puedan ser tomadas como expresión de una voluntad divina invariable. Así cabe
prescindir de la búsqueda teológica de una voluntad de Dios distinta a esas señales
inscritas en nuestro ser humanos, al menos por lo que hace a la formulación de una ética
común a todos los hombres. La voluntad de Dios sobre cada uno en particular resulta
relevante para la vivencia de las vocaciones personales; también puede (raramente)
irrumpir la potentia absoluta como dispensa en un caso particular; pero nunca funda con
ello una ley moral de alcance general, competitiva con la que puede extraerse de la
naturaleza humana.
2
Evitaremos aquí el término "paradigma" en su acepción kuhniana, que tan esclarecedor resultaría si no
existiera una discusión relevante cuyo objetivo consiste en esclarecer su significado.
La actividad del mercader en cuanto tal no es más que una concreción de su acción
humana. En este sentido, para Vitoria resulta evidente que los actos característicos de las
relaciones mercantiles han de entenderse como actus humani, en los que concurren las
potencias racionales, entendimiento y voluntad, y no meramente como actus hominis.
Expresan por tanto el dominio de la persona sobre sí, que la racionalidad le proporciona.
Esta consideración, fundante de toda la ética del mercado, admite desarrollos en varios
sentidos.
En primer lugar, define al mercader como sujeto moral, que actúa en cada momento
dentro de un campo de posibilidades entre las cuales cabe deliberación racional acerca de
qué será lo mejor, y elección de la voluntad entre eso mejor y otras opciones disponibles.
Para Vitoria resulta claro que, en cuanto regidos desde el libre arbitrio, los actos
humanos no pueden predecirse, pues ello equivaldría a asimilarlos a sucesos naturales,
irreflexivos. Contra lo que parece un supuesto de la ciencia económica posterior (y origen
de una de sus aporías antropológicas más características)3, la elección en el mercado
constituye según nuestro autor un ejemplo característico de acontecimiento moral.
Respecto al sujeto que la realiza, ello significa que en la elección entre cursos de
acción posibles dentro de los mercados, no sólo se están escogiendo medios para alcanzar
mejor un fin mensurable en dinero (que se considerara indiscutiblemente como propio de
la actividad económica), sino que la persona está al mismo tiempo eligiendo la figura de sí
que trazará en las relaciones mercantiles concretas por las que opta. Está configurándose
moralmente, a través de la adquisición de hábitos que ocurre con sus actos deliberados y
libres, en la misma medida en que lo sean. El acto elegido no es sólo realizado por la
3
Tal aporía consiste en lo siguiente: por una parte, el agente económico es tenido como portador de una
rigurosa racionalidad optimizadora de recursos (a veces hasta un punto de posesión de información y
capacidad de procesamiento suprahumano, pero esto no en todos los autores); por otra parte, esa racionalidad
rige una conducta perfectamente previsible para quien conozca las condiciones de la elección (lo que
significa un grado de libertad infrahumano frente a los estímulos, o sencillamente ningún grado). Ambos
supuestos facilitan la construcción matemática de la teoría económica, pues si el agente pudiera actuar
"irracionalmente" respecto a su utilidad monetarizable, o si lo pudiera hacer de manera imprevisible, la
microeconomía tal como se elabora hoy sería severamente puesta en cuestión. Tenemos entonces la paradoja
de una racionalidad utilitaria superdesarrollada que no constituye libertad moral, sino que acaba asimilando
los sistemas sociales a mecanismos "cuasi-naturales".
4
Utilizaremos en adelante la expresión "bienes materiales" como sinónimo de "bienes mercables", cuando
nos refiramos a ellos respecto a su posesión y utilización, en vez de a su transabilidad. Lo haremos así
únicamente por comodidad del lector; en el lenguaje vitoriano habría que llamarlos "bienes de fortuna
valorables en dinero" (para distinguirlos de otros bienes de fortuna como la fama y el honor), expresión un
poco larga para su uso repetido. "Material" no ha de entenderse entonces en sentido de bienes físicos, puesto
que se incluyen también los servicios, la propiedad intelectual y el dinero mismo. Con esta concesión al
lenguaje corriente renunciamos a entrar en las complicaciones metafísicas de una definición de "materia", de
la que no depende aquí la denominación "bienes materiales".
Lo mismo puede decirse respecto al uso de la expresión "bienestar material" por "bienestar de la persona en
cuanto depende de la posesión de bienes de fortuna valorables en dinero".
5
Lo que, según mencionamos en el capítulo 1, puede hacerse desde el punto de vista de la construcción del
orden social en que se insertan los mercados (problema político) o desde el punto de vista de la acción
individual en un orden dado (problema propiamente moral).
6
Se trata de la virtud moral; en Vitoria la consideración de las virtudes dianoéticas resulta muy secundaria
(aparece respecto a la prudencia, que bajo un aspecto puede tomarse como virtud intelectual, según hemos
visto en el capítulo 3).
La tradición cristiana desechó, en su polémica contra los gnósticos entre los siglos II y V, que la
bienaventuranza se alcanzara primordialmente a través de un conocimiento especulativo (esotérico en el caso
del gnosticismo), para ponerla, por lo que al hombre hace y de acuerdo a la enseñanza bíblica, en la rectitud
moral y el amor. Santo Tomás aceptó la diferencia entre virtudes intelectuales y morales proveniente de
Aristóteles, e identificó tres virtudes intelectuales especulativas ⎯sabiduría, ciencia y entendimiento⎯,
además de una práctica ⎯arte⎯ (Summa Theologiae, 1a. 2ae., q. 57). Pero prefirió clasificar finalmente a la
prudencia entre las virtudes morales, y desarrollar en detalle sólo éstas y las teologales (Summa Theologiae,
2a. 2ae.). Vitoria le sigue al respecto, de manera que las virtudes intelectuales, fuera de la prudencia en
cuanto lo es, no desempeñan un rol central en su ética.
7
Según M. Casares, "Distinción específica...", p. 12, ya Enrique de Gante (†1293?) había distinguido entre
humano, sobrehumano e inhumano como aquello de acuerdo, fuera y contra la razón respectivamente.
El afán de lucro
Según señalamos arriba, para Vitoria no sólo resulta permisible buscar el lucro
individual en los mercados, sino que en ello se encuentra una razón justificante de la
actividad mercantil, una de sus finalidades propias según la naturaleza del hombre. El
proveerse de elementos de soporte material para la vida buena del individuo y de los suyos,
constituye un objetivo legítimo por sí mismo, que sólo requiere integrarse con las demás
finalidades de la vida humana para resultar bueno por entero. Puede por tanto ser deseado
intencionalmente.
Los bienes que de manera típica se transan en los mercados son los caen bajo
propiedad privada. Según notamos, el maestro de Salamanca sitúa a la propiedad privada
dentro del derecho de gentes convencional, de manera que le niega el carácter necesario
propio de las realidades antropológicas naturales. Posiblemente ello se debe al rasgo de
exclusión del otro que supone el retirar de su disponibilidad aquello que fue creado por
Dios para todos.
La integración en la escala de los bienes mencionada arriba de la finalidad de
poseer más, que mueve al mercader, se expresa entre otras formas como capacidad de
superar voluntariamente ese rasgo de exclusión realizando con sus bienes materiales los
actos correspondientes a virtudes tales como la misericordia, la liberalidad y la
magnificencia. La avaricia, por el contrario, supone la absolutización del afán de lucro,
concretada como incapacidad de relativizar los bienes materiales a otros superiores, esto
es, como identificación de la felicidad con la posesión de riquezas.8
En fin, la primera condición para orientar la actividad del mercader según los
signos inscritos en la naturaleza humana se encuentra en una cierta moderación del afán de
lucro, consistente primero no en hacerlo menor, sino en hacerlo relativo frente al deseo de
otros bienes (aunque, lógicamente, la limitación de la capacidad psicológica del hombre
8
En la discusión vitoriana no hay una distinción clara entre la avaricia "clásica" de quien acumula riquezas
por el solo goce de poseerlas, y la "moderna" de quien acumula capital por la fruición en el poder mercantil
por sí mismo. Aunque desde el punto de vista económico sean completamente distintas, como patologías
morales presentan semejanza: ambas consisten en una cierta hipóstasis del poder que el dinero otorga, en el
primer caso experimentada más como aseguramiento; en el segundo más como dominio sobre los otros.
9
Dicho con palabras de hoy, obviamente. En la metafísica aristotélica, la expresión "calidad de relación"
constituiría una substancialización incorrecta de "relación", categoría que se dice a su vez de la sustancia. Sin
embargo, es evidente que las relaciones entre personas admiten diversas "calidades morales" incluso en la
ética del Estagirita, como se muestra en su descripción de los tipos de amistad.
10
Entiéndase aquí la demanda de cada individuo, no la demanda agregada.
El lugar de la caridad
Por lo dicho hasta ahora se comprende que la caridad no posee un lugar teórico
relevante en el discurso ético sobre las relaciones mercantiles. Sólo en un sentido muy
genérico puede decirse que la injusticia constituye un pecado contra la caridad debida,
entendiendo entonces "caridad" como aquel reconocimiento fundamental y gratuito del ser
del otro como igual a uno, sujeto de derechos y persona digna de consideración, que se
viola en la injusticia. Más allá de eso, aunque las relaciones de donación gratuita realizadas
por la caridad constituyan una alta posibilidad humanizadora y, por tanto, sirvan como
referencia importante para la acción moral, se trata de una referencia que, en general, va
más allá de lo obligatorio y no puede ser legislada. Por la misma naturaleza de las
relaciones mercantiles, el mercado no constituye un ámbito para la realización de actos de
donación caritativa.
Sin embargo, la consideración de las situaciones de extrema y grave necesidad
establece un puente teórico entre la caridad y la justicia, que debe considerarse, puesto que
señala un límite moralmente significativo del mercado. Si las relaciones comerciales han
de comprenderse (en orden a establecer sus condiciones de justicia) a partir de una
tipología de las necesidades humanas, cabe preguntarse qué ocurre cuando una persona
carece del poder de compra para adquirir en los mercados (ni siquiera al precio justo) lo
11
A esto se llamará en adelante extrema necesidad, en el caso de que peligre la vida; y necesidad grave en
caso de que lo amenazado sea inmediatamente la participación social según la propia posición y/o
mediatamente la vida misma. Se trata de un concepto de necesidad relacionado con el que empleamos unos
párrafos arriba, pero añadiendo el rasgo adjetivo de inaccesibilidad del mercado para su remedio.
12
Probablemente no empezó a considerarse así en general, fuera de las situaciones de catástrofe colectiva, a
las que también Vitoria alude, hasta que la presión política del marxismo forzó en el siglo XIX a mitigar la
depauperización extrema para evitar la revolución social.
La influencia moral
13
Cabría, desde luego, preguntarse cómo se reconocerá a esos tales, si tanto la conciencia individual como
las valoraciones sociales pueden estar viciadas. La cuestión, que Vitoria nunca se plantea, puede responderse
a partir de la asimetría metafísica entre el bien y el mal, manifiesta en la existencia de inclinaciones naturales
e intuiciones morales que conducen al hombre hacia el bien. Gracias a esta tensión natural hacia el
reconocimiento y realización del bien, no es inmediato que el acto malo, ni siquiera el hábito malo, impida la
conciencia de su maldad. Cabe una brecha, tanto a nivel personal como social, entre acciones y convicciones
morales, que facilita la admiración hacia aquel que realiza en su vida las convicciones morales compartidas,
y el tomarlo como modelo en la propia dinámica hacia el bien. Ese tal posee autoridad moral.
14
Debe notarse, sin embargo, que entre las figuras comerciales estudiadas en el comentario De Usura,
sucede que la comprendida por Vitoria con mayor perspicacia, el seguro, es también aquélla en que otorga
mayor valor a la opinión y costumbre de los mercaderes.
En línea con una antigua tradición filosófica, para Vitoria la vida política constituye
sin duda la forma más alta de realización humana en este mundo, cediendo sólo su
primacía a la vida espiritual, por la que cada persona se encamina a la felicidad última.
Nuestro autor no concibe la sociedad política ni siquiera hipotéticamente como
agregación libre en virtud un pacto de individualidades preexistentes, sino a partir de la
metáfora organicista del cuerpo social, en el que se nace, del que se recibe el ser político (y
con él los beneficios de crecimiento humano que una sociedad políticamente
institucionalizada provee) y al que se debe reconocimiento por ello en la piedad. De
acuerdo con esta concepción del hombre como miembro de la comunidad política,
identificamos en el capítulo 2 la prioridad en la jerarquía de los bienes de aquellos
correspondientes a la república sobre los del individuo, con la excepción de los bienes
espirituales, que por su misma naturaleza no pueden ser colectivos ni políticos, y
conservan siempre el lugar más alto de la escala.
El cuerpo social se encuentra articulado por una potestad civil que se ejerce a través
de las instituciones políticas. El objetivo de la potestad civil es la promoción del bien
común de la república, en orden a que los ciudadanos puedan vivir una vida buena en todo
lo que de la comunidad política depende. Parte de ese "bien común" lo constituyen el
abastecimiento y la prosperidad económica;15 por ellos se justifica también, según vimos,
la actividad mercantil, que posee entonces una finalidad política inmediata.
Además, siendo la paz parte muy fundamental del bien de la república (y una parte
propiamente común, pues no pueden poseerla unos y no otros dentro de la misma
comunidad), parece que ha de verse con buenos ojos el acercamiento comercial,
característicamente pacífico por contraste con otras formas vigentes en la época de proveer
a la república de lo necesario, como la guerra o la piratería. Así lo hace Vitoria, al incluir
la libertad de comercio en el ius societatis et communicationis, como perteneciente al
derecho de gentes más próximo al natural.
15
Tal como lo concibe Vitoria, el mejor abastecimiento de la república gracias al mercado se refiere al
acercamiento de bienes a los demandantes. Más tarde, conforme se fue desplegando y comprendiendo el
mercado como lugar de desarrollo de la producción capitalista, se reconoció también el impulso que da al
progreso tecnológico, y con él, a la existencia de mayor cantidad de bienes materiales. Si Vitoria hubiera
podido notarlo, lo que no era posible en un tiempo en que predominaba con mucho la organización
precapitalista de la producción, hubiera incluido el incremento de la productividad entre los bienes materiales
que la actividad de los mercados proporciona a la república.
Expuestas así las grandes líneas de la finalidad política del mercado según Vitoria,
examinemos ahora sus repercusiones morales. El lugar otorgado a la vida política en la
felicidad humana lleva a nuestro autor a considerar dotada de necesidad natural a la
república y a la potestad civil que la estructura institucionalmente. A esa necesidad
corresponde una inclinación natural en el hombre, consistente en preferir el bien común al
propio, cuando ambos no puedan alcanzarse a la vez, que funda una obligación ética. El
hombre es más de la república que de sí mismo, dice a menudo nuestro autor,
entendiéndose siempre en cuanto a lo temporal. Esta concepción, que podría ser calificada
(anacrónicamente, por supuesto) como socialista, no corre peligro de degenerar en
absolutismo puesto que el bien espiritual de cada uno resulta irreductiblemente personal, y
con él se salva siempre la subjetualidad ética del individuo. De cualquier forma, en la
escala de los bienes temporales los propios de la república se hallan regularmente por
encima de los individuales.
Como resulta obvio a partir de este cuadro, al mercader corresponde posponer sus
finalidades personales al bien común de la república en la que opera, cuando pueda haber
Tras el recorrido anterior por las diversas dimensiones de la vida moral, con los
signos de orientación para la actividad del mercader que en ellas se pueden encontrar,
debemos aún anotar un par de ideas.
En primer lugar, resulta claro que para Vitoria la persona no es un sujeto desligado.
Por el contrario, ha de ser entendida en el contexto de unas relaciones que la constituyen,
con Dios, con su propia naturaleza, con los demás interpersonalmente y con el conjunto
social y político de que forma parte. Por todas estas relaciones es influido profundamente,
y de ellas obtiene signos de orientación para su libre albedrío. Sin embargo, desde que
alcanza el "uso de razón" y mientras lo conserve, cada hombre se constituye en el sujeto de
su vida moral, de manera inalienable.
Ninguna de esas relaciones le puede arrebatar tal subjetualidad. Dios no lo
pretende, precisamente porque ha creado a la persona para la vida moral. Su naturaleza de
hombre le inclinará de tal o cual manera, y la reflexión le señalará tal o cual bien como
16
En lo que sigue, se usan conceptos de la teoría económica que obviamente no se encuentran en Vitoria,
pero que resultan imprescindibles para apreciar en qué consisten los fallos de su justificación de la condena
de la usura.
17
La razón es simple: si la tasa de interés pasiva se eleva respecto al retorno promedio de las inversiones,
ello desestimula la inversión y más personas depositan su dinero en los bancos. Estos tienen entonces mayor
cantidad de dinero para colocar en préstamos, y menor número de demandantes, por lo que pronto han de
disminuir la tasa activa. Si no pueden bajar sus costes operativos o sus ganancias, deberán reducir la tasa
pasiva para ello. Como en el periodo anterior (alza de las tasas pasivas) hubo menos inversión, la tasa
promedio de retorno de las inversiones creció ceteris paribus (se cubrieron sólo las inversiones posibles más
rentables, hasta un nivel de rentabilidad mínima mayor que en tiempos de gran inversión). Hay disponibles
entonces oportunidades de inversión a una tasa de retorno alta en relación a lo que pagan los bancos, y
muchos depositantes se retiran para dedicarse a invertir. Empieza a escasear de nuevo el crédito y vuelven a
subir las tasas de interés, en un movimiento pendular cuyo posible equilibrio (teórico) se ve usualmente roto
por factores económicos externos a esta dinámica. Algo análogo podría decirse respecto a los préstamos
agrarios y la inversión en tierras para percibir rentas.
Debe notarse en particular que la predicción racional de estos fenómenos, a partir de los supuestos de
mercados de dinero e inversiones de amplia concurrencia, no depende de una antropología del homo
œconomicus. Esas condiciones estructurales de mercado que hemos supuesto harían justo al precio del dinero
que se cobrara en cada momento, y legítimos moralmente los movimientos tanto de los ahorristas-
inversionistas como de los banqueros. Los fenómenos serían pues los mismos si un porcentaje sensible de
unos y otros se negara a las transacciones injustas.
18
Podría pensarse, como señala Keynes en su Teoría General... (cfr. nota 360 del capítulo 4), que si la usura
es perseguida, los propietarios de riquezas considerables tendrán mayor aliciente para invertir, en vez de
dedicarse al negocio más seguro de los préstamos a interés. Esto resultaría muy correcto si no fuera porque
las figuras (psicológicas y sociales) del hombre rico y del empresario capitalista no tienen por qué coincidir,
particularmente en una economía en que buena parte de las acumulaciones de riqueza derivaban de la renta
de la tierra (agropecuaria o mineral).
Por supuesto, cabe siempre la figura contractual de la sociedad mercantil, en que el dueño del capital se
asocia con un empresario, a riesgo compartido. Como vimos, esta figura, que ofrece una salida a la aporía de
la parálisis económica por falta de crédito, resulta moralmente legítima para Vitoria. No obstante, su
flexibilidad era considerablemente menor que la de las intermediaciones financieras ofrecidas por los bancos
y casas de cambio fundadas en el préstamo a interés, puesto que en una época en que no se conocían las
sociedades anónimas por acciones, las sociedades mercantiles requerían un compromiso directo y estrecho
entre el dueño del capital y el empresario.
19
Los conceptos que siguen sobre dinero y moneda han sido tomados de Vittorio Mathieu, Filosofía del
dinero. Su aplicación al caso de la usura es nuestra.
Consecuencias
Es fácil comprender entonces por qué la teoría vitoriana sobre la usura aparece
sometida a una suerte de acoso interno, no resultado de una polémica (inexistente) con
otras ideas, sino de su pretensión de guiar la acción humana. En el capítulo 4 fuimos
notando algunos de los lugares en que se bordea el reconocimiento del derecho a recibir
dinero por facilitar a otro la disposición de dinero por un periodo de tiempo. Finalmente,
Vitoria acepta, en la figura del lucrum cessans, la conexión entre proyecto económico
20
Entre otras razones, por la insistencia de los textos de historia económica en presentar a Adam Smith
como punto de convergencia de dos líneas de protodesarrollo de la teoría económica: la que incluye
mercantilismo y fisiocracia (de donde habría tomado categorías para el análisis de las causas de la riqueza de
las naciones), y la escolástica (donde se podrían hallar las dos teorías del valor que el escocés propone,
aunque como teorías del precio justo). La comprensión misma de la obra de Adam Smith se encuentra
amenazada si no se cae en cuenta de que supone una ruptura radical (una "revolución científica" la ha
llamado Gómez Camacho) respecto a la tradición escolástica, mientras que sostiene una considerable
afinidad de propósito y planteamiento con mercantilistas y fisiócratas ⎯ya que no de conclusiones, gracias a
la capacidad analítica de Smith, notablemente superior a la de sus predecesores⎯.
21
"Todos los hombres desean por naturaleza saber." Met. 980 a21.
22
"Futura autem dupliciter possunt cognosci: uno modo, in suis causis; alio modo, in seipsis. Causae
futurorum tripliciter se habent. Aliquae sunt quae necessario producunt suos effectus et semper; aliae sunt
quae non ex necessitate illos producunt, sed ut in pluribus, raro autem deficiunt; quaedam sunt quae se
habent ad utrumlibet, ut voluntas. Quomodo vos potestis scire quid ego volo facere? Etiamsi quis
cognosceret hanc causam, id est voluntatem, etiamsi intuitive videret voluntatem et animam meam, nihil
tamen facit ad cognoscendum quid sum ego facturus." In 2a. 2ae., q. 95, a. 1, 1.
"Secundum principium est, quod futura contingentia quae se habent ad utrumlibet, id est quae dependent ex
libero arbitrio humano, non possunt cognosci per causas naturales nec humanas, sed a solo Deo possunt
cognosci." In 2a. 2ae., q. 95, a. 3, 2.
23
Un conductismo fundado en la racionalidad calculadora y egoísta del homo œconomicus constituye
usualmente su manera de explicar (unívocamente) las acciones de los agentes en el mercado. Ahora bien, el
conductismo ha mostrado buenos resultados como método de manejo del comportamiento de los animales,
los niños, los locos, y de todos los demás en lo que tenemos de animales, de niños o de locos, esto es, en
cuanto actuamos "descargados" de nuestra conciencia y nuestra responsabilidad moral. Por razón de sus
supuestos antropológicos, al conductismo el sujeto moral se le pierde inevitablemente.
24
Es célebre la tesis de Bentham, que resume la actitud de asimilación matemática de la economía a la
ciencia natural: "El termómetro es el instrumento que mide la temperatura ambiente, mientras que el
barómetro es el instrumento que mide la presión del aire. Quienes no se contenten con la precisión de esos
instrumentos deben hallar otros que sean más precisos, o decir adiós a la filosofía natural. El dinero es el
instrumento que mide la cantidad de dolor o placer. Aquellos que no estén satisfechos con la precisión de
este instrumento deben descubrir algún otro que sea más preciso, o de lo contrario decir adiós a la política y a
la moral." Citado por R. Poole, Moralidad y modernidad, p. 21. Sin perder nada de la intención de Bentham,
más tarde se descubrió que para medir la utilidad era mejor teoréticamente emplear el orden de preferencias
de los agentes económicos respecto a "paquetes" de bienes, que unidades cardinales de medida.
25
Los términos 'historia' y 'cultura' no corresponden al vocabulario filosófico vitoriano, según hemos notado
en capítulos anteriores. Su incorporación general a los discursos de la filosofía hay que situarla hacia finales
del siglo XVIII. Sin embargo, elementos de consideración de lo histórico los hay en la filosofía cristiana al
menos desde San Agustín, y cierta idea de cultura ajusta bien con los fenómenos de influencia que
encontramos en la descripción vitoriana de la dimensión interpersonal de la vida moral, con la preocupación
del autor por la sanidad de la discusión ética como bien social, e incluso con la idea teológica de un pecado
original, no natural, transmitido de generación en generación. Tanto el concepto de "historia" como el de
"cultura" serían admisibles en un desarrollo ulterior de la antropología escolástica. Aquí los hemos usado
para resumir rápida y expresivamente la dimensión del drama moral atinente a la sociedad como conjunto
dinámico.
26
Además, por supuesto, está el drama ético de cada individuo, que sobre la base de las valoraciones que su
cultura le entrega en la tradición histórica, debe buscar por sí mismo el bien y evitar el mal, a veces
desplegando y a veces negando lo que se le entregó.
El lugar de la prudencia
27
En esto se complementan bien la posición liberal utilitarista y la kantiana, que constituiría para la primera
una especie de superestructura moral limitante de las decisiones con base en la sola utilidad privada. El
mercader deberá perseguir su utilidad únicamente hasta el punto en que su modo de hacerlo no sea
universalizable, de acuerdo a consideraciones de utilidad pública (entendida a su vez como agregación de
utilidades individuales). El funcionario público, por definición, y también el mercader en cuanto ciudadano,
se encontrarán siempre en el deber categórico de regirse por la racionalidad universal abtracta de la ley civil.
Desde las premisas antropológicas del utilitarismo, sin embargo, esta introducción progresiva de elementos
de universalidad en las deliberaciones de cada individuo, resulta difícil de fundar.
28
Puede verse al respecto lo que señalamos en el epígrafe 4.7 acerca de la conexión entre justicia,
temperancia y fortaleza en la figura del mercader moralmente logrado.
29
El carácter estamental de la sociedad en que vivió Vitoria, dificulta en cierta medida considerar al oficio
del mercader como una vocación o inclinación personal. Sin embargo, según notamos en el epígrafe 4.2 al
recorrer la escala social castellana de entonces, mercaderes los había ya en diversos niveles sociales
(urbanos), por lo que no resulta inmediato identificarlos con un estamento como el nobiliario o el campesino,
al que se pertenece por nacimiento. Las familias de mercaderes podían tener también entre sus miembros
artesanos, funcionarios públicos, letrados y, por supuesto, eclesiásticos. Hoy en día la dificultad ha
desaparecido, dado que desde los vendedores callejeros hasta los grandes financieros, encontramos en las
sociedades occidentales u occidentalizadas "empresarios" de diversa alzada en casi todos los niveles de
ingresos. Por otra parte, según se refleja en la nota 370 del capítulo 2, Vitoria reconoce ya la elección
personal de oficio como una posibilidad.
30
La riqueza de las naciones, libro I, cap. 4. Para distinguir el concepto smithiano de "sociedad mercantil"
del contrato mercantil de sociedad, lo colocaremos siempre entre comillas.
La satisfacción de necesidades
Por último, debemos notar la relación entre el pensamiento ético vitoriano sobre el
mercado, la escolástica anterior y la ciencia económica posterior, respecto al tema de la
satisfacción de necesidades en una sociedad estamental. Este tópico ha sido considerado
clave para distinguir la mentalidad precapitalista de la capitalista, y las éticas económicas
correspondientes entre sí.31 Característica de la mentalidad precapitalista (en particular
medieval) sería limitar los objetivos de adquisición de bienes materiales a la medida de las
necesidades de cada familia según su posición social; mientras que la mentalidad del
capitalismo burgués se propondría sistemáticamente la adquisición y control de riquezas
sin límite ninguno.32 No entraremos aquí en una discusión en la que nunca queda uno
cierto sobre si el tema es de carácter histórico (el espinoso asunto del surgimiento del
capitalismo), o se reduce simplemente a una cuestión de definiciones. La diferenciación
entre esas dos mentalidades, de cualquier forma, resulta pertinente, y ha sido reconocida
desde antiguo.33
Hemos visto como efectivamente en Vitoria la teoría de las necesidades constituye
un hilo fundamental a la hora de valorar las relaciones entre los hombres, a partir del tipo
especial de escasez de los bienes materiales que la propiedad privada introduce. Ello hasta
el punto de constituir clave central de la teoría del precio justo, y dar base teórica a la
conexión entre caridad y justicia. La finalidad de la actividad mercantil ha de entenderse
primordialmente a partir de las necesidades a las que sirve, cuyos primeros contenidos
pueden ser determinados como lo preciso para la integridad física y la participación social,
dos conjuntos de requerimientos referibles a estructuras antropológicas fundamentales. Ha
de afirmarse entonces una conexión clara entre la ética vitoriana del mercado y las
necesidades humanas.
31
Puede verse al respecto El burgués, de Werner Sombart, en particular el cap. 2 ("La mentalidad económica
precapitalista") y el libro primero ("Desarrollo del espíritu capitalista"). También la descripción del
"tradicionalismo" que hace Max Weber en La ética protestante..., cap. 2.
32
Según Aristóteles la crematística persigue el lucro ilimitado a través de los cambios (Pol. 1257 b21); según
Max Weber el espíritu del capitalismo moderno "aspira a obtener un lucro [ilimitado] a través del ejercicio
sistemático de una profesión" (La ética protestante..., p. 64).
33
Sobre ella está construida la distinción aristotélica entre "económica" y "crematística". Pol. 1257 b17 ss.
34
Werner Sombart (El burgués, cap. 2) y otros encuentran en Santo Tomás un alto exponente de la teoría de
las necesidades cubiertas como objetivo natural de toda actividad económica, presentándolo como epígono
de Aristóteles al respecto. Algunos pasajes tomasianos justifican estas afirmaciones (Sombart cita Summa
Theologiae, 2a. 2ae., q. 50, a. 3, ad 1; q. 118, a. 1, corpus; puede añadirse q. 77, a. 4, corpus. En todos ellos
Tomás menciona al Estagirita). Sin embargo, creemos que no se ha reparado suficientemente en el
significado de situar las discusiones sobre ética del mercado en el Tratado de la Justicia, y no en el de la
templanza. Al hacerlo así, Santo Tomás señala implícitamente bajo qué respecto le preocupa sobre todo el
afán inmoderado de riquezas.
Un acercamiento diferente
FUENTES VITORIANAS
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