Joe Dispenza-Capítulo 11

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Captulo 11 EL ARTE Y LA CIENCIA DEL REPASO MENTAL Existe una sola forma de imaginacin admirable: la imaginacin que es tan

intensa que crea una nueva realidad, que hace que las cosas ocurran. SEAN O'FAOLAIN Un amigo mo me llam hace poco desde la carretera. Iba de camino de vuelta hacia Pacific Northwest despus de un viajecito al norte del estado de Nueva York, donde vive su familia. John es soltero, el menor de seis hermanos, y trabaja como profesor de filosofa en una universidad estatal cercana. Para decirlo en pocas palabras, vive una vida dedicada a la mente. No tiene televisin, slo escucha la radio pblica nacional y pasa la mayor parte de su tiempo leyendo o haciendo senderismo con sus amigos. Visitar su hogar es como ir a un centro de retiro; sus vecinos ms cercanos estn a ms de cuatrocientos metros de distancia. Su casa tiene pocos aunque cmodos muebles y, aunque a veces me resulta desconcertante que no haya relojes por ningn sitio, me acostumbro a seguir los ritmos del da. Cuando me llam John, pude notar la agitacin en su voz, un verdadero cambio en su acostumbrado tono plcido. Justo antes de marcharse al viaje que tena planeado, se haba enterado de que una revista profesional haba aceptado publicar uno de sus artculos. Slo tena diez das para hacer las revisiones pertinentes. No poda cambiar sus planes de viaje a esas alturas, as que decidi hacer la revisin mientras visitaba a su familia y enviarme el manuscrito para que yo le diera mi opinin antes de mandrselo de nuevo al editor. Un plan ambicioso, pero John es una de esas personas cuyas intenciones se corresponden por lo general con sus acciones. Despus me llam para decirme que no me enviara el artculo en la fecha acordada. En un principio habl vagamente sobre otras cosas que se haban entrometido. Supuse cules seran esas intromisiones. Por otras conversaciones, he sabido que John es tan distinto de su familia como el da de la noche. Cada uno de sus cinco hermanos es tan activo como l contemplativo, y ellos son proclives a los estallidos emocionales y al dramatismo, mientras que l es tranquilo y estable (y todos tienen hijos). Por telfono, me habl de que estaba tratando de organizar una salida algo tan sencillo como ir todos juntos a comer y que estaba resultando tan difcil como reunir un rebao de gatos. Tratar de hacer coincidir el horario de todos los nios (estaban en plena temporada de ftbol y de T-ball) y las preferencias dietticas (desde vegetarianos hasta voraces y obstinados carnvoros) era bastante difcil. Tratar de lidiar con los diferentes estados emocionales de veintisis personas (sus padres incluidos) haba sido casi imposible... pero no del todo. Despus de cuatro das de una visita programada para seis, sin embargo, se diriga hacia el aeropuerto para volver a casa. Estaba harto del ruido incesante, de las conversaciones en las que se necesitaba un hacha para meter baza y de la atencin constante que exigan los nios. Me dijo que siempre se haba credo capaz de mantener la calma en medio de cualquier tormenta, pero, azotado por el viento y calado hasta los huesos, en ese viaje se haba escondido bajo la cubierta. Conducir el coche de alquiler recin asegurado sera justo lo que necesitaba para relajarse un poco; de otra forma, estaba seguro de que habra visto en el telediario cmo lo sacaban arrestado del avin por haber intentado saltar desde una de las puertas de la cabina.

Ambos nos echamos a rer, a sabiendas de que nunca sera capaz de algo as. Tambin sonre cuando me dijo que el trabajo con el que llevaba dos meses, con mi ayuda, le haba hecho posible sobrevivir a la visita que haba hecho a su familia, al menos durante un rato. John se haba quedado intrigado con mi historia sobre la RSE y mi pasado con las artes marciales. l nunca se haba interesado mucho por el deporte, pero le fascinaba la disciplina mental del yudo, del karate y de las dems. Brome sobre convertirse en un guerrero ninja, pero un ninja escritor. As que le cont el planteamiento que yo haba seguido aos antes, cuando estaba a punto de conseguir el cinturn negro. Realizaba combates de entrenamiento con otros miembros de mi clase, en ocasiones con dos o tres a la vez. Aunque realizaba algunas sesiones de entrenamiento en casa con alguno de esos compaeros, tambin pasaba el mayor tiempo posible sentado en el sof, luchando con ellos en mi cabeza. Haba trabajado con todos ellos antes, y saba cules eran sus tnicas, sus puntos fuertes y sus debilidades, de modo que saba bastante bien lo que poda esperar de ellos. A fin de prepararme para el examen de cinturn negro, repas una y otra vez en mi mente cmo luchara con cada uno de ellos; poda ver mis bloqueos y patadas, y las secuencias y combinaciones que usaramos, tanto ellos como yo. Tambin practiqu en mi mente todas mis tcnicas y movimientos para asegurarme de que mis bases eran precisas e impecables. A medida que la sesin mental progresaba, perd la nocin del tiempo y del espacio; era como si realmente estuviera en el gimnasio y no en casa. Cuando termin con la sesin, me sent preparado, y me di cuenta, no sin cierto asombro, de que si bien me pareca que acababa de sentarme, en realidad haba pasado ms de una hora. John se mora de ganas de aprender cmo conseguir un estado mental similar mientras escriba, y haba estado practicando durante los dos meses anteriores a su viaje. Se llev el trabajo consigo tal y como haba planeado, y me dijo que haba conseguido sacar una o dos horas al da para hacer algunas revisiones. Al principio, la cacofona y el caos generados por sus parientes y sus sobrinos lo haban sumergido en una nube de conmocin. Me lo imagin sentado en una silla mientras sus sobrinos y sobrinas corran a su alrededor exigiendo su atencin. Sus fallidos intentos por organizar y estructurar el da yacan esparcidos por el suelo, aplastados bajo el alboroto entusiasta de los nios. Sin embargo, durante unas cuantas sesiones matinales, e incluso algn rato despus de que los ms pequeos y sus soolientos padres se levantaran de la cama para echar los cereales en los tazones de su progenie, John sac tiempo para hacer parte de su trabajo. Sus padres todava vivan en la misma casa donde l haba crecido. Se trataba de una enorme y extensa casa victoriana cuyo rasgo principal era el porche que la rodeaba y que se haba dividido en tres partes. Dijo que se senta igual que cuando era un nio y se suba a un lamo que haba al otro extremo de la propiedad en busca de un momento de tranquilidad. All lea durante horas, o miraba hacia arriba a travs del mar de hojas para contemplar las formas de las nubes que pasaban. Se quedaba all hasta la hora de la cena, cuando por fin notaban su ausencia y sus padres enviaban a una partida de bsqueda para encontrarlo. Instigado por los recuerdos de su infancia, John sali al porche poco despus del amanecer, antes de que los dems se levantaran. En lugar de sentarse en la zona principal del porche, eligi la que se encontraba ms lejos de la cocina, una especie de escondrijo donde

coloc una silla de mimbre para sentarse. Durante esas sesiones de trabajo a primera hora de la maana, su familia y todas las distracciones eran tan silenciosas e invisibles como lo era l para ellos. Me cont lo sorprendido que se haba sentido al ver que cuando por fin lo descubrieron y lo llevaron de vuelta a la locura haban pasado tres horas. Una vez que el bullicio de los pjaros que emanaba de los rboles a esa temprana hora de la maana se desvaneci, John dej de or los golpes del tenedor contra el plato mientras batan la masa para las tortitas, las risas de Elmo y los ruidos de Thomas, La Locomotora. Todas las imgenes y los ruidos de la ajetreada casa se desvanecieron y lo nico que exista para l era el resplandor azulado de la pantalla de su ordenador porttil. John me dijo que esos momentos le parecan una bendicin, pero que no era capaz de repetirlos durante el resto del da ni de mantener la sensacin de paz que le proporcionaban. Le dije a John que me impresionaba que hubiera logrado tener al menos esos momentos al da. l me replic que la casa en la que todos ellos haban crecido pareca haber sido embrujada y que sus hermanos haban vuelto a la adolescencia. l mismo se senta arrastrado hacia las discusiones y las nimiedades, y cuando esas horas tranquilas de las maanas comenzaron a disminuir, supo que haba llegado la hora de marcharse. Veo la experiencia de John como otra metfora de cmo funcionan nuestro cuerpo y nuestra mente juntos... y de cmo en ocasiones tambin parecen estar en desacuerdo. Como ya hemos visto, en lo que se refiere a las adicciones emocionales, el cuerpo se comunica con el cerebro de ciertas formas que a veces resultan perjudiciales (revisa el Captulo 9). Muchas veces, hay tantas partes del cuerpo que reclaman nuestra atencin que resulta asombroso que seamos capaces de ponernos en pie siquiera. Recibimos tanta informacin de nuestro entorno y de nuestro medio interno que nos ahogamos en un mar de datos y estmulos que compiten por llamar nuestra atencin y que muestran muy poca colaboracin. Por suerte para nosotros, y como ahora ya sabemos, tambin podemos encontrar una especie de estado de gracia en medio del bullicio del entorno. Lo que John experiment durante esos momentos en el Porche y cmo interrumpi el caos que lo rodeaba es una leccin sobre cmo acallar el tumulto emocional que todos experimentamos con tanta frecuencia. Si John reflexionara ms a fondo sobre lo que hizo (encontrar un refugio de paz en el que poder trabajar y perder la locin del tiempo y del espacio), descubrira que la clave est en romper con las adicciones emocionales y con la rutina acostumbrada de nuestra vida diaria, basadas en los recuerdos del pasado. Comprendera mejor que todos poseemos la capacidad de cambiarnos a nosotros mismos, de alterar nuestros comportamientos, de anular los efectos de ciertos rasgos y de romper los eslabones que nos encadenan a nuestras inclinaciones heredadas genticamente. Lo ms sorprendente es que, al igual que John, todos somos capaces de dejar de prestar atencin a lo que nos rodea. Cuntas veces nos hemos sentado a ver la televisin mientras alguien nos hablaba y ni siquiera ramos conscientes de su presencia, y mucho menos de sus comentarios y preguntas? Qu ocurre cuando nuestra pareja nos echa la bronca por algn motivo relacionado con nuestro comportamiento? No es cierto que bajamos el volumen de la reprimenda y desconectamos de todo lo que nos dice?

Cuando queremos, somos grandes expertos en la audicin selectiva y la toma de medidas. Qu ocurrira si le diramos a esas habilidades un mejor uso? Y si ya poseemos una rudimentaria capacidad para concentrarnos todava sin explotar, qu ocurrira si la perfeccionramos? Lo ms importante en este punto es que comprendamos que, por ms torpes e inexpertos que seamos ahora, podemos llegar a poner en prctica esta especie de bloqueo. Tal vez las prcticas que realiz John antes del viaje puedan proporcionarnos algunas respuestas. l ya haba avanzado unos cuantos pasos en el uso del lbulo frontal para bajar el volumen del resto de centros del cerebro. John ha aprendido a acallar su corteza sensorial, su corteza motora y los centros emocionales del cerebro mientras escribe, y entra en una especie de trance. Puesto que yo tambin escribo, me interesa el mtodo que siguen otros escritores para entrar en la zona de concentracin necesaria para llevar a cabo su trabajo. Por ejemplo, s que John haba tenido lo que l llama momentos msticos cuando se sentaba a crear. Lo primero que haca era poner msica. No cualquier tipo de msica: haba descubierto que si la msica tena letra, le costaba mucho ms concentrarse, as que siempre elega msica instrumental, ya fuera clsica, bandas sonoras o New Age. El jazz le pareca demasiado ajetreado. Cuando trabajaba en los primeros borradores y ni le haca falta consultar notas, utilizaba velas para que la iluminacin fuera ms suave. La combinacin de la msica y el ambiente lo ayudaba a encontrar un ncleo de calma; y siempre escriba los primeros borradores por la noche, cuando El resto del cerebro estaba lo bastante cansado como para mandarlo a dormir sin problemas, como l deca. John sigui esta estrategia sin saber nada del lbulo frontal ni de sus efectos y poderes. Haba intuido los beneficios de la concentracin focalizada y dise su propio mtodo para conseguir ese estado de calma. En los ltimos meses, l y yo hemos hablado de manera ms explcita sobre el lbulo frontal y el papel que juega en la concentracin y la focalizacin. John decidi utilizar esta informacin para un propsito muy especfico: quera escribir mejor y adentrarse con ms facilidad en ese estado que le permite escribir. Sufri el llamado bloqueo del escritor cuando termin su tesis, y estaba decidido a no pasar nunca ms por esa experiencia. Comenz a prestar atencin a su entorno y a su estado mental en los das buenos, cuando el proceso creativo le resultaba tan fcil como navegar a favor del viento en un da soleado; y tambin en esos das en los que se senta como si navegara en contra del viento y las olas chocaran contra su proa. Al final lleg a algunas conclusiones sobre lo que funcionaba y lo que no funcionaba, con el tiempo, perfeccion el proceso y lo repiti tantas veces que era capaz de concentrarse en su trabajo sin necesidad de las velas, de la msica o de que fuera de noche. Cuando me llam por telfono, se quej de no haber podido reproducir esos mismos resultados fuera del laboratorio de su casa. Cuando fue a la casa de sus padres, le pareci que todo se haba venido abajo. Yo le asegur que su mtodo era bueno y que debera pensar en las veces que haba conseguido trabajar durante el viaje y considerarlas como un xito maysculo, algo de lo que aprender. Cuando regres a su casa y se liber de las distracciones, pudo reflexionar con ms objetividad sobre esos buenos y malos das (en trminos de trabajo), y llegar a conclusiones firmes sobre lo que los haba hecho ms o menos productivos. La clave era empezar por el principio: utilizando la capacidad de observacin.

Dominar la capacidad de observacin Aunque se ha convertido en un clich, es cierto que el primer paso para curarnos es admitir que tenemos un problema. Pues bien, cmo sabemos que tenemos un problema? El reconocimiento depende de nuestra capacidad para observarnos, es decir, de ser conscientes de nosotros mismos. A John le ped que prestara atencin a una parte muy particular de su comportamiento y su personalidad, y que averiguara qu era lo que minaba su capacidad creativa en diferentes circunstancias. La mayora de las personas carece del alto nivel de autopercepcin de John, y tambin de la paciencia necesaria para calmarse para examinar y analizar a fondo su vida y su personalidad. Sin embargo, el hecho de que esas cualidades no estn del todo presentes en nuestra vida no significa que no las poseamos y que no podamos perfeccionarlas. Lo nico que tenemos que hacer es bajar el volumen del ruido que interfiere con nuestra capacidad para focalizar nuestra atencin. Podemos observarnos en general para tener en cuenta alguna capacidad o caracterstica especfica, o bien examinarnos de una manera mas global. Lo que demuestra que somos capaces de observar nuestro comportamiento de forma crtica es la frecuencia con la que utilizamos esas habilidades cuando se trata del comportamiento de otra persona. Estoy seguro de que todos nos hemos preguntado en innumerables ocasiones por qu algunas personas parecen incapaces de verse a s mismas con claridad. Hemos especulado sobre si cierta persona sabe el aspecto que tiene con un traje en particular y hemos presenciado una reaccin emocional de la intensidad de una erupcin volcnica ante lo que pareca una tontera. Es muy probable que en estas ocasiones nos hayamos preguntado: acaso esta persona no se da cuenta de cmo es? La respuesta es negativa en la mayora de los casos. Carecen de la capacidad de observar, no slo el mundo que los rodea, sino tambin de observarse a s mismos. No se han tomado el tiempo necesario para reflexionar sobre s mismos, o han fracasado a la hora de percibir cmo se comportan en ciertas situaciones. Ni siquiera se han formulado las preguntas ms importantes: por qu sigo generando los mismos sentimientos autodestructivos? Por qu sigo esperando que mi comportamiento y mis comentarios generen una reaccin determinada cuando casi siempre es justo la contraria de la que yo espero? Si no nos hacemos ciertas preguntas sobre nuestra verdadera naturaleza, no llegaremos a saber quines somos en realidad. Sin embargo, si activamos nuestro lbulo frontal seremos capaces de vernos con asombrosa claridad. Puesto que estamos tan atentos a las apariencias, lo nico que tenemos que hacer es, a la manera de una cmara cinematogrfica que toma una panormica de una escena, ser ms selectivos a la hora de decidir lo que queremos encuadrar. Para superar la propensin a enfocar las apariencias, ser dirigidos por nuestro entorno y/o esclavos de nuestras respuestas emocionales, debemos observarnos mejor a nosotros mismos. A menudo, eso slo implica desconectar del entorno que nos rodea, tal y como hizo John, y abandonar todos los programas a los que somos emocionalmente adictos. Espero no haberte dado la impresin de que mi amigo John es una especie de bicho raro. No es un ermitao ni nada de eso. Tiene una vida social de lo ms activa y es miembro de distintos comits, tanto en el trabajo como en la comunidad. S, no tiene televisin, pero slo porque cuando tuvo una pas mucho tiempo enganchado a ciertos programas. Saba que era

dbil, y la nica forma de evitar que la televisin le robara tanto tiempo era pasar el mono y sacarla de su casa. No obstante, mi amigo tiene inclinaciones contemplativas, y es probable que eso lo diferencie de mucha gente en estos das. Utiliza las horas que sola pasar viendo la televisin y aislndose del mundo para sumergirse en la naturaleza y en libros interesantes. Ha agudizado su capacidad de observacin durante las excursiones de senderismo, contemplando la vida salvaje y catalogando muchas de las flores silvestres que crecen en su zona. Y ha aplicado esa misma habilidad de observacin para reflexionar sobre s mismo. El deseo de John de mejorar su rendimiento como escritor le llev a utilizar algunas de las tcnicas del mtodo cientfico. Cambiaba alguna de las partes de su rutina de escritura diaria para ver si esa variable supona una diferencia en el rendimiento y la productividad. Tambin prestaba atencin al funcionamiento de su mente. Despus de muchos meses de mini experimentos con muchas pruebas y fracasos, descubri cmo poda llegar a ser un escritor ms productivo. Por supuesto, estaba decidido a convertirse en un escritor mejor porque es una de las cosas que determinar el futuro de su carrera como profesor. Profundicemos ms en esta nocin del deseo. Comprometerse a cambiar Puesto que la mayora de la gente es mala observadora y no ve los vnculos evidentes entre el comportamiento, la salud y los estados de nimo, a menudo es necesario que ocurra uno de esos sucesos que te cambia la vida para que las personas concentren la atencin en s mismas, en sus gustos e inclinaciones. La buena noticia es que el hecho de que ests leyendo este libro indica que sientes deseos de cambiar. La motivacin adecuada es fundamental ya que nos permite llevar a cabo cambios en nuestra vida y en nosotros mismos. En un mundo ideal, reconoceramos que somos adictos a nuestras emociones mucho antes de que empezaran a manifestarse las evidencias del dao que nos hacen. Como ya vimos en los Captulos 9 y 10, la gran mayora de la gente comienza a darse cuenta de su adiccin emocional a travs de la manifestacin fsica que provoca la respuesta al estrs corporal. Ese dolor de espalda que aparece siempre que se acerca un plazo importante o el resfriado que pillamos despus de trabajar hasta tarde durante semanas para acabar un trabajo, son un resultado del estrs. El hecho de explotar a la mnima provocacin es una consecuencia de un nivel elevado de estrs y de una disminucin de la actividad en el lbulo frontal. Y las repercusiones pueden llegar a ser trastornos y enfermedades mucho ms graves. Por favor, echa otro vistazo al Captulo 10 para repasar las caractersticas que proporciona un lbulo frontal saludable. Sabemos lo importante que es el lbulo frontal a la hora de iniciar y dominar el cambio. Y, aunque este lbulo nos ayuda a concentrarnos en un objetivo, es necesario que hagamos un esfuerzo de voluntad para permitir que la corteza prefrontal lleve a cabo su trabajo; es decir, debemos aunar el acto y la intencin. Comprometerse a cambiar es siempre complicado. Esos circuitos neuronales comunes y rutinarios que hemos estructurado en nuestro cerebro nos permiten vivir una vida cmoda y fcil. Buscamos siempre la comodidad, pero cambiar resulta incmodo. Prometemos comenzar una dieta, hacer ejercicio a diario, dejar de ver la televisin, pasar ms tiempo y dedicar ms atencin a nuestros hijos... pero parece que las circunstancias de

la vida van siempre en contra de nuestro objetivo. Para cambiar hace falta mucho esfuerzo de voluntad y un alto grado de compromiso. Recuerdo la primera vez que particip en un triatln. Las pruebas de atletismo y de ciclismo me resultaban bastante fciles; llevaba practicndolas durante tanto tiempo que ni siquiera deba pensar en lo que haca. Tambin aprend a nadar de nio y llevaba aos hacindolo, y tampoco deba prestar mucha atencin a lo que haca en el agua. Despus del primer triatln en el que compet, me di cuenta de que saba mantenerme en el agua, pero no saba nadar! Me dieron una buena patada en el trasero en la prueba de natacin. As pues, encontr un entrenador que me ense a nadar, es decir me ense a dar brazadas y a fortalecer la espalda con tcnicas de perfeccionamiento. En la primera clase me qued asombrado al darme cuenta de que no me haban enseado a nadar de la forma ms eficiente, y tampoco de una manera que me permitiera ir ms rpido. Me haban enseado el mtodo ms recomendable para mantenerme a flote y ayudarme a sobrevivir. Te suena de algo? La mayora de nosotros hemos aprendido a sobrevivir; de hecho, eso es lo que hacemos la mayor parte de nuestra vida. Nos las apaamos. Sin embargo, puesto que yo era una persona muy competitiva, quise hacer algo ms que aparmelas. Quera ir ms rpido. As pues, busqu a alguien con ms conocimientos y experiencia que yo para que pudiera ensearme. Fue una experiencia esclarecedora en muchos sentidos. Tuve que deshacerme de la tcnica de brazada que haba utilizado durante muchos aos y aprender una forma completamente diferente de mover las piernas y los brazos. Me senta frustrado cuando notaba que iba ms despacio (ya que tena que pensar con detenimiento en lo que haca), pero con el paso del tiempo el nuevo mtodo comenz a resultarme ms natural. Cuando me cronometraban en una prueba de cien metros y vea que haba mejorado mi rendimiento, me senta incluso ms motivado a soportar las incomodidades. No me hizo falta estar a punto de ahogarme para sentirme motivado. Encontr una razn para cambiar. No estaba satisfecho con el estado de las cosas; no me gustaba terminar entre el resto del grupo; no me satisfaca aparmelas sin ms. Adems, slo cuando adquir ciertos conocimientos y estructur una nueva red neural llamada natacin fui capaz de observar mejor mi tcnica. Al final, consegu corregir mis defectos. Retomaremos estas ideas en el Captulo 12, pero por ahora tengamos presente lo importante que es encontrar una motivacin. Una vez que lo hagamos, nos quedaremos atnitos al ver que tambin mejora nuestra capacidad de observacin, que nos motivar a abandonar esa forma de vida y a encontrar una nueva y mejorada zona de bienestar. La pregunta an sigue sin respuesta: qu podemos hacer para sacarle el mximo partido al lbulo frontal? Hay un viejo chiste que dice algo as: Un hombre camina por una de las atestadas calles de Nueva York, y le pregunta a un transente: "Perdone, le importara decirme cul es la mejor forma de llegar a Carnegie Hall?". Sin molestarse en mirarlo, el hombre a quien

le haba hecho la pregunta responde: "La prctica!". Repaso mental: el pensamiento mgico y la estructuracin mental Utilizo el trmino repaso mental para describir cmo podemos sacarle el mximo partido a nuestro lbulo frontal y beneficiarnos de sus avanzadas facultades para realizar cambios significativos en nuestra vida. Cuando repasamos estamos ms concentrados en nuestro objetivo. No nos limitamos a realizar una serie de ejercicios rutinarios; actuamos con la misma intensidad que si estuviramos interpretando una obra. sa es la diferencia fundamental en la mente. Se supone que el repaso debe replicar lo que se hizo en la experiencia real. En este caso, el repaso mental y la experiencia original son exactamente lo mismo. Cada vez que hacemos algo, nos comportarnos de cierta manera ponemos en prctica una habilidad, expresamos una emocin o cambiamos de actitud, lo hacemos mejor. Para eso repasamos, para poder hacerlo mejor y para que la prxima vez nos resulte ms fcil. En pocas palabras, para m el repaso mental consiste en recordar lo que queremos llevar a cabo, y experimentar cognitivamente cmo se realiza la experiencia fsica paso a paso. Es visualizar mentalmente nuestro yo fsico mientras ste realiza o practica una accin o una habilidad determinada. Aplicado a un cambio personal, el repaso mental sera concebirnos a nosotros mismos en una situacin y con un comportamiento diferentes a los que tenamos con anterioridad (o sencillamente, siendo otra persona). En lugar de vivir en el modo de supervivencia y vernos furiosos, deprimidos, esclavizados, enfermos o en cualquier otro estado que permita que nuestras adicciones emocionales nos gobiernen, podemos practicar, desde un punto de vista puramente cognitivo, lo que sera mostrarse saludable, calmado, compasivo o cualquiera de las cosas positivas que queremos llegar a ser. Una de las muchas cosas interesantes del proceso de repaso mental es que no necesitamos el cuerpo para nada, o mucho menos de lo que imaginbamos, y aun as proporciona beneficios. Si recuerdas, con el experimento del piano del Captulo 2 aprendimos que la gente que presiona fsicamente las teclas del piano para generar los sonidos de la escala musical incrementa su destreza (es decir, tienen la misma cantidad de circuitos neuronales en una exploracin cerebral) slo hasta el mismo grado que los que practicaban la misma actividad mentalmente. No olvides que uno de los grupos tena el teclado del piano delante y realiz dos horas de prcticas al da durante cinco das, mientras que el otro grupo se limit a observar y a memorizar la tcnica antes de dedicar el mismo tiempo al da a la prctica, aunque sin el teclado delante; solo contaban con su mente. Los participantes de este ltimo grupo cambiaron la estructura fsica de su cerebro con el mero hecho de activar su lbulo frontal, de llevar a cabo un repaso mental tan real que el cerebro crea que se trataba de una realidad tridimensional. Al cerebro le dio igual que las teclas estuvieran o no presentes, estructur los circuitos de misma manera. Los pensamientos de los sujetos del grupo de repaso mental se hicieron reales. Durante el repaso mental, si eres capaz de concentrarte, el cerebro no encuentra diferencias entre lo que se realiza fsicamente en la actividad y el recuerdo de esta actividad. La idea de que podemos cambiar nuestro cerebro con el simple hecho de pensar tiene extraordinarias implicaciones que afectan a todo tipo de cambios en nuestra vida. Este repaso nos otorga la capacidad de crear un nuevo estado mental sin tener que hacer otra cosa ms que

pensar. Es interesante, como ya vimos en el Captulo 10, que seamos bastante habilidosos a la hora de desconectar con el ambiente. Cuando queremos, utilizamos la audicin selectiva para escuchar slo aquello que deseamos or. (Lo nico que debemos hacer es fijarnos en lo bien que se nos da hacerlo con nuestra pareja, con algn miembro de la familia o cualquier otra persona que nos importe). Desconectamos, literalmente, trasladando nuestra atencin lejos del mundo exterior. Es evidente que esos pianistas mentales eran capaces de concentrar gran parte de su atencin en la tarea que se traan entre manos y de bloquear los pensamientos no relacionados que caracterizan gran parte de nuestra actividad mental. El silenciamiento inicial del resto de centros cerebrales y la concentracin en el objetivo son los primeros pasos que hay que dar para acabar con los patrones de pensamientos basados en los sentimientos familiares y el apoyo en los estados emocionales. Al lbulo frontal se le da bastante bien esa tarea cuando le ordenamos que la lleve a cabo. El paso siguiente es igual de sencillo: tenemos que crear un ideal en nuestra cabeza de lo que queremos repasar. Debemos hacernos las presuntas adecuadas despus de reflexionar sobre nosotros mismos, Quin quiero ser? Qu debo cambiar de m mismo para conseguirlo? quin conozco o qu fuentes pueden ayudarme a desarrollar este modelo de trabajo en mi mente? Tambin es interesante resaltar lo que ocurre cuando el director de la orquesta se sube al podio y pide que los instrumentos guarden silencio. Cuando el lbulo frontal pide silencio, no slo consigue que esos centros se callen, tambin logra que nuestra conciencia desaparezca por completo de esos otros circuitos. Para llevar la metfora un poco ms lejos, diremos que la seccin de viento, la de viento-madera y la de cualquier otro instrumento que el lbulo frontal necesite permanecern en escena, mientras que las dems se retirarn a los bastidores. Cuando focalizamos nuestra concentracin se producen cambios poderosos en la actividad cerebral y en nuestra percepcin. Perdemos la nocin del espacio y del tiempo. Y lo ms significativo, nuestro cuerpo se calma y entramos en un estado semejante al trance. Durante estos momentos en los que estamos realmente en silencio, podemos aprender y cambiar la forma habitual de funcionamiento del cerebro y, por lo tanto, nuestra mente. Antes de entrar en el proceso de aprendizaje, hablemos un poco ms de cmo podemos utilizar el repaso mental para obtener los mximos beneficios posibles. Cuestin de eleccin Cuando no usamos el lbulo frontal al mximo de su capacidad funcional, y en especial cuando no lo usamos en absoluto, nos inundan preguntas relacionadas con la supervivencia. Cundo voy a comer? A qu hora podr irme a la cama? Por qu tengo los labios tan secos? Cundo beb por ltima vez? Qu aspecto tengo? Me aceptar esta persona? Para responder a estas preguntas, al igual que para plantearlas, se requiere muy poca actividad en el lbulo frontal. Sin embargo, una de las extraordinarias caractersticas del lbulo

frontal es que puede actuar como un portero mental. Al igual que el portero de una discoteca, el lbulo frontal puede despejar el local para nosotros, de manera que aunque estemos en una sala cerebral ruidosa y llena de humo, podamos concentrarnos en las preguntas abiertas y especulativas del tipo de Qu ocurrira si...?, que son de las que se encarga nuestro centro de procesamiento superior. sas son las preguntas que logramos hacernos cuando el resto de centros permanece en silencio. Estas preguntas de orden superior estn muy relacionadas con nuestro yo futuro o potencial. Cmo puedo llegar a ser mejor persona? Cmo puedo modificar mi comportamiento? Cmo puedo reinventarme a m mismo? Cmo sera mi vida si yo... (lo que sea)? Qu es lo que tengo que cambiar en m mismo para conseguir este resultado en particular? Cmo puedo ser diferente a como soy ahora? Cul es el ms alto ideal de m mismo que puedo llegar a imaginar? Qu es lo que quiero en realidad? El lbulo frontal es el asiento de nuestra imaginacin y de nuestra capacidad para inventar. Nos permite tomar lo que ya conocemos y hemos experimentado y utilizar todos esos circuitos de memoria antiguos como la base para especular sobre nuevos resultados. El lbulo frontal tambin es capaz de silenciar a ese crtico interno que intenta recordarnos nuestros fracasos anteriores; puede descartar lo que no funcion en el pasado y proporcionarnos la hoja en blanco que necesitamos para generar un nuevo estado mental. Y si podemos repetir el proceso de bloqueo de lo viejo y concentrarnos en lo nuevo una y otra vez (al igual que el repaso que los pianistas llevaban a cabo durante dos horas al da), conseguiremos tal grado de experiencia que podremos generar ese nivel mental siempre que queramos. Recuerda que el repaso mental activa esos circuitos y, como aseguran la Ley de la Repeticin y el aprendizaje hebbiano, las clulas que se activan juntas, se estructuran juntas. Una vez que estas clulas, que se han estructurado juntas para formar un nuevo conjunto de circuitos, se activan comenzamos a generar la mente. Sabemos que, dada la inmensa cantidad de conexiones sinpticas que podemos crear, nuestro cerebro puede generar a nuestro antojo un nmero infinito de estados mentales. Un amigo mo que jugaba en el equipo de bisbol de la facultad me cont una historia. Era lanzador, y su entrenador haba jugado en las ligas inferiores. Este entrenador le cont la historia de cmo lleg a jugar para un determinado equipo. Cada vez que el entrenador jugaba contra ese equipo, los jugadores lo abucheaban: carreras completas dobles, sencillos, slidos lanzamientos en lnea y largusimos batazos que acababan contra la valla. Nunca tena tantas dificultades cuando jugaba contra algn otro equipo. Lanzaba de la misma manera contra su archienemigo que contra los dems, as que, por qu obtena resultados tan diferentes? Despus de tres o cuatro partidos contra este equipo, se hart y lleg a la conclusin de que deba hacer algo diferente. Al igual que la mayora de los lanzadores, llevaba un registro de lo que le hacan los bateadores contrarios: qu lanzamiento y en qu localizacin consegua golpear y cul era el resultado. La noche antes del siguiente partido con ese equipo, el futuro entrenador se sent en la habitacin del hotel, cogi su cuaderno y traz un plan de ataque que utilizara contra todos los bateadores. Conoca tanto sus puntos fuertes como sus puntos dbiles, y tambin sus manas. Se sent con su cuaderno y escribi, lanzamiento a lanzamiento, cmo iba a enfocar el partido. No pensaba apartarse de esa lista de lanzamientos pasara lo que pasara. Permaneci all sentado durante horas, memorizando la secuencia de lanzamientos que iba a realizar. Despus, cerr los ojos y realiz mentalmente los lanzamientos de ese partido. Una bola rpida y con efecto hacia el

ngulo inferior interno. Bola rpida alta hacia el exterior. Cambiar de arriba abajo y hacia el exterior. Bola rpida a las manos que se convierte en una bola dbil al suelo hacia el primera base. Hizo lo mismo con los 127 lanzamientos. Y despus los repaso una y otra vez. Mientras permaneca sentado en la habitacin del hotel esa noche, repasando los lanzamientos del partido, el tiempo y el espaci se desvanecieron. Al da siguiente sigui su plan de juego al pie de la letra. Por supuesto, no consigui exactamente los mismos resultados que haba planeado, pero consigui cuatro lanzamientos sin carreras, el mejor resultado que haba obtenido jams contra ese equipo. Comenz a hacer lo mismo cuando jugaba contra otros equipos y empez a ganar cada vez ms. Observaba con detenimiento la tnica de los dems jugadores y eso lo ayudaba mucho, pero lo que marcaba la gran diferencia era su capacidad para concentrarse. Una vez que empezaba el partido, tambin le resultaba ms fcil concentrarse; despus de todo, ya haba jugado ese partido con xito en su cabeza; lo nico que deba hacer era repetir los mismos resultados. En esencia, lo que consigui mediante el repaso mental de las jugadas fue calentar los circuitos neuronales asociados antes de cada partido y, como resultado, ya tena una mentalidad ganadora. Ahora imagina la clase de cambios que podra sufrir nuestra vida si practicramos cmo ser felices en lugar de los lanzamientos. Una breve interrupcin... por el momento Uno de los beneficios adicionales de utilizar el lbulo frontal para silenciar al resto de los centros cerebrales durante el repaso mental es que interrumpimos los programas rutinarios que se ejecutan de forma constante. Cuando los practicantes de la meditacin estn totalmente concentrados en una idea, las dems partes de su cerebro dejan de recibir sangre; y el cese del aporte sanguneo en un rea significa que no hay actividad en esa rea. El cese de la actividad a nivel neurolgico significa que la mente que se genera en ese lugar se apaga. En el cerebro ocurre lo mismo que en la mano cuando la apoyamos durante demasiado tiempo sobre la hierba y comenzamos a notar un entumecimiento en los dedos a causa del cese temporal del flujo sanguneo. Si impidiramos la llegada del flujo sanguneo hasta una zona determinada del cuerpo durante demasiado tiempo, esa zona corporal morira. No ocurre lo mismo en el cerebro. Cuando interrumpimos repetidamente el flujo de sangre (cuando cesa la actividad elctrica de esa zona o, mejor dicho, en ese circuito neuronal), las neuronas dejan de activarse. Si examinamos una vez ms la ley de Hebb, veremos que tambin es cierto que las neuronas que no se activan juntas, ya no se estructuran juntas. Eso significa que si conseguimos calmarnos, concentrar nuestra mente en los detalles especficos sobre quin y cmo queremos llegar a ser y comenzamos a crear una imagen mental de esa nueva persona en el lbulo frontal (o practicamos mentalmente una actividad de cualquier naturaleza), el esfuerzo cognitivo realizado nos dar un premio extra. No slo crearemos nuevos circuitos estructurados, sino que tambin eliminaremos las conexiones establecidas con anterioridad. Recuerdas que los lectores de Braille que mencionbamos presentaban una marcada adaptabilidad en las exploraciones cerebrales? Estas personas han perdido la vista y han aprendido a leer mediante el tacto. Lo que hay que recordar es que los centros que se utilizan para

ver en una persona con el sentido de la vista intacto se convierten en circuitos tctiles en las personas ciegas. A la larga, muchos de los antiguos centros que la persona utilizaba para ver se eliminan. El factor de crecimiento neuronal que los vinculaba se utiliza entonces para reforzar los vnculos de las nuevas redes. Esto demuestra una importante consecuencia del mantra se activan juntas, se estructuran juntas. Cuando interrumpimos ciertos procesos mentales de manera repetida, las clulas nerviosas dejan de activarse juntas y, por lo tanto, de estructurarse juntas. La buena noticia es que esas neuronas no desean permanecer inactivas, as que buscan nuevas conexiones y reciclan el factor de crecimiento neuronal para vincularse con otras neuronas. No es ms que un cambio de lugar. El factor de crecimiento neural de un grupo de circuitos traslada hasta otro nuevo grupo de circuitos. Podemos eliminar antiguos patrones y secuencias que activbamos de forma rutinaria y volver a utilizar el factor de crecimiento neural para la creacin de nuevos y mejorados patrones y secuencias, para fortalecer las nuevas conexiones sinpticas que estamos creando. Imaginemos, por ejemplo, que decidimos hacer un repaso mental de la paciencia que debemos mostrarles a nuestros hijos. Despus de formularnos las preguntas importantes (Qu ocurrira si...?), nuestra mente comenzar a crear un modelo de la persona que queremos ser. Mediante el repaso mental, la atencin y la repeticin, y mediante la activacin de los nuevos circuitos neuronales en las nuevas secuencias, crearemos comunidades neuronales que se estructurarn juntas en nuevas combinaciones para crear un estado mental llamado paciencia. Una vez que las neuronas se agrupan y se estructuran juntas, los circuitos antiguos, que nos hacan estallar verbalmente a la ms mnima provocacin, con el tiempo dejan de activarse y estructurarse juntos debido a la falta de uso. Nuestro cerebro utiliza los mismos materiales y, a travs de la repeticin, la asociacin y el repaso mental de nuestras nuevas respuestas a situaciones conocidas, crea nuevos circuitos de paciencia para sustituir a los antiguos de la irritabilidad. Una red neural se sustituye con otra nueva. Lo ms asombroso es que el cerebro reubicar nuestro libre albedro mediante la eliminacin de los vestigios de las antiguas sinapsis y la creacin de otras nuevas. Esta es la verdadera biologa del cambio. Y as es como funciona. A lo largo de tres semanas, durante una hora al da, buscaremos un lugar tranquilo cuando los nios se marchen al colegio por la maana. Una vez que nos sentemos en el silln, despus de desconectar el timbre del telfono, repasaremos mentalmente cmo ser esa nueva persona paciente. Cogeremos algunos de los artculos que hayamos ledo en una revista para padres sobre una versin modificada del contar hasta diez (nuestros recuerdos semnticos), recordaremos la conducta imperturbable de nuestra madre y cmo responda ella a nuestro comportamiento (recuerdos episdicos) y aadiremos otros ejemplos y datos informativos, tanto antiguos como nuevos, para crear un nuevo modelo de paciencia. En esencia, lo que hacemos es combinar nuestros conocimientos filosficos semnticos con las experiencias que ya hemos integrado en nuestro cerebro para obtener una nueva forma de crear una nueva posibilidad. Con la ayuda de nuestro lbulo frontal, podemos crearnos distintas situaciones en la cabeza, aprender a bloquear al crtico (que quiere mostrarnos reposiciones de nuestros momentos de ms exasperacin) y desarrollar un retrato perfeccionado y focalizado de nuestro nuevo y paciente yo. Mientras repasamos mentalmente la persona que queremos llegar a ser, lo que hacemos en realidad es recordar la forma ms madura de ser basndonos en lo que

hemos aprendido y memorizado. Cuando ensamblamos las nuevas redes neurales para activarlas en secuencias, patrones y combinaciones diferentes, creamos un nuevo nivel mental. Recuerda que la mente se genera cuando el cerebro est en funcionamiento. Nuestro cerebro funciona ahora de manera diferente a como lo haca antes del repaso. As, gracias a la activacin repetida y a la estructuracin de nuevos circuitos neuronales dispuestos en combinaciones diferentes, fabricamos conexiones sinpticas ms fuertes y duraderas que, cuando se disparen, generarn esa nueva mente llamada paciencia. De hecho, hemos decidido que no dejaremos el entrenamiento mental hasta alcanzar por completo este estado mental. Y la mente de la paciencia se vuelve ms natural cuanto ms la practicamos. Una nueva mente crea un nuevo cerebro. Decidimos que los circuitos que emplebamos con anterioridad, el de los estallidos maternales creados por un estado manaco determinado por los estmulos del entorno y la adiccin qumica a las emociones, formaban parte de nuestra identidad melodramtica. Fueron alimentados con su dosis diaria de disgustos y enfados, seguidas de un postre de remordimientos con una guinda de arrepentimiento. Despus de unas cuantas semanas de repaso mental, esos circuitos previos comienzan a hacer el vago. No les gusta que los ignoren y estn impacientes por ponerse a trabajar. Se han dado cuenta de que la actividad est en otro lugar del cerebro y deciden salir de ese antro muerto y trasladarse hacia el lugar donde ocurren las cosas: la calle Paciencia. As pues, se desconectan de otras clulas del circuito neuronal y se unen a la nueva red neural de la paciencia. Puesto que no desean que los tachen de aguafiestas, llevan consigo un regalo de inauguracin consistente en factor de crecimiento neuronal. chale un vistazo a la Figura 11.1 para ver el traslado del factor de crecimiento cuando se forma una red neural y se elimina otra.

Ya llevamos unas tres semanas haciendo un repaso mental por la calle Paciencia. Un da, nuestros hijos de seis y siete aos llegan del colegio. Est lloviendo y el trabajo del jardn no est terminado, de modo que el patio es un barrizal. Vemos que nuestros dos hijos y sus zapatillas recin estrenadas van directos hacia el columpio, que est justo encima de un montn de barro.

En lugar de salir en tromba y ponernos a regaarlos como posesos, cogemos las botas viejas de los nios, asomamos la cabeza por la puerta y les pedimos que vayan al garaje para hacer una rpida parada en boxes y cambiarse de zapatos. La expresin de sus rostros te dice que o bien les aterroriza la posibilidad de que alguien haya secuestrado a su madre y la haya sustituido por una de esas mujeres perfectas de aquella pelcula, o bien el repaso mental ha dado su primer fruto. Vamos a poner a punto una parte de este proceso. Ya hemos hablado de los pianistas que practicaban el repaso mental en el Captulo 2. Sin embargo, en realidad haba cuatro grupos en aquel experimento. Dos de los grupos tocaban fsicamente o repasaban en su mente segn sus instrucciones, que especificaban que deban realizar los mismos ejercicios. Pero otro de los grupos de pianistas no reciba instruccin alguna; tocaron de manera aleatoria dos horas al da durante ese perodo de cinco das. Puesto que no recibieron informacin ni instruccin alguna, no pudieron reproducir la misma mente activando los mismos circuitos a diario. Puesto que no recordaban lo que haban hecho el da anterior, eran incapaces de activar las mismas redes. Por lo tanto, debemos ser precisos y persistentes a la hora de hacer nuestro repaso mental del nuevo yo en el que vamos a convertirnos. Mientras nuestra arquitectura cerebral desarrolla nuevos circuitos ms evolucionados y refinados y los viejos patrones se eliminan, enviamos nuevas seales a las clulas corporales. Dado que todas nuestras clulas estn conectadas al tejido nervioso, mientras creamos nuevos circuitos y desconectamos sinapsis antiguas relacionadas con el antiguo yo, el cuerpo cambia y se modifica a nivel celular. Por lo tanto, puesto que nuestras clulas escuchan a hurtadillas nuestros pensamientos, cuando la materia gris de nuestra corteza comience a sustituir las redes emocionales indeseadas por nuevos circuitos neuronales, nuestras clulas recibirn seales neurolgicas distintas y empezarn a modificarse tambin. Por ejemplo, si empezamos a sustituir la red neuronal de la culpa relacionada con nuestro antiguo yo con nuestro nuevo ideal del yo, modificaremos la seal del sentimiento de culpa que enviamos a las clulas corporales. Cuantos menos circuitos de culpa queden, menos probable es que enviemos esa seal al cuerpo. La eliminacin de esos circuitos, pues, provocar que las clulas comiencen a cambiar sus receptores para la culpa. En otras palabras, si la red neural desaparece, las clulas ya no necesitarn esos receptores y generarn otros nuevos y ms tiles. De igual forma, como ya no activamos el circuito de la culpa porque su estructura se est viniendo abajo, ya no fabricaremos los mismos pptidos que desencadenaban el flujo qumico a nivel celular. As es como nuestro cuerpo se cura de la enfermedad cuando superamos por fin las adicciones emocionales. Anulamos las emociones indeseadas creando nuevos recuerdos y dejando a un lado el territorio conocido de la mente. La Figura 11.2 ilustra este proceso de cambio. Cuando creamos nuevas redes neurales (paciencia) y eliminamos las antiguas (exasperacin), enviamos nuevas sustancias qumicas y nueva informacin neurolgica a las clulas corporales, que a su vez sustituyen sus antiguos receptores.

Profundicemos un poco ms en la forma de combinar nuestro poder de concentracin y el gusto por los desafos del lbulo frontal para crear una poderosa fuerza de cambio. El repaso mental y el arte de la contemplacin Puede que te ests preguntando: quin tiene tiempo para hacer repaso mental? De verdad crees que puedo pasar una hora al da sin hacer otra cosa que pensar en ser otra persona? De veras esperas que me siente ah tanto rato? Quiz no nos demos cuenta de que, si hacemos el repaso mental como es debido, nuestro sentido del tiempo y del espacio se desvanecer, y esa hora ser como cinco minutos. No vemos de dnde sacar tiempo hasta que encontramos una motivacin para hacerlo. La actividad del lbulo frontal est relacionada con la toma de decisiones y el uso del libre albedro a la hora de elegir, la planificacin de nuestros actos y la creacin de nuestro futuro. Queremos ignorar ciertos sentimientos corporales y superar esas seales y las emociones que generan. Los antiguos circuitos integrados y los estados del ser siempre tratan de convencernos de que no cambiemos, desde el nivel ms bsico: Adelante, cmete esa bolsa de patatas; podemos empezar la dieta maana, hasta el ms elevado: S, esa persona est haciendo comentarios ignorantes y racistas, pero en realidad no tengo por qu decir nada al respecto. Ambos ejemplos requieren que tengamos un poco ms de coraje y nos alejemos un poco ms de nuestra zona de bienestar, algo para lo que es posible que no estuviramos preparados en el pasado. Si nos gusta la comodidad, nos gusta la familiaridad. Tal vez nos asuste el xito. Sentarse en silencio a solas con nosotros mismos puede resultar un poco abrumador, pero es necesario. Me maravilla el nmero de personas que me dicen lo agobiadas y nerviosas que estn, lo mucho que desean un momento de paz y tranquilidad. Con todo, esa paz y tranquilidad que anhelan termina sustituyndose con algn tipo de diversin sin sentido. Lo que de verdad necesitan es una transformacin consciente, y el repaso mental es justo eso.

Creo que la mayora de la gente tiene en su caja de herramientas algo llamado reflexionador. Tal vez no lo usemos muy a menudo, as que es posible que est un poco oxidado. Pero podemos limpiarlo. El reflexionador es algo as como una lupa. Recuerdas que cuando ramos nios queramos una lupa, un microscopio o un telescopio? Queramos tener algn tipo de instrumento cientfico que nos ayudara a adentrarnos en los misterios del universo o, al menos, prender fuego a un trozo de papel. Los nios son curiosos por naturaleza, y la curiosidad y la reflexin van de la mano. Cuando de verdad queremos entender algo, pensamos mucho en ello. No quiero hacer demasiado hincapi en este punto, pero hay algo en nuestro sistema educativo que aplasta la curiosidad de nuestros hijos. He visto cmo les suceda a mis hijos, hasta cierto grado. Como padre, a veces me resultaba de lo ms frustrante tener que responder a todos esos: Por qu...?, Cmo...?, Cmo es posible que...? y Qu ocurrira si...? con los que los nios pretenden satisfacer su curiosidad natural. Pero esas preguntas son cruciales para el proceso. Como adultos, es probable que respondamos rpidamente esas preguntas. Siempre que respondemos y les proporcionamos los datos reales, los animamos con un: Acabemos con esto de una vez y sigamos adelante mental. Estoy seguro de que los profesores se enfrentan a muchas ms preguntas de este tipo y que se sienten todava ms presionados a continuar; despus de todo, hay que dar cierta cantidad de temario al da. Pero por extrao que parezca, lo que ms recuerdo de las clases del colegio, del instituto o de la facultad, son lo que podemos llamar parntesis en el temario. Me encantaba que un profesor se fuera por las ramas y, en lugar de memorizar las enmiendas del Estatuto de Derecho, escuchar la vida de Thomas Jefferson o alguna otra cosa que no estaba estrictamente relacionada con el temario en cuestin. Asimismo, en mi opinin, la reflexin es algo ms divagadora; va un poco ms all de lo que tradicionalmente consideramos como un acto de intensa concentracin en un pensamiento, idea o concepto determinado. Puede que cuando comenzamos el proceso de repaso mental tengamos una idea precisa en mente; pero cuando reflexionamos sobre ella, tambin nos surgen preguntas del tipo: Qu ocurrira si.--- o -Cmo sera...?. Qu ocurrira si decidiera que a partir de ahora voy a ser una persona ms evolucionada? Hay algo de lo que s o de lo que acabo de aprender que pueda aplicar en este momento para hacerlo mejor la prxima vez? Cuando nos hacemos estas preguntas, empezamos a especular... y eso es bueno, porque as se inicia el proceso. Y es bueno porque, si existe especulacin, significa que estamos plantendonos posibilidades y no buscando ese tipo de respuestas duales incuestionables (correcto o incorrecto, blanco o negro, s o no). Lo extraordinario del lbulo frontal es que le encanta enredarse en ese tipo de reflexin especulativa. Tenemos toneladas de respuestas duales en el cerebro. Tenemos relaciones de hechos y descripciones de experiencias archivados por todos los rincones del cerebro. Podemos seleccionar uno de esos datos para responder preguntas en un instante y sin mucho esfuerzo por parte de lbulo frontal. Sin embargo, cuando nos hacemos preguntas especulativas, cuando comenzamos a considerar alternativas y posibilidades, el lbulo frontal se activa. La razn es que la respuesta no est almacenada en ningn lugar, y nos llevar algn tiempo dar con ella, y al lbulo frontal le encantan los desafos. En la biblioteca de mi zona, tenemos grandes bibliotecarios. Estos hombres y mujeres se

pasan la mayor parte del da respondiendo preguntas como dnde se encuentra la fuente de agua o dnde estn los lavabos. Con un poco de suerte, les preguntan algo sobre la localizacin de las estadsticas demogrficas de Estados Unidos. Los bibliotecarios son siempre amables y educados con todo el mundo, pero cuando yo voy y les pregunto dnde puedo encontrar informacin sobre la posible relacin entre el lbulo frontal y el tamao del pie de los pueblos indgenas del suroeste de Estados Unidos, o la posible correlacin entre las precipitaciones y el auge y la cada de la tribu Anasazi, sus ojos se iluminan. Estn ansiosos por marcharse y reflexionar sobre este tipo de preguntas. Lo mismo le pasa al lbulo frontal. Le encanta construir nuevos modelos de pensamiento basados en la bsqueda de nuevas posibilidades. La mayora de las preguntas que les hacen a los bibliotecarios requieren que ellos busquen la respuesta en una nica fuente. Cuando le hacemos preguntas especulativas de ms largo alcance, nuestro bibliotecario frontal tiene que buscar en mltiples fuentes para organizar hechos e inferencias que le permitan crear un modelo que responda a nuestra pregunta. Si nos preguntamos cmo sera nuestra vida si tuviramos menos restricciones, el lbulo frontal, gracias a las conexiones que mantiene con el resto de las partes del cerebro, se pondra manos a la obra, como un grupo de pilotos de caza que corren para llegar a su avin. Escarbara en los recuerdos del pasado en busca de momentos en los que ramos ms libres y examinara la lista de nuestros familiares, amigos, compaeros de clase, conocidos, etctera, para encontrar a alguien que posea ese rasgo. Adems, el lbulo frontal detendr todos los dems programas que se estn ejecutando a fin de completar su tarea. No tenemos ningn programa llamado vida futura si se vive como un genio librepensador en la que pueda buscar, no hay una fuente nica. As pues, tiene que reunir la informacin a partir de distintos fragmentos... y le encanta resolver el puzle. La diferencia entre resolver un puzle y este tipo de reflexin especulativa es que el lbulo frontal no tiene la imagen de la caja de cartn para guiarse. La imagen de la caja se corresponde con nuestra personalidad pasada y presente. Cuando preguntamos (y respondemos despus) este tipo de cuestiones especulativas que he utilizado como ejemplo, detenemos los patrones, las secuencias y las combinaciones de circuitos que activamos normalmente para definir nuestro yo. Detenemos los programas que afirman nuestra identidad y salimos fuera de los lmites de la personalidad establecida. Tambin le hemos pedido a nuestro cerebro que haga una nueva sntesis de la informacin que no est almacenada en el patrn estructurado habitual. En realidad, estamos interrumpiendo alguno de los patrones establecido y creando un cerebro ms plstico y flexible. Nuestro lbulo frontal est enamorado de su tarea y nosotros tambin deberamos estarlo: estamos a punto de reinventarnos a nosotros mismos. Estamos a punto de activar y estructurar nuevos circuitos en nuestro cerebro. Y sa es la tarea que trataremos a continuacin. De la atencin a la estructuracin. Cambio de mapas y mapas cambiantes Desde el momento en el que nuestra percepcin se centra en una representacin mental y en el que esa imagen se convierte en algo ms real para nosotros que el mundo que nos rodea, comenzamos a crear nuevas conexiones en nuestro cerebro. La corteza prefrontal crea nuevas redes fuera del territorio conocido de nuestra personalidad para que el cerebro pueda almacenar, y despus experimentar, la nueva informacin. De esta forma, el lbulo frontal puede dejar un mapa de nuestra percepcin consciente en el cerebro, almacenado como un nuevo recuerdo. Este proceso de almacenamiento y planificacin proporciona evidencias fsicas de que la mente ha

experimentado un pensamiento; as pues, el pensamiento deja huellas tangibles en el cerebro humano. Mediante las nuevas tcnicas de exploracin y las cmaras microscpicas, hoy en da podemos contemplar la mente viviendo pensamientos cuando las neuronas se extienden activamente para formar redes neurales y sus ramas se balancean en el medio acuoso que las rodea. Cmo afecta el modo en que utilizamos la atencin a nuestra manera de reestructurar el cerebro? Imagina que estamos estudiando las instrucciones del mando a distancia que viene con nuestro nuevo equipo de altavoces. Las instrucciones tienen tal cantidad de palabras desconocidas que comprenderlas requiere toda nuestra concentracin. Mientras tratamos de entender lo que dice, nuestro perro nos lame la cara para que le hagamos unas cuantas caricias. Adems, el telfono est sonando, nos duele la cabeza y dentro de diez minutos tendremos que ir a buscar a nuestra hija al colegio. Est claro que el hecho de que nuestra atencin est dividida entre tantos estmulos reduce nuestra capacidad para concentrarnos en la tarea que tenemos entre manos. Pero nuestro mayor obstculo son las distintas redes neurales que activan nuestro perro (una cosa), el telfono (un sonido), el dolor de cabeza (nuestro cuerpo) y la cita (tiempo). Esas redes neurales se activan elctricamente en las reas sensorial y motora de la corteza, y tambin en las reas asociativas del neocrtex. Sin embargo, no podemos lograr que nuestro cerebro se concentre en nada mientras todas esas redes neurales conocidas estn activadas. Nuestro cerebro est prestando atencin a tantos estmulos conocidos que no tiene tiempo de integrar nueva informacin. Estamos desfasados. Analicemos ms a fondo este concepto. Cuando nuestra atencin se traslada a redes neurales preexistentes (nuestro perro, por ejemplo), nuestra conciencia regresa a las experiencias y conocimientos familiares, con todas sus asociaciones con nuestra identidad. Nuestra percepcin ocupa una vez ms las redes neuronales estructuradas previamente, las que contienen todas las asociaciones pasadas que nos definen. As pues, nos damos cuenta de que no podemos aprender lo necesario para manejar el sistema de altavoces; nuestra atencin se ha extraviado en la seccin estructurada del cerebro relacionada con nuestra identidad. sta es la razn por la que no somos capaces de aprender clculo diferencial mientras pensamos en la persona que va a venir a cenar y en la ropa que deberamos ponernos. De manera similar, estar conectado y tratar de tomar una decisin con respecto a los preparativos de 1as vacaciones no es el movimiento ms inteligente, ya que esos pensamientos compiten por nuestra atencin con la lista de cosas que hay que comprar para la cena o la enfermedad de nuestro gato. Para estructurar nuevos circuitos a largo plazo en nuestro cerebro, debemos examinar nuestras redes neurales para construir un modelo que podamos asociar con aquello que estamos aprendiendo. El lbulo frontal nos permite decidir qu redes neurales debemos activar e inhibir la actividad del resto para que podamos prestar atencin a lo que aprendemos. El problema no es que nos adentremos en territorio desconocido, sino que no podemos mezclar los pensamientos nuevos o las ideas originales con zonas antiguas que no tienen absolutamente nada en comn con las conexiones que estamos fabricando.

Cuando centramos nuestra mente en un nico pensamiento, nuestro lbulo frontal puede reducir la frecuencia de activacin de las conexiones sinpticas en las redes neurales de otras reas cerebrales. Recuerda que el lbulo frontal posee numerosas conexiones con otras regiones del cerebro y controla el funcionamiento de todas ellas en base dnde situamos nuestra atencin. En consecuencia, la atencin completa y la focalizacin permiten que el lbulo frontal mantenga en mente la imagen que elijamos e impide cualquier posible interrupcin por parte de otras redes neuronales asociativas. sa es la razn por la que el repaso mental requiere que nos alejemos de las distracciones; debe llevarse a cabo cuando estemos preparados y seamos capaces de dedicar toda nuestra atencin a los conceptos que hemos decidido convertir en reales para nosotros. Volvamos a nuestro objetivo de aprender cmo se utiliza el mando a distancia. Si hemos desarrollado nuestra capacidad de concentracin Y hemos aprendido a usar nuestro lbulo frontal mejor que la mayora de la gente, podremos aumentar la atencin que ponemos a lo que estamos haciendo hasta tal punto que olvidaremos el dolor de cabeza. Los lametones del perro en la cara dejarn de existir, el timbre del telfono pasar desapercibido y podremos concentrar toda nuestra atencin en lo que estamos aprendiendo, libres de distracciones. Sin ese nivel de concentracin, no obstante, jams llegaremos a sustituir esos viejos circuitos con otros nuevos. Y por eso, cuando estamos aprendiendo a concentrarnos, es ms efectivo encontrar un lugar tranquilo, sentarnos sin distracciones y repasar mentalmente aquello que queremos aprender. Y por eso, en el caso de aprender a manejar el equipo de altavoces, lo mejor sera abordar la tarea cuando estemos solos, con el telfono desconectado y sin otras distracciones o exigencias que reclamen nuestra atencin. Queremos resultados, y la atencin focalizada y la concentracin nos los proporcionarn. No hay otra manera. Para qu mover un dedo? As pues, en qu puede beneficiarnos todo este asunto del repaso mental? Tal vez creamos que podemos cambiar nuestro cerebro con slo pensar, pero qu efectos tendra eso en nuestro cuerpo? El simple hecho de repasar mentalmente una actividad puede proporcionarnos enormes beneficios sin mover un dedo siquiera. Vamos a poner un ejemplo. Tal y como describe un artculo publicado en el Journal of Neurophysiology en 1992, en cierto estudio se dividi a los sujetos en tres grupos.1 A los individuos del primer grupo se les pidi que realizaran ciertos ejercicios en los que se estiraba y flexionaba un dedo de la mano izquierda, a razn de cinco sesiones de entrenamiento por semana durante cuatro semanas. El segundo grupo deba repasar los mismos ejercicios en la mente, con el mismo rgimen de sesiones, sin activar fsicamente ningn msculo del dedo. Los participantes de grupo control no ejercitaron ni el dedo ni la mente. Al final del estudio, los cientficos compararon sus descubrimientos. Se compar la fuerza del dedo de los participantes del primer grupo con la de los miembros del grupo control. Pan comido, no? Por supuesto, los individuos del grupo que haba realizado los ejercicios posean un 30 por ciento ms de fuerza en el dedo que los del grupo control. Todos sabemos que si un msculo levanta un peso de manera repetida aumenta su fuerza. Lo que probablemente no sepamos es que el grupo que repas mentalmente los ejercicios demostr un 22 por ciento ms de fuerza muscular, y slo haban repasado los ejercicios con la mente. As pues, la mente provoca

cambios significativos en el cuerpo fsico. Si podemos hacer eso con los dedos, por qu no bamos a poder aplicar el mismo principio a otras reas? Por qu no bamos a poder curarnos de una enfermedad o de una lesin? Digamos, por ejemplo, que tenemos un esguince en el tobillo derecho. Esa lesin tardara por lo general unas seis semanas en curarse, tiempo en el que resultara beneficioso mantener la extremidad en alto, aplicar hielo y alguna medida de compresin. Pero, qu ocurrira si, en su lugar, repasramos mentalmente cmo caminamos, saltamos y corremos con ese tobillo y nos imaginramos flexionndolo y extendindolo ms all de lo que se considera normal para una articulacin lesionada? Qu seal enviara nuestro cerebro al tobillo? Qu efecto tendra esa seal sobre el proceso de curacin? Podran nuestras imgenes mentales fortalecer esa articulacin para prevenir una repeticin de la lesin? El proceso no sera muy distinto al de los ejercicios de fortalecimiento del dedo. Nuestra concepcin mental de los niveles de actividad normal del tobillo derecho activara los circuitos motores correspondientes y las redes neuronales situadas en la corteza motora. El repaso mental de este acto empezara a configurar y a remodelar circuitos ms avanzados de la red neurolgica cerebral asignada al tobillo derecho. La activacin repetida de esos circuitos reforzara su integracin. Si somos capaces de combinar nuestro objetivo con un esfuerzo de concentracin para enviar un mensaje a los tejidos, el tobillo debera curarse y hacerse ms fuerte. La seal del sistema nervioso autnomo (recuerda que es el sistema responsable de los trabajos de reparacin y mantenimiento) llevar un sello y un mensaje especficos que iniciarn los procesos de curacin en esos tejidos. La activacin consciente del cerebro genera un nivel mental con una energa o frecuencia voluntaria que lleva un mensaje al cuerpo. Provoca efectos cuantificables en los tejidos y crea nuevas y enrevesadas redes neuronales en el cerebro... y ni siquiera hemos tenido que mover un dedo. Un breve interludio para el amor Antes de seguir con el repaso mental y el proceso de cambiar nuestra vida, quiero dedicarle unas cuantas palabras al amor. Tal vez creas que alguien ha insertado unas pginas de otro libro en ste, pero no, ste es el autntico. Cuando hablaba antes sobre la motivacin, toqu el tema del amor. Creo que ahora ha llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa y decir que quiero que nos enamoremos. Y no de cualquier forma, quiero que nos enamoremos profunda y completamente... de alguna idea sobre nosotros mismos o sobre nuestro entorno que queramos llevar a cabo. La razn es bien sencilla. El amor es un poderoso motivador. La qumica cerebral del amor es completamente diferente de la que generamos en el modo de supervivencia. La pocin de amor que se libera en el mesencfalo crea vnculos en todos los mamferos. Si nos enamoramos de nuestro ideal, nos uniremos qumicamente con una nueva versin de nosotros mismos. Recuerdas lo que se siente cuando nos enamoramos de alguien por primera vez (o al menos, as lo creemos), cuando habramos estado dispuestos a saltar sobre enormes edificios slo para verlo o verla de nuevo? Los horarios dan igual, ningn compromiso anterior es tan

importante como para no poder cambiarlo a fin de hacerle un hueco a este nuevo amor en nuestra vida. Lo mismo debera ocurrir con el proceso de repaso mental de la nueva visin de nosotros mismos. Debemos enamorarnos de esta nueva visin, no cansarnos ni aburrirnos jams de ella. Somos un trabajo sin acabar. Deberamos sentir siempre la necesidad de estar con este nuevo concepto, de visitarlo a menudo. Debemos unirnos con un patrn de pensamiento que nos motive, nos anime y nos cure. Despus de todo, fabricar nuevas conexiones sinpticas es un proceso creativo y divertido. Todos los animales salvajes viven su etapa ms juguetona y alegre cuando son cachorros, cuando la creacin de nuevas conexiones sinpticas est en todo su apogeo. La visin que queremos crear de nosotros mismos debe despertarnos el mismo sentimiento que cuando nos enamoramos por primera vez, cuando el objeto de nuestro afecto nos parece la encarnacin de todo lo que es puro y verdadero. Despus de todo, qu sentido tendra no esforzarse por conseguir la perfeccin? Cmo vamos a tener la motivacin necesaria para pasarnos horas sentados reflexionando y meditando por otra cosa que no fuera un ideal? Por qu bamos a ponernos un objetivo que se queda corto? Por ms que parezca un clich, creo que todo lo que merece la pena hacer hay que hacerlo bien. Ten por seguro que ste no es uno de esos mensajes optimistas y fantasiosos tpicos de la autoayuda que lo nico que pretenden es que te sientas bien. Creo sinceramente que si vamos a pasar el tiempo repasando un nuevo ideal en nuestro lbulo frontal para que esa idea se convierta en algo ms real que el mundo que nos rodea, esa imagen debera ser la versin ms evolucionada de lo que somos o de lo que creamos que podemos ser, ya sea un concepto ms evolucionado de paciencia, de determinacin, de salud o de agradecimiento. Por ejemplo, cambiar a travs de la superacin de una enfermedad activa un nivel mental que cambia el cuerpo entero. Para crear un circuito neuronal que elimine relaciones malas o ineficaces y nos proporcione una identidad afectuosa, saludable y profunda hay que estructurarse para algo que merezca la pena. El proceso de tener ms energas y perder dieciocho kilos comienza primero en la mente. Ser ms organizado nos proporciona nuevas oportunidades. Repasar un nuevo estado de aplomo puede abrirnos puertas en el trabajo y en la vida. Si la mente y el cuerpo estn alineados, tendremos la fuerza del universo para respaldarnos. ste es el estado mental en el que nuestro objetivo y nuestros actos producen los resultados deseados, una y otra vez. Einstein dijo que ningn problema poda resolverse con la misma mentalidad que lo cre. Lo mismo puede decirse de esa gente que se cur de las enfermedades que padeca. Estas personas crearon un nuevo estado mental en el que su cuerpo reciba seales qumicas diferentes de las que haban provocado su enfermedad. Comprendieron que si realizaban ejercicios cognitivos mientras estaban inmersos en las mismas emociones de desesperacin, dudas y miedo, sus esfuerzos por cambiar no daran resultado. Se dieron cuenta de que su antiguo yo no slo estaba plagado de emociones que lo definan, sino que fabricaba el mismo estado mental que haba activado la gentica celular que a su vez haba determinado el estado de enfermedad de su vida. En esencia, cuando repasamos, nos convertimos en otra persona hasta tal punto que, cuando terminamos, somos esa nueva persona con pensamientos y costumbres nuevas. Crees que las personas sobre las que habl en el Captulo 2, las que se curaron a s

mismas de una enfermedad grave, se imaginaron a s mismas con un tumor que se reduca el medio centmetro necesario para dejar de comprimir un nervio o con una vida en la que no se hubieran curado por completo de su enfermedad? Ellas se imaginaron sanas y felices, en lugar de deprimidas y enfermas. Sin duda, podran haber obtenido algn beneficio de pensar en un objetivo menos elevado. Pero como colocaron el listn muy alto, su motivacin era mayor, y las recompensas se correspondieron con sus esfuerzos de concentracin focalizada. Hay otra razn por la que debemos apuntar alto: es importante ocupar nuestro lbulo frontal con una tarea novedosa. Ya hemos hablado mucho sobre la novedad y sobre su funcin a la hora de estructurar nuevos circuitos. Cuando visualizamos un nuevo yo, no slo formamos circuitos nuevos. Tambin unimos una imagen ideal hologrfica y tridimensional de nosotros mismos a travs del repaso mental. Al lbulo frontal le encanta resolver puzles. Se crece ante los desafos que requieren la combinacin de nueva informacin aprendida con antiguos conocimientos y experiencias pasadas procedentes de diversas fuentes, y la creacin posterior de nuevos patrones y combinaciones. El lbulo frontal es tan habilidoso que la nica limitacin de su capacidad para construir estos modelos es nuestra propia capacidad para crear esa visin ideal de nosotros mismos. Profundicemos an ms en esto. Enamorarse de un concepto del yo que no hemos experimentado todava implica que no existen componentes emocionales previos asociados con l (recuerda que todos los recuerdos tienen emociones asociadas). As pues, la nica emocin que podemos relacionar con esta nueva visin del yo es el amor que aportamos. Deja que lo diga de otra forma. Si amamos el concepto de nuestro nuevo yo desde un principio, el amor es la nica emocin que podemos relacionar con l, ya que todava no hemos experimentado ese nuevo yo. Las experiencias estn por llegar, y son un factor importante para desarrollar nuestro cerebro al mximo. El efecto colateral de este proceso creativo es la alegra.2 Entrenamiento mental y resultados conscientes: la creacin de nuestro nuevo yo El propsito de este libro es ensearnos a desarrollar nuestro cerebro. Hablamos de aprovecharnos de la biologa cerebral (en particular de las extraordinarias capacidades del lbulo frontal) para crear nuevos circuitos y abandonar deliberadamente los viejos, desfasados e innecesarios. Y, con ello, crear una mente nueva. Ya hemos odo esto antes muchas veces: podemos cambiar de mentalidad y, literalmente, crear una nueva mente. Una nueva mente engendra un nuevo cerebro, y un cerebro nuevo genera una nueva mente. Ya hemos hablado del primer paso que hay que dar para desarrollar nuestro cerebro: el repaso mental. Ahora vayamos un poco ms all para ver cmo se utiliza este proceso para desarrollar nuestro cerebro y cambiar nuestra vida. Preparando el terreno Lo primero es manipular nuestro entorno. Mi amigo John ha descubierto ciertos aspectos de este proceso al intentar maximizar su creatividad como escritor. Como recordars, una de las primeras cosas que haca antes de ponerse a escribir, tanto en su casa como durante la visita a su

familia, era preparar el entorno. Por ejemplo, preparaba el terreno en su casa colocando velas y poniendo msica instrumental de piano. El hecho de hacer esas dos cosas de manera repetida permiti que comenzara a asociarlas con los das de escritura buenos. Nuestro cerebro siempre est creando asociaciones. Las asociaciones positivas con la msica y las velas fueron beneficiosas, pero al final John fue capaz de ponerse a escribir sin ellas. La forma en que John manipul su entorno demuestra que es esencial, si queremos utilizar el repaso mental de manera eficiente, que nos alejemos de la gente, de los lugares, de las cosas, de los momentos y de los sucesos habituales que forman parte de nuestra vida diaria. Cualquier interaccin con una de esas distracciones puede desencadenar un pensamiento asociativo automtico. Ese es uno de los motivos por los que viajar a menudo nos permite pensar con mayor claridad sobre las circunstancias de nuestra vida, planear nuestro futuro con ms lucidez, llegar a ciertas conclusiones con ms facilidad y decidir sin problemas cules sern nuestros siguientes pasos a seguir. Cuando abandonamos nuestro mundo rutinario y predecible, los estmulos del entorno dejan de activar respuestas automticas y habituales. El repaso mental puede ser como una excursin, siempre que alteremos nuestro entorno de manera que no tengamos asociaciones previas con l o con el estado mental que generamos en ese nuevo medio. Por supuesto, una vez que hayamos preparado el entorno, el siguiente paso es decidir qu parte de nuestra vida queremos cambiar o mejorar. Adems, tendremos que aprender nuevos conocimientos para crear un nuevo concepto de nosotros mismos y dar vida a ese nuevo yo. Aprender nuevos conocimientos Cuando estamos aprendiendo nueva informacin del mundo exterior, el lbulo frontal reactiva los patrones y redes neurales existentes con patrones, secuencias y combinaciones diferentes. Los miles de millones de neuronas con sus billones de conexiones pueden crear un nmero infinito de combinaciones posibles en nuestra mente. El repaso mental (y la evolucin de nuestra mente que conlleva) se basa en la adquisicin de nuevos conocimientos y en la aplicacin de esa informacin, de manera que podamos modificar nuestro comportamiento y vivir nuevas experiencias. Hasta ahora hemos concentrado nuestra discusin en el repaso mental y en el cambio mediante la utilizacin de materias primas, conocimientos y asociaciones que ya tenamos. Slo hemos mencionado de pasada que la investigacin (el contacto con nuevos conocimientos, leer libros, ver los informativos de televisin, y otras innumerables formas para aprender conocimientos o vivir experiencias) es fundamental para el proceso. Si queremos ser una persona nueva o comportarnos de manera diferente, no deberamos limitarnos a lo que ya tenemos almacenado en nuestro cerebro. Si queremos explorar nuevas posibilidades, es imprescindible que adquiramos nuevos conocimientos y que los apliquemos para poder crear experiencias que generen nuevas emociones. En el Captulo 12 profundizaremos ms en esta idea. Ahora que ya hemos incorporado nuevos conocimientos a nuestra caja de herramientas,

estamos listos para construir nuestro ideal del yo. Por ejemplo, si queremos ser ms compasivos, utilizamos los circuitos que ya tenemos asociados a ese concepto. Tal vez pensemos en una ta que hizo un montn de obras de caridad y que se ofreci como madre adoptiva de nios discapacitados. Recordamos el gran corazn que demostr al acoger a tantos nios y atender sus necesidades sin ms recompensa que su propia satisfaccin; nos damos cuenta de que jams la escuchamos quejarse y que nunca le neg su ayuda a los menos afortunados ni a nadie que la necesitara. Puede que tambin pensemos en nuestra madre y la compasin que nos demostraba cuando una relacin fracasaba y estbamos hundidos. Hemos experimentado la compasin en nuestra vida y la hemos visto en los dems. Hemos ledo cosas sobre la Madre Teresa y su obra, y hemos visto pelculas dedicadas a gente que renunci a muchas cosas para ayudar a los dems. Ya tenemos esos cimientos de recuerdos asociativos en nuestro cerebro. El paso siguiente es tomar esa materia prima y utilizarla para crear un nuevo ideal. Una vez ms, cogemos lo que ya sabemos y lo unimos de forma diferente. Como los directores de la orquesta, tenemos acceso a todos los centros de memoria asociativa del cerebro, as que cogemos algunos instrumentos para tocar y otros para formar parte en la fabricacin de un nuevo nivel mental relacionado con el concepto de la compasin. Podemos tomar el sincero y generoso espritu de nuestra ta, la comprensin que mostraba nuestra madre ante nuestras necesidades emocionales, lo que hemos ledo sobre la Madre Teresa y su trabajo en Calcuta, y lo que hemos aprendido de los textos budistas sobre abandonar las falsas apariencias y combinarlo todo en ese nuevo modelo de persona compasiva que queremos ser. A travs del repaso mental, por ejemplo, podemos colocar en nuestro lbulo frontal una imagen de la reaccin que queremos tener la prxima vez que nuestra hermana, que lleva quejndose del intil de su marido los ltimos quince aos, nos venga con la misma lista interminable de quejas. Al crear una visin de esa nueva respuesta, dejaremos de activar los circuitos habituales que nos enfadaban y nos hacan responderle con evasivas. Al adquirir nuevos conocimientos sobre lo que les ocurre a las mujeres que se sienten atrapadas en una relacin que saben que no funciona, comenzaremos a fabricar un nuevo modelo de compasin, uno que se estructurar en el cerebro utilizando las materias primas formadas por las experiencias previas, los conocimientos anteriores y la informacin recin adquirida. Esta nueva reaccin se estructurar gracias al factor de crecimiento neuronal que en su da propiciaba nuestra reaccin de adiccin emocional. Ahora disponemos de la maquinaria necesaria para comportarnos de un modo diferente, ya que hemos creado nuevos circuitos a travs del repaso mental. El lbulo frontal nos permite modificar los circuitos existentes para convertirnos en un nuevo individuo. Lo nico que hace falta para ser ms compasivo (o cualquier otro atributo que deseemos) es concentracin focalizada, voluntad, conocimientos y comprensin. Despus, debemos repasar nuestro nuevo yo como si furamos una de esas personas que tocaba el piano y dedicaban dos horas al da a la formacin de nuevos circuitos (independientemente de si tenan el teclado delante o en el lbulo frontal). As es como la gente del Captulo 2 fue capaz de curarse de las enfermedades que padeca. As es como Malcom X dej de ser un criminal y se convirti en un venerado lder de la lucha por los derechos civiles. Tenemos la capacidad de reinventarnos a nosotros mismos y convertirnos en individuos nuevos de forma consciente utilizando las mismas herramientas con las que construimos inconscientemente nuestro antiguo yo. Entre

estas herramientas se encuentran la Ley de la Repeticin y la Ley de la Asociacin, la activacin de nuevos patrones y secuencias basados en el conocimiento y la experiencia, el silenciamiento del parloteo interno que resulta de la concentracin obsesiva en el medio externo, y la percepcin del estado emocional al que hemos llegado a ser adictos; todas ellas utilizan nuestro ms preciado regalo: el lbulo frontal. Levantarse temprano Si queremos reinventarnos, examinarnos y crear un nuevo concepto sobre nosotros mismos, tenemos que utilizar el repaso mental para activar esos nuevos circuitos a diario, siempre que podamos. Si repasamos todos los das, en especial si es a primera hora de la maana, saldremos de casa con esos circuitos preparados. Puesto que ya hemos sido esa nueva persona en nuestra mente (ya hemos tenido esa mentalidad), nos resultar mucho ms fcil ser esa persona cuando nos encontremos en una situacin que ponga en tela de juicio el nuevo concepto. Por ejemplo, nos levantamos a las cinco de la madrugada con la determinacin de practicar para ser una persona menos agresiva. Pasamos una hora manteniendo ese ideal (creado a partir de los recuerdos, las experiencias y los nuevos conocimientos) de nuestro nuevo yo ms comprensivo y pacfico en el lbulo frontal. Despus, cuando nos metemos en la ducha, nuestros familiares eligen ese preciso momento para poner la lavadora y el agua empieza a salir fra. Puesto que hemos hecho nuestro repaso diario, sonremos al recordar lo frgil que puede llegar a ser nuestra resolucin en ciertas ocasiones y la frecuencia con la que la ponen a prueba. Qu habra ocurrido en esta misma situacin si nos hubiramos despertado, hubiramos apagado de un puetazo el despertador, nos hubiramos levantado de la cama sabiendo que debamos darnos prisa para no llegar tarde y despus nos hubiramos dado esa misma ducha fra? Pues lo ms probable es que hubiramos activado esos antiguos circuitos y, despus de asomar la cabeza por la puerta, le hubiramos gritado como posesos al culpable de tan insensible y estpido crimen contra la higiene. Si nuestro objetivo es librarnos de la ira, cmo preferiramos empezar el da? El camino por delante Podemos reflexionar con ms sagacidad sobre nosotros mismos si nuestro propsito es firme y logramos acallar los dems centros del cerebro. Una vez que seamos ms expertos a la hora de observarnos, podremos empezar a preguntarnos cuestiones ms extensas. Podemos utilizar al gerente de nuestra cabeza para enfrentarnos a problemas mayores y a ms largo plazo, en lugar de concentrarnos nicamente en satisfacer las necesidades inmediatas de nuestro cuerpo y nuestras adicciones emocionales. Podemos utilizar el repaso mental a fin de prepararnos para las difciles tareas que tenemos por delante. Aunque, al igual que un arquitecto, podemos construir un modelo de la casa de nuestros sueos que visualizamos como nuestro nuevo yo, la verdadera prueba llega cuando ponemos en prctica ese ideal y lo enfrentamos a los elementos del mundo real. El cerebro siempre seguir las instrucciones del plano mental a la hora de construir nuevos montantes 0 cimientos. Hablar ms sobre esto en el Captulo 12. Por ahora, lo nico que debemos comprender es que nuestro trabajo no acaba cuando comenzamos a utilizar el repaso mental. Tomar la decisin de acabar con el modo de supervivencia y crear un nuevo yo no son

tareas fciles. Resulta mucho ms sencillo vivir de forma pasiva, y no activa. Estamos demasiado acostumbrados a vivir segn las rutinas estructuradas resultantes de la combinacin entre nuestra herencia gentica y nuestras experiencias. Cuando los cimientos de nuestra vida se bambolean a causa de alguna catstrofe o si conseguimos salir de la niebla que generan nuestra naturaleza repetitiva y nuestro deseo de monotona, tenemos la oportunidad de descubrir nuevas cosas sobre nosotros mismos, de examinar quines somos, quines queremos ser, dnde estamos y dnde queremos estar. Cambiar es romper con la costumbre de ser t mismo. Lo que te pido es que te comprometas a encontrar un lugar tranquilo donde puedas pasar, como mnimo, una hora al da repasando esa visin ideal de ti mismo en la mente. Te pido que cortes el cordn umbilical que te une al entorno y a la descarga de sustancias qumicas a las que todos hemos llegado a ser tan adictos. Te pido que te sientes sin moverte y que te liberes de esa vida hiperactiva, estresante y ajetreada que te est aplastando el espritu y que se ha apoderado de ti. El repaso mental exige que le dejes claro tu objetivo al universo practicando mentalmente cmo sera tu nuevo y mejorado yo. Cuando llevas a la realidad esta visin idealizada que has creado, lo que recibes a cambio compensa con creces los sacrificios que has tenido que hacer. La claridad de esa visin y la profundidad de tu compromiso te recompensarn a la larga de formas que ni siquiera alcanzas a imaginar. Puedes abandonar el modo de supervivencia y trasladarte a un estado de creacin con slo cambiar tu manera de pensar. En el Captulo 12 finalizaremos nuestro estudio con la explicacin de lo que dice la neurologa sobre pensar, hacer y ser. Cuando aprendemos a adentrarnos en un estado del ser, nuestra mente y nuestro cuerpo se funden y todos los engranajes se ponen en marcha para que ese cambio se convierta en un estado permanente. Eso es la evolucin.

Yue, G., Col, K.J., Strength increases from the motor program-comparison of training with maximal voluntary and imagined muscle contractions, Journal of Neurophysiology, 67(5), 1992, pp. 1114-1123. 2 RSE (ver referencia 4, Captulo 2). -Gupta, S., The chemistry of love: Do pheromones and smelly T shirts really have the power to trigger sexual attraction? Here's a primer, Time, 2002, p. 78.
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