The Lords of Salem

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Zombie embrida el furioso corcel.

Lejos queda el ejercicio de caligrafa brbara con que comenzara a escribir un captulo propio en la historia del gnero. Rob, con la barba canosa y ms tablas, se refugia en la tierra maldita de las brujas para ofrecernos una pieza de cmara interpretada desde una emocin spera, con la ternura de un abrazo del diablo y la destreza que da al talento, el oficio. Ms all de su trama y convenciones genricas, moderadamente interesantes unas y otras, estamos ante un film ntimo, que le susurra a uno obscenidades mientras la noche se hace pedazos (no es un arrebato lrico, alguien dispuso que la visin de The Lords me fuera acompaada de una de las ms fabulosas tormentas post-estivales que recuerdo) Lejos del frenes visual y narrativo de Halloween; a mil millas del alegre y salvaje pastiche de sus dos primeras obras, Zombie nos sorprende con un film direlo s, CLSICO. Despliega una puesta en escena serena y turbadora a un tiempo, por la que resuenan ecos de Polanski y disturbios de Argento; lrica por momentos y grotesca en no pocas ocasiones, cuando se permite levantar el pie del pedal del freno. Sus planos poseen esa cualidad hipntica de los grandes cuando disfrutan y hacen disfrutar. Y un pasillo o el interior de un coche, deviene un espectculo fascinante, porque los grandes cuando ruedan nos hacen ver esas cosas tan familiares y gastadas, como por primera vez. Y un cielo de plomo cubre toda la tristeza del mundo. Y esa conversacin, que sabes ser la ltima, en lo que es una apenas presentida y condenada historia de amor. Esto s es nuevo. Y s, hablamos de una pelcula de brujas, demonios verracos y trasuntos de arzobispos que con toda la solemnidad que dan la mitra y la casulla, se la cascan a un consolador. En continuidad con sus anteriores obras aunque de un modo menos obvio, aparece uno de sus temas dilectos, la familia, la saga. Los Fireflies y los Myers. Esa maldicin de la herencia, obra del semen y la sangre de la que uno podr renegar, de la que tal vez uno nunca supo nada, pero a la que nunca, nunca podr escapar. As, The Lords acaba siendo casi un perverso cuento de Navidad lovecraftiano, The Heidi`s Baby.

Y Sheri. Y la soledad era eso. Sheri desnuda sobre la cama como una herida abierta a la tarde. Sheri Moon bajo la luna triste y acribillada a chinatos de Melis, con su mohn travieso y ese acn anacrnico. Sheri se parece un poco a Briggitte Bardot con resaca despus del apocalipsis. Moon Zombie, nuestra musa maldita desde aquella noche de agosto en la que una joven dscola nos cant el I wanna be loved by you con delectacin psictica y entrega homicida, y me hizo soar con un morir lento en el abrazo lbrico de sus piernas. Miss Zombie, la sonrisa vertical ms afilada de la ltima dcada. Clavada la llevo oigan, en el lugar donde dicen est el corazn.

Heidi fugitiva en la patria del ginocidio de un pasado que era una huida tambin. Una abdicacin de la realidad, una apostasa de la lucidez que le dejaba los pulmones perforados y acantilados en la memoria. Pero el pasado nunca acaba con uno, dicen. Y dicen bien.

Postdata. Hace pocas fechas comparta envos con uno de los francotiradores ms lcidos de los que se dedican a esto de escribir sobre pelculas sin carn. Me contaba que lo que verdaderamente le interesaba de la crtica era la posibilidad de abrir lneas de dilogos; ramblas a la conversacin apunto yo. Naturalmente no podra estar ms de acuerdo. Pero uno que es como aquel escritor de Celebrity, simplista y solipsista, ms que abrir vas cierra compuertas, levanta mausoleos, enciende velas en el altar de sus muertos que flanqueen los renglones torcidos sobre los que va urdiendo una crnica sentimental. Ya lo dijo el tipo que dijo las cosas ms importantes el pasado siglo, el yo es un residuo, una excrecencia, una escoria de las cargas de objeto abandonadas, que se va configurando segn el modelo de esos objetos perdidos. Y de algn modo, que no acierto a precisar, todo eso guarda alguna relacin con el drama de ir cumpliendo aos y pelculas. Y qu duda cabe, aunque el vnculo sea an ms oscuro, tanto como lo va siendo la tarde que anuncia otro otoo, The Lords of Salem, ha ido a alojarse en el motel solitario perdido en alguna carretera secundaria que surca la regin de mis emociones. Como un husped incmodo, hosco y taciturno, con el que no se cruzan ms palabras que las que aconseja la cortesa. Pero cuya ventana iluminada en la noche, extraamente nos conforta.

Horror, Thriller Warnig nenes! Rated R disturbing violent and sexual content, graphic nudity, language and some drug use.

1. La nueva manifestacin popular, que no espontnea, de la Diada, respuesta a un supuestamente acuciante deseo de independencia del pueblo cataln, nos ha dejado una resaca spera, trabada de la enemistad de siempre y surcada de rencores de nuevo cuo, decepciones por parte de unos y otros, acusaciones cruzadas de intransigencia. Los mismos argumentos que esgrime el de all, tiene ste otro dispuesto en la recmara. Idntica retrica bajo diversa bandera. Hemos visto con espumarajos en la boca a personas otrora ecunimes y, nos consta que, con la cabeza bien amueblada. Algo revelador de que nos adentramos en los predios de lo irracional, las emociones y el bestialismo, y desde esta lnea de salida cabe esperar la peor de las metas. Repito, desde un bando y el otro, y disculpen por emplear esta terminologa blica, pero ya lo dijo Vegas, slo hay dos bandos. El problema es tan complejo que difcilmente puede ser explicado desde los orgenes del nacionalismo moderno. Pero lo intentaremos. 2. Fichte en su Discursos a la nacin alemana, hace un llamamiento a la unin de los estados alemanes para hacer frente a Bonaparte. El nacionalismo es una apelacin a la unidad en una situacin extrema, la ms extrema. La guerra. Sus principios se hallan en armona con el ideario romntico y sus presupuestos de la identidad cultural de los pueblos basada en el pasado comn, creencias religiosas, hbitos lingsticos, etc. El nacionalismo apela a la emocin, al sentimiento, a lo irracional. Preguntmonos si queremos una organizacin estatal cimentada sobre principios irracionales. El liberalismo haba situado los orgenes del estado en el libre contrato o pacto social de hombres libres que deciden darse un orden jurdico en el que desarrollar sus vidas. El nacionalismo aparece despus como un revestimiento ideolgico tendente a reforzar la alianza, a justificarla y legitimarla. Alemania o Italia sern consecuencia de esta primera versin de un nacionalismo aglutinante. Comprobado el efecto que tiene apelar a los principios atvicos de una comunidad, se dispone el terreno para poder ser ensayado buscando un efecto del todo contrario: la secesin. Nada nuevo, los judos ya reusaban el uso de la moneda romana en sus templos. Bien es cierto que Palestina era una provincia sometida por la fuerza, y en semejante trance, el grupo debe afianzar los lazos libidinales entre sus miembros, la identificacin del individuo con el colectivo solidifica la unin que hace la fuerza. La ideologa es el arma ms poderosa con que cuenta el ser humano. El mismo principio que funciona en el ftbol entre los miembros de una misma hinchada o en las sectas. Sendas agrupaciones acaban siendo, no por casualidad, refugio dilecto de dbiles mentales y

desarraigados a la bsqueda de un Gran Hermano que les proteja y aporte un sentido a sus vidas. Qu otra cosa fue el nazismo, sino un inmenso refugio para millones que demandaban trabajo y sentido, y entregaron gustosos su libertad, su alma y las vidas de sus hijos en aras de una gran esperanza, la ilusin de una nueva grandeza? Analicen la letra de Deutschland ber alles. Est todo ah. El nacionalismo es una ideologa pues, al servicio de la cohesin. Ahora bien, es espontnea? Dicho de otro modo, los miembros de una comunidad moderna, en unas condiciones de vida, digamos, normal, mentalmente equilibrados (o todo lo equilibrados mentalmente que solemos estar) albergan porque s un determinado sentimiento identitario ms all del tpico pintoresquismo local de cada pueblo, aldea o ciudad, que le lleve a ansiar la independencia del estado en que se halla, como si le fuera la vida en ello, o por el contrario, ste es fecundado, incubado y recolectado luego por el grupo dominante que controla la ideologa, es decir, la economa?

3. El nacionalismo cataln remonta su querella con el estado espaol al siglo XVIII. La Corona de Aragn apoya al heredero de los Austrias durante la Guerra de Sucesin. Tras ser derrotada, el primer Borbn, Felipe V, se arroga el derecho de conquista sobre los territorios de Valencia y Catalua para justificar la supresin de sus fueros. Una excusa para poner por obra la labor centralizadora que su abuelo, El Rey Sol, haba practicado ya en Francia. El Franquismo es otro de los baluartes del nacionalismo, suprime el Estatuto de Autonoma negociado durante la Repblica e impone un nacionalismo espaol tan grosero como lo es todo nacionalismo alentado desde un estado, aunque Franco tena excusa, no era un estadista precisamente, pero con la llegada de la democracia, se restituyen todas las prerrogativas de autogobierno que obtuvieron, y ms. A qu pues tanta cadena humana (cadenas no, por favor)? A nadie se le escapa que tras las iniciativas polticas y las espontneas manifestaciones populares, se hallan los grupos empresariales de siempre, con sus intereses de siempre, y sus escrpulos de siempre. Ellos son los que respaldan a los lderes de la nacin, lo llevan haciendo desde dcadas, que leen el discurso que se encuentran pulcramente mecanografiado en el plpito y reciben luego el aplauso de las masas. Apelan a lo nuestro, fomentan la idea del otro hostil, el victimismo, el sectarismo, se empapan de una retrica belicista, una dialctica de confrontacin, se citan esperanzas en un futuro de prosperidad y grandeza, incuban discordias, disputas, decepciones entre los espaoles de aqu y los espaoles all. Las dos Espaas que no terminan de querer ser una. La esencia del estado moderno se cimenta sobre un proyecto humano, en la superacin de las diferencias discriminadoras y el respeto por las peculiaridades locales cuyo alcance no debe, en cualquier caso, impedirnos la vista del bosque, una convivencia pacfica en un marco estable en el que poder realizar el proyecto de una vida digna, cierto que ahora malquistada por un sistema econmico y una clase poltica corrupta, a los que la divisin de la sociedad civil por cuestiones ajenas a nuestros intereses, no hace ms que ayudar a perpetuarse. Si buscis enemigos, acercaros al Ayuntamiento, la Junta, Generalidad o Gobierno de la Comunidad de turno.

Pasaros por El Congreso. Resulta doloroso leer a gente por la que uno siente cierta estima intelectual reclamar un referndum al que supongo, slo estarn invitados los catalanes, como si la reforma constitucional que requerira una consulta popular acerca de algo como la segregacin del estado de una de sus comunidades, no tuviera que ser antes sometida al escrutinio de extremeos y castellano-leoneses tambin. Esto es un Estado de Derecho seores, y si han tragado con una poltica de recortes brutal que redundar en menoscabo de generaciones sin incendiar el Parlamento, no creo que el que la bandera espaola ondee en algn edificio pblico, sea para invitar a la desobediencia civil. Vamos, digo yo.

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