Panto Mi Ma
Panto Mi Ma
Panto Mi Ma
1. Filosofía y palabra
El tema aparece ahora muy complejo, son muchos los factores que se deben
considerar, muchos los temas implicados y siguiendo el ejemplo del terreno
minado, con un espíritu aterrorizado por el hablar ligero, me temo que he caído
en el juego de la cautela.
Lo que afirmo no es que se deba hablar con soltura sin respetar la rigurosidad
que requiere el lenguaje sobretodo en lo que es el pensamiento escrito, sino que
con aquella cautela, sobretodo llevada al extremo, se puede pasar por alto el
carácter vivo de las lenguas, es decir el hecho de que varían según el uso que
reciben, según el entendimiento que efectivamente se da en las relaciones
interpersonales. El lenguaje comunica, y no es un mero conjunto de signos y
palabras plagadas de reglas gramaticales o semánticas que se deban respetar a
costa del entendimiento entre seres humanos. La lengua no sólo se piensa,
también se habla. Doy por entendida mi propia cautela.
2. Filosofía y acción1
Pareciera ser que la elección de un tema que es esencialmente físico y que tiene
un mero carácter visual es un tanto impropia ya sólo por el hecho de tener que
escribirlo con palabras siendo que es un suceso del cual “no se habla”, ni menos
aún se piensa, puesto que prescinde de la palabra y debe únicamente hacerse o
“verse”. Ya vimos un poco que el hacer puede ser mucho más que el hacer físico,
además ha de considerarse que no sólo se ve con los ojos, y que a lo largo de la
historia de la filosofía, e incluso ya en el lenguaje común, se considera al verbo
ver de manera más amplia que el ver sensible 3. ¿Qué importancia tiene un rostro
pintado de blanco ante el peso que trae consigo una contundente propuesta
filosófica?. Quien escribe piensa que la Pantomima es un arte que debe ser
pensado más allá de las convenciones equívocas, o al menos insuficientes,
derivadas de la realización callejera y que sin implicar necesariamente el
estereotipo de la cara pintada de blanco tiene sus propios alcances intelectuales e
históricos. Además, pensando en el caso particular del Mimo, sus planteamientos
teóricos alcanzan un nivel tal que son dignos de ser estudiados. Por otra parte es
1
Más adelante se verá la importancia que tiene la acción en el arte en cuestión.
2
En este lugar se relaciona a la filosofía con la acción de una forma muy simple y en un aspecto muy
elemental del asunto. Otro tipo de relación se da por ejemplo en la filosofía sartreana, en donde ésta, al ser
existencialista, es necesariamente una filosofía del accionar en el mundo.
3
Un ejemplo vulgar de esto se da cuando se dice “¿no ves que estás equivocado?”, en donde el ver es
sinónimo del darse cuenta y va más allá de la comprensión literal del término.
la capacidad de asombro propia de la filosofía la que justifica en cierto modo la
presente tematización.
Tenemos en las artes que son tema aquí acciones internas y acciones externas,
por lo que deberíamos hablar de expresión mímica e imitación mímica7. En lo que es
4
Nunca tan lejos, considerado desde su origen dionisíaco. Esta primera distinción apunta sólo al hecho de que
el arte no se anuncia jamás como religión, y que por lo general no se lo piensa, ni se lo ejecuta de ese modo.
5
La diferencia entre Pantomima y Mimo será precisada más adelante.
6
Los juegos de mimicry son aquellos que se basan en una imitación, y que llevados más al extremo parecen
ser un “juego de rol”, en el cual la diferencia entre yo y lo otro es casi nula.
7
La distinción es de Alejandro Jodorowsky.
expresión el mimo exterioriza “lo que lleva adentro”, sus sentimientos propios,
hablando de imitación el mimo se hace alguna cosa o persona distinta de él, se
altera. En las artes de la mímica se representan tanto objetos externos como
aspectos íntimos del actor particular o de la humanidad misma8. En éste lugar
nace de inmediato una inquietud, fundada en lo anteriormente expuesto. El
mimo se expresa cuando metafóricamente hace que su cuerpo sea lo que su alma
es, en cambio en la imitación, el cuerpo del mimo se transforma en objetos
concretos o bien en otros seres distintos. Lo que es realmente un juego de
mimicry es la imitación, la expresión queda afuera al no ser propiamente una
transformación. Pues por definición en la mimicry se juega a ser lo que no se es,
y no a ser “lo más propio”, esto último sólo es una tesis. ¿Por qué?. Porque
justamente uno de los objetivos del presente trabajo es fundamentar esta
inclusión. Pero esto se realizará en la medida en que diferenciemos el arte de la
Pantomima del arte del Mimo, sepamos cómo se da el juego de mimicry, y como
se revela “lo más propio” en cada caso.
8
Marcel Marceau fomenta la representación de los grandes valores humanos en las pantomimas, por lo menos
eso quiere de su propio arte. Con respecto a esto Rudolf Laban va más allá diciendo que son los valores
morales los que corresponden a la parte más interna del hombre. La duda entre escoger los valores materiales
y los valores morales provoca verdaderamente el conflicto dramático, el cual puede ser comprendido sólo con
movimientos, no con palabras.
propia un poco el asunto. Además los textos al respecto son muy escasos, y la
información se escabulle entre los pasadizos de rebuscadas bibliotecas que tuve
que inventarme para encontrar lo que encontré. Mi hallazgo consiste en el origen
histórico y teórico verdadero de la idea de mimo que tenemos, su esencia teatral
o escénica, sus distinciones iluminadoras, sus finas pretensiones y las injustas
consecuencias de su discreción biográfica. Mi tarea consiste en desvelar lo que
hay detrás del concepto que cualquiera se representa con la palabra “mimo”,
hacer notar con claridad y a través de propuestas teóricas que lo que encierra
dicha idea va mucho más allá de la concepción común que todos tenemos al
respecto. El presente trabajo es un trabajo de investigación, en donde el
investigar se orienta siempre hacia el desvelar lo que permanece “cubierto” en las
comprensiones vulgares del tema9. El desarrollo teórico del escrito es más bien
panorámico y general, pues la idea era sintetizar las diferentes maneras de pensar
el tema y no dar cuenta detalladamente de cada postura, ya que esto implicaría
una sumersión extensa en los escasos pero importantes textos que pude
encontrar.
9
Vulgar significa aquí nada más que común o popular, y más en el fondo, no meditado. No se trata de
encontrar la culpa en esto, pues sólo se trata de constatar un hecho. La gente no puede ser culpable de no
haber visto alguna vez en su vida un pantomimo o un mimo de teatro si es que éstos no han estado muy
presentes a lo largo de las últimas décadas, ni de haber encontrado casualmente en la calle un espectáculo en
dónde alguien se gana la vida recurriendo a una gracia derivada muy indirectamente de estas prácticamente
nuevas representaciones mímicas.
Primera parte
Sección 1
Expresiones vitales corporales y su correspondencia
artística
1. El Movimiento y la Danza
2. El Gesto y la Pantomima
3. La acción y el Mimo
tratamos en este lugar es la que más se relaciona con el arte del teatro. Se suele confundir el teatro con el
mimo, incluso es Lecoq mismo el que considera al arte del Mimo ( que no distingue de la Pantomima ) como
una preparación para el actor, y una parte perteneciente al teatro. Más adelante, de la mano del pensamiento
de Decroux, veremos que el arte del Mimo es autónomo, y claramente es distinto tanto del teatro como de la
pantomima.
de todo lo que el personaje es. La acción y la palabra tienen un sentido y un
origen, no son gratuitos, y nacen de la realidad psicológica del personaje. Hay en
este arte una clara “justificación dramática” que es motor tanto del movimiento y
el gesto, como de las acciones.
Sección 2
Las dos grandes escuelas
Lecoq nos habla acerca de lo riguroso de la técnica, pero siempre advierte que
no se debe dejar de lado lo placentero, la elección que precede al hecho de estar
aprendiendo teatro, el interés y el amor al arte que siempre es prioridad. El
sentido de hablar y hablar de técnica no es caer en lo mecánico, sino es trabajar
bien pero desde la verdad. En el actor tiene que haber primero verdad, y luego, a
partir de ese eje, trabajar el cuerpo. La verdad se encuentra ya en el fondo poético
común, que es común a todos, y genera la poesía propia del teatro. Lecoq dice que
en el arte del mimo hay un ámbito práctico, hay un silencio, un lenguaje distinto
que supera ampliamente al de las palabras; “...la práctica supera al mundo de las
ideas, porque las ideas paralizan y debilitan los dinamismos vividos”12. El actor
aquí juega a que está en el mundo de las no-ideas, en el estado más primitivo o
primero del ser hombre. ¿Es este estado más verdad que el estar en el mundo de
las ideas?, o dicho de otro modo ¿es más verdad experimentar desde la
inconciencia13 que desde la razón suficiente?. La verdad desde la que trabaja el
actor mimo ¿es un abismo o es un fundamento?. Trabajar en teatro, o más bien
experimentar en teatro, es siempre como un “lanzarse hacia el vacío”, un andar a
tientas por un laberinto lleno de opciones y fracasos, un juego de ilinx en el cual
se apuesta la vida misma.
La técnica del “mimo corporal” de Decroux tiene una prioridad, el lograr que
los discípulos piensen en términos de movimiento, o más bien dicho, eduquen a
su cuerpo para que sea un “cuerpo pensante”. En la escuela de Decroux se
trabaja el cuerpo del actor, dejando de lado la cara y las manos, que son las
“anécdotas”, y centrando la atención en el tronco, que es siempre la gran “cara”
12
“El teatro del gesto”.- Ed.Francesa.
13
Muchas veces los actores del “Teatro del Silencio” llegaron a preguntarse ¿por qué? mientras trabajaban en
el la compañía al verse sumergidos en algo tan profundo y vertiginoso que llegaba a ser tal vez algo así como
una “comunión de inconcientes” entregándose por completo al proyecto de un creativo e impredecible
director, que era Mauricio Celedón.
14
Lecoq, Jacques: “El cuerpo poético”, Ed. Cuarto propio; trad. de Mirtha y Miguel Caputi; p. 36
15
Salvo tal vez en las “inmovilidades móviles” en donde el cuerpo se mueve, acciona y dice a partir de la pura
inmovilidad.
del cuerpo, el órgano más grande y notorio. El estudio en dicho lugar dura tres
años, que varían según el desempeño de cada alumno. Se puede estar cinco años
en el nivel intermedio, o pasar desde el primer día al nivel avanzado.
Considerando la escuela de Decroux de manera particular, bajo la manifestación
concreta en el momento en que el maestro estaba en vida, podríamos describir el
proceso específico que adoptaron. Los Lunes estudiaban las caminatas y los
distintos desplazamientos del lugar o en el lugar, los Martes se trabajaban los
contrapesos, los Miércoles se improvisaba, si era sólo o en pareja se daba el tema
y no había tiempo de preparación, y si era colectiva se daba el tema y una hora
para prepararla. Los Jueves se ejercitaba la “gramática estatuaria” y las distintas
posibilidades para caer. Los Viernes se dedicaban a las "anécdotas" y Etienne
Decroux daba una charla de dos horas. Ese orden hoy en día no se sigue de la
misma forma, pues el maestro está muerto, pero su escuela continúa gracias a los
herederos de su técnica, entre ellos está su hijo Maximiliam Decroux 16, Angel
Fou, etc..
Decroux fue quien defendió y definió la autonomía del arte del mimo, hizo
diferenciarlo de la danza y del teatro, logró además su propia técnica, la del
“mimo corporal dramático”, la misma que estudiaron y tergiversaron Marcel
Marceau y Jean Louis Barrault en esos tiempos. Él fue quien dejó al cuerpo
desnudo, sin iluminación, sin vestuario, sin gestos faciales, sin maquillaje, y lo
hizo accionar de una manera gimnástica y perfecta, concentrándose en la pura
precisión corporal. Es ésta la técnica que corresponde al arte del Mimo, aquél que
se manifiesta a través de la acción y que por lo mismo se diferencia de la
Pantomima que primeramente “dice” y comunica un contenido dramático
específico. Por ende el arte del Mimo, diferente a la danza, al teatro y a la
Pantomima, es equivalente al “mimo-corporal-dramático” de Decroux. Pero las
acciones que “hace” el mimo más que ser acciones físicas son acciones no-físicas o
intelectuales fisicalizadas. Es decir, el Mimo procura materializar las acciones que
sólo se dan de manera abstracta y por un ejercicio mental. La idea de Decroux es
hacer con el cuerpo, y a modo de manifestación escénica, lo que el intelecto hace.
No es que el actor-mimo al estar desesperado “actúe” o se comporte
exteriormente como alguien desesperado y comience a tirar las cosas y a tirarse el
cabello, sino que simplemente se desespera, realiza la acción de desesperarse, y en
el mejor de los casos representa la desesperación misma.
Para Decroux la esencia del arte, y por supuesto del Mimo, es siempre ser una
transposición. Transponer es poner “más allá de”, o “por encima de”, y en este caso
es poner esta realidad más allá de donde se encuentra, es decir, fuera de sí misma,
de otro modo, manifestada de manera distinta a la habitual. Si un mimo golpea a
alguien no lo va a hacer empuñando la mano y nada más golpeando, sino que va
hacerlo, por ejemplo, con el pecho, o en otro dinamismo, distinto al que se usa
para golpear en la vida real. El mimo es esencialmente un ser que en vez de
gesticular o moverse, acciona, pero no lo hace cotidianamente, sino de manera
estilizada. Si la acción es física, el mimo traspone la acción y la ejecuta de manera
distinta tomando el riesgo de no ser comprendido, y si la acción es intelectual, el
mimo al materializarla ya la transpuso. La idea es siempre “dar una cosa por
otra”, es decir, no representar el color rosa con el color rosa, ni representar una
casa poniendo una casa en escena, sino que dar el color rosa sólo con el cuerpo,
que por cierto no es de tal color. El arte es siempre una metáfora, y en ese sentido
Decroux, al igual que muchos otros, condena de manera categórica al realismo en
el teatro. Hay un pasaje en el cual el autor es muy claro con respecto a esto, al
mimo finalmente como esencia del teatro, y por ende término de éste, y a la
austeridad en recursos propia del Mimo: “Tanto más que la mima[Mimo] es la
esencia del teatro, éste es el accidente de la mima. El teatro es una mezcla de artes
en cuyo seno, de antemano, el actor es puesto en un estuche. En el teatro todo
huele a real; ahí casi nada transporta al país del recuerdo y de lo imaginario.
Después de ir al museo a ver las obras de Egipto o del impresionismo, volvemos
avergonzados de ser actores. Y sin embargo, ese teatro nos ofrece una vida fértil
en efectos teatrales, mientras que la mima es pobre; entonces, la vida que expone
el teatro es más divertida que la realidad, pero sin ser una transposición. En tanto,
enriquece al espectador más a menudo con oro que con luz. El único evento que
ahí se muestra es precisamente el evento”18, y la realidad que se hace ver es la
realidad misma.
18
Decroux, Étienne: “Palabras sobre el mimo”, Ed. El Milagro-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
México, 2000, trad. de César Jaime Rodríguez; p. 74-75
19
En el “Teatro del Silencio”, compañía dirigida por Mauricio Celedón, trabajaba un actor, que actualmente
dicta la cátedra de pantomima en la UC y movimiento en nuestra fac.de teatro, Renzo Briceño.El ha
“filosofía del cuerpo” se habla tanto de la metamorfosis del actor, pero pienso
que con su pensamiento en términos corporales, el pensar a partir de la
musculatura, logra hacerse en verdad un cuerpo. Decroux es lo que no se
acostumbra mucho a ser, un cuerpo. Es cierto que todos estamos en un cuerpo,
pero también es cierto que no lo hacemos pensar. El juego del mimo corporal es
un juego de mimicry, ya incluso con un contenido religioso, pues se respeta y
venera al cuerpo por sobre todas las cosas, al ser la herramienta única y exclusiva
del trance en el cual nos hacemos uno con el cosmos. Hay una inmersión en el
cuerpo hasta tal punto que el ser coincide con lo que el cuerpo es. El cuerpo no
sólo refleja al cosmos o simboliza un estado, sino que va más allá, es el cosmos y
el estado mismo. Éste es el juego en el que, al igual que en la expresión mímica, se
es lo que no se suele ser, un cuerpo reflexivo y pensante.
confesado, en algunas entrevistas de las que he tenido testimonio, que la experiencia teatral fuerte que vivió
con dicha compañía se basaba mucho en el concepto del “vértigo”, que se manifestaba en una velocidad
excesiva en el montaje impulsada por la urgencia, y en la entrega total por parte de los actores a un proyecto
totalmente guiado por Celedón.De hecho muchos de ellos vivían juntos en Matucana 19, eran como una
congregación, una suerte de familia que compartía vivencias y modos de pensar el asunto que los tenía
sumergidos en ese entonces. Se jugaron la vida por los montajes de Mauricio, era muy difícil mantenerse
firme ante la presión del tiempo, la rigurosidad del director, y la fuerte competencia que se daba por conseguir
un papel.El personaje no era asignado, había que ganárselo. En el “Teatro del Silencio” se jugaba tanto al
ilinx como al agon. Obviamente donde hay mimo hay siempre mimicry.
Sección 3
Dos asuntos anecdóticos
Marceau juega a que es un héroe silencioso que revela los aspectos más íntimos
de la humanidad21. La guerra no le fue indiferente, el dolor y la pena son una
temática importante es sus pantomimas, pero también trabaja la risa. Con un
humor fino y sencillo marca su presencia “achaplinada” en el mundo, riéndose de
lo cotidiano y de lo indefenso. Otro aspecto importante de su creación
pantomímica es el tema del consumismo y cómo el hombre va cayendo en el
20
Esta atención se ha hecho escurridiza al encontrarnos sumergidos en una era acostumbrada a la inmediatez
de todo hecho, más aún del evento artístico, para el cual no tenemos ya tiempo. Hoy se piensa que ojalá los
libros se leyeran solos para no tener que tomarse la molestia. Mientras más rápido sea todo mejor, y si
requiere de un particular esfuerzo reflexivo lo dejamos a un lado. La efectividad y la economía de esfuerzo
nos son necesarias en esta época, y por lo mismo el pantomimo a tenido que ser lo más legible posible para no
exigir esfuerzo al espectador.
21
En la técnica del “clown” lecoquiana se juega con el concepto mismo de humanidad, hay un hacerse
absurdo a sí mismo en cuanto ser humano.
abismo del mismo, aunque más que eso es el abismo de la tecnología, en donde
lo bello del hombre se reemplaza por lo conveniente, en donde lo absurdo del
niño es desplazado por la razón suficiente. Este asunto es representado en una
pantomima llamada “Bip en la vida moderna y futura”. Cabe aquí a precisar que
la persona Marceau no piensa, según yo, en un abismo al cual desea lanzarse,
como quien se la juega por el sin-fundamento, sino que asume al abismo como
algo verdaderamente “malo”, o por lo menos “no-humano”. Además la técnica
de Marceau es exageradamente precisa, y le precede todo un trabajo riguroso
basado una racionalidad extrema. Para él no hay movimientos sin por qué, o
porque sí, toda acción dramática tiene una justificación, un fundamento, un
sentido. Al estudiar pantomima se piensa, y se piensa mucho.
Marceau fue un discípulo, uno más de tantos, del maestro Étienne Decroux, y
se hizo mundialmente conocido ejecutando ejercicios decrouxianos mal hechos y
gesticulados. Es un pantomimo antes que un mimo, puesto que trabaja
principalmente el gesto, y no la acción. Su tan afamada “técnica Marceau” no va
más allá que unos cuantos ejercicios de Decroux y unos gestos “personales”, es
decir, gestos que él mismo usa para sus funciones. Es un intérprete, no un
maestro, pero pese a eso tiene una escuela y de vez en cuando hace clases. De
Marceau viene la “mala fama” que tienen los mimos, de ser una suerte de “show
man” con la cara pintada de blanco y gesticulando excesivamente con la cara y las
manos. Polémica conclusión: Marcel Marceau no es mimo, pues es tan sólo un
pantomimo perfeccionista, estratégico y por lo mismo muy afamado.
2. La pantomima callejera
La persona que es mimo no sólo actúa como mimo, sino que vive como
mimo22.El actor puede actuar como tal y tal personaje que le tocó interpretar, o
que más bien se quiso ejecutar, pero el actor mimo se lleva al personaje para la
casa, lo siente, lo ve en todas partes, y lo engendró con un rico proceso de
observación. Un ejemplo claro de la naturaleza espiritual que importa a la
pantomima es lo que Marceau llama la “presencia”, que es algo así como la
inmersión en el personaje, sobretodo al momento de subirse al escenario. La
22
De lo que se habla aquí es de una suerte de “mimo absoluto”, pero no en el sentido de Lecoq, tampoco en el
sentido de Decroux, sino más bien en el sentido de Jodorowsky, ya que éste piensa en un mimo esencialmente
callejero, mendigo, un mimo que no se realiza plenamente estando en un salón de teatro lleno de gente que
pagó la entrada y le dará fama de “buen actor”. El arte del mimo se entiende no como un arte terriblemente
formal, sino como un arte dinámico, realizable tanto en un hospital como en un funeral. Debería ser normal el
ver mimos por todos lados, no debería extrañarnos. El mimo pasaría por el mundo tan inadvertido como una
nube. Así, el actor mimo es “mimo” a secas, ya que actúa como tal todo el día, sin parar. En ese sentido es
absoluto.
presencia es la concentración máxima conseguida por el mimo en las tablas, esa
suerte de estado de trance que le hace vivir realmente lo que actúa, y esto
ciertamente es el juego esencial de la pantomima, el juego de la mimicry. El mimo
argentino Luis Agudo señala con respecto a esto que la tal inmersión se
manifiesta en el extremo agotamiento mental y emocional que sucede a una
presentación de pantomima, que en su versión física sería el cansancio de un
atleta luego de participar en una maratón. Si hablamos de improvisación en
danza-teatro, o el movimiento en Rudolf Laban, o simplemente del “mimo
corporal-dramático” de Decroux, hablamos también de pensar en términos de
corporales, pensar con el cuerpo, realizar la acción dramática sin procesarla antes
con el intelecto. De ahí que aveces se piense si es posible que el ser humano
pueda en algún momento pensar sin palabras, de ahí también el famoso tema de
que si el mimo representa simbólicamente lo que significan las palabras o si
representa lo no-dicho por las palabras, la “otra palabra” del gesto, o siendo más
fino y justo con el gesto, el decir del gesto que no dice, sino que sugiere.
Schneider dijo en una entrevista acerca de la historia de la Pantomima en Chile
que si algo se puede decir con palabras, no tiene sentido que se lo lleve al
lenguaje del mimo. En pantomima se han recorrido tantos caminos distintos que
seguramente se la ha interpretado como re-diciendo lo que dicen las palabras, o
como diciendo lo no-dicho por éstas. Tanto trabajo y tanta hermosura es la que
hay en las artes mímicas que una vida no alcanza para ser mimo, ni un taller para
ser un pantomimo…¿Era necesario salir a la calle y vulgarizar tanto la técnica del
Mimo, como la de la Pantomima?.
Segunda parte
Sección 1
Heráclito y el Aión
( o breve reseña a la filosofía de Heráclito )
Pareciera ser que en este punto se esta llegando a una exageración, pues
terminaríamos hablando de una armonía cósmica de los sucesos en el sentido de
que son y no son al mismo tiempo, o son lo que son y a la vez son lo otro, lo que
no son. El acto y la potencia se confundirían. Esta posible exageración en la
velocidad del cambio vendría de los fragmentos del fuego y del río, que más que
nada dan cuenta a través de imágenes del increíble y rápido cambio que se da en
la realidad y que al no poder percibirlo nos supera. La idea es que el cambio más
que ser veloz, lo es suficientemente como para que no lo percibamos
inmediatamente con nuestros sentidos. Los fragmentos dan cuanta de la torpeza
del ser humano común, y pretende en cierto modo agilizar nuestro pensamiento
en torno al mundo, y puede entenderse como un desesperanzado llamado de
Heráclito, que al igual que Nietzsche sabe que no será escuchado. Heráclito es en
extrema enigmático en su texto. Hegel dice que se debe a una incapacidad pero la
mayoría d los intérpretes piensa que es deliberado. Es un llamado selectivo, es
para pocos, para los escasos hombres que logren traspasar la barrera del discurso
esotérico, los iniciados. Heráclito se dirige a “los menos”, que tal vez hasta sean
los ausentes. Heráclito estaba solo en el mundo, era un oscuro, un apartado de la
sociedad, un filósofo. Pero el hombre no eligió nacer, fue arrojado al mundo, no
decidió ser cierto hombre, con tal y cuales características. Entonces se podría
decir que lo real, desde la perspectiva de la dupla Aión-ser humano, es juego de
niños y tragedia. El hombre vive su tragedia, pero la afirma en lo de trágico que
tiene, el hombre realizado en su esencia debe afirmar el devenir, no negarlo. El
humano ideal quiere el devenir, que es a su vez no sólo cambio o tránsito entre
contrarios, además incluye y distingue entre contradictorios, opuestos y
contrarios.
Pero hay una dualidad que es definitiva: vida-muerte. El hombre ve que es un
ser finito, sabe que hay una muerte esperando por él. Le queda su vida sólo para
jugar con el Aión, teniendo antes que darse cuenta del cosmos lúdico. “Los más”
pagarán por su insensatez, por sus ambiciones, sus deseo de riquezas y honores,
por su ceguera culpable. La muerte es un quiebre, un golpe que nos hace aterrizar
y apreciar lo que tenemos, pero en la cosmovisión heraclítea no basta con pensar
y hacer presente la finitud, además hay que llevar el cambio al extremo. La
muerte genera vida, para vivir antes se tuvo que morir, y para morir hay que
haber vivido ya, y así ad infinito. Los componentes de las distintas dualidades se
implican mutuamente, se necesitan para ser. No hay otra explicación. De eso se
trata el juego, pero ¿por qué ocurre de este modo? ¿qué pasa con el sentido?. El
juego se caracteriza por darse sin un por qué, no hay un para qué del juego,
trayendo como consecuencia la improductividad del mismo, e incluso su
gratuidad. No hay sentido, no hay un sustento que apoye esta existencia múltiple,
contingente y cambiante, sólo hay una explicación que dice que ese fundamento
es justamente lo que no debe ser un fundamento, esto es sólido, firme y seguro,
sino que por el contrario es un niño que juega. La respuesta al por qué es
coherente con lo que es la realidad, en su manifestarse tan caótico, en su azar
vertiginoso, tal como se da en verdad. Puede ser que el Aión responda al por qué,
pero responde “porque sí”, o ¿por qué el por qué?. Es un juego azaroso y
contingente que implica además la regla-orden-logos, al hombre libre y
desafiante, al juego mismo revelándose aveces como cruel pero no “malo”. No
hay propósito, no hay modelos a seguir, sólo una existencia jugada, la cosa es
entrar en juego o no. Hay hombres más hombres que otros, pero no es tan
condenable la existencia del vulgo, pues siguiendo un poco el juego, es necesario
como contrario para que haya un ser humano ideal, el cual no puede existir si no
existe su antítesis. Es sólo que hay un desequilibrio. Incluso ese llamado de
Heráclito es ya un juego porque implica una división en el ser humano, entre “los
más” y “los menos”. ¡Hasta en eso calza la cosmovisión heraclítea!.
Sección 2
El Aión y el Mimo
Conclusión
Noisvander decía que pese a toda la técnica que se debe trabajar para ser mimo,
no se perdía jamás lo de juego que tenía. El arte del mimo es antes que nada un
juego de niños. El mimo que no juega no es mimo, es sólo un ente sujeto al puro
moverse o al mero gesticular. El sumergirse en estas actividades implica un
bloqueo del principio de razón suficiente, un “oído sordo” ante el llamado del
sentido común, ya que no responde a ningún por qué. Es el juego por el juego.
Sintetizando un poco las artes mímicas son definitivamente juegos de mimicry,
incluso en un sentido más amplio ya que se juega a ser lo que no se acostumbra
ser, lo que más se es, lo más interno, es decir a la expresión mímica, además de ser
un cuerpo ( mimo corporal dramático). Las reglas del juego, que vendrían siendo
los elementos técnicos de estas artes, son necesarias para “jugar limpio”. Un
juego sin reglas carece de desafío, el límite pone el obstáculo siempre necesario
para que al jugar en verdad algo ocurra. Debe haber exigencia y dificultad para
divisar la facultad. Justifico mi tendencia exageradamente corporal para un
contexto claramente intelectual dedicando una parte del texto a ilustrar el origen
de la extrañeza que produce ver un tema corporal, del que no se puede hablar, en
el campo de lo que no se puede no hablar, la filosofía 23. Las dos principales
escuelas de mimos tienen sus propios procesos de crecimiento, pero sus dos
respectivos gestores pensaron el asunto, y en eso hay implícitas nociones del
juego del mimo, aunque ellos no lo expresaron con esas palabras, tal vez ni
siquiera con palabras.
23
Siempre hay excepciones. Por ejemplo el silencio literario de Sócrates, o el silencio de hecho a través del
cual Heráclito comunicaba cosas ( la anécdota del engrudo ).
Bibliografía
Decroux, Étienne: “Palabras sobre el mimo”, Ed. El Milagro-Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, México, 2000, trad. de César Jaime Rodríguez.
Lecoq, Jacques: “El cuerpo poético”, Ed. Cuarto propio; trad. de Mirtha y Miguel Caputi.
Laban, Rudolf: “El dominio del movimiento”, Ed. Fundamentos, Madrid, 1987, trad. de Jorge
Bonso.
Artaud, Antonin: “El teatro y su doble”, Ed. Sudamericana, Argentina, 1971, trad. de Enrique
Alonso y Francisco Abelenda.
Revista “Máscara”, Año 3 No. 13-14, Abril-Julio 1993, cuaderno iberoamericano de reflexión
sobre escenología. Textos de:
Decroux, Lecoq, Marceau, Jean Louis Barrault, Denis Diderot, Dario Fo, Maurice Lever,
Marco de Marinis, Alain Rey, Alberto Ivern, Ricard Salvat y Edgar Ceballos.
Frank; Tenney: “Vida y literatura en la república romana”, Ed. Universitaria de Buenos Aires, 1961,
trad. de Alberto Bixio.
Noisvander, Enrique: “El arte del mimo en chile”, Memoria para optar al título de actor,
Departamento de Artes de la Representación, Facultad de Artes, Universidad de Chile, 1982.
Informe final del Seminario de Grado
“Filosofía del juego”