Leyenda de Paganini

N 233 Junio 2009 Capital Humano 38
GESTIN DEL COMPROMISO

La leyenda de Paganini
EUGENIO DE ANDRS, socio director de tatum y miembro del Top Ten HRS y JOS MARA DEZ, gerente de tatum
El 27 de octubre de 1782 vio la luz
en Gnova uno de los ms famosos y
virtuosos violinistas de todos los tiem-
pos: Niccolo Paganini. Su genial talen-
to y su singular personalidad hicieron
que multitud de leyendas surgieran
en torno a su persona, las cuales l
mismo se neg a desmentir, unas ve-
ces porque le divertan y otras por-
que le ayudaban a llenar los teatros.
La primera que se conoce cuenta que
cuando tena cinco aos, su madre
una noche so con el diablo. En su
sueo Lucifer le dijo que su hijo iba a
ser un famoso violinista. A partir del
da siguiente su madre orden que su
hijo estudiara violn diez horas al da!
Esto s es un ejemplo de que la inspira-
cin te debe encontrar trabajando
No se sabe si por la tenacidad de su
madre o por un don natural, Niccolo
fue un nio prodigio y pronto empez
a dar conciertos.
Otra de las leyendas de la infancia de
Paganini cuenta que a los diez aos
su padre decidi llevarle al maestro
Alessandro Rolla, la eminencia artstica
del momento, para que le enseara el
arte musical. Pero dicen que ste, tras
or un concierto del pequeo, dijo: No
tengo nada que ensearle a este nio.
La leyenda sobre el sueo de su ma-
dre con el diablo le cre una imagen
demonaca que le persigui toda
su vida. Algunos decan que su vio-
ln encerraba el alma de mujeres de
preciosa voz y otros que su don era
fruto de un pacto con Satans. Esta
fama diablica le acompa hasta su
lecho de muerte, donde se neg en
ser asistido por un sacerdote y por ello
el arzobispo de Niza le neg sepultura
en el camposanto. Su fretro deam-
bul de un lado a otro hasta que en
1845 la duquesa de Parma autoriz
el enterramiento en sus propiedades.
Ms all de su supuesto lado oscuro,
entre todas las leyendas que se han
escrito sobre Paganini, hay una de esas
que forjan mitos, de las que convierten
al hombre en inmortal. Se cuenta que
en uno de sus viajes a Viena, Paganini
fue a ver al mejor lutier de la ciudad
para comprarle unas cuerdas para su
valiossimo violn, un Guarnerius. Los
Guarnerius son mejores y ms difciles
de encontrar que los Stradivarius y solo
eran fabricados por la familia Guarne-
ri en Cremona. Cuando Niccolo entr
en la tienda, se qued completamente
enamorado de la hija del lutier y les
invit a ambos a asistir en primera fila
al concierto que iba a dar esa noche.
Aquella noche, el auditorio estaba
repleto. Toda la ciudad quera or las
mgicas notas que Paganini era capaz
de crear con su violn y all, en primera
fila, estaba el viejo lutier con su pre-
ciosa hija Natacha. Un gran aplauso
fue la bienvenida para la orquesta y
su director, pero cuando la figura de
Paganini apareci en el escenario, la
ovacin fue digna del mejor de los
conciertos. El violinista ocup su si-
tio en el centro del teatro. El pblico
guard silencio expectante. Coloc
su violn en el hombro, busc con su
mirada los ojos verdes de Natacha y lo
que sigui fue indescriptible. Blancas
y negras, fusas y semifusas, corcheas
y semicorcheas parecan tener alas y
volar con el toque de aquellos dedos
encantados. De repente, un sonido
extrao interrumpi el ensueo de la
platea. Una de las cuerdas del violn de
Paganini se rompi. La orquesta dej
de tocar y una gran decepcin invadi
al pblico. Pero Niccolo no estaba dis-
puesto a defraudar a su amada. Pas
la pgina de su partitura, dibuj una
sonrisa en su cara y volvi a extraer
deliciosos sonidos con las tres cuerdas
que le quedaban a su instrumento. La
orquesta admirada por su msica vol-
vi a tocar, los espectadores se anima-
ron de nuevo y Natacha sonri.
La msica flua viva y cargada de emo-
cin cuando otro sonido perturbador
dej sin respiracin a los asistentes.
Otra cuerda del violn se parti en
dos. El director se qued inmvil, la
orquesta dej de tocar, la concurren-
cia se ech las manos a la cabeza pero
Paganini no se inmut. Como si nada
hubiera ocurrido y sin dejar de mirar
fijamente a la hija del lutier, sigui
arrancando sonidos imposibles de
su fiel violn. El director y la orquesta
impresionados reanudaron con mayor
energa su msica y el auditorio acom-
pa sus acordes con palmas.
La energa se poda sentir en el aire, los
corazones latan acelerados, pero na-
die poda imaginar lo que iba a ocurrir
a continuacin. Todos los presentes,
incluida Natacha, sobrecogidos, gri-
taron un ohhh! que retumb por
toda la sala cuando una tercera cuer-
da del violn se rompi. El magnfico
Para moldear el compromiso con las personas de nuestro
equipo, primero es imprescindible crear las condiciones
adecuadas para que ste se pueda desarrollar
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Guarnerius estaba casi desnudo, tan
solo una cuerda vesta su mstil. La
orquesta abatida dej los instrumen-
tos, el pblico se qued sin respiracin
y la pobre Natacha no pudo contener
las lgrimas. Paganini sonri profun-
damente y comenz a interpretar una
increble meloda. Con aquella ltima
cuerda fue capaz de crear sonidos im-
posibles, tocando a dos e incluso tres
voces, de forma que parecan varios
los violines los que tejan aquella be-
lla pieza. El director, embelesado, se
anim y comenz a mover con vigor
su batuta. La orquesta toc con una
fuerza jams vista. El pblico pas del
silencio a la euforia, de la desolacin al
delirio. Natacha le entreg su corazn
y nadie en Viena pudo jams olvidar
aquel increble concierto.
Paganini pas a la historia. Tras este
concierto creo Fantasa para la cuerda
en Sol, El Mos de Rossini, y en mu-
chas de sus obras incluy solos con una
sola cuerda. Las malas lenguas dicen
que esconda en su manga un estilete
con el que fue cortando una a una las
cuerdas; fuese como fuese, sin duda,
Paganini consigui alcanzar la gloria.
LA LECCIN DE PAGANINI
Para conseguir moldear el compromi-
so con las personas de nuestro equipo
es imprescindible saber crear las con-
diciones adecuadas para que ste se
pueda desarrollar. Paganini supo crear
una atmosfera increble en su concierto
a travs de su actitud, encarando los
problemas con una sonrisa, con tena-
cidad y tratando de conseguir lo mejor
con lo que tena en cada momento.
Nuestra actitud es determinante, te-
nemos que ver el lado bueno de las
situaciones, no desanimarnos, seguir
luchando. Si nos dejamos vencer por
los obstculos que vamos encontran-
do, porque la otra persona no reaccio-
na como esperamos, porque sus com-
portamientos no son los adecuados,
porque no nos da todo lo que podra,
etc., no podremos forjar el compro-
miso. Tenemos que seguir adelante y
ser capaces de valorar los pequeos
avances que vamos consiguiendo.
Esta actitud es necesaria en ambas
partes para alcanzar el compromiso.
La nuestra depende de nosotros, pero
y la de la otra persona? En gran par-
te tambin porque tenemos un arma
muy poderosa a nuestro alcance: el
ejemplo. El cerebro est diseado para
replicar los comportamientos que ve, a
travs de las neuronas espejo. Cuando
por ejemplo vemos una pelcula de va-
queros donde el protagonista desen-
funda, se activan en nuestro cerebro
las mismas zonas que si estuviramos
haciendo ese movimiento. Esto multi-
plica el poder de nuestra actitud y de
nuestros comportamientos. Si somos
capaces de comportarnos con nues-
tras personas, y ante ellas, de la for-
ma en la que nos gustara que ellos se
comportaran, estaremos sentando las
bases para lograr nuestro objetivo.
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