Anon - Bichos en El Cerebro
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podra utilizar para pasar de un husped a otro. Para ello no necesita llegar al cerebro. Podra
haber recurrido a un truco similar al de los agentes que provocan el catarro, es decir, irritar
las terminaciones nerviosas de la cavidad nasal para provocar estornudos que dispersen
rplicas virales por todas partes. De esta manera, el virus puede trasladarse fcilmente del
husped a la persona que est sentada delante en el cine. O bien, el virus podra inducir un
deseo insaciable de lamer a una persona o a un animal, con lo que lograra que la transmisin
fuera a travs de la saliva. Pero no: Pero como todos sabemos, lo que hace es volver agresivo
a su husped, lo que le permite pasar a otro organismo a travs de la saliva que penetra en las
heridas.
Muchos neurobilogos estn dedicados a estudiar las bases neuronales de la agresin: los
mecanismos cerebrales y neurotransmisores involucrados,las interacciones entre los genes y
el ambiente, la modulacin hormonal, etctera. La agresin ha sido el tema central de
conferencias, tesis doctorales, quisquillosas rias acadmicas, desagradables disputas de
autora y dems. Sin embargo, aunque el virus de la rabia siempre ha sabido qu neuronas
debe infectar para que alguien se vuelva rabioso, hasta donde s, ningn neurlogo se ha
dedicado especficamente a estudiar la rabia para conocer la neurobiologa de la agresin.
Por extraordinarios que nos parezcan los efectos virales descritos, pueden serlo an ms
gracias a la inespecificidad del parsito. Suponga que usted es un animal rabioso y muerde a
alguna criatura en la cual el virus de la rabia no se reprodujera bien, como los conejos. Por
muy notables que fueran los efectos conductuales causados por la infeccin en el cerebro, si
el impacto del parsito se diversificara demasiado, ste podra ir a dar a un husped que no le
ofreciera ninguna oportunidad.
Esto nos lleva a un caso de control cerebral maravillosamente especfico y al tema de la
ponencia de Manuel Berdoy y sus colegas de la Universidad de Oxford. Berdoy y sus
compaeros estudiaron un parsito denominado Toxoplasma gondii. En una utopa
toxoplsmica, la vida consiste en una secuencia de dos huspedes: roedores y gatos. El
roedor ingiere al protozoario y ste provoca que aparezcan quistes en todo su cuerpo,
especialmente en el cerebro. El gato se come al roedor, despus de lo cual, el toxoplasma se
reproduce en su cuerpo. Los parsitos desarrollados se albergan en las heces fecales del gato,
las cuales son mordisqueadas por los roedores y el ciclo vital del intruso inicia nuevamente.
Esta trama gira en torno a la especificidad: los gatos son la nica especie en la que el
toxoplasma se puede reproducir y esparcir. Al toxoplasma no le convendra que a su roedor
husped lo devorara un halcn, o que las heces del gato fuesen ingeridas por un escarabajo
pelotero. De hecho, este parsito puede infectar todo tipo de especies, y para reproducirse, lo
nico que necesita es ir a dar a un gato.
Debido al potencial del toxoplasma para infectar a otras especies, en los libros sobre qu
hacer durante el embarazo se recomienda evitar tener gatos y su caja de arena dentro de la
casa, y que las embarazadas eviten trabajar en el jardn si hay gatos alrededor. Si el
toxoplasma que se encuentra en las heces de un gato logra trasladarse a una mujer
embarazada, tambin puede introducirse en el feto y causarle dao cerebral. Las mujeres
embarazadas que estn bien informadas se ponen inquietas ante la presencia de gatos, pero
los roedores infectados de toxoplasma reaccionan de manera contraria. El extraordinario
truco de este parsito consiste en lograr que los roedores dejen de ponerse inquietos.
Todos los buenos roedores evitan a los gatos, una conducta que los etlogos denominan
patrn de reaccin fijo: el roedor no genera una aversin por ensayo y error (no tienen
muchas oportunidades para aprender de sus errores con los gatos). Los roedores llevan en las
entraas la fobia a los felinos y la advertencia les llega por el olfato mediante las feromonas,
seales qumicas odorficas que producen los animales. Instintivamente, los roedores huyen
ante el olor a gato, incluso aqullos que nunca han visto un gato en toda su vida, como los
descendientes de cientos de generaciones de animales de laboratorio. La excepcin de lo
anterior son los que estn infectados con toxoplasma. Berdoy y su equipo han demostrado
que estos roedores pierden selectivamente su aversin y temor ante las feromonas de los
gatos.
Ahora bien, el anterior no es un caso general de un parsito que se mete en la cabeza de un
husped intermedio, lo atolondra y lo vuelve vulnerable. En los roedores todo lo dems
queda intacto. El comportamiento social del animal no se modifica; sigue interesado en
aparearse y, por lo mismo, en los feromonas del sexo opuesto. Los roedores infectados
pueden distinguir otros olores, simplemente no rehuyen los de feromonas de gato. Esto es
como para dejarnos sin habla; es como si un parsito infectara el cerebro de alguien, sin que
ello afectara sus pensamientos, emociones, calificaciones y preferencias de programas de
televisin, pero para completar su ciclo vital, produjera en su husped un impulso irresistible
de ir al zoolgico, trepar una valla y tratar de dar un beso apasionado al oso polar con pinta
de se el ms enojn. Citando el ttulo del artculo del equipo de Berdoy, se trata realmente de
una atraccin fatal inducida por un parsito.
Es obvio que todava falta mucho por investigar. Y menciono esto no slo porque as suelen
concluir los artculos cientficos, sino porque este descubrimiento es algo extraordinario que
alguien tiene que estudiar cabalmente. Y tambin porque permtanme asumir una actitud
de Stephen Jay Gould nos aporta ms pruebas de que la evolucin es algo asombroso.
Muchos de nosotros sostenemos la idea profundamente arraigada de que la evolucin lleva
un rumbo y es progresiva: los invertebrados son ms primitivos que los vertebrados, los
mamferos son los vertebrados ms evolucionados, los primates son genticamente lo ms
selecto de los mamferos, etctera. Algunos de mis mejores estudiantes constantemente se
tragan todas estas ideas, no obstante todo lo que les reitero en mis conferencias. Si uno
adopta gustosamente esta idea, no slo estar equivocado, sino tampoco muy lejos de una
filosofa que considera que la evolucin de los humanos ha seguido una direccin, siendo los
ms evolucionados los europeos del norte que gustan de las chuletas y de marchar a paso de
ganso.
Recuerden, existen criaturas capaces de controlar nuestro cerebro. Organismos
microscpicos y otros mayores, con ms poder que el Gran Hermano y, desde luego, que los
neurlogos. Mi reflexin sobre un charco de la acera me llev a una conclusin opuesta a lo
que Narciso pensaba mientras contemplaba su reflejo. Tenemos que ser humildes desde el
punto de vista filogentico. Sin lugar a dudas no somos la ms evolucionada de las especies,
ni la menos vulnerable y tampoco la ms inteligente.
Scientific American